Discurso Pascal Ceremonia ONM 12 avril 2013 (final)

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DISCURSO DEL SR. PASCAL BOURBON
CON MOTIVO DE LA ENTREGA DE LA INSIGNIA
DE CABALLERO DE LA ORDEN NACIONAL DEL MÉRITO
AL SR. PASCAL BOURBON
VIERNES, 12 DE ABRIL DE 2013
Exmo. Señor Primer Ministro,
Gracias por estas palabras, a la vez elogiosas y afectuosas. Es un gran honor para
mí, así como para mis compatriotas y mis amigos españoles presentes aquí esta
noche, tenerle con nosotros en Barcelona.
No es fácil tomar la palabra después de un orador con tanto talento como el Sr.
Villepin, pero voy a intentar hacerlo lo mejor que pueda, con mis palabras, mis
pasiones, mis virtudes y mis defectos.
En primer lugar, mi más sincero agradecimiento a todos por asistir a esta ceremonia;
a juzgar por el espacio disponible en la sala, debe haber una persona importante...
Y no miro a nadie….
Me siento muy alagado por este reconocimiento que me concede la República y
aprovecho para saludar y agradecer encarecidamente su presencia hoy aquí a sus
principales representantes en España, el Embajador de Francia y la Cónsul General
en Barcelona, a los que todos ustedes conocen.
Y sobre todo no quisiera olvidarme esta noche de expresar mi agradecimiento a mi
familia que ha venido de Francia (mis padres y mi hermana) y a la que está aquí en
Barcelona: en primer lugar, a Beatriz, mi futura esposa (por fin!) tras todos estos años
a mi lado, a toda su familia y a nuestros cuatro hijos: Antoine, Johann, Pablo y
Anatole.
También quiero saludar y agradecer su presencia a mis compañeros Consejeros de
Comercio Exterior de Francia, algunos de los cuales se han desplazado desde
Madrid, a mis compañeros profesores, a mis camaradas de la École Centrale Paris y
del IESE, así como a mis diferentes colaboradores.
Sin olvidar, por supuesto, a los miembros del Réseau Entreprendre Catalunya, una
fabulosa aventura que usted, Sr. Primer Ministro, ha citado y que vio la luz en
Barcelona hace poco más de un año: hacer que los directivos de empresa
experimentados unan sus fuerzas para ayudar como voluntarios a jóvenes
Sólo es válido lo pronunciado
emprendedores a desarrollar sus proyectos y crear empleos (algo que nuestras
sociedades afectadas por la crisis necesitan tan desesperadamente en la actualidad).
Han podido saber, para aquellos que quizá lo ignoraban, que sigo muy vinculado a
mis raíces lemosinas (el Lemosín es una pequeña pero preciosa región que ha dado a
la 5ª República dos presidentes, además de un brillante primer ministro). Por
consiguiente, querría saludar a mis colegas lemosines presentes en la sala
(Christophe y Erick, que actualmente viven en París, y Jean-Paul y Fréderic, que
como yo viven en Barcelona desde hace muchos años). Me complace a menudo
recordar los valores que se asocian a esta región: humildad, trabajo (no hay que
olvidar que fueron los albañiles de la Creuse quienes construyeron una buena parte
de París en el siglo XIX) y equilibrio.
Pero también tiene sus defectos: es una región un poco cerrada, que no se abre
suficientemente al exterior… y esta es sin duda la razón por la que partí cuando tenía
20 años para descubrir nuevos horizontes…
------------------------------En mi día a día, pienso a menudo en esta cita que a veces se atribuye a Lenin,
Churchill o Jean Jaurès: «Donde hay una voluntad, hay un camino», que significa
que vale la pena intentarlo, que la perseverancia y la valentía acaban dando sus
frutos.
Pienso que el miedo al fracaso no debe frenar las ganas de emprender y que el
fracaso hace a menudo que la gente sea más humilde, pero también más fuerte. Creo
que no debemos olvidarnos de trabajar cada día lo mejor posible, esforzándonos
siempre aplicando criterios de justicia y ética sin los cuales nuestras sociedades no
podrían sobrevivir.
Después de casi 15 años viviendo y trabajando en España, puedo apreciar las
ventajas que tienen la espontaneidad y la improvisación, pero considero que si a esto
se añade una buena dosis de preparación y un cierto cuidado por los detalles, se
pueden garantizar aún más los resultados. Como decía Pablo Picasso: «la
inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando».
Ahora me gustaría contarles una anécdota que se remonta a mi época de estudiante.
Ocurrió durante el seminario de integración en la École Centrale de Paris; nos
pidieron que nos pegáramos en el pecho una etiqueta en la que debíamos escribir la
palabra que nos definiera mejor o que nos gustaría que nos definiera… no puedo
pedirles que adivinen cuál era la palabra que escribí en esa época en mi etiqueta,
porque tienen la traducción detrás de mí…
La palabra era Exigente (con respecto a mí mismo y con respecto a los demás,
precisé…).
Sólo es válido lo pronunciado
Con esta etiqueta no siempre resulta fácil para la gente que me rodea, lo reconozco…
¿verdad, Bea? ¿No es cierto, mis apreciados colaboradores?
La única etiqueta de un compañero que me marcó (y de hecho es la única que
recuerdo, sin duda no es una causalidad) es: «Inconformista».
Una etiqueta que también le habría gustado mucho a mi hijo Antoine…
--------------------------------------------------Estas distinciones que me acaban de conceder no son para mí una culminación, sino
un claro estímulo para seguir trabajando. Estoy seguro de que cada uno de nosotros
podemos contribuir a mejorar la sociedad, ya sea con nuestra generosidad, trabajo o
ejemplaridad. La juventud necesita creer, necesita tener esperanza y yo,
personalmente, siento una gran satisfacción cuando comparto mi experiencia con los
estudiantes y les transmito mis conocimientos, que espero les sean útiles en sus vidas
futuras. Estoy convencido de que todos podemos aportar un granito de arena y que la
suma de todos los granitos puede formar una duna alta y fuerte.
Siempre he sido optimista, a pesar de la crisis y, en ocasiones, de los fracasos (con
una gran capacidad para mantener la cabeza fuera del agua, como a menudo me ha
recordado mi amigo Jean-Paul). Me acuerdo también de las palabras de uno de mis
profesores del IESE: “Si un emprendedor supiera de antemano todos los obstáculos
que se va a encontrar en el camino, ningún ser humano racional se aventuraría a
crear empresas”. Así pues, hace falta mucha osadía e inconsciencia e incluso a veces
un poco de locura para emprender, pero sobre todo creo que se precisa mucha
energía, convicción y en ciertos casos abnegación.
Como ha mencionado, Sr. Primer Ministro, me considero un hombre de convicciones
y de acción; a pesar de haber pasado por algunos momentos difíciles, debo reconocer
que la vida me ha tratado bastante bien, algo que no puede decir todo el mundo, y
quisiera también recordar esta noche a todas aquellas personas que no tienen la
misma suerte que yo y que a menudo sufren contratiempos.
-------------------------------------------------Estoy muy feliz de compartir este momento con todos ustedes.
¡Queridos amigos, que empiece la fiesta!
Sólo es válido lo pronunciado
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