Desnacionalización judicial de las personas dominicanas de

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Desnacionalización judicial de las personas dominicanas de
ascendencia haitiana
Liliana Gamboa y Julia Harrington Reddy
Una sentencia reciente del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, si fuera aplicada
tal como está redactada, dejaría apátridas a miles de dominicanos y enviaría a otros Estados el
mensaje de que las desnacionalizaciones arbitrarias masivas son aceptables en tanto que estén
amparadas por una decisión judicial.
En la República Dominicana (RD) el disfrute de
la nacionalidad y los derechos derivados de ella
se ha vuelto casi imposible para las personas de
ascendencia haitiana –una población de entre
250.000 y 500.000 personas en una población total
de aproximadamente diez millones1. Los recientes
cambios de la Constitución de la República
Dominicana, seguidos de la perversa interpretación
del Tribunal Constitucional en septiembre de
2013, han intensificado la amenaza de que los
dominicanos de ascendencia haitiana –aunque son
ciudadanos según el texto de la Constitución– se
conviertan permanentemente en apátridas, tal
como se define en el derecho internacional.
en esa materia sufre un constante proceso de
restricción conforme a la evolución del derecho
internacional, con vistas a una mayor protección
de la persona frente a la arbitrariedad de los
Estados. Así que en la actual etapa de desarrollo del
derecho internacional de los derechos humanos,
dicha facultad de los Estados está limitada, por
un lado, por su deber de brindar a los individuos
una protección igualitaria y efectiva de la ley y
sin discriminación y, por otro lado, por su deber
de prevenir, evitar y reducir la apatridia2”.
A pesar de que se trata de una decisión
jurídicamente vinculante, la sentencia de la
Corte tuvo el efecto contrario al deseado en el
Una importante causa de la marginación de
plano nacional. Incluso antes de Yean y Bosico el
los dominicanos de ascendencia haitiana es la
gobierno aprobó en 2004 una ley de migración
prolongada renuencia del Estado a reconocer su
que ampliaba la definición de “en tránsito”
nacionalidad dominicana. Desde 1929 hasta enero
para incluir a todos los “no residentes”, una
de 2010 la Constitución de la República Dominicana amplia categoría que incluye a todo aquel que no
otorgaba la nacionalidad dominicana a todos los
pueda probar su residencia legal en el país. De
niños nacidos en el territorio nacional, a excepción
esta manera el sentido de la disposición sobre
de los hijos de diplomáticos y padres que estuvieran nacionalidad de la Constitución se ha cambiado
“en tránsito” en el momento del nacimiento del
sin cambiar su redacción. Después de Yean y
niño. Durante años la RD insistió que las personas
Bosico, la aplicación de esta ley se incrementó.
de ascendencia haitiana nacidas en la República
Si bien la intención era que esta ley fuera
Dominicana no tenían derecho a la nacionalidad
aplicada de forma prospectiva, la Junta Central
dominicana porque sus padres estaban en
Electoral de la RD (JCE) comenzó a aplicarla
tránsito, incluso cuando estas familias habían
retroactivamente, retirándoles la ciudadanía
estado en el país durante varias generaciones.
a los dominicanos de origen haitiano cuya
nacionalidad había sido reconocida previamente.
En septiembre de 2005, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos se convirtió en la primera corte El 26 de enero de 2010, la RD adoptó una
internacional en declarar de manera inequívoca
constitución totalmente reformada que otorga
que la prohibición de la discriminación racial se
la ciudadanía sólo a los hijos de los “residentes”
aplica a la nacionalidad. En una sentencia histórica, nacidos en territorio dominicano. Así, los
Yean y Bosico vs. República Dominicana, se concluyó
individuos nacidos en la RD después de enero de
que la aplicación discriminatoria que hace la RD
2010 que no cuenten con la prueba documental
de su constitución, sus leyes y reglamentos sobre
de la nacionalidad dominicana o la residencia
ciudadanía y registro de nacimiento convierte en
legal de sus padres no tienen derecho a la
apátridas a los niños de ascendencia haitiana y les
nacionalidad dominicana, ya que sus padres
niega el acceso a la igualdad de protección ante la
ahora están clasificados como no residentes –sin
ley. La Corte afirmó: “La determinación de quienes importar cuánto tiempo ellos o sus familias
son nacionales sigue siendo competencia interna
hayan vivido en la República Dominicana,
de los Estados. Sin embargo, su discrecionalidad
que podría extenderse a generaciones.
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En cuanto la JCE comenzó a negar la entrega de
documento de identidad a los dominicanos de
ascendencia haitiana, como tarjetas de identidad
nacional y certificados de nacimiento, sin el
reconocimiento oficial –prueba documental– de
su nacionalidad, muchos de ellos experimentaron
el deterioro de su calidad de vida. Debido a que el
carácter de la ciudadanía es servir de “puerta”, no
sólo está en juego el derecho a la nacionalidad, sino
también el derecho a la personalidad jurídica, la
igualdad ante la ley, la vida familiar, la educación,
la participación política y la libertad de circulación.
Sin acceso a la nacionalidad legal, los dominicanos
de ascendencia haitiana seguirán siendo relegados
por su propio gobierno a una permanente
situación de ilegalidad en su propio país.
Eventos recientes
El último golpe fue una sentencia del Tribunal
Constitucional (TC) del 23 de septiembre de 2013
que resolvió que Juliana Deguis Pierre, quien nació
en la República Dominicana en 1984, había sido
equivocadamente registrada como dominicana
al nacer. El TC decidió que sus padres, quienes
presuntamente no pudieron probar que su
situación migratoria en la República Dominicana
era “regular”, eran “extranjeros en tránsito” a los
efectos de la legislación nacional de la RD. Por lo
tanto, Juliana no tenía derecho a la ciudadanía
que le fue concedida al nacer y fue despojada de
la nacionalidad (desnacionalizada). Yendo más
lejos, el TC también ordenó a la JCE que examinara
a fondo todos los registros de nacimientos desde
1929 y que retirara de ellos a todas las personas que
fueron supuestamente registradas y reconocidas
erróneamente como ciudadanas dominicanas.
La decisión del TC no tiene precedentes. En
primer lugar, en cuanto al número de afectados:
algunos sostienen que más de 200.000 personas
quedarán apátridas. Su reconocimiento previo
Lorena Espinoza Peña
Igualmente inquietante es la prueba documental
de la residencia legal emitida por el gobierno que
determina cuáles son los derechos que tiene un
individuo, en lugar de los hechos reales. Es posible
que los padres o abuelos de un individuo hayan
tenido todo el derecho a la ciudadanía según la
anterior Constitución de la RD, sin embargo, les
negaron esta prueba debido a fallos burocráticos
o logísticos del Estado, o a la discriminación. Así,
la nueva constitución eleva los actos históricos
del Estado–a pesar de que pudieron estar
equivocados o viciados en el momento en que
fueron celebrados– a factores determinantes de
los derechos de las personas en la actualidad.
Niños de origen haitiano -con la bandera de República Dominicana
pintada en sus rostros- en una manifestación frente al Palacio de Justicia,
Santo Domingo, marzo de 2003.
como dominicanas las hace inelegibles para la
nacionalidad haitiana, excepto por naturalización,
lo que a su vez requiere la residencia en Haití.
En segundo lugar, la decisión del TC está en
flagrante inobservancia de la decisión Yean y
Bosico que es jurídicamente vinculante, y viola
la Constitución de la RD, que establece que sus
disposiciones no deben aplicarse retroactivamente,
y que también sostiene que cuando dos autoridades
judiciales se contradicen entre sí, debe ser
acogido el principio que brinde más protección
a los derechos individuales. Más allá de la Corte
Interamericana y de la Constitución de la RD,
existen tres principios básicos de los derechos
humanos que enmarcan la reglamentación de la
ciudadanía: la prohibición de la discriminación
racial; la prohibición de la apatridia; y la
prohibición de la privación arbitraria de la
ciudadanía. La sentencia viola los tres principios.
Reacciones a la sentencia
La decisión conmocionó a todo el país, a la región
y a la comunidad de los derechos humanos.
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¿Qué puede significar que el órgano encargado
de interpretar la constitución adopte una
decisión contraria al sentido del texto de la
constitución? ¿Dónde está el estado de derecho?
Se podría afirmar que el poder ejecutivo de la RD
no debería aplicar la sentencia por respeto a la
propia Constitución; sin embargo, aunque muchos
dominicanos reconocen los vicios de la sentencia,
creen que debe ser respetada simplemente porque
fue emitida por el máximo tribunal de la nación.
El ACNUR, UNICEF, los EE.UU. y la Unión
Europea manifestaron su preocupación sobre
el tema. La Comunidad del Caribe (CARICOM)
ha sido muy franca al condenar la sentencia;
suspendió el examen de la solicitud presentada
por la RD para ser miembro de la CARICOM y
exigió que la situación sea discutida, dos veces,
en el Consejo Permanente de la Organización de
los Estados Americanos. La diáspora dominicana
en los EE.UU. en general parece crítica ante la
sentencia –tal vez porque es fácil imaginar la
devastación que se produciría en sus vidas si
los EE.UU. aplicaran un principio semejante.
Ahora todas las miradas se dirigen al Presidente
de la República Dominicana, Danilo Medina,
jefe de la rama del gobierno que debe aplicar la
decisión del TC. Inmediatamente después de
la sentencia le pidió disculpas a los afectados,
diciendo que garantizaría que nadie sería
desnacionalizado; luego se retractó de la
disculpa, diciendo que debe ser respetado el
Estado de derecho, aunque estaba preocupado
por los efectos humanitarios de la sentencia;
luego llamó a un análisis y evaluación de las
cifras de los afectados, antes de que, finalmente,
anunciara que el gobierno procedería con
la plena aplicación de la resolución.
La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos visitó la República Dominicana tres
meses después de la sentencia del TC. Durante
la misión, el Presidente Medina anunció que
sería presentado al Congreso un proyecto de
ley especial sobre naturalización para restaurar
la nacionalidad de las personas afectadas
por la sentencia, cuya ciudadanía ya había
sido reconocida por la JCE. Sin embargo, este
“proyecto de ley especial para la regularización de
extranjeros” ha sido aplazado en varias ocasiones.
Tras su visita, la Comisión destacó que las medidas
que se adopten para implementar la sentencia del
TC deberían tener las siguientes características:
■■Deben garantizar el derecho a la nacionalidad
de las personas que ya tenían este derecho bajo
el régimen interno vigente entre 1929 y 2010.
■■No se puede exigir que las personas con
derecho a la nacionalidad, como aquéllas
desnacionalizadas bajo esta sentencia, se
registren como extranjeros como requisito para
el reconocimiento de sus derechos.
■■Las medidas para garantizar el derecho a la
nacionalidad de las personas perjudicadas
por esta sentencia deben ser generales y
automáticas. Dichos mecanismos deben ser
sencillos, claros, rápidos y justos. No pueden
ser discrecionales o implementados en forma
discriminatoria.
■■Los mecanismos para restablecer o garantizar
la ciudadanía deben ser accesibles en términos
económicos
■■Deben involucrar a la sociedad civil y
representantes de las poblaciones afectadas por
la sentencia del tribunal3.
■■Si estos principios se reflejan en el “Plan
nacional de regularización de extranjeros en
situación migratoria irregular radicados en la
República Dominicana”, aún puede evitarse
parte de la peor injusticia inherente a la
sentencia del TC.
En este momento la comunidad internacional
debe encontrar la manera de articular que
“estado de derecho” no se refiere a cualquier
decisión dictada por un tribunal, sino que
tiene un contenido sustantivo y también
procesal, y por otro lado elevar el costo político
para la República Dominicana en caso de
aplicar la sentencia del TC tal y como está.
Liliana Gamboa es Oficial de Programa de
Igualdad y Ciudadanía y Julia Harrington Reddy es
Directora Jurídica de Igualdad y Ciudadanía de la
Iniciativa Pro Justicia de Open Society.
[email protected]
[email protected]
www.justiceinitiative.org
1. Ver Wooding B. “La lucha contra la discriminación y la
apatridia en la República Dominicana”, Revista Migraciones
Forzadas, No. 32 Apatridia www.fmreview.org/es/pdf/RMF32/
RMF32.pdf.
2. Dilcia Yean y Violeta Bosico vs. República Dominicana, Corte IDH,
Caso No. 12.189 (8 de septiembre de 2005).
3. “Observaciones preliminares de la visita de la CIDH a
República Dominicana” Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Santo Domingo, 6 de diciembre de 2013
www.oas.org/es/cidh/prensa/Comunicados/2013/097A.asp.
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