El lado oscuro de las teleseries turcas

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El lado oscuro de las teleseries turcas. Ignorado por muchos, porque
importa más el rating
Por María Cristina Prudant 08/11/2014
Es tanto el embelesamiento de los telespectadores de
Mega con estas producciones, que ha pasado inadvertida la
violencia contra las mujeres que se difunde en Las Mil y una
Noches y Fatmagul. Nadie ha dicho nada. El canal del grupo
Bethia, que antes se negó a difundir los spots para prevenir el
sida, ahora abre su pantalla a todo con tal de conseguir el mejor
rating y las mayores utilidades del mercado televisivo.
Chile es el cuarto país con más femicidios en América
Latina y el Caribe. Según estudios, entre un cuarto y más de la
mitad de las mujeres de nuestro continente informan haber sido
abusadas en algún momento por sus parejas.
En lo que va de 2014, ya van 34 casos de mujeres asesinadas por sus parejas en Chile. Solo en el
mes de julio se registraron cuatro. Las autoridades del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) han dicho
que esta preocupante alza se debe a la falta de conciencia país respecto de estos crímenes, de valoración del
rol femenino en distintas áreas y la necesidad de asumir políticas de prevención.
Como primera norma le corresponde al SERNAM, organismo del Estado, la tarea de crear las
instancias para que este flagelo de nuestra sociedad termine y, en principio, se han incorporado a todas las
instituciones que participan en el circuito del femicidio. Pero también deben asumir un rol los distintos
actores de la sociedad civil.
¿Igual a Chile?
En nuestro país ha mejorado la preocupación por la violencia de género, pero falta mucho por
hacer. Tal vez no son comparables las culturas de Chile y Turquía, pero Mega cuando eligió teleseries para
su parrilla programática fue porque supuestamente esa realidad no está tan alejada de la chilena y para ello,
según un ejecutivo del canal, “hace algún tiempo revisamos un estudio de una organización económica
mundial que determinaba patrones de comportamiento de los países, en términos culturales, políticos y
económicos, y Turquía estaba pegado a Chile”. Pero, ¿será tan así?
Para las mujeres en Turquía que son víctimas de violencia doméstica o sexual, hay pocas puertas
que tocar. Hay pocos refugios para ellas y con demasiada frecuencia la sociedad tiende a juzgar a la víctima,
no al agresor. Cada año son asesinadas u obligadas a cometer suicidio en nombre del honor. Se trata de un
país dominado por los hombres, donde los códigos de honor son profundos y son siempre las mujeres
quienes pagan el precio.
Así, en la pantalla de Mega vemos una cruda realidad con escenas de violencia contra la mujer de un
tono demasiado fuerte. Pero nadie reacciona. Claro, debe ser porque es más entretenido ver la teleserie y lo
demás es una lata; andar denunciando estas cosas ¿para qué?
El contraste en este caso corre por cuenta de Televisión Nacional con su teleserie No abras la Puerta,
que muestra cómo ayudar a las mujeres que son agredidas. De hecho, el rol protagónico es de la terapeuta
Isabel (Luz Valdivieso), que sufrió violencia y ahora se dedica a ayudar mujeres con el mismo problema. Se
muestra la cruda realidad de este tema en otra dimensión. Pero, esta teleserie apenas bordea los 5 puntos de
rating contra 37 (peak) de Las Mil y Una Noches y 35 para Fatmagul.
Cambio21 se comunicó con diversos especialistas en televisión para abordar este tema de la
violencia de género, pero la mayoría argumentó que no ve las teleseries y, por tanto, no puede opinar.
“Lo que hacen es altamente peligroso”
Carolina Carrera, de Corporación Humanas, clarificó que ella no ha visto las teleseries turcas. Sin
embargo, es un tema de incumbencia de su organización y desde el aspecto general manifestó que
“efectivamente la audiencia se va por el lado de querer conocer lo que te muestra un país tan exótico, entre
comillas, para nosotros, tan alejado de la realidad de América Latina en general. Ahí hay algo del juego de
querer conocer aquello a lo que no podemos llegar, porque no es fácil viajar a Estambul”.
Añadió que, “por otro lado, hay todo un cuento con estos personajes medio idílicos que ponen.
Con la música y todo lo exótico que muestran, al parecer por ahí encontraron una veta de una audiencia
importante que está siguiendo este tipo de teleseries”.
“El problema es que lo que están haciendo resulta altamente peligroso para un país donde tenemos
altas tasas de violencia intrafamiliar y de femicidios. Somos uno de los 5 países de América Latina con tasas
más altas, donde precisamente los canales de televisión a lo que debieran estar aportando hoy es a parar la
violencia contra las mujeres”, señaló Carrera.
TVN y No abras la puerta
Mencionó que “Canal 7 a lo menos en su teleserie nocturna No abras la Puerta está visibilizando un
problema y lo está planteando como tal. Uno allí dice: mira qué bueno. Qué pena que tenga tan baja
audiencia, y eso es precisamente porque no queremos ver lo que pasa acá y gozamos mirando lo que pasa
en otros países, donde hay violencia hacia las mujeres igual que en Chile”.
“A mí me parece que como sociedad tenemos algo que decir. Yo sé que existe libertad de expresión
y nadie va a restringir eso, pero los canales y el Consejo Nacional de Televisión tienen que hacer críticas
cuando hay situaciones como estas, que finalmente se repiten dos teleseries donde la violencia contra las
mujeres aparece exacerbada y nadie dice nada”, expresó la directora de la Corporación Humanas.
Además dijo que “no solo las ONG debiéramos reaccionar, sino el Servicio Nacional de la Mujer;
algo tiene que decir. Así como uno critica la publicidad sexista, cómo no hacerlo y denunciar teleseries
donde lo que más se muestra es la violencia contra las mujeres y donde hay miles de personas que están
viendo esto, que pareciera como natural. Es la naturalización de la violencia y de la dominación, aunque
sean culturas distintas. La verdad es que en ninguna parte del mundo la violencia contra las mujeres puede
ser permitida”.
Para Carolina Carrera “estos temas sí hay que mostrarlos, hay que visibilizarlos, pero la pregunta
que uno se hace es desde qué mirada, ¿para mostrar que es un problema social, para denunciar?; este no es
un problema a puertas cerradas. Lo que está detrás es que las mujeres somos objetos a los que se les puede
pegar o matar. No somos sujetos de derecho y eso es lo que uno cuestiona que la televisión muestre con
tanta ligereza”.
“Aquí también vivimos en una sociedad machista”
El especialista en televisión Cristián Leporati reconoce que sobre todo la teleserie Fatmagul es
“súper sexista”.
“En términos generales claramente estas teleseries turcas son producto de consumo masivo con un
perfil global, por eso que se apela al amor, a los celos, la infidelidad, el mundo de los negocios, de las elites,
de la clase baja que se mezcla con la alta y hay una violación. O sea, usa temáticas de carácter global propias
de la especie humana, sin importar su cultura, porque de esa forma pueden vender un producto en muchos
países y eso está claro”, dice.
Añade que “indudablemente que hay un guionista que obedece a la cultura turca que está inmersa
en una conducta bipolar antropológica en que por un lado se sienten europeo, pero también están en
África y en Asia. Es un país tremendamente particular, con una cultura muy mezclada. No hay que olvidar
que el turco de raza es español, es el romano que venía de España. No puede negar su pasado africano y
asiático y su religión islámica. Por lo tanto, también es una cultura tremendamente machista y sus
productos exportables son comprados por países de origen islámico, árabes. Sus teleseries reflejan estilos
de vida propios de esas culturas”.
“Por eso uno ve una Sherazade tremendamente independiente como mujer que trabaja como
arquitecto, pero a su vez dependiente de su rol de mujer, hija, madre. El Onur celoso, machista,
omnipresente y poderoso. El machismo aflora por todos lados y el rol de la mujer es perdonar”, comenta
Leporati.
Apunta a lo ocurrido en uno de los episodios donde Venus perdió a su bebe y el marido, Kerem,
se va y la deja sola. “Todo refleja una conducta machista”.
Al llevarlo a nivel local, Leporati señala que “eso no afecta en nada el rating, porque vivimos en un
país tremendamente machista en que, si bien las mujeres definen las compras del hogar en un 80 a 90 %,
quien dirige las empresas, tiene poder, maneja la sociedad tanto doméstica como la laboral e incluso la
política, aunque tengamos una Presidenta, es el género masculino. Por tanto, es una serie que en ese
contexto sexista sintoniza y empatiza bien con nuestra cultura, sin lugar a dudas. Aunque no nos guste”.
Las peores escenas de violencia contra la mujer
 Sin duda que entre lo peor en cuanto a violencia contra la mujer que se puede ver en estas teleseries
está la violación que sufre Fatmagul a manos de tres tipos adinerados que le echan la culpa a un
cuarto, que es pobre y lo obligan a casarse con la muchacha. Los tipos son protegidos y la joven es
condenada por sus vecinos y tildada de prostituta, porque ella habría tenido la culpa de lo que le
pasó.
 La protagonista de Las Mil y Una Noches, Sherazade, fue golpeada al punto de ir a dar a una clínica,
por el marido de una vecina a la cual ella ayudó cuando arrancaba de éste, que la estaba
maltratando. El tipo esperó y un día la pilló sola en su departamento y la golpeó.
 La misma protagonista de Las Mil y Una Noches sufre constantemente violencia sicológica de parte
de su esposo, Onur, que es machista y celoso. Al punto de ponerle un detective privado para que la
vigile. Trató de convencerla de que no trabajara más. Y ella siempre lo perdona, porque él es así;
“celoso y ya no va a cambiar”.
 En Fatmagul, Azú es una prostituta a la que han golpeado duramente en varias oportunidades,
partiendo por el proxeneta. En una ocasión, cuando Fatmagul estaba refugiada en su casa, llegó un
cliente enojado y le dio una verdadera paliza. Fatmagul salió huyendo despavorida del lugar.
 También el ex novio de Fatmagul, Mustafá, que conoció a Azú en un viaje, se fue a vivir con ella
después que su ex novia le dijera que no quería saber nada de él. Le dijo a la mujer que dejara la
prostitución porque él le daría una buena vida, pero en la primera ocasión, por nada, le pegó.
 La escena más fuerte hasta ahora es la protagonizada por Muckades, la cuñada de Fatmagul, y Salli,
su ex novio, que la abandonó estando embarazada. Ella volvió a buscarlo y le enrostró que tenía
que cuidarla a ella y a su hijo. El tipo no quiere reconocer al niño y amenaza de muerte a la mujer.
Ella insiste y lo amenaza llamando a su padre y le cuenta que tiene un nieto. El hombre la toma y la
tira contra un auto, la golpea, luego la arrastra del pelo por el suelo y le sigue pegando. La deja en
un estado calamitoso.
 Esta escena la repitieron al otro día, cuando dieron las escenas del capítulo anterior.
Femicidio Nº 34
Noviembre: En la comuna de La Florida, Magaly Parra Guzmán, empleada de casa particular de 49
años, fue asesinada en su lugar de trabajo por su ex cónyuge, Rodrigo Castillo Villanueva, quien
posteriormente se suicidó. No se registran denuncias previas por violencia intrafamiliar.
La muerte de Magaly eleva a 34 el número de mujeres víctimas de femicidio durante 2014.
El femicidio es el homicidio cometido contra la mujer que es o ha sido cónyuge o conviviente del
autor del crimen. En nuestro país es castigado con condenas que pueden ir de quince años y un día de
cárcel hasta el presidio perpetuo calificado. Es la forma más extrema de la violencia contra las mujeres. Se
debe a que en muchas culturas, incluida la chilena, todavía se cree que los hombres tienen derecho a
controlar la libertad y la vida de las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres. En Chile, cada año hay cerca
de 40 muertes por esta causa.
Octubre: El último femicidio registrado en este mes fue en Puente Alto, Magdalena Ramírez,
dueña de casa de 49 años, fue asesinada con un arma de fuego por su ex pareja. Existía una denuncia previa
contra el agresor por lesiones leves, de junio de este año. No había medidas cautelares vigentes al momento
de su muerte. La hija en común, de 11 años, ha quedado al cuidado de su hermana mayor.
El sujeto se encuentra hospitalizado, con riesgo vital, por una herida penetrante que se auto infirió
en el tórax producto de un disparo de escopeta.
Las mujeres pueden denunciar las situaciones de violencia que han presenciado o que les ha tocado
vivir llamando al 800-104-008. “Si usted teme por la seguridad o la vida de una vecina o amiga, acompáñela
y apóyela”, es la consigna.
Fuente: SERNAM
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