Fernando Díez Rodríguez - Ministerio de Agricultura, Alimentación y

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Fernando Díez Rodríguez
Prensa agraria en la
España de la Ilustración
El Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos
(1797-1808J
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J94^-Z
Prensa agraria en la
España de la IIustraGión
El Semanario de Agricultura y
Artes dirigido a los Párrocos
(179 7-1808)
Para Charo, comparlera y colaboradora.
Mi agradecimiento a Antonio Mestre Sanchis gue
me puso en la pista del Semanario de Agricultura y
Artes y me hizo oportuna^ :sugerencias durante la
'
elaboración del presente trabajo.
EI dia 4 de enero de 1797 aparecfa en Madrid
una nueva publicación periódica que se sumaba a la
relativamente corta trayectoria del género. en Espa^a.
Su tttulo, Semanario de Agricultura y Artes dirigido
a los Párrocos. Con este titulo, largo para un semanario, veta la lux lo que iba a ser el primer periódico
agricola del pafs. Con anterioridad a esta publicación
hubo prensa en la que tuvo un lugar el tema agrario,
recordemos los Discursos Mercuriales : memorias
sobre Agricultura, Marina, Comercio y Artes liberales y mecánicas de 1752, el Semanario Económico
de 1765 0 las Memorias Instructivas y Curiosas de
1778, pero nunca habta existido una publicación
peribdica dedicada exclusivamente a las gentes del
campo y con ánimo decidido de llegar a ellas.
EI Semanario nació cón un objetivo claro: fomentar el desarrollo agrtcola y el de aguellas artes y
manufacturas próximas al quehacer del agricultor,
del que resultan actividades ^omplementarias. Y para
cumplir ésto se planteó llegar al campo, objetivo que
es absolutamente nuevo en el panorama de la época.
Es aqui donde cobra su papel de protagonista el
párroco rural al que expresamente se dirige el Semanario. Ast se pretendta resolver el dilema que, en
palabras de los propios promotores de la idea, se
podrta formular asf: en Espafla los que labran no
leen y los que leen no labran.
A lo largo de doce. arfos casi completos, de 1797
a mediados de 1808, ve la lux puntualmente cada
7
semana, el Semanario. Casi 600 números aparecieron, lo que.ya por st mismo es un buen tanto para
una publicación de fines del setecientos. En sus páginas recogerá el Semanario todas aguellas novedades
que aqut en Espaúa y, sobre todo, fuera de ella se
producían para el adelanto de la actividad agrtcola.
Además de la difusión de mejoras técnicas será
importante la labor de la publicación en la introducción y la difusión de nuevos cultivos y en el desarraigo de rutinas perniciosas. También podemos observar
en sus páginas cómo afloran los problemas estructurales del campo de la época.
El presente trabajo pretende estudiar en sus
amplios aspectos esta empresa periodistica tan signifzcat:va y tan ligada a las corrieñtes ilustradas de su
tiempo, analizando pormenorix.adamente los contenidos del Semanario y valorando los resultados en el
marco de las posibilidades reales de la Espaúa inmediatamente anterior a la crisis de 1808.
8
Primera Parte
El marco histórico : España
1796-1808; aspectos generales
Durante los doce años que transcurren entre 1797 y 1808 se
publica en Madrid el Semanario de Agricultura y Artes dirigido a
los Párrocos. Quiero, ante todo, ofrecer en este primer apartado
del trabajo un marco de referencias históricas que permita situar
el Semanario en su época, para no proceder al análisis de un
elemento significativo de é^ ta, aislándolo del entorno que lo hace
posible.'
Es un dato claramente establecido por la historiografía actual
sobre el siglo XVIII español, el notorio aumento de la población a
lo largo de la centuria. Francisco Bustelol nos ofrece las
conclusiones a las que llega después de un pormenorizado análisis
crítico de los censos realizados por Ensenada, Aranda, Floridablanca y Godoy; las considera válidas "entretanto no se proceda a un estudio de documentación primaria de los censos".
Aplicando una tasa anual media constante de crecimiento demográfico de 0,43% para la segunda mitad del siglo XVIII, llega a
las siguientes conclusiones :
En 1749 la población sería de 9, 3 millones de habitantes. En
1768 de 10,1. De 11 millones en 1787 y de 11, 5 millones en
1797. .
Otro dato establecido es el movimiento centrífugo respecto a
la distribución de esta población. A lo largo del siglo aumenta
más la población de las provincias periféricas qué la de las centrales, salvando la excepción de la capital del reino. Las ciudades de
aquellas provincias se desarrollan frente al estancamiento de las de
la Meseta. Este dato permanecerá como una constante estructural
para elfuturo.
Las conclusiones generales a las que se llega después de cons'Las siglas A.H.N. corresponden a Archivo Histórico Nacional.
Las siglas S.A.A.P., corresponden al Semanario de Agri^ultura y Artes dirigido a los Párrocos. Se cita el tomo, número del ejemplar y página.
(1) F. Bustelo. La Poblacibn espaSola en la segunda mrtad de! siglo XVII/.
Moneda y crédito. N^ 120.
11
tatar el hecho del crecimiento demográñco en el setecientos, la ^
resume Bustelo al final de su trabajo: el aumento de la población
se ajusta al crecimiento económico del país en Ia centuria, inferior
al de otros pafses europeos. De hecho el crecimiento no es revolucionario y se acomoda a los presupuestos de una economfa que no
ha sufrido ninguna de las transformaciones radicales que tendrán
lugar a lo largo de la centuria siguiente, aunque se beneficia de
una coyuntura favorable.
Por otra parte el crecimiento demográfico se interrelaciona
con el correspondiente aumento del producto nacional agrario y
será elemento propulsor de las corrientes reformistas que tienden,
entre otras cosas, a fomentar la agricultura2.
Coinciden las investigaciones sobre el movimiento de los precios a lo largo del XVIII espaflol en señalar un alza de éstos como
movimiento general durante el siglo. Ya el reinado de Carlos III
(1759-1788) transcurre dentro de una coyuntura alcista que
resulta altamente beneficiosa. $egún Vicens Vives3 estos 29 años
están divididos, por una fase quinquenal (1771-1775) de contracción, en dos períodos: el primero más corto y menos sostenido en
el que se dan los primeros pasos hacia una mayor libertad económica (libertad del comercio de cereales en 1765 y decreto librecambista de 1760). Con el segundo se desencadena claramente el
alza de precios que prosigue hasta fines de siglo. En el reinado de
Carlos IV dominará la coyuntura inflacionista con dos repechos:
hasta 1804 uno y de 1806 a 1812 el otro.
Si el movimiento alcista del reinado de Carlos III se muestra
favorable al desarrollo de la economfa peninsular y está respaldado
por este mismo desarrollo, el alza producida durante el reinado de
Carlos IV está claramente afectada por el movimiento inflacionista que es consecuente con la azarosa situación bélica de fines de
siglo y comienzos del ochocientos. Como dice Vicens, "la inflación de fines de siglo fue tan poderosa porque no iba acompañada
de un auge en el volumen del negocio".
El grave trauma creado en Europa como consecuencia de la
Revolución Francesa afectará gravemente a España, y la dificultosa situación de nuestro pafs en el movido marco de las guerras
(2) Ibid. p9g. P04.
(3) Vicens Vives. Hútosia Econbmica de España. Pág. 549.
12
que la postura francesa origina, primero por su revolucionarismo
agresivo, por la política expansionista de Bonaparte después, mermará los escasos pero esperanzadores beneficios de un largo período de auge económico que habían concedido un respiro a las
finanzas estatales.
Desde 1793 con la guerra contra la Convención pasando por
los enfrentamientos contra Inglaterra en 1796, la guerra contra
Portugal en 1801, la segunda declaración de guerra a Inglaterra
en 1804, asf como los subsidios monetarios a Napoleón en 1803
y de 1806, . el tesoro real es sometido a una constante sangría a la
que tratará de hacer frente con las repetidas emisiones de vales
reales y los sucesivos endeudamientos.
La primera emisión de vales data del reinado de Carlos III,
1780, y coincidib con la Guerra de Independencia americana. Le
siguieron emisiones en 1785 y 1788 para subvencionar la construcción de los canales de Aragón y Tauste. Esta primera experiencia fue positiva y los vales entraron en proceso de amortización sin sufrir devaluaciones, al contrario, entre 1786 y 1794
éstos se cotizaron a un 1% 0 2% sobre su valor nominal. En
palabras de Herr, "España parecía haber hecho con éxito la
transición al empleo de papel moneda".
Con la guerra contra Francia en 1793, la situación comienza
a oscurecerse. En 1795 se abre un préstamo de 240 millones de
reales y se hacen tres emisiones de vales por un valor total de
968 millones.
Acabada la guerra en la Paz de Basilea, con un respiro de
poco más de un aflo, se establece en el Tratado de San Ildefonso
la alianza con el Directorio que conduce a la ruptura con Inglaterra. Muriel hace el siguiente comentario: "... por haber cumplido
España lo estipulado en el Tratado de Alianza con Francia, perdió _
sus escuadras, arruinó su Hacienda, empobreció el comercio y
paralizó la industria". Y añade: "parécenos haber sido esta
alianza el yerro capital del Gobierno de Carlos IV"4. Es inútil
discutir aquí la posibilidad de otros rumbos para la política exterior española de aquél momento. La mayoría de los historiadores
coinciden en la complejidad del panorama internacional que convertía la neutralidad en un sueflo, como dice Bruguera. Por una
(4) Muriel. Historra de Carlos /V. Tomo I. Pág. 265.
13
parte la alianza con Inglaterra suponía el peligro de invasión por
los franceses y por otra la alianza con Francia el peligro de ver
obstruido el comercio colonial, yugulándose el renacimiento in^
dustrial y comercial.
Efectivamente, la guerra contra Inglaterra supuso un bloqueo
del comercio entre la metrópoli y las colonias americanas que
redujo las llegadas de moneda de éstas, así como la mengua en el
importe de las aduanas5 .
La cotización de los vales baja entre 1796 y 1798. Para hacer
frente a nuevos gastos y ante la imposibilidad de recurrir a nuevas
emisiones de deuda púbiica, se recurre a los empréstitos.
Todavía en 1799 se hará otra emisión de vales por un valor
de 800 millones de reales, quizá esperando que el primer intento
de desamortización de bienes vinculados, para acarrear fondos con
los que enjugar la deuda, los ofreciese en cantidad suficiente para
cubrirla^ .
En este punto crítico convergen las ideas manifestadas por los
ilustrados sobre los problemas de la agricultura, con las apremiantes necesidades del erario público^ . La primera desamortización, la que se promulga en 1798, se produce por las condiciones
que crean estos tres factores: la aguda crisis financiera del Estado,
el ansia de tierras cultivables y la existencia de un cuerpo de
doctrina favoi•able a limitar la propiedad vinculada.
No puedo detenerme aquí a analizar cuáles son las posturas
ilustradas en torno al grave problema de la amortización de la
tierra. Sólo apuntaré que estas posturas no son unánimes, sino
que revelan puntos de partida totalmente opuestos. Así Floridablanca y Campomanes representan las ideas reformadoras sobre
vinculaciones que no tratan sino de ``la reproduceión de la prevalencia de la propiedad territorial feudal mediante su control por la
corona"8, en palabras de Bartolomé Clavero, eliminando los
(5) R. Herr. "Hacia el derrumbe del Antiguo Régimen: Crisis fiscal y desamortización bajo Carlos IV". Moneda y Crédito. NP 118. Pág. 42
(6) En el artículo citado de R. Herr se puede encdtttrar un detallado estudio
sobre el binomino vales reales-desamortización. De él se desprende la gravedad de
la crisis financiera por la que atravesaba el Estado y la importancia de esta primera
desamortización de bienes vinculados.
•
(7) R. Herr. Op. Cit. Pág. 44.
(8) Para una más amplia información sobre estos temas, puede consultar ^e el
importante trabajo de Bartolomé Clavero, Mayorazgo. Propiedad jeuda! en Castilla
14
obstáculos que la propia dureza del mayorazgo castellano ponía al
desarrollo de la producción y, por tanto, a la pervivencia del
sistema jurídico privilegiado. Por otra parte Jovellanos y Sempere
expresan ideas plenamente acordes con un liberalismo económico
que presupone la abolición de las relaciones jurídicas feudales,
aunque exista una cierta contradicción entre su ideario plenamente liberal y las medidas propuestas que son acordes con la política
reformista de los anteriores.
Si.la primera desamortización, enfocándola desde el presupuesto de una situación financiera muy grave de la hacienda; busca su
justificación en el reformismo ilustrado y la encuentra sobradamente, no hay que olvidar que resultaba a priori un medio seguro
de allegar fondos a la Caja de Amortización de vales reale.s: la sed
de tierras es un dato fundamental en la coyuntura alcista de la
segunda mitad del siglo XVIII. Se presentaba, pues, como un
recurso de éxito asegurado con lo que en la práctica también
quedaba justificada sobradamente. El recurso a la desamortización
y la acogida que los inversorés le deparan, son datos muy significativos que, en 1798, dejan traslucir algunas líneas estructurales
de la economía de la época.
Efectivamente, recogiendo de nuevo las conclusiones de la
historiografía actual, se pueden establecer estos hechos : la presión
demográfica se interrelaciona con el aumento de la productividad.
El alza de los precios de los productos agrícolas produce un
incremento en la renta procedente de la tierra, lo que conduce a
un mayor interés por este medio de producción. Esto se trasluce
en un aumento del número de propietarios que cultivan directamente sus campos, en un alza del precio de los arrendamientos y
en la profusión del subarriendo como especulación sobre ún bien
sometido a una demanda creciente. Puede también apuntarse las
tensiones en torno al problema tradicional de la Mesta, que se
agudizan con la ampliación de los cultivos a zonas de dehesa o a
eriales9 .
(1369-1836J. En concreto los capítulos XIII, "La Reforma del Mayorazgo" y
XIV, "La Cuestibn Agraria". EI texto que cito se encuentra en la página 303.
(9) Sobre este tema pueden consultarse los trabajos de Gonzalo Anes, Las
Crisis Agrarias en la España Moderna; R. Herr, España y!a Revolucibn del
siglo XV/// Y también el Tomo IV de la Historia de España y Améri ^a dirigida
por Vicens Vives.
15
Este proceso puede esclarecerse con la siguiente afirmación de
Domínguez Ortiz: "las rentas agrícolas subieron incluso con más
rapidez que los precios. Esta tesis es fundamental. Probada por
Labrousse respecto a Francia y por Vilar respe^to a Cataluña,
explica que el enriquecimiento del agro beneficia sobre todo a los
propietarios y que éstos tuvieron especial interés en roturar los
baldíos, limitar los privilegios de la Mesta y atacar los bienes de
marios muertas" 10 .
Desde esta perspectiva el fenómeno desamortizador cobra toda
su amplitud, no pudiendo ser comprendido acudiendo tan sólo a
la instancia de la crisis fiscal, sino siendo necesario enfocarlo
como el producto lógico de una situación económica estructural
que destilaba toda una doctrina justificadora del mismo.
He querido esbozar la situación de la ecónomía agraria para el
período objeto de nuestro interés, partiendo precisamente de los
hechos que, como la desamortización de 1798, se producen dentro de sus frónteras cronológicas y desvelan la situación en profundidad. Los someros datos apuntados son suficientes para que
abordemos el hecho de la creación de un Semanario u^e Agricultura y Artes como un acontecimiento que responde a la existencia
de una situación favorable para cualquier tipo de empresa relacionada con el mundo de la producción agrícola. Esto es así al menos
en teoría, pues los condicionamientos históricos y el tipo de
política a la que el Semanario responde presentan su peculiar
problemática. Uno de los objetivos de este trabajo será, precisamente, el desvelarla.
'
Examinaremos ahora brevemente el panorama que de la industria, las llamadas artes, presentada en la España de finales del
siglo XVIII.
Desdevises du Dezert nos ofrece un cuadro de la política
estatal encaminada al fomento de la industria, basado en estas
cuatro ideas: propaganda y enseñanza, creación de manufacturas
reales, estímulo a la industria nacional y prohibición de mercancías extranjerasll.
Dentro del primer apartado, propaganda y enseñanza, habría
que situar toda la numerosísima bibliografía de la época relaciona(10) Vicens Vives. Historia de España y América. Tomo IV. Pág. 142. ,
(11) Desdevises du Dezert. L'Espagne de l'Ancient Régime. La richesse
et Ja crvilisation. Págs. 69 y ss.
1G
da o bien con la promoción de algún tipo concreto de fabricación
ofreciendo novedades técnicas, o bien dedicada a resaltar la
importancia general de una industria nacional con soluciones para
despejar los impedimentos que la atenazaban (prejuicios, trabas,
legales, política arancelaria, etc.). A título de ejemplo se pueden
citar las obras clásicas de Campomanes Discursos sobre los medios de despertar la industria popular y su Discurso sobre la
educación popular de artesanos, o también la obr^ de Francisco
Bruna Reflexiones sobre ias Artes Mecánicas rehabilitando el
trabajo manual. Como muestra de obras encaminadas a la propaganda técnica puede servir la de José Lapeyre, Tratado de hilar,
devanar, doblar y torcer las sedas según el método de Vaucanson
aparecida en 1797 y de la que el Semanario se ocupará para su
difusión.
Es necesario hacer mención de la labor desarrollada por las
Sociedades Económicas de Amigos del País al respecto y considerar igualmente al .Semanario de Agricultura y Artes eomo un
instrumento más de la política ilustrada en favor del desarrollo y
extensión de Ios conocimientos sobre diversas actividades industriales.
De las otras tres ideas del programa oficial sobre el desarrollo
de las manufacturas voy a destacar sólo algunos hechos importantes. Respecto a las Ilamadas Manufacturas Reales, creadas ya por
los primeros borbones (de 1712 data el ensayo de establecer en
Madrid una fábrica real de cristales), éstas se dedicaban, en
general, a la fabricación de artículos de lujo y no alcanzaron el
éxito económico esperando. La fábrica de paflos de Guadalajara,
por ejemplo, arrastra una vida lánguida desde su puesta en marcha en tiempos de Felipe V. Se invirtieron en ella enórmes
cantidades sin que los beneficios fueran nunca palpables. Todavía
en el reinado ,de Carlos IV se siguió manteniendo esta caduca
industria hasta su desaparición en 1808.
En cua.^.to a los estímulos para fomentar la actividad industrial, se- hacen palpables en la política aduanera que presentará un
matiz mercantilista en buena parte de sus soluciones : prohibiciones en torno a la importación de tejidos de algodón, artículos de
ferretería, tejidos de lino, etc., así como en las restricciones a la
exportación de materias primas para evitar que la industria nacional tuviese que buscarlas en el mercado exterior. Esta politica
17
afectó a la seda, a la lana, esparto, corcho. Este proteccionismo
que iba más allá de lo que acons^jaba la situación real de la
industrial nacional ocasionó tanto en la metrópoli como en las
colonias un correlativo aumento del contrabando y del fraude.
Veamos ahora en qué zonas de la geografía penín ^ular se
desarrolla la actividad industrial de una manera efectiva y con
'
perspectivas de futuro.
Los focos industriales más significativos de la segunda mitad del
siglo XVIII fueron: Valencia con su industria de la seda, Vascongadas cor. su incipiente industria del hierro que buscaba su
salida en América, y, sobre todo, Cataluña con sus industrias
textiles que se crean y consolidan precisamente a fines de siglo.
En el resto del país la situación respondía a un estancamiento
secular de las actividades industriales. Tal era el caso del artesanado castellano que, como dice Anes, "atravesaba la etapa final
de un largo proceso de decadencia, y estaba muy poco modificado
en su estructura, sin que se observasen elementos de transformación"12 .
El caso catalán merece que le prestemos atención ya que
presenta los caracteres revolucionarios que se contraponen manifiestamente a la fabricación tradicional y a los propios intentos
industrializadores de la política ilustrada. Comparando el caso
catalán con el ejemplo de las manufacturas reales, exponentes
de la preocupación estatal por una industrialización dirigida, se
nos dice en la Historia de Espa^ia y América de Vicens, "la
historia de las manufacturas reales contrasta violentamente con el
éxito de la actividad fabril particular en Cataluña: son dos mundos en desacuerdo, de los que el segundo represeñta el futuro
inmediato"13 .
La primera precisión que es necesario hacer es que el desarrollo económico de Cataluña desde la década de los treinta del siglo
XVIII, no obedece a las medidas ilustradas puestas en juego.
Pierre Vilar nos ofrece los grandes rasgos estructurales que explican el caso catalán :``en Cataluña (...) al mismo tiempo que
crecen la renta de la tierra, los beneficios de la explotación
agrícola, los de las transacciones , locales y los del incipiente
(12) Gonzalo Anes. El Antiguo Régimen: Los Borbones. Pág. 199.
(13) Vicens Vives. Historia de España y Américo. Tomo IV. Pág. 142.
ió
comercio internacional, el avance demográfico, en una primera
fase, ofrece una mano de obra cada vez más numerosa, que se
contrata a las tarifas tradicionales, muy bajas aún. Y en seguida,
ante esta acumulación de beneficios, se precisa la tendencia a la
inversión productiva : trabajos de irrigación y roturación y creación de nuevas industrias"14.
Por su parte Vicens establece una periodización en la formación del núcleo industrial más potente y con más futuro de la
España del setecientos. Habla de tres generaciones: la primera
rehace la prosperidad de Cataluña a partir de la ruina provodada
por la guerra de Sucesión. Es la gran burguesía comercial barcelonesa, que se réaliza a través del comercio colonial. Su símbolo
sería la Compa^2ta de Barcelona (1755). La segunda es la de los
innovadores de la transformación industrial, son comerciantes
enriquecidos qué invierten en la industria de indianas de las que
la primera fábrica aparece en 1738. El símbolo de esta segunda
generación burguesa es la ComparZfa de Hilados de Algodón
(1'772). La tercera aparece entre 1792 y 1797 y presenta características pecuíiares, ya que se trata de un grupo amplio de parvenus que habían realizado sus beneficios al socaire de la ola de
prosperidad que experimenta el país desde 1760. Su símbolo sería
el Cuerpo de Fábricas de Tejidos e Hilados de Algodón (1799)
compuesto por industriales que defienden sus intereses ante la
crisis que provoca la guerra contra Inglaterral5 ,
Tenemos así a punto un boceto de la situación geñeral en el
campo y en la industria que enmarca la época en la que aparece el
Seminario de Agricultura y Artes. Nuestro próximo paso va a
consistir en trazar las líneas fundamentales del movimiento ilustrado para esta misma época, ya que el Semanario nace de círculos ilustrados y puede ser considerado como una empresa típica de
la política ilustrada.
Las raíces de la corriente ilustrada en España se hunden más
profundamente de lo que generalmente se ha pensado. Se consideraba a Feijóo como padre de la ilustración en nuestro país,
apoyando, en buena parte, esta creencia las afirmaciones de Ma(14) P. Vilar. "Transformaciones económicas, impulso urbano y movimiento de los salarios: La Barcelona del siglo XVIII". En ^recimiento y Desarro[[o. Pag. 230.
•
(15) Vicens Vives. Coyuntura econbmica y reformismo burgués. Págs. 24 a 37.
19
rañón en su significativo artículo sobre el autor del Teatro Critico16. Investigaciones posteriores, cómo las desarrolladas por Antonio Mestre, ponen su énfasis en señalar la tradición científica y
crítica que florece en los últimos años del siglo XVII cristalizando
en los llamados novadores, que tanta influencia tendrán en el
movimiento intelectual de la primera mitad del Siglo de las Luces,
en lo que hoy se denomina ``pre-Ilústración"17. Como él
mismo Mestre nos dice es necesario reivindicar la existencia e
importancia de otras personalidades, sin menoscabo del papel del
monje benedictino, que resultan necesarias para formarnos una
idea de la complejidad y riqueza del fenómeno ilustrado nacional.
Buen ejemplo de lo dicho es el nuevo panorama que nos abre el
conocimiento de una personalidad tan significativa como la de
Mayans.
A lo largo de todo el setecientos existe una complicada relación entre las ideas ilustradas y el poder político que las acoge o
desecha. Si existieron reformas ilustradas programáticas, no existió un programa ilustrado oficializado; en cada momento el
gobierno echa mano de las ideas que se le ofrecen y que cuadran
con sus intereses momentáneos pudiendo pasar a dejar arrumbado
aquello que había promovido poco antes. Diríamos que despotismo ilustrado, en este sentido, es ilustración arbitrariá, siendo el
único criterio de esta arbitrariedad una política de situación.
Es en el reinado de Carlos III cuando más se palía esta dura
condición que tantos sinsabores prodigó a destacados personajes
de la época. Todos los investigadores coinciden en situar durante
este reinado el momento más intenso del movimiento ilustrado,
ya que, como dice Mestre "las decisiones de los equipos gobernantes están más en la línea de los reformistas". Pero la luna de
miel fue relativamente breve, los acontecimientos revolucionarios
de Francia amedrentaron al equipo gubernamental presidido por
Floridablanca, y ya en 1789 la Inquisición endurece sus actuaciones y para 1790 se toman medidas de mayor trascendencia. No
(16) G. Maraflón. Las ideas biolbqicas del P. Feijbo. Madrid 1933.
(17) Las ideas de A. Mestre sobre este tema, así como sus puntualizaciones
sobre el papel que le corresponde a Feijóo en el panorama ilustrado de la épocá,
quedan clara y concisamente expuestas en su último libro Despotismo e llustracibn en España. Barcelona. 1976.
20
hay que olvidar el destacable eco de las ideas de los revolucionarios franceses en España.
Pasado el peligro y restablecidas las cordiales relaciones con
Francia en 1795 se inicia lo que Herr llama un resurgimiento de
la política ilustrada del gobierno; efectivamente Godoy practica
una apertura a las Luces en .lo que éstas pueden tener de más
"tecnocrático" , por emplear un término actual. Como dice Domínguez Ortiz :"en aquellos puntos que no tocaban temas candentes de política, su actitud parece abierta, y empalma sin
dificultad con las reformas administrativas emprendidas en el reinado anterior"1$.'^ Esta última etapa de la Ilustración terminará
con la invasión de 1808. Es en la que nace y vive el Semanario,
vamos a detenernos en ella.
La historiografía actual reivindica, en algunos aspectos, al
Principe de la Paz, Manuel Godoy, personaje ampliamente vilipendiado tanto por los elementos más progresistas como por los
más conservadores de su época. Los estudibs actuales sobre Godoy^
coinciden en concederle una actitud favorecedora respecto a la
difusión de las ideas "ilustradas", aunque matizando que su principal esfuerzo se centra en los campos de la educación, fomento
de las ciencias y de los establecimientos científicos.
^
Para comprender mejor su postura ante el hecho ilustrado,
vamos a dilucidar cuál era su posición política según las conclusiones que Carlos Seco nos ofrecel9. Para éste el impacto de la
Revolución Francesa produjo en España tres reacciones: la reacción violenta que otorga cariz de cruzada a la guerra de 1793, la
de los ilústrados carlotercistas "que no reconocen en la Revolución la consecuencia de sus teorías equilibradas" y la reacción de
"un grupo reducido y exótico al principio (.. .) que no desdeña la
revolución como medio de alcanzar sus fines".
Godoy parece identificarse, en un principio, con el primer
grupó, pero el Pacto de San Ildefonso echa por tierra este acuerdo. Por otra parte el grupo francamente revolucionario siempre
le será enemigo. Todo parece aproximarle a los ilustrados. Para
(18) A. Domínguez Ortiz. Sociedad y Estado en e! siBlo XVII espafiol.
Pág. 501.
(19) Carlos Seco. Estudio introdu ^torio a las Memorras.del Prlncipe de la Poz.
Págs. XLVII y XLVIII.
21
Seco éstos constituyen en la coyuntura política del momento "un
auténtico partido de centro".
Realmente su acción en favor de la Ilustración reafirma lo que
acabames de ver. Godoy hace suyos los postulados ilustrados,
aquellos que no afectan a la constitución tradicional del reino en
sus aspectos políticos y económico-sociales, admitiendo todo lo
que suponga favorecer el crecimiento económico y elevar el nivel
cultural popular siempre que no atente contra dichas estructuras
tradicionales. Sus posturas más osadas son las que hacen referencia a sus roces con la Iglesia más conservadora, y éstas caen
dentro de un presupuesto comúnmente aceptado por los ilustrados
tendente a fortalecer la autoridad estatal frente a la eclesiástica,
así como los inevitables problemas creados con los eclesiásticos
que criticaban los manejos del valido y su política profrancesa.
Godoy afirma en sus Memorias su comunión con las ideas
ilustradas haciendo precisiones muy significativas: "^Quiéñ me
encontró jamás temeroso ni enemigo de las luces?. Lejos de
apartarlas, procuraba yo encenderlas y buscar su claridad, precavidas sus explosiones. Las amé constantemente, y para no temerlas, procuré hacerlas aliadas del Gobierno"20 .
Carlos Corona reafirma igualmente la postura pro-ilustrada de
Godoy y precisa su matiz fundamentalmente culturalista :"donde
se manifestó con más intensidad la orientación ilustrada de Godoy
fue en el patrocinio y difusión de la enseñanza y de toda clase de
conocimientos científicos"21. El Príncipe de la Paz ejerció su
mecenazgo político para favorecer empresas como la. primera Escuela de Veterinaria; el Rel Colegio de Medicina, Cirugía y
Ciencias Físicas Auxiliares; la Dirección de Trabajos hidrográficos o la primera Escuela de Ingenieros de Caminos, Puentes y
Calzadas.
Otro_ reflejo de este mismo hecho es que muchos literatos de
la época le dedicaron "elogios más o menos sinceros", en palabras de Corona. Forner le dedicó el canto heroico La Paz, Moratín una Epfstola y Meléndez Valdés el poema Al Príncipe. de la
Paz sobre la calumnia, saliendo en su defensa después de la Paz
(20) Príncipe de la Paz. Memorias. Tomo I. Pág. 191. El subrayado es mío.
(21) Carlos Corona. Revolucibn y Reaccibn en el reinado de Carlos IV. P^g.
290.
22
de Basilea. De este mismo autor es una larga composición alabándole la creación del Semanario de Agricultura y Artes22.
Según lo que llevamos dicho se comprende fácilmeate que
Godoy apoyase decididamente una empresa como la del Semanario
que caía plenamente dentro de sus esquemas y manera de entender el papel que la ilustración debía de jugar en España. El
Semanario se adecúa perfectamente a esta frase suya que resume
su postura: "pan y iuces que traen el pan, y preparan los
tiempos : he aquí todo lo que yo dije y me propuse"23 .
(22) Meléndez Valdés. Poeslas. Clásicos Castellanos. Madrid. 1925. Págs.
280 y ss. Se t^ata de la Epístola VII, cuya dedicatoria es la siguiente: A1
Excelentfsimo señor Prfr.cipe de la Paz, con motivo de su carta patribtica a los
Obispos de España recomendándoles el nuevo Semanario de Agricultura. Sería
tedioso incluir aquí esta larga composición, sólo quiero transcribir alguno de sus
versos finales en los que M. Valdés, con muy buen tino, habla de la necesidad de
acompañar con accione ^ concretas la instrucción renovadora que propaga el Semanario. Sin ellas nada se conseguirá.
"El padre sed del labrador: los pasos
De los buenos sequir. Pero iah! no basta
Que !os instruyais, que a socorrer le vengan
De vuestra voz mil útiles doctrinas.
Dóquier se vuelve entre cadenas graves,
Sin accibn ve sus miembros vigorosos.
Parece que la suerte un muro ha alzado
De bronce entre él y el bien: trabaja y suda,
Y en vano anhela despedir el yugo,
El grave yugo que su cuello oprime.
Busca la tierra do ajanoso pueda
Sus brazos a emplear, y ansia llorando
^
La dulce propiedad, que una ominosa
Vinculacibn por siempre le arrehata.
No tiene un palmo do labrar, y en torno
Leguas mira de inútiles baldfos. "
Se refiere a los pesos que agobian al campesino y dice:
' ...abrumado siempre
Hollade, perseguido, en vano, en.vano
Su dicba anhelais, si tantos grillos
•
Dejnis, señor, a sus honradas plantas.
Sin fruto le intruis: el denso velo
Mejor !e estó de su rudez grosera.
En su ignoroncia estúpida no siente
La mitad de su mal: !e abrts los ojas
Para hacerle más mis,ero, y gue llore
De su destino la desdicha inmensa. "
(23) Príncipe de la Paz. Memorias. Tomo I. Pág. 19,5.
23
No pretendo hacer aquí un resumen de los contenidos ideológicos que a lo largo del siglo desarrolla la Ilustración en España,
ya que nos saldríamos de los cortos límites de este estudio. Estos
contenidos se abordarán en la Segunda Parte y sólo en tanto en
cuanto el Semanario de Agricultura y Artes los refleja: Ahora
basta destacar el aspecto concreto de los ``conductos" de que la
misma Ilustración se vale para la propagación de sus ideas, pues
ésto sí que nos compete directamente.
La ilustración establece tres principales conductos de difusión
que cuentan con el beneplácito real y forman parte de la misma
política ilustrada de los reyes.
El primer conducto serán las Sociedades Económicas que se
desarrollan a partir de 1765, fecha de creación de la primera de
ellas: la Sociedad Vascongada de Amigos del País, que nace ya
con una voluntad decidida de fomentar la agricultura, la industria, el comercio y las ciencias. En 1775 se creará la Sociedad
Económica Matritense y sus estatutos serán modélicos para las
restantes sociedades que se crean por todo el país. Desde la
aparición de la primera y hasta 1808, son 76 las Sociedades que
funcionan en España.
Como cometidos concretos que éstas abordan podemos citar
los siguientes: pedagógicos, en los que hay que incluir su atención a la enseñanza primaria y a la creación de escuelas con el fin
de extender aprendizajes en actividades industriales como la enseñanza del arte de hilar y tejer; también destaca la crQación de
cátedras de Agricultura, Química, Derecho, etc. Otro cometido
será el dirigido a la investigación, estimulando memorias y trabajos sobre economía teórica y práctica, concursos fomentando las
aplicaciones prácticas de los descubrimientos técnicos, así como la
experimentación que se fomentaba con los mismos concursos o
bien corría a cargo de la propia Sociedad.
Gonzalo Anes24 apunta cómo no será precisamente la
burguesía naciente la que promueva la creación de estas Sociedades Económicas. Más bien en las listas de solicitantes abundan los
nobles y eclesiásticos. Realmente, para Anes, la creación de estas
Sociedades, así como la política ilustrada en general, tiene como
(24) Gonzalo Anes. "Coyuntura económica e"ilustración": Las Sociedades
de Amigos del País." En Economta e"/lustracibn. " Barcelona. 1969.
^4
principal sujeto aquellas clases sociales que más inmediatamente
se beneficiaban de una coyuntura económica favorable para el que
tenía remanentes que sacar a un mercado con los precios en alza:
los terratenientes, arrendatarios, perceptores de diezmos y otras
cargas feudales. Aunque, finalmente, las medidas liberalizadoras
interesabn también a los campesinos y, desde luego, a los incipientes focos de burguesía.
E^ partir de lo anteriormente expuesto, Anes explica la no
existencia de Sociedades Económicas en ciudades que contaban
con núcleos de burguesía activa, ya que estas ciudades disponían
previamente de organizaciones económicas que encauzaban la
actividad de esta clase social: así la Compañfa de Comercio y
después la Comparffa de Hilados de Algodón y el Cuerpo de
'
Fabricantes en Barcelona.
El segundo conducto son las TJniversidades, a través de todo
un proceso de reformas que tienen su momento culminante durante el reinado de Carlos III. La expulsión de los jesuitas . en
1767 deja un importante vacío en el campo de la educación
alejando, a la vez, al principal bastión de la enseñanza tradicional.
Este vacío necesita llenarlo el gobierno acudiendo a los intelectuales que ven las puertas abiertas para plasmar sus ideas renovadoras en un terreno tan querido a los ilustrados como es el de la
instrucción. José Luis y Mariano Peset han estudiado en detalle
los intentos del centralismo borbónico para acomodar las instituciones universitarias a las nuevas corrientes intelectuales que
imponía el momento histórico25. Gregorio Mayans estará en el
fondo de esta reforma que, a la hora de realizarse, encontrará el
obstáculo de los Colegios Mayores, tan influyentes en las universidades de más abolengo, y que será necesario neutralizar. Én
1770 el Consejo de Castilla ordena que se redacten nuevos planes
de estudio en las Universidades dando cabida a cátedras de Matemáticas, Física, etc.
El Colegio Imperial, feudo de los jesuitas en la Corte, se
reconvierte en los Reales Estudios de San Isidro en 1771, con la
inclusión, en sus planes de estudio, de materias tales como Física
Experimental, Derecho Natural y de Gentes y Lógica Moderna.
Será una constante del pensamiento ilustrado, que veremos
(25) M. y J.L. Peset. La Univessidad Española (siglos XVIII y XIXJ. Despotismo /lustrado y Revolucibn Liberal. Madrid. 1974.
25
reflejada en el Semanario, la crítica de la escolástica con sus
sutilezas y bizantinismos vácuos y la defensa de una enseñanza
basada en el conocimiento de las ciencias útiles que promuevan el
desarrollo y enriquecimiento del país.
' Para concluir esta panorámica que intenta ofrecer el márco en
que se desarrolla la empresa del Semanario, es preciso situarla
dentro de la propia historia del periodismo español del setecientos.
La bibliografía existente sobre este tema se centra en trabajcs
monográficos. Entre las obras de conjunto resalta por su interés,
por su rigor y las pautas metodológicas que ofrece la de Paul Guinard2ó , a quien seguimos.
Durante el primer tercio del siglo VIII no hay en España
verdadera prensa, en contraste con la situación más desarrollada
para este género en otras naciones de Europa occidental. Sin
embargo, los primeros periódicos aislados, pioneros en el género,
se remontan en España al siglo XVII. El primer periódico de la
Península es la Gazeta que aparece en la Barcelona revolucionaria
de 1641; sólo aparecieron diez números. En 1661 ve la luz la
Gazeta de Madrid, llamada a jugar un papel importante en la vida
española ; con Carlos III será órgano oficial y tendrá a lo largo del
siglo, junto con el Mercurio histórico y politico, el monopolio de
las noticias políticas y militares.
Este período balbuciente de la prensa en España se cierra en
(26) Como estudios monográficos podemos destacar los siguientes: Luis M.
Enciso. Nipho y el periodismo español en el siglo XVIII. Valladolid, 1956. La
Gaceta de Madrid y e! Mercurio Histbrico y Polftico, 1756-1781. Valladolid.
1957. Prensa Económrca española de! siglo XVIlI.• El Correo Mercantil de España
y sus Indias. Valladolid. 1958. Varela Hervias. Esplritu de los mejores
Diarros que se publican en Europo. Madrid, 1966. Teófanes Egido. Prensa
clandestina española del siglo XVI77. E! Duende Crltico. Valladolid. 1968. N.
Iglesias y A.M. Maña. Correo e Madsid o de Ciegos, 1786-1791. Lucienne
Domergue. "Le Real Sociedad Matritense de Amigos del Pats y la prensa
económica", en Moneda y Crédito n^ 109. También se puede destacar la atención que la prensa periódica merece en los trabajos de R. Herr Esparla y!a
Revolucibn del siglo XVIII; Antonio Elorza, La Ideologfa Libera! y Gonzalo
Anes. EI Antiguo Régimen: Los,Borbones. Como obras de conjunto sólo conozco dos: Paul Guinard. La Presse espagnole de 1737 a 1791. Formation et
signification d'un genere. Parts, 1973, y Pedro Gómez Aparicio. Historia del
periodismo español. Tomo I: Desde la Gaceta de Madsid ( 1661) hasta el destronamiento de Isabel 11. La primera de ellas es el trabajo más concienzudo e
importante publicado hasta la fecha.
26
1737 con la aparición del Diario de los literatos, revista "literaria" en el sentido amplio que tenía esta acepción en una época en
que el letrado, el intelectual, deseaba contemplar todas las ramas
del saber.
^
Sin embargo hay que esperar a mitad de siglo para hablar de
un verdadero afianciamiento y aun florecimiento de la prensa en
España. Paul Guinard ofrece una clasificación de los distintos
periódicos en cuatro grupos basándose en la prerisa de lo que
denomina la época del Pensador; de 1750 a 1770. El primer
grupo es el de las publicaciones sobre cuestiones científicas, técnicas y económicas. Grupo reducido del que se puede destacar el
Diario phfsico-médico chirúrgico de 1757 como prensa científicotécnica y los Discursos Mercuriales de 1752 para lo económico.
El segundo grupo lo forman los periódicos de vulgarización,
destacamos el Diario noticioso, curioso-erudito y comercial,
público y económico de 1758 publicado por esa curiosa personalidad tan ligada al periodismo del setecientos que fue Francisco
Mariano Nipho.
El tercero comprende las revista.s literarias del tipo del Caxbn
de Sastre de 1760, con una copiosa antología de autores clásicos
españoles.
La crítica de costumbres y de la sociedad de la época forma el
cuarto y último grupo. Revistas como E! Duende especulativo
sobre la vida civil de 1761 y, sobre todo, El Pensador de 1762
que desató como ninguno las críticas y, como dice Guinard, puso
`en ebullición los espíritus". El éxito del Pensador hizo surgir
una serie de imitadores en la misma época.
A la época del Pensador, sigue una decena de años, de 1770 a
1780, de pobre actividad periodística, reduciéndose considerablemente el número de publicaciones. Las causas pueden ser una
peor coyuntura económica, un público todavía poco receptivo y
habituado a la prensa periódica y la actitud más reservada por
parte de las autoridades que son más exigentes en la calidad de los
proyectos que llegan a sus manos.
Esta mala coyuntura de la prensa cambia hacia 1780. El
fenómeno puede relacionarse con una mejora de la propia coyuntura económica que incide evidentemente de manera directa en
una prensa débil en un país con poca tradición y pocos adeptos.
La reducción de las tarifas postales y un mayor apoyo estatal
27
(régimen de censura especial para la prensa de 1785), coadyuvan
a.explicar el cambio.
En el período de 1780 a 1791, denominado por Guinard
época del Censor, siguen los grupos temáticos anteriores. Cambia
la importancia relativa de cada uno de ellos. Son más numerosas
ahora las revistas literarias. Casi desaparece la prensa enciclopédica, de vulgarización histórica o filosófica. La prensa puramente
científica y técnica se especializa más y sigue po^o abundante.
Entre las revistas literarias se pueden destacar el Correo literario de Europa de 1781 y el Esptritu de los mejores diarios; aun
ocupando un lsgar importante la literatura no se eliminan de las
páginas de estos periódicos otros temas, siendo este eclecticismo
una constante para toda la prensa del setecientos.
El Correo de los ciegos de 1786 se dedica a una labor ilustrativa, a"iluminar" a base de la vulgarizacibn e información
educativas. En sus páginas se recoge la actualidad, en sentido
amplio, literaria, científica, técnica y económica.
De los periódicos críticos de este período el mejor es . EI
Censorde 1781, que sobresale por encima del resto como ocurría
con El Pensador en el período anterior.
EI 24 de Febrero de 1791 se decreta la suspensión de todas las
publicaciones periódicas del reir.o. La prensa oficial, la Gazeta de
Madrid y el Mercurio histórico y politico, se salvan de la quema.
La tajante medida obedece a la política general, dictada por Floridablanca, que tiene por objetivo crear un "cordón sanitario" que
aisle a España de las posibles infiltraciones de las ideas revolucionarias que triunfaban en Francia. Durará poco la suspensión, ya
con la llegada del conde de Aranda al poder volverán a ver la luz
las publicaciones periódicas.
El Semanario de Agricultura y Artes es una publicación que
se sitúa, por lo tanto, en el último período de Ia prensa del
setecientos, el que comienza en 1792 y acaba en 1808 con la
crisis de la Guerra de Independencia.
Se podría clasificar el Semanario entre la prensa de divulgación
o vulgarización, matizando que en numerosos casos el tono supera este nivel para alcanzar rango científico ; en las Conclusiones
tendremos ocasión de comentar este punto. También hay que
hacer hincapié en que se trata de una divulgación selectiva, ya
que se centra en temas agrarios, no sólo en los estrictamente
28
agrícolas, sino en aquellos que se engloban en el horizonte más
amplio de la actividad rural.
El Semanario, sin embargo, presenta unas características muy
particulares que le otorgan una personalidad sin ^ular. Es una
publicación que nace en el marco de un Plan General de "educación económico-política", de ún plan, podemos decir, de acción
ilustrada. Esto le confiere un rango particular. El Semanario no
será una publicación oficial en sentido estricto, del tipo del Mercurio por ejemplo, pero tampoco una publicación privada dejada
al aire de su buena o mala fortuna. Tiene un carácter semi-oficial.
Durante toda su vida la secretaría de estado veló insistentemente
por ella.
Hay una tercera caracterí^ tica propia. Es una revista que nace
dirigida a un público específico, algo desconocido hasta entonces.
Nace dirigido a los párrocos de los pueblos para, a través de ellos,
incidir en las gentes analfabetas, las más alejadas del conocimiento de los logros técnicos en materia d.e agricultura y artes.
No hay antecedentes en el setecientos español de un periódico
como éste. La idea se importa del extranjero, como ocurre con las
que están en el origen de otros tipos de prensa, caso del Pensador
y del Censor.
29
Segunda P^.rte
El Semanario de Agricultura y
Artes dirigido a los 1^árrocos
1.- ENCUADRAMIENTO DE LA IDEA DE CREACION
DEL SEMANARIO DE AGRICULTURA Y ARTES DIRIGIDO
A LOS PARROCOS.
El Semanario representa un intento decidido de crear un órgano difusor de conocimientos útiles dirigido al sector mayoritario
de las clases trabajadoras del país. Pocas publicaciones periódicas
del momento o anteriores presentan una finalidad tan expresamente perseguida.
Esta es una de las novedades de la empresa. La segunda
novedad resulta del mismo hecho de dirigirse a los párrocos,
como el mismo título de la publicación indica, y como se explicita
en el mismo Prospecto de la publicación. En él se plantea el
problema de cómo llevar los conocimientos agrícolas a los labradores en una España en la que "los que labran no leen, y los que
leen no labran", como el mismo Prospecto dice. Se aduce el
método seguido en algunos ``estados protestantes" que utilizan a
los "ministros o párrocos" para que lean a sus feligrese ^ los
almanaques y cartillas agrícolas ; y se añade :``Y. se deben tales
ventajas a ministros o curas protestantes que no gozan de los
diezmos, que estan casados y distraídos en el cuidado de su casa y
familia, qué no debemos esperar de nuestros celosos eclesiásticos
y singularmente de los párrocos, consoladores, amigos y padres
del labrador, que le^ oye con respeto y amor, siendo cierto que
no tienen más anhelo que el de ser útiles a su rebaño, aliviarle y
socorrerle ? ".
De lo dicho en el primer capítulo de este trabajo, puede
concluirse fácilmente que la aparición de una publicación periódica, dedicada al fomento de la agricultúra y otras actividades
económicas del mundo rural, encaja perfectamente en la España
de fines del siglo XVIII.
33
Por una parte concuerda con la coyuntura alcista y el creciente interés por la tierra, buscando los propietarios y todos aquellos
que se beneficiaban de la comercialización de los productos agrarios, el mejoramiento de las condiciones técnicas en que la agricultura se desenvolvía. Por otra parte, la creación de un publicación periódica para tales fines, responde a la existencia de un
^onducto expreso de difusión de las ideas ilustradas : la prensa
periódica, con más de cincuenta años de experiencia detrás.
Para comprender a qué obedece el dirigir una publicación de
este estilo precisamente a los párrocos, conviene remontarnos
unos años atrás y comprobar cómo la idea de utilizar a éstos
como vehículos de introducción de conocimientos renovadores en
el campo, era ya patrimonio de la corriente ilustrada.
Carande se refiere a los intentos de la Sociedad Económica de
Segovia de requerir el concurso del clero de la diócesis para la
labor de promoción de la agricultura e industrias, ya que "nadie
mejor que los párrocos conocerían la situación de sus feligreses,
su tipo de vida y medios económicos y necesidades"1. Más
adelante hace referencia a la pubicación en Zaragoza, en 1789,
de la obra del milanés Francisco Griselini, Discursos sobre el
problema de si corresponde a los párrocos y curas de las aldeas el
instruir a los labradores en los buenos elementos de economta
campestre.
Las mismas ideas favorables a la actividad de los párrocos
como difusores de conocimientos útiles y prácticos aparecen en
Campones : Fomento de la Industria Popular, y en el Informe
sobre la Ley Agraria de Jovellanos, obra que tendremos que
examinar más detalladamente en lo que a este punto se refiere.
. Más tarde, en 1797, La Gaceta de Madrid del 15 de Septiembre da noticia de la publicación de la obra de Andrés de Cardona,
Disertación apologética en favor de los párrocos, gue para desterrar la ociosidad, se dedican a arbitrar medios de ocupar a las
personas, y de hacerlas más industriosas y útiles. Y todavía en
1798 aparece esta idea en los Pensamientos politicos y econbmicos, dirigidos a promover en Esparta la agricultura y demás ramos
de la iñdustria de Miguel Pérez Quintero.
Como puede verse se trata de una idea común a varios autores
tanto espafloles como extranjeros, de los cuales fue tomada.
(1) Carande, Ramón: El despotismo ilustrado de los Amigos del Pals, pág. 176.
34
En una sociedad agraria profundamente ajena a la cultura, con
porcentajes muy altos de analfabetismo, sin enseñanza primaria,
fuera de la que impartían instituciones privadas como conventos y
algunas Sociedades Económicas, el párroco resultaba un vehículouente nada despreciable para influir en ella. A1 menos teóricamente disponía de una cultura que le capacitaba para comprender
la información vulgarizada que se le suministrase y, además, su
mismo ministerio le dotaba de una posición moralmente prestigiosa en el municipio o aldea rural, con la que su influencia beneficiosa se veía fortalecida.
Vamos a detenernos en una consideración más detallada de lo
que el Informe sobre la Ley Agraria dice respecto al tema que
estamos tratando. Veremos cómo esta obra pudo tener una influencia directa en la misma creación del Semanario de Agricultura y Artes.
^
El 26 de abril de 1794 envía Jovellanos su Informe a la
Sociedad Económica de Madrid. Encontramos en dicho Informe,
primeramente, alusiones a"la larga cadena de errores y procupaciones" que mántienen al cultivo en ``una imperfección lamentable". Esta constatación lleva al autor a abogar por el estudio de la
Agricultura, considerando a ésta como una actividad con principios teóricos científicos, añadiendo: "es, pues, necesario que lá
perfección del cultivo de una nación penda hasta cierto punto del
grado en que posea aquella especie de instrucción que puede
abrazarla"2 , y a reaccionar después contra el abandono que de
estos conocimientos tan útiles, hace la iristrucción pública.
Se hace eco de la opinión extendida sobre el gran vacío que
existe entre la investigación y estudio de la Agricultura y el
"rudo e iletrado pueblo" objetivo necesario de aquellos, como
acfor principal de la práctica agrícola. Se pregunta Jovellanos :
"^No habrá algún medio de acercar más los sabios a los artistas y
las ciencias mismas a su primero y más digno objeto?"3.
El primer medio que propone va dirigido a la instrucción de
los propietarios, refiriéndose a los campesinos ricos, creando
"institutos de útil enseñanza en todas las ciudades y villas de
alguna consideración, esto es, en aquellas en que sea numerosa y
acomodada la clase propietaria", donde acudan los hijos de los
(2) Jovellanos: Informe..., pág.231.
(3) Jovellanos: Informe..., pág. 238.
35
propietarios a recibir formación4. EI segundo medio propuesto
es llevar las artes y agricultura al campesino común.
La primera meta es la de propagar "el conocimiento de las
primeras letras, esto es, que sepan leer, escribir y contar" y
añade :``no haya lugar, aldea ni feligresía que no tenga (esta
enseñanza): no haya individuo, por pobre y desvalido que sea,
que no pueda recibir fácil y gratuitamente esta instrucción".
Seguidamente propone como medio de realizar esta difusión de las
letras primarias, la utilización del clero rural por "la mansedumbre y caridad que forma el carácter de nuestro clero, y(por) la
obligación de instruir los pueblos, que es tan inseparable de su
estado"5 .
Además de esta medida ambi ^iosa, dirigida a un problema
básico como era la incultura tan generalizada entre el campesinado, y que se adelanta a su puesta en práctica más de un siglo,
apunta Jovellanos otra más modesta : la creación de unas cartillas
técnicas, "que en estilo llano, y acomodado a la comprehensión
de un labriego" expliquen y divulguen aquellos conocimientos
primarios que favorecen un mayor rendimiento de la actividad
agrícola.
Es en este punto cuando Jovellanos acude a los párrocos,
como ideales trasmisores de los conocimientos encerrados en las
cartillas rústicas. Mantiene que no se ha de forzar a los labradores
a que sigan estas cartillas, sino que exista quien los convenza del
bien que les reportará el seguirlas. .
Primeramente encuentra que los propietarios favorecerán la
difusión de conocimientos en base al interés que ésto les reportará, al incrementar la productividad, y en segundo lugar se pregunta :"^y por qué no esperará (la Sociedad) lo mismo del celo
de nuestros párrocos?"6 , desea Jovellanos que también sean
ellos en este terreno ``padres e institutores de sus pueblos" que
ocupados, primeramente, de la eterna felicidad de sus feligreses se
ocupen, también, de multiplicar el fruto de sus trabajos. Apoyando su idea, concluye refiriéndose al beneficio que esta actividad
reportará a unos hombres ``destinados a vivir en la soledad de los
(4) Jovellanos:Informe..., pág. 241.
(5) Jovellanos: Informe..., pág. 244.
(6) ldem.
36
campos", al proporcionarles un aliciente "en el cultivo de las
ciencias útiles".
La incidencia general del Informe sobre la Ley Agraria fue
muy reducida. Gonzalo Anes observa que, "la actitud del Gobierno fue de indiferencia" y remitiéndose al estudio preliminar
de Artola en las Obras de Jovellanos7 dice que "el Informe
tuvo, hasta 1810, una repercusión puramente doctrinal, ya que
la supresión de la legislación favorecedora de los "privilegios
perpetuos" sólo se realizó, y de manera teórica • casi, con la
promulgación de los correspondientes decretos de las Cortes de
Cádiz".
Sin embargo, sí parece que se tomaron en cuenta algunas
sugerencias concretas propuestas por Jovellanos. Aquí es donde
pueden establecerse relaciones entre el Informe y el Semanario de
Agricultura y Artes. Esta relación la establece Anes en su artículo La crftica de un Programa de los "ilustrados " en vfsperas de
!a desamortización. Citamos el párrafo que se refiere a este tema :
``Si bien es cierto que el Gobierno no aceptó, ni tomó en consideración, globalmente, las medidas aconsejadas en el Informe
sobre !a Ley Agraria, también es verdad que aplicb aisladamente
no pocas de esas medidas y, en concreto, si no se llegb a editar la
Cartilla técnica o rústica, que proponía Jovellanos, sí impulsó el
Gobierno, en cambio, la publicación del Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos, colaborando, así, en la difusibn
de las luces, desde arriba"g.
Efectivamente, Manuel Godoy va a ser el favorecedor incondicional del Semanario. Y Godoy sabemos que leyó con "la
mayor ^omplacencia" el Informe de Jovellanos a fines de 1794.
El mismo Anes nos dice que, enviado el Informe por Jovellanos a
la Sociedad Económica de Madrid, causó muy buena impresión y
que el Conde de Villalobos, que pertenecía a la "Junta particular
de la Ley Agraria", hizo elogios de él a Godoy, pidiendo éste
una copia a la Sociedad para su lectura9.
(7) Anes: El informe sobre la Ley Agraria y la Real Sociedad Económica Matritense, pág. 127.
.
(8) Anes: La csttica de un programa de !os "ilustrados" en vfsperas de la
desamortizacibn, pág. 205.
(9) Carta de Manuel Godoy al Conde de Villalobos transcrita por Anes en
Economta e Ilustración, pág. 138.
37
2.- LA CREACION DEL "SEMANARIO DE
AGRICULTURA Y ARTES" .
La creación de esta publicación periódica se circunscribe en un
ámbito más amplio, formando parte de un Plan General de "educación económico-política".
El 1 de Agosto de 1796, Godoy escribe a Juan Bautista
Virio: "He leído su papel de V. en que da principio al Plan de
Educación económico-política que le había encargado, manifestando las ideas que pueden servir de base y las que considera más
adecuadas al estado de nuestra España. Merece mi aprobación la
principal de ellas, que se dirige a extender los conocimientos
útiles a 1os labradores y artesanos por medio de los curas párrocos' ' 1 .
De aqu{ parte la idea de la creación del Semanario. El Príncipe
de la Paz ha encargado a Virio un plan de acción educativa y,
entre las alternativas presentadas por éste, elige la creación de
una publicación periódica que influya en el campesino a través de
los curas párrocos, idea muy en consonancia con la propuesta por
Jovellanos en su Informe sobre la Ley Agraria.
En sus Memorias Godoy se atribuye la paternidad de la empresa, lo que, según el texto arriba citado, resulta bastante exacto :"el Semanario de Agricultura y Artes, obra periodística en
beneficio de las clases trabajadoras e industriosas, cuya fundación
fue enteramente mía"2.
EI 4 de agosto el Rey da el visto bueno, aprobando "la
publicación que propuso Virio de un almanaque rústico y de un
diario a los curas párrocos".
La vida oficial del Semanario comienza el 23 de Septiembre de
1796 cuando Godoy, Primer Secretario de Estado, envía al Obispo Gobernador del Consejo un ejemplar impreso del Prospecto del
Semanario junto con la Real Orden que avala la empresa3. En
dicha Real Orden se hace un panegirico de "la clase agricultora e
industrial" y se deja constancia de la preocupación del Rey por
ella.
(1) A.H.N. Estado. Legajo 3242-1. Documento n9 13.
(2) Pr[ncipe de la Paz. Memorias. Tomo I. Pág. 206.
(3) En el Apéndice documental he incluido dicha Real Orden de 23 de noviembre de 1796.
38
Se desarrolla, después, la idea de que se desea no sólo aliviar
pasajeramente a estos súbditos sino, "proporcionarles los auxilios
sólidos y permanentes que consisten en la enseñanza de nuevos
arbitrios, de mejoras en los métodos antiguos de economía, de
adelantamientos e industrias", lo que se conseguirá con una
"reforma en la educación político-económica". Sin embargo, los
efectos de "un nuevo sistema de educación" son lentos y a largo
plazo. De aquí, se pasa a arbitrar un medio más di^ecto y rápido
de propagación de conocimientos: el Sémanario. Parece, pues,
que Godoy aceptó la idea de Virio sobre la creación de la publicáción, como el medio más rápido de proceder a aplicar su Plan de
educación popular.
Por último se ordena al Consejo que ``influya en quanto esté
de su parte a que queden satisfechas tan benéficas intenciones y
deseos de que se extiendan quanto sea posible tan importantes
conocimientos".
El Consejo mandó pasar la Real Orden a los Fiscales para que
expusiesen su dictamen y resuelve dirigir a las Cancillerías, Audiencias, Corregidores e Intendentes del reino ejemplares de esta
Real Orden y del Prospecto de la empresa4.
El dictamen de los Fiscales5 hace una precisión con respecto
al Semanario: acelerará la instrucción tan necesaria, "si como es
de esperar se observa en él más orden, más unión de ideas y más
constancia que en muchos de los que hasta aquí han salido sobre
diferentes ramos, y sino se mezclan especies que no se ajusten
con la escrupulosidad debida a la Región, a la Moral y a las
costumbres de la Nación, vicios que se han abominado en no
pocos".
Como se ve ya se establecen, previamente, para el Semanario,
los cauces de la ortodoxia religiosa y social. No olvidemos que se .
trata de un escrito concebido, teóricamente, para una amplia
difusión entre las clases más sufridas de la sociedad del setecientos. Responderían también estas precisiones al matiz suavemente
reformista de una política ilustrada preocupada más por la difusión
de conocimientos, por "las luces", que por los problemas estructurales de fondo.
(4) E1 Prospecto del Semanario queda incluido en el Apéndice documental.
(5) A.H.N. Estado. Legajo 3485.
39
Los Fiscales terminan su informe anunciando que Juan Pablo
Forner tiene el encargo de revisar y censurar la obra. También
deciden que el Consejo la apruebe y respalde con su sello.
F.1 31 de Diciembre de 1796 se env{an los primeros ejemplares
del número uno del Semanario al Príncipe de la Paz. La recién
nacida publicación comienza su carrera, apareciendo todos los
Jueves, sin interrupción, hasta su desaparición en 1808.
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1.- Número 1 del Semanario correspandiente al 4 de enero de 1797.
3.- LA DIRECCION DEL SEMANARIO DE AGRICULTURA Y ARTES.
Pasamos a tratar el tema de las personas que van a estar al
frente de la publicación.
40
En un primer moinento son tres los que reciben el nombramiento del Príncipe de la Paz para hacerse cargo de la empresa:
Juan Bautista Virio, Juan Antonio Melón y Domingo García
Hernández.
Descartamos al último, pues poco tiempo después de comenzarse a editar el Semanario abandonará la redacción. Surgieron
desaveniencias entre él y los otros dos encargados por sentirse
García Hernández relegado a un segundo plano y por fricciones
en torno a un artículo suyo sobre "El Arte de hacer Xabón",
que consideraba mutilado y tergiversado a la hora de ver la luz
pública. Otra versión del asunto nos la ofrece Virio, que informa
a Godoy sobre el problema : Domingo es reticente a la hora de
entrar en algunos gastos indispensables. Si el artículo no se ha
publicado tal como fue escrito se debía a que utilizabá en él un
lenguaje que no sería inteligible a los "sencillos aldeanos". Virio
que había iñtroducido a Domingo en la empresa comunica a
Godoy que "en lo restante no tendrá que ver más con el redactor
(Melón), ni conmigo, ni con esta empresa"6. Así pues en
Enero de 1797, fecha de la citada carta de Virio a Godoy,
Domingo García Hernández es separado del Semanario.
En cuanto a Juan Bautista Virio, como ya vimos, se sitúa en
el origen de la idea de la creación de la empresa. Estuvo vinculado
a la diplomacia durante buena parte -de^ su vida. En 1783 le
encontramos ocupando interinamente el cargo de Consul General
en el Consulado de Londres. En 1794 es Consul General en la
Baja Sajonia, en Hamburgo.
Es en 1796 cuando está al frente del citado Plan de Enseñanza
económico-política, en cuyo seno nace la idea del Semanario.
Virio no interviene directamente en la redacción del periódico,
"por sus multiplicadas obligaciones", pero sí participa económicamente. Además canalizará la correspondencia, entorno a la
publicación, con el Príncipe de la Paz mientras esté en España.
En Mayo de 1797 es nombrado director de la Dirección de
Fomento General del Reino^ . Este organismo dependía, en
un principio, de la Secretaría de Estado al frente de la cual estaba
(6) La información sobre Domingo García se encuentra en el A.H.N. Estado.
legajo 3485.
(7) A.H.N. Ibid. Los datos biográficos sobre J.B. Virio proceden del A.H.N.,
Legajo 3436, n9 12.
41
Godoy. Pasó a depender, después, de Hacienda ministerio que
regentaba Francisco de Saavedra. Más adelante volveremos a referirnos a esta Dirección de Fomento.
En 1798 abandona el cargo y vuelve como Consul General a
Hamburgo. Será ratificado en este puesto por José Bonaparte eri
1811. Con la restauración de Fernando VII, en 1814, cayó en
desgracia, y en 1818 le encontramos haciendo gestiones delante
de Cevallos, desde Viena, para que intervenga ante el Rey y se le
rehabilite. Se le concede una renta y se le adscribe a la embajada
de Viena.
Como puede verse Virio se encuentra entre aquellos que colaboran con José Bonaparte, con lo que puede integrarsele en el
grupo de los afrancesados, lo cual es un elemento interesante para
desvelar los presupuestos ideológicos moderantistas que profesaba.
En la Biblioteca Nacional existe una obra suya, la única de
que tenemos noticia, titulada Colección alfabética de los Aranceles de la Gran .Breta^a, en cuatro volúmenes y publicada en
Madrid en 1792. Domingo García le considera un entendido en
"economía política e intereses respectivos al comercio que hacen
unas naciones con otras".
De Juan Antonio Melón tenemos noticias más amplias8.
Fue clérigo y doctor por la Universidad de Salamanca. En 1784
ocupa el cargo de Vice-rector en el Seminario conciliar de dicha
ciudad. Le encontramos después proponiendo a Carlos III la publicación de una amplia colección de autores . clásicos griegos y
latinos. El Proyecto de dicha empresa data de 1786. En él se
expone la necesidad de disponer en España de unas colecciones
que eviten la contínua recurrencia a ediciones extranjeras. La
edición corre a cargo de Me16n en colaboración con "seis sujetos
de exquisito y acreditado gusto en las Humanidades". Menéndez
y Pelayo indica que, probablemente, en este grupo estuviesen
Leandro F. Moratín, Juan Pablo Forner y los padres Estala y
Navarrete, "que eran entonces inseparables de Melón"9.
Hay que dejar constancia, para situar a Me16n en su época,
de su profunda amistad con Leandro F. Moratín. Se conocen en
(8) Los datos biográficos relativos a Juan Antonio Melón proceden, casi en su
totalidad, del A.H.N. Estado. Legajos 3242-1 v 3242-2.
(9) Menéndez y Pelayo. Bibliografia Hispano-Latina Cldsica, Santander.
1950. Tomo II. Pág. 250.
42
1781 y a través del Diario y la Correspondencialo del último,
puede constatarse lo duradero e íntimo de esta amistad. Menédez
Pelayo incluye, efectivamente, a Melón en el grupo literario que,
frente al de Quintana, aglutinaba Leandro F. Moratínll
El 4 de Agosto de 1796 se encarga a Juan.Antonio Melán de
la redacción del Semanario y un año después de ésto se le nombra
individuo de la Dirección de Fomento. En una referencia que
Melón hace a este nombramiento asegura "haber trabajado en
ella antes de su creación", lo que puede indicar.que estuvo al
lado^ de Virio preparando su constitución.
Cuando, como consecuencia de pasar esta Dirección de dependér de la Secretarfa de Estado a depender de Hacienda, Melón,
así como su compañero Virio, fue separado de ella, le encontramos desempeñando, a partir de Marzo de 1798 depéndiendo de
nuevo de la Secretaría de Estado, los negociados de Sociedades y
Literatura. También por Real Orden se le ordena continuar la
correspondencia con los cónsules en países extranjeros dirigida a
obtener información sobre novedades técnicas en los campos agrícola e industriaL
De su fugaz paso por estos negociados, dé los que és exonerado en Diciembre de 1798, destacamos que Melbn se preocupó
por facilitár la financiación de las Sociedades Económicas, dictaminando ``dotar a estos cuerpos de la tercera parte pensionable dé
las mitras, como ya se había comenzado a hacer". También se
esforzó por dotar completamente a la Sociedad Matritense para
"hacerla centro de las Sociedades del Reyno", así ^omo establecer un plan de correspondencia entre estos organismos "para la
extensión de conocimientos útiles".
El que Melbn sea apartado de estos cargos sin recompensarle
por su labor, se debe, como él mismo apunta, a la entrada de
Urquijo en la Secretaría de Estado relevando a Saavédra que a su
(10) Leandro F. Moratín. Diario, Madrid, y Epistolario. Madrid, 1973.
Ambos con Introducción y notas de René Andioc.
(11) Componian este grupo Estala, Juan Tineo, Gómez Hermosilla y el
propio Me16n. Es calificado por Menéndez y Pelayo de esta forma: "ásf como
la escuela de Quintana era esencialmente revolucionaria en política y se distinguía
por el radicalismo y panfilismo, estos otros, con ser irreligiosos en el fondo,
eran conservadores y amigos del Poder y se inclinaban a un volterianismo
epicúreo, padfico y elegante. Casi todos se afrancesaron después." Fílstoria
de los Heterodoxos, Págs. 557 y 558. Tomo II.
43
vez sustituyó a Godoy. Melón estaba muy vinculado al Príncipe
de la Paz y con la aparente caída de éste, en Marzo de 1798,
comienzan los ataques de los enemigos del Primer Ministro contra él. Efectivamente, Godoy en sus Memorias nos dice: "sin mi
amistad y el poder que yo gozaba entonces, no hubiera dado cima
(el abate Melón), a ésta (la edición de los clásicos) ni a las
demás tareas sabias y prolijas que se pusieron a su cargo"12.
No sólo debían de proceder las enemistades del grupo de los
ilustrados opuestos a Godoy, sino también del sector integrista de
aquella sociedad, pues el mismo Godoy deja constancia de haberle
sacado de sus garras : "los enemigos de las luces le habían hecho
fulminar un proceso sobre opiniones de escuela bordadas de mil
chismes, en que estuvo a pique de que le hubiesen encerrado y
podrido en un convento. Yo le salvé como a tantos otros sabios y
literatos de mi tiempo"13.
Una vez que Urquijo fue cesado en 1800 y Godoy recobra
todo su poder, poder que nunca perdib totalmente, vuelve a
aparecer Melón vinculado a tareas oficiales. En 1802 forma parte
de la comisión que prepara un nuevo Plan de Estudios para los
Colegios y Universidades. En 1805 es nombrado Juez Privativo
de Imprentas y, según apunta Andioc, "se esforzó por disminuir
las posibilidades de intervención del Santo Oficio en esa esfera"14 . Este Juzgado de Imprentas, cuyo reglamento data del 11 de
Abril de 1805, tenía jurisdicción absoluta e independiente de la
Inquisición y del Consejo de Castilla. El nombramiento de Melón
como responsable de dicho organismo merece el siguiente comentario de Menéndez Pelayo: "al frente del nuevo tribunal, fundado para proteger "la religión, buenas costumbre, tranquilidad
pública y derechos legítimos de los príncipes", se ponía a un
volteriano refinado, al abate D. Juan Antonio Melón"15.
A comienzos de 1806, Juan Antonio Melón abandonará,
definitivamente, el Semanario de Agricultura y Artes. Más adelante nos extenderemos sobre este punto.
A Melón se le pusieron las cosas difíciles cuando Godoy cae
definitivamente en Marzo de 1808. Sufre, de nuevo, los ataques
(12) Principe de la Paz. Memorias. Tomo I. Pág. 230.
(13) Ibid.
(14) Leandro F. Morat[n. Epistolario. Pág. 135, nota 1.
(15) Menéndez y Pelayo. Historia de !os Heterodoxos. Pag. 536. Tomo fI.
44
de sus enemigos : se le pone pleito por malversación de fondos y,
finalmente, se le confiscan sus bienes.
Lo encontramos entre los exiliados del período absolutista
fernandino en Francia, como tantos otros con un pasado reformista agravado, en este caso, por sus vínculos con Manuel Godoy.
Las últimas noticias sobre Melón son de 1831; todavía reside
en Francia.
No cabe duda que Melón es el álma del Semanario, el que
más tiempo estuvo a su frente. No es éste momento de establecer
las relaciones que se pueden concretar entre el director y su obra.
De todas formas siempre nos quedará 1a duda con respecto de
hasta qué punto la publicación, empresa casi oficial, y con un
carácter divulgador muy concreto, deja traslucir plenamente el
pensamiento de su director.
De lo expuesto más arriba hagamos hincapié en la vinculación
de Melbn a Fomento; su corta actuación en el negociado de
Sociedades tratando de revitalizar las Sociedades Económicas abordando un problema básico, el de su financiación; su casi procesamiento por la autoridad eclesiástica y su intervención como Juez
de Imprentas, intentando limar las garras de la Inquisición.
Del Epistolario de Moratín se desprende, en algunos pasajes
de cartas dirigidas a Melón, la ironía con que el dramaturgo
aborda el panorama de la España finisecular. En la carta 36
aparece dicha ironía al referirse a Inglaterra y a las ideas de la
"nueva filosofía que allí impera". Comenta, al respecto, sarcásticamente Moratín : "de otro modo pensaban nuestros abuelos y
el pan valía más barato, y había más cristiandad y más temor de
Dios"16. Sobre ésto apunta Andioc en una nota al texto: ``sus
palabras (las ironías vertidas por Moratín) parecen exceder su
pensamiento, pero debían ser gratas a Melón, a quien D. Leandro
aconseja varias veces la prudencia epistolar".
Podemos considerar, pues, a Juan Antonio Melón como un,
hombre de la ilustración, más avanzado en este sentido que su
amigo Virio.
.
Ya nos referimos a su abandono de la empresa del Semanario
a comienzos de 1806. Esto supone un cambio en la dirección de
la publicación.
Eñ el número 417, que corresponde al 27 de Diciembre de
(16) Leandro F. Moradn. Epistolario. Pág. 146.
45
1804, se adjunta una nota en la que se advierte :"desde el
número siguiente corre de cuenta del Real Jardín Botánico de
Madrid la publicación de este periódico".
La decisión sobre este cambio se remonta al mes de Octubre
de dicho año, y el proceso según el cual el Semanario pasa a
depender del Real Jardín Botánico, hay que entenderlo dentro de
la previa cesión de la empresa por parte de Melón al Rey. Después de esta cesión Melón no es separado de la redacción, sino
que la comparte con los profesores del Jardín. Pero pronto surgen
incompatibilidades entre éstos y aquél. Ateniéndonos a la documentación existente, los problemas no se basan en divergencias
profundas sino en rencillas personales. Todó parece indicar que
los profesores del Botánico deseaban la empresa en exclusividad.
Desde que el Semanario pasó al Botánico, Melón quedó al cuidado económico de la empresa y con el encargo de hacer un número
determinado de ejemplares al año.
Posteriormente por las desavenencias surgidas y por haber
sido nombrado Melón Juez de Imprentas, pide a Cevallos, Secretario de Estado entonces, en un oficio fechado el 28 de Enero de
1806, quedar ``separado para siempre" del Semanario.
Desde entonces y hasta la desaparición de la publicación, sus
directores van a ser Francisco Zea, Claudio.Boutelou y Simón de
Rojas Clemente, profesores del Real Jardín Botánico de Madrid.
Los tres son botánicos de méritos ampliamente reconocidos.
Ya que estauios viendo cómo, en sus últimos años de vida, el
Semanario queda adscrito a un organismo oficial como es el
Jardín Botáni^o, puede ser éste el momento de preguntarnos si
anteriormente estuvo vinculado a algún otro centro oficial.
Hemos hecho referencia a las estrechas relaciones entre la
empresa y la Secretaría de Estado. Estas relaciones no indican una
dependencia directa de aquella, pues, como veremos, Virio prefirió una mayor autonomía para la publicación, alejándola de los
peligros de la burocracia. De todas formas la Secretaría proteje
contínuamente al Semanario, sólo declinando esta protección en
tiempos de D..Luis de Urquijo. Virio se refiere en varios lugares a
esta protección especial de que gozan17.
En la carta de Domingo García Hernández al Príncipe de la
Paz, quejándose de sus compañeros del Semanario, se contienen
(17) A.H.N. Estado. Legajo 3485.
46
los términos en que funcionaba la empresa: "este sujeto (Virio)
me dijo que era un asunto (la publicación del periódico) particular
en el que sólamente intervenía la recomendación de S.M. por
medio de V.E. (Godoy) al Clero y Pueblos"18. Más adelante,
en la misma carta, se dice que Virio, Melón y él fueron "nombrados (...) por V.E. para este asunto". La situación de la empresa en el momento de su fundación lo aclara perfectamente Virio
en el siguiente texto :``habría podido establecerse una oficina real
(donde se enmarcase el Semanario), pero juzgando que era precisa
la aplicación de hombres personalmente interesados en el éxito, y
no dé oficinistas que tienen el sueldo seguro, trabajen o no, y se
convirtiese en una carga del erario, lo que debía conducir a la
prosperidad, insistió primero en que fuese una empresa particular
hecha a expensas de los cooperadores"19.
Concluimos que, aunque el Semanario depende directamente
^de unos particulares, cuenta con pleno respaldo oficial.
No quedará aquí zanjado el asunto. René Andioc en una nota
de pié de página en su edición del Diario de Moratín, se refiere al
Semar.ario al dar noticia de J.B. Virio, y dice: "J.B. Virio,
colega de Me16n en la dirección de Fomento, ambos dirigen la
publicación del Semanario de Agricultura, órgano oficial de dicho
servicio, a partir de 1797"20 , y se remite, cómo fuente de la
información, a una carta de Me16n a Godoy del 17 de Marzo de
1798. En este documento21 rio se explicita este extremo. Sobre
este asunto sólo he encontrado una referencia exolícita, aunque
muy breve e indirecta por su origen y finalidad. El Director de
,Correos, en Septiembre de 1797, se refiere a los problemas que
crea el que los administradores de correos admitan sucripciones al
(18) /bid.
,(19) A.H.N. Estado. Legajo 343b, n9 12.
^
(20) Leandro F. Moratín. Diario. Pág. 178, nota 474.
(21) A.H.N. Estado. Legajo 3242-1, n9 6. Transcribo lo que aquí interesa:
"He desempeAado (dice Me16n) la redacción del Semanario de Agricultura de un
modo que no me está bien el decirlo (...), con este impreso se ha comenzado a
introducir en muchos pueblos cultivos, nuevas industrias, nuevas riquezas, de que
existen testimonios que demuestran ser éste el verdadero camino de fomentar el
eyno: que habiéndome agregado V.E. a la Dirección de Fomento he trabajado en
los negocios de ella, aún antes de su erección, a quien es igualmente notoria la
gran parte que tengo en quanto se ha hecho después."
47
Semanario en provincias. A1 referirse a éste, de paso, dice :``que
está agregado al cuidado de esta dirección de fomento general"22.
Virio y Melón estuvieron, mientras se ocupaban del Semanario, estrechamente vinculados a Fomento. En su carta de Virio de
Febrero de 1797, habla de dos cajones de libros y mapas pedidos
a Londres por la Dirección de Fomento y que espera utilizarlos en
el Semanario23.
Pudiera ser que si en un principio el Semanario se mantuvo al
margen de toda institución oficial, pasase después a depender de
Fomento. Lo que no parece que pueda sostenerse es que llegase a
ser el órgano oficial de este organismo, dados los fines para los
que la Dirección de Fomento fue creada. Es más lógico que tanto
el Semanario como la Dirección de Fomento formasen parte de
aquel Plan de Educación Económico-política, que Godoy encargó
desarrollar a Virio, desenvolviéndose ambas creaciones con ^ierta
independencia y con las concomitancias propias de depender de
unas mismas personas.
^
La única referencia de que disponemos respecto a la Dirección
de Fomento General del Reino nos la ofrece su propio director,
Virio : "ha resuelto el rey que se forme bajo mis inmediatas
órdenes un establecimiento dirigido al fomento general del reino,
cuyas ocupaciones principales han de ser seguir en materias de
industria y comercio una correspondencia con todos los cónsules,
mucho más extensa que la del día, a fin de adoptar lo que fuese
útil a España, y otra con todos los intendentes del reino para
recibir noticias de sus producciones, forma de la recaudación real
en cada pueblo y la circulación del residuo, déspués de cubiertas
las cargas, y de la verdadera población de España para formar los
estados más puntuales y presentar las nociones más exactas en
estos puntos como en los demás ramos que convenga promover
en estos dominios y que indicaré a V. a medida que sea conveniente"24. Como puede verse se trata de una especie de centro
de recogida de información para transmitir conclusiones sobre las
medidas convenientes a adoptar en la más diversa problemática
referida al desarrollo económico y a disponer de una "estadística" más completar y puesta al dfa sobre pobiación y tributación.
(22) A.H.N. Estado. Legajo 3485.
(23) /bid.
(24} A.H.N. Estado. Legajo 3436 n9 12.
4ó
4.- LA FINANCIACION Y ADMINISTRACION
ECONOMICA DEL "SEMANARIO DE AGRICULTURA Y
ARTES".
Las conclusiones que podemos establecer sobre este punto son
claras, aunque se deriven de referencias la mayor parte de las
veces accidentales.
Vamos a distinguir dos períodos en la vida del Semanario,
separados por el hecho de su traspaso al Real Jar^ín Botánico.
Este se realiza, como ya vimos, en Octubre de 1804, siendo el
número 418, correspondiente al 3 de Enero de 1805, el primero
que aparece bajo la nueva dirección.
Respecto a la primera época del periódico, su financiación
corre a cargo de sus propios editores. Asf se desprende de la
documentación consultada.
En la ya utilizada carta de Virio a Godoy, respondiendo a las
acusaciones de Domingo García, encontramos tres datos importantes. Se deduce de este documento que los editores corren con
los gastos de la empresa; en segundo lugar Virio afirma que "no
habfa de mirarsé este asunto como una especulación mercantil".
Esta misma idea la reafirma Melón ante Godoy en 1798, ^dejando
constancia de su postura y la de Virio y deseando "que no se
entienda que nos mueven miras de interés" a la hora de llevar
adelante la empresa. Por último se explicita la aportación económica de García al Semanario :"me he engañado (dice Virio
refiriéndose a éste), pero afortunadamente es facilísimo el remedio, exonerándole de la participación directa de esta empresa,
devolviéndole la suma de 1.200 reales de vellón que ha contribuido". También sabemos que tanto Virio como Me16n participaban
con 1.700 reales, retirando el primeró su parte cuando fue destinado, de nuevo, al Consulado de Hamburgo. En este punto aclara
Virio que "nunca cobró un maravedf de sus provechos : todo lo
cedió a dicho benemérito Juan Antonio Me16n"25.
Nos vamos a detener brevemente en ésta aclaración, según la
cual el Semanario no debe considerarse como un negocio. Ya
tendremos ocasión de mostrar que en nin^ún momento lo fue.
Los encargados de la redacción del periódico gozaron de otros
(25) A.H.N. Estado. Legajo 3242-1, n9 6.
49
cargos públicos que cubrían sus necesidades económicas. Primero
los encontramos en Fomento, después Melón pasa a los negociados de Sociedades y Literatura. En la época de Urquijo sufre un
velado ostracismo, es entonces cuando lo hallamos pidiendo reiteradamente que se le provea de algún cargo o beneficio, buscando
alguna renta eclesiástica para solventar sus dificultades económicas. Después el nombramiento de Juez de Imprentas volverá a
cubrir sus necesidades.
Si, por una parte, Virio y Melón, se encargan plenamente del
Semanario, sobre todo el segundo, aún en sus aspectos económicos, por otra, reciben el apoyo oficial que se deriva de la intervención directa de la Secretaría de Estado en vistas a la difusión
del periódico así como esta misma Secretaría les asegura su desahogo personal económico con nombramientos para cargos oficiales.
Pasamos ahora a la segunda época del Semanario, esto es, la
que comienza a partir de su dependencia del Jardín Botánico.
El Semanario depende económicamente de dicho Jardín, ya .
que este organismo pasa a ser su dueño total. Sin embargo, la
dirección económica del mismo sigue en manos de Melón quien
percibe un diez por ciento del producto de la empresa.
Esta situación dura poco tiempo, ya que a raíz de los conflictos surgidos entre Melón y los profesores del Jardín, aquel abandona definitivamente el Semanario. En un Oficio que Melón envía
a Cevallos el 28 de Enero de 1806, además de hacer la petición
de ser liberado de todo compromiso con el periódico, dice que
"cede ahora absolutamente todo género de interés en la Empresa
desde el primero de Enero de 1805 "26 , lo que significa
renunciar a cualquier interés económico o deuda por parte del
Semanario desde su traspaso efectivo al Botánico.
Veamos ahora cuál es la nueva situación financiera. Hasta
Mayo de 1807 esta se resume en la reglamentación que los
profesores del Jardín proponen, siendo aprobada oficialmente,
para la administración del periódico.
En la Regla número 13 se dice :``cada seis meses se ajustarán
las cuentas de la empresa y deducido el tanto por ciento asignado
a los redactores, se pasará el producto líquido a la caja propia del
(26) Este dato consta en el "Expediente sobre las Cuentas y Arreglo del
Semanario de Agricultura y Artes." A.H.N. Estado. Legajo 3242-2, n9 63.
50
Jardín (...) de todo se dará cuenta al Excmo. Sr. Primer Secretario
de estado"27. La situación parece, pues, permanecer semejante
a antes del abandono de Me16n : el Jardín administra económicamente el Semanario y los redactores reciben una participación
sobre las ganancias. Como organismo oficial que es, el Jardín
rinde cuentas ante la Administración y, en este caso, ante la
Secretaría de Estado que sigue, a través de Cevallos, tutelando la
empresa.
Acabaremos con este apartado sobre Financiación y Administración económica, refiriéndonos a la propuesta que la Secretaríá
de Estado hace el 12 de Mayo de 1807 a los profesores del
Jardín.
Se dice en este documento que en vistas de las pérdidas que
tiene el Semanario en las últimas cuentas, el Rey "lia tenido a
bien resolver, se proponga a V. y demás redactores si les acomoda
trabajar este periódico de su cuenta y riesgo, en cuyo casó estarán
a las pérdidas, así.como serán suyas todas las utilidades''2$
Los profesores contestan afirmativamente a la propuesta real,
con dos condiciones : que no haya en la empresa empleados del
gobierno con sueldo, sirviéndose los propietarios de sus criados
personales y que el Estado continúe protegiendo a la empresa29.
Quizá la Secretaría de Estado buscase con ésta nueva solución
descargar al Jardín, como entidad pública, de la carga qué podía '
ser el periódico, cuyas economías, como veremós, no eran ni
mucho menos boyantes. Después de todo trata de nuevo de que
no sea el erario público el que cargue con las pérdidas. Podría
también buscar que los editores tomen más empéflo en la empresa. Estos verían alguna posibilidad de que el Semanario no resultase oneroso cuando aceptan el ofrecimieñto.
5.- BALANCE ECONOMICO DEL "SEMANARIO DE
AGRICULTURA Y ARTES".
^
Este apartado completa el anterior e introduce al siguiente que
tratará sobre la difusión del Semanario de Agricultura y Artes.
(27) "Reglas para la ^Administración de la empresa del Semanario de Agricultura y Artes", hechas por Antonio Zea, Claudio Boutelou y Somón Rojas
Clemente el 22 de junio de 1806. A.H.N. Estado. Legajo 3242-2.
(28) A.H.N. Estado. Legajo 3242-2, n9 127.
(29) Ibid, nP 130.
51
Una apreciación de la marcha económica de la empresa supone
una referencia implícita a su difusión pues, en general, a mayor
difusión corresponde, en una publicación periódica, una mayor
solvencia económica, y al contrario. ,
La primera impresión que se obtiene al abordar la información
de que disponemos sobre este tema es bastante desoladora. Desde
1797 a 1808 sé repiten sin cesar los lamentos sobré la precaria
situación económica del Semanario.
Vamos a resumir lo que hemos averiguado sobre esta reiterada
penuria económica. En 1797, en Julio, Virio comunica a Godoy
que ``en la empresa del Semanario superan todavía los gastos al
producto, por los acopios de libros, semillas, papel, etc. que se
están haciendo"30 . En estas tempranas fechas el hecho se
considera normal dadas las obligadas inversiones que tienen que
hacerse.
En Marzo de 1798 Melbn se muestra ya más pesimista: "el
Semanario apenas produce para suplir los gastos que se hacen en
él"31. De todas formas parece que cubre gastos, lo que no es
poco.
La siguiente referencia corresponde al año 1799, mes de Marzo, la situación económica se agrava: "el despacho del Semanario
de Agricultura es tan corto, que en este año no me puede
alcanzar ni con mucho, el producto para los gastos32. Me16n
insta para que se vuelva a recomendar el periódico a los Prelados
e Intendentes, si no se hace, dice, "me veré muy en breve
imposibilitado para continuar una empresa de la mayor importancia para el Estado". Ese mismo año, en un Oficio al Rey, Melón
manifiesta: "si el producto del Semanario de Agricultura y Artes, hubiera correspondido a la protección de que en los principios
mereció de V.M., parece que pudiera haberme proporcionado una
mediana recompensa a mis continuas tareas"33.
La situación continúa estacionaria en 1801, Melbn vuelve a
manifestar que tendrá que abandonar la empresa "por falta de
haberes" si no se pone remedio.
(30) Carta de J.B. Virio al Príncipe de la Paz, 31 de julio de 1797. A.H.N.
Estado. Legajo 3485.
(31) Carta de J.A. Melón al pr[ncipe de la Paz, 17 de marzo de 1789. A.H.N.
Estado. Legajo 3242-1, nP 6.
(32) A.H.N. Estado. Legajo 3242-1, n° 20.
(33) Oficio de J.A. Melón a S.M. Carlos IV , 11 de junio de 1799.
52
En Enero de 1802 encontramos que el Semanario ``sblo produce para cubrir gastos", parece que se tomaron algunas medidas
para colocaz, de manera casi obligatoria, algunos ejemplares.
Ya no encontramos noticias con respecto al estado económico
de la empresa hasta 1805. Para este año disponemos de un
balance global hecho con motivo de su traspaso al Jardín Botánico34. En la revisión que Francisco Amorós hace de las cuentas
presentadas por Melón, revisión que casi no altera éstas, se dan
sólo estas tres cifras:
. Productos, créditos .y existencias a favor de la empresa,
456.014 reales, 12 maravedíes.
. Gastos ocasionados en ella, 138.316 reales, 26 maravedíes.
. Diferencia y ganancias en dinero, enseres y crédito,
3I7.697 reales, 20 maravedíes.
De estas cuentas no puede sacarse cuál sería el beneficio par^é
dichó año, ya que son globalizadoras de todo el activo y el pasivo
de.la empresa. Falta pues un dato que interesaría para tener una
referencia concreta sobre pérdidas y ganancias.
En todo caso en 1805 influirían positivamente las medidas
arbitradas para colocar ejemplares del Semanario entre los prelados y que, como veremos más adelánte, resultan un tanto coercitivas.
En las cuentas de Melón se dice que los gastos en 1805
ascienden a 138.217 reales con 2 maravedís y lo que adeudan a la
empresa los Prelados, Consulados y Comisionados de provincias
con respecto a este año asciende a la cantidad de 113.018 reales.
A esto habría que sumar los ingresos percibidos que Melón no
explicita. Podemos concluir que la empresa, en este año, obtendría desde luego más que para cubrir gastos. Sin embargo, la
deuda por parte de los Prelados, etc. dudamos que fuese fácil de
cobrar o supusiera un aumento de las ventas con futuro, ya que
se derivaba de una obligación a hacerse cargo de cierto número de
ejemplares. Esto mismo restaría trascendencia a un aumento de
beneficios en la empresa del Semanario, ya que no respondería a
una efectiva mayor difusión del periódico.
De Mayo de 1807 es la pfopuesta de la Secretaría de Estado a
(34) "Expediente sobre las Cuentas y Arreglo de la Empresa del Semanario."
Cfr, supra.
53
los profesores del jardín sobre si quieren hacerse cargo de la
publicación de manera total. La razón que mueve este ofrecimiento queda patentemente expuesta :``las pérdidas que tiene el Semanario en las últimas cuentas".
Por último, las noticias para los meses de 1808 en que sigue
editándose, no puede ser más pesimistas. El 27 de Enero escriben
Zea y Boutelou a Cevallos :``si el Semanario de Agricultura no
se suspende el primero de Julio próximo, como es indispensable
porque a penas queda quien lo pague, aunque muchos lo reciben..."35 . Cevallos responde :``tampoco puedo abrazar la idea
de la cesación de este periódico aunque sus productos no cubran
por vuestra desgracia literaria el coste de su edición"3^ y pide
le sugieran "los arbitrios necesarios para continuar su labor".
2.- U n ejemplar corriente del Semanario.
54
6.- LA DIFUSION DEL "SEMANARIO DE AGRICULTURA Y ARTES".
^
Vamos a abordar el tema de la difusión del Semanario, prestando atención a sus diferentes aspectos: canales de dif ^sión,
volumen de la tienda, suscriptores, etc.
No abordaremos, sin embargo, un problema importante como
es el referente a la repercusión real de esta empresa ilustrada en'el
ámbito agrícola de la época. Dejamos este aspecto pára las conclusiones finales en las que evaluaremos la labor desarrollada por el
Semanario. Ahora nos mantendremos a un nivel más superficial,
más directamente captable a través de los datos de que disponemos.
La primera acción encaminada a dar á conocer el Semanario
fue la difusión de su Prospecto, en el que se manifiestan los fines
que la empresa persigue. Este primer cometido se realiza con
amplios vuelos, pues nos consta que, pára Enero de 1797, se
llevaban editados 22.300 prospectos. No hay que olvidar que el
propio Consejo resolvía en su dictamen :"dirigir a las Chancillerias, Audiencias, Corregidores e Intendentes del Reyno ejemplares de la Real Orden de V.M. y del Prospecto del Semanario para
que promueban el cumplimiento de las Soberanas intenciones y se
logre la mayor difusión de las luces y conocimientos..."37.
Esto nos indica que la difusión inicial, como otros intentos posteriores, se realizarán teniendo presente al Consejo; ya quedó establecido, al hablar de la dirección y dependencia de la empresa, el
carácter semi-oficial de la misma.
El primer año circulan 3.000 ejemplares38 y, aunque
Melón, que nos dá esta cifra, no puntualiza más, debe entenderse
que ese sería el número que componía cada edición. Si esto es así,
el Semanario comenzó con una tirada considerable en aquella
época para un periódico especializado sólo en temas económicos.
(35) Carta de Fco. Zea y Claudio Boutelou a Cevallos, 27 de enero de 1808.
A.H.N. Estado. Legajo 3242-2, n9 144.
(36) Carta de Cevallos a los Profesores del Jardín Botánico, 21 de febrero de
1808. A.H.N. Estado. Legajo 3242-2, nP 146.
(37) En el Apéndice Documental se reproduce el Prospecto del Semanario. Este
dato lo incluye Me16n en una carta a Cevallos el 29 de julio de 1802.
(38) A.H.N. Estado. Legajo 3242-1, nP 46.
55
Sólo la prensa oficial superb esta tirada, según los datos de
que se dispone; la Gazeta publicaba entre 7.000 y 12.000 ejemplares dependiendo de las épocas, y el Mercurio entre los 750 y
5.000 y era mensual. En la prensa privada las ediciones son
mucho más modestas. EI Espfritu de los mejores diarios tiraba
1.390 ejemplares, EI Censor, el más célebre semanario de la
época, 500 ejemplares y, por ejemplo, los Discursos polfticos,
literarios y morales 250 ejemplares.
Algunos ejemplares se canalizaban gratuitamente hacia ``los
establecimientos que pueden contribuir ^on observaciones y experimentos útiles" y se citan el Colegio de Medicina, el Jardín
Botánico, la Escuela de Veterinaria, la Cátedra de Agricultura de
Zaragoza, así como a algunos catedráticos de Ciencias Naturales.
La introducción del periódico entre el clero, en concreto entre
los párrocos rurales, se realiza a través de los Prelados de las
diversas diócesis, a los que el Príncipe de la -Paz envió una carta
comunicándoles la creación del Semanario y enviándoles el Prospecto. En esta carta se dice: "Espera S.M. de las luces, zelo, y
recta intención de V.I. que conocidas las véntajas que deben
resultar ál pueblo de tan útiles impresos (...), hará que se extiendan por sus dió^esis quanto sea posible para beneficios común de
la Iglesia y del Estado"39 ,
Este dato de la recomendación a los Prelados para que sirvan
de vehiculo principal de introducción al Semanario, lo encontraremos répetido cada vez que el periódico pase por un momento
crítico de ventas.
Hay que notar que en esta primera época los mismos redactores son de la opinión de que es necesario, como así se hace,
"convidar sólamente a los Sres. Párrocos, y otras personas cualesquiera a suscribir a este Semanario"40 sin obligarles o
presionarles de nigún modo :``porque así se vayan aplicando por
su gusto y sean otros tantos abogados que adquiere la causa
común". De la obligación sólo puede desprenderse la displicencia
ante el impreso y el condenarlo a ser "sepultado en el olvido".
(39) La carta se envib el 28 de noviembre de 1796. Encabeza el Primer Tomo
del Semanario.
(40) Carta de J.B. Virio al Pr(ncipe de la Paz, 7 de marzo de 1797. A.H.N.
Estado. Legajo 3485.
56
Veremos más adelante a Me16n intentar que se obligue a los
párrocos y municipios a suscribirse al periódico.
Lograron los redactores de las autoridades pertinentes que,
tanto los párrocos como los municipios, pudieran suscribirse al
Semanario con los fondos de la -"fábrica" de sus iglesias los
primeros y con el de los Propios los segundos. Con ésto se trataba
de evitar la dificultad que suponía un desembolso personal y
conseguían que el Semanario fuese adquirido por instituciones,
con lo que cumpliría más ampliamente su cometida y de manera
más perdurable al depositarse sus colecciones en entidades públicas.
En cuanto al sistema de suscripciones se arbitran medios
eficaces que dan cierta flexibilidad y rapidez al proceso. Se dispone
en provincias de mediadores que cubren este quehacer. Así los
Prelados nombran en sus diócesis un comisionado ericargado de
ésto de cará al ámbito eclesiástico. El ^ector laico lo cubren los
administradores de Correos que son habilitados para recibir suscripciones y enviar los fondos recogidos a Madrid. ^
Como puede verse, el Semanario nace con un sistema de
difusión muy adecuado, al meno ^ en teoría, contando con el
mecanismo preciso para asegurar un recto funcionamiento de la
empresa.
La euforia de los comienzos está quebrada para 1799. En
Marzo Melbn pide a Urquijo, Secretario de Estado entonces, que
recomiende, de nuevo, el Semanario a los Prelados e Intendentes,
y en Junio se queja de que "muchos obispos no lo han recomendado a sus párrocos, según quiso V.M.", así como tampoco los
Intendentes han fomentado su circulación según se quería que
hiciesen en los dictámenes del Consejo en 1797.
Aparece, pues, por primera vez la constatación de que la
empresa no fue siempre acogida con celo y espíritu de colaboración por parte de Obispos e Intendentes.
.
A1 año siguiente, cuando ya Urquijo ha sido relevado por
Cevallos, vuelve Me16n a pedir protección para la publicación:
``los gobiernos ilustrados tienen que proteger aquellas obras didascálicas que no tienen el atractivo que las fábulas y las novelas,
pábulo de los pueblos corrompidos"41. En el mes de Enero
presenta una propuesta que asegura la difusión del periódico.
(41) Carta de J.A. Melbn a Cevallos, 7 de enero de 1801. A.H.N. Estado.
Legajo 3242-1, n^ 27.
57
La solución estriba en obligar a los municipios y párrocos a
suscribirse a cuenta de los Propios y de las fábricas de las Iglesias.
Aduce como antecedente de esta medida la que tomó Carlos III,
en este sentido, con respecto a la obra titulada Industria Popular,
así como la determinación del Obispo de Barbastro que, ``conociendo la indolencia de los curas, les mandó expresamente la
suscripción a ella (a la publicación que Melón dirige)"42 .
En Febrero de 1801 se pide consulta al Consejo sobre el
particular. En Consejo pide en Julio, al Obispo de Barbastro, un
informe sobre los adelantos que el Semanario ha producido en sus
diócesis y de los medios de que se ha valido para propagar esta
publicación, así como cualquier otra sugerencia que tenga a bien
hacer.
'
Los Fiscales informan al Consejo sobre este asunto en el que
han sido consultados. Dicen no ser procedente el método que
presenta Melón y aducen estas razones: Que las obras compradas
por obligación dejan de ser útiles, pues terminan en los archivos
sin usarse, añadiendo: "y no puede esperarse otra (cosa) por los
que tengan conocimiento de semejantes cuerpos (los Propios) y de
su gobierno". También se muestran negativos en cuanto a que el
Semanario sea el medio ideal de propagar conocimientos entre los
labradores: "a los labradores no se les enseña por libros, (...)
para ellos éstos son lecciones mudas", la instrucción, piensan,
debe basarse en la experiencia "que hagan a su vista los pudieñtes
que tienen principios". Como se ve siguen manteniéndose los
Fiscales, que valoran en poco un adoctrinamiento por escrito, en
el plano de la instrucción (de la "ilustración"), sólo que cambiando de tercio, sin plantearse los problemas de fondo.
Por último abordan la cuestión desde el punto de vista de la
cuantía, en dinero, que la medida de Melón supondría. Realmente
si se aplica este método se obtiene la cantidad de 18 millones de
reales con la compra de los números del Semanario que ya han
sido publicados. Mucho dinero para sacarlo de los Propios y
"fábricas" de iglesias con un fin tan dudoso, más si pensamos en
la crítica situación de las finanzas de la Corona.
(42) Oficio de J.A. Me16n a S.M. el Rey, 7 de enero de 1801. A.H.N. Estado.
Legajo 3242-1, nP 26.
58
A todo e^to, será en Agosto de 1803 cuando se dé el dictamen
final, dictamen negativo, sobre el proyecto de Melón43.
Mientras tanto, en Julio de 1802, Melón nos ofrece unos
datos de interés sobre el estado en que se encuentra la difusión
del periódico. Después de anotar cómo en su primer año la
edición era numerosa (3.000 ejemplares), fue posteriormente en
decandencia este número debido, según él, a la falta de interés de
los Prelados y al ``ningún aprecio, o por mejor decir, persecución, que debió esta útil empresa del antecesor de V.E., Dn.
Mariano de Urquijo". Añade unas cifras :"hoy hay sólo 200
suscriptores, fuera de 132 ejemplares q^ e se les han mandado
tomar a los Consulados y de 33 que toman las Sociedades Económicas"44. Así pues, el Semanario cuenta con 365 suscriptores y de ellos algunos forzados a suscribirse: las Sociédades Económicas estaban obligadas a suscribirse por dos números, según
circular del 12 de Febrero de 180145.
Respecto a la difusión entre los Párrocos, de los datos que
Melón apunta se deduce lo que ésta había mermado : en el
Arzobispado de Toledo sólo hay un párroco suscriptor, en las
diócesis de Sevilla, Santiago y Burgos ninguno, "a excepción de
Barbastro y Zaragoza, no hay diócesis del reino en que se lleguen
a cinco los párrocos suscriptores" : un panorama desolador que
muestra paladinamente el grado de penetración del Semanario
entre aquellos a los que, principalmente, estaba dirigido.
Ante este alarmante estado de la empresa, Cevallos vuelve a
exhortar a los prelados a que promuevan las suscripciones entre
sus párrocos. Esto se hace por una circular fechada el 3 de
Noviembre de 1802. A esta nueva llamada responden los Obispos
dando cuenta de haber cumplido el deseo del Primer Secretario de
Estado. Algunos exponen, además los impedimentos que la difusión del Semanario encuentra.
(43) "Informe de los Fiscales del Consejo sobre si conviene obligar a los
pueblos a suscribirse al Semanario a costa de los Propios y de las Fábricas de las
Iglesias." A.H.N. Consejos. Legajo 1893, nP 8. También, "Dictamen de los
Fiscales que consideran la propuesta de obligar a los Propios y a las Fábricas de
Iglesia a compar el Semanrio." A.H.N. Estado. Legajo 3242-1, n° 53.
(44) Carta de J.A. Melón a Cevallos, 29 de julio de 1802. A.H.N. Estado.
Legajo 3242-1, nP 46.
(45) Circular de S.M. el Rey a las Sociedades Económicas, 12 de febrero de
1801. A.H.N. Estado. Legajo 3242-1, nP 28.
59
El Obispo de Guadalajara no espera resultados de esta nueva
intentona en favor del periódico, "por lo mucho que reyna en
ellos (los pueblos) la ociosidad (...), por lo mucho que varían las
reglas económicas según la diversidad de terrenos y temperamentos (...) y porque faltando las Poblaciones laboriosas, activas,
comerciantes y emprendedoras faltan los valores y el consumo de
los efectos y frutos de la Agricultura"46. De este tenor son las
respuestas de los Obispos de Cuba, Córdoba o del de Badajoz, a
las que prestaremos la atención que se merecen cuando abordemos la valoración final de la empresa en las Conclusiones.
Todavía en Noviembre de 1804 se arbitra un nuevo medio de
difundir el Semanario. Ante la respuesta negativa del Consejo al
plan propuesto por Melón, Cevallos presenta al Gobernador del
Consejo una Real Orden en favor de la expedición de números del
periódico. La decisión adoptada es la siguiente :``quiere S.M.
que por el Consejo se haga saber a todos los Intendentes que
desde primero de Enero próximo se les dirigirá el moderado
número de ejemplares que expresa la nota que acompaño rubricada, para que al tiempo de tomar las cuentas de los Propios los
repartan a los pueblos que tengan de qué satisfacer su importe, y
reserven éste a la disposición del Real Jardín Botánico de Madrid,
encargado por S.M. de la publicación de dicho impreso, de hacer
semilleros para propagar plantas útiles, y de contribuir con pruebas y experimentos a promover y adelantar todos los ramos de la
economía rural en que tanto se interesa el Estado"47.
Se trata de una medida que no podía sentar bien a los miembros del Consejo, que habían dictaminado negativamente el intento de cargar a los Propios con suscripciones. Decididamente la
Secretaría de Estado no aceptaba de ninguna manera la extinción
del Semanario que languidecía casi desde sus comienzos. Por
todos los medios se pretendía llevar las ``luces" a aquellos que
tanto las necesitaban y tan poco hacían por recibirlas.
Por este nuevo procedimiento se pretenden colocar el no
despreciable número de 1.448 ejemplares. Pronto, a los trece
días, se queja el Consejo de esta decisión. Se ratifica en su postura
anterior y hace hincapié en "las urgencias a que se hallan someti(46) A.H.N. Estado. Legajo 3242-2.
(47) Carta de Cevallos al Sr. Gobernador del Consejo, 17 de noviembre •de
1804. A.H.N. Consejos. Legajo 1893, n9 8.
60
dos los caudales de Propios"; lo que aconseja no cargarles con
ningún peso más.
De otra noticia, en Diciembre de 1804, se desprende que
también a los Obispos se les enviaron ejemplares para que los
colocaran entre los párrocos. Así el obispo de Sigrienza se hace
cargo de 150 ejemplares y de 100 en de Avila. Más adelante, en
1807, tenemos noticia de que algunos obispos escribían pidieñdo
que no se les enviasen los ejemplares asignados o que se redujese
el número de éstos, ya que no encuentran salida para ellos.
Disponemos de una información detallada sobre las suscripciones al Semanario en el año 1805. Las suscripciones por un
año alcanzan la cifra de 2.115, y las hechas por seis meses son
158, sumando el total: 2.273 suscripciones. Ahora bién, de éstas
hay que precisar que 1775 corresponden a los semanarios que se
envían a los Prelados y que, como ya vimos, tienen un carácter
en gran medida forzoso. Quedan por lo tanto 498 suscripciones
que responden a una situación más normalizada a la hora de
aquilatar la aceptación que la publicación tenía.
De estas últimas suscripciones 68 son de Madrid, 404 son de
provincias y 26 de Indias.
También disponemos de una lista nominal de suscriptores que
se incluye al final del segundo tomo correspondiente al año 1806.
La lista es parcial, se anuncia que se proseguirá su publicación,
cosa que no ocurre. Lógicamente el mayor número de suscriptores son curas párrocos de los diversos obispados a los que se
enviaron números del periódico para su colócación.
Se inserta otra lista de suscriptores, a parte de la que hace
referencia a los que obedecen a una mayor o menor imposición
oficial. Puede considerarse como una lista de suscriptores que
voluntariamente han aceptado la revista. En esta lista, que puede
que no sea total, aparecen 62 clérigos, desde párrocos a obispos,
16 nobles, 7 cargos públicos, 3 profesiones liberales, 4 comerciantes, 3 militares y 20 calificados, simplemente, como "vecinos" del lugar donde residen.
A1 hablar de la situación económica del Semanario ya apuntamos que, en sus últimos aflos de vida, son muy mar ^adas las
quejas que sus editores exponen sobre la penuria económica por la
que la empresa atraviesa, acabando con la última fechada el 27 de
61
Enero de 1808 en que ven próxima su extinción, "por que
apenas queda quien lo pague, aunque muchos lo reciben".
Podemos concluir momentáneamente este tema, al que volveremos cuando globalicemos y analicemos el significado de esta
empresa, diciendo que al menos la penetración en las capas rurales a través del párroco como vehículo cultural, fue un fin que no
se cumplió, dadas las repetidas quejas de los directores del periódico sobre el poco celo de los Prelados en propagarlo y las de
éstos con respecto al poco eco que la publicación encuentra entre
sus curas párrocos. Se tuvo que recurrir a una distribución forzosa
del Semanario, que afectaba a los Obispos, Intendentes, Sociedades Económicas y Consulados de Comercio. Crece el número de
suscripciones y de ejemplares expedidos, pero podemos dudar
seriamente de la repercusión que los conocimientos en ellos vertidos tendrfa. No obstante matizaremos, en las conclusiones de
nuestro trabajo, esta visión pesimista.
62
Ter^era Parte
Análisis temático del Semanario
1.- VISION GENERAL DEL CONTENIDO DEL
"SEMANARIO DE AGRICULTURA Y ARTES".
Es una característica de las publicaciones periódicas que aparecen en España a lo largo del siglo XVIII la diversidad de los
temas tratados. Sería inútil esperar, en los comienzos de la prensa
periódica, criterios férreos en cuanto a la selección del material
publicable con el fin de mantener una especialización de contenido. En general las publicaciones o bien nacen ya con una concepción muy ecléctica respecto a lo que tendrá cabida en sus páginas,
o bien en la práctica llegan a ella.
El Semanario de Agricultura no es un caso aparte, aunque
podríamos situarle entre aquellas publicaciones que mantienen a
lo largo de, toda su vida una cierta coherencia con el fin primordial para el que fueron creadas. Se dirige a divulgar en el medio
rural toda una serie de conocimientos sobre agricultura y artes
domésticas que favorezcan una mejora en la producción, tanto
mejorando los cultivos existentes, como introduciendo otros nuevos, así ^omo enseñando a sacar el mejor partido posible a unas
actividades económicas complementarias y consecuentes con el
mundo agrario. No faltan, en esta misma línea acorde con la idea
básica del Semanario, las informaciones encaminadas a mejorar
las condiciones de vida de la población rural, como son las que se
refieren a temas de higiéne y profilaxis.
Si lo que acabamos de exponer coincide con la idea básica que
da vida a la publicación, la lectura de buen número de artículos
que acoge nos llevará a concluir que, en muchas ocasiones, se
echa en falta un criterio uniforme a la hora de seleccionar el
material publicable.
Desde luego el Semanario no es la cartilla rústica que propuso
65
Jovellanos en su Informe. No es un escrito simple concebido de
acuerdo con las luces del campesino o, al menos, frecuentemente
no lo es. Se separa muchas veces de aquel "estilo llano y acomodado a la comprehensión de un labriego" que pedía el Informe.
Es más bien una revista de agricultura que intenta asemejarse a
las que se producían más allá de nuestras fronteras y de las que se
nutre con frecuencia. Y ésto, todavía más, cuando pasa a depender del Jardín Botánico; entonces diríamos que quiere ser el
órgano oficial de éste, ganando en cientificidad pero separándose
de su función de vehículo para inyectar en las clases campesinas
conocimientos útiles.
Entre estos dos extremos, el divulgador, que está más de
acuerdo con la idea fundacional, y el científico, al que conduce la
voluntad ilustrada de sus directores, se debate la revista a lo largo
de su vida. De esta imprecisión parte la falta de un criterio claro
en la selección del material que se publica. Hay que añadir a ésto
la ampiitud temática que abarca la publicación. Tampoco aquí se
parte de un criterio unívoco que mantega una cierta unidad de
contenidos a lo largo de los diferentes números publicados. Más
que dirigir los esfuerzos hacia determinados aspectos de la actividad económica rural buscando la efectividad, da la impresión de
que acoge cualquier tema que, a juicio de los redactores, ilumine
aspectos que la rutina o la ignorancia mantienen sepultados.
Los mismos suscriptores criticaron estas lacras de la revista y,
al menos en dos ocasiones, ésta recoge dichas críticas. En el n°
461, cuatro meses después de pasar el Semanario al Jardín Botánico, se recogen algunas de ellasl. Achacan al Semanario los
que, en palabras del autor del artículo son de los que "saben
silbar comedias, aunque no hacerlas", el ser éste "una indigesta compilación de obras extranjeras, que no hay método ni orden
y que no puede producir utilidad" . La contestación remite a la
labor real de la publicación en favor de dar a conocer en nuestro
pafs todos aquellos adelantos que afectan al desarrollo de la agricultura e industria :"no hay asunto de algún interés en Agricultura y Artes, no hay método o experiencia nueva que no haya
publicado". Con respecto al contínuo acudir a fuentes extranjeras
se dice :"nuestros censores quieren que no copien (los redacto(1) S.A.A.P. Tomo XVIII. NP 461. Pág. 283.
66
res) de los extranjeros. ^Y dónde están entre nosotros los amantes
de la .Agricultura que la practiquen y estudien como los ingleses,
fianceses o italianos?".
La crítica podría haberse hecho a casi la totalidad de las publicaciones aparecidas en el setecientos. No le falta razón a la réplica al
aducir en favor del Semanario la publicación de gran número de
conocimientos útiles y la necesidad de surtirse de fuentes extran^
jeras.
La segunda crítica que recoge la revista aparece en el N° 544z .
Se produce a raíz del amplísimo artículo sobre la vid de Rojas
Clemente y Esteban Boutelou, en realidad es un minucioso tratado que muestra la sólida preparación botánica de los autores. E1
Semanario se ve obligado a aclarar que e^ un artículo "para
consultarse" y reconocer que no es propio "de un periódico, en
que cenviene reunir el deleite con la utilidad". Los suscriptores
se quejaban de la "proxilidad" del ensayo sobre las variedades de
la vida y.querían "que no se inserten en nuestro periódico tan
largos tratados". La redacción se ve obligada a prometer un tono
menos especializado en la revista :"nos esmeraremos en adelante
en amenizar, quanto cabe, nuestro periódico".
A1 tratar del contenido temático del Semanario tenemos que
hacer obligada referencia a la única publicación que existe sobre
este per^iódico. Se trata de un artículo, sin firma, del Boletín
Bibliográfico Agrícola3. Es, precisamente, una sucinta y no
muy elaborada presentación de los diversos temas abordados por
la revista.
Se califica en él a la revista de "excelente" y se aíiade :
"merece (...) ocupar un lugar preferente entre las colecciones
agrícolas nacionales". Enjuiciando el contenido técnico de los
artículos que el Semanario publica se deja constancia de los "crasos errores" que algunos contienen, aunque, en general, prevalecen las que producen admiración "al apreciar la clara visión con
que son tratados". El anónimo autor verifica lo que nosotros
hemos apuntado, el mayor nivel científico de los artículos una vez
que el Semanario pasa a depender del Jardín Botánico, a la vez
que la pérdida en^ variedad y la morosidad en el desarrollo de
ellos, lo que provoca las críticas ya comentadas.
(2) S.A.A.P. Tomo XXI. N9 544. Pág. 345.
(3) Publicado en el NP 36. Madrid. 1956. Págs. 147-158.
67
La recopilación temática que el artículo del Boletín Bibliográfico Agrícola ofrece del contenido del Semanario es uria lista,
confeccionada para cada uno de los 23 tomos, de los artículos que
su autor considera más importantes. A ella remitimos al que
desee formarse una idea del contenido general de la revista.
Para facilitar una visión de conjunto del contenido del Semanario, vamos a presentar los resultados de una valoración estadística de los mismos.
Hemos dividido estos contenidos en 13 capítulos que abarcan
la casi totalidad de los temas. Queda al margen un número poco
relevante de artículos, de contenido excesivamente particular, que
no entran en ninguno de los 13 capítulos. La cifra total de
artículos sobre la que se realiza la valoración es de 93 7.
Cap{tulos
N9 de
% del total
artículos
1. Cultivos y plantas . .. .. . . ... . . .. . . .. .
239
25,50
2. Fabricaciones domésticas . .. . . ... . . . . .
115
12,27
3. Ganaderia ....................... ...
113
12,05
4. Medicina, profilaxis e higiene ..... . ...
5. Técnicas y sistemas agrarios ...... . ...
6. Actividades industriales ..... ...... ...
111
11,84
103
10,99
88
7. Física y Quími^a . . . .. . . ... . . ... . . . ..
8. Iñstituciones de ense8anza y benefice ncia
9. Premios y concursos ........ ..... . ...
39
29
9,38
4,16
21
3,09
2,24
10. Problemática agraria, comercial e
industrial ..........................
11. Fomento de actividades económicas ....
42
4,48
21
2,24
..............
14
1,49
13. Reflexiones sobre la importancia de la
actividad agraria . .. .. . . .. . . ... . . . . ..
T
0,21
TOTAL ........................
937
12. Enseñanza y educación
68
91,52
8,42
99,94%
Son necesarias algunas precisiones previas que facilitan y precisen la comprensión del cuadro adjunto. Los capítulos. 1 al 9
corresponden a artículos méramente informativos, los capítulos
10 al 13 a artícúlos de opinión. El título de los capítulos es
aproximativo, siendo necesario concederle un amplio significado.
Así, en el de Cultivos caben las patatas, los plantíos de árboles,
las informaciones sobre plantas útiles, la lucha contra sus enfermedades, etc., en el de Ganaderta se incluye la información sobre
enfermedades del ganado y su curación, en el de Fabricacion
doméstica aquellas artes que caben perfectamente en el marco.
rural y se derivan directamente de la actividad general del agricultor, mientras que el de Actividades Industriales récoge aquellos
artículos que versan sobre artes que escapan al marco rústico,
piden exclusividad de ocupación y mayores inversiones.
La primera observación a que se presta el cuadro .es el porcentajé abrumadoramente superior de los artículos infornzativos
(91,52%) sobre los de opinión (8,42%). Es lógico en una publicación eminentemente didáctica, en la que los comentarios que se
alejan del plano méramente técnico se producen, frecuentemente,
no buscados en sí mismos sino impuestos por la realidad estructural del país. De todas formas no debe menospreciarse el Semanario
a la hora de buscar testimonios sobre la realidad económico-social
del país o a la hora de rastrear los cauces de influencia del
pensamiento extranjero como podrá constatarse en los apartados
6, 7, 8, 9 y 10 de esta III Parte. .También hay que precisar que a
la hora de adscribir un artículo a uno de los 13 capítulos ha
prevalecido el tema principal del escrito, pudiendo, como muchas
veces ocurre, encerrar comentarios particulares que trasciendan lo
meramente informativo.
En segundo lugar podemos concluir que, al menos teóricqmente, una importante mayoría de artículos parecen estar en
consonancia con los temas propios de la publicación, aquellos que
se acomodan al fin pretendido. Efectivamente, los capítulos Cultivos y Plantas; Fabritaciones domésticas; Ganaderfa; Medicina,
Profilaxis e higiéne y Técnicas y Sistemas, Agrarios suman en
total el 72,65% de la totalidad de los artículos. S61o cabría
apuntar la falta de criterio a la hora de dar el tono divulgador
apropiado a estos temas para que cumplan su función didáctica
entre gentes alejadas de toda cultura y lo rebuscado de algunos de
69
los asuntos que no podrían despertar el mínimo eco en el campo
español de la época.
Por último destaquemos el importante porcentaje del capítulo
Cultivos y Plantas (25,50) que nos habla de los esfuerzos encaminados a la promoción de nuevos cultivos y al mejor conocimiento de los que ya se practicaban.
En los Apéndices insertos al final de este trabajo se puede
encontra una relación de los autores nacionales y extranjeros que
la revista incorpora a sus páginas.
Terminamos esta visión introductoria al análisis temático indicando que nuestra labor se desarrollará partiendo del criterio de
abordar aquellos temas que, de algún modo, trasciendean lo puramente técnico, siendo reflejo en el Semanario de la peculiar
situación en que la Agricultura, las Artes y el Comercio estaban
a finales del setecientos.
2.- LA DIFUSION DE TECNICAS Y CULTIVOS.
Recogemos en este capítulo aquellas referencias que aparecen
en el Semanario destinadas a hacer hincapié en la necesidad de la
difusión de conocimientos útiles, ya que la propia revista se hace
portavoz de lo que constituye su principio básico. Junto a la
incidencia sobre esta perentoria necesidad, aparecerán los medios
que se promueven dándoles la necesaria publicidad.
En diversos textos se trata del papel necesario que el párroco
tiene que desempeflar en el esfuerzo por divulgar los conocimientos encaminadcs a mejorar la actividad económica rural. Es lógico
dada la orientación de la publicación. Se trata de introducir entre
los párrocos la idea de que su ministerio no sólo debe encaminarse al fin principal de conseguir el bien espiritual de sus feligreses,
sino que, deben también preocuparse por mejorar sus condiciones
de vida y fomer.tar en ellos el gusto por el trabajo, desterrando así
el ocio considerado como pernicioso. En esta línea, en un artículo
que informa sobre la planta llamada zumague, se dice :"acusamos a nuestros feligreses de que no se aplican al trabajo, y si cada
cura en su parroquia desterrase el ocio, desterraría con él la
miseria. Si atendiésemos no sólo al pasto espiritual, sino también
al corporal, haríamos buenos a nuestros feligreses con la mayor
70
felicidad. (...). Maestro en el púlpito y compañero. en el trato
sociable con sus feligreses, les enseñará y les exhortará a la práctica de muchos medios para cultivar mejor sus campos"4.
Estas y otras parecidas opiniones son comprensibles en el
marco de una tendencia "ilustrada" penetrada por lo que se dió
en llamar ideas "jansenistas" que rezuman cierto regalismo que
considera al párroco también como instrumento en manos del
Estado para el cumplimiento de fines de índole temporal. En este
sentido es significativa la opinión que expone el cura de Linares,
asiduo colaborador del Semanario con sus artículos sobre la patata:
"he de decir que por más que los hombres de juicio esten
persuadidos de la utilidad general que resulta y debe resultar a la
nación de escritos de la naturaleza del Semanario de Agricultura,
no faltan todavía Ostrogodos que muy pagados de hombres sesudos, no pueden digerir que haya curas que dexen de la mano al
padre Larruga para leer al padre Variere; y erizados de latines,
textos, comentarios en folio, no quieren entender que el cura no
se desprende por su oficio de las obligaciones de un buen ciudadano y fiel vasallo del Rey. Parece increible, pero ello es cierto,
que todavía hay muchos que almuerzan Petavios y cenan Papebrochios, los cuales tienen por más importante el saber cómo se
llama la abuela del que presidió el Concilio de Rímini; que los
medios de aumentar y mejorar nuestros alimentos y con ellos
nuestra existencia y alivio de nuestras necesidades"5 ..
Destaquemos el énfasis con el que el cura de Linares recuerda
a los párrocos su calidad de súbditos del Rey, pidiendo que, en
sus pueblos, cumplan su función no sólo como miembros de la
Iglesia, sino como ciudadanos obligados para con el Estado.
La dirección del Semanario hace suyas estas ideas mantenidas
por algunos lectores, poniendo como ejemplos a imitar al propio
cura de Linares, así como a otro asiduo colaborador, también
sacerdote, don José M.F. Vallejo: "(deben) servir de ejemplo a
muchos de su estado, para que no se contenten con impartir el
pasto espiritual a sus feligreses, sino que con sus luces, instruc(4) S.A.A.P. Tomo XI. NP 280. Pág. 289. Se trata de un resumen de un
tratado sobre el zumague, escrito por Vicente Martínez, párroco de Inogrés,
e impreso en Zaragoza en 1787.
(5) S.A.A.P. Tomo II. NP 41. Pág. 223.
71
ciones y consejos contribuyan a mejorar sus fortunas y con ellas
las de la nación "b .
Es necesario destacar una matización que el propio cura de
Linares hace a sus ideas, más arriba apuntadas. Es partidar^o
decidido de la intervención del párroco en la mejora económica de
sus feligreses, pero no acepta la postura de algunos curas que
desearían que "se les autorizase para procurar la prosperidad de
sus pueblos", queriendo decir que se les dotase de cierta autoridad positiva para conseguirlo. El n^'es partidario de medidas
coercitivas o autoritarias en este terreno, "pues la autoridad y el
mando siempre traen envidias, quejas y descontentos, y nuestro
ministerio es sólo de paz y buen consejo". La labor del párroco
ha de reducirse a dar ejemplo e ilustrar, con sus mayores conocimientos, a sus parroquianos. E1 cura de Linares acaba con este
refrán, "más moscas se cogen con una onza de miel, que con
una arroba de vinagre"^ .
Ya tuvimos ocasión de apreciar que esta política de invitar sin
coaccionar fue seguida, en sus comienzos, por los redactores del
Semanario de cara a su difusión. Sólo ante la posterior indiferencia
de los párrocos, Me16n propondrá el obligarlos a recibir la publicación. Se puede suponer que si el Semanario encontraba poca
aceptación entre sus principales destinatarios, poco podrían calar
sus enseí3anzas entre los campesinos. Evidentemente este hecho
no está relacionado fundamentalmente con el problema de "invitar" u"obligar", sino con instancias más complejas y profundas
que tendremos que abordar en su lugar.
También aparecen testimonios en la misma publicación sobre
la dificultad de hace asimilar a los campesinos las enseñanzas que
no se acomodan al uso tradicional. No sólo muchos párrocos son
reacios a la publicación, sino que sus feligreses muestran poco
interés ante el esfuerzo difusor de la revista. Igualmente este
problema excede el ámbito del "invitar" u"obligar" a dichos
agricultores a beneficiarse de las "luces".
Un hacendado de Andalucía, en carta al Semanario, expone
cómo se vale "de las luces que me ha sugerido su lectura para
desimpresionar a mis convecinos de sus preocupaciones". Los
resultados han sido decepcionantes y concluye :``es el común de
(b) S.A.A.P. Tomo VI. N9 144. Pág. 224.
(7) S.A.A.P. Tomo VI. NP 156. Pág. 401.
72
la gente del campo tan tenaz en lo que aprendieron de sus padres,
que ni las razones les persuaden, ni las experiencias les convencen"8.
El mismo problema queda registrado en un artículo traducido
de Parmentier, Reflexiones sobre las causas de la escasez de subsistencias y sobre los medios de evitarlas 9. En él se dice
taxativamente : ``por fortuna no es la inconsistencia de las
estaciones, ni las vicisitudes de la atmósfera las que más comúnmente frustan las esperanzas lisonjeras de los cultiv,adores, (sino)
su apego servil a una rutina ciega, la obstinada resistencia que
oponen a la reforma de las prácticas viciosas a que están acostumbrados desde su infancia, la desconfianza con que miran hasta las
experiencias más auténticas y demostrativas, y con que oyen a los
sabios capaces de ilustrarlos. Estas son las verdaderas causas que
hacen pobres y escasas nuestras cosechas". E1 sabio francés es
incluido en las páginas de la revista para avalar, con su prestigio,
la idea del gran obstáculo que la rutina supone a toda política en
favor del fomento de la agricultura, tema reiterado y muy querido
por los reformistas ilustrados. Es un lugar común en éstos culpar
del hecho del inmovilismo de la clase campesina, ante los nuevos
medios que se le ofrecen para aumentar la productividad, al apego
^ que ésta sentía hacia lo tradicional, no preguntándose si existían
los incentivos necesarios para romper con esa tradición.
Informa el Semanario sobre instituciones que existían en el
país destinadas al estudio y difusión de conocimientos útiles a la
agricultura.
'.
Se da noticia de tres escuelas de agricultura: la de Zaragoza,
la de Valladolid y la de Bernui de Coca, en el abispado de
Segovia.
La de Zaragoza es la de más solera, pues funcionaba desde
1779 dependiendo de la Sociedad Económica Aragonesa. Comenzó siendo una reunión en la que se leían libros sobre agricultura;
en 1782 amplió el cupo de los asistentes y más adelante se
(8) S.A.A.P. Tomo III. NP 71. Pág. 296.
(9) S.A.A.P. Tomo VII. N9 167. Pág. 162. Sobre este mismo tema de la
rutina puede también verse en el Tomo VIII, n9 203. Pág. 331. Igualmente se
puede consultar La Espafla Ilustrada de Sarrailh, cuyo capítulo 29 lleva por
tltulo "E1 Peso de la Rutina", págs. 37 a 54.
^
73
estructura un curso con clases tres veces por semana y becas para
que los alumnos. se graduen como bachillereslo .
La escuela de Valladolid tan sólo se cita y se dice que la
estableció el Obispo de la diócesis, que a su vez había creado la de
Zaragoza cuando era dean de esta ciudad.
Respecto a la de Bernui, se publican las "Constituciones y
Ejercicios" de dicha escuela de agricultura. Destacamos que se
hace eco del Semanario, ya que el material básico para sus funciomiento es la lectura de la revista junto a la explicación de alguna
obra elemental de agricultura. Está abierta a todos los labradores
y tiene su sede en la casa del Consejo, con sesiones los Domingos y días de fiesta. Se esboza una finalidad benéfica en uno de los
artículos de su constitución : la creación de un montepío para
ayuda de los jornaleros ancianos, así como la creación de ``algún
tipo de seguro contra el daño de la piedra, mediante una contribución". Los demás artículos precisan el funcionamiento de la escuela y preven alguna actividad encaminada a dar mayor utilidad
a los recursos del pueblo, fomentando el tejido domésti.co del
"paño basto que usan las gentes", los plantíos, etc.11,
En este mismo sentido de informar sobre establecimientos
encaminados a la difusión de técnicas, cultivos y conocimientos
provechosos, se publica una Real Orden comunicada por don
Pedro de Cevallos, Secretario de Estado, a Francisco Zea, "para
que se funden veinte y quatro establecimientos con el principal
objeto de ilustrar y fomentar la Agricultura, siendo dirigidos por
alumnos del Real Jardín Botánico.de Madrid, formados al intento
en todos los conocimientos necesarios"12.
Este proyecto, que no se llevará a la práctica, parece que
surge de la propia Secretaría de Estado de acuerdo con los profesores del Jardín, redactores en esta época, Mayo de 1806, del
Semanario.
Francisco 7,ea, jefe y primer profesor del Botánico además de
redactor del Semanario, no duda en declarar que esta disposición
"hará (...) época en nuestra historia, siendo la regeneración y
engrandecimiento de nuestra Agricultura un resultado inmediato" de la aplicación de esta Real orden.
(10) S.A.A.P. Tomo II. NP 32. Págs. 78 y ss.
(il) S.A.A.P. Tomo II. NP 36. Págs. 140 y ss.
(12) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 489. Pág. 305.
74
Se admite que las circunstancias no permitían realizar en
aquel momento esta empresa y que, "se reservará la fundación de
dichos establecimientos para la época en que el Estado pueda
dotarlos convenientemente".
La finalidad de estos establecimientos será enseñar la Agricultura a los propietarios en cada distrito, fijándolos en las capitales
de provincia, pudiendo acudir cualquiera otra persona y teniendo
cada establecimiento un jardín experimental. Será objetivo expreso
^
de su acción la introducción de nuevos cultivos.
La información se extiende sobre los diferentes cursos que han
de seguir los candidatos a regir estos establecimientos, así como
las pruebas a que han de someterse para acreditar su solvencia.
Para acabar con estas referencias a instituciones destinadas a
la difusión de conocimientos, destaquemos que el Semanario abogará siempre por la unión de la teoría y la experimentación
práctica en lo que a Agricultura se refiere.
Ya antes de aparecer este proyecto de creación de establecimientos que fomenten la Agricultura, donde aparece explicitada la
necesidad de un campo experimental, animaba la revista a las
Sociedades Económicas a disponer de un terreno dedicado a este
fin. Los fines del campo experimental se fijan en : la comprobación
práctica de los nuevos métodos de cultivo, el ``vencer los recelos
que debe infundir en los ánimos de los labradores cualquiera
empresa nueva", que el que se anime a alterar su rutina cuente
con la seguridad real de unos buenos resultadosl3.
No se limita el Semanario a razonar las ventajas del cultivo
experimental, también publica un detallado estudio en el que se
da cuenta de la experimentación que don Juan Hernández de
Larrea ha hecho sobre catorce especies de trigo en Zaragoza. Una
vez expuesto en qué consistió la experiencia, se añade un minucioso balance económico de los resultados, que muestra "el gran
beneficio que ha dejado una tierra mediocre, sujeta a la contribución del quinto de los granos que exige el Canal Imperial por
razón de riego"14.
Acabamos esta apartado apuntando que el Semanario cuenta
con un fondo de semillas que reparte entre quien las pide, aunque
(13) S.A.A.P. Tomo VI. NP 144. Pág. 213.
(14) S.A.A.P. Tomo VI. .N9 131. Págs. 132 y ss.
^^
se trata de exiguas cantidades, no pudiéndose conceder el hecho
de importancia que tendría si el periódico contase con los medios
necesarios para una real difusión de semillas de nuevos cultivos
.
en escala respetable.
3.- LA PROMOCION DE CULTIVOS.
Sería apartarnos del objeto que perseguimos en este trabajo el
abordar, en toda su amplitud, la información que el Semanario
ofrece sobre distintos cultivos. Obtendríamos una larga lista del
plantas, más o menos útiles, muchas de ellas realmente exóticas
para el agricultor español de fines del setecientos, de las que la
revista sólo ofrece, en la mayoría de los casos, una información
puramente técnica y académica.
Restringimos nuestra atención a ocuparnos sólamente de algunos cultivos que resultan significativos a la hora de hacernos una
idea de la labor del Semanario en este punto. También recogeremos la poca información de que disponemos sobre el grado de
recepción que la promoción de cultivos, por parte de la revista,
encontró en los pueblos.
Primeramente nos detenemos en dos cultivos destinados a
ocupar un papel importante en la alimentación : la patata y el
arroz. La primera como cultivo en fase de promoción y extensión;
el segundo como cultivo conflictivo, donde se cultivaba, frente al
que el Semanario toma postura. Dejamos de lado referencias a
cultivos tradicionales, trigo, cebada, etc., sobre los que se ofrece,
sobre todo, técnicas en el tratamiento de.las semillas para su
mayor rendimiento y descripciones taxonómicas destinadas a ofrecer un mayor conocimiento de las diversas especies.
En segundo lugar abordamos otra promoción constante a lo
largo de toda la vida de la revista : el fomento de plantas destinadas a la creación de prados artificiales, plantas forrajeras.
En tercer lugar haremos una breve referencia a algunas plantas industriales especialmente destacadas.
Por último otro tema contante : el fomento de plantíos árboles.
Durante el siglo XVIII, España sigue siendo un país con total
preponderancia de los cultivos cerealísticos. Sin embargo, en, el
marco de los cultivos tradicionales empiezan a aparecer tímida-
76
mente otros cultivos que estarán llamados a jugar un papel decisivo en épocas posteriores.
Junto a los cereales otro cultivo bien arraigado era el de las
legumbres, entre las que. predominaba el garbanzo. Poco a poco la
patata, el tubérculo americano, iría ganando terreno hasta ocupar
el segundo lugar en la dieta alimenticia del Español, superando a
las legumbres.
El cultivo de la patata débió vencer grandes resistencias para
imponerse. En España este tubérculo sufrió las mismas prevenciones y recelos que en otras partes.
Su cultivo sistemático se inicia en la comarca de Mondoñedo
en 1768, y desde Galicia se extenderá hacia el Sur. En 1795
aparece arraigada en los límites de las provincias Extremeñas y
Andaluzas. Sin embargo, su triunfo como alimento .básico del
campensinado y masas populares urbanas, no se registrará hasta
bien entrado el siglo XIX15.
El Semanario es un decidido instrumento de difusión de este
cultivo, ocupando las informaciones sobre la patata y sus aprovechamientos un lugar destacado entre los diversos témas tratados
por la revista.
Ya en el número 13 del Semanario aparce el cura de Linares,
colaborador de la publicación al que ya nos referimos por otros
motivos, como un fervoso propugnador de las excelencias del
cultivo y consumo de las patatas. De tal modo la dirección de la
revista aprecia sus opiniones sobre el tema, que se nos dice que
no se publica ningún artículo sobre la patata sin que lo lea antes
el cura de Linares.
Si nós fiamos de su palabra, se ocupó intensamente de propagar el cultivo de este tubérculo en su curato, pues al llegar a él
en 1791 sólo se recogían de 40 a 50 arrobas, mientras que en
1799, "se han cogido 1.200 arrobas, que aseguran a mis feligreses gran parte de su subsistencia"16.
El cura de Linares es de la opinión que el cultivo de la patata
está Ilamado a mitigar grandemente el problema creado por las
(15) Esta información procede de Historia de Espafta y América de Vicens
Vives. Volumen IV. Págs. 131 y 132. También trata brevemente el cultivo de la
patata y el rechazo que suscita Sarrailh en op. cit., págs. 45 y ss.
(16) S.A.A.P. Tomo VI. N9 156. Pág. 401.
77
fluctuacFones en las cosechas de granos, con su secuela de hambres en Ios años malos. Propone la confección de un ``pan de patatas", hecho con mezcla de harina y fécula de patata, que a juzgar
por las reiteradas referencias que de él hacen los lectores del Semanario tuvo un cierto impacto. Refiriéndose a este pan y al cultivo de
la patata en general dice :``el día que le comí por primera vez les
confieso a Vms. señores editores, que fue el día más alegre para
mí de cuantos he tenido en mi vida, porque me pareció que veía
desaparecer de sobre la tierra la hambre y la miseria, y con el
auxilio de esta excelente raíz ningún pueblo se debería quejar en
adelante de falta de subsistencias, pues las patatas se crían en
todas partes, su cultivo es facilísimo, pocos los riegos de sus
cosechas y nunca se pierden del todo"17 .
Ofreciendo razones en favor de este cultivo, encaminadas a
vencer las posibles resistencias, mostrando los grandes beneficios
que se pueden derivar de éi, encontramos un artículo de C.
Chancey18i,- traducido de la Feuille du Cultivateur que lleva por
título : Memoria sobre las ventajas que puede traer a la 1Vación el
cultivo general de las patatas. La dirección de la revista hace
constar expresamente la aplicabilidad del contenido del artículo a
España.
^ El texto de Chancey se puede dividir en dos partes. En una,
más técnica y práctica, se habla sobre la variedad de patatas,
terrenos más aptos para su cultivo, tiempo de la siembra, mejor
modo de cocerlas, etc. En la segunda parte el autor se extiende
sobre consideraciones político-económicas en torno a este producto.
Es claro que tanto Chancey en su Memoria, como la redacción del Semanario que le da cabida, así como se la da a parecidas
consideraciones del cura de Linares, veía en la expansión de este
cultivo un remedio acertado que podía paliar la crisis de subsistencia con sus secuelas catastróficas en la economía del país. Por
otra parte en los tres está presente esa peculiar visión, muy al uso
en el "siglo de las luces", que considera como panaceas la
introducción de simples transformaciones en las prácticas agrícolas.
Los planteamientos de la Memoria traducida, en su aspecto de
política económica, se concreta en los siguientes puntos : la utili(17) S.A.A.P. Tomo I. NP 13. Pág. 204.
(18) S.A.A.P. Tomo VI. NP 151. Págs. 321 y ss.
78
zación del cultivo de la patata en tierras no aptas para cereales, el
papel importante de la patata en la lucha contra las crisis de
subsistencia, cuestión en la que concuerda con el cura de Linares.
Conseguir, al ahorrar cereales, un mayor. excedente comercializable; en este sentido la exportación de cereales es mencionada en
cuuanto que crea dependencias de más amplios vuelos :"Génova,
Lisboa y una parte de España -dice Chancey- podrfan comprar
igualmente nuestras harinas, y el pueblo que compra granos está
siempre sujeto a aquel que se los vende "19. Por último se
aduce la razón de que.se abaratará la mano de obra, ya que el
conjunto de los presupuestos expuestos conduce a un poder vivir
con jornales más bajos, ya. que se abaratan las subsistencias, de
aquí se deduce un impulso favorable para la actividad industrial.
Si por una parte nos causa cierto asombro la simplicidad de los
argumentcs, que convierten a la patata en fuente de todo género
de progresos y aun en arma agresiva con repercusioñes internacionales, por otra no es menos °cierto que aquellos hombres se
daban cuenta de la necesidad de arbitrar alguna solución al periódico asedio de las crisis de subsistencia, que supieron prever la
importancia decisiva de la patata como basé alimenticia, así como
barruntar el papel que jugarfa a la hora de asegurar la alimentación a una población obrera que ya empezaba a desarrollarse,
drenando población campesina hacia la ciudad y exigiendo un
notable esfuerzo al campo para ampliar su capacidad productiva.
El Semanario, ofrece, además, una serie de artículos centrados
exclusivamente en exponer la mejor información posible sobre el ^
cultivo de la patata. El mejor exponente de ellos es la Memoria
sobre las patatas de Esteban Boutelou20 , hermano de Claudio
Boutelou redactor del Semanario, que tr.ata ampliamente sobre
especies, terrenos más adecuados, riegos, siembra, etc. todo ello
resumiendo sus experiencias prácticas llevadas a cabo en el campo
experimental de Aranjuez.
En cuanto a la repercusión de la campaña que en favor de la
patata realiza la revista y, en general, sobre la extensión de este
cultivo en la época, apenas si tenemos noticias.
E1 cura párroco de Piedralba, obispado de Astorga, dice que
(19) Ibid. EI Subrayado es original.
(20) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 479. Págs. 145 y ss. Esteban y Claudio Boutelou eran hijos del jardinero jefe de Aranjuez.
79
no se han hecho muchos progresos en su cultivo, siendo Galicia,
``el único país donde se ha propagado esta útil planta tanto como
merece"21. Esto lo afirma en mayo de 1806.
La impresión general que podemos formar es que si bien
existían lugares y regiones, caso de Galicia o del obispado de
Barbastro, en las que su cultivo estaba bastante generalizado, en
cambio en otros sitios era totalmente desconocido.
Así un capellán de Lagunilla, en la Rioja; comunica a la
revista que ``hasta ahora ha sido esta planta desconocida en esta
tierra", comenzando él su cultivo experimental el año 179822.
Igualmente un párroco anónimo comenta :"busqué con cuidado
las patatas en estas cercanías, y como no las hallase, pues no sólo
no las cogen, pero aun ni las habían oído nombrar..."23.
Del obispado de Barbastro tenemos una relación detallada de
los nuevos cultivos que se habían introducido : Estado y progresos
que ha producido el establecimiento del ,Semanario de Agricultura, Artes y Ofzcios en el O'bispado de Barbastro24. Se trata
de un documento, ya citado en la II Parte, que contiene el
informe que el Obispado de dicha diócesis envió al Consejo sobre
las medidas de que se ha valido para propagar la revista y de los
frutos que se han seguido con esta difusión.
No está claro que podamos establecer una relación directa
entre la labor difusora del Seminario y los productos de réciente
introducción en los pueblos del obispado, al menos del informe se
desprende que no en todos los casos, a pesar del título del mismo.
No obstante es la diócesis que más pueblos tenía suscritos a la
revista, junto con la de Zaragoza, y en la que el mismo obispo
era favorecedor de la empresa, preocupándose porque sus párrocos
la recibieran y áplicaran sus enseíianzas.
En el informe Ileva fecha de 27 de septiembre de 1801. En
este momento de los 128 pueblos del obispado, 60 están suscritos
^al Semanario, lo que supone una proporción nada despreciable.
En conjunto encontramos que el cultivo de la patata se realiza
en 41 pueblos de los 128 que cita el informe. Se especifica, con
respecto a algunos pueblos de estos 41, que en dicho cultivo ``se
(21) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 488. Pág. 302.
(22) S.A.A.P. Tomo IV. NP 89. Pág. 176.
(23) S.A.A.P. Tomo IV. N9 92. Pág. 222.
(24) A.H.N. Consejos. Legajo 1893. Expediente nP 8.
80
ha experimentado mucho aumento y utilidad" y también que "es
la única semilla que se ha introducido" o que "prevalecen
mucho y se ha hecho común esta semilla por su buen producto."
De un modo ya más general, en el texto que acompafla . a la
explicitación de pueblos y cultivos, se dice :"su lectura (la del
Semanario) produjo una loable emulación por aprovecharse de su
lectura; se ha propagado rápidamente la cosecha de patatas..." y
siguen otras seis plantas. Se comprueba, estudiando la relación
detallada de pueblos y cultivos de nueva introducción, cómo la
patata aventaja en mucho a cualquier otro cultivo, ya que está
presente en los 41 pueblos ya dichos, mientras que el cultivo que
la sigue, el aljaz, sólo lo está en 14 pueblos.
Para acabar con la patata y su cultivo, digamos que el Semanario se hace eco de la labor del Duque del Infantado en favor de
la difusión de algunas especies concretas de este tubérculo.
Nos ocupamos ahora de otro producto agrícola básico, aunque
sólo en algunas zonas re ^ tringidas de la Península: el arroz. El
motivo de referirnos a este cultivo no es otro que el hacerse eco
el Semanario de la polémica que, en torno al arroz, existía en
aquella época. Era Valencia, zona arrocera por excelencia, el
centro de esta polémica25 .
En el n^ 146 se publica un extracto de las Observaciones
sobre el cultivo del arroz en el Reyno de [^alencia y su influencia
en la salud pública de José Cavanilles, publicado en las Memorias
de la Academia Médica de Madrid el aí^o 179726.
Las ideas del artículo de Cavanilles se resumen en estos dos
puntos: los terrenos naturalmente cenagosos deben aprovecharse
para el cultivo del arroz, pues así se les saca algún provecho y
además, al poner en movimiento sus aguas, se sanea algo el
ambiente. Pero se opone a convertir en_ campos de arroz zonas de
cultivo de huerta o secano, ya que se producirá un maniñesto
empeoramiento de la salubridad ambiental.
(25) Sobre la cuestión del arroz, su cultivo y la problemática que encierra,
puede consultarse el artículo de Mariano y José Peset, "Cultivo del arroz y
paludismo en la Valencia del siglo XVIII." Hispania. NP 121. También el de
Jesús Garda Fernández, "EI cultivo del arroz y su expansibn en el siglo
XVIII en los Ilanos litorales del golfo de Valencia." Estudios Geogrdficos. N^
123.
(26) S.A.A.P. Tomo VI. N4 146. PAgs. 245 y.ss.
81
Como vemos el problema gira en torno "a lo pernicioso que
puede ser, para la salud de los habitantes de las zonas arroceras,
este cultivo basado en el encharcamiento de las tierras, que se
convierten en lugares propicios para el desarrollo de focos infecciosos.
Cavanilles nos ofrece la siguiente visión de los problemas
inherentes al cultivo del arroz: "Allí reina la miseria, las enfermedades y la muerte. Se vió aquel recinto convertido en pantanos
y lagunas, y el suelo firme y fértil en asqueroso cieno. Nacían allí
infinitos vegetales e insectos, que con el tiempo eran un perenne
manantial de miasmas pútridas (...). Los pueblos parecían más
bien cementerios que habitaciones de vivientes ; tan crecido era" el
número de víctimas"27.
En el extracto del Semanario comenta Cavanilles la dureza del
trabajo de los jornaleros en los arrozales. Los salarios "son crecidos", pero no corresponden al riesgo que el trabajo implica:
"cercados de agua, envueltos en una atmósfera de vapores
corrompidos, agobiados con el calor del sol y del trabajo, precisados a beber aguas impuras, contraen enfermedades que, o les
quitan la vida, o consumen en breve los ahorros hechos a fuerza
de economía". Y continúa apuntando. cómo su esfuerzo redunda
en beneficio de propietarios absentistas :``dexan todas las utilidades a los que regularmente viven lejos del arroz, a los que
desamparan los lugares mientras dura el riesgo de enfermedad."
Cavanilles se pronuncia negativamente sobre la rentabilidad de
utilizar terrenos de huerta para el cultivo del arroz. Y añade un
dato revelador, aquellos pueblos que abandonaron el cultivo del
arroz hacia 1769, fecha en la que se le ponen obstáculos oficiales,
como son los de la Ribera del Turia (Ribaroja, Villamarchante,
Benaguacil, Manises y Paterna) presentan una incidencia mucho
menor de mortalidad que los de la ribera del Júcar en que sigue
cultivándose.
Sobre las restricciones gubernativas al cultivo del arroz, el
Semanario comenta el poco caso que se hacía a las normas
promulgadas. El gobierno trataba de que se circunscribiese este
cultivo a las tierras "naturalmente pantanosas." Afirma la revista, ``la propensión de los cultivadores (de arroz) a eludir estas
(27) A.J. Cavanilles. Observaciones sobre la historia natural, geo^rafla,
agricultura, poblacibn y frutos del reyno de Valencia. Tomo I. Págs. 179 y 153.
82
provindencias, a pesar de las multas con que son castigados
frecuentemente. Asf pugna el interés particular con el público, 10
mismo que en los contrabandos, y es de creer que la codicia haga
parecer tierras pantanosas a las que no lo son"28.
En su número 148 se refiere, de pasada, el Semanario, a la
aparición, en 1797, por lo tanto inmediatamente después de
conocerse el artículo de Cavanilles, de una réplica a este escrito.
El comentario de la revista revela, sin lugar a d ^das, la postura
favorable de ésta a las tesis del célebre botánico. Refiriéndose a
esta réplica, que en 1797 aparece en Valencia, se dice: "se echa
de menos el ingenio, quanto la imparcialidad y la modestia;
parece que se descubre al leerla un cosechero de arroz muy
interesado en sostener este cultivo, que siendo muy lucrativo no
puede dexar de tener abogados que defiendan a todo trance su
utilidad privada, so color de celo por el bien público, por el
aumento de las producciones nacionales y de las rentas de la real
Hacienda"29. Parece que Cavanilles imprimió, en la Imprenta
Real en 1798, su respuesta a este alegato contra sus ideas.
Pasado ya el Semanario a dependencia del Jardín Botánico,
publica otro artículo sobre el arroz, esta vez manifestando ideas
favorables a su cultivo. Se titula Del arroz y su autor aparece bajo
las iniciales D.V.A.L.30. En una nota que acompaña a este
artículo se remite al lector al número del Semanario en que se
insertb el de Cavanilles, origen de la polémica. Parece que los
nuevos editores quieren dar cabida a una nueva postura distinta,
al menos en parte, a la del botánico.
Si Cavanilles veía en el arroz un cultivo pernicioso, sólo
admisible como mal menor en tierras pantanosas y lejanas de
cualquier lugar habitado, el autor de este nuevo artículo afirma la
plena utilidad y necesidad de este cultivo en tierras pantanosas. El
arroz es un cultivo utilísimo en la ribera del Júcar, al que no se
pueden achacar todos los males de la zona. Si la ribera del Júcar
sufre en verano y otoño, con cierta frecuencia, fiebres tercianas,
es más por las condiciones naturales del lugar que por el cultivo
del arroz : barrera montañosa, la Albufera, el peculiar curso de
(28( S.A.A.P. Tomo VI. N9 148. Pág. 286.
(29) S.A.A.P. Tomo VI. NP 148. Pág. 285.
(30) S.A.A.P. Tomo XVIII. N9 456. Pág. 193.
83
los ríos, etc. El cultivo de esta planta si algo hace es sanear el
medio, "ya que obliga a renovar las aguas.
Por otra parte se insiste en que la población de la ribera del
Júcar no sólo no ha disminuido, sino que,ha aumentado y los
pueblos son ricos y florecientes. Hace referencia a Cullera y Silla
en este sentido, y añade :"quando estaban incultos los marjales
de Taberna y sus aguas sin movimiento, reynaban enfermedades
que tal vez de ^truyeron las dos o tres aldeas despobladas. Pero
mudó de condición el suelo con el cultivo del arr.oz, se abrieron
zanjas y canales, se levantaron calzas, se despertó la industria y
aumentó la población." Y termina el autor de este artículo sobre
los beneficios de este cultivo :"^Se podrá decir que por la vía del
arroz renace la salud, se doblan los frutos y vivientes, se ahuyentan las epidemias, se prolonga la vida de los hombres, se purifica
la atmósfera y despierta la industria ; o que el cultivo del arroz es
el destructor de la especie humana?". Todo el texto se encamina
a afirmar la primera parte de la pregunta.
Resumiendo las dos posturas diríamos que para Cavanilles el
cultivo del arroz es peligroso siempre, sólo concediendo su cultivo
en tierras pantanosas y mientras éstas lo sean. Mientras que para
el segundo autor se trata de un cultivo sin peligros, y si en las
tierras donde se cultiva hay propensión a las epidemias de tercianas o fiebre amarilla, éstas son debidas a otros factores naturales
y ambientales que mantendrían su peligrosidad al margen del
cultivo de esta planta. Francisco A. Zea, redactor del Semanario,
ofrece, dos números después de aparecer el artículo que acabamos
de comentar, la noticia de la introducción en el Jardín Botánico
de semillas de "arroz de secano". Invita a extender el cultivo de
esta especia que, según él, eliminará el arroz de agua con sus
efectos "más o menos graves, que siempré causan a la salud las
aguas estancadas"31. Es claro que Zea no toma partido en la
polémica, escudándose en el ecléctico "más o menos". Además
se muestra muy optimista sobre la nueva semilla y su expansión:
``no dudamos propagarla dentro de dos años en todas las provincias". Un rasgo más del carácter excesivamente animoso de Zea.
Se ocupa el Semanario regularmente de otro cultivo, convirtiéndose en su incansable defensor. Se trata de aquellas plantas
(31) S.A.A.P. Tomo XVIII. NP 458. Pág. 239.
84
aptas para la creación de prados artificiales, destinadas, por lo
tanto, a la obtención de forrajes.
Desde los primeros números encontramos la recomendación
del cultivo de la esparceta o, pipirigallo y también, aunque en
menor medida, del trébol. Posteriormente, desde la Sociedad
Aragonés de Amigos del País se dan noticias sobre la alfalfa, en
una memoria de don Diego Torres. En esta Memoria se hacen
ver las ventajas del prado artificial de cara a la consecución de
una ganadería que produzca más carne y para un mejor aprovechamiento del suelo32. También se enumeran las ventajas de
esta planta por el rendimiento que propórciona, una mayor regularidad productiva, etc.
Como el cura de Linares se destacaba por su interés en la
extensión del cultivo de la patata, ahora es don Antonio Fonds el
principal divulgador y conocedor de todo lo que hace reférencia a
los prados artificiales. Como tantos otros en su siglo, también
Fonds tiene su panacea y así es de la opinión de que el prado
artificial levantará al labrador de su postración. Escribe al Semanario :"después de haber observado la pobreza desconsoladora de
la generalidad de nuestros labradores en medio de los dilatados y
pingiies terrenos que cultivan, llegué a persuadirme y aun a
cerciorarme de que la causa más principal de su ruina era ^la falta
de prados artificiales que tan inmediata y poderosamente aumenta
los gastos y faena de sus labranzas, la carestía, ya intolerable de
sus ganados de labor, la escasez de los de cría y de cerda..."33 ,
Fonds viene realizando desde 1786 experiencias sobre estos
cultivos en un campo que el Rey puso a su disposición en
Aranjuez. Desde entonces aconseja y divulga la formación de
prados artificiales .y esta misma labor le hace consciente de las
dificultades que el nuevo cultivo encuentra.
Refiriéndose a estos problemas comenta :"ha prevalecido,
pues, en varios pueblos el desorden escandaloso con que los
ganados o pastores asolan toda especie de plantíos, y aun de
cosechas, paralizan toda indústria labrantil y, desde los principios, se han empeñado en impedir en los términos de sus correrías y destrozos el establecimieto de unos prados cuyas cosechas y
pastor habían de pertener exclusivamente, en todas las estaciones,
(32) S.A.A.P. Tomo VIII. N9 191. Pág. 129.
(33) S.A.A.P. Tomo VII. NP 159. Págs. 33 y ss.
85
como fruto de su industria, a los dueños de los terrenos en que se
hallaban establecidos"34.
Detrás de esta denuncia de hechos, que podían ser numerosos, está el problema profundo que, todavía en el siglo XVIII,
enfrentaba a ganaderos y agricultores y, aun, a dos tipos de
ganadería. El sistema tradicional se basaba en el aprovechamiento
común de los pastos que, a su vez, requería el openfield para la
introducción de ganados en barbechos y rastrojeras, así como una
división en hojas de los terrenos establecida globalmente y en
conjunto en cada término rural. Por otra parte está el poder de
los grandes ganaderos y su lucha por conservar privilegios tradicionales. Malamente permitirían el establecimiento de un sistema
ganadero basado en el respeto a los cultivos forrajeros. El texto de
Fonds citado nos está diciendo qúe el ganadero no se doblega a
respetar unos pastos que beneficiarían tan sólo al que los cultivaba. La práctica de una ganadería secular extensiva, avalada por
un status privilegiado, se enfrentaba a los primeros intentos de
intensificación ganadera, que necesita el recorte de estos privilegios para su propio desarrollo. ^
Pocas noticias más ofrece eI Semanario sobre el cultivo de
plar.tas forrajeras, a no ser los artículos dedicados exclusivamente
a informar sobre datos de interés práctico de cara a su cultivo. No
nos podemos hacer una idea sobre la extensión de este cultivo en
aquella época. Tan sólo en el número 160 se aducen testimonios
certificados del buen resultado del cultivo de la esparceta, en la
formación de prados artificiales, en Aranjuez, Ciempozuelos,
Arganda, Mejorada del Campo, Torrejón de Ardoz, Alcobendas,
Madrigal, Getafe, Segovia, Perogordo, Juarros de Riomoro, Valverde y Valseca. También el obispo de Barbastro incluye esta
planta entre las que se han introducido en las tierras de su
obispado.
Pasamos a ocuparnos de algunos cultivos de plantas de aprovechamiento "industrial", sobre las que el Seminario ofrece información. También aquí las referencias que escapan a los niveles
púramente prácticos o técnicos son pocas.
Se hace eco la revista de la decadencia que el cultivo del lino
sufría en Galicia, zona máxima productora de esta fibra.
(34) Ibid.
86
En el extracto de una memoria de don Francisco Consul Jove
sobre el mejoramier.to de los lienzos gallegos35, se dice: "al
paso que aumenta la población en Galicia se han disminuido las
cosechas de lino, como se ve^ en los informes dados por los curas
de 519 parroquias que más producían en los distritos de La
Coruña, Santiago, Betanzos, pues resulta de ellos que^ en el año
1772 y en los antecedentes se sembraban normalmente 23.614
ferradas (...) y siete años después se sembraba cerca de un 7 por
ciento menos". Como se ve se pone en relación la disminución
del cultivo de esta planta, destinada a la manufactura, con el
aumento de la población; quizá se trata de dar paso a otros
cultivos alimentarios que se ampliaban impulsados por el alza de
los precios.
El mismo Francisco Consul apunta otras causas de la reducción de este cultivo : el dedicarse este lino para la confección de
lienzos ordinarios y no emplearse en otros de calidad superior, lo
que produciría mayores ganancias; otra causa es el buen precio
del lino que se introduce en Galicia, libre de derechos, resultando
más barato que el del propio país. Es fácil comprender que esta
competencia fuera en detrimento del lino gallego, dedicándose las
tierras a otros productos más rentables. De hecho el cáñarno y el
lino de Galicia y de otras regiones españolas sufrían la competencia de los de Francia, Flandes y Holanda, retrocediendo el cultivo
de estas plantas como retrocedió en el siglo XVIII el de otras
plantas industriales, y siendo la causa común "la dura competencia de zonas más privilegiadas, que ofrecen género superior a
precios más baratos"3^ .
En ótro lugar37 recoge también el Semanario el problema
de la decadencia de los cultivos del lino gallego, así como las
disposiciones oficiales encaminadas a impedirla. El Consulado de
La Coruña busca el fomento de esta planta, "que iba cayendo
notablemente", y el Rey, en Real Orden de 2 de julio de 1792,
favoreció estos propósitos.
De nuevo aparece el llamamiento a los prelados y párrocos en
esta Real Orden que publica la revista, para que sean los promotores en este asunto, "por la honesta ocupación y ganancias que
(35) S.A.A.P. Tomo XII. NP 295. Pág. 131.
(36) Historia de España y América. Tomo IV. Pág. 132.
(37) S.A.A.P. Tomo XI. N9 279. Pág. 273.
87
les proporcionan (a los fieles), como a sus propias iglesias por el
aumento de los diezmos." Ya tendremos ocasión de abordar la
cuestión de los diezmos, aquí esbozada, y su juego ambivalente
respecto al fomento de cultivos. Además se declaran ``libres de
alcabalas y derechos reales" las partidas de lino que el Consulado
acopie para el desarrollo de las fábricas de transformación, "así a
su desembarco en los puertos, como al introducirse en los pueblos".
Se está favoreciendo, pues, con buenas palabras, el cultivo del
lino, pero, de hecho, se dan las normas oportunas para facilitar la
importación de materia prima destinada a su elaboración en Galicia.
Noticias sobre plantas textiles de reciente introducción apenas
si encontramos algunas referidas al algodón. Nos basta constatar
el que se la denomina planta "exótica", aunque se añade que de
éstas, "es una de las más importantes". El Semanario propone
que se cultive en ``huertos y jardines de luxo" , manifestándose
en contra de que suplante a. cultivos básicos alimenticios3$
Queda manifiesto el poco arraigo de esta planta textil importantísima, concediéndole la revista muy poca atención y relegándole
a un cultivo de tipo, todo lo más, experimental.
Sabemos que el escaso cultivo que en España se hacía de
algodón en contados lugares de Andalucía, no podía competir con
el algodón que, tradicionalmente, se importaba de Malta.
La difusión de plantas destinadas a la obtención de aceite,
además del tradicional olivo, se basa en la colza y el cacahuete.
En los primeros números del Semanario aparece un artículo
destinado a informar sobre las virtudes de la colza, ofreciendo
detalles para su cultivo. En el número 23 se registra la primera
reacción favorable en la persona de don Ignacio Torres39 ,
bibliotecario de la Biblioteca Pública Episcopal de Barcelona. Ha
repartido semilla de esta planta a algunos labradores catalanes y
espera reunir para el año siguiente mayor cantidad de ella para
una mayor difusión.
Las noticias sobre el cacahuete y su cultivo proceden de ``un
canónigo" de la Sta. Iglesia de Valencia que recalca, el mucho y
buen aceite que este fruto contiene"40. Informa de que "no se
(38) S.A.A.P. Tomo I. N9 21. Pág. 336.
(39) S.A.A.P. Tomo V. N9 123. Pág. 289.
(40) S.A.A.P. Tomo VI. NP 155. Pág. 385. ^
88
sabe que se hubiese cultivado en España esta planta hasta que el
Arzobispo de Valencia, don Francisco Fabian y Fuero, la mandó
traer de América más ha de veinte años (...) con el fin de
enriquecer el Jardín Botánico que formb en la villa de Puzol."
Más adelante, en 1801, se extracta un Informe de don Tomás
Domingo de Otero y don Joaquín de la Coiz a la Sociedad
Económica de Valencia. En él se profundiza sobre el cultivo del
cacahuete y se evalúa su rendimiento en aceite.
Los dos últimos cultivos industriales que vamos a citar son la
barrilla y el añil.
Del primero se ocupa Claudio Boutelou41 , aunque ya anteriormente el Semanario le había dedicado sus páginas. Informa
Boutelou que "se cultiva abundantemente en los reinos de Valencia, Murcia, Andalucía, Granada, La Mancha y otras partes de
España". Resalta el interés de este cultivo que, forma un ramo de
comer^io muy considerable y lucrativo con los nacionales y
extranjeros", siendo muy importante para el fomento de la fábrica de jabón, vidrio y cristal. Destaca la barrilla de Alicante que se
tiene por la más excelente, saliendo por este puerto en 1795,
36.000 quintales de este producto.
Del añil se ocupa Esteban Boutelou42. Habla de los intentos que desde tiempo atrás tendían a la propagación de este
cultivo destinado a la obtención de colorantes. La planta parece
que prosperó en algunas localidades meridionales: Mija, Almería
y Murcia. Pero el intento no dió los frutos deseados ya que "no
sabían beneficiar la planta para extraer la fécula colorante". En el
número del Semanario correspondiente a dos fechas posteriores a
la aparición de este artículo, se notifica que Francisco Zea, redactor del periódico, hizo a América el encargo de semillas de
diversas especies de añil, en cantidad considerable, para repartir
en la Península.
.
Cerramos este apartado dedicado a los cultivos promovidos por
el Semanario, con la campaña que la revista lleva a cabo un favor
de la difusión de los plantíos de árboles.
En éste otro de los temas comunes y queridos entre los ilustrados. Sarrailh recoge numerosos testimonios en favor de la
(41) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 477. Pág. 113.
(42) S.A.A.P. Tomo XVIII. N9 448. Pág. 65.
89
repoblación del país con arbolado, a la vez que se muestra la gran
desforestación que sufría43.
En el Semanario aparecen continuadamente testimonios sobre
lo que se hace o deja de hacer en este asunto, proponiendo
siempre las grandes ventajas que se desprenden de la conservación
y fomento del arbolado.
Se pueden entresacar de las diversas informaciones aparecidas
en la revista, las causas que los editores aducen para explicar la
deforestación y las dificultades para la creación de nuevos plantíos.
Las árboledas merman, primeramente y en palabras de Claudio Boutelou, por el aumento de población, como consecuencia
de las roturaciones de bosques para convertirlos en tierras de
cultivo44 _
La otra gran causa señalada por el Semanario y ampliamente
comentada a lo largo de su existencia, es la lucha entre el bosque
y el ganádo. E1 azote de bosques y plantíos son las reses que en
ellos pastan. Se alude al poder que todavía al menos localmente,
tienen los ganaderos y cómo son ellos los más opuestos a la
creación de arboledas :``En el sistema actual no descansarán de
ser los ganaderos, en general, enemigos irreconciliables de los
plantíos. La razón es porque en nuestra economía rural no hay
ramo más lucrativo que el de los ganados. Los ganaderos son
ricos, y los primeros mandantes en los pueblos y, acostumbrados
a que sus ganados se aprovechen de todo el campo. Siempre
llevarán muy a mal que algún particular cierre su posesión"45.
En el mismo artículo se afirma que el poder de los ganaderos ha
impedido que surta efecto la Real Cédula de 15 de julio de 1788
sobre el cerramiento de las tierras para plantíos.
La tercera causa son, otra vez en palabras de Claudio Boutelou, las "preocupaciones ridículas" que el campesino abriga
sobre los arbolados, se basan en que el arbolado alberga toda clase
de aves dañinas o en la sombra que puede proyectar sobre los
cultivos, impidiendo su crecimiento.
(43) La Espar]a Ilustrada. Págs. 46 a 51.
(44) S.A.A.P. Tomo XVIII. N9- 454. Pág. 161. El binomio roturacióndeforestación es abordado por G. Anes, así como la evolución del fenómeno de
pérdida de arbolado en Las Crisis aBrlcolas en la España moderna. Pág. 18& a
191.
(45) S.A.A.P. Tomo XV. NP 371. Pág. 89.
90
De estas tres causas propuestas, las dos primeras responden a
problemas de índole estructural: los efectos del aumento demográfico en un modo de producción que responde con la ampliación
de la tierra cultivable, a costa de baldíos y bosques, quedando al
margen de los presupuestos dados la vía que conduciría a una
intensificación de la producción, ya que supone la adopción de
mejoras a través de una actitud inversionista en los propietarios
que no puede darse como tónica social. El segundo problema nos
retrotrae a una constasnte estructural de la producción en el
sector agrario-ganadero: la secular prevalencia, en Castilla, de la
ganadería sobre la agricultura, que, aunque quebrada legalmente,
sigue operando localmente.
La tercera causa se basa en la carencia de cultura, de "luces",
por parte del campesinado, tema muy grato y directamente abordable por las instituciones ilustradas. Del Semanario se puede
concluir que si los aspectos estructurales se contemplan desde las
disposiciones legales, siempre tímidas y poco eficaces, el aspecto
cultural se trata desde todo un frente institucional que va desde
las publicaciones periódicas hasta las fiestas populares creadas para
festejar las plantaciones de árboles, como cuenta la revista. Ni
unas acciones ni otras serán positivamente recibidas y acatadas.
Sigamos la pista ahora a los remedios que recoge el Semanario, encaminados al incremento de plantíos y a evitar la desaparición de los existentes.
Estos remedios son, algunos, básicos y de acción retardada:
introducir en las escuelas de primeras letras estudios sobre
elemento^ de agricultura, o abrir cátedras de agricultura en las
Universidades y Cabezas de Partido judicia146 , así se extenderia el
aprecio por los árboles al divulgarse los beneficiós que conllevan :
aumento de lluvias, fertilidad del suelo, evitar el rayo, etc.
Otras se encaminan a asegurar una policía segura contra el
destrozo producido por los ganados. También se cita la necesidad
de buscar minas de "carbón fósil", que pueda sustituir al carbón
vegetal o la adopción generalizada de los ^hornillos de Rumford en
centros públicos, cocinas ajustadas a un consumo escaso de
combustible.
Si estas medidas resultan "ideales" en todos los sentidos,
otras son realmente curiosas como la proposición de adoptar
(46) Ibid.
91
cierta ley imperante en Sajonia, según la cual nadie se puede
casar si no planta un determinado número de árboles, siendo este
número docé veces mayor para el que decida hacerse clérigo
.
o monje47.
Para terminar citemos el extracto que el Semanario ofrece de
una Real Cédula encaminada al fomento de plantíos de moreras
en Granada, fechada el 3 de diciembre de 180148. Sirve de
ejemplo y como tal se incluye en el periódico, de toda una serie
de medidas legales encaminadas a fomentar y defender los plantíos.
La motivación real parte de la gran decadencia de la seda en
Granada. Como primer paso se abole, ``el derecho de dos reales
con que contribuía cada libra de seda fina", nombrándose además
un comisionado que vele y entienda_ en todo lo concerniente a
plantíos y conservación de moreras. Este comisionado ``reconocerá los sitios y pueblos más convenientes para formar almácigas
y planteles", pudiéndose éstos hacer en sitios cercados "para
libertarlos de los daños del ganado."
En otra cláusula se ofrece un aliciente a los creadores de
plañtíos de moreras : los hechos por colonos a sus expensas, "se
han de considerar como mejoras de las posesiones, y al concluirse
el arrendamiento satisfarán los dueños de las tierras a los colonos
el valor de ellos conforme a justa tasación de peritos." Igualmente se prohibe a los ganados pastar en los plantíos en un plazo de
seis años a partir de su creación, "aunque sean haciendas del
mismo dueño de los ganados."
4.- TECNICAS AGRICOLAS Y MANUFACTURERAS
Vamos a dar cabida en este apartado a las aportaciones más
significativas que el Semanario ofrece para la mejora de la producción agrícola, en su aspecto de introducción de técnicas poco
conocidas y usadas. También ofrecemos una breve muestra de
otro tipo de técnicas que se pueden agrupar bajo el nombre de
"economía doméstica" , como frecuentemente lo hace el Semanario, aunque algunas trasciendan los limitados márgenes de la
industria rural para exigir medios de más costosa financiación.
(47) /bid.
(48) S.A.A.P. Tomo XI. NP 271. Pág. 145.
^2 .
Como en el apartado anterior dejamos ahora en claro que es
mucho más amplia la información que al respecto ofrece la revista
que la que se reflejará en las páginas que siguen, si bien ésta se
limita en la mayoría de los casos a dar a conocer toda una serie de
"artes" con sus procesos de realización, artes que van desde los
métodos más idóneos para la obtención de mantequilla hasta las
diversas maneras de curtir pieles.
Entresacaremos ejemplos de técnicas agrícolas así como de las
que favorecen la llamada "economía doméstica", con el criterio
de buscar elementos que ayuden a formarnos una idea de algunos
de los problemas que padecía el campo, así como de los derroteros
que sigue el Semanario en estos temas.
3.- Grabado en el que se muestran los dos arados de D. Antonio Perla. N^ 72.
93
Es difícil evaluar la resonancia que esta divulgación de técnicas encontró entre la población campesina. El Semanario apenas si
recoge información al respecto. Nos parece que en este punto
tuvo que ser mucho más limitada su labor que en el caso de la
introducción de nuevos cultivos, ya que las transformaciones
topaban con obstáculos estructurales difícilmente superables en el
contexto agrario de fines del setecientos y que pueden resumirse
en la incapacidad del labrador medio para efectuar inversiones,
aunque no fuesen muy costosas, por falta de capitalización y de
incentivos reales. A ésto hay que añadir que los propietarios ricos
en tierras vivían frecuentemente ajenos a una política inversionista y preocupados, casi exclusivamente, por la percepción de las
diversas rentas que estas tierras les proporcionaban.
Centremos ya desde el principio el tema afirmando, con
Gonzalo Anes, el estancamiento técnico de la agricultura de la
época. Este hecho es fundamental, entre otros, para explicar que
la expansión agrícola del siglo XVIII alcanzase en los finales de la
centuria su "techo", siendo éste realmente bajo, y que lo lograse
en base a la extensión de las tierras cultivables que se veían
inevitablemente afectadas por la ley de los rendimientos decrecientes. Anes dice: "No faltan, pues, testimonios sobre la toma
de conciencia del crecimiento logrado mediante la extensión del
cultivo, crecimiento que, a la larga, llevaba en sí mismo su
propia negación, ya que el aumento de producción alcanzado
suponía un descenso de los rendimientos medios por unidad de
superficie sembrada, al extender el cultivo a tierras marginales,
sin introducir mejoras en las técnicas que permitiesen una intensificación"49 .
En el Semanario encontramos una preocupación por el problema de la intensificación necesaria del sistema de cultivos.
Así, se comenta que el sistema tradicional que partía de un ciclo
trienal de cultivo-rastrojera-barbecho, desaprovechaba, en muchos
casos, la posibilidad de un aprovechamiento más racional y productivo. Esta práctica se consideraba general en varias zonas de la
Península; el Semanario consideraba su aspecto positivo en los
pueblos que aprovechan las rastrajeras para^pastos, apuntando la
(49) El Antiguo Régimen: Los Borbones. Págs. 161 y 162. También trata este
punto de Las crisis..., al hablar de "La intensificación del cultivo", págs. 191 a
•
198.
94
necesidad de descanso de las tierras y la distribución de los
sembrados que se reúnen unidos en un mismo lugar facilitando el
pastoreo50. Pero no por ésto considera rentable esta práctica
secular y tan arraigada: "estas ventajas y qualesquiera otras que
pueda alegar la preocupación, no compensa, en manera alguna,
los perjuicios que trae esta costumbre (...). Semejante práctica es
más propia de países desiertos en donde abunde el terreno y
escasee la población que de provincias pobladas, en que el aprovechamiento de las tierras es de la primera importancia para el
mantenimiento del estado y aumento de la población." Acto
seguido se proponen los medios para la intensificación de los
cultivos: cambios de éstos y de semillas, alternancia de prados
artificiales, utilización de abonos, etc.
En relación con lo anterior hay que situar varios artículos
dedicados al estudio de las diversas propiedades de los suelos y la
posibilidad de sacarles un mayor rendimiento mejorándolos en su
composición. De igual modo se explican detalladamente las virtudes del sistema de alternancia de cultivos que, con su combinación, restituyen a los suelos parte de la sustancia perdida. Un
ejempla de este tipo de artíçulos, que resume estos dos aspectos
fundamentales en el logro de una intensificación de la producción,
es el que lleva por título Sobre alternar las cosechass l y se debe a
Esteban Boutelou. Podemos citar, asímismo, otro trabajo de su
hermano Claudio particularizando para un caso concreto : Causas
de las cosechas alternas de los olivos: medios de conseguirlas
anuales y de disminuir el número de los insectos que destruyen la
aceytuna52.
Unido a este problema del desperdicio de tierras, derivado de
un planteamiento descaradamente extensivo que responde a unos
esquemas tradicionales de explotación agraria, está la referencia al
despilfarro de tierra cultivable que originá una irracional explotación ganadera.
Se publican unos Ensayos sobre agricultura y economía rural
de José M. Fernández Vallejo53 , éste refiere las observaciones de
dos comisionados del gobierno de Dinamarca que vinieron a
(50) S.A.A.P. Tomo I. NP 10. Pág. 145.
(51) S.A.A.P. Tomo XVIII. NP 457. Pág. 209.
(52) S.A.A.P. Tomo XVIII. N^ 446. Pág. 38.
(53) S.A.A.P. Tomo VI. NP 145. Pág. 205.
95
4.- Modo de sacar agua de los pozos por medio de un molinete de viento y
una bomba. N^ 388.
Extremadura para adquirir ganado merino: "se habían lamentado del inmenso terreno que se perdía con estos ganados (ovejas), supuesto que cada cabeza ocupa una fanega de tierra en el
invernadero y otra en el agortadero, sin contar la que se desperdicia en las cañadas o caminos de los rebaños, lo que era muy
perjudicial para la agricultura de España, pues este terreno en
manos de labradores debía producir mucho más frutos y riqueza
verdadera para la nación que lo que puede dar de sí una oveja."
No falta la alusión al ejemplo inglés donde ``en mucho menos
terreno se mantiene casi doble cantidad de ganado lanar." La
conclusión es la necesidad de adoptar el prado artificial, para una
intensificación de la ganadería que liberaría terreno para la
labranza.
96
Como dato curioso que refleja la mentalidad de los campesinos
extremeños, citamos su respuesta a estos planteamientos anteriores: "chico, chico, iqué buena será la tierra del señor quando
tienen que sembrar la yerba!."
Evidentemente la exposición del Semanario peca de simplista,
ya que no cabe una comparación generalizada entre España e
Inglaterra de cara el problema ganadero, aunque sólo sea por la
diversidad climática, que impone a nuestro país la recurrencia a la
trashumancia como solución a la sequía estival y a la falta de
regadíos. Salvemos, sin embargo, la indudable val'idez del hecho
criticado, el derroche de terreno en aras de una ganadería lárgamente privilegiada ajena a todo intento de posible intensificación
en el aprovechamiento de pastos.
Para terminar aludimos a un artículo de Esteban Boutelou
titulado De los Cerramientos54. Se trata de un compendio bastante técnico en el que se presentan los diversos tipos de cerramientos
vegetales que pueden ser adoptados. Tan sólo trasciende el planteamiento informativo el hecho de dar por supuesto, "la utilidad
que debe resultar a cada uno de tener cerrada su hacienda."
Nos ocupamos ahora de algunos de los inventos técnicos que
el Semanario ofrece para su utilización en el campo. Además de
una detallada descripción para su coñstrucción, ^e acompañan con
`
cuidadas láminas que visualizan lo explicado.
Pero antes recojamos la opinión manifestada sobre el gran
atraso que en esta materia, como en tantas otras, sufre la agricultura de nuestro país. Comenta al respecto el Semanario: "quando
reflexionamos que aun en las artes menos útiles se están inventando cada día máquinas e instrumentos nuevos y mejorando y
perfeccionando los antiguos, no podemos menos de ver con admiración y sentimiento que los de la más importante de todas, que
es la agricultura, se hayan mirado entre nosotros con tanta indiferencia, que en la mayor parte de nuestras provincias se conserven tan groseos e imperfectos como los dexaron millares de años
ha sus primeros inventores"55. Refiriéndose a los arados, instrumento fundamental, añade la revista :``en España para toda
clase de terrenos (...) para las primeras labores y para las últimas,
para la^ que deben ser muy profundas y para las someras y
(54) S.A.A.P. Tomo XVI. N9 394. Pág. 33.
(55) S.A.A.P. Tomo III. NP 76. Pág. 396.
97
superficiales, apenas se conoce más de un sólo arado, y éste tan
mal construido en algunas partes que no viene a ser otra cosa que
un simple garabato, capaz sólamente de arañar la tierra"56.
5.- Volvedor de mieses de Cristóbal Manzanares. NP 333.
Poco podemos añadir a esta expresiva observación, a no ser
que si ésta era la situación de un apero de labranza imprescindible, cuál sería la capacidad de asimilacióa de cualquier otro tipo
de máquinas o instrumentos más sofisticados y exóticos.
(S6) Ibid.
98
El Semanario informa sobre dos tipos de arados bastante perfeccionados. Uno de ellos fue construido por pon Antonio Perla,
Mariscal de las Reales Caballerizas, y se dice que han hecho copia
del modelo algunos "agricultores curiosos". Se invitá al público
a que lo examine.
Claudio Boutelou informa 57 sobre un trillo de nuéva invención. Se debe a Salvador Panon y Valdés que lo presentó a la
Sociedad Económica de Granada en Agosto de 1793• Una comisión de esta Sociedad lo sometió a prueba y dictamina que hace la
labor de tres trillos normales. El Rey hace que se experimente en
su Real Granjilla de la Corte en 1800, dictaminándose su utilidad
por el ahorro de jornales y tiempo que proporciona.
También se da noticia de una sembradera inventada por el
presbítero Vicente Asensio. Es un aparato sencillo y muy ingenioso, que se experimentó en las afueras de Madrid. Está basada
en la que, en tiempos de Felipe IV, inventara Lucatelo, sembradera que no fué adoptada en España,• mientras que países como
Inglaterra supieron aprovecharse de ella 58.
Unido a la difusión de esta sembradera está la cuestión de los
beneficios que produce el "plantar" el trigo. El Semanario es
decidido defensor de esta técnica, superior a la inveterada costumbre de sembrar a voleo. Se recoge la comunicación de un hacendado de la villa de Tiébana en la Rioja 59. Informa que en la zona
se está introduciendo esta costumbre y calcula el ahorró de
simiente en 8 celemines por fanega, utilizándose ante 11 celemines y ahora 3 por fanega. Los rendimientos son buenos.
La última novedad que vamos a comentar es un volvedor de
mieses que facilita la faena de la trilla. El invento se debe a
Cristóbal Manzanares que lo dió a la luz pública en 1777. Es un
aparato que se añade al trillo y tiene por misión remover el cereal
agilizando la labor. Su utilidad reside en el bajo coste, lo mucho
que facilita la trilla y los peones que ahorra60. Este invento,
propagado por el Semanario, parece que encontró cierta aceptación: Así el cura párroco de Tudelilla, obispado de Calahorra,
escribe diciendo que construyó y probb en el pueblo este adelanto.
(57) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 487. Pág. 273.
(58) S.A.A.P. Tomo II. NP 50. Pág. 363.
(59) S.A.A.P. Tomo XV. NP 374. Pág. 129.
(60) S.A.A.P. Tomo XIII. NP 333. Pág. 305.
99
La reacción fue favorable6l. Más adelante comunica que sus
feligreses empiezan a construirse el volvedor de mieses según el
modelo que ofreciera el Semanario62.
El Semanario abunda en noticias relativas a divulgar prácticas
industriosas de todo tipo, desde las más complicadas destinadas a
la obtención de vidrio y ajenas por completo al marco rural, hasta
las que podrían encontrar un buen eco entre el campesinado por
tratarse de fabricaciones domésticas, aprovechando materias primas directamente disponibles.
Enumeramos sólo algunas de estas fábricaciones divulgadas.
Entre las que responden a un contexto que supera las posibilidades del campesino, propias de un marco distinto y que resultan,
realmente, una concesión al buen tono ilustrado de la publicación
que se solaza, a veces, mostrando su puesta el día y conexión con
las corrientes que prevalecían en el extranjero, estan varios artículos sobre el azúcar de remolacha.
En el primero de ellos se traduce un texto aparecido en los
Annales de Chimie en el que se expone el sistema de Achard,
químico berlinés descubridor del método de extraer azúcar de la
remolacha63 . Posteriormente se vuelve a insistir sobre el temaó4 ,
dando noticia de los experimentos que Achard ha realizado a gran
escala, con datos sobre la productividad en azúcar que el método
proporciona.
Un ramo de la fabricación doméstica que encuentra eco en la
revista es la fabricación de jabones. Sobre ésto destacamos un
artículo de Luis Proust, catedrático de química, escrito el 179965,
Se trata de un informe sobre un nuevo método de fabricación de
jabones en frfo, que su inventor presentó a la Junta de Comercio
y Moneda, pidiendo el privilegio de exclusividad en su explotación por diez años. Parece que lo logró pero se levantaron sospechas y Proust, como catedrático de química, las confirma. El
fabricante realiza fraude en su jabón, ya que la proporción de
agua es intolerable y la de grasa ínfima. La adición de almidón a
la mezcla es lo que produce la fijación de la humedad ^y el
(61) S.A.A.P. Tomo XIX. N^ 348. Pág. 143.
(62) S.A.A.P. Tomo XVI. N9 394. Pág. 46.
(63) S.A.A.P. Tomo VII. NP 172. Pág. 241.
(64) S.A.A.P. Tomo XI. N9 265. Pág. 64.
(65) S.A.A.P. Tomo XII. N^ 287. Pág. 9.
100
6.- Sembradera para cereal de Vicente Asensio. N9 5.
aumento de volumen del jabón. Como puede verse se trata de una
manipulación fraudulenta en la fabricación, en este caso destinada
al mercado, sintiéndose el periódico en la obligación de desvelar
estos manejos para avisar a sus lectores.
Una parcela de actividad industriosa doméstica que es tomada
en consideración con cierta frecuencia es la confección de paños y
su renovación técnica.
Las noticias sobre nuevos métodos de tintado, cardado, hilado
se acompañan, a veces, con referencias a la situación de estas
actividades en alguna región concreta. Igualmente no falta la publicación de la convocatoria de concursos que premian la utilización
en las labores textiles de medios técnicos que se consideraban
101
novedosos y avanzados; son frecuentes los que patrocinan las
Sociedades Económicas de Aragón y Valencia.
En el art{culo ya citado anteriormente, Mejoramiento de los
lienzos en Galiciaób , además de noticias sobre el cultivo de lino
en esta región, aparecen algunas referencias a la fabricación de
lienzos. Se propugnan algunas mejoras técnicas como la sustitución de la rueca por el torno, así como un nuevo método de
blanqueo que se expone. Además se insiste en una mayor división
del trabajo, como alternativa al sistema tradicional en el que las
diversas labores se concentran, con la consecuente lentitud del
7.- TrillodeSalvadorPanon. N9 487.
(66) S.A.A.P. Tomo XII. N9 295. Pág. 131.
102
proceso de fabricación. Según el sistema que tradicionalmente se
seguía en Gali^ia los linos se hilan a lo largo del invierno en las
casas, se curan en Abril y Mayo y se pasan en Junio o Julio a los
tejedores, que los tejen durante el. resto del año, "de suerte que
el emprendedor que compra o tiene lino necesita de un año para
verlo en tela". El sistema novedoso que se .propone se basa en
experiencias del extranjero : ``hila sus linos cada familia particular, y el domingo íos lleva en madexas al mercado. Las compran
los texedores que (...) los ponen en el telar", de modo que a los
ocho o quince días vuelven tejidos al mercado, para venderlos^a
los dueños de blanquerías que los pasan al comercio.
5.- INFORMACION SOBRE MEDIDAS
PROFILACTICAS E HIGIENICAS.
La divulgación de conocimientos con la finalidad de mejorar la
situación higiénica y erradicar las enfermedades endémicas que
retardaban el crecimiento demográfico del país es un tema clásicó
de la ilustración. Como en otros aspectos, también aquí "ilustrar" es iluminar la mente del pueblo con conocimientos útiles,
esper.ando o, mejor, creyendo que conociéndolos no podrían por
menos de ser asimilados puesto que favorecían una forma mejor
de vida. En el fondo es una profesión, a ultranza, de racionalismo
idealizado que parte del presupuesto de que la verdad científica
basta que brille para que se imponga.
La realidad se encarga de boicotear esta creencia tan alentadora. Se ilustra al pueblo y el pueblo rechaza 1^ que se le ofrece para
su propio beneficio. La "rutina", las "preocupaciones", término
que se utiliza en el sentido de prejuicios, son la explicación
última que buena'parte de aquellos ilustrados y aun algún estudioso de esta época encuentran. Frente a la Razón que ellos representan se alza la irracionalidad de las posturas anquilosadas en prácticas seculares.
También se esgrime este argumento de las ``preocupaciones"
frente a las reacciones que las medidas profilácticas e higiénicas,
que divulga el Semanario, provocan en los pueblos.
De los diversos aspectos de esta problemática que recoge la
revista, destaca claramente el relativo a la viruela.
103
Sabemos que la lucha por la erradicación de esta enfermedad
contagiosa, verdadero azote de la época, es un lugar común tanto
de la política sanitaria ilustrada de las monarquías europeas, como
de personalidades significativas del momento.
En nuestro país parece que en torno a 1770 está creado el
ambiente favorable a un acercamiento riguroso al tratamiento de
la viruela. En 1771, en la Sociedad Vascongada, el doctor Luzuriaga expone sus primeros experimentos sobre la inoculación
como medio de evitar el contagio de la enfermedad. En 1776 la
Sociedad Económica de Vera incluye en su programa de acción la
extensión de la inoculación. Pocos años después un personaje
como Mutis se pronuncia públicamente en favor de esta práctica.
En la Gaceta de Madrid se anuncia en 1797 la publicación de un
libro de Timoteo O'Scalan titulado La Práctica moderna de la
inoculacibn ... y estado actual, particularmente en EsparZa67.
El Semanario se va a ocupar, desde su fundación, de propagar
el método preventivo de la inoculación. Consiste en provocar un
contagio en el que no padecía la enfermedad de alguien que la
padeciese en su forma leve, buscando el momento más oportuno ^
ya que se tenía en cuenta la salud del que iba a ser inoculado. Se
padecía una viruela benigna que provocaba la definitiva inmunización. En el primer año de publicación de la revista, ésta ya
recomienda el método.
Generalmente los artículos o noticias que se publican recogen
experiencias satisfactorias o expre ^an dificultades encontradas a la
hora de poner en práctica la inoculación.
Un suscriptor de Molinos de Duero comunica las experiencias
positivas de inoculación realizadas en su pueblo y otros tres de los
alrededores, añade que de 1776 a 1778 se ha acudido a esta
práctica para evitar la contaminación.
En Mundaca el cirujano Domingo Eguía ha inoculado a 120
personas, siendo en todos los casos satisfactoria la medida. También se recogen testimonios de que la divulgación hecha por el
Semanario ha encontrado su eco: el cirujano de Revilla de Campos experimentó con éxito la inoculación, "según el método que
(67) Sobre este tema pueden consultarse: La Espafla /lustrada. Págs. 51 a 54.
El artículo de Julio de Urquijo "Los Amigos del País y la vacuna", en Revue
lnternational des études basques. XVI (1925). Págs. 306 a 320. También Desdevises du Dezert tomo III. Págs. 261 a 264.
104
el Semanario expone" , refiriéndose a un artículo explicativo de
esta medida aparecido en Agosto de 1797.
No sólo se aducen experiencias nacionales sino también extranjeras, como la inserción de un certificado de varios médicos
parisinos que confirman el éxito de la inoculación.
Pero también afloran en el Semanario las dificultades que la
extensión de esta práctica encuentra. Un suscriptor de Segovia da
cuenta, en Noviembre de 1798, de la oposición que la inoculación eñcuentra, "sobre todo en las mujeres". En los últimos
meses, comenta, fueron más de mil las criaturas fallecidas a
consecuencia de la viruela. Igualmente en Lérida hay quejas por el
mismo motivo. Se cita la oposi ^ión de algún cura que decía, "ser
indignos de la absolución" los que fomentaban la práctica inoculatoria y circulaba algún que otro libelo en este sentido, como el
del doctor Jaime Menós, impreso en Manresa en 1785.
Un tanto que el Semanario se apunta en su favor es la publicación, por primera vez en España, del descubrimiento de Edward
Jenner sobre la vacuna contra la viruela, así como de las primeras
experiencias que en el extranjero se hicieron para corroborár la
bondad del método.
El número 180 de la revisfa publica un extracto de los hallazgos de JennerGB , ampliándolos con el veredicto favorable de los
médicos ingleses aparecido en la Década Filosbfica.
Más adelante se amplia la información dando cabida a las
polémicas que el descubrimiento de Jenner produjo en Europa. Se
muestran las posturas en pro y en contra, éstas en boca del
doctor Vaume de Lorain. Sin embargo el Semanario se muestra
desde el principio, favorable a la vacuna y publica el juicio
positivo que emite una comisión nombrada en París al respecto en Octubre de 1800. Todavía se publicarán dos artículos
más69 divulgando el trascendental descubrimiento.. Ya cuando
el Semanario ha pasado a depender del Jardín Botánico aparece
un artículo de Francisco Zea en el que éste afirmará ser el
primero que introdujo la vacuna en España.
Los restantes temas que sobre higiéne aparecen en la revista,
no alcanzan la intensidad que el de la lucha contra la viruela.
Destacamos algunos más significativos.
(68) S.A.A.P. Tomo VII. NP 180. Págs. 300 y ss.
(69) S.A.A.P. Tomo X. N9 242 y Tomo XI. N9 271.
105
En la campaña por la salubridad ambiental, aparece frecuentemente en los escritos de la época la oposición a la costumbre
tradicional de hacer enterramieritos en el interior de las Iglesias.
Se habían producido resoluciones de la autoridad para atajar
este mal uso, como la Real Orden de Carlos III fechada el 3 de
Agosto de 1787, pero no se obtuvieron resuliados positivos, ya
que estas medidas que tendían al uso exclusivo de cementerios
exteriores no sólo a los locales de culto sino aún alejados de los
pueblos encontraban la oposición popular. Sobre esto comenta el
licenciadó Ramón Cabrera: "un sin número de fieles (..:) cree
que éstas son unas novedades introducidas por unas personas
empeñadas en trastornarlo todo y en desterrar de las repúblicas,
con pretexto de perniciosos, los usos más antiguos y piadosos"^o.
El Semanario recoge el tema dando cabida a las quejas del
cura de Valls sobre esta práctica que causaba malos olores y aún
epidemias. Cita la Reál Cédula del 3 de Abril de 1787, expedida
con motivo de una epidemia en la villa de Pasajes causada por el
intolerable hedor que había en la Iglesia. Comenta el poco efecto
de esta nueva medida, ya que el que puede, por pertenecer a una
cofradía, tener la familia panteón, etc., sigue enterrándose en la
Iglesia^l .
El Semanario inserta un comentario a este hecho de los enterramientos en los lugares de culto que por su tono irónico merece
la pena transcribir:
``lo que verdaderamente consiguen (los favorecedores de esta
costumbre) es apestar a los vivos y convertir los templos del
Señor en depósitos de hediondez (... ), que si no han hecho mal a
nadie mientras han vivido, no lo quieran hacer después de muertos, y que si, por desgracia, no ha sido su conducta la más
benéfica, se contenten con el daño que han hecho en vida y no
quieran mezclarlos pestíferos efluvios de su cadáver con el incienso que acompaña a las santas oraciones del religioso pueblo".
Recoge la revista una Memoria sobre las disposiciones gue el
Gobierno ha tomado para introducir en España el método de
fumigar y purificar la atmósfera de Guiton de Morveau72. Con
(70) Citado por Sarrailh, en op. cit., pág. 51.
(71) S.A.A.P. Tomo III. NP 54. Págs. 30 a 32.
(72) S.A.A.P. Tomo XX. N9 500. Págs. 65 y ss.
106
este método tratan de atajarse las epidemias de tercianas y"la
fatal introducción del contagio de la fiebre amarilla". Esta azotaba, sobre todo, a Andalucía, y Valencia, siendo necesario, la
formación de un cordón sanitario en Sierra Morena. Las epidemias de fiebre amarilla causaron innumerables pérdidas de vidas
humanas, en Sevilla en 1800 perecieron más de ocho mil personas.
El Semanario nos dice que el Príncipe de la `Paz, en estas
circunstancias, apoyó método de fumigación como medida contra
la propagación del mal. Para ésto se introdujeron en España los
aparatos de desinfección de Morveau, mandando importar tres
modelos diferentes. El químico don Pedro Gutiérrez Bueno queda
encargado de fabricarlos basándose en los prototipos importados.
Dado que no se pueden enviar con la rapidez necesaria a todas las
partes afectadas, se reservaron para combatir los focos más resistentes. En Abril de 1805 se envían a Cartagena. Se nos da cuenta
de que estas fumigaciones se emplearon con éxito en Ocaña.
La revista recoge la noticia de la creación de una Escuela de
Medicina Práctica en Barcelona73. Abre sus puertas en 1801,
aunque el proyecto de creación data de 1765. Se cursan en ella
dos cursos.de medicina clínica orientada a la práctica inmediata.
Entre ^as directrices de la Escuela se destacan las siguientes :
enseñar a escribir una historia clínica, para lo cual se valen de las
tablas de Cliffton. La adopción de un lenguaje claro y escueto, el
de la Nosografía y Nosología de Pinel que explica don Vicente
Mitjavila, y aprender a usar un reducido número de remedios, los
absolutamente necesarios.
Llama la atención el buen criterio de estas directrices, al
menos como planteamiento general, ya que se encaminan a introducir la precisión, claridad y concisión como guías, cuando el
panorama médico de la época se caracterizaba por todo lo contrario.
Por último citemos la publicación del extracto de una obra de
don Agustín Ginesta, catedrático de partos y enfermedades de la
mujer en el Colegio de San Carlos, publicada en 1797. Lleva por
título Conservador de los NirTos, y ofrece, normas para los cuidados de los niños después del parto, en la lactancia y el destete.
(73) S.A.A.P. Tomo XIII. N9 327. Pág. 215.
107
Junto a consejos útiles que combaten las erróneas prácticas tradicionales, se mezclan otros muy curiosos que denotan una absoluta
falta de rigor científico.
6.- SOBRE ENSEI`vANZA Y EDUCACION
De manera general el pensamiento del Semanario sobre el
tema de la enseñanza, se centra en el apoyo a la concepción
ilustrada que defiende el desarrollo de las ciencias útiles frente al
anquilosamiento de los estudios tradicionales.
Encontramos una dura crítica de los excesos de la escolástica,
perdida en muchos casos en discusiones bizantinas, mientras se
abandona y desprecia el estudio de las ciencias que conducen a un
mayor conocimiento y aprovechamiento de la naturaleza.
A veces la crítica aflora irónica aludiendó a``aquellas cuestiones sublimes e importantísimas que resuenan todavía en nuestras
aulas y ocupan la cabeza de nuestros doctores", siendo estas
cuestiones, "el leer bibliotecas enteras para citar oportunísimamente a Griegos y Romanos, y acostumbrarse los hombres a
hablar siempre por boca ajena sin pensar nunca por sí (...), el
discurrir sobre si la luz del Monte Tabor fue creada o increada..."74 y otros temas afines. Pero si de lo que se trata, como en
el artículo en que se hace este comentario, es del carbón, ``es
mejor tener alma de carbonero, o de cocinera". Y termina el
Semanario su irónica crítica :
"seguíd (doctísimos maestros) vuestra luminosa carrera en
que habéis hecho y haréis admirables progresos, y dexad a los
genios extravagantes, rastreros y pobres, el tratar de cosas tan
baxas y despreciables, a que no pueden descender almas grandes.
No leais jamás unos escritos que tratan de materias tan soeces:
despreciadlos a ellos y a sus autores como a gente baladí, y desde
vuestro alto asiento, superiores a todo quanto presenta la superficie del globo, dirigíd nuestra estupidez"75.
Poco se puede añadir a la mordacidad de este comentario.
Este texto y otros del mismo tenor expresan un clima, bastan(74) S.A.A.P. Tomo IV. N4 93. Págs. 231 y s^ .
(75) lbid.
108
te generalizado en los círculos ilustrados, en favor de la reforma
de la enseñanza. Ambiente que cristalizó en sucesivos intentos de
restructuración de los estudios que las instituciones tradicionales,
colegios y universidades, impartían. En tiempos de Carlos III,
después de la expulsión de los jesuitas que representaban el principal bastión de los estudios tradicionales, comienzan los intentos
reformadores. En 1770 el Consejo de Castilla ordena la redacción
de nuevos planes de estudio, acomodados a las necesidades del
momento. Cobran importancia asignaturas como la filosofía moral, las matemáticas, física, química, derecho natural y de gentes.
El Colegio Imperial de Madrid, regido por los jesuitas, se convierte en los Reales Estudios de San Isidro, con planes de estudio
nuevos y dando cabida al profesorado laico.
Este movimiento reformista continúa en tiempos de Godoy,
que reanuda las investigaciones de 1770 sobre el estado de las
universidades e introduce nuevas reformas en los planes de estudio76 .
A veces . la dura crítica del Semanario en estas cuestiones
abandona la ironía y se ensombrece al analizar la situación educativa del país. En el texto que ahora introducimos se hacen referencias a la relación entre el saber vacío y estéril y la población
improductiva que, justamente en muchos casos, es la más empecinada en combatir cualquier reforma educativa presidida por el
criterio de la utilidad: "fuerte cosa es que ha de haber preceptores y más preceptores de gramática latina, esto es, semilleros
eternos de regulares y clérigos, lazo perjudicialísimo tendidó a la
agricultura, a la industria y al trabajo, cebo engañoso que inutiliza tantos millones de brazos, abismo que precipita en las clases
estériles a tantos hombres como sobran en ellas, y no ha de haber
cátedras en que se enseñen los medios de aumentar los productos
de la tierra"77. Y todavía se perfila más esta valiente crítica de la
educación que en manos de grupos improductivos produce esterilidad : el país sigue atrasado en su agricultura, "mientras los
dómines hacen consumir el tiempo más precioso, ^el ingenio, la
(76) Sobre el tema de la reforma de los estudios puede consultarse Herr,
España y la Revolución del siglo XVIII, capitulos VI y XIII. Sarrailh, op. cit.
Capftulo III de la 2? parte y M. y J.L. Peset, La Universidad española (siglos
XVIII y XIX).
(77) S.A.A.P. Tomo XV. NP 371. Pág. 89.
109
actividad y vigor de la niñez, oprimiéndola para que comprendan
los gerundios y participios, mientras que otros maestros embrollan la cabeza de la juventud, ocupándola en hacer silogismos en
bárbara o en baralipton"78 .
No hay que olvidar, para comprender la clara y tajante postura del Semanario en asuntos de educación, que Melón perteneció
en 1802 a la comisión que preparaba un nuevo plan de estudios
para los Colegios y Universidades, estando íntimamente ligado a
este movimiento en pro de la reforma educativa.
EI Semanario no sólo acomete una crítica negativa de las
lacras del sistema de enseñanza generalizado en España, sino que
da cabida a alternativas concretas que tienden a subsanar la penosa situación censurada. Estas alternativas son de dos tipos : creación de instituciones donde se enseñen las ciencias útiles, con una
particular insistencia en el estudio de la Agricultura, y la introducción de nuevos métodos pedagógicos que acaben con las prácticas tradicionales basadas en burdos principios adoptados sin previa reflesión sobre su efectividad y cláramente opresivos para el
alumno.
Propugna la creación de cátedras de Agricultura que fomentan
el estudio sistemático de ésta y propone el hacer entrar su estudio
en la instrucción pública^^. Recoge, dándoles publicidad, los intentos que en este sentido se realizan en el país. Así se refiere a la
labor de la Sociedad Económica de Aragón que imparte cursos de
Matemáticas, Botánica y Agricultura, sin dejar pasar la ocasión
de criticar, de nuevo, comparándolos con estos, los estudios
universitarios creadores de un tipo de estudiante que, "no conoce
una planta, ni la tierra que pisa (...) envarados para el trabajo del
campo, inútiles por su ignorancia y orgullo para las artés, y
ocupados en saber cosas inaplicables a los usos de la vida, (sólo
tratando), como es natural, de conservar un estado tranquilo y
descansado"go .
Se recogen las disertaciones que los Alumnos de Economía
Civil y Comercio de dicha Sociedad Económica, pronuncian para
obtener el grado en los exámenes generales. Los temas fueron :
Agricultura y Leyes Agrarias, Aduanas y Contribuciones, Junta
(78) /bid.,
(79) S.A.A.P. Tomo XI. NP 281. Pág. 305.
(80) S.A.A.P. Tomo VIII. N9 202. P^gs. 319 y 320.
110
de Mejoras propuesta por Ward, Propiedad y Precio de las Cosas,
etc.gl , todos ellos temas significativos de una preocupación por
los estudios que se acordaban al momento y florecían en otros
países europeos.
Pasamos por alto las numerosas noticias que, sobre actividades
pedagógicas de algunas Sociedades Económicas, da la revista. Sólo
recogemos la referencia a la Real Escuela de Veterinaria de Madrid, creada a instancias del Príncipe de la Paz. ^Se ofrece82 ,
primero, una panorámica del estado de los estudios tradicionales
de veterinaria, "infelizmente cultivada hasta ahora entre nosotros". Los albéytares eran "hombres sin principios" y su educación consistía en tomar "de memoria un corto número de preguntas y respuestas", pasando después a un período de prácticas
con "algún maestro aprobado". Concluido este período pasaban a
examen y se convertían en maestros ejerciendo la albeytaría en
cualquier pueblo, "en el que mataban o dexaban morir las bestias
que debían curar, sin entender, ni aún por oídas, los demás
ramos que debía comprender su arte".
Frente a esta enseñanza rutinaria, basada en una experiencia
secular, la Escuela dispone de un plan de estudios apropiado :
Anatomía, Higiéne, Patología, Cirúgía Veterinaria, Botánica,
etc. Dura el aprendizaje cuatro años, con un examen general a su
término. Los alumnos disponen de su hospital dependiente de la
Escuela y una fragua para aprender el arte de herrar.
Estas empresas, dirigidas a introducir un nuevo estilo de
estudios que redundarán en la formación de unos profesionales
que deberían suplantar a los practicones existentes, no son las que
centran en exclusiva la atención de la revista. Esta se plantea
también la educación de las clases populares. _
En un artículo titulado De la Educación de la gente del
campo, extractado de una memoria presentada a la Sociedad Económica de Valencia83 por Cristóbal Talens, se aborda este problema. Indica, primero, los dos obstáculos que, a su juicio, se
oponen a la educación de los labradores : su pobreza, en la que los
mantiene las presiones económicas y fiscales que pesan sobre
(81) S.A.A.P. Tomo IX. NP 217. Págs. 134 a 136.
(82) S.A.A.P. Tomo XI. NP 273. Pág. 187 y ss.
(83) S.A.A.P. Tomo XIV. NP 364. Págs. 385 y ss.
111
ellos, y la falta de establecimientos de enseñanza pública. Propone
Talens un Plan de EnserIanza al Agricultor con creación en los
pueblos de ``una escuela de primeras letras" y otra ``rústica"
que enseñe los principios de la Agricultura. La escuela primaria
recogería a los niños para enseñarles los ^rudimentos del saber y,
cuando estos alumnos sepan "leer, escribir, contar y los principios de la religión", pasarán a la escuela rústica que funcionará
los domingos, días festivos y jueves.
El segundo punfo positivo en que se traduce la crítica desarrollada por el Semanario es el que versa sobre los métodos pedag¢gicos.
Además de algunos comentarios indirectos en contextos que
abordan el problema de la enseñanza . en' su totalidad, hay que
destacar la publicación de un amplio artículo sobre el Nuevo
Método de EnserZanza de Henrique Pestaloxzi 84 , que trata directamente las cuestiones pedagógicas, resultando ser una primera y
digna muestra de un estudio globalizado y estructurado del proceso de aprendizaje.
Giovanni Enrico Pestalozzi desarrolló su teoría y práctica
pedagógica en su Suiza natal. Influenciado por Rousseau, en
Pestalozzi se imbrican la libertad de la naturaleza con la autoridad
del deber. En su concepción de la labor educativa los factores
afectivos se unen íntimamente al proceso de adquisición de conocimientos, el niño tiene que aprender en un contexto grato que
asegure el éxito :``no hay aprendizaje que valga nada si desanima
o roba la alegría (...), hacer surgir la calma y la felicidad de la
obediencia y del orden, ha ahí la verdadera educación a la vida
social"85 .
Los principios de su pedagogía son la lucha contra el verbalismo y el contínuo recurso a la experiencia; la "intuicibn" efectiva de las cosas :"en oposición a los sistemas de enseñanza
puramente verbalistas de su tiempo, Pestalozzi reivindica los derechos de la directa aprehensión sensible de los objetos"S6.
Partiendo de esta experiencia directa, se pone en funciona'
(84) S.A.A.P. Tomo XX. N9 SOS, S06 y 507.
(8S) Esta y otras citas están tomadas de Abbagnano y Visolberghi, Historia
de !a Pedagogfa. Madrid, 1974. En concreto cfr. el Capítulo III de la 4? parte,
págs. 466 y ss.
(86) /bid. Pág. 472.
112
miento un proceso que conduce de la "intuición oscura" a
"intuiciones determinadas", de éstas a"representaciones claras" y éstas, a su vez, desembocan en "conceptos evidentes".
Para terminar esta breve introducción a la concepción teórica
en que descansa el método pestalozziano citamos a Marc Jillien
que, después de una visita en 1810 al centro experimental de
Pestalozzi en iverdon escribía: "el método se funda en la•acción,
tanto porque el niño encuentra por sí sólo los diversos elementos
del saber al igual que los desarrollos sucesivos, como porque se ve
obligado, a través de signos representativos o construcciones, a
hacer visible y sensible lo que ha conseguido (...). El niño observa, investiga, recoge materiales para sus colecciones, experimenta más que estudia, actúa más que aprende"87.
Puede verse que el método de Pestalozzi enuncia principios
que tienen todavía plena actualidad, siendo una verdadera profesión de fé, corroborada por la experiencia, en la creatividad del
niño, frente a los métodos en vigor basados en la repetición y la
transmisión autoritaria de conocimientos.
Nos han parecido necesarias estas aclaraciones para situar el
artículo que publica el Semanario. Los editores de la publicación
en esta segunda época en que pertenece al Botánico, en concreto
Zea, son fervientes partidarios del método, del que dicen ser
excelente y"el mejor medio de reformar la sociedad humana".
También es necesario aclarar que en estas fechas, 1806, funcionaba ya en Madrid una escuela que seguía el método Pestalozzi y
que habia sido creada bajo la tutela del Príncipe de la Paz.
El artículo del Semanario es un buen resumen sobre los principios en que se asienta el método: "el objeto del método es
desarrollar o descoger las facultades intelectuales, desde la más
tierna edad, y prepararlas a todo género de cultura por medio del
uso recto y atinado de los sentidos. Acostumbrar la mente de los
niños a que infaliblemente adquieran el hábito de observar, comparar, juzgar y explicarse con exactitud y a no hablar ni fallar
livianamente de lo que no saben todavía"88.
Se explica el principio de la intui^ión, base del métodó, en sus
etapas: intuición de los objetos de la naturaleza y del arte, intuición
(87) Citado por Abbagnano. /bid. Pág. 475.
(88) S.A.A.P. Tomo XX. N9 SOS. Pág. 147.
113
de las relaciones numéricas y de las relaciones de las dimensiones.
Después sé explicitan las aplicaciones del método a la enseñanza
de la lectura, al estudio de la Geografía y de la Historia Natural.
Finalmente se resumen en doce las particularidades y ventajas del
método Pestalozzi frente al tradicional, particularidades que demuestran su superioridad.
Con lo hasta ahora expuesto podemos concluir que el Semanario mantiene a lo largo de toda su existencia una decidida postura
en favor de la reforma educativa: crítica de la enseñanza tradicional, propuesta en favor de la generalización de la enseñanza,
introducción de nuevas materias caracterizadas por su utilidad,
presentación de un nuevo método pedagógico que es revolucionario y combate radicalmente los viejos principios. Este capítulo
de la enseñanza y educación es de los que reciben un tra^ amiento
más acabado en la revista, lo que' concuerda con el carácter
marcadamente ilustrado que la publicación tiene.
7.- LA NECESIDAD DEL CONOCIMIENTO DE LA
REALIDAD ECONOMICA DEL PAIS.
Ya hemos repetido en otras ocasiones que ``conocer" y``difundir conocimientos" son conceptos fundamentales del pensamiento ilustrado. En el apartado anterior se matiza que estos
cónocimientos han de ser útiles, pues sílo así producirán transformaciones prácticas. Conocer, ilustrar, transformar, son eslabones
necesarios de esta ideología reformista y racionalista.
Un objetivo principal de este conocimiento activo y pragmático del setecientos es el propio país, España en nuestro caso.
Conocimiento de su historia, que queda atestiguado con los nombres de Enrique F16rez, Burriel, Jaime Villanueva, Mayans, Capmany; en un aspecto más polémico, buscando el apoyo histórico
para sus tesis liberales, en las acotaciones históricas que encontramos en la obra de León de Arroya189. Pero también conocimiento
de la situación presente del país, buscando como meta ideal una
ingente acumulación de datos sobre la realidad de las diversas
actividades económicas, el estado de los centros de enseñanza, de
(89) León de Arroyal. Castas polltico-econbmicas al Conde de Lerena. Carta II.
114
los de beneficiencia, de la situación demográfica, etc. Siempre
aplicando la lógica del conocer para actuar o, precisando más, del
actuar conociendo.
El Semanario hace causa común con esta tendencia general del
siglo. Recordemos que desde Ward con su Proyecto Económico,
pasando por Bowles, Jovellanos, o Cavanilles, existía una tradición bien afianzada de escritós en los que se reflejaban directamente aspectos diversos de la realidad del país. Erañ escritos que
obedecían, a veces, a proyectos oficiales avalados por una real
orden que respaldaba un viaje de.estudio; otras veces a los
desvelos de las Sociedades Económicas por conocer el estado de la
economía agraria, artesanal o del comercio en sus respectivas
provincias de acción y, en la mayoría de los casos, a la inquietud
personal que se traducía en notas tomadas sobre el terreno en los
lentos desplazamientos.
El Semanario recoge la idea de la necesidad de favorecer todo
lo posible la acumulación de este tipo de datos y su posterior
estudio. Ya eri el Prospecto de esta publicación se reconoce la
necesidad de abordar este asunto. Primero, de manera general, se
dice :"parece que los hombres desengañados ya de los desvaríos
en que han divagado tanto tiempo en materia de estudios, vuelven como de un penoso viaje a reconocer su casa, la economía de
ella, sus tierras y frutos"90 , y más adelante se marcan como
objetivos de la revista el unir ``el conocimiento del estado de
nuestra agricultura en las diferentes provincias del reyno" al de
los adelantamientos que se producen en esta materia y que pueden
resultar dé utilidad para el agricultor.
La dirección de la revista se queja de la falta de conocimiento.
sobre los más variados aspectos de la naturaleza de nuestro país.
Así se dice que son "bastante limitadas" las noticias sobre los
diversos tipos de yerbas que produce nuestro suelo y se comenta
``lo poco que se han estendido todavía entre nosotros los conocimientos de historia natural"91. La postura general del Semanario
sobre el tema se puede resumir en estas frases: "Como la mayor
parte de nuestros estudios suelen ser de tejas arriba, quando
(90) Prospecto del Semanario de ABricultura y Artes.,, Tomo I. Págs. VII a
XVI. Cfr. Apéndice documental.
(91) S.A.A.P. Tomo III. NP 60. Pág. 121.
115
queremos hablar de lo que nos rodea, nos hallamos bastante
atrasados de noticias".
Deseando paliar esta falta de ^nformación, básica para todo
planteamiento de mejoras en la agricultura, el Semanario elabora
un cuestionario92 , una especie de enctfesta, ^ que ofre^e a sus
lectores para que, ajustándose a él, envíen sus respuestas. Este
cuestionario se dirige a recoger todo tipo de información referente
al estado de la agricultura en cada lugar. Resulta un documento
interesante por lo que tiene de intento de sistematización, ofreciendo un marco exhaustivo en su desarrollo que podría utilizarse
para establecer la situación real del campo español de la época.
En unas líneas preliminares al cuestionario se expresan los
objetivos que se pretenden cubrir. Son de^ tres tipos : ampliar el
conocimiento de las diferentes técnicas, productos, prácticas usadas, etc. que solían diferir mucho en cada una de las regiones y
así hacer partícipes a las zonas más retrasadas de los métodos y
técnicas usadas en las que tienen una agricultura más avanzada.
En este punto hay una referencia a Towsend que en sus viajes
puso de relieve esta disparidad existente en la Península.
El segundo objetivo que se pretende cubrir es el conocimiento
de cultivos, para evitar el buscar lejos, aun en el extranjero, las
semillas que existen en el propio país.
EI tercer objetivo es el de ampliar los conocimientos de los
particulares y del gobierno sobre las producciones de cada provin^ia.
Se plantean cuarenta y cinco preguntas que intentan cubrir
aspectos tan diversos como tipos de cultivo, técnicas de cultivo,
abonado de las tierras, rendimiento del trabajo, enfermedades en
los cultivos, manufacturas locales, comercialización de excedentes
y otros parecidos. El cuestionario peca de maximalista; pues algunas de sus preguntas son difícilmente respondibles por el campesino medio.
Predominan las preguntas de carácter técnico y sólo en una de
ellas se hace referencia al tema de la tenencia de las tierras. En la
30? se pregunta si se pagan las rentas en dinero o en especie y si
los arriendos son "a mitad de ganancia para el arrendatario, o no
tiene más de la mitad de las creces".
(92) S.A.A.P. Tomo IV. NP 92. Págs. 216 a 222. Este Cuestionario se incluye
en el Apéndice documental.
116
No parece que tuviera mucho éxito entre' los lectores la encuesta. De hecho sblo aparece la referencia a una respuesta. Al
menos sólo de una se da noticia en el Semanario y podemos
pensar que, si se hubieran recibido más, los editores no hubieran
desperdiciado la ocasión para animar, con su publicación o referencia de su recepción, a nuevos colaboradores.
La única respuesta declarada corresponde a un lector de Lucillos, provincia de Toledo93. Sus respuestas no se aj^istan demasiado al cuestionario, lo que era de esperar dado el tono de éste.
Ofrece algunos datos de interés respecto a malas costumbres, por
ejmplo en la obtención de vinos, vareo de olivos, etc., que
muestran lo deficientes que eran los sistemas que tradicionalmente se empleaban en la actividad agrícola.
El Semanario se hace eco, repetidameñte, de los premios
convocados por distintas Sociedades Económicas, sobre todo de
los que convoca la Aragonesa, una de las más activas en el clima
general de decadencia en que se mueven las Sociedades a finales
del XVIII y comienzo de ochocientos, la de Valencia y la de
Segovia. Es constante de estos premios el incluir uno tendente a
fomentar la recepción de una información más completa sob.re la
situación económica de la zona en que actúa la Sociedad Económica que lo convoca. La Sociedad Aragonesa otorgará, en 1797, un
premio, "al que mejor describa los pueblos del corregimiento y
partido de Cinco Villas, señalando el número de vecino de cada
uno y medios con que subsiten, y las escuelas de enseñanza que
hay... el clima, situación, extensión y calidad del terreño y empleo que se hace de él, frutos que se cultivan..."94 , y otros
extremos encaminados a recoger información sobre esta comarca.
En 1798 el premio será para el mejor estudio sobre el estado
de las fábricas de cáñamo y lino en Aragón y aparece otro premio
para la mejor información sobre el estado de los caminos y las
posadas en este reino.
.
Parecidas informaciones se dan sobre los premios que convocan las Sociedades Económicas de Segovia y Valencia. La revista
recoge y divulga las iniciativas de éstos organismos en su afán de
colaborar en el fomento de estudios que inventaríen las más
(93) S.A.A.P. Tomo XVI. N9 410. Pág. 289.
(94) S.A.A.P. Tomo I. NP 5. Pág. 77.
117
diversas realidades del país para un mejor conocimiento de éste.
En el extracto que el Semanario ofrece de una memoria del
economista aragonés Tadeo de Calomarde, se encuentra claramente expresada la idea de la necesidad de disponer de este tipo
de estudios para abordar, con esperanza de^ éxito^, un programa de
reformas. Respecto a la ya decretada libertad del comercio de
granos, de la que nos ocuparemos en otro apartado, dice: "Los
efectos que ha producido la gran variedad de determinaciones que
se han tomado sobre el comercio de granos, están demostrando lo
juicioso del dictamen de la Sociedad Matritense quando asegura
que, en este ramo económico, no se podrá establecer con acierto
ley alguna mientras que no sepa con la certeza que la materia
permite, si nuestra España produce o no^ trigo suficiente para
mantener su población"95.
En este mismo estudio de Calomarde, que lleva por título De
la Población y Cosechas del reyno de Aragón, el autor plantea
algunas cuestiones de método para desarrollar estos trabajos. Hay
una primitiva idea sobre la crítica de fuentes cuando recomienda
el uso de fuentes indirectas para el conocimiento de datos de
producción dada la poca fiabilidad de los informes que se piden a
personas de autoridad o particulares de los pueblos, "por el
recelo que generalmente infunden estas averiguaciones". Para
conocer el volumen de la población, dirige su atención al número
de nacidos, al número de muertos y al de matrimonios. En su
búsqueda de fuentes cita las siguientes como aprovechables: los
estados. que los corregidores elaboran cada año, los diezmos de los
obispados, cabildos, Inquisición; diezmos pertenecientes a señores
laicos... Calomarde, como buen economista, plantea una información basada en una discrimada elección de las fuentes.
Da cabida la revista en sus páginas a otro tipo de acercamiento
a la realidad que el reino presentaba. Se trata de las llamadas
observaciones, anotaciones breves sobre el estado de la agricultura, las artes y el comercio en un pueblo, una región o la línea de
camino que cubre un viaje. Sobre este tipo de observaciones, así
como sobre los "viajes agronómicos" y su importancia, se expresa de esta manera Esteban Boutelou en el Semanario :"no dexará
de formarse concepto de la importancia de los viajes emprendidos
(95) S.A.A.P. Tomo XVII. NP 431. Pág. 209.
118
de intento para reconocer el estado de la Agricultura ^en diversas
provincias, los cultivos que en ésta o en aquella deben promoverse, los que conviene abandonar y las prácticas que es necesario
reformar, o ventajoso hacerlas generales"96.
Se publican varios testimonios de ese tipo de información que
podemos caracterizar, frente a las memorias que sobre parecido
tema se escribían en el seno de las Sociedades Económicas, como
más ágil, menos rigurosa, sin la estructuración . propia de un
estudio concebido unitariamente, pero más fresca y directa. Ejemplos de estas observaciones pueden ser las que sobre el estado de
la Agricultura entre Ocaña y Huete hace Esteban Boutelou en
180397. También son de este estilo las observaciones que el
mismo autor publica sobre la agricultura de Jadraque98 , o las que
un autor anónimo remite sobre el estado de esta actividad económica en el partido de Medida del Campo^^ .
8.- LA PROBLEMATICA EN TORNO A LA
INDUSTRIA Y AL COMERCIO.
El panorama que en el último tercio del siglo XVIII ofrece la
actividad manufacturera no cambia sustancialmente la tónica de
siglos anteriores, a no ser en el caso catalán que se produce como
fenómeno peculiar y, significativamente, al margen, en su desarrollo, de los cauces usuales del voluntarismo reformista ilustrado. La industria téxtil catalana presenta una dinámica propia sin
paralelo en el resto del país.
España se mantiene totalmente al margen del proceso industrialiiador que se desarrollaba en Inglaterra. Sus estructuras
económico-sociales no habían sufrido todavía los profundos cambios necesarios para asimilar este proceso, habrá que esperar hasta
mediados del siglo XIX para que se produzcan intentos para una
industrialización más generalizada. A lo más que se llega en estos
últimos años del setecientos y comienzos del ochocientos es a
importar algunas novedades técnicas, de importancia para los
(96) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 472. Pág. 33.
(97) Ibid.
(98) S.A.A.P. Tomo XXI. N9 536. Pág. 217.
(99) S.A.A.P. Tomo X. N9 259. Pág. 385.
119
textiles catalanes, cazar algún técnico extranjero con la esperanza
.de dinamizar nuestros métodos tradicionales o a contemplar,
entre asombrados y confusos, las transformaciones que ocurren
más allá de nuestras fronteras.
Por lo que respecta a la política ilustrada en favor del desarrollo de las manufacturas de nuestro país, ya en la Parté I de esté
trabajoloo nos detuvimos a examinarla, aunque muy sucintamente.
Nos enfrentamos ahora con los contenidos que encontramos
en el Semanario y reflejan la problemática que sobre la industria y
el comercio existía en la España finisecular del XVIII. No son
muchos los artículos de opinión en esta publicación de orientación
técnica y divugadora, sin embargo no pued^ por menos de filtrarse el reflejo de unos problemas candentes, cuando no son abordados directamente.
El único tipo de. industria que es tratado por el Semanario no
sólo en sus aspecto^ térnicos, (bajo este aspecto hay muchas
referencias a procesos de fabricación muy diversos) sino de una
manera más amplia, con alusiones a su problemática básica, es la
manufactura de paños y, más concretamente, la de la lána. Tan
sólo se añaden algunas observaciones mucho más imprecisas sobre
la industria del lino.
El artículo más destacable sobre la industria textil de la lana es
el que lleva por título De la Industria lanar en el reyno de Sevilla
y de medios de fomentarlalol ^ escrito por el presbítero don
Cándido María Trigueros, hombre muy dinámico en la Sociedad
Económica sevillana, dramaturgo y poeta bastante mediocre,
amigo de Jovellanos quien en una carta le insta a renunciar a las
musas, dedicándose a empresas de mayor utilidadlo2 ,
Esta memoria de Trigueros se divide en tres capítulos : Causas
de la decandencia de la industria de la lana, Medios de fomentarla
(100) Cfr. Parte I. Págs. 8 a 11.
(101) S.A.A.P. Tomo XVI. NP 395 y 396. Págs. 56 y ss.
(102) "Carta a Trigueros", en Biblioteca de Autorcic espa(5oles. Tomo L. Pág.
164. También se cita aquí un párrafo de Llaguno a Jovellanos en que se dice: "si
yo hubiese de aconsejar a D. Cándido ( Trigueros), le diría que, pues se ha hecho
tan sevillano, hiciese el buen servicio a aquel país escribiendo unas Memorias de
la agricultura, las artes y comercio de él, a la manera de las que hizo Company de
Barcelona." El extracto que publica el Semanario, bien puede ser fruto de esta
instancia de Jovellanos que recogerta la sugerencia de Llaguno.
120
y De los fondos para subvenir a los gastos que necesita el fomento
de la industria.
El análisis de las causas de la decadencia nos ofrece una visión
digna de ser tenida en cuenta, que nos habla de la agudeza de este
hombre que unía momentos de brillantez a otros que no lo eran
^
tanto.
Se remonta Trigueros al siglo XVI, siglo que él cal^ica de
"las mayores glorias" para Espafla. Ya en esta época sitúa el
comienzo de la decadencia de la industria de paños. Rela^iona esta
situación con el deslumbre que producía la invasión de metales
preciosos, la pérdida de brazos que trabajasen en esta manufactura, así como la introducción de productos extranjeros: "Las.
rápidas fortunas que se hacían en el Nuevo Mundo, inspiraron a
los españoles la errada máxima de que no había más riqueza que
la de los metales preciosos, y así sus mismas victorias privaban a
la patria de muchos brazos, o los apartaban de la. industria;
peleando y venciendo fuera de Espáña se fueron destruyendo los
españoles (...). Felipe II con su vastos proyectos consumió inmensos tesoros, y debilitó el nervio de la nación (...). Los extranjeros
se aprovecharon de nuestros errores políticos"1o3 _
Estos mismos extranjeros logran privilegios de cara a introducir los productos de su fábricas, ``lo que fue un golpe mortal para
nuestra industria, que se aumentó con las vexaciones de los
arrendadores de rentas reales, también extranjeros".
Se produce, pues, una carencia de mano de obra, aspecto en
el que Trigueros insiste. Aún hace referencia a la posterior expulsión de los moriscos, que "privó también a España de muchos
millares de brazos, necesarios para la labranza y la industria".
No falta en este análisis una alusión al aumento de la mendicidad :``reducidos muchos artesanos a la mendiguez, excitaron la
caridad, y ésta mal dirigida ácabó de arruinar nuestras fábricas".
En estas citas, así como en las que recogeremos referentes a la
Mesta, se nos ofrece una muestra de la actitud crítica que algunos
ilustrados supieron desarrollar respecto a su interpretación histórica. Está en la línea, por ejemplo, del autor de las Cartas polttico-económicas al Conde de Lerena; refiriéndose a éstas dice Elorza que "la historia opera (...) como elemento esclarecedor al
(103) S.A.A.P. Tomo XVI. NP 395. Pág. 57.
121
servicio de la crítica de un presente que se aspira a reformar"IO4,
La crítica a la Mesta, en su papel de agente de la decadencia
manufacturera, se centra en el beneficio que una oligarquía ganadera se procura y había procurado a costa de sacrificar esta
industria textil, así como la agricultura y la necesaria simbiósis
entre aprovechamiento agrario y ganadero de nuestras tierras:
``de suerte que dichos privilegios parecen que tienden a que en
Espafla se críen lanas para enriqueces a unos pocos poderosos que
proveen a las fábricas de Inglaterra y Francia, al mismo tiempo
que perjudican a la agricultura, desuniendo esta columna del
estado de la otra, que es la cría de ganados"1o5,
La materia prima se exporta en bruto sin beneficiar a nuestra
industria de paíios; al contrario, impidiendd su desarrollo.
Con todo, apunta Trigueros, podrían subsistir de alguna manera las fábricas de lanas si no se exportase nada más que la lana
fina y entrefina, trabajándose en el país la basta, "pero por
desgracia se extrae la mayor proporción de churra y riberiega,
fina y entrefina, estante y trashumante, y todo en crudo, sin
dexar producto alguno a la industria de esta provincia".
A ésto se añade, como réplica, la introducción de^ géneros
extranjeros, "que inunda la provincia, en especial ingleses".
Tampoco queda a resguardo el mercado colonial, "que también
allí introducen los extranjeros".
Por último se seíialan otras dos causas de distinta índole: El
descuido de la educación de los menestrales :"se aprende sólo
por costumbre y no por instrucción metódica" , con lo que se
desconocer, las técnicas para simplificar y mejorar la producción
y, así, abaratar el producto. Y"la poca consideración y aprecio
que se da a los artesanos a la^ artes mismas" , perviviendo, a
pesar de los intentos intensificados en el reinado de Carlos III, el
desprestigio social del trabajo manual
En el segundo epígrafe del artículo se exponen las medidas
para fomentar esta industria. Se aducen cinco : aumentar la mano
de obra, incrementar las materias primas, instrucción, utilización
de máquinas y promoción de las ventas.
(104) "Estudio Preliminar" de Antonio de Elorza a la edición de las Cartas
poktico-eco nb micas...
(105) S.A.A.P. Tomo XVI. •NP 395. Pág. 59•
122
El aumento de la mano de obra lo basa, fundamentalmente,
en la extensión de la manufactura lanar por las zonas rurales. Se
trata de una medida de corte tradicional que se encamina a
pontencializar y comercializar una de las fuentes tradicionales de
la actividad textil, la doméstica. Propone la utilización de mujeres
y niños, así como de hombres en los tiempos libres de faena
agrícola. Otra cantera de mano de obra son los mendigos y
gitanos, asentándolos, con la creación de talleres, y combatiendo
la práctica de la limosna. Ya veremos el nuevo papel concedido a
ésta.
Las materias primas se incrementarán con una serie de medidas que atajan en profundidad el mal: moderar los privilegios de
la Mesta, fomentar la cría de ganado estante, corregir "nuestra
legislación agraria" , otorgar arrendamientos largos ``a lo menos
por treinta años, para que los colonos puedan sacar utilidad,
uniendo a la agricultura la cría de ganados y pastos para mantenerlos, los que han de estar cerrados"1o6 _ También se alude a un
problema estructural que dificulta el necesario desahogao del
campesino permitiéndole efectuar estos progresos, se trata de la
acaparación de tierras, sobre todo en Andalucía, en manos de
unos pocos grandes arrendatarios que, a su vez, subarredaban a
altos precios :``quisiera que alguna ley ineludible cohibiese la
ambición insaciable de muchos poderosos arrendatarios de labore^ , reduciéndolos a un moderado número de fanegas"1o7 ,
Como medidas más directas propone Trigueros, "prohibir la
extradición de la lana con mucho vigor", y si se exportase alguna
cantidad, que sea sblo de lana fina y no en crudo, sino hilada para
que aproveche a la industria nacional. El mercado colónial tiene
que reservarse para los paños españoles, prohibiéndose " absolutamente" la introducción de paños extranjeros.
Por último se refiere a otras materias primas básicas: barrilla,
sosa, jabón, que se fomentarán, evitando el monopolio que existe
^
sobre alguna y aliviándolas del pago de derechos.
De la instrucción, uso de máquinas y comercialización a penas
si se dice algo, pues ni siquiera se vuelven a mencionar algunos
de estos temas.
(106) lbid. Pág. 63.
(107) Ibid.
123
En el último apartado de su memoria plantea el tema de la
financiación de este intento revitalizador de la manufactura textil.
Desde luego se apresura a dejar en claro que no debe ser el erario
público la fuente de esta financiación, y añade por todo comentario, "harto tiene, sobre sí".
^
Pero tampoco se va acudir a fondos puestos por "compañías
cuerpos o particulares ricos". Se descarta esta posibilidad, "porque no querrán adelantar tantos caudales, y quando lo hiciesen
exigirán el interés de su dinero, y harían un monopolio de la
manufactura que se intenta convertir en industria libre y popular"log. Aquí se muestra el real alcance de la política de unas
reformas de la estructura tradicional de la industria de paños :
quitarle obstáculos, promocionarla, desarrDllarla, pero sin liquidarla para dar paso a una industria de nuevo cuño. La diferencia
entre esta propuesta y lo que ya en estos años ocurría en Cataluña, en su industria textil, es manifiesta.
Las fuentes de financiación para el relanzamiento de la industria lanera que Trigueros que propone son dos: una "junta de
caridad" que recoja las limosnas voluntarias en la provincia y las
canalice hacia este santo fin (después de todo, arguye, los^ pueblos
se verán libres de mendigos), y el establecimiento de una ``rifa
pecuniaria". Trigueros, que nos ofrece un estructurado análisis
de la postración de la manufactura de la lana nacional, digno de
tenerse encuenta, concluye con esta estólida solución final. E ^ta
^ontradicción puede ser significativa al mostrar cómo la capacidad
de diagnóstico, certera, no se corresponde, en personajes lúcidos
del siglo de las luces, con la participación en un contexto social e
ideológico superador de los planteamientos propios del Antiguo
Régimen, con lo que las soluciones retornan sin cesar hacia un
vano perfeccionismo de lo existente.
^
Publica el Semanario otro extracto de una memoria del comisario de guerra José Pérez Quintana, que trata igualmente el
problema de la manufacturas de la lana. Lleva por título: Explicación de las máguinas e instrumentos de gue se compone una
fábricá de telillas angostas de lanalo9, Además de los datos técnicos que aporta, hace un esbozo de la problemática de ^sta industria, referido especialmente a Andalucía.
(108) S.A.A.P. Tomo XVI. NP 396. Pág. 75.
(109) S.A.A.P. Tomo I. NP 7. Pág. 105 y ss.
. 124
Se vuelve sobre el abandono que padece esta rama de la
manufactura nacional y la necesidad de una protección encaminada a retener la materia prima para ser elaborada en el país y no
depender de lo paños extranjeros :"ninguna manufactura puede
fomentarse en el reyno con más utilidad que las lanas, primera
materia que abunda en nuestro suelo, y que enviamos fuera del
reyno para volverla a recibir en texidos a precios exorbitados,
comparados con lo que vale aquélla".
La necesidad de fomentar esta industria en Andalucía la apoya
Quintana no. sólo en esta razón general de sanear la balanza
comercial por lo que respecta al comercio de paños, sino en un
intento de paliar las deficiencias estructurales del campo andaluz
introducciendo esta actividad en los pueblos. Esta empresa resulta
urgente en una región en la que se producía un paro temporal de
jornaleros con sus secuelas de miseria :``en Andalucía la necesidad de tales fábricas (es de la máxima urgencia), donde sin
embargo de la fertilidad del terreno, se carece de los principales
ramos de la industria no siendo capaz la agricultura, por hallarse
reducida a pocas manos, de sostener en muchos partidos todo el
año el sinnúmero de jornaleros cuyas ocupaciones cesan por lo
regular tres o quatro mese ^ de invierno, sean abundantes o escasos de agua, y como les falta labor en que emplearse, se aumenta
su necesidad y las de sus familias hasta declinar en una irreparable
miseria".
Propone la creación de varios telares de telillas angostas en
cada ciudad de Andalucía que paliasen este paro y ocupasen a los
mendigos. En relación con ésto da noticia de que han llegado a
Sevilla unos extranjeros fabricantes de angostas de lana, que.
procedían de fábricas de Inglaterra, Abbeville, Amiens y Bruselas
y fueron traídos para montar una industria experimental en la
casa de huérfanos de la Real de los Toribios.
De la industria del lino la referencia que nos ofrece el Semanario es menos jugosa. En el artículo Del fomento del Lino en
Galiciallo se constata la "decadencia notable" de este cultivo. El
Rey da disposiciones, Real Orden de 2 Junio de 1792, para
favorecerlo, declarando libres de alcabalas y derechos reales las
partidas de lino y linaza en vistas al fomento y mantenimiento de
las fábricas de lienzos.
(110) S.A.A.P. Tomo XI. N9 279. Pág. 273 y ss.
125
En otro artículo, Mejoramiento de !os lienzos en Galicia111 ^
se dice que cada año se introducían en Galicia de 80 a 100.000
arrobas de lino extranjero libre de impuestos. Se propugna la
superioridad del torno sobre la rueca y se propone un sistema de
división del trabajo. Alternativa al modo tradicional de proceder,
consistente en repartir las labores sin que todo el proceso se
concentre en el taller doméstico.
En dos artículos de don Francisco Terán, director de la Sociedad Económica de Sanlúcar de Barrameda, se aborda el tema de
la manufactura doméstica.
Propone Terán en un artículo sobre hilados112 , la conveniencia de ocupar una gran parte de la población : mujeres, niños,
ancianos, en la "preparación de las primeitas materias de hilados
para las fábricas." De hecho su pensamiento va más allá de la
simple promoción de las labores textiles domésticas. Terán ve en
esta medida un medio de abaratar la mano de obra agrícola, al
procurar jornales supletorios a la familia campesina, rebajándose
así potencialmente el salario del jornalero :``este es uno de los
principales medios con que la industria, abaratando la mano de
obra de la agricultura y las artes, contribuye a su fomento y a la
comodidad de precios para el abasto interior, y para que el
sobrante que se exporte pueda concurrir con el de otras naciones
industriosas."
Combate dos ideas que cree erróneas: considerar la decadencia
de las industrias como consecuencia de la falta de mano de obra y de
la falta de "aplicación" de las gentes. Aduce el ejemplo de San
Lúcar y Cádiz donde existe una tradición de trabajo doméstico
textil, dirigido por comerciantes :"se franquearon por un comerciante de Cádiz 5.000 libras de lino para hacerlas hilas por
dirección de la sociedad: concurrieron a este trabajo sobre dos mil
mujeres, que, por hilar las más en rueca, apenas ganaban seis
quartos diarios, y, sin embargo, anhelaban por este exercicio."
Terán aborda en otro artículo, Sobre la fábrica de ParZos113 ^
las ventajas del sistema doméstico sobre las "fábricas en grande."
(111) S.A.A.P. Tomo XII. N^ 295. Págs. 131 y ss.
(112) S.A.A.P. Tomo IV. N9 87. Págs. 135 y 136. La referencia al artícúló de
Terán, se hace en una nota del artículo de Arthur Young (N9 87. Pág. 12 y s^ .).
(113) S.A.A.P. Tomo IV. NP 102. Págs. 380 y ss.
126
Primero pone el ejemplo del sistema que se usa en Aldea del
Río. El proceso lo pone en marcha una mujer, y añade :"también había en el pueblo otras muchas casas que se exercitaban en
lo mismo désde,tiempo inmemorial." Esta compra la lana para el
año, con su familia la limpia y abre. Unos operarios la cardan,
pagándoseles según el trabajo realizado. Después la dan a hilar en
el pueblo, pagando por libra hilada. Y añade Terán: `;se me
aseguró que en el pueblo había tantos tornos de hilar como
individuos, ocupándose en ésto las gentes del campo en las temporadas de lluvia." De nuevo en casa de la mujer se urden las
telas y se envían, después, a tejer a Bujalance. Reciben la tela
dispuesta para la venta y se la entregan a distintos traficantes en
estos paños ``de mucho consumo entre la gente trabajadora de
nuestras provincias."
'
_
Señala Terán las ventajas de este sistema de producción: no
hay "edificio de fábrica, ni tornos propios, ni telares, ni otras
máquinas propias" , no hay que preocuparse del trabajo de la
gente que se ocupa ya que trabajan a destajo, las tareas están
"divididas entre otros tantos individuos que las hacen en sus
casas con sus propios instrumentos" , el estímulo en el trabajo
bien hecho viene promovido por la preferencia a ser ocupados,
entre otros, para las diferentes labores.
En contrapartida, las "fábricas en grande" presentan desventajas. Las personas que las dirigen no son siempre celosas de su
trabajo; "tienen baxo sus órdenes crecido número del empleados
(...) todos con buenos sueldos, también se hacen muchas labores a
jornal. Todos estos empleados no tienen interés inmediato en los
adelantamientos o atrasos del establecimiento, se necesitan fondos _
inmensos para edificios de fábrica, oficina de tintes..., hay mucho
desperdicio de tiempo, son freqiientes entre ellos las 'pendencias y
tienen gran facilidad de agavillarse para dar la ley al establecimiento, subiendo los precios y perpetuando los abusos". Y concluye :"en suma, todo suele ser en semejantes establecimientos
monstruoso, todo desbarato, confusión y desorden"114 ,
De nuevo por boca de Terán aparecen las razones de buen
número de ilustrados que buscan las reformas capaces de perfeccionar los sistemas de producción tradicionales, "inmemoriales"
(114) Ibid. Pág. 383.
127
dice él, pero que ven con malos ojos las transformaciones profundas propias de una revolución industrial en las que sólo ven
causas de desórdenes y dificultades. Si algunos ilustrados del
setecientos son los primeros representantes de la nuevá burguesía
que triunfa y se consolida en la centuria siguiente, otros muchos
son los últimos vestigios, clarividentes e ingeniosos, de un
mundo que económica, social y políticamente entraba en agonía.
El Semanario ños ofrece, en otra ocasión, unas reflexiones, en
forma de diálogo, sobre la Perfección de las Artes Industriales115 ^
en las que se analiza el caso inglés, que sirven de punto de
referencia.
Comienza este diálogo admitiendo la calidad superior de los
paños ingleses frente al resto de los eu7opeos y el grado de
_perfección de sus talleres. Analizando este hecho se producen
una serie de preguntas en las que se tratan de fijar las causas de
este progreso. No se debe al clima o a un talento superior, ni
tampoco a la forma de gobierno, "el Parlamento en el que los
fabricantes están bien representados", el Semanario recuerda que
en España existían las Juntas de Comercio como órgano de los
fabricantes. Tampoco se inclina a pensar que sea la ' superior
educación de los ingleses.
El factor del floreciente estado de la industria en Inglaterra
consiste en "que está subdividido el trabajo" y, en última instancia, "el fundamento es un consumo abundante que hace que sea
rentable el tener especialistas en cada parte de la producción
total." Este alto consumo es, también, el que, produciendo abundantes ganancias, promoverá una simplificación de las labores por
medio de máquinas." Se resume, finalmente, este proceso con
esta aseveración : se perfeccionará la manufactura, subdividiendo
las labores al paso que vayan aumentando los pedidos"116.
Después de esta explicación basada en la importancia del
comercio, el que hace de ``ignorante" en el diálogo comenta:
"Ahora veo clara la relación que tienen los conatos de las escuadras inglesas con sus fábricas de botones y de tejidos."
^
En el caso español, se apunta la potenciál importancia de los
pedidos, basada en el imperio colonial, pero se constata, a su vez
en el diálogo, el descuido de las actividades industriales como un
(115) S.A.A.P. Tomo VII. NP 18. Págs. 386 y ss.
(116) Ibid. ^Pág. 389.
128
mal que viene •de muy atrás, habiendo caído éstas en manos de
extranjeros con los que ahora no se puede competir. El único
remedio que se dictamina es el siguiente :``que nosotros por
amor a nuestra patria no gastemos géneros de ninguna clase que
no estén fabricados en España, y si puede ser por españoles",
ésto hará que aumente el consumo de productos nacionales y se
desarrolle nuestra manufactura.
Vemos cómo se simplifican los problemas, tantó en el análisis
del caso inglés como en el diagnóstico del español. El caso inglés
se basa en la beneficiosa acción de un creciente consumo sobre la
organización del trabajo y la incorporación de utillaje mecanizado.
La única solución, pues, para España es incrementar el consumo
de productos nacionales, ya que así se producirá la transformación
industrial. Una solución de este tipo, con su lógica simplista, se
mueve en el plano de cierta racionalización idealista de un proceso complejo que, es evidente, rebasaba completamente las posibilidades de comprensión y la buena voluntad de que da muestra el
autor del diálogo.
El Semanario traduce un artículo del químico francés J.A.
Chaptal, que resume para sus lectores : Fomento de las Artes
qufmicas en Francia117. Chaptal aborda las causas de la decadencia de la industria francesa. Esboza tres : las ``preocupaciones"
que sitúan a las fábricas entre los oficios tenidos en menos, aparta
do de ellas ``talentos y caudales" ; un mal sistema de administración de rentas que tan sólo ve en las fábricas un manantial de
imposiciones y la "necia manía de gastar géneros extranjeros."
Las caúsas que Chaptal apunta para Francia no son demasiado
diferentes de las que el Semanario considera válidas para España.
En cuanto a la política económica que debe presidir el añanzamiento industrial, se basará, según Chaptal, en: la libertad de
comercio para los productos manufacturados, libertad del fabricante para el aprovisionamiento de materias primas con la libre
entrada y circulación de éstas, y la impartición de cargas fiscales
en el fabricante y no directamente en las materias primas y
productos de su industria. Se añade que si bien debe permitirse la
(117) S.A.A.P. Tomo VII. N^ 176. Págs. 310 y ss. El eztracto lo es del
artículo de Chaptal "Essais sur le perfectionement des arts chimiques en
France." Ya se habfan introducido en 1794 sus Elementos de Qulmica.
129
entrada de productos extranjeros acabados, éstos se cargarán en
un 12 0 15%a.
Las soluciones son más explícitas que en el artículo anterior,
aunque" también parecen responder a una mentalidad reformista
que cree en la virtud de un cambio en lá política económica del
Estado como última instancia para las transformaciones profundas.
Terminamos la exposición de los textos que en el Semanario
tratan la problemática de las manufacturas, insistiendo en una
idea ya recogida anteriormente : la necesidad de protección para la
industria nacional, referida sobre todo a la textil. Esta política se
concreta en poner dificultades a la salida de materia prima en
bruto y a la entrada de productos manufacturados extranjeros.
Esta idea se mantiene siempre que se aborda el problema de
nuestra industria. Otras medidas concretas no presentan la consistencia y constancia de ésta. El pensamiento ilustrado se muestra
intervencionista, el Estado tiene que desarrollar una política económica que subsane los problemas profundos de las manufacturas
textiles. Este intervencionismo y proteccionismo presentan todavía un cariz mercantilista. La industria de nuevo cuño que estaba
surgiendo en España nacía bastante marginada del corto intervencionismo estatal y cuando pida una política de protección, ésta no
será sinónima del estrecho proteccionismo mercantilista.
Nos vamos a ocupar ahora de la problemática que recoge el
Semanario entorno al comercio. Con respecto a la cuestión de la
^irculación comercial se centra la revista en un aspecto exclusivo:
el comercio de granos. Esta preocupación única puede justificarse
por el carácter fundamentalmente agrario de la publicación y por
la importancia de este candente tema.
Los cereales estaban afectados, ya desde el siglo XVI, por una
normativa minuciosa, sometidos a una tasa provocando el almacenamiento y la poca fluidez en la comercialización. La tasa limitaba
el precio del trigo en años de escasez, tendiendo al control de la
subida de precios en estos años y, aplicada a la extracción de
cereales, a paliar su carencia. La tasa, en palabras de Anes, "era
un límite a las ganancias en los años de escasez y no ofrecía,
como contrapártida, ventaja alguna a los vendedores en los años
de abundancia"118. Con ésto se reforzaba todavía más la práctica
(118) Las Crisis agrarias en la España moderna. Pág. 337. Sobre el problemá de
la circulación de los cereales, ast como el. más general de la integración comercial
130
general del almacenamiento de granos, buscando su venta en los
momentos de precios más altos.
Ya en 1756 se dan las primeras disposiciones sobre la libertad
en el comercio de granos, que se concretarán en la ley de 11 de
julio de 1765 decretando la desaparición de la tasa y la libertad en
la circulación de los cereales.
Es claro que esta política liberadora coincidía con el interés de
aquellos que•acaparaban cereales y deseaban realizár los mayores
beneficios posibles: perceptores de diezmos, rentas cobradas en
especie, prestamistas de granos, etc. Pronto se mostrarán tres
teñdencias ante la ley : la favorable de los que se aprovechan
directamente de esta libertad, al poder aumentar sus beneficios;
la favorable de los teóricos ilustrados que la consideran progresista
y acorde con un liberalismo económico asimilado en el gabinete119
y el rechazo mostrado por los Procuradores Síndicos Personeros
del Común, que representaban los intereses de los indigentes, los
cuales se veían desamparados, ya que la libertad se traducía en
una mayor posibilidad de maniobra por parte de los poderosos. De
hecho los almacenamientos especulativos aumentaron en los años
de abundancia.
Gonzalo Anes señala la contradicción que presentaba esta
medida liberalizadora en el seno de una estructura de Antiguo
Régimen, traduciéndose en que, "el gobierno vacilase en la aplicación de las medidas liberalizadoras" explicándose así los constantes cambios de la política de libre comerciol2o ,
Como dice Domínguez Ortiz, "seria falso reconocer que cón
la ley de 1765 se logró la libertad absoluta del comercio interior"121. Según él la época de mayor equilibrio se sitúa entre.
1783 y 1787, en 1789 se produce un alza espectacular del precio
del trigo, viéndose afectado el mercado por la crisis de subsistencias, la coyuntura revolucionaria francesa y las guerras postede Espafla en el setecientos pueden consultarse: "Formación del mercado nacional
y toma de conciencia de la burguesía", de Josep Fontana en Cambio económico y actitudes po ^ticás. Barcelona. 1973. Historia de Espafla y Amésica de
Vicens, Volumen IV, "La libertad del comercio de cereales". G. Anes, "Los
Pósitos en la Espafla del siglo XVIII" en Moneda y Crédito; NP 105 (1968).
(119) Jovellanos hace su defensa de la libertad del comercio de granos
desde unos presupuestos cláramente liberales. Cfr. Informe.., págs. 177 a 191.
(120) Las crisis agrarias... Pág. 346.
(121) Historia de Espafla y América. Volumen IV. Pág. 134.
131
riores. Así, el reinado de Carlos IV, "se caracteriza por una serie
de disposiciones contradictorias" en este sentido, aun sin llegar
nunca a súprimir las disposicione ^ existentes sobre libertad en el
comercio de cereales.
En este marco hay que situar los artí ^ulos del Semanario en
favor de la libertad del comercio de granos.
El más importante de éstos es el que lleva por título Del
Comescio de Granos122. Es un extracto de una famosa carta que
don Francisco Craywinckel escribi6 al .Marqués de Esq ‚ilache,
ministro de Carlos III, en 1761. De este Craywinckel, holandés al
servicio de Carlos III que se afincó en Barcelona donde tenía
importantes intereses, nos dice Anes que fué el promotor del
Decreto sobre la liberalización del comercio con América. Esquilache será el propulsor, en las esferas del gobierno, de la definitiva libertad del comercio de granos que se plasmó en la Real
Cédula de 1765123.
Craywinckel divide su exposición en dos partes. En la primera
analiza el comercio interior y en la segunda, el exterior.
Con respecto al comercio interior, es partidiario de fomentarlo
absolutamente, dado que es "absolutamente necesario"' y para
ello propone remover "quantas trabas lo puedan estorbar". La
costumbre y los prejuicios han mantenido la prohibición o restricción del comercio de granos, "por tenor. de que falten o se
encarezcan." Estas preocupaciones se combaten con la experiencia de otros países en donde el libre comercio evita las escasece^ .
Pasa después a analizar la grave situación que presenta la
comercialización de los granos. El labrador pobre tiene que vender
inmediatamente sus excedentes, si el aflo es bueno los precios son
ruinosos, si es malo no tiene qué vender. EI potentado resiste en
los aflos de abundancia sin vender, pero finalmente el mismo
numeroso excedente se convierte en un problema y desea cosechas menos fecundas, de aquí que acorten sus labores o las
abandonen. Este ciclo trae como consecuencia la sucésión
incontrolada de carestías y abundancias, que benefician al que
puede almacenar los granos pues ``los vendé muy caros, valién(122) S.A.A.P. Tomo XVI. N9 396. Págs. 65 y ss.
(123) Cfr. Las crisis aqrarias... Págs. 340 y 341. Ya el semanario Erudito de
Valladares había dado cabida, en sus páginas a este escrito que ahora publica
el Semanario.
132
dose de la ocasión." A esto mismo viene a referirse Carende
cuando habla de los revendedores que "hactan estériles todos los
años, pues tanto da no coger trigo como dejarlo escondido"124 ,
En relación con este proceso pone Craywinckel el hecho de
"no haber medio en su precio (del grano), pues están muy baxos
o suben con exceso." Para él el comercio libre subsanaría la
situación al encontrar "siempre el labrador salida para sus fnitos."
Seguidamente sale al paso de algunas objeccionés comunes al
libre comercio de cereales. Sobre la previsión de cara a años de
malas cosechas, afirma que es este comercio libre "el medio más
natural y seguro dé hacer almacenes o repuestos de trigo", que
correrán a cargo de particulares, evitándose los inconvenientes de
los pósitos públicos : su construcción, ^apital para la adquisición
de granos y mala administración.
Sobre el peligro del monopolio de granos, aduce la amplia
concurrencia como manera de evitarlo y, por el contrario, dictamina que la situación de monopolio real es la que se da sin esta
liberación, pues "los acopios o repuestos que se suelen hacer para
asegurar los abastos son una especie de monopolio, por más que
se diga que no son por cuenta del público". Esta misma concurrencia de comerciantes dará como resultado "un precio medio y
moderado".
Concluye con respecto al comercio interior: "entiendo que la
libertad del comercio de granos debe ser absoluta y sin límites en
lo interior de un Estado" 125 .
Es necesario apreciar lo significativo de este artículo de
Crywinckél. Por un lado presupuestos que responden a un recto
planteamiento teórico que se relaciona ^con los comienzos de la
asimilación de las teorías del liberalismo económico, pero por otro
la realidad española de la segunda mitad del siglo XVIII, que no
admite esta impecable teoría importada. La libertad del comercio
tiene que producir los beneficios esperados, y no es así : se
producen contradicciones, se alimentan vicios especulativos que
tendrían que combatirse, no se mitigan las ^crisis de subsistencia,
persiste el malestar popular. El libre comercio de granos se
implanta en un país sin redes comerciales integradas a'cualquier
(124) Citado por Anes en Las crisis agrarias...
Pág. 328.
(125) S.A.A.P. Tomo XVI. NP 396. Pág, 70.
133
nivel, de ahí las dificultades de su aplicación: persiste la letra de
la ley, la realidad obliga a pertinentes acomodaciones.
Sobre el comercio exterior se mantiene la necesidad de equilibrar la balanza comercial: "para que no sea pasivo (el comercio),
y de consiguiente ruinoso, es preciso compensar a lo menos las
compras con iguales ventas, si es que no se puede hacer activo".
En materia de granos si se producen más de los necesarios es
partidario de fomentar su exportación, ayudando ésta a compensar
la balanza comercial. Esta misma exportación considera que beneficiará a la producción nacional pues mantendrá siempre la
estimación del producto y, por consiguiente, no llegará a faltar el
abasto.
Este mismo tema de la libertad del co^nercio de cereales es
tocado por Tadeo Francisco de Calomarde en la última parte de la
memoria, publicada en el Semanario126 , que lleva por título De
la Población y cosechas en el Reyno de Aragón. Para Calomarde
la libertad del comercio de granos es necesaria por ser "conforme
a razón, como a los principios de la justicia." Es lo único que
"puede mantener el trigo a un precio proporcionado a la masa
existente." La concurrencia de vendedores tiene por efecto la
destrución del monopolio y la nivelación de los precios "con la
cantidad existente y no con la que se figure el capricho."
Partiendo de estos principios es partidario Calomarde de la
libertad del comercio interior de este producto, "pudiendo pasar
de unas a otras (provincias) sin traba alguna que impida su
transporte y comunicación."
En cuanto al comercio exterior, defiende también su "entera
libertad", bien se haga por particulares o por compañías. Sólo
impone un requisito, que "no tenga privilegios exlusivos." Esta
política conduce a la canalización de excedentes en años prósperos y la facilidad de importar en años escasos.
Todavía en otra memoria de Calomarde127 , premiada por la
Sociedad Económica de Aragón, se vuelve sobre el tema. En este
nuevo artículo se declara en contra de las trabas que dificultan el
comercio de cereales, que considera ``política mal entendida, de
tiempos de ignorancia." Esta política de impedimentos buscaba,
"que los que viven de salarios lo compren todo más barato", con
(126) S.A.A.P. Tomo XVII. N9 432. Pág. 228 y ss.
(127) S.A.A.P. Tomo VI. NP 147. Pág. 257 y ss.
134
lo que Calomarde reconoce que un aspecto de la tasa era el
mantener unos precios asequibles. En su pensamiento ésto es una
constricción al desarrollo agrícola, objetivo fundamental a alcanzar, pues es la agricultura "la que forma la riqueza sólida y
verdadera de una nación, y de ella resulta la población y todas las
demás". Es palpable el tono fisiocrático de esta afirmación. Por lo
demás no creemos que sea necesario añadir nada al comentario
hecho sobre las ideas, antes expuesta ^ , de Craywit^ckel. Si para
los acaparadores de granos el comercio libre es interesante en una
época de crecimiento de la población, para las clases populares era negativo al fomentar, todavía más, la especulación que se
traducía en la inestabilidad de los precios; para los teóricos del
momento se convierte en una batalla contra las preocupaciones
tradicionales, panacea teórica de un mal endémico que se pretende reducir aplicando los evidentes principios de una doctrina
que no se acomoda a la realidad de la España del setencientos. Hasta
qué punto los intereses de los perceptores de granos y el cuerpo de
teoría que se elabora en el momento se interrelacionan, es algo
que cae fuera de las posibilidades de este trabajo.
Acudiendo a autores extranjeros se pronuncia, también, el
Semanario sobre la necesidad de promover el comercio interior,
no sólo ya de granos sino en general. En un artículo del francés
Arnould que extracta la revista128, éste cita a Adam Smith para
quejarse del "descuido con que los pueblos modernos miran a su
comercio interior, y de su extremada inclinación al comercio
exterior." Se critica una política de corte mercantilista, muy
agresiva en su concepción de los intercambios internacionales.
Comentando la repercusión del estudio de Arnould en Francia,
hay alusiones a una Junta que de su consideración concluye la
necesidad de promover las vías interiores de comunicación, cosa
que el autor proponía. Hay una clara toma de conciencia respecto
a la incidencia de la falta de comunicaciones en los precios, la
instalación de fábricas y la explotación de yacimientos minerales.
(128) S.A.A.P. Tomo X. NP 239. Págs. 65 y 71.
135
9.- LOS PROBLEMAS BASICOS DE LA AGRICULTURA
A lo largo de los 23 tomos del Semanario, interpolados en la
masa de los temas puramente .técnicos, se abordan algunos de los
problemas fundamentales que presentaba la agricultura del setecientos.
En general estos problemas no son objeto ^ de un detallado
estudio, sino que afloran como obstáculos que se interponen
obstinadamente en el camino del fomento de esta actividad económica, teniendo que ser tenidos en cuenta, o al menos expuestos
someramente. No debemos esperar, pues, tratamientos profundos
que, por otra parte, se alejarían del objetivo fundamental de la
publicación, pero no faltan los comentarios y alusiones que son
exponente de un determinado estado de opinión.
Podemos afirmar que la postura que el^ Semanario mantiene
respecto a su objetivo último, el desarrollo de la agricultura y de
las artes (aunque ahora prescindimos de este segundo aspecto), se
expresa en el intento de promocionar mejorar técnicas, culturizar
al labrador y erradicar los prejuicios de que es presa. Esta finalidad didáctica queda bien reflejáda en el Prospecto de la publicaciónl29.
Sin embargo, este objetivo fundamental no puede por menos
que, en su realización, topar con toda una serie de problemas
estructurales que le subyacen.
En un artículo sobre las mejoras que se han producido en la
agricultura inglesa escrito por Wimpey13o , además dé definirse lo
. que por mejora agraria se entiende, en términos de rentabilidad
de la producción, se enuncian los medios que conducirán al logro
de unas mayores utilidades. Con medios de carácter técnico como
tipo de labores, invención de máquinas, economía de semillas,
adecuación de plantas a los suelos, abonado, rotación de cultivos,
etc.
Esta exposición teórica de factores que conducirán a un mayor
rendimiento de la agricultura, se encuentra enseguida con la
realidad de una falta de capital dispuesto a ser invertido en el
campo. Las ideas de Wimpey pueden ser apropiadas para un país
que vivía ya su revolución agraria e industrial. La descapitaliza(129) Cfr. El Prospecto en el Apéndice documental.
(130) S.A.A.P. Tomo XI. NP 264. Pág. 33.
136
ción del campo español aflora en el Semanario. Así un capellán de
Calahorra que se esfuerza por divulgar conocimientos y los apoya
con la evidencia de sus propios adelantos agrícolas, recoge el
comentario de sus parroquianos: han sido "mis caudales lo que
me proporcionaron el medio de llevar adelante mis experiencias,
lo que no pueden ellos executar"131. La situación la ^constata
nítidamente el párroco de Fintituelo de Campos en una interesante comunicación a la revista. La mayor parte de las heredades
están en manos de pobres, "que no pueden adelantar los cáudales
precisos para las buenas labores y abonos"132.
En relación con la pobreza manifiesta de una gran parte de los
agricultores, se va más allá de su simple constatación. En la
memoria de don Cristóbal Talens ya citada133 , se explica este
estado de indigencia por la situación de "meros colonos" que tienen muchos labradores, a lo que se añade las exacciones que sufren
de sus cosechas :"quando logran una buena cosecha, luego ven
desaparecer el fruto de su sudor en la paga de los derechos de
señorío, diezmo, primicia, pósito y contribuciones reales."
No se constata sólo la acción nociva de las múltiples cargas
que pesan sobre el campesino sumiéndole en la pobreza, también
se recoge la perniciosa influencia de algunas leyes, de las que un
cura párroco de Aragón comenta que "no parece que se instituyeron sino para ahogarlos (a los campesinos) en la miseria"134,
Se refiere éste a las que favorecen los pastos en los valles pirenaicos en detrimento de la agricultura, reservándoles las mejores
tierras y teniendo ésta que contentarse con las marginales. El
campesino, ha de ver con dolor y sin poderlo remediar que la
ley municipal consagra el corto producto de la yerba que producen espontáneamente los terrenos más excelentes."
I,a falta de un beneficio más o menos sólido que pudiera
introducirse en inversión, es un problema sumariamente recogido
como obstáculo a la propagación de nuevas técnicas y cultivos.
Desde luego nunca es contemplado en toda su trascendencia, ni
se da cabida en el Semanario a un abierto y profundo análisis
sobre él. Es curioso que casi todas las referencias a este asunto
(131) S.A.A.P. Tomo IV. NP 80. Pág. 26.
(132) S.A.A.P. Tomo XVI. N9 395. Pág. 49. '
(133) S.A.A.P. Tomo XIV. N4 64. Pág. 385.
(134) S.A.A.P. Tomo XV. N9 377. Pág. 177.
137
partan de comunicaciones que algunos lectores hacen a la revista.
Ante la teoría que propaga el Semanario, la realidad que se vive
en los pueblos.
La cuestión de los arrendamientos que está relacionada con el
problema anterior, también aflora en las páginas del Semanario.
En el número 117 se extracta y tradu^e un discurso que un
tal Capra pronunció en la Sociedad Agraria de T'urín, en contra
de arrendamientos de posesiones . muy amplias en una sóla
persona135. No es de extrañar que la revista incluyera este artículo, pues en regiones como Andalucía se producía la misma situación.
Capra expone primero las razones de los partidarios de este
uso. Consideran que resulta más ventajoso al hacendado poner sus
tierras en manos de un sólo arrendador, antes que encargarse él
personalmente de su explotación dadas su^ "distracciones" y
pocos conocimientos. Por otra parte un único arrendador, si es
rico, puede conseguir amplios beneficios de una explotación en
grande, ya que conseguirá ``producciones que no presta la tierra
sino cuando se le dan labores con larga mano", sobre todo si la
escritura de arrendamiento es por muchos años.
Pero Capra no es partidiario de este modo de arrendar. Su
tesis es que "los arrendamientos de dilatadas posesiones en una
sóla cabeza no tienen cuenta a los propietarios, son funestos a los
cultivadores y perjudican al Estado"136 , Las razones en apoyo de
esta postura se basan en destacar sus lacras inherentes : el arrendador tiende a subir los precios de arriendo y el arrendatario
termina por esquilmar la tierra. Es una razón general que bien
podría valer para cualquier tipo de arriendo sometido a dicha alza.
La segunda lacra es más específica: el arrendador tiende a hacer
subarriendos. Este proceso conduce a un inevitable endeudamiento del campesino que paga subarriendos altos y aun a la
pérdida de sus posesiones en pago de éstos. De esta manera
pequeños arrendatarios pasan a ser jornaleros, "esclavos de la
resultante opulencia del que se ha hecho rico con su trabajo, y
sin propiedad alguna."
(135) S.A.A.P. Tomo V. NP 117. Págs. 196 a 208.
(136) Ibid. Pág. 198.
^
138
También se alude a la posibilidad de que el arrendatario que
utiliza jornaleros acapare grano, almacenándolo para provocar el
alza de los precios.
Considera como consecuencia de este sistema la multiplicación de ``la clase servil de los hombres que no tienen propiedades", el no ser favorecedor de un desarrollo demográfico, dada
la penuria en que viven jornaleros y subarrendadores, y que
dificulta la ilustración de las clases campesinas que sólo se conseguirá cuando dispongan de tiérra propia que cultivar y mejorar.
Es partidario, pues, Capra de arriendos de corta extensión y
larga duración.
El problema de la duración de los arrendamientos aparece
repetidamente en el Semanario. Esteban Boutelou lo aborda en
unas Observaciones de Agricultura hechas desde Ocatla hasta
Huete en 1803137. "Los arrendamientos de las heredades
-dice- se verifican comúnmente en dinero, pocas veces al
tercio. Son siempre de corta duración, ya por el término de ocho
años o ya también por aflo". Y comenta: "no debemos maravillarnos se hallen generalmente tan mal traídas estas heredades
arrendadas, si reflexionamos la corta duración de los arriendos, y
también que muerte y casamiento destruyen arrendamiento,
como expresa el dicho vulgar"138.
También en este punto aparecen reforzadas las opiniones
expuestas con ideas importadas, en este caso del francés Lavoisier
de la Sociedad de Agricultura de París139. $e refiere éste al estado
de postración de la agricultura francesa en 1798, aflo de crisis, y
constata la penuria del labrador acosado por las deudas. Una de
las causas de ésta es precisamente el no ser propietario de las
tierras que cultiva, existiendo una lucha continua entre arrendatarios y"los propietarios que tiran a subir los arriendos quanto
pueden, reduciendo al cultivador a la mayor estrechez." La situación sería distinta si el labrador cultivase sus propias tierras o si
"las escrituras dé arriendo se hiciesen por muchos años", pues
entonces el labrador que cultiva directamente la tierra arrendada
puede disfrutar de las mejoras introducidas en ella.
El Semanario es partidario, como queda demostrado, de una
(137) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 472 y ss. Págs. 33 y ss.
(138) lbid. Pág. 123.
(139) S.A.A.P. Tomo III. Págs. 55 y 56.
139
política de promoción de los arrendatarios a base del alargamiento
del tiempo del contrato de arriendo, lo que se traducirá en la
posibilidad de beneficiar la tierra con la introducción de mejoras.
En Espafla la situación era poco favorable a estas ideas. De
manera general existía la tendencia del arrendador a mantener
contratos revisables cada cortos espacios de tiempo, respondiendo
a la coyuntura alcista de los precios que cúbre casi toda la
segunda mitad del siglo XVIII. Por otra parte las peculiariedades
de la institución castellana del mayorazgo eran un arma legal en
manos de los señores para mantener los contratos por períodos
cortos de tiempo, ya que no se daba cabida al contrato enfiteútico
en los mayorazgos.
Parece que a lo largo del setecientos aumentó el trabajo directo de las tierras por sus propietarios. Este movimiento estaría
justificado por la subida de los precios agrírcolas que convertía la
explotación de la tierra en una actividad, generalizando, beneficiosa. Aun gentes de la ciudad pasaron a convertirse en labradores14o.
No sabemos el grado de importancia que esta tendencia pudo
revestir. Lo que es indudable es el mayor interés que la tierrra
despierta en este siglo, hecho que constatan todos los autqres que
estudian estos temas.
El Semanario da cabida en sus páginas, sin embargo, al absentismo como mal que aqueja a la agricultura. En la submeseta Sur
y Andalucía, allí donde predomina la tendencia latifundista, las
tierras de mayorazgos y manos muertas en general^, estaban, con
frecuencia, en manos de administradores. La tónica general era
que la gran mayoría de los propietarios de grandes extensiones de
terreno agrícola no eran agricultores y vivían alejados de sus
tierras. Buscaban arriendos a plazos cortos y, finalizando éstos, la
misma demanda creciente de tierras posibilitaba el aumento de la
cantidad estipulada. "Arrendadores profesionales", como los
llama Anes, especulaban con esta situación arrendando cortijos o
dehesas que, a su vez, subarrendaban.
Las referencias a este problema en el Semanario son escuetas y
se encaminan a denunciar el absentismo como una lacra que frena
el desarrollo agrícola. En un artículo titulado Del estudio de la
(140) Las csisis agrarias... Pág. 279.
140
Agricultura141 , que abre el primer número de la revista, se dice
que no se deben atribuir las cosechas escasas, "a la esterilidad del
país, sino al descuido con que miraban a la agricultura, abandonada a mercenarios, contra el ejemplo de sus mayores", y se
hace referencia al idealizado mundo romano en el que no se
excluían el ejercicio de la agricultura y el desempeflo de altos
cargos políticos.
Se traduce un artículo de Tessier, procedente de los Annales
de 1'Agriculture française, que trata este tema142. Repúdia el
absentismo de los propietarios en razón de los progresos que la
agricultura realiza, y que exigen una dedicación atenta si se
desean mejoras y rendimientos apreciables. S61o así se vencerá la
rutina que se sustenta en situaciones opresivas para el cultivadcr
directo.
Tessier denuncia la calidad de meros rentistas de muchos
grandes propietarios, que gastan el fruto de sus camp_os lejos de
éstos, manteniéndose la actividad agrícola estancada: "los hacendados que viven en. las cortes y ciudades grandes miran sus
posesiones como una mina que debe proveerles para los gastos y
caprichos. E1 dinero que sacan de ella, en lugar de quedar en los
mismos parajes que lo ganan, se va a perder y hundir en las
ciudades (...) dexando a la agricultura privada de los auxilios que
necesita."
Sobre el grave problema de la amortización de las tierras en
manos muertas encontramos muy pocas referencias en la revista.
También este tema es planteado por los suscriptores en su correspondencia con el Semanario y éste la recoge en sus páginas.
Un capellán que escribe sobre montes y plantíos143 , toca de
pasada el asunto. Su opinión responde a la realización del primer
intento desamortizador, la desamortización de bienes de hospitales, hospicios, etc., en 1798. Es el único eco de esté proceso
desamortizador que recoge el Semanario. Este capellán es optimista, considerando muy positiva esta acción: "las ventas de propiedades de capellanías y obras pías va a aumentar considerablemente
el número de propietarios." Promete nuevas comunicaciones que
(141) S.A.A.P. Tomo d. N9 1. Pág. 1.
(142) S.A.A.P. Tomo XII. NP 305. Pág. 289.
(143) S.A.A.P. Tomo VIII. N^ 195. Págs. 205 y 208.
141
no se producirán en las que, sobre todo, piensa tratar "de las
grandes ventajas que debe conseguir la agricultura de resultas de
la venta de bienes de obras pfas que van pasando a manos activas."
Otro comunicante es un labrador de Sevilla144 que comenta el
artículo del coronel Capra al que ya nos referimos. Es necesario el
aumento del número de propietarios y apunta como medio de
conseguirlo, "las enajenaciones de haciendas de ^manos muertas."
En su opinión, "los grandes mayorazgos, todos hacendados ricos,
multiplican el número de jornaleros que viven de manera mísera", y relaciona esta situación de la propiedad agraria con la
decadencia del campo andaluz.
La última alusión al tema de la desamortización hace referencia a los terrenos comunales, montes en concreto, proponiendo
como cuestión a dilucidar. la conveniencia de convertirlos en
propiedad privada. Se trata de las ya citadas Observaciones de
Agricultura de Esteban Boutelou145 , En su viaje por La Mancha
observa el buen estado de algunas planta^iones de olmos hechas
por particulares, frente a éstos, los montes comunes se hallan
abandonados y en mal estado :``a la vista de tan notable diferencia, parece muy importante se propusiese este problema económico de si convendría para aumento de los montes y regeneración
del arbolado al dividir los bienes comunes y hacerlos propiedad
particular."
De manera muy sucinta recoge, púes, el Semanario el tema
de la desamortización. A1 menos podemos decir que no falta en
sus páginas el reflejo de opiniones favorables a la desvinculación
de las propiedades, que pocos años después tomarían forma legal
en las Cortes de Cádiz.
No son sólo las leyes que legalizan la vinculación de la propiedad las que se oponen al desarrollo de la agricultura.- De
manera general se opone el Semanario a todas las leyes que lo
entorpecen, aunque sólo a algunas se. refiere de manera explícita
en sus páginas. Esta postura se manifiesta en un Diálogo sobre el
Semanario que tiene que atribuirse a la dirección del mismo146.
Se pregunta uno de los supuestos dialogantes :``Figúrese de
que un Rey muy sabio ha recorrido sus estsdos, que ha hallado a
(144) S.A.A.P. Tomo IX. NP 209. Pág. 3.
(14S) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 472. Pág. 55.
(146) S.A.A.P. Tomo VII. N9 165. Págs. 139 a 144.
142
los pueblos llenos de miseria, mucha gente ociosa, campos feracísimos abandonados y desiertos, atrasada la agricultura, desconocida la industria y que rodean a su nación otras que se enriquecen
a costa de su indolencia e ignorancia. ^Qué hará este monarca?".
El panorama se dictamina con tintes negros; que responden a una
conciencia del estado deficiente de nuestra economía, a pesar de
los progresos alcanzados a lo largo del siglo. La respuesta ataca
directamente a la base del mal: "Derogar las leyes que pongan
trabas a la actividad que tiene todo hombre para buscar su 'subsistencia y la de su generación." Nos recuerda esta respuesta a las
ideas de Jovellanos, las que desarrollará ya para esta fecha en las
primeras páginas de su Informe147 _
Y sigue el Diálogo: "Sabiamente ha respondido Vm. Mas
como esta operación suele ser delicada y requiere tiempo y mucho
tino, y como, aunque no presentase inconveniente alguno, necesitaría la nación las luces suficientes para ponerse quanto antes al
nivel de las naciones vecinas, convendrá Vm. en que el instruir al
pueblo en los medios`fáciles de aumentar sus frutos naturaleza y
civiles merecerá su primera invención."
Ya en el primer apartado de la II Parte de este trabajo148 ^
apuntábamos la relación que puede establecerse entre el Informe
sobre la Ley Agraria y la creación, auspiciada por Godoy, del
Semanario. En estos párrafos que acabamos .de apuntar constatamos de nuevo esta relación. El desarrollo de la Agricultura
parte de unas profundas reformas del aparato jurídico que constriñe la dinámica "natural" de esta actividad ecónómica, esta es
la primera tesis expuesta por Jovellanos. Cuando aborda la remoción de los "estorbos morales derivados de la opinión", expone
la necesidad de instruir los propietarios y labradores y propone la
creación de las "cartillas rústicas". Decíamos que el Semanario,
obedece a esta segunda política de actuación. De hecho Godoy,
que alabó el Informe, consideraba más viable instruir, aunque
fuese en el vacío, que transformar superestructuras jurídicas que
interesaban a las clases privilegiadas de la sociedad, de las que
formaba parte.
Teniendo ésto en cuenta cobran su valor estos textos del
(147) Informe sobre la Ley Agraria. Págs. 49 y 51.
(148) Cfr. la II parte. Pág. 23.
143
Diálogo, se reconoce la necesidad absoluta de abolir la legislación
perniCiosa, pero se opta por un programa de instrucción como
empresa viable.
Esta componenda, típica escaramuza de la actitud ilustrada
moderada, no pasa desapercibida a algún lector inteligente. La
constatación de ésto parte de un texto significativo. Es un cura
aragonés el que escribe al Semanario manifestañdo sus opiniones
sobre los problemas de la agricultura149 , en su comunicación
puede leerse :``el fruto de las tareas de Vms. sería duplicado a mi
ver, si algunas. de sus doctrinas viniesen apoyadas con las
providencias superiores, sin las que es ^ asi imposible vencer los
obstáculos que se encuentran" ,, y sigue refiriéndose a las leyes
existentes que oprimen duramente a los pueblos.
Además del cúmulo de leyes, promul^adas cónforme a derecho, todavía existen las que no son tales, sino abusos locales
que pesan sobre el campesino. La única referencia a éstos se
encuentra en las Observaciones de Estebañ Boutelou. Un producto tan necesario para el desarrollo agrícola como el abono se
encuentra grabado en Villarubia con un derecho de alcabala que
pesa sobre los carros de estiercol que compran los labradores de
las zonas colindantes. Comenta Boutelou :"son bastante, comunes en los pueblos abusos arbitrarios de esta especie, sin que
tengan muchas veces mayor fundamento que el capricho o el
interé^ privado de unos pocos ".150 ,
Se refleja con bastante insistencia en el Semanario la oposición
de intereses entre ganaderos y agricultores, observándose en
muchos lugares todavía la preponderaricia de los primeros.
Es evidente que el crecimiento agrícola del XVIII ponía sobre
el tapete, con más acritud, la cuestión de los privilegios de la
Mesta y el ganado lanar en general. El tema de la Mesta se
replantea críticamente a partir de mediados de siglo y recibe la
consideración del Consejo de Castilla, promulgándose una serie de
disposiciones encaminadas a recortar sus privilegios, pero no
tuvieron los efectos deseados. Los problemas financieros en el
reinado de Carlos IV harán que el monarca transija en alguna
ocasión con los ganaderos a cambio de subvenciones monetarias.
(149) S.A.A.P. Tomo XV. NP 377. Pág. 177.
(150) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 472. Pág. 35.
144
De este modo aunque la poderosa Mesta de siglos anteriores no
tiene la fuerza que tuvo, pervive todavía la contradic^ión de
intereses entre agricultores y ganaderos como una lacra secular de
nuestra economía.
La situación la recoge el Semanario analizando sus últimas
causas. Los privilegios de los ganaderos se oponen al desarrollo
agrícola, pues la mejora en las labores y cultivos se ve contínuamente amenazada por el señorío de los ganados en los camPos. Se
piden buenas leyes agrarias151 que moderen "el desenfreno de los
ganaderos ricos prepotentes de los pueblos, que todo lo arrasan a
título de apacentar sus ganados, y cuyos privilegios se oponen a
los progresos de la agricultura."
A veces son los lectores quienes reflejan el problema que
viven de cerca. Un labrador de Vitigudino comenta que en su
tierra nadie siembra algarrobas, "porque no lo consienten los que
tienen ganados" y comenta, "yo me alegraría mucho de que me
lo dexasen sembrar." 15z ,
Más directa y clára es la exposición que se hace del problema
por un párroco del Arzobispado de Toledo. Envía un diálogo al
Semanario que titula: Conversación de un cura párroco y un
feligrés suyo llamado Cotelo Panzacola, yendo de viaje una
ma^lana de esta primavera153.
Coleto, representante del campesino pobre, se deja llevar por
un claro sentimiento de opresión cuando, respondiendo al cura
que le ordena que no diga disparates, responde... "Así es disparate
decir que los pobres nunca hemos de medrar porque los gordos no
nos dexan. Aunque me ahogue lo he de decir, y no ofendo a Dios
ni al Rey."
Con respecto a la labor de1 Semanario, Coleto es de la opinión
de que si no se da "alguna premática (sic.) que se guarden mejor
los plantíos, viñas y siembra, desespero de ver toda mi vida cosa
buena en el lugar." Vuelve a aparecer aquí una actitud escéptica
entorno a la acción de la revista, si no es acompaña de medios
más contundentes.
El párroco pregunta sobre el mal estado de los cultivos, su
parroquiano le contesta que están comidos por cabras y ganado
(151) S.A.A.P. Tomo VII. N9 163. PAg. 111.
(152) Ibid„ en nota a pie de página.
(153) S.A.A.P. Tomo II. N9 28. Págs. 10 a 14.
145
hasta la raíz. Después se desarrolla el siguiente diálogo que es
interesante transcribir :
P. "Si vosotros representáis (las quejas por los males que el
ganado acarrea) se hará observar lo mandado, y se castigará a los delincuentes."
C. "Su mercé me perdone, que a los pobres siempre nos está
mejór callar y sufrir aunque nos pisen."
P. "Delante de un Rey tan justo .como el nuestro no hay
grandes ni chicos (...) quando se trata de hacer justicia
(...)> >
C. ``Eso por supuesto : el Rey no puede ser mejor y ya
sabemos que ordena premáticas justas y favorables a los
vasallos, pero como luego hay intérpretes..."
P. "Calla bobo, ^quién ha de interpretar lo que tan cláramente se manda por el gobierno?".
C. "Toma..., luego dicen .que la tierra no es buena para
plantas, que hacen falta pastos, que... ello es que la premática se queda en el archivo, y la ^ cosas lo mesmo que
antes."
P. "^Pero es éso verdad?".
C. "iOh si es!. Todo les parece poco a los gordos para
comérselo."
P. "Yo te tenía por tonto, pero sabes más que yo."
Y ya al final del diálogo, Coleto insiste, con el realismo
propio de las gentes con larga experiencia en el padecimiento de
situaciones opresivas, aludiendo a las leyes que intentan poner
freno a los privilegios de los ganaderos :``Si no se guardan aquí,
ni allí, ni más allá, ^de qué nos sirve quanto diga el Semanario de
Agricultura?". Huelgan los comentarios, al menos por ahora, a
tan directa crítica.
E^tos abusos de los ganaderos son comentados por el Semanario de manera particular, por lo que toca a los plantíos de
arbolado y, en relación con ésto, con respecto a la cuestión del
cerramiento de los campos. Después trataremos del problema de
los plantíos. Ahora no podemos dejar de citar un texto que
resume perfectamente el análisis que la revista hace de estos
temas: "en el sistema actual no dejarán de ser los ganaderos, en
general, enemigos irreconciliables de los plantíos. La razón es
porque en nuestra economía rural no hay ramo más lucrativo que
146
el de los ganados. Los ganaderos son ricos, y los primeros mandantes en los pueblos, y, acostumbrados á que sus ganados se
aprovechen de todo el campo, siempre llevarán muy a mal que
algún particular cierre su posesión"154 ,
También unido a este grave problema de la oposición de
intereses entre ganaderos y agricultores, está la propaganda
desarrollada por el Semanario en favor de los pastos artificiales
cercados, como medio de producción de forraje para el ganado155 ,
Ya en la Parte II, La Promocibn de Cultivos, coñstatamos la
labor de la revista en favor de la extensión del arbolado. No
vamos a repetirnos. Sólo nos referiremos al problema lógico que
se apunta como obstáculo al florecimiento de plantíos.
^
Se reconoce que por el predominio y riqueza de los ganaderos
no ha surtido el efecto deseado la Real Cédula de 15 de julio de
1788 sobre el ^erramiento de tierras dedicadas a plantíos156, ^
critica el pastoreo extensivo y se aboga por la creación de
prados artificiales como contrapartida. Esteban Boutelou sale en
defensa de los cerramientos en un artículo sobre diversas maneras
de llevarlos a cabo dando por supuesto, "la utilidad que debe
resultar a cada caso de tener cercada la hacienda" , y destaca los
efectos beneficiosos de esta práctica sobre la población, la mejora
de la agricultura y de la propia ganaderfa157. Se acude a la
autoridad de autores extranjeros, traduciéndose ál dictámen de
una "Junta de Agricultura establecida en Londres" que recogió
amplios informes sobre el tema en diversos distritos, declarándose
por la condena de los valdíos y pastos comunes y las ventajas de
la ``distinción y cerramiento de cada propiedad"158 ,
Citemos., por último, la comunicación del párroco de Tudela a
la revista. Ha hecho un plantío de más de cinco mil plantas en
terreno de su parroquia y expresa las dificultades que encuentra.
Entre éstas destaca el efecto nocivo de ``las leyes municipales
antiguas que no permiten cerrar los prados o tierras comunés",
de lo que se sigue que tampoco puede haber planteles comunes,
"pues no se ve un árbol en estado de servir para timón de arado,
(154) S.A.A.P. Tomo XV. N9 371. Pág. 89.
(155) Cfr. Parte III, cap{tulo 3: "La promoción de cultivos".
(156) S.A.A.P. Tomo XV. NP 371. Págs. 89 y ss. en nota a pié de página.
(157) S.A.A.P. Tomo XVI. NP 394. Págs. 46 y ss.
(158) S.A.A.P. Tomo X. NP 260. Pág. 401.
147
porque el ganado no dexa crecer"159, Termina su comunicación
con esta apretada sentencia :``el primer fomento de la agricultura
es quitar los obstáculos que pueden impedir sus progresos."
Terminamos este apartado sobre los Problemas Agrarios,
escogiendo dos de ellos tratados muy brevemente por el Semanario y, finalmente, dando cabida a la curiosa información sobre
las mejoras que un Grande de España introduce en la explotación
de sus tierras.
El primero de los dos problemas anunciados es el de la roturación de baldíos. Sobre ésto se publica un artículo del inglés
Anderson que la revista titula De los rompimientoslóo.
Se trata de un estudio fundamentalmente técnico sobre. doce
puntos que deben tenerse en cuenta a la hora de proceder a la
roturación de nuevas tierras. Se citan, entre los doce, la calidad
del terreno, su estado presente, el clima, la^ distancias a lugares
habitados, la facilidad de comercializar los productos, la existencia
de abonos, el estado de los caminos, las aguas, existencia de mano
de obra y su precio, etc. Un planteamiento muy alejado de las
realidades estructurales de nuestro país y de las posibilidades y
condiciones en que, de hecho, se roturaban los baldíos.
Anderson apoya la necesidad de que el gobierno favorezca las
roturaciones, quitando las trabas legales y las cargas que, imponiéndose sobre'los productos, frenan la iniciativa que amplía los
terrenos cultivados. Cita el ejemplo de Escocia donde se fija ^` `la
tasa de contribución de las tierras por lo que valían antes de
romperlas."
La otra alusión al tema de las roturaciones procede de la
comunicación del cura párroco de Borobia161, Se hace ecos del
sentimiento de ``muchos pobres infelices" que centran la causa
de su miseria en ``no permitirles roturar." Y dice :``algunas
veces se han esforzado varios individuos de esta villa, y(se han
visto) inhibidos con multas, apremios oficiales y recursos que aún
están pendientes." El Semanario añade su propio comentario a
este testimonio, diciendo que en unas partes se clama porque se
permita "romper montes y cortar los árboles que sobran, para
(159) S.A.A.P. Tomo XVI. NP 394. Págs. 46 y ss.
(160) S.A.A.P. Tomo XIII. N4 321. Pág. 113 y ss.
(161) S.A.A.P. Tomo I. NP 16. Pág. 255.
148
sembrar granos", mientras que en otras "faltos de leña y maderas, suspiran por esos plantíos."
La agricultura en las colonias recibe sblo un pasajero comentario, a nivel de "opinión", en el Semanario. Se debe a Claudio
Boutelou y se insérta en una exposición encaminada al fomento
del cultivo de la pimienta162. Como causas principales de los
•` `pocos o ningunos progresos de la Agricultura en las colonias" ,
apunta dos: la indiferencia y poco interés de los europeos por los
proyectos e innovaciones dirigidas a la prosperidad de esas regiones, "tratando tan sólamente los más de ellos de adquirir grandes
riquezas en el menor tiempo posible, y abandonar después
aquellas tierras en donde rara vez quieren establecerse." La
segunda es la desidiá e ignorancia de los habitantes de aquellas
tierras. La política del gobierno de Carlos IV no fué mucho más
allá de la creación de unos "establecimientos o jardines coloniales" en algunos lugares.
^
Por último comentamos un artículo sobre las transformaciones
que la Duquesa de Alba introduce en el régimen de sus tierras163.
Afecta a sus posesiones de Olivares y Villanueva del Río. La
Duquesa dispone una serie de mejoras tendentes al aumento de la
producción, unidas a una postura más benigna hacia el campesino
que puede tener por finalidad interesarle más en el cultivo de sus
campos.
Ordena a sus administradores dirigir sus acciones, "a procurar la felicidad de aquellos vecindarios, y me harán presentes
cuantos medios juzguen oportunos para el aumento de su población, para establecer la más útil educación y mejorar su agricultura e industria."
Como medidas concretas determina el evitaf siempre en las
recaudaciones de sus rentas, "vexaciones injustas, execuciones
opresivas, subidas excesivas de rentas." Otra disposición es entregar a los vecinos en renta las tierras próximas a los pueblos y no
las más distantes para evitar, "dispendio de tiempo y trabajo",
con tendencia a ir pasando todas las tierras a renteros sin dejar
labor propia. Resume así su programa: "quando los pueblos
labren por sí sólos todás las tierras de su término, y, mediante
(162) S.A.A.P. Tomo XIX. NP 486. Págs. 257 y ss.
(163) S.A.A.P. Tomo IX. N^ 209. Pág. 4 y ss.
149
acertada economía rural, hagan producir el terreno sin interrupción, suprimiendo los barbechos, estableciendo prados artificiales,
alternando las cosechas, dando profundas labores y abonando bien
los terrenos, estarán satisfechos mis deseos en esta parte."
Mientras los pueblos se hacen con las tierras, éstas se cultivarán a cuenta de la Duquesa, realizando experimentos cuyos
resultados se harán públicos. Asímismo se divulgarán las ventajas
del arado de ruedas, trillos de cilindros y otros instrumentos que
ha mandado construir e introducir en sus labores.
Ordena hacer una suscripción al Semanario a su nombre y
ñnanciar la traducción que se estaba llevando a cabo del Diccionario de Agricultura de Rozier.
Por último, respecto a la comercialización de sus granos,
dice :"no se suspenda la venta de mis frutos, quando los- años
estériles tengan que acudir los vecinos a^ comprarlos a otros
pueblos distantes a precios más subidos, aumentándose la miseria
pública."
Puede resultar Ilamativa la actitud de la Duquesa de Alba. No
sabemos si este esbozo de nueva política en la explotación de
parte de sus tierras se realizó y en qué medida. Sin embargo,
leído el programa que recoge el Semanario sin perder de vista la
tendencia económica del siglo, estas disposiciones parecen un
intento de dinamizar una explotación agraria ajustándola a cauces
de los que se espera un mayor rendimiento. En definitiva la
Duquesa busca aumentar el número dé renteros y las tierras en
arriendo para ver crecer sus rentas, a la vez que desea las pertinentes transformaciones en la explotación de los campos cuya
finalidad será, igualmente, un aumento de aquellas.
10.- LOS AUTORES EXTRANJEROS EN EL
SEMANARIO
Cerrando esta Tercera Parte, dedicada al análisis temático del
Semanario, trataremos de aquellos artículos que se deben a plumas extranjeras. De entre los numerosos cuyo autor no es espaflol, destacaremos, como venimos haciendo, sólo aquellos que
trascienden la mera información técnica, quedando los restantes,
púramente informativos, recogidos en el Apéndice correspondiente.
150
Tenemos que aclarar que, sobre todo, en los apartados 8 y 9
de esta III Parte, recogimos algunos de estos artículos extranjeros
que se referían directamente a cuestiones relacionadas con problemas de las manufacturas, el comercio y la agricultura. Chaptal,
Arnould, Wimpey, Levoisier, Tessier, Capra, Young y Anderson son autores de artículos ya citados. También en otros apartados recogimos aportaciones como las de Jenner y Pestalozzi.
Nos centraremos ahora en los autores significativos cuyas
ideas extracta la revista y que, por su temática particulár, no
hemos recogido todavía.
Hay, primeramente, dos artículos de relativo interés debidos a
Arthur Young. El primero versa sobre la conducta que debe
observar una Sociedád de Agricultura164 , el mismo Semanario
advierte que el traductor ha intearpolado observaciones propias.
Se plantea el problema de la decadencia de muchas de estas
Sociedades creadas en provincias, y parece que el traductor está
apuntado aquí a la decadencia de nuestras Sociedades Económicas: "han decaído enteramente, porque no obedécieron a su
principal objeto."
Young enuncia una serie de medidas correctoras, que, establecen la conducta necesaria a una Sociedad de este tipo. Pide
que .se mantenga el espíritu de investigación y experimentación,
luchando contra la profusión de escritos insustanciales que provocan el descrédito y. cuyo objetivo, "no ha sido otro que el
de ocupar las prensas, según han acumulado volúménes de
discursos impertinentes." Ataca igualmente la profusión
de premios que va en detrimento de la efectividad por el número
de los ``objetos de corta entidad" a los que se aplican.
Se aborda la cuestión de los campos de experimentación. Frecuentemente, "se convierten en un elemento de entretenimiento",
no cumpliendo su función. Es partidario de que la sociedad sea
promotora de la industria doméstica que ocupe fácilmente ``a las
mujeres, niños y ancianos" con el objeto de aliviar a los labradores con esta ayuda familiar y así bajar los jornales.
Por último arremete contra el espíritu retórico y el protocolo
que anida en estos centros. Sólo los labradores prácticos, artesanos y científicos debieran componer estas sociedades, dejando
aparte a los filósofos, teólogos y juristas.
(164) S.A.A.P. Tomo IV. NP 87. Págs. 129 a 139.
151
No cabe duda que estas críticas y réctificaciones que Young
plantea, son traídas por el Semanario como posible respuesta a los
problemas que planteaban las Sociedades Económicas en su decadencia. Esta decadencia ya se ha producido para 1786, pues es
este año cuando el Gobierno trata de. averiguar sus causas.
El segundo escrito de Young plantea las ventajas de la agricultura sobre la Industria165. Eri su pensamieñto el fomento de la
agriculturs tiene que ser previo al de la industria, llegando a
decir :"a mi ver toda fábrica es perjudicial si separa del campo
los brazos necesarios para su cultivo". Critica a Colbert por su
políticá favorecedora de las manufacturas y la comercialización de
los productos y exclama :`` ique nunca se ha visto que el comercio, por más floreciente que sea, haya enriquecido a un país con
la solidez de los productos de un buen cultivo! ". Por último es
favorable al mantenimiento de los altos precids para los productos
agrícolas, pues supondrá dinamizar la economía en general.
Trasparentan estas afirmaciones un tono fisiocrático. No es
extraño si se tiene en cuenta el influjo de esta teoría económica
en Gran Bretaña166 y q ^e Arthur Young se movió en los
círculos proclives a ella.
A partir del número 309 publica el Semanario un amplio
trabajo con el título De los medios de procurar ocupaéión al
pueblo167 y cuyo autor es Samuel Crumpe. Fue éste un médico
inglés muy influido, como se trasluce en su artículo, por las ideas
económicas del liberalismo y de los fisiócratas. Este artículo es un
extracto de una Memoria que Crumpe envió a la Academia Real
de Irlanda, siendo premiado por ésta en 1793.
Basa Crumpe sus ideas en esta tesis, que para él es un
principio incontestable: "las buenas costumbres y la felicidád de
un pueblo dependen en gran parte de su industria y ocupaciones". Explicando este punto básico comenta que "la riqueza de
un reino no consiste en que posea gran cantidad de metales,
preciosos, ni en una balanza imaginaria de comercio en su favor,
sino en la cantidad de trabajo productivo de sus habitantes. Y así
(165) S.A.A.P. Tomo XI. NP 276. Págs. 225 y ss.
(166) R.L. Meek. La Fisiocracia. Barcelona, 1975. En especial el capítulo
"Fisiocracia y Escuela Clásica en Gran Bretaña."
(167) S.A.A.P. Tomo XII. N9 309 al 312. Págs. 355 y ss.
152
es que la población y la fuerza de una nación es proporcionada al
número de individuos que trabajan".
Crumpe está en sintonía con la corriente que tiene a Adam
Smith como su principal exponente, siendo, por ésto mismo,
contrario a los tradicionales planteamientos mercantilistas. El que
Crumpe es deudor de las ideas del primer teórico del liberalismo
económico quedará patente a lo largo dé su artículo, en las
reiteradas ocasiones en que cita directamente a Smith.
Destacamos las ideas más significativas de este, trabajo; que
por su amplitud y rigor se puede considerar como importante.
Divide el autor la exposición en tres apartados : los mejores
medios de aficionar a un pueblo al trabajo, las principales trabas que
la industria encuentra en los gobiernos y el sistema de industria
que se ha de elegir para dar más ocupación al pueblo.
El primer punto lo basa Crumpe en un análisis' de las necesidades absolutas y naturales y de las necesidades artifsciales. En su
concepción se va a un gradual aumento en la población de estas
últimas necesidades que son las estimulantes para la actividad
económica. No deja de lado el importante papel de la imitación en
este juego tendente a ampliar las necesidades artificiales.
Crumpe se muestra como un sagaz observador de algunos
resortes humanos que intervienen en la creación de necesidades y
así comenta :"el deseo de gozar de las comodidades de la vida
proviene principalmente de que el que no las posee no goza del
respecto de sus vecinos, y de que junto a ellos se halla como
degradado".
Otro factor encaminado a la creación de necesidades artificiales es que el hombre necesita industria y trabajo para realizarlas y
que ambos ño tienen que ser "mal pagados y sin fruto ni efecto".
Es partidario de una política de salarios altos ya que, ``la buena
paga aumenta la industria y aplicación", considerando igualmente
el aumento demográfico como consecuencia indirecta de esta politica.
También es partidario de una vigilancia sobre los precios de
los productos básicos, descargándolos de impuestos. "El que cargué
un impuesto sobre productos necesarios a la manutención de la
clase trabajadora (...) arruina la industria de los habitantes, privándoles del estímulo principal que tienen para trabajar". Este
estímulo es precisamente la necesidad de. lo artifYCial, como con-
153
trapuesto a lo absolutamente necesario. Hay que recalcar cómo
para nuestro autor el desarrollo económico de un país se basa en
la ampliación de la población con capacidad adquisitiva, idea
avanzada para su época si pensamos que el primer capitalismo
funciona según otros principios : acumulación de capital a base de
una dura ley de trabajo que tiende a mantener a las clases obreras
en el límite de la subsistencia, forzando al -máximo la creación de
plusvalía.
Como último factor en la creación de trabajo productivo,
menciona la aplicación de capitales a la inversión de las diferentes ramas de la economía: "el emplear, pues, los capitales
es uno de los mejores medios de fomentar la industria en los
pueblos", y cita a Smith. De paso no falta la crítica al rentista
tradicional, que malgasta sus caudales sin invertirlos provechosamente para él y la nación.
Con respecto a las trabas que encuentra el trabajo y la industria en los diferentes estados, Crumpe parte de una crítica a las
dificultades legales e institucionales al trabajo libre. Seguidamente
aboga porque cada individuo "reciba la misma protección y seguridad de las leyes", clara alusión a la igualdad ante la ley, presupuesto fundamental del liberalismo político. Pocas líneas más
abajo formula otro factor decisivo en la eliminación de las trabas:
la consideración del derecho de propiedad como un derecho
sagrado. En poco espacio encontramos formulados tres principios especificos de la política burguesa : eliminación de
•gremios y corpora^iones que impedían el libre trabajo, más
adelante se extenderá sobre el tema; el principio de igualdad y el
derecho inalienable de la propiedad privada.
' Alude después al problema de los impuestos, que ``mal cargados son también grande obstáculo para la industria". Según él el
impuesto tiene que ser proporcional a la riqueza del contribuyente. Tres.son los impuestos que perjudican a la industria popular:
el que aumenta el precio de los productos básicos y necesarios,
los que recaen en la industria (entendiendo por ésta el trabajo
productivo en general) y crecen en proporción a ella y los que
ponen trabas al progreso; de la misma. A1 estenderse .sobre el
segundo tipo de imposiciof^es, critica directaménte el impuesto de
alcabála de España, para lb que cita a Ustáriz.
En lo que toca al cbmercio como acicate de la industria
154
nacional, Crumpe es fiel seguidor de Adam Smith criticando las
posturas mercantilistas y favoreciendo la libertad de comercio
interior y exterior. Se puede destacar su crítica a las compaflías de
comercio privilegiadas. En el tercer apartado de su estudio, realiza
un detenido análisis del principio de la balanza favorable de
comercio, principio mercantilista que presidía buena parte de las
políticas comerciales del setecientos. La dirección en que Crumpe
se mueve se basa en los principios del liberalismo económico :``la
riqueza de las naciones no consiste en la favorable balanza imaginaria de comercio, sino en el valor real del produ ^to anual del
país y del trabajo de sus habitantes".
Por último se detiene Crumpe en la actividad agrícola. Hay
aquí una referencia explícita a Quesnay a quien califica de "grande ingenio" y a los fisiócratas franceses en general. Expone un
resumen de las teorías fisiocráticas muy correcto. Comulga, en
líneas generales con ellas, aunque las recrimina, "el error capital
de presentar a la clase de artesanos, fabricantes y comerciantes
como estéril o no productiva". De hecho Crumpe busca en los
fisiócratas las ideas que convierten a la actividad agrícola en la
principal y primera al desarrollar, aquella que debe de ocupar a la
mayor parte de la población, la que, por lo tanto, dará más
ocupación al pueblo. Termina su exposición con esta frase :"de
todos los ramos del trabajo, la agricultura es la que proporciona al
pueblo la ocupación más productiva, más durable y extendida".
El artículo de Crumpe que el Semanario inserta en sus páginas
es, como acabamos de ver, un planteamiento de economía política
basado en los principios del liberalismo económico y político y
con deuda clara hacia la fisiocracia en lo que toca a dar prioridad
a la actividad agrícola. Su contenido responde a una realidad que
ya se vivía en Gran Bretaña, donde estos principios liberalistas
respondían a la dinámica de una economía capitalista, aunque
todavía despierta polémica el papel de la agricultura en una sociedad que se industrializa a buen ritmo.
Otro importante artículo que el Semanario ofrece a sus lectores es el Eztracto de! manua! de Economfa Polftica de Bentham168. Jeremy Bentham es el principal representante del utilitarismo inglés, corriente filosófica que se gesta en la segunda mitad
(168) S.A.A.P. Tomo XIV. N9 358 al 360. Págs. 284 y ss.
155
del setecientos. De hecho Betham ejerció más influencia política
que filosófica. Sus ideas fueron importantes en la fijación del
pensamiento constitucionalista europeo a principios del siglo XIX.
En el caso de Espafla esta influencia se dejó notar en las Cortes de
Cádiz. El conde de Toreno consultó a Bentham sobre un proyecto
de Código Penal. En 1820 aparecerá la obra de Toribio Núñez
Esptritu de Bentham y sistema de Ciencia Sócial. •
En el artículo que ofrece el Semanario se recogen las directrices básicas que Bentham ofrece en el campo de la economía
política. Define previamente conceptos fundamentales como rigueza, renta, capital, mercancfa, industrxa y comercio. Su concep-.
ción de la riqueza, concepto clave en el plantéamiento de la
primitiva economía clásica, trasluce la influencia fisiocrática:
"Toda riqueza no es otra cosa sino el producto espontáneo de la
tierra o el resultado del trabajo del hombre ^mpleado inmediatamente sobre la tierra, o sobre algunas materias que provienen de
ella". No olvidemos que, com Lauderdale decía refiriéndose a
Gran Bretaña, "este sistema que presenta al producto de la tierra
como la única figura de ingreso y riqueza de una nación ha tenido
por mucho tiempo discípulos en este país"169,
Después de las breves definiciones, se pasa a enunciar el
Principio Fundamental de la economía política: "no se ^puede
aplicar trabajo de alguna importancia sobre ningún objeto sin
capital, y así se limita la cantidad de trabajo por la cantidad de
capital".
De este principio deduce dos efectos : la riqueza depende de la
cantidad de capital y de la ventajosa dirección que se le sepa dar.
Y añadirá después que serán los particulares los que mejor pueden
juzgar qué dirección más ventajosa puede seguir su capital, sin
interferencias del Estado.
Analiza los posibles medios que puede poner en práctica un ^
soberano, el Estado, para fomento de la riqueza nacional. Analiza, primero, el préstamo de capital, considerándolo como el menos negativo, aunque señalando sus inconvenientes. Es interesante la distinción que hace teniendo en cuenta la estructura del
propio poder político, pues señala una clára oposición eñtre un
Estado que represente interes propios del Antiguo Régimen y un
(169) La Fisiocracia, citado en Pág. 176.
156
Estado de corte burgués. Refiriéndose al modo de fomentar la
riqueza mediante el préstamo de capitales, dice que "se podrá o
no justificar conforme a la relación que exista entre el príncipe y
sus vasallos. Si se le considera como dueflo de vidas y haciendas,
no hay cosa más prudente y liberal que este medio. Si se le
considera como simple depositario, será ésta generosidad aparente y una injusticia real".
En general este método menos malo, tiene estos inconvenientes: la dureza de impuestos necesarios para forcriar el
capital necesario, peligro de aplicarse dicho capital a ramos de
industria menos productivos, tendencia de esta acumulación forzada de capital a disminuir el valor de todo caudal que consiste en
dinero constante.
Critica otros medios que el Estado suele proponer como fomento de la actividad económica : préstamos en género para la
industria, premios, impuestos sobre importaciones rivales o tratados establecidos para favorecer las exportaciones propias. Su crítica la basa en que "todos estos medios (...) no se dirigen a
aumentar la suma del comercio, limitada necesariamente por la
del capital, sino sólo a dar a los capitales esta o la otra dirección,
regularmente menos ventajosa que la que ellos mismos liubieran
tomado si se les hubiese dejado".
Otro aspecto tratado por Bentham es el demográfico. El aumento de la población está, "en razón de los medios de subsistencia y de las necesidades", para favorecerlo sblo hay un medio:
"aumentar la riqueza del estado, o por mejor decir, dejarla que
aumente", clara alusión a la base liberal que preside todo su
pensamiento.
Por último destacamos sus ideas sobre el problema colonial.
En este tema Bentham es claramente ciudadano del primer pafs
colonialista que presenció el desgajamiento de una importante
colonia de su imperio : los Estados Unidos. Su postura si bien es
fruto de un liberalismo teórico en lo económico, también responde a un análisis de lo que la independencia americana supuso.
Para Bentaham, "las colonias no traen ventaja alguna al que
las posee (...) de manera que con relacibn a la economia politica
sería lo mejor no tener colonias en estado de dependencia".
Analiza las razones que comúnmente se exponen a favor de la
posesión de colonias. La primera de ellas: que la riqueza de las
157
colonias se traspasa a la metrópoli y fomenta la economía nacional, es rebatida por Bentham desde la base de una separación
entre aspectos económicos y políticos de la dominación colonial:
``no es necesario poseer colonias para comerciar con ellas" y
además, "sino se hiciera comercio con las colonias, los capitales
que se emplean en él no dejarían de destinarse con utilidad a otras
empresas". Estas y otras conclusiones, como es .la serie de problemas que plantea el mantenimiento de un imperio colonial:
Lucha contra el contrabando, abundancia de marina de guerra,
gastos en administración, etc., tienen por fondo la indepencia de
los Estados Unidos. Como resultado de ésta, "la Gran Breta
ña, aliviada de todos los gastos de administración, hace un comercio más ventajoso con un pueblo más numeroso y más rico". Y
concluye sobre el problema colonial: "a mi ver participaría mejor
de su opulencia (la de las colonias) el que se jimitase a comerciar
con ellas".
Hay un leve esbozo de un colonialismo económico de corte
actual en los planteamientos de Bentham. Aunque no se le puede
dar mayor importancia que la de un planteamiento teórico fruto
de la lógica de gabinete a la que no le dará la razón el rumbo que
a lo largo del siglo XIX tomará la cuestión colonial.
Cerramos este apartado recogiendo la amplia repercusióh que
en el Semanario tienen las ideas del Conde Rumford. Benjamín
Rumford fue un físico y químico norteamericano que participó en
la Guerra de la Independencia de su país al lado de las tropas
británicas. Posteriormente fijó su residencia en Baviera ^ donde
llegó a desempeñar cargos administrativos importántes y aplicó
alguna de sus ideas.
Las teorías de Rumford se• exponen en una serie de artícu1os170 que la revista extracta de sus Essais politiques, economiques et philosophiques, aparécidos en Ginebra en 1799. El tema
básico de estos escritos es el problema de la utilización provechosa, en la vida económica de la nación, de los mendigos y desheredados. Esta peculiar "política de empleo" se basa en un directo
intervencionismo estatal y municipal en su consecución, con lo
que se aleja, por ejemplo, de los autoreg antes tratados que
siempre parten de los principios de un liberalismo económico
basados en la dinámica natural de la vida económica.
(170) S.A.A.P. Tomo VII. Núms. 160, 164, 165, 168 y 177.
158
La integración de mendigos al trabajo útil se realiza con la
creación de talleres de trabajo. Su experiencia en Baviera penaliza
la mendíguez y recoge a los pobres en lugares dedicados a la
manufactura texti1171. En relación con este tema central de sus
escritos, las ideas del Conde Rumford se extiende a otros temas
particularés como son la creación de una ``sopa económica",
remedio "justo" y barato del problema de la alimentación planteado por talleres, así como la invención de una "cocina económica" que aprovecha al máximo el combustible abaratando el
alimento en ella preparado172.
El tema de la utilización de mano de obra mendiga que
Rumford plantea se une al ya aludido de la utilización, como
mano de obra barata; de las mujeres, ancianos y niños. Es una
idea repetida y querida por los ilustrados. Hay que incluirla en el
marco general de la concepción voluntarista que éstos tienen en
cuestiones relativas al fomento económico y, en este caso, al
fomento de las manufacturas. Repitamos una vez más que dicho
fomento se pretende conseguir dentro de los márgenes de una
concepción tradicional de la actividad industrial.
(171) Cfr. S.A.A.P. Tomo VII. NP 160. Pág. 61 y ss. y N^ 164. Pág. 119 y
ss.
(172) Cfr. S.A.A.P. Tomo VII. NP 165. Pág. 132 y ss. y NP 177. Pág. 324 y
ss.
159
Conclusión
Después del estudio pormenorizado del Semanario como 'empresa periodística y como obra que refleja la problemáfica que, en
sentido amplio, presenta el campo en la época que cubre el paso
del setecientos al ochocientos, sólo resta ofrecer una valoración
global de la revista y de su repercusión.
Ya sabemos que la empresa del Semanario nació en el marco
de un amplio plan de "educación económico-política" del que era
la medida principal; éste fue concebido por Juan Bautista Virio
por encargo de Manuel Godoy. Es éste un dato interesante, ya
que concede a la publicación un carácter peculiar que la aleja de
otra prensa periódica de la época, debida tan sólo al esfuerzo
personal de sus creadores. Esta misma característica hace que el
Semanario salga a la luz con el previo establecimiento de unos
objetivos concretos a cumplir y unos medios, también conctetos,
a utilizar.
Del estudio hasta ahora realizado se puede concluir que son cuatro los objetivos principales de la revista. Objetivo de información,
que persigue poner al alcance del cultivador 'de la tierra aquellos
adelantos que en nuestro país y, sobre todo, en el extranjero se
habían producido para el desarrollo y de la actividad agrícola, de
las industrias auxiliares y para una mejora en las condiciones de
vida en el campo. Objetivo de educación, buscando desterrar las _
prácticas viciadas, las "preocupaciones" o rutinas, que anquilosaban la actividad agraria y perjudicaban al desarrollo demográfico. Y objetivo de comunicación, datido cabida en sus páginas a
las diversas experiencias agrícolas e industriosas de los distintos lugares de la entonces invertebrada geografía espaflola,. buscando su divulgación a través del Semanario, y también
recoger en éste la problemática que quieran comunicar sus lectores.
A estos tres objetivos, que pudieran ser compartidos por otras
163
publicaciones del momento, hay que añadir un cuarto muy peculiar. El Semanario busca indirectamente, ya que lo hace por
mediación de_ los párrocos, incidir en el sector de la población
campesina más alejado de cualquier circuito cultural que pudiera
proporcionarle los conocimientos necesarios para perfeccionar su
labor.
De manera general puede decirse que el Semanario se pliega a
estos objetivos que, dé manera más o menos éxplícita, actuaban
como motores de la empresa. A1 menos ésto es lo que se desprende del estudio realizado sobre la temática global de la revista. Las
únicas objeciones que pueden plantearse lo son con respecto al
cuarto objetivo, en cuanto que supone un tono divulgador en la
publicación muy acomodado a la comprensión de los párrocos
rurales y de los mismos camesinos a los que, en última instancia,
se dirige.
Ya constatamos que no existió un criterio demasiado claro en
cuanto al tono de los materiales seleccionados ni en cuanto al
grado de interés que cabía esperar que despertaran. El Semanario no
siempre se desprendió de un cierto cariz cientifista que si pudiera
ser comprensible en otro tipo de publicación, no lo era en ésta.
Esta rémora se acentuó en la época de dependencia del' Jardín
Botánico de Madrid y los lectores no dejaron de protestar' por
ello. Pienso que las tensiones que se produjeron entre Melón y
los profesores del Jardín y que llevaron al primero a abandonar
definitvamente la empresa, bien pudieran .tener por trasfondo el
8eseo de Zea y sus compañeros de hacerse en exclusiva coñ la
revista para convertirla en portavoz periódico de su labor científica.
De los medios que el Semanario utilizaba el que posibilita el
último objetivo apuntado es el párroco, que vendría a resolver el
dilema recogido que el Prospecto : ``en España los que labran no
leen y los que leen no 1'abran". Virio toma esta idea de la
utilización de los párrocos para incidir en el medio rural de
experiencias realizadas en el extranjero, que fácilmente. pudo
conocer en sus años de permanencia vinculado a distintos consulados en Europa. El párroco es agente cultural, correa de trasmisión de conocimientos, con la ventaja que le confiere el prestigio
que le otorga su ministerio.
Cuenta, ádemás, el Semanario con la recomendación oficial
164
ante los prelados para su propagación entre los párro^ os, recomendación que, a veces, fue presión para que aquellos se hicieron
cargo de la distribución de un número fijo de ejemplares. Hay que
añadir el medio que se arbitró para que los párrocos no pagasen la
suscripción de su bolsillo, sino a cuenta de la Fábrica de las
Iglesias o que se pagase a cuenta del fondo de Propios. Por último
añadamos que se ofreció al Semanario la Imprenta Real para su
edición, ofrecimiento que Virio declinó por los perjuicios y demoras que preveía pudieran seguirse.
De lo dicho y otros datos recogidos en su lugar ^e concluye
que el Semanario fue una empresa periodística que en su origen y
en su evolución posterior estuvo muy vinculada a medios oficiales, aunque no se la púeda etiquetar, sin más, de empresa estrictamente oficial. Esta particular condición tiene dos consecuéncias.
La primera la misma pervivencia de la revista que, sin el apoyo
oficial, no hubiera podido mantenerse y ni siquiera ver la luz
dado su planteamiento de dirigirse de manera principal a los
párrocos; la segunda el estar dotada de una mayor libertad de
movimiento para la insección de materiales publicables, ya que
tanto Juan Antonio Melón, primero, como los profesores del
Jardín Botánico, después, no tenían otro tope que la censura
obligada para cualquier publicación.
En el origen del Semanario está Virio y, detrás, Manuel
Godoy. Podría decirse que la empresa del Semanario obedece a un
plan de acción oficial ilustrada, si por oficial entendemos aquí
vinculado a a figura del Primer Ministro en una época en que la
oficial podía coincidir muy bien con el deseo personal de éste,
dada la condición de "valido" que tenía el Príncipe de la Paz; y
si en ilustrada contemplamos un concepto de ilustración muy
ceflido a la estimología de la palabra, sin el bagaje incisivo y aún
revolucionario que el término adquiere considerado como crítica
de los principios del Antiguo Régimen. En este sentido el Semanario es una empresa ilustrada más de las promovidas por Godoy,
equiparable, salvando las distancias, a la creación de la Escuela de
Veterinaria, el Gabinete de Máquinas del Buen Retiro o el Real
Colegio de Medicina, Cirugía y Ciencias Físicas auxiliares.
Pero hay más. El Semanario bajo la dirección de Me16n, sobre
todo, traspasó los estrechos límites de empresa ilustrada, en el
sentido más aséptico de la palabra, para dar cabida en su páginas
1G5
a una problemática y a unas ideas críticas y renovadoras. Ya he
dejado bien sentado en páginas anteriores que ésto no quiere decir
que el Semanario sea una publicación fundamentalmente polémica
con predominio de escritos incisivos sobre aspectos económicos y
sociales que estaban en crisis. Es una publicación donde prevalecen con mucho los escritos técnicos, divulgadores o no tan divulgadores, y en la que esta problemática y estas ideas afloran, pues
el panorama agrícola del momento estaba erizado de contradiciones insoslayables, siendo también verdad que, en algunas ocasiones, se insertan escritos que abordan directamente problemas
estructurales de tipo económico y social.
Se puede decir sin ninguna duda y de modo general que el
Semanario, por las personas que lo promovieron y dirigieron y
por su contenido, es una empresa ilustrada. ^1 Virio podríamos
situarle, por los pocos datos que de él disponemos, como ilustrado moderado, siendo de aquellos que se afrancesb en 1808 llegando a ser cónsul ger_eral en Hamburgo bajo el Gobierno de
José F3onaparte en 1811. De Melón no sabemos exactamente si
tomó o no partido por el bando afrancesado, de todas formas lo
encontramos exiliado en Francia en el período absolutista fernandino, hasta el 1831 cuando menos, y todo nos hace pensar que su
postura política era más radical que la de Virio. Este recuperó^-en
1818, parte de la posición perdida después del fracaso napoleónico
siendo rehabilitado en el sueldo y adscrito a la Embajada de
Viena, mientras que sabemos que Melón permaneció, al menos
hasta 1831, en su dura situación de exiliado. Tampoco hay que
olvidar que Melón sufrió ataques por parte de la Inquisición y
mantuvo una postura liberal a su paso por el Juzgado de Imprentas, lo que le ña valido el calificativo de "volteriano" por parte
de Menéndez Pelayol. En cuanto a los profesores del Jardín
(1) Es necesario matizar la postura de Melón en el Juzgado de Imprentas. Si
por una parte parece que su gestión supuso una merma de la influencia de la
Inquisición en este terreno, por otra parece que Melbn y sus amigos del círculo
literario de Leandro Fernández Moradn se valieron del cargo para incidir en la
vida literaria del momento. A1 menos asf lo ve Quirrtana, cabeza del círculo
literario opuesto: "Cuando, formado el Juzgado de /mprentas presidido por
Melón, él (Capmany) quiso ser una de las espadas de aquel degolladero literario,
no parb hasta que le hiciesen uno de los censores (...). Melón, Capmany, Tineo,
sin olvidar a Leandro Fernández Moratfn, secretario del departamento de interpre-
166
mantienen, al menos desde su paltaforma cultural, postúras en
consonancia con el movimiento ilustrado.
Respecto al contenido de la publicación se puede afirmar que
el Semanario recoge buen número de los temas clásicos del repertorio ilustrado, basta recordar temas tan reiterativos como la
lucha por la extensión del arbolado, la promoción de prados
artificiales, la campaña en favor de la inoculación de la vacuna, la
reforma de la enseñanza o la campaña para desterrar la práctica de
los enterramientos en las iglesias. En la III parte de este trabajo
quedan puntualmente anotados estos temas patrimonio de la ilustración.
Hay, además, otros temas más críticos y comprometidos que
también sabemos encontraron eco en el Semanario: la descapitalización del campo como consecuencia de las exacciones feudales y
como obstáculo a la introducción de nuevas técnicas y cultivos; el
problema de los arrendamientos a corto plazo, tan ligado al mayorazgo, y el de los subarriendos; la secular contradicción entre
agricultura y ganadería, que todavía coleaba, manteniéndose, de
hecho, el privilegio de esta última; el absentismo de los grandes
propietarios que dilapidan en otros ámbitos las rentas que reciben
del campo; la roturación de baldíos; la desamortización; los
cerramientos. A esta temática típicamente agrícola que tocaba
aspectos estructurales, hay que añadir la decantación de la revista
respecto a la política comercial más favorable, inclinándose, dado
el tono general de los artículos que inserta, por un proteccionismo de cara a lá manufactura, caso típico el de la industria textil,
dificultando la salida de materia prima en bruto y la entrada de .
productos manufacturados extranjeros, y un librecambismo p^ra los
productos agrarios, caso típico el de los cereales con la libertad de
comercio, librecambismo no sólo en el interior del reino, sino
aún con respecto a los mercados extranjeros.
Hay que añadir para que el panorama quede completo la
tación de lenguas desde 1796„ y cuyos sentimientos no siempre eran' puros y
evangélicos, constituyen un cuarteto autocrático que agota su tiempo y sus
energías en satisfacer venganzas personales, favorecer a sus protegidos, arruinar a
sus amigos y a sus enemigos y, ante todo, halagar al Prfncipe". Citado por Albert
Derozier en Manuel José Quintana y e! nacimiento del libesalismo en Espafia.
Madrid. 1978. Págs. 183 y 184.
167
inserción en el Semanario de artículos de economía política como
los debidos a Crumpe y Bentham, en los que se expresan claramente ideas básicas del liberalismo económico y aún se aluden
puntos básicos del liberalismo político: igualdad ante la ley, trabajo libre y el derecho sagrado a la propiedad privada. Así mismo
no debe olvidarse la política social en la que el Semanario sigue
los pasos del Cone Rumford con sus sistemas expeditivos para
acabar con la mendicidad o con la forma de vida de minorías _
raciales, como la de los gitanos, a base de convertirlos en brazos'
activos por obra y gracia del intervencionismo estatal y municipal, ideas que desde luego no suponen una ruptura con los
presupuestos tradicionales.
^
Efectivamente en algunos de estos temas apuntados, como ya
indicamos en su lugar, no son siempre las propuestas de soluciones unívocas. Se mezclan frecuentemente las ideas de cariz estrictamente reformista, que buscan dichas soluciones a base de perfeccionar lo que existía, con las que se sitúan ya en otro nivel,
que implican una revolución en las estructuras básicas de la
propiedad, de la circulación de la riqueza, de la organización del
trabajo.
Esta ambigiiedad es significativa situada en los aflos inmediatamente anteriores al período revolucionario de 1808-1814, cuando
en Espafla se produce la primera gran crisis del orden político
económico y social de lo que se viene llamando Antiguo Régimen. Y sirve para matizar la posición del Semanario en este
peculiar momentó histórico.
En el Semanario se recogen aquellos elementos clave de la
estructura agraria antecapitalista que son un estorbo para el desarrollo de la producción, tal como se ha expuesto. Es en el campo
de la agricultura donde la actitud de la publicación es más neta.
Observando su tónica en el campo de las artes industriales, aquí
la postura es más confusa y menos progresiva. Basta recordar la
insistencia en el putting out system como plenamente acorde con
un relanzamiento de la industria textil, las reticencias respecto a
las "fábricas en grande", que hay que relacionar estrechamente a
lo anterior, o el amplio predicamento que én la revista tiene el
conde Rumford y sus teorías sobre el reclutamiento de la mano de
obra y su mantenimiento, uniéndose la beneficencia y la explotación laboral en un planteamiento fabril paternalista patrocinado por
168
organismos públicos. Planteamientos ajenos a los presupuestos del
liberalismo económico.
Se puede decir que se tienen y exponen los datos que inducen
a una trasformación en profundidad de panorama económico, y
sobre todo del agricola, de la epoca. Pero, como en la fábula de la
zorra, los responsables de la empresa están convencidos de que las
uvas están verdes. No se puede acometer la compleja y difícil
transformación del sistema jurídico que es el cañamazo de la
economía agraria tradicional, aunque se es consciente de que esta
es la solución. Lo posible, lo viable para Virio, para Melón, es
ilustrar, iluminar las mentes, destruir los prejuicios, "preparar
los tiempos" como diría Godoy, y en esta labor se refugian los
editores de la revista.
Pasamos ahora a valorar la repercusión del Semanario de
Agricultura y Artes. En los capítulos 5 y 6 de la II parte queda
constancia de los problemas económicos que fueron crónicos en la
revista y que obedecen, evidentemente, a la dificultad de darle
salida. El Semanario dependía de la acogida que encontrarse entre
los párrocos y esta acogida, a su vez, dependía en gran manera,
del interés que en su difusión pusieran los preládos a los que en
sucesivas•ocasiones se recomendó la publicación.
Virio pensaba que se debía convidar a párrocos y prelados a
recibir el Semanario, indicándoles las ventajas que para ellos
mismos, para sus feligreses y para la nación se desprendían con el
aumento general de la riqueza. Melón cambió la idea e-intentó
que se obligase a prelados y párrocos a recibir la publicación así
como también a los pueblos a costa de sus Propios. Era ésto
efecto de las dificultades que encontrába para colocar la revista. El
plan expeditivo de Melón no se aceptó, pero sí se forzó, de hecho
a los prelados a hacerse cargo de un determinado número de
ejemplares.
La amplia tirada que tiene el Semanario, llegando a 3.000
ejemplares, no siempre indica éxito de difusión pues, como Virio
pensaba, los ejemplares impuestos no eran efectivos. Hubo una
difusión teórica pero no real. Como veremos el éxito de la difusión, la incidencia de la revista en el campo, dependió, en buena
parte, de la actitud de los prelados ante el Semanario y, en general, esta actitud fue de cierto rechazo o de pasividad.
Es imposible, dados los datos de que disponemos, llegar a
169
evaluar con aproximación la incidencia real de la publicación en el
campo. En el Semanario se recogen datos sobre algunos pueblos
en los que tuvo repercusión, sin indicar el grado de ésta2.
Como caso excepcional disponemos de un amplio Informe
sobre este tema, el del obispo de Barbastro, que es necesario
analizar en detalle por las conclusiones que permi.te sacar. También podemos detectar las reacciones de al^unos obispos ante el
Semanario, siendo éstas generales y poco precisas.
Ya he dicho que en la difusión del Semanario tuvo importancia la actitud de los prelados ante la publicación. El caso de
Barbastro será buena prueba de ello. La indiferencia y cierto
rechazo fue, según parece, la tónica general. Las causas de esta
actitud negativa son varias, pasamos a recoger aquellas de las que
'
hay constancia.
El obispo de Badajoz, en una línea que cdir.cide con la exclusiva adscripc.ión del concepto ilustración a un planteamiento de
educación pública, responde ante el envío de ejemplares de la
revista para que se haga cargo de ellos y los distribuya :``debiendo hablar a V.E. con la sinceridad correspondiente, y decir mi
parecer según lo he meditado y observado en el país, después de
muchas diligencias para promover la industria y el cultivo de
algunas semillas, estoy fírmemente persuadido que todos los medios serán ineficaces para remediar un mal tan general en los
pueblos de mi diócesis entre tanto no se corte la raíz por medio
de la buena educación estableciendo escuelas en todos ellos"3.
El Obispo de Córdoba no espera buena acogida de sus párrocos
al Semanario ante el lamentable estado que el campo presenta en
1804, cuando recibe los ejemplares que de manera un tanto
forzosa se le envían para su colocación. Además de ésto, y de
manera general, no considera acertado el objetivo de la revista al
pretender incidir en el campesinado bajo considerando que todo
esfuerzo difusor de técnicas, cultivos, etc. debe dirigirse, en primer lugar, a``los labradores acaudalados y a las clases más
distinguidas y premiadas", mientras éstas "no se aprovechen de
la lectura, no adquieran más conocimientos, no repitan los ensa'yos, y no se dediquen a mejorar nuestra- labranza a costa de
(2) As{ en el n9 16, pág. 250 del T.I, nP 18, pág. 16 del T.II 6 nP 369, pág.
58 del T. XV. Existieñdo numerosas referencias a lo largo de todos los números.
(3) A.H.N. Estado. Legajo 3242-2.
170
algunos cortos intereses, no es creible que el tardo y perezoso
talento de los labradores medianos de las villas y aldeas (...) se
dedique a mejoras que no conoce ni entiende"4.
El obispo de Guadalajara es del siguiente parecer: "estoy
persuadido de que en estos países no producirá (el Semanario) el
efecto que se desea, ya por lo mucho que reina en e11os la
ociosidad, ya por lo mucho que varían esas reglas económicas
según la diversidad de terrenos y temperamentos, y ya también
porque faltando las poblacines laboriosas, activas, comerciantes y
emprendedoras, faltan los valores y el consumo de los efectos y
frutos de la agricultura"5.
También pone objeciones el obispo de Teruel al Semanario,
pero éstas las comentaremos más adelante avanzado que incite en
un punto de muy significativa importancia.
Este somero muestreo, el que permite la documentación disponible, evidencia que, bien por unas u otras razones; hay obispos que no toman con interés la empresa del Semanarió al desconfiar de sus posibilidades de éxito. A estas muestras documentales
hay que añadir las repetidas quejas de Melón exponiendo a Cevallos el poco eco que la recomendación de ia revista despierta entre
los prelados.
Como todo ésto no quiero decir que el mayor o menór fracaso
de la difusión del Semanario se deba achacar en exclu ^iva a la
mala acogida que le depararon los prelados. Las razones de este
fracaso habrá que buscarlas más allá de la buena o mala voluntad
de éstos.
.
Vamos a examinar más detenidamente el Informe ^ que el
obispo de Barbastro, Agustín de Abad y Lasierra, envió a la
Secretaría de Estado en 1801 obedeciendo a un requerimiento de
ésta, para que expusiese los medios de que se había valido para '
difundir el Semanario en su diócesis y los efectos de esta difusión.
Como ya queda dicho en estas páginas, en el obispado de
Barbastro llegaron a ser 60 los pueblos suscritos al Semanario de
un total de 128 pueblos citadós en el Informe. El obispo Abad y
(4) A.H.N. Estado. Legajo 3242-2.
(5) A.H.N. Estado. Legajo 3242-2.
(6) A.H.N. Consejos. Legajo 1893. Exp. nP 8. "Estado y Progresos que han
producido el establecimiento del Semanario de Agricultura y Artes en e! Obispado
de Barbastro. "
171
Lasierra fué un fiel cumplidor en ésta como las otras ocasiones,
de las sugestiones gubernativas. No olvidemos que se trata de uno
de los prelados más afín a las ideas ilustradas de la época, hasta el
punto de aprobar la constitución Civil del clero nacida de la revolución francesa, lo que le valió la animadversión de la Inquisi ^ión.
El obispo de Barbastro pone en práctica medidas encaminadas
a que realmente el periódico llegue a los pueblos.' Obliga a las
parroquias a suscribirse a costa de las Fábricas de las iglesias y,
en las que este fondó no alcanzase, ordena que se junten con las
más próximas para reunir el suficiente dinero. Ordena que se
encuadernen y con ^erven los ejemplares del Semanario y se le
presente, junto con los libros parroquiados, en las visitas. Encarga, ``estrechamente" que todos los días festivos, después de la
hora las vísperas, en el pórtico de la iglesia, o en sus abadías,
lean a sus feligreses el Semanario y les expliquen lo que puedan y
añade, "ofreciéndoles mis cortas luces para aclarar las dudas que
les ocurriesen en aquellos puntos en que yo pudiera darlas".
El obispo valora positivamente los resultados de este intento,
pues en buena parte de los pueblos se leía el periódico y``su
lectura produjo una loable emulación". Cita los siguientes cultivos que, de una u otra forma, están en relación con el Semanario: las patatas, la "raíz de la miseria", el panizo, la esparceta,
el alfaz y el maíz. Además el método de injertar viñas y árboles y
algunos remedios contra diverso tipo de plagas.
El caso de Barbastro es único y ya es tomado entonces como
modélico. Aquí se consigue una interesante difusión de la revista
que, además, incide realmente en el campo. En buena parte este
éxito se debe al esfuerzo personal del obispo.
También expone éste las críticas que, a su juicio, pueden
hacerse al Semanario. Son fundamentalmente tre.s : no ir acompañada la labor divulgadora de nuevos cultivos con la correlativa
posibilidad de hacerse con sus semillas, este hecho hace infructuosas muchas de las informaciones publicadas; la poca adecuación
de algunos artículos al fin primordial de la publicación, así como
el poco orden de la exposición y, finalmente, el problema de la
diezmación de los cultivos de nueva introducción.
El fallo de la falta de adecuación del tono y contenido de parte
de la información a los intereses y entendimiento del campesipo
común ya lo hemos comentado.
172
La cuestión de las semillas merece unas palabras. Efectivamente el Semanario distribuía algunas semillas entre los lectores, pero
éstos se quejan más de una vez de lo escasas que son y del estado
de deterioro con que suelen llegar a sus manos. Se ofrecen conocimientos, "luces", pero no se arbitran cauces mínimos para que
fructifiquen. Desde las esferas del gobierno se lanza y apoya la
empresa del Semanario, pero, como se muestra en el caso particular de las semillas, estas esferas gubernamentales, Godoy en
concreto, se contentan con el papel impreso y su teórica difu ^ión,
como si lo que le importase fuese el hecho palpable de la publicación para poder incluirlo en su haber de realizaciones de corte
ilustrado que le grangeasen la admiración de propios y extraños.
En definitiva cabe preguntarse hasta qué punto fue el Semanario
un lanzamiento propagandístico del Príncipe de la Paz para fortalecer su imagen.
Lo que decimos de las semillas es ampliable a otros elementos
e instrumentos necesarios para la intensificación de la producción
agraria, que suponen un mayor dispendio aún cuándo esten más a
mano. Si en el caso de las semillas el problema se crea por la
dificultad para hacerse con ellas, ya que lo son de cultivos poco
introducidos, y también por el gasto de comprarlas cuando se
consiguen, para otros factores de mejora agraria la cuestión radi-,
ca, casi exclusivamente, en la incapacidad manifiesta del campesino común para hacer la consiguiente inversión. El cúmulo de
rentas feudales que pasaban sobre él no favorecían un excedente
canalizable hacia la inversión en mejoras, así como tampoco
incitaba a ellas la condición jurídica que regía su relación con la
tierra que cultivaba. Estas son razones fundamentales que dejan
suspensas las enseñanzas del Semanario y que están al margen del
voluntarismo difusor de un obispo ilustrado.
La poca repercusión real de las enseflanzas de la revista no
sólo hay que buscarla en la falta de recursos del campesinado, que
las hacfa irrealizables. Esas mismas trabas estructurales además de
anular, en buena parte, la capacidad inversora del agricultor
medio, obstaculizaban positivamente los intentos de aquel campesino que pudiera realizar ciertas mejoras en sus campos. Este es el
caso de los diezmos.
La cuestión de los diezmos la recoge el obispo de Barbastro y
el de Teruel. Hay párrocos que plantean el derecho a cobrar
173
diezmos sobre los cultivos de nueva introducción y, ante esta
pretensión, los campesinos optan por abandonar el intento renovador. EI obispo de Barbastro dice: "no debo disimular que
muchos de ellos (párrocos y feligreses) se han resfriado notablemente y disgustado de las mismas ventajas que les ha proporcionado su instrucción porque muchos párrocos así como han visto
prosperar las nuevas semillas, o extenderse más las ya conocidas,
han pretendido exigir de sus parroquianos la satisfaccjón del diezmo, y este motivo ha sido bastante para que, ea muchos pueblos,
se haya abandonado el cultivo de ellas".
El obispo de Teruel se muestra reacio a lo que suponga
fomento de nuevos cultivos y, en este sentido, lo es al Semanario,
precisamente por ei problema de su diezmación. En estos términos escribe a Cevallos dando cuenta de haber recibido los ejemplares del Semanario: "Pero Exm. Sr., si lo dicho antes (adelantos de la agricultura y ganardería) ha podido traer ventajas a la
humanidad, a los vasallos de S. E. y a estos pueblos, ha servido y
sirve de notabilísimo daño y perjuicio a la Iglesia de Cto., a sus
ministros, al culto que tanto protege S.M. y, de consiguiente, al
mismo Rey, mi amadísimo señor, porque teniendo, como tiene
en todas partes, en unas las tercias y en otras varias porciones, el
,noveno, el excusado etc., en la general diezmación, las gente ^ del
mundo, que se han llevado del amor propio y que, en sus frutos,
no pretenden contar con Dios ni con el Rey,, únicamente con
ellos propios, si antes en todas estas nuevas especies de agricultura ya diezmaban mal (...) ahora hemos experimentado y ^ufrimos
que no nos paguen porque no quieren de todo lo nuevamente
introducido, de papa, de panizo, de seda, lino y demás nuevas
especies de semillas y berzas, que hace dos años ha crecido en
abundancia"^ .
El problema se agrava si pensamos que no eran precisamente
los párrocos de los pueblos los que se beneficiaban más del diezmo, pues ésto podría, por otra parte, alentarles en el esfuerzo por
difundir los conocimientos agrícolas para aumentar el volumen de
aquellos, sino que en la diezmación, además de la tradicional
participación de la Iglesia y el Estado, se h^bían producido invasiones toleradas de cuerpos, patronatos y. particulares fundadas en
concesiones de Roma que volatilizaban el fruto de esta exacción.
(7) A.H.N. Legajo 3242-2.
174
La cuestión de los diezmos está en la base, junto con otras de
igual importancia, del desinterés, de la falta de iniciativa, de la
tan manoseada rutina, que los ilustrados consideran como una de.
las razones fundamentales del atraso de nuestra agricultura, cuando no eran más que efectos visibles del deterioro secular producido por un sistema económico que comenzaba a entrar en su
período final de crisis.
No resulta demasiado complicado comprender, después de
todo lo dicho, que el Semanario de Agricultura y Artes no
pudiera aspirar a una difusión y repercusión mucho más amplias
de las que de hecho tuvo. No sólo luchaba contra la voluble
política gubernamental que lo favorecía en mayor o menor grado
según el personaje que estuviera en la Secretaría de Estado y sus
relaciones personales con Godoy, promotor de la empresa y el
que, en definitiva, se apuntaba el tanto de esta obra ilustrada
como lo hizo con otras. Tampoco hay que cargar las tintas en la
indiferencia o rechazo que la empresa provocó en la mayoría de
los prelados del reino, ya fuera porque la situación económiCa
general y la de su diócesis en particular, no estaban para gastos
en asuntos de dudosa efectividad, ya por esgrimir ideas personales
que restaban importancia o eran contrarias a la revista. Ni siquiera sería achacable el relativo fracaso al tono general de la publicación, a su incapacidad por encontrar un estilo propio adecuado a
sus fines principales.
Estaba condenada al fracaso una publicación, como el Semanario, que proyectaba su contenido, en general de interés, sobre un
campo enquistado en unas estructuras de propiedad, de distribución del excedente, jurídicas y sociales muy poco propicias a
planteamientos. renovadores, a inversiones productivas, a experimentaciones agrícolas, a la racionalización del espacio agrario en
lo que toca a su explotación agrícola-ganadera, con toda la secuela
consiguiente de innovaciones. No era, principalmente, instrucción lo que el campesino necesitaba sino, como se intentará hacer
por primera vez en Cádiz la supresión de los presupuestos que
mantenían una economía agraria de corte feudal.
Con esto no quiero restar significación a la empresa del Semanario, sino darle el significado que realmente tiene, colocarla en
su lugar. Como otras muchas empresas ilustradas responde a un
voluntarismo racionalista, en el mejor de los casos, a un interven-
175
cionismo que parte del presupuesto simplista de que basta ilustrar
para trasformar, presupuesto que esconde la incapacidad histórica
para abordar la problemática de base. Sólo así se comprende el
optimismo de los comienzos, optimismo que la realidad irá desmontando, convirtiendo lo que pudo ser "cartilla rústica" en
algo parecido a órgano de expresión de una institución erudita
como lo era el Real Jardín Botánico. Era una transformación
1ógica.
'
Sin embargo, desde otra perspectiva, qué duda cabe que el
Semanario es un cúmulo de conocimientos útiles, un instrumento
difusor de novedades prácticas, un documento que refleja no sólo
las contradicciones de la política agraria del momento, sino la
problemática real que se oponía a los intentos reformistas.
176
Apéndice do^umental
DOCUMENTO 1^: PROSPECTO DEL "SEMANARIO DE
AGRICULTURA Y ARTES" `
La agricultura es la primera, la más noble, la mas indispensable ocupación del hombre; es la base de las sociedades; la que
sostiene y alimenta al estado; la que da ser y vida á los cuerpos
políticos; y sin la qual no podian existir sino errantes, como las
naciones bárbaras ,en busca de los alimentos que ofrece en las
diferentes regiones la próvida naturaleza. La ágricultura suaviza
las costumbres, y hace a los hombres sencillos, fieles y honrados,
quando entregados enteramente a ella, no sé dejan seducir por
trato engañoso y corrompido de los pueblos grandes : y así es que
el cultivador separado de ellos, de los que les frecuentan, en
cualquier parte de la tierra que habite,. es ingenuo, dulce y
apacible.
Fue .un tiempo en que el mundo era agricultor, y entonces se vió el siglo de la abundancia, de la sencillez, del
candor y de la honestidad. iEdad feliz, en que limitaba el hombre
sus deseos a sacar de la tierra el sustento para alimentar con
frutos, no comprados, a su fiel esposa y familia! Más por desgracia de la especie humana se formaron las ciudades y pueblos
grandes: en ellos se desdeñó la agricultura, se olvidaron las
sencillas virtudes del campo, se entregaron los hombres a ocupaciones inútiles y perjudiciales, a estudios sutiles y de ningún
provecho, crearon necesidades de capricho, soltaron el freno a las
pasiones, buscaron el engañoso e injusto camino de enriquecerse
sin trabajo, y, lo que es peor, dominaron desde el seno de sus
vicios al humilde labrador, que recibió la ley de quien ignoraba
sus fatigas y despreciaba su rústica sencillez. iPluguiese al cielo
que jamás se hubiera hecho tal división entre los mortales! Verdad es que no veriamos las maravillosas producciones de las artes
'Enviado a los prelados del Reino.
.179
llevadas a su perfección en las ciudades; pero tampoco veriamos a
la hambrienta y ociosa mendicidad poblar estas mismas mansiones
del luxo y la opulencia; y lo que es más no veriamos tan extendidos y entronizados los vicios que asolan reynos y provincias, y
que nacen en el centro de la corrupción de los grandes pueblos.
Lo más sensible es que ya no hay fuerzas que alcancen a recobrar
los tiempos felices de la vida campestre; y de esta incontestable
verdad nos han dado una funesta prueba los mal aconsej^dos
legisladores, que creyéndose con poder para hacer rénacer el siglo
de oro en nuestros días, ^orrieron en pos de esta lisonjera belleza
ideal, y hallando obstáculos insuperables, horrorizaron a la humanidad con la espantosa carnicería que hemos visto, y cuya
memoria nos estremecé. Subsistirá por desgracia la división que
introdujo entre los hombres la formación de las ciudades : subsistirán estas a pesar de sus vicios: pero entre tanto estudio frívolo
como nos entretiene en ellas, entre tantas ocupaciones estériles
como nos hacen perder el tiempo, ^será posible que (sordos
siempre a las voces de la gratitud) no haya entre nosotros algunos
que, aprovechándose de la concurrencia de luces que se halla solo
en los pueblos grandes, no traten de corresponder á los indecibles
beneficios que debemos a la clase que nos sutenta, comunicándola
estas mismas luces, haciéndola apreciar su dignidad e importancia, instruyéndola en los descubrimientos que la puedan ser útiles
y finalmente en quanto haya de mejorar su suerte? Tal seria el
medio de que los campos se utilizasen de las grandes pobláciones,
haciendo estas refluir en ellos los adelantamientos de las ciencias,
que solo se pueden perfeccionar en las ciudades populosas; y tal
el fin que se debe.proponer un sabio gobierno para que los miembros
del estado se auxilien mufuamente como los del cuerpo.
Casi todas las naciones de Europa han abierto los ojos en esta
parte: parece que los hombres desengañados ya de los desvaríos
en que han divagado tanto tiempo en materia de estudios, vuelven
como de un penoso viaje a reconocer su casa, la economíá de
ella, sus tierras, sus frutos, el modo de aumentarlos, y en suma
quanto les rodea e interesa a su bien estar. Los gobiernos se hán
convencido de lo mucho que importa fomentar al cultivador : de
aquí los establecimientos de cátedras de agricultura y veterinaria,
de aquí la publicación de diarios y gazetas para labradores, de
escritos breves y de fácil coinprehensión, de calendarios rurales, y
180
en resolución de aquí han nacido tantas providencias económicas
que se dirigen a subdividir las tierras pará que, si fuese posible,
cada familia poseyes un corto terreno, y no se acumulasen dilatadas posesiones en un sola. En España se comienza, aunque tarde,
a conocer la necesidad de tales establecimientos : ya hay alguna
otra cátedra de agricultura : la real escuela de veterinaria de
Madrid debe ser de grande utilidad para la cria, conservación y
curación de los ganados: las sociedades económicas dedican sus
tareas al alivio del labrador y del fabricante: se han creado cátedras de química y botánica, y si se propagase, como es de
esperar, en todo el reyno, no menos que las de Historia natural,
se daria un incremento incalculable a la riqueza nacional.
Estas buenas disposiciones que se manifiestan en nuestra nación hacia objetos de tan conocida utilidad, hacen de deséar que
se publique un periódico, que, uniendo el cono^imiento del estado
de nuestra agricultura en las diferentes provincias del reyno, de
los adelantamientos que consigan los catedráticos de ella y las
sociedades económicas, y de lo^ descubrimientos útiles a la economía del campo que se hagan en los laboratorios de química y
cátedras de botánica, a cuanto publiquen nuevo y, ventajoso en
estos ramos las naciones más industriosas de Europa, presente a
nuestros agricultores, y a las artes y oficios que les son auxiliares,
un cúmulo de luces que no pueden dejar de producir los más
felices progresos.
El fomento de las artes y manufacturas entre los cultiyadores
es tan necesario, que sin ellas yace la agricultura lánguida y•sin
vigor. En el estado actual de las sociedades es preciso que la
familia del labrador emplee las velas del invierno, y el tiempo que
le dejen libre sus labores campestres, en mejorar o dar nuevo ser
a las producciones de su campo, aumentando su valor al paso que
crece sobre ellas la mano de obra; y si se le facilitan los medios
para le ejecución de sus maniobras; si se le enseñan los modos
más económicos de beneficiar las primeras materias para que,
después de dejarle tóda la utilidad posible, se hagan más apreciables al fabricante en grande, y al comerciante, se afianzará aquella
recíproa correpondencia que debe reynar entre el agricultor, el
fabricante y el mercader.
^Pero quál será el medio de llevar a la noticia de nuestios
labradores tan apreciable enseñanza cuando sabemos que en Espa-
181
ña los que labran no leen, y los que leen no labran? ^Cuál será la
suerte de un nuevo impreso al vér que tenemos tantas y tan
buenas obras escritas con el mismo zelo de instruir en las labores
a la gente del campo, las cuales solo ocupan los estantes de los
estudiosos, y apenas se hallarán en casa de un cultivador práctico? Tal será siempre la de todo escrito dirigido a ellos, por bueno
que sea: es necesario, pues, hallar un medio para.extender en las
provincias las luces sin dar al labrador la molestia de leer; y no se
presenta otro más sencillo que dirigir un Semanario ^a los párrócos
para que, siriviéndoles al mismo tiempo de lectura agradable,
excite frecuentemente a zelo a fin de que comuniquen a sus
feligreses los adelantamientos, las mejoras, industrias e invenciones que se publiquen, bien seguros de que se irán aprovechando
de ellas ; pues, aunque al carácter del labrador repugna la novedad, sin embargo, si se le sabe presentar la utilidad y los medios
fáciles de cons^eguirla, es constante que se aprovechará de ella. Y
así es que las naciones más adelantadas de Europa han ido alterando y renovando poco a poco su cultivo y artes, al paso que los
sabios agricultores y científicos les han comunicado sus obseFVaciones y experiencias : y creer que nuestros labradores y artistas
resistirán más a las luces que los rudos habitántes del Norte, sería
una injuria al carácter vivo y despejado de nuestra nación, muy
superior en talento natural a todas las Europeas.
De mediados acá de este siglo hemos visto a la agricultura
prodigiosamente adelantada en la Inglaterrá, Alemania, Dinamarca y Suecia, países fríos, privados de gran parte de nuestros
preciosos frutos, y cuyo clima ingrato y cubierto muchos meses
de nieve no puede ponerse en paralelo con nuestro excelente y
templado suelo. Con todo eso se ve con admiración cerca de
Brunswick un bosque entero de árboles de América, que no se
encuentra en España, poseedora de aquel vasto continente. En
éste y otros estados protestantes del Imperio se ha llevado la
agrícultura e industria al más alto grado de perfección por medio
de los ministros o párrocos, que leen a sus feligreses los diarios y
almanakes rurales en que se combaten los errores vulgares, se
explican las labores desconocidas, se introducen semillas nuevas,
y se enseñan industrias fáciles. En tales países no se ve mendiguez, ni los hospitales llenos de miserables, al contrario los
campos cuidados como jardines, los pueblos limpios y hermosos,
182
y las casas aseadas y cómodas dan a entender que aquellos naturales gozan, en un país pobre, de más conveniencias que los de
nuestras más fértiles provincias: y si deben tales ventajas a ministros o curas protestantes que no gozan de los diezmos, que estan
casados y distraídos en el cuidado de su casa y_familia, ^qué no .
debemos esperar de nuestros celosos eclesiásticos, y singularmente de los párrocos, consoladores, amigos y padres del labrador,
que les oye con respeto y amor, siendo cierto que no tienen ^más
anhelo que el de ser útiles a su rebaño, aliviarle y socorrerle? Se
ven ya en varios pueblos de España algunos frutos y reformas
introducidas por los párrocos, solo.con el fin de que se utilicen de
ellas sus feligreses; y es de creer que esto sucederá con mucho
más frecuencia al paso que los mismos aumenten sus conocimientos en estos ramos.
Ninguna cosa puede contribuir con más eficacia a este
fin que la publicación de un periódico, por cuyo medio se
comuniquen de unas provincias a otras cuantos conocimientos convengan al adelantamiento y perfección de la agricultura y artes anexos, hciendo que los pueblos y los labradores no
esten como aislados, y entregados a sí mismos, siguiendo la
rutina de sus mayores sin adelantar un paso. La falta de esta
comunicación es la causa de que en Cataluña, por ejemplo, se
cultive una semilla importante que no se conoce en Sevilla, o
que en Rioja haya un excelente método de destilar licores enteramente desconocido en Galicia; de lo que tenemos muchos ejemplos aún entre pueblos poco distantes entre sí. Semejante impreso
deberá ser el centro de todos los conocimientos, métodos y prácticas que tienen los agricultores en las diferentes provincias del
reyno, a cuyo fin se procurarán tener presentes cuantas obras
Españolas de agricultura se puedan adquirir : se abrirá correspondencia con las sociedades que quieran concurrir a tan importante
trabajo y con los catedráticos de ciencias naturales: se consultará
en las dudas a los hacendados agricultores prácticos ; y en cuanto
a la nomenclatura se tomaran noticias de todas partes para fijarla,
si es posible, y desterrar la confusión que resulta de la variedad y
mezcla de términos provinciales, latinos, áz•ábes y franceses, que
hacen ^asi impracticable la traducción de las obras de esta clase.
^e tendrán a la vista los mejores periódicos extranjeros que hoy se
publican sobre agricultura y artes, y finalmente se irá formando
183
una escogida biblioteca de estos ramos para llenar dignamente el
objeto que se propone el Semanario de agricultura, artes y oficios,
que contendrá los artículos siguientes :
Agricultura en general y sus ramos de jardines, huertas,
plantios, bosques, riegos.
Historia natural.
Química, Farmacia y Botánica en los descubrimientos útiles a
la economía del campo, y en los artículos que no excedan la
comprehensión de cualquier hombre de mediano talento.
Medicina doméstica.
Veterinaria.
Arquitectura rural.
Pesca y caza.
Ramos de industria desconocidos, o nuevamente inventados.
Economía doméstica.
Artes y oficios.
Láminas de instrumentos y máquinas útiles al labrador y al
artista, de plantas, frutas y edificios rurales.
Exemplos de buena moral de hombres virtuosos y beneméritos
de la agri^ultura y artes.
Noticia de los establecimientos favorables a los labradores y
artistas.
Providencias del gobierno para fomento de los mismos.
Noticia de los libros que se publiquen en Europa sobre agricultura y artes.
Tan importante conocimientos difundidos en estilo sencillo y
fácil, hasta en los más pequeños pueblos, son capaces de traer
más utilidad que cuantos. reglamentos se puedan imaginar por
bien ordernados que esten. Este periódico será un centro de
reunion de noticias provechosas a nuestros agricultores; un conducto, por medio del cual sabrá el cultivador, que, tal vez, pisa y
desprecia sustancias de que debe sacar mucho partido; excitará la
curiosidad del hacendado y del artista industrioso a que hagan los
experimentos que se les indiquen, y aún den parte al Semanario
de sus resultados para publicarlos en beneficio común; siendo
obligación del mismo el rectificar, explicar y aclarar las dudas que
ocurran y que se le propongan, para lo cual se admitirán cuantas
cartas, relaciones y memorias se le envien francas de porte.
El admirable monarca Enrique IV, solía repetir que nada
184
deseaba con más ansia que mejorar la suerte de sus labradores
hasta que cada uno tuviese facultades para comer una gallina
todos los Domingos en compa^lia de su familia, y nuestro benignísimo Soberano, que no cede a su glorioso progenitor en los
paternales deseos de hacer feliz a su puelbo, colocaría siempre su
mayor gloria en el fomento de la clase más necesaria y útil de la
sociedad : ni su digno Ministro de Estado, a cuyo celo debe la
nación. este Semanario, cederá en nada al gran Sully que tan
acertadamente supo dirigir las miras de su Soberano a este importantísimo objetivo.
Si vosotros, respetables párrocos, maestros y padres de los
pueblos, quereis contribuir a tan saludable fin, no solo mejorareis
las fortunas de vuestros feligreses, sino también las costumbres,
siendo cierto que la miseria hace delincuentes, que no lo serian a
tener con qué vivir. Los hacendados del reyno serán igualmente
muy útiles a sí mismos y a sus conciudadanos si quiesen aprovecharse .de los importantes avisos que publicaremos sobre el modo
de beneficar varios ramos de industria de facilísima ejecución que
nos vienen disfrazados con nombres exóticos de Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda y aún del Asia, teniéndolos en nuestros
campos, en nuestros huertos y acaso dentro de nuestras casás.
La empresa es ardua, pero no se perdonará gasto ni diligencia
para desempeñarla completamente en beneficio de la patria : y si a
los auxilios que la presta el gobierno, se juntan la solicitud y
actividad de los párrocos, a quienes se dirige, para aprovecharse
de ella, cada día se hará más apreciable por la variedad de artículos, láminas y descripciones con que se procurará enriquecer. Y
para facilitar mas y mas el aumento de la agricultura nacional
será uno de nuestros primeros cuidados el ir formando una almacén de semillas para que al mismo tiempo que se indiquen su
cultivo, se proporcione la fácil adquisición a los que las pidiesen.
Se publicará un Semanario cada ocho días, y tendrá dos pliegos de impresión a lo menos, sin contar las láminas.
Los que suscriban pagarán en Madrid 75 rs. vn. al año, y se
les llavará a su casa el papel: en las provincias 114 franco de
porte; y en la América 220 igualmente franco; pero las suscripciones para América que se hagan en Madrid solo pagarán 190, y
tendrán la misma franquicia.
La suscripción se ha abierto en todas las capitales de las
185
diócesis de España e Indias, en los hospicios, hospitales, casas de
expósitos o de corrección que han señalado los señores ordinarios,
quedando a favor de ellas un 7 por 100 del producto de las que
hagan los particulares y los párrocos de su cuenta o de los
caudales de las Iglesias, en cuyo caso se conservarán los ejemplares en los archivos para consultarlos cuando se ofrezca, y cuidarán los visitadores de que permanezcan en ellos. Los pueblos
podrán suscribir de cuenta de sus propios y arbitrios, y el Consejo
admitirá en data su corto importe, con tal que. se conserven
también los ejemplares en los archivos para consultarlos cuando
fuese necesario.
DOCUMENTO 2^: INTRODUCCION AL "SEMANARIO
DE AGRICULTURA Y ARTES" `
En el reynádo del glorioso Carlos III se dieron las providencias
más sábidas para alentar la decadente agricultura, artes e industria
nacional, que sino produjeron todo el efecto que esperaba tan
sabido Monarca, hicieron ver a lo menos el justo aprecio que
merecian a su soberana atención las clases productoras, a las que
había procurado envilecer el orgullo y la vanidad, que siempre
acompañan a los siglos de ignorancia. Sabfa muy bien aquel
Soberano, que la nación podía florecer sin una gran porción de
ociosos y de engreidos con estudios inútiles, que injustamente
usurpan el honor debido solo a la virtud, a la aplicación útil, y al
trabajo; y que sin labradores, sin artes y oficios, no solo no
pueden florecer el estado, pero ni existir; y fundado en tan
sólidos priricipios, volvió el honor a las abatidás artes y oficios
necesarios, y no dejó de propagarse entre nosotros la justa opinión de que los que hacen algo son más dignos de aprecio, que
los que no hacen nada: verdad tan clara que parece imposible,
que las naciones europeas hubiesen llegado a tal grado de oscuridad que la hubiesen desconido generalmente ; y que apenas se
propagó en la nación se conoció su importancia, hermanándose
todas las clases del estado para formar sociedades, en que unidos
los ánimos por el amor de la patria concurriesen a excitar la
aplicación a las artes útiles de que pende la prosperidad géneral.
No correspondieron los efectos de estos establecimientos a las
'Texto que abre el número primero del Semanario.
186
grandes esperanzas que concibió la nación al verlos formar, por
más que algún otro se haya esforzado y sido útil: las causas no
son difíciles de comprehender: las vio el heredero de las virtudes
paternas, el amado de su pueblo Carlos IV y no por eso desmayó
en el seguimiento de las sabias máximas de su augusto padre;
pues a pesar de los gravísimos cuidados que le ocupaban en los
difíciles tiempos en que subió al trono de sus mayores, nunca
perdió de vista la necesidad de aliviar a sus fieles vasallos fomentando la agricultura, artes y oficios útiles en que estriva la verdadera riqueza de los pueblos ; que entonces serán felices cuando el
aprecio, y estimación de los hombres sea en razón de la utilidad
que prestan a sus semejantes.
Entre los medios que meditaba la vigilancia y actividad de su primer Ministro, para coadyuvar a sus paternales desvelos, ninguno mereció más su aprobación, que el
de instruir al pueblo, por medio de los maestros de la moral, en
las labores del campo, economía rústica, artes y oficios necesarios a la vida, que han adquirido mucha perfección en otras
naciones, de cuya industria hemos dependido : y vé aquí la causa
de haber mandado S.M. formar el prospecto de un Semanario de
agricultura y artes, dirigido a los párrocos, que de su Real órden
comunicó a los Prelados Eclesiásticos el Excelentísimo Señor
Príncipe de la Paz en la siguiente carta, que merece transmitirse
a la po^teridad por la dignidad, madurez y sólidos principios, con
que les hizo saber las intenciones del mejor de los soberanos.
DOCUMENTO 3.° : REAL ORDEN DE 23 DE NOVIEMBRE
DE 1796.
Ilustrísimo Señor :"Siempre ha visto el Rey con sentimiento
que la muy apreciable clase de labradores esté abandonada a sus
escasos conocimientos en la agricultura, y que todos los cuidados,
los auxilios y establecimientos y beneficios se prodiguen en las
ciudades, como si ellas solas fuesen los pueblos privilegiados que
mereciesen toda la atención del gobierno, y ño debiese esta recaer
más bien sobre las aldeas y pueblos pequeños, en donde suelen
faltar medios y luces para mejorar la suerte de sus habitanes.
S.M. ama indistintamente a sus vasallos, pero en todos tiempos
187
ha merecido un lugar distinguido en su soberana consideración la
clase agricultora e industrial, a la que debemos el alimento y
cuanto constituye la riqueza nacional; y la que al paso que
redobla sus fatigas para sobrellevar las cargas del estado, goza de
menos satisfacciones que las otras.
Esta reflexión excita tan tiernamente su piedad, que si
fuera posible, acudiría S.M. a todas partes a consolar por
sí mismo al desvalido, laborioso y honrado labrador, artista
y fabricante, auxiliando y animando a cada uno. en los afanes
que les rodean : y así es que no se contenta su beneficencia
con prestarles alivios pasajeros que no cortan la raíz del mal;
sino que desea proporcionarles los auxilios sólidos y permanentes, que consisten en la enseñanza de nuevos arbitrios,
de mejoras en los métodos antiguos, de economías, de adelantamientos e industrias, fuente inagotable de riquezas privadas y
públicas. Tan importe enseñanza, . que debía ser fruto de una
reforma de la educación político-económica, haria que se levantasen por sí mismos muchos ramos de industria, desconocidos
todavía, y se mejórasen otros al paso que se adelantasen las
ciencias naturales.
Muchas veces ha hecho S.M . la observación tan justa
como lastimosa, de que habiéndose empleado tan grandes
sumas en establecimientos de universidades y casas de estudios, tan útiles al estado para otros fines ; no se haya pensado
seriamente hasta ahora en promover en las escuelas los importantísimos conocimientos que sirven al fomento de los labradores, .
artistas y gentes industriosas, que son los que proporcionan la
abundancia, riqueza y comodidad de todos. Siempre ha sido el
ánimo de S.M. atender a estos objetos tan esenciales; pero han
interrumpido desgraciadamente sus paternales desvelos otros cuidados más urgentes que exigía la tranquilidad y seguridad de sus
Reynos, para apartar de ellos los horrores de la guerra que tan
cruelmente devastan todavía muchas de las más fértiles provincias
de Europa.
Comprende el Rey que los efectos de un nuevo sistema
de educación son ciertamente muy sólidos, pero lentos, y de los
cuales difícilmente se pudiera aprovechar la generación presente :
y a^nque nunca abandonará S.M. el cuidado de proporcionar
mayor felicidad a las generaciones futuras, desea al mismo tiempo
188
con impaciencia ver en sus días que se propaguen del modo más
fácil los conocimientos^ que puedan mejorar la suerte de sus
vasallos agricultores y artistas : y tal ha sido su soberana intención
al encargar la redacción del impreso, cuyo prospecto acompañó a
V.I., y que podría dirigirse semanalmente a los Párrocos con el
loable óbjeto de que, en las horas y ocasiones que lo permita su
ministerio pastoral se aprovechen ellos mismos, y como buenos
padres de sus feligreses se dediquen también a su felicidad temporal, instruyéndoles y extendiendo entre ellos con el amor, persuasión y dulzura que les es tan propia, y les concilia su docilidad y
respecto, los adelantamientos, industrias, invenciones y progresos
que hagan las artes útiles, así en nuestra capital y provincias,
como en las naciones más adelantadas, a fin de que se utilicen de
ellas los labradores y artistas, y reformen sus antiguos métodos, o
adopten otros mejores en beneficio de sus propios intereses.
"S.M. me manda dirigir a V.I. dicho prospecto para que lo
comunique a los Párrocos de su Obispado, que por su importante
ministerio merecen su predilección, a fin de que los que persuadidos de su utilidad quieran servirse del periódico, lo hagan voluntariamente, o de su cuenta, o de los caudales de las Iglesias,
mediante su pequeño coste, y al beneficio que les resulta de los
progresos de la agricultura : en cuyo caso cuidarán los visitadores
de que permanezcan en ellas uno o dos ejemplares para que se les
pueda consultar en cualquiera ocasión que se ofreciere. Por este
medio, no sólo se proporcionará el Párroco una ocupación agradable para sí, y utilísima para su pueblo, sino que hallará medios
fáciles de mejorar la suerte de los aplicados, de emplear a los
ociosos, y'desterrar la mendíguez, que siempre está acompañada
de los vicios: puntos esenciales a la prosperidad nacional, y en
que tanto interesa la pureza de las costumbres.
"Espera S.M. de las luces, celo y receta intención de V.I. que
conocidas las ventajas que deben resultar al pueblo de tan útiles
impresos, que han producido los mejores efectos en otras naciones, hará que se extiendan en su Diócesis cuanto sea posible para
beneficio común de la Iglesia y del Estado. Nuestro Señor guarde
a V.I. muchos años. =San Lorenzo 28 de NQyiembre de1796. _
El Príncipe de la Paz. "Ilustrísimo Señor Obispo de...
189
DOCUMENTO 4°• MEDIOS PARA CONOCER EL ESTADO
DE NUESTRA AGRICULTURA (CUESTIONARIO).
EI Semanario quiere fomentar el conocimiento del estado de la
agricultura en Esparia, Los objetivos que se expresan en las lineas
que anteceden al cuestionario son:
a) Ampliar el conocimiento de las diferentes técnicas, productos, prácticas usadas, etc., que difieren mucho de región a región y
asi poner en conocimiento a las regiones más atrasadas de los
métodos y técnicas usadas en las que tienen una a^ricultura más
avanzada (se refieren a Townsend que en sus viajes puso de
la disparidad existente).
b) Conocimiento de cultivos para evitar buscar lejos (aún en el
extranjero) las semillas, etc. que se encuentran en la propia
Erparta.
c) Ampliar los conocimientos de particulares y del gobierno
sobre las producciones de cada distrito.
Cuestionario
1. Localización del lugar y condiciones generales climáticas.
2. Tipo de terreno: clase de la tierra que lo compone.
3. Hay barbecho o produce todos los años.
4. Abono : tipo que se emplean y cantidades y épocas en que
se abona.
5. Si se emplea marga u otras tierras para mezclar.
6. Noticia sobre la medida que se usa para la tierra.
7. Plantas que se cultivan en cantidad (al por mayor):
1.- Para manutención del hombre. 2.- Para animales.
3.- Industriales. Desde cuando se cultivan y si su cultivo está
extendido.
6. Qué orden se sigue en las siembras de granos: Ej. trigo
cebada o avena, o centeno, trigo negro, cáñamo, etc.
8. Clases de trigo, centeno, arroz, cebada, avena, etc. Granos
que miden más.
10. Semillas de granos que se emplean, renovación y obteñción.
^ 11. Cuanto se trabaja la tierra para cada cultivo (vueltas,
profundidad). Arado o azada, etc.
'Este cuestionario aparecib en el n9 92 del Semanario.
190
12. Tipos de arado.
13. Tiempo en que se siembra el grano.
14. Se siembra a mano o con algún instrumento.
15. Atenciones desde que se siembra ^a la siega.
16. Altura de las plantas.
17. Tiempo en que se maduran y cómo se realiza la cosecha.
• 18. Plantas útiles o nocivas en los sembrados : nombres.
19. Enfermedades del grano.
20. Características de la espiga: tamaño, granos, etc.
21. Si hay prados artificiales.
22. Cómo se almacenan los frutos (granos).
23. Cómo se trilla.
24. Rendimiento de los cereales y forrages.
25. Ganado que se engancha al arado (número y clase). Extensión por día que se ara.
26. Rendimiento de hombre por día en sembrar y segar.
27. Si se pagan las renta^ en dinero o en especie. LSon acaso
los arriendos a mitad de ganancia para el arrendatario, o no tiene
más de la mitad de las veces?.
28. Medida de los granos en el país.
29. Calidad de granos y plantas. Comparación con inmediaciones. Si tienen mayor precio y se venden mejor.
30. Como se elaboran los granos para su consumo (harinas,
cómo se monda el arroz...).
31. Tipo de molienda.
32. Extensión cultivada total.
33. Hay excedentes o no. Si hay, dónde se envían. Si no
cómo se abastecen.
34. Manufacturas en el país : si se emplean las plantas industriales que se cultivan.
35. Bosques (cantidad) y pantanos, arenales, etc. Arboles más
fiecuentes en el bosque.
36. Cría de animales: espacios, nutrición.
37. Sobre el ganado lanar : calidad de lanas.
38. Duración del ganado y precio medio de venta.
39. Viñas : cómo se planta y labran. Modo de hacer el vino.
Noticia sobre cultivos especiales y en concreto sobre la cría de
gusanos de seda.
191
LOS ARTICULOS DE AUTORES ESPAfvOLES EN EL
SEMANARIO'
Alvarez, F.J. Carta...sobre el modo y tiempo de podar los olivos,
y el cuidado que en general se debe tener con este precioso
árbol. (I, 23, .353).
Alvárez y Guerra, J. Carta sobre el método de curtir de Seguin^,
(III, 59, 103).
^
Ariza, R. Carta sobre el cultivo del lino, (III, 66, 209)
Arnaud, A. Observaciones sobre el salitre, (XIII, 331, 274).
:
Nuevas observaciones sobre el salitre, (XIV, 340, 9).
Arroyo, D. Sobre acodar los árboles frutales, (I, 18, 283).
Asensio, V. Descripción de una nueva sembradera, (II, 50, 363).
Astigarra, L. Sobre la importancia de la fabricación de manteca,
(II, 38, 169).
Baeza, f. .Carta sobre la utilidad de los planteles de olivos, (V,
117, 193). Carta sobre el cultivo de los olivos, (XVI, 412,
325).
Balmis, F.J. Virtud de la rafz del agave y de la begonia, (XVI,
397, 85).
Betancourt, A. Medio para gue de un agiieducto no salga más
agua gue la necesaria para mantener lleno un pilón, (IX, 234,
395).
_ Belilla, J. Dél Carmtn, (V, 128, 376).
Boutelou, C. Observaciones... sobre el cultivo de la patata "Chinese kidney", (XV, 373, 113). Del cultivo de la palma del
dátil, (XVIII, 451, 113). Cultivo general de árboles frutales,
(XVIII, 446, 33). Causas de las cosechas alternas de !os olivos,
(XVIII, 446, 38). De las diferentes clases de tierra, (XVIII,
458, 225). Modo de convertir prontamente en abono toda clase
^de malas yerbas y plantas inútiles, (XVIII, 455, 191). Sobre !a
direccibn y conservación de las plantas de árboles de sombra,
^Es necesario hacer constar que una gran parte de los artículos que el Semanario
publica aparecen sin referencias a su posible autor.
192
(XVIII, 454, 174). Del nombre y cultivo de la planta llamada
vulgarmente salicor en la Mancha, (XIX, 477, 113). Sobre las
eras para trillar las mieses, (XIX, 473, 49). Observaciones
sobre el jomento de la agricultura en las colonias, (XIX, 487,
273). Sobre la utilidad gue puede resultar a la agricultura del
estudio de la Entomologfa, (XX, 511, 241). Del cultivo de los
garbanzos, (XX, 497, 17). Método de preparar los tostones o
garbanzos tostados, (XX, 502, 97). Sobre el cultivo y utilidades del tornasol, (XXI, 513, 141). Memoria sobre la tierra
vegetal y sus abonos, (XXI, 238, 249). Preparacibn para gue
la madera sea incombustible, (XXII, 566, 129).
Boutelou, Claudio y Esteban. Sobre plantas y yerbas de los prados
de Inglaterra, (II, 35, 129). Sobre prados artificiales, (IV, 89,
166). Carta sobre el cultivo de los espárragos, (IV, 99, 321).
Carta sobre la dijerencia de climas, (IX, 299, 313). Observaciones sobre el cultivo de algunas especies de patatas, (XV, 372,
^
97).
Boutelou, Esteban. De !os cerramientos, (XVI, 394, 33). Del
ganado lanar mestizo logrado en Aranjuez, (XVII, 420, 38).
De la mosca de los olivos, (XVIII, 447, 49). Del añil, (XVIII,
448, 65). Varios experimentos prácticos para apagar incendios,
(XVIII, 449, 76). Cultivo y aprovechamiénto de los nabos
gordos o gallegos en Aranjuez, (XVIII, 449, 81). Experimentos y observaciones sobre el cultivo de las patatas, (XVIII,
444, 9). Del Boabad como preservativo para la fiebre amarilla,
(XVIII, 444, 15). De la Melca, (XVIII, 445, 25) Descripción
y nombres de las diferentes especies de uva que se cultivan en
!os vi^Tedos de Oca^la, (XVIII, 462, 298). Sobre alternar las
cosechas, (XVIII, 455, 177) Del árbol cerero, (XVIII, 452,
141). De los caracoles de Lorca, (XVIII, 453, 145). Del
cultivo del odivo en Oca^la con varias observaciones, (XVIII,
453, 148). Historia de los viveros de Aranjuez, (XIX, 483,
209). Memoria sobre la patatas, (XIX, 479, 145). Observaciones de agricultura de Oca^ta hasta Huete en Julio, Agosto y
Septiembre de 1803, (XIX, 472, 33). Sobre el cultivo de las
zanahorias, (XIX, 491, 344). Sobre la ezpatriación y aclimatición de los vegetales (XX, 517, 331). Experimentos y observaciones agronómicas sobre la cebada hechos en los Reales Jardines de Aranjuez... (XX, 504, 129). De la rosguilla de la vid,
193
(XX, 499, 49). Varias obseruaciones sobre la agricultura de
Jadraque, (XXI, 536, 217). Almanak de hortelanos, (XXII,
552, 65). Sobre e1 cultivo de la vid en San Lúcar de Barrameda, (XXII, 554, 97). Sobre !as variedades de tr•.'go, cebadas y
centenos que se han ensayado en los Reales Jardines de Aranjuez, (XXII, 565, 273). Sobre la aclimataci^n de varios árboles
de América Septentrional en los bosques de Francia, (XXII,
569, 337).
Boutelou, Pablo. Sobre planttos y siembra de olmos, (II, 28, 5).
Bricio de la Peña, P. Del modo de cazar los lobos y zorros en
Galicia, (XVI, 401, 155).
Cabriada, J. Carta sobre el modo de aprovechar una heredad
perdida, (IV, 80, 26).
Calomarde, T. De !a poblacibn y cosechas del reino de Arangón,
(XVII, 431, 209).
Campo, B. Sobre medicina doméstica, (I, .17, 262).
Canals y lbtartí, J. P. De algunas conchas de que se saca el color
de !a púrpura, (XI, 283, 347).
Caudas, J. Carta sobre el modo de acabar con los insectos de las
vides, (V, 120, 241).
Cavanilles, A.J. Observaciones sobre el cultivo del arroz en el
reino de Valencia, (VI, 146, 245). Sobre el cultivo de algunas
especies de malvas y uso económico gue se puede hacer de sus'
fibras, (VII, 176, 305). Remedio contra la rabia, (VII, 197,
250).
250).
Cesat, J. Carta sobre la necesidad de hacer cementerios fuera de
los pueblos, (III, 54, 30).
Cobo Morales, L., Carta sobre el modo de tasar las tierras, (III,
58, 94).
Cónde, J.P, Carta sobre el modo de mejorar la cosecha de cátiamo, (IV, 86, 127).
Cbnsul Jove, F. Del mejoramiento de los lienzos en Galicia,
(XII, 295, 131).
194
Craywinckel, F. de. Del comercio de granos, (XVI, 396, 65).
Cuenca, M. Carta y observaciones en su viaje a Suecia y Ho1anda, (I, 25, 396).
D'Arnaud, A. Memoria sobre una nueva sustancia tintórica,
(XXVII, 550, 38).
Delgado, J.A. Carta sobre el pan de paiatas, (III, 72, 319).
De Matilde, F. Carta sobre el modo de acabar con los insectos de
las vides, (V, 120, 241).
Echaide, F.J. Carta sobre resfriados, (VI, 149, 303).
Echeandia, P. Del cultivo del cacahuete en Zaragóza, (IX, 225,
249).
Fernández Vallejo, J. M. Ensayos sobre varios ramos de agricultura y economfa rural, (VI, 143, 201).
Fonds, A. Carta sobre el cultivo rlel Piripagallo, (III, 74, 337).
Carta sobre prados artificiales, (VII, 159, 33).
García de Leña, C. Modo de hacer los vinos de Málaga, (IV, 95,
263). Cultivo de las vi^ias en Málaga, (IX, 210, 9).
García, M. Sobre el cultivo y provechos de la barrilla, (V, 105,
3).
García Quadrado, F. Sobre la bacera del ganado lanar, (IV, 80,
23).
García de la Seguría, J. Carta sobre el modo de destruir el
pulgón, (IV, 88, 158).
García de Vergara, J. Carta sobre el cultivo de árboles frutales,
(II, 42, 241).
Ginesta, A. Reglas para conservar a los niños, (XII, 293, 105).
González. Carta sobre !as enfermedades de los bueyes, (II, 42,
239).
González, J. Carta sobre e! cultivo de espárragos y alcachofas,
(V, 116, 177).
González Palomino, J. Ceguera del ganado vacuno, (II, 48, 338):
195
Guerrero, J.M. Carta sobre el modo de Hacer xabón blando, (IV,
84, 91).
Gutiérrez Bueno, P. Arte de vidrierta, (VI, 131, 7). Sobre la
fabricación de ácidos minerales, (VII, 179, 358). Principios del
arte de terlir, (VIII, 183, 4). De los tintes de seda, (IX, 211,
30). De !os tintes del algodón y de! lino, (X, 239, 72). Medios
para que abunde el salitre, (XIV, 341, 23)•
Hernández González, F. Carta sobre el fomento de .la agricultura
e industria, (I, 21, 330).
Hernanz de Vargas, F. Observaciones sobre la instruccibn u
Ordenanza de Montes, (XIX, 481, 177).
Herrero, E. Sobre el modo de mantener al ganado lanar en lo más
crudo del ircvierno, (V, 129, 397).
Iberti, J. Método artificial de criar a los ni^ios recien nacidos, (II,
34, 110).
León y Gálvez, R. De la pita y sus utilidades, (XIV, 364, 392).
Linares, Cura de. Sobre la Patata, (I, 13, 203). Utilidades del
cultivo de las patatas, (VI, 151, 330)
López del Hoyó, M. Del cultivo de las patatas en La Máncha, (II,
46, 307).
Macho, S. Del cultivo del mafx en La Monta^3a, (XIII, 332,
.
289).
Macías, F. Carta sobre la inoculación de viruelas, (II, 31, 67).
Manzanares, J. Modo de hacer xabbn blando, (IV, 96, 280).
Descripcibn de un nuevo volvedor de mieses para trillar, (XIII,
333, 305). Carta sobre fabricación de xabbn, (I, 16, 250).
Marcos, Serrano, J. Carta sobre enfermedades de los garbanzales.,
(IV, 99, 334).
Masdevall, J. Relación de las epidemias de calenturas pútridas y
malignas gue se han padecido en Catalu^3a y métodos de curarlas, (VI, 154, 378).
Mas y Marquet, J. Sobre !as utilidades del cultivo de la colza, (I,
8, 116).
196
Márquez, A.. Carta sobre la crfa de gusanos de seda, (III, 74,
^
350).
Martínez Vicente, J. Del zumaque, (XI, 280, 289).
Medina, V. Carta sobre el lino, (V, 110, 87).
Mercado, A. Observaciones sobre el Gabarro y sobre los fluxos
sinoviales, (XXI, 540, 281).
Merino de Vargas, L. Observaciones sobre los casta^os, (VI,
138, 113).
Miguelez, C. Explicación del método de fabricar ante de todas
clases, (VI, 140, 154).
Mihi, F. J. Carta sobre el cultivo del maiz en el reino "de Murcia,
(V; 121, 257).
Montalvo y Villarroel, J. Sobre la utilidad del éter sufúrico, (III,
71, 303).
Moreno, M. Carta de un cultivador de La Mancha sobre el
producto de una corta heredad, (XVIII, 440, 367).
. Munarriz, J.M. El arte de fabricar el salino y la potasa, (III, 67,
232).
Mutis, J.C. Sobre inoculación. de viruelas, (II, 46, 305). De la
Quina (IV, 85, 101).
Navarro Mas, J. Sobre prados artificiales, (IV, 79, 3).
Olano, J.A. Sobre el cultivo de la esparceta, (IV, 88, 156). Sobre
el cultivo del piripigallo o esparceta, (VI, ^ 53, 353).
Ortega, C. De la Malagueta (IX, 233, 386)
Palacios y Olave, E. Carta sobre el tizón, (IV, 89, 175).
Pallás. Del modo de dar al algodbn el tinte roxó en el Oriente,
XVII, 437, 312).
Pascual, A. Examen filosbfico sobre el Muermo, (XX, 512,
257). Carta sobre varios puntos de veterindria, (XXI, 527, 81).
Pérez Quintana, J. Explicación de las máquinas e instrumentos de
que se compone un fábrica de telillas angostas de lana, (I, •7,
105).
197
Philadelfo, E. Carta sobre la Quina, (IV, 87, 140).
Pomar, P. De la propagación de los caballos, (IX, 228, 297)
Proust, L. Medios de aumentar las subsistencias, (XIV, 360,
325). Informe sobre !a fabricación de jabón en ,Frfo, (XII, 287,
9).
Quer, J. De las gayubas y sus virtudes para curar el mal de
piedra, (VIII, 189, 106).
,
Rojas Clemente, S. Circunstancias metereológicas que más favorecen a!a vegetacibn y fructificacibn del centeno, por Mr.
Gondinet, (XVIII, 486, 385). Sobre los tintes gue se sacan de
diferentes especies de Licopodio, (XVIII, 469, 406). Sobre el
serriche con que se acostumbra adulterar la barrilla en Vera y
su comarca, (XVIII, 452, 129). Descubrimiento de la piedra
pómez en el Reino de Granada, (XVIII, 450, 97). Sobre un
centeno que se cultiva en Tahal, (XIX, 485, 241). Caza de
zorzales, (XIX, 475, 92). Sobre !as polillas de la cera,. (XX,
521, 395). Memoria sobre las disposiciones tomadas por el
gobierno para introducir en España el método de fumigar... de
Guiton de Morveay, (XX, 500, 65). Ensayo sobre las variedades de la vid y sobre su cultivo, (XXI, 522, 1).
Rodríguez, J. Método de economizar el carbón y lerta en las
cocinas, (XVII, 431, 216).
Ruíz, H. Del árbol de !a guina y su corteza, (VII, 169, 193) De
la rafz de la "ratanhia" y sus virtudes, (IX, 229, 323).
Ruíz de Olalla, M. De la utilidad de plantar el trigo, (XV, 374,
129).
Salado, J. De !a peste, su preservación y curacibn, (VIII, 201,
290).
Salmerón, B. Carta sobre el cultivo de la cebada desnuda, (XIII,
327, 209).
Salvá, F. Escuela de Medicina Práctica en Barcelona, (XIII, 327,
215).
Santos, M. Noticia del uso y opera ^iones de la lana para fabricar
estanerias finas..., (I, 14, 218).
198
Sarmiento, M. Carta sobre la Mesta,.(XVI, 409, 273).
Silva, S. Sobre el Sen de Esparla, (VI, 136, 89).
Tabarés de Ulloa, F. Observaciones prácticas sobre el cacahuete o
mant de América, (VII, 175, 289).
Talens de la Riba, C. De la educación de la gente del campo,
(XIV, 364, 385). ^
Tena Godoy y Malfeito, J. Carta sobr el pan de patatas, (IV, 85,
111).
Therán, F. Carta sobre las utilidades deuna fábrica de pa^ios en
Aldea del Rto, (IV, 102, 380).
Torres, D. Cultivo de la alfalfa en Aragbn, (VIII, 191, 129).
Torres y Soto, A. Sobre e! uso de la marga, (IV, 86, 123).
Trigueros, C. m. De la industria lanar en el Reino de Sevilla y
medios de fomentarla, (XVI, 395, 56).
Vargas y Ponce, J.Nuevos experimentos sobre la cebada ramosa
hechos en Burgos y Sevilla, (XX, 513, 273).
Vergara García, J. Lecciones de Agricultura, (XI, 272, 161).
Villalán, F. Sobre el modo de mejorar nuestra agricultura, (XVI,
395, 49).
Virio, J. B. Noticia del Instituto de Caridad y Policia contra
vagos en Hamburgo, (X , 236, 29).
Ximénez de Berdonces, S. Método de áfinar el cárlamo, (VII,
170, 221).
Zea, F. A. Extracto del tratado de las flores de don Esteban y
Claudio Boutelou, (XVIII, 464, 321). Discurso gue Mr. Parmentier pronunció en la Junta de la Escuela Imperial Veterinaria de Alfort, (XVIII, 465, 349). Memoria sobre el estado de
la Agricultura en !as Islas Canariás... por Tessier, (XVIII, 467,
369). Fxtracto de una memoria de Mr. Giobert sobre los
abonos, (XVIII, 467, 382). Del cultivó y utilidades de la
palma del coro, (XVIII, 461, 273). Memoria sobre los abusos de
!os rompimientos, letda en el Instituto de las Ciencias de Paris
por Tessier, (XVIII, 469, 401). Sobre los adelantamientos
199
hechos por la R. S. Patribtica de San Lúcar de Barrameda
desde que nombró por su director al se^ior Prfncipe de la Paz,
(XIX, 471, 17). Noticia del arte de amoldar las maderas finas
para copiar todo género de decoraciones, (XXII, 560, 193).
Zuñiga, L.C. Sobre varios insectos que perjudican a los olivos,
(XX, 496, 14).
LOS ARTICULOS DE AUTORES EXTRANJEROS EN EL
SEMANARIO
Achard. De la remolacha de gue se saca el axúcar de Europa,
(VII, 172, 214). Sobre la fabricación de azúcar de las remolachas (XI, 278, 257).
Allion, C. Ensayo sobre las propieddes medicinales del oxígeno,
(V, 128, 380).
Anderson. De !os nuevos rompimientos (XIII, 321, 113). Métodos de salar manteca de vacas según se práctica en Udni, en
Escocia (I, 9, 139).
"
Armand, S. Método nuevo de curtir cueros, (III, 54, 22).
Arnould, Médicos de fomentar la agricultura, industria y comercio. (X , 239, 65).
Banks. Remedio contra la sarna de los carneros, (VII, 175, 304).
Barrello, L. Analogia que se encuentra entre las funciones de los
cuerpos orgánico-vegetales y las de los crierpos orgánico-animales y consecuencias útiles gue se pueden sacar de ellas para la
Agricultura, (XXI, 537, 233).
Beckmann. Del método de te^iir !as maderas, (VIII, 230, 337)
Bentham, J. Extracto de su manual de Economia Polltica, (XIV,
357, 284).
Bernardi, O. Arte de nadar, (XIV, 350, 171).
Barton, J. Liguidos oxigenados antipútridos y cosméticos. (XVI,
437, 319).
200
Betinelli y Volta. Método de hilar la seda en frio, (I, 17, 263).
Betxk. Observaciones ffsicas sobre la crianza de los recién nacidos, (III, 63, 167).
Bieremberg. Modo de preservar de los efectos de las heladas a los
árboles que están en flor. (VII, 182, 401).
Bosc. Observación sobre la necesidad de renovar las semillas
(XIX, 494, 385).
Bose. Del modo de blanguear la ropa con el vapor, (XVI, 404,
201).
Bosquillon. Carta sobre las causas de la hidrofobia o rabia y modo
de curarla. (XIII, 319, 83).
Bougelat. De la crfa de caballos, (X , 260, 404).
Bonnet, D. Del yeso considerado como abono. (XVI, 437, 305).
Bouvier. De la crfa de pavos. (XI, 277, 246). Del ganado con
relacibn al abono de las tierras. (XVI, 411, 305).
Fowles. De la langosta. (VII, 157, 11).
Bracy, C. Sobre las esecies de rezno. (XXII, 563, 241).
Broufforet, C.A. Memoria sobre el modo de preparar los tafiletes
(V, 120, 255).
Browe. Modo de hacer estiércol de cualguiera especie de yerbas,
(XIV, 315, 177).
Cadet, C.L. Memoria sobre las propiedades de la gelatina curtida.
(XXII, 562, 225).
Cadet de Vaux. De las causas de la segufa y medios de precaverla.
(VIII, 195, 193). Del uso de la cebada mondada en vez de
(VIII, 195, 195). Del uso de la cebada mondada en vex de arroz.
(IX, 215, 89). Medios para hacer saludables las habitaciones
gue se han inundado (XII, 298, 191). Sobre el tizbn, (II, 49,
341). Refleziones sobre la disminución progresiva de las aguas.
(IV, 102, 370). De la preparación de algunos alimentos y
economta de combustible, (XIII, 322, 142). Observaciones
sobre los medios de conservar la salubridad de los establos,
(XVII, 442, 385). ^Geonomia o conocimiento DE LAS TIE-
201
RRAS (XIX, 491, 337). Sobre los inconvenienes de la poda de
árboles frutales y sobre un nuevo método de dirigirlos, (XX,
516, 327).
Camus. Noticia sobre algunas casas de industsia para reprimir la
mendfguez. (XIII, 325, 182).
Capra. Discurso contra los arrendamientos de dilatadas posesiones
en una sola cabeza, (V, 117, 196).
Carniani. Observaciones sobre la corta de maderd. (VIII, 188,
81).
Carro, J. Carta sobe la vacu^aa, (X, 258, 381). Carta sobre la
vacuna, (XII, 297, 174). De la propagación de la vacuna en
Asia, (XIII, 319, 95). Del origen de la vacuña y de las
viruelas, (XIII, 324, 174). De la virtud antipestilencial de la
viruela, (XIV, 361, 349).
Cels. De la enserfanza de la economfa rural en establecimientos
públicos, (XV, 387, 337). Memoria sobre los bandos que se
publican en'los pueblos para la recolección de los frutos y, principalmente, para la vendimina, (XXI, 528, 93).
Cabezzali. Modo de extraer el azúcar de la mie1, (X, 245, 175).
Coelho de Seabra. Sobre el modo de curar el "hollfn " de los
olivos. (X, 258, 369). Del cultivo de! ricino, (XII, 312, 401).
Cómmerel. Sobre la rafz de la miseria o de la abundancia, (II, 50,
357).
Conté. Medio de precaver gue los metales se tomen del orfn,
(XV, 376, 174).
Co9vley, A. De la necesidad de enserIar la agricultura, (XII, 308,
337).
Crumpe, S. Sobre los medios de procurar ocupación al pueblo,
(XII, 309, 355).
Carandau. Nuevo medio de fabricar alumbre. (XV, 369, 56).
Chabert y Huzard. Instrucción metódica para conducir y cuidar
las vacas de leche, (XIII, 336, 361).
Chalumeau. De1 cultivo de la ortiga mayor y sus ventajas, (XVI,
202
408, 257). Sobre los abonos de las tierras arcillosas, (VII, 163,
97).
Chancey. De la importancia de conocer el producto de diferentes
especies de trigo en grano, harina y pan... (X, 256, 337j.
Medio de abonar a poca costa las tierras en gue se cultiven
patatas, (XII, 290, 49). De la utilidad de los abonos vegetales,
(XIII, 329, 241). Memoria sobre las ventajas que puede traer a
la nacibn el cultivo general de, !as patatas, (VI, 151, 321).
Chaptal. Sobre el modo de psrfeccionar las artes gufmicas en
Francia, (VII, 176, 310). Del vino, (VIII, 196, 213). Nuevo
método de blanquear algodbn, (IX, 226, 271). Sobre la formación del salitre y establecimiento de saliterfas artificiales, (IX,
223, 223). Sobre el modo de extraer del pino la pez y otros
principios resinosos (II, 51, 380). De la acción de las tierras en la
vegetación, (XV, 369, 49). Memoria sobre el uso de !os
óxidos de hierro en la tintura del algodón, (XX, 520, 379).
Chavert. De las viruelas del ganado lanar, (I, 5, 72). Memoria
sobre la Perineumonfa gangrenosa... en el ganado vacuno.
(XXII, 571, 363).
Dalrymple, W. Del cúltivo del trigo en Inglaterra, (XIV, 354,
225).
Darcet, Pelletier y Lelievre. Arte de hacer xabón, (I, 1, 6)
Darwin. Noticia histórica del Arbol del Veneno de la isla de Java,
(VII, 175, 295).
Damberton, C. Instrucciones para pastores y ganaderos, (V, 122,
285). Plan de los experimentos para la mejora del ganado lanar
y otros animales útiles, (XXI, 524, 33).
Debray. Del cultivo de la achic_oria amarga y del modo de usarla
como café, (XIII, 319, 81).
Delpierre. Medio de suprimir sin violencia el abuso del libre pasto
delganado, y aun de los barbechos, (X, 235, 3).
Desportes, P. De las calenturas pútridas, malignas, contagiosas,
amarillas o mal de Siam, (XVI, 410, 297).
Dondonnald. Del mejor modo de dar cebada a los caballos, (XVI,
417, 380).
203
Donnat, D.F. De la Estatfstica, (XIV, 347, 127).
Dralet. Observaciones acerca de !a construccibn y régimen de los
establos, (I, 11, 168). Arte del topero, o medidas de exterminar a los topos, (IX, 232, 361).
Dubue. Medios de sacar el opio de las adormideras blancas. (X,
242, 113).
^
Dubuisson. Modo de hacer una buena ratafia, (IV, 104, 404).
Dufour, F. Método de preparar el trYgo para sembrar, (XVII,
443, 401).
Dumeril, C. Tratado elemental de Historia Natural, (XVI, 414,
362)
Edelcrantz. Del cultivo de los nabos de Suecia. (XIII, 339, 401).
Edouard. Memoria sobre la estracción de la catarata en el caballo,
(XX, 519, 370).
Fabroni. Memoria sobre el verdadero modo de apreciar las tierras,
(VII, 178, 337).
^
Fera-Rouille, J.V. Sobre la alternancia de cosechas, los cerramientos, los guardas del campo y el libre pasto del ganado,
(XVI, 405, 209).
Foden, T. Composición de una "aderezo " y "goma para las
fábricas de telas pintadas, (IX, 227, 295).
Porfait. Del modo de conservar los montes en Venecia, (XI, 277,
241).
Forisyth, W. Observaciones sobre las enfermedades, heridas y
imperfecciones de los árboles frutales, denionte y de todas las
especies, (I, 9, 140).
Fontana, L. Ensayo sobre las enfermedades del gusano de seda,
(XIX, 470, 10).
Forsyth, W. Del cultivo de los árboles frutales, (XVII, 425,
113).
Fourcroy. Sobre los contravenenos. (XI, 282, 326).
Fourmy. Sobre !os utensilios de alfareria, (XIII, 325, 186).
204
Fowler, T. Efectos de la sangrta, sudori^scas y cantáridas en los
reumatismos agudos y crbnicos, (XI, 280, 295).
Francklin, B. Observaciones sobre e! mafz, (VII, 164, 113). De
las tronadas y medios de precaverse contra los rayos. Del bueno y
del ma! carácter y su conocimiento. (XIII, 332, 303). De!
luxo, la pereza y el trabajo, (XIII, 338, 396). De los que se
casan muchachos, (XIII, 339, 405). Observaciones sobre la vida
y la muerte, (XIV, 343, 63). Consejos a un mozo artesano,
(XIV, 346, 110).
Gaumeton, F. Remedio contra las chinches. (XVII, 435, 283).
Gilbert. Sobre las especies de plantas que se pueden cultivar con
más ventaja en prados artificiales. (VI, 139, 129). Carta sobre
el origen de las viruelas (VIII, 192, 153). De las enfermedades
con relación a las estaciones y aviso a los labradores para que
puedan precaverlas. (XV, 366, 13). Del conocimiento y curacibn de !as dolencias que se padecen en verano, (XVI, 405;
219).
Fillot. Del cultvio del algodón herbáceo. (VII, 155, 385).
GraBon,. Duque de. Del cultivo alternativo de las habas y del
trYgo, (VIII, 201, 289).
Grille. Del oxigeno considerado como medicamento, (IX, 219,
165).
Grimaldi, D. Del cultivo de la zulla, (VII, 175, 257).
Grubbens, M. Modo de preparar la seda en China, (XVIII, 435,
281).
Hayte D'Osbournby. Ventajas de los cerramientos, (VII, 179,
353).
Hubert, D. Del Origen de la cera. (XV, 387, 339).
Huvier. Sobre !a eleccibn de terrenos y semillas, (I, 3, 33)
Huzard. Noticias sobre la Sociedad de Agricultura de Sussex,
(XIII, 330, 97).
Ingen-housz. Del alimento de las plantas y de la renovacibn de los
terrenos, (XVII, 421, 49).
Jansor, M. Carta sobre el cultivo de la achicoria, (IX, 234, 393).
205
Jenner, E. Exa.men de las causas y efectos de las viruelas de las
vacas, (V, 116, 185). Nuestras observaciones sobre la viruela
vacuna, (IX, 232, 372).
Lafage. Memoria sobre los cubos y cubas de cal y canto, (XIX,
474, 65).
.
Lafosse. Sobre el Muermo, (VI, 150, 306).
Larochefoucault liancourt. Experimentos sobre la ventaja de plantar trigo. (XII, 311, 385).
La Tour d'Aigues. Sobre el modo de sembrar árboles para poblar
los montes. (XII, 309, 355).
Lavoisier. Memoria sobre algunos experimentos de Agricultura y
reflexiones en orden a su relacibn con la economta politica. (III,
.
56, 49).
.
Leblanc. Del modo de preparar la sosa y de usarla, (XVI, 403,
182).
Leblond. Del cultivo del achiote y preparación de materia coloránte, (XVI, 397, 81).
Le Goux de Flaix. Remedio para la gota, (XVIII, 433, 249).
Leonardi. Sobre la poda de los árboles, (IV, 100, 337).
Leroy, A. Carta sobre la sopa econbmica del Conde Rumford,
(VIII, 190, 120).
Levacher. Manual de nodrixas o de las madres gue crfan a sus
hijos. (XIV, 354, 233).
Logan. Experimentos sobre la utilidad de abonar las tierras con
yeso, (XVIII, 441, 369. Experimentos para determinar al
mejor orden de alternar las cosechas, (VI, 170, 209). .
Mallet, C. Método de acodar las higueras, (I, 18, 281).
Maswell, Sobre el cultivo de la colxa y la rotacibn de las cosechas, (VI, 177, 321).
Mestner. Sobre e! origen de las viruelas, (VIII, 192, 148).
Millington. Métodos de conservar las patatas, (VIII, 204, á 37).
Monge, G: Modo de hacer el gueso parmesano, (VII, 168, 189).
206
Montessuy. Sobre el cultivo de raices propias para mantener a los
animales domésticos, (I, 7, 97).
.
Moschet. Nuevo método de fabricar acero de distiñtas calidades,
(XIII, 321, 124).
Morveau de Guyton, L. B. Nueva preparación de un polvo blanco
de zin.que puede suplir el albayalde, (X, 241, 106). Medios de
desinfeccionar el aire y precaver e! contagio, (XIII, 317, 63).
Sobre la cuestión de si las manufacturas que exalan un oior
desagradable pueden ser perniciosas para !a salud, (X$II, 550,
33).
Montet. Arte de hacer el verdete o cardenillo según el método de
Monpeller, (XV, 375, 121).
Neufchateau, F. Necesidad y medios de hacer entrar en la instrucción pública la enseúanza de !a agricultura, (XI, 261,
305). De los arados, (XIII, 328, 225).
Oreinecke. De las calderas de madera para ahorrar combustible.
(XIII, 328, 238).
Palleta, J. B. De las enfermedades de las moreras, (XIII, 334,
321).
Parmentier. Sobre !as sementeras, (I, 4, 49). Arte de hacer pan
dedicado a las mujeres hacendosas, (I, 13, 206). Sobre los
efectos de los abonos, (I, 23, 353). Sobre criar y cebar cerdos,
(II, 33, 89). Sobre el cultivo, especies y uso de patatas, (II,
42, 229). Sobre conservar las castañas, (II, 48, 327). Ventaja
de los alimentos' vegetales, (XVII, 440, 357). Reflexiones
sobre las causas de la escasez de subsistencias y sobre !os
medios de evitarla, (VII, 167, 161). Ezamen de las substancias
que entran en !a composición de nuestros alimentos y efectos
de cada una de ellas, (VII, 172, 248). Examen de los vegetales
que en tiempos de escasez pueden suplir los alimentos ordinarios (VII, 199, 262). Sobre la sopa econbmica de Rumford,
(VIII, 206, 369). Algunas precauciones gue pudieran emplearse en tiempos de escasez, (X, 259, 397). Tratado de la castaña, (XII, 292, 81). De la composición y uso del chocolate,
(XV, 367, 21). De! cultivo y conservación de la manzanilla,
(XV, 368, 33). De los huevos de gallina y su conservacióñ,
207
(XVI, 403, 187). De la cria de aves domésticas, (XVI, 404,
- 193). Sobre !a leche orderlada, (XIX, 478, 142).
Pasteur, J. D. Sobre el plantto de árboles en uno de los paseos de
Parts, (I, 5, 68).
Pestalozzi. Idea de su método de ense^ianza, (XX, 505, 145).
Polier. Método de fabricar en la India el aceite de esencias de
rosas, (X, 235, 13).
Pontier. De la renovación de los montes, (XII, 291, 65).
Preaudeau. Examen de las causas de la escasez de ganados y
medios de remediarla, (XVII, 433, 241).
Puymorin, C. Sobre el modo de criar y cebar los ganados, (I, 6,
89).
Re, F. Elementos de Agricultura, (XIV, 358, 289).
Reyner, Sobre la alteración de las cosechas, (VII, 168, 177) De
!a necesidad de estudiar la Agricultura, (XIV, 341, 17).
Ribacourt. De la tinta para escribir, (V, 114, 154).
Rou^ier Lebergerie. Cuidados gue reguiere la cosecha del trébol,
(X, 240, 81). Medio económico de hacer pastarlos ganados,
(XV, 390, 385).
Rozier. Estudio de la agricultura, (I, 1, 1). Modo de sacár manteca de la leche, (I, 7, 110). De las enfermedades de los niños,
(I, 10, 148). De los rastrojos y barbechos, (I, 10, 145). Del
sarampibn, (I, 24, 381). De la Arcilla, (II, 29, 21). De la Creta,
(II, 30, 37). De la marga, (II, 31, 53). De la inoculacibn de
viruelas, (II, 31, 58). De los abonos, (II, 32, 69). Del Matx (III,
54, 17). Del cultivo del lino, (III, 61, 129). Sobre el Cáfiamo,
(IV, 80, 17). Sobre los olivos (IV; 89, 161). Sobre !a fermentación de los vinos, (IV, 97, 96). Del trasiego del vino, (IV,
100, 341). Sobre la Rubia, (IV, 100, 347). Del cultivo del
Nogal, (V , 110, 81). De! Aceite, (V , 112, 119). Cultivo de la
Encina, (V , 129, 392).- Sobre el método de hacer las tapicas de
tierra, (VI, 141, 169). De las labores, (VIII, 198, 241). De los
abejas y colmenas, (XIV, 343, 49). Del Almendro, (XVII,
426, 129).
208
Rumford, Conde de. Ensayos Politico-económicos, (VII, 160,
54). Prospecto del Instituto Real de la Gran Bretaña, (VIII,
193, 166). Observaciones sobre la salubridad de los guartos
que se calientan en tiempo de frto, (XII, 307, 328). De una
cama económica, (XVI, 416, 373).
Sacco, L. Memoria sobre la vacuna como medio de exterminar las
viruelas (XV, 375, 154).
Sanguaire Souligné. Observaciones sobre !os medios de mejorar la
agricultura, (XV, 367, 17).
Sauvage. De! mejor modo de criar los gusanos de seda, (XVI,
408, 262).
Sieuve. De la aceituna y del aceite, (XVII, 421, 57).
Sinclair, J. De las ^tilidades que se conseguirán destinando algunos campos o haciendas para experimentos de agricultura, (IX,
224, 233).
Sonnini, C.S. De la alholva para forráje, (XIV, 352, 193). De la
fertilidad de Egipto, (XVI, 145, 369). De! girasol, (VIII, 187,
65).
Struve, Modo de abonar las tierras en Saxonia, (XVII, 434,
257).
Tessier. De la Avena, (XI, 283, 337). Del cultivo de ^las zanahorias, (XII, 287, 3). Ventajas de gue los propietarios están a la
vista de sus haciendas, (XII, 305, 289). Del cultivo de la
cebada desnuda, (XV, 389, 369)
Thouin. Memoria sobre el establecimiento de una escuela de
árboles frutales en el Jardin Botánico de París, (XIX, 488,
289).
Thunberg. Estado de la agricultura en el Japón, (IX, 226, -265).
Toulangeon. Memoria sobre el influjo del régimen dietétido de
nacibn sobre su estado polftico (XIX, 475, 81).
Twent, A.P. Sobre e! modo de alimentár mayor número de
cabezas de ganado vacuno a menos coste, haciendo uso de
patatas cocidas, (XX, 498, 33).
Vallina Del tizón del trigo, (X, 257, 353).
209
Vancouver. Sobre el cultivo de las habas, (VI, 52, 337)
Van Eys. Carta sobre la raiz de la miseria, (III, 68, 241)
Vauquelin. Observaciones sobre una enfermedad.., del Olmo,
(XIX, 482, 193).
Vicq D'Azyr. Sobre !os medios de curar y precaver las epizootias
o enfermedades contagiosas del ganado vacuno, (XIX, 493,
369).
Villele. Utilidad de los semilleros de árboles (X, 253, 298)
Voisin. Informe a la sociedad de Agricultura de1 departamento de
Sena y swl Oisa... a cerca de la vacunación y de la vacunacibn
y de las viruelas del ganado lanar, (XIX, 478, 129).
Vogler. Sobre la tintura del hilo del algodón por medio de la
granza, (XVII, 423, 87).
Washington, G. De la agricultura de las Provincias Unidas de
América. (XII, 294, 113).
Wimpey. Mejoras gue de cincuenta arlos a esta parte ha
tenido la agricultura inglesa. (XI, 264, 33).
Westrumb. Preparación de una tinta indeleble, (IX, 225, 262).
Woodville. Nuevas observaciones sobre la viruela vacuna, (IX,
229, 318).
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Young, A. De !a conducta gue debe tener una Sociedad de
Agricultura, (IV, 87, 129). Extracto de lo más notable de sus
viajes en Inglaterra, (IX, 217, 121). Del estiércol (X, 236,
17). Agricultura y economia rural y civil de Irlanda, (X, 243,
129). Ventajas de la Agricultura sobre las fábricas, (XI, 276,
225). Del cultivo de los nabos gordos, (XVIII, 419, 17).
210
Fuentes y Bibliografía
I. FUENTES MANUSCRITAS
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Estado, Legajo 5309.
Estado, Legajo 2923.
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VILAR, Pierre. "Transformación económica, impulso urbano y movimiento de
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215
INDICE
PRIMERA PARTE.- EL MARCO. HISTORICO: ESPAtvA 1796-1808, ASPECTOS GENERALES . . . . . . .
9
SEGUNDA PARTE.- EL SEMANARIO DE AGRICULTURA Y ARTES DIRIGIDO A LOS PARROCOS.
1. Encuadramiento de la idea de creación de un Semanario de Agricultura y Artes dirigidó a los Párrocos
33
2. La creación del Semanario de Agricultura y Artes ..
38
40
3. La dirección del Semanario de Agricultura y Artes .
4. La Financiación y Administración económica del
Semanario de Agricultura y Artes . . . . . . . . . . . . . . . . 49
5. Balance económico del Semanario de Agricultura y
Artes ........................................
51
6. La difusión del Semanario de Agricultura y Artes ..
55
.TERCERA PARTE.- ANALISIS TEMATICO DEL SEMANARIO.
1. Visión general del contenido del Semanario de Agricultura y Artes ...............................
2. La difusión de Técnicas y Cultivos . . . . . . . . . . . . . . .
3. La promoción de Cultivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4. Técnicas agrícolas y manufactureras . . . . . . . . . . . . . :
5. Información sobre medidas profilácticas e higiénicas .
6. Sobre Enseñanza y Educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7. La necesidad del conocimiento de la realidad económica delpaís ..................................
8. La problemática en torno a la Industria y el Comercio ..........................................
9. Los problemas básicos de la agricultura . . . . . . . . . . .
10. Los Autores Extranjeros en el Semanario . . . . . . . . . .
CONCL USIOIV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
65
70
76
92
103
108
114
119
136
150
161
APENDICE DOCUMENTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
FUENTES Y BIBLIOGRAFIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
211
217
OTROS TITULOS PUBLICADOS
SERIE ESTUD/OS
• La innovación tecnológica y su difusión en la agricultura,
por MANUEL GARCÍA FERRANDO.
• La explotación agraria familiar. Varios autores.
• La sucesión en el Derecho Agrario, por JOSÉ LUIS DE LOS
MOZOS.
,
• El latifundio. Propiedad y explotación, SS. XVIII-XX, por
MIGUEL ARTOLA y otros.
• La formación de la Agroindustria en España (/ 960-/970),
por RAFAEL JUAN I FENOLLAR.
• Antropología de la ferocidad cotidiana: Supervivencia y trabajo en una comunidad cántabra, por JAVIER LÓPEZ
LINAGE.
O La con,flictividad campesina en !a provincia de Córdoba
(193/-1936), por MANUEL PÉREZ YRUELA.
• El sector oleícola y el olivar: Oligopolio y coste de recolección, por AGUSTÍN LÓPEZ ONTIVEROS.
• Propietarios muy pobres. Sobre la subordinación política
del pequeño campesino (La Confederación 1Vacional Católico-Agraria (1917-1942), por JUAN JOSÉ CASTILLO.
• La evolución del campesinado: La agricultura en el desarrollo capitalista, por MIREN ETXEZARRETA.
• La agricultura española a mediados del siglo XIX (1850.1870). Resultados de una encuesta agraria de la época, por
JOAQUÍN DEL MORAL RUIZ.
• Crisis económica y empleo en Andalucía, por ANTON[O
TITOS MORENO y JOSÉ JAVIER RODRÍGUEZ ALCAIDE.
• Aprovechamiento en común de pastos y leñas, por MANUEL
CUADRADO IGLESIAS.
SERIE RECURSOS NATURALES
• Ecología de los hayedos meridionales ibéricos: el macizo de
Ayllón, por J. E. HERNÁNDEZ BERMEJO y M. SAINZ
OLLERO.
SERIE LECISLACION
• Recopilación de normas. Núm. l. Canadería.
SER/E TECNICA
• La energía solar, el hombre y la agricultura, por JOSÉ J.
GARCÍA-BADELL.
^
P.V.P. 3Q0 ptas.
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