ACTUALIDAD La eutanasia, debate abierto Foto: Maty Muchos son los ámbitos profesionales que se ven afectados por una práctica que algunos países europeos han legalizado, como Holanda. Otros, como es el caso de España, dudan de su posible normalización debido a la problemática que pudiera arrastrar consigo desde el punto de vista sanitario, ético, jurídico y político. Este análisis plural fue protagonista de la jornada La Profesión Médica ante el Debate Social de la Eutanasia, celebrada a instancia de la Organización Médica Colegial (OMC), el pasado 26 de abril. SANITARIO, ÉTICO Y JURÍDICO fueron los tres ejes presentes en la reunión en la Organización Médica Colegial (OMC) del pasado 26 de abril. Personalidades representativas de dichos sectores se dieron cita en dos mesas redondas, la primera de ellas dedicada a cuestiones éticas, y la segunda, a cuestiones legales. Para todos los allí reunidos primaba antes que nada aclarar términos cuya confusión puede conducir a equívocos en la sociedad (ver cuadro pág.19). A principios de año, algunos medios se hacían eco de una encuesta realizada por el Instituto de la Juventud en la primavera del 2006, en la que el 76 % de los encuestados respondía afirmativamente a la pregunta sobre si le parecía correcto ayudar a morir a un enfermo incurable. Durante la jornada en la OMC, el doctor Marcos Gómez Sancho, coordinador de cuidados paliativos de dicha organización, presentó los resultados de 18 | P rofesiones otra encuesta llevada acabo recientemente por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), en la que un 65 % de los médicos y un 85 % de las enfermeras afirmaban haber escuchado alguna vez a sus pacientes pedirles la muerte, aunque solo en un 2,5 % de los casos esta petición era persistente. Otro de los datos aportados por dicha encuesta fue el referido al 81 % de los familiares de enfermos que reconocía la presencia de dolor en la muerte de un familiar fallecido. Cuidados paliativos Ante este último hecho, Gómez Sancho propuso el desarrollo de cuidados paliativos, una opción que se brinda a pacientes con enfermedades terminales con el fin de que mueran de la manera más digna posible, aliviándoles el dolor físico y apoyándoles tanto a ellos como a sus familiares, psicológica, emocional y socialmente. Diego Gracia Guillén, catedrático de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, coincidió en este punto y abogó por que «el debate actual se centre en los medios para dignificar la situación de los enfermos terminales y críticos». De esta manera, «unos buenos cuidados paliativos harán en el futuro que la calidad de la asistencia a los enfermos críticos y terminales mejore sustancialmente». Del mismo lado, de los cuidados paliativos, se sitúa la Fundación Bioética, cuya presidenta, María Dolores Espejo, se posicionaba a favor de dicha actividad durante unas jornadas sobre la eutanasia celebradas en la ciudad de Córdoba a mediados de abril. De una forma más directa asume la cuestión Jacinto Bátiz, vocal de la Comisión Central de Deontología de la OMC, quien considera que «la eutanasia no es una solución médica» y acude al Mayo-junio 2007 ACTUALIDAD Foto: Maty La OMC define: • Eutanasia: acción u omisión, directa e intencionada, encaminada a provocar la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa y reiterada de ésta. • Suicidio asistido: consiste en la ayuda indirecta a la realización de un suicidio, a demanda de una persona con o sin enfermedad avanzada irreversible. En caso de que no pueda realizarlo por limitaciones de carácter físico, se trata de ayuda directa o cooperación necesaria. • «Buena práctica» médica: aplicación de los objetivos (dignidad y calidad de vida), principios (atención integral de enfermo y familia) y métodos (control de síntomas, soporte emocional y comunicación, cambio de organización) de los cuidados paliativos. Código de Ética y Deontología Médica, cuyo artículo 27.3 expone que «el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa de éste». Ley de eutanasia Desde el punto de vista jurídico, y ante la disyuntiva sobre si es necesaria o no una ley sobre la eutanasia, la profesora titular de Derecho Penal de la Universidad de Valencia, Carmen Tomás y Valiente, enumeró los argumentos a favor y en contra de la práctica de la eutanasia. Entre los primeros destacan el respeto por la dignidad y la autonomía de la persona y la supuesta restricción de su libertad en tanto en cuanto se le niega al sujeto en plena posesión de sus facultades la «posibilidad de recabar ayuda ajena para poner fin a su vida». Del otro lado, estarían «las posibles consecuencias que la despenalización podría llevar consigo, y que la convertirían en el punto de arranque de una especie de pendiente resbaladiza hacia situaciones del todo indeseables». Despenalización que para Victoria Camps, presidenta del Comité Consultivo de Bioética de la «Generalitat de Catalunya», es necesaria, puesto que «está en juego la dignidad de la persona, que comprende el derecho a la vida y la libertad para escoger la forma de vida que quiere, incluida la decisión de dejar de vivir». Camps aboga por la modificación del artículo 143 del Código Penal, para conseguir que pueda ejercitarse libremente la eutanasia. Mayo-junio 2007 En dicho artículo centró su intervención Jesús Barquín, profesor titular de Derecho Penal en la Universidad de Granada, quien no considera necesaria la legislación de esta práctica y aboga por una simple modificación del punto cuatro del artículo mencionado, que quedaría de esta manera: «la intervención en la muerte de otra persona a petición expresa, seria e inequívoca de ésta, cuando sufriere una enfermedad grave que habría conducido necesariamente a su fallecimiento o que produjere graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, solo será punible en caso de ejecución activa y directa de la muerte, con pena inferior en uno o dos grados a la señalada en el número anterior». Código Penal, Art. 143 1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años. 2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una persona. 3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar la muerte. 4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo. Unos buenos cuidados paliativos harán en el futuro que la calidad de la asistencia a los enfermos críticos y terminales mejore sustancialmente Para Andrés Ollero, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, la supuesta despenalización de la eutanasia supondría un cierto deber para el médico, pues «debería intervenir cuando el enfermo solicitara esta práctica». Así, Ollero cree que «el intento de contrarrestar una posible generalización de muertes sin probado consentimiento, a través de la previsión de garantías, mueve al escepticismo». La OMC, organizadora del encuentro, rechazó la despenalización de la eutanasia y se mostró a favor de una medicina paliativa de calidad, con el fin de que los casos en que exista la petición expresa de morir se reduzcan lo máximo posible: «la profesión médica considera prioritario e irrenunciable que en España se alcance la universalización de los programas de cuidados paliativos, porque cuando se ofrece una medicina paliativa de calidad las peticiones de eutanasia son extraordinariamente raras». Con estas palabras, Jesús Aguirre, vicepresidente de esta organización, clausuraba una jornada en la que el verdadero protagonista fue el debate abierto. ❚ P rofesiones | 19