Falla de transformación (Transform fault) Fallas de transformación son fallas de rumbo especiales. Este tipo de fallas se puede encontrar en el fondo marino, segmentando la placa oceánica. La génesis de placa oceánica en el lomo central oceánico no ocurre con la misma velocidad en todos los sectores. Significa que un segmento tiene una velocidad alta y otro segmento una velocidad más baja. Los dos segmentos muestran entonces un desplazamiento entre sí. Al otro lado del lomo central los segmentos se mueven hacia el otro continente. La misma falla de transformación puede ser una falla sinistral en un sector y en el otro sector una falla destral. Normalmente, en la geología tradicional, las fallas de rumbo no pueden cambiar su sentido dextral o sinistral a lo largo de su apariencia. Las fallas de transformación son un buen ejemplo en que forma la teoría de la deriva continental cambió algunos principios geológicos básicos. Para imaginarse la situación de una falla de transformación se puede pensar en dos vehículos que se mueven a la misma dirección, pero uno más rápido, entonces adelantando el otro. Sí el más rápido adelanta a la pista izquierda (como establece la norma del transito) entre los dos autos se puede detectar un desplazamiento destral. Las fallas transformantes quiebran transversalmente las dorsales, permitiéndoles desarrollar un trazado sinuoso a pesar de que su estructura interna exige que sean rectas. Topográficamente las fallas transformantes aparecen como estrechos valles rectos asimétricos en el fondo oceánico. Sólo una parte del medio de cada falla es propiamente límite entre placas, proyectándose los dos extremos cada uno dentro de una placa. La falla o borde transformante se produce en los bordes pasivos de una placa tectónica y se caracteriza por ser una falla de desplazamiento horizontal, donde las placas se desplazan una al lado de la otra debido a la expansión del suelo oceánico sin producir ni destruir litosfera. Estas fallas conectarían los cinturones activos globales en una red continua que divide la superficie externa de la Tierra en varias placas rígidas, por lo tanto la Tierra se compone de placas individuales y es a lo largo de las fallas transformantes donde es posible el movimiento relativo entre ellas. La mayoría de las fallas transformantes une dos segmentos de una dorsal oceánica. Además a través de las fallas transformantes la corteza oceánica creada en las dorsales puede ser transportada a una zona de destrucción, esto es las fosas submarinas. Existen otros dos tipos de bordes: los bordes convergentes y los bordes divergentes. Un borde convergente tiene un movimiento contrario al borde divergente, es decir, en este caso las placas tectónicas chocan por lo que lleva la actividad volcánica asociada y la creación de relieve. Un borde divergente tiene un movimiento contrario al borde convergente, es decir, en este caso las placas tectónicas se separan por lo que provocan el ascenso de material desde el manto creando nuevo suelo. Límite transformante o conservativo El movimiento de las placas a lo largo de las fallas de transformación puede causar considerables cambios en la superficie, lo que es particularmente significativo cuando esto sucede en las proximidades de un asentamiento humano. Debido a la fricción, las placas no se deslizan en forma continua; sino que se acumula tensión en ambas placas hasta llegar a un nivel de energía acumulada que sobrepasa el necesario para producir el movimiento. La energía potencial acumulada es liberada como presión o movimiento en la falla. Debido a la titánica cantidad de energía almacenada, estos movimientos ocasionan terremotos, de mayor o menor intensidad. Un ejemplo de este tipo de límite es la falla de San Andrés, ubicada en el Oeste de Norteamérica, que es parte del sistema de fallas producto del roce entre la placa Norteamericana y la del Pacífico. Medición de la velocidad de las placas tectónicas La medición actual de la velocidad de las placas tectónicas se realiza mediante medidas precisas de GPS. La velocidad antigua de las placas se obtiene mediante la restitución de cortes geológicos (en corteza continental) o mediante la medida de la posición de las inversiones del campo magnético terrestre registradas en el fondo oceánico. Falla de San Andrés: Para explicar esos desplazamientos, Wilson (1965), con base en la teoría de la expansión del suelo oceánico, estableció el concepto de fallas de transformación. Esos desplazamientos están asociados a extensas zonas de cizallamiento donde se generan nuevas rocas en la superficie, debido a la inyección de materiales ígneos. Aunque tales fallas se asemejan a las transcurrentes, sólo tienen en común el movimiento relativo horizontal. La figura 26 exhibe una comparación entre ambas fallas. Conforme lo explican Takeuchi et al. (1974): En la falla transcurrente común, la parte norte de la falla FF', es desplazada hacia la derecha (o el este) relativamente a la parte sur. Cualquier formación preexistente sobre la falla, como es el caso de AB o B' C, se transpone conforme lo indicado. En el caso de la falla de transformación la situación es bien diferente. Aquí las líneas ab y b'c representan las crestas de una cadena oceánica donde se genera la nueva corteza oceánica, que se extiende sobre ambos lados, según indican las flechas. Un examen cuidadoso de los esquemas muestra que, aunque el desplazamiento aparente de las líneas BB' y bb' sea en los dos tipos de fallas, en la misma dirección, la naturaleza de ellas difiere esencialmente en los siguientes aspectos: 1) en la falla transcurrente (a) el desplazamiento relativo ocurre a lo largo de la extensión total de la falla; no obstante, en la falla de transformación (b), el desplazamiento relativo sólo ocurre a lo largo de la porción bb', si la velocidad de expansión del suelo oceánico fuera la misma en ambos lados de la falla. 2) Mientras que el desplazamiento aparente de la cresta de la cadena se da en la misma dirección en (a) y en (b), la dirección del movimiento real es exactamente opuesta. Figura 26. Esquema que muestra los movimientos relativos de los bloques en dos tipos de fallas. a) Falla transcurrente. b) Falla de transformación (Takeuchi et al., 1974). Las fallas de transformación presentan (figura 27) extensión longitudinal de algunos millares de kilómetros; sin embargo, gran parte de los desplazamientos se interrumpe bruscamente, restringiéndose a pequeñas porciones de las crestas de las dorsales. Los sismos asociados a las fallas de transformación ocurren en segmentos cortos de la zona de fractura entre las crestas de las dorsales (Loczy y Ladeira, 1981), mientras que en la falla transcurrente no debe haber esa limitación (Clarke Jr., 1973). Figura 27. Modelo de tectónica de placas asociado a las dorsales meso-oceánicas y fallas de transformación (Heather, 1992). La falla de San Andrés está situada en una gran depresión del terreno en un área límite transformante, con desplazamiento derecho entre la placa Norteamericana y la placa del Pacífico. Esta falla transformante es famosa por producir grandes y devastadores terremotos. Este sistema tiene una longitud de aproximadamente 1.286 km y pasa a través del estado de California, en Estados Unidos, y del de Baja California en México. El sistema está compuesto por numerosas fallas o segmentos. En el sur son notables las fallas de San Jacinto, Imperial y Cerro Prieto. Hacia el sur el sistema de fallas de San Andrés termina en el golfo de California. Debido a que la placa del Pacífico penetra por el golfo de California y hacia el norte de la falla de San Andrés, en los próximos 50.000 años la península de Baja California se separará de México y, convertida en una isla, se desplazará hacia el norte. Se calcula que llegará frente a Alaska en unos 50 millones de años. Cada año aproximadamente la península de Baja California se separa 6 cm. Se considera que la península de Baja California se formó por esta falla. Este mismo proceso está moviendo a la ciudad de Los Ángeles en dirección hacia la bahía de San Francisco (ambas están en lados opuestos de la falla) a una velocidad de unos 4,5 cm por año. Este no puede ser percibido a simple vista, pero ha ocasionado numerosos daños a obras de ingeniería como acueductos, carreteras y edificios. Como consecuencia de esta falla se originan numerosos terremotos, habiendo acontecido algunos de considerable magnitud como los de 1857, extendiéndose desde Parkfield hasta El Cajón (magnitud estimada: 8,0); el de San Francisco de 1906 (magnitud estimada: 7,2); o el terremoto de Loma Prieta de 1989, cerca de Santa Cruz, California (magnitud: 7,1) y El Centro California en 1940 y el más actual ocurrido en Baja California el domingo 4 de abril de 2010 con una magnitud de 7,2 grados. BIBLIOGRAFIA Páginas web: 1. http://www.geovirtual2.cl/Geoestructural/gestr04b.htm 2. http://es.wikipedia.org/wiki/Tect%C3%B3nica_de_placas#L.C3.ADmite_transforma nte_o_conservativo 3. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/148/htm/sec _11.htm 4. http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Falla_de_San_Andr%C3%A9s.jpg 5. Murphy, J.B.; Gutiérrez, G.; Nance, R.D.; Fernández, J.; Keppie, J.D.; Quesada, C.; Strachan, R.A. y Doatal, J. (2008): Rotura de las placas tectónicas. Investigación y Ciencia, 380[mayo]: 31-41