Estafador El pais - Clara Sotelo UF Faculty Page

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EL PASADO DEL SUBJUNTIVO EN El país (MADRID) SIGLO XXI
Los Madoff imploran compasión
Un año después del suicidio del hijo mayor, la familia del sumo
estafador de la historia de Wall Street reaparece reivindicando su
inocencia. Una maniobra hipermediática que coincide con la promoción
de su libro de descargo
DAVID ALANDETE 05/11/2011
El patriarca lo dejó todo preparado para caer solo. Con la honra propia de un capo de la mafia,
después de haberles estafado 65.000 millones de dólares a sus inversores, Bernie Madoff
decidió hacer algo honorable: confesar ante sus dos hijos, Mark y Andrew, para que ellos le
delataran y así, de forma honrosa, se exculparan. Estoico, asumió su culpa y trató de exonerar a
los suyos. Ahora, lo que queda del clan intenta reescribir la historia reciente de su saga, para
culminar la obra que hace tres años comenzara su progenitor, el mayor ladrón de la historia de
Wall Street: restaurar el honor de los Madoff.
Bernard L. Madoff
A FONDO/ Nacimiento: 29-04-1938
Bernie Madoff es, para la historia, un avaro, un desalmado, un monstruo. A Ruth, su esposa, le
ha costado verle así. Ella, que le había conocido a los 13 años y se había casado con él a los 18,
se mantuvo fiel a su lado, aun en sus últimos días de libertad vigilada. Aguantó que los tabloides
neoyorquinos publicaran los nombres de las amantes de Bernie. Que se escribiera sobre el abuso
de la marihuana y la cocaína por parte del matrimonio. Que los que habían sido sus amigos y
vecinos les trataran con una hiriente hostilidad. Ruth aceptó ser paria consorte de Wall Street.
Solo ahora, Ruth Madoff busca paz. En una campaña de reivindicación personal, ha comparecido
ante los medios junto a su hijo Andrew para explicarle al mundo que es inocente. Que no sabía
nada de los sucios negocios de su marido. Que ha roto con él. Ruth dice que no supo ver el gran
timo, tan ocupada estaba con su ropero de diseñador, su apartamento en Manhattan, su chalé en
los Hamptons, su mansión en Palm Beach y su villa y yate en la Riviera francesa. Todo lo que ha
sido Ruth Madoff en las últimas dos décadas se lo debe a los 17 millones de dólares en metálico
que su marido robó a los clientes de su fondo de inversiones.
LA PEOR HUMILLACIÓN PARA UNA MILLONARIA
En su reciente campaña, Ruth, una mujer visiblemente derrotada, ha alegado ceguera. "¿Por qué
debía haber sabido que había algo siniestro en nuestros negocios?", ha repetido en recientes
entrevistas concedidas a diarios y cadenas de televisión. Ha apelado a la compasión ciudadana.
Y, sobre todo, ha querido dar pena. No se explica de otro modo que haya confesado, con voz
ronca y mandíbula temblorosa, que el día de Nochevieja de 2008 ella y Bernie tomaron un cóctel
mortal del somnífero Zolpidem y el ansiolítico Clonazepam. Dosis modestas, debieron ser. "Nos
levantamos al día siguiente. Me alegro de que el intento no tuviera éxito", dijo en una
comparecencia en la cadena CBS.
Y a pesar de sus desesperadas peticiones de clemencia pública, muchas son las sombras que
proyectan los actos de Ruth antes de la confesión y arresto de Bernie. ¿Por qué retiró 15,5
millones de dólares de diversas cuentas corporativas, para dejarlos en un depósito personal, días
antes del arresto de su marido? Ella, que en los años sesenta había llevado la contabilidad de las
empresas de su marido, ¿ignoraba las extrañas entradas y salidas de dinero en las cuentas? Mark,
su hijo, le confesó a su esposa, Stephanie, que cuando Bernie admitió sus delitos, Ruth se quedó
"con la cara en blanco, como una muerta viviente".
La nuera de Ruth aún cree que ella sabía de la gran estafa antes que sus hijos. Y que no hizo
absolutamente nada para delatar a su marido.
Ruth ha vivido la peor humillación a la que una señora rica se pueda someter: está arruinada,
confiscadas sus propiedades, cerradas las puertas de familiares y amigos, sola en la vida por
primera vez desde que alcanzó la mayoría de edad. Cuando su marido se declaró culpable y fue
condenado a 150 años de prisión, nadie en Nueva York quiso alquilarle una casa. Tuvo que
recurrir a la infrecuente caridad de un conocido, que la aloja en una casa de Florida. Desde allí
conducía 12 horas para poder ver a su marido en la prisión de Butner, en Carolina del Norte.
Pasaba la noche en un motel de carretera. Y volvía al día siguiente, conduciendo otras 12 horas
más. El mismo ritual durante meses.
OBEDECER SIN PREGUNTAR
La noche de la confesión, Ruth, impertérrita, se enfundó en una blusa de Prada, una falda de tubo
y unas botas de tacón, mientras fumaba compulsivamente. Su marido la había ordenado que
acudiera a la fiesta de Navidad en el restaurante neoyorquino Rosa Mexicano, famoso por sus
margaritas de granada. "Debemos aparecer y fingir que todo está bien". "Sí, claro", respondió. El
papel de Ruth en 49 años de matrimonio había sido siempre el de obedecer sin preguntar. En la
fiesta, ante personas que perderían sus empleos en cuestión de días, mantuvo la calma, con una
sonrisa ausente. "¿Dónde iréis en Navidades?", le preguntó una secretaria. "A Florida". También
esa casa, en Florida, había sido comprada con los ahorros robados a aquellos empleados y a otros
inversores.
Mientras, los dos hijos desesperaban. La traición del padre les consumía. El más devastado era el
primogénito, Mark, el mimado de su madre. Simplemente, se desmoronó. Tras delatar a su padre,
ya en casa, se tumbó en la cama y se puso a llorar, según rememora su viuda, Stephanie. "Nunca
había visto a nadie a quien quería tanto tan herido, tan profundamente angustiado", recuerda. "Mi
intento de consolarle se quedaba pequeño, era inútil. Estaba agotado, conmocionado, mientras
sus sentimientos pasaban de miedo a incredulidad, de enfado a desesperación".
Mark no volvería a hablar con sus padres. Su único contacto con ellos fueron unas misteriosas
cartas. En la Nochevieja de 2008, mientras Bernie estaba en libertad condicional y bajo arresto
domiciliario, Ruth acudió a una estafeta de correos y les mandó a sus hijos y a otros familiares
cinco sobres blancos con sus posesiones más preciadas, que corrían el riesgo de ser requisadas:
un collar de diamantes, un anillo de esmeraldas, dos juegos de gemelos y 13 relojes. El valor
total era de un millón de dólares. Los Madoff contravenían así la orden del juez de no transferir
propiedades a sus familiares, porque todo debía emplearse para pagar indemnizaciones a las
víctimas.
Bernie incluyó una nota personal en los paquetes: "Queridos Mark y Andy, si podéis aguantar el
peso de conservar estos relojes, os los regalo con mi amor. Si no, dádselos a alguien que pueda.
Con amor, papá". Los paquetes fueron a parar inmediatamente a manos del FBI. Los hijos no
querían nada de su padre. Según opina Brian Ross, jefe de investigaciones de la cadena televisiva
ABC en su estudio Las crónicas de Madoff, "algunos investigadores creen que les mandaron las
joyas a sus hijos para que pudieran entregárselas a los agentes y destacarse todavía más como los
tipos buenos en este escándalo, alejados de su padre".
"Abrí el sobre y saqué lo que había en su interior", ha recordado Andrew en la cadena CBS. "Era
algo desgarrador. Reconocí aquellas joyas. Cosas que le había visto llevar a mi madre a lo largo
de los años. Y no entendía cómo podía hacer algo así. ¿En qué estaban pensando? Y tres años
después le pude preguntar a mi madre qué tenían en mente cuando nos mandaron aquellas joyas.
No lo entendía. Y entonces me contó que ella y mi padre habían intentado suicidarse y por eso
nos mandaron esos paquetes".
Preguntas:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
¿Quién es Bernie Madoff? Mencione una cosa que sabe de él.
¿Cuál es el monto del dinero estafado? (¿Cuánto se robó? o ¿le robó a otros?)
¿Por qué se lo ha llamado avaro, desalmado, monstruo?
¿Qué situaciones difíciles ha tenido que aguantar su esposa?
¿Qué no creía Ruth Madoff que su marido hubiera hecho?
¿Era posible que la gente creyera en Ruth a pesar de lo que había pasado?
¿Quién es Mark y por qué se dice que era el más afectado?
¿Qué dijo la esposa de Mark sobre su reacción (la de él) a la situación de su padre?
¿Qué ocurrió la noche de la confesión?
¿Qué iba en los paquetes que recibieron los hijos en la Nochevieja del 2008?
¿Quién es Andrew y con quién hablaba cuando reveló lo que sabía de las joyas? ¿Quién se lo
dijo?
Cláusulas de si con tiempos compuestos.
1. Si tú tuvieras una oportunidad similar a la de Bernard M, ¿harías algo así?
2. Si hubieras estado en la situación de B. M. cuando fue descubierto, ¿habrías
hecho lo mismo?
3. Si ustedes fueran los hijos de una persona que hizo algo similar, ¿cómo
reaccionarían?
4. ¿Sospecharías de alguien que no es rico y de la noche a la mañana se convierte
en uno?
5. Si fueras la esposa o esposo de alguien que planea una estafa, y esta persona no
te ha dicho nada, pero tú sabes, ¿lo delatarías y lo entregarías?
Práctica en la red:
http://www.gramaticaparalacomposicion.com/indiceporlecciones.html
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