Bahía de Coquimbo

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Actividad pesquera artesanal
BAHÍA DE COQUIMBO: UNA DE LAS ZONAS CON
MAYOR DIVERSIDAD DE FLORA Y FAUNA MARINA
Carolina Rojas Rozas
Alumna de la Carrera de Periodismo
[email protected]
Según SERNAPESCA en la cuarta región se encuentra más del 90% de las
plantas pesqueras que exportan al extranjero, por lo mismo esta área productiva
es una valorada fuente de trabajo
La región de Coquimbo se caracteriza por ser llamativa turísticamente, por tener
cielos limpios que facilitan el trabajo de observatorios, por ser una zona en donde
se respeta el legado colonial, pero también por tener buenas condiciones
climáticas y marítimas que contribuyen al desarrollo de variadas especies marinas.
Este recurso es la fuente de trabajo de cientos de personas de la zona, sin
embargo, esta actividad no es exclusividad de las industrias, sino también de los
pescadores artesanales, aquellos trabajadores que haciendo uso de pequeñas
embarcaciones y herramientas básicas salen diariamente en busca de las
riquezas del mar, actividad que en algunos casos es su único ingreso familiar.
Según la Ley General de Pesca y Acuicultura nº 18.892, la actividad pesquera
artesanal “es realizada por personas naturales que, en forma personal,
directa y habitual, trabajan como pescadores artesanales inscritos en el
Registro Pesquero Artesanal, con o sin el empleo de una embarcación
artesanal”, de acuerdo a esto se pueden desprender varios roles dependiendo de
la actividad específica que realice, por ejemplo “si el pescador artesanal es
dueño de hasta dos embarcaciones será armador artesanal; si su actividad
principal es la extracción de mariscos, será mariscador y si realiza
recolección y segado de algas será alguero”. La legislación deja claro que
dichas categorías no son excluyentes entre sí, por lo que una misma persona
puede actuar simultáneamente en dos o más de ellas.
Terminal Pesquero Coquimbo. Aquí se
encuentran la mayor cantidad de
pescadores artesanales de la zona.
Dificultades para la pesca artesanal
La dirección regional de SERNAPESCA (Servicio Nacional de Pesca), en su
página web señala que “en el puerto de Coquimbo se encuentran las
principales caletas, con mayor cantidad de desembarque, como también,
más del 90% de plantas pesqueras que exportan al extranjero”, lo que
demuestra la importancia de la región en materia de pesca, afirmación que es
apoyada por Elías Marambio, dirigente de la asociación gremial de pescadores
artesanales y buzo mariscador de Coquimbo quien aclaró “esta caleta tiene una
amplia diversidad de recursos, por eso nos preocupamos de protegerla…
aquí hay anchoas, jurel, merluza, congrio colorado y negro, lenguado,
mantaraya, dorado y muchas otros mariscos”. En su afán por proteger la fauna
marina de la zona, comentó que se molesta mucho cuando ve a las
embarcaciones más grandes realizar la pesca de arrastre, que según la legislación
pertinente es “aquel que en sus operaciones de pesca extractiva utiliza como
arte de pesca la red de arrastre” que, como su nombre lo indica, “arrastra” todo
lo que encuentra a su paso ya sean peces jóvenes, algas, etc. Esta modalidad,
según el mismo Marambio, ha contribuido a que muchas de las especies marinas
estén en veda para evitar su extinción, entiendo por esto al “acto administrativo
establecido por la autoridad competente en que está prohibido capturar o
extraer un recurso hidrobiológico en un área determinada por un espacio de
tiempo”, tal como lo indica la ley 18.892. “Con la red extraen todo tipo de
especies, pero las que no les sirven las botan… la merluza adolescente es
muy pequeña para comercializarla, a los pescadores no les sirve, pero
cuando las arrastran ya no se devuelven al mar y como no se alcanzan a
reproducir se van extinguiendo” señaló molesto el dirigente de la Asociación
Gremial de Pescadores Artesanales de Coquimbo.
La extracción indiscriminada de especies marinas no es el único problema que
deben enfrentar los trabajadores de la pesca artesanal, también deben competir
con las grandes embarcaciones que extraen mucho más que ellos. Daniel
Contreras, pescador y armador artesanal de la Caleta de Coquimbo comentó con
un tono resignado que “ellos (las grandes embarcaciones) sacan en una
semana lo que nosotros hacemos en meses de trabajo”, situación que no
resulta extraña considerando la gran diferencia de tamaño entre los botes. Esto
provoca un ambiente irónico entre los pescadores de la caleta ya que si bien se
relacionan de buena manera con su competencia, en cada conversación sacan a
relucir estas diferencias, a lo que los tripulantes de los botes más grandes
responden con la expresión “oídos sordos”, girando la cabeza hacia todos lados
como esperando escuchando el silencio.
Otra dificultad que deben superar los pescadores de la zona es la existencia de
lobos marinos en la bahía, aunque para muchos pueden ser una llamativa
atracción, para los artesanales representan un peligro ya que suelen romper las
redes para comerse los peces que están atrapados y disminuyen drásticamente el
número de recursos extraídos. Cuando sucede esto, por lo general el armador
demora unos tres días en repararla, plazo en que no puede salir a trabajar y pierde
las posibles ganancias de esas jornadas, que en el mejor de los casos puede
llegar hasta los cien mil pesos, lo que sin duda afecta su estabilidad económica.
En octubre, veinticinco de los cincuenta botes que hay en la caleta
estaban
varados por asuntos de reparación y mantención de las herramientas.
Embarcación artesanal “Antoni”, propiedad de
Daniel Contreras, es usada por los buzos
mariscadores.
Aparte de todas esas dificultades los pescadores artesanales, ante la vasta
competencia que tienen, deben salir “a la mar” muy temprano en la mañana o
incluso en la madrugada. Víctor Vargas, armador de la caleta, señaló “cuando
salimos a la merluza nos vamos a las cuatro de la madrugada y volvemos a
las 8.30 y los buzos salen a las siete de la mañana y llegan a las 13.30 de la
tarde… hay que estar harto tiempo en el mar para extraer más”. Estos
horarios se dan en los días que hay buenas condiciones climáticas y marinas
porque es muy riesgo para ellos y sus embarcaciones salir cuando está “mala la
mar” y hay mucho viento. Generalmente cuando sucede esto, Luis Muñoz, alcalde
de mar y representante de la gobernación marítima ordena el cierre del puerto y
nadie puede zarpar hasta que se regule la situación. “en invierno casi todos los
días se cierra el puerto… los pescadores no pueden salir y dejan de ganar
mucho dinero, pero hay que hacerlo” comentó Luis Muñoz.
¿Es segura la pesca artesanal?
La Gobernación Marítima es la encargada de fiscalizar que se cumplan todas las
medidas de seguridad en la actividad pesquera, para ello realizan periódicamente
inspecciones sorpresas en la caleta, donde zarpan en cualquier embarcación para
comprobar en terreno que cada armador y su tripulación cuente con los tres tipos
de bengalas necesarias para zarpar, además de los chalecos salvavidas y los
permisos pertinentes para realizar esta actividad.
Los pescadores artesanales independientes se sienten desprotegidos ya que no
cuentan con previsión de salud y ante cualquier accidente son ellos mismos los
que deben responder. Por ejemplo, este año Daniel Contreras perdió parte de su
dedo índice mientras hacía un nudo, esto ocurrió en el mar así que tuvo que
esperar varias horas para recibir atención médica. Esta situación lo dejó sin
trabajar por tres meses, lo que obviamente le ocasionó grandes problemas
económicos.
Esto tiene muy preocupados a los trabajadores de la pesca
artesanal, quienes sólo piden que alguien que alguien se haga cargo de su
bienestar.
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