POESIA EROTICA -Evento en abril

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Vivo olvidado
de mi cuerpo.
Cuando miro la aurora,
confusamente lo recuerdo bello,
cual si estuviera
fuera de mí y muy lejos.
Más cuando tú me coges
me lo siento
todo,
duro, suave, dibujado, lleno,
y gozo de él en ti y en mí,
contigo, descubierto, en su secreto.
Juan Ramón Jiménez
...Y hay días en que somos tan lúbricos, tan
lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a
estremecer...
Porfirio Barba Jacob
Tus manos presurosas se afanaron y luego,
como un montón de sombra, cayó el traje a
tus pies,
y confiadamente, con divino sosiego,
surgió ante mi, tu virgen y suave desnudez
Tu cuerpo fino, elástico, su esbelta gracia
erguía.
eras en la penumbra como una claridad.
Era un cálido velo, que todo te envolvía,
la inefable dulzura de tu serenidad.
Con el alma en los ojos te contemplé
extasiado.
Fui a pronunciar tu nombre y me quedé sin
voz...
Y por mi ser entero paso un temblor sagrado,
como si en ti, desnuda, se me mostrara Dios.
Manuel Magallanes
..."Como en mis entrañas
nunca habrá un dolor
sé tu el pequeñuelo
que busca el pezón"...
Piérre Louys
Para cantar tus senos,
imaginé la forma
de redondear dos veces la misma castidad.
Quisé cantar "el yunque
donde forjas la vida"
y todos mis sentidos llegaron a cantar.
Entonces me di cuenta
de que el poema estaba
en el límite exacto del pecado mortal.
El tigre macho roza su lujuria
sobre la hembra que la espalda arquea,
su vientre sobre el lomo se recrea,
muerde la nuca en controlada furia.
Así quiero asaltarte yo en el suelo,
adosando a tu espalda mi figura,
estrujando tus senos con ternura,
y entrando a tí, mordiéndote en el pelo.
Francisco Alvarez Hidalgo
Jorge Robledo Ortíz
RITUAL SECRETO
(Orietta Lozano, Colombia)
CONSUMACIÓN
(Eunice Odio, Costa Rica)
Amante mío, estoy desnuda, más fresca que
el agua azul
para tu noche de amor.
Cada extremo de mi boca,
cada esquina de mis miembros
se apresuran como ágiles peces
hacia tus tibias aguas.
Amante mío, yo deseo la mordedura de tus
dientes
y me encamino temblorosa hacia cada uno
de tus dedos,
me detengo a mirar tu cuerpo a través de
oscura cerradura
e incontenible deseo se posa en mis
húmedos senos.
Por tí se escapa la sequedad de mi boca,
mi mirada de brújula perdida en tus
rincones,
floto voluptuosa en tus profundas aguas
y me abro como flor nocturna a tu plácida
noche.
Mi cuerpo, fiesta fértil y lasciva.
Paséeme solitaria, desnuda ante tu noche,
siémbrame semillas olorosas a sal.
Mírame desnuda
con la hermosa sospecha
que mi vientre será fértil a tu salada lluvia.
Mi caverna, tibia y silenciosa, guarida
perfecta
de tu solitario cuerpo,
Mi boca es suave entre tus dientes,
mi lengua, pájaro que anida en tu boca.
Por mi carne fluye sudor de hierro
y me prendo
como alga marina a tu confuso mar.
Soy la obra inconclusa
con infinitas posibilidades para un final.
Me entrego fácil a tus brazos,
con el misterioso encanto de un ritual.
I
Tus brazos
como blancos animales nocturnos
afluyen donde mi alma suavemente golpea.
A mi lado,
como un piano de plata profunda
parpadea tu voz,
sencilla como el mar cuando está solo
y organiza naufragios de peces y de vino
para la próxima estación del agua.
Luego,
mi amor bajo tu voz resbala,
Mi sexo como el mundo
diluvia y tiene pájaros,
Y me estallan al pecho palomas y desnudos.
Y ya dentro de ti
yo no puedo encontrarme,
cayendo en el camino de mi cuerpo,
Con sumergida y tierna
vocación de espesura,
Con derrumbado aliento
y forma última.
Tú me conduces a mi cuerpo,
y llego,
extiendo el vientre
y su humedad vastísima,
donde crecen benignos pesebres y azucenas
y un animal pequeño,
doliente y transitivo.
SOBRE LOS DULCES CANSANCIOS
(Ana Milena Puerta, Colombia)
DESNUDO Y PARA SIEMPRE
(Carilda Oliver, Cuba)
Hombre de la medida justa
para mis caderas,
recipiente de todos los temblores
de mi cuerpo,
madera antigua, de fino roble,
erecto.
Volcán de lava que me siembra
hacedor de los dulces cansancios,
la ondulación de mi vientre,
de mi piel estrecha y concreta.
Navégame, marinero alucinado,
navégame y viérteme luego
en tus manos.
Soy todos los frutos
y tú
todos los labios.
Bebámonos.
Errática,
sin vino,
profesional del fósforo,
cuando tú
haciendo un remolino de ilusiones,
con ese estruendo del laurel,
desnudo y para siempre entraste bajo el
agua.
Un poco demasiada,
como mirándome los pies,
cuando tú,
domingo rápido,
parada del vidrio,
hincaste el baño con tu gesto de animal
profundo.
El agua,
ay,
quedó colgando entre mis ojos y tu carne
como una telaraña, desnudándote más.
Entendida por el demonio,
bárbara,
tuve un acceso de locura,
un punto apenas de explosión atómica,
un apogeo del clavel preciso
y creí.
CONSEJOS DE AFRODITA
(Flor Alba Uribe, Colombia)
EL INICIO
(Verónica Volkow, México)
A la hora del amor llega desnudo,
desnudo y puro,
como quien vive su muerte y resucita.
BESA
hasta que sean de piedra tus labios
y tu lengua.
ACARICIA
hasta que palidezcan los tigres camorreros.
ENTRÉGATE
con la avidez del sediento en la taberna,
con fervor, con pavor,
no retrocedas.
Estás desnudo
y tu suavidad es inmensa
tiemblas en mis dedos
tu respiración vuela adentro de tu cuerpo
Y en la batalla de labios y de huesos,
en la apretada urdimbre de dos cuerpos
baja cantando, como un minero iluminado,
para cavar muy hondo entre dos muslos.
el placer como una fauce
nos lame nos devora
y nuestros ojos se apagan
se pierden
eres
como un pájaro en mis manos
vulnerable
como sólo el deseo podría hacerte vulnerable
ese dolor tan suave con el que nos tocamos
esa entrega en la que conocemos
el abandono de las víctimas
(Creer es desear tu sexo y darle de comer a
una paloma) Carilda Oliver
LA AMANTE
(Orietta Lozano, Colombia)
Se fue cayendo
la mañana.
El vicio de la estrella
saliendo así de entre tus párpados
era la luz
que yo he llamdo lágrimas;
relámpago que empieza aquí y después de
verle
no morimos.
(Vete,
dolor que lo menciona:
al innombrable se le pone tumba,
en paz quedamos
y luego va una por el mundo como quien
nunca tuvo
cosas inmortales).
Soy la amante
que estrenas,
la nueva, la eterna,
la de muslos trigueños,
columnas seguras
que se abren perfectamente
para dar paso
a tu mar ancho y espeso.
Soy la de paralelas montañas,
erectas, duras,
por donde han caminado
pájaros heridos de amor.
Estaba, sí, después del beso,
pidiéndole perdón a las paredes;
estaba como paréndome otra vez,
como de niña bajo el vientre,
como palideciendo mucho,
como casi,
como empezando a ser
cuando
desnudo y para siempre entraste bajo el
agua.
Todo el naufragio se paró de pronto,
todo en octubre se hizo pan,
misericordia el tiempo.
Otoño. estatua germinal del cuarto,
lúgubre hermosura de los huesos;
sin usarme,
sin yo misma,
naciendo a los temblores importantes,
a la pequeña abertura de la dicha
si llueve y canto;
más tú que nada,
médula del presagio,
sólo un negocio del asombro,
sólo un trémulo palacio donde goteaban
no es ineluctables,
sólo la música que escuchó el verdugo,
azucenado nervio,
estaba
cuando
desnudo y para siempre entraste bajo el
agua.
Soy la amante nocturna,
la de noctámbulos besos,
( mis ojos, túneles profundos
donde se pierde la soledad).
Soy la de siempre, la eterna,
la que te arranca el hastío
de cada costado,
la que se tiende plácidamente,
la que se para,
la que te sorprende,
la que se quita las vestiduras
y se lava en tu río claro.
Soy la que te crucifica
con mis ojos, con mi lengua,
la que se pierde
en tu mirada lela,
la que infatigable
recorre tu cuerpo,
la que vibra con devoción
en tu silencioso mundo.
Soy ella, la eterna,
la antigua, la nueva,
la de siempre
la que se cierra
la que se abre
la de ambivalentes tardes.
Soy la que renace,
la que se abre
la que se cierra.
EL MAR
(Carilda Oliver, Cuba)
Como en un lecho me tendí en el mar.
Hechizada por musgos y por linos
tuve acoso de brazos peregrinos
que me echaban las ondas al pasar.
Contra mi carne se batió el azar.
El agua -furia, vértigos y vinosse entretenía con los bordes finos
de mis caderas, blancas de esperar.
Entonces: grave, pálido, insereno,
llegaste como llega siempre el mar
y tu mirada me rompió este seno.
Ni Dios mismo nos pudo separar:
cuando una ola te volvía ajeno
entrabas en mis piernas con el mar.
AQUÍ EN MI CUERPO (Renata Durán,
Colombia 1950)
Aquí en mi cuerpo
acabó de pasar el mediodía
y por mi piel respira un agua
atardecida.
Los labios están secos,
guardo en la lengua
los aromas.
Si acaso pusieras
tu mano
entre mis muslos
sabrías que estás vivo.
Saborearías mi sal.
Haríamos un pozo
en el tiempo,
y dejaríamos que el sol
nos madurara.
HALLAZGO (Carmen Conde, España)
Desnuda y adherida a tu desnudez.
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.
Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.
Afluentes de tus ríos serán mis ríos.
Navegaremos juntos, tú serás mi vela
y yo te llevaré por mares escondidos.
¡Qué suprema efusión de geografías!
Tus manos sobre mis manos.
Tus ojos, aves de mi árbol,
en la yerba de mi cabeza
PASIÓN (Susana March)
¡Este oleaje denso de la sangre,
marca oscura y terrible!
No amor. Ansia de besar la tierra,
los árboles, el aire.
Acaríciame...
Soy una música callada,
misteriosa y bellísima,
¡Acaríciame!
El mundo se llenará de sonidos vibrantes
de un hondo rumor de caracolas
¡Ah, esta sed! No quiero más
que morirme,
dejar mi cuerpo atrás, destruido, harapiento,
¡No quiero más que morirme!
¿Qué es una mujer desnuda?
Una ola, un bloque de mármol,
un puñado de tierra,
un cráter para mirar al infierno
NOCHE DE AMOR EN TRES CANTOS
(OCASO)
(Julia de Burgos (Puerto Rico 1914 – 1953)
¡Cómo sueña mi alma la idea
de una noche completa en tus brazos
diluyéndome toda en caricias
mientras tú te me das extasiado!
¡Qué infinito el temblor de miradas
que vendrá en la emoción del abrazo,
y qué tierno el coloquio de besos
que tendré estremecida en tus labios!
¡Cómo sueño las horas azules
que me esperan tendida a tu lado,
sin más luz que la luz de tus ojos,
sin más lecho que aquél de tu abrazo!
¡Cómo siento mi amor floreciendo
en la mística voz de tu canto:
notas tristes y alegres y hondas
que unirán tu emoción a tu rapto!
¡Oh la noche regada de estrellas
que enviará desde todos sus astros
la más pura armonía de reflejos
como ofrenda nupcial a mi tálamo!
INTIMIDAD
(Orietta Lozano)
La noche vuelve secreta
a tantear mi cuerpo,
me penetra lenta y suave
me abro
como una flor nocturna.
EL ME AMA (Susana Cerda)
El me ama. Me ama tanto que yo huelo la
muerte en sus caricias, en su mirada veo el
crimen, en cada gesto suyo: la absorción, el
tironeo.
En el Espectáculo de Suamor la tierra gira a
una velocidad que deforma mi cuerpo...
Succionada por su sed, yo: una gota de carne
horizontal, que él se dispone a chupar, sin
pudor alguno.
Espera con espasmos, con ira, con sollozos,
el momento justo, enfocado, fatal, de
abalanzarse sobre eso y penetrarlo.
Enarbolar ese coágulo de vida, levantarlo
como una ofrenda a su espejo.
Haga lo que haga, él ha decidido amarme,
izarme en su soledad como una bandera
santa, sangrienta. Ya me ha condecorado,
condenado con su amor.
Cómo buscar en su cuerpo, si cada roce sería
una profecía; sus extremidades como
tentáculos traspasarían mis fronteras.
Caer en sus brazos: desbarrancarse por su
avidez. Más que tomarme, atravesarme,
hincarme en lo puntiagudo de su historia,
clavarme en su cruz particular, hacerme la
virgen madre de su santuario musculoso.
Devorar algo en mí que todayó le represento,
o sea, tenerme, hacerme suya, hacerme de él.
El, ser eso que soy.
AMANTES (Alejandra Pizarnik)
una flor no lejos de la noche
mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia del rocío
DEFINICIONES (Gioconda Belli,
Nicaragua)
DESNUDA
(Roque Dalton)
Podríamos tener una discusión sobre el
amor.
Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.
Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua cuando entre sus paredes
me sumerjo.
Diría que amo tu piel y que mi piel que te
ama,
Que amo la escondida torre que
de repente se alza desafiante
y tiembla dentro de mí
buscando la mujer que anida
en lo más profundo de mi interior de
hembra.
Diría también que amo tus ojos
que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.
Diría que amo tu voz
sobre todo cuando decís poemas,
pero también cuando sonás serio,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.
Diría que amo encontrarte
y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome ne el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,
de saber que te gustan las nubes
y el aire frío de los bosques de Matagalpa.
Podríamos discutir si es serio esto que
te digo.
Si es una quemadura leve, de segundo, tercer
o primer grado.
Si hay o no que ponerle nombre a las cosas.
Yo sólo una simple frase afirmo
Te amo
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te
adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus
preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que
sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me
nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me
ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos
cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan
necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su
sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis
piernas.
PEQUEÑAS LECCIONES DE EROTISMO
(Gioconda Belli, Nicaragua)
I
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
Es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
Islas golfos penínsulas diques de aguas
embravecidas
No es tarea fácil - si placentera No creas hacerlo en un día o noche de
sábanas explayadas
Hay secretos en los poros para llenar muchas
lunas
II
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado
Encuentras un astro y quizá deberás
empezar
Corregir el rumbo cuando nube huracán o
aullido
profundo
Te pongan estremecimientos
Cuenco de la mano que no sospechaste
III
Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos cúmulos nimbus de
los pulmones
Niebla en el cerebro
Temblor de las piernas
Maremoto adormecido de los besos
IV
Instálate en el humus sin miedo al desgaste
sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa
cabellera con la
Espada de fuego usurpada
Muerde la manzana
V
Huele
Duele
Intercambia miradas saliva imprégnate
Da vueltas imprime sollozos piel que se
escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del
talón
Arco del andar bahías formando arqueado
caminar
Gústalos
VI
Escucha caracola del oído
Como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la
respiración
Poros que se alzan formando diminutas
montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al
tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua
VII
Traspasa la tierra del fuego la buena
esperanza
navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo llora socavando
ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la
pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz
VIII
Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
- el mar como un vasto cristal azogado duérmete náufrago.
PROPÓSITO (Dina Posada)
Cuando la tarde me entregue
la noche
hincaré mi deseo
en la fibra que te hace temblar
Mi quemante
obsesión
se escurrirá en
el caracol
de tu
oreja
Seré la esencia de tus impulsos
la espuela
la gota que sofoca
la bocanada de ebrias ideas
el deterioro de tu mesura
Derritiendo la sombra
en rosario de besos discutidos
contigo inventaré trucos
para enlazar
sudor
saliva
sustancia
En el amplio muelle de mis piernas
anclará tu barco
sus inquietudes más escondidas
y ahí pernoctará
esperando cobijo y calor
y otra vez
CIBELES ANTE LA OFRENDA ANUAL DE
TULIPANES (Ana Rossetti)
Desprendida su funda, el capullo,
tulipán sonrosado, apretado turbante,
enfureció mi sangre con brusca primavera.
Inoculado el sensual delirio,
lubrica mi saliva tu pedúnculo;
el tersísimo tallo que mi mano entroniza.
Alta flor tuya erguida en los oscuros
parques;
oh, lacérame tú, vulnerada derríbame
con la boca repleta de tu húmeda seda.
Como anillo se cierran en tu redor mis
pechos,
los junto, te me incrustas, mis labios se
entreabren
y una gota aparece en tu cúspide malva.
USTED SE ME ESCAPA (Almudena
Guzmán)
Usted se me escapa en los pasillos como
un discóbolo impregnado de aceite.
Pero todo lo que habla es una mano
enguantada
por mis medias.
(Desnuda, froto su voz contra las caderas de
la sábana
para no dormirme tan triste).
ME LEVANTO DEL AGUA DE LA
NOCHE... (Renata Durán)
Me levanto del agua de la noche
deseosa de ti.
Despedazada.
TE ESPERARÉ (Ernestina de Champourcin)
DELICTIA CARNIS (Flor Alba Uribe)
Te esperaré apoyada en la curva del cielo
y todas las estrellas abrirán para verte
sus ojos conmovidos.
Voy por tu cuerpo
con la avidez
gozosa
de un lobo que demarca
su nuevo territorio,
preciso tu latido,
tu miel,
tu levadura,
el tacto que me brinda
paraísos contrarios.
-Tu piel,
con su fragancia
de tierra lloviznada,
transpira como un niño
que juega entre la niebla-.
Con manos
como olas,
con labios
como insectos,
con el abrasado viento
de mínimas palabras
me aferro
a tus costados,
deambulo
por tu cuerpo,
convoco en tus fronteras
el solapado fuego.
Y, así,v de toque a beso,
de humedad a silencio
te creces en ternura,
te viertes
en codicia,
aprendo de tus manos
mi resplandor más hondo,
y bebo
en tu saliva
mis sales y mi aroma.
Te esperaré desnuda.
Seis túnicas de luz resbalando ante ti
deshojarán el ámbar moreno de mis
hombros.
Nadie podrá mirarme sin que azote sus
párpados
un látigo de niebla.
Sólo tú lograrás ceñir en tus pupilas
mi sien alucinada
y mis manos que ofrecen su cáliz
entreabierto
a todo lo inasible.
Te esperaré encendida.
Mi antorcha despejando la noche de tus
labios
libertará por fin tu esencia creadora.
¡Ven a fundirte en mí!
El agua de mis besos, ungiéndote, dirá
tu verdadero nombre.
RECORRIÉNDOTE (Gioconda Belli.)
Quiero morder tu carne,
salada y fuerte,
empezar por tus brazos hermosos
como ramas de ceibo,
seguir por ese pecho con el que sueñan mis
sueños
ese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza
hurgando la ternura,
ese pecho que suena a tambores y vida
continuada.
Quedarme allí un rato largo
enredando mis manos
en ese bosquecito de arbustos que te crece
suave y negro bajo mi piel desnuda
seguir después hacia tu ombligo
hacia ese centro donde te empieza el
cosquilleo,
irte besando, mordiendo,
hasta llegar allí
a ese lugarcito
-apretado y secretoque se alegra ante mi presencia
que se adelanta a recibirme
y viene a mí
en toda su dureza de macho enardecido.
Bajar luego a tus piernas
firmes como tus convicciones guerrilleras,
esas piernas donde tu estatura se asienta
con las que vienes a mí
con las que me sostienes,
las que enredas en la noche entre las mías
blandas y femeninas.
Besar tus pies, amor,
que tanto tienen aun que recorrer sin mí
y volver a escalarte
hasta apretar tu boca con la mía,
hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento
hasta que entres en mí
con la fuerza de la marea
y me invadas con tu ir y venir
de mar furioso
y quedemos los dos tendidos y sudados
en la arena de las sábanas.
CAMPO DE BATALLA
(Rafael Alberti)
Nace en las ingles un calor callado,
como un rumor de espuma silencioso.
Su dura mimbre el tulipán precioso
dobla sin agua, vivo y agotado.
Crece en la sangre un desasosegado,
urgente pensamiento belicoso.
La exhausta flor perdida en su reposo
rompe su sueño en la raíz mojado.
Salta la tierra y de su entraña pierde
savia, veneno y alameda verde.
Palpita, cruje, azota, empuja, estalla.
La vida hiende vida en plena vida.
Y aunque la muerte gane la partida,
todo es un campo alegre de batalla.
EDEN DE LOS EDENES
(Miguel Rash-Isla)
En la grata penumbra de la alcoba
todo, indecisamente sumergido
y ella, desmelenada en el mullido
y perfumado lecho de caoba;
tembló mi carne enfebrecida y loba,
y arrobeme a su cuerpo repulido
como un jazminero florecido
una alimaña pérfida se arroba;
besé con beso deleitoso y sabio
su palpitante desnudez de luna
y en insaciada exploración, mi labio
bajó al umbroso edén de los edenes
mientras sus piernas me formaban una
corona de impudor sobre las sienes...
De: Cuestión de Piel
(Hernán Darío Blair T.)
PIEDRA DE HORNO
(Nicolás Guillén)
POEMA 22
Esto que te advierto mujer es serio
así no puedas escuchar mi tono amenazante:
no vuelvas a ocupar mi cuarto
porque no respondo por mis actos.
De seguro te tomo entre mis brazos
te levanto
te cargo
te meto en mi cama
y te desvisto
me acuesto a tu lado
y te descubro
te recorro
te palpo
te conozco
aprendo de memoria las formas de tu cuerpo
y te beso de los pies a la cabeza.
La tarde abandonada gime deshecha en
lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la
ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas.
Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
de aguardiente de caña;
tus pies de lento azúcar quemados por la
danza,
y tus muslos, tenazas del espasmo,
y tu boca, sustancia
comestible y tu cintura
de abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes
sanguinarios;
de pronto entran tus ojos traicionados;
tu piel tendida, preparada
para la siesta:
tu olor a selva repentina; tu garganta
gritando –no sé, me lo imagino-, gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé,
supongo, creo;
tu garganta profunda
retorciendo palabras prohibidas.
Un río de promesas
desciende de tu pelo,
se demora en tus senos,
cuaja al fin en un charco de melaza en tu
vientre,
viola tu carne firme de nocturno secreto.
Carbón ardiente y piedra de horno
en esta tarde fría de lluvia y de silencio.
(Posiblemente yo me gaste la noche
de este modo).
Sin duda alguna te leo mis versos
y te canto los cantos escritos en tu nombre.
Luego suprimo mis palabras
y simplemente te amo
te acaricio
te penetro
espero a que te duermas
y te siento cerca.
(Posiblemente más tarde
yo también me duerma).
Cuando amanezca te susurro un hola
y te ofrezco la promesa
de no hacerte
-nunca másesta advertencia.
EL CUERPO ES RESBALADIZO AMOR
MÍO
(Ilhan Berk)
El cuerpo es resbaladizo amor mío
es como hierbas alargadas, alocadas.
De noche toqué tu carne desnuda
mi lengua deambulé por todas tus partes.
De este modo iba y venía por el nudo de tu
boca
me incliné después en la hondura de tu vello
tu voz de alcohol, tu boca enorme, tus
pestañas
en la noche cayeron sin cesar en mis papeles.
EL TEMBLOR
(José Angel Valente)
La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me
separan
de tu cuerpo ausente.
Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.
Bebo, te bebo
en las mansiones líquidas
del paladar
y en la humedad radiante de tus ingles,
mientras tu propia lengua me recorre
y baja,
retráctil y prensil, como la lengua
oscura de la lluvia.
La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta.
EN UNA DE ESAS TARDES
(Carlos Pellicer)
En una de esas tardes
sin más pintura que la de mis ojos,
te desnudé
y el viaje de mis manos y mis labios
llenó todo tu cuerpo de rocío.
Aquel mundo amanecido por la tarde,
con tantos episodios sin historias,
fue silenciosamente abanderado
y seguido por pueblos de ansiedades.
Entre tu ombligo y sus alrededores
sonreían los ojos de mis labios
y tu cadera,
esfera en dos mitades,
alegró los momentos de agonía
en que mi vida huyó para tu vida.
Estamos tan presentes,
que el pasado no cuenta sin ser visto.
No somos lo escondido;
en el torrente de la vida estamos.
Tu cuerpo es lo desnudo que hay en mí
toda el agua que va rumbo a tus cántaros.
Tu nombre, tu alegría…
Nadie lo sabe;
ni tú misma a solas.
MIRAR ES AMOR
(Ilhan Berk)
MUDANZAS DEL AMANTE I
(Adonis)
Quédate así amor mío, quédate así
y sólo
mírame.
Mirar es amor.
"Entonces me desnudé para abrirte el
camino."
Así totalmente desnudo así carne con carne
deja que deambule mi aliento sobre ti.
Es transparente el amor, aquel diablo
ingenuo
tus ojos, tus pechos desnudos, tus labios
así, ya está, ven, entra en mi cama.
Y bésame después
sin cesar otra vez otra vez bésame
un viaje así de largo requiere el amor.
Y estréchame después, estréchame más
estréchame que
sepa que eres mía.
Así, ya está, ingle con ingle.
Creces por todas partes,
hacia las entrañas creces.
Te abres a mí como una fuente,
como árbol te entregas.
Mientras
colgado de las torres del sueño
yo dibujaba en torno a ellas mis formas,
descubría misterios para llenar
los huecos de los días.
Grabé en tus miembros la brasa de los míos,
te escribí en mis labios y en mis dedos,
te labré en mi frente,
alteré las letras y el alfabeto,
multipliqué los modos de lectura.
MISTERIO GOZOSO
(Óscar Hahn)
Pongo la punta de mi lengua golosa en el
centro mismo
del misterio gozoso que ocultas entre tus
piernas tostadas por un sol calientísimo el
muy cabrón ayúdame
a ser mejor amor mío limpia mis lacras
libérame de todas
mis culpas y arrásame de nuevo con puros
pecados originales, ya?
EL SUEÑO Y EL DESEO
(Cesar Fernández Moreno)
el sueño y el deseo desarrollan en mí
una y otra secuencia de su combate inmortal
son jefes absolutos
en una lucha sin matices
cada vez definida en un tajo
ya me tiene el deseo desprovisto de ser
puro movimiento iniciándose
entonces en algún lugar del tiempo
un contingente de sueño me abate
ya el sueño me deshace
me reemplaza por noche
pero el deseo irrumpe en cualquier instante
de mi alma
pero tu sexo empieza en cualquier punto de
tu cuerpo
LA ESTACIÓN PERENNE
(Eduardo Cote Lamus)
ENCUENTROS
(Darío Jaramillo Agudelo)
Tu cuerpo desnudo brilla bajo los
relámpagos
como antes bajo mis manos.
Todas las estaciones están en tu cuerpo.
La primavera comienza su esplendor en tu
abrazo
y concluye en tu boca estreabierta, exultante.
Todos los ríos del mundo están en tu cuerpo,
confluyen en ti en el momento
en que el animal más bello del bosque
-el ciervo, por ejemplobebe de ti y se contempla.
Tu piel es de límite del fuego
donde se refugia el ardor del verano.
Rojas llamas te inundan.
Se mezclan los elementos y tu cuerpo se
curva,
hay más aire en tu boca y mi cuerpo sediento
busca en ti salida, la libertad, los deseos.
Se anudan en ti los olivos del mundo
y ardes como una lámpara.
Somos un cuerpo sólo luchando contra la
muerte.
El otoño se riega en tu cuerpo como vino rojo
en la mesa.
Tus muslos descansan en el borde del
mundo.
Vuela una paloma de tu pecho a mis manos.
Después miramos los dos, de alegría
cansados,
como a chimenea en invierno, el fuego
pasado
y tu piel que brilla bajo los relámpagos.
Arrodillado te degusto
te lamo y lamo
olfateo cada parte de ti
te aprendo con labios y nariz
te estremezco y ensalzo
subo y bajo
lengua de pezón a pubis
lengua de boca a oreja
interminable.
CERCA Y LEJOS (Gabriel Celaya)
Más allá del pecado,
indecible, te adoro,
y al buscar mis palabras
sólo encuentro unos besos.
MADRUGADA (Eduardo Carranza)
Me despierto de súbito.
Mi sangre se despierta
y pregunta por ti,
por la fiebre que ondula
en tus cabellos ebrios, en tu piel.
Se desborda el espejo
y hecho río corre a buscar tu imagen.
En el pecho, en la nuca,
te quiero.
En el cáliz secreto,
te quiero.
donde tu vientre es combo,
fugitiva tu espalda,
oloroso tu cuerpo,
te quiero.
ENCUENTROS
(Darío Jaramillo Agudelo)
Apuro esta euforia
como un vino escaso la apuro hasta sus más
íntimos delirios.
Perfume preciso que aletea en la alcoba,
aroma de la expulsión de los demonios,
viento fresco el cuerpo del amor.
Ajeno a toda zozobra
me convierto en brizna de la nada entre el
amor,
oh alegría, azúcar de mi noche.
A esta hora tus brazos
serán dos ramas de amoroso sueño
de donde brotan flores
y hojas dormitan.
En el tejado arrullan las palomas.
Te persiguen mis cinco lebreles corporales.
BESOS
(Tomás Segovia)
Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas
gotas
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la
plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale
vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que
todos nos
abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de arcilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta
idéntico al tuyo
besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
el color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle
con uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quiénes somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del
mundo
tus ojos llenos de aire de las montañas
y que despiden un resplandor al mismo tiempo
áspero y dulce
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme
serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del
olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como
un tobogán inmóvil
tu garganta donde puede morderse la amargura
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto
que se puede morder
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz
y tus venas
como un coñac ingrávido y cargado de
electricidad
besaré tus hombros construídos y frágiles como la
ciudad de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal frescos
como la maternidad lleno hasta los bordes de mar
de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculablemente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre de plaza de toros
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda negra del toro de la
muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la
vida fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre
lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo
pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del
curso de los tiempos
besaré tus ingles regadas como los huertos
mozárabes
traslucidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo cuyo nombre no puede
decirse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las
caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar
hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha de muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre
sueños
de magia negra de anonadamiento de miel
embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de
las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la
noche.
EL FORNICIO... (Gonzalo Rojas, Chile)
Te besaré en la punta de las pestañas y en
los pezones,
te turbulentamente besaré, mi vergonzosa,
en esos muslos de individua blanca,
tocara esos pies para otro vuelo más aire
que ese aire felino de tu fragancia,
te dijera española mía, francesa mía,
inglesa, ragazza, nórdica boreal,
espuma de la diáspora del Génesis
¿Qué más te dijera por dentro?
¿Griega, mi egipcia, romana por el mármol?
¿Fenicia, cartaginesa, o loca,
Locamente andaluza en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa la cítara de Dios, en la danza del
fornicio?
Te oyera aullar, te fuera mordiendo
hasta las últimas amapolas, mi posesa,
te todavía enloqueciera allí, en el frescor
ciego,
te nadara en la inmensidad insaciable de la
lascivia,
riera frenético el frenesí con tus dientes,
me arrebatara el opio de tu piel hasta lo
ebúrneo de otra pureza,
oyera cantar las esferas estallantes como
pitágoras,
te lamiera, te olfateara como el león a su
leona,
para el sol, fálicamente mía, ¡te amara!.
RASTRO (Juan Gustavo Cobo Borda)
Tu olor
-el incontrovertible
y brutal olor del amorpermanece intacto
mientras los besos
se volatilizan
en su propio júbilo
y la humedad
se hace una con la piel.
Tu olor, en cambio,
impregna hasta la médula.
Hasta ese lugar recóndito
donde el deseo anida
y obliga a dejar intactos
los platos del almuerzo
y a danzar de nuevo
hacia la cama,
muertos de hambre
de amor.
DÉJAME SUELTAS LAS MANOS... (Pablo
Neruda)
Déjame sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.
La pasión -sangre, fuego, besosme incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tu no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes
lenguas!
Es el incendio!
Y está aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de
astros!
Déjame libres las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se
extingue,
es precipitación de furias,acercamiento delo
imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra vinistecomo yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!
UN BESO FRANCISCO ALVAREZ
Un beso de rodillas atrevidas,
de labios húmedos, voluptuosos,
mano impúdica, dedos temblorosos,
figuras lentamente desvestidas.
Beso requeridor de varias vidas
para agotar sus fondos amorosos,
desdeñador de afectos nebulosos
más huérfanos de espuelas que de bridas.
Beso que he fabricado en muchos años
en modos, longitudes y tamaños
que nadie fue capaz de merecer.
Traigo este beso para ti, absorbente,
encrespado, expansivo, irreverente,
porque sé que le vas a responder.
CUERPO A LA VISTA (Octavio Paz)
Y las sombras se abrieron otra vez y
mostraron un cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes
caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de
azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que sólo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu
garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
plata sin fin de tu costado.
tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos
del perro.
Siempre hay abejas en tu pelo.
Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.
CANTOS A LA DESNUDEZ (De HERNÁN
DARIO BLAIR T.)
PRIMER CANTO A LA DESNUDEZ
La desnudez es bella en el recogimiento
en la posesión de sí.
El ejercicio es quitarse una prenda y una
atadura.
Terminar desnudo
libre, volátil, sin posesiones.
Concluir en la inconmensurable presencia
de sí mismo en sí mismo
a todo lo largo ancho y profundo de sí
mismo.
Una vez desnudo
vocalizar el lenguaje de la piel
traducir lo que dice una célula a la otra
caminar y percibir el movimiento de los
dedos, verificar la exactitud del mecanismo
de la vida, saborear la perfección del cuerpo
“hacerle verso al universo”.
El ejercicio es éste: desnudarse y ser.
Aguas dormidas golpean día y noche tu
cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales
de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo
quejido cubre con sus dos alas grises
la noche de los cuerpos,
como la sombra del águila la soledad del
páramo.
Las uñas de los dedos de tus pies están
hechas del cristal del verano.
Entre tus piernas hay un pozo de agua
dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta,
negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un
tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y
lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día
de la vida perdurable)
Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.
SEGUNDO CANTO A LA DESNUDEZ
La desnudez es más bella aún
en la presencia de quien la admira y la
perfecciona.
Quien con su mirada no la enturbia
ni la destruye con su violencia.
El ejercicio es desnudarse frente al otro
y desatar todos los lazos de apariencia
comunicarse sin palabras
-introducciones ni epílogosenvolverse en un lenguaje de signos
abrirse a lo íntimo
acercarse a lo sagrado
encontrar la verdad de la presencia sin
máscaras
ofrendar carne y alma palpitantes.
El ejercicio es éste:
desnudarse frente a otro y ser
en la presencia del otro
ser con el otro.
TERCER CANTO A LA DESNUDEZ
La desnudez es todavía más bella
en la presencia del amado
cuando en el acto sublime del amor
se humedecen
-simultáneamentelos sexos y los ojos.
EL ABRAZO (José Lezama Lima)
Los dos cuerpos
avanzan, después de romper el espejo
intermedio, cada cuerpo reproduce
el que está enfrente, comenzando
a sudar como los espejos.
Saben que hay un momento
en que los pellizcará una sombra
algo como el rocío, indetenible como el
humo.
La respiración desconocida
de lo otro, del cielo que se inclina
y parpadea, se rompe
muy despacio esa cáscara de huevo.
La mano puesta en el hombro de la mujer.
Nace en ellos otro temblor,
el invisible, el intocable, el que está ahí,
grande como la casa, que es otro cuerpo
que contiene y luego se precipita
en un río invisible, intocable.
Las piernas tiemblan, afanosas de llegar
a la tierra descifrada,
están ahora en el cuerpo sellado.
Comienza apoyándose enteramente,
un cuerpo oscuro que penetra
en la otra luz
que se va volviendo oscura
y que es ella ahora la que comienza
a penetrar.
Lo oscuro húmedo que desciende
en nuestro cuerpo.
Tiemblan como la llama
rodeada de un oscilante cuerpo oscuro.
La penetración en lo oscuro,
pero el punto de apoyo es ligeramente
incandescente,
después luminoso
como los ojos acabados de nacer,
cuando comienzan su victoriosa aprobación.
La mano no está ya en el otro hombro.
Se establece otro puente
que respaldan los cuerpos penetrantes.
Ya los dos cuerpos desaparecen,
es la gran nebulosa oscura
que apuntala su aspa de molino.
Los dos cuerpos giran
en la rueda de volantes chispas.
Como después de una lenta y larga nadada,
reaparecen los cabellos llenos de tritones.
Miramos hacia atrás separando el oleaje
Y aparece el desierto con alfombras y dátiles.
Los dos cuerpos desparecen
en un punto que abre su boca.
Lo húmedo , lo blando,
la esponja infinitamente extensiva,
responden en la puerta,
abrillantada con ungüentos
de potros matinales
y luces de faisanes con los ojos apenas
recordados.
El dolmen que regala los dones
en la puerta aceitada,
suena silenciosamente su madera vieja.
Los dos cuerpos desaparecen
y se unen en el borde de una nube.
La manta, la lechuza marina,
seca el sudor estrellado
que los cuerpos exhalan en la crucifixión.
El árbol y el falo
no conocen la resurrección,
nacen y decrecen con la media luna
y el incendio del azufre solar.
Los dos cuerpos ceñidos,
el rabo del canguro
y la serpiente marina,
se enredan y crujen en el casquete boreal.
XLVIII (Pablo Neruda, de Cien Sonetos de
Amor)
Dos amantes dichosos hacen un solo pan,
una sola gota de luna en la hierba,
dejan andando dos sombras que se reúnen,
dejan un solo sol vacío en una cama.
De todas las verdades escogieron el día:
no se ataron con hilos sino con un aroma,
y no despedazaron la paz ni las palabras.
La dicha es una torre transparente.
El aire, el vino van con los dos amantes,
la noche les regala sus pétalos dichosos,
tienen derecho a todos los claveles.
Dos amantes dichosos no tienen fin ni
muerte,
nacen y mueren muchas veces mientras
viven,
tienen la eternidad de la naturaleza.
UNIÓN LIBRE (André Breton)
Mi mujer con cabellera de llamaradas de
leño
con pensamientos de centellas de calor
con talle de reloj de arena
mi mujer con talle de nutria entre los dientes
de un tigre
mi mujer con boca de escarapela y de
ramillete de estrellas de última magnitud
con dientes de huella de ratón blanco sobre
la tierra blanca
con lengua de ámbar y vidrio frotados
mi mujer con lengua de hostia apuñalada
con lengua de muñeca que abre y cierra los
ojos
con lengua de piedra increíble
mi mujer con pestañas de palotes escritos
por un niño
con cejas de borde de nido de golondrina
mi mujer con sienes de pizarra de techo de
invernadero
y de cristales empañados
mi mujer con hombros de champaña
y de fuente con cabezas de delfines bajo el
hielo
mi mujer con muñecas de cerillas
mi mujer con dedos de azar y as de corazón
con dedos de heno segado
mi mujer con axilas de marta y de bellotas
de noche de San Juan
de ligustro y de nido de escalarias
con brazos de espuma de mar y de esclusa
y de combinación de trigo y molino
mi mujer con piernas de cohete
con movimientos de relojería y
desesperación
mi mujer con pantorrillas de médula de
saúco
mi mujer con pies de iniciales
con pies de manojos de llaves con pies de
pájaros en el momento de beber
mi mujer con cuello de cebada sin pulir
mi mujer con garganta de Valle de Oro
de cita en el lecho mismo del torrente
con senos nocturnos
mi mujer con senos de montículo marino
mi mujer con senos de crisol de rubíes
con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
mi mujer con vientre de apertura de abanico
de los días
con vientre de garra gigante
mi mujer con espalda de pájaro que huye en
vuelo vertical
con espalda de azogue
con espalda de luz
con nuca de canto rodado y de tiza mojada
y de caída de un vaso en el que acaban de
beber
mi mujer con caderas de barquilla
con caderas de lustro y de plumas de flecha
y de canutos de pluma de pavo real blanco
de balanza insensible
mi mujer con nalgas de greda y de amianto
mi mujer con nalgas de lomo de cisne
mi mujer con nalgas de primavera
con sexo de gladiolo
mi mujer con sexo de yacimiento aurífero y
de ornitorrinco
mi mujer con sexo de alga y de viejos
bombones
mi mujer con sexo de espejo
mi mujer con ojos llenos de lágrimas
con ojos de panoplia violeta y de aguja
imantada
mi mujer con ojos de pradera
mi mujer con ojos de agua para beber en
prisión
mi mujer con ojos de bosque eternamente
bajo el hacha
con ojos de nivel de agua de nivel de aire de
tierra y de fuego
*** (Oliverio Girondo)
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
ERÓTICA Y ESTRATEGIA (Juan Daniel
Perrotta)
HACER EL AMOR (flower power)
(Juan Daniel Perrotta)
Balbuceas algo sobre nuestra amistad
y retrocedes
como delimitando una zona de seguridad
ante la inevitable guerra
Yo pongo mi índice sobre tus labios
después de
claramente
acercarme a tus fronteras
Digo que bien sabes el afecto que te tengo
Artero
debilito tus posiciones artilladas
dejando caer besos explosivos
haciendo que mis labios desciendan
paracaidistas
al sur
al sur
entre la fronda
Y debe ser cierto
que el sur es estratégico
importante
a juzgar por lo encarnizado de la batalla
que ahora allí se libra
mientras contraes
contraes
desesperada
como queriendo expulsar
la avanzada de mi ejército
que golpea
acompasadamente
en tu territorio.
Se prepara la batalla por bagdad
los americanos sobrevuelan nueva york
para prevenir el espanto
Los gases químicos
alertan a los soldados
que los lanzan
que se defienden
Yo sigo siendo un hippie
un hippie viejo
que no perdió las mañas
Creo en el poder del amor
en hacer el amor
Prefiero emprender una misión
de reconocimiento
sobre tu cuerpo
sobrevolar tus pechos
estudiando cada irregularidad
en el terreno
de tus pezones
cada minúscula grieta
Creo mejor
arrojar besos explosivos
sobre tu cuello
mordisquearte
las orejas
Puedo lanzarme con alegría en picada
sobre tu sexo
abrir mi boca
dejar que la bomba perforante
busque el bunker
en donde ocultas tus orgasmos
incendiar todo el lugar en represalia
Bastante has hurgado en mí
haciendo estallar
no sólo fuegos de artificio
cuando avanzas de universo en universo
en mi galaxia
a grandes zancos
titiritera de estrellas
que altera el orden de los mundos
El fundamentalismo amoroso justifica
una campaña punitiva
que estimo será larga
para liberar tu tierra
sembrarla
en nombre de la paz
y la libertad
ELLA (Francisco Alvarez)
Desnúdenme tus manos lentamente
sobrenadando senos y caderas,
y desliza tus dedos diligente
entre botones, lazos, cremalleras.
Mira mis ojos y ábreme la blusa,
y descuelga los pechos prisioneros,
que mi deseo nada te rehusa,
y ellos son del deseo mensajeros.
Se abren a tí como dos rosas tiernas,
esperando la lengua en los pezones,
y percibo temblores en mis piernas,
y un aire abrasador en los pulmones.
No hay en mi ofrecimiento ambigüedades,
va a tí sin desvergüenza o timidez,
y aunque con tinte de frivolidades,
parece siempre la primera vez.
Besa con humedad mi boca hambrienta,
y haz que ambas lenguas jueguen en
contacto,
no ha de haber nada a lo que no consienta ,
mía es la voluntad, tuyo es el acto.
En la espalda hay insólitos caminos
que mi mano jamás ha transitado,
y de tus dedos brotan remolinos
erizando la piel de mi costado.
En breve y delicada sacudida
mis hombros de la blusa se desprenden;
semidesnuda estoy, y enardecida,
y alzo los brazos, que hacia tí se extienden.
Detente brevemente en la cintura,
rodéame en caricias circulares,
y explora el resto de mi arquitectura,
con paso franco a todos mis lugares.
Cae la falda a los pies..., al fin desnuda...
Qué libertad e independencia siento.
No queda en mí vacilación ni duda,
sólo serenidad..., y atrevimiento.
Están mis ojos en tus ojos fijos,
y tus manos me arropan insistentes;
suaves contactos causan regocijos,
lentas fricciones llegan más frecuentes.
Aproxímate más, cúbreme entera,
encadéname a tí, y abre mi rosa,
dame un beso total, de tal manera
que resulte en fusión voluptuosa.
Quédate en pie y recibe el doble abrazo,
y al rodear tu cuerpo con mis piernas,
introduce tu furia de un zarpazo
anegando mis cámaras internas.
El ímpetu, el gemido y los sudores
me dirán que soy tuya y eres mío;
seremos mutuamente posesores,
como el cauce y las aguas en el río.
BONDAGE (Francisco Alvarez)
Con jirones de nube adormecida
e hilos de luna en luz de fría plata,
teje sobre mis ojos densa venda
y sumérgeme en sombra la mirada.
No te puedo abrazar, fuérzame fiero,
sin escuchar gemidos ni demandas,
al galope, al galope, mi jinete,
mi jinete de intrépida jornada.
Quiero encerrarme al mundo, despertando
mis sentidos a ti, sobre mi espalda,
prisionera en muñecas y tobillos
de los cuatro puntales de la cama;
equis de piel vibrante, temblorosa,
de mente libre y voluntad de esclava.
Intimo surtidor inaplazable,
tu estertor inequívoco presagia
blanca erupción. ¿Vendrá en mi
subterráneo,
irrigará mi superficie pálida,
o inyectará su extracto intermitente
en la concavidad de la garganta?
Mi oscuridad amplía los sonidos,
viéndote mis oídos cuando avanzas,
y al detenerte, se me vuelven ciegos,
y tu inmovilidad me despedaza.
Este aire fresco eriza mis pezones,
y en ansiedad irreprimible aguardan;
parecen percibir tu cercanía,
mas no el tacto febril. ¿Qué te retarda?
Oh el estremecimiento de los muslos
cuando tu mano en ellos se adelanta,
y yo sin responder a la caricia,
mientras imperceptiblemente avanzas.
El retozo gentil de tibios dedos
que en los senos en círculo resbala,
cede el paso al zarpazo de la fiera,
de la entrañable fiera que avasalla.
Si apresurado, detenerte quiero;
si en lentitud, acelerar la marcha;
si en gentileza, brusquedad exijo;
si en arrebato, rogaré la calma.
Ciérnase sobre mí provocadora
el ave de rapiña que levanta
su rígida cabeza amenazante,
y penetre en el fondo de mi entraña.
Oh, qué abandono en mí, qué insuficiencia;
cuánta anticipación se me derrama,
sin libertad de acción; quiero y no puedo,
tensas las ligaduras que me amarran,
tensa la piel, manos y pies crispados,
y mi lascivia un tren a toda marcha.
A bordo, compañero, amante, a bordo,
ignorando estaciones y paradas,
nocturna travesía al infinito,
anégate y anúdate a mi alma.
ESPEJO LESBICO (Francisco Alvarez)
A DOS MANOS (Francisco Alvarez)
Eres mi igual, mi cuerpo se refleja
en la sinuosidad de tu figura;
eres el eco de mi voz, la oscura
gana carnal que a solas te festeja.
Tan inmensa tu piel, y accidentada,
y dos manos tan sólo para ella:
para la Vía Láctea, una estrella,
para el mar, una lágrima salada.
Sombra que en la penumbra no me deja
ceñir el círculo de su cintura,
sombra que, al perseguirla, se apresura,
sorda al clamor de mi incesante queja.
Qué insuficiente soy, qué limitada
mi maniobra en ti; cómo atropella
mi forma a mi energía, y corta y sella
la actividad que nace arrebatada.
Ante el espejo, utópica ventana
a tu mundo en ausencia, qué cercana
y qué lejos estás, amada mía.
Sólo dos manos a escalar tus montes,
en pérdida de cauces y horizontes,
en descuido de grutas y mesetas.
Cristal que nos acerca y nos separa
que esconde la tibieza de tu cara,
dejando el alma triste y la piel fría.
Manos que a espacio y tiempo desafían.
Si fueran diez tampoco lograrían
permanecer en tu presencia quietas.
ATADURA (Francisco Alvarez)
ACOPLATE (Francisco Alvarez)
La venda de los párpados descansa
tenue sobre los ojos; la serena
mirada es hacia dentro; la melena
cuelga sobre los hombros, suelta y mansa.
Llueven tus senos sobre mí oscilantes,
resbalando en la cuenca de los muslos.
El placer, de puntillas sobre el cuerpo,
quema un sendero oculto.
Hay un sueño de labios sobre el vientre,
de labios vagabundos,
frescos de sombra y humedad, como alas
de rosas deshojadas al crepúsculo.
Y remolcas cerezas ya maduras
por invisibles surcos,
sobre la piel del pecho,
hasta el cuello desnudo,
paréntesis de nardo en las mejillas,
para la boca alternativo fruto.
Se aglomeran en súbita cadencia
latidos en tumulto,
rojos de sangre en corazón inquieto,
convulsivos en torno al sexo duro.
Acóplate, mujer, en fluctuantes,
recíprocos impulsos,
que en tus entrañas he de atrincherarme,
y a ti, en cautividad, me catapulto.
Circunda una maroma su figura
sobre los senos trémulos, desnudos;
y los pezones rígidos, agudos,
vivos arpones son en miniatura.
Aire de abdicación, de acatamiento,
de honda sensualidad su cuerpo engloba;
y en su concentración nadie le roba
la magia voluptuosa del momento.
Un hombre de mirada firme y densa
se perfila a su espalda, silencioso;
y a la vez delicado y vigoroso
con ambas manos la maroma tensa.
Estremecida y muda, esta mujer
parece el alma de un escalofrío,
pero en el interior es todo un río
volcado en cataratas de placer.
TRIANGULO (Francisco Alvarez)
LA CASADA INFIEL (Federico García)
Exige el tacto rozadura y beso
del sexo opuesto en exclusivo lazo;
pero a veces reclama el contrapeso
de una tercera parte en el abrazo.
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Oh, la belleza triangular del nexo
que une al hombre, a la amante y a la
extraña,
a aquélla por amor, a ésta por sexo,
en simultaneidad que a nadie engaña.
Y el encanto sensual de cada dama,
concediéndose mutua transferencia
de voluptuosidad, sobre una cama
que tres comparten sin interferencia.
¿Quién más experto en las furtivas artes
de la satisfacción en el placer,
que la mujer que ve sus propias partes
al explorar la piel de otra mujer?
¿Y qué mejor educación o escuela
para el hombre inexperto, (¿no son todos?),
que observar cuanto en ellas se revela
de exquisitez, fogosidad y modos?
No serán dos, aunque pudieran serlo,
activos, sin pudor, participantes;
puede el tercero detenerse a verlo,
o simplemente unirse tres amantes.
En rotación continua, entretejidos,
en directo, en anverso y en reverso,
sin tabúes cohibiendo los sentidos,
uniendo lo inocente a lo perverso.
Yo acuñaré mis besos sobre besos
que ella ha dejado en ti, con los sabores
que ella misma dejó en mi boca impresos,
mas sólo captarás tú mis temblores.
Y tus besos caerán sobre la senda
que ella misma imprimió al acariciarme;
y llevarán su aroma, mas tu ofrenda
será mejor, porque has sabido amarme.
¿Y los celos? ¿Podrás desenredarte
de sus marañas? Al llegar la hora
en que la unión más pura se comparte,
¿serás quien goza al contemplar, o llora?
Te amo dulce, sensual, tierna, lasciva,
y te amaré con huella de mujer;
mas con la misma huella en mi piel viva,
¿me adorarás mañana como ayer?
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
DE MUJER A MUJER (Francisco Alvarez)
Tríptico
I
Soy la mujer que impúdica ha besado
la zona de tu vientre, tus pezones,
quien rueda un manantial de sensaciones
que antes de ti no había imaginado.
Eres el mar, soy el acantilado,
reviente en mí tu furia de emociones
irrumpiendo en mis húmedos rincones
la dulce intensidad que he presagiado.
Deja tu voz acariciar mi oído
con ese lánguido, sensual tañido,
de campana en crepúsculos herida.
El último vestigio del recato
borrado ya, dobla por mí a rebato,
y escúchame gemir estremecida.
II
Sin estar junto a mí estabas conmigo,
sombra de piel sobre mi piel desnuda;
te vio la oscuridad, íntima y muda,
de mis ojos cerrados al abrigo.
¿Mis manos o las tuyas? Te persigo
a través de mi cuerpo; se me anuda
tu tacto en la cintura, se hace aguda
filigrana la lengua en el ombligo.
Tripula mi bajel en estos mares,
que aún no son, por abiertos, familiares,
aunque conozca brújula y afán.
Iza mis velas, colma mi bodega,
navégame entre muslos, que ya llega
rodando irracional el huracán.
III
La tempestad ha roto arrolladora
en descarga de lluvias y crujidos;
jadeante el deseo en los sentidos
es pantera que lúbrica devora.
La noche carnal muere, y en la aurora
del sosiego se duermen los sonidos,
y la mente retraza recorridos
que habrá de repetir en otra hora.
Vencidas las palabras, suavemente
yacen sobre el teléfono. Se siente
una entrañable paz a ambas orillas.
Dos mujeres se amaron a distancia;
y tal vez queda más en cada estancia
que un ligero temblor en las rodillas.
RÉZAME (Pablo Mora.)
rézame
embrújame
céntrame
tómame
levántame
madrúgame
canélame
entrebáilame
tenme
entiémpame
entrepiérname
envuélveme
pubísame
aprisióname
elígeme
tempráname
encandílame
claréame
llévame
llámame
cállame
diferénciame
recórreme
distíngueme
enyémame
enjuévame
ábreme
recíbeme
átame
desátame
persígueme
arrópame
suspírame
ladérame
agítame
nicotíname
acósame
dientéame
resucítame
circúlame
madérame
esperánzame
acúname
vientréame
siénteme
encímame
enséñame
ensiéname
líbrame
galópame
azúlame
hembréame
hermáname
mañáname
enguérrame
siénteme
arrodíllame
sujétame
corcélame
cabálgame
revélame
aquiétame
afírmame
enceguéceme
marinéame
rásgame
arrincóname
enzaguáname
espíname
acéchame
hamácame
amárrame
amásame
ensélvame
enrédame
abrílame
lámeme
alméame
enciéndeme
saetéame
estoquéame
insómniame
enllúviame
alégrame
enborráscame
ventáname
enhójame
deshójame
enrámame
ármame
desálmame
amórame
achíname
enchínchame
enlúname
endiósame
resábiame
aguitárrame
astíllame
ampárame
enrúmbame
embálame
enrámame
recórreme
empálmame
enmúgrame
encuéntrame
enlúchame
encúbreme
estréllame
asómbrame
desgárrame
aléjame
azuléjame
azafráname
luciernágame
castáñame
coróname
corazóname
espárceme
arbólame
puéblame
algazárame
avelláname
alborózame
conténtame
camíname
gózame
estrújame
ultrájame
bullaranguéame
desgárrame
esperánzame
golpéame
lácerame
quémame
arómame
guerréame
fréname
desenfréname
acentúame
extenúame
persígname
apresúrame
jardinéame
solápame
endiósame
endiáblame
cascájame
despiértame
encántame
hechízame
solicítame
necesítame
neblíname
échame
deséchame
entiérrame
destiérrame
desentiérrame
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