comunicado de prensa 1 crisis humanitaria en la frontera

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COMUNICADO DE PRENSA
CRISIS HUMANITARIA EN LA FRONTERA COLOMBO-PANAMEÑA
5 de julio de 2016
Organizaciones de la Sociedad Civil, defensoras de los Derechos Humanos y promotoras de los derechos
de la población migrante, refugiada y en necesidad de protección internacional y entidades académicas,
manifestamos profunda preocupación frente a la actual crisis humanitaria en la frontera colombopanameña, provocada por el cierre de dicha frontera por parte del gobierno panameño el pasado 9 de
mayo y por la incapacidad de los gobiernos de la región para buscar soluciones orientadas a proteger los
derechos humanos de los migrantes por encima del enfoque de seguridad y soberanía territorial.
El presidente panameño Juan Carlos Varela justifica esta decisión para enfrentar el paso de migrantes
irregulares en su país, después de que sus homólogos de Nicaragua y Costa Rica cerraran sus respectivas
fronteras a finales del año pasado con base en el mismo argumento. Como consecuencia de ello, se estima
que entre 326 y 520 migrantes, en su gran mayoría cubanos, haitianos y extracontinentales (asiáticos y
africanos), se encuentran varados y enfrentando una crisis humanitaria en el municipio colombiano de
Turbo, fronterizo con Panamá. Los migrantes cubanos buscan llegar a Estados Unidos para beneficiarse
de la Ley de Ajuste Cubano (llamada política de pies mojados, pies secos), antes de que se restablezcan
las relaciones entre el régimen castrista y el país norteamericano; mientras que los haitianos huyen del
desempleo en Brasil y de la difícil situación política y socio-económica en su país, en busca de mejores
condiciones de vida en los Estados Unidos. Por otra parte, ante el cierre de las fronteras y el
endurecimiento de las políticas migratorias y de asilo de la Unión Europea, los migrantes
extracontinentales, originarios principalmente de República Democrática del Congo, Ghana, Senegal,
Nepal, Pakistán, Mali, Guinea, Gambia, Somalia, Bangladesh, Angola, Afganistán, Eritrea, Camerún,
Sierra Leona y Togo, buscan cada vez más la oportunidad de emigrar a los Estados Unidos a través de
América Latina.
En su periplo hacia los Estados Unidos, los migrantes mencionados utilizan las fronteras con Ecuador,
Venezuela y Brasil, pasando por rutas cada vez más complejas y peligrosas, tales como los territorios en
guerra de los dos departamentos colombianos de Chocó y Antioquia. Al verse varados en Colombia, los
extranjeros, principalmente quienes no son cubanos, utilizan la costa y la selva del Darién para proseguir
sus viajes hacia Centroamericana y de allí a los Estados Unidos.
De esta población migrante varada en Turbo y que cambia constantemente (ya que se trata de flujos que
siguen llegando y saliendo de la frontera), se registran aproximadamente un 25% de mujeres y el resto
hombres; cerca del 3% son niños y niñas; a la fecha del 15 de junio de 2016 se encontraban 11 niños y 1
adolescente en el albergue; también se encuentran entre 3 y 5 mujeres embarazadas. Por otro lado, se han
identificado personas con zika, malaria, neumonía, hepatitis y gripe.
Frente a esta crisis de naturaleza regional, las respuestas de la institucionalidad colombiana han resultado,
por un lado, insuficientes ya que el Gobierno colombiano se ha limitado a deportar a migrantes
considerados irregulares, con base en diálogos diplomáticos y técnicos con sus homólogos principalmente
cubanos y ecuatorianos; y, por el otro lado, contradictorios ya que las autoridades locales de Turbo
expiden Salvoconductos para facilitar el traslado de los migrantes hacia Panamá, mientras que las
autoridades centrales usan la deportación como medida privilegiada para enfrentar la crisis. Vale
mencionar que en su afán por luchar contra el tráfico ilegal de migrantes considerado como el principal
factor de migración irregular en esta zona, el Gobierno central ha venido criminalizando acciones
solidarias y hospitalarias de la población local de Turbo hacia los migrantes, principalmente los más
vulnerables. Del mismo modo, el enfoque de seguridad que adopta no le ha permitido identificar a los
migrantes con necesidad de asistencia y protección, entre ellos niños y mujeres embarazadas.
Frente a esta realidad de crecientes flujos intra y extra continentales y las reiteradas crisis fronterizas y
binacionales, recomendamos a los Estados de la región promover activamente diálogos y compromisos
entre ellos, que garanticen los derechos humanos de los migrantes en la región, sin importar la
nacionalidad, edad, etnia, sexo, etc., de los extranjeros, de acuerdo con las obligaciones e instrumentos
internacionales y regionales de protección a los derechos humanos.
Firman:
La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento-CODHESInstituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR de la Pontificia Universidad Javeriana
Pastoral Social-Caritas Colombiana
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