La Opcion De Don Bosco-prevenir

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Asociación de
Salesianos Cooperadores
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4.4.3.- La opción de Don Bosco:
prevenir
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4.4.- Carácter educativo salesiano
4.4.1- El desafío de la educación hoy
4.4.2.- Metas del proceso educativo
4.4.3.- La opción de Don Bosco: prevenir
4.4.3.1.- La opción de Don Bosco: prevenir
4.4.3.2.- El sistema preventivo: su actualidad
4.4.3.3.- El sistema preventivo: el amor
4.4.3.4.- El sistema preventivo: la razón
4.4.3.5.- El sistema preventivo: la religión
4.4.4.- Una síntesis siempre nueva y original
4.4.5.- El ambiente educativo
4.4.6.- El variado apostolado en el área educativa
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4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3
La opción de Don Bosco: prevenir
OBJETIVOS
- Reflexionar, personalmente y en grupo, sobre el Sistema Preventivo de D. Bosco
para asimilarlo en su globalidad.
- Identificarnos con él y aplicarlo en el proceso educativo actual.
METODOLOGÍA
El bloque comprenderá 5 sesiones:
- La opción de D. Bosco: prevenir
- El Sistema Preventivo : su actualidad
- El Sistema Preventivo: el amor
- El Sistema Preventivo: la razón
- El Sistema Preventivo: la religión
El Formador propondrá las sesiones que considere convenientes de acuerdo con las
características de su grupo.
La primera sesión nos debe llevar a conseguir el primer objetivo.
Las otras tres nos deben ayudar a conseguir el segundo: cómo aplicar el Sistema
Preventivo en el proceso educativo actual.
De acuerdo con las características del grupo (jóvenes, adultos, animadores, profesores,
etc.), el formador propondrá las lecturas, de las recogidas en el apartado de los
contenidos, que mejor se adapten a ese grupo. Cada miembro del grupo las estudiará y,
durante la sesión, se tratará de responder a las preguntas formuladas en la ficha u otras
que considere el formador relacionadas con el tema y que le permitan evaluar el grado de
asimilación de las ideas expuestas.
En el caso de que el formador estime que los objetivos propuestos no han sido
alcanzados, se volverá a insistir en el tema y se tratará de averiguar las causas, poniendo
los medios adecuados para alcanzar los objetivos.
Sería enriquecedor contrastar las conclusiones obtenidas en el grupo en una sesión
conjunta con otros grupos, bien de aspirantes o bien de Salesianos Cooperadores.
Debe tenerse en cuenta que lo importante es asimilar en qué forma el Sistema Preventivo
es aplicable a los jóvenes de hoy, considerando los desarrollos existentes en las ciencias
de la educación en nuestro tiempo.
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DOCUMENTO
El sistema de Don Bosco
De D. Juan Vecchi,
“Un proyecto de Pastoral Juvenil en la Iglesia de hoy”
Editorial CCS Madrid 1990
1.- Significado y fuentes.
2.- Una inspiracion unitaria.
3.- El criterio preventivo.
4.- Objetivos y contenidos: el hombre y el cristiano; la persona y el ciudadano.
5.- El principio del método: lo «amorevolezza» (cariño).
6.- Intervenciones coherentes y convergentes.
7.- Un modo de estar entre los jóvenes.
8.-Las obras o los programas educativos.
1. SIGNIFICADO Y FUENTES
El movimiento educativo y pastoral que enlaza con la figura de Don Bosco se siente
portador de un conjunto de inspiraciones pedagógicas y heredero de una praxis educativa
a la que llama de forma general y sintética Sistema Preventivo.
La expresión, por sí misma, no se presta a descubrir el contenido y la visión global de
esta pedagogía. Es comprensible para los iniciados, que conocen el repertorio anecdótico
y acuden con frecuencia a los escritos del gran Educador.
En Don Bosco
Pero aun los escritos mismos son una expresión limitada y parcial de esta pedagogía.
No carecen, sin duda, de originalidad, pero no hay que buscar en ellos ni el orden
sistemático de las ideas, ni la perfección orgánica de la presentación. Son narrativos,
didácticos, a veces confidenciales y familiares. Tienen como objetivo comunicar una
experiencia ciertamente pensada y profundizada. La síntesis cuidada y prometida por
Don Bosco sobre el Sistema Preventivo no llegó a ver la luz. Don Bosco nos dejó sólo
una especie de índice de la misma, en la que se manifiesta una cierta sensación de
insatisfacción por la falta de expresividad y transparencia del texto
Más allá de los escritos, está la historia personal de Don Bosco, que es la
manifestación más completa de su sistema. Escritos pedagógicos y vida deben ir, pues,
unidos al mismo tiempo y, junto con ello, hay que poner toda esa reflexión menuda que
tantas veces se concentra en expresiones brevísimas, en cartas y consejos. No se trata
tanto de entender un sistema de ideas, como de entrar en contacto con una vocación
pedagógica, con una experiencia vital y con una espiritualidad.
Además, hay que aclarar que en Don Bosco no se pueden separar el Sistema Preventivo
y la perspectiva educativa de otras preocupaciones que los acompañan y que en algún
momento los superan, sustrayéndolos también al tiempo: la preocupación caritativa, por
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la que quería liberar de la pobreza y de la miseria a los jóvenes, y se sometía por ellos al
penoso deber de pedir limosna; la tensión pastoral que le llevaba a buscar la salvación
cristiana del pueblo y a intervenir en otros campos de la actividad eclesial, como escribir
libros, construir templos, las misiones. La aproximación a las fuentes no consiente, pues,
simplificaciones, esquematizaciones o enfatizaciones de fórmulas limitadas.
En la praxis posterior
Pero su sistema no quedó completo al morir Don Bosco. Heredado por un movimiento de
educadores, lo aplicaron éstos en una gran variedad de programas educativos. Para
comprenderlo adecuadamente, hay que relacionar, pues, y confrontar la fuente (biografía,
escritos de Don Bosco), la praxis que le siguió, es decir, la difusión de esta inspiración
educativa en nuevos mundos y nuevas iniciativas, y la reflexión elaborada por los
seguidores sobre la propia praxis y en confrontación con nuevas corrientes del
pensamiento.
Sería un error querer tomar la totalidad del «sistema» sólo de Don Bosco, ignorando cien
años de historia. Se trata, en efecto, de una pedagogía abierta, que asimila contenidos y
metodologías en torno a un determinado núcleo identificador, que se enriquece, no sólo
con nuevos accesos a las fuentes, sino también con nuevas aperturas teóricas y
prácticas. En esto se mantiene la ley que reguló su nacimiento y sus primeras
manifestaciones.
En efecto, en la praxis y en la reflexión de Don Bosco se encuentran conexiones con los
fermentos pastorales y educativos de su tiempo. El cuadro doctrinal que lo guía toma las
ideas que propone de la teología y de la formación humanista de entonces. Se expresa y
trabaja con esas ideas, haciendo los reajustes prácticos que la experiencia le sugiere. En
las iniciativas toma con frecuencia modelos existentes (Oratorio, escuela, talleres), si bien
pone en ellos un estilo peculiar. Cuando delineamos su originalidad, aparece con
suficiente claridad que nos encontramos ante un asimilador, un sintetizador. Hay canales
de alimentación que le unen a las corrientes, a la mentalidad, a los problemas y a las
iniciativas de su tiempo, aunque él no refleja sin más el ambiente, sino que selecciona,
transforma, sintetiza y da a cada elemento una intensidad y un lugar singulares.
La síntesis final
La síntesis final resulta original, sobre todo por las actitudes prácticas y por las
soluciones concretas. El diálogo con las corrientes pedagógicas y pastorales contribuye a
profundizar intuiciones que necesitan explicaciones y a incorporar nuevos estímulos:
De lo dicho hasta aquí brota un criterio para la comprensión y puesta al día del Sistema
Preventivo y para un proyecto educativo que quiera inspirarse en él. Las formulaciones
demasiado sintéticas y demasiado manoseadas y repetidas corren el peligro de eclipsar
la riqueza original y los interrogantes que interesan más a la praxis actual, si no se
decodifican. Más que normas u objetivos pedagógicos precisos, son inspiraciones o
criterios de arranque, que hay que revisar y traducir en metodologías e itinerarios
adecuados a hoy.
Hay que tomar como una indicación necesaria para una aproximación seria al Sistema
Preventivo, lejos de la retórica y la devoción, lo que escribe Pedro Braido: «Afirmada la
idea de que Don Bosco no nos ha dejado sólo un influjo indefinido de bien, o una
inspiración genérica, es necesario decir una palabra sobre la naturaleza dinámica del
sistema en el momento de la creación, y hoy, en el momento de la traducción. No se
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podría justificar la referencia exclusiva a momentos o documentos determinados o que se
consideraron privilegiados en su vida» (Braido. 1982. 5).
Un sistema, pues, que sigue en desarrollo, aun teniendo una dirección en su movimiento,
que ha sido siempre el mismo en su identidad y que puede también ser nuevo en sus
manifestaciones y en la organización concreta de sus contenidos.
2. UNA INTERPRETACIÓN UNITARIA
Lo primero que tenemos que tener presente cuando nos proponemos una traducción
actual del patrimonio pedagógico y pastoral de Don Bosco es la importancia real de la
palabra «sistema». Se ha discutido sobre si Don Bosco fue el creador de un sistema o
sólo de un método y de un estilo (Braido. 1964. 21-46). Se ha aclarado que no se debe
buscar en Don Bosco un sistema pedagógico en sentido técnico, riguroso, científico y
formal hasta convertirlo en un especialista en pedagogía, es decir, un teórico de la
pedagogía y de la pastoral.
Se sabe que la elaboración del conjunto de inspiraciones e iniciativas no siguió el camino
típico de los sistemas intelectuales. Se ha advertido también que no estamos ante un
hombre inclinado a construcciones conceptuales: no iban con su temperamento, no se lo
permitían sus ocupaciones apremiantes, no formaba parte de sus objetivos.
Y, sin embargo, hay que valorarlas por las consecuencias prácticas de algunas
conclusiones a las que, tras atento estudio, llegan los estudiosos.
«Sistema», ¿en qué sentido?
Aun no queriendo dejarse aprisionar en un sistema rígido y estereotipado que le pudiese
cortar la libertad y la agilidad de movimientos frente a nuevas iniciativas y exigencias,
Don Bosco era muy consciente de los objetivos que se proponía alcanzar y de los pasos
que debía dar. Del mismo modo que tenía una peculiar visión del hombre, de la sociedad
y del mundo, que le servía de soporte y cuadro de referencia para sus opciones
educativas.
Resulta claro de su biografía que «no actuó por casualidad en el campo educativo»,
echando mano de un método o de otro. En todas sus actividades se reveló, no como un
improvisador, sino como un paciente «tejedor». El concepto responsable que tiene de la
misión educativa y algunas recomendaciones suyas, por ejemplo, el cuaderno de las
experiencias, nos lo muestra como un hombre que asimila, busca en la continuidad y
compara.
Aunque nosotros conozcamos su experiencia a través de anécdotas, hechos, dichos
breves y síntesis no exhaustivas, es posible «observando su práctica y captando sus
intuiciones, reconstruir una visión compleja y orgánica, tanto de sus principios teóricos
inspiradores, como de sus aplicaciones metodológicas» (Braido, 1964, 59-63).
Hay que distinguir, para comprenderlo mejor, dos momentos en la existencia de Don
Bosco; dos momentos que no se contraponen ni se niegan; más aún, se suceden igual
que al momento del análisis sigue el momento unificador.
El primero se sitúa cuando, trabajando solo como joven sacerdote, guiado por intuiciones
germinales y fundamentales, comenzó su encuentro con los muchachos. Es el tiempo del
Oratorio ambulante, rico de creatividad y modelo de actitud personal, de capacidad de
encuentro y de diálogo; el tiempo de la búsqueda de soluciones para los problemas de
los jóvenes.
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En el segundo momento, muchas de las intuiciones iniciales, sin que perdiesen nada de
su frescura y vitalidad, se habían concretado ya en una comunidad de educadores, con
rasgos espirituales característicos y con una praxis definitiva, que aplicaba un método
pedagógico, con objetivos claros, con convergencia de papeles pensados en función de
un programa establecido, capaz de crear iniciativas coherentes con los objetivos
escogidos.
Es en este momento de madurez, histórica cuando las experiencias se convierten en
sistema y Don Bosco se propone transmitirlas del modo más orgánico posible,
explicitando la concepción fundamental e indicando sus cimientos.
Lo prueban tres documentos fundamentales: El Sistema Preventivo en la educación de la
juventud (1877), los Recuerdos confidenciales a los Directores (1871 y 1886) y la Carta
de Roma, considerada como «el documento más límpido y esencial de la pedagogía de
Don Bosco» (Ricaldone, 1951, 71).
Sistema, pues, indica un conjunto unitario y coherente de contenidos que transmitir,
vitalmente unidos, y una serie de métodos y de procedimientos para comunicarlos. Indica
también un conjunto de procesos de promoción humana, de anuncio evangélico y de
profundización de la vida cristiana, fundidos armónicamente en una praxis (CG 1978. n.
80).
Síntesis de elementos
La palabra sistema evoca una «síntesis» de elementos diversos que se explican y se
apoyan mutuamente, una convergencia armónica de factores que se iluminan y se
influyen recíprocamente, de los que no se puede eliminar ninguno sin que los otros sufran
y, sobre todo, sin que sufra el conjunto.
La sistematicidad entendida como armonía de elementos, se aprecia en los objetivos
coordinados que configuran una determinada imagen del hombre. Es difícil pensar en una
formación religiosa, como la propone el Sistema Preventivo, sin tener en cuenta la
maduración humana peculiar que ofrece el mismo sistema, y viceversa. El sistema no
permite olvidar o poner entre paréntesis uno de estos aspectos sin que se resienta el
otro.
La coherencia de los elementos se aprecia también en la unidad de las intervenciones,
inspiradas todas en la amorevolezza (amabilidad), que confiere al sistema una sólida
unidad metodológica.
La unidad del conjunto se ha ido descubriendo con más claridad a medida que se ha
profundizado y vivido la experiencia original y su desarrollo sucesivo. En un primer
momento, el Sistema Preventivo se presentó casi exclusivamente en su aspecto de
método pedagógico. Se extendió después a todas las actividades de los agentes, fuesen
explícitamente educativas o no, como un criterio pastoral peculiar.
Por último, se ha insistido en que pedagogía y pastoral suponen, conllevan y, al mismo
tiempo, desarrollan una espiritualidad. Se han unido de este modo todos los puntos de un
circuito de exigencias y aspiraciones que van desde la conciencia y la vida de los
educadores hasta las iniciativas de trabajo, poniendo bajo una única luz e inspiración el
estilo comunitario, los programas de actividad, los objetivos, los contenidos y los métodos
pastorales.
Hay que confrontar, pues, aun hoy la concepción del hombre histórico, los objetivos
educativos, la figura del educador, la metodología general, las intervenciones típicas y los
contenidos de las diversas áreas. Sin esta visión global, resulta difícil pensar en una
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traducción fiel y en una aplicación actual que supere el ejemplarismo moral. No vale
afirmar aisladamente algún elemento suelto, considerándolo, al ceder a alguna tentación
de énfasis, como único inspirador del sistema. Algunos han hablado de la bondad y han
descuidado el sólido tejido de contenidos y compromisos. Otros han puesto el acento en
la creatividad, sin atender a la valoración de las instituciones que viven en el sistema. No
ha faltado quien ha aislado la catequesis, sin ver que ésta está inserta en un proceso de
crecimiento humano o que, al insistir en el aspecto educativo o de promoción, no advierte
que se trata de una promoción evangélica.
La síntesis, el carácter unitario, aunque abierto y dinámico, la coherencia de perspectivas,
la inspiración orgánica, son la primera condición para un análisis ulterior de cada
elemento. No se pueden estudiar éstos en su significado formal y aislado, sino más bien
a través de una comparación con los otros puntos del sistema.
3. EL CRITERIO PREVENTIVO
«Dos son los sistemas que se han usado siempre en la educación de la juventud: el
preventivo y el represivo» (SSP 1965, 291). Es evidente que en muchas afirmaciones de
Don Bosco lo preventivo no es sólo un elemento peculiar en el sistema, sino una
característica global, un centro de cristalización, una perspectiva. Es, pues, indispensable
profundizar su significado.
La «prevención»
La idea preventiva acompaña constantemente a la educación cristiana desde las
primeras manifestaciones y se encuentra legitimada por premisas teológicas, psicológicas
y prácticas.
En las primeras décadas del siglo XIX se afirma también en los sectores político y social,
con el doble propósito de poner un dique (antes de que lo inunde todo) al mal que tiende
a crecer y extenderse, con medidas de vigilancia y control; y, en segundo lugar, con el fin
de eliminar la raíz de la causa de las plagas sociales a través de la promoción de las
personas (Braido, 1981, 2° 271). Se trata de cerrar el camino a la criminalidad, a la
delincuencia, a la mendicidad, con la caridad, la atención a la infancia, el socorro a la
juventud en peligro, la instrucción religiosa. «La categoría de lo preventivo unifica todo el
abanico de las obras de beneficencia, es decir, de atención y educación a los pobres»
(ibídem, 274).
En la educación y en Don Bosco
La idea se aplica de modo especial a la educación, a la que se considera como forma
completa y eficacísima de prevención. El tema de la educación como prevención es
anterior al de la prevención en la educación. En la misma línea se considera la religión,
que ejerce «la más sublime y más valiosa influencia, sobre todo en su expresión
suprema, que el Cristianismo» (ibídem. 278).
No sería difícil espigar en los escritos y en los comentarios de entonces citas que hicieran
ver la extensión del concepto de prevención, su significado articulado y su variada
aplicación. Igualmente fácil sería unirlas para hacer aparecer el punto de referencia final:
la salvación de la persona y la preservación y el desarrollo de la sociedad en una línea
dada.
No han faltado constelaciones de educadores, apóstoles y bienhechores que han
aplicado el criterio preventivo, han defendido su validez, han explicado su sentido y hasta
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han acuñado expresiones idénticas a las que encontramos en Don Bosco, como «sistema
preventivo», «disciplina preventiva», «método preventivo», etc.
Se considera a Don Bosco como un representante notable del Sistema Preventivo en la
acción asistencial y en la educación, especialmente en lo que se refiere al aspecto
prático-operativo y a su difusión.
Parece que hizo la primera síntesis y exposición pública de esta idea cuando, en abril de
1854 explicó su sistema al ministro Rattazi, que se había interesado por él, con estas
palabras: «Su excelencia no ignora que hay dos sistemas de educación: uno se llama
represivo; el otro, preventivo. El primero se propone educar al hombre con la fuerza,
reprimiéndolo y castigándolo cuando ha violado la ley, cuando ha cometido un delito; el
segundo trata de educarlos con la dulzura y, por tanto, le ayuda suavemente a observar
la misma ley... Ante todo, aquí se intenta infundir en el corazón de los jovencitos el santo
temor de Dios, se les inspira amor a la virtud y horror al vicio, enseñándoles el catecismo
y con adecuadas instrucciones morales; se los orienta y sostiene en el camino del bien
con avisos oportunos y amables; y, especialmente, con las prácticas de piedad y de
religión. Además de esto, se los rodea, en cuanto es posible, de una amable asistencia
en los recreos, en las clases, en el trabajo; se los anima con palabras de benevolencia y,
apenas dan señal de que han olvidado sus deberes, se les recuerda con buenas maneras
y se les advierte con sanos consejos. En una palabra, echa mano de todos los recursos
que sugiere la caridad cristiana para que hagan el bien y huyan del mal en fuerza de una
conciencia iluminada y sostenida por la religión» (Braido, 1981, 2o, 314-315).
Significado rico y complejo
El significado formal del término preventivo «no nos sirve ya para darnos la clave del
secreto profundo de la pedagogía de Don Bosco» (Braido, 1969, 90). Pero hay que notar
que, a través de una serie de profundizaciones y síntesis sucesivas, aparecen con
claridad sin sentido fundamental y sus aplicaciones prácticas.
Preventivo significa:
- anticiparse a que prevalezcan situaciones o hábitos negativos en sentido
material o espiritual; no es, pues, una pedagogía o una acción social clínica de
recuperación, sino de iniciativas y de programas que dirigen los recursos de la
persona todavía sana hacia una vida honrada;
- desarrollar las fuerzas interiores que darán al muchacho la capacidad autónoma
de liberarse «de la ruina, de la deshonra»;
- crear una situación general positiva (familia, instrucción, trabajo, amigos...) que
estimule, sostenga, desarrolle la comprensión, dé el gusto del bien: «hacer amar la
virtud, mostrar la belleza de la religión»;
- vigilar y «asistir»: estar presentes para evitar todo lo que pudiera tener
resonancias negativas definitivas o que más directamente pudiera deteriorar la
relación educativa que sirve de mediación para las propuestas y los valores: es el
aspecto de protección y disciplina de lo preventivo;
- liberar de las ocasiones que superan las fuerzas normales de los muchachos,
sin cerrarlos con ello en un ambiente súper protegido; no poner en ocasión de mal,
sino aplicar las fuerzas ya suscitadas en experiencias positivas.
El significado complejo y rico de la prevención que se extiende a las iniciativas, al método
educativo, al estilo de disciplina, se clarifica con este vocabulario: anticipación, desarrollo,
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construcción de la persona, condicionamiento positivo, presencia estimulante, mesura en
las propuestas y en las exigencias, ayuda personal para superar los momentos presentes
con resultado positivo, mientras se prepara para el futuro.
4.- OBJETIVOS Y CONTENIDOS: EL HOMBRE Y EL CRISTIANO;
LA PERSONA Y EL CIUDADANO
El programa educativo y pastoral está orientado por una concepción del hombre
entendido no sólo como esencia, sino también como existencia histórica.
Una visión integral
Dos grandes aspectos caracterizan esta visión. Para que se convirtiese en programa
también para los jóvenes. Don Bosco la expresaba en fórmulas sencillas, pero claras:
- buen cristiano y honrado ciudadano;
- salud, sabiduría, santidad;
- estudio y piedad;
- bien de la humanidad y de la religión;
- encaminar a los jóvenes por el camino de la virtud y hacerlos capaces de ganarse
honradamente la vida;
- trabajo en favor de las almas y de la sociedad civil;
- llegar a ser el consuelo de los padres, el honor de la patria, buenos ciudadanos en
la tierra para ser después un día felices moradores del cielo.
Últimamente, el significado de estas expresiones se ha traducido en nuevas fórmulas:
«promoción integral cristiana», «educación liberadora cristiana», «evangelizar y educar
evangelizando».
En el fondo, comprende la razón y la religión, al hombre y su encuentro vital con Dios, la
dignidad humana y la salvación eterna, la historia y el evangelio, el mundo en su
consistencia y la llamada a la trascendencia. A cada uno de estos dos aspectos se le
reconoce un valor propio, y ambos convergen en la formación del hombre completo.
El saber (el estudio), el deber (la responsabilidad), la buena educación (las relaciones), el
trabajo (la profesionalidad), el respeto del orden (la socialidad) conforman la dimensión
cultural. No como un comportamiento estanco de la fe y la religión, sino como
expresiones concretas de las mismas: «Nuestro programa será, en cambio, éste;
dejadnos el cuidado de los jóvenes y nosotros haremos todos los esfuerzos para hacerles
el mayor bien que podamos, ya que así creemos poder ayudar los buenos hábitos y la
civilización» (BS 1877, 2).
La moralidad, la conciencia, la fe, el conocimiento de las verdades del cristianismo, la
práctica religiosa, el compromiso en la comunidad eclesial, conforman la dimensión
religiosa, no apartada de las esperanzas humanas, sino dándoles profundidad y sentido.
Integración jerárquica
Los dos aspectos no se yuxtaponen, sino que se impregnan, se sostienen y se ayudan
mutuamente. La razón está llena de motivos que provienen de la fe, por lo que el sentido
del deber es religioso, la sociabilidad hunde sus raíces en el precepto y en el ejemplo de
caridad que nos viene de Dios; la moralidad se basa en un orden natural que es
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manifestación de la ley divina y en preceptos revelados. Viceversa, la religión es
razonable y requiere la compresión de las verdades que se proponen, la aplicación a la
vida concreta para humanizarla, e impulsa hacia compromisos históricos evaluables.
Pero todavía no se ha dicho todo: entre los dos grandes aspectos, cultural y religioso,
humanista y trascendente, promocional y evangelizador, hay una jerarquía. Todos,
creyentes o no, han reconocido que la síntesis pedagógica de Don Bosco se caracteriza
por el alma religiosa, por la centralidad de la fe. En la totalidad, hay, pues, un primum en
importancia: el corazón religioso de la persona.
El hombre bien formado y maduro es el que coloca en el vértice de su saber el
conocimiento de Dios; en el vértice de su proyecto, la salvación eterna; en el centro de su
conciencia, la relación con Dios.
Queda aún un detalle por subrayar: el ideal integral de Don Bosco se caracteriza por la
moderación, que huye tanto del futurismo del hombre nuevo e inédito, como del deseo de
restauración, que propondría la vuelta a las viejas expresiones y a la adaptación de la
conducta a formar ideas de vida individual y social. Es una tentativa de síntesis entre lo
esencial y lo histórico, entre lo tradicional y lo nuevo. El hombre que tiene ante sí Don
Bosco es una síntesis del creyente de la tradición y del ciudadano del orden nuevo, de
quien es consciente de su horizonte definitivo y vive en el tiempo.
La totalidad se vivió en un primer momento en un contexto peculiar: el cristiano y
occidental. En ese ambiente, la Iglesia, aun afectada por diversas dificultades inherentes
a algunos fenómenos en crecimiento, seguía siendo un hecho visible y relevante. Los
sacramentos, la Virgen, el templo, eran referencias familiares para los muchachos. La
sociedad que proyecta Don Bosco y en la que sus muchachos serían ciudadanos activos,
es una «societas christiana» ideal, construida sobre los nuevos ideales de la igualdad
relativa, de la paz y de la justicia, asegurados por la moral y la religión. Así como la
persona debía ser buen cristiano y honrado ciudadano, la sociedad construida por sus
esfuerzos, debía convertirse en espacio de paz y de bienestar y, al mismo tiempo, en
estímulo de fe y salvación.
Pasó después a ambientes en los que la actitud religiosa no tiene expresiones, signos y
gestos cristianos. Y se enfrenta hoy tanto a los ambientes no cristianos, como a aquellos
en los que la religiosidad popular tiene una vitalidad especial y a los dominados por una
mentalidad secularista.
Aplicado con ductilidad, gradualidad y sincero respeto hacia los valores humanos y
religiosos que se dan en las culturas y las religiones de los jóvenes, produce frutos en el
plano educativo, libera fuerzas de bien, y en no pocos casos establece la premisa de un
camino libre a la fe cristiana.
También en esta diversidad, según el nivel de los jóvenes, se da que todo el proyecto
educativo encuentra su inspiración y sus motivaciones en el evangelio (CG 1978, n. 91).
Interpretación actual del término «religión»
Es interesante acceder a algunas interpretaciones más recientes del binomio razónreligión, como síntesis de contenidos y como expresión de un objetivo.
El «primum» de la religión supone, según estas reformulaciones, tres opciones. La
primera es que todas las actividades y propuestas que ofrecen los educadores,
cualquiera sean su naturaleza y nivel, tienen una intención evangelizadora. Cuando aún
no se propone explícitamente el evangelio, la vida y las actitudes del educador lo
manifiestan y lo ofrecen de manera deseable. La claridad del objetivo está de acuerdo
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con la gradualidad del camino, la cualidad de los criterios con la diferenciación de la
propuesta allí donde los medios pedagógicos de la religión no se pueden proponer.
En segundo lugar, supone la conexión profunda del evangelio con la cultura, y el
progreso cultural con el evangelio. Se trata de hacer ver cómo las grandes aspiraciones
individuales y sociales encuentran en Cristo y en la comunidad que lo prolonga, una
respuesta adecuada y una propuesta que remite más allá aún de lo que se le pide.
El itinerario puede partir de intereses culturales. En éstos, hace falta realizar una obra de
liberación para superar instintos de posesión individual; hace falta estimular y proponerse
preguntas sobre el sentido de estos intereses y valores, llevando la búsqueda hacia las
últimas explicaciones, para abrir así, apenas se presente la oportunidad, el tema sobre la
humanidad de Cristo.
Por último, el encuentro con Dios será el objetivo final de la educación, tanto si se puede
proponer explícitamente desde el comienzo, como si hubiera que adoptar una
gradualidad pedagógica que se pone al ritmo de la libertad del joven; tanto si este
encuentro se realiza con la mediación explícita y aceptada de Cristo y de la Iglesia, como
si queda en una tendencia de la conciencia o una manifestación aún genérica del
sentimiento religioso. Religión querrá decir, pues, formación espiritual, desarrollo del
sentido religioso, educación de la religiosidad, atención a la problemática existencial,
información evangélica, conocimiento de Jesucristo al nivel de los jóvenes.
La «razón» hoy
La razón y la exigencia humanista reclaman, en cambio, el conocimiento profundo de la
condición juvenil, para descubrir qué estímulos de los que ellos viven facilitan una
realización plena y cuáles se oponen. Exigen también la atención a los valores que, en
una cultura dada, expresan el ansia de perfección humana y de progreso, según las
condiciones y retos a los que esa cultura está expuesta.
Un cuadro de valores y planteamientos actuales que traduce el recurso a la «razón»
como contenido, puede ser el que formulan en un momento de reflexión los educadores
que actúan de acuerdo con el Sistema Preventivo: «En el plano del crecimiento personal,
queremos ayudar especialmente al joven a que construya una humanidad sana y
equilibrada, favoreciendo v promoviendo:
- una gradual maduración en la asunción de las propias responsabilidades
personales y sociales, en la recta percepción de los valores;
- una relación serena y positiva con las personas y las cosas, que nutra y estimule
su creatividad y reduzca conflictividades y tensiones;
- la capacidad de situarse en actitud dinámica-crítica frente a los acontecimientos,
en la fidelidad a los valores de la tradición y en la apertura a las exigencias de la
historia, de modo que se haga capaz de tomar decisiones personales coherentes;
- una correcta educación sexual y para el amor, que le ayude a comprender la
dinámica del crecer, darse y encontrarse, dentro de un proyecto de vida;
- la búsqueda y el proyecto del propio futuro para orientar y atenazar hacia una
opción vocacional precisa el inmenso potencial que se esconde en el destino de
cada joven, aun en el menos dotado humanamente.
- En el plano del crecimiento social queremos ayudar a los destinatarios a que
tengan un corazón y un espíritu abiertos al mundo y a las llamadas de los demás.
Con este fin, educamos:
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- a la disponibilidad, a la solidaridad, al diálogo, a la participación, a la
corresponsabilidad;
- __a la inserción en la comunidad a través de la vida y la experiencia del grupo;
- al compromiso por la justicia y por la construcción de una sociedad más justa y
más humana» (CG 1978, n. 90).
La dimensión humanista lleva a valorar positivamente las instituciones educativas y
culturales, en las que se ha hecho el esfuerzo de recoger lo mejor de las aspiraciones de
una cultura y de lanzarse activamente a su dinámica.
5.- EL PRINCIPIO
(CARIÑO)
DEL
MÉTODO:
LA
«AMOREVOLEZZA»
El sistema contempla también un conjunto suficientemente organizado de intervenciones,
métodos y medios con los que se interesa y se estimula al muchacho a su autodesarrollo.
La inspiración del método es coherente con el objetivo y con los contenidos. Además,
enlaza, en una sólida unidad de orientación, los diversos momentos educativos, los
diversos itinerarios, las diversas propuestas.
El principio que inspira de modo unitario la metodología es la «amorevolezza» (cariño).
Es una realidad compleja, formada por actitudes, criterios, modos y comportamientos.
Hay que buscar su fundamento y su fuente en la caridad que nos ha comunicado Dios, y
por la que el educador ama a los jóvenes con el mismo amor con el que le ama el Señor,
no sólo en intensidad, sino también en el modo que se manifiesta en la humanidad de
Cristo. La educación es, para él, una experiencia religiosa.
Pero la «amorevolezza» se caracteriza en que la caridad se manifiesta a la medida del
muchacho más pobre: se trata de una cercanía grata, de un afecto demostrado
sensiblemente a través de gestos comprensibles, que crean confianza y hacen que surja
la relación educativa. Esta produce seguridad interior, sugiere ideales, sostiene el
esfuerzo por superarse y liberarse Es una caridad pedagógica que «crea a la persona»
que el muchacho entiende como una ayuda a su propio crecimiento.
En la «amorevolezza» se cimenta la descripción de los roles educativos básicos: «El
director y los asistentes, como padres amorosos, hablen, sirvan de guía en todos los
acontecimientos, den consejos y corrijan amablemente». De ella se esperan efectos
inmediatos y ulteriores: «hace amigo al muchacho», «hace atento al alumno, de modo
que el educador podrá seguir hablando el lenguaje del corazón, tanto durante el tiempo
de la educación como después de ella»; «el alumno estará siempre lleno de respeto
hacia el educador y recordará siempre con sumo agrado la dirección recibida, teniendo
siempre a sus maestros y a los demás superiores como padres y hermanos».
Dos manifestaciones típicas
La «amorevolezza» tiene manifestaciones típicas, y tal vez a ellas se debe prestar
atención cuando se pretende hacer una traducción del Sistema Preventivo a un contexto
determinado: son la amistad y la paternidad.
La primera aparece con mucha frecuencia en los escritos que se refieren a la experiencia
pastoral y a la praxis educativa de Don Bosco. La amistad fue un rasgo de su juventud,
demostración de su capacidad de dar y recibir afecto gozosamente y siempre de modo
personal y profundo. Fue buen amigo de su hermano José, con el que pasó horas de
confidencia y condividió planes infantiles de juego; amigo de los compañeros de Chieri, a
los que ayudó a hacer sus deberes y con los que fundó la primera de sus asociaciones:
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amigo de Luis Comollo, con el que recorrió un largo camino de fervor espiritual. La
amistad ocupa un lugar relevante entre sus reflexiones pedagógicas. En las biografías de
Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Besucco, la amistad delicada, constructiva,
empapada de racionalidad y orientada hacia el progreso moral y la santidad, constituye
uno de los capítulos más delicados y más interesantes. El educador, según Don Bosco,
se hace amigo de los jóvenes y comparte con ellos, vida, búsqueda y aventuras.
Todo este conjunto hace ver la concepción eminentemente afectiva de la educación
propia del Sistema Preventivo. Don Bosco lo dirá explícitamente en esta afirmación: «La
educación es cosa del corazón, y todo el trabajo arranca de aquí; y, si no hay corazón, el
trabajo es difícil y el éxito problemático».
La expresión concreta de la amistad es la asistencia. Se entiende como deseo de estar
con los muchachos y condividir su vida: «Aquí, con vosotros, me siento a gusto». _No es,
pues, una «obligación de estado», sino una cierta pasión de entender y ayudar a vivir las
experiencias de los jóvenes. Le dedicamos un punto más adelante.
La «amorevolezza» tiene otra manifestación singularísima: la paternidad. Es más que la
amistad. Es una responsabilidad afectuosa y autorizada que ofrece orientación y
magisterio vital y exige disciplina y compromiso. Es amor y autoridad. Es el carácter que
distingue al primer responsable de un programa. Realizada a lo largo de toda la jornada,
se concentra, no obstante, en manifestaciones individuales y colectivas, como la
«palabrita al oído» y las «buenas noches». Citamos estas dos expresiones, no por su
materialidad, sino porque revelan el perfil de la paternidad. Se extiende a cada uno y a la
colectividad, y en esta colectividad hay que protegerla, defenderla y subrayarla. Se
manifiesta, sobre todo, en «saber hablar al corazón», de modo personalizado y
personalizante, porque se atienden los problemas que actualmente ocupan la vida y la
mente de los muchachos; saber hablar, desvelando su importancia y su sentido, de modo
que toquen la conciencia, la profundidad. Las «buenas noches» y la «palabrita» son dos
momentos llenos de emotividad, que se refieren siempre a sucesos concretos e
inmediatos y que conducen a una sabiduría cotidiana con que afrontarlos: en una
palabra, enseñan el arte de vivir.
La amistad y la paternidad crean el clima de familia, en la que los valores se hacen
comprensibles y las exigencias, aceptables.
6.- INTERVENCIONES COHERENTES Y CONVERGENTES
La «amorevolezza», bajo forma de atención y condivisión, de amistad equilibrada, de
prevención afectuosa y de paternidad preocupada por el futuro, se concreta en una serie
sistemática de actuaciones.
Clima educativo
La primera es la creación de un clima educativo, rico de humanidad, que es ya
expresión y portador de valores. La experiencia de la fuerza del ambiente se da ya en los
primeros años del apostolado de Don Bosco y se convierte en una adquisición definitiva
para el resto de sus días. Lo veíamos anteriormente.
Don Bosco será el amigo-educador de muchos muchachos, a los que se acercará
individualmente en los lugares más dispares; pero será también el animador de una
comunidad de jóvenes, caracterizada por algunos rasgos y con un programa que
desarrollar. Razones psicológicas y de fe, le confirmarán en la convicción de que hacía
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falta una ecología educativa, en la que se respirasen la religión y el compromiso y en que
la caridad informase papeles, relaciones y atmósfera.
No sólo escoge, pues, un lugar, buscando estabilidad para su Oratorio y redactando un
pequeño reglamento, sino que enuncia una teoría: «Cuando hay muchos juntos, se
puede hacer esta miel de alegría, de piedad y estudio. Esta es la ventaja que tenéis por
estar en el Oratorio. Estar muchos juntos aumenta la alegría de vuestros recreos, elimina
la melancolía cuaiulo esta fea bruja trata de meterse en vuestros corazones; ser muchos
ayuda a animarse a soportar la fatiga del estudio, sirve de estímulo al ver el adelanto de
los demás; uno comunica a otro sus conocimientos, sus ideas; y así, uno aprende del
otro. Estar con muchos que hacen el bien, nos_ anima sin que nos demos cuenta» (MB 7,
602).
El ambiente no es genérico. Por el contrario, tiene rasgos característicos. No es un lugar
material, donde se va a un encuentro aislado de los demás, sino una comunidad, un
programa, una tensión donde uno entra para madurar.
El grupo
La segunda actuación es el grupo. El ambiente general, al tener que responder a
intereses y necesidades diversas, se articula en unidades menores, en las que es posible
la participación, la aceptación de los valores de la persona y la valoración de sus
aportaciones.
Los grupos proceden de los comienzos de la experiencia del Sistema Preventivo. Apenas
se estableció en Valdocco, una vez acabada la fase del Oratorio ambulante, Don Bosco
fundó la Compañía de San Luis, a la que se añadieron después otras, ideadas por los
mismos muchachos o por sus colaboradores. Aunque la institucionalización posterior de
estas iniciativas parezca haber relegado la experiencia del grupo a un lugar secundario,
es un hecho que, mientras vivió Don Bosco, constituyó una de las propuestas más
originales y más curiosas.
Es interesante recordar y subrayar las características de estos grupos, porque participan
de la inspiración educativa del sistema.
En primer lugar, son una experiencia abierta al mayor número posible de jóvenes. No hay
un único grupo para algunos escogidos, sino una oferta diferenciada, al alcance de todos.
Aun con una matriz común, los grupos son muchos y variados, coordinados dentro del
mismo ambiente. Hay, pues, una notable diversidad en lo que se refiere al interés central,
al nombre y al nivel de exigencias. Hay grupos religiosos, pero no faltan grupos
culturales, sociales, recreativos.
En segundo lugar, tienen una acentuada finalidad educativa. Todos los grupos se
proponen como una oportunidad para madurar como personas y como un servicio al
ambiente. Los muchachos son los protagonistas. Así lo escribía Don Bosco a los
directores: «Que las compañías sean cosa de los muchachos; tú serás el promotor, no el
director». El grupo sirve, no sólo para personalizar las intervenciones, sino también para
hacer aparecer el sentido de responsabilidad, para despertar amistades, para madurar
actitudes específicas. Dentro del ámbito de la formación cristiana, el grupo permite vivir
una experiencia más clara de comunidad, de apostolado y de fe.
La relación personal
Por último, la «amorevolezza» llega a cada uno a través de la relación personal, que
permite ver e iluminar el presente, el pasado y el futuro de cada uno. Hay que recordar la
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importancia que tiene el encuentro, de tú a tú, cara a cara, con los muchachos, en la
experiencia educativa y pastoral de Don Bosco.
Algunos de estos encuentros han pasado a la historia como momentos excepcionales. El
encuentro con Bartolomé Garelli en la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís
echó los cimientos del Oratorio. En las biografías de los jóvenes, Don Bosco evoca con
agrado sus encuentros con ellos y se detiene a reconstruir, paso a paso, el intercambio
de expresiones. En la biografía de Domingo Savio reproduce los diálogos-encuentro que
tuvieron lugar en la casa parroquial de Murialdo y en el despacho del director del
Oratorio. En la vida de Miguel Magone hasta hay un capítulo que lleva como título «Un
encuentro curioso».
En la tercera de sus biografías, la de Francisco Besucco, el encuentro se produce en el
patio de Valdocco, cuando Francisco, un muchacho «de pueblo», comienza a aclimatarse
al ambiente oratoriano.
Don Bosco no sólo revive estos encuentros, sino que los propone como norma educativa.
Hace casi una exhibición de habilidad para inspirarse en la vida del muchacho. El
encuentro parte siempre de un gesto de estima absoluta, de afecto y sintonía. Don Bosco
entra inmediatamente y con sencillez en los temas importantes de la vida de su joven
interlocutor (santidad, abandono, vagabundeo). El diálogo, pues, es serio en sus
contenidos, aunque cada expresión esté cargada de alegría y de buen humor; ya que
afrontan puntos importantes de la vida (y los afrontan seriamente y con alegría), estos
encuentros se caracterizan por la intensidad de los sentimientos. Miguel Magone se
conmueve; Francico Besucco llora de emoción; Domingo Savio «no sabía cómo expresar
su gozo y agradecimiento; me tomó la mano, la apretó y la besó varias veces».
Si era éste el recuerdo que habían dejado los encuentros en su espíritu, si era ésta la
importancia que les da en las biografías, hasta hacer de ellos el eje de su narración, es
porque está convencido de que la calidad del educador-pastor se manifiesta en el
encuentro personal, y que éste es el punto al que tienden el ambiente y el programa.
Cuando un cardenal le retó en Roma sobre su capacidad de educador, Don Bosco le
ofreció el espectáculo y la prueba de un encuentro personal y un diálogo con los
muchachos en la Piazza del Popólo. Releyendo este episodio, se encuentra la estructura
narrativa de todos los demás «encuentros», el primer movimiento de amistad, el
momento de huida de los muchachos, la superación de la timidez, el diálogo serio y
alegre, la intensidad emotiva del final.
7. UN MODO DE ESTAR ENTRE LOS JOVENES
Pero todo lo que decimos no es todavía suficiente para describir el Sistema Preventivo.
Hay en el lenguaje de Don Bosco una palabra que no declina: asistencia. Es la expresión
concreta, casi el criterio interno del Sistema Preventivo. La experiencia que ella trasmite
se halla tan dentro del estilo de Don Bosco que no hay autor que no le dedique un
capítulo. El término podría tener para alguno resonancias negativas en lo educativo,
como si se tratara de vigilancia disciplinar; o en el orden social, como si se tratara sólo de
contener los efectos de la pobreza sin ir a sus causas en la persona y en la sociedad.
Don Bosco mismo advirtió el riesgo que se corría cuando el ambiente y modelo
oratorianos, la asistencia pasaba al ambiente escolar o de internado. Y fue ésta una de
las preocupaciones de los últimos años. Pero estamos frente a una manifestación de una
realidad más compleja.
Una presencia educativa
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Asistencia significa en primer lugar estar presente y compartir la vida y la experiencia de
los jóvenes. Y esto no por una obligación o por un deber del propio oficio, sino por una
pasión de orientar en la vida y de despertar sanas energías. Marca el confín entre la
educación indirecta típica del bienhechor filántropo u organizador de obras educativas
que, sin compartir el día a día de los jóvenes, desde lejos da dinero o impulsa la creación
de institutos e incluso los visita de tanto en tanto. La asistencia afirma en primer lugar la
opción por el trabajo directo, por el encuentro personal, más que por mensajes o por
escritos. Es, ante todo, presencia física en los lugares donde los muchachos se
encuentran, conversan, proyectan, se divierten. Y estos lugares puede ser la clase, el
patio, las dependencias del internado, pero lo son también la calle, la plaza, el bar, el
centro de diversión.
La presencia conlleva otra actitud: el compartir todas las manifestaciones sanas de la
experiencia juvenil. «Amar lo que los jóvenes aman para que ellos aprendan a apreciar lo
que el adulto quiere proponerles.» Don Bosco en el Oratorio jugaba con sus muchachos y
los acompañaba en largos paseos, además de tomar parte en las prácticas de piedad y
de orientarlos en sus estudios. Según él, quien habla desde la cátedra será escuchado
siempre como quien «debe» hacer lo que hace: quien entabla una relación informal y
espontánea es aceptado como amigo y hermano mayor. Por eso en su sistema tiene más
importancia el patio que la Iglesia.
Y, sin embargo, no por compartir, el educador renuncia a su papel de adulto, testimonio
de un patrimonio cultural y de la fe. La asistencia es una presencia animadora,
estimulante. Despierta energías, recoge iniciativas que nacen de los muchachos, valora
gérmenes y gestos, apenas esbozados, inspira relaciones mutuas entre los muchachos,
cultiva liderazgos, abre horizontes, apoya afectiva y electivamente, desdramatizando
momentos difíciles y ayudando siempre a crecer como personas.
Todo esto hace ver que es una presencia activa. En la actitud de animación algunos
podrían ver solamente la capacidad de reconocer y estimular cuanto nace
espontáneamente de la vitalidad juvenil. Sería el ideal de la no directividad llevada a la
exasperación. Don Bosco reconoce al educador un papel propio e insustituible. Sin él la
educación no es posible. El no sólo observa y aprueba, sino que propone actitudes y
valores que el joven no descubre por sí mismo pero que forman el patrimonio de la
humanidad, como la cultura, la fe, la técnica, el trabajo. El asistente no se disfraza de
joven y no se despoja de su misión. Ofrece su experiencia de adulto y comunica su
síntesis de vida. Se podría decir que aquí está la definición del tipo de autoridad
educativa que inspira el sistema de Don Bosco. No es difícil pasar de modelos
autoritarios a modelos extremadamente permisivos. En los primeros, el educador trata de
reproducir su propia imagen y visión valiéndose de la autoridad que le dan la institución
educativa y su prestigio. En el segundo renuncia a ofrecer elementos y experiencias
enriquecedoras y de autocrítica para evitarse los riesgos del rechazo por parte del joven.
La asistencia se aleja de ambos modelos. En ella el educador funda su autoridad no en la
relación institucional, sino en el afecto que produce la cercanía, en la competencia y en la
coherencia posible. Pero se trata de una verdadera autoridad; de una fuerza que ayuda a
la persona a crecer (auctoritas de augere!). Es capaz de propuesta y no sólo espectadora
de lo que acontece en el grupo de jóvenes con el cual convive.
Un testimonio evangelizador
Justamente en tal sentido la asistencia es una vía de evangelización. Tiene un sentido
testimonial religioso, es una presencia relevante. Para el educador es el ejercicio de su
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espiritualidad. Por ella el educador testimonia los valores que ha asumido en su vida, más
aún que su habilidad profesional. A través del afecto que hace crecer en el joven la
estima de sí mismo, revela el amor incondicional del Padre, que nos quiere a cada uno
como hijos. Con la alegría de su presencia enseña a asumir la vida como don. Si quien
asiste lleva la carga profética de la consagración religiosa tiene infinitas ocasiones de
explicar su opción y su experiencia no como quien predica, sino como quien comunica.
Expresión concreta del Sistema Preventivo
No es difícil ver cómo la asistencia sea la expresión concreta de las dos actitudes típicas
de la amabilidad: la amistad y la paternidad. Y no es difícil tampoco ver cómo en ella se
concentran las grandes instancias de método: crear un ambiente positivo, entablar
relaciones personales, desarrollar en todo momento las energías interiores. No es
tampoco difícil ver cómo ella combina dos instancias de la preventividad: defender de los
riesgos materiales o morales que superan las fuerzas de los jóvenes y activar la
responsabilidad y la capacidad de decisión y resistencia. Son también claras las
finalidades educativas: prevenir el uso no correcto de la libertad y facilitar el aprendizaje
de conductas responsables tales como la disciplina, el respeto a las personas y a las
cosas, una expresión personal equilibrada y correcta. Pero, más allá de esto, la
asistencia quiere crear un contexto de diálogo sobre la base de situaciones concretas de
vida, más allá de roles y de programas institucionales. En este contexto ofrece elementos
precisos y personales de maduración.
Finalmente, predisponiendo positivamente la voluntad de las personas y requiriendo su
implicación, facilita la gestión total del programa educativo.
Lo que se puede hacer en la asistencia no es catalogable. Está confiado en parte a la
riqueza de la personalidad, en parte a la relación educativa establecida, en parte a la
creatividad de los educadores y de los jóvenes. Un texto salesiano actual trata de hacer
una síntesis: «La práctica del Sistema Preventivo requiere de nosotros una actitud de
fondo: la simpatía y la voluntad de entrar en contacto con los jóvenes. Aquí con vosotros
me encuentro bien: mi vida es precisamente estar con vosotros.
Estamos en medio de los jóvenes como hermanos, con una presencia activa y amistosa,
que favorece todas sus iniciativas para crecer en el bien y los estimula a liberarse de toda
esclavitud, a fin de que el mal no domine su fragilidad.
Esta presencia nos abre al conocimiento vital del mundo juvenil yala solidaridad con
todos los aspectos auténticos de su dinamismo» (Constituciones, n. 39).
Algunos interrogantes
Justamente en relación a las instancias fundamentales de la asistencia se ponen hoy
algunos interrogantes. El primero es el valor de la protección, asegurada a través de una
presencia materialmente continua del adulto entre los jóvenes respecto de la asistencia.
Es claro que esa presencia y su carácter protector está en relación con la edad de los
muchachos. De una protección materialmente continua hay que pasar a una presencia
que apunta más al efecto educativo permanente por la capacidad de despertar la
responsabilidad y se vuelve moralmente orientadora, más que permanentemente
controladora.
Otro interrogante se refiere al lugar que en el crecimiento ocupan las relaciones
colaterales (entre los compañeros) y las verticales o asimétricas, es decir, con los adultos
con roles de autoridad. Pareciera que la asistencia lleva toda la influencia hacia las
segundas concentrando la atención sobre el asistente.
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Es claro, en cambio, que ella se expresa hoy en la activación de la vida de los grupos
espontáneos y organizados. El asistente, como animador de las iniciativas, es animador
de las relaciones y ayuda a los grupos a autogobernarse y a constituirse en
miniambientes positivos.
En fin, a la asistencia se le confía la realización de aquello que Don Bosco, impresionado
por un ambiente no muy conveniente en una fase del Oratorio, escribía a sus
colaboradores: «que los jóvenes no sólo sean amados, sino que adviertan que lo son».
8. LAS «OBRAS» O LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS
El temperamento concreto de Don Bosco y su espíritu realizador no podían aceptar que
la caridad, la «amorevolezza» y la pedagogía se expresasen y se agotasen sólo en una
relación individual gratificante. Falsearía la historia quien pretendiese presentar a Don
Bosco como un hombre «bueno», sin preocupación ni mentalidad organizativa, con
necesidad de una estructura, o su Sistema Preventivo sólo como actitud de benevolencia.
Prueba de esta mentalidad son los numerosos reglamentos, estatutos, organizaciones,
instituciones y hasta las congregaciones fundadas por él. Por esto alquiló primero para
sus muchachos un prado; después, compró un terreno. En este terreno construyó un
edificio que fue creciendo con los años y en él dio forma estable a sus propuestas
educativas, superando así lo provisional, tanto en lo que se refiere a lugar como a
programa. Fundó un Oratorio, un internado, escuelas, talleres. Objetivos educativos,
contenidos, estilo, actuaciones detalladas tienen su concreción y materialización
simultánea en la obra. La obra permite ver el sistema completo y actuando. Obra de Don
Bosco u obra salesiana es todavía hoy la expresión que define en todas partes las
presencias más duraderas y complejas en las que se trata de aplicar el Sistema
Preventivo.
La obra es edificio y programa, punto de referencia cultural y lugar de agregación social,
morada de una comunidad religiosa y centro de servicios abiertos. Es de los educadores,
de la comunidad educativa y del barrio, es estable y está bien arraigada con la
perspectiva de superar el tiempo y formar tradiciones significativas; pero es dinámica por
su adaptación a las iniciativas. Valdocco fue el primer ejemplo; en su evolución, mientras
vivió Don Bosco, constituyó el modelo que se repitió en todas partes.
Las obras presentan estas características: tratan de dar respuesta a las necesidades de
los jóvenes con un programa concreto y potencialmente integral: enseñanza, alojamiento,
educación para el trabajo, para el tiempo libre. Se sitúan en el área cultural-promocional:
se conciben como comunidades de jóvenes y educadores, que van adelante unidas en
corresponsabilidad; incorporan también a los adultos, especialmente si petenecen a los
sectores populares o están interesados en ayudar a los jóvenes; es decir, son «abiertas»
y no exclusivas. Son situaciones reconocibles y, por tanto, se pueden interpretar de
acuerdo con su finalidad: tienen una proyección social que va más allá del propio círculo,
porque buscan la relación con instituciones, territorio, pueblo y autoridades.
La primera obra que existió fue el Oratorio; después, del internado; luego, los talleres:
más tarde, las escuelas.
Cada una de ellas merecería un examen para captar su originalidad, la fusión de lo nuevo
y lo tradicional, y la especial aplicación del Sistema Preventivo que supone ayer y hoy.
Esto escapa, no obstante, de la finalidad de este estudio y del espacio de que
disponemos. Basta subrayar la conclusión: en el modelo de educación propuesto por el
Sistema Preventivo y por su ideador hace falta dar el justo peso a las instituciones-
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iniciativas-obras. Estas permiten desarrollar con continuidad una propuesta integral. En
este marco, definido y estable, es posible crear un ambiente, hacer converger las
diversas aportaciones, ofrecer espacio y expresión a una comunidad y mantener la viveza
de un estilo juvenil, familiar y comprometido.
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4.4.3.1
La opción de Don Bosco: prevenir
OBJETIVOS
- Conocer, en su totalidad, el Sistema Preventivo.
- Optar por la prevención en nuestra acción educativa.
REFERENCIAS
Bíblicas
Gal.5,13.
PVA
Estatuto Art 9, 10.1
CORVA Art 15, 16
METODOLOGÍA
La expuesta en el bloque temático.
Dado que en los temas siguientes se tratarán por separado las características del
Sistema Preventivo, en este tema, se proponen lecturas de síntesis que permitan, por un
lado, conocer el pensamiento de D. Bosco y, por otro, comprender la importancia de este
sistema preventivo y su traducción a los jóvenes de hoy. Por ello, los contenidos hacen
hincapié fundamentalmente en la prevención, dejando los aspectos concretos (razón,
religión, amor) para las sesiones posteriores.
CONTENIDOS
Los aspectos del Sistema Preventivo a desarrollar en esta sesión serían, entre otros:
- Los jóvenes en peligro en los tiempos de Don Bosco.
- La alternativa educativa: prevención disuasiva (sistema represivo) o prevención
persuasiva (sistema preventivo).
- La opción de Don Bosco: el sistema preventivo.
- Prevenir: ni autoritarismo ni permisivismo.
- Efectos negativos del permisivismo y del autoritarismo.
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- Prevenir (en negativo): evitar que los jóvenes vivan experiencias negativas y
peligrosas.
- Prevenir (en positivo): orientar a los jóvenes hacia experiencias positivas de bien,
que los ayuden a construirse interiormente.
- Prevenir educando: una opción fuertemente actual en la sociedad de hoy.
- Visión integral de Sistema Preventivo.
Documento base para la reflexión:
El Sistema de D. Bosco. de D. Juan Vecchi, “Un proyecto de Pastoral Juvenil en la Iglesia
de hoy” Editorial CCS Madrid 1990 y/o cualquier otro que el formador considere
adecuado de entre la bibliografía ofrecida.
El Formador entregará el texto a los aspirantes sólo hasta el punto 4. El resto se verá en
las sesiones siguientes.
Pistas para la reflexión y el comentario en grupo
Pueden ser las que se sugieren a continuación u otras que el Formador considere
apropiadas para su grupo:
- ¿Qué errores se cometen hoy, en general, en la educación de los jóvenes?
- ¿Por qué el permisivismo y el autoritarismo no son actitudes ni educativas, ni
positivas?
- ¿Qué valores educativos se encuentran en el «sistema preventivo»?
- ¿Qué compromisos requiere del educador la opción por la educación preventiva?
¿Cómo se podrían realizar en la práctica?
- ¿Cuáles serían los principales campos de prevención en la educación actual?
¿Cómo afrontarlos?
PARA DOCUMENTARSE – OTROS RECURSOS
Bibliografía
- Juan Pablo II, Juvenum Patris, n.8.
- San Juan Bosco, El Sistema Preventivo.
- Teresio Bosco, Don Bosco, pág.102-109.
- A.C.S., Comentario Oficial al R.V.A., pág.175-179 (14.3); pág.182-186 (15.1-15.4).
- Octavio Balderas. “El Sistema Preventivo de D. Bosco: virtudes y habilidades del
educador.” Web de la Inspectoría Salesiana de Bilbao.
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4.4.3.1.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
- P. Braido. 2004. “Prevenir, no reprimis. El sistema educativo de D. Bosco”. Ed.
CCS. Madrid 2004.
- J. M. Petitclerc. 2005. “El sistema preventivo ante los jóvenes en dificultad”.
Jornadas “Jóvenes, emigración y trabajo: Desafíos para las FMA de Europa”.
Madrid, 2005.
- WIKIPEDIA: EL Sistema Preventivo de D. Bosco
- www.dbosco.net: El Sistema Preventivo salesiano.
- www.cesdonbosco.com: El Sistema Preventivo en la educación de la juventud
(documento original de D. Bosco).
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4.- UN SALESIANO
4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
4.4.3.2
El sistema preventivo: su actualidad
OBJETIVO
- Hacer una lectura actual de los principios contenidos en el Sistema Preventivo de
D. Bosco
REFERENCIAS
Bíblicas
- Mc 2, 21-22
- Ef 4, 24
PVA
- PVA Art. 9; 10,1
- CORVA Art. 14, 15
METODOLOGÍA
La expuesta en el bloque temático.
CONTENIDOS
- Contenidos de actualidad en el SP de D. Bosco.
- Cómo se puede aplicar el SP en el mundo de los jóvenes de hoy.
- Características asistenciales, sociales y pedagógicas del SP y su traducción al
mundo de los jóvenes de hoy.
- El espacio abierto para una educación preventiva actual frente al espacio “cerrado”
de la época de D. Bosco.
- Visión del ”buenos cristianos y honrados ciudadanos”, tipología juvenil y concepto
de santidad y salvación en la época de D. Bosco y en la actualidad.
- Valores tradicionales que hay que mantener y nuevos valores que hay que
proponer.
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
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4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
Documento base para la reflexión:
Elementos de Actualidad en el Sistema Preventivo de Don Bosco
Don Francesco Motto
Las modalidades innovadoras previstas por los organizadores de estas jornadas me
eximen de exponeros una reflexión articulada sobre el tema que se me ha pedido (con
abundante aparato bibliográfico), como es costumbre en los encuentros en los que un
argumento es analizado bajo diversos puntos de vista por los diversos ponentes. Así
sucedió, por ejemplo, en la semana XVIII de espiritualidad de la Familia Salesiana (1995),
que estudió expresamente El sistema preventivo hacia el tercer milenio.
En este caso, en cambio, se me ha pedido simplemente presentar algunos "Elementos de
actualidad en el Sistema Preventivo" (=SP), con el fin de ofrecer a los oyentes la
posibilidad de un diálogo-confronto entre ellos y el contexto juvenil actual en que vivimos,
entre ellos y las "propuestas-provocaciones" presentadas en esta misma sede.
Con la adopción de este método de trabajo podríamos también decir que estamos en
sintonía con Don Bosco (=DB) desde el momento en que su "sistema" educativo, fundado
sobre algunos principios generales, ha sido puesto en práctica, evaluado y perfeccionado
en lo que ha sido definido el "laboratorio pedagógico" de Turín-Valdocco.
En el espacio de tiempo que se me ha concedido me limitaré a enunciar de forma
rapsódica –es decir, sin una evidente y estrecha conexión lógico-lineal entre los diversos
puntos – algunos "principios" pedagógicos, expresos e intencionales, del SP. De ellos
indicaré, ante todo, la dimensión histórica y luego las posibilidades y las condiciones de
actualización de los mismos, con el fin de indicar un camino de superación de las
modalidades de actuación donbosquianas ya no de acuerdo con los tiempos.
Es evidente que, en el vasto panorama de Sistemas Preventivos antiguos y modernos –el
Diccionario de ciencias de la educación presenta hasta 42 voces bajo la palabra
"educación"- nos referiremos sólo al SP de DB, es decir, el pensado, practicado y
propuesto por nuestro padre y fundador.
Premisa: SP actual porque está actualizado
Pero antes de seguir es necesario hacer alguna precisación más. Si es verdad que la
historia –la ciencia que ayuda a comprender el pasado- no da recetas para el futuro (la
historia no es proyecto), es igualmente verdad que la actualización –en cuanto
comprensión del pasado en función de una puesta en práctica en el presente y de una
proyección en el futuro- no puede cambiarse por invención, es decir, sin una conexión
con la historia (la actualización no es creación ex novo).
Ahora bien, como es sabido, el SP de DB está definitivamente "fechado", en cuanto que
está adecuado y conforme a un mundo que ya no existe; pero es siempre actual y vital,
no porque así se afirma con frecuencia o se escribe en todas partes, sino únicamente
porque está actualizado seriamente (renovado, "traducido", decodificado, inculturado,
profundizado, repensado, integrado, actualizado...) a la luz de las problemáticas
educativas modernas, obviamente desconocidas por Don Bosco.
Esto podrá suceder si se cumplen cuatro condiciones, dos positivas y dos negativas:
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4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
1. si el SP es acogido en su significado "histórico" en relación a sus tiempos e
indefinidamente "historizado", teniendo presente que el significado que nosotros,
hijos del siglo XX, damos al léxico donbosquiano del 800 no es con casi plena
certeza el que daban y percibían DB, sus jóvenes y sus contemporáneos;
2. si se tienen en cuenta los progresos de las ciencias que están relacionadas con él
y, sobre todo, tantas revoluciones que han cambiado el mundo y, con él, a los
jóvenes;
3. si no será ideologizado, o sea, traducido a esquemas que absoluticen un aspecto
como si fuese el todo: el SP es espiritualidad, pastoral, catequética, asistencia
social, actividad lúdica, pedagogía, asistencia educativa y muchas otras cosas;
4. si no habrá demasiados "actualizadores" que lo "inventan" según su propio uso y
consumo, acaso sobre la base de lecturas biográficas y bibliográficas ya
superadísimas, o también de la cansada repetición de simples fórmulas y frases,
acaso mal entendidas.
En síntesis, anticipando cuanto iré diciendo, se tratará, por parte de los educadores en
acción y de los estudiosos, de desarrollar las grandes virtualidades del SP, de modernizar
los principios, los conceptos, las orientaciones primigenias, de reinterpretar en el plano
teórico y práctico, tanto las grandes ideas de fondo del SP que todos conocemos (la
mayor gloria de Dios y la salvación de las almas; la fe viva, la esperanza firme, la caridad
teológico-pastoral; el buen cristiano y el honrado ciudadano; la alegría, el estudio y la
piedad; las tres S; la piedad, moralidad, cultura, educación; la evangelización y
civilización...), como las grandes orientaciones de método (hacerse amar antes de –si
quieres, mejor que- hacerse temer; razón, religión, cariño; padre, hermano, amigo;
familiaridad sobre todo en el recreo; ganarse el corazón; el educador consagrado al bien
de sus alumnos; amplia librtad de saltar, correr, gritar a gusto...). Y todo esto para
jóvenes "nuevos", llamados a vivir en una vastísima e inédita escala de situaciones y
problemas, en tiempos completamente cambiados en los que las mismas ciencias
humanas están en fase de reflexión crítica.
1. Educación preventiva en versión doble
Para las tres primeras ideas-fuerza partimos de cuanto escribe Don Bosco en una carta
inédita de 1846 al alcalde y a las autoridades municipales de Turín:
"En estos tres lugares (de Turín) por medio de instrucciones, escuelas y recreos se
inculcan constantemente las buenas costumbres, el amor al trabajo, el respeto a las
autoridades y a las leyes según los principios de Nuestra Santa Religión Católica: hay
escuelas dominicales sobre los principios de la lengua italiana, aritmética y sistema
métrico (...). Se ha tenido que abrir un Internado para acoger de 25 a 30 jóvenes de los
más abandonados y necesitados. Hasta ahora, todo se ha venido haciendo gracias a las
ayudas de algunas personas Eclesiásticas y Seglares solícitas y caritativas (...),
tendiendo dicha obra únicamente a impedir que la juventud quede apresada por el ocio,
el desorden y la irreligión" ("Ricerche Storiche Salesiane", 43, 2003, n. 2 pp. 343-344).
El ser y el obrar de DB desde el principio manifiestan características asistenciales,
sociales y pedagógicas. Para DB el presupuesto para un trabajo educativo verdadero y
propio es la solicitud para satisfacer las necesidades fundamentales de los jóvenes:
comida, vestido, alojamiento, seguridad, trabajo, desarrollo físico y psíquico, inserción
social, un mínimo de valores, etc. Viene luego –pero los dos momentos no son
cronológicamente separables- la educación verdadera y propia del joven, orientada a la
promoción y a la expansión de la dimensión congnoscitiva, afectiva y ética: competencia
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decisional, capacidad de responsabilidad moral y civil, indispensable cultura de base y
profesional, consciente y coherente compromiso religioso, etc.
Así, pues, el SP se articula en dos operaciones distintas: una asistencia que provee a las
necesidades humanas primarias en el tentativo de prevenir los posibles peligros de
malestar y toda forma de marginación humana cultural y social; y una prevención
propiamente educativa (o también reeducativa) para una maduración social, moral y
religiosa del joven.
Semejante discurso parece hoy todavía actual, considerando cómo, en consecuencia de
las profundas transformaciones sucedidas en la sociedad, está en acto una decidida
recuperación de los valores asistenciales y sociales del SP, como también de los valores
propios de la esfera afectiva, emotiva, narural y sobrenatural.
Respecto a DB, han cambiado lógicamente las condiciones de su práctica y las versiones
en que el SP se ha realizado. La intención pedagógica de DB se ha traducido en una
variedad de iniciativas diversas de las actuales (o, de todos modos, concebidas de modo
diverso de hoy) y en aplicaciones que han requerido metodologías adecuadas a la
diversidad de las mismas; pero siempre dentro de una sociedad fundamentalmente
homogénea o tenida por tal, por lo que resulta demasiado arduo el transplantar el mismo
sistema a mundos heterogéneos.
Hoy el compromiso educativo se extiende cada vez más y los deberes del educador son
cada vez más difíciles de cumplir y verificar. Si en otros tiempos había casi sólo el patio,
la iglesia, el taller y la escuela, hoy estamos en presencia de diversos tipos de escuelas,
de institutos educativos y terapéuticos, de comunidades de acogida para muchachos y
jóvenes en dificultad, de centros de prevención contra la tóxicodependencia, de
consultores, de intervenciones humanitarias para los jóvenes que viven en la calle, de
campos para prófugos con gran número de muchachos y jóvenes, de centros de acogida
para inmigrantes... Y todo esto dentro de una sociedad compleja y cosmopolita.
2. El espacio cada vez más "abierto" para una educación
preventiva
DB llevó a la práctica su proyecto por medio de la cooperación de vastos círculos de
personas. En la utopía de un movimiento vasto como el mundo soñó con la colaboración
y la complementariedad de todos los católicos militantes y de todos los hombres de
buena voluntad interesados por el futuro de la humanidad. Pero concretamente su
experiencia se vivió en su mayor parte en un instituto: un sistema "institucional" cerrado,
separado, apolítico, autónomo, donde todo se realizaba dentro de un preciso espacio
educativo autosuficiente, donde los maestros oficialmente reconocidos eran DB y sus
"hijos" y donde estaba vigente una única y simple cultura: la católica de la clase popular,
cuya única aspiración era proveerse de medios suficientes de vida terrena, en espera del
premio celestial para dicha vida.
Hoy, para poder practicar el SP, parece, en cambio, necesario la máxima implicación, con
relativa responsabilidad moral, de todos los "agentes" de educación, deseando que
fueran todos los adultos que, por diversos títulos, inciden en la educación de los jóvenes
y sobre su capacidad de hacer opciones existenciales: padres, profesores, educadores,
asistentes y agentes sociosanitarios, políticos, economistas, administradores de todos los
niveles, agencias educativas, organizadores escolásticos, gestores de medios de
comunicación de masa, asociaciones culturales, deportivas, de tiempo libre, religiones,
Iglesias.
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Para la valorización de la función educativa de tal galasia de adultos se requiere
necesariamente un proyecto educativo, que contemple orientaciones éticas, instrumentos
jurídicos, subsidios económicos, estructuras capaces de coordinar, poniéndolas
sinérgicamente en red, todas las fuerzas activas disponibles para dar su aportación al
crecimiento humano de la juventud. Formar alianzas compartiendo estrategias, tiempos,
modalidades, comporta lógicamente no pequeñas dificultades, teniendo en cuenta la falta
de homogeneidad y las divergencias de las fuerzas en cuestión. Pero se trata de una
conditio sine qua non para recoger los frutos de nuestro compromiso educativo.
3. Un nuevo fundamento antropológico y teológico del "honrado
ciudadano y buen cristiano"
El SP de DB se funda en una visión del hombre, del ciudadano y del cristiano tradicional,
simple, propia de una época histórica que ya no es la nuestra y que hoy revela todos sus
límites.
El honrado ciudadano del tercer milenio no es el que entendía DB, hijo de un tiempo en el
que no se concebía una "política activa" sino como obra de una minoría rica privilegiada,
de la que difícilmente habrían formado parte los preadolescentes pobres o de la clase
media acogidos en sus casas. Ni siquiera es el que, en el análisis y en la valoración de
las problemáticas y del malestar social, tiende, como DB, a buscar las causas únicamente
en las responsabilidades morales y religiosas de cada uno y no en los condicionamientos
y determinismos de índole económica, política, social, jurídica, etc. Y ni siquiera es sólo
aquel más bien pasivo que obedece a las leyes, no da problemas a la justicia, piensa
únicamente en "sus cosas".
El paso del absolutismo monárquico al parlamentarismo liberal antes y a la democracia
después, el surgir de la "cuestión social" con el socialismo, el marxismo, el sindicalismo,
la doctrina social de la Iglesia, la demanda universal de ciudadanía activa y democrática,
etc., han dejado pesadamente su huella. Así como la dejan hoy el imparable avance del
pluralismo, de la globalización, de las modernas tecnologías informáticas y telemáticas,
de la pluricultura tan difundida.
En la misma perspectiva es evidente también que el buen cristiano de hoy ya no es el
que concebía DB y tantos como él: un mínimo de formación religiosa, recepción
consuetudinaria de los sacramentos, devociones a los santos como modelos e ideales de
vida cristiana, lectura exclusiva de "buenos" libros, obediencia absoluta a las legítimas
autoridades eclesiásticas dentro de la única arca de salvación (la Iglesia católica), una
vida de progreso en las virtudes que luego se habría felizmente concluido con una muerte
virtuosa. Un siglo de reflexión teológica y un Concilio Vaticano II habrían pasado en vano
y la multirreligiosidad y multiconfesionalidad del mundo de hoy no indicarían nada.
Es preciso, pues, tener en cuenta que la bien conocida fórmula de "honrados ciudadanos
y buenos cristianos" hay que refundarla hoy en el plano antropológico y en el teológico;
hay que reinterpretarla histórica y políticamente.
Una renovada antropología debería individuar, entre los valores de la tradición, cuáles
hay que subrayar en la sociedad postmoderna y cuáles otros nuevos, en cambio, hay que
proponer; una renovada reflexión teológica debería precisar las relaciones entre fe y
política, entre diversas fes; un renovado análisis histórico-político debería vincular
educación y política, educación y compromiso social, política y sociedad civil. En otros
términos deberían responder a las siguientes preguntas:
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a. ¿qué significa ser "hombre", "mujer", "joven", "cristiano", "miembro de la Iglesia"
en esta aurora del tercer milenio?
b. ¿qué significa hoy el concepto bisecular de "deber de ciudadano"? ¿Se
corresponde –y en qué modo- con el moderno de "responsabilidad" moral y social
a nivel supranacional?
c. ¿son aceptables todavía hoy, en un contexto secularizado, pluralista, pluriétnico y
plurirreligioso, la subordinación del fin temporal al transcendente, la preeminencia
de los valores individuales respecto de los sociales, de los factores religiosos
respecto de los terrenos, de los elementos católicos respecto de los simplemente
cristianos o ni siquiera cristianos, de los"valores" europeos respecto de los propios
de otras áreas geográficas?
d. ¿cómo superar la casi total carencia en la experiencia donbosquiana –que con la
intención de formar buenos ciudadanos tendía a "separar" a los educandos del
contacto cotidiano con la realidad externa a la obra salesiana- de una educación
verdadera y propia en lo "social" y en lo "político"?
e. ¿cómo llenar modernamente las enormes lagunas del SP de DB en tema de
educación juvenil para la afectividad, la sexualidad, el amor humano, desde el
momento que éste, practicado en un ambiente no mixto según la costumbre de los
tiempos, estuvo siempre al reparo reticente, únicamente orientado al simple
control y al "silencio", aunque hiciera del "cariño" uno de sus puntos
fundamentales?
4. Atención pedagógica y psicológica
Escribía DB en 1862, haciendo el balance de 20 años de trabajo entre los jóvenes:"Para
conocer los resultados obtenidos de estas escuelas, de los Oratorios y de la casa llamada
Oratorio de San Francisco de Sales, es preciso dividir en tres clases a los alumnos:
díscolos, disipados y buenos. Los buenos se conservan y progresan en el bien de forma
maravillosa. Los disipados, es decir, aquellos ya acostumbrados a vagabundear, poco a
trabajar, se reducen también a buenos resultados con el arte, con la asistencia, con la
instrucción y con la ocupación. Los díscolos dan mucho que hacer; si se puede lograr que
adquieran un poco de gusto por el trabajo, generalmente se les gana. Con los medios
indicados se pudieron obtener algunos resultados que se pueden expresar así: 1º. que no
se hacen peores; 2º. muchos se reducen a asentar el juicio, por tanto, a ganarse el pan
honradamente; 3º. aquellos que bajo la vigilancia parecían insensibles, con el tiempo se
hacen, si no en todo al menos en parte, más dóciles. Se deja al tiempo que haga
provechosos los buenos principios que pudieron conocer cómo debían ser practicados"
(P. Braido, Don Bosco per i giovani: l‟"Oratorio", una Congregazione degli Oratori.
Documenti in Piccola Biblioteca dell‟ISS, n. 9, pp. 74-75).
En la descripción de la tipología juvenil, DB recurre normalmente a fórmulas breves como
la ya citada, fruto casi únicamente de su directa experiencia. No pudiendo apoyarse en
las ciencias psico-pedagógicas entonces en sus inicios, no teniendo estudios personales
específicos al respecto, su cuadro de referencia para el análisis social en el que se movía
carecía de criterios aptos para actuar en el plano estructural. Por eso se "consagró" a la
educación de cada joven, ordinariamente acogido en su instituto y, por tanto, "protegido"
en el plano físico, psíquico, intelectual y espiritual.
Hoy todas las fuerzas que pretenden rehacerse al SP tienen necesidad de apelar a un
cuadro teórico de referencia amplio y articulado, modulado sobre las exigencias de
nuestros días. Piénsese sólo en los mundos evocados por términos como mutación
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4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
antropológica, „desconstrucción del pensamiento‟, código ético universal, tolerancia,
globalización, interdependencia, interculturalidad, plurietnicidad, nuevas pedagogías...
Hoy sobre las reales condiciones juveniles –siempre cambiantes y diversificadas por
situaciones y problemas- se pueden tener informaciones sistemáticas gracias a
instrumentos refinados de investigación y de análisis sociológico y psicológico. Y estas
informaciones nos dicen que la edad juvenil se ha ampliado enormemente y que en las
actuales condiciones juveniles y en el contexto de conflicto en que crecen serían
considerados "abandonados", "peligrosos y en peligro (=en dificultad)" para decirlo con
DB, casi todos los jóvenes del mundo. Lo mismo se puede afirmar acerca de las efectivas
"potencialidades" del niño, muchacho, adolescente, joven-adulto, para los que se pone en
práctica el proceso educativo.
Se sigue de ello la posibilidad de una mayor personalización del joven en relación con la
"libertad" efectiva del educando, con sus demandas de autonomía para escoger objetivos
y medios para alcanzarlos, con las "energías" de que es portador (vitalidad, idealismo,
deseos, y también inquietudes, contradicciones, razones, pasiones) que deben ser
respetadas y ayudadas a desarrollarse con recursos y modalidades diferenciadas en las
diversas estaciones de la vida. Es deseable un aprecio más positivo y una más explícita
utilización de las energías interiores del joven, con el recurso acrecentado a las
autonomías personales y de grupo en la cooperación educativa. Se seguirá de ello
también una mayor atención al pluralismo educativo en el que los jóvenes crecen.
5. Santidad y salvación
En la teleología pedagógica donbosquiana la salvación del alma es el motivo inspirador
que da vida a su dinamismo y a su método educativo, en plena sintonía con la pastoral
del 800, que del ansia por la salvación hacía un imperativo categórico del propio
El fin último de la educación preventiva de DB –que hoy definiríamos una existencia
humana individual, social y religiosa lograda- está históricamente expresado en la clásica
fórmula de "salvación del alma". Ésta es el punto de llegada de un largo camino iniciado
en esta tierra a través de una vida de gracia de la que es garante la Iglesia, que puede
crecer hasta formas heroicas de amor de Dios y del prójimo. En tal caso estamos frente a
la santidad de altar, a la santidad canonizada.
Pero santidad igualmente verdadera y propia, la más difundida –la "ferial" para
permanecer en el tema de estas jornadas- es también la de quien vive en estado de
gracia habitual porque ha logrado, con su esfuerzo personal y con la ayuda del Espíritu,
evitar el pecado en las formas más comunes de los jóvenes: malos compañeros, malas
conversaciones, impureza, escándalo, robo, intemperancia, soberbia, respeto humano,
faltar a los deberes religiosos...
La capacidad de conseguir tal "salvación-santidad" está condicionada por las diversas
disposiciones o disponibilidades de las indicadas categorías de jóvenes "díscolos,
disipados, buenos". Por tanto, es sabia pedagogía la del SP de DB, que, en relación con
las diversas capacidades de comprender, asimilar y vivir, actúa con gradualidad,
diferenciación jerarquización de fines, de contenidos y de propuestas.
Pero también la "santidad" tout court no es un objetivo propuesto a cualquier muchacho
"bueno", a cualquier élite aristocrática, sino a todos los jóvenes de Valdocco, estudiantes
y artesanos indiferentemente: "es voluntad de Dios que todos seamos santos; es fácil
conseguirlo; a los santos les está preparado un gran premio en el cielo". Sólo que los
mejores tomaron al pie de la letra tal vocación; uno por todos, Domingo Savio, que había
vivido en el "pequeño seminario de Valdocco" ("yo siento la necesidad de hacerme santo,
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4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
y si no me hago santo, nada hago. Dios quiere que sea santo y yo he de hacerme tal");
otros lo realizaron de forma apreciable (Francisco Besucco, Miguel Magone), otros como
podían. Y será luego DB quien indicará a cada uno el itinerario adecuado, desde las
formas más altas de constante contacto con el Señor a otras, más sencillas, de
cumplimiento del propio deber cotidiano.
6. El conocido trinomio
a. El educador en sintonía con DB cree que la razón es don de Dios y gracias a ella
se pueden descubrir los valores del bien, fijar los objetivos que conseguir y
encontrar los medios y los modos para conseguirlos. A la razón y a la
racionabilidad (que se hace fácilmente sentido común, sano realismo, auténtico
respeto de las personas) se une la capacidad del educador de adaptarse a los
diversos ambientes y situaciones en que está trabajando, de prestar una atención
diversa a cada uno de los jóvenes. En el SP la razón aparece como un medio
educativo fundamental en cuanto que ella debe dominar siempre sobre el
planteamiento violento, sobre la aceptación indiscutida del mandato. Una razón
que debe ser también educada por medio del estudio, la escuela, la instrucción,
respetuosa de los valores humanos y cristianos. En la introducción de uno de sus
primeros libros, la Historia Sagrada, DB escribió: "En cada pagina tuve siempre
fijo el principio: iluminar la mente para hacer bueno el corazón".
Pero también la razón, como las otras dos palabras del trinomio, deben ser
releídas a la luz de evidentes revoluciones de conceptos y de mantalidades. En la
época de DB y en gran parte del siglo sucesivo, la "cultura" salesiana se ha
manifestado muy tradicional, conservadora, y ordinariamente sólo funcional en
orden a una profesión estudiantil o artesana; también la modalidad de transmisión
de tal "cultura" ha sido prevalentemente autoritaria, cerrada a lecturas libres, a la
búsqueda personal, al confronto y al debate.
Hoy, frente a la racionalidad tecnológica, de la evasión en lo emocional inmediato,
de la llegada del "pensamiento débil" y juntamente con la demanda de
"pensamiento crítico" dentro de una "sociedad líquida", la razón está invitada a
recuperar la plenitud de su significado y de sus funciones: observar, reflexionar,
comprender, probar, verificar, cambiar, adaptarse, decidir, desarrollar, asimilar
prontamente, y de modo flexible, todas las propuestas y las sugerencias
provenientes del "campo de trabajo educativo" y de la reflexión académica.
Y es precisamente con la "razón" con la que se construye la antropología
actualizada e integral de la que hemos hablado, con la que el educador lee
atentamente los signos de los tiempos y deduce sus valores emergentes que
atraen hoy a los jóvenes: la paz, la libertad, la justicia, la solidaridad, la
participación, la promoción de la mujer, las urgencias ecológicas...
b. La forma más alta de la razón-racionabilidad humana es la aceptación del misterio
de Dios. Para DB la religión constituye el objetivo máximo, el elemento unificador
de todo su sistema de educación. La religión, entendida sea como religiosidad o
como religión positiva, se pone en la cumbre del proceso educativo, pero al mismo
tiempo es instrumento de educación, funcional para una vida cristiana orientada a
la comunicación con Dios creador y Jesús redentor. DB está convencido de que
no es posible una verdadera educación sin una apertura a lo transcendente.
No se trata de una religión especulativa y abstracta, sino de una fe viva, arraigada
en la realidad, hecha de presencia y de comunión, de escucha y de docilidad a la
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gracia. No por nada "las columnas" del edificio educativo son la Eucaristía, la
Penitencia, la devoción a la Virgen, el amor a la Iglesia y a sus pastores. La
educación es entonces un "itinerario" de oración, de liturgia, de vida sacramental,
de dirección espiritual: para algunos, respuesta a la vocación de especial
consagración; para todos, la perspectiva y el logro de la santidad.
Lo que fue la preocupación de DB frente a los fenómenos del indiferentismo, del
anticlericalismo, de la irreligiosidad, del proselitismo protestante, del paganismo,
no debería ser muy diversa de la de los educadores de hoy, a los cuales se pide
una confrontación mucho más sólida y profunda entre cultura y fe, aunque no
fuera más que por el hecho de que entre ellos y Don Bosco se coloca, como ya se
ha dicho, el siglo que ha visto el modernismo, el movimiento litúrgico, la fundación
y el reforzamiento de la moral y de la espiritualidad, la vuelta a las fuentes del
mensaje cristiano anunciado en la Escritura, el Concilio Vaticano II, el
ecumenismo, el redescubrimiento del papel de los seglares en la Iglesia...; y
también, contemporáneamente, guerras y revoluciones políticas y sociales de
dimensiones planetarias, difusión de una mentalidad relativista en los campos
tanto del saber como del vivir, fundamentalismos y cortocircuitos entre religión,
estado, política, crisis del derecho internacional...
c. El término cariño ("amorevolezza") es omnipresente en la literatura salesiana,
aunque entendido con modalidades diversas. Está constituido por una verdadera
disponibilidad hacia los jóvenes, simpatía profunda por ellos, capacidad de
diálogo, bondad, cordialidad, comprensión. Propio del educador preventivo, se
traduce en el compromiso de ser una persona "consagrada" al bien de los
educandos, siempre presente en medio de ellos, dispuesta a afrontar sacrificios y
trabajos en el cumplimiento de la propia misión.
Hemos llegado así a otro término "mítico": la asistencia, muchas veces únicamente
entendida como fastidiante y omnipresencia física en condiciones de defender a
un menor y proteger a un débil indefenso, sin poner suficiente atención al peligro
de bloquear el natural y legítimo proceso de autonomía en maduración.
En la perspectiva del cariño quedan privilegiadas las relaciones personales. A DB
le gusta usar el término familiaridad para definir la relación correcta entre
educadores y jóvenes. El cuadro de las finalidades que se quieren alcanzar, el
programa y las orientaciones metodológicas que seguir, adquieren sentido
concreto y eficacia, si están marcados con genuino espíritu de familia, es decir,
vividos en ambientes serenos, alegres, estimulantes. A este propósito hay que
recordar al menos el amplio espacio y la dignidad dados por DB al momento de la
recreación, al deporte, a la música, al teatro y al patio. Es en la espontaneidad y la
alegría de las relaciones donde el educador sagaz encuentra modos de
intervención, tan sencillos en las expresiones como eficaces en los resultados
para la continuidad y para el clima de amistad en que se realizan. Para no hablar
de la experiencia de grupo, elemento fundamental de la tradición pedagógica
salesiana.
Hoy el cariño tradicional debería ser repensado tanto acerca de sus fundamentos
como en sus contenidos y en sus manifestaciones. Lo exigen la inédita relación
entre adultos y jóvenes y la autoconciencia de éstos, cada vez más atentos a
dejarse "capturar" afectiva y peligrosamente por los adultos (pedofilia), la crítica
situación de sus familias, caracterizada por la falta de relaciones fraternas (hijos
únicos), de constante presencia de la madre (inserta en el mercado del trabajo),
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de relaciones duraderas entre los padres (divorcios, separaciones).Se hace así
mucho más necesario "inventar una concreta y articulada „pedagogía preventiva
familiar‟, que vuelva a aplicar, con especial preocupación crítica, en situaciones ya
cambiadas, los conceptos claves del „sistema‟, en especial el problemático „cariño‟,
oscilante entre creatividad afectiva, sentido tranquilizador de pertenencia,
captatividad ansiosa, violencia" (P. Braido, Prevenir, no reprimir, CCS, Madrid,
2001, p. 444).
Y como el mismo "espíritu de familia", revivido y actualizado, debería superar las
formas de paternalismo y de familiarismo propias del pasado para llegar a actuar
relaciones "libres" y liberadoras, auténticamente personalizantes, también "la
asistencia", entendida como "cerrazón de puertas y ventanas" del ambiente juvenil
y presencia constante del educador al lado del joven, debería contar con jóvenes
que autónomamente navegan en Internet, se comunican con móviles, se
relacionan con centenares de canales televisivos, se encuentran donde y como
quieren.
Así también para responder a las legítimas, explícitas y cada vez más frecuentes
demandas de formas de activismo, de autogobierno, de autogestión, el SP debería
provechosamente y en los límites de lo posible conjugarse con ellas, valorándolas
con atención y satisfaciéndolas en las formas más idóneas.
7. Educador padre, hermano y amigo
La eficacia del SP está en la capacidad del educador: programar, actuar, controlar los
contenidos de la propia intervención; en otros términos: saber exactamente qué quiere,
qué hay que hacer y buscar. En cierto modo se podría decir que el SP es el educador. La
expresión podría parecer exagerada si no fuese porque en la mente de Don Bosco el
educador es el detentor incontestado de todo el sistema.
El primer deber del educador es, pues, el de estar allí y no estar fuera del campo donde
está en juego la educación. Si es verdad que en el educando se dan todas las
disposiciones para realizar su vida plena, es igualmente verdad que, dejado a sí mismo,
podría correr el peligro de no actuar todas o completamente sus posibilidades de
crecimiento.
El educador seguro y asegurador, consciente del propio deber y responsable, con
autoridad, aunque no autoritario, trata de instaurar un auténtico diálogo y una constructiva
confrontación con un joven. Vitalmente implicado en la relación educativa, su
personalidad, su pasado, sus miedos, sus ansias inciden en la formación del educando.
Es su obra la que educa.
Hoy, lo acabamos de decir, las relaciones jóvenes-adulto se han transformado
profundamente respecto de lo que eran en los tiempos de DB, lo cual comporta también
en esta perspectiva un modo radicalmente nuevo de interpretar y experimentar la idea y
el papel mismo de educador "padre", "hermano" y "amigo". Ante todo, es necesario que,
no considerándose ya posesor e intérprete único del sistema, y así imponer o proponer
certezas preconfeccionadas, él se sienta capaz de interpretar las necesidades juveniles
difícilmente expresables por ellos mismos, de acompañarlos en su no fácil búsqueda de
las respuestas a las preguntas fundamentales de la vida, de respetarlos en su derecho de
ser y sentirse protagonistas, de reducir la propia función predominante para educarse
mientras educa, sea en el terreno fácil de la confrontación, sea en el más difícil, pero
igualmente útil, del inevitable choque.
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4.- UN SALESIANO
4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
En el educador el joven no busca ya tanto al padre que piensa en todo en su lugar, al
amigo que le organiza el tiempo libre, al hermano que se interesa por su crecimiento, al
adulto que imparte órdenes, o al vigilante que amenaza castigos, sino al hombre capaz
de ponerse a su lado, más atento a su persona que a las exigencias genéricas de la
educación, más disponible para ofrecerle una aportación positiva para el desarrollo de
sus potencialidades no manifestadas, que atento a neutralizar únicamente los elementos
negativos y contraproducentes.
Conclusión
No queda sino concluir cómo hoy parece necesario no sólo el reclamo y la profundización
del concepto restrictivo del SP, cuanto el reclamo y la profundización de la prevención
como intervención meditada, precoz y difusa, que promueva series de iniciativas aptas a
orientar los recursos de las diversas etapas juveniles hacia proyectos estimulantes y
válidos, a predisponer para ellas oportunidades de crecimiento tales que no sólo
favorezcan el conocimiento del mundo y de las cosas –a éstas provee más que
suficientemente el internet-, sino sobre todo que hagan crecer su sentido de la vida y el
gusto del bien y de lo positivo.
Educar en estos escenarios proponiendo experiencias válidas e implicantes; hacer crecer
a los jóvenes desde dentro apoyándose en la libertad interior y contrastando los
condicionamientos exteriores; "conquistar el corazón" de los jóvenes para
comprometerlos serenamente por los valores, corrigiendo las desviaciones y conteniendo
sus pasiones; prepararlos al futuro juntando la formación de la mente con la adquisición
de habilidades operativas; llegar adonde nacen y se arraigan los comportamientos de los
jóvenes para desarrollar en ellos una personalidad capaz de decisiones propias y de
discernimiento; capacitarlos a los jóvenes para el sentido concreto de la vida social y
eclesial: he ahí el difícil deber del educador que quiere inspirarse en el SP de DB.
Las raíces son sólidas, las fuentes limpias y de ellas puede renacer, en formas ricas de
futuro, aquel actualizado "Nuevo Sistema Preventivo" deseado ya por el Rector Mayor
Don Egidio Viganò, aunque todavía no compuesto orgánicamente. Podrá surgir gracias al
esfuerzo conjunto de grupos preparados y de reuniones no sólo jurídicamente
"autorizadas", en las que estén necesariamente implicados SDB, FMA, Cooperadores
Salesianos, Antiguos Alumnos, grupos de la Familia Salesiana, con la ayuda de
historiadores, teólogos, espiritualistas, pedagogistas, educadores y pastores. A una
"Nueva Educación" que debe responder a la "Nueva Evangelización", no puede faltar la
aportación conspicua de un "Nuevo Sistema Preventivo".
Aunque se incluye todo el documento, en esta sesión se verá hasta el punto 5 del
documento.
Pistas para la reflexión y el comentario en grupo
Pueden ser las que se sugieren a continuación u otras que el Formador considere
apropiadas para su grupo.
Las 5 contenidas en el punto 3 del documento propuesto.
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4.- UN SALESIANO
4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.2.- EL SISTEMA PREVENTIVO: SU ACTUALIDAD
Debatir en el grupo las tres grandes líneas del sistema preventivo según Petitclerc que
podríamos aplicar en la actualidad:
- Restaurar la autoridad estableciendo una relación educativa basada en la
confianza.
- Permitir al joven proyectarse hacia el futuro siendo para él testimonio de
esperanza.
- Enseñarle a vivir juntos entre los jóvenes entre jóvenes y con los adultos,
estableciendo una alianza.
Para documentarnos
- F. Motto. 2006. “D. Bosco y la urgencia educativa del siglo XXI. Actualidad del
Sistema Preventivo”.
- A. Martinelli. 1995. “Una nueva etapa de compromiso apostólico para la educación
de los jóvenes”. II Congreso Mundial de Cooperadores Salesianos.
- Benedicto XVI. 2008. “Mensaje a la diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la
educación”.
- J. M. Petitclerc. 2005. “El sistema preventivo ante los jóvenes en dificultad”.
Jornadas “Jóvenes, emigración y trabajo: Desafíos para las FMA de Europa”.
Madrid, 2005.
- F.Savater. 2003. “El valor de educar”. 17ª edic. Editorial Ariel.
- J.A. Marina. 2005. “Aprender a vivir”. 5ª edic. Editorial Ariel.
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4.- UN SALESIANO
4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
4.4.3.3
El sistema preventivo: el amor
OBJETIVO
Asumir, personalmente y en grupo, la necesidad de actualizar este concepto, para su
aplicación en nuestro sistema educativo.
REFERENCIAS
Bíblicas
1Cor. 13, 4-7
PVA
PVA Estatuto Art. 10
CORVA Art. 15
METODOLOGÍA
La expuesta en el bloque temático.
Presentamos un documento síntesis con textos de distintos autores sobre el Amor en el
sistema preventivo, partiendo del texto original de D. Bosco.
Contenidos
- El amor: núcleo fundamental de su sistema pedagógico.
- Don Bosco y la pedagogía del corazón: hacerse amar.
- Amar lo que aman los jóvenes.
- Acoger a los jóvenes así como son.
- Importancia de una madurez afectiva.
- Palabras clave en la metodología del educador: dulzura, ternura, amabilidad,
cariño, franqueza, cercanía, autodominio, equilibrio, confianza...
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4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
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4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
Documentos base para la reflexión: El amor núcleo
fundamental en el sistema preventivo
“EL SISTEMA
JUVENTUD”
PREVENTIVO
EN
LA
EDUCACION
DE
LA
Don Bosco (MB 13,918-923. Apéndice en el PVA)
...Diré, pues, en qué consiste el sistema preventivo y por qué debe preferirse; sus
aplicaciones prácticas y sus ventajas.
...El sistema preventivo consiste en dar a conocer las prescripciones y reglamentos de
un instituto y vigilar después de manera que los alumnos tengan siempre sobre sí el ojo
vigilante del director o de los asistentes, los cuales, como padres amorosos, hablen,
sirvan de guía en toda circunstancia, den consejos y corrijan con amabilidad; que es
como decir: consiste en poner a los niños en la imposibilidad de faltar.
Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y en el amor; excluye, por
consiguiente, todo castigo violento y procura alejar aun los suaves.
...La práctica de este sistema está apoyada en las palabras de San Pablo: La caridad es
benigna y paciente... todo lo sufre, todo lo espera y lo soporta todo (1 Cor 13,4.7). Por
consiguiente, solamente el cristiano puede practicar con éxito el sistema preventivo.
Razón y religión son los medios de que ha de valerse continuamente el educador,
enseñándolos y practicándolos si desea ser obedecido y alcanzar su fin.
CORVA
15.5.3 LA AMABILIDAD
En clave metodológica, razón y religión deben tener siempre su punto de convergencia
en la amabilidad "confiado en la fuerza transformadora del amor -así reza el artículo- [el
Cooperador] trata de llegar al corazón y procura hacerse amar con madurez y
transparencia".
La expresión "confiado en la fuerza transformadora del amor" evoca una convicción
reiteradamente manifestada por Don Bosco y por él vivamente recomendada a los
miembros de su Familia apostólica. Es conocida una de sus últimas cartas dirigida a Don
Jaime Costamagna, en Argentina, en la cual escribe: "(...) yo, que me veo en una edad ya
bastante avanzada, quisiera poder tener a mi lado a todos mis hijos y a nuestras
hermanas de América. (...) Quisiera dictar a todos una conferencia sobre el espíritu
salesiano que debe animar y guiar nuestras accionas y cada una de nuestras palabras. El
Sistema Preventivo sea algo verdaderamente nuestro: (...) en las aulas que se escuche la
palabra 'dulzura', 'caridad', y 'paciencia' (...). Cada Salesiano sea amigo de todos, nunca
busque la venganza; perdone con facilidad y nunca haga referencia a las cosas ) ya
perdonadas. (...) La dulzura en el hablar, en el actuar y en el advertir, lo gana todo y a
todos".
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
La fórmula del artículo "trata de llegar al corazón" evoca conocidas expresiones del
opúsculo de Don Bosco sobre el Sistema Preventivo: haciendo uso de tal Sistema, el
Superior "por lo general logra ganar el corazón" del alumno; "el Sistema Preventivo hace
amigo al alumno"; por su medio "el educador gana (...) el corazón de su protegido".
El texto del Reglamento remite a la famosa carta del 10 de mayo de 1884 desde Roma.
En ella Don Bosco recomienda a los Salesianos amar a los jóvenes para que sean
amados por ellos. Aquí se transcribe un breve, pero significativo fragmento: 'Familiaridad
con los jóvenes, especialmente en los recreos. Sin la familiaridad no se puede demostrar
el afecto y, sin esta demostración, no puede haber confianza. El que quiera ser amado es
menester que demuestre que ama. Jesucristo se hizo pequeño con los pequeños y cargó
con nuestras debilidades. ¡He aquí el Maestro de la familiaridad! (...). El que sabe que es
amado, ama, y el que es amado lo consigue todo, especialmente de los jóvenes. Esta
confianza establece como una corriente eléctrica entre jóvenes y superiores. Los
corazones se abren y dan a conocer sus necesidades y manifiestan sus defectos Este
amor hace que los superiores puedan soportar las fatigas, los disgustos, las ingratitudes,
las faltas de disciplina, las ligerezas, las negligencias de los jóvenes".
La amabilidad es la caridad que se manifiesta y adapta a la condición del interlocutor (sea
muchacho, joven o adulo), sobre todo del más necesitado, que no sabe expresarse; es la
presencia amistosa que hace surgir la familiaridad, el afecto demostrado sensiblemente a
través de gestos comprensibles que favorecen la confianza y crean la relación que ayuda
a madurar. Esta actitud infunde seguridad interior, sugiere ideales, sostiene el esfuerzo
de superación. Es una caridad pedagógica que 'crea a la persona' y es percibida como
ayuda al propio crecimiento.
La amabilidad es, como dice en síntesis el Reglamento, "llegar al corazón y procurar
hacerse amar, con madurez y transparencia".
EL «AMOR»: PRINCIPIO SUPREMO DE LA METODOLOGIA
EDUCATIVA DE DON BOSCO.
Luciano Cian
CARACTERISTICAS DEL AMOR EN EL SISTEMA PREVENTIVO DE DON
BOSCO
Es algo difícil examinar, con un mínimo de seriedad, la componente «amor» en el
Sistema Preventivo. Quizá el mejor camino sea éste: analizar el contenido de algunos
pasajes en los que Don Bosco habla directamente de este rasgo de su sistema educativo.
Al hacer este camino, junto con otros que ya más ampliamente se han ocupado del
problema, habremos individualizado algunas características que definen bien este amor.
El amor es familiaridad
Familiaridad significa estar con los jóvenes, colocarse a su nivel, hacer las cosas que a
ellos les gustan, darles confianza. Nos viene a la memoria la queja de Juanito Bosco por
no poder hablar con su párroco: «Yo conocía a muchos buenos sacerdotes cumpliendo
con su sagrado ministerio, pero no podía tener con ellos familiaridad alguna... Muchas
veces, llorando, me decía a mí mismo y también a otros: Si yo fuera sacerdote, actuaría
diversamente; me acercaría a los niños, les diría una buena palabra... ».
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
A Don Bosco le gustaba estar entre sus jóvenes y salesianos. El estar entre ellos es para
él el gran remedio para hacer florecer el primitivo espíritu del oratorio: «Me fijé y vi que
eran muy pocos los sacerdotes y clérigos que estaban mezclados entre los jóvenes, y
muchos menos los que tomaban parte en sus juegos... En los primeros tiempos del
oratorio ¿Vd. no estaba siempre El Amor en la metodología de Don Bosco con los
jóvenes especialmente durante el recreo?... Pero ahora los superiores son considerados
sólo como tales y no como padres, hermanos, amigos; por tanto son temidos y poco
amados»
El amor es cordialidad y afecto profundo
El estar entre los jóvenes no es una técnica educativa; nace del amor por ellos.
«Queridos jóvenes, os amo a todos de corazón, y me basta con que seáis jóvenes para
que os ame extraordinariamente. Os aseguro que encontraréis libros dirigidos a vosotros
por personas más virtuosas y sabias que yo en mucho, pero difícilmente podréis
encontrar quien os ame más que yo en Jesucristo y que más desee vuestra felicidad»
(Introducción al Giovane Provveduto).
Muchas cartas expresan esta profundidad y autenticidad del afecto de Don Bosco.
Citamos una del 23 de julio de 1861: «Hace pocos días que vivo alejado de vosotros, mis
queridos jóvenes, y me parece que han pasado ya varios meses. Verdaderamente sois
mi delicia y mi consuelo, y me faltan las dos cosas cuando estoy lejos de vosotros».
El amor es afecto expresado y encarnado
Es consecuencia de la familiaridad que exige la percepción del afecto por parte del
educando en términos claros para él. Lo hace resaltar un párrafo de la Carta de Roma:
«...Falta lo mejor... que los jóvenes no sean solamente amados, sino que se den cuenta
de que se les ama... Que al ser amados en las cosas que les agradan, participando en
sus inclinaciones infantiles, aprendan a ver el amor en aquellas cosas que naturalmente
les agradan poco, como son la disciplina, el estudio, la mortificación de sí mismos. .. » (E
4 261-269).
EI amor es afecto concreto y sobrenatural
A quien desea el bien de los jóvenes nada le detiene; no se contenta con palabras y
desciende a los hechos. Y sobre todo, si está inspirado por la caridad sobrenatural, busca
su «Salvación» que tiene su origen y su fin en Jesucristo: «...Mi amor se funda en el
deseo que tengo de salvar vuestras almas, redimidas por la sangre preciosa de Cristo, y
vosotros me amáis porque trato de guiaros por el camino de la salvación eterna».
El amor es afecto incondicionado
Si uno «ama» a una persona, sin condiciones, ese amor permanece, a pesar de las faltas
que comete. Se pone de manifiesto principalmente en el momento del castigo, en la
aplicación de los principios que tantas veces hemos recordado y particularmente el que
dice así: «Comportaos de tal modo que el culpable abrigue esperanzas de perdón» (MB
16, 439-447).
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
EL SISTEMA DE DON BOSCO
Juan Vecchi
EL PRINCIPIO DEL MÉTODO: LA «AMOREVOLEZZA» (CARIÑO)
El sistema contempla también un conjunto suficientemente organizado de intervenciones,
métodos y medios con los que se interesa y se estimula al muchacho a su autodesarrollo.
La inspiración del método es coherente con el objetivo y con los contenidos. Además,
enlaza, en una sólida unidad de orientación, los diversos momentos educativos, los
diversos itinerarios, las diversas propuestas. El principio que inspira de modo unitario la
metodología es la «amorevolezza» (cariño). Es una realidad compleja, formada por
actitudes, criterios, modos y comportamientos. Hay que buscar su fundamento y su
fuente en la caridad que nos ha comunicado Dios, y por la que el educador ama a los
jóvenes con el mismo amor con el que le ama el Señor, no sólo en intensidad, sino
también en el modo que se manifiesta en la humanidad de Cristo. La educación es, para
él, una experiencia religiosa.
Pero la «amorevolezza» se caracteriza en que la caridad se manifiesta a la medida del
muchacho más pobre: se trata de una cercanía grata, de un afecto demostrado
sensiblemente a través de gestos comprensibles, que crean confianza y hacen que surja
la relación educativa. Esta produce seguridad interior, sugiere ideales, sostiene el
esfuerzo por superarse y liberarse Es una caridad pedagógica que «crea a la persona»
que el muchacho entiende como una ayuda a su propio crecimiento.
En la «amorevolezza» se cimenta la descripción de los roles educativos básicos: «El
director y los asistentes, como padres amorosos, hablen, sirvan de guía en todos los
acontecimientos, den consejos y corrijan amablemente». De ella se esperan efectos
inmediatos y ulteriores: «hace amigo al muchacho», «hace atento al alumno, de modo
que el educador podrá seguir hablando el lenguaje del corazón, tanto durante el tiempo
de la educación como después de ella»; «el alumno estará siempre lleno de respeto
hacia el educador y recordará siempre con sumo agrado la dirección recibida, teniendo
siempre a sus maestros y a los demás superiores como padres y hermanos».
Dos manifestaciones típicas.
La «amorevolezza» tiene manifestaciones típicas, y tal vez a ellas se debe prestar
atención cuando se pretende hacer una traducción del Sistema Preventivo a un contexto
determinado: son la amistad y la paternidad.
La primera aparece con mucha frecuencia en los escritos que se refieren a la experiencia
pastoral y a la praxis educativa de Don Bosco. La amistad fue un rasgo de su juventud,
demostración de su capacidad de dar y recibir afecto gozosamente y siempre de modo
personal y profundo. Fue buen amigo de su hermano José, con el que pasó horas de
confidencia y condividió planes infantiles de juego; amigo de los compañeros de Chieri, a
los que ayudó a hacer sus deberes y con los que fundó la primera de sus asociaciones:
amigo de Luis Comollo, con el que recorrió un largo camino de fervor espiritual. La
amistad ocupa un lugar relevante entre sus reflexiones pedagógicas. En las biografías de
Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Besucco, la amistad delicada, constructiva,
empapada de racionalidad y orientada hacia el progreso moral y la santidad, constituye
uno de los capítulos más delicados y más interesantes. El educador, según Don Bosco,
se hace amigo de los jóvenes y comparte con ellos, vida, búsqueda y aventuras.
Todo este conjunto hace ver la concepción eminentemente afectiva de la educación
propia del Sistema Preventivo. Don Bosco lo dirá explícitamente en esta afirmación: «La
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
educación es cosa del corazón, y todo el trabajo arranca de aquí; y, si no hay corazón, el
trabajo es difícil y el éxito problemático».
La expresión concreta de la amistad es la asistencia. Se entiende como deseo de estar
con los muchachos y condividir su vida: «Aquí, con vosotros, me siento a gusto». No es,
pues, una «obligación de estado», sino una cierta pasión de entender y ayudar a vivir las
experiencias de los jóvenes. Le dedicamos un punto más adelante.
La «amorevolezza» tiene otra manifestación singularísima: la paternidad. Es más que la
amistad. Es una responsabilidad afectuosa y autorizada que ofrece orientación y
magisterio vital y exige disciplina y compromiso. Es amor y autoridad. Es el carácter que
distingue al primer responsable de un programa. Realizada a lo largo de toda la jornada,
se concentra, no obstante, en manifestaciones individuales y colectivas, como la
«palabrita al oído» y las «buenas noches». Citamos estas dos expresiones, no por su
materialidad, sino porque revelan el perfil de la paternidad. Se extiende a cada uno y a la
colectividad, y en esta colectividad hay que protegerla, defenderla y subrayarla. Se
manifiesta, sobre todo, en «saber hablar al corazón», de modo personalizado y
personalizante, porque se atienden los problemas que actualmente ocupan la vida y la
mente de los muchachos; saber hablar, desvelando su importancia y su sentido, de modo
que toquen la conciencia, la profundidad. Las «buenas noches» y la «palabrita» son dos
momentos llenos de emotividad, que se refieren siempre a sucesos concretos e
inmediatos y que conducen a una sabiduría cotidiana con que afrontarlos: en una
palabra, enseñan el arte de vivir.
La amistad y la paternidad crean el clima de familia, en la que los valores se hacen
comprensibles y las exigencias, aceptables.
ELEMENTOS DE ACTUALIDAD EN EL SISTEMA PREVENTIVO DE
DON BOSCO
Francesco Motto:
El término cariño (“amorevolezza”) es omnipresente en la literatura salesiana, aunque
entendido con modalidades diversas. Está constituido por una verdadera disponibilidad
hacia los jóvenes, simpatía profunda por ellos, capacidad de diálogo, bondad, cordialidad,
comprensión. Propio del educador preventivo, se traduce en el compromiso de ser una
persona “consagrada” al bien de los educandos, siempre presente en medio de ellos,
dispuesta a afrontar sacrificios y trabajos en el cumplimiento de la propia misión.
Hemos llegado así a otro término “mítico”: la asistencia, muchas veces únicamente
entendida como fastidiante y omnipresencia física en condiciones de defender a un
menor y proteger a un débil indefenso, sin poner suficiente atención al peligro de
bloquear el natural y legítimo proceso de autonomía en maduración.
En la perspectiva del cariño quedan privilegiadas las relaciones personales. A DB le
gusta usar el término familiaridad para definir la relación correcta entre educadores y
jóvenes. El cuadro de las finalidades que se quieren alcanzar, el programa y las
orientaciones metodológicas que seguir, adquieren sentido concreto y eficacia, si están
marcados con genuino espíritu de familia, es decir, vividos en ambientes serenos,
alegres, estimulantes. A este propósito hay que recordar al menos el amplio espacio y la
dignidad dados por DB al momento de la recreación, al deporte, a la música, al teatro y al
patio. Es en la espontaneidad y la alegría de las relaciones donde el educador sagaz
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encuentra modos de intervención, tan sencillos en las expresiones como eficaces en los
resultados para la continuidad y para el clima de amistad en que se realizan. Para no
hablar de la experiencia de grupo, elemento fundamental de la tradición pedagógica
salesiana.
Hoy el cariño tradicional debería ser repensado tanto acerca de sus fundamentos como
en sus contenidos y en sus manifestaciones. Lo exigen la inédita relación entre adultos y
jóvenes y la autoconciencia de éstos, cada vez más atentos a dejarse “capturar” afectiva
y peligrosamente por los
adultos (pedofilia), la crítica situación de sus familias, caracterizada por la falta de
relaciones fraternas (hijos únicos), de constante presencia de la madre (inserta en el
mercado del trabajo), de relaciones duraderas entre los padres (divorcios, separaciones).
Se hace así mucho más necesario “inventar una concreta y articulada „pedagogía
preventiva familiar‟, que vuelva a aplicar, con especial preocupación crítica, en
situaciones ya cambiadas, los conceptos claves del „sistema‟, en especial el problemático
„cariño‟, oscilante entre creatividad afectiva, sentido tranquilizador de pertenencia,
captatividad ansiosa, violencia” (P. Braido, Prevenir, no reprimir, CCS, Madrid, 2001, p.
444).
Y como el mismo “espíritu de familia”, revivido y actualizado, debería superar las formas
de paternalismo y de familiarismo propias del pasado para llegar a actuar relaciones
“libres” y liberadoras, auténticamente personalizantes, también “la asistencia”, entendida
como “cerrazón de puertas y ventanas” del ambiente juvenil y presencia constante del
educador al lado del joven, debería contar con jóvenes que autónomamente navegan en
Internet, se comunican con móviles, se relacionan con centenares de canales televisivos,
se encuentran donde y como quieren.
Así también para responder a las legítimas, explícitas y cada vez más frecuentes
demandas de formas de activismo, de autogobierno, de autogestión, el SP debería
provechosamente y en los límites de lo posible conjugarse con ellas, valorándolas con
atención y satisfaciéndolas en las formas más idóneas.
…
Hoy, lo acabamos de decir, las relaciones jóvenes-adulto se han transformado
profundamente respecto de lo que eran en los tiempos de DB, lo cual comporta también
en esta perspectiva un modo radicalmente nuevo de interpretar y experimentar la idea y
el papel mismo de educador “padre”, “hermano” y “amigo”. Ante todo, es necesario que,
no considerándose ya posesor e intérprete único del sistema, y así imponer o proponer
certezas preconfeccionadas, él se sienta capaz de interpretar las necesidades juveniles
difícilmente expresables por ellos mismos, de acompañarlos en su no fácil búsqueda de
las respuestas a las preguntas fundamentales de la vida, de respetarlos en su derecho de
ser y sentirse protagonistas, de reducir la propia función predominante para educarse
mientras educa, sea en el terreno fácil de la confrontación, sea en el más difícil, pero
igualmente útil, del inevitable choque.
En el educador el joven no busca ya tanto al padre que piensa en todo en su lugar, al
amigo que le organiza el tiempo libre, al hermano que se interesa por su crecimiento, al
adulto que imparte órdenes, o al vigilante que amenaza castigos, sino al hombre capaz
de ponerse a su lado, más atento a su persona que a las exigencias genéricas de la
educación, más disponible para ofrecerle una aportación positiva para el desarrollo de
sus potencialidades no manifestadas, que atento a neutralizar únicamente los elementos
negativos y contraproducentes.
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
Conclusión
No queda sino concluir cómo hoy parece necesario no sólo el reclamo y la profundización
del concepto restrictivo del SP, cuanto el reclamo y la profundización de la prevención
como intervención meditada, precoz y difusa, que promueva series de iniciativas aptas a
orientar los recursos de las diversas etapas juveniles hacia proyectos estimulantes y
válidos, a predisponer para ellas oportunidades de crecimiento tales que no sólo
favorezcan el conocimiento del mundo y de las cosas –a éstas provee más que
suficientemente el internet-, sino sobre todo que hagan crecer su sentido de la vida y el
gusto del bien y de lo positivo.
Educar en estos escenarios proponiendo experiencias válidas e implicantes; hacer crecer
a los jóvenes desde dentro apoyándose en la libertad interior y contrastando los
condicionamientos exteriores; “conquistar el corazón” de los jóvenes para
comprometerlos serenamente por los valores, corrigiendo las desviaciones y conteniendo
sus pasiones; prepararlos al futuro juntando la formación de la mente con la adquisición
de habilidades operativas; llegar adonde nacen y se arraigan los comportamientos de los
jóvenes para desarrollar en ellos una personalidad capaz de decisiones propias y de
discernimiento; capacitarlos a los jóvenes para el sentido concreto de la vida social y
eclesial: he ahí el difícil deber del educador que quiere inspirarse en el SP de DB.
“Don Bosco y la urgencia educativadel siglo XXI. Actualidad del
Siatema Preventivo”
F. Motto.
Escribe DB: “no basta que los Jóvenes sean amados; hace falta que sepan que son
amados” Evidentemente, esto no significa decirlo con palabras, sino “demostrarlo”. Y se
puede hacer de muchas maneras. DB indica tres:
En primer lugar, con aquello que DB llama “amabilidad” (en italiano, “amorevolezza”), uno
de los tres principios metodológicos de su Sistema Preventivo. “La educación es algo que
tiene que ver con el corazón” se escribía en el ambiente salesiano de Turín-Valdocco, y lo
decían una personas que no eran padres de ningún hijo, pero a quienes muchos ayer y
hoy consideran padres.
Amabilidad que se traduce en la promesa que el educador ha hecho de ser, como ya
dicho, una persona totalmente dedicada al bien de los educandos, presente entre ellos,
preparado a afrontar sacrificios y fatigas para cumplir su misión, con disponibilidad,
simpatía, bondad, cordialidad, comprensión.
Amabilidad que significa un amor demostrado: la capacidad de entrar en relación
profunda con el joven, de estar bien juntos; capacidad de leer la propia vida y la de los
demás también en términos de sufrimiento, también de intentos que no han funcionado
bien. Nunca como hoy día necesitamos personas que amen las situaciones de lo jóvenes.
DB usaba el término familiaridad para definir la relación correcta entre los educadores y
los jóvenes. Evidentemente, hoy hemos de tener presente la fuerte autoconciencia de los
jóvenes y la crítica situación de sus familias, caracterizada a menudo por la falta de
relaciones fraternas (hijos únicos), de constante presencia de la madre (introducida en el
mundo del trabajo), de relaciones quebradas entre los padres (divorcios, separaciones).
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4.- UN SALESIANO
4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
En un clima de esperanza y de alegría. “el salesiano no se lamenta por los tiempos que
vivimos” al contrario ayuda a los jóvenes a utilizar todos los factores que ofrece el
progreso, poniéndolos en guardia contra los posibles daños que se pueden crear si se
utilizan mal los nuevos descubrimientos.
Educar, según DB, equivale a ofrecer el mejor terreno posible que permita al joven hundir
las propias raíces en la herencia familiar, social, cultural, con el objetivo de brotar a la
propia novedad de persona. Una gran parte del arte de educar consiste en saber
establecer alrededor del joven un clima de paz y de serenidad y de alegría. Esta alegría
es necesaria para el desarrollo del joven.
Pistas para la reflexión y el comentario en grupo
- Antes que una metodología o una técnica, "la educación es cosa del corazón",
decía Don Bosco. No se puede ser educador si no se ama a quien se quiere
educar. ¿Cuál es nuestra opinión sobre estas afirmaciones de Don Bosco?
- “Sin afecto no hay confianza. Sin confianza no hay educación.” ¿Cómo establecer
esta relación de estima y confianza con nuestros jóvenes?
- Quien ama está atento a las personas. ¿Cómo anda nuestra atención
consciente?¿De qué nos damos cuenta?¿Nos detenemos en saber lo que está
pasando a nuestro alrededor?¿Nos informamos?
- El eje central de la personalidad es el afectivo. ¿Es el amor (afecto) una actitud
profunda en tu vida?¿Cómo lo cuidas?
- ¿Cómo ayudar a los jóvenes de hoy en su maduración afectiva?
- D. Bosco nos ha dejado en herencia su propia experiencia encarnando los mil
detalles del amor. ¿Somos creíbles en este aspecto? ¿No existe, quizás hoy, una
crisis de credibilidad más que una crisis de autoridad?
- Cómo y cuáles deberían ser las características del amor en la actualidad.
PARA DOCUMENTARSE – OTROS RECURSOS
Bibliografía
- D. Bosco. 1877. “El sistema preventivo en la educación de la juventud”.
- F. Motto. 2006. “D. Bosco y la urgencia educativa del siglo XXI. Actualidad del
Sistema Preventivo”.
- F. Motto. 2006. “Elementos De Actualidad En El Sistema Preventivo De Don
Bosco”
- J. M. Petitclerc. 2005. “El sistema preventivo ante los jóvenes en dificultad”.
Jornadas “Jóvenes, emigración y trabajo: Desafíos para las FMA de Europa”.
Madrid, 2005.
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4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.3.- EL SISTEMA PREVENTIVO: EL AMOR
- Luciano Cian. El “Amor” : principio supremo de la metodología educativa de D.
Bosco”.
- P. Braido. 1984. “El sistema educativo de D. Bosco”.Publicaciones del Instituto
Teológico Salesiano. Guatemala 1984.
- J. Vecchi, “Un proyecto de Pastoral Juvenil en la Iglesia de hoy” Editorial CCS
Madrid 1990.
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
4.4.3.4.- EL SISTEMA PREVENTIVO: LA RAZÓN
4.4.3.4
El sistema preventivo: la razón
OBJETIVO
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4.4.3.4.- EL SISTEMA PREVENTIVO: LA RAZÓN
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4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
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4.4.3.5.- EL SISTEMA PREVENTIVO: LA RELIGIÓN
4.4.3.5
El sistema preventivo: la religión
OBJETIVO
Asumir, personalmente y en grupo, la necesidad de actualizar este concepto, para su
aplicación en nuestro sistema educativo.
REFERENCIAS
Bíblicas
Tb 4, 5
Jn 14, 6
Jn 6, 35
PVA
PVA Estatuto Art. 10.4
CORVA Art. 15
METODOLOGÍA
La expuesta en el bloque temático.
Presentamos un documento síntesis con textos de distintos autores sobre la Religión en
el sistema preventivo, partiendo del texto original de D. Bosco.
Contenidos
- Educación cristiana integral, fin que don Bosco propone a sus jóvenes.
- El trinomio de las tres eses: Salud, Sabiduría, Santidad
- El gran programa: alegría, estudio, piedad.
- El móvil de la pedagogía de don Bosco: la santidad.
- Educar a los jóvenes para que sepan cultivar el sentido religioso de la vida.
- Infundir en los jóvenes una devoción confiada y filial a la Virgen.
- Educar al encuentro personal con Cristo y a recurrir a su Gracia en los
sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía.
- Ayudar a descubrir y a vivir la dimensión comunitaria de la fe en la Iglesia
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4.4.- CARÁCTER EDUCATIVO SALESIANO
4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
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4.4.3.5.- EL SISTEMA PREVENTIVO: LA RELIGIÓN
- Proponer a los jóvenes experiencias significativas de servicio, de voluntariado, de
donación a los demás.
- Necesidad de educadores (y padres) que sean testigos de la fe.
Documentos base para la reflexión: La religión en el
sistema preventivo
“EL SISTEMA
JUVENTUD”
PREVENTIVO
EN
LA
EDUCACION
DE
LA
Don Bosco (MB 13,918-923. Apéndice en el PVA)
...
La práctica de este sistema está apoyada en las palabras de San Pablo: La caridad es
benigna y paciente... todo lo sufre, todo lo espera y lo soporta todo (1 Cor 13,4.7).
Por consiguiente, solamente el cristiano puede practicar con éxito el sistema preventivo.
Razón y religión son los medios de que ha de valerse continuamente el educador,
enseñándolos y practicándolos si desea ser obedecido y alcanzar su fin.
…
La confesión y comunión frecuente y la misa diaria son las columnas que deben sostener
el edificio educativo del cual se quieran tener alejados la amenaza v el palo. No se ha de
obligar jamás a los alumnos a frecuentar los santos sacramentos: pero sí se les debe
animar y darles comodidad para aprovecharse de ellos. Con ocasión de los ejercicios
espirituales, triduos, novenas, pláticas y catequesis, póngase de manifiesto la belleza,
sublimidad y santidad de una religión que ofrece medios tan fáciles, como son los santos
sacramentos, y a la vez tan útiles para la sociedad civil, para la tranquilidad del corazón y
para la salvación de las almas. Así quedarán los niños espontáneamente prendados de
estas prácticas de piedad y las frecuentarán de buena gana y con placer y fruto'.
…
7) Téngase como pestilencial la opinión de retardar la primera comunión hasta una edad
harto crecida, cuando, por lo general, el demonio se ha posesionado del corazón del
jovencito con incalculable daño de su inocencia. Según la disciplina de la Iglesia primitiva,
solían darse a los niños las hostias consagradas que sobraban de la comunión pascual.
Esto nos hace conocer lo mucho que desea la Iglesia sean admitidos pronto los niños a la
primera comunión. Cuando un niño sabe distinguir entre Pan y pan y revela suficiente
instrucción, no se mire lo edad: entre el Soberano celestial a reinar en su bendita alma.
8) Los catecismos recomiendan la comunión frecuente. San Felipe Neri la aconsejaba
semanal, y aun más a menudo. El concilio Tridentino dice bien claro que desea
ardientemente que todo fiel cristiano, cuando oye la santa misa, reciba también la
comunión. Pero esta comunión no sea tan sólo espiritual sino sacramental a ser posible,
a fin de sacar mayor fruto del augusto y divino sacrificio.
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4.4.3.- LA OPCIÓN DE DON BOSCO: PREVENIR
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CORVA
15.5.2. LA RELIGION
Este segundo criterio metodológico así lo describe el texto del Reglamento: el
Cooperador "cree en la 'acción invisible de la gracia en el corazón de todo hombre' y en el
valor educativo de la experiencia de fe".
El texto cita una frase relevante de la Gaudium et spes que lo justifica de esta manera:
"Cristo, en efecto, ha muerto para todos, y la vocación suprema del hombre en realidad
es una sola, la divina. En consecuencia debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a
todos la posibilidad de comunicarse, en la manera que sólo Dios conoce, con el misterio
pascual".
El Capítulo General 21 recordó la convicción, alentadora desde un punto de vista humano
y cristiano, que era muy familiar a Don Bosco: "en todo joven, aun el más desgraciado,
hay algún punto accesible al bien; el deber primario del educador es encontrar este
punto, esta cuerda sensible y sacarle provecho".
La religión implica, más en detalle, algunas actitudes fundamentales:
-
creer en la fuerza generadora y educativa del anuncio del Evangelio y del
contacto con el Señor Jesús especialmente en la oración y en los sacramentos;
- no descuidar el llamado a la conciencia y a la necesidad que toda persona tiene
de una profunda comunión con Dios y con el prójimo buscada y actuada en una
vida cristiana convencida y madura
- hacer percibir la belleza de la fe y de sus manifestaciones tanto litúrgicas como
propias de una renovada piedad o religiosidad popular;
- hacer surgir y promover en la vida cotidiana momentos y motivaciones religiosas a
través de la fiesta, las celebraciones, los aniversarios alegres o tristes. El criterio
metodológico de la 'religión' se puede aplicar también a los que no viven la fe
cristiana o pertenecen a otras religiones. Esto, sin embargo, exige un continuo e
inteligente discernimiento
EL SISTEMA DE DON BOSCO
Juan Vecchi
Interpretación actual del término «religión»
Es interesante acceder a algunas interpretaciones más recientes del binomio razón
religión, como síntesis de contenidos y como expresión de un objetivo.
El «primum» de la religión supone, según estas reformulaciones, tres opciones. La
primera es que todas las actividades y propuestas que ofrecen los educadores,
cualquiera sean su naturaleza y nivel, tienen una intención evangelizadora. Cuando aún
no se propone explícitamente el evangelio, la vida y las actitudes del educador lo
manifiestan y lo ofrecen de manera deseable. La claridad del objetivo está de acuerdo
con la gradualidad del camino, la cualidad de los criterios con la diferenciación de la
propuesta allí donde los medios pedagógicos de la religión no se pueden proponer.
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4.4.3.5.- EL SISTEMA PREVENTIVO: LA RELIGIÓN
En segundo lugar, supone la conexión profunda del evangelio con la cultura, y el
progreso cultural con el evangelio. Se trata de hacer ver cómo las grandes aspiraciones
individuales y sociales encuentran en Cristo y en la comunidad que lo prolonga, una
respuesta adecuada y una propuesta que remite más allá aún de lo que se le pide.
El itinerario puede partir de intereses culturales. En éstos, hace falta realizar una obra de
liberación para superar instintos de posesión individual; hace falta estimular y proponerse
preguntas sobre el sentido de estos intereses y valores, llevando la búsqueda hacia las
últimas explicaciones, para abrir así, apenas se presente la oportunidad, el tema sobre la
humanidad de Cristo.
Por último, el encuentro con Dios será el objetivo final de la educación, tanto si se puede
proponer explícitamente desde el comienzo, como si hubiera que adoptar una
gradualidad pedagógica que se pone al ritmo de la libertad del joven; tanto si este
encuentro se realiza con la mediación explícita y aceptada de Cristo y de la Iglesia, como
si queda en una tendencia de la conciencia o una manifestación aún genérica del
sentimiento religioso.
Religión querrá decir, pues, formación espiritual, desarrollo del sentido religioso,
educación de la religiosidad, atención a la problemática existencial, información
evangélica, conocimiento de Jesucristo al nivel de los jóvenes.
“Don Bosco y la urgencia educativa del siglo XXI. Actualidad del
Sistema Preventivo”
Francesco Motto:
... la religión. La forma más alta de la razón-racionalidad humana es la aceptación del
misterio de Dios. Por lo tanto una religión:
- Entendida como religiosidad y como religión positiva constituye el máximo objetivo
para DB; la pone en la cumbre del proceso educativo e impregna todo el estilo
educativo.
- Pero al mismo tiempo instrumento de educación, en función de una vida cristiana
orientada a la comunión con Dios creador y Jesús redentor. DB está convencido
que no es posible una verdadera educación sin una apertura al trascendente. DB
conoce en el fondo la debilidad y la inconstancia del joven y le ofrece como
remedio la religión, en línea con los presupuestos de su pedagogía.
- No especulativa ni abstracta si no fe viva, arraigada en la realidad, hecha de
presencia y de comunión, de escucha y de docilidad a la gracia. No un
sentimiento, pietismo o iluminismo. Una religión en la que los jóvenes son
gradualmente introducidos, que dialoga con la razón y la ternura, en la cual están
salvados los valores del hombre y del cristiano. No en balde, “las columnas” del
edificio educativo salesiano son la Eucaristía, la Penitencia, la devoción a la Virgen
y el amor a la Iglesia y a sus pastores.
La educación es por lo tanto un “itinerario” de oración, de liturgia, de vida
sacramental, de dirección espiritual.
Que considera la santidad como el fin de esta vida. Santidad que quiere decir
sencillamente hacer cada día el propio deber a la luz de Dios.
Santidad “ferial”, santidad para todos. El riesgo que corre el educador es el de “volar
bajo”, a ras de tierra, con la excusa de adaptarse a la mentalidad de los jóvenes, no
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4.4.3.5.- EL SISTEMA PREVENTIVO: LA RELIGIÓN
exigiendo el cumplimiento del “deber, evitando cualquier esfuerzo y sacrificio, sin
acostumbrarlos a hacer frente con realismo a las dificultades de la vida cristiana. Hoy día
fácilmente nos olvidamos de las necesidades religiosas y morales, visto el clima
naturalista y materialista de la cultura emergente, o nos acercamos al mundo del
ocultismo, de lo mágico, de las supersticiones, de la astrología, de la New Age.
ELEMENTOS DE ACTUALIDAD EN EL SISTEMA PREVENTIVO DE
DON BOSCO
Francesco Motto:
Lo que fue la preocupación de DB frente a los fenómenos del indiferentismo, del
anticlericalismo, de la irreligiosidad, del proselitismo protestante, del paganismo, no
debería ser muy distinta de la de los educadores de hoy, a los cuales se pide una
confrontación mucho más sólida y profunda entre cultura y fe, aunque no fuera más que
por el hecho de que entre ellos y Don Bosco se coloca, como ya se ha dicho, el siglo que
ha visto el modernismo, el movimiento litúrgico, la fundación y el reforzamiento de la
moral y de la espiritualidad, la vuelta a las fuentes del mensaje cristiano anunciado en la
Escritura, el Concilio.
Vaticano II, el ecumenismo, el redescubrimiento del papel de los seglares en la Iglesia...;
y también, contemporáneamente, guerras y revoluciones políticas y sociales de
dimensiones planetarias, difusión de una mentalidad relativista en los campos tanto del
saber como del vivir, fundamentalismos y cortocircuitos entre religión, estado, política,
crisis del derecho internacional...
Pistas para la reflexión y el comentario en grupo
- ¿Cómo suscitar, hoy, en los niños, en nuestros jóvenes, el sentido religioso de la
vida? ¿Qué iniciativas podríamos proponer a los jóvenes de nuestro ambiente?
- ¿Qué ocasiones, momentos, experiencias de la vida cotidiana pueden ser
adecuados para formar en los jóvenes una "mentalidad de fe"?
- ¿Qué propuesta de fe se hace a los jóvenes en la formación religiosa que ofrecen
nuestras comunidades eclesiales? ¿Es una propuesta viva, que entra en contacto
con su experiencia y la ilumina?
- Don Bosco fue un forjador de jóvenes santos. En nuestro compromiso como
“educadores en la fe”, ¿qué dificultades encontramos a la hora de ofrecer a los
jóvenes momentos espirituales fuertes, experiencias de testimonio y de servicio?
¿Somos testigos creíbles al hacer esta propuesta de fe?
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PARA DOCUMENTARSE – OTROS RECURSOS
Bibliografía
- D. Bosco. 1877. “El sistema preventivo en la educación de la juventud”.
- F. Motto. 2006. “D. Bosco y la urgencia educativa del siglo XXI. Actualidad del
Sistema Preventivo”.
- F. Motto. 2006. “Elementos De Actualidad En El Sistema Preventivo De Don
Bosco”
- J. M. Petitclerc. 2005. “El sistema preventivo ante los jóvenes en dificultad”.
Jornadas “Jóvenes, emigración y trabajo: Desafíos para las FMA de Europa”.
Madrid, 2005.
- P. Braido. “El sistema educativo de D. Bosco”. Publicaciones del Instituto
Teológico Salesiano. Guatemala 1984.
- J. Vecchi, “Un proyecto de Pastoral Juvenil en la Iglesia de hoy” Editorial CCS
Madrid 1990.
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