Concilio Evangélico Pentecostal Arca De Salvación

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Concilio Evangélico Pentecostal Arca De Salvación
Departamento de educación
Celebración de la semana de la Biblia
del 22 al 26 Sept 2015
2da: Conferencia Jueves 24 de sept.
APOLOGETICA CRISTIANA EN DEFENSA DE LA BIBLIA
Maestra bíblica Katia Camilo
La Apologética Cristiana: en defensa de la Biblia
"¿Qué es la Apologética Cristiana?"
La palabra inglesa “apology” viene de una palabra griega que significa
fundamentalmente “dar una defensa.” La Apologética Cristiana, entonces, es
la ciencia de dar una defensa de la fe cristiana. Hay muchos escépticos que
dudan de la existencia de Dios y/o atacan una creencia en el Dios de la Biblia.
Hay muchos críticos que atacan la inspiración y la inerrancia de la Biblia. Hay
muchos falsos maestros que promueven doctrinas falsas y niegan las verdades
claves de la fe cristiana. La misión de los apologéticos cristianos es combatir
estos movimientos, y en su lugar, promover al Dios cristiano y la verdad
cristiana.
El versículo clave en la Biblia para la apologética cristiana es 1 Pedro 3:15,
1
“sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre
preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el
que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…” No hay excusa
ninguna por qué un cristiano sea completamente incapaz de defender su fe.
Todo cristiano debe poder dar una presentación razonable de su fe en Cristo.
No, no todo cristiano necesita ser experto en la apologética. Todo cristiano,
sin embargo, debe saber lo que cree, por qué lo cree, cómo compartirlo con
otros, y cómo defenderlo contra mentiras y ataques.
Hay dos aspectos primarios / métodos de la apologética cristiana. El primero,
comúnmente conocido como la apologética clásica, involucra el compartir
pruebas y evidencias que muestran que el mensaje cristiano es verdad. El
segundo, comúnmente conocido como la apologética presuposicional,
involucra el confrontar las presuposiciones (ideas preconcebidas,
suposiciones) tras de las posiciones anticristianas. Proponentes de los dos
métodos de la apologética cristiana a menudo se debaten sobre cuál método
sea el más eficaz. Parece ser más productivo usar ambos métodos,
dependiendo de la persona y la situación.
El segundo aspecto de la apologética cristiana, la cual es evitada muchas veces,
es la segunda mitad de 1 Pedro 3:15, “con mansedumbre y reverencia”. El
defender la fe cristiana con la apologética nunca debe involucrar el ser mal
educado, enojado, o irrespetuoso. Mientras practicamos la apologética
cristiana, debemos esforzarnos a ser fuertes en nuestra defensa, y al mismo
tiempo, como Cristo en nuestra presentación. Si ganamos un debate, pero
alejamos aun más a la persona de Cristo por nuestra actitud, hemos perdido el
propósito verdadero de la apologética cristiana.
Los cristianos evangélicos
En los encuentros diarios que tenemos con personas interesadas en el
evangelio, surgen algunas preguntas de común interés. Una pregunta es: "¿A
qué grupo o iglesia pertenece Ud.?" La respuesta es que somos cristianos
evangélicos. Tenemos una doctrina bíblica que nos caracteriza y el Espíritu
Santo moldea nuestra conducta de tal forma que sin importar de que parte de
mundo usted sea, si es cristiano evangélico verdadero nos parecemos en
acciones, vestimenta, y manera de vivir en general.
¿Por que somos Evangélicos ?
Somos "evangélicos" porque creemos y predicamos el evangelio (mensaje de
buenas nuevas) de Jesucristo, Marcos 16:15.
:
2
1.
Creemos que el hombre es indigno pecador, y no puede salvarse a sí
mismo. Creemos que al principio el hombre fue hecho por Dios a su
imagen y semejanza (Gn 1:27), y que a causa de la desobediencia del primer
hombre, todos nosotros pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios
(Ro 3:23; 5:12; 6:23: Jer 17:9). El bautismo, la iglesia, y las buenas obras son
importantes, pero no para salvar al alma perdida. No somos salvos
espiritualmente por nuestros propios esfuerzos (Ro 3:20, 28; Gá 2:16; 3:11).
2.
Creemos que Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecador.
Creemos que Cristo murió por nuestros pecados, es decir en nuestro lugar y
siendo nuestro substituto (Is 53:5-6; Ro 5:8; Gá 3:13; 1ª P 2:24; 1ª Co 15:14).
Cristo es capaz de salvar (He 7:25).
Cristo está dispuesto a salvar (Mt 11:28-30; 2ª P 3:9).
Cristo es el único que puede salvar (Hch 4:12; Jn 14:6), Él es nuestra única
esperanza.
3.
Creemos que la salvación del alma es por pura gracia (favor no
merecido) y sólo por fe. Solo alcanzamos la comunión con Dios por medio
del sincero arrepentimiento y la fe en Cristo (Ro 1:17; 3:22-24, 28; Ef 2:8-9;
Ap 21:6; 22:17; Is 55:1-7). Así llegamos a ser hijos de Dios y recibimos la
vida eterna (Jn 3:16-18, 36; 5:24; 6:47; 17:2-3; Ro 6:23; 1ª Jn 1:2-3; 5:20). La
sangre de Cristo derramada en la cruz nos limpia de todo pecado (Hch
13:38-39; 1ª Jn 1:7-9). "Tenemos paz con Dios" (Ro 5:1). Dios nos llama
"santos" (Ro 1:7) y nos declara justificados por los méritos de su Hijo
(Romanos 4; Gá 2:16; 3:10-11). Ya conocemos a Dios personalmente (Jn
17:3; 1ª Jn 1:3). Él nos conoce (2ª Ti 2:19), y nuestro nombre está escrito en
"el libro de la vida" (Fil 4:3; Ap 20:15). Este es el verdadero "evangelio," y no
hay otro (Gá 1:6-9).
4.
Creemos que aunque somos salvos por gracia, somos salvos para
buenas obras, para servir a Dios con toda nuestra fuerza y para Su gloria (Ef
2:10; Jn 14:21; 2ª Ti 2:19; Tit 3:8; Gá 5:22-23). No somos salvos por
obedecer, más bien obedecemos porque somos salvos. La obediencia a
Cristo comprueba que somos hijos de Dios (Jn 13:35; 1ª Jn 2:3-6; 3:14; Mt
7:15-20; 12:33; Stg 2:18).
5.
Creemos en las Sagradas Escrituras como la única regla de fe y práctica,
nuestra autoridad suprema. La Biblia, la Palabra de Dios, fue inspirada en su
totalidad por el Espíritu Santo en sus manuscritos originales (2ª Ti 3:15-17;
2ª P 1:21). Concilios y obispos pueden errar, pero la Palabra de Dios
permanece fiel y nunca cambia. Creemos en las doctrinas de la Biblia y
rechazamos como inciertas las doctrinas y tradiciones de los hombres (Jn
5:39-40; Hch 17:11; Ro 1:2; Gá 1:6-8; 1ª Jn 4:1; 2ª Ti 2:15).
6.
Creemos en el sacerdocio del creyente (1ª P 2:5-9). Solo oramos a Dios
y le rendimos culto (Éx 20:3-6; Ap 19:10). No vamos a Cristo a través de
ningún intermediario (Mt 11:28-30; Jn 5:39-40). Cristo es nuestro único
mediador (1ª Ti 2:5; Ro 8:32; He 7:25). Nos confesamos directamente a
3
Dios (Salmo 51; 1ª Juan 1:8 -2:2; Hch 8:32; He 10:19-22). Sólo Dios perdona
pecados (Is 45:25; Mr 2:7). Cada creyente tiene el derecho y la obligación de
estudiar la Biblia y así se acerca a Dios y crece espiritualmente (Sal 119:9, 11,
18, 99, 102; Sal 1:1-2). El creyente ministra como sacerdote al orar por
otros, o cuando les anima o enseña (Ro 15:1-2; Fil 2:19-21; Gá 6:2,10: Ef
4:16: 1ª Ts 5:11; He 3:13; 10:24; Pr 27:17).
7.
Creemos en la iglesia universal de la cual Cristo es la Cabeza (Col 1:18;
Ef 2:16-20; Jn 10:16). Está compuesta por todos los que creen en Jesucristo
y le reciben como Señor y Salvador personal (Hch 2:47).
8.
Creemos en la iglesia local, un grupo de creyentes en Cristo Jesús,
bautizados y unidos voluntariamente con el propósito de adorar a Dios, de
observar sus ordenanzas (el bautismo y la Cena del Señor), meditar en las
doctrinas de la Biblia, cultivar la comunión los unos con otros y propagar el
evangelio (1ª Co 1:2; Hch 2:41-42, 47; Mt 28:19-20).
9.
Creemos en la libertad religiosa. El hombre fue creado libre y es
personalmente responsable ante Dios. Nuestra relación con Dios es algo
personal, de nuestra propia voluntad (Jos 24:15; Lc 9:23; Ap 3:20). Además,
la libertad religiosa dada por Dios es libertad de creer (o de no creer), de
rendir culto cuando y como uno desea(acorde a la palabra de Dios), de
propagar la fe sin coacción, y es libertad de conciencia.
10.
Creemos en la resurrección de los salvos y de los perdidos. Los salvos
saldrán a resurrección de vida eterna cuando venga Jesucristo (1ª Co 15:23,
51-52; 1ª Ts 4:13-18; 1ª Jn 3:2-3), y los perdidos a la resurrección de eterna
condenación (Jn 5:29; Dn 12:2; Ap 20).
11.
Creemos que los creyentes en Cristo van inmediatamente a la presencia
de Dios al morir. No hay purgatorio (Hch 20:17, 28; Fil 1:21-23; 2ª Co 5:1, 8;
He 1:3). No hay ninguna condenación para nosotros que somos de Cristo
(Ro 8:1; Jn 5:24). Por eso no oramos por los muertos.
12.
Creemos que nuestro Señor Jesucristo ha establecido la "Cena Del Señor"
(la Eucaristía), como recuerdo de su muerte hasta que Él vuelva (1ª Co
11:23-29). No es sacrificio, sabiendo que Cristo ya no muere más (Ro 6:910; He 9:24-28; 10:10-18). El pan y la copa sólo simbolizan su cuerpo
inmolado y su sangre derramada en la cruz. Tampoco nos trae mérito.
Servimos la copa a los hermanos y no solamente el pan (1ª Co 11:26). La
Cena del Señor nos recuerda que debemos adorarle continuamente.
13.
Los dirigentes de la iglesia no se llaman padres sino pastores, ancianos,
u obispos (Mt 23:9; Ef 4:11; Tit 1:5-7, He 13:5, 17).
14.
Creemos que un religioso puede casarse. En esto seguimos el ejemplo
apostólico (1ª Co 9:5; 1ª Ti 3:2) y así evitamos las tentaciones (1ª Co 7:2; 1ª
Ts 4:3-8; 1ª Ti 4:3).
4
Conclusión
Tenemos un Pastor y somos un rebaño (Jn 10:16). Hay "un Señor, una fe, un
bautismo, un Dios y Padre de todos" (Ef 4:5-6).Y, "Sabemos que somos de
Dios" (1ª Jn 5:19-20). Cristo es nuestro Señor y Salvador personal, y somos
salvos sólo por sus méritos. Sabemos que Él nos oye y nos ama, y que nada ni
nadie puede separarnos de Él. Este es el cristianismo de los apóstoles, basado
sólo en las Sagradas Escrituras. Somos sencillamente seguidores de Jesucristo
y hacedores de sus enseñanzas. Intentamos seguir la doctrina y práctica de las
iglesias apostólicas del primer siglo, basando nuestra fe sólo en Dios y en sus
Sagradas Escrituras (Ver Hechos 2:42; Juan 5:39-40).
La apologética cristiana es fundamentalmente la presentación de una defensa
razonable de la fe y la verdad cristiana a aquellos que no estén de acuerdo con
ellas. La apologética cristiana es un aspecto necesario de la vida cristiana.
Somos todos mandados a estar preparados y equipados para proclamar el
evangelio y defender nuestra fe (Mateo 28:18-20; 1 Pedro 3:15). Esta es la
esencia de la vida cristiana.
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