La observación astronómica en la Nueva España del siglo XVIII: El caso de José Antonio de Alzate y Ramírez Carlos Federico Campos Rivas ITESM Monterrey Dentro de los anales científicos del siglo XVIII novohispano, las observaciones astronómicas fueron de especial importancia debido a su utilidad para la planeación de mejores calendarios, así como para el cálculo de las latitudes y longitudes geográficas de las principales ciudades del virreinato. Las observaciones astronómicas de José Antonio de Alzate y Ramírez guardan un sitio importante dentro de los estudios de la Historia de la Ciencia en México, esto debido a su prolífera investigación, a sus esfuerzos conjuntos con otros científicos criollos y al amplio legado escrito que conforma su corpus teórico. Alzate y Ramírez es muy probablemente, la figura científica más importante del siglo XVIII novohispano, destacado por su labor de difusión científica, sus ideales ilustrados, su inventiva, habilidades técnicas y posición frente al régimen virreinal. Alzate se manifiesta como un ejemplo clásico del científico criollo novohispano, adherente del paradigma científico de la época, pero profundamente condicionado por el régimen Borbónico y sus políticas imperiales1. De entre sus muchas obras de materia astronómica se pueden citar sus comentarios sobre la observación del eclipse total de sol del año de 1778, su análisis del eclipse de Luna del 12 de diciembre de 1769, observado en la 1 “Una de las más brillantes figuras de la intelectualidad de fines de la época colonial fue Don José Antonio Alzate y Ramírez […] descendiente de la ilustre poetisa Sor Juana Inés de la Cruz […]” Brun Martínez, G. (1976). José Antonio Alzate. Toluca, Edo. de México: Gobierno del Estado de México. P. 172 Ciudad de México, sus discusiones sobre el sistema del Mundo, o incluso sus discusiones sobre la historia y origen de la Astronomía misma. Sería muy conveniente para el análisis de esta investigación seleccionar uno de estos textos para con ello descubrir el alcance y habilidad técnica de José Antonio de Alzate. El texto seleccionado, remite a la observación de un eclipse de Luna acaecido el doce de diciembre de 1769, publicado hasta el siguiente año de calendario, es decir17702. La importancia y singularidad de este texto se expresa a través de sus contenidos, los cuales no se limitan a la descripción del fenómeno astronómico per se, sino que también se procura de una descripción física del astro lunar. Es por medio de estas descripciones que se pueden apreciar las creencias, conceptos y definiciones imperantes en el paradigma científico de la época, así como la cosmovisión del universo abrazada por Alzate. En consecuencia la principal intención de someter el texto preliminar de Eclipse de Luna de doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años a un análisis profundo, es la de describir por medio del lenguaje, el nivel de conocimientos y de detalle técnico alcanzado por la comunidad científica novohispana3. Se debe de considerar además, que el papel destacado de Alzate dentro de la historia científica novohispana, permite que su obra ejemplifique e ilustre el avanzado nivel académico y científico alcanzado por la elite intelectual novohispana4. Es importante también, sin embargo, reconocer que a pesar de sus claros avances, la ciencia novohispana seguía inmersa en un profundo sesgo escolástico. La religión continuaba inmiscuida en la materia, y debido a la censura oficial era imposible desembarazarse de ella, esto queda evidente en 2 Alzate y Ramírez, J. A. (1770). Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años. México: Lic. D. Joseph Jáuregui. Calle de San Bernardo. 3 Ejemplificada en la persona de José Antonio de Alzate. 4 Para un ejemplo similar véase: León y Gama, A. (1778). Descripción ortográfica universal del eclipse de sol del día 24 de junio de 1778 dedicada al señor don Joaquín Velázquez de León. México: Felipe Zúñiga y Ontiveros. la obra astronómica de Alzate5. Pero tampoco se puede dejar de reconocer en Alzate a una persona crítica y consciente de la razón empírica. Ejemplo de ello es su abierta crítica a la Astrología, argumentando que se trataba de una ciencia carente de fundamento, y que por lo tanto era solamente una colección de sinsentidos6. En congruencia con ello, la primera intención de esta investigación es la de retratar el aspecto científico de la observación astronómica novohispana. Se procura rescatar las condiciones específicas dentro de la labor de José Antonio de Alzate y Ramírez, exponiéndolo como un científico consolidado, informado sobre las teorías científicas provenientes de Europa y con alta destreza técnica7. Alzate era un entusiasta de la astronomía e incluso buscó construir sus propios telescopios, él mismo se quejaba de que a la Nueva España no llegaban los últimos modelos empleados en Europa, sin embargo trataba de atenuar sus desventajas con su propia laboriosidad y empleo de la técnica8. Aplicando conocimientos de óptica y física, Alzate logró tener el instrumental necesario para reportar su observación diversos fenómenos astronómicos. A lo largo de sus textos, Alzate justifica sus argumentos a través de citas y mención de autoridades científicas, respaldando su bagaje teórico y conocimiento práctico. Dentro del texto aquí analizado, menciona al menos a 5 “La astronomía es tan antigua como el Mundo, los años de la vida de los Patriarcas están señalados en el Texto Sagrado; teniase, pues, en la primera edad del mundo el conocimiento del curso del Sol, y de la Luna, de los cuales, uno de los destinos en las miras del Criador, era servir a los hombres, para distinguir los días, los meses, las estaciones y los años.” Alzate y Ramírez, J. A. (1768). Diario literario de México. México: Biblioteca Mexicana. 6 “Estoy persuadido a que nuestros astrólogos conocen muy bien el ningún fundamento de sus predicciones y que solamente las disparan por ser costumbre, o por lisonjear al pueblo, que da con gusto su real, por leer adivinanzas.” (Ibid. P. 34) 7 “[…] su observación no fue fortuita, al contrario, resultó de un plan de trabajo bien pensado, cuya correcta puesta en práctica le llevó a obtener la mayor precisión posible al recabar los datos correspondientes a un fenómeno de éste tipo” Aceves Pastrana, P. (2001). Periodismo científico en el siglo XVIII: José Antonio de Alzate y Ramírez. México: Casa abierta al tiempo. Pp. 365-366 8 (Ibid., págs. 367-368) tres autores de gran importancia. El primero es Isaac Newton a quien menciona en dos ocasiones9. Tycho Brahe (1546-1601) es mencionado implícitamente, esto cuando se habla sobre el sistema Tychoniano, mismo que para el siglo XVIII ya se encontraba rebasado por los sistemas propuestos por Kepler y Galileo. Esta observación permite apreciar un desfase paradigmático en la ciencia novohispana, resultante de la presión de la censura oficial y el sitio periférico de la Nueva España frente al núcleo imperial10. Alzate habla al respecto en el Diario Literario de México del 18 de marzo de 1768, donde discute precisamente el dilema del sistema del mundo y su posición en el universo. Esta discusión la realiza apoyándose en el discurso de fray José de Soria, dictado en enero de ese año11. La tercera autoridad mencionada por Alzate, es “Mr. Cassini”, dejando ambigüedad sobre a quién se refería, dado que hay al menos cuatro astrónomos de la época con ese apellido, miembros de una familia francoitaliana dedicada a la astronomía y a la botánica. De ellos dos son contemporáneos a Alzate, padre e hijo, Jacques Cassini (1677-1756) y JeanDominique de Cassini (1748-1845). Afortunadamente gracias a otros factores incluidos y analizados en el texto, podemos asumir que Alzate se refería a Jean-Dominique de Cassini, ya que este es el autor de las llamadas “Leyes de Cassini”, que describen el 9 “[…] Y sensible de oriente a poniente, según el sistema Tychoniano/ pero ya demostró Mr. Casini, el que esto verifica el movimiento dicho/ Según Newton, el cuerpo Lunar, no es esférico, sino un esferoide/ y el aparente medio es de treinta y dos minutos, doce segundos, según Neuthon.” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) 10 “[…] Alzate no tenía claridad respecto al asunto de los sistemas del mundo, y mucho menos de que hubiera tomado partido por alguno de ellos.” (Aceves Pastrana, 2001, pág. 374) 11 ““Se hace la advertencia de que aunque Moisés solo habló del Sol y la Luna, hay otros catorce planetas, que son: Venus, Mercurio, Marte, Júpiter con sus cuatro satélites, y Saturno con cinco. Todos estos planetas son esféricos y opacos, no brillan por su luz propia: tienen sus montes y llanos, y son semejantes a nuestra Tierra. Dudase si el Sol es planeta o estrella fija, y se advierte la gran dificultad acerca del sistema del mundo; se admiten como hipótesis los sistemas copernicano 11 y ticoniano11.” (Alzate y Ramírez, Diario literario de México, 1768) movimiento lunar. Alzate se refiere a él, al momento de hablar sobre el movimiento de rotación de la Luna12. Esto demuestra claramente que Alzate y Ramírez poseía un amplio conocimiento sobre la obra y teoría científica de su época, y a pesar de sus sesgos y retrasos paradigmáticos, tenía una apreciable actualización sobre la literatura científica más ilustre de Europa. La mismísima mención de Cassini, en su descripción de la Luna, supone que se encontraba en plena sintonía con los últimos hallazgos y teorías del menester científico occidental. Otro aspecto claramente apreciable en la obra de Alzate, es su intención expresa por la difusión de la ciencia. Esto suponía una labor de periodismo científico, procurando con ello elevar a la ciencia a una tarea práctica que ayudase a la cotidianeidad de la sociedad, contribuyendo con ello a la mejora de los métodos productivos, la salubridad y la enseñanza pública. Este deseo responde directamente al espíritu ilustrado, característico de la época 13. Así José Antonio de Alzate destaca de hecho por su larga obra de periodismo científico, entre las cuales se pueden citar Asuntos varios sobre ciencias y artes, el Diario literario de México y sus monumentales Gacetas de literatura. Estos no eran hechos aislados, otros científicos de la época persiguieron el bien común por medio de la difusión científica, como Ignacio Bartolache con su Mercurio Volante14. Muchos otros hallazgos de gran importancia se pueden encontrar en el texto presentado por Alzate para la descripción de su observación del eclipse de Luna del 12 de diciembre de 1769. Por ejemplo Alzate reconoce a la Luna 12 “El movimiento de la Luna, de rotación sobre su eje, parece repugnante, por presentarnos siempre este planeta el mismo disco; pero ya demostró Mr. Casini, el que esto mismo verifica el movimiento dicho, por ser innegable que si uno se pone a dar una vuelta en contorno de un objeto, sin perderlo de vista, al fin de su revolución, es necesario haya dado una vuelta sobre su eje, demostración evidente para probar dicho tercer movimiento.” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) 13 ““[…] y por ceñirme al intento que me propuse, que fue, no hacer una larga disertación, ni tan corta que desagrade por su fe quedad al común de los lectores; pues para los astrónomos solo los datos sirven” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) 14 Véase Bartolache, I. (1772). El Mercurio Volante. México: Real Claustro de la Universidad de México. como el objeto astronómico más cercano a la Tierra15, también puede apreciarse que le reconoce como un satélite natural. Poniéndole en perspectiva, indica que estas condiciones son las que permiten la ocurrencia de un eclipse, siendo el más “sensible”, eclipsando al resto de los astros observables en la bóveda celeste. En el primer párrafo resalta el empleo de un término hoy no empleado: “La luna es un planeta secundario[…]” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770), en la actualidad solo se emplean el término planeta16 para aquellos cuerpos que contengan suficiente masa como para alcanzar equilibrio hidrostático (apariencia esférica), cuyas órbitas sean en torno a una estrella y finalmente que hayan “limpiado” su área astral de planetesimales u otros cuerpos menores17. A ello se agrega el término de planetas enanos, empleados para cuerpos celestes que reúnen los anteriores requisitos y que sin embargo no ha “limpiado” su área celestial, en el tiempo de Alzate y Ramírez ninguno de los planetas enanos que se conocen actualmente habían sido descubiertos. La Luna es considerada en la actualidad un satélite natural, y el término planeta secundario no se emplea más, sin embargo parece haber estado en plena vigencia durante la época de Alzate, ya que en 1787 cuando William Herschell descubrió los dos primeros satélites de Urano, les llamó “planetas secundarios”18. Un aporte de gran importancia en la obra de Alzate, es la descripción de los períodos lunares básicos. Para cumplir con los objetivos de la presente investigación, resulta importante contrastar estos cálculos con los datos modernos, acción que permite verificar el nivel de exactitud alcanzado por la ciencia de la época. Alzate calculó para el mes periódico19 de la Luna veinte y 15 “[…]y el satélite de la Tierra/ es el más inmediato a la Tierra” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) 16 De acuerdo a la definición de la Unión Astronómica Universal. 17 Véase: Soter, S. (2007). Definición de planeta. Investigación y ciencia, 6-13. 18 Véase: Herschell, W. (1787). An account of the discovery of two satellites around the Georgian Planet. Londres: Royal Society. 19 El mes periódico es el tiempo que tarda la Luna en regresar a un punto dado de la bóveda celestial. siete días, siete horas y cuarenta y cinco minutos, mientras que para el mes sinódico calculó veintinueve días, doce horas y cuarenta y cinco minutos20. Las definiciones actuales dan al mes periódico, veintisiete días, siete horas y cuarenta y tres punto un minutos, mientras que el mes sinódico se ha calculado en veintinueve días, doce horas, cuarenta y cuatro minutos y dos punto nueve segundos21. Como se puede apreciar, las diferencias son mínimas, evidenciando que Alzate tuvo acceso a datos muy precisos, mismos que comprobó por medio de su propia experiencia observacional. Este tipo de comparaciones permite apreciar de manera objetiva el desarrollo alcanzado por la ciencia novohispana en las últimas décadas del siglo XVIII. Alzate da otros datos que permiten apreciar el estado de la astronomía novohispana y de la occidental en general. Describe tres puntos de la órbita de la Luna, su punto más lejano (O perigeo), su punto medio (o promedio) y su punto más cercano (O apogeo)22, asumiendo correctamente que la órbita de la Luna en torno a la Tierra es elíptica y no perfectamente circular. Estas distancias están expresadas en semidiámetros de la Tierra23. Alzate aclara que la legua que utiliza es la de veinte al grado, es decir que por cada grado de longitud habrían 20 leguas, lo que se traduce a unos 5.55 Km por legua. Con esto se tiene que de acuerdo a los cálculos de Alzate, si cada 20 leguas francesas equivalían a 17.5 castellanas, entonces por cada semidiámetro, hay 1500 leguas francesas y 1312.5 leguas castellanas24, mismas que se traducen a 8325 kilómetros25. 20 El mes sinódico es el tiempo que transcurre entre dos mismas fases lunares. De acuerdo a la “International Astronomical Union” 22 “Su distancia a la Tierra es varia en la mayor es de sesenta y un semidiámetros de la Tierra en la mediana de cincuenta y seis, y en su menor de cincuenta y dos.” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) 23 “El semidiámetro de la Tierra es de mil y quinientas leguas francesas, veinte de ellas corresponden a diez y siete y media castellanas, y estas constan de cinco mil varas. Sirva de advertencia que el número de leguas, siempre que se ponen en el preferente papel, es de las de veinte en grado” (Ibid.) 1500 24 De acuerdo al cálculo: ∗ 17.5 = 1312.5 20 25 De acuerdo al cálculo: 1500*5.55= 8325 Km. 21 Esta interpretación de las unidades de medida empleadas por Alzate es importantísima y sumamente delicada, pues supone la herramienta de acceso a la comparación numérica objetiva. En el siguiente cuadro se interpretan los cálculos de Alzate y se contrastan con los datos aceptados comúnmente en la actualidad: Alzate Alzate (Semidiámetros) (Leguas Alzate Alzate (Km) Dato (Leguas moderno francesas, castellanas, 20 Mayor Media Menor 61 56 52 al 17.5 grado) grado) 9150026 80062.5 84000 78000 73500 68250 (Km) al 507,825 406,710 Km Km 466,200 384,403 Km Km 432,900 356,425 Km Km27 Como se aprecia, la distancia de la Luna estaba considerablemente sobrevalorada, los datos en la actualidad revelan una distancia menor a la estimada por Alzate en su obra aquí analizada. Por otra parte, Alzate demuestra también un amplio conocimiento sobre los rasgos físicos de la Luna, así como un apego a paradigmas heredados de la Grecia clásica. En el pasaje: “En la Luna se observan varias manchas, las unas son constantes, y se observan siempre en el mismo orden […]”, se hace un claro hincapié en la concepción aristotélica de la inmutabilidad del espacio físico supralunar. Alzate describe la naturaleza esferoide de la Luna, esto en atención a las advertencias de Newton. Proporciona su diámetro mayor (Definido en “casi” 26 En el mismo texto Alzate asevera lo siguiente: “[…] Y la distancia de la Luna a la Tierra no excede de noventa a cien mil [leguas]”. (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) 27 De acuerdo a datos de la IAU, máxima autoridad astronómica. 800 leguas28), para dimensionar su tamaño, y como ya se ha visto habla sobre las manchas lunares, que en la actualidad se conocen como cráteres por la naturaleza de su origen29. Cada una de estas características permitía la descripción científica del astro, a través del menester observacional y de los conocimientos teóricos previos. Resulta de especial particularidad, que en su deseo por realizar una descripción útil y fácil de entender, Alzate deje al margen otras descripciones que consideró muy complicadas para el lector común. En su afán por crear un trabajo destinado al bienestar del pueblo común, se auto limita, no sin ello reconocer aquellos rasgos lunares que ha omitido intencionalmente. “[…]y por ceñirme al intento que me propuse, que fue, no hacer una larga disertación, ni tan corta que desagrade por su fe quedad al común de los lectores; pues para los astrónomos solo los datos sirven[…]” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770). Alzate describe estos rasgos omitidos, mencionándolos superficialmente, pero con ello comprobando que tenía noticia de su condición y utilidad para la astronomía. Así cita las anomalías físicas de la Luna, su paralaje, la naturaleza de su atmosfera, su influencia en los flujos y reflujos (Es decir, las mareas), las conjunciones con otros astros, las cuadraturas y los plenilunios. Es interesante apreciar que Alzate obvia dos de estos puntos, como conocidos por el dominio público, y por lo tanto asegura que era innecesario explicarlos. Estos dos fenómenos son las conjunciones y las cuadraturas, diciendo sobre ellos: “[…] Porque todo el mundo sabe que la conjunción es cuando la Tierra, Luna y Sol se hallan en una línea aunque no sea recta; Las cuadraturas cuando la Luna dista del Sol noventa grados […]” (Alzate y Ramírez, 28 Es decir unos 4400 Km., mientras que en la actualidad el mismo valor se calcula en 3476 Km, esto tendría congruencia con respecto al cálculo erróneo en una distancia mayor de la Luna a la real. 29 De acuerdo a la “International Astronomical Union”, en http://www.iau.org/science/meetings/past/symposia/330/. Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) Finalmente Alzate explica las condiciones necesarias para que un eclipse lunar ocurra y sea apreciable desde su posición en el globo terráqueo. Dedicando para ello dos párrafos: “Como la Luna no tiene luz propia, es necesario que siempre que se interponga un cuerpo opaco como la Tierra, quede obscurecida; esto es lo que se llama eclipse de Luna, los que no acontecen fino es cuando la Luna y Sol se hallan en los nodos o puestos de aquella, o muy cerca de ellos y como el Sol tan solamente pasa dos veces en todo el año por dichos nodos, de esto depende el que en ocasiones en todo un año, no se verifique un eclipse lunar, pues sucede que la Luna, o no ha tocado al Nodo opuesto de aquel en que se halla el Sol, o lo ha pasado, esto proviene de los movimientos muy desiguales de ambos planetas.” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) Es evidente que durante el período virreinal la observación de eclipses ocupó un sitio muy importante en el menester académico y teórico de la comunidad científica criolla. Ya desde tiempos de Felipe II, se envió una misión científica a la Nueva España con la finalidad de observar y registrar el fenómeno de un eclipse ocurrido el 17 de noviembre de 1584. Esta expedición estuvo a cargo de Jaime Juan, Francisco Domínguez y Cristóbal Gudiel30. Alzate y Ramírez continuó con ésta longeva y prolongada tradición científica. Alzate interpreta la naturaleza del eclipse en función a la opacidad de la Luna, lo que significa que al interponerse cualquier objeto entre la Luna y el Sol, la Luna experimentará un obscurecimiento debido a la sombra que se proyecta sobre sí. Así mismo explica cómo es posible que la sombra cónica de la Tierra alcance la Luna y sea capaz de opacarla en su totalidad. 30 Rodríguez Sala, M. L. (1998). El eclipse de Luna: Misión científica de Felipe II en Nueva España. Huelva: Universidad de Huelva. P. 37 “No es de admirarse que el que la sombra cónica de la Tierra, alcance a la Luna, pues dicha sombra es de más de trescientas y treinta mil leguas, y la distancia de la Luna a la Tierra, no excede de noventa a cien mil.” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) Es importante identificar una secuencia lógica-filosófica dentro de la narrativa de Alzate, de acuerdo a lo que se esperaba de la obra científica del s. XVIII en Nueva España, siendo la ciencia apreciada como parte fundamental de la “Filosofía Natural” 31. Es claramente apreciable como Alzate sustenta sus argumentos por medio de citas y notas al pie de página, práctica que se continúa llevando a cabo en la actualidad científica y académica. El espíritu científico y compromiso de Alzate es patentemente identificable a lo largo de su obra. Estos argumentos se traducen como testigo fiel del extenuante y disciplinado trabajo observacional y práctico, digno de un científico comprometido con el paradigma de la época: “[…] Fue necesario por todo el tiempo del eclipse no apartarse del telescopio, para lograr los datos que expongo.” (Alzate y Ramírez, Eclypse de Luna del doce de diciembre de mil setecientos sesenta y nueve años., 1770) Se ha apreciado que a pesar de notables limitaciones técnicas y teóricas, el nivel científico alcanzado por José Antonio de Alzate y Ramírez, fue muy considerable y amplio. En su obra, deja claro que su trabajo es de carácter científico, nombra los instrumentos utilizados, sus preparaciones y da listas sobre el desarrollo del eclipse, paso a paso. La descripción que da con lujo de detalle y que se ha analizado en el presente, presupone un avanzado nivel de conocimientos y bibliografía, pero sobre todo de una metodología científica. Esto es patente al identificar la retroalimentación y diálogo mutuo entre las comunidades académicas, rasgos apreciables en muchos otros científicos de la época. 31 Trabulse, E. (1985). Historia de la ciencia en México Siglo XVIII. México: FCE. Pp. 9-11