Aproximándome a Nietzsche en la búsqueda de algún sentido de la

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APROXIMÁNDOME A NIETZSCHE EN LA BÚSQUEDA DE ALGÚN
SENTIDO A LA ÉTICA, HOY
Dalia Correa Guía
Resumen
Este artículo es producto de la inquietud de la autora por el tema de la ética, dada la
prolífica, pero a veces trivial, discusión que sobre la temática se produce actualmente.
Está estructurado por "partes" que simulan aforismos, dado que esta es la forma en
como Nietzsche presenta sus textos. Después de analizar las diversas obras del autor,
consultadas para este trabajo, así como la de los otros, también reseñados en el mismo,
podemos apostar por la construcción de una ética separada de lo religioso, en donde
habrá que establecer, entonces, una genealogía de la ética en conexión con la disciplina
de la que se trate y, posteriormente pasar a deconstruir los valores para transmutarlos
otros, a partir de nuestra voluntad de poder.
Palabras claves: Ética, moral, valores, voluntad de poder.
Abstract
This article comes about the author's worry for the ethics, given the prolific, but
sometimes trivial, discussion that on the thematic takes place at the moment. "Parts"
that simulate aphorisms, since this is the way Nietzsche presents his texts structure it.
After analyzing the different author,s works, consulted for this work, as well as others
authors, also reviewed in the same one, we can bet by the construcción of a ethics
separated from the religious thing, where it will necessary to establish, then, a
genealogy of the ethics in connection with the discipline which deals with, and later on,
to deconstruir (re-build) the values for transmuting them to others, from our will of
power.
Key words: ethics, moral, values, will of power
Y montada en "La Cumbre`, con el Orinoco como fondo, cual pintura de naturaleza
viva, cavilo desde lo más profundo y me siento confundida, complejamente
confundida...
Estoy leyendo a Nietzsche (Genealogía de la moral) e intento a partir de su lectura,
construir algunas reflexiones acerca del hombre, la moral y la ética; aunque hay tantas
imágenes en sus textos, que me surgen apretadas ideas de las más variadas especies.
La motivación a escribir sobre moral y ética, está originada por el, gran "auge" que tiene
la discusión sobre estos temas hoy día. Etica y gerencia, bioética, ética y ambiente, ética
y política, entre tantas otras conexiones. No obstante, muchas de esas discusiones se
observan como posturas "de moda" con efectos de montaje.
Cuando en un "gran foro" nacional sobre Ética (La Ética en el nuevo Milenio) realizado
en nuestra Universidad de Carabobo, le pregunté a uno de los doctores invitados qué era
la grandeza moral a la cual él se había referido en su disertación, la respuesta fue el
silencio. Y éste se hizo más atroz cuando le expresé mi segunda inquietud: ¿Por qué el
placer es un antivalor? ¿Qué me dice de la idea de vitalidad expresada en la obra de
Nietzsche?.
Evidentemente que experiencias como la relatada, nos revelan la "suerte" que tuvimos,
nosotros - los doctorandos en ciencias sociales -, al tener la posibilidad de aproximarnos
a un autor como Nietzsche, que ha estado relegado en nuestro medio académico durante
tanto tiempo. Tener la oportunidad de encontrarnos con él ha sido, a la vez, el inicio de
una reflexión distinta sobre las consideraciones morales y éticas, a las cuales nos tenían
acostumbrados.
Ahora bien, repito, me siento confundida, porque mientras estoy en Guayana, en una
cumbre ambientalista cuyo slogan es "diálogo entre civilizaciones" - y uno de cuyos
objetivos es lograr reunir las voluntades necesarias para solicitarle a la UNESCO que
declare a Ciudad Bolívar "Ciudad de Paz"- también, en paralelo, durante las noches y
ratos libres, leo a Nietzsche, quien pregona que lo bueno es lo guerrero 2.
¿Cómo es eso de que lo bueno es la guerra y en la cumbre estamos pidiendo ser
considerados "ciudad de paz"? Que confusión tan grande.
2
Cierto es que en la naturaleza los organismos compiten, en ocasiones, fieramente, pero
también es real que estos mismos organismos establecen conexiones de ayuda entre
ellos. ¿Será simplemente una acción de supervivencia o habrá en ella el deseo de ayuda
al otro? ¿Será que existe la solidaridad, la compasión, el sacrificio o son valores que nos
hemos inventado para obligarnos a ser buenos en un concepto no
nietzscheano?¿Quiénes somos nosotros en realidad?
3
Dice Nietzsche: "¿Quiénes somos nosotros en realidad? y nos ponemos a contar con
retraso, como hemos dicho, las doce vibrantes campanadas de nuestra vivencia, de
nuestra vida, de nuestro ser - ¡ay!, y nos equivocamos en la cuenta... Necesariamente
permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos entendemos..." 3
4
Nietzsche se plantea una "genealogía de la moral" sólo en orden de una finalidad que no
es el origen de la moralidad en sí mismo. A Nietzsche lo que le importaba era el valor
de la moral; es decir, una crítica de los valores morales.
A este respecto el mismo autor plantea "Necesitamos una crítica de los valores morales,
hay que poner alguna vez en entredicho el valor mismo de esos valores -y para esto se
necesita tener conocimiento de las condiciones y circunstancias de que aquellos
surgieron, en las que se desarrollaron y modificaron" 4.
Para Nietzsche, la historia de los llamados sentimientos morales recorre las siguientes
etapas 5:
En primer lugar, se denominan acciones aisladas buenas o malas, sin consideración
alguna a sus motivos, sino exclusivamente por las consecuencias útiles o enojosas que
tengan para la comunidad.
En segundo lugar, olvidando el origen de tales denominaciones y sus consecuencias,
imaginamos que las acciones en sí mismas, encierran la cualidad de buenas o malas; es
decir, tomamos las consecuencias por causas.
Como resultado, damos el atributo de bueno o malo, no ya al motivo aislado, sino a todo
el ser de un hombre, que produce el motivo. En consecuencia, vamos haciendo
responsable al hombre de su influencia, luego de sus actos y, por último, de su ser.
En una última etapa, descubrimos, finalmente, que este ser mismo no puede ser
responsable, por ser una consecuencia absolutamente necesaria, conformada por
elementos e influencias de objetos pasados y presentes.
Reconoce Nietzsche que, por tanto, el hombre no es responsable de nada, ni de su ser, ni
de sus motivos, ni de sus actos, ni de su influencia. Es así como la historia de las
apreciaciones morales es también la historia del error de la responsabilidad, el cual
descansa en el error del libre arbitrio.
Interpretando al autor se expresa lo siguiente: Sólo porque el hombre se considera libre,
no que lo sea, siente el arrepentimiento y el remordimiento; no obstante, podemos dejar
de sentirlos y es por ello que se explica que haya hombres que no se arrepientan ni les
remuerda "la conciencia" por actos que, para muchos otros, son objeto de tales
sentimientos.
Pero en el fondo, la moral es un engaño, una mentira necesaria. Es la posibilidad de
domesticar el animal que todos somos. Nietzsche nos dice que "Sin los errores que
residen en los datos de la moral, el hombre habría seguido siendo una animal. Pero de
esta manera se tiene por algo superior y se impone las leyes más severas" 6 .
5
A juicio de Nietzsche, la moral es únicamente una interpretación equivocada de ciertos
fenómenos. El juicio moral corresponde a un nivel de ignorancia en el que todavía falta
el concepto de lo real, no hay diferencias entre lo real y lo imaginario; por tanto, en ese
nivel, la palabra verdad designa cosas que hoy nosotros llamamos imaginaciones. En
consecuencia, no ha de ser tomado nunca al pie de la letra, ya que como tal es un sin
sentido 7.
Por ejemplo, cuando una sociedad jerarquiza valores, "decide" acerca de la moralidad o
inmoralidad de un individuo, en tanto éste practique unos u otros diferentes a los
establecidos en la jerarquía. Dice Nietzsche: Preferir un bien bajo (el goce de los
sentidos, e.g.) a un bien considerado más elevado (la salud, e.g.) es razón para
considerar este hecho como inmoral. No obstante, los sistemas y escalas de valores en
una sociedad no es en todo tiempo estable e idéntica; en consecuencia, "inmoral" significa que un individuo no siente aún bastante los motivos intelectuales superiores y
delicados que la civilización nueva del momento ha introducido 8.
De esto se desprende que los valores constitutivos de una moral no tienen que ser
siempre los mismos. Así como tampoco que ciertos valores tenidos como buenos lo
sigan siendo en otros tiempos y escenarios.
6
En la actualidad hay una tendencia de todas las personas a decir: Se han perdido los
valores, hay que rescatarlos. Se critican los deseos de los hombres por obtener bienes
materiales, las guerras, la falta de "ética" de quienes nos rodean, en fin, hay un discurso
extremadamente repetitivo en torno a que estamos viviendo una sociedad inmoral.
Se crean cátedras libres de ética, de bioética; se exalta la discusión formal sobre ética y
cualquier otra disciplina: Sin embargo, siento que hay como un deseo auto impuesto de
retomar valores a la luz de las doctrinas religiosas y muchas veces nos confundimos
entre la moral y la religión. Preconizamos valores como el cuido del ambiente y la
protección a las especies; no obstante, andamos enfundados en bellas botas de piel de
cocodrilo. Es la hipocresía de la que nos habla Nietzsche. Inventamos una moral sobre
supuestos de lo que debe ser, no de lo que es. Pretendemos ser armónicos, pacíficos,
monógamos, solidarios, justicieros, iguales, meditados, entre otros valores, cuando en
realidad y en esencia somos todo lo contrario.
Pero esta vinculación actual entre ética-moral y religión no es nada nueva. Max Weber
(1955) trató de determinar la influencia de ciertos ideales religiosos en la formación de
una mentalidad económica, de un "ethos económico". Weber afirmaba que existían
afinidades entre ciertas modalidades de la fe religiosa y la ética profesional 9.
Por su parte, Nietzsche plantea la relación de los valores con las costumbres. La gente
se atiene a las costumbres y a la moralidad, no siendo la moralidad otra cosa que el
sentimiento de conjunto de las costumbres bajo las cuales se vive y se ha sido educado:
educado no en cuanto a individuo, sino como miembro de un todo, como número de una
mayoría. Así es que sucede que un individuo se mayoriza él mismo por medio de su
moralidad.
Una muestra de la historicidad de los valores la tenemos en la descripción de Gilles
Lipovetsky (1996): "el tema de la reactivación moral, aún del orden moral, está en boga,
pero ¿de qué naturaleza es este resurgimiento y de qué moral habla exactamente?" Para
Lipovetsky sólo una perspectiva guiada por la larga duración es capaz de dar todo su
sentido al nuevo curso histórico de la vida moral: El principio de la responsabilidad
aparece como el alma misma de la cultura posmoralista 11. Sin embargo, retomando la
postura nietzscheana, recordaremos que este autor manifiesta que el hombre no es
responsable, en tanto que es consecuencia de objetos y elementos no sólo del presente
sino del pasado.
La actuación del hombre hoy en día está dominada por el discurso y la demanda ética.
Al respecto, el mismo Lipovetsky destaca algunos cambios observados en los últimos
tiempos y al efecto toma como ejemplo a la actividad médica: "En menos de medio
siglo, hemos pasado de una deontología médica, dominada por la conciencia de los
investigadores y la tradición hipocrática a una deontología detallada y casuística, a una
internalización de los estándares metodológicos, a una proliferación legislativa y
normativa, preocupada por hacer compatibles a la práctica, ética del individuo y ética
del conocimiento, derechos del hombre y bienestar social".
Tal vez lo más importante de este autor es que revela el carácter contradictorio de esta
nueva ética, pues existen dos tendencias vigentes en la época del posdeber: Una es
tutelar, rígida, sobre protectora; la otra se dedica a fijar, según una vía más liberal,
umbrales, límites, reglamentaciones de geometría variable. Prohibiciones en un caso,
medidas diferenciadas en el otro. Por ser antinómicas, estas dos lógicas cohabitan y
probablemente seguirán orientando más o menos conflictivamente el porvenir de las
sociedades contemporáneas. Sólo así se comprenden que bajo una misma "Ética" en
unas sociedades sea permitido el aborto y en otras no, por ejemplo.
Existe también una corriente consecuencialista, que considera los resultados de su
acción para determinar su estatuto moral. Como reacción a esta orientación encontramos
a John Rawls y su reflexión sobre la justicia como equidad. Pero las críticas no son sólo
para la moral utilitarista, abarcan también a la ética responsable, tal como expusiéramos
en párrafos anteriores con la postura de Nietzsche.
Para reforzar nuestra apuesta traemos a Xiomara Martínez (1998) quien escribe sobre
Rawls: "Sin embargo, nos preguntamos, cómo puede seguir sosteniéndose tal criterio de
responsabilidad individual, en un mundo donde lo político demuestra cada vez más su
impotencia para conservar espacios simbólicos de legitimidad propia y donde, la
transmisión -y producciónde los valores es decidida por la industria cultural y la ley de
la ganancia 12.
7
La opinión pública, la sociedad civil, los medios de comunicación, son los factores que
en realidad están entretejidos en cualquier discurso sobre ética y valores en el mundo de
hoy. No hay espacio para los pensadores. No se retoma a Nietzsche, por ejemplo.
Una de las características de la discusión sobre ética hoy en día, es que gran parte de
ésta tiene lugar en los medios de comunicación social y su contenido se ubica a medio
camino entre las esferas de lo público y lo privado. Los divulgadores de los postulados
de la "Ética", cualquiera sea su conexión, son organizaciones no gubernamentales
"representativas" de la sociedad civil y desde ésta tratan de incidir en las instituciones
del Estado. De igual manera hay individualidades que se erigen en los precursores de la
ética contemporánea bajo la óptica de sus patrones particulares.
8
Habermas destaca la transformación estructural de la publicidad, impregnada por el
poder: "La esfera pública, dominada y preestructurada al mismo tiempo por los
massmedia, de generó en un ruedo impregnado por el poder. Y, con ayuda de la
elección de los temas y de las contribuciones, en ese ruedo se libró una batalla no sólo
por el control de la influencia, sino también por la regulación que ocultaba en lo posible
sus intenciones estratégicas" 'a. Podemos decir entonces, que la opinión pública ha
perdido su inocencia. Es en este nuevo escenario donde se debate la "Ética". Ayer, Mill
advertía de "la coacción moral" de la opinión pública. Hoy, potenciada por los
massmedia, su fuerza es casi física.
9
En Venezuela, gremios como los Colegios Profesionales (muchos controlados por
partidos políticos), asociaciones formadoras de opinión como Provive (bajo el
mecenazgo de Cristina Vollmer, esposa del ex - embajador del Vaticano y poseedor de
una de las mayores fortunas del país), Queremos Elegir, la Red de Veedores, entre otras,
ejercen todos influjo sobre el Estado, mediante la opinión pública y conexiones
políticas. Por ejemplo, Provive y la iglesia católica venezolana estuvieron muy activos
ante la posibilidad que en la Constitución Bolivariana de 1999 se legalizara el aborto.
Fueron ayudados por los medios de comunicación, quienes "eligieron el tema" y le
dieron cobertura a una sola posición. Me pregunto: ¿De eso se trata la ética?
¿Bajo estas condiciones, pueden los individuos de una sociedad competir libremente
con el poder de los medios, de los invasores políticos y de los grandes grupos
económicos? Es decir, podemos tener la oportunidad de cambiar temas y valores
canalizados por influencias externas, y abrirlos innovadoramente y filtrarlos
críticamente?. Bajo esta inquietud se desenvuelve la discusión sobre la ética en el nuevo
espacio público de los massmedia.
10
A mi juicio, es un requisito indispensable abordar la discusión sobre Ética, cualquiera
sea su conexión, desde una perspectiva crítica y dentro de un espacio socio-cultural
determinado, que incluya aspectos políticos, económicos, jurídicos e históricos.
Es necesario que nos inquiramos sobre ¿qué tan ajustada está la discusión sobre Ética en
Venezuela a la cultura y sus valores reales, y cuánto hay de trascripción de elementos
ajenos?.
La discusión sobre la Ética y la producción de los nuevos valores, debe hacerse, tal
como lo plantea Nietzsche, desde la voluntad de poder. No debemos permitir que una
falsa moral nos convierta en seres dóciles, mansos e impotentes. Para Nietzsche, la
verdadera liberación tendrá lugar cuando los hombres recuperen la conciencia de su
voluntad creadora, sólo así podremos producir valores, que de ningún modo, por
supuesto, deberemos imponer sobre los demás como mandatos universales.
El Zaratustra nos invita a no disimular el poder ni tratar de negarlo, ya que el hombre
que se desconozca a sí mismo como ser creador siempre estará dispuesto a someterse a
los valores ajenos.
Las enseñanzas de Nietzsche sobre la creación de valores, mediante la voluntad de
poder, podemos evidenciarla en el siguiente relato:
...Y la misma vida me ha confiado este secreto: He aquí -me ha dicho-, yo soy aquello
que siempre debe superarse a sí mismo... ¡Es preciso que yo sea lucha, devenir, fin y
obstáculo para el fin! ... Cualquiera que sea la cosa que yo cree y la manera como la
ame, es preciso que pronto sea su adversario y el adversario de mi amor: así lo quiere mi
voluntad...En verdad os digo: que el bien y el mal que fueran imperecederos ...¡no
existen!. Preciso es que el bien y el mal se superen constantemente ...Y quien quiera ser
creador en el bien y en el mal, deberá comenzar por destruir y romper los valores 14.
También en su obra Aurora, Nietzsche nos plantea un pensamiento sobre la moral
concebida como prejuicio. En este texto, el autor abre una campaña contra la moral, no
con "artillería pesada", mas bien con palabras lisas y luminosas, parecidas a un animal
marino que toma el sol entre las rocas.
Nietzsche dice: Mi tarea es preparar un momento de sublime toma de conciencia de la
humanidad, un gran mediodía, donde ésta pueda mirar hacia atrás, delante de ella,
donde ella escape a la tiranía del azar y de los curas, y por primera vez se pregunte: ¿por
qué bueno? ¿Quién es bueno?.
Esa tarea deviene necesariamente de la convicción de que la humanidad no va sobre la
buena vía, que ella no está malamente gobernada por las leyes divinas, sino por el
contrario, a pesar de sus valores, los más sagrados, es justamente el instinto seductor de
la negación, de la corrupción, de la decadencia, de lo que siempre se ha servido.
Finalmente, retomemos al Nietzsche de Aurora: "Así es como se forman los derechos:
son grados de poder reconocidos y garantizados. Si las relaciones entre los poderes
mutuos se alteran de un modo importante, desaparecen unos derechos y se forman otros,
como lo muestra el vaivén incesante del derecho de los pueblos" 15.
Para Nietzsche el hombre justo necesita la sutil sensibilidad de una balanza para medir
los grados de poder y de derecho, y no otra cosa, necesita el estudioso de la Etica, para
medir la influencia de factores aparentemente ajenos a ella como la política de hoy, los
planes económicos y la religión de los ancestros.
Por ello, la cuestión del origen de los valores morales, como medio para estudiar estos
valores, es para Nietzsche una cuestión primordial, ya que eso condiciona el porvenir de
la humanidad.
En consecuencia, todo estudio sobre la ética y la moral de hoy, debe pasar por una
búsqueda de los orígenes de los valores que las constituyen. Habrá que establecer,
entonces, una genealogía de la ética en conexión con la disciplina de la que se trate y,
posteriormente pasar a destruirlos para transmutarlos otros, a partir de nuestra voluntad
de poder. Sólo así habremos vencido y haremos honor al Zaratustra.
Notas
1. En referencia al hotel "La Cumbre", el cual está incrustado en una montaña,
desde cuya vista se observa todo el casco colonial de Ciudad Bolívar y el Río
Orinoco de Venezuela.
2. Véase Genealogía de la moral, aforismo 5, Tratado primero: Bueno y malvado,
bueno y malo, en la 3ra. Edición de Alianza Editorial, 1978, en traducción de
Andrés Sánchez Pascual e introducción del mismo autor.
3. Véase Genealogía de la moral, aforismo 1, Prólogo, en la 3ra. Edición de
Alianza Editorial, 1978, en traducción de Andrés Sánchez Pascual e introducción del mismo autor.
4. Véase Genealogía de la moral, aforismo 6, Tratado primero: Bueno y malvado,
bueno y malo, en la 3ra. Edición de Alianza Editorial, 1978, en traducción de
Andrés Sánchez Pascual e Introducción del mismo autor.
5. Véase Humano, demasiado humano, aforismo 39, en la Edición de Editorial
Edaf, 1998, en traducción de Carlos Vergara y prólogo de Dolores Castrillo
Mirat. Madrid, España.
6. Ibidem, aforismo 40.
7. Véase El crepúsculo de los ídolos, aforismo 1, Los mejoradores de la
humanidad, en la 7ma. Reimpresión (1986) de la Ira. Edición de Alianza
Editorial, 1973, en traducción de Andrés Sánchez Pascual e Introducción del
mismo autor. Madrid, España.
8. Véase El crepúsculo de los ídolos, aforismo 5, La moral como contra naturaleza,
en la 7ma. Reimpresión (1986) de la Ira. Edición de Alianza Editorial, 1973, en
traducción de Andrés Sánchez Pascual e Introducción del mismo autor. Madrid,
España.
9. Véase La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Max Weber, Editorial
Revista de Derecho Privado, 1955. Madrid, España.
10. Véase El crepúsculo del deber de Gilles Lipovetsky, Editorial Anagráma, 1996.
Barcelona, España.
11. Ibiden
12. Véase Rawls y la defensa neocontractualista de la modernidad de Xiomara
Martínez, en RELEA ns 6, Editorial del CIPOST UCV, septiembre-diciembre de
1998. Caracas, Venezuela.
13. Véase Historia y crítica de la opinión pública de J. Habermas, Ediciones G. Gil¡,
1994. México.
14. Véase Así hablaba Zaratustra, de la victoria sobre sí mismo (págs. 128129), en
la 7ma. Edición de Editorial Edaf, 2000, en traducción de Carlos Vergara y
prólogo de Dolores Castrillo Mirat. Madrid, España.
15. Véase Aurora, aforismo 112, Datos para la historia natural del deber y del
derecho, en Obras inmortales, tomo III de Ediciones Teorema, 1985. Barcelona,
España.
Referencias bibliográficas
Habermas, J. (1994). Historia y crítica de la opinión pública. Ediciones G. Gil¡. México.
Lipovetsky, Gilles (1996). El crepúsculo del deber. Editorial Anagrama.
Barcelona, España.
Martínez, Xiomara (septiembre-diciembre de 1998). Rawls y la defensa
neocontractualista de la modernidad, en RELEA nº 6, Editorial del CIPOST UCV,
Caracas, Venezuela.
Nietzsche, Friedrich (1978). Genealogía de la moral. Andrés Sánchez Pascual,
traductor. 3ra. Edición de Alianza Editorial, Madrid, España.
Nietzsche, Friedrich (1985). Aurora. en Obras inmortales, Tomo III de Ediciones
Teorema. Barcelona, España.
Nietzsche, Friedrich (1986). El crepúsculo de los ídolos. Andrés Sánchez Pascual,
traductor. 7ma. Reimpresión de la Ira. Edición (1973) de Alianza Editorial. Madrid,
España.
Nietzsche, Friedrich (1998). Humano, demasiado humano. Carlos Vergara, traductor.
Editorial Edaf.. Madrid, España.
Nietzsche, Friedrich (2000). Así hablaba Zaratustra. Carlos Vergara, traductor. 7ma.
Edición de Editorial Edaf, Madrid, España.
Weber, Max, (1955). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Editorial Revista
de Derecho Privado. Madrid, España.
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