Tema 11. La Belle Epoque

Anuncio
LA BELLE EPOQUE.
1. Marco espacial y temporal
Aunque se conoce
como “Belle Epoque” el
periodo comprendido desde
1880 hasta 1914, nosotros
vamos a ampliar el concepto
para incluir las manifestaciones
culturales que se desarrollan
desde mediados del siglo XIX.
Al finalizar la revolución de
1848,
la
burguesía
conservadora se hizo con el
poder en Europa siendo el
Realismo
la
corriente
dominante superando el
influjo de la estética
romántica. Es el periodo
de
asentamiento
del
maquinismo y de la
revolución industrial, de
forma que el mapa
europeo (con nuevas
naciones como Alemania
e Italia) será fruto de la
búsqueda de un nuevo
equilibrio y del intento
por parte de Alemania de
configurar el territorio
según sus intereses; fruto de ello son tanto el mapa que presentamos, como su
explicación a través del cuadro de los sistemas bismarckianos. Los países europeos se
han lanzado a la conquista de mercados en Asia y África, mientras que una nueva y
pujante potencia, EEUU, se configura al otro lado del Atlántico pretendiendo ejercer su
influencia en el conjunto de América.
2. La sociedad burguesa y sus circunstancias.
El desarrollo de un sistema oligárquico conservador tanto en la Francia de Luis
Napoleón con la proclamación del Imperio, en Inglaterra con la alternancia de
conservadores y liberales de la era victoriana , incluso en la España isabelina, certifican
el deseo de la burguesía de proteger su preponderancia social y económica ante las
crecientes demandas de la clase trabajadora. Corrientes filosófico-políticas como el
1
Materialismo histórico (Marx) y el Anarquismo (Bakunin) pretenden oponer a la idea
burguesa de organización política, otras explicadas a través de la lucha de clases por el
control de los medios de producción o a través de la supresión del Estado como ente
opresor. Anarquistas y socialistas pugnarán por controlar el movimiento obrero europeo
tras la fundación en 1864 de la Asociación Internacional de Trabajadores. Desde
mediados de siglo podemos hablar de segunda revolución industrial. Tecnológicamente
aparecen nuevas fuentes de energía (electricidad y petróleo), nuevas industrias y nuevos
ingenios aplicados en el terreno del transporte (automoción, aviación) y de las
telecomunicaciones (telefonía, cinematógrafo), al tiempo que la organización de la
producción cambia con las cadenas de montaje y con los nuevos modelos de
concentración empresarial. La corriente del Positivismo (Compte) que partía de la
confianza absoluta en la ciencia como herramienta para garantizar el progreso de la
humanidad y el desarrollo del darwinismo y el evolucionismo, determinarán una
burguesía tan altamente confiada en sus posibilidades, que se lanzará al dominio del
Planeta. Este periodo imperialista distinguirá claramente entre metrópolis y colonias
explotadas exhaustivamente por las primeras. Distintos motivos explican esta
expansión: la necesidad de buscar nuevos mercados para la venta de excedentes y
nuevas materias primas ante el agotamiento de las tradicionales o su elevado precio; el
crecimiento demográfico de Europa; el auge del nacionalismo en su versión más
agresiva. Las rivalidades surgidas por el control de territorios no terminaron de
arreglarse en la Conferencia de Berlín (1885) en la que se produjo el reparto de África y
se vivió una importante crisis de fin de siglo: con el final del segundo Imperio francés
tras la derrota en 1870 frente a Prusia en Sedán, culminaron las unificaciones alemana e
italiana mientras que París vivía la experiencia de la Comuna, fuertemente aplastada por
las autoridades de la III República; Bismarck dirigió la nueva Alemania organizando
una estructura de alianzas en Europa, los sistemas bismarckianos, para asegurar su
hegemonía y aislar a Francia. Además, desde 1873, tras la primera gran crisis del
capitalismo, se produce un proceso de concentración empresarial con implantación de
políticas proteccionistas y auge del imperialismo. El clima belicista se aceleró tras 1990
cuando el nuevo emperador alemán Guillermo II sustituyó la estrategia bismarckiana
por una política mundial buscando incrementar sus ambiciones imperialistas; como
consecuencia, se desarrolló una fuerte carrera de armamentos a las puertas de la primera
gran guerra del siglo XX. La nueva sociedad del periodo vendrá determinada por la
progresiva urbanización y por la dicotomía entre la ciudad como escenario de la
modernidad y el mundo rural como vestigio del pasado. En estas ciudades se genera la
primera segregación social de usos del suelo con la aparición de barrios burgueses (los
ensanches) dotados de nuevas infraestructuras, servicios y modernas viviendas al
utilizarse los nuevos materiales de construcción, y las zonas obreras de los extrarradios
donde se hacina la población obrera.
3. Las corrientes realistas y el Modernismo.
El desarrollo de la ciencia positiva o positivismo permitió identificar “lo
positivo” con lo real. En pintura, se abandonará la subjetividad romántica y se abundará
2
en la observación objetiva de la realidad presente e inmediata, como una obligación
estética y moral en la que todas las actitudes humanas tienen la misma dignidad.
Convirtiéndose Francia en la vanguardia de este cambio de mentalidad, podemos allí
distinguir las siguientes corrientes en la pintura realista: 1. El realismo lírico: su mejor
representante es Millet (el Ángelus), que en sus escenas campesinas
imprime a sus escenarios luces doradas glorificando sus tareas como
muestra de una pureza que los avances de la industria podían
destruir. 2. El realismo social, con Courbet a la cabeza. Con el uso
del claroscuro, representa de forma verídica a las clases desheredadas
(los picapedreros). 3. El realismo satírico, destacando las caricaturas políticas de
Daumier. 4. El Realismo visual, que aparece cuando una serie de artistas se plantearon
desmontar lo que ellos consideraban el “tinglado” de la visión, convencidos de que
hasta ellos, los pintores llamados realistas no pintaban los objetos, paisaje y personas tal
y como se veían sino tal y como ya sabían que eran. Este grupo de pintores serán
llamados por la crítica “impresionistas” y merecen tratamiento aparte. Fuera de Francia,
esta corriente se manifestó en la pintura de paisaje y de historia (España) o en una vuelta
a los modelos realistas anteriores a Rafael (prerrafaelistas ingleses).
En el año 1874, una serie de pintores rechazados por los círculos oficiales,
decidieron exponer en el estudio de un fotógrafo llamado Nadar, comprometiéndose a
no presentar obras en el Salón oficial. Les unía su concepto científico de la pintura y su
afán investigador sobre las leyes de la percepción visual; eran conocedores de las teorías
sobre el contraste simultáneo del color de Chevreul, y sobre todo, estaban muy
influenciados por lo que mostraba la cámara fotográfica: la imagen depende de la luz,
del tiempo de exposición y de la cantidad que dejamos pasar. El movimiento
impresionista dura lo que duró el periodo de exposiciones (1874-86) aunque algunos
pintores como Monet siguieran fieles a las técnicas hasta el final de sus días. Los
antecedentes lejanos de esta variante del realismo se encuentran en Velázquez (paisajes
de la Villa Medici) y en Goya (Lechera de Burdeos); de la primera mitad del XIX les
influirá el paisajismo inglés y a lo largo del siglo dejará su influjo el pintor holandés
Jongkind y los artistas de la escuela de Barbizon, pero el precedente inmediato lo
tenemos en la obra de Manet; su Almuerzo sobre la hierba o su Olimpia muestran el
interés por las formas planas derivadas del arte japonés, las atrevidas armonías de claro
sobre claro, la concepción de los fondos como si lo fueran de un estudio fotográfico, etc.
Destacarán dentro del grupo, Monet (Impresión sol naciente), autor
de series de un mismo elemento buscando captar la instantaneidad
de la luz, Renoir, el mejor intérprete del propio círculo social de
estos pintores (Baile en el Moulin de La Galette) y los magníficos
intérpretes del paisaje tanto urbano como rural que fueron Sisley y
Pisarro; otros autores como Degas, se adhirieron ocasionalmente al movimiento; éste
nos deja grandes ejemplos de las distorsiones perspectivas producidas por alguien que
usa el encuadre fotográfico (Mujer en la tina, escenas de hipódromo, bailarinas, etc).
Sin embargo, en el año 1886 triunfa en la última exposición un pintor que venía a
certificar el fin del impresionismo dando lugar al comienzo del Neoimpresionismo: Se
3
trata de Seurat. Este autor ya no pintaba al aire libre porque consideraba que la
captación de la luz era un problema técnico que podía resolverse con un preciso
conocimiento del color. Desarrolló para ello la técnica del divisionismo del color a
través del procedimiento del puntillismo (Tarde de domingo en la Grande Jatte). A
partir de este momento, París hierve de pintores y tendencias que anunciarán las futuras
vanguardias. Podemos concretarlo en: Cezanne, que con sus confusiones entre figura y
fondo, su relación entre línea y color y sus adelantos de perspectiva (bodegones)
anunciará el cubismo; Van Gogh, que pintaba para expresarse, provocando distorsiones
en la línea y el color (iglesia de Auvers) precedentes del
expresionismo; Gauguin, que al pintar no lo que veía, sino lo que
sentía (Visión después del sermón) , es uno de los creadores del
simbolismo pero además, al independizar el color del objeto
aparece como precedente de los fauves; Toulouse- Lautrec, muy
vinculado a la estética de la línea ondulante del modernismo, es el mejor representante
de la bohemia del París fin de siglo con sus retratos de bailarinas y escenas de cabaret.
Coincidiendo con estas transformaciones, se desarrolló en Europa el fenómeno cultural
del Modernismo (o los modernismos). Aunque su influjo principal se dejará sentir tanto
en la versión ondulante (Horta, Gaudí) como en la geométrica (Mackintosh) de la nueva
arquitectura, en pintura destacarán autores como Klimt o Mucha y toda una serie de
decoradores que harán de la línea curva, la asimetría, la imagen delicada y grácil de la
mujer, la sensualidad y el exotismo, la bandera con la que romper con la tradición
mediante un nuevo arte libre, moderno y joven.
4. Las primeras vanguardias.
A comienzos del siglo XX, las transformaciones técnicas, científicas y sociales
van a provocar un revolucionario cambio en el mundo del arte y la cultura: la aparición
del microscopio, la evolución de la fotografía, la llegada del automóvil, el desarrollo del
cine, la deshumanización producida por la industrialización, conducen al artista a una
visión del mundo fragmentada e inestable. La respuesta a este desafío supondrá una
ruptura absoluta con el lenguaje renacentista que concretamos en las vanguardias.
Destacamos hasta la primera guerra mundial: 1. El desarrollo desde 1905 de las dos
grandes corrientes expresionistas: el expresionismo del color del fauvismo con Matisse
a la cabeza y el expresionismo alemán de la distorsión de la línea y el color que pasará
por grupos como Die Brücke (Kirchner) y Der Blaue Reiter (Kandinsky, Marc). Ambos
tienen precedentes en la obra de Van Gogh, Munch o Ensor. 2. El
cubismo, con el desarrollo de un nuevo procedimiento perspectivo
aplicado por Picasso (retrato de Vollard) y Braque desde 1909, en sus
distintas fases (analítico, sintético, hermético). 3. El futurismo,
con Boccioni a la cabeza, intentando aplicar al lienzo o en la
escultura el dinamismo de la vida urbana y el desarrollo del
maquinismo. 4. El movimiento Dadá, ya en plena guerra mundial, que
utilizará el arte como arma arrojadiza contra la burguesía, certificando el fin
del arte como belleza (Duchamp, rueda de bicicleta.)
4
5
Descargar