“ … DE LO ORDINARIO ENDECASÍLABOS…” “En la reunión del consejo Europeo celebrada ayer, Mariano Rajoy, solicitó el fondo de reserva por un valor de cien mil millones de euros. El líder de la oposición comentó…”Eran las cinco de la mañana. Francisco apagó de un golpe el radio despertador. Tras prepararse para ir al trabajo, dio un beso en la frente de su mujer y de sus hijos antes de partir. Cogió la línea 56 que le dejó frente la puerta de la fábrica. Con un gesto mecánico fichó en la máquina de la entrada. Se embutió en el mono de trabajo y, puntualmente, a las 6 sonó la sirena de comienzo de turno. Pulsó el botón “ON” y el robot totalmente automático comenzó su lento y seguro movimiento. Francisco era el supervisor de la máquina, un eslabón más de la cadena de montaje de una conocida firma internacional de automóviles. Hace más de diez años, todo era más complicado. La mayor parte de las tareas que hace una máquina antes las hacía él. Ahora para Francisco es más fácil pero más aburrido. De vez en cuando puede soltar la imaginación y en éstas recordó una conversación que ayer mantuvo con un joven, en el autobús de vuelta a casa, que tras comentar varias cosas sentenció: “lo difícil es hacer de lo ordinario endecasílabos…..”. ¡RIIIIIING…! Francisco volvió en sí. Era la hora del almuerzo. Fue a su casilla y tomó el bocadillo de los martes (pollo con lechuga) que su mujer le había preparado la noche anterior. Fue a la cantina y se sentó con los de la cuadrilla. Pedro le espetó: “Francisco,¿ has pensado alguna vez que los coches que montamos, tiene piezas traídas de muchos países? Los motores vienen de Alemania, los faros de China, los neumáticos de Italia, los asientos los fabrica una empresa de Madrid… y así hasta quince países. ¿Has pensado que a miles de quilómetros otros compañeros se levantan también a las cinco para producir las piezas que montamos nosotros? Manolo, un viejo sindicalista, irrumpió en el discurso de Pedro para sentenciar: “es la globalización: el capital se instala donde obtiene más beneficios. En cuanto nuestra fábrica sea improductiva, o nos conformamos con cobrar menos o nos amenazarán con el cierre patronal, es el típico chantaje capitalista: o lo tomas o me voy”. Francisco, que hasta ese momento permaneció en silencio, retomó el recuerdo de la conversación que mantuvo con el anónimo pasajero del día anterior y replicó a Manolo: - la globalización no tiene porque ser mala en sí misma. Piensa en que esta “aldea” en la que se ha convertido el mundo nos permite saber y conocer cosas que hasta hace unos años ignorábamos. ¿No te parece extraordinario pensar que ese coche que montamos lo pueda comprar cualquier persona del mundo y que una parte la has hecho tú? La globalización permite obtener productos más baratos que de otra manera no podríamos comprar ni tú ni yo.Manolo, con voz tajante, le cortó: - tonterías, el capital no se anda con romances; la pasta es la pasta y cuando no seas útil te despacharán como a muchos otros. Francisco, mirando a Manolo en tono apaciguador, le dijo: - quizá no te falte razón Manolo, pero el problema no es el capital o la globalización, el mal está en las personas, en el uso que hagan de los medios de producción. Es cierto que hay empresarios sin escrúpulos que persiguen en mayor beneficio a costa de lo que sea. Pero también es verdad que hay empresarios que practican la justicia social….” - ¡chorradas! escupió Manolo. - Me desespera tu servilismo al capital- ¡¿servilismo!? Interrumpió Pedro - ¿no te das cuenta de que sin la globalización muchos derechos que ahora disfrutamos no existirían? y no solo en el ámbito de trabajo. Piensa en las atrocidades que se cometen en el mundo que son detenidas gracias a las redes sociales. ¿No has recibido nunca un correo de una ONG que pide tu colaboración para detener la ejecución de una persona por sus ideales o por su religión? Francisco tiene toda la razón, al final somos las personas las responsables del mal uso de los bienes o de las técnicas-. - Es inútil hablar con vosotros, no tenéis remedio - terminó Manolo - El que no tiene remedio eres tú, dijo Francisco retomando la conversación que había iniciado. - Los humanos tendemos a excusarnos en lo genérico para evitar nuestra responsabilidad personal. Es justo que luchemos por una mayor justicia social y por una correcta distribución de los bienes. Pero no olvides- y espero que no seas tú uno de ellos- que cada uno de nosotros ha de hacer sus tareas lo mejor posible. Es lo que me dijo un chico que conocí ayer en el autobús: lo difícil es hacer de lo ordinario endecasílabos…..- RIIIIING- la sirena señaló el fin del descanso. Mientras Francisco regresaba a su lugar de trabajo, fue recordando la frase de su joven amigo “lo difícil es hacer de lo ordinario endecasílabos…. pero si lo haces por amor a Dios, tú y los que te rodean seréis felices aquí y en el cielo. Mañana –pensó Franciscoterminaré de explicarle la frase a Manolo.” Pulsó el botón “ON” y el robot continuó con su movimiento de antes: lento y seguro. Carmina Saló Casajuana Mª Pilar Sedano Lacorte