Vivo olvidado de mi cuerpo. Cuando miro la aurora, confusamente lo recuerdo bello, cual si estuviera fuera de mí y muy lejos. Más cuando tú me coges me lo siento todo, duro, suave, dibujado, lleno, y gozo de él en ti y en mí, contigo, descubierto, en su secreto. Juan Ramón Jiménez ...Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer... Porfirio Barba Jacob Tus manos presurosas se afanaron y luego, como un montón de sombra, cayó el traje a tus pies, y confiadamente, con divino sosiego, surgió ante mi, tu virgen y suave desnudez Tu cuerpo fino, elástico, su esbelta gracia erguía. eras en la penumbra como una claridad. Era un cálido velo, que todo te envolvía, la inefable dulzura de tu serenidad. Con el alma en los ojos te contemplé extasiado. Fui a pronunciar tu nombre y me quedé sin voz... Y por mi ser entero paso un temblor sagrado, como si en ti, desnuda, se me mostrara Dios. Manuel Magallanes ..."Como en mis entrañas nunca habrá un dolor sé tu el pequeñuelo que busca el pezón"... Piérre Louys Para cantar tus senos, imaginé la forma de redondear dos veces la misma castidad. Quisé cantar "el yunque donde forjas la vida" y todos mis sentidos llegaron a cantar. Entonces me di cuenta de que el poema estaba en el límite exacto del pecado mortal. El tigre macho roza su lujuria sobre la hembra que la espalda arquea, su vientre sobre el lomo se recrea, muerde la nuca en controlada furia. Así quiero asaltarte yo en el suelo, adosando a tu espalda mi figura, estrujando tus senos con ternura, y entrando a tí, mordiéndote en el pelo. Francisco Alvarez Hidalgo Jorge Robledo Ortíz RITUAL SECRETO (Orietta Lozano, Colombia) CONSUMACIÓN (Eunice Odio, Costa Rica) Amante mío, estoy desnuda, más fresca que el agua azul para tu noche de amor. Cada extremo de mi boca, cada esquina de mis miembros se apresuran como ágiles peces hacia tus tibias aguas. Amante mío, yo deseo la mordedura de tus dientes y me encamino temblorosa hacia cada uno de tus dedos, me detengo a mirar tu cuerpo a través de oscura cerradura e incontenible deseo se posa en mis húmedos senos. Por tí se escapa la sequedad de mi boca, mi mirada de brújula perdida en tus rincones, floto voluptuosa en tus profundas aguas y me abro como flor nocturna a tu plácida noche. Mi cuerpo, fiesta fértil y lasciva. Paséeme solitaria, desnuda ante tu noche, siémbrame semillas olorosas a sal. Mírame desnuda con la hermosa sospecha que mi vientre será fértil a tu salada lluvia. Mi caverna, tibia y silenciosa, guarida perfecta de tu solitario cuerpo, Mi boca es suave entre tus dientes, mi lengua, pájaro que anida en tu boca. Por mi carne fluye sudor de hierro y me prendo como alga marina a tu confuso mar. Soy la obra inconclusa con infinitas posibilidades para un final. Me entrego fácil a tus brazos, con el misterioso encanto de un ritual. I Tus brazos como blancos animales nocturnos afluyen donde mi alma suavemente golpea. A mi lado, como un piano de plata profunda parpadea tu voz, sencilla como el mar cuando está solo y organiza naufragios de peces y de vino para la próxima estación del agua. Luego, mi amor bajo tu voz resbala, Mi sexo como el mundo diluvia y tiene pájaros, Y me estallan al pecho palomas y desnudos. Y ya dentro de ti yo no puedo encontrarme, cayendo en el camino de mi cuerpo, Con sumergida y tierna vocación de espesura, Con derrumbado aliento y forma última. Tú me conduces a mi cuerpo, y llego, extiendo el vientre y su humedad vastísima, donde crecen benignos pesebres y azucenas y un animal pequeño, doliente y transitivo. SOBRE LOS DULCES CANSANCIOS (Ana Milena Puerta, Colombia) DESNUDO Y PARA SIEMPRE (Carilda Oliver, Cuba) Hombre de la medida justa para mis caderas, recipiente de todos los temblores de mi cuerpo, madera antigua, de fino roble, erecto. Volcán de lava que me siembra hacedor de los dulces cansancios, la ondulación de mi vientre, de mi piel estrecha y concreta. Navégame, marinero alucinado, navégame y viérteme luego en tus manos. Soy todos los frutos y tú todos los labios. Bebámonos. Errática, sin vino, profesional del fósforo, cuando tú haciendo un remolino de ilusiones, con ese estruendo del laurel, desnudo y para siempre entraste bajo el agua. Un poco demasiada, como mirándome los pies, cuando tú, domingo rápido, parada del vidrio, hincaste el baño con tu gesto de animal profundo. El agua, ay, quedó colgando entre mis ojos y tu carne como una telaraña, desnudándote más. Entendida por el demonio, bárbara, tuve un acceso de locura, un punto apenas de explosión atómica, un apogeo del clavel preciso y creí. CONSEJOS DE AFRODITA (Flor Alba Uribe, Colombia) EL INICIO (Verónica Volkow, México) A la hora del amor llega desnudo, desnudo y puro, como quien vive su muerte y resucita. BESA hasta que sean de piedra tus labios y tu lengua. ACARICIA hasta que palidezcan los tigres camorreros. ENTRÉGATE con la avidez del sediento en la taberna, con fervor, con pavor, no retrocedas. Estás desnudo y tu suavidad es inmensa tiemblas en mis dedos tu respiración vuela adentro de tu cuerpo Y en la batalla de labios y de huesos, en la apretada urdimbre de dos cuerpos baja cantando, como un minero iluminado, para cavar muy hondo entre dos muslos. el placer como una fauce nos lame nos devora y nuestros ojos se apagan se pierden eres como un pájaro en mis manos vulnerable como sólo el deseo podría hacerte vulnerable ese dolor tan suave con el que nos tocamos esa entrega en la que conocemos el abandono de las víctimas (Creer es desear tu sexo y darle de comer a una paloma) Carilda Oliver LA AMANTE (Orietta Lozano, Colombia) Se fue cayendo la mañana. El vicio de la estrella saliendo así de entre tus párpados era la luz que yo he llamdo lágrimas; relámpago que empieza aquí y después de verle no morimos. (Vete, dolor que lo menciona: al innombrable se le pone tumba, en paz quedamos y luego va una por el mundo como quien nunca tuvo cosas inmortales). Soy la amante que estrenas, la nueva, la eterna, la de muslos trigueños, columnas seguras que se abren perfectamente para dar paso a tu mar ancho y espeso. Soy la de paralelas montañas, erectas, duras, por donde han caminado pájaros heridos de amor. Estaba, sí, después del beso, pidiéndole perdón a las paredes; estaba como paréndome otra vez, como de niña bajo el vientre, como palideciendo mucho, como casi, como empezando a ser cuando desnudo y para siempre entraste bajo el agua. Todo el naufragio se paró de pronto, todo en octubre se hizo pan, misericordia el tiempo. Otoño. estatua germinal del cuarto, lúgubre hermosura de los huesos; sin usarme, sin yo misma, naciendo a los temblores importantes, a la pequeña abertura de la dicha si llueve y canto; más tú que nada, médula del presagio, sólo un negocio del asombro, sólo un trémulo palacio donde goteaban no es ineluctables, sólo la música que escuchó el verdugo, azucenado nervio, estaba cuando desnudo y para siempre entraste bajo el agua. Soy la amante nocturna, la de noctámbulos besos, ( mis ojos, túneles profundos donde se pierde la soledad). Soy la de siempre, la eterna, la que te arranca el hastío de cada costado, la que se tiende plácidamente, la que se para, la que te sorprende, la que se quita las vestiduras y se lava en tu río claro. Soy la que te crucifica con mis ojos, con mi lengua, la que se pierde en tu mirada lela, la que infatigable recorre tu cuerpo, la que vibra con devoción en tu silencioso mundo. Soy ella, la eterna, la antigua, la nueva, la de siempre la que se cierra la que se abre la de ambivalentes tardes. Soy la que renace, la que se abre la que se cierra. EL MAR (Carilda Oliver, Cuba) Como en un lecho me tendí en el mar. Hechizada por musgos y por linos tuve acoso de brazos peregrinos que me echaban las ondas al pasar. Contra mi carne se batió el azar. El agua -furia, vértigos y vinosse entretenía con los bordes finos de mis caderas, blancas de esperar. Entonces: grave, pálido, insereno, llegaste como llega siempre el mar y tu mirada me rompió este seno. Ni Dios mismo nos pudo separar: cuando una ola te volvía ajeno entrabas en mis piernas con el mar. AQUÍ EN MI CUERPO (Renata Durán, Colombia 1950) Aquí en mi cuerpo acabó de pasar el mediodía y por mi piel respira un agua atardecida. Los labios están secos, guardo en la lengua los aromas. Si acaso pusieras tu mano entre mis muslos sabrías que estás vivo. Saborearías mi sal. Haríamos un pozo en el tiempo, y dejaríamos que el sol nos madurara. HALLAZGO (Carmen Conde, España) Desnuda y adherida a tu desnudez. Mis pechos como hielos recién cortados, en el agua plana de tu pecho. Mis hombros abiertos bajo tus hombros. Y tú, flotante en mi desnudez. Alzaré los brazos y sostendré tu aire. Podrás desceñir mi sueño porque el cielo descansará en mi frente. Afluentes de tus ríos serán mis ríos. Navegaremos juntos, tú serás mi vela y yo te llevaré por mares escondidos. ¡Qué suprema efusión de geografías! Tus manos sobre mis manos. Tus ojos, aves de mi árbol, en la yerba de mi cabeza PASIÓN (Susana March) ¡Este oleaje denso de la sangre, marca oscura y terrible! No amor. Ansia de besar la tierra, los árboles, el aire. Acaríciame... Soy una música callada, misteriosa y bellísima, ¡Acaríciame! El mundo se llenará de sonidos vibrantes de un hondo rumor de caracolas ¡Ah, esta sed! No quiero más que morirme, dejar mi cuerpo atrás, destruido, harapiento, ¡No quiero más que morirme! ¿Qué es una mujer desnuda? Una ola, un bloque de mármol, un puñado de tierra, un cráter para mirar al infierno NOCHE DE AMOR EN TRES CANTOS (OCASO) (Julia de Burgos (Puerto Rico 1914 – 1953) ¡Cómo sueña mi alma la idea de una noche completa en tus brazos diluyéndome toda en caricias mientras tú te me das extasiado! ¡Qué infinito el temblor de miradas que vendrá en la emoción del abrazo, y qué tierno el coloquio de besos que tendré estremecida en tus labios! ¡Cómo sueño las horas azules que me esperan tendida a tu lado, sin más luz que la luz de tus ojos, sin más lecho que aquél de tu abrazo! ¡Cómo siento mi amor floreciendo en la mística voz de tu canto: notas tristes y alegres y hondas que unirán tu emoción a tu rapto! ¡Oh la noche regada de estrellas que enviará desde todos sus astros la más pura armonía de reflejos como ofrenda nupcial a mi tálamo! INTIMIDAD (Orietta Lozano) La noche vuelve secreta a tantear mi cuerpo, me penetra lenta y suave me abro como una flor nocturna. EL ME AMA (Susana Cerda) El me ama. Me ama tanto que yo huelo la muerte en sus caricias, en su mirada veo el crimen, en cada gesto suyo: la absorción, el tironeo. En el Espectáculo de Suamor la tierra gira a una velocidad que deforma mi cuerpo... Succionada por su sed, yo: una gota de carne horizontal, que él se dispone a chupar, sin pudor alguno. Espera con espasmos, con ira, con sollozos, el momento justo, enfocado, fatal, de abalanzarse sobre eso y penetrarlo. Enarbolar ese coágulo de vida, levantarlo como una ofrenda a su espejo. Haga lo que haga, él ha decidido amarme, izarme en su soledad como una bandera santa, sangrienta. Ya me ha condecorado, condenado con su amor. Cómo buscar en su cuerpo, si cada roce sería una profecía; sus extremidades como tentáculos traspasarían mis fronteras. Caer en sus brazos: desbarrancarse por su avidez. Más que tomarme, atravesarme, hincarme en lo puntiagudo de su historia, clavarme en su cruz particular, hacerme la virgen madre de su santuario musculoso. Devorar algo en mí que todayó le represento, o sea, tenerme, hacerme suya, hacerme de él. El, ser eso que soy. AMANTES (Alejandra Pizarnik) una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío DEFINICIONES (Gioconda Belli, Nicaragua) DESNUDA (Roque Dalton) Podríamos tener una discusión sobre el amor. Yo te diría que amo la curiosa manera en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen, exploradores que renuevan el más antiguo acto del conocimiento. Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. Diría que amo tu piel y que mi piel que te ama, Que amo la escondida torre que de repente se alza desafiante y tiembla dentro de mí buscando la mujer que anida en lo más profundo de mi interior de hembra. Diría también que amo tus ojos que son limpios y que también me penetran con vaho de ternura o de preguntas. Diría que amo tu voz sobre todo cuando decís poemas, pero también cuando sonás serio, tan preocupado por entender este mundo tan ancho y tan ajeno. Diría que amo encontrarte y sentir dentro de mí una mariposa presa aleteándome ne el estómago y muchas ganas de reírme de la pura alegría de que existía y estás, de saber que te gustan las nubes y el aire frío de los bosques de Matagalpa. Podríamos discutir si es serio esto que te digo. Si es una quemadura leve, de segundo, tercer o primer grado. Si hay o no que ponerle nombre a las cosas. Yo sólo una simple frase afirmo Te amo Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como un niño perdido que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas. Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que me nutre; la aromática lámpara que alzo estando ciego cuando junto a las sombras los deseos me ladran. Cuando te me desnudas con los ojos cerrados cabes en una copa vecina de mi lengua, cabes entre mis manos como el pan necesario, cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra. El día en que te mueras te enterraré desnuda para que limpio sea tu reparto en la tierra, para poder besarte la piel en los caminos, trenzarte en cada río los cabellos dispersos. El día en que te mueras te enterraré desnuda, como cuando naciste de nuevo entre mis piernas. PEQUEÑAS LECCIONES DE EROTISMO (Gioconda Belli, Nicaragua) I Recorrer un cuerpo en su extensión de vela Es dar la vuelta al mundo Atravesar sin brújula la rosa de los vientos Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas No es tarea fácil - si placentera No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas II El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado Encuentras un astro y quizá deberás empezar Corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido profundo Te pongan estremecimientos Cuenco de la mano que no sospechaste III Repasa muchas veces una extensión Encuentra el lago de los nenúfares Acaricia con tu ancla el centro del lirio Sumérgete ahógate distiéndete No te niegues el olor la sal el azúcar Los vientos profundos cúmulos nimbus de los pulmones Niebla en el cerebro Temblor de las piernas Maremoto adormecido de los besos IV Instálate en el humus sin miedo al desgaste sin prisa No quieras alcanzar la cima Retrasa la puerta del paraíso Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa cabellera con la Espada de fuego usurpada Muerde la manzana V Huele Duele Intercambia miradas saliva imprégnate Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre Pie hallazgo al final de la pierna Persíguelo busca secreto del paso forma del talón Arco del andar bahías formando arqueado caminar Gústalos VI Escucha caracola del oído Como gime la humedad Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración Poros que se alzan formando diminutas montañas Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto Suave puente nuca desciende al mar pecho Marea del corazón susúrrale Encuentra la gruta del agua VII Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza navega loco en la juntura de los océanos Cruza las algas ármate de corales ulula gime Emerge con la rama de olivo llora socavando ternuras ocultas Desnuda miradas de asombro Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña Arquea las cejas abre ventanas de la nariz VIII Aspira suspira Muérete un poco Dulce lentamente muérete Agoniza contra la pupila extiende el goce Dobla el mástil hincha las velas Navega dobla hacia Venus estrella de la mañana - el mar como un vasto cristal azogado duérmete náufrago. PROPÓSITO (Dina Posada) Cuando la tarde me entregue la noche hincaré mi deseo en la fibra que te hace temblar Mi quemante obsesión se escurrirá en el caracol de tu oreja Seré la esencia de tus impulsos la espuela la gota que sofoca la bocanada de ebrias ideas el deterioro de tu mesura Derritiendo la sombra en rosario de besos discutidos contigo inventaré trucos para enlazar sudor saliva sustancia En el amplio muelle de mis piernas anclará tu barco sus inquietudes más escondidas y ahí pernoctará esperando cobijo y calor y otra vez CIBELES ANTE LA OFRENDA ANUAL DE TULIPANES (Ana Rossetti) Desprendida su funda, el capullo, tulipán sonrosado, apretado turbante, enfureció mi sangre con brusca primavera. Inoculado el sensual delirio, lubrica mi saliva tu pedúnculo; el tersísimo tallo que mi mano entroniza. Alta flor tuya erguida en los oscuros parques; oh, lacérame tú, vulnerada derríbame con la boca repleta de tu húmeda seda. Como anillo se cierran en tu redor mis pechos, los junto, te me incrustas, mis labios se entreabren y una gota aparece en tu cúspide malva. USTED SE ME ESCAPA (Almudena Guzmán) Usted se me escapa en los pasillos como un discóbolo impregnado de aceite. Pero todo lo que habla es una mano enguantada por mis medias. (Desnuda, froto su voz contra las caderas de la sábana para no dormirme tan triste). ME LEVANTO DEL AGUA DE LA NOCHE... (Renata Durán) Me levanto del agua de la noche deseosa de ti. Despedazada. TE ESPERARÉ (Ernestina de Champourcin) DELICTIA CARNIS (Flor Alba Uribe) Te esperaré apoyada en la curva del cielo y todas las estrellas abrirán para verte sus ojos conmovidos. Voy por tu cuerpo con la avidez gozosa de un lobo que demarca su nuevo territorio, preciso tu latido, tu miel, tu levadura, el tacto que me brinda paraísos contrarios. -Tu piel, con su fragancia de tierra lloviznada, transpira como un niño que juega entre la niebla-. Con manos como olas, con labios como insectos, con el abrasado viento de mínimas palabras me aferro a tus costados, deambulo por tu cuerpo, convoco en tus fronteras el solapado fuego. Y, así,v de toque a beso, de humedad a silencio te creces en ternura, te viertes en codicia, aprendo de tus manos mi resplandor más hondo, y bebo en tu saliva mis sales y mi aroma. Te esperaré desnuda. Seis túnicas de luz resbalando ante ti deshojarán el ámbar moreno de mis hombros. Nadie podrá mirarme sin que azote sus párpados un látigo de niebla. Sólo tú lograrás ceñir en tus pupilas mi sien alucinada y mis manos que ofrecen su cáliz entreabierto a todo lo inasible. Te esperaré encendida. Mi antorcha despejando la noche de tus labios libertará por fin tu esencia creadora. ¡Ven a fundirte en mí! El agua de mis besos, ungiéndote, dirá tu verdadero nombre. RECORRIÉNDOTE (Gioconda Belli.) Quiero morder tu carne, salada y fuerte, empezar por tus brazos hermosos como ramas de ceibo, seguir por ese pecho con el que sueñan mis sueños ese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza hurgando la ternura, ese pecho que suena a tambores y vida continuada. Quedarme allí un rato largo enredando mis manos en ese bosquecito de arbustos que te crece suave y negro bajo mi piel desnuda seguir después hacia tu ombligo hacia ese centro donde te empieza el cosquilleo, irte besando, mordiendo, hasta llegar allí a ese lugarcito -apretado y secretoque se alegra ante mi presencia que se adelanta a recibirme y viene a mí en toda su dureza de macho enardecido. Bajar luego a tus piernas firmes como tus convicciones guerrilleras, esas piernas donde tu estatura se asienta con las que vienes a mí con las que me sostienes, las que enredas en la noche entre las mías blandas y femeninas. Besar tus pies, amor, que tanto tienen aun que recorrer sin mí y volver a escalarte hasta apretar tu boca con la mía, hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento hasta que entres en mí con la fuerza de la marea y me invadas con tu ir y venir de mar furioso y quedemos los dos tendidos y sudados en la arena de las sábanas. CAMPO DE BATALLA (Rafael Alberti) Nace en las ingles un calor callado, como un rumor de espuma silencioso. Su dura mimbre el tulipán precioso dobla sin agua, vivo y agotado. Crece en la sangre un desasosegado, urgente pensamiento belicoso. La exhausta flor perdida en su reposo rompe su sueño en la raíz mojado. Salta la tierra y de su entraña pierde savia, veneno y alameda verde. Palpita, cruje, azota, empuja, estalla. La vida hiende vida en plena vida. Y aunque la muerte gane la partida, todo es un campo alegre de batalla. EDEN DE LOS EDENES (Miguel Rash-Isla) En la grata penumbra de la alcoba todo, indecisamente sumergido y ella, desmelenada en el mullido y perfumado lecho de caoba; tembló mi carne enfebrecida y loba, y arrobeme a su cuerpo repulido como un jazminero florecido una alimaña pérfida se arroba; besé con beso deleitoso y sabio su palpitante desnudez de luna y en insaciada exploración, mi labio bajó al umbroso edén de los edenes mientras sus piernas me formaban una corona de impudor sobre las sienes... De: Cuestión de Piel (Hernán Darío Blair T.) PIEDRA DE HORNO (Nicolás Guillén) POEMA 22 Esto que te advierto mujer es serio así no puedas escuchar mi tono amenazante: no vuelvas a ocupar mi cuarto porque no respondo por mis actos. De seguro te tomo entre mis brazos te levanto te cargo te meto en mi cama y te desvisto me acuesto a tu lado y te descubro te recorro te palpo te conozco aprendo de memoria las formas de tu cuerpo y te beso de los pies a la cabeza. La tarde abandonada gime deshecha en lluvia. Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana. Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas. Lentamente va viniendo tu cuerpo. Llegan tus manos en su órbita de aguardiente de caña; tus pies de lento azúcar quemados por la danza, y tus muslos, tenazas del espasmo, y tu boca, sustancia comestible y tu cintura de abierto caramelo. Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios; de pronto entran tus ojos traicionados; tu piel tendida, preparada para la siesta: tu olor a selva repentina; tu garganta gritando –no sé, me lo imagino-, gimiendo -no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo; tu garganta profunda retorciendo palabras prohibidas. Un río de promesas desciende de tu pelo, se demora en tus senos, cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre, viola tu carne firme de nocturno secreto. Carbón ardiente y piedra de horno en esta tarde fría de lluvia y de silencio. (Posiblemente yo me gaste la noche de este modo). Sin duda alguna te leo mis versos y te canto los cantos escritos en tu nombre. Luego suprimo mis palabras y simplemente te amo te acaricio te penetro espero a que te duermas y te siento cerca. (Posiblemente más tarde yo también me duerma). Cuando amanezca te susurro un hola y te ofrezco la promesa de no hacerte -nunca másesta advertencia. EL CUERPO ES RESBALADIZO AMOR MÍO (Ilhan Berk) El cuerpo es resbaladizo amor mío es como hierbas alargadas, alocadas. De noche toqué tu carne desnuda mi lengua deambulé por todas tus partes. De este modo iba y venía por el nudo de tu boca me incliné después en la hondura de tu vello tu voz de alcohol, tu boca enorme, tus pestañas en la noche cayeron sin cesar en mis papeles. EL TEMBLOR (José Angel Valente) La lluvia como una lengua de prensiles musgos parece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar, lamer el eje vertical, contar el número de vértebras que me separan de tu cuerpo ausente. Busco ahora despacio con mi lengua la demorada huella de tu lengua hundida en mis salivas. Bebo, te bebo en las mansiones líquidas del paladar y en la humedad radiante de tus ingles, mientras tu propia lengua me recorre y baja, retráctil y prensil, como la lengua oscura de la lluvia. La raíz del temblor llena tu boca, tiembla, se vierte en ti y canta germinal en tu garganta. EN UNA DE ESAS TARDES (Carlos Pellicer) En una de esas tardes sin más pintura que la de mis ojos, te desnudé y el viaje de mis manos y mis labios llenó todo tu cuerpo de rocío. Aquel mundo amanecido por la tarde, con tantos episodios sin historias, fue silenciosamente abanderado y seguido por pueblos de ansiedades. Entre tu ombligo y sus alrededores sonreían los ojos de mis labios y tu cadera, esfera en dos mitades, alegró los momentos de agonía en que mi vida huyó para tu vida. Estamos tan presentes, que el pasado no cuenta sin ser visto. No somos lo escondido; en el torrente de la vida estamos. Tu cuerpo es lo desnudo que hay en mí toda el agua que va rumbo a tus cántaros. Tu nombre, tu alegría… Nadie lo sabe; ni tú misma a solas. MIRAR ES AMOR (Ilhan Berk) MUDANZAS DEL AMANTE I (Adonis) Quédate así amor mío, quédate así y sólo mírame. Mirar es amor. "Entonces me desnudé para abrirte el camino." Así totalmente desnudo así carne con carne deja que deambule mi aliento sobre ti. Es transparente el amor, aquel diablo ingenuo tus ojos, tus pechos desnudos, tus labios así, ya está, ven, entra en mi cama. Y bésame después sin cesar otra vez otra vez bésame un viaje así de largo requiere el amor. Y estréchame después, estréchame más estréchame que sepa que eres mía. Así, ya está, ingle con ingle. Creces por todas partes, hacia las entrañas creces. Te abres a mí como una fuente, como árbol te entregas. Mientras colgado de las torres del sueño yo dibujaba en torno a ellas mis formas, descubría misterios para llenar los huecos de los días. Grabé en tus miembros la brasa de los míos, te escribí en mis labios y en mis dedos, te labré en mi frente, alteré las letras y el alfabeto, multipliqué los modos de lectura. MISTERIO GOZOSO (Óscar Hahn) Pongo la punta de mi lengua golosa en el centro mismo del misterio gozoso que ocultas entre tus piernas tostadas por un sol calientísimo el muy cabrón ayúdame a ser mejor amor mío limpia mis lacras libérame de todas mis culpas y arrásame de nuevo con puros pecados originales, ya? EL SUEÑO Y EL DESEO (Cesar Fernández Moreno) el sueño y el deseo desarrollan en mí una y otra secuencia de su combate inmortal son jefes absolutos en una lucha sin matices cada vez definida en un tajo ya me tiene el deseo desprovisto de ser puro movimiento iniciándose entonces en algún lugar del tiempo un contingente de sueño me abate ya el sueño me deshace me reemplaza por noche pero el deseo irrumpe en cualquier instante de mi alma pero tu sexo empieza en cualquier punto de tu cuerpo LA ESTACIÓN PERENNE (Eduardo Cote Lamus) ENCUENTROS (Darío Jaramillo Agudelo) Tu cuerpo desnudo brilla bajo los relámpagos como antes bajo mis manos. Todas las estaciones están en tu cuerpo. La primavera comienza su esplendor en tu abrazo y concluye en tu boca estreabierta, exultante. Todos los ríos del mundo están en tu cuerpo, confluyen en ti en el momento en que el animal más bello del bosque -el ciervo, por ejemplobebe de ti y se contempla. Tu piel es de límite del fuego donde se refugia el ardor del verano. Rojas llamas te inundan. Se mezclan los elementos y tu cuerpo se curva, hay más aire en tu boca y mi cuerpo sediento busca en ti salida, la libertad, los deseos. Se anudan en ti los olivos del mundo y ardes como una lámpara. Somos un cuerpo sólo luchando contra la muerte. El otoño se riega en tu cuerpo como vino rojo en la mesa. Tus muslos descansan en el borde del mundo. Vuela una paloma de tu pecho a mis manos. Después miramos los dos, de alegría cansados, como a chimenea en invierno, el fuego pasado y tu piel que brilla bajo los relámpagos. Arrodillado te degusto te lamo y lamo olfateo cada parte de ti te aprendo con labios y nariz te estremezco y ensalzo subo y bajo lengua de pezón a pubis lengua de boca a oreja interminable. CERCA Y LEJOS (Gabriel Celaya) Más allá del pecado, indecible, te adoro, y al buscar mis palabras sólo encuentro unos besos. MADRUGADA (Eduardo Carranza) Me despierto de súbito. Mi sangre se despierta y pregunta por ti, por la fiebre que ondula en tus cabellos ebrios, en tu piel. Se desborda el espejo y hecho río corre a buscar tu imagen. En el pecho, en la nuca, te quiero. En el cáliz secreto, te quiero. donde tu vientre es combo, fugitiva tu espalda, oloroso tu cuerpo, te quiero. ENCUENTROS (Darío Jaramillo Agudelo) Apuro esta euforia como un vino escaso la apuro hasta sus más íntimos delirios. Perfume preciso que aletea en la alcoba, aroma de la expulsión de los demonios, viento fresco el cuerpo del amor. Ajeno a toda zozobra me convierto en brizna de la nada entre el amor, oh alegría, azúcar de mi noche. A esta hora tus brazos serán dos ramas de amoroso sueño de donde brotan flores y hojas dormitan. En el tejado arrullan las palomas. Te persiguen mis cinco lebreles corporales. BESOS (Tomás Segovia) Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas que revientan como claveles de sombra luego de pronto todos juntos hundiéndose en tu gruta marina chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo perdiéndose como un chorro en el mar en tu boca oceánica de oleaje caliente besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo deslumbrantes como el estallido de la fe sentidos como algo que te arrancan comunicantes como los vasos comunicantes besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron besaré tus mejillas tus pómulos de estatua de arcilla adánica tu piel que cede bajo mis dedos para que yo modele un rostro de carne compacta idéntico al tuyo besaré tus ojos más grandes que tú toda y que tú y yo juntos y la vida y la muerte el color de la tersura de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con uno mismo como encontrarse delante de un abismo que nos obliga a decir quiénes somos tus ojos en cuyo fondo vives tú como en el fondo del bosque más claro del mundo tus ojos llenos de aire de las montañas y que despiden un resplandor al mismo tiempo áspero y dulce tus ojos que tú no conoces que miran con un gran golpe aturdidor y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio como si viera de pronto en una sola imagen toda la trágica indescifrable historia de la especie tus ojos de esfinge virginal de silencio que resplandece como el hielo tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil tu garganta donde puede morderse la amargura tu garganta donde la vida se anuda como un fruto que se puede morder y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas como un coñac ingrávido y cargado de electricidad besaré tus hombros construídos y frágiles como la ciudad de Florencia y tus brazos firmes como un río caudal frescos como la maternidad lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas lleno de irresistible vértigo delicioso como una caída en un ascensor desbocado interminable como el vicio y como él insensible tu vientre incalculablemente hermoso valle en medio de ti en medio del universo en medio de mi pensamiento en medio de mi beso auroral tu vientre de plaza de toros partido de luz y sombra y donde la muerte trepida suave al tacto como la espalda negra del toro de la muerte tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida fuerte y clara besaré tus muslos de catedral de pinos paternales practicables como los postigos que se abren sobre lo desconocido tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo tensos como un arco que nunca se disparará tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos besaré tus ingles regadas como los huertos mozárabes traslucidas y blancas como la vía láctea besaré tu sexo terrible oscuro como un signo cuyo nombre no puede decirse sin tartamudear como una cruz que marca el centro de los centros tu sexo de sal negra de flor nacida antes que el tiempo delicado y perverso como el interior de las caracolas más profundo que el color rojo tu sexo de dulce infierno vegetal emocionante como perder el sentido abierto como la semilla del mundo tu sexo de perdón para el culpable sollozante de disolución de la amargura y de mar hospitalario y de luz enterrada y de conocimiento de amor de lucha de muerte de girar de los astros de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños de magia negra de anonadamiento de miel embrujada de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas de crisol para fundir la vida y la muerte de galaxia en expansión tu sexo triángulo sagrado besaré besaré besaré hasta hacer que toda tú te enciendas como un farol de papel que flota locamente en la noche. EL FORNICIO... (Gonzalo Rojas, Chile) Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besaré, mi vergonzosa, en esos muslos de individua blanca, tocara esos pies para otro vuelo más aire que ese aire felino de tu fragancia, te dijera española mía, francesa mía, inglesa, ragazza, nórdica boreal, espuma de la diáspora del Génesis ¿Qué más te dijera por dentro? ¿Griega, mi egipcia, romana por el mármol? ¿Fenicia, cartaginesa, o loca, Locamente andaluza en el arco de morir con todos los pétalos abiertos, tensa la cítara de Dios, en la danza del fornicio? Te oyera aullar, te fuera mordiendo hasta las últimas amapolas, mi posesa, te todavía enloqueciera allí, en el frescor ciego, te nadara en la inmensidad insaciable de la lascivia, riera frenético el frenesí con tus dientes, me arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo de otra pureza, oyera cantar las esferas estallantes como pitágoras, te lamiera, te olfateara como el león a su leona, para el sol, fálicamente mía, ¡te amara!. RASTRO (Juan Gustavo Cobo Borda) Tu olor -el incontrovertible y brutal olor del amorpermanece intacto mientras los besos se volatilizan en su propio júbilo y la humedad se hace una con la piel. Tu olor, en cambio, impregna hasta la médula. Hasta ese lugar recóndito donde el deseo anida y obliga a dejar intactos los platos del almuerzo y a danzar de nuevo hacia la cama, muertos de hambre de amor. DÉJAME SUELTAS LAS MANOS... (Pablo Neruda) Déjame sueltas las manos y el corazón, déjame libre! Deja que mis dedos corran por los caminos de tu cuerpo. La pasión -sangre, fuego, besosme incendia a llamaradas trémulas. Ay, tu no sabes lo que es esto! Es la tempestad de mis sentidos doblegando la selva sensible de mis nervios. Es la carne que grita con sus ardientes lenguas! Es el incendio! Y está aquí, mujer, como un madero intacto ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros! Déjame libres las manos y el corazón, déjame libre! Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo! No es amor, es deseo que se agosta y se extingue, es precipitación de furias,acercamiento delo imposible, pero estás tú, estás para dármelo todo, y a darme lo que tienes a la tierra vinistecomo yo para contenerte, y desearte, y recibirte! UN BESO FRANCISCO ALVAREZ Un beso de rodillas atrevidas, de labios húmedos, voluptuosos, mano impúdica, dedos temblorosos, figuras lentamente desvestidas. Beso requeridor de varias vidas para agotar sus fondos amorosos, desdeñador de afectos nebulosos más huérfanos de espuelas que de bridas. Beso que he fabricado en muchos años en modos, longitudes y tamaños que nadie fue capaz de merecer. Traigo este beso para ti, absorbente, encrespado, expansivo, irreverente, porque sé que le vas a responder. CUERPO A LA VISTA (Octavio Paz) Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo: tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar, tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas, tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada, sitios en donde el tiempo no transcurre, valles que sólo mis labios conocen, desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos, cascada petrificada de la nuca, alta meseta de tu vientre, plata sin fin de tu costado. tus ojos son los ojos fijos del tigre y un minuto después son los ojos húmedos del perro. Siempre hay abejas en tu pelo. Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos como la espalda del río a la luz del incendio. CANTOS A LA DESNUDEZ (De HERNÁN DARIO BLAIR T.) PRIMER CANTO A LA DESNUDEZ La desnudez es bella en el recogimiento en la posesión de sí. El ejercicio es quitarse una prenda y una atadura. Terminar desnudo libre, volátil, sin posesiones. Concluir en la inconmensurable presencia de sí mismo en sí mismo a todo lo largo ancho y profundo de sí mismo. Una vez desnudo vocalizar el lenguaje de la piel traducir lo que dice una célula a la otra caminar y percibir el movimiento de los dedos, verificar la exactitud del mecanismo de la vida, saborear la perfección del cuerpo “hacerle verso al universo”. El ejercicio es éste: desnudarse y ser. Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna, el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises la noche de los cuerpos, como la sombra del águila la soledad del páramo. Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano. Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida, bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma, cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro, boca del horno donde se hacen las hostias, sonrientes labios entreabiertos y atroces, nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible (allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable) Patria de sangre, única tierra que conozco y me conoce, única patria en la que creo, única puerta al infinito. SEGUNDO CANTO A LA DESNUDEZ La desnudez es más bella aún en la presencia de quien la admira y la perfecciona. Quien con su mirada no la enturbia ni la destruye con su violencia. El ejercicio es desnudarse frente al otro y desatar todos los lazos de apariencia comunicarse sin palabras -introducciones ni epílogosenvolverse en un lenguaje de signos abrirse a lo íntimo acercarse a lo sagrado encontrar la verdad de la presencia sin máscaras ofrendar carne y alma palpitantes. El ejercicio es éste: desnudarse frente a otro y ser en la presencia del otro ser con el otro. TERCER CANTO A LA DESNUDEZ La desnudez es todavía más bella en la presencia del amado cuando en el acto sublime del amor se humedecen -simultáneamentelos sexos y los ojos. EL ABRAZO (José Lezama Lima) Los dos cuerpos avanzan, después de romper el espejo intermedio, cada cuerpo reproduce el que está enfrente, comenzando a sudar como los espejos. Saben que hay un momento en que los pellizcará una sombra algo como el rocío, indetenible como el humo. La respiración desconocida de lo otro, del cielo que se inclina y parpadea, se rompe muy despacio esa cáscara de huevo. La mano puesta en el hombro de la mujer. Nace en ellos otro temblor, el invisible, el intocable, el que está ahí, grande como la casa, que es otro cuerpo que contiene y luego se precipita en un río invisible, intocable. Las piernas tiemblan, afanosas de llegar a la tierra descifrada, están ahora en el cuerpo sellado. Comienza apoyándose enteramente, un cuerpo oscuro que penetra en la otra luz que se va volviendo oscura y que es ella ahora la que comienza a penetrar. Lo oscuro húmedo que desciende en nuestro cuerpo. Tiemblan como la llama rodeada de un oscilante cuerpo oscuro. La penetración en lo oscuro, pero el punto de apoyo es ligeramente incandescente, después luminoso como los ojos acabados de nacer, cuando comienzan su victoriosa aprobación. La mano no está ya en el otro hombro. Se establece otro puente que respaldan los cuerpos penetrantes. Ya los dos cuerpos desaparecen, es la gran nebulosa oscura que apuntala su aspa de molino. Los dos cuerpos giran en la rueda de volantes chispas. Como después de una lenta y larga nadada, reaparecen los cabellos llenos de tritones. Miramos hacia atrás separando el oleaje Y aparece el desierto con alfombras y dátiles. Los dos cuerpos desparecen en un punto que abre su boca. Lo húmedo , lo blando, la esponja infinitamente extensiva, responden en la puerta, abrillantada con ungüentos de potros matinales y luces de faisanes con los ojos apenas recordados. El dolmen que regala los dones en la puerta aceitada, suena silenciosamente su madera vieja. Los dos cuerpos desaparecen y se unen en el borde de una nube. La manta, la lechuza marina, seca el sudor estrellado que los cuerpos exhalan en la crucifixión. El árbol y el falo no conocen la resurrección, nacen y decrecen con la media luna y el incendio del azufre solar. Los dos cuerpos ceñidos, el rabo del canguro y la serpiente marina, se enredan y crujen en el casquete boreal. XLVIII (Pablo Neruda, de Cien Sonetos de Amor) Dos amantes dichosos hacen un solo pan, una sola gota de luna en la hierba, dejan andando dos sombras que se reúnen, dejan un solo sol vacío en una cama. De todas las verdades escogieron el día: no se ataron con hilos sino con un aroma, y no despedazaron la paz ni las palabras. La dicha es una torre transparente. El aire, el vino van con los dos amantes, la noche les regala sus pétalos dichosos, tienen derecho a todos los claveles. Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte, nacen y mueren muchas veces mientras viven, tienen la eternidad de la naturaleza. UNIÓN LIBRE (André Breton) Mi mujer con cabellera de llamaradas de leño con pensamientos de centellas de calor con talle de reloj de arena mi mujer con talle de nutria entre los dientes de un tigre mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última magnitud con dientes de huella de ratón blanco sobre la tierra blanca con lengua de ámbar y vidrio frotados mi mujer con lengua de hostia apuñalada con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos con lengua de piedra increíble mi mujer con pestañas de palotes escritos por un niño con cejas de borde de nido de golondrina mi mujer con sienes de pizarra de techo de invernadero y de cristales empañados mi mujer con hombros de champaña y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo mi mujer con muñecas de cerillas mi mujer con dedos de azar y as de corazón con dedos de heno segado mi mujer con axilas de marta y de bellotas de noche de San Juan de ligustro y de nido de escalarias con brazos de espuma de mar y de esclusa y de combinación de trigo y molino mi mujer con piernas de cohete con movimientos de relojería y desesperación mi mujer con pantorrillas de médula de saúco mi mujer con pies de iniciales con pies de manojos de llaves con pies de pájaros en el momento de beber mi mujer con cuello de cebada sin pulir mi mujer con garganta de Valle de Oro de cita en el lecho mismo del torrente con senos nocturnos mi mujer con senos de montículo marino mi mujer con senos de crisol de rubíes con senos de espectro de la rosa bajo el rocío mi mujer con vientre de apertura de abanico de los días con vientre de garra gigante mi mujer con espalda de pájaro que huye en vuelo vertical con espalda de azogue con espalda de luz con nuca de canto rodado y de tiza mojada y de caída de un vaso en el que acaban de beber mi mujer con caderas de barquilla con caderas de lustro y de plumas de flecha y de canutos de pluma de pavo real blanco de balanza insensible mi mujer con nalgas de greda y de amianto mi mujer con nalgas de lomo de cisne mi mujer con nalgas de primavera con sexo de gladiolo mi mujer con sexo de yacimiento aurífero y de ornitorrinco mi mujer con sexo de alga y de viejos bombones mi mujer con sexo de espejo mi mujer con ojos llenos de lágrimas con ojos de panoplia violeta y de aguja imantada mi mujer con ojos de pradera mi mujer con ojos de agua para beber en prisión mi mujer con ojos de bosque eternamente bajo el hacha con ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego *** (Oliverio Girondo) Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan, se codician, se palpan, se fascinan, se mastican, se gustan, se babean, se confunden, se acoplan, se disgregan, se aletargan, fallecen, se reintegran, se distienden, se enarcan, se menean, se retuercen, se estiran, se caldean, se estrangulan, se aprietan se estremecen, se tantean, se juntan, desfallecen, se repelen, se enervan, se apetecen, se acometen, se enlazan, se entrechocan, se agazapan, se apresan, se dislocan, se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehuyen, se evaden, y se entregan. ERÓTICA Y ESTRATEGIA (Juan Daniel Perrotta) HACER EL AMOR (flower power) (Juan Daniel Perrotta) Balbuceas algo sobre nuestra amistad y retrocedes como delimitando una zona de seguridad ante la inevitable guerra Yo pongo mi índice sobre tus labios después de claramente acercarme a tus fronteras Digo que bien sabes el afecto que te tengo Artero debilito tus posiciones artilladas dejando caer besos explosivos haciendo que mis labios desciendan paracaidistas al sur al sur entre la fronda Y debe ser cierto que el sur es estratégico importante a juzgar por lo encarnizado de la batalla que ahora allí se libra mientras contraes contraes desesperada como queriendo expulsar la avanzada de mi ejército que golpea acompasadamente en tu territorio. Se prepara la batalla por bagdad los americanos sobrevuelan nueva york para prevenir el espanto Los gases químicos alertan a los soldados que los lanzan que se defienden Yo sigo siendo un hippie un hippie viejo que no perdió las mañas Creo en el poder del amor en hacer el amor Prefiero emprender una misión de reconocimiento sobre tu cuerpo sobrevolar tus pechos estudiando cada irregularidad en el terreno de tus pezones cada minúscula grieta Creo mejor arrojar besos explosivos sobre tu cuello mordisquearte las orejas Puedo lanzarme con alegría en picada sobre tu sexo abrir mi boca dejar que la bomba perforante busque el bunker en donde ocultas tus orgasmos incendiar todo el lugar en represalia Bastante has hurgado en mí haciendo estallar no sólo fuegos de artificio cuando avanzas de universo en universo en mi galaxia a grandes zancos titiritera de estrellas que altera el orden de los mundos El fundamentalismo amoroso justifica una campaña punitiva que estimo será larga para liberar tu tierra sembrarla en nombre de la paz y la libertad ELLA (Francisco Alvarez) Desnúdenme tus manos lentamente sobrenadando senos y caderas, y desliza tus dedos diligente entre botones, lazos, cremalleras. Mira mis ojos y ábreme la blusa, y descuelga los pechos prisioneros, que mi deseo nada te rehusa, y ellos son del deseo mensajeros. Se abren a tí como dos rosas tiernas, esperando la lengua en los pezones, y percibo temblores en mis piernas, y un aire abrasador en los pulmones. No hay en mi ofrecimiento ambigüedades, va a tí sin desvergüenza o timidez, y aunque con tinte de frivolidades, parece siempre la primera vez. Besa con humedad mi boca hambrienta, y haz que ambas lenguas jueguen en contacto, no ha de haber nada a lo que no consienta , mía es la voluntad, tuyo es el acto. En la espalda hay insólitos caminos que mi mano jamás ha transitado, y de tus dedos brotan remolinos erizando la piel de mi costado. En breve y delicada sacudida mis hombros de la blusa se desprenden; semidesnuda estoy, y enardecida, y alzo los brazos, que hacia tí se extienden. Detente brevemente en la cintura, rodéame en caricias circulares, y explora el resto de mi arquitectura, con paso franco a todos mis lugares. Cae la falda a los pies..., al fin desnuda... Qué libertad e independencia siento. No queda en mí vacilación ni duda, sólo serenidad..., y atrevimiento. Están mis ojos en tus ojos fijos, y tus manos me arropan insistentes; suaves contactos causan regocijos, lentas fricciones llegan más frecuentes. Aproxímate más, cúbreme entera, encadéname a tí, y abre mi rosa, dame un beso total, de tal manera que resulte en fusión voluptuosa. Quédate en pie y recibe el doble abrazo, y al rodear tu cuerpo con mis piernas, introduce tu furia de un zarpazo anegando mis cámaras internas. El ímpetu, el gemido y los sudores me dirán que soy tuya y eres mío; seremos mutuamente posesores, como el cauce y las aguas en el río. BONDAGE (Francisco Alvarez) Con jirones de nube adormecida e hilos de luna en luz de fría plata, teje sobre mis ojos densa venda y sumérgeme en sombra la mirada. No te puedo abrazar, fuérzame fiero, sin escuchar gemidos ni demandas, al galope, al galope, mi jinete, mi jinete de intrépida jornada. Quiero encerrarme al mundo, despertando mis sentidos a ti, sobre mi espalda, prisionera en muñecas y tobillos de los cuatro puntales de la cama; equis de piel vibrante, temblorosa, de mente libre y voluntad de esclava. Intimo surtidor inaplazable, tu estertor inequívoco presagia blanca erupción. ¿Vendrá en mi subterráneo, irrigará mi superficie pálida, o inyectará su extracto intermitente en la concavidad de la garganta? Mi oscuridad amplía los sonidos, viéndote mis oídos cuando avanzas, y al detenerte, se me vuelven ciegos, y tu inmovilidad me despedaza. Este aire fresco eriza mis pezones, y en ansiedad irreprimible aguardan; parecen percibir tu cercanía, mas no el tacto febril. ¿Qué te retarda? Oh el estremecimiento de los muslos cuando tu mano en ellos se adelanta, y yo sin responder a la caricia, mientras imperceptiblemente avanzas. El retozo gentil de tibios dedos que en los senos en círculo resbala, cede el paso al zarpazo de la fiera, de la entrañable fiera que avasalla. Si apresurado, detenerte quiero; si en lentitud, acelerar la marcha; si en gentileza, brusquedad exijo; si en arrebato, rogaré la calma. Ciérnase sobre mí provocadora el ave de rapiña que levanta su rígida cabeza amenazante, y penetre en el fondo de mi entraña. Oh, qué abandono en mí, qué insuficiencia; cuánta anticipación se me derrama, sin libertad de acción; quiero y no puedo, tensas las ligaduras que me amarran, tensa la piel, manos y pies crispados, y mi lascivia un tren a toda marcha. A bordo, compañero, amante, a bordo, ignorando estaciones y paradas, nocturna travesía al infinito, anégate y anúdate a mi alma. ESPEJO LESBICO (Francisco Alvarez) A DOS MANOS (Francisco Alvarez) Eres mi igual, mi cuerpo se refleja en la sinuosidad de tu figura; eres el eco de mi voz, la oscura gana carnal que a solas te festeja. Tan inmensa tu piel, y accidentada, y dos manos tan sólo para ella: para la Vía Láctea, una estrella, para el mar, una lágrima salada. Sombra que en la penumbra no me deja ceñir el círculo de su cintura, sombra que, al perseguirla, se apresura, sorda al clamor de mi incesante queja. Qué insuficiente soy, qué limitada mi maniobra en ti; cómo atropella mi forma a mi energía, y corta y sella la actividad que nace arrebatada. Ante el espejo, utópica ventana a tu mundo en ausencia, qué cercana y qué lejos estás, amada mía. Sólo dos manos a escalar tus montes, en pérdida de cauces y horizontes, en descuido de grutas y mesetas. Cristal que nos acerca y nos separa que esconde la tibieza de tu cara, dejando el alma triste y la piel fría. Manos que a espacio y tiempo desafían. Si fueran diez tampoco lograrían permanecer en tu presencia quietas. ATADURA (Francisco Alvarez) ACOPLATE (Francisco Alvarez) La venda de los párpados descansa tenue sobre los ojos; la serena mirada es hacia dentro; la melena cuelga sobre los hombros, suelta y mansa. Llueven tus senos sobre mí oscilantes, resbalando en la cuenca de los muslos. El placer, de puntillas sobre el cuerpo, quema un sendero oculto. Hay un sueño de labios sobre el vientre, de labios vagabundos, frescos de sombra y humedad, como alas de rosas deshojadas al crepúsculo. Y remolcas cerezas ya maduras por invisibles surcos, sobre la piel del pecho, hasta el cuello desnudo, paréntesis de nardo en las mejillas, para la boca alternativo fruto. Se aglomeran en súbita cadencia latidos en tumulto, rojos de sangre en corazón inquieto, convulsivos en torno al sexo duro. Acóplate, mujer, en fluctuantes, recíprocos impulsos, que en tus entrañas he de atrincherarme, y a ti, en cautividad, me catapulto. Circunda una maroma su figura sobre los senos trémulos, desnudos; y los pezones rígidos, agudos, vivos arpones son en miniatura. Aire de abdicación, de acatamiento, de honda sensualidad su cuerpo engloba; y en su concentración nadie le roba la magia voluptuosa del momento. Un hombre de mirada firme y densa se perfila a su espalda, silencioso; y a la vez delicado y vigoroso con ambas manos la maroma tensa. Estremecida y muda, esta mujer parece el alma de un escalofrío, pero en el interior es todo un río volcado en cataratas de placer. TRIANGULO (Francisco Alvarez) LA CASADA INFIEL (Federico García) Exige el tacto rozadura y beso del sexo opuesto en exclusivo lazo; pero a veces reclama el contrapeso de una tercera parte en el abrazo. Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Oh, la belleza triangular del nexo que une al hombre, a la amante y a la extraña, a aquélla por amor, a ésta por sexo, en simultaneidad que a nadie engaña. Y el encanto sensual de cada dama, concediéndose mutua transferencia de voluptuosidad, sobre una cama que tres comparten sin interferencia. ¿Quién más experto en las furtivas artes de la satisfacción en el placer, que la mujer que ve sus propias partes al explorar la piel de otra mujer? ¿Y qué mejor educación o escuela para el hombre inexperto, (¿no son todos?), que observar cuanto en ellas se revela de exquisitez, fogosidad y modos? No serán dos, aunque pudieran serlo, activos, sin pudor, participantes; puede el tercero detenerse a verlo, o simplemente unirse tres amantes. En rotación continua, entretejidos, en directo, en anverso y en reverso, sin tabúes cohibiendo los sentidos, uniendo lo inocente a lo perverso. Yo acuñaré mis besos sobre besos que ella ha dejado en ti, con los sabores que ella misma dejó en mi boca impresos, mas sólo captarás tú mis temblores. Y tus besos caerán sobre la senda que ella misma imprimió al acariciarme; y llevarán su aroma, mas tu ofrenda será mejor, porque has sabido amarme. ¿Y los celos? ¿Podrás desenredarte de sus marañas? Al llegar la hora en que la unión más pura se comparte, ¿serás quien goza al contemplar, o llora? Te amo dulce, sensual, tierna, lasciva, y te amaré con huella de mujer; mas con la misma huella en mi piel viva, ¿me adorarás mañana como ayer? Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quite la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montando en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia de besos y arena, yo me la llevé del río. Con el aire se batían las espadas de los lirios. DE MUJER A MUJER (Francisco Alvarez) Tríptico I Soy la mujer que impúdica ha besado la zona de tu vientre, tus pezones, quien rueda un manantial de sensaciones que antes de ti no había imaginado. Eres el mar, soy el acantilado, reviente en mí tu furia de emociones irrumpiendo en mis húmedos rincones la dulce intensidad que he presagiado. Deja tu voz acariciar mi oído con ese lánguido, sensual tañido, de campana en crepúsculos herida. El último vestigio del recato borrado ya, dobla por mí a rebato, y escúchame gemir estremecida. II Sin estar junto a mí estabas conmigo, sombra de piel sobre mi piel desnuda; te vio la oscuridad, íntima y muda, de mis ojos cerrados al abrigo. ¿Mis manos o las tuyas? Te persigo a través de mi cuerpo; se me anuda tu tacto en la cintura, se hace aguda filigrana la lengua en el ombligo. Tripula mi bajel en estos mares, que aún no son, por abiertos, familiares, aunque conozca brújula y afán. Iza mis velas, colma mi bodega, navégame entre muslos, que ya llega rodando irracional el huracán. III La tempestad ha roto arrolladora en descarga de lluvias y crujidos; jadeante el deseo en los sentidos es pantera que lúbrica devora. La noche carnal muere, y en la aurora del sosiego se duermen los sonidos, y la mente retraza recorridos que habrá de repetir en otra hora. Vencidas las palabras, suavemente yacen sobre el teléfono. Se siente una entrañable paz a ambas orillas. Dos mujeres se amaron a distancia; y tal vez queda más en cada estancia que un ligero temblor en las rodillas. RÉZAME (Pablo Mora.) rézame embrújame céntrame tómame levántame madrúgame canélame entrebáilame tenme entiémpame entrepiérname envuélveme pubísame aprisióname elígeme tempráname encandílame claréame llévame llámame cállame diferénciame recórreme distíngueme enyémame enjuévame ábreme recíbeme átame desátame persígueme arrópame suspírame ladérame agítame nicotíname acósame dientéame resucítame circúlame madérame esperánzame acúname vientréame siénteme encímame enséñame ensiéname líbrame galópame azúlame hembréame hermáname mañáname enguérrame siénteme arrodíllame sujétame corcélame cabálgame revélame aquiétame afírmame enceguéceme marinéame rásgame arrincóname enzaguáname espíname acéchame hamácame amárrame amásame ensélvame enrédame abrílame lámeme alméame enciéndeme saetéame estoquéame insómniame enllúviame alégrame enborráscame ventáname enhójame deshójame enrámame ármame desálmame amórame achíname enchínchame enlúname endiósame resábiame aguitárrame astíllame ampárame enrúmbame embálame enrámame recórreme empálmame enmúgrame encuéntrame enlúchame encúbreme estréllame asómbrame desgárrame aléjame azuléjame azafráname luciernágame castáñame coróname corazóname espárceme arbólame puéblame algazárame avelláname alborózame conténtame camíname gózame estrújame ultrájame bullaranguéame desgárrame esperánzame golpéame lácerame quémame arómame guerréame fréname desenfréname acentúame extenúame persígname apresúrame jardinéame solápame endiósame endiáblame cascájame despiértame encántame hechízame solicítame necesítame neblíname échame deséchame entiérrame destiérrame desentiérrame