1 Cultura de la Legalidad y la Integridad para Colombia

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Cultura de la Legalidad y la Integridad para Colombia-CLIC
HACER CLIC: CONTEXTO ÉTICO-SOCIAL
Jorge Yarce
Veamos cuál es el contexto ético social en la
Además, como lo afirman los estudios de
sociedad de hoy y cómo se han generado una
Richard Layard (La felicidad, Taurus, 2005), el
serie de ideologías éticas que tratan de
aumento del nivel de desarrollo y de la riqueza
imponerse, creando una nueva cultura que hace
no hace más feliz a la gente. El progreso
difusas las fronteras entre lo que está bien o lo
material parece traer más inseguridad, violencia
que está mal; o trasladan la decisión a
e injusticia. Ahora existe más violencia
referentes que no aceptan ni la verdad, ni
generalizada que antes, a pesar de los niveles
principios que tengan validez para todos.
de desarrollo logrados en muchos países.
El papel dominante del consumismo
Además (según Pérez Adán):
Como lo explica José Pérez Adán (“Repensar la
familia”, EIUNSA, 2006) el consumismo está
directamente relacionado con el individualismo,
con la violencia, con un falso sentido de la
autonomía y con el olvido de lo colectivo que
puede derivar en la violencia y en la anarquía
social. Veamos su explicación más en detalle:
- La intolerancia adquiere fuerza porque el
diálogo social está amenazado en su raíz por el
individualismo.
- No se respeta el pluralismo necesario en la
sociedad.
- Se debilita la búsqueda del entendimiento
necesario para sacer adelante los proyectos que
interesan a todos los actores sociales.
El consumismo:
-Tiende a igualarnos a todos, pero el
individualismo a que da lugar, en realidad nos
separa y nos enfrenta unos a otros.
- Se incrementan los sistemas de control
creyendo que con ellos se mantendrá el orden y
lo que realmente se produce es el desorden.
- La uniformidad nos hace dependientes de él.
La ética consumista
- Somos libres eligiendo consumir, y al consumir
nos hacemos esclavos de lo que consumimos.
En la Ética consumista:
- La posesión hace que surja la exclusión de los
demás.
- Se reduce el bien a lo práctico, a lo útil,
finalmente a lo económico como fuente única
generadora del bienestar de las personas.
El consumismo trae de la mano el individualismo
y la pérdida del sentido comunitario.
- Lo que importa es lo que se hace y lo que se
tiene más que lo que se es.
El consumismo potencia riesgos de la libertad
de una economía de mercado:
- Se privilegia el crédito sobre el ahorro para
poder gastar más.
- Trata de imponer el consumo y con ello la
dependencia y la manipulación de los
consumidores para obligarlos a comprar ciertos
productos.
- El poder de consumo es lo que define el grado
de bienestar individual.
- Los deseos se vuelven comunes y se da un
choque entre los deseos de unos y otros: unos
quieren tener lo que los otros tienen o tener más
de lo que ellos tienen: aparecen también la
violencia , la corrupción, la inequidad y la
anarquía.
- La autonomía está, contradictoriamente, unida
a la dependencia de las cosas.
Se trata de una ética materialista donde la
felicidad muy poco tiene que ver con la paz
interior o con el vínculo social de las personas.
- Y con ellos: el consumo de alucinógenos, el
alcoholismo, los excesos sexuales, la violación
de los derechos humanos, y la desintegración
de la familia.
La organización, vista desde este enfoque, es
un mecanismo productor de bienes de consumo
y servicios para el incremento de las ganancias
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y para la consecución del éxito económico. El
dinero y el poder son los grandes catalizadores
de las energías del individuo.
El lema del individualismo consumista es la
TRIPLE P: “Plata, poder y placer”:
- La plata se convierte en valor supremo cuando
se piensa que con ella se puede conseguir casi
todo, incluidos el poder y el placer.
- Se le coloca como llave del éxito, lo que abre
todas las puertas en la vida.
-El éxito y su opuesto el fracaso, son dos
grandes intrusos en la vida humana.
- La educación está muy influenciada por ese
enfoque: se forma a las personas para
conseguir ante todo el éxito económico.
Es fácil que una escala de valores presidida por
el dinero conduzca a las personas a una visión
materialista de la vida y de sus aspiraciones y
relaciones. Eso les llevará a mirar todo en razón
del dinero que se posee o de las cosas que se
pueden conseguir con él.
El poder, en todas sus gamas:
- Objeto superior de la ambición personal.
- Se resume en “poder para poder”, para mover
el mundo, para ponerlo a los pies del vencedor.
- Poder para tener la satisfacción de ser
admirados, respetados o temidos.
Poder que da el ocupar determinado cargo, u
ocupar determinada posición en la organización,
que permite a la persona ser el centro de la
atención por parte de los demás. Inseparable de
la vanidad y del orgullo que llevan a pensar que
por poder más, de alguna manera somos más
que los demás. A veces se disfraza o se
esconde en el prestigio.
Poder que en muchos casos es prepotencia,
capacidad de mirar a los demás por encima del
hombro, de avasallarlos, de atropellarlos con los
propios logros o aspiraciones. Búsqueda de
títulos y honores, no pensando tanto en servir
como en servirse de ellos para figurar o
aparentar.
La
cultura del placer o “hedonista” está
impulsada también por los medios de
comunicación cuyos contenidos cargan la mano
en ese sentido y buscan estimular la
imaginación en formas cada vez más sutiles y
sofisticadas, al tiempo que abiertas y ausentes
de una mínima moderación. Alegando que eso
es lo que le gusta a las personas o lo que da
sintonía a una película o a un programa. En este
sentido la Internet es un buen ejemplo de un
poderoso instrumento de difusión de una cultura
sensualista, ya que no tiene ninguna limitación
de contenidos.
La Triple P: una forma de ejercer violencia:
- Violencia económica de quienes poseen más.
- Violencia desde el poder que da una posición.
- Violencia del placer que trata de imponerse a
toda costa, como si esa fuera la norma de
actuación a seguir.
La ética individualista
La ética consumista lleva de la mano con la
ética individualista: centrada en el yo,
alrededor del cual gira toda la actividad, y en la
defensa de las libertades y privilegios
individuales más que los de orden social.
Es bueno lo que favorece al individuo y malo lo
que lo limita. Su vinculación con el egoísmo es
inevitable. Aquí lo que importa es el logro
individual y queda muy poco espacio para la
dimensión de comunidad. En todo caso ésta se
subordina a los intereses del individuo y su
misión principal es garantizar su acción.
Se da un dominio del hacer para tener, y se
tiene del activismo: hacer por hacer, donde no
hay tiempo más que para eso.
En esta ética la organización:
- Es un mecanismo productor de bienes para
satisfacer apetencias personales como un estilo
de vida.
- Es una forma más del utilitarismo: lo que
interesa ante todo es el beneficio económico.
- Si se trata de prestar servicios, hay que
hacerlo lo mejor técnicamente pero no importa
tanto para quién y con que lazo con la
comunidad, y con qué responsabilidad social.
- Interesa ante todo dominar los mercados, el
hacer utilidad, el ganar a los otros, y que el
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Estado ponga las menores trabas posibles para
lograr los objetivos económicos. Es una forma
de “capitalismo salvaje”.
La autonomía en este tipo de Ética es defensa y
radical posicionamiento de los intereses del
individuo porque la sociedad pasa a un segundo
plano.
Individualismo y utilitarismo convergen en el
consumismo, y juntos dan lugar a ciertas formas
de violencia y agresividad entre los individuos y
de éstos con la sociedad.
Ese individualismo, llevado a la familia, produce
consecuencias
negativas:
matrimonios
disueltos,
hijos
sin
padres,
familias
desintegradas que no pueden cumplir su
objetivo de educar a los hijos para la vida.
La ética relativista
Es otra ideología dominante hoy, a la que
conducen el utilitarismo y el individualismo:
En ella:
- Cada uno hace valer su propia ética sin que
los demás puedan reprocharle nada.
- Solo hay puntos de vista igualmente válidos. Si
todo depende de la óptica de donde se mire, no
podemos hablar de una ética con principios
válidos para todos.
- Lo único que se acepta son normas por
consensos mayoritarios para unos determinados
propósitos.
El relativismo está estrechamente vinculado al
escepticismo como negación de la posibilidad
de la verdad. Afirma la libertad desconectada de
la verdad. Muchas de las verdades universales
son entendidas como anticuadas o pasadas de
moda, y vivirlas es ir contra la corriente.
- Cada uno deja a su conciencia la valoración de
las situaciones según criterios netamente
individuales.
- Cada uno es libre de hacer lo que quiera
mientras no se enfrente a la ley. La ética es un
asunto privado.
- La autonomía debe ser lo más absoluta
posible, de modo que el individuo autosatisfaga
sus necesidades con total respeto de los demás.
Para los relativistas:
- No hay verdades plenas, sólo medias verdades
o, mejor aún, verdades a medias.
- El tema central es la idea de libertad absoluta.
- Domina la posibilidad de actuar: dónde, cuándo
y cómo se quiera, sin juzgar a nadie ni ser
juzgado.
En este tipo de ética cualquiera acaba
imponiendo las normas, poniendo en práctica
aquello de Hobbes: “El hombre es lobo para el
hombre”. Contrariamente a la noción misma de
relativismo, se erige en principio supremo la
democracia como regla de las reglas, a la cual se
remite todo el sistema de decisiones de una
sociedad, sin tener en cuenta otros referentes, ni
principios comunes a todos.
No hay propiamente reflexión ni análisis ético, ni
posibilidad de una teoría ética. Lo que importa
es que el individuo haga por sí mismo ajustes al
comportamiento, según lo que considere mejor.
Así, la posibilidad de vivir, en tiempo real, lo que
sucede en otras partes del mundo, gracias a
Internet, lleva a las personas a replicar
conductas y a pretender pasar acríticamente y
sin una referencia ética, respecto a los
comportamientos ajenos.
Por eso, el relativismo goza de buena imagen
social porque se adapta al pensamiento de la
mayoría, no cuestiona nada e invoca la
tolerancia absoluta y a la permisividad. En este
entorno, se vuelve atractivo porque facilita que
todos los públicos, en cualquier escenario,
puedan adherirse a él.
Cuando la interpretación de los hechos
corresponde a la manera como cada uno
entiende la verdad de los mismos, el concepto
de lo que debe ser pasa a segundo plano
porque cada uno estima que su intelecto y
conciencia son suficientes para validar
el
comportamiento.
Si se borran las fronteras de la moralidad, las
acciones cobran valor en la medida en que cada
uno las vive y, de esta forma, todo es temporal e
intrascendente. Es lo que Ortega y Gasset llama
“teoría suicida” del relativismo: si todo es
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relativo, entonces esta afirmación se convierte
en algo no relativo, en la “verdad” del
relativismo, con lo cual queda amenazada su
misma esencia, pues por principio niega la
verdad.
La corrupción
Es el mayor costo social de la falta de Ética. Es
sin duda, al menos en los países
latinoamericanos, el mayor problema que afecta
a los negocios, según los datos del Foro
Económico Mundial en el informe sobre
Competitividad, y también el que más afecta su
gobernabilidad.
pero, más fundamentalmente, en forma preventiva y
positiva, mediante la promoción de la Ética
personal, Ética empresarial y Pública, y de la
práctica de los valores a nivel corporativo para que
o se queden simplemente como conceptos ideales,
sino que conduzcan a la vivencia a través del
comportamiento que busca obrar bien.
Los gobiernos hablan de cero tolerancia a la
corrupción, aunque no trabajan con igual ahínco en
la tarea preventiva de la misma. Los presupuestos
económicos van más hacia la persecución y el
castigo penal del delito que al fomento de una
cultura ética de la legalidad y la integridad en lo
público.
Causa efectos muy diferentes:
- Apropiación de los dineros ajenos –del estado
o de las empresas y particulares- en beneficio
propio o en favor de terceros.
- Constituye un grave daño a la economía y a
todo tipo de organizaciones, a través de
conductas éticas viciadas.
- Obstaculiza el desarrollo económico,
social y político porque conduce al
desmoronamiento de las instituciones.
Más que a una especie de patología genética
social, a la que se refieren algunos, se debe a la
debilidad de las instituciones públicas y privadas
en sus mecanismos de gestión y a la marcada
ausencia de una cultura ética generalizada que
sirva como dique moral y refuerce la credibilidad
en las instituciones.
Claro que cuentan también:
En la comunidad empresarial ocurre otro tanto: no
se presta demasiada atención al arraigo de las
conductas éticas y al fomento de procesos de
desarrollo de valores en las organizaciones en para
que la ética sea consustancial al quehacer
organizacional, debido a la falsa creencia de que la
Ética es asunto de las personas, no de las
organizaciones.
Ética realista (personal y comunitaria)
Frente a los tres tipos de ética citados surge la
ética realista o humanista (personal y
comunitaria) que sostiene:
- La existencia del bien y del mal en la conducta
humana.
- La búsqueda de bienes o valores que
perfeccionan a la persona y se expresan en su
comportamiento.
- Las debilidades de los sistemas de justicia,
con crecientes niveles de impunidad.
- La necesidad de normas o principios básicos
como referente superior de la conducta y fuente
inspiradora de diferentes de valores.
- La aceptación social de conductas que
implican corrupción, a las que se acostumbran
los ciudadanos.
-La creación, a nivel personal, de hábitos que
perfeccionan a la persona, fruto de valores
interiorizados y practicados libremente.
De ahí la necesidad de una vigorosa reacción de la
sociedad civil para que el Estado, la política,
todos los poderes públicos, estén alertas, y se
emprendan acciones de fondo para fortalecer la
moral pública y la fe en las instituciones.
Una definición
La corrupción es un fenómeno creciente en las
naciones, que hay que combatir represivamente
•
Una reflexión práctica que orienta a la
persona para hacer libremente el bien.
• El arte de vivir rectamente conforme a la
razón.
La Ética no nos dice que tengamos en la cabeza
un conjunto de reglas aprehendido con
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anterioridad. Es que hay en nosotros conceptos
básicos que saltan en forma espontánea y que,
ante la complejidad de las situaciones requieren
aclaraciones para poder ser aplicados
correctamente. De otro modo nuestro juicio
puede ser equivocado.
La Ética nos ayuda a iluminar el camino para
recorrerlo bien, no es un obstáculo para
impedirnos avanzar o un conjunto de deberes
impuestos a pesar nuestro, o que siempre
señalan lo que no debemos hacer. Más bien nos
marca por dónde podemos andar mejor.
Esta Ética nos indica que si mantenemos vivo el
sentido de orientación hacia el bien que
buscamos, ese bien se podrá realizar a través
de nuestros comportamientos y los demás lo
podrán percibir en ellos.
Las intenciones éticas siempre anteceden a la
acción y son oportunas pero no son suficientes
porque se pueden quedar ahí sin pasar a la
acción.
En ese caso podríamos pensar que somos
éticos porque tenemos buenas intenciones, pero
eso es poco todavía. Incluso podríamos cometer
el gran error de juzgar a los demás por lo que
hacen y a nosotros mismos por nuestras buenas
intenciones, y esto sería un error tremendo. Ahí
la Ética se quedaría a mitad de camino.
Solamente soy ético de verdad en la medida en
que en mi vida el bien echa raíces en la
conducta. No se trata de una ciencia exacta sino
de una guía, de una búsqueda racional y
voluntaria para hacer bien las cosas.
La autonomía que pretende la ética realista y
humanista es autodominio, pero abierto a la
interdependencia.
Para este tipo de ética vale la expresión
kantiana: “Para la ley, un hombre es culpable
cuando viola el derecho de los demás. Para la
ética, es culpable si piensa hacerlo”.
Aunque la vivencia es subjetiva, eso no quiere
decir que la ética se someta a una interpretación
arbitraria, como ocurre cuando se piensa que
ante ciertas circunstancias externas −la presión
del ambiente o el hecho de que otros ya lo
hacen− en la empresa hay que hacer cosas
contrarias a lo que dicta la conciencia para
poder lograr ciertos objetivos.
La ética personal o corporativa:
- No se vive por la imposición de conceptos sino
como una convicción que se adquiere.
- Es algo para vivir y practicar en libertad como
fruto de la adhesión consciente y voluntaria de
las personas.
- No se obra tanto por lo que preceptúa un
código ético como por una adhesión personal a
una manera correcta de hacer las cosas.
- Es tan importante el comportamiento individual
como su proyección corporativa y como la
vivencia compartida de unos principios y valores
que fortalecen la cultura de la empresa.
- De la interdependencia se pasa a la
solidaridad como colaboración y mutua ayuda.
La ética comunitaria (social y pública) privilegia
la ordenación al bien común por sobre los
intereses particulares. La autonomía no sólo es
interdependencia sino compromiso con la
construcción de la comunidad. Para ella, en la
organización hay que mirar no sólo la cuenta de
resultados o el balance sino la responsabilidad
social con el entorno, la calidad de vida de sus
integrantes y la sostenibilidad económica, social,
ambiental y ética de la organización.
La Ética es una sola y se proyecta en los 4
ámbitos: la Persona, la Familia, la Organización
y la Comunidad
Una Ética más centrada más en
- Hacer el bien que en atacar el mal.
- La libertad que en la obligación.
- El amor que en el deber.
- La voluntad que en el mandato.
- La conciencia más que en la inteligencia.
- Los valores y virtudes que en las normas.
- El obrar interior que en el hacer exterior.
- El servicio que en el beneficio.
- La espontaneidad que en la coacción.
- El dar que en el tener.
- El ser que en el hacer.
- En el trascender más que en el ser.
- En la rectitud que en el equilibrio.
- En la felicidad que en el éxito.
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La triple S : “ser, servir, solidaridad”:
- Si mi principal preocupación es ser lo que
quiero ser, el tener se desplaza a un segundo
lugar, como también se desplaza el estar: estar
bien, estar tranquilo, estar cómodo, estar
satisfecho.
- Ser me impone unas condiciones de entrada:
soy persona con una índole corporal y espiritual,
con una intimidad y con una capacidad de
trascendencia, con unos nexos de convivencia
que me comprometen con los demás.
- Ser significa un ser espiritual capaz de amar,
de comprometer, de prometer, de ser fiel, de
cumplir lo prometido, de cambiar y de tener
esperanza, de compartir con el ser amado, de
esperar, de comprender, de olvidar, de
perdonar, y eso no depende del ejercicio físico o
de la ropa que lleve.
La cultura del ser es más bien interiorizante y
espiritual: busca la satisfacción de la persona en
términos de sentirse más o menos feliz, aunque
no disponga de muchos bienes económicos.
Incluso la sobreabundancia de estos tiende a
ahogar la vida.
Es un asunto de vitalidad interior de la persona,
que usa de su libertad para decir si o no, para
elegir lo que es bueno, el bien moral, la finalidad
adecuada al ser humano.
La cultura del ser:
- Se orienta al servicio como algo que ennoblece
a la persona, que la engrandece en lugar de
humillarla, de rebajarla.
- Se basa en el dar, en la generosidad, fruto de
la apertura a los demás.
- Se llega a la donación de sí mismo que nos
hace trascender en especial en la solidaridad.
Es imposible que la persona logre la suficiencia
sólo con tener o poseer cosas, con disfrutar del
placer o con el ejercer el poder. Si eso no
redunda en bien de los demás, es simplemente
un egoísmo destructor de la convivencia.
Hay una íntima conexión entre el ser, servir y
ser solidario. Todos confluyen en la donación,
en la entrega de sí mismo. Dando se es más,
dando se sirve mejor, y dando se solidariza uno
más con los demás, les ayuda a ser y, de paso,
a tener más: no sólo cosas, conocimiento,
valores, virtudes.
El servir no se puede separar del amor como
expresión plena de la entrega a los demás. Y en
todo eso juegan un papel decisivo el trabajo
personal y las relaciones interpersonales que,
además del perfeccionamiento propio, le
permiten a la persona trascender, mirar más allá
de sí misma en busca del bien común.
Una ética basada en el ser, servir y en la
solidaridad
se
guía
por
motivaciones
trascendentes, que lleva a la persona a salir de
sí misma en busca de la relación interpersonal
que lo pone en contacto con los demás.
Cuando en la Cultura de la Legalidad y la
Integridad (CLIC) decimos que se proyecta,
además del ámbito personal, en los demás
ámbitos (familia, organización y sociedad)
estamos diciendo que se trata de una Ética
personal y comunitarias porque se hace
realidad, a partir del individuo mismo, en la
colectividad y en tres de sus formas concretas.
Los valores que encierran la Legalidad y la
Integridad adquieren connotaciones propias en
cada uno de esos ámbitos, pero el punto de
partida es siempre la persona misma, de donde
arranca toda configuración de una cultura ética.
Cualquiera de las dimensiones comunitarias que
adquiere la Ética es fruto primero de una
vivencia ética personal y, a la vez, tiene
repercusiones en la persona provenientes de la
influencia de lo familiar, de lo corporativo o de lo
social y público.
Desde ninguno de esos ámbitos se puede
imponer normativamente la práctica ética: en
realidad aunque existan normas éticas, lo único
que hace viable su vivencia es la libre
determinación de las personas de ser éticas.
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