EL EMPRENDIMIENTO COMO ALTERNATIVA LABORAL EN PERSONAS MAYORES DE 45 AÑOS Nisamar Baute Díaz Licenciada en sociología por la Universidad de La Laguna Master en Exclusión social, integración y ciudadanía por la UNED Francisco J. García Rodríguez Dpto. de Dirección de Empresas e Historia Económica, Universidad de La Laguna INTRODUCCIÓN En un proceso que se desarrolla a lo largo de la última década y que posiblemente arranca con la publicación del Libro Verde sobre el Espíritu Empresarial en Europa (Comisión de las Comunidades Europeas, 2003), las distintas administraciones han introducido progresivamente iniciativas que tratan de promover la emprendimiento y el autoempleo como forma de incorporación al mercado laboral. En este sentido, se han introducido novedades legislativas, como la Ley 11/2013, de 26 de julio, de medidas de apoyo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo así como diseño de estrategias de emprendimiento, como la Estrategia de emprendimiento y empleo joven 2013-2016 y la promoción desde el ámbito europeo con iniciativas como Erasmus para jóvenes emprendedores. La Estrategia Española de Empleo 2012-2014, establece entre los colectivos prioritarios de las políticas activas de empleo, de acuerdo con la propia Ley de Empleo (art. 9) las personas con especiales dificultades de integración en el mercado de trabajo, especialmente jóvenes; las mujeres; los mayores de 45 años; los parados de larga duración; las personas con discapacidad o en situación de exclusión social e inmigrantes. En el ámbito del autoempleo y la creación de empresas son cuatro los colectivos marcados como prioritarios en esta Estrategia: jóvenes, mayores de 45 años, mujeres y personas con discapacidad. Por otra parte, La Estrategia Canaria de Formación y Empleo (2012-2014) determina también como prioritarios de las políticas activas de empleo los colectivos de emprendedores y trabajadores autónomos así como personas desempleadas afectadas por procesos de reorganización productiva. En el presente estudio, nos proponemos realizar un análisis del emprendimiento en personas mayores de 45 años, tomando para ello datos que nos permitan conocer su evolución en los últimos años. Realizamos el estudio tratando de integrar distintas variables: situación laboral, factores socio-demográficos y emprendimiento. REVISIÓN DE LA LITERATURA Los estudios relativos a los distintos factores que explican el emprendimiento y la creación de empresas abordan un amplio rango de aspectos que comprenden el estudio de los rasgos del emprendedor, en sus aspectos psicológicos, los factores sociales o culturales, así como los económicos o gerenciales. Shapero y Sokol (1982) establecen un modelo de conducta empresarial que tiene en cuenta varios factores para la creación de empresas. De esta forma, Shapero usa el término “desplazamiento” entendido como el cambio de rumbo que posibilita el nacimiento de un emprendedor. Estos desplazamientos pueden ser positivos o negativos, internos o externos. Desde este punto de vista, la actividad emprendedora, entendida como un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo (Gartner, Shaver, Gatewood, y Katz, 1994; Kyrö y Carrier, 2005), se inicia mucho antes del momento en que el individuo crea la empresa. Así, como todo comportamiento humano, requiere una cierta medida de planificación hasta que se produce siquiera la Intención de emprender (IE). Esta intención es previa a la creación de la empresa (decisión de emprender) y podría ser considerada su mejor predictor (Ajzen, 1991, 2001; Krueger y Brazeal’s, 1994; Fishbein y Ajzen, 1975), como ocurre en todo proceso que conduce a una acción. De acuerdo con el modelo planteado por Shapero (1975), Shapero & Sokol (1982) y Krueger y Brazeal’s (1994), se asume que el deseo percibido, la viabilidad percibida y la propensión a actuar determinan el potencial emprendedor del individuo, el cual se concretaría en intención emprendedora a partir de un acontecimiento que “precipite” el cambio actitudinal. Además, tanto el deseo como la viabilidad percibidos pueden estar influidos por las experiencias previas relacionadas con el emprendimiento, bien propias o bien de personas cercanas (amigos y familiares). El enfoque socio-cultural integra distintas teorías que subrayan la importancia de los factores sociales, familiares o los apoyos institucionales en la decisión del emprendedor de crear una empresa. Según la perspectiva de la teoría de la marginación, dos aspectos serían necesarios para llegar a crear una empresa (Brunet y Alarcón, 2004): Por un lado un período de maduración de la idea, entendido como periodo de incubación. Por otro lado, un suceso disparador que desencadene este proceso de creación de empresa. En este sentido, nos podríamos encontrar con el desempleo de larga duración, el despido… etc. De forma mayoritaria, en la literatura sobre emprendimiento el análisis de la actividad emprendedora se ha venido enfocando como una elección definitiva, bien en función de las preferencias del individuo (e.g. Douglas and Shepherd 2002) o de su personalidad (ver Zhao et al 2010). Sin embargo, de acuerdo con Sørensen y Fassiotto (2011), resulta posible y habitual la existencia de diferentes movimientos de entrada y salida a la actividad emprendedora en función de las circunstancias personales y del entorno, compatibilizándola con otros periodos de actividad laboral en empresas ya establecidas. En este contexto, en el presente trabajo nos centraremos en el análisis de la actividad emprendedora de las personas mayores de 45 años, que frecuentemente se desarrolla tras periodos previos de empleo por cuenta ajena y siendo una expulsión del mercado laboral el suceso precipitador. METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN Para llevar a cabo la investigación se ha consultado fuentes secundarias, procedentes del Ministerio de Empleo y Seguridad Social; EPA e Informes GEM (Global Entrepreneurship Monitor) de los años 2010 al 2013. El objetivo es realizar una aproximación al emprendimiento en este colectivo de mayores de 45 años en España que nos permita detectar líneas de investigación futuras. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN En cuanto al perfil de las personas implicadas en el proceso emprendedor, según los Informes GEM, en el año 2012 había más actividades en fase emprendedora de personas de 45- 64 años que en el año 2011 en España, similar apreciación se hace en cuanto a la fase de consolidación. En el año 2013 observamos, con los datos ofrecidos en el último Informe, un aumento con respecto a 2012 en la distribución por edad de los emprendedores entre 45-54 años en todas las fases del proceso emprendedor, incluso en la fase de abandono. Así, en la fase potencial, encontramos que en el 2011, los emprendedores entre 45 y 54 años conformaban un 17, 9% del total de emprendedores potenciales; en el año 2013 aumenta a un 20,3%. En la fase naciente, este grupo de edad también experimenta un mayor peso en el proceso emprendedor, puesto que pasa de conformar un 18% de emprendedores en esta fase en el año 2011 a un 25,1% en 2013. En la fase de empresa nueva, el aumento va desde un 17,9% en 2011 a un 20,7% en 2013. Para el grupo entre 55 a 64 años en estos años sólo hay un aumento en las fases de consolidación y abandono. Por el contrario, desciende la participación del grupo de edad entre 25 a 34 años en todas las fases del proceso con respecto a los dos años anteriores. De esta forma, si en el 2011 la distribución en la fase potencial le otorgaba un porcentaje del 31,5%, en 2013 es de 26,8%. En la fase naciente, observamos que disminuye de un 33,2% a un 26,3% para el mismo período. Para concluir la comparación realizada con el anterior grupo de edad, en la fase nueva, de un porcentaje del 32,8% en 2011 desciende a un 30,1% en 2013. En el indicador denominado TEA (Total enterprenurial Activity), el grupo comprendido entre 45 a 54 años registraba en 2011 un 18% del total; en 2013, alcanza un 23,3%. Sin embargo, en el grupo de 25 a 34 años desciende de un 33% a un 27,9/. En cuanto al paro registrado según antigüedad de inscripción, observamos un importante incremento en los porcentajes de parados de larga duración en mayores de 45 años en los últimos años, teniendo en cuenta los datos ofrecidos por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social referidos a las medias anuales (porcentajes). Así, por ejemplo, si en el 2009 el 14,1% de las personas entre 45 y 49 años desempleada tenía una antigüedad de más de dos años desde su inscripción, en 2012 este porcentaje ascendió a un 25,4%. En lo referente a parados de larga duración, observando los datos referidos al IV trimestre de cada año de la EPA, vemos que los desempleados de 2 o más años pasaron a ser 32.800 en 2008 a 303.200 en 2013 para el grupo de edad de 45 a 49 años. CONCLUSIONES E IMPLICACIONES APLICADAS Los datos invitan a abordar de una forma más integral el estudio del emprendimiento en este gran grupo de edad, con objeto de validar o refutar la hipótesis aquí esbozada de una posible relación entre el incremento del grupo de edad de 45 a 54 años en las fases del proceso emprendedor en los últimos años y el incremento en el número de parados en este grupo, en lo que se denominaríamos un emprendimiento por necesidad. Sin embargo, esta no debe ser la única variable en juego, pues si bien el aumento del desempleo también ha tenido lugar (y de forma muy acentuada) en jóvenes, los últimos datos del informe GEM no revelan un incremento de este grupo en las distintas fases del proceso emprendedor (si bien se observa un aumento de emprendedores potenciales entre los 18 y los 24 años). De esta forma, es conveniente estudiar otros aspectos en el análisis del emprendimiento en mayores de 45 años, tales como experiencia laboral o trayectoria previa en el trabajo por cuenta propia; capacidad económica; apoyos familiares e institucionales; formación; gestación de la idea empresarial y desencadenante de este proceso de decisión de emprendimiento. Dado el aumento de abandonos detectados también es conveniente analizar las amenazas y puntos débiles que suelen caracterizar las propuestas de emprendimiento promovidas desde este gran grupo de edad. En este sentido, a pesar de considerarse a menudo como un único grupo (mayores de 45 años) para futuros análisis vemos la conveniencia de analizarlo teniendo en cuenta subgrupos de menor intervalo de edad. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Ajzen, I. (1991). The theory of planned behavior. Organizational Behavior and Human Decision Processes, 50(2), 179-211. Brunet I., Alarcón A. (2004) “Teorías sobre la figura del emprendedor”. Papers 73 (pp 81 - 103) Comisión de las Comunidades Europeas (2003): “Libro verde. El espíritu empresarial en Europa”. Publicaciones de la DG Empresa, Bruselas. Disponible en: http://europa.eu.int/comm/enterprise/entrepreneurship/green_paper/green_paper_f inal_es.pdf Douglas, Evan J. and Dean A. Shepherd (2002) “Self-Employment as a Career Choice: Attitudes, Entrepreneurial Intentions, and Utility Maximization.” Entrepreneurship: Theory & Practice. 26 (3): 81-90. Estrategia Canaria de Formación y Empleo (2012 -2014) Estrategia Española de Empleo 2012-2014 Fishbein, M., & Ajzen, I. (1975). Belief, attitude, intention and behaviour: An introduction to theory and research Addison-Wesley. Gartner, W. B., Shaver, K. G., Gatewood, E., & Katz, J. A. (1994). Finding the entrepreneur in entrepreneurship. Entrepreneurship Theory and Practice, 18(3), 5-9. Informes GEM 2012 y 2013 Krueger Jr., N. F., & Brazeal, D. V. (1994). Entrepreneurial potential and potential entrepreneurs. Entrepreneurship Theory and Practice, 18, 91-104. Gartner, W. B., & Vesper, K. H. (1994). Experiments in entrepreneurship education: Successes and failures. Journal of Business Venturing, 9(3), 179-187. Kyrö, P., & Carrier, C. (2005). Entrepreneurial learning in universities: Bridges across borders. 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