Patrimonio_nacional

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Patrimonio Nacional
Para empezar a entender la noción de patrimonio, se necesita entender conceptos
básicos tales como los siguientes:
Patrimonio
Es una pertenencia, que puede ser: individual o colectiva, privada o pública, natural
o cultural con ámbitos locales, regionales, nacionales o mundiales. Cuando un
patrimonio se adquiere, nos adueñamos de uno o varios bienes de los cuales
adquirimos derechos y deberes.
Patrimonio Natural
Está constituido por todos aquellos recursos ambientales que se encuentran en el
territorio costarricense: la biodiversidad de flora y fauna, los distintos ecosistemas
como playas, bosques, lagunas mares, ríos y sabanas.
Patrimonio Nacional
Está integrado por la sumatoria del conjunto de bienes naturales y culturales. En
síntesis: Patrimonio Nacional=Patrimonio Natural +Patrimonio Cultural.
Tanto los bienes naturales como los culturales están interrelacionados, por lo que
la acción sobre uno, afecta al otro, es por ello que la conservación de los recursos
naturales está estrechamente ligada con la permanencia y desarrollo de los recursos
culturales, puesto que la naturaleza en materia y cuna donde el ser humano crea la
cultura.
Patrimonio Cultural
El patrimonio cultural es sinónimo de legado, de herencia; es la evidencia que
identifica y distingue la cultura propia de la ajena; es el marco que da sentido y
pertenencia a los diversos componentes de nuestro acervo cultural.
Comprende los bienes culturales que en el proceso de desarrollo histórico, una
sociedad hace suyos, ya sea porque los creó o porque los hicieron suyos, mediante la
adopción o apropiación de significados.
El patrimonio cultural está en constante proceso de renovación aunque nos viene
del pasado y nos remite a nuestras raíces históricas, ya que se compone de aquellos
bienes que a lo largo de la historia fueron creando quienes habitaron nuestro
territorio, así como lo que en el presente seguimos creando quienes vivimos en él.
“Patrimonio cultural alude, por tanto, a todos aquellos bienes culturales que, como
resultado de la interacción de los elementos que intervienen en el proceso de
creación de cultura a lo largo de la historia, caracterizan cada etapa histórica. El
patrimonio, por tanto, es también acumulativo y selectivo.”
Vargas y Sanoja, 1993:29
Patrimonio Mundial
Se denomina patrimonio mundial a aquellos bienes naturales y culturales de valor
excepcional y cuya conservación es responsabilidad de toda la Comunidad
Internacional.
El organismo internacional especializado en la conservación del mismo, es la
Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Cultura.
“…pero más que estructuras, más que objetos, experimentamos una sensación
algunas veces desordenada de estados de ánimo, colores, olores y bullicios. Es una
acumulación de ética, alimentos, medicinas y maneras, la forma en que las personas
se saludan, se ignoran, se aman, se odian, se casan y se entierran.”
Robertson Williams
La palabra cultura proviene del latín “colere”, que significa cultivar. De ahí se
deriva que en el mundo occidental, se haya vinculado el cultivo de la tierra con el
cultivo del espíritu, y así la idea de cultura se relacionó con el disfrute de ciertas
manifestaciones del intelecto y de la creatividad humana. Hoy en día, concebimos la
cultura desde un punto de vista amplio, como algo inherente a todos los hombres y
mujeres; por tanto, no hay individuos “incultos”, ya que todos somos portadores de
la cultura: la creamos, reproducimos, recreamos y transmitimos a otros, y esto ha
sucedido de generación en generación, estando presente en nuestra historia.
Las diferentes manifestaciones de la cultura se hallan interrelacionadas, sin
embargo, la cultura se clasifica en las tres áreas siguientes:
Economía
Social
Ideología
a) Material o económico: comprende la vivienda, los medios de transporte, los
instrumentos de labranza, las artesanías, artes plásticas, las comidas, etc.
b) Social: formas de organización de la sociedad, desde la familia y los
diferentes sistemas de parentesco, hasta las diferentes agrupaciones,
sociedades gremiales o comunidades. También incluye el ciclo de la vida
(nacimiento, cortejo, casamiento, muerte); fiestas cívicas, sociales y
religiosas.
c) Mental o ideológico: el lenguaje y las formas de comunicación verbal,
gestual; literatura en prosa y en verso, la religión y otros tipos de creencias,
la música, el teatro, la medicina tradicional, la cocina y técnicas artesanales;
otros usos y costumbres, etc.
Con respecto al patrimonio cultural, hay dos grandes vías mediante la que un bien
puede ser parte del patrimonio de un pueblo:
 Porque es un bien cultural autóctono, ya que se originó y su producción
continúa con sentido para la gente de ese lugar. Por ejemplo: las lenguas
indígenas (cabécar, malecu, bribri) y su léxico (chunche, iguana, guarapo,
mozote, ayote); la toponimia, que son nombres geográficos (Aserrí, Cahuita,
Escazú, Tapantí); productos alimenticios mesoamericanos (maíz, tomate,
chile, chiverre); y la cosmovisión, expresada en prácticas, rituales y creencias
ancestrales relacionadas con el clima, salud, agricultura, astros, etc.
 Por ser un bien apropiado, que es cuando un pueblo tiene poder para decidir
acerca del uso de los elementos culturales ajenos, adaptándolos, así como de
la capacidad para otorgar a esos bienes culturales un sentido conforme las
necesidades del pueblo. Por ejemplo: comidas (gallo pinto); en lo lúdico
como la pólvora que fue originada en China; la vivienda de adobe; la lengua
española.
Significados y valores en torno al patrimonio
No hay un criterio único para considerar un bien como patrimonial, sin embargo
hay ciertos atributos que se comparten, tales como los siguientes:
 Amplitud: que incluye diferentes tipos de bienes y es objeto e interés de
múltiples disciplinas.
 Flexibilidad: debido a circunstancias del contexto histórico-cultural,
socio-político, espacial y ambiental, su campo de acción se amplia y
adapta al contexto.
 Dinamismo: que se modifica y cambia según los intereses y necesidades
del entorno.
Hay un cierto consenso en reconocer que un bien cultural sea de interés
arquitectónico, artístico, etnológico, histórico, lingüístico, social, debe reunir
condiciones básicas, tales como las siguientes:
 Antigüedad: son bienes que, aunque en su época no se consideraban valiosos,
el haber llegado a la nuestra, les da valor, pues su existencia es más escasa y
valorada.
 Excepcionalidad: un bien es original.
 Rareza: este atributo se establece por su origen o por su posición, pues no
queda ningún otro bien igual.
 Testimonio: un bien tiene un valor explicito del acontecer histórico de una
comunidad.
 Signo: la cultura es sígnica, un bien tiene un significado, un mensaje para
interpretar.
 Función: un bien cumple un papel de utilidad social.
En suma, el vinculo entre patrimonio y sociedad se sustenta en la relación entre un
determinado bien cultural, su uso y su significado.
Elementos que constituyen el Patrimonio Cultural
Los bienes culturales pueden ser de carácter material (tangibles) o de carácter no
material (intangible), cifrados en conocimientos, prácticas sociales, objetos y lugares
que forman parte de una comunidad, región o país.
Patrimonio Material
Son bienes cuya herencia testimonial se manifiesta en las evidencias arqueológicas,
arquitectónicas y artísticas, así como en otro tipo de documentos históricos.
El Patrimonio Arqueológico es el más antiguo (del Paleoindio, hace 1000012000); puede tener carácter mueble (colgante de jade, vasija de cerámica, máscara
de oro) o inmueble (acueducto o calzada como las de Guayabo de Turrialba). La
institución encargada de su salvaguarda es el Museo Nacional.
El Patrimonio Arquitectónico se manifiesta en bienes inmuebles como
monumentos, viviendas y centros históricos. La institución encargada de las
declaratorias y restauración de estos bienes en el Centro de Investigación y
Conservación del Patrimonio Cultural.
El Patrimonio Artístico se expresa en obras plásticas como pinturas, grabados,
dibujos, fotografías, cinematografía, entre otros. Las instituciones encargadas de su
conservación son el Museo de Arte Costarricense, el Museo de Arte y Diseño
Contemporáneo, y los Museos del Banco Central.
El Patrimonio Histórico- Documental, cifrado en mapas, planos, escritos,
fotografías y otros, es conservado y divulgado en el Archivo Nacional; otro tipo de
bienes como las monedas, armas, herramientas, vestuario, mobiliario, etc. se
conservan en el Museo Histórico Juan Santamaría, Museo Nacional de Costa Rica
y los Museos del Banco Central.
Patrimonio Inmaterial
Este patrimonio se caracteriza por ser una creación colectiva y tradicional que se
transmite básicamente por la oralidad, principalmente las lenguas, por lo que estas
mismas se tienen que apreciar en su doble rol: una manifestación de la cultura de un
pueblo, a la vez que son el vehículo por el que se transmite una cultura. Este
patrimonio intangible también está formado por todas las tradiciones orales, como
la música, danza, teatro, técnicas artesanales, fiestas, artes culinarias, medicina
tradicional, entre otras.
Protección del Patrimonio Cultural
Es importante conservar esta parte de nuestra cultura por lo siguiente:
 Educa: es un camino para que conozcamos los bienes culturales propios de
nuestra comunidad o región.
 Ayuda en la comprensión del proceso histórico: al conocer los aportes de
diferentes pueblos en la construcción d nuestra nación, desde la época
precolombina, la colonia, la vida republicana y el desarrollo actual en el
proceso de construcción de la nación costarricense.
 Revitaliza y dinamiza el folklore: el reconocimiento de las expresiones de la
cultura popular tradicional, de su potencial y su función social, en un
elemento importante en la reconstrucción de la herencia y los lazos que nos
unen.
 Fomenta el turismo: gran parte de la oferta turística la dicta el patrimonio
cultural, que con sus signos vitales (gastronomía, artesanía, arquitectura,
ritos y fiestas, música, etc.) es un atractivo para los visitantes nacionales y
extranjeros, a la vez que abre un espacio para informar y mostrar las riquezas
culturales locales y el respeto a su propia dinámica.
 Fortalece la identidad cultural de un pueblo: descubrimos y valoramos el
verdadero rostro de nuestra comunidad al conocer los valores autóctonos y
otros con especial significado y sentido en el marco de la realidad local
particular.
 Consolida el pluralismo cultural: el proceso de globalización propicia la
homogeneización, entre otras. Al revitalizar las tradiciones del patrimonio
intangible y material, contribuimos a dinamizar la cultura de los pueblos
autóctonos y de minorías étnicas, con lo que perpetúa la diversidad cultural,
condición previa del multiculturalismo, considerado una de las estrategias
para edificar la paz mundial.
El conocimiento de la historia es fundamental para el reconocimiento y
comprensión de la identidad y el patrimonio cultural de un pueblo, pues, es a lo
largo de su devenir histórico que éstos se constituyen y recrean.
La historiografía tradicional ha tendido a centrar su atención en el conocimiento de
la sucesión cronológica de hechos políticos, anécdotas y acontecimientos
protagonizados por las elites gubernamentales, ignorando en mucho, la
participación de importantes sectores de la sociedad. De esta manera, en esos
estudios las temáticas relacionadas con lo popular y lo cotidiano tienden a estar
ausentes pues se consideran carentes de interés histórico, temáticas que no forman
parte de la “verdadera historia nacional”. Este enfoque, así orientado, no permite un
acercamiento real al conocimiento de la identidad y el patrimonio cultural de un
pueblo; más bien, se puede incurrir en el equívoco de considerar que este
patrimonio está constituido únicamente por los grandes monumentos heredados de
las élites gobernantes y por ciertas manifestaciones “pintorescas” o folclóricas,
carentes de verdadero significado para la identidad cultural.
Otras tendencias historiográficas, relativamente recientes, orientan su atención al
análisis de las dinámicas de la vida cotidiana, de las culturas populares, de la
producción y lo cotidiano de los diversos grupos de la sociedad. Por medio de estos
estudios, más que con el enfoque anteriormente mencionado, es posible tener un
mejor conocimiento de la historia e identidad de un pueblo. Cada estudio local o
particular contribuye con una interpretación más comprehensiva del conjunto
regional y nacional. Ello porque no hay una única y verdadera historia nacional, hay
diversas visiones y versiones como multicultural es la sociedad a la que
pertenecemos.
Patrimonio Arqueológico
Todos los pueblos son portadores y creadores de un patrimonio que les permite
identificarse con otros pueblos y naciones del mundo. A su vez, puede proporcionar
singularidad a una nación, así como ubicar la procedencia socio-cultural de una
persona.
El Patrimonio Cultural de un pueblo conforma a través de un complejo proceso
histórico, que para el caso de Costa Rica, se inició hace aproximadamente 10.000
años, con la llegada de los primeros pobladores de un territorio. Así que para
conocer y comprender parte de ese proceso histórico, se cuenta con el aporte de la
Arqueología, que como disciplina científica permite reconstruir, interpretar y
explicar las formas de vida de las sociedades antiguas. Por la contribución de la
Arqueología a la consolidación de la identidad nacional, se incluye entre las
disciplinas vinculadas con el Patrimonio Cultural.
El Patrimonio Arqueológico comprende la producción cultural, cifrada en los
vestigios materiales dejados por las sociedades desaparecidas, que con un reflejo del
desarrollo económico, político, social y religioso, alcanzado en un espacio y tiempo
determinado. Este patrimonio está constituido por bienes inmuebles tales como
estructuras arquitectónicas, para citar algunos ejemplos: los cimientos1 y pisos2 de
las viviendas, calzadas o caminos, tumbas, acueductos, canales, entre otros. También
lo constituyen bienes muebles, entre los cuales se encuentran los objetos elaborados
con diferentes materiales (cerámica, piedra, jade, oro, hueso, concha) utilizados
como utensilios, instrumentos y estatuaria que respondían a necesidades cotidianas
o domésticas, ceremoniales o musicales, entre otros.
Cabe resaltar que entre los bienes muebles se incluyen los restos humanos que
permiten conocer las costumbres funerarias, la forma de disponer de los restos del
individuo, así como determinar atributos como: sexo, edad, estatura, enfermedades
y posibles causas de muerte, entre otros.
1
Hace 2000 años en casi todo el territorio nacional los cimientos de las viviendas eran construidas con
cantos rodados (piedras de río) para delimitar el espacio interno y evitar la humedad dentro de las
mismas.
2
Principalmente en las regiones arqueológicas de La Gran Nicoya y el Valle Central, alrededor del año
300 d.C, se inició el empleo de la arcilla quemada para la elaboración de los pisos de las viviendas.
El conocimiento de las sociedades antiguas depende de las investigaciones
científicas y de la conservación de los sitios arqueológicos (áreas que presentan
restos materiales producto de la actividad cultural prehispánica).
Para recuperar de la manera más exacta posible la información que posteriormente
será la base para la reconstrucción de las formas de vida de sociedades antiguas, el
arqueólogo debe diseñar, planificar y ejecutar investigaciones científicas, que se
realizan en dos etapas: trabajo de campo y trabajo de laboratorio.
Trabajo de campo
Está referido básicamente a la prospección y excavación de los diferentes rasgos
culturales que conforman un sitio arqueológico. La prospección consiste en el
estudio de un área o región, a fin de ubicar y registrar la presencia de sitios
arqueológicos. Para ello se realiza un análisis de las condiciones topográficas y
abastecimientos de agua, que puedan dar pautas del empleo que el territorio tuvo en
el pasado.
Para un mayor control y registro del terreno a prospectar, éste se divide en
cuadrantes o transectos, los cuales se recogen para su revisión en forma sistemática;
por lo general, se recogen materiales culturales que se encuentran en la superficie,
los que permiten determinar algunas de las características ya indicadas. Una vez que
el arqueólogo conoce los sitios, selecciona cuál o cuáles intervendrá con
excavaciones especificas.
Trabajo de Laboratorio
Se inicia con el lavado y numeración del material cultural, una vez preparado el
material, se realiza su ordenamiento para el proceso de análisis.
Los objetos arqueológicos cumplieron una función en la sociedad, como respuesta a
diferentes actividades: sociales, religiosas, políticas, económicas, domesticas y
tecnológicas. Por este motivo, el arqueólogo estudia tanto los artefactos completos
como los fragmentados, pues cada uno posee un estilo y características semejantes o
diferentes, que cambian según el tiempo y la región; se identifican estas
características para clasificar los objetos en categorías que le permitan conocer los
cambios sufridos por la sociedad a la cual pertenecían y se debe considerar la
relación con otros materiales encontrados en el mismo sitio arqueológico y en otros
cercanos.
Para confirmar el tiempo en que se llevó a cabo un evento o actividad cultural, el
arqueólogo utiliza varias técnicas de fechamiento o datación: el relativo, que
consiste en tomar la información estratigráfica y la comparación estadística de los
objetos y rasgos recuperados, con otros precedentes de otros sitios arqueológicos
excavados en la misma región u otra cercana; y el absoluto, el cual se apoya en
análisis radiométricos, el más común en nuestro país en el carbono catorce (C 14)
utilizado en muestras orgánicas como restos de semillas.
Cuando termina el trabajo de campo y laboratorio, el arqueólogo debe preparar una
síntesis o informe escrito, que contiene las interpretaciones, dibujos, fotografías,
mapas y planos que complementan el trabajo de investigación. Todo esto con el fin
de que los datos sean aprovechados no sólo por la comunidad científica, sino por el
público en general.
Patrimonio Arqueológico Costarricense
La primera evidencia del Patrimonio Arqueológico costarricense está documentada
en el Valle de Turrialba y en la cuenca de la Laguna del Arenal, alrededor del
10.000-7.000 a.C. y consta de herramientas de piedra como puntas de lanza,
cuchillos, demás materiales de caza, preparación de pieles y huesos de los animales
cazados y manufactura de vestidos y ornamentos.
Posterior al 7.000 a. C. se producen cambios, ante la desaparición de la fauna
pleistocénica (grandes animales como el mastodonte, perezoso, tortuga, armadillo
gigante y caballo americano), por lo que se recurre a la cacería de animales de
menor tamaño (venado, saíno, danta). En este lapso se empleó otro tipo de
herramientas, como puntas de flecha y otros objetos cortantes. Aproximadamente
en el 2.000 a.C. se inicia la agricultura, lo cual conllevó al sedentarismo y a la
utilización de otros materiales, como la cerámica para utensilios de cocinar y
almacenar alimentos, también se da el empleo de nuevas técnicas de trabajo de la
piedra (elaboración de herramientas para la preparación de los terrenos para la
agricultura, tala y corte del bosque –hachas, azuelas- preparación de alimentos
como metales, morteros, manos, machacadores), entre otros. Cerca del 500 a. C.,
los grupos humanos aún están en proceso de adaptación a esos cambios, por lo que
la mayoría de los materiales se ligan a actividades de subsistencia.
Posterior a ese lapso (500 a.C. 300d.C), se empieza a notar artefactos que denotan
cierta diferenciación social, que están relacionados con cierto tipo de rituales
ceremoniales, tales como instrumentos musicales (silbatos, pitos, ocarinas,
sonajeros, tambores), objetos suntuarios elaborados a partir de piedras como el jade
(también con este material se elaboraron colgantes, collares, brazaletes, mascaras,
aretes, bezotes).
En el periodo 300-1.500 d. C. las sociedades se vuelven más complejas, lo que se
deduce del tipo de asentamiento, por la obtención de productos traídos de largas
distancias (vasijas de alabastro o mármol, jades del sur de Mesoamérica), por la
aparición del trabajo en metalurgia (quanina o combinación de oro y cobre) y
tumbas más elaboradas. Al final de periodo (800-900 d. C), llegaron (al noroeste
del actual territorio de Costa Rica) grupos foráneos –como los chorotegas y
nicaraos- quienes dejaron su influencia en varios aspectos, principalmente en el
intercambio de la cerámica y otros productos.
Posterior al 1.500 d. C. (en el siglo XVI) arribaron los españoles, acontecimiento
que provocó grandes transformaciones en la vida indígena, como la interrupción del
proceso de desarrollo, transición que trajo las bases de la sociedad costarricense
mestiza de estos tiempos.
En Costa Rica se registran más de 3.000 sitios arqueológicos, aunque un bajo
porcentaje de ese Patrimonio Arqueológico se encuentra bajo la protección de un
marco legal, ya que muchos están ubicados en propiedad privada, donde en muchos
casos no se hacen declaratorias por la poca conciencia de los propietarios. La ley N.
7555 “Patrimonio Histórico-Arquitectónico” es la que tutela el bienestar de estos
sitios; para mencionar algunos: Monumento Nacional el Farallón, Monumento
Nacional Agua-Caliente, Sitio Histórico Isla San Lucas, Sitio Guardiria y
Monumento Nacional Guayabo.
Tradiciones Culturales
La Máscara
Etimología de la palabra
La máscara es utilizada como un medio para transmitir un mensaje a sus semejantes.
Reúne cualidades integradoras de otros medios de expresión.
El término “máscara” se acepta el origen arábigo del vocablo: el verbo sáhir
“burlarse de alguien”, que pertenece a la lengua coránica y deriva en máshara
“bufón payaso”, de uso general y antiguo, con las acepciones de histrión, personaje
ridículo, bromista, de donde pudo pasar a “personaje disfrazado” y luego a
“careta”.
Sin embargo, el origen de la palabra es sumamente discutido, por ejemplo, se cree
que el vocablo castellano debió tomarse de otra lengua romance, como del italiano
mashera, que pasa con la afinidad semántica al francés masque, al inglés mask y al
alemán maske. Esto es sólo para mencionar algunos.
Independientemente de lo que hay detrás del significado de la palabra, lo cierto es
que lo compartido es el hecho que la manufactura de este objeto constituye un
universal de la cultura, ya que todo pueblo ha elaborado algún tipo de máscaras,
con diversos fines, pero todos con un común denominador: su nexo con el fin de
comunicar simbólicamente algo.
Función social
La máscara se puede definir con una “figura de cualquier material, con la que se
oculta el rostro y se crea una identidad nueva” (Serrano y Pascual, 2005:207). Para
algunos pueblos, la máscara se emplea como cierre del ciclo mágico-religioso, en el
que se invocan beneficios o rinden culto a sus deidades. Asimismo, en medio de la
diversión del carnaval y de otras fiestas populares; también empleada como medio
de trasgresión del orden establecido y burla de la autoridad, así como signo de
poder de quien la usa como medio para infundir temor.
Se puede considerar a la máscara como una manifestación universal de la cultura, ya
que ha sido de uso común en los pueblos de diferentes regiones del mundo, donde
se pueden identificar rasgos distintivos o característicos de las diferentes culturas:
mediterráneas y centro-europeas; negro-africanas, del Lejano Oriente y otros
pueblos asiáticos; de Oceanía y de los amerindios, desde las tundras hasta las tierras
fueguinas.
En Costa Rica, como país pluriétnico, tenemos la herencia de diversas tradiciones:
la matriz básica conformada por el legado indígena, español y africano, se ha
enriquecido con la diversidad de aportes culturales que llegaron en la segunda mitad
del siglo XIX, entre los que destacan inmigrantes caribeños, chinos e italianos. Este
fenómeno se nota en la producción de máscaras: desde las más tradicionales y
populares, hasta las nuevas propuestas de la neoartesanía.
La máscara tradicional –expresión del arte popular– se caracteriza por su ubicación
en un contexto festivo del rito danza-ceremonia la motivación mágico-religiosa o de
revitalizar la memoria histórica y la participación de la comunidad alrededor de los
portadores de la máscara. Dentro de este tipo, podemos ubicar las fiestas indígenas
y las mestizas o criollas, típicas de las festividades populares meseteñas.
También, es importante analizar la presencia del baile del dragón y de los leones,
elementos presentes en las celebraciones de la comunidad chino-costarricense, tales
como el Año Nuevo Chino y otras actividades que en la última década se han
incorporado a la sociedad nacional, como los carnavales de las fiestas cívicas de
Limón, Puntarenas, San José, y el Día de la Cultura China-Costarricense, que se
celebra la primera semana de octubre en las calles de las ciudades y en recintos de
instituciones públicas.
El arte popular festivo reúne tanto teatro, música, poesía, danza, pinturas faciales y
corporales, y máscaras, por lo que es relevante destacar que la máscara no se debe
segregar del contexto socioeconómico y político-cultural en el cual se produce.
En las fiestas populares – tanto cívicas como religiosa, especialmente del Valle
Central – las máscaras son conocidas bajo los siguientes términos: mantudos,
payasos o enmascarados.
Se pueden distinguir cuatro categorías de mantudos:
 Los Gigantes: máscaras de gran tamaño, montadas sobre estructuras de
bambú o de alambre.
 Los Cabezudos: máscaras de casco que cubren toda la cabeza.
 Las máscaras o Caretas: cubren sólo el rostro.
 Los Aparatos: que representan animales, como el Dragón Chino, el Macho
Ratón, el Toro Guaco y la Yegüita de las fiestas de Nicoya.
La máscara desempeña un papel muy importante en la tradición popular, por lo que
no obedece a una sola corriente cultural sino que todas ellas devienen de la
influencia de cuatro: indígena, europea, oriental africana.
“debemos considerarla no solamente por su valor plástico intrínseco, sino por estar
estrechamente ligada al fervor, a la ética y al vigor con que un pueblo engalana para
autodefinirse, para mostrar en los miles de rostros de sus máscaras su capacidad
expresiva y sus profundas raíces culturales”
(Pomar, 1982:28)
Una de las vías de conservación de las mascaradas ha sido la iniciativa planteada
mediante Decreto Ejecutivo No. 25724-C, que declara el 31 de octubre “Día de la
Mascarada Tradicional Costarricense”, por considerar que una de las costumbres
más arraigadas ha sido la elaboración y desfile de mascaradas, donde el talento de
artesanos es elemental en la educación y recreación de nuestro pueblo, así como en
la consolidación de la identidad cultural.
La Carreta
La producción cafetalera del siglo XIX que hizo que Costa Rica se involucrara en
el mercado mundial, porque cambia notablemente la vida del costarricense al
originarse el aumento de la riqueza, incentivaba el mercado interno mediante la
importación de productos manufacturados de todo género: artículos de trabajo que
mejoran la tecnología, mobiliario, comestibles, vestuario y demás implementos,
mejorar la calidad de vida y la escasez de mano de obra; todo lo anterior causó que
Costa Rica se convirtiera en la nación más próspera de toda Centroamérica.
Para el transporte del café del Valle Central hacia los puertos para su exportación,
se continuaban utilizando los caminos que comunicaban los cacicazgos indígenas y
otros que comunicaban nuevos poblados. Entre estos caminos estaba el
denominado posteriormente Camino Real a Pacaca, que unía el Valle del Guarco
con los cacicazgos de Aserrí y Pacaca.
La mayoría de los caminos confluían en Cartago, manteniéndose las vías del siglo
XVI hasta mediados del siglo XVIII. De Aserrí se podía partir hacia Barva, por lo
que este camino fue utilizado en 1601 por Gonzalo Vásquez de Coronado, hijo del
Almirante Juan Vásquez de Coronado, quien crea el “Camino de Mulas.”
El Camino de Mulas fue una de las vías de transporte más importantes de la
colonia, por él se podía transitar desde Cartago hasta Panamá. Sin embargo, estaba
supeditado a las inclemencias del tiempo, por lo que en la época lluviosa era común
que los viajeros tuvieran que retrasar sus viajes, esto dio paso a los denominados
sesteos, que se construyeron para brindarle hospedaje.
La Sociedad Económica Itineraria transformó el antiguo Camino de Mulas a
Puntarenas por un camino para carretas llamado “Carretera Nacional”, vía de gran
importancia para la exportación de café a Europa.
Por tanto, la carreta se convierte en un elemento indispensable dentro de la
producción costarricense y el transporte familiar. Los bueyes, la carreta y el boyeo
conformaron un trió que sería durante muchos años el elemento constante en los
caminos carreteros del país. Los largos viajes hacen que se dé una fuerte
identificación entre la yunta de bueyes y el boyero, lo mismo que una fraternidad y
camarería entre los boyeros, quienes tenían su código de ética y apoyo durante las
travesías. El boyeo está inmerso en una serie de creencias, tradiciones y mensajes
que aportan una gran riqueza a nuestro patrimonio intangible.
Desde la década de 1890, con la construcción del ferrocarril al Atlántico, se
disminuyó el uso de la carreta como medio de transporte. Los productos de
exportación llegan a puertos a través de los ferrocarriles, la carreta se utiliza dentro
de las provincias o en los nuevos territorios que se van abriendo como parte de la
expansión cafetalera y posteriormente de la bananera o cerca de las vías de
ferrocarril, siendo el bullicio de las filas de carretas reemplazado por el de las
locomotoras y sus vagones.
Durante la Revolución Agrícola de 1950-70, la agricultura se constituye en el
medio a través del cual el Estado podría ejecutar su proyecto de renovación, el
producto de las exportaciones permitiría la importación de los artículos necesarios
para expandir y obtener mejores cosechas. Por lo que el panorama rural comienza a
transformarse, se observa la presencia de maquinaria agrícola, el arado da paso a los
tractores, las carretas son sustituidas por carros y “chapulines”, dándose una mezcla
de implementos de trabajo tradicionales con los tecnológicos.
Posteriormente, en el ocaso del Estado Benefactor de 1970-2000, y ante la falta de
hidrocarburos por la crisis económica mundial de los años setenta y principios de
los ochenta, se regresó al uso de bueyes y carretas para el trabajo agrícola y el
transporte de la producción. Sucedió esto hasta la década de los noventa, ya para la
entrada del Siglo XXI y bien entrada la globalización que causó una
transculturalización acelerada, la carreta ha logrado mantenerse de una forma muy
silenciosa en los días presentes.
Una de las características propias de la carreta típica es su ornamentación, donde a
principios del siglo XX los colores para decoración adquirieron un lugar
primordial. Diseños y pinturas dieron vida al estilo decorativo que aún vemos.
Característica del Valle Central, la pintura en las carretas se ha inspirado en el
medio ambiente y respondió a la necesidad de resaltar y enaltecer el vehículo que
había apoyado al desarrollo del país. Fue cuando la carreta se vio desplazada por
otros medios de transporte, que se sintió la necesidad de decorarla.
Cartago, Alajuela, Heredia y San José son las provincias que han acunado esta
tradición. Los artesanos han heredado el arte de la fabricación de carretas por
generaciones y dieron un estilo particular al decorado según su localidad.
La tradición del boyeo y la carreta se convirtió en Patrimonio Intangible de la
Humanidad por la UNESCO en el año 2005.
Patrimonios Culturales y Destinos Turísticos Históricos
Cartago
1. Iglesia María Auxiliadora
Situada en Avenida 1, Calle 13.
En 1880 dos hermanos de apellido Alvarado Ruiz, donaron el terreno para que en
la ciudad de Cartago se fundará el hospicio para huérfanos. El hospicio estaría a
cargo de la Congregación de los Salesianos y bajo la advocación de la Virgen María
Auxiliadora.
La institución se inauguró en 1904, pero con el terremoto de 1910 el hospicio
sufrió serios daños, quedando la capilla del hospicio destruida. La actual capilla fue
reconstruida en años posteriores al terremoto, pose un zócalo en concreto y
estructura en madera, con paredes en ferrocemento con enchape de metal y cubierta
en lamina de hierro galvanizado.
Presenta un diseño de influencia neogótica. En su interior se aprecian arcos ojivales,
con un detallado trabajo en madera calada, pisos en mosaico, un altar en mármol y
muebles en madera del mismo estilo. Fue declarado patrimonio cultural en 9 de
febrero de 1999.
2. Catedral de Cartago
Situada en Avenida 1, Calle 5
En este sitio existió desde la colonia un templo dedicado a San Nicolás Tolentino,
que sufrió serios daños por el terremoto de 1910. En 1925 a instancias locales y
con el aval del Obispo Rafael Otón Castro, la Sede Apostólica aprobó la
unificación de este templo y de la parroquia de Santiago, surgiendo el templo
parroquial de Nuestra Señora del Carmen.
En 1951, bajo la dirección del cura Enrique Bolaños surgió el proyecto para la
edificación de un nuevo templo, así entre 1954 y 1960 se realizaron los trabajos de
construcción de este edificio en concreto armado, empleándose además maderas de
cristóbal traídas de Puntarenas, pisos de terrazas y mármol importado de Italia para
los altares. En la parte superior de las paredes internas el pintor italiano José Claro
ejecutó 24 cuadros murales con motivos bíblicos. En la actualidad posee el rango de
Catedral de la Diócesis de Santiago Apóstol.
3. Centro de la Cultura Cartaginesa
Situado en Avenida 1, Calle 3.
En la ciudad de Cartago en 1918 se fundó el edificio del Banco Crédito Agrícola
de Cartago y en el año de 1924 se inauguró este edificio como su sede. El inmueble
fue construido en concreto armado. En 1963 se convirtió en la Biblioteca Mario
Sancho, la cual se mantuvo ahí hasta 1997.
En el 2004 paso a ser la Casa de la Cultura, con la finalidad de brindar un espacio
en el cual se puedan desarrollar actividades culturales de muy variado género, tales
como: exhibición de arte, conciertos musicales, recitales de poesía y conferencias.
Fue declarado patrimonio cultural el 1 de junio de 1987.
4. Club Social de Cartago
Situado en Avenida 1, Calles 1 y 3.
En 1922 una junta de socios adquirió el terreno para edificar en él un club social.
En 1923 se construyó el inmueble de estilo neoclásico en bahareque francés y
concreto armado. En sus inicios fue un club muy selectivo y cerrado, que se
mantenía con la cuota de los socios. El edificio posee un gran salón para actividades
sociales, una cafetería y un bar. Hoy día cuenta más de 100 socios y también es la
sede del Club Rotatorio de Cartago y el Club de Jardines. Fue declarado
patrimonio cultural el 12 de abril del 2000.
5. Ruinas de la Parroquia de Santiago Apóstol
Situadas en Avenidas 1 y 3, Calles 2 y 4.
La parroquia fue fundada por los franciscanos entre 1577 y 1580. La primera
ermita levantada en el sitio era un humilde rancho pajizo, que luego fue sustituido
por otra de adobes. El deterioro progresivo de las edificaciones y la sucesión de
terremotos significó un largo proceso edificatorio. En 1841 existía una iglesia
construida en calicanto, que se demolió por los serios daños del terremoto
conocido como de San Antolín.
En 1862 el arquitecto alemán Francisco Kurtze proyectó el nuevo templo de
influencia románico y en 1870 se dio inicio a la construcción con modificación del
ingeniero Luis Llach. Se dispuso que el templo fuese levantado en piedra, para ello
se contó con hábiles picapedreros italianos que tallaron enormes bloques de granito.
Por razones económicas la construcción sufrió grandes atrasos, fue abandonada y se
retomó en 1904. El terremoto de 1910 la destruyó y quedó convertida en las ruinas
actuales. En su pórtico de entrada se ubica la denominada Campana de la Libertad,
que en 1821 anunció la independencia. Fue declarada patrimonio cultural el 25 de
agosto de 1982.
6. Basílica de los Ángeles
Situada en Avenidas 1 y 2, Calle 16 y 18.
En el sitio en donde se levanta el templo, antiguamente conocido como La Gotera,
se dice que el 2 de Agosto de 1635 se produjo la aparición de la Virgen María a
Juana Pereira, una niña que habitaba el pueblo indígena de los Pardos. El hecho fue
considerado milagroso y por ello se decidió levantar allí una ermita. En el
transcurso del tiempo se han edificado una serie de iglesias, que han sucumbido a
consecuencia de los terremotos que ha sufrido la ciudad de Cartago. Entre 1790 y
1800 se dio el nacimiento de agua en el lugar, interpretándose como un milagro. El
23 de setiembre de 1824, la Virgen de los Ángeles fue declarada por el Congreso
de la República como Patrona de Costa Rica. Luego del terremoto de 1910, se
construyó el actual inmueble, con una estructura de acero y hormigón, el diseño de
planta es el Arq. Luis Llach, mientras que su fachada de estilo mosaico del Ing. José
Garnier. El edificio se inauguró en 1930. Fue declarara patrimonio cultural el 2 de
diciembre de 1999.
San José
1. Museo Nacional de Costa Rica y Plaza de la Democracia
Situado en Avenidas Central y 2, Calles 15 y 17.
En 1870, el naturista alemán Alexander Von Frantzius construyó su residencia en
el lugar conocido como Buenavista por la panorámica que mostraba de la ciudad de
San José. En 1876 fue adquirida por Mauro Fernández. Estuvo desocupada de
1910 a 1914, año en que fue comprada por el gobierno de Alfredo González
Flores, para destinarla a cuartel. La obra fue continuada en 1917 por Federico
Tinoco y ya entre los años de 1928 y 1932 se terminó de transformar para cuartel
militar.
El Cuartel Bellavista desapareció como institución con la abolición del ejército por
precepto constitucional en 1949, destinándose el inmueble a sede del Museo
Nacional. El museo expone parte de sus colecciones en dos salas, una de historia
precolombina y la otra de historia de Costa Rica.
La Plaza de la Democracia está situada en Avenidas Central y 2, Calles 13 bis y 15.
Inaugurada el 7 de noviembre de 1989, con la asistencia de los Presidentes de
América con motivo de la celebración del centenario de de los sucesos políticos de
1889, en donde el pueblo exigió el respeto a la elección de José Joaquín Rodríguez
para el cargo de Presidente de la República, suceso que se conoce como “El
centenario de la Democracia”. El diseño de la plaza es el Arq. Edwin Villalta.
Uno de los propósitos de su construcción fue dar una mejor perspectiva visual a la
fachada del Museo Nacional. Como proyecto generó polémica, por la demolición
de algunas residencias de valor patrimonial que se hallaban en el sitio.
2. Plaza de la Cultura y Museos del Banco Central
Situados en Avenidas Central y 2, Calles 3 y 5.
El proyecto de una Plaza de la Cultura surgió durante la administración de Daniel
Oduber Quirós. Su objetivo fue crear un centro adecuado para las actividades
artísticas, literarias y científicas.
En 1976 arrancó la obra con la demolición de los edificios anexos al Teatro
Nacional. El diseño y seguimiento de los trabajos estuvo a cargo de los arquitectos
Edgar Vargas, Jorge Bertheau, Jorge Alberto Borbón y el Ingeniero Samuel
Rovinsky. El complejo cultural fue inaugurado el 26 de febrero de 1982, durante la
administración de Rodrigo Carazo.
La propuesta original tuvo cambios sustanciales resultando una plaza con tres
niveles subterráneos, ubicados a una profundidad de 12 metros. Los principales
espacios están ocupados por los Museos de Oro Precolombino y de Numismática
del Banco Central, una biblioteca, un auditorio, áreas abiertas para exposiciones
temporales y otros usos.
3. Teatro Nacional
Situado en Avenida 2, Calles 3 y 5.
Construido entre 1890-1897 con fondos públicos. Los planos fueron realizados
por los ingenieros Luis Matamoros, Nicolás Chavarría y Guillermo Reitz, dirigió la
obra Antonio Varela.
Edificado en ladrillo, con zócalos de piedra, revestimientos de granito y mármoles.
Es el fruto del ideal de la oligarquía cafetalera de fines del siglo XIX. En el exterior
resaltan las alegorías de Danza, Música y Fama (en la actualidad son réplicas), así
como obras escultóricas de los reconocidos artistas italianos, Pietro Bulgarelli,
Adriático Froli y Pietro Capurro.
En el interior del teatro se puede observar la valiosa obra pictórica de los artistas
Paolo Serra, Luigi Vignani, Roberto Fontana, José Villa y Tomás Povedano.
4. Parque Nacional
Situado en Avenidas 1 y 3, Calles 15 y 19.
En 1873 el gobierno decidió abrir un espacio público en las proximidades de la
terminal del Ferrocarril al Atlántico. Este hecho determinó la expropiación de los
terrenos necesarios para la formación de la Plaza de la Estación. El sitio cobró gran
importancia en 1856-1857, y a partir de ese momento se convirtió en el Parque
Nacional y con el paso del tiempo se han instalado ahí los siguientes monumentos
escultóricos:
Monumento Nacional: Fue inaugurado el 15 de Setiembre de 1895, para
conmemorar los triunfos de Santa Rosa, Rivas y el Río de San Juan durante la
Campaña Nacional de 1856-1857, contra los filibusteros.
El conjunto escultórico es una alegoría en la cual cinco mujeres representan a cada
una de las naciones centroamericanas (Costa Rica a mayor altura enarbola la
bandera y sostiene a Nicaragua); el hombre que huye representa a William Walker
y el soldado muerto simboliza la derrota de los invasores y el triunfo por la defensa
de la soberanía nacional. Es una escultura en bronce, obra del escultor Louis Carrier
Bellouse, fundida en París en 1891.
Monumento a José Martí: Poeta, escritor, abogado y político cubano. Ha sido
considerado el líder más importante de la independencia de Cuba. Desembarcó con
tropas en Playitas y cayó mortalmente herido en la batalla de Dos Ríos.
Como escritor fue uno de los iniciadores del Modernismo y entre sus producciones
destacan: Ismaelito, Versos Libres, Versos Sencillos, Cartas a mi Madre y Amistad
Funesta. El monumento es una efigie de bronce, fechada en 1969 y obra del
escultor Tony López. Fue inaugurado en 1953, con motivo del centenario del
nacimiento de Martí.
Monumento a Miguel Hidalgo y Costilla: Sacerdote y patriota mexicano,
considerado el Padre de la Independencia de su país. Inició la Revolución en 1810,
con el Grito de Dolores, en Guanajuato. Su ejército estaba compuesto
mayoritariamente por indígenas y luchó por la redención de este sector social.
Después de obtener resonantes triunfos, fue traicionado, hecho prisionero y
fusilado en Chihuahua. El busto, uno de los más valiosos del país, es de bronce y
fue colocado sobre un pedestal de mármol. La obra es del escultor Juan Fernando
Olaguibel (1965) y fue inaugurado en 1966, con motivo de la visita del Presidente
de México Gustavo Díaz Ordaz. Este escultor también diseñó la “Diana Cazadora”
que se ubica en el Paseo de la Reforma del Distrito Federal de la ciudad de México.
Monumento a Andrés Bello: Escritor, filólogo, poeta, jurisconsulto y político
venezolano. Bello realizó importantes trabajos en Chile, como Rector de la
Universidad y redactor del Código Civil Chileno. Entre sus publicaciones destacan:
Gramática Castellana (una de las mejores) y poesías inspiradas en motivos
americanos.
El busto es de bronce y aparece firmado por L. González G. (1938). Se instaló en
1981, con ocasión del bicentenario del nacimiento del poeta, gracias a la donación
del Dr. Luis Herrera Campins, Presidente de Venezuela.
5. Museo del Jade (Instituto Nacional de Seguros)
Situado en Avenida 7, Calles 9 y 11.
El Instituto Nacional de Seguros fue creado en 1924 como un monopolio estatal.
A inicios de la década de 1970 se construyó el actual edificio, con una estructura
antisísmica de hormigón. En el primer piso se encuentra el Museo del Jade “Fidel
Tristán”, donde se exhibe una valiosa muestra de cerámica, piedra, oro y objetos
elaborados en jade, como símbolos precolombinos de nuestro pasado cultural. Este
museo, dedicado al jade prehispánico, es considerado como único en su género a
nivel mundial.
6. Castillo del Moro
Situado en Avenida 13, Calle 3.
Este inmueble es el más enigmático y el único de este original estilo, en Barrio
Amón. Fue construido a mediados de la década de 1920, como residencia del
comerciante español Anastasio Herrera del Peral. El diseño es una concepción
arquitectónica morisca del Arquitecto Gerardo Rovira. Con gran profusión de
detalles constructivos y ornamentales, entre los cuales destacan: el torreón y la
cúpula enchapada en laminillas de aleación de cobre; varias azoteas a diferentes
niveles y provistas de almenados; ventanería ojival con cristales de colores; patio
interno con fuente; murallas externas y una gran profusión de elementos
decorativos tanto en los paños de sus fachadas, como en la paredes y cielorrasos
internos.
En la segunda mitad del siglo XX, fue adquirida por el Arzobispo Carlos
Humberto Rodríguez Quirós, quien la habitó por muchos años. En la actualidad
funciona como un restaurante.
Alajuela
1. Plaza Juan Santamaría
Situada en Avenidas 2 y 4, Calle 2.
Juan Santamaría nació el 29 de Agosto de 1831, en la ciudad de Alajuela. Mientras
él se había desempeñado en varias labores como un hombre responsable y
trabajador, en el año de 1856 se suscitó en Centroamérica una crisis causada por
William Walker, por lo que el Presidente Juan Rafael Mora Porras llamara a
defender la soberanía costarricense, por lo que Santamaría se enlistó en el batallón
que provenía de Alajuela y marchó hacia Nicaragua.
La historia hoy día, lo recuerda como aquel sencillo tamborcillo que dio su vida
junto con cientos otros costarricenses por la defensa de Costa Rica. Su muerte
acaeció el 11 de abril de 1856 en la ciudad de Rivas, sitio en donde se libró una de
las batallas más memorables para el Ejército Nacional. El 1 de Agosto de 1884 se
destinó en Alajuela un espacio para la futura plaza y en 1887 se decidió crear un
monumento escultórico a su memoria.
El monumento y la plaza fueron inaugurados el 15 de setiembre de 1891; este
monumento es uno de los primeros que se instaló en el país y se constituyó en una
expresión del liberalismo y la influencia cultural europea de fines de siglo XIX. La
escultura es un símbolo de libertad, que nos recuerda el sacrificio del pueblo por
preservar la soberanía nacional.
2. Catedral de Alajuela
Situada en Avenidas 0 y 1, Calles 0 y 1.
A fines del siglo XVII el Obispo Esteban Lorenzo de Tristán compró y donó el
terreno para la construcción de una ermita en madera, y entre 1854 y 1863 se
construyó un nuevo templo parroquial dedicado a San Juan Nepomuceno. En 1922
el templo fue elevado a la categoría de Catedral. En la década de 1940, una serie de
temblores dañaron la edificación y se demolió la fachada principal.
Los trabajos de reparación y reconstrucción tardaron unos veinte años. A inicios de
1990, una nueva ola sísmica obligó a la casi total reconstrucción del templo en un
periodo de 6 años.
3. Museo Histórico Cultural Juan Santamaría
Situado en Avenida 3, Calle 2.
Entre 1890 y 1894 se levantó estratégicamente, al costado Norte del Cuartel de
Armas, el edificio de la cárcel de la ciudad. También poseía un patio central, hoy
día convertido en jardín del museo, ya que en 1978 dejó de funcionar como cárcel,
para convertirse en un museo.
La nueva institución cultural se inauguró el 9 de abril de 1980, durante el gobierno
de Rodrigo Carazo Odio (1978-1982).
En el año 2010 el museo logró extenderse hacia el antiguo cuartel militar y con ello
amplió sustancialmente el espacio de exhibiciones, y fue declarado patrimonio
histórico arquitectónico el 8 de mayo de 1979.
4. Antiguo Cuartel de Armas
Situado en Avenidas 1, Calle 2.
El terreno pertenecía en el siglo XVIII a Don Rosario Carrillo, quien por
testamento, lo heredó a la Municipalidad, con la finalidad de que ahí se erigiera una
ermita dedicada a San Miguel Arcángel. Sin embargo, no se edificó el oratorio y en
su lugar entre 1874-1877, durante el gobierno de Tomás Guardia Gutiérrez
(1870-1882), se construyó una fortaleza militar.
En la administración de León Cortés Castro (1936 – 1940) fue sometido a un
proceso de remodelación general. Al producirse la abolición del ejército en 1949, el
Estado cedió el inmueble para la formación de un centro escolar, así surgieron, en
1960, el Colegio Vocacional Jesús Ocaña Rojas y en 1977, el Centro de
Investigación y Perfeccionamiento de la Enseñanza Técnica (CIPET).
En 1999, se aprobó la ley de traspaso al Museo Histórico Cultural Juan Santamaría
y en el 2008 dieron inicio las obras de readecuación del espacio para el museo. Fue
declarado patrimonio histórico arquitectónico el 9 de setiembre de 1976.
5. Centro Alajuelense de la Cultura
Situado en Avenida 1, Calle 2.
Entre 1823 y 1825 se levantó, en adobes, el primer inmueble que se destinó a
Palacio Municipal. En 1863 se estrenó otro y se mantuvo en uso por espacio de
cuarenta años. El 11 de Mayo de 1914, durante la administración de Ricardo
Jiménez Oreamuno (1910-1914), se inauguró un tercer edificio para destinarse a
ayuntamiento y gobernación. En 1924 un fuerte terremoto falseó el segundo piso y
hubo que demolerlo.
Desde 1997 es la sede del Centro Alajuelense de la Cultura y fue declarado
patrimonio histórico arquitectónico el 6 de Diciembre de 1979.
6. Estadio Alejandro Morera Soto
Situado en Avenida 7, Calles 11 y 13.
En 1938 se gestó el proyecto para la construcción de un estadio de fútbol en la
ciudad y dos años después se adquirieron unas dos hectáreas de terreno para la
apertura del inmueble.
En 1940 se inauguró provisionalmente con una gradería de madera, que había sido
retirada del sector de sombra del Estadio Nacional, a raíz de la profunda
remodelación que se le practicaba en ese entonces. En 1949, se aprovecharon las
obras de remoción de tierras, que se efectuaban en el Llano del Coco para abrir el
aeropuerto internacional, con la finalidad de conseguir la tierra necesaria para
asentar las graderías de concreto armado que se pretendían instalar.
En esta época también, Armando Morux Sancho promovió una campaña para
levantar el muro externo de ladrillo y la malla, que protegía las instalaciones del
estadio. En 1970, se instaló el primer alumbrado eléctrico y entre 1982 y 1985 se
colocaron las actuales graderías.
En el 2009 fue inaugurada la gramilla sintética y actualmente la capacidad del
estadio es de 17895 personas. El estadio lleva el nombre de Alejandro Morera Soto
“el mago del balón”, uno de los futbolistas alajuelenses más destacados de la
primera mitad del siglo XX.
Bibliografía
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Orígenes y Tendencias. –San José, Costa Rica. Ministerio de Cultura y Juventud. Centro de
Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, UNESCO: Imprenta Nacional, 2009.
Chang Vargas, Giselle. Patrimonio cultural: diversidad en nuestra creación y herencia. 2° edición.
–San José, CR.: Ministerio de Cultura y Juventud. Centro de Investigación y Conservación del
Patrimonio Cultural: Imprenta Nacional, 2010.
Chang Vargas, Giselle. Máscaras, Mascaradas y Mascareros. San José, Costa Rica: Ministerio de
Cultura y Juventud. Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural: Imprenta
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González Vargas, Elisa; Zamora Hernández, Carlos Manuel. Circuito de Turismo Nacional:
Ciudad de Cartago y Valle de Orosi.-San José, Costa Rica: Ministerio de Cultura y Juventud.
Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural: Imprenta Nacional, 2009.
Vargas Cambronero, Gerardo Alberto; Zamora Hernández, Carlos Manuel. Circuito de Turismo
Nacional: Distrito Carmen Ciudad de San José.-San José, Costa Rica: Ministerio de Cultura y
Juventud. Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural: Imprenta Nacional,
2008.
Zamora Hernández, Carlos Manuel. Circuito de Turismo Nacional: Ciudad de Alajuela.-San
José, Costa Rica: Ministerio de Cultura y Juventud. Centro de Investigación y Conservación del
Patrimonio Cultural: Imprenta Nacional, 2010.
http://www.museocostarica.go.cr/exhibicion_virtual/el_boyeo_y_la_carreta/la_carreta.php
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