Universidad de Gante Facultad de letras y filosofía Año académico 2009-2010 Gorgias de Leontinos y la idea discursiva de la historia en “La muerte del filósofo” por Dries DRUYTS Directora de tesina: Profa. D.ra E. Houvenaghel Tesina propuesta a obtener el Máster de lenguas y literaturas iberorrománicas. 1 El autor y la promotora dan el permiso de poner a disposición esta tesina para consultarla y para copiar partes de la tesina de uso personal. Cualquier otro uso queda sujeto a las restricciones del derecho del autor, particularmente con respecto a la obligación de mencionar explícitamente la fuente cuando se cita las conclusiones de esta tesina. El derecho del autor referente a los datos mencionados en esta tesina está en manos de la promotora. 2 Expreso mi agradecimiento a Vicente Herrasti por sus aprovechables consejos 3 “A la novela del Crack, pues, le queda renovar el idioma de sí mismo, esto es, alimentándolo de sus cenizas más antiguas. Quede para otros, los que sí tienen fe, tratar el idioma con el argot de las bandas o con el discurso rockero, que ya sabe a viejo. Hay más libros aún por hacer. Por cortar hay tela en la peremiología, en la oralidad del rapsoda, en los arcaísmos y la lengua atávica, en la oralidad y el folclor, en la retórica juglaresco-clerical. Estos recursos, al menos, han mostrado una mayor resistencia al tiempo, y aunque parezca más difícil esta alquimia, sus resultados son más ricos.” Ignacio Padilla, Manifiesto del Crack 4 Índice: I: La presencia de Gorgias de Leontinos como eje temático de la novela y implicación para la concepción de la historia. ...................................................... 8 I 1: La idea de la historia en la nueva novela histórica ............................................ 8 I 2: Distorsión de la historia ................................................................................... 11 I 2 a: Escasos datos de la vida de Gorgias de Leontinos .................................. 11 I 2 b: Obra ......................................................................................................... 13 I 2 c: Hueco de la historiografía ......................................................................... 15 I 2 d: Consecuencias para la “muerte del filósofo”: llenar el hueco ................... 17 I 2 e: la representación verosímil de la trama novelística. ................................. 18 I 3: La perspectiva dialogada de Gorgias .............................................................. 39 I 4: Intertextualidad en función de la verosimilitud ................................................ 44 I 4 a: Intertextualidad con la historia y el pensamiento clásico .......................... 44 I 4 b: Intertextualidad con la obra de Gorgias .................................................... 53 I 4 c: Paratextualidad ......................................................................................... 54 I 5: Metadiscursividad ........................................................................................... 58 II: El lenguaje de “La muerte del filósofo”: ¿imitación o parodia? .................... 62 II 1: El género epidíctico y las fiestas cívicas y panhelénicas ............................... 63 II 2: Rasgos del estilo gorgiano ............................................................................. 64 II 2 a: Antítesis y paralelismo ............................................................................. 64 II 2 b: Figuras poéticas ...................................................................................... 66 II 2 c: El carácter juguetón y paródico. .............................................................. 67 II 3: Los rasgos gorgianos en “La muerte del filósofo”. ......................................... 69 II 3 a: Sintaxis en función del ritmo .................................................................... 69 II 3 b: Fonología ................................................................................................ 76 II 3 c: Léxico ...................................................................................................... 80 II 4: La lengua en “La muerte del filósofo”: ¿Cuál función tiene la reescritura de un lenguaje antiguo? .................................................................................................. 88 III: Conclusiones generales ................................................................................... 97 IV: Bibliografía: ....................................................................................................... 99 III 1: Bibliografía sobre Gorgias de Leontinos y los sofistas: ............................. 99 III 2: Bibliografía sobre Vicente Herrasti y la generación del „crack‟. ............... 104 III 3: Bibliografía teórica y metodológica: ......................................................... 106 5 Dos aspectos llaman la atención durante la lectura de “La muerte del filósofo”, novela de la mano del escritor mexicano Vicente Herrasti publicada por primera vez en marzo 2008: la lengua atávica y, como hace suponer el título, la densidad filosófica. El filósofo de la cubierta es Gorgias de Leontinos, pensador y retórico griego que perteneció a la primera generación de los sofistas en los siglos V y IV a C. La novela evoca las últimas horas del sofista y los acontecimientos después de su fallecimiento. Su fin, en circunstancias sospechosas, pone en marcha una serie de sucesos que afectan a todos los demás personajes de la novela e incluso a la ciudad de Feres donde Gorgias pasó sus últimas horas en el palacio del tirano Jasón como consejero del líder. Inmediatamente después de la muerte de Gorgias, El tirano es asesinado y estallan insurrecciones. En medio del caos la trama enfoca sobre todo en las vicisitudes de Akorna, esclavo personal del pensador fenecido. Va en busca del considerable legado de su maestro pero los militares que están en el poder quieren le ponen precio a su cabeza ya que sabe demasiado de los avatares del palacio… A pesar de que el libro se desarrolla como una novela de suspense, sigue siendo dominante el ideario del filósofo. Esta tesina quiere investigar la relevancia metalitetaria de la selección por un filósofo tan particular, autor de la tesis audaz que asevera que “nada existe; que aún en el caso de que algo exista, es inaprehensible para el hombre y que aún cuando fuera aprehensible , no puede ser comunicado ni explicado a otros.” Analizo el impacto que tiene la elección por Gorgias de Leontinos en la idea de la historia que subyace la novela. El punto de arranque será un idea central que abandona en el fenómeno latinoamericano denominada por la crítica literaria “la nueva novela histórica”, a saber la concepción de la historia como una construcción discursiva. Investigaré la importancia de tal visión por “La muerte del filósofo”, prestando especial atención en la función que tiene en éste la elección de Gorgias como eje temático. Mi método de análisis se fundará en la aplicación de las técnicas que utilizan a menudo dichas novelas en fin de concretizar la idea de que la historia es una construcción retórica. La segunda faceta de la lengua barroca y atávica estudiaré en la segunda parte de la tesina. El análisis del lenguaje consiste en una comparación lingüística entre los textos gorgianos transmitidos y “La muerte del filósofo”. Después de haber analizado 6 la genealogía entre ambos lenguajes me preguntaré si tenemos concebir la relación genealógica como imitativa sino más bien como paródica, basándome como criterio de diferenciación en primer lugar en la eventual presencia de contenidos metalingüísticos. De todo lo anterior resulta que el estudio tiene básicamente una estructura binaria. Cada una de las partes tiene su propia pregunta de investigación, su propia metodología y, desde luego sus propias conclusiones. Las dos partes de mi estudio empiezan con dar una presentación más detallada de la pregunta de investigación y del método de trabajo. No obstante la separación absoluta entre ambos análisis no es sostenible ni deseable puesto que el contenido, preocupación primordial del primer análisis siempre tiene repercusiones en la forma, campo de interés de la segunda investigación. Por lo tanto incluiré las conclusiones de la primera parte en la cuestión del funcionamiento del lenguaje. Por la misma razón concibo la investigación como un solo trabajo que se concentra en desenmarañar la inserción, significado y el efecto de capas metaliterarias en “La muerte del filósofo”. 7 I: La presencia de Gorgias de Leontinos como eje temático de la novela y implicación para la concepción de la historia. I 1: La idea de la historia en la nueva novela histórica El auge de la novela histórica en América Latina a partir de finales de los años 70 conlleva una visión específica de la historia, que difiere bastante de la visión histórica hasta entonces desarrollado en las novelas históricas tradicionales. La idea subyacente de la novela histórica en la modernidad era fundamentalmente inspirado en las ideas de Hobbes, Vico y sobre todo Hegel. El teórico Lukács demostró la influencia de la ideas hegelianas en su estudio sobre el desarrollo de la novela histórica. (Grandis: 418) Las ideas de Hegel eran básicamente una expresión de la ideología del progreso: la índole verdadera de la historia, su significado último reside en el desarrollo de la historia. El significado de la época clásica, por ejemplo, se revela en el desarollo posterior a estos tiempos. Implica una visión teleológica en que los hechos aislados no tienen relevancia. Lukács probó que la novela tradicional (más en concreto: las novelas históricas-realistas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX) es encajan muy bien en la concepción hegeliana del historia. El desarrollo novelístico refleja el desarrollo histórico. Al fin y al cabo cada representación novelística es histórica. La novela es el lugar oportuno de hacer visible las implicaciones el desarrollo de la historia en cada individuo particular. En América Latina las ideas hegelianas se entrecruzaron durante el siglo XIX y con el deseo de fundar “una conciencia nacional, familiarizando los lectores con eventos y personajes del pasado”. (Menton: 18) En las novelas históricas de la primera mitad del siglo XX destaca sobre todo la intención mimética de reconstruir cierto entorno histórico. (Menton: 19) El ataque virulento de la vanguardia en la segunda mitad del siglo XX contra el modelo realista y la historia como proceso dialéctico no resulta en la renuncia del interés en lo histórico pero sí en una concepción fundamentalmente diferente de la 8 historia. Se nota “un desplazamiento de la concepción histórico, según Hegel, hacia la historia como discurso.” (Grandis: 417) Partiendo del resultado de la lucha vanguardista, el destronamiento de la referencialidad, se impone la idea central de que la novela histórica y la historiografía misma son construcciones discursivas. En términos de Hayden White (56) el discurso histórico es “una estructura verbal en forma de un discurso narrativo que funciona como modelo o icono de los procesos y estructuras del pasado y cuyo objetivo es explicarlos a través de la representación de los mismos.” Esto implica que nunca podemos conocer la verdadera índole de la historia, sólo existen representaciones a menudo muy divergentes del pasado. Por la misma razón es en vano conceder al desarrollo histórico una visión teleológica. En este primer apartado de mi análisis investigaré en qué medida encaja la elección por Gorgias de Leontinos en esta visión de la historia. En fin de obtener una respuesta satisfactoria estudiaré la aplicación en “La muerte del filósofo” de unas de la panoplia de técnicas que surgen en las nuevas novelas históricas para entretejer tal visión en su discurso. Una primera estrategia de poner de manifiesto la ilusión mimética de la historiografía es la distorsión de la “historia oficial” por ejemplo con “omisiones, exageraciones, y anacronismos” (Menton: 23) o con “convertir personajes marginalizados en héroes novelescos”. (Aínsa: 84) Fernando del Paso (23) incluso habla de “asaltar la historia oficial”. Después de haber resumido la documentación histórica existente sobre Gorgias, analizaré si el autor utiliza la documentación y, cuando sea el caso, si tergiversa estas fuentes. Otra técnica consiste en aproximar un asunto o personaje histórico de manera dialogante. Los autores de la nueva novela histórica deconstruyen a menudo la perspectiva autoritaria y jerárquicamente distante de la historia tradicional con adaptar perspectivas menores, por ejemplo narraciones en primera persona. (El arpa y la sombra de Carpentier, El entenado de Juan José Saer) o por la repetición de un evento desde varias perspectivas. (La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa, Daimón de Abel Posse) Investigaré en qué medida recurre Herrasti a esta técnica, analizando los puntos de vista desde los cuales percibimos el personaje Gorgias. A continuación, con respecto a “La muerte del filósofo” es muy relevante la técnica de la intertextualidad ostensible porque la figura central de la novela es un escritor. 9 Hace suponer que haya intertextualidad con la obra transmitida de Gorgias. Según Samoyault (6) un rasgo fundamental de la intertextualidad es que “propone y permite reflexionar sobre el hecho mismo de la literatura.” Asimismo, la intertextualidad, porque puede actuar aparte de los límites temporales y espaciales, es instrumento conveniente para romper la cronología de la historiografía tradicional. Analizaré sucesivamente la eventual intertextualidad con la obra de Gorgias y luego las demás interacciones entre textos que operan en el discurso. Finalmente, el último recurso para insertar la concepción discursiva de la historia que me parece eventualmente crucial en “La muerte del filósofo” es la metadiscursividad. Menton (23) califica “la referencia del narrador a al proceso creativo de su propio texto” como un rasgo esencial de la nueva novela histórica. Pulgarín (33) sostiene en su estudio de la parodia en “la novela histórica revisitada” de los años 1960-1985 que la parodia asimismo significa que “se puede servirse de su propia característica de arma de doble filo para autocuestionar las premisas del discurso mismo”. Estudiaré si podemos descubrir una capa metadiscursiva en “La muerte del filósofo”. Discuto tanto los comentarios que tienen la capacidad de cuestionar el discurso de la novela misma como los pasajes reflexionan sobre el discurso de la documentación histórica. 10 I 2: Distorsión de la historia I 2 a: Escasos datos de la vida de Gorgias de Leontinos De la vida de Gorgias de Leontinos se sabe muy poco con seguridad. Gorgias, hijo de Carmántides, nació en Leontinos, cerca de la ciudad Siracusa en la parte oriental de Sicilia. En aquel entonces era una colonia de Calcis por lo tanto que pertenecía al mundo jónico. Se suele situar su fecha de nacimiento entre 485 a C y 480 a C aunque no con seguridad absoluta. Todas las fuentes corresponden en que llegó a una edad muy avanzada, más de cien años. Se suele situar la fecha de fallecimiento hacia 376 a C.1 El orador era miembro de una familia probablemente ilustre ya que su hermano Heródico era médico. De su enseñanza y años juveniles se sabe casi nada. Muy probablemente era discípulo de Empédocles (hasta 495/490 a C – hasta 435/430 a C) (Untersteiner: 134 y Guthrie: 269) y muchos investigadores reconocen la influencia del poeta y filósofo siciliano. Empédocles era uno de los primeros que atribuía a la retórica una fuerza efectiva en fin de persuadir el auditorio. Tiene en común con Gorgias el estilo empático y ditirámbico. (Untersteiner: 144) Durante la primera mitad de su vida, de la cual conocemos lo menos, sería iniciado en la fisiología, el arte de debatir, la retórica y el género epidíctico. No es sabido en cuál de estas disciplinas se formó primeramente ni es sabido de quién recibía la enseñanza. Sólo es cierto que la escuela pitagórica directamente o por mediación de Gorgias ejercía influencia sobre Gorgias. También es difícil de imaginar que no conocía a los oradores sicilianos Córax y Tísias por la semejanza estilística entre ellos. (Guthrie: 270) El primer evento de su vida que está ampliamente documentado sucedió tan sólo a la edad de aproximadamente 60 años, en 427 antes de Cristo.2 En este año Gorgias 1 Para la cronología de Gorgias véase: UNTERSTEINER: 143, nota al pie de la página no 2. DIODORO SÍCULO, “Biblioteca histórica.”, libro XII 53, 1 y PAUSANIAS, “Descripción de Grecia.”, libro VI, 17, 8. La colección de fragmentos de presocráticos de la mano de Hermann Diels y Walter Kranz de 1910 todavía sirve de base imprescindible por cualquier estudio en cuanto a los sofistas. La colección da por cada pensador en griego y en alemán una enumeración de fragmentos indirectos que refieren al filósofo (A) y fragmentos de la mano del escritor mismo (B) y imitaciones (C). Los fragmentos citados de Diodoro Sículo y Pausanias corresponden en la colección con el fragmento del 2 11 viajó hacia Atenas como jefe de una delegación leontina en fin de solicitar la ayuda ateniense contra la amenazante hegemonía de la ciudad cercana Siracusa. El orador abogó por la unión de todas las ciudades calcidianas contra el poderoso vecino. La intervención del orador era exitosa: Atenas envió una flota de 20 trirremes dirigidos por Laques y Coroades pera esta misma flota sufrió una derrota humillante contra Siracusa y sus aliados en 425 antes de Cristo. Generalmente se supone que Gorgias influía considerablemente en la prosa ateniense de aquella época. Del período posterior tenemos los discursos del político y orador Isócrates (436 a C – 338 a C), su discípulo más conocido, que dan muestras de la presencia de Gorgias en diferentes ciudades helénicas. (DK 82 A 18) Viajó a Tesalia después de la dinastía de las Aleuadas. También enseñó y pronunció discursos en Beocia y en Argos de donde está transmitido un decreto que prohibía la asistencia a sus clases. Era invitado a Delfos y a Olimpo donde tenía gran éxito con sus representaciones en las fiestas olímpicas. En calidad de profesional sofista itinerante recibió pagos considerables por su enseñanza y sus representaciones. Es probable que después estos viajes Gorgias retornara a Leontino y a Atenas por luego pasar los últimos años de su larga vida en Tesalia en la corte de Jasón, tirano de Feres y alumno suyo. (DK 82 A 7) De la correspondencia de Isócrates se desprende también que Gorgias probablemente nunca tenía familia ni esposa. (DK 82 A 18) La influencia de Gorgias en el mundo clásico es difícil de infravalorar, especialmente en el estilo literario. (Guthrie: 273) Su alumnado consistía en diferentes escritores. Platón menciona, al lado de Isócrates, el general Menón de Tesalia y Arístipo “el Aleuada” como unos de sus discípulos. (DK 82 A 19 y 21) En Atenas enseñó al sofista Criticas (460 a C – 403 a C), al hombre de Estado y militar Alcibíades (450 a C – 404 a C), al historiador Tucídides (460 a C - ¿396? a C) al filósofo y fundador de la escuela cínica Antístenes (444 a C – 365 a C) y al poeta trágico Agatón (hacia 448 a c – 400 a C). (DK 82 A 1) Sin embargo, el hecho de que Platón estima necesario en su Gorgias de fulminar tanto contra las ideas del sofista hace suponer que su capítulo 82, serie A, número 4 y 7. DIELS, H. y KRANZ W. 1910. „Die Fragmente der Vorsokratiker /Griechisch und Deutsch von Hermann Diels.“ Berlín: Weidmann. A partir de aquí refiero de la manera siguiente: DIÓDORO SÍCULO, Biblioteca histórica, libro XII 53, 1 ( = DK 82 A 4); PAUSANIAS, Descripción de Grecia, libro VI, 17, 8. ( = DK 82 A 7). 12 influencia venía más allá de la retórica y del estilo literario, haciéndose valer también en la historia de la filosofía. (Hays: 237-337) I 2 b: Obra Para una descripción de la obra gorgiana referimos a la autoridad de la colección de Hermann Diels y Walter Kranz de 1908. Aunque la colección no es exhaustiva y contiene fragmentos de autenticidad dudosa, los estudiosos la aceptan como obra de referencia. (Consigny: 4) Esta aceptación es tan general que cuando hablamos de Gorgias referimos al Gorgias de la colección Diels-Kranz. Casi todas las traducciones existentes de la obra de Gorgias, incluso las traducciones más reputadas al castellano3, traducen los fragmentos seleccionados por esta recopilación. También este estudio considera la colección Diels-Kranz como punto de partida. Esto implica que cuando comparamos “La muerte del filósofo” con la obra de Gorgias, comparamos la novela con los fragmentos que son atribuidos a Gorgias por Diels y Kranz. Tal especificación es necesaria ya que no existe univocidad en qué consiste exactamente la obra de Gorgias. En realidad la inmensa mayoría de su obra se perdió y los fragmentos que sí están transmitidos nos han llegado en forma de paráfrasis o copias. Hasta hoy en día es imposible de establecer con certitud una cronología de los fragmentos. En la lista de Diels-Kranz figuran cuatro textos más largos que pasan por las obras gorgianas principales: “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza” (DK 82 B 1-5) es el texto más conocido del sofista. Se trata de un ingenioso tratado filosófico que intenta comprobar las tres célebres tesis siguientes: a) Nada existe, b) si algo existiera, sería incognoscible y c) si fuera cognoscible, sería incomunicable. Según Olimpiodoro el tratado data de los años 444/441 a C. (DK 82 A 10) Aludo a las traducciones siguientes: “Protágoras y Gorgias: Fragmentos y testimonios.” 1984. traducido por J. Barrio Gutiérrez. Orbis: Sonora (México) y “Sofistas: fragmentos y testimonios” 1984. traducido y editado por N. Luis Cordero. Gredos: Madrid. 3 13 Disponemos de dos paráfrasis: uno de la mano de Sexto Empírico (finales del Siglo II – principios del Siglo III) y uno del autor anónimo de “De Melisso, Xenophane et Gorgia.” (las hipótesis en cuanto a la cronología divergen entre el siglo III a C y el siglo I d C). En todo caso las dos versiones no remontan directamente a la versión original sino presumiblemente a un modelo de Teofrasto, discípulo de Aristóteles (372 a C – 287 a C) o bien a modelos divergentes de unos de los discípulos de Gorgias. (Untersteiner: 148) No tenemos la certeza que las versiones transmitidas son completas ya que los textos a veces son corruptos y que muestran bastantes diferencias entre sí. La versión de Sexto Empírico es más largo a pesar de que el anónimo alega argumentos que no figuran en la de Sexto Empírico. “Los epitafios” (DK 82 B 5a-6) es un discurso para rendir homenaje a una serie de áticos caídos en la guerra. Es probable que no había un motivo concreto por este discurso y que se trata pues de un mero ejercicio epidíctico. (Untersteiner: 146) La paráfrasis principal data del siglo XIV de la mano de Maximus Planudes, un monje griego. Es un comentario de una manual retórica de Hermógenes de Tarso (hacia 160 – hacia 225 d C.). En dicha manual se cita a Dionisio I el Viejo, tirano de Siracusa (430 a C – 367 a C) que da un fragmento extenso de lo que eran probablemente los epitafios. Esto para indicar que la genealogía de “los epitafios” considerado como gorgianos es muy compleja de modo que la autenticidad resulta cuestionable. “Encomio de Helena” (DK 82 B 11) es una defensa de la honra de Helena, personaje de la mitología griega. Se trata de una defensa ficticia. Esta apología es un intento de refutar las acusaciones hechas contra Helena como si ella fuera responsable por el estallido de la guerra de Troya. Helena, conocida por su gran belleza, fue seducida y secuestrada por Paris, príncipe de Troya lo que provocó la guerra. Gorgias trata de demonstrar que Helena no actuó por voluntad propia. Los argumentos alegados por Gorgias son de gran interés filosófico. Se suele situar el elogio en el último cuarto del siglo V a C.(Segal: 100) El texto está transmitido en su totalidad. Disponemos de dos transcripciones bastante precisas del original. (Consigny 4-5) Hoy en día ya no se pone en tela de juicio la autenticidad del discurso. 14 “Defensa de Palamedes” (DK 82 B 11a) también es una apología ante un tribunal hipotético. Según la mitología griega Palamedes descubrió y acusó la traición de Odiseo. En fin de sustraerse a su servicio militar en la guerra de Troya, Odiseo fingió locura. En esta defensa justifica Gorgias las acciones de Palamedes. La apología es algo más joven que el “Encomio de Helena”, probablemente hacia finales de siglo V a C, comienzos de siglo IV a C. (Segal: 100) Aunque el estilo es diferente del “Encomio de Helena” se considera este texto como auténtico. El discurso aparece en los mismos manuscritos que el “Encomio de Helena” y también está íntegramente transmitido. La colección Diels-Kranz además menciona textos que se perdieron o están transmitidos de modo muy fragmentario. Ejemplos son el “discurso olímpico” (DK 82 B 7-8), un llamamiento pronunciado en los juegos olímpicos a las ciudades helénicas de reunir las fuerzas en fin de combatir contra los bárbaros, el “discurso pitio” (DK 82 B 9) pronunciado en una reunión pitia, el “discurso al pueblo de Elis” (DK 82 B 10) y el “arte retórica” (DK 82 B 12-14), una manual de instrucción retórica. La colección termina con una serie de aforismos, unos fragmentos de autenticidad dudosa y unas referencias de autores clásicos a textos gorgianos aún inidentificados. I 2 c: Hueco de la historiografía Reconstruir la filosofía de Gorgias es una empresa muy precaria, no porque falta relevancia filosófica a la obra. El interés por el pensamiento gorgiano nunca ha sido tan grande como hoy. La precariedad reside en el hecho de que una construcción fiel de la filosofía gorgiana es utópica. En primer obstáculo es la ya citada fragmentación y autenticidad incierta de los textos transmitidos. Disponemos sólo de una pequeña parte de su obra probablemente amplia, visto la duración extraordinariamente larga de su vida y las alusiones de otros autores a textos desconocidos. También nos faltan las palabras exactas del autor ya que los manuscritos son paráfrasis o copias en el caso de “Encomio de Helena” y “Defensa de Palamedes”. 15 Un segundo problema reside en la escritura misma. No existe ningún tratado en que Gorgias expone de manera coherente y precisa sus ideas. La obra es muy heterogénea. Escribía discursos políticos, epidícticos y deliberativos al lado de elogios y obras filosóficas. Cada género tenía su propia tradición, sus propios propósitos y tópicos, pero no conocemos el contexto histórico de los distintos textos. Sería extremamente útil de conocer en qué situación cada discurso estaba escrito o pronunciado. Desgraciadamente la información biográfica es muy limitada. Es difícil de deducir de un corpus tan dispar un sistema filosófico coherente. La careza de contexto lleva por ejemplo a vaguedad terminológica. De muchos de los términos abstractos aplicados por Gorgias queda confuso el significado exacto. Utiliza con frecuencia conceptos como dike (justicia), aletheia (verdad), time (honor) o kairos (momento oportuno) pero no resulta claro lo que quiere denominar ya que estos términos tienen varios significados. (Consigny: 5) La noción de logos por ejemplo es un elemento fundamental de la obra gorgiana pero en la mayor parte de las veces queda poco claro si refiere a “discurso”, “argumento” o “orden racional”. Además de eso hay la abundancia de metáforas y aforismos enigmáticos. Por ejemplo: “Gorgias el orador dijo que aquellos que menosprecian la filosofía y que se dedican a estudios generales eran como amantes que, a pesar de que deseaban a Penélope, se acostaron con sus criadas.” ( = DK 82 B 29). “Oradores son como ranas. Las últimas hacen ruido en el agua, los primeros ante la clepsidra.” ( = DK 82 B 30). Sin más contexto las posibilidades de interpretación son múltiples. Gorgias también aplica a menudo ironía y parodia de modo que resulta confuso el estatuto de sus aserciones. El tratado “sobre el no-existente o sobre la naturaleza” es un excelente ejemplo de esta ambigüedad. Ya corrió mucha tinta sobre la cuestión si tenemos que interpretar las tres tesis literalmente y atribuir a Gorgias una filosofía nihilista o bien considerar sus aseveraciones como una juguetona demostración de su elocuencia que es capaz de probar cualquier cosa, o bien como una crítica de la filosofía de sus adversarios, en concreto el idealismo de la escuela eleática. (Guthrie: 273) El problema se plantea también con la interpretación del “ Encomio de Helena” ya que Gorgias sostiene al final de su discurso: “Quería escribir un discurso que es una alabanza por Helena y diversión por mí mismo.” ( = DK 82 B 11, 21) 16 Al lado de la transmisión deficiente de su obra y la escritura equívoca también forma un problema la mala reputación que tenía la primera generación de sofistas con sus críticos más influyentes, sobre todo a partir de la tríada de Sócrates (470 a C – 399 a C), Platón (428/427 a C – 347 a C) y Aristóteles (384 a C – 322 a C). Estos filósofos son a la vez importantes fuentes de información pero representan los sofistas desde sus respectivos sistemas metafísicos de modo que existe el riesgo de un encadenamiento de hipótesis. Son tan fundamentales para la historia de la filosofía occidental que su visión de los sofistas resulta dominante durante siglos. (Jucquois: 7) La crítica mordaz de ellos es en gran medida responsable por la mala fama que sufren los sofistas hasta bien en el siglo XX de ser nada más que una banda de charlatanes. Platón, desde su idealismo, no veía otra posibilidad de designar Gorgias por su aparente escepticismo y relativismo por un filósofo falso y oportunista. Aristóteles a su vez critica sobre todo el estilo de Gorgias, calificándolo como demasiado poético y rebuscado. La primera y parcial rehabilitación se manifestó con las interpretaciones del clásico G. Grote (1794 – 1871) y de los filósofos G. W. F. Hegel (1770 – 1831) y F. W. Nietzsche (1844 – 1900) pero la gran rehabilitación se presentó en el marco del posmodernismo y postestructuralismo con Heidegger, Derrida, Wittgenstein, Ayer , Rorty y Fish.4 La revalorización de los sofistas es pues un fenómeno reciente. Podemos decir que la recuperación del sofista en “La muerte del filósofo” enlaza con la tendencia que reconoce Pulgarín (xiii) en la nueva narrativa hispanoamericana de “incorporar manifestaciones literarias o culturales anteriormente marginadas”. I 2 d: Consecuencias para la “muerte del filósofo”: llenar el hueco Insisto tanto en las dificultades hermenéuticas porque tienen grandes consecuencias para “La muerte del filósofo” como novela histórica. Si averiguaremos la representación de la filosofía gorgiana en la novela tenemos que anotar que en realidad no existe tal filosofía sino sólo interpretaciones, a menudo muy divergentes. Para las relaciones entre estos filósofos y Gorgias véase: CONSIGNY, S. 2001. “Gorgias: sophist and artist.” Columbia: University of South Carolina Press, p.2, nota al pie de la página no 4. 4 17 Lo mismo vale para la representación de la vida de Gorgias y el plano histórico en que se desarrolla la narración, en concreto la ciudad de Feres en Tesalia a comienzos del siglo IV a C. No existe una vida de Gorgias sino sólo testimonios fragmentarios y tardíos y de la función que tenía Gorgias en la corte de Jasón no sabemos nada. Sin embargo, la consecuencia más fundamental para la novela, preocupándose de un “hueco” en la historia, es que tiene mucha libertad en llenar este hueco. La novela no tiene que competir con “una versión oficial de la historia”, sólo quizás con el imagen difundido de los sofistas como charlatanes. La novela tiene por ejemplo la oportunidad de llenar el hueco de manera pseudo-científica. Precisamente porque es un vacío el autor puede llenarlo con “historiografía fingida”. Además, el hecho de que narra sobre un pensador temporalmente y espacialmente muy remoto y que se quedó tanto tiempo al margen de nuestra cultura, evita la lucha ideológica. Es poco probable de que se trata aquí de una subversión o una deconstrucción de un modelo histórico, como ocurre en varios ejemplos de la nueva novela histórica. (El entenado de Juan José Saer, El siglo de las luces de Alejo Carpentier, Los perros del paraíso de Abel Posse para sólo mencionar algunos) Precisamente lo contrario es presumible: partiendo de un vacío en la historia me parece más viable la construcción, o la producción novelística de la historia. En fin de cuentas es relevante, a la luz de la visión discursiva de la historia, preguntarnos si la novela hace visible y medita sobre el carácter fragmentario de las fuentes históricas de aquel personaje. La elección por Gorgias crea la oportunidad de destacar la ilusión referencial y la índole discursiva de la documentación histórica. Esta cuestión es de sumo interés cuando investigaré la capacidad metadiscursiva de la novela. (apartado A 5) I 2 e: la representación verosímil de la trama novelística. 18 Desde el comienzo el discurso surte efecto de gran veracidad. Abundan referencias a personajes históricos famosos, vocablos griegos, precisas denominaciones geográficas, digresiones sobre la vida y la obra del sofista. En este apartado siguiente analizo la relación de este discurso con la historiografía sobre Gorgias de Leontinos y la ciudad de Feres en el momento de la muerte de Jasón (hacia 370 a C). Este párrafo enfoco en la relación que la novela establece con la biografía de Gorgias y la historia de la Grecia antigua. Intento de sacar en claro si la documentación histórica es relevante para el esbozo del trasfondo de la novela o si la novela adopta una caracterización más libre del sofista y su entorno. Además pruebo, en el caso de que las fuentes históricas son relevantes, si hay deliberativas desviaciones para con éstas. Ya referí a la importancia de la colección de Diel y Kranz para la documentación sobre el sofista. El objetivo es de averiguar si “La muerte del filósofo” en su representación de la historia da presencia a una idea central de la nueva novela histórica, a saber la concepción de la historia como una construcción discursiva. El primer capítulo sitúa Gorgias en la corte de Jasón, tirano de Feres. Como anotado arriba, la asociación de Gorgias de Leontinos con la ciudad de Feres está documentado por el historiador Pausanias. (DK 82 A 7) Gorgias allí enseñó a varios miembros de la familia aristocrática de las Aleuadas y a final de su vida incluso al tirano. Sin embargo, de la función exacta de Gorgias en la corte se sabe poco. Pausanias sólo menciona que Jasón era alumno de Gorgias y que mantenía una correspondencia regular con Isócrates. En la novela parece tener el estatuto de consejero espiritual del líder que goza de gran reverencia en la corte y que recibe pagos por su instrucción: “..el venerado Gorgias de Leontinos, vivía ahora a expensas del tirano Jasón,..” 5 “Teniendo en cuenta que el señor Gorgias ocupaba un sitio eminentísimo en las preferencias de Jasón,..” (Herrasti:18). HERRASTI, V. 2008. “La muerte del filósofo (Acarnia en lontananza).” Ciudad de México: Alfaguara, p. 12. A partir de aquí refiero a la novela de la manera siguiente: (Herrasti:12). 5 19 Un sofista en los siglos V y IV a C era un profesor que enseñaba a los miembros de la aristocracia. La educación sofista era una renovación que sustituía la educación aristocrática tradicional. Tal cambio se impone ya que la democratización de la sociedad ática exige nuevas aptitudes a la clase gobernante. La destreza de persuadir por medio de la palabra a otros participantes en el debate público devino crucial de modo que resulta imprescindible por cualquiera que ambicionaba a una carrera pública. Los sofistas cubrían esta necesidad creciente de educación superior. En general su enseñanza consistía de dos vertientes: por un lado se preocupa de la retórica en fin de salir exitoso en el debate público y judicial y por otro lado una vertiente política para preparar al alumno la administración correcta de asuntos privados, la casa propia, y la gestión eficaz de las cosas del estado. (Platón, Protágoras, 319a) Sin embargo, la función concreta de Gorgias en la corte de Jasón queda imprecisa porque a la sazón en Feres no había tal cultura democrática como existía en la Atenas de Pericles (495 a C – 429 a C). No es claro si Gorgias, famoso ya por su larguísima carrera, no era más de un recurso para aumentar el prestigio y la autoridad espiritual del tirano o bien si era un verdadero consejero en asuntos políticos. En la novela Gorgias parece tener la función de un consejero meramente espiritual del tirano, no hay indicios que tuviera participación en la política. El primer apartado describe la madrugada en que falleció Gorgias. Según la historiografía, la fecha, el lugar y la edad pueden ser correctos. No sabemos donde murió Gorgias pero Feres es una posibilidad válida. En el momento en que murió Gorgias es muy probable que gobernara Jasón en Feres ya que se sitúa su gobierno entre 380 a C y 370 a C. Al final del capítulo se anuncia el asesinato de Jasón. El tirano efectivamente fue asesinado en 370 a C por conspiradores de motivos nunca esclarecidos. (The Cambridge ancient History Vol VI: 83). Sin embargo, en la novela se añade un detalle claramente inventado: el asesinato fue cometido por la mujer de Jasón, Aglaura. En la historiografía no hay ningún indicio de aquel hecho, ni siquiera sabemos quién era la mujer de Jasón. Se combina pues desde el inicio de la novela diestramente la historia verificable con la ficción. 20 Muchos de los detalles del discurso tienen su origen directamente en la documentación. En los párrafos siguientes representa Herrasti la biografía de Gorgias y destaca la fiel representación casi sin desviaciones de las fuentes históricas tal como aparecen en la colección Diels-Kranz: “Vislumbraba (habla Jasón) que, pasados algunos ciclos olímpicos, los tesalios asociarán su nombre con el de Gorgias. Era bien sabido que en Delfos le habían erigido una estatua de oro, no dorada como otras. Por un instante consideró la posibilidad de que no ya los tesalios, sino la Hélade entera le recordara solamente por haber sido discípulo del ilustre.” (Herrasti:32-33) La estatua de oro en Delfos está documentada por varios autores clásicos, aunque no existe certeza si es verdad histórica o más bien una leyenda. Relevante en primer lugar es la comprobación que las fuentes históricas funcionan como proveedores de detalles, aumentado así la persuasiva del discurso. Los historiadores griegos Pausanias y Ateneo de Náucratis junto con los romanos Plinio y Cicerón hablan de una estatua de oro y todos ellos enfatizan que no se trataba de una estatua dorada sino de una escultura erigida en oro puro.6 Cito a modo de ejemplo a Plinio en su “Historia natural”: “Gorgias de Leontinos fue el primero en ofrendar en el santuario de Delfos, alrededor de la septuagésima Olimpíada (¿?) una estatua suya de oro macizo. Tan gran beneficio reportaba la enseñanza del arte oratoria.” ( = DK 82 A 7) También del pasaje siguiente se desprende que el narrador se ocupa de la verosimilitud de su discurso, fundamentándolo con la historiografía: “Los cuatro dignatarios extranjeros residentes en la ciudad de Feres habían leído extensos panegíricos en honor de Gorgias. Su infancia, juventud, madurez y vejez fueron referidas en detalle. Obviamente, los expositores omitieron largos períodos de los que poco o nada se sabía, abundando en anécdotas y relaciones harto conocidas. Nadie los culpaba: en 109 años Gorgias había pronunciado miles de discursos en exequias, disputas legales, debates, festivales, celebraciones, tertulias 21 y conferencias de naturaleza pedagógica; a los 22 años retó a su auditorio a preguntar sobre cualquier tema y respondió sin tacha; rayaba apenas los 30 cuando un discípulo suyo contabilizó 1 909 materias distintas que el maestro había abordado con la autoridad y profundidad de un experto en el lapso de un año; creó figuras lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como antítesis, isocalias, parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo; el número de sus alumnos era de difícil estimación, pero entre ellos no faltaron arcontes, reyes, príncipes, filósofos, médicos, artistas y astrólogos, muchos de ellos famosos ya cuando Gorgias lindaba los 40 años y fallecidos cuando al retórico le restaban todavía 29 por vivir. En fin. La enumeración pormenorizada de obras y andanzas crecía a la par de las lagunas biográficas.” (Herrasti:45-46) El discurso es casi científico-histórico. Se cita números precisos. Se refiere, con razón, ampliamente en la heterogeneidad de la obra gorgiana. Muchos autores clásicos efectivamente insisten en la habilidad de Gorgias por abordar cualquier asunto en sus disquisiciones y por tener una respuesta por cada pregunta posible formulada por su audiencia. (DK 82 A 1a, 2, 4, 26, 30) Otro tópico en la historiografía son las figuras gorgianas. Gorgias intentó de atribuir a la prosa la misma ingeniosidad de la poesía recurriendo a construcciones muy rebuscadas. (DK 82 A 2, 4, 30,31,32) (cfr. la parte segunda de la tesina) La enumeración en la lista remonta en primer lugar a Cicerón. El orador romano califica la antítesis como típicamente gorgiano y los demás como invenciones de Gorgias. La isocalia o isocolon es la combinación de frases o partes de la frase de igual longitud y disposición; la parisosis o párisa es una figura semejante aunque se aplica generalmente a entidades menores que la frase y con el homoioteleuton o parómoion se denomina el parecido entre terminaciones de palabras o frases que están próximas (lo cual provoca un efecto de rima). (Bellido: 152) Sin embargo muchas de las figuras consideradas gorgianas son en realidad más antiguas. La innovación de Gorgias reside en primer lugar en la aplicación sistemática de éstas en la prosa. (Bellido: 152 y Blass 57-63) Ampliamente documentado también es el alumnado de Gorgias aunque las versiones divergen en quienes pertenecían a éste. (DK 82 A 2, 4, 16, 19, 34, 35) Otra vez podemos constatar que la novela emplea la versión historiográfica de la biografía de Gorgias, por incompleto que sea. 22 Otro tópico en las fuentes históricas es la cuestión de la extrema longevidad de Gorgias. En la colección Diels-Kranz figuran tres fuentes en las que se profundiza esta cuestión. (DK 82 A 11, 12, 13) Al final del pasaje siguiente se resume los contenidos de aquella documentación: “A partir del septuagésimo octavo aniversario, Gorgias se supo condenado a explayarse respecto de la duda más acuciante de sus auditorios. Ya fuera en Siracusa, Ortigia o Antisia, a orillas del Cacíparis, del puerto Cofo o tras bañarse en un ramal del Ciane, sin importar el eje temático o el acaloramiento en el debate precedente, fulleros, heteriarcas, labriegos, artistas, sibilas, memos, disolutos o moderados aguardaban la oportunidad, la pausa justa, la menor digresión para abordar la longevidad y sus secretos. [...] El secreto de su longevidad radicaba en no ansiarla, pretenderla, en no desperdiciarse en sus meandros torcidos como el curso del río o el meñique hechizado en Cumas,(1) pero el maestro sabía que una respuesta así semejaría evasiva por la llaneza que tanto ofusca a los hombres. Insincero, espetaba con socarronería el aforismo de que sus años se debían al no haber hecho jamás cosa alguna exclusivamente por placer.(2)” (Herrasti:102-103) Lo interesante de esta divagación es que mantiene las contradicciones (1><2) de la documentación histórica puesto que las fuentes clásicas convergen en su explicación de la vida dilatada de Gorgias. Ateneo de Náucratis y Plinio el Viejo corresponden en sosteniendo que Gorgias jamás había hecho algo exclusivamente por placer, lo cual el narrador aduce en el fragmento como explicación oficiosa en fin de cumplir con la curiosidad de la gente. La verdadera razón en el pasaje por su vejez, el hecho que Gorgias nunca ansía su longevidad, se asemeja a la razón alegada por Cicerón: “ Al preguntársele por qué deseaba vivir tan dilatada vida respondió: Porque no tengo ningún reproche que hacer a la vejez.” ( = DK 82 A 12)7 El párrafo siguiente asimismo entabla una relación intrigante con su trasfondo histórico: 7 Traducción de Bellido: 162 23 “Enormes lagunas habían quedado en los registros de los alumnos sobre conversaciones entre el filósofo y el eminentísimo Hipócrates de Cos. Legendario entre facultativos desde una decena de ciclos olímpicos atrás, el encuentro en Delos fue uno de los más polémicos que ambos ilustrados sostuvieron en su vida. Cuentan que Hipócrates cerca estuvo de emprenderla a puño limpio contra el leontino, no por diferencias doctrinales, sino por la negativa inveterada de Gorgias a hacer público el conocimiento arcano obtenido en las cofradías egipcias. Para el de Cos, el deber de enseñar al jurado o al profano era punto de partida irrebatible, a lo que Gorgias reponía que él había sido aceptado en calidad de estudioso a condición de no revelar y, sobre todo, de no practicar las artes aprendidas excepto consigo mismo; el ejercicio público le hubiera obligado a renunciar a cualquiera otra actividad y a ejercer en ámbitos territoriales limitados. Malicioso, Gorgias lanzó entonces, como si cediera el azuzamiento de la multitud, la afirmación de que los indicios descritos por Hipócrates no eran los mismos en Libia, Delos o Escitia, para entrar luego en un mutismo exasperante que ignoraba los argumentos de la contraparte en asunto tan trascendental, piedra de toque en lo que a su sistema se refería. Lo acontecido en ese momento difiere según las versiones; no obstante, todos coinciden en que el fragor devino en demostraciones fraternales cuando los contendientes finalizaron el debate en privado, mientras daban incontables vueltas a un horno comunal, lejos de la concurrencia y hasta bien entrada la noche.” (Herrasti:107-109) El párrafo relaciona Gorgias con el médico Hipócrates (460 a C – 370 a C). Según la tradición historiográfica había una relación discipular entre ambos. (Entralgo 157158) Gorgias atribuía a las palabras la misma fuerza beneficiosa que a los medicamentos. Gorgias enfatiza esta relación en una pequeña digresión en el “Encomio de Helena”. (DK 82 B 11) Existía una fuerte conexión estructural entre la retórica y la medicina hipocrática (Entralgo: 157) y Gorgias se interesaba por materias médicas. Platón sostiene que Gorgias varias veces persuadía a los pacientes de su hermano a que se sometieran a una intervención de éste. (DK 82 A 22) Adhería a la retórica cierta función psicoterapéutica, estableciendo así efectivamente una alternativa a la etiología hipocrática. El corpus hipocrático no nos dice nada sobre la retórica en rama de la medicina, aunque Platón desarrolló a la sazón unas iniciativas de lo que podría ser una práctica psicoterapéutica. El texto refiere implícitamente a esta laguna notable en los registros de los alumnos de Hipócrates, supuestamente los autores de los tratados hipocráticos. Es llamativo que 24 el narrador aumenta de nuevo la verosimilitud de su narración, señalando justificadamente a los hiatos de la historiografía. En resumen, en este fragmento sólo el hecho de que Gorgias y Hipócrates se conocieran y la relación entre retórica y medicina está descrita en las fuentes históricas. El episodio del enfrentamiento entre ambos como tal no figura en ninguna fuente, tampoco como mito popular. Claramente fingido también es la estancia de Gorgias con unas cofradías egipcias. En este contexto el guardar silencio de Gorgias sobre el contenido de su conocimiento misterioso adhiere un sentido doble cuando interpretamos como una referencia a la ausencia de tal historia en las fuentes. Gorgias no nos dice nada en la novela porque no sabemos nada de él. Además podemos concebir toda la sección como una demostración sutil de la ironía gorgiana. (Consigny: 6) Aristóteles ya enfatizó el carácter juguetón y irónico de su obra: “Gorgias, en una recomendación acertada, afirmó que hay que destruir la gravedad de los adversarios con el humor y su humor con la gravedad.” ( = DK 82 B 12)8 El encuentro de Gorgias con el ilustre médico tiende a parecerse a un desafío deliberado por parte del sofista. El relativismo del leontino se opone diametralmente a la rigidez uniforme y el empirismo del método hipocrático. Este afán por la congruencia está denominada como “piedra de toque en lo que a su sistema se refería”. La preeminencia que ocupa la observación en el sistema hipocrático es difícil de compaginar con, a modo de ejemplo, las tres tesis en “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza”. En esta visión el „conocimiento arcano‟ a que se refiere el narrador es nada más que una denominación irónico por el arte retórico mismo. “La muerte del filósofo” no sólo mantiene una relación estrecha con la biografía de Gorgias sino también con la historia de Feres en la primera mitad del siglo IV a C. La novela se desarrolla casi por completo en la ciudad de Feres y reproduce los tiempos agitados después del asesinato de Jasón. La fuente principal para la tiranía de Jasón y los acontecimientos después de su muerte está proporcionado por el historiador ateniense Jenofonte (hacia 431 a C – 354 a C) en su “Helénicas”. No 8 Traducción de Bellido: 224. 25 obstante, también esta fuente nos suministra información a menudo difícil de verificar. En dicha obra de Jenofonte, Jasón de Feres pasa por un líder autocrático y caudillo eminente que hizo de Tesalia una de las más poderosas ciudades-estado de la península griega, junto con Atenas, Esparta y Beocia. Jenofonte además relaciona la política de Jasón con intentas hegemónicas sobre la península, sobre todo en las relaciones diplomáticas con Tebas y Atenas. (Jenofonte VI: 1,5) No obstante, la pregunta si Jasón realmente quería reinar sobre toda la península aún queda por contestar. En conjunte, Herrasti tiende a seguir a Jenofonte en su caracterización del tirano: “.., quien (=Jasón) no se permitía deambular en solitario por la noche desde que hizo pública su intención hegemónica sobre los pueblos de la Hélade.” (Herrasti:20) “Tesalia la severa, o mejor, Tesalia y su tirano no perdonaban a ningún esclavo involucrado en delitos patrimoniales, por insignificante que fuera el monto de lo robado.” (Herrasti:28) Los días inmediatamente después del asesinato de Jasón constituyen el telón de fondo para la novela. Con la caída del poder autoritario surge una situación amenazante y confusa. En la novela, dos huestes, el ejército bajo las órdenes de Poliandro y la disidencia civil dirigido por Blepsidemo están a punto de enfrentarse. Además de eso hay la inminente rebeldía y pillajes de los mineros y los esclavos. Para colmo amenaza el peligro del rey de Macedonia Aléxandros quien ha reunido sus tropas a la frontera de Tesalia. También este desarrollo refleja hasta cierto punto la historiografía. Feres conoció después del asesinato, probablemente a cargo de Atenas en fin de impedir las intentas hegemónicas de Jasón, tiempos de caos político y violentos. Estalló una mordaz guerra fratricida entre los herederos de Jasón. Polifrón, hermano del tirano mató a su otro hermano Polídoro. Él a su vez fue asesinado por su tercer hermano o primo Aléxandros. Este último mostró crueldad implacable en sus intentos de dominar todo el territorio de Tesalia de modo que las ciudades tesalias pidieron la ayuda de poderes extranjeros. (The Cambridge Ancient History Vol VI: 84) 26 “Además, un gran número de militares dudaba de que Poliandro conservara el poder sin la cooperación de Aléxandros, cuyas tropas, sorprendentemente bien apertrechadas y numerosas, dominaban ahora la costa de Magnesia y contaban con el apoyo no declarado de Larissa.” (Herrasti:99) El Aléxandros de este fragmento es el rey de Macedonio quien invadió las tierras tesalias en fin de contener al general Aléxandros de Feres. En el esbozo del espacio novelístico también hay un afán de incorporar fielmente la historiografía. De nuevo constatamos que los desarrollos políticos en la novela tienen gran verosimilitud. Otra técnica de dotar el discurso novelístico con aparente veracidad histórica es la copia de motivos que figuran en las fuentes clásicas. La reiteración notable de determinados detalles refleja determinados documentos históricos. Ejemplos son la preocupación con la luz, la clepsidra y la túnica púrpura. La clepsidra aparece en la colección Diels-Kranz en una comparación ingeniosa, de fuente desconocida: “Gorgias dijo que los oradores se parecían a las ranas. Éstas croan en el agua, aquéllos junto a la clepsidra.” ( = DK 82 B 30) y en la comedia “las aves” de Aristófanes: “Hay en Fanas, de la Clepsidra cerca, una raza pérfida de lenguaraces, que vendimian, siembran y hacen cosecha con su lengua y también recogen higos. Bárbaros de nación, los Gorgias y los Filipos. Y de esos Filipos lenguaraces se ha extendido por todo el Ática la costumbre de cortar aparte la lengua de las víctimas. ” ( = DK 82 A 5a) 9 9 Traducción de Belllido: 156. 27 En la Grecia antigua la clepsidra, un reloj de agua, era de utilidad en primer lugar durante la noche cuando no se podía recurrir a los relojes de sol, pero además se los utilizaba en los tribunales atenienses para medir el tiempo asignado a un determinado orador. La clepsidra surge varias veces en la novela: “Y tú, Gorgias de Leontinos, centenario extranjero, también agotas tu clepsidra,...” (Herrasti:22) “¿Qué era una clepsidra?” (Herrasti:22) “Acaso el sabio Gorgias podría ayudarte a vivir con su consejo, pero tu entendimiento es corto y larga tu soberbia. ¿sabes? La clepsidra de Eubea no es la única que se agota; además hay otras cuya carga de paciencia no es posible de renovar. Y Jasón despertó en el estado que ya se ha referido. El recuerdo de tan peculiar diálogo encendió su ira. Respiraba con dificultad y crispaba los puños tratando de contenerse, pero su templanza fue insuficiente: se apresuró hasta la ventana, la abrió, tomó la hermosa clepsidra y, sin pensarlo dos veces, la arrojó al vacío.” (Herrasti:16) “Le agradaba que el vientecillo templado entrara en su habitación sin hacer ruido, respetando el puntual goteo de su clepsidra.” (Herrasti:19) “..., pero nada indicaba que el oído del maestro hubiera sufrido merma, a juzgar por la intensidad y nitidez con que percibía el vaciamiento paulatino de la clepsidra.” (Herrasti:19-20) La clepsidra parece funcionar como un símbolo por la duración de la vida. Otro detalle llamativo es la repetición de metáforas construidas con la luz: “Detrás del tirano, la última de las estrellas era vencida por la luz del sol. “Demasiada luz”, pensó Gorgias. “El sueño me entrega a su hermana.” Y la muerte se le vino encima robando las palabras.” (Herrasti:24) “Ellos, los monstruos de los hombres, me dieron el miedo y su antídoto, la prudencia. Ellos me dieron la luz. Blepsidemo, nunca vuelvas a abrir los ojos sin pensar en la luz.” (Herrasti:65) 28 “?Qué es la luz?”, preguntó al Gorgias septuagenario un tímido alumno espartano. “La sangre del alma”, respondió el filósofo al vuelo, callando después y sintiéndose preso en el cabo Miseno. “Y la tiniebla es su lepra”, retomó dominando el miedo que la memoria le sembraba en el cuerpo. Silencio. (Herrasti:72-73) “Un ternero protestó la ráfaga sin llamar la atención de los amigos. Pensaban en la luz.” (Herrasti:98) “Caro Blepsidemo. “Nunca vuelvas a abrir los ojos sin pensar en la luz.” (Herrasti:122) “Mas la luz es enemiga de tales actos.” (Herrasti:129)10 “La luz tan oportuna, una señal”, se dijo Akorna convenciéndose de que el hado los favorecía.” (Herrasti:157) “Y así, recargado en la barandilla, compartía con su amigo la luz que éste se afanara en robar a las estrellas cuando escucho la voz de alarma.” (Herrasti:172) Varios autores atribuyen a Gorgias un gran interés en física, meteorología y astronomía.11 También en sus propios discursos surge la preocupación con el sol y la naturaleza de la luz.12 Finalmente, un ejemplo emblemático del trato con la historia forma la carta en la que Gorgias se dirige a Aléxandros, general de Feres que está a punto de tomar el poder. Los tres fragmentos siguientes de la carta se basan en la documentación sobre la vida de Gorgias en su suelo natal, Sicilia y en la historiografía de Leontino en el siglo V a C: 10 En realidad una cita de GORGIAS, Defensa de Palamedes, 10. ( = DK 82 B 11a). 11 FILÓSTRATO, vida de los sofistas, I, proemio, 10; PLATÓN, Menón, 76c; PLATÓN, Fedro, 269e, SÓPATER, Retórica griega, VIII, 23-B 31. 12 Entre otros en Encomio de Helena, 6 y 13 y en GORGIAS, Sobre lo que no es o sobre la naturaleza. 29 “No sabría elegir entre penurias para dar cuenta veraz de lo que Leontinos padeció en esa guerra contra los siracusanos. A mis veinte, los años ya no obstaban para una comprensión cabal del hambre, la humillación y la estulticia. Recuerdo aviesos a los críos de Heródico, mi hermano, jugar a que comían para saciarse entre las secas cagarrutas desperdigadas en un corralillo desierto;...” (Herrasti:165) Leontino conocía efectivamente durante la juventud de Gorgias una rivalidad incisiva contra Siracusa. Hasta 465 a C Leontino era gobernado por tiranos siracusanos. En este año recuperó Leontino su independencia con la expulsión de Trasíbulo de Siracusa. (The Cambridge Ancient History Vol V: 152-153) Sin embargo seguían surgiendo a menudo enfrentamientos armados contra la ciudad vecina. De la juventud de Gorgias sabemos casi nada por lo cual la experiencia juvenil de la guerra, a pesar de que se base en la verdad histórica, aunque probable, queda hipotética. Parece que el narrador, en este caso el propio Gorgias, se da cuenta de esta presunción ya que se pregunta cómo puede dar una representación veraz de su juventud. La carta refiere además ampliamente al viaje que hizo Gorgias a Atenas para pedir ayuda contra los siracusanos.13 Aquí de nuevo destaca la recuperación minuciosa de hechos históricos, incluso con una explícita referencia a la documentación misma. A partir de 445 a C Siracusa en efecto se erigió en ciudad capital de toda Sicilia (The Cambridge Ancient History Vol V: 222) y Leontino tenía un pacto de defensa mutua con Atenas. “Nos calentábamos las manos sobre un brasero tan herrumbroso como el futuro que nos aguardaba de no optar por una embajada que hiciera valer el pacto de colaboración acordado con Atenas, una Olimpiada y media antes del día que nos ocupa. Te refresco la memoria, general: corría el arcontado de Eukles. Líder de la embajada me eligieron los afligidos.” (Herrasti:166) “Los historiadores han abundado ya sobre el éxito de la embajada. Para nadie es secreto que mi discurso ante la asamblea de Atenas terminó con la intentona 13 Véase página 2. 30 hegemónica de Siracusa. Sabemos, general, que pretensiones análogas amenazan hoy a nuestra amada Tesalia.” (Herrasti: 170) La referencia de Gorgias a la historiografía es de nuevo una indicación de que la novela reflexiona explícitamente sobre el estatuto y el estado de la cuestión de esta historiografía. Es llamativo que Gorgias habla de los historiadores de su propio vida. Cierto es que el viaje de Gorgias a Atenas en 427 a C es el acontecimiento mejor documentado de su biografía tal como el hecho de que Tesalia hacia 370 a C fuera amenazada los poderes políticos limítrofes Tebas y Macedonia. (The Cambridge Ancient History Vol VI: 84-87) Además podemos encontrar una de las concepciones borgianas de la historia que Menton considera como rasgo de la nueva novela histórica, (Menton: 22-23) a saber el índole cíclico de la historia. Las amenazas hegemónicas vuelven una y otra vez. De primera vista parece que “La muerte del filósofo establece con la documentación histórica un relación más bien clásica, es decir con la intención de reconstruir meticulosamente un marco histórico. Casi toda la documentación clásica transmitida a nuestros tiempos está incorporada de alguna u otra forma. No se presentan desviaciones radicales. Desde luego, sí aparecen pequeñas desviaciones de la historiografía. Un ejemplo es el homicidio de Jasón. Mencioné que en la novela Jasón fue asesinado por su mujer mientras que la historiografía habla de conspiradores cuyos motivos nunca estaban esclarecidos. (The Cambridge Ancient History Vol VI: 83) No obstante, la desviación nunca es de tal modo que provoca distorsión temporal o espacial. Asimismo, todos los personajes son coetáneos de Gorgias. El autor nos advierte varias veces en la fragmentación de nuestro conocimiento de Gorgias, incluso con mencionar explícitamente a los historiadores Todo esto resulta aparentemente en una reconstrucción de un ambiente histórico muy coherente. Así se forma además un mundo bastante autónomo. Los acontecimientos transcurren durante tres días en tiempos muy remotos. El discurso no contiene ninguna referencia explícita al tiempo de la escritura. La historia oficial tiene mucha vigencia en la novela por la referencia frecuente a personajes históricos, eventos históricos, la mitología, denominaciones geográficas y la fuerte intertextualidad con los testimonios clásicos. Encima está fuera de dudas que los 31 textos testimoniales que aparecen en la colección Diels-Kranz proveen mucho de los motivos. A pesar de todo, me parece que la tendecia ostensible de basar el discurso del narrador en fuentes historiográficas es más bien una finta retórica en vez de dictado por una intención mimética. El argumento para esta tesis radica en primer lugar en la interacción entre el discurso “históricamente verificable” y el ideario del propio Gorgias. Quizás el lugar donde aparece esta interacción lo más obviamente es el fragmento en que el narrador cita las tres tesis célebres de Gorgias: “A partir del septuagésimo octavo aniversario, Gorgias se supo condenado a explayarse respecto de la duda más acuciante de sus auditorios. Ya fuera en Siracusa, Ortigia o Antisia, a orillas del Cacíparis, del puerto Cofo o tras bañarse en un ramal del Ciane, sin importar el eje temático o el acaloramiento en el debate precedente, fulleros, heteriarcas, labriegos, artistas, sibilas, memos, disolutos o moderados aguardaban la oportunidad, la pausa justa, la menor digresión para abordar la longevidad y sus secretos. Al retórico no le intrigaba la extroversión prácticamente automática de dicha inquietud, sino que ésta se presentara por lo común recién culminado el desafío a las tesis eleáticas de la existencia, ingénita como el ansia de verdad y la reticencia a la nada, siendo que nada es, que si algo fuera sería incognoscible y que si fuera cognoscible sería incomunicable.” (Herrasti: 103) El texto da literalmente las tres tesis centrales y las presenta como un desafío a las concepciones de la escuela eleática. Muchos estudiosos efectivamente interpretan el enigmático ensayo como una inversión de la filosofía de los eleáticos. La escuela eleática era una fase importante en la historia de la filosofía presocrática durante los siglos VI y V a C. Es muy probable que Gorgias conociera a varios de sus integrantes, ya que Elea se encontraba muy cerca de Sicilia, en la costa meridional de Italia, y porque Empédocles, maestro de Gorgias, era discípulo de Parménides, integrante destacado de la escuela. Los pensadores más famosos son precisamente este Parménides y su discípulo Zenón. Consideraban el universo como una unidad inmutable en espacio y tiempo. Según ellos, existe una verdad absoluta que podemos alcanzar no mediante percepción sensorial sino por medio de reflexión filosófica. Gorgias invierte esta tesis aseverando que nada existe. (Newiger: 48-70) 32 Esa misma oposición entre el relativismo de los sofistas y el idealismo de la escuela eleática podemos leer de nuevo en la comparación siguiente: “Efectivamente, más de una vez había pensado el eunuco en morir, pero la idea de matarse le era tan ajena como la geometría o las paradojas de Zenón.” (Herrasti:142) Sin embargo existe mucha discusión entre los estudiosos en cuanto a la interpretación de este tratado. La novela sigue la interpretación de Newiger como ataque contra el eleatismo. Según otros el tratado sólo es una demostración de la habilidad retórica de Gorgias que pueda probar cualquier cosa, por absurdo que sea.14 Aún otros, como Dupréel (62-74), rechazan esta lectura nihilista y consideran el tratado como “una introducción filosófica en la ciencia del discurso”. (Bellido: 176) Según ellos hay elementos positivos que afirman la independencia del pensamiento que no se puede confundir con la realidad. No es una negación del mundo real, sino una negación del materialismo rígido de los filósofos naturales que hacen abstracción de la subjetividad. Gorgias toma el elemento subjetivo como inherente a todo pensamiento y por lo tanto inherente a todo tipo de ciencia. (Dupréel: 73) Con la segunda tesis Gorgias no negó el pensamiento en sí, sino sólo los objetos del pensamiento. Aquí surge la importancia de la retórica. Mediante la palabra el sofista puede efectuar que los objetos del pensamiento se presenten como existentes en la mente del auditorio. La tercera tesis que entraña la imposibilidad de comunicación, trata en el fondo de la relación entre objetos, pensamientos y palabras, (Rodríguez 1981: 9-19) planteando así por primera vez la cuestión del significado y la referencia. (Bellido: 174) En el primer capítulo encontramos una referencia a esta semiología gorgiana, que será una piedra de toque en la interpretación que haré del lenguaje gorgiano (cfr. segunda parte de la tesina) “...;constatar que la palabra y el sentido de la ocasión generan verdad, igual que el aliento genera música en connivencia con la oquedad de una flauta.” (Herrasti:19) Muchos autores (Consigny, Dupréel, Fish, Segal y otros) infieren de los textos heterogéneos de Gorgias, aunque sobre todo de “Sobre lo que no es o sobre la 14 Así en Guthrie:197-200 y Gomperz: 21-30. 33 naturaleza”, la idea de que al orden de nuestro pensamiento y conocimiento y a la estructura de nuestra lengua no corresponde un orden en el mundo. Implica que nunca podemos comprender “la índole verdadera de las cosas” y que la mimesis es una mera ilusión. (Consigny: 47) Ahora bien, esta idea da lugar a unas visiones particulares sobre lo que es la verdad, la historia y el discurso. Para Gorgias un suceso o una historia es verdadera si el receptor, ora oyente, ora auditorio, ora lector, esté convencido de que sea efectivamente verdad. De esta manera equivale el discurso más veraz al discurso más convincente. De esto se deduce que la historicidad de un discurso es equiparable a sus méritos retóricos. Podemos también leerlo en la frase siguiente: “Le gustaba descubrir que el tiempo era simple elocuencia, ni ciclo ni sucesión;...” (Herrasti:19) En visión del tratado “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza” el sentido de esta aserción reside en el carácter discursivo de todo tipo de historia. El tiempo en sí no tiene existencia fenoménica, sólo existe en la lengua. La acción de contar es un requisito indispensable para la historia y el tiempo. En otros términos, el tiempo es nada más que una categoría mental que aplicamos al mundo externo mediante la lengua. La retórica de la historicidad también da lugar a la situación paródica de la cita en la páginas 19-20. Cito de nuevo: “Los cuatro dignatarios extranjeros residentes en la ciudad de Feres habían leído extensos panegíricos en honor de Gorgias. Su infancia, juventud, madurez y vejez fueron referidas en detalle. Obviamente, los expositores omitieron largos períodos de los que poco o nada se sabía, abundando en anécdotas y relaciones harto conocidas. Nadie los culpaba: en 109 años Gorgias había pronunciado miles de discursos en exequias, disputas legales, debates, festivales, celebraciones, tertulias y conferencias de naturaleza pedagógica; a los 22 años retó a su auditorio a preguntar sobre cualquier tema y respondió sin tacha; rayaba apenas los 30 cuando un discípulo suyo contabilizó 1 909 materias distintas que el maestro había abordado con la autoridad y profundidad de un experto en el lapso de un año; creó figuras lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como antítesis, isocalias, 34 parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo; el número de sus alumnos era de difícil estimación, pero entre ellos no faltaron arcontes, reyes, príncipes, filósofos, médicos, artistas y astrólogos, muchos de ellos famosos ya cuando Gorgias lindaba los 40 años y fallecidos cuando al retórico le restaban todavía 29 por vivir. En fin. La enumeración pormenorizada de obras y andanzas crecía a la par de las lagunas biográficas.” (Herrasti:45-46) La voz narrativa afirma que ya al final de la vida de Gorgias hubo mucha incertidumbre en cuanto a la biografía del sofista y que se inventaron muchos anécdotas y detalles. Lo extraño reside en que el narrador omnisciente inmediatamente después empieza un discurso sumamente detallado con referencias precisas a la edad del sofista y al número de materias enseñadas. Según la información previo estos detalles sólo pueden ser fingidas. Tal exactitud no nos da ninguna fuente mientras que todo lo demás del fragmento es históricamente defendible. Con la última frase el narrador socava sus propios aserciones. Plantea que la enumeración minuciosa es consecuencia del fragmentado conocimiento biográfico, mientras que justo acaba de darnos precisamente tal enumeración pormenorizada. El narrador hace suponer así que su digresión biográfica es pura invención, pese a que en realidad es ampliamente documentado. Además resulta ambigua la perspectiva de la voz narrativa. Comienza por decir que incluso los contemporáneos de Gorgias se veían confrontado con lagunas biográficas mientras que él mismo dispone de datos aparentemente precisos lo cual pone en entredicho la veracidad del discurso. ¿Si los contemporáneos de Gorgias no disponían de información precisa, qué podemos conocer nosotros después de 24 siglos? Podemos concebir esta paradoja como una consideración en cuanto al carácter constructivista de cada historiografía. La historia como ciencia sólo puede existir gracias al olvido de hechos y personajes históricos. El segundo argumento para defender que una aspiración mimética es ajena a esta obra es que, lisa y llanamente que hay una gran aportación de ficción. En fin de construir un relato coherente y convincente de una época y de personajes tan mal conocidos es casi inevitable llenar los vacíos con ficción. Episodios largos de la novela son inventadas y no tienen documentación ninguna. La mezcla de personajes 35 históricos, ilustres, con personajes humildes y fingidos admite entretejer hábilmente historia con ficción. Una de las facetas más integrantes de “La muerte del filósofo” es precisamente que, llenando los hiatos de la documentación histórica, la novela tiene la libertad de dárselas de científico porque no tiene que competir con la autoridad aplastante de la ciencia histórica. En fin de dar presencia a la idea de Gorgias que la verdad y la historicidad son logros retóricos (se puede decir un tipo de premio que se obtiene por una alocución acertada), confronta Herrasti el discurso bien fundado a veces con sucesos grotescos, de por sí inverosímiles. Un ejemplo son los acontecimientos en el averno de Jasón. Es una instalación subterránea diseñada para asesinar ocultamente a los adversarios políticos del tirano de manera espantosa. El narrador, en un lenguaje convincente una escena grotesca. La instalación es una cueva llenada de agua en la que literalmente se corrompen los presos. Los unos comen los cadáveres de los otros o los utilizan como un salvavidas: “Juntos, el negro y el falso acarnio, uno muerto y otro vivo, se hundieron entre piernas. El cuerpo del nubio quedó atrapado contra el suelo por la masa del esclavo, accidente que dio al traste con su volición mortuoria. “No respires. Mejor así”, se convencía. Si los pulmones del negro no se hubieran hinchado justo antes del impacto, harto improbable resultaría el que un cuerpo enjuto sacara a flote otro tan fornido.” (Herrasti: 80) Una tensión similar entre discurso y objeto encontramos además en la inserción de elementos burlescos. Un ejemplo es el dato que Akorna es un castrado que le llaman más con su apodo, eunuco, que con su propio nombre. Poner en evidencia este mismo contraste me parece también una faceta esencial de larga escena en la taberna de Evélpides (p. 129-139). Es nada más que un bacanal incluso con mucha embriaguez, bailes con connotaciones sexuales y prostitutas, todo representado por medio de un lenguaje solemne: “Volvió a escuchar la música. Incapaz de dominarse, rasguñó la pierna de la zalamera, a quien ya acariciaban la trenza, la espalda y el cuello los clientes de hinojos. Uno de ellos deslizó la mano entre las piernas de la mujer, entreteniéndose a placer en la oquedad y, al no recibir una oferta concreta en tiempo razonable, la 36 ejecutante hizo un guiño al jovencito. Las reglas de Evélpides debían acatarse sin excepción: nada gratis.” (Herrasti: 137) Es digno de mención que Menton (24) considera la presencia de lo carnavalesco como un rasgo que caracteriza más de una nueva novela histórica. De un sola mención se desprende que los tres días durante se desarrolla la acción también caen en la época de carnaval: “…, la alarma con tres días de retraso que ni la esposa o los vecinos notarían en época de carnaval.” (Herrasti: 117) No obstante, suponer que lo carnavalesco es un rasgo fundamental de la novela iría demasiado lejos. En conclusión podemos decir que en “La muerte del filósofo” el mayor impulso de deliberación sobre la historiografía no consiste en la representación deformador de información histórica sino en la interacción con el ideario de Gorgias y en la confrontación de un discurso bien fundado con objetos algo grotescos y burlescos. Además el autor llena el hueco histórico con un aparente discurso científico. Quizás la implicación más pertinente es que se utiliza la fuente histórica, a la luz de la concepción de la verdad de Gorgias, no por su valor referencial sino como maniobra retórica. La elección de Gorgias como tema de una novela histórica resulta bien meditado ya que la concepción de la historiografía como acto discursivo es uno de los tópicos de la nueva novela histórica. (Aínsa: 19-36) 37 38 I 3: La perspectiva dialogada de Gorgias Cuando queremos descubrir una eventual aproximación dialogante al personaje Gorgias tenemos que señalar la omnipresencia y la omnisciencia del narrador. El narrador cuenta y organiza toda la historia. Se permite muchas digresiones y comentarios, puede percibir los pensamientos de todos los personajes. La estructura narrativa en sí es más bien tradicional. A pesar de que narra casi siempre el narrador, asiduamente hay cambios de perspectiva. Deja la palabra a un gran surtido de personajes: Gorgias, Akorna, Jasón, Aglaura, Blepsidemo, Poliandro, Esquines, Frínico, Aléxandros, Dagatas,... Sin embargo el personaje más manifiesto es indudablemente Gorgias a pesar de que muere ya en el primer capítulo. Sigue siendo al primer plano porque su muerte es el disparo de salido de todo una cadena de acontecimientos que trastornan toda la ciudad, porque el narrador se extiende frecuentemente en el sofista y sobre todo porque queda muy presente en los pensamientos de los demás personajes. Puesto que los personajes tienen perspectivas divergentes, Gorgias resulta una figura compleja y enigmática. El narrador con su discurso histórico-científico se comporta como un tipo de portavoz de la historiografía, en concreto de la colección DielsKranz. Como hemos comprobado, sus digresiones a menudo son “verificables”. La segunda perspectiva muy presente es la de Akorna, el esclavo personal de Gorgias. Se trata claramente de una voz subjetiva ya que tiene por su benefactor una admiración sin límites como se desprende de la siguientes escenas: “..., Akorna miró atento la boca del cadáver imaginando un rictus, un temblor en la ceja. Nada. Entonces fijó la vista en las manos entrelazadas que reposaban sobre el pecho y besó reverente los dedos torcidos de la mano izquierda.” (Herrasti: 26) “El eunuco [Akorna] lloró al imaginarse profanando la tumba del maestro. Se miró las manos recordando la púrpura de Tiro y el beso reverente en los dedos.” (Herrasti: 117) Los militares Esquines y Poliandro tienen una postura mucho más escéptica con respecto al sabio: 39 “ ¿Apreciaba usted a Gorgias? Conmigo era grosero. Me despreciaba. El día que el señor tuvo a bien presentármelo se burló de mí. Él no era nadie para burlarse de mí. En cambio. Tendría usted que ver cómo trataba al castrado, el de la Acarnia. Acarnio esto. Acarnia lo otro. Por favor Acarnio.” (Herrasti: 37) “Veinte, treinta veladas habían transcurrido y Poliandro no encontraba elementos para definir a ese hombre que todo definía con celeridad inconcebible para el intelecto común. Veinte, treinta veladas habían transcurrido y Poliandro dilucidaba aún si el favor del retórico estaba con él cuando antes de la llegada de Blepsidemo lo habría afirmado sin titubear.” (Herrasti:126) Blepsidemo, un poeta amigo de Gorgias lo recuerda a su vez no como sabio, sino como artista: “…preguntó Blepsidemo dirigiéndose al Gorgias fenecido y añorando no el consejo o la verdad sino la exposición sublime, el intelecto sobrecogedor, la belleza de sus encías desdentadas.” (Herrasti:122-123) El carácter misterioso de Gorgias se mantiene también en los pasajes en que el mismo tiene la palabra. En las primeras páginas parece un pensador algo autocomplaciente: “Por fortuna, el Exhorto a la obediencia estaba listo y ningún mortal podría acusar falla en tan distinguida pieza oratoria del más puro estilo siciliano florido. “Qué ganas de mostrárselo al vanidoso de Hipias”, pensó Gorgias mientras esbozaba una sonrisa...” (Herrasti: 11) Cuando el narrador cita al sabio concierne de declaraciones que a menudo son igual de enigmáticas y manieristas que la obra transmitida de Gorgias: “El poder espino”, abundaba Gorgias, ”tratará de hender tu piel. Si la prudencia no es coraza acabarás tus días desgarrado e infame como tantos. Que sus espinas no rocen a los hombres de piel delgada y natural ingenuo, a los jóvenes perennes que 40 pasada la conspiración no saben qué hacer con el fruto de sus desmayos.” (Herrasti:84) “Potestad humana es existir contra natura en momentos de excepción”, sentenció Gorgias ante un jonio erudito al inquirírsele sobre la agonía. “Sólo el hombre habita a sabiendas los umbrales, en tanto el alma valora sin la vehemencia corporal.” (Herrasti:90) “Cuando el arco se solaza en sí, el carcaj desmerece”, citaba Gorgias de fuente olvidada.” (Herrasti:92) Con todo, los lugares en el discurso en que la voz propia de Gorgias es lo más pertinente son dos cartas insertadas, una carta dirigida a su amigo Blepsidemo (p. 59-65) y otra destinada al general Aléxandros II de Macedonia (p.165-170). Tampoco de estas caras obtenemos una visión coherente de qué tipo de hombre era Gorgias porque las cartas difieren bastante entre sí. La primera carta cuenta una anécdota misteriosa. Narra de un viaje en su juventud. En el fondo es una historia fantástica con referencias míticas. Durante un viaje en Magna Grecia Gorgias cayó en una trampa jabalina y fue luego secuestrado por un grupo de leprosos más monstruosos que humanos, hacia su paradero, el Averno. Toda la historia parece bastante inverosímil. Originalmente, Averno era el nombre antiguo para referir a un cráter cerca de Cumas en Campania. En la antigüedad se creía que era la entrada al inframundo. De ahí la palabra heredó su sentido de denominación general de inframundo. Gorgias presenta sus experiencias en la cueva efectivamente como un enfrentamiento con el inframundo. Con este ejemplo tenemos que tener en cuenta que es narrado por el propio Gorgias que tenía, como acabamos de mencionar, una visión muy peculiar en cuanto a la verdad. La veracidad de un texto sólo reside en sus calidades retóricas y persuasivas. La carta vale como aplicación elocuente de esta tesis. Además es importante de notar que las dos obras completas de Gorgias, El elogio de Helena y La defensa de Palamedes, son alegatos que aplican argumentos convincentes a situaciones irreales, a saber temas mitológicas. La carta es muy emblemático por la escritura gorgiana porque pone en evidencia la ya señalada tensión entre verosimilitud y veracidad. Por un lado se expresa en una 41 lengua convincente, seria y precisa en cuanto a denominaciones geográficas. Quiere convencernos de que concierne cosas realmente acontecidos: “Pasados mucho ciclos estudié en Tebas documentos conservados por un linaje de sacerdotes egipcios y confirmo que sus testimonios relativos a la caverna son puntuales.” (Herrasti:63) y por otro lado los sucesos difícil de creer y entreverado con motivos míticos. Se pone, por ejemplo en una misma línea con un personaje mítico, Odiseo: “Entraba al Averno, a la famosa cueva en que los antiguos ubicaban las andanzas de Odiseo. Pocos sabían su exacta localización y, asimismo, Blepsidemo, pocos saben que el temido y mítico lugar estaba habitado por mis captores, por esas sombras que ahora hablaban en una jerga irreconocible.” (Herrasti: 63) A medida que va progresando el relato entendemos que la carta en el fondo es un tipo de una alegoría soterrada para llamar la atención de Blepsidemo del averno de Jasón, basándonos en el final abrupto de la carta: “En la región del cabo Miseno, entre Dikaiarcheia y Cumas, [lugar de la caverna] no hay aves o nidos ¿te has fijado en que los árboles cercanos al palacio carecen de nidos? Bajo el silo abandonado [el resto de la carta se ha perdido].” La carta es una ejemplificación de la típica manera alegórica, indirecta y irónica con que comunica Gorgias en su obra transmitida. Parece que miente Gorgias aquí para decir la verdad (que existe una secreta prisión subterránea junto al palacio en Feres en que tortura el tirano sus enemigos). Todo esto para demostrar que cuando Gorgias tiene la palabra se expresa en un discurso complejo y paradójico, igual como el Gorgias histórico. En la segunda carta nos habla un Gorgias más humano y falible que se dirige a otro personaje histórico, Aléxandros II, rey de macedonia. Aquí también cuenta una anécdota de su vida pero basada en un dato biográfico confirmado por una serie de fuentes, a saber la travesía de Gorgias de Sicilia a Atenas en el año 427 a C en fin 42 de pedir ayuda a la asamblea ateniense contra Siracusa. Emblemático por el Gorgias de carne y hueso es el frase siguiente: “Me quebraba, general. El viejo y sabio Gorgias que veneras, aquel que saludas rodilla en tierra por respeto a la cuna siciliana, el que delibera hoy por el bien de esta Tesalia, sentía entonces que su alma era fisura y el valor derrumbe.” (Herrasti:168) La novela pues mantiene en su representación la visión fragmentaria que caracteriza la documentación histórica. Los testimonios en la colección Diels-Kranz provienen tanto de admiradores como de adversarios virulentos. En la novela destaca un Gorgias enigmático de filosofía confusa que provoca la mayor reverencia con unos y da asco con otros. El autor evita de imponernos una visión determinada de Gorgias. El lector tiene libertad en evaluar sus méritos. Ilustrativo por esta ambigüedad además es que el papel del sofista en el asesinato de Jasón no resulta dilucidado y se sugiere que suministró apoyo financiero a un movimiento clandestino de resistencia que asimismo era responsable por las insurrecciones que siguieron a la muerte del tirano. En conclusión podemos decir que el autor en su representación de Gorgias explota la fragmentación de la historia. Pone de manifiesto que una imagen estable y fija del sofista que “lo mostraría como era realmente” es en vano. La representación quebrada de Gorgias no es tanto la consecuencia de una multiplicidad de voces que carece de jerarquía (la instancia narrativa predomina el relato entero) sino en la preservación esmerada de la fragmentación, contradicciones, enigmas, exageraciones, mitificaciones y prejuicios de las fuentes clásicas y del obra gorgiana misma. En connivencia con los pareceres de Gorgias en cuanto a la historia resulta en vano de llegar al Gorgias verdadero y auténtico. 43 I 4: Intertextualidad en función de la verosimilitud Cuando consideramos el concepto de intertextualidad de una manera barthesiana tenemos que constatar que a través del discurso entero la novela mantiene una interacción constante con las fuentes históricas. Tal concepción genérica y filosófica del término no resulta útil en fin de diferenciar la novela histórica clásica de la nueva novela histórica ya que todas las novelas históricas por su naturaleza entran en contacto con la historiografía. Esta dependencia genérica es lo que llama Genette la architextualidad. (Genette: 54) Por consiguiente sólo considero la intertextualidad como la definió Genette (58), es decir la intercalación concreta de fragmentos de otros textos bajo forma de citas, plagio o alusiones. I 4 a: Intertextualidad con la historia y el pensamiento clásico Como he comprobado, la reconstrucción minuciosa del mundo histórico conlleva por supuesto una específica intertextualidad histórica con las fuentes clásicas, en primer lugar con los testimonios en la colección Diels-Kranz. En “La muerte el filósofo” tal intertextualidad histórica se presenta bajo la forma de citas y alusiones. El fragmento siguiente es un ejemplo de una cita marcada: “Isócrates, el riguroso, cuantificó en mil estáteras la fortuna dejada por Gorgias de Leontinos, suma ridícula en comparación con las grandes cantidades que el retórico ganó.” (Herrasti:43) Isócrates (436 a C – 438 a C) era un orador ateniense y uno de los discípulos más célebres de Gorgias. Escribió hacia 390 a C, veinte años antes del momento en que se sitúa la historia, uno obra titulado “contra los sofistas” en la que critica la pedagogía de los sofistas. Otra vez constatamos el trato respetuoso con los documentos ya que la frase es una resumida transcripción casi literal de las aserciones de Isócrates en su discurso “Antídosis”. Cito al orador: 44 “Pero el que mayor fortuna amasó, de cuantos [sofistas] recordamos, fue Gorgias de leontinos. Éste, aunque vivió en Tesalia en la época en que sus habitantes eran los más ricos de Grecia, y a pesar de haber vivido una vida muy larga, dedicado a esa actividad lucrativa, y no haber habitado de una manera estable ninguna ciudad, por lo que no tuvo que contribuir a los gastos del estado ni se vio obligado a pagar impuestos, y, además, no deposó a ninguna mujer ni tuvo hijos, sino que se vio exento de esa contribución, la más constante y costosa; a pesar de todas esas ventajas sobre los demás para amasar una mayor riqueza, a su muerte dejó sólo mil estáteras” ( = DK 82 A 18)15 Otro ejemplo de casi literal citación de documentación histórica encontramos en la frase siguiente: “El sueño me entrega a su hermana.” Y la muerte se le vino encima robando las palabras.” (Herrasti:24) Que se compare con el fragmento de la Historia Varia del romano Claudio Eliano (175 d C – 235 d C): “Cuando Gorgias de Leontinos se encontraba ya al final de su vida y en una edad muy avanzada, se sintió preso de algo de debilidad y, cayendo en un estado de somnolencia, durante un poco de tiempo permaneció echado. Cuando acudió, para observarlo, uno de sus allegados, le preguntó cómo se encontraba, a lo que Gorgias respondió: “Ya comienza el sueño a depositarme al lado de su hermano.” ( = DK 82 A 15)16 La diferencia con el ejemplo anterior es que este préstamo ocurre de manera no marcada. Otro modo de insertar textos históricos es la alusión explícita a la obra de historiadores: 15 Traducción de Bellido: 165. 16 Traducción de Bellido: 163. 45 “Ni el polígrafo Ateneo ni Pausanias, el viajero, supieron jamás que a Gorgias le bastaba con dormir dos horas para vencer el cansancio y recuperar la lucidez. En cambio, un personaje tan humilde como el eunuco acarnio, conocía de sobra ese y muchos otros pormenores de la vida del ilustre sofista.” (Herrasti:17) “Entre los memoriosos ilustres, sólo Diodoro Sículo concedió importancia al oficio de hostelero en uno de sus 38 libros ocultos hoy en las llamas, las aguas o el polvo, y ni siquiera él menciona el riesgo que la ocupación entrañaba en tiempos interesantes.” (Herrasti:129) Ateneo, Pausanias y Diodoro Sículo son proveedores importantes de información histórica para la novela. Los fragmentos son sobre todo interesantes porque reflejan sobre la deficiencia de las fuentes históricos y la proporción entre literatura y historiografía. En términos más generales, los dos fragmentos evalúan el conocimiento histórico y por lo tanto añaden un nivel metadiscursivo al texto. En consecuencia comentaré los fragmentos en el párrafo siguiente sobre la metadiscursividad de la novela. La novela refiere regularmente a escritores contemporáneos de Gorgias. La alusión provoca interacción con los textos y los idearios de los respectivos escritores. Las referencias no siempre son obvias y suponen un conocimiento medio hasta avanzado del mundo clásico de modo que el conocimiento del lector juega un papel considerable en la interpretación. Al inicio de la novela abundan las referencias a otros personajes históricos. Se trata sobre todo de filósofos, escritores y políticos. Su representación pasa de acuerdo con la tradición historiográfica. Otro ejemplo es el fragmento siguiente: “ Acto seguido, Gorgias hizo cuentas y calculó en setenta los años que tenía al encontrarse con el filósofo de los hombros anchos, no sesenta, como se afirmaba en esa ingeniosa comedia dialogada, autógrafa por cierto, que Platón le había mandado desde Siracusa. Pobre. Su viaje había sido funesto, pero bien ganado tenía su desventura.” (Herrasti:12) 46 Aquí refiere el autor al diálogo homónimo “Gorgias o de retórica” de Platón. Escribió esta obra en que dialoga Sócrates con Gorgias y otros sofistas, efectivamente aún antes del fallecimiento de Gorgias. El trabajo y la autoridad de Platón son en gran medida responsables por la mala reputación que tenía el sofista durante tantos siglos. Platón diferencia en el diálogo la filosofía de la retórica, calificando la última como una mera habilidad que no merece pretensiones filosóficas. El apodo “el de los hombros anchos” es una literal traducción del nombre Platón que no era su nombre original. Platón efectivamente viajó en 388 a C hacia Siracusa en fin de influir en la política de Dionisio I pero allí fue encarcelado probablemente por la agitación que provocaron sus ideas políticas con la clase dominante de Siracusa. Más adelante el autor refiere otra vez al diálogo, ahora de manera más implícita: “La tierra produce estacas para hombres de tu ralea”, recordó Akorna, frase del maestro que sus admiradores citaban a menudo como la respuesta dada a un tal Querefonte en debate público.” (Herrasti:43) ( DK 82 A 24) En el diálogo de Platón, Querefonte es uno de los participantes en la discusión con Sócrates. Era un amigo de Sócrates que tenía por el filósofo una admiración exagerada hasta ridícula. El fragmento siguiente remonta indirectamente a la obra de Platón: “Se moriría de envidia”, concluyó sin reparar en que Hipias había fallecido dieciséis años atrás, en un camino polvoriento desde el que se veía el río Meandro. El nombre de Hipias trajo a su memoria escenas mucho más lejanas en las que Protágoras argumentaba contra Córax y Pródico debajo de un olivo muerto, tan muerto como lo estaba Protágoras desde hacía cuarenta años, treinta y ocho quizás.” (Herrasti:12) En este fragmento el autor parece intentar atenerse a la verdad histórica tal como se presenta en las fuentes de información mencionadas anteriormente. Las figuras de Hipias, Córax, Pródico y Protágoras son personajes históricos que pertenecían a la primera generación de sofistas. Hipias (mediados del siglo V a c – comienzos del Siglo IV a C) conocemos sobre todo desde los dos diálogos homónimos de Platón 47 (Hipias Menor y Hipias Maior). Es también de aquí que heredó su reputación de ser engreído y muy consciente de sí mismo. La caracterización “Qué ganas de mostrárselo al vanidoso de Hipias,..” (Herrasti:11) es de acuerdo con, por ejemplo, las citas siguientes de Hipias por parte de Platón: “…Así que estoy por creer que he ganado más dinero que cualesquiera otros sofistas, tomados de dos en dos.” ( = DK 86 A 7)17 “Desde que he empezado a tomar parte en los concursos de Olimpia, hasta el momento, no me he encontrado con nadie mejor que yo en ningún aspecto. ” ( = DK 86 A 8)18 Además las referencias a las fechas de fallecimiento de Hipias y Protágoras pueden ser correctas. Gorgias murió hacia 376 a C, mientras que Hipias falleció a comienzos del mismo siglo y Protágoras aproximadamente en 411 a C, lo cual hace verosímil las menciones, aunque la historiografía no tiene certeza absoluta en cuanto a los cursos de vida de los sofistas. Córax y Tisias (ambos siglo V a C) eran dos oradores sicilianos que pasan por fundadores de la clásica retórica griega. Sin embargo la historiografía no tiene una respuesta definitiva a la pregunta si ellos realmente han existido o si los nombres Córax y Tisias refieren a la misma persona. Cuando admitimos su existencia, como hace la mayoría de los estudiosos, es probable que Gorgias conociera a estos sofistas debido al partido suelo natal y a la proximidad estilística. (Guthrie: 270) Otro ejemplo en el mismo capítulo : “Sabía que todo estaba perdido, que el sino estaba escrito y que muy pocos hombres eran tabla rasa, como solían decir los estagiritas.” (Herrasti:23) 17 Traducción de Bellido: 299. 18 Traducción de Bellido: 300. 48 En la primera frase se encuentra una clara alusión a la escuela aristotélica cuyos discípulos estaban llamados “estagiritas” según la ciudad natal de Aristóteles, Estagira. Sin embargo, la cronología no resulta realista aquí puesto que Aristóteles tan sólo nació en 384 a C, por lo cual la existencia de una escuela aristotélica en tiempo de Gorgias sólo puede ser fingida. También a lo largo de la novela surgen las referencias a los protagonistas de la historia antigua de Grecia. En las frase siguiente menciona por ejemplo a Arqúiloco de Paros: “..., entonando de memoria yambos amorosos del genial Arquíloco,...” (Herrasti:60) Arquíloco de Paros (680 a C – 645 a C) era un poeta lírico de estilo arcaico. Es conocido por hacer del yambo un género literario. El yambo era una sátira en que se burlaba de personajes contemporáneos. (Bellido: 164) Esta referencia es interesante porque saca a relucir la relación entre la obra de Gorgias y la poesía de su tiempo. El sofista intentó de crear un tipo de prosa que era capaz de rivalizar con la poesía del pasado. (Bellido: 152) Gorgias, junto con otros sofistas se inscribieron explícitamente en la vieja tradición de los aedos y de los rapsodas, cantantes de poesía épica. El símbolo de esta tradición es la túnica púrpura con la que suele vestirse los intérpretes de los epopeyas. En la colección Diels-Kranz aparece un testimonio de Claudio Eliano (c. 175 d C – c. 235 d C) que sostiene que Gorgias y Hipias se presentan en una capa púrpura durante sus representaciones públicas, sobre todo (DK 82 A 9) La novela sigue a Eliano: “Gorgias, embebido en la inspección de la famosa túnica de púrpura con que invariablemente se engalanaba para los debates públicos,…” (Herrasti:25) La túnica surge otra vez más tarde en un pasaje en que Akorna recuerda el origen del túnica. Resulta que el sofista la heredó de quien era probablemente un aedo o un rapsoda: “Seis, siete, ocho olimpiadas habían transcurrido desde que el leontino enjugara con el faldón de esa túnica la frente de su dueño original, un moribundo que encontró 49 delirando a la vera de un sendero pedregoso. Ni los fomentos ni el masaje pudieron sacarle la fiebre del cuerpo; ningún exhorto logró dar con su nombre, que distinguido debía ser a juzgar por el atuendo y la exquisitez del lenguaje. La noche entera ocupó Gorgias en atenderle hasta que la negra huidiza lo llevó consigo como si de un sueño ligero se tratara. De aquel encuentro conservó Gorgias dos legados, la túnica de gala teñida con púrpura de Tiro y...” (Herrasti:154) El hecho de que Gorgias siguió vistiéndose en aquel indumento precioso significa que consideró a sí mismo de un aedo o al menos hacer tal papel. Aquella posición no es tan curiosa si tomamos en cuenta el contexto en que se representaba el discurso (cfr. la segunda parte) y el origen del palabra “sofista”. Cuando surge la palabra por primera vez, en una oda de Píndaro (c. 518 a C. – c. 438 a C) significa “poeta”. En el siglo VI y V los poetas y sus portavoces, los aedos, tenían una importante función educativa. Eran fuentes de instrucción práctica y de asesoramiento moral. Con la expansión y la democratización del mundo griego en el siglo V ya no bastaba la lírica para la educación. Se recurría cada vez más a la prosa y la educación profesional de los sofistas. (Guthrie: 29-30) En este contexto es digno de mención que en la novela uno de los amigos de Gorgias es un poeta, aunque con nombre ficticio. Luego, en la carta de Gorgias dirigida a Blepsidemo, encontramos una referencia interesante a Metrodoro de Kío, un filósofo presocrático del siglo IV a C: “La juventud a destiempo engendra petulancia y la petulancia ceguera. Basta recordar esa idea oprobiosa de Metrodoro de Kío según la cual todas las cosas son lo que uno pienso de ellas. Cuántos gobernantes lo citaron para justificar infamias, cuántos lo citan hoy. Sobran ejemplos lamentables.” (Herrasti:59-60) La novela cita la idea más conocido de Metrodoro de Kío (o de Quíos). En base a esta idea la historiografía lo califica como un escéptico absoluto. No existe documentación de una relación entre Gorgias y Metrodoro. Es posible que el uno conociera la obra del otro, aunque Metrodoro era mucho más joven que Gorgias. Sin embargo, la importancia de la referencia reside en que se ofrece resistencia aquí a la tradición interpretativa que califica Gorgias y los sofistas como inmorales, nihilistas y oportunistas. Al inicio de la carta el leontino está representado con alguien con 50 serias preocupaciones morales. Avisa contra la petulancia y la arrogancia de la juventud. Tal representación encaja en la rectificación de la mala reputación de los sofistas durante siglos. En la cita que sigue se relaciona el historiador y militar ateniense Tucídides (c. 460 a C. – c. 396 a C.) con Gorgias: “Hay cuerpos de madera verde en que no arden las ideas.”, elaboró Tucídides para beneplácito del leontino, su maestro preferido,..” (Herrasti:94) El historiador romano Amiano Marcelino (siglo IV) menciona en su biografía de Tucídides (460 a C – hacia 396 a C) a Gorgias de Leontinos como un modelo para el estilo de Tucídides, sobre todo en el uso de antítesis y cláusulas equilibradas. (DK 84 A 9) Un poco más adelante se encuentra una llamada ingeniosa a la filosofía del alma de Pitágoras (c. 582 a C – c. 507 a C.). Además es notable de encontrarla mientras el discurso enfoca en Akorna. Tal consideración filosófica es bastante inusual por un esclavo sin formación ninguna. “El trato añejo con el retórico, profuso en aforismos, analogías, revelaciones, citas imágenes, lenguas y honores, preservaba el calorcillo de esa flama con que Pitágoras ilustraba el meollo del alma.” (Herrasti:100) Aparte de sus preocupaciones matemáticas, Pitágoras también desarrolló una filosofía que enfoca en primer lugar en el alma. En su sistema, el alma es una entidad inmutable y perenne que puede transmigrar de un cuerpo a otro. Las apariciones más puras y altas del alma son los astros. No obstante, Akorna insiste en primer lugar en el papel esencial de la lengua en la constitución de la teoría. En el fondo dice el esclavo que el vigor de una teoría filosófica reside en el esplendor de su formulación, lo cual es una pauta en el ideario gorgiano. Las referencias a los personajes históricos y sus obras pues no son gratuitas. Los nombres surgieron en la literatura científica sobre el sofista y su representación en la 51 novela queda bastante fiel a la documentación. El desfile de personajes históricos ocurre de modo verificable. Casi todos están relacionados por las fuentes clásicas con la vida de Gorgias, aunque no siempre con certeza. De este modo aumentan considerablemente la verosimilitud del discurso. Constatamos que la intertextualidad ocurre de manera coherente: sólo se presentan intercalación y referencia a textos clásicos. El autor maneja pues el recurso de la intertextualidad de modo semejante a su trato con la documentación histórica: como instrumento retórico en fin de aumentar la verosimilitud y la seriedad del discurso. A pesar de todo, la novela contiene, de manera algo soterrada, una relación que no encaja bien en mi conclusión. Aludo a las referencias a la obra de Aristófanes, escritor de comedias y coetáneo de Gorgias. Ya señalé la presencia del motivo de la clepsidra sacado de su comedia “Las aves”. Pero hay más referencias. Primero por los nombres de personajes como Frínico, Evélpides y Dagatas que son también nombres de protagonistas de sus comedias. También el nombre del suelo natal de Akorna, Acarnio puede pasar por referencia implícita (encima “Acarnio en lontananza” es el subtítulo de la novela y Herrasti (175) asegura explícitamente en el glosario que el nombre deviene de la comedia “Los acarnios” de Aristófanes). Ahora bien lo interesante es que esta intertextualidad tiene capacidad autoparódica puesto que Aristófanes ridiculiza sarcásticamente a Gorgias. Para mayor claridad, cito de nuevo de “Las aves”: “Hay en Fanas, de la Clepsidra cerca, una raza pérfida de lenguaraces, que vendimian, siembran y hacen cosecha con su lengua y también recogen higos. Bárbaros de nación, los Gorgias y los Filipos. Y de esos Filipos lenguaraces se ha extendido por todo el Ática la costumbre de cortar aparte la lengua de las víctimas. ” ( = DK 82 A 5a) 19 19 Traducción de Belllido: 156. 52 Esta intertextualidad, aunque limitada y soterrada, no tiende a afirmar o reforzar el discurso verosímil sino tiende más bien a socavarlo. I 4 b: Intertextualidad con la obra de Gorgias En este párrafo considero la intertextualidad entre la novela y la obra gorgiana tal como la define la colección Diels-Kranz. Aquí solo analizo la intertextualidad en el nivel del contenido, pues hago abstracción de la intertextualidad en el nivel de la lengua y el estilo (es sujeto de análisis de la segunda parte). Contrariamente con los textos de otros escritores clásicos, esta intertextualidad queda bastante limitado. Las citas y alusiones a la obra transmitida no son muy numerosas. En la novela aparece por ejemplo ninguna referencia a los dos discursos enteramente transmitidos, a saber “El elogio de Helena” y “Defensa de Palamedes”. El único pasaje que podemos clasificar como una cita genuina encontramos en la página 103: “Al retórico no le intrigaba la extroversión prácticamente automática de dicha inquietud, sino que ésta se presentara por lo común recién culminado el desafío a las tesis eleáticas de la existencia, ingénita como el ansia de verdad y la reticencia a la nada, siendo que nada es, que si algo fuera sería incognoscible y que si fuera cognoscible sería incomunicable. (Herrasti:102-103) No es ocasional que Herrasti cita aquí a las palabras más conocidas del sofista. También constaté que la cita obtiene una función particular en el discurso del narrador omnisciente.20 En otro lugar encontramos una cita marcada pero falsa: “Máximo agobio de sometidos y poderosos; estado en que la vida no sabe qué hacer consigo misma, realidad del desastre aparente”, escribió Gorgias en su celebrado 20 Véanse página 10-11 53 Epitafio, compuesto por el retórico para honrar a los atenienses caídos en las guerras del Peloponeso.” (Herrasti:147) En ninguna versión de “El epitafio” de la colección Diels-Kranz aparecen estas palabras. También las referencias al “Exhorto a la prudencia” y al “Exhorto a la obediencia” carecen de documentación histórica. A mi opinión la intertextualidad explícita no es deseable por varias razones. Primeramente, el corpus gorgiano es difícil de citar debido a la fuerte coherencia interna de los textos. El tratado “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza”, “La defensa de palamedes” y el “Encomio de Helena” son alocuciones que paso a paso construyen un curso de pensamientos. Es espinoso de sacar una sola frase del corpus. Es bastante probable que la frase se vuelve ininteligible. En segundo lugar la obra Gorgiana no se expresa en términos generales. Nos comunica su filosofía de manera indirecta. Cada texto representa un caso muy concreto y además la oralidad dificultan la transgresión de la obra gorgiana a una novela. Para colmo utiliza un lenguaje a veces lúdico, paradójico en que la interacción con textos de sus coetáneos son imprescindibles para el cabal entendimiento de sus palabras. Con otros filósofos de la antigüedad griega, como Platón y Aristóteles entre otros, la cita resulta técnicamente más alcanzable porque se expresan en términos más universales y abstractos. I 4 c: Paratextualidad Además es interesante la relación que mantiene el texto con su paratexto, en concreto con las citas en la guarda y al inicio de cada capítulo: “Do not go gentle into that good night. Rage, rage against the dying of the light.” (Thomas Dylan) (Herrasti:9) Esta cita resulta extraño en el contexto de esta novela. Junto con la cita de Osadchy en la página siguiente forman los únicos ejemplos de explícitas relaciones intertextuales con textos no-clásicos. La cita proviene del poemario “en el sueño campestre” de Thomas Dylan que data de 1951. El poema es una elegía por su 54 padre terminalmente enfermo. En el poema Dylan habla de su padre como un hombre viejo, bueno, sabio y impetuoso y le desea una muerta digna. El paralelo con la muerte de Gorgias de Leontino es evidente y la cita además contiene esta referencia a la luz. No obstante, el contenido es lo único que une ambos textos. El tono emocional y la forma rústica del poema de Dylan se encuentran muy lejos del discurso refinado y ecuánime de “la muerte del filósofo”. La extrañeza también reside en el hecho de que son palabras archiconocidas del poeta, recuperadas frecuentemente, incluso en la cultura popular. Estas palabras célebres al inicio crean la expectación de una lectura elegíaca y dramática, lo que no corresponde con el discurso de la novela. La cita al inicio del primer capítulo también proviene de un contexto muy diferente del de la novela pero sí contiene una referencia al mundo clásico: “Mi tumba no será la de Homero” (Mijailo Osadchy) (Herrasti:11) Mijailo Osadchy (1936-) es un prosista y poeta ucraniano que pertenece a la generación de escritores disidentes en el mundo soviético de los años 60 y 70. Homero vale por el padre de la literatura occidental actuando como símbolo por antonomasia de la tradición. De la cita se desprende un anhelo de escapar a la influencia aplastante de esta tradición y de seguir su propio camino. Podríamos poner las palabras de Osadchy en boca de Gorgias cuando guardamos en mente que el surgimiento de los sofistas en la sociedad griega estaba muy vinculado con los cambios profundos que experimentaba la sociedad griega en el siglo V a C: de una sociedad con caciquismo y estructuras feudales hacia una sociedad con instituciones hasta cierto punto democráticas. Además mencioné que el término “sofista” tiene originalmente el significado de “poeta”. De lo expuesto se deduce que la función de la literatura cambió esencialmente en el tiempo de Gorgias. La lengua en la poesía antigua afirmaba las estructuras autoritarias y el mundo de los dioses mientras que en el siglo V a C la lengua (al menos la lengua retórica) obtuvo una nueva función como instrumento en la lucha por el poder: la de persuadir a la gente. 55 Con los demás paratextos la relación con la novela resulta más obvia. Al principio del segundo y cuarto capítulo encontramos citas de las dos principales obras de Gorgia de las cuales no hay ningún indicio en el propio texto: “Hizo lo que hizo ya por decisión de la Fortuna, mandato de los dioses o designio del destino.” (Gorgias de Leontinos, Encomio de Helena, v 6) (herrasti:25) “Mas la luz es enemiga de tales actos.” (Gorgias de Leontinos, Defensa de Palamedes, v 10) (Herrasti:129) La cita que introduce el tercer capítulo es una frase del diálogo del Platón de lo que además encontramos una referencia en la página 12 (“esa ingeniosa comedia dialogada”).21 En el diálogo critica Sócrates el relativismo de Gorgias: “Sócrates: -Pero ¿no has confesado que es imposible ser desgraciado al mismo tiempo que uno es dichoso?” (Platón, Gorgias o De la retórica) (Herrasti:87) Ya referí a la relación de los escritos de Gorgias con la poesía arcaica de Grecia.22 El último capítulo comienzo con unos versos citados de Arquíloco de Paros a quien Herrasti el narrador ya refirió explícitamente en la página 60.23 La cita anticipa la muerte por asfixia de Akorna al final de la novela: “...con nuestras vidas en brazos de las olas.” (Arquíloco de Paros, fr. 213) (Herrasti:165) En conclusión, la relación del texto base con el paratexto es un factor en el conjunto de la intertextualidad que no se puede minimizar. Este paratexto se limita a seis frases citadas pero de origen heterogéneo y seleccionadas con esmero. El paratexto es además el único lugar en la novela en que se rompe la coherencia temporal del discurso. Las citas de Dylan y Osadchy son las únicas cruces con tiempos modernos. El paratexto resulta también el lugar adecuado de citar directamente a 21 Véanse página 26 22 Véanse página 28 23 Véanse página 28 56 Gorgias, lo que en el discurso es difícilmente realizable puesto las enormes divergencias genéricas y contextuales. 57 I 5: Metadiscursividad El narrador omnisciente de “la muerte del filósofo” comenta varia veces su propio discurso. Su voz tiene carácter de un historiador. Nos da con autoridad información biográfica sobre el sofista. Interesante es que enfatiza nuestro conocimiento deficiente sobre el retórico: “Los cuatro dignatarios extranjeros residentes en la ciudad de Feres habían leído extensos panegíricos en honor de Gorgias. Su infancia, juventud, madurez y vejez fueron referidas en detalle. Obviamente, los expositores omitieron largos periodos de los que poco o nada se sabía, abundando en anécdotas y relaciones harto conocidas. [...] En fin. La enumeración pormenorizada de obras y andanzas crecía a la par de las lagunas biográficas.” (Herrasti: 45-46) El efecto es que Herrasti, advirtiendo por anécdotas inverosímiles, crea aquí una gran veracidad. Parece que el narrador se cubre. La última frase llama la atención porque es interpretable como un comentario metatextual ya que la novela misma es una obra que se ve obligada a allanar las lagunas biográficas. Las lagunas de la historiografía hacen posible la ficción. La literatura trabaja con los aspectos olvidados La relación entre historiografía y la literatura es varias veces sujeto de digresiones metaficcionales. Interesantes ejemplos son los fragmentos siguientes en los que el narrador menciona explícitamente a sus fuentes históricas: “Ni el polígrafo Ateneo ni Pausanias, el viajero, supieron jamás que a Gorgias le bastaba con dormir dos horas para vencer el cansancio y recuperar la lucidez. En cambio, un personaje tan humilde como el eunuco acarnio, conocía de sobra ese y muchos otros pormenores de la vida del ilustre sofista.” (Herrasti: 17) “Entre los memoriosos ilustres, sólo Diodoro Sículo concedió importancia al oficio de hostelero en uno de sus 38 libros ocultos hoy en las llamas, las aguas o el polvo, y ni siquiera él menciona el riesgo que la ocupación entrañaba en tiempos interesantes.” (Herrasti: 129) 58 “Los historiadores han abundado ya sobre el éxito de la embajada. Para nadie es secreto que mi discurso ante la asamblea de Atenas terminó con la intentona hegemónica de Siracusa. Sabemos, general, que pretensiones análogas amenazan hoy a nuestra amada Tesalia.” (Herrasti: 170) Los historiadores Ateneo de Náucratis (siglo II d C) y Diodoro Sículo (siglo I d C) junto con el geógrafo Pausanias (siglo II a C) proporcionan una parte considerable de nuestro conocimiento histórico de Gorgias. Sin embargo, destaca aquí de nuevo la deficiencia de estas fuentes. „La biblioteca histórica‟ de Diodoro Sículo efectivamente está caracterizado por gran amplitud y abundancia de detalles pero sólo están transmitidos 14 de sus 40 volúmenes. Los fragmentos son metaliterarios en el sentido de que la ficción tiene que imaginar lo que es ausente en la documentación. Los historiadores nunca pueden obtener una visión completa de quién era Gorgias. En fin de allanar esta deficiencia es interesante adoptar la perspectiva de un personaje humilde como Akorna quien normalmente desaparecería entre los pliegues de la historia. La literatura tiene la esta facultad de adoptar perspectivas menores que en el discurso de la historiografía son nada más de nimiedades. Aparte de los comentarios explícitos del narrador hay una segunda vía a través de la cual se genera contenidos metaficcionales. La presentación del ideario de Gorgias (un trabajo sumamente interpretativo) contiene muchos gérmenes de reflexión sobre el funcionamiento de la lengua, de la escritura y la verdad literaria. “...; creó figuras lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como antítesis, isocalias, parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo;...” (Herrasti: 46) “...; constatar que la palabra y el sentido de la ocasión generan verdad, igual que el aliento genera música en connivencia con la oquedad de una flauta.” (Herrasti: 19) En primer lugar es interesante constatar que la lengua es un criador de la verdad y no al revés. La verdad es una construcción lingüística por lo cual la lengua nunca puede ser mimética. Segunda aserción de la frase es la concepción estrucuturalista 59 de que la relación entre la palabra y su sentido es arbitraria. Como abordado anteriormente, es difícil de atribuir tal concepto con seguridad a Gorgias. La mayor fuente en que se basa la filosofía relativista es su tratado “sobre lo que no es o sobre la naturaleza”. En cuanto a éste, refiero otra vez al fragmento en que Herrasti cita a las tesis célebres del tratado porque tiene aparte de su relevancia intertextual, repercusiones metaficcionales. “A partir del septuagésimo octavo aniversario, Gorgias se supo condenado a explayarse respecto de la duda más acuciante de sus auditorios. Ya fuera en Siracusa, Ortigia o Antisia, a orillas del Cacíparis, del puerto Cofo o tras bañarse en un ramal del Ciane, sin importar el eje temático o el acaloramiento en el debate precedente, fulleros, heteriarcas, labriegos, artistas, sibilas, memos, disolutos o moderados aguardaban la oportunidad, la pausa justa, la menor digresión para abordar la longevidad y sus secretos. Al retórico no le intrigaba la extroversión prácticamente automática de dicha inquietud, sino que ésta se presentara por lo común recién culminado el desafío a las tesis eleáticas de la existencia, ingénita como el ansia de verdad y la reticencia a la nada, siendo que nada es, que si algo fuera sería incognoscible y que si fuera cognoscible sería incomunicable.” (Herrasti:102-103) Insisto tanto en las tres tesis no sólo porque son enigmáticas y intelectualmente desafiantes o porque son citadas casi literalmente o porque son las palabras más célebres de Gorgias, sino en primer lugar por la función que obtienen en el contexto nuevo de una novela. El pasaje presente está contado por un narrador omnisciente de manera muy verosímil. Abundan los detalles, denominaciones geográficas, nombres propios y una larga enumeración de profesiones de la antigua Grecia. Además demostré que el tema de la longevidad es detalladamente descrita en las fuentes históricas. De este modo, semejante al pasaje comentado anteriormente, el narrador recibe el carácter de un historiador que incluso sabe más que la historiografía misma. No obstante este discurso se ve provocado por las tesis gorgianas. Su función me parece sobre todo de poner en entredicho el discurso historiográfico. ¿Si nada existe y el pensamiento y la comunicación son sumamente problemáticos, cuál podría ser el valor de las enunciaciones del narrador y de la novela en general? Las citaciones gorgianas, intercalados de manera literal, marcada y algo artificial, introducen pues un nivel discursivo adicional. La puesta 60 soterrada en tela de juicio del conocimiento histórico está ligada con el rasgo que Menton atribuye a la nueva novela histórica, es decir el pensamiento que nunca podemos captar el verdadero índole de la realidad o de la historia. (Menton: 23) En resumen el contenido metaficcional es de índole bastante filosófico y se gira en torno a dos tópicos: la relación entre la ficción y la historia y el valor referencial de la lengua. La metadiscursividad no es predominante en la novela: los fragmentos que pueden tener relevancia metaficcional no son muy amplios ni numerosos y algo soterrados. Sin embargo, no podemos descuidar la metaficcionalidad visto que incita a cuestionar profundamente el estatuto de la novela histórica. 61 II: El lenguaje de “La muerte del filósofo”: ¿imitación o parodia? En este apartado analizaré en qué medida el lenguaje de “La muerte del filósofo” es un eco del lenguaje gorgiano y las eventuales implicaciones filosóficas de esta cuestión. Aínsa (105) considera el arcaísmo o el “retorno literal a la escritura del pasado” una técnica apropiada para “hacer evidente la imposibilidad del mimetismo. El sofista utilizó la lengua (el dialecto ático del siglo V y IV a C en su caso) de manera muy característica. En la historia de la literatura clásica es afamado por la intención de dotar la prosa con la esplendor de la poesía recurriendo sistemáticamente a figuras retóricas. Sin embargo, tenemos darnos cuenta de que su estilo suntuoso está estrechamente ligado con el contexto del género epidíctico y de los festivales cívicos y panhelénicos. Con objeto de averiguar semejanzas estilísticas entre la obra del retórico y la novela discutida describiré los rasgos esenciales de la expresión gorgiana, basándome en las contribuciones fundamentales para el estudio estilístico de Friedrich Blass (6272) y Scott Consigny (150-204). Después aplicaré estos rasgos al discurso de la novela. Esencial por esta empresa son las traducciones al castellano del corpus gorgiana. Recurriré a las traducciones reputadas de Antonio Melero Bellido y de José Barrio Gutiérrez, ambas en base a los textos recopilados en la colección DielsKranz. A continuación, quiero sacar en claro el efecto y el significado del lenguaje particular de esta novela. Partiré de la hipótesis que haya un vínculo entre la forma del discurso y la filosofía lingüística y la semiología de Gorgias. Compararé las técnicas, si las hay, con que ambos autores conceden contenidos metalingüísticos a su discurso. Finalmente, evaluaré en qué medida los resultados encajan en la visión histórica de la nueva novela histórica. 62 II 1: El género epidíctico y las fiestas cívicas y panhelénicas Las disquisiciones transmitidas de Gorgias pertenecen sin excepción al género oratorio epidíctico. En la antigüedad griega existían básicamente tres tipos de discursos retóricos: alegatos jurídicos, exposiciones políticos y el discurso epidíctico. Éste último se diferencia de los demás por no tener un determinado fin práctico. Las argumentaciones en los debates políticos y jurídicos, en cambio, intentan convencer a un auditorio que tiene influencia en una decisión por tomar. Las obras de Gorgias carecen de tal función práctica: versan sobre asuntos en los que el público no puede influir. El tratado “Sobre lo que no es o sobre la naturaleza” es una exposición abstracta sobre cosas trascendentales; el “Encomio de Helena” y “Defensa de Palamedes” defienden la causa de personajes mitológicos y “El epitafio” honra a los difuntos áticos caídos en la guerra. Por la carencia de un fin práctica demostrable, el género epidíctico se asemeja más a la literatura. (Perelman: 95) Además de convencer a la gente de lo justo o de lo bueno, el discurso epidíctico concede importancia a la estética. No cabe duda de la preocupación estética de Gorgias. Todas sus obras muestran un estilo muy elaborado hasta manierista. Los discursos gorgianos circulaban además de forma escrita. Cuando consideramos el estilo de Gorgias es aconsejable de tener en mente el contexto de los festivales cívicos y panhelénicos de los cuales los discursos formaban partes esenciales. El adornado estilo gorgiano está relacionado con este contexto específico. El discurso epidíctico era una representación teatral en fin de divertir a la gente. Inherente a esta representación festiva eran los aspectos de competición y parodia. (Consigny: 195-197) En los festivales atletas, rapsodos, actores y retóricos se competían en fin de lograr el favor del público y las fiestas eran los momentos preferidos de los ciudadanos por mofarse de su país, de sus instituciones y de sí mismos. (Parke: 105) En el marco de este estudio es muy importante constatar que el contexto original del lenguaje gorgiano es en el fondo un contexto carnavalesco. 63 II 2: Rasgos del estilo gorgiano II 2 a: Antítesis y paralelismo Varios estudiosos distinguen en la multiplicidad de las figuras retóricas gorgianas una tendencia a estructuras dobles, ora antitéticas ora para paralelas. Las enumeraciones de figuras de dicción que encontramos en los comentarios clásicos sobre la obra de Gorgias contienen figuras duplicadas antitéticas como La verdadera antítesis y la figura semejante del oxímoron; (DK 82 A 4, 32) y figuras paralelas como la anadiplosis o conduplicación, la repetición de una palabra o grupo de palabras al final de una cláusula y al inicio de la cláusula siguiente y su gemela la epanalepsis, la repetición al final de una cláusula de la expresión con que comenzaba la cláusula anterior; (DK 82 A 2) la isocalia o la distribución de un periodo en partes estructuradas de manera igual y su variante menor (con partes menos extendidos) la parisosis (DK 82 2, 4, 32) y el homoioteleuton o similidesinencia, una figura de rima que consiste en concatenar terminaciones homófonas de palabras cercanas; (DK 82 A 4, 32) Estudiosos modernos consideran otras figuras de homofonía características por los discursos de Gorgias como La parechesis o asonancia y 64 La paronomasia, la concatenación de palabras fónicamente muy similares pero con significado diferente. (Blass: 61 y Burgess: 102-103) Todos los comentaristas insisten en el modo sistemático con que Gorgias las empleó. A modo de ejemplo cito el encabezamiento del “Encomio de Helena”: “Armonía para una ciudad es el valor de sus hombres; para un cuerpo, la belleza; para un espíritu, la sabiduría; para una acción, la excelencia; para un discurso, la verdad. Lo contrario de todo ello es ausencia de armonía. Un hombre y una mujer y un discurso y una empresa y una ciudad, cuando sus acciones merecen alabanza, deben ser con alabanzas honrados, mas, si indignos de ellas, con censuras atacados. Pues igual error e ignorancia hay en censurar lo que es digno de alabanza que en alabar lo que es digno de censura.” (Encomio de helena, 1) La figura predominante en estas tres frases es la isocalia. Cada frase contiene cláusulas de estructura igual. La primera se extiende a cinco partes, la segunda se encuentra después de la enumeración caracterizado por el polisíndeton y en la última frase. Esta manera de estructuración en partes iguales da a la prosa una cierta cadencia. Es uno de los recursos preferidos de Gorgias en fin de transferir la métrica de la poesía a la prosa. (Blass: 61 y DK 82 A 32) Al mismo tiempo el fragmento muestra la escritura antitética de Gorgias. El encabezamiento está construido con tres antónimos: armonía><ausencia de armonía; digno><indigno; alabanza><censura. La antítesis se encuentra en el nivel de palabras pero también en el nivel de la frase. Finalmente destaca la sonoridad (sin embargo, en cuanto a éste las traducciones son lo más difícil de confiar) causado en primer lugar por la repetición de palabras. Además típico gorgiano es la alternancia entre el verbo y su sustantivo derivado (Blass: 60) (censurar-censura; alabar-alabanza). El efecto más notable de la combinación constante de estas figuras de dicción resulta ser la ritmicidad y musicalidad de su prosa. 65 II 2 b: Figuras poéticas Una segunda constante del estilo del sofista es la aplicación de toda una serie de figuras irracionales e ilógicas que eran a la sazón bastante novedosas, sobre todo la aplicación frecuente de éstas. Son figuras que se espera más bien en un contexto de poesía que en un contexto argumentativo y retórico. Sin embargo en el marco del género epidíctico hubo más espacio a recursos propiamente literarios. En primer lugar se trata del uso de distintos tipos de tropos (la desviación del sentido propio de una palabra) como la metáfora; dos ejemplos célebres encontramos con Longino quien los califica como ridículas: “Jerjes, el Zeus de los persas.” Y “buitres, sepulcros animados.” (DK 82 B 5a) El Suidas menciona también cuatro tropos similares a la metáfora: la metonimia; la alegoría; la hipálage o la atribución a un sustantivo, trasladándolo, las cualidades o acciones propias de otro sustantivo cercano. la catacresis, figura semejante a la metáfora que consiste en la sustitución de la palabra propia y precisa por otra de sentido parecido y aproximado.24 Además de las perífrasis poéticas, las fuentes clásicas y modernas consideran, esenciales por el estilo floreciente de Gorgias los rasgos siguientes: 24 el empleo regular del hipérbaton; Definición de Perelman: 624. 66 la inserción de localismos, glosas y arcaísmos; (Bellido: 154) el uso de hiatos o la suspensión repentina del curso de pensamientos. Una ilustración encontramos en el “Encomio de Helena”: “Pues bien, quién y por qué causa y de qué modo satisfizo su amor tomando a Helena, no voy a decirlo.” (Encomio de Helena, 4)25 El empleo frecuente de epítetos; (Bellido: 154) El recurso asiduo a la variatio o la alternación por ejemplo entre verbo y sustantivo verbal o entre sustantivo y la forma neutra del adjetivo. (Bellido: 154) II 2 c: El carácter juguetón y paródico. Recientemente, la crítica posmoderna ha prestado atención a una aproximación al estilo gorgiano como juguetón y paródico. Sin embargo tal enfoque no es completamente nuevo. Algunos críticos clásicos ya hacen observar la índole paródica de su obra. Aristóteles menciona que “Gorgias, en una recomendación acertada, afirmó que hay que destruir la gravedad de los adversarios con el humor y su humor con la gravedad” (DK 82 B 12)26 y que “ la escritura de Gorgias es típicamente paródico.”27 Atanasio de Alejandría escribe que “el tercer modo de retórica [el género epidíctico] que suscita, a propósito de algunas cuestiones ridículas, el aplauso de los muchachos y que es una adulación desvergonzada, fue aquella de la que se sirvieron, en su estilo y en sus argumentaciones erróneas, los discípulos de Trasímaco y de Gorgias.” (DK 82 B 5a)28 Además el final del “Encomio 25 Traducción de Bellido: 203. 26 Traducción de Bellido: 224. 27 ARISTÓTELES. Retórica, Libro III, 18, 1408b. 28 Traducción de Bellido:192-193. 67 de Helena” invita a una lectura paródica: “Quise escribir este discurso como un encomio de Helena y un juego de mi arte.” (DK 82 B 10, 21)29 También referí al contexto carnavalesco de la representación del género epidíctico. El estudioso Consigny interpreta además el adorno abundante de la escritura del retórico como un tipo de desafío y caricatura de convenciones genéricos. (Consigny: 167-183) Considera cada uno de los cuatro obras principales de Gorgias como parodias, exagerando o distorsionando las convenciones de géneros establecidos. En el caso del “Epitafio” el retórico juega con el género del epitafio oficial ateniense por ellos caídos por la patria (Gorgias nunca podía ser contratado por escribir un epitafio oficial por no ser proveniente de Atenas). El “Encomio de Helena” hace lo mismo con el panegírico serio; la “Defensa de Palamedes” con la apología legal y el “Tratado sobre lo que no es o sobre la naturaleza” con los tratados eleáticos. Esencial pues en distinguir la parodia es el aspecto de la intertextualidad. Es en la relación que entablan los textos gorgianos con otros textos clásicos que se puede calificarlos como satíricos o paródicos. (Pulgarín: 14) 29 Traducción de Bellido: 211. 68 II 3: Los rasgos gorgianos en “La muerte del filósofo”. II 3 a: Sintaxis en función del ritmo Primeramente, cuando examinamos la sintaxis de la novela, tenemos que distinguir entre las partes contadas por el narrador omnisciente y las partes en estilo directo. Las últimas tienden, por descontado, a una sintaxis más sencilla. La alternación repentina entre frases largas y complejas y frases cortas y sencillas no es totalmente ajena a la obra de Gorgias, igual que el estilo directo. En el “Encomio de Helena” y la “Defensa de Palamedes” Gorgias recurre frecuentemente al apóstrofe, un tipo de interrogación oratoria en fin de incluir al auditorio en el curso de pensamientos. Por ejemplo: “¿Por dónde comenzar a hablar de ello? ¿Qué debo decir primero? ¿hacia qué punto de la defensa debo volverme? Bien cierto es que, por causa del aturdimiento, no encuentre el camino de las palabras, a no ser que aprenda de la verdad misma...” (Defensa de Palamedes, 4)30 De la sintaxis del discurso del narrador omnisciente y de las cartas de Gorgias (juntos forman la mayoría en la novela) podemos decir que se trata de una sintaxis barroca con periodos largos y muchas oraciones subordinadas. Unos ejemplos de periodos que caracterizan la novela: “Sus pies eran muñones, Blepsidemo, parecidos a los cascos de un equino, e incluso pateaba el suelo como tal, regularmente, para aliviar las molestias evidentes que su temprana descomposición le producía.” (Herrasti: 62) “Akorna conocía el procedimiento gracias a las visitas que, periódicamente, realizaba el hipocrático a su amo, más para documentar el caso de longevidad extrema que para atacar dolencias específicas, pues con éstas Gorgias solía emplear remedios propios que, a pesar de contravenir en flagrancia los postulados de la ciencia médica 30 Traducción de Bellido: 213. 69 griega, brindaban resultados inobjetables que ponían en entredicho la etiología.” (Herrasti: 107) Además de la extensión de la frase destaca la presencia de relativas y aposiciones. Resulta en oraciones sinuosas con un ritmo algo entrecortado. Sin embargo, lo que más llama la atención es una tendencia a estructuras binarias o dobles. La estructuración binaria se halla en el nivel de la frase y en el nivel de las partes de la oración. En ambos niveles encontramos asiduamente la coordinación: “Qué revuelo, Blepsidemo, ensombrece la razón y envisca el alma. Con qué tino impele la vocinglera a hacer camino, a recorrer los estadios que median entre la intuición y su gemela la certeza.” (Herrasti:59) “Prodiga su narcosis de beleño y teje diestra un mundo azafranado en la testa hirsuta de varones y en los suaves bucles de las damas.” (Herrasti: 59) A uno le faltaban los labios; a otro le quedaban dos dedos en una mano y tres en la otra, y uno más me miraba cual cíclope con su ojo solitario. (p. 61) “El abrazo fue consuelo para Frínico y hallazgo para Akorna, quien no tenía memoria de un cariño similar.” (Herrasti: 94-95) “El tiempo se detiene a hurtadillas para jugar al hombre que bebe en arroyuelo, al neonato que mama, a la piedra que se entibia o al ave caída”. (Herrasti: 112) “Frugal por herencia materna y austero por convicción, juzgó excesiva la sillería;…” (Herrasti: 118) “los riesgos de anular a cualquiera de los elementos mencionados eran tangibles, ya por jerarquía, ya por la reacción previsible ante el menor indicio de una purga o por ligar el bribón a virtuosos con escoria en vínculos de muy improbable corroboración.” (herrasti: 120) “Desde la atalaya, desde el puesto de mando, el fragor suele ocultar la mácula que pervade a ilustres, sabios e idiotas en la asamblea popular.” (Herrasti: 166) 70 “Así trocada la temeridad en audacia, nos hicimos a la mar en tarde negra, esperanzados y desesperanzados a un tiempo, lo uno por no divisar velámenes siracusanos, lo otro porque, juro te, Aléxandros, un ejército de crestas semejaba entonces nuestra ruta.” (Herrasti: 167) La coordinación va acompañando con, como en la obra de Gorgias, la isocalia ( en el nivel de la oración) y, en grado mayor, la parisosis (en el nivel de las partes de la oración). Las partes de las coordinaciones frecuentemente son de longitud o estructura igual. La estructura binaria puede, como en los ejemplos que acabo de citar, resultar en partes paralelas pero tanto en estructuras que contienen una antítesis de ideas: “Lo cierto es que el capataz estaba más preocupado por conseguir una jofaina y un crédito blando de los comerciantes judíos que por llevar a cabo su venganza aplazada, pero aun así se alegró de que la figura notoriamente indispuesta perteneciera al castrado y no a un esclavo nubio.” (Herrasti: 41) “Volvió la cabeza con la esperanza de que los ayudantes de Esquines estuvieran distraídos y poder así descansar unos segundos, pero en lugar de sus miradas severas vio que los dos esbirros imploraban de rodillas nada menos que ante el capitán de la guardia palaciega.” (Herrasti: 56) “Sin hambre ni frío, sin venia o encono, ahíto de nada yació Akorna dos lunas tras su rescate del albañal. De la primera (1) conservó la untura, ahora reseca, que una lavadora de cabello suelto le aplicara en el costado y la rótula, más para facilitar el sueño que para sanarle.(2) Sería dislate afirmar que de la segunda (1) le quedaba una certeza, pues la razón yerta del esclavo impedía el conocimiento claro y distinto de cosa alguna, pero un mecanismo alterno emparentado a la cognición le concedió el apercibimiento de su naturaleza escindida: el cuerpo exigía tiempo para rehacerse mientras que la voluntad no encontraba sentido en resarcirse.(3)” (Herrasti: 89-90) Este último fragmento combina paralelismo (1) y antítesis (2, 3) en varios niveles. El siguiente ejemplo también aparea coordinación de tres frases (1a b c) con una antítesis en la última parte (2): 71 “Frínico palpaba la tetilla en ruinas (1a); la mujer se ensalivaba el índice presta a retirar una basurilla divisada en la herida del costado (1b) y Akorna, palidecido, creyó escuchar un tintineo que ninguna relación guardaba con los cencerros de la vacada y sí con el agua de pozo.(1c)(2)” (Herrasti: 105) Que se comparen con la siguiente cláusula gorgiana, estructurada de manera característica por su obra: “Cierto es que hacer suposiciones sobre cualquier asunto es facultad común a todos, y en eso no eres tú en nada más sabio que los demás. Sin embargo, no se debe dar crédito a los que hacen suposiciones, sino a los que saben, ni considerar más digna de fe a la opinión que a la verdad, sino, al contrario, a la verdad que a la opinión.” (Defensa de Palamedes, 24)31 Esta manera de estructurar la oración forma la semejanza sintáctica más marcada entre la obra gorgiana y la novela, aunque existe una diferencia de grado entre ambos. Gorgias va hasta el extremo en el empleo de estructuras dobles mientras que en la novela aparece de modo moderado aunque innegable. Otra figura sintáctica que aparece frecuentemente tanto en la obra gorgiana como en la novela es la anadiplosis: “Y entonces el sueño terminó, dando lugar a la caída. Y la caída trajo consigo el frío contacto del mármol y éste provocó la ruptura de la mano y el cuello de Gorgias.” (Herrasti:24) “La juventud a destiempo engendra petulancia y la petulancia ceguera.” (Herrasti: 59) “Pero los vivos recuerdos, venidos de la nada, a la nada se precipitaron con idéntica fruición alarmados por el grito del carpintero que sufría el punzón en la ijada.” (Herrasti: 75) 31 Traducción de Bellido: 220. 72 “Tallarías ébano sin pensar en tu ojo muerto. Muerto podría estar el otro si la cordura pasmosa del blancuzco no le hubiera perdonado.” (Herrasti: 113) “Cualquier cosa, pero no falsario se consideraba Blepsidemo. Y falsario se sentía sólo con pensar en proceder semejante del idolatrado retórico, del amigo muerto.” (Herrasti:125) “La soga, el veneno, la navaja... Akorna no. Qué locura. Y locura era también el haber juzgado a Frínico a la ligera.” (Herrasti:145) “Apuesto a que están parloteando en la cocina cuando más los necesito”, murmuró. Y su murmullo se fundió con un sonido peculiar que venía del corredor.” (Herrasti: 39) “El rollo en el vientre. Exhorto a la prudencia. Bello título. Bello el miedo. El miedo de Akorna. Bello como Acarnia. Dicen. Dicen que el mundo, con todo su lastre de belleza y miedo, se reparte por igual entre los audaces y los cobardes. Audaz o cobarde, lo mismo da, el eunuco aprovechó los menudos filamentos del caos para asir las manos tumefactas de Gorgias.” (Herrasti: 57) Los últimos dos ejemplos combinan la conduplicación con el variatio, también típico por la escritura gorgiana: Se yuxtapone la forma verbal murmuró al sustantivo deverbal murmullo y los adjetivos audaz y cobarde a los sustantivos deadjetivales los audaces y los cobardes, repitiendo así el antónimo. Una figura semejante a la anadiplosis es la paranomasia, retruécano que consiste en combinar palabras con un mismo radical pero con significados dispares (hablando estrictamente la anadiplosis y la paranomasia no son figuras sintácticas sino léxicas pero me parece aquí el lugar oportuno de discutirlas ya que enlazan con el paralelismo en la sintaxis): “…cuentagotas...el placer de arreglarte las cuentas otro día...cumpliría con su ajuste de cuentas a la primera oportunidad.” (Herrasti: 41) Aquí el autor explota hábilmente la polisemia de la palabra “cuenta”. En la frase siguiente la paranomasia da motivo para el empleo del verbo arcaico “transir” que significa “morir”, mucho más específico del significado de “transición”. 73 “…, transición que omite el transir como la de Akorna sobre el costal en su baño de sol necesario,…” (Herrasti: 113) El último ejemplo muestra que el variatio y la paranomasia no siempre son distinguibles ya que el paso a otra categoría gramatical puede provocar un sentido bastante diferente: “…, quien ahora dejaba a un lado el plato de barro cocido y buscaba agua para lavarse de las manos el cocido de avena y trigo.” (Herrasti: 114) El resultado de las estructuras paralelas y repetición de palabras, igual como en la obra de Gorgias, es que el discurso obtiene cierta ritmicidad. El esmero que pone Herrasti en el ritmo de su texto se deduce también de los lugares en que distorsiona la sintaxis prototípica ya que casi siempre hay, además de la motivación pragmática, razones rítmicas por el hipérbaton. Un ejemplo esclarecedor encontramos en la segunda carta de Gorgias dirigida al general Aléxandros: “Tolerante te has mostrado cuando en nuestro intercambio refiero episodios que alguna debilidad exhiben.” (Herrasti: 168) Mientras que la anteposición del predicado tolerante es defendible por razones pragmáticas, parece que la anteposición del complemento en nuestro intercambio en la oración subordinada tiene una motivación prosódica y sonora. Con todo, resulta que se consigue la sonoridad sobre todo por medios léxicos (cf. más adelante). Finalmente, encontramos una semejanza singular entre el pasaje culminante de la novela y un fragmento en “La defensa de Palamedes”. Durante el pasaje al que refiero llega al colmo el suspense de la novela ya que Akorna está a punto de encontrar y abrir la fosa de su antiguo amo donde se halla un tonel con bastante dinero por el resto de su vida. De repente cesa el ritmo de oraciones largas y tortuosas por dar lugar a una secuencia de frases muy cortas y directas con una estructura dialógica en la que el narrador parece dirigirse a Akorna: 74 “Prudencia. Abre los ojos, Akorna. Husmea, pues el perfume del peral no es ni ha sido discreto. Haz bastón de la memoria. Llámala. Te hace falta su insistencia. No te pierdas en olivos con olor a encierro. En los arces que amarguean. De robles nada. Quién diría. Y Frínico a tus espaldas. Él huele maderas cuando las ve y nunca a ciegas. Los perales. Tras ellos te ocultabas para apedrear al castrapuercos. Aún renqueabas. Y entonces las rodillas eran sanas. Son amigos que te llaman los perales. A su tronco te abrazabas. Ahhh. No. Así no era. Te equivocas pero insistes. Otro terror pero no cejas. El abedul te huele a luna. Espera. A lo lejos. Ya los oyes. ¿Será? “Por acá.” La retaguardia obedece. Ja. Te obedece. Tú mandas. No. No. No. Te olvidas del mando. Vamos Akorna. Por tu madre, Akorna. Por tu Acarnia. Buscas y no encuentras. Te llega el hálito a licor de Esquines. ¿Viene de dónde? Bien. Te lo sacudes. No se va. El fermento. Esa fruta madura que espetaba. Que insultaba. Cerca. ¿Cerca? Si se ta acaba la noche mueres. Que se calla el carpintero. “Cállate.” Mira qué curioso. Se calla. Y entonces... esa noche, entre perales. Aléxandros y su gato. Tú con el brazo escrito. Eso es. Ya lo tienes. Y no ves los perales porque la luz ensordecida te muestra túmulo. Agradeces a los dioses. Los dioses te quieren. Los dioses te guían. Estos o aquellos de la infancia. Te detienes frente al túmulo. Dejas la lámpara en el suelo y te cubres el rostro para llorar a solas en tanto que Frínico se hinca y te lee como el hombre libre que es y tú no eres. O no eras. “Gorgias de Leontinos”, te dice. “Tiene lápida. ¡Dice Gorgias de Leontinos! La firma otro que no leo. Al... ¡Akorna! A la obra.” Toma la lámpara del suelo y te entrega la pala. Y cavas. Y temes. Está mal. “Ayúdeme maestro”, te atreves a pedir. Y cavas. Y el profanador en que te conviertes disgusta al carpintero que desaprueba a la distancia sintiéndose inocente. Más hondo. Más. Medio cuerpo ya hundido en el hueco impío. Ahora el borde a la altura del pecho. Jugando contigo mismo lanzas paletadas que te caen en la cabeza sin rizos. Te ríes al pensar que aquí deberías quedar, sepultado con el maestro, con tu dueño de los últimos años. Y sigues. Das con algo duro. Clanck. ¡Eureka! Seguro es la clepsidra. O el tonel. Y abajo estará el cuerpo. Arrojas la pala. A mano limpia para no rasgar la túnica o esa piel tan débil ya desde las honras fúnebres. No hay cal que disimule el hedor. Te cubres la nariz con el sayal. Las arcadas te obligan a volverte. Respira. Ya está mejor. Avante. Una astilla te hiere las palmas. Cierras el puño y golpeas. Un eco. El tonel. “¡Frínico!”, exclamas.” (Herrasti: 158-160) Que se compare con “La defensa de Palamedes”: 75 “¿Quién soy yo y quién aquel con el que me encuentro? Un griego con un bárbaro. ¿Cómo puedo entenderlo y hablarle? ¿Acaso a solas los dos? No comprenderemos, en tal caso, nuestros mutuos discursos. ¿Mediante un intérprete, tal vez? En ese supuesto, interviene una tercera persona como testigo de planes que necesitan mantenerse en secreto. Pero admitimos que sucedió así, aunque no sucediese. Hubiese sido preciso que, tras nuestro encuentro, nos hubiésemos exigido y dado una garantía. ¿Cuál habría sido, en tal caso, esa garantía? ¿Un juramento quizás? ¿Quién iba a estar dispuesto a confiar en mí, un traidor? ¿Rehenes, acaso? ¿Quiénes? ...” (Defensa de Palamedes, 7-8)32 Aparte de las frases cortas y el ritmo entrecortado, lo que caracteriza ambos fragmentos es su estructura dialogada sin contener verdaderos diálogos. En su monólogo, los oradores se dirigen a una otra instancia. Gorgias emplea la técnica de la pregunta en fin de incluir el público en el montaje de su argumentación, un invito de razonar con él sobre la culpa de Palamedes. Es la técnica denominado como el apóstrofe (cf. supra). El narrador en la novela recurre también a la pregunta pero encima a la segunda persona. Aunque el narrador no se dirige directamente al lector, sino al protagonista Akorna tiene la técnica un efecto similar de involucrar el lector en los acontecimientos. Es interesante cómo aplica el autor una técnica proveniente de un contexto retórico a un contexto novelístico. II 3 b: Fonología Como Gorgias, Herrasti ha prestado mucha atención en la eufonía de su novela. Mientras que la estructuración de la oración en partes similares provoca un efecto de ritmicidad, es la selección cuidadosa del vocabulario que causa un efecto de musicalidad y eufonía. Lo que destaca a lo largo de la novela son las estructuras recurrentes de rima. Se puede distinguir varios tipos que todos tienen la misma dispersión en la novela. 32 Traducción de Belllido: 214. 76 Asiduamente encontramos el homoioteleuton o la combinación de terminaciones similares. Esta figura sonora, debida a la presencia de similares desinencias gramaticales en el castellano, a veces se da sin darse cuenta. No obstante, su frecuencia sistemática hace suponer que se trata aquí de un empleo premeditado: “Vislumbraba que, pasados algunos ciclos olímpicos, los tesalios asociarán su nombre con el de Gorgias.” (Herrasti: 32) “Qué triste ser extranjero, morir en una tierra que no es la propia. ¿Se imagina Aglaura? Y la familia ni enterada.” (Herrasti:38) “Su voz de espanto, avinagrada , deviene mosto cuando se le escucha aunando los pocos estíos a las muchas ansias.” (Herrasti: 59) “Akorna fue levantado en vilo. Pesaba mucho más que un cervatillo.” (Herrasti: 70) “…; la alfombrilla misma estaba arrugada y una gruesa antorcha tirada en un rincón estaba a punto de encender los flecos del tapete…” (Herrasti: 73) “…, removía con la punta de su sandalia una fina naveta broncínea.” (Herrasti: 73) “…, se congregaron cerca del portón entremezclados con los recién llegados.[…], aunado al hecho de que la mayoría saltaba la plataforma seguido o precedido por conocidos, familiares o colegas,…” (Herrasti: 79) Aquí combinado con la sonoridad del polisíndeton: “Lo habían desnudado y el sol le lastimaba. Y el aire. Y la voz insistente del hombreserpientes. Y quiso arrancarle la oreja más próxima a mordidas;…” (Herrasti: 81) “A una onza de ponzoña, dicen, corresponde una de natural antídoto y el equilibrio entrambos, depósito en la sangre, se altera y restablece en virtud de un avatar, un bocado, un accidente, una ida, una venida o una idea.” (Herrasti: 139) “Vamos por la izquierda”, susurró Frínico con la tea sin estrenar en la diestra y la pala en la siniestra.” (Herrasti: 158) 77 El efecto musical se refuerza aún más cuando, como en el último ejemplo, se combina el homoioteleuton con la isocalia. El homoioteleuton a menudo va acompañado con otras figuras sonoras. Aún más abundante que el homoioteleuton aparece la asonancia o la parechesis. Frecuentemente se repite una cierta combinación de sonidos, invirtiendo o no el orden interno del nexo: “Pero ahora, si las nuevas del acarnio se confirmaban, escasos serían en breve los vocablos remanentes en lo que otrora fuera un mar de elocuencia.” (Herrasti: 20) “La belleza les resultaba inconcebible, como para nosotros lo sería un color desconocido.” (Herrasti: 65) “El escozor de la rótula se tornó de pronto en dolencia aguda;…” (Herrasti: 77) “¡por favor!” , imploró con un timbre agudo y destemplado que presagiaba vesania o desvanecimiento inminente.” (Herrasti: 78) “Una llovizna pertinaz.” (Herrasti: 149) Sonidos similares bajo el acento prosódico provocan un efecto de rima: “…con el único pabilo que aún tardía tras la caída.” (Herrasti: 73) Además la aliteración consiste en una figura específica de asonancia: “La juventud, joven amigo, es un titán que se colapsa.” (Herrasti: 59) “El dolor fue para ellos un juguete compartido, bien intercambiable cual canica.” (Herrasti: 98) “…, un pastor de piel manchada y labio leporino…” (Herrasti: 54) En la mayoría de los casos la aliteración, el homoioteleuton y la asonancia ocurren juntos en una misma oración, resultando, acompañado de la estructura de la frase y el ritmo de la acentuación de las palabras en oraciones muy musicales: 78 “El hombre que caminaba a zancadas alternando el peso de su carga herida sobre uno y otro hombro, el que había provisto el tosco esparadrapo para controlar la hemorragia, el que derramara el licor sobrante en la carne viva, era peor que las serpientes cuyos cuerpos caracoleados miraba temblar de cerca perdiéndose en la cintura.” (Herrasti: 77) “A su entender, la servidumbre del palacio seguramente estaba siendo llevada sin dilación a la cámara segunda, pues ni el secretario, ni las escoltas, ni el funcionario en turno parecían laborar en los alrededores, situación anómala acrecentada por el evidente desorden que reinaba en el despacho: alrededor de un tintero de alabastro volcado en la alfombrilla se formaba un charco negruzco del que partían algunas huellas en dirección a la puerta; la alfombrilla misma estaba arrugada y una gruesa antorcha tirada en un rincón estaba a punto de encender los flecos del tapete con el único pabilo que aún ardía tras la caída.” (Herrasti: 73) De las traducciones de la obra del sofista desprendemos que era igualmente preocupado con la eufonía de sus discursos. En el corpus gorgiano destacan sobre todo el “Epitafio” y el “Encomio de Helena” por su manierismo musical. En el mismo aspecto, saltan a la vista esencialmente el segundo y cuarto capítulo de la novela. Con todo, sí hay una diferencia de grado. La musicalidad y las estructuras de rima llegan en las alocuciones del retórico a un nivel casi grotesco. Apila las figuras sonoras de una manera vistosa. En la novela en cambio, todo ocurre de modo más natural, discreto y moderado. Probablemente, la escritura ostentosa de Gorgias tiene que ver con el contexto de caricatura y parodia de los festivales. De este modo el aparente afán desmedida por la eufonía que caracteriza algunos de sus textos ponen en ridículo, exagerándola, la grandilocuencia los textos de la época que pertenecían al género serio del encomio. De este contexto, desde luego carece una novela a comienzos del siglo XXI. A modo de ilustración de esta diferencia de grado adjunto un fragmento del “Epitafio”: “…: decir, callar, hacer y [omitir] lo que se debe en el momento debido. Y dos fueron las facultades, de todas aquellas que el deber impone, que practicaron en grado sumo, la razón [y la fuerza],a la hora de decidir, la una, a la de actuar, la otra. Socorrieron a quienes injustamente sufrían desventuras y castigaron a los 79 injustamente venturosos; arrogantes para su conveniencia, apasionados por el deber, capaces de detener con la prudencia de su razón la irracionalidad [de la fuerza], altivos con los altivos, moderados con los moderados, intrépidos con los intrépidos, formidables en los peligros. Testimonios de estas virtudes son los trofeos que levantaron por las victorias sobre sus enemigos, monumentos dedicados a Zeus, ofrendas votivas hechas en nombre de ellos que no eran desconocedores ni de una belicosidad innata ni de los amores lícitos ni de la disputa armada ni de la paz amante de la belleza;…” (DK 82 B 6)33 II 3 c: Léxico Los fragmentos ya citados hacen presumir una predilección en “La muerte del filósofo” por un vocabulario bastante insólito. El hecho de que la novela dispone como adjunto de un glosario, refuerza esta presunción. En parte el léxico no corriente es consecuencia natural del empeño de evocar de modo convincente tiempos espacialmente y temporalmente muy lejanos. Como mencionado anteriormente, el discurso del narrador nos llega, con respecto a su descripción del mundo griego de aquel entonces y de la biografía de Gorgias, como bien documentado, verídico hasta científico. Este efecto se debe en parte al empleo frecuente de vocablos griegos (siempre fonéticamente adaptados al castellano). Se trata en primer lugar de un vocabulario para referir a costumbres, utensilios y vestidos igual con denominaciones geográficas: “…, los miembros de la guardia principal jugaban al cótabo alrededor de una hoguera.” (Herrasti: 13) El cótabo era un juego de habilidad muy común en Sicilia y Atenas en tiempo de Gorgias. (Herrasti: 176) “…, para luego combinarlas con arcilla del Peneo y obtener así una consistencia óptima…” (Herrasti:17) 33 Traducción de Bellido: 196. 80 “…el magnífico incensario fundido en bronce de Corythus.” (Herrasti: 46) “La noche me sorprendió recorriendo esas yermas tierras sitas entre Dikaiarcheia y Cumas,..” (Herrasti:60) “...cantos, plegarias en hebreo inventadas sobre la marcha e invocaciones caldeas leídas en la biblioteca de Esmirna...” (Herrasti:64) “De mal gusto era sin duda presentarse entre menesterosos con un jitón largo de lino, al estilo dórico y, para colmo, sujeto a los dos hombros con brochadura fina, mientras que el resto de la concurrencia usaba sencillos exomis sujetos al hombro derecho con alfileres de bronce y ceñidores de cuero,…” (Herrasti:131) El jitón era un larga túnica de gala y el exomis refiere a una prenda sencilla por varones, fabricado por una pieza rectangular de tela. (Herrasti: 177 y 179) “¡Frenaria, tráeme el oinochoe!” (Herrasti: 133) El oinochoe era la denominación griega por una jarra con que se vertía vino utilizado. (Herrasti: 179) En cierto aspecto podemos calificar los citados términos griegos como localismos. No obstante, la mayoría de las palabras desusadas no están directamente dictadas por el trasfondo antiguo de la novela. Parece pues que “La muerte del filósofo enlaza con la predilección del sofista de emplear arcaísmos y localismos. Para ser preciso la mayor parte del léxico insólito en la novela no son arcaísmos, sino más bien palabras que pertenecen a registros bastante especializados o formales. El vocabulario científico por ejemplo suministra muchos términos: “…ese dato apócrifo…” (Herrasti: 26) “El embajador sirio desesperaba al no poder cuchichear con un representante comercial de Abisinia por insalvables diferencias idiomáticas;..” (Herrasti: 47) 81 “Formulé una vez más la petición valiéndome de las declinaciones vigentes por aquellos lares,…” (Herrasti: 61) “…, el que había provisto el tosco esparadrapo para controlar la hemorragia,…” (Herrasti: 77) “…se negaban a ejecutar en los preámbulos de la conciencia plena.” (Herrasti: 95) “…una voz feminoide…” (Herrasti: 111) “…, la tensión cuadrúpeda de los miembros,…” (Herrasti: 136) En el ejemplo siguiente Herrasti recurre a un lenguaje jurídico (con excepción de la última palabra que proviene de la lingüística): “Destaco lo anterior para solicitarte, con la autoridad que los años y la reputación me brindan, que no hagas del contexto una atenuante o de mi juventud pretexto, pues un juicio impoluto es menester en este caso. Intuyo tu anuencia general. Hasta aquí el paréntesis. Prosigo.” (Herrasti: 168) Un empleo llamativo del lenguaje técnico encontramos en la descripción siguiente de un tatuaje en la espalda de un guarda: “En la espalda cobriza lucía dos espléndidas serpientes bifrontes, una roja y una negra, entrelazadas hábilmente por el tatuador. El cuerpo de los ofidios nacía en la región lumbar y ascendía trenzado para bifurcarse en dos amplios arcos, uno rojo y uno negro, a la altura de los omóplatos, rematando en cuatro cabezas enfrentadas. La pareja escura parecía inspirar el respeto, la inmovilidad expectante de ambas cabezas rojas y viceversa. La simetría, el equilibrio y la tensión del motivo tenían como punto focal la arista de la primera cervical, cuyo arbitraje era indispensable para posponer eternamente el rompimiento de la tregua.” (Herrasti: 76) 82 Una consecuencia del lenguaje erudito y técnico del narrador es que aumenta su autoridad y la impresión de omnisciencia. Como he apuntado anterior esta omnisciencia provocada por medios retóricos a veces llega en contradicción con el conocimiento deficiente de aquellos tiempos remotos. “La muerte del filósofo” tiene seguramente en común con Gorgias el afán de explotar los últimos rincones lexicales de sus respectivas lenguas. Además la creación ocasional de neologismos y el uso de localismos atestiguan este empeño: “…el rostro ojicerrado del imberbe.” (Herrasti: 134) Otros neologismos que figuran en el glosario: Incicatrizado, innúbil, perhinchido, bellotal, edaz, espasmosos, aduraznadas, homociclofóbico. (Herrasti: 175-180) “Antes de que la enfermera improvisada iniciara su rondín de mala gana,…” (Herrasti: 92) “…, alguien jaloneó el jitón del criado…” (Herrasti: 135) “Rondín” y “jalonear” valen por localismos ya que su uso, según la Real Academia Española, es restringido a la zona andina y centroamericano respectivamente. Con todo, tenemos que relacionar la utilización de palabras poco evidentes también con la musicalidad del discurso. A veces las palabras doctas y rebuscadas producen un resultado más sonoro que sus alternativos corrientes como en las frases siguientes: “Vamos por la izquierda”, susurró Frínico con la tea sin estrenar en la diestra y la pala en la siniestra.” (Herrasti: 158) “Akorna revivía la invidencia de los ojos abiertos.” (Herrasti: 163) “Estulto el verdugo que prodiga suplicio sin tiento; su faena deviene en muerte prematura y no en verdad profesa”, rebatió Gorgias…” (Herrasti: 67) 83 El último ejemplo es una citación de Gorgias, lo que puede declarar la índole amanerada de la frase. “Estulto” es una palabra muy formal pero que pega fónicamente muy bien con “verdugo”. Esta misma armonía puede también motivar el hipérbaton ya que ahora suceden uno tras otro. Por efecto del empleo recurrente de vocablos especializados notamos a menudo en la construcción de metáforas y símiles una mezcla de registros: las palabras surgen en contextos en que no se las espera: “Así, los sútiles corpúsculos que integran la justicia y la injusticia, la dignidad y su contrario, fueron mermados paulatinamente por la limitada capacidad discursiva de los esclavos.” (Herrasti: 29) “Y vuelta a los sollozos, al temor, al aislamiento, negros prolegómenos del hambre.” (Herrasti: 72) “El poder espino”, abundaba Gorgias, “tratará de hender tu piel.” (Herrasti: 84) “La libertad, su losa, podía esperar tanto como la esclavitud de Akorna, quien ahora dejaba a un lado el plato de barro cocido y buscaba agua para lavarse de las manos el cocido de avena y trigo.” (Herrasti: 114) “..., la responsabilidad que asume en su ejercicio le atrae seguidores fieles como la limadura de hierro al imán.” (Herrasti: 125) Y en la oscuridad, ni frío ni humedad ni náusea nos dispensaron el miedo : ese cuervo laborioso que llena el vacío de las sombras para salvarnos de ser nada o mero grito, que enmudece a los hombres cual si les llenara la boca de plumas. (p. 167) “Ese rufián es un lagarto que bebe en la letrina.” (Herrasti: 170) “..., de dientes grandes como moras silvestres. “Como moras silvestres...o casi”, se dijo Akorna,...” (Herrasti: 171) 84 Aquí se impone la comparación con unas metáforas que se atribuye Gorgias. Por eso cito primeramente a Aristóteles: “Por ejemplo, Gorgias [habló] de experiencias “verdes y plenas de sangre”. O bien “tú hiciste siembra vergonzosa de ello y recogiste perversa cosecha.” (DK 82 B 16)34 Otro ejemplo de fuente anónima en el Gnomologio Vaticano: “Gorgias dijo que los oradores se parecían a las ranas. Éstas croan en el agua, aquéllos junto a la clepsidra.” (DK 82 B 30)35 Y por fin, un ejemplo sabido del “Encomio de Helena”: “La palabra es un poderoso soberano que, con un cuerpo pequeñísimo y completamente invisible, lleva a cabo obras sumamente divinas.” (Encomio de Helena 8)36 Ambos autores construyen comparaciones algo inesperadas que provocan un cierto efecto poético y enigmático, aunque también aquí hay una diferencia de grado: la novela tiene una densidad mayor de metáforas. A pesar de que varios fuentes clásicas consideran el uso (impropio) de la metáfora y el símil como característico por la obra de Gorgias (cfr. Supra), no encontré muchos ejemplos de ese tenor. Finalmente, lo que además contribuye al efecto misterioso y poético tanto en la novela como en el corpus del retórico es la construcción de paradojas aparentes, frecuentemente por medio de la combinación de antónimos: “O la juventud lo ennegrecía.” (Herrasti: 69) “...Paz del abismo. Tu soledad. Mi frío. Akorna deliraba calmo. El hambre era olvido y la sed un timo.” (Herrasti: 82) 34 Traducción de Bellido: 226. 35 Traducción de Bellido: 230. 36 Traducción de Bellido: 205. 85 “Enfundado en liebre ayer, a lomo de mula si hoy el sendero empina, emulando tortuga cuando el día siguiente no promete, el tiempo tonto y serio reniega de los juegos imitándose a sí mismo sin solaz, como los hombres tristes que el futuro no espolea, como los esclavos caminando en círculos con las manos a la espalda por tener algo que hacer o que contar, transición que omite el transir como la de Akorna sobre el costal en su baño de sol necesario, justo y cargado de idiotismo, asonante y disonante como las ideas y los planes tejidos, destejidos, vueltos a tejer y destejer, con el tiempo propicio pasándole enfrente montado en animales...” (Herrasti: 113) Las dos misteriosas frases siguientes en cuanto al tiempo entran en flagrante contradicción: “...por esas sombras que ahora hablaban en una jerga irreconocible.” (Herrasti: 63) “El tiempo se detiene a hurtadillas para jugar al hombre que bebe en arroyuelo, al neonato que mama, a la piedra que se entibia o al ave caída.” (Herrasti: 112) >< “El tiempo es oro y no sabe detenerse en juegos.” (Herrasti:113) “Hombres como tú suelen convertirse en buscadores de espejos para regodearse en su miopía.” (Herrasti: 126) “..., tornaba el acecho en una ceremonia primitiva, por todos ignorada y, aun así, por todos conocida.” (Herrasti: 136) “Akorna revivía la invidencia de los ojos abiertos.” (Herrasti: 163) A modo de comparación doy unos testimonios de la predilección gorgiana por los paradojas y los antónimos: “La capacidad de crear estatuas de hombres y de modelar imágenes divinas procura a los ojos una dulce enfermedad.” (Encomio de Helena: 18) “…que frecuentemente se huye aterrorizado por un peligro futuro como si estuviera ya presente.” (Encomio de Helena: 16) 86 “En efecto, el que lograba engañar era más justo porque, habiendo prometido el engaño, conseguía producirlo. El engañado, más sabio, porque el ser que no está falto de sensibilidad se deja conquistar mejor por el placer de las palabras.” (DK 82 B 23) 37 37 Traducción de Bellido: 228. 87 II 4: La lengua en “La muerte del filósofo”: ¿Cuál función tiene la reescritura de un lenguaje antiguo? Después del análisis queda innegable que hay mucha convergencia estilística entre la obra transmitida del sofista y la novela. Sobre todo la combinación de periodos con estructuras paralelas, figuras sonoras y un vocabulario erudito singulariza ambas obras. Ahora surge la cuestión, a la luz del análisis anterior concerniente a la relación entre la historia y la ficción, de cuál podría ser el significado y la función de reciclar huellas de un lenguaje de aproximadamente 2400 años de edad. Esta cuestión es aún más pertinente cuando guardamos en mente, aparte de la distancia temporal, las diferencias de género y el contexto en que se representaba discursos epidícticos. Los modos de funcionamiento de un texto literario de hoy y unas alocuciones de la época clásica están muy distantes entre sí. Hemos constatado, en el marco de discusión del efecto de la inserción literal de las tres tesis de del tratado “sobre lo que no es o sobre la naturaleza”, que existen en la obra de Gorgias arranques por una filosofía de la lengua. Por un lado, autores como Eric White y John Poulakos leen en el estilo manierista un empeño de demostrar que la lengua no es y nunca puede ser mimética. Por ejemplo el uso frecuente del antítesis y la presencia de paradojas distorsionaría adrede los vínculos entre palabra, pensamiento y realidad. (Poulakos: 190) Su bizantinismo sería consecuencia de la inefabilidad de la experiencia y la realidad. La experimentación perseverado con la forma sería menester para hacer frente a la variedad y el caos del mundo. (Eric White: 30-36) Por otro lado, su filosofía lingüística contendría una teoría del signo. Rodríguez entre otros deduce del tratado filosófico un teoría de la lengua una distinción entre palabra, concepto y la realidad. Gorgias sería uno de los primeros en reconocer esta distinción y además en sostener que la relación entre los tres es totalmente arbitrario. La consecuencia más importante de tal filosofía para el estudio literario es que la novela, por ser una construcción lingüística, nunca puede ser verdadero. El mismo vale por la historiografía misma. La lengua sí puede provocar, mediante un 88 sinfín de recursos retóricos, un efecto de verosimilitud, verosimilitud que, por convincente que sea, carece de valor referencial. Semejante concepción, punto de arranque por la deconstrucción de cualquier discurso histórico, es muy difundido entre los teóricos de la nueva novela histórica. Áinsa (29) entre otros habla de “una crisis epistemológico de interesantes repercusiones en las relaciones entre imaginario e historiografía”. Menton (23) considera la idea de que “imposible conocer el índole verdadero de la realidad o la historia” como fundamental para la nueva novela histórica. Pulgarín (1995: 27), por fin, cita a Hayden White por mencionar que “toda escritura, también la historiográfica, se basa en una manipulación del referente”. Estas correspondencias entre el pensamiento de Gorgias y los teóricos de la nueva novela histórica hacen presumir que el reciclaje de una lengua antigua represente más que una prueba de erudición histórica o de capacidad del escritor de hacer resonar un complejo modelo de la antigüedad griega en el castellano contemporáneo. Sin embargo, unas correspondencias teóricas no borran las inmensas diferencias de contexto y de práctica literaria entre Gorgias y Herrasti. En fin de demostrar la distancia del funcionamiento de la lengua entre las alocuciones de Gorgias por un lado, y la novela histórica por otro lado, comienzo con resumir, según Consigny (165), las cuatro estrategias estilísticas que utilizó el sofista para dar forma a sus ideas y los problemas que evocan éstos por una novela contemporánea. Sobre las dos primeras estrategias podemos ser muy breve ya que son completamente ajenas a una novela de hoy. Aludo al recurso de la teatralidad y a la explotación del contexto del festival. La presentación de un discurso iba acompañado con gesticulaciones, trajes típicos (como la túnica púrpura) y la interpretación de distintos papeles. El retórico era tanto actor como escritor. Como apunté anteriormente el contexto del festival suscitó la expectación de un espectáculo, incluso con elementos paródicos, burlescos, retruécanos, etcétera.. (Consigny: 165). Va por descontado que le faltan a Herrasti tal recursos. La tercera estrategia para evocar su ideario relativista, en cambio, es sin grandes problemas transmisible a la novela. Se trata precisamente de las figuras estilísticas y retóricas mismas. A pesar de que son procedimientos formales, generan también 89 sentido. La lengua gorgiana que, recurriendo sistemáticamente a figuras poéticas y sonoras, era bastante singular, concretiza la tesis de que la palabra no obtiene su sentido de una relación inalienable con un referente extralingüístico sino de su contexto específico que es en primer lugar intralingüístico, a saber la proximidad de otras palabras. (Consigny: 177) A mi opinión esta noción vale igualmente por “La muerte del filósofo”. Detrás del empleo de paradojas, localismos, arcaísmos y neologismos hay un afán de cuestionar la relación entre palabra y referente. La preocupación con la sonoridad del discurso atrae la atención sobre la palabra como palabra, como cuerpo sonoro. Es interesante que a menudo la selección, e incluso la invención de cualquier palabra depende de la estructura sonora de la frase. Todo esto pone de manifiesto que la novela intenta crear un mundo autónomo en que reinan otras leyes, gracias a la lengua con su lazo manipulativo con la realidad. Por fin, la elocuencia (por ejemplo a causa de la destreza en emplear estructuras paralelas) y el léxico docto son cruciales para producir el efecto de verosimilitud. El autor manifiesta claramente esta función por ejemplo en la primera carta de Gorgias en la que el tono serio y solemne se ve confrontado con acontecimientos de por sí increíbles. La última estrategia que reconoce Consigny es la parodia. Como he mencionado anteriormente considera las cuatro obras principales como una provocación de las convenciones de unos géneros clásicos. Aquí surge un primer problema fundamental por la interpretación del estilo de la novela: puesto que la parodia es en esencia un fenómeno intertextual (la parodia es siempre parodia de otra cosa) (Pulgarín 1995: 14) y puesto que nuestro conocimiento de este horizonte de textos es muy deficiente, una novela del siglo XXI, aunque con un lenguaje similar, nunca puede ser igualmente paródico. Tampoco la tesis de que la novela misma sería una sátira del lenguaje del sofista es difícil de sostener precisamente porque ha quedado tanto tiempo al margen de la historia. (Utilizo adrede el término “sátira” porque según muchos críticos la parodia refiere en primer lugar a “la distancia irónica” que puede producir cualquier “transgresión constructiva” de un texto al otro) (Pulgarín 1995: 14). En este aspecto la capacidad del lector para reconocer la intertextualidad con los discursos de Gorgias (hemos constatado que se trata de una intertextualidad muy alta en el nivel de la forma). Tal capacidad no es evidente porque Gorgias desapareció, una vez vilipendiado por Platón, Aristóteles y Sócrates, entre los 90 pliegues de la historia y su recuperación genuina sólo data del siglo XX. Además sabemos casi nada de él. Tampoco es escritor de textos fundacionales para el pensamiento, la cultura o la identidad de las Américas. Encima hemos comprobado que los rasgos gorgianos están presentes en la novela pero de modo menos explícito, lo que dificulta de nuevo una lectura paródica de este lenguaje particular. Otro aspecto inherente a la parodia en la literatura moderna es su carácter diacrónico, histórico. Pulgarín (1995: 15) parafrasea a Paul St. Pierre para sostener que “la parodia es una práctica en la cual la historia está explícitamente inscrita.” Creo que este aspecto es sumamente relevante por “La muerte del filósofo”. El hecho de hacer resonar un lenguaje de aproximadamente 2400 años de edad resulta en un discurso muy llamativo que de nuevo atrae mucha atención sobre el funcionamiento del discurso mismo. Es una lengua muy ostensiva, muy visible. La transgresión de antiguos rasgos lingüísticos a un contexto que es muy ajeno a estos rasgos, a saber la novela contemporánea, pone de manifiesto, quitando la lengua de su naturalidad, que cada texto es en realidad una construcción retórica. A mi opinión, la reflexión autoreferencial sobre el funcionamiento de la lengua, su creación de sentido y su valor referencial forma una faceta fundamental de la novela. A la luz de esta suposición, la motivación crucial para el reciclaje de un lenguaje antiguo es que su carácter constructivista es mucha más visible que en el caso de un discurso cotidiano. Finalmente, Herrasti recurre a una técnica con que puede compensar la falta de teatralidad, la deficiencia de contexto festivo y nuestro conocimiento defectuoso del intertexto gorgiano. Aludo a la autoparodia, a saber estos lugares en el texto en que la instancia narrativa misma se pronuncia sobre la índole de la lengua, poniendo en evidencia la retórica de su propio texto. En otros términos: el concepto de la parodia me parece un instrumento interpretativo más viable en esta obra cuando tomamos como un fenómeno intratextual en vez de intertextual. Cuando consideramos la expresión de la visión relativista sobre el discurso como un segundo plano en la novela resulta que se puede atribuir a muchos detalles en la obra un significado doble. Antes de todo, repito que esta visión también aparece 91 explícitamente al inicio de la novela en la siguiente frase clave que resume la visión gorgiana concisamente: “Le gustaba descubrir [Gorgias] que el tiempo era simple consecuencia, ni ciclo ni sucesión; constatar que la palabra y el sentido de la ocasión generan verdad, igual que el aliento genera música en connivencia con la oquedad de una flauta.” (Herrasti:19) Algunas observaciones por parte del narrador sobre Gorgias valen también por su propio discurso. Dado la semejanza estilística entre ellos, estas observaciones se vuelven autoreferenciales: “...; creó figuras lingüísticas rebuscadas y extrañas por su artificiosidad, como antítesis, isocalias, parisosis, homoioteleuton, y otras del mismo tipo;...” (Herrasti: 46) “El trato añejo con el retórico, profuso en aforismos, analogías, revelaciones, citas, imágenes, lenguas y honores, preservaba el calorcillo de esa flama con qué Pitágoras ilustraba el meollo del alma.” (Herrasti: 100) “Cualquier cosa, pero no falsario se consideraba Blepsidemo. Y falsario se sentía sólo con pensar en proceder semejante del idolatrado retórico, del amigo muerto.” (Herrasti:125) “Ya nada podía afectar al maestro y convenía valorar la información objetivamente, tirar de las hebras para desenredar la madeja que el siniestro personaje [Gorgias] enmarañaba con embustes y técnicas recomendadas por los asesores extranjeros desde los estadios preparatorios del plan de inteligencia.” (Herrasti: 119) “Veinte, treinta veladas habían transcurrido y Poliandro no encontraba elementos para definir a ese hombre que todo definía con celeridad inconcebible para el intelecto común.” (Herrasti:126) Interesante es que de esta manera el narrador refiere a su propio discurso en términos despreciativos: “rebuscado”, “extraño”, “artificial”, “añejo”, “celeridad inconcebible” y que denota la acción de imitar a Gorgias como “falsario”. Pues se crea aquí una distancia irónica a sus propias palabras. Una misma distancia irónica 92 surge mediante la creación del contraste siguiente. Que se compare las descripciones elocuentes de agonía de Gorgias: “Demasiada luz”, pensó Gorgias. “El sueño me entrega a su hermana.” Y la muerte se le vino encima robando las palabras. Por fin dejaba de pensar.” (Herrasti: 24) “Y entonces el sueño terminó, dando lugar a la caída. Y la caída trajo consigo el frío contacto del mármol y éste provocó la ruptura de la mano y el cuello de Gorgias.” (Herrasti: 23) con esta explícita contundencia: ..., este último [Akorna] tuvo a bien relatar la desgracia de Gorgias en tres palabras, a saber: Gorgias se muere”. (Herrasti: 18) Otra manera de llegar a un efecto autoparódico es la intercalación de declaraciones que destacan el poder engañoso de la lengua: “...;quién mejor que esta dama con sus frases incoherentes para hacerlo de modo espectacular, honroso.” (Herrasti: 47) “El prisionero mintió después con una astucia sin paralelo, o más bien, se dio a trenzar verdad y mentira en la revelación de los nódulos inherentes a su red de espionaje.” (Herrasti: 120) “Se dirigió a él como si se tratara de un íntimo del maestro y no de su esclavo – dijo Blepsidemo exagerando las deferencias que el médico había tenido con Akorna.” (Herrasti: 127) “Deseó arrebatar el fuete al chiquillo y darle un vergajazo, más optó por iniciar una descripción grandilocuente del tintero de Gorgias que, en honor a la verdad, nada tenía de especial.” (Herrasti: 112) “El proceso normal no requiere de mucho esfuerzo, pero dadas las peculiares circunstancias que me agobiaban procuré llenar de misterio cada uno de mis actos: cantos, plegarias, en hebreo inventadas sobre la marcha e invocaciones caldeas 93 leídas en la biblioteca de Esmirna satisficieron plenamente a la mujer y a otros miembros de su séquito.” (Herrasti: 64) “Incapaz de plantearse la realidad sin preguntas y respuestas, pero también ajeno por natural a la disquisición rigurosa, Frínico trataba de explicarse la ausencia imperdonable de la lavadora,...” (Herrasti: 100) Los fragmentos hacen claro que se puede engañar a la gente con trucos retóricos. Esta constatación de nuevo atribuye a la idea de que la lengua no es mimética. Otra frase que corresponde a la idea de que la lengua nunca puede ser real: “Maestro: ¿qué haría usted en mi lugar?”, preguntó Blepsidemo dirigiéndose al Gorgias fenecido y añorando no el consejo o la verdad sino la exposición sublime, el intelecto sobrecogedor, la belleza de sus encías desdentadas. (Herrasti: 122) Blepsidemo sólo siente morriña por la belleza y el poder conmovedor de sus discursos. En este contexto también el pasaje en que Akorna suelta incoherencias obtiene un sentido doble: “Minaire.” ¿Mujer amada? ¿Una flor? ¿El villorrio natal? ¿Un juego de azar o cierto tipo de pan? Minaire la memoria. Paz del abismo. Tu soledad. Mi frío. Akorna deliraba calmo. El hambre era olvido y la sed un timo.” (Herrasti: 82) Interesante además es el contexto en que se halla el fragmento. Es sacado del pasaje que narra los acontecimientos en el averno de Jasón. El entorno es tan monstruoso y bestial que los reclusos olvidan su lengua materna. Cara a cara con la muerte sólo hay aullido. Cuando surge la perspectiva de una posible liberación los presos reencuentran su lengua. Pues en medio del terror absoluto la lengua no satisface, pierde su función. A continuación, algunas palabras tienen resonancia especial a la luz del análisis estilístico: “Acostumbrados al sigilo cotidiano o, cuando más, a la asonancia de los cantos improvisados, temblaban al pensar en el furor de los carroñeros.” (Herrasti: 79) 94 “Sí el botín era de su madre. La mujer tenía un nombre hermoso, esdrújulo. Qué tiempos aquellos.” (Herrasti: 67) “Sólo el hombre habita a sabiendas los umbrales, en tanto el alma valora sin la vehemencia corporal.” El retruécano excedía la abstracción corriente del esclavo,...” (Herrasti: 90) “Qué paradoja. El doloroso atisbo de luz renovaba los instintos debilitados, la fe en una vuelta imposible al mundo de los hombres. La hambruna despertaba en los que aún tenían fuerzas para alimentarla y comenzaba entonces una cacería ciega.” (Herrasti: 72) Debido a que en el discurso de la novela abundan las asonancias, los retruécanos y las construcciones paradójicas, estas frases se vuelven autoreferencial. Sin embargo, la autoreferencia ocurre aquí de modo más neutro y soterrado. Finalmente, la tesis que “La muerte del filósofo” medita sobre el estatuto y el funcionamiento de la lengua se deduce también de comentarios generales sobre la lengua sin que haya una relación directa con la filosofía lingüística del sofista: “Formulé una vez más la petición valiéndome de las declinaciones vigentes por aquellos lares, incorrectas, sí, pero de fácil asimilación en el discurso de la gente sencilla, como los recolectores a los que había instruido al mediodía.” (Herrasti: 61) “El lenguaje era su hallazgo. Uno decía y el de allá contestaba inteligible. Qué alivio. Uno recordaba un verso y el de acá completaba el hexámetro. Y luego las historias, las andanzas y los cantos.” (Herrasti: 72) “La lengua materna, cobija lanada, reaparecía espontánea en los labios.” (Herrasti: 82) En resumen podemos asegurar que la forma lingüística de “La muerte del filósofo” está íntimamente ligado con la concepción gorgiana de la lengua. La concretización de esta concepción es el derecho a la existencia del empleo de este lenguaje particular. Significa que la forma está cargado del contenido. También con el mismo Gorgias era crucial el lazo entre la manera de expresarse y sus visiones. Ambos 95 autores ponen de manifiesto el carácter construido y retórico de cada texto, utilizando un lenguaje que amplía esta misma faceta. Ambas obras recurren a la parodia en fin de conceder a sus respectivas lenguas aquel contenido metalingüístico. Lo que sí defiere, debido a la distancia temporal y cultural entre ellos, es el funcionamiento de la parodia. Con Gorgias la parodia funciona sobre el trasfondo de los textos de sus coetáneos mientras que en caso de “La muerte del filósofo” es más bien un fenómeno intratextual provocado por comentarios explícitos e implícitos que refieren al propio discurso. 96 III: Conclusiones generales Primeramente observamos que “la muerte del filósofo” conlleva una vasta capa de contenidos metaliterarios. Tanto el contenido, la estructura y como la lengua de la obra están concebido de tal modo que convidan a una exhaustiva reflexión sobre el estatuto del conocimiento históricio, la verdad literaria y la referencialidad de la lengua. La metaliterariedad extensa hace de la novela una obra de gran interés filosófica. En segundo lugar notamos la tendencia en el contenido de la autoreflexión que enlaza muy bien con una idea central en el fenómeno de la nueva novela histórica, a saber la concepción de la historia como discurso. Las pautas en el contenido son dos: Cualquiera aspiración mimética tanto del discurso novelístico como del discurso historiográfico es en vano y La verdad histórica es un logro del autor por efecto de la cualidad retórica de su texto. El autor no da presencia a estas ideas de modo explícito. En cambio, se las desprende en el nivel del contenido de la tensión entre por un lado un discurso con efecto de verosimilitud conseguido por (a) el manejo concienzudo de las fuentes históricas como recursos históricos, por (b) la presencia explícita de un narrador omnisciente, por (c) el establecimiento de una red intertextual coherente y por (d) la explotación de la libertad que ofrece la defectuosa documentación histórica y, por otro lado (a) el ideario de Gorgias que muestra las pautas mismas y (b) sucesos grotescos y burlescos. En el nivel de la forma se las desprende de (a) un lenguaje experimental que desquicia la relación tradicional con el referente, (b) la colocación en primer plano de la cualidad sonora de la lengua, (c) la creación de una distancia irónica frente al propio discurso. 97 Va por descontado que el nivel de la forma y el nivel del contenido se relacionan interdependientemente. El léxico docto hace aumentar la verosimilitud y se debe mucha capacidad autoparódica a la intercalación de declaraciones del sofista y la presencia manifiesta del narrador que se permite muchas divagaciones. 98 IV: Bibliografía: HERRASTI, V. 2008. “La muerte del filósofo (Acarnia en lontananza).” Ciudad de México: Alfaguara. III 1: Bibliografía sobre Gorgias de Leontinos y los sofistas: BANU, I. 1987. “La philosophie de Gorgias: une ontologie du logos I.” Philologus, 131, pp. 231-244. BANU, I. 1990. “La philosophie de Gorgias: une ontologie du logos II.” Philologus, 134, pp. 195-212. 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