SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ VIDA Sor Juana Inés de la Cruz ocupa en el campo de la lírica el lugar más destacado del periodo final del Barroco hispano. Dedicó su vida al estudio, derecho que reivindicó como mujer frente a las persecuciones en que por este motivo se vio envuelta: su verdadera vocación no fue religiosa, sino intelectual. Nació el 12 de noviembre de 1648 en San Miguel Nepantla, México. Desde pequeña estuvo interesada en aprender. A los siete años descubrió que había universidades en México, y sólo quería ir allí para poder aprender más y más, pero su madre no la dejó. Mientras tanto, leía libros que tenía su abuelo, y así fue adquiriendo cultura. Fue tanta la cultura que adquirió que cuando se marchó a México, todos quedaron sorprendidos por su ingenio, su memoria y sus conocimientos sobre la vida. En 1664 Juana ingresó a la corte como dama de compañía de la virreina. Durante su estancia allí, ésta fue sometida a un examen, del que salió triunfante, dejando a los sabios admirados de su capacidad intelectual. Los virreyes eran sustituidos cada cierto tiempo, por esta razón, SJ había de buscar algún sitio donde poder realizar sus estudios. Ingresó en un convento. En aquella época era el mejor lugar. Además ella rechazaba totalmente el matrimonio. Primero ingresó en el convento de las Carmelitas, pero más tarde, y definitivamente, ingresó en el de las jerónimas. Respecto al fervor a Dios, cabe decir que no era tanto para ingresar en un convento, pero las circunstancias lo requerían. Su verdadera vocación no era Dios, sino la vocación de los libros. Según ella: Entréme religiosa, porque aunque conocía que tenía el estado cosas (de las accesorias hablo, no de la formales) muchas repugnantes a mi genio, con todo, para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y más decente que podía elegir en materia de la seguridad que deseaba de mi salvación; a cuyo primer respeto (como al fin más importante) cedieron y sujetaron la cerviz todas las impertinencillas de mi genio, que eran de querer vivir sola; de no querer tener ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros. Durante mucho tiempo, Sor Juana no tuvo mayores problemas en su vida conventual hasta que, como lo afirma Octavio Paz, escribió una carta de más. Esa carta se publicó con el largo nombre título de Carta atenagórica de la madre Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa de velo y coro en el muy religioso convento de San Jerónimo que imprime y dedica a la misma Sor Philotea de la Cruz, su estudiosa aficionada en el convento de la Santísima Trinidad de la Puebla de los Ángeles, y era una crítica al sermón del jesuíta portugués Antonio de Vieyra. Esta crítica tuvo nefastas consecuencias. Todo el asunto terminó en que Sor Juana fue obligada a deshacerse de su biblioteca, sus instrumentos musicales y matemáticos y obligada a dedicarse exclusivamente al 1 convento. Sor Juana murió el 17 de abril de 1695 contagiada de la epidemia que azotó el convento de Santa Paula. OBRA Poesia amorosa La poesía amorosa de SJ puede dividirse en tres grupos de poemas: los que tratan de la casuística amorosa, los de índole personal y los de amistad. Siguiendo la tradición, SJ utiliza el yo en sus poemas, pero supone un cambio, ya que hasta entonces el yo era desde un punto de vista masculino, y el suyo era des del punto de vista femenino. Poemas de circunstancias: jocosos y satíricos; religiosos Dedicó parte de su obra a los poemas satíricos y burlescos. SJ sigue la tradición. Dentro de estos poemas cabe destacar el de los hombres necios. Según O.Paz: el poema fue una ruptura histórica y un comienzo: por primera vez en la historia de nuestra literatura una mujer habla en nombre propio, defiende a su sexo y, gracias a su inteligencia, usando las mismas armas de sus detractores, acusa a los hombres por los vicios que ellos achacan a las mujeres. En esto SJ se adelanta a su tiempo: no hay nada parecido, en el siglo XVII, en la literatura femenina de Francia, Italia e Inglaterra Poemas filosófico−morales. El Sueño No escribió demasiado poemas de este tipo, pero pese a todo, se considera su obra más importante. El Sueño es su obra más importante. También es su poema más largo (975 versos). El poema trata de si el hombre es capaz, mediante su inteligencia, de comprender la realidad. La originalidad del poema radica en la dilatada extensión. Verdadera osadía fue la de SJ al convertir en poesía una materia tan abstracta y, por qué no decirlo, tan árida, alcanzando unos resultados literarios que sólo los grandes poetas pueden lograr. 56 Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, si ver que sois la ocasión, de lo mismo que culpáis; si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien, si las incitáis al mal? Combatís su resistencia, y luego, con gravedad, decís que fue liviandad 2 lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, al niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Tais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que falto de consejo, el mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y el desdén tenéix condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Opinión ninguna gana, pues la que más recata, si no os admite, es ingrata, y si os admite, es liviana. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por cruel, y a otra por fácil culpáis. ¿Pues cómo ha de estar templada 3 la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere, quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas, las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada, la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga, la que peca por la paga, o el que paga por pecar? ¿Pues para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis, o hacedlas cual la buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición 4 de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia, juntáis diablo, carne y mundo 5