Universidad de Gante

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Universidad de Gante
Facultad de letras y filosofía
Año académico 2009-2010
Gorgias de Leontinos y la idea discursiva de la historia en
“La muerte del filósofo”
por
Dries DRUYTS
Directora de tesina: Profa. D.ra E. Houvenaghel
Tesina propuesta a obtener el Máster de lenguas y literaturas
iberorrománicas.
1
El autor y la promotora dan el permiso de poner a disposición esta tesina
para consultarla y para copiar partes de la tesina de uso personal.
Cualquier otro uso queda sujeto a las restricciones del derecho del
autor, particularmente con respecto a la obligación de mencionar
explícitamente la fuente cuando se cita las conclusiones de esta tesina.
El derecho del autor referente a los datos mencionados en esta tesina
está en manos de la promotora.
2
Expreso mi agradecimiento a Vicente Herrasti por sus
aprovechables consejos
3
“A la novela del Crack, pues, le queda renovar el idioma de sí mismo, esto es,
alimentándolo de sus cenizas más antiguas. Quede para otros, los que sí
tienen fe, tratar el idioma con el argot de las bandas o con el discurso rockero,
que ya sabe a viejo. Hay más libros aún por hacer. Por cortar hay tela en la
peremiología, en la oralidad del rapsoda, en los arcaísmos y la lengua atávica,
en la oralidad y el folclor, en la retórica juglaresco-clerical. Estos recursos, al
menos, han mostrado una mayor resistencia al tiempo, y aunque parezca más
difícil esta alquimia, sus resultados son más ricos.”
Ignacio Padilla, Manifiesto del Crack
4
Índice:
I: La presencia de Gorgias de Leontinos como eje temático de la novela y
implicación para la concepción de la historia. ...................................................... 8
I 1: La idea de la historia en la nueva novela histórica ............................................ 8
I 2: Distorsión de la historia ................................................................................... 11
I 2 a: Escasos datos de la vida de Gorgias de Leontinos .................................. 11
I 2 b: Obra ......................................................................................................... 13
I 2 c: Hueco de la historiografía ......................................................................... 15
I 2 d: Consecuencias para la “muerte del filósofo”: llenar el hueco ................... 17
I 2 e: la representación verosímil de la trama novelística. ................................. 18
I 3: La perspectiva dialogada de Gorgias .............................................................. 39
I 4: Intertextualidad en función de la verosimilitud ................................................ 44
I 4 a: Intertextualidad con la historia y el pensamiento clásico .......................... 44
I 4 b: Intertextualidad con la obra de Gorgias .................................................... 53
I 4 c: Paratextualidad ......................................................................................... 54
I 5: Metadiscursividad ........................................................................................... 58
II: El lenguaje de “La muerte del filósofo”: ¿imitación o parodia? .................... 62
II 1: El género epidíctico y las fiestas cívicas y panhelénicas ............................... 63
II 2: Rasgos del estilo gorgiano ............................................................................. 64
II 2 a: Antítesis y paralelismo ............................................................................. 64
II 2 b: Figuras poéticas ...................................................................................... 66
II 2 c: El carácter juguetón y paródico. .............................................................. 67
II 3: Los rasgos gorgianos en “La muerte del filósofo”. ......................................... 69
II 3 a: Sintaxis en función del ritmo .................................................................... 69
II 3 b: Fonología ................................................................................................ 76
II 3 c: Léxico ...................................................................................................... 80
II 4: La lengua en “La muerte del filósofo”: ¿Cuál función tiene la reescritura de un
lenguaje antiguo? .................................................................................................. 88
III: Conclusiones generales ................................................................................... 97
IV: Bibliografía: ....................................................................................................... 99
III 1: Bibliografía sobre Gorgias de Leontinos y los sofistas: ............................. 99
III 2: Bibliografía sobre Vicente Herrasti y la generación del „crack‟. ............... 104
III 3: Bibliografía teórica y metodológica: ......................................................... 106
5
Dos aspectos llaman la atención durante la lectura de “La muerte
del filósofo”, novela de la mano del escritor mexicano Vicente Herrasti publicada por
primera vez en marzo 2008: la lengua atávica y, como hace suponer el título, la
densidad filosófica. El filósofo de la cubierta es Gorgias de Leontinos, pensador y
retórico griego que perteneció a la primera generación de los sofistas en los siglos V
y IV a C. La novela evoca las últimas horas del sofista y los acontecimientos
después de su fallecimiento. Su fin, en circunstancias sospechosas, pone en marcha
una serie de sucesos que afectan a todos los demás personajes de la novela e
incluso a la ciudad de Feres donde Gorgias pasó sus últimas horas en el palacio del
tirano Jasón como consejero del líder. Inmediatamente después de la muerte de
Gorgias, El tirano es asesinado y estallan insurrecciones. En medio del caos la trama
enfoca sobre todo en las vicisitudes de Akorna, esclavo personal del pensador
fenecido. Va en busca del considerable legado de su maestro pero los militares que
están en el poder quieren le ponen precio a su cabeza ya que sabe demasiado de
los avatares del palacio…
A pesar de que el libro se desarrolla como una novela de suspense, sigue siendo
dominante el ideario del filósofo. Esta tesina quiere investigar la relevancia
metalitetaria de la selección por un filósofo tan particular, autor de la tesis audaz que
asevera que “nada existe; que aún en el caso de que algo exista, es inaprehensible
para el hombre y que aún cuando fuera aprehensible , no puede ser comunicado ni
explicado a otros.” Analizo el impacto que tiene la elección por Gorgias de Leontinos
en la idea de la historia que subyace la novela. El punto de arranque será un idea
central que abandona en el fenómeno latinoamericano denominada por la crítica
literaria “la nueva novela histórica”, a saber la concepción de la historia como una
construcción discursiva. Investigaré la importancia de tal visión por “La muerte del
filósofo”, prestando especial atención en la función que tiene en éste la elección de
Gorgias como eje temático. Mi método de análisis se fundará en la aplicación de las
técnicas que utilizan a menudo dichas novelas en fin de concretizar la idea de que la
historia es una construcción retórica.
La segunda faceta de la lengua barroca y atávica estudiaré en la segunda parte de
la tesina. El análisis del lenguaje consiste en una comparación lingüística entre los
textos gorgianos transmitidos y “La muerte del filósofo”. Después de haber analizado
6
la genealogía entre ambos lenguajes me preguntaré si tenemos concebir la relación
genealógica como imitativa sino más bien como paródica, basándome como criterio
de diferenciación en primer lugar en la eventual presencia de contenidos
metalingüísticos.
De todo lo anterior resulta que el estudio tiene básicamente una estructura binaria.
Cada una de las partes tiene su propia pregunta de investigación, su propia
metodología y, desde luego sus propias conclusiones. Las dos partes de mi estudio
empiezan con dar una presentación más detallada de la pregunta de investigación y
del método de trabajo. No obstante la separación absoluta entre ambos análisis no
es sostenible ni deseable puesto que el contenido, preocupación primordial del
primer análisis siempre tiene repercusiones en la forma, campo de interés de la
segunda investigación. Por lo tanto incluiré las conclusiones de la primera parte en la
cuestión del funcionamiento del lenguaje. Por la misma razón concibo la
investigación como un solo trabajo que se concentra en desenmarañar la inserción,
significado y el efecto de capas metaliterarias en “La muerte del filósofo”.
7
I: La presencia de Gorgias de Leontinos como eje temático
de la novela y implicación para la concepción de la
historia.
I 1: La idea de la historia en la nueva novela histórica
El auge de la novela histórica en América Latina a partir de finales de los años 70
conlleva una visión específica de la historia, que difiere bastante de la visión histórica
hasta entonces desarrollado en las novelas históricas tradicionales. La idea
subyacente de la novela histórica en la modernidad era fundamentalmente inspirado
en las ideas de Hobbes, Vico y sobre todo Hegel. El teórico Lukács demostró la
influencia de la ideas hegelianas en su estudio sobre el desarrollo de la novela
histórica. (Grandis: 418) Las ideas de Hegel eran básicamente una expresión de la
ideología del progreso: la índole verdadera de la historia, su significado último reside
en el desarrollo de la historia. El significado de la época clásica, por ejemplo, se
revela en el desarollo posterior a estos tiempos. Implica una visión teleológica en
que los hechos aislados no tienen relevancia. Lukács probó que la novela tradicional
(más en concreto: las novelas históricas-realistas de finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX) es encajan muy bien en la concepción hegeliana del
historia. El desarrollo novelístico refleja el desarrollo histórico. Al fin y al cabo cada
representación novelística es histórica. La novela es el lugar oportuno de hacer
visible las implicaciones el desarrollo de la historia en cada individuo particular.
En América Latina las ideas hegelianas se entrecruzaron durante el siglo XIX y con
el deseo de fundar “una conciencia nacional, familiarizando los lectores con eventos
y personajes del pasado”. (Menton: 18) En las novelas históricas de la primera mitad
del siglo XX destaca sobre todo la intención mimética de reconstruir cierto entorno
histórico. (Menton: 19)
El ataque virulento de la vanguardia en la segunda mitad del siglo XX contra el
modelo realista y la historia como proceso dialéctico no resulta en la renuncia del
interés en lo histórico pero sí en una concepción fundamentalmente diferente de la
8
historia. Se nota “un desplazamiento de la concepción histórico, según Hegel, hacia
la historia como discurso.” (Grandis: 417) Partiendo del resultado de la lucha
vanguardista, el destronamiento de la referencialidad, se impone la idea central de
que la novela histórica y la historiografía misma son construcciones discursivas. En
términos de Hayden White (56) el discurso histórico es “una estructura verbal en
forma de un discurso narrativo que funciona como modelo o icono de los procesos y
estructuras del pasado y cuyo objetivo es explicarlos a través de la representación
de los mismos.” Esto implica que nunca podemos conocer la verdadera índole de la
historia, sólo existen representaciones a menudo muy divergentes del pasado. Por la
misma razón es en vano conceder al desarrollo histórico una visión teleológica.
En este primer apartado de mi análisis investigaré en qué medida encaja la elección
por Gorgias de Leontinos en esta visión de la historia. En fin de obtener una
respuesta satisfactoria estudiaré la aplicación en “La muerte del filósofo” de unas de
la panoplia de técnicas que surgen en las nuevas novelas históricas para entretejer
tal visión en su discurso. Una primera estrategia de poner de manifiesto la ilusión
mimética de la historiografía es la distorsión de la “historia oficial” por ejemplo con
“omisiones, exageraciones, y anacronismos” (Menton: 23) o con “convertir
personajes marginalizados en héroes novelescos”. (Aínsa: 84) Fernando del Paso
(23) incluso habla de “asaltar la historia oficial”. Después de haber resumido la
documentación histórica existente sobre Gorgias, analizaré si el autor utiliza la
documentación y, cuando sea el caso, si tergiversa estas fuentes.
Otra técnica consiste en aproximar un asunto o personaje histórico de manera
dialogante. Los autores de la nueva novela histórica deconstruyen a menudo la
perspectiva autoritaria y jerárquicamente distante de la historia tradicional con
adaptar perspectivas menores, por ejemplo narraciones en primera persona. (El arpa
y la sombra de Carpentier, El entenado de Juan José Saer) o por la repetición de un
evento desde varias perspectivas. (La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa,
Daimón de Abel Posse) Investigaré en qué medida recurre Herrasti a esta técnica,
analizando los puntos de vista desde los cuales percibimos el personaje Gorgias.
A continuación, con respecto a “La muerte del filósofo” es muy relevante la técnica
de la intertextualidad ostensible porque la figura central de la novela es un escritor.
9
Hace suponer que haya intertextualidad con la obra transmitida de Gorgias. Según
Samoyault (6) un rasgo fundamental de la intertextualidad es que “propone y permite
reflexionar sobre el hecho mismo de la literatura.” Asimismo, la intertextualidad,
porque puede actuar aparte de los límites temporales y espaciales, es instrumento
conveniente para romper la cronología de la historiografía tradicional. Analizaré
sucesivamente la eventual intertextualidad con la obra de Gorgias y luego las demás
interacciones entre textos que operan en el discurso.
Finalmente, el último recurso para insertar la concepción discursiva de la historia que
me parece eventualmente crucial en “La muerte del filósofo” es la metadiscursividad.
Menton (23) califica “la referencia del narrador a al proceso creativo de su propio
texto” como un rasgo esencial de la nueva novela histórica. Pulgarín (33) sostiene en
su estudio de la parodia en “la novela histórica revisitada” de los años 1960-1985
que la parodia asimismo significa que “se puede servirse de su propia característica
de arma de doble filo para autocuestionar las premisas del discurso mismo”.
Estudiaré si podemos descubrir una capa metadiscursiva en “La muerte del filósofo”.
Discuto tanto los comentarios que tienen la capacidad de cuestionar el discurso de la
novela misma como los pasajes reflexionan sobre el discurso de la documentación
histórica.
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I 2: Distorsión de la historia
I 2 a: Escasos datos de la vida de Gorgias de Leontinos
De la vida de Gorgias de Leontinos se sabe muy poco con seguridad. Gorgias, hijo
de Carmántides, nació en Leontinos, cerca de la ciudad Siracusa en la parte oriental
de Sicilia. En aquel entonces era una colonia de Calcis por lo tanto que pertenecía al
mundo jónico. Se suele situar su fecha de nacimiento entre 485 a C y 480 a C
aunque no con seguridad absoluta. Todas las fuentes corresponden en que llegó a
una edad muy avanzada, más de cien años. Se suele situar la fecha de fallecimiento
hacia 376 a C.1 El orador era miembro de una familia probablemente ilustre ya que
su hermano Heródico era médico.
De su enseñanza y años juveniles se sabe casi nada. Muy probablemente era
discípulo de Empédocles (hasta 495/490 a C – hasta 435/430 a C) (Untersteiner:
134 y Guthrie: 269) y muchos investigadores reconocen la influencia del poeta y
filósofo siciliano. Empédocles era uno de los primeros que atribuía a la retórica una
fuerza efectiva en fin de persuadir el auditorio. Tiene en común con Gorgias el estilo
empático y ditirámbico. (Untersteiner: 144) Durante la primera mitad de su vida, de la
cual conocemos lo menos, sería iniciado en la fisiología, el arte de debatir, la retórica
y el género epidíctico. No es sabido en cuál de estas disciplinas se formó
primeramente ni es sabido de quién recibía la enseñanza. Sólo es cierto que la
escuela pitagórica directamente o por mediación de Gorgias ejercía influencia sobre
Gorgias. También es difícil de imaginar que no conocía a los oradores sicilianos
Córax y Tísias por la semejanza estilística entre ellos. (Guthrie: 270)
El primer evento de su vida que está ampliamente documentado sucedió tan sólo a
la edad de aproximadamente 60 años, en 427 antes de Cristo.2 En este año Gorgias
1
Para la cronología de Gorgias véase: UNTERSTEINER: 143, nota al pie de la página no 2.
DIODORO SÍCULO, “Biblioteca histórica.”, libro XII 53, 1 y PAUSANIAS, “Descripción de Grecia.”,
libro VI, 17, 8. La colección de fragmentos de presocráticos de la mano de Hermann Diels y Walter
Kranz de 1910 todavía sirve de base imprescindible por cualquier estudio en cuanto a los sofistas. La
colección da por cada pensador en griego y en alemán una enumeración de fragmentos indirectos
que refieren al filósofo (A) y fragmentos de la mano del escritor mismo (B) y imitaciones (C). Los
fragmentos citados de Diodoro Sículo y Pausanias corresponden en la colección con el fragmento del
2
11
viajó hacia Atenas como jefe de una delegación leontina en fin de solicitar la ayuda
ateniense contra la amenazante hegemonía de la ciudad cercana Siracusa. El
orador abogó por la unión de todas las ciudades calcidianas contra el poderoso
vecino. La intervención del orador era exitosa: Atenas envió una flota de 20 trirremes
dirigidos por Laques y Coroades pera esta misma flota sufrió una derrota humillante
contra Siracusa y sus aliados en 425 antes de Cristo. Generalmente se supone que
Gorgias influía considerablemente en la prosa ateniense de aquella época.
Del período posterior tenemos los discursos del político y orador Isócrates (436 a C –
338 a C), su discípulo más conocido, que dan muestras de la presencia de Gorgias
en diferentes ciudades helénicas. (DK 82 A 18) Viajó a Tesalia después de la
dinastía de las Aleuadas. También enseñó y pronunció discursos en Beocia y en
Argos de donde está transmitido un decreto que prohibía la asistencia a sus clases.
Era invitado a Delfos y a Olimpo donde tenía gran éxito con sus representaciones en
las fiestas olímpicas. En calidad de profesional sofista itinerante recibió pagos
considerables por su enseñanza y sus representaciones. Es probable que después
estos viajes Gorgias retornara a Leontino y a Atenas por luego pasar los últimos
años de su larga vida en Tesalia en la corte de Jasón, tirano de Feres y alumno
suyo. (DK 82 A 7) De la correspondencia de Isócrates se desprende también que
Gorgias probablemente nunca tenía familia ni esposa. (DK 82 A 18)
La influencia de Gorgias en el mundo clásico es difícil de infravalorar, especialmente
en el estilo literario. (Guthrie: 273) Su alumnado consistía en diferentes escritores.
Platón menciona, al lado de Isócrates, el general Menón de Tesalia y Arístipo “el
Aleuada” como unos de sus discípulos. (DK 82 A 19 y 21) En Atenas enseñó al
sofista Criticas (460 a C – 403 a C), al hombre de Estado y militar Alcibíades (450 a
C – 404 a C), al historiador Tucídides (460 a C - ¿396? a C) al filósofo y fundador de
la escuela cínica Antístenes (444 a C – 365 a C) y al poeta trágico Agatón (hacia 448
a c – 400 a C). (DK 82 A 1) Sin embargo, el hecho de que Platón estima necesario
en su Gorgias de fulminar tanto contra las ideas del sofista hace suponer que su
capítulo 82, serie A, número 4 y 7. DIELS, H. y KRANZ W. 1910. „Die Fragmente der Vorsokratiker
/Griechisch und Deutsch von Hermann Diels.“ Berlín: Weidmann. A partir de aquí refiero de la
manera siguiente: DIÓDORO SÍCULO, Biblioteca histórica, libro XII 53, 1 ( = DK 82 A 4);
PAUSANIAS, Descripción de Grecia, libro VI, 17, 8. ( = DK 82 A 7).
12
influencia venía más allá de la retórica y del estilo literario, haciéndose valer también
en la historia de la filosofía. (Hays: 237-337)
I 2 b: Obra
Para una descripción de la obra gorgiana referimos a la autoridad de la colección de
Hermann Diels y Walter Kranz de 1908. Aunque la colección no es exhaustiva y
contiene fragmentos de autenticidad dudosa, los estudiosos la aceptan como obra
de referencia. (Consigny: 4) Esta aceptación es tan general que cuando hablamos
de Gorgias referimos al Gorgias de la colección Diels-Kranz. Casi todas las
traducciones existentes de la obra de Gorgias, incluso las traducciones más
reputadas al castellano3, traducen los fragmentos seleccionados por esta
recopilación. También este estudio considera la colección Diels-Kranz como punto
de partida. Esto implica que cuando comparamos “La muerte del filósofo” con la obra
de Gorgias, comparamos la novela con los fragmentos que son atribuidos a Gorgias
por Diels y Kranz.
Tal especificación es necesaria ya que no existe univocidad en qué consiste
exactamente la obra de Gorgias. En realidad la inmensa mayoría de su obra se
perdió y los fragmentos que sí están transmitidos nos han llegado en forma de
paráfrasis o copias. Hasta hoy en día es imposible de establecer con certitud una
cronología de los fragmentos. En la lista de Diels-Kranz figuran cuatro textos más
largos que pasan por las obras gorgianas principales:

“Sobre lo que no es o sobre la naturaleza” (DK 82 B 1-5) es el texto más
conocido del sofista. Se trata de un ingenioso tratado filosófico que intenta
comprobar las tres célebres tesis siguientes: a) Nada existe, b) si algo
existiera, sería incognoscible y c) si fuera cognoscible, sería incomunicable.
Según Olimpiodoro el tratado data de los años 444/441 a C. (DK 82 A 10)
Aludo a las traducciones siguientes: “Protágoras y Gorgias: Fragmentos y testimonios.” 1984.
traducido por J. Barrio Gutiérrez. Orbis: Sonora (México) y “Sofistas: fragmentos y testimonios” 1984.
traducido y editado por N. Luis Cordero. Gredos: Madrid.
3
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Disponemos de dos paráfrasis: uno de la mano de Sexto Empírico (finales del
Siglo II – principios del Siglo III) y uno del autor anónimo de “De Melisso,
Xenophane et Gorgia.” (las hipótesis en cuanto a la cronología divergen entre
el siglo III a C y el siglo I d C). En todo caso las dos versiones no remontan
directamente a la versión original sino presumiblemente a un modelo de
Teofrasto, discípulo de Aristóteles (372 a C – 287 a C) o bien a modelos
divergentes de unos de los discípulos de Gorgias. (Untersteiner: 148) No
tenemos la certeza que las versiones transmitidas son completas ya que los
textos a veces son corruptos y que muestran bastantes diferencias entre sí.
La versión de Sexto Empírico es más largo a pesar de que el anónimo alega
argumentos que no figuran en la de Sexto Empírico.

“Los epitafios” (DK 82 B 5a-6) es un discurso para rendir homenaje a una
serie de áticos caídos en la guerra. Es probable que no había un motivo
concreto por este discurso y que se trata pues de un mero ejercicio epidíctico.
(Untersteiner: 146) La paráfrasis principal data del siglo XIV de la mano de
Maximus Planudes, un monje griego. Es un comentario de una manual
retórica de Hermógenes de Tarso (hacia 160 – hacia 225 d C.). En dicha
manual se cita a Dionisio I el Viejo, tirano de Siracusa (430 a C – 367 a C)
que da un fragmento extenso de lo que eran probablemente los epitafios. Esto
para indicar que la genealogía de “los epitafios” considerado como gorgianos
es muy compleja de modo que la autenticidad resulta cuestionable.

“Encomio de Helena” (DK 82 B 11) es una defensa de la honra de Helena,
personaje de la mitología griega. Se trata de una defensa ficticia. Esta
apología es un intento de refutar las acusaciones hechas contra Helena como
si ella fuera responsable por el estallido de la guerra de Troya. Helena,
conocida por su gran belleza, fue seducida y secuestrada por Paris, príncipe
de Troya lo que provocó la guerra. Gorgias trata de demonstrar que Helena
no actuó por voluntad propia. Los argumentos alegados por Gorgias son de
gran interés filosófico. Se suele situar el elogio en el último cuarto del siglo V a
C.(Segal: 100) El texto está transmitido en su totalidad. Disponemos de dos
transcripciones bastante precisas del original. (Consigny 4-5) Hoy en día ya
no se pone en tela de juicio la autenticidad del discurso.
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
“Defensa de Palamedes” (DK 82 B 11a) también es una apología ante un
tribunal hipotético. Según la mitología griega Palamedes descubrió y acusó la
traición de Odiseo. En fin de sustraerse a su servicio militar en la guerra de
Troya, Odiseo fingió locura. En esta defensa justifica Gorgias las acciones de
Palamedes. La apología es algo más joven que el “Encomio de Helena”,
probablemente hacia finales de siglo V a C, comienzos de siglo IV a C.
(Segal: 100) Aunque el estilo es diferente del “Encomio de Helena” se
considera este texto como auténtico. El discurso aparece en los mismos
manuscritos que el “Encomio de Helena” y también está íntegramente
transmitido.
La colección Diels-Kranz además menciona textos que se perdieron o están
transmitidos de modo muy fragmentario. Ejemplos son el “discurso olímpico” (DK 82
B 7-8), un llamamiento pronunciado en los juegos olímpicos a las ciudades helénicas
de reunir las fuerzas en fin de combatir contra los bárbaros, el “discurso pitio” (DK 82
B 9) pronunciado en una reunión pitia, el “discurso al pueblo de Elis” (DK 82 B 10) y
el “arte retórica” (DK 82 B 12-14), una manual de instrucción retórica. La colección
termina con una serie de aforismos, unos fragmentos de autenticidad dudosa y unas
referencias de autores clásicos a textos gorgianos aún inidentificados.
I 2 c: Hueco de la historiografía
Reconstruir la filosofía de Gorgias es una empresa muy precaria, no porque falta
relevancia filosófica a la obra. El interés por el pensamiento gorgiano nunca ha sido
tan grande como hoy. La precariedad reside en el hecho de que una construcción
fiel de la filosofía gorgiana es utópica. En primer obstáculo es la ya citada
fragmentación y autenticidad incierta de los textos transmitidos. Disponemos sólo de
una pequeña parte de su obra probablemente amplia, visto la duración
extraordinariamente larga de su vida y las alusiones de otros autores a textos
desconocidos. También nos faltan las palabras exactas del autor ya que los
manuscritos son paráfrasis o copias en el caso de “Encomio de Helena” y “Defensa
de Palamedes”.
15
Un segundo problema reside en la escritura misma. No existe ningún tratado en que
Gorgias expone de manera coherente y precisa sus ideas. La obra es muy
heterogénea. Escribía discursos políticos, epidícticos y deliberativos al lado de
elogios y obras filosóficas. Cada género tenía su propia tradición, sus propios
propósitos y tópicos, pero no conocemos el contexto histórico de los distintos textos.
Sería extremamente útil de conocer en qué situación cada discurso estaba escrito o
pronunciado. Desgraciadamente la información biográfica es muy limitada. Es difícil
de deducir de un corpus tan dispar un sistema filosófico coherente. La careza de
contexto lleva por ejemplo a vaguedad terminológica. De muchos de los términos
abstractos aplicados por Gorgias queda confuso el significado exacto. Utiliza con
frecuencia conceptos como dike (justicia), aletheia (verdad), time (honor) o kairos
(momento oportuno) pero no resulta claro lo que quiere denominar ya que estos
términos tienen varios significados. (Consigny: 5) La noción de logos por ejemplo es
un elemento fundamental de la obra gorgiana pero en la mayor parte de las veces
queda poco claro si refiere a “discurso”, “argumento” o “orden racional”.
Además de eso hay la abundancia de metáforas y aforismos enigmáticos. Por
ejemplo: “Gorgias el orador dijo que aquellos que menosprecian la filosofía y que se
dedican a estudios generales eran como amantes que, a pesar de que deseaban a
Penélope, se acostaron con sus criadas.” ( = DK 82 B 29). “Oradores son como
ranas. Las últimas hacen ruido en el agua, los primeros ante la clepsidra.” ( = DK 82
B 30). Sin más contexto las posibilidades de interpretación son múltiples. Gorgias
también aplica a menudo ironía y parodia de modo que resulta confuso el estatuto
de sus aserciones. El tratado “sobre el no-existente o sobre la naturaleza” es un
excelente ejemplo de esta ambigüedad. Ya corrió mucha tinta sobre la cuestión si
tenemos que interpretar las tres tesis literalmente y atribuir a Gorgias una filosofía
nihilista o bien considerar sus aseveraciones como una juguetona demostración de
su elocuencia que es capaz de probar cualquier cosa, o bien como una crítica de la
filosofía de sus adversarios, en concreto el idealismo de la escuela eleática. (Guthrie:
273) El problema se plantea también con la interpretación del “ Encomio de Helena”
ya que Gorgias sostiene al final de su discurso: “Quería escribir un discurso que es
una alabanza por Helena y diversión por mí mismo.” ( = DK 82 B 11, 21)
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Al lado de la transmisión deficiente de su obra y la escritura equívoca también forma
un problema la mala reputación que tenía la primera generación de sofistas con sus
críticos más influyentes, sobre todo a partir de la tríada de Sócrates (470 a C – 399 a
C), Platón (428/427 a C – 347 a C) y Aristóteles (384 a C – 322 a C). Estos filósofos
son a la vez importantes fuentes de información pero representan los sofistas desde
sus respectivos sistemas metafísicos de modo que existe el riesgo de un
encadenamiento de hipótesis. Son tan fundamentales para la historia de la filosofía
occidental que su visión de los sofistas resulta dominante durante siglos. (Jucquois:
7) La crítica mordaz de ellos es en gran medida responsable por la mala fama que
sufren los sofistas hasta bien en el siglo XX de ser nada más que una banda de
charlatanes. Platón, desde su idealismo, no veía otra posibilidad de designar
Gorgias por su aparente escepticismo y relativismo por un filósofo falso y
oportunista. Aristóteles a su vez critica sobre todo el estilo de Gorgias, calificándolo
como demasiado poético y rebuscado.
La primera y parcial rehabilitación se manifestó con las interpretaciones del clásico
G. Grote (1794 – 1871) y de los filósofos G. W. F. Hegel (1770 – 1831) y F. W.
Nietzsche (1844 – 1900) pero la gran rehabilitación se presentó en el marco del
posmodernismo y postestructuralismo con Heidegger, Derrida, Wittgenstein, Ayer ,
Rorty y Fish.4 La revalorización de los sofistas es pues un fenómeno reciente.
Podemos decir que la recuperación del sofista en “La muerte del filósofo” enlaza con
la tendencia que reconoce Pulgarín (xiii) en la nueva narrativa hispanoamericana de
“incorporar manifestaciones literarias o culturales anteriormente marginadas”.
I 2 d: Consecuencias para la “muerte del filósofo”: llenar el hueco
Insisto tanto en las dificultades hermenéuticas porque tienen grandes consecuencias
para “La muerte del filósofo” como novela histórica. Si averiguaremos la
representación de la filosofía gorgiana en la novela tenemos que anotar que en
realidad no existe tal filosofía sino sólo interpretaciones, a menudo muy divergentes.
Para las relaciones entre estos filósofos y Gorgias véase: CONSIGNY, S. 2001. “Gorgias: sophist
and artist.” Columbia: University of South Carolina Press, p.2, nota al pie de la página no 4.
4
17
Lo mismo vale para la representación de la vida de Gorgias y el plano histórico en
que se desarrolla la narración, en concreto la ciudad de Feres en Tesalia a
comienzos del siglo IV a C. No existe una vida de Gorgias sino sólo testimonios
fragmentarios y tardíos y de la función que tenía Gorgias en la corte de Jasón no
sabemos nada.
Sin embargo, la consecuencia más fundamental para la novela, preocupándose de
un “hueco” en la historia, es que tiene mucha libertad en llenar este hueco. La novela
no tiene que competir con “una versión oficial de la historia”, sólo quizás con el
imagen difundido de los sofistas como charlatanes. La novela tiene por ejemplo la
oportunidad de llenar el hueco de manera pseudo-científica. Precisamente porque es
un vacío el autor puede llenarlo con “historiografía fingida”. Además, el hecho de que
narra sobre un pensador temporalmente y espacialmente muy remoto y que se
quedó tanto tiempo al margen de nuestra cultura, evita la lucha ideológica. Es poco
probable de que se trata aquí de una subversión o una deconstrucción de un modelo
histórico, como ocurre en varios ejemplos de la nueva novela histórica. (El entenado
de Juan José Saer, El siglo de las luces de Alejo Carpentier, Los perros del paraíso
de Abel Posse para sólo mencionar algunos) Precisamente lo contrario es
presumible: partiendo de un vacío en la historia me parece más viable la
construcción, o la producción novelística de la historia.
En fin de cuentas es relevante, a la luz de la visión discursiva de la historia,
preguntarnos si la novela hace visible y medita sobre el carácter fragmentario de las
fuentes históricas de aquel personaje. La elección por Gorgias crea la oportunidad
de destacar la ilusión referencial y la índole discursiva de la documentación histórica.
Esta cuestión es de sumo interés cuando investigaré la capacidad metadiscursiva de
la novela. (apartado A 5)
I 2 e: la representación verosímil de la trama novelística.
18
Desde el comienzo el discurso surte efecto de gran veracidad. Abundan referencias
a personajes históricos famosos, vocablos griegos, precisas denominaciones
geográficas, digresiones sobre la vida y la obra del sofista. En este apartado
siguiente analizo la relación de este discurso con la historiografía sobre Gorgias de
Leontinos y la ciudad de Feres en el momento de la muerte de Jasón (hacia 370 a
C). Este párrafo enfoco en la relación que la novela establece con la biografía de
Gorgias y la historia de la Grecia antigua. Intento de sacar en claro si la
documentación histórica es relevante para el esbozo del trasfondo de la novela o si
la novela adopta una caracterización más libre del sofista y su entorno. Además
pruebo, en el caso de que las fuentes históricas son relevantes, si hay deliberativas
desviaciones para con éstas. Ya referí a la importancia de la colección de Diel y
Kranz para la documentación sobre el sofista. El objetivo es de averiguar si “La
muerte del filósofo” en su representación de la historia da presencia a una idea
central de la nueva novela histórica, a saber la concepción de la historia como una
construcción discursiva.
El primer capítulo sitúa Gorgias en la corte de Jasón, tirano de Feres. Como anotado
arriba, la asociación de Gorgias de Leontinos con la ciudad de Feres está
documentado por el historiador Pausanias. (DK 82 A 7) Gorgias allí enseñó a varios
miembros de la familia aristocrática de las Aleuadas y a final de su vida incluso al
tirano. Sin embargo, de la función exacta de Gorgias en la corte se sabe poco.
Pausanias sólo menciona que Jasón era alumno de Gorgias y que mantenía una
correspondencia regular con Isócrates. En la novela parece tener el estatuto de
consejero espiritual del líder que goza de gran reverencia en la corte y que recibe
pagos por su instrucción:
“..el venerado Gorgias de Leontinos, vivía ahora a expensas del tirano Jasón,..” 5
“Teniendo en cuenta que el señor Gorgias ocupaba un sitio eminentísimo en las
preferencias de Jasón,..” (Herrasti:18).
HERRASTI, V. 2008. “La muerte del filósofo (Acarnia en lontananza).” Ciudad de México: Alfaguara,
p. 12. A partir de aquí refiero a la novela de la manera siguiente: (Herrasti:12).
5
19
Un sofista en los siglos V y IV a C era un profesor que enseñaba a los miembros de
la aristocracia. La educación sofista era una renovación que sustituía la educación
aristocrática tradicional. Tal cambio se impone ya que la democratización de la
sociedad ática exige nuevas aptitudes a la clase gobernante. La destreza de
persuadir por medio de la palabra a otros participantes en el debate público devino
crucial de modo que resulta imprescindible por cualquiera que ambicionaba a una
carrera pública. Los sofistas cubrían esta necesidad creciente de educación superior.
En general su enseñanza consistía de dos vertientes: por un lado se preocupa de la
retórica en fin de salir exitoso en el debate público y judicial y por otro lado una
vertiente política para preparar al alumno la administración correcta de asuntos
privados, la casa propia, y la gestión eficaz de las cosas del estado. (Platón,
Protágoras, 319a) Sin embargo, la función concreta de Gorgias en la corte de Jasón
queda imprecisa porque a la sazón en Feres no había tal cultura democrática como
existía en la Atenas de Pericles (495 a C – 429 a C). No es claro si Gorgias, famoso
ya por su larguísima carrera, no era más de un recurso para aumentar el prestigio y
la autoridad espiritual del tirano o bien si era un verdadero consejero en asuntos
políticos. En la novela Gorgias parece tener la función de un consejero meramente
espiritual del tirano, no hay indicios que tuviera participación en la política.
El primer apartado describe la madrugada en que falleció Gorgias. Según la
historiografía, la fecha, el lugar y la edad pueden ser correctos. No sabemos donde
murió Gorgias pero Feres es una posibilidad válida. En el momento en que murió
Gorgias es muy probable que gobernara Jasón en Feres ya que se sitúa su gobierno
entre 380 a C y 370 a C. Al final del capítulo se anuncia el asesinato de Jasón. El
tirano efectivamente fue asesinado en 370 a C por conspiradores de motivos nunca
esclarecidos. (The Cambridge ancient History Vol VI: 83).
Sin embargo, en la novela se añade un detalle claramente inventado: el asesinato
fue cometido por la mujer de Jasón, Aglaura. En la historiografía no hay ningún
indicio de aquel hecho, ni siquiera sabemos quién era la mujer de Jasón. Se
combina pues desde el inicio de la novela diestramente la historia verificable con la
ficción.
20
Muchos de los detalles del discurso tienen su origen directamente en la
documentación. En los párrafos siguientes representa Herrasti la biografía de
Gorgias y destaca la fiel representación casi sin desviaciones de las fuentes
históricas tal como aparecen en la colección Diels-Kranz:
“Vislumbraba (habla Jasón) que, pasados algunos ciclos olímpicos, los tesalios
asociarán su nombre con el de Gorgias. Era bien sabido que en Delfos le habían
erigido una estatua de oro, no dorada como otras. Por un instante consideró la
posibilidad de que no ya los tesalios, sino la Hélade entera le recordara solamente
por haber sido discípulo del ilustre.” (Herrasti:32-33)
La estatua de oro en Delfos está documentada por varios autores clásicos, aunque
no existe certeza si es verdad histórica o más bien una leyenda. Relevante en primer
lugar es la comprobación que las fuentes históricas funcionan como proveedores de
detalles, aumentado así la persuasiva del discurso. Los historiadores griegos
Pausanias y Ateneo de Náucratis junto con los romanos Plinio y Cicerón hablan de
una estatua de oro y todos ellos enfatizan que no se trataba de una estatua dorada
sino de una escultura erigida en oro puro.6 Cito a modo de ejemplo a Plinio en su
“Historia natural”:
“Gorgias de Leontinos fue el primero en ofrendar en el santuario de Delfos, alrededor
de la septuagésima Olimpíada (¿?) una estatua suya de oro macizo. Tan gran
beneficio reportaba la enseñanza del arte oratoria.” ( = DK 82 A 7)
También del pasaje siguiente se desprende que el narrador se ocupa de la
verosimilitud de su discurso, fundamentándolo con la historiografía:
“Los cuatro dignatarios extranjeros residentes en la ciudad de Feres habían leído
extensos panegíricos en honor de Gorgias. Su infancia, juventud, madurez y vejez
fueron referidas en detalle. Obviamente, los expositores omitieron largos períodos de
los que poco o nada se sabía, abundando en anécdotas y relaciones harto
conocidas. Nadie los culpaba: en 109 años Gorgias había pronunciado miles de
discursos en exequias, disputas legales, debates, festivales, celebraciones, tertulias
21
y conferencias de naturaleza pedagógica; a los 22 años retó a su auditorio a
preguntar sobre cualquier tema y respondió sin tacha; rayaba apenas los 30 cuando
un discípulo suyo contabilizó 1 909 materias distintas que el maestro había abordado
con la autoridad y profundidad de un experto en el lapso de un año; creó figuras
lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como antítesis, isocalias,
parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo; el número de sus alumnos era de
difícil estimación, pero entre ellos no faltaron arcontes, reyes, príncipes, filósofos,
médicos, artistas y astrólogos, muchos de ellos famosos ya cuando Gorgias lindaba
los 40 años y fallecidos cuando al retórico le restaban todavía 29 por vivir. En fin. La
enumeración pormenorizada de obras y andanzas crecía a la par de las lagunas
biográficas.” (Herrasti:45-46)
El discurso es casi científico-histórico. Se cita números precisos. Se refiere, con
razón, ampliamente en la heterogeneidad de la obra gorgiana. Muchos autores
clásicos efectivamente insisten en la habilidad de Gorgias por abordar cualquier
asunto en sus disquisiciones y por tener una respuesta por cada pregunta posible
formulada por su audiencia. (DK 82 A 1a, 2, 4, 26, 30) Otro tópico en la historiografía
son las figuras gorgianas. Gorgias intentó de atribuir a la prosa la misma
ingeniosidad de la poesía recurriendo a construcciones muy rebuscadas. (DK 82 A 2,
4, 30,31,32) (cfr. la parte segunda de la tesina) La enumeración en la lista remonta
en primer lugar a Cicerón. El orador romano califica la antítesis como típicamente
gorgiano y los demás como invenciones de Gorgias. La isocalia o isocolon es la
combinación de frases o partes de la frase de igual longitud y disposición; la
parisosis o párisa es una figura semejante aunque se aplica generalmente a
entidades menores que la frase y con el homoioteleuton o parómoion se denomina el
parecido entre terminaciones de palabras o frases que están próximas (lo cual
provoca un efecto de rima). (Bellido: 152) Sin embargo muchas de las figuras
consideradas gorgianas son en realidad más antiguas. La innovación de Gorgias
reside en primer lugar en la aplicación sistemática de éstas en la prosa. (Bellido: 152
y Blass 57-63) Ampliamente documentado también es el alumnado de Gorgias
aunque las versiones divergen en quienes pertenecían a éste. (DK 82 A 2, 4, 16, 19,
34, 35) Otra vez podemos constatar que la novela emplea la versión historiográfica
de la biografía de Gorgias, por incompleto que sea.
22
Otro tópico en las fuentes históricas es la cuestión de la extrema longevidad de
Gorgias. En la colección Diels-Kranz figuran tres fuentes en las que se profundiza
esta cuestión. (DK 82 A 11, 12, 13) Al final del pasaje siguiente se resume los
contenidos de aquella documentación:
“A partir del septuagésimo octavo aniversario, Gorgias se supo condenado a
explayarse respecto de la duda más acuciante de sus auditorios. Ya fuera en
Siracusa, Ortigia o Antisia, a orillas del Cacíparis, del puerto Cofo o tras bañarse en
un ramal del Ciane, sin importar el eje temático o el acaloramiento en el debate
precedente, fulleros, heteriarcas, labriegos, artistas, sibilas, memos, disolutos o
moderados aguardaban la oportunidad, la pausa justa, la menor digresión para
abordar la longevidad y sus secretos. [...] El secreto de su longevidad radicaba en no
ansiarla, pretenderla, en no desperdiciarse en sus meandros torcidos como el curso
del río o el meñique hechizado en Cumas,(1) pero el maestro sabía que una
respuesta así semejaría evasiva por la llaneza que tanto ofusca a los hombres.
Insincero, espetaba con socarronería el aforismo de que sus años se debían al no
haber hecho jamás cosa alguna exclusivamente por placer.(2)” (Herrasti:102-103)
Lo interesante de esta divagación es que mantiene las contradicciones (1><2) de la
documentación histórica puesto que las fuentes clásicas convergen en su
explicación de la vida dilatada de Gorgias. Ateneo de Náucratis y Plinio el Viejo
corresponden en sosteniendo que Gorgias jamás había hecho algo exclusivamente
por placer, lo cual el narrador aduce en el fragmento como explicación oficiosa en fin
de cumplir con la curiosidad de la gente. La verdadera razón en el pasaje por su
vejez, el hecho que Gorgias nunca ansía su longevidad, se asemeja a la razón
alegada por Cicerón:
“ Al preguntársele por qué deseaba vivir tan dilatada vida respondió: Porque no tengo
ningún reproche que hacer a la vejez.” ( = DK 82 A 12)7
El párrafo siguiente asimismo entabla una relación intrigante con su trasfondo
histórico:
7
Traducción de Bellido: 162
23
“Enormes lagunas habían quedado en los registros de los alumnos sobre
conversaciones entre el filósofo y el eminentísimo Hipócrates de Cos. Legendario
entre facultativos desde una decena de ciclos olímpicos atrás, el encuentro en Delos
fue uno de los más polémicos que ambos ilustrados sostuvieron en su vida. Cuentan
que Hipócrates cerca estuvo de emprenderla a puño limpio contra el leontino, no por
diferencias doctrinales, sino por la negativa inveterada de Gorgias a hacer público el
conocimiento arcano obtenido en las cofradías egipcias. Para el de Cos, el deber de
enseñar al jurado o al profano era punto de partida irrebatible, a lo que Gorgias
reponía que él había sido aceptado en calidad de estudioso a condición de no revelar
y, sobre todo, de no practicar las artes aprendidas excepto consigo mismo; el
ejercicio público le hubiera obligado a renunciar a cualquiera otra actividad y a
ejercer en ámbitos territoriales limitados. Malicioso, Gorgias lanzó entonces, como si
cediera el azuzamiento de la multitud, la afirmación de que los indicios descritos por
Hipócrates no eran los mismos en Libia, Delos o Escitia, para entrar luego en un
mutismo exasperante que ignoraba los argumentos de la contraparte en asunto tan
trascendental, piedra de toque en lo que a su sistema se refería. Lo acontecido en
ese momento difiere según las versiones; no obstante, todos coinciden en que el
fragor devino en demostraciones fraternales cuando los contendientes finalizaron el
debate en privado, mientras daban incontables vueltas a un horno comunal, lejos de
la concurrencia y hasta bien entrada la noche.” (Herrasti:107-109)
El párrafo relaciona Gorgias con el médico Hipócrates (460 a C – 370 a C). Según la
tradición historiográfica había una relación discipular entre ambos. (Entralgo 157158) Gorgias atribuía a las palabras la misma fuerza beneficiosa que a los
medicamentos. Gorgias enfatiza esta relación en una pequeña digresión en el
“Encomio de Helena”. (DK 82 B 11) Existía una fuerte conexión estructural entre la
retórica y la medicina hipocrática (Entralgo: 157) y Gorgias se interesaba por
materias médicas. Platón sostiene que Gorgias varias veces persuadía a los
pacientes de su hermano a que se sometieran a una intervención de éste. (DK 82 A
22) Adhería a la retórica cierta función psicoterapéutica, estableciendo así
efectivamente una alternativa a la etiología hipocrática. El corpus hipocrático no nos
dice nada sobre la retórica en rama de la medicina, aunque Platón desarrolló a la
sazón unas iniciativas de lo que podría ser una práctica psicoterapéutica. El texto
refiere implícitamente a esta laguna notable en los registros de los alumnos de
Hipócrates, supuestamente los autores de los tratados hipocráticos. Es llamativo que
24
el narrador aumenta de nuevo la verosimilitud de su narración, señalando
justificadamente a los hiatos de la historiografía.
En resumen, en este fragmento sólo el hecho de que Gorgias y Hipócrates se
conocieran y la relación entre retórica y medicina está descrita en las fuentes
históricas. El episodio del enfrentamiento entre ambos como tal no figura en ninguna
fuente, tampoco como mito popular. Claramente fingido también es la estancia de
Gorgias con unas cofradías egipcias. En este contexto el guardar silencio de Gorgias
sobre el contenido de su conocimiento misterioso adhiere un sentido doble cuando
interpretamos como una referencia a la ausencia de tal historia en las fuentes.
Gorgias no nos dice nada en la novela porque no sabemos nada de él. Además
podemos concebir toda la sección como una demostración sutil de la ironía gorgiana.
(Consigny: 6) Aristóteles ya enfatizó el carácter juguetón y irónico de su obra:
“Gorgias, en una recomendación acertada, afirmó que hay que destruir la gravedad
de los adversarios con el humor y su humor con la gravedad.” ( = DK 82 B 12)8
El encuentro de Gorgias con el ilustre médico tiende a parecerse a un desafío
deliberado por parte del sofista. El relativismo del leontino se opone diametralmente
a la rigidez uniforme y el empirismo del método hipocrático. Este afán por la
congruencia está denominada como “piedra de toque en lo que a su sistema se
refería”. La preeminencia que ocupa la observación en el sistema hipocrático es
difícil de compaginar con, a modo de ejemplo, las tres tesis en “Sobre lo que no es o
sobre la naturaleza”. En esta visión el „conocimiento arcano‟ a que se refiere el
narrador es nada más que una denominación irónico por el arte retórico mismo.
“La muerte del filósofo” no sólo mantiene una relación estrecha con la biografía de
Gorgias sino también con la historia de Feres en la primera mitad del siglo IV a C. La
novela se desarrolla casi por completo en la ciudad de Feres y reproduce los
tiempos agitados después del asesinato de Jasón. La fuente principal para la tiranía
de Jasón y los acontecimientos después de su muerte está proporcionado por el
historiador ateniense Jenofonte (hacia 431 a C – 354 a C) en su “Helénicas”. No
8
Traducción de Bellido: 224.
25
obstante, también esta fuente nos suministra información a menudo difícil de
verificar.
En dicha obra de Jenofonte, Jasón de Feres pasa por un líder autocrático y caudillo
eminente que hizo de Tesalia una de las más poderosas ciudades-estado de la
península griega, junto con Atenas, Esparta y Beocia. Jenofonte además relaciona la
política de Jasón con intentas hegemónicas sobre la península, sobre todo en las
relaciones diplomáticas con Tebas y Atenas. (Jenofonte VI: 1,5) No obstante, la
pregunta si Jasón realmente quería reinar sobre toda la península aún queda por
contestar. En conjunte, Herrasti tiende a seguir a Jenofonte en su caracterización del
tirano:
“.., quien (=Jasón) no se permitía deambular en solitario por la noche desde que hizo
pública su intención hegemónica sobre los pueblos de la Hélade.” (Herrasti:20)
“Tesalia la severa, o mejor, Tesalia y su tirano no perdonaban a ningún esclavo
involucrado en delitos patrimoniales, por insignificante que fuera el monto de lo
robado.” (Herrasti:28)
Los días inmediatamente después del asesinato de Jasón constituyen el telón de
fondo para la novela. Con la caída del poder autoritario surge una situación
amenazante y confusa. En la novela, dos huestes, el ejército bajo las órdenes de
Poliandro y la disidencia civil dirigido por Blepsidemo están a punto de enfrentarse.
Además de eso hay la inminente rebeldía y pillajes de los mineros y los esclavos.
Para colmo amenaza el peligro del rey de Macedonia Aléxandros quien ha reunido
sus tropas a la frontera de Tesalia. También este desarrollo refleja hasta cierto punto
la historiografía. Feres conoció después del asesinato, probablemente a cargo de
Atenas en fin de impedir las intentas hegemónicas de Jasón, tiempos de caos
político y violentos. Estalló una mordaz guerra fratricida entre los herederos de
Jasón. Polifrón, hermano del tirano mató a su otro hermano Polídoro. Él a su vez fue
asesinado por su tercer hermano o primo Aléxandros. Este último mostró crueldad
implacable en sus intentos de dominar todo el territorio de Tesalia de modo que las
ciudades tesalias pidieron la ayuda de poderes extranjeros. (The Cambridge Ancient
History Vol VI: 84)
26
“Además, un gran número de militares dudaba de que Poliandro conservara el poder
sin la cooperación de Aléxandros, cuyas tropas, sorprendentemente bien
apertrechadas y numerosas, dominaban ahora la costa de Magnesia y contaban con
el apoyo no declarado de Larissa.” (Herrasti:99)
El Aléxandros de este fragmento es el rey de Macedonio quien invadió las tierras
tesalias en fin de contener al general Aléxandros de Feres. En el esbozo del espacio
novelístico también hay un afán de incorporar fielmente la historiografía. De nuevo
constatamos que los desarrollos políticos en la novela tienen gran verosimilitud.
Otra técnica de dotar el discurso novelístico con aparente veracidad histórica es la
copia de motivos que figuran en las fuentes clásicas. La reiteración notable de
determinados detalles refleja determinados documentos históricos. Ejemplos son la
preocupación con la luz, la clepsidra y la túnica púrpura. La clepsidra aparece en la
colección Diels-Kranz en una comparación ingeniosa, de fuente desconocida:
“Gorgias dijo que los oradores se parecían a las ranas. Éstas croan en el agua,
aquéllos junto a la clepsidra.” ( = DK 82 B 30)
y en la comedia “las aves” de Aristófanes:
“Hay en Fanas, de la Clepsidra cerca,
una raza pérfida de lenguaraces,
que vendimian, siembran y hacen cosecha
con su lengua y también recogen higos.
Bárbaros de nación,
los Gorgias y los Filipos.
Y de esos Filipos lenguaraces
se ha extendido por todo el Ática
la costumbre de cortar aparte
la lengua de las víctimas. ” ( = DK 82 A 5a) 9
9
Traducción de Belllido: 156.
27
En la Grecia antigua la clepsidra, un reloj de agua, era de utilidad en primer lugar
durante la noche cuando no se podía recurrir a los relojes de sol, pero además se
los utilizaba en los tribunales atenienses para medir el tiempo asignado a un
determinado orador. La clepsidra surge varias veces en la novela:
“Y tú, Gorgias de Leontinos, centenario extranjero, también agotas tu clepsidra,...”
(Herrasti:22)
“¿Qué era una clepsidra?” (Herrasti:22)
“Acaso el sabio Gorgias podría ayudarte a vivir con su consejo, pero tu entendimiento
es corto y larga tu soberbia. ¿sabes? La clepsidra de Eubea no es la única que se
agota; además hay otras cuya carga de paciencia no es posible de renovar.
Y Jasón despertó en el estado que ya se ha referido. El recuerdo de tan
peculiar diálogo encendió su ira. Respiraba con dificultad y crispaba los puños
tratando de contenerse, pero su templanza fue insuficiente: se apresuró hasta la
ventana, la abrió, tomó la hermosa clepsidra y, sin pensarlo dos veces, la arrojó al
vacío.” (Herrasti:16)
“Le agradaba que el vientecillo templado entrara en su habitación sin hacer ruido,
respetando el puntual goteo de su clepsidra.” (Herrasti:19)
“..., pero nada indicaba que el oído del maestro hubiera sufrido merma, a juzgar por
la intensidad y nitidez con que percibía el vaciamiento paulatino de la clepsidra.”
(Herrasti:19-20)
La clepsidra parece funcionar como un símbolo por la duración de la vida. Otro
detalle llamativo es la repetición de metáforas construidas con la luz:
“Detrás del tirano, la última de las estrellas era vencida por la luz del sol. “Demasiada
luz”, pensó Gorgias. “El sueño me entrega a su hermana.” Y la muerte se le vino
encima robando las palabras.” (Herrasti:24)
“Ellos, los monstruos de los hombres, me dieron el miedo y su antídoto, la prudencia.
Ellos me dieron la luz. Blepsidemo, nunca vuelvas a abrir los ojos sin pensar en la
luz.” (Herrasti:65)
28
“?Qué es la luz?”, preguntó al Gorgias septuagenario un tímido alumno espartano.
“La sangre del alma”, respondió el filósofo al vuelo, callando después y sintiéndose
preso en el cabo Miseno. “Y la tiniebla es su lepra”, retomó dominando el miedo que
la memoria le sembraba en el cuerpo. Silencio. (Herrasti:72-73)
“Un ternero protestó la ráfaga sin llamar la atención de los amigos. Pensaban en la
luz.” (Herrasti:98)
“Caro Blepsidemo. “Nunca vuelvas a abrir los ojos sin pensar en la luz.”
(Herrasti:122)
“Mas la luz es enemiga de tales actos.” (Herrasti:129)10
“La luz tan oportuna, una señal”, se dijo Akorna convenciéndose de que el hado los
favorecía.” (Herrasti:157)
“Y así, recargado en la barandilla, compartía con su amigo la luz que éste se afanara
en robar a las estrellas cuando escucho la voz de alarma.” (Herrasti:172)
Varios autores atribuyen a Gorgias un gran interés en física, meteorología y
astronomía.11 También en sus propios discursos surge la preocupación con el sol y
la naturaleza de la luz.12
Finalmente, un ejemplo emblemático del trato con la historia forma la carta en la que
Gorgias se dirige a Aléxandros, general de Feres que está a punto de tomar el
poder. Los tres fragmentos siguientes de la carta se basan en la documentación
sobre la vida de Gorgias en su suelo natal, Sicilia y en la historiografía de Leontino
en el siglo V a C:
10
En realidad una cita de GORGIAS, Defensa de Palamedes, 10. ( = DK 82 B 11a).
11
FILÓSTRATO, vida de los sofistas, I, proemio, 10; PLATÓN, Menón, 76c; PLATÓN, Fedro, 269e,
SÓPATER, Retórica griega, VIII, 23-B 31.
12
Entre otros en Encomio de Helena, 6 y 13 y en GORGIAS, Sobre lo que no es o sobre la
naturaleza.
29
“No sabría elegir entre penurias para dar cuenta veraz de lo que Leontinos padeció
en esa guerra contra los siracusanos. A mis veinte, los años ya no obstaban para
una comprensión cabal del hambre, la humillación y la estulticia. Recuerdo aviesos a
los críos de Heródico, mi hermano, jugar a que comían para saciarse entre las secas
cagarrutas desperdigadas en un corralillo desierto;...” (Herrasti:165)
Leontino conocía efectivamente durante la juventud de Gorgias una rivalidad incisiva
contra Siracusa. Hasta 465 a C Leontino era gobernado por tiranos siracusanos. En
este año recuperó Leontino su independencia con la expulsión de Trasíbulo de
Siracusa. (The Cambridge Ancient History Vol V: 152-153)
Sin embargo seguían surgiendo a menudo enfrentamientos armados contra la
ciudad vecina. De la juventud de Gorgias sabemos casi nada por lo cual la
experiencia juvenil de la guerra, a pesar de que se base en la verdad histórica,
aunque probable, queda hipotética. Parece que el narrador, en este caso el propio
Gorgias, se da cuenta de esta presunción ya que se pregunta cómo puede dar una
representación veraz de su juventud.
La carta refiere además ampliamente al viaje que hizo Gorgias a Atenas para pedir
ayuda contra los siracusanos.13 Aquí de nuevo destaca la recuperación minuciosa de
hechos históricos, incluso con una explícita referencia a la documentación misma. A
partir de 445 a C Siracusa en efecto se erigió en ciudad capital de toda Sicilia (The
Cambridge Ancient History Vol V: 222) y Leontino tenía un pacto de defensa mutua
con Atenas.
“Nos calentábamos las manos sobre un brasero tan herrumbroso como el futuro que
nos aguardaba de no optar por una embajada que hiciera valer el pacto de
colaboración acordado con Atenas, una Olimpiada y media antes del día que nos
ocupa. Te refresco la memoria, general: corría el arcontado de Eukles. Líder de la
embajada me eligieron los afligidos.” (Herrasti:166)
“Los historiadores han abundado ya sobre el éxito de la embajada. Para nadie es
secreto que mi discurso ante la asamblea de Atenas terminó con la intentona
13
Véase página 2.
30
hegemónica de Siracusa. Sabemos, general, que pretensiones análogas amenazan
hoy a nuestra amada Tesalia.” (Herrasti: 170)
La referencia de Gorgias a la historiografía es de nuevo una indicación de que la
novela reflexiona explícitamente sobre el estatuto y el estado de la cuestión de esta
historiografía. Es llamativo que Gorgias habla de los historiadores de su propio vida.
Cierto es que el viaje de Gorgias a Atenas en 427 a C es el acontecimiento mejor
documentado de su biografía tal como el hecho de que Tesalia hacia 370 a C fuera
amenazada los poderes políticos limítrofes Tebas y Macedonia. (The Cambridge
Ancient History Vol VI: 84-87) Además podemos encontrar una de las concepciones
borgianas de la historia que Menton considera como rasgo de la nueva novela
histórica, (Menton: 22-23) a saber el índole cíclico de la historia. Las amenazas
hegemónicas vuelven una y otra vez.
De primera vista parece que “La muerte del filósofo establece con la documentación
histórica un relación más bien clásica, es decir con la intención de reconstruir
meticulosamente un marco histórico. Casi toda la documentación clásica transmitida
a nuestros tiempos está incorporada de alguna u otra forma. No se presentan
desviaciones radicales. Desde luego, sí aparecen pequeñas desviaciones de la
historiografía. Un ejemplo es el homicidio de Jasón. Mencioné que en la novela
Jasón fue asesinado por su mujer mientras que la historiografía habla de
conspiradores cuyos motivos nunca estaban esclarecidos. (The Cambridge Ancient
History Vol VI: 83) No obstante, la desviación nunca es de tal modo que provoca
distorsión temporal o espacial. Asimismo, todos los personajes son coetáneos de
Gorgias. El autor nos advierte varias veces en la fragmentación de nuestro
conocimiento de Gorgias, incluso con mencionar explícitamente a los historiadores
Todo esto resulta aparentemente en una reconstrucción de un ambiente histórico
muy coherente. Así se forma además un mundo bastante autónomo. Los
acontecimientos transcurren durante tres días en tiempos muy remotos. El discurso
no contiene ninguna referencia explícita al tiempo de la escritura. La historia oficial
tiene mucha vigencia en la novela por la referencia frecuente a personajes históricos,
eventos históricos, la mitología, denominaciones geográficas y la fuerte
intertextualidad con los testimonios clásicos. Encima está fuera de dudas que los
31
textos testimoniales que aparecen en la colección Diels-Kranz proveen mucho de los
motivos.
A pesar de todo, me parece que la tendecia ostensible de basar el discurso del
narrador en fuentes historiográficas es más bien una finta retórica en vez de dictado
por una intención mimética. El argumento para esta tesis radica en primer lugar en la
interacción entre el discurso “históricamente verificable” y el ideario del propio
Gorgias. Quizás el lugar donde aparece esta interacción lo más obviamente es el
fragmento en que el narrador cita las tres tesis célebres de Gorgias:
“A partir del septuagésimo octavo aniversario, Gorgias se supo condenado a
explayarse respecto de la duda más acuciante de sus auditorios. Ya fuera en
Siracusa, Ortigia o Antisia, a orillas del Cacíparis, del puerto Cofo o tras bañarse en
un ramal del Ciane, sin importar el eje temático o el acaloramiento en el debate
precedente, fulleros, heteriarcas, labriegos, artistas, sibilas, memos, disolutos o
moderados aguardaban la oportunidad, la pausa justa, la menor digresión para
abordar la longevidad y sus secretos. Al retórico no le intrigaba la extroversión
prácticamente automática de dicha inquietud, sino que ésta se presentara por lo
común recién culminado el desafío a las tesis eleáticas de la existencia, ingénita
como el ansia de verdad y la reticencia a la nada, siendo que nada es, que si algo
fuera sería incognoscible y que si fuera cognoscible sería incomunicable.” (Herrasti:
103)
El texto da literalmente las tres tesis centrales y las presenta como un desafío a las
concepciones de la escuela eleática. Muchos estudiosos efectivamente interpretan el
enigmático ensayo como una inversión de la filosofía de los eleáticos. La escuela
eleática era una fase importante en la historia de la filosofía presocrática durante los
siglos VI y V a C. Es muy probable que Gorgias conociera a varios de sus
integrantes, ya que Elea se encontraba muy cerca de Sicilia, en la costa meridional
de Italia, y porque Empédocles, maestro de Gorgias, era discípulo de Parménides,
integrante destacado de la escuela. Los pensadores más famosos son precisamente
este Parménides y su discípulo Zenón. Consideraban el universo como una unidad
inmutable en espacio y tiempo. Según ellos, existe una verdad absoluta que
podemos alcanzar no mediante percepción sensorial sino por medio de reflexión
filosófica. Gorgias invierte esta tesis aseverando que nada existe. (Newiger: 48-70)
32
Esa misma oposición entre el relativismo de los sofistas y el idealismo de la escuela
eleática podemos leer de nuevo en la comparación siguiente:
“Efectivamente, más de una vez había pensado el eunuco en morir, pero la idea de
matarse le era tan ajena como la geometría o las paradojas de Zenón.” (Herrasti:142)
Sin embargo existe mucha discusión entre los estudiosos en cuanto a la
interpretación de este tratado. La novela sigue la interpretación de Newiger como
ataque contra el eleatismo. Según otros el tratado sólo es una demostración de la
habilidad retórica de Gorgias que pueda probar cualquier cosa, por absurdo que
sea.14 Aún otros, como Dupréel (62-74), rechazan esta lectura nihilista y consideran
el tratado como “una introducción filosófica en la ciencia del discurso”. (Bellido: 176)
Según ellos hay elementos positivos que afirman la independencia del pensamiento
que no se puede confundir con la realidad. No es una negación del mundo real, sino
una negación del materialismo rígido de los filósofos naturales que hacen
abstracción de la subjetividad. Gorgias toma el elemento subjetivo como inherente a
todo pensamiento y por lo tanto inherente a todo tipo de ciencia. (Dupréel: 73) Con la
segunda tesis Gorgias no negó el pensamiento en sí, sino sólo los objetos del
pensamiento. Aquí surge la importancia de la retórica. Mediante la palabra el sofista
puede efectuar que los objetos del pensamiento se presenten como existentes en la
mente del auditorio. La tercera tesis que entraña la imposibilidad de comunicación,
trata en el fondo de la relación entre objetos, pensamientos y palabras, (Rodríguez
1981: 9-19) planteando así por primera vez la cuestión del significado y la referencia.
(Bellido: 174) En el primer capítulo encontramos una referencia a esta semiología
gorgiana, que será una piedra de toque en la interpretación que haré del lenguaje
gorgiano (cfr. segunda parte de la tesina)
“...;constatar que la palabra y el sentido de la ocasión generan verdad, igual que el
aliento genera música en connivencia con la oquedad de una flauta.” (Herrasti:19)
Muchos autores (Consigny, Dupréel, Fish, Segal y otros) infieren de los textos
heterogéneos de Gorgias, aunque sobre todo de “Sobre lo que no es o sobre la
14
Así en Guthrie:197-200 y Gomperz: 21-30.
33
naturaleza”, la idea de que al orden de nuestro pensamiento y conocimiento y a la
estructura de nuestra lengua no corresponde un orden en el mundo. Implica que
nunca podemos comprender “la índole verdadera de las cosas” y que la mimesis es
una mera ilusión. (Consigny: 47) Ahora bien, esta idea da lugar a unas visiones
particulares sobre lo que es la verdad, la historia y el discurso. Para Gorgias un
suceso o una historia es verdadera si el receptor, ora oyente, ora auditorio, ora
lector, esté convencido de que sea efectivamente verdad. De esta manera equivale
el discurso más veraz al discurso más convincente. De esto se deduce que la
historicidad de un discurso es equiparable a sus méritos retóricos. Podemos también
leerlo en la frase siguiente:
“Le gustaba descubrir que el tiempo era simple elocuencia, ni ciclo ni sucesión;...”
(Herrasti:19)
En visión del tratado “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza” el sentido de esta
aserción reside en el carácter discursivo de todo tipo de historia. El tiempo en sí no
tiene existencia fenoménica, sólo existe en la lengua. La acción de contar es un
requisito indispensable para la historia y el tiempo. En otros términos, el tiempo es
nada más que una categoría mental que aplicamos al mundo externo mediante la
lengua.
La retórica de la historicidad también da lugar a la situación paródica de la cita en la
páginas 19-20. Cito de nuevo:
“Los cuatro dignatarios extranjeros residentes en la ciudad de Feres habían leído
extensos panegíricos en honor de Gorgias. Su infancia, juventud, madurez y vejez
fueron referidas en detalle. Obviamente, los expositores omitieron largos períodos de
los que poco o nada se sabía, abundando en anécdotas y relaciones harto
conocidas. Nadie los culpaba: en 109 años Gorgias había pronunciado miles de
discursos en exequias, disputas legales, debates, festivales, celebraciones, tertulias
y conferencias de naturaleza pedagógica; a los 22 años retó a su auditorio a
preguntar sobre cualquier tema y respondió sin tacha; rayaba apenas los 30 cuando
un discípulo suyo contabilizó 1 909 materias distintas que el maestro había abordado
con la autoridad y profundidad de un experto en el lapso de un año; creó figuras
lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como antítesis, isocalias,
34
parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo; el número de sus alumnos era de
difícil estimación, pero entre ellos no faltaron arcontes, reyes, príncipes, filósofos,
médicos, artistas y astrólogos, muchos de ellos famosos ya cuando Gorgias lindaba
los 40 años y fallecidos cuando al retórico le restaban todavía 29 por vivir. En fin. La
enumeración pormenorizada de obras y andanzas crecía a la par de las lagunas
biográficas.” (Herrasti:45-46)
La voz narrativa afirma que ya al final de la vida de Gorgias hubo mucha
incertidumbre en cuanto a la biografía del sofista y que se inventaron muchos
anécdotas y detalles. Lo extraño reside en que el narrador omnisciente
inmediatamente después empieza un discurso sumamente detallado con referencias
precisas a la edad del sofista y al número de materias enseñadas. Según la
información previo estos detalles sólo pueden ser fingidas. Tal exactitud no nos da
ninguna fuente mientras que todo lo demás del fragmento es históricamente
defendible. Con la última frase el narrador socava sus propios aserciones. Plantea
que la enumeración minuciosa es consecuencia del fragmentado conocimiento
biográfico, mientras que justo acaba de darnos precisamente tal enumeración
pormenorizada. El narrador hace suponer así que su digresión biográfica es pura
invención, pese a que en realidad es ampliamente documentado.
Además resulta ambigua la perspectiva de la voz narrativa. Comienza por decir que
incluso los contemporáneos de Gorgias se veían confrontado con lagunas
biográficas mientras que él mismo dispone de datos aparentemente precisos lo cual
pone en entredicho la veracidad del discurso. ¿Si los contemporáneos de Gorgias no
disponían de información precisa, qué podemos conocer nosotros después de 24
siglos? Podemos concebir esta paradoja como una consideración en cuanto al
carácter constructivista de cada historiografía. La historia como ciencia sólo puede
existir gracias al olvido de hechos y personajes históricos.
El segundo argumento para defender que una aspiración mimética es ajena a esta
obra es que, lisa y llanamente que hay una gran aportación de ficción. En fin de
construir un relato coherente y convincente de una época y de personajes tan mal
conocidos es casi inevitable llenar los vacíos con ficción. Episodios largos de la
novela son inventadas y no tienen documentación ninguna. La mezcla de personajes
35
históricos, ilustres, con personajes humildes y fingidos admite entretejer hábilmente
historia con ficción. Una de las facetas más integrantes de “La muerte del filósofo” es
precisamente que, llenando los hiatos de la documentación histórica, la novela tiene
la libertad de dárselas de científico porque no tiene que competir con la autoridad
aplastante de la ciencia histórica.
En fin de dar presencia a la idea de Gorgias que la verdad y la historicidad son
logros retóricos (se puede decir un tipo de premio que se obtiene por una alocución
acertada), confronta Herrasti el discurso bien fundado a veces con sucesos
grotescos, de por sí inverosímiles. Un ejemplo son los acontecimientos en el averno
de Jasón. Es una instalación subterránea diseñada para asesinar ocultamente a los
adversarios políticos del tirano de manera espantosa. El narrador, en un lenguaje
convincente una escena grotesca. La instalación es una cueva llenada de agua en la
que literalmente se corrompen los presos. Los unos comen los cadáveres de los
otros o los utilizan como un salvavidas:
“Juntos, el negro y el falso acarnio, uno muerto y otro vivo, se hundieron entre
piernas. El cuerpo del nubio quedó atrapado contra el suelo por la masa del esclavo,
accidente que dio al traste con su volición mortuoria. “No respires. Mejor así”, se
convencía. Si los pulmones del negro no se hubieran hinchado justo antes del
impacto, harto improbable resultaría el que un cuerpo enjuto sacara a flote otro tan
fornido.” (Herrasti: 80)
Una tensión similar entre discurso y objeto encontramos además en la inserción de
elementos burlescos. Un ejemplo es el dato que Akorna es un castrado que le
llaman más con su apodo, eunuco, que con su propio nombre. Poner en evidencia
este mismo contraste me parece también una faceta esencial de larga escena en la
taberna de Evélpides (p. 129-139). Es nada más que un bacanal incluso con mucha
embriaguez, bailes con connotaciones sexuales y prostitutas, todo representado por
medio de un lenguaje solemne:
“Volvió a escuchar la música. Incapaz de dominarse, rasguñó la pierna de la
zalamera, a quien ya acariciaban la trenza, la espalda y el cuello los clientes de
hinojos. Uno de ellos deslizó la mano entre las piernas de la mujer, entreteniéndose a
placer en la oquedad y, al no recibir una oferta concreta en tiempo razonable, la
36
ejecutante hizo un guiño al jovencito. Las reglas de Evélpides debían acatarse sin
excepción: nada gratis.” (Herrasti: 137)
Es digno de mención que Menton (24) considera la presencia de lo carnavalesco
como un rasgo que caracteriza más de una nueva novela histórica. De un sola
mención se desprende que los tres días durante se desarrolla la acción también
caen en la época de carnaval:
“…, la alarma con tres días de retraso que ni la esposa o los vecinos notarían en
época de carnaval.” (Herrasti: 117)
No obstante, suponer que lo carnavalesco es un rasgo fundamental de la novela iría
demasiado lejos.
En conclusión podemos decir que en “La muerte del filósofo” el mayor impulso de
deliberación sobre la historiografía no consiste en la representación deformador de
información histórica sino en la interacción con el ideario de Gorgias y en la
confrontación de un discurso bien fundado con objetos algo grotescos y burlescos.
Además el autor llena el hueco histórico con un aparente discurso científico. Quizás
la implicación más pertinente es que se utiliza la fuente histórica, a la luz de la
concepción de la verdad de Gorgias, no por su valor referencial sino como maniobra
retórica. La elección de Gorgias como tema de una novela histórica resulta bien
meditado ya que la concepción de la historiografía como acto discursivo es uno de
los tópicos de la nueva novela histórica. (Aínsa: 19-36)
37
38
I 3: La perspectiva dialogada de Gorgias
Cuando queremos descubrir una eventual aproximación dialogante al personaje
Gorgias tenemos que señalar la omnipresencia y la omnisciencia del narrador. El
narrador cuenta y organiza toda la historia. Se permite muchas digresiones y
comentarios, puede percibir los pensamientos de todos los personajes. La estructura
narrativa en sí es más bien tradicional. A pesar de que narra casi siempre el
narrador, asiduamente hay cambios de perspectiva. Deja la palabra a un gran surtido
de personajes: Gorgias, Akorna, Jasón, Aglaura, Blepsidemo, Poliandro, Esquines,
Frínico, Aléxandros, Dagatas,...
Sin embargo el personaje más manifiesto es indudablemente Gorgias a pesar de
que muere ya en el primer capítulo. Sigue siendo al primer plano porque su muerte
es el disparo de salido de todo una cadena de acontecimientos que trastornan toda
la ciudad, porque el narrador se extiende frecuentemente en el sofista y sobre todo
porque queda muy presente en los pensamientos de los demás personajes. Puesto
que los personajes tienen perspectivas divergentes, Gorgias resulta una figura
compleja y enigmática. El narrador con su discurso histórico-científico se comporta
como un tipo de portavoz de la historiografía, en concreto de la colección DielsKranz. Como hemos comprobado, sus digresiones a menudo son “verificables”. La
segunda perspectiva muy presente es la de Akorna, el esclavo personal de Gorgias.
Se trata claramente de una voz subjetiva ya que tiene por su benefactor una
admiración sin límites como se desprende de la siguientes escenas:
“..., Akorna miró atento la boca del cadáver imaginando un rictus, un temblor en la
ceja. Nada. Entonces fijó la vista en las manos entrelazadas que reposaban sobre el
pecho y besó reverente los dedos torcidos de la mano izquierda.” (Herrasti: 26)
“El eunuco [Akorna] lloró al imaginarse profanando la tumba del maestro. Se miró las
manos recordando la púrpura de Tiro y el beso reverente en los dedos.” (Herrasti:
117)
Los militares Esquines y Poliandro tienen una postura mucho más escéptica con
respecto al sabio:
39
“ ¿Apreciaba usted a Gorgias? Conmigo era grosero. Me despreciaba. El día que el
señor tuvo a bien presentármelo se burló de mí. Él no era nadie para burlarse de mí.
En cambio. Tendría usted que ver cómo trataba al castrado, el de la Acarnia. Acarnio
esto. Acarnia lo otro. Por favor Acarnio.” (Herrasti: 37)
“Veinte, treinta veladas habían transcurrido y Poliandro no encontraba elementos
para definir a ese hombre que todo definía con celeridad inconcebible para el
intelecto común. Veinte, treinta veladas habían transcurrido y Poliandro dilucidaba
aún si el favor del retórico estaba con él cuando antes de la llegada de Blepsidemo lo
habría afirmado sin titubear.” (Herrasti:126)
Blepsidemo, un poeta amigo de Gorgias lo recuerda a su vez no como sabio, sino
como artista:
“…preguntó Blepsidemo dirigiéndose al Gorgias fenecido y añorando no el consejo o
la verdad sino la exposición sublime, el intelecto sobrecogedor, la belleza de sus
encías desdentadas.” (Herrasti:122-123)
El carácter misterioso de Gorgias se mantiene también en los pasajes en que el
mismo tiene la palabra. En las primeras páginas parece un pensador algo
autocomplaciente:
“Por fortuna, el Exhorto a la obediencia estaba listo y ningún mortal podría acusar
falla en tan distinguida pieza oratoria del más puro estilo siciliano florido. “Qué ganas
de mostrárselo al vanidoso de Hipias”, pensó Gorgias mientras esbozaba una
sonrisa...” (Herrasti: 11)
Cuando el narrador cita al sabio concierne de declaraciones que a menudo son igual
de enigmáticas y manieristas que la obra transmitida de Gorgias:
“El poder espino”, abundaba Gorgias, ”tratará de hender tu piel. Si la prudencia no es
coraza acabarás tus días desgarrado e infame como tantos. Que sus espinas no
rocen a los hombres de piel delgada y natural ingenuo, a los jóvenes perennes que
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pasada la conspiración no saben qué hacer con el fruto de sus desmayos.”
(Herrasti:84)
“Potestad humana es existir contra natura en momentos de excepción”, sentenció
Gorgias ante un jonio erudito al inquirírsele sobre la agonía. “Sólo el hombre habita a
sabiendas los umbrales, en tanto el alma valora sin la vehemencia corporal.”
(Herrasti:90)
“Cuando el arco se solaza en sí, el carcaj desmerece”, citaba Gorgias de fuente
olvidada.” (Herrasti:92)
Con todo, los lugares en el discurso en que la voz propia de Gorgias es lo más
pertinente son dos cartas insertadas, una carta dirigida a su amigo Blepsidemo (p.
59-65) y otra destinada al general Aléxandros II de Macedonia (p.165-170).
Tampoco de estas caras obtenemos una visión coherente de qué tipo de hombre era
Gorgias porque las cartas difieren bastante entre sí. La primera carta cuenta una
anécdota misteriosa. Narra de un viaje en su juventud. En el fondo es una historia
fantástica con referencias míticas. Durante un viaje en Magna Grecia Gorgias cayó
en una trampa jabalina y fue luego secuestrado por un grupo de leprosos más
monstruosos que humanos, hacia su paradero, el Averno. Toda la historia parece
bastante inverosímil. Originalmente, Averno era el nombre antiguo para referir a un
cráter cerca de Cumas en Campania. En la antigüedad se creía que era la entrada al
inframundo. De ahí la palabra heredó su sentido de denominación general de
inframundo. Gorgias presenta sus experiencias en la cueva efectivamente como un
enfrentamiento con el inframundo. Con este ejemplo tenemos que tener en cuenta
que es narrado por el propio Gorgias que tenía, como acabamos de mencionar, una
visión muy peculiar en cuanto a la verdad. La veracidad de un texto sólo reside en
sus calidades retóricas y persuasivas. La carta vale como aplicación elocuente de
esta tesis. Además es importante de notar que las dos obras completas de Gorgias,
El elogio de Helena y La defensa de Palamedes, son alegatos que aplican
argumentos convincentes a situaciones irreales, a saber temas mitológicas.
La carta es muy emblemático por la escritura gorgiana porque pone en evidencia la
ya señalada tensión entre verosimilitud y veracidad. Por un lado se expresa en una
41
lengua convincente, seria y precisa en cuanto a denominaciones geográficas. Quiere
convencernos de que concierne cosas realmente acontecidos:
“Pasados mucho ciclos estudié en Tebas documentos conservados por un linaje de
sacerdotes egipcios y confirmo que sus testimonios relativos a la caverna son
puntuales.” (Herrasti:63)
y por otro lado los sucesos difícil de creer y entreverado con motivos míticos. Se
pone, por ejemplo en una misma línea con un personaje mítico, Odiseo:
“Entraba al Averno, a la famosa cueva en que los antiguos ubicaban las andanzas
de Odiseo. Pocos sabían su exacta localización y, asimismo, Blepsidemo, pocos
saben que el temido y mítico lugar estaba habitado por mis captores, por esas
sombras que ahora hablaban en una jerga irreconocible.” (Herrasti: 63)
A medida que va progresando el relato entendemos que la carta en el fondo es un
tipo de una alegoría soterrada para llamar la atención de Blepsidemo del averno de
Jasón, basándonos en el final abrupto de la carta:
“En la región del cabo Miseno, entre Dikaiarcheia y Cumas, [lugar de la caverna] no
hay aves o nidos ¿te has fijado en que los árboles cercanos al palacio carecen de
nidos? Bajo el silo abandonado [el resto de la carta se ha perdido].”
La carta es una ejemplificación de la típica manera alegórica, indirecta y irónica con
que comunica Gorgias en su obra transmitida. Parece que miente Gorgias aquí para
decir la verdad (que existe una secreta prisión subterránea junto al palacio en Feres
en que tortura el tirano sus enemigos). Todo esto para demostrar que cuando
Gorgias tiene la palabra se expresa en un discurso complejo y paradójico, igual
como el Gorgias histórico.
En la segunda carta nos habla un Gorgias más humano y falible que se dirige a otro
personaje histórico, Aléxandros II, rey de macedonia. Aquí también cuenta una
anécdota de su vida pero basada en un dato biográfico confirmado por una serie de
fuentes, a saber la travesía de Gorgias de Sicilia a Atenas en el año 427 a C en fin
42
de pedir ayuda a la asamblea ateniense contra Siracusa. Emblemático por el
Gorgias de carne y hueso es el frase siguiente:
“Me quebraba, general. El viejo y sabio Gorgias que veneras, aquel que saludas
rodilla en tierra por respeto a la cuna siciliana, el que delibera hoy por el bien de esta
Tesalia, sentía entonces que su alma era fisura y el valor derrumbe.” (Herrasti:168)
La novela pues mantiene en su representación la visión fragmentaria que caracteriza
la documentación histórica. Los testimonios en la colección Diels-Kranz provienen
tanto de admiradores como de adversarios virulentos. En la novela destaca un
Gorgias enigmático de filosofía confusa que provoca la mayor reverencia con unos y
da asco con otros. El autor evita de imponernos una visión determinada de Gorgias.
El lector tiene libertad en evaluar sus méritos. Ilustrativo por esta ambigüedad
además es que el papel del sofista en el asesinato de Jasón no resulta dilucidado y
se sugiere que suministró apoyo financiero a un movimiento clandestino de
resistencia que asimismo era responsable por las insurrecciones que siguieron a la
muerte del tirano.
En conclusión podemos decir que el autor en su representación de Gorgias explota
la fragmentación de la historia. Pone de manifiesto que una imagen estable y fija del
sofista que “lo mostraría como era realmente” es en vano. La representación
quebrada de Gorgias no es tanto la consecuencia de una multiplicidad de voces que
carece de jerarquía (la instancia narrativa predomina el relato entero) sino en la
preservación esmerada de la fragmentación, contradicciones, enigmas,
exageraciones, mitificaciones y prejuicios de las fuentes clásicas y del obra gorgiana
misma. En connivencia con los pareceres de Gorgias en cuanto a la historia resulta
en vano de llegar al Gorgias verdadero y auténtico.
43
I 4: Intertextualidad en función de la verosimilitud
Cuando consideramos el concepto de intertextualidad de una manera barthesiana
tenemos que constatar que a través del discurso entero la novela mantiene una
interacción constante con las fuentes históricas. Tal concepción genérica y filosófica
del término no resulta útil en fin de diferenciar la novela histórica clásica de la nueva
novela histórica ya que todas las novelas históricas por su naturaleza entran en
contacto con la historiografía. Esta dependencia genérica es lo que llama Genette la
architextualidad. (Genette: 54)
Por consiguiente sólo considero la intertextualidad como la definió Genette (58), es
decir la intercalación concreta de fragmentos de otros textos bajo forma de citas,
plagio o alusiones.
I 4 a: Intertextualidad con la historia y el pensamiento clásico
Como he comprobado, la reconstrucción minuciosa del mundo histórico conlleva por
supuesto una específica intertextualidad histórica con las fuentes clásicas, en primer
lugar con los testimonios en la colección Diels-Kranz. En “La muerte el filósofo” tal
intertextualidad histórica se presenta bajo la forma de citas y alusiones. El fragmento
siguiente es un ejemplo de una cita marcada:
“Isócrates, el riguroso, cuantificó en mil estáteras la fortuna dejada por Gorgias de
Leontinos, suma ridícula en comparación con las grandes cantidades que el retórico
ganó.” (Herrasti:43)
Isócrates (436 a C – 438 a C) era un orador ateniense y uno de los discípulos más
célebres de Gorgias. Escribió hacia 390 a C, veinte años antes del momento en que
se sitúa la historia, uno obra titulado “contra los sofistas” en la que critica la
pedagogía de los sofistas. Otra vez constatamos el trato respetuoso con los
documentos ya que la frase es una resumida transcripción casi literal de las
aserciones de Isócrates en su discurso “Antídosis”. Cito al orador:
44
“Pero el que mayor fortuna amasó, de cuantos [sofistas] recordamos, fue Gorgias de
leontinos. Éste, aunque vivió en Tesalia en la época en que sus habitantes eran los
más ricos de Grecia, y a pesar de haber vivido una vida muy larga, dedicado a esa
actividad lucrativa, y no haber habitado de una manera estable ninguna ciudad, por lo
que no tuvo que contribuir a los gastos del estado ni se vio obligado a pagar
impuestos, y, además, no deposó a ninguna mujer ni tuvo hijos, sino que se vio
exento de esa contribución, la más constante y costosa; a pesar de todas esas
ventajas sobre los demás para amasar una mayor riqueza, a su muerte dejó sólo mil
estáteras” ( = DK 82 A 18)15
Otro ejemplo de casi literal citación de documentación histórica encontramos en la
frase siguiente:
“El sueño me entrega a su hermana.” Y la muerte se le vino encima robando las
palabras.” (Herrasti:24)
Que se compare con el fragmento de la Historia Varia del romano Claudio Eliano
(175 d C – 235 d C):
“Cuando Gorgias de Leontinos se encontraba ya al final de su vida y en una edad
muy avanzada, se sintió preso de algo de debilidad y, cayendo en un estado de
somnolencia, durante un poco de tiempo permaneció echado. Cuando acudió, para
observarlo, uno de sus allegados, le preguntó cómo se encontraba, a lo que Gorgias
respondió: “Ya comienza el sueño a depositarme al lado de su hermano.” ( = DK 82 A
15)16
La diferencia con el ejemplo anterior es que este préstamo ocurre de manera no
marcada.
Otro modo de insertar textos históricos es la alusión explícita a la obra de
historiadores:
15
Traducción de Bellido: 165.
16
Traducción de Bellido: 163.
45
“Ni el polígrafo Ateneo ni Pausanias, el viajero, supieron jamás que a Gorgias le
bastaba con dormir dos horas para vencer el cansancio y recuperar la lucidez. En
cambio, un personaje tan humilde como el eunuco acarnio, conocía de sobra ese y
muchos otros pormenores de la vida del ilustre sofista.” (Herrasti:17)
“Entre los memoriosos ilustres, sólo Diodoro Sículo concedió importancia al oficio de
hostelero en uno de sus 38 libros ocultos hoy en las llamas, las aguas o el polvo, y ni
siquiera él menciona el riesgo que la ocupación entrañaba en tiempos interesantes.”
(Herrasti:129)
Ateneo, Pausanias y Diodoro Sículo son proveedores importantes de información
histórica para la novela. Los fragmentos son sobre todo interesantes porque reflejan
sobre la deficiencia de las fuentes históricos y la proporción entre literatura y
historiografía. En términos más generales, los dos fragmentos evalúan el
conocimiento histórico y por lo tanto añaden un nivel metadiscursivo al texto. En
consecuencia comentaré los fragmentos en el párrafo siguiente sobre la
metadiscursividad de la novela.
La novela refiere regularmente a escritores contemporáneos de Gorgias. La alusión
provoca interacción con los textos y los idearios de los respectivos escritores. Las
referencias no siempre son obvias y suponen un conocimiento medio hasta
avanzado del mundo clásico de modo que el conocimiento del lector juega un papel
considerable en la interpretación. Al inicio de la novela abundan las referencias a
otros personajes históricos. Se trata sobre todo de filósofos, escritores y políticos. Su
representación pasa de acuerdo con la tradición historiográfica. Otro ejemplo es el
fragmento siguiente:
“ Acto seguido, Gorgias hizo cuentas y calculó en setenta los años que tenía al
encontrarse con el filósofo de los hombros anchos, no sesenta, como se afirmaba en
esa ingeniosa comedia dialogada, autógrafa por cierto, que Platón le había mandado
desde Siracusa. Pobre. Su viaje había sido funesto, pero bien ganado tenía su
desventura.” (Herrasti:12)
46
Aquí refiere el autor al diálogo homónimo “Gorgias o de retórica” de Platón. Escribió
esta obra en que dialoga Sócrates con Gorgias y otros sofistas, efectivamente aún
antes del fallecimiento de Gorgias. El trabajo y la autoridad de Platón son en gran
medida responsables por la mala reputación que tenía el sofista durante tantos
siglos. Platón diferencia en el diálogo la filosofía de la retórica, calificando la última
como una mera habilidad que no merece pretensiones filosóficas. El apodo “el de los
hombros anchos” es una literal traducción del nombre Platón que no era su nombre
original. Platón efectivamente viajó en 388 a C hacia Siracusa en fin de influir en la
política de Dionisio I pero allí fue encarcelado probablemente por la agitación que
provocaron sus ideas políticas con la clase dominante de Siracusa.
Más adelante el autor refiere otra vez al diálogo, ahora de manera más implícita:
“La tierra produce estacas para hombres de tu ralea”, recordó Akorna, frase del
maestro que sus admiradores citaban a menudo como la respuesta dada a un tal
Querefonte en debate público.” (Herrasti:43) ( DK 82 A 24)
En el diálogo de Platón, Querefonte es uno de los participantes en la discusión con
Sócrates. Era un amigo de Sócrates que tenía por el filósofo una admiración
exagerada hasta ridícula.
El fragmento siguiente remonta indirectamente a la obra de Platón:
“Se moriría de envidia”, concluyó sin reparar en que Hipias había fallecido dieciséis
años atrás, en un camino polvoriento desde el que se veía el río Meandro. El nombre
de Hipias trajo a su memoria escenas mucho más lejanas en las que Protágoras
argumentaba contra Córax y Pródico debajo de un olivo muerto, tan muerto como lo
estaba Protágoras desde hacía cuarenta años, treinta y ocho quizás.” (Herrasti:12)
En este fragmento el autor parece intentar atenerse a la verdad histórica tal como se
presenta en las fuentes de información mencionadas anteriormente. Las figuras de
Hipias, Córax, Pródico y Protágoras son personajes históricos que pertenecían a la
primera generación de sofistas. Hipias (mediados del siglo V a c – comienzos del
Siglo IV a C) conocemos sobre todo desde los dos diálogos homónimos de Platón
47
(Hipias Menor y Hipias Maior). Es también de aquí que heredó su reputación de ser
engreído y muy consciente de sí mismo. La caracterización
“Qué ganas de mostrárselo al vanidoso de Hipias,..” (Herrasti:11)
es de acuerdo con, por ejemplo, las citas siguientes de Hipias por parte de Platón:
“…Así que estoy por creer que he ganado más dinero que cualesquiera otros
sofistas, tomados de dos en dos.” ( = DK 86 A 7)17
“Desde que he empezado a tomar parte en los concursos de Olimpia, hasta el
momento, no me he encontrado con nadie mejor que yo en ningún aspecto. ” ( = DK
86 A 8)18
Además las referencias a las fechas de fallecimiento de Hipias y Protágoras pueden
ser correctas. Gorgias murió hacia 376 a C, mientras que Hipias falleció a comienzos
del mismo siglo y Protágoras aproximadamente en 411 a C, lo cual hace verosímil
las menciones, aunque la historiografía no tiene certeza absoluta en cuanto a los
cursos de vida de los sofistas. Córax y Tisias (ambos siglo V a C) eran dos oradores
sicilianos que pasan por fundadores de la clásica retórica griega. Sin embargo la
historiografía no tiene una respuesta definitiva a la pregunta si ellos realmente han
existido o si los nombres Córax y Tisias refieren a la misma persona. Cuando
admitimos su existencia, como hace la mayoría de los estudiosos, es probable que
Gorgias conociera a estos sofistas debido al partido suelo natal y a la proximidad
estilística. (Guthrie: 270)
Otro ejemplo en el mismo capítulo :
“Sabía que todo estaba perdido, que el sino estaba escrito y que muy pocos hombres
eran tabla rasa, como solían decir los estagiritas.” (Herrasti:23)
17
Traducción de Bellido: 299.
18
Traducción de Bellido: 300.
48
En la primera frase se encuentra una clara alusión a la escuela aristotélica cuyos
discípulos estaban llamados “estagiritas” según la ciudad natal de Aristóteles,
Estagira. Sin embargo, la cronología no resulta realista aquí puesto que Aristóteles
tan sólo nació en 384 a C, por lo cual la existencia de una escuela aristotélica en
tiempo de Gorgias sólo puede ser fingida.
También a lo largo de la novela surgen las referencias a los protagonistas de la
historia antigua de Grecia. En las frase siguiente menciona por ejemplo a Arqúiloco
de Paros:
“..., entonando de memoria yambos amorosos del genial Arquíloco,...” (Herrasti:60)
Arquíloco de Paros (680 a C – 645 a C) era un poeta lírico de estilo arcaico. Es
conocido por hacer del yambo un género literario. El yambo era una sátira en que se
burlaba de personajes contemporáneos. (Bellido: 164) Esta referencia es interesante
porque saca a relucir la relación entre la obra de Gorgias y la poesía de su tiempo. El
sofista intentó de crear un tipo de prosa que era capaz de rivalizar con la poesía del
pasado. (Bellido: 152) Gorgias, junto con otros sofistas se inscribieron explícitamente
en la vieja tradición de los aedos y de los rapsodas, cantantes de poesía épica. El
símbolo de esta tradición es la túnica púrpura con la que suele vestirse los
intérpretes de los epopeyas. En la colección Diels-Kranz aparece un testimonio de
Claudio Eliano (c. 175 d C – c. 235 d C) que sostiene que Gorgias y Hipias se
presentan en una capa púrpura durante sus representaciones públicas, sobre todo
(DK 82 A 9) La novela sigue a Eliano:
“Gorgias, embebido en la inspección de la famosa túnica de púrpura con que
invariablemente se engalanaba para los debates públicos,…” (Herrasti:25)
La túnica surge otra vez más tarde en un pasaje en que Akorna recuerda el origen
del túnica. Resulta que el sofista la heredó de quien era probablemente un aedo o un
rapsoda:
“Seis, siete, ocho olimpiadas habían transcurrido desde que el leontino enjugara con
el faldón de esa túnica la frente de su dueño original, un moribundo que encontró
49
delirando a la vera de un sendero pedregoso. Ni los fomentos ni el masaje pudieron
sacarle la fiebre del cuerpo; ningún exhorto logró dar con su nombre, que distinguido
debía ser a juzgar por el atuendo y la exquisitez del lenguaje. La noche entera ocupó
Gorgias en atenderle hasta que la negra huidiza lo llevó consigo como si de un sueño
ligero se tratara. De aquel encuentro conservó Gorgias dos legados, la túnica de gala
teñida con púrpura de Tiro y...” (Herrasti:154)
El hecho de que Gorgias siguió vistiéndose en aquel indumento precioso significa
que consideró a sí mismo de un aedo o al menos hacer tal papel. Aquella posición
no es tan curiosa si tomamos en cuenta el contexto en que se representaba el
discurso (cfr. la segunda parte) y el origen del palabra “sofista”. Cuando surge la
palabra por primera vez, en una oda de Píndaro (c. 518 a C. – c. 438 a C) significa
“poeta”. En el siglo VI y V los poetas y sus portavoces, los aedos, tenían una
importante función educativa. Eran fuentes de instrucción práctica y de
asesoramiento moral. Con la expansión y la democratización del mundo griego en el
siglo V ya no bastaba la lírica para la educación. Se recurría cada vez más a la prosa
y la educación profesional de los sofistas. (Guthrie: 29-30) En este contexto es digno
de mención que en la novela uno de los amigos de Gorgias es un poeta, aunque con
nombre ficticio.
Luego, en la carta de Gorgias dirigida a Blepsidemo, encontramos una referencia
interesante a Metrodoro de Kío, un filósofo presocrático del siglo IV a C:
“La juventud a destiempo engendra petulancia y la petulancia ceguera. Basta
recordar esa idea oprobiosa de Metrodoro de Kío según la cual todas las cosas son
lo que uno pienso de ellas. Cuántos gobernantes lo citaron para justificar infamias,
cuántos lo citan hoy. Sobran ejemplos lamentables.” (Herrasti:59-60)
La novela cita la idea más conocido de Metrodoro de Kío (o de Quíos). En base a
esta idea la historiografía lo califica como un escéptico absoluto. No existe
documentación de una relación entre Gorgias y Metrodoro. Es posible que el uno
conociera la obra del otro, aunque Metrodoro era mucho más joven que Gorgias. Sin
embargo, la importancia de la referencia reside en que se ofrece resistencia aquí a la
tradición interpretativa que califica Gorgias y los sofistas como inmorales, nihilistas y
oportunistas. Al inicio de la carta el leontino está representado con alguien con
50
serias preocupaciones morales. Avisa contra la petulancia y la arrogancia de la
juventud. Tal representación encaja en la rectificación de la mala reputación de los
sofistas durante siglos.
En la cita que sigue se relaciona el historiador y militar ateniense Tucídides (c. 460 a
C. – c. 396 a C.) con Gorgias:
“Hay cuerpos de madera verde en que no arden las ideas.”, elaboró Tucídides para
beneplácito del leontino, su maestro preferido,..” (Herrasti:94)
El historiador romano Amiano Marcelino (siglo IV) menciona en su biografía de
Tucídides (460 a C – hacia 396 a C) a Gorgias de Leontinos como un modelo para el
estilo de Tucídides, sobre todo en el uso de antítesis y cláusulas equilibradas. (DK
84 A 9)
Un poco más adelante se encuentra una llamada ingeniosa a la filosofía del alma de
Pitágoras (c. 582 a C – c. 507 a C.). Además es notable de encontrarla mientras el
discurso enfoca en Akorna. Tal consideración filosófica es bastante inusual por un
esclavo sin formación ninguna.
“El trato añejo con el retórico, profuso en aforismos, analogías, revelaciones, citas
imágenes, lenguas y honores, preservaba el calorcillo de esa flama con que
Pitágoras ilustraba el meollo del alma.” (Herrasti:100)
Aparte de sus preocupaciones matemáticas, Pitágoras también desarrolló una
filosofía que enfoca en primer lugar en el alma. En su sistema, el alma es una
entidad inmutable y perenne que puede transmigrar de un cuerpo a otro. Las
apariciones más puras y altas del alma son los astros. No obstante, Akorna insiste
en primer lugar en el papel esencial de la lengua en la constitución de la teoría. En el
fondo dice el esclavo que el vigor de una teoría filosófica reside en el esplendor de
su formulación, lo cual es una pauta en el ideario gorgiano.
Las referencias a los personajes históricos y sus obras pues no son gratuitas. Los
nombres surgieron en la literatura científica sobre el sofista y su representación en la
51
novela queda bastante fiel a la documentación. El desfile de personajes históricos
ocurre de modo verificable. Casi todos están relacionados por las fuentes clásicas
con la vida de Gorgias, aunque no siempre con certeza. De este modo aumentan
considerablemente la verosimilitud del discurso. Constatamos que la intertextualidad
ocurre de manera coherente: sólo se presentan intercalación y referencia a textos
clásicos. El autor maneja pues el recurso de la intertextualidad de modo semejante a
su trato con la documentación histórica: como instrumento retórico en fin de
aumentar la verosimilitud y la seriedad del discurso.
A pesar de todo, la novela contiene, de manera algo soterrada, una relación que no
encaja bien en mi conclusión. Aludo a las referencias a la obra de Aristófanes,
escritor de comedias y coetáneo de Gorgias. Ya señalé la presencia del motivo de la
clepsidra sacado de su comedia “Las aves”. Pero hay más referencias. Primero por
los nombres de personajes como Frínico, Evélpides y Dagatas que son también
nombres de protagonistas de sus comedias. También el nombre del suelo natal de
Akorna, Acarnio puede pasar por referencia implícita (encima “Acarnio en
lontananza” es el subtítulo de la novela y Herrasti (175) asegura explícitamente en el
glosario que el nombre deviene de la comedia “Los acarnios” de Aristófanes). Ahora
bien lo interesante es que esta intertextualidad tiene capacidad autoparódica puesto
que Aristófanes ridiculiza sarcásticamente a Gorgias. Para mayor claridad, cito de
nuevo de “Las aves”:
“Hay en Fanas, de la Clepsidra cerca,
una raza pérfida de lenguaraces,
que vendimian, siembran y hacen cosecha
con su lengua y también recogen higos.
Bárbaros de nación,
los Gorgias y los Filipos.
Y de esos Filipos lenguaraces
se ha extendido por todo el Ática
la costumbre de cortar aparte
la lengua de las víctimas. ” ( = DK 82 A 5a) 19
19
Traducción de Belllido: 156.
52
Esta intertextualidad, aunque limitada y soterrada, no tiende a afirmar o reforzar el
discurso verosímil sino tiende más bien a socavarlo.
I 4 b: Intertextualidad con la obra de Gorgias
En este párrafo considero la intertextualidad entre la novela y la obra gorgiana tal
como la define la colección Diels-Kranz. Aquí solo analizo la intertextualidad en el
nivel del contenido, pues hago abstracción de la intertextualidad en el nivel de la
lengua y el estilo (es sujeto de análisis de la segunda parte). Contrariamente con los
textos de otros escritores clásicos, esta intertextualidad queda bastante limitado. Las
citas y alusiones a la obra transmitida no son muy numerosas. En la novela aparece
por ejemplo ninguna referencia a los dos discursos enteramente transmitidos, a
saber “El elogio de Helena” y “Defensa de Palamedes”.
El único pasaje que podemos clasificar como una cita genuina encontramos en la
página 103:
“Al retórico no le intrigaba la extroversión prácticamente automática de dicha
inquietud, sino que ésta se presentara por lo común recién culminado el desafío a las
tesis eleáticas de la existencia, ingénita como el ansia de verdad y la reticencia a la
nada, siendo que nada es, que si algo fuera sería incognoscible y que si fuera
cognoscible sería incomunicable. (Herrasti:102-103)
No es ocasional que Herrasti cita aquí a las palabras más conocidas del sofista.
También constaté que la cita obtiene una función particular en el discurso del
narrador omnisciente.20
En otro lugar encontramos una cita marcada pero falsa:
“Máximo agobio de sometidos y poderosos; estado en que la vida no sabe qué hacer
consigo misma, realidad del desastre aparente”, escribió Gorgias en su celebrado
20
Véanse página 10-11
53
Epitafio, compuesto por el retórico para honrar a los atenienses caídos en las guerras
del Peloponeso.” (Herrasti:147)
En ninguna versión de “El epitafio” de la colección Diels-Kranz aparecen estas
palabras. También las referencias al “Exhorto a la prudencia” y al “Exhorto a la
obediencia” carecen de documentación histórica. A mi opinión la intertextualidad
explícita no es deseable por varias razones. Primeramente, el corpus gorgiano es
difícil de citar debido a la fuerte coherencia interna de los textos. El tratado “Sobre lo
que no es o sobre la naturaleza”, “La defensa de palamedes” y el “Encomio de
Helena” son alocuciones que paso a paso construyen un curso de pensamientos. Es
espinoso de sacar una sola frase del corpus. Es bastante probable que la frase se
vuelve ininteligible. En segundo lugar la obra Gorgiana no se expresa en términos
generales. Nos comunica su filosofía de manera indirecta. Cada texto representa un
caso muy concreto y además la oralidad dificultan la transgresión de la obra
gorgiana a una novela. Para colmo utiliza un lenguaje a veces lúdico, paradójico en
que la interacción con textos de sus coetáneos son imprescindibles para el cabal
entendimiento de sus palabras. Con otros filósofos de la antigüedad griega, como
Platón y Aristóteles entre otros, la cita resulta técnicamente más alcanzable porque
se expresan en términos más universales y abstractos.
I 4 c: Paratextualidad
Además es interesante la relación que mantiene el texto con su paratexto, en
concreto con las citas en la guarda y al inicio de cada capítulo:
“Do not go gentle into that good night. Rage, rage against the dying of the light.”
(Thomas Dylan) (Herrasti:9)
Esta cita resulta extraño en el contexto de esta novela. Junto con la cita de Osadchy
en la página siguiente forman los únicos ejemplos de explícitas relaciones
intertextuales con textos no-clásicos. La cita proviene del poemario “en el sueño
campestre” de Thomas Dylan que data de 1951. El poema es una elegía por su
54
padre terminalmente enfermo. En el poema Dylan habla de su padre como un
hombre viejo, bueno, sabio y impetuoso y le desea una muerta digna. El paralelo con
la muerte de Gorgias de Leontino es evidente y la cita además contiene esta
referencia a la luz. No obstante, el contenido es lo único que une ambos textos. El
tono emocional y la forma rústica del poema de Dylan se encuentran muy lejos del
discurso refinado y ecuánime de “la muerte del filósofo”. La extrañeza también reside
en el hecho de que son palabras archiconocidas del poeta, recuperadas
frecuentemente, incluso en la cultura popular. Estas palabras célebres al inicio crean
la expectación de una lectura elegíaca y dramática, lo que no corresponde con el
discurso de la novela.
La cita al inicio del primer capítulo también proviene de un contexto muy diferente del
de la novela pero sí contiene una referencia al mundo clásico:
“Mi tumba no será la de Homero” (Mijailo Osadchy) (Herrasti:11)
Mijailo Osadchy (1936-) es un prosista y poeta ucraniano que pertenece a la
generación de escritores disidentes en el mundo soviético de los años 60 y 70.
Homero vale por el padre de la literatura occidental actuando como símbolo por
antonomasia de la tradición. De la cita se desprende un anhelo de escapar a la
influencia aplastante de esta tradición y de seguir su propio camino. Podríamos
poner las palabras de Osadchy en boca de Gorgias cuando guardamos en mente
que el surgimiento de los sofistas en la sociedad griega estaba muy vinculado con
los cambios profundos que experimentaba la sociedad griega en el siglo V a C: de
una sociedad con caciquismo y estructuras feudales hacia una sociedad con
instituciones hasta cierto punto democráticas. Además mencioné que el término
“sofista” tiene originalmente el significado de “poeta”. De lo expuesto se deduce que
la función de la literatura cambió esencialmente en el tiempo de Gorgias. La lengua
en la poesía antigua afirmaba las estructuras autoritarias y el mundo de los dioses
mientras que en el siglo V a C la lengua (al menos la lengua retórica) obtuvo una
nueva función como instrumento en la lucha por el poder: la de persuadir a la gente.
55
Con los demás paratextos la relación con la novela resulta más obvia. Al principio del
segundo y cuarto capítulo encontramos citas de las dos principales obras de Gorgia
de las cuales no hay ningún indicio en el propio texto:
“Hizo lo que hizo ya por decisión de la Fortuna, mandato de los dioses o designio del
destino.” (Gorgias de Leontinos, Encomio de Helena, v 6) (herrasti:25)
“Mas la luz es enemiga de tales actos.” (Gorgias de Leontinos, Defensa de
Palamedes, v 10) (Herrasti:129)
La cita que introduce el tercer capítulo es una frase del diálogo del Platón de lo que
además encontramos una referencia en la página 12 (“esa ingeniosa comedia
dialogada”).21 En el diálogo critica Sócrates el relativismo de Gorgias:
“Sócrates: -Pero ¿no has confesado que es imposible ser desgraciado al mismo
tiempo que uno es dichoso?” (Platón, Gorgias o De la retórica) (Herrasti:87)
Ya referí a la relación de los escritos de Gorgias con la poesía arcaica de Grecia.22 El
último capítulo comienzo con unos versos citados de Arquíloco de Paros a quien
Herrasti el narrador ya refirió explícitamente en la página 60.23 La cita anticipa la
muerte por asfixia de Akorna al final de la novela:
“...con nuestras vidas en brazos de las olas.” (Arquíloco de Paros, fr. 213)
(Herrasti:165)
En conclusión, la relación del texto base con el paratexto es un factor en el conjunto
de la intertextualidad que no se puede minimizar. Este paratexto se limita a seis
frases citadas pero de origen heterogéneo y seleccionadas con esmero. El paratexto
es además el único lugar en la novela en que se rompe la coherencia temporal del
discurso. Las citas de Dylan y Osadchy son las únicas cruces con tiempos
modernos. El paratexto resulta también el lugar adecuado de citar directamente a
21
Véanse página 26
22
Véanse página 28
23
Véanse página 28
56
Gorgias, lo que en el discurso es difícilmente realizable puesto las enormes
divergencias genéricas y contextuales.
57
I 5: Metadiscursividad
El narrador omnisciente de “la muerte del filósofo” comenta varia veces su propio
discurso. Su voz tiene carácter de un historiador. Nos da con autoridad información
biográfica sobre el sofista. Interesante es que enfatiza nuestro conocimiento
deficiente sobre el retórico:
“Los cuatro dignatarios extranjeros residentes en la ciudad de Feres habían leído
extensos panegíricos en honor de Gorgias. Su infancia, juventud, madurez y vejez
fueron referidas en detalle. Obviamente, los expositores omitieron largos periodos de
los que poco o nada se sabía, abundando en anécdotas y relaciones harto
conocidas. [...] En fin. La enumeración pormenorizada de obras y andanzas crecía a
la par de las lagunas biográficas.” (Herrasti: 45-46)
El efecto es que Herrasti, advirtiendo por anécdotas inverosímiles, crea aquí una
gran veracidad. Parece que el narrador se cubre. La última frase llama la atención
porque es interpretable como un comentario metatextual ya que la novela misma es
una obra que se ve obligada a allanar las lagunas biográficas. Las lagunas de la
historiografía hacen posible la ficción. La literatura trabaja con los aspectos olvidados
La relación entre historiografía y la literatura es varias veces sujeto de digresiones
metaficcionales. Interesantes ejemplos son los fragmentos siguientes en los que el
narrador menciona explícitamente a sus fuentes históricas:
“Ni el polígrafo Ateneo ni Pausanias, el viajero, supieron jamás que a Gorgias le
bastaba con dormir dos horas para vencer el cansancio y recuperar la lucidez. En
cambio, un personaje tan humilde como el eunuco acarnio, conocía de sobra ese y
muchos otros pormenores de la vida del ilustre sofista.” (Herrasti: 17)
“Entre los memoriosos ilustres, sólo Diodoro Sículo concedió importancia al oficio de
hostelero en uno de sus 38 libros ocultos hoy en las llamas, las aguas o el polvo, y ni
siquiera él menciona el riesgo que la ocupación entrañaba en tiempos interesantes.”
(Herrasti: 129)
58
“Los historiadores han abundado ya sobre el éxito de la embajada. Para nadie es
secreto que mi discurso ante la asamblea de Atenas terminó con la intentona
hegemónica de Siracusa. Sabemos, general, que pretensiones análogas amenazan
hoy a nuestra amada Tesalia.” (Herrasti: 170)
Los historiadores Ateneo de Náucratis (siglo II d C) y Diodoro Sículo (siglo I d C)
junto con el geógrafo Pausanias (siglo II a C) proporcionan una parte considerable
de nuestro conocimiento histórico de Gorgias. Sin embargo, destaca aquí de nuevo
la deficiencia de estas fuentes. „La biblioteca histórica‟ de Diodoro Sículo
efectivamente está caracterizado por gran amplitud y abundancia de detalles pero
sólo están transmitidos 14 de sus 40 volúmenes.
Los fragmentos son metaliterarios en el sentido de que la ficción tiene que imaginar
lo que es ausente en la documentación. Los historiadores nunca pueden obtener
una visión completa de quién era Gorgias. En fin de allanar esta deficiencia es
interesante adoptar la perspectiva de un personaje humilde como Akorna quien
normalmente desaparecería entre los pliegues de la historia. La literatura tiene la
esta facultad de adoptar perspectivas menores que en el discurso de la historiografía
son nada más de nimiedades.
Aparte de los comentarios explícitos del narrador hay una segunda vía a través de la
cual se genera contenidos metaficcionales. La presentación del ideario de Gorgias
(un trabajo sumamente interpretativo) contiene muchos gérmenes de reflexión sobre
el funcionamiento de la lengua, de la escritura y la verdad literaria.
“...; creó figuras lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como
antítesis, isocalias, parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo;...” (Herrasti: 46)
“...; constatar que la palabra y el sentido de la ocasión generan verdad, igual que el
aliento genera música en connivencia con la oquedad de una flauta.” (Herrasti: 19)
En primer lugar es interesante constatar que la lengua es un criador de la verdad y
no al revés. La verdad es una construcción lingüística por lo cual la lengua nunca
puede ser mimética. Segunda aserción de la frase es la concepción estrucuturalista
59
de que la relación entre la palabra y su sentido es arbitraria. Como abordado
anteriormente, es difícil de atribuir tal concepto con seguridad a Gorgias. La mayor
fuente en que se basa la filosofía relativista es su tratado “sobre lo que no es o sobre
la naturaleza”. En cuanto a éste, refiero otra vez al fragmento en que Herrasti cita a
las tesis célebres del tratado porque tiene aparte de su relevancia intertextual,
repercusiones metaficcionales.
“A partir del septuagésimo octavo aniversario, Gorgias se supo condenado a
explayarse respecto de la duda más acuciante de sus auditorios. Ya fuera en
Siracusa, Ortigia o Antisia, a orillas del Cacíparis, del puerto Cofo o tras bañarse en
un ramal del Ciane, sin importar el eje temático o el acaloramiento en el debate
precedente, fulleros, heteriarcas, labriegos, artistas, sibilas, memos, disolutos o
moderados aguardaban la oportunidad, la pausa justa, la menor digresión para
abordar la longevidad y sus secretos. Al retórico no le intrigaba la extroversión
prácticamente automática de dicha inquietud, sino que ésta se presentara por lo
común recién culminado el desafío a las tesis eleáticas de la existencia, ingénita
como el ansia de verdad y la reticencia a la nada, siendo que nada es, que si algo
fuera sería incognoscible y que si fuera cognoscible sería incomunicable.”
(Herrasti:102-103)
Insisto tanto en las tres tesis no sólo porque son enigmáticas y intelectualmente
desafiantes o porque son citadas casi literalmente o porque son las palabras más
célebres de Gorgias, sino en primer lugar por la función que obtienen en el contexto
nuevo de una novela. El pasaje presente está contado por un narrador omnisciente
de manera muy verosímil. Abundan los detalles, denominaciones geográficas,
nombres propios y una larga enumeración de profesiones de la antigua Grecia.
Además demostré que el tema de la longevidad es detalladamente descrita en las
fuentes históricas. De este modo, semejante al pasaje comentado anteriormente, el
narrador recibe el carácter de un historiador que incluso sabe más que la
historiografía misma. No obstante este discurso se ve provocado por las tesis
gorgianas. Su función me parece sobre todo de poner en entredicho el discurso
historiográfico. ¿Si nada existe y el pensamiento y la comunicación son sumamente
problemáticos, cuál podría ser el valor de las enunciaciones del narrador y de la
novela en general? Las citaciones gorgianas, intercalados de manera literal,
marcada y algo artificial, introducen pues un nivel discursivo adicional. La puesta
60
soterrada en tela de juicio del conocimiento histórico está ligada con el rasgo que
Menton atribuye a la nueva novela histórica, es decir el pensamiento que nunca
podemos captar el verdadero índole de la realidad o de la historia. (Menton: 23)
En resumen el contenido metaficcional es de índole bastante filosófico y se gira en
torno a dos tópicos: la relación entre la ficción y la historia y el valor referencial de la
lengua. La metadiscursividad no es predominante en la novela: los fragmentos que
pueden tener relevancia metaficcional no son muy amplios ni numerosos y algo
soterrados. Sin embargo, no podemos descuidar la metaficcionalidad visto que incita
a cuestionar profundamente el estatuto de la novela histórica.
61
II: El lenguaje de “La muerte del filósofo”: ¿imitación o
parodia?
En este apartado analizaré en qué medida el lenguaje de “La muerte del filósofo” es
un eco del lenguaje gorgiano y las eventuales implicaciones filosóficas de esta
cuestión. Aínsa (105) considera el arcaísmo o el “retorno literal a la escritura del
pasado” una técnica apropiada para “hacer evidente la imposibilidad del mimetismo.
El sofista utilizó la lengua (el dialecto ático del siglo V y IV a C en su caso) de
manera muy característica. En la historia de la literatura clásica es afamado por la
intención de dotar la prosa con la esplendor de la poesía recurriendo
sistemáticamente a figuras retóricas. Sin embargo, tenemos darnos cuenta de que
su estilo suntuoso está estrechamente ligado con el contexto del género epidíctico y
de los festivales cívicos y panhelénicos.
Con objeto de averiguar semejanzas estilísticas entre la obra del retórico y la novela
discutida describiré los rasgos esenciales de la expresión gorgiana, basándome en
las contribuciones fundamentales para el estudio estilístico de Friedrich Blass (6272) y Scott Consigny (150-204). Después aplicaré estos rasgos al discurso de la
novela. Esencial por esta empresa son las traducciones al castellano del corpus
gorgiana. Recurriré a las traducciones reputadas de Antonio Melero Bellido y de
José Barrio Gutiérrez, ambas en base a los textos recopilados en la colección DielsKranz.
A continuación, quiero sacar en claro el efecto y el significado del lenguaje particular
de esta novela. Partiré de la hipótesis que haya un vínculo entre la forma del
discurso y la filosofía lingüística y la semiología de Gorgias. Compararé las técnicas,
si las hay, con que ambos autores conceden contenidos metalingüísticos a su
discurso. Finalmente, evaluaré en qué medida los resultados encajan en la visión
histórica de la nueva novela histórica.
62
II 1: El género epidíctico y las fiestas cívicas y panhelénicas
Las disquisiciones transmitidas de Gorgias pertenecen sin excepción al género
oratorio epidíctico. En la antigüedad griega existían básicamente tres tipos de
discursos retóricos: alegatos jurídicos, exposiciones políticos y el discurso epidíctico.
Éste último se diferencia de los demás por no tener un determinado fin práctico. Las
argumentaciones en los debates políticos y jurídicos, en cambio, intentan convencer
a un auditorio que tiene influencia en una decisión por tomar. Las obras de Gorgias
carecen de tal función práctica: versan sobre asuntos en los que el público no puede
influir. El tratado “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza” es una exposición
abstracta sobre cosas trascendentales; el “Encomio de Helena” y “Defensa de
Palamedes” defienden la causa de personajes mitológicos y “El epitafio” honra a los
difuntos áticos caídos en la guerra.
Por la carencia de un fin práctica demostrable, el género epidíctico se asemeja más
a la literatura. (Perelman: 95) Además de convencer a la gente de lo justo o de lo
bueno, el discurso epidíctico concede importancia a la estética. No cabe duda de la
preocupación estética de Gorgias. Todas sus obras muestran un estilo muy
elaborado hasta manierista. Los discursos gorgianos circulaban además de forma
escrita.
Cuando consideramos el estilo de Gorgias es aconsejable de tener en mente el
contexto de los festivales cívicos y panhelénicos de los cuales los discursos
formaban partes esenciales. El adornado estilo gorgiano está relacionado con este
contexto específico. El discurso epidíctico era una representación teatral en fin de
divertir a la gente. Inherente a esta representación festiva eran los aspectos de
competición y parodia. (Consigny: 195-197) En los festivales atletas, rapsodos,
actores y retóricos se competían en fin de lograr el favor del público y las fiestas eran
los momentos preferidos de los ciudadanos por mofarse de su país, de sus
instituciones y de sí mismos. (Parke: 105) En el marco de este estudio es muy
importante constatar que el contexto original del lenguaje gorgiano es en el fondo un
contexto carnavalesco.
63
II 2: Rasgos del estilo gorgiano
II 2 a: Antítesis y paralelismo
Varios estudiosos distinguen en la multiplicidad de las figuras retóricas gorgianas
una tendencia a estructuras dobles, ora antitéticas ora para paralelas. Las
enumeraciones de figuras de dicción que encontramos en los comentarios clásicos
sobre la obra de Gorgias contienen figuras duplicadas antitéticas como

La verdadera antítesis y la figura semejante del oxímoron; (DK 82 A 4,
32)
y figuras paralelas como

la anadiplosis o conduplicación, la repetición de una palabra o grupo de
palabras al final de una cláusula y al inicio de la cláusula siguiente y su
gemela la epanalepsis, la repetición al final de una cláusula de la
expresión con que comenzaba la cláusula anterior; (DK 82 A 2)

la isocalia o la distribución de un periodo en partes estructuradas de
manera igual y su variante menor (con partes menos extendidos) la
parisosis (DK 82 2, 4, 32) y

el homoioteleuton o similidesinencia, una figura de rima que consiste
en concatenar terminaciones homófonas de palabras cercanas; (DK 82
A 4, 32)
Estudiosos modernos consideran otras figuras de homofonía características por los
discursos de Gorgias como

La parechesis o asonancia y
64

La paronomasia, la concatenación de palabras fónicamente muy
similares pero con significado diferente. (Blass: 61 y Burgess: 102-103)
Todos los comentaristas insisten en el modo sistemático con que Gorgias las
empleó. A modo de ejemplo cito el encabezamiento del “Encomio de Helena”:
“Armonía para una ciudad es el valor de sus hombres; para un cuerpo, la belleza;
para un espíritu, la sabiduría; para una acción, la excelencia; para un discurso, la
verdad. Lo contrario de todo ello es ausencia de armonía. Un hombre y una mujer y
un discurso y una empresa y una ciudad, cuando sus acciones merecen alabanza,
deben ser con alabanzas honrados, mas, si indignos de ellas, con censuras
atacados. Pues igual error e ignorancia hay en censurar lo que es digno de alabanza
que en alabar lo que es digno de censura.” (Encomio de helena, 1)
La figura predominante en estas tres frases es la isocalia. Cada frase contiene
cláusulas de estructura igual. La primera se extiende a cinco partes, la segunda se
encuentra después de la enumeración caracterizado por el polisíndeton y en la
última frase. Esta manera de estructuración en partes iguales da a la prosa una
cierta cadencia. Es uno de los recursos preferidos de Gorgias en fin de transferir la
métrica de la poesía a la prosa. (Blass: 61 y DK 82 A 32) Al mismo tiempo el
fragmento muestra la escritura antitética de Gorgias. El encabezamiento está
construido con tres antónimos: armonía><ausencia de armonía; digno><indigno;
alabanza><censura. La antítesis se encuentra en el nivel de palabras pero también
en el nivel de la frase. Finalmente destaca la sonoridad (sin embargo, en cuanto a
éste las traducciones son lo más difícil de confiar) causado en primer lugar por la
repetición de palabras. Además típico gorgiano es la alternancia entre el verbo y su
sustantivo derivado (Blass: 60) (censurar-censura; alabar-alabanza). El efecto más
notable de la combinación constante de estas figuras de dicción resulta ser la
ritmicidad y musicalidad de su prosa.
65
II 2 b: Figuras poéticas
Una segunda constante del estilo del sofista es la aplicación de toda una serie de
figuras irracionales e ilógicas que eran a la sazón bastante novedosas, sobre todo la
aplicación frecuente de éstas. Son figuras que se espera más bien en un contexto de
poesía que en un contexto argumentativo y retórico. Sin embargo en el marco del
género epidíctico hubo más espacio a recursos propiamente literarios. En primer
lugar se trata del uso de distintos tipos de tropos (la desviación del sentido propio de
una palabra) como

la metáfora; dos ejemplos célebres encontramos con Longino quien los
califica como ridículas: “Jerjes, el Zeus de los persas.” Y “buitres,
sepulcros animados.” (DK 82 B 5a)
El Suidas menciona también cuatro tropos similares a la metáfora:

la metonimia;

la alegoría;

la hipálage o la atribución a un sustantivo, trasladándolo, las cualidades o
acciones propias de otro sustantivo cercano.

la catacresis, figura semejante a la metáfora que consiste en la sustitución
de la palabra propia y precisa por otra de sentido parecido y aproximado.24
Además de las perífrasis poéticas, las fuentes clásicas y modernas consideran,
esenciales por el estilo floreciente de Gorgias los rasgos siguientes:

24
el empleo regular del hipérbaton;
Definición de Perelman: 624.
66

la inserción de localismos, glosas y arcaísmos; (Bellido: 154)

el uso de hiatos o la suspensión repentina del curso de pensamientos. Una
ilustración encontramos en el “Encomio de Helena”: “Pues bien, quién y
por qué causa y de qué modo satisfizo su amor tomando a Helena, no voy
a decirlo.” (Encomio de Helena, 4)25

El empleo frecuente de epítetos; (Bellido: 154)

El recurso asiduo a la variatio o la alternación por ejemplo entre verbo y
sustantivo verbal o entre sustantivo y la forma neutra del adjetivo. (Bellido:
154)
II 2 c: El carácter juguetón y paródico.
Recientemente, la crítica posmoderna ha prestado atención a una aproximación al
estilo gorgiano como juguetón y paródico. Sin embargo tal enfoque no es
completamente nuevo. Algunos críticos clásicos ya hacen observar la índole
paródica de su obra. Aristóteles menciona que “Gorgias, en una recomendación
acertada, afirmó que hay que destruir la gravedad de los adversarios con el humor y
su humor con la gravedad” (DK 82 B 12)26 y que “ la escritura de Gorgias es
típicamente paródico.”27 Atanasio de Alejandría escribe que “el tercer modo de
retórica [el género epidíctico] que suscita, a propósito de algunas cuestiones
ridículas, el aplauso de los muchachos y que es una adulación desvergonzada, fue
aquella de la que se sirvieron, en su estilo y en sus argumentaciones erróneas, los
discípulos de Trasímaco y de Gorgias.” (DK 82 B 5a)28 Además el final del “Encomio
25
Traducción de Bellido: 203.
26
Traducción de Bellido: 224.
27
ARISTÓTELES. Retórica, Libro III, 18, 1408b.
28
Traducción de Bellido:192-193.
67
de Helena” invita a una lectura paródica: “Quise escribir este discurso como un
encomio de Helena y un juego de mi arte.” (DK 82 B 10, 21)29
También referí al contexto carnavalesco de la representación del género epidíctico.
El estudioso Consigny interpreta además el adorno abundante de la escritura del
retórico como un tipo de desafío y caricatura de convenciones genéricos. (Consigny:
167-183) Considera cada uno de los cuatro obras principales de Gorgias como
parodias, exagerando o distorsionando las convenciones de géneros establecidos.
En el caso del “Epitafio” el retórico juega con el género del epitafio oficial ateniense
por ellos caídos por la patria (Gorgias nunca podía ser contratado por escribir un
epitafio oficial por no ser proveniente de Atenas). El “Encomio de Helena” hace lo
mismo con el panegírico serio; la “Defensa de Palamedes” con la apología legal y el
“Tratado sobre lo que no es o sobre la naturaleza” con los tratados eleáticos.
Esencial pues en distinguir la parodia es el aspecto de la intertextualidad. Es en la
relación que entablan los textos gorgianos con otros textos clásicos que se puede
calificarlos como satíricos o paródicos. (Pulgarín: 14)
29
Traducción de Bellido: 211.
68
II 3: Los rasgos gorgianos en “La muerte del filósofo”.
II 3 a: Sintaxis en función del ritmo
Primeramente, cuando examinamos la sintaxis de la novela, tenemos que distinguir
entre las partes contadas por el narrador omnisciente y las partes en estilo directo.
Las últimas tienden, por descontado, a una sintaxis más sencilla. La alternación
repentina entre frases largas y complejas y frases cortas y sencillas no es totalmente
ajena a la obra de Gorgias, igual que el estilo directo. En el “Encomio de Helena” y la
“Defensa de Palamedes” Gorgias recurre frecuentemente al apóstrofe, un tipo de
interrogación oratoria en fin de incluir al auditorio en el curso de pensamientos. Por
ejemplo:
“¿Por dónde comenzar a hablar de ello? ¿Qué debo decir primero? ¿hacia qué punto
de la defensa debo volverme? Bien cierto es que, por causa del aturdimiento, no
encuentre el camino de las palabras, a no ser que aprenda de la verdad misma...”
(Defensa de Palamedes, 4)30
De la sintaxis del discurso del narrador omnisciente y de las cartas de Gorgias
(juntos forman la mayoría en la novela) podemos decir que se trata de una sintaxis
barroca con periodos largos y muchas oraciones subordinadas. Unos ejemplos de
periodos que caracterizan la novela:
“Sus pies eran muñones, Blepsidemo, parecidos a los cascos de un equino, e incluso
pateaba el suelo como tal, regularmente, para aliviar las molestias evidentes que su
temprana descomposición le producía.” (Herrasti: 62)
“Akorna conocía el procedimiento gracias a las visitas que, periódicamente, realizaba
el hipocrático a su amo, más para documentar el caso de longevidad extrema que
para atacar dolencias específicas, pues con éstas Gorgias solía emplear remedios
propios que, a pesar de contravenir en flagrancia los postulados de la ciencia médica
30
Traducción de Bellido: 213.
69
griega, brindaban resultados inobjetables que ponían en entredicho la etiología.”
(Herrasti: 107)
Además de la extensión de la frase destaca la presencia de relativas y aposiciones.
Resulta en oraciones sinuosas con un ritmo algo entrecortado. Sin embargo, lo que
más llama la atención es una tendencia a estructuras binarias o dobles. La
estructuración binaria se halla en el nivel de la frase y en el nivel de las partes de la
oración. En ambos niveles encontramos asiduamente la coordinación:
“Qué revuelo, Blepsidemo, ensombrece la razón y envisca el alma. Con qué tino
impele la vocinglera a hacer camino, a recorrer los estadios que median entre la
intuición y su gemela la certeza.” (Herrasti:59)
“Prodiga su narcosis de beleño y teje diestra un mundo azafranado en la testa hirsuta
de varones y en los suaves bucles de las damas.” (Herrasti: 59)
A uno le faltaban los labios; a otro le quedaban dos dedos en una mano y tres en la
otra, y uno más me miraba cual cíclope con su ojo solitario. (p. 61)
“El abrazo fue consuelo para Frínico y hallazgo para Akorna, quien no tenía memoria
de un cariño similar.” (Herrasti: 94-95)
“El tiempo se detiene a hurtadillas para jugar al hombre que bebe en arroyuelo, al
neonato que mama, a la piedra que se entibia o al ave caída”. (Herrasti: 112)
“Frugal por herencia materna y austero por convicción, juzgó excesiva la sillería;…”
(Herrasti: 118)
“los riesgos de anular a cualquiera de los elementos mencionados eran tangibles, ya
por jerarquía, ya por la reacción previsible ante el menor indicio de una purga o por
ligar el bribón a virtuosos con escoria en vínculos de muy improbable corroboración.”
(herrasti: 120)
“Desde la atalaya, desde el puesto de mando, el fragor suele ocultar la mácula que
pervade a ilustres, sabios e idiotas en la asamblea popular.” (Herrasti: 166)
70
“Así trocada la temeridad en audacia, nos hicimos a la mar en tarde negra,
esperanzados y desesperanzados a un tiempo, lo uno por no divisar velámenes
siracusanos, lo otro porque, juro te, Aléxandros, un ejército de crestas semejaba
entonces nuestra ruta.” (Herrasti: 167)
La coordinación va acompañando con, como en la obra de Gorgias, la isocalia ( en
el nivel de la oración) y, en grado mayor, la parisosis (en el nivel de las partes de la
oración). Las partes de las coordinaciones frecuentemente son de longitud o
estructura igual. La estructura binaria puede, como en los ejemplos que acabo de
citar, resultar en partes paralelas pero tanto en estructuras que contienen una
antítesis de ideas:
“Lo cierto es que el capataz estaba más preocupado por conseguir una jofaina y un
crédito blando de los comerciantes judíos que por llevar a cabo su venganza
aplazada, pero aun así se alegró de que la figura notoriamente indispuesta
perteneciera al castrado y no a un esclavo nubio.” (Herrasti: 41)
“Volvió la cabeza con la esperanza de que los ayudantes de Esquines estuvieran
distraídos y poder así descansar unos segundos, pero en lugar de sus miradas
severas vio que los dos esbirros imploraban de rodillas nada menos que ante el
capitán de la guardia palaciega.” (Herrasti: 56)
“Sin hambre ni frío, sin venia o encono, ahíto de nada yació Akorna dos lunas tras su
rescate del albañal. De la primera (1) conservó la untura, ahora reseca, que una
lavadora de cabello suelto le aplicara en el costado y la rótula, más para facilitar el
sueño que para sanarle.(2) Sería dislate afirmar que de la segunda (1) le quedaba
una certeza, pues la razón yerta del esclavo impedía el conocimiento claro y distinto
de cosa alguna, pero un mecanismo alterno emparentado a la cognición le concedió
el apercibimiento de su naturaleza escindida: el cuerpo exigía tiempo para rehacerse
mientras que la voluntad no encontraba sentido en resarcirse.(3)” (Herrasti: 89-90)
Este último fragmento combina paralelismo (1) y antítesis (2, 3) en varios niveles. El
siguiente ejemplo también aparea coordinación de tres frases (1a b c) con una
antítesis en la última parte (2):
71
“Frínico palpaba la tetilla en ruinas (1a); la mujer se ensalivaba el índice presta a
retirar una basurilla divisada en la herida del costado (1b) y Akorna, palidecido, creyó
escuchar un tintineo que ninguna relación guardaba con los cencerros de la vacada y
sí con el agua de pozo.(1c)(2)” (Herrasti: 105)
Que se comparen con la siguiente cláusula gorgiana, estructurada de manera
característica por su obra:
“Cierto es que hacer suposiciones sobre cualquier asunto es facultad común a todos,
y en eso no eres tú en nada más sabio que los demás. Sin embargo, no se debe dar
crédito a los que hacen suposiciones, sino a los que saben, ni considerar más digna
de fe a la opinión que a la verdad, sino, al contrario, a la verdad que a la opinión.”
(Defensa de Palamedes, 24)31
Esta manera de estructurar la oración forma la semejanza sintáctica más marcada
entre la obra gorgiana y la novela, aunque existe una diferencia de grado entre
ambos. Gorgias va hasta el extremo en el empleo de estructuras dobles mientras
que en la novela aparece de modo moderado aunque innegable.
Otra figura sintáctica que aparece frecuentemente tanto en la obra gorgiana como en
la novela es la anadiplosis:
“Y entonces el sueño terminó, dando lugar a la caída. Y la caída trajo consigo el frío
contacto del mármol y éste provocó la ruptura de la mano y el cuello de Gorgias.”
(Herrasti:24)
“La juventud a destiempo engendra petulancia y la petulancia ceguera.” (Herrasti: 59)
“Pero los vivos recuerdos, venidos de la nada, a la nada se precipitaron con idéntica
fruición alarmados por el grito del carpintero que sufría el punzón en la ijada.”
(Herrasti: 75)
31
Traducción de Bellido: 220.
72
“Tallarías ébano sin pensar en tu ojo muerto. Muerto podría estar el otro si la cordura
pasmosa del blancuzco no le hubiera perdonado.” (Herrasti: 113)
“Cualquier cosa, pero no falsario se consideraba Blepsidemo. Y falsario se sentía
sólo con pensar en proceder semejante del idolatrado retórico, del amigo muerto.”
(Herrasti:125)
“La soga, el veneno, la navaja... Akorna no. Qué locura. Y locura era también el
haber juzgado a Frínico a la ligera.” (Herrasti:145)
“Apuesto a que están parloteando en la cocina cuando más los necesito”, murmuró.
Y su murmullo se fundió con un sonido peculiar que venía del corredor.” (Herrasti:
39)
“El rollo en el vientre. Exhorto a la prudencia. Bello título. Bello el miedo. El miedo de
Akorna. Bello como Acarnia. Dicen. Dicen que el mundo, con todo su lastre de
belleza y miedo, se reparte por igual entre los audaces y los cobardes. Audaz o
cobarde, lo mismo da, el eunuco aprovechó los menudos filamentos del caos para
asir las manos tumefactas de Gorgias.” (Herrasti: 57)
Los últimos dos ejemplos combinan la conduplicación con el variatio, también típico
por la escritura gorgiana: Se yuxtapone la forma verbal murmuró al sustantivo
deverbal murmullo y los adjetivos audaz y cobarde a los sustantivos deadjetivales los
audaces y los cobardes, repitiendo así el antónimo. Una figura semejante a la
anadiplosis es la paranomasia, retruécano que consiste en combinar palabras con
un mismo radical pero con significados dispares (hablando estrictamente la
anadiplosis y la paranomasia no son figuras sintácticas sino léxicas pero me parece
aquí el lugar oportuno de discutirlas ya que enlazan con el paralelismo en la
sintaxis):
“…cuentagotas...el placer de arreglarte las cuentas otro día...cumpliría con su ajuste
de cuentas a la primera oportunidad.” (Herrasti: 41)
Aquí el autor explota hábilmente la polisemia de la palabra “cuenta”. En la frase
siguiente la paranomasia da motivo para el empleo del verbo arcaico “transir” que
significa “morir”, mucho más específico del significado de “transición”.
73
“…, transición que omite el transir como la de Akorna sobre el costal en su baño de
sol necesario,…” (Herrasti: 113)
El último ejemplo muestra que el variatio y la paranomasia no siempre son
distinguibles ya que el paso a otra categoría gramatical puede provocar un sentido
bastante diferente:
“…, quien ahora dejaba a un lado el plato de barro cocido y buscaba agua para
lavarse de las manos el cocido de avena y trigo.” (Herrasti: 114)
El resultado de las estructuras paralelas y repetición de palabras, igual como en la
obra de Gorgias, es que el discurso obtiene cierta ritmicidad. El esmero que pone
Herrasti en el ritmo de su texto se deduce también de los lugares en que distorsiona
la sintaxis prototípica ya que casi siempre hay, además de la motivación pragmática,
razones rítmicas por el hipérbaton. Un ejemplo esclarecedor encontramos en la
segunda carta de Gorgias dirigida al general Aléxandros:
“Tolerante te has mostrado cuando en nuestro intercambio refiero episodios que
alguna debilidad exhiben.” (Herrasti: 168)
Mientras que la anteposición del predicado tolerante es defendible por razones
pragmáticas, parece que la anteposición del complemento en nuestro intercambio en
la oración subordinada tiene una motivación prosódica y sonora. Con todo, resulta
que se consigue la sonoridad sobre todo por medios léxicos (cf. más adelante).
Finalmente, encontramos una semejanza singular entre el pasaje culminante de la
novela y un fragmento en “La defensa de Palamedes”. Durante el pasaje al que
refiero llega al colmo el suspense de la novela ya que Akorna está a punto de
encontrar y abrir la fosa de su antiguo amo donde se halla un tonel con bastante
dinero por el resto de su vida. De repente cesa el ritmo de oraciones largas y
tortuosas por dar lugar a una secuencia de frases muy cortas y directas con una
estructura dialógica en la que el narrador parece dirigirse a Akorna:
74
“Prudencia. Abre los ojos, Akorna. Husmea, pues el perfume del peral no es ni ha
sido discreto. Haz bastón de la memoria. Llámala. Te hace falta su insistencia. No te
pierdas en olivos con olor a encierro. En los arces que amarguean. De robles nada.
Quién diría. Y Frínico a tus espaldas. Él huele maderas cuando las ve y nunca a
ciegas. Los perales. Tras ellos te ocultabas para apedrear al castrapuercos. Aún
renqueabas. Y entonces las rodillas eran sanas. Son amigos que te llaman los
perales. A su tronco te abrazabas. Ahhh. No. Así no era. Te equivocas pero insistes.
Otro terror pero no cejas. El abedul te huele a luna. Espera. A lo lejos. Ya los oyes.
¿Será? “Por acá.” La retaguardia obedece. Ja. Te obedece. Tú mandas. No. No. No.
Te olvidas del mando. Vamos Akorna. Por tu madre, Akorna. Por tu Acarnia. Buscas
y no encuentras. Te llega el hálito a licor de Esquines. ¿Viene de dónde? Bien. Te lo
sacudes. No se va. El fermento. Esa fruta madura que espetaba. Que insultaba.
Cerca. ¿Cerca? Si se ta acaba la noche mueres. Que se calla el carpintero. “Cállate.”
Mira qué curioso. Se calla. Y entonces... esa noche, entre perales. Aléxandros y su
gato. Tú con el brazo escrito. Eso es. Ya lo tienes. Y no ves los perales porque la luz
ensordecida te muestra túmulo. Agradeces a los dioses. Los dioses te quieren. Los
dioses te guían. Estos o aquellos de la infancia. Te detienes frente al túmulo. Dejas la
lámpara en el suelo y te cubres el rostro para llorar a solas en tanto que Frínico se
hinca y te lee como el hombre libre que es y tú no eres. O no eras. “Gorgias de
Leontinos”, te dice. “Tiene lápida. ¡Dice Gorgias de Leontinos! La firma otro que no
leo. Al... ¡Akorna! A la obra.” Toma la lámpara del suelo y te entrega la pala. Y cavas.
Y temes. Está mal. “Ayúdeme maestro”, te atreves a pedir. Y cavas. Y el profanador
en que te conviertes disgusta al carpintero que desaprueba a la distancia sintiéndose
inocente. Más hondo. Más. Medio cuerpo ya hundido en el hueco impío. Ahora el
borde a la altura del pecho. Jugando contigo mismo lanzas paletadas que te caen en
la cabeza sin rizos. Te ríes al pensar que aquí deberías quedar, sepultado con el
maestro, con tu dueño de los últimos años. Y sigues. Das con algo duro. Clanck.
¡Eureka! Seguro es la clepsidra. O el tonel. Y abajo estará el cuerpo. Arrojas la pala.
A mano limpia para no rasgar la túnica o esa piel tan débil ya desde las honras
fúnebres. No hay cal que disimule el hedor. Te cubres la nariz con el sayal. Las
arcadas te obligan a volverte. Respira. Ya está mejor. Avante. Una astilla te hiere las
palmas. Cierras el puño y golpeas. Un eco. El tonel. “¡Frínico!”, exclamas.” (Herrasti:
158-160)
Que se compare con “La defensa de Palamedes”:
75
“¿Quién soy yo y quién aquel con el que me encuentro? Un griego con un bárbaro.
¿Cómo puedo entenderlo y hablarle? ¿Acaso a solas los dos? No comprenderemos,
en tal caso, nuestros mutuos discursos. ¿Mediante un intérprete, tal vez? En ese
supuesto, interviene una tercera persona como testigo de planes que necesitan
mantenerse en secreto. Pero admitimos que sucedió así, aunque no sucediese.
Hubiese sido preciso que, tras nuestro encuentro, nos hubiésemos exigido y dado
una garantía. ¿Cuál habría sido, en tal caso, esa garantía? ¿Un juramento quizás?
¿Quién iba a estar dispuesto a confiar en mí, un traidor? ¿Rehenes, acaso?
¿Quiénes? ...” (Defensa de Palamedes, 7-8)32
Aparte de las frases cortas y el ritmo entrecortado, lo que caracteriza ambos
fragmentos es su estructura dialogada sin contener verdaderos diálogos. En su
monólogo, los oradores se dirigen a una otra instancia. Gorgias emplea la técnica de
la pregunta en fin de incluir el público en el montaje de su argumentación, un invito
de razonar con él sobre la culpa de Palamedes. Es la técnica denominado como el
apóstrofe (cf. supra). El narrador en la novela recurre también a la pregunta pero
encima a la segunda persona. Aunque el narrador no se dirige directamente al
lector, sino al protagonista Akorna tiene la técnica un efecto similar de involucrar el
lector en los acontecimientos. Es interesante cómo aplica el autor una técnica
proveniente de un contexto retórico a un contexto novelístico.
II 3 b: Fonología
Como Gorgias, Herrasti ha prestado mucha atención en la eufonía de su novela.
Mientras que la estructuración de la oración en partes similares provoca un efecto de
ritmicidad, es la selección cuidadosa del vocabulario que causa un efecto de
musicalidad y eufonía. Lo que destaca a lo largo de la novela son las estructuras
recurrentes de rima. Se puede distinguir varios tipos que todos tienen la misma
dispersión en la novela.
32
Traducción de Belllido: 214.
76
Asiduamente encontramos el homoioteleuton o la combinación de terminaciones
similares. Esta figura sonora, debida a la presencia de similares desinencias
gramaticales en el castellano, a veces se da sin darse cuenta. No obstante, su
frecuencia sistemática hace suponer que se trata aquí de un empleo premeditado:
“Vislumbraba que, pasados algunos ciclos olímpicos, los tesalios asociarán su
nombre con el de Gorgias.” (Herrasti: 32)
“Qué triste ser extranjero, morir en una tierra que no es la propia. ¿Se imagina
Aglaura? Y la familia ni enterada.” (Herrasti:38)
“Su voz de espanto, avinagrada , deviene mosto cuando se le escucha aunando los
pocos estíos a las muchas ansias.” (Herrasti: 59)
“Akorna fue levantado en vilo. Pesaba mucho más que un cervatillo.” (Herrasti: 70)
“…; la alfombrilla misma estaba arrugada y una gruesa antorcha tirada en un rincón
estaba a punto de encender los flecos del tapete…” (Herrasti: 73)
“…, removía con la punta de su sandalia una fina naveta broncínea.” (Herrasti: 73)
“…, se congregaron cerca del portón entremezclados con los recién llegados.[…],
aunado al hecho de que la mayoría saltaba la plataforma seguido o precedido por
conocidos, familiares o colegas,…” (Herrasti: 79)
Aquí combinado con la sonoridad del polisíndeton:
“Lo habían desnudado y el sol le lastimaba. Y el aire. Y la voz insistente del hombreserpientes. Y quiso arrancarle la oreja más próxima a mordidas;…” (Herrasti: 81)
“A una onza de ponzoña, dicen, corresponde una de natural antídoto y el equilibrio
entrambos, depósito en la sangre, se altera y restablece en virtud de un avatar, un
bocado, un accidente, una ida, una venida o una idea.” (Herrasti: 139)
“Vamos por la izquierda”, susurró Frínico con la tea sin estrenar en la diestra y la pala
en la siniestra.” (Herrasti: 158)
77
El efecto musical se refuerza aún más cuando, como en el último ejemplo, se
combina el homoioteleuton con la isocalia. El homoioteleuton a menudo va
acompañado con otras figuras sonoras. Aún más abundante que el homoioteleuton
aparece la asonancia o la parechesis. Frecuentemente se repite una cierta
combinación de sonidos, invirtiendo o no el orden interno del nexo:
“Pero ahora, si las nuevas del acarnio se confirmaban, escasos serían en breve los
vocablos remanentes en lo que otrora fuera un mar de elocuencia.” (Herrasti: 20)
“La belleza les resultaba inconcebible, como para nosotros lo sería un color
desconocido.” (Herrasti: 65)
“El escozor de la rótula se tornó de pronto en dolencia aguda;…” (Herrasti: 77)
“¡por favor!” , imploró con un timbre agudo y destemplado que presagiaba vesania o
desvanecimiento inminente.” (Herrasti: 78)
“Una llovizna pertinaz.” (Herrasti: 149)
Sonidos similares bajo el acento prosódico provocan un efecto de rima:
“…con el único pabilo que aún tardía tras la caída.” (Herrasti: 73)
Además la aliteración consiste en una figura específica de asonancia:
“La juventud, joven amigo, es un titán que se colapsa.” (Herrasti: 59)
“El dolor fue para ellos un juguete compartido, bien intercambiable cual canica.”
(Herrasti: 98)
“…, un pastor de piel manchada y labio leporino…” (Herrasti: 54)
En la mayoría de los casos la aliteración, el homoioteleuton y la asonancia ocurren
juntos en una misma oración, resultando, acompañado de la estructura de la frase y
el ritmo de la acentuación de las palabras en oraciones muy musicales:
78
“El hombre que caminaba a zancadas alternando el peso de su carga herida sobre
uno y otro hombro, el que había provisto el tosco esparadrapo para controlar la
hemorragia, el que derramara el licor sobrante en la carne viva, era peor que las
serpientes cuyos cuerpos caracoleados miraba temblar de cerca perdiéndose en la
cintura.” (Herrasti: 77)
“A su entender, la servidumbre del palacio seguramente estaba siendo llevada sin
dilación a la cámara segunda, pues ni el secretario, ni las escoltas, ni el funcionario
en turno parecían laborar en los alrededores, situación anómala acrecentada por el
evidente desorden que reinaba en el despacho: alrededor de un tintero de alabastro
volcado en la alfombrilla se formaba un charco negruzco del que partían algunas
huellas en dirección a la puerta; la alfombrilla misma estaba arrugada y una gruesa
antorcha tirada en un rincón estaba a punto de encender los flecos del tapete con el
único pabilo que aún ardía tras la caída.” (Herrasti: 73)
De las traducciones de la obra del sofista desprendemos que era igualmente
preocupado con la eufonía de sus discursos. En el corpus gorgiano destacan sobre
todo el “Epitafio” y el “Encomio de Helena” por su manierismo musical. En el mismo
aspecto, saltan a la vista esencialmente el segundo y cuarto capítulo de la novela.
Con todo, sí hay una diferencia de grado. La musicalidad y las estructuras de rima
llegan en las alocuciones del retórico a un nivel casi grotesco. Apila las figuras
sonoras de una manera vistosa. En la novela en cambio, todo ocurre de modo más
natural, discreto y moderado. Probablemente, la escritura ostentosa de Gorgias tiene
que ver con el contexto de caricatura y parodia de los festivales. De este modo el
aparente afán desmedida por la eufonía que caracteriza algunos de sus textos
ponen en ridículo, exagerándola, la grandilocuencia los textos de la época que
pertenecían al género serio del encomio. De este contexto, desde luego carece una
novela a comienzos del siglo XXI. A modo de ilustración de esta diferencia de grado
adjunto un fragmento del “Epitafio”:
“…: decir, callar, hacer y [omitir] lo que se debe en el momento debido. Y dos fueron
las facultades, de todas aquellas que el deber impone, que practicaron en grado
sumo, la razón [y la fuerza],a la hora de decidir, la una, a la de actuar, la otra.
Socorrieron a quienes injustamente sufrían desventuras y castigaron a los
79
injustamente venturosos; arrogantes para su conveniencia, apasionados por el
deber, capaces de detener con la prudencia de su razón la irracionalidad [de la
fuerza], altivos con los altivos, moderados con los moderados, intrépidos con los
intrépidos, formidables en los peligros. Testimonios de estas virtudes son los trofeos
que levantaron por las victorias sobre sus enemigos, monumentos dedicados a Zeus,
ofrendas votivas hechas en nombre de ellos que no eran desconocedores ni de una
belicosidad innata ni de los amores lícitos ni de la disputa armada ni de la paz
amante de la belleza;…” (DK 82 B 6)33
II 3 c: Léxico
Los fragmentos ya citados hacen presumir una predilección en “La muerte del
filósofo” por un vocabulario bastante insólito. El hecho de que la novela dispone
como adjunto de un glosario, refuerza esta presunción. En parte el léxico no
corriente es consecuencia natural del empeño de evocar de modo convincente
tiempos espacialmente y temporalmente muy lejanos. Como mencionado
anteriormente, el discurso del narrador nos llega, con respecto a su descripción del
mundo griego de aquel entonces y de la biografía de Gorgias, como bien
documentado, verídico hasta científico. Este efecto se debe en parte al empleo
frecuente de vocablos griegos (siempre fonéticamente adaptados al castellano). Se
trata en primer lugar de un vocabulario para referir a costumbres, utensilios y
vestidos igual con denominaciones geográficas:
“…, los miembros de la guardia principal jugaban al cótabo alrededor de una
hoguera.” (Herrasti: 13)
El cótabo era un juego de habilidad muy común en Sicilia y Atenas en tiempo de
Gorgias. (Herrasti: 176)
“…, para luego combinarlas con arcilla del Peneo y obtener así una consistencia
óptima…” (Herrasti:17)
33
Traducción de Bellido: 196.
80
“…el magnífico incensario fundido en bronce de Corythus.” (Herrasti: 46)
“La noche me sorprendió recorriendo esas yermas tierras sitas entre Dikaiarcheia y
Cumas,..” (Herrasti:60)
“...cantos, plegarias en hebreo inventadas sobre la marcha e invocaciones caldeas
leídas en la biblioteca de Esmirna...” (Herrasti:64)
“De mal gusto era sin duda presentarse entre menesterosos con un jitón largo de
lino, al estilo dórico y, para colmo, sujeto a los dos hombros con brochadura fina,
mientras que el resto de la concurrencia usaba sencillos exomis sujetos al hombro
derecho con alfileres de bronce y ceñidores de cuero,…” (Herrasti:131)
El jitón era un larga túnica de gala y el exomis refiere a una prenda sencilla por
varones, fabricado por una pieza rectangular de tela. (Herrasti: 177 y 179)
“¡Frenaria, tráeme el oinochoe!” (Herrasti: 133)
El oinochoe era la denominación griega por una jarra con que se vertía vino
utilizado. (Herrasti: 179)
En cierto aspecto podemos calificar los citados términos griegos como localismos.
No obstante, la mayoría de las palabras desusadas no están directamente dictadas
por el trasfondo antiguo de la novela. Parece pues que “La muerte del filósofo enlaza
con la predilección del sofista de emplear arcaísmos y localismos. Para ser preciso
la mayor parte del léxico insólito en la novela no son arcaísmos, sino más bien
palabras que pertenecen a registros bastante especializados o formales. El
vocabulario científico por ejemplo suministra muchos términos:
“…ese dato apócrifo…” (Herrasti: 26)
“El embajador sirio desesperaba al no poder cuchichear con un representante
comercial de Abisinia por insalvables diferencias idiomáticas;..” (Herrasti: 47)
81
“Formulé una vez más la petición valiéndome de las declinaciones vigentes por
aquellos lares,…” (Herrasti: 61)
“…, el que había provisto el tosco esparadrapo para controlar la hemorragia,…”
(Herrasti: 77)
“…se negaban a ejecutar en los preámbulos de la conciencia plena.” (Herrasti: 95)
“…una voz feminoide…” (Herrasti: 111)
“…, la tensión cuadrúpeda de los miembros,…” (Herrasti: 136)
En el ejemplo siguiente Herrasti recurre a un lenguaje jurídico (con excepción de la
última palabra que proviene de la lingüística):
“Destaco lo anterior para solicitarte, con la autoridad que los años y la reputación me
brindan, que no hagas del contexto una atenuante o de mi juventud pretexto, pues un
juicio impoluto es menester en este caso. Intuyo tu anuencia general. Hasta aquí el
paréntesis. Prosigo.” (Herrasti: 168)
Un empleo llamativo del lenguaje técnico encontramos en la descripción siguiente de
un tatuaje en la espalda de un guarda:
“En la espalda cobriza lucía dos espléndidas serpientes bifrontes, una roja y una
negra, entrelazadas hábilmente por el tatuador. El cuerpo de los ofidios nacía en la
región lumbar y ascendía trenzado para bifurcarse en dos amplios arcos, uno rojo y
uno negro, a la altura de los omóplatos, rematando en cuatro cabezas enfrentadas.
La pareja escura parecía inspirar el respeto, la inmovilidad expectante de ambas
cabezas rojas y viceversa. La simetría, el equilibrio y la tensión del motivo tenían
como punto focal la arista de la primera cervical, cuyo arbitraje era indispensable
para posponer eternamente el rompimiento de la tregua.” (Herrasti: 76)
82
Una consecuencia del lenguaje erudito y técnico del narrador es que aumenta su
autoridad y la impresión de omnisciencia. Como he apuntado anterior esta
omnisciencia provocada por medios retóricos a veces llega en contradicción con el
conocimiento deficiente de aquellos tiempos remotos.
“La muerte del filósofo” tiene seguramente en común con Gorgias el afán de explotar
los últimos rincones lexicales de sus respectivas lenguas. Además la creación
ocasional de neologismos y el uso de localismos atestiguan este empeño:
“…el rostro ojicerrado del imberbe.” (Herrasti: 134)
Otros neologismos que figuran en el glosario: Incicatrizado, innúbil, perhinchido,
bellotal, edaz, espasmosos, aduraznadas, homociclofóbico. (Herrasti: 175-180)
“Antes de que la enfermera improvisada iniciara su rondín de mala gana,…”
(Herrasti: 92)
“…, alguien jaloneó el jitón del criado…” (Herrasti: 135)
“Rondín” y “jalonear” valen por localismos ya que su uso, según la Real Academia
Española, es restringido a la zona andina y centroamericano respectivamente.
Con todo, tenemos que relacionar la utilización de palabras poco evidentes también
con la musicalidad del discurso. A veces las palabras doctas y rebuscadas producen
un resultado más sonoro que sus alternativos corrientes como en las frases
siguientes:
“Vamos por la izquierda”, susurró Frínico con la tea sin estrenar en la diestra y la pala
en la siniestra.” (Herrasti: 158)
“Akorna revivía la invidencia de los ojos abiertos.” (Herrasti: 163)
“Estulto el verdugo que prodiga suplicio sin tiento; su faena deviene en muerte
prematura y no en verdad profesa”, rebatió Gorgias…” (Herrasti: 67)
83
El último ejemplo es una citación de Gorgias, lo que puede declarar la índole
amanerada de la frase. “Estulto” es una palabra muy formal pero que pega
fónicamente muy bien con “verdugo”. Esta misma armonía puede también motivar el
hipérbaton ya que ahora suceden uno tras otro.
Por efecto del empleo recurrente de vocablos especializados notamos a menudo en
la construcción de metáforas y símiles una mezcla de registros: las palabras surgen
en contextos en que no se las espera:
“Así, los sútiles corpúsculos que integran la justicia y la injusticia, la dignidad y su
contrario, fueron mermados paulatinamente por la limitada capacidad discursiva de
los esclavos.” (Herrasti: 29)
“Y vuelta a los sollozos, al temor, al aislamiento, negros prolegómenos del hambre.”
(Herrasti: 72)
“El poder espino”, abundaba Gorgias, “tratará de hender tu piel.” (Herrasti: 84)
“La libertad, su losa, podía esperar tanto como la esclavitud de Akorna, quien ahora
dejaba a un lado el plato de barro cocido y buscaba agua para lavarse de las manos
el cocido de avena y trigo.” (Herrasti: 114)
“..., la responsabilidad que asume en su ejercicio le atrae seguidores fieles como la
limadura de hierro al imán.” (Herrasti: 125)
Y en la oscuridad, ni frío ni humedad ni náusea nos dispensaron el miedo : ese
cuervo laborioso que llena el vacío de las sombras para salvarnos de ser nada o
mero grito, que enmudece a los hombres cual si les llenara la boca de plumas. (p.
167)
“Ese rufián es un lagarto que bebe en la letrina.” (Herrasti: 170)
“..., de dientes grandes como moras silvestres. “Como moras silvestres...o casi”, se
dijo Akorna,...” (Herrasti: 171)
84
Aquí se impone la comparación con unas metáforas que se atribuye Gorgias. Por
eso cito primeramente a Aristóteles:
“Por ejemplo, Gorgias [habló] de experiencias “verdes y plenas de sangre”. O bien “tú
hiciste siembra vergonzosa de ello y recogiste perversa cosecha.” (DK 82 B 16)34
Otro ejemplo de fuente anónima en el Gnomologio Vaticano:
“Gorgias dijo que los oradores se parecían a las ranas. Éstas croan en el agua,
aquéllos junto a la clepsidra.” (DK 82 B 30)35
Y por fin, un ejemplo sabido del “Encomio de Helena”:
“La palabra es un poderoso soberano que, con un cuerpo pequeñísimo y
completamente invisible, lleva a cabo obras sumamente divinas.” (Encomio de
Helena 8)36
Ambos autores construyen comparaciones algo inesperadas que provocan un cierto
efecto poético y enigmático, aunque también aquí hay una diferencia de grado: la
novela tiene una densidad mayor de metáforas. A pesar de que varios fuentes
clásicas consideran el uso (impropio) de la metáfora y el símil como característico
por la obra de Gorgias (cfr. Supra), no encontré muchos ejemplos de ese tenor.
Finalmente, lo que además contribuye al efecto misterioso y poético tanto en la
novela como en el corpus del retórico es la construcción de paradojas aparentes,
frecuentemente por medio de la combinación de antónimos:
“O la juventud lo ennegrecía.” (Herrasti: 69)
“...Paz del abismo. Tu soledad. Mi frío. Akorna deliraba calmo. El hambre era olvido y
la sed un timo.” (Herrasti: 82)
34
Traducción de Bellido: 226.
35
Traducción de Bellido: 230.
36
Traducción de Bellido: 205.
85
“Enfundado en liebre ayer, a lomo de mula si hoy el sendero empina, emulando
tortuga cuando el día siguiente no promete, el tiempo tonto y serio reniega de los
juegos imitándose a sí mismo sin solaz, como los hombres tristes que el futuro no
espolea, como los esclavos caminando en círculos con las manos a la espalda por
tener algo que hacer o que contar, transición que omite el transir como la de Akorna
sobre el costal en su baño de sol necesario, justo y cargado de idiotismo, asonante y
disonante como las ideas y los planes tejidos, destejidos, vueltos a tejer y destejer,
con el tiempo propicio pasándole enfrente montado en animales...” (Herrasti: 113)
Las dos misteriosas frases siguientes en cuanto al tiempo entran en flagrante
contradicción:
“...por esas sombras que ahora hablaban en una jerga irreconocible.” (Herrasti: 63)
“El tiempo se detiene a hurtadillas para jugar al hombre que bebe en arroyuelo, al
neonato que mama, a la piedra que se entibia o al ave caída.” (Herrasti: 112)
><
“El tiempo es oro y no sabe detenerse en juegos.” (Herrasti:113)
“Hombres como tú suelen convertirse en buscadores de espejos para regodearse en
su miopía.” (Herrasti: 126)
“..., tornaba el acecho en una ceremonia primitiva, por todos ignorada y, aun así, por
todos conocida.” (Herrasti: 136)
“Akorna revivía la invidencia de los ojos abiertos.” (Herrasti: 163)
A modo de comparación doy unos testimonios de la predilección gorgiana por los
paradojas y los antónimos:
“La capacidad de crear estatuas de hombres y de modelar imágenes divinas procura
a los ojos una dulce enfermedad.” (Encomio de Helena: 18)
“…que frecuentemente se huye aterrorizado por un peligro futuro como si estuviera
ya presente.” (Encomio de Helena: 16)
86
“En efecto, el que lograba engañar era más justo porque, habiendo prometido el
engaño, conseguía producirlo. El engañado, más sabio, porque el ser que no está
falto de sensibilidad se deja conquistar mejor por el placer de las palabras.” (DK 82 B
23) 37
37
Traducción de Bellido: 228.
87
II 4: La lengua en “La muerte del filósofo”: ¿Cuál función tiene la
reescritura de un lenguaje antiguo?
Después del análisis queda innegable que hay mucha convergencia estilística entre
la obra transmitida del sofista y la novela. Sobre todo la combinación de periodos
con estructuras paralelas, figuras sonoras y un vocabulario erudito singulariza ambas
obras. Ahora surge la cuestión, a la luz del análisis anterior concerniente a la
relación entre la historia y la ficción, de cuál podría ser el significado y la función de
reciclar huellas de un lenguaje de aproximadamente 2400 años de edad. Esta
cuestión es aún más pertinente cuando guardamos en mente, aparte de la distancia
temporal, las diferencias de género y el contexto en que se representaba discursos
epidícticos. Los modos de funcionamiento de un texto literario de hoy y unas
alocuciones de la época clásica están muy distantes entre sí.
Hemos constatado, en el marco de discusión del efecto de la inserción literal de las
tres tesis de del tratado “sobre lo que no es o sobre la naturaleza”, que existen en la
obra de Gorgias arranques por una filosofía de la lengua. Por un lado, autores como
Eric White y John Poulakos leen en el estilo manierista un empeño de demostrar que
la lengua no es y nunca puede ser mimética. Por ejemplo el uso frecuente del
antítesis y la presencia de paradojas distorsionaría adrede los vínculos entre
palabra, pensamiento y realidad. (Poulakos: 190) Su bizantinismo sería
consecuencia de la inefabilidad de la experiencia y la realidad. La experimentación
perseverado con la forma sería menester para hacer frente a la variedad y el caos
del mundo. (Eric White: 30-36)
Por otro lado, su filosofía lingüística contendría una teoría del signo. Rodríguez entre
otros deduce del tratado filosófico un teoría de la lengua una distinción entre palabra,
concepto y la realidad. Gorgias sería uno de los primeros en reconocer esta
distinción y además en sostener que la relación entre los tres es totalmente
arbitrario. La consecuencia más importante de tal filosofía para el estudio literario es
que la novela, por ser una construcción lingüística, nunca puede ser verdadero. El
mismo vale por la historiografía misma. La lengua sí puede provocar, mediante un
88
sinfín de recursos retóricos, un efecto de verosimilitud, verosimilitud que, por
convincente que sea, carece de valor referencial.
Semejante concepción, punto de arranque por la deconstrucción de cualquier
discurso histórico, es muy difundido entre los teóricos de la nueva novela histórica.
Áinsa (29) entre otros habla de “una crisis epistemológico de interesantes
repercusiones en las relaciones entre imaginario e historiografía”. Menton (23)
considera la idea de que “imposible conocer el índole verdadero de la realidad o la
historia” como fundamental para la nueva novela histórica. Pulgarín (1995: 27), por
fin, cita a Hayden White por mencionar que “toda escritura, también la historiográfica,
se basa en una manipulación del referente”. Estas correspondencias entre el
pensamiento de Gorgias y los teóricos de la nueva novela histórica hacen presumir
que el reciclaje de una lengua antigua represente más que una prueba de erudición
histórica o de capacidad del escritor de hacer resonar un complejo modelo de la
antigüedad griega en el castellano contemporáneo. Sin embargo, unas
correspondencias teóricas no borran las inmensas diferencias de contexto y de
práctica literaria entre Gorgias y Herrasti. En fin de demostrar la distancia del
funcionamiento de la lengua entre las alocuciones de Gorgias por un lado, y la
novela histórica por otro lado, comienzo con resumir, según Consigny (165), las
cuatro estrategias estilísticas que utilizó el sofista para dar forma a sus ideas y los
problemas que evocan éstos por una novela contemporánea.
Sobre las dos primeras estrategias podemos ser muy breve ya que son
completamente ajenas a una novela de hoy. Aludo al recurso de la teatralidad y a la
explotación del contexto del festival. La presentación de un discurso iba
acompañado con gesticulaciones, trajes típicos (como la túnica púrpura) y la
interpretación de distintos papeles. El retórico era tanto actor como escritor. Como
apunté anteriormente el contexto del festival suscitó la expectación de un
espectáculo, incluso con elementos paródicos, burlescos, retruécanos, etcétera..
(Consigny: 165). Va por descontado que le faltan a Herrasti tal recursos.
La tercera estrategia para evocar su ideario relativista, en cambio, es sin grandes
problemas transmisible a la novela. Se trata precisamente de las figuras estilísticas y
retóricas mismas. A pesar de que son procedimientos formales, generan también
89
sentido. La lengua gorgiana que, recurriendo sistemáticamente a figuras poéticas y
sonoras, era bastante singular, concretiza la tesis de que la palabra no obtiene su
sentido de una relación inalienable con un referente extralingüístico sino de su
contexto específico que es en primer lugar intralingüístico, a saber la proximidad de
otras palabras. (Consigny: 177) A mi opinión esta noción vale igualmente por “La
muerte del filósofo”. Detrás del empleo de paradojas, localismos, arcaísmos y
neologismos hay un afán de cuestionar la relación entre palabra y referente. La
preocupación con la sonoridad del discurso atrae la atención sobre la palabra como
palabra, como cuerpo sonoro. Es interesante que a menudo la selección, e incluso la
invención de cualquier palabra depende de la estructura sonora de la frase. Todo
esto pone de manifiesto que la novela intenta crear un mundo autónomo en que
reinan otras leyes, gracias a la lengua con su lazo manipulativo con la realidad. Por
fin, la elocuencia (por ejemplo a causa de la destreza en emplear estructuras
paralelas) y el léxico docto son cruciales para producir el efecto de verosimilitud. El
autor manifiesta claramente esta función por ejemplo en la primera carta de Gorgias
en la que el tono serio y solemne se ve confrontado con acontecimientos de por sí
increíbles.
La última estrategia que reconoce Consigny es la parodia. Como he mencionado
anteriormente considera las cuatro obras principales como una provocación de las
convenciones de unos géneros clásicos. Aquí surge un primer problema fundamental
por la interpretación del estilo de la novela: puesto que la parodia es en esencia un
fenómeno intertextual (la parodia es siempre parodia de otra cosa) (Pulgarín 1995:
14) y puesto que nuestro conocimiento de este horizonte de textos es muy
deficiente, una novela del siglo XXI, aunque con un lenguaje similar, nunca puede
ser igualmente paródico. Tampoco la tesis de que la novela misma sería una sátira
del lenguaje del sofista es difícil de sostener precisamente porque ha quedado tanto
tiempo al margen de la historia. (Utilizo adrede el término “sátira” porque según
muchos críticos la parodia refiere en primer lugar a “la distancia irónica” que puede
producir cualquier “transgresión constructiva” de un texto al otro) (Pulgarín 1995: 14).
En este aspecto la capacidad del lector para reconocer la intertextualidad con los
discursos de Gorgias (hemos constatado que se trata de una intertextualidad muy
alta en el nivel de la forma). Tal capacidad no es evidente porque Gorgias
desapareció, una vez vilipendiado por Platón, Aristóteles y Sócrates, entre los
90
pliegues de la historia y su recuperación genuina sólo data del siglo XX. Además
sabemos casi nada de él. Tampoco es escritor de textos fundacionales para el
pensamiento, la cultura o la identidad de las Américas. Encima hemos comprobado
que los rasgos gorgianos están presentes en la novela pero de modo menos
explícito, lo que dificulta de nuevo una lectura paródica de este lenguaje particular.
Otro aspecto inherente a la parodia en la literatura moderna es su carácter
diacrónico, histórico. Pulgarín (1995: 15) parafrasea a Paul St. Pierre para sostener
que “la parodia es una práctica en la cual la historia está explícitamente inscrita.”
Creo que este aspecto es sumamente relevante por “La muerte del filósofo”. El
hecho de hacer resonar un lenguaje de aproximadamente 2400 años de edad
resulta en un discurso muy llamativo que de nuevo atrae mucha atención sobre el
funcionamiento del discurso mismo. Es una lengua muy ostensiva, muy visible. La
transgresión de antiguos rasgos lingüísticos a un contexto que es muy ajeno a estos
rasgos, a saber la novela contemporánea, pone de manifiesto, quitando la lengua de
su naturalidad, que cada texto es en realidad una construcción retórica. A mi opinión,
la reflexión autoreferencial sobre el funcionamiento de la lengua, su creación de
sentido y su valor referencial forma una faceta fundamental de la novela. A la luz de
esta suposición, la motivación crucial para el reciclaje de un lenguaje antiguo es que
su carácter constructivista es mucha más visible que en el caso de un discurso
cotidiano.
Finalmente, Herrasti recurre a una técnica con que puede compensar la falta de
teatralidad, la deficiencia de contexto festivo y nuestro conocimiento defectuoso del
intertexto gorgiano. Aludo a la autoparodia, a saber estos lugares en el texto en que
la instancia narrativa misma se pronuncia sobre la índole de la lengua, poniendo en
evidencia la retórica de su propio texto. En otros términos: el concepto de la parodia
me parece un instrumento interpretativo más viable en esta obra cuando tomamos
como un fenómeno intratextual en vez de intertextual.
Cuando consideramos la expresión de la visión relativista sobre el discurso como un
segundo plano en la novela resulta que se puede atribuir a muchos detalles en la
obra un significado doble. Antes de todo, repito que esta visión también aparece
91
explícitamente al inicio de la novela en la siguiente frase clave que resume la visión
gorgiana concisamente:
“Le gustaba descubrir [Gorgias] que el tiempo era simple consecuencia, ni ciclo ni
sucesión; constatar que la palabra y el sentido de la ocasión generan verdad, igual
que el aliento genera música en connivencia con la oquedad de una flauta.”
(Herrasti:19)
Algunas observaciones por parte del narrador sobre Gorgias valen también por su
propio discurso. Dado la semejanza estilística entre ellos, estas observaciones se
vuelven autoreferenciales:
“...; creó figuras lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como
antítesis, isocalias, parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo;...” (Herrasti: 46)
“El trato añejo con el retórico, profuso en aforismos, analogías, revelaciones, citas,
imágenes, lenguas y honores, preservaba el calorcillo de esa flama con qué
Pitágoras ilustraba el meollo del alma.” (Herrasti: 100)
“Cualquier cosa, pero no falsario se consideraba Blepsidemo. Y falsario se sentía
sólo con pensar en proceder semejante del idolatrado retórico, del amigo muerto.”
(Herrasti:125)
“Ya nada podía afectar al maestro y convenía valorar la información objetivamente,
tirar de las hebras para desenredar la madeja que el siniestro personaje [Gorgias]
enmarañaba con embustes y técnicas recomendadas por los asesores extranjeros
desde los estadios preparatorios del plan de inteligencia.” (Herrasti: 119)
“Veinte, treinta veladas habían transcurrido y Poliandro no encontraba elementos
para definir a ese hombre que todo definía con celeridad inconcebible para el
intelecto común.” (Herrasti:126)
Interesante es que de esta manera el narrador refiere a su propio discurso en
términos despreciativos: “rebuscado”, “extraño”, “artificial”, “añejo”, “celeridad
inconcebible” y que denota la acción de imitar a Gorgias como “falsario”. Pues se
crea aquí una distancia irónica a sus propias palabras. Una misma distancia irónica
92
surge mediante la creación del contraste siguiente. Que se compare las
descripciones elocuentes de agonía de Gorgias:
“Demasiada luz”, pensó Gorgias. “El sueño me entrega a su hermana.” Y la muerte
se le vino encima robando las palabras. Por fin dejaba de pensar.” (Herrasti: 24)
“Y entonces el sueño terminó, dando lugar a la caída. Y la caída trajo consigo el frío
contacto del mármol y éste provocó la ruptura de la mano y el cuello de Gorgias.”
(Herrasti: 23)
con esta explícita contundencia:
..., este último [Akorna] tuvo a bien relatar la desgracia de Gorgias en tres palabras, a
saber: Gorgias se muere”. (Herrasti: 18)
Otra manera de llegar a un efecto autoparódico es la intercalación de declaraciones
que destacan el poder engañoso de la lengua:
“...;quién mejor que esta dama con sus frases incoherentes para hacerlo de modo
espectacular, honroso.” (Herrasti: 47)
“El prisionero mintió después con una astucia sin paralelo, o más bien, se dio a
trenzar verdad y mentira en la revelación de los nódulos inherentes a su red de
espionaje.” (Herrasti: 120)
“Se dirigió a él como si se tratara de un íntimo del maestro y no de su esclavo – dijo
Blepsidemo exagerando las deferencias que el médico había tenido con Akorna.”
(Herrasti: 127)
“Deseó arrebatar el fuete al chiquillo y darle un vergajazo, más optó por iniciar una
descripción grandilocuente del tintero de Gorgias que, en honor a la verdad, nada
tenía de especial.” (Herrasti: 112)
“El proceso normal no requiere de mucho esfuerzo, pero dadas las peculiares
circunstancias que me agobiaban procuré llenar de misterio cada uno de mis actos:
cantos, plegarias, en hebreo inventadas sobre la marcha e invocaciones caldeas
93
leídas en la biblioteca de Esmirna satisficieron plenamente a la mujer y a otros
miembros de su séquito.” (Herrasti: 64)
“Incapaz de plantearse la realidad sin preguntas y respuestas, pero también ajeno
por natural a la disquisición rigurosa, Frínico trataba de explicarse la ausencia
imperdonable de la lavadora,...” (Herrasti: 100)
Los fragmentos hacen claro que se puede engañar a la gente con trucos retóricos.
Esta constatación de nuevo atribuye a la idea de que la lengua no es mimética. Otra
frase que corresponde a la idea de que la lengua nunca puede ser real:
“Maestro: ¿qué haría usted en mi lugar?”, preguntó Blepsidemo dirigiéndose al
Gorgias fenecido y añorando no el consejo o la verdad sino la exposición sublime, el
intelecto sobrecogedor, la belleza de sus encías desdentadas. (Herrasti: 122)
Blepsidemo sólo siente morriña por la belleza y el poder conmovedor de sus
discursos. En este contexto también el pasaje en que Akorna suelta incoherencias
obtiene un sentido doble:
“Minaire.” ¿Mujer amada? ¿Una flor? ¿El villorrio natal? ¿Un juego de azar o cierto
tipo de pan? Minaire la memoria. Paz del abismo. Tu soledad. Mi frío. Akorna
deliraba calmo. El hambre era olvido y la sed un timo.” (Herrasti: 82)
Interesante además es el contexto en que se halla el fragmento. Es sacado del
pasaje que narra los acontecimientos en el averno de Jasón. El entorno es tan
monstruoso y bestial que los reclusos olvidan su lengua materna. Cara a cara con la
muerte sólo hay aullido. Cuando surge la perspectiva de una posible liberación los
presos reencuentran su lengua. Pues en medio del terror absoluto la lengua no
satisface, pierde su función.
A continuación, algunas palabras tienen resonancia especial a la luz del análisis
estilístico:
“Acostumbrados al sigilo cotidiano o, cuando más, a la asonancia de los cantos
improvisados, temblaban al pensar en el furor de los carroñeros.” (Herrasti: 79)
94
“Sí el botín era de su madre. La mujer tenía un nombre hermoso, esdrújulo. Qué
tiempos aquellos.” (Herrasti: 67)
“Sólo el hombre habita a sabiendas los umbrales, en tanto el alma valora sin la
vehemencia corporal.” El retruécano excedía la abstracción corriente del esclavo,...”
(Herrasti: 90)
“Qué paradoja. El doloroso atisbo de luz renovaba los instintos debilitados, la fe en
una vuelta imposible al mundo de los hombres. La hambruna despertaba en los que
aún tenían fuerzas para alimentarla y comenzaba entonces una cacería ciega.”
(Herrasti: 72)
Debido a que en el discurso de la novela abundan las asonancias, los retruécanos y
las construcciones paradójicas, estas frases se vuelven autoreferencial. Sin
embargo, la autoreferencia ocurre aquí de modo más neutro y soterrado. Finalmente,
la tesis que “La muerte del filósofo” medita sobre el estatuto y el funcionamiento de
la lengua se deduce también de comentarios generales sobre la lengua sin que haya
una relación directa con la filosofía lingüística del sofista:
“Formulé una vez más la petición valiéndome de las declinaciones vigentes por
aquellos lares, incorrectas, sí, pero de fácil asimilación en el discurso de la gente
sencilla, como los recolectores a los que había instruido al mediodía.” (Herrasti: 61)
“El lenguaje era su hallazgo. Uno decía y el de allá contestaba inteligible. Qué alivio.
Uno recordaba un verso y el de acá completaba el hexámetro. Y luego las historias,
las andanzas y los cantos.” (Herrasti: 72)
“La lengua materna, cobija lanada, reaparecía espontánea en los labios.” (Herrasti:
82)
En resumen podemos asegurar que la forma lingüística de “La muerte del filósofo”
está íntimamente ligado con la concepción gorgiana de la lengua. La concretización
de esta concepción es el derecho a la existencia del empleo de este lenguaje
particular. Significa que la forma está cargado del contenido. También con el mismo
Gorgias era crucial el lazo entre la manera de expresarse y sus visiones. Ambos
95
autores ponen de manifiesto el carácter construido y retórico de cada texto,
utilizando un lenguaje que amplía esta misma faceta. Ambas obras recurren a la
parodia en fin de conceder a sus respectivas lenguas aquel contenido
metalingüístico. Lo que sí defiere, debido a la distancia temporal y cultural entre
ellos, es el funcionamiento de la parodia. Con Gorgias la parodia funciona sobre el
trasfondo de los textos de sus coetáneos mientras que en caso de “La muerte del
filósofo” es más bien un fenómeno intratextual provocado por comentarios explícitos
e implícitos que refieren al propio discurso.
96
III: Conclusiones generales
Primeramente observamos que “la muerte del filósofo” conlleva una vasta capa de
contenidos metaliterarios. Tanto el contenido, la estructura y como la lengua de la
obra están concebido de tal modo que convidan a una exhaustiva reflexión sobre el
estatuto del conocimiento históricio, la verdad literaria y la referencialidad de la
lengua. La metaliterariedad extensa hace de la novela una obra de gran interés
filosófica.
En segundo lugar notamos la tendencia en el contenido de la autoreflexión que
enlaza muy bien con una idea central en el fenómeno de la nueva novela histórica, a
saber la concepción de la historia como discurso. Las pautas en el contenido son
dos:

Cualquiera aspiración mimética tanto del discurso novelístico como del
discurso historiográfico es en vano y

La verdad histórica es un logro del autor por efecto de la cualidad retórica de
su texto.
El autor no da presencia a estas ideas de modo explícito. En cambio, se las
desprende en el nivel del contenido de la tensión entre por un lado un discurso con
efecto de verosimilitud conseguido por (a) el manejo concienzudo de las fuentes
históricas como recursos históricos, por (b) la presencia explícita de un narrador
omnisciente, por (c) el establecimiento de una red intertextual coherente y por (d) la
explotación de la libertad que ofrece la defectuosa documentación histórica y, por
otro lado (a) el ideario de Gorgias que muestra las pautas mismas y (b) sucesos
grotescos y burlescos. En el nivel de la forma se las desprende de (a) un lenguaje
experimental que desquicia la relación tradicional con el referente, (b) la colocación
en primer plano de la cualidad sonora de la lengua, (c) la creación de una distancia
irónica frente al propio discurso.
97
Va por descontado que el nivel de la forma y el nivel del contenido se relacionan
interdependientemente. El léxico docto hace aumentar la verosimilitud y se debe
mucha capacidad autoparódica a la intercalación de declaraciones del sofista y la
presencia manifiesta del narrador que se permite muchas divagaciones.
98
IV: Bibliografía:
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