loado seas mi señor por el don de la fraternidad

Anuncio
LOADO SEAS MI SEÑOR
POR EL DON DE LA FRATERNIDAD
(Fechas en Inglés – Texto en Español)
I. Francis of Assisi: Timeline of life
1181/2 – Francis’ birth
1202 - fights in battle between Assisi and Perugia, is captured and imprisoned in Perugia
1203 – is ransomed by father; Francis endures a long illness
1204 - sets out to participate in a crusade; returns home to seek God’s will
1205 – process of conversion; generous to the poor; embraces a leper; mocked by fellow Assisians; seeks
solitude in caves and abandoned churches; in the church of San Damiano, hears the voice:”Go, repair
my house which, as you see, is falling completely to ruin”; sells cloth from his father’s shop and
gives money to repair the church.
1206 – the enraged father takes him before the bishop, demanding repayment for his cloth; Francis strips,
returning his clothes and renouncing his inheritance; nurses lepers and repairs 2 more churches.
1208 – the Gospel read during the Mass in the church of Our Lady of the Angels (Portiuncula) makes a
personal appeal to him; begins an itinerant life of preaching repentance and peace; several young
men leave their families and possessions to join him.
1209 - writes a Rule for his new order; goes to Rome to gain papal approval for the order; settles with his
“brothers” in the Portiuncula.
1211 - tries to reach Muslim territory to convert Muslims; heavy winds force his return.
1212 - Clare is received as a follower; she begins the Poor Clares.
1215 - Francis exhorts people to show reverence for the Eucharist1217 - some 5,000 friars convene; Francis seeks volunteers to preach in Germany, Tunis, and Syria;
eventually, brothers reach Spain and England.
1219 - five friars killed Morocco killed; Francis sets sail for Egypt meets the Muslim sultan.
1220 - Pope Honorius III wants Francis to establish more discipline in his order; Francis appoints Peter of
Catani as minister general
1221 - Francis drafts a more formal rule for the Order.
1223 - after much debate, Francis revises his Rule; final revision of the Rule approved by Pope Honorius
III; re-enacts the Christmas story in Greccio.
1224 - on La Verna receives the stigmata.
1225 - nearly blind and suffering, returns to San Damiano, where Clare and her sisters care for him; writes
The Canticle of Brother Sun; cauterization treatment for his eyes.
1226 – back at the Portiuncula; composes a final verse about “Sister Death” for his Canticle
Oct. 3: dies; buried at the Church of San Giorgio in Assisi.
1227 - Francis’s friend and protector, Cardinal Ugolino, becomes Pope Gregory IX
1228 – Canonization of Francis
1230 – the remains are transferred to the Basilica of Saint Francis, built in his honour.
1517 – Division of the Minorite order into Observants (OFM Obs.) and Conventuals (OFM Conv.)
1528 – Breakaway of the Capuchins (OFM Cap) from the Observants
1897 – Formation of OFM (Leonine Union) egged on by Leo XIII
II. Estado de la cuestión: La "Fraternidad” en las tres familias franciscanas de la Primera Orden
OFM: "La Orden de los Hermanos Menores se compone de hermanos clérigos y hermanos. Por su
profesión, todos los hermanos son completamente iguales en sus derechos y obligaciones religiosas con
excepción de las que surgen de las órdenes sagradas. La Orden de los Hermanos Menores es considerada
por la Iglesia como un Instituto clerical. "(Const. art. 3, 2004).
1
OFM Conv:. "La Orden de los Frailes Menores Conventuales es una comunidad religiosa fundada por San
Francisco de Asís, bajo el nombre de Hermanos Menores. Desde los primeros tiempos la palabra
conventual fue agregada a este nombre. Los miembros de la Orden son llamados Frailes Menores
Conventuales. Desde su fundación, nuestra comunidad, por la voluntad de nuestro Padre San Francisco, es
una verdadera fraternidad. Sus miembros, por lo tanto, como hermanos de una misma familia comparten la
vida y trabajo de la comunidad, cada uno de acuerdo a sus propias circunstancias. Todos tienen los mismos
derechos y obligaciones, salvo en lo que respecta a las órdenes sagradas. Nuestra Orden, sin embargo, está
considerada por la Iglesia como Orden clerical "(Const., Título I -1-2, 1985).
OFM Cap: "En virtud de una misma vocación, los hermanos son todos iguales. Por esta razón, según la
Regla, el Testamento y las tradiciones más antiguas de los Capuchinos, todos nosotros nos llamamos
hermanos sin distinción. Los requisitos necesarios para servir a la fraternidad emanan de las
responsabilidades y funciones ejercidas efectivamente por cada uno. Además, dentro de la Orden, de la
provincia y de la fraternidad local, todo hermano debe poder desempeñar cualquier trabajo o
responsabilidad, aunque siempre prestando atención a los que tienen el orden sagrado. Cada uno debe
ayudar al otro según los dones que haya recibido, incluyendo las tareas diarias del hogar. "(Const. 84,3-6,
1990).
Documento Post-sinodal “Vita Consacrata”, 61, (1996). Los Institutos Mixtos: 61. Algunos Institutos
religiosos, que en el proyecto original del fundador se presentaban como fraternidades, en las que todos los
miembros —sacerdotes y no sacerdotes— eran considerados iguales entre sí, con el pasar del tiempo han
adquirido una fisonomía diversa. Es menester que estos Institutos llamados « mixtos », evalúen, mediante
una profundización del propio carisma fundacional, si resulta oportuno y posible volver hoy a la inspiración
de origen.
Los Padres sinodales han manifestado el deseo de que en tales Institutos se reconozca a todos los religiosos
igualdad de derechos y de obligaciones, exceptuados los que derivan del Orden sagrado. Para examinar y
resolver los problemas conexos con esta materia se ha instituido una comisión especial, y conviene esperar
sus conclusiones para después tomar las oportunas decisiones, según lo que se disponga de manera
autorizada.
III. El nacimiento de la Fraternidad Franciscana
La vida de Francisco de Asís estuvo condicionada radicalmente por el relato evangélico del envío de los
discípulos. No se sintió atraído por ninguna de las órdenes religiosas entonces existentes. En 1208, todavía
aún estaba indeciso sobre el modus vivendi de su vocación. Él solía rezar en la iglesia de San Damián, y un
día mientras oraba ante el Crucifijo (San Damiano) escuchó una voz: "Francisco, ve y reconstruye mi
Iglesia, que, como ves, está cayendo en la ruina". Reparó tres iglesias, incluyendo la iglesia de Nuestra
Señora de los Ángeles (Porciúncula). Un día, mientras Francisco asistía a la Santa Misa en la Porciúncula,
tuvo una iluminación intensa. El Evangelio del día parecía tener un atractivo personal y profundo para él.
Después de la Misa rogó al sacerdote que se lo explicara. El sacerdote se lo comentó punto por punto. Al
escuchar que los discípulos de Cristo no deben poseer oro, plata o dinero, o llevar una mochila, bastón o
zapatos, o llevar un pan adicional, sino que sólo deben predicar el Reino de Dios y hacer penitencia (cf. Mt
10,7-10; Mc 6,8-9; Lc 9,1-6), Francisco exclamó exultante: "Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo
busco, esto es lo que deseo con todo mi corazón ... Se quitó los zapatos, tiró su bastón, se contentó con una
sola túnica, y cambió su cinturón de cuero por un cordón. Se hizo una túnica que parecía la cruz para que
pudiera rechazar las tentaciones del diablo. Con la mayor diligencia y reverencia trató de hacer todo lo que
había oído "(1 Cel 22; 3Comp 25). Lo que más deseó Francisco de la vida evangélica fue seguir los pasos
de Jesús durante su vida pública. A Francisco le inspiró más el carácter itinerante de la vida de Jesús en el
Evangelio que la vida de la comunidad de Jerusalén "tener una misma mente y un mismo corazón" (Hch
2,42-47, 4,32-35).
Cuando otros se presentaron ante él expresando su deseo de seguir su estilo de vida, él no pensó en
establecerse en un lugar fijo, como comunidad, sino que, conforme a su inspiración, se mantuvo firme en
ser itinerante. El pequeño grupo había alcanzado apenas el número de 8 (incluido Francisco), cuando él los
dividió en cuatro grupos de dos cada uno y les dijo: "Vayan, mis queridos hermanos, de dos en dos a
diferentes partes del mundo a anunciar la paz y la penitencia a la gente para el perdón de sus pecados. Sean
paciente en las pruebas, confíen en que el Señor cumplirá su plan y su promesa. Respondan con humildad a
los que les pregunten. Bendigan a los que les persigan. Den gracias a los que les perjudiquen y presenten
cargos falsos contra ustedes, porque por estas cosas el reino eterno está preparado para nosotros "...
2
Entonces, el hermano Bernard con el hermano Giles se apresuraron a partir por el camino de Santiago, San
Francisco con un compañero escogió otra parte del mundo, los otros cuatro, de dos en dos, fueron a otras
regiones"(1 Cel 29-30). "Y, aceptando el mandato con santa obediencia, gran gozo y alegría, se postraron
humildemente en el suelo ante San Francisco. Pero él los abrazó cariñosamente y con seriedad dijo a cada
uno, "Pon tu pensamiento en el Señor y Él te alimentará". Estas palabras son las que decía siempre que
enviaba algún hermano lejos a una "obediencia" (cf. 1 Cel 12:29 f).
Aunque Francisco buscaba "una forma alternativa" de comunidad, siempre estuvo decidido a ponerla bajo
el poder jurisdiccional de la Iglesia. En 1209 el grupo aumentó a 12 y los hermanos se dirigieron a Roma
para obtener la aprobación del Papa para su forma de vida, descrita por Francisco con "unas pocas palabras
y de forma sencilla"; el señor Papa la aprobó. "(Test 15). Esto muestra la profunda conciencia de Francisco
sobre la misión de su movimiento en la Iglesia. De hecho, aunque según la práctica de la Iglesia, sólo se
necesitaba la aprobación del obispo de Asís para que los 12 vivieron esta nueva forma de vida, consideró
necesario obtener la aprobación del Papa con el fin de "ir por el mundo entero". Los hermanos eran muy
conscientes de que eran los destinatarios del mandato de Jesús a sus discípulos a predicar el Evangelio
"hasta los confines de la tierra". Los hermanos estaban convencidos de que su misión era universal.
IV. Fundamentación bíblica del ser testimonio de fraternidad
El texto del Evangelio que Francisco había escuchado en la Porciúncula tiene un rico contenido bíblico. El
anuncio del Reino de Dios realizado por "dos hombres" es una aplicación de la tradición del Antiguo
Testamento a esta la nueva situación. “Estos son los preceptos y las leyes que deberán observar y poner en
práctica, mientras vivan en la tierra que el Señor, el Dios de tus padres, les da en posesión (Dt 12,1). “No
basta un solo testigo para declarar a un hombre culpable de crimen o delito; cualquiera sea la índole del
delito, la sentencia deberá fundarse en la declaración de dos o más testigos. (Dt 19, 15). La acusación
dirigida contra Susanna por los ancianos. El testimonio de Pedro y Juan sobre la resurrección del Señor,
aunque había sido una mujer, María de Magdala, la primera en haber visto al Señor resucitado: “Pedro y el
otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más
rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo
seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y también el sudario que había cubierto su cabeza;
este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había
llegado antes al sepulcro: él vio y creyó”. (Jn 20,3-9). En su predicación los dos hombres, Pedro y Juan,
dan testimonio de la resurrección de Jesús: En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración
de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del
Templo, para pedir limosna a los que entraban...
Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió hacia ellos, que estaban en el
pórtico de Salomón. Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: "Israelitas, ¿de qué se asombran? ¿Por qué nos miran
así, como si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre? El
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús”, (Hch 3,13;, 11-13)".
Para los franciscanos, la fraternidad es el único camino para realizar su apostolado. Los hermanos eran
todos iguales y en la primera etapa todos tomaron parte en la "predicación". La predicación itinerante, que
adoptaba la forma de exhortación penitencial (exhortatio, por ejemplo, Primera Regla, XXI), la llevaron a
cabo los primeros Minorites"... Cuando se les preguntaba, ellos respondían simplemente que eran
penitentes originarios de la ciudad de Asís. En aquel momento su comunidad todavía no se llamaba Orden"
(3 Comp, 37).
En un principio era relativamente fácil entrar en la comunidad: "Si unos desean adoptar esta vida y quieren
vivir con nuestros hermanos, enviadles a los ministros provinciales, sólo ellos, y no otros, tienen autoridad
para recibir nuevos frailes. Que los ministros les examinen diligentemente sobre la fe católica y los
sacramentos de la Iglesia. Y si creen estas cosas y quieren observarlas fiel y firmemente hasta el fin, y no
tienen esposa o, si la tienen, ella ha entrado también en un monasterio, o ha hecho voto de continencia, o si
el permiso [para entrar] les ha sido concedido por la autoridad del obispo de la diócesis, y sus esposas son
de una edad en la que ya no pueden levantar sospecha, que los ministros provinciales les recuerden las
palabras del Santo Evangelio, que vayan y vendan todo lo que tienen y se esfuercen en dárselo a los pobres.
Pero si no lo puede hacer, basta con la buena voluntad" (Regla de 1223, II). Los frailes no tenían por qué
ser hombres de letras: "Verdaderamente advierto y exhorto a los hermanos en el Señor Jesucristo, que
tengan cuidado de toda soberbia, vanagloria, envidia, avaricia, cuidado y solicitud de este siglo, difamación
3
y murmuración, y que aquellos que son ignorantes no se preocupen en aprender las letras ... "(Regla de
1223, X).
"Y cuando el Señor me dio hermanos, nadie me dijo qué debía hacer, pero el Altísimo mismo me reveló
que debía vivir según el santo Evangelio. E hice que esto fuera escrito en pocas palabras y de forma
sencilla y el señor Papa me lo confirmó. Y los que venían a adoptar esta vida daban a los pobres todo lo
que podían y se contentaban con una túnica, forrada por dentro y por fuera, aquellos que lo deseaban ataban
con una cuerda sus calzones, y no necesitábamos nada más". Los frailes, incluyendo los ordenados, se
mantenían a una distancia respetable de los clérigos. "que los hermanos no prediquen en la diócesis de un
obispo, cuando éste ha hablado en contra de su predicación. Y que ningún fraile en absoluto se atreva a
predicar a la gente, a menos que haya sido examinado y aprobado por el ministro general de esta
fraternidad y, y que se le haya dado permiso por el oficio de la predicación" (Regla de 1223, IX). Los
hermanos, ya sean sacerdotes o laicos, siguen siendo un grupo distinto al de los clérigos. "El Señor me dio,
y me da, tanta fe en los sacerdotes que viven según la forma y orden de la santa Iglesia romana, que,
aunque me persiguieran, yo recurriría a ellos. Y si yo tuviera tanta sabiduría como Salomón y me
encontrara con un pobre sacerdote, no predicaría en contra de su voluntad en sus parroquias. Quiero
temerlos, amarlos y honrarlos a todos como mis maestros, y no quiero ver pecado en ellos, porque en ellos
veo al Hijo de Dios y son mis señores. Y hago esto porque en este mundo nada veo corporalmente del
mismísimo altísimo Hijo de Dios, excepto su santísimo Cuerpo y Sangre, que los sacerdotes reciben y ellos
solos administran a los demás". (Testamento de Francisco de Asís).
El trabajo manual fue parte integral del estilo de vida de los frailes. "Nosotros, los clérigos, decíamos el
Oficio como otros clérigos, los laicos decíamos el Padrenuestro y permanecíamos en las iglesias de muy
buena gana. Y éramos sencillos y disponibles a todos. Yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar así, y
deseo firmemente que todos los demás hermanos trabajen en algún trabajo que sea compatible con la
honradez. "(Testamento de Francisco de Asís,).
La Orden pronto se convirtió en un gran movimiento. En el Capítulo de Pentecostés de 1219, las nuevos
grupos de frailes fueron destinados a Francia, Alemania, Hungría, España y Marruecos. En Marruecos, en
enero de 1220 cinco de ellos fueron martirizados. En torno a junio 1219, partiendo de Ancona, Francisco y
Pedro Cattani se embarcaron para el puerto de San Juan de Acre, donde el hermano Elías, que había sido
enviado a Siria en 1217, les recibió. (Ver Giordano da Giano, Crónica, 11-15, FF, 2333 a 38).
V. Clericalización de la Fraternidad Franciscana
La Historia franciscana en sus primeras etapas muestra cómo la Orden de los Frailes Menores evolucionado
con una rapidez sorprendente, sobre todo a partir de un movimiento laical penitencial de hermanos a una
Orden bien organizada compuesta, en su mayor parte, de los clérigos. En menos de cuarenta años, entre la
muerte de San Francisco en 1226 y la publicación de las Constituciones de Narbona en 1260, la Orden
Franciscana se convirtió en una fuerza de acción en la Iglesia y en la cultura medieval, junto al otro gran
movimiento mendicante de aquel tiempo: la Orden de Predicadores. Mientras tanto, la orden había perdido
un elemento básico de su identidad en la medida en que se hizo claramente clerical. La eliminación del
Hermano Elías del cargo de ministro general en 1239 marca el fin de la supremacía del componente laico
de la Orden. Con la elección de Alberto de Pisa, el primer Ministro general sacerdote en 1239 y en especial
con su sucesor, Haymo de Faversham, desde 1240 en adelante la Orden Franciscana se convirtió
claramente en una orden clerical. El legado del Hermano Elías, que había promovido hermanos laicos
incompetentes para puestos de de autoridad en la Orden, había movido a los frailes a tomar la firme
decisión de velar por que sus superiores en el futuro estuvieran bien preparados para las responsabilidades
de sus cargos, y eso implicaba ser clérigos.
La popularidad de las nuevas órdenes mendicantes creció entre los fieles cristianos que se habían sentido
como alienados en el complejo entramado de instituciones eclesiásticas, y que anhelaban una forma más
simple de predicación y de liturgia. Por lo tanto, la necesidad de más hermanos que estuvieran dispuestos
para el ministerio pastoral de predicar y confesar exigió que los frailes tuvieran que ser formados en
escuelas teológicas y universidades. Estanto Francisco aún vivo, ya existío una casa franciscana de
estudios; nuevos centros se establecieron en París, Oxford, Cambridge y otras ciudades universitarias.Hasta
el siglo 13, el ministerio pastoral en la Iglesia estuvo en gran medida en la manos del clero secular y, hasta
cierto punto, en las manos de los canónigos regulares. Las órdenes monásticas tenían muy poco contacto
pastoral con la gente que no fuera cercana a sus fundaciones monásticas. Las nuevas órdenes mendicantes,
por el contrario, vivían en las ciudades y los frailes se mezclaban con la gente. Fueron el resultado del un
nuevo tejido social que se desarrolló en las comunas italianas haciendo perder relevancia al sistema feudal.
Los frailes eran predicadores itinerantes. Su “clausura” era el mundo entero.
La entrada de los frailes en el campo pastoral inevitablemente puso las nuevas órdenes mendicantes en
conflicto con el clero secular. Los sacerdotes seculares empezaron a acusar a los mendicantes de usurpar
4
los derechos que les pertenecían en el tema de la predicación y en la pastoral de las almas. El debate más
acalorado tuvo lugar en la Universidad de París. Maestros seculares, como Guillermo de Saint Amour y
Gerard de Abbeville, impugnaron los derechos de los mendicantes, y en particular el hecho de que estas
nuevas órdenes hubieran adquirido amplios privilegios de exención de la autoridad de los obispos locales, y
que pudieran apelar directamente al Papa a través de un cardenal que hacía de protector. El estudio en la
orden se hizo necesario para el ministerio apostólico. Para san Buenaventura, un fraile útil sería aquel que
es capaz de llevar a cabo la misión de la Orden - una Orden fundada por Dios para el principal, aunque no
exclusivo, propósito de construir la Iglesia mediante la confesión y la predicación.
La Iglesia defendió a los mendicantes a lo largo de los primeros años de su historia confiándoles una gran
responsabilidad en el ministerio pastoral, en la predicación, en la lucha contra la herejía, y les dio los
mismos privilegios que al clero secular. Esto condujo inevitablemente a tensiones con los obispos locales y
los sacerdotes, que vieron a los mendicantes como una amenaza para el marco de la pastoral diocesana,
protegidos como estaban por el privilegio papal. El problema se complicó aún más con la creación de las
casas de estudios de los franciscanos y los dominicos en París, que competían con las escuelas de los
maestros de la universidad.
Los mismos papas empezaron a enviar frailes como sus legados personales al imperio mongol. Inocencio
IV eligió como su embajador personal a los mongoles a Giovanni di Pian del Carpine, Ministro de
Alemania y Sajonia. Entre 1245-1246 éste fraile hizo el largo viaje a Tartaria y al Gran Khan. A muchos
frailes más se les confió la delicada tarea de predicar contra la herejía. Todos estos factores fueron muy
positivos en la difusión de las fundaciones franciscanas y dominicanas del siglo XIII. A mediados de este
siglo los franciscanos se dieron cuenta de que su papel en la Iglesia se parecía mucho al de la Orden gemela
de Predicadores. Los dominicos se sintieron llamados definitivamente a ser clérigos y predicadores,
mientras que los franciscanos, que habían sido desde los orígenes una Orden mixta de laicos y religiosos,
enendieron que su deber era el de dar testimonio evangélico más que con la predicación oficial dogmática
con simples exhortaciones. Sin embargo, la Regla de 1223 dedica un capítulo a los predicadores y los
criterios de discernimiento para la elección de los predicadores se dejan a la responsabilidad de los
Ministros. El clericalismo es sistemáticamente desarrollado por Buenaventura cuando defiende los
derechos de los frailes en contra de los maestros parisinos: "Los ministros que tienen el derecho de
administrar los sacramentos a los fieles son el Papa, el obispo diocesano, el párroco, y el sacerdote que
actúa en el nombre del pastor. De ello se desprende que la mayor autoridad para la administración de los
sacramentos es la del Papa. Por lo tanto, los clérigos que caen directamente bajo la jurisdicción papal,
tienen todos los derechos y deberes de administrar los sacramentos a los fieles, en virtud del privilegio de
exención de la autoridad del obispo diocesano, siempre que se les pide que lo hagan por privilegio papal.
En este principio se basa el derecho de los clérigos religiosos a ejercer la predicación y la confesión de los
fieles.
La clericalización de la orden franciscana se ve mejor en la carrera eclesiástica de dos de sus frailes: san
Buenaventura de Bagnoregio (1217/1221 - 15 de julio 1274) y el papa Nicolás IV (1227-1292).
Buenaventura fue médico y maestro de la Universidad de París. En 1257 fue elegido ministro general de la
orden y en 1273 nombrado cardenal por Gregorio X. El hermano Jerónimo de Ascoli fue legado pontificio
en Grecia y en 1274 tomó el lugar de Buenaventura como General de la Orden. En 1278 fue nambrado
cardenal. Sucedió a Honorio IV como papa y vino a ser conocido como Nicolás IV (1292).
5
Descargar