Breve Historia del Teatro Nacional

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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
ESCUELA DE ESTUDIOS GENERALES
SEMINARIO DE REALIDAD NACIONAL II PATRIMONIO CULTURAL CON
ÉNFASIS ARQUITECTÓNICO
TEATRO NACIONAL: PATRIMONIO ARQUITECTONICO
Profesora:
Lcda. Gina Lucía Arrieta Molina
Integrantes:
Mora Ortiz Tatiana
B14421
Ríos Alfaro Marcela
A95144
Rodríguez Carlos David B25707
Silva Rojas Katherine
II SEMESTRE
2012
B06062
Breve Historia del Teatro Nacional
Hace más de cien años, en medio de calles cubiertas por el polvo y transitadas por
carruajes, se inauguró el Teatro Nacional de Costa Rica, una lujosa edificación
que irrumpió en la arquitectura del San José del siglo pasado.
El denominado "coliseo cultural", es una joya arquitectónica, con una fuerte
influencia de la última etapa del barroco europeo, que todavía hoy contrasta con la
simplicidad del corazón capitalino.
El 19 de octubre de 1897, una Costa Rica con apenas 76 años de independencia
de España estrenó este casi "utópico" centro cultural, con la interpretación de la
ópera Fausto, de Charles Gounod, ejecutada por la Gran Compañía de Opera
Francesa Aubry.
El Teatro Nacional fue construido gracias a la visión del ex presidente José
Joaquín Rodríguez, quien emitió un decreto, en 1890, que establecía un impuesto
por cada saco de café que se exportara, cultivo que, en esa época y aún hoy,
constituye uno de los motores de la economía costarricense.
Al mismo tiempo que emitió la ley, el Congreso dejó en manos del Poder Ejecutivo
la recolección del impuesto y autorizó la búsqueda de un préstamo para poder
iniciar la obra. Los congresistas fijaron un límite de 200.000 pesos al préstamo,
que debería reembolsarse con lo recaudado por medio del impuesto. El préstamo
se obtuvo de un banco nacional, el Banco de la Unión.
El impuesto al café permitió recaudar un total de 132.873 pesos en tres años, muy
por debajo de las expectativas de los proponentes. De acuerdo con la información
oficial, la construcción del teatro costó más de tres millones de pesos, pagados en
su mayoría por toda la población costarricense.
Posteriormente, el tributo se cambió por uno a las importaciones, que tuvieron que
pagar todos los "ticos", quienes son los legítimos dueños del teatro, que fue
diseñado por costarricenses y europeos y declarado Monumento Nacional en
1965.
Para la actual directora del Teatro Nacional, Graciela Moreno, quien dirige la
institución desde 1973, el edificio centenario es "la caja de los sueños, no solo
míos sino de una gran generación de jóvenes artistas".
"Abrí las puertas del Teatro Nacional a un público joven, con otros intereses, que
se fue ganando para la danza moderna, para el teatro costarricense y,
porsupuesto, para los cantantes y músicos de la nueva generación", afirmó
Moreno.
El Teatro Nacional fue clausurado durante dos años, tras un terremoto ocurrido en
1991, pero, gracias al aporte del gobierno y de particulares, fue restaurado y sus
puertas vigiladas por tres musas de mármol: la danza, la música y la fama- se
reabrieron a la vida cultural de Costa Rica
Tendencia arquitectónica
La tendencia arquitectónica del Teatro Nacional es una cuestión que se conforma
de varios puntos de vistas y opiniones de arquitectos expertos en la materia.

Neoclasicismo alemán
El arquitecto José María Valero según Fischel, 1992 afirma mediante su análisis
que la tendencia es propiamente, Neoclasicismo alemán, dado por su gran
relación con las obras del alemán Karl Friedrich Schinkel el cual construyo obras
famosas en ciudades alemanas. Además se menciona que una de las influencias
importantes para este arquitecto alemán fue el renacimiento, además de Alberti y
Vitruvio.

Eclecticismo
Por su parte arquitectos costarricenses, como Efraím Hernández y José Enrique
Garnier consideran al Teatro Nacional de tendencia ecléctica, que se caracteriza
por mezclar rasgos de las épocas gótica, greco-romano y otros, y transformarla en
una versión moderna. Con lo cual se transforman diversas tendencias estéticas
en una tendencia rica en formas y de un efecto pintoresco.
Este movimiento es causado principalmente por la exportación a Latinoamérica,
de influencia de obras europeas, que provocó la pronta imitación de estas
expresiones en nuestro país. Pero a pesar de las muchas tendencias e influencias
provocadas, el Teatro posee una imagen armoniosa y victoriosa.
Garnier por su parte piensa que el Teatro es completamente importado y que su
decoración presenta gran recarga de influencia rococó.
El español Ignacio Trullas Aulet, mediante sus comentarios apoya esta idea
ecléctica del Teatro, mencionando que el edificio produce un buen efecto a pesar
de no tener una tendencia arquitectónica definida, y destaca algunos espacios
específicos como :
“ el triangulo que remata la cornisa der la parte superior del centro de la fachada
principal” es de arquitectura Griega, “ los anchos ventanales del piso primero”
tiene un marcado estilo Renacimiento además Garnier cita, lo helenista del
vestíbulo evidenciado en las columnas de mármol y bronce y así muchos otros
espacios dentro de este edificio.
Hernández, señala una peculiar diferencia entre el interior y el exterior del Teatro
Nacional. El interior se caracteriza por orientación hacia el “sensualismo barroco,
femenino, animado por el color, la riqueza de materiales, el contraste de
superficies y el ritmo y movimiento” (Fischel, 1992). Con respecto al exterior, este
se define por ser “ rectilíneo, geométrico, simple y masculino, racional en su
articulación modular, es mas solemne y austero en materiales y sentido
decorativo” (Fischel, 1992).
Así se puede ver la predominancia de dos visiones arquitectónicas, pero cada una
fundamentada tanto en contexto social e historia. Por lo cual es difícil describir el
Teatro de un solo tipo de estética por lo que se acogen los dos.
Interés social
En 1971 es creado el Ministerio de Cultura y Juventud y Deportes, ayudando a la
apertura social del Teatro, incluyendo grupos sociales más amplios para las
manifestaciones artísticas.
Incluso las instituciones culturales se preocuparon por educar a la población y de
paso poder traer más espectadores a las obras. En donde se puede observar una
apertura de “espectáculos de gran sentido critico”***, con precios populares .
En 1997 intentaba mantener una política cultural de calidad, en donde se
integraran los intereses de los diversos grupos sociales, y así acercarlos a la
cultura del mundo y nacional. Los precios eran variados para poder dar
accesibilidad también a aquellos sectores no tan pudientes. En el libro citado por
parte del Museo del Banco Nacional se menciona, que el Teatro Nacional tenia
“Realiza cada dos años un Festival Internacional de Guitarra, promueve la danza
costarricense, albergando los grupos, y organizando el Festival de Jóvenes
Coreógrafos cada fin de año. Como joya arquitectonica, el edificio es visitado por
mas de 100.000 turistas nacionales y extranjeros”
A pesar de que en un principio esta reliquia tica haya nacido en medio del
liberalismo, la economía agroexportadora, la visión europeizante y la clase
adinerada Costa Rica, poco a poco fue abriendo sus puertas a grupos sociales de
condición económica y educativa no tan buena, uniendo en un edificio tan
exquisitito la esencia del costarricense, incluyendo todos los grupos sociales, y
fomentando el arte y la educación.
Actualmente, además de fungir sus actividades como teatro, y sus funciones
programadas; es una atracción turística, con tours los fines de semana.
Interés Político
La coyuntura de 1890 a 1897 fue una época de pasiones políticas y vaivenes
económicos para el país. Enfrentamientos entre el Estado y el clero; resultados de
elecciones cuestionados, regímenes autoritarios y una situación económica
inestable, dependiente del precio internacional del café, generaron un clima difícil
para los gobiernos de José Joaquín Rodríguez y Rafael Iglesias. El anuncio de la
inauguración del Teatro Nacional en octubre de 1897 desviaría temporalmente la
atención del público de la política para concentrarse en la novedad cultural. Esto
permitió al Presidente Iglesias ganar tranquilamente la reelección. Debe notarse
que en aquel entonces San José era un modesto asentamiento con pretensiones
de ciudad y que fue la visión y la tenacidad de unos cuantos personajes políticos
por modernizar la capital lo que permitió el desarrollo de obras importantes de
infraestructura moderna. El Teatro Nacional es el más bello tributo a esos
personajes (Rovinski Yanina, MJ)
Posteriormente el Teatro Nacional de Costa Rica nace como ente jurídico estatal
el 28 de mayo de 1890 cuando el Congreso Constitucional de la Republica emite
el Decreto XXXIII en cuyo artículo primero se enuncia “Declárese Obra Nacional el
Teatro de la Capital de la Republica”. En dicho cuerpo normativo se mencionan los
mecanismos para el financiamiento de la obra subvención del Estado, impuesto a
la exportación de café y empréstitos internos y externos.
Con el derecho a la formación cultural de la ciudadanía costarricense se encuentra
consignado en la Constitución Política de Costa Rica, en materia de educación y
cultura, el artículo 83 de la Carta Magna establece que:
“…El Estado patrocinará y organizará la educación de adultos, destinada a
combatir el analfabetismo y a proporcionar oportunidad cultural a aquellos que
deseen mejorar su condición intelectual, social y económica”.”
Ubicación
Hace muchos años, en medio de la ciudad de San José se inauguró el Teatro
Nacional de Costa Rica, una edificación lujosa y armoniosa que se ubica al
costado este de la plaza Juan Mora Fernández (primer Jefe del Estado de Costa
Rica) en la ciudad de San José, entre la avenida segunda y la avenida central, y
entre la calle 5 y 3 en el distrito de Catedral, cantón central de San José.
Nivel Sensorial
Es indudable la gran belleza arquitectónica que posee el Teatro Nacional, sin
embargo, a pesar de que se incorporó cierta historia de la clase que “luchó por
esta obra”, quienes son la clase cafetalera del país, se logra sentir la evidente
influencia europea que tiene el Teatro Nacional, en donde no sólo se logra
observar, sino que se encuentra en diferentes escritos.
Este estilo europeo hace que las personas se admiren, pero no todas se pueden
identificar con la obra, aunque algunos personas si lo logren, una gran mayoría no
pasa de la admiración a la identificación.
Este es tema de una de las mayores críticas hacia al lugar, de que se le adjudica
una falta de lo que es “lo costarricense” y se limita a “engrandecer lo europeo”, es
decir que crea una sensación de que lo único que se debe de admirar es “lo
europeo”. Esto explica como son pocas las personas que se sienten sumamente
identificadas, pero como lo describimos anteriormente es una gran mayoría que no
pasa de la admiración y falta mucho para que se dé la identificación.
Expresiones artísticas
Al interior del Teatro Nacional es una verdadera confusión de colores: mármoles,
italianos, y franceses de colores blanco, negro, veteado, rojo, etc. Sus pisos de
mármol, madera, entre otros, además de estucos dorados en la ornamentación
que imitan mármoles, pinturas esculturas, lámparas lujosas y alfombras. El uso del
color es con el fin de crear efectos propios del estilo barroco que se muestra con
claridad en todo el espacio.
El Barroco y el Rococó se alternan con un buen gusto, aunque el Barroquismo se
observa más frecuentemente. La selección de los espacios en donde se ubican las
pinturas y esculturas fue determinada por la Dirección General de Obras Públicas,
como parte integral del concepto arquitectónico, para aumentar la sensación de
grandeza y plasmar el significado del lugar por medio de las imágenes. La mayoría
de las obras en escultura y pintura son alegorías vinculadas con el arte escénico:
representaciones de teatro, danza y música.
Las esculturas son de tendencia neoclásica. Sobre el frontón de la fachada las
representaciones son emblemas de “La Fama (el ángel central), “La Música y la
Danza” de Pietro Bulgarelli o Adriático Froli. Para los nichos de la fachada del
escultor Adrático Froli realizó esculturas de Pedro Calderón de la Barca y Ludwing
van Bethoven, altas cumbres de la dramaturgia y la música respectivamente. En el
área del vestíbulo las representadas son “La Comedia” y “La Tragedia” ejecutadas
por Pedro Capurro.
Las pinturas fueron realizadas también por diferentes artistas, entre los que
podemos contar a Paolo Serra que pintó los lienzos que decoran el área de
administración y el saloncito anexo al café de señoras, así como los medallones
con frutas y con flores de las escalinatas principales. Vespiciano Bignami que pintó
las tres obras del techo del Foyer: “La Danza” o “El Amanecer”, “La Poesía” o “ La
Luna”, “La Música” o “El Día”. Por su parte a Roberto Fontana le correspondió la
“Alegoría a las Bellas Artes”, que se ubica en la platea y otras pinturas menores.
Carlos Ferrario realizó “La Tragedia” y “La Comedia” para los saloncitos anexos al
Foyer, trabajos que fueron modificados por Paollo Serra, ya que las
representaciones centrales no fueron de la satisfacción de los contratistas.
Tomás Povedano, director de la Academia de Bellas Artes pintó las alegorías de
“Las Artes”, “El Comercio” y “La Industria”. Por último Aleardo Villa realizó las tres
pinturas referidas a la “Alegoría al café y al banano”, ubicadas en el techo del
remate de las escaleras y espacio entre el corredor de los palcos. Es interesante
que las obras de Villa, pese a un cierto romanticismo, son las únicas de
representación más naturalista en la selección de las imágenes y fueron
posiblemente inspiradas por referencias fotográficas.
Bibliografía

Fischel Volio, Astrid. Tall. De Carvajal (1992).El Teatro Nacional de Costa Rica: su historia.

Museo Banco Central de Costa Rica (1997). Teatro Nacional: Rumores, documentos y
objetos: exposición conmemorativa del centenario.
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