P. PEDRO TANTARDINI

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Padre PEDRO TANTARDINI PIGAZZI
Carta Mortuoria
Caracas, 29 de Septiembre de 1960
Nació en Italia el 31 de Agosto de 1882; profesó en Italia el 10 de Marzo de 1900; sacerdocio en Argentina el
23 de Septiembre de 1906; llegó a Venezuela como Inspector el 30 de Enero de 1947; cesó de Inspector a fines
de 1958; murió en Caracas el 19 de Septiembre de 1960; a los 78 años de edad, 60 de profesión y 54 de
sacerdocio.
Queridos Hermanos:
Se ha apagado, "en medio de su pueblo", lleno de años y de méritos el venerado Padre
PEDRO TANTARDINI, a los 78 años de edad, 60 de profesión y 54 de sacerdocio.
Murió en la brecha a consecuencia de un ataque cardíaco, el 19 de Septiembre de
1960, en la Casa de Boleíta, Caracas, donde era Director de aquel importante Aspirantado
para Coadjutores.
Hacía sólo dos años que había dejado el cargo de Inspector de esta vasta porción del
mundo salesiano que se llama Venezuela. En 12 años de Inspectorado echó las bases de la
grandeza actual y futura de esta Inspectoría, consolidando las casas de formación,
aumentando el número de las casas, ampliando el campo misionero y multiplicando el
número del personal.
Anteriormente había sido Inspector de Centro América durante 12 años, con el mismo
dinamismo e idénticos resultados.
Había nacido en Introbbio, Milán, Italia, el 31 de Agosto de 1882, hijo de Julio
Tantardini Y Martina Pigazzi de Tantardini. Entró en el Oratorio Salesiano de Turín el 9 de
Octubre de 1894. Hizo su Noviciado en Foglizzo, 1898-1899. Profesó en Abril de 1900.
Terminado su Noviciado, partió como Misionero hacia la República Argentina, donde
se formó en la escuela de los grandes Salesianos, al estilo del Padre José Vespignani.
Grandes fueron sus actividades salesianas en aquella noble Nación, donde fue
Director por muchos años (Director en Córdoba desde 1921 a 1931 y en Rodeo del Medio
desde 1931 a 1935). La continua correspondencia que después de 25 años afluía a su mesa de
trabajo, son un índice de las raíces profundas de un árbol gigantesco.
Queridos Hermanos: bajo el ejemplo de la Sagrada Escritura, que invita a recordar las
virtudes de los Siervos de Dios, para que nos sirvan de ejemplo y de estímulo, me permito
añadir unas breves palabras sobre las virtudes de este gran Cristiano, Salesiano, Sacerdote y
Superior.
EL PADRE TANTARDINI Y LAS VIRTUDES CRISTIANAS:
1º Fue un hombre de fe operante. Sobre la base de una gran piedad y confianza en
Dios y en la Iglesia, rezaba con el fervor de un niño, aún ya a avanzada edad. Sentía horror al
pecado, respeto por la inocencia de los niños, religiosa estimación por el alma y lo
sobrenatural, sellando siempre su acción con motivos superiores a cualquier interés material.
A pesar de sus muchas ocupaciones y preocupaciones nutría su espíritu con la lectura de las
revistas más autorizadas (como la Civiltá Cattolica, etc.).
2º Fue un hombre de gran caridad. Caridad hacia Dios con una vida espiritual
profunda y de unión. Aún tratando los innumerables asuntos materiales de la Inspectoría se
veía en él al hombre timorato, según la expresión de los Libros Sapienciales, ajeno a
especulaciones y satisfacciones humanas. La caridad hacia el prójimo es índice y medida del
amor sobrenatural. Pues bien, el Padre Tantardini descubría en el prójimo pobre y
abandonado la llama del amor divino.
3º El ejercicio de las virtudes cardinales forjaron en él la persona apta para llevar a
cabo no sólo la práctica de la vida cristiana, sino aún más al elegido de Dios a la perfección
de la vida religiosa y sacerdotal, y la persona de mando que representa a Dios.
EL PADRE TANTARDINI Y LA VIDA SALESIANA:
Aquí el campo se ensancha y habría para escribir mucho. Bastarán algunos rasgos.
1º Pobreza: Practicó una pobreza efectiva, aún siendo generoso con los demás. En 12
años de Inspectorado no hizo la menor modificación al modestísimo despacho inspectoria1 y
anexos. Fue pobre en el vestido y en los viajes. Nada de superfluo. Al morir no se encontró
nada que se pudiera mandar a sus parientes como recuerdo. Se encontraron escondidas y
enmohecidas, en el fondo de una gaveta, las condecoraciones civiles que recibió durante su
vida. Nunca manejó dinero con fines personales y mientras gastó muchísimos millones en la
construcción de Colegios, exigió de sus sobrinos que se impusieran una cantidad cada uno
para renovar la tumba de los padres de él en Introbio.
2º Castidad: Conocedor profundo y experimentado de los peligros morales, sentía
profundamente, como Don Bosco, las desgracias. En este campo fue siempre rígido a favor
de la Congregación, y aún siendo comprensivo y paterno con las personas, era irremovible en
la decisión. Él mismo era de una modestia salvaje, cono se acostumbra decir entre los
Salesianos, y en el trato con los muchachos y las personas del otro sexo era de una reserva
natural pero decidida.
3º Obediencia: mientras la exigía de los demás, personalmente veneraba a los
Superiores Mayores y nunca se salió de las líneas fijadas por las Reglas y las Tradiciones.
Vivía con el ojo puesto en Dios y en Turín y cualquier disposición que venía de arriba, fácil o
difícil, la tomaba en serio y la actuaba. Éste es el motivo de fuerza de la autoridad del Padre
Tantardini, ésta la palanca que elevó a la Inspectoría a un gran nivel en la disciplina religiosa
y la grandeza de las obras, ya que cuando el sarmiento está unido al centro (que son los
Superiores Mayores) recibe la linfa y el incremento. Notable fue el respeto y la devoción que
tuvo hacia el nuevo Inspector. Todos los Hermanos son testigos.
EL PADRE TANTARDINI Y EL SACERDOCIO:
Según la definición de San Pablo, el sacerdote es aquel que, escogido de entre los
hombres, se ocupa de las cosas de Dios.
El Padre Tantardini nació celoso apóstol y misionero y murió consumido por el celo
sacerdotal.
Los cargos ya ejercitados en Argentina y los 24 años de Inspector dieron alas a sus
pies para encender las almas. Esta es su característica, y si la investidura de la autoridad le
dio un gran campo de acción, esta acción se orientó hacia las almas.
Todos los hermanos saben, cómo aquí en Venezuela es particularmente difícil la obra
de los Oratorios Festivos. A pesar de esto, en 12 años no hizo sino incrementar esta obra,
hasta el punto de ocuparse personalmente aquí en Caracas, por falta de personal. No se fijó ni
en gastos ni en fatigas, no se desanimó por los fracasos, volvió a comenzar mil veces, animó
a todos los salesianos de la Inspectoría. Cuanto existe hoy en la Inspectoría es obra suya, y
deja en los Hermanos esta preciosa herencia y espíritu de sacrificio.
Podríamos hablar de su celo por la juventud, llevado hasta el heroísmo. Precisamente
en estos días nos hablaba el Doctor Pedro José Lara Peña, exalumno salesiano, de cómo el
Padre Tantardini aceptó la Obra Artesanal de Los Mecedores (en el norte de Caracas),
patrocinada por las Esposas de los Ministros de Gobierno. Era imposible aceptarla por falta
absoluta de personal. Pero cuando el Arzobispo le dijo que había peligro de que aquellos 300
muchachos cayeran en manos de elementos comunistas, entonces el Padre Tantardini dejó su
Oficina Inspectorial y, con sus 74 años a cuestas, se trasladó, solo, a aquel inmenso edificio
para dirigir y hacer de todo.
Celo por los Ejercicios Espirituales de la Acción Católica, celo por los Exalumnos,
Cooperadores, Archicofradía de María Auxiliadora, celo por trabajar personalmente por las
vocaciones y por buscarlas dondequiera. En las casas de formación se detenía largo tiempo
para hablar en público y en privado. No se puede callar la ayuda que dio a las Hijas de María
Auxiliadora, prestando su obra personal y disponiendo para que no les faltase la asistencia
espiritual.
EL PADRE TANTARDINI COMO SUPERIOR:
El Padre Tantardini tuvo una fuerte personalidad autoritaria y supo gobernar y
mandar. Sin embargo, el gobierno y el mando estaban apoyados sobre una prudencia
excepcional, de modo que los Hermanos nunca encontraron injusta o impropia la disposición.
El Padre Tantardini, siguiendo la línea trazada por su predecesor, el Padre Serafín Santolini,
mantuvo y reforzó en la Inspectoría el espíritu de disciplina y el espíritu religioso, que son
objeto de admiración de parte de los Superiores y de los Salesianos que pasan por acá, de
viaje a Europa.
Bajo la corteza del bastón de mando estaba un corazón de oro y todos los hermanos lo
sabían. Cuántas veces el buen Padre escuchó a sus Hermanos y ensanchó su corazón con
permisos y concesiones hasta el límite concedido por las reglas y las tradiciones.
Fue verdaderamente conmovedor y edificante, en estos dos años en que el Padre
Tantardini se quedó en Caracas como Director, ver la procesión de Hermanos que pasaban a
saludarlo y a aconsejarse con él. También en estos últimos tiempos fue siempre, en todas sus
conversaciones con los hermanos, al lado del nuevo Inspector, el Consejero bueno y santo.
Queridos Hermanos: El Padre Tantardini recibió a su muerte una expresión de cariño
de proporciones increíbIes. Nos acompañaron en el dolor y asistieron a los funerales todos los
Hermanos, Obispos, Diputados, Religiosos y Sacerdotes, un nutrido grupo de Exalumnos,
personas del pueblo, Cooperadores, jóvenes de nuestras Casas de Caracas, las Hijas de María
Auxiliadora numerosamente representadas.
Conmovedor el elogio fúnebre, en nuestra Basílica de María Auxiliadora de Sarría,
presente el cadáver, pronunciado por el R. P. Isaías Ojeda. Podemos decir con toda verdad lo
que expresamos al principio: "Murió en medio de los suyos".
Mientras pedimos por su alma, le rogamos que desde el Cielo continúe siendo el
Padre Bueno de esta Inspectoría.
Sac. Cándido Ravasi
Inspector
Realizaciones del Padre Pedro Tantardini
(Tomado del Boletín Salesiano de Venezuela, Noviembre-Diciembre 1960)
Argentina:
Durante siete lustros trabajó ardorosamente en esta floreciente República, primer
campo de su apostolado. Córdoba y Mendoza constituyeron específicamente su teatro de
trabajo en el provecho del prójimo. La obra desplegada por el Padre Tantardini en aquellas
importantes ciudades tiene mucho de milagrosa: por su amplitud, por sus copiosos frutos y
por los escasos medios con que las llevó a feliz término. Construyó Colegios, iglesias, un
gran Seminario Teológico Interamericano; y sobre todo esto, sembró, estratégicamente dichas
ciudades de animados Oratorios Festivos, para bien de las clases obreras.
Centro América:
En 1935 los Superiores lo nombraron Inspector de Centro América. Doce años estuvo
al frente de tan difícil Provincia Religiosa. Sin embargo, hizo igualmente el milagro de una
prodigiosa cosecha de magníficas obras que hoy día rinden óptimos frutos.
En cada una de las 15 Casas Salesianas que comprendía la Provincia fundó un
floreciente y concurrido Oratorio Festivo. Mejoró notablemente los edificios y fundó varios
colegios. En SAN SALVADOR construyó el Estudiantado Filosófico de carácter
internacional y el Aspirantado para Hermanos Coadjutores; en GUATEMALA, el Liceo
Guatemala y la Parroquia Misión de San Pedro Carchá. Y como obra especial promovía
anualmente con todo entusiasmo y éxito certámenes catequísticos nacionales y la práctica de
los Ejercicios Espirituales para hombres.
Venezuela:
Viene a nuestra Patria en 1946 en sustitución del Padre Serafín Santolini a encargarse
de nuestra Inspectoría.
Bastaría leer los siguientes datos estadísticos para valorar la labor del Padre
Tantardini durante los doce años de su mandato entre nosotros.
En 1946 había: 13 Casas Salesianas, 142 salesianos trabajando en ellas, 70 sacerdotes,
42 clérigos (seminaristas), 30 hermanos coadjutores.
En 1956 había: 24 Casas Salesianas, 225 salesianos, 91 sacerdotes, 104 clérigos
(seminaristas), 30 hermanos coadjutores.
Y para mayor abundancia transcribimos la obra realizada en cada una de las casas de
esta Inspectoría.
Construyó el nuevo edificio para la Escuelita Don Bosco en el Colegio San Francisco
de Sales de Caracas; nuevo pabellón para la Escuela Agronómica de Naguanagua. Segundo
piso de las Escuelas Profesionales San José, de los Aspirantes Coadjutores; nuevos edificios
del Liceo San José; reconstrucción parcial del Santo Domingo Savio (Los Teques);
construcción del nuevo Colegio Don Bosco en Altamira; construcción del Colegio Pío XII en
Puerto La Cruz; reconstrucción del Colegio Don Bosco en Valencia; Aspirantado Santo
Domingo Savio para vocaciones salesianas en Bolea (Caracas); Estudiantado Filosófico de
Altamira, Caracas; Instituto Educativo de la Creole en Judibana, Falcón; y construcción
actual del Colegio Santo Tomás de Aquino de Valera.
Pero la obra más grande el Padre Tantardini, la obra suya… fue sin duda alguna la
creación, en su alrededor, de un ambiente, todo sobrenatural, de caridad, de fe viva, de
verdadera piedad y de ardoroso celo apostólico. Ambiente auténticamente salesiano que
llenaba por entero todas las casas e institutos de la Inspectoría y que transcendía como hálito
celestial aún más allá de nuestros reducidos lares.
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