Tribunal Superior de Justicia. Sala de lo Contencioso-Administrativo. Sección Segunda Plaza de San Agustín 6 Las Palmas de Gran Canaria Teléfono: 928 32 50 09 Fax.: 928 32 50 39 Procedimiento: Procedimiento ordinario Nº Procedimiento: 0000042/2011 NIG: 3501633320110000227 Materia: Acc. admin. fomento subvenciones a la agricultura-ganadería e industria Resolución: Sentencia 000153/2012 Intervención: Demandante Interviniente: FEDEX Demandado DELEGACION DEL GOBIERNO Procurador: MARIA DEL CARMEN BENÍTEZ LÓPEZ SENTENCIA TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CANARIAS Sala de lo Contencioso-Administrativo (Las Palmas) Sección Segunda Recurso nº 42/2011 SENTENCIA Ilmos. Sres/as: Presidente: Dª Cristina Páez Martínez-Virel Magistrados: D. Francisco Javier Varona Gómez-Acedo D. Alfonso Rincón González-Alegre (Ponente) En Las Palmas de Gran Canaria, a 7 de noviembre de 2012. Vistos por la Sala, constituida por los Sres. Magistrados relacionados al margen, los autos del presente recurso contencioso-administrativo número 42/2012, interpuesto por la Procurador de los Tribunales Dª María del Carmen Benítez López, en nombre y representación de la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (FEDEX), contra la Resolución del Delegado del Gobierno de Canarias de 26 de enero de 2011 sobre reintegro de subvenciones por la compensación para el transporte marítimo y aéreo de mercancías con origen o destino en las Islas Canarias, reguladas por Real Decreto 199/2000, de 11 de febrero, 2 correspondientes al ejercicio 2002 otorgadas mediante Resolución de 15 de mayo de 2003. Ha sido parte el Abogado del Estado. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO. Interpuesto el presente recurso y previos los oportunos trámites, se confirió traslado a la parte actora por plazo de veinte días para formalizar la demanda, lo que verificó por escrito presentado el 15 de septiembre de 2011 en el que, tras exponer los hechos y fundamentos de derecho que estimó pertinentes, suplica que se dicte sentencia que “declare nula o anulable por no ser conforme a Derecho en los términos expuestos en esta demanda, la Resolución de la Delegación del Gobierno en Canarias, de fecha 26 de enero de 2011, dictada en el expediente de reintegro FEDEX 20022003, por la que se declara la obligación de FEDEX de reintegrar a la Administración Pública la cantidad total de 11.812.976 euros, con diecinueve céntimos (8.305.896,66 euros en concepto de principal y 3.507.079,53 euros en concepto de intereses de demora devengados), acordando dejarla sin efecto.”. SEGUNDO. La Administración demandada, una vez conferido el trámite para contestar a la demanda, presentó escrito en el que, tras aducir los hechos y los fundamentos de derecho que considera de aplicación, suplica que se dicte sentencia que desestime el recurso “con costas si proceden”. TERCERO. Por Auto de 15 de diciembre de 2011 se acordó recibir el recurso a prueba con el resultado obrante en las actuaciones. Tras las conclusiones escritas de las partes se declaró concluso para sentencia, señalándose el acto de votación y fallo el día 5 de octubre de 2012, en cuya se inició dicho acto, que ha concluído en el día de hoy. CUARTO. La cuantía del presente recurso se fijó en 11.812.976,19 euros. 3 Siendo Ponente el Magistrado Ilmo. Sr. D. Alfonso Rincón GonzálezAlegre. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO. Se impugna en el presente proceso contencioso- administrativo la Resolución del Delegado del Gobierno de Canarias de 26 de enero de 2011 sobre reintegro de subvenciones por importe 8.305.896,66 de principal euros más 3.507.079,53 euros de intereses, subvención otorgada por Resolución de 15 de mayo de 2003 por la compensación para el transporte marítimo y aéreo de mercancías con origen o destino en las Islas Canarias, reguladas por Real Decreto 199/2000, de 11 de febrero, correspondientes al ejercicio 2002. En un extenso escrito de demanda, tras el relato de los hechos que resultan del expediente administrativo, la parte actora esgrime hasta ocho motivos de impugnación a los que se opone el Abogado del Estado, motivos que pasamos a examinar. SEGUNDO. El primer motivo denuncia la caducidad de la actuación administrativa y la prescripción del derecho a reclamar el reintegro. El motivo se desglosa en tres apartados o submotivos y se funda en el incumplimiento por parte de la Administración de trámites del procedimiento, infracciones procedimentales a las que la parte actora atribuye el efecto de que el expediente de control financiero no interrumpa la prescripción del derecho de la Administración a reclamar el reintegro. En realidad, más que caducidad, se trata de la denominada “prescripción por preclusión o perención”. 1º.- El primer plazo que, a juicio de la parte recurrente, se ha infringido es el de un mes establecido en el artículo 51.2 de la Ley General de 4 Subvenciones para que el órgano gestor formule su discrepancia a la vista del informe de la Intervención. En efecto, el artículo 51.2 de la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, dispone que “el órgano gestor deberá comunicar a la Intervención General de la Administración del Estado en el plazo de un mes a partir de la recepción del informe de control financiero la incoación del expediente de reintegro o la discrepancia con su incoación, que deberá ser motivada. En este último caso, la Intervención General de la Administración del Estado podrá emitir informe de actuación dirigido al titular del departamento del que dependa o esté adscrito el órgano gestor de la subvención, del que dará traslado asimismo al órgano gestor.”. El transcurso del plazo de un mes previsto en este precepto sin que se hubiera iniciado el procedimiento de reintegro, o, en su caso, se hubiera planteado la oportuna discrepancia, produce los efectos que prevé expresamente el artículo 96.4 del Real Decreto 887/2006, de 21 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones; entre otros que “no se considerará interrumpida la prescripción por las actuaciones de control financiero de las que la propuesta de inicio del procedimiento trajera causa”, añadiéndose que “el órgano gestor no quedará liberado de su obligación de iniciar el procedimiento de reintegro, sin perjuicio de las responsabilidades que se deriven de la prescripción del derecho a iniciar el referido procedimiento como consecuencia del incumplimiento de la obligación en plazo.” La argumentación de la parte recurrente consiste en negar al escrito de la Delegación del Gobierno de 16 de mayo de 2008 (folio 100 del expediente administrativo) la naturaleza de una verdadera manifestación o declaración de discrepancia. Sostiene que tal escrito no contiene una manifestación de voluntad clara ni la motivación que le es exigible conforme al propio artículo 51.2 de la Ley General de Subvenciones. Dicho escrito dice literalmente lo siguiente: “Habiéndose recibido en la Delegación del Gobierno de España en Canarias el Informe de Control Financiero de Subvenciones efectuado a la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de productos Hortofrutícolas de las Palmas (FEDEX) correspondiente al ejercicio 2003, le 5 comunico que, de conformidad con lo establecido en el artículo 51.2 de la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones (BOE n° 276, de 18 de noviembre), esta institución está finalizando la elaboración del documento de discrepancia, que le será remitido en el plazo máximo de 15 días (quince días). Los motivos que sucintamente fundamentarán las alegaciones de la discrepancia serán, entre otros, los siguientes: - La no condición de beneficiario de la subvención que ostenta la Federación sometida a control financiero. - Cálculo del coste de los fletes pagados. - Fijación del concepto de flujos monetarios. - Aplicación del concepto de transporte de mercancías en régimen de contratación CIF o FOB.”. Argumenta la recurrente que tal escrito reconoce explícitamente el incumplimiento del plazo al afirmar que “está finalizando la elaboración del documento de discrepancia”, reconoce que no tiene bien definidas las razones de la discrepancia a formular en el futuro y contiene un listado de causas de significado incomprensible. Refuerza el argumento afirmando que en la “verdadera” comunicación de la discrepancia – de 29 de mayo de 2008 (folios 103 y ss) y, por tanto, fuera del plazo de un mes- los motivos son distintos de los apuntados inicialmente, y que la propia Intervención General de la Administración del Estado, en el Informe de 14 de julio de 2008, sostuvo que “en relación con la fijación del concepto de flujos monetarios, no se advierte ninguna motivación en el escrito recibido, ni se entiende cuál puede ser el fundamento para plantear esta discrepancia” (folio 124). El motivo no ha de prosperar. Lo que exige la Ley es la “comunicación” de la discrepancia con la incoación del procedimiento de reintegro y con indicación de las razones de la misma. Cierto es que esta actuación de la Delegación del Gobierno resulta irregular. Es claro, máxime si se tienen en cuenta los recordatorios previos de la Intervención (folio 98 y 99) a la propia Delegación para evitar la prescripción, que pretendió “ganar tiempo” anunciando un futuro informe en el 6 que se desarrollarían –entre otras, dice- las razones apuntadas. Si ésta hubiera sido la única finalidad de tal actuación -evitar el efecto de la prescripción- no hay duda de que el motivo habría de prosperar por encerrar la actuación de la Delegación un verdadero incumplimiento del precepto legal antes trascrito. Frente a lo dicho por el Abogado del Estado, entendemos que nada añadiría el hecho de que a ésta primera comunicación de la Delegación del Gobierno hubiera seguido el informe de Actuación de la IGAE a que se refiere el propio artículo 51.2 LGS, pues esto puede suponer una simple “huída hacia delante”, precisamente para evitar la prescripción. Partiendo de que en el escrito reproducido más arriba la declaración de voluntad resulta inequívoca, entendemos que el punto esencial es la motivación. Si es inexistente o superflua habría que deducir que el único fin de esta actuación era el de evitar la prescripción. Si, por el contrario, resulta suficiente, por ser adecuada a la finalidad perseguida, se habría cumplido el texto de la Ley. La naturaleza y finalidad del trámite de discrepancia (artículo 51 de la LGS) delimita los contornos de esta exigencia de motivación. Lo necesario es que el órgano gestor exprese las “razones” por las que, a su entender, no resulta procedente la apertura del procedimiento de reintegro, con el fin de que la propia Intervención, en primer lugar, el titular del departamento en segundo lugar y el órgano finalmente llamado a decidir, pueda reconsiderar su postura inicial. De acuerdo con esta finalidad, es bastante expresar sucintamente las causas de la discrepancia, siguiera se enuncien en términos genéricos y por más que las mismas resulten a la postre –valoradas por el informe de actuación de la IGAE, por el titular del departamento o por el órgano llamado finalmente a decidir- inconsistentes o infundadas. Y en el caso, restando la causa que alude a la “fijación del concepto de flujos monetarios” que la propia IGAE afirma que no entiende, las causas de la discrepancia alegadas cumplen con la anterior exigencia y así resulta del propio informe de actuación al rebatirlas. Tan es así que el “cálculo del coste de los fletes pagados” constituye el punto principal del fondo de este litigio, como veremos. 7 2º.- En segundo lugar, se refiere la parte recurrente al incumplimiento del plazo de dos meses que el artículo 51.2, segundo párrafo, de la LGS, señala para que el titular del departamento manifieste a la Intervención su conformidad o disconformidad con el contenido del informe de actuación. Según este precepto “el titular del departamento, una vez recibido dicho informe, manifestará a la Intervención General de la Administración del Estado, en el plazo máximo de dos meses, su conformidad o disconformidad con el contenido del mismo. La conformidad con el informe de actuación vinculará al órgano gestor para la incoación del expediente de reintegro.”. Al incumplimiento de tal plazo, que no se discute, anuda la parte actora el mismo defecto de caducidad y de no interrupción de la prescripción por las actuaciones de control financiero. Argumenta para ello, en contra del informe elaborado al respecto por la Abogacía del Estado del Ministerio de Fomento, sobre la naturaleza de “ius cogens” de las normas de Derecho Público, el carácter imperativo de los plazos y trata de establecer una razón de analogía con el efecto previsto en el artículo 96.4 del Reglamento para el caso de inactividad del órgano gestor. El motivo tampoco ha de prosperar. Una cosa es que el plazo señalado tenga carácter imperativo, que lo tiene, y otra distinta que su incumplimiento determina la caducidad del procedimiento o su ineficacia en cuanto a la interrupción de la prescripción. En primer lugar, no se trata del plazo máximo de duración de un procedimiento sino del plazo específico para evacuar un trámite inserto en el procedimiento de discrepancia regulado en el artículo 51.2 de la LGS; y ha de recordarse que el artículo 63.3 de la Ley 30/1992 establece “la realización de actuaciones administrativas fuera del tiempo establecido para ellas sólo implicará la anulabilidad del acto cuando así lo imponga la naturaleza del término o plazo”. En segundo lugar, el “procedimiento de discrepancia” se encuentra regulado en el artículo 51.2 de la LGS como un conjunto de trámites que han de seguirse eventualmente –para el caso de que el órgano gestor de la subvención manifieste su discrepancia con la procedencia del reintegro- entre la finalización del de control financiero y el inicio –o no, según su resultado8 del de reintegro. Estos dos procedimientos tienen fijados plazos de caducidad en la Ley. No así en el trámite de discrepancia en el que, además, no se contempla la participación del beneficiario o entidad colaboradora como interesado, desarrollándose en un ámbito meramente interno, entre órganos de la misma Administración del Estado, con personalidad jurídica única (artículo 3.4 de la Ley 30/1992 y 2.2 de la Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado). No se trata pues, de un procedimiento administrativo en sentido propio y estricto al que resulte de aplicación lo dispuesto en el artículo 44.2 de la Ley 30/1992, sino un conjunto eventual de trámites de carácter instrumental destinados a la formación de la voluntad definitiva de la Administración en orden a iniciar o no un procedimiento de reintegro. Resulta significativo al respecto que el precepto no señale plazo alguno al órgano al que finalmente corresponde resolver la discrepancia (El Consejo de Ministros o La Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos). Por estas mismas razones, no puede aceptarse la aducida analogía con el plazo de un mes concedido al órgano gestor para comunicar la discrepancia a fin de aplicar la misma consecuencia jurídica. Ese trámite –este plazo- es anterior al propio de la discrepancia y tiene por objeto limitar el tiempo para que el órgano gestor defina su posición conforme o contraria a la manifestada por la Intervención. Por último, como sostiene el Abogado del Estado, no por ello –por negar la caducidad y la prescripción por perención- el incumplimiento de este plazo está desprovisto de consecuencias jurídicas. Dejando de lado las responsabilidades personales de los intervinientes, durante la demora en la resolución de la discrepancia la prescripción volvería a correr hasta el inicio del procedimiento de reintegro, si es el caso. 3º.- Como tercer submotivo alega la recurrente el incumplimiento del apartado 3 de este artículo 51 LGS con base en que ni el informe del Interventor de 18 de noviembre de 2010 (folio 486) ni el de 24 de enero de 2011 (folio 507) reúnen los requisitos del artículo 99.2 del Reglamento, con la consecuencia de la anulabilidad de la resolución de reintegro en virtud del apartado 5 del propio artículo 51 de la LGS. Dispone este precepto: 9 “3. Una vez iniciado el expediente de reintegro y a la vista de las alegaciones presentadas o, en cualquier caso, transcurrido el plazo otorgado para ello, el órgano gestor deberá trasladarlas, junto con su parecer, a la Intervención General de la Administración del Estado, que emitirá informe en el plazo de un mes. La resolución del procedimiento de reintegro no podrá separarse del criterio recogido en el informe de la Intervención General de la Administración del Estado. Cuando el órgano gestor no acepte este criterio, con carácter previo a la propuesta de resolución, planteará discrepancia que será resuelta de acuerdo con el procedimiento previsto en la Ley General Presupuestaria en materia de gastos, y en el tercer párrafo del apartado anterior.”. El apartado 5 añade:”La formulación de la resolución del procedimiento de reintegro con omisión del trámite previsto en el apartado 3 dará lugar a la anulabilidad de dicha resolución, que podrá ser convalidada mediante acuerdo del Consejo de Ministros, que será también competente para su revisión de oficio.”. Por su parte, el artículo 99.2 del Reglamento aclara:”El informe, que deberá ser emitido en el plazo de un mes desde la recepción completa de la documentación, tomará como punto de partida el informe de control financiero o, en su caso, la resolución de la discrepancia manifestada, valorará las alegaciones y el parecer del órgano gestor y concluirá concretando el importe de reintegro a exigir.”. El motivo tampoco ha de prosperar, y es que no puede hablarse de una “omisión del trámite”, que es lo que el precepto citado sanciona con la anulabilidad. Para que se produzca la anulabilidad no basta con que el informe de la Intervención pueda calificarse defectuoso, sino que es preciso una “omisión del trámite”, trámite que comprende el traslado por órgano gestor de las alegaciones del interesado, junto con su parecer, a la Intervención General de la Administración del Estado, y el informe de éste órgano. Por lo demás, no podemos considerar que el informe incurra en defectos tales que lo hagan inexistente. Compartimos con el Abogado del Estado la admisibilidad de la motivación “in alliunde”. El informe de 24 de enero de 2011 hace referencia, además de al informe de control financiero de 10 16 de abril de 2008, a los informes de la Abogacía del Estado en el Ministerio de Fomento de 14 de diciembre de 2009 y 31 de mayo de 2010 así como al criterio coincidente de la Delegación del Gobierno en su informe de valoración de las alegaciones. En “Nota al Pie de Página” añade "Se mantiene por FEDEX la postura adoptada durante la ejecución de los trabajos de control financiero, de no aportar ningún documento justificativo de los pagos efectuados a terceros (entidades que no formen parte del conglomerado, por ejemplo el armador del buque) en concepto de coste del transporte. Bajo ningún concepto puede admitirse como coste, una cantidad percibida de menos, en euros, en territorio nacional por los socios de FEDEX y de ACETO, que, simultáneamente, es ingresada, en libras esterlinas, en una cuenta bancaria de la entidad FEDEX-ACETO en Londres: transferir fondos entre partes vinculadas no es pagar.” (folio 502). TERCERO. El segundo motivo del recurso denuncia la ausencia del trámite de audiencia previsto en el artículo 42 de la Ley General de Subvenciones y en el artículo 84 de la Ley 30/1992 con quebranto del principio de defensa. Aduce que sólo ha tenido ocasión de formular alegaciones al inicio del expediente de reintegro, en escrito de 23 de marzo de 2010, y, sin embargo, se han practicado con posterioridad actuaciones determinantes de la resolución final sin que se le haya permitido conocer estos documentos, escritos y alegaciones, ni contestarlos. Tras efectuar diversas consideraciones y citas jurisprudenciales sobre el trámite de audiencia relata lo que sigue: “1) Recibidas las alegaciones de FEDEX, la Delegación del Gobierno en Canarias inicia trámites sucesivos para recabar distintas opiniones y razones técnicas sobre aspectos básicos del procedimiento e, igualmente, sobre el fondo del asunto (se reclama informe de la IGAE y sucesivos informes a la Abogacía del Estado, para que emitan su criterio sobre temas como la caducidad del expediente, sobre las alegaciones de FEDEX o sobre la necesidad de conceder trámite de audiencia). 2) Dada la situación, la propia Abogacía del Estado en las Palmas a establecer (hecho 31°) que: "en el presente caso, tal y como se recoge en la 11 petición de informe, se ha incorporado al expediente el informe de la Abogacía del Estado del Ministerio de Fomento número 1568/2009 sobre la posible caducidad del procedimiento, teniéndose en cuenta hechos, alegaciones o pruebas diferentes a los aducidos por el interesado, debiéndose por ello, a juicio de esta Abogacía del Estado, concederse trámite de audiencia.” 3°) La Delegación del Gobierno en Canarias emite el preceptivo informe de valoración de las alegaciones de FEDEX, lo remite a la IGAE y, a su vez, recibe nuevo informe de ésta en la que la Intervención se opone a que se conceda a FEDEX trámite de audiencia alguno. 4°) Toda vez que la IGAE discrepa de la necesidad del trámite de audiencia, se vuelven a solicitar nuevos informes al respecto (como la actuación seguida por la Intervención y el contenido de sus documentos). Dicha cuestión es resuelta en nuevo informe de la Abogacía del Estado (esta vez, de los Servicios Centrales), en el que —no sólo se trata esta cuestión— sino que se analizan aspectos adicionales (en concreto, la suficiencia de la actividad desarrollada por la Intervención). 5°) Se emite Propuesta de Resolución por la Delegación del Gobierno en Canarias en la se plantea el reintegro de la totalidad de la subvención otorgada, vistos los documentos en obrantes en el expediente. Dicha Propuesta (como el resto de documentos) nunca se notifica a FEDEX y el mismo día, sin esperar más, se dicta resolución de reintegro: es destacable que tanto el informe valoración de la Delegación del Gobierno, como su resolución final se basan esencialmente (de forma literal y parafraseando) en los documentos, alegaciones o pruebas diferentes a los aportados por FEDEX: entre otros, los informes emitidos por la Abogacía del Estado que son desfavorables a FEDEX.”. Pese al esfuerzo argumental de la parte recurrente, no se ponen de manifiesto nuevos hechos, alegaciones o pruebas determinantes de la necesidad de un segundo trámite de audiencia. No nos dice qué hecho o prueba no ha podido someter a contradicción. El Informe de la Abogacía del Estado de 31 de mayo de 2010, a que se refiere la parte demandante –y que la propia Abogacía del Estado consideró determinante de la necesidad de 12 audiencia en informe de 21 de octubre de 2010 (folios 432 y siguientes)-, no tiene esta consideración. Se limita a expresar una opinión sobre la caducidad y prescripción alegadas por el interesado, sin aportar hechos distintos y nuevos sobre las causas de reintegro, que es lo que exigiría un nuevo trámite de audiencia. Compartimos lo dicho al respecto por el informe de la Abogacía General del Estado de 14 de enero de 2011 trascrito en la contestación a la demanda. Dice así: "En efecto, para la resolución del procedimiento no se van a tener en cuenta hechos, alegaciones o pruebas distintas de las aducidas ya por las entidades beneficiarias en sus respectivos escritos de alegaciones, sin que pueda en absoluto considerarse como tal el informe evacuado por la Abogacía del Estado del Ministerio de Fomento de 31 de mayo de 2010, ya que este informe, emitido a instancia de la delegación del Gobierno en Canarias, responde a las concretas cuestiones contenidas en los escritos de alegaciones de las entidades beneficiarias de las subvenciones, cuales son la caducidad del procedimiento y la prescripción del derecho al reintegro. El citado informe puede enmarcarse perfectamente en el seno de los actos de instrucción de un procedimiento administrativo; más concretamente, se trata de un informe de los previstos en el artículo 82 de la LRJ-PAC, según el cual "a efectos de la resolución del procedimiento se solicitarán aquellos informes que sean preceptivos por disposiciones legales, y los que se juzguen necesarios para resolver, citándose el precepto que los exija o fundamentando, en su caso, la conveniencia de reclamarlos ". No puede olvidarse que el artículo 42.1 de la LGS dispone que "el procedimiento de reintegro de subvenciones se regirá por las disposiciones generales sobre procedimientos administrativos contenidas en el Título VI de la LRJ-PAC, de 26 de noviembre, de Régimen, Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común, sin perjuicio de las especiales que se establecen en esta Ley y en sus disposiciones de desarrollo ", no existiendo en la LGS ni en el RGS precepto alguno que impida acudir a las previsiones del artículo 82 de la LRJ -PAC y recabar el informe que se considere oportuno. 13 Siendo ello así, resulta obvio que, antes de la emisión por la IGAE de su informe de reintegro en los expedientes incoados y de acuerdo con el artículo 84.4 de la LRJ-PAC, puede prescindirse del trámite de audiencia previo a la propuesta de resolución respecto al informe de la Abogacía del Estado de 31 de mayo de 2010, por abordarse precisamente en este informe las cuestiones alegadas por las entidades beneficiarias —caducidad del procedimiento de reintegro y prescripción del derecho a reintegro-.” (folios 499 y 500). No podemos olvidar que el procedimiento de reintegro que nos ocupa trae causa de un procedimiento de control financiero. Para estos casos y como hemos visto ya, el artículo 51.1 de la Ley General de Subvenciones señala: “Cuando en el informe emitido por la Intervención General de la Administración del Estado se recoja la procedencia de reintegrar la totalidad o parte de la subvención, el órgano gestor deberá acordar, con base en el referido informe y en el plazo de un mes, el inicio del expediente de reintegro, notificándolo así al beneficiario o entidad colaboradora, que dispondrá de 15 días para alegar cuanto considere conveniente en su defensa.” Y el apartado 3 continúa diciendo: “Una vez iniciado el expediente de reintegro y a la vista de las alegaciones presentadas o, en cualquier caso, transcurrido el plazo otorgado para ello, el órgano gestor deberá trasladarlas, junto con su parecer, a la Intervención General de la Administración del Estado, que emitirá informe en el plazo de un mes. La resolución del procedimiento de reintegro no podrá separarse del criterio recogido en el informe de la Intervención General de la Administración del Estado. Cuando el órgano gestor no acepte este criterio, con carácter previo a la propuesta de resolución, planteará discrepancia que será resuelta de acuerdo con el procedimiento previsto en la Ley General Presupuestaria en materia de gastos, y en el tercer párrafo del apartado anterior.” A continuación el apartado 4 señala que “una vez recaída resolución, y simultáneamente a su notificación, el órgano gestor dará traslado de la misma a la Intervención General de la Administración del Estado.” 14 Por consiguiente, el informe o contestación del órgano gestor y el posterior de la Intervención son los únicos trámites preceptivos previos a la resolución de reintegro una vez iniciado este procedimiento y que el beneficiario o entidad colaboradora haya dispuesto del plazo de 15 días para efectuar alegaciones. No es preceptivo un nuevo trámite de audiencia para efectuar alegaciones sobre los informes a que se hacía referencia que, precisamente, tienen por objeto contestar a las alegaciones del interesado. Tan es así que, como también hemos visto, el apartado 5 del mismo artículo aclara que “la formulación de la resolución del procedimiento de reintegro con omisión del trámite previsto en el apartado 3 dará lugar a la anulabilidad de dicha resolución, que podrá ser convalidada mediante acuerdo del Consejo de Ministros, que será también competente para su revisión de oficio.” CUARTO. El tercer motivo denuncia la defectuosa configuración del procedimiento de control financiero y del expediente de reintegro al haberse tenido únicamente como “legitimado pasivo” a la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (FEDEX), que no tiene la condición de beneficiaria de las subvenciones. Entiende que al no haberse dado audiencia a los productores-exportadores, la Resolución incurre en causa de nulidad de pleno Derecho de acuerdo con el artículo 62 de la Ley 30/1992. Es cierto que la entidad FEDEX no puede considerarse, en sentido estricto, beneficiaria de las subvenciones. En el sistema de subvenciones diseñado en el Real Decreto 199/2000, de 11 de febrero, no se subvenciona directamente la actividad del transportista sino que la condición de beneficiario recae, de acuerdo con el artículo 13 y para el caso de “mercancías originarias de Canarias transportadas a la península o exportadas a países integrantes de la Unión Europea”, en el remitente o expedidor de las mercancías siempre y cuando, naturalmente, haya soportado los costes del transporte, que constituyen el objeto subvencionable (artículo 13, último párrafo del Real Decreto ). Ahora bien, el hecho de que la entidad recurrente, contra la que exclusivamente se dirige la orden de reintegro, sea una mera “intermediaria” 15 o “gestora” de las subvenciones cuyos destinatarios últimos (beneficiarios) son los exportadores federados en aquella no significa que el procedimiento se haya configurado irregularmente y menos aún que se haya ocasionado indefensión a los exportadores federados. Compartimos las razones dadas por el Abogado del Estado de acuerdo con la Intervención y el informe de la Abogacía del Estado en el Ministerio de Fomento, y que son las siguientes: 1º.- La solicitud de la subvención fue presentada por FEDEX en nombre propio y no en nombre de cada uno de los cosecheros. 2º.- La resolución de concesión designó como beneficiaria a la entidad FEDEX de acuerdo con el entonces vigente artículo 81.4 del Real Decreto Legislativo 1091/1998 que aprobó el Texto Refundido de la Ley General Presupuestaria, como destinataria de los fondos públicos que se encuentra en situación que legitima su concesión. No se designaron los exportadores federados ni se estableció un reparto de la subvención entre ellos. 3º.- Fue FEDEX y no sus asociados quien formuló alegaciones en el expediente de control financiero. 4º.- No puede entenderse que FEDEX sea una entidad colaborada, figura no prevista en el sistema de subvenciones diseñado en el Real Decreto 199/2000, de 11 de febrero. En síntesis, fue FEDEX quien solicitó la subvención en nombre propio, aportó la documentación requerida y, finalmente, obtuvo los fondos públicos. A la solicitud de subvención se acompaña “Certificado del Acuerdo de la Asamblea General, en donde se autoriza a la Federación para presentar y gestionar el cobro de la Subvención al Transporte”. No puede hablarse de una duplicidad de intereses entre los que son titularidad de FEDEX y los individuales de los exportadores federados en ella. Los exportadores decidieron, voluntariamente, asociarse y apoderar a la nueva entidad para la gestión y obtención de estas subvenciones y la mejor defensa de sus intereses al respecto. Y esa “transmisión del interés” fue aceptada por el órgano gestor de la subvención. A partir de aquí, la posición de FEDEX en los procedimientos administrativos de control financiero y reintegro es la consecuencia natural de su posición en el procedimiento de concesión de la subvención como solicitante y receptora de la misma. 16 Finalmente, hemos de poner de manifiesto que el motivo encierra una notable contradicción con el propio comportamiento de la entidad recurrente que ha venido gestionando y obteniendo, en nombre de los exportadores que agrupa, las correspondientes subvenciones, y, de aceptarlo, habríamos de concluir que todas las subvenciones fueron concedidas irregularmente a una entidad que no es beneficiaria, irregularidad que invalidaría el acto de concesión. QUINTO. El Fundamento de Derecho Cuarto de la demanda se refiere al carácter reglado de las subvenciones y al cumplimiento de los requisitos establecidos en el Real Decreto 199/2000 para obtener la subvención. En realidad, el motivo carece de contenido pues únicamente contiene consideraciones genéricas sobre la naturaleza de las subvenciones que nos ocupan y el derecho que “en abstracto” tienen los exportadores a obtenerlas. Hemos de recordar, siguiendo lo dicho en nuestra Sentencia de 22 de junio de 2011 (recurso 115/2011), que es consustancial a la naturaleza del acto de otorgamiento de la subvención y a la propia existencia del procedimiento de control financiero de subvenciones que la Administración pueda reexaminar la procedencia de la subvención y, en su caso, ordenar la restitución. Es claro en este sentido el artículo 44.2 de la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones (“Objeto y competencia para el ejercicio del control financiero de subvenciones”), aplicable en virtud del apartado 3 de la Disposición Transitoria Segunda de la misma Ley, al señalar: “2. El control financiero de subvenciones tendrá como objeto verificar: a) La adecuada y correcta obtención de la subvención por parte del beneficiario…” El propio Real Decreto 199/2000, de 11 de febrero, sobre compensación transporte marítimo y aéreo de mercancías con origen o destino en las Islas Canarias, en que se amparaba el acto de concesión de la subvención establecía en el artículo 18 (Normativa sobre subvenciones) que “las subvenciones reguladas en este Real Decreto se regirán, en todo lo no establecido en el mismo, por lo dispuesto con carácter general sobre las 17 ayudas y subvenciones públicas en los arts. 81 y 82 de la Ley General Presupuestaria y en el Real Decreto 2225/1993, de 17 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento del Procedimiento para la Concesión de Subvenciones Públicas.” Y, específicamente, el artículo 16. (Obligaciones de los beneficiarios ) señalaba como primera obligación del beneficiario “facilitar cuanta información les sea requerida tanto por el Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Canarias, como por la Intervención General de la Administración del Estado y por el Tribunal de Cuentas, en relación con la subvención concedida.” La jurisprudencia del Tribunal Supremo, aún antes de la entrada en vigor de la vigente Ley General de Subvenciones, ha descartado de tal control ulterior resulte contrario a la doctrina de los actos propios y de confianza legítima y que el acto resultante del mismo suponga la revisión de un acto declarativo de derechos. Contiene un exhaustivo estudio de esta materia, con cita de numerosas resoluciones, la Sentencia de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, sec. 4ª, de 11 de marzo de 2009, (rec. 993/2007. Pte: Pico Lorenzo, Celsa). Destacamos lo señalado en la Sentencia de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, sec. 4ª, de 16 de septiembre de 2002 (rec. 7242/1997. Pte: Fernández Montalvo, Rafael) según la cual “es reiterada doctrina de esta Sala (SSTS 20 de junio de 1997 y 20 de abril de 1999, entre otras) que la subvención comporta una atribución dineraria al beneficiario a cambio de adecuar el ejercicio de su actuación a los fines perseguidos con la indicada medida de fomento y que sirven de base para su otorgamiento. La subvención no responde a una causa donandi, sino a la finalidad de intervenir a través de unos condicionamientos o de un modus, libremente aceptado por recurrente en el actuación de éste. Las cantidades que se otorgaron al beneficiario estaban vinculadas al pleno cumplimiento de la actividad prevista al efecto. Existe, por tanto, un carácter condicional en la subvención, en el sentido de que su otorgamiento se produce siempre bajo la condición resolutoria de que el beneficiario tenga un determinado comportamiento o realice una determinada actividad en los concretos términos en que procede 18 su concesión. No puede, por tanto, ignorarse el carácter modal y condicional, en los términos como ha sido contemplado por la jurisprudencia de esta Sala, al examinar la eficacia del otorgamiento de las subvenciones: su carácter finalista determina el régimen jurídico de la actuación del beneficiario y la posición de la Administración concedente. En concreto, para garantizar en todos sus términos el cumplimiento de la afectación de los fondos a determinados comportamientos, que constituye la causa del otorgamiento, así como la obligación de devolverlos, en el supuesto de que la Administración otorgante constate de modo fehaciente el incumplimiento de las cargas asumidas, como deriva del propio esquema institucional que corresponde a la técnica de fomento que se contempla. Por consiguiente, no puede considerarse que estemos ante un acto revocatorio de otro declarativo de derecho sin seguir el procedimiento establecido que supone la previa declaración de lesividad, como sostiene el recurrente, sino simplemente ante el cumplimiento de una condición resolutoria o ante las consecuencias de la inobservancia de los requisitos a los que precisamente se supeditaba el otorgamiento de la subvención. O, dicho en otros términos, para dejar sin efecto la subvención concedida y exigir la devolución de su importe por incumplimiento de la finalidad para la que se otorgó o por la que se otorgó no era legalmente necesaria la previa declaración de lesividad del acto de concesión. La subvención quedó subordinada a la constatación de la observancia por el beneficiario de determinadas condiciones, reservándose la Administración concedente la competencia para proceder a tal revocación en caso de incumplimiento de lo comprometido por quien recibió los fondos públicos o en el supuesto de que la inversión realizada no se adecuara a la esencia y finalidad de lo que se subvencionaba.” Hay que aclarar que el hecho de que la subvención, en el sistema del Real Decreto 199/2000, se otorga una vez efectuada y “justificada” la actividad a subvencionar –el transporte- no puede hacer perder la perspectiva anterior e impedir que la Intervención pueda, a través del procedimiento de control financiero, comprobar “la adecuada y correcta obtención de la subvención” verificando sí están justificados los transportes y la adecuación de la cuantía a lo previsto en la norma. Como pone de relieve el artículo 2 de 19 la Ley General de Subvenciones, al dar el concepto de subvención, el “objetivo, la ejecución de un proyecto, la realización de una actividad, la adopción de un comportamiento singular” –esto es, lo que se ha calificado como modo o condición- puede estar “ya realizado o por desarrollar”. El hecho de que la actividad subvencionable está ya realizada en el momento de la concesión –lo que impediría hablar en estos casos de condición o modo que en Derecho Civil hacen siempre referencia a hechos futuros- no hace perder la nota de provisionalidad o interinidad del control inicial, tal y como se desprende del artículo 44.1 a) y de los preceptos del propio Real Decreto 199/2000 a que hacíamos referencia. SEXTO. El quinto motivo de este recurso denuncia la inexistencia de la causa de reintegro indicada en la Resolución impugnada. La parte recurrente considera, en síntesis, que existe una deficiente definición e imputación de la causa exacta determinante del reintegro hasta el punto de que –afirma- se desconoce el motivo del reintegro. Pone de manifiesto las contradicciones que resultan del expediente administrativo para terminar afirmando que la decisión de reintegro se debe a “las sospechas que para la IGAE se derivan de la operativa utilizada por los productores exportados para efectuar los transportes, puesto que la propia Intervención reconoce que no ha podio determinar los costes individualizados realmente pagados. En segundo lugar, alega que el hecho de “percibir una subvención mayor” no tiene cabida en la causa indiciada en la Resolución impugnada ni en ninguno de los motivos de devolución regulados en la normativa y que, de acuerdo con el artículo 92.3 del Real Decreto 887/2006, de 21 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, lo que procede es únicamente el reintegro de los gastos no subvencionables, pero nunca de la totalidad del importe de la subvención. El motivo está estrechamente relacionado con el siguiente en el que se cuestionan las conclusiones alcanzadas por la Administración a propósito del “coste real del transporte” que es, en realidad, la causa del reintegro. 20 La Resolución impugnada indica que concurre la causa de reintegro prevista en el artículo 37.1.i) de la LGS ("en los demás supuestos en la normativa reguladora de la subvención") “dado que la compensación asignada supera los porcentajes de ayuda máximos establecidos en el artículo 3 del Real Decreto 199/2000, al haber recibido ayudas por unos costes que no habían sido efectivamente pagados ni justificados, en su inmensa mayoría, mediante facturas del transporte y por unos importes que incluyen conceptos que no son subvencionables": A continuación la propia Resolución establece que “no existe falta de "tipificación" de la causa que motivó el inicio del reintegro porque las causas que lo determinan se encuentran expuestas en el informe de la Intervención General de la Administración del Estado y se basan en la falta de justificación de los costes porque el coste de los transportes realizados por la naviera FEDEX-ACETO Servicios resulta muy superior al realizado por otras navieras independientes, se han recibido compensaciones por costes no pagados ni justificados, han sido incluidos en las solicitudes conceptos no subvencionables y "el coste de los fletes promedios fijados por la Delegación del Gobierno para el sector de tomates y pepinos con destino a la Unión Europea está absolutamente condicionado por los importes solicitados por FEDEX y ACETO, ya que prácticamente son los únicos beneficiarios que realizan este transporte. Por tanto, si los importes solicitados están por encima de la suma de los conceptos que son objeto de subvención y además sus solicitudes contienen errores que elevan estos importes, se produce un valor de flete promedio superior al debido y por tanto incapaz de limitar las solicitudes de subvención por encima de un valor de referencia concreto”. Cierto es, y así lo reconoce el Abogado del Estado, que la causa de reintegro citada en la Resolución impugnada es incorrecta, lo que, sin embargo, como demuestra la propia parte recurrente en su escrito de demanda y como veremos al resolver el siguiente motivo, no le ha impedido conocer y someter a contradicción el verdadero motivo del reintegro que puede subsumirse en la causa prevista en la letra c) del artículo 37 LGS (“incumplimiento de la obligación de justificación o la justificación insuficiente, en los términos establecidos en el art. 30 de esta ley, y en su caso, en las 21 normas reguladoras de la subvención”) en relación con el artículo 92.2 del Reglamento y los artículos 3 y 9 del Real Decreto 199/2000. También es cierto que a lo largo del expediente administrativo pueden observarse contradicciones entre los diversos informantes, atribuibles a la complejidad de la operativa de transportes –y del pago de los mismosdesplegada por la entidad recurrente en unión con la naviera FEDEX-ACETO Servicios. Pero hemos de dejar claro que, a pesar de las dudas que se suscitan al respecto a lo largo del expediente, la Resolución de reintegro no se funda en la falta de aptitud –al fin de la subvención que nos ocupa- de la operativa de transporte llevada a cabo. En este punto interesa destacar el informe de control financiero de la Intervención Territorial de 16 de abril de 2008. En el se hacen las siguientes afirmaciones de interés: “El flete pagado que se ha incorporado a la solicitud de compensación, en los transportes al resto de países de la Unión Europea, responde al siguiente esquema: el importador de la Unión Europea paga el flete a la naviera que ha transportado productos, a continuación, el importador descuenta los pagos efectuados por cuenta del cosechero exportados, en el momento de pago de las mercancías a este último…. …El mecanismo descrito supone que ni FEDEX, ni sus federados, hayan satisfecho directamente el transporte marítimo, en alguna ocasión, es el cosechero exportador quien satisface directamente el flete a las navieras independientes, en ningún caso a la naviera FEDEX-ACETO. A pesar de ello, teniendo en cuenta que los transportes de mercancías se han efectuado y el cosechero exportador ha sufrido el coste del transporte a través de un descuento al momento del cobro de la mercancía. Vamos a proceder a calcular el coste medio de transporte de las navieras independientes por un lado y el coste medio de transporte de la naviera FEDEX ACETO por otro. “. Se aprecia aquí claramente que, a pesar de las dudas sobre la operativa, no se pone en tela de juicio la realidad del transporte ni el mecanismo de la compensación determinante de que su coste se haya soportado por los exportadores –que es lo que exige el Real Decreto 22 199/2000 para ser beneficiario de la subvención-. A continuación indica los motivos de reintegro y afirma: “...el transporte de mercancías en buque propio, resulta tener un coste muy superior al coste de transporte en cualquiera de las navieras independientes, y ello a pesar de que con FEDEX-ACETO se contratan buques completos, mientras que con las navieras independientes se contratacontenedores sueltos… …. De la información recogida de los cosecheros-exportadores, resulta que bajo la denominación de flete se han incluido otros conceptos tales como carga, descarga, diferencias positivas de flete y subvenciones retornos de puertos…” Y concluye: “Se ha demostrado que las solicitudes de ayuda se refieren a unos gastos que no han sido efectivamente pagados y que incluyen conceptos no subvencionables…. Nos encontramos frente a un grupo de entidades constituidas en monopolio de una actividad (transportar tomates y pepinos desde las Islas Canarias), que a su vez se prestan el servicio a sí mismas, a través de la naviera FEDEX-ACETO y deciden lo que cuesta realizar tal actividad transportar tomates cuesta más del doble y transportar pepinos dos veces y media el coste de las navieras independientes". Lo que se cuestiona es que el importe declarado por la recurrente constituya el “coste real subvencionable” de las operaciones de transporte efectivamente llevado a cabo, o, lo que es lo mismo, la realidad del pago – compensación- de los importes declarados y subvencionables (recordamos la “Nota al Pie de Página” contenida en el informe de 24 de enero de 2011 y trascrita al Final del Fundamento de Derecho Segundo). En definitiva, lo que niega la Administración es que los beneficiarios hayan soportado (pagado) los costes subvencionables declarados por FEDEX. A esto se añade, a modo de explicación, la detección de una serie de irregularidades que inciden –incrementándolo indebidamente- en el coste del transporte declarado como subvencionable, como la inclusión entre los gastos de ciertos conceptos no subvencionables (el coste del transporte 23 terrestre desde la Península a otro punto final en la Unión Europea, costes de carga y descarga, tasas de la tara, costes de alquiler de la plancha, gastos atípicos, diferencias positivas de flete etc.), la no declaración de descuentos y "rappel" en los trayectos entre las Islas Canarias y Cádiz, la inclusión de transportes con destino a otros países de la Unión Europea como transportes a la península y la declaración de menor número de kilogramos que el realmente transportado, incrementado el coste medio por kilogramo. Por este motivo hablamos en todo momento de “costes reales subvencionables”. Naturalmente, si se declaran como “flete” conceptos distintos y no subvencionables, el coste/precio de aquel se incrementará indebidamente. Ahora bien, estas irregularidades, sin concreción en su importe y detectadas mediante un muestreo llevado a cabo con los exportadores ante la falta de aportación de facturas de la naviera FEDEXACETO Servicios en las que se desglosen los distintos conceptos, no constituyen la causa última del reintegro que, como hemos dicho, está en la diferencia entre el coste declarado y el real. En relación con la causa de reintegro interesa traer a colación aquí el al artículo 31.1 de la LGS (“Gastos subvencionables”) al afirmar que “se consideran gastos subvencionables, a los efectos previstos en esta Ley, aquellos que de manera indubitada respondan a la naturaleza de la actividad subvencionada, resulten estrictamente necesarios y se realicen en el plazo establecido por las diferentes bases reguladoras de las subvenciones. Muy significativamente, Ley 39/2010, de 22 diciembre, añadió un segundo párrafo según el cual “en ningún caso el coste de adquisición de los gastos subvencionables podrá ser superior al valor de mercado”. No podemos aceptar, por tanto, que la causa del reintegro esté constituida por meras dudas o conjeturas. Si la apreciada diferencia entre el coste real y el declarado por la recurrente es una mera sospecha carente de fundamento es lo que hemos de dilucidar el resolver el siguiente motivo. SÉPTIMO. Como anunciábamos, el Fundamento de Derecho Sexto de la demanda versa sobre la cuantía de los costes subvencionables imputables a FEDEX. Se desarrolla en varios subapartados en que se trata de negar la 24 causa del reintegro, y sobre el mismo se ha desarrollado la mayor parte de la prueba. La parte recurrente comienza por afirmar que el importe de la subvención percibida es inferior al que resultaría de la aplicación del flete promedio a que se refieren los artículos 9 y 15.2 del Real Decreto 199/2000, aprobado por la Resolución de la Delegación del Gobierno de 14 de mayo de 2003. Sostiene que la Administración no puede prescindir –como hace- de dicha Resolución porque se trata de un verdadero acto administrativo que habría de ser revisado por los procedimientos legalmente establecidos, y porque la Intervención carece de competencia para revisar y/o prescindir de las normas que regulan las condiciones y requisitos básicos de las subvenciones. A continuación, somete a crítica la comparativa del precio de los servicios de transporte llevada a cabo en el informe de la Dirección General de Programación y Presupuestos del Ministerio de Fomento y en el estudio llevado a cabo por la consultora EDEI. Y señala, en síntesis: 1º.- Que todos los estudios coinciden en señalar la dificultad y especial complejidad de la determinación de estos costos o precios de mercado. Se trata de una mera aproximación o estimación de donde resulta, a su juicio, que no estamos ante hechos constatados sino ante meras conjeturas que no pueden fundamentar una resolución de reintegro. 2º.- Que tales estudios no han tenido en cuenta el tipo de servicios de que se trata, desconociéndose si los considerados responden a las condiciones exigidas para el transporte de productos hortofrutícolas, regularidad, tiempo de traslado y carga refrigerada. 3º.- Que el análisis efectuado por EDEI, al realizar una comparativa de los fletes de navieras independientes, obvia la noción de transportes “de oportunidad” o de “última hora” que permiten ofrecer mejores precios. 4º.- Que el análisis efectuado por EDEI no tiene en cuenta la naturaleza o las características de los servicios de transporte, las prestaciones que comprende o su regularidad. Tras ello acude al “Dictamen sobre el coste del transporte marítimo de productos hortofrutícolas entre Canarias y Cádiz y entre Canarias y la Unión Europea” emitido su instancia por D. Gerardo Polo, Catedrático de Tráfico 25 Marítimo, que concluye que los informe de la Administración han valorados servicios no comparables y son erróneos, y que los fletes repercutidos son correctos y no superiores a los precios de mercado sino que están en esta línea o debajo de ella. Finalmente, y en relación a la imputación de la inclusión de costes no subvencionables –que, ya hemos visto, se aduce como explicación de las diferencias entre los fletes reclamados por la FEDEX y los estimados por la Administración-, se dice que no existe en el expediente identificación e individualización de cuales son los costes concretos y los transportes específicos que se ven afectados por tal circunstancia; que, en todo caso, tal constatación debió dar lugar al reintegro de los gastos no subvencionables de acuerdo con el artículo 92.3 del Reglamento de Subvenciones pero no al reintegro total; y que la Delegación del Gobierno efectúa una lectura excesivamente restrictiva entendiendo que sólo son subvencionables el flete, en sentido estricto, y las tarifas portuarias, en lugar de atender al “coste efectivo del transporte” que incluye el coste de alquiler de la plataforma frigorífica o contenedor frigorífico. Ya hemos visto que la Resolución de reintegro se sustenta en la afirmación de que “el coste de la naviera FEDEX-ACETO Servicios duplica o incluso triplica el coste de las navieras independientes”. El marco normativo aplicable arranca del artículo 3 del tan citado Real Decreto 199/2000, de 11 de febrero, sobre compensación al transporte marítimo y aéreo de mercancías con origen o destino en las islas Canarias. Dice este precepto (“Compensación al transporte marítimo de productos agrícolas originarios de las islas) “El transporte marítimo interinsular o con destino a la península de productos agrícolas originarios de las islas, a excepción del plátano, gozará de una compensación de hasta el 50 por 100 del flete y de las tarifas portuarias correspondientes a las mercancías. El transporte de estos productos con destino al resto de los países de la Unión Europea disfrutará de una compensación de hasta el 33 por 100 del coste del transporte, limitada dicha compensación, en todo caso, al coste del 26 flete teórico entre Canarias y Cádiz y a las tarifas portuarias correspondientes a las mercancías, aplicadas por las Autoridades Portuarias españolas.”. A partir de aquí es esencial el artículo 9. Este precepto, bajo la rúbrica “Limitaciones al coste del flete”, dispone: “El coste del flete de las mercancías a que se refieren los arts. 3 a 7 de este Real Decreto será el menor de los dos siguientes: el flete promedio al que se refiere el art. 15.2 o el flete efectivamente satisfecho.”. Por su parte, el artículo 15.2 del mismo Real Decreto señala: “El Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Canarias determinará los promedios de los costes de los fletes más representativos para cada uno de los sectores y trayectos a que se refieren los arts. 3 a 7 de este Real Decreto, a efectos de la aplicación a las solicitudes presentadas.”. De acuerdo con el citado artículo 9 el importe a subvencionar viene dado por un porcentaje del menor de los conceptos siguientes: el flete promedio (flete tipo o teórico) fijado por la Delegación del Gobierno o el “flete efectivamente satisfecho”. Por tanto, atender a este último –el flete efectivamente satisfecho- para fijar el importe a subvencionar no supone desconocer el acto de la Delegación del Gobierno que fija el flete promedio, si este es superior, ni revisar o prescindir de las normas que regulan las condiciones y requisitos básicos de las subvención, sino cumplir estrictamente con lo que dice el citado artículo 9. No se trata, por tanto y como da a entender la recurrente, de que el flete “declarado” por la recurrente sea inferior al flete promedio fijado, sino si ese “flete declarado” se corresponde con el flete subvencionable “efectivamente satisfecho”. Este es el núcleo central de litigio. Por otra parte, como dice el Abogado del Estado, “es evidente que si el cálculo de un promedio se basa en los datos aportados por los solicitantes y si, para un sector concreto, “tomates” y “pepinos” y un trayecto determinado “Unión Europea” y “Cádiz”, los únicos datos los aporta un solicitante y éstos están desvirtuados, el resultado será un coste promedio desvirtuado”. En relación a la imputación de la inclusión de costes no subvencionables, ya hemos visto que, en realidad, se aduce como una posible explicación de las diferencias entre los fletes reclamados por la FEDEX y los estimados por la Administración, ante la falta de aportación de 27 las facturas de la naviera FEDEX-ACETO Servicios en las que se desglosen los distintos conceptos entre los que se encuentran el flete y las tasas portuarias como objeto subvencionable (artículo 3 en relación con artículo 14.3 b) del Real Decreto 199/2000). A partir de aquí, como hemos visto, la estimación de estos costes reales subvencionables que habrían soportado los exportadores se realiza mediante la fijación de unos precios medios de mercado sobre la base de la máxima, presente a lo largo de todo el expediente, de que los cosecherosexportadores, que habrían constituido una naviera propia para reducir costes de transporte, en ningún no habrían soportado costes superiores al precio de mercado. No cabe duda la dificultad y especial complejidad de la determinación de estos “costes reales” o “precios de mercado” sobre la base de que FEDEX-ACETO cubren la práctica totalidad de este mercado, y de ahí que la verificación del coste real se hace por aproximación mediante análisis estadístico. No es posible, sin embargo, renunciar a éste método por la sencilla razón de que, en tal caso, los gastos subvencionables quedarían desprovistos de todo control, lo que resulta contrario a la esencia misma de la subvención. Pues bien, la prueba practicada no ha logrado desvirtuar el fundamento de la Resolución de reintegro. En realidad, la prueba ha consistido en reproducir y someter a contradicción la que ya constaba en el expediente administrativo. La parte recurrente se ampara en el “Dictamen sobre el coste del transporte marítimo de productos hortofrutícolas entre Canarias y Cádiz y entre Canarias y la Unión Europea” (folios 388 y siguientes) emitido su instancia por D. Gerardo Polo, Catedrático de Tráfico Marítimo. Dicho informe toma como punto de partida el flete medio al continente europeo pagado durante la campaña 1996/1997 a las navieras internacionales que acudían al concurso convocado por FEDEX-ACETO, dado que ese ejercicio fue el último en el que se convocó el concurso. El punto de partida, según este informe, se sitúa en 120,71 euros por pallet, frente a los 138,78 euros por pallet en 2002, lo que supone un incremento del 14,97 %. Concluye que teniendo en cuenta el IPC en este periodo (13 %) y el 28 incremento del precio del combustible (38 %), el incremento es perfectamente razonable. Afirma también que los informes de la Administración han valorados servicios no comparables (no se puede comparar el coste de transportar 222.145 toneladas con el de transportar 3.371 toneladas en buques de navieras independientes) y son erróneos al no tener en cuenta las especificidades de los productos hortofrutícolas de que se trata (estacionalidad, variabilidad e imprevisibilidad de los envíos y la conveniencia del transporte en buques frigoríficos convencionales) y al tomar como referencia “fletes de oportunidad” de las denominadas “navieras independientes”. De entrada, y como pone de relieve el Abogado del Estado, no podemos aceptar como cierto el punto de partida, pues como reconoció el propio D. Gerardo, no acompañó la documentación acreditativa del precio del transporte durante la campaña 1996/1997 –ni ningún otro elemento de convicción-, ni podemos comprobar si ese precio declarado incluye sólo el flete (y tasas) o también otros conceptos no subvencionables que distorsionan el incremento. En otro punto del interrogatorio reconoció que “utilizó la información que le dieron”. En segundo lugar, tampoco se da explicación alguna sobre el incremento del precio del transporte marítimo –o de esta concreta modalidad de transporte- de 1997 a 2002 y de que este responda únicamente a los factores de IPC o de incremento del precio del combustible. En cuanto a la atribución de los precios tomados por la Intervención de las navieras independientes de la naturaleza de “fletes de oportunidad”, el Abogado del Estado pone en tela de juicio tal naturaleza con base en la afirmación de que los precios de las cuatro navieras apenas oscilan (0,071 euros/kg de tomate el más bajo y 0,085 euros/kg el más alto), a lo que el testigo-perito contesta que pueden oscilar y que, en el caso, no son iguales. En cualquier caso, compartimos con el Abogado del Estado que la oscilación no es de tal intensidad que justifique la tesis del recurrente y de su testigo-perito en el sentido de que son precios incomparables. Poco aporta el testigo D. Pedro Suárez al afirmar que en el año 2002 FEDEX contrató con la naviera Hamilton transportes de escasa importancia y con “fletes de oportunidad”. Llega a afirmar que con la creación de la naviera han conseguido bajar los costes sin dar razón alguna de ciencia de lo dicho y 29 cuando es obvio que no es así (recordamos que según el informe de la propia parte se ha producido un incremento del 14,97 %). El testigo-perito D. José Antonio Belizón Espinosa, autor del informe de la consultora EDEI, explicó la forma de cálculo del coste tipo o flete teórico entre Canarias y Cádiz a la vista de la información suministrada por la naviera BOLUDA. De su declaración sólo cabe destacar que aclaró que no conocía el expediente de reintegro, lo que ilustra su imparcialidad. En cambio, sí resultó sumamente ilustrativa la declaración de D. Gerardo Gavilanes, Subdirector General autor del informe de la Dirección General de Programación Económica y Presupuestos del Ministerio de Fomento de 16 de noviembre de 2009. Explica que de entre los datos obrantes en los informes de la Intervención y de la consultora EDEI (la media de las cuatro configuraciones en función del tipo de embalaje en este último caso) tomó el mayor, el más favorable a FEDEX, y afirmó con rotundidad que es razonable entender que un transportista tan mayoritario ha podido obtener un precio mejor. En relación con los fletes “de oportunidad”, y aún aceptando que lo precios tomados por la Intervención de cuatro navieras (Anexo II del informe de control financiero) son tales, explica que un transportista tan mayoritario debería obtener precios todavía mejores. Afirmó lo siguiente: “Es un hecho que los precios o “fletes de oportunidad" o de aprovechamientos de vacíos” ocurre, y están presentes en el transporte, y es razonable pensar, y así ocurre, que estos .fletes de oportunidad obtengan unos precios ligeramente inferiores o algo inferiores a los de mercado; pero vuelvo a mi anterior argumento: un transportista con una presencia tan mayoritaria en el mercado. Precisamente si un individuo es capaz de aprovechar un flete de oportunidad y sacar un precio bajo, un transportista que garantiza una carga o una compañía de una cuantía muy sustancial o poderosa como mínimo estará en igualdad de condiciones de negociar esos precios, porque tenga usted en cuenta que el transportista que aprovecha un vacío ofreciendo un precio menor (en definitiva es lo que es un flete de oportunidad) nunca va a ofrecer ese precio menor por debajo de su coste marginal, intentará ganar algo, no perder. Ese es el límite que tiene el transportista. Lógicamente ese es el límite que tiene una naviera cuando 30 negocia un precio, unas condiciones de transporte con un transportista de gran cuantía, luego pretender llegar a la conclusión de que el coste de oportunidad de una parte muy residual del mercado es muy inferior, más del 50% inferior, al coste de oportunidad del transporte de la mayoría del mercado, es desde el punto de vista de teoría económica totalmente erróneo.". A continuación, criticó el informe de D. Gerardo Polo señalando que, con independencia de que los precios de partida referidos a 1996 fueran correctos, el método empleado de aplicar el IPC y el incremento del coste del combustible es erróneo, al existir otros factores determinantes como la técnica y mayor competencia, y poniendo como ejemplo el precio del transporte aéreo, que ha disminuido a pesar de incrementarse notablemente el precio del combustible. En relación con los datos aportados por la consultora EDEI considera que los mismos resultan correctos, explicando que si sólo hubiera considerado los datos del transporte en contenedor refrigerado (”contenedor reefer” T-40) el aumento del precio sería aproximadamente de un 10 %, con la misma consecuencia final Explica también que los datos del transporte refrigerado aportados por EDEI son referidos a 2004 y que lo extrapoló a 2002 siguiendo la evolución de precios del transporte de tomate en los demás supuestos o configuraciones en sí había datos de tales años. En cuanto a la cuestión esencial de que EDEI sólo tuvo en cuenta los datos suministrados por una naviera (BOLUDA) explicó con acierto que “como mínimo el precio más barato va a ser el de esa compañía”, y que si hay compañías que están dispuestas a hacer ese transporte por ese precio, no tiene sentido un precio mayor. Muy expresivamente lo explicó con un ejemplo trascrito en conclusiones por el Abogado del Estado. Dijo así: "Me dice usted en este concesionario un coche vale 100 pero sólo ha preguntado en un concesionario y usted me está diciendo uno que vale 5000, pero yo ya se uno que 100, no le discuto que haya otros por ahí que lo vendan a 200 pero yo ya he localizado uno que vale 100, esto lo que nos otorga es un margen de seguridad mínimo. Como mínimo el precio va ser este, podrá haberlo inferior (podrá, en eso, ya no entro), pero sí que tengo la garantía de que es un precio mínimo. Un precio mínimo que además me 31 deviene más alto que el del IGAE ente estoy de nuevo del lado de la seguridad de ser lo más benevolente posible". Finalmente explicó que, siendo razonable que se trate de un transporte estacional, el precio no puede ser superior al del transporte regular; y, admitiendo que no ha analizado esta cuestión, afirmó que “es como si me quiere usted decir que no he analizado el coste de un vuelo charter, pero, el vuelo charter va a ser superior a una línea regular. No, no lo he analizado; pero sí le digo que necesariamente no puede ser superior.”. En conclusión, estimamos que este informe opera como parámetros razonables y márgenes de seguridad/error los suficientemente amplios como para llegar, con seguridad, a la conclusión apuntada de que el coste de transporte obtenido como subvención dista en mucho –el propio informe y la Resolución de reintegro apunta una diferencia superior al 100 % del doble del coste real o de mercado de transporte subvencionable, que incluye el flete, las tasas portuarias (Tarifa Portuaria de mercancías T3) y el BAF (recargo por incremento del coste del combustible). OCTAVO. El séptimo motivo denuncia la infracción del principio de proporcionalidad en el expediente de reintegro. A juicio de la parte recurrente se está en el caso de la procedencia del reintegro parcial a que se refiere el artículo 37.2 de la LGS en relación con el artículo 92.3 del RG, y la jurisprudencia (por todas, Sentencia de la Sala Tercera, Sección 3ª, del Tribunal Supremo, de 28 de febrero de 1997 rec. 566/1993) Según artículo 37.2 de la LGS “cuando el cumplimiento por el beneficiario o, en su caso, entidad colaboradora se aproxime de modo significativo al cumplimiento total y se acredite por éstos una actuación inequívocamente tendente a la satisfacción de sus compromisos, la cantidad a reintegrar vendrá determinada por la aplicación de los criterios enunciados en el párrafo n) del apartado 3 del art. 17 de esta ley o, en su caso, las establecidas en la normativa autonómica reguladora de la subvención.”. Con anterioridad a la vigencia de este precepto, la citada Sentencia de la Sala Tercera, Sección 3ª, del Tribunal Supremo, de 28 de febrero de 1997 (rec. 566/1993) puso de manifiesto que “una jurisprudencia reciente (de la que, entre otras, son expresión las sentencias de esta misma Sala de 3 de 32 mayo, 28 de julio y 19 de octubre de 1996, correspondientes, respectivamente, a los recurso números 7.033/1992, 772/1990 y 1.279/1991) ha considerado procedente aplicar el principio de proporcionalidad para moderar los efectos de la caducidad en aquellos casos en que se ha producido un cumplimiento parcial de los compromisos contraídos, supuestos en los que se ha declarado que el reintegro de las subvenciones percibidas no debía ser total sino proporcionado al grado de efectivo cumplimiento de aquellas obligaciones. Teniendo presentes tales precedentes, la Sala, movida del propósito de establecer criterios objetivos que sirvan para clarificar la interpretación de las normas jurídicas aplicables, respondiendo así a exigencias ínsitas en los principios de seguridad jurídica e igualdad, considera procedente declarar que, como regla general, el incumplimiento (o, con otras palabras, el cumplimiento parcial) de tales obligaciones comportará la caducidad de los beneficios y la devolución de lo percibido, admitiéndose única y exclusivamente la modulación de tal efecto devolutivo solo en aquellos casos en los que el cumplimiento de las obligaciones… se aproxima de modo significativo al cumplimiento total, acreditando, además, el subvencionado una actuación inequívocamente tendente a la satisfacción de sus compromisos.”. Siguiendo con lo razonado por la Abogacía del Estado en los informes 1568/2009 y 3173/2009, aduce la parte que se cumple el requisito de que “el cumplimiento por parte del beneficiario resulte significativo” ya que no se pone en tela de juicio ni el origen canario de los productos ni la realidad del transporte, elemento nuclear de la subvención. A su juicio, también se da el segundo de los requisitos señalados en tales informes: “que se acredite por el beneficiario una actuación inequívocamente tendente a la satisfacción de sus compromisos”. Para ello aduce de nuevo que se ha acreditado el origen canario de los productos y la realidad del transporte, que el Real Decreto 199/2000 era una norma confusa y de difícil interpretación en cuanto a los costes considerados no subvencionables, que la Delegación del Gobierno fue quién fijo el importe de la subvención a conceder y que no puede hacerse recaer sobre el administrado un eventual error en esta determinación del importe; que no puede olvidarse la discrepancia formulada por la Delegación 33 del Gobierno, inequívoco reconocimiento de la ausencia de mala fe y propósito defraudatorio, que no existió ánimo obstaculizador de FEDEX con ocasión del expediente de control financiero y que, en relación con la falta de aportación de las facturas emitidas por la naviera FEDEX-ACETO Servicios, no tiene culpa alguna dado que la Intervención no atendió la opción planteada de formular requerimientos a quienes podrían disponer de tales documentos. Los razonamientos efectuados por la parte actora, formalmente correctos, tropiezan con un obstáculo esencial que se obvia: los costes “reales” que se estiman subvencionables y que constituyen el objeto subvencionable en el sistema diseñado por el Real Decreto 199/2000 según ya hemos visto (artículo 13, último párrafo del Real Decreto). En este sistema, la actividad subvencionar es el transporte de determinados productos con el origen o destino definidos, pero lo que se subvenciona, el objeto subvencionable, son los costes del transporte. El compromiso que asume el beneficiario, no se circunscribe a la realidad y regularidad de la actividad, sino que se extiende a realidad y regularidad de los costes de la actividad (el transporte) reclamados como subvencionables. En este punto, como dice la Abogacía del Estado, del Informe al respecto de la Dirección General de Programación Económica y Presupuestos del Ministerio de Fomento, que hemos aceptado en esencia en el Fundamento de Derecho anterior, se desprende que existe una enorme desajuste entre cantidad máxima que le correspondería percibir a FEDEX: 4.141.852,53€, frente 8.305.898,66€ solicitados y realmente recibidos. A la vista de estos datos, difícilmente puede considerarse que exista un cumplimiento significativo próximo al cumplimiento total. Tampoco el segundo de los requisitos señalados puede entenderse cumplido. En relación con este punto importa destacar, con el Abogado del Estado, que “como ponía de manifiesto la IGAE en el informe de actuación (página 8), la documentación que aportó la recurrente así como la naviera "Federación Regional FEDEX-ACETO" siempre mostraba el importe que se trasladaba de forma global e indiferenciada, siendo éste el importe que se trasladaba a la solicitud de la subvención; nunca se aportaron datos 34 desglosados por diferentes conceptos facturados, para poder identificar estrictamente los gastos de flete”. La oscuridad creada por la ausencia de esta documentación, que impregna el expediente de reintegro y el propio proceso judicial, resulta indicativa en no hubo una "actuación inequívocamente tendente a la satisfacción de sus compromisos". NOVENO. Por último, alega la parte recurrente que no han de devengarse intereses de demora durante los periodos de tiempo en que la Administración sobrepasó los plazos máximos de resolución. En concreto, se trata de los dieciséis meses empleados para resolver la discrepancia en lugar del término máximo de dos meses establecido en el artículo 51.2 de la LGS. Argumenta la actora que se ha producido un funcionamiento anómalo de la Administración al que FEEX no contribuyó, que la inactividad de la Administración no ha de favorecer a la Administración incumplidora que es lo que ha de soportar el prejuicio, y, por último, que resultaría de aplicación el artículo 26.4 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria. Este precepto establece que “no se exigirán intereses de demora desde el momento en que la Administración tributaria incumpla por causa imputable a la misma alguno de los plazos fijados en esta ley para resolver hasta que se dicte dicha resolución o se interponga recurso contra la resolución presunta. Entre otros supuestos, no se exigirán intereses de demora a partir del momento en que se incumplan los plazos máximos para notificar la resolución de las solicitudes de compensación, el acto de liquidación o la resolución de los recursos administrativos, siempre que, en este último caso, se haya acordado la suspensión del acto recurrido.”. Pues bien, por lo que se refiere a la procedencia de los intereses de demora (“desde el momento del pago de la subvención hasta la fecha en que se acuerde la procedencia del reintegro”), el artículo 37 de la Ley General de Subvenciones, liga esta obligación como accesoria a la de reintegro de la cantidad obtenida, en consonancia con las normas reguladoras de las deudas en favor de la Hacienda Pública (artículo 17 de Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria). 35 El artículo 38 de esta Ley General de Subvenciones establece en sus dos primeros apartados: “1. Las cantidades a reintegrar tendrán la consideración de ingresos de derecho público, resultando de aplicación para su cobranza lo previsto en la Ley General Presupuestaria. 2. El interés de demora aplicable en materia de subvenciones será el interés legal del dinero incrementado en un 25 por ciento, salvo que la Ley de Presupuestos Generales del Estado establezca otro diferente.” Por su parte, el artículo 17.1 de la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria (“Intereses de demora”), dispone: “Las cantidades adeudadas a la Hacienda Pública estatal devengarán interés de demora desde el día siguiente al de su vencimiento. Se incluyen en este apartado las cantidades recaudadas a través de entidades colaboradoras, cuentas restringidas, oficinas liquidadoras y demás entidades recaudadoras por cuenta de la Hacienda Pública estatal que no sean ingresadas por dichas entidades en el Tesoro en los plazos establecidos.”. Muy significativamente añade el apartado 3 que “lo dispuesto en este artículo se entenderá sin perjuicio de las especialidades en materia tributaria”, lo que descarta la aplicación del precepto de la Ley General Tributaria a que hacíamos referencia. Finalmente, la jurisprudencia de la Sala Tercera del Tribunal Supremo (Sentencias de 15 de abril de 2002, rec. 77/1997 y rec. 9281/1996) ha dicho de estos intereses que tienen la naturaleza de “intereses compensatorios” distintos “intereses moratorios” y son un “mecanismo del reintegro compensatorio del empobrecimiento experimentado” por el erario público. No tienen una finalidad sancionadora sino meramente compensatoria, de modo que su exigibilidad no se funda en la culpabilidad del beneficiario de la subvención. Procede desestimar el motivo y, con ello, el recurso contenciosoadministrativo. 36 DÉCIMO. No se aprecian meritos para efectuar condena en costas de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 139 de la Ley reguladora de esta jurisdicción. Vistos los preceptos legales citados y demás de pertinente y general aplicación. FALLAMOS Desestimar el recurso contencioso-administrativo interpuesto por la Procurador de los Tribunales Dª María del Carmen Benítez López, en nombre y representación de la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (FEDEX), contra la Resolución a que hace referencia el Fundamento de Derecho Primero de esta resolución. Todo ello, sin imposición de costas procesales. Notifíquese esta sentencia a las partes. Al notificarse se les indicará que esta sentencia es susceptible de recurso de casación –que deberá prepararse en el plazo de diez días contados desde el siguiente al de la notificación– ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, pero sólo si el recurso pretende fundarse en infracción de normas de Derecho estatal o comunitario europeo que sea relevante y determinante del fallo recurrido, siempre que hubieran sido invocadas oportunamente en el proceso o consideradas en esta sentencia. Llévese el original al libro de sentencias. Por esta nuestra Sentencia, de la que se expedirá testimonio para incorporarlo a las actuaciones, lo pronunciamos mandamos y firmamos. 37 PUBLICACIÓN.- Dada, leída y publicada fue la anterior sentencia por el mismo Magistrado Ponente, estando celebrando audiencia pública en Las Palmas de Gran Canaria en el día de la fecha, de lo que yo el Secretario doy fe. 38