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REVISTA]
SEMANAlJ
DIRECTOR: A. VALERO DE BERNABÉ
Año ll.-Núm. 47.-Maclrid, 4 de Agosto de 1935
Y detíiraos nosotros, y a que el cine español paece, a fuerzade tanteos, iren busca de su camino,
y aun los mes pesimistas, ateniéndonos al presente, confiamos en él mirapdo hacia el }>orvenir,
¿por qué no se intenta el film de dibujos en España? T o d o lo que para lograr esto se ha hecho
ha.sta ahora ha sido puramente intuitivo, queriendo salvar las enormes dificultades técnica»
con inspiraí'iones del momento, admirables algunas, sí; pen) ineficaces. Es necesario que los
nuevos Estudios hagan algo en este sentido,
d o t a ndo.se de elementos técnicos que permitan a
nuestros dibujantes crear en España el dibujo
jmimiulo.
H a y quien cree—a juzgar por los ensayos de
Xaudaró y de K. Hito—-que los dibujantes españoles no tienen condiciones para brillar en este
género. Es im error completo tal pensamiento.
Quienes no tienen (H)ndiciones son precisamente
los que tantearon esta modalidad cinematográfica. El dibujo de Xaudaró era v i e j o , sin movilidad, sin calidades, como aprendido por oficio,
marcando el último punto en la línea decadente
de los antiguos dibujantes. Y el lápiz travieso y
(Kjurrente de K. Hito, que con tanta fortuna
cultiva la hist(3rieta y la nota cómica, resulta en
la pantalla duro, falto de flexibilidad, de gracejo,
de elegancia gráfica.
Así, pues, los dibujantes que pueden conseguir
algo interesante cuando se decidan a estudiar la
técnica cinematográfica del dibujo, no han hecho
aún un solo ensayo que permita juzgar su disposición para esta nueva faceta artística. Entre ellos
nosotros nos atreveríamos a señalar a
Tono,
;t Mihura, a Bagaría, a Del A r c o y a Bluff.
Su estilo es v i v a z , dinámico, enérgico y
expresivo. A poco que se lo
propusieran, cualquiera de ellos
Viia !.<•> MI. <-ii I-I i'fiitru; Luohi
Soto y Raquel Kndrie». a la izrn un
momento de la nueva produrción nnrinnal «Madrr Alefria».
adaptarión óe la rrntrnaria r e media de Sepúlveda v Sevilla
D
titra |teli('iil» eK|iaíiola: •Ví,
Paraíso rerobradoK, que ge ;
rueda en Barrelona bajo la j
direrrión de .Xavier (>ürll. j
He aqui a n.\lady> en j|
una eticena de esta pelicuU
l u ^ o , en el cinema español se ha intentado t<>do: la comedia, el drama, la H i s toria, el dtK'umental, las marionetas y los
dibujos; |>ero, por de.-<gra(ia nuestra, no hemos
acertado m ^ que a rato» y en nn par tle génen)^
estiasamente. L a Historia en la pantalla ha sidc
tratada con tanta osadía como desconocimiento; el tíocumentaJ no ha ctmseguido producirse
con regularidad, a pesar de los é.xitos conseguidtts |)or casi todos los presentados; IñU marionetas no han pastido de un ensayt», por cierto interesantísimo, y los dibuj(»s animatlos intentados por X a u d a r ó , K-Hito
y algi'in otro han
sido t m i c a m e a t A ? pruebas con mejor intonción
<iue acierto.
KSDK
Ha preocupado potxi a nutístros cinematografistas la produc<,'ión de pelítnilas cortas en cualquiera de sus aspectos. T n i c a mente aliora partH^e advertirse alguna inquietud pttr realizar algo interesante en
este género. 1.4» Cifesa dio el primer paso
y ahora se animcian films cortos de la
flamante produetora E. C. E. y de la
C. E . A . , que ha encado un departamento tís|>ecñtü para estas películas, recogiepdo sin duda una sugerencia que
Qoeotnis
le brindamos h a c « tiempo
<leatle estas páginas.
iiit) tlihujantes, son tan buenos o mejores que el creador de Mickey, y como liuinorista.s lo sujienin en mucho.
Walt Disney sabe dar a sus asuntos y a sus muñecos una ternura, un encanto y una exquisitez admirables; pero el humor español, sin perder ninguna de estas cualidades que caracterizan
al autor de as «Sinfonía.s tontas», es más hondo, más intencionado,
de más enjundia, en fin. W a l t Disney sabe vestir las fábulas,
objeto principal de sus films, con im ropaje deslumbrador, y el movimiento y las figuras responden siempre al tono superficial, de color de rosa, que brilla en sus creaciones. Por esto, esos mismos
asuntos por él tratados tendrían, al ser intei-pretados por nuestros
dibujantes, mayor valor de concejición, m a y o r acierto y mas'or
profundidad. El dibujo de W a l t Disney es maravilloso por su suavidad, su delicadeza y su buen gusto. E l dibujo español sería admirado por más irónico, por más desenfadado, por más gracioso, en
fin.
Si nuestros productores se decidieran, tal v e z España alcanzaría en el mundo un puesto de honor con sus películas de dibujos animados. Dibnjimtes hay tan buenos como pueda haberlos en el mundo. Ingenio es la característica principal de nuestra
raza.
Falta lo más fácil de obtener. IA) que a muchos les sobra y de lo
(jue nosotros carecemos: maquinaria, elementos técnicos, f lombres
para manejarlos tiuubién se formarían rápidamente.
¿Qué es necesario para triunfar? Buena voluntad en los |)roductores; poniue entusiasmo en los artistas.()or hacer este nuevo
género, lo hay. Y mucho.
F. l I E R N A N D E Z - r j I R B A L
Lilia ^r^roH, la brlla «-Hlrrlla r^paiKila, |trolagonista <ir
« t i ítcfr*-!» lie .\iia María , rn un ninmnilo «Ir fxla rínla, ouy» roilajr entá fiíializanil» «hora Srlrrrioni-it Capilolitt
movería los muñecos sobre la pantalla con soltura, con gracia, con aíñerto indudable, dejando
también a su cargo, claro es, la concepción y
desamillo de los a^iuntos, fiuasto que todos estos
artistas .son tan agiidos de ingenio como de lápiz.
En un principio, y hasta asimilarse por entero
la mecánica y los procedim;< ntos de esta especialidarl, tal v e z no dieran sino atisbos de lo
mucho que pueden realizar; pero es que hal)ian
de someterse [)roviaraente a un prix!t»iO de aprendizaje, a ima nueva disciplina que estudiar con
afición y entusiasmo.
1^)S primeros dibujos animados de W a l t Disney, figura señera de esto arte que tanto encanta
a grandes y a chicos, eran francamente malos.
D e las aventuras de la muñeca Alicia y sus animales de papel que tuvieron resonante fracaso,
hasta Mickey (rullirer o leyenda de ¡'ancua, existe
una distancia infinita en punto a calid ;d de dibujo, prwedimientos, inventiva, gra<^ia, soltura
ritmo. So parecen trazadtw por ia misma mano
y pnjducto del mismo cerebro. Aquéllos eran la
obra ingenua y jiueril del aficionado, y éstos, la
obra madura y tjella del ittaestro.
Nuestros dibujantes testamos segurtw de «jue
Itigrarán crear films magníficos por mía razón:
Kn los l'jiturfiuti r<>i>añoini «tr trabaja f r b n l nirnlr prt-|Mirand» la nimva produrción.
Mr ai]uí M .Mfon^u M u ñ o / ) Mfayatr r a
un r»>.a>o «Ir -Don <,>iiinlin. rl amarsan^
«rrsión rinrmaliterálira drl popular Miinetr dr Arnirhr»
Xnloñíla t;i>loinr y Antonio V ico rn u n pasajt- dr la linla «El malvado Carabrl». adaptación
lovcla áf. Kernúudez Flórez, realizada p » r Ldgar .Nc»¡lle
i
riiirmatogrú
Sráiiru de la
i
siiivcrvo vn^vorvo de i a iiaiihilla .
La bonita historia fiel ortopédico
\ fiíeníinn y el abrigo de pivlvs <h' .hthn
A m o r t'oa pullo
I
con bengalas de nostalgia los bellos
dííis de un cine todo amor. P a r a cualquier
mortal, el idilio era flor exótica, prendida en
las solapas del hombre con pelo rizado. Con el más
l e v e suspiro, deslizado en la plataforma de un
tranvía, raptaba la mujer a muchos hombres
Barios. Miles y miles de corazones latían con v i o lencia y se quemaban en la divina llama de R o dolfo Valentino, de Charles Farrell, de John
Gilbert...
LUMINEMOS
U n a v e z colmadas las ansias del corazón, el
hombre del pelo rizado atendía a las exigencias
de su estómago. Entre un / love vou y un Küs
tiie here, abría l a b(x;a, husmeaba por los rincones de una cocina y hallaba el par de pollos con
tomate. Gracias a l a s buenas artes culinarias He
eüa, el idilio adquiría vuelos inusitados. Fjilazados por el talle, los «amantes de la pantalla»
iniciaban la sinfonía de besos y silbaban fra.sc.s
cabalísticas y arrulladoras, qiíe encendían llamaradas y arreboles en la dulce mejilla de irnos
espectadores íngenut»s.
L a nueva religión del amor con iwllo conquistó la devoción de todos los enamorados.
Muchas veoes olmos este grito, disparado como
una flecha sobre las pantallas: « D i m e , galán;
¿dónde encontráis esas gangas?»
itodolfo Valentino
A v a n z a la procesión de los días, y la figura de
llodolfo Valentino adquiere perfil de medalla
romana. Su v i d a y su muerte levantaron remolinos de pasión; himdieron en la noche eterna
tres mil cuatrocientas veintidós mujeres de diferentes edades, estados, profesiones y latitudes.
Rodolfo fué el primer hombre que se peinó con
gomina. Sus dientes blanquísimos, su caljello de
azabache, sus andares de triunfador y sus trajes
de corte irreprochable tenían la virtud de inflamar
corazones otofiales. H o l l y w o o d era ima gran romería d e maridos en desgracia. Las amplias a \ e nidas aparecían pobladas por
seres extraños, que lloraban
su amor perdido y se consumían en el fuego d e celos infernales. Matronas de
115 kilos, con ocho hijos v e teranos de la guerra del 70,
se prendían en el embiujo
de Valentino y les decían a
sus tiernos esposos sin ventura: «¡Ese hombre es para
mí! ¡Adiós, Pepe!...»
Después, lo de siempre.
Murió Valentino, y la Prensa
del mtmdo hizo , maiigas y
capirotes d e aquel principio
y fin de todas las cosas.
Apenas embarcado en la nav e de Caronte, deudos y amigos de Rodolfo se repartieron
BUS corbatas y vendieron la
ropa interior al tropel de
mujeres inconsolables. Se habló d e su muerte, debida a
un brebaje indio a base de
tolvos de diamante, que peroraban los intestinos.
U n ortopédico d e L o s A n geles fué el único corazón
q u e se m a n t u v o fiel a Valentino. E n los escaparates do
J
su bazar hiui figurado durante muchos aiios
tres reliquias del mago, orladas con estas tres leyendas:
•Pierna de palo santo llevada por V a l e n t í n »
durante quince años.»
«Dentadura irrompible e irresistible usada por
Valentino p a n morder en la nuca.»
|
«Ojo de cristal y miradas espesixs, secreto d e l o s '
éxitos del gran Rodolfo.»
Pasados unos años, hemos logrado saber q u e
no es verdad lo del brebaje indio. Valentino murió de una indigestión de spaglietiji.
¡Grandeza y servidumbre del cine!
John Gilbert
Da gusto 11 epopeya de amor vividü por John
Gilbert. El galán de cabello ensortijado ponía
en marcha con extraordinaria fortuna las aletas
de su amplia nariz. Sin que podamos explicarnos la raüón, las salas de proyección se inundaban de su.spiros.
Ante la «rendición d e G r e t a » se escandalizaban
los matrimonios «<;omo Dios m a n d a » , y entonabiui su gran plegaria de amor las jóvenes de
quince abriles. ¡Se habían dicho tantas cosas de
Greta!... U n hombre capaa; de arrancar notas aJ
bello violín sueco debía ser catalogado entre los
más célebres amantes.
John Gilbert poseía o t r i s virtudes q n o extruoremos de la penumbra.
N a d i e como ól para amar rtuí al/iigu do i>i<.lf>.
Como por arte de m<ig¡a, todos sus sentidos iniciaban la gran melopea de pasión bajo el signo
puro de las nieves. Greta y John entraban en un
refugio do N a v i d a d , se frotaban las manos, lanzaban humos de aliento, decían «¡Qué frío!», y
¡hala!, se fundían en tm beso interminable,
agotador, intenso y extenso, como las lliuiuras
siberianas. Cuando el director lanzaba su cable d e stop. Greta y John ensayaban algimas
escenas más por su cuenta.
^
T o d o esto es bello y amable. Pero, ¡ay!, los sue-^
ños, sueños son, ¡sí! Llegó el cine parlante y des- j
truyó el castillo de naipes. John Gilbert habla i
con v o z de Júpiter. Alguien ha puesto en circu-l
lación el bulo de su tartamudez. Se ha dicho,
además, que un célebre doctor yanqui ha reunido algunos millones mercetl al animcio de un
producto «que hizo brotar ocho polns en la i^alva
del amante de G r e t a » .
Pecaríamos de inform des si nos atrcvuseinos
a i)roclamar la exactitud de estas propagandas
malintencionadas. Ahora bien: estamos en condiciones de afirmar que ante un termómetro bajo
cero, John no mira a las mujeres, ni hace así
con las aletas de .su nariz. Sabemos, además,
que Greta le repudia y no acepta sus g.danteos
fuera del set. Si alguien se a t r e v e a t;v(»car la noticia de su posible matrimonio ct»n John. Greta
silabea en el inglés más puro: «F>s un pelmazo.»
Cuando Greta lo dice \
i lleva, ;av!...
üdü, los ladrones rel u i u u n l o s diez mil dólares.
El d¡sgu.sto ha sido tal, que
Greta ha tenido que irse a
su país para reponerse de
una fuerte depresión nerviosa.
U n a depresión d e diez m i l
dólares.
•1
He at|ii<' a Douglas Fairbanks en el primer plano de.
ia actualidad amorosa. En
efecto, por ttMio el mundo corre ia noticia de una posible
próxima boda del in(|iiielo y
veterano actor. Se asegura
que Douglas va a contraer
matrimonio eon una dama in-
Por fin. 1.a llamada et^perada. Sí. >a .«ir hn ido... .\quí !<• i-tpiru...
.No. no me he vestido.., Date prisa.» K¡ vendrá. Luego vendrá el marido y se armará la gorda. Ya es sabido que los maridos ijue s e van
por tres días, siempre pierden el tren
ror. UNIVEKSAI
Jeni León, estrella en «epiH. explicando el modo cdmo entra en
caM cuando llega después de las
trea
cisamente en uno de estos a u tocares.
La Sociedad ha publieadti
ahora sus cuentas del año pasado. El número de pasajeros
es el sesenta y tres por ciento
del total.
La alianza del arte y la in-
rOT. MBTIO-O^LDVYII-llAyU
Emil Jannigs os la úllima
víctima del einemalógrafo n a /.L En lo sucesivo tendrá que
trabajar fuera de Alemania,
l»or estar dudosos sus orígenes arios. Dentro de poco el
ine alemán será sólo un re—
i'uerdo más o menos bello.
Vienes mal que por ahora tt>lavia les queda a Brigitte
llelm.
La encantadora K a y F'rancis recibió el otro día el ofrecimiento de un club nudista, que quería nombrarla socia de honor.
Kay
Francis — t o d o lo
amablemente que pudo, claro está—declinó
a invitación.
—Yo
tengo en
mucho
El detective particular d e
íreta Garbo acaba de tener
m é x i t o que no lo mejt>ra
li Sherlock Holmes. Figtiense ustedes que la genial
•strella sueca habia sido conAhí va la españolada. Pero esta vez hecha en broma y en casa. Kl
iiinada por los gangsters a
«toreador», además del esloque, lleva pistola, por sí acaso. Ea que se
ntregar diez mil dólares batrata de un «toreador* de vanguardia. No hay más que verle los za• pena de muerte. G r e t a )
patos. Que, además, le vienen estrechos
son acciones cotizables en
Bolsa, los duelos dejan de ser
duelos.
Y'A
El amor esta en decadencia. Apenas hay divorcios
que reseñar esta semana. N i
siquiera el de Gloria Swanson.
iliós. m u y b u e n a s . Qm- u s t e d e s se d i v i e r t a n y t e n g a n u n feliz v i a j f .
o t r a v e z n o se o l v i d e n d e c e r r a r el g r i f o d e la b a ñ e r a
roT. UNIVESSAI
iarbo, aconsejada por su
lámante detective privado,
a v i ó por correo la suma peida, al mismo tiempo que
visaba a la Policía. L a estad a de correos adonde iba
vpedido el dinero fué estrehamente vigilada y el proi o d e t e c t i v e particular
lontó allí ima guardia permanente. Pues bien, a pe-
glcsa. Nada menos que lady
Ashiey, de la más rancia nt>bleza británica, como se dice
siempre en estos casos. La pt>bre Mary ve alejarse con esto
una reconciliación que los
chismosos de Hollywood presagiaban como inminente.
Bueno, que le .sirvan de consuelo sus acciones de United
Artists. Los duelos con pan
son meaos, y si C B vez de pan,
La Florida Motor Lines es
una compañía especializada
en el transporte de viajeros
en "autocar" cutre Mianii y
Xueva York.
En 1933 la proporción de
mujeres trans tortadas en los
autocares de a -Sociedad fué
de un cuarenta y tres por
ciento. Pero en 1031 apareció
el film "Su»;edió una noche"
("New-York-.Miami"), en el
que Clark Gable viajaba pre-
.Magde K.vans dispuesta a suicidarse. Aparece tan sonriente porque
ella sabe que las ingenuas no pueden morir, aunque se tiren por un
precipicio de cincuenta metros
FOT.
HETRO-aOLDWYN-HAYEI
aprecio el honor que m e ha
sido hecho al designarme como la mujer mejor vestida
de América, y no tengo el
menor interés en cambiar
este titulo por el d e la mujer
más desnuda d e América.
Pero para éxito el «le los
c e n sores norteamericanos.
Ellos acaban tie encontrar un
nuevo motivo para prohibir
films. "El lesiamento tlel
tloetor Mabuse" y "María, l « ^
yenda húnyara", han sido
irohibidos por antiartístic«>s.
Siada más que eso.
Descubrimiento sensacional: G a r y Cooper prefiere calcetines de color amarillo.
Ya eslá I-ilíán Harvey en;
Berlín. Esperemos que n<^
(arden mucho en averígtiarM
sus orígenes. Mientras cl moH
menlo de abandonar su pa—:
(ria llega, Lilián traluija em
A u n q u e parezca mentira,
Charhe Chaplin ha terminado y a la Pnjdttcción
número
cinco.
Después de todo,
apenas ha tardado más de
un año.
%9¡
Clara Kinibali. heroína de
(antas películas mudas, ne
Kl prola^oni<<ta de
m i bombre», Valeriana León, euida !<u
cabeza. Aqui le vemoü hariéndo!«e ondular el pelo. Kl peluquero
ha enrontrado ese pelo, que es
r o m o la palmera del desierta, y
M- dispone a hacer r u n él un artístico caracolillo. Enhorabuena
por el haliazfío
ror.
R O f ' f .
'
j
.M»el (ianee prepara " L u ereeía Uoryia*'. l n film histórico más. que, eomo los
buenos films historíeos no
ajustará para nada a la H i s toria.
POT. UNIVSUAL
De vacaciones, Be1)é Dw
niels y Ben L y ó n , felices y
sonrientes. Ellos llevan varios años (tasados y nadie habla de su divortrio. P^te es
iin fenómeno que no tenemos más reme<lio qtie registrar aquí para a.sombro de
los lect<ircs.
5
Cíneo y ríiiro, diez. A | N T r a e«»rda. ]u4*|ro bonito y entretrni<lo.
Premio al «lur ront>ípa nirler la
bolita por el agujero. Pruel>en i>u
fiurrte. w i i o r e »
FOT. OAUUONI íaiIlSR
eneuentra ahora trabajo en
los Estudios de Hollywood sino como "e.vra".
A ella le pasa, pnrs, io
eontrario ijue a muchos ase»
y cílrella» del eineiiia.
El colmo de la extravagan
'
' dcanzado por
la <
I .upe V é ez.
L a cual acaba de asegurar
su ukelele en setenta y cinco
mil pesetas aproximadamente. E l caso es llamar la
atención.
t jirl Ijiemmle. con la lH»ra C O I I I H
para equivocarse de buzón, nopresenta a la escritora Kiry I .
Mucho rusto en conoeerln
ahora, miller l.aeninile. Hétela a
casa de un buen modisto. |H>rque
romo la prcüenle asi en otro sitio se arma el escándalo
iün eambiti, Katharine Hepburn se ha divoreiado después
de siele años de mairímonio.
Í4is leyes fáciles de Viiealán
han permilido que en el breve espacio de tres semanas la
protagonisla de
Véase hasta qué punto son económicas las rsirrilas. Kvelyn Venable se coiiu nía con aspirar el perfume
tie la» flores artifíriale-> --e alunibru ron bvjíaii 1.a luz eléctrica 601» ln i-iiricnilf ruando linv\isitns
rOT.
rAlAHOUHT
"^KJK^ eua(ro
hermani(as" haya obtenido
su divorcio y su liceiieia iiiairimonial. KJla se ha casado
tH»n su "menager". l n modo
de ahfirrarse la líoniisitíu.
K. M . ( ; .
^^^^^
m
BLLLQZA
^
"7*"
i)
^^^^^^^^^^^^^^
i
N
o só hasta qué punto podrá ser interesante para nuestras lectoras este articulo—decíanos
días pasados nuestro director, al hacerse cargo de las cuartillas publicadas en el número anterior de C I N K O R A M A S , acerca del camping—.
Por mi parte—añadif')—-celebraría que su iniciativa tuviera la buena accgida que merece. De todos modos, publicaremos el articulo, y a ver qué pasa.
( oníiest) que al salir del despacho y o también sentía un poco el
Wj escepticismo del director, y estuve a punto de rogarle que rae dej
volviera las cuartillas. N o lo hice, sin embargo, y preferí correr el
riesgo de la aventura, aunque sin grandes esperanzas de que mi pobre trabajo hallase entre las lectoras el eco propicio a mi iniciativa.
Imaginad, [mes, mi sorpresa y mi satisfacción—pueril y minúscula, si queréis, pero satisfacción indudable—al oír
al otro extremo del hilo teletónitx) la v o z del director de C I N E O R A M A S , que me decía:
— N o olvide usted que su próximo artículo debe seguir tratando del camping. l í a n llegado, y
están llegando, numerosas cartas de lectoras solici-
tándolo, y hay que complacerlas. Enhorabuena.
Y aquí está el artículo. L a buena acogida
lograda por el anterior nos satisface doble"
,
'
,
,
.
,
,
.
,
^ ^ ^ ^
Ann Oarling. con este atumdo,
••';'P"'»;- • dedicarse a
las delicias del •camping*
mente por haber acertado a elegir im tema
grato aJ público, y por lo que nuestra iniciat i v a sirva para estimular este sano deporte, enttisiastamente implantado
y a en muchos países.
Cómo se desarrolh una jomada de ''camping"
Con un «raddy» romo
rsla deliriosa rhiquilla
de la W a r n e r Bros,
,iquifn no se rarolarta
en una de esas raravanas que en España r o mieuzan a practicar el.
«camping»!'
L a vida del perfecto «acampador» se inicia cuando los primeros rayos del sol
comienzan a lucir. L a mañana se dedica, generalmente, al cuidado y limpieza de
la parcela de campo elegida para acampar, y al aprovisionaniento de agua y v í veres.
Seguidamente, después de la toilette matinal, se procederá a la preparación del
desayimo, ligero y reconfortante: té, huevt)s y fruta. Después del frugal almuerzo, y en el caso de que no se haya presentado la víspera el cambio de residencia
para buscar nuevos paisajes, .se emp eará parte de la mañana en pa.sear, practicar
algún ejercicio y , tlespués, en la preparación de la comida del mediodía: huevos, jamón, legumbres, tpu?so, frutas y café o té. Después de comer, una hora de reptiso facilitará la digestión. Más tarde, el cnm¡)ing cobrará su máxima actividad con la
práctica de algi'in deporte sano: f>elota, tenis, tiro al arco, etc., etc. Transcurrido el tiempo ne<<?sario para que la di.sgestión haya terminado, un baño en el río más
próximo resultará en extremo toniíicttdor. y después de él, mientras los más intrépidos se tlediran a hacer algima excursión por los alretledortis, los más cómodos pueden emplear el tiempo en la lectura o en algi'in jtiego, confortablemente instalados
en una de esas sillas plegables t^ue tan cómodas resultan.
A la caída de la tartle, cuando el sol ha |)erdido su fuerza, prcK'ede acudir al pueblo más próximo en basca de víveres y de pan fresco, lo que constituirá tm grato
paseo que estimulará el apetito y tonificará los músculos.
Al regreso ha de prepararse la cena: sopa de legiirabres, pescado fresco, legumbres, queso y algún entremés. Después de la cena, los
de ambos sexos s
cam^eurs
4
reunirán ante la tienda del que figure como jefe d e la caravana, y alli, ante la luz de la lámpara campestre, comentarán las incidencias del dia, charlarán de mil cosas diversas, forjarán proyectos para los sucesivos dias de vacación y planearán algtma excursión por los alrededores.
P o c o después, el cansancio del día, unido al hábito—prontamente adquirido—de acostarse pronto, irán dispersando
a los campeurs... H a terminado el día. El campeur, en su
rudimentario lecho, hace im examen de la j o m a d a , a n t ^
de entregarse al sueilo, y descubre que el dia ha transcurrido rápido, feliz y alegre, y que su espíritu y su organismo
respiran euforia y bienestar... Y desde el fondo de su al
ma entona tm canto d e gratitud a este sano y bello deporte
del camping...
Gótligo y leyes tlel "eainping'<
A decir verdad, el camping no tiene ni uno ni otras. L a s
formalidades indispensables que rigen sus normas son las
mismas que habitualmente sirven para desenvolverse entre personas correctas y educadas. H a y , claro es, determinadas reglas que es indispensable respetar. P o r ejemplo:
salvo por imposibilidad absoluta o caso de fuerza mayor,
jamás debe acamparse en tm terreno sin haber solicitado
previamente de su propietario o de
a autoridad competente el oporttmo
Max Fartaír, con Jack
pemiiso. En ciertos casos, los guarDawn, son los dos más
das jurados suelen oponer algunas
r e p u t a d o s profesores
dificultades; pero ello sólo acontece
de belleza femenina de
H o l l y w o o d . He aquí
cuando los pennisos exhibidos no son
al p r i m e r o probando
suficientemente expresivos y amplios,
en el lindo rostro de
y se [(restan a la duda. P o r ello es conJune Kinfcbt un nuevo
veniente, antes de emprender las j i maquillaje
ras, proveerse de los permisos que
van a ser necesarios o de las indicaciones precisas para hallar fácilmente,
y a en ruta, quien pueda proporcionarlos. E n realidad, y sólo a título de
ampliación de nuestros breves datos
relacionados con el camping, podría
denominarse «Código d e l correcto
campeur» a estas sucintas reglas:
«Respetar estrictamente la propiedad ajena.»
«Presentarse a los propietarios o
colonos de cada terreno y solicitar de
ellos el coirespondiente permiso antes de acampar.»
«Dejar los campos utilizados, al parI ir, en el m á x i m o estado de limpieza.»
«Quemar o destruir los detritus.»
«Abstenerse do hacer fuego con leña, y en t o d o caso, si es totalmente
imposible prescindir de él, emplearle
con la máxima prudencia, extinguiéndole escrupulosamente después de haberle utilizado y borrando en lo posil'le sus huellas.»
El ''eampíny" y sus ramificaciones
Cada cual debe elegir para su práctica aquella clase de camping que mej o r se compadezca con sus aficiones
y su organismo entre las cinco ramificaciones que el camping se clasifica,
a saber:
Camping-pedestre, Ciclo-comptngf,
Canoe-camping, Auto-camping y Rouhtte-camping.
L o fundamental en este deporte,
especialmente en el pedrestre, es combinar los itinerarios previamente, con
toda minuciosidad, precisando con
gran exactitud las distancias a recorrer. Cualquier error en la ruta, en el
horario de trenes o autobuses (si han
do ser utilizados para trasladarse de
un sitio a o t r o ) , en el lugar de aprovisionamiento de víveres e incluso en el
peso del equipaje que cada uno ha
de portar sobre las espaldas, puede
dar al traste con el feliz resultado de
tma excursión. En nuestro p r ó x i m o
artículo consignaremos, para terminar nuestra información, algunos detalles complementarios e indispensables para la práctica racional, prudente y adecuada de este deporte,
cuya aclimatación en España v a rea- lizándo.se tan lentamente.
M.
Sally Kilers. de la Radio. e« una nueva y
bellísima actriz d e l
«ecran> que a m a el
campo., las flores, los
pájaros y las itoilettes >
sencillas, como puede
verse
5
PALACIO DE LA
MÚSICA
Duro y a la cabeza"
del film?;
Simpatía.]
¿Realización?^
."^impatía. (.Inteiyire- \
tación? Simpatía. Y
toda esta cantidad
de aglutinante necesario para apresar al público y mantenerlo en
el cine, a cargo de James Cagney. el pugilist'i
más original, gracioso y c(mtundente C[uc he
mos visto nunca.
Eri este film ha inventado un m o d o de boxeo
infalible y nimca bastante p<mderado, que unido
al natural despaqiajo, a la picardía y a la gracia de este pequeño gran actor que todos reconocemos en Cagney, hacen de la interjíretación
el principal mérito de una película, bien realizada, por otra parte, \ con un argumenta» cómico,
a ratos; intrigante, a veces, y siempre entretenido.
s(NTO
\
Duro y a la cabeza es un film desbordante de
gracia, que estrenado en plena temporada .se hubiera mantenido varias semanas en el cartel.
\ ahora creo de justicia aplaudir el sistema
instaurado este verano |)or las Emj)resas, que en
contra de la costumbre de considerar, por o que
al arle se refiere, terminada la temporada con
los primen)s calores, estrenan en la canícula films
dignos de todo encomio y adquiridos para el
próximo invierno. Se acabó la época de los saldos,
comprendida entre Junio y Septiembre.
sobre todo, por las dificultades que este excelente
realizador ha sabido vencer.
Téngase en cuenta que el drama original es
casi -un monólogo. El protagtmista, fugitivo y
extraviado en la selva, después de una tremenda
(• inútil caminata, en que, como un maleficio,
vuelve sobre sus mismos pasos, hambriento y
lleno de pavor por el recuerdo de sus crímenes,
que le persigue con espantosas alucinaciones, se
convierte en un jwbre ser tembloroso y enloquecido por el ritmo obsesionante y acelerado del
tam-tam con que le atraen sus perseguidores.
L a congoja mortal de la v í c t i m a y el isócrono
martilleo del tam-tam son los únicos elementos
drtunáticos de que podía valerse el director. N o
era mucho, ciertamente, para un film, sabiendo
que el mayor pecado artístico de la pantalla es
la monotonía. Sin embargo, Dudley Murphy
acertó en la gradación de efectos, y en aquel
simple y único escenario de lo que pudiéramos
llamar segimda parte, y la mejor y decisiva del
film, logra con admirable ingenio pasar sucesivamente del brío y la esperanza de una fuga
afortunada, al cansancio, al desaliento, a la desorientación, a la duda, al recelo, a la inquietud
disimulada, al franco temor, al pánico, al miedo
irrut-i '11 I! A al^iríd". a la sugestión v a la muerte.
CAPÍTOL
"El poderoso B a r num"
¿ P o d r á fracasar
una película interpretada por Wallaee Beery? Y o suponía que no, y ahora
lo n i e g o rotundamente, después de
ver este film, biografía profusa y difusa - l o s personajes han comido lengua—de Phineas T . B a m u m , empresario de circo eu N u e v a Y o r k , allá por lt>s añ<i.-i
MADIUD-PAHIS
"El emperador Jigües"
El asunto de la pelicula no es de los que aspiran a abrir nuevos horizontes al cinema. Es histórico, se asegura, y y o lo creo a pies juntillas,
porque de veras cuanto allí ocurre y cuanto de
ello puede deducirse pasó a la historia hace tiempo. Sin embargo, carente de interés y ejemplaridatl, el asunto en si no es peor ni mejor que el
noventa por ciento de las vulgaridades que se
llevan al celuloide, con la ventaja de tener una
relativa amenidad y tma limpieza de intención
q u e se echan de menos en otros atentados artísticos.
L o asombroso de esta película es que no tiene
director, o si lo tiene, actuó con tal disimulo que
no se advierte su presencia. N i hace falta, después d e todo, dirán los protiuctores. Con Wallaee Beery nos sobra para distraer al público y
darle la sensación de que asiste a un espectáculo de arte. Y por si fuera poco, reforzaremos el
trabajo d e Beery con la avuda de A d o l f o Menjou.
Y así ha sido. I/>s dos actores se las ingenian
para salir adelante con aquello. Eso sí, acaban
roncos, y el público, si no entusia.«!mado, sale
satisfecho.
L a magnífica ingenuidad, la simpatía y (no hay
medio de decirlo sin una paradoja) la ruda delicadeza de Wallaee Beerj', realzadas en feliz contraste por la exquisita y decadente urbanidad
d e Menjou, dan ocasión a escenas en las que, sin
nadie proponérselo, hay la apariencia de un estudio psicológico y hasta los brillantes chispazos
de un torneo humorístico entre dos caract<
oyiuestos y bien observados.
Casualidad de arte, debida exclusivamente al
temperamento de los intérpretes, y que no por
ser casualidad deja d e ser arte.
The eviperor •Janes, drama en ítcho
escenas, d e Engen i o O ' X e í I . Una
obra poética y sinirular d e l escritor
«más interesante que
E.-tados ( n i d o s produjeron desde la muerte
it Walt W h i t m a n » . segi'iu el c r í t i w y dramaturgo
inglés St. John P>vim'. W drama individual del
protagonista se nne con insuperable maestría el
drama de la raza negra, y sin abandonar un momento el realismo, ahonda el autor en la snbconsi'iencia del héroe, en la que viv'en donnidas todas h»s .supersticiones d(> su raza, y las invoca
para ipio se levanten, al fin, arnilladoras e i n r frenables. Simbolismo y tragedia c o l w t i v a , que
vienen a ser como la atmósfera del drama individual, neto, sencillo y clam: un caso de conciencia, o mejor, un desfallecimiento de la v o Itintad.
Se necesita ima fuerza i)oéti«ía y una intuición
dranuUica de primer onlen para ctmseguir sin
aparente esfuerzo ni confusión este dualismo en
que lo real y lo fantá.stico, la vida y la magia
se alian y complementan, l'or algo se ha dicli'
que en las obras de los dramaturgos geniales hax
siempre dos dramas paralelos: el qtie sirve di
anécdota y el que trasciende de ella para aspirar a símbolo.
Esta obra maestra, que so estrenó hace quince
años en N u e v a Y o r k , y en la que los críticos n
gistraron, además de sus grandes valores psicu
lógicos y jíoéticos, «verdaderos hallazgos técti'
eos sin ])recedentes en la escena», ha i ^ o r v i d n
Dudley Murphy para realizar tm film q n
Dificilísima ascensión dramática, delicada filigrana psicológica, en la que, justo es reconocerlo,
Murphy y todos los directores del mundo hubieran fracasado sin un intérprete como Paul
Robesón, actor negro de una sensibilidad asombrosa, veraz y magnífico de gesto, y con ima v o z
que posee los sonoros, profundos, trémulos y
conmovedores registros de un órgano.
Y o no he conocido al otro negro. Charles S. (íilpin, «que se consagró como uno de los más grandes comediantes de la época», en 1920, cuando el
estreno de The emperor Jones en el Neighborhood
Playhouse, de N u e v a Y o r k . Pero este hermano
suyo de raza. Paúl Robesón, que ahora interpreta en la pantalla el afortunado drama de O ' N e i l ,
ha realizado una creación personalisima que le
consagra también como uno de los más grandes
actores dramáticos de la pantalla.
En resumen: asunto, dirección y protagonista
—los demás intérpretes no cuentan al lado de
este coloso—'vienen a ser en El emperador Jones
como los tres vértices del triángulo de arte que
se requiere para una película perfecta.
_^
Kobcrl I Iftrp)
Irubajaiuio oh los éxieriores de U pe-'
liruU f La vestida de rojo»
AN
En
ueva
i
con'
película
Je BENITO
para
4
Í Í I F E S A
n V A L E R I A N O LEOl
A R Y DEL CARMEN
¡CARDO
i>n. rl Kran ae-1
lor <| 11 r animó |
•obrr las tablas ¡
ia fi|cura drl protagonista de «Fs
mi hombre», ea
también en la
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errado por A r •iciies
iary drl Carmen, la joven e « trrlla drscubirrta por IVrojo,
ran Valrriano I>róii.rn uno de los
momentos más rmorionantrs de
esla farsa grolesea lirvada ahora
a la pantalla...
Mary del Carmen y Ricardo N ú ñe« rn un dúo de esta nueva
I película, dirigida por el grait^
I
BeBito Perojo
¿1
l>o« admira- —*•
birs aciertos dr
expresión toda
el alma de esta
f a r s a grotesca
que c r e ó Arniches — de Mary
del Carmen y Valeriano León t-n
la nurva película drCil<tizada rn
ludios Uopt-
.mi..
tí.
de^ ana eart-nm rn qaw ée ve, en «M^I
a Vlary 4ei Carmea y . lUfÍM-ia Hmáritfm
i II
i ' • j o , director consagrac
i i M ' de la crítica y riel público, y, al mismo tiempo, lleno ^
tle noble inquietud renovadora y de entusiastas afanes
juveniles, ha realizado en cEs mi h o m b r e » una labor
q u e evidencia, una vez más, su gran capacidad para
esta clase de trabajo cinematográfico. E n la nueva película de Cifesa, Benito Perojo se ha superado a sí
mismo en entusiasmo y en esfuerzo. Y ha acertado a
d a r a la obra de A m i c h e s toda su valoracitSn plástica,
todo lo q u e de vibracitín profundamente h u m a n a se
esconde tras su disfraz grotesco. L l e v a r una de estas
obras populares al cine no es, lógicamente, trasplantar
jcpn m a y o r o menor fidelidad las escenas de la comedia
pantalla. Es i ¡a.
i v vA a t - i .
mentó teatral - sioaiple esqueleto de I,
nueva t a r e a - , o t r a creación, una obra en
realitlad. Y Benito Perojo, en « E s mi
h o m b r e » , ha sabido hacer esto y lograr
una verdadera y gran película, con la q u
el cinema español c o n f i m i a la certera
orientación de sus nuevos r u m b o s .
El inolvidable creador de « E s un
h o m b r e » en la escena, Valeriano Ix-ón
lab<»r del
ierta p o r
en nuestra
, -«ll mejor
irrati
triunfo
excelt'ui.
el pn>pio
|»ant
garantía
D o s e s t r e l l a s refulgentee
en la constelación dei éxi­
to: Mirian Hopicins y H e l é n
Caliagan. Sus n o m b r e s lle­
gan, en los programas de
la próxima temporada, uni­
dos a películas de tipo e x ­
cepcional. Mirian Hoplcin»,
como protagonista de «L.a
feria de la vanidad>, y H e ­
lén Caiiagan e n c a m a la fi­
gura central d e « L a diosa
del f u e g o » , producciones
q u e marcan u n n u e v o
avance en la técnica cine­
matográfica
ANITA
CAMPILLO,
a gentil estrella h i s p a n a d e
W a r n e r Bros. & First N a t i o n a l ,
luce en esa foto el fesoro d e sus
cabellos a b u n d a n t e s , s a n o s , llenos
d e vida, p e i n a d o s quizás en varios
sentidos c a d a día, antes d e darles
la posición definitiva, y cuidados
según la higiene e x i g e . P o n g a U d .
los medios d e s d e hoy,- confíe en
el Petróleo G a l , y también tendrá
cabellos dignos d e una estrella.
ESPLÉNDIDA
CABELLERA
Ese s u e n o d e m u c h a s l o c o n v i e r t e
e n r e a l i d a d el P e t r ó l e o G a l . Úselo.
E m p i e z a p o r e x t i r p a r la c a s p a .
Fortalece la raíz del pelo. L e d a
n u e v o v i g o r y l o z a n í a . Le h a c e s e d o ­
s o , f l e x i b l e y dócil; l o e n r i q u e c e .
C o n s e r v a h o y el p e l o d e m a f í a n a .
F R A S C O , 2,50 . TIMBRE APARTE
PETRÓLEO
os
V
(
/
no que dirigía Gómez H i d a l g o , y en la
ASI todos nuestros galanes del cine
que figuraba como primera actriz María
mudo surgieron, brillaron y se apaBan([uer. Luego fué lo de mi viaje a
garon en ICspaña. Eran hombres
Hollywood.
caseros, reposados, enemigos de moverse
—¿Quiere contarme detalles de esto?
demasiado. Les bastaba con hacer dos
—Estando y o haciendo comedias por
o tres peliculas al año, v e r su retrato cn
esos pueblos de Dios, cosa que, en verlas páginas de la revistas, tomar cafó todad, no m e gustaba mucho, llegó a .Madas las tardes en la terraza de la Maisón
drid el directivo de la F o x , míster Stone,
Dorée para que al pasar las modistillas
con objeto de contratar artistas para las
cuchichearan, señalándoles con el dedo, y
versiones españolas. Y o , tan p n m t o tx)al comprobar que en L a Coruña, Valenmo
me enteré, abandoné la Compañía y
cia, Sevilla y Bilbao su nombre sonaba.
m e presenté aquí. Enctmtré el mundillt)
eran felices. N o tenían la curiosidad de
cinematográfico revuelto. F^uí a v e r a
asomarse al mundo, de observar cómo se
aquel sefior como cientos y cienttjs de
hacía cine en los demás países. Esto para José Nirlo es uno He los poros artistas del «éiTan» que aun perten«-riendo
ilusionados; me obser\'ó atentamente, y
a
la
época
heroica
del
cine
español
ha
tenido
inquietudes,
ha
viajado,
ha
ellos era lo de menos. Ix) interesante estahecho peliculas en los F.sludios franreses y alemanes-. VM, en suma, el úniquedé seleícionado para una pnieba, que
ba en que el opulento Carrasco, el dináco | ( a l á B de oueslro ciae mudo que h a pisado Hollywood
resultó satisfactoria.
mico Buchs, el cascarrabias Alonso o el
• — Y v i n o tras ella el consabido conpintoresco N o r i e g a hicieran pronto una
t
r
i
t
o
,
¿no
es cierto?
película en la q u e tuvieran el m a y o r lucimiento
—Sí, señor; ése fué mi primer film, y en él
A S Í fué. Y o estaba loco de contento. Figúposible.
actué al lado de Carmen Viance. L u ^ o intervine
rese lo que aquello significaba para mi.
en otros, como Gigantes y cabezudos, también
José N i e t o , ann perteneciendo a aquella épo— I J O que para todos. Castillos de quimera lecon la Viance; La bejarana, con Celia Escudero;
ca heroica del cine español, no es de ésos. ITa tevtmtados
al conjurt) de H o l l y w o o d , humos de
La
mcücasada,
con
María
Banquer;
L
o
condesa
nido inquietudes, ha viajado, ha hecho pelícugloria que se tleshicieron al fin, por<iue allí nadie
Maria, con Rosario Pino, y algunas más. Halas en los Eístudios franceses y alemanes, y es el
triunfó; todf)s salien)n derrotados. Y no por culciendo un paréntesis en mi labor cinematográúnico galán de nuestro cine mudo que pisó H o pa d e los actores j)recisamente. El primer frafica,
actué
en
ima
Compañía
de
teatro
americal l y w o o d , pues ni Juan de Orduña, ni Manuel San
casado fué el idioma. ¿Usted (¡ree que lo que se
Germán, ni Javier R i v e r a , ni Manuel Soriano,
hablaba en atiuellas películas era español?
José .\ieto, Félix Pomés. Rafael Calvo, Jordán de Urries.
ni P e d r o I^arrañaga, galanes en boga entonces,
míster Slone y (^rnien Ciniénez. cu Fehrero de 1931, a
-Claro que no. Era una jerigonza que no enhabían l i b a d o — c o n exclusión de los dos pribordo del «lie de France», que les condujo a Hollywood
tendía
nadie. N i nosotn)s.
meros—a Estudios extranjeros.
¿Ctm quitm fué usted a H o l l y w o o d ?
A l regresar de su s ^ u n d o viaje a Norteaméri-iNfire; aquí, en esta fotografía, están: ctm
ca hemos encontrado a José N i e t o en la Gran
míster Stone, Carmen GiV í a . El intérprete de La
ménez, Rafael Calvo, F6condesa Maria trae un aij.
lix de Pomés y Jordán de
re cosmopolita en las ma^
Urries.
ñeras y un gesto como d e
—¿Cuál fué su primer
turista curioso en la mira^ ^ ^ ^
trabajo?
da. Juntos nos hemos sen^^^^M
—Pruebas.
Durante
tado en la terraza de un
bastantes dias no hice
café.
otra cosa. Querían cata—¿Otra v e z en Madrid?
logarme como el George
—le preguntamos.
O'Brien español. Además,
—Otra v e z . Y con mume pasaron en la pantalla
cho gusto. Cnanto más lelas versiones inglesas de
jos estamos de él, con
los fílms que habría de
más fuerza nos atrae.
hacer en español.
—¿En plan de descanso?
—¿Ttirdó mucho en ac—Descansar, nunca. A
tuar?
mí m e gusta trabajar. N o
—^No. M i primera peconcibo la indolencia.
lícula fué una titulada En
— ¿ Q u i e r e nsted q u e
cuerpo y aliña, que incharlemos un poco p a r a
terpretaron conmigo A n a
el periódico?
María ( ^ t o d i o , Enrique—Cnanto guste. Puede
ta Soler, José Alcántara
preguntar.
y
Rafael Calvo.
—^Bien. V a m o s a v e r :
—^¿Y
después?
Usted debutó en la pan—l.'ua teraporadita de
talla h a c e y a algunos
descanso, y Eran trece, en
años. E r a nna pelicula d e
la que hice un papel que
Florián R e y , q u e se Uamno se adaptaba a mis conAiStJíiíiossraio de Tormes,
diciones artísticas.
—¿E^a fué su labor solamente?
•—En la primera etapa que pudiéramos llamar, si, señor.
—^¿Y usted qtié hacia en Hollywood durante
tan largos descansos?
—^Pues una vida espléndida, que ttxlavia re
cuerdo con agrado. En el P>tudio, algunas ¡pruebas, y el resto del tiemjx) lo distribuía entre ir
a la playa, bañarme, tostarme al sol, ser\-ir de
intérprete en muchas ot-asiones a mis compañeros, comer y dormir. ¿Qué le partsce?
—^Una vida magnífica.
—^¡Ah! Y cobrar todos los .sábados mi C I U M I U I
en la caja de la F o x .
— Y en la segunda eta[»a. ¿cuáles fueron ^u^
trabajos?
—-Esta segunda etapa comenzó después de la
8US]>ensión de la producción española en todos
los Estudios. Hulto entonces tma desbandada
casi general. Entre los po<<)s fjue se (quedaron,
y o fui uno de ellos. Y al pasar Martínez Sierra
de la Metro a la F o x , (^ompañía ésta <(ue ccmti-
nuó produciendo, aunciue espaciadaraente, tomé
parte en Mama, la |)eUcula con que Catalina
Barcena hizo su debut en la pantalla. Luego interj^treté im petiueño papel en MarUh 1/ mujer,
versión española de tm film de Franz Borzage,
que hicieron Conchita Montenegro y George
l ^ w i s para la Fox. Por cierto que éste es el trabajo que mejor he t.-obrado. Por dos escenas me
dieron quince mil pesetas.
—Si cuenta usted eso a Itjs contertulios de la
Maisón Dorée .se desmayan. Casi todos sospeíhan
que esa cifra existe en el mundo; pero ningtmo
la ha visto.
Ríe con ganas Pej>e Nieto, y y o continiio:
-¿Di^pués de eso volvió usted a España?
-Sí. Estuve inactivo poco tiempo. L a Paramount me contratf» [lara ol doblaje, y en Paris
estuve dos años cobrando trescientos
cincuenta francos
diarios. lluego, y a
sal)e usted, me casé con la bailarina
lioiita Benavente,
y acompañándola
en su íiltima tournée, volví de nuevo
a Estados l^nidos. Allí hice un papel con el pobre
Carlos Gardel en Tango Bar, y no pude, por tener que viajar con m i esposa, hacer el prots^Onista de una |:)elícula que dirigió Contreras T o rres, titulada Mi hermana es un gángster. Creo
que lo interpreta por fin R a m ó n Pereda.
—Unas tJtltimas preguntas, amigo Nieto: ¿ A
qué atribuye el fracaso de la producción española en H o l l y w o o d ?
— A que estaba organizada en completo des-acuerdo con los gustos de nuestro ptiblico. T o das las versiones españolas se hacían de las malas peliculas americanas, porque las buenas tenían, por sus propios méritos, fácil salida en nuestro mercado presentadas en su idioma original.
Además, en las películas que allí hicimos se
aprovechaba todo el deshecho—directores, fotógrtifos, etc.—de las producciones americanas.
—¿Qué impresión guarda de Hollywood?
- H o l l y W(KK1 es maravilloso; pero no es para\<
espaftoles. Allí hay que j)ensaxy v i v i r en yanqui.
—Bien. Refiriéndoní»8 ahora exclusivamente
a nosotros, ¿confía en la industria española?
— P o r entero. El cine español no se puede hacer sino en España. H e tenido ocasión de ver algunas de las últimas pelíinilas y señalan vm avance admirable. Además, Madrid cu nta y a con
Estudios magníficos qne no tienen nada que en\ idi r a muchos del Extranjero. Sólo falta orientar la industria hacia una comercialidad que no excluya la dignidad artística. Diga que y o confío en los destinos del cine español, y aun más en
los jóvenes que a él van llegando.
—Ese es también mi pensamiento.
—Pues celebro que coincidamos.
^^^B
• — Y ahora, aquí. /.<iiic Tir<>\(wfo(»
le animan?
^ ^ ^ ^
^^^1
^^^1
^^^1
—^Proyectos, muciios. L<> (¿ue hace
falta es qne se conviertan en realidades. Y a le contaré más adelante, porque espero que nos veamos con frecuencia.
—Cuando usted gtiste.
—Es que a mí me agrada mucho
hablar de cine, cambiar opiniones,
contrastar juicios; pero sinceros, sin
s^asicmamiento.
—^Trabajo tan agradable como inútil, querido amigo. Se lo dice tm experimentado. Clamar aquí por el buen
cine español es gritar en el desierto.
—¿Usted cree?
—Creo que como al mundillo cinematográfico no le remueva ima
íonmtxiión juvenil, está |>erdido.
—^Así, rotundamente.
—Rotundamente, «unigo N i e t o .
F. H.-G.
Jo«¿ .Nielo, durante
• a etitanria rn Mad r i d , ronvrruando
r on nuestro rompa•ero
lirrnándrz
Cirbal arrrra dr loa
lemait tratadoM rn rl
prcscntr rrportajr
fon. VI OSA
'Z'^fí y memo
]
E sorprendimos cn un puebk
J cito vecino de Valencia, on
el moro refugio veraniego de
Burjasot.
Luego de correr el mundo con
el é x i t o de sus pinceles, Luis F e lipe de Usabal, cansado del deleite
triunfal, se ha recogido monacalmente en su residencia—construida por él misino—, y como sólita
rio arrepentido, v i v e como un cartujo, rodeado tan sólo de sus cuadros, de los recuerdos de sus viajes, de su colección de cosas arqueológicas.
Su taller tiene un sello levantino; pero perfumado a la v e z por
todas las brisas de los países que
ha visitado.
A l l í , las costosas estatuas y vasos griegos, los recuerdos napoleónicos, cerámicas chinas de gran
valor, nmebles de normas clásicas
Dolorrft lirl Río adereza su figura ron un Iraji-rillo giloiio lleno de
faralaes, para un relrato que pinta Luis l-elipe de Lsabul
americanas, armas persas y el gran
caudal de trofeos españoles: espadas de afiligranadas cazoletas, arcabuces de rueda, capacetes que
p e r t e n e c i e r o n a los legendarios
conquistadores españoles de las Indias..., adquiridos en N u e v a Y o r k ,
donde, según el propio Usabal,
hay más antigüedades españolas a
la v e n t a que en nuestro Museo
Arqueológico de Madrid. Un estoque de matar toros..., comprado
en la Babel de la América d(d
Norte.
Porque Usabal, luego de recorrer Europa entera y gozar en A l e mania de tma celebridad halagadora como pintor de hermosas—las
mujeres de Usabal tuvieron fama
en Berlín y se hicieron populares
en edición de postales, contadas
)or numerosos miles—, se largó a
os Estados Unidos el año l O á ) , y
allí, durante más de seis años, siguió pintando mujeres, retratos
Víctor Mr [jiglen, ron su peruliar optimismo reflejado en el rostro,
contratados a muy buenos preconversa animadamente con Usabal, mientras éste pinta
cios.
El fascino de H o l l y w o o d prendió
en el pintor valenciano, y allí, llamado por una
se comentaron con elogios las condiciones del v a de las estrellas de la pantalla, pintó sin cesar
lenciano Luis Felipe de Usabal para pintar muretratos y más retratos. "
jeres hermosas.
Tres años permaneció este artista trotanuinPudiéramos decir que todas las celebridades
dos en la ciudad del cine. Conoció a lo más desdel cine de entonces: V í c t o r Me Laglen, Madge
tacado del mimdo femenino; t u v o trato de amisBellamy, O l i v e Barden, Dolores del R i o , Chartad con famosas estrellas de la ])antalla; frecuenles Farrell, Janet Gainor, T o m M i x , J. P'arrell
tó los Estudios, teniendo su piopio taller en un
Macdonald, Barry N o r t o n , George O'Brien, Edpabellón del centro mismo de elhis; trabajó en
mimd L o w e Alma Rubens, fueron modelos del
algtmas películas; hizo dibujtjs para el celuloiartista.
de, como en Kl precio de la gloria, y salió filmado
Hasta treinta de estas figuras notorias del cien dos producciones de H o l l y w o o d , pintando a
nema fueron m o t i v o de una famosa Elxposición
l a a m á « Jatflusas_ator£dejiquella época, algunas
4~ 'T' ""-^^^^^tw^
Janet l,aynor, lu célebre
^
«star-, en un desean^^^^^^^^^
so de
<p»se> ante Usabal. \ la !-azón. Janet menta diez )
^^^^^1
seis años e iniria su rarrern riiicnintográfira ron «l'J séptimo rielo» y ».\niane«Tr ...
^^^^^^^^^H
de las cuales aún mantienen su prestigio en [
mera línea.
Sin embargo, en nuestra visita nada hemos
podido averiguar de sus aventuras amal (trias, de
los pequeños o grandes secretos del corazón que
de su estancia en la ciudad misteriosa guarda
l.uis Felipe de Usabal.
.Vuestra conversación ha sido propicia lu,
el resbaladero de las ctmfidcncias: le hemos jjreguntado mil cosas sobre su permanencia en aquel
halagador v i v i r de H o l l y w o o d y a todo nos ha
contestado. N o s ha referido la desconfianza de
T o m M i x y aquella frase del célebre caballista,
cuando, viéndole pintar i m o de los retratos, exclamó en i m a admiración sincera un poco primitiva: «¿Es un pintor o i m hombre de A-eras?»
Y el mismo personaje le refería a Usabal sus condiciones de toreador y sus deseos de conocer
Europa, donde él quería aprender lo cpie en
América era imposible; « A q u í no saben lo que es
etiqueta», exclamaba T o m M i x en un gesto lleno de suficiencia.
Y de V í c t o r Me Laglen, de quien desconocía
su condición de capitán del Ejército inglés en la
Mesopotamia, que le llevó a cometer una de las
mayores planchas de su vida, al hablar mal de
Inglaterra, que Me Laglen, con una gran corrección, supo atajar.
Usabal nos habla de todo; pero al llevarle al
terreno de las mujeres, huye, retrocede, esquiva
las preguntas. Y en esa negación vemos una atray e n t e curiosidad plena de misterio.
Su complexión robusta de tipo vasco, como su
apellido, encuadra perfectamente con su silencio, su reserva de hombre y caballero.
Nosotros observamos su mirada, en cuyo fondo, a fuerza de analizar, adivinamos un burloncillo sonreír zumbón de sileno.
El pintor de Janet Gainor, cuando apenas salida de la escuela, y contando diez y seis años,
triimfa en El séptimo cielo y Amanecer; el artista
ante el cu d lia posado Dolores del R í o en [dena
belleza de mujer morena de bellos ojos hisj)anos,
con toda su leyenda de hembra fascinante, es
muy raro que n,' tenga, en un hombre fuerte español y aventurero, sil anécdota galante, sentí
mental o amorosa.
¡Pero es tan callado este pintor levantino, viajero y tenaz, de Luis Felipe de Usabal...!
J O S É LITIS
ALMUNIA
P'estnto el pretender modiflcor lo ulueto ajustándose ex: gerodomenie lo fojo o el corset. Todos los señeros soben lo iittposible qoe es logror un resultodocon esle proce
p í j " " * " ' * » . P«ie»t3 que los presione» forzodjs sólo consiguen un desploumiento de la graso y su concentración en diversos lugares, especialmente en los bordes dtt la (ojc
f •4"'^ neumáticos»), que producen no s ó o efectos ingratos o lo viifo, si.:o que ponen mós e>i evidencio un defecto que todos desean ocultar.
tJno faja bien cjustcdo es muy eory^íniente, pero sus efectos sólo son peifectos sobre un cuerpo del que se ho eliminado de antemano la graso superfl uo.
Pora logror e.te fin existen varios proceoimientos c e dudoso resultoco: régimen alimenticio, ejeicicio. med.comenlos nocivos, etc.; pt,ro úoicomente existe un mé.c
»ono y eficaz: GELÉE MITZA.
.
.
.
«xcesivomente desarrolladas y devolvienoo al cuerpo sus proporciones normóles.
GELÉE MITZA octúa mediante fricciones sobre las portes que se desoon odelgoror, sin donar la piel ni molestar lo mós mínimo.
GELÉE MITZA se preparo en un laboratorio solvente por químicos especiolizados, y es lo único que llevo unido la eficacia con lo salud.
Pido hoy mismo .1 folleto .xplicotivo de Estético Mitzo. q u . enviomos g. .tuitamente. en .1 cuai halloró usted, entre otro, detalles curiosos, l a , proporcione, que corre.po,
<l*n o su estatura.
f l CÉS
Precio: 18.75. Contra envío de 19.55 por giro postal se remite por correo certificado.
1 ABOHATORIO DEL DR. VILADOT, Sección C. 5, Consejo de Ciento, 303, BARCELONA
DE VENTA EN LOS PRINCIPALES CENTROS DE ESPECÍFICOS Y PERFUMERUS DE ESPAÑA
Joe E. Brovi-n es para
muchos, simplemente,
el hombre de la boea
enorme, que tiene en
esta deformidad la ra­
zón de su éxito. Una
apreciación formula­
da asi es inexacta.
Porque en ese caso po­
drían ser actores có­
micos—actores de éxi­
to, además...—todos
los hombres que tuvie­
ran en su rostro una
deformidad equ iva lente. I , naturalmen­
te, esto no es asi. Si Joe
E. Brown es un formi­
dable actor cómico, no
lo es por su rostro, sino
por poseer un verda­
dero temperamento de
artista de ese género;
al servicio de ese gran
temperamento
está
su rostro. Mas sin su
"bocaza* clásica, Joe
E. Brown—el intér­
prete admirable de
* Campeón ciclista »—
hubiera sido, también
un gran actor de lu
pantalla
N
TI
G
E TO
(JOSÉ)
Nació en Vurcia el 3 de Mayo de 1903.
Al poco tiempo trasladóse a Madrid con
su
e hizo en esta capital sus estudios primarios. En el Instituto de Vaempezó el Bachillerato, que por reveses de fortuna hubo de abandonar en el
cuarto curso. A Madrid volvió la familia
en busca de nuevas
para
rsh'cer su economía, y ^ s é obtuvo un
en una oficina con la asignación
mensual de setente y cinco pesetas. Quiso ser torero, y actuó en tres novilladas
consecuencia de etto fué el despido de la
oficina. Pero tamp9ro
seguir en su
andariega projerión
la razón
sencilWsima de qi)e, puesto iWve al toro,
sentí* « n mi«do invencible. ErHanto, sus
inaugurado en Madrid un
que marchaba próspero, y 4Í|i sus
nistrativos se refugióU fu. pantalla. Según él & s m o
¿sta por no encont jur re^en otra clase de
^ ^ ^ ^ t u e n t a r las tertulias cinematogi^^^^^pué lanzado comd actor
por Floriái^^^r Einplena tioga, V g ó el
cine:$onoro y W n él la paralizaciéj^n los
Estu^^K españoles. Trabajó en Jk teatro
en <as iWnpafiias de Eugenia í ^ f o l i y
Marfa B a d H | r ^ Y en 1930 marcha a Hollywood, coB-atado por la Casa íox. Ha
hecho en
cinco films. Ha dado
dos veces ISvuelta al mundo. El 29 de
Diciembre
1933
matrimonio
en Mad'id con la gran bailarina española
Loiita Benavente, a la que conociera en
París.
familia,
lencia
ijni^iiiiiil iili
empleo
pudo
soñada^or
padr^habfan
(raba-
/iBérica
St
contrajo
Estatura, 1,83 metros. Ojos y
negros.
B
A
Estatura,
bello e:
En España: El lazarillo de Tormes,
Florián Rey. La bejarana, Eusebio
Fernández Ardavín. Gigantes y cabezudos, Florián Rey. La malcasada,
Francisco Gómez Hidalgo. Los hijos
del trabajo, Agustín G. Carrasco. La
sirena del Cantábrico. Agustín G. Carrasco.—En Francia: La condesa María, Benito Perojo.—En Alemania:
Raza de hidalgos. Tony D'Algy.—En
Hollywood: Mamá, Benito Perojo.
Lran trece. David Howard. Ln cuerpo
y alma, David Howard. Hombre y mujer, Rudolph Sieber.
Tango-Bar,
John Reinhard.
Nombre verdadero, Laura Gainer. Nació en Filadelfia el 6 de Octubre de 1906.
A consecuencia del divorcio de sus padres,
se trasladó a San Francisco de California.
Obligada a ganarse la vida, trabajó durante algún tiempo como dependienta en
'ina zapatería, y más tarde como acomodadora de un teatro. Su mayor entusiasmo
era el cine, y ahorraba cuanto su modesto
sueldo le permitía para consagrar sus
días de descanso a ver films. En 1925 convenció a sus familiues para que le permitiesen probar fortuna en Hollywood, y
allá marchó con muchas ilusiones y muy
pocos dólares. Peregrinó varios meses de
Estudio en Estudie, y sólo consiguió trabajar como «extra»; más de una vez hubo
de rechazMoesa htlinilde fuaci'^n por carecer ^.ejBidos en buen uso con los que
La represa de la muerte (The Johnsla cimara. Un
modesto
toum
Flooi\.
Irving Cummings. El,
hico le proporciona veinticinco
beso ie medianoche (Midnigkt Kiss ) ,
Re ganancia, qtie empleó íntegro»
Irviitg Cummings. El águila ailü (The
(idad. El anuocio de la futura esBlutEagle ) , John Ford. / Madre mía I
bajo la jwii iils del director
(Moáitr
Machree),
John Ford. El
immings
efecto íulmiséptimo cielo
(Seventk
Heaven),
^Ci'mmings íllir.6 a la muchacha,
Frank Borzage. A manecer ( Sunrise ) ,
>rtuna priteba de ftttooeni.'t y le
F. W Murnau. El ángel de la calle
papel destacado en «La represa
(Sireet .ingel), F. Borzage. ^.gs cuaEl éxitj de ese primer t.a. tro diablos ( Four Devils), F.m Murírtante fué rotundo, poco desñau. Un plato a la americana Jfiunny"séptimo cielo» confirmó a Jaside Vp), David Butler.
jfarianita
net en «Impuesto de estrella- Está casada,
(Merelv
Ann), Henry King.
desde e^ii de Septiembre de I929, con ei
(Dchcidis).
Djyid Bu
abo^^aáé <le Sdn Francisco de California Padáy. lo mejor a falUt^^un
chico
Lydell #eck. Es la actris que m4s rendithe N^jíBest TT^), Harry
|conóm-.CD ha valido a los producLachiBan. C « w l É L j j l e n r y King. EIM
ericanos.
primeé amor ('ClSSp > '
Hearti)M
John íi Blystone La doncella de
Est|3|ra, 1,50 me'ros. Ojos pardos. Caíin
(Servant's
KntranetJ.
FrankW
bello dStaño
Lloyd
'
1
Película» que ha in
prestattgWante
y9brti6
rjtt».
Mari'
Dehtiosa
pot^k
Claro. ^
U R
ERGNER
B (EUSABETHJ
(HARinO
o mi'tros. Ojos azules. Caceniciento.
(JANET)
Peliculat que ha interpretadot
abellos
Nació in París el 12 de Abril de 1883.
Terminados sus estudios de bachiller en el
colegio de Saint-Nazaire, se trasladó con
su familia a Marsella, y t:\ esta ciudad
asistió a los cursos de Hidrografía. Quiso
str marino, y aplicóse a preparar su ingreso en la Arma<1.i. El testro le seducía
también, y con un g.-upo de amigos, adolescentes como él, oiganizó varias representaciones de aficionados, en las que logró notorios triunfos, singularmente por
su mígnifira interpretación del drama
«Le? Dc-ux Avcugles». En Tista de ello,
venció la atracción escénica j abandonó
de buen grado la sofl«4> ceti^isUi del
mdr para inscribirse como alumno de Declamación en el Conservatorio de llafse11a. A los diez y nuer* años salió delConservatorio, marchó «jfarís e ingresójají la
Compañía del Gran4'>Guignol; him- su
afortunado debut con «l^drama de
de Lorde «Le System* ytti Professeur
me et du Docteur G«Mron», basado en
un cuento céletre de |E(l?ar Poe. El gran
actor Firmin Gémier-^ fallecido en 1934 —
advirtió el magoiffco temperamento d^
Baur y le proporcionó un contrato de c » .
tegorla para el Teatro Antoine; el éxito
defi.iitivo no se Liro esperar. Muy aficio.
nado a Ir s deportes, que cultiva desde la
infancia, Baur fué campeón militar de
natación durante su servicio en filas. Después de la guerr» intervino en varias peliculas mudas: pero hasli el advenimiento
del cine sonoro no alcanzó el puesto eminente que disfruta en el séptimo arte. Es
un gran lectM y un bibliófilo refinado.
Está casado s^iene un hijo.
AYNOR
Nació en Viena el aa de Agosto de 1900.
Pertenece a la tmtpMlta israelita. Turo
como preceptor a un estudiante de Medicina, jud'o de origen español, que moldeó
su carácter, de suyo bondadoso, en candor y generosidad. Estudió después en un
Liceo 7 conquistó la admiración de sus
condiscípulos por su exquisito arte para
recitar. Cuando acababa de cumplir los
quince años, a r r e g l a r ^ «as pá~
ella un matrimonioJMHVoso, .ou
zó, consiguiendo^griOTBrtWtbpen
sar en el Co:
mediocre
de sí mi
deVienm
significdj^F'ffsica fu<
p.ara Stt^^^era. Por íin, ^acias a :
nacida^Ktuvo un contrato con un
; resartne Iniv>brü¿|;r ciento ^ ^ t e
eos ptV cuat^kneses de act]|i¡ti6a. Hiill
despuás variiNknporadas efl Zurich, Munich
Viena, y en esta úuájaa
fué
descubierta.;; contratada l^r VláUP"^
nowsky,
r del I I illUlll
más impoi
de Berlín. En tomo iesu
personalii
ápidamente consagrada en
singular
igio, formóse una falsa leyenda de ujer fatal, que sirvió de base
Jakob
assermann |wra una novela.
ConsidfeCda ya como lá mejor actriz de
Alemada, debutó en el cine en 1924, a
las óráKíes de Paúl Czianer, que ha dirigido twas sus películas y que es su esposo
en lajTida real. Por su naturaleza judía
fué ^ipulsada del territorio alemán a raíz
del Mvenimiento del racismo al Poder.
/'./(.<; iiM que ha interpretado!gf^ré
Dmñd Golder, Julii'n Duvivier.
Cinco caballeros malditos (Les cinq
gentlemen nuiudils), Julién Duvivier.
Los miserables (Les miserables), Raymond Bernard. La cibeza de un hombre (La tete d'un hommej, Julién Duvivkr. Trágica atracción (Cette veilte
canain*). Anatol Litwak. Pelirrojo
(Poil i t carotte), Julién Duvivier.
Noches moscovitas (Les nuits moscovites I, Alexis Granowsky. Rolhschild
.Marco dejíastync. Cn hombre de o'O
(l.'n hoimu en or), Jeán Dréville,
Giilgoia Mjolgolhu),
Julién Duvivier.
1
y
tíaM
tH^KJU '
Estatura, 1,57 metros. Ojos pardos.
Cabello castaño obscuro.
I'elícula* que ha in
(Quiin tuvo la culpa? (Nju).
Doña
ina (Donna Juanna). La violinis-'
dt Florencia (Der Geiger von Flonz). Amor (Liebe).
Ariane, la joti rusa (Ariane).
Catalina de Rusia
atherine tke Greai). Dirigidas todas por Paúl Czinner.
vimiento—eon, al moverse, al caminar, al bailar, ella misma, eon toda su inocemcia
y toda su aiogña, infantil.
El mundo—y en gran parte por el cinema—se ha llenado de mujer. Del maleficio
de la mujer, de sn alegría, de su tentación. P o r la pantalla, como en nn reflejo d e
la vida, han desfilado mujeres innumerables. El recuerdo está lleno de sns mira
das, de sus actitudes. El lai^o desfile ha llegado a convertirse en una obsesión.
P o r ello es un descanso para el ánimo esta pansa que ofrece el arte—^aunténticamente infantil, todo ternura y claridad—de esta Shirley T e m p l e encantadora, en
quien el mundo ha enc*ontrado m «amiga pública número u n o » . .
J. M . A .
B
A S T A de gestos extenuantes y artificiales, de expresiones cuidadosamen-
te estudiadas, de sonrisas muertas en cuanto la cámara deja de rodar;
basta de manos que persiguen obstinadamente actitudes falsas, y de piernas que ensayan ima y otra v e z posturas voluptuosas... Calle, por irnos instantes, t o d o este inmenso artificio del cinema — admirable, en otro sentido — y
abra paso a totla la encantadora espontaneidad de esta adorable Shirley T e m ple, pequeña n o v i a del mundo y «amiga pública número uno»...
P o r q u e precisamente el gran encanto de Shirley Temple es esa espontan idad, esa gracia fresca y jugosa de toda ella. Dan a veces los niños en el cinema
una sensación penosa, de esfuerzo, de infancia malograda y como encarcelada
por ese trabajo ante la cámara. Mas Shirley Temple, no. ICs auténtica su alegría, y su infancia tiene toda la ternura y toda la desenvoltura de una niñez
feliz, sin sombras, sin bastidores dolorosos.
Basta, por ello, de esas manos de hombres y mujeres, de esas manos maduras que se buscan apasionadamente en las peliculas de amor. N o la numo
que se crispa, o que oprime, o que acaricia. Sino estas otras manos—suaves, ligeras—de Shirley T e m p l e . Manos-juego, manos-vuelo... N o es una novedad de*»cabrir la profunda expresión que a veces cabe en una mano. Estas manos infantiles de la peíjueña actriz son tanto como su .sonrisa, tanto como esos bucles qne se ensortijan en .su cabeza. Están llenas de personalidad, de emoción
alegre y niña. N o se comprende a Shirley sin esa gracia juguetona de sus manos,
y estas mismas muchas veces son toda ella, son como im símbolo de toda su
travesura y toda su espontaneidad.
L a pequeña Shirley, llena de matiz y de detalle, compleja y múltiple dentro
de .su simplicidad dencantadora, refleja íntegramente esa personalidad deliciosa en sus manos. Estas juegan y parecen sonreír,
y enfadarse... Se unen y se separan, se buscan, diría.se que se
alegran... Suaves, finas, las breves manos de la diminuta actriz
van tejiendo un poema de ternuras e inocencias. Palpita en ellas
ima pn)funda emoción pueril, y muchas veces parece que son—
como el espíritu mismo de la chiquilla, como sn lenguaje — un
balbuceo.
Fijaos en Shirley Temple y comprobareis cómo su sonrisa niña
v a rubricada siempre por un ademán de sus manos, que al enlazarse, que al apoyarse una sobre otra, tienen ia misma placidez, I* misma gracia candida y luminosa del pequeño rostro
sonriente. F n a v e z más se confinna con ello qne en ocasiones
la expresión no necesita de ima mirada o de un gesto para ser,
efectivamente, expresión... Esas manos de Shirley T e m p l e , vistas sin el resto de la figura, desvinculadas de ésta, continúan
expresando, siendo candor y alegría, v i d a transparente y diáfana.
Y como sus manos, sus piemecillas. ( ^ n o c i d o es aquello de
«Dime cómo andas y te diré qnién eres». Hasta ha habido quien
ha pretendido fundar toda una teoría del carácter sobre el m o d o
de andar. Las piemecillas de Shirley T e m p l e — a im lado piernas
de las vampiresas o de las girls, piemas aisladas, en rebuscada
at^titud vitluptuosa, o piemas en coro, unánimes eu el mismo mo-
Shirlry T r n i | > i r . la
artririta maratilio»a. «amigo público
número uno», en
una artilud y una
rxprcttión moy »uvas
r*
?MAC\0 déla.
MÚSICA
a . r n n J A N T t fROOOCClON
DIRECTOR ^ . a c t c ¿ WALSH
BROWN
2aMINAF/INTASrO
ficrr
LA SUAV
DE UN ROSTRO NACARADO, EL
UNA MUJER, PUEDE USTED CONSEG
Pr: duelo c
nal, superi
VISNU
Nacio-
Tonos blancD, rachel, rosado, moreno, bronceado y ocre.
lujiito T o v a r , la eii<-aiilaiiora estrella mejicana, Norprendida, diininle su ei>lanT« *-n Barcelona, con el p e r r o d e Kusiel, gerente d e H i s p a n o American Films
'Joxepna
el cu
inemm
r'tnr ha conquistado (a
•
¿V>uién no «entirá la llama
r r r a d o r a del rharler>t«>n tra
f r a n c T A e s , y HU próxima p<>l
n « g r a * . Jotiefina B a k r r - n o
un magnifico » c n i ¡ d o d r i «lii
«HC^nica, 7 esto p o e d e d a r a
lia una gracia personal, a n t
que pu<Mle estar la clave
iMÜarina
Josefina Baker.
ia. gran sirena? IA
iitn t'n l o » EMtudioti
llamará « L a Veno»!
la «tecírlo- p o s e e
d f la animación
, ante la pantaivo y alegre, en el
la popuiarísima
del
ccríe
cinemahJB^
f
l L celuloide, aunque suene a anomalía, tie_J ne la virtud de modelar. A golpes de bu­
ril crearon los escultores clásicos sus obras
inmortales. Trazando pinceladas sublimes, los
maestros del Renacimiento d i e r o n al mundo
rostros que han quedado como modelos instauradores de la belleza.
H o y , en plena era de modernismo, nos halla­
mos frente a un arte, mímica de la retina, de la
imagen. Y en el fondo de ese arte—el que, segi'm
dicen, ocupa el séptimo lugar—vemos reprodu­
cir las soberbias esculturas humanas que han
creado los grandes modeladores del lente. Justo
es consignar la labor ímproba que constituye
para el director de un film crear personalidades,
crear una mujer. Mujer que no puede realizarse
ni a pinceladas, ni a golpes de cincel, sino me­
diante gestos, enfocándola en un primer plano
de acción, ángulo, yuxtaposición, fondo, que
retma las condiciones ne­
cesarias para que aparez­
ca bella, atrayente: actriz.
Dos casos hay en el ci­
nema americano que cons­
tituyen las v e r d a d e r a s
creaciones de los moder­
nos clásicos del cinema.
Estos son Marléue Die­
trich, v o n Sternberg, Syl­
v i a Sidney, Marión Gering.
Von Sternberg, el hom­
bre del rostro fiero, des­
cubridor de Marlene, pue­
de vanagloriarse de ser su
verdadero creador. L a adi­
vinó, la «sintió» cuando
ésta era aún una artista
sin i m p o r t a n c i a en' las
pantallas silentes de Ber­
lín. F i s i o n ó su mirada
profmida de genio pensa­
dor en esa vampiresa in­
quietante y peligrosa que
hoy admiramos, rival pe­
ligrosísima de la sublime
sueca. H i z o su rostro, el
\ on Sirrnbcrg, rl honihrr dri
rostro fiero, d r s r i i b r i d o r dr
Marlene, purde vanagloriarse
dr ser su c reador, su rsrultor
estético, espiritual y psirolóf;iro, el que antes que nadie lo­
gró poner en tensión, some­
tiéndola a su albedrío, la sen­
sibilidad exquisita de la actriz
eminente. Sin Sternberg, Mar­
lene, de seguro, no habría exis­
tido para el arte~.
nuevo ángulo de su cara triangular, y su i m e v a
personalidad inconfimdible. Creó una sintetizada
y estilizada estatua moderna, de rostro enigmá­
tico, de ojos febriles, de labios contraídos en un
rictus de firmeza, de manos contraídas y de
frente curvada bajo unas sienes de oro. Marlene
es la sirena torturadora, no esfinge nórdica, sino
estatua de carne, que v o n Sternberg ha vestido
con el atavío abigarrado de la prostituta en un
puerto sucio, perdido en la polvorienta <•<^«\l^ ;ifri-
cana. Marlene sabo
sublimizarse en lo.^
momentos donde la
mujer caida llega al
borde del abismo. Y
esa estatua, hecha
de nervio artístico,
tiene una v o z profmida, g r a v e ; v o z
que r e v e l a noches
pasadas entre risas
falsas, c h a m p á n y
tóxicos.
I <>s nombres Ae S>l»ia Sidney y Marión
l.erii.g irán eternanienle unidos en la
historia d e l ríneniatógrafo. IJI Sidney
lialló en Cering el director que mejor
supo modelar su espíritu, y Cering encontró cn Silvia la actriz que mejor interpretaba sus concepciones...
Esa fué Marlene
en Marruecos: una
legionaria del amor,
enamorada de Gary
Cooper, el eterno militar o gángster del
lente americano; eso
fué Marlene por obreí
de los golpes de buril l o g r a d o s entro
gritos de megáfono,
logrados por las v o ces imperativas do
Sternberg, y fov^'O.s
d e s l u m b r a d o r e s do
luz. Después y a la
estatua cobró v i d a
propia,y en Shangha i
Express sus cejas so
orientalizaron, para
adquirir mayor exotismo, y la hembra
perdida en el interior del Continente
amarillo fué la misma idéntica mujer
de Marruecos, cincel
de v o n Sternberg,
modelando otro ropaje sobre el busto
breve, sobre la figura de celuloide quo
había creado. La
misma en La Venus
rubia, siempre igual,
eterna sirena de fuego y hielo, personalidad falsa ciertamente, un
veneno para la pobrecita espectadora que no
sabe comprender ni analizar el trabajo de un
artista que ha creado su modelo incopiable y
absurdo en la vida real.
Marión Gering-Sylvia Sidney es otro caso do
creación personaUsima Aquí no &, la figura do
mármol o de bronce, hieratica en el rostro, tentadora en la carne. L a labor de Gering es la do
un miniaturista oriental, de un realizador quo
ha hecho de una ingenua vma mujer excepcionalmente interesante. L a Sidney tiene en los labios, cn los ojos, en la sonrisa, im encanto quo
de tan ingenuo llega casi a pecaminoso, o de tan
pecaminoso a ingenuo. Geisha, ataviada con trajes europeos, cosmopolitas, mejor. Dulce, delicada, con su gesto felino de gatita joven, replegado, tímido, aquel gesto de las danzas ni[)ona.s,
una mirada verde azul, una labor de contrastes,
detallista, como la delicada composición de una
porcelana china. Marión Gering es el orientalista del celuloide que creó vma madame Butterfly
imposible de superar en la pantalla y en la escena.
Y la dulce japonesita engañada ha quedad(j
para siempre en el lienzo, aunque no vista los
kimonos salpicados por imnensas flores de loto,
ni la monumental cabellera laqueada. S y i v i a
Sidney sigue con el diseño de su sonrisa dulce,
de su mirada húmeda como sierva enamorada. Sola con su amor fué un nuevo dibujo
cuyo autor fué Gering, el pintor que sabe de la paleta gris arrancar esa mujer d e ojos
oblicuí)s, inspiración de su mentalidad exquisita.
Gary Cooper, en fel centro, queda también como expositor de la Sidney; con
fué revelada en Calles de la ciudad, así como Marlene lo fué en Marruecos.
Ellas. Esculturas de carne, humanizadas por su creador, serán las obras clásii
del cinema moderno, que unen a su propio arte el valor de quien supo crearlas, do
•n supo seleccionarlas entre esa masa mujer hecha en serie como muñecas de
.ir.
Ellas simbolizan el arte, el matiz occidental y oriental.
Gerin-Sidney, Sternberg-Dietrich.
CECILIA A . MANTUA
h'Mmn ruairo b<-IU-zait «-xhibrn aiftiiiiu» de lox mwq u « h a n de l u r i r r a un próximo film. Sería
difícil prrciiMir cuál d e e l l a «
b a l e a las restantes
e a a d ü e » y •riciajtlidad
B
ECKY Sharp, el film en colores realizado por Roubén Mamoulián, y que nos será dado
a conocer con el título español de F « r t a de vanidades, es el primer exponente de
esta nueva modalidad del séptimo arte, que permite a la cámara tomavistas la captación dire«;ta de todas las gamas del color. ¿Significa ello, en realidad, tm nuevo y positiv o avance de la cinematografía?
Por lo pronto, esta flamante fatuta del taJkie ha suscitado y a , apenas nacida, las más
dispares controversias. Mientras hay quien afirma que éste es el verdadero camino de
perfección del cinematógrafo, no faltan los q u e aseguran q n e si —como ellos temen—la
captación del color no {Qcanza el grado de fidelidad indispensable, el cinematógrafo sufrirá un rudo gol|ie, y el público, que ahora lo considera como su espectáculo predilecto, le
volverá, decepcionado, la espalda.
VMU)H apasionados t«mentarios que aliora suscita el advenimiento del cine e n «iolor nos hacen recordar los que determinó
la aparición del cine parlante, ciiya hegemonía nadie discute
Cail Patríek, 'al moMrarno« rMr traje pirno de « e ya, lo cual no obsta para que sigan prodigándole su desdén
iioríal distinción, reafirma
aquellos calialleros que cuando hizo su aparición preconizahuti prestigios de mujer
ron—ya se ha visto ÍMU qué acierto—su (»casa vida.
bella y elegante
A l g o semejante sucede ahora con el cine en color, y es
FOT. rxiAHOUNT
seguro que sns actuales detractores, tomando ejemplo de los
que lo fueron del talkie, pn>seguirán inexorables su negativa
campaña, pese al triimfo que para la nueva modalidad {)resentimos y auguramos.
En cualquier caso, y prescindiendo de aspectos cuyo análisis nos está vedado en esta trivial sección, es indudable que
la llegada del cine en color ha detenninado, técnicamente,
una verdadera convulsión en todos los aspectos. P o r l o que a
la tendencia más o menos afortunada de un sombrero y el acierto o desacierto de los mil detalles
complementarios de las toilettes de las estrellas, pero les estaba vedada, o sólo podían hacerla
>ür deducción, la percepción de las diversas tonalidades de color que integraban el atavío, v
a armonía o la discordancia de los matices empleados.
El cine en color viene a resolver de plano ese arduo problema transcendental. Aliora las i
pectadoras que gustan de seguir las orientaciones que en punto a elegancia» marca el cinematógrafo, podrán admirar, con idéntica comodidad y precisión que lo harían en una sala de modas
presenciando un desfile de maniquíes, el chic de tm traje de noche, la seducción de un tailleur
y el encantíi de un sombrero original. Y todo ello con sus auténticas tonalidades y sus exactos
matices de color.
Otra cosa bien distinta significa para los artistas del ecran el advenimiento del cine en color.
Antes, una simple indicación del director acerca del atavío adecuado para cada escena bastaba.
Cada artista, libremente, elegía los colores de su predilección, dentro, claro es, de las < onocidas
normas f u e la lente exige. Con el cine en color, sus iniciativas personales en tal sentido quedan
restringic as a tal extremo, que llegan a la anulación absoluta. L a actriz puede, sí, como antes, elegir el modelo o los modelos que ha de exhibir, previa aprobación del director; pero
otra cosa muy distinta sucede con la selección de las tonalidades, que está sometida a una serie de interminables consultas, en las que intervienen el bocetista de modelos, el técnico del color, el director del film, los operadores y hasta el jefe del laboratorio. Cuando el criteriti de todos ellos ha coincidido—1Q cual no acontece sino después de largas y profusas discusiones—, la
toilette en litigio puede realizarse. Claro es que, por lo comiin, en total desacuerdo con el criterio
de la artista que ha do huirla.
Vosotras, lectoras, mejor que nadie advertiréis qué horrible tortura significa para tma mujer
esta ingerencia de tantas opiniones en la elección de un vestido. T a n t o , que y a se ammcian importantes deserciones en los elencos femeninos de H o l l y w o o d , y se han registrado rotundas negativas de muchas estrellas a actuar en el cine en color si persiste el criterio de privarles d é l a
libre elección del tono de sus vestidos. L a noticia nos parece prematura y exagerada. Espercnn que entre todos lleguen a tm acuerdo.
,
Irene W « r l . \larv W a l l a r c j Sall> l . i l e r » iifrtT.-n a q u í a n i i f s Iras i r r l o r n ü a l g u n o s elesanieii
a l a v í o » , <|ii<- p r o n t o p o i l r e i n o »
a d m i r a r n i p r ó x i m o s lilins
<
nosotros se refiere, hemos de señ:dar tan sólo
su relación con el espíritu intranscendente de
nuestra página de eleg mcias, anotando algunas consideracitmes tpie nos sugiere este nuevo
aspecto de la cinem.iti grafía, en cuyo esforzado
paladín .se ha erigido el célebre director de Calles
de la dudad, y el cual afirma que será tím arrollador el éxito de la producción en colores, que
en im plazo de dos años habni invadido todas las
salas de proyección del miiiido.
Pero volvamos a lo nuestro.
Desde el punto de vi.sta do las espectadoras, y
prescindiendo de toda otra valoración artística o
psicológica de cada tihu, es decir, tomando de
este nuevo aspecto del cine lo meramente externo y objetivo, el cimematógrafo en colores viene
a resolverles un problema que la pantalla gris
hacía insoluble: el de las elegancias. Les era dado,
sí, admirar ID línea más o menos feliz de un traje.
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A belleza es la moral del desn«ido. ( \ i a « t o m á » desnuda se mueatra la I elleza, más para es s i mo.al.
Resulta comprensible q' e si el estado de naturaleza en el arte
no fuese perfet^tamente moral, no existirían los denudos en mármol
que pueblan el Vaticano, ni muchas estatuas (jue son ornamento de
parques, jardines y plazas públiciis en todas las ciudades del mundo,
y habrían desaparecido de catedrales, (tolegiatas y ermitius las imágenes de San Cristóbal y San Sebastián en la f<»mi.i en que es
costmnbre exhibir estas dos figuras del retablo bíbli(;o.
IÁ) único que exige el desnudo i)ara ser casto y no sugerir pensamientos lascivíjs, sensacione.N genésicas, es estar sujeto a las normas clásicas de la plasticidad, y que el individuo se enfrente a él limpio de intejiciones turbias y de deseos tor})es. (Mando le
f;iit ii al desnudo o a su ct)ntenq)lador ese
^^^R.
estricto sentido artístico, cae en la porJ^^^m
nografía.
El desnudo ha saltado del barro y de la
tela pictórica al lienzo cinematográfico.
Por ser el cinema, en
imo de sus múltiples a.spectos, plástica dinámica
—^no estática, como la escultura y la pintura—. requiere un t^tcto espe<'i'd en
la presentación de sus imá
genes desnudas, para no
exponerse a resbalar por
la pendiente pornográfica
al menor descuido del realizador o del modelo.
Baroja no cree que haya un valor estético, como un valor matemático.
Tiene razón el áspero y
bronco novelista vasco.
FJ\ arte no tiene la exactitud, ni se rige por fórmulas concretas, (;omo la
ciencia. Cabe interpretarlo de modos muy distintos. Influye en el lu-te,
además del modo, la moda.
En Matemáticas, dos y
dos son cuatro, para el
docto igual que para el
profano, mientras que en
arte el mismo desnudo
puede producir una extensa gama de sensaciones e
ideas según el grado de
cultura, el temperamento
y la sensibilidad artística
del que lo contempla. Las
tres Gracias, de Rubéns;
La maja desnvda, de Gu
LJ
va; iva nieta de la Trini, de Romero de Torres,
con»o no .son .Matemáticas, se presentan de m i
ñeras diversas ante ojos humanos diferentes.
Pero, de t(Mlas formas, si el arte no obedece
a leyes fijas, tiene una técnica, una exprcvsión.
L a línea estidica que ha de seguir el desnudo
en el plano escenario está trazada por la moral
de su época y por el ambiente y las circimstimcias en que el desnudo se produce.
En Éxtasis, por ejemplo, el desnudo responde plenamente a un concepto sutilísimt) de la
ética. Es, en sí mi.smo, ética pura porque es belleza íntegra.
Las flores, las plantas, los insectos, los ani
males, se fecundan y reproducen en torno a una
doncella rei;ién des])osada con un hombre agotado e inapetente de deseo. L a virgen siente arder su carne y su alma en medio de la cálida sintonía de amor que estremece la Naturaleza toda.
Sus dedos ágiles y febriles golpean c<m furia el
teilado de mi piano, cuyas notjus se fimden al
acorde viril de la Naturaleza en plena actividad
creadora. Siente tm anhelo tremendo por ser
elemento integrante del bárbaro y sublime concierto (pie llena la noche. Ivs inútil su esfuerzo.
Fjit(mces, en súbito impulso, deja resbalar por
el cuenco estremecido las tela.s qne lo <ubren,
queda desnuda, atraviesa corriendo la campiña
y se sumei-ge en el río, rpie acaricia su canie y
la abraza C(m sus aguas transparentes y rumorosas.
VM este pasaje del film el desnudo se muestra
en tm ambiente propicio, en circunstancias que
no están en ])ugna con la moral. Es bello, por(|ue la modelo es perfecta de líneas. Etica y estética se confunden en mi solo concepto artístico.
N o siempre ocurre así, y es entonces cuando
el desnudo rebasa la línea moral y entra en la
zona obscura de la pom(jgrafía.
La misma muchacha, sin la sinfimía de la Naturaleza en su función fecimdante y creadora,
sin el ambiente de la campiña c(m la clara linfa
del rio, sin la circunstancia de la hnpotencia del
esposo, en camisa y c()n medias dentro de la
alcoba, habría resultado una imagen turbia y
( bsccníí.
El cinema yanqui, entre otras cosas, ha aportado a la pantalla la sex-appeal: la mujer que
posee atracción sexual, capaz de pnxlucir con
su imagen sensaciones físicas, genésicas.
El talento del realizador y el arte de la actriz,
cuando e* ])(mderado, evita muchas ve<;es la caída d e la imagen cinematográfica-—que se exhibe
en ima semidesnudez incitante—en la pomogiafía.
A(;túa la vampiresa, la sex-appeal, en un terreno resbaladizo, l'n detalle mímico, aparentemente insignificante; ima pose un timto erpiívoca, puede comprometer su de(>oro artístico,
(^aiece la sex-appeal de cualidades físicas determinadas. Tiene tantas variaciones como tipos
femeninos existen. Puede tener la línea recta de
Greta Garbo y la (jpulenta de Mae West; la figura angulosa de Marlene Dietrich y la silueta maciza de Clara Bow; las piernas ágiles y finas de
.Joan t>awford y la belleza exótica de M y m a
liOy; el jiecho liso de Jeán Harlow y el seno opulento de Anna Sten; la nariz aguileña de N o n n a
Shearer y la naricilla insultante y respingona de
-Miriam Hopkins.
Rubias platino, trigueñas, castañas, de pelo
negro como el azabache, de silueta estilizada
hasta lo inverosímil—apuros huesos, estjueleto
i'asi mondo de came—, de formas ebúrneas; al-
Marlrnr Diririrh anir KB
escultura, qur Mpmrrre, romo H* rcrordará, rn aquella gran rreaciúu suya de
'VA ranlar de los raolarea»
, bajas, guapas y tea
las pueden poseer se
fteal.
I'ero no todas ejercen
• .a atracción sexual. Es
una c u a l i d a d temperamental, artística, psicológica, incluso moral, mucho más que física.
El d e s n u d o completo
de muchas de estas imágenes del celuloide resultaría imnoral por carecer
de la perfección estética
que exige la belleza cuando se muestra desnuda de
sedas y sin afeites. De
ahi que la sex-appeai no
enseñe su cuerpo completamente desnudo; lo insinúa bajo las telas sutiles
que lo ciñen.
De mostrarse ea el estado edénico, fracasarían
sus encantos.
A muy contadas v a m j.iresas habría deificado
Grecia como deificó a
Lais, la amante de Apeles, que fué diosa en Efeso, y a Friné, la amiga
de Praxiteles, cuya estatua adornó el templo de
Delfos.
N o se olvide, sin embargo, que así como Grecia eligió sus diosas entre las heteras más bellas
de Atenas, Corinto, T a nagra y .Megara, el cineUn «orprrndrnle efecto de belleza con»rguido 4'n una de C6as modernas comedías cinematoj^ráfícas arrcvístadas, a cuya suntuosidad y a cuya
ma crea sus bellezas, auaudacia no se podrán acercar nunca las revistas teatrales
xiliado por la cirugía estética, el maquillaje y los «trucos» de cámara,
L a belleza de la imagen en el lienzo, auténtica
villosa conjunción de la estética y la ética en el
y luego las deifica, temporalmente, en la pano artificial, desnuda o insinuante a través de
arte.
talla.
telas sutiles, forma por sí sola ima moral: maraMATEO SANTOS
EL PRIMEK CONGRESO DE LA RADIO FIL.MS EN ESPAÑA
_
„ _
„
Cnn motivo d e celebrar en ICspaña su p r i m e r C o i i s n - . o Cii
alográliiMi ln
Radio l-ilms, esta importante entidad riiiematofcrática obsequió rerienti-mente en Barcelona con un bantfuete a los empresarios y las representaciones periodísticas de la citada ciudad?líe «quí un momento del bai"¡|u."e"%ue fiJTI^s"dídl^r
ilustre director-gerente Je U Radio film» cn España, don Roberto Trillo, que fué, coa moüvo de c*te primer Congreso muy felicitado por los r » Jensates de U fiesta , o i . T . . E N ,
«^^^
\ lu <ab<-/ii lii-l ¡{rail reparlo
<N<)1>I< / u bnliirrn»
nr^iiiiipnlo de D i r e i i l a \
d i r e c c i ó n de KIorián R e y - - f í g u r a n la jEentiliúnia Iuiimtíu Argentina y e l grnn
Miguel L i g e r o , q u e e n esta cinta c o n f i r n i a n . n n a vez más, s u s e x c e p c i o n a l e s
méritos de artistas d e c i n e m a
I
\ ^
NA de las condiciones bajo las que necesariamente ha de
desenvolverse el nuevo cinema español es la de saber ser
fiel al espíritu, a la emoción y a los valores de nuestro propio país. E.ste será, precisamente, nuestro triunfo, ctmio ha sido
el triunfo de todos, los cinemas que tenían una^personalidad y
que. j)recisamente por esto, han sabido imponerse. El cinema espafiol ha de ser, de un m o d o fimdamental, y aimque ello parezca a
primera v i s t a una redundancia, espafiol. Es decir: ha de mantener
tfidas las gracias y todas las emociones que integran nuestra personalidad. Claro es que lo español no quiere decir la españolada, el
chafarrinón que tantas veces, lamentablemente, ha asomado a
nuestras producciones. Saber caj)tar y expresar lo justo y bellamente esiiañol será el acierto y el triunfo en nuestro cinema, orientado y a hoy por rumbos de seguridad.
Nobleza baturra acierta a recoger este acento y esta emoción. Es
una película neta y limpiamente española, sobria, alegre, sin cho' irrerías, y emocitmante sin sensiblería.s ni efw:tismos.
Muy española, no asoman a ella, sin embargo, los colorines de lo
lalsamente español. Sus fondos son los fondos, tan nuestros, de la
campiña aragonesa. Y esa misma emoción, recta, noble y franca,
del alma de Aragón es la que palpita a lo largo de las escenas de eáfilm, en el que Florián R e y ha jmesto sus mejores entusiasmo'oda su maestría de gran tlirector.
i^orián R e y , prestigio legítimo de nuestn) cinema, ha acertado
a hacer en Nobleza baturra un film emimintemente e.spai"iol, marcando así la nita que nuestra producción debe seguir. Esta cinta,
]M>r'^11 « i I • icdiiil
II
ri(|ueza e x j m s i v a , [Mir la maestría que re-
onstituirá para Florián un gran triunfo.
P o r q u e en ella Florián ha sabido ser, plenamente, un gran director, un director complet o ; no el hombre que busca exclusivamente su
lucimiento, sino el que se preocupa, sobre tod o , de hacer una buena película, de atender a
los menores detalles, de hacer que todos los elementos se fundan y se compenetren en una superior armonía.
Y así, la protagonista es I m p e r i o Argentina,
figura primerísima de nuestra pantalla, artista
toda ternura y feminidad. Ella da al personaje de
Pilar t o d a su gracia sensible y toda su b r a v a
pasión. Ella es el alma de esta película, la f ^ r a
de mujer que desde que aparece en el lienzo prende en el corazón de los espectadores. J i m t o al
profundo encanto femenino de I m p e r i o Argentina pasan por la pantalla la gracia espontánea
y jugosa del gran .Miguel Ligero—baturro insuperable—, y el ímpetu juvenil del galán Juan de
Orduña, y el arte sobrio de Domínguez L i m a , y
la belleza de Carmen Luciano, y el zumbón acento de Juan Espantale<m... Un grao reparto, en el
que para cada personajo se ha ido buscando su
posible intérprete mejor, el que de un m o d o más
justo y más fiel pudiese encamar la figura y el
espíritu de cada tipo imaginado.
N o es sólo Florián R e y ; no es sólo ese reparto
excelentísimo; es, además, un operador de
la maestría y d e la seguridad de Gaertner.
Su l a b o r e n Nobleza
baturra es verdaderamente admirable. Dentro de la buena calidad
fotográfica de toda la
cinta, hay momentos
y cuadros de positivo
rango internacional, de
un v a l o r que se acerca al de las grandes
creaciones extranjeras.
Nobleza
baturra...
S o b r e el argumento
creado por Joaquín D ¡ c e n t a ( h i j o ) , Florián
Imperio AraenlinH ) Juan de ("trdtiña e n u n o de los más i n i e r e R e y ha bordado mía
sniilrs momentos de la n u e v a p r o d u r c i ó n de Cifesu Nobleza b a turra», clirisida p o r el gran F l o r i á n K e y
gran peücula. Ftmdos
t í p i c a m e n t e aragoneses: labores de trilla en
los c a m p o s soleados,
una a l d e a t r a n q u i l a ,
alegría de rondalla y
clamor de jota. P i l a r
es una bella muchacha
del p u e b l o : sencilla,
leal, noble, alma v i v a
de la tierra. Los mozos la v e n pasar con
admiración cuando v a
a misa, cuando pasea
con su prima, cuando
marcha al campo... H i j a del acomodado t í o
Eusebio, el corazón tle
la muchacha no v a ,
Vu la caluuiniíi está h a c i e n d o su o b r a . I'or el a l m a noble, f r a n c a
sin embargo, hacia niny leal de l'iinr - magiMTieamente e n c a r n a d a p o r lni|>erio .argentigím m o z o de su mi.sma
na
pasan lu-. s o m b r a s de io que e n el pueblo se dice c o n t r a la
biuina posición. Pilar
muchacha...
Kste momento de «Nobleza baturra» refleja toda la
vivacidad y toda la animación (jue Florián Rey
ba acertado a imprimir a
las escenas del nueva film
español
(¡8, sin que el pueblo
lo sepa, sin que sus
mismos familiares lo
sepan, novia de Sebastián, tm muchacho que
trabaja en la casona
de la mujer. ¿Qué importa la desigualdad
económica, la diferencia de c l a s e social?
Ellos dos se quieren, y
ésta es la única verdad
para Pilar.
Otro mozo la corteja: Marco, acomodado,
que la conoció desde
niño y que es visto con
buenos ojos por el padre d e la muchacha.
Un día—^hay baile y
copla en la casa—Marco logra apartar a P i lar de la gente, y a solas, en un cuarto con ella, la expone v i i '
su amor... Ella le rechaza; luchan los dos, y como respondiendo a las llamadas del corazón de la mujer, en el marco de la puerta se
perfila la figura de
^^^^^^^^JH^
Magnífira
^^^^^^^^l^^^^^^l
de la siega. ,¡Murnau? ¿King > idor?
^^^^^^^
Senrillauírnte Florián Rey, y para la pelírula «.Nobleza baturra», filmada para Cifesa r n los Rstudios de la taudad l.iiieul
l.a maestría de Florián como director ciiieniatográfici» se revela en
esta bellísima esrena dr la cinta; (Carmen Luciano entre trigales, c<>
mo en un himno a la Naturaleza, en un paisaje soberbiamrntr r a p t§¿g oor la rámara de (iaerlner
Sebastián. Se acometen los dos hombres, y bajan, rodando, lutíhando, por fa escalera que
da al sitio en que se mezclan guitarreo y jota. .Momentos de confusión y de temor, a los
que pone término la actitud conciliadora del cura del pueblo. Poco después las guitarras siguen, y el clamor vibrante de la jota apasiona los corazones.
Pero en eí espíritu de Marco ha quedado un sedimento de rencor contra la much.i
cha. L a obsesión de la venganza le domina. Y su venganza es sin sangre, sin violencia y
sin gritos. En combinación con tm amigo suyo, que (ÍS como un lebrel, logra una noche introducirse en la casa de Pilar, entrar en su cuarto y descender por el balcón a la cMe.
Una ronda de mozos—a la que previamente se ha atraído allí—-ve cómo un hombre desciende, entre las sombras, del cuarto de Pilar. L a honra de ésta está y a en la calle, por
aquella venganza de un hombre despechado. El pueblo lo sabe inmediatamente: en la taberna, en las tertulias, junto a la fuente, no se habla de otra cosa sino de que un hombre
baja del cuarto de Pilar por las noches. L a calumiña prende rápidamente, y llega hasta el
propio novio de la muchacha, que duda también, que v e por el sudd sn- siuñus v sus
ideale.s.
Sebastián y Pilar .se encuentran un día en la iglesia. Se (pucuu \ , s m c m U a i g u , la
obra de la calunmia mi.serable les sei)ara. Cuando el muchacho sale, destrozada el alma,
en el otrio de la iglesia está el cura del lugar. «Piensa, hombre, piensa—le dice al mozo
V verás ctjmo das con el término de tus malos...»
Y Sebastián, pensando, pensando, da con lo que puede ser la felicidad. L a nobleza
baturra, eterna en el alma aragonesa, asoma en él y tma noche es él mismo el que se desliza por el balcón de Pilar. De este modo, para todos será él el qn(> bajaba por el balcón de
la muchacha De este modo, él se casará, ne<esariam(mte, con Pilar.
Sobre este bello ])oema de Dit^enta, Florián K e y , con la colaboración entusiasta d
tiaertner y de todos \o8 intérpretes, ha tejido una pelí<!ula <le profunda emocitm humana
de neto acento tíspañol. Nobleza baturra ha <\o significar para núesn-o cinenn uii.i uu
v a V letntima victoria
mñs mc/ommc/mfím¿¿
señora Prentiss quiere casar a su hija con un
millonario que reside en el mismo hotel: Mosley
T h o r p e , que tiene la manía de escribir cuartillas y cuartillas sobre el rapé. U n millonario es
siempre im buen partido; mas un millonario
v i e j o , maniático e impuesto, pierde, f>or estas
condiciones, toda la seducción de sus dólares.
.Ami, naturalmente, se rebela ante el amor que
su madre le propone. Y sólo cesa en esta actitud de rebeldía cuando la madre ofrece a la muchacha un mes de vacaciones, durante el que
Ann podrá hacer cuanto quiera, siempre que al
comenzar el otoño se ' a - e e<,n Mosley Thorpe.
el millonario.
Tiene la costumbn^ la .-eüma Prenti.ss tle organizar todos los años un ft\stiv,d teatral benéfico. P a r a el de este afio ha conseguido la ayuda
de un gran animador escénico. Xicoleff, y de un
excelente decorador de teatros, Schultz. L a señora Prentiss se obsesiona con ensayos y figurines, con músicas y tiecorados, mientras todos
los personajes del hotel siguen con su afán: el
j o v e n Dick, .\nn. la inuchaihita encantadora;
^h)sley Thorpe, el millonario...
Dick se ha enamorado de .\nn, y A n n se ha
enamorado de Dick. Pasean juntos, recorren
tiendas. Dick seria completamente feliz si no
fuese por una gran sombra (jue le enturbia «?sta
felicidad: el dolor de tener que confesar algún
día este amor a su novia
primera. Esto le tiene in^— I.a fina belleza de
f nieto, desasosegado. Un
G l o r i a Sluart, ¡irolagoc ia, añilándose de ioáo
nistu d e «Vampiresas
su valor, se decide a deI<>.'t6>. donde la j o v e n
a r l r i z realiza nna labor
círselo. Comienza a hallena de n i a t i r r s y de
blar, b a l b u c e a n t e , nerfeminidad
vioso... Y cuando esj>eralia en la muchacha gritos
Dick P o w e l l y f^loria
y lágrimas, ella se echa a
Stuart e n u n o de l o s
reír.
más bellos momentos
-¡Qué tonto eres! T e de la cinta « V a m p i r e nías miedo de decírmesas 1936., e n la que los
dos exrelentes artistas
lo. Es que y o tampoco te
d e s a r r o l l a n una labor ,
quiero ya, ¿sabes? El que
de lim» r o m i r i d a d \
ahora me gusta es Humbolt, el hennano d e tu
nueva novia.
Thorpe. e l millonariti,
«ontinúa obsesionado por
sus estudios y sus investigaciones sobre el rapé.
Buena parte del día la
pasa dictando a B e t t y ,
la mecanógrafa del hotel, nuevas páginas sobre
ese gran tema que le des-
piresas no dramáticas las de este film; por el
contrario, su maleficio sobre el espectador es
sonriente y bienliumorado.
Ambiente frivolo de u n hotel de lujo. Viajeras í
decantes, músicas perezosas, equipajes con eti- j
quetas de todos los hoteles del mundo. Es una
i'esideiicia para los felices de la tierra. En ella
trabaja Dick Curtiss, un muchacho que con lo
Hue ahora, cn verano, gana y consigue ahorrar
«estudiará en el i n v i e n i ) . N o es para él el verano
estación de reposo; al n \ t'á, es siembra para los
•luros días invernales. ( laro que no todo para el
l>uen Dick es trabajo; el amor ha prendido en él.
y eutre el muchacho y una dependienta del hotel
' tejiéndose el lazo eterno.
•Nuevos viajeros: la señora Prentiss,
•'ll hija Ann, su hijo H m n b o l t .
Humbolt se ha casado y a cuatro veces, siempre, ¡ay!,
^^n mujeres que sólo
"Mscaban su fli-
'"íro.
La
( V a i n p i r e M s I934> et* u n a ritila pra'xliea «n «-srenas ór
a l e g r í a , e n cuadros (an a n i m a d o s c o m o é s i r , r n que
u n a s cuantas «girls» s o n r í e n a l a c á m a r a cinematográfica
vela.
V
AMi>TRR8A8 1936» ofroce en su reparto el
interés de ver jimtos a dos actores de la
calidad <le Adolfo Menjou y Dick P o w e l l .
Dos galanes: el galán juvenil, alegre, efusivo, ingenuo, (spontáneo, y el galán maduro, experto,
^^^It—i^B'W'^^
reflexivo, que f>one siempre una intención en sus
palabras y que v a al amor como a un juego de
experiencia e inteligencia. Dick Powell y A d o l fo Menjou son dos actores de magnífica personalidad, de indiscutible acento propio. ¿ A quién
se parece Adolfo Menjou? ¿ \ quién se parece
Dick Powell? N o es posible hallar una respuesta
leal y justa a estas palabras. Cada uno tiene un
valor auténtico, sin posible .semejanza con nadie,
distante de toda influencia y sin proyección de
ajenas personalidades. Los dos actores son los intérpretes masculinos principales de Vampireeag 1936. En cuanto a ellas, estos tres nombres, sobre t o d o : Gloria Stuart., Alice Brady,
Glenda Farrell.
Ix>s nombres de los actores y de las actrices son y a el mejor cartel de lo <iue es esta cinta:
una sucesión de escenas divertidas, de cuadros brillantes, de tnomentos animados por la sana
alegría de v i v i r .
Quiere el mundo olvidar toda su tremeitda preociijiai loo de hoy, toda la angustia actual de v i v i r . Olvidar, olvidar a toda costa... A esto responde la moda creciente de este
tipo de películas risueñas y dinánticas, que no añaden preocupación al pensamiento ni nuevas sombras al corazón. Rostros que sonríen, cabriolas, desfiles de mujeres bonitas... T o d o
un cimcepto ligero y optimista de la v i d a y del mundo. Vampiresax 1936 tiene esa misma
alegría: .'^eguir sus escenas es sentir sobre el ánimo una ducha feliz, una oleada de sensaciones
gratas.
Busby Beskely, el director de la cinta, ha sabido dar a ésta una encantadora vivacidad
un ritmo fresco y jugoso. Nada tan pen((so como el contraste frecuente entre el afán di
ttacer una película amable y el resultado, después, de esta película, qne resulta fría,
inerte.
En cambio, m e n ^ a la gran labor de animador desarrollada en esta cinta por Busby Berkely, tíwlo en Vampiresas 1936 tiene tma gnu-ia juvenil, lograda plenamente. Son unas vam-
I no de
^
los bellos
ruadrws de revista de
esta n u e v a película,
l'n momento de
esta n u e v a película, en ruyo
r e p a r t o figuran
varios ilustres
nombres del c i nema. E n esta
escena se v e , al
fondo, e n pie, a
ia i z q u i e r d a , al
gran A d o l f o
Menjou
O c h o «girls»,—*
o c h o sonrisas...
«Vampiresas
1936> está llena
de escenas a n i m a d a s por la
g r a c i a optimista
de la m u j e r
t.'
Á
Está escribiendo u n a
voluminosa h i s t o r i a del
rapé, y p a r a el buen
ombre, fuera de e s t a
lisesión, a p e n a s existe
nada.
Fstas c o n d i c i o n e s de
escritor llegan a conocimiento de la señora Pren^ j ^ ^ y nti Vacila ésta en pedir al amigo millonario su cohiboracióu para el
»
i
i
^
llamada a ser e n las
pantallas de todo el
g n m festival que esta preparando.
—Quisiera q u e me escribiese unos versos, para rpie fuesen recitados en mi
mundo u n o de los
fiesta.
grand,-»^éxjt^«w^de la
eiiipora a
B e t t y , la mecanógrafa, idea una travesura: e.>iu.. el buen millonario es totalmente tlistraído—-esa historia del rapé...—, le pone a la firma, en v e z de los
versos que él la ilictt). otn)s de apasionado amor, dtxlicados a ella misma. Thorpe
los firma, como hubiera firmado su propia sentencia de muerte, sin enterarse. El millonario sólo tiene
atención para esa magnífica historia del ra{>é que está escribiendo.
L a pobre señora Prentiss, al conocer lt>s versos, se deshace en lamentaciones. ¿Quién hubiera podido pensar esto del viejo miUooario? ¿Y^ éste era el hombre en quien ella pensaba para marido de su
hija?
falta tiemix) a la mujer ¡lara deshacer el compromiso entre Mosley T h o r p e y A n n .
.\ este disgusto sigue para la señora Prentiss el de unas cuentas hiperW)licas que le presentan sus
colaboradores en el festival escénico. Tras esto, I l u m b o l t , su hijo, llega anunciándole su compromiso matrimonial con la dependienta del hotel. Después, su hija A n n le dice que quiere casarse con
Dick Curtiss.
Son muchas emociones seguidas para el corazón de la pobre señora Prentiss. Y la buena mujer se
desmaya, incapaz de resistir tanto y tan continuado golpe.
Alarma en tt)dos. P e r o allí está Diek, (pie trabaja y ahorra en vemno para p<i<ler seiznir en invierno sus estudios de Medicina.
^íerced a sus cuidailos d e <»tudiante que conoce y a las dolciuui.- y .--u.s remcdius, la laaihc de .\jm
\ uelve en sí. Y vencida por el amor y las sonrisas de todos, no tiene más remedio que aceptar aquello.s
idilios y disponerse a ser suegra por partida doble.
piedisciro ÜG arte
— ¡Pero si no es eso, señor ministro! Al cineinn e^qmñol no le tira la buróerada.
—Pues es una pena. No será una profesión muy retribuida, pero es d e » Se ponen de aeuerdo — ya sé que esto es muy difíeil — varios distribuidores
eansada. Con saber leer el periódico y lomar café en el Negociado...
y produetores. Se visten de tiros largos y se van al Uinisterio de Hacienda.
Los señores de la Comisión sacan de su error al señor ministro:
— ¡Tan, laní
—.\lieuda Su Excelencia. El cine español no es un joveu de la clase media
—¿Quién es?
al que han sorprendido los veinte afios sin oficio ni Itcneficio; no es siquiera una
—Nosotros, señor ministro.
persona de carne y hueso. El cine español es esto, y esto, y esto; y quiere esto, y
—jHola, señores mios! ¡Tanto bueno por aquf! Siéntense. ¿Hay sillas para
lo otro, y lo de más allá.
todos? ¡A ver, ese ordenanza aue está durmiendo! ¡Xo, no, el otro: el t^ue ronea
—-¡Ah! —^cl ministro empieza a comprender: luego, se a.sonibra -.¿Pero
más fuerte! Despiértenlo y háganle comprender que necesito unas sillas para
es posible? ¿Cómo no han hablado ustedes antes? ¿Para qué estoy yo aqui, sino
estos señores. ¡Ajajá! Ahora, siéntense sin cuntplidos. Bueno, pues ustedes me
dirán en qué puedo servirles.
i para evitar injusticias? ¿De modo que Tres y Pico les hace la vida imposible?
—-Nosotros, señor ministro, representamos al einema espafiol.
1 ¡Ese arrapiezo...! — toca un timbre —. ¡Que venga Tres y Pico!
Los señores de la Comisión se miran y se guifian un ojo, como diciendo:
—¡Huen muchacho! Ya he oído hablar de él. El caso es que ahora no hay
plazas de temporero. Sin embargo — el ministro se rasca la cabeza, pensativo — , " ¡ L a que se va a armar!"
(Continuará en el próximo número.)
A . G.
hablaré eon el jefe de personal, y...
MEDIO SEdiUUO E I N F A L I B L E P A R A A C A B A R CON 'TRES Y PICO"
I )©8de un punto de vista rigurosaIlíente comercial, no cabe la menor
duda que el cinema español está y a
en marcha Desde el artístico, tenemos derecho a ser optimistas.
El cinema español es muy joven, y
en España son muchos los que, tan
jóvenes como él, están dispuestos a
abordarle. El cinema nacional, por
*.anto,
nace
ahora sobre
una base de
indudable interés: el é x i t o
econ óm ico.
H o y , cualquier
film realizado
en nuestros Estudios, pese a
«us defectos \
equivocaciones, llena los
cines más fácil-
mt^
'
mi)
, , aducciones nortísamericanas. ¿Por qué? Porque el público pai-ece haberse erigido
en pnjtector de nuestra producción,
anticipándose - certeramente , por
cierto — al & t a d o , que era el llamado a desempeñar desde hace años
esa función. ¿.Se han dado cuenta
de esto los Gobiernos españoles?
Hasta ahora, no. Bien está, pues,
que hagamos un frente único en esta
encuesta todos los que nos acercamos al cinema con un desinterés artístico para recordárselo. Y o , por
mi parte, creo (pie el mejor modo de
hacerlo es el siguiente: «Señores
gobernantes de España: ¡protección al cinema nacional! Protección definitiva y directa. Reduciendo los impr
I los films rodados en nue.-.
i odios y a los cinemas que los proyectan. Es necesario consolidar rápidamente nuestra pr(ídu(!ción, y éste es, sin duda,
el gran momento. Necesitamos un
cinema e s p a ñ o l económicamente
fuerte, para poderle exigir, sin reparos sentinjentales y financieros,
una calidad artística de primer orden. ¡ P n m t o , señores gobernantes
de España, prote(;ción al cinema
nacional!»
Luis Fernández SeoUla,
vocal de la Sociedad de
Autores Cinematográficos.
N o necesitábamos más protección que el abaratamiento de las
materias primas, de la cinta, de
todo lo que es necesario importar
para la realización de peUculas.
Y , por supuesto, es necesario que
a una industria naciente, que tiene
que competir con una calidad formidable de comjietidores de fuera,
se levanten todos los impuestos.
. El mercado español tiene un límite, que indica hasta qué cifra se
puede llegar en la producción de una
película. Esa cifra es inferior a la
necesaria para lograr la
calidad debida.
Y resulta
que la mayor
parte del presupuesto d e
un film espa
ñol se queda
en las Aduanas y en otros
impuestos
más o menos
directos. Allí
va a parar el dinero que debiera
poderse emplear en repetir escenas,
en tener más y mejores decorados,
en asegurarse bajo contrato todo el
año a los artistas, única manera de
lograi esp(\ialistas y gente de primera clase. El Estatlo está repitiendo la fábula de la gallina
ihuevos de oro.
Venga en hora buena la cuuqietencia extranjera: no se le pongan
trabas, pues ello es estímulo y escuela. Pero... que nos dejen desenv o l v e m o s con alguna holgura. ¡Fuera impuestos directos, fuera .\duanas para el material de trabajo!
Maestro José Serrano
L a reducíMÓn del 7,50 por 100 al
3,75, como primer paso, es, desde
luego, un éxito, y no significa poco,
en el orden ec"onómico, para la industria cinematográfica nacional.
l'ero no debemos (jonformamos
con ese éxito, porque el naciente
cine español (naciente en todos sus
aspectos) requiere para su existencia y fomento la exención absoluta
d e gravámenes.
Lo menos
q u e tenemos
derecho a exigir de los poderes públicos
cuantos del cine vivimos o
a él nos dedicamos es que
ya q u e
en
nuestro pais ta
cinematografía carece de
protección oficial, y ni los gobiernos ni los Parlamentos se acuerdan de nuestro cinema a la hora de ayudarle a v i vir, tampoco lo recuerden a la hora
de asfixiarld con impuestos tan ominosos e inconcebibles como el que
me ocupa.
Si cuímdo se quiere, verbigracia,
que la edificación florezca en tal o
cual punto de la ciudad, se exime
de tributos durante veinte años al
a d q u i r ^ t e de un teneno, ¿por <iué
no adoptar similares medi(las respecto del cinematógrafo? ,
Luis Fernández Ardav':n,
vocal de la Sociedad de A utores
Cinenmlogrñficos
Me pre<x;upa extraordinariamente el pi-oblema d e l cinema español.
Y a lo he demostrado en l(js frecuentes } ' extensos trabajos que le llevo
dedicarlos. Por eso c(jn.-ideni todavía
muy optimista mi posición ante su
aparente renacimiento. Tntemamen
te me siento mucho más jireocupado, mucho más
pesimista que
en mis manifestaciones públicas. E x i g i r
categoría y
personalidad
al cinema español parece
(jue ha querido s i g n i f i c a r
hasta ahora im
ataque
dirigido con fines
exclusiva y
mal in t ene i( )nadamen t e domo led o res.
Y aun cuando y o me he inspirado en
todo lo contrario, es decir, en un
constante deseo con
o
mu-
chos profesionales cinematográficos
me han tratado de detractor y de
enemigo.
A n t e esta señal de incomprensión
y o he aminorado mi pesimismo, he
concedido más margen a la realidad; pero esto no quiere decir que
y o haya dejado de exigir al (ñnema
hispano el nivel que debe, que no
tiene más remedio que adquirir con
respecto al Extranjero. N a d a de
eso. P o r lo tanto, y o no niego mi
v o t o a esta campaña que se está
llevando a cabo en C I N K O R A M A S para que (jue se le exima de todo impuesto. Todas las garantías son pocas, si es que de ellas ha de dejiender
su porvenir. Pero esto no obsta para
que al mismo tiemiK> y o niegue su
calidad artística, su orientación cinematográfica, su ausencia de c(mtenido 8(X'ial y psicológico, su envergadura... Debemos hacerlo todos
l o s escritores cinematográficos
Mientras más dura es la crítica, es
más apasionada y más humana.
Jiuin
escritor
Piqueras,
cinemtdográfico.
L a exención de impuestos al
nema español es necesaria en
tos momentos en que, rodeado de
dificultades, desconfianzas, inexperiencias y un rival poderoso como
la cinematografía extranjera, el cinema español inicia sus primeros
pasos. C o m o
no se trata meramente
de
una industria,
sino también
de un arte, el
E s t a d o está
obligado a pn>curar su desarrollo, en v e z
de dificultarlo
con impuestos
excesivos e incomprensibles.
Y si hasta ahora no ha hecho nada en su f a v o r , .
sencillamente, porque no se ha dado cuenta de la imjiortancia de est a industria-arte, que en todos los
pal.ses goza un trato merecido de favor. ¿Cabe atribuir a otra causa
este desvío del Estado?
José Busch. di redor.
LA
J/Di
IMIMA
DE
H e r m a n o s
según
H a r p o y llhú-o Marx, ante la m i r a d a atenta de / e p p o , su h e r m a n o pequeño, y la m i r a d a b u r l o n a de C r o u r h o ,
s u h e r m a n o m a y o r , se d e d i r a n al deporte de asustar a un r a b a l l e r o q u e . j u n t o a tipos tan extravagantes, se e s tremece en teiuores. l'or lo m e n o s , la integridad de su frac c o r r e grave peligro
A
Elsie Codd, secretaria de Charlie Cíhaplín
durante rauclios años, debemos revelaciones preciosísimas acerca de la intimidad del genial mimo, de sus gustos y de sus
métodos de trabajo. Ahora es Rachel Linden,
secretaria de los hermanos Marx, quien enriquece el archivo cinematográfico con sugestivas confidencias de la v i d a privada de los célebres
cómicos.
I l a y que reconocer una v e z más comq justa la
frase atribuida a Napoleón: « N o hay grande
hombre para su ayuda de cámara.» Y el secretario, sea varón o hembra, resulta algo así
como el ayuda de cántara espiritual, el que recibe confesiones y adivina estados de ánimo.
L a misión de un buen secretario consiste en algo
más que en despachar la conespondencia y llevar
al día los asuntos de toda índole; ha de ser, además, depositario de problemas íntimos, amparador de momentos graves, pozo sin fondo para
guardar seceretos, campo fértil para siembra de
iniciativas, espejo que refleja silencioso los ademanes y los impulsos.
Rachel Linden, a lo que parece, sobre todo si se
tienen cn cuenta sus propias declaraciones, es un
mtjdelü de secretarias. H a c e tres años que trabaja
a las órdenes de los hermanos M a r x , y trabajar a
las órdenes de estos pintorescos personajes es,
muchas veces, cumplir exactamente lo contrario
de cuanto ellos ordenan.
« ¡ N o soy una secretaria, sino una mártir!», exclama doiorosamente miss Linden. Y algo así,
salvados los riesgos de la exageración, debe ser en
realidad, puesto que sus jefes forman una tle las
familias más incongruentes de que en el mundo
hay ejemplo. Hombres distraídos, arbitrarios e
inconsecuentes, v i v e n sólo por y para su arte
originalisimo. Cuanto no sea urdir trucos nuevos
de hilaridad irresistible, no cuenta entre sus preocupaciones. Y claro exponente de ello es que al
cabo de tres años de relación constante con su
secretaria, ni una sola v e z le llaman por su nombre o apellido verdadero. H e aquí los que con
más frecuencia le atribuyen: miss Montmorency,
miss Tartempión, miss Teagardén, miss K i n k a jou, miss Machinchouette, miss Doudlesack o
naiss H e p p e l w h i t e . Cualquiera de estos apellidos.
desde luego, es mucho más difícil de pronunciar
y de retener que el auténtico de miss Linden.
(do dos películas de los hermanos M a r x , si la
uuinoria no sufre e x t r a v í o , se han proyectado en
Madrid: El conflicto de los Marx y Pistoleros de
agua dulce. Muy pocas, es cierto; pero las suficientes para que los aficionados saludasen con
alborozo la magnifica revelación.
Chico M a r x , Groucho M a r x y H a r p o Marx
—del <;uarto hermano, Zeppo .Marx, hablaremos
luego—son, ante todo, los portai^lores de una v i sión personalisima de la gracia. Si, como sostiene
Bergson, la risa brota ante el contraste imprevisto y desproporcionado, pocos ejemplos tan
rotundos de esta verdad como los que a cada
metro de celuloide acunudan los célebres actores.
Groucho es el soñador trasnochado que viste
chaquet, fmua un eterno cigarro puro que no se
consume nimca y luce un precioso bigote recortado de tela; I l a r p o , el que no habla nunca,
y tiene en la v i v a c i d a d de sus ojos la mejor elocuencia, es el del guardapolvo, la camisa sin corbata, la peluca insolente y el sombrero de copa,
y es, además, el perseguidor implacable de cuantas mujeres rubias aparecen en su camino;
Cliico, el tercero de los tres grandes hermanos,
tiene cierto aire de ctuupesiuo calabrés, disimula
sus mangancias con su apariencia de buen muchacho y hace diabluras como pianista experto.
Zeppo Marx era la excepción. Desentonaba su
apariencia de j o v e n correcto y servicial j m i t o a la
ráfaga pennanente de locura que inflama a sus
hermanos. P o r eso fué un acierto su separación
artística, ocurrida hace ahora un año. Zeppo dejó
il(^ ser actor para convertirse en agente de teatros
ines. En v e z de pagar un diez por ciento de su
.-lUcldo a éste o el otro manager, ha instalado tma
oficina, en cuya caja ingresa .semanahnente el
d iez por ciento de muchos sueldos de otros tantos
antiguos compañeros del escenario y del estudio.
«Pava mí-—dice miss Linden^—no existe el reposo. Cuando entré a su servicio. Chico me antmció que podría hacer semana inglesa. P e r o como
LOS
M A P X ,
su
secretarui
H a r p o sabe que Chico y Groucho pasan la tarde
del sábado con sus esposas, aprovecha ese día
para dictarme su conespondencia. Si decido no
trabajar el sábado, Harj)o me despide; auntpte
enseguida Chico me ratifica en m i puesto.
Si trabajo el sábado y t o m o mi descanso cualquier
otra tarde de la semana, stm Chico y Groucho los
(jue me plantan en la calle, para que no pasen
muchos minutos sin que H a r p o se agarre al '
léfono para llamarme.»
E l teléfono es i m o de los tormentos de miss
Linden. E n vísperas de empezar ima nueva película, los tres hermanos se aplican con fruición a
exprimir sus molleras en busca de trucos, de
chistes o simplemente de títulos. Y cada v e z que
una idea acude a sus cerebros, se apresuran a comunicársela por teléfono a su secretaria, sin qne
les impt)rte un bledo que sean las tres de la tarde
o las cinco de la mañana. Junto al teléfono de
su alcoba, miss Linden tiene siempre preparado
un bltxk para notas y un lápiz. Y apenas vibra
el timbre anunciando la presencia al otro extremo del hilo de imo cualquiera de los M a r x , la
secretaria se dispone a cubrir cuart illas y cuartillas con sus apretados signos taquigráficos,
para que ni un solo detalle de cuanto a sus
jefes se les ha ocurrido quede expuesto a
perderse en cualquier rincón de la memoria. . \ l día siguiente, reunidos en la oficina, miss Linden da lectura a la traducción
de las notas; mientras lo hace, los tres
hermanos contemjilan atentamente el rostro de su secretaria, para que ni un gesto jiueda escapárseles. Si un truco en el que tenían
puestas vanidosas esperanzas deja indiferente a '
Rachel, lo eliminan sin vacilar; pero cuando la
risa de la muchacha subraya una frase o ima
situación, entonces pronmnpen en gritos de
júbilo y , sin más consultas, incluyen el feliz
hallazgo en el guión
'
- • licula.
Groucho y Chico suelen fumar cigarros pui
Harpo, en cambio, sólo consume cigarrill
Y esto origina otra de las ocupaciones de la
cretaria. P o i q u e ocurre que los cigarros favoritos
de Groucho son de distinta marca que los jMedilectos de Chico, y H a r p o aprovecha toda n j i o i
tunidad para mezclar unos y otros. Y a miss
Linden, claro está, corresponde el trabajo de
restablecer el orden.
. \ los tres hermanos les entusiasma hacer !
cosas al revés o practicar las costumbres más •
travagantes. En la oficina hay un aipa y un pi.i
no: H a r p o , que tomó su nombre artístico de sti
maestría en el manejo del arpa, desdeña en la intimidad este instrumento y gusta de pasar muchos ratos aporreando el piano, mientras (jiic
Chico prescinde de su personaUdad de pianista
para arrancar extraños sonidos a las cuerdas del
arpa.
L a obsesión de H a r p o son las rubias, lo misiim
en el cine que en la vida privada. Obsesión tan
fuerte, tan irrefrenable, que miss Linden arrojó
de su cabeza como un mal pensamiento la idea
de teñirse de rubio, propósito que había aearii la
do con alegría.
E n cambio, la obsesión de Groucho son loteléfonos. En su mesa de despacho tiene seis;
pero apenas se sienta para trabajar, los descuelga
todos, a fin de que nadie pueda molestarlo.
Cuando no tiene nada que hacer, se sirve del
teléfono para poner en práctica alguna ocurrencia absurda: por ejemplo, llamar a N u e v a Y o r k
para preguntar la hora oficial o para dirigirse a sí
mismo un parte en camelo.
CARLOS DE M A D R I D
rOT. PABAUOUNT
L E C T O R A DE tClNEGRA,M.\>. (Lísftoa;.—Escriba a José
Mojica a S t u d i o s l-ox. 1401
K. Western
, I loUywmxl
i California .
NARANJAS
Y
LIMONES
un preso los artistas
Díaz y Ricardo Núñez.
•SOLICITAN
PONDENCIA
(Va-
lencia ).—No,
no; todavía fal
ta muchísimo. H a y ba.stantis
películas con verdaderos detalles de cinema; pero, desgraciadamente, h a y muchísimas que
no tienen ni uno. Claro está
que h a y una fe y entusiasmos
grandes, y no le quepa la menor
duda que pronto se llegará a la
perfección.
El
reparto de la película
Barrio chino es el siguiente;
Jenny: Ruth Chatterton; D a n
Reynolds: Donald Cook; D a n
Me .\llister : James Murray;
Steve Dulton; Louis Calhern;
Willie Gleason: Hallam Cooley;
OHoolihan:
P a t O'Mallet;
Kelly: Robert Warwich; W e a ver:
Harold Hubert; Amah:
Helén J eróme E d d y ; G o o d
Book Charhe: Frank Me Glynn;
Harris: Carroll Naish; Rose:
Noel Francis; Sandoval; Robert
Emmett
O'Connor ; Kilmer;
Sam Godfrey.
üreta Garbo; Tlrich von Eltz:
Lars Hansón; Conde von R a den: Marc Me Dermott; L a madre de Leo: Eugenie Besserer.
Vuelva a escribir cuando guste.
.AGUSTÍN
IRENE VALLEJO
(Barcelona).
(.Madrid).
U.VA
AOMIRAOORA
D!-: « C I . V E -
(Barcelona).—.Agradecemos muchísimo sus elogios.
Tome nota de todas las direcciones que le interesan. Warren
William, Paúl Muni, Joan Blondell y Patricia Ellis, a W a m e r
First National Studios, Culver
Citv (California); Otto Kruger.
GRAMAS»
Escriba a W a r r e n William
a Warners First National Studios, Culver City (California).
Con
mucho gusto le doy los
datos que la interesan. César
Romero nació en N u e v a Vork
el 15 de Febrero de 1907.
Tiene seis pies y dos pulgadas
de estatura, y pesa 170 libras.
Tiene el cabello castaño obscuro y los ojos negros.
Gene R a y m o n d nació el 13
de .\gosto de 1908, en Nueva
York. Tiene cinco pies y cuatro
pulgadas de estatura, y pesa
171 libras. Tiene los ojos azules
y el cabello rubio. E s m u y aficionado a todos los deportes,
menos al de casarse, que no lo
ha hecho nunca.
Ginger Rogers se llama verdaderamente Virgina Katherine Me Math, y nació el 16 de
Julio de 1911. en Independence (Missouri). Tiene cuatro pies
y dos pulgadas de estatura,
y pesa 108 libras. Tiene el cabello rojizo y los ojos verdes.
No es cierto q u e esté casada
con Fred .Astaire, sino con Lew
Aj-res, también artista cinematográfico.
OLIVAR
F'ícriba a Ricardo Núñez a
A., Barquillo, 10, Madrid.
I'hring: Charles Farrell; .Mack
-Me Gowan: James Dunn; Madge Rountre: Ginger Rogers; H a rriet Hawkins: Beryl Mercer;
Dr. Kurtzman: Gustav von Seytertitz; Greta Hailstrom: Irene
F r a n k 1 i n ; H o w a r d JacksoYi; Kenneth Thomson; Gerald
.MíKkby: rhefxlor von Kltz; la
señora de .M(x:kby: Drue Leyton; Fneda MtKkby: Nella WaJker;
Shirley: .Shirley Temple;
Phillis Carmichael: Bárbara Barondess; T . P. Mac Gowan: l'"iskc O'Hará; la señora Mac G o wan:
Jane Darwell; la señora
Rountre: Mary C-arr.
Los
otros repartos no los ten-
D E P O S I T A R I O : L a F l o r i d a . S. A . . P a . a i e de l a M e r ced, núm. 5 . — B A R C E L O N A .
Franchot Tone, Lewis Stone,
Clark Gable y Mary CarlLsle,
a Metro-Goldwyn-Mayer Studios, Culver City (Cahfornia).
Pueden escribirles en el idioma
que deseen, pues en los Estudios tienen secretarios que traducen fácilmente las cartas.
J.
C.
K.
fFa/e«Cía;.—Segu-
ramente se estrenará en Madrid,
en Diciembre o Enero próximos.
Escriba a ese artista a Estudios
Ballesteros Tona 1-ilm, Miguel
de Vargas, i, Madrid. E l reparto de Gente alegre es el siguiente:
R a á l Roland: Roberto Rey;
Magda Martín: Rosita Moreno;
Federico del Val; Ramón Pereda; Titón; Delia Magaña; T i lín: Mario "Alvarez; Señora M o rel: Carmen Rodríguez; M a x :
Vicente Padula; Felicia: María
Calvo; Serafín: Chero Pirrin.
Muchas gracias por todo, y muy
gustoso si vuelve a escribir.
go, y agradecido por el envío de
las canciones.
S O L D O R A O O . —La canción A
lu ventana que solicitaba es comí) sigue: Los pajaritos a tu ventana—por
la mañana
quieren
cantar,—y hasta tu boca los inocentes—llegan
alegres parí besai,—y hasta tu boca los inocentes—llegan
alegres para besar.—-Yo bien quisiera ser pajarito—para besar/e con ilusián.—
y muy bajito poder
decirte—
cuánto te quiere mi corazón,—r
muy bajito poder
decirte—cuánto te quiere mi
corazón.—Niñu
preciosa, flor en la estaticia,—f
tu fragancia rosa de Abril;—si
tu ternura fuera
constante.—yo
moriría de amor po' ti.—Si tu
ternura fuera constante,—yo m'^
riría de amor por ti.
TRÍO FANTÁSTICO
(Bilbao).
I a canción que solicitaban de
la película La Dolorosa es como
sigue: N I C A S I A : Ya veris cuanDIANA
(San
Sebastián).—•
do me ponga —los penitentes
y
Comprendo la gran impacienmis guantes, tan
cia que tienen ustedes por ver el collar,—y
elegantes,—y mi mantilla con el
cuanto antes contestadas sus
los chicos del
preguntas, Pero, créalo, hay un *a!ar».—-Todos
KosTKA (.Madrid).—FA
repueblo—tendrán
envidia de ti,—
exceso enorme de corresponparto de Cnsíina de Suecia es
porque le dan una moza—que ni
dencia en esta sección, y las
Christina: Greta Garbo; .Antoen Zaragoza la pintan
así.—Vacartas tengo que contestarlas
nio: John Gilbert; Magnus: Tan por turno riguroso.
ya negocio bonito—si te casan
Keitk: Oxenstierna: Lewis Stocon mí... P E R I C O : YO también
ne; E b b a : E l z a b e t h Y o u n g ;
quitaré el hipo—cim rápita de
BLACK A N OBLOND
(ValenAage: C. .\ubrey Smith; Charcia ).—Los
repartos que les in- usiñor*—y loi
les: Reginald Ówen; E m b a j a puro de medio
teresan son los siguientes: .4lma
dor francés; Georges Renavent;
duro—y
aqui
de bailarina: Director, R()l)ert
Arzobispo: David Torrence; Geen la oreja—»»ji
Z. Leonard. Janie: Joan Crawneral: Gustavo von Seyfertitz;
buena
flor.—
ford; Patch Gallegher: Clark G a Inn
Keeper; Ferdinand M u Todas las chible; Ted Newton: Franchot Tonier. Dirigida por Roubén M a u cas
solterasne; .Mrs. Newton: May Rohson;
moulián.
tienen ya celos
Ros-sette: Winnie Lightner; I-Ved
de
ti,—porque
Anna Christie tiene el siguienAstaire: Fred .A.staire; W a r d
te dan un *tote reparto: .\nna: Greta Garbo;
King: Robert Benchiey; Stev<
rrerot—lo más
Matt; Charles Bickford; Chrus
Ted
Healy; Vivian W'arncr
chalun^ itero—
George: V. Marión;
Johnny:
Gloria Foy; .Art: -Art Jarreti
que
se
cría
James T . Mack; Marthy: Marie
Bradley Jr.: Maynard Holmeaquí.—B
ie n
Dressler; Larry: L e e Phelps.
Nelson E d d y : Nelson Ed<l\
tmirau»,
es el
Dirigida por Clarence Brown.
Stooges: .Vloe Howartl.
negocio — más
La mujer ligera tiene el si.Amanecer de amor: Director,
pa ti que pa
guiente reparto: Diana: Greta
E. Masón Hopper. I^IIy: Norma
mí.—Mi
cuerGarbo; Neville: John Gilbert;
Shearer; Jack: Robert Montgopo se sabe moHugh: Lewis Stone; David:
mery; Harriet: Belle Bennett;
ver—como pueJohn .Mack Brown; Geoffrey:
Harlett: Lewis Stone; Beth: H e des ver...—A mi
Douglas Fairbanks Jr.; Sir Monlene .Millard; T í a Carolina: Ceeso,
mujer,—
tagne: Hobart Bosworth; Conscil Cunningan; Tfo Nate: Henme va a dar
tance: Dorothy Sebastian. Diry HcTbert; Zuzanne: Mary D o que
hacer...—
rigida por Clarence Brown.
ran; Mildred: June Nash
Nicasia,
NiLl demonio y la carne tiene el
El
primer
amor: Director,
casia,
Nicasiguiente reparto: I ^ > von- John G . Blystone. Catherine
sia...,—no
sé
Harden: John Gilbert; l'elicitas;
Puriu!s.s: Janet Gaynor; Chris
lo
que tiene —haciendo
tg mu%*—que mt entran wat nenes*
^hfuí.. .—Pertco, Perico
.Perico...,—
si tienes angojas
— avisa al
tined :o», —pero no te cojas—-a
ini.—Es que de vete—yo pierdo
el cmipds.—Los
dedicas te doy—
nada más...—De
gusto se me
abre la piel—pensando
en la
luna de miel...
CAMUIAR
Rosita
CORRES-
CINKMATOÍÍRÁFICA:
D. A . Pons Gómez, calle .Muza,
númem 20, Benifayó (Valencia);
don B . C. C , calle Dím Faustino Blanco, núm. 18. Alcire
(Valencia).
V E N U S V . M A R T E (Madrid
I.
F^ieden solicitar toílo cuanto
deseen, pues yo con mucho
gusto les contestaré.
Lupe Vélez nació el 18 de
Julio de 190Q, en Potosí (.Mé
jico). Se llama verdaderamente
María Villalobos. Tiene el pelo
negro y los ojos pardos obscuros.
S O L D O R A D O . — L a otra can
H a sido bailarina y fué elegida
ción que solicitaba de la p>elícu- estrella Ijebé en 1928. Su pri
la Buenos dias, enviada por
mera película fué El gaucho,
Trío fantástico,
de Bilbao, es
con Douglas I'airbanks. Casada
como sigue: Dulce amor, ilusión
con Johnny Weismuller. Pue(l(
de mi vuia ;—dulce amor que mi
escribirla
a Metro-Goldwyn
alma soñó,—de cariño mi pecho
Mayer, Culver City (California;
suspira,—adorándote
siempre viGeorge Raft nació el 27 di
vií.—CudnU) te
amo;quiéreme.—
Septiembre de 1903, en Nueva
Cútanlo sufro; óyeme.—Y
a tus
York. Tiene el cabelU) negro \
pies, Sl túquietes
amarme,—como
los ojos castaño obscuro. H
esclavo por ti vivtré.—En
mt
impresionado gran cantidad il
.lima ardiente
y
ansiosa—un
películas; entre ellas: Scarfai •
amor también floreció,—una arNoche tras noche, St yo luvter
diente primavera—mts
almenun millt'n
Bolero, Mi vida ev
dros, mi dulce
ilusión.—Dulce
tera. Bailando a ciegns. Pescada
amor, ilusión de mt vida:—dulce
en ta calle. El club de medianoam:rr que mi alma soñó,—de cache. Rumba,
Unidos en la venriño mi pecho
suspira;—culoganza. Suena el clarín. Un loco
rándolc siempre
vivió.—Cuánto
de verano, etc., etc. Puede cte amo; quiéreme, -cuánto sufro;
cribirle a Paramount Studioóveme,—y a lus ptes, si tú quieHollywood (Cahfornia).
res aniaime,
-como esclavo por
Frederic .March nació en Ra
tt viviré,—Dulce
amor, ilusión;—
cine ( W i s . ) , el 31 de Agosto d
dulce amor, dulce amor.
1898. Tiene el cabello obscui
y los ojos pardos. ^
llama verdaderamenti
S e A o r i í a s , S e ñ o r í a : | U n bacn conicio que agradcccréi«l N o pretendáis embctlcctros sólo con productos de
Frederic M e Intyre
tocador; debáis también reconstituir rnestro organismo;
Bickel. Casado con
para ello precisa toméis EUPARTOL, Tlgoriíador único
para el sexo femenino. Coa el EUPARFlorence
EIdridge.
TOL dcsaparecerin manchas, ro|eces,
Puede
escribirle
a 2oth
espinillas, arrugas prematnras; obtenCentury Studios, 1041
dréis un cutis limpio. EUPARTOL endurecerá Tocstros senos, desaparecienN . Formosa .Ave., H o l do la flacidci y caimiento de éstos.
lywood (California).
ÍEUPARTOL, s e a e t o de vuestra bellctal EUPARTOL cura molestias T desarreglos mensuales, devclTiéndoos s a lud Y hermosura. M a d r e s , no abandonéis la edad critica..., la pubertad de
TuesUashiiitas; a f u d a d l c s con EUPARTOL. Futuras madres, debéis tomar EUPARTOL desde
cl quinto mes; tendréis an rápido y felii parto, hitos sanos y robustos ;me|orar¿i$ la raza). Muchas ya conocéis
innumerables serricios prestados por este gran preparado; si lo ignoráis, probadlo y os convciKercIs.
Kt'Ki D E T R I A N A
(Sevilla).—
Desconozco los datos q u e le
interesan. Puede escribir pidiendo esas noticias a H a l
Roach Studios, Culver
City
(California).
HiGiNio L C B R E R O
(.i^nalcóllar).—SolicitA
de algún lector amable el fox q u e cantan a
dúo en la película Se ha fugado
MANUEL
VEL.\SCO
( Barcelona ) . — M u y
agradecidos p o r sus
elogios. El reparto de
El expreso de Shanghai
es el siguiente; Shanghai Lily: Marlene Dietrich: Capitán Donald Harvey:
Clive Brook; H u i Fei: Anna
May W o n g ; Henry Chang: W a r ner Oland; S a m Salt: Eugene
Pallaette; Mrs. Haggerty: Louise Closser Hale; Kev. Carmichael: Lawrence Grant; Coronel Lenard: Emil Chautard;
Eric Baum: Gustav \ d i i Sev1tertitz.
„
n PE R A•
i 4 . . . x i i í i a í i . . . .
47
Envíenos pronto su retrato, porque en breve se terminará el plazo de admisión
ingredientes i
diferentes 1
entran en la \
composición ^
de
La gran afluencia de concursantes nos obligará a cerrar en breve el período
de admisión de fotografías. Por lo tanto, le aconsejamos que se apresure usted a enviarnos la suya, si es que desea que se publique y si tiene interés ^
en optar a los valiosos premios ofrecidos, que son los siguientes:
500
500
500
500
500
500
A M A M I
NO ES »DLO UN >HIIINP"v) TTRATAMIENTO COMPLETO tiv hi^icm
y BELLEZA PARA EL CABDLO.
L o LIMPIA, LO PERÍUMA. AI URA
COLOF. le TU RCFLEIOS LULURALET
ENEANLAÜORCS > lu CONSERVA SANO
Y BERMOW
AMAMI
U»E AMAMI PARA OBTENER EL COLOR
NATURAL RLARU QTIR TANTO (AVORCHC OR>POML4IRÍM: 7ftb BEL. S A
y PARA EVITAR QUE EL CABELLO SE
Parh, sai
Banriima
EMPA/IE Y OBSUTREZID AIN.IINT
ES M>L V ««ALUD PARA EL CAHETUÍ
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DAMA J O V E N
ACTPIZ DE CARÁCTER
GALÁN JOVEN
ACTOR DE CARÁCTER
A C T R I Z INFANTIL
A C T O R INFANTIL
1.000 pesetas, PREMIO ESPECIAL para un
GALÁN JOVEN, establecido por Estudios
Ballesteros Tona Film.
OTROS PREMIOS
Entre las personas que no alcancen los premios anteriores se distribuirán numerosos regalos (de los que
se publicará una lista oportunamente), donados por las principales firmas cinematográficas.
i 41
LOCION DE A B E D U L
NUtVAS F O T O G R A B A S
Deben remitir nuevas fotografías (procurando que sean de medio cuer-'
del doctor
po, tamaño postal, por lo menos, y sin recortar), las siguientes persoDRALLE,HAMBUR60
nas, cuyos retratos resultan imperfectos para
para la reproducción:
(BIR K EJ^ H A A W A R S S E R )
LABORADA C O N
lA SAVIA DEL ARBOl
A B E D U L
ntECtO: P t S t T A S 4,70
T A A A A Ñ O DOBIE. 6,30
I Evito caspa, picazón, estimulo el cr«c«tniento
del cobello.
I Se vende en todos los perfumerías, farmacias
y droguerías.
PIDA USTED U N A
%
F R I C C I Ó N
tu
S U PEIUOUERIA
Salvador Pérez Valieiüe, Maiia Olmedo Tirado, Jesús Esteban Roldan, Florentina To,
Fernanda Fernández (tAlegría»), Magdalena
Echebarría, Rosita García Cruz, Carmen
Amelia Tamayo, Adolfo Delgado Enrique,
Mercedes Cobarsi (tDellyi), Manuel Barteró,
Constante Rodríguez, Ramón Bidegain, Armando Bruset, tt. M . S.i, Femando Morales,
José Antonio Reyes Vidal, José María Mar-
eos, Setntiago González, Paulino Nielo Martín, Juem A . Sanias, Nieves Pulido, Candad
Sanz (La Dama de las Camelias), José Hernández, José María Millas, Teolindo Parolo,
David Benchetril, Ramón Reynaldo, t Pancho
Villa», Antonio Parrella Cruz, Francisco Miró M., Rafael Suosa Gómez, Antonio Gaidueño, Alvaro Melero G., Conchita García, María Jestís Cabrero, lAida», Manuel Beraíet N .
CUPONES SOLOS
Se han recibido cupones sin fotografía de los concursantes siguientes,
quienes deben enviarnos su retrato:
Angelila Rogel, David Miguélez, Manuel Peláez Salcedo, «Chita» y Joaquín Jimeno.
ím mi a la immi FALTAN
L A ASreOLOGlA le ofrect U B I Q U E 2 A .
indique la techa de stt nacimiento y recibirá
G R A T I S .EL S E C R E T O D E L A F O R T U N A - ,
que le indicará los mímeros de su soerte p a ra G A N A R A LA LOTERÍA V o í r o s i U E G O S
r Irinn/ar en AMORES, N E G O C I O S y demás empresas de la vida. Miles de agradecimientos prueban mis p a l a b r a s . Remita 0,%
céntimos :
sellos de correo de su p a U , a l
tt. nnuii iiH. «t Kl 2»i.
B O S A R I U
i S . Pc)
Rep. Argentina
HUFEIIZ EM AÑORES?
CUPONES
Deben enviar un cupón más por cada fotografía remitida, los concursantes siguientes, de quienes sólo recibimos un cupón, debiendo ser varios: ¡
Cristóbal Velasco Cobos, Francisco Sanz Fernández. Maruja Ramos, Antonio Crespo, José
Viñas, Francisco Rivera Gelaberí, José Rodríguez Cárcamo, Antonio Cabanas Alcarrández, Charles Amáiz, Marta Verdti Mendoza,
Rosa Rubín, Leonor Muñoz C , Anita Sanz
(Aimy), José Sánchez B., fUna Invisible»,
Antonio Duxans, Manuel Gallego, Gerardo Sanz Mompó, Enrique Sanchis, Elisa Escriba C.
ENVÍOS ANÓNIMOS
Hemos recibido de Lanzahita siete fotografías, pero (altan lot siete cupones, y on ellos ha de poner usted
I.KIOIRN CURUK-ímirnlo^ que puciJrn proporcionarle
lo que- la b v l l e u . U lutcntud > el dinero no loaran j
cc>n<,r)¡uír Si le inlrreva sal>rr . C d f i M
ta
tus datos {personales y nondsre y direccióiv. Si no desea que publi(|uemos su nombre, ponga, además,
dmitrlar
un»eseudónimo cualquiera. También ha llegado una fotografía de Madrid, la cual venía ccm ctibierta de
mpatiin amonta-La atracción matnHicadtlot
papel
/¿f^Mxot-Omaa del dnettcanlo -Cómo conquútar
a y atada con un biamonle^ «in cupón ni nombre. i M b e enviarlo*.
i jAvaienitotítiMa f retener a quien amamot-Cómo
jtytl llegar at corazón del hombre-Cómo inspirar amor
a la mairr-Cámo conocer las horas propicias de
NADA OE GRUPOS NI PAREJAS
c o d o dia-Cómo desarrollar mirada magnUica
\ f CdnfO interailicar los atribaloM de la ¡m-eruud,Como
ele en este Concurso no se
= CUPÓN
=
hoy núsmo por intomtacMn g r a t i u U a: P . U T I L l U A O . Apar
publican grup>os ni parejas,
.VlCi>.EH>«to
deben enviar nuevas fotografías, p o r separado (con
sus respeíctivos cupones), los
concursantes siguierües:
pe»atcs, sucrtpiara j «
toda* aquellas ptrtoaai
M dlrtlaa a aoMtro* ftn
—at— iilminimattTe». « atatM U éirccctia ca d
Mkn «a ta ügUratr lonu.-
Nermeladas
V
V
V
V
Prensa Sráfica
Apartado 571
MADRID
TREVIJANO
Talleres de Preasa G r á f i » , S. A., HernosilU. 73, Madrid
iMadc ia
S ^ l
Elsa Y Libertad, Conchita Moreno,
Rcxiolfo Moreno, Ana María Cantal, Marina Moraló, Soledad Vázuéz Díaz, Conchite Cantero, José
ello y Martin.
Conctirso de Fotogenia de CINEGRAMAS
NOMBRE
SEUDÓNIMO
(St poM «sud
saMatmo, eattadercaos
qw no desea
qmt pafeUqwmoa n
CAILE
nombre)
N.°
POBLAaÓN
?
ESTATURA
OMISIÓN DE NOMBRES
ESPECIALIDAD: (dita mrrrr ea « K dcaee dastficarM y tache tas demá*|
En el líltinio niimeio de C I N E G R A M A S
publicamos dos retratos cniyos nombres
quedaron borrados en elgunos ejemplares, por accidente ocurrido en la impresión. Dichos concursantes toiu Fotografío
143, t C U B A N I T O » , Galán joven, Fotogiafia 144, fMARl-FELlX», Dama joven.
PELO. CXDLOR
PESO
OJOS: CX5LOR
D A M A JOVEN
ACTRIZ DE CARÁCTER
GALÁN JOVEN
ACTOR DE CARÁCTER
ACTRIZ lííFANTIL
ACTOR INFANTIL
ESMALTE
HACARADO
DE ROSAS Durante
CARPE
L U Z C A U N C U T I S DE
A C U E R D O C O N EL C O LOR DE S U V E S T I D O O
C O N EL AMBIENTE Q U E
LE R O D E A
el día, dé a su piel un h e r m o s o tono
bronceado y p o r l a noche, l u z c a un elegante
cutis
nacarado
¿Se imagina usted la delicada seducción de esta doble personalidad?
Entre las muchas virtudes que posee el Esmalte Nacarado de Rosas "Carpe", una de las más destacadas es la de
dar a la piel el tono de color que más la favorece, desde el blanco nacarado hasta el moreno bronceado tan de
moda, sin que ¡amas reseque ni perjudique el cutis más delicado.
Si a usted le gusta tomar baños de sol, y su piel está demasiado tostada para presentarse con traje de noche en
una reunión elegante, el Esmalte Nacarado de Rosas "Carpe" le permitirá dar a su piel el tono claro de invierno,
volviendo a adquirir su habitual co'or tostado a la mañana siguiente.
Por el contrario, si prefiere no exponerse a las quemaduras del sol, pero le agrada lucir un cutis bronceado natural, lo puede conseguir fácilmente usando el Esmalte Nacarado de Rosas "Carpe", color bronceado.
El Esmalte Nacarado de Rosas "Carpe", aparte de estas ventajas que lo distinguen de todos los demás productos
de nombre o aspecto parecido, tiene 1.a rara propiedad de hacer desaparecer en el acto las pecas, manchas, barrillos, granitos, pequeñas arrugas
y poros dilatados, dejando una piel suave y mate preciosa.
Pida el Esmalte Nacarado de Rosas "Carpe" en cualquiera de los 8 colores siguientes: Blanco, Crema, Rachel, Moreno, Natural, Rosado, Salmón y
Bronceado, en todas las perfumerías y droguerías de España, a Ptas. 7,50, el frasco grande, y Ptas. 4,25, el pequeño (timbre aparte).
MAS DE UN MILLÓN DE SEÑORAS ACLAMAN
EL TRIO VERANIEGO "PRO-BEL"
En las playas de moda, en los grandes bstudios cinematográficos, en los palacios de la
nobleza, en los «camerinos> de la mayoría de teatros, en fin, en donde quiera que haya
mujeres que se preocupan de su aspecto personal, el famoso Trío Veraniego «PRO-BEL»
presta los mayores servicios a la higiene, la moda y la belleza.
Este simpático Trío, cuya fama ha recorrido los 5 Continentes, se compone de los tres
productos siguientes, imprescindibles en el tocador de toda dama elegante:
LOCION DEPILATORIA «PRO-BEU».-Verdadera loción higiénica, perfumada y de
un lindo color rosado, que al minuto de aplicarse borra como por encanto todo el pelo
y vello supérfluo y deja la piel tersa y lisa como el cutis de un niño. A pesar de ser un
producto único en su clase, el frasco de Loción Depilatoria «PRO-BEL» es ó veces mayor
que los frascos de las aguas depilatorias corrientes que se venden al mismo precio. Frasco, 5 Ptas.
LOCION DESUDORANTE «PRO-BEL». - Suprime'el sudor y el olor de los sobacos,
sin si menor peligro para la salud. Coda frasco ahorra un vestido, pues ya sabe usted
que no hay nada que pase tanto la ropa como el sudor. Además, le evitará ofender o
nadie con el olor a sudor, que tan desagradable resulta. No escuece, irrita, ni mancha.
Frasco. 5 Ptas.
LOCION BRONCEADORA «PRO-BEL». - Da a la piel en el acto el
mismo tono bronceado de moda producido por el sol y el aire de mar. No
contiene yodo ni drogas, por el cont ario, resulta beneficiosa para el cutis,
porque afina la piel y cierra los poros. Úsela para dar a su piel un precioso
color bronceado, sin exponerse al sol. Frasco, 5 ptas.
IMPORTANTE: Los nuevos frascos de Loción Depilatoria y Loción Desudorante "PRO-BEL" llevan un nuevo aplicador muy práctico, el cual permite usar
el producto sin desperdiciar una gota ni ensuciarse las manos.
Si no encuentra estos productos en su localidad, envíe su importe, más 50 céntimos paro fronqueo, a PRO-BEL, S. A., Paria,-^"3, Barcelona, y los recibirá a
vuelto de correo.
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