De Ortigosa a Nieva

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SANTIAGO, una disculpa para caminar, conocer La Rioja y hacer amigos
Paseos con la Asociación “Amigos de Santiago el Real. Logroño 2011”
1º Ortigosa de Cameros – El Rasillo - Nieva (10 km.)
Este itinerario lo haremos siguiendo una pequeña parte del GR 93 o
sendero de gran recorrido por las sierras riojanas que tiene su inicio en Santo
Domingo de la Calzada y termina por tierras de Cervera del Río Alhama, más
concretamente en su barrio de Valverde, y que con sus 190 kilómetros recorre
los montes del Sistema Ibérico riojano de Oeste a Este.
Como en el anterior AÑO SANTO nuestra disculpa para pasear y hacer
amigos está relacionado con la figura de Santiago, por lo cual caminaremos
hacia localidades que tienen una estrecha relación con este apóstol. En esta
ocasión, Nieva de Cameros es la población elegida ya que, como otros muchos
municipios, celebra sus fiestas patronales en honor a Santiago.
El recorrido, de unos 10 kilómetros, tendrá su inicio en la camerana
localidad de Ortigosa donde tendremos la posibilidad de conocer la arquitectura
tradicional serrana, algunas de sus iglesias y la ermita de Santa Lucía desde
donde se inicia el sendero. Un puente de hierro salva la hoz del río Albercos
que corre 56 metros por debajo; en la otra orilla, la caliza sacada de una vieja
cantera aprovechada en la construcción de la presa del embalse nos recordará
las vecinas cuevas que han hecho famosa a esta villa y nos introducirá en un
paseo flanqueado de robles y encinas.
El paseo hasta El Rasillo –tres kilómetros escasos– lo haremos
siguiendo caminos sombreados por los pinos, mientras dejamos a nuestra
derecha el embalse de González Lacasa y a la izquierda las alturas del Camero
Nuevo. Precisamente, nada más entrar a esta localidad serrana tomaremos
una carreterita en ascenso que nos llevará hasta su bonita y bien cuidada
ermita dedicada a San Mamés.
El Rasillo nos permitirá aprovisionarnos de agua y descansar antes de
iniciar el último tramo de 4 kilómetros hasta Nieva de Cameros. Primero serán
las tradicionales casas de piedra, la iglesia dedicada a Nuestra Señora de las
Eras, junto a la que se alza un olmo centenario, después los modernos chalets
de montaña antes de entrar a senderos boscosos que desembocan en amplias
praderas, lugar habitual de pasto para vacas y caballos.
La entrada a Nieva de Cameros será por un fresco y bien urbanizado
paseo que nace junto a la ermita de La Soledad que nos introduce
posteriormente en su casco urbano. En esta localidad podremos acercarnos a
la figura de Santiago a través de las imágenes que guarda su parroquial y que
recuerdan que es el patrón de la villa, y hablar con sus gentes sobre las fiestas
patronales y la famosa danza que acompaña a la procesión con el Apóstol.
Otras visitas como el castillo roquero que en su día defendió a la villa, la
casona conocida como “la Casa Nueva” y las ermitas dedicadas a San Pelayo,
San Antón o la de la Virgen del Collado completarán la oferta cultural de este
primer paseo de 2011con los Amigos de Santiago el Real.
ORTIGOSA DE CAMEROS
Es una localidad de la comarca de Torrecilla en Cameros, situada
a 46 kilómetros de Logroño con un término municipal de 35 kilómetros
cuadrados y algo más de 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar. En su
jurisdicción habitan unas 300 personas entre las que se incluyen las de su
aldea de Peñaloscintos.
Su casco urbano está ubicado a media ladera, presentándose como un
buen ejemplo de estructura urbanística adaptada de forma espontánea y
natural a una topografía difícil. Se ubica en un ensanchamiento del valle del río
Albercos, junto a la confluencia con el arroyo de Río Seco, aguas arriba de una
profunda y estrecha garganta. Está constituido por dos barrios: el de San
Martín y el de San Miguel, situados en ambas márgenes del citado arroyo,
sobre laderas de fuerte pendiente, en un paraje resguardado de los vientos. Su
actividad económica se diversifica hoy entre la ganadería, la explotación
forestal, la industria maderera y el turismo.
La mayor parte del término municipal está poblado por bosques. La
especie dominante es el pino silvestre, de crecimiento rápido y excelente
madera para carpintería y ebanistería. En las zonas de menor altitud del
municipio nos encontraremos con robledales, generalmente de la variedad
rebollar. Acompañando a los robles-rebollos proliferan todo tipo de matorrales
que, aprovechando la luminosidad del bosque, se instalan en su interior:
enebros, genistas, brezos, etc. En menor medida, ocupando las zonas más
umbrías del municipio, se localizan hayedos; pero la masa vegetal que se
observa frente al casco urbano de Ortigosa es de encinas, concretamente en el
llamado macizo del Encinedo –monte de 1.073 metros de altitud– donde se
abren las Grutas de La Paz y de la Viña.
Estas grutas se localizan en un macizo calcáreo formado en el Jurásico
que tuvo lugar hace unos 160 millones de años. Las cuevas no son sino el
reflejo de la acción del agua (ríos antiguos, lluvia y nieve) y de su poder
disolvente frente a las calizas. El agua, cargada de bicarbonato disuelto,
precipitaría posteriormente en determinadas condiciones climáticas y daría
lugar a las espectaculares estructuras que podemos ver en las cavidades. La
gruta de la Paz tiene un recorrido de 236 metros y posee en su interior
espectaculares muestras del karst de la zona: estalactitas, estalagmitas,
columnas, etc. y muchas estructuras que son claramente un capricho de la
naturaleza. La gruta de la Viña, de menor longitud, posee un rico conjunto de
estalactitas de una blancura impresionante, lo cual, sumado a sus dimensiones
e iluminación, dan al visitante la impresión de estar en un mundo diferente
regido por el silencio y donde el tiempo parece que se ha detenido.
Historia.- El origen del nombre de esta localidad es latino, proviene de
"urtica". En sus términos hubo asentamientos prehistóricos, como lo
demuestran las cuevas exploradas y talleres líticos al aire libre en los que se
han encontrado restos de puntas de lanza, sílex y otros utensilios del hombre
primitivo.
Mucho más tarde, con el nombre de Orticosa figura en el voto del Fernán
González, "Omnes villae de ambobus Cameris, Orticosa, Enciso, etc." En el
año 1158 los reyes Sancho III y su esposa doña Blanca cedieron el monasterio
de Nuestra Señora de Castejón a la iglesia de Calahorra; en la escritura de
donación se dice "de quodam monasterio quod vocitant Beatam mariam de
Castejón, et iacet in termino de Nieva; inter villam Ortigosa, et inter villam
Anguidano" (como se aprecia, Ortigosa aparece ya con su nomenclatura
actual).
Los vecinos de esta localidad participaron –según la tradición– en la
legendaria batalla de Clavijo librada entre los ejércitos de Ramiro I y los de
Abderramán II, en la que se habría aparecido el apóstol Santiago montado en
un caballo blanco; así como en la victoriosa jornada de las Navas de Tolosa.
Ortigosa no se menciona en el Privilegio del señorío de Cameros
otorgado en 1366 al caballero navarro Juan Ramírez de Arellano; pero sí fue
uno de los tres pueblos, junto a Lumbreras y Villoslada, que el rey Enrique II de
Castilla donó a don Pedro Manrique de Lara, en privilegio extendido en Burgos
el 8 de abril de 1366, por abandonar la causa del rey Pedro I el Cruel y pasarse
al partido del bastardo Don Enrique.
En el siglo XVIII la localidad adquiere el rango de villa realenga por lo
que deja de depender de los duques de Nájera. Durante esta centuria y parte
del siglo XIX, los cuidados de los rebaños trashumantes y la manipulación de la
lana en los talleres textiles –tres fábricas de paños y bayetas según el informe
de Pascual Madoz– ocupaban a la mayor parte de la población.
Arte
Urbanismo.- El casco urbano actual es el resultado de la unión
progresiva de varios núcleos originarios. Destacan por su interés: el de San
Martín, que surge en la Edad Media como un asentamiento de pastores,
aprovechando una ladera resguardada y soleada. Su trama viaria está
constituida por calles estrechas, con alineaciones irregulares y cuajada de
soportales. Longitudinalmente existen dos calles que resuelven el acceso.
Transversalmente los recorridos son laberínticos y de fuerte pendiente.
El de Barruelo o barrio de San Miguel, se desarrolla en torno a la Casa
Grande y la Iglesia de San Miguel. Alcanza su apogeo en el siglo XVII, con el
esplendor de la ganadería y de la industria textil. De calles más regulares,
aunque angostas. Barruelo de Arriba y de Abajo son sus dos arterias
principales, con edificaciones de mayor calidad, aunque de menor interés
tipológico.
Entre las construcciones singulares, además de sus iglesias y ermitas,
hay que citar la casona de los Tejada, la llamada Casa Grande –de mediados
del siglo XVI–, el antiguo asilo (durante años utilizada como escuela hogar) y
los esbeltos puentes –el de hierro y el de piedra– financiados también por
ortigosanos.
La Casa Grande, levantada en 1530 por Martín García de Brieva, es de
planta pentagonal, con tres pisos, los dos inferiores de piedra de sillería y el
alto de mampostería con vanos adintelados de alféizar moldurado, dos con reja
de época. Fachada en el lado más estrecho con portada de medio punto con
grandes dovelas enmarcadas en alfiz y escudete en clave con hombre a
caballo y seis ovejas pastando e inscripción ilegible. En la segunda planta
ventana cuadrada de marco moldurado y balaustres soportando entablamento
con la siguiente inscripción: “No desmayes pecador ten firme esperanza en mí
que por ti me puse aquí”, en relación con una cruz que divide la frase. En el
último piso, ventana cuadra también con inscripción en el dintel: “Cada ruin que
viene dice poco eres pues quien más hiciere pase adelante”.
Iglesia de San Miguel. Se sitúa a la entrada de Barruelo, en una zona
ligeramente elevada. Sus muros son de mampostería y sillería en estribos y
esquinazos, se edificó en la primera mitad del siglo XVI aprovechando los
muros de una construcción anterior. Tiene una nave de dos tramos y cabecera
cuadrangular que se cubren con bóvedas de crucería. La torre se sitúa al sur
de la cabecera con dos cuerpos de planta cuadrada y una superior octogonal
de ladrillo, concluida en 1784. La capilla orientada al sur, es de estilo neogótico
y fue levantada hacia 1920 bajo el patrocinio de María Martínez Rubio.
En su interior, varios retablos decoran sus muros, siendo el del
presbiterio de estilo neoclásico –de finales del XVIII– y está dedicado al santo
titular. En la sacristía se custodian diferentes piezas de orfebrería, lienzos y
tallas, destacando pos su antigüedad un relieve de la Piedad, renacentista, de
la primera mitad del siglo XVI.
Ermita de Santa Lucía. Situada a la entrada de Ortigosa, fue construida
en varias etapas entre los siglos XVI y XVIII, sobre los restos de otra ermita
anterior. Consta de una nave de cuatro tramos que se cubre con bóveda de
lunetos sobre arcos de medio punto apoyados en pilastras toscanas. La
cabecera es rectangular y la obra más primitiva del edificio se cubre con
bóveda de crucería; en su lado norte se comunica con la sacristía cubierta con
cielo raso. Al sur del último tramo de la nave se abre la portada con arco de
medio punto. A lo largo de todo el muro sur se extiende un pórtico bajo
adintelado. Al sur, hacia los pies, se levanta una espadaña campanario de un
solo hueco.
En este lugar se celebran diversas manifestaciones culturales entre las
que destacan las exposiciones etnográficas de cada verano
Ermita de San Felices. Fue reconstruida en el siglo XX en el cerro de
San Martín. Tiene planta cuadrangular, de mampostería, con portada de medio
punto a los pies. En su interior se guarda un retablito neogótico con imagen de
San Félix o Felices, barroca del XVIII, y un Crucifijo de bronce romanista de
finales del siglo XVI.
Iglesia de San Martín. Ubicada en la parte alta del pueblo, es un edificio
de mampostería y sillería, del siglo XVI, habiendo intervenido en su
construcción sucesivamente Juan de la Mazueca, Lucas de la Mazueca y
Pedro Garc
ía Cariga. El último cuerpo de la torre y la sacristía se añadieron en el
XVIII.
Levantada a base de mampostería y piezas de sillería en los
esquinazos, tiene dos naves de tres tramos, sensiblemente más ancha la
orientada al norte, rematándose ésta con una cabecera rectangular. Cubierta
de bóvedas de crucería de terceletes y, en una capilla abierta al primer tramo,
de crucería sobre ménsulas. A los pies existe un coro alto y en el norte una
sacristía cubierta con techumbre de madera.
En el presbiterio está colocado el retablo mayor, conformado por zócalo,
cuerpo y ático en tres calles, rococó de la segunda mitad del siglo XVIII.
Profusamente decorado –con rocalla, estípites y balaústres– muestra imágenes
de San José, San Juan Evangelista, la Virgen con Niño y del titular San Martín
de Tours también de estilo rococó, así como la talla de una Virgen con Niño,
manierista de la segunda mitad del siglo XVI adquirida en Salamanca en 1760.
En la nave de la Epístola, retablo menor clasicista, del siglo XVII, con
zócalo, cuerpo de tres calles y ático. En él se cobijan tallas de San Sebastián y
San Blas, así como de San Antón y Santiago Peregrino, obras estas últimas de
hacia 1500 que siguen la moda hispano flamenca. Próxima se encuentra una
imagen de madera policromada representando la Santa Generación, constando
en una inscripción que fue obrada en 1620 por Hernando de Murillos el Viejo.
EL RASILLO DE CAMEROS
Forma parte del Camero Nuevo y se localiza en la comarca de Torrecilla
en Cameros, a una altitud de 1100 metros sobre el nivel del mar. Junto al
núcleo de población principal transcurre el Arroyo de San Mamés que lleva sus
aguas hasta el Pantano González Lacasa situado a 2 kilómetros y se accede a
la localidad por la carretera N-111, entre Logroño y Soria, bien por el cruce de
Nieva de Cameros, o bien llegando hasta Villanueva, en el cruce de Ortigosa.
Se extiende por un territorio de aproximadamente 14 kilómetros
cuadrados, habitando en él algo más de cien personas que tienen su principal
fuente de ingresos en la ganadería, la agricultura minifundista y el turismo rural
(seis casas rurales, un albergue juvenil y las instalaciones del Club Náutico
certifican el interés por este sector).
Historia. A pesar de que la primera cita documentada de El Rasillo data
del siglo XII, cuando Sancho III y doña Blanca donaron la ermita de San
Mamés al obispo de Calahorra, restos hallados en la zona demuestran que
estas tierras ya estuvieron habitadas en la Edad de Bronce y en la época
romana.
Perteneció a Ortigosa hasta que, bajo el reinado de Fernando VII, se
constituyó como villa independiente en 1817, tras el pago de 12.500 reales a
Ortigosa de Cameros.
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Eras. Levantada en el
siglo XVII sobre un templo del siglo anterior fue construido en sillería y
mampostería y tiene una nave dividida en tres tramos y cabecera rectangular
más baja y estrecha. La torre está al norte, hacia los pies, y consta de tres
cuerpos y chapitel piramidal.
Destaca su retablo mayor, de estilo rococó, construido en el siglo XVIII
con sagrario en templete e imágenes de San Juan Bautista, San Pedro, San
Lorenzo y la Virgen titular. Otros retablos decoran sus muros; a destacar una
imagen de Santiago Peregrino de fines del XV en el brazo del crucero, lado de
la epístola, talla repintada que sigue la moda hispano flamenca.
Ermita de San Mamés. Parece un edificio de estilo románico. El templo
inicial data del siglo XII, pero fue reconstruida en el siglo XIX –en 1815 según
inscripción de la fachada–, conservando de los tiempos medievales la planta y
algunos elementos del alzado.
El ingreso es de medio punto, a los pies, bajo pórtico sobre el que se
levanta una pequeña torre de base cuadrada de ladrillo, de un solo cuerpo, a la
que remata una pirámide. Su interior se decoraba con tres retablitos que
guardaban imágenes de la Virgen del Rosario, del santo patrón –barroca de
mediados del XVIII– y lienzos del Calvario, uno, y como exvoto el segundo;
tallas y pinturas que hoy en día se custodian en la iglesia parroquial.
El Embalse González-Lacasa, también conocido como Pantano de
Ortigosa, se encuentra situado entre los pueblos de El Rasillo, Ortigosa de
Cameros, Montemediano y Peñaloscintos. Tiene una capacidad de 33 hm³,
ocupando una superficie de 152 hectáreas. Su caudal procede del Iregua
mediante un trasvase canalizado, del río Albercos y de otros pequeños cursos
del agua y ocultan en ellas el desaparecido barrio ortigosano de Los Molinos de
la Puente, cuyas edificaciones (dos fábricas de paño, varios lavaderos de lana,
molinos harineros además de una veintena de viviendas) son visibles cuando
está bajo su nivel. Abastece a una gran parte de la comunidad autónoma de La
Rioja.
La primera piedra del embalse se colocó el 18 de septiembre de 1932, y
contó con la presencia del Presidente de la República don Niceto Alcalá
Zamora y de Indalecio Prieto. El problema del paro y del abastecimiento de
aguas hizo que los dirigentes de la Segunda República Española iniciaran un
plan de construcción de embalses por la provincia, que incluiría también el
embalse de Mansilla. A pesar de todo ello, el pantano no terminó de construirse
hasta el año 1962, bajo el régimen del general Franco, siendo ministro de
Obras Públicas Jorge Vigón.
Además de sus funciones como embalse, el pantano ofrece también un
importante recurso de ocio para La Rioja. En él se encuentra el Club Náutico de
El Rasillo, que dispone de actividades tales como la vela, el windsurf o el
piragüismo. Las instalaciones cuentan además con bar, restaurante y terraza. A
un lado del embarcadero, una pequeña playa artificial sirve de destino a
muchos turistas durante el período vacacional en el verano.
Desde mediados de los años 90, a finales de junio, se realiza una
competición de traineras denominada Bandera de La Rioja, a semejanza de las
que se realizan por todo el Cantábrico en temporada estival, con la peculiaridad
de ser la única de estas características que se produce en agua dulce. Cuenta
cada año que pasa con una más selecta participación, siendo incluida desde
2007 en la Liga ARC, la segunda competición más importante del Cantábrico.
NIEVA DE CAMEROS
Es un municipio situado en la cuenca del río Iregua, en la comarca del
Camero Nuevo a una distancia de 41 km de Logroño por la N-111. Pertenece
también a este municipio la aldea de Montemediano. Hoy por hoy, permanecen
empadronados entre ambas localidades algo más de un centenar de personas.
La ganadería, fundamentalmente vacuna, claramente orientada a la
producción cárnica, es el principal recurso de este municipio que antaño tuvo
gran vitalidad económica. Algunas cabezas lanares, como restos de una
importante cabaña, atestiguan la importancia de esta especie en el desarrollo
de la ya desaparecida industria textil.
La mayor parte de la extensión cultivable se dedica a las plantas
forrajeras, a los cuales acompañan pequeñas superficies de cereal y una
amplia masa forestal. Sus vecinos se dedican, sobre todo, a la ganadería
(vacas y caballos), pero también cultivan en pequeños huertos lo necesario
para el abastecimiento particular (judías verdes, acelgas, calabacines,
lechugas, etc.). Esta localidad cuenta, además, con numerosas posibilidades
para el paseo, la escalada (Peña Zapatero) y para excursiones, puesto que sus
numerosas pistas le unen con otros municipios de la propia sierra o de otras,
como puede ser Anguiano, al que se puede llegar siguiendo la etapa del GR-93
que por aquí discurre.
La apertura del renovado albergue de La Casa Nueva propone una
magnífica forma de disfrutar de estas excursiones y de los otros muchos
alicientes que ofrece la zona. A esto ayuda también la acogida y las actividades
que se realizan en la Colonia de Nieva –antigua escuela fundada en 1925– la
cual llena de chiquillería las calles y los entornos naturales de esta villa.
Entre los ciclos festivos de los neveros destaca la celebración de su
patrón Santiago el Mayor y Santa Ana con procesión y danza dirigidas por el
“cachibirrio” o “zurramoscas” que improvisa versos al Apóstol y a la Virgen
frente a la iglesia de San Martín.
Historia. La población aparece documentada por primera vez en el siglo
XII, a raíz de que fuera donada por Sancho III y doña Blanca al monasterio
calagurritano de Castejón de Valdejasa. La localidad formó parte del
mayorazgo que dejó a su hijo Sancho de Velasco el primer conde de Haro y
señor de Arnedo, don Pedro Fernández de Velasco. Por otra parte, existen
varios documentos que hablan de la estrecha relación entre esta villa y las
comarcas extremeñas pues los rebaños cameranos, pasaban allí los inviernos
para volver a estas tierras en primavera para pasar el verano pastando en sus
praderías.
Arte.
Urbanización en ladera con calles en escorrentía que siguen las curvas
de nivel. La principal sigue el antiguo camino de El Rasillo. Las casas son en su
mayor parte de tres plantas, en mampostería y tapial con entramado de
madera, abundando las portadas de medio punto.
Destaca entre sus edificios el complejo de la “colonia” y dos fuentes, una
bajo arco de medio punto y otra con frontón rematada por víctor e inscripción
de 1780.
Iglesia de San Martín. Fue construida en mampostería y sillarejo a lo
largo del siglo XVI. Está formada por una nave de dos tramos y cabecera; dos
capillas a ambos lados del tramo central forman los brazos del crucero. Posee
un coro alto a los pies del templo sobre crucería de terceletes y una bella
escalera con tracería de claraboya y otros elementos tardo góticos. La torre fue
edificada posteriormente, entre los siglos XVI y XVII.
En el exterior, destaca su portada gótica que cobija en el tímpano una
imagen de San Martín cortando la capa y en la arquivolta exterior apostolado
bajo doseletes. Junto a ésta aparece otra portada más antigua, hoy cegada, de
cuya jamba izquierda forma parte una estela romana quizá del siglo II.
En su interior podremos ver una imagen románica de Nuestra Señora de
Castejón, patrona de la localidad, que data del siglo XII y que fue titular del
célebre santuario y monasterio medieval situado en el viejo camino hacia
Anguiano. A destacar también un retablo renacentista de hacia 1530-40
cercano al estilo de Arnao de Bruselas, el gran retablo mayor del siglo XVII que
preside el presbiterio con una imagen del apóstol Santiago entre otras muchas
tallas; una sillería de catorce asientos y facistol a juego fechada en 1782, un
órgano en caja rococó de fines del siglo XVIII y una imagen procesional de
Santiago Matamoros de factura muy colorista.
Ermita de la Virgen del Collado. Hoy está en desuso, pronta a
convertirse en un centro de interpretación de la historia y la cultura de los
Cameros. Es una construcción en mampostería y ladrillo con planta de cruz
griega que se cubre con gran cúpula sobre pechinas.
De estilo barroco, fue levantada en la primera mitad del siglo XVIII y en
su interior guarda diferentes piezas renacentistas y barrocas entre las que
destaca la imagen de la Virgen titular, tallada en el XVII.
Ermita de la Soledad. Se sitúa al sur de la villa y está precedida por una
amplia avenida arbolada.
Consta de una nave cubierta con bóveda de crucería a la que precede
un pequeño pórtico a dos vertientes, donde se abre la portada que fue
reconstruida en el siglo XX siguiendo el estilo neogótico.
En su interior destaca el retablo barroco con columnas corintias de fuste
estriado en ondas y gran hornacina en la que se cobija una imagen de la
Virgen titular –de las de vestir– barroca del XVII y un Crucifijo de tamaño
natural de la misma época. Otras imágenes relacionadas con la Semana Santa,
también de estilo barroco, y que se procesionan en esas fechas son
custodiadas durante el resto del año en la ermita.
Ermita de San Pelayo Mártir. Se sitúa a unos quinientos metros al
norte, camino de Anguiano. Es de planta rectangular, de mampostería cubierta
con cielo raso y con el ingreso adintelado. Recientemente restaurada, en su
exterior podemos apreciar un ara romana con inscripción utilizada como sillar y
el cartel que recuerda a su santo patrón: “Aquí está san Pelayo de los huesos
sanador. No pases de largo sin rezar una oración”.
Ermita de San Antón. A unos quinientos metros al noreste, tiene forma
cuadrangular, con acceso adintelado a los pies y fue levantada a base de tapial
y mampostería probablemente en el siglo XVII.
El castillo de Nieva de Cameros se levanta sobre un peñasco en el alto
que domina por el noreste la localidad. Sus muros, de diferentes grosores,
dibujan una planta rectangular irregular. La torre tuvo al menos dos alturas,
quedando restos de mechinales en los muros este y norte. Hacia el interior hay
dos aspilleras derramadas, con jambas de toba y dinteles de caliza, una en el
lado este y otra en el sur. Al norte hay una tronera labrada en un bloque de
toba.
El conjunto está defendido por un escarpe natural al sur y al este, pero
debió contar con otras defensas exteriores de las que hoy solo se adivinan
algunos restos en mampostería varios metros más abajo, que se adaptarían al
contorno del cerro en dos niveles distintos, formando una planta irregular,
alargada en sentido norte-sur. Estos elementos conservados son de finales del
siglo XV o de comienzos del XVI
Texto de VV.AA., coordinado por Ángel Urbina Merino
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