diseño e implementación de proyectos educativos

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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
ESCUELA DE EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE PENSAMIENTO SOCIAL PROYECTOS EDUCATIVOS
DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE PROYECTOS EDUCATIVOS
PROFESOR
Enrique Silva
Caracas, Marzo 2006
2
DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE PROYECTOS EDUCATIVOS
Gilberto José Graffé
INTRODUCCIÓN
Al ser la planificación educativa un elemento básico para darle direccionalidad a la gestión
del sistema educativo y en especial del sistema escolar, ya que el proceso de gestión
“implica dirigir el funcionamiento y desarrollo de un sistema” (Molins, 1998, p. 25), es de
vital importancia analizar la contribución del diseño, dirección, control y evaluación de
proyectos, como herramienta que operacionaliza la implementación de las políticas del
sector para poder lograr el proceso de transformación del sistema educativo y en especial
de la institución escolar y así poder dar respuesta a la demanda educativa tanto en
términos de cantidad como de calidad.
En este tema abordaremos la necesidad de principios y valores que oriente la gestión
educativa del Centro Escolar, la formulación de su plan institucional y demás proyectos, a
fin de establecer una estructura mínima de los mismos, en la cual puedan establecerse la
relación entre su diseño, su dirección, control y evaluación, considerando aspectos tales
como: formulación de objetivos y metas, sus fases, la importancia del establecimiento de
indicadores y el uso de sistemas de información orientados a poder ejecutar el proceso
control y evaluación inicial como de su desarrollo, resultados e impactos.
PRINCIPIOS Y VALORES EN LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA
La educación que se imparte en cualquier centro escolar o comunidad social, así como el
proceso de transformación y proyectos que se adelanten responden a una concepción del
hombre a formar y de la educación a desarrollar a tal efecto. Por ello, estos principios
tienen un enfoque teleológico, al constituir el conjunto de “actitudes, valores y normas que
el centro educativo quiere inculcar en el alumnado, como base de un modelo organizativo y
funcional en la sociedad en la cual se está o se quiere estar inmerso” (Galve y Camacho,
1998, p. 9).
Con miras a darle direccionalidad a su gestión esta definición de principios, como esquema
rector del proceso educativo a desarrollar debe estar explícita, y ser producto de la reflexión
3
y acuerdo de los actores de la comunidad escolar, y por ello constituyen el primer elemento
a desarrollar en todo Proyecto Pedagógico Plantel, denominado por Manterola y González
(2000) Visión y Finalidades de la Escuela (Principios pedagógicos, competencias, valores,
actitudes y conductas a desarrollar, principios organizativos y de funcionamiento de la
Escuela). Normalmente, como se indicó, están contenidos en la visión, misión y filosofía
educativa del Centro y contribuyen a la identidad de los actores con el proyecto o ideal
educativo a desarrollar, enmarcados en los objetivos generales educativos de la nación que
están delineados en la Constitución, que a grandes rasgos propugna la formación de un ser
humano para desarrollar su potencial creativo y el pleno ejercicio de su personalidad, de
manera tal de propiciar su “participación activa, consciente y solidaria en los procesos de
transformación social” (CBV, Art. N° 102) en una sociedad democrática, que valoriza la
ética del trabajo, la identidad nacional con una visión latinoamericana y universal (Idem).
1.
FORMULACIÓN DEL PLAN INSTITUCIONAL Y PROYECTOS EDUCATIVOS
Antes de abordar los elementos metodológicos básicos que contempla el diseño y
desarrollo de proyectos educativos, se debe ubicar y definir el concepto de proyecto en el
marco del proceso general de la planificación.
A nivel gubernamental, la planificación tiene tres etapas fundamentales:
1) La definición de las políticas que determinan los grandes objetivos por prioridades, a
partir de las cuales se establecen las estrategias de desarrollo;
2)
La estimación de los recursos disponibles para la ejecución del plan; y
3)
La elaboración de los programas o proyectos a desarrollar.
A tal efecto, el plan se refiere a las decisiones de carácter general que expresa los
lineamientos políticos, sus prioridades, la asignación de recursos, las estrategias y los
medios e instrumentos requeridos para alcanzar las objetivos y metas propuestos.
El programa se refiere al conjunto organizado de actividades, servicios o procesos que
operacionaliza la direccionalidad establecida en el plan, el cual puede estar constituido de
varios proyectos (Ander-Egg y Aguilar, 1996, pp. 15-16; Cohen y Franco, 1993, pp. 85-86).
4
El proyecto, es un nivel mayor de concreción de la planificación y se refiere a un conjunto
de actividades que, organizadas de manera sistemática, se ejecutan con el propósito de
producir bienes o servicios orientados a satisfacer necesidades o resolver problemas
(Ander-Egg y Aguilar, 1996, p. 16; Juran, 1990, p. 34; Álvarez y Santos; 1996, p. 11) e
involucran una inversión de recursos humanos, materiales, tecnológicos y financieros. De
manera específica la formulación del proyecto orientan el qué hacer, cómo hacerlo y
cuándo hacerlo.
La formulación y ejecución de proyectos es una reacción deliberada de romper con el
modelo de gestión por crisis o por improvisación para la transformación del sistema objeto
de planificación, ya que es “un esfuerzo por anticiparse intelectualmente a la acción”
(Álvarez y Santos; 1996, p. 11) al representar
una “acción específica, generalmente
original y nueva que estructura metodológicamente una idea con la intención de hacerla
realidad en el futuro de forma controlada y eficiente” (Álvarez y Santos; 1996, p. 12); y, que
a su vez, implica la asignación en forma racional de recursos escasos a la alternativa de
solución más eficiente y viable para la satisfacción de la necesidad humana percibida que
requiere de solución (Sapag y Sapag, 1991, p. 4). En definitiva un proyecto es una hipótesis
de intervención de la realidad, fundamentada en una teoría o conjunto de supuestos o
conocimientos sobre la misma que le dan coherencia a la acción a emprender (Martinic,
1997, p. 23) y a los recursos a emplear para su transformación.
En líneas generales, para poder lograr una buena formulación de un proyecto, el
documento que lo sustente debe contener un conjunto de requisitos que permitan el
análisis de su factibilidad o evaluación ex-ante, su ejecución, su seguimiento o monitoreo,
así como la evaluación de los resultados e impactos de su desarrollo. Entre estos requisitos
destacan: su fundamentación (razones de su realización), la finalidad del mismo, los
objetivos generales y específicos que pretende lograr, los beneficiarios directos e
indirectos, los productos a obtener con su desarrollo, las actividades a ejecutar, insumos o
recursos requeridos, los responsables y la estructura administrativa a emplear para su
ejecución, el calendario de ejecución, el presupuesto y los pre-requisitos que aseguren su
éxito (Ver Ander-Egg, 1993, pp. 63-64; Pichardo, 1993, pp. 185-186, Cerda, 1999, pp. 1761).
5
En el marco de la institución escolar el proceso de reformas adelantado en diferentes
sistemas educativos, entre los que destacan el caso español y más específicamente en
Venezuela, a partir de la reflexión de los propios docentes (X Encuentro Nacional de
Educadores, San Felipe, Edo. Yaracuy, 1994) y de la formulación de las políticas
gubernamentales de fortalecimiento de las escuelas para que desarrollen su propio estilo
de gestión, se ha implementado una herramienta fundamental de transformación de la
práctica pedagógica de los propios docentes y del Centro Escolar en su conjunto, como los
son los Proyectos Pedagógicos Plantel – PPP. Su propósito es generar un esquema de
reflexión y un plan de acción de consenso de los diferentes actores de la comunidad
educativa que permita la mejora continua, tanto de la praxis pedagógica como del modelo
de gestión y funcionamiento de la Escuela (Galve y Camacho, 1998, p. 9, Manterola y
González, 2000, p. 9; Herrera y López, 1999, p. 5; Cárdenas, 1995, pp. 50-51).
Más específicamente el proceso de planificación del Centro Escolar se operacionaliza a
través de una gestión de desarrollo de proyectos que le den un marco de referencia a la
acción conjunta de los diferentes actores de dicha comunidad educativa, donde el Proyecto
Educativo del Centro o Proyecto Pedagógico Plantel sirva de marco global al diseño y
ejecución de los demás proyectos educativos que deben desarrollarse en la Escuela como
son: Plan de adecuación de la Escuela del Curriculum Básico Nacional a las realidades
regionales, locales y de la propia experiencia educativa de dicho Centro Escolar por niveles
y etapas, el Plan Anual de la Escuela y los diferentes proyectos aulas a nivel de cada
sección o como procesos integradores de los aprendizajes de diversos grupos de alumnos
de la escuela (Galve y Camacho, 1998, pp.12 -13).
El PPP al servir de herramienta integradora de los esfuerzos de transformación de la
escuela, es proyecto al ser una propuesta de acción del camino a recorrer por la comunidad
educativa en un esfuerzo creador, orientado por la visión compartida de lo que se desea
hacer y de lo que intenta hacer para desarrollar una práctica pedagógica y una gestión
escolar que promueva un aprendizaje creador en los niños y jóvenes, en el contexto de la
realidad y potencialidades del centro escolar; y orientado a adaptar el curriculum básico
para poder potenciar las posibilidades de lograr un aprendizaje significativo a través de las
prácticas pedagógicas con el objeto de formar una persona que aprenda a ser, conocer,
hacer y convivir (UNESCO, 1996, pp. 95-96; Herrera y López, 1999, pp. 24-26, Manterola y
González, 2000, pp. 31-32).
6
Seguidamente analizaremos algunos de los elementos fundamentales que deben
considerarse al formular y desarrollar un proyecto:
•
Objetivos y metas
Los objetivos de un proyecto son un componente clave que intenta definir “para qué se
hace un proyecto y qué se espera obtener al culminar su desarrollo” (Cerda, 1999, p. 23),
ya que expresan la intencionalidad y definición anticipada de logros que se aspira que
caractericen la realidad transformada con su ejecución; y posibilitar el monitoreo de su
ejecución o evaluación de proceso, así como su evaluación de resultados e impactos una
vez desarrollado.
Ello justifica la importancia que tiene su formulación adecuada en base a criterios como los
siguientes (Cerda, 1999, pp. 25-26; Ander-Egg y Aguilar; 1996, pp. 38-39):
1.
Expresar lo que realmente se intenta realizar o alcanzar con el proyecto, a fin de
satisfacer las necesidades o solucionar los problemas que dieron origen a su
desarrollo.
2.
Evitar en su enunciado la inclusión de varios de ellos.
3.
Diferenciar los objetivos generales (propósito central del proyecto) de los específicos
que intentan expresar los logros concretos a alcanzar, los cuales se derivan de los
primeros.
4.
Hacer referencia al fin deseado y no a los medios para alcanzarlos.
Un proyecto debe contar con objetivos claramente definidos al ser indispensable para
poder: 1) diseñar la situación futura que se desea alcanzar en términos de resultados o
cambios a lograr, 2) darles orden de prioridad e 3) identificar las acciones y los medios que
contribuyen a lograr el propósito del mencionado proyecto (Martinic, 1997, p. 54.
En tal sentido, es de utilidad derivar del modelo explicativo del problema que el proyecto
pretende solucionar, el conjunto de resultados o logros que representan una transformación
de la situación problemática inicial. Para realizar esta tarea es recomendable el uso de
7
herramientas de análisis como el árbol del problema y el árbol de objetivos, ya que de esta
manera se puede explicitar la relación medio - fin que orienta el desarrollo del proyecto para
poder transformar la relación causa - efecto que caracteriza la situación insatisfactoria que
su búsqueda de mejora o cambio dio origen al proyecto (Martinic, 1997, pp. 54-55,
SIEMPRO, 1999, pp. 29-34).
En cuanto a la definición de metas, ellas están en íntima relación con los objetivos ya que
“cuantifican o dimensionan operacionalmente los objetivos planteados por un proyecto”
(Martinic, 1997, p. 53), sobre la base de que las transformaciones o cambios esperados
deben ser expresados, en la medida de los posible, en logros específicos bajo los criterios
de cantidad, tiempo y espacio (Ander-Egg y Aguilar, 1996, p. 40, SIEMPRO, 1999, p. 46).
•
Establecimiento de fases y/o etapas
Aunque existe una secuencia de etapas o fases generalizada para el desarrollo de
proyectos, pueden presentarse variantes de acuerdo al campo de aplicación (área de
negocios, ingeniería o socioeducativa, por ejemplo). Nuestro análisis se centrará en
aquellas fases constitutivas de un proyecto social de aplicación en el campo de la
educación escolar o extraescolar.
Debido a la importancia creciente que tienen la utilización de préstamos de la Banca
Multilateral y otros organismos de financiamiento nacionales e internacionales para la
reforma o mejora de la gestión educativa, es relevante presentar, brevemente, las etapas
establecidas por dichos organismos. A pesar de sus variantes, se prevén tres etapas
fundamentales
(CORDIPLAN),
1993;
Silva,
2000):
Preinversión
y
Estudios
(Conceptualización, diseño y análisis de factibilidad del proyecto), Inversión (Ejecución o
puesta en marcha del proyecto) y la operación y funcionamiento (Ejecución física del
proyecto).
En líneas generales el ciclo de vida de un proyecto educativo cumple las fases siguientes:
identificación, preparación, apreciación o evaluación, negociación, ejecución y evaluación
retrospectiva (Magnen, 1992, pp. 30-36). Seguidamente consideraremos brevemente cada
una de ellas.
8
1.
La identificación del proyecto, cuya función es seleccionar uno o varios proyectos
prioritarios para el desarrollo educativo del país o de la institución escolar que
pretenda llevarlos adelante, una vez definidos los objetivos, estrategias y políticas de
dicho sector o institución social. Al ser un proyecto una inversión a realizar y la
preparación del proyecto (etapa siguiente) una fase larga y costosa, es indispensable
realizar un análisis que justifique el conjunto de recursos y esfuerzos a emprender
para el desarrollo de dichos proyectos, así como su adecuación con la política que
orienta el desarrollo del sector o institución en cuestión. Este es el propósito
fundamental de esta etapa.
En definitiva, consiste en la concepción global de la idea general del proyecto que
pueda producir la transformación del sistema objeto de planificación y su comparación
con las necesidades que desea satisfacer, así como con otras opciones posibles para
su logro. Su resultado es un estudio que permite fijar las grandes prioridades y una
cartera de
proyectos potenciales; y, además, servir de insumo al inicio de
negociaciones con las fuentes posibles de financiamiento. En tal sentido, sería
necesario desarrollar una concepción global del proyecto sobre la base del modelo
explicativo que dio origen a la necesidad de su desarrollo, la fijación de la finalidad, su
propósito, los objetivos a lograr, sus metas, delinear las acciones a emprender y una
estimación de los costos de su ejecución.
2.
La preparación del proyecto tiene como finalidades básicas el diseño detallado o
planificación de su ejecución y el estudio de su viabilidad, desde el punto político,
jurídico, técnico, económico-financiero, institucional y gerencial (SIEMPRO, 1999, p.
74). Así, primeramente debe revisarse la concepción global de la idea que fue
desarrollada en la fase anterior: finalidad, propósito, objetivos a lograr, metas,
destinatarios, resultados. Adicionalmente deben fijarse los indicadores que permitirán
tanto la evaluación ex-ante (apreciación), el monitoreo o seguimiento y control como
la evaluación de resultados e impactos. Seguidamente deben fijarse los componentes
(fases) con el conjunto de actividades asociadas, así como la red de planeación
(PERT-CPM) y su cronograma de ejecución (Diagrama Gantt), con la respectiva
revisión de los recursos a emplear en su ejecución, y los costos directos e indirectos
asociados, el flujo de recursos financieros a requerir y la estructura de dirección y
administración del proyecto (Ver Cerda, 1999, pp. 17-61; Ader-Egg y Aguilar, 1996,
pp. 29-74).
9
Una vez definidos todos estos elementos se procede a realizar los estudios de
viabilidad, antes mencionados que aseguren el éxito de su ejecución.
3.
La apreciación entendida como evaluación ex-ante consiste en el estudio profundo
de la formulación del proyecto por parte de los organismos aprueban su ejecución y/o
financiamiento del mismo (Magnen, 1992, p. 33 (SIEMPRO, 1999, p. 74). En esta
etapa se pretende verificar la adecuación, justificación y consistencia del diseño del
proyecto para asegurar su ejecución una vez aprobado.
4.
La negociación ante los organismos de decisión y financieros, con el apoyo de los
resultados de la etapa anterior a fin de establecer un “acuerdo sobre los objetivos, la
concepción, el contenido y el modo de financiación del proyecto” (Magnen, 1992, p.
24).
5.
La ejecución o gestión del proyecto, la cual comprende la puesta en ejecución del
conjunto de inversiones e intervenciones definidas en cada una sus etapas, de
acuerdo a los flujos de actividades y recursos que fueron previstos.
6.
El seguimiento y la evaluación del proceso de ejecución de la programación y el
comportamiento de los indicadores de avance preestablecidos, con miras a poder
realizar los ajustes necesarios a la programación prevista; y, ofrecer a los entes
rectores los informes de su avance, como balance de la ejecución e insumos a la
redefinición de objetivos, alcance, estrategia y contenido del proyecto, en caso de
requerirse.
7.
La evaluación retrospectiva consiste fundamentalmente en el análisis de los
resultados e impactos, una vez conocidos los costos definitivos del proyecto,
generalmente realizada por los organismos rectores y financieros del proyecto, con el
objeto de comparar “las inversiones efectuadas y los resultados obtenidos con las
previsiones originales del proyecto” (Magnen, 1992, p. 35), a fin de determinar “las
causas de los éxitos y fracasos aparentes a fin de dar cuenta a las autoridades y
sacar las lecciones para futuros proyectos (Idem).
10
En el marco de la institución escolar las principales etapas para el desarrollo del Proyecto
Pedagógico Plantel podrían sintetizarse en (Manterola y González, 2000, pp. 51-84;
SIERRA, 2000, p. 56):
1.
El Desarrollo de manera consensuada de la Visión, finalidades y principios que
fundamentan la Filosofía Educativa del Centro Escolar, contentivas de los
principios pedagógicos orientadores de la acción escolar, las competencias, los
valores, actitudes y conductas fundamentales a desarrollar en los miembros de la
comunidad educativa y los principios organizativos y funcionamiento de la gestión del
plantel.
2.
El Diagnóstico de la realidad de la escuela, con el objeto de determinar las
debilidades, fortalezas y potencialidades de los diferentes actores de la comunidad
educativa, el rendimiento de los procesos de la enseñanza y la gestión escolar en su
conjunto.
3.
La determinación del plan de acción para el logro del proceso de cambio y
mejoramiento continuo de la escuela y sus principales procesos de enseñanza y de
gestión, con miras al logro de la visión y filosofía educativa del centro, teniendo como
base el diagnóstico previamente elaborado. A tal efecto dicho plan debería
contemplar las prioridades y retos, las actividades de mantenimiento y de desarrollo
de la práctica pedagógica e innovaciones educativas, así como la formación de
docentes, integración de los actores de la comunidad educativa y la mejora de los
procesos de comunicación, organización y gestión escolar.
4.
La ejecución del conjunto de acciones previstas en el plan de acción, siendo de
vital importancia la generación del compromiso de los diversos actores con el
desarrollo del proyecto, para lo cual será de vital importancia la distribución de
funciones, así como la creación de equipos para el desarrollo de los diferentes
componentes del proyecto y el establecimiento de acciones para la revisión de su
avance.
5.
La evaluación del Proyecto en una escuela que es capaz de aprender en su propio
desarrollo, consiste en un ejercicio de reflexión sobre sus avances, resultados e
impactos con miras a la posibilidad de hacer ajustes al plan original.
11
También es de destacar que el desarrollo de las diferentes etapas de los proyectos exigen
el manejo de un instrumental metodológico de soporte. Por ello es de mencionar, por un
lado, la utilidad de las herramientas estadísticas que facilitan el análisis cuantitativo
requerido para el diagnóstico de la situación problemática que da origen al desarrollo del
proyecto; así como para el monitoreo de su ejecución y
su evaluación de resultados e
impacto. Pero por el otro, no se debe perder de vista herramientas que posibilitan el análisis
cualitativo de los problemas o la jerarquización las opciones en los procesos de toma de
decisiones que involucran el desarrollo de todo proyecto, tales como: los diagramas causaefecto, el árbol del problema y de objetivos, matrices de análisis, la técnica de grupo
nominal y la técnica Delphi. (Graffe, 1995; Catellano H., 2000, p. 198; Palacios, 2000, p.
305, Martinic, 1997, pp. 35-36, 54-55, SIEMPRO, 1999, pp. 29-35 ).
Además para establecer las acciones a ejecutar, su secuencialidad y el calendario de
ejecución son de utilidad herramientas como: los flujogramas que permiten esquematizar el
conjunto de etapas y acciones a seguir en la aplicación de los medios que permitirán el
logro de los objetivos previstos (Ander-Egg, 1993, p.44; Palacios, 2000, p pp. 191-192;
Graffe, 1995, pp. 4.4-4.7). Así mismo para secuenciar las operaciones, estimar el tiempo y
conocer la ruta crítica de realización del trabajo puede utilizar la técnica PERT-CPM, cuyo
nombre se deriva de la denominación inglesa: Project Evaluación Rview Technique y Crital
Path Method (Palacios, 2000, p.p. 275-279; Ander-Egg, 1993, pp. 94-97). Adicionalmente,
el diagrama Gantt sirve para elaborar un calendario de programación y control de ejecución
de las acciones (Ander-Egg, 1993,pp. 91-93; Palacios, 2000, p. 274).
•
Definición y utilización de indicadores
El desarrollo de proyectos exitosos requiere de la construcción y manejo de indicadores
para darle direccionalidad al proceso de transformación y gestión del sistema educativo y
escolar a nivel nacional, regional o local, y de las instituciones educativas en específico.
Por indicadores se entiende la dimensión de una o de la “relación de variables cuantitativas
y cualitativas, que permiten observar la situación y las tendencias de cambios generados en
el objeto o fenómeno observado, respecto de objetivos y metas previstos e influencias
esperadas” (Beltrán, 1999, p. 38). Ellos sirven de instrumental de apoyo para diagnosticar
y realizar pronósticos, fijar las metas que operacionalizan los objetivos definidos como la
12
imagen – objeto aspirada con el desarrollo del proyecto; y como de patrón para medir y
analizar los aspectos relevantes para evaluar los logros e impactos del desarrollo de los
proyectos educativos.
Ellos deben se formulados operacionalmente, y cumplir con las condiciones de:
independencia, verificabilidad, validez y accesibildad (Ander-Egg, 1996, p. 63-65; Martinic,
1997, p. 85; Cerda, 1999, pp. 60-61).
Al servirnos de signos de alarma sobre el avance que se va obteniendo o de un
comportamiento determinado, no están restringidos a la dimensión cuantitativa. Ello sería
contradictorio en un quehacer científico como es la planificación educativa, donde la calidad
de la educación es un reto insolayable y sería asumir un paradigma metodológico
meramente positivista.
Normalmente los indicadores son confundidos con los índices o cocientes. Estos últimos
son los instrumentos de medida relativa a través de los cuales se establecen relaciones
entre las dimensiones de los indicadores de las diferentes variables que se pretenden
analizar tanto en durante el proceso de diagnóstico, evaluación de proceso, de resultados e
impactos de la ejecución del proyectos.
Generalmente se diseñar indicadores que permitan medir: 1) la eficacia o “grado en que se
alcanzan los objetivos y metas del proyecto en la población beneficiaria, en un período
determinado, independientemente de los costos que ello implique” (Cohen y Franco, 1993,
p. 102); 2) la eficiencia al buscar analizar la relación de los beneficio o resultados con el
costo de los recursos empleados para lograrlos (relación costo-beneficio) y; 3) la efectividad
de la ejecución del proyecto que se expresa en la relación entre metas de resultados
alcanzados vs las metas de resultados planificadas).
La principal limitación que se deriva del uso de indicadores está asociada al hecho de que
ellos son simples “instrumentos, pero no operan por sí mismos” (Cerda, 1997, p. 61). Ellos
son útiles en la medida de la rigurosidad que se tenga en su selección y diseño para
asegurar la adecuación y oportunidad de aplicación de acuerdo al propósito metodológico
que se pretenda; y a la naturaleza y complejidad del proyecto a desarrollar; ya que en
ningún caso, sustituyen el proceso de racionalidad y elaboración creativa que el equipo de
13
proyecto requiere en la determinación del uso y soporte
que pueden ofrecerle en la
formulación, ejecución, evaluación y ajuste del proyecto en cuestión.
De hecho, la transformación de la realidad no depende, en última instancia, de la calidad de
los indicadores, sino del esfuerzo de los actores sociales interesados en el cambio del
sistema educativo objeto para lo se desarrolla el proyecto, y de la capacidad del equipo de
planificación para diseñar el proceso de abordaje metodológico, siendo de vital importancia
la capacidad del manejo de la incertidumbre y el análisis de la factibilidad política, financiera
y técnica para poder establecer las opciones de desarrollo del proyecto, donde es
innegable la relevancia de la utilización de los indicadores y de los métodos de
programación adecuados.
• Sistemas de información
La importancia de los sistemas de información en apoyo al desarrollo de proyectos, parte
de la significación que tiene el contar con una información válida y relevante que permita la
toma de decisiones y el análisis de la validez de la misma, en cada una de sus fases
fundamentales, como son: el diagnóstico de la situación problemática que da origen a su
realización, la formulación, la ejecución y sus diferentes evaluaciones (Aguerrondo, 1994,
pp. 100 y 104).
Ahora bien el desarrollo de sistemas de información de apoyo al diseño, dirección y
evaluación de un proyecto exige que su diseño obedezca no a la simple recolección de
datos, sino a los modelos de pirámide informacional de Páez Urdaneta y el de agregación
de valor en sistemas de información formulado Robert S. Taylor.
En tal sentido, a medida que vamos trabajando sobre los diversos niveles de la información
los vamos transformado de manera de poder convertir los datos en información, la
información en conocimiento y este último en inteligencia que nos apoyen en el proceso de
decisiones que se van tomando para la transformación, a través de la acción, la situación
problemática que dio origen al desarrollo del proyecto, con el propósito de lograr la imagen
objetivo establecida para el sistema bajo proceso de planificación, con miras de lograr los
resultados previamente establecidos en los objetivos y productos que debería producir el
proyecto, una vez sorteados los obstáculos que fueron identificados, a lo largo de su
desarrollo; todo ello, sobre la base de la inteligencia que el equipo de proyectos pudo
14
desarrollar al medir, analizar, interpretar y evaluar la información recolectada a partir de los
indicadores e instrumentos diseñados para cada etapa del proyecto.
El desarrollo y utilización del sistema de información que apoyen el proceso de toma de
decisiones que el proyecto implica, clasifica los roles en este ámbito, tanto de los miembros
del equipo de proyecto como de los niveles de toma de decisiones para la aprobación o
darle continuidad al desarrollo del mismo, en: procesador, suministrador, gerente o usuario
de información (Ponjuán, 1998, pp. 137-138).
La claridad de estos roles en el equipo de proyecto será de vital importancia para poder
recolectar, procesar, interpretar y suministrar la información relevante que apoye el
desarrollo del proyecto en sus diferentes etapas de formulación, evaluación ex-ante,
monitoreo ejecución, así como en la evaluación de resultados e impacto que lleve adelante
el propio equipo del proyecto o los organismos o entes políticos que tienen en sus manos
la aprobación o el financiamiento del mismo; ya que el valor agregado de un sistema de
información es en esencia aportar inteligencia al proceso de toma de decisiones que
involucra el proceso de transformación de la situación problemática que el proyecto
pretende atacar.
Ello exige una alta preparación del equipo de proyectos y posiblemente del usuario de la
información del propio proyecto en las tecnologías de información y la comunicación, de
manera de poder diseñar o interectuar con los especialistas del área, para el desarrollo de
las bases de datos e información requeridas para poder realizar la evaluación ex-ante,
monitorear la ejecución del proyecto y participar en el proceso de evaluación de resultados
e impacto.
Control y evaluación de proyectos
Abordar el tema del control y evaluación de los proyectos, es fundamentalmente discutir
sobre los diversos momentos de su evaluación: evaluación inicial o ex-ante, evaluación o
monitoreo del proceso (comúnmente conocida como control) y la evaluación de final o expost de resultados e impactos (Sciara, 1994, pp. 14-15). A cada una de ellas nos
dedicaremos de manera breve a continuación.
15
1.
La Evaluación inicial o ex-ante tiene como finalidad proporcionar criterios racionales
para decidir sobre si el proyecto debe llevarse acabo o no (Cohen y Franco, 1993, p.
109), para lo cual no sólo en los estudios de viabilidad económico financiera, en la
cual se evalúa los costos del proyecto, la inversión a realizar y la disponibilidad de
recursos para su ejecución; sino que debe también contemplar otros análisis de su
viabilidad, tales como: 1) la política e interés de los actores sociales involucrados en
su ejecución; 2) la viabilidad institucional o capacidad del organismo para su
ejecución y; 3) el análisis de adecuación, consistencia y sustentabilidad del proyecto.
2.
El control o monitoreo de proyectos consiste en el análisis periódico de su
ejecución con el fin de establecer el grado en que las tareas y las actividades
previstas en cronograma de trabajo, las prestaciones y los resultados se cumplan de
acuerdo con lo planificado, con miras a poder detectar deficiencias e incongruencias,
y poder así corregir y replanificar oportunamente (SIEMPRO, 1999, p. 87).
Este monitoreo o control debe superar la concepción meramente auditora de
fiscalización y control externo de los recursos ejecutados y disponibles, para
percibirse como una herramienta de evaluación interna y permanente del proceso,
que además proporcionar información válida y oportuna sobre el grado de ejecución
de las actividades y recursos asignados al proyecto y, facilitar su modificación en caso
de requerirse. Para su desarrollo es vital el poder construir los indicadores
(cuantitativos y cualitativos)
y definir los datos o información, con la respectiva
periodicidad y las técnicas de recolección que permitan medir el proceso, el producto
y la cobertura, los resultados previstos y no previstos, así como los costos del
proyecto en cuestión (Ver SIEMPRO, 1999, pp.87-93).
3.
La evaluación de resultados, con el fin complementar la indagación y análisis del
cumplimiento de las metas previstas para cada uno de los objetivos específicos del
proyecto que se viene haciendo en la etapa de monitoreo, tiene como propósito
determinar la efectividad, la eficacia y la eficiencia de la ejecución del proyecto, y
poder así aportar conclusiones sobre la necesidad de darle continuidad al proyecto o
sobre aprendizajes importantes para el diseño y ejecución de otros de íntima relación
con el mismo (SIEMPRO, 1999, pp. 101-105).
16
4.
La evaluación de impacto a fin de poder determinar los efectos o cambios
relevantes a la situación inicial que dio origen al desarrollo del proyecto, una vez
iniciado o concluido; y poder decidir sobre su continuación, expansión o cancelación
del proyecto, sin perder de vista también aquellos efectos no previstos con su
desarrollo (SIEMPRO,1999, pp. 106-107; Sciara, 1994, p.14; Cohen y Franco, 1993,
p. 93).
CONCLUSIONES
Una vez esbozada la temática de los proyectos, con énfasis es los proyectos educativos,
se pueden presentar las siguientes conclusiones:
1.
El desarrollo de proyectos es una herramienta fundamental para operacionalizar la
implementación de las políticas del sector para poder lograr las transformación del
sistema educativo y en especial de la institución escolar;
y dar respuesta a la
demanda cuanti y cualitativa de la educación.
2.
La educación que se imparte en cualquier centro escolar o comunidad social, así
como el proceso de transformación de la práctica pedagógica y de gestión, así como
los proyectos que se adelanten, responden a una concepción del hombre a formar y
de la educación a desarrollar, basada en conjunto de principios normalmente
contenidos en la visión, misión y filosofía educativa de la escuela; y que contribuyen a
la identidad de los actores con el proyecto educativo a desarrollar, enmarcados en los
objetivos generales educativos de la nación, delineados en la Constitución.
3.
El proyecto, es un nivel mayor de concreción de la planificación al constituir un
conjunto de actividades que, organizadas de manera sistemática, se ejecutan con el
propósito de producir bienes o servicios orientados a satisfacer necesidades o
resolver problemas; e involucran una inversión de recursos humanos, materiales,
tecnológicos y financieros. De manera específica la formulación del proyecto orientan
el qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo.
4.
La formulación y ejecución de proyectos es una reacción deliberada de romper con el
modelo de gestión por crisis o por improvisación para la transformación del sistema
objeto de planificación, ya que es una anticipación intelectual a la acción,
al
17
representar una estructuración metodológica de una idea, generalmente original y
nueva, con la intención de hacerla realidad en el futuro, de forma controlada y
eficiente; e, implica la asignación en forma racional de recursos escasos a la
alternativa de solución más eficiente y viable para la satisfacción de la necesidad
humana que requiere de solución.
5.
Las fases y/o etapas fundamentales de un proyecto son la identificación, la
preparación, la apreciación o evaluación ex-ante, la negociación, la ejecución y su
monitoreo y la evaluación ex-post de resultados e impactos.
6.
Los elementos fundamentales que debe contener un proyecto para facilitar su
ejecución y evaluaciones son: su fundamentación, finalidad, objetivos, beneficiarios
directos e indirectos, los productos a obtener, las actividades a ejecutar, los insumos o
recursos requeridos, los responsables y la estructura administrativa y el calendario a
emplear para su ejecución, el presupuesto y los pre-requisitos que aseguren su éxito;
así como los indicadores de proceso y productos que permitan evaluar la eficacia,
eficiencia y efectividad de su ejecución, a partir de los sistemas de información que se
diseñen orientados no solo a proporcionar datos sino información, conocimiento e
inteligencia que apoye el proceso de toma de decisiones por parte el equipo de
proyecto y a los entes que aprueban su ejecución y financiamiento.
7.
En aras de la transformación de la práctica pedagógica de los propios docentes y de
la gestión del Centro Escolar se han implementado los Proyectos Pedagógicos Plantel
(PPP), con el propósito de generar un esquema de reflexión y un plan de acción de
consenso de los diferentes actores de la comunidad educativa que permita la mejora
continua, como plataforma común a los demás proyectos educativos de la Escuela,
como son: el plan de adecuación del Curriculum Básico Nacional, el plan anual y los
diferentes proyectos aula, con miras a promover un aprendizaje creador y significativo
en los alumnos orientado al aprender a ser, conocer, hacer y convivir.
8.
Las principales etapas para el desarrollo del Proyecto Pedagógico Plantel podrían
sintetizarse: 1) La formulación de la Filosofía Educativa de la Escuela; 2)
el
diagnóstico de la realidad de la escuela; 3) la determinación del plan de acción para el
logro del proceso de cambio y mejoramiento continuo de la escuela y sus principales
procesos de enseñanza y de gestión; 4) la ejecución de las acciones del plan y; 5) la
18
evaluación de avances, resultados e impactos del proyecto, con miras a hacer ajustes
al plan original, de requerirse.
9.
También es de destacar que el desarrollo de las diferentes etapas de los proyectos
exigen el manejo de un instrumental metodológico de soporte que permita tanto en
análisis cuantitativo y cualitativo del problema que pretende solucionar, el monitoreo
del avance y la evaluación de resultados e impactos; así como la propia fase de
pogramación y control de la ejecución de actividades y la asignación de los recursos
previstos.
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