La arqueología submarina francesa: una referencia mundial

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MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y EUROPEOS DE FRANCIA
N.° 3 – Enero de 2011
La arqueología submarina francesa: una referencia mundial
Vista submarina de los restos del naufragio del
Mauritius, en la que
se observan lingotes de zinc y un cañón
blasonado de bronce.
© Drassm, foto de Patrice Enault
El patrimonio submarino esconde muchos
tesoros. Desde hace siglos, miles de restos de
naufragios y de sus objetos preciosos descansan en
el fondo de los mares. Los arqueólogos franceses
del
Departamento
de
Investigaciones
Arqueológicas Subacuáticas y Submarinas gozan
de prestigio internacional y trabajan en todos los
mares de la Tierra. Como parte de su misión
deben evaluar y proteger los bienes culturales
marítimos, y realizar el inventario de estos.
Además, deben estudiar los yacimientos
arqueológicos y divulgar los conocimientos que
adquieran.
Los océanos, que cubren la mayor parte de la superficie de nuestro planeta, siguen guardando
muchos secretos. «Francia ocupa el segundo puesto en lo que respecta a propiedad marítima. Cuenta
con un poco más de 11 millones de km² de ZEE (zona económica exclusiva), es decir, casi tanto como
los Estados Unidos. Creemos que esta superficie comprende entre 150.000 y 200.000 yacimientos
submarinos», explica Michel L'Hour, conservador general del patrimonio, director del Departamento
de Investigaciones Arqueológicas Subacuáticas y Submarinas (DRASSM).
El DRASSM, creado por André Malraux en 1966, es un servicio público dependiente de la
Dirección General de Patrimonios del Ministerio de Cultura y Comunicación francés y fue el primer
organismo del mundo que realizó investigaciones arqueológicas subacuáticas. Este organismo, que
originalmente fue concebido como herramienta de proyección de Francia en todo el mundo, se encarga
de estudiar y proteger el patrimonio arqueológico subacuático; en particular, contra los saqueadores de
restos de naufragios. Actualmente, el DRASSM no solo es líder en el sector de la arqueología
submarina con misiones de investigación, asesoría y exploración llevadas a cabo en todos los mares de
la Tierra; sino que, además, está a la vanguardia de la tecnología.
La UNESCO estima que deben de existir más de tres millones de naufragios sin descubrir
repartidos en el fondo de los mares. Los restos de naufragios que yacen en el fondo de los mares y los
océanos esconden tesoros de valor incalculable. El casco, las armas, la vajilla y los cargamentos de
oro, marfil, ánforas de vino o trigo de cada barco permiten reconstruir la vida cotidiana de la época de
su hundimiento.
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La Convención de la UNESCO sobre la protección del patrimonio cultural subacuático,
adoptada por la Conferencia general de la UNESCO en 2001, persigue permitir a los estados que
puedan proteger mejor su patrimonio submarino.
En su calidad de técnicos de prestigio mundial, los arqueólogos del DRASSM reciben
solicitudes para intervenir en numerosos países. Se encargan de la dirección o el asesoramiento de las
operaciones de mayor relevancia. Participaron en la búsqueda de las fragatas Astrolabe y Boussole,
que desaparecieron en el archipiélago de Vanikoro (Islas Salomón) en el Pacífico Sur, en 1788, y
desvelaron algunos enigmas del misterio de La Pérouse, el célebre marino francés responsable de la
expedición. «¿Tenemos noticias de La Pérouse?», seguía preguntando Luis XVI poco antes de su
ejecución en enero de 1793. La exposición posterior que exhibía el trabajo realizado por los expertos
del DRASSM, organizada en 2008 en el Museo Nacional de la Marina, en París, acogió en seis meses
a más de 200.000 visitantes.
Una de las excavaciones arqueológicas submarinas más importantes conocidas actualmente es
la de un junco chino de finales del siglo XV que se hundió en aguas de Borneo y se descubrió en 1998.
Liderada por el DRASSM, esta expedición nació de un ambicioso proyecto dirigido conjuntamente por
las autoridades de Brunei y el gobierno francés. Los restos del naufragio permiten ilustrar un período
fastuoso de la historia del sultanato de Brunei, época clave en la que este pequeño reino se convertía
en el punto de confluencia del comercio marítimo del sur del mar de China. En 2002, se celebró una
exposición extraordinaria llamada La mémoire engloutie de Brunei (La memoria sumergida de Brunei)
en la sala de armas de la Conserjería de París.
Por otro lado, se han estrechado relaciones de colaboración con Italia, Egipto y Pakistán. En
1985 se localizaron, en el golfo de Guinea, los restos del naufragio de un gran navío comercial
construido en Europa, que se cargó en Asia y se perdió en África. Un estudio realizado por el
DRASSM permitió identificar los restos del naufragio del Mauritius, barco de la Compañía
Neerlandesa de las Indias orientales, que se hundió en aguas de Gabón en 1609.
En 2007, un equipo del DRASSM procedió, por petición del gobierno taiwanés y en
colaboración con este, a la exploración de un yacimiento arqueológico descubierto en el puerto de
Makong, en el archipiélago de Penghu, en el corazón del estrecho de Taiwán. Una serie de
conferencias, ofrecidas por los arqueólogos del DRASSM en la Universidad de Tainan, permitieron
compartir con los universitarios y profesionales del National Center for Research and Preservation of
Cultural Properties (Centro nacional de investigación y conservación de bienes culturales), el balance
de la actividad desarrollada durante varias decenas por este importante organismo francés, así como su
amplia experiencia.
«Debemos responder a una fuerte demanda internacional. Una de nuestras tareas consiste en
tomar parte en el aspecto jurídico que determina el pabellón del navío naufragado, es decir, su
nacionalidad. A raíz de esta tarea hemos logrado dos acuerdos franco-estadounidenses», señala
Michel L'Hour. La Belle, fragata desaparecida en 1686 se descubrió en Texas, en el Golfo de México.
Las investigaciones, en las que participaron los especialistas del DRASSM, permitieron a las
autoridades de los EE.UU. reconocer a Francia la propiedad absoluta de los restos del naufragio. El
Griffon, construido por el explorador francés Cavelier de la Salle se perdió en el lago Michigan en
1679. En 2009, tras las negociaciones, el estado de Michigan aceptó los argumentos presentados por
Francia y reconoció los derechos de esta sobre el naufragio.
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Actualmente, la demanda de formación de especialistas en arqueología submarina es altísima.
Numerosos estados manifiestan su deseo de salvaguardar y valorar su patrimonio marítimo sumergido.
Por su parte, Francia, cuyo papel pionero en la disciplina es reconocido en el mundo entero, está
solicitada constantemente. «Recientemente hemos recibido una gran misión de China continental.
Asimismo, hemos formado a investigadores chilenos durante un año. Una delegación taiwanesa llegó
la semana pasada para participar en un proceso de formación. Nuestro objetivo es la creación, de
aquí a 2013, de un centro internacional de formación de arqueología subacuática», nos adelanta
Michel L'Hour.
El barco Archéonaute, compañero de varias generaciones de arqueólogos subacuáticos, pronto
será reemplazado por un navío moderno y mejor preparado que permitirá afrontar nuevos retos y hacer
frente a la exploración de aguas profundas. Su nombre será André Malraux y verá la luz en 2012.
Annik Bianchini
Para obtener más información, consulte estos enlaces:
www.culture.gouv.fr: Drassm
www.culture.gouv.fr/culture/archeosm/fr/: la arqueología subacuática
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