Impacto de los Impuestos sobre las decisiones de inversión

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ANALES | ASOCIACION ARGENTINA DE ECONOMIA POLITICA
XLVII Reunión Anual
Noviembre de 2012
ISSN 1852-0022
ISBN 978-987-28590-0-8
IMPACTO DE LOS IMPUESTOS SOBRE LAS
DECISIONES DE INVERSIÓN
Aliberti Carlos
Asociación Argentina de Economía Política
Presentación a la 47° Reunión Anual
Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”
Ciudad de Trelew, 14 al 16 de noviembre de 2012
Impacto de los Impuestos sobre las decisiones de inversión
Autor: Carlos Antonio Aliberti
Resumen:
En razón de que el impacto del sistema tributario se halla contenido en el precio de mercado
de los bienes, y de que los impuestos constituyen una transferencia de recursos entre los
sectores público y privado, el trabajo propone un criterio para deducir la componente fiscal
contenida en los precios, con el objeto de determinar los costos económicos de los
proyectos, en sus fases de inversión, operación y desmantelamiento.
Given that market prices absorbs the tax burden, and given that taxes merely denote a
transference between the public and private sectors, this paper proposes a criterion to
deduct the fiscal component of prices, as a way to determine the economic costs of a
project, along its investment, operation and dismantling stages.
Codificación JEL:
D6:
H2:
O2:
Economic Welfare
Taxation, Subsidies, and Revenue
Development Planning and Policy
1. Introducción
Este trabajo propone retomar, con mirada reflexiva, un tema de abordaje clásico en
la literatura sobre evaluación de proyectos de inversión, en lo que atañe al tratamiento de la
carga impositiva. Con tal fin, se atienden dos propósitos centrales que son, por un parte, y
con un sentido más amplio y general, focalizar el modo en que los impuestos afectan a la
gestión económica de los individuos. Este aspecto trasciende del alcance de la evaluación
de proyectos, para situarse en la búsqueda de sistemas de imposición eficientes para la
sociedad, toda vez que se acepte que una comunidad organizada demanda una función
pública de gobierno que asuma la responsabilidad de administrar las necesidades
colectivas. Por la otra parte, y con el marco de referencia anterior, luego se analiza el
tratamiento que corresponde dar a los impuestos, según se trate de evaluar una decisión de
inversión desde el punto de vista privado o desde el punto de vista económico para la
sociedad en su conjunto.
Con respecto al último de los temas referidos, el presente trabajo sostiene tres
proposiciones, en términos de que:
1. tanto los impuestos indirectos como los directos, bajo condiciones normales para el
desempeño de cualquier actividad económica privada, se hallan absorbidos por el
sistema de precios;
2. desde el punto de vista de una decisión privada de inversión, los impuestos
necesariamente constituyen un costo que debe ser resarcido por los resultados
esperados; y, finalmente,
3. que desde el punto de vista de la evaluación de un proyecto para la sociedad, desde su
dimensión de una unidad microeconómica de producción, los impuestos, tal como lo
expresa el criterio que es de aceptación general, tan solo constituyen una transferencia
de beneficios entre los sectores privado y público de gestión.
2. Terminología empleada
Si bien se trata de términos de uso corriente, es conveniente precisar, en esta etapa,
el significado con que se emplean ciertos términos fundamentales para una correcta
interpretación de la exposición. Ellos son:
“Impacto”: se entiende que un impuesto “impacta” en el sujeto sobre quien recae la
obligación de su pago al fisco. Por ejemplo, un impuesto sobre las ventas impacta sobre
quien efectúa la venta de un bien o servicio, ya que se trata del responsable de
ingresarlo al agente recaudador.
“Traslación”: sin embargo, el peso de esa carga impositiva normalmente debería ser
“trasladado” a quien adquiere el bien o servicio en cuestión, en la medida en que dicho
impuesto es incorporado al precio final de venta, aunque no de lo discrimine en forma
explícita.
“Incidencia”: como consecuencia de la traslación, la carga tributaria finalmente incide
sobre el adquirente del bien o servicio.
“Impuesto indirecto”: se trata, como en el ejemplo considerado, de aquellos que recaen
indirectamente sobre el contribuyente, sin identificación del sujeto que lo soporta.
“Impuesto directo”: son aquellos en los que la carga tributaria se liquida y percibe en
función de un hecho imponible definido con relación a un contribuyente en particular,
individualizado en forma directa. Tal es el caso del impuesto sobre la renta de los
individuos.
3. Acerca del efecto económico de los impuestos
Los términos que anteceden permiten observar que el “efecto económico” de la
imposición es el de reducir el “ingreso real disponible” –YRD-, de las personas, efecto que
puede esquematizarse por medio de la siguiente relación funcional:
[1]
La expresión [1] muestra un esquema simplificado destinado a focalizar
conceptualmente la forma en que los impuestos directos y los impuestos indirectos afectan
al ingreso real disponible, simplificación que se opera en dos aspectos. Por una parte, como
estereotipo de impuesto directo sólo se considera al impuesto sobre la renta, mientras que
al impuesto sobre las ventas se lo asume como representativo de los impuestos indirectos.
Por la otra, su validez formal descansa en la premisa de que los impuestos indirectos son
íntegramente trasladados al consumidor, mientras que los impuestos directos no son
pasibles en absoluto de traslación. De este modo, todo incremento del impuesto a la renta
tiene como efecto reducir el ingreso real disponible, hecho que también se opera ante un
incremento del impuesto sobre las ventas, este último por tener el efecto de elevar el nivel
de los precios de mercado que abonan los consumidores.
Cabe destacar que, con “precios de mercado”, se ha hecho referencia a los “precios
de comprador” de la terminología de cuentas nacionales, conforme con la siguiente
definición:
-
Precios de comprador
Márgenes de comercio, transporte y aduana
Precios de productor
Impuestos netos sobre productos (impuestos indirectos)
Precios básicos (contienen la carga fiscal correspondiente a impuestos
directos)
De hecho, la estructura tributaria de una nación muestra una mayor diversidad y
complejidad de gravámenes, al incorporar categorías tales como, por ejemplo, los
impuestos sobre la propiedad, los impuestos internos sobre bienes y servicios, los
impuestos sobre el comercio y las transacciones internacionales o el impuesto al valor
agregado. Se tienen, además, los aportes al sistema de seguridad social, que constituyen
una carga fiscal con incidencia sobre los ingresos de las personas físicas. Desde el punto
de vista económico, estos aportes también constituyen una transferencia de recursos entre
sectores.
Un aspecto a destacar es que los dos casos adoptados como emblemáticos para el
análisis, la imposición de la renta y la imposición sobre las ventas representan,
primordialmente, gravámenes sobre flujos de ingresos o flujos de bienes y servicios. Con
ello se procura llamar la atención sobre el distinto efecto económico que tendrán impuestos
que se apliquen sobre el producto de la actividad económica, o sobre los capitales o
patrimonio pre-existente, con una presión tributaria que supere a la generación neta de
riqueza. En la actualidad es común representar el efecto económico de los impuestos
mediante los gráficos de empleo clásico para mostrar el comportamiento de la oferta y de la
demanda. Con el desplazamiento la primera hacia el noreste del cuadrante, se refleja el
encarecimiento de los productos como consecuencia de gravar las ventas, mientras que la
caída de la segunda hacia el sudoeste del cuadrante, indica la reducción del ingreso real
disponible tanto por la imposición sobre la renta como por la pérdida de poder adquisitivo
motivada por el encarecimiento de los bienes y servicios, acorde al cociente de la expresión
descripta en [1]. Sin embargo, todos los conceptos hasta aquí presentados, ya fueron
abordados por los fundadores de la economía política moderna, con una rigurosidad que
amerita detenerse a observar algunas de sus consideraciones.
Para Juan Bautista Say (1), “todo encarecimiento de un producto [como
consecuencia de los impuestos indirectos] disminuye precisamente el número de los que
pueden adquirirle o a lo menos el consumo que hacen de él”. Por su parte, “las
contribuciones directas que se han hecho pagar a los productores recaen con mayor razón
sobre los consumidores de sus productos; pero … nunca pueden subir el precio de sus
productos bastante para que se les reembolse completamente el importe del impuesto”.
Asimismo, más adelante destaca que “el contribuyente está comprendido en la contribución
a un tiempo por sus dos calidades de productor y de consumidor, y cuando no le baste su
renta para pagar juntamente con su propio consumo, las cargas del estado, tiene que
tomarlo de sus capitales. Cuando los valores capitales comenzados a gastar de este modo
por uno no se compensan por medio de los valores que otros ahorran, la riqueza social va
declinando”.
La última proposición que acaba de referirse, se la encuentra también en David
Ricardo (2), quien ya citaba a Say, cuando señala que:
“Si el consumo del Gobierno, incrementado por la recaudación de impuestos adicionales se
satisface, ya sea mediante una producción incrementada o bien mediante un menor
consumo por parte de la población, los impuestos recaerán sobre el ingreso, y el capital
nacional no se verá afectado; pero cuando no se incrementa la producción ni disminuye
tampoco el consumo … los impuestos tendrán necesariamente que recaer en el capital, es
decir, mermarán el fondo destinado al consumo productivo. Proporcionalmente a la
disminución del capital de un país se reducirán sus producciones; en consecuencia, … con
una reproducción anual en constante disminución, los recursos del pueblo y del estado
decrecerán con creciente rapidez y a ello seguirán la escasez y la ruina”.
Otros desarrollos conceptuales relevantes, atendiendo a referencias más cercanas
en el tiempo se encuentran en Richard Musgrave (3). Este destacado investigador en la
campo de la finanzas públicas, señala que mediante “... la absorción pública de recursos …
se reducen los recursos disponibles para uso privado. Es esta detracción de recursos lo que
constituye el coste de oportunidad de satisfacer necesidades públicas”. A su turno, con
respecto a la incidencia de los impuestos, reconocido el fenómeno de la traslación, destaca
que “una transferencia de recursos dada puede estar asociada con distintos resultados
distributivos, según cuál sea la fuente de financiación”.
Finalmente, como una reseña de los efectos económicos de la imposición, cabe
destacar los puntos siguientes:
1) Desde el punto de vista del productor, los impuestos indirectos son pasibles de una
traslación directa a precios, mientras que los impuestos directos recibirían una
traslación indirecta, en función de alguna utilidad objetivo esperada de la actividad
económica desempeñada.
2) Desde el punto de vista del consumidor, la detracción de recursos que se deriva de
la imposición tiene el efecto de reducir el ingreso real disponible, con la consecuente
disminución del consumo privado de bienes.
1
Ref. bibliográfica 15, tomo segundo, Capítulo VIII: De los impuestos.
Ref. bibliográfica 12, Capítulo VIII: Sobre los Impuestos.
3
Ref. bibliográfica 11, Capítulo 10: Incidencia y Efectos de la Política Presupuestaria sobre la Producción.
2
3) No obstante que el análisis que se presenta descansa en una estructura tributaria
harto simplificada, resulta suficiente para reflexionar acerca de que una presión
tributaria excesiva, que derivara en un desahorro neto por parte de los agentes
privados, repercutiría reduciendo la base productiva de la sociedad.
4) El costo de oportunidad de los ingresos fiscales está dado por la disminución del
consumo privado. Incurrir en él, sólo se vería justificado por el mayor beneficio que
se derive de la oferta de bienes públicos y de bienes socialmente preferentes por
parte del estado. La imposición introduce un costo para la sociedad en términos
macroeconómicos, en la medida en que el empleo de los fondos públicos no sea
capaz de resarcir su costo de oportunidad.
5) El estudio de la incidencia final de los impuestos cobra importancia para analizar los
efectos redistributivos que introduce sobre los ingresos privados. De acuerdo con
Musgrave (op.cit.) se trata de un aspecto que necesariamente debe ser encarado
por categorías o tramos socio-económicos de ingresos.
6) Es necesario reconocer la existencia de una nueva categoría de impuestos y
transferencias, como consecuencia de la evolución más reciente de las fronteras del
conocimiento. Tal categoría se vincula con el tratamiento fiscal de los impactos
ambientales generados por la actividad antrópica, aquí referida, en particular, a la
producción de bienes y servicios.
7) Por último, se halla un caso sorprendente desde el punto de vista de las finanzas
públicas, seguramente inimaginable para los autores fundacionales, a pesar de no
tratarse de hechos que trascendieran de los conocimientos vigentes en su época. Se
alude, con ello, a una situación bajo la cual el estado destinara ingresos derivados
de compensaciones por el agotamiento de recursos no renovables, a la exportación
de capitales. Sin pretender avanzar a un análisis particularizado, que trasciende del
objetivo presente, se parte de la premisa de que una gestión de esta naturaleza
difícilmente compensaría su costo de oportunidad social con la renta procedente de
una inversión financiera externa. Así mismo se ve en ello un hecho destacable, en
razón de tratarse de un destino para los fondos públicos nunca previsto en la
literatura.
4. Impacto de la carga fiscal sobre los costos y beneficios de la actividad productiva
El objetivo de esta sección es analizar, en particular, la modalidad con que las dos
grandes categorías en que se han clasificado los impuestos impactan sobre los procesos
productivos, por tratarse del propósito característico de un proyecto de inversión. Para ello
se ha adoptado el esquema contable de la Cuenta de Resultados por estructurar, con
criterio empresarial, la conformación de los costos y beneficios operativos de cualquier
actividad. Se trata, excepto en lo que hace a la imputación del costo de los bienes de
capital, del mismo esquema que se emplea para analizar, ex-ante, los resultados de un
proyecto. Como consecuencia de lo expuesto, las cargas previsionales que recaen sobre
las remuneraciones se asume que no afectan al resultado de la empresa o proyecto, sino
que sólo reducen el ingreso disponible del trabajador. Al desarrollo, que se sintetiza en el
Cuadro 1 “Impacto tributario sobre los resultados operativos”, se lo presenta mediante una
modelización formal, junto a una simulación numérica asociada, para simplificar su
seguimiento en términos aritméticos. Además, se facilita así objetivar la diferencia entre el
resultado privado y el resultado social de la evaluación, según se indica en las dos últimas
columnas. Debe tenerse presente que, al objeto del presente análisis, como “normal” se
define a aquella situación bajo la cual la operatoria de la empresa arroja una ganancia o
beneficio neto positivo después de impuestos.
La simulación numérica supone la existencia de una firma que se financia sólo con
capital propio, en correspondencia con el principio que es pertinente para la evaluación de
proyectos. La operatoria remite a la producción de un bien cualquiera, con un precio de
mercado p= $10 y un volumen físico de ventas de q= 100 unidades. Estrictamente se
fabrica la cantidad vendida en cada ejercicio. Por lo tanto, el ingreso total R de la empresa
es el que resulta del producto R= p.q . En lo atinente a los costos y gastos operativos, se
asume un único costo directo, constante por unidad de producto, cuyo total es una función
lineal de la cantidad producida. Se lo identifica como insumo Z, con un costo unitario pZ= $3
y un volumen de compras qZ≡ q . El costo total por este concepto se lo indica en la línea 2.
A continuación, en la tercer línea, al costo por mano de obra se lo ha determinado en base a
un salario unitario w= $40 para una dotación de L= 5 operarios, totalizando así w.L= $200.
Mientras tales costos involucran erogaciones efectivas, la amortización de bienes de uso A=
$100 consigna un cargo fijo como costo contable ex-post del capital afectado a la
producción, pero que no implica un desembolso por tratarse de bienes adquiridos con
anterioridad. En este hecho se diferencia el tratamiento propio de la evaluación de
proyectos, que sólo toma las amortizaciones al efecto de deducir el escudo fiscal que
proporcionan.
Los impuestos son incorporados asumiendo la existencia sólo de dos gravámenes,
uno indirecto V sobre las ventas, y otro directo B sobre el beneficio de la empresa. Al
primero de ellos se lo liquida mediante una alícuota proporcional tV= 0,03 (ó 3%) de
aplicación sobre los ingresos brutos, por lo que el pago total surge del producto p.q.tV que
deduce la línea 5, como un resultado negativo. En consecuencia, este gravamen se asimila
a un gasto que se lo imputa para llegar al beneficio sujeto al impuesto a las ganancias.
La columna 2 de la línea 6 indica el beneficio neto imponible. Es de notar que el
primer término de dicha expresión muestra que el impuesto sobre las ventas, al reducir el
ingreso total, sencillamente tiene el efecto de reducir también el “precio neto” o ingreso
unitario, con independencia de que la firma obtenga o no utilidades. Es decir que en un
mercado competitivo, donde la empresa actúa como tomadora del precio, puede verificarse
una relación tal
, el ingreso después del impuesto sobre las
ventas resultara inferior a los costos operativos, lo cual implica la imposibilidad manifiesta
de trasladar el gravamen al consumidor. Por lo tanto, sin llegar a una situación tan extrema
resulta manifiesto que, aún la posibilidad de traslación de los impuestos indirectos, se halla
condicionada por la situación imperante en cada mercado.
La línea 7 expresa el cálculo del tributo directo, considerando una alícuota
proporcional tB= 0,2 (ó 20%) y, finalmente, la línea 8 muestra el beneficio después de
impuestos BDI, o resultado residual que va a manos del empresario (resultado económico
de apropiación privada). De acuerdo con la expresión formal consignada en la columna 2, la
existencia de un BDI positivo requiere que se cumplan las siguientes condiciones:
[ p.q(1-tV)-pZ.q-w.L-A](1-tB) > 0
p.q(1-tV)(1-tB) > (pZ.q+w.L+A)(1-tB)
p.q(1-tV) > pZ.q+w.L+A
p.q > pZ.q+w.L+A+p.q.tV
Cuadro 1. Impacto tributario sobre los resultados operativos
Conceptos contenidos en un
Estado de Resultados
Esquema analítico formal
1. Ingresos por ventas
Resultado privado
Resultado social
p.q
$10x100=
$1.000
$1.000
2. – Costo insumo
- pZ.q
$3x100=
- $ 300
- $ 300
3. – Costo mano de obra
- w.L
$40x5=
- $ 200
- $ 200
4. – Amortización bienes de uso
-A
- $ 100
- $ 100
5. – Impuesto sobre ventas
- p.q.tV
6. Beneficio Neto
p.q(1-tV)-pZ.q-wL-A
7. – Impuesto sobre beneficios
-[ p.q(1-tV)-pZ.q-wL-A].tB
8. Beneficio después de impuestos
[ p.q(1-tV)-pZ.q-wL-A](1-tB)
Abreviaturas
empleadas
p : precio del producto vendido
pZ: precio del insumo empleado en producción
w: salario unitario pagado por período
tV: tasa proporcional de imposición sobre las ventas
-1.000x0,03=
- $ 30
$ 370
- 370x0,2=
- $ 74
370x0,8=
$296
$ 400
q : cantidad vendida de producto (idéntica a lo fabricado)
A: importe de la amortización contable de los bienes de capital
L: cantidad de personal empleado
tB: tasa proporcional del imposición sobre las ganancias
Como condición normal de explotación se asume que el Beneficio Neto es positivo: [ p.q(1-tV)-pZ.q-wL-A](1-tB) > 0
La condición de normalidad permite despejar que debe ser p >
p Z .q
w.L
q
A
p.tV , con la consecuencia de que los impuestos se hallan
contenidos en el precio y también representan un excedente por sobre el costo de producción.
p>
p Z .q
w.L
q
A
p.tV [2]
El cociente del primer término del lado derecho de la desigualdad [2] expresa el costo medio
del producto, cMe , mientras que el segundo término indica la carga unitaria del impuesto
sobre las ventas, es decir, que es:
[3]
Dado que el impuesto a los beneficios se liquida sobre el excedente resultante del lado
izquierdo de la expresión [3], el impuesto “unitario” a las ganancias es una fracción de la
diferencia entre el ingreso medio menos el costo medio más los impuestos indirectos, por
ser 0<tB<1. En consecuencia, bajo condiciones normales se verifica que el precio de los
bienes contiene al valor de los impuestos tanto directos como indirectos que gravan a la
actividad productiva, razón por la cual el total de la carga fiscal constituye un excedente
económico por sobre el costo de producción. La desigualdad [3] no toma en cuenta la tasa t B
por cuanto, si se verificara una relación de igualdad, o se invirtiera la desigualdad indicando
una situación de pérdida, se trataría de una situación anormal para una industria,
insostenible a largo plazo. También en este caso, la presencia de un mercado competitivo
habrá de limitar la capacidad de traslación del impuesto a los beneficios, con lo cual la
incidencia de ambos tipos de impuestos redundaría en una reducción de la renta
empresaria. Es decir, que el nivel de traslación de impuestos al consumidor se operará en
función del grado de imperfección que prevalezca en los distintos mercados.
Como corolario de las relaciones expuestas, se definen ahora distintas categorías de
excedente económico empresarial, conceptuadas en función de su asociación con respecto
al precio de venta de mercado:
1. Se entiende por “excedente económico empresario”, eee, al total de la diferencia entre el
precio y el costo de producción; es decir, eee = p–cMe .
2. Como “excedente empresario privado bruto”, eepb, se toma al importe que resulta de
sustraer los impuestos indirectos del excedente económico empresario, eepb= eee–V=
p(1–tV)–cMe , donde V indica el monto unitario del impuesto sobre las ventas.
3. El “excedente empresario privado neto”, eepn, indica el excedente económico que va a
manos privadas, según surge al deducir el monto de los impuestos directos e indirectos
del excedente económico empresario, es decir, eepn= eepb–B= [p(1–tV)–cMe](1–tB),
donde B representa al monto unitario del impuesto a las ganancias.
4. Como “excedente empresario colectivo directo”, eecd, (de apropiación pública) se
define al total de impuestos pagados, eecd= V+B. Con el término “directo” en esta
definición se alude a los impuestos que se calculan en relación directa con el precio del
producto, sin tomar en cuenta la componente tributaria que arrastra el costo de
producción a través el precio de los insumos o de las cargas previsionales que recaen
sobre el factor trabajo.
De conformidad con las definiciones anteriores, se verifica que el excedente
económico de la actividad productiva de una empresa se distribuye entre una parte que es
de apropiación privada y otra que lo es de apropiación pública. Ello por cuanto se cumple
que es eee= eepn+eecd. La evaluación privada de proyectos de inversión necesariamente
se realiza en función del excedente empresarial privado neto, eepn. En cambio, la
evaluación social de proyectos, al restituir el monto de los impuestos como parte del
beneficio generado por la actividad, descansa en la consideración del total del excedente
económico empresarial, eee. Luego, en correspondencia con el tratamiento otorgado por la
literatura sobre proyectos, en cuanto a su evaluación económica, o social según se prefiera,
los impuestos no representan un costo del proyecto sino una transferencia de recursos entre
los ámbitos privado y público. Que tal transferencia comporte o no un costo para la
sociedad, no es un resultado incremental imputable a la decisión de inversión, sino que
depende de las decisiones de gobierno para la aplicación de tales recursos públicos.
Los resultados aritméticos de las columnas 3 y 4 del Cuadro 1 muestran que el
excedente empresario privado neto eepn= $296.-, más el total de impuestos pagados, o
excedente empresario colectivo directo, eecd= $104.-, totalizan un excedente económico
proveniente de la gestión empresaria de eee= $400.- Es decir, el mismo excedente que
surge, en función del volumen negociado, de la diferencia entre el precio del producto
menos los costos de producción indicados en las líneas 2 a 4. Para la sociedad en su
conjunto éste es el costo económico significativo, en línea con lo señalado en el párrafo
precedente, que rectifica al resultado de una evaluación privada. Se omite, para el alcance
del presente análisis, abordar el tratamiento de la amortización de bienes de uso.
En una economía de mercado, los impuestos indirectos necesariamente se hallan
contenidos en los precios que paga el consumidor, por ser el productor quien efectivamente
los abona al fisco4. Esto significa que los impuestos que se derivan de la producción de un
bien necesariamente impactan sobre el productor, con independencia de que éste luego los
traslade al consumidor. En este sentido, toda vez que el ingreso neto del productor se viera
reducido por el monto total de la carga tributaria contenida en el precio, con respecto al
ingreso que obtendría en ausencia de impuestos, su incidencia recaería íntegramente sobre
la renta empresaria. La situación alternativa extrema, en cambio, se produciría cuando el
productor pudiera adicionar al precio de venta todos los impuestos que impactan sobre él,
haciendo recaer el total de la carga tributaria sobre los ingresos del consumidor, a través de
la disminución de su ingreso disponible real.
En el ítem 6) de la reseña presentada al final del punto 3. se hizo referencia a la
necesidad de tomar en consideración los impuestos y transferencias que se derivaran del
tratamiento de los impactos ambientales de la actividad productiva. La literatura en materia
ambiental ha comenzado a considerar el establecimiento de impuestos específicos sobre
aquellas actividades productivas que provoquen perjuicios ambientales, como medio de
resarcir a la sociedad de tales costos. De tal modo que esta imposición atiende a que la
empresa deba internalizar las consecuencias adversas que su actividad genera
indirectamente sobre el medio. Sobre este particular, al momento de evaluar un proyecto
desde el punto de vista social, se postula la necesidad de imputar los costos indirectos que
resulten de todas las externalidades negativas provenientes de un impacto ambiental
adverso sobre la comunidad. Por lo tanto, al incorporar estos costos indirectos para la
determinación del flujo de fondos económico, no corresponderá imputar también los
impuestos ambientales a ese flujo, porque ello implicaría duplicar el cómputo de su costo.
Tal tipo de impuesto nuevamente expresa un resultado que sí deberá ser internalizado por la
evaluación privada, no la social, cuando la primera no incorpore a la determinación de sus
resultados los costos ambientales indirectos, pero que sí deberá afrontar a través de la
carga fiscal que se les impute. Es de notar que, si la empresa efectuara la previsión de
asumir los costos de mitigación de sus impactos ambientales negativos, debería quedar
4
El análisis a atendido sólo a los impuestos directos e indirectos que se hallan asociados a la producción y
comercialización de bienes o servicios, sin tomar en consideración los impuestos directos que alcanzaran en
forma personal al consumidor.
exenta de un impuesto que tuviera como propósito a compensar a la sociedad un costo
indirecto que ya habría internalizado la empresa por sí misma. Recíprocamente, cuando la
actividad de una firma permite reconocer impactos ambientales favorables, o externalidades
positivas, el fisco podría establecer transferencias que compensaran a la firma por los
beneficios indirectos generados. Mientras la existencia de este tipo de transferencias sería
un ingreso a ser computado por la firma, su incorporación a la evaluación social no sería
pertinente toda vez que el flujo de fondos proyectado ya incorpore el valor de los beneficios
indirectos a percibir.
5. Conclusiones
El alcance del análisis desarrollado con el modelo que sintetiza el Cuadro 1, confirma
las tres proposiciones enumeradas en la introducción, en cuanto a que la carga fiscal
“directa” que recae sobre un proyecto, desde el punto de vista de la evaluación social
representa una transferencia de recursos entre sectores. Dicho modelo, por estructurarse
sobre la base del estado de resultados contable, remite al análisis de la carga impositiva
propia de la operación de una firma. Por tal razón sólo toma en cuenta a los impuestos que
se determinan por asociación directa con el precio del producto final, sin considerar el peso
fiscal que arrastran, por ejemplo, los insumos empleados. Es decir, que se atiende a la
transferencia de resultados que se identificara como “excedente empresario colectivo”, eec,
calculada exclusivamente en término de los impuestos que impactan sobre el productor.
Por otra parte, el análisis microeconómico, bajo mercados competitivos ( 5), vincula al
precio de mercado con el costo de oportunidad social de la producción del bien considerado.
Pero, atento a que estas relaciones son establecidas suponiendo situaciones en ausencia
de impuestos, frente a la realidad el costo de los insumos y bienes de capital que demanda
la implementación de un proyecto carga con el eec que recae sobre los proveedores. Si bien
parecería razonable suponer que también fuera procedente computar como un excedente
económico “indirecto” del proyecto a las transferencias implícitas en los costos que paga, se
considera que ello implica asumir un supuesto excesivamente fuerte, que demanda una
profundización de análisis que queda abierta a debate. Por un lado, porque requeriría poder
discriminar cuál es la demanda incremental de insumos imputable al proyecto y, por el otro,
en razón de que los conceptos presentado en el punto 3. destacan que el efecto económico
de la tributación no se halla vinculado a una decisión microeconómica de inversión, sino a
un análisis de dimensión macroeconómica desde la óptica de las finanzas públicas.
5
Se emplea el término “competitivo” como una forma más débil de aludir a las restricciones del productor para
fijar discrecionalmente su precio de venta, que la que resultaría de presuponer mercados en competencia
perfecta.
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