Código Civil de Chile, 2000

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CODIGO CIVIL
D.F.L 1 del Ministerio de Justicia de la República de Chile
promulgado el 16 de mayo de 2000, que fija el texto
refundido, coordinado y sistematizado del Código Civil.
Publicado
el
30/05/2000
(incluye
las
modificaciones
incorporadas por la Ley N° 19.741 de 24/7/2001)
TITULO PRELIMINAR
§ 1. De la ley
Artículo 1º. La ley es una declaración de la
voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita
por la Constitución, manda, prohíbe o permite.
Art. 2º. La costumbre no constituye derecho sino en
los casos en que la ley se remite a ella.
Art. 3º. Sólo toca al legislador explicar o
interpretar la ley de un modo generalmente obligatorio.
Las sentencias judiciales no tienen fuerza
obligatoria sino respecto de las causas en que
actualmente se pronunciaren.
Art. 4º. Las disposiciones contenidas en los
Códigos de Comercio, de Minería, del Ejército y Armada,
y demás especiales, se aplicarán con preferencia a las
de este Código.
Art. 5º. La Corte Suprema de Justicia y las Cortes
de Alzada, en el mes de marzo de cada año, darán cuenta
al Presidente de la República de las dudas y
dificultades que les hayan ocurrido en la inteligencia y
aplicación de las leyes, y de los vacíos que noten en
ellas.
§ 2. Promulgación de la ley
Art. 6º. La ley no obliga sino una vez promulgada
en conformidad a la Constitución Política del Estado
y publicada de acuerdo con los preceptos que siguen.
L. 9.400
Art. 7º. La publicación de la ley se hará
mediante su inserción en el Diario Oficial, y desde
la fecha de éste se entenderá conocida de todos y
será obligatoria.
L. 9.400
Art. 1º
Para todos los efectos legales, la fecha de la ley
será la de su publicación en el Diario Oficial.
Sin embargo, en cualquiera ley podrán establecerse
reglas diferentes sobre su publicación y sobre la fecha
o fechas en que haya de entrar en vigencia.
Art. 8º. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley
después que ésta haya entrado en vigencia.
§ 3. Efectos de la ley
Art. 9º. La ley puede sólo disponer para lo futuro,
y no tendrá jamás efecto retroactivo.
Sin embargo, las leyes que se limiten a declarar el
sentido de otras leyes, se entenderán incorporadas en
éstas; pero no afectarán en manera alguna los efectos de
L. 9.400
las sentencias judiciales ejecutoriadas en el tiempo
intermedio.
Art. 10. Los actos que prohíbe la ley son nulos y
de ningún valor; salvo en cuanto designe expresamente
otro efecto que el de nulidad para el caso de
contravención.
Art. 11. Cuando la ley declara nulo algún acto, con
el fin expreso o tácito de precaver un fraude, o de
proveer a algún objeto de conveniencia pública o
privada, no se dejará de aplicar la ley, aunque se
pruebe que el acto que ella anula no ha sido fraudulento
o contrario al fin de la ley.
Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos
por las leyes, con tal que sólo miren al interés
individual del renunciante, y que no esté prohibida su
renuncia.
Art. 13. Las disposiciones de una ley, relativas a
cosas o negocios particulares, prevalecerán sobre las
disposiciones generales de la misma ley, cuando entre
las unas y las otras hubiere oposición.
Art. 14. La ley es obligatoria para todos los
habitantes de la República, inclusos los extranjeros.
Art. 15. A las leyes patrias que reglan las
obligaciones y derechos civiles, permanecerán sujetos
los chilenos, no obstante su residencia o domicilio en
país extranjero.
1º En lo relativo al estado de las personas y a su
capacidad para ejecutar ciertos actos, que hayan de
tener efecto en Chile;
2º En las obligaciones y derechos que nacen de las
relaciones de familia; pero sólo respecto de sus
cónyuges y parientes chilenos.
Art. 16. Los bienes situados en Chile están sujetos
a las leyes chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros
y no residan en Chile.
Esta disposición se entenderá sin perjuicio de las
estipulaciones contenidas en los contratos otorgados
válidamente en país extraño.
Pero los efectos de los contratos otorgados en país
extraño para cumplirse en Chile, se arreglarán a las
leyes chilenas.
Art. 17. La forma de los instrumentos públicos se
determina por la ley del país en que hayan sido
otorgados. Su autenticidad se probará según las reglas
establecidas en el Código de Enjuiciamiento.
La forma se refiere a las solemnidades externas, y
la autenticidad al hecho de haber sido realmente
otorgados y autorizados por las personas y de la manera
que en los tales instrumentos se exprese.
Art. 18. En los casos en que las leyes chilenas
exigieren instrumentos públicos para pruebas que han de
rendirse y producir efecto en Chile, no valdrán las
escrituras privadas, cualquiera que sea la fuerza de
éstas en el país en que hubieren sido otorgadas.
§ 4. Interpretación de la ley
Art. 19. Cuando el sentido de la ley es claro, no
se desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar
su espíritu.
Pero bien se puede, para interpretar una expresión
obscura de la ley, recurrir a su intención o espíritu,
claramente manifestados en ella misma, o en la historia
fidedigna de su establecimiento.
Art. 20. Las palabras de la ley se entenderán en su
sentido natural y obvio, según el uso general de las
mismas palabras; pero cuando el legislador las haya
definido expresamente para ciertas materias, se les dará
en éstas su significado legal.
Art. 21. Las palabras técnicas de toda ciencia o
arte se tomarán en el sentido que les den los que
profesan la misma ciencia o arte; a menos que aparezca
claramente que se han tomado en sentido diverso.
Art. 22. El contexto de la ley servirá para
ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera
que haya entre todas ellas la debida correspondencia y
armonía.
Los pasajes obscuros de una ley pueden ser
ilustrados por medio de otras leyes, particularmente si
versan sobre el mismo asunto.
Art. 23. Lo favorable u odioso de una disposición
no se tomará en cuenta para ampliar o restringir su
interpretación. La extensión que deba darse a toda ley,
se determinará por su genuino sentido y según las reglas
de interpretación precedentes.
Art. 24. En los casos a que no pudieren aplicarse
las reglas de interpretación precedentes, se
interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios del
modo que más conforme parezca al espíritu general de la
legislación y a la equidad natural.
§ 5. Definición de varias palabras de uso frecuente
en las leyes
Art. 25. Las palabras hombre, persona, niño, adulto
y otras semejantes que en su sentido general se aplican
a individuos de la especie humana, sin distinción de
sexo, se entenderán comprender ambos sexos en las
disposiciones de las leyes, a menos que por la
naturaleza de la disposición o el contexto se limiten
manifiestamente a uno solo.
Por el contrario, las palabras mujer, niña, viuda y
otras semejantes, que designan el sexo femenino, no se
aplicarán al otro sexo, a menos que expresamente las
extienda la ley a él.
Art. 26. Llámase infante o niño todo el que no ha
cumplido siete años; impúber, el varón que no ha cumplido
catorce años y la mujer que no ha cumplido doce; adulto,
el que ha dejado de ser impúber; mayor de edad, o
simplemente mayor, el que ha cumplido dieciocho años; y
menor de edad, o simplemente menor, el que no ha llegado
a cumplirlos.
L. 19.221
Art. 2º
Art. 27. Los grados de consanguinidad entre dos
personas se cuentan por el número de generaciones. Así
el nieto está en segundo grado de consanguinidad con el
abuelo, y dos primos hermanos en cuarto grado de
consanguinidad entre sí.
Cuando una de las dos personas es ascendiente de la
otra, la consanguinidad es en línea recta; y cuando las
dos personas proceden de un ascendiente común, y una de
ellas no es ascendiente de la otra, la consanguinidad es
en línea colateral o transversal.
Art. 28. Parentesco por consanguinidad es aquel
que existe entre dos personas que descienden una de la
otra o de un mismo progenitor, en cualquiera de sus
grados.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 1
Art. 29. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº +
Art. 30. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 3
2
Art. 31. Parentesco por afinidad es el que existe
entre una persona que está o ha estado casada y los
consanguíneos de su marido o mujer.
La línea y el grado de afinidad de una persona con
un consanguíneo de su marido o mujer, se califican por
la línea y grado de consanguinidad de dicho marido o
mujer con el dicho consanguíneo. Así, un varón está en
primer grado de afinidad, en la línea recta, con los
hijos habidos por su mujer en anterior matrimonio; y en
segundo grado de afinidad, en la línea transversal, con
los hermanos de su mujer.
Art. 32. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 4
L. 19.585
Art. 1º, Nº +
5
Art. 33. Tienen el estado civil de hijos respecto
de una persona aquellos cuya filiación se encuentra
determinada, de conformidad a las reglas previstas
por el Título VII del Libro I de este Código. La ley
L. 19.585
Art. 1º, Nº 6
considera iguales a todos los hijos.
Art. 34. Derogado.
L. de Matrimonio
Civil de 1884
Art. 35. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 7
Art. 36. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 7
Art. 37. La filiación de los hijos puede no
encontrarse determinada respecto de su padre, de su
madre o de ambos.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 8
Art. 38. Derogado.
L. 5.750
Art. 16
Art. 39. Derogado.
L. 5.750
Art. 16
Art. 40. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 9
Art. 41. Los hermanos pueden serlo por parte de
padre y de madre, y se llaman entonces hermanos
carnales; o sólo por parte de padre, y se llaman
entonces hermanos paternos; o sólo por parte de madre,
y se llaman entonces hermanos maternos.
Art. 42. En los casos en que la ley dispone que
se oiga a los parientes de una persona, se entenderán
comprendidos en esa denominación el cónyuge de ésta y
sus consanguíneos de uno y otro sexo, mayores de
edad. A falta de consanguíneos en suficiente número
serán oídos los afines.
Serán preferidos los descendientes y ascendientes
a los colaterales, y entre éstos los de más cercano
parentesco.
Los parientes serán citados, y comparecerán a
ser oídos, verbalmente, en la forma prescrita por el
Código de Enjuiciamiento.
Art. 43. Son representantes legales de una persona
el padre o la madre, el adoptante y su tutor o curador.
Art. 44. La ley distingue tres especies de culpa
o descuido.
Culpa grave, negligencia grave, culpa
lata, es la que consiste en no manejar los negocios
ajenos con aquel cuidado que aun las personas
negligentes y de poca prudencia suelen emplear en sus
negocios propios. Esta culpa en materias civiles
L. 10.271
Art. 1º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 10
L. 19.585
Art. 1º, Nº 11
L. 18.802
Art. 1º, Nº 1
L.19.585
equivale al dolo.
Culpa leve, descuido leve, descuido ligero, es la
falta de aquella diligencia y cuidado que los hombres
emplean ordinariamente en sus negocios propios. Culpa o
descuido, sin otra calificación, significa culpa o
descuido leve. Esta especie de culpa se opone a la
diligencia o cuidado ordinario o mediano.
El que debe administrar un negocio como un buen
padre de familia es responsable de esta especie de
culpa.
Culpa o descuido levísimo es la falta de aquella
esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea en
la administración de sus negocios importantes. Esta
especie de culpa se opone a la suma diligencia o
cuidado.
El dolo consiste en la intención positiva de
inferir injuria a la persona o propiedad de otro.
Art. 45. Se llama fuerza mayor o caso fortuito el
imprevisto a que no es posible resistir, como un
naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos,
los actos de autoridad ejercidos por un funcionario
público, etc.
Art. 46. Caución significa generalmente cualquiera
obligación que se contrae para la seguridad de otra
obligación propia o ajena. Son especies de caución la
fianza, la hipoteca y la prenda.
Art. 47. Se dice presumirse el hecho que se deduce
de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas.
Si estos antecedentes o circunstancias que dan
motivo a la presunción son determinados por la ley, la
presunción se llama legal.
Se permitirá probar la no existencia del hecho que
legalmente se presume, aunque sean ciertos los
antecedentes o circunstancias de que lo infiere la ley;
a menos que la ley misma rechace expresamente esta
prueba, supuestos los antecedentes o circunstancias.
Si una cosa, según la expresión de la ley, se
presume de derecho, se entiende que es inadmisible la
prueba contraria, supuestos los antecedentes o
circunstancias.
Art. 48. Todos los plazos de días, meses o años de
que se haga mención en las leyes o en los decretos del
Presidente de la República, de los tribunales o
juzgados, se entenderá que han de ser completos; y
correrán además hasta la medianoche del último día del
plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años
deberán tener un mismo número en los respectivos meses.
El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente, de 28,
29, 30 ó 31 días, y el plazo de un año de 365 ó 366
días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses
o años constare de más días que el mes en que ha de
terminar el plazo, y si el plazo corriere desde alguno
de los días en que el primero de dichos meses excede al
segundo, el último día del plazo será el último día de
este segundo mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a
las calificaciones de edad, y en general a cualesquiera
plazos o términos prescritos en las leyes o en los actos
de las autoridades chilenas; salvo que en las mismas
leyes o actos se disponga expresamente otra cosa.
Art. 49. Cuando se dice que un acto debe ejecutarse
en o dentro de cierto plazo, se entenderá que vale si se
ejecuta antes de la medianoche en que termina el último
día del plazo; y cuando se exige que haya transcurrido
un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos
derechos, se entenderá que estos derechos no nacen o
expiran sino después de la medianoche en que termine el
último día de dicho espacio de tiempo.
Art. 50. En los plazos que se señalaren en las
leyes, o en los decretos del Presidente de la República,
o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aun los
días feriados; a menos que el plazo señalado sea de días
útiles, expresándose así, pues en tal caso no se
contarán los feriados.
Art. 51. Las medidas de extensión, peso, duración y
cualesquiera otras de que se haga mención en las leyes,
o en los decretos del Presidente de la República, o de
los tribunales o juzgados, se entenderán siempre según
las definiciones legales; y a falta de éstas, en el
sentido general y popular, a menos de expresarse otra
cosa.
§ 6. Derogación de las leyes
Art. 52. La derogación de las leyes podrá ser
expresa o tácita.
Es expresa, cuando la nueva ley dice expresamente
que deroga la antigua.
Es tácita, cuando la nueva ley contiene
disposiciones que no pueden conciliarse con las de la
ley anterior.
La derogación de una ley puede ser total o parcial.
Art. 53. La derogación tácita deja vigente en las
leyes anteriores, aunque versen sobre la misma materia,
todo aquello que no pugna con las disposiciones de la
nueva ley.
LIBRO PRIMERO
DE LAS PERSONAS
Título I
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO
§ 1. División de las personas
Art. 54. Las personas son naturales o jurídicas.
De la personalidad jurídica y de las reglas
especiales relativas a ella se trata en el título final
de este Libro.
Art. 55. Son personas todos los individuos de la
especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo,
estirpe o condición. Divídense en chilenos y
extranjeros.
Art. 56. Son chilenos los que la Constitución del
Estado declara tales. Los demás son extranjeros.
Art. 57. La ley no reconoce diferencias entre el
chileno y el extranjero en cuanto a la adquisición y
goce de los derechos civiles que regla este Código.
Art. 58. Las personas se dividen, además, en
domiciliadas y transeúntes.
§ 2. Del domicilio en cuanto depende de la
residencia y del ánimo de permanecer en ella
Art. 59. El domicilio consiste en la residencia,
acompañada, real o presuntivamente, del ánimo de
permanecer en ella.
Divídese en político y civil.
Art. 60. El domicilio político es relativo al
territorio del Estado en general. El que lo tiene o
adquiere es o se hace miembro de la sociedad chilena,
aunque conserve la calidad de extranjero.
La constitución y efectos del domicilio político
pertenecen al Derecho Internacional.
Art. 61. El domicilio civil es relativo a una parte
determinada del territorio del Estado.
Art. 62. El lugar donde un individuo está de
asiento, o donde ejerce habitualmente su profesión u
oficio, determina su domicilio civil o vecindad.
Art. 63. No se presume el ánimo de permanecer, ni
se adquiere, consiguientemente, domicilio civil en un
lugar, por el solo hecho de habitar un individuo por
algún tiempo casa propia o ajena en él, si tiene en otra
parte su hogar doméstico o por otras circunstancias
aparece que la residencia es accidental, como la del
viajero, o la del que ejerce una comisión temporal, o la
del que se ocupa en algún tráfico ambulante.
Art. 64. Al contrario, se presume desde luego el
ánimo de permanecer y avecindarse en un lugar, por el
hecho de abrir en él tienda, botica, fábrica, taller,
posada, escuela u otro establecimiento durable, para
administrarlo en persona; por el hecho de aceptar en
dicho lugar un cargo concejil, o un empleo fijo de los
que regularmente se confieren por largo tiempo; y por
otras circunstancias análogas.
Art. 65. El domicilio civil no se muda por el hecho
de residir el individuo largo tiempo en otra parte,
voluntaria o forzadamente, conservando su familia y el
asiento principal de sus negocios en el domicilio
anterior.
Así, confinado por decreto judicial a un paraje
determinado, o desterrado de la misma manera fuera de la
República, retendrá el domicilio anterior, mientras
conserve en él su familia y el principal asiento de sus
negocios.
Art. 66. Los obispos, curas y otros eclesiásticos
obligados a una residencia determinada, tienen su
domicilio en ella.
Art. 67. Cuando concurran en varias secciones
territoriales, con respecto a un mismo individuo,
circunstancias constitutivas de domicilio civil, se
entenderá que en todas ellas lo tiene; pero si se trata
de cosas que dicen relación especial a una de dichas
secciones exclusivamente, ella sola será para tales
casos el domicilio civil del individuo.
Art. 68. La mera residencia hará las veces de
domicilio civil respecto de las personas que no tuvieren
domicilio civil en otra parte.
Art. 69. Se podrá en un contrato establecer de
común acuerdo un domicilio civil especial para los actos
judiciales o extrajudiciales a que diere lugar el mismo
contrato.
Art. 70. El domicilio parroquial, municipal,
provincial o relativo a cualquier otra sección del
territorio, se determina principalmente por las leyes y
ordenanzas que constituyen derechos y obligaciones
especiales para objetos particulares de gobierno,
policía y administración en las respectivas parroquias,
comunidades, provincias, etc., y se adquiere o pierde
conforme a dichas leyes u ordenanzas. A falta de
disposiciones especiales en dichas leyes u ordenanzas,
se adquiere o pierde según las reglas de este título.
§ 3. Del domicilio en cuanto depende de la
condición o estado civil de la persona
Art. 71. Derogado.
Art. 72. El que vive bajo patria potestad sigue
el domicilio paterno o materno, según el caso, y el
que se halla bajo tutela o curaduría, el de su tutor o
curador.
Art. 73. El domicilio de una persona será también
el de sus criados y dependientes que residan en la misma
casa que ella; sin perjuicio de lo dispuesto en los dos
artículos precedentes.
L. 18.802
Art. 4º
L. 5.521
Art. 1º
Título II
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA
DE LAS PERSONAS
§ 1. Del principio de la existencia de las personas
Art. 74. La existencia legal de toda persona
principia al nacer, esto es, al separarse completamente
de su madre.
La criatura que muere en el vientre materno, o que
perece antes de estar completamente separada de su
madre, o que no haya sobrevivido a la separación un
momento siquiera, se reputará no haber existido jamás.
Art. 75. La ley protege la vida del que está por
nacer. El juez, en consecuencia, tomará, a petición de
cualquiera persona o de oficio, todas las providencias
que le parezcan convenientes para proteger la existencia
del no nacido, siempre que crea que de algún modo
peligra.
Todo castigo de la madre, por el cual pudiera
peligrar la vida o la salud de la criatura que tiene en
su seno, deberá diferirse hasta después del nacimiento.
Art. 76. De la época del nacimiento se colige la de
la concepción, según la regla siguiente:
Se presume de derecho que la concepción ha
precedido al nacimiento no menos que ciento ochenta días
cabales, y no más que trescientos, contados hacia atrás,
desde la medianoche en que principie el día del
nacimiento.
Art. 77. Los derechos que se deferirían a la
criatura que está en el vientre materno, si hubiese
nacido y viviese, estarán suspensos hasta que el
nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento constituye un
principio de existencia, entrará el recién nacido en el
goce de dichos derechos, como si hubiese existido al
tiempo en que se defirieron. En el caso del artículo 74,
inciso 2º, pasarán estos derechos a otras personas, como
si la criatura no hubiese jamás existido.
§ 2. Del fin de la existencia de las personas
Art. 78. La persona termina en la muerte natural.
Art. 79. Si por haber perecido dos o más personas
en un mismo acontecimiento, como en un naufragio,
incendio, ruina o batalla, o por otra causa cualquiera,
no pudiere saberse el orden en que han ocurrido sus
fallecimientos, se procederá en todos casos como si
dichas personas hubiesen perecido en un mismo momento, y
ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las otras.
§ 3. De la presunción de muerte por desaparecimiento
Art. 80. Se presume muerto el individuo que ha
desaparecido, ignorándose si vive, y verificándose las
condiciones que van a expresarse.
Art. 81. 1º La presunción de muerte debe declararse
por el juez del último domicilio que el desaparecido
haya tenido en Chile, justificándose previamente que se
ignora el paradero del desaparecido, que se han hecho
las posibles diligencias para averiguarlo, y que desde
la fecha de las últimas noticias que se tuvieron de su
existencia, han transcurrido a lo menos cinco años.
L. 6.162
2º Entre estas pruebas será de rigor la citación
del desaparecido; que deberá haberse repetido hasta
por tres veces en el periódico oficial, corriendo más
de dos meses entre cada dos citaciones.
L. 6.162
3º La declaración podrá ser provocada por
cualquiera persona que tenga interés en ella, con tal
que hayan transcurrido tres meses al menos desde la
última citación.
L. 6.162
4º Será oído, para proceder a la declaración, y
en todos los trámites judiciales posteriores, el
defensor de ausentes; y el juez, a petición del
defensor, o de cualquiera persona que tenga interés
en ello, o de oficio, podrá exigir, además de las
pruebas que se le presentaren del desaparecimiento, si
no las estimare satisfactorias, las otras que según
las circunstancias convengan.
5º Todas las sentencias, tanto definitivas como
interlocutorias, se insertarán en el periódico
oficial.
6º El juez fijará como día presuntivo de la muerte
el último del primer bienio contado desde la fecha
de las últimas noticias; y transcurridos cinco años
desde la misma fecha, concederá la posesión provisoria
de los bienes del desaparecido.
L. 6.162
7º Con todo, si después que una persona recibió
una herida grave en la guerra, o le sobrevino otro
peligro semejante, no se ha sabido más de ella, y han
transcurrido desde entonces cinco años y practicándose
la justificación y citaciones prevenidas en los números
precedentes, fijará el juez como día presuntivo de la
muerte el de la acción de guerra o peligro, o, no siendo
enteramente determinado ese día, adoptará un término
medio entre el principio y el fin de la época en que
pudo ocurrir el suceso, y concederá inmediatamente la
posesión definitiva de los bienes del desaparecido.
L. 6.162
8º Se reputará perdida toda nave o aeronave que
no apareciere a los seis meses de la fecha de las
últimas noticias que de ella se tuvieron. Expirado
este plazo, cualquiera que tenga interés en ello podrá
provocar la declaración de presunción de muerte de los
que se encontraban en la nave o aeronave. El juez
fijará el día presuntivo de la muerte en conformidad
al número que precede, y concederá inmediatamente la
L. 6.162
posesión definitiva de los bienes de los desaparecidos.
Si se encontrare la nave o aeronave náufraga o
perdida, o sus restos, se aplicarán las mismas normas
del inciso anterior, siempre que no pudieren ubicarse
los cuerpos de todos o algunos de sus ocupantes, o
identificarse los restos de los que fueren hallados.
L. 17.775
Si durante la navegación o aeronavegación cayere
al mar o a tierra un tripulante o viajero y
desapareciere sin encontrarse sus restos, el juez
procederá en la forma señalada en los incisos
anteriores; pero deberá haber constancia en autos de
que en el sumario instruido por las autoridades
marítimas o aéreas ha quedado fehacientemente
demostrada la desaparición de esas personas y la
imposibilidad de que estén vivas.
L. 17.775
En estos casos no regirán lo dispuesto en el
número 2º, ni el plazo establecido en el número 3º;
pero será de rigor oír a la Dirección General de la
Armada o a la Dirección General de Aeronáutica,
según se trate de nave o de aeronave.
L. 17.775
9º Después de un año de ocurrido un sismo
o catástrofe que provoque o haya podido provocar
la muerte de numerosas personas en determinadas
poblaciones o regiones, cualquiera que tenga
interés en ello podrá pedir la declaración de
muerte presunta de los desaparecidos que habitaban
en esas poblaciones o regiones.
L. 16.282
Art. 18
En este caso, la citación de los desaparecidos
se hará mediante un aviso publicado por una vez en el
Diario Oficial correspondiente a los días primero o
quince, o al día siguiente hábil, si no se ha
publicado en las fechas indicadas, y por dos veces
en un diario de la comuna o de la capital de la
provincia o de la capital de la región, si en aquélla
no lo hubiere, corriendo no menos de quince días entre
estas dos publicaciones. El juez podrá ordenar que
por un mismo aviso se cite a dos o más desaparecidos.
El juez fijará, como día presuntivo de la muerte el
del sismo, catástrofe o fenómeno natural y concederá
inmediatamente la posesión definitiva de los bienes de
los desaparecidos, pero será de rigor oír al Defensor de
Ausentes.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 1
Art. 82. El juez concederá la posesión definitiva,
en lugar de la provisoria, si, cumplidos los dichos
cinco años, se probare que han transcurrido setenta
desde el nacimiento del desaparecido. Podrá asimismo
concederla, transcurridos que sean diez años desde la
fecha de las últimas noticias; cualquiera que fuese, a
la expiración de dichos diez años, la edad del
desaparecido si viviese.
L. 17.775
Art. único
Art. 83. Durante los cinco años o seis meses
prescritos en los números 6º, 7º y 8º del artículo 81,
se mirará el desaparecimiento como mera ausencia, y
cuidarán de los intereses del desaparecido sus
L. 6.162
Art. 1º
apoderados o representantes legales.
Art. 84. En virtud del decreto de posesión
provisoria, quedará disuelta la sociedad conyugal o
terminará la participación en los gananciales, según
cual hubiera habido con el desaparecido; se procederá
a la apertura y publicación del testamento, si el
desaparecido hubiere dejado alguno, y se dará posesión
provisoria a los herederos presuntivos.
No presentándose herederos, se procederá en
conformidad a lo prevenido para igual caso en el Libro
III, título De la apertura de la sucesión.
Art. 85. Se entienden por herederos presuntivos del
desaparecido los testamentarios o legítimos que lo eran
a la fecha de la muerte presunta.
El patrimonio en que se presume que suceden,
comprenderá los bienes, derechos y acciones del
desaparecido, cuales eran a la fecha de la muerte
presunta.
Art. 86. Los poseedores provisorios formarán ante
todo un inventario solemne de los bienes, o revisarán y
rectificarán con la misma solemnidad el inventario que
exista.
Art. 87. Los poseedores provisorios representarán a
la sucesión en las acciones y defensas contra terceros.
Art. 88. Los poseedores provisorios podrán desde
luego vender una parte de los muebles o todos ellos, si
el juez lo creyere conveniente, oído el defensor de
ausentes.
Los bienes raíces del desaparecido no podrán
enajenarse ni hipotecarse antes de la posesión
definitiva, sino por causa necesaria o de utilidad
evidente, declarada por el juez con conocimiento de
causa, y con audiencia del defensor.
La venta de cualquiera parte de los bienes del
desaparecido se hará en pública subasta.
Art. 89. Cada uno de los poseedores provisorios
prestará caución de conservación y restitución, y hará
suyos los respectivos frutos e intereses.
Art. 90. Si durante la posesión provisoria no
reapareciere el desaparecido, o no se tuvieren noticias
que motivaren la distribución de sus bienes según las
reglas generales, se decretará la posesión definitiva y
se cancelarán las cauciones.
En virtud de la posesión definitiva cesan las
restricciones impuestas por el artículo 88.
Si no hubiere precedido posesión provisoria, por el
decreto de posesión definitiva se abrirá la sucesión del
desaparecido según las reglas generales.
Art. 91. Decretada la posesión definitiva, los
propietarios y los fideicomisarios de bienes
usufructuados o poseídos fiduciariamente por el
L. 19.335
Art. 28, Nº 1
desaparecido, los legatarios, y en general todos
aquellos que tengan derechos subordinados a la condición
de muerte del desaparecido, podrán hacerlos valer como
en el caso de verdadera muerte.
Art. 92. El que reclama un derecho para cuya
existencia se suponga que el desaparecido ha muerto en
la fecha de la muerte presunta, no estará obligado a
probar que el desaparecido ha muerto verdaderamente en
esa fecha; y mientras no se presente prueba en
contrario, podrá usar de su derecho en los términos de
los artículos precedentes.
Y por el contrario, todo el que reclama un derecho
para cuya existencia se requiera que el desaparecido
haya muerto antes o después de esa fecha, estará
obligado a probarlo; y sin esa prueba no podrá impedir
que el derecho reclamado pase a otros, ni exigirles
responsabilidad alguna.
Art. 93. El decreto de posesión definitiva podrá
rescindirse a favor del desaparecido si reapareciere, o
de sus legitimarios habidos durante el desaparecimiento,
o de su cónyuge por matrimonio contraído en la misma
época.
Art. 94. En la rescisión del decreto de posesión
definitiva se observarán las reglas que siguen:
1ª El desaparecido podrá pedir la rescisión en
cualquier tiempo que se presente, o que haga constar su
existencia.
2ª Las demás personas no podrán pedirla sino dentro
de los respectivos plazos de prescripción contados desde
la fecha de la verdadera muerte.
3ª Este beneficio aprovechará solamente a las
personas que por sentencia judicial lo obtuvieren.
4ª En virtud de este beneficio se recobrarán los
bienes en el estado en que se hallaren, subsistiendo las
enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales
constituidos legalmente en ellos.
5ª Para toda restitución serán considerados los
demandados como poseedores de buena fe, a menos de
prueba contraria.
6ª El haber sabido y ocultado la verdadera muerte
del desaparecido, o su existencia, constituye mala fe.
§ 4. De la muerte civil
Art. 95. Derogado.
L. 7.612, Art. +
Art. 96. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 97. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
2º
Título III
DE LOS ESPONSALES
Art. 98. Los esponsales o desposorio, o sea la
promesa de matrimonio mutuamente aceptada, es un
hecho privado, que las leyes someten enteramente al
honor y conciencia del individuo, y que no produce
obligación alguna ante la ley civil.
No se podrá alegar esta promesa ni para pedir
que se lleve a efecto el matrimonio, ni para
demandar indemnización de perjuicios.
Art. 99. Tampoco podrá pedirse la multa que por
parte de uno de los esposos se hubiere estipulado a
favor del otro para el caso de no cumplirse lo
prometido.
Pero si se hubiere pagado la multa, no podrá
pedirse su devolución.
Art. 100. Lo dicho no se opone a que se demande la
restitución de las cosas donadas y entregadas bajo la
condición de un matrimonio que no se ha efectuado.
Art. 101. Tampoco se opone lo dicho a que se admita
la prueba del contrato de esponsales como circunstancia
agravante del crimen de seducción.
Título IV
DEL MATRIMONIO
Art. 102. El matrimonio es un contrato solemne por
el cual un hombre y una mujer se unen actual e
indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de
vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente.
Art. 103. El matrimonio podrá celebrarse por
mandatario especialmente facultado para este efecto.
El mandato deberá otorgarse por escritura pública, e
indicar el nombre, apellido, profesión y domicilio
de los contrayentes y del mandatario.
Art. 104. Derogado.
L. 10.271
Art. 1º
L. de Matrimonio
Civil, de +
1884
Art. 105. No podrá procederse a la celebración del
matrimonio sin el asenso o licencia de la persona o
personas cuyo consentimiento sea necesario según las
reglas que van a expresarse, o sin que conste que el
respectivo contrayente no ha menester para casarse el
consentimiento de otra persona, o que ha obtenido el de
la justicia en subsidio.
Art. 106. Los que hayan cumplido dieciocho años
no estarán obligados a obtener el consentimiento de
persona alguna.
Art. 107. Los que no hubieren cumplido dieciocho
años no podrán casarse sin el consentimiento expreso
de sus padres; si faltare uno de ellos, el del otro
padre o madre; o a falta de ambos, el del ascendiente
o de los ascendientes de grado más próximo.
L. 19.221
Art. 2º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 13
En igualdad de votos contrarios preferirá el
favorable al matrimonio.
Art. 108. Derogado.
Art. 109. Se entenderá faltar el padre o madre
u otro ascendiente, no sólo por haber fallecido, sino
por estar demente; o por hallarse ausente del
territorio de la República, y no esperarse su pronto
regreso; o por ignorarse el lugar de su residencia.
También se entenderá faltar el padre o madre
cuando la paternidad o maternidad haya sido determinada
judicialmente contra su oposición.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 14
L. 19.585
Art. 1º, Nº 15
Art. 110. Se entenderá faltar asimismo el padre
o madre que estén privados de la patria potestad por
sentencia judicial o que, por su mala conducta, se
hallen inhabilitados para intervenir en la educación
de sus hijos.
L. 10.271
Art. 1º
Art. 111. A falta de dichos padre, madre o
ascendientes, será necesario al que no haya cumplido
dieciocho años el consentimiento de su curador general.
En defecto de los anteriormente llamados, dará al
menor el consentimiento para el matrimonio el oficial
del Registro Civil que deba intervenir en su
celebración. Si éste tuviere alguna de las razones
contempladas en el artículo 113 para oponerse al
matrimonio, lo comunicará por escrito al juez de letras
de la comuna o agrupación de comunas para los efectos
señalados en el artículo 112.
Si se tratare de un hijo cuya filiación aún no ha
sido determinada respecto de ninguno de sus padres, el
consentimiento para el matrimonio lo dará su curador
general. A falta de éste, será aplicable lo dispuesto
en el inciso anterior.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 16,
letra a)
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 2
Art. 112. Si la persona que debe prestar este
consentimiento lo negare, aunque sea sin expresar
causa alguna, no podrá procederse al matrimonio de
los menores de dieciocho años.
El curador y el oficial del Registro Civil que
nieguen su consentimiento estarán siempre obligados
a expresar la causa, y, en tal caso, el menor tendrá
derecho a pedir que el disenso sea calificado por el
juzgado competente.
L. 19.221
Art. 2º
Art. 113. Las razones que justifican el disenso
no podrán ser otras que éstas:
1ª La existencia de cualquier impedimento legal,
incluso el señalado en el artículo 116;
2ª El no haberse practicado alguna de las
diligencias prescritas en el título De las segundas
nupcias, en su caso;
3ª Grave peligro para la salud del menor a
quien se niega la licencia, o de la prole;
4ª Vida licenciosa, pasión inmoderada al juego,
embriaguez habitual, de la persona con quien el
menor desea casarse;
5ª Haber sido condenada esa persona por delito
L. 19.585
Art. 1º, Nº 16,
letra b)
L. 10.271
Art. 1º
L. 7.612
Art. 1º
L. 19.585
que merezca pena
6ª No tener
actuales para el
obligaciones del
aflictiva;
ninguno de los esposos medios
competente desempeño de las
matrimonio.
Art. 1º, Nº 17
Art. 114. El que no habiendo cumplido dieciocho
años se casare sin el consentimiento de un ascendiente,
estando obligado a obtenerlo, podrá ser desheredado,
no sólo por aquel o aquellos cuyo consentimiento le
fue necesario, sino por todos los otros ascendientes.
Si alguno de éstos muriere sin hacer testamento, no
tendrá el descendiente más que la mitad de la porción
de bienes que le hubiera correspondido en la sucesión
del difunto.
L. 19.221
Art. 2º
L. 10.271
Art. 1º
Art. 115. El ascendiente sin cuyo necesario
consentimiento se hubiere casado el descendiente, podrá
revocar por esta causa las donaciones que antes del
matrimonio le haya hecho.
El matrimonio contraído sin el necesario
consentimiento de otra persona no priva del derecho
de alimentos.
L. 10.271
Art. 1º
Art. 116. Mientras que una persona no hubiere
cumplido dieciocho años, no será lícito al tutor o
curador que haya administrado o administre sus bienes,
casarse con ella, sin que la cuenta de la administración
haya sido aprobada por el juez, con audiencia del
defensor de menores.
Igual inhabilidad se extiende a los descendientes
del tutor o curador para el matrimonio con el pupilo
o pupila.
El matrimonio celebrado en contravención a esta
disposición, sujetará al tutor o curador que lo haya
contraído o permitido, a la pérdida de toda remuneración
que por su cargo le corresponda; sin perjuicio de las
otras penas que las leyes le impongan.
No habrá lugar a las disposiciones de este artículo,
si el matrimonio es autorizado por el ascendiente o
ascendientes cuyo consentimiento fuere necesario para
contraerlo.
L. 19.221
Art. 2º
L. 10.271
Art. 1º
L. 7.612
Art. 1º
Art. 117. Derogado.
L. de Matrimonio
Civil, de 1884
Art. 118. Derogado.
L. de Matrimonio
Civil, de 1884
Art. 119. Derogado.
L. de Matrimonio
Civil, de 1884
Art. 120. El matrimonio disuelto en territorio
extranjero en conformidad a las leyes del mismo país,
pero que no hubiera podido disolverse según las leyes
chilenas, no habilita a ninguno de los dos cónyuges para
casarse en Chile, mientras viviere el otro cónyuge.
Art. 121. El matrimonio que según las leyes del
país en que se contrajo pudiera disolverse en él, no
podrá, sin embargo, disolverse en Chile, sino en
conformidad a las leyes chilenas.
Art. 122. El matrimonio nulo, si ha sido celebrado
ante oficial del Registro Civil, produce los mismos
efectos civiles que el válido respecto del cónyuge que,
de buena fe, y con justa causa de error, lo contrajo;
pero dejará de producir efectos civiles desde que falte
la buena fe por parte de ambos cónyuges.
Con todo, la nulidad declarada por incompetencia
del funcionario, por no haberse celebrado el matrimonio
ante el número de testigos requeridos por la ley o por
inhabilidad de éstos, no afectará la filiación
matrimonial de los hijos, aunque no haya habido
buena fe ni justa causa de error.
Las donaciones o promesas que, por causa de
matrimonio, se hayan hecho por el otro cónyuge, al
que casó de buena fe, subsistirán no obstante la
declaración de la nulidad del matrimonio.
Art. 123. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 18
L. 10.271
Art. 1º
L. de Matrimonio
Civil, de 1884
Título V
DE LAS SEGUNDAS NUPCIAS
Art. 124. El viudo o viuda que teniendo hijos de
precedente matrimonio bajo su patria potestad, o bajo
su tutela o curaduría, quisiere volver a casarse, deberá
proceder al inventario solemne de los bienes que esté
administrando y les pertenezcan como herederos de su
cónyuge difunto o con cualquiera otro título.
Para la confección de este inventario se dará a
dichos hijos un curador especial.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 2
Art. 125. Habrá lugar
aunque los hijos no tengan
clase en poder del padre o
deberá el curador especial
L. 18.802
Art. 1º, Nº 3
al nombramiento de curador
bienes propios de ninguna
madre. Cuando así fuere,
testificarlo.
Art. 126. El Oficial del Registro Civil
correspondiente no permitirá el matrimonio del viudo
o viuda que trata de volver a casarse, sin que se le
presente certificado auténtico del nombramiento de
curador especial para los objetos antedichos, o sin
que preceda información sumaria de que el viudo o
viuda no tiene hijos de precedente matrimonio, que
estén bajo su patria potestad o bajo su tutela o
curaduría.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 4
Art. 127. El viudo o viuda por
hubiere dejado de hacerse en tiempo
inventario prevenido en el artículo
derecho de suceder como legitimario
abintestato al hijo cuyos bienes ha
L. 18.802
Art. 1º, Nº 5
cuya negligencia
oportuno el
124, perderá el
o como heredero
administrado.
Art. 128. Cuando un matrimonio haya sido disuelto o
declarado nulo, la mujer que está embarazada no podrá
pasar a otras nupcias antes del parto, o (no habiendo
señales de preñez) antes de cumplirse los doscientos
setenta días subsiguientes a la disolución o declaración
de nulidad.
Pero se podrán rebajar de este plazo todos los días
que hayan precedido inmediatamente a dicha disolución o
declaración, y en los cuales haya sido absolutamente
imposible el acceso del marido a la mujer.
Art. 129. El oficial del Registro Civil
correspondiente no permitirá el matrimonio de la
mujer sin que por parte de ésta se justifique no
estar comprendida en el impedimento del artículo
precedente.
Art. 130. Cuando por haber pasado la madre a
otras nupcias se dudare a cuál de los dos matrimonios
pertenece un hijo, y se invocare una decisión judicial
de conformidad a las reglas del Título VIII, el juez
decidirá, tomando en consideración las circunstancias.
Las pruebas periciales de carácter biológico y el
dictamen de facultativos serán decretados si así se
solicita.
Serán obligados solidariamente a la indemnización
de todos los perjuicios y costas ocasionados a terceros
por la incertidumbre de la paternidad, la mujer que
antes del tiempo debido hubiere pasado a otras nupcias,
y su nuevo marido.
L. 7.612
Art. 1º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 19
Título VI
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CONYUGES
§ 1. Reglas generales
Art. 131. Los cónyuges están obligados a guardarse
fe, a socorrerse y ayudarse mutuamente en todas las
circunstancias de la vida. El marido y la mujer se
deben respeto y protección recíprocos.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 6
Art. 132. El adulterio constituye una grave
infracción al deber de fidelidad que impone el
matrimonio y da origen a las sanciones que la ley prevé.
Cometen adulterio la mujer casada que yace con
varón que no sea su marido y el varón casado que yace
con mujer que no sea su cónyuge.
L. 19.335
Art. 28, Nº 2
Art. 133. Ambos cónyuges tienen el derecho y el
deber de vivir en el hogar común, salvo que a alguno
de ellos le asista razones graves para no hacerlo.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 7
Art. 134. El marido y la mujer deben proveer a
las necesidades de la familia común, atendiendo a sus
facultades económicas y al régimen de bienes que entre
ellos medie.
El juez, si fuere necesario, reglará la
contribución.
L. 19.335
Art. 28, Nº 3
L. 19.422
Art. único, inc. 2º
Art. 135. Por el hecho del matrimonio se contrae
sociedad de bienes entre los cónyuges, y toma el
marido la administración de los de la mujer, según las
reglas que se expondrán en el título De la sociedad
conyugal.
Los que se hayan casado en país extranjero se
mirarán en Chile como separados de bienes, a menos
que inscriban su matrimonio en el Registro de la Primera
Sección de la Comuna de Santiago, y pacten en ese
acto sociedad conyugal o régimen de participación en
los gananciales, dejándose constancia de ello en dicha
inscripción.
L. 18.802
Art. 1º Nº 8
Art. 136. Los cónyuges serán obligados a
suministrarse los auxilios que necesiten para sus
acciones o defensas judiciales. El marido deberá,
además, si está casado en sociedad conyugal, proveer
a la mujer de las expensas para la litis que ésta siga
en su contra, si no tiene los bienes a que se refieren
los artículos 150, 166 y 167, o ellos fueren
insuficientes.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 9
Art. 137. Los actos y contratos de la mujer casada
en sociedad conyugal, sólo la obligan en los bienes
que administre en conformidad a los artículos 150,
166 y 167.
Con todo, las compras que haga al fiado de objetos
muebles naturalmente destinados al consumo ordinario
de la familia, obligan al marido en sus bienes y en
los de la sociedad conyugal; y obligan además los
bienes propios de la mujer, hasta concurrencia del
beneficio particular que ella reportare del acto,
comprendiendo en este beneficio el de la familia común
en la parte en que de derecho haya ella debido proveer
a las necesidades de ésta.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 10
Art. 138 (145). Si por impedimento de larga o
indefinida duración, como el de interdicción, el de
prolongada ausencia, o desaparecimiento, se suspende
la administración del marido, se observará lo
dispuesto en el párrafo 4º del título De la
sociedad conyugal.
Si el impedimento no fuere de larga o indefinida
duración, la mujer podrá actuar respecto de los bienes
del marido, de los de la sociedad conyugal y de los
suyos que administre el marido, con autorización del
juez, con conocimiento de causa, cuando de la demora
se siguiere perjuicio.
La mujer, en el caso a que se refiere el inciso
anterior, obliga al marido en sus bienes y en los
sociales de la misma manera que si el acto fuera del
marido; y obliga además sus bienes propios, hasta
concurrencia del beneficio particular que reportare
del acto.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 11
Art. 138 bis. Si el marido se negare
injustificadamente a ejecutar un acto o celebrar un
contrato respecto de un bien propio de la mujer, el
juez, previa citación del marido, podrá autorizarla para
actuar por sí misma.
L. 19.335
Art. 28, Nº 6
En tal caso, la mujer sólo obligará sus bienes
propios y los activos de sus patrimonios reservados o
especiales de los artículos 150, 166 y 167, mas no
obligará al haber social ni a los bienes propios del
marido, sino hasta la concurrencia del beneficio que
la sociedad o el marido hubieren reportado del acto.
L. 19.335
Art. 28, Nº 5
Lo mismo se aplicará para nombrar partidor,
provocar la partición y para concurrir en ella en
los casos en que la mujer tenga parte en la herencia.
Art. 139 (148). El marido menor de edad necesita
de curador para la administración de la sociedad
conyugal.
Art. 140 (149). Las reglas de los artículos
precedentes sufren excepciones o modificaciones por
las causas siguientes:
1ª La existencia de bienes familiares.
2ª El ejercitar la mujer una profesión, industria,
empleo u oficio.
3ª La separación de bienes.
4ª El divorcio perpetuo.
5ª El régimen de participación en los gananciales.
De las cuatro primeras tratan los párrafos
siguientes; de la última el Título XXII-A, del Libro
Cuarto.
L. 7.612
Art. 1º
L. 19.335
Art. 28, Nº 6
L. 5.521
Art. 1º
L. 19.335
Art. 28, Nº 6
y Nº 7
§ 2. De los bienes familiares
Art. 141. El inmueble de propiedad de cualquiera
de los cónyuges que sirva de residencia principal de
la familia, y los muebles que la guarnecen, podrán
ser declarados bienes familiares y se regirán por las
normas de este párrafo, cualquiera sea el régimen de
bienes del matrimonio.
Esta declaración se hará por el juez en
procedimiento breve y sumario, con conocimiento de
causa, a petición de cualquiera de los cónyuges y
con citación del otro.
Con todo, la sola presentación de la demanda
transformará provisoriamente en familiar el bien de
que se trate. En su primera resolución el juez
dispondrá que se anote al margen de la inscripción
respectiva la precedente circunstancia. El Conservador
practicará la subscripción con el solo mérito del
decreto que, de oficio, le notificará el tribunal.
Para los efectos previstos en este artículo,
los cónyuges gozarán de privilegio de pobreza.
El cónyuge que actuare fraudulentamente para
obtener la declaración a que refiere este artículo,
deberá indemnizar los perjuicios causados, sin
perjuicio de la sanción penal que pudiere corresponder.
Art. 142. No se podrán enajenar o gravar
L. 19.335
Art.28, Nos.8 y 9
voluntariamente, ni prometer gravar o enajenar, los
bienes familiares, sino con la autorización del cónyuge
no propietario. La misma limitación regirá para la
celebración de contratos de arrendamiento, comodato o
cualesquiera otros que concedan derechos personales de
uso o de goce sobre algún bien familiar.
La autorización a que se refiere este artículo
deberá ser específica y otorgada por escrito, o por
escritura pública si el acto exigiere esta solemnidad, o
interviniendo expresa y directamente de cualquier modo
en el mismo. Podrá prestarse en todo caso por medio de
mandato especial que conste por escrito o por escritura
pública según el caso.
Art. 143. El cónyuge no propietario, cuya voluntad
no se haya expresado en conformidad con lo previsto en
el artículo anterior, podrá pedir la rescisión del acto.
Los adquirentes de derechos sobre un inmueble que
es bien familiar, estarán de mala fe a los efectos de
las obligaciones restitutorias que la declaración de
nulidad origine.
Art. 144. En los casos del artículo 142, la
voluntad del cónyuge no propietario de un bien familiar
podrá ser suplida por el juez en caso de imposibilidad o
negativa que no se funde en el interés de la familia. El
juez procederá con conocimiento de causa, y con citación
del cónyuge, en caso de negativa de éste.
Art. 145. Los cónyuges, de común acuerdo, podrán
desafectar un bien familiar. Si la declaración se
refiere a un inmueble, deberá constar en escritura
pública anotada al margen de la inscripción respectiva.
El cónyuge propietario podrá pedir al juez la
desafectación de un bien familiar, fundado en que no
está actualmente destinado a los fines que indica el
artículo 141, lo que deberá probar. En este caso, el
juez procederá en la forma establecida en el inciso
segundo del artículo 141.
Igual regla se aplicará si el matrimonio se ha
declarado nulo o ha terminado por muerte de alguno de
los cónyuges. En tal caso, el contrayente del matrimonio
actualmente nulo o los causahabientes del fallecido
deberán formular la petición correspondiente.
Art. 146. Lo previsto en este párrafo se aplica a
los derechos o acciones que los cónyuges tengan en
sociedades propietarias de un inmueble que sea
residencia principal de la familia.
Producida la afectación de derechos o acciones, se
requerirá asimismo la voluntad de ambos cónyuges para
realizar cualquier acto como socio o accionista de la
sociedad respectiva, que tenga relación con el bien
familiar.
La afectación de derechos se hará por declaración
de cualquiera de los cónyuges contenida en escritura
pública. En el caso de una sociedad de personas, deberá
anotarse al margen de la inscripción social respectiva,
si la hubiere. Tratándose de sociedades anónimas, se
inscribirá en el registro de accionistas.
Art. 147. Durante el matrimonio o después de la
declaración de su nulidad, el juez podrá constituir,
prudencialmente, a favor del cónyuge no propietario,
derechos de usufructo, uso o habitación sobre los bienes
familiares. En la constitución de esos derechos y en
la fijación del plazo que les pone término, el juez
tomará especialmente en cuenta el interés de los
hijos, cuando los haya, y las fuerzas patrimoniales
de los cónyuges.
El tribunal podrá, en estos casos, fijar otras
obligaciones o modalidades si así pareciere equitativo.
La declaración judicial a que se refiere el inciso
anterior servirá como título para todos los efectos
legales.
La constitución de los mencionados derechos sobre
bienes familiares no perjudicará a los acreedores que
el cónyuge propietario tenía a la fecha de su
constitución, ni aprovechará a los acreedores que el
cónyuge no propietario tuviere en cualquier momento.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 20
Art. 148. Los cónyuges reconvenidos gozan del
beneficio de excusión. En consecuencia, cualquiera de
ellos podrá exigir que antes de proceder contra los
bienes familiares se persiga el crédito en otros bienes
del deudor. Las disposiciones del Título XXXVI del Libro
Cuarto sobre la fianza se aplicarán al ejercicio de la
excusión a que se refiere este artículo, en cuanto
corresponda.
Cada vez que en virtud de una acción ejecutiva
deducida por un tercero acreedor, se disponga el embargo
de algún bien familiar de propiedad del cónyuge deudor,
el juez dispondrá se notifique personalmente el
mandamiento correspondiente al cónyuge no propietario.
Esta notificación no afectará los derechos y acciones
del cónyuge no propietario sobre dichos bienes.
Art. 149. Es nula cualquiera estipulación que
contravenga las disposiciones de este párrafo.
§ 3. Excepciones relativas a la profesión u
oficio de la mujer
Art. 150. La mujer casada de cualquiera edad
podrá dedicarse libremente al ejercicio de un empleo,
oficio, profesión o industria.
La mujer casada, que desempeñe algún empleo o
que ejerza una profesión, oficio o industria,
separados de los de su marido, se considerará separada
de bienes respecto del ejercicio de ese empleo, oficio,
profesión o industria y de lo que en ellos obtenga, no
obstante cualquiera estipulación en contrario; pero si
fuere menor de dieciocho años, necesitará autorización
judicial, con conocimiento de causa, para gravar y
enajenar los bienes raíces.
Incumbe a la mujer acreditar, tanto respecto del
marido como de terceros, el origen y dominio de los
bienes adquiridos en conformidad a este artículo. Para
L. 19.335
Art. 28, Nº 8
L. 18.802
Art. 1º, Nº 12
L. 19.221
Art. 2º
este efecto podrá servirse de todos los medios de
prueba establecidos por la ley.
Los terceros que contraten con la mujer quedarán
a cubierto de toda reclamación que pudieren interponer
ella o el marido, sus herederos o cesionarios, fundada
en la circunstancia de haber obrado la mujer fuera de
los términos del presente artículo, siempre que, no
tratándose de bienes comprendidos en los artículos
1754 y 1755, se haya acreditado por la mujer, mediante
instrumentos públicos o privados, a los que se hará
referencia en el instrumento que se otorgue al efecto,
que ejerce o ha ejercido un empleo, oficio, profesión
o industria separados de los de su marido.
Los actos o contratos celebrados por la mujer
en esta administración separada, obligarán los
bienes comprendidos en ella y los que administre
con arreglo a las disposiciones de los artículos 166
y 167, y no obligarán los del marido sino con
arreglo al artículo 161.
Los acreedores del marido no tendrán acción sobre
los bienes que la mujer administre en virtud de este
artículo, a menos que probaren que el contrato
celebrado por él cedió en utilidad de la mujer o de
la familia común.
Disuelta la sociedad conyugal, los bienes a que
este artículo se refiere entrarán en la partición de
los gananciales; a menos que la mujer o sus herederos
renunciaren a estos últimos, en cuyo caso el marido no
responderá por las obligaciones contraídas por la mujer
en su administración separada.
Si la mujer o sus herederos aceptaren los
gananciales, el marido responderá a esas obligaciones
hasta concurrencia del valor de la mitad de esos bienes
que existan al disolverse la sociedad. Mas, para gozar
de este beneficio, deberá probar el exceso de la
contribución que se le exige con arreglo al
artículo 1777.
Art. 151. Derogado.
L. 18.802
Art. 4º
§ 4. Excepciones relativas a la simple separación
de bienes
L. 19.335
Art. 28, Nº 8
Art. 152. Simple separación de bienes es la que
se efectúa sin divorcio, en virtud de decreto judicial,
por disposición de la ley, o por convención de las
partes.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 153. La mujer no podrá renunciar en las
capitulaciones matrimoniales la facultad de pedir la
separación de bienes a que le dan derecho las leyes.
Art. 154. Para que la mujer menor pueda pedir
separación de bienes, deberá ser autorizada por un
curador especial.
Art. 155. El juez decretará la separación de
bienes en el caso de insolvencia o administración
fraudulenta del marido.
También la decretará si el marido, por su culpa,
L. 18.802
Art. 1º, Nº 13
no cumple con las obligaciones que le imponen los
artículos 131 y 134, o incurre en alguna causal de
divorcio, con excepción de las señaladas en los números
5º y 10º del artículo 21 de la Ley de Matrimonio
Civil.
En el caso del Nº 8 del artículo 21 de la Ley de
Matrimonio Civil, la mujer podrá pedir la separación de
bienes transcurrido un año desde que se produce la
ausencia del marido. Lo mismo será si, sin mediar
ausencia, existe separación de hecho de los cónyuges.
Si los negocios del marido se hallan en mal
estado, por consecuencia de especulaciones aventuradas,
o de una administración errónea o descuidada, o hay
riesgo inminente de ello, podrá oponerse a la
separación, prestando fianza o hipotecas que aseguren
suficientemente los intereses de la mujer.
Art. 156. Demandada la separación de bienes, podrá
el juez a petición de la mujer, tomar las providencias
que estime conducentes a la seguridad de los intereses
de ésta, mientras dure el juicio.
En el caso del inciso 3º del artículo anterior,
podrá el juez, en cualquier tiempo, a petición de la
mujer, procediendo con conocimiento de causa, tomar
iguales providencias antes de que se demande la
separación de bienes, exigiendo caución de resultas a
la mujer si lo estimare conveniente.
L. 19.335
Art. 28, Nº 10
letra a)
L. 19.335
Art. 28, Nº 10
letra b)
L. 18.802
Art. 1º, Nº 14
Art. 157. En el juicio de separación de bienes por
el mal estado de los negocios del marido, la confesión
de éste no hace prueba.
Art. 158. Lo que en los artículos anteriores de
este párrafo se dice del marido o de la mujer, se aplica
indistintamente a los cónyuges en el régimen de
participación en los gananciales.
Una vez decretada la separación, se procederá a
la división de los gananciales y al pago de recompensas
o al cálculo del crédito de participación en los
gananciales, según cual fuere el régimen al que se
pone término.
L. 19.335
Art. 28, Nº 11
Art. 159. La mujer separada de bienes tendrá,
respecto de los que separadamente administra, las mismas
facultades que el artículo 173 otorga a la divorciada
perpetuamente.
Art. 160. En el estado de separación, ambos
cónyuges deben proveer a las necesidades de la familia
común a proporción de sus facultades.
El juez en
caso necesario reglará la contribución.
Art. 161. Los acreedores de la mujer separada
de bienes, por actos o contratos que legítimamente
han podido celebrarse por ella, tendrán acción sobre
los bienes de la mujer.
El marido no será responsable con sus bienes,
sino cuando hubiere accedido como fiador, o de otro
modo, a las obligaciones contraídas por la mujer.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 15
Será asimismo responsable, a prorrata del
beneficio que hubiere reportado de las obligaciones
contraídas por la mujer; comprendiendo en este beneficio
el de la familia común, en la parte en que de derecho
haya él debido proveer a las necesidades de ésta.
Rigen iguales disposiciones para la mujer separada
de bienes respecto de las obligaciones que contraiga
el marido.
Art. 162. Si la mujer separada de bienes confiere
al marido la administración de alguna parte de los
suyos, será obligado el marido a la mujer como simple
mandatario.
Art. 163. Al marido y a la mujer separados de
bienes se dará curador para la administración de los
suyos en todos los casos en que siendo solteros
necesitarían de curador para administrarlos.
Art. 164. Derogado.
Art. 165. Producida la separación de bienes, ésta
es irrevocable y no podrá quedar sin efecto por acuerdo
de los cónyuges ni por resolución judicial.
Art. 166. Si a la mujer casada se hiciere una
donación, o se dejare una herencia o legado, con la
condición precisa de que en las cosas donadas, heredadas
o legadas no tenga la administración el marido, y si
dicha donación, herencia o legado fuere aceptado por la
mujer, se observarán las reglas siguientes:
1º Con respecto a las cosas donadas, heredadas o
legadas, se aplicarán las disposiciones de los artículos
159, 160, 161, 162 y 163, pero disuelta la sociedad
conyugal las obligaciones contraídas por la mujer en su
administración separada podrán perseguirse sobre todos
sus bienes.
2º Los acreedores del marido no tendrán acción
sobre los bienes que la mujer administre en virtud
de este artículo, a menos que probaren que el contrato
celebrado por él cedió en utilidad de la mujer o de
la familia común.
3º Pertenecerán a la mujer los frutos de las cosas
que administra y todo lo que con ellos adquiera, pero
disuelta la sociedad conyugal se aplicarán a dichos
frutos y adquisiciones las reglas del artículo 150.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 16
L. 18.802
Art. 4º
L. 18.802
Art. 1º, Nº 17
L. 18.802
Art. 1º, Nº 18
Art. 167. Si en las capitulaciones matrimoniales se
hubiere estipulado que la mujer administre separadamente
alguna parte de sus bienes, se aplicarán a esta
separación parcial las reglas del artículo precedente.
§ 5. Excepciones relativas al divorcio perpetuo
L. 19.335
Art. 28, Nº 8
Art. 168. Derogado.
L. de Matrimonio
Civil, de 1884
Art. 169. Derogado.
Art. 170. Los efectos civiles del divorcio
principian por la sentencia del juez que lo declara.
En virtud de esta declaración se restituyen a
la mujer sus bienes y se dispone de los gananciales
como en el caso de la disolución por causa de muerte.
Art. 171. Derogado.
L. de Matrimonio
Civil, de 1884
L. 18.802
Art. 1º, Nº 19
L. 18.802,
Art. 4º
Art. 172. El cónyuge inocente podrá revocar las
donaciones que hubiere hecho al culpable, siempre que
éste haya dado causa al divorcio por adulterio, sevicia
atroz, atentado contra la vida del otro cónyuge u otro
crimen de igual gravedad.
Art. 173. La mujer divorciada perpetuamente
administra, con independencia del marido, los bienes
que ha sacado del poder de éste, o que después del
divorcio ha adquirido.
L. 18.802
Art. 4º
Art. 174. El cónyuge que no haya dado causa al
divorcio tendrá derecho a que el otro cónyuge lo
provea de alimentos según las reglas generales.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 21
Art. 175. El cónyuge que haya dado causa al
divorcio por su culpa tendrá derecho para que el otro
cónyuge lo provea de lo que necesite para su modesta
sustentación; pero en este caso el juez reglará la
contribución teniendo en especial consideración la
conducta que haya observado el alimentario antes y
después del divorcio.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 21
Art. 176. Derogado.
L. 18.802
Art. 4º
Art. 177. Si la culpabilidad del cónyuge contra
quien se ha obtenido el divorcio fuere atenuada por
circunstancias graves en la conducta del cónyuge que
lo solicitó, podrá el juez moderar el rigor de las
disposiciones precedentes.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 22
Art. 178. Al divorcio perpetuo se aplicará lo
dispuesto en el artículo 165.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 23
Título VII
DE LA FILIACION
§ 1. Reglas generales
Art. 179. La filiación por naturaleza puede ser
matrimonial o no matrimonial.
La adopción, los derechos entre adoptante y
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
adoptado y la filiación que pueda establecerse entre
ellos, se rigen por la ley respectiva.
Art. 180. La filiación es matrimonial cuando
existe matrimonio entre los padres al tiempo de la
concepción o del nacimiento del hijo.
Es también filiación matrimonial la del hijo
cuyos padres contraen matrimonio con posterioridad a
su nacimiento, siempre que la paternidad y la maternidad
hayan estado previamente determinadas por los medios
que este Código establece, o bien se determinen por
reconocimiento realizado por ambos padres en el acto
del matrimonio o durante su vigencia, en la forma
prescrita por el artículo 187. Esta filiación
matrimonial aprovechará, en su caso, a la posteridad
del hijo fallecido.
En los demás casos, la filiación es no matrimonial.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 181. La filiación produce efectos civiles
cuando queda legalmente determinada, pero éstos se
retrotraen a la época de la concepción del hijo.
No obstante, subsistirán los derechos adquiridos
y las obligaciones contraídas antes de su determinación,
pero el hijo concurrirá en las sucesiones abiertas
con anterioridad a la determinación de su filiación,
cuando sea llamado en su calidad de tal.
Todo lo anterior se entiende sin perjuicio de la
prescripción de los derechos y de las acciones, que
tendrá lugar conforme a las reglas generales.
La acreditación de la filiación determinada se
realizará conforme con las normas establecidas en el
Título XVII.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 182. El padre y la madre del hijo concebido
mediante la aplicación de técnicas de reproducción
humana asistida son el hombre y la mujer que se
sometieron a ellas.
No podrá impugnarse la filiación determinada de
acuerdo a la regla precedente, ni reclamarse una
distinta.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
§ 2. De la determinación de la maternidad
Art. 183. La maternidad queda determinada
legalmente por el parto, cuando el nacimiento y las
identidades del hijo y de la mujer que lo ha dado a
luz constan en las partidas del Registro Civil.
En los demás casos la maternidad se determina
por reconocimiento o sentencia firme en juicio de
filiación, según lo disponen los artículos siguientes.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
§ 3. De la determinación de la filiación matrimonial
Art. 184. Se presumen hijos del marido los nacidos
después de la celebración del matrimonio y dentro de los
trescientos días siguientes a su disolución o al divorcio
de los cónyuges.
No se aplicará esta presunción respecto del que nace
antes de expirar los ciento ochenta días subsiguientes
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
al matrimonio, si el marido no tuvo conocimiento de la
preñez al tiempo de casarse y desconoce judicialmente su
paternidad. La acción se ejercerá en el plazo y forma
que se expresa en los artículos 212 y siguientes. Con
todo, el marido no podrá ejercerla si por actos
positivos ha reconocido al hijo después de nacido.
Regirá, en cambio, la presunción de paternidad
respecto del nacido trescientos días después de
decretado el divorcio, por el hecho de consignarse como
padre el nombre del marido, a petición de ambos cónyuges,
en la inscripción de nacimiento del hijo.
La paternidad así determinada o desconocida podrá
ser impugnada o reclamada, respectivamente, de acuerdo
con las reglas establecidas en el Título VIII.
Art. 185. La filiación matrimonial queda
determinada por el nacimiento del hijo durante el
matrimonio de sus padres, con tal que la maternidad y
la paternidad estén establecidas legalmente en
conformidad con los artículos 183 y 184, respectivamente.
Tratándose del hijo nacido antes de casarse sus
padres, la filiación matrimonial queda determinada por
la celebración de ese matrimonio, siempre que la
maternidad y la paternidad estén ya determinadas con
arreglo al artículo 186 o, en caso contrario, por el
último reconocimiento conforme a lo establecido en el
párrafo siguiente.
La filiación matrimonial podrá también determinarse
por sentencia dictada en juicio de filiación, que se
subinscribirá al margen de la inscripción de nacimiento
del hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
§ 4. De la determinación de la filiación no
matrimonial
Art. 186. La filiación no matrimonial queda
determinada legalmente por el reconocimiento del padre,
la madre o ambos, o por sentencia firme en juicio
de filiación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 187. El reconocimiento del hijo tendrá lugar
mediante una declaración formulada con ese determinado
objeto por el padre, la madre o ambos, según los casos:
1.º Ante el Oficial del Registro Civil, al momento
de inscribirse el nacimiento del hijo o en el acto del
matrimonio de los padres;
2.º En acta extendida en cualquier tiempo, ante
cualquier oficial del Registro Civil;
3.º En escritura pública, o
4.º En acto testamentario.
Si es uno solo de los padres el que reconoce, no
será obligado a expresar la persona en quien o de
quien tuvo al hijo.
El reconocimiento que no conste en la inscripción
de nacimiento del hijo, será subinscrito a su margen.
Art. 188. El hecho de consignarse el nombre del
padre o de la madre, a petición de cualquiera de ellos,
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
al momento de practicarse la inscripción del nacimiento,
es suficiente reconocimiento de filiación.
También lo es la confesión de paternidad o
maternidad, prestada bajo juramento por el supuesto
padre o madre que sea citado a la presencia judicial con
tal objeto por el hijo o, si éste es incapaz, por su
representante legal o quien lo tenga bajo su cuidado. En
la citación, que no podrá ejercerse más de una vez con
relación a la misma persona en caso de que concurra, se
expresará el objeto de la misma y se requerirá la
presencia personal del supuesto padre o madre. El acta
en que conste la confesión de paternidad o maternidad
se subinscribirá al margen de la inscripción de
nacimiento del hijo, para lo cual el tribunal remitirá
al Registro Civil copia auténtica.
Si el citado no compareciere personalmente a la
audiencia fijada por el tribunal, se podrá solicitar una
segunda citación dentro de los tres meses siguientes.
Toda citación pedida de mala fe o con el propósito
de lesionar la honra de la persona citada, obligará al
solicitante a indemnizar los perjuicios causados al
afectado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 189. No surtirá efectos el reconocimiento de
un hijo que tenga legalmente determinada una filiación
distinta, sin perjuicio del derecho a ejercer las
acciones a que se refiere el artículo 208.
El reconocimiento es irrevocable, aunque se
contenga en un testamento revocado por otro acto
testamentario posterior, y no susceptible de modalidades.
El reconocimiento no perjudicará los derechos de
terceros de buena fe que hayan sido adquiridos con
anterioridad a la subinscripción de éste al margen
de la inscripción de nacimiento del hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 190. El reconocimiento por acto entre vivos
señalado en el artículo 187, podrá realizarse por medio
de mandatario constituido por escritura pública y
especialmente facultado con este objeto.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 191. El hijo que, al tiempo del
reconocimiento, fuere mayor de edad, podrá repudiarlo
dentro del término de un año, contado desde que lo
conoció. Si fuere menor, nadie podrá repudiarlo sino
él y dentro de un año, a contar desde que, llegado a
la mayor edad, supo del reconocimiento.
El curador del mayor de edad que se encuentre en
interdicción por demencia o sordomudez, necesitará
autorización judicial para poder repudiar.
El disipador bajo interdicción no necesitará
autorización de su representante legal ni de la justicia
para repudiar.
El repudio deberá hacerse por escritura pública,
dentro del plazo señalado en el presente artículo. Esta
escritura deberá subinscribirse al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo.
La repudiación privará retroactivamente al
reconocimiento de todos los efectos que beneficien
exclusivamente al hijo o sus descendientes, pero no
alterará los derechos ya adquiridos por los padres o
terceros, ni afectará a los actos o contratos
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
válidamente ejecutados o celebrados con anterioridad
a la subinscripción correspondiente.
Toda repudiación es irrevocable.
Art. 192. No podrá repudiar el hijo que, durante
su mayor edad, hubiere aceptado el reconocimiento en
forma expresa o tácita.
La aceptación es expresa cuando se toma el título
de hijo en instrumento público o privado, o en acto de
tramitación judicial.
Es tácita cuando se realiza un acto que supone
necesariamente la calidad de hijo y que no se hubiere
podido ejecutar sino en ese carácter.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 193. Si es muerto el hijo que se reconoce
o si el reconocido menor falleciere antes de llegar a
la mayor edad, sus herederos podrán efectuar la
repudiación dentro del año siguiente al reconocimiento,
en el primer caso, o de la muerte, en el segundo,
sujetándose a las disposiciones de los artículos
anteriores.
Si el reconocido mayor de edad falleciere antes
de expirar el término que tiene para repudiar, sus
herederos podrán efectuar la repudiación durante el
tiempo que a aquél hubiese faltado para completar
dicho plazo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 194. La repudiación de cualquiera de los
reconocimientos que dan lugar a la filiación matrimonial
de los nacidos antes del matrimonio de los padres, que
fuere otorgada en conformidad con las normas anteriores,
impedirá que se determine legalmente dicha filiación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
TITULO VIII
De las acciones de filiación
§ 1. Reglas generales
Art. 195. La ley posibilita la investigación de la
paternidad o maternidad, en la forma y con los medios
previstos en los artículos que siguen.
El derecho de reclamar la filiación es
imprescriptible e irrenunciable. Sin embargo, sus
efectos patrimoniales quedan sometidos a las reglas
generales de prescripción y renuncia.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 196. El juez sólo dará curso a la demanda si
con ella se presentan antecedentes suficientes que
hagan plausibles los hechos en que se funda.
Cuando no le dé curso por este motivo, ordenará
notificar su resolución de oficio y por receptor de
turno a la persona contra quien se intentó la acción.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 197. El proceso tendrá carácter de secreto
hasta que se dicte sentencia de término, y sólo
tendrán acceso a él las partes y sus apoderados
judiciales.
La persona que ejerza una acción de filiación de
mala fe o con el propósito de lesionar la honra de
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
la persona demandada es obligada a indemnizar los
perjuicios que cause al afectado.
Art. 198. En los juicios sobre determinación de la
filiación, la maternidad y la paternidad podrán
establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas
de oficio o a petición de parte.
No obstante, para estos efectos será insuficiente
por sí sola la prueba testimonial, y se aplicarán a la
de presunciones los requisitos del artículo 1712.
Art. 199. Las pruebas periciales de carácter
biológico se practicarán por el Servicio Médico Legal
o por laboratorios idóneos para ello, designados por el
juez. Las partes siempre, y por una sola vez, tendrán
derecho a solicitar un nuevo informe pericial biológico.
La negativa injustificada de una de las partes a
someterse a peritaje biológico configura una presunción
grave en su contra, que el juez apreciará en los
términos del artículo 426 del Código de Procedimiento
Civil.
Art. 200. La posesión notoria de la calidad de hijo
respecto de determinada persona servirá también para que
el juez tenga por suficientemente acreditada la
filiación, siempre que haya durado a lo menos cinco años
continuos y se pruebe por un conjunto de testimonios y
antecedentes o circunstancias fidedignos que la
establezcan de un modo irrefragable.
La posesión notoria consiste en que su padre, madre
o ambos le hayan tratado como hijo, proveyendo a su
educación y establecimiento de un modo competente, y
presentándolo en ese carácter a sus deudos y amigos; y
que éstos y el vecindario de su domicilio, en general,
le hayan reputado y reconocido como tal.
Art. 201. La posesión notoria del estado civil de
hijo, debidamente acreditada, preferirá a las pruebas
periciales de carácter biológico en caso de que haya
contradicción entre una y otras.
Si embargo, si hubiese graves razones que
demuestren la inconveniencia para el hijo de aplicar
la regla anterior, prevalecerán las pruebas de carácter
biológico.
Art. 202. La acción para impetrar la nulidad del
acto de reconocimiento por vicios de la voluntad
prescribirá en el plazo de un año, contado desde la
fecha de su otorgamiento o, en el caso de fuerza, desde
el día en que ésta hubiere cesado.
Art. 203. Cuando la filiación haya sido
determinada judicialmente contra la oposición del padre
o madre, aquél o ésta quedará privado de la patria
potestad y, en general, de todos los derechos que por el
ministerio de la ley se le confieren respecto de la
persona y bienes del hijo o de sus descendientes. El
juez así lo declarará en la sentencia y de ello se
dejará constancia en la subinscripción correspondiente.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
El padre o madre conservará, en cambio, todas sus
obligaciones legales cuyo cumplimiento vaya en beneficio
del hijo o sus descendientes.
Sin embargo, se restituirán al padre o madre todos
los derechos de los que está privado, si el hijo,
alcanzada su plena capacidad, manifiesta por escritura
pública o por testamento su voluntad de restablecerle
en ellos. El restablecimiento por escritura pública
producirá efectos desde su subinscripción al margen de
la inscripción de nacimiento del hijo y será
irrevocable. El restablecimiento por acto testamentario
producirá efectos desde la muerte del causante.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
§ 2. De las acciones de reclamación
Art. 204. La acción de reclamación de la filiación
matrimonial corresponde exclusivamente al hijo, al padre
o a la madre.
En el caso de los hijos, la acción deberá
entablarse conjuntamente contra ambos padres.
Si la acción es ejercida por el padre o la madre,
deberá el otro progenitor intervenir forzosamente en el
juicio, so pena de nulidad.
Art. 205. La acción de reclamación de la filiación
no matrimonial corresponde sólo al hijo contra su padre
o su madre, o a cualquiera de éstos cuando el hijo tenga
determinada una filiación diferente, para lo cual se
sujetarán a lo dispuesto en el artículo 208.
Podrá, asimismo, reclamar la filiación el
representante legal del hijo incapaz, en interés de éste.
Art. 206. Si el hijo es póstumo, o si alguno de
los padres fallece dentro de los ciento ochenta días
siguientes al parto, la acción podrá dirigirse en
contra de los herederos del padre o de la madre
fallecidos, dentro del plazo de tres años, contados
desde su muerte o, si el hijo es incapaz, desde que
éste haya alcanzado la plena capacidad.
Art. 207. Si hubiere fallecido el hijo siendo
incapaz, la acción podrá ser ejercida por sus herederos,
dentro del plazo de tres años contado desde la muerte.
Si el hijo falleciere antes de transcurrir tres
años desde que alcanzare la plena capacidad, la acción
corresponderá a sus herederos por todo el tiempo que
faltare para completar dicho plazo.
El plazo o su residuo empezará a correr para los
herederos incapaces desde que alcancen la plena
capacidad.
Art. 208. Si estuviese determinada la filiación de
una persona y quisiere reclamarse otra distinta, deberán
ejercerse simultáneamente las acciones de impugnación de
la filiación existente y de reclamación de la nueva
filiación.
En este caso, no regirán para la acción de
impugnación los plazos señalados en el párrafo 3º de
este Título.
Art. 209. Reclamada judicialmente la filiación, el
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
juez podrá decretar alimentos provisionales en los
términos del artículo 327.
Art. 210. El concubinato de la madre con el
supuesto padre, durante la época en que ha podido
producirse legalmente la concepción, servirá de base
para una presunción judicial de paternidad.
Si el supuesto padre probare que la madre cohabitó
con otro durante el período legal de la concepción, esta
sola circunstancia no bastará para desechar la demanda,
pero no podrá dictarse sentencia en el juicio sin
emplazamiento de aquél.
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
§ 3. De las acciones de impugnación
Art. 211. La filiación queda sin efecto por
impugnación de la paternidad o de la maternidad conforme
con los preceptos que siguen.
Art. 212. La paternidad del hijo concebido o nacido
durante el matrimonio podrá ser impugnada por el marido
dentro de los ciento ochenta días siguientes al día en
que tuvo conocimiento del parto, o dentro del plazo de
un año, contado desde esa misma fecha, si prueba que a
la época del parto se encontraba separado de hecho de la
mujer.
La residencia del marido en el lugar del nacimiento
del hijo hará presumir que lo supo inmediatamente; a
menos de probarse que por parte de la mujer ha habido
ocultación del parto.
Si al tiempo del nacimiento se hallaba el marido
ausente, se presumirá que lo supo inmediatamente
después de su vuelta a la residencia de la mujer; salvo
el caso de ocultación mencionado en el inciso precedente.
Art. 213. Si el marido muere sin conocer el parto,
o antes de vencido el término para impugnar señalado en
el artículo anterior, la acción corresponderá a sus
herederos, y en general, a toda persona a quien la
pretendida paternidad irrogare perjuicio actual, por ese
mismo plazo, o el tiempo que faltare para completarlo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
RECTIFICACION
D.O. 14.07.2000
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Cesará este derecho, si el padre hubiere reconocido
al hijo como suyo en su testamento o en otro instrumento
público.
Art. 214. La paternidad a que se refiere el artículo
212 también podrá ser impugnada por el representante legal
del hijo incapaz, en interés de éste, durante el año
siguiente al nacimiento.
L. 19.585
El hijo, por sí, podrá interponer la acción de
Art. 1º, Nº 24
impugnación dentro de un año, contado desde que alcance
la plena capacidad.
Art. 215. En el juicio de impugnación de la
paternidad del hijo de filiación matrimonial, la madre
será citada, pero no obligada a parecer.
Art. 216. La paternidad determinada por
reconocimiento podrá ser impugnada por el propio hijo,
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
dentro del plazo de dos años contado desde que supo de
ese reconocimiento.
Si el hijo fuese incapaz, esta acción se ejercerá
conforme a las reglas previstas en el artículo 214.
Si el hijo muere desconociendo aquel acto, o antes
de vencido el plazo para impugnar la paternidad, la
acción corresponderá a sus herederos por el mismo plazo
o el tiempo que faltare para completarlo, contado desde
la muerte del hijo.
Todo lo anterior se aplicará también para impugnar
la paternidad de los hijos nacidos antes del matrimonio
de sus padres, pero el plazo de dos años se contará desde
que el hijo supo del matrimonio o del reconocimiento que
la producen.
También podrá impugnar la paternidad determinada
por reconocimiento toda persona que pruebe un interés
actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo
ese interés y pudo hacer valer su derecho.
Art. 217. La maternidad podrá ser impugnada,
probándose falso parto, o suplantación del pretendido
hijo al verdadero.
Tienen derecho a impugnarla, dentro del año
siguiente al nacimiento, el marido de la supuesta
madre y la misma madre supuesta.
Podrán también impugnarla, en cualquier tiempo, los
verdaderos padre o madre del hijo, el verdadero hijo o
el que pasa por tal si se reclama conjuntamente la
determinación de la auténtica filiación del hijo
verdadero o supuesto. Si la acción de impugnación de la
maternidad del pretendido hijo no se entablare
conjuntamente con la de reclamación, deberá ejercerse
dentro del año contado desde que éste alcance su plena
capacidad.
No obstante haber expirado los plazos establecidos
en este artículo, en el caso de salir inopinadamente a
la luz algún hecho incompatible con la maternidad
putativa, podrá subsistir o revivir la acción respectiva
por un año contado desde la revelación justificada del
hecho.
Art. 218. Se concederá también la acción de
impugnación a toda otra persona a quien la maternidad
aparente perjudique actualmente en sus derechos sobre
la sucesión testamentaria, o abintestato, de los
supuestos padre o madre, siempre que no exista posesión
notoria del estado civil.
Esta acción expirará dentro de un año, contado
desde el fallecimiento de dichos padre o madre.
Art. 219. A ninguno de los que hayan tenido parte
en el fraude de falso parto o de suplantación,
aprovechará en manera alguna el descubrimiento del
fraude, ni aun para ejercer sobre el hijo los derechos
de patria potestad, o para exigirle alimentos, o para
suceder en sus bienes por causa de muerte.
La sentencia que sancione el fraude o la
suplantación deberá declarar expresamente esta privación
de derechos y se subinscribirá al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
Art. 220. No procederá la impugnación de una
filiación determinada por sentencia firme, sin
perjuicio de lo que se dispone en el artículo 320.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 221. La sentencia que dé lugar a la acción de
L. 19.585
reclamación o de impugnación deberá subinscribirse al
Art. 1º, Nº 24
margen de la inscripción de nacimiento del hijo, y no
perjudicará los derechos de terceros de buena fe que
hayan sido adquiridos con anterioridad a la subinscripción.
Título IX
De los derechos y obligaciones entre los padres y
los hijos
Art. 222. Los hijos deben respeto y obediencia a
sus padres.
La preocupación fundamental de los padres es el
interés superior del hijo, para lo cual procurarán su
mayor realización espiritual y material posible, y lo
guiarán en el ejercicio de los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana de modo conforme a la
evolución de sus facultades.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 223. Aunque la emancipación confiera al hijo
el derecho de obrar independientemente, queda siempre
obligado a cuidar de los padres en su ancianidad, en el
estado de demencia, y en todas las circunstancias de la
vida en que necesitaren sus auxilios.
Tienen derecho al mismo socorro todos los demás
ascendientes, en caso de inexistencia o de insuficiencia
de los inmediatos descendientes.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 224. Toca de consuno a los padres, o al padre
o madre sobreviviente, el cuidado personal de la crianza
y educación de sus hijos.
El cuidado personal del hijo no concebido ni nacido
durante el matrimonio, reconocido por uno de los padres,
corresponde al padre o madre que lo haya reconocido. Si
no ha sido reconocido por ninguno de sus padres, la
persona que tendrá su cuidado será determinada por el
juez.
Art. 225. Si los padres viven separados, a la madre
toca el cuidado personal de los hijos.
No obstante, mediante escritura pública, o acta
extendida ante cualquier oficial del Registro Civil,
subinscrita al margen de la inscripción de nacimiento
del hijo dentro de los treinta días siguientes a su
otorgamiento, ambos padres, actuando de común acuerdo,
podrán determinar que el cuidado personal de uno o más
hijos corresponda al padre. Este acuerdo podrá revocarse,
cumpliendo las mismas solemnidades.
En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga
indispensable, sea por maltrato, descuido u otra causa
calificada, el juez podrá entregar su cuidado personal
al otro de los padres. Pero no podrá confiar el cuidado
personal al padre o madre que no hubiese contribuido a
la mantención del hijo mientras estuvo bajo el cuidado
del otro padre, pudiendo hacerlo.
Mientras una subinscripción relativa al cuidado
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
personal no sea cancelada por otra posterior, todo nuevo
acuerdo o resolución será inoponible a terceros.
Art. 226. Podrá el juez, en el caso de inhabilidad
física o moral de ambos padres, confiar el cuidado
personal de los hijos a otra persona o personas
competentes.
En la elección de estas personas se preferirá a
los consanguíneos más próximos, y sobre todo, a los
ascendientes.
Art. 227. En las materias a que se refieren los
artículos precedentes, el juez conocerá y resolverá
breve y sumariamente, oyendo a los hijos y a los
parientes.
Las resoluciones que se dicten, una vez
ejecutoriadas, se subinscribirán en la forma y plazo
que establece el artículo 225.
Art. 228. La persona casada a quien corresponda
el cuidado personal de un hijo que no ha nacido de ese
matrimonio, sólo podrá tenerlo en el hogar común, con
el consentimiento de su cónyuge.
Art. 229. El padre o madre que no tenga el cuidado
personal del hijo no será privado del derecho ni quedará
exento del deber, que consiste en mantener con él una
relación directa y regular, la que ejercerá con la
frecuencia y libertad acordada con quien lo tiene a su
cargo, o, en su defecto, con las que el juez estimare
conveniente para el hijo.
Se suspenderá o restringirá el ejercicio de este
derecho cuando manifiestamente perjudique el bienestar
del hijo, lo que declarará el tribunal fundadamente.
Art. 230. Los gastos de educación, crianza y
establecimiento de los hijos son de cargo de la
sociedad conyugal, según las reglas que tratando de
ella se dirán. Si no la hubiere, los padres
contribuirán en proporción a sus respectivas
facultades económicas.
En caso de fallecimiento del padre o madre,
dichos gastos corresponden al sobreviviente.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 231. Si el hijo tuviere bienes propios,
los gastos de su establecimiento, y en caso necesario,
los de su crianza y educación, podrán sacarse de ellos,
conservándose íntegros los capitales en cuanto sea
posible.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 232. La obligación de alimentar al hijo
que carece de bienes pasa, por la falta o
insuficiencia de ambos padres, a sus abuelos, por
una y otra línea conjuntamente.
En caso de insuficiencia de uno de los padres,
la obligación indicada precedentemente pasará en
primer lugar a los abuelos de la línea del padre o
madre que no provee; y en subsidio de éstos a los
abuelos de la otra línea.
LEY 19741
Art. 2º Nº 1
D.O. 24.07.2001
Art. 233. En caso de desacuerdo entre los
obligados a la contribución de los gastos de crianza,
educación y establecimiento del hijo, ésta será
determinada de acuerdo a sus facultades económicas por
el juez, el que podrá de tiempo en tiempo modificarla,
según las circunstancias que sobrevengan.
Art. 234. Los padres tendrán la facultad de
corregir a los hijos, cuidando que ello no menoscabe
su salud ni su desarrollo personal.
Si se produjese tal menoscabo o se temiese
fundadamente que ocurra, el juez, a petición de
cualquiera persona o de oficio, decretará medidas
en resguardo del hijo, sin perjuicio de las sanciones
que correspondiere aplicar por la infracción.
Cuando sea necesario para el bienestar del hijo,
los padres podrán solicitar al tribunal que determine
sobre la vida futura de aquel por el tiempo que estime
más conveniente, el cual no podrá exceder del plazo que
le falte para cumplir dieciocho años de edad.
Las resoluciones del juez no podrán ser modificadas
por la sola voluntad de los padres.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 235. Las disposiciones contenidas en el
artículo precedente se extienden, en ausencia,
inhabilidad o muerte de ambos padres, a cualquiera
otra persona a quien corresponda el cuidado personal
del hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 236. Los padres tendrán el derecho y el deber
de educar a sus hijos, orientándolos hacia su pleno
desarrollo en las distintas etapas de su vida.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 237. El derecho que por el artículo anterior
se concede a los padres, cesará respecto de los hijos
cuyo cuidado haya sido confiado a otra persona, la cual
lo ejercerá con anuencia del tutor o curador, si ella
misma no lo fuere.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 238. Los derechos concedidos a los padres en
los artículos anteriores no podrán reclamarse sobre el
hijo que hayan abandonado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 239. En la misma privación de derechos
incurrirán los padres que por su inhabilidad moral
hayan dado motivo a la providencia de separar a los
hijos de su lado; a menos que ésta haya sido después
revocada.
Art. 240. Si el hijo abandonado por sus padres
hubiere sido alimentado y criado por otra persona, y
quisieren sus padres sacarle del poder de ella, deberán
ser autorizados por el juez para hacerlo, y previamente
deberán pagarle los costos de su crianza y educación,
tasados por el juez.
El juez sólo concederá la autorización si estima,
por razones graves, que es de conveniencia para el hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 241. Si el hijo de menor edad ausente de su
casa se halla en urgente necesidad, en que no puede
ser asistido por el padre o madre que tiene su cuidado
personal, se presumirá la autorización de éste o ésta
para las suministraciones que se le hagan, por cualquier
persona, en razón de alimentos, habida consideración
de su posición social.
El que haga las suministraciones deberá dar noticia
de ellas al padre o madre lo más pronto que fuere
posible. Toda omisión voluntaria en este punto hará
cesar la responsabilidad.
Lo dicho del padre o madre en los incisos
precedentes se extiende en su caso a la persona a quien,
por muerte o inhabilidad de los padres, toque la
sustentación del hijo.
Art. 242. Las resoluciones del juez bajo los
respectos indicados en las reglas anteriores se
revocarán por la cesación de la causa que haya dado
motivo a ellas, y podrán también modificarse o revocarse,
en todo caso y tiempo, si sobreviene motivo justo, y se
cumple con los requisitos legales.
En todo caso, para adoptar sus resoluciones el
juez atenderá, como consideración primordial, al interés
superior del hijo, y tendrá debidamente en cuenta sus
opiniones, en función de su edad y madurez.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Título X
De la Patria Potestad
§ 1. Reglas generales
Art. 243. La patria potestad es el conjunto de
derechos y deberes que corresponden al padre o a la
madre sobre los bienes de sus hijos no emancipados.
La patria potestad se ejercerá también sobre
los derechos eventuales del hijo que está por nacer.
Art. 244. La patria potestad será ejercida por el
padre o la madre o ambos conjuntamente, según convengan
en acuerdo suscrito por escritura pública o acta
extendida ante cualquier oficial del Registro Civil,
que se subinscribirá al margen de la inscripción de
nacimiento del hijo dentro de los treinta días siguientes
a su otorgamiento.
A falta de acuerdo, al padre toca el ejercicio de
la patria potestad.
En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga
indispensable, a petición de uno de los padres, el
juez podrá confiar el ejercicio de la patria potestad
al padre o madre que carecía de él, o radicarlo en uno
solo de los padres, si la ejercieren conjuntamente.
Ejecutoriada la resolución, se subinscribirá dentro
del mismo plazo señalado en el inciso primero.
En defecto del padre o madre que tuviere la
patria potestad, los derechos y deberes corresponderán
al otro de los padres.
Art. 245. Si los padres viven separados, la patria
potestad será ejercida por aquel que tenga a su cargo el
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
cuidado personal del hijo, de conformidad al artículo
225.
Sin embargo, por acuerdo de los padres, o resolución
judicial fundada en el interés del hijo, podrá atribuirse
al otro padre la patria potestad. Se aplicará al acuerdo
o a la sentencia judicial, las normas sobre
subinscripción previstas en el artículo precedente.
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Art. 1º, Nº 24
Art. 246. Mientras una subinscripción relativa al
ejercicio de la patria potestad no sea cancelada por
otra posterior, todo nuevo acuerdo o resolución será
inoponible a terceros.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 247. No obstará a las reglas previstas en
los artículos 244 y 245 el régimen de bienes que
pudiese existir entre los padres.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Art. 248. Se nombrará tutor o curador al hijo
siempre que la paternidad y la maternidad hayan sido
determinadas judicialmente contra la oposición del
padre y de la madre. Lo mismo sucederá respecto del
hijo cuyos padres no tengan derecho a ejercer la patria
potestad o cuya filiación no esté determinada legalmente
ni respecto del padre ni respecto de la madre.
Art. 249. La determinación legal de la paternidad
o maternidad pone fin a la guarda en que se hallare el
hijo menor de edad y da al padre o la madre, según
corresponda, la patria potestad sobre sus bienes.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
§ 2. Del derecho legal de goce sobre los bienes de
los hijos y de su administración
Art. 250. La patria potestad confiere el derecho
legal de goce sobre todos los bienes del hijo,
exceptuados los siguientes:
1.º Los bienes adquiridos por el hijo en el
ejercicio de todo empleo, oficio, profesión o industria.
Los bienes comprendidos en este número forman su peculio
profesional o industrial;
2.º Los bienes adquiridos por el hijo a título de
donación, herencia o legado, cuando el donante o
testador ha estipulado que no tenga el goce o la
administración quien ejerza la patria potestad; ha
impuesto la condición de obtener la emancipación, o
ha dispuesto expresamente que tenga el goce de estos
bienes el hijo, y
3.º Las herencias o legados que hayan pasado al
hijo por incapacidad, indignidad o desheredamiento del
padre o madre que tiene la patria potestad.
En estos casos, el goce corresponderá al hijo o
al otro padre, en conformidad con los artículos 251
y 253.
El goce sobre las minas del hijo se limitará a la
mitad de los productos y el padre que ejerza la patria
potestad responderá al hijo de la otra mitad.
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Art. 1º, Nº 24
Art. 251. El hijo se mirará como mayor de edad
para la administración y goce de su peculio profesional
o industrial, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 254.
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Art. 1º, Nº 24
Art. 252. El derecho legal de goce es un derecho
personalísimo que consiste en la facultad de usar los
bienes del hijo y percibir sus frutos, con cargo de
conservar la forma y sustancia de dichos bienes y de
restituirlos, si no son fungibles; o con cargo de volver
igual cantidad y calidad del mismo género, o de pagar
su valor, si son fungibles.
El padre o madre no es obligado, en razón de su
derecho legal de goce, a rendir fianza o caución de
conservación o restitución, ni tampoco a hacer
inventario solemne, sin perjuicio de lo dispuesto en
el artículo 124. Pero si no hace inventario solemne,
deberá llevar una descripción circunstanciada de los
bienes desde que entre a gozar de ellos.
Cuando este derecho corresponda a la madre casada
en sociedad conyugal, ésta se considerará separada
parcialmente de bienes respecto de su ejercicio y de
lo que en él obtenga. Esta separación se regirá por
las normas del artículo 150.
Si la patria potestad se ejerce conjuntamente
por ambos padres y no se ha acordado otra distribución,
el derecho legal de goce se dividirá entre ellos por
iguales partes.
El derecho legal de goce recibe también la
denominación de usufructo legal del padre o madre
sobre los bienes del hijo. En cuanto convenga a su
naturaleza, se regirá supletoriamente por las normas
del Título IX del Libro II.
Art. 253. El que ejerza el derecho legal de goce
sobre los bienes del hijo tendrá su administración, y
el que se encuentre privado de ésta quedará también
privado de aquél.
Si el padre o la madre que tiene la patria potestad
no puede ejercer sobre uno o más bienes del hijo el
derecho legal de goce, éste pasará al otro; y si ambos
estuviesen impedidos, la propiedad plena pertenecerá al
hijo y se le dará un curador para la administración.
Art. 254. No se podrán enajenar ni gravar en caso
alguno los bienes raíces del hijo, aun pertenecientes a
su peculio profesional o industrial, ni sus derechos
hereditarios, sin autorización del juez con conocimiento
de causa.
Art. 255. No se podrá hacer donación de ninguna
parte de los bienes del hijo, ni darlos en arriendo por
largo tiempo, ni aceptar o repudiar una herencia
deferida al hijo, sino en la forma y con las
limitaciones impuestas a los tutores y curadores.
Art. 256. El padre o madre es responsable, en
la administración de los bienes del hijo, hasta de
la culpa leve.
La responsabilidad para con el hijo se extiende
a la propiedad y a los frutos, en aquellos bienes del
hijo en que tiene la administración, pero no el goce,
y se limita a la propiedad cuando ejerce ambas
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
facultades sobre los bienes.
Art. 257. Habrá derecho para quitar al padre o
madre, o a ambos, la administración de los bienes del
hijo, cuando se haya hecho culpable de dolo, o de grave
negligencia habitual, y así se establezca por sentencia
judicial, la que deberá subinscribirse al margen de
la inscripción de nacimiento del hijo.
Perderá también la administración siempre que se
suspenda la patria potestad, en conformidad con el
artículo 267.
Art. 258. Privado uno de los padres de la
administración de los bienes, la tendrá el otro; si
ninguno de ellos la tuviese, la propiedad plena
pertenecerá al hijo, y se le dará un curador para la
administración.
Art. 259. Al término de la patria potestad, los
padres pondrán a sus hijos en conocimiento de la
administración que hayan ejercido sobre sus bienes.
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Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
§ 3. De la representación legal de los hijos
Art. 260. Los actos y contratos del hijo no
autorizados por el padre o la madre que lo tenga bajo
su patria potestad, o por el curador adjunto, en su caso,
le obligarán exclusivamente en su peculio profesional o
industrial.
Pero no podrá tomar dinero a interés, ni comprar al
fiado (excepto en el giro ordinario de dicho peculio) sin
autorización escrita de las personas mencionadas. Y si lo
hiciere, no será obligado por estos contratos, sino hasta
concurrencia del beneficio que haya reportado de ellos.
Art. 261. Si entre los padres hubiere sociedad
conyugal, los actos y contratos que el hijo celebre
fuera de su peculio profesional o industrial y que el
padre o madre que ejerce la patria potestad autorice o
ratifique por escrito, o los que éstos efectúen en
representación del hijo, obligan directamente al padre
o madre en conformidad a las disposiciones de ese
régimen de bienes y, subsidiariamente, al hijo, hasta
concurrencia del beneficio que éste hubiere reportado
de dichos actos o contratos.
Si no hubiere sociedad conyugal, esos actos y
contratos sólo obligan, en la forma señalada en el
inciso anterior, al padre o madre que haya intervenido.
Lo anterior no obsta a que pueda repetir contra el otro
padre, en la parte en que de derecho haya debido proveer
a las necesidades del hijo.
Art. 262. El menor adulto no necesita de la
autorización de sus padres para disponer de sus bienes
por acto testamentario que haya de tener efecto después
de su muerte, ni para reconocer hijos.
Art. 263. Siempre que el hijo tenga que litigar
como actor contra el padre o la madre que ejerce la
patria potestad, le será necesario obtener la venia
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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del juez y éste, al otorgarla, le dará un curador para
la litis.
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El padre o madre que, teniendo la patria potestad,
litigue con el hijo, sea como demandante o como
demandado, le proveerá de expensas para el juicio, que
regulará incidentalmente el tribunal, tomando en
consideración la cuantía e importancia de lo debatido
y la capacidad económica de las partes.
Art. 264. El hijo no puede parecer en juicio, como
actor, contra un tercero, sino autorizado o representado
por el padre o la madre que ejerce la patria potestad,
o por ambos, si la ejercen de manera conjunta.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
Si el padre, la madre o ambos niegan su
consentimiento al hijo para la acción civil que quiera
intentar contra un tercero, o si están inhabilitados
para prestarlo, podrá el juez suplirlo, y al hacerlo
así dará al hijo un curador para la litis.
Art. 265. En las acciones civiles contra el hijo
deberá el actor dirigirse al padre o madre que tenga
la patria potestad, para que autorice o represente al
hijo en la litis. Si ambos ejercen en conjunto la patria
potestad, bastará que se dirija en contra de uno de
ellos.
Si el padre o madre no pudiere o no quisiere
prestar su autorización o representación, podrá el
juez suplirla, y dará al hijo un curador para la litis.
Art. 266. No será necesaria la intervención
paterna o materna para proceder criminalmente contra
el hijo; pero el padre o madre que tiene la patria
potestad será obligado a suministrarle los auxilios
que necesite para su defensa.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
§ 4. De la suspensión de la patria potestad
Art. 267. La patria potestad se suspende por la
demencia del padre o madre que la ejerce, por su menor
edad, por estar en entredicho de administrar sus propios
bienes, y por su larga ausencia u otro impedimento
físico, de los cuales se siga perjuicio grave en los
intereses del hijo, a que el padre o madre ausente o
impedido no provee.
En estos casos la patria potestad la ejercerá el
otro padre, respecto de quien se suspenderá por las
mismas causales. Si se suspende respecto de ambos, el
hijo quedará sujeto a guarda.
Art. 268. La suspensión de la patria potestad
deberá ser decretada por el juez con conocimiento de
causa, y después de oídos sobre ello los parientes del
hijo y el defensor de menores; salvo que se trate de
la menor edad del padre o de la madre, caso en el cual
la suspensión se producirá de pleno derecho.
El juez, en interés del hijo, podrá decretar que
el padre o madre recupere la patria potestad cuando
hubiere cesado la causa que motivó la suspensión.
La resolución que decrete o deje sin efecto la
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
suspensión deberá subinscribirse al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo.
§5. De la emancipación
Art. 269. La emancipación es un hecho que pone fin
a la patria potestad del padre, de la madre, o de ambos,
según sea el caso. Puede ser legal o judicial.
Art. 270. La emancipación legal se efectúa:
1.º Por la muerte del padre o madre, salvo que
corresponda ejercitar la patria potestad al otro;
2.º Por el decreto que da la posesión provisoria,
o la posesión definitiva en su caso, de los bienes del
padre o madre desaparecido, salvo que corresponda al
otro ejercitar la patria potestad;
3.º Por el matrimonio del hijo, y
4.º Por haber cumplido el hijo la edad de
dieciocho años.
Art. 271. La emancipación judicial se efectúa por
decreto del juez:
1.º Cuando el padre o la madre maltrata
habitualmente al hijo, salvo que corresponda ejercer la
patria potestad al otro;
2.º Cuando el padre o la madre ha abandonado al
hijo, salvo el caso de excepción del número precedente;
3.º Cuando por sentencia ejecutoriada el padre o
la madre ha sido condenado por delito que merezca pena
aflictiva, aunque recaiga indulto sobre la pena, a menos
que, atendida la naturaleza del delito, el juez estime
que no existe riesgo para el interés del hijo, o de
asumir el otro padre la patria potestad, y
4.º En caso de inhabilidad física o moral del
padre o madre, si no le corresponde al otro ejercer la
patria potestad.
La resolución judicial que decrete la emancipación
deberá subinscribirse al margen de la inscripción de
nacimiento del hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
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Art. 1º, Nº 24
Art. 272. Toda emancipación, una vez efectuada, es
irrevocable.
Se exceptúa de esta regla la emancipación por muerte
presunta o por sentencia judicial fundada en la inhabilidad
moral del padre o madre, las que podrán ser dejadas sin
efecto por el juez, a petición del respectivo padre o madre,
cuando se acredite fehacientemente su existencia o que ha
cesado la inhabilidad, según el caso, y además conste que
la recuperación de la patria potestad conviene a los
intereses del hijo. La resolución judicial que dé lugar
L. 19.585
a la revocación sólo producirá efectos desde que se
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subinscriba al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
La revocación de la emancipación procederá por una sola vez.
Art. 273. El hijo menor que se emancipa queda
sujeto a guarda.
Art. 274. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 24
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 275. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 276. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 277. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 278. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 279. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 280. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 281. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 282. Derogado.
L. 5.750
Art. 16
Art. 283. Derogado.
L. 5.750
Art. 16
Art. 284. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 285. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 286. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 287. Derogado.
L. 5.750
Art. 16
Art. 288. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 289. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 290. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 291. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 292. Derogado.
L. 5.750
Art. 16
Art. 293. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 294. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 295. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Art. 296. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 23
Título XVI
DE LA HABILITACION DE EDAD
Art. 297. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 298. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 299. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 300. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 301. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 302. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 303. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Título XVII
DE LAS PRUEBAS DEL ESTADO CIVIL
Art. 304. El estado civil es la calidad de un
individuo, en cuanto le habilita para ejercer ciertos
derechos o contraer ciertas obligaciones civiles.
Art. 305. El estado civil de casado o viudo, y de
padre, madre o hijo, se acreditará frente a terceros y
se probará por las respectivas partidas de matrimonio,
de muerte, y de nacimiento o bautismo.
El estado civil de padre, madre o hijo se
acreditará o probará también por la correspondiente
inscripción o subinscripción del acto de reconocimiento
o del fallo judicial que determina la filiación.
La edad y la muerte podrán acreditarse o probarse
por las respectivas partidas de nacimiento o bautismo, y
de muerte.
Art. 306. Se presumirán la autenticidad y pureza de
los documentos antedichos, estando en la forma debida.
Art. 307. Podrán rechazarse los antedichos
documentos, aun cuando conste su autenticidad y pureza,
probando la no identidad personal, esto es, el hecho de
no ser una misma la persona a que el documento se
refiere y la persona a quien se pretenda aplicar.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 25
Art. 308. Los antedichos documentos atestiguan la
declaración hecha por los contrayentes de matrimonio,
por los padres, padrinos u otras personas en los
respectivos casos, pero no garantizan la veracidad de
esta declaración en ninguna de sus partes.
Podrán, pues, impugnarse, haciendo constar que fue
falsa la declaración en el punto de que se trata.
Art. 309. La falta de partida de matrimonio podrá
suplirse por otros documentos auténticos, por
declaraciones de testigos que hayan presenciado la
celebración del matrimonio y, en defecto de estas
pruebas, por la notoria posesión de ese estado civil.
La filiación, a falta de partida o subinscripción,
sólo podrá acreditarse o probarse por los instrumentos
auténticos mediante los cuales se haya determinado
legalmente. A falta de éstos, el estado de padre, madre
o hijo deberá probarse en el correspondiente juicio de
filiación en la forma y con los medios previstos en el
Título VIII.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 26
Art. 310. La posesión notoria del estado de
matrimonio consiste principalmente en haberse tratado
los supuestos cónyuges como marido y mujer en sus
relaciones domésticas y sociales; y en haber sido la
mujer recibida en ese carácter por los deudos y amigos
de su marido, y por el vecindario de su domicilio en
general.
Art. 311. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 27
Art. 312. Para que la posesión notoria del estado
de matrimonio se reciba como prueba del estado civil,
deberá haber durado diez años continuos, por lo menos.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 28
Art. 313. La posesión notoria del estado de
matrimonio se probará por un conjunto de testimonios
fidedignos, que lo establezcan de un modo irrefragable;
particularmente en el caso de no explicarse y probarse
satisfactoriamente la falta de la respectiva partida, o
la pérdida o extravío del libro o registro, en que
debiera encontrarse.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 29
Art. 314. Cuando fuere necesario calificar la edad
de un individuo, para la ejecución de actos o ejercicio
de cargos que requieran cierta edad, y no fuere posible
hacerlo por documentos o declaraciones que fijen la
época de su nacimiento, se le atribuirá una edad media
entre la mayor y la menor que parecieren compatibles
con el desarrollo y aspecto físico del individuo.
El juez para establecer la edad oirá el dictamen de
facultativos, o de otras personas idóneas.
Art. 315. El fallo judicial pronunciado en
conformidad con lo dispuesto en el Título VIII que
declara verdadera o falsa la paternidad o maternidad
del hijo, no sólo vale respecto de las personas que
han intervenido en el juicio, sino respecto de todos,
relativamente a los efectos que dicha paternidad o
maternidad acarrea.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 30
Art. 316. Para que los fallos de que se trata en
el artículo precedente produzcan los efectos que en él
se designan, es necesario:
1º Que hayan pasado en autoridad de cosa juzgada;
2º Que se hayan pronunciado contra legítimo
contradictor;
3º Que no haya habido colusión en el juicio.
Art. 317. Legítimo contradictor en la cuestión de
paternidad es el padre contra el hijo, o el hijo contra
el padre, y en la cuestión de maternidad el hijo contra
la madre, o la madre contra el hijo.
Son también legítimos contradictores los herederos
del padre o madre fallecidos en contra de quienes el
hijo podrá dirigir o continuar la acción y, también,
los herederos del hijo fallecido cuando éstos se hagan
cargo de la acción iniciada por aquel o decidan
entablarla.
Art. 318. El fallo pronunciado a favor o en contra
de cualquiera de los herederos aprovecha o perjudica a
los coherederos que citados no comparecieron.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 31
L. 19.585
Art. 1º, Nº 32
Art. 319. La prueba de colusión en el juicio no
es admisible sino dentro de los cinco años subsiguientes
a la sentencia.
Art. 320. Ni prescripción ni fallo alguno, entre
cualesquiera otras personas que se haya pronunciado,
podrá oponerse a quien se presente como verdadero padre
o madre del que pasa por hijo de otros, o como verdadero
hijo del padre o madre que le desconoce.
Las acciones que correspondan se ejercerán en
conformidad con las reglas establecidas en el Título VIII
y, en su caso, se notificarán a las personas que hayan
sido partes en el proceso anterior de determinación de
la filiación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 33
Título XVIII
DE LOS ALIMENTOS QUE SE DEBEN POR LEY A CIERTAS
PERSONAS
Art. 321. Se deben alimentos:
1º Al cónyuge;
2º A los descendientes;
3º A los ascendientes;
4º A los hermanos, y
5º Al que hizo una donación cuantiosa, si no
hubiere sido rescindida o revocada.
La acción del donante se dirigirá contra el
donatario.
No se deben alimentos a las personas aquí
designadas, en los casos en que una ley expresa se
los niegue.
Art. 322. Las reglas generales, a que está sujeta
la prestación de alimentos, son las siguientes; sin
L. 19.585
Art. 1º, Nº 34
perjuicio de las disposiciones especiales que contiene
este Código respecto de ciertas personas.
Art. 323. Los alimentos deben habilitar al
alimentado para subsistir modestamente de un modo
correspondiente a su posición social.
Comprenden la obligación de proporcionar al
alimentario menor de veintiún años la enseñanza básica
y media, y la de alguna profesión u oficio. Los
alimentos que se concedan según el artículo 332 al
descendiente o hermano mayor de veintiún años
comprenderán también la obligación de proporcionar
la enseñanza de alguna profesión u oficio.
Art. 324. En el caso de injuria atroz cesará la
obligación de prestar alimentos. Pero si la conducta
del alimentario fuere atenuada por circunstancias
graves en la conducta del alimentante, podrá el juez
moderar el rigor de esta disposición.
Sólo constituyen injuria atroz las conductas
descritas en el artículo 968.
Quedarán privados del derecho a pedir alimentos
al hijo el padre o la madre que le haya abandonado en
su infancia, cuando la filiación haya debido ser
establecida por medio de sentencia judicial contra
su oposición.
Art. 325. Derogado.
Art. 326. El que para pedir alimentos reúna varios
títulos de los enumerados en el artículo 321, sólo
podrá hacer uso de uno de ellos, en el siguiente orden:
1.º El que tenga según el número 5º.
2.º El que tenga según el número 1º.
3.º El que tenga según el número 2º.
4.º El que tenga según el número 3º.
5.º El del número 4º no tendrá lugar sino a falta
de todos los otros.
Entre varios ascendientes o descendientes debe
recurrirse a los de próximo grado. Entre los de un mismo
grado, como también entre varios obligados por un mismo
título, el juez distribuirá la obligación en proporción
a sus facultades. Habiendo varios alimentarios respecto
de un mismo deudor, el juez distribuirá los alimentos en
proporción a las necesidades de aquéllos.
Sólo en el caso de insuficiencia de todos los
obligados por el título preferente, podrá recurrirse a
otro.
Art. 327. Mientras se ventila la obligación de
prestar alimentos, podrá el juez ordenar que se den
provisoriamente, desde que en la secuela del juicio se
le ofrezca fundamento plausible; sin perjuicio de la
restitución, si la persona a quien se demandan obtiene
sentencia absolutoria.
Cesa este derecho a la restitución, contra el que,
de buena fe y con algún fundamento plausible, haya
L. 19.585
Art. 1º, Nº 35
L. 19.585
Art. 1º, Nº 36
L. 7.612
Art. 2º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 37
intentado la demanda.
Art. 328. En el caso de dolo para obtener
alimentos, serán obligados solidariamente a la
restitución y a la indemnización de perjuicios todos los
que han participado en el dolo.
Art. 329. En la tasación de los alimentos se
deberán tomar siempre en consideración las facultades
del deudor y sus circunstancias domésticas.
Art. 330. Los alimentos no se deben sino en la
parte en que los medios de subsistencia del alimentario
no le alcancen para subsistir de un modo correspondiente
a su posición social.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 38
Art. 331. Los alimentos se deben desde la primera
demanda, y se pagarán por mesadas anticipadas.
No se podrá pedir la restitución de aquella parte
de las anticipaciones que el alimentario no hubiere
devengado por haber fallecido.
Art. 332. Los alimentos que se deben por ley se
entienden concedidos para toda la vida del alimentario,
continuando las circunstancias que legitimaron la demanda.
Con todo, los alimentos concedidos a los
L. 19.585
descendientes y a los hermanos se devengarán hasta que
Art. 1º, Nº 39
cumplan veintiún años, salvo que estén estudiando una
profesión u oficio, caso en el cual cesarán a los
veintiocho años; que les afecte una incapacidad física o
mental que les impida subsistir por sí mismos, o que, por
circunstancias calificadas, el juez los considere
indispensables para su subsistencia.
Art. 333. El juez reglará la forma y cuantía en que
hayan de prestarse los alimentos, y podrá disponer que
se conviertan en los intereses de un capital que se
consigne a este efecto en una caja de ahorros o en otro
establecimiento análogo, y se restituya al alimentante o
sus herederos luego que cese la obligación.
Art. 334. El derecho de pedir alimentos no puede
transmitirse por causa de muerte, ni venderse o cederse
de modo alguno, ni renunciarse.
Art. 335. El que debe alimentos no puede oponer al
demandante en compensación lo que el demandante le deba
a él.
Art. 336. No obstante lo dispuesto en los dos
artículos precedentes, las pensiones alimenticias
atrasadas podrán renunciarse o compensarse; y el derecho
de demandarlas transmitirse por causa de muerte,
venderse y cederse; sin perjuicio de la prescripción que
competa al deudor.
Art. 337. Las disposiciones de este título no rigen
respecto de las asignaciones alimenticias hechas
voluntariamente en testamento o por donación entre
vivos; acerca de las cuales deberá estarse a la voluntad
del testador o donante, en cuanto haya podido disponer
libremente de lo suyo.
Título XIX
DE LAS TUTELAS Y CURADURIAS EN GENERAL
§ 1. Definiciones y reglas generales
Art. 338. Las tutelas y las curadurías o curatelas
son cargos impuestos a ciertas personas a favor de
aquellos que no pueden dirigirse a sí mismos o
administrar competentemente sus negocios, y que no se
hallan bajo potestad de padre o madre, que pueda darles
la protección debida.
Las personas que ejercen estos cargos se llaman
tutores o curadores y generalmente guardadores.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 41
L. 5.521
Art. 1º
Art. 339. Las disposiciones de este título y de los
dos siguientes están sujetas a las modificaciones y
excepciones que se expresarán en los títulos especiales
de la tutela y de cada especie de curaduría.
Art. 340. La tutela y las curadurías generales se
extienden no sólo a los bienes sino a la persona de los
individuos sometidos a ellas.
Art. 341. Están sujetos a tutela los impúberes.
Art. 342. Están sujetos a curaduría general los
L. 7.612
menores adultos; los que por prodigalidad o demencia han
Art. 1º
sido puestos en entredicho de administrar sus bienes; y
los sordomudos que no pueden darse a entender por escrito.
Art. 343. Se llaman curadores de bienes los que se
dan a los bienes del ausente, a la herencia yacente, y a
los derechos eventuales del que está por nacer.
Art. 344. Se llaman curadores adjuntos los que se
dan en ciertos casos a las personas que están bajo
potestad de padre o madre, o bajo tutela o curaduría
general, para que ejerzan una administración separada.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 42
Art. 345. Curador especial es el que se nombra para
un negocio particular.
Art. 346. Los individuos sujetos a tutela o curaduría
se llaman pupilos.
Art. 347. Podrán colocarse bajo una misma tutela o
curaduría dos o más individuos, con tal que haya entre ellos
indivisión de patrimonios.
Divididos los patrimonios, se considerarán tantas
tutelas o curadurías como patrimonios distintos, aunque las
ejerza una misma persona.
Una misma tutela o curaduría puede ser ejercida
conjuntamente por dos o más tutores o curadores.
Art. 348. No se puede dar tutor ni curador general al
que está bajo la patria potestad, salvo que ésta se
suspenda en alguno de los casos enumerados en el
artículo 267.
Se dará curador adjunto al hijo cuando el padre o la
madre son privados de la administración de los bienes del
hijo o de una parte de ellos, según el artículo 251.
L. 5.521
Art. 1º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 40
Art. 349. Se dará curador a los cónyuges en los
mismos casos en que, si fueren solteros, necesitarían
de curador para la administración de sus bienes.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 43
Art. 350. Generalmente, no se puede dar tutor ni
curador al que ya lo tiene: sólo podrá dársele curador
adjunto, en los casos que la ley designa.
Art. 351. Si el tutor o curador, alegando la excesiva
complicación de los negocios del pupilo y su insuficiencia
para administrarlos cumplidamente, pidiere que se le agregue
un curador, podrá el juez acceder, habiendo oído sobre ello
a los parientes del pupilo y al respectivo defensor.
El juez dividirá entonces la administración del modo
que más conveniente le parezca.
Art. 352. Si al que se halla bajo tutela o curaduría se
hiciere una donación, herencia o legado, con la precisa
condición de que los bienes comprendidos en la donación,
herencia o legado, se administren por una persona que el
donante o testador designa, se accederá a los deseos de
éstos; a menos que, oídos los parientes y el respectivo
defensor, apareciere que conviene más al pupilo repudiar la
donación, herencia o legado, que aceptarlo en esos términos.
Si se acepta la donación, herencia o legado, y el
donante o testador no hubiere designado la persona, o la que
ha sido designada no fuere idónea, hará el magistrado la
designación.
Art. 353. Las tutelas o curadurías pueden ser
L. 7.612
testamentarias, legítimas o dativas.
Art. 1º
Son testamentarias las que se constituyen por acto
testamentario.
Legítimas, las que se confieren por la ley a los
parientes o cónyuge del pupilo.
Dativas, las que confiere el magistrado.
Sigue las reglas de la guarda testamentaria la que se
confiere por acto entre vivos, según el artículo 360.
§ 2. De la tutela o curaduría testamentaria
Art. 354. El padre o madre puede nombrar tutor, por
testamento, no sólo a los hijos nacidos, sino al que se
halla todavía en el vientre materno, para en caso que
nazca vivo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 41
Art. 355. Puede asimismo nombrar curador, por
testamento, a los menores adultos; y a los adultos de
cualquiera edad que se hallan en estado de demencia, o
son sordomudos que no entienden ni se dan a entender por
escrito.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 356. Puede asimismo nombrar curador, por
testamento, para la defensa de los derechos eventuales del
hijo que está por nacer.
Art. 357. Carecerá de los derechos que se le
confieren por los artículos precedentes, el padre o
madre que ha sido privado de la patria potestad por
decreto de juez, según el artículo 271, o que por mala
administración haya sido removido judicialmente de la
guarda del hijo.
También carecerá de estos derechos el padre o madre
cuando la filiación ha sido determinada judicialmente
contra su oposición.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 42,
letra a)
Art. 358. Si tanto el padre como la madre han
nombrado guardador por testamento, se atenderá en primer
lugar al nombramiento realizado por aquel de los padres
que ejercía la patria potestad del hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 43
L. 19.585
Art. 1º, Nº 42
letra b)
Art. 359. Si no fuere posible aplicar la regla del
L. 19.585
artículo anterior, se aplicará a los guardadores nombrados Art. 1º, Nº 44
por el testamento del padre y de la madre, las reglas de
los artículos 361 y 363.
Art. 360. No obstante lo dispuesto en el artículo
357, el padre, la madre y cualquier otra persona, podrán
nombrar un curador, por testamento o por acto entre vivos,
cuando donen o dejen al pupilo alguna parte de sus bienes, L. 19.585
que no se les deba a título de legítima.
Art. 1º, Nº 45
Esta curaduría se limitará a los bienes que se donan
o dejan al pupilo.
Art. 361. Podrán nombrarse por testamento dos o más
tutores o curadores que ejerzan simultáneamente la guarda;
y el testador tendrá la facultad de dividir entre ellos la
administración.
Art. 362. Si hubiere varios pupilos, y los dividiere
el testador entre los tutores o curadores nombrados, todos
éstos ejercerán de consuno la tutela o curaduría, mientras
el patrimonio permanezca indiviso; y dividido el patrimonio,
se dividirá entre ellos por el mismo hecho la guarda, y
serán independientes entre sí.
Pero el cuidado de la persona de cada pupilo tocará
exclusivamente a su respectivo tutor o curador, aun durante
la indivisión del patrimonio.
Art. 363. Si el testador nombra varios tutores o
curadores que ejerzan de consuno la tutela o curaduría,
y no dividiere entre ellos las funciones, podrá el juez,
oídos los parientes del pupilo, confiarlas a uno de los
nombrados o al número de ellos que estimare suficiente, y
en este segundo caso, dividirla como mejor convenga para la
seguridad de los intereses del pupilo.
Art. 364. Podrán asimismo nombrarse por testamento
varios tutores o curadores que se substituyan o sucedan uno
a otro; y establecida la substitución o sucesión para un
caso particular, se aplicará a los demás en que falte el
tutor o curador; a menos que manifiestamente aparezca que
el testador ha querido limitar la substitución o sucesión
al caso o casos designados.
Art. 365. Las tutelas y curadurías testamentarias
admiten condición suspensiva y resolutoria, y señalamiento
de día cierto en que principien o expiren.
§ 3. De la tutela o curaduría legítima
Art. 366. Tiene lugar la guarda legítima cuando
falta o expira la testamentaria.
Tiene lugar especialmente cuando es emancipado
el menor, y cuando se suspende la patria potestad
por decreto del juez.
Art. 367. Los llamados a la tutela o curaduría
legítima son, en general:
Primeramente, el padre del pupilo;
En segundo lugar, la madre;
En tercer lugar, los demás ascendientes de uno y
otro sexo;
En cuarto lugar, los hermanos de uno y otro sexo del
pupilo, y los hermanos de uno y otro sexo de los
ascendientes del pupilo.
Si no hubiere lugar a la tutela o curaduría del padre
o madre, el juez, oídos los parientes del pupilo, elegirá
entre los demás ascendientes, y a falta de ascendientes,
entre los colaterales aquí designados, la persona que le
pareciere más apta, y que mejores seguridades presentare;
y podrá también, si lo estimare conveniente, elegir más de
una, y dividir entre ellas las funciones.
Art. 368. Es llamado a la guarda legítima del hijo
no concebido ni nacido durante el matrimonio el padre o
madre que primero le haya reconocido, y si ambos le han
reconocido a un tiempo, el padre.
Este llamamiento pondrá fin a la guarda en que se
hallare el hijo que es reconocido, salvo el caso de
inhabilidad o legítima excusa del que, según el inciso
anterior, es llamado a ejercerla.
Si la filiación no ha sido determinada o si la
filiación ha sido establecida judicialmente contra la
oposición del padre o madre, la guarda del hijo será
dativa.
Art. 369. Si continuando el pupilaje cesare en su
cargo el guardador legítimo, será reemplazado por otro de
la misma especie.
L. 5.521
Art. 1º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 46
L. 19.585
Art. 1º, Nº 47
§ 4. De la tutela o curaduría dativa
Art. 370. A falta de otra tutela o curaduría, tiene
lugar la dativa.
Art. 371. Cuando se retarda por cualquiera causa el
discernimiento de una tutela o de una curaduría, o durante
ella sobreviene un embarazo que por algún tiempo impida al
tutor o curador seguir ejerciéndola, se dará, por el
magistrado, tutor o curador interino, para mientras dure
el retardo o el impedimento.
Pero si hubiere otro tutor o curador que pueda suplir
la falta, o si se tratare de nombrar un tutor o curador
que suceda al que actualmente desempeña la tutela o
curaduría, y puede éste continuar en ella algún tiempo,
no tendrá lugar el nombramiento del interino.
Art. 372. El magistrado, para la elección del tutor
o curador dativo, deberá oír a los parientes del pupilo,
y podrá en caso necesario nombrar dos o más, y dividir
entre ellos las funciones, como en el caso del artículo 363.
Si hubiere curador adjunto, podrá el juez preferirle
para la tutela o curaduría dativa.
Título XX
DE LAS DILIGENCIAS Y FORMALIDADES QUE DEBEN PRECEDER AL
EJERCICIO DE LA TUTELA O CURADURIA
Art. 373. Toda tutela o curaduría debe ser discernida.
Se llama discernimiento el decreto judicial que
autoriza al tutor o curador para ejercer su cargo.
Art. 374. Para discernir la tutela o curaduría será
necesario que preceda el otorgamiento de la fianza o
caución a que el tutor o curador esté obligado.
Ni se le dará la administración de los bienes, sin
que preceda inventario solemne.
Art. 375. Son obligados a prestar fianza todos los
tutores o curadores, exceptuados solamente:
1º El cónyuge y los ascendientes y descendientes;
2º Los interinos, llamados por poco tiempo a servir
el cargo;
3º Los que se dan para un negocio particular, sin
administración de bienes.
Podrá también ser relevado de la fianza, cuando el
pupilo tuviere pocos bienes, el tutor o curador que fuere
persona de conocida probidad y de bastantes facultades
para responder de ellos.
Art. 376. En lugar de la fianza prevenida en el
artículo anterior, podrá prestarse prenda o hipoteca
suficiente.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 48
L. 7.612
Art. 1º
Art. 377. Los actos del tutor o curador anteriores
al discernimiento, son nulos; pero el discernimiento, una
vez otorgado, validará los actos anteriores, de cuyo
retardo hubiera podido resultar perjuicio al pupilo.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 378. El tutor o curador es obligado a inventariar
los bienes del pupilo en los noventa días subsiguientes al
discernimiento, y antes de tomar parte alguna en la
administración, sino en cuanto fuere absolutamente necesario.
El juez, según las circunstancias, podrá restringir o
ampliar este plazo.
Por la negligencia del guardador en proceder al
inventario y por toda falta grave que se le pueda imputar
en él, podrá ser removido de la tutela o curaduría como
sospechoso, y será condenado al resarcimiento de toda
pérdida o daño que de ello hubiere resultado al pupilo,
de la manera que se dispone en el artículo 423.
Art. 379. El testador no puede eximir al tutor o
curador de la obligación de hacer inventario.
Art. 380. Si el tutor o curador probare que los bienes
son demasiado exiguos para soportar el gasto de la
confección de inventario, podrá el juez, oídos los parientes
del pupilo y el defensor de menores, remitir la obligación
de inventariar solemnemente dichos bienes, y exigir sólo un
apunte privado, bajo las firmas del tutor o curador, y de
tres de los más cercanos parientes, mayores de edad, o de
otras personas respetables a falta de éstos.
Art. 381. El inventario deberá ser hecho ante
escribano y testigos en la forma que en el Código de
Enjuiciamiento se prescribe.
Art. 382. El inventario hará relación de todos los
bienes raíces y muebles de la persona cuya hacienda se
inventaría, particularizándolos uno a uno, o señalando
colectivamente los que consisten en número, peso o medida,
con expresión de la cantidad y calidad; sin perjuicio de
hacer las explicaciones necesarias para poner a cubierto
la responsabilidad del guardador.
Comprenderá asimismo los títulos de propiedad, las
escrituras públicas y privadas, los créditos y deudas del
pupilo de que hubiere comprobante o sólo noticia, los
libros de comercio o de cuentas, y en general todos los
objetos presentes, exceptuados los que fueren conocidamente
de ningún valor o utilidad, o que sea necesario destruir
con algún fin moral.
Art. 383. Si después de hecho el inventario se
encontraren bienes de que al hacerlo no se tuvo noticia,
o por cualquier título acrecieren nuevos bienes a la
hacienda inventariada, se hará un inventario solemne de
ellos, y se agregará al anterior.
Art. 384. Debe comprender el inventario aun las cosas
que no fueren propias de la persona cuya hacienda se
inventaría, si se encontraren entre las que lo son; y la
responsabilidad del tutor o curador se extenderá a las unas
como a las otras.
Art. 385. La mera aserción que se haga en el inventario
de pertenecer a determinadas personas los objetos que se
enumeran, no hace prueba en cuanto al verdadero dominio de
ellos.
Art. 386. Si el tutor o curador alegare que por error
se han relacionado en el inventario cosas que no existían,
o se ha exagerado el número, peso, o medida de las
existentes, o se les ha atribuido una materia o calidad de
que carecían, no le valdrá esta excepción; salvo que pruebe
no haberse podido evitar el error con el debido cuidado de
su parte, o sin conocimientos o experimentos científicos.
Art. 387. El tutor o curador que alegare haber puesto
a sabiendas en el inventario cosas que no le fueron
entregadas realmente, no será oído, aunque ofrezca probar
que tuvo en ello algún fin provechoso al pupilo.
Art. 388. Los pasajes obscuros o dudosos del
inventario se interpretarán a favor del pupilo, a menos
de prueba contraria.
Art. 389. El tutor o curador que sucede a otro,
recibirá los bienes por el inventario anterior y anotará
en él las diferencias. Esta operación se hará con las
mismas solemnidades que el anterior inventario, el cual
pasará a ser así el inventario del sucesor.
Título XXI
DE LA ADMINISTRACION DE LOS TUTORES Y CURADORES
RELATIVAMENTE A LOS BIENES
Art. 390. Toca al tutor o curador representar o
autorizar al pupilo en todos los actos judiciales o
extrajudiciales que le conciernan, y puedan menoscabar
sus derechos o imponerle obligaciones.
Art. 391. El tutor o curador administra los bienes
del pupilo, y es obligado a la conservación de estos
bienes y a su reparación y cultivo. Su responsabilidad
se extiende hasta la culpa leve inclusive.
Art. 392. Si en el testamento se nombrare una
persona a quien el guardador haya de consultar en el
ejercicio de su cargo, no por eso será éste obligado
a someterse al dictamen del consultor; ni haciéndolo,
cesará su responsabilidad.
Si en el testamento se ordenare expresamente que
el guardador proceda de acuerdo con el consultor,
tampoco cesará la responsabilidad del primero por
acceder a la opinión del segundo; pero habiendo discordia
entre ellos no procederá el guardador sino con autorización
del juez, que deberá concederla con conocimiento de causa.
Art. 393. No será lícito al tutor o curador, sin
previo decreto judicial, enajenar los bienes raíces del
pupilo, ni gravarlos con hipoteca, censo o servidumbre, ni
enajenar o empeñar los muebles preciosos o que tengan valor
de afección; ni podrá el juez autorizar esos actos, sino
por causa de utilidad o necesidad manifiesta.
Art. 394. La venta de cualquiera parte de los bienes
del pupilo enumerados en los artículos anteriores, se hará
en pública subasta.
Art. 395. No obstante la disposición del artículo 393,
si hubiere precedido decreto de ejecución y embargo sobre
los bienes raíces del pupilo, no será necesario nuevo
decreto para su enajenación.
Tampoco será necesario decreto judicial para la
constitución de una hipoteca, censo o servidumbre, sobre
bienes raíces que se han transferido al pupilo con la
carga de constituir dicha hipoteca, censo o servidumbre.
Art. 396. Sin previo decreto judicial no podrá el
tutor o curador proceder a la división de bienes raíces o
hereditarios que el pupilo posea con otros proindiviso.
Si el juez, a petición de un comunero o coheredero,
hubiere decretado la división, no será necesario nuevo
decreto.
Art. 397. El tutor o curador no podrá repudiar ninguna
herencia deferida al pupilo, sin decreto de juez con
conocimiento de causa, ni aceptarla sin beneficio de
inventario.
Art. 398. Las donaciones o legados no podrán tampoco L. 10.271
repudiarse sino con arreglo a lo dispuesto en el artículo Art. 1º
1236; y si impusieren obligaciones o gravámenes al pupilo,
no podrán aceptarse sin previa tasación de las cosas
donadas o legadas
Art. 399. Hecha la división de una herencia o de
bienes raíces que el pupilo posea con otros proindiviso,
será necesario, para que tenga efecto, nuevo decreto de
juez, que con audiencia del respectivo defensor la apruebe
y confirme.
Art. 400. Se necesita asimismo previo decreto para
proceder a transacciones o compromisos sobre derechos del
pupilo que se valúen en más de un centavo, y sobre sus
bienes raíces; y en cada caso la transacción o el fallo
del compromisario se someterán a la aprobación judicial,
so pena de nulidad.
Art. 401. El dinero que se ha dejado o donado al
pupilo para la adquisición de bienes raíces, no podrá
destinarse a ningún otro objeto que la impida o embarace;
salvo que intervenga autorización judicial con
conocimiento de causa.
L. 7.612
Art. 1º
RECTIFICACION
D.O. 14.07.2000
Art. 402. Es prohibida la donación de bienes raíces
del pupilo, aun con previo decreto de juez.
Sólo con previo decreto de juez podrán hacerse
donaciones en dinero u otros bienes muebles del pupilo;
y no las autorizará el juez, sino por causa grave, como
la de socorrer a un consanguíneo necesitado, contribuir a
un objeto de beneficencia pública, u otro semejante, y con
tal que sean proporcionadas a las facultades del pupilo,
y que por ellas no sufran un menoscabo notable los
capitales productivos.
Los gastos de poco valor para objetos de caridad, o
de lícita recreación, no están sujetos a la precedente
prohibición.
Art. 403. La remisión gratuita de un derecho se
sujeta a las reglas de la donación.
Art. 404. El pupilo es incapaz de ser obligado
como fiador sin previo decreto judicial, que sólo
autorizará esta fianza a favor de un cónyuge, de un
ascendiente o descendiente, y por causa urgente y grave.
L. 19.585
Art. 1º, Nº49
Art. 405. Los deudores del pupilo que pagan al
tutor o curador, quedan libres de todo nuevo pago.
Art. 406. El tutor o curador deberá prestar el
dinero ocioso del pupilo con las mejores seguridades,
al interés corriente que se obtenga con ellas en la plaza.
Podrá, si lo estimare preferible, emplearlo en la
adquisición de bienes raíces.
Por la omisión en esta materia, será responsable
de lucro cesante, en cuanto aparezca que el dinero
ocioso del pupilo pudo emplearse con utilidad manifiesta
y sin peligro.
Art. 407. No podrá el tutor o curador dar en arriendo L. 19.221
ninguna parte de los predios rústicos del pupilo por más
Art. 2º
de ocho años, ni de los urbanos por más de cinco, ni por
más número de años que los que falten al pupilo para llegar
a los dieciocho.
Si lo hiciere no será obligatorio el arrendamiento
para el pupilo o para el que le suceda en el dominio del
predio, por el tiempo que excediere de los límites aquí
señalados.
Art. 408. Cuidará el tutor o curador de hacer pagar
lo que se deba al pupilo, inmediatamente que sea exigible
el pago, y de perseguir a los deudores por los medios
legales.
Art. 409. El tutor o curador tendrá especial cuidado
de interrumpir las prescripciones que puedan correr
contra el pupilo.
Art. 410. El tutor o curador podrá cubrir con los
dineros del pupilo las anticipaciones que haya hecho a
beneficio de éste, llevando los intereses corrientes de
plaza, mas para ello deberá ser autorizado por los otros
tutores o curadores generales del mismo pupilo, si los
hubiere, o por el juez en subsidio.
Si el pupilo le fuere deudor de alguna especie, raíz
o mueble, a título de legado, fideicomiso, o cualquier
otro, será preciso que la posesión de ella se dé al tutor
o curador por los otros tutores o curadores generales, o
por el juez en subsidio.
Art. 411. En todos los actos y contratos que ejecute
o celebre el tutor o curador en representación del pupilo,
deberá expresar esta circunstancia en la escritura del
mismo acto o contrato; so pena de que omitida esta
expresión, se repute ejecutado el acto o celebrado el
contrato en representación del pupilo, si fuere útil a
éste, y no de otro modo.
Art. 412. Por regla general, ningún acto o contrato
en que directa o indirectamente tenga interés el tutor o
curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes
o descendientes, o de sus hermanos, o de sus consanguíneos
o afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus
socios de comercio, podrá ejecutarse o celebrarse sino con
autorización de los otros tutores o curadores generales,
que no estén implicados de la misma manera, o por el juez
en subsidio.
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador
comprar bienes raíces del pupilo, o tomarlos en arriendo;
y se extiende esta prohibición a su cónyuge, y a sus
ascendientes o descendientes.
Art. 413. Habiendo muchos tutores o curadores
generales, todos ellos autorizarán de consuno los actos
y contratos del pupilo; pero en materias que, por haberse
dividido la administración, se hallen especialmente a
cargo de uno de dichos tutores o curadores, bastará la
intervención o autorización de éste solo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 50,
letra a)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 50,
letra b)
Se entenderá que los tutores o curadores obran de
consuno, cuando uno de ellos lo hiciere a nombre de los
otros, en virtud de un mandato en forma; pero subsistirá
en este caso la responsabilidad solidaria de los mandantes.
En caso de discordia entre ellos, decidirá el juez.
Art. 414. El tutor o curador tiene derecho a que se
le abonen los gastos que haya hecho en el ejercicio de su
cargo: en caso de legítima reclamación, los hará tasar
el juez.
Art. 415. El tutor o curador es obligado a llevar
cuenta fiel, exacta y en cuanto fuere dable, documentada,
de todos sus actos administrativos, día por día; a
exhibirla luego que termine su administración; a restituir
los bienes a quien por derecho corresponda; y a pagar el
saldo que resulte en su contra.
Comprende esta obligación a todo tutor o curador,
incluso el testamentario, sin embargo de que el testador
le haya exonerado de rendir cuenta alguna, o le haya
condonado anticipadamente el saldo; y aunque el pupilo
no tenga otros bienes que los de la sucesión del testador,
y aunque se le dejen bajo la condición precisa de no
exigir la cuenta o el saldo. Semejante condición se
mirará como no escrita.
Art. 416. Podrá el juez mandar de oficio, cuando lo
crea conveniente, que el tutor o curador, aun durante su
cargo, exhiba las cuentas de su administración o manifieste
las existencias a otro de los tutores o curadores del mismo
pupilo, o a un curador especial, que el juez designará al
intento.
Podrá provocar esta providencia, con causa grave,
calificada por el juez verbalmente, cualquier otro tutor
o curador del mismo pupilo, o cualquiera de los
consanguíneos más próximos de éste, o su cónyuge, o el
respectivo defensor.
Art. 417. Expirado su cargo, procederá el guardador
a la entrega de los bienes tan pronto como fuere posible;
sin perjuicio de ejecutar en el tiempo intermedio aquellos
actos que de otro modo se retardarían con perjuicio del
pupilo.
Art. 418. Habiendo muchos guardadores
de consuno, todos ellos a la expiración de
presentarán una sola cuenta; pero si se ha
ellos la administración, se presentará una
administración separada.
que administren
su cargo
dividido entre
cuenta por cada
Art. 419. La responsabilidad de los tutores y curadores
que administran conjuntamente es solidaria; pero dividida
entre ellos la administración, sea por el testador, sea por
disposición o con aprobación del juez, no será responsable
cada uno, sino directamente de sus propios actos, y
subsidiariamente de los actos de los otros tutores o
curadores, en cuanto ejerciendo el derecho que les concede
el artículo 416, inciso 2º, hubiera podido atajar la torcida
administración de los otros tutores o curadores.
Esta responsabilidad subsidiaria se extiende aun a los
tutores o curadores generales que no administran.
Los tutores o curadores generales están sujetos a la
misma responsabilidad subsidiaria por la torcida
administración de los curadores adjuntos.
Art. 420. La responsabilidad subsidiaria que se
prescribe en el artículo precedente, no se extiende a los
tutores o curadores que, dividida la administración por
disposición del testador, o con autoridad del juez,
administren en diversas comunas.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 4
Art. 421. Es solidaria la responsabilidad de los
tutores o curadores cuando sólo por acuerdo privado
dividieren la administración entre sí.
Art. 422. Presentada la cuenta por el tutor o
curador, será discutida por la persona a quien pase la
administración de los bienes.
Si la administración se transfiere a otro tutor
o curador, no quedará cerrada la cuenta sino con
aprobación judicial, oído el respectivo defensor.
Art. 423. Contra el tutor o curador que no dé
verdadera cuenta de su administración, exhibiendo a la
vez el inventario y las existencias, o que en su
administración fuere convencido de dolo o culpa grave,
habrá por parte del pupilo el derecho de apreciar y jurar
la cuantía del perjuicio recibido, comprendiendo el lucro
cesante; y se condenará al tutor o curador en la cuantía
apreciada y jurada; salvo que el juez haya tenido a bien
moderarla.
Art. 424. El tutor o curador pagará los intereses
corrientes del saldo que resulte en su contra, desde el
día en que su cuenta quedare cerrada o haya habido mora
en exhibirla; y cobrará a su vez los del saldo que resulte
a su favor, desde el día en que cerrada su cuenta los
pida.
Art. 425. Toda acción del pupilo contra el tutor o
curador en razón de la tutela o curaduría, prescribirá
en cuatro años, contados desde el día en que el pupilo
haya salido del pupilaje.
Si el pupilo fallece antes de cumplirse el cuadrienio,
prescribirá dicha acción en el tiempo que falte para
cumplirlo.
Art. 426. El que ejerce el cargo de tutor o curador,
no lo siendo verdaderamente, pero creyendo serlo, tiene
L. 7.612
Art. 1º
todas las obligaciones y responsabilidades del tutor o
curador verdadero, y sus actos no obligarán al pupilo,
sino en cuanto le hubieren reportado positiva ventaja.
Si se le hubiere discernido la tutela o curaduría,
y hubiere administrado rectamente, tendrá derecho a la
retribución ordinaria, y podrá conferírsele el cargo, no
presentándose persona de mejor derecho a ejercerlo.
Pero si hubiere procedido de mala fe, fingiéndose
tutor o curador, será precisamente removido de la
administración, y privado de todos los emolumentos de la
tutela o curaduría, sin perjuicio de la pena a que haya
lugar por la impostura.
Art. 427. El que en caso de necesidad, y por amparar
al pupilo, toma la administración de los bienes de éste,
ocurrirá al juez inmediatamente para que provea a la tutela
o curaduría, y mientras tanto procederá como agente
oficioso y tendrá solamente las obligaciones y derechos de
tal. Todo retardo voluntario en ocurrir al juez, le hará
responsable hasta de la culpa levísima.
Título XXII
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA TUTELA
Art. 428. En lo tocante a la crianza y educación del
pupilo es obligado el tutor a conformarse con la voluntad
de la persona o personas encargadas de ellas, según lo
ordenado en el Título IX, sin perjuicio de ocurrir al
juez, cuando lo crea conveniente.
Pero el padre o madre que ejercen la tutela no serán
obligados a consultar sobre esta materia a persona alguna.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 51
L. 10.271
Art. 1º
Art. 429. El tutor, en caso de negligencia de la
persona o personas encargadas de la crianza y educación
del pupilo, se esforzará por todos los medios prudentes
en hacerles cumplir su deber, y si fuere necesario ocurrirá
al juez.
Art. 430. El pupilo no residirá en la habitación o
bajo el cuidado personal de ninguno de los que, si
muriese, habrían de suceder en sus bienes.
No están sujetos a esta exclusión los ascendientes.
Art. 431. Cuando los padres no hubieren provisto por
testamento a la crianza y educación del pupilo,
suministrará el tutor lo necesario para estos objetos,
según competa al rango social de la familia; sacándolo de
los bienes del pupilo, y en cuanto fuere posible, de
los frutos.
El tutor será responsable de todo gasto inmoderado
en la crianza y educación del pupilo, aunque se saque de
los frutos.
Para cubrir su responsabilidad, podrá pedir al juez
que, en vista de las facultades del pupilo, fije el
máximum de la suma que haya de invertirse en su crianza
y educación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 52
Art. 432. Si los frutos de los bienes del pupilo no
alcanzaren para su moderada sustentación y la necesaria
educación, podrá el tutor enajenar o gravar alguna parte
de los bienes, no contrayendo empréstitos ni tocando los
bienes raíces o los capitales productivos, sino por extrema
necesidad y con la autorización debida.
Art. 433. En caso de indigencia del pupilo, recurrirá
el tutor a las personas que por sus relaciones con el pupilo
estén obligadas a prestarle alimentos, reconviniéndolas
judicialmente, si necesario fuere, para que así lo hagan.
Art. 434. La continuada negligencia del tutor en
proveer a la sustentación y educación del pupilo, es
motivo suficiente para removerle de la tutela.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 53
Título XXIII
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURIA DEL MENOR
Art. 435. La curaduría del menor de que se trata en
este título, es aquella a que sólo por razón de su edad
está sujeto el adulto emancipado.
Art. 436. Llegado el menor a la pubertad, su tutor
entrará a desempeñar la curatela por el solo ministerio
de la ley.
En consecuencia, no será necesario que se le
discierna el cargo, ni que rinda nuevas cauciones, ni que
practique inventario. Las cuentas de la tutela y de la
curatela se rendirán conjuntamente.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 437. El menor adulto que careciere de curador
debe pedirlo al juez, designando la persona que lo sea.
Si no lo pidiere el menor, podrán hacerlo
los parientes; pero la designación de la persona
corresponderá siempre al menor, o al juez en subsidio.
El juez, oyendo al defensor de menores, aceptará la
persona designada por el menor, si fuere idónea.
Art. 438. Podrá el curador ejercer, en cuanto a la
crianza y educación del menor, las facultades que en el
título precedente se confieren al tutor respecto del
impúber.
Art. 439. El menor que está bajo curaduría tendrá
las mismas facultades administrativas que el hijo sujeto
a patria potestad, respecto de los bienes adquiridos por
él en el ejercicio de un empleo, oficio, profesión o
industria.
Lo dispuesto en el artículo 260 se aplica al menor
y al curador.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 54
Art. 440. El curador representa al menor, de la misma
manera que el tutor al impúber.
Podrá el curador, no obstante, si lo juzgare
conveniente, confiar al pupilo la administración de alguna
parte de los bienes pupilares; pero deberá autorizar bajo
su responsabilidad los actos del pupilo en esta
administración.
Se presumirá la autorización para todos los actos
ordinarios anexos a ella.
El curador ejercerá también, de pleno derecho, la
L. 7.612
tutela o curatela de los hijos bajo patria potestad del
Art. 1º
pupilo.
Art. 441. El pupilo tendrá derecho para solicitar la
intervención del defensor de menores, cuando de alguno de
los actos del curador le resulte manifiesto perjuicio; y
el defensor, encontrando fundado el reclamo, ocurrirá
al juez.
Título XXIV
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURIA DEL DISIPADOR
Art. 442. A los que por pródigos o disipadores han
sido puestos en entredicho de administrar sus bienes,
se dará curador legítimo, y a falta de éste, curador
dativo.
Esta curaduría podrá ser testamentaria en el caso
del artículo 451.
Art. 443. El juicio de interdicción podrá ser
provocado por el cónyuge no divorciado del supuesto
disipador, por cualquiera de sus consanguíneos hasta
en el cuarto grado, y por el defensor público.
El defensor público será oído aun en los casos
en que el juicio de interdicción no haya sido provocado
por él.
Art. 444. Si el supuesto disipador fuere extranjero,
podrá también ser provocado el juicio por el competente
funcionario diplomático o consular.
Art. 445. La disipación deberá probarse por hechos
repetidos de dilapidación que manifiesten una falta total
de prudencia.
El juego habitual en que se arriesguen porciones
considerables del patrimonio, donaciones cuantiosas sin
causa adecuada, gastos ruinosos, autorizan la interdicción.
Art. 446. Mientras se decide la causa, podrá el juez,
a virtud de los informes verbales de los parientes o de
otras personas, y oídas las explicaciones del supuesto
disipador, decretar la interdicción provisoria.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 55
L. 10. 271
Art. 1º
Art. 447. Los decretos de interdicción provisoria o
definitiva deberán inscribirse en el Registro del
Conservador y notificarse al público por medio de tres
avisos publicados en un diario de la comuna, o de la
capital de la provincia o de la capital de la región, si
en aquélla no lo hubiere.
La inscripción y notificación deberán reducirse a
expresar que tal individuo, designado por su nombre,
apellido y domicilio, no tiene la libre administración
de sus bienes.
Art. 448. Se deferirá la curaduría:
1º A los ascendientes, pero el padre o madre cuya
paternidad o maternidad haya sido determinada
judicialmente contra su oposición o que esté casado con
un tercero no podrá ejercer este cargo;
2º A los hermanos, y
3º A otros colaterales hasta en el cuarto grado.
El juez tendrá libertad para elegir en cada clase de
las designadas en los números anteriores la persona o
personas que más a propósito le parecieren.
A falta de las personas antedichas tendrá lugar la
curaduría dativa.
L. 18.776
Art. séptimo
Nº 5
L. 19.585
Art. 1º, Nº56.
letra a)
L. 19.585
Art. 1º, Nº56.
letra b)
Art. 449. El curador del marido disipador
administrará la sociedad conyugal en cuanto ésta subsista
y ejercerá de pleno derecho la guarda de los hijos en
caso de que la madre, por cualquier razón, no ejerza la
patria potestad.
El curador de la mujer disipadora ejercerá también,
y de la misma manera, la tutela o curatela de los hijos
que se encuentren bajo la patria potestad de ella, cuando
ésta no le correspondiera al padre.
L. 19.585
Art. 1º, Nº57.
letra a)
Art. 450. Ningún cónyuge podrá ser curador del otro
declarado disipador.
La mujer casada en sociedad conyugal cuyo marido
disipador sea sujeto a curaduría, si es mayor de
dieciocho años o después de la interdicción los
cumpliere, tendrá derecho para pedir separación de bienes.
L. 19.335
Art. 28, Nº15
L. 19.585
Art. 1º, Nº 58
L. 19.585
Art. 1º, Nº57.
letra b)
Art. 451. El padre o madre que ejerza la curaduría
L. 19.585
del hijo disipador podrá nombrar por testamento la persona Art. 1º, Nº 59
que, a su fallecimiento, haya de sucederle en la guarda.
Art. 452. El disipador tendrá derecho para solicitar
la intervención del ministerio público, cuando los actos
del curador le fueren vejatorios o perjudiciales; y el
curador se conformará entonces a lo acordado por el
ministerio público.
Art. 453. El disipador conservará siempre su
libertad, y tendrá para sus gastos personales la libre
disposición de una suma de dinero, proporcionada a sus
facultades, y señalada por el juez.
Sólo en casos extremos podrá ser autorizado el
curador para proveer por sí mismo a la subsistencia del
disipador, procurándole los objetos necesarios.
Art. 454. El disipador será rehabilitado para la
administración de lo suyo, si se juzgare que puede
ejercerla sin inconveniente; y rehabilitado, podrá
renovarse la interdicción, si ocurriere motivo.
Art. 455. Las disposiciones indicadas en el artículo
precedente serán decretadas por el juez con las mismas
formalidades que para la interdicción primitiva; y serán
seguidas de la inscripción y notificación prevenidas en el
artículo 447; que en el caso de rehabilitación se limitarán
a expresar que tal individuo (designado por su nombre,
apellido y domicilio) tiene la libre administración de
sus bienes.
Título XXV
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURIA DEL DEMENTE
Art. 456. El adulto que se halla en un estado habitual
de demencia, deberá ser privado de la administración de sus
bienes, aunque tenga intervalos lúcidos.
La curaduría del demente puede ser testamentaria,
legítima o dativa.
Art. 457. Cuando el niño demente haya llegado a la
pubertad, podrá el padre de familia seguir cuidando de su
persona y bienes hasta la mayor edad; llegada la cual
deberá precisamente provocar el juicio de interdicción.
Art. 458. El tutor del pupilo demente no podrá después
ejercer la curaduría sin que preceda interdicción judicial,
excepto por el tiempo que fuere necesario para provocar la
interdicción.
Lo mismo será necesario cuando sobreviene la demencia
al menor que está bajo curaduría.
Art. 459. Podrán provocar la interdicción del demente
las mismas personas que pueden provocar la del disipador.
Deberá provocarla el curador del menor a quien
sobreviene la demencia durante la curaduría.
Pero si la locura fuere furiosa, o si el loco causare
notable incomodidad a los habitantes, podrá también el
procurador de ciudad o cualquiera del pueblo provocar la
interdicción.
Art. 460. El juez se informará de la vida anterior
y conducta habitual del supuesto demente, y oirá el
dictamen de facultativos de su confianza sobre la
existencia y naturaleza de la demencia.
Art. 461. Las disposiciones de los artículos 446,
447 y 449 se extienden al caso de demencia.
Art. 462. Se deferirá la curaduría del demente:
1º A su cónyuge no divorciado, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 503;
2º A sus descendientes;
3º A sus ascendientes, pero el padre o madre cuya
paternidad o maternidad haya sido determinada
judicialmente contra su oposición o que esté casado con
un tercero no podrá ejercer el cargo;
4º A sus hermanos, y
5º A otros colaterales hasta en el cuarto grado.
El juez elegirá en cada clase de las designadas en
los números 2º, 3º, 4º y 5º, la persona o personas que
más idóneas le parecieren.
A falta de todas las personas antedichas tendrá
lugar la curaduría dativa.
Art. 463. La mujer curadora de su marido demente,
tendrá la administración de la sociedad conyugal.
Si por su menor edad u otro impedimento no se le
defiriere la curaduría de su marido demente, podrá a su
arbitrio, luego que cese el impedimento, pedir esta
curaduría o la separación de bienes.
Art. 464. Si se nombraren dos o más curadores al
demente, podrá confiarse el cuidado inmediato de la
persona a uno de ellos, dejando a los otros la
administración de los bienes.
El cuidado inmediato de la persona del demente no
se encomendará a persona alguna que sea llamada a
heredarle, a no ser su padre o madre, o su cónyuge.
Art. 465. Los actos y contratos del demente,
posteriores al decreto de interdicción, serán nulos;
aunque se alegue haberse ejecutado o celebrado en un
intervalo lúcido.
Y por el contrario, los actos y contratos ejecutados
o celebrados sin previa interdicción, serán válidos; a
menos de probarse que el que los ejecutó o celebró estaba
entonces demente.
Art. 466. El demente no será privado de su libertad
personal, sino en los casos en que sea de temer que usando
de ella se dañe a sí mismo, o cause peligro o notable
incomodidad a otros.
Ni podrá ser trasladado a una casa de locos, ni
encerrado, ni atado, sino momentáneamente, mientras a
solicitud del curador, o de cualquiera persona del pueblo,
se obtiene autorización judicial para cualquiera de estas
medidas.
Art. 467. Los frutos de sus bienes, y en caso
necesario, y con autorización judicial, los capitales,
L. 7.612
Art. 1º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 60
L. 19.585
Art. 1º, Nº 61
se emplearán principalmente en aliviar su condición y en
procurar su restablecimiento.
Art. 468. El demente podrá ser rehabilitado para la
administración de sus bienes si apareciere que ha recobrado
permanentemente la razón; y podrá también ser inhabilitado
de nuevo con justa causa.
Se observará en estos casos lo prevenido en los
artículos 454 y 455.
Título XXVI
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURIA DEL SORDOMUDO
Art. 469. La curaduría del sordomudo, que ha llegado
a la pubertad, puede ser testamentaria, legítima o dativa.
Art. 470. Los artículos 449, 457, 458 inciso 1º,
462, 463 y 464 se extienden al sordomudo.
Art. 471. Los frutos de los bienes del sordomudo, y
en caso necesario, y con autorización judicial, los
capitales, se emplearán especialmente en aliviar su
condición y en procurarle la educación conveniente.
Art. 472. Cesará la curaduría cuando el sordomudo se
haya hecho capaz de entender y de ser entendido por
escrito, si él mismo lo solicitare, y tuviere suficiente
inteligencia para la administración de sus bienes; sobre
lo cual tomará el juez los informes competentes.
Título XXVII
DE LAS CURADURIAS DE BIENES
Art. 473. En general, habrá lugar al nombramiento
de curador de los bienes de una persona ausente cuando
se reúnan las circunstancias siguientes:
1ª. Que no se sepa de su paradero, o que a lo menos
haya dejado de estar en comunicación con los suyos, y de
la falta de comunicación se originen perjuicios graves al
mismo ausente o a terceros;
2ª. Que no haya constituido procurador, o sólo le
haya constituido para cosas o negocios especiales.
Art. 474. Podrán provocar este nombramiento las
mismas personas que son admitidas a provocar la
interdicción del demente.
Además, los acreedores del ausente tendrán derecho
para pedir que se nombre curador a los bienes para
responder a sus demandas.
Se comprende entre los ausentes al deudor que se
oculta.
Art. 475. Pueden ser nombradas para la curaduría de
L. 7.612
Art. 1º
bienes del ausente las mismas personas que para la
curaduría del demente en conformidad al artículo 462, y
se observará el mismo orden de preferencia entre ellas.
Podrá el juez, con todo, separarse de este orden,
a petición de los herederos legítimos o de los
acreedores, si lo estimare conveniente.
Podrá asimismo nombrar más de un curador y dividir
entre ellos la administración, en el caso de bienes
cuantiosos, situados en diferentes comunas.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 6
Art. 476. Intervendrá en el nombramiento el defensor
de ausentes.
Art. 477. Si el ausente ha dejado mujer no
divorciada, se observará lo prevenido para este caso en
el título De la sociedad conyugal.
Art. 478. Si la persona ausente es mujer casada, no
podrá ser curador el marido sino en los términos del
artículo 503.
L. 10.271
Art. 1º
Art. 479. El procurador constituido para ciertos
actos o negocios del ausente, estará subordinado al
curador; el cual, sin embargo, no podrá separarse de las
instrucciones dadas por el ausente al procurador, sino con
autorización de juez.
Art. 480.
será el primer
Sabido el
cuanto esté de
Si no se supiere el paradero del ausente,
deber del curador averiguarlo.
paradero del ausente, hará el curador
su parte para ponerse en comunicación con él.
Art. 481. Se dará curador a la herencia yacente, esto
es, a los bienes de un difunto, cuya herencia no ha sido
aceptada.
La curaduría de la herencia yacente será dativa.
Art. 482. Si el difunto a cuya herencia es necesario
nombrar curador tuviere herederos extranjeros, el cónsul
de la nación de éstos tendrá derecho para proponer el
curador o curadores que hayan de custodiar y administrar
los bienes.
Art. 483. El magistrado discernirá la curaduría al
curador o curadores propuestos por el cónsul, si fueren
personas idóneas; y a petición de los acreedores, o de
otros interesados en la sucesión, podrá agregar a dicho
curador o curadores otro u otros, según la cuantía y
situación de los bienes que compongan la herencia.
Art. 484. Después de transcurridos cuatro años desde
el fallecimiento de la persona cuya herencia está en
curaduría, el juez, a petición del curador y con
conocimiento de causa, podrá ordenar que se vendan todos
los bienes hereditarios existentes, y se ponga el
producido a interés con las debidas seguridades, o si no
las hubiere, se deposite en las arcas del Estado.
Art. 485. Los bienes que han de corresponder al hijo
póstumo, si nace vivo, y en el tiempo debido, estarán a
cargo del curador que haya sido designado a este efecto por
el testamento del padre, o de un curador nombrado por el
juez, a petición de la madre, o a petición de cualquiera de
las personas que han de suceder en dichos bienes, si no
sucede en ellos el póstumo.
Podrán nombrarse dos o más curadores, si así
conviniere.
Art. 486. La persona designada por el testamento del
padre para la tutela del hijo, se presumirá designada
asimismo para la curaduría de los derechos eventuales de
este hijo, si antes de su nacimiento, fallece el padre.
Lo dispuesto en este artículo y en el precedente no
tendrá lugar cuando corresponda a la madre la patria
potestad.
Art. 487. El curador de los bienes de una persona
ausente, el curador de una herencia yacente, el curador
de los derechos eventuales del que está por nacer, están
sujetos en su administración a todas las trabas de los
tutores o curadores, y además se les prohíbe ejecutar
otros actos administrativos que los de mera custodia y
conservación, y los necesarios para el cobro de los
créditos y pago de las deudas de sus respectivos
representados.
Art. 488. Se les prohíbe especialmente alterar la
forma de los bienes, contraer empréstitos, y enajenar
aun los bienes muebles que no sean corruptibles, a no
ser que esta enajenación pertenezca al giro ordinario
de los negocios del ausente, o que el pago de las deudas
la requiera.
Art. 489. Sin embargo de lo dispuesto en los
artículos precedentes, los actos prohibidos en ellos
a los curadores de bienes serán válidos, si justificada
su necesidad o utilidad, los autorizare el juez
previamente.
El dueño de los bienes tendrá derecho para que se
declare la nulidad de cualquiera de tales actos, no
autorizado por el juez; y declarada la nulidad, será
responsable el curador de todo perjuicio que de ello
se hubiere originado a dicha persona o a terceros.
Art. 490. Toca a los curadores de bienes el ejercicio
de las acciones y defensas judiciales de sus respectivos
representados; y las personas que tengan créditos contra
L. 19.585
Art. 1º, Nº 62
L. 10.271
Art. 1º
los bienes podrán hacerlos valer contra los respectivos
curadores.
Art. 491. La curaduría de los derechos del ausente
expira a su regreso; o por el hecho de hacerse cargo de
sus negocios un procurador general debidamente constituido;
o a consecuencia de su fallecimiento; o por el decreto que
en el caso de desaparecimiento conceda la posesión
provisoria.
La curaduría de la herencia yacente cesa por la
aceptación de la herencia, o en el caso del artículo 484,
por el depósito del producto de la venta en las arcas del
Estado.
La curaduría de los derechos eventuales del que está
por nacer, cesa a consecuencia del parto.
Toda curaduría de bienes cesa por la extinción o
inversión completa de los mismos bienes.
Título XXVIII
DE LOS CURADORES ADJUNTOS
Art. 492. Los curadores adjuntos tienen sobre los
bienes que se pongan a su cargo las mismas facultades
administrativas que los tutores, a menos que se agreguen
a los curadores de bienes.
En este caso no tendrán más facultades que las de
curadores de bienes.
Art. 493. Los curadores adjuntos son independientes
de los respectivos padres, maridos, o guardadores.
La responsabilidad subsidiaria que por el artículo
419 se impone a los tutores o curadores que no administran,
se extiende a los respectivos padres, maridos, o
guardadores respecto de los curadores adjuntos.
Título XXIX
DE LOS CURADORES ESPECIALES
Art. 494. Las curadurías especiales son dativas.
Los curadores para pleito o ad litem son dados por
la judicatura que conoce en el pleito, y si fueren
procuradores de número no necesitarán que se les
discierna el cargo.
Art. 495. El curador especial no es obligado a la
confección de inventario, sino sólo a otorgar recibo de
los documentos, cantidades o efectos que se pongan a su
disposición para el desempeño de su cargo, y de que dará
cuenta fiel y exacta.
Título XXX
DE LAS INCAPACIDADES Y EXCUSAS PARA LA TUTELA O
CURADURIA
Art. 496. Hay personas a quienes la ley prohíbe ser
tutores o curadores, y personas a quienes permite excusarse
de servir la tutela o curaduría.
§ 1. De las incapacidades
I. Reglas relativas a defectos físicos y morales
Art. 497. Son incapaces de toda tutela o curaduría:
1º Los ciegos;
2º Los mudos;
3º Los dementes, aunque no estén bajo interdicción;
4º Los fallidos mientras no hayan satisfecho a sus
acreedores;
5º Los que están privados de administrar sus propios
bienes por disipación;
6º Los que carecen de domicilio en la República;
7º Los que no saben leer ni escribir;
8º Los de mala conducta notoria;
9º Los condenados por delito que merezca pena
aflictiva, aunque se les haya indultado de ella;
10. Los divorciados por adulterio, salvo que se trate
de la guarda de sus hijos y siempre que no hayan
sido privados del cuidado personal de ellos. La
incapacidad subsistirá, aunque el estado de
divorcio haya terminado por disolución del
matrimonio, o por reconciliación;
11. El que ha sido privado de ejercer la patria
potestad según el artículo 271;
12. Los que por torcida o descuidada administración
han sido removidos de una guarda anterior, o en
el juicio subsiguiente a ésta han sido condenados,
por fraude o culpa grave, a indemnizar al pupilo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 63,
letra a)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 63,
letra b)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 63,
letra c)
II. Reglas relativas a las profesiones, empleos y
cargos públicos
Art. 498. Son asimismo incapaces de toda tutela
o curaduría:
1º Derogado.
2º Derogado.
3º Los que tienen que ejercer por largo tiempo,
o por tiempo indefinido, un cargo o comisión pública
fuera del territorio chileno.
L. 7.612, Art. 2º
L. 7.612, Art. 2º
III. Reglas relativas al sexo
Art. 499. Derogado.
L. 5.521, Art. 3º
IV. Reglas relativas a la edad
Art. 500. No pueden ser tutores o curadores los
que no hayan cumplido veintiún años.
Sin embargo, si es deferida una tutela o curaduría
al ascendiente o descendiente, que no ha cumplido
veintiún años, se aguardará que los cumpla para
conferirle el cargo, y se nombrará un interino para
el tiempo intermedio.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 64
Se aguardará de la misma manera al tutor o curador
testamentario que no ha cumplido veintiún años. Pero
será inválido el nombramiento del tutor o curador
menor, cuando llegando a los veintiuno sólo tendría
que ejercer la tutela o curaduría por menos de dos
años.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 501. Cuando no hubiere certidumbre acerca de la
edad, se juzgará de ella según el artículo 314, y si en
consecuencia se discierne el cargo al tutor o curador
nombrado, será válido y subsistirá, cualquiera que sea
realmente la edad.
V. Reglas relativas a las relaciones de familia
Art. 502. El padrastro no puede ser tutor o curador
de su entenado.
Art. 503. El marido y la mujer no podrán ser
curadores del otro cónyuge si están totalmente separados
de bienes.
Con todo, esta inhabilidad no regirá en el caso del
artículo 135, en el de separación convencional ni en el
evento de haber entre los cónyuges régimen de
participación en los gananciales, en todos los cuales
podrá el juez, oyendo a los parientes, deferir la guarda
al marido o a la mujer.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 45
L. 19.335
Art. 28, Nº 17
Art. 504. El hijo no puede ser curador de su padre
disipador.
VI. Reglas relativas a la oposición de intereses o
diferencia de religión entre el guardador y
el pupilo
Art. 505. No podrá ser tutor o curador de una
persona el que le dispute o haya disputado su estado
civil.
L. 10.271
Art. 1º
Art. 506. No pueden ser solos tutores o curadores
de una persona los acreedores o deudores de la misma,
ni los que litiguen con ella, por intereses propios o
ajenos.
El juez, según le pareciere más conveniente, les
agregará otros tutores o curadores que administren
conjuntamente, o los declarará incapaces del cargo.
Al cónyuge y a los ascendientes y descendientes
del pupilo no se aplicará la disposición de este artículo.
Art. 507. Las disposiciones del precedente artículo
no comprenden al tutor o curador testamentario, si se
prueba que el testador tenía conocimiento del crédito,
deuda o litis, al tiempo de nombrar a dicho tutor o curador.
Ni se extienden a los créditos, deudas o litis que
fueren de poca importancia en concepto del juez.
Art. 508. Los que profesan diversa religión de
aquella en que debe ser o ha sido educado el pupilo, no
pueden ser tutores o curadores de éste, excepto en el
caso de ser aceptados por los ascendientes, y a falta de
éstos por los consanguíneos más próximos.
VII. Reglas relativas a la incapacidad sobreviniente
Art. 509. Las causas antedichas de incapacidad, que
sobrevengan durante el ejercicio de la tutela o curaduría,
pondrán fin a ella.
Art. 510. La demencia del tutor o curador viciará
de nulidad todos los actos que durante ella hubiere
ejecutado, aunque no haya sido puesto en interdicción.
Art. 511. Si la mujer que ejerce la tutela o
curaduría contrajere matrimonio, continuará
desempeñándola, siempre que por el hecho del matrimonio
no haya de quedar sujeto el pupilo a la patria potestad
del marido o de la mujer. En este caso cesará dicha
guarda.
VIII. Reglas generales sobre las incapacidades
Art. 512. Los tutores o curadores que hayan ocultado
las causas de incapacidad que existían al tiempo de
deferírseles el cargo o que después hubieren sobrevenido,
además de estar sujetos a todas las responsabilidades de
su administración, perderán los emolumentos
correspondientes al tiempo en que, conociendo la
incapacidad, ejercieron el cargo.
Las causas ignoradas de incapacidad no vician los
actos del tutor o curador; pero, sabidas por él, pondrán
fin a la tutela o curaduría.
Art. 513. El guardador que se creyere incapaz de
ejercer la tutela o curatela que se le defiere, tendrá
para provocar el juicio sobre su incapacidad los mismos
plazos que para el juicio sobre sus excusas se prescriben
en el artículo 520.
Sobreviniendo la incapacidad durante el ejercicio
de la tutela o curaduría, deberá denunciarla al juez
dentro de los tres días subsiguientes a aquel en que
dicha incapacidad haya empezado a existir o hubiere
llegado a su conocimiento; y se ampliará este plazo de
la misma manera que el de treinta días que en el
artículo 520 se prescribe.
La incapacidad del tutor o curador podrá también
ser denunciada al juez por cualquiera de los
consanguíneos del pupilo, por su cónyuge, y aun por
cualquiera persona del pueblo.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 46
§ 2. De las excusas
Art. 514. Pueden excusarse de la tutela o curaduría:
1º El Presidente de la República, los Ministros de
Estado, los Ministros de la Corte Suprema y de las Cortes
de Apelaciones, los fiscales y demás personas que ejercen
el ministerio público, los jueces letrados, el defensor de
menores, el de obras pías y demás defensores públicos;
2º Los administradores y recaudadores de rentas
fiscales;
3º Los que están obligados a servir por largo tiempo
un empleo público a considerable distancia de la comuna
en que se ha de ejercer la guarda;
4º Los que tienen su domicilio a considerable
distancia de dicha comuna;
5º El padre o la madre que tenga a su cargo el
cuidado cotidiano del hogar;
6º Los que adolecen de alguna grave enfermedad
habitual o han cumplido sesenta y cinco años;
7º Los pobres que están precisados a vivir de su
trabajo personal diario;
8º Los que ejercen ya dos guardas; y los que, estando
casados, o teniendo hijos, ejercen ya una guarda; pero no
se tomarán en cuenta las curadurías especiales.
Podrá el juez contar como dos la tutela o curaduría
que fuere demasiado complicada y gravosa;
9º Los que tienen bajo su patria potestad cinco o
más hijos vivos; contándoseles también los que han muerto
en acción de guerra bajo las banderas de la República;
10. Los sacerdotes o ministros de cualquiera
religión;
11. Los individuos de las Fuerzas de la Defensa
Nacional y del Cuerpo de Carabineros, que se hallen en
actual servicio; inclusos los comisarios, médicos,
cirujanos y demás personas adictas a los cuerpos de línea
o a las naves del Estado.
Art. 515. En el caso del artículo precedente,
número 8º, el que ejerciere dos o más guardas de personas
que no son hijos suyos, tendrá derecho para pedir que se
le exonere de una de ellas a fin de encargarse de la
guarda de un hijo suyo; pero no podrá excusarse de ésta.
L. 18.776, Art. 7º
Nº 7, letra a)
L. 18.776, Art. 7º
Nº 7, letra b)
L. 19.335
Art. 28, Nº18
L. 19.585
Art. 1º, Nº 65
L. 19.585
Art. 1º, Nº 65
L. 7.612
Art. 1º
L. 7.612
Art. 1º
L. 19.585
Art. 1º, Nº 66
Art. 516. La excusa del número 9º, artículo 514, no
podrá alegarse para no servir la tutela o curaduría del
hijo.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 67
Art. 517. No se admitirá como excusa el no hallar
fiadores, si el que la alega tiene bienes bastantes; en
este caso será obligado a constituir hipoteca o prenda
sobre ellos hasta la cantidad que se estime suficiente
para responder de su administración.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 518. El que por diez o más años continuos haya
servido la guarda de un mismo pupilo, como tutor o curador,
o como tutor y curador sucesivamente, podrá excusarse de
L. 19.585
continuar en el ejercicio de su cargo; pero no podrá
alegar esta excusa el cónyuge, ni un ascendiente o
descendiente.
Art. 1º, Nº 68
Art. 519. Las excusas consignadas en los artículos
precedentes deberán alegarse, por el que quiera
aprovecharse de ellas, al tiempo de deferirse la guarda;
y serán admisibles, si durante ella sobrevienen.
Art. 520. Las excusas para no aceptar la guarda que
se defiere, deben alegarse dentro de los plazos siguientes:
Si el tutor o curador nombrado se halla en el
L. 18.776
territorio jurisdiccional en que reside el juez que ha de Art. séptimo
conocer de ellas, las alegará dentro de los treinta días
Nº 8
subsiguientes a aquel en que se le ha hecho saber su
nombramiento; y si no se halla en dicho territorio
jurisdiccional, pero sí en el territorio de la República,
se ampliará este plazo cuatro días por cada cincuenta
kilómetros de distancia entre la ciudad cabecera de dicho
territorio jurisdiccional y la residencia actual del tutor
o curador nombrado.
Art. 521. Toda dilación que exceda del plazo legal y
que con mediana diligencia hubiera podido evitarse,
impondrá al tutor o curador la responsabilidad de los
perjuicios que se siguieren de su retardo en encargarse
de la tutela o curaduría; y hará además inadmisibles sus
excusas voluntarias, a no ser que por el interés del
pupilo convenga aceptarlas.
Art. 522. Los motivos de excusa, que durante la
guarda sobrevengan, no prescriben por ninguna demora en
alegarlos.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 523. Si el tutor o curador nombrado está en
país extranjero, y se ignora cuándo ha de volver, o si
no se sabe su paradero, podrá el juez, según las
circunstancias, señalar un plazo dentro del cual se
presente el tutor o curador a encargarse de la tutela
o curaduría o a excusarse; y expirado el plazo, podrá,
según las circunstancias, ampliarlo, o declarar inválido
el nombramiento; el cual no convalecerá, aunque después
se presente el tutor o curador.
§ 3. Reglas comunes a las incapacidades y a las excusas
Art. 524. El juicio sobre las incapacidades o excusas
alegadas por el guardador deberá seguirse con el respectivo
defensor.
Art. 525. Si el juez en la primera instancia no
reconociere las causas de incapacidad alegadas por el
guardador, o no aceptare sus excusas, y si el guardador
no apelare, o por el tribunal de apelación se confirmare
el fallo del juez a quo, será el guardador responsable de
cualesquiera perjuicios que de su retardo en encargarse
de la guarda hayan resultado al pupilo.
No tendrá lugar esta responsabilidad, si el tutor o
curador, para exonerarse de ella, ofreciere encargarse
interinamente de la tutela o curaduría.
Título XXXI
DE LA REMUNERACION DE LOS TUTORES Y CURADORES
Art. 526. El tutor o curador tendrá, en general,
en recompensa de su trabajo la décima parte de los frutos
de aquellos bienes de su pupilo que administra.
Si hubiere varios tutores o curadores que administren
conjuntamente, se dividirá entre ellos la décima por
partes iguales.
Pero si uno de los guardadores ejerce funciones a que
no está anexa la percepción de frutos, deducirá el juez de
la décima de los otros la remuneración que crea justo
asignarle.
Podrá también aumentar la décima de un guardador,
deduciendo este aumento de la décima de los otros, cuando
hubiere una manifiesta desproporción entre los trabajos y
los emolumentos respectivos.
Se dictarán estas dos providencias por el juez, en
caso necesario, a petición del respectivo guardador, y con
audiencia de los otros.
Art. 527. La distribución de la décima se hará según
las reglas generales del artículo precedente, incisos 1º y
2º, mientras en conformidad a los incisos 3º y 4º no se
altere por acuerdo de las partes o por decreto del juez; ni
regirá la nueva distribución sino desde la fecha del
acuerdo o del decreto.
Art. 528. Los gastos necesarios ocurridos a los
tutores o curadores en el desempeño de su cargo se les
abonarán separadamente, y no se imputarán a la décima.
Art. 529. Toda asignación que expresamente se haga
al tutor o curador testamentario en recompensa de su
trabajo, se imputará a lo que de la décima de los frutos
hubiere de caber a dicho tutor o curador; y si valiere
menos, tendrá derecho a que se le complete su remuneración;
pero si valiere más, no será obligado a pagar el exceso
mientras éste quepa en la cuota de bienes de que el
testador pudo disponer a su arbitrio.
Art. 530. Las excusas aceptadas privan al tutor o
curador testamentario de la asignación que se le haya hecho
en remuneración de su trabajo.
Pero las excusas sobrevinientes le privarán solamente
de una parte proporcional.
Art. 531. Las incapacidades preexistentes quitan al
guardador todo derecho a la asignación antedicha.
Si la incapacidad sobreviene sin hecho o culpa del
guardador, o si éste fallece durante la guarda, no habrá
lugar a la restitución de la cosa asignada, en todo o
parte.
Art. 532. Si un tutor o curador interino releva de
todas sus funciones al propietario, corresponderá su décima
íntegra al primero por todo el tiempo que durare su cargo;
pero si el propietario retiene alguna parte de sus
funciones, retendrá también una parte proporcionada de su
décima.
Si la remuneración consistiere en una cuota
hereditaria o legado, y el propietario hubiere hecho
necesario el nombramiento del interino por una causa
justificable, como la de un encargo público, o la de
evitar algún grave perjuicio en sus intereses, conservará
su herencia o legado íntegramente, y el interino recibirá
la décima de los frutos de lo que administre.
Art. 533. El tutor o curador que administra
fraudulentamente o que contraviene a la disposición del
artículo 116, pierde su derecho a la décima, y estará
obligado a la restitución de todo lo que hubiere percibido
en remuneración de su cargo.
Si administra descuidadamente, no cobrará la décima
de los frutos en aquella parte de los bienes que por su
negligencia hubiere sufrido detrimento o experimentado una
considerable disminución de productos.
En uno y otro caso queda además salva al pupilo la
indemnización de perjuicios.
Art. 534. Si los frutos del patrimonio del pupilo
fueren tan escasos que apenas basten para su precisa
subsistencia, el tutor o curador será obligado a servir
su cargo gratuitamente; y si el pupilo llegare a adquirir
más bienes, sea durante la guarda o después, nada podrá
exigirle el guardador en razón de la décima correspondiente
al tiempo anterior.
Art. 535. El guardador cobrará su décima a medida que
se realicen los frutos.
Para determinar el valor de la décima, se tomarán en
cuenta, no sólo las expensas invertidas en la producción de
los frutos, sino todas las pensiones y cargas usufructuarias
a que esté sujeto el patrimonio.
Art. 536. Respecto de los frutos pendientes al tiempo L. 7.612
de principiar o expirar la guarda, se sujetará la décima
Art. 1º
del tutor o curador a las mismas reglas a que está sujeto
el usufructo.
Art. 537. En general, no se contarán entre los frutos
de que debe deducirse la décima, las materias que
separadas no renacen, ni aquellas cuya separación
deteriora el fundo o disminuye su valor.
Por consiguiente, no se contará entre los frutos la
leña o madera que se vende, cuando el corte no se hace
con la regularidad necesaria para que se conserven en un
ser los bosques y arbolados.
La décima se extenderá, sin embargo, al producto de
las canteras y minas.
Art. 538. Los curadores de bienes de ausentes, los
curadores de los derechos eventuales de un póstumo, los
curadores de una herencia yacente, y los curadores
especiales, no tienen derecho a la décima. Se les
asignará por el juez una remuneración equitativa sobre
los frutos de los bienes que administran, o una cantidad
determinada, en recompensa de su trabajo.
Título XXXII
DE LA REMOCION DE LOS TUTORES Y CURADORES
Art. 539. Los tutores o curadores serán removidos:
1º Por incapacidad;
2º Por fraude o culpa grave en el ejercicio de su
cargo, y en especial por las señaladas en los artículos
378 y 434;
3º Por ineptitud manifiesta;
4º Por actos repetidos de administración descuidada;
5º Por conducta inmoral, de que pueda resultar daño
a las costumbres del pupilo.
Por la cuarta de las causas anteriores no podrá ser
removido el tutor o curador que fuere ascendiente, o
descendiente, o cónyuge del pupilo, pero se le asociará
otro tutor o curador en la administración.
Art. 540. Se presumirá descuido habitual en la
administración por el hecho de deteriorarse los bienes,
o disminuirse considerablemente los frutos; y el tutor o
curador que no desvanezca esta presunción dando explicación
satisfactoria del deterioro o disminución, será removido.
Art. 541. El que ejerce varias tutelas o curadurías
y es removido de una de ellas por fraude o culpa grave,
será por el mismo hecho removido de las otras, a petición
del respectivo defensor, o de cualquiera persona del
pueblo, o de oficio.
Art. 542. La remoción podrá ser provocada por
cualquiera de los consanguíneos del pupilo, y por su
cónyuge, y aun por cualquiera persona del pueblo.
Podrá provocarla el pupilo mismo, que haya llegado
a la pubertad, recurriendo al respectivo defensor.
El juez podrá también promoverla de oficio.
Serán siempre oídos los parientes, y el ministerio
público.
Art. 543. Se nombrará tutor o curador interino
L. 7.612
para mientras penda el juicio de remoción, siempre que
Art. 1º
el tribunal, oyendo a los parientes, estimare que conviene
dicho nombramiento. El interino excluirá al propietario
que no fuere ascendiente, descendiente o cónyuge; y será
agregado al que lo fuere.
Art. 544. El tutor o curador removido deberá
indemnizar cumplidamente al pupilo.
Será asimismo perseguido criminalmente por los
delitos que haya cometido en el ejercicio de su cargo.
Título XXXIII
DE LAS PERSONAS JURIDICAS
Art. 545. Se llama persona jurídica una persona
ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones
civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.
Las personas jurídicas son de dos especies:
corporaciones y fundaciones de beneficencia pública.
Hay personas jurídicas que participan de uno y otro
carácter.
Art. 546. No son personas jurídicas las fundaciones o
corporaciones que no se hayan establecido en virtud de una
ley, o que no hayan sido aprobadas por el Presidente de la
República.
Art. 547. Las sociedades industriales no están
comprendidas en las disposiciones de este título; sus
derechos y obligaciones son reglados, según su naturaleza,
por otros títulos de este Código y por el Código de
Comercio.
Tampoco se extienden las disposiciones de este título
a las corporaciones o fundaciones de derecho público, como
la nación, el fisco, las municipalidades, las iglesias,
las comunidades religiosas, y los establecimientos que se
costean con fondos del erario: estas corporaciones y
fundaciones se rigen por leyes y reglamentos especiales.
Art. 548. Las ordenanzas o estatutos de las
corporaciones, que fueren formados por ellas mismas,
serán sometidos a la aprobación del Presidente de la
República, que se la concederá si no tuvieren nada
contrario al orden publico, a las leyes o a las buenas
costumbres.
Todos aquellos a quienes los estatutos de la
corporación irrogaren perjuicio, podrán recurrir al
Presidente, para que en lo que perjudicaren a terceros
se corrijan; y aún después de aprobados les quedará
expedito su recurso a la justicia contra toda lesión o
perjuicio que de la aplicación de dichos estatutos les
haya resultado o pueda resultarles.
Art. 549. Lo que pertenece a una corporación, no
pertenece ni en todo ni en parte a ninguno de los
individuos que la componen; y recíprocamente, las deudas
de una corporación, no dan a nadie derecho para
demandarlas, en todo o parte, a ninguno de los individuos
que componen la corporación, ni dan acción sobre los
bienes propios de ellos, sino sobre los bienes de la
corporación.
Sin embargo, los miembros pueden, expresándolo,
obligarse en particular, al mismo tiempo que la
corporación se obliga colectivamente; y la responsabilidad
de los miembros será entonces solidaria, si se estipula
expresamente la solidaridad.
Pero la responsabilidad no se extiende a los
herederos, sino cuando los miembros de la corporación
los hayan obligado expresamente.
Si una corporación no tiene existencia legal
según el artículo 546, sus actos colectivos obligan a
todos y cada uno de sus miembros solidariamente.
Art. 550. La mayoría de los miembros de una
corporación, que tengan según sus estatutos voto
deliberativo, será considerada como una sala o
reunión legal de la corporación entera.
La voluntad de la mayoría de la sala es la
voluntad de la corporación.
Todo lo cual se entiende sin perjuicio de las
modificaciones que los estatutos de la corporación
prescribieren a este respecto.
Art. 551. Las corporaciones son representadas
por las personas a quienes la ley o las ordenanzas
respectivas, o a falta de una y otras, un acuerdo
de la corporación ha conferido este carácter.
Art. 552. Los actos del representante de la
corporación, en cuanto no excedan de los límites
del ministerio que se le ha confiado, son actos de
la corporación; en cuanto excedan de estos límites,
sólo obligan personalmente al representante.
Art. 553. Los estatutos de una corporación tienen
fuerza obligatoria sobre toda ella, y sus miembros están
obligados a obedecerlos bajo las penas que los mismos
estatutos impongan.
Art. 554. Toda corporación tiene sobre sus miembros
el derecho de policía correccional que sus estatutos le
confieran, y ejercerán este derecho en conformidad a ellos.
Art. 555. Los delitos de fraude, dilapidación, y
malversación de los fondos de la corporación, se castigarán
con arreglo a sus estatutos, sin perjuicio de lo que
dispongan sobre los mismos delitos las leyes comunes.
Art. 556. Las corporaciones pueden adquirir
L. 5.020
bienes de todas clases a cualquier título.
Art. 557. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 558. Derogado.
L. 7.612, Art. 2º
Art. 559. Las corporaciones no pueden disolverse
por sí mismas, sin la aprobación de la autoridad que
legitimó su existencia.
Pero pueden ser disueltas por ella, o por disposición
de la ley, a pesar de la voluntad de sus miembros, si
llegan a comprometer la seguridad o los intereses del
Estado, o no corresponden al objeto de su institución.
Art. 560. Si por muerte u otros accidentes quedan
reducidos los miembros de una corporación a tan corto
número que no puedan ya cumplirse los objetos para que
fue instituida, o si faltan todos ellos, y los estatutos
no hubieren prevenido el modo de integrarla o renovarla
en estos casos, corresponderá a la autoridad que legitimó
su existencia dictar la forma en que haya de efectuarse
la integración o renovación.
Art. 561. Disuelta una corporación, se dispondrá de
sus propiedades en la forma que para este caso hubieren
prescrito sus estatutos; y si en ellos no se hubiere
previsto este caso, pertenecerán dichas propiedades al
Estado, con la obligación de emplearlas en objetos
análogos a los de la institución. Tocará al Presidente
de la República señalarlos.
Art. 562. Las fundaciones de beneficencia que hayan
de administrarse por una colección de individuos, se
regirán por los estatutos que el fundador les hubiere
dictado; y si el fundador no hubiere manifestado su
voluntad a este respecto, o sólo la hubiere manifestado
incompletamente, será suplido este defecto por el
Presidente de la República.
Art. 563. Lo que en los artículos 549 hasta 561 se
dispone acerca de las corporaciones y de los miembros
que las componen, se aplicará a las fundaciones de
beneficencia y a los individuos que las administran.
Art. 564. Las fundaciones perecen por la destrucción
de los bienes destinados a su manutención.
LIBRO SEGUNDO
DE LOS BIENES, Y DE SU DOMINIO, POSESION, USO
Y GOCE
Título I
DE LAS VARIAS CLASES DE BIENES
L. 7.612
Art. 1º
Art. 565. Los bienes consisten en cosas corporales
o incorporales.
Corporales son las que tienen un ser real y pueden
ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro.
Incorporales las que consisten en meros derechos,
como los créditos, y las servidumbres activas.
§ 1. De las cosas corporales
Art. 566. Las cosas corporales se dividen en muebles
e inmuebles.
Art. 567. Muebles son las que pueden transportarse
de un lugar a otro, sea moviéndose ellas a sí mismas, como
los animales (que por eso se llaman semovientes), sea que
sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas
inanimadas.
Exceptúanse las que siendo muebles por naturaleza se
reputan inmuebles por su destino, según el artículo 570.
Art. 568. Inmuebles o fincas o bienes raíces son las
cosas que no pueden transportarse de un lugar a otro; como
las tierras y minas, y las que adhieren permanentemente a
ellas, como los edificios, los árboles.
Las casas y heredades se llaman predios o fundos.
Art. 569. Las plantas son inmuebles, mientras adhieren
al suelo por sus raíces, a menos que estén en macetas o
cajones, que puedan transportarse de un lugar a otro.
Art. 570. Se reputan inmuebles, aunque por su
naturaleza no lo sean, las cosas que están permanentemente
destinadas al uso, cultivo y beneficio de un inmueble, sin
embargo de que puedan separarse sin detrimento. Tales son,
por ejemplo:
Las losas de un pavimento;
Los tubos de las cañerías;
Los utensilios de labranza o minería, y los animales
actualmente destinados al cultivo o beneficio de una finca,
con tal que hayan sido puestos en ella por el dueño de la
finca;
Los abonos existentes en ella, y destinados por el
dueño de la finca a mejorarla;
Las prensas, calderas, cubas, alambiques, toneles y
máquinas que forman parte de un establecimiento industrial
adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste;
Los animales que se guardan en conejeras, pajareras,
estanques, colmenas, y cualesquiera otros vivares, con tal
que éstos adhieran al suelo, o sean parte del suelo mismo,
o de un edificio.
Art. 571. Los productos de los inmuebles, y las cosas
accesorias a ellos, como las yerbas de un campo, la madera
y fruto de los árboles, los animales de un vivar, se
reputan muebles, aun antes de su separación, para el
efecto de constituir un derecho sobre dichos productos o
cosas a otra persona que el dueño.
Lo mismo se aplica a la tierra o arena de un suelo,
a los metales de una mina, y a las piedras de una cantera.
Art. 572. Las cosas de comodidad u ornato que se
clavan o fijan en las paredes de las casas y pueden
removerse fácilmente sin detrimento de las mismas paredes,
como estufas, espejos, cuadros, tapicerías, se reputan
muebles. Si los cuadros o espejos están embutidos en las
paredes, de manera que formen un mismo cuerpo con ellas, se
considerarán parte de ellas, aunque puedan separarse sin
detrimento.
Art. 573. Las cosas que por ser accesorias a bienes
raíces se reputan inmuebles, no dejan de serlo por su
separación momentánea; por ejemplo, los bulbos o cebollas
que se arrancan para volverlas a plantar, y las losas o
piedras que se desencajan de su lugar, para hacer alguna
construcción o reparación y con ánimo de volverlas a él.
Pero desde que se separan con el objeto de darles diferente
destino, dejan de ser inmuebles.
Art. 574. Cuando por la ley o el hombre se usa de la
expresión bienes muebles sin otra calificación, se
comprenderá en ella todo lo que se entiende por cosas
muebles, según el artículo 567.
En los muebles de una casa no se comprenderá el
dinero, los documentos y papeles, las colecciones
científicas o artísticas, los libros o sus estantes, las
medallas, las armas, los instrumentos de artes y oficios,
las joyas, la ropa de vestir y de cama, los carruajes o
caballerías o sus arreos, los granos, caldos, mercancías,
ni en general otras cosas que las que forman el ajuar de
una casa.
Art. 575. Las cosas muebles se dividen en
y no fungibles.
A las primeras pertenecen aquellas de que
hacerse el uso conveniente a su naturaleza sin
destruyan.
Las especies monetarias en cuanto perecen
las emplea como tales, son cosas fungibles.
fungibles
no puede
que se
para el que
§ 2. De las cosas incorporales
Art. 576. Las cosas incorporales son derechos reales
o personales.
Art. 577. Derecho real es el que tenemos sobre una
cosa sin respecto a determinada persona.
Son derechos reales el de dominio, el de herencia,
los de usufructo, uso o habitación, los de servidumbres
activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen las acciones reales.
Art. 578. Derechos personales o créditos son los que
sólo pueden reclamarse de ciertas personas, que, por un
hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído
las obligaciones correlativas; como el que tiene el
prestamista contra su deudor por el dinero prestado, o el
hijo contra el padre por alimentos. De estos derechos
nacen las acciones personales.
Art. 579. El derecho de censo es personal en cuanto
puede dirigirse contra el censuario, aunque no esté en
posesión de la finca acensuada, y real en cuanto se
persiga ésta.
Art. 580. Los derechos y acciones se reputan bienes
muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de
ejercerse, o que se debe. Así el derecho de usufructo
sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador
para que se le entregue la finca comprada, es inmueble; y
la acción del que ha prestado dinero, para que se le pague,
es mueble.
Art. 581. Los hechos que se deben
La acción para que un artífice ejecute
resarza los perjuicios causados por la
convenio, entra por consiguiente en la
muebles.
se reputan muebles.
la obra convenida, o
inejecución del
clase de los bienes
Título II
DEL DOMINIO
Art. 582. El dominio (que se llama también propiedad)
es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y
disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o
contra derecho ajeno.
La propiedad separada del goce de la cosa, se llama
mera o nuda propiedad.
Art. 583. Sobre las cosas incorporales hay también una
especie de propiedad. Así, el usufructuario tiene la
propiedad de su derecho de usufructo.
Art. 584. Las producciones del talento o del ingenio
son una propiedad de sus autores.
Esta especie de propiedad se regirá por leyes
especiales.
Art. 585. Las cosas que la naturaleza ha hecho
comunes a todos los hombres, como la alta mar, no son
susceptibles de dominio, y ninguna nación, corporación o
individuo tiene derecho de apropiárselas.
Su uso y goce son determinados entre individuos de
una nación por las leyes de ésta, y entre distintas
naciones por el derecho internacional.
Art. 586. Las cosas que han sido consagradas para
el culto divino, se regirán por el derecho canónico.
Art. 587. El uso y goce de las capillas y cementerios,
situados en posesiones de particulares y accesorios a
ellas, pasarán junto con ellas y junto con los ornamentos,
vasos y demás objetos pertenecientes a dichas capillas o
cementerios, a las personas que sucesivamente adquieran las
posesiones en que están situados, a menos de disponerse
otra cosa por testamento o por acto entre vivos.
Art. 588. Los modos de adquirir el dominio son la
ocupación, la accesión, la tradición, la sucesión por causa
de muerte, y la prescripción.
De la adquisición de dominio por estos dos últimos
medios se tratará en el Libro De la sucesión por causa de
muerte, y al fin de este Código.
Título III
DE LOS BIENES NACIONALES
Art. 589. Se llaman bienes nacionales aquellos cuyo
dominio pertenece a la nación toda.
Si además su uso pertenece a todos los habitantes de
la nación, como el de calles, plazas, puentes y caminos,
el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes nacionales
de uso público o bienes públicos.
Los bienes nacionales cuyo uso no pertenece
generalmente a los habitantes, se llaman bienes del Estado
o bienes fiscales.
Art. 590. Son bienes del Estado todas las tierras que,
estando situadas dentro de los límites territoriales,
carecen de otro dueño.
Art. 591. El Estado es dueño de todas las minas de oro,
plata, cobre, azogue, estaño, piedras preciosas, y demás
substancias fósiles, no obstante el dominio de las
corporaciones o de los particulares sobre la superficie de la
tierra en cuyas entrañas estuvieren situadas.
Pero se concede a los particulares la facultad de catar
y cavar en tierras de cualquier dominio para buscar las minas
a que se refiere el precedente inciso, la de labrar y
beneficiar dichas minas, y la de disponer de ellas como dueños,
con los requisitos y bajo las reglas que prescribe el Código
de Minería.
Art. 592. Los puentes y caminos construidos a expensas
de personas particulares en tierras que les pertenecen, no
son bienes nacionales, aunque los dueños permitan su uso y
goce a todos.
Lo mismo se extiende a cualesquiera otras
construcciones hechas a expensas de particulares y en sus
tierras, aun cuando su uso sea público, por permiso del
dueño.
Art. 593. El mar adyacente, hasta la distancia de
doce millas marinas medidas desde las respectivas líneas
de base, es mar territorial y de dominio nacional. Pero,
para objetos concernientes a la prevención y sanción de
las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros,
fiscales, de inmigración o sanitarios, el Estado ejerce
jurisdicción sobre un espacio marítimo denominado zona
contigua, que se extiende hasta la distancia de
veinticuatro millas marinas, medidas de la misma manera.
Las aguas situadas en el interior de las líneas de
base del mar territorial, forman parte de las aguas
interiores del Estado.
L. 18.565
Art. 1º, Nº1
L. 18.565
Art. 2º
Art. 594. Se entiende por playa del mar la extensión
de tierra que las olas bañan y desocupan alternativamente
hasta donde llegan en las más altas mareas.
Art. 595. Todas las aguas son bienes nacionales de
uso público.
L. 16.640
Art. 123
Art. 596. El mar adyacente que se extiende hasta las L. 18.565
doscientas millas marinas contadas desde las líneas de
Art. 1º, Nº 2
base a partir de las cuales se mide la anchura del mar
territorial, y más allá de este último, se denomina zona
económica exclusiva. En ella el Estado ejerce derechos de
soberanía para explorar, explotar, conservar y administrar
los recursos naturales vivos y no vivos de las aguas
suprayacentes al lecho, del lecho y el subsuelo del mar,
y para desarrollar cualesquiera otras actividades con miras
a la exploración y explotación económica de esa zona.
El Estado ejerce derechos de soberanía exclusivos
sobre la plataforma continental para los fines de la
conservación, exploración y explotación de sus recursos
naturales.
Además, al Estado le corresponde toda otra
jurisdicción y derechos previstos en el Derecho
Internacional respecto de la zona económica exclusiva y
de la plataforma continental.
Art. 597. Las nuevas islas que se formen en el mar
territorial o en ríos y lagos que puedan navegarse por
buques de más de cien toneladas, pertenecerán al Estado.
Art. 598. El uso y goce que para el tránsito, riego,
navegación y cualesquiera otros objetos lícitos,
corresponden a los particulares en las calles, plazas,
puentes y caminos públicos, en el mar y sus playas, en ríos
y lagos y generalmente en todos los bienes nacionales de
uso público, estarán sujetos a las disposiciones de este
Código, y a las ordenanzas generales o locales que sobre
la materia se promulguen.
Art. 599. Nadie podrá construir, sino por permiso
especial de autoridad competente, obra alguna sobre las
calles, plazas, puentes, playas, terrenos fiscales y demás
lugares de propiedad nacional.
Art. 600. Las columnas, pilastras, gradas, umbrales,
y cualesquiera otras construcciones que sirvan para la
comodidad u ornato de los edificios, o hagan parte de ellos,
no podrán ocupar ningún espacio, por pequeño que sea, de la
superficie de las calles, plazas, puentes, caminos y demás
lugares de propiedad nacional.
Los edificios en que se ha tolerado la práctica
contraria, estarán sujetos a la disposición del precedente
inciso, si se reconstruyeren.
Art. 601. En los edificios que se construyan a los
costados de calles o plazas, no podrá haber, hasta la
altura de tres metros, ventanas, balcones, miradores u
otras obras que salgan más de medio decímetro fuera del
plano vertical del lindero, ni podrá haberlos más arriba,
que salgan de dicho plano vertical, sino hasta la
distancia horizontal de tres decímetros.
Las disposiciones del artículo precedente, inciso 2º,
se aplicarán a las reconstrucciones de dichos edificios.
Art. 602. Sobre las obras que con permiso de la
autoridad competente se construyan en sitios de propiedad
nacional, no tienen los particulares que han obtenido este
permiso, sino el uso y goce de ellas, y no la propiedad
del suelo.
Abandonadas las obras, o terminado el tiempo por el
cual se concedió el permiso, se restituyen ellas y el
suelo por el ministerio de la ley al uso y goce privativo
del Estado, o al uso y goce general de los habitantes,
según prescriba la autoridad soberana.
Pero no se entiende lo dicho si la propiedad del
suelo ha sido concedida expresamente por el Estado.
Art. 603. No se podrán sacar canales de los ríos
para ningún objeto industrial o doméstico, sino con
arreglo a las leyes u ordenanzas respectivas.
Art. 604. Las naves nacionales o extranjeras no
podrán tocar ni acercarse a ningún paraje de la playa,
excepto a los puertos que para este objeto haya designado
la ley; a menos que un peligro inminente de naufragio, o
de apresamiento, u otra necesidad semejante las fuerce a
ello; y los capitanes o patrones de las naves que de otro
modo lo hicieren, estarán sujetos a las penas que las
leyes y ordenanzas respectivas les impongan.
Los náufragos tendrán libre acceso a la playa y serán
socorridos por las autoridades locales.
Art. 605. No obstante lo prevenido en este título y
en el De la accesión relativamente al dominio de la nación
sobre ríos, lagos, e islas, subsistirán en ellos los
derechos adquiridos por particulares antes de la
promulgación de este Código.
Título IV
DE LA OCUPACION
Art. 606. Por la ocupación se adquiere el dominio
de las cosas que no pertenecen a nadie, y cuya
adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o
por el Derecho Internacional.
Art. 607. La caza y pesca son especies de ocupación
por las cuales se adquiere el dominio de los animales
bravíos.
Art. 608. Se llaman animales bravíos o salvajes los
que viven naturalmente libres e independientes del hombre,
como las fieras y los peces; domésticos los que pertenecen
a especies que viven ordinariamente bajo la dependencia
del hombre, como las gallinas, las ovejas; y domesticados
los que sin embargo de ser bravíos por su naturaleza se han
acostumbrado a la domesticidad y reconocen en cierto modo
el imperio del hombre.
Estos últimos, mientras conservan la costumbre de
volver al amparo o dependencia del hombre, siguen la regla
de los animales domésticos, y perdiendo esta costumbre
vuelven a la clase de los animales bravíos.
Art. 609. El ejercicio de la caza estará sujeto al
cumplimiento de la legislación especial que la regule.
No se podrá cazar sino en tierras propias, o en las
ajenas con permiso del dueño.
L. 19.473
Art. 2º
Art. 610. Si alguno cazare en tierras ajenas sin
permiso del dueño, cuando por ley estaba obligado a
obtenerlo, lo que cace será para el dueño, a quien además
indemnizará de todo perjuicio.
Art. 611. La caza marítima y la pesca se regularán
por las disposiciones de este Código y, preferentemente,
por la legislación especial que rija al efecto.
Art. 612. Los pescadores podrán hacer de las playas
del mar el uso necesario para la pesca, construyendo
cabañas, sacando a tierra sus barcas y utensilios y el
producto de la pesca, secando sus redes, etc.; guardándose
empero de hacer uso alguno de los edificios o
construcciones que allí hubiere, sin permiso de sus dueños,
L. 18.565
Art. 1º, Nº 3
o de embarazar el uso legítimo de los demás pescadores.
Art. 613. Podrán también para los expresados
menesteres hacer uso de las tierras contiguas hasta la
distancia de ocho metros de la playa; pero no tocarán a
los edificios o construcciones que dentro de esa distancia
hubiere, ni atravesarán las cercas, ni se introducirán en
las arboledas, plantíos o siembras.
Art. 614. Los dueños de las tierras contiguas a la
playa no podrán poner cercas, ni hacer edificios,
construcciones o cultivos dentro de los dichos ocho metros,
sino dejando de trecho en trecho suficientes y cómodos
espacios para los menesteres de la pesca.
En caso contrario ocurrirán los pescadores a las
autoridades locales para que pongan el conveniente remedio.
Art. 615. A los que pesquen en ríos y lagos no será
lícito hacer uso alguno de los edificios y terrenos
cultivados en las riberas ni atravesar las cercas.
Art. 616. La disposición del artículo 610 se extiende
al que pesca en aguas ajenas.
Art. 617. Se entiende que el cazador o pescador se
apodera del animal bravío y lo hace suyo, desde el momento
que lo ha herido gravemente, de manera que ya no le sea
fácil escapar, y mientras persiste en perseguirlo; o desde
el momento que el animal ha caído en sus trampas o redes,
con tal que las haya armado o tendido en paraje donde le
sea lícito cazar o pescar.
Si el animal herido entra en tierras ajenas donde no
es lícito cazar sin permiso del dueño, podrá éste hacerlo
suyo.
Art. 618. No es lícito a un cazador o pescador
perseguir al animal bravío que es ya perseguido por otro
cazador o pescador; si lo hiciere sin su consentimiento,
y se apoderare del animal, podrá el otro reclamarlo como
suyo.
Art. 619. Los animales bravíos pertenecen al dueño
de las jaulas, pajareras, conejeras, colmenas, estanques
o corrales en que estuvieren encerrados; pero luego que
recobran su libertad natural, puede cualquier persona
apoderarse de ellos y hacerlos suyos, con tal que
actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos,
teniéndolos a la vista, y que por lo demás no se
contravenga al artículo 609.
Art. 620. Las abejas que huyen de la colmena y posan
en árbol que no sea del dueño de ésta, vuelven a su
libertad natural, y cualquiera puede apoderarse de ellas,
y de los panales fabricados por ellas, con tal que no lo
hagan sin permiso del dueño en tierras ajenas, cercadas o
cultivadas, o contra la prohibición del mismo en las otras;
pero al dueño de la colmena no podrá prohibirse que persiga
a las abejas fugitivas en tierras que no estén cercadas ni
cultivadas.
Art. 621. Las palomas que abandonan un palomar y se
fijan en otro, se entenderán ocupadas legítimamente por el
dueño del segundo, siempre que éste no se haya valido de
alguna industria para atraerlas y aquerenciarlas.
En tal caso estará obligado a la indemnización de todo
perjuicio, inclusa la restitución de las especies, si el
dueño la exigiere, y si no la exigiere, a pagarle su precio.
Art. 622. En lo demás, el ejercicio de la caza y de la
pesca estará sujeto a las ordenanzas especiales que sobre
estas materias se dicten.
No se podrá, pues, cazar o pescar sino en lugares, en
temporadas, y con armas y procederes, que no estén
prohibidos.
Art. 623. Los animales domésticos están sujetos a
dominio.
Conserva el dueño este dominio sobre los animales
domésticos fugitivos, aun cuando hayan entrado en tierras
ajenas; salvo en cuanto las ordenanzas de policía rural o
urbana establecieren lo contrario.
Art. 624. La invención o hallazgo es una especie de
ocupación por la cual el que encuentra una cosa inanimada
que no pertenece a nadie, adquiere su dominio, apoderándose
de ella.
De este modo se adquiere el dominio de las piedras,
conchas y otras substancias que arroja el mar y que no
presentan señales de dominio anterior.
Se adquieren del mismo modo las cosas cuya propiedad
abandona su dueño, como las monedas que se arrojan para que
las haga suyas el primer ocupante.
No se presumen abandonadas por sus dueños las cosas
que los navegantes arrojan al mar para alijar la nave.
Art. 625. El descubrimiento de un tesoro es una
especie de invención o hallazgo.
Se llama tesoro la moneda o joyas, u otros efectos
preciosos, que elaborados por el hombre han estado largo
tiempo sepultados o escondidos sin que haya memoria ni
indicio de su dueño.
Art. 626. El tesoro encontrado en terreno ajeno se
dividirá por partes iguales entre el dueño del terreno y
la persona que haya hecho el descubrimiento.
Pero esta última no tendrá derecho a su porción, sino
cuando el descubrimiento sea fortuito o cuando se haya
buscado el tesoro con permiso del dueño del terreno.
En los demás casos, o cuando sean una misma persona
el dueño del terreno y el descubridor, pertenecerá todo
el tesoro al dueño del terreno.
Art. 627. Al dueño de una heredad o de un edificio
podrá pedir cualquiera persona el permiso de cavar en el
suelo para sacar dinero o alhajas que asegurare
pertenecerle y estar escondidos en él; y si señalare el
paraje en que están escondidos y diere competente seguridad
de que probará su derecho sobre ellos, y de que abonará
todo perjuicio al dueño de la heredad o edificio, no podrá
éste negar el permiso ni oponerse a la extracción de dichos
dineros o alhajas.
Art. 628. No probándose el derecho sobre dichos
dineros o alhajas, serán considerados o como bienes
perdidos, o como tesoro encontrado en suelo ajeno, según
los antecedentes y señales.
En este segundo caso, deducidos los costos, se
dividirá el tesoro por partes iguales entre el denunciador
y el dueño del suelo; pero no podrá éste pedir
indemnización de perjuicios, a menos de renunciar su
porción.
Art. 629. Si se encuentra alguna especie mueble al
parecer perdida, deberá ponerse a disposición de su dueño;
y no presentándose nadie que pruebe ser suya, se entregará
a la autoridad competente, la cual deberá dar aviso del
hallazgo en un diario de la comuna o de la capital de la
provincia o de la capital de la región, si en aquélla no
lo hubiere.
El aviso designará el género y calidad de la especie,
el día y lugar del hallazgo.
Si no apareciere el dueño, se dará este aviso por
tercera vez, mediando treinta días de un aviso a otro.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 9
Art. 630. Si en el curso del mes subsiguiente al
último aviso no se presentare persona que justifique su
dominio, se venderá la especie en pública subasta; se
deducirán del producto las expensas de aprensión,
conservación y demás que incidieren; y el remanente se
dividirá por partes iguales entre la persona que encontró
la especie y la municipalidad respectiva.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 10
Art. 631. La persona que haya omitido las diligencias
aquí ordenadas, perderá su porción en favor de la
municipalidad, y aun quedará sujeta a la acción de
perjuicios, y según las circunstancias, a la pena de
hurto.
Art. 632. Si aparece el dueño antes de subastada la
especie, le será restituida, pagando las expensas, y lo que
a título de salvamento adjudicare la autoridad competente
al que encontró y denunció la especie.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 9
Si el dueño hubiere ofrecido recompensa por el
hallazgo, el denunciador elegirá entre el premio de
salvamento y la recompensa ofrecida.
Art. 633. Subastada la especie, se mirará como
irrevocablemente perdida para el dueño.
Art. 634. Si la especie fuere corruptible o su
custodia y conservación dispendiosas, podrá anticiparse
la subasta, y el dueño, presentándose antes de expirar el
mes subsiguiente al último aviso, tendrá derecho al
precio, deducidas, como queda dicho, las expensas y el
premio de salvamento.
L. 7.612
Art. 1º
Art. 635. Si naufragare algún buque en las costas
de la República, o si el mar arrojare a ellas los
fragmentos de un buque, o efectos pertenecientes, según
las apariencias, al aparejo o carga de un buque, las
personas que lo vean o sepan, denunciarán el hecho a la
autoridad competente, asegurando entre tanto los efectos
que sea posible salvar para restituirlos a quien de
derecho corresponda.
Los que se los apropiaren, quedarán sujetos a la
acción de perjuicios, y a la pena de hurto.
Art. 636. Las especies náufragas que se salvaren,
serán restituidas por la autoridad a los interesados,
mediante el pago de las expensas y la gratificación de
salvamento.
Art. 637. Si no aparecieren interesados, se procederá L. 18.776
a la publicación de tres avisos por diarios, mediando
Art. séptimo,
quince días de un aviso a otro; y en lo demás se procederá Nº 11
como en el caso de los artículos 629 y siguientes.
Art. 638. La autoridad competente fijará, según las
circunstancias, la gratificación de salvamento, que nunca
pasará de la mitad del valor de las especies.
Pero si el salvamento de las especies se hiciere bajo
las órdenes y dirección de la autoridad pública, se
restituirán a los interesados, mediante el abono de las
expensas, sin gratificación de salvamento.
Art. 639. Todo lo dicho en los artículos 635 y
siguientes se entiende sin perjuicio de lo que sobre
esta materia se estipulare con las potencias extranjeras,
y de los reglamentos fiscales para el almacenaje y la
internación de las especies.
Art. 640. El Estado se hace dueño de todas las
propiedades que se toman en guerra de nación a nación,
no sólo a los enemigos sino a los neutrales, y aun a los
aliados y los nacionales según los casos, y dispone de
ellas en conformidad a las Ordenanzas de Marina y de Corso.
Art. 641. Las presas hechas por bandidos, piratas o
insurgentes, no transfieren dominio, y represadas deberán
restituirse a los dueños, pagando éstos el premio de
salvamento a los represadores.
Este premio se regulará por el que en casos análogos
se conceda a los apresadores en guerra de nación a nación.
Art. 642. Si no aparecieren los dueños, se procederá L. 7.612
como en el caso de las cosas perdidas; pero los
Art. 1º
represadores tendrán sobre las propiedades que no fueren
reclamadas por sus dueños en el espacio de un mes, contado
desde la fecha del último aviso, los mismos derechos que
si las hubieran apresado en guerra de nación a nación.
Título V
DE LA ACCESION
Art. 643. La accesión es un modo de adquirir por el
cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella
produce, o de lo que se junta a ella. Los productos de las
cosas son frutos naturales o civiles.
§ 1. De las accesiones de frutos
Art. 644. Se llaman frutos naturales los que da la
naturaleza ayudada o no de la industria humana.
Art. 645. Los frutos naturales se llaman pendientes
mientras que adhieren todavía a la cosa que los produce,
como las plantas que están arraigadas al suelo, o los
productos de las plantas mientras no han sido separados
de ellas.
Frutos naturales percibidos son los que han sido
separados de la cosa productiva, como las maderas cortadas,
las frutas y granos cosechados, etc.; y se dicen consumidos
cuando se han consumido verdaderamente o se han enajenado.
Art. 646. Los frutos naturales de una cosa pertenecen
al dueño de ella; sin perjuicio de los derechos
constituidos por las leyes, o por un hecho del hombre, al
poseedor de buena fe, al usufructuario, al arrendatario.
Así los vegetales que la tierra produce
espontáneamente o por el cultivo, y las frutas, semillas y
demás productos de los vegetales, pertenecen al dueño de
la tierra.
Así también las pieles, lana, astas, leche, cría, y
demás productos de los animales, pertenecen al dueño de
éstos.
Art. 647. Se llaman frutos civiles los precios,
pensiones o cánones de arrendamiento o censo, y los
intereses de capitales exigibles, o impuestos a fondo
perdido.
Los frutos civiles se llaman pendientes mientras se
deben; y percibidos, desde que se cobran.
Art. 648. Los frutos civiles pertenecen también al
dueño de la cosa de que provienen, de la misma manera y
con la misma limitación que los naturales.
§ 2. De las accesiones del suelo
Art. 649. Se llama aluvión el aumento que recibe la
ribera de la mar o de un río o lago por el lento e
imperceptible retiro de las aguas.
Art. 650. El terreno de aluvión accede a las heredades
riberanas dentro de sus respectivas líneas de demarcación,
prolongadas directamente hasta el agua; pero en puertos
habilitados pertenecerá al Estado.
El suelo que el agua ocupa y desocupa alternativamente
en sus creces y bajas periódicas, forma parte de la ribera
o del cauce, y no accede mientras tanto a las heredades
contiguas.
Art. 651. Siempre que prolongadas las antedichas
líneas de demarcación, se corten una a otra, antes de
llegar al agua, el triángulo formado por ellas y por el
borde del agua, accederá a las dos heredades laterales;
una línea recta que lo divida en dos partes iguales, tirada
desde el punto de intersección hasta el agua, será la línea
divisoria entre las dos heredades.
Art. 652. Sobre la parte del suelo que por una avenida
o por otra fuerza natural violenta es transportada de un
sitio a otro, conserva el dueño su dominio, para el solo
efecto de llevársela; pero si no la reclama dentro del
subsiguiente año, la hará suya el dueño del sitio a que fue
transportada.
Art. 653. Si una heredad ha sido inundada, el
terreno restituido por las aguas dentro de los cinco
años subsiguientes, volverá a sus antiguos dueños.
Art. 654. Si un río varía de curso, podrán los
propietarios riberanos, con permiso de autoridad
competente, hacer las obras necesarias para restituir
las aguas a su acostumbrado cauce; y la parte de éste
que permanentemente quedare en seco, accederá a las
heredades contiguas, como el terreno de aluvión en el
caso del artículo 650.
Concurriendo los riberanos de un lado con los del
otro, una línea longitudinal dividirá el nuevo terreno
en dos partes iguales; y cada una de éstas accederá a las
heredades contiguas, como en el caso del mismo artículo.
L. 6.162
Art. 1º
Art. 655. Si un río se divide en dos brazos, que no
vuelven después a juntarse, las partes del anterior cauce
que el agua dejare descubiertas accederán a las heredades
contiguas, como en el caso del artículo precedente.
Art. 656. Acerca de las nuevas islas que no hayan de
pertenecer al Estado según el artículo 597, se observarán
las reglas siguientes:
1ª La nueva isla se mirará como parte del cauce o
lecho, mientras fuere ocupada y desocupada alternativamente
por las aguas en sus creces y bajas periódicas, y no
accederá entre tanto a las heredades riberanas.
2ª La nueva isla formada por un río que se abre en dos
brazos que vuelven después a juntarse, no altera el anterior
dominio de los terrenos comprendidos en ella; pero el nuevo
terreno descubierto por el río accederá a las heredades
contiguas, como en el caso del artículo 654.
3ª La nueva isla que se forme en el cauce de un río,
accederá a las heredades de aquella de las dos riberas a
que estuviere más cercana toda la isla; correspondiendo a
cada heredad la parte comprendida entre sus respectivas
líneas de demarcación, prolongadas directamente hasta la
isla y sobre la superficie de ella.
Si toda la isla no estuviere más cercana a una de las
dos riberas que a la otra, accederá a las heredades de
ambas riberas; correspondiendo a cada heredad la parte
comprendida entre sus respectivas líneas de demarcación
prolongadas directamente hasta la isla y sobre la
superficie de ella.
Las partes de la isla que en virtud de estas
disposiciones correspondieren a dos o más heredades, se
dividirán en partes iguales entre las heredades comuneras.
4ª Para la distribución de una nueva isla, se
prescindirá enteramente de la isla o islas que hayan
preexistido a ella; y la nueva isla accederá a las
heredades riberanas como si ella sola existiese.
5ª Los dueños de una isla formada por el río adquieren
el dominio de todo lo que por aluvión acceda a ella,
cualquiera que sea la ribera de que diste menos el nuevo
terreno abandonado por las aguas.
6ª A la nueva isla que se forme en un lago se
aplicará el inciso 2º de la regla 3ª precedente; pero no
tendrán parte en la división del terreno formado por las
aguas las heredades cuya menor distancia de la isla exceda
a la mitad del diámetro de ésta, medido en la dirección de
esa misma distancia.
§ 3. De la accesión de una cosa mueble a otra
Art. 657. La adjunción es una especie de accesión, y
se verifica cuando dos cosas muebles pertenecientes a
diferentes dueños se juntan una a otra, pero de modo que
puedan separarse y subsistir cada una después de separada;
como cuando el diamante de una persona se engasta en el
oro de otra, o en un marco ajeno se pone un espejo propio.
Art. 658. En los casos de adjunción, no habiendo
conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe por otra,
el dominio de lo accesorio accederá al dominio de lo
principal, con el gravamen de pagar al dueño de la parte
accesoria su valor.
Art. 659. Si de las dos cosas unidas, la una es de
mucho más estimación que la otra, la primera se mirará
como lo principal y la segunda como lo accesorio.
Se mirará como de más estimación la cosa que tuviere
para su dueño un gran valor de afección.
Art. 660. Si no hubiere tanta diferencia en la
estimación, aquella de las dos cosas que sirva para el
uso, ornato o complemento de la otra, se tendrá por
accesoria.
Art. 661. En los casos a que no pudiere aplicarse
ninguna de las reglas precedentes, se mirará como principal
lo de más volumen.
Art. 662. Otra especie de accesión es la
especificación, que se verifica cuando de la materia
perteneciente a una persona, hace otra persona una obra
o artefacto cualquiera, como si de uvas ajenas se hace
vino, o de plata ajena una copa, o de madera ajena una
nave.
No habiendo conocimiento del hecho por una parte, ni
mala fe por otra, el dueño de la materia tendrá derecho a
reclamar la nueva especie, pagando la hechura.
A menos que en la obra o artefacto el precio de la
nueva especie valga mucho más que el de la materia, como
cuando se pinta en lienzo ajeno, o de mármol ajeno se hace
una estatua; pues en este caso la nueva especie pertenecerá
al especificante, y el dueño de la materia tendrá solamente
derecho a la indemnización de perjuicios.
Si la materia del artefacto es, en parte, ajena, y, en
parte, propia del que la hizo o mandó hacer, y las dos
partes no pueden separarse sin inconveniente, la especie
pertenecerá en común a los dos propietarios; al uno a
prorrata del valor de su materia, y al otro a prorrata del
valor de la suya y de la hechura.
Art. 663. Si se forma una cosa por mezcla de materias
áridas o líquidas, pertenecientes a diferentes dueños, no
habiendo conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe
por otra, el dominio de la cosa pertenecerá a dichos dueños
proindiviso, a prorrata del valor de la materia que a cada
uno pertenezca.
A menos que el valor de la materia perteneciente a uno
de ellos fuere considerablemente superior, pues en tal caso
el dueño de ella tendrá derecho para reclamar la cosa
producida por la mezcla, pagando el precio de la materia
restante.
Art. 664. En todos los casos en que al dueño de una de
las dos materias unidas no sea fácil reemplazarla por otra
de la misma calidad, valor y aptitud, y pueda la primera
separarse sin deterioro de lo demás, el dueño de ella, sin
cuyo conocimiento se haya hecho la unión, podrá pedir su
separación y entrega, a costa del que hizo uso de ella.
Art. 665. En todos los casos en que el dueño de una
materia de que se ha hecho uso sin su conocimiento, tenga
derecho a la propiedad de la cosa en que ha sido empleada,
lo tendrá igualmente para pedir que en lugar de dicha
materia se le restituya otro tanto de la misma naturaleza,
calidad y aptitud, o su valor en dinero.
Art. 666. El que haya tenido conocimiento del uso que
de una materia suya se hacía por otra persona, se presumirá
haberlo consentido y sólo tendrá derecho a su valor.
Art. 667. El que haya hecho uso de una materia ajena
sin conocimiento del dueño, y sin justa causa de error,
estará sujeto en todos los casos a perder lo suyo, y a
pagar lo que más de esto valieren los perjuicios irrogados
al dueño; fuera de la acción criminal a que haya lugar,
cuando ha procedido a sabiendas.
Si el valor de la obra excediere notablemente al de
la materia, no tendrá lugar lo prevenido en el precedente
inciso; salvo que se haya procedido a sabiendas.
§ 4. De la accesión de las cosas muebles a inmuebles
Art. 668. Si se edifica con materiales ajenos en suelo
propio, el dueño del suelo se hará dueño de los materiales
por el hecho de incorporarlos en la construcción; pero
estará obligado a pagar al dueño de los materiales su justo
precio, u otro tanto de la misma naturaleza, calidad y aptitud.
Si por su parte no hubo justa causa de error, será
obligado al resarcimiento de perjuicios, y si ha procedido
a sabiendas, quedará también sujeto a la acción criminal
competente; pero si el dueño de los materiales tuvo
conocimiento del uso que se hacía de ellos, sólo habrá
lugar a la disposición del inciso anterior.
La misma regla se aplica al que planta o siembra en
suelo propio vegetales o semillas ajenas.
Mientras los materiales no están incorporados en la
construcción o los vegetales arraigados en el suelo, podrá
reclamarlos el dueño.
Art. 669. El dueño del terreno en que otra persona,
sin su conocimiento, hubiere edificado, plantado o sembrado,
tendrá el derecho de hacer suyo el edificio, plantación o
sementera, mediante las indemnizaciones prescritas a favor
de los poseedores de buena o mala fe en el título De la
reivindicación, o de obligar al que edificó o plantó a
pagarle el justo precio del terreno con los intereses
legales por todo el tiempo que lo haya tenido en su poder,
y al que sembró a pagarle la renta y a indemnizarle los
perjuicios.
Si se ha edificado, plantado o sembrado a ciencia y
paciencia del dueño del terreno, será éste obligado, para
recobrarlo, a pagar el valor del edificio, plantación o
sementera.
Título VI
DE LA TRADICION
§ 1. Disposiciones generales
Art. 670. La tradición es un modo de adquirir el
dominio de las cosas y consiste en la entrega que el
dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la
facultad e intención de transferir el dominio, y por
otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a todos los
otros derechos reales.
Art. 671. Se llama tradente la persona que por la
tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por
él o a su nombre, y adquirente la persona que por la
tradición adquiere el dominio de la cosa recibida por él
o a su nombre.
Pueden entregar y recibir a nombre del dueño sus
mandatarios, o sus representantes legales.
En las ventas forzadas que se hacen por decreto
judicial a petición de un acreedor, en pública subasta,
la persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el
juez su representante legal.
La tradición hecha por o a un mandatario debidamente
autorizado, se entiende hecha por o a el respectivo
mandante.
Art. 672. Para que la tradición sea válida debe ser
hecha voluntariamente por el tradente o por su
representante.
Una tradición que al principio fue inválida por
haberse hecho sin voluntad del tradente o de su
representante, se valida retroactivamente por la
ratificación del que tiene facultad de enajenar la cosa
como dueño o como representante del dueño.
Art. 673. La tradición, para que sea válida, requiere
también el consentimiento del adquirente o de su
representante.
Pero la tradición que en su principio fue inválida por
haber faltado este consentimiento, se valida
retroactivamente por la ratificación.
Art. 674. Para que sea válida la tradición en que
intervienen mandatarios o representantes legales, se
requiere además que éstos obren dentro de los límites de
su mandato o de su representación legal.
Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un
título translaticio de dominio, como el de venta, permuta,
donación, etc.
Se requiere además que el título sea válido respecto
de la persona a quien se confiere. Así el título de
donación irrevocable no transfiere el dominio entre
cónyuges.
Art. 676. Se requiere también para la validez de la
tradición que no se padezca error en cuanto a la identidad
de la especie que debe entregarse, o de la persona a quien
se le hace la entrega, ni en cuanto al título.
Si se yerra en el nombre sólo, es válida la tradición.
Art. 677. El error en el título invalida la tradición,
sea cuando una sola de las partes supone un título
translaticio de dominio, como cuando por una parte se tiene
el ánimo de entregar a título de comodato, y por otra se
tiene el ánimo de recibir a título de donación, o sea cuando
por las dos partes se suponen títulos translaticios de
dominio, pero diferentes, como si por una parte se supone
mutuo, y por otra donación.
Art. 678. Si la tradición se hace por medio de
mandatarios o representantes legales, el error de éstos
invalida la tradición.
Art. 679. Si la ley exige solemnidades especiales
para la enajenación, no se transfiere el dominio sin ellas.
Art. 680. La tradición puede transferir el dominio
bajo condición suspensiva o resolutoria, con tal que se
exprese.
Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere
el dominio de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el
precio, a menos que el vendedor se haya reservado el
dominio hasta el pago, o hasta el cumplimiento de una
condición.
Art. 681. Se puede pedir la tradición de todo aquello
que se deba, desde que no haya plazo pendiente para su
pago; salvo que intervenga decreto judicial en contrario.
Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de
la cosa que se entrega por él o a su nombre, no se
adquieren por medio de la tradición otros derechos que los
transmisibles del mismo tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere después el dominio, se
entenderá haberse éste transferido desde el momento de la
tradición.
Art. 683. La tradición da al
y del modo que las leyes señalan,
la prescripción el dominio de que
aunque el tradente no haya tenido
adquirente, en los casos
el derecho de ganar por
el tradente carecía,
ese derecho.
§ 2. De la tradición de las cosas corporales muebles
Art. 684. La tradición de una cosa corporal mueble
deberá hacerse significando una de las partes a la otra
que le transfiere el dominio, y figurando esta
transferencia por uno de los medios siguientes:
1º Permitiéndole la aprensión material de una
cosa presente;
2º Mostrándosela;
3º Entregándole las llaves del granero, almacén,
cofre o lugar cualquiera en que esté guardada la cosa;
4º Encargándose el uno de poner la cosa a disposición
del otro en el lugar convenido; y
5º Por la venta, donación u otro título de enajenación
conferido al que tiene la cosa mueble como usufructuario,
arrendatario, comodatario, depositario, o a cualquier otro
título no translaticio de dominio; y recíprocamente por el
mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,
comodatario, arrendatario, etc.
Art. 685. Cuando con permiso del dueño de un predio
se toman en él piedras, frutos pendientes u otras cosas que
forman parte del predio, la tradición se verifica en el
momento de la separación de estos objetos.
Aquél a quien se debieren los frutos de una sementera,
viña o plantío, podrá entrar a cogerlos, fijándose el día
y hora de común acuerdo con el dueño.
§ 3. De las otras especies de tradición
Art. 686. Se efectuará la tradición del dominio de
los bienes raíces por la inscripción del título en el
Registro del Conservador.
De la misma manera se efectuará la tradición de los
derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes
raíces, de los derechos de habitación o de censo y del
derecho de hipoteca.
Acerca de la tradición de las minas se estará a lo
prevenido en el Código de Minería.
Art. 687. La inscripción del título de dominio y de
cualquier otro de los derechos reales mencionados en el
artículo precedente, se hará en el Registro Conservatorio
del territorio en que esté situado el inmueble y si éste
or situación pertenece a varios territorios, deberá hacerse
la inscripción en el Registro de cada uno de ellos.
Si el título es relativo a dos o más inmuebles,
L. 18.776
deberá inscribirse en los Registros Conservatorios de
Art. séptimo,
todos los territorios a que por su situación pertenecen
Nº 12
los inmuebles.
Si por un acto de partición se adjudican a varias
personas los inmuebles o parte de los inmuebles que antes
se poseían proindiviso, el acto de partición relativo a
cada inmueble o cada parte adjudicada se inscribirá en el
Registro Conservatorio en cuyo territorio esté ubicado el
inmueble.
Art. 688. En el momento de deferirse la herencia,
la posesión de ella se confiere por el ministerio de la
ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al
heredero para disponer en manera alguna de un inmueble,
mientras no preceda:
1º El decreto judicial que da la posesión efectiva:
L. 18.776
este decreto se inscribirá en el Registro de la comuna o
Art. séptimo,
agrupación de comunas en que haya sido pronunciado; y si
Nº 13
la sucesión es testamentaria, se inscribirá al mismo
tiempo el testamento;
2º Las inscripciones especiales prevenidas en los
incisos 1º y 2º del artículo precedente: en virtud de
ellas podrán los herederos disponer de consuno de los
inmuebles hereditarios; y
3º La inscripción especial prevenida en el inciso 3º:
sin ésta no podrá el heredero disponer por sí solo de los
inmuebles hereditarios que en la partición le hayan cabido.
Art. 689. Siempre que por una sentencia ejecutoriada
se reconociere, como adquirido por prescripción, el dominio
o cualquiera otro de los derechos mencionados en los
artículos 686 y siguientes, servirá de título esta
sentencia, y se inscribirá en el respectivo Registro o
Registros.
Art. 690. Para llevar a efecto la inscripción, se
exhibirá al Conservador copia auténtica del título
respectivo, y del decreto judicial en su caso.
La inscripción principiará por la fecha de este acto;
expresará la naturaleza y fecha del título, los nombres,
apellidos y domicilios de las partes y la designación de
la cosa, según todo ello aparezca en el título; expresará
además la oficina o archivo en que se guarde el título
original; y terminará por la firma del Conservador.
Art. 691. La inscripción de un testamento
comprenderá la fecha de su otorgamiento; el nombre,
apellido y domicilio del testador; los nombres,
apellidos y domicilios de los herederos o legatarios
que solicitaren la inscripción, expresando sus
cuotas, o los respectivos legados.
La inscripción de una sentencia o decreto
comprenderá su fecha, la designación del tribunal o
juzgado respectivo, y una copia literal de la parte
dispositiva.
La inscripción de un acto legal de partición
comprenderá la fecha de este acto, el nombre y apellido
del juez partidor, y la designación de las partes o
hijuelas pertenecientes a los que soliciten la
inscripción.
Las inscripciones antedichas se conformarán en
lo demás a lo prevenido en el artículo precedente.
Art. 692. Siempre que se transfiera un derecho que
ha sido antes inscrito, se mencionará la precedente
inscripción en la nueva.
Art. 693. Para la transferencia, por donación o
contrato entre vivos, del dominio de una finca que no ha
sido antes inscrita, exigirá el Conservador, constancia
de haberse dado aviso de dicha transferencia al público
por medio de tres avisos publicados en un diario de la
comuna o de la capital de provincia o de la capital de la
región, si en aquélla no lo hubiere, y por un cartel
fijado, durante quince días por lo menos, en la oficina
del Conservador de Bienes Raíces respectivo.
Se sujetarán a la misma regla la constitución o
transferencia por acto entre vivos de los otros derechos
reales mencionados en los artículos precedentes, y que se
refieren a inmuebles no inscritos.
Art. 694. Si la inscripción se refiere a minutas o
documentos que no se guardan en el registro o protocolo
de una oficina pública, se guardarán dichas minutas o
documentos en el archivo del Conservador, bajo su
custodia y responsabilidad.
Art. 695. Un reglamento especial determinará en lo
demás los deberes y funciones del Conservador, y la
forma y solemnidad de las inscripciones.
Art. 696. Los títulos cuya inscripción se prescribe
en los artículos anteriores, no darán o transferirán la
posesión efectiva del respectivo derecho, mientras la
inscripción no se efectúe de la manera que en dichos
artículos se ordena; pero esta disposición no regirá
sino respecto de los títulos que se confieran después
del término señalado en el reglamento antedicho.
Art. 697. En el tiempo intermedio entre la fecha en
que principie a regir este Código y aquella en que la
inscripción empiece a ser obligatoria, se hará la
inscripción de los derechos reales mencionados en los
artículos anteriores, del modo siguiente:
1º La de un derecho de dominio, usufructo, uso o
habitación, por medio de una escritura pública en que el
tradente exprese entregarlo, y el adquirente recibirlo:
esta escritura podrá ser la misma del acto o contrato en
que se transfiere o constituye el derecho;
2º La de un derecho de hipoteca o censo, por la
anotación en la competente oficina de hipotecas;
3º La de un derecho de herencia, por el decreto
judicial que confiere la posesión efectiva;
4º La de un legado, por medio de una escritura
pública como la prevenida en el número 1º; y
5º La del objeto adjudicado en acto de partición,
por escritura pública en que conste la adjudicación y
haberla aceptado el adjudicatario.
Art. 698. La tradición de un derecho de servidumbre
se efectuará por escritura pública en que el tradente
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 14
exprese constituirlo, y el adquirente aceptarlo: esta
escritura podrá ser la misma del acto o contrato.
Art. 699. La tradición de los derechos personales
que un individuo cede a otro se verifica por la entrega
del título hecha por el cedente al cesionario.
Título VII
DE LA POSESION
§ 1. De la posesión y sus diferentes calidades
Art. 700. La posesión es la tenencia de una cosa
determinada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño
o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por
otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él.
El poseedor es reputado dueño, mientras otra
persona no justifica serlo.
Art. 701. Se puede poseer una cosa por varios
títulos.
Art. 702. La posesión puede ser regular o
irregular.
Se llama posesión regular la que procede de justo
título y ha sido adquirida de buena fe; aunque la buena
fe no subsista después de adquirida la posesión. Se
puede ser por consiguiente poseedor regular y poseedor
de mala fe, como viceversa el poseedor de buena fe puede
ser poseedor irregular.
Si el título es translaticio de dominio, es también
necesaria la tradición.
La posesión de una cosa a ciencia y paciencia del
que se obligó a entregarla, hará presumir la tradición;
a menos que ésta haya debido efectuarse por la
inscripción del título.
Art. 703. El justo título es constitutivo o
translaticio de dominio.
Son constitutivos de dominio la ocupación, la
accesión y la prescripción.
Son translaticios de dominio los que por su
naturaleza sirven para transferirlo, como la venta, la
permuta, la donación entre vivos.
Pertenecen a esta clase las sentencias de
adjudicación en juicios divisorios, y los actos legales
de partición.
Las sentencias judiciales sobre derechos litigiosos
no forman nuevo título para legitimar la posesión.
Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer
o declarar derechos preexistentes, no forman nuevo
título; pero en cuanto transfieren la propiedad de un
objeto no disputado, constituyen un título nuevo.
Art. 704. No es justo título:
1º El falsificado, esto es, no otorgado realmente
por la persona que se pretende;
2º El conferido por una persona en calidad de
mandatario o representante legal de otra sin serlo;
3º El que adolece de un vicio de nulidad, como la
enajenación que debiendo ser autorizada por un
representante legal o por decreto judicial, no lo ha
sido; y
4º El meramente putativo, como el del heredero
aparente que no es en realidad heredero; el del
legatario cuyo legado ha sido revocado por un acto
testamentario posterior, etc.
Sin embargo, al heredero putativo a quien por
decreto judicial se haya dado la posesión efectiva,
servirá de justo título el decreto; como al legatario
putativo el correspondiente acto testamentario que haya
sido judicialmente reconocido.
Art. 705. La validación del título que en su
principio fue nulo, efectuada por la ratificación, o por
otro medio legal, se retrotrae a la fecha en que fue
conferido el título.
Art. 706. La buena fe es la conciencia de haberse
adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos,
exentos de fraude y de todo otro vicio.
Así en los títulos translaticios de dominio la
buena fe supone la persuasión de haberse recibido la
cosa de quien tenía la facultad de enajenarla, y de no
haber habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato.
Un justo error en materia de hecho no se opone a la
buena fe.
Pero el error en materia de derecho constituye una
presunción de mala fe, que no admite prueba en
contrario.
Art. 707. La buena fe se presume, excepto en los
casos en que la ley establece la presunción contraria.
En todos los otros la mala fe deberá probarse.
Art. 708. Posesión irregular es la que carece de
uno o más de los requisitos señalados en el artículo
702.
Art. 709. Son posesiones viciosas la violenta y la
clandestina.
Art. 710. Posesión violenta es la que se adquiere
por la fuerza.
La fuerza puede ser actual o inminente.
Art. 711. El que en ausencia del dueño se apodera
de la cosa, y volviendo el dueño le repele, es también
poseedor violento.
Art. 712. Existe el vicio de violencia, sea que se
haya empleado contra el verdadero dueño de la cosa, o
contra el que la poseía sin serlo, o contra el que la
tenía en lugar o a nombre de otro.
Lo mismo es que la violencia se ejecute por una
persona o por sus agentes, y que se ejecute con su
consentimiento o que después de ejecutada se ratifique
expresa o tácitamente.
Art. 713. Posesión clandestina es la que se ejerce
ocultándola a los que tienen derecho para oponerse a
ella.
Art. 714. Se llama mera tenencia la que se ejerce
sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar o a nombre
del dueño. El acreedor prendario, el secuestre, el
usufructuario, el usuario, el que tiene el derecho de
habitación, son meros tenedores de la cosa empeñada,
secuestrada, o cuyo usufructo, uso o habitación les
pertenece.
Lo dicho se aplica generalmente a todo el que tiene
una cosa reconociendo dominio ajeno.
Art. 715. La posesión de las cosas incorporales es
susceptible de las mismas calidades y vicios que la
posesión de una cosa corporal.
Art. 716. El simple lapso de tiempo no muda la mera
tenencia en posesión; salvo el caso del artículo 2510,
regla 3ª.
Art. 717. Sea que se suceda a título universal o
singular, la posesión del sucesor, principia en él; a
menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya;
pero en tal caso se la apropia con sus calidades y
vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la
posesión propia la de una serie no interrumpida de
antecesores.
Art. 718. Cada uno de los partícipes de una cosa
que se poseía proindiviso, se entenderá haber poseído
exclusivamente la parte que por la división le cupiere,
durante todo el tiempo que duró la indivisión.
Podrá pues añadir este tiempo al de su posesión
exclusiva, y las enajenaciones que haya hecho por sí
solo de la cosa común y los derechos reales con que la
haya gravado, subsistirán sobre dicha parte si hubiere
sido comprendida en la enajenación o gravamen. Pero si
lo enajenado o gravado se extendiere a más, no
subsistirá la enajenación o gravamen contra la voluntad
de los respectivos adjudicatarios.
Art. 719. Si se ha empezado a poseer a nombre
propio, se presume que esta posesión ha continuado hasta
el momento en que se alega.
Si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, se
presume igualmente la continuación del mismo orden de
cosas.
Si alguien prueba haber poseído anteriormente, y
posee actualmente, se presume la posesión en el tiempo
intermedio.
Art. 720. La posesión puede tomarse no sólo por el
que trata de adquirirla para sí, sino por su mandatario,
o por sus representantes legales.
§ 2. De los modos de adquirir y perder la posesión
Art. 721. Si una persona toma la posesión de una
cosa en lugar o a nombre de otra de quien es mandatario
o representante legal, la posesión del mandante o
representado principia en el mismo acto, aun sin su
conocimiento.
Si el que toma la posesión a nombre de otra
persona, no es su mandatario ni representante, no
poseerá ésta sino en virtud de su conocimiento y
aceptación; pero se retrotraerá su posesión al
momento en que fue tomada a su nombre.
Art. 722. La posesión de la herencia se adquiere
desde el momento en que es deferida, aunque el heredero
lo ignore.
El que válidamente repudia una herencia se entiende
no haberla poseído jamás.
Art. 723. Los que no pueden administrar libremente
lo suyo, no necesitan de autorización alguna para
adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que
concurran en ello la voluntad y la aprensión material o
legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorización que competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de
adquirir por su voluntad la posesión, sea para sí
mismos o para otros.
Art. 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición
deba hacerse por inscripción en el Registro del
Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella
sino por este medio.
Art. 725. El poseedor conserva la posesión, aunque
transfiera la tenencia de la cosa, dándola en arriendo,
comodato, prenda, depósito, usufructo o a cualquiera
otro título no translaticio de dominio.
Art. 726. Se deja de poseer una cosa desde que otro
se apodera de ella con ánimo de hacerla suya; menos en
los casos que las leyes expresamente exceptúan.
Art. 727. La posesión de la cosa mueble no se
entiende perdida mientras se halla bajo el poder del
poseedor, aunque éste ignore accidentalmente su
paradero.
Art. 728. Para que cese la posesión inscrita, es
necesario que la inscripción se cancele, sea por
voluntad de las partes, o por una nueva inscripción en
que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o
por decreto judicial.
Mientras subsista la inscripción, el que se apodera
de la cosa a que se refiere el título inscrito, no
adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión
existente.
Art. 729. Si alguien, pretendiéndose dueño, se
apodera violenta o clandestinamente de un inmueble cuyo
título no está inscrito, el que tenía la posesión la
pierde.
Art. 730. Si el que tiene la cosa en lugar y a
nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no
se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por
otra; a menos que el usurpador enajene a su propio
nombre la cosa. En este caso la persona a quien se
enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la
posesión anterior.
Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a
nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella
y la enajena, no se pierde por una parte la posesión ni
se adquiere por otra, sin la competente inscripción.
Art. 731. El que recupera legalmente la posesión
perdida, se entenderá haberla tenido durante todo el
tiempo intermedio.
Título VIII
DE LAS LIMITACIONES DEL DOMINIO Y PRIMERAMENTE DE
LA PROPIEDAD FIDUCIARIA
Art. 732. El dominio puede ser limitado de varios
modos:
1º Por haber de pasar a otra persona en virtud de
una condición;
2º Por el gravamen de un usufructo, uso o
habitación, a que una persona tenga derecho en las cosas
que pertenecen a otra; y
3º Por las servidumbres.
Art. 733. Se llama propiedad fiduciaria la que está
sujeta al gravamen de pasar a otra persona, por el hecho
de verificarse una condición.
La constitución de la propiedad fiduciaria se llama
fideicomiso.
Este nombre se da también a la cosa constituida en
propiedad fiduciaria.
La translación de la propiedad a la persona en cuyo
favor se ha constituido el fideicomiso, se llama
restitución.
Art. 734. No puede constituirse fideicomiso sino
sobre la totalidad de una herencia o sobre una cuota
determinada de ella, o sobre uno o más cuerpos ciertos.
Art. 735. Los fideicomisos no pueden constituirse
sino por acto entre vivos otorgado en instrumento
público, o por acto testamentario.
La constitución de todo fideicomiso que comprenda o
afecte un inmueble, deberá inscribirse en el competente
Registro.
Art. 736. Una misma propiedad puede constituirse a
la vez en usufructo a favor de una persona y en
fideicomiso a favor de otra.
Art. 737. El fideicomisario puede ser persona que
al tiempo de deferirse la propiedad fiduciaria no
existe, pero se espera que exista.
Art. 738. El fideicomiso supone siempre la
condición expresa o tácita de existir el fideicomisario,
o su substituto, a la época de la restitución.
A esta condición de existencia pueden agregarse
otras copulativa o disyuntivamente.
Art. 739. Toda condición de que penda la restitución
de un fideicomiso, y que tarde más de cinco años en
cumplirse, se tendrá por fallida, a menos que la muerte
del fiduciario sea el evento de que penda la restitución.
Estos cinco años se contarán desde la delación de la
propiedad fiduciaria.
Art. 740. Derogado.
Art. 741. Las disposiciones a día, que no
equivalgan a condición según las reglas del título De
las asignaciones testamentarias, § 3., no constituyen
fideicomiso.
Art. 742. El que constituye un fideicomiso, puede
nombrar no sólo uno, sino dos o más fiduciarios, y dos o
más fideicomisarios.
Art. 743. El constituyente puede dar al
L. 16.952
Art. 1º
L. 7.612
fideicomisario los substitutos que quiera para en caso
que deje de existir antes de la restitución, por
fallecimiento u otra causa.
Estas substituciones pueden ser de diferentes
grados, substituyéndose una persona al fideicomisario
nombrado en primer lugar, otra al primer substituto,
otra al segundo, etc.
Art. 744. No se reconocerán otros substitutos que
los designados expresamente en el respectivo acto entre
vivos o testamento.
Art. 745. Se prohíbe constituir dos o más
fideicomisos sucesivos, de manera que restituido el
fideicomiso a una persona, lo adquiera ésta con el
gravamen de restituirlo eventualmente a otra.
Si de hecho se constituyeren, adquirido el
fideicomiso por uno de los fideicomisarios nombrados,
se extinguirá para siempre la expectativa de los otros.
Art. 746. Si se nombran uno o más fideicomisarios
de primer grado, y cuya existencia haya de aguardarse en
conformidad al artículo 737, se restituirá la totalidad
del fideicomiso en el debido tiempo a los
fideicomisarios que existan, y los otros entrarán al
goce de él a medida que se cumpla respecto de cada uno
la condición impuesta. Pero expirado el plazo prefijado
en el artículo 739, no se dará lugar a ningún otro
fideicomisario.
Art. 747. Los inmuebles actualmente sujetos al
gravamen de fideicomisos perpetuos, mayorazgos o
vinculaciones, se convertirán en capitales acensuados,
según la ley o leyes especiales que se hayan dictado o
se dicten al efecto.
Art. 748. Cuando en la constitución del fideicomiso
no se designe expresamente el fiduciario, o cuando falte
por cualquiera causa el fiduciario designado, estando
todavía pendiente la condición, gozará fiduciariamente
de la propiedad el mismo constituyente, si viviere, o
sus herederos.
Art. 749. Si se dispusiere que mientras pende la
condición se reserven los frutos para la persona que en
virtud de cumplirse o de faltar la condición, adquiera
la propiedad absoluta, el que haya de administrar los
bienes será un tenedor fiduciario, que sólo tendrá las
facultades de los curadores de bienes.
Art. 750. Siendo dos o más los propietarios
fiduciarios, habrá entre ellos derecho de acrecer, según
lo dispuesto para el usufructo en el artículo 780,
inciso 1º.
Art. 751. La propiedad fiduciaria puede enajenarse
entre vivos y transmitirse por causa de muerte, pero en
uno y otro caso con el cargo de mantenerla indivisa, y
sujeta al gravamen de restitución bajo las mismas
condiciones que antes.
No será, sin embargo, enajenable entre vivos,
cuando el constituyente haya prohibido la enajenación;
ni transmisible por testamento o abintestato, cuando el
día prefijado para la restitución es el de la muerte del
fiduciario; y en este segundo caso si el fiduciario la
enajena en vida, será siempre su muerte la que determine
el día de la restitución.
Art. 752. Cuando el constituyente haya dado la
propiedad fiduciaria a dos o más personas, según el
artículo 742, o cuando los derechos del fiduciario se
transfieran a dos o más personas, según el artículo
precedente, podrá el juez, a petición de cualquiera de
ellas, confiar la administración a aquella que diere
mejores seguridades de conservación.
Art. 753. Si una persona reuniere en sí el carácter
de fiduciario de una cuota, y dueño absoluto de otra,
ejercerá sobre ambas los derechos de fiduciario,
mientras la propiedad permanezca indivisa; pero podrá
pedir la división.
Intervendrán en ellas las personas designadas en el
artículo761.
Art. 754. El propietario fiduciario tiene sobre las
especies que puede ser obligado a restituir, los
derechos y cargas del usufructuario, con las
modificaciones que en los siguientes artículos se
expresan.
Art. 755. No es obligado a prestar caución de
conservación y restitución, sino en virtud de sentencia
de juez, que así lo ordene como providencia
conservatoria, impetrada en conformidad al artículo 761.
Art. 756. Es obligado a todas las expensas
extraordinarias para la conservación de la cosa, incluso
el pago de las deudas y de las hipotecas a que estuviere
afecta; pero llegado el caso de la restitución, tendrá
derecho a que previamente se le reembolsen por el
fideicomisario dichas expensas, reducidas a lo que con
mediana inteligencia y cuidado debieron costar, y con
las rebajas que van a expresarse:
1º Si se han invertido en obras materiales, como
diques, puentes, paredes, no se le reembolsará en razón
de estas obras, sino lo que valgan al tiempo de la
restitución;
2º Si se han invertido en objetos inmateriales,
como el pago de una hipoteca, o las costas de un pleito
que no hubiera podido dejar de sostenerse sin
comprometer los derechos del fideicomisario, se rebajará
de lo que hayan costado estos objetos una vigésima parte
por cada año de los que desde entonces hubieren
transcurrido hasta el día de la restitución; y si
hubieren transcurrido más de veinte, nada se deberá por
esta causa.
Art. 757. En cuanto a la imposición de hipotecas,
censos, servidumbres, y cualquiera otro gravamen, los
bienes que fiduciariamente se posean se asimilarán a los
bienes de la persona que vive bajo tutela o curaduría, y
las facultades del fiduciario a las del tutor o curador.
Impuestos dichos gravámenes sin previa autorización
judicial con conocimiento de causa, y con audiencia de
los que según el artículo 761 tengan derecho para
impetrar providencias conservatorias, no será obligado
el fideicomisario a reconocerlos.
Art. 758. Por lo demás, el fiduciario tiene la
libre administración de las especies comprendidas en el
fideicomiso, y podrá mudar su forma; pero conservando su
integridad y valor.
Será responsable de los menoscabos y deterioros que
provengan de su hecho o culpa.
Art. 759. El fiduciario no tendrá derecho a
reclamar cosa alguna en razón de mejoras no necesarias,
salvo en cuanto lo haya pactado con el fideicomisario a
quien se haga la restitución; pero podrá oponer en
compensación el aumento de valor que las mejoras hayan
producido en las especies, hasta concurrencia de la
indemnización que debiere.
Art. 760. Si por la constitución del fideicomiso se
concede expresamente al fiduciario el derecho de gozar
de la propiedad a su arbitrio, no será responsable de
ningún deterioro.
Si se le concede, además, la libre disposición de
la propiedad, el fideicomisario tendrá sólo el derecho a
reclamar lo que exista al tiempo de la restitución.
Art. 761. El fideicomisario, mientras pende la
condición, no tiene derecho ninguno sobre el
fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo.
Podrá, sin embargo, impetrar las providencias
conservatorias que le convengan, si la propiedad
pareciere peligrar o deteriorarse en manos del
fiduciario.
Tendrán el mismo derecho los ascendientes del
fideicomisario que todavía no existe y cuya existencia
se espera; los personeros de las corporaciones y
fundaciones interesadas; y el defensor de obras pías, si
el fideicomiso fuere a favor de un establecimiento de
beneficencia.
Art. 762. El fideicomisario que fallece antes de la
restitución, no transmite por testamento o abintestato
derecho alguno sobre el fideicomiso, ni aun la simple
expectativa, que pasa ipso jure al substituto o
substitutos designados por el constituyente, si los
hubiere.
Art. 763. El fideicomiso se extingue:
1º Por la restitución;
2º Por la resolución del derecho de su autor, como
cuando se ha constituido el fideicomiso sobre una cosa
que se ha comprado con pacto de retrovendendo, y se
verifica la retroventa;
3º Por la destrucción de la cosa en que está
constituido, conforme a lo prevenido respecto al
usufructo en el artículo 807;
4º Por la renuncia del fideicomisario antes del día
de la restitución; sin perjuicio de los derechos de los
substitutos;
5º Por faltar la condición o no haberse cumplido en
tiempo hábil;
6º Por confundirse la calidad de único
fideicomisario con la de único fiduciario.
Título IX
DEL DERECHO DE USUFRUCTO
Art. 764. El derecho de usufructo es un derecho
real que consiste en la facultad de gozar de una cosa
con cargo de conservar su forma y substancia, y de
restituirla a su dueño, si la cosa no es fungible; o con
cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo
género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible.
Art. 765. El usufructo supone necesariamente dos
derechos coexistentes, el del nudo propietario y el del
usufructuario.
Tiene por consiguiente una duración limitada, al
cabo de la cual pasa al nudo propietario, y se consolida
con la propiedad.
Art. 766. El derecho de usufructo se puede
constituir de varios modos:
1º Por la ley;
2º Por testamento;
3º Por donación, venta u otro acto entre vivos;
4º Se puede también adquirir un usufructo por
prescripción.
Art. 767. El usufructo que haya de recaer sobre
inmuebles por acto entre vivos, no valdrá si no se
otorgare por instrumento público inscrito.
Art. 768. Se prohíbe constituir usufructo alguno
bajo una condición o a un plazo cualquiera que suspenda
su ejercicio. Si de hecho se constituyere, no tendrá
valor alguno.
Con todo, si el usufructo se constituyere por
testamento, y la condición se hubiere cumplido, o el
plazo hubiere expirado antes del fallecimiento del
testador, valdrá el usufructo.
Art. 769. Se prohíbe constituir dos o más
usufructos sucesivos o alternativos.
Si de hecho se constituyeren, los usufructuarios
posteriores se considerarán como substitutos, para el
caso de faltar los anteriores antes de deferirse el
primer usufructo.
El primer usufructo que tenga efecto hará caducar
los otros; pero no durará sino por el tiempo que le
estuviere designado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 69
Art. 770. El usufructo podrá constituirse por
tiempo determinado o por toda la vida del usufructuario.
Cuando en la constitución del usufructo no se fija
tiempo alguno para su duración, se entenderá constituido
por toda la vida del usufructuario.
El usufructo constituido a favor de una corporación
o fundación cualquiera, no podrá pasar de treinta años.
Art. 771. Al usufructo constituido por tiempo
determinado o por toda la vida del usufructuario, según
los artículos precedentes, podrá agregarse una
condición, verificada la cual se consolide con la
propiedad.
Si la condición no es cumplida antes de la
expiración de dicho tiempo, o antes de la muerte del
usufructuario, según los casos, se mirará como no
escrita.
Art. 772. Se puede constituir un usufructo a favor
de dos o más personas, que lo tengan simultáneamente,
por igual, o según las cuotas determinadas por el
constituyente; y podrán en este caso los usufructuarios
dividir entre sí el usufructo, de cualquier modo que de
común acuerdo les pareciere.
Art. 773. La nuda propiedad puede transferirse por
acto entre vivos, y transmitirse por causa de muerte.
El usufructo es intransmisible por testamento o
abintestato.
Art. 774. El usufructuario es obligado a recibir la
cosa fructuaria en el estado en que al tiempo de la
delación se encuentre, y tendrá derecho para ser
indemnizado de todo menoscabo o deterioro que la cosa
haya sufrido desde entonces en poder y por culpa del
propietario.
Art. 775. El usufructuario no podrá tener la cosa
fructuaria sin haber prestado caución suficiente de
conservación y restitución, y sin previo inventario
solemne a su costa, como el de los curadores de bienes.
Pero tanto el que constituye el usufructo como el
propietario podrán exonerar de la caución al
usufructuario.
Ni es obligado a ella el donante que se reserva el
usufructo de la cosa donada.
La caución del usufructuario de cosas fungibles se
reducirá a la obligación de restituir otras tantas del
mismo género y calidad, o el valor que tuvieren al
tiempo de la restitución.
Art. 776. Mientras el usufructuario no rinda la
caución a que es obligado, y se termine el inventario,
tendrá el propietario la administración con cargo de dar
el valor líquido de los frutos al usufructuario.
Art. 777. Si el usufructuario no rinde la caución a
que es obligado, dentro de un plazo equitativo, señalado
por el juez a instancia del propietario, se adjudicará
la administración a éste, con cargo de pagar al
usufructuario el valor líquido de los frutos, deducida
la suma que el juez prefijare por el trabajo y cuidados
de la administración.
Podrá en el mismo caso tomar en arriendo la cosa
fructuaria, o tomar prestados a interés los dineros
fructuarios, de acuerdo con el usufructuario.
Podrá también, de acuerdo con el usufructuario,
arrendar la cosa fructuaria, y dar los dineros a
interés.
Podrá también, de acuerdo con el usufructuario,
comprar o vender las cosas fungibles y tomar o dar
prestados a interés los dineros que de ello provengan.
Los muebles comprendidos en el usufructo, que
fueren necesarios para el uso personal del usufructuario
y de su familia, le serán entregados bajo juramento de
restituir las especies o sus respectivos valores,
tomándose en cuenta el deterioro proveniente del tiempo
y del uso legítimo.
El usufructuario podrá en todo tiempo reclamar la
administración prestando la caución a que es obligado.
Art. 778. El propietario cuidará de que se haga el
inventario con la debida especificación, y no podrá
después tacharlo de inexacto o de incompleto.
Art. 779. No es lícito al propietario hacer cosa
alguna que perjudique al usufructuario en el ejercicio
de sus derechos; a no ser con el consentimiento formal
del usufructuario.
Si quiere hacer reparaciones necesarias, podrá el
usufructuario exigir que se hagan en un tiempo razonable
y con el menor perjuicio posible del usufructo.
Si transfiere o transmite la propiedad, será con la
carga del usufructo constituido en ella, aunque no lo
exprese.
Art. 780. Siendo dos o más los usufructuarios,
habrá entre ellos derecho de acrecer, y durará la
totalidad del usufructo hasta la expiración del derecho
del último de los usufructuarios.
Lo cual se entiende, si el constituyente no hubiere
dispuesto que terminado un usufructo parcial se
consolide con la propiedad.
Art. 781. El usufructuario de una cosa inmueble
tiene el derecho de percibir todos los frutos naturales,
inclusos los pendientes al tiempo de deferirse el
usufructo.
Recíprocamente, los frutos que aún estén pendientes
a la terminación del usufructo, pertenecerán al
propietario.
Art. 782. El usufructuario de una heredad goza de
todas las servidumbres activas constituidas a favor de
ella, y está sujeto a todas las servidumbres pasivas
constituidas en ella.
Art. 783. El goce del usufructuario de una heredad
se extiende a los bosques y arbolados, pero con el cargo
de conservarlos en un ser, reponiendo los árboles que
derribe, y respondiendo de su menoscabo, en cuanto no
dependa de causas naturales o accidentes fortuitos.
Art. 784. Si la cosa fructuaria comprende minas y
canteras en actual laboreo, podrá el usufructuario
aprovecharse de ellas, y no será responsable de la
disminución de productos que a consecuencia sobrevenga,
con tal que haya observado las disposiciones de la
ordenanza respectiva.
Art. 785. El usufructo de una heredad se extiende a
los aumentos que ella reciba por aluvión o por otras
accesiones naturales.
Art. 786. El usufructuario no tiene sobre los
tesoros que se descubran en el suelo que usufructúa, el
derecho que la ley concede al propietario del suelo.
Art. 787. El usufructuario de cosa mueble tiene el
derecho de servirse de ella según su naturaleza y
destino; y al fin del usufructo no es obligado a
restituirla sino en el estado en que se halle,
respondiendo solamente de aquellas pérdidas o deterioros
que provengan de su dolo o culpa.
Art. 788. El usufructuario de ganados o rebaños es
obligado a reponer los animales que mueren o se pierden,
pero sólo con el incremento natural de los mismos
ganados o rebaños; salvo que la muerte o pérdida fueren
imputables a su hecho o culpa, pues en este caso deberá
indemnizar al propietario.
Si el ganado o rebaño perece del todo o en gran
parte por efecto de una epidemia u otro caso fortuito,
el usufructuario no estará obligado a reponer los
animales perdidos, y cumplirá con entregar los despojos
que hayan podido salvarse.
Art. 789. Si el usufructo se constituye sobre cosas
fungibles, el usufructuario se hace dueño de ellas, y el
propietario se hace meramente acreedor a la entrega de
otras especies de igual cantidad y calidad, o del valor
que éstas tengan al tiempo de terminarse el usufructo.
Art. 790. Los frutos civiles pertenecen al
usufructuario día por día.
Art. 791. Lo dicho en los artículos precedentes se
entenderá sin perjuicio de las convenciones que sobre la
materia intervengan entre el nudo propietario y el
usufructuario, o de las ventajas que en la constitución
del usufructo se hayan concedido expresamente al nudo
propietario o al usufructuario.
Art. 792. El usufructuario es obligado a respetar
los arriendos de la cosa fructuaria, contratados por el
propietario antes de constituirse el usufructo por acto
entre vivos, o de fallecer la persona que lo ha
constituido por testamento.
Pero sucede en la percepción de la renta o pensión
desde que principia el usufructo.
Art. 793. El usufructuario puede dar en arriendo el
usufructo y cederlo a quien quiera a título oneroso o
gratuito.
Cedido el usufructo a un tercero, el cedente
permanece siempre directamente responsable al
propietario.
Pero no podrá el usufructuario arrendar ni ceder su
usufructo, si se lo hubiese prohibido el constituyente;
a menos que el propietario le releve de la prohibición.
El usufructuario que contraviniere a esta
disposición, perderá el derecho de usufructo.
Art. 794. Aun cuando el usufructuario tenga la
facultad de dar el usufructo en arriendo o cederlo a
cualquier título, todos los contratos que al efecto haya
celebrado se resolverán al fin del usufructo.
El propietario, sin embargo, concederá al
arrendatario o cesionario el tiempo que necesite para la
próxima percepción de frutos; y por ese tiempo quedará
substituido al usufructuario en el contrato.
Art. 795. Corresponden al usufructuario todas las
expensas ordinarias de conservación y cultivo.
Art. 796. Serán de cargo del usufructuario las
pensiones, cánones y en general las cargas periódicas
con que de antemano haya sido gravada la cosa fructuaria
y que durante el usufructo se devenguen. No es lícito al
nudo propietario imponer nuevas cargas sobre ella en
perjuicio del usufructo.
Corresponde asimismo al usufructuario el pago de
los impuestos periódicos fiscales y municipales, que la
graven durante el usufructo, en cualquier tiempo que se
haya establecido.
Si por no hacer el usufructuario estos pagos los
hiciere el propietario, o se enajenare o embargare la
cosa fructuaria, deberá el primero indemnizar de todo
perjuicio al segundo.
Art. 797. Las obras o refacciones mayores
necesarias para la conservación de la cosa fructuaria,
serán de cargo del propietario, pagándole el
usufructuario, mientras dure el usufructo, el interés
legal de los dineros invertidos en ellas.
El usufructuario hará saber al propietario las
obras y refacciones mayores que exija la conservación de
la cosa fructuaria.
Si el propietario rehúsa o retarda el desempeño de
estas cargas, podrá el usufructuario para libertar la
cosa fructuaria y conservar su usufructo, hacerlas a su
costa, y el propietario se las reembolsará sin interés.
Art. 798. Se entienden
mayores las que ocurran por
intervalos de tiempo, y que
y permanente utilidad de la
por obras o refacciones
una vez o a largos
conciernen a la conservación
cosa fructuaria.
Art. 799. Si un edificio viene todo a tierra por
vetustez o por caso fortuito, ni el propietario ni el
usufructuario son obligados a reponerlo.
Art. 800. El usufructuario podrá retener la cosa
fructuaria hasta el pago de los reembolsos e
indemnizaciones a que, según los artículos precedentes,
es obligado el propietario.
Art. 801. El usufructuario no tiene derecho a pedir
cosa alguna por las mejoras que voluntariamente haya
hecho en la cosa fructuaria; pero le será lícito
alegarlas en compensación por el valor de los deterioros
que se le puedan imputar, o llevarse los materiales, si
puede separarlos sin detrimento de la cosa fructuaria, y
el propietario no le abona lo que después de separados
valdrían.
Lo cual se entiende sin perjuicio de las
convenciones que hayan intervenido entre el
usufructuario y el propietario relativamente a mejoras,
o de lo que sobre esta materia se haya previsto en la
constitución del usufructo.
Art. 802. El usufructuario es responsable no sólo
de sus propios hechos u omisiones, sino de los hechos
ajenos a que su negligencia haya dado lugar.
Por consiguiente, es responsable de las
servidumbres que por su tolerancia haya dejado adquirir
sobre el predio fructuario, y del perjuicio que las
usurpaciones cometidas en la cosa fructuaria hayan
inferido al dueño, si no las ha denunciado al
propietario oportunamente pudiendo.
Art. 803. Los acreedores del usufructuario pueden
pedir que se le embargue el usufructo, y se les pague
con él hasta concurrencia de sus créditos, prestando la
competente caución de conservación y restitución a quien
corresponda.
Podrán por consiguiente oponerse a toda cesión o
renuncia del usufructo hecha en fraude de sus derechos.
Art. 804. El usufructo se extingue generalmente por
la llegada del día o el evento de la condición
prefijados para su terminación.
Si el usufructo se ha constituido hasta que una
persona distinta del usufructuario llegue a cierta edad,
y esa persona fallece antes, durará sin embargo el
usufructo hasta el día en que esa persona hubiera
cumplido esa edad, si hubiese vivido.
Art. 805. En la duración legal del usufructo se
cuenta aun el tiempo en que el usufructuario no ha
gozado de él, por ignorancia o despojo o cualquiera otra
causa.
Art. 806. El usufructo se extingue también:
Por la muerte del usufructuario, aunque ocurra antes
del día o condición prefijada para su terminación;
Por la resolución del derecho del constituyente,
como cuando se ha constituido sobre una propiedad
fiduciaria, y llega el caso de la restitución;
Por consolidación del usufructo con la propiedad;
Por prescripción;
Por la renuncia del usufructuario.
Art. 807. El usufructo se extingue por la
L. 7.612
Art. 1º
destrucción completa de la cosa fructuaria: si sólo se
destruye una parte, subsiste el usufructo en lo
restante.
Si todo el usufructo está reducido a un edificio,
cesará para siempre por la destrucción completa de éste,
y el usufructuario no conservará derecho alguno sobre el
suelo.
Pero si el edificio destruido pertenece a una
heredad, el usufructuario de ésta conservará su derecho
sobre toda ella.
Art. 808. Si una heredad fructuaria es inundada, y
se retiran después las aguas, revivirá el usufructo por
el tiempo que falta para su terminación.
Art. 809. El usufructo termina, en fin, por
sentencia de juez que a instancia del propietario lo
declara extinguido, por haber faltado el usufructuario a
sus obligaciones en materia grave, o por haber causado
daños o deterioros considerables a la cosa fructuaria.
El juez, según la gravedad del caso, podrá ordenar,
o que cese absolutamente el usufructo, o que vuelva al
propietario la cosa fructuaria, con cargo de pagar al
fructuario una pensión anual determinada, hasta la
terminación del usufructo.
Art. 810. El usufructo legal del padre o madre de
familia sobre ciertos bienes del hijo, y el del marido,
como administrador de la sociedad conyugal, en los
bienesde la mujer, están sujetos a las reglas especiales
del título De la patria potestad y del título De la
sociedad conyugal.
Título X
DE LOS DERECHOS DE USO Y DE HABITACION
Art. 811. El derecho de uso es un derecho real que
consiste, generalmente, en la facultad de gozar de una
parte limitada de las utilidades y productos de una
cosa.
Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar
en ella, se llama derecho de habitación.
Art. 812. Los derechos de uso y habitación se
constituyen y pierden de la misma manera que el
usufructo.
Art. 813. Ni el usuario ni el habitador estarán
obligados a prestar caución.
Pero el habitador es obligado a inventario; y la
misma obligación se extenderá al usuario, si el uso se
constituye sobre cosas que deban restituirse en especie.
Art. 814. La extensión en que se concede el derecho
de uso o de habitación se determina por el título que lo
constituye, y a falta de esta determinación en el
título, se regla por los artículos siguientes.
Art. 815. El uso y la habitación se limitan a las
necesidades personales del usuario o del habitador.
L. 5.521
Art. 1º
En las necesidades personales del usuario o del
habitador se comprenden las de su familia.
La familia comprende al cónyuge y los hijos; tanto
los que existen al momento de la constitución, como
los que sobrevienen después, y esto aun cuando
el usuario o el habitador no esté casado, ni haya
reconocido hijo alguno a la fecha de la constitución.
Comprende asimismo el número de sirvientes
necesarios para la familia.
Comprende, además, las personas que a la misma fecha
vivían con el habitador o usuario y a costa de éstos; y
las personas a quienes éstos deben alimentos.
Art. 816. En las necesidades personales del usuario
o del habitador no se comprenden las de las industria o
tráfico en que se ocupa.
Así el usuario de animales no podrá emplearlos en
el acarreo de los objetos en que trafica, ni el
habitador servirse de la casa para tiendas o almacenes.
A menos que la cosa en que se concede el derecho,
por su naturaleza y uso ordinario y por su relación con
la profesión o industria del que ha de ejercerlo,
aparezca destinada a servirle en ellas.
Art. 817. El usuario de una heredad tiene solamente
derecho a los objetos comunes de alimentación y
combustible, no a los de una calidad superior; y está
obligado a recibirlos del dueño o a tomarlos con su
permiso.
Art. 818. El usuario y el habitador deben usar de
los objetos comprendidos en sus respectivos derechos con
la moderación y cuidado propios de un buen padre de
familia; y están obligados a contribuir a las expensas
ordinarias de conservación y cultivo, a prorrata del
beneficio que reporten.
Esta última obligación no se extiende al uso o a la
habitación que se dan caritativamente a personas
necesitadas.
Art. 819. Los derechos de uso y habitación son
intransmisibles a los herederos, y no pueden cederse a
ningún título, prestarse ni arrendarse.
Ni el usuario ni el habitador pueden arrendar,
prestar o enajenar objeto alguno de aquellos a que se
extiende el ejercicio de su derecho.
Pero bien pueden dar los frutos que les es lícito
consumir en sus necesidades personales.
Título XI
DE LAS SERVIDUMBRES
Art. 820. Servidumbre predial, o simplemente
servidumbre, es un gravamen impuesto sobre un predio en
utilidad de otro predio de distinto dueño.
Art. 821. Se llama predio sirviente el que sufre el
gravamen, y predio dominante el que reporta la utilidad.
Con respecto al predio dominante la servidumbre se
L. 19.585
Art. 1º,
Nº 70
llama activa, y con respecto al predio sirviente,
pasiva.
Art. 822. Servidumbre continua es la que se ejerce
o se puede ejercer continuamente, sin necesidad de un
hecho actual del hombre, como la servidumbre de
acueducto por un canal artificial que pertenece al
predio dominante; y servidumbre discontinua la que se
ejerce a intervalos más o menos largos de tiempo, y
supone un hecho actual del hombre, como la servidumbre
de tránsito.
Art. 823. Servidumbre positiva es, en general, la
que sólo impone al dueño del predio sirviente la
obligación de dejar hacer, como cualquiera de las dos
anteriores; y negativa, la que impone al dueño del
predio sirviente la prohibición de hacer algo, que sin
la servidumbre le sería lícito, como la de no poder
elevar sus paredes sino a cierta altura.
Las servidumbres positivas imponen a veces al dueño
del predio sirviente la obligación de hacer algo, como
la del artículo 842.
Art. 824. Servidumbre aparente es la que está
continuamente a la vista, como la de tránsito, cuando se
hace por una senda o por una puerta especialmente
destinada a él; e inaparente, la que no se conoce por
una señal exterior, como la misma de tránsito, cuando
carece de estas dos circunstancias y de otras análogas.
Art. 825. Las servidumbres son inseparables del
predio a que activa o pasivamente pertenecen.
Art. 826. Dividido el predio sirviente, no varía la
servidumbre que estaba constituida en él, y deben
sufrirla aquel o aquellos a quienes toque la parte en
que se ejercía.
Art. 827. Dividido el predio dominante, cada uno de
los nuevos dueños gozará de la servidumbre, pero sin
aumentar el gravamen del predio sirviente.
Así los nuevos dueños del predio que goza de una
servidumbre de tránsito no pueden exigir que se altere
la dirección, forma, calidad o anchura de la senda o
camino destinado a ella.
Art. 828. El que tiene derecho a una servidumbre,
lo tiene igualmente a los medios necesarios para
ejercerla. Así, el que tiene derecho de sacar agua de
una fuente situada en la heredad vecina, tiene el
derecho de tránsito para ir a ella, aunque no se haya
establecido expresamente en el título.
Art. 829. El que goza de una servidumbre puede
hacer las obras indispensables para ejercerla; pero
serán a su costa, si no se ha establecido lo contrario;
y aun cuando el dueño del predio sirviente se haya
obligado a hacerlas o repararlas, le será lícito
exonerarse de la obligación abandonando la parte del
predio en que deban hacerse o conservarse las obras.
Art. 830. El dueño del predio sirviente no puede
alterar, disminuir, ni hacer más incómoda para el predio
dominante la servidumbre con que está gravado el suyo.
Con todo, si por el transcurso del tiempo llegare a
serle más oneroso el modo primitivo de la servidumbre,
podrá proponer que se varíe a su costa; y si las
variaciones no perjudican al predio dominante, deberán
ser aceptadas.
Art. 831. Las servidumbres o
provienen de la natural situación
legales, que son impuestas por la
que son constituidas por un hecho
son naturales, que
de los lugares, o
ley, o voluntarias,
del hombre.
Art. 832. Las disposiciones de este título se
entenderán sin perjuicio de las ordenanzas generales o
locales sobre las servidumbres.
§ 1. De las servidumbres naturales
Art. 833. El predio inferior está sujeto a recibir
las aguas que descienden del predio superior
naturalmente, es decir, sin que la mano del hombre
contribuya a ello.
No se puede por consiguiente dirigir un albañal o
acequia sobre el predio vecino, si no se ha constituido
esta servidumbre especial.
En el predio servil no se puede hacer cosa alguna
que estorbe la servidumbre natural, ni en el predio
dominante, que la grave.
Las servidumbres establecidas en este artículo se
regirán por el Código de Aguas.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 834. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 835. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 836. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 837. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 838. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
§ 2. De las servidumbres legales
Art. 839. Las servidumbres legales son relativas al
uso público, o a la utilidad de los particulares.
Las servidumbres legales relativas al uso público
son:
El uso de las riberas en cuanto necesario para la
navegación o flote, que se regirá por el Código de Aguas;
Y las demás determinadas por los reglamentos u
ordenanzas respectivas.
Art. 840. Suprimido.
Art. 841. Las servidumbres legales de la segunda
especie son asimismo determinadas por las ordenanzas de
policía rural. Aquí se trata especialmente de las de
demarcación, cerramiento, tránsito, medianería,
L. 9.909 Art. 9º
L. 9.909 Art. 9º
acueducto, luz y vista.
Art. 842. Todo dueño de un predio tiene derecho a
que se fijen los límites que lo separan de los predios
colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que
concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas
comunes.
Art. 843. Si se ha quitado de su lugar alguno de
los mojones que deslindan predios vecinos, el dueño del
predio perjudicado tiene derecho para pedir que el que
lo ha quitado lo reponga a su costa, y le indemnice de
los daños que de la remoción se le hubieren originado,
sin perjuicio de las penas con que las leyes castiguen
el delito.
Art. 844. El dueño de un predio tiene derecho para
cerrarlo o cercarlo por todas partes, sin perjuicio de
las servidumbres constituidas a favor de otros predios.
El cerramiento podrá consistir en paredes, fosos,
cercas vivas o muertas.
Art. 845. Si el dueño hace el cerramiento del predio
a su costa y en su propio terreno, podrá hacerlo de la
calidad y dimensiones que quiera, y el propietario
colindante no podrá servirse de la pared, foso o cerca
para ningún objeto, a no ser que haya adquirido este
derecho por título o por prescripción de cinco años
contados como para la adquisición del dominio.
Art. 846. El dueño de un predio podrá obligar a los
dueños de los predios colindantes a que concurran a la
construcción y reparación de cercas divisorias comunes.
El juez, en caso necesario, reglará el modo y forma
de la concurrencia; de manera que no se imponga a ningún
propietario un gravamen ruinoso.
La cerca divisoria construida a expensas comunes
estará sujeta a la servidumbre de medianería.
Art. 847. Si un predio se halla destituido de toda
comunicación con el camino público por la interposición
de otros predios, el dueño del primero tendrá derecho
para imponer a los otros la servidumbre de tránsito, en
cuanto fuere indispensable para el uso y beneficio de su
predio, pagando el valor del terreno necesario para la
servidumbre y resarciendo todo otro perjuicio.
Art. 848. Si las partes no se convienen, se reglará
por peritos, tanto el importe de la indemnización, como
el ejercicio de la servidumbre.
Art. 849. Si concedida la servidumbre de tránsito
en conformidad a los artículos precedentes, llega a no
ser indispensable para el predio dominante, por la
adquisición de terrenos que le dan un acceso cómodo al
camino, o por otro medio, el dueño del predio sirviente
tendrá derecho para pedir que se le exonere de la
servidumbre, restituyendo lo que, al establecerse ésta,
se le hubiere pagado por el valor del terreno.
Art. 850. Si se vende o permuta alguna parte de un
L. 7.612
Art. 1º
predio, o si es adjudicada a cualquiera de los que lo
poseían proindiviso, y en consecuencia esta parte viene
a quedar separada del camino, se entenderá concedida a
favor de ella una servidumbre de tránsito, sin
indemnización alguna.
Art. 851. La medianería es una servidumbre legal en
virtud de la cual los dueños de dos predios vecinos que
tienen paredes, fosos o cercas divisorias comunes, están
sujetos a las obligaciones recíprocas que van a
expresarse.
Art. 852. Existe el derecho de medianería para cada
uno de los dos dueños colindantes, cuando consta o por
alguna señal aparece que han hecho el cerramiento de
acuerdo y a expensas comunes.
Art. 853. Toda pared de separación entre dos
edificios se presume medianera, pero sólo en la parte en
que fuere común a los edificios mismos.
Se presume medianero todo cerramiento entre
corrales, jardines y campos, cuando cada una de las
superficies contiguas esté cerrada por todos lados: si
una sola está cerrada de este modo, se presume que el
cerramiento le pertenece exclusivamente.
Art. 854. En todos los casos, y aun cuando conste
que una cerca o pared divisoria pertenece exclusivamente
a uno de los predios contiguos, el dueño del otro predio
tendrá el derecho de hacerla medianera en todo o parte,
aun sin el consentimiento de su vecino, pagándole la
mitad del valor del terreno en que está hecho el
cerramiento, y la mitad del valor actual de la porción
de cerramiento cuya medianería pretende.
Art. 855. Cualquiera de los dos condueños que
quiera servirse de la pared medianera para edificar
sobre ella, o hacerla sostener el peso de una
construcción nueva, debe primero solicitar el
consentimiento de su vecino, y si éste lo rehúsa,
provocará un juicio práctico en que se dicten las
medidas necesarias para que la nueva construcción no
dañe al vecino.
En circunstancias ordinarias se entenderá que
cualquiera de los condueños de una pared medianera puede
edificar sobre ella, introduciendo maderos hasta la
distancia de un decímetro de la superficie opuesta; y
que si el vecino quisiere por su parte introducir
maderos en el mismo paraje o hacer una chimenea, tendrá
el derecho de recortar los maderos de su vecino hasta el
medio de la pared, sin dislocarlos.
Art. 856. Si se trata de pozos, letrinas,
caballerizas, chimeneas, hogares, fraguas, hornos u
otras obras de que pueda resultar daño a los edificios o
heredades vecinas, deberán observarse las reglas
prescritas por las ordenanzas generales o locales, ora
sea medianera o no la pared divisoria. Lo mismo se
aplica a los depósitos de pólvora, de materias húmedas o
infectas, y de todo lo que pueda dañar a la solidez,
seguridad y salubridad de los edificios.
Art. 857. Cualquiera de los condueños tiene el
derecho de elevar la pared medianera, en cuanto lo
permitan las ordenanzas generales o locales; sujetándose
a las reglas siguientes:
1ª La nueva obra será enteramente a su costa.
2ª Pagará al vecino, a título de indemnización por
el aumento de peso que va a cargar sobre la pared
medianera, la sexta parte de lo que valga la obra nueva.
3ª Pagará la misma indemnización todas las veces
que se trate de reconstruir la pared medianera.
4ª Será obligado a elevar a su costa las chimeneas
del vecino situadas en la pared medianera.
5ª Si la pared medianera no es bastante sólida para
soportar el aumento de peso, la reconstruirá a su costa,
indemnizando al vecino por la remoción y reposición de
todo lo que por el lado de éste cargaba sobre la pared o
estaba pegado a ella.
6ª Si reconstruyendo la pared medianera, fuere
necesario aumentar su espesor, se tomará este aumento
sobre el terreno del que construya la obra nueva.
7ª El vecino podrá en todo tiempo adquirir la
medianería de la parte nuevamente levantada, pagando la
mitad del costo total de ésta, y el valor de la mitad
del terreno sobre que se haya extendido la pared
medianera, según el inciso anterior.
Art. 858. Las expensas de construcción,
conservación y reparación del cerramiento serán a cargo
de todos los que tengan derecho de propiedad en él, a
prorrata de los respectivos derechos.
Sin embargo, podrá cualquiera de ellos exonerarse
de este cargo, abandonando su derecho de medianería,
pero sólo cuando el cerramiento no consista en una pared
que sostenga un edificio de su pertenencia.
Art. 859. Los árboles que se encuentran en la cerca
medianera, son igualmente medianeros; y lo mismo se
extiende a los árboles cuyo tronco está en la línea
divisoria de dos heredades, aunque no haya cerramiento
intermedio.
Cualquiera de los dos condueños puede exigir que se
derriben dichos árboles, probando que de algún modo le
dañan; y si por algún accidente se destruyen, no se
repondrán sin su consentimiento.
Art. 860. Derogado.
L. 16.640 Art. 123
Art. 861. Toda heredad está sujeta a la servidumbre
de acueducto en favor de otra heredad que carezca de las
aguas necesarias para el cultivo de sementeras,
plantaciones o pastos, o en favor de un pueblo que las
haya menester para el servicio doméstico de los
habitantes, o en favor de un establecimiento industrial
que las necesite para el movimiento de sus máquinas.
Esta servidumbre consiste en que puedan conducirse
las aguas por la heredad sirviente a expensas del
interesado; y está sujeta a las reglas que prescribe el
Código de Aguas.
Art. 862. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 863. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 864. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 865. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 866. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 867. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 868. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 869. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 870. Las reglas establecidas en el Código de
Aguas para la servidumbre de acueducto se extienden a los
que se construyan para dar salida y dirección a las aguas
sobrantes, y para desecar pantanos y filtraciones
naturales por medio de zanjas y canales de desagüe.
L. 9.909
Art. 9º
Art. 871. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 872. Suprimido.
L. 9.909, Art. 9º
Art. 873. La servidumbre legal de luz tiene por
objeto dar luz a un espacio cualquiera cerrado y
techado; pero no se dirige a darle vista sobre el predio
vecino, esté cerrado o no.
Art. 874. No se puede abrir ventana o tronera de
ninguna clase en una pared medianera, sin consentimiento
del condueño.
El dueño de una pared no medianera puede abrirlas
en ella, en el número y de las dimensiones que quiera.
Si la pared no es medianera sino en una parte de su
altura, el dueño de la parte no medianera goza de igual
derecho en ésta.
No se opone al ejercicio de la servidumbre de luz
la contigüidad de la pared al predio vecino.
Art. 875. La servidumbre legal de luz está sujeta a
las condiciones que van a expresarse.
1ª La ventana estará guarnecida de rejas de hierro,
y de una red de alambre, cuyas mallas tengan tres
centímetros de abertura o menos.
2ª La parte inferior de la ventana distará del
suelo de la vivienda a que da luz, tres metros a lo
menos.
Art. 876. El que goza de la servidumbre de luz no
tendrá derecho para impedir que en el suelo vecino se
levante una pared que le quite la luz.
Art. 877. Si la pared divisoria llega a ser
medianera, cesa la servidumbre legal de luz, y sólo
tiene cabida la voluntaria, determinada por mutuo
consentimiento de ambos dueños.
Art. 878. No se pueden tener ventanas, balcones,
miradores o azoteas, que den vista a las habitaciones,
patios o corrales de un predio vecino, cerrado o no; a
menos que intervenga una distancia de tres metros.
La distancia se medirá entre el plano vertical de
la línea más sobresaliente de la ventana, balcón, etc.,
y el plano vertical de la línea divisoria de los dos
predios, siendo ambos planos paralelos.
No siendo paralelos los dos planos, se aplicará la
misma medida a la menor distancia entre ellos.
Art. 879. No hay servidumbre legal de aguas
lluvias. Los techos de todo edificio deben verter sus
aguas lluvias sobre el predio a que pertenecen, o sobre
la calle o camino público o vecinal, y no sobre otro
predio, sino con voluntad de su dueño.
§ 3. De las servidumbres voluntarias
Art. 880. Cada cual podrá sujetar su predio a las
servidumbres que quiera, y adquirirlas sobre los predios
vecinos con la voluntad de sus dueños, con tal que no se
dañe con ellas al orden público, ni se contravenga a las
leyes.
Las servidumbres de esta especie pueden también
adquirirse por sentencia de juez en los casos previstos
por las leyes.
Art. 881. Si el dueño de un predio establece un
servicio continuo y aparente a favor de otro predio que
también le pertenece, y enajena después uno de ellos, o
pasan a ser de diversos dueños por partición, subsistirá
el mismo servicio con el carácter de servidumbre entre
los dos predios, a menos que en el título constitutivo
de la enajenación o de la partición se haya establecido
expresamente otra cosa.
Art. 882. Las servidumbres discontinuas de todas
clases y las servidumbres continuas inaparentes sólo
pueden adquirirse por medio de un título; ni aun el
goce inmemorial bastará para constituirlas.
Las servidumbres continuas y aparentes pueden
adquirirse por título, o por prescripción de cinco
años.
Art. 883. El título constitutivo de servidumbre
puede suplirse por el reconocimiento expreso del dueño
del predio sirviente.
La destinación anterior, según el artículo 881,
puede también servir de título.
Art. 884. El título, o la posesión de la
servidumbre por el tiempo señalado en el artículo 882,
determina los derechos del predio dominante y las
obligaciones del predio sirviente.
§ 4. De la extinción de las servidumbres
Art. 885. Las servidumbres se extinguen:
1º Por la resolución del derecho del que las ha
constituido;
2º Por la llegada del día o de la condición, si se
L. 16.952
Art. 1º
ha establecido de uno de estos modos;
3º Por la confusión, o sea la reunión perfecta e
irrevocable de ambos predios en manos de un mismo dueño.
Así, cuando el dueño de uno de ellos compra el
otro, perece la servidumbre, y si por una nueva venta se
separan, no revive; salvo el caso del artículo 881: por
el contrario, si la sociedad conyugal adquiere una
heredad que debe servidumbre a otra heredad de uno de
los dos cónyuges, no habrá confusión sino cuando,
disuelta la sociedad, se adjudiquen ambas heredades a
una misma persona;
4º Por la renuncia del dueño del predio dominante;
5º Por haberse dejado de gozar durante tres años.
En las servidumbres discontinuas corre el tiempo
desde que han dejado de gozarse; en las continuas, desde
que se haya ejecutado un acto contrario a la
servidumbre.
Art. 886. Si el predio dominante pertenece a muchos
proindiviso, el goce de uno de ellos interrumpe la
prescripción respecto de todos; y si contra uno de ellos
no puede correr la prescripción, no puede correr contra
ninguno.
Art. 887. Si cesa la servidumbre por hallarse las
cosas en tal estado que no sea posible usar de ellas,
revivirá desde que deje de existir la imposibilidad con
tal que esto suceda antes de haber transcurrido tres
años.
Art. 888. Se puede adquirir y perder por la
prescripción un modo particular de ejercer la
servidumbre, de la misma manera que podría adquirirse o
perderse la servidumbre misma.
Título XII
DE LA REIVINDICACION
Art. 889. La reivindicación o acción de dominio es
la que tiene el dueño de una cosa singular, de que no
está en posesión, para que el poseedor de ella sea
condenado a restituírsela.
§ 1. Qué cosas pueden reivindicarse
Art. 890. Pueden reivindicarse las cosas
corporales, raíces y muebles.
Exceptúanse las cosas muebles cuyo poseedor las
haya comprado en una feria, tienda, almacén, u otro
establecimiento industrial en que se vendan cosas
muebles de la misma clase.
Justificada esta circunstancia, no estará el
poseedor obligado a restituir la cosa, si no se le
reembolsa lo que haya dado por ella y lo que haya
gastado en repararla y mejorarla.
Art. 891. Los otros derechos reales pueden
reivindicarse como el dominio; excepto el derecho de
herencia.
Este derecho produce la acción de petición de
L. 16.952
Art. 1º
herencia, de que se trata en el Libro III.
Art. 892. Se puede reivindicar una cuota
determinada proindiviso, de una cosa singular.
§ 2. Quién puede reivindicar
Art. 893. La acción reivindicatoria o de dominio
corresponde al que tiene la propiedad plena o nuda,
absoluta o fiduciaria de la cosa.
Art. 894. Se concede la misma acción, aunque no se
pruebe dominio, al que ha perdido la posesión regular de
la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por
prescripción.
Pero no valdrá ni contra el verdadero dueño, ni
contra el que posea con igual o mejor derecho.
§ 3. Contra quién se puede reivindicar
Art. 895. La acción de dominio se dirige contra el
actual poseedor.
Art. 896. El mero tenedor de la cosa que se
reivindica es obligado a declarar el nombre y residencia
de la persona a cuyo nombre la tiene.
Art. 897. Si alguien, de mala fe, se da por
poseedor de la cosa que se reivindica sin serlo, será
condenado a la indemnización de todo perjuicio que de
este engaño haya resultado al actor.
Art. 898. La acción de dominio tendrá también lugar
contra el que enajenó la cosa, para la restitución de lo
que haya recibido por ella, siempre que por haberla
enajenado se haya hecho imposible o difícil su
persecución; y si la enajenó a sabiendas de que era
ajena, para la indemnización de todo perjuicio.
El reivindicador que recibe del enajenador lo que
se ha dado a éste por la cosa, confirma por el mismo
hecho la enajenación.
Art. 899. La acción de dominio no se dirige contra
un heredero sino por la parte que posea en la cosa; pero
las prestaciones a que estaba obligado el poseedor por
razón de los frutos o de los deterioros que le eran
imputables, pasan a los herederos de éste a prorrata de
sus cuotas hereditarias.
Art. 900. Contra el que poseía de mala fe y por
hecho o culpa suya ha dejado de poseer, podrá intentarse
la acción de dominio, como si actualmente poseyese.
De cualquier modo que haya dejado de poseer y
aunque el reivindicador prefiera dirigirse contra el
actual poseedor, respecto del tiempo que ha estado la
cosa en su poder tendrá las obligaciones y derechos que
según este título corresponden a los poseedores de mala
fe en razón de frutos, deterioros y expensas.
Si paga el valor de la cosa y el reivindicador lo
acepta, sucederá en los derechos del reivindicador sobre
ella.
Lo mismo se aplica aun al poseedor de buena fe que
durante el juicio se ha puesto en la imposibilidad de
restituir la cosa por su culpa.
El reivindicador en los casos de los dos incisos
precedentes no será obligado al saneamiento.
Art. 901. Si reivindicándose una cosa corporal
mueble, hubiere motivo de temer que se pierda o
deteriore en manos del poseedor, podrá el actor pedir su
secuestro; y el poseedor, será obligado a consentir en
él, o a dar seguridad suficiente de restitución, para el
caso de ser condenado a restituir.
Art. 902. Si se demanda el dominio u otro derecho
real constituido sobre un inmueble, el poseedor seguirá
gozando de él, hasta la sentencia definitiva pasada en
autoridad de cosa juzgada.
Pero el actor tendrá derecho de provocar las
providencias necesarias para evitar todo deterioro de la
cosa, y de los muebles y semovientes anexos a ella y
comprendidos en la reivindicación, si hubiere justo
motivo de temerlo, o las facultades del demandado no
ofrecieren suficiente garantía.
Art. 903. La acción reivindicatoria se extiende al
embargo, en manos de tercero, de lo que por éste se deba
como precio o permuta al poseedor que enajenó la cosa.
§ 4. Prestaciones mutuas
Art. 904. Si es vencido el poseedor, restituirá la
cosa en el plazo que el juez señalare; y si la cosa fue
secuestrada, pagará el actor al secuestre los gastos de
custodia y conservación, y tendrá derecho para que el
poseedor de mala fe se los reembolse.
Art. 905. En la restitución de una heredad se
comprenden las cosas que forman parte de ella, o que se
reputan como inmuebles por su conexión con ella, según
lo dicho en el título De las varias clases de bienes.
Las otras no serán comprendidas en la restitución, si no
lo hubieren sido en la demanda y sentencia; pero podrán
reivindicarse separadamente.
En la restitución de un edificio se comprende la de
sus llaves.
En la restitución de toda cosa, se comprende la de
los títulos que conciernen a ella, si se hallan en manos
del poseedor.
Art. 906. El poseedor de mala fe es responsable de
los deterioros que por su hecho o culpa ha sufrido la
cosa.
El poseedor de buena fe, mientras permanece en
ella, no es responsable de estos deterioros, sino en
cuanto se hubiere aprovechado de ellos; por ejemplo,
destruyendo un bosque o arbolado, y vendiendo la madera
o la leña, o empleándola en beneficio suyo.
Art. 907. El poseedor de mala fe es obligado a
restituir los frutos naturales y civiles de la cosa, y
no solamente los percibidos sino los que el dueño
hubiera podido percibir con mediana inteligencia y
actividad, teniendo la cosa en su poder.
Si no existen los frutos, deberá el valor que
tenían o hubieran tenido al tiempo de la percepción: se
considerarán como no existentes los que se hayan
deteriorado en su poder.
El poseedor de buena fe no es obligado a la
restitución de los frutos percibidos antes de la
contestación de la demanda: en cuanto a los percibidos
después, estará sujeto a las reglas de los dos incisos
anteriores.
En toda restitución de frutos se abonarán al que la
hace los gastos ordinarios que ha invertido en
producirlos.
Art. 908. El poseedor vencido tiene derecho a que
se le abonen las expensas necesarias invertidas en la
conservación de la cosa, según las reglas siguientes:
Si estas expensas se invirtieron en obras
permanentes, como una cerca para impedir las
depredaciones, o un dique para atajar las avenidas, o
las reparaciones de un edificio arruinado por un
terremoto, se abonarán al poseedor dichas expensas, en
cuanto hubieren sido realmente necesarias; pero
reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de la
restitución.
Y si las expensas se invirtieron en cosas que por
su naturaleza no dejan un resultado material permanente,
como la defensa judicial de la finca, serán abonadas al
poseedor en cuanto aprovecharen al reivindicador, y se
hubieren ejecutado con mediana inteligencia y economía.
Art. 909. El poseedor de buena fe, vencido, tiene
asimismo derecho a que se le abonen las mejoras útiles,
hechas antes de contestarse la demanda.
Sólo se entenderán por mejoras útiles las que hayan
aumentado el valor venal de la cosa.
El reivindicador elegirá entre el pago de lo que
valgan al tiempo de la restitución las obras en que
consisten las mejoras, o el pago de lo que en virtud de
dichas mejoras valiere más la cosa en dicho tiempo.
En cuanto a las obras hechas después de contestada
la demanda, el poseedor de buena fe tendrá solamente los
derechos que por el artículo siguiente se conceden al
poseedor de mala fe.
Art. 910. El poseedor de mala fe no tendrá derecho
a que se le abonen las mejoras útiles de que habla el
artículo precedente.
Pero podrá llevarse los materiales de dichas
mejoras, siempre que pueda separarlos sin detrimento de
la cosa reivindicada, y que el propietario rehúse
pagarle el precio que tendrían dichos materiales después
de separados.
Art. 911. En cuanto a las mejoras voluptuarias, el
propietario no será obligado a pagarlas al poseedor de
mala ni de buena fe, que sólo tendrán con respecto a
ellas el derecho que por el artículo precedente se
concede al poseedor de mala fe respecto de las mejoras
útiles.
Se entienden por mejoras voluptuarias las que sólo
consisten en objetos de lujo y recreo, como jardines,
miradores, fuentes, cascadas artificiales, y
generalmente aquellas que no aumentan el valor venal de
la cosa, en el mercado general, o sólo lo aumentan en
una proporción insignificante.
Art. 912. Se entenderá que la separación de los
materiales, permitida por los artículos precedentes, es
en detrimento de la cosa reivindicada, cuando hubiere de
dejarla en peor estado que antes de ejecutarse las
mejoras; salvo en cuanto el poseedor vencido pudiere
reponerla inmediatamente en su estado anterior, y se
allanare a ello.
Art. 913. La buena o mala fe del poseedor se
refiere, relativamente a los frutos, al tiempo de la
percepción, y relativamente a las expensas y mejoras, al
tiempo en que fueron hechas.
Art. 914. Cuando el poseedor vencido tuviere un
saldo que reclamar en razón de expensas y mejoras, podrá
retener la cosa hasta que se verifique el pago, o se le
asegure a su satisfacción.
Art. 915. Las reglas de este título se aplicarán
contra el que poseyendo a nombre ajeno retenga
indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo haga sin
ánimo de señor.
Título XIII
DE LAS ACCIONES POSESORIAS
Art. 916. Las acciones posesorias tienen por objeto
conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de
derechos reales constituidos en ellos.
Art. 917. Sobre las cosas que no pueden ganarse por
prescripción, como las servidumbres inaparentes o
discontinuas, no puede haber acción posesoria.
Art. 918. No podrá instaurar una acción posesoria
sino el que ha estado en posesión tranquila y no
interrumpida un año completo.
Art. 919. El heredero tiene y está sujeto a las
mismas acciones posesorias que tendría y a que estaría
sujeto su autor, si viviese.
Art. 920. Las acciones que tienen por objeto
conservar la posesión, prescriben al cabo de un año
completo, contado desde el acto de molestia o embarazo
inferido a ella.
Las que tienen por objeto recuperarla, expiran al
cabo de un año completo contado desde que el poseedor
anterior la ha perdido.
Si la nueva posesión ha sido violenta o
clandestina, se contará este año desde el último acto de
violencia, o desde que haya cesado la clandestinidad.
Las reglas que sobre la continuación de la posesión
se dan en los artículos 717, 718 y 719, se aplican a las
acciones posesorias.
Art. 921. El poseedor tiene derecho para pedir que
no se le turbe o embarace su posesión o se le despoje de
ella, que se le indemnice del daño que ha recibido, y
que se le dé seguridad contra el que fundadamente teme.
Art. 922. El usufructuario, el usuario, y el que
tiene derecho de habitación, son hábiles para ejercer
por sí las acciones y excepciones posesorias, dirigidas
a conservar o recuperar el goce de sus respectivos
derechos, aun contra el propietario mismo. El
propietario es obligado a auxiliarlos contra todo
turbador o usurpador extraño, siendo requerido al
efecto.
Las sentencias obtenidas contra el usufructuario,
el usuario o el que tiene derecho de habitación, obligan
al propietario; menos si se tratare de la posesión del
dominio de la finca o de derechos anexos a él: en este
caso no valdrá la sentencia contra el propietario que no
haya intervenido en el juicio.
Art. 923. En los juicios posesorios no se tomará en
cuenta el dominio que por una o por otra parte se
alegue.
Podrán, con todo, exhibirse títulos de dominio para
comprobar la posesión, pero sólo aquellos cuya
existencia pueda probarse sumariamente, ni valdrá
objetar contra ellos otros vicios o defectos que los que
puedan probarse de la misma manera.
Art. 924. La posesión de los derechos inscritos se
prueba por la inscripción y mientras ésta subsista, y
con tal que haya durado un año completo, no es admisible
ninguna prueba de posesión con que se pretenda
impugnarla.
Art. 925. Se deberá probar la posesión del suelo
por hechos positivos, de aquellos a que sólo da derecho
el dominio, como el corte de maderas, la construcción de
edificios, la de cerramientos, las plantaciones o
sementeras, y otros de igual significación, ejecutados
sin el consentimiento del que disputa la posesión.
Art. 926. El que injustamente ha sido privado de la
posesión, tendrá derecho para pedir que se le restituya,
con indemnización de perjuicios.
Art. 927. La acción para la restitución puede
dirigirse no sólo contra el usurpador, sino contra toda
persona, cuya posesión se derive de la del usurpador por
cualquier título.
Pero no serán obligados a la indemnización de
perjuicios sino el usurpador mismo, o el tercero de mala
fe; y habiendo varias personas obligadas, todas lo serán
insólidum.
Art. 928. Todo el que violentamente ha sido
despojado, sea de la posesión, sea de la mera tenencia,
y que por poseer a nombre de otro, o por no haber
poseído bastante tiempo, o por otra causa cualquiera, no
pudiere instaurar acción posesoria, tendrá sin embargo
derecho para que se restablezcan las cosas en el estado
que antes se hallaban, sin que para esto necesite probar
más que el despojo violento, ni se le pueda objetar
clandestinidad o despojo anterior. Este derecho
prescribe en seis meses.
Restablecidas las cosas, y asegurado el
resarcimiento de daños, podrán intentarse por una u otra
parte las acciones posesorias que correspondan.
Art. 929. Los actos de violencia cometidos con
armas o sin ellas, serán además castigados con las penas
que por el Código Criminal correspondan.
Título XIV
DE ALGUNAS ACCIONES POSESORIAS ESPECIALES
Art. 930. El poseedor tiene derecho para pedir que
se prohíba toda obra nueva que se trate de construir
sobre el suelo de que está en posesión.
Pero no tendrá el derecho de denunciar con este fin
las obras necesarias para precaver la ruina de un
edificio, acueducto, canal, puente, acequia, etc., con
tal que en lo que puedan incomodarle se reduzcan a lo
estrictamente necesario, y que, terminadas, se
restituyan las cosas al estado anterior, a costa del
dueño de las obras.
Tampoco tendrá derecho para embarazar los trabajos
conducentes a mantener la debida limpieza en los
caminos, acequias, cañerías, etc.
Art. 931. Son obras nuevas denunciables las que
construidas en el predio sirviente embarazan el goce de
una servidumbre constituida en él.
Son igualmente denunciables las construcciones que
se trata de sustentar en edificio ajeno, que no esté
sujeto a tal servidumbre.
Se declara especialmente denunciable toda obra
voladiza que atraviesa el plan vertical de la línea
divisoria de dos predios, aunque no se apoye sobre el
predio ajeno, ni dé vista, ni vierta aguas lluvias sobre
él.
Art. 932. El que tema que la ruina de un edificio
vecino le pare perjuicio, tiene derecho de querellarse
al juez para que se mande al dueño de tal edificio
derribarlo, si estuviere tan deteriorado que no admita
reparación; o para que, si la admite, se le ordene
hacerla inmediatamente; y si el querellado no procediere
a cumplir el fallo judicial, se derribará el edificio o
se hará la reparación a su costa.
Si el daño que se teme del edificio no fuere grave,
bastará que el querellado rinda caución de resarcir todo
perjuicio que por el mal estado del edificio sobrevenga.
Art. 933. En el caso de hacerse por otro que el
querellado la reparación de que habla el artículo
precedente, el que se encargue de hacerla conservará la
forma y dimensiones del antiguo edificio en todas sus
partes, salvo si fuere necesario alterarlas para
precaver el peligro.
Las alteraciones se ajustarán a la voluntad del
dueño del edificio, en cuanto sea compatible con el
objeto de la querella.
Art. 934. Si notificada la querella, cayere el
edificio por efecto de su mala condición, se indemnizará
de todo perjuicio a los vecinos; pero si cayere por caso
fortuito, como avenida, rayo o terremoto, no habrá lugar
a indemnización; a menos de probarse que el caso
fortuito, sin el mal estado del edificio, no lo hubiera
derribado.
No habrá lugar a indemnización, si no hubiere
precedido notificación de la querella.
Art. 935. Las disposiciones precedentes se
extenderán al peligro que se tema de cualesquiera
construcciones; o de árboles mal arraigados, o expuestos
a ser derribados por casos de ordinaria ocurrencia.
Art. 936. Derogado.
Art. 937. Ninguna prescripción se admitirá contra
las obras que corrompan el aire y lo hagan conocidamente
dañoso.
L. 16.640 Art. 123
L. 9.909
Art. 9º
Art. 938. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 939. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 940. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 941. El dueño de una casa tiene derecho para
impedir que cerca de sus paredes haya depósitos o
corrientes de agua, o materias húmedas que puedan
dañarla.
Tiene asimismo derecho para impedir que se planten
árboles a menos distancia que la de quince decímetros,
ni hortalizas o flores a menos distancia que la de cinco
decímetros.
Si los árboles fueren de aquellos que extienden a
gran distancia sus raíces, podrá el juez ordenar que se
planten a la que convenga para que no dañen a los
edificios vecinos: el máximum de la distancia señalada
por el juez será de cinco metros.
Los derechos concedidos en este artículo
subsistirán contra los árboles, flores u hortalizas
plantadas, a menos que la plantación haya precedido a la
construcción de las paredes.
Art. 942. Si un árbol extiende sus ramas sobre
suelo ajeno, o penetra en él con sus raíces, podrá el
dueño del suelo exigir que se corte la parte excedente
de las ramas, y cortar él mismo las raíces.
Lo cual se entiende aun cuando el árbol esté
plantado a la distancia debida.
Art. 943. Los frutos que dan las ramas tendidas
sobre terreno ajeno, pertenecen al dueño del árbol; el
cual, sin embargo, no podrá entrar a cogerlos sino con
permiso del dueño del suelo, estando cerrado el terreno.
El dueño del terreno será obligado a conceder este
permiso; pero sólo en días y horas oportunas, de que no
le resulte daño.
Art. 944. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 945. Suprimido.
L. 9.909 Art. 9º
Art. 946. Siempre que haya de prohibirse,
destruirse o enmendarse una obra perteneciente a muchos,
puede intentarse la denuncia o querella contra todos
juntos o contra cualquiera de ellos; pero la
indemnización a que por los daños recibidos hubiere
lugar, se repartirá entre todos por igual, sin perjuicio
de que los gravados con esta indemnización la dividan
entre sí a prorrata de la parte que tenga cada uno en la
obra.
Y si el daño sufrido o temido perteneciere a
muchos, cada uno tendrá derecho para intentar la
denuncia o querella por sí solo, en cuanto se dirija a
la prohibición, destrucción o enmienda de la obra; pero
ninguno podrá pedir indemnización, sino por el daño que
él mismo haya sufrido, a menos que legitime su
personería relativamente a los otros.
Art. 947. Las acciones concedidas en este título no
tendrán lugar contra el ejercicio de servidumbre
legítimamente constituida.
Art. 948. La municipalidad y cualquiera persona del
pueblo tendrá, en favor de los caminos, plazas u otros
lugares de uso público, y para la seguridad de los que
transitan por ellos, los derechos concedidos a los
dueños de heredades o edificios privados.
Y siempre que a consecuencia de una acción popular
haya de demolerse o enmendarse una construcción, o de
resarcirse un daño sufrido, se recompensará al actor, a
costa del querellado, con una suma que no baje de la
décima, ni exceda a la tercera parte de lo que cueste la
demolición o enmienda, o el resarcimiento del daño; sin
perjuicio de que si se castiga el delito o negligencia
con una pena pecuniaria, se adjudique al actor la mitad.
Art. 949. Las acciones municipales o populares se
entenderán sin perjuicio de las que competan a los
inmediatos interesados.
Art. 950. Las acciones concedidas en este título
para la indemnización de un daño sufrido, prescriben
para siempre al cabo de un año completo.
Las dirigidas a precaver un daño no prescriben
mientras haya justo motivo de temerlo.
Si las dirigidas contra una obra nueva no se
instauraren dentro del año, los denunciados o
querellados serán amparados en el juicio posesorio, y el
denunciante o querellante podrá solamente perseguir su
derecho por la vía ordinaria.
Pero ni aun esta acción tendrá lugar, cuando, según
las reglas dadas para las servidumbres, haya prescrito
el derecho.
LIBRO TERCERO
DE LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE, Y DE LAS DONACIONES
ENTRE VIVOS
Título I
DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES
Art. 951. Se sucede a una persona difunta a título
universal o a título singular.
El título es universal cuando se sucede al difunto
en todos sus bienes, derechos y obligaciones
transmisibles, o en una cuota de ellos, como la mitad,
tercio o quinto.
El título es singular cuando se sucede en una o más
especies o cuerpos ciertos, como tal caballo, tal casa;
o en una o más especies indeterminadas de cierto género,
como un caballo, tres vacas, seiscientos pesos fuertes,
cuarenta fanegas de trigo.
Art. 952. Si se sucede en virtud de un testamento,
la sucesión se llama testamentaria, y si en virtud de la
ley, intestada o abintestato.
La sucesión en los bienes de una persona difunta
puede ser parte testamentaria, y parte intestada.
Art. 953. Se llaman asignaciones por causa de muerte
las que hace la ley, o el testamento de una persona
difunta, para suceder en sus bienes.
Con la palabra asignaciones se significan en este
Libro las asignaciones por causa de muerte, ya las haga
el hombre o la ley.
Asignatario es la persona a quien se hace la
asignación.
Art. 954. Las asignaciones a título universal se
llaman herencias, y las asignaciones a título singular,
legados. El asignatario de herencia se llama heredero, y
el asignatario de legado, legatario.
Art. 955. La sucesión en los bienes de una persona
se abre al momento de su muerte en su último domicilio;
salvos los casos expresamente exceptuados.
La sucesión se regla por la ley del domicilio en
que se abre; salvas las excepciones legales.
Art. 956. La delación de una asignación es el
actual llamamiento de la ley a aceptarla o repudiarla.
La herencia o legado se defiere al heredero o
legatario en el momento de fallecer la persona de cuya
sucesión se trata, si el heredero o legatario no es
llamado condicionalmente; o en el momento de cumplirse
la condición, si el llamamiento es condicional.
Salvo si la condición es de no hacer algo que
dependa de la sola voluntad del asignatario, pues en
este caso la asignación se defiere en el momento de la
muerte del testador, dándose por el asignatario caución
suficiente de restituir la cosa asignada con sus
L. 7.612
Art. 2º
accesiones y frutos, en caso de contravenirse a la
condición.
Lo cual, sin embargo, no tendrá lugar cuando el
testador hubiere dispuesto que mientras penda la
condición de no hacer algo, pertenezca a otro
asignatario la cosa asignada.
Art. 957. Si el heredero o legatario cuyos derechos
a la sucesión no han prescrito, fallece antes de haber
aceptado o repudiado la herencia o legado que se le ha
deferido, transmite a sus herederos el derecho de
aceptar o repudiar dicha herencia o legado, aun cuando
fallezca sin saber que se le ha deferido.
No se puede ejercer este derecho sin aceptar la
herencia de la persona que lo transmite.
Art. 958. Si dos o más personas llamadas a suceder
una a otra se hallan en el caso del artículo 79, ninguna
de ellas sucederá en los bienes de las otras.
Art. 959. En toda sucesión por causa de muerte, para
llevar a efecto las disposiciones del difunto o de la
ley, se deducirán del acervo o masa de bienes que el
difunto ha dejado, inclusos los créditos hereditarios:
1º Las costas de la publicación del testamento, si
lo hubiere, y las demás anexas a la apertura de la
sucesión;
2º Las deudas hereditarias;
3º Los impuestos fiscales que gravaren toda la masa
hereditaria;
4º Las asignaciones alimenticias forzosas.
El resto es el acervo líquido de que dispone el
testador o la ley.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 71
Art. 960. Los impuestos fiscales que gravan toda la
masa, se extienden a las donaciones revocables que se
confirman por la muerte.
Los impuestos fiscales sobre ciertas cuotas o
legados se cargarán a los respectivos asignatarios.
Art. 961. Será capaz y digna de suceder toda
persona a quien la ley no haya declarado incapaz o
indigna.
Art. 962. Para ser capaz de suceder es necesario
existir al tiempo de abrirse la sucesión; salvo que se
suceda por derecho de transmisión, según el artículo 957,
pues entonces bastará existir al abrirse la sucesión de
la persona por quien se transmite la herencia o legado.
Si la herencia o legado se deja bajo condición
suspensiva, será también preciso existir en el momento de
cumplirse la condición.
Con todo, las asignaciones a personas que al tiempo
de abrirse la sucesión no existen, pero se espera que
existan, no se invalidarán por esta causa si existieren
dichas personas antes de expirar los diez años
subsiguientes a la apertura de la sucesión.
Valdrán con la misma limitación las asignaciones
ofrecidas en premio a los que presten un servicio
importante, aunque el que lo presta no haya existido al
momento de la muerte del testador.
L. 7.612
Art. 1º
L. 16.952
Art. 1º
Art. 963. Son incapaces de toda herencia o legado
las cofradías, gremios, o establecimientos cualesquiera
que no sean personas jurídicas.
Pero si la asignación tuviere por objeto la
fundación de una nueva corporación o establecimiento,
podrá solicitarse la aprobación legal, y obtenida ésta,
valdrá la asignación.
Art. 964. Es incapaz de suceder a otra persona como
heredero o legatario, el que antes de deferírsele la
herencia o legado hubiere sido condenado judicialmente
por el crimen de dañado ayuntamiento con dicha persona y
no hubiere contraído con ella un matrimonio que produzca
efectos civiles.
Lo mismo se extiende a la persona que antes de
deferírsele la herencia o legado hubiere sido acusada de
dicho crimen, si se siguiere condenación judicial.
Art. 965. Por testamento otorgado durante la última
enfermedad, no puede recibir herencia o legado alguno,
ni aun como albacea fiduciario, el eclesiástico que
hubiere confesado al difunto durante la misma
enfermedad, o habitualmente en los dos últimos años
anteriores al testamento; ni la orden, convento, o
cofradía de que sea miembro el eclesiástico; ni sus
deudos por consanguinidad o afinidad hasta el tercer
grado inclusive.
Pero esta incapacidad no comprenderá a la iglesia
parroquial del testador, ni recaerá sobre la porción de
bienes que el dicho eclesiástico o sus deudos habrían
heredado abintestato, si no hubiese habido testamento.
Art. 966. Será nula la disposición a favor de un
incapaz, aunque se disfrace bajo la forma de un contrato
oneroso o por interposición de persona.
Art. 967. El incapaz no adquiere la herencia o
legado, mientras no prescriban las acciones que contra
él puedan intentarse por los que tengan interés en ello.
Art. 968. Son indignos de suceder al difunto como
herederos o legatarios:
1º El que ha cometido el crimen de homicidio en la
persona del difunto, o ha intervenido en este crimen por
obra o consejo, o la dejó perecer pudiendo salvarla;
2º El que cometió atentado grave contra la vida, el
honor o los bienes de la persona de cuya sucesión se
trata, o de su cónyuge, o de cualquiera de sus
ascendientes o descendientes, con tal que dicho atentado
se pruebe por sentencia ejecutoriada;
3º El consanguíneo dentro del sexto grado inclusive,
que en el estado de demencia o destitución de la persona
de cuya sucesión se trata, no la socorrió pudiendo;
4º El que por fuerza o dolo obtuvo alguna
disposición testamentaria del difunto, o le impidió
testar;
5º El que dolosamente ha detenido u ocultado un
testamento del difunto, presumiéndose dolo por el mero
hecho de la detención u ocultación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 72
Art. 969. 6º Es indigno de suceder el que siendo
mayor de edad, no hubiere acusado a la justicia el
homicidio cometido en la persona del difunto, tan presto
como le hubiere sido posible.
Cesará esta indignidad, si la justicia hubiere
empezado a proceder sobre el caso.
Pero esta causa de indignidad no podrá alegarse,
sino cuando constare que el heredero o legatario no es
cónyuge de la persona por cuya obra o consejo se ejecutó
el homicidio, ni es del número de sus ascendientes y
descendientes, ni hay entre ellos deudo de consanguinidad
o afinidad hasta el tercer grado inclusive.
Art. 970. 7º Es indigno de suceder al impúber,
demente o sordomudo, el ascendiente o descendiente que,
siendo llamado a sucederle abintestato, no pidió que se
le nombrara un tutor o curador, y permaneció en esta
omisión un año entero: a menos que aparezca haberle sido
imposible hacerlo por sí o por procurador.
Si fueren muchos los llamados a la sucesión, la
diligencia de uno de ellos aprovechará a los demás.
Transcurrido el año recaerá la obligación antedicha
en los llamados en segundo grado a la sucesión intestada.
La obligación no se extiende a los menores, ni en
general a los que viven bajo tutela o curaduría.
Esta causa de indignidad desaparece desde que el
impúber llega a la pubertad, o el demente o sordomudo
toman la administración de sus bienes.
Art. 971. 8º Son indignos de suceder el tutor o
curador que nombrados por el testador se excusaren sin
causa legítima.
El albacea que nombrado por el testador se excusare
sin probar inconveniente grave, se hace igualmente
indigno de sucederle.
No se extenderá esta causa de indignidad a los
asignatarios forzosos en la cuantía que lo son, ni a los
que, desechada por el juez la excusa, entren a servir el
cargo.
Art. 972. 9º Finalmente, es indigno de suceder el
que, a sabiendas de la incapacidad, haya prometido al
difunto hacer pasar sus bienes o parte de ellos, bajo
cualquier forma, a una persona incapaz.
Esta causa de indignidad no podrá alegarse contra
ninguna persona de las que por temor reverencial
hubieren podido ser inducidas a hacer la promesa al
difunto; a menos que hayan procedido a la ejecución de
la promesa.
Art. 973. Las causas de indignidad mencionadas en
los artículos precedentes no podrán alegarse contra
disposiciones testamentarias posteriores a los hechos
que la producen, aun cuando se ofreciere probar que el
difunto no tuvo conocimiento de esos hechos al tiempo de
testar ni después.
Art. 974. La indignidad no produce efecto alguno,
si no es declarada en juicio, a instancia de cualquiera
de los interesados en la exclusión del heredero o
legatario indigno.
L. 18.802
Art. 1, Nº 48
L. 18.802
Art. 1, Nº 49
Declarada judicialmente, es obligado el indigno a
la restitución de la herencia o legado con sus
accesiones y frutos.
Art. 975. La indignidad se purga en cinco años de
posesión de la herencia o legado.
L. 6.162
Art. 1º
Art. 976. La acción de indignidad no pasa contra
terceros de buena fe.
Art. 977. A los herederos se transmite la herencia o
legado de que su autor se hizo indigno, pero con el mismo
vicio de indignidad de su autor, por todo el tiempo que
falte para completar los cinco años.
L. 6.162
Art. 1º
Art. 978. Los deudores hereditarios o
testamentarios no podrán oponer al demandante la
excepción de incapacidad o indignidad.
Art. 979. La incapacidad o indignidad no priva al
heredero o legatario excluido, de los alimentos que la
ley le señale; pero en los casos del artículo 968 no
tendrán ningún derecho a alimentos.
Título II
REGLAS RELATIVAS A LA SUCESION INTESTADA
Art. 980. Las leyes reglan la sucesión en los
bienes de que el difunto no ha dispuesto, o si dispuso,
no lo hizo conforme a derecho, o no han tenido efecto
sus disposiciones.
Art. 981. La ley no atiende al origen de los bienes
para reglar la sucesión intestada o gravarla con
restituciones o reservas.
Art. 982. En la sucesión intestada no se atiende al
sexo ni a la primogenitura.
Art. 983. Son llamados a la sucesión intestada los
descendientes del difunto, sus ascendientes, el cónyuge
sobreviviente, sus colaterales, el adoptado, en su caso,
y el Fisco.
Los derechos hereditarios del adoptado se rigen por
la ley respectiva.
Art. 984. Se sucede abintestato, ya por derecho
personal, ya por derecho de representación.
La representación es una ficción legal en que se
supone que una persona tiene el lugar y por consiguiente
el grado de parentesco y los derechos hereditarios que
tendría su padre o madre, si éste o ésta no quisiese o
no pudiese suceder.
Se puede representar a un padre o madre que, si
hubiese querido o podido suceder, habría sucedido por
derecho de representación.
Art. 985. Los que suceden por representación
heredan en todos casos por estirpes, es decir, que
cualquiera que sea el número de los hijos que
L. 19.585
Art. 1º, Nº 73
L. 10.271
Art. 1º
representan al padre o madre, toman entre todos y por
iguales partes la porción que hubiera cabido al padre o
madre representado.
Los que no suceden por representación suceden por
cabezas, esto es, toman entre todos y por iguales partes
la porción a que la ley los llama; a menos que la misma
ley establezca otra división diferente.
Art. 986. Hay siempre lugar a la representación en
la descendencia del difunto y en la descendencia de sus
hermanos.
Fuera de estas descendencias no hay lugar a la
representación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 74
Art. 987. Se puede representar al ascendiente cuya
herencia se ha repudiado.
Se puede asimismo representar al incapaz, al
indigno, al desheredado, y al que repudió la herencia
del difunto.
Art. 988. Los hijos excluyen a todos los otros
herederos, a menos que hubiere también cónyuge
sobreviviente, caso en el cual éste concurrirá con
aquéllos.
El cónyuge sobreviviente recibirá una porción que,
por regla general, será equivalente al doble de lo que
por legítima rigorosa o efectiva corresponda a cada hijo.
Si hubiere sólo un hijo, la cuota del cónyuge será igual
a la legítima rigorosa o efectiva de ese hijo. Pero en
ningún caso la porción que corresponda al cónyuge bajará
de la cuarta parte de la herencia, o de la cuarta parte
de la mitad legitimaria en su caso.
Correspondiendo al cónyuge sobreviviente la cuarta
parte de la herencia o de la mitad legitimaria, el resto
se dividirá entre los hijos por partes iguales.
La aludida cuarta parte se calculará teniendo en
cuenta lo dispuesto en el artículo 996.
Art. 989. Si el difunto no ha dejado posteridad, le
sucederán el cónyuge sobreviviente y sus ascendientes de
grado más próximo.
En este caso, la herencia se dividirá en tres
partes, dos para el cónyuge y una para los ascendientes.
A falta de éstos, llevará todos los bienes el cónyuge, y,
a falta de cónyuge, los ascendientes.
Habiendo un solo ascendiente en el grado más
próximo, sucederá éste en todos los bienes, o en toda la
porción hereditaria de los ascendientes.
Art. 990. Si el difunto no hubiere dejado
descendientes, ni ascendientes, ni cónyuge, le sucederán
sus hermanos.
Entre los hermanos de que habla este artículo se
comprenderán aun los que solamente lo sean por parte de
padre o de madre; pero la porción del hermano paterno o
materno será la mitad de la porción del hermano carnal.
Art. 991. Derogado.
Art. 992. A falta de descendientes, ascendientes,
L. 19.585
Art. 1º, Nº 75
L. 19.585
Art. 1º, Nº 76
L. 19.585
Art. 1º, Nº 77
L. 19.585
Art. 1º, Nº 78
cónyuge y hermanos, sucederán al difunto los otros
colaterales de grado más próximo, sean de simple o doble
conjunción, hasta el sexto grado inclusive.
Los colaterales de simple conjunción, esto es, los
que sólo son parientes del difunto por parte de padre o
por parte de madre, tendrán derecho a la mitad de la
porción de los colaterales de doble conjunción, esto es,
los que a la vez son parientes del difunto por parte de
padre y por parte de madre. El colateral o los
colaterales del grado más próximo excluirán siempre a los
otros.
Art. 993. Derogado.
Art. 994. El cónyuge divorciado temporal o
perpetuamente no tendrá parte alguna en la herencia
abintestato de su mujer o marido, si hubiere dado motivo
al divorcio por su culpa.
Tampoco sucederán abintestato los padres del
causante si la paternidad o maternidad ha sido
determinada judicialmente contra su oposición, salvo que
mediare el restablecimiento a que se refiere el artículo
203.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 79
L. 19.585
Art. 1º, Nº 80
L. 19.585
Art. 1º, Nº 81
Art. 995. A falta de todos los herederos
abintestato designados en los artículos precedentes,
sucederá el Fisco.
Art. 996. Cuando en un mismo patrimonio se ha de
suceder por testamento y abintestato, se cumplirán las
disposiciones testamentarias, y el remanente se
adjudicará a los herederos abintestato según las reglas
generales.
Pero los que suceden a la vez por testamento y
abintestato, imputarán a la porción que les corresponda
abintestato lo que recibieren por testamento, sin
perjuicio de retener toda la porción testamentaria, si
excediere a la otra.
Prevalecerá sobre todo ello la voluntad expresa del
testador, en lo que de derecho corresponda.
En todo caso la regla del inciso primero se aplicará
una vez enteradas totalmente, a quienes tienen derecho a
ellas, las legítimas y mejoras de la herencia.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 82
Art. 997. Los extranjeros son llamados a las
sucesiones abintestato abiertas en Chile de la misma
manera y según las mismas reglas que los chilenos.
Art. 998. En la sucesión abintestato de un
extranjero que fallezca dentro o fuera del territorio de
la República, tendrán los chilenos a título de herencia o
de alimentos, los mismos derechos que según las leyes
chilenas les corresponderían sobre la sucesión intestada
de un chileno.
Los chilenos interesados podrán pedir que se les
adjudique en los bienes del extranjero existentes en
Chile todo lo que les corresponda en la sucesión del
extranjero.
Esto mismo se aplicará en caso necesario a la
sucesión de un chileno que deja bienes en país
L. 19.585
Art. 1º, Nº 83
extranjero.
Título III
DE LA ORDENACION DEL TESTAMENTO
§ 1. Del testamento en general
Art. 999. El testamento es un acto más o menos
solemne, en que una persona dispone del todo o de una
parte de sus bienes para que tenga pleno efecto después
de sus días, conservando la facultad de revocar las
disposiciones contenidas en él, mientras viva.
Art. 1000. Toda donación o promesa que no se haga
perfecta e irrevocable sino por la muerte del donante o
promisor, es un testamento, y debe sujetarse a las
mismas solemnidades que el testamento. Exceptúanse las
donaciones o promesas entre marido y mujer, las cuales,
aunque revocables, podrán hacerse bajo la forma de los
contratos entre vivos.
Art. 1001. Todas las disposiciones testamentarias
son esencialmente revocables, sin embargo de que el
testador exprese en el testamento la determinación de no
revocarlas. Las cláusulas derogatorias de sus
disposiciones futuras se tendrán por no escritas, aunque
se confirmen con juramento.
Si en un testamento anterior se hubiere ordenado
que no valga su revocación si no se hiciere con ciertas
palabras o señales, se mirará esta disposición como no
escrita.
Art. 1002. Las cédulas o papeles a que se refiera
el testador en el testamento, no se mirarán como partes
de éste, aunque el testador lo ordene; ni valdrán más de
lo que sin esta circunstancia valdrían.
Art. 1003. El testamento es un acto de una sola
persona.
Serán nulas todas las disposiciones contenidas en
el testamento otorgado por dos o más personas a un
tiempo, ya sean en beneficio recíproco de los
otorgantes, o de una tercera persona.
Art. 1004. La facultad de testar es indelegable.
Art. 1005. No son hábiles para testar:
1. Derogado;
2. El impúber;
3. El que se hallare bajo interdicción por causa de
demencia;
4. El que actualmente no estuviere en su sano juicio
por ebriedad u otra causa;
5. Todo el que de palabra o por escrito no pudiere
expresar su voluntad claramente.
Las personas no comprendidas en esta enumeración son
hábiles para testar.
Art. 1006. El testamento otorgado durante la
existencia de cualquiera de las causas de inhabilidad
L. 7.612, Art. 2º
expresadas en el artículo precedente es nulo, aunque
posteriormente deje de existir la causa.
Y por el contrario, el testamento válido no deja de
serlo por el hecho de sobrevenir después alguna de estas
causas de inhabilidad.
Art. 1007. El testamento en que de cualquier modo
haya intervenido la fuerza, es nulo en todas sus partes.
Art. 1008. El testamento es solemne, o menos
solemne.
Testamento solemne es aquel en que se han observado
todas las solemnidades que la ley ordinariamente
requiere.
El menos solemne o privilegiado es aquel en que
pueden omitirse algunas de estas solemnidades, por
consideración a circunstancias particulares,
determinadas expresamente por la ley.
El testamento solemne es abierto o cerrado.
Testamento abierto, nuncupativo o público es aquel
en que el testador hace sabedores de sus disposiciones a
los testigos; y testamento cerrado o secreto, es aquel
en que no es necesario que los testigos tengan
conocimiento de ellas.
Art. 1009. La apertura y publicación del testamento
se harán ante el juez del último domicilio del testador;
sin perjuicio de las excepciones que a este respecto
establezcan las leyes.
Art. 1010. Siempre que el juez haya de proceder a
la apertura y publicación de un testamento, se
cerciorará previamente de la muerte del testador.
Exceptúanse los casos en que según la ley deba
presumirse la muerte.
§ 2. Del testamento solemne y primeramente del otorgado
en Chile
Art. 1011. El testamento solemne es siempre
escrito.
Art. 1012. No podrán ser testigos en un testamento
solemne, otorgado en Chile:
1. Derogado;
2. Los menores de dieciocho años;
3. Los que se hallaren en interdicción por causa de
demencia;
4. Todos los que actualmente se hallaren privados de
la razón;
5. Los ciegos;
6. Los sordos;
7. Los mudos;
8. Los condenados a alguna de las penas designadas
en el artículo 267, número 7º, y en general, los que por
sentencia ejecutoriada estuvieren inhabilitados para ser
testigos;
9. Los amanuenses del escribano que autorizare el
testamento;
10. Los extranjeros no domiciliados en Chile;
L. 5.521, Art. 3º
L. 5.521, Art. 1º
11. Las personas que no entiendan el idioma del
testador; sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
1024.
Dos a lo menos de los testigos deberán estar
domiciliados en la comuna o agrupación de comunas en que
se otorgue el testamento y uno a lo menos deberá saber
leer y escribir, cuando sólo concurran tres testigos, y
dos cuando concurrieren cinco.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 15
Art. 1013. Si alguna de las causas de inhabilidad
expresadas en el artículo precedente no se manifestare
en el aspecto o comportación de un testigo, y se
ignorare generalmente en el lugar donde el testamento se
otorga, fundándose la opinión contraria en hechos
positivos y públicos, no se invalidará el testamento por
la inhabilidad real del testigo.
Pero la habilidad putativa no podrá servir sino a
uno solo de los testigos.
Art. 1014. En Chile, el testamento solemne y abierto
debe otorgarse ante competente escribano y tres testigos,
o ante cinco testigos.
Podrá hacer las veces de escribano el juez de letras
del territorio jurisdiccional del lugar del otorgamiento:
todo lo dicho en este título acerca del escribano, se
entenderá respecto del juez de letras, en su caso.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 16
Art. 1015. Lo que constituye esencialmente el
testamento abierto, es el acto en que el testador hace
sabedores de sus disposiciones al escribano, si lo
hubiere, y a los testigos.
El testamento será presenciado en todas sus partes
por el testador, por un mismo escribano, si lo hubiere,
y por unos mismos testigos.
Art. 1016. En el testamento se expresarán el nombre
y apellido del testador; el lugar de su nacimiento; la
nación a que pertenece; si está o no avecindado en Chile,
y si lo está, la comuna en que tuviere su domicilio; su
edad; la circunstancia de hallarse en su entero juicio;
los nombres de las personas con quienes hubiere contraído
matrimonio, de los hijos habidos en cada matrimonio, de
cualesquier otros hijos del testador, con distinción de
vivos y muertos; y el nombre, apellido y domicilio de
cada uno de los testigos.
Se ajustarán estas designaciones a lo que
respectivamente declaren el testador y testigos. Se
expresarán asimismo el lugar, día, mes y año del
otorgamiento; y el nombre, apellido y oficio del
escribano, si asistiere alguno.
Art. 1017. El testamento abierto podrá haberse
escrito previamente.
Pero sea que el testador lo tenga escrito, o que se
escriba en uno o más actos, será todo él leído en alta
voz por el escribano, si lo hubiere, o a falta de
escribano por uno de los testigos, designado por el
testador a este efecto.
Mientras el testamento se lee, estará el testador a
la vista, y las personas cuya presencia es necesaria
oirán todo el tenor de sus disposiciones.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 84
Art. 1018. Termina el acto por las firmas del
testador y testigos, y por la del escribano, si lo
hubiere.
Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se
mencionará en el testamento esta circunstancia
expresando la causa.
Si se hallare alguno de los testigos en el mismo
caso, otro de ellos firmará por él y a ruego suyo,
expresándolo así.
Art. 1019. El ciego podrá sólo testar
nuncupativamente y ante escribano, o funcionario que
haga veces de tal. Su testamento será leído en alta voz
dos veces; la primera por el escribano o funcionario, y
la segunda por uno de los testigos elegido al efecto por
el testador. Se hará mención especial de esta solemnidad
en el testamento.
Art. 1020. Si el testamento no ha sido otorgado ante
escribano, o ante un juez de letras, sino ante cinco
testigos, será necesario que se proceda a su publicación
en la forma siguiente:
El juez competente hará comparecer los testigos para
que reconozcan sus firmas y la del testador.
Si uno o más de ellos no compareciere por ausencia u
otro impedimento, bastará que los testigos instrumentales
presentes reconozcan la firma del testador, las suyas
propias y las de los testigos ausentes.
En caso necesario, y siempre que el juez lo estimare
conveniente, podrán ser abonadas las firmas del testador
y de los testigos ausentes por declaraciones juradas de
otras personas fidedignas.
En seguida pondrá el juez su rúbrica al principio y
fin de cada página del testamento, y lo mandará entregar
con lo obrado al escribano actuario para que lo incorpore
en sus protocolos.
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 18
Art. 1021. El testamento solemne cerrado debe
otorgarse ante un escribano y tres testigos.
Podrá hacer las veces de escribano el respectivo
juez letrado.
L. 10.271
Art. 1º
L. 18.776 Art.
Séptimo, Nº 19
Art. 1022. El que no sepa leer y escribir no podrá
otorgar testamento cerrado.
Art. 1023. Lo que constituye esencialmente el
testamento cerrado es el acto en que el testador
presenta al escribano y testigos una escritura cerrada,
declarando de viva voz y de manera que el escribano y
testigos le vean, oigan y entiendan (salvo el caso del
artículo siguiente), que en aquella escritura se
contiene su testamento. Los mudos podrán hacer esta
declaración escribiéndola a presencia del escribano y
testigos.
El testamento deberá estar escrito o a lo menos
firmado por el testador.
El sobrescrito o cubierta del testamento estará
cerrada o se cerrará exteriormente, de manera que no
pueda extraerse el testamento sin romper la cubierta.
Queda al arbitrio del testador estampar un sello o
marca, o emplear cualquier otro medio para la seguridad
de la cubierta.
El escribano expresará en el sobrescrito o
cubierta, bajo el epígrafe testamento, la circunstancia
de hallarse el testador en su sano juicio; el nombre,
apellido y domicilio del testador y de cada uno de los
testigos; y el lugar, día, mes y año del otorgamiento.
Termina el otorgamiento por las firmas del testador
y de los testigos, y por la firma y signo del escribano,
sobre la cubierta.
Durante el otorgamiento estarán presentes, además
del testador, un mismo escribano y unos mismos testigos,
y no habrá interrupción alguna sino en los breves
intervalos que algún accidente lo exigiere.
Art. 1024. Cuando el testador no pudiere entender o
ser entendido de viva voz, sólo podrá otorgar testamento
cerrado.
El testador escribirá de su letra, sobre la
cubierta, la palabra testamento, o la equivalente en el
idioma que prefiera, y hará del mismo modo la
designación de su persona, expresando, a lo menos, su
nombre, apellido y domicilio, y la nación a que
pertenece; y en lo demás se observará lo prevenido en el
artículo precedente.
Art. 1025. El testamento cerrado, antes de recibir
su ejecución, será presentado al juez.
No se abrirá el testamento sino después que el
escribano y testigos reconozcan ante el juez su firma y
la del testador, declarando además si en su concepto
está cerrado, sellado o marcado como en el acto de la
entrega.
Si no pueden comparecer todos los testigos, bastará
que el escribano y los testigos instrumentales
presentes, reconozcan sus firmas y la del testador, y
abonen las de los ausentes.
No pudiendo comparecer el escribano o funcionario
que autorizó el testamento, será reemplazado para las
diligencias de apertura por el escribano que el juez
elija.
En caso necesario, y siempre que el juez lo
estimare conveniente, podrán ser abonadas las firmas del
escribano y testigos ausentes, como en el caso del inc.
4º del artículo 1020.
Art. 1026. El testamento solemne, abierto o
cerrado, en que se omitiere cualquiera de las
formalidades a que deba respectivamente sujetarse, según
los artículos precedentes, no tendrá valor alguno.
Con todo, cuando se omitiere una o más de las
designaciones prescritas en el artículo 1016, en el
inciso 5º del 1023 y en el inciso 2º del 1024, no será
por eso nulo el testamento, siempre que no haya duda
acerca de la identidad personal del testador, escribano
o testigo.
§ 3. Del testamento solemne otorgado en país extranjero
Art. 1027. Valdrá en Chile el testamento escrito,
otorgado en país extranjero, si por lo tocante a las
solemnidades se hiciere constar su conformidad a las
leyes del país en que se otorgó, y si además se probare
la autenticidad del instrumento respectivo en la forma
ordinaria.
Art. 1028. Valdrá asimismo en Chile el testamento
otorgado en país extranjero, con tal que concurran los
requisitos que van a expresarse:
1. No podrá testar de este modo sino un chileno, o
un extranjero que tenga domicilio en Chile.
2. No podrá autorizar este testamento sino un
Ministro Plenipotenciario, un Encargado de Negocios, un
Secretario de Legación que tenga título de tal, expedido
por el Presidente de la República, o un Cónsul que tenga
patente del mismo; pero no un Vicecónsul. Se hará
mención expresa del cargo, y de los referidos título y
patente.
3. Los testigos serán chilenos, o extranjeros
domiciliados en la ciudad donde se otorgue el
testamento.
4. Se observarán en lo demás las reglas del
testamento solemne otorgado en Chile.
5. El instrumento llevará el sello de la Legación o
Consulado.
Art. 1029. El testamento otorgado en la forma
prescrita en el artículo precedente y que no lo haya
sido ante un jefe de Legación, llevará el Visto Bueno de
este jefe; si el testamento fuere abierto, al pie, y si
fuere cerrado, sobre la carátula: el testamento abierto
será siempre rubricado por el mismo jefe al principio y
fin de cada página.
El jefe de Legación remitirá en seguida una copia
del testamento abierto, o de la carátula del cerrado, al
Ministro de Relaciones Exteriores de Chile; el cual a su
vez, abonando la firma del jefe de Legación, remitirá
dicha copia al juez del último domicilio del difunto en
Chile, para que la haga incorporar en los protocolos de
un escribano del mismo domicilio.
No conociéndose al testador ningún domicilio en
Chile, será remitido el testamento por el Ministro de
Relaciones Exteriores a un juez de letras de Santiago,
para su incorporación en los protocolos de la escribanía
que el mismo juez designe.
§ 4. De los testamentos privilegiados
Art. 1030. Son testamentos privilegiados:
1. El testamento verbal;
2. El testamento militar;
3. El testamento marítimo.
Art. 1031. En los testamentos privilegiados podrá
servir de testigo toda persona de sano juicio, hombre o
mujer, mayor de dieciocho años, que vea, oiga y entienda
al testador, y que no tenga la inhabilidad designada en
el número 8 del artículo 1012. Se requerirá además para
los testamentos privilegiados escritos que los testigos
sepan leer y escribir.
Bastará la habilidad putativa, con arreglo a lo
prevenido en el artículo 1013.
Art. 1032. En los testamentos privilegiados el
testador declarará expresamente que su intención es
testar: las personas cuya presencia es necesaria serán
unas mismas desde el principio hasta el fin; y el acto
será continuo, o sólo interrumpido en los breves
intervalos que algún accidente lo exigiere.
No serán necesarias otras solemnidades que éstas, y
las que en los artículos siguientes se expresan.
Art. 1033. El testamento verbal será presenciado
por tres testigos a lo menos.
Art. 1034. En el testamento verbal el testador hace
de viva voz sus declaraciones y disposiciones, de manera
que todos le vean, le oigan y entiendan.
Art. 1035. El testamento verbal no tendrá lugar
sino en los casos de peligro tan inminente de la vida
del testador, que parezca no haber modo o tiempo de
otorgar testamento solemne.
Art. 1036. El testamento verbal no tendrá valor
alguno si el testador falleciere después de los treinta
días subsiguientes al otorgamiento; o si habiendo
fallecido antes, no se hubiere puesto por escrito el
testamento, con las formalidades que van a expresarse,
dentro de los treinta días subsiguientes al de la
muerte.
Art. 1037. Para poner el testamento verbal por
escrito, el juez de letras del territorio jurisdiccional
en que se hubiere otorgado, a instancia de cualquiera
persona que pueda tener interés en la sucesión, y con
citación de los demás interesados residentes en la misma
jurisdicción, tomará declaraciones juradas a los
individuos que lo presenciaron como testigos
instrumentales y a todas las otras personas cuyo
testimonio le pareciere conducente a esclarecer los
puntos siguientes:
1. El nombre, apellido y domicilio del testador, el
lugar de su nacimiento, la nación a que pertenecía, su
edad, y las circunstancias que hicieron creer que su vida
se hallaba en peligro inminente;
2. El nombre y apellido de los testigos
instrumentales y la comuna en que moran;
3. El lugar, día, mes y año del otorgamiento.
Art. 1038. Los testigos instrumentales depondrán
sobre los puntos siguientes:
1. Si el testador aparecía estar en su sano juicio;
2. Si manifestó la intención de testar ante ellos;
3. Sus declaraciones y disposiciones testamentarias.
Art. 1039. La información de que hablan los
artículos precedentes, será remitida al juez de letras
del último domicilio, si no lo fuere el que ha recibido
L. 18.776
Art. séptimo
Nº 20, letra a)
L. 18.776
Art. séptimo,
Nº 20, letra b)
la información; y el juez, si encontrare que se han
observado las solemnidades prescritas, y que en la
información aparece claramente la última voluntad del
testador, fallará que según dicha información, el
testador ha hecho las declaraciones y disposiciones
siguientes (expresándolas); y mandará que valgan dichas
declaraciones y disposiciones como testamento del
difunto, y que se protocolice como tal su decreto.
No se mirarán como declaraciones o disposiciones
testamentarias sino aquellas en que los testigos que
asistieron por vía de solemnidad estuvieren conformes.
Art. 1040. El testamento consignado en el decreto
judicial protocolizado, podrá ser impugnado de la misma
manera que cualquier otro testamento auténtico.
Art. 1041. En tiempo de guerra, el testamento de
los militares y de los demás individuos empleados en un
cuerpo de tropas de la República, y asimismo el de los
voluntarios, rehenes y prisioneros que pertenecieren a
dicho cuerpo, y el de las personas que van acompañando y
sirviendo a cualquiera de los antedichos, podrá ser
recibido por un capitán o por un oficial de grado
superior al de capitán o por un intendente de ejército,
comisario o auditor de guerra.
Si el que desea testar estuviere enfermo o herido,
podrá ser recibido su testamento por el capellán, médico
o cirujano que le asista; y si se hallare en un
destacamento, por el oficial que lo mande, aunque sea de
grado inferior al de capitán.
Art. 1042. El testamento será firmado por el
testador, si supiere y pudiere escribir, por el
funcionario que lo ha recibido y por los testigos.
Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se
expresará así en el testamento.
Art. 1043. Para testar militarmente será preciso
hallarse en una expedición de guerra, que esté
actualmente en marcha o campaña contra el enemigo, o en
la guarnición de una plaza actualmente sitiada.
Art. 1044. Si el testador falleciere antes de
expirar los noventa días subsiguientes a aquel en que
hubieren cesado con respecto a él las circunstancias que
habilitan para testar militarmente, valdrá su testamento
como si hubiese sido otorgado en la forma ordinaria.
Si el testador sobreviviere a este plazo, caducará
el testamento.
Art. 1045. El testamento llevará al pie el Visto
Bueno del jefe superior de la expedición o del
comandante de la plaza, si no hubiere sido otorgado ante
el mismo jefe o comandante, y será siempre rubricado al
principio y fin de cada página por dicho jefe o
comandante; el cual en seguida lo remitirá con la
posible brevedad y seguridad, al Ministro de Guerra,
quien procederá como el de Relaciones Exteriores en el
caso del artículo 1029.
Art. 1046. Cuando una persona que puede testar
militarmente se hallare en inminente peligro, podrá
otorgar testamento verbal en la forma arriba prescrita;
pero este testamento caducará por el hecho de sobrevivir
el testador al peligro.
La información de que hablan los artículos 1037 y
1038 será evacuada lo más pronto posible ante el auditor
de guerra o la persona que haga veces de tal.
Para remitir la información al juez del último
domicilio se cumplirá lo prescrito en el artículo
precedente.
Art. 1047. Si el que puede testar militarmente
prefiere hacer testamento cerrado, deberán observarse
las solemnidades prescritas en el artículo 1023,
actuando como ministro de fe cualquiera de las personas
designadas al fin del inciso 1º del artículo 1041.
La carátula será visada como el testamento en el
caso del artículo 1045; y para su remisión se procederá
según el mismo artículo.
Art. 1048. Se podrá otorgar testamento marítimo a
bordo de un buque chileno de guerra en alta mar.
Será recibido por el comandante o por su segundo a
presencia de tres testigos.
Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se
expresará esta circunstancia en el testamento.
Se extenderá un duplicado del testamento con las
mismas firmas que el original.
Art. 1049. El testamento se guardará entre los
papeles más importantes de la nave, y se dará noticia de
su otorgamiento en el diario.
Art. 1050. Si el buque antes de volver a Chile
arribare a un puerto extranjero, en que haya un agente
diplomático o consular chileno, el comandante entregará
a este agente un ejemplar del testamento exigiendo
recibo, y poniendo nota de ello en el diario, y el
referido agente lo remitirá al Ministerio de Marina para
los efectos expresados en el artículo 1029.
Si el buque llegare antes a Chile, se entregará
dicho ejemplar con las mismas formalidades al respectivo
gobernador marítimo, el cual lo transmitirá para iguales
efectos al Ministerio de Marina.
Art. 1051. Podrán testar en la forma prescrita por
el artículo 1048, no sólo los individuos de la
oficialidad y tripulación, sino cualesquiera otros que
se hallaren a bordo del buque chileno de guerra en alta
mar.
Art. 1052. El testamento marítimo no valdrá, sino
cuando el testador hubiere fallecido antes de
desembarcar, o antes de expirar los noventa días
subsiguientes al desembarque.
No se entenderá por desembarque el pasar a tierra
por corto tiempo para reembarcarse en el mismo buque.
Art. 1053. En caso de peligro inminente podrá
otorgarse testamento verbal a bordo de un buque de
guerra en alta mar, observándose lo prevenido en el
artículo 1046; y el testamento caducará si el testador
sobrevive al peligro.
La información de que hablan los artículos 1037 y
1038 será recibida por el comandante o su segundo, y
para su remisión al juez de letras por conducto del
Ministerio de Marina, se aplicará lo prevenido en el
artículo 1046.
Art. 1054. Si el que puede otorgar testamento
marítimo, prefiere hacerlo cerrado, se observarán las
solemnidades prescritas en el artículo 1023, actuando
como ministro de fe el comandante de la nave o su
segundo.
Se observará además lo dispuesto en el artículo
1049, y se remitirá copia de la carátula al Ministerio
de Marina para que se protocolice, como el testamento
según el artículo 1050.
Art. 1055. En los buques mercantes bajo bandera
chilena, podrá sólo testarse en la forma prescrita por
el artículo 1048, recibiéndose el testamento por el
capitán o su segundo o el piloto, y observándose además
lo prevenido en el artículo 1050.
Título IV
DE LAS ASIGNACIONES TESTAMENTARIAS
§ 1. Reglas generales
Art. 1056. Todo asignatario testamentario deberá
ser una persona cierta y determinada, natural o
jurídica, ya sea que se determine por su nombre o por
indicaciones claras del testamento. De otra manera la
asignación se tendrá por no escrita.
Valdrán con todo las asignaciones destinadas a
objetos de beneficencia, aunque no sean para
determinadas personas.
Las asignaciones que se hicieren a un
establecimiento de beneficencia, sin designarlo, se
darán al establecimiento de beneficencia que el
Presidente de la República designe, prefiriendo alguno
de los de la comuna o provincia del testador.
Lo que se deje al alma del testador, sin
especificar de otro modo su inversión, se entenderá
dejado a un establecimiento de beneficencia, y se
sujetará a la disposición del inciso anterior.
Lo que en general se dejare a los pobres, se
aplicará a los de la parroquia del testador.
Art. 1057. El error en el nombre o calidad del
asignatario no vicia la disposición, si no hubiere duda
acerca de la persona.
Art. 1058. La asignación que pareciere motivada por
un error de hecho, de manera que sea claro que sin este
error no hubiera tenido lugar, se tendrá por no escrita.
Art. 1059. Las disposiciones captatorias no
L. 18.776
Art. séptimo
Nº 21
valdrán.
Se entenderán por tales aquellas en que el testador
asigna alguna parte de sus bienes a condición que el
asignatario le deje por testamento alguna parte de los
suyos.
Art. 1060. No vale disposición alguna testamentaria
que el testador no haya dado a conocer de otro modo que
por sí o no, o por una señal de afirmación o negación,
contestando a una pregunta.
Art. 1061. No vale disposición alguna testamentaria
en favor del escribano que autorizare el testamento, o
del funcionario que haga las veces de tal, o del cónyuge
de dicho escribano o funcionario, o de cualquiera de los
ascendientes, descendientes, hermanos, cuñados,
empleados o asalariados del mismo.
No vale tampoco disposición alguna testamentaria en
favor de cualquiera de los testigos, o de su cónyuge,
ascendientes, descendientes, hermanos o cuñados.
Art. 1062. El acreedor cuyo crédito no conste sino
por el testamento, será considerado como legatario para
las disposiciones del artículo precedente.
Art. 1063. La elección de un asignatario, sea
absolutamente, sea de entre cierto número de personas,
no dependerá del puro arbitrio ajeno.
Art. 1064. Lo que se deje indeterminadamente a los
parientes, se entenderá dejado a los consanguíneos del
grado más próximo, según el orden de la sucesión
abintestato, teniendo lugar el derecho de representación
en conformidad a las reglas legales; salvo que a la
fecha del testamento haya habido uno solo en ese grado,
pues entonces se entenderán llamados al mismo tiempo los
del grado inmediato.
Art. 1065. Si la asignación estuviere concebida o
escrita en tales términos, que no se sepa a cuál de dos
o más personas ha querido designar el testador, ninguna
de dichas personas tendrá derecho a ella.
Art. 1066. Toda asignación deberá ser o a título
universal, o de especies determinadas o que por las
indicaciones del testamento puedan claramente
determinarse, o de géneros y cantidades que igualmente
lo sean o puedan serlo. De otra manera se tendrá por no
escrita.
Sin embargo, si la asignación se destinare a un
objeto de beneficencia expresado en el testamento, sin
determinar la cuota, cantidad o especies que hayan de
invertirse en él, valdrá la asignación y se determinará
la cuota, cantidad o especies, habida consideración a la
naturaleza del objeto, a las otras disposiciones del
testador, y a las fuerzas del patrimonio, en la parte de
que el testador pudo disponer libremente.
El juez hará la determinación, oyendo al defensor
de obras pías y a los herederos; y conformándose en
cuanto fuere posible a la intención del testador.
L. 10.271
Art. 1º
Art. 1067. Si el cumplimiento de una asignación se
dejare al arbitrio de un heredero o legatario, a quien
aprovechare rehusarla, será el heredero o legatario
obligado a llevarla a efecto, a menos que pruebe justo
motivo para no hacerlo así. Si de rehusar la asignación
no resultare utilidad al heredero o legatario, no será
obligado a justificar su resolución, cualquiera que sea.
El provecho de un ascendiente o descendiente, de un
cónyuge o de un hermano o cuñado, se reputará, para el
efecto de esta disposición, provecho de dicho heredero o
legatario.
Art. 1068. La asignación que por faltar el
asignatario se transfiere a distinta persona, por
acrecimiento, substitución u otra causa, llevará consigo
todas las obligaciones y cargas transferibles, y el
derecho de aceptarla o repudiarla separadamente.
La asignación que por demasiado gravada hubieren
repudiado todas las personas sucesivamente llamadas a
ella por el testamento o la ley, se deferirá en último
lugar a las personas a cuyo favor se hubieren
constituido los gravámenes.
Art. 1069. Sobre las reglas dadas en este título
acerca de la inteligencia y efecto de las disposiciones
testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador
claramente manifestada, con tal que no se oponga a los
requisitos o prohibiciones legales.
Para conocer la voluntad del testador se estará más
a la substancia de las disposiciones que a las palabras
de que se haya servido.
§ 2. De las asignaciones testamentarias condicionales
Art. 1070. Las asignaciones testamentarias pueden
ser condicionales.
Asignación condicional es, en el testamento,
aquella que depende de una condición, esto es, de un
suceso futuro e incierto, de manera que según la
intención del testador no valga la asignación si el
suceso positivo no acaece o si acaece el negativo.
Las asignaciones testamentarias condicionales se
sujetan a las reglas dadas en el título De las
obligaciones condicionales, con las excepciones y
modificaciones que van a expresarse.
Art. 1071. La condición que consiste en un hecho
presente o pasado, no suspende el cumplimiento de la
disposición. Si existe o ha existido, se mira como no
escrita; si no existe o no ha existido, no vale la
disposición.
Lo pasado, presente y futuro se entenderá con
relación al momento de testar, a menos que se exprese
otra cosa.
Art. 1072. Si la condición que se impone como para
tiempo futuro, consiste en un hecho que se ha realizado
en vida del testador, y el testador al tiempo de testar
lo supo, y el hecho es de los que pueden repetirse, se
presumirá que el testador exige su repetición; si el
testador al tiempo de testar lo supo, y el hecho es de
aquellos cuya repetición es imposible, se mirará la
condición como cumplida; y si el testador no lo supo, se
mirará la condición como cumplida, cualquiera que sea la
naturaleza del hecho.
Art. 1073. La condición de no impugnar el
testamento, impuesta a un asignatario, no se extiende a
las demandas de nulidad por algún defecto en su forma.
Art. 1074. La condición impuesta al heredero o
legatario de no contraer matrimonio se tendrá por no
escrita, salvo que se limite a no contraerlo antes
de la edad de dieciocho años o menos.
L. 19.221
Art. 2º
Art. 1075. Se tendrá asimismo por no puesta la
condición de permanecer en estado de viudedad; a menos
que el asignatario tenga uno o más hijos del anterior
matrimonio, al tiempo de deferírsele la asignación.
Art. 1076. Los artículos precedentes no se oponen
a que se provea a la subsistencia de una persona
mientras permanezca soltera o viuda, dejándole por ese
tiempo un derecho de usufructo, de uso o de habitación,
o una pensión periódica.
Art. 1077. La condición de casarse o no casarse con
una persona determinada, y la de abrazar un estado o
profesión cualquiera, permitida por las leyes, aunque
sea incompatible con el estado de matrimonio, valdrán.
Art. 1078. Las asignaciones testamentarias bajo
condición suspensiva, no confieren al asignatario
derecho alguno, mientras pende la condición, sino el de
implorar las providencias conservativas necesarias.
Si el asignatario muere antes de cumplirse la
condición, no transmite derecho alguno.
Cumplida la condición, no tendrá derecho a los
frutos percibidos en el tiempo intermedio, si el
testador no se los hubiere expresamente concedido.
Art. 1079. Las disposiciones condicionales que
establecen fideicomisos y conceden una propiedad
fiduciaria, se reglan por el título De la propiedad
fiduciaria.
§ 3. De las asignaciones testamentarias a día
Art. 1080. Las asignaciones testamentarias pueden
estar limitadas a plazos o días de que dependa el goce
actual o la extinción de un derecho; y se sujetarán
entonces a las reglas dadas en el título De las
obligaciones a plazo, con las explicaciones que siguen.
Art. 1081. El día es cierto y determinado, si
necesariamente ha de llegar y se sabe cuándo, como el
día tantos de tal mes y año, o tantos días, meses o años
después de la fecha del testamento o del fallecimiento
del testador.
Es cierto, pero indeterminado, si necesariamente ha
de llegar, pero no se sabe cuándo, como el día de la
L. 19.335
Art. 28, Nº 19
muerte de una persona.
Es incierto, pero determinado, si puede llegar o
no, pero suponiendo que haya de llegar, se sabe cuándo,
como el día en que una persona cumpla veinticinco años.
Finalmente, es incierto e indeterminado, si no se
sabe si ha de llegar, ni cuándo, como el día en que una
persona se case.
Art. 1082. Lo que se asigna desde un día que llega
antes de la muerte del testador, se entenderá asignado
para después de sus días y sólo se deberá desde que se
abra la sucesión.
Art. 1083. El día incierto e indeterminado es
siempre una verdadera condición, y se sujeta a las
reglas de las condiciones.
Art. 1084. La asignación desde día cierto y
determinado da al asignatario, desde el momento de la
muerte del testador, la propiedad de la cosa asignada y
el derecho de enajenarla y transmitirla; pero no el de
reclamarla antes que llegue el día.
Si el testador impone expresamente la condición de
existir el asignatario en ese día, se sujetará a las
reglas de las asignaciones condicionales.
Art. 1085. La asignación desde día cierto pero
indeterminado, es condicional y envuelve la condición de
existir el asignatario en ese día.
Si se sabe que ha de existir el asignatario en ese
día, como cuando la asignación es a favor de un
establecimiento permanente, tendrá lugar lo prevenido en
el inciso 1º del artículo precedente.
Art. 1086. La asignación desde día incierto, sea
determinado o no, es siempre condicional.
Art. 1087. La asignación hasta día cierto, sea
determinado o no, constituye un usufructo a favor del
asignatario.
La asignación de prestaciones periódicas es
intransmisible por causa de muerte, y termina, como el
usufructo, por la llegada del día, y por la muerte del
pensionario.
Si es a favor de una corporación o fundación, no
podrá durar más de treinta años.
Art. 1088. La asignación hasta día incierto pero
determinado, unido a la existencia del asignatario,
constituye usufructo; salvo que consista en prestaciones
periódicas.
Si el día está unido a la existencia de otra
persona que el asignatario, se entenderá concedido el
usufructo hasta la fecha en que, viviendo la otra
persona, llegaría para ella el día.
§ 4. De las asignaciones modales
Art. 1089. Si se asigna algo a una persona para que
lo tenga por suyo con la obligación de aplicarlo a un
L. 7.612
Art. 1º
fin especial, como el de hacer ciertas obras o sujetarse
a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no una
condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no
suspende la adquisición de la cosa asignada.
Art. 1090. En las asignaciones modales se llama
cláusula resolutoria la que impone la obligación de
restituir la cosa y los frutos, si no se cumple el modo.
No se entenderá que envuelven cláusula resolutoria
cuando el testador no la expresa.
Art. 1091. Para que la cosa asignada modalmente se
adquiera, no es necesario prestar fianza o caución de
restitución para el caso de no cumplirse el modo.
Art. 1092. Si el modo es en beneficio del
asignatario exclusivamente, no impone obligación alguna,
salvo que lleve cláusula resolutoria.
Art. 1093. Si el modo es por su naturaleza
imposible, o inductivo a hecho ilegal o inmoral, o
concebido en términos ininteligibles, no valdrá la
disposición.
Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, es
solamente imposible en la forma especial prescrita por
el testador, podrá cumplirse en otra análoga que no
altere la substancia de la disposición, y que en este
concepto sea aprobada por el juez con citación de los
interesados.
Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, se
hace enteramente imposible, subsistirá la asignación sin
el gravamen.
Art. 1094. Si el testador no determinare
suficientemente el tiempo o la forma especial en que ha
de cumplirse el modo, podrá el juez determinarlos,
consultando en lo posible la voluntad de aquél, y
dejando al asignatario modal un beneficio que ascienda
por lo menos a la quinta parte del valor de la cosa
asignada.
Art. 1095. Si el modo consiste en un hecho tal, que
para el fin que el testador se haya propuesto sea
indiferente la persona que lo ejecute, es transmisible a
los herederos del asignatario.
Art. 1096. Siempre que haya de llevarse a efecto la
cláusula resolutoria, se entregará a la persona en cuyo
favor se ha constituido el modo una suma proporcionada
al objeto, y el resto del valor de la cosa asignada
acrecerá a la herencia, si el testador no hubiere
ordenado otra cosa.
El asignatario a quien se ha impuesto el modo no
gozará del beneficio que pudiera resultarle de la
disposición precedente.
§ 5. De las asignaciones a título universal
Art. 1097. Los asignatarios a título universal, con
cualesquiera palabras que se les llame, y aunque en el
testamento se les califique de legatarios, son
herederos: representan la persona del testador para
sucederle en todos sus derechos y obligaciones
transmisibles.
Los herederos son también obligados a las cargas
testamentarias, esto es, a las que se constituyen por el
testamento mismo, y que no se imponen a determinadas
personas.
Art. 1098. El asignatario que ha sido llamado a la
sucesión en términos generales que no designan cuotas,
como "Sea Fulano mi heredero", o "Dejo mis bienes a
Fulano", es heredero universal.
Pero si concurriere con herederos de cuota, se
entenderá heredero de aquella cuota que con las
designadas en el testamento complete la unidad o entero.
Si fueren muchos los herederos instituidos sin
designación de cuota, dividirán entre sí por partes
iguales la herencia o la parte de ella que les toque.
Art. 1099. Si hechas otras asignaciones se dispone
del remanente de los bienes y todas las asignaciones,
excepto la del remanente, son a título singular, el
asignatario del remanente es heredero universal; si
algunas de las otras asignaciones son de cuotas, el
asignatario del remanente es heredero de la cuota que
reste para completar la unidad.
Art. 1100. Si no hubiere herederos universales,
sino de cuota, y las designadas en el testamento, no
componen todas juntas unidad entera, los herederos
abintestato se entienden llamados como herederos del
remanente.
Si en el testamento no hubiere asignación alguna a
título universal, los herederos abintestato son
herederos universales.
Art. 1101. Si las cuotas designadas en el
testamento completan o exceden la unidad, en tal caso el
heredero universal se entenderá instituido en una cuota
cuyo numerador sea la unidad y el denominador el número
total de herederos; a menos que sea instituido como
heredero del remanente, pues entonces nada tendrá.
Art. 1102. Reducidas las cuotas a un común
denominador, inclusas las computadas según el artículo
precedente, se representará la herencia por la suma de
los numeradores, y la cuota efectiva de cada heredero
por su numerador respectivo.
Art. 1103. Las disposiciones de este título se
entienden sin perjuicio de la acción de reforma que la
ley concede a los legitimarios y al cónyuge
sobreviviente.
§ 6. De las asignaciones a título singular
Art. 1104. Los asignatarios a título singular, con
cualesquiera palabras que se les llame, y aunque en el
testamento se les califique de herederos, son
legatarios: no representan al testador; no tienen más
derechos ni cargas que los que expresamente se les
confieran o impongan.
Lo cual, sin embargo, se entenderá sin perjuicio de
su responsabilidad en subsidio de los herederos, y de la
que pueda sobrevenirles en el caso de la acción de
reforma.
Art. 1105. No vale el legado de cosa incapaz de ser
apropiada, según el artículo 585, ni los de cosas que al
tiempo del testamento sean de propiedad nacional o
municipal y de uso público, o formen parte de un
edificio, de manera que no puedan separarse sin
deteriorarlo; a menos que la causa cese antes de
deferirse el legado.
Lo mismo se aplica a los legados de cosas
pertenecientes al culto divino; pero los particulares
podrán legar a otras personas los derechos que tengan en
ellas, y que no sean según el derecho canónico
intransmisibles.
Art. 1106. Podrá ordenar el testador que se
adquiera una especie ajena para darla a alguna persona o
para emplearla en algún objeto de beneficencia; y si el
asignatario a quien se impone esta obligación no pudiere
cumplirla porque el dueño de la especie rehúsa
enajenarla o pide por ella un precio excesivo, el dicho
asignatario será sólo obligado a dar en dinero el justo
precio de la especie.
Y si la especie ajena legada hubiere sido antes
adquirida por el legatario o para el objeto de
beneficencia, no se deberá su precio, sino en cuanto la
adquisición hubiere sido a título oneroso y a precio
equitativo.
Art. 1107. El legado de especie que no es del
testador, o del asignatario a quien se impone la
obligación de darla, es nulo; a menos que en el
testamento aparezca que el testador sabía que la cosa
no era suya o del dicho asignatario; o a menos de
legarse la cosa ajena a un descendiente o ascendiente
del testador o a su cónyuge; pues en estos casos se
procederá como en el del inciso 1º del artículo
precedente.
Art. 1108. Si la cosa ajena legada pasó, antes de
la muerte del testador, al dominio de éste o del
asignatario a quien se había impuesto la obligación de
darla, se deberá el legado.
Art. 1109. El asignatario obligado a prestar el
legado de cosa ajena, que después de la muerte del
testador la adquiere, la deberá al legatario; el cual,
sin embargo, no podrá reclamarla, sino restituyendo lo
que hubiere recibido por ella, según el artículo 1106.
Art. 1110. Si el testador no ha tenido en la cosa
legada más que una parte, cuota o derecho, se presumirá
que no ha querido legar más que esa parte, cuota o
derecho.
Lo mismo se aplica a la cosa que un asignatario es
obligado a dar y en que sólo tiene una parte, cuota o
derecho.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 85
Art. 1111. Si al legar una especie se designa el
lugar en que está guardada y no se encuentra allí, pero
se encuentra en otra parte, se deberá la especie: si no
se encuentra en parte alguna, se deberá una especie de
mediana calidad del mismo género, pero sólo a las
personas designadas en el artículo 1107.
Art. 1112. El legado de cosa fungible, cuya
cantidad no se determine de algún modo, no vale.
Si se lega la cosa fungible señalando el lugar en
que ha de encontrarse, se deberá la cantidad que allí se
encuentre al tiempo de la muerte del testador, dado caso
que el testador no haya determinado la cantidad; o hasta
concurrencia de la cantidad determinada por el testador,
y no más.
Si la cantidad existente fuere menor que la
cantidad designada, sólo se deberá la cantidad
existente; y si no existe allí cantidad alguna de dicha
cosa fungible, nada se deberá.
Lo cual, sin embargo, se entenderá con estas
limitaciones:
1ª Valdrá siempre el legado de la cosa fungible
cuya cantidad se determine por el testador, a favor de
las personas designadas en el artículo 1107.
2ª No importará que la cosa legada no se encuentre
en el lugar señalado por el testador, cuando el legado y
el señalamiento de lugar no forman una cláusula
indivisible.
Así el legado de "treinta fanegas de trigo, que se
hallan en tal parte", vale, aunque no se encuentre allí
trigo alguno; pero el legado de "las treinta fanegas de
trigo que se hallarán en tal parte", no vale sino
respecto del trigo que allí se encontrare, y que no pase
de treinta fanegas.
Art. 1113. El legado de una cosa futura vale, con
tal que llegue a existir.
Art. 1114. Si de muchas especies que existan en el
patrimonio del testador, se legare una sin decir cuál,
se deberá una especie de mediana calidad o valor entre
las comprendidas en el legado.
Art. 1115. Los legados de género que no se limitan
a lo que existe en el patrimonio del testador, como una
vaca, un caballo, imponen la obligación de dar una cosa
de mediana calidad o valor del mismo género.
Art. 1116. Si se legó una cosa entre varias que el
testador creyó tener, y no ha dejado más que una, se
deberá la que haya dejado.
Si no ha dejado ninguna, no valdrá el legado sino
en favor de las personas designadas en el artículo 1107;
que sólo tendrán derecho a pedir una cosa mediana del
mismo género, aunque el testador les haya concedido la
elección.
Pero si se lega una cosa de aquellas cuyo valor no
tiene límites, como una casa, una hacienda de campo, y
no existe ninguna del mismo género entre los bienes del
testador, nada se deberá ni aun a las personas
designadas en el artículo 1107.
Art. 1117. Si la elección de una cosa entre muchas
se diere expresamente a la persona obligada o al
legatario, podrá respectivamente aquélla o éste ofrecer
o elegir a su arbitrio.
Si el testador cometiere la elección a tercera
persona, podrá ésta elegir a su arbitrio; y si no
cumpliere su encargo dentro del tiempo señalado por el
testador o en su defecto por el juez, tendrá lugar la
regla del artículo 1114.
Hecha una vez la elección, no habrá lugar a hacerla
de nuevo, sino por causa de engaño o dolo.
Art. 1118. La especie legada se debe en el estado
en que existiere al tiempo de la muerte del testador,
comprendiendo los utensilios necesarios para su uso y
que existan con ella.
Art. 1119. Si la cosa legada es un predio, los
terrenos y los nuevos edificios que el testador le haya
agregado después del testamento, no se comprenderán en
el legado; y si lo nuevamente agregado formare con lo
demás, al tiempo de abrirse la sucesión, un todo que no
pueda dividirse sin grave pérdida, y las agregaciones
valieren más que el predio en su estado anterior, sólo
se deberá este segundo valor al legatario: si valieren
menos, se deberá todo ello al legatario con el cargo de
pagar el valor de las agregaciones.
Pero el legado de una medida de tierra, como mil
metros cuadrados, no crecerá en ningún caso por la
adquisición de tierras contiguas, y si aquélla no
pudiere separarse de éstas, sólo se deberá lo que valga.
Si se lega un solar y después el testador edifica
en él, sólo se deberá el valor del solar.
Art. 1120. Si se deja parte de un predio, se
entenderán legadas las servidumbres que para su goce o
cultivo le sean necesarias.
Art. 1121. Si se lega una casa con sus muebles o
con todo lo que se encuentre en ella, no se entenderán
comprendidas en el legado las cosas enumeradas en el
inciso 2º del artículo 574, sino sólo las que forman el
ajuar de la casa y se encuentran en ella; y si se lega
de la misma manera una hacienda de campo, no se
entenderá que el legado comprende otras cosas, que las
que sirven para el cultivo y beneficio de la hacienda y
se encuentran en ella.
En uno y otro caso no se deberán de los demás
objetos contenidos en la casa o hacienda, sino los que
el testador expresamente designare.
Art.
clase, se
de que el
tiempo de
1122. Si se lega un carruaje de cualquiera
entenderán legados los arneses y las bestias
testador solía servirse para usarlo, y que al
su muerte existan con él.
Art. 1123. Si se lega un rebaño, se deberán los
animales de que se componga al tiempo de la muerte del
testador, y no más.
Art. 1124. Si se legan a varias personas distintas
cuotas de una misma cosa, se seguirán para la división
de ésta las reglas del párrafo precedente.
Art. 1125. La especie legada pasa al legatario con
sus servidumbres, censos y demás cargas reales.
Art. 1126. Si se lega una cosa con calidad de no
enajenarla, y la enajenación no comprometiere ningún
derecho de tercero, la cláusula de no enajenar se tendrá
por no escrita.
Art. 1127. Pueden legarse no sólo las cosas
corporales, sino los derechos y acciones.
Por el hecho de legarse el título de un crédito, se
entenderá que se lega el crédito.
El legado de un crédito comprende el de los
intereses devengados; pero no subsiste sino en la parte
del crédito o de los intereses que no hubiere recibido
el testador.
Art. 1128. Si la cosa que fue empeñada al testador,
se lega al deudor, no se extingue por eso la deuda, sino
el derecho de prenda; a menos que aparezca claramente
que la voluntad del testador fue extinguir la deuda.
Art. 1129. Si el testador condona en el testamento
una deuda, y después demanda judicialmente al deudor, o
acepta el pago que se le ofrece, no podrá el deudor
aprovecharse de la condonación; pero si se pagó sin
noticia o consentimiento del testador, podrá el
legatario reclamar lo pagado.
Art. 1130. Si se condona a una persona lo que debe,
sin determinar suma, no se comprenderán en la
condonación sino las deudas existentes a la fecha del
testamento.
Art. 1131. Lo que se lega a un acreedor no se
entenderá que es a cuenta de su crédito, si no se
expresa, o si por las circunstancias no apareciere
claramente que la intención del testador es pagar la
deuda con el legado.
Si así se expresare o apareciere, se deberá
reconocer la deuda en los términos que lo haya hecho el
testador, o en que se justifique haberse contraído la
obligación; y el acreedor podrá a su arbitrio exigir el
pago en los términos a que estaba obligado el deudor o
en los que expresa el testamento.
Art. 1132. Si el testador manda pagar lo que cree
deber y no debe, la disposición se tendrá por no
escrita.
Si en razón de una deuda determinada se manda pagar
más de lo que ella importa, no se deberá el exceso a
menos que aparezca la intención de donarlo.
Art. 1133. Las deudas confesadas en el testamento y
de que por otra parte, no hubiere un principio de prueba
por escrito, se tendrán por legados gratuitos, y estarán
sujetos a las mismas responsabilidades y deducciones que
los otros legados de esta clase.
Art. 1134. Si se legaren alimentos voluntarios
sin determinar su forma y cuantía, se deberán en la
forma y cuantía en que el testador acostumbraba
suministrarlos a la misma persona; y a falta de esta
determinación, se regularán tomando en consideración
la necesidad del legatario, sus relaciones con el
testador, y las fuerzas del patrimonio en la parte de
que el testador ha podido disponer libremente.
Si el testador no fija el tiempo que haya de durar
la contribución de alimentos, se entenderá que debe durar
por toda la vida del legatario.
Si se legare una pensión anual para la educación del
legatario, durará hasta que cumpla dieciocho años, y
cesará si muere antes de cumplir esa edad.
Art. 1135. Por la destrucción de la especie legada
se extingue la obligación de pagar el legado.
La enajenación de las especies legadas, en todo o
parte, por acto entre vivos, envuelve la revocación del
legado, en todo o parte; y no subsistirá o revivirá el
legado, aunque la enajenación haya sido nula, y aunque
las especies legadas vuelvan a poder del testador.
La prenda, hipoteca o censo constituido sobre la
cosa legada, no extingue el legado, pero la grava con
dicha prenda, hipoteca o censo.
Si el testador altera substancialmente la cosa
legada mueble, como si de la madera hace construir un
carro, o de la lana telas, se entenderá que revoca el
legado.
§ 7. De las donaciones revocables
Art. 1136. Donación revocable es aquella que el
donante puede revocar a su arbitrio.
Donación por causa de muerte es lo mismo que
donación revocable; y donación entre vivos, lo mismo que
donación irrevocable.
Art. 1137. No valdrá como donación revocable sino
aquella que se hubiere otorgado con las solemnidades que
la ley prescribe para las de su clase, o aquella a que
la ley da expresamente este carácter.
Si el otorgamiento de una donación se hiciere con
las solemnidades de las entre vivos, y el donante en el
instrumento se reservare la facultad de revocarla, será
necesario, para que subsista después de la muerte del
donante, que éste la haya confirmado expresamente en un
acto testamentario; salvo que la donación sea del uno de
los cónyuges al otro.
Las donaciones de que no se otorgare instrumento
alguno, valdrán como donaciones entre vivos en lo que
fuere de derecho; menos las que se hicieren entre
cónyuges, que podrán siempre revocarse.
Art. 1138. Son nulas las donaciones revocables de
personas que no pueden testar o donar entre vivos. Son
nulas asimismo las entre personas que no pueden recibir
asignaciones testamentarias o donaciones entre vivos una
L. 19.221
Art. 2º
L. 19.221
Art. 2º
de otra.
Sin embargo, las donaciones entre cónyuges valen
como donaciones revocables.
Art. 1139. El otorgamiento de las donaciones
revocables se sujetará a las reglas del artículo 1000.
Art. 1140. Por la donación revocable, seguida de la
tradición de las cosas donadas, adquiere el donatario
los derechos y contrae las obligaciones de
usufructuario.
Sin embargo, no estará sujeto a rendir la caución
de conservación y restitución a que son obligados los
usufructuarios, a no ser que lo exija el donante.
Art. 1141. Las donaciones revocables a título
singular son legados anticipados, y se sujetan a las
mismas reglas que los legados.
Recíprocamente, si el testador da en vida al
legatario el goce de la cosa legada, el legado es una
donación revocable.
Las donaciones revocables, inclusos los legados en
el caso del inciso precedente, preferirán a los legados
de que no se ha dado el goce a los legatarios en vida
del testador, cuando los bienes que éste deja a su
muerte no alcanzan a cubrirlos todos.
Art. 1142. La donación revocable de todos los
bienes o de una cuota de ellos se mirará como una
institución de heredero, que sólo tendrá efecto desde la
muerte del donante.
Sin embargo, podrá el donatario de todos los bienes
o de una cuota de ellos ejercer los derechos de
usufructuario sobre las especies que se le hubieren
entregado.
Art. 1143. Las donaciones revocables caducan por el
mero hecho de morir el donatario antes que el donante.
Art. 1144. Las donaciones revocables se confirman,
y dan la propiedad del objeto donado, por el mero hecho
de morir el donante sin haberlas revocado, y sin que
haya sobrevenido en el donatario alguna causa de
incapacidad o indignidad bastante para invalidar una
herencia o legado; salvo el caso del artículo 1137,
inciso 2º .
Art. 1145. Su revocación puede ser expresa o
tácita, de la misma manera que la revocación de las
herencias o legados.
Art. 1146. Las disposiciones de este párrafo, en
cuanto conciernan a los asignatarios forzosos, están
sujetas a las excepciones y modificaciones que se dirán
en el título De las asignaciones forzosas.
§ 8. Del derecho de acrecer
Art. 1147. Destinado un mismo objeto a dos o más
asignatarios, la porción de uno de ellos, que por falta
de éste se junta a las porciones de los otros, se dice
acrecer a ellas.
Art. 1148. Este acrecimiento no tendrá lugar entre
los asignatarios de distintas partes o cuotas en que el
testador haya dividido el objeto asignado: cada parte o
cuota se considerará en tal caso como un objeto
separado; y no habrá derecho de acrecer sino entre los
coasignatarios de una misma parte o cuota.
Si se asigna un objeto a dos o más personas por
iguales partes, habrá derecho de acrecer.
Art. 1149. Habrá derecho de acrecer sea que se
llame a los coasignatarios en una misma cláusula o en
cláusulas separadas de un mismo instrumento
testamentario.
Si el llamamiento se hace en dos instrumentos
distintos, el llamamiento anterior se presumirá revocado
en toda la parte que no le fuere común con el
llamamiento posterior.
Art. 1150. Los coasignatarios conjuntos se
reputarán por una sola persona para concurrir con otros
coasignatarios; y la persona colectiva formada por los
primeros, no se entenderá faltar, sino cuando todos
éstos faltaren.
Se entenderán por conjuntos los coasignatarios
asociados por una expresión copulativa como Pedro y
Juan, o comprendidos en una denominación colectiva como
los Hijos de Pedro.
Art. 1151. El coasignatario podrá conservar su
propia porción y repudiar la que se le defiere por
acrecimiento; pero no podrá repudiar la primera y
aceptar la segunda.
Art. 1152. La porción que acrece lleva todos sus
gravámenes consigo, excepto los que suponen una calidad
o aptitud personal del coasignatario que falta.
Art. 1153. El derecho de transmisión establecido
por el artículo 957, excluye el derecho de acrecer.
Art. 1154. Los coasignatarios de usufructo, de uso,
de habitación, o de una pensión periódica, conservan el
derecho de acrecer, mientras gozan de dicho usufructo,
uso, habitación o pensión; y ninguno de estos derechos
se extingue hasta que falte el último coasignatario.
Art. 1155. El testador podrá en todo caso prohibir
el acrecimiento.
§ 9. De las sustituciones
Art. 1156. La sustitución es vulgar o
fideicomisaria.
La sustitución vulgar es aquella en que se nombra
un asignatario para que ocupe el lugar de otro que no
acepte, o que, antes de deferírsele la asignación,
llegue a faltar por fallecimiento, o por otra causa que
extinga su derecho eventual.
No se entiende faltar el asignatario que una vez
aceptó, salvo que se invalide la aceptación.
Art. 1157. La sustitución que se hiciere
expresamente para algunos de los casos en que pueda
faltar el asignatario, se entenderá hecha para
cualquiera de los otros en que llegare a faltar; salvo
que el testador haya expresado voluntad contraria.
Art. 1158. La sustitución puede ser de varios
grados, como cuando se nombra un sustituto al
asignatario directo, y otro al primer sustituto.
Art. 1159. Se puede sustituir uno a muchos y muchos
a uno.
Art. 1160. Si se sustituyen recíprocamente tres o
más asignatarios, y falta uno de ellos, la porción de
éste se dividirá entre los otros a prorrata de los
valores de sus respectivas asignaciones.
Art. 1161. El sustituto de un sustituto que llega a
faltar, se entiende llamado en los mismos casos y con
las mismas cargas que éste, sin perjuicio de lo que el
testador haya ordenado a este respecto.
Art. 1162. Si el asignatario fuere descendiente del
testador, los descendientes del asignatario no por eso
se entenderán sustituidos a éste; salvo que el testador
haya expresado voluntad contraria.
Art. 1163. El derecho de transmisión excluye al de
sustitución, y el de sustitución al de acrecimiento.
Art. 1164. Sustitución fideicomisaria es aquella en
que se llama a un fideicomisario, que en el evento de
una condición se hace dueño absoluto de lo que otra
persona poseía en propiedad fiduciaria.
La sustitución fideicomisaria se regla por lo
dispuesto en el título De la propiedad fiduciaria.
Art. 1165. Si para el caso de faltar el
fideicomisario antes de cumplirse la condición, se le
nombran uno o más sustitutos, estas sustituciones se
entenderán vulgares, y se sujetarán a las reglas de los
artículos precedentes.
Ni el fideicomisario de primer grado, ni sustituto
alguno llamado a ocupar su lugar, transmiten su
expectativa, si faltan.
Art. 1166. La sustitución no debe presumirse
fideicomisaria, sino cuando el tenor de la disposición
excluye manifiestamente la vulgar.
Título V
DE LAS ASIGNACIONES FORZOSAS
Art. 1167. Asignaciones forzosas son las que el
testador es obligado a hacer, y que se suplen cuando no
las ha hecho, aun con perjuicio de sus disposiciones
L. 19.585
Art. 1º, Nº 86
testamentarias expresas.
Asignaciones forzosas son:
1. Los alimentos que se deben por ley a ciertas personas;
2. Las legítimas;
3. La cuarta de mejoras en la sucesión de los
descendientes, de los ascendientes y del cónyuge.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 87,
letra a)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 87,
letra b)
§ 1. De las asignaciones alimenticias que se deben a
ciertas personas
Art. 1168. Los alimentos que el difunto ha debido
por ley a ciertas personas, gravan la masa hereditaria;
menos cuando el testador haya impuesto esa obligación a
uno o más partícipes de la sucesión.
Art. 1169. Derogado.
L. 10.271 Art. 1º
Art. 1170. Los asignatarios de alimentos no estarán
obligados a devolución alguna en razón de las deudas o
cargas que gravaren el patrimonio del difunto; pero
podrán rebajarse los alimentos futuros que parezcan
desproporcionados a las fuerzas del patrimonio efectivo.
Art. 1171. Las asignaciones alimenticias en favor
de personas que por ley no tengan derecho a alimentos,
se imputarán a la porción de bienes de que el difunto ha
podido disponer a su arbitrio.
Y si las que se hacen a alimentarios forzosos
fueren más cuantiosas de lo que en las circunstancias
corresponda, el exceso se imputará a la misma porción de
bienes.
§ 2. De la porción conyugal
Art. 1172.. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1173. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1174. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1175. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1176. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1177. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1178. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
Art. 1179. Derogado.
L. 10.271 Art. 1º
Art. 1180. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 88
§ 3. De las legítimas y mejoras
Art. 1181. Legítima es aquella cuota de los bienes
de un difunto que la ley asigna a ciertas personas
llamadas legitimarios.
Los legitimarios son por consiguiente herederos.
Art. 1182. Son legitimarios:
1. Los hijos, personalmente o representados por su
descendencia;
2. Los ascendientes, y
3. El cónyuge sobreviviente.
No serán legitimarios los ascendientes del causante
si la paternidad o la maternidad que constituye o de la
que deriva su paterentesco, ha sido determinada
judicialmente contra la oposición del respectivo padre o
madre, salvo el caso del inciso final del artículo 203.
Tampoco lo será el cónyuge que por culpa suya haya dado
ocasión al divorcio perpetuo o temporal.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 89
Art. 1183. Los legitimarios concurren y son
excluidos y representados según el orden y reglas de la
sucesión intestada.
Art. 1184. La mitad de los bienes, previas las
deducciones indicadas en el artículo 959, y las
agregaciones que en seguida se expresan, se dividirá por
cabezas o estirpes entre los respectivos legitimarios,
según las reglas de la sucesión intestada; lo que cupiere
a cada uno en esa división será su legítima rigorosa.
No habiendo descendientes con derecho a suceder,
cónyuge sobreviviente, ni ascendientes, la mitad restante
es la porción de bienes de que el difunto ha podido
disponer a su arbitrio.
Habiendo tales descendientes, cónyuge o
ascendientes, la masa de bienes, previas las referidas
deducciones y agregaciones, se dividirá en cuatro partes:
dos de ellas, o sea la mitad del acervo, para las
legítimas rigorosas; otra cuarta, para las mejoras con
que el difunto haya querido favorecer a su cónyuge o a
uno o más de sus descendientes o ascendientes, sean o no
legitimarios, y otra cuarta, de que ha podido disponer a
su arbitrio.
Art. 1185. Para computar las cuartas de que habla
el artículo precedente, se acumularán imaginariamente
al acervo líquido todas las donaciones revocables e
irrevocables, hechas en razón de legítimas o de mejoras,
según el estado en que se hayan encontrado las cosas
donadas al tiempo de la entrega, pero cuidando de
actualizar prudencialmente su valor a la época de la
apertura de la sucesión.
Las cuartas antedichas se refieren a este acervo
imaginario.
Art. 1186. Si el que tenía a la sazón legitimarios
hubiere hecho donaciones entre vivos a extraños, y el
L. 19.585
Art. 1º, Nº 90
L. 19.585
Art. 1º, Nº 90
L. 19.585
Art. 1º, Nº 91
valor de todas ellas juntas excediere a la cuarta parte
de la suma formada por este valor y el del acervo
imaginario, tendrán derecho los legitimarios para que
este exceso se agregue también imaginariamente al
acervo, para la computación de las legítimas y mejoras.
Art. 1187. Si fuere tal el exceso que no sólo
absorba la parte de bienes de que el difunto ha podido
disponer a su arbitrio, sino que menoscabe las legítimas
rigorosas, o la cuarta de mejoras, tendrán derecho los
legitimarios para la restitución de lo excesivamente
donado, procediendo contra los donatarios, en un orden
inverso al de las fechas de las donaciones, esto es,
principiando por las más recientes.
La insolvencia de un donatario no gravará a los
otros.
Art. 1188. No se tendrá por donación sino lo que
reste, deducido el gravamen pecuniario a que la
asignación estuviere afecta.
Ni se tomarán en cuenta los regalos moderados,
autorizados por la costumbre en ciertos días y casos, ni
los dones manuales de poco valor.
Art. 1189. Si la suma de lo que se ha dado en razón
de legítimas no alcanzare a la mitad del acervo
imaginario, el déficit se sacará de los bienes con
preferencia a toda otra inversión.
Art. 1190. Si un legitimario no lleva el todo o
parte de su legítima por incapacidad, indignidad o
exheredación, o porque la ha repudiado, y no tiene
descendencia con derecho de representarle, dicho todo o
parte se agregará a la mitad legitimaria y contribuirá
a formar las legítimas rigorosas de los otros.
Art. 1191. Acrece a las legítimas rigorosas toda
aquella porción de los bienes de que el testador ha
podido disponer a título de mejoras, o con absoluta
libertad, y no ha dispuesto, o si lo ha hecho, ha quedado
sin efecto la disposición.
Aumentadas así las legítimas rigorosas se llaman
legítimas efectivas.
Si concurren, como herederos, legitimarios con
quienes no lo sean, sobre lo preceptuado en este artículo
prevalecerán las reglas contenidas en el Título II de
este Libro.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 92
L. 10.271
Art. 1º
L. 18.802
Art. 4º
Art. 1192. La legítima rigorosa no es susceptible
de condición, plazo, modo o gravamen alguno.
Sobre lo demás que se haya dejado o se deje a los
legitimarios, excepto bajo la forma de donaciones entre
vivos, puede imponer el testador los gravámenes que
quiera; sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
1195.
Art. 1193. Si lo que se ha dado o se da en razón
de legítimas excediere a la mitad del acervo imaginario,
se imputará a la cuarta de mejoras, sin perjuicio de
dividirse en la proporción que corresponda entre los
legitimarios.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 93,
letra a)
Si lo que se ha asignado al cónyuge sobreviviente
no fuere suficiente para completar la porción mínima
que le corresponde en atención a lo dispuesto en el
artículo 988, la diferencia deberá pagarse también
con cargo a la cuarta de mejoras.
Art. 1194. Si las mejoras (comprendiendo el exceso
o la diferencia de que habla el artículo precedente, en
su caso), no cupieren en la cuarta parte del acervo
imaginario, este exceso o diferencia se imputará a la
cuarta parte restante, con preferencia a cualquier objeto
de libre disposición, a que el difunto la haya destinado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 93,
letra b)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 94
Art. 1195. De la cuarta de mejoras puede hacer el
donante o testador la distribución que quiera entre sus
descendientes, su cónyuge y sus ascendientes; podrá pues
L. 19.585
asignar a uno o más de ellos toda la dicha cuarta con
Art. 1º, Nº 95
exclusión de los otros.
Los gravámenes impuestos a los partícipes de la
L. 19.585
cuarta de mejoras serán siempre en favor del cónyuge,
Art. 1º, Nº 95
o de uno o más de los descendientes o ascendientes del testador.
Art. 1196. Si no hubiere cómo completar las
legítimas y mejoras, calculadas en conformidad a los
artículos precedentes, se rebajarán unas y otras a
prorrata.
Art. 1197. El que deba una legítima podrá en todo
caso señalar las especies en que haya de hacerse su
pago; pero no podrá delegar esta facultad a persona
alguna, ni tasar los valores de dichas especies.
Art. 1198. Todos los legados, todas las donaciones,
sean revocables o irrevocables, hechas a un legitimario,
que tenía entonces la calidad de tal, se imputarán a su
legítima, a menos que en el testamento o en la
respectiva escritura o en acto posterior auténtico
aparezca que el legado o la donación ha sido a título de
mejora.
Sin embargo, los gastos hechos para la educación de
un descendiente no se tomarán en cuenta para la
computación de las legítimas, ni de la cuarta de
mejoras, ni de la cuarta de libre disposición, aunque se
hayan hecho con la calidad de imputables.
Tampoco se tomarán en cuenta para dichas
imputaciones los presentes hechos a un descendiente con
ocasión de su matrimonio, ni otros regalos de costumbre.
Art. 1199. La acumulación de lo que se ha dado
irrevocablemente en razón de legítimas o de mejoras,
para el cómputo prevenido por el artículo 1185 y
siguientes, no aprovecha a los acreedores hereditarios
ni a los asignatarios que lo sean a otro título que el
de legítima o mejora.
Art. 1200. Si se hiciere una donación, revocable o
irrevocable, a título de legítima, a una persona que no
fuere entonces legitimaria del donante, y el donatario
no adquiriere después la calidad de legitimario, se
resolverá la donación.
Lo mismo se observará si se hubiere hecho la
L. 19.585
Art. 1º, Nº 96
donación, a título de legítima, al que era entonces
legitimario, pero después dejó de serlo por incapacidad,
indignidad, desheredación o repudiación o por haber
sobrevenido otro legitimario de mejor derecho.
Si el donatario ha llegado a faltar de cualquiera
de esos modos, las donaciones imputables a su legítima
se imputarán a la de sus descendientes.
Art. 1201. Se resolverá la donación revocable o
irrevocable que se hiciere a título de mejora a una
persona que se creía descendiente o ascendiente del
donante y no lo era.
Lo mismo sucederá si el donatario, descendiente
o ascendiente del donante, ha llegado a faltar por
incapacidad, indignidad, desheredación o repudiación.
También se resolverá la donación revocable que se
hiciere a título de mejora a una persona que se creía
cónyuge y no lo era, o si ha llegado a faltar por
incapacidad, indignidad o repudiación.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 97
L. 19.585
Art. 1º, Nº 98
L. 18.802
Art. 1º, Nº 54
Art. 1202. No se imputarán a la legítima de una
persona las donaciones o las asignaciones testamentarias
que el difunto haya hecho a otra, salvo el caso del
artículo 1200, inciso 3º.
Art. 1203. Los desembolsos hechos para el pago de
las deudas de un legitimario, que sea descendiente, se
imputarán a su legítima; pero sólo en cuanto hayan sido
útiles para el pago de dichas deudas.
Si el difunto hubiere declarado expresamente por
acto entre vivos o testamento ser su ánimo que no se
imputen dichos gastos a la legítima, en este caso se
considerarán como una mejora.
Si el difunto en el caso del inciso anterior
hubiere asignado al mismo legitimario a título de mejora
alguna cuota de la herencia o alguna cantidad de dinero,
se imputarán a dicha cuota o cantidad; sin perjuicio de
valer en lo que excedieren a ella, como mejora, o como
el difunto expresamente haya ordenado.
Art. 1204. Si el difunto hubiere prometido por
escritura pública entre vivos a su cónyuge o a alguno de
sus descendientes o ascendientes, que a la sazón era
legitimario, no donar, ni asignar por testamento parte
alguna de la cuarta de mejoras, y después contraviniere a
su promesa, el favorecido con ésta tendrá derecho a que
los asignatarios de esa cuarta le enteren lo que le
habría valido el cumplimiento de la promesa, a prorrata
de lo que su infracción les aprovechare.
Cualesquiera otras estipulaciones sobre la sucesión
futura, entre un legitimario y el que le debe la
legítima, serán nulas y de ningún valor.
Art. 1205. Los frutos de las cosas donadas,
revocable o irrevocablemente, a título de legítima o de
mejora, durante la vida del donante, pertenecerán al
donatario desde la entrega de ellas, y no figurarán en
el acervo; y si las cosas donadas no se han entregado al
donatario, no le pertenecerán los frutos sino desde la
muerte del donante; a menos que éste le haya donado
L. 19.585
Art. 1º, Nº 99
L. 19.585
Art. 1º, Nº 100
irrevocablemente y de un modo auténtico no sólo la
propiedad, sino el usufructo de las cosas donadas.
Art. 1206. Si al donatario de especies que deban
imputarse a su legítima o mejora, le cupiere
definitivamente una cantidad no inferior a lo que valgan
las mismas especies, tendrá derecho a conservarlas y
exigir el saldo, y no podrá obligar a los demás
asignatarios a que le cambien las especies, o le den su
valor en dinero.
Y si le cupiere definitivamente una cantidad
inferior al valor de las mismas especies, y estuviere
obligado a pagar un saldo, podrá a su arbitrio hacer
este pago en dinero, o restituir una o más de dichas
especies, y exigir la debida compensación pecuniaria por
lo que el valor actual de las especies que restituya
excediere al saldo que debe.
§ 4. De los desheredamientos
Art. 1207. Desheredamiento es una disposición
testamentaria en que se ordena que un legitimario sea
privado del todo o parte de su legítima.
No valdrá el desheredamiento que no se conformare a
las reglas que en este título se expresan.
Art. 1208. Un descendiente no puede ser desheredado
sino por alguna de las causas siguientes:
1ª Por haber cometido injuria grave contra el
testador en su persona, honor o bienes, o en la persona,
honor o bienes de su cónyuge, o de cualquiera de sus
ascendientes o descendientes;
2ª Por no haberle socorrido en el estado de
demencia o destitución, pudiendo;
3ª Por haberse valido de fuerza o dolo para
impedirle testar;
4ª Por haberse casado sin el consentimiento de un
ascendiente, estando obligado a obtenerlo;
5ª Por haber cometido un delito que merezca pena
aflictiva; o por haberse abandonado a los vicios o
ejercido granjerías infames; a menos que se pruebe que
el testador no cuidó de la educación del desheredado.
Los ascendientes y el cónyuge podrán ser
desheredados por cualquiera de las tres primeras
causas.
Art. 1209. No valdrá ninguna de las causas de
desheredamiento mencionadas en el artículo anterior, si
no se expresa en el testamento específicamente, y si
además no se hubiere probado judicialmente en vida del
testador, o las personas a quienes interesare el
desheredamiento no la probaren después de su muerte.
Sin embargo, no será necesaria la prueba, cuando el
desheredado no reclamare su legítima dentro de los
cuatro años subsiguientes a la apertura de la sucesión;
o dentro de los cuatro años contados desde el día en que
haya cesado su incapacidad de administrar, si al tiempo
de abrirse la sucesión era incapaz.
Art. 1210. Los efectos del desheredamiento, si el
desheredador no los limitare expresamente, se extienden
L. 19.585
Art. 1º, Nº 101,
letra a)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 101,
letra b)
L. 19.585
Art. 1º, Nº 101,
letra c)
no sólo a las legítimas, sino a todas las asignaciones
por causa de muerte y a todas las donaciones que le haya
hecho el desheredador.
Pero no se extienden a los alimentos, excepto
en los casos de injuria atroz.
Art. 1211. El desheredamiento podrá revocarse, como
las otras disposiciones testamentarias, y la revocación
podrá ser total o parcial; pero no se entenderá revocado
tácitamente, por haber intervenido reconciliación; ni el
desheredado será admitido a probar que hubo intención de
revocarlo.
Título VI
DE LA REVOCACION Y REFORMA DEL TESTAMENTO
§ 1. De la revocación del testamento
Art. 1212. El testamento que ha sido otorgado
válidamente no puede invalidarse sino por la revocación
del testador.
Sin embargo, los testamentos privilegiados caducan
sin necesidad de revocación, en los casos previstos por
la ley.
La revocación puede ser total o parcial.
Art. 1213. El testamento solemne puede ser revocado
expresamente en todo o parte, por un testamento solemne
o privilegiado.
Pero la revocación que se hiciere en un testamento
privilegiado caducará con el testamento que la contiene,
y subsistirá el anterior.
Art. 1214. Si el testamento que revoca un
testamento anterior es revocado a su vez, no revive por
esta revocación el primer testamento, a menos que el
testador manifieste voluntad contraria.
Art. 1215. Un testamento no se revoca tácitamente
en todas sus partes por la existencia de otro u otros
posteriores.
Los testamentos posteriores que expresamente no
revoquen los anteriores, dejarán subsistentes en éstos
las disposiciones que no sean incompatibles con las
posteriores, o contrarias a ellas.
§ 2. De la reforma del testamento
Art. 1216. Los legitimarios a quienes el testador
no haya dejado lo que por ley les corresponde, tendrán
derecho a que se reforme a su favor el testamento, y
podrán intentar la acción de reforma (ellos o las
personas a quienes se hubieren transmitido sus
derechos), dentro de los cuatro años contados desde el
día en que tuvieron conocimiento del testamento y de su
calidad de legitimarios.
Si el legitimario, a la apertura de la sucesión, no
tenía la administración de sus bienes, no prescribirá en
él la acción de reforma antes de la expiración de cuatro
años contados desde el día en que tomare esa
L. 19.585
Art. 1º, Nº 102
administración.
Art. 1217. En general, lo que por ley corresponde a
los legitimarios y lo que tienen derecho a reclamar por
la acción de reforma, es su legítima rigorosa, o la
efectiva en su caso.
El legitimario que ha sido indebidamente
desheredado, tendrá, además, derecho para que subsistan
las donaciones entre vivos comprendidas en la
desheredación.
Art. 1218. El haber sido pasado en silencio un
legitimario deberá entenderse como una institución de
heredero en su legítima.
Conservará además las donaciones revocables que el
testador no hubiere revocado.
Art. 1219. Contribuirán a formar o integrar lo
que en razón de su legítima se debe al demandante los
legitimarios del mismo orden y grado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 103
Art. 1220. Si el que tiene descendientes,
ascendientes o cónyuge dispusiere de cualquiera parte de
la cuarta de mejoras a favor de otras personas, tendrán
también derecho los legitimarios para que en eso se
reforme el testamento, y se les adjudique dicha parte.
Art. 1221. Derogado.
L. 19.585
Art. 1º, Nº 103
Título VII
DE LA APERTURA DE LA SUCESION Y DE SU ACEPTACION,
REPUDIACION E INVENTARIO
§ 1. Reglas generales
Art. 1222. Desde el momento de abrirse una
sucesión, todo el que tenga interés en ella, o se
presuma que pueda tenerlo, podrá pedir que los muebles y
papeles de la sucesión se guarden bajo llave y sello,
hasta que se proceda al inventario solemne de los bienes
y efectos hereditarios.
No se guardarán bajo llave y sello los muebles
domésticos de uso cotidiano, pero se formará lista de
ellos.
La guarda y aposición de sellos deberá hacerse por
el ministerio del juez con las formalidades legales.
Art. 1223. Si los bienes de la sucesión estuvieren
esparcidos dentro del territorio jurisdiccional de otros
jueces de letras, el juez de letras ante quien se hubiere
abierto la sucesión, a instancia de cualquiera de los
herederos o acreedores, dirigirá exhortos a los jueces de
los otros territorios jurisdiccionales, para que procedan
por su parte a la guarda y aposición de sellos, hasta el
correspondiente inventario, en su caso.
Art. 1224. El costo de la guarda y aposición de
L. 18.776
Art. séptimo,
N° 22
sellos y de los inventarios gravará los bienes todos de
la sucesión, a menos que determinadamente recaigan sobre
una parte de ellos, en cuyo caso gravarán esa sola
parte.
Art. 1225. Todo asignatario puede aceptar o
repudiar libremente.
Exceptúanse las personas que no tuvieren la libre
administración de sus bienes, las cuales no podrán
aceptar o repudiar, sino por medio o con el
consentimiento de sus representantes legales.
Se les prohíbe aceptar por sí solas, aun con
beneficio de inventario.
El marido requerirá el consentimiento de la mujer
casada bajo el régimen de sociedad conyugal para aceptar
o repudiar una asignación deferida a ella. Esta
autorización se sujetará a lo dispuesto en los dos
últimos incisos del artículo 1749.
Art. 1226. No se puede aceptar asignación alguna,
sino después que se ha deferido.
Pero después de la muerte de la persona de cuya
sucesión se trata, se podrá repudiar toda asignación,
aunque sea condicional y esté pendiente la condición.
Se mirará como repudiación intempestiva, y no
tendrá valor alguno, el permiso concedido por un
legitimario al que le debe la legítima para que pueda
testar sin consideración a ella.
Art. 1227. No se puede aceptar o repudiar
condicionalmente, ni hasta o desde cierto día.
Art. 1228. No se puede aceptar una parte o cuota de
la asignación y repudiar el resto.
Pero si la asignación hecha a una persona se
transmite a sus herederos según el artículo 957, puede
cada uno de éstos aceptar o repudiar su cuota.
Art. 1229. Se puede aceptar una asignación y
repudiar otra; pero no se podrá repudiar la asignación
gravada, y aceptar las otras, a menos que se defiera
separadamente por derecho de acrecimiento o de
transmisión, o de substitución vulgar o fideicomisaria;
o a menos que se haya concedido al asignatario la
facultad de repudiarla separadamente.
Art. 1230. Si un asignatario vende, dona, o
transfiere de cualquier modo a otra persona el objeto
que se le ha deferido, o el derecho de suceder en él, se
entiende que por el mismo hecho acepta.
Art. 1231. El heredero que ha substraído efectos
pertenecientes a una sucesión, pierde la facultad de
repudiar la herencia, y no obstante su repudiación
permanecerá heredero; pero no tendrá parte alguna en los
objetos substraídos.
El legatario que ha substraído objetos
pertenecientes a una sucesión, pierde los derechos que
como legatario pudiera tener sobre dichos objetos, y no
L. 19.585
Art. 1º, Nº 105
teniendo el dominio de ellos será obligado a restituir
el duplo.
Uno y otro quedarán, además, sujetos criminalmente
a las penas que por el delito correspondan.
Art. 1232. Todo asignatario será obligado, en
virtud de demanda de cualquier persona interesada en
ello, a declarar si acepta o repudia; y hará esta
declaración dentro de los cuarenta días subsiguientes al
de la demanda. En caso de ausencia del asignatario o de
estar situados los bienes en lugares distantes, o de
otro grave motivo, podrá el juez prorrogar este plazo;
pero nunca por más de un año.
Durante este plazo tendrá todo asignatario la
facultad de inspeccionar el objeto asignado; podrá
implorar las providencias conservativas que le
conciernan; y no será obligado al pago de ninguna deuda
hereditaria o testamentaria; pero podrá serlo el albacea
o curador de la herencia yacente en sus casos.
El heredero, durante el plazo, podrá también
inspeccionar las cuentas y papeles de la sucesión.
Si el asignatario ausente no compareciere por sí o
por legítimo representante en tiempo oportuno, se le
nombrará curador de bienes que le represente, y acepte
por él con beneficio de inventario.
Art. 1233. El asignatario constituido en mora de
declarar si acepta o repudia, se entenderá que repudia.
Art. 1234. La aceptación, una vez hecha con los
requisitos legales, no podrá rescindirse, sino en el
caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, y en el
de lesión grave a virtud de disposiciones testamentarias
de que no se tenía noticia al tiempo de aceptarla.
Esta regla se extiende aun a los asignatarios que
no tienen la libre administración de sus bienes.
Se entiende por lesión grave la que disminuyere el
valor total de la asignación en más de la mitad.
Art. 1235. La repudiación no se presume de derecho
sino en los casos previstos por la ley.
Art. 1236. Los que no tienen la libre administración
de sus bienes no pueden repudiar una asignación a título
universal, ni una asignación de bienes raíces, o de
bienes muebles que valgan más de un centavo, sin
autorización judicial con conocimiento de causa.
Art. 1237. Ninguna persona tendrá derecho para que
se rescinda su repudiación, a menos que la misma persona
o su legítimo representante hayan sido inducidos por
fuerza o dolo a repudiar.
Art. 1238. Los acreedores del que repudia en
perjuicio de los derechos de ellos, podrán hacerse
autorizar por el juez para aceptar por el deudor. En
este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de
los acreedores y hasta concurrencia de sus créditos; y
en el sobrante subsiste.
Art. 1239. Los efectos de la aceptación o
L. 7.612
Art. 1°
L. 18.802
Art. 4°
repudiación de una herencia se retrotraen al momento en
que ésta haya sido deferida.
Otro tanto se aplica a los legados de especies.
§ 2. Reglas particulares relativas a las herencias
Art. 1240. Si dentro de quince días de abrirse la
sucesión no se hubiere aceptado la herencia o una cuota
de ella, ni hubiere albacea a quien el testador haya
conferido la tenencia de los bienes y que haya aceptado
su encargo, el juez, a instancia del cónyuge
sobreviviente, o de cualquiera de los parientes o
dependientes del difunto, o de otra persona interesada
en ello, o de oficio, declarará yacente la herencia; se
insertará esta declaración en un diario de la comuna, o
de la capital de la provincia o de la capital de la
región, si en aquélla no lo hubiere; y se procederá al
nombramiento de curador de la herencia yacente.
Si hubiere dos o más herederos y aceptare uno de
ellos, tendrá la administración de todos los bienes
hereditarios proindiviso, previo inventario solemne; y
aceptando sucesivamente sus coherederos, y subscribiendo
el inventario, tomarán parte en la administración.
Mientras no hayan aceptado todos, las facultades
del heredero o herederos que administren serán las
mismas de los curadores de la herencia yacente, pero no
serán obligados a prestar caución, salvo que haya motivo
de temer que bajo su administración peligren los bienes.
Art. 1241. La aceptación de una herencia puede ser
expresa o tácita. Es expresa cuando se toma el título de
heredero; y es tácita cuando el heredero ejecuta un acto
que supone necesariamente su intención de aceptar, y que
no hubiera tenido derecho de ejecutar, sino en su
calidad de heredero.
Art. 1242. Se entiende que alguien toma el título
de heredero, cuando lo hace en escritura pública o
privada, obligándose como tal heredero, o en un acto de
tramitación judicial.
Art. 1243. Los actos puramente conservativos, los
de inspección y administración provisoria urgente, no
son actos que suponen por sí solos la aceptación.
Art. 1244. La enajenación de cualquier efecto
hereditario, aun para objetos de administración urgente,
es acto de heredero, si no ha sido autorizada por el
juez a petición del heredero, protestando éste que no es
su ánimo obligarse en calidad de tal.
Art. 1245. El que hace acto de heredero sin previo
inventario solemne, sucede en todas las obligaciones
transmisibles del difunto a prorrata de su cuota
hereditaria, aunque le impongan un gravamen que exceda
al valor de los bienes que hereda.
Habiendo precedido inventario solemne, gozará del
beneficio de inventario.
Art. 1246. El que a instancia de un acreedor
L. 18.776
Art. séptimo,
N° 23
hereditario o testamentario ha sido judicialmente
declarado heredero, o condenado como tal, se entenderá
serlo respecto de los demás acreedores, sin necesidad de
nuevo juicio.
La misma regla se aplica a la declaración judicial
de haber aceptado pura y simplemente o con beneficio de
inventario.
§ 3. Del beneficio de inventario
Art. 1247. El beneficio de inventario consiste en
no hacer a los herederos que aceptan responsables de las
obligaciones hereditarias y testamentarias, sino hasta
concurrencia del valor total de los bienes que han
heredado.
Art. 1248. Si de muchos coherederos los unos
quieren aceptar con beneficio de inventario y los otros
no, todos ellos serán obligados a aceptar con beneficio
de inventario.
Art. 1249. El testador no podrá prohibir a un
heredero el aceptar con beneficio de inventario.
Art. 1250. Las herencias del Fisco y de todas las
corporaciones y establecimientos públicos se aceptarán
precisamente con beneficio de inventario.
Se aceptarán de la misma manera las herencias que
recaigan en personas que no pueden aceptar o repudiar
sino por el ministerio o con la autorización de otras.
No cumpliéndose con lo dispuesto en este artículo,
las personas naturales o jurídicas representadas, no
serán obligadas por las deudas y cargas de la sucesión
sino hasta concurrencia de lo que existiere de la
herencia al tiempo de la demanda o se probare haberse
empleado efectivamente en beneficio de ellas.
Art. 1251. Los herederos fiduciarios son obligados
a aceptar con beneficio de inventario.
Art. 1252. Todo heredero conserva la facultad de
aceptar con beneficio de inventario mientras no haya
hecho acto de heredero.
Art. 1253. En la confección del inventario se
observará lo prevenido para el de los tutores y
curadores en los artículos 382 y siguientes, y lo que en
el Código de Enjuiciamiento se prescribe para los
inventarios solemnes.
Art. 1254. Si el difunto ha tenido parte en una
sociedad, y por una cláusula del contrato ha estipulado
que la sociedad continúe con sus herederos después de su
muerte, no por eso en el inventario que haya de hacerse
dejarán de ser comprendidos los bienes sociales; sin
perjuicio de que los asociados sigan administrándolos
hasta la expiración de la sociedad, y sin que por ello
se les exija caución alguna.
Art. 1255. Tendrán derecho de asistir al inventario
el albacea, el curador de la herencia yacente, los
L. 19.585
Art. 1º, Nº 106
herederos presuntos testamentarios o abintestato, los
legatarios, los socios de comercio, los fideicomisarios
y todo acreedor hereditario que presente el título de
su crédito. Las personas antedichas podrán ser
representadas por otras que exhiban escritura pública
o privada en que se les cometa este encargo, cuando no
lo fueren por sus maridos, tutores, curadores o
cualesquiera otros legítimos representantes.
Todas estas personas tendrán derecho de reclamar
contra el inventario en lo que les pareciere inexacto.
Art. 1256. El heredero que en la confección del
inventario omitiere de mala fe hacer mención de
cualquiera parte de los bienes, por pequeña que sea, o
supusiere deudas que no existen, no gozará del beneficio
de inventario.
Art. 1257. El que acepta con beneficio de
inventario se hace responsable no sólo del valor de los
bienes que entonces efectivamente reciba, sino de
aquellos que posteriormente sobrevengan a la herencia
sobre que recaiga el inventario.
Se agregará la relación y tasación de estos bienes
al inventario existente con las mismas formalidades que
para hacerlo se observaron.
Art. 1258. Se hará asimismo responsable de todos
los créditos como si los hubiese efectivamente cobrado;
sin perjuicio de que para su descargo en el tiempo
debido justifique lo que sin culpa suya haya dejado de
cobrar, poniendo a disposición de los interesados las
acciones y títulos insolutos.
Art. 1259. Las deudas y créditos del heredero
beneficiario no se confunden con las deudas y créditos
de la sucesión.
Art. 1260. El heredero beneficiario será
responsable hasta por culpa leve de la conservación de
las especies o cuerpos ciertos que se deban.
Es de su cargo el peligro de los otros bienes de la
sucesión, y sólo será responsable de los valores en que
hubieren sido tasados.
Art. 1261. El heredero beneficiario podrá en todo
tiempo exonerarse de sus obligaciones abandonando a los
acreedores los bienes de la sucesión que deba entregar
en especie, y el saldo que reste de los otros, y
obteniendo de ellos o del juez la aprobación de la
cuenta que de su administración deberá presentarles.
Art. 1262. Consumidos los bienes de la sucesión, o
la parte que de ellos hubiere cabido al heredero
beneficiario, en el pago de las deudas y cargas, deberá
el juez, a petición del heredero beneficiario, citar a
los acreedores hereditarios y testamentarios que no hayan
sido cubiertos, por medio de tres avisos en un diario de
la comuna o de la capital de provincia o de la capital de
la región, si en aquélla no lo hubiere, para que reciban
de dicho heredero la cuenta exacta y en lo posible
documentada de todas las inversiones que haya hecho; y
L. 18.776
Art. séptimo,
N° 24
L. 7.612
Art. 1°
aprobada la cuenta por ellos, o en caso de discordia por
el juez, el heredero beneficiario será declarado libre
de toda responsabilidad ulterior.
Art. 1263. El heredero beneficiario que opusiere a
una demanda la excepción de estar ya consumidos en el
pago de deudas y cargas los bienes hereditarios o la
porción de ellos que le hubiere cabido, deberá probarlo
presentando a los demandantes una cuenta exacta y en lo
posible documentada de todas las inversiones que haya
hecho.
§ 4. De la petición de herencia y de otras acciones del
heredero
Art. 1264. El que probare su derecho a una
herencia, ocupada por otra persona en calidad de
heredero, tendrá acción para que se le adjudique la
herencia, y se le restituyan las cosas hereditarias,
tanto corporales como incorporales; y aun aquellas de
que el difunto era mero tenedor, como depositario,
comodatario, prendario, arrendatario, etc., y que no
hubieren vuelto legítimamente a sus dueños.
Art. 1265. Se extiende la misma acción no sólo a
las cosas que al tiempo de la muerte pertenecían al
difunto, sino a los aumentos que posteriormente haya
tenido la herencia.
Art. 1266. A la restitución de los frutos y al
abono de mejoras en la petición de herencia, se
aplicarán las mismas reglas que en la acción
reivindicatoria.
Art. 1267. El que de buena fe hubiere ocupado la
herencia no será responsable de las enajenaciones o
deterioros de las cosas hereditarias, sino en cuanto le
hayan hecho más rico; pero habiéndola ocupado de mala
fe, lo será de todo el importe de las enajenaciones y
deterioros.
Art. 1268. El heredero podrá también hacer uso de
la acción reivindicatoria sobre cosas hereditarias
reivindicables, que hayan pasado a terceros, y no hayan
sido prescritas por ellos.
Si prefiere usar de esta acción, conservará, sin
embargo, su derecho para que el que ocupó de mala fe la
herencia le complete lo que por el recurso contra
terceros poseedores no hubiere podido obtener, y le deje
enteramente indemne; y tendrá igual derecho contra el
que ocupó de buena fe la herencia en cuanto por el
artículo precedente se hallare obligado.
Art. 1269. El derecho de petición de herencia
expira en diez años. Pero el heredero putativo, en el
caso del inciso final del artículo 704, podrá oponer
a esta acción la prescripción de cinco años.
Título VIII
L. 16.952
Art. 1°
DE LOS EJECUTORES TESTAMENTARIOS
Art. 1270. Ejecutores testamentarios o albaceas son
aquellos a quienes el testador da el encargo de hacer
ejecutar sus disposiciones.
Art. 1271. No habiendo el testador nombrado
albacea, o faltando el nombrado, el encargo de hacer
ejecutar las disposiciones del testador pertenece a los
herederos.
Art. 1272. No puede ser albacea el menor de edad.
Ni las personas designadas en los artículos 497
y 498.
L. 7.612
Art. 1°
Art. 1273. Derogado.
L. 18.802 Art. 4°
Art. 1274. Derogado.
L. 18.802 Art. 4°
Art. 1275. La incapacidad sobreviniente pone fin a
el albaceazgo.
Art. 1276. El juez, a instancia de cualquiera de
los interesados en la sucesión, señalará un plazo
razonable dentro del cual comparezca el albacea a
ejercer su cargo, o excusarse de servirlo; y podrá el
juez en caso necesario ampliar por una sola vez el
plazo.
Si el albacea estuviere en mora de comparecer,
caducará su nombramiento.
Art. 1277. El albacea nombrado puede rechazar
libremente este cargo.
Si lo rechazare sin probar inconveniente grave se
hará indigno de suceder al testador, con arreglo al
artículo 971, inciso 2º.
Art. 1278. Aceptando expresa o tácitamente el
cargo, está obligado a evacuarlo, excepto en los casos
en que es lícito al mandatario exonerarse del suyo.
La dimisión del cargo con causa legítima le priva
sólo de una parte proporcionada de la asignación que se
le haya hecho en recompensa del servicio.
Art. 1279. El albaceazgo no es transmisible a los
herederos del albacea.
Art. 1280. El albaceazgo es indelegable, a menos
que el testador haya concedido expresamente la facultad
de delegarlo.
El albacea, sin embargo, podrá constituir
mandatarios que obren a sus órdenes; pero será
responsable de las operaciones de éstos.
Art. 1281. Siendo muchos los albaceas, todos son
solidariamente responsables, a menos que el testador los
haya exonerado de la solidaridad, o que el mismo
testador o el juez hayan dividido sus atribuciones y
cada uno se ciña a las que le incumban.
Art. 1282. El juez podrá dividir las atribuciones,
en ventaja de la administración, y a pedimento de
cualquiera de los albaceas, o de cualquiera de los
interesados en la sucesión.
Art. 1283. Habiendo dos o más albaceas con
atribuciones comunes, todos ellos obrarán de consuno, de
la misma manera que se previene para los tutores en el
artículo 413.
El juez dirimirá las discordias que puedan ocurrir
entre ellos.
El testador podrá autorizarlos para obrar
separadamente; pero por esta sola autorización no se
entenderá que los exonera de su responsabilidad
solidaria.
Art. 1284. Toca a el albacea velar sobre la
seguridad de los bienes; hacer que se guarde bajo llave
y sello el dinero, muebles y papeles, mientras no haya
inventario solemne, y cuidar de que se proceda a este
inventario, con citación de los herederos y de los demás
interesados en la sucesión; salvo que siendo todos los
herederos capaces de administrar sus bienes, determinen
unánimemente que no se haga inventario solemne.
Art. 1285. Todo albacea será obligado
de la apertura de la sucesión por medio de
publicados en un diario de la comuna, o de
la provincia o de la capital de la región,
no lo hubiere.
a dar noticia
tres avisos
la capital de
si en aquélla
Art. 1286. Sea que el testador haya encomendado o
no a el albacea el pago de sus deudas, será éste
obligado a exigir que en la partición de los bienes se
señale un lote o hijuela suficiente para cubrir las
deudas conocidas.
Art. 1287. La omisión de las diligencias prevenidas
en los dos artículos anteriores, hará responsable a el
albacea de todo perjuicio que ella irrogue a los
acreedores.
Las mismas obligaciones y responsabilidad recaerán
sobre los herederos presentes que tengan la libre
administración de sus bienes, o sobre los respectivos
tutores o curadores, y el marido de la mujer heredera,
que no está separada de bienes.
Art. 1288. El albacea encargado de pagar deudas
hereditarias, lo hará precisamente con intervención de
los herederos presentes o del curador de la herencia
yacente en su caso.
Art. 1289. Aunque el testador haya encomendado a el
albacea el pago de sus deudas, los acreedores tendrán
siempre expedita su acción contra los herederos, si el
albacea estuviere en mora de pagarles.
Art. 1290. Pagará los legados que no se hayan
impuesto a determinado heredero o legatario; para lo
cual exigirá a los herederos o al curador de la herencia
yacente el dinero que sea menester y las especies
muebles o inmuebles en que consistan los legados, si el
L. 18.776
Art. séptimo,
N° 25
testador no le hubiere dejado la tenencia del dinero o
de las especies.
Los herederos, sin embargo, podrán hacer el pago de
los dichos legados por sí mismos, y satisfacer a el
albacea con las respectivas cartas de pago; a menos que
el legado consista en una obra o hecho particularmente
encomendado a el albacea y sometido a su juicio.
Art. 1291. Si hubiere legados para objetos de
beneficencia pública, dará conocimiento de ellos, con
inserción de las respectivas cláusulas testamentarias,
al ministerio público; a quien asimismo denunciará la
negligencia de los herederos o legatarios obligados a
ellos, o del curador de la herencia yacente, en su caso.
El ministerio público perseguirá judicialmente a
los omisos, o delegará esta gestión al defensor de obras
pías.
De los legados destinados a obras de piedad
religiosa, como sufragios, aniversarios, capellanías,
casas de ejercicios espirituales, fiestas eclesiásticas,
y otros semejantes, dará cuenta al ministerio público, y
al ordinario eclesiástico, que podrá implorar en su caso
ante la autoridad civil las providencias judiciales
necesarias para que los obligados a prestar estos
legados los cumplan.
El ministerio público, el defensor de obras pías y
el ordinario eclesiástico en su caso, podrán también
proceder espontáneamente a la diligencia antedicha
contra el albacea, los herederos o legatarios omisos.
El mismo derecho se concede a las municipalidades
respecto de los legados de utilidad pública en que se
interesen los respectivos vecindarios.
Art. 1292. Si no hubiere de hacerse inmediatamente
el pago de especies legadas y se temiere fundadamente
que se pierdan o deterioren por negligencia de los
obligados a darlas, el albacea a quien incumba hacer
cumplir los legados, podrá exigirles caución.
Art. 1293. Con anuencia de los herederos presentes
procederá a la venta de los muebles, y subsidiariamente
de los inmuebles, si no hubiere dinero suficiente para
el pago de las deudas o de los legados; y podrán los
herederos oponerse a la venta, entregando a el albacea
el dinero que necesite al efecto.
Art. 1294. Lo dispuesto en los artículos 394 y 412
se extenderá a los albaceas.
Art. 1295. El albacea no podrá parecer en juicio en
calidad de tal, sino para defender la validez del
testamento, o cuando le fuere necesario para llevar a
efecto las disposiciones testamentarias que le incumban;
y en todo caso lo hará con intervención de los herederos
presentes o del curador de la herencia yacente.
Art. 1296. El testador podrá dar a el albacea la
tenencia de cualquiera parte de los bienes o de todos
ellos.
El albacea tendrá en este caso las mismas
facultades y obligaciones que el curador de la herencia
yacente; pero no será obligado a rendir caución sino en
el caso del artículo 1297.
Sin embargo, de esta tenencia habrá lugar a las
disposiciones de los artículos precedentes.
Art. 1297. Los herederos, legatarios o
fideicomisarios, en el caso de justo temor sobre la
seguridad de los bienes de que fuere tenedor el albacea,
y a que respectivamente tuvieren derecho actual o
eventual, podrán pedir que se le exijan las debidas
seguridades.
Art. 1298. El testador no podrá ampliar las
facultades del albacea, ni exonerarle de sus
obligaciones, según se hallan unas y otras definidas en
este título.
Art. 1299. El albacea es responsable hasta de la
culpa leve en el desempeño de su cargo.
Art. 1300. Será removido por culpa grave o dolo, a
petición de los herederos o del curador de la herencia
yacente, y en caso de dolo se hará indigno de tener en
la sucesión parte alguna, y además de indemnizar de
cualquier perjuicio a los interesados, restituirá todo
lo que haya recibido a título de retribución.
Art. 1301. Se prohíbe a el albacea llevar a efecto
ninguna disposición del testador en lo que fuere
contraria a las leyes, so pena de nulidad, y de
considerársele culpable de dolo.
Art. 1302. La remuneración del albacea será la que
le haya señalado el testador.
Si el testador no hubiere señalado ninguna, tocará
al juez regularla, tomando en consideración el caudal y
lo más o menos laborioso del cargo.
Art. 1303. El albaceazgo durará el tiempo cierto y
determinado que se haya prefijado por el testador.
Art. 1304. Si el testador no hubiere prefijado
tiempo para la duración del albaceazgo, durará un año
contado desde el día en que el albacea haya comenzado a
ejercer su cargo.
Art. 1305. El juez podrá prorrogar el plazo
señalado por el testador o la ley, si ocurrieren a el
albacea dificultades graves para evacuar su cargo en él.
Art. 1306. El plazo prefijado por el testador o la
ley, o ampliado por el juez, se entenderá sin perjuicio
de la partición de los bienes y de su distribución entre
los partícipes.
Art. 1307. Los herederos podrán pedir la
terminación del albaceazgo, desde que el albacea haya
evacuado su cargo; aunque no haya expirado el plazo
señalado por el testador o la ley, o ampliado por el
juez para su desempeño.
Art. 1308. No será motivo ni para la prolongación
del plazo, ni para que no termine el albaceazgo, la
existencia de legados o fideicomisos cuyo día o
condición estuviere pendiente; a menos que el testador
haya dado expresamente a el albacea la tenencia de las
respectivas especies o de la parte de bienes destinados
a cumplirlos; en cuyo caso se limitará el albaceazgo a
esta sola tenencia.
Lo dicho se extiende a las deudas, cuyo pago se
hubiere encomendado a el albacea, y cuyo día, condición
o liquidación estuviere pendiente; y se entenderá sin
perjuicio de los derechos conferidos a los herederos por
los artículos precedentes.
Art. 1309. El albacea, luego que cese en el
ejercicio de su cargo, dará cuenta de su administración,
justificándola.
No podrá el testador relevarle de esta obligación.
Art. 1310. El albacea, examinadas las cuentas por
los respectivos interesados, y deducidas las expensas
legítimas, pagará o cobrará el saldo, que en su contra o
a su favor resultare, según lo prevenido para los
tutores y curadores en iguales casos.
Título IX
DE LOS ALBACEAS FIDUCIARIOS
Art. 1311. El testador puede hacer encargos
secretos y confidenciales al heredero, a el albacea, y a
cualquiera otra persona, para que se invierta en uno o
más objetos lícitos una cuantía de bienes de que pueda
disponer libremente.
El encargado de ejecutarlos se llama albacea
fiduciario.
Art. 1312. Los encargos que el testador hace
secreta y confidencialmente, y en que ha de emplearse
alguna parte de sus bienes, se sujetarán a las reglas
siguientes:
1ª Deberá designarse en el testamento la persona
del albacea fiduciario.
2ª El albacea fiduciario tendrá las calidades
necesarias para ser albacea y legatario del testador;
pero no obstará la calidad de eclesiástico secular, con
tal que no se halle en el caso del artículo 965.
3ª Deberán expresarse en el testamento las especies
o la determinada suma que ha de entregársele para el
cumplimiento de su cargo.
Faltando cualquiera de estos requisitos no valdrá
la disposición.
Art. 1313. No se podrá destinar a dichos encargos
secretos, más que la mitad de la porción de bienes de
que el testador haya podido disponer a su arbitrio.
Art. 1314. El albacea fiduciario deberá jurar ante
el juez que el encargo no tiene por objeto hacer pasar
parte alguna de los bienes del testador a una persona
incapaz, o invertirla en un objeto ilícito.
Jurará al mismo tiempo desempeñar fiel y legalmente
su cargo sujetándose a la voluntad del testador.
La prestación del juramento deberá preceder a la
entrega o abono de las especies o dineros asignados al
encargo.
Si el albacea fiduciario se negare a prestar el
juramento a que es obligado, caducará por el mismo hecho
el encargo.
Art. 1315. El albacea fiduciario podrá ser
obligado, a instancia de un albacea general, o de un
heredero, o del curador de la herencia yacente, y con
algún justo motivo, a dejar en depósito, o afianzar la
cuarta parte de lo que por razón del encargo se le
entregue, para responder con esta suma a la acción de
reforma o a las deudas hereditarias, en los casos
prevenidos por ley.
Podrá aumentarse esta suma, si el juez lo creyere
necesario para la seguridad de los interesados.
Expirados los cuatro años subsiguientes a la
apertura de la sucesión, se devolverá a el albacea
fiduciario la parte que reste, o se cancelará la
caución.
Art. 1316. El albacea fiduciario no estará obligado
en ningún caso a revelar el objeto del encargo secreto,
ni a dar cuenta de su administración.
Título X
DE LA PARTICION DE LOS BIENES
Art. 1317. Ninguno de los coasignatarios de una
cosa universal o singular será obligado a permanecer en
la indivisión; la partición del objeto asignado podrá
siempre pedirse con tal que los coasignatarios no hayan
estipulado lo contrario.
No puede estipularse proindivisión por más de cinco
años, pero cumplido este término podrá renovarse el
pacto.
Las disposiciones precedentes no se extienden a los
lagos de dominio privado, ni a los derechos de
servidumbre, ni a las cosas que la ley manda mantener
indivisas, como la propiedad fiduciaria.
Art. 1318. Si el difunto ha hecho la partición por
acto entre vivos o por testamento, se pasará por ella en
cuanto no fuere contraria a derecho ajeno.
En especial, la partición se considerará contraria
L. 19.585
a derecho ajeno si no ha respetado el derecho que el
Art. 1º, Nº 107
artículo 1337, regla 10ª, otorga al cónyuge sobreviviente.
Art. 1319. Si alguno de los coasignatarios lo fuere
bajo condición suspensiva, no tendrá derecho para pedir
la partición mientras penda la condición. Pero los otros
coasignatarios podrán proceder a ella, asegurando
competentemente al coasignatario condicional lo que
cumplida la condición le corresponda.
Si el objeto asignado fuere un fideicomiso, se
observará lo prevenido en el título De la propiedad
fiduciaria.
Art. 1320. Si un coasignatario vende o cede su
cuota a un extraño, tendrá éste igual derecho que el
vendedor o cedente para pedir la partición e intervenir
en ella.
Art. 1321. Si falleciere uno de varios
coasignatarios, después de habérsele deferido la
asignación, cualquiera de los herederos de éste podrá
pedir la partición; pero formarán en ella una sola
persona, y no podrán obrar sino todos juntos o por medio
de un procurador común.
Art. 1322. Los tutores y curadores, y en general
los que administran bienes ajenos por disposición de la
ley, no podrán proceder a la partición de las herencias
o de los bienes raíces en que tengan parte sus pupilos,
sin autorización judicial.
Pero el marido no habrá menester esta autorización
para provocar la partición de los bienes en que tenga
parte su mujer: le bastará el consentimiento de su
mujer, si ésta fuere mayor de edad y no estuviere
imposibilitada de prestarlo, o el de la justicia en
subsidio.
Art. 1323. Sólo pueden ser partidores los abogados
habilitados para ejercer la profesión y que tengan la
libre disposición de sus bienes.
Son aplicables a los partidores las causales de
implicancia y recusación que el Código Orgánico de
Tribunales establece para los jueces.
L. 10.271
Art. 1°
Art. 1324. Valdrá el nombramiento de partidor que
haya hecho el difunto por instrumento público entre
vivos o por testamento, aunque la persona nombrada sea
albacea o coasignatario, o esté comprendida en alguna
de las causales de implicancia o recusación que
establece el Código Orgánico de Tribunales, siempre
que cumpla con los demás requisitos legales; pero
cualquiera de los interesados podrá pedir al Juez en
donde debe seguirse el juicio de partición que declare
inhabilitado al partidor por alguno de esos motivos.
Esta solicitud se tramitará de acuerdo con las reglas
que, para las recusaciones, establece el Código de
Procedimiento Civil.
L. 18.776
Art. séptimo,
N°26
L. 10.271
Art. 1°
Art. 1325. Los coasignatarios podrán hacer la
partición por sí mismos si todos concurren al acto,
aunque entre ellos haya personas que no tengan la libre
disposición de sus bienes, siempre que no se presenten
cuestiones que resolver y todos estén de acuerdo sobre
la manera de hacer la división.
Serán, sin embargo, necesarias en este caso la
tasación de los bienes por peritos y la aprobación de la
partición por la justicia ordinaria del mismo modo que
lo serían si se procediere ante un partidor.
Los coasignatarios, aunque no tengan la libre
disposición de sus bienes, podrán nombrar de común
acuerdo un partidor. Esta designación podrá recaer
también en alguna de las personas a que se refiere el
artículo anterior, con tal que dicha persona reúna los
demás requisitos legales.
Los partidores nombrados por los interesados no
pueden ser inhabilitados sino por causas de implicancia
o recusación que hayan sobrevenido a su nombramiento.
Si no se acuerdan en la designación, el juez, a
petición de cualquiera de ellos, procederá a nombrar un
partidor que reúna los requisitos legales, con sujeción a
las reglas del Código de Procedimiento Civil.
Art. 1326. Si alguno de los coasignatarios no
tuviere la libre disposición de sus bienes, el
nombramiento de partidor, que no haya sido hecho por el
juez, deberá ser aprobado por éste.
Se exceptúa de esta disposición la mujer casada
cuyos bienes administra el marido; bastará en tal caso
el consentimiento de la mujer, o el de la justicia en
subsidio.
El curador de bienes del ausente, nombrado en
conformidad al artículo 1232, inciso final, le
representará en la partición y administrará los que en
ella se le adjudiquen, según las reglas de la curaduría
de bienes.
Art. 1327. El partidor no es obligado a aceptar
este encargo contra su voluntad; pero si, nombrado en
testamento, no acepta el encargo, se observará lo
prevenido respecto del albacea en igual caso.
Art. 1328. El partidor que acepta el encargo,
deberá declararlo así, y jurará desempeñarlo con la
debida fidelidad, y en el menor tiempo posible.
Art. 1329. La responsabilidad del partidor se
extiende hasta la culpa leve; y en el caso de
prevaricación, declarada por el juez competente, además
de estar sujeto a la indemnización de perjuicio, y a las
penas legales que correspondan al delito, se constituirá
indigno conforme a lo dispuesto para los ejecutores de
últimas voluntades en el artículo 1300.
Art. 1330. Antes de proceder a la partición, se
decidirán por la justicia ordinaria las controversias
sobre derechos a la sucesión por testamento o
abintestato, desheredamiento, incapacidad o indignidad
de los asignatarios.
Art. 1331. Las cuestiones sobre la propiedad de
objetos en que alguien alegue un derecho exclusivo y que
en consecuencia no deban entrar en la masa partible,
serán decididas por la justicia ordinaria; y no se
retardará la partición por ellas. Decididas a favor de
la masa partible, se procederá como en el caso del
artículo 1349.
Sin embargo, cuando recayeren sobre una parte
considerable de la masa partible, podrá la partición
suspenderse hasta que se decidan; si el juez, a petición
de los asignatarios a quienes corresponda más de la
L. 10.271
Art. 1°
mitad de la masa partible, lo ordenare así.
Art. 1332. La ley señala al partidor, para efectuar
la partición, el término de dos años contados desde la
aceptación de su cargo.
El testador no podrá ampliar este plazo.
Los coasignatarios podrán ampliarlo o restringirlo,
como mejor les parezca, aun contra la voluntad del
testador.
Art. 1333. Las costas comunes de la partición serán
de cuenta de los interesados en ella, a prorrata.
Art. 1334. El partidor se conformará en la
adjudicación de los bienes a las reglas de este título;
salvo que los coasignatarios acuerden legítima y
unánimemente otra cosa.
Art. 1335. El valor de tasación por peritos será la
base sobre que procederá el partidor para la
adjudicación de las especies; salvo que los
coasignatarios hayan legítima y unánimemente convenido
en otra, o en que se liciten las especies, en los casos
previstos por la ley.
Art. 1336. El partidor, aun en el caso del artículo
1318, y aunque no sea requerido a ello por el albacea o
los herederos, estará obligado a formar el lote e
hijuela que se expresa en el artículo 1286, y la omisión
de este deber le hará responsable de todo perjuicio
respecto de los acreedores.
Art. 1337. El partidor liquidará lo que a cada uno
de los coasignatarios se deba, y procederá a la
distribución de los efectos hereditarios, teniendo
presentes las reglas que siguen:
1ª Entre los coasignatarios de una especie que no
admita división, o cuya división la haga desmerecer,
tendrá mejor derecho a la especie el que más ofrezca por
ella; cualquiera de los coasignatarios tendrá derecho a
pedir la admisión de licitadores extraños; y el precio
se dividirá entre todos los coasignatarios a prorrata.
2ª No habiendo quien ofrezca más que el valor de
tasación o el convencional mencionado en el artículo
1335, y compitiendo dos o más asignatarios sobre la
adjudicación de una especie, el legitimario será
preferido al que no lo sea.
3ª Las porciones de uno o más fundos que se
adjudiquen a un solo individuo, serán, si posible fuere,
continuas, a menos que el adjudicatario consienta en
recibir porciones separadas, o que de la continuidad
resulte mayor perjuicio a los demás interesados que de
la separación al adjudicatario.
4ª Se procurará la misma continuidad entre el fundo
que se adjudique a un asignatario y otro fundo de que el
mismo asignatario sea dueño.
5ª En la división de fundos se establecerán las
servidumbres necesarias para su cómoda administración y
goce.
6ª Si dos o más personas fueren coasignatarios de
un predio, podrá el partidor con el legítimo
consentimiento de los interesados separar de la
propiedad el usufructo, habitación o uso para darlos por
cuenta de la asignación.
7ª En la partición de una herencia o de lo que de
ella restare, después de las adjudicaciones de especies
mencionadas en los números anteriores, se ha de guardar
la posible igualdad, adjudicando a cada uno de los
coasignatarios cosas de la misma naturaleza y calidad
que a los otros, o haciendo hijuelas o lotes de la masa
partible.
8ª En la formación de los lotes se procurará no
sólo la equivalencia sino la semejanza de todos ellos;
pero se tendrá cuidado de no dividir o separar los
objetos que no admitan cómoda división o de cuya
separación resulte perjuicio; salvo que convengan en
ello unánime y legítimamente los interesados.
9ª Cada uno de los interesados podrá reclamar
contra el modo de composición de los lotes, antes de
efectuarse el sorteo.
10ª Con todo, el cónyuge sobreviviente tendrá
derecho a que su cuota hereditaria se entere con
preferencia mediante la adjudicación en favor suyo de
la propiedad del inmueble en que resida y que sea o
haya sido la vivienda principal de la familia, así
como del mobiliario que lo guarnece, siempre que
ellos formen parte del patrimonio del difunto.
Si el valor total de dichos bienes excede la cuota
hereditaria del cónyuge, éste podrá pedir que sobre las
cosas que no le sean adjudicadas en propiedad, se
constituya en su favor derechos de habitación y de uso,
según la naturaleza de las cosas, con carácter de
gratuitos y vitalicios.
El derecho de habitación no será oponible a
terceros de buena fe mientras no se inscriba la
resolución que lo constituye en el Registro del
Conservador de Bienes Raíces. En todo lo no previsto, el
uso y la habitación se regirán por lo dispuesto en el
Título X del Libro II.
El derecho a la adjudicación preferente de que
habla esta regla no puede transferirse ni transmitirse.
11ª Cumpliéndose con lo prevenido en los artículos
1322 y 1326, no será necesaria la aprobación judicial
para llevar a efecto lo dispuesto en cualquiera de los
números precedentes, aun cuando algunos o todos los
coasignatarios sean menores u otras personas que no
tengan la libre administración de sus bienes.
Art. 1338. Los frutos percibidos después de la
muerte del testador, durante la indivisión, se dividirán
del modo siguiente:
1. Los asignatarios de especies tendrán derecho a
los frutos y accesiones de ellas desde el momento de
abrirse la sucesión; salvo que la asignación haya sido
desde día cierto, o bajo condición suspensiva, pues en
estos casos no se deberán los frutos, sino desde ese
día, o desde el cumplimiento de la condición; a menos
que el testador haya expresamente ordenado otra cosa.
2. Los legatarios de cantidades o géneros no
tendrán derecho a ningunos frutos, sino desde el momento
L. 19.385
Art. 1º, Nº 108
L. 19.585
Art. 1º, Nº 108
en que la persona obligada a prestar dichas cantidades o
géneros se hubiere constituido en mora; y este abono de
frutos se hará a costa del heredero o legatario moroso.
3. Los herederos tendrán derecho a todos los frutos
y accesiones de la masa hereditaria indivisa, a prorrata
de sus cuotas; deducidos, empero, los frutos y
accesiones pertenecientes a los asignatarios de
especies.
4. Recaerá sobre los frutos y accesiones de toda la
masa la deducción de que habla el inciso anterior,
siempre que no haya una persona directamente gravada
para la prestación del legado: habiéndose impuesto por
el testador este gravamen a alguno de sus asignatarios,
éste sólo sufrirá la deducción.
Art. 1339. Los frutos pendientes al tiempo de la
adjudicación de las especies a los asignatarios de
cuotas, cantidades o géneros, se mirarán como parte de
las respectivas especies, y se tomarán en cuenta para la
estimación del valor de ellas.
Art. 1340. Si alguno de los herederos quisiese
tomar a su cargo mayor cuota de las deudas que la
correspondiente a prorrata, bajo alguna condición que
los otros herederos acepten, será oído.
Los acreedores hereditarios o testamentarios no
serán obligados a conformarse con este arreglo de los
herederos para intentar sus demandas.
Art. 1341. Si el patrimonio del difunto estuviere
confundido con bienes pertenecientes a otras personas
por razón de bienes propios o gananciales del cónyuge,
contratos de sociedad, sucesiones anteriores indivisas,
u otro motivo cualquiera, se procederá en primer lugar a
la separación de patrimonios, dividiendo las especies
comunes según las reglas precedentes.
Art. 1342. Siempre que en la partición de la masa
de bienes, o de una porción de la masa, tengan interés
personas ausentes que no hayan nombrado apoderados, o
personas bajo tutela o curaduría, será necesario
someterla, terminada que sea, a la aprobación judicial.
Art. 1343. Efectuada la partición, se entregarán a
los partícipes los títulos particulares de los objetos
que les hubieren cabido.
Los títulos de cualquier objeto que hubiere sufrido
división pertenecerán a la persona designada al efecto
por el testador, o en defecto de esta designación, a la
persona a quien hubiere cabido la mayor parte; con cargo
de exhibirlos a favor de los otros partícipes, y de
permitirles que tengan traslado de ellos, cuando lo
pidan.
En caso de igualdad se decidirá la competencia por
sorteo.
Art. 1344. Cada asignatario se reputará haber
sucedido inmediata y exclusivamente al difunto en todos
los efectos que le hubieren cabido, y no haber tenido
jamás parte alguna en los otros efectos de la sucesión.
Por consiguiente, si alguno de los coasignatarios
L. 7.612
Art. 1°
ha enajenado una cosa que en la partición se adjudica a
otro de ellos, se podrá proceder como en el caso de la
venta de cosa ajena.
Art. 1345. El partícipe que sea molestado en la
posesión del objeto que le cupo en la partición, o que
haya sufrido evicción de él, lo denunciará a los otros
partícipes para que concurran a hacer cesar la molestia,
y tendrá derecho para que le saneen la evicción.
Esta acción prescribirá en cuatro años contados
desde el día de la evicción.
Art. 1346. No ha lugar a esta acción:
1. Si la evicción o la molestia procediere de causa
sobreviniente a la partición;
2. Si la acción de saneamiento se hubiere
expresamente renunciado;
3. Si el partícipe ha sufrido la molestia o la
evicción por su culpa.
Art. 1347. El pago del saneamiento se divide entre
los partícipes a prorrata de sus cuotas.
La porción del insolvente grava a todos a prorrata
de sus cuotas; incluso el que ha de ser indemnizado.
Art. 1348. Las particiones se anulan o se rescinden
de la misma manera y según las mismas reglas que los
contratos.
La rescisión por causa de lesión se concede al que
ha sido perjudicado en más de la mitad de su cuota.
Art. 1349. El haber omitido involuntariamente
algunos objetos no será motivo para rescindir la
partición. Aquella en que se hubieren omitido, se
continuará después, dividiéndolos entre los partícipes
con arreglo a sus respectivos derechos.
Art. 1350. Podrán los otros partícipes atajar la
acción rescisoria de uno de ellos, ofreciéndole y
asegurándole el suplemento de su porción en numerario.
Art. 1351. No podrá intentar la acción de nulidad o
rescisión el partícipe que haya enajenado su porción en
todo o parte, salvo que la partición haya adolecido de
error, fuerza o dolo, de que le resulte perjuicio.
Art. 1352. La acción de nulidad o de rescisión
prescribe respecto de las particiones según las reglas
generales que fijan la duración de esta especie de
acciones.
Art. 1353. El partícipe que no quisiere o no
pudiere intentar la acción de nulidad o rescisión,
conservará los otros recursos legales que para ser
indemnizado le correspondan.
Título XI
DEL PAGO DE LAS DEUDAS HEREDITARIAS Y TESTAMENTARIAS
Art. 1354. Las deudas hereditarias se dividen entre
los herederos a prorrata de sus cuotas.
Así el heredero del tercio no es obligado a pagar
sino el tercio de las deudas hereditarias.
Pero el heredero beneficiario no es obligado al
pago de ninguna cuota de las deudas hereditarias sino
hasta concurrencia de lo que valga lo que hereda.
Lo dicho se entiende sin perjuicio de lo dispuesto
en los artículos 1356 y 1526.
Art. 1355. La insolvencia de uno de los herederos
no grava a los otros; excepto en los casos del artículo
1287, inciso segundo.
Art. 1356. Los herederos usufructuarios o
fiduciarios dividen las deudas con los herederos
propietarios o fideicomisarios, según lo prevenido en
los artículos 1368 y 1372; y los acreedores hereditarios
tienen el derecho de dirigir contra ellos sus acciones
en conformidad a los referidos artículos.
Art. 1357. Si uno de los herederos fuere acreedor o
deudor del difunto, sólo se confundirá con su porción
hereditaria la cuota que en este crédito o deuda le
quepa, y tendrá acción contra sus coherederos a prorrata
por el resto de su crédito, y les estará obligado a
prorrata por el resto de su deuda.
Art. 1358. Si el testador dividiere entre los
herederos las deudas hereditarias de diferente modo que
el que en los artículos precedentes se prescribe, los
acreedores hereditarios podrán ejercer sus acciones o en
conformidad con dichos artículos o en conformidad con
las disposiciones del testador, según mejor les
pareciere. Mas, en el primer caso, los herederos que
sufrieren mayor gravamen que el que por el testador se
les ha impuesto, tendrán derecho a ser indemnizados por
sus coherederos.
Art. 1359. La regla del artículo anterior se aplica
al caso en que, por la partición o por convenio de los
herederos, se distribuyan entre ellos las deudas de
diferente modo que como se expresa en los referidos
artículos.
Art. 1360. Las cargas testamentarias no se mirarán
como carga de los herederos en común, sino cuando el
testador no hubiere gravado con ellas a alguno o algunos
de los herederos o legatarios en particular.
Las que tocaren a los herederos en común, se
dividirán entre ellos como el testador lo hubiere
dispuesto, y si nada ha dicho sobre la división, a
prorrata de sus cuotas o en la forma prescrita por los
referidos artículos.
Art. 1361. Los legados de pensiones periódicas se
deben día por día desde aquel en que se defieran, pero
no podrán pedirse sino a la expiración de los
respectivos períodos, que se presumirán mensuales.
Sin embargo, si las pensiones fueren alimenticias,
podrá exigirse cada pago desde el principio del
respectivo período, y no habrá obligación de restituir
parte alguna aunque el legatario fallezca antes de la
expiración del período.
Si el legado de pensión alimenticia fuere una
continuación de la que el testador pagaba en vida,
seguirá prestándose como si no hubiese fallecido el
testador.
Sobre todas estas reglas prevalecerá la voluntad
expresa del testador.
Art. 1362. Los legatarios no son obligados a
contribuir al pago de las legítimas, de las asignaciones
que se hagan con cargo a la cuarta de mejoras o de las
deudas hereditarias, sino cuando el testador destine a
legados alguna parte de la porción de bienes que la ley
reserva a los legitimarios o a los asignatarios forzosos
de la cuarta de mejoras, o cuando al tiempo de abrirse
la sucesión no haya habido en ella lo bastante para pagar
las deudas hereditarias.
La acción de los acreedores hereditarios contra los
legatarios es en subsidio de la que tienen contra los
herederos.
L. 10.271
Art. 1°
Art. 1363. Los legatarios que deban contribuir al
pago de las legítimas, de las asignaciones con cargo a la
cuarta de mejoras o de las deudas hereditarias, lo harán
a prorrata de los valores de sus respectivos legados, y
la porción del legatario insolvente no gravará a los
otros.
No contribuirán, sin embargo, con los otros
legatarios aquellos a quienes el testador hubiere
expresamente exonerado de hacerlo. Pero si agotadas las
contribuciones de los demás legatarios, quedare
incompleta una legítima o insoluta una deuda, serán
obligados al pago aun los legatarios exonerados por el
testador.
Los legados de obras pías o de beneficencia pública
se entenderán exonerados por el testador, sin necesidad
de disposición expresa, y entrarán a contribución
después de los legados expresamente exonerados; pero los
legados estrictamente alimenticios a que el testador es
obligado por ley, no entrarán a contribución sino
después de todos los otros.
L. 10.271
Art. 1°
Art. 1364. El legatario obligado a pagar un legado,
lo será sólo hasta concurrencia del provecho que reporte
de la sucesión; pero deberá hacer constar la cantidad en
que el gravamen exceda al provecho.
Art. 1365. Si varios inmuebles de la sucesión están
sujetos a una hipoteca, el acreedor hipotecario tendrá
acción solidaria contra cada uno de dichos inmuebles,
sin perjuicio del recurso del heredero a quien
pertenezca el inmueble contra sus coherederos por la
cuota que a ellos toque de la deuda.
Aun cuando el acreedor haya subrogado al dueño del
inmueble en sus acciones contra sus coherederos, no será
cada uno de éstos responsable sino de la parte que le
quepa en la deuda.
Pero la porción del insolvente se repartirá entre
todos los herederos a prorrata.
Art. 1366. El legatario que en virtud de una
hipoteca o prenda sobre la especie legada ha pagado una
deuda hereditaria con que el testador no haya
expresamente querido gravarle, es subrogado por la ley
en la acción del acreedor contra los herederos.
Si la hipoteca o prenda ha sido accesoria a la
obligación de otra persona que el testador mismo, el
legatario no tendrá acción contra los herederos.
Art. 1367. Los legados con causa onerosa que pueda
estimarse en dinero, no contribuyen sino con deducción
del gravamen, y concurriendo las circunstancias que van
a expresarse:
1ª Que se haya efectuado el objeto.
2ª Que no haya podido efectuarse sino mediante la
inversión de una cantidad determinada de dinero.
Una y otra circunstancia deberán probarse por el
legatario, y sólo se deducirá por razón del gravamen la
cantidad que constare haberse invertido.
Art. 1368. Si el testador deja el usufructo de una
parte de sus bienes o de todos ellos a una persona y la
desnuda propiedad a otra, el propietario y el
usufructuario se considerarán como una sola persona para
la distribución de las obligaciones hereditarias y
testamentarias que cupieren a la cosa fructuaria; y las
obligaciones que unidamente les quepan se dividirán
entre ellos conforme a las reglas que siguen:
1ª Será del cargo del propietario el pago de las
deudas que recayere sobre la cosa fructuaria, quedando
obligado el usufructuario a satisfacerle los intereses
corrientes de la cantidad pagada, durante todo el tiempo
que continuare el usufructo.
2ª Si el propietario no se allanare a este pago,
podrá el usufructuario hacerlo, y a la expiración del
usufructo tendrá derecho a que el propietario le
reintegre el capital sin interés alguno.
3ª Si se vende la cosa fructuaria para cubrir una
hipoteca o prenda constituida en ella por el difunto, se
aplicará al usufructuario la disposición del artículo
1366.
Art. 1369. Las cargas testamentarias que recayeren
sobre el usufructuario o sobre el propietario, serán
satisfechas por aquel de los dos a quien el testamento
las imponga y del modo que en éste se ordenare; sin que
por el hecho de satisfacerlas de ese modo le corresponda
indemnización o interés alguno.
Art. 1370. Cuando imponiéndose cargas
testamentarias sobre una cosa que está en usufructo, no
determinare el testador si es el propietario o el
usufructuario el que debe sufrirlas, se procederá con
arreglo a lo dispuesto en el artículo 1368.
Pero si las cargas consistieren en pensiones
periódicas, y el testador no hubiere ordenado otra cosa,
serán cubiertas por el usufructuario durante todo el
tiempo del usufructo, y no tendrá derecho a que le
indemnice de este desembolso el propietario.
Art. 1371. El usufructo constituido en la partición
de una herencia está sujeto a las reglas del artículo
1368, si los interesados no hubieren acordado otra cosa.
Art. 1372. El propietario fiduciario y el
fideicomisario se considerarán en todo caso como una
sola persona respecto de los demás asignatarios para la
distribución de las deudas y cargas hereditarias y
testamentarias, y la división de las deudas y cargas se
hará entre los dos del modo siguiente:
El fiduciario sufrirá dichas cargas con calidad de
que a su tiempo se las reintegre el fideicomisario sin
interés alguno.
Si las cargas fueren periódicas, las sufrirá el
fiduciario sin derecho a indemnización alguna.
Art. 1373. Los acreedores testamentarios no podrán
ejercer las acciones a que les da derecho el testamento
sino conforme al artículo 1360.
Si en la partición de una herencia se distribuyeren
los legados entre los herederos de diferente modo,
podrán los legatarios entablar sus acciones, o en
conformidad a esta distribución, o en conformidad al
artículo 1360, o en conformidad al convenio de los
herederos.
Art. 1374. No habiendo concurso de acreedores, ni
tercera oposición, se pagará a los acreedores
hereditarios a medida que se presenten, y pagados los
acreedores hereditarios, se satisfarán los legados.
Pero cuando la herencia no apareciere excesivamente
gravada, podrá satisfacerse inmediatamente a los
legatarios que ofrezcan caución de cubrir lo que les
quepa en la contribución a las deudas.
Ni será exigible esta caución cuando la herencia
está manifiestamente exenta de cargas que puedan
comprometer a los legatarios.
Art. 1375. Los gastos necesarios para la entrega de
las cosas legadas se mirarán como una parte de los
mismos legados.
Art. 1376. No habiendo en la sucesión lo bastante
para el pago de todos los legados, se rebajarán a
prorrata.
Art. 1377. Los títulos ejecutivos contra el difunto
lo serán igualmente contra los herederos; pero los
acreedores no podrán entablar o llevar adelante la
ejecución, sino pasados ocho días después de la
notificación judicial de sus títulos.
Título XII
DEL BENEFICIO DE SEPARACION
Art. 1378. Los acreedores hereditarios y los
acreedores testamentarios podrán pedir que no se
confundan los bienes del difunto con los bienes del
heredero; y en virtud de este beneficio de separación
tendrán derecho a que de los bienes del difunto se les
cumplan las obligaciones hereditarias o testamentarias
con preferencia a las deudas propias del heredero.
Art. 1379. Para que pueda impetrarse el beneficio
de separación no es necesario que lo que se deba sea
inmediatamente exigible; basta que se deba a día cierto
o bajo condición.
Art. 1380. El derecho de cada acreedor a pedir el
beneficio de separación subsiste mientras no haya
prescrito su crédito; pero no tiene lugar en dos casos:
1º Cuando el acreedor ha reconocido al heredero por
deudor, aceptando un pagaré, prenda, hipoteca o fianza
del dicho heredero, o un pago parcial de la deuda;
2º Cuando los bienes de la sucesión han salido ya
de manos del heredero, o se han confundido con los
bienes de éste, de manera que no sea posible
reconocerlos.
Art. 1381. Los acreedores del heredero no tendrán
derecho a pedir, a beneficio de sus créditos, la
separación de bienes de que hablan los artículos
precedentes.
Art. 1382. Obtenida la separación de patrimonios
por alguno de los acreedores de la sucesión, aprovechará
a los demás acreedores de la misma que la invoquen y
cuyos créditos no hayan prescrito, o que no se hallen en
el caso del número 1° del artículo 1380.
El sobrante, si lo hubiere, se agregará a los
bienes del heredero, para satisfacer a sus acreedores
propios, con los cuales concurrirán los acreedores de la
sucesión que no gocen del beneficio.
Art. 1383. Los acreedores hereditarios o
testamentarios que hayan obtenido la separación, o
aprovechándose de ella en conformidad al inciso 1º del
artículo precedente, no tendrán acción contra los bienes
del heredero, sino después que se hayan agotado los
bienes a que dicho beneficio les dio un derecho
preferente; mas aun entonces podrán oponerse a esta
acción los otros acreedores del heredero hasta que se
les satisfaga en el total de sus créditos.
Art. 1384. Las enajenaciones de bienes del difunto
hechas por el heredero dentro de los seis meses
subsiguientes a la apertura de la sucesión, y que no
hayan tenido por objeto el pago de créditos hereditarios
o testamentarios, podrán rescindirse a instancia de
cualquiera de los acreedores hereditarios o
testamentarios que gocen del beneficio de separación. Lo
RECTIFICACION
D.O. 14.07.2000
L. 10.271
Art. 1°
mismo se extiende a la constitución de hipotecas o
censos.
Art. 1385. Si hubiere bienes raíces en la sucesión,
el decreto en que se concede el beneficio de separación
se inscribirá en el Registro o Registros que por la
situación de dichos bienes corresponda, con expresión de
las fincas a que el beneficio se extienda.
Título XIII
DE LAS DONACIONES ENTRE VIVOS
Art. 1386. La donación entre vivos es un acto por
el cual una persona transfiere gratuita e
irrevocablemente una parte de sus bienes a otra persona,
que la acepta.
Art. 1387. Es hábil para donar entre vivos toda
persona que la ley no haya declarado inhábil.
Art. 1388. Son inhábiles para donar los que no
tienen la libre administración de sus bienes; salvo en
los casos y con los requisitos que las leyes prescriben.
Art. 1389. Es capaz de recibir entre vivos toda
persona que la ley no ha declarado incapaz.
Art. 1390. No puede hacerse una donación entre
vivos a persona que no existe en el momento de la
donación.
Si se dona bajo condición suspensiva, será también
necesario existir al momento de cumplirse la condición;
salvas las excepciones indicadas en los incisos 3º y 4º
del artículo 962.
Art. 1391. Las incapacidades de
recibir herencias y legados según los artículos 963 y
964 se extienden a las donaciones entre vivos.
Art. 1392. Es nula asimismo la donación hecha al
curador del donante, antes que el curador haya exhibido
las cuentas de la curaduría, y pagado el saldo, si lo
hubiere en su contra.
Art. 1393. La donación entre vivos no se presume,
sino en los casos que expresamente hayan previsto las
leyes.
Art. 1394. No dona el que repudia una herencia,
legado o donación, o deja de cumplir la condición a que
está subordinado un derecho eventual, aunque así lo haga
con el objeto de beneficiar a un tercero.
Los acreedores, con todo, podrán ser autorizados
por el juez para substituirse a un deudor que así lo
L. 7.612
Art. 1°
hace, hasta concurrencia de sus créditos; y del
sobrante, si lo hubiere, se aprovechará el tercero.
Art. 1395. No hay donación en el comodato de un
objeto cualquiera, aunque su uso o goce acostumbre darse
en arriendo.
Tampoco lo hay en el mutuo sin interés.
Pero lo hay en la remisión o cesión del derecho de
percibir los réditos de un capital colocado a interés o
a censo.
Art. 1396. Los servicios personales gratuitos no
constituyen donación, aunque sean de aquellos que
ordinariamente se pagan.
Art. 1397. No hace donación a un tercero el que a
favor de éste se constituye fiador, o constituye una
prenda o hipoteca; ni el que exonera de sus obligaciones
al fiador, o remite una prenda o hipoteca, mientras está
solvente el deudor; pero hace donación el que remite una
deuda, o el que paga a sabiendas lo que en realidad no
debe.
Art. 1398. No hay donación, si habiendo por una
parte disminución de patrimonio, no hay por otra
aumento; como cuando se da para un objeto que consume el
importe de la cosa donada, y de que el donatario no
reporta ninguna ventaja apreciable en dinero.
Art. 1399. No hay donación en dejar de interrumpir
la prescripción.
Art. 1400. No valdrá la donación entre vivos de
cualquiera especie de bienes raíces, si no es otorgada
por escritura pública e inscrita en el competente
Registro.
Tampoco valdrá sin este requisito la remisión de
una deuda de la misma especie de bienes.
Art. 1401. La donación entre vivos que no se
insinuare, sólo tendrá efecto hasta el valor de dos
centavos, y será nula en el exceso.
Se entiende por insinuación la autorización de juez
competente, solicitada por el donante o donatario.
El juez autorizará las donaciones en que no se
contravenga a ninguna disposición legal.
L.7.612
Art.1°
Art. 1402. Cuando lo que se dona es el derecho
de percibir una cantidad periódicamente, será
necesaria la insinuación, siempre que la suma de las
cantidades que han de percibirse en un decenio
excediere de dos centavos.
L. 7.612
Art. 1°
Art. 1403. La donación a plazo o bajo condición no
producirá efecto alguno, si no constare por escritura
privada o pública en que se exprese la condición o
plazo; y serán necesarias en ella la escritura pública y
la insinuación e inscripción en los mismos términos que
para las donaciones de presente.
Art. 1404. Las donaciones con causa onerosa, como
para que una persona abrace una carrera o estado, o a
título de dote o por razón de matrimonio, se otorgarán
por escritura pública, expresando la causa; y no siendo
así, se considerarán como donaciones gratuitas.
Las donaciones con causa onerosa, de que se habla
en el inciso precedente, están sujetas a insinuación en
los términos de los artículos 1401, 1402 y 1403.
Art. 1405. Las donaciones en que se impone al
donatario un gravamen pecuniario o que puede apreciarse
en una suma determinada de dinero, no están sujetas a
insinuación, sino con descuento del gravamen.
Art. 1406. Las donaciones que con los requisitos
debidos se hagan los esposos uno a otro en las
capitulaciones matrimoniales, no requieren insinuación,
ni otra escritura pública que las mismas capitulaciones,
cualquiera que sea la clase o valor de las cosas
donadas.
Art. 1407. Las donaciones a título universal, sean
de la totalidad o de una cuota de los bienes, exigen,
además de la insinuación y del otorgamiento de escritura
pública, y de la inscripción en su caso, un inventario
solemne de los bienes, so pena de nulidad.
Si se omitiere alguna parte de los bienes en este
inventario, se entenderá que el donante se los reserva,
y no tendrá el donatario ningún derecho a reclamarlos.
Art. 1408. El que hace una donación de todos sus
bienes deberá reservarse lo necesario para su congrua
subsistencia; y si omitiere hacerlo, podrá en todo
tiempo obligar al donatario a que, de los bienes donados
o de los suyos propios, le asigne a este efecto, a
título de propiedad, o de un usufructo o censo
vitalicio, lo que se estimare competente, habida
proporción a la cuantía de los bienes donados.
Art. 1409. Las donaciones a título universal no se
extenderán a los bienes futuros del donante, aunque éste
disponga lo contrario.
Art. 1410. Lo dispuesto en el artículo 1401
comprende a las donaciones fideicomisarias o con cargo
de restituir a un tercero.
Art. 1411. Nadie puede aceptar sino por sí mismo, o
por medio de una persona que tuviere poder especial suyo
al intento o poder general para la administración de sus
bienes, o por medio de su representante legal.
Pero bien podrá aceptar por el donatario, sin
poder especial ni general, cualquier ascendiente o
descendiente suyo, con tal que sea capaz de contratar
y de obligarse.
Las reglas dadas sobre la validez de las
aceptaciones y repudiaciones de herencias y legados se
extienden a las donaciones.
Art. 1412. Mientras la donación entre vivos no ha
sido aceptada, y notificada la aceptación al donante,
podrá éste revocarla a su arbitrio.
Art. 1413. Las donaciones con cargo de restituir a
un tercero, se hacen irrevocables en virtud de la
aceptación del fiduciario, con arreglo al artículo 1411.
El fideicomisario no se halla en el caso de aceptar
hasta el momento de la restitucion; pero podrá repudiar
antes de ese momento.
Art. 1414. Aceptada la donación por el fiduciario,
y notificada la aceptación al donante, podrán los dos de
común acuerdo hacer en el fideicomiso las alteraciones
que quieran, substituir un fideicomisario a otro, y aun
revocar el fideicomiso enteramente, sin que pueda
oponerse a ello el fideicomisario.
Se procederá para alterar en estos términos la
donación, como si se tratase de un acto enteramente
nuevo.
Art. 1415. El derecho de transmisión establecido
para la sucesión por causa de muerte en el artículo 957,
no se extiende a las donaciones entre vivos.
Art. 1416. Las reglas concernientes a la
interpretación de las asignaciones testamentarias, al
derecho de acrecer y a las substituciones, plazos,
condiciones y modos relativos a ellas, se extienden a
las donaciones entre vivos.
En lo demás que no se oponga a las disposiciones de
este título, se seguirán las reglas generales de los
contratos.
Art. 1417. El donante de donación gratuita goza del
beneficio de competencia en las acciones que contra él
intente el donatario, sea para obligarle a cumplir una
promesa, o donación de futuro, sea demandando la entrega
de las cosas que se le han donado de presente.
L.19.585
Art.1º,Nº 109
Art. 1418. El donatario a título universal tendrá
respecto de los acreedores las mismas obligaciones que
los herederos; pero sólo respecto de las deudas
anteriores a la donación, o de las futuras que no
excedan de una suma específica, determinada por el
donante en la escritura de donación.
Art. 1419. La donación de todos los bienes o de una
cuota de ellos o de su nuda propiedad o usufructo no
priva a los acreedores del donante de las acciones que
contra él tuvieren; a menos que acepten como deudor al
donatario expresamente o en los términos del artículo
1380, número 1°.
Art. 1420. En la donación a título singular puede
imponerse al donatario el gravamen de pagar las deudas
del donante, con tal que se exprese una suma determinada
hasta la cual se extienda este gravamen.
Los acreedores, sin embargo, conservarán sus
acciones contra el primitivo deudor, como en el caso del
artículo precedente.
Art. 1421. La responsabilidad del donatario
respecto de los acreedores del donante, no se extenderá
en ningún caso sino hasta concurrencia de lo que al
tiempo de la donación hayan valido las cosas donadas,
constando este valor por inventario solemne o por otro
instrumento auténtico.
Lo mismo se extiende a la responsabilidad del
donatario por los otros gravámenes que en la donación se
le hayan impuesto.
Art. 1422. El donatario de donación gratuita no
tiene acción de saneamiento aun cuando la donación haya
principiado por una promesa.
Art. 1423. Las donaciones con causa onerosa no dan
acción de saneamiento por evicción, sino cuando el
donante ha dado una cosa ajena a sabiendas.
Con todo, si se han impuesto al donatario
gravámenes pecuniarios o apreciables en dinero, tendrá
siempre derecho para que se le reintegre lo que haya
invertido en cubrirlos, con los intereses corrientes,
que no parecieren compensados por los frutos naturales y
civiles de las cosas donadas.
Cesa en lo tocante a este reintegro el beneficio de
competencia del donante.
Art. 1424. La donación entre vivos no es resoluble
porque después de ella le haya nacido al donante uno
o más hijos, a menos que esta condición resolutoria se
haya expresado en escritura pública de la donación.
L. 19.585
Art. 1º,Nº110
Art. 1425. Son rescindibles las donaciones en el
caso del artículo 1187.
Art. 1426. Si el donatario estuviere en mora de
cumplir lo que en la donación se le ha impuesto, tendrá
derecho el donante o para que se obligue al donatario a
cumplirlo, o para que se rescinda la donación.
En este segundo caso será considerado el donatario
como poseedor de mala fe, para la restitución de las
cosas donadas y los frutos, siempre que sin causa grave
hubiere dejado de cumplir la obligación impuesta.
Se abonará al donatario lo que haya invertido hasta
entonces en desempeño de su obligación, y de que se
aprovechare el donante.
Art. 1427. La acción rescisoria concedida por el
artículo precedente terminará en cuatro años desde el
día en que el donatario haya sido constituido en mora de
cumplir la obligación impuesta.
Art. 1428. La donación entre vivos puede revocarse
por ingratitud.
Se tiene por acto de ingratitud cualquiera hecho
ofensivo del donatario, que le hiciera indigno de
heredar al donante.
Art. 1429. En la restitución a que fuere obligado
el donatario por causa de ingratitud será considerado
como poseedor de mala fe desde la perpetración del hecho
ofensivo que ha dado lugar a la revocación.
Art. 1430. La acción revocatoria termina en cuatro
años contados desde que el donante tuvo conocimiento del
hecho ofensivo, y se extingue por su muerte, a menos que
haya sido intentada judicialmente durante su vida, o que
el hecho ofensivo haya producido la muerte del donante,
o ejecutándose después de ella.
En estos casos la acción revocatoria se transmitirá
a los herederos.
Art. 1431. Cuando el donante por haber perdido
el juicio, o por otro impedimento, se hallare
imposibilitado de intentar la acción que se le concede
por el artículo 1428, podrán ejercerla a su nombre
mientras viva, y dentro del plazo señalado en el
artículo anterior, no sólo su guardador, sino cualquiera
de sus descendientes o ascendientes, o su cónyuge.
Art. 1432. La resolución, rescisión y revocación de
que hablan los artículos anteriores, no dará acción
contra terceros poseedores, ni para la extinción de las
hipotecas, servidumbres u otros derechos constituidos
sobre las cosas donadas, sino en los casos siguientes:
1º Cuando en escritura pública de la donación
L. 19.585
Art. 1º, Nº 11
(inscrita en el competente registro, si la calidad de
las cosas donadas lo hubiere exigido), se ha prohibido
al donatario enajenarlas, o se ha expresado la
condición;
2º Cuando antes de las enajenaciones o de la
constitución de los referidos derechos, se ha notificado
a los terceros interesados, que el donante u otra
persona a su nombre se propone intentar la acción
resolutoria, rescisoria o revocatoria contra el
donatario;
3º Cuando se ha procedido a enajenar los bienes
donados, o a constituir los referidos derechos, después
de intentada la acción.
El donante que no hiciere uso de dicha acción
contra terceros, podrá exigir al donatario el precio de
las cosas enajenadas, según el valor que hayan tenido a
la fecha de la enajenación.
Art. 1433. Se entenderán por donaciones
remuneratorias las que expresamente se hicieren en
remuneración de servicios específicos, siempre que éstos
sean de los que suelen pagarse.
Si no constare por escritura privada o pública,
según los casos, que la donación ha sido remuneratoria,
o si en la escritura no se especificaren los servicios,
la donación se entenderá gratuita.
Art. 1434. Las donaciones remuneratorias, en cuanto
equivalgan al valor de los servicios remunerados, no son
rescindibles ni revocables, y en cuanto excedan a este
valor, deberán insinuarse.
Art. 1435. El donatario que sufriere evicción de la
cosa que le ha sido donada en remuneración, tendrá
derecho a exigir el pago de los servicios que el donante
se propuso remunerarle con ella, en cuanto no
aparecieren haberse compensado por los frutos.
Art. 1436. En lo demás, las donaciones
remuneratorias quedan sujetas a las reglas de este
título.
LIBRO CUARTO
DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL Y DE LOS CONTRATOS
Título I
DEFINICIONES
Art. 1437. Las obligaciones nacen, ya del concurso
real de las voluntades de dos o más personas, como
los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario
de la persona que se obliga, como en la aceptación de
una herencia o legado y en todos los cuasicontratos;
ya a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria
o daño a otra persona, como en los delitos y
cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre
L. 19.585
Art. 1º, Nº 112
los padres y los hijos sujetos a patria potestad.
Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el
cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no
hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas
personas.
Art. 1439. El contrato es unilateral cuando una de
las partes se obliga para con otra que no contrae
obligación alguna; y bilateral, cuando las partes
contratantes se obligan recíprocamente.
Art. 1440. El contrato es gratuito o de
beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de
una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y
oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos
contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro.
Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo,
cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer
una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra
parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente
consiste en una contingencia incierta de ganancia o
pérdida, se llama aleatorio.
Art. 1442. El contrato es principal cuando subsiste
por sí mismo sin necesidad de otra convención, y
accesorio, cuando tiene por objeto asegurar el
cumplimiento de una obligación principal, de manera
que no pueda subsistir sin ella.
Art. 1443. El contrato es real cuando, para que sea
perfecto, es necesaria la tradición de la cosa a que se
refiere; es solemne cuando está sujeto a la observancia
de ciertas formalidades especiales, de manera que sin
ellas no produce ningún efecto civil; y es consensual
cuando se perfecciona por el solo consentimiento.
Art. 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas
que son de su esencia, las que son de su naturaleza, y
las puramente accidentales. Son de la esencia de un
contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce
efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente;
son de la naturaleza de un contrato las que no siendo
esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin
necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a
un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas
especiales.
Título II
DE LOS ACTOS Y DECLARACIONES DE VOLUNTAD
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra
por un acto o declaración de voluntad es necesario : 1º
que sea legalmente capaz; 2º que consienta en dicho acto
o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio;
3º que recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una
causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en
poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o la
autorización de otra.
Art. 1446. Toda persona es legalmente capaz,
excepto aquellas que la ley declara incapaces.
Art. 1447. Son absolutamente incapaces los dementes,
los impúberes y los sordomudos que no pueden darse a entender por escrito.
Sus actos no producen ni aun obligaciones naturales,
y no admiten caución.
Son también incapaces los menores adultos y los
L. 18.802
disipadores que se hallen bajo interdicción de
Art. 1º, Nº 57
administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas
a que se refiere este inciso no es absoluta, y sus actos
pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo
ciertos respectos, determinados por las leyes.
Además de estas incapacidades hay otras
particulares que consisten en la prohibición que la ley
ha impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos
actos.
Art. 1448. Lo que una persona ejecuta a nombre de
otra, estando facultada por ella o por la ley para
representarla, produce respecto del representado iguales
efectos que si hubiese contratado él mismo.
Art. 1449. Cualquiera puede estipular a favor de
una tercera persona, aunque no tenga derecho para
representarla; pero sólo esta tercera persona podrá
demandar lo estipulado; y mientras no intervenga su
aceptación expresa o tácita, es revocable el contrato
por la sola voluntad de las partes que concurrieron a
él.
Constituyen aceptación tácita los actos que sólo
hubieran podido ejecutarse en virtud del contrato.
Art. 1450. Siempre que uno de los contratantes se
compromete a que por una tercera persona, de quien no es
legítimo representante, ha de darse, hacerse o no
hacerse alguna cosa, esta tercera persona no contraerá
obligación alguna, sino en virtud de su ratificación; y
si ella no ratifica, el otro contratante tendrá acción
de perjuicios contra el que hizo la promesa.
Art. 1451. Los vicios de que puede adolecer el
consentimiento, son error, fuerza y dolo.
Art. 1452. El error sobre un punto de derecho no
vicia el consentimiento.
Art. 1453. El error de hecho vicia el
consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o
contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las
partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre
la identidad de la cosa específica de que se trata, como
si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender
cierta cosa determinada, y el comprador entendiese
comprar otra.
Art. 1454. El error de hecho vicia asimismo el
consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial
del objeto sobre que versa el acto o contrato, es
diversa de lo que se cree; como si por alguna de las
partes se supone que el objeto es una barra de plata, y
realmente es una masa de algún otro metal semejante.
El error acerca de otra cualquiera calidad de la
cosa no vicia el consentimiento de los que contratan,
sino cuando esa calidad es el principal motivo de una de
ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido de
la otra parte.
Art. 1455. El error acerca de la persona con quien
se tiene intención de contratar no vicia el
consentimiento, salvo que la consideración de esta
persona sea la causa principal del contrato.
Pero en este caso la persona con quien erradamente
se ha contratado, tendrá derecho a ser indemnizada de
los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la
nulidad del contrato.
Art. 1456. La fuerza no vicia el consentimiento,
sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en
una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad,
sexo y condición. Se mira como una fuerza de este género
todo acto que infunde a una persona un justo temor de
verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus
ascendientes o descendientes a un mal irreparable y
grave.
El temor reverencial, esto es, el solo temor de
desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y
respeto, no basta para viciar el consentimiento.
Art. 1457. Para que la fuerza vicie el
consentimiento no es necesario que la ejerza aquel que
es beneficiado por ella; basta que se haya empleado la
fuerza por cualquiera persona con el objeto de obtener
el consentimiento.
Art. 1458. El dolo no vicia el consentimiento sino
cuando es obra de una de las partes, y cuando además
aparece claramente que sin él no hubieran contratado.
En los demás casos el dolo da lugar solamente a la
acción de perjuicios contra la persona o personas que lo
han fraguado o que se han aprovechado de él; contra las
primeras por el total valor de los perjuicios, y contra
las segundas hasta concurrencia del provecho que han
reportado del dolo.
Art. 1459. El dolo no se presume sino en los casos
especialmente previstos por la ley. En los demás debe
probarse.
Art. 1460. Toda declaración de voluntad debe tener
por objeto una o más cosas que se trata de dar, hacer o
no hacer. El mero uso de la cosa o su tenencia puede ser
objeto de la declaración.
Art. 1461. No sólo las cosas que existen pueden ser
objetos de una declaración de voluntad, sino las que se
espera que existan; pero es menester que las unas y las
otras sean comerciables, y que estén determinadas, a lo
menos, en cuanto a su género.
La cantidad puede ser incierta con tal que el acto
o contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para
determinarla.
Si el objeto es un hecho, es necesario que sea
física y moralmente posible. Es físicamente imposible el
que es contrario a la naturaleza, y moralmente imposible
el prohibido por las leyes, o contrario a las buenas
costumbres o al orden público.
Art. 1462. Hay un objeto ilícito en todo lo que
contraviene al derecho público chileno. Así la promesa
de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida
por las leyes chilenas, es nula por el vicio del objeto.
Art. 1463. El derecho de suceder por causa de
muerte a una persona viva no puede ser objeto de una
donación o contrato, aun cuando intervenga el
consentimiento de la misma persona.
Las convenciones entre la persona que debe una
legítima y el legitimario, relativas a la misma legítima
o a mejoras, están sujetas a las reglas especiales
contenidas en el título De las asignaciones forzosas.
Art. 1464. Hay un objeto ilícito en la enajenación:
1º De las cosas que no están en el comercio;
2º De los derechos o privilegios que no pueden
transferirse a otra persona;
3º De las cosas embargadas por decreto judicial, a
menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en
ello;
4º De especies cuya propiedad se litiga, sin
permiso del juez que conoce en el litigio.
Art. 1465. El pacto de no pedir más en razón de una
cuenta aprobada, no vale en cuanto al dolo contenido en
ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación
del dolo futuro no vale.
Art. 1466. Hay asimismo objeto ilícito en las
deudas contraídas en juego de azar, en la venta de
libros cuya circulación es prohibida por autoridad
competente, de láminas, pinturas y estatuas obscenas, y
de impresos condenados como abusivos de la libertad de
la prensa; y generalmente en todo contrato prohibido por
las leyes.
Art. 1467. No puede haber obligación sin una causa
real y lícita; pero no es necesario expresarla. La pura
liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto
o contrato; y por causa ilícita la prohibida por ley, o
contraria a las buenas costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que
no existe, carece de causa; y la promesa de dar algo en
recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una
causa ilícita.
Art. 1468. No podrá repetirse lo que se haya dado o
pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas.
Art. 1469. Los actos o contratos que la ley declara
inválidos, no dejarán de serlo por las cláusulas que en
ellos se introduzcan y en que se renuncie la acción de
nulidad.
Título III
DE LAS OBLIGACIONES CIVILES Y DE LAS MERAMENTE
NATURALES
Art. 1470. Las obligaciones son civiles o meramente
naturales.
Civiles son aquellas que dan derecho para exigir su
cumplimiento.
Naturales las que no confieren derecho para exigir
su cumplimiento, pero que cumplidas, autorizan para
retener lo que se ha dado o pagado en razón de ellas.
Tales son:
1º Las contraídas por personas que teniendo
suficiente juicio y discernimiento, son, sin embargo,
incapaces de obligarse según las leyes, como los menores
adultos;
2º Las obligaciones civiles extinguidas por la
prescripción;
3º Las que proceden de actos a que faltan las
solemnidades que la ley exige para que produzcan efectos
civiles; como la de pagar un legado, impuesto por un
testamento que no se ha otorgado en la forma debida;
4º Las que no han sido reconocidas en juicio por
falta de prueba.
Para que no pueda pedirse la restitución en virtud
de estas cuatro clases de obligaciones, es necesario que
el pago se haya hecho voluntariamente por el que tenía
la libre administración de sus bienes.
Art. 1471. La sentencia judicial que rechaza la
acción intentada contra el naturalmente obligado, no
extingue la obligación natural.
Art. 1472. Las fianzas, hipotecas, prendas y
cláusulas penales constituidas por terceros para
seguridad de estas obligaciones, valdrán.
Título IV
DE LAS OBLIGACIONES CONDICIONALES Y MODALES
Art. 1473. Es obligación condicional la que depende
de una condición, esto es, de un acontecimiento futuro
que puede suceder o no.
L. 18.802
Art. 1º, Nº 58
Art. 1474. La condición es positiva o negativa.
La positiva consiste en acontecer una cosa; la
negativa, en que una cosa no acontezca.
Art. 1475. La condición positiva debe ser física y
moralmente posible.
Es físicamente imposible la que es contraria a las
leyes de la naturaleza física; y moralmente imposible la
que consiste en un hecho prohibido por las leyes, o es
opuesta a las buenas costumbres o al orden público.
Se mirarán también como imposibles las que están
concebidas en términos ininteligibles.
Art. 1476. Si la condición es negativa de una cosa
físicamente imposible, la obligación es pura y simple;
si consiste en que el acreedor se abstenga de un hecho
inmoral o prohibido, vicia la disposición.
Art. 1477. Se llama condición potestativa la que
depende de la voluntad del acreedor o del deudor; casual
la que depende de la voluntad de un tercero o de un
acaso; mixta la que en parte depende de la voluntad del
acreedor y en parte de la voluntad de un tercero o de un
acaso.
Art. 1478. Son nulas las obligaciones contraídas
bajo una condición potestativa que consista en la mera
voluntad de la persona que se obliga.
Si la condición consiste en un hecho voluntario de
cualquiera de las partes, valdrá.
Art. 1479. La condición se llama suspensiva si,
mientras no se cumple, suspende la adquisición de un
derecho; y resolutoria, cuando por su cumplimiento se
extingue un derecho.
Art. 1480. Si la condición suspensiva es o se hace
imposible, se tendrá por fallida.
A la misma regla se sujetan las condiciones cuyo
sentido y el modo de cumplirlas son enteramente
ininteligibles.
Y las condiciones inductivas a hechos ilegales o
inmorales.
La condición resolutoria que es imposible por su
naturaleza, o ininteligible, o inductiva a un hecho
ilegal o inmoral, se tendrá por no escrita.
Art. 1481. La regla del artículo precedente inciso
1º se aplica aun a las disposiciones testamentarias.
Así, cuando la condición es un hecho que depende de la
voluntad del asignatario, y de la voluntad de otra
persona, y deja de cumplirse por algún accidente que la
hace imposible, o porque la otra persona de cuya
voluntad depende no puede o no quiere cumplirla, se
tendrá por fallida, sin embargo de que el asignatario
haya estado por su parte dispuesto a cumplirla.
Con todo, si la persona que debe prestar la
asignación se vale de medios ilícitos para que la
condición no pueda cumplirse, o para que la otra persona
de cuya voluntad depende en parte su cumplimiento, no
coopere a él, se tendrá por cumplida.
Art. 1482. Se reputa haber fallado la condición
positiva o haberse cumplido la negativa, cuando ha
llegado a ser cierto que no sucederá el acontecimiento
contemplado en ella, o cuando ha expirado el tiempo
dentro del cual el acontecimiento ha debido verificarse,
y no se ha verificado.
Art. 1483. La condición debe ser cumplida del modo
que las partes han probablemente entendido que lo fuese,
y se presumirá que el modo más racional de cumplirla es
el que han entendido las partes.
Cuando, por ejemplo, la condición consiste en pagar
una suma de dinero a una persona que está bajo tutela o
curaduría, no se tendrá por cumplida la condición, si se
entrega a la misma persona, y ésta lo disipa.
Art. 1484. Las condiciones deben cumplirse
literalmente, en la forma convenida.
Art. 1485. No puede exigirse el cumplimiento de la
obligación condicional, sino verificada la condición
totalmente.
Todo lo que se hubiere pagado antes de efectuarse
la condición suspensiva, podrá repetirse mientras no se
hubiere cumplido.
Art. 1486. Si antes del cumplimiento de la
condición la cosa prometida perece sin culpa del deudor,
se extingue la obligación; y por culpa del deudor, el
deudor es obligado al precio, y a la indemnización de
perjuicios.
Si la cosa existe al tiempo de cumplirse la
condición, se debe en el estado en que se encuentre,
aprovechándose el acreedor de los aumentos o mejoras que
haya recibido la cosa, sin estar obligado a dar más por
ella, y sufriendo su deterioro o disminución, sin
derecho alguno a que se le rebaje el precio; salvo que
el deterioro o disminución proceda de culpa del deudor;
en cuyo caso el acreedor podrá pedir o que se rescinda
el contrato o que se le entregue la cosa, y además de lo
uno o lo otro tendrá derecho a indemnización de
perjuicios.
Todo lo que destruye la aptitud de la cosa para el
objeto a que según su naturaleza o según la convención
se destina, se entiende destruir la cosa.
Art. 1487. Cumplida la condición resolutoria,
deberá restituirse lo que se hubiere recibido bajo tal
condición, a menos que ésta haya sido puesta en favor
del acreedor exclusivamente, en cuyo caso podrá éste, si
quiere, renunciarla; pero será obligado a declarar su
determinación, si el deudor lo exigiere.
Art. 1488. Verificada una condición resolutoria, no
se deberán los frutos percibidos en el tiempo
intermedio, salvo que la ley, el testador, el donante o
los contratantes, según los varios casos, hayan
dispuesto lo contrario.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta
la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a
su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo,
o bajo condición suspensiva o resolutoria, la enajena,
no habrá derecho de reivindicarla contra terceros
poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo
condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o
gravamen, sino cuando la condición constaba en el título
respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
Art. 1492. El derecho del acreedor que fallece en
el intervalo entre el contrato condicional y el
cumplimiento de la condición, se transmite a sus
herederos; y lo mismo sucede con la obligación del
deudor.
Esta regla no se aplica a las asignaciones
testamentarias, ni a las donaciones entre vivos.
El acreedor podrá impetrar durante dicho intervalo
las providencias conservativas necesarias.
Art. 1493. Las disposiciones del Título IV del
Libro III sobre las asignaciones testamentarias
condicionales o modales, se aplican a las convenciones
en lo que no pugne con lo dispuesto en los artículos
precedentes.
Título V
DE LAS OBLIGACIONES A PLAZO
Art. 1494. El plazo es la época que se fija para el
cumplimiento de la obligación, y puede ser expreso o
tácito. Es tácito el indispensable para cumplirlo.
No podrá el juez, sino en casos especiales que las
leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de
una obligación: sólo podrá interpretar el concebido en
términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y
aplicación discuerden las partes.
Art. 1495. Lo que se paga antes de cumplirse el
plazo, no está sujeto a restitución.
Esta regla no se aplica a los plazos que tienen el
valor de condiciones.
Art. 1496. El pago de la obligación no puede
exigirse antes de expirar el plazo, si no es:
1º Al deudor constituido en quiebra o que se halla
en notoria insolvencia;
2º Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa
suya, se han extinguido o han disminuido
considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor
podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o
mejorando las cauciones.
Art. 1497. El deudor puede renunciar el plazo, a
menos que el testador haya dispuesto o las partes
estipulado lo contrario, o que la anticipación del pago
acarree al acreedor un perjuicio que por medio del plazo
se propuso manifiestamente evitar.
En el contrato de mutuo a interés se observará lo
dispuesto en el artículo 2204.
Art. 1498. Lo dicho en el Título IV del Libro III
sobre las asignaciones testamentarias a día, se aplica a
las convenciones.
Título VI
DE LAS OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
Art. 1499. Obligación alternativa es aquella por la
cual se deben varias cosas, de tal manera que la
ejecución de una de ellas, exonera de la ejecución de
las otras.
Art. 1500. Para que el deudor quede libre, debe
pagar o ejecutar en su totalidad una de las cosas que
alternativamente deba; y no puede obligar al acreedor a
que acepte parte de una y parte de otra.
La elección es del deudor, a menos que se haya
pactado lo contrario.
Art. 1501. Siendo la elección del deudor, no puede
el acreedor demandar determinadamente una de las cosas
debidas, sino bajo la alternativa en que se le deben.
Art. 1502. Si la elección es del deudor, está a su
arbitrio enajenar o destruir cualquiera de las cosas que
alternativamente debe mientras subsista una de ellas.
Pero si la elección es del acreedor, y alguna de
las cosas que alternativamente se le deben perece por
culpa del deudor, podrá el acreedor, a su arbitrio,
pedir el precio de esta cosa y la indemnización de
perjuicios, o cualquiera de las cosas restantes.
Art. 1503. Si una de las cosas alternativamente
prometidas no podía ser objeto de la obligación o llega
a destruirse, subsiste la obligación alternativa de las
otras; y si una sola resta, el deudor es obligado a
ella.
Art. 1504. Si perecen todas las cosas comprendidas
en la obligación alternativa, sin culpa del deudor, se
extingue la obligación.
Si con culpa del deudor, estará obligado al precio
de cualquiera de las cosas que elija, cuando la elección
es suya; o al precio de cualquiera de las cosas que el
acreedor elija, cuando es del acreedor la elección.
Título VII
DE LAS OBLIGACIONES FACULTATIVAS
Art. 1505. Obligación facultativa es la que tiene
por objeto una cosa determinada, pero concediéndose al
deudor la facultad de pagar con esta cosa o con otra que
se designa.
Art. 1506. En la obligación facultativa el acreedor
no tiene derecho para pedir otra cosa que aquella a que
el deudor es directamente obligado, y si dicha cosa
perece sin culpa del deudor y antes de haberse éste
constituido en mora, no tiene derecho para pedir cosa
alguna.
Art. 1507. En caso de duda sobre si la obligación
es alternativa o facultativa, se tendrá por alternativa.
Título VIII
DE LAS OBLIGACIONES DE GENERO
Art. 1508. Obligaciones de género son aquellas en
que se debe indeterminadamente un individuo de una clase
o género determinado.
Art. 1509. En la obligación de género, el acreedor
no puede pedir determinadamente ningún individuo, y el
deudor queda libre de ella, entregando cualquier
individuo del género, con tal que sea de una calidad a
lo menos mediana.
Art. 1510. La pérdida de algunas cosas del género
no extingue la obligación, y el acreedor no puede
oponerse a que el deudor las enajene o destruya,
mientras subsistan otras para el cumplimiento de lo que
debe.
Título IX
DE LAS OBLIGACIONES SOLIDARIAS
Art. 1511. En general, cuando se ha contraído por
muchas personas o para con muchas la obligación de una
cosa divisible, cada uno de los deudores, en el primer
caso, es obligado solamente a su parte o cuota en la
deuda, y cada uno de los acreedores, en el segundo, sólo
tiene derecho para demandar su parte o cuota en el
crédito.
Pero en virtud de la convención, del testamento o
de la ley puede exigirse a cada uno de los deudores o
por cada uno de los acreedores el total de la deuda, y
entonces la obligación es solidaria o insólidum.
La solidaridad debe ser expresamente declarada en
todos los casos en que no la establece la ley.
Art. 1512. La cosa que se debe solidariamente por
muchos o a muchos, ha de ser una misma, aunque se deba
de diversos modos; por ejemplo, pura y simplemente
respecto de unos, bajo condición o a plazo respecto de
otros.
Art. 1513. El deudor puede hacer el pago a
cualquiera de los acreedores solidarios que elija, a
menos que haya sido demandado por uno de ellos, pues
entonces deberá hacer el pago al demandante.
La condonación de la deuda, la compensación, la
novación que intervenga entre el deudor y uno cualquiera
de los acreedores solidarios, extingue la deuda con
respecto a los otros, de la misma manera que el pago lo
haría; con tal que uno de éstos no haya demandado ya al
deudor.
Art. 1514. El acreedor podrá dirigirse contra todos
los deudores solidarios conjuntamente, o contra
cualquiera de ellos a su arbitrio, sin que por éste
pueda oponérsele el beneficio de división.
Art. 1515. La demanda intentada por el acreedor
contra alguno de los deudores solidarios, no extingue la
obligación solidaria de ninguno de ellos, sino en la
parte en que hubiere sido satisfecha por el demandado.
Art. 1516. El acreedor puede renunciar expresa o
tácitamente la solidaridad respecto de uno de los
deudores solidarios o respecto de todos.
La renuncia tácitamente en favor de uno de ellos,
cuando le ha exigido o reconocido el pago de su parte o
cuota de la deuda, expresándolo así en la demanda o en
la carta de pago, sin la reserva especial de la
solidaridad, o sin la reserva general de sus derechos.
Pero esta renuncia expresa o tácita no extingue la
acción solidaria del acreedor contra los otros deudores,
por toda la parte del crédito que no haya sido cubierta
por el deudor a cuyo beneficio se renunció la
solidaridad.
Se renuncia la solidaridad respecto de todos los
deudores solidarios, cuando el acreedor consiente en la
división de la deuda.
Art. 1517. La renuncia expresa o tácita de la
solidaridad de una pensión periódica se limita a los
pagos devengados, y sólo se extiende a los futuros
cuando el acreedor lo expresa.
Art. 1518. Si el acreedor condona la deuda a
cualquiera de los deudores solidarios no podrá después
ejercer la acción que se le concede por el artículo
1514, sino con rebaja de la cuota que correspondía al
primero en la deuda.
Art. 1519. La novación entre el acreedor y uno
cualquiera de los deudores solidarios, liberta a los
otros, a menos que éstos accedan a la obligación
nuevamente constituida.
Art. 1520. El deudor solidario demandado puede
oponer a la demanda todas las excepciones que resulten
de la naturaleza de la obligación, y además todas las
personales suyas.
Pero no puede oponer por vía de compensación el
crédito de un codeudor solidario contra el demandante,
si el codeudor solidario no le ha cedido su derecho.
Art. 1521. Si la cosa perece por culpa o durante la
mora de uno de los deudores solidarios, todos ellos
quedan obligados solidariamente al precio, salva la
acción de los codeudores contra el culpable o moroso.
Pero la acción de perjuicios a que diere lugar la culpa
o mora, no podrá intentarla el acreedor sino contra el
deudor culpable o moroso.
Art. 1522. El deudor solidario que ha pagado la
deuda, o la ha extinguido por alguno de los medios
equivalentes al pago, queda subrogado en la acción de
acreedor con todos sus privilegios y seguridades, pero
limitada respecto de cada uno de los codeudores a la
parte o cuota que tenga este codeudor en la deuda.
Si el negocio para el cual ha sido contraída la
obligación solidaria, concernía solamente a alguno o
algunos de los deudores solidarios, serán éstos
responsables entre sí, según las partes o cuotas que les
correspondan en la deuda, y los otros codeudores serán
considerados como fiadores.
La parte o cuota del codeudor insolvente se reparte
entre todos los otros a prorrata de las suyas,
comprendidos aun aquellos a quienes el acreedor haya
exonerado de la solidaridad.
Art. 1523. Los herederos de cada uno de los
deudores solidarios son, entre todos, obligados al total
de la deuda; pero cada heredero será solamente
responsable de aquella cuota de la deuda que corresponda
a su porción hereditaria.
Título X
DE LAS OBLIGACIONES DIVISIBLES E INDIVISIBLES
Art. 1524. La obligación es divisible o indivisible
según tenga o no por objeto una cosa susceptible de
división, sea física, sea intelectual o de cuota.
Así la obligación de conceder una servidumbre de
tránsito o la de hacer construir una casa son
indivisibles; la de pagar una suma de dinero, divisible.
Art. 1525. El ser solidaria una obligación no le da
el carácter de indivisible.
Art. 1526. Si la obligación no es solidaria ni
indivisible, cada uno de los acreedores puede sólo
exigir su cuota, y cada uno de los codeudores es
solamente obligado al pago de la suya; y la cuota del
deudor insolvente no gravará a sus codeudores.
Exceptúanse los casos siguientes:
1º La acción hipotecaria o prendaria se dirige
contra aquel de los codeudores que posea, en todo o
parte, la cosa hipotecada o empeñada.
El codeudor que ha pagado su parte de la deuda, no
puede recobrar la prenda u obtener la cancelación de la
hipoteca, ni aun en parte, mientras no se extinga el
total de la deuda; y el acreedor a quien se ha
satisfecho su parte del crédito, no puede remitir la
prenda o cancelar la hipoteca, ni aun en parte, mientras
no hayan sido enteramente satisfechos sus coacreedores.
2º Si la deuda es de una especie o cuerpo cierto,
aquel de los codeudores que lo posee es obligado a
entregarlo.
3º Aquel de los codeudores por cuyo hecho o culpa
se ha hecho imposible el cumplimiento de la obligación,
es exclusiva y solidariamente responsable de todo
perjuicio al acreedor.
4º Cuando por testamento o por convención entre los
herederos, o por la partición de la herencia, se ha
impuesto a uno de los herederos la obligación de pagar
el total de una deuda, el acreedor podrá dirigirse o
contra este heredero por el total de la deuda, o contra
cada uno de los herederos por la parte que le
corresponda a prorrata.
Si expresamente se hubiere estipulado con el
difunto que el pago no pudiese hacerse por partes, ni
aun por los herederos del deudor, cada uno de éstos
podrá ser obligado a entenderse con sus coherederos para
pagar el total de la deuda, o a pagarla él mismo, salva
su acción de saneamiento.
Pero los herederos del acreedor, si no entablan
conjuntamente su acción, no podrán exigir el pago de la
deuda, sino a prorrata de sus cuotas.
5º Si se debe un terreno, o cualquiera otra cosa
indeterminada, cuya división ocasionare grave perjuicio
al acreedor, cada uno de los codeudores podrá ser
obligado a entenderse con los otros para el pago de la
cosa entera, o a pagarla él mismo, salva su acción para
ser indemnizado por los otros.
Pero los herederos del acreedor no podrán exigir el
pago de la cosa entera sino intentando conjuntamente su
acción.
6º Cuando la obligación es alternativa, si la
elección es de los acreedores, deben hacerla todos de
consuno; y si de los deudores, deben hacerla de consuno
todos éstos.
Art. 1527. Cada uno de los que han contraído
unidamente una obligación indivisible, es obligado a
satisfacerla en el todo, aunque no se haya estipulado
solidaridad, y cada uno de los acreedores de una
obligación indivisible tiene igualmente derecho a exigir
el total.
Art. 1528. Cada uno
contraído una obligación
satisfacerla en el todo,
acreedor puede exigir su
de los herederos del que ha
indivisible es obligado a
y cada uno de los herederos del
ejecución total.
Art. 1529. La prescripción interrumpida respecto de
uno de los deudores de la obligación indivisible, lo es
igualmente respecto de los otros.
Art. 1530. Demandado uno de los deudores de la
obligación indivisible, podrá pedir un plazo para
entenderse con los demás deudores a fin de cumplirla
entre todos; a menos que la obligación sea de tal
naturaleza que él solo pueda cumplirla, pues en tal caso
podrá ser condenado, desde luego, al total cumplimiento,
quedándole a salvo su acción contra los demás deudores
para la indemnización que le deban.
Art. 1531. El cumplimiento de la obligación
indivisible por cualquiera de los obligados, la extingue
respecto de todos.
Art. 1532. Siendo dos o más los acreedores de la
obligación indivisible, ninguno de ellos puede, sin el
consentimiento de los otros, remitir la deuda o recibir
el precio de la cosa debida. Si alguno de los acreedores
remite la deuda o recibe el precio de la cosa, sus
coacreedores podrán todavía demandar la cosa misma,
abonando al deudor la parte o cuota del acreedor que
haya remitido la deuda o recibido el precio de la cosa.
Art. 1533. Es divisible la acción de perjuicios que
resulta de no haberse cumplido o de haberse retardado la
obligación indivisible: ninguno de los acreedores puede
intentarla y ninguno de los deudores está sujeto a ella,
sino en la parte que le quepa.
Si por el hecho o culpa de uno de los deudores de
la obligación indivisible se ha hecho imposible el
cumplimiento de ella, ése sólo será responsable de todos
los perjuicios.
Art. 1534. Si de dos codeudores de un hecho que
deba efectuarse en común, el uno está pronto a
cumplirlo, y el otro lo rehúsa o retarda, éste sólo será
responsable de los perjuicios que de la inejecución o
retardo del hecho resultaren al acreedor.
Título XI
DE LAS OBLIGACIONES CON CLAUSULA PENAL
Art. 1535. La cláusula penal es aquella en que una
persona, para asegurar el cumplimiento de una
obligación, se sujeta a una pena, que consiste en dar o
hacer algo en caso de no ejecutar o de retardar la
obligación principal.
Art. 1536. La nulidad de la obligación principal
acarrea la de la cláusula penal, pero la nulidad de ésta
no acarrea la de la obligación principal.
Con todo, cuando uno promete por otra persona,
imponiéndose una pena para el caso de no cumplirse por
ésta lo prometido, valdrá la pena, aunque la obligación
principal no tenga efecto por falta del consentimiento
de dicha persona.
Lo mismo sucederá cuando uno estipula con otro a
favor de un tercero, y la persona con quien se estipula
se sujeta a una pena para el caso de no cumplir lo
prometido.
Art. 1537. Antes de constituirse el deudor en mora,
no puede el acreedor demandar a su arbitrio la
obligación principal o la pena, sino sólo la obligación
principal; ni constituido el deudor en mora, puede el
acreedor pedir a un tiempo el cumplimiento de la
obligación principal y la pena, sino cualquiera de las
dos cosas a su arbitrio; a menos que aparezca haberse
estipulado la pena por el simple retardo, o a menos que
se haya estipulado que por el pago de la pena no se
entiende extinguida la obligación principal.
Art. 1538. Háyase o no estipulado un término dentro
del cual deba cumplirse la obligación principal, el
deudor no incurre en la pena sino cuando se ha
constituido en mora, si la obligación es positiva.
Si la obligación es negativa, se incurre en la pena
desde que se ejecuta el hecho de que el deudor se ha
obligado a abstenerse.
Art. 1539. Si el deudor cumple solamente una parte
de la obligación principal y el acreedor acepta esa
parte, tendrá derecho para que se rebaje
proporcionalmente la pena estipulada por la falta de
cumplimiento de la obligación principal.
Art. 1540. Cuando la obligación contraída con
cláusula penal es de cosa divisible, la pena, del mismo
modo que la obligación principal, se divide entre los
herederos del deudor a prorrata de sus cuotas
hereditarias. El heredero que contraviene a la
obligación, incurre pues en aquella parte de la pena que
corresponde a su cuota hereditaria; y el acreedor no
tendrá acción alguna contra los coherederos que no han
contravenido a la obligación.
Exceptúase el caso en que habiéndose puesto la
cláusula penal con la intención expresa de que no
pudiera ejecutarse parcialmente el pago, uno de los
herederos ha impedido el pago total: podrá entonces
exigirse a este heredero toda la pena, o a cada uno su
respectiva cuota, quedándole a salvo su recurso contra
el heredero infractor.
Lo mismo se observará cuando la obligación
contraída con cláusula penal es de cosa indivisible.
Art. 1541. Si a la pena estuviere afecto
hipotecariamente un inmueble, podrá perseguirse toda la
pena en él, salvo el recurso de indemnización contra
quien hubiere lugar.
Art. 1542. Habrá lugar a exigir la pena en todos
los casos en que se hubiere estipulado, sin que pueda
alegarse por el deudor que la inejecución de lo pactado
no ha inferido perjuicio al acreedor o le ha producido
beneficio.
Art. 1543. No podrá pedirse a la vez la pena y la
indemnización de perjuicios, a menos de haberse
estipulado así expresamente; pero siempre estará al
arbitrio del acreedor pedir la indemnización o la pena.
Continuación
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