Luis Iván Inostroza Córdova, Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de La Universidad de la Frontera. Doctor e investigador en historia económica e historia agraria del s. XVI al XX. Investigador responsable Proyecto Fondecyt 1990252 “La economía regional de Concepción y su articulación al circuito comercial de Lima, 1620-1680”. Isidoro Errázuriz E., comisionado como Agente General de Colonización, en marzo de 1887 realiza una visita de inspección a la colonias de inmigrantes europeos radicados en la provincias de Malleco y Cautín, elaborando un detallado informe que publicará con el título de Tres razas, Imprenta La Patria 1892; para dar cuenta de un espacio de colonización fronterizo donde concurren los colonos nacionales, europeos y los agricultores mapuche originarios del territorio, en una etapa crucial en la historia regional del Sur de Chile. Expansión capitalista... & Tres razas Jorge Pinto Rodríguez, Profesor de Estado en Historia y Geografía y Educación Cívica (Universidad de Chile), Sede Valparaíso y Ph.D. Historia Universidad de Southampton, Inglaterra. Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de la Frontera. Premio Nacional de Historia año 2012. Investigador responsable Proyecto Fondecyt Nº1095052 “Empresarios de la Araucanía, 1900-1920”. Expansión capitalista y economía mapuche: 1680-1930 Jorge Pinto Rodríguez Iván Inostroza Córdova Tres razas Isidoro Errázuriz Pinto, Inostroza & Errázuriz Publicación auspiciada por la Municipalidad de Collipulli y la Facultad de Educación, Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera, con el patrocinio de la Asociación de profesores de historia y geografía e investigadores locales Andes del Sur, de Collipulli y el Centro de Investigaciones Territoriales de la Universidad de la Frontera, en el marco del convenio de cooperación interinstitucional establecido entre el Alcalde de la Comuna de Collipulli, Sr. Leopoldo Rosales Neira, y el Decano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de la Frontera, Sr. Carlos del Valle Rojas, para realizar investigaciones y propuestas técnicas orientadas al desarrollo del turismo de intereses especiales basadas en el rescate y valoración de la historia, la cultura y el territorio local. EDICIONES UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA MUNICIPALIDAD DE COLLIPULLI Expansión capitalista y economía mapuche: 1680-1930 & Tres razas, 1887 Ilustre Municipalidad de Collipulli Expansión capitalista y economía mapuche: 1680-1930 & Tres razas, 1887 Jorge Pinto Rodríguez Iván Inostroza Córdova & Isidoro Errázuriz Ediciones Universidad de La Frontera Temuco, Chile, 2014 Título EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 & TRES RAZAS, 1887 Autor JORGE PINTO RODRÍGUEZ, LUIS IVÁN INOSTROZA CÓRDOVA & ISIDORO ERRÁZURIZ Nº. inscripción 248521 ISBN 978-956-236-267-2 Publicado por EDICIONES UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA FACULTAD DE EDUCACIÓN, CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES Avda. Francisco Salazar 01145, Casilla 54-D Temuco, Chile Colección ESPIRAL SOCIAL Primera edición DICIEMBRE 2014 Comité científico DR. FERNANDO LEIVA – Univer. del Estado de Nueva York en Albany (SUNY-Albany), Estados Unidos. internacional DR. ANTONIO ARROYO – Univer. Complutense de Madrid, España. DR. FRANCISCO SIERRA CABALLERO – Univer. de Sevilla, España. DR. MIGUEL VÁZQUEZ LIÑAN – Univer. de Sevilla, España. DRA. FLORENCIA SAINTOUT – Univer. Nacional de La Plata, Argentina. DR. EVANDRO VIEIRA OURIQUES – Univer. Federal de Río de Janeiro, Brasil. Corrección XIMENA OJEDA SÁNCHEZ Diagramación y RUBEN SÁNCHEZ SABATÉ diseño de portada Imagen de portada FOTOGRAFÍA TOMADA DE AFICHE COMERCIAL EN ANUARIO COMERCIAL HISPANO-CHILENO 1924-1925, PÁG. 252-253 Impreso por IMPRENTA SERVICOM. Temuco, Chile. AGRADECIMIENTOS Al Sr. Alcalde de la Municipalidad de Collipulli, Sr. Leopoldo Rosales Neira y Concejales de la Comuna: Sr. José Herrera Saldías; Sr. Ibar Leiva Quevedo; Sr. Mario Grandón Castro; Sr. Pablo Pereira Pereira; Srta. Teresa Ringele Montanares y Sra. Patricia Plaza Vásquez, por el auspicio de esta publicación a través de los fondos concursables para las iniciativas culturales asignado a la Asociación de Profesores de Historia y Geografía e Investigadores locales Andes del Sur de Collipulli. Al Sr. Carlos del Valle Rojas Decano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera, y su equipo directivo, por el patrocinio a la edición de esta publicación, destinada a las Bibliotecas y Colegios de las comunas de la región de La Araucanía. Al Centro de Investigaciones Territoriales (CIT) de la Universidad de La Frontera y el Programa de investigación para el desarrollo del turismo de intereses especiales en la Comuna de Collipulli, en cuyo contexto se publican estas investigaciones y fuentes documentales sobre los asentamientos humanos del Siglo XIX y XX y sus relaciones económicas con el territorio de La Araucanía. A la Asociación de Profesores de Historia y Geografía e Investigadores locales Andes del Sur de Collipulli (ADS), por su gestión administrativa. Reconocer a Conicyt de Chile por los Proyectos Fondecyt 1990252 “La economía regional de Concepción y su articulación al circuito comercial de Lima, 1620-1680”, de Iván Inostroza Córdova, y Nº 1095052 “Empresarios de la Araucanía, 1900-1920”, de Jorge Pinto Rodríguez, en cuyo marco se han realizado parte importante de las investigaciones que presentamos en este libro. ÍNDICE Agradecimientos 7 Presentación 11 Prólogo 17 El circuito comercial de Concepción y Araucanía, 1660-1710 21 La expansión capitalista y el cacicazgo mapuche de Araucanía 43 1790-1860 Iván Inostroza Córdova Empresarios europeos, nacionales y mapuches, 1900-1960 81 Jorge Pinto Rodríguez Tres Razas, 1887 129 Isidoro Errázuriz Fuentes y bibliografía 277 PRESENTACIÓN La investigación que presentamos en esta edición examina la trama de relaciones mercantiles generadas entre la economía capitalista que se expande desde Chile Central y la economía indígena de las comunidades mapuche de Araucanía, enfatizando el papel de la complementariedad en el contexto de la conflictividad provocada por las guerras de frontera y las relaciones económicas desplegadas entre los actores indígenas, autoridades administrativas, hacendados, campesinos y colonos europeos en el territorio de Concepción, Malleco y Cautín, en una secuencia de larga duración desde 1660 a 1930. El primer artículo de Luis Iván Inostroza Córdova “El circuito comercial de Concepción y Araucanía, 1660-1710”, analiza las relaciones mercantiles entre el Obispado de Concepción articulado al comercio del Virreina Peruano y las comunidades mapuche de Araucanía después del alzamiento indígena de 1655, destacando la política hispánica destinada a proveer de trabajadores araucanos de la frontera y dar salida a la producción vitivinícola regional, junto con acceder al intercambio de los bienes agropecuarios y textiles generados en Araucanía. Variables que modelaron el surgimiento de un mercado interior de larga duración en la historia del Sur de Chile. La segunda investigación aportada también por Inostroza Córdova “La expansión capitalista y el cacicazgo mapuche de Araucanía 1790-1860”, examina la transformación del comercio fronterizo hispano mapuche de impronta ganadera, hacia una valorización de la producción triguera mapuche y del potencial agrícola de las tierras de Araucanía para la economía capitalista, en la fase transicional del Período Colonial al Período Republicano de la primera mitad del siglo XIX. Aquí, el autor enfatiza el papel de la política gubernamental y de los caciques gobernadores de Araucanía en la configuración de un sistema de gobierno fronterizo de apoyo institucional a las relaciones mercantiles entre los actores fronterizos. 12 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 El tercer trabajo pertenece al profesor Jorge Pinto Rodríguez, Premio Nacional de Historia 2012. Con el título “Empresarios europeos, nacionales y mapuches, 1900-1930”, profundiza el análisis de la participación de los antiguos actores fronterizos chilenos e indígenas y la inserción de los migrantes europeos en el contexto de los emprendimientos mercantiles que consolidan la formación del mercado agrario regional del período 1900-1930 con la actividad económica de pequeños y medianos empresarios colonos e indígenas, dedicados a la producción agropecuaria, industrial y el comercio. En cuarto lugar publicamos el documento Tres Razas. Informe de la colonización de Malleco y Cautín, 1887, que consideramos una fuente histórica de gran valor para el estudio de la conformación inicial del mercado agrícola regional, y la interacción entre los colonos europeos, los pequeños cultivadores campesinos y los agricultores mapuche, durante los primeros años de la ocupación del estado de Chile de los territorios de Malleco y Cautín. El Informe de la visita a las colonias europeas practicado en el veranos de 1887 y publicado como Tres razas en 1892, por el Agente General de Colonización Isidoro Errázuriz, conforma un acucioso informe del estado de los colonos europeos arribados al territorio de Malleco y Cautín entre 1883 y 1887. El viaje de inspección se inicia en ferrocarril desde a Angol a Los Sauces, para continuar en carruaje siguiendo la ruta de Traiguén, Galvarino, Nueva Imperial y Temuco en el margen del río Cautín. Después se dirige a Lautaro, Quillem, Victoria, Ercilla, Collipulli, regresando a Angol. El título de la obra, Tres razas, alude a la conformación del conglomerado humano de Frontera por la conjunción de los antiguos agricultores mapuches, y los colonos nacionales y europeos radicados en la zona. El sugestivo título, de alguna manera, refleja la imagen de un espacio de convivencia entre tradiciones culturales que darán lugar a una evolución social y económica particular en el Sur de Chile. En este punto debemos subrayar la formación intelectual del autor, que siguió estudios de leyes en la academia alemana de mediados del siglo XIX, lo cual le permite trazar una proyección de los eventos locales en perspectiva del desarrollo ulterior de este laboratorio social. Asimismo, esta novedosa formación académica del autor se plasma en un enfoque PRESENTACIÓN 13 comparativo de las categorías analíticas convencionales, utilizadas por políticos y ensayistas acerca de la relación entre la autodenominada “civilización occidental” y la llamada “barbarie araucana”. Enfatizando la incongruencia de estas convenciones forjadas en los círculos intelectuales del país, destinados a desdibujar la fisonomía de la ancestral “civilización mapuche” en contacto con la “civilización chilena y europea”. De especial interés resultan en este sentido los apuntes de Errázuriz sobre la economía indígena “base única de la civilización colectiva de la Araucanía” que tiene en Cautín “un asiento muy antiguo e importante, quizás el más importante de la civilización y población araucanas”. Otro aspecto importante de esta obra es la descripción de los pequeños campesinos cultivadores en suelos fiscales, y del efecto depredador de la colonización inicial de Araucanía sobre los recursos naturales asociado al “cultivo” que Errázuriz denomina el “flagelo del trigo”. Interpretación sociológica de un proceso de auge económico, deterioro ambiental y atomización social, que marcaría algunas de las tendencias de la evolución regional en el proceso histórico de la expansión capitalista sobre Araucanía de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.. Una breve reseña del contenido de los capítulos guiará al lector sobre los contenidos de este documento bibliográfico. Capítulo I de Angol a Los Sauces, comienzo del relato con el viaje en tren desde Angol a Los Sauces. Expectativas del autor respecto sobre este novedoso viaje y sus primeras impresiones sobre las tres culturas en contacto: mapuches, chilenos y europeos. Capítulo II. Traiguén, ciudad y colonia. Descripción de la ciudad de Traiguén. Producción agropecuaria en la colonia de Quechereguas. Capítulo III de Traiguén a Galvarino. Molino de José Bunster. Bosques del río Quino. Evocación del Cautiverio Feliz, texto autobiográfico escrito por el criollo Francisco Núñez de Pineda y Bascuñan a mediados del siglo XVII; la vestimenta de las mujeres indígenas y sus alhajas de plata. Descripción del pueblo de Galvarino. Producción agrícola de la colonia local. Tráfico de lanchas a través del 14 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 río Cholchol. Semblanza del cacique Carialao y los aderezos de plata de su caballo. Capítulo IV De Cholchol a Nueva Imperial. La ruca araucana. La población y el fuerte de Cholchol. La selva y los aserraderos. Explotación de terrenos fiscales por pequeños campesinos. La ruca de Ramón Painemal. Descripción de joyas de plata. Viajes de mapuches hacia Argentina para vender textiles. El problema de la familia polígama indígena. Para ilustrar las costumbres matrimoniales araucanas el autor transcribe un Expediente judicial de 1879, del Juzgado de Angol, relativo al litigio entre Minchiqueo Melin y sus suegros, por repudio de una esposa. Este documentos contiene una Carta de Menchiqueo Melin al Juez de Letras de Angol de 1879, donde se narran las circunstancias de los hechos de acuerdo al ordenamiento de las costumbres indígenas sobre el matrimonio, los obsequios entregados a los suegros, el repudio de la esposa, las cláusulas de devolución de los bienes obsequiados, el protocolo del malón contra las propiedades del suegro para ejercer el derecho de devolución de los bienes obsequiados. Este último denunciado por los suegros en el juzgado. Continúan declaraciones de testigos con datos acerca de las formalidades económicas del protocolo matrimonial y del precio de los bienes obsequiados. Dictámenes de las autoridades de las Fronteras y del Juzgado sobre el respeto de las costumbres judiciales indígenas. Sobreseimiento del caso por muerte de Menchiqueo Melin en el ataque en Perquenco al convoy que se dirigía a fundar Temuco en 1881. Capítulo V Los indígenas de Nueva Imperial. Número de habitantes indígenas. La oratoria mapuche. Los “vivientes” en tierras indígenas. La ciudad de Nueva Imperial. El río Cautín y la navegación fluvial. El comercio con los indígenas. Capítulo VI La vega del Cautín-Temuco. El asentamiento mapuche en la vega del río Cautín. Descripción de cementerios y figuras ornamentales. Aspectos materiales de la civilización araucana. La ruca del cacique Cayuqueo en viaje a Argentina. La selva y su explotación. Los chilenos o el huinca de la Frontera: “colonos arrendatarios”. La ciudad de Temuco: arquitectura y escuelas. Edificios de gobierno. El paso del río Cautín en Temuco. Semblanza de Gregorio Urrutia. PRESENTACIÓN 15 Capítulo VII Colonias de la zona de la Montaña. Este apartado se subdivide en cinco secciones: (I) La colonia alemana de Temuco: colonos y producción. Los llanos de Pillanlebun. La población de Lautaro: paso obligado del Cautín para arreos de animales. (II) Quillen. Descripción de la colonia de Quillen. Semblanza de los caciques Calbucura, Quilapan y Quininao. Combate de Perquenco. (III) Quino. Estadísticas de los colonos de esta localidad. (IV) Victoria. Descripción colonia de Victoria. La ciudad de Victoria. El comercio con los indígenas. La colonia española de Quechereguas. Exordio sobre las leyes de colonización y la tipología de los colonos afincados en la Araucanía. (V) Ercilla. La inmigración chilena al sur del Biobío: los pequeños cultivadores del sur y el “flagelo del trigo”. La aldea de Ercilla. La colonia y los colonos de Ercilla. El cacique Lluco. Capítulo VIII De Ercilla a Angol. El río Malleco. Collipulli: trabajos del gran puente del Malleco. Reflexiones sobre el estado de la colonización de Malleco y Cautín. Los editores, Temuco, 2014 PRÓLOGO El lector observará una doble condición historiográfica en el libro del Dr. Jorge Pinto y del Dr. Iván Inostroza, que tiene en sus manos. Primero, la condición de la construcción historiográfica strictu sensu, donde los autores nos llevan al encuentro con la producción económica desde finales del siglo XVII y comienzos del siglo XX. Esta recuperación de la memoria económica no sólo se ocupa en explicar las claves históricas para comprender la economía, lo cual constituye un gran aporte a la historia económica del país, sino también pone en juego la tensión de los contextos presentes: uno consabido, aunque condenado a la más superflua contingencia ahistórica de los análisis económicos actuales, a saber, el capitalismo, mismo que entendido bajo la lógica de la globalización económica podemos observar ya en el siglo XV, precisamente en los afanes expansionistas. Aquí la expansión ha de ser entendida como una expansión de la economía y del territorio; razón esta última que configura el segundo contexto, el de lo local, el de la resistencia ante la racionalidad expansionista del capitalismo, el cual los autores no dudan en reconocer como economía, la economía mapuche. Siguiendo el argumento de la tensión, observamos la dicotomía de dos cosmovisiones que son ampliamente desarrolladas en el texto. La cosmovisión de la globalización centrada en la expansión de uno de los elementos de la producción económica: el capital. De modo que se trata de una fuerza que se configura a partir de la expansión del territorio para lograr el crecimiento económico. Y la segunda cosmovisión es la que subyace en los territorios locales, la de una producción no centrada en la expansión, sino en la producción local. Los autores reconocen la condición de economía en estas formas de producción a escala local, reivindicando el carácter plenamente productivo de la actividad realizada en los territorios, la cual los autores denominan economía 18 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 mapuche. Este punto es relevante, porque ambas cosmovisiones son productivas, son economías: una lo será a escala global y la otra a escala local. Ambas se encontrarán cuando la primera se desplace motivada por su afán expansionista, por su histórica obsesión por integrar territorios. Será, pues, el deseo de acumulación territorial de la expansión capitalista lo que encontrará a ambas cosmovisiones en el camino de la historia, el cual, caprichoso como siempre, aportará evidencias de la subsunción de lo local a lo global, de la economía mapuche a la economía capitalista. Pero la subsunción es la operación de la hegemonía, que impone unos valores por sobre otros, especialmente las relaciones económicas por sobre las relaciones sociales. Diremos, entonces, que este encuentro cosmovisional constituye un diálogo agresivo entre la economía capitalista que tiene en la expansión del capital en los territorios la condición misma de su supervivencia, esto es, en la reducción de todas las relaciones a relaciones económicas; y la economía mapuche, sustentada en las relaciones sociales, pues la economía es una operación social para fortalecer las relaciones de las comunidades. Es precisamente en este sentido, y con el propósito ciertamente manifiesto de reivindicar los planteamientos de Marx, que García Linera desarrolla sus análisis históricos de las diversas formas sociales de producción material en las cuales se reconocen formas de propiedad y trabajo comunitarios o formas ancestrales o arcaicas. Para una mejor comprensión de todas ellas se emplea la noción de forma general de la organización comunal en la cual es posible encontrar diversos tipos. Al respecto, García Linera dirá que "el estudio de esta forma general del proceso de trabajo en el pensamiento marxista abarca todo un largo período histórico que puede remontarse hasta varios siglos atrás y que se aproxima a nosotros hasta la época de la conquista violenta y la colonización de territorios ubicados en las más variadas regiones del planeta a manos de invasores europeos que cabalgan sobre una economía mercantil en ascenso" (García Linera, 2009: 243). Y la segunda condición historiográfica del libro está en la recuperación de la propia memoria historiográfica, es decir, el hallazgo y la actualización, en este caso, del libro de Isidoro Errázuriz, publicado en 1892 bajo el título Tres Razas. Este ejercicio PRÓLOGO 19 metahistórico de los autores no sólo nos permite el encuentro con este libro, sino que nos permite observar el diálogo entre el trabajo de Errázuriz y el de nuestros anfitriones, Pinto e Inostroza, dado que Tres Razas retrata un momento muy significativo en el itinerario histórico que ambos autores nos proponen. Tres Razas es un libro escrito en un registro historiográfico y es, al mismo tiempo, parte de la historiografía propuesta, parte de la historia económica del Sur de Chile. Por lo tanto, el lector tiene en sus manos un libro de un extraordinario aporte para una mejor comprensión de la economía regional del Sur de Chile, más allá de las recurrencias teóricas y empíricas a las formas económicas capitalistas, cuya expansión seguimos observando, sino que especialmente a las implicancias del encuentro de dos racionalidades económicas: una global mercantil y otra local comunal. Forma esta última que ha sido históricamente invisibilizada por la rigidez de los manuales, donde -como explica García Linera- la investigación y análisis inaugurados por Marx fueron reemplazados por métodos eclesiásticos del tipo: "si la comunidad agraria no es esto, ni lo otro, entonces no puede ser más que aquello que la doctrina describe". Carlos del Valle Rojas Referencias García Linera, Álvaro (2009): Forma valor y forma comunidad. Aproximación teórica-abstracta a los fundamentos civilizatorios que preceden al Ayllu Universal, La Paz: Muela del diablo editores. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 Iván Inostroza Córdova Departamento de Ciencias Sociales Universidad de La Frontera Introducción A consecuencia de la rebelión indígena que destruyó los asentamientos hispanos de Angol, Imperial, Villarrica, Valdivia y Osorno durante los años de 1599-1604, se reorganizó el distrito de las ciudades de Concepción y Chillán, enfatizando el cultivo del trigo y las viñas para el consumo doméstico y, principalmente, para abastecer las guarniciones construidas sobre el río Biobío como línea de Frontera contra las incursiones de los cacicazgos mapuches y pehuenches de Araucanía y Los Andes1. Adicionalmente, el vino se comercializaba desde las haciendas a los trabajadores indígenas adscritos a la encomienda del estanciero, hacia los fuertes, las ciudades, el puerto de Penco y los navíos de cabotaje a Lima; así como al territorio indígena de Araucanía y la zona de La Pampa, circunvecina a Chile Central y el Sur de la ciudad de Mendoza2. En 1645 los hispanos refundan la ciudad de Valdivia en la costa central de Araucanía, abriendo un Camino Real desde Concepción al nuevo emplazamiento urbano para articular la defensa marítima y continental, contando con una red de misiones y fuertes que servirían de apoyo al tráfico mercantil y las incursiones esclavistas del ejército español en la zona central y meridional de Araucanía 3. No obstante, el avance de la Frontera colapsó en 1655 cuando explotó la resistencia confederada de 1 Este artículo forma parte del Proyecto Fondecyt 1990252, “La economía regional de Concepción y su articulación al circuito comercial de Lima 16201680. 2 I. Inostroza Córdova, Historia de Concepción. Organización colonial y economía agraria. 1600-1650. Ediciones Universidad de La Frontera, Temuco 1998; J. Retamal Avila, “La producción de la viña de Quilacoya entre 1672 y 1678”, en Cuadernos de Historia Nº 5 1985. J.Muñoz Correa, “La esclavitud indígena. El caso de Colchagua”, en Revista de historia social y de las mentalidades, vol. l7, Nº 2, 2003, pp. 113147. 3 22 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 mapuches, huilliches y pehuenches, devastando los establecimientos coloniales situados entre el río Biobío y el Maule, ocasión en que la ciudad de Chillán fue destruida, para ser repoblada en 16644. En tanto, masivas migraciones indígenas locales se fugaban del territorio hispano, buscando refugio en las tierras de Araucanía y Pampas. La fuga de los indígenas de las encomiendas radicadas en las estancias españolas, resultaba crucial para el modelo de colonización agrario debido a la declinación alarmante de la población penquista originaria. De este modo, el incremento de la población laboral en el corregimiento se transformó en el principal objetivo de las autoridades coloniales en la política fronteriza. Para ello se buscó una interesante combinación de protocolos de repoblamiento con los cacicazgos migrados; el trasplante forzadas de poblaciones de Araucanía y su arraigo como indígenas de depósitos entre los hacendados; y el asiento de indígenas libres de Araucanía, que contratan su fuerza laboral en las faenas hacendales como peones de alquiler y gañanes. Otra modalidad de acceso a trabajadores provino de las mitas de trabajadores indígenas provenientes de comunidades fronterizas- acordadas entre los caciques y los corregidores de Concepción- para la construcción de obras públicas desde comienzos del siglo XVII, hasta fines de la centuria 5. Así, la Frontera del Biobío y el territorio indígena de Arauco y Malleco, se transformó en un espacio de provisión de mano de obra indígena para los establecimientos hacendales del siglo XVII6. Por otro lado, la guerra de la Frontera vinculada a la esclavitud legal de los indígenas cogidos en guerra desde 1608 llegaba a su fin en 1682 cuando la Corona española dictó una Real cédula, dictaminando la 4 R. Muñoz Olave, Chillán sus fundaciones y destrucciones 1580-1835. Imprenta San José, Santiago, 1921. 5 A. Ruiz-Esquide Figueroa, Los indios amigos en la Frontera araucana, Dibam, Santiago, 1993. 6 R. Mellafe, “Las primeras crisis coloniales, formas de asentamiento y el origen de la sociedad chilena: siglos XVI y XVII”, en Historia social de Chile y América, Editorial Universitaria [1986] Santiago, 2000, pp, 268-269; R. Mellafe, y J. Morales “Migraciones rurales en el siglo XVII. Lecturas para seminarios”. (Mimeo), CELADE, LS/5.Abril, 1975; Muñoz, Juan Guillermo “Los encomenderos, amos y patrones de indios en las estancias colchaguinas, según la matricula de de 1698”, en Cuadernos de historia Nº 15, Universidad de Chile 1995 pp. 152-168; A. Araya, “Ociosos, vagabundos y malentretenidos”, Dibam, Santiago, 1999, pp. 25-34. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 23 libertad de los esclavos indígenas y su adscripción al régimen laboral del depósito, mediante el cual los esclavos fueron depositados en sus antiguos dueños y continuaron en sus tareas hacendales productivas, de acuerdo a la legislación del trabajo indígena vigente que incluía salario y doctrina cristiana; y derechos patrimoniales que garantizaban el acceso a tierras de pueblos de indios, regulado por la legislación indigenista de la Corona española7. Con ello, el distrito de colonización continuó teniendo la provisión de mano de obra suficiente para las tareas hacendales de producción y transporte a los centros de consumo. Además, se sumarían otros contigentes repoblados por acuerdos o transplantados en el marco de las últimas campañas militares en la Frontera del río Biobío y el río Malleco, del siglo XVII, sostenidas entre el toqui Ayllacuriche y el gobernador Juan Henríquez, aliados en la década de 1660 y mortales enemigos en el año 1673. Por otro lado, el fin del conflicto armado en la Frontera del Biobío, derivó también en una desmovilización del segmento de soldados indígenas y su derivación hacia el estamento laboral como trabajadores libres de Araucanía, integrándose en las unidades productivas junto a la población indígena residente a través de los asientos, contratos laborales, con los hacendados encomenderos. De este modo, se recrean en los pequeños caseríos de la campiña rural de Concepción, los vínculos étnicos que unían en un crisol cultural la mezcla laboral de los trabajadores indígenas en el distrito colonial8. Repoblamiento indígena en la Frontera del Biobío Después de la guerra fronteriza de 1655 que desestabilizó el dominio colonial de Concepción, el predominio militar hispánico se impuso gradualmente. Los araucanos de la costa mantuvieron las hostilidades hasta 1658, fecha en que fue muerto Llancapel "toque general por cuyo 7 F. Silva Vargas, Tierras y pueblos de indios en Chile en el Reino de Chile. Esquema histórico jurídico, Universidad Católica de Chile, 1962. 8 J. Valenzuela M. “Indígenas andinos en Chile colonial: inmigración, inserción espacial, integración económica y movilidad social (Santiago, siglos XVIXVII)”, Revista de Indias vol. LXX, nº 250, septiembre-diciembre 2010. 24 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 consejo se guiaban todos los demás"9. Luego, Curimilla, cacique de Millarapué, pidió al real ejército protección "en nombre de los demás confederados"10. El 31 de junio de 1658 se realizó un parlamento con asistencia del gobernador Cano de Aponte y los caciques de la costa; en la reunión se acordó que las reducciones recibirían la protección del ejército, frente al peligro de un ataque de los rebeldes, al aceptar la tregua hispánica. Los gastos ocasionados por las reducciones serían costeadas por el Gobernador y en virtud de dicho acuerdo se fueron a Concepción "mil doscientas y cuarenta personas, treinta y seis caciques y doscientos sesenta indios de lanza"11. De acuerdo con Olivares, dicho grupo fue radicado en "Chepe y Andalién"12. Estos tratos fueron continuados por el gobernador interino Ángel de Peredo, celebrando un parlamento general con los caciques de Arauco a fines de 1662; continuando posteriormente con el parlamento en Maquehua, para reunirse finalmente en el Parlamento de Concepción donde se reunieron: cien caciques y hecho parlamento listaron 1.380 lanzas, sin otro gran número de mozos y hombres mayores, que estaban reservados de la guerra y sin los labradores. Fueron muchos los caciques cuyos cabos eran, Antonio Chicaguala, Lincopichón, Tinaqueupu Lonconao, estos de Maquehua. Y de la costa del mar, don Agustín Clentaro, Marinao, Guaiquimilla y otros con 1.516 indios de pelea13. Los acuerdos en aquella oportunidad ratificaron la pacificación de la Frontera, además, las autoridades del reino extendieron a los araucanos la facultad para acudir a la Real Audiencia, representar los 9 M. de Erize y Salinas, “Felices progresos que las armas de Su Magestad han conseguido en el reino de Chile desde 31 de diciembre del año pasado de 1657 hasta presente de 1658”. En José Toribio Medina, Biblioteca Hispano Chilena [1897] Fondo histórico y bibliográfico J.T. Medina, Santiago, 1966, Tomo I, pp. 523 a 539. 10 M. de Erize, 1966, pp. 523 a 539 11 M. de Erize, 1966, pp. 234 a 235. M. de Olivares, “Historia militar civil y sagrada de lo acecido en la conquista y pacificación del reino de Chile”, en Colección de historiadores de Chile, Imprenta Elzeveriana, Santiago, 1901(en adelante CHCh). vol. XXVI, pp. 37 y ss. 12 13 Olivares, 1901, p. 54. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 25 agravios y quejas contra los hispanocriollos y recibir protección; medida singular y de gran trascendencia. En el acta del parlamento se apuntaba que: en cumplimiento de las capitulaciones que les tocaban nombró por protector general para que los defienda al dicho capitán don Tomás de Sotomayor y les dio capitanes a su satisfacción que los gobernasen y eligió por gobernador [...] al dicho Quelentaro y le dio por insignia su mismo bastón de Capitán General y fue recibido por tal gobernador de los otros caciques e indios y asimismo entregó bastones de maestre de campo, sargentos mayores y capitanes a otros muchos caciques e indios principales14. Con esas medidas, Ángel de Peredo afianzó las prácticas del gobierno fronterizo hispano-mapuche con el reconocimiento de los caciques gobernadores, el reparto de bastones a los jefes principales y el nombramiento de capitanes de amigos para las reducciones aliadas. Además, organizó un nuevo oficio, llamado en este documento "protector general", pero que será conocido en la vida de la Frontera como el comisario de naciones, para prevenir los agravios en las relaciones entre los hispanocriollos y los indígenas, y evitar así las causas que generaron el levantamiento general. Dicho funcionario debería recibir las quejas de los indígenas e indicar las medidas para su remedio. En cuanto al nombramiento de capitanes en una lista esquemática se indicaba que: el gobernador escogió al comisario general de la caballería don Simón de Soto, para Boroa; al capitán don Tomás Soto, lengua general primo de Chicaguala para Maquegua, al capitán Andrés Viveros para Imperial y Toltén; al capitán Juan de Azócar para la cordillera15. Tres años más tarde- en 1665- el gobernador Francisco de Meneses celebró un segundo parlamento en Concepción con los caciques de los "Llanos de Boroa hasta la boca de la Imperial". Allí los 14 “Informe de Angel de Peredo sobre junta con indígenas en Arauco”, Archivo Nacional. Archivo Morla Vicuña (en adelante AN.AMV) vol. 4, fs. 18. 15 Olivares, 1901, p. 54. 26 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 agasajó espléndidamente y regaló al toqui Ingaitaro, de Boroa, un traje bordado de plata y un sombrero16. En esa ocasión, el Gobernador logró la anuencia de los caciques para restablecer un fuerte en Purén, y más tarde la construcción de otros en Repocura e Imperial. Asimismo, comenzaron a residir en Concepción hijos de caciques que en calidad de rehenes, es decir, embajadores en el leguaje administrativo de la época, recibiendo la hospitalidad del Gobernador y educación occidental a cargo de misioneros17. Acerca de este grupo de niños, el rector de la Compañía de Jesús en Concepción escribía al rey diciendo que Meneses había aceptado la paz, "no con las ceremonias funéstidas de sus usanzas sino con las prendas más firmes de rehenes de los hijos de todos los caciques de la tierra que con efecto tiene en esta ciudad a su mesa y regalo acariciado para que se críen en la fe y costumbres españolas"18. El cronista Santiago Tesillo confirma la presencia de un "número copioso" de estos jóvenes que residían en Concepción a expensas del gobernador19. Otro cronista ampliaba esta información, agregando que luego de algunas reservas los caciques admitieron enviar a sus hijos: "y en breve se vieron en Concepción cincuenta y cinco mancebos de buena edad y habilidades, hijos de caciques que por enseñanza de los padres de la Compañía se previnieron para su bautismo"20. Paralelamente, el capitán de amigos Nicolás Ponce realizó una junta con "los dos toques de Purén y Utanlebo". La conferencia dio como resultado la guerra contra los cacicazgos enemigos de la cordillera de Malleco y Cautín, renuentes a la política aliancista con los españoles. Para frenar los impulsos bélicos enemigos, apresan al legendario cacique “Relación de los sucesos que han acompañado al general de artillería don Francisco Meneses, etc., 1663-1665”, en Biblioteca Hispano Chilena, tomo I, pp. 549 a 559. 16 17 “Acta levantada por el gobernador de Chile don Francisco de Meneses”, Biblioteca Nacional, Biblioteca Medina, Manuscritos (en adelante BN.BM.Ms), vol. 151, fs. 35. 18 “Carta del rector de la Compañía de Jesús de la Concepción, fray Nicolás de Lillo a SM. el Rey. 8 de agosto de 1665”. BN.BM.Ms. vol. 151, fs. 188. S. de Tesillo, “Restauración del estado de Chile”, en CHCh, tomo IX, p. 19. 19 20 Olivares, 1901, p. 64. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 27 Chicaguala de Maquehua, remitiéndolo cautivo a Santiago. Así mantuvo el control sobre los llanistas21. La política de acercamiento con los costinos de Arauco y los llanistas, retrotrajo la situación imperante en las décadas de la guerra defensiva de 1610-1620 y de 1640-1654 cuando se establecieron las relaciones fronterizas entre hispanocriollos y mapuches, basadas en tratados de paz, fomento del comercio inter étnico y el libre tráfico a través de la línea fortificada del río Biobío. A partir de 1668 se buscará un nuevo entendimiento con los cacicazgos rebeldes que mantienen su beligerancia en las tierras de Allipén, Llaima y Villarrica. Ese año el gobernador Diego Dávila Coello trajo a Chicaguala desde Santiago a Concepción logrando con este acto, atraer a los caciques de Maquehua como aliados en la guerra contra los cordilleranos. El toquí Ayllacuriche y el pueblo de indios de Guamabalí en Chillán La recuperación económica y las perspectivas del mercado consumidor limeño para el trigo y el vino de las haciendas hispanocriollas, incrementó los requerimientos laborales en el corregimiento. Los acuerdos de repoblamiento de indígenas penquistas; se combinó entonces con una política de trasplantes de población mapuche de caudillos rebeldes derrotados y el incentivo de las mitas de indios y el alquiler de indios libres de Araucanía. Los miembros del cabildo de Concepción, atentos a estos cambios, solicitaban, en 1672, que se mantuviera la participación de los indígenas radicados cerca de los fuertes del Biobío en las tareas laborales del distrito. En una carta al Gobernador, escribían que dejara: dispuesto para que ayudasen a estos vecinos por treinta días a las siembras pagándoseles su trabajo con la tasa que su Majestad manda, cosa que nunca no hemos persuadidos rehusarían siéndoles de tanta conveniencia y otros años los han solicitado voluntariamente por sus intereses y así no nos parece la extrañarían pues 21 Olivares, 1901, p. 55 y ss. 28 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 no sólo los maestre de campo del reino han dado indios a vecinos y a conventos sino muy por mayor su comisario Fabián Vega y sus capitanes22. El presidente Juan Henríquez acogió las peticiones y determinó que los indios amigos continuaran trabajando en "obras públicas y sementeras pagándoles su trabajo a real y medio cada día y dándoles de comer hasta que acabasen el tiempo de su mita siguiéndose a una otra"23. Por otro lado, el problema de dotar de un volumen de mano de obra suficiente al distrito de Concepción fue abordado empleando el expediente del trasplante forzoso de comunidades mapuche al norte del Biobío durante las últimas campañas militares de la guerra fronteriza del siglo XVII, mientras se desplegaba una política de protección de las tierras y familias indígenas penquistas. De acuerdo con el cronista Olivares, el gobernador Juan Henríquez tomó medidas represivas para terminar con los arrestos de rebelión de algunos caciques costinos y llanistas. También acordó una tregua con las provincias de Virquén, Quilacura, Allipén y Changuel; rota posteriormente por las dos últimas agrupaciones. El gobernador dispuso entonces una gran campaña contra estos rebeldes contando con el apoyo del cacique Ayllacuriche de Guambalí. Luego de victorias iniciales de los aliados, el cacique Ayllacuriche rompió la alianza con los hispanocriollos, desatando la guerra que culminaría con su muerte. En 1672, luego de la muerte del cacique Ayllacuriche, se ofreció la paz a los indígenas de la parcialidad a cambio de su traslado a residir en Chillán, lo que aceptaron en “número de cien familias y sesenta indios de lanza”24. En esa localidad el estanciero Alonso de Puga cedió algunos terrenos para la comunidad. Sobre esta reducción, Puga indicaba en un documento judicial: “Traslado del Cabildo de Concepción sobre los inconvenientes que se siguen de que los indios vengan a trabajar en la siembra, 6 de febrero de 1672”. BN.BM.Ms., vol. 159, fs. 102. 22 23 “Carta de don Juan Henríquez a SM. el Rey. Concepción, 8 de febrero de 1673”. BN.BM.Ms., vol. 163, fs. 37-38. 24 “Carta de don Juan Henríquez a SM. el Rey. Concepción 8 de febrero de 1673”, BN.BM.MS. vol. 163, fs. 50. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 29 el dicho estero abajo entre el río Chillán y dicho estero de Larquén y el de Quelmo en virtud del dicho poder de su inserto tengo dadas doscientas cuadras tierra a los indios que fueron de la Reducción de Ayllacuriche que estuvieron en la estancia de Curica del dominio de la dicha mi mujer para su pueblo que en virtud de lo mandado en una real provisión por los señores presidentes oidores de la Real Audiencia de este reino de pedimento de la dicha mi mujer que se las ofreció se les asignaron y señalaron para dicho pueblo de esta banda del dicho estero de Larquén orillas de él en asiento de unos guindos y chacarería que se las midieron y amojonaron a dichos indios las doscientas [cuadras] de tierra25. Este fue el origen del pueblo de indios de Guambalí, en los contornos de la ciudad de Chillán. Al año siguiente, como continuaran las rebeliones en las tierras araucanas de la cordillera, se dio un nuevo castigo a los rebeldes con la anuencia de los caciques llanistas. En esa oportunidad, setecientos indígenas de ambos sexos fueron dados en "depósito" o encomienda provisoria a los vecinos de Concepción26. Un tercer traslado masivo de indígenas -que no implicó la desestructuración de los grupos familiares- fue el transporte al continente de las comunidades de Isla Mocha, con 122 familias y 586 habitantes; formándose en 1685, la reducción de indios amigos de La Mochita, a cuatro leguas de Concepción entre los ríos Andalién y Bíobio; sitio que más tarde ocuparía la ciudad de Concepción como su asiento definitivo en 175227. De este modo puso fin a la era de las violentas malocas en la Araucanía del XVII, proceso que culminaba junto a la extinción de la esclavitud sancionada por cédula del 19 de mayo de 168328. 25 27 “Juicio por cobro de principales y corridos del convento de Concepción, contra don José de Puga”, Archivo Nacional, Archivo Real Audiencia (en adelante AN.ARA.), vol. 698, fs. 167 y 180 vta. (La dispar numeración obedece a que el volumen se encuentra descompaginado). 26 “Testimonio de la junta de guerra del reino de Chile. Concepción 1º de febrero de 1674”. BN.BM.Ms. vol. 159, fs. 129 a 132. D. Quiroz,“Los mapuches de la Isla Mocha a fines del siglo XVII: datos sobre la estructura familiar”,en Boletín del museo mapuche de Cañete, Nº 6, 199. 28 M. Carmagnani, “Los mecanismos de la vida económica en una sociedad colonial. Chile 1680-1830”. [1973], Santiago 2001, pp. 95-99. 30 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 El trasplantes forzado de población mapuche, en un marco jurídico y laboral distinto al régimen de la esclavitud, facilitó las migraciones laborales indígenas desde Araucanía al distrito colonial. Este fenómeno de convivencia fronteriza, que reemplaza a la guerra hispano-mapuche, se refleja en numerosas intervenciones de los Protectores de Naturales para amparar la libertad de los migrantes mapuche29. En 1689 se interpuso un escrito ante la Real Audiencia por la defensa del indígena Miguel de Antegueno, natural de Purén. El Protector apuntaba que "de su propia aplicación resolvió vivir entre los españoles y asimentándose entre ellos sirviendo a la persona que reportase conveniencia para su sustentación" 30. Con esta disposición hacía "tiempo de catorce años poco más o menos pasó a estas partes a buscar a quien servir de su voluntad como persona libre y que paró en la estancia del dicho Azencio de Aguilera" 31. Allí Miguel Antegüeno se casó con una indígena de Coquimbo estableciéndose en la estancia de Aguilera, razón por la cual reclamaba contra la decisión de considerarlo tributario de encomienda. Aunque no conocemos la decisión final frente al reclamo interpuesto, el documento testimonia en forma contundente el grado de convivencia pacífica y las múltiples relaciones fronterizas que ligan a las comunidades ribereñas al Biobío. El trabajo libre de los araucanos vino a reemplazar la práctica de la esclavitud bajo diferentes formas, ya sea como gañanes los hombres o en el servicio doméstico las mujeres, según se desprende de los acuerdos tomados en el parlamento de 1726 en uno de cuyos acápites se declaraba "que las mujeres amenazadas de muerte por sus maridos que huyesen al territorio ocupado por españoles, podían ser 29 J. Muñoz, “Pueblos de Indios del valle central chileno. Algunos aspectos económicos”, en: América Latina en la Historia Económica. Nº 12. Instituto Mora, México, 1999, pp. 9-26; H. Contreras“Siendo mozeton o gueñi salió de su tierra vivir entre los españoles. Migración y asentamiento mapuche en Chile central durante el siglo XVIIII, 1700-1750”, en Historia Indígena, Nº 9, 2006, pp.7-32. 30 "El capitán Don Joseph de Estrada Protector de los indios de este Obispado de la Imperial por la defensa de Miguel Antegueno, indio del servicio del teniente Azencio de Aguilera natural de la reducción de Purén". 20 de noviembre de 1689. AN.ARA vol. 2271, fs.1. 31 AN.ARA, Vol. 2271, fs. 2. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 31 recibidas en las casas, no como esclavas, sino como sirvientas con derecho a un salario fijado por la autoridad local" 32. En otro punto se agregaba que los comandantes de los fuertes: "debían dar permiso a todos los indios que quisieran pasar a Concepción a dar sus quejas ante las autoridades civiles o eclesiásticas o a los que buscasen trabajo en los establecimientos españoles, garantizándoles que su trabajo sería legalmente remunerado"33. Acerca del salario de los trabajadores libres una referencia más tardía indicaba que estos gañanes araucanos eran: "indios de la tierra adentro […que] pasan de esta banda del Biobío con licencia de los cabos a nuestras tierras y partido sin traer más comercio ni avío que su persona y caballo: conciértanse a servir con los hacendados a cuenta de ganados mayores y caballos”34. El pago en especies a estos gañanes generó también críticas de las autoridades eclesiásticas, quienes alegaban que el indígena no recibía mayores beneficios, a no ser el consumo de los mostos de Penco y llevarse animales a sus comunidades, reduciendo las rentas decimales del obispado. De esta forma se iniciaba un nuevo período para las estancias y haciendas de Concepción y Chillán, marcado por la declinación de la guerra, el énfasis paulatino en la convivencia social de españoles y mapuche en un marco de relaciones laborales y el incremento del comercio vitivinícola de los hacendados de Concepción hacia la Araucanía. Comercio de vino hispanocriollo por ganado y textiles indígenas Después de afianzar la base demográfica indígena local, la economía regional se orientó hacia la producción y exportación de vino y trigo al mercado limeño. Mientras un segundo polo mercantil 32 D. Barros Arana, Historia Jeneral de Chile. Rafael Jover editor, Santiago, 1882, tomo VI, p. 46. 33 Barros Arana, 1882, tomo VI p. 47. 34 "Instrucción y noticia del estado al que al presente se halla el reino de Chile que de orden del Rey dio el Conde de Poblaciones don Domingo Ortiz de Rozas a don Manuel Amat, su sucesor en el gobierno". 1755. BN.BM.Ms. vol. 188, fs. 29. 32 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 se consolidaba con Araucanía a través del tráfico de vino y aguardiente de las haciendas fronterizas, para recibir en retorno animales vacunos y tejidos de lana y trabajadores indígenas libres que se trasladan a Concepción y Chillán en las temporadas de cosecha y vendimia. El tráfico fronterizo que reemplaza a la guerra rápidamente alcanzará una magnitud importante, por lo cual las autoridades buscaran controlar el paso de personas y bienes para impedir conflictos suscitados por el comercio de vino. Las medidas administrativas implementadas permitirán delinear las características del intercambio mercantil que se establece desde Concepción y Chillán con Araucanía a fines del siglo XVII. En 1682, el gobernador José de Garro dictó la primera providencia que conocemos para reglamentar el ejercicio de esta actividad, prohibiendo el comercio a la usanza, es decir, la compra de niños indígenas; dictaminando luego el tráfico exclusivo a través de los fuertes de la Frontera, prohibiendo transitar por los innumerables vados del río Biobío, como acostumbraban:"sino por los barcos de Santa Juana, San Pedro y el de La Laja, por la parte donde están los centinelas. Todo lo cual se ejecute puntualmente so pena de la vida a los que hicieran lo contrario o lo mandasen a hacer a sus criados" 35. Con esta medida de Garro vigilaba el paso de los comerciantes hacia y desde la Araucanía, buscando con ello eliminar todo vestigio al tráfico esclavista en que se hallaba empeñada la autoridad colonial. En la década de 1690 los misioneros dieron la voz de alarma frente a las actividades comerciales de los hispanocriollos, acusándolos de ser causantes de toda clase de males y los directos responsables del poco provecho que se sacaba de la evangelización, al vender grandes cantidades de vino a los indígenas. Debido a estos reclamos, el presidente Marín de Poveda informaba al rey que había dictado un bando para regular el intercambio: con rigurosas penas para que todos los que fuesen a conchabar con los indios en sus reducciones, se presentasen 35 "Auto del gobernador prohibiendo el comercio con los indígenas". 12 de octubre de 1682”. AN. AMV. vol. 3, fs. 220 vta. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 33 ante los cabos del ejército, capitanes y misioneros de estas reducciones y que en su presencia apuntasen sus contratos para que el vino que vendiesen fuese distribuido con tal moderación que no los puedan embriagar36. La disposición no dejó satisfecho a los religiosos, pues el obispo Francisco de la Puebla representó sus reclamos al rey, haciendo ver lo nefasto que era para la salud espiritual de los indígenas la introducción de licores y los engaños que se obraban en estos conchavos o contratos, ya que los comerciantes "por medio cuartillo de vino le llevan una manta, que les vale acá en Chile dos y tres pesos" 37. En las medidas actuales un cuartillo equivaldría a medio litro, cuyo precio en la época era de un real o menos. Considerando que ocho reales representaban el valor monetario de un peso, podemos deducir que en estos contratos de intercambio de vino por mantas indígenas, los hacendados hispanocriollos obtenían pingües beneficios. El Obispo Puebla, consideraba que la venta de alcohol no contribuía a la evangelización de los indígenas, por lo mismo insistía en su prohibición. Finalmente el Rey a través de dos cédulas, emitidas en 1697 y 1702, prohibió todo comercio con los naturales e incluso el paso de cualquier español o mestizo al otro lado del Biobío 38. Sin embargo, las prohibiciones iban a tropezar con factores económicos de mayor peso para la mantención y proyección de la colonización agraria del corregimiento fronterizo. Así, en 1703 el gobernador Francisco Ibáñez, en un extenso informe, representó al rey lo contraproducente de aquellas cédulas y la futilidad de los argumentos del obispo para propiciar estas medidas; por ello 36 "Carta del gobernador Tomás Marín de Poveda a S.M. de 6 de junio de 1695". AN.AMV. Vol. 4, fs. 302-302 vta. 37 "Carta del Obispo Francisco de la Puebla González informando sobre evangelización al sur del Bío-Bío". 18 de enero de 1700. AN.AMV. vol. 3, fs. 4. 38 Real Cédula a la Audiencia de Santiago en que se dan importantísimas providencias referentes a la enseñanza, educación y gobierno de los indios. 11 de mayo de 1697; y Real Cédula al Obispo de Santiago, en que otros casos, se ordenan que no pasen al otro lado del Bío-Bío españoles ni mestizos. 24 de febrero de 1702, en E. Lizana, Colección de documentos históricos del archivo del arzobispado de Santiago, Santiago, Imprenta Lagunas, Co. 1919-1924, tomos III, p. 538 y tomo IV, pp. 55 y 56, respectivamente. 34 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 argumentaba a la corte que había dispuesto abrir el libre tráfico con las comunidades mapuche. Exponía el gobernador que prohibir el comercio afectaría el buen clima de entendimiento con los antiguos enemigos, que no encontrarían salida a sus productos textiles y crianzas ganaderas, señalando: En cuanto a la privación señor del comercio con los indios - comienza diciendo Ibáñez - que Vuestra Majestad me previene ha representado este Obispo, para que si lo considero conveniente prohiba el que los españoles y mestizos pasen a contratar con los indios se me ofrece poner en la consideración de Vuestra Majestad fuera de sumo inconveniente esta prohibición así para los indios como para todo el Obispado de la Concepción, para los indios porque no tuvieran salida de sus mantas y otros géneros de lana que fabrican para el uso de los indios y esclavos de todo este reino, pues estos géneros no se hacen en otra parte sino entre ellos y que en su trueque les concluyen39. Junto al beneficio de la obtención de textiles, el gobernador apuntaba que también se adquirían ganados indígenas porque: “habiéndose esterilizado tanto el reino de ganados no tuviera absolutamente de comer aquella provincia sino se socorriese de los que le ministran los indios en trueque del vino y añil y otras cosas que les llevan para comprárselo”40. En segundo lugar, indicaba que el libre comercio fomentaría las migraciones laborales mapuche a las haciendas de Concepción y Chillán, principalmente porque los indígenas se han adaptado a la convivencia con los españoles: y decir el Obispo que los españoles engañan a los indios es tener poco conocimiento de lo cierto pues como este prelado “El presidente de Chile responde a V.S.M. el rey, lo que se ofrece al despacho de 24 de febrero de 1702, en que le manda de cuenta del estado de la conversión de los indios y lo ejecutado en cumplimiento de otra cédula de 11 de mayo de 1697. Santiago 30 de junio de 1703”. BN.BM.Ms. vol. 171, fs. 384-385. 39 40 BN.BM.Ms. vol. 171, fs. 384-385 EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 35 esta tan distante solo tiene alguna noticia de lo que le informan pero es tan al contrario de lo que sucedía cuando empezó la paz con ellos, pues con la continuación del trato y la facilidad de pasar mucho número de ellos a trabajar los agostos lo restante del [año] están hoy mucho más ladinos los indios que los propios españoles. Finalmente, informaba al rey que había recibido peticiones de los vecinos de Concepción y Chillán para continuar el beneficioso comercio de vino y otras especies con los indios, apuntando que: por todas estas razones no tengo por ninguna manera por conveniente se prohíba el comercio así por la novedad que les pudiera ocasionar a los indios cuando por la necesidad urgentísima que tiene aquella provincia de sus ganados en cuyo supuesto he franqueado la libertad que mi antecesor tenía limitada de que pudiesen pasar el río Biobío todos los que quisiesen ir a contratar con los indios, pues aunque al principio de mi llegada tuve alguna repugnancia con la persuasión que para ello me hizo el Obispo he tenido tantas representaciones de la ciudad de la Concepción de lo contrario y de la de San Bartolomé de Chillán y cabos del ejército que habiendo confirmado su razón con la visita que hice a la Frontera me será por muy de servicio de Vuestra Majestad juzgase por conveniente lo contrario me lo advierta, o que se continúe 41. En consecuencia, no era una cuestión sencilla prohibir el comercio con la Araucanía. El tráfico ganadero también se vinculaba a las interrelaciones económicas existentes entre los cacicazgos araucanos y las poblaciones pampeanas presentes desde el período prehispánico y rearticuladas a partir del dominio del caballo por los mapuche a fines del siglo XVI; recurso ecuestre que posibilitó la captura de enormes piños de animales multiplicados libremente en la Pampa Atlántica y su traslado hacia las comunidades de Araucanía y fuertes de la Frontera. 41 BN.BM.Ms. vol. 171, fs. 384-385; Ruiz Esquide 1993; Luz María Méndez Beltrán Trabajo indígena en la Frontera araucana de Chile, en Jahrbuch fur Genchichte lateinamericas. Band. 24. 36 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 El comercio de tejidos se relacionaba con la actividad ganadera doméstica, pues si bien los indígenas tenían crianzas de vacunos y especialmente caballos, también poseían grandes rebaños ovinos, fundamentales como aporte alimenticio y como proveedores de lana para la industria textil mapuche y pehuenche. Gracias a lo último, la ganadería araucana conservó sus rasgos textiles, permitiéndoles ser exportadores de tejidos en el mercado colonial 42. En el comercio ganadero mapuche es posible advertir la presencia de circuitos mercantiles multidireccionales que incluyen intercambios de textiles enviados desde Araucanía a la Pampa para obtener animales mayores. Durante el siglo XVII, las agrupaciones inmediatas al oriente andino llegaron a poseer grandes cantidades de ganado, aprovechando las condiciones naturales de las hoyas hidrográficas del Neuquén y del Limay, que fue traspasado hacia la Araucanía siguiendo varias rutas que cruzaban la cordillera de Los Andes en numerosos boquetes. Uno de estos caminos de tráfico ganadero se internaba por la base del volcán Llaima, donde pasaban: los naturales a la cordillera en busca de sal a las salinas bajas, pues hay otras donde concurren los buenos aireños; las primeras están muy al sur. El pasaje de la cordillera Allipén es de dos días. Tiene dos cortaduras en dos esteros vadeables. Al otro lado no hay montañas y el comercio regular de estos indios con los de Buenos Aires, son ponchos y con los de la otra vanda, coligues gruesos para lanzas, recibiendo yeguas y vacas que abundan sobre manera43. Otro testimonio adicional, corroboraba las pautas del comercio interétnico transandino señalando que los mapuche realizaban un intercambio beneficioso, porque en la pampa "obtenían por cada poncho, de los pehuenches, un caballo y tres vacas" 44. 42 J. Pinto, “Producción e intercambio en un espacio fronterizo Araucanía y Pampas en el siglo XVIII”, en R. Silva y O. Escobar, Mercados indígenas en México, Chile y Argentina, México, 2000. 43 J. Rodríguez Ballesteros,“Revista de la guerra de la Independencia de Chile, en Colección de historiadores y de documentos relativos a la Independencia de Chile”, Imprenta Cervantes, 1901, tomo V, p. 332. 44 C. Maas, “Documentación. Viaje a través de las provincias australes de la República de Chile, desde enero hasta junio de 1847. Traducido por Jorge EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 37 De esta forma, el tráfico ganadero se integraba en un circuito mercantil multidireccional a través del cual se iban formando los acopios que confluían hacia la Frontera de Concepción y el virreinato peruano, consolidándose de esta forma un mercado inter-étnico de extraordinaria importancia para la economía hispanocriolla y la economía indígena. La economía mapuche agroganadera postcolonial La integración de la economía indígena con la economía capitalista colonial se articuló a través de un proceso de complementariedad agroganadera entre ambas economías; y por la incorporación del trigo y los animales europeos a la producción familiar indígena durante la conquista española de Araucanía en el período 1550159945. Un ejemplo típico del traspaso de bienes europeos a la economía indígena proviene de la encomienda del corregidor de Osorno Julián Carrillo, que puede extrapolarse a la situación global de Araucanía. Según el testamento y los informes que se reunieron en 1585 después de su muerte, el corregidor había tenido por encomienda un grupo de cincuenta o sesenta indios en "el cavi de quilacavi que llaman pitoy" con los cuales había sacado poco oro, aunque sí había realizado siembras que incluían lino, madi y quinoa, además de trigo y cebada. Por otro lado, los indígenas guardaban vacunos, equinos y ovejunos, algunos cabrios y piaras de cerdos 46. Schwarzanberg de las "Fuentes para la historia de la emigración alemana" publicada en 1916”. en Cóndor, Santiago, noviembre 1949- marzo 1950, p. 32. Para una visión global de las relaciones inter andinas A. Bello Nampulkafe, El viaje de los mapuche de la Araucanía a las pampas argentinas. Territorio, política y cultura en los siglo XIX y XX, Ediciones Universidad Católica de Temuco, 2011. 45 A. Jara, El salario de los indios y los sesmos del oro en la Tasa de Santillán, Imprenta Universitaria, Santiago, 1961; J. Bengoa Historia de los antiguos mapuche del sur de Chile. Santiago, Editorial Catalonia 2003; I. Inostroza C. “La colonización minera y agrícola en la ciudad Imperial del Sur de Chile, 1551-1561”, Revista complutense de historia de América, nº 39, 2013. 46 "Expediente judicial de Julián Carrillo encomendero de Osorno" (1585) AN.ARA. vol. 2284, fs. 166. El profesor Mario Góngora utilizó ampliamente este documento para describir el trabajo de las encomiendas en el sur de Chile, en su obra Encomenderos y estancieros, Santiago, 1970, pp. 14-16. 38 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Además, gozaba de otro repartimiento en los llanos de los términos de Osorno de los cuales se había servido diez años y les había dado por descargo de su conciencia “cincuenta ovejas de castilla y cien fanegas de trigo y cien de cebada" 47. Después de la destrucción de las ciudades españolas y el abandono de la colonización hispánica al Sur del río Biobío, los informes gubernamentales señalan importantes cifras de animales vacunos y equinos quedados en manos de los indígenas de Araucanía. Sobre la región de Angol, un testigo refería que había sido una tierra "abundantísima de pan, vino, carnes y pastos y cantidad de viñas de que se cogían más de treinta mil botijas de vino con que se socorrían las ciudades de arriba"48, es decir, de más al Sur. Respecto a la Imperial, decía algo similar, agregando que era riquísima en oro y que en sus contornos habían más de veinte mil cabezas de ganado y más de tres mil caballos49. Otra relación añadía que había tenido "más de trescientos mil indios de repartimiento en su distrito y al presente tendrá tres mil y quinientos y había obrajes de paño, cordellate, bayeta jerga y frezada y tenería" 50. Los bienes españoles quedados en el distrito de Osorno ilustran muy bien la masa ganadera y las siembras trigueras como recursos estratégicos para las economías indígenas de Araucanía. Alonso de Ribera escribía que en su distrito habían quedado "setenta mil cabezas de ganado menor y veinte mil de yeguas y caballos y setecientas yuntas de bueyes con que labrar la tierra y sementeras de trigo y cebada que si se recogieran en paz y quietud dicen - sus informantesque se encerrarían treinta mil fanegas sin el maíz y papas" 51. También la guerra de Arauco acicateó este proceso de asimilación cultural, favoreciendo la apropiación del caballo. La primera 47 AN.ARA. Vol 2284, fs. 166. Pareceres que tomó Alonso de Ribera cuando llegó a Chile para el buen acierto de la guerra y gobierno de aquel Reino. CDIHCH. Segunda serie, tomo VII, pp. 58-59 49 Pareceres que tomó Alonso de Ribera cuando llegó a Chile para el buen acierto de la guerra y gobierno de aquel Reino. CDIHCH. Segunda serie, tomo VII, pp. 58-59 50 Carta a S.M. de Alonso de Ribera. 25 de febrero de 1602 en CDIHCH. Segunda serie, tomo VII, p. 328. 51 Carta de Alonso de Ribera a su Majestad. 22 de febrero de 1604 en CDIHCH. Segunda serie, tomo VII, pp. 545-546 48 EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 39 caballería araucana, esto es, escuadrones de jinetes, apareció hacia fines de la segunda década del contacto. Su incorporación había sido paralela al resto de las especies detalladas anteriormente52. La guerra también influyó en la diversificación de los cultivos araucanos pues, aunque contaban con extensas siembras de maíz, su cultivo especializado en tierras bajas y de riego favorecía su destrucción por las incursiones hispánicas. Además, si bien en la naturaleza circundante había muchas hierbas y frutos comestibles, ellos no eran suficientemente nutritivos como para proporcionar una dieta equilibrada y variada y menos para sostener contingentes militares durante décadas. Los requerimientos bélicos llevaron a buscar nuevos lugares de cultivo para librarlos de la destrucción que sufrían las siembras tradicionales junto a las rucas. Esto llamó la atención de un cronista que con algunas hipérboles literarias, refería que para librarse de las campeadas: como tan sagaces y astutos y ayudados de la experiencia que tienen en la guerra y trabajos han hecho una cosa que no la inventara nadie sino ellos, que es haber dado desde que don Alonso de Sotomayor les comenzó a hacer guerra en hacer grandes roces y talas de montaña en lo más áspero y encima de los cerros y en estas rocas y sitios donde no hay hombres humanos que puedan entrar ni ir […] hacen las más de sus sementeras en donde se les da con mucha abundancia por la grandísima fertilidad de aquella tierra y así proceden estos indios el día de hoy seguros de no verse con necesidad de bastimentos y las sementeras que al presente hacen en los llanos es más de vicio que de necesidad 53. En el contexto bélico descrito el trigo, que había sido una de las principales armas de los conquistadores españoles para imponer el dominio en el territorio de Chile, al permitirles autonomía 52 La aparición de la caballería araucana en el siglo XVI ha sido analizada con algún detenimiento por Alvaro Jara Guerra y sociedad en Chile, Editorial Universitaria, Santiago 1971 53 “Informe de don Miguel de Olavarría sobre el reino de Chile, sus indios y sus guerras”. en CDIHCH, Segunda serie, tomo IV. 40 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 alimenticia también se convirtió en un recurso vital para las comunidades mapuche. Ilustrativo de lo que decimos es la descripción de la economía agroganadera de las comunidades pehuenches del Neuquén. En la década de 1620 un testigo declaraba que se había encontrado con: muchos indios bien vestidos y con muy buenos caballos y armas y algunos coseletes de ante con pasamanos de oro de los que han quitado a los españoles y muchos de cueros de toros adobados, petos y espaldares y celadas y diferentes maneras de armas, cotas de malla, lanzas y adargas, flechas y espadas enastadas y en dichos indios había cinco caciques fuera de otros comarcanos y uno de ellos que estaba en aquel contorno se llamaba Antequén y tenía a su servicio un español llamado Gabriel cautivo y eran indios ricos de ganado, caballos, yeguas y ovejas de Castilla y de la tierra y mucho trigo y cebada y habas, lentejas y arvejas y otra semilla que llaman madi, y los más de ellos eran indios de la ciudad Imperial y de Osorno la Villarrica 54. De esta forma, la agroganadería mestizada del siglo XVII de las comunidades mapuche de Araucanía y pehuenches de Neuquén, contribuiría a cimentar las crianzas ganaderas indígenas en el régimen económico de las unidades de producción familiares. Proceso a través del cual el espacio ecológico regional de clima templado lluvioso, con densos bosques y abundantes aguadas, se reconvirtió en un espacio de producción agrario que incorporó junto a las plantas prehispanas, el cultivo extensivo del trigo, y la ganadería de ovejas, vacunos y equinos. Fuente principal de la industria textil basada en los tejidos de lana de ovejas, y del tráfico de ganado hacia Chile Central. Alternativamente, como una segunda esfera productiva se organizan las expediciones de caza de ganado cimarrón en La Pampa conformada por arrieros dirigidos por el interés personal quienes transportaban grandes masas de ganado desde las llanuras del Atlántico a los valles del Oceáno Pacífico en Chile Central. Actividad 54 Declaración de Juan de Puelles y Aguirre, clérigo, Santiago del Estero, 30 de agosto de 1625. BN.BM.MS. vol.128. pza. 2311, foja 295. También citado en S. Villalobos, Los pehuenches en la vida fronteriza, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago 1989, pp. 60-61. EL CIRCUITO COMERCIAL HISPANO-MAPUCHE, 1660-1710 41 conectada también con otras modalidades de mercadeo e intercambios entre productores indígenas inter-regionales. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE DE ARAUCANIA, 1790-1850 Iván Inostroza Córdova Departamento de Ciencias Sociales Universidad de La Frontera Introducción Este período se aborda desde una perspectiva de larga duración, 1790-1860, en una óptica analítica que permita examinar las continuidades y las transformaciones operadas en el comercio fronterizo después de la Independencia, con respecto de la situación mercantil del período monárquico. Sobre todo interesa correlacionar la cronología de los procesos económicos con los hitos políticos de la transición del régimen imperial español al republicano nacional, a través del cual se perciben algunos rasgos de continuidad entre el período borbónico que comienza a enfatizar el acceso a los recursos de la agricultura mapuche y las tierras agrícolas de Araucanía, en el esquema de la economía agraria de exportación practicada por los agricultores de Chile Central y -en particular -por los hacendadoscomerciantes de la provincia de Concepción, especializados en el cultivo del trigo como base de los intercambios con el circuito mercantil del Callao. Como en otros trabajos, esta metodología se nutre de los avances sobre la mercantilización triguera de las relaciones fronterizas bonaerenses; y de la definición de una cronología que cubre el período modernizador borbónico con la renovación agroindustrial republicana después de la independencia, desde fines del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XIX 1. Este período también coincide con otras 1 C. Mayo, y A. Latrubesse, Terratenientes, soldados y cautivos. La Frontera, 17361815, Buenos Aires, 1998; C. Mayo, (Editor) Vivir en la Frontera. La casa, la casa, la dieta, la pulpería, la escuela, (1770-1870), Buenos Aires, 2000; D. Virgili, “La esquina de la Pampa. Pulperos y pulperías en la Frontera bonaerense (17881865)” en C. Mayo, (Editor), 2000, R. Mandrini, y S. Ortelli, “Los araucanos en las Pampas C. 1700-1850”, en G. Boccara, Colonización, resistencia y mestizaje en 44 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 innovaciones ocurridas en el mundo indígena de La Pampa y Araucanía; transformaciones asociadas a proceso de diferenciación social, vinculados a la acumulación de riqueza mediante el flujo de bienes fronterizos, la formación de grandes unidades políticas de los cacicatos encabezados por los caciques gobernadores y la consolidación de los intereses mercantiles en los contratos indígenas con los hispanocriollos, después de cien años de activa participación en los circuitos comerciales hispanoamericanos. De este modo, las transformaciones operadas en el campo capitalista encontrarán una adecuada correlación en el espacio indígena, particularmente en el ámbito de la expansión triguera capitalista hacia las tierras indígenas para ampliar la superficie cultivada y aumentar los stocks de exportación. En estos eventos los agricultores mapuche tendrían una activa participación, con importantes beneficios pecuniarios obtenidos a través del comercio fronterizo de tierras y productos agroganaderos. Por otro lado, después de la Independencia en la economía regional de Concepción cristalizó un desarrollo agroindustrial basado en la instalación de molinos a vapor o hidráulicos de última generación industrial, aspecto que se conjugó con la instalación de talleres metalmecánicos, refinerías de cobre y explotación de yacimientos carboníferos en la costa de Arauco. Estos factores establecieron una progresiva demanda de insumos cerealeros y transformaron la composición de las exportaciones de granos por el subproducto industrial de la harina, de mayor valor agregado en el mercado internacional y regional. Así, culmina la primera fase de expansión del capitalismo agrario industrial, con la ocupación de las zonas circunvecinas meridionales del río Biobío en la zona de Malleco y la articulación de los agricultores mapuche al circuito mercantil de exportación triguera de la economía regional de Concepción. Esta las Américas (Siglo XVI-XX), Quito-Ecuador, 2002; S. Bandieri, “La persistencia de los antiguos circuitos mercantiles en los Andes meridionales”, en Mandrini y Paz ,2003; G. Varela, y C. Manara, “Desde la periferia a los centros de poder. Las relaciones inter étnicas y sus articulaciones en las Fronteras surandinas. 1780-1880”, en R. Mandrini y C. Paz, 2003; D. Villar y J. Jiménez, “La tempestad de la guerra: conflictos indígenas y circuitos de intercambio. Elementos para una periodificación (Araucanía y las pampas, 1780-1840)”, en R. Mandrini y C.Paz, 2003. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 45 evolución ha sido prefigurada en los acuerdos del Parlamento de Negrete de 1793 y el Reglamento de libre comercio con Araucanía y Pampas, refrendado por el ministerio de hacienda y el Rey de España en 1797. Tratados y normas que se hallaban vigentes al momento de la Independencia (1810-1817) y cuyas directrices fueron convalidadas por los actores fronterizos en el Tratado de los Angeles, en 1825, para servir de guía en la rearticulación del mercado inter-étnico de Concepción, Araucanía y Pampas. De otra parte, el énfasis triguero de la economía regional se plasmó en la dictación de una ley de colonización de la Araucanía, promulgada en 1823, siguiendo una orientación política-económica de desarrollo agrario en el Sur de Chile, a través del cual no solo se aumentaría la producción, sino que serviría de instancia de intermediación para integrar en un proyecto económico común, a indígenas y colonos, mediante su integración en el proyecto agroexportador. El reglamento del comercio fronterizo de 1797 y la agricultura mapuche A fines del siglo XVIII, las autoridades de la Gobernación de Chile,revelaban la importancia del comercio de la provincia de Concepción con el territorio indígena de Araucanía y Pampas, propendiendo su desarrollo de acuerdo a las directrices borbónicas de mayor centralización y control administrativo de las colonias americanas. En este contexto, el gobernador Ambrosio O’Higgins, destacado militar de la Frontera desde 1760, consolidó y dio forma a una política mercantilista que reflejaba los cambios ocurridos en la economía inter-regional desde el bando de 1682, dictada por Gobernador José de Garro en el siglo XVII. El acuerdo con las jefaturas indígenas para ampliar los intercambios comerciales entre Chile y la Araucanía, se sancionó en el Parlamento de Negrete, celebrado el 4 de marzo de 1793. Este Congreso fronterizo consolidó una nueva política económica mercantilista forjada desde la base de los agentes económicos criollos e 46 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 indígenas mediados por el estado; rasgo que se verá claramente representado en la promulgación del Decreto de libre Comercio con los indígenas de Araucanía y Pampas en la ciudad de Concepción en 1794. Esta medida fue analizada por el Ministerio de Hacienda de España y emitido como decreto por el Rey, en 1797. De esta forma, el comercio emergía como un sector gravitante en la política borbónica, conjugándose con los intereses rentables de los hacendados y comerciantes de la gobernación 2. Quizás el cambio más representativo de las transformaciones que ocurren en la economía del antiguo régimen vigente a fines del siglo XVIII, se vincule con el interés del cabildo de Concepción de promover la venta de instrumentos agrícolas de hierro a los agricultores mapuche, especialmente arados y azadones, con el objetivo de incrementar el cultivo del trigo para obtener excedentes susceptibles de acopiar a través del comercio fronterizo y revender con utilidades en el circuito de exportación hispanoamericano. En esta perspectiva, el cabildo de Concepción fue partidario entusiasta de las medidas propuestas por el Gobernador O’higgins sobre el fomento del comercio con Araucanía, promoviendo una nueva esfera para el comercio local, como era la venta de instrumentos agrícola de hierro para fomentar el crecimiento de la tradicional y antigua producción agrícola mapuche 3. La corporación representaba que el libre comercio impulsaría nuevos conductos para la salida de los productos del Obispado, contribuyendo a estimular una economía alicaída debido a la escasez de mercados externos. Solo se manifestaba contrario a que este comercio se hiciera con armas blancas y de fuego, caballos, mulas y yeguas. Respecto del tráfico con el territorio trasandino de La Pampa, el cabildo de Concepción solicitaba que se incluyese en este reglamento recomercio a los pehuenches por el "importante rubro de 2 J. Pinto, p. 59; Cavieres, Eduardo “Servir al soberano sin detrimento del vasallo. El comercio hispano colonial y el sector mercantil de Santiago de Chile en el siglo XVIII”, Valparaíso, 2003, p. 209. 3 "Expediente respectivo a la ejecución del parlamento de Negrete en la parte que trató del comercio general con los indios de la Frontera". BN.BM.Ms. originales, tomo 330, fs. 90-286 LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 47 sus especies conchabadas", entre ellos las importantísima remesas de sal, caballos, plumeros de avestruz, pieles y semillas de piñones de los bosques de araucarias andinas4. Las informaciones recogidas acerca del comercio indígena por los comandantes de los fuertes de la Frontera, señalaban que estos acudían a las plazas y villas del Biobío y Los Angeles trayendo para la venta importantes remesas de carneros, lanas, frutas, y mariscos secos los mercaderes de la costa de Arauco5. Particularmente, se destacaba la venta de manzanas por los llanistas de Malleco y pehuenches de la cordillera andina, según registraban los libros de visitas indígenas a las plazas, en los meses de otoño e invierno6. Por otro lado, argumentaba que estos intercambios beneficiaban el desarrollo de la agricultura en las comunidades mapuche de Araucanía, alejando con ello el fantasma de la vida pastoril asociada al abigeato y los malones en las estancias rurales del corregimiento. Por ello proponía que el tráfico de ganado mayor y lanar debía ser franco para que los indígenas pudieran llevar todo lo que quisieran como era costumbre: "para el fomento de su industria y el progreso de su población y agricultura sin que por ningún respecto nos pueda ser perjudicial [y que] para los mismos fines era útil y necesario que se permita venderles instrumentos de fierro como son rejas de arado, hachas, palas y azadones, frenos y espuelas" 7. La prohibición del tráfico de objetos metálicos dictaminada por las disposiciones administrativas, alcanzaba a los instrumentos agrarios, sin embargo, su amplia demanda en el territorio indígena se visualizaba como auspiciosa para la consolidación de un nuevo modelo capitalista, basado en la generación de riqueza triguera en el 4 “Reglamento sobre el comercio libre con los naturales. Cabildo de Concepción, 20 de junio de 1794”, en Expediente respectivo a la ejecución del parlamento de Negrete, fs. 119-128 5 "Informe del comandante del fuerte de Arauco Gaspar del Río”, en Expediente respectivo a la ejecución del parlamento de Negrete, fs. 170 6 "Informe del comandante del fuerte de Arauco Gaspar del Río”, en Expediente respectivo a la ejecución del parlamento de Negrete, fs. 170 7 Discusión y propuestas del Cabildo en “Reglamento sobre el comercio libre con los naturales. Cabildo de Concepción, 20 de junio de 1794”, en Expediente respectivo a la ejecución, fs. 119-128 48 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 vasto territorio indígena de Araucanía. Por ahora, el cabildo impulsaba el mercado de instrumentos de hierro demandado por la agricultura mapuche, previsiblemente conectado a la rentabilidad del manejo de las importaciones arribadas vía marítima desde Lima y España; así como para impulsar el sector manufacturero de talleres mecánicos, cuya presencia se advierte de manera paradigmática en la ciudad de Concepción a fines del siglo XVIII. Se marca con ello, sutilmente, la impronta industrial de la región de Concepción que despuntará con mayor impacto luego de la Independencia. Factores de innovación posiblemente conectados a la influencia mercantil del intenso tráfico marítimo de veleros estadounidenses y europeos, que utilizan el puerto de Talcahuano como centro de abastecimiento de las faenas marítimas balleneras y las caletas costeras para el desembarco de mercaderías de contrabando. Después de dos años de consultas, Ambrosio O' Higgins dictó el Decreto de Libre Comercio el 14 de marzo de 1796. En él se estipulaba la libertad para negociar con los costinos, llanistas y pehuenches, prohibiendo solo la venta de "cobre y fierro en pasta" y armas. Además pretendía establecer el pago de derechos de alcabala, por lo que el tráfico debía hacerse por los pasos de las plazas para que los oficiales llevasen un registro escrito de los comerciantes y las especies8. Como señalamos, en el Reglamento se impulsaba claramente la expansión de la agricultura cerealera de Chile Central hacia la Araucanía, propendiendo al desarrollo del sector agrícola en la economía mapuche. Para ello en el artículo 16º se estipulaba: 16° será libre el comercio de todos los demás efectos de Castilla y del país, y no se prohibirá ni se limitara la venta e internación a la tierra y a las plazas de la Frontera, de la sal, 8 Decreto de Libre Comercio en “D. Ambrosio O’Higgins de Vallenar, Barón de Vallinary, Teniente General de los Reales Ejércitos, Superintendente de la Real Hacienda, Gobernador y Capitán General de este Reino, Presidente de la Real Audiencia y electo Virrey del Perú &c.”, en A. Varas Informe presentado a La Cámara de Diputados por el Visitador Judicial de La República en cumplimiento del acuerdo celebrado en la sesión de 20 de diciembre del año pasado. Julio Bein y Compañía, Santiago 1849, pp. 46-48. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 49 vacas, ovejas, yeguas, frenos, espuelas, estribos, rejas de arado, hachas, palas, azadones y demás instrumentos de labor 9. El objetivo mercantil agrario que trasunta el decreto de 1794, se enfoca hacia una ampliación del comercio indígena basado en el intercambio ganadero (animales y textiles) para enfatizar el desarrollo de la agricultura cerealera en las comunidades de Araucanía, hacia una producción excedentaria estimulada por la introducción de tecnología occidental en los cultivos mapuche. De esta forma, se profundizaría la articulación mercantil y se incrementarían los beneficios del comercio fronterizo, integrando nuevos aportes a los stocks de exportación regionales. Se iniciaba así, un nuevo ciclo ganadero-triguero en ciernes hacia fines del siglo XVIII, luego de más de un siglo de tráfico comercial y paz en la Frontera del Biobío, que había posibilitado la recuperación de la actividad agrícola en las tierras mapuche de Arauco y Malleco, amenazadas constantemente en el siglo XVII por las malocas y campeadas hispanas. Este esquema de promoción de la agricultura indígena se inscribía en el énfasis de capitalismo agrario sobre la mercantilización triguera de las tierras de Araucanía, como se ha estudiado con mayor amplitud en la zona fronteriza argentina, constituyendo una modalidad específica que también opera en la Frontera chilena. En esta óptica, las tierras de Araucanía adquirían otras connotaciones, como espacios susceptibles de transformar en zonas de colonización y creación de unidades de producción capitalistas, integradas directamente al sistema de propiedad hacendal hispanocriolla, mediante la ocupación de terrenos y la adquisición por compraventas por parte de los agentes mercantiles del corregimiento de Concepción. Este movimiento se había iniciado con la fundación de la ciudad de Los Ángeles en 1742, en la zona interior de la región fronteriza sobre el curso medio y superior del río Biobío y las hoyas hidrográficas del río Laja por el norte, del río Malleco por el Sur y la precordillera Andina pehuenche por el este. A partir de esta instancia de adquisición de tierras fronterizas por parte de los hacendados y militares de alta graduación, comenzó a ser cada vez 9 Decreto de Libre Comercio en Antonio Varas, Informe p. 47. 50 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 más frecuente en la Frontera del Biobío y Los Ángeles 10; fenómeno asociado a una mayor intensificación de la circulación mercantil entre la economía hispanocriolla y la economía indígena de mapuches y pehuenches11. Continuidad agraria y cambio empresarial post-independencia Al momento de la Independencia en 1810-1817, la región de Concepción comprendía una extensa provincia situada entre el río Maule, limítrofe con el Obispado de Santiago y el río Biobío por el Sur, Frontera con los cacicazgos mapuche de Araucanía. En este espacio se distinguirá una zona de antigua ocupación colonial en torno a las ciudades de Concepción y Chillán, que databan del siglo XVI; y un área de Frontera de colonización en torno a la ciudad de Los Ángeles, fundada en 1742. La región se caracterizaba por un activo comercio terrestre con el mercado hispanoamericano, el distrito de Santiago, Coquimbo y Charcas (Bolivia); a través de la vía marítima, con los puertos de Chiloé, Valparaíso, Coquimbo, Arica y el Callao; y a través del Cabo de Hornos, con los países americanos y europeos del Atlántico. Asimismo, la región de Concepción articulaba un segundo circuito de intercambios con los indígenas libres de Araucanía y Pampas trasandinas, siguiendo las directrices consensuadas en el parlamento de 1793 y en las normas del decreto de libre comercio con los indígenas de 1797.12 10 R. Donoso y F. Velasco, La propiedad austral, Santiago [1928], ICIRA 1970. G. Guarda, O.S.B, La economía de Chile austral antes de la colonización alemana 1845-1850, Valdivia, 1973 y L. Carreño “La Repoblación de Osorno: Un aporte a la autonomía económica de la región”, en S. Villalobos y J. Pinto, Jorge, Araucanía Temas de Historia Fronteriza, Temuco, Ediciones Universidad de la Frontera. 1985. 11 L. León, 1991, p. 131; Pinto, 2003 p. 39-40 12 Pinto, 2003, p. 47; L. Ortega, Chile en ruta al capitalismo. Cambio, euforia y depresión 1850-1880, Dibam, Santiago 2005, p. 51; M. Carmagnani, Los mecanismos de la vida económica en una sociedad colonial. Chile 1680-1830. [1973]. Santiago, Dibam, 2001, pp. 297-298; S. Villalobos Los pehuenches en la vida fronteriza, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Santiago, 1989; L. León, Maloqueros y conchavadores en Araucanía las Pampas, 1700-1800, LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 51 El funcionamiento de la economía mercantil descrita, colapsará durante las Guerras de la Independencia libradas en la provincia de Concepción y la Frontera por los ejércitos republicanos y monarquistas, durante los aciagos años de 1817-1823 13. Esta situación que provocó una aguda crisis económica regional y en el plano del comercio fronterizo significó la ruptura total de las antiguas redes de intercambio del siglo XVIII, debido al apoyo masivo de las jefaturas mapuches y pehuenches al ejército español y la autoridad del rey, símbolo político garante de los tratados fijados en los Parlamentos. En este contexto, en los primeros gobiernos republicanos hubo importante participación de conspicuos representantes del mundo agrario de Concepción, como los primeros Directores Supremos Bernardo O’Higgins y Ramón Freire, los Presidentes José Joaquín Prieto y Manuel Bulnes, quienes fijaron y aplicaron directrices de una sólida política económica agrícola, siguiendo los lineamientos del período borbónico, tanto en el ámbito de la política económica de expansión agraria como en la política interétnica y de la celebración de parlamentos para discutir y consensuar el gobierno del comercio fronterizo. Esta nueva política económica se inauguró con la dictación en 1823 de una ley sobre adelantamiento de la Frontera del río Biobío al río Imperial y colonización del territorio fronterizo indígena de Araucanía. Esta medida institucional se conjugó con el aumento de los navíos mercantes en el puerto de Talcahuano, desde una decena a fines del período colonial a más de una centena hacia 1830-1840. Por otro lado, la instalación desde 1830 de unos cinco molinos industriales de trigo para elaborar harina y otros subproductos, constituiría el factor más decisivo en la conformación de una nueva demanda triguera, con un volumen superlativo de consumo de esta materia prima que estimulará las siembras de trigo en las antiguas haciendas locales y en los territorios fronterizos para la elaboración de harinas 14. Temuco, Ediciones Universidad de la Frontera, 1991; Mandrini R. y Paz, C., 2003. 13 Carmagnani, 2001 p. 304; Pinto, 2003 p. 64-74; León 2011 b. 14 L. Mazzei, La red familiar de los Urrejola de Concepción en el siglo XIX, Santiago, Dibam, p. 168; L. Carreño, “La irrupción del Estado en la Araucanía 52 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 En este nuevo escenario de apertura al comercio internacional, el gobierno republicano diseñó una política económica que daba continuidad a los lineamientos seguidos durante la etapa borbónica, basada en la renta de la explotación agrícola del cultivo triguero y su comercialización exterior. Esta característica continuista en la política económica de la post independencia es un rasgo generalizado en el ámbito político latinoamericano durante la fase transicional del mercado colonial de antiguo régimen al mercado capitalista de los estados republicanos 15. Los ensayistas nacionales de teoría económica de la primera mitad del siglo XIX justificaban esta orientación considerando la experiencia exitosa precedente, basado en factores de economía política como abundancia de fértiles suelos agrícolas, mano de obra barata y un mercado comprador de productos alimenticios en expansión, gracias a la apertura comercial del Decreto de Libre Comercio con todas las naciones de 1811, que será reactualizado en 1817. Las variables enunciadas permitían avizorar un futuro auspicioso para la economía triguera nacional impulsada por el gobierno, incrementando la riqueza privada y consolidando la organización del Estado con mayores entradas fiscales por aranceles portuarios. En este contexto económico, uno de los ensayistas del período republicano inicial, José Joaquín Mora, en 1828 reflexionaba sobre las condiciones de la economía política del país que comenzaba a caminar. y las pampas, y la crisis de las curtiembres y destilerías de alcohol de grano de Valdivia, 1850-1900”, Espacio Regional, Nº 2-3, 2006. 15 J. Silva Riquel y A. Escobar Mercados indígenas en México, Chile y Argentina Siglos XVIII-XIX, Instituto Mora-CIESAS, México, 2000; J. Silva Riquel,“Del mercado colonial de la Nueva España a la economía nacional del siglo XIX”, pp. 224-227, en E. Cavieres, Entre continuidades y cambios las América en la transición (S. XVIII a XIX). Ediciones de la Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2006, pp.223-249; C. Robles, “Expansión y transformación de la agricultura en una economía exportadora. La transición al capitalismo agrario en Chile (1850-1930)”, en Historia agraria, Nº 29, 2003, pp. 45-80; J. Garavaglia, y J. Gelman, “Capitalismo agrario en la Frontera. Buenos Aires y la región pampeana en el siglo XIX”, en Historia agraria, 29, 2003, pp. 105-121; E. Bohoslavsky, y M. Godoy, Construcción estatal, orden oligárquico y respuestas sociales: Argentina y Chile, 1810-1930. Buenos Aires, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2010; Ortega, 2006 p. 62-65. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 53 Mora, relevaba la importancia de la producción agrícola como una base necesaria para avanzar hacia una segunda fase económica que denomina industria doméstica; es decir “nacional”: Por otra parte cuando la exuberante fertilidad de la tierra promete ganancias tan seguras como pingues, cuando nuestra posición geográfica nos abre tantos canales de útil exportación, cuando la abundancia de las materias primas de la industria nos convida a un tráfico susceptible de producir en poco tiempo la acumulación necesaria para plantear la industria doméstica, ¿se puede desconocer el punto a que han de dirigirse las miradas del fisco?16 En esta misma línea Pedro Félix Vicuña, en 1844, valoraba la apertura al mercado mundial y el apoyo necesario del gobierno para cristalizar las oportunidades de este nuevo escenario de articulación capitalista a un amplio mercado consumidor de productos agrícolas generados en el país: Confesaré desde luego que en un país sin instituciones en que todo es vacilante, el influjo del gobierno en sus rentas debe ser la conservación de lo existente, y la aplicación del principio económico de que acabamos de hablar, pero cuando la industria, la agricultura y el comercio salen de la estrecha esfera en que se encontraron colocados, se sienten necesidades nuevas, en que las manos de los gobiernos deben ayudar a aquel saludable impulso17. Andrés Bello en 1842, caracterizaba muy bien el perfil de estos nuevos hombres de negocios vinculados a la explotación de los recursos naturales del país, minería y tierras de cultivo y pastoreo, en el marco de la economía capitalista que se insertaba en la estructura económica de antiguo régimen: 16 J. Mora, “Economía política” [1828], en S. Villalobos, y R. Sagredo, Ensayistas proteccionistas del siglo XIX, Dibam, Santiago, 1993, p. 21. 17 P. F. Vicuña, “Carta sobre los bancos”. [1844], en Villalobos. y Sagredo, 1993, p. 34. 54 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 En la actualidad, felizmente, todo ha cambiado de aspecto; y a la época puramente conservadora (si así puede llamarse la anterior) ha sucedido otra de fomento, de reformas y mejoras, ante las cuales está muy distante de retroceder la actual administración, contando siempre con el apoyo de las cámaras legislativas y la decisión del pueblo18. Con todo, la continuidad de la economía de antiguo régimen se desenvolvía en el marco de las antiguas estructuras y de otras novedosas oportunidades basadas en el emprendimiento empresarial, como señalaba Andrés Bello: Debe estar compenetrada de que no bastan la probidad y el celo para promover mejoras sólidas, si no van acompañadas de los conocimientos y aptitudes necesarios; y que esta época de avances, corresponden hombres de ideas poseídos de espíritu empresarial19. Bello, indicaba la significación del espíritu empresarial para transitar a la exportación de materias primas con mayor elaboración y manufactura en un mercado capitalista en expansión, todo lo cual implicaba miradas de mayor amplitud geográfica y de más largo plazo, que incluyeron la incorporación de vastos espacios no integrados directamente a la explotación capitalista, diseminados en las Fronteras sudamericanas bajo el gobierno de los cacicatos indígenas de Araucanía, Pampas y Patagonia. El mercado peruano y el fomento de las exportaciones El apoyo institucional del gobierno republicano al desarrollo de la agricultura nacional, se enfocó hacia dos puntos básicos: la mantención del mercado comercial con el Perú en el marco de la apertura al libre comercio de 1811 y la promoción de la colonización 18 A. Bello, “La acción del gobierno [1842]”, en Villalobos y Sagredo, 1993, p. 31. 19 A. Bello, 1993, p. 32. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 55 productiva agrícola de las tierras de Araucanía. Estos objetivos estaban engarzados con el interés fiscal del aumento de las rentas administrativas mediante el incremento de las exportaciones de bienes primarios. Para proteger el interés rentístico de los hacendados de Chile Central y Concepción, por decreto del Congreso de 8 de febrero de 1821, se otorgó un privilegio exclusivo para continuar el tráfico triguero con el espacio peruano, privativo “a los que hacían este comercio en tiempos del Gobierno español”20. Asimismo, la Expedición Libertadora después de la toma de Lima en julio de 1822, afianzó el monopolio de Chile en el abasto de trigo al espacio peruano21, mientras el Congreso de Santiago ratificaba el tratado de alianza militar y comercial con Perú, asegurando la mantención de las importaciones agrícolas de trigo chileno y azúcar peruano. En el Artículo 6º de los “Tratados celebrados por el Gobierno de Chile con el Perú. Santiago 23-XII-1822” se indicaba que “los ciudadanos de uno y otro Estado tendrán libre entrada y salida en sus puertos y territorios”. Además, en el Artículo 7º se señalan las franquicias para los artículos territoriales y producciones de Chile y Perú, mediante tributación única en alguno de los dos países 22. En 1824 se estableció un arancel de tres pesos por fanega de trigo y arroba de azúcar exportada por Valparaíso y El Callao23. En el ámbito local de Concepción, y para fortalecer la orientación agrícola monoexportadora, el gobierno de Ramón Freire aprobó la apertura de otros puertos para acompañar el cabotaje de Talcahuano, principal puerto del Sur de Chile. Mediante un decreto de 7 de octubre de 1823, se entregaba concesión a Manuel González para cargar granos en el puerto de Tomé, aledaño al puerto principal de Talcahuano24. 20 En Sesiones de los cuerpos legislativos de la república de Chile 1811-1845. (18861908), Santiago, Imprenta Cervantes (en adelante SCLRCh, 37, vol. V, p. 441. 21 Ortega, 2005,50. 22 “Tratados celebrados por el Gobierno de Chile con el Perú. Santiago 23XII-1822”, SCLRCh, VIII p. 71- 72. 23 J. Basadre, La iniciación de la república: contribución al estudio de la evolución política y social del Perú. UNMSM, Fondo editorial, Lima, 2002 p.26. 24 “Decreto 7 de octubre de 1823”, SCLRCh, VIII p. 294 56 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Una medida adicional al fomento agrícola provino de la eliminación de los derechos de exportación a los productos locales, favoreciendo, de este modo, la competencia comercial del trigo de Concepción en los mercados cerealeros. Santiago Fernández presentó un proyecto en septiembre de 1822 para liberar de derechos a las exportaciones de Concepción, extensivo a las importaciones, como una alternativa destinada a incentivar la recuperación económica. No obstante, solo en 1826 y a solicitud del diputado Diego Benavente, se abordó nuevamente esta propuesta. En la discusión del proyecto sobre libertar de derechos a los productos de Concepción salidos por Talcahuano, en la Sesión de 1º de agosto de 1826, el autor argumentaba que lejos de ser un privilegio exclusivo:"solo era un arbitrio para que los trigos de Concepción compitieran en el mercado debido a que la fanega de trigo de Aconcagua se vendía en 12 reales en Valparaíso, mientras la de Concepción se entrega a 16 reales en Talcahuano”25. Por las razones expuestas, y como una fórmula de socorrer a una provincia duramente castigada por la guerra, el Congreso emitió el decreto de eliminación de derechos a los productos de Concepción salidos por Talcahuano: “Por ahora y hasta que se arreglen las rentas generales, los productos de la industria fabril y agricultora que se extraigan por el puerto de Talcahuano son enteramente libres de todo derecho o gabela de cualquier denominación que sea” 26. Según las investigaciones de Leonardo Mazzei, estas franquicias se tramitaron en el marco de una consulta del Cabildo de Concepción a las autoridades nacionales, por la posibilidad de establecer una representación colegiada de los comerciantes agrícolas de la provincia, en Lima: propuesta formulada por el Libertador Simón Bolívar, en 1823 en la metrópolis peruana, a los representantes del cabildo penquista27. 25 “Discusión del proyecto de libertar de derechos los productos de Concepción salidos por Talcahuano. Sesión 28 1º de agosto de 1826”, SCLRCh, XII p. 288. 26 “Decreto eliminación de derechos los productos de Concepción salidos por Talcahuano, 4 de agosto de 1826”, SCLRCh XII p. 304 27 L. Mazzei. “Trayectorias empresariales en Concepción en el siglo XIX. El caso de José Ignacio Palma Barriga”. en J. Pinto (editor), Modernización, Inmigración y Mundo Indígena. Chile y la Araucanía en el siglo XIX. Temuco, LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 57 Ley de avance de la Frontera al río Imperial en 1823 El impulso de las actividades económicas también se vinculó a la expansión de los intereses comerciales de la provincia de Concepción hacia la zona transfronteriza del sur del río Biobío, con el propósito de integrar esta vasta extensión a la producción triguera de exportación. A nivel regional este espacio fronterizo se convertía en un recurso valiosísimo- cuya proyección mercantil era similar a la región minera de Coquimbo y Copiapó-, como fuente de materias primas e insumos que serían demandados por el proceso de industrialización regional y cuyo acceso se verificaría a un bajo costo, elevando las perspectivas de rentabilidad. Por ello, la dictación en 1823 de la Ley de avance de la Frontera al río Imperial y la realización de un parlamento con los caciques aliados del rey de España, conformarán un factor sustantivo en el apoyo institucional al desenvolvimiento de los intereses comerciales capitalistas en la Frontera de Araucanía durante el período analizado. En el gobierno de Bernardo O’Higgins, 1817-1823, se esbozó una política ampliación de la zona agrícola hacia el Sur del río Biobío mediante una iniciativa del suizo Schmidtmeyer para traer colonos de su país28. Pero no hubo avances en este sentido porque en el escenario de la guerra con los monarquistas y ante la necesidad de intentar forjar una alianza con las jefaturas mapuche enemigas, el mandatario presentó los Artículos de Conciliación de 1817, ofreciendo restringir el dominio administrativo republicano al norte del río Biobío 29. Sin embargo, esta propuesta quedará en el vacío por la invasión del ejército virreinal y el abandono de Concepción por B. O’Higgins a fines de 1817. Más tarde, con la recuperación de la provincia fronteriza por parte de los republicanos, seguida de la derrota de los jefes españoles y Ediciones Universidad de La Frontera, 1988 p. 138. 28 C. Norambuena “Política y legislación inmigratoria en Chile, 1830-1930”, en Cuadernos de Humanidades, Nº 10, Universidad de Santiago 1990; L. Mazzei, “La inmigración europea en el proceso de construcción nacional en Chile, Siglo XIX”, en Boletín de la academia chilena de la historia, enero a junio, Nº 119, 2010, pp. 97-110. 29 L. León O’Higgins y la cuestión mapuche, 1817-1818. Editorial Akilleus, Santiago, 2011. 58 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 la asunción de Ramón Freire a la primera magistratura en 1823, el apoyo institucional a la colonización fronteriza se repuso en el primer plano con el envío de un proyecto de ley por el gobierno al Congreso Nacional, para adelantar la Frontera desde el río Biobío al río Imperial, entregando los terrenos intermedios a colonos agricultores. El 11 de junio de 1823 Freire informa al Senado Conservador sobre el proyecto de adelantar la línea de Frontera al río Imperial y establecer colonias de extranjeros, fijando una política económica agrícola de larga duración. El objetivo inmediato, escribía el mandatario, buscaba superar las secuelas sociales de la guerra y del atraso social del país: la despoblación del país, su escasa industria, el paso lento de la civilización, la falta de aplicación al trabajo en algunos puntos, y la inmoralidad contraída en otros por el largo ejercicio de la guerra y el pillaje, llaman con preferencia la atención del Gobierno, en calidad de males urgentes y si cuyo remedio no puede prosperar la Patria. El Director Supremo cree que el establecimiento de colonias de extranjeros en la vasta extensión que yace entre los ríos Maule e Imperial y principalmente entre este último y el Biobío, después de tirada la línea demarcatoria de Fronteras por el río Imperial, sería medida más oportuna y benéfica, porque bastaría por remedio de los males expuestos30. Aunque el Senado rechazó inicialmente la propuesta, Freire insistirá en el Mensaje del Director Supremo sobre su administración, leído en el Congreso el 13 de agosto de 1823. Allí enfatizará la concordancia entre el fomento de la colonización con extranjeros y el objetivo de integrar a los mapuche al desarrollo agrario: La seguridad de aquel territorio excitará al cultivo de los terrenos a la industria y a los trabajos útiles. Esta se conseguirá con la línea de demarcación propuesta y la amistad con los araucanos. El establecimiento de colonias extranjeras llenará el vacío de la población; y el ejemplo de agricultores, fabricantes y artesanos aplicados constantemente al trabajo, corregirá la 30 “Oficio de Ramón Freire, 11 de julio de 1823”, SCLRCh, tomo VII, pp. 273274. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 59 depravación de las costumbres, asociará a su industria a los naturales y formará la prosperidad nacional31. El 26 de agosto envía un nuevo proyecto de ley, Concibiendo la entrega de terrenos a colonos: nacionales, indígenas y europeos: Los terrenos que yacen entre los ríos Biobío e Imperial se repartirán a discreción del gobierno en individuos que puedan dedicarse a su cultura [cultivo], prefiriendo a los indios que quieran reducirse a la vida social, y reservando lugares a propósito para el establecimiento de colonias extranjeras. Para llevar adelante esta empresa y asegurar la amistad de los araucanos, procederá el gobierno a celebrar un parlamento y consiguiente tratado 32. Para realizar este programa, Ramón Freire solicita al Congreso un presupuesto de $ 20.000 para celebrar un Parlamento con los araucanos y financiar el reconstrucción de los fuertes y la ciudad de Los Ángeles, destruidos durante la guerra. Respecto de los dineros solicitados indicaba que: “Si es fácil señalar la suma que aproximativamente puede invertirse en el parlamento, no lo es calcular la que exige la nueva línea de demarcación por el río Imperial y la construcción de fuertes y poblaciones” 33. La Comisión de Gobierno del Congreso refrendó el argumento del ejecutivo, visualizando la utilidad rentable que se obtendrían en el largo plazo con la inversión fiscal, en procura de la anexión de la Araucanía a la naciente República, aprobando la realización del parlamento con los araucanos por decreto de 25 de octubre de 1823, señalando: por lo que respecta a la línea de demarcación y construcción de fuertes, la Comisión cree se economizarán los 31 Mensaje del Director Supremo Ramón Freire sobre su administración. 13 de agosto de 1823”, SCLRCh tomo VIII, p. 2. 32 “Proyecto de ley para adelantar línea de Frontera al río Imperial, 26 de agosto de 1823”, SCLRCh, tomo VIII, p. 74. 33 “Oficio de Ramón Freire al Congreso sobre presupuesto para celebrar parlamento con araucanos y adelantamiento de Frontera al río Imperial.13 de septiembre de 1823”, SCLRCh tomo VIII, p. 194. 60 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 gastos repoblando las antiguas ciudades de Angol, la Imperial y Villarrica, poniendo allí las guarniciones que se juzguen convenientes, por cuyo medio se aseguraría la paz perpetuamente, y se lograría civilizar aquellos naturales, cuyos bienes deben resultar de las buenas disposición en que los antedichos queden por el Parlamento34. Contando con este dictamen el Congreso emitió el acuerdo sobre la política a seguir en la Frontera, promulgando una “Ley de celebración de un parlamento general con los araucanos y extensión de la línea de Frontera Sur. 27 de octubre de 1823”, cuyos epígrafes estipulaban: Exmo. Señor: Tomando en consideración el expediente promovido para la celebración de un parlamento general con los araucanos, extensión de la línea de demarcación de la Frontera Sur, y construcción de fuertes y reductos para su seguridad, ha acordado el Congreso y decreta: “Artículo Primero. Autorízase al Gobierno para la celebración de un parlamento general con los araucanos. Art. 2º Apruébase presupuesto de los 20.000 pesos pedidos por el Ejecutivo para celebración del parlamento y redención de las familias que existen prisioneras entre los indios, incluyéndose en aquellos la cantidad con que concurriere el Gobierno de Buenos Aires según la invitación hecha. Art. 3º repuéblense las ciudades de Angol, Imperial y Villarrica, sin perjuicio de asegurar, si fuere menester, la línea fronteriza al Sur, como pareciere más conveniente, dando cuenta a la legislación para su sanción”35. La seguridad y paz que brindaría el restablecimiento de la línea fortificada en un contexto socioterritorial devastado por la guerra -y por la amenaza latente de una confrontación bélica con los 34 Acuerdo Comisión de gobierno 19 de septiembre de 1823”, SCLRCh tomo VIII, 213. Aprobado como: “Decreto de 25 de octubre de 1823”, SCLRCh, tomo VIII, p. 33. 35 “Decreto del Congreso 25 de octubre de 1823”, SCLRCh, VIII, p. 336; “Ley de celebración de un parlamento general con los araucanos y extensión de la línea de Frontera Sur. 27 de octubre de 1823” LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 61 araucanos-, constituía un factor crucial para el desarrollo económico basado en la participación de tres actores fronterizos: los colonos nacionales, los agricultores mapuche y los colonos europeos, que no arribaron a la zona en el período estudiado en esta monografía. El diseño político de una colonización pactada con los cacicazgos de Araucanía se inscribe institucionalmente en el período de inclusión del pueblo mapuche en el proyecto político nacional, señalado por Jorge Pinto en un sugerente estudio de las relaciones de Frontera durante la formación del Estado36. Tratados políticos y comerciales fronterizos 1817-1825 Después de la derrota sufrida por el ejército español en la batalla de Maipú el 4 y 5 de abril de 1817, los jefes realistas, considerando su limitado apoyo logístico en Chile Central, decidieron retirarse a la ciudad portuaria de Valdivia, en el extremo austral de la Gobernación. En este escenario, el coronel español Juan Francisco Sánchez utilizó la institucionalidad fronteriza (forjada desde fines del siglo XVIII) para organizar la resistencia a la instalación del gobierno republicano. Fue así como a fines de 1818 y empleando los servicios del Comisario General Rafael Burgos y de los capitanes de amigos, celebró un Parlamento en la villa de Los Ángeles con la asistencia de más de ciento cuarenta caciques, donde se fijó la postura del partido hispánico37. A comienzos del año siguiente se inició la retirada del ejército y de los vecinos realistas al sur del Biobío, dirigiéndose desde Los Ángeles a la misión de Tucapel en la costa. Allí, Sánchez dividió la expedición en dos grupos: el primero de ellos quedaría al mando de Vicente Benavides con la misión de detener la persecución que iniciaban los patriotas.; el segundo se dirigiría con él a Valdivia. 36 Pinto, 2003. Conversaciones Históricas de Claudio Gay con algunos testigos y actores de la Independencia de Chile 1808-1826. Publicadas por Guillermo Feliu Cruz, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1965, "Conversaciones con Domingo Salvo". p. 40. 37 62 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Desde Los Ángeles, en abril de 1819, se informaba que la villa había sido atacada el 25 de enero pasado por los partidarios del antiguo régimen, quienes habían incendiado parte de la traza urbana, saqueando el perímetro rural de Laja. No obstante, en una comunicación el mes de junio desde Los Ángeles, subrayaba la importancia de los vínculos comerciales que se pretendía reactivar a través del apaciguamiento del conflicto, indicando: "la buena disposición de varios caciques de indios para hacer la paz y continuar en muestra de amistad y comercio" 38 para lo cual se apuntaba que se hallaba en la plaza el "cacique Guenteau que conduce seis familias españolas que se hallaban prisioneros en la otra parte por los güilliches"39. En septiembre de ese año, Ramón Freire anunciaba con satisfacción el retorno a la normalidad, que incluía los apetecidos tratos comerciales con los indígenas, señalando: "En estos días han estado en la plaza de Los Angeles varios caciques con sus mujeres y mas de treinta mocetones a su comercio y protestas de amistad y unión con nosotros"40. El lacónico informe de Freire reunía dos elementos característicos de la política fronteriza desplegada durante la Patria Nueva, que también compartía Bernardo O’Higgins. Por un lado, la importancia atribuida al comercio con los indígenas de Araucanía y Pampas, como factor para el desarrollo económico que se pretendía impulsar con la organización republicana después de la Independencia; por otro, la significación de estos beneficios mercantiles para articular una relación política de amistad y unión con los cacicazgos mapuche, aspecto que situaba a las entidades indígenas en un plano de igualdad política con la sociedad chilena. El concepto de la Unión, significaba una alianza política destinada fortalecer el desenvolvimiento del naciente Estado, mediante la destrucción de los partidarios del rey de España. En esta 38 “Comunicación de Andrés Alcazar, Los Angeles. 30 de junio de 1819”, Archivo Nacional. Archivo Intendencia de Valdivia (en adelante AN.AIV), vol. 6. 39 “Comunicación del coronel Andrés Alcazar desde Los Angeles. 23 de junio de 1819”. AN. AIV, vol. 6 40 “Comunicación de Ramón Freire al Director Supremo del Estado de Chile. Santa Juana, 29 de septiembre de 1819”. AN. AIV, vol. 6. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 63 perspectiva, Ramón Freire anotaba que las conversaciones de paz con los indígenas alcanzaban positivos dividendos porque había recibido peticiones "para que nuestras tropas pasen el Biobío para escarmentar a los llanistas que los tienen amenazados" 41. De este modo, el comandante de la guarnición fronteriza indicaba que en el mes de diciembre, al regreso de los indios ongolmos que salieron a visitarlo a la plaza de Los Ángeles, destinó una partida de milicianos fusileros para que "destruyan otra de los enemigos que se halla al mando de un capitán español con ocho fusileros instruyendo reclutas a la otra parte del Biobío entre Nacimiento y Santa Juana en el paraje denominado Culenco"42. El 21 de febrero de 1821 se concretaron las negociaciones comenzadas por O’Higgins en 1817 para forjar una alianza política militar con el cacique Venancio Coñoepan, residente en el Malal de Cholchol. Para ello se celebró un Parlamento en el fuerte de Nacimiento presidido por Ramón Freire Intendente de la provincia y comandante del Ejército del Sur 43. De acuerdo con los testimonios de la época, Coñoepan contaba con el apoyo de los caciques de Purén y Lumaco: Lorenzo Colipí su hermano Pinolevi y Güenchumilla, compañeros de Ramón Freire desde el sitio de Talcahuano en 1817 44. En el marco de los acuerdos de nacimiento, en noviembre de 1821 el capitán Manuel Bulnes se internaba en la Araucanía con el apoyo de Colipí y Venancio Coñoepan para destruir el poderío bélico de los caciques aliados de la monarquía, derrotando al cacique Pedro Riquelme Curiqueo de Truf Truf, caudillo del bando realista en el campo indígena45. Este encuentro repercutió en el desarrollo de la guerra independentista, pues los importantes caciques del río Cautín reconocieron a las nuevas autoridades de Chile durante una serie de parlamentos realizados por el capitán Luis Salazar, en diciembre de 41 “Comunicación del coronel Andrés Alcazar desde Los Angeles. 23 de junio de 1819” .AN. AIV, vol. 6. 42 “Carta de Ramón Freire. Concepción. Enero 21 de 1820”. AN. AIV, vol. 6. 43 Barros Arana, 1882, pp. 47-48. Sobre las negociaciones de 1817 León 2011. 44 Oficio de Juan José Manzanos. Asamblea de Concepción 1º de agosto de 1827, SCLRCh, tomo XII, p. 61. 45 C. Gay “Historia física y política de Chile”,en Historia, tomo VIII, París 1871, pp. 275-276. 64 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 1823. En el Parlamento del río Cautín con los caciques de Truf Truf y Lululmahida, Coñuepan hizo un llamado a comunicarse unos con otros y a gozar de los beneficios de la paz. Los caciques lugareños respondieron: que solamente Buchacura tenía la culpa de que aún no hubiesen entrado a la Confederación, estando aquél bien convencido de que con el triunfo de Picó y de Toriano (cacique pehuenche) llegaría a ser jefe de Llaima y Maquehua; y para probarle la sinceridad de la promesa, pusieron a su disposición cincuenta conas perfectamente armados46. Unos meses antes, el coronel Beauchef, con una expedición salida desde la ciudad de Valdivia, incursionó sobre la zona del río Toltén logrando establecer un armisticio con el cacique Calfucura de Pitrufquén y el cacique Melillán de Boroa, situado entre el río Toltén y el río Cautín, logrando la captura del montonero Francisco Palacio47. Después del aniquilamiento de los últimos jefes militares monarquistas Manuel Picó y Juan Antonio Ferrebú, en 1824 el gobierno nacional a través de Pedro Barnechea -comandante de la guarnición de Los Ángeles y diputado de la Asamblea de Concepción-, celebra el Parlamento fijado en la ley de 1823. La reunión tuvo lugar el 7 de enero de 1825 en el lugar de Tapihue, teniendo como interlocutor representante de las provincias indígenas, 46 C. Gay 1871, tomo VIII, p. 288-289. De acuerdo con Martha Bechis en 1827 una fuerza expedicionaria comandada por el capitán Juan de Dios Montero con treinta fusileros y Venancio Coñuepan con mil lanceros, cruzan la cordillera de los Andes a la altura del río Biobío, para atacar las fuerzas realistas de los Pincheira en las pampas, donde permanecerá hasta 1836 cuando su legendaria figura desaparece misteriosamente. M. Bechis, “La etnia mapuche en el siglo XIX. Su ideologización en las pampas y sus intentos nacionistas”, en Revista de estudios trasandinos, año 2, Nº 3, 1998 y “Matrimonio y política en la génesis de dos parcialidades mapuche durante el siglo XIX” en Memoria Americana, Cuadernos de Etnohistoria, Nº 3, Buenos Aires, 1994, p. 148; también D. Villar, y J. Jiménez, “La tempestad de la guerra: conflictos indígenas y circuitos de intercambio. Elementos para una periodificación (Araucanía y las pampas, 1780-1840”, en R. J. Mandrini y C. D. Paz, 2003. 47 Memorias militares para servir a la historia de la Independencia de Chile del Coronel Jorge Beauchef, Editorial Andrés Bello, 1964, pp. 211-218. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 65 al cacique gobernador Francisco Mariluán de Mulchén. El acta del parlamento fue publicada como un documento oficial del gobierno para sancionar el Tratado de Paz y Comercio con los caciques del río Malleco y los Andes que habían apoyado la causa de rey en la reciente guerra. Además el tratado fue refrendado por el conjunto de los cacicazgos subandinos de Malleco y Cautín, en un Parlamento General celebrado en Los Angeles en diciembre de 1825 48. En este escenario, el tratado fue difundido a la opinión pública a través de la publicación oficial “Tratados para unirse en opinión y derechos a la gran familia chilena”, cuyo texto se cierra con el epígrafe de “grita general de Viva la Unión”. De esta forma, en el contexto de los episodios emancipatorios que definían el destino político de Chile Central, los cacicazgos de Araucanía tomaban una posición de interlocutores políticos que se integraban en una nueva institucionalidad no solo fronteriza, sino, y sobre todo, en un régimen político de Confederación, de acuerdo a la versión recogida por Claudio Gay entre los actores de la Independencia. Este planteamiento señero se encontraba en la base de la ideología liberal de los articuladores de la Patria Nueva y, en particular, de Ramón Freire como Director Supremo de la nación49. Considerando la urgencia de la paz con los cacicazgos mapuche que había apoyado al rey, el tratado abordó con mayor énfasis la continuidad del intercambio fronterizo para impulsar la recuperación económica local. En este tenor, el Artículo 17 indicaba: Siendo ya una sola familia nuestros comerciantes serán tratados fraternalmente cuando se internen en sus terrenos, cuidando escrupulosamente que no se les saltee y robe, y cuando se roben unos a otros, descubierto los ladrones pagaran 48 Texto íntegro publicado en León 2011 pp. 116-120. Además un análisis de las proyecciones políticas del Tratado y reproducción facsimilar del texto de 1825, en E. Tellez; O. Silva; Alain Carrier; y V. Rojas “El tratado de Tapihue entre ciertos linajes mapuches y el gobierno de Chile [1825], en Cuadernos de historia, Nº 35, Santiago, 2011. 49 Sobre la personalidad histórica de Ramón Freire y las políticas liberales Gabriel Salazar, La construcción de estado en Chile (1800-1837), Editorial Sudamericana, Santiago, 2005. 66 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 el duplo de lo robado, si tuviesen con que, y si no se castigaran con arreglo a las leyes50. Además, con un claro objetivo mercantil se proponía el ambicioso proyecto de regular los circuitos de tráfico desde Concepción a la Pampa argentina, señalando en el Artículo 23: Se declaran por boquetes habilitados para el pase al otro y este lado de la cordillera los de Llayma, Longuinay, Cuenco, Villucura y Antuco; y por inhabilitados, todos los desde este último hubiesen hasta el río Maule, y sujetos a la misma pena los que roben a este lado u otro de la Cordillera, o pasen sin el requisito del anterior articulo anterior51. La reactivación del comercio entre el Sur de Chile y los territorios indígenas de Araucanía y Pampas se reiteraba en el Artículo 27: Todos los comerciantes que hagan giros sobre la provincias de Valdivia, o Chiloé, y los que de aquellas lo hagan a esta con efectos del país, o con los que vulgarmente se llaman de Castilla, tendrán el pase y el auxilio necesario, mostrando el pasa porte que anuncia el Art. 22 a los Caciques Gobernadores, comprendiéndose en estos los que hagan su tráfico del Estado de Buenos Ayres a éste, y de éste a aquel 52. El impulso al tráfico araucano-pampeano buscaba restaurar el intercambio a gran escala, vigente hacia 1819, que redituaba importantes beneficios a los hacendados-mercaderes del sur de Chile. Por otro lado, en el tratado se estipuló la reconstrucción de las plazas fuertes y la ciudad de los Ángeles. En el artículo 20 se propuso que el gobierno “mantendrá en orden y fortificadas las plazas 50 Tratados celebrados entre el coronel graduado de los ejércitos de la República Comandante de la Alta Frontera, y Delegado de la Ciudad de Los Angeles Pedro Barnachea, autorizado por el Sr. Brigadier de los ejércitos de Chile Gobernador Intendente de la Provincia de Concepción para tratar con los naturales de ultra Bio Bio y D. Francisco Mariluán Gobernador de 14 Reducciones, contenidas en los artículos siguientes. 7 de enero de 1825. Santiago, Imprenta Nacional, 1825. 51 Tratado 1825. Artículo 23. 52 Tratado 1825. Articulo 27. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 67 existentes al otro lado de este río, como también a sus pobladores en los terrenos adyacentes del modo que antes lo estaban”53. Para reconstruir la ciudad fronteriza de Los Ángeles se emite un Proyecto de ley 17 de julio de 1826, ordenando “repoblar la ciudad de los Angeles y construir cuarteles y una casa consistorial” 54. En su parte central este dictamen señalaba: El Congreso, altamente penetrado de esta justicia y trayendo en consideración de que la guerra con los indios bárbaros jamás podrá alejarse de la Frontera Sur, si estas no se reedifican, ha tenido a bien decretar: 1º El 15 de septiembre del presente año marchará el delegado del partido de la Laja a situarse en el lugar designado por el gobernador intendente de Concepción, para la reedificación de la ciudad de Los Angeles. 2.º El Presidente de la república pedirá igualmente al expresado delegado de la Laja, un presupuesto económico, aprobado por la intendencia de Concepción, de los gastos que deben hacerse en la construcción de una casa consistorial y cuarteles para la tropa de línea, que han de permanecer en aquella plaza, bajo de cuyo amparo podrán aquellos vecinos tomar posesión de sus terrenos y principiar a poblar 55 A partir de 1826, se reiniciaría la reconstrucción económica del partido y el restablecimiento de los intercambios fronterizos. En agosto de 1827 el comandante de la plaza de Los Angeles, Juan de Luna, en una carta dirigida al Ministro de Guerra, evaluaba los buenos resultados del Tratado de Los Angeles, informando positivamente acerca de la evolución de los contactos comerciales y la ratificación del tratado de paz por Francisco Mariluán en el Cuartel General de Chillán: Las relaciones de amistad que por orden expresa de esa superioridad entablé con los indios llanistas, y que ratificó ante usía, en fines de abril pasado en el cuartel general de Chillán, el cacique gobernador don Francisco Mariluán, produce los 53 Tratado 1825. Articulo 20 Proyecto de ley 17 de julio de 1826 enviado por el Congreso al ejecutivo, SCLRCh, tomo XII, p. 158 55 SCLRCh, tomo XII p. 158 54 68 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 buenos efectos que por nuestra parte se apetecían, dirigidos al restablecimiento del comercio con los naturales y a la restitución de las familias españolas de contraria opinión que se abrigaron en sus territorios desde el principio de la guerra. El comercio se ha principiado por ellos con la mayor franqueza, siguiendo diariamente56. En otra misiva el comandante destacaba los beneficios de la paz que permitirían reocupar los terrenos abandonados por motivos de la guerra en el partido de la Laja. Al mismo tiempo que se ve concluida la guerra con los indios de esta Frontera del sur -argumentaba en su misiva el comandante de Los Ángeles- se hace indispensable y de necesidad la ocupación por nosotros de los terrenos abandonados por motivos de la guerra en el partido de la Laja para, por medio del comercio y la agricultura, reparar los males inferidos en esta desgraciada provincia, y afianzar con los naturales una paz permanente. Casi todos los habitantes de esta Frontera, recelosos hasta hoy de experimentar los males que motivaron el abandono de sus propiedades, aún existen errantes en distintos puntos de la República, sufriendo acaso indigencias que con facilidad repararán restituyéndose a ocupar sus hogares, con la certeza de que la paz establecida, y de que la guarnición respetable de la plaza de Los Angeles, no permitirán la repetición de las hostilidades que sufrieron durante la guerra. A este objeto me dirijo a usía para que se sirva noticiarlo al señor vicepresidente de la República, a fin de que, si lo halla conveniente, dicte ordenes circulares, invitando a los naturales de esta Frontera que existen emigrados, señalándose termino para su regreso, y que con este motivo se fomente la agricultura abandonada en un país delicioso y de las mejores proporciones en esta provincia”57. 56 Juan de Luna a José Manuel Borgoño, 22 de agosto de 1827, en M. L. Amunátegui Ensayos biográficos, Tomo I. Imprenta Nacional, Santiago 1892, pp. 108-109. 57 Juan de Luna a Manuel Borgoño Yumbel 26 de agosto de 1827, en M. L. Amunátegui, 1893, p.109-110. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 69 En virtud de la consolidación de la paz, el gobierno central pregonó la reocupación del distrito de Los Ángeles, publicando un aviso para el repoblamiento del partido de La Laja: En vista de los expuesto por el comandante general de la Frontera del sur, los naturales de aquellos lugares a quienes las vejaciones y calamidades de la guerra obligaron a abandonas sus intereses podrán volver a sus hogares con la brevedad que les sea posible, puesto que la amistad y buena armonía establecida con los indígenas, y el restablecimiento de la fortaleza de Los Angeles y demás plazas fronterizas, les aseguran la tranquilidad y bienestar de sus familias 58. El restablecimiento de la paz produjo la rearticulación de los beneficios del comercio con los indígenas para la economía local, como informaba el viajero Poeppig en 1828: Los vecinos de Antuco supieron asegurarse el monopolio del comercio con los indígenas, pues consideraban como un secreto sus conocimientos de los Andes, a lo que se agregaba la ventaja de mantener contactos con aquellos y dominar su lengua. Este comercio deber haber sido muy provechoso, pues por tres argollas de fierro con que se amarra el lazo en la cincha, los indígenas entregaban dos caballos o una vaca gorda. También se conseguía algo de azufre y de cobre por medio de este comercio, pero su objeto más importante fue la sal 59. El ventajoso tráfico fronterizo permitía trocar objetos manufacturados de bajo costo en el mercado provincial, como las argollas metálicas y otros instrumentos de fierro, para obtener animales de fácil comercialización en las redes capitalistas de acopios ganaderos. Incluso, del tráfico con los pehuenches se obtenían remesas de cobre nativo, azufre y sal. Se incrementaban así las ganancias de los circuitos mercantiles articulados desde las villas fronterizas de Antuco, San Bárbara, Santa Fe y Nacimiento en el borde del río Biobío. 58 59 Amunátegui, 1893, p. 110. Poeppig 1960, p. 386-387. 70 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Respecto de la producción triguera, Poeppig también aporta antecedentes sobre su rentabilidad comercial, principalmente por sus altos rendimientos en una zona de Frontera agraria que se abría al cultivo cerealero: La industria de los antucanos se limita al cultivo de los productos agrícolas más indispensables y se ven favorecidos al respecto por la naturaleza (….). En todas partes de la isla de La Laja la cosecha se eleva en los suelos buenos, en años normales, a treinta veces lo sembrado; en los límites de la llanura de Los Angeles, en Tucapel y en los valles de Antuco y Villucura (Duqueco), la fertilidad aumenta en tal forma, que se cosecha en años buenos cincuenta veces lo sembrado. En terrenos boscosos, recientemente descampados, el rendimiento del trigo sube a ochenta veces lo sembrado, y en ocasiones es necesario sembrar primero fréjoles, a fin de agotar un poco el suelo60. Además el cultivo del trigo constituía un elemento muy destacado en la economía regional, por ello conformará insumo muy valioso para los molinos industriales que comienzan a instalarse en la zona de Concepción después de 1830, y que reconvertirán la antigua exportación de granos por elaboradas remesas de harina de mayor valor agregado hacia fines de la década siguiente. Una vez que se consolida la paz, forjada por el Tratado de 1825 en la Frontera del río Biobío, las perturbaciones continuaron en la cordillera andina de Los Ángeles, donde se refugiaron contingentes monarquistas. Además, la guerra civil entre liberales y pelucones a fines de la década de 1830, retardó la represión de los insurrectos. Después del triunfo del Ejército del Sur sobre el ejército del presidente Ovalle, en la batalla de Loncomilla en 1829, se preparará una expedición para destruir las montoneras trasandinas refugiadas en la zona oriental de Los Andes. Sin embargo, algunos oficiales liberales se refugiaron en la costa de Arauco amenazando continuar con las hostilidades. Considerando estos antecedentes, el general José Joaquín Prieto, nombrado Presidente de la República por los pelucones conservadores, se entrevista con los caciques de Araucanía en el fuerte 60 Poeppig, 1960, p. 387. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 71 de Nacimiento para disipar las inquietudes relativas a los sucesos políticos en Chile Central. Cuando Prieto está de regreso en Chillán algunas partidas dirigidas por oficiales liberales amagan Nacimiento 61. Entre estos oficiales insurrectos se hallaban antiguos soldados de las guerras de la Independencia, como el capitán Luis Salazar y el comandante Pedro Barnechea, quien había suscrito los parlamentos de 1823 y 1825. Para evitar la profundización de las hostilidades, Manuel Bulnes -designado como nuevo General del Ejército del Surofrece un armisticio a los militares, quienes se presentan al Cuartel de Los Ángeles siendo reincorporados al servicio “en virtud de un pasaporte mío que por expresiva mediación del cacique Colipí me fue preciso concederles”62. Logrado el entendimiento, Manuel Bulnes transmonta la cordillera de Los Andes y logra desbaratar el refugio de los últimos partidarios del imperio español, dando muerte a Pablo Pincheira, en tanto el caudillo José Antonio Pincheira logra fugarse internándose en las Pampas63. En las acciones militares mueren los caciques pehuenche Neculmán, su hijo Coleto y Tricamón, ricos hacendados pehuenches del importante centro económico y político de Malalhue64. Las masacres de Malarhué reactivaron las hostilidades entre Fermín Mariluán y los asentamientos criollos de Los Ángeles 65. El ejército responde con una devastadora incursión sobre las residencias de Mulchén y continúa con las escaramuzas en el sector precordillerano del río Malleco. En estas circunstancias, los partes de guerra señalaban: “a causa del robo que el 29 de junio último hicieron en esta Frontera los caciques insurreccionados del butalmapu subándino Cauchuleu, Raqui, Huetecon y Romanian invité a nuestro amigo Colipí para que atacase a estos unidos a una división de cien 61 Pinto, 2003 pp. 75-77; El Araucano Nº 16, 1º de abril de 1831. El Araucano nº 67, 24 de diciembre de 1831, p.4. 63 El araucano nº 71, 21 de enero de 1832. Probablemente esta acción fue coordinada con la solicitud del presidente de Buenos Aires Manuel Rosas. Ver Pinto, 2003, pp. 79-80. L. León, Los señores de la cordillera y las pampas: los pehuenches de Malahue, 1770-1800, Dibam, Santiago, 2005. 64 L. León, Los señores de la cordillera y las pampas: los pehuenches de Malahue, 1770-1800, Dibam, Santiago, 2005. 65 El Araucano nº 139, 10 de mayo de 1833 62 72 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 hombres que pondría en la plaza de Nacimiento” 66. La tropa punitiva marchó el 15 de julio incendiando ranchos “y recogiendo los ganados que pudieron se retiraron trayendo un prisionero que fue de mucha utilidad pues por su medio se logró entrar en conversaciones con los caciques Tropa y Loncomilla de Collico” 67. Posteriormente se iniciaron diligencias para obtener la restitución de los animales sustraídos. A este respecto, Bulnes escribió: "Por medio de mis relaciones con estos [caciques] y los regalos con que los atraje conseguí devolviesen a sus dueños diez mulas de las robadas anteriormente. Con este paso dado a nuestro favor por estos dos caciques quedaron ya comprometidos, lo que causó un disgusto general en los demás indios luego que lo supieron"68. Luego, el jefe militar chileno se ocupó en lograr un armisticio acuerdo con los caciques de Malleco. Al respecto el comandante de la Frontera señaló: En este estado entré en negociaciones reservadas con el cacique Loncomilla quien venia con iguales pretensiones mandado por los caciques de las reducciones de Malleco, Güequen, Chiguaiguai, Collico, Quechereguas, Curaco, Chacaico, Requin, Pidenco, Callin y Lonquimac, diciendo a nombre de sus comitentes, que ellos distaban de apetecer la guerra con los españoles, (así nos llaman); que si se habían manifestado enemigos hasta ahora era por las instancias de los fronterizos, por cuyo conducto había sido costumbre entre ellos desde tiempo immemorial, recibir nuestras noticias; que les habían hecho entender que nosotros no queríamos la paz, si no una guerra sin cuartel, para concluir con todos: que habían creído esta impostura por los muchos animales que veían llegar a su tierra y que les decían eran quitados en acciones de guerra: que desengañado ya y reconociendo la insidiosa simulación con que habían procedido en sus informes los verdaderos enemigos de la paz, se resolvía a volver a su país para instruir del estado real de las cosas a muchos jefes que como él estaban alucinados; 66 El Araucano Nº 167, 22 de septiembre de 1833 El Araucano Nº 167, 22 de septiembre de 1833 68 Comunicación de Manuel Bulnes. Cuartel General en Chillán. Septiembre 5 de 1833, en El Araucano, Nº 167, 22 de Septiembre de 1833. 67 LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 73 comprometiéndose a regresar dentro de ocho días en compañía de todos los caciques del cordón de montaña hasta el río Cautín, para que celebrasen un tratado de paz perpetua con el Gobierno de la República. Pareciéndome útil bajo todos aspectos el principio de una negociación de que debíamos sacar las mayores ventajas, ví con secreta satisfacción partir a este cacique acompañado de un capitán de naturales, que él mismo me pidió para que presenciase si cumplía con los prometido el 28 de septiembre. Al plazo prefijado volvió el cacique Loncomilla trayendo en su compañía á los de igual clase, Coiluao, Ñancucheu, Güechacoi, Güentretrum, Caninpan, Niculfir, Güenputiú, Maripil, Raguil, Colil, Enequigüe, Millaquin, Loncomilla, Tragol, Levigüegüe, Marileo y Millapi, quienes dijeron que el objeto de su venida era el de conocer y tratar por la primera vez al gobierno instalado en la República después de nuestra emancipación política; que desde antes de la revolución no habían salido a estas plazas, por lo que no habían conocido otro gobierno que el del rey de España; mas en el día que ya se presentaban gustosos a tratar con un jefe que los recibía a nombre del Supremo Gobierno de la República, se comprometían a servirle y sostenerle con la misma constancia y buena fe que lo hicieron en otro tiempo con el del rei69 . De esta manera, se colocaba fin a las Guerras de la Independencia en la Frontera de los ríos Biobío y Malleco, a través de acuerdos que sustituían la figura del Rey por el Gobierno de la República y el reconocimiento de las autoridades tradicionales mapuche por el Estado de Chile. Los caciques gobernadores en el gobierno mercantil fronterizo El ambiente de conflicto y complementariedad durante las primeras décadas de vida de la Frontera post Independencia, comenzó a consolidarse a favor de la reinstauración de las relaciones políticas y el intercambio mercantil entre dos jurisdicciones aliadas. 69 El Araucano, Nº 167, 22 de septiembre de 1833. 74 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 En 9 de marzo de 1837, el intendente de Concepción celebró el Parlamento en Arauco con la presencia de más de veinticinco caciques de la costa e Imperial. En esta ocasión los costinos reafirmaron su adhesión a los vínculos pacíficos y se acordó que Inal, cacique del Malal y Bulcan de Boroa, principales instigadores de la guerra y de más poder entre ellos, habían de concurrir con el mismo fin ante las autoridades de la Frontera 70. En tanto, el cacique Mañil Huenu de Malleco, se mantuvo apartado y no participó de estas conferencias, apoyando las correrías sobre el distrito de Los Angeles 71. En febrero de 1837, el ejército ataca las posesiones de Mañil en el río Muco confluente con el Cautín, donde se había trasladado para escapar de los ataques del ejército de Concepción 72. Como resultado de esta acción, Mañil envió mensajeros de paz para buscar un armisticio73. El gobierno nacional acordó el armisticio con los cacicazgos de Malleco y Cautín, para afianzar el avance de la Frontera al fuerte de Negrete fundado en 1836 y la ampliación de la jurisdicción del estado nacional a las comarcas meridionales del río Biobío. Estas tratativas se verificaron a partir del Parlamento de Boroa de 1837, al que asistió el antiguo funcionario del gobierno fronterizo, Pantaleón Sánchez, en su calidad de capitán de amigos al servicio de la Intendencia de Concepción. Las reuniones con los caciques de la tierra subandina se verificaron en Collico, Truftruf, Maquehua y Boroa, en los márgenes del río Cautín. El objetivo de estas entrevistas era preparar el ambiente político para la celebración de un gran Parlamento en Concepción, el año siguiente. Ahí se ratificó el armisticio y la reanudación del comercio con la zona precordillerana y trasandina de Araucanía y Pampas74. 70 José Antonio Alemparte. Comunicación del Intendente de Concepción, 18 de Marzo de 1837. AN. AIC. vol. 71 “Comunicación de la comandancia general de la Alta Frontera. 1 de Febrero de 1837”. AN.AMG vol. 234 72 “División de operaciones ultra Biobío. San Carlos 28 de febrero de 1837”. AN.AMG vol. 234 73 “Cuartel general de Chillán. 22 de Marzo de 1837”. AN.AMG, vol. 234. 74 Todos estos pormenores fueron recogidos por C. Gay en la versión que le entregó el capitán de amigos Pantaleón Sánchez en 1837, Claudio Gay Acerca del parlamento de Boroa en 1837, en Iván Inostroza Etnografía mapuche del LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 75 Simultáneamente, los capitanes de amigos continuaron gestionando las paces con Inal, Naguelgual y otros huilliches rebeldes, según comunicaba la comandancia de Nacimiento en el mes de julio de 1837, señalando "en comprobante de esta protesta ofrecen dejar a su venida un cacique emisario de Inal para que resida cerca del gobierno en los mismos términos en que lo está el de igual clase de Purén don Ambrosio Pinolevi75. Estas conferencias finalmente fueron refrendadas según las normas impuestas por la tradición fronteriza. Para ello el 29 de enero de 1838 se realizó en la villa de Santa Fe un Parlamento General, que contó con la "asistencia de ciento catorce cabezas de reducciones de los cuatro buthalmapus" 76. El armisticio fue una medida imprescindible porque otras circunstancias políticas de nivel latinoamericano afectaban los intereses de la agricultura nacional y regional. El gobierno peruano había comenzado a cambiar las reglas del comercio cerealero, vigentes desde los primeros años post-independencia, subiendo los aranceles de importación al trigo proveniente de Chile en 1835. Esta situación se complicó aún más con la llegada al poder del general Andrés de Santa Cruz y la creación de la Confederación Perú Boliviana, que amenazaba la supremacía del puerto de Valparaíso en el comercio internacional del Pacífico Sur. El conflicto triguero y geopolítico originaría la invasión del Perú por el ejército chileno a través de dos expediciones: la primera en 1836, que no logró resultados concretos; la segunda, en 1837 comandada por el general Bulnes, que derrocó a Santa Cruz, restableciendo los privilegios trigueros del comercio nacional77. El aspecto que mejor reflejará la solución mercantil del conflicto fronterizo serán las disposiciones administrativas orientadas al control estatal del comercio libre entre Araucanía y Concepción como se estipuló a través de varios decretos administrativos emitidos siglo XIX. Santiago, Dibam, Santiago 1998, pp. 27-31 75 “Comunicación de la comandancia general de la Alta Frontera. Nacimiento, 19 de julio de 1837”. AN.AMG vol., 234 76 “Comunicación de la comandancia general de la Alta Frontera. Nacimiento, 2 de Febrero de 1838”, AN.AMG, vol., 232. Pinto 2003, p. 81 77 Ortega, 2005, pp. 58-59. 76 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 por la Gobernación de Lautaro, con asiento en la ciudad de Santa Juana, en 1837 y la Intendencia de Concepción en 1847 y 1850 78. Los acuerdos comerciales fijaron las pautas para el restablecimiento de los Caciques Gobernadores mapuche, garantes de las transacciones mercantiles entre criollos e indígenas. En 1845, Manuel Riquelme, Gobernador del Departamento de la Laja, asistió a una entrevista con Mañil para acordar la realización de una junta general con todos los caciques de la tierra "conforme se hacía antes por el gobierno español" 79. Dos años después hubo un nuevo encuentro el 4 de enero de 1847, ocasión en que el Gobernador solicitó un sueldo de ocho pesos a Mañil y otro de cuatro pesos a los caciques "Tranjolauque de Rinaico" y "Manuel Lebucitrapo de Canejo"80. La integración de los caciques en el gobierno fronterizo se extendió siguiendo el ejemplo practicado por el "gobierno español" para la tranquilidad de la Frontera, como señalaba el Intendente de La Cruz en 1848 al proponer la asignación de un salario de ocho pesos "al cacique G. Lepin de Raguilgüe y al que lo era de Angol Pichun" 81. En 1850 se incorporaron con un salario de seis pesos "los caciques gobernadores de Imperial don Bartolo Curimilla, de Tucapel don José Quentrequen y de Arauco don Basilio Budaleu"; acordándose cuatro al "cacique de Paicabi, Ignacio Millapi, al de Tirúa don Felipe Paillaguala, al de Ranguilgüe don Juan Porma y a don Juan Gueraman de Cuyenco"82. 78 “Disposiciones del Gobernador de Lautaro Bartolomé Bizama. Santa Juana 19 de febrero de 1837”. El artículo mencionado es el Nº 22 de un documento del que sólo se encuentra la última hoja, en Archivo Nacional, Archivo Intendencia de Concepción (en adelante en AN.AIC), vol. 174; la primera parte (tres hojas) se hallan en AN.AIC., vol. 199; “Decreto de la Intendencia de Concepción. Concepción 14 de diciembre de 1850”. AN.AGN, vol. 2; “Decreto de la Intendencia. 14 de diciembre 1850”. AN.AGN. vol. 2. 79 “Carta del Gobernador de La Laja. Los Angeles 14 de diciembre de 1845”. AN.AIC. Vol. 269, En Iván Inostroza La Frontera de Collipulli siglos XVIXX. Economía, sociedad, naturaleza, Editorial Adis, Temuco 2012 80 “Informe del Intendente de Concepción. Concepción 15 de febrero de 1847”. AN.AMI vol. 196. 81 “Carta de José María de la Cruz" 27 de noviembre de 1848”. AN.AMI, vol. 196. 82 “Oficio de la Tesorería de Concepción, Concepción 25 de febrero de 1850”. AN.IC. vol. 268. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 77 Ese año se solicitó un salario de ocho pesos al cacique de Boroa Cristóbal Lemunao, indicándose que esta alza en el estipendio se realizaba porque si se le declaraba el de seis -decía el Intendenteque se ha señalado a los otros caciques de la costa se creería no se había apreciado su valer procedente de su antigua descendencia de cacique y al renombre de "guapo" con que lo distinguen" 83. Asimismo, se incluyó en este monto salarial al cacique Painemalín de Chol Chol: "Cacique de influencia y fuerza y el que no obstante hallarse no muy distante de la reducción de Lumaco y en el territorio del mando de Colipí nunca consiguió él que saliese a sus juntas ni menos le prestó obediencia. Este cacique salió a verme hace dos años a Concepción y me expresó estar dispuesto a servir al gobierno si le necesitaba y que no tenía más que llamarlo pero no me advertía que no le diese orden por conducto de Colipí, porque él no se había hecho cacique como éste robando y salteando; que era cacique por sus abuelos, que descendía de españoles y que me informase de los comerciantes y de los que traficaban para Valdivia el trato que les daba cuando pasaban por sus tierras. Efectivamente, se me asegura por muchos que su casa es el alojamiento de todos los españoles y debe ser sin duda descendiente de los pueblos destruidos porque él y su familia conservan aún el apelativo de Riquelme a más del de la tierra 84. El decreto que emitió el Presidente Bulnes el 21 de marzo de 1850, reflejará con toda nitidez la estrategia del gobierno conservador para integrar a los caciques con asignación de salarios con la figura de capitanes de amigos, como oficiales de rango menor en el escalafón del ejército y la administración. En esta óptica, en el decreto de asignación de emolumentos a los caciques Lemunao y Painemalin se especificó que en atención a lo expuesto por el Intendente de Concepción: "Nómbrase capitanes de amigos a los caciques Lemunao y Paineinalin con la asignación de seis pesos mensuales a cada uno" 85. 83 “Carta de José María de la Cruz al Ministro del Interior. Los Angeles, 22 de enero de 1850”. AN.AMI. vol. 268. 84 “Carta del Intendente de Concepción de 12 de febrero de 1850”. AN.AMI. Vol. 268. 78 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 La organización institucional del Gobierno de la Frontera incluyó al conjunto del territorio de Araucanía, como se observa en el siguiente cuadro de caciques con asignación de salarios a mediados del siglo XIX. Caciques de Araucanía con asignación de salarios 1835-1850 Cacique Budaleu Pascual Antiado Humane Heillan Tori Llanpi Payllacanco Dumancon Guaquivilu Guaquillanca Mañil Tranjolauque Lebucitrapo Lepin Pichún Quentrequén Millapí Porma Gueraman Curimilla Painemalin Lemunao Residencia Arauco Arauco Pehuenche Pehuenche Pehuenche Pehuenche Mulchén Mulchén Bureo Quilaco Collico Rinaico Canejo Ranguilhue Angol Tucapel Paicabí Ranguilhue Cuyenco Imperial Cholchol Boroa Salario $6 $8 $4 $4 $4 $8 $4 $4 $4 $8 $4 $4 $8 $8 $6 $6 $6 $6 $6 $6 $6 Año 1835 1839 1843 1843 1843 1843 1845 1845 1845 1845 1847 1847 1847 1848 1848 1850 1850 1850 1850 1850 1850 1850 Fuente: AN.AMI vols 196 y 268 85 “Decreto 21 de marzo de 1850”. AN.AMI, vol. 268. El uso de cursiva es nuestro. LA EXPANSIÓN CAPITALISTA Y LOS CACICAZGO MAPUCHE... 79 En esta lista se percibe el éxito del Tratado de 1825 en relación al comercio fronterizo, interrumpido brevemente en 1834 y 1835, y la consolidación del intercambio mercantil como mecanismo para la integración de las economías indígenas de Araucanía y Pampas en las redes capitalistas de la provincia de Concepción. En este tenor, el Intendente escribía en 1846 sobre el avance del comercio y la colonización chilena en tierras mapuche: se ha aumentado considerablemente la población, la agricultura y el comercio en los fuertes de Santa Bárbara, y San Carlos en la línea de la Frontera […] Desde el río Biobío en frente de Santa Bárbara se extiende hasta Valdivia o el Sur hasta cerca de Lumaco: que es decir una extensión de 16 a 20 leguas, cuyos terrenos son la mayor parte de españoles que viven en unión con los indios, teniendo allí sus ganados; por consiguiente puede avanzarse la línea por Nacimiento como veinte leguas hacia el interior. Por las partes de Arauco y santa Juana sucede lo mismo, pues Arauco está 18 leguas del Biobío, y los terrenos adquiridos por los españoles desde este punto, son muchos86. Por otro lado, el incremento de las actividades de los “españoles”, es decir blancos o chilenos en Araucanía, también se relacionaba con el surgimiento de un amplio segmento de campesinos que acceden a tierras para asentar sus posesiones residenciales familiares como productores independientes, y libres de las relaciones de dependencia personal con el hacendado y el patrón de Chile Central. En 1846 el Intendente de Concepción indicaba con satisfacción en su Memoria anual, que al abrigo del fuerte de Negrete “se ha ido reuniendo una población de cuarenta a cincuenta casas de paja, que se ha erigido en subdelegación y que recibe sus auxilios espirituales del curato de Nacimiento"87. Esta aglomeración aldeana en torno al 86 F. Bulnes. “Memoria Intendente de Concepción correspondiente al año 1846”. AN. AMI vol 195. Impreso en El Araucano Nº 835-838. Cfr. Nº 838 p.5. I. Inostroza, “La Frontera de Concepción y la reapertura de la misión de Tucapel 1843-1845”, en Nutram, Santiago, 1993 pp.14-25. 87 F. Bulnes. “Memoria Intendente de Concepción correspondiente al año 1846”. AN. AMI vol 195 80 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 recinto fortificado, manifestaba el carácter de enclave de una colonización progresiva que en 1853 contaba con 103 casas y 1.000 almas88. Mientras el empadronamiento realizado con motivo del censo oficial de ese año entregó cifras de 4.199 habitantes en Nacimiento y 2.451 en Negrete89. Los informes de las autoridades locales explicaban que la subdelegación de Negrete comprendía los lugarejos de Negrete, Quilaco y Bureu, donde unos seis mil chilenos residentes, no fueron computados por la lejanía de sus asentamientos 90. Las cifras de chilenos residiendo en las tierras de Negrete ilustran claramente el avance progresivo de la ocupación productiva de este territorio, en el período 1836-1853. Junto a las articulaciones mercantiles se desenvolvía el proceso social y económico que dio origen al surgimiento de los campesinos que derivaban en colonos nacionales que ocupaban tierras nominalmente fiscales, situadas en una Frontera no controlada administrativamente, generalmente en el borde de las posesiones indígenas. El acceso relativamente fácil aunque precario -porque no se tenía un título notarial sobre el terreno ocupado-, posibilitó el desarrollo del campesinado del río BiobíoMalleco, hasta bien entrado el siglo XX. 88 EL Correo del Sur, Nº 133, enero de 1853. Archivo Intendencia de Arauco, vol. 6; Leiva, 1984. 90 Archivo Ministerio del Interior, vol. 307. 89 EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 Jorge Pinto Rodríguez Departamento de Ciencias Sociales Universidad de La Frontera El empresariado regional de la Frontera tuvo diversos orígenes, tan distintos como sus lugares de procedencia o condición étnica. Los colonos extranjeros que se instalaron en la zona desde fines del siglo XIX derivaron al mundo empresarial por motivos diferentes a los que indujeron a los ocupantes nacionales y mapuches a involucrarse en actividades económicas que fueron más allá de simples productores de materias primas, aunque todos tuvieron algo de común: una capacidad de emprendimiento en una realidad en la que todo estaba todo por hacerse1. Los empresarios extranjeros La mayoría de los inmigrantes europeos que llegaron a la Araucanía lo hicieron escapando de la pobreza. Muchos lograron superarla; otros, en cambio tuvieron que regresar o dirigirse a otros lugares después de ver frustradas sus expectativas. Los primeros tenían escasa experiencia, no dominaban los idiomas locales, castellano o mapudungun, y menos conocían la realidad regional. Sin embargo, encontraron la puerta que los llevó por caminos diferentes de aquellos que tuvieron que regresar o abandonar la Araucanía. Tempranamente aparecen en la Frontera ejerciendo distintos oficios o a cargo de pequeños emprendimientos, distintos a los que los trajo a esta tierra. Lautaro Cánovas, historiador de Lautaro, identificó para esa zona por lo menos una decena que dieron movimiento a la 1 Este artículo forma parte del Proyecto Fondecyt Nº1095052 “Empresarios de la Araucanía, 1900-1920. 82 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 economía local. Entre ellos destacan: el alemán Ernesto Bergh, almacenero; los vascos Eugene Lacroix y Amadeo Iribarren, comerciantes y cantineros; el suizo H. Reinike, y varios más que pusieron en marcha los primeros molinos y negocios de Lautaro 2. Al examinar sus casos, pareciera que fue una buena decisión emplearse en las grandes casas comerciales que ya se habían establecido en la zona. Para esto, tenían la ventaja de dominar un idioma: alemán, italiano o inglés, que les permitía moverse entre quienes empezaban a manejar los hilos de la economía. También podían apelar a una cierta solidaridad de su coterráneos y a la confianza que podían ofrecerles en un mundo en donde todo era desconocido. Otra alternativa fue el comercio. Varios cambiaron la azada y se preocuparon menos de las tierras que les concedió el Estado, para involucrase en negocios de compra y venta que les ayudó a formar un capital inicial con el cual desenvolverse más tarde. Las grandes casas comerciales, que funcionaban en el país desde poco después de la Independencia, instalaron rápidamente agencias en las principales ciudades de la Araucanía. Apenas concluido el proceso de ocupación las compañías Duncan Fox, Gibbs, Grace, y Williamson Balfour designaron agentes que se movían por toda la región atendiendo sus intereses. Ya a fines del XIX Gustavo Verniory destacó la presencia de dos firmas inglesas, Duncan Fox y Cía y Williamson Balfour y Cia, dedicadas ambas a la compra y venta de trigo3. Las dos operaban desde Valparaíso, con fuertes vínculos con Liverpool y conexiones a lo largo de todo el país 4. En 1905 trabajaban en las provincias de Malleco y Cautín ocho agentes de estas grandes casas comerciales que tenían, además, 60 bodegas de frutos del país donde almacenan la producción que luego exportaban fuera de la región o vendían en las mismas ciudades fronterizas 5. 2 L. Cánovas, Historia de la ciudad de Lautaro, Ilustre Municipalidad de Lautaro, Lautaro, 2001, p. 41. 3 G. Verniory. Diez años en Araucanía, 1889-1899, p. 95. 4 R. Couyoumdjian. “El alto comercio de Valparaíso y las grandes casas extranjeras, 1880-1930”, pp. 63-99. Sobre estas empresas. Véase también el artículo de Ricardo Couyoumdjian, “Créditos chilenos, banqueros británicos y Guerra Mundial, 1906-1916” y el libro de Gabriel Salazar, Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile, siglo XIX), pp. 673 y siguientes. 5 A. Prado M. Anuario Prado Martínez, pp. 205-213 y 83-89. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 83 Empresarios muy exitosos partieron como agentes de estas casas comerciales. Carmen Sáenz, viuda de Patricio Phillips, ambos agricultores importantes de la región, recuerda que su abuelo Bernabé se inició trabajando en la firma Williamson Balfour y Cia, casa comercial que a fines del XIX tenía una importante sucursal en Valdivia. Como “vendedor, apunta Carmen Sáez, mi abuelo tenía que viajar por diversas localidades de la zona, lo que le permitió conocerlas al dedillo, echándole el ojo a varios campos” 6. De lo que informa la Guía de 1912, se infiere que habitualmente estos agentes abastecían a pequeños y medianos comerciantes que se encargaban de la comercialización de sus mercaderías. Otros colonos empezaron más modestamente como empleados de comerciantes extranjeros más pequeños que ya estaban en la región a su llegada. El caso de Juan Bautista Lerdón es ilustrativo. Oriundo de Sain Martin d’Arberove (Francia), donde vivió hasta los 19 años, se trasladó a Chile en 1888 para instalarse en Santa Juana, como empleado de la Casa Ibarrat, ubicada en ese tiempo en aquella localidad. Años después, en 1900, optó por la agricultura y el comercio propio, asociado a su hermano Pedro, con quien logró consolidar una excelente posición económica. A comienzos de siglo era propietario, en la zona de Galvarino, de la hacienda Roblería, de 3.250 hectáreas y del fundo Ñilpe, ambas dedicadas a la siembras de trigo y avena y a la crianza de vacunos y ovejunos. En la primera producía 10 diez mil fanegas de trigo anuales y 5 mil de avena; y en la segunda, otras cuatro mil de trigo y tres mil de avena. Dicha producción le permitía incursionar muy exitosamente en el comercio a gran escala, ya sea comprando o vendiendo trigo y avena y otros frutos del país. Casado con chilena, formó una familia que amasó una buena fortuna, fijando su residencia más tarde en Santiago, sin desvincularse de sus negocios en la Frontera7. Uno de sus hijos, Raúl Lerdón, siguió las huellas de su padre. Nacido en Galvarino en 1906, se dedicó desde joven a la agricultura, 6 P. Arancibia y A. Novoa. Una mujer de la Frontera. Carmen Sáenz Terpelle, p. 14. El abuelo Bernabé Saénz había llegado a Chile alrededor de 1880. 7 M. Juan Bautista Lerdon. Galvarino. Papeles del Archivo Familiar de don Alfredo Lerdón Contreras. Agradecemos a don Alfredo Lerdón haber puesto materiales de su archivo familiar a nuestra disposición. 84 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 como empleado de la Sociedad Sáez, Terpelle y Compañía. Sus operaciones permiten conocer las redes que se fueron constituyendo en la región entre los inmigrantes extranjeros y sus descendientes, en diversas operaciones económicas. Inicialmente en la construcción del canal Chufquén para la Sociedad Sáez, Terpelle y Compañía, a la cual se asociaría más tarde Juan Widmer, también colono extranjero y dueño de la hacienda Chufquén. Al dividirse ésta, don Raúl optó por trabajar con don Cristóbal Sáez, hijo de don Bernabé, el fundador de la familia Phillips Saéz, a la cual nos referimos en un párrafo anterior8. Juan Widmer Berthet es otro caso interesante, que tocamos de paso a propósito de la familia Lerdón. De origen suizo, llegó a Chile de 22 años en 1885, recibiendo en su calidad de colono una parcela de 22 hectáreas en Quino, cuya explotación abandonó momentáneamente para atender una hospedería comedor en la que atendía a otros colonos suizos. Superadas las dificultades iniciales, Widmer se asoció a otros inmigrantes y gracias a estos contactos logró unirse a los Sáenz y Terpelle, vínculos que luego se estrecharían por enlaces matrimoniales. Una de las hijas de Widmer se casó con don Alberto Levy, empresario de notable éxito en Traiguén, al tiempo los Saenz se unieron familiarmente a los Terpelle, formando una cadena de relaciones familiares y de negocios. En el caso de estos empresarios extranjeros de Traiguén, se da otra condición que contribuyó al éxito logrado. Varios de ellos optaron por entregarles a sus hijos una sólida educación. Don Cristóbal Sáenz fue médico, la misma profesión que tendría don Víctor Petermann Fressard, otro hijo de inmigrante de la zona de Angol vinculado a faenas agrícolas y ganaderas. Por su parte, don Alberto Levy Widmer, estudió ingeniería en la Universidad de Chile, profesión que fue vital en el éxito de sus actividades empresariales. Entre estos empresarios José Bunster y la Molinera El Globo ocupan un lugar especial. Se trató de una de las empresas más grande de la zona, vinculada a un descendiente de inmigrantes ingleses 8 Noticias proporcionadas por don Alfredo Lerdón Contreras. Entrevista Jorge Pinto, Traiguén, 24 de enero de 2011. Agradecemos al profesor Jorge Riquelme haber hecho los contactos para esta y otras entrevistas utilizadas en este capítulo. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 85 llegados a Chile en la primera mitad del siglo XIX. El fundador de la empresa, José Bunster Bunster, uno de los grandes agricultores, comerciante y banquero de la Frontera, nació en Lampa en 1838, vivió en Valparaíso y se traslada a la zona al promediar el siglo, donde se convirtió en uno de los más importantes hombres de negocios de la región. Uno de sus hijos fundó la Compañía Molinera El Globo- en 1905 -para aprovechar las excelentes condiciones que ofrecía la actividad cerealera de la región. Diez años después de su fundación había trasladado su gerencia a Concepción, manteniendo molinos en Traiguén, Angol, Collipulli, Renaico, Nueva Imperial, Penco, Mulchén y Talcahuano. En todos estos se molía trigo de primera calidad, con el cual se fabricaban harinas superfinas que se consumían en todo el país. Al igual que las agencias de las casas comerciales, tenía oficinas en Trigal, Los Sauces, Los Angeles, Victoria, Lautaro, Temuco, Púa, Perquenco, Curacautín, Chol-Chol, Carahue y Osorno, a través de las cuales compraba cereales a pequeños y medianos productores9. Su práctica habitual era la compra en verde, con lo cual dejaba comprometido a sus abastecedores. Recurría de preferencia a pequeños y medianos productores, siempre necesitados de recursos para satisfacer las necesidades familiares. Generalmente adelantaba dinero en efectivo o semillas que los deudores debían pagar en trigo 10, estableciendo círculos de los cuales no podían escapar. A veces se valía de intermediarios que recorrían los campos y acumulaban producción que luego entregaban a las oficinas de la Compañía. Entre 1910 y 1913 detectamos a uno de estos comerciantes, José Sofanor Lagos, cuya presencia en los campos de la provincia de Cautín demuestra que recurría tanto a colonos como a mapuches para acumular excedentes, los cuales vendía luego a los molinos locales, entre los cuales figuran los de la Compañía El Globo. En su caso, se trataba de operaciones de poco monto, lo que hace presumir que no tenía demasiados recursos o que evitaba los riesgos del crédito 11. Otros, en cambio, operaban a mayor escala. El mismo año 13, la firma de Temuco Rodríguez 9 E. Jara Morales. Corona fúnebre a don José Bunster. Véase también Comité Centenario de Traiguén. Primer centenario de Traiguén, 1878-1978, pp. 68-69. 10 Operaciones de este tipo correspondientes a 1913, ARA, APJCT, UC, 129. 11 ARA, APJCT, UC 85 y 128; ARA, APJCT, UC, 138. 86 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Hermanos recibió dineros de esta compañía a cambio de trigos que debía entregar al término de la cosecha. En este caso, se trató de transacciones más altas que hacen presumir que involucraba a productores medianos o grandes, cuyos compromisos quedaban registrados en pagarés que se cubrían con el trigo pagado por anticipado. Muchas veces estas operaciones terminaban en deudas impagas, que obligaban a la compañía a acudir a otros comerciantes para presionar al deudor original, ampliando las redes que la empresa debía poner en movimiento para salvaguardar sus intereses 12. Se trataba de una economía aparentemente simple, pero compleja desde el punto de vista de todos los intereses que estaban en juego. En efecto, la trama de comprometidos en las operaciones cuyo punto de partida era la demanda de trigos de la Compañía El Globo, envolvía a las tres economías que subsistían en la región. En primer lugar, a grandes propietarios y comerciantes de los centros urbanos que entraban en directa relación con la compañía como recolectores del trigo o cereales; en segundo lugar, a los colonos extranjeros y ocupantes nacionales que dieron forma una economía campesina que generaba algunos excedentes; y, por último, a la economía indígena que también aportó a la producción de harinas. En general, esta fue la tónica de la economía regional, los agentes que se movían en su interior lograron articularla, evitando que las diferencias que existían entre ellas se convirtieran en un obstáculo que frenara el crecimiento. Todos los conflictos sociales que se desataron con la llegada del Estado pasaron más inadvertidos en el campo de la economía por esta articulación tan exitosa que se produjo, aunque los intereses de las grandes compañías y los grandes propietarios siempre prevalecieron por sobre los de los medianos y pequeños productores. En esta compleja red de conexiones los beneficios circularon casi siempre en una sola dirección. La proliferación de los molinos estimuló otro tipo de emprendimientos vinculados a la industria alimenticia, que fueron escasos, pero en los que también se involucraron algunos colonos extranjeros. Uno de estos fue la fábrica de fideos de propiedad de E. 12 Compañía Molinera el Globo con Rodríguez Hnos. Reconocimiento de firma, 30 de junio de 1913. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 87 A. Carmine, de descendencia italiana, que combinó la molienda de trigo con la fabricación de fideos. Ese año procesaba más de 500 quintales diarios, fabricando alrededor de 70 tipos fideos. Ubicada en General Cruz esquina Andrés Bello, utilizaba motores eléctricos y a vapor, empleado estos últimos para la calefacción automática de los secadores. Un visitante de la fábrica declaró que su éxito se basaba en la organización y la habilidad de las manos de los trabajadores 13. En otro ámbito, colonos europeos o sus descendientes incursionaron en otro tipo de actividades empresariales. En este plano, una de las más importante fue la Compañía General de Electricidad de Temuco, cuyo orígenes se remontan a 1902, gracias a la gestión de dos empresarios locales: Menzel y Fonk. Traspasada a nuevos dueños en 1905 y fijado su domicilio en Santiago, Menzel y Fonk fueron pioneros en este rubro. Hasta 1905 operó con una sola turbina, a la que incorporó una segunda en 1906 y una tercera en 1907. Más tarde, el progreso de Temuco exigió nuevas inversiones. Hacia 1919 funcionaba con siete turbinas y tres canales que transportaban el agua que las ponían en movimiento. En 1918 inició el servicio de tranvías eléctricos, para lo cual contó con el apoyo financiero de los propios vecinos de las calles por donde circulaban, especialmente de los de la Avenida Alemania, donde tuvieron que practicarse ensanches de calles para dar paso a estos precoces signos de modernidad. La mayoría de sus consumidores eran accionistas; en Temuco se calculaba en 10 mil el número de acciones distribuidas entre aquellos, que al precio de $ 126, hacen un capital de más de un millón de pesos14. Las compañías eléctricas prosperaron en toda la región y en todas ellas fueron esfuerzos locales los que dieron el primer impulso. En Carahue, su origen estuvo vinculado a un gasómetro de propiedad de don Enrique Thiers Püschel, productor de gas acetileno de su industria molinera y casa habitación, con el que a poco andar atendió a su vecino y compadre, don Eudocio Díaz. Como el gasómetro en cuestión tenía más capacidad que el uso que se le daba, Thiers 13 Guía General, Comercial e Industrial de la Provincia de Cautín, 1919, ya citada, pp. 237-239. 14 La cifra corresponde a 1919. Guía General Comercial, Industrial y Agrícola de la Provincia de Cautín, año 1919, p. 224. 88 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 propuso a la Municipalidad ampliar el servicio a la plaza y calle principal. Poco después, en 1912, don Felipe Alehui con un pequeño motor a vapor de 4 H. P., iniciaba la era de la electricidad propiamente tal en Carahue y en 1916, don Manuel Fernández, con un locomóvil de 8 H.P, ampliaba la red de alumbrado público y particular a lo que entonces era la parte central y comercial de la ciudad. En 1920 se dio otro paso, en tanto se forma la sociedad entre don Eduardo Thiers Neumann, abogado, y don Adalberto Thiers Konrad, técnico eléctrico, quienes compraron su maquinaria a los señores Alehuí y Fernández y la trasladaron a una propiedad de don Enrique Thiers Püschel, tío y padre de los socios en cuestión. Así, ampliaron el servicio a toda la población, mejorándolo técnicamente. En 1926 don Enrique Thiers compró a la Sociedad la planta eléctrica, incorporando como fuerza motriz dos motores de combustión interna marca Stockport de fabricación inglesa, gran novedad en aquella época, que movían tres generadores de corriente continua de 440 voltios. Ya en aquellos días se entregaba servicio toda la noche 15. En el ámbito de las actividades madereras, descendientes de colonos extranjeros también jugaron un rol muy importante en los albores del siglo XX. Tal vez el caso más notable fue el de la Compañía de Maderas Malvoa. De acuerdo a las noticias que proporciona Leonardo Mazzei, la Compañía fue fundada por un grupo de comerciantes de la localidad de Malvoa y de Concepción. Entre los primeros destacaban Marcial Recart, dueño del 24,6 % de las acciones y Pedro Laporte, con el 9 %; entre los segundos, Emilio Grant, con el 5,6 % y Oscar Spoerer y Plácido Carmona, con el 4,0 %. Mazzei agrega que el propósito de la Compañía era “la explotación del establecimiento de elaboración de maderas y del molino de cilindros ubicados en la estación de Malvoa, departamento de Rere, que pertenecía al empresariado Marcial Recart y que la sociedad compró en 150 mil pesos”. Lamentablemente, años más tarde la empresa trasladó sus oficinas centrales a Santiago, desde sonde manejó los negocios que conservó en la región 16. Salvo esta, en las primeras 15 J. Pinto y otros. Historia de Carahue. Existe versión no impresa en Municipalidad de Carahue, 1998. 16 L. Mazzei de Grazia, “Empresarios manufactureros y desarrollo industrial de Concepción (1880-1920)”. En Boletín de la Academia Chilena de la Historia, EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 89 décadas del siglo XX no hubo ninguna otra industria maderera que destacara en la región17. Originalmente se denominó Compañía Explotadora Malvoa, nombre que cambió más tarde al de Compañía de Maderas Malvoa, con el que aparece operando profusamente en la región durante los primeros 30 años del siglo pasado. Como su nombre indica, sus actividades estaban exclusivamente vinculadas a la actividad maderera. Aunque disponía de terrenos propios donde plantaba árboles para su posterior procesamiento, la mayor parte de la materia prima la obtenía de aserraderos que se comprometían a entregarle su producción. Al igual que la Compañía El Globo, habitualmente adelantaba dineros o entregaba bancos o maquinarias para la explotación del bosque, con el compromiso de entregarle más tarde su producción. También tenía agentes en casi todas las ciudades y poblados de la Araucanía, a través de los cuales contactaba a los productores locales. Hacia 1920 se había convertido en una Sociedad Anónima con un capital de 5 millones de pesos. Por esa fecha tenía oficinas principales en Santiago, Valparaíso y Concepción y en la región en Malvoa, Los Ángeles, Concepción, Lautaro y Temuco. Explotaba 10 aserraderos, disponía de 48 vagones propios que transitaban por las líneas del Estado y se había especializado en la fabricación de puertas y ventanas que producía en sus barracas de Concepción, Malvoa, Los Angeles, Temuco y Freire. En estas producía también cajones, molduras, listones y mangos de escoba. Su director gerente era don Horacio Recart, hijo del fundador, quien estuvo a la cabeza de esta actividad durante toda la década del 20. De forma más modesta, otros inmigrantes oficiaron de artesanos mueblistas, aprovechando conocimientos que traían de sus lugares de origen. Más adelante nos referiremos al colono suizo Alfredo Dufey, al que podríamos agregar el del colono alemán Hugo Czach que en 1909 tenía una fábrica de sillas en Temuco, en la Año LXXVII, N1 119, Santiago, 2010, pp. 111-148. Las referencias en pp. 138139. Sobre esta Compañía véase también Gabriel Salazar, Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile, siglo XIX), Editorial Sudamericana, Santiago, 2009, p. 637. 17 G. Salazar en Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile, siglo XIX), p. 636, identifica 21 fábricas de madera y muebles importantes entre 1844 y 1914, de las cuales solo la de Recart estaba ubicada en la Araucanía. 90 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 esquina de Varas con Carrera, en la cual fabricaba todo el mobiliario que se requería en el hogar, junto urnas mortuorias. Vendía, además, sierras y materiales requeridos por quienes se dedicaban a la carpintería, combinando el trabajo propio de la mueblería con el comercio18. Otro emprendimiento asociado a la industria artesanal fue el que inició en Victoria, Fernando Reske, marino alemán que participó en la Primera Guerra Mundial y que se instaló más tarde en esta ciudad. En 1936 instaló una Fábrica de Zuecas, que más tarde transformó en Calzados Reske, cuyos productos se distribuyen por toda la región y algunas ciudades de Chile. En este caso, satisfacer una demanda local fue el punto de partida de una pequeña empresa que creció con el tiempo19. El comercio fue otra alternativa que escogieron algunos colonos extranjeros para labrarse una fortuna que no tuvieron en sus lugares de origen. Uno de los casos más interesante es el de don Pedro Mainguyague, colono francés que llegó a Temuco en 1890 para incursionar en diferentes negocios, con audacia y especulando con el crédito. Fue esa actitud y no la cautela lo que le permitió desenvolverse con bastante éxito en la compleja economía que funcionaba en la Araucanía. A poco de llegar, Mainguyague instaló un negocio de abarrotes y artículos de tienda que llamó La Estrella, que convirtió también en depósito de compra y venta de trigo, lingue y frutos del país20. Parece haber sido el punto de partida de su exitosa carrera como comerciante; sin embargo, la enorme cantidad de juicios en que se vio envuelto por cobros de pesos hacen presumir que el negocio del préstamo de dinero o adelantos en mercancías con cargo a las cosechas de medianos y pequeños propietarios, contribuyó de manera significativa a consolidar su fortuna. En este tipo de operaciones aparece ya en 1892. Ese año prestaba dinero bajo la firma comercial 18 Extraído de avisaje de prensa incluido en Asociación de Madereros de Temuco, 15 de octubre de 2010, página www. huellasdetemuco.blogspot.com.2010/07. 19 T. Bustamante, Victoria, eje central en la Araucanía, Sociedad Periodística Las Noticias Ltda.., Victoria, 2000, p. 404. 20 Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, p. 1103 y Juicio entre Pedro Mainguyague y Rosa Ñañallao, Cobro de Pesos, Temuco, 8 de marzo de 1913. ARA, APJCT, UC, 129. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 91 Mainguyague Hermanos, que después figura como Mainguyague y Acherito, valiéndose de pagarés especialmente confeccionados para este propósito, o simplemente de vales que redactaba a mano y que consignaban la cifra prestada, el medio de pago y las firmas de los deudores y de un par de testigos conseguidos por este comerciante 21. En 1895 puso término a la sociedad con Esteban Acherito. Ambos eran comerciantes con tiendas instaladas en Temuco. Mainguyague era propietario del ya mencionado almacén “La Estrella”, ubicado en Andrés Bello esquina Arturo Prat, denominado en la sociedad “negocio grande”; mientras Acherito tenía “un negocio chico”, contiguo al anterior, que asoció a “La Estrella”. Al disolverse la sociedad, cada uno quedó dueño de la tienda que poseía, dedicándose separadamente al comercio 22. A partir de ese momento, Mainguyague figura solo en todos sus negocios. Las fuentes lo muestran como un hombre que especulaba con el crédito, particularmente con mapuches que llegaban hasta su negocio en busca de recursos antes de las cosechas. Eran préstamos relativamente bajos, de cien o doscientos pesos, pero que sumados al término del año hacían gruesas sumas de dinero. Por este procedimiento obtenía trigos y otros productos a muy bajo precio, por debajo de los que se pagaban en el mercado, que después vendía a precios reales. Es difícil calcular sus utilidades, pero la frecuencia con que los hacía hace presumir que debieron ser muy rentables para él. Aunque en Temuco funcionaban seis casas de préstamos y en cada pueblo de la región existían dos o tres, “La Estrella” debió ser una más, manejada con la habilidad de un especulador que conocía bien el negocio23. 21 Cobro de Pesos. Pedro Mainguyague con José del Carmen Cifuentes, octubre de 1892, ARA, APJCT, UC, 14 y Cobro de Pesos. Pedro Mainguyague con Vicente Contreras, 27 de marzo de 1894. ARA, APJCT, UC, 11. 22 Disolución de Sociedad. Pedro Mainguyague y Esteban Acherito. Este documento se encuentra en una carpeta titulada Causa Civil, Cobro de Pesos, Pedro Mainguyague con Juan Trecaman, ARA, APJCT, UC, 25. 23 En ARA, APJCT, hay diferentes expedientes por Cobro de Pesos que sustentan estas apreciaciones. Hemos revisado alrededor de 100 Unidades de Conservación entre 1900 y 1915 en las cuales Mainguyague aparece con una regularidad sorprendente. 92 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Mainguyague recuerda a los viejos conchavadores que articulaban la economía indígena con la economía capitalista, cuando ya el espacio fronterizo empezaba a desaparecer. Una parte importante de sus clientes eran mapuches, todos pequeños propietarios o miembros de comunidades, que le garantizaban anualmente unas 20, 30 ó 50 fanegas de trigo cada uno. Con el monto que reunía podía transar con los molinos locales o agentes de las grandes compañías sin más esfuerzo que esperar las pequeñas remesas que le llegaban de sus deudores. Aquellas compañías también anticipaban recursos con cargo a las cosecha, pero, en el caso de Mainguyague no intervenía ningún agente o intermediario; por lo tanto, todas las utilidades pasaban directamente a sus manos. En ninguna Guía de la época aparece como propietario agrícola, como tampoco en los juicios revisados reclamó propiedades. La tierra no le interesó, pues su ocupación fueron los negocios montados sobre la audacia y especulación. En 1913 incursionó en una operación mayor. Ese año formó una Sociedad Comercial Colectiva con Arturo L. de Guevara y Emilio Goyeneche para explotar por tres años “La Feria Agrícola de Temuco”, cuyo capital inicial fue de $120.000, $40 mil de los cuales aportó Mainguyague, $10 mil Goyeneche y $51.559,10 Guevara, este último producto de las existencias y enseres de la Feria, que originalmente pertenecían a él. El saldo para llegar a los $120 mil ($18.440,90), correspondían al capital y derecho de funcionamiento de la Feria. La Feria se dedicaba a la compra y venta de ganado, negocio que Mainguyague conoció en los tratos directos que tenía con sus deudores, dueños de uno o dos animales que a veces tenían que vender para cubrir sus gastos. Su aporte de $40 mil pesos en 1913 demuestra que disponía de un capital no despreciable que amasó en torno a “La Estrella”, vendiendo mercaderías y prestando dinero a cuenta de futuras cosechas. En 1919 vuelve a aparecer en el negocio de venta de animales, esta vez formando la Sociedad Mainguyague y Jacques, a cargo de la Feria de Victoria; sin embargo, el apellido Mainguyague no se perpetuó en la Araucanía. Desconocemos qué ocurrió finalmente con EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 93 este comerciante vasco-francés que llegó a la Frontera en 1890 y que luego desapareció cuando los juicios dejaron de hablar de él. Otro empresario de origen extranjero que se inició en el comercio fue don Juan Schleyer, inmigrante alemán nacido en Hamburgo en 1840 y residente en Chile desde 1878. De acuerdo a las noticias que tenemos de él, se instaló primero en Chillán, donde instaló almacén, una fábrica de cerveza y una viña que le permitía fabricar mostos que se vendían en la zona. Hacia 1884 remató en Santiago ocho fundos ubicados entre Freire y Carahue a precios muy bajos, y a los cuales se trasladó al poco tiempo, dejando en Chillán a un hermano a cargo de sus negocios. Fue uno de los fundadores de Freire, activo impulsor del trazado ferroviario al sur de Temuco, hombre público y empresario de múltiples actividades. Inicialmente puso una fábrica de madera, luego se dedicó a la crianza de caballos y ganado vacuno. Más tarde incursionó en la lechería, fabricación de quesos y mantequillas. Ya en 1912 figuraba a cargo de la Compañía Juan Schleyer y Cia, con fábrica y elaboración de maderas y cajonería, propiedad de fundos, explotación agrícola y crianza de animales finos y razas lecheras24. Diez años más tarde, seguía registrándose como propietario de aserraderos y una fábrica destinada a la elaboración de maderas en Freire, dueño de cinco fundos, uno en Freire, otro en Villarrica, dos en Ranquilco y un quinto en Puerto Saavedra y propietario de un criadero de animales finos y razas lecheras de la mejor calidad25. Entre 1919 y 1921 fue el primer alcalde de la comuna y a su muerte, ocurrida en 1925, quedó su hijo Carlos a cargo de la empresa familiar. Éste siguió la línea del padre, actuando en los negocios y la política, tal como su nieto Oscar, reconocido empresario de Villarrica, regidor, alcalde de la comuna, intendente de Cautín y diputado en la década del setenta. La combinación de diversos negocios (comercio, agricultura, actividad forestal y ganadería) con la política y una evidente tendencia a modernizar sus actividades económicas, le dieron muy buenos resultados 26. Más recientemente, 24 Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno, 1912-1913, p.1132. A. Márquez. Libro Internacional Sud-Americano, p. 684. 26 J. Morales Rodríguez. Fundación de Freire. Véase también la breve nota preparada por Marco A. Reyes Coca, “Vino ‘Los Coligües’: Juan Schleyer B”, 25 94 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 descendientes de los Schleyer se unieron a una de las empresas lácteas más importante del país y del mundo, SURLAT, prologando una actividad que se iniciará a comienzos del siglo XX 27. El caso de esta familia fue, de todas maneras, poco corriente en la región. Rolando Fellmer, nacido en el seno de una familia de colonos alemanes, también partió como representante de una gran empresa, Saavedra Benard, para instalar luego en Victoria la tienda El Coligüe y convertirse más tarde en el primer distribuidor de Copec, en 1937, cuando la industria automotriz empezaba a desarrollarse en la región. La empresa quedó siempre en familia, pasando de padres a hijos y manteniéndose hasta fines del siglo XX28. No todos los colonos que incursionaron en el comercio alcanzaron la notoriedad de los casos que ya hemos comentado, aunque en sus respectivas localidades se convirtieron en hombres de fortuna. La mayoría partía en el comercio, para extender luego sus operaciones a otras actividades que se complementaban con la compra y venta de productos. Ilustrativo puede ser el caso de Pablo Ruedi, un floreciente comerciante de Curacautín, allá por los años 30. Ruedi, que se había establecido como firma comercial en 1897, figuraba como dueño del Almacén y Tienda “El Molino”, que vendía géneros, abarrotes, mercería y frutos del país, productos que compraba y vendía al por mayor y menor. Conjuntamente era propietario del molino “Curacautín”, con capacidad para 500 qq. diarios de harina; de la Empresa de Luz Eléctrica que atendía la demanda de la ciudad, de la Hacienda “Curacautín”, con los fundos Río Negro, Río Blanco, Córdoba, Los Alpes, Buenavista, California, La Cascada y El Progreso, además de dos aserraderos en los que procesaba pino araucaria y raulí en dimensiones corrientes y especiales. Trabajaba con los bancos de Chile y la Caja Nacional de Ahorros, habiendo registrado también una marca para el comercio de animales 29. en Diario La Discusión de Chillán, 29 de octubre de 2010 27 Agradezco esta información al profesor Jaime Flores, co-investigador del proyecto Fondecyt “Empresarios de la Araucanía, 1900-1960”. 28 T. Bustamante Molina, Victoria, eje central del Malleco en La Araucanía. Crónicas de más de un siglo, Imprenta “Las Noticias” (El Diario de Victoria), Victoria, 2000, p.p. 244-245. 29 F. Pinto Sepúlveda. El Album-Guía Histórico del Cincuentenario de de Temuco, p. 330. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 95 Como él, numerosos colonos extranjeros que llegaron a la región se volcaron a los negocios y se convirtieron en medianos y grandes comerciantes. El caso de algunos franceses podría servir de ejemplo. A poco de fundarse Temuco, Domingo Saint-Jean y Juan Bautista Ducassou instalaron la Tienda Francesa, en la esquina de Vicuña Mackenna y San Martín, célebre en aquellos años. Junto a ellos aparece Amadeo Collin, dedicado al comercio y a la industria de curtiduría, y Emilio Mococain, propietario del Hotel de France, ubicado frente a la Plaza Recabarren. En las décadas siguientes, la firma Duhart Hermanos, de Lota, abrió filiales en los más importantes pueblos de la Frontera y los hermanos Ignacio, Francisco y Pedro Lataste, instalaron las tiendas “La Confianza” y “La Llapa”. Estos mismos comerciantes pasaron luego al rubro sastrería y compra-venta de frutos del país, asociándose a la firma Duhart. De acuerdo a un documento de 1930, las tiendas y almacenes de dueños franceses ocuparon una larga nómina en el comercio local, incursionando en el ramo de panadería, venta de madera y zapatería 30. Las panaderías llamaron la atención de diferentes colonos. La demanda local era un estímulo que no desaprovecharon. Hacia 1920 el colono alemán Herman Schultz instaló una de las más modernas de la región en Lautaro, con amasadoras eléctricas y tres amplios hornos. Su producción se repartía en la ciudad y sus alrededores a través de un sistema de carros tirados por caballos cuando aún no se generalizaba el uso del automóvil31. Como en el caso de Schultz, los inmigrantes extranjeros colocaron tiendas y negocios que surtían a los vecinos de cuanto necesitaban en casi todas las ciudades que se fundaron en la Frontera32. 30 O. Arellano. “Reseña Histórica de Cautín en el Cincuentenario de Temuco” F. Pinto Sepúlveda. El Album-Guía Histórico del Cincuentenario de Temuco. pp. 185-186. Corrientemente se atribuye esta obra a Oscar Arellano. Arellano preparó los capítulos relativos a la historia de Cautín, pero El Album fue obra de F. Pinto. Sobre estos comerciantes franceses en la Araucanía la tesis de la profesora Susana Fritz Ríos, “Colonos e inmigrantes franceses en la Araucanía: 1880-1930” (Tesis para optar al Grado de Magíster en Ciencias Sociales Aplicadas, Universidad de La Frontera, Temuco, 2010), es muy valiosa. 31 Lautaro Cánovas, Historia de la ciudad de Lautaro, p. 249. 32 Las pistas de estos emprendedores se encuentran en otras historia locales que se han escrito en la Frontera. Véase Víctor Sánchez Aguilera, Angol, la ciudad de los Confines, Imprenta Atenea, Santiago, 1953; Arnoldo Bachmann Kehr, 96 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Si bien varios de los colonos tuvieron éxito en sus emprendimientos, otros terminaron en el más completo fracaso. Cuando faltaba experiencia, orden en el manejo de los negocios y, sobre todo, cuidado en los créditos, la quiebra estaba asegurada. Ilustrativo es el caso de Nicolás Casis, comerciante de Temuco, declarado en quiebra a fines de 1912. Éste dueño de una tienda en la que vendía géneros y todo tipo de ropa, había contraído deudas con casas comerciales de Valparaíso, Concepción y Santiago por un valor de $41.320.2033. Su problema consistía en que había colocado casi toda la mercadería a crédito en deudores de Temuco, Valdivia, Victoria, Loncoche y otros pueblos de la Frontera, que no pagaron las deudas. En su Cuaderno de Créditos aparecen divididas en tres tipos, conforme al siguiente detalle: Luis Gallegos Norambuena, Aner Padilla Zapata, Historia de Galvarino en su primer centenario, 1882-1982, Imprenta Telstar, Temuco, 1982; Teresa Martínez Pérez y otros Cien años entre volcanes y araucarias, Editora Austral, Temuco, 1982 (es la historia de Curacautín); Luis Gallegos Norambuena y Aner Padilla Zapata, Victoria: los inicias de una ciudad, 1881-1900 (Primera Parte), Imprenta Regional, Victoria, 1989; Edgardo Jiménez Beldar, El Violín de Acero. 100 años del viaducto del Malleco, Editora Aníbal Pinto, Concepción, 1990; Alberto Dufey Castro, La Emigración Suiza en la Araucanía (Chile), Ediciones Impresos Regional Ltda., Victoria, 2000; Tránsito Bustamante Molina, Victoria, eje central del Malleco en La Araucanía. Crónicas de más de un siglo, Imprenta “Las Noticias” (El Diario de Victoria), Victoria, 2000; Patricia Obreque Pacheco, Omar Anabalón Anabalón, Ismael Mayorga Carmona, Las tortilleras de Renaico, Editorial Pillán, Temuco, 2000, (Proyecto FONDART, 2000); Tránsito Bustamante Molina, Simientes del Pionero Suizo en la Frontera, Imprenta “Las Noticias” (El Diario de Victoria), Victoria, 2001 (Cuarta edición, la 1ª es de 1984); Gabriel Díaz Morales, Trallenco. La Historia de Traiguén, Sociedad periodística Araucanía S.A., Temuco, 2001; Rodrigo Henríquez Moya y Freddy Sánchez Ibarra,. Ercilla 120. Contamos una historia, soñamos un futuro, Consejo nacional de la Cultura y las Artes (FONDART), Santiago, 2005; Adonis Subiabre Toro, Viaducto del Malleco, Monumento de la Ingeniería Mundial, CIEDES, Santiago, 2008 (Segunda edición, la 1ª es de 2005); Justo Segú Roya, Al calor de casa Enseñat. Sin imprenta ni fecha; Mario Grandón Castro, Imágenes del Bicentenario. Una mirada al pasado de Collipulli, Talleres Gráficos Las Noticias, Victoria, 2010; Rebeca Rozas Rivera, Recopilación Histórica de Collipulli, Texto Mecanografiado, Collipulli, 1979; Julio Contreras Asenjo. La infancia de Pucón, Imprenta Austral, Temuco, 2008; Mauricio Sandoval y Hugo González, Perquenco, tierra de trigo, reyes y santos, 1850-2000; Ediciones Universidad de La Frontera, Temuco, 2010. 33 Cuadernos de créditos de la quiebra de Nicolás Casis, 17 de diciembre de 1912, ARA, APJCT, UC, 127. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 97 Cuadro Nº 1. Tipos de deudas contraídas con Nicolás Casis, Temuco, 1912. Tipos de deuda Sin movimientos en sus cuentas Con escaso movimiento Abiertas pocos días antes de la quiebra Total Monto 16.705.75 4.931.43 12.920.20 34.557.18 Fuente: Cuadernos de créditos de la quiebra de Nicolás Casis. ARA, APJCT, UC. 127 El síndico de quiebra, Enrique Abel, emitió un completo informe sobre esta situación, una vez examinados sus libros de cuentas. A su juicio, tres razones precipitaron la quiebra de Casis. En primer lugar, la incompetencia profesional del fallido, ya “que la existencia de mercaderías es insignificante en relación a sus deudas”; en segundo lugar, haber fiado la suma de $34.557.18 a personas desconocidas para el comercio, sin responsabilidad alguna y, lo que es más grave, en gruesas partidas; y, por último, la mala fe del comerciante, al fiar casi 13 mil pesos cuando ya estaba siendo ejecutado. Casis se defendió argumentando que muchos de sus deudores habían retirado mercaderías por un valor superior al registrado en sus deudas34. Lo mismo ocurrió a Antonio Actino, italiano fallecido en 1913, a los 44 años. Su rubro era el comercio, actividad que ejerció a través de un almacén establecido en la esquina de Barros Arana y Manuel Rodríguez, cerca de la Estación, barrio muy concurrido y nervio de muchas operaciones. Al igual que Arias, su nombre no aparece en ningún pleito o juicio que acredite deudas o cobros por mercaderías fiadas. Soltero y sin hijos, convirtió su negocio en el afán de su vida. A la fecha de su muerte se registraron en su almacén cerca de 22 mil pesos solo en mercaderías, sin considerar su casa y otros bienes. Mantuvo su negocio muy bien surtido de velas, alimentos en 34 Cuadernos de créditos de la quiebra de Nicolás Casis, 17 de diciembre de 1912, ARA, APJCT, UC, 127. 98 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 conservas, frejoles, jabón, ollas, espejos, platos, fuentes de loza, hilo, juguetes, calcetines y todo cuanto se podía encontrar en una especie de bazar que le brindó un buen pasar. Como no tenía herederos dejó sus bienes a la Sociedad Fratellanza Italiana 35. Casis y Actino no fueron los únicos. Otro caso afectó a la Compañía formada por los colonos españoles llegados a la zona: Primo Martínez, Andrés Campos y Camilo Maturana. Ésta estaba constituida para explotar el rubro abarrotes y licores en Quepe, en 1908, con el nombre de “Casa Española”. Dos años más tarde tenía deudas por $12.690.18, contraídas en Temuco, Chillán, Santiago y Valparaíso, que no podían cancelar y que los tenían al borde del colapso. Argumentaron que todos los negocios atravesaban por una crisis de sobra conocida y que Quepe no era una excepción 36. Aquellos que tuvieron éxito prolongaron sus negocios hasta muy avanzado el siglo. Los más conocidos que sobrevinieron en la región se constituyeron en aquella época. Federico Klapp, Massmann Hermanos, Paico y Piana, Juan Alcholado, “La Olleta”, “El Candado” y varios más figuran ya en los años 1912 y 1913. Hacia los años 30 se incorporan otros, entre los cuales figuran los Gudenshawer, del Hotel Pucón; los Frintz ,de la Ferretería del mismo nombre, que se iniciaron en Nueva Imperial para trasladarse más tarde a Temuco, etc. Dos emprendimientos educacionales Dos de los emprendimientos encabezados por extranjeros o descendientes de colonos extranjeros no estuvieron vinculados al mundo de los negocios propiamente tal, sino al ámbito educativo. En ambos casos derivaron de la acción de pastores protestantes que llegaron a la zona para atender a los inmigrantes que profesaban su 35 Antonio Cattino. Relación de Inventario, Temuco, 12 de agosto de 1913. ARA, APJCT, UC, 138. 36 Compañía de Primo Martínez y otros, 12 de enero de 1910, ARA, APJCT, UC, 83. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 99 religión37. Se trata del Colegio La Providencia de Traiguén y de la Escuela El Vergel de Angol38. El Colegio Providencia de Traiguén fue fundado por el pastor Arnoldo Leutwyler en 1893 con el nombre de “Asilo de Huérfanos y Escuela la Provincia”, con el fin de atender a los hijos de los colonos suizos instalados en la región. De acuerdo a información recogida de don Armando Dufey Reyes, la llegada del pastor Leutwyler, hacia el año 1889, fue producto de la visita que hiciera a la zona el pastor Francisco Grin, quien vino a Chile, precisamente, con el fin de interiorizarse del estado en que se encontraban aquellos colonos 39. El pastor Leutwyler obtuvo 80 hectáreas del gobierno en un lugar llamado Tricauco, en las cercanías de Traiguén, donde instaló su asilo y escuela con el propósito “principal de otorgar educación y protección a los niños que habían perdido sus padres”40. Con la ayuda del gobierno suizo, el pastor Leutwyler construyó un edificio escolar e internado, que aún se conserva, y para su continuidad funda en 1897 la Corporación Asilo de Huérfanos y Escuela la Providencia, que poco a poco se fue abriendo a niños de la zona, sin importar su filiación con los colonos suizos. Antes de la llegada del pastor Leutwyler, lo hizo el colono Alfredo Dufey, en 1883, impulsado por Bernardo Philippi, encargado por el gobierno para contratar en Europa colonos que estuviesen dispuestos a venir a Chile. Luego de llegar al país y trasladarse a la Frontera, Dufey, de profesión carpintero, se dedicó a la apicultura e instaló una mueblería en Victoria. De su matrimonio con Elisa Blanc nacieron siete hijos, uno de los cuales, Armando, se haría cargo de la 37 Para una visión más general del tema puede consultarse el trabajo de José Manuel Zavala, “Los colonos y la escuela en la Araucanía: los inmigrantes europeos y el surgimiento de la educación privada laica y protestante en la región de la Araucanía (1187-1915)”. Revista Universum, Nº 23, vol 1, Universidad de Talca, 2008, pp. 268-286. 38 No fueron estos los únicos establecimientos educacionales fundados para atender a los hijos de los colonos extranjeros en la región. Uno de los primeros en fundarse fue la Alianza Francesa de Traiguén, en 1891; luego, se establecieron colegios ingleses y alemanes. 39 Entrevista a don Armando Dufey Reyes, Colegio La Providencia, Tricauco, 24 de enero de 2011. Entrevista Jorge Pinto. 40 “Hogar suizo “La Providencia” en Traiguén, el pilar que sustenta la educación rural en Malleco”. En Intercomuna, Victoria, 24 de enero de 2008. 100 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Escuela en 1949, responsabilidad que más tarde recaería en su hijo Armando Dufey Reyes, actual director41. Una vez terminada la gestión del pastor Leutwyler, que se extendió por casi 40 años, don Pablo Haemmerli se hizo cargo de la Escuela y la dirigió por otros 30 años con el nombre de Hogar Suizo La Providencia. En esos años don Armando Dufei Blanc estudió en la Escuela, antes de pasar por la escuela Normal de Victoria, donde terminó dedicándose a la música. Personalidad importante en el ámbito educacional de la región, donde fundará además una Escuela de Música que actualmente lleva su nombre en Temuco, Armando Dufey Blanc tuvo también una activa participación en la organización de la Ciudad del Niño Juan Antonio Ríos, en 1944, de cuya escuela fue director, hasta que en 1949 decidiera hacerse cargo del Colegio La Providencia. Poco a poco la Escuela se fue abriendo a los demás niños de la zona y fortaleciendo la formación agrícola de estos. A fines de los 40 apenas tenía unos 20 alumnos; hoy atiende a más de 400 en los edificios antiguos y nuevos que se han construido en los últimos años y en 200 hectáreas cultivables que permiten sostener este emprendimiento educacional vinculado a los colonos suizos de la zona de Traiguén. La Escuela El Vergel de Angol inició sus actividades en enero de 1920 en el Fundo El Vergel comprado por la Misión Metodista a Manuel Bunster, a 5 kilómetros de Angol. Uno de sus principales promotores fue el Ingeniero Agrónomo, Máster en Agricultura de la Universidad de Michigan y Doctor en Ciencias por la Universidad del Pacífico de Californa, Dillman Bullock (1878-1971), quien llegó a Chile a comienzos del siglo XX para enseñar agricultura, contratado por la Iglesia Anglicana y, más tarde, en un segundo viaje a Chile, por la Iglesia Metodista, a cuyo amparo se funda la Escuela 42. 41 Entrevista a don Armando Dufey Reyes, Colegio La Providencia, Tricauco, 24 de enero de 2011. La restante información sobre esta Escuela provienen de esta entrevista. Los autores desean expresar sus agradecimientos a don Armando Dufey Reyes por la gentileza de atender sus inquietudes durante la entrevista realizada. 42 P. Alvarez y P. Espinoza, Dillman S. Bullock. El naturalista de la Araucanía, Universidad Austral de Chile, Valdivia, 2001, p. 12. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 101 La primera estadía de Bullock en Chile se inicia en 1902, instalándose en Quepe, donde permanece durante 10 años trabajando para la Iglesia Anglicana y preparando su Tesis de Maestría que presentaría a la Universidad de Michigan. Por segunda vez, llega en 1923 al Fundo El Vergel que, como ya dijimos, había comprado la Iglesia Metodista. En esta institución ofició de Pastor y Director de la Escuela hasta 1946, al margen de una serie de trabajos científicos que desarrolló y expuso en diversas publicaciones que le permitieron incorporarse a la Academia Chilena de Ciencias Naturales, en 192743. En El Vergel, Bullock desplegó todas sus capacidades como investigador y educador. Inicialmente se desempeñaba como profesor; sin embargo, muy pronto tuvo que suceder como Pastor y Director al Reverendo A. F. Zimmermann, cuando éste dejó ambos cargos. Poco a poco el Fundo El Vergel se transformó en una explotación modelo, que incorporó la tecnología y formas de cultivo más avanzadas de la época. En tanto, la Escuela se convirtió un centro al que acudían numerosos niños de la zona, entre ellos varios mapuches, a formarse en el campo de la agricultura. En 1926 El Malleco de Angol informaba que para ingresar se requería cuarto medio de escuela primaria y una edad de 16 a 18 años. Los alumnos debían pagar cinco pesos mensuales, con lo que se cubría la educación y alimentación. Los estudios duraban cuatro años 44. Quienes se educaron en la Escuela recuerdan que Bullock entregaba una formación en la que combinaba los conocimientos, la disciplina y el afecto que transmitía a los alumnos, con la mayoría de los cuales convivía diariamente, pues con su esposa había instalado su hogar en la misma Escuela. Además, armonizaba la enseñanza teórica con la práctica, ya sea en los talleres o en el Fundo, al cual debían acudir los alumnos periódicamente a desempeñar las funciones propias del trabajo agrícola. Uno de ellos recordaba que esta enseñanza le permitió obtener una formación básica que le facilitó los 43 Patricio Alvarez y Pablo Espinoza, Dillman S. Bullock. El naturalista de la Araucanía, p. 20. 44 Citado por P. Alvarez y P. Espinoza, Dillman S. Bullock. El naturalista de la Araucanía, p. 61. 102 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 estudios de Agronomía que siguió más tarde en la Universidad Austral de Valdivia45. La fecunda labor que desarrolló la Escuela permitió graduar a cientos de profesionales que ejercieron en la región, ya sea en predios particulares propios o instituciones fiscales, aplicando los conocimientos aprendidos. Otros se quedaron en la Escuela, enseñando y trabajando en el Fundo. Muchos de ellos formaron su hogar allí, educaron a sus hijos y terminaron trabajando junto a sus padres46. Los emprendimientos de colonos Varios colonos u ocupantes nacionales que llegaron a La Araucanía en los albores del siglo XX también lograron emprendimientos exitosos. Las fuentes consultadas sugieren que la agricultura, la actividad ganadera y maderera, junto con el comercio, fueron el punto de partida de operaciones que les permitieron superar la condición con la que llegaron a la zona. Todo dependió, como en el caso de los emprendedores extranjeros, del orden y cuidado con que actuaron. El caso de don José Angel Arias, de los primeros en llegar a La Frontera, es demostrativo. Don José Angel Arias falleció en Pillanlelbun el 20 de noviembre de 1905, a los 71 años, víctima de una tuberculosis de la que no se pudo recuperar por su avanzada edad. Había nacido en Chillán, hacia 1834 y casado por única vez con Mercedes Sanhueza, con quien tuvo ocho hijos, cuatro de los cuales sobrevivían a la fecha de su muerte. De acuerdo a lo que declaró en su testamento, ninguno de los dos aportó bienes al matrimonio, todos los que llegaron a poseer se lograron en la sociedad conyugal 47. Al fallecer estos sumaban $138.439.69, una cifra no despreciable para la época. Dueño del Fundo Las Mercedes en Pillanlelbun, de un aserradero en el 45 Entrevista a Jorge Daube, Temuco, 22 de noviembre de 2010. Entrevista Jorge Pinto 46 Entrevsiat a don Dillman. Fundo El Vergerl, 15 de enero de 2011. Entrevista Jorge Pinto. 47 Testamento de don José Angel Arias, 13 de diciembre de 1905, ARA, APJCT, UC, 33. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 103 mismo lugar y otro en Quepe, de una apreciable masa ganadera, logró consolidar una posición respetable gracias a su esfuerzo personal. Lo que más llama la atención en su testamento son dos cosas: en primer lugar, en sus cuentas no figuran deudas de ningún tipo y, en segundo lugar, mantuvo el círculo de sus negocios en torno a su propia familia, sin contraer más compromisos que con uno de sus yernos y sus hijos, con quienes trabajó la tierra y sus aserraderos. En el fundo tenía además de su casa, 14 ranchos para inquilinos, con algunos de los cuales hacía siembras a medias bajo su atento control (ver cuadro Nº 2, inventario de los bienes dejados por don José Angel Arias, Pillanlelbun, 1905). Cuadro Nº24. Inventario de los bienes dejados por don José Angel Arias, Pillanlelbun, 1905 (valores en pesos) Bienes Dos máquinas Trilladoras 364 troncos de madera Un aserradero con motor de 8 caballos, un banco con doble sierra, un banco canteador, dos carretillas y dos diablos Una máquina cortadora 750 pulgadas de madera elaborada 33 yuntas de bueyes, más uno individual 34 novillos 25 terneras 32 vacas y vaquillas 3 toros 100 borregos 73 corderos 47 ovejas paridas 213 ovejas mostrencas 19 caballos y potrillos tres arados de fierro cuatro arados de madera dos carretones con baranda, eje de fierro y Valor 1.500. 00 436.80 5.000.00 160.00 135.00 8.550.00 2.380.00 1.235.00 2.750.00 280.00 500.00 315.00 423.00 1.704.00 670.00 45.00 24.00 100.00 104 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 ruedas de rayo un carretón dos ruedas de madera cinco carretones otros bienes menores Una casa habitación de dos pisos de 14 por 14 metros Otra casa de un piso Una bodega Una cocina Un galpón para máquinas Una casa de techo para mayordomo Una casa idem para animales Un galpón para fragua Catorce ranchos para inquilinos Utiles de labranza 20 fanegas de trigo en bodega 81 fanegas de trigo sembradas a medias con 16 personas distintas 29 almudes de arvejas en siembra a medias tres y medio sacos de papas en siembras a medias Una casa equina en Pillanlelbun Una casa central en Pillanlelbun Un aserradero en Quepe (*) 30.000 pulgadas de maderas elaboradas en la Estación de Cajón (*) Otros bienes menores (*) 180 trozos de madera equivalentes a 3.600 pulgadas (*) seis yuntas de bueyes (*) Fundo Las Mercedes TOTAL (**) 40.0 5.00 50.00 75.50 3.000.00 2.000.00 400.00 100.00 100.00 500.00 2.000.00 30.00 200.00 180.00 120.00 ---1.500.00 800.00 16.023.00 5.700.00 523.25 684.00 1.590. 00 107.375.00 165.750.55 (*) En sociedad con Luis Proussing, casado con una de sus hijas. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 105 (**) La no correspondencia de la suma con el valor indicado en el párrafo anterior ($138.439,69) se debe a un error en la fuente y a una rebaja por mermas de $14.647,95. Fuente. ARA, APJCT, UC 32, 13 de diciembre de 1905. En los expedientes judiciales del Archivo del Primer Juzgado Civil de Temuco, no hay una sola causa en la que aparezca José Angel Arias, ya sea por cobro de pesos u otra razón. Fue un hombre que, de no ser por la partición de sus bienes, habría pasado por esta vida sin dejar rastro en los archivos. Sin embargo, amasó una interesante fortuna. Aunque se declaró agricultor, incursionó en la actividad maderera y en la ganadería. Para el caso de la primera, disponía de 39 yuntas de bueyes, animales indispensables para su explotación. En una época en que no existía otra tracción, los bueyes eran un bien muy preciado. Casi todos los aserraderos debían recurrir al arriendo, negocio en el que participaban pequeños agricultores y mapuches que ponían a disposición de los madereros una o dos yuntas en arriendo. Para ambos, aquellos arriendos constituían una forma de ingreso que les ayudaba a sobrevivir. A veces el arriendo se transaba en pesos, otras en productos. En 1905, por ejemplo, un campesino del departamento de Temuco arrendaba una yunta en 10 fanegas de trigo al año48, lo que equivalía a unos 200 pesos anuales. Ese mismo año, el sueldo de un campero era de unos 300 pesos anuales, más una pequeña participación en la siembra. Arrendar una yunta de bueyes en 200 pesos no era, por lo tanto, despreciable. Otro emprendedor exitoso es don Petaín Sandoval Sandoval, nacido en Traiguén en 1916 y aún exitoso empresario de Collipulli. Su caso da cuenta de la ruta seguida por varios ocupantes nacionales que le torcieron la mano al destino. Hijo de trabajadores chilenos que servían en casas de familias de ciertos recursos, el interés por el emprendimiento debió heredarlo de una de sus abuelas, costurera de Los Sauces, que llegó a tener tres máquinas de coser que manipulaban tres trabajadoras cuando la Frontera recién se incorporaba al país. Don Petaín se inició en los negocios como dependiente de una 48 Manuel Cid con don Leonor Parra, Cobro de Pesos, 24 de agosto de 1905, ARA, APJCT, UC, 31. 106 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 panadería del mismo pueblo, en la cual aprendió el oficio de panadero. Más tarde se animó a arrendarla para hacerse cargo personalmente de su marcha. Ordenado en su manejo y con la ayuda de su esposa, sus actividades recuerdan las de José Angel Arias. Tuvo éxito y eso le permitió trasladarse a Collipulli en 1950 para hacerse cargo de la Concesión del Club Social de esa ciudad, más grande y con más proyección que Los Sauces, Collipulli le permitió desarrollarse aún más. Tuvo la concesión del Club durante ocho años, al cabo de los cuales instaló una fuente de soda, especializándose en la fabricación de helados. Más tarde incursionó en el rubro de los supermercados, negocios que aún conserva. Como Arias, este emprender nacional siguió un padrón clásico. Muy ordenado en el manejo de sus negocios, siempre al frente de estos, poco dispuesto a contraer deudas y con pleno apoyo de su grupo familiar, sus emprendimientos crecieron hasta donde era posible, evitando los riesgos innecesarios, sin dejar de ser innovador en varias ocasiones. Él mismo recuerda que se crió en un ambiente tranquilo, de respeto y de abierta colaboración con la comunidad local49. Don José Angel Arias, a diferencia del señor Sandoval, parece no haberse interesado en el comercio, aunque esta fue la actividad en la que se iniciaron numerosos emprendedores nacionales. Estos comerciantes eran el eslabón que conectaba la economía regional con la economía nacional e internacional. Con tiendas, almacenes o bodegas en las principales ciudades de la región, dieron forma a un activo comercio que estimuló la circulación de los productos locales y de los que se importaban desde el exterior. Los primeros llegaron a la región tan pronto finalizó la ocupación. Particularmente hábiles para los negocios, aprovecharon plenamente las favorables condiciones existentes para convertirse en exitosos comerciantes. La ampliación del mercado local, el surgimiento del mercado regional y las conexiones externas de la Frontera, constituyeron el ambiente propicio para que la compra y venta de productos se convirtiera en un excelente mecanismo de 49 Testimonio de don Petaín Sandoval Sandoval. Entrevista Jorge Pinto, Collipulli, 27 de enero de 2011. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 107 enriquecimiento. Los que tuvieron éxito se instalaron en las principales ciudades fronterizas, desde donde operaron como bisagras que conectaban la economía regional con la extraregional. La mayoría se desenvolvía en varios rubros. Hermógenes Muñoz, chileno como Arias, instaló negocio en 1911, en la esquina de Lautaro con Manuel A. Matta, cerca de la Estación de Ferrocarriles, uno de los barrios más aptos para el comercio. En 1912 figura como agente comisionista y propietario de un almacén de abarrotes, panadería y galletería europea. Se dedicaba, además, a la compra y venta, por cuenta propia y ajena, de frutos del país, encargándose, igualmente, de toda clase de comisiones mercantiles. Fabricaba pan, galletas confites con instalaciones modernas, que vendía en su tienda y en otras que distribuían su producción. Trabajaba con el Banco Chile y el Banco Español50. Carlos Riquelme, otro comerciante de Temuco, chileno también, con tienda instalada para la venta al por mayor de mercaderías importadas y del país, extendió su negocio a la venta de propiedades urbanas y rurales, trabajando con cuatro bancos: el Español, Alemán Transatlántico, Chile y Alemania, y de Chile 51. Otros, oficiando de martilleros públicos, incursionaban en la venta de bienes raíces y los préstamos de dinero con respaldo en hipotecas 52. A estos se agregaban aquellos que se dedicaban al rubro abarrotes, provisiones, ferreterías, mercerías y bodegaje. En 1912 se registraron en la región 253 negocios de este tipo, distribuidos en diversos lugares (véase Cuadro Nº 3). 50 Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, p. 1101. Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, p. 1101. 52 Fueron los casos, por ejemplo, de Carlos Frías e Ismael Manríquez, en Temuco, en 1912. Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 19121913, p. 1101. 51 108 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Cuadro Nº 3. Tiendas de abarrotes y bodegas en la Araucanía, 1912 Provincia Malleco Cautín Localidad Angol Los Sauces Collipulli Ercilla Traiguén Quino Quechereguas Quillén Lumaco Victoria Curacautín Púa Selva Oscura Total Temuco Cajón Metrenco Quepe Freire Padre Las Casas Labranza Laureles Poblaciones Ziem y Paredes Quitratue Lautaro Pillanlelbun Lonquimay Nueva ImperialPuerto Saavedra Imperial Carahue Total Abarrotes 7 10 11 10 5 7 6 11 8 1 76 18 12 4 2 1 5 23 6 5 1 10 2 9 98 Bodegas 3 4 7 4 11 4 1 6 40 8 2 4 7 1 12 3 39 EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 109 Fuente: Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, p. 1075-1147. Al igual que los colonos extranjeros que se interesaron en los negocios, los ocupantes nacionales que se sumaron a ellos debieron ser muy cuidadosos en el manejo de los suyos. En caso contrario, los peligros del fracaso tocaban rápidamente sus puertas. Un caso ilustrativo es el del empresario Guillermo Leguas, cuya quiebra ocurrió en 1913. Administrador del Club de Temuco, renunció a su cargo para instalar en su casa el Casino Leguas en el cual esperaba atender a parte de la clientela que acudía al Casino del Club. Sus cuentas le fallaron y cargado de deudas tuvo que declararse en quiebra, acumulando deudas por más de $35.000. Entre las razones que esgrimió para justificar su fracaso señaló “la gran paralización comercial del último año y especialmente la falta de consumo en los bares y restaurantes establecidos en Temuco i además a la imposibilidad de obtener la cancelación de las cuentas de sus consumidores”, cuyo monto alcanzaba la suma de $4 mil 53. Para Leguas la quiebra era la única salida. A diferencia de Arias, su caso y la de los otros comerciantes que hemos mencionado, demuestran que de no controlar el crédito y mantener en orden en los negocios, el fracaso estaba garantizado. La expansión del comercio dio origen a las primeras agrupaciones gremiales. En 1925 se fundó la Cámara de Comercio de Temuco. Poco después, en 1930, se constituyó la Cámara de Comercio Minorista, que contaba a los ocho meses de su fundación con más de 200 socios54. La fundación de la Cámara de Comercio Minorista de Temuco demostró que los pequeños comerciantes habían alcanzado un lugar importante en la sociedad regional. Es probable que este tipo negocios fuera el que más proliferó en la región, sobre todo en los primeros años del siglo XX. De acuerdo a información recogida en las primeras Guías Comerciales de la época, el número de pequeños 53 Varios acreedores con Guillermo Leguas. Quiebra, 7 de marzo de 1913, ARA, APJCT, UC, 130. 54 F. Pinto, El Album-Guía Histórico del Cincuentenario de Temuco, pp. 222223. 110 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 negocios era muy alto. En 1905 se registraron 2.336 comerciantes, industriales y profesionales, de los cuales alrededor del 70% eran pequeños comerciantes. Esta cifra subió a 2.633 en 1912, manteniéndose la misma proporción de los pequeños negocios 55. Los emprendedores mapuches Con relación a los mapuches habría que señalar que no todos sufrieron los efectos de la ocupación de su territorio de la misma manera. De acuerdo a los datos proporcionados por los censos de 1907, 1920 y 1930, su población habría aumentado, tal como ha quedado demostrado en otros trabajos 56. Una parte importante de esta población experimentó un grave empobrecimiento debido a política reduccional que los dejó con pocas y malas tierras. Atrapados por circunstancias distintas a las que habían vivido hasta entonces, apenas pudieron sobrevivir en la región. De todas maneras, su crecimiento hasta 1930 sugiere la idea que la expansión económica que se observa en la región, les permitió permanecer en la Araucanía antes de iniciar el éxodo que se produjo a partir de los años 40 ó 50. A nuestro juicio, en estos años se formaron tres grupos distintos al interior de la sociedad mapuche. En primer lugar, existió una gran mayoría que se empobreció, cuyo destino dependía del cultivo de unas pocas hectáreas, la crianza de algunos animales y la posibilidad de trabajar como mano de obra asalariada o en mediería en los grandes fundos de la región. En los juicios que se conservan en el Archivo Regional de la Araucanía aparecen a cada momento reclamando pagos, exigiendo el cumplimiento de algunos compromisos o intentando prorrogar sus deudas cuando las malas cosechas o los imponderables de la vida les impedía cubrirlas. Un caso puede ejemplificar la situación de estos comuneros como es el de Juan y Antonio Mateo, indígenas de Colico, quienes solicitaron a sus acreedores, en 1910, un convenio para aplazar el pago de sus deudas. En total debían unos $750 a distintas personas, entre ellos otros 55 A. Prado, Anuario Prado Martínez y Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913. 56 J. Pinto, La población de la Araucanía en el siglo XX, Ediciones Universidad de La Frontera, Temuco, 2009, p. 106. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 111 mapuches, a quienes habían acudido en busca de ayuda. Casi todas sus deudas debían pagarse en trigo. Sus bienes eran escasos, una yunta de bueyes valorada en $300, un caballo que costaba $50 y cinco cuadras que tenían en barbecho. Eran dueños, además, de 77 hectáreas de terrenos en unión de otras nueve familias, que no se podían enajenar, gravar ni dar en parte de pago. Las malas cosechas y la numerosa familia que debían sostener los habrían llevado a esa situación. Los solicitantes agregaron ser padre e hijo, que “vivimos en una misma ruca i tenemos que sustentar en conjunto doce personas que son las que componen nuestra familia”57. Muchos de estos mapuches entraron en conflictos con otras familias mapuches, en pleitos que se desenvolvieron bajo circunstancias muy complejas. Esta etapa corresponde al momento en que las leyes del Estado se superponen a las de la tradición indígena y eso los complicó enormemente. Los propios jueces lo reconocieron en varias oportunidades, solicitando actuar con amplitud de criterio frente a situaciones de este tipo. Un caso interesante es el de María Paneipil, viuda del cacique Miguel Nahuelhual, fallecido en 1891. Al solicitar años más tarde la posesión efectiva para resolver problemas de herencia conforme a la legislación chilena, esta le fue objetada pues se había casado según su costumbre, por “ritos” no reconocidos por el Estado. El Protector de Indígenas recomendó en esa oportunidad, como chilenos que eran, respetar sus costumbres, recomendando conceder la posesión efectiva. El problema era que ya estábamos en 1913, es decir, más de 20 años después de la muerte del cacique 58. En este caso no se trataba de mapuches pobres; sin embargo, los trámites y las demoras terminaron generando conflictos al interior de la familia que dañaron sus relaciones59. Como hemos dicho, la lucha de los mapuches empobrecidos se limitaba a recuperar animales secuestrados o robados, a exigir el pago de sus trigos o salarios y a pedir prórroga en el pago de sus 57 Juan y Antonio Mateo, Proposición de Convenio, Temuco, 15 de marzo de 1910. ARA, APJCT, UC, 85. 58 José Miguel Nahuelhual, Posesión Efectiva, Temuco, 13 de junio de 1913. ARA, APJCT, UC, 136. 59 Protector de Indígena por María Peneipil y otros con José del Rosario Muñoz, Nombramiento de Partidor, Temuco, 19 de abril de 1913. ARA, APJCT, UC, 132. 112 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 deudas, hechas mediante transacciones con los comerciantes que llegaban hasta ellos en busca de los excedentes de su producción. Eran pequeños productores que se desenvolvían bajo circunstancias muy adversas y que empezaron a acumular pobreza en las zonas rurales de la Araucanía. Fue el sector más castigado por la ocupación de su territorio impulsada por el Estado. El segundo grupo estaba formado por unos cuantos profesores y jóvenes mapuches que a través de la educación lograron insertarse a la nueva sociedad que emergió en la Araucanía. Este grupo, en el que destacan Manuel Manquilef, Manuel Neculmán, Onofre Colima, Luis Alberto Neculmán y Manuel Aburto Panguilef, entre otros, asumió el liderazgo de las primeras organizaciones mapuches y la defensa de los intereses de las comunidades. Articulados al sistema por la educación, el tono de la protesta fue más bien discursivo, tratando de aprovechar todas las oportunidades que ofrecía el Estado para lograr los objetivos que se propusieron cuando encabezaron la defensa de la raza, como lo especificaba la Sociedad Caupolicán, una de las primeras organizaciones mapuches. Todos provenían del ámbito rural, conocían la realidad de las comunidades y levantaron su voz para protestar por los abusos que se cometían y el estado de miseria que afectaba a la gran mayoría de sus hermanos. Sin embargo, los logros fueron menores, generándose al fin de este período algunos conflictos internos que distanció a varios dirigentes de esta primera generación60. El tercer grupo estuvo formado por otra minoría que logró conectarse a los circuitos económicos que empezaron a operar en la región con cierto éxito. En este grupo hay una amplia gama que va desde los pequeños productores de las comunidades, que aprovecharon las circunstancias para negociar beneficiosamente con otros comuneros o campesinos locales e intermediarios de las casas comerciales de las ciudades y pueblos, que llegaban hasta la zonas rurales en busca de producción; hasta medianos comerciantes que se desenvolvieron exitosamente. 60 R. Foerster y S. Montecino. Organización, líderes y contiendas mapuches (1900-1970). EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 113 En el primer caso, aquellos que operaban en sus propias comunidades o en los poblados vecinos a estas, el monto de las operaciones eran menores, aunque suficientes para escapar de la miseria. En los otros casos, se trató de pequeños empresarios que empezaron a conformar una elite económica que, según Foerster y Montecino, desplazará a los intelectuales mapuches de las primeras décadas en el liderazgo de las organizaciones mapuches, hecho que ocurrirá a partir de los años 3061. Ya en 1905 figuran siete mapuches entre los grandes propietarios de la región: Antonio Neculmán, Suc. Huenchecán, Ignacio Levicura, Cacique Huaiquil, Cacique Huileman, Antonio Nahuelcura y Domingo Marivil. Aunque se trata de una lista de cerca de 300 propietarios, estos mapuches lograron conservar tierras en mayor cantidad62. Años más tarde, en 1910, Jorge Hernández, comerciante con local instalado frente a la Plaza Aníbal Pinto, figuraba entre los más influyentes de Temuco. Fue uno de los fundadores de la Sociedad Caupolicán Defensora de La Araucanía e impulsor del proyecto de instalar un monumento a Caupolicán en homenaje al pueblo mapuche. Aunque no es muy claro, Hernández parece haber sido descendiente de mapuches, en cuyo nombre escribió al Presidente Pedro Montt en favor del monumento y defensa de la raza araucana 63. En 1913, Pedro Cayupi y Juan Nahuelhual operaban como comerciantes e intermediarios entre la Compañía Molinera California de Chile y productores locales, de quienes obtenían trigo para entregar al Molino64. Ese mismo año se declaró comerciante Juan Catrileo, instalado en Temuco donde atendía un pequeño negocio 65. Más interesante todavía es el caso de Manuel Neculmán, comerciante 61 R. Foerster y S. Montecino. Organización, líderes y contiendas mapuches (1900-1970). 62 A.Prado. Anuario Prado Martínez y Veritas comercial chileno 1912-1913, pp. 205-213. 63 M. Cárdenas. “La Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía”. Cárdenas cita una carta enviada por Hernández al Presidente Montt publicada por La Epoca, de Temuco, viernes 17 de junio de 1910. 64 Autorización para gravar. Carlos Quiroz, 12 de febrero de 1913, ARA, APJCT, UC, 130. 65 Cobro de Pesos. Arturo Frautzer con Juan Catrileo, 15 de mayo de 1913, ARA, APJCT, UC, 134. 114 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 de Metrenco. En 1913, animado por el éxito de sus negocios, formó compañía con Francisco Bellot, comerciante de Quepe. A pesar que la sociedad no prosperó y terminó en un juicio con mutuas acusaciones, Bellot sospechaba que Neculmán tenía cuentas corrientes en distintos bancos de Temuco, razón por la cual solicitó la intervención de estas. De haberlas tenido, Neculmán era más que un pequeño comerciante66. Otro caso interesante es el de Venancio Coñuepán, miembro de un antiguo linaje de relevante participación en las relaciones huinca-mapuches desde los tiempos coloniales. A fines de la década del 20, Coñuepán figura como empleado de la empresa Ford, recién instalada en Temuco, donde inició una carrera que lo llevaría más tarde al Ministerio de Tierras y Colonización, en tiempos del Gobierno de Ibáñez. En otros procesos la presencia de mapuches en juicios por cobros de pesos es reiterada, aunque en casi todos los casos se declararan agricultores que reciben dineros o mercaderías de comerciantes de distintos lugares a cambio de trigo que deben entregar una vez terminada la cosecha. El crédito salvaba a muchos pequeños y medianos productores, incluida la población mapuche, pero, a la vez, era el punto de partida de zozobras de las cuales no se salía fácilmente. Las quiebras por deudas y los cobros de pesos, como ya hemos dicho, dieron origen a innumerables procesos que a veces concluían con el remate de algunos bienes del deudor. En otros casos, créditos no cubiertos arrastraban a la quiebra a comerciantes o pequeños productores. Los casos abundan y a modo de ejemplo vamos a citar algunos. Uno de estos afectó al indígena Juan Curiquel, agricultor del Departamento de Temuco. En 1910 declaró bienes por $1.300 y deudas por $1.138, que comprometían casi todo su patrimonio 67. El origen de estas eran mercaderías y dinero solicitado a distintos prestamistas de Temuco, a quienes se había comprometido a cancelar en trigo. Según declaró en el juicio, la causa del mal estado de sus 66 Disolución de Sociedad. Francisco Bellot y Manuel Neculmán, 15 de marzo de 1913, ARA, APJCT, UC, 134. 67 Juan Curiquel, Solicitud de prórroga de deuda, 14 de marzo de 1910. ARA, APJCT, UC, 85. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 115 negocios fue un incendio que le quemó su casa y el trigo que tenía en la hera, ocurrido en 1907. En 1930 El Diario Austral de Temuco señalaba que la falta de un crédito justo era uno de los grandes frenos de la economía regional. Los comerciantes de productos agrícolas, decía el diario, entregan los anticipos en los meses que preceden a la cosecha, con prenda agraria de los cereales y, verificados estos, se hacen los ajustes a precios de plazo que fijan los acaparadores de siempre. En estas operaciones los únicos que ganan son los que disponen de capital o los bancos que operan como verdaderas guillotinas cuando los plazos se cumplen68. Las mujeres en los negocios69 En el Album-Guía Histórico del Cincuentenario de Temuco, preparado por Fernando Pinto Sepúlveda en 1931, las mujeres aparecen relegadas al campo de la educación y algunos servicios públicos, donde desempeñaban oficios menores. En los negocios su participación casi no se registra. En más de 400 páginas, apenas aparece una docena de mujeres a cargo de hoteles, pensiones y casas de modas. Varias eran viudas70. En las Guías Comerciales de años anteriores, se repite la misma situación. En las de 1912-1913 hay apenas cinco referencias a mujeres involucradas en negocios en toda la región71. Esta información contrasta, sin embargo, con la registrada en numerosos procesos judiciales que se conservan en el Archivo Regional de Temuco. En estos últimos, su presencia tanto en la capital regional como en otras ciudades, permite afirmar que las mujeres no se quedaron al margen de los negocios. A veces 68 El problema agrario, El Diario Austral de Temuco, martes 25 de marzo de 1930, p. 3 69 Una versión preliminar de este apartado fue preparado con la colaboración de la profesora Ana Matus y publicado en Notas para el estudio del rol de la mujer en la economía fronteriza”. Coautoría con Ana Matus. En Juan Cáceres (editor), Experiencias de Historia Regional (Tendencias historiográficas actuales), Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Santiago, 2008, pp. 325-347. 70 F. Pinto, El Album-Guía Histórico del Cincuentenario de Temuco. 71 Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, pp. 1099-1148. 116 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 acompañando a sus esposos o manejando sus propios negocios, jugaron un rol muy importante a comienzos del siglo XX, particularmente en el caso de los mapuches, tal como veremos más adelante72. Almacenes pequeños, propiedades para el uso agrícola y algunas compañías para incursionar en negocios más formales, fueron teatro de operaciones de numerosas mujeres. En otros casos, la muerte de sus maridos las obligó a hacerse cargo de negocios que en vida de estos había seguido de cerca. En suma, fueron activas protagonistas de una vida económica que no les fue ajena. Algunos casos son ilustrativos. En 1900, doña Pascuala Farías viuda de García, no tuvo el menor inconveniente en ponerse al frente del negocio de su marido, una vez fallecido éste, a pesar de ser analfabeta. La mujer vivía en Nueva Imperial, donde era dueña de una hijuela de 70 ha. y diversas maderas que aportó a la Sociedad García y Cía., constituida ese mismo año para explotar los bienes que quedaron a la muerte de su esposo 73.Tal como le ocurrió a ella, en los años siguientes aparecen en los notariales de Nueva Imperial varias mujereLibro Ivan Inostrozas en operaciones de crédito, venta de propiedades, traspaso de bienes y otros negocios que dan cuenta de su frecuente participación en las actividades económicas de la zona. Lo mismo ocurría en Temuco, según se desprende de otro estudio recientemente concluido74. Algunas lograron acumular pequeñas y medianas fortunas que quedaron de manifiesto en los pleitos en que se vieron envueltas. En 1905, Justo Schmidt inició juicio contra doña Mercedes Santis, por una disputa de 81 ha., casi irrelevantes al comprobarse que doña Mercedes era dueña de varias hijuelas que sumaban 1.000 ha. y de una situación económica “demasiado 72 Dos estudios muy interesantes sobre el rol de la mujer en la economía regional son los de Jocelyn Gajardo y Marcelo Martínez. “El rol de la mujer en una economía regional. La Araucanía, 1930-1960”; y Ana Matus Paredes. “De la mujer como heredera y esposa a la mujer como emprendedora y empresaria regional. Departamento de Imperial, 1900-1930”. 73 Sociedad Colectiva. García, José a Farías, Pascuala, ARA, Notariales de Nueva Imperial, Año 1900, foja 60, Registro 49. 74 C. Cárdenas y M. Ramírez. “Articulaciones económicas en la Araucanía, 1900-1919”. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 117 solvente” como para imponer una medida precautoria por sólo 81 hectáreas, tal como lo había solicitado el demandante75. El comercio tampoco les fue ajeno. Apenas iniciado el siglo, en 1900, doña Elisa Oñate consiguió autorización de su marido para ejercer libremente la profesión de comerciante en Nueva Imperial, actividad en la que se mantuvo por algunos años 76. Autorizaciones de este tipo se encuentran a menudo en el Registro de Comercio de Cautín. En algunos casos, el pésimo manejo que hicieron de los negocios los maridos, obligaron a las mujeres a ponerse al frente de estos, solicitando separación de bienes con el objeto de no perder sus bienes. Un caso interesante es el de doña Magdalena Troncoso. Al momento de casarse, en 1883, aportó al matrimonio 100 cabezas de ganado y 180 ha. de terreno. Hacia 1902: “los malos negocios de su marido y muchas otras circunstancias lo han reducido a una insolvencia absoluta, habiendo desaparecido todo su aporte matrimonial, menos el terreno que se encuentra gravado en $3.000”. Por esta razón, demandó a su marido y solicitó separación de bienes 77. Más grave fue aún el fracaso de las actividades económicas emprendidas por el matrimonio conformado por doña Laura Berta Hein y don Conrado Malmus. Hacia 1927 habían logrado reunir un capital de un millón de pesos, cifra considerable para la época. Los malos negocios emprendidos por el marido convirtieron su buena situación económica en una verdadera ruina. Solo la Casa Gibbs los demandó por $360.000. Dos años más tarde, la Casa Ferrer les embargó todos los animales, herramientas y útiles de labranza que disponía el matrimonio. Ese mismo año el Banco Trasatlántico los demandó por otra suma de dinero, dejándolos casi en la miseria. De acuerdo al expediente que estamos consultando, la mujer tuvo que ponerse al frente de los negocios para evitar la quiebra total 78. Distinto fue el caso de doña Dominga Villar, comerciante antes de casarse, que aportó al matrimonio $500, dinero que permitió 75 Alzamiento de Prohibición. Santis, Mercedes por Schmidt. ARA, Conservador de Nueva Imperial, Año 1905, foja 40, Registro 30. 76 Autorización para comerciar. ARA, Registro de Comercio, 1900, foja 5. 77 Sentencia de separación de bienes de sociedad conyugal. González, Onofre y Troncoso, Magdalena, ARA, Registro de Comercio, 1902, foja 1. 78 Separación de bienes. Temuco, 12 de mayo de 1930, ARA, APJCT, UC, 425. 118 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 a la pareja que formó con Pascual Castillo ampliar sus operaciones. Al cabo de 20 años, en 1905, lograron formar un capital de 4 mil pesos, casi todos conseguidos por la mujer, pues su marido había emprendido negocios tan malos que estuvieron a punto de quedar sin nada79. Ese mismo año, operaba en Temuco como comerciante de la plaza Amalia Rojas, quien tenía una sastrería con dos o tres operarios bajo su mando80. Algunas costureras lograron también establecer pequeños negocios que les permitió sostener a sus familias, con ingresos que obtenían en modestos talleres instalados en sus propias casas81. Hortensia Lobos y Adelaida Pereira fueron un poco más lejos. Convencidas de la necesidad de dotar a Temuco de una tienda de ropas, formaron una sociedad encomandita con el título de “Tienda de Modas”, con un capital de $2.074.94 aportados por partes iguales y bajo la razón social de “Adelaida Pereira y Cía”. No les fue bien y al año siguiente tuvieron que liquidarla, pero sin deudas y pérdidas que lamentar82. En el mismo rubro se desempeñaron Doraliza Morales y Magdalena Ketterer. La primera estableció en Temuco una Tienda de Modas en 1907, que en 1912 giraba un capital de diez mil pesos; mientras la segunda, de nacionalidad alemana, atendía en la calle Antonio Varas 1165, una tienda de lujo, con confecciones para señoras en trajes y sombreros, fabricadas con las mejores sedas, adornos y encajes83. Este tipo de actividad era muy atractiva para algunas mujeres. En 1913 doña Primitiva Ramírez se puso al frente del negocio de su difunto marido, formando sociedad con Elvo Gatica, con quien instaló la “Sastrería La Nación”, surtida de telas de lana, casimires, corbatas, sombreros, calcetines y todo lo concerniente al rubro. Llegó a mover más de 12 mil pesos en mercaderías, a pesar 79 Dominga Villar y Pascual Castillo. Separación de Bienes, Temuco, 31 de octubre de 1905, ARA, APJCT, UC, 32. 80 León Tours y Amalia Rojas, Cobro de pesos, Temuco, 9 de octubre de 1905, ARA, APJCT, UC, 32. 81 A modo de ejemplo, véase Teodocia del Valle, Nombramiento de Curador, Temuco, 7 de julio de 1905, ARA, APJCT, UC, 31. 82 Hortensia Lobos y Adelaida Pereira, Legalización de Sociedad, Temuco, 19 de junio de 1905, ARA, APJCT, UC, 31. 83 Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, p. 1121 y 1125. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 119 de lo cual el negocio no prosperó 84. Poco antes, doña Clotilde Pino incursionó junto a su marido, Sótero Molina, en una empresa más singular. A comienzos del siglo pasado instaló un establecimiento balneario, con 6 baños de agua caliente, tasado en $6.800. A su muerte, su viudo declaró que todos los bienes conseguidos habían sido ganancias de la sociedad conyugal y que sin el aporte de su mujer no se habrían logrado85. Otro caso interesante es el de doña Margarita Hantelman, quien formó sociedad en 1912 con Alejandro Holzapfel para girar en compra y venta de propiedades raíces, frutos del país, animales, consignaciones y navegación fluvial. El capital de la sociedad alcanzó una cifra bastante alta para la época: $135.114 86. A este caso habría que agregar el de Aniceta Rojas, comerciante de Nueva Imperial, “libre administradora de sus bienes”. En 1914 constituyó una Sociedad Comercial Comandita Simple con don Humberto Jiménez, a la cual aportó $30.000 en dinero efectivo, tres veces más que su socio. La Sociedad se ocuparía en la compra y venta de frutos del país y mercaderías en general, tanto al por mayor y menor. La mujer se reservó el uso de la firma social y el manejo de las principales decisiones87. En un ámbito algo diferente, propio de la venta de servicios, es interesante el caso de doña Felicite Dobois, inmigrante francesa que llegó a Temuco a comienzos del siglo XX, luego de haber vivido algunos años en Valdivia. El año 1912, su esposo, don Próspero Gilbert fundó el Hotel Central, uno de los más elegantes de la época, famoso en todo el sur de Chile. El hotel siempre figuró a su nombre; sin embargo, quien lo dirigía era doña Felicite, con vasta experiencia en el rubro, adquirida en Valdivia, donde tuvo otro hotel con su primer marido. Un documento de la época señaló que Madame 84 Varios alrededores con Gatica y Cia, Temuco, 27 de julio de 1913, ARA, APJCT, UC, 138. 85 Sótero Molina y Clotilde Pino, Partición, Temuco, 7 de marzo de 1905, ARA, APJCT, UC, 29. 86 Sociedad. Holzapfel, Alejandro a Margarita Hantelman, ARA, Registro de Comercio, 1912, f. 1. 87 Sociedad Rojas, Aniceta con Jiménez, Humberto, ARA, Notaría Nueva Imperial, año 1914, foja 480, Registro 435. 120 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Gilbert llevaba “muy de cerca la supervigilancia del hotel”, que fue descrito en los siguientes términos: fundado el año 1912, por su actual propietario, y desde su fundación ha llevado una vida activa de trabajo y progreso, siendo en la actualidad el primero en su clase por su espléndida condición de higiene y confort y por sobre todo su excelente servicio de cocina, contando para este efecto con un reclutado chef de cocina, que vino contratado directamente de Francia. Fuera de los servicios corrientes de un buen hotel, el establecimiento de nuestra preferencia cuenta con un espléndido servicio a la carta lunch a toda hora, sala de billar y otros deportes de salón que hacen al Hotel Central el sitio obligado de la parte más selecta de la sociedad, como asimismo de turistas y agentes viajeros de grandes casas comerciales que lo frecuentan. Tiene asimismo para comodidad de sus huéspedes un espléndido servicio de autobuses que hacen un recorrido desde la estación de Temuco hasta el Hotel Central. Situado en pleno centro de la ciudad de Temuco88. Buena parte del éxito del hotel se debía al laborioso trabajo de doña Felicite. Como se puede apreciar, el comercio era una de las actividades que más atraía a las mujeres, apreciación que corrobora el cuadro N 4, referido a Temuco, pero que se puede hacer extensivo a toda la región. 88 A. Escobar. Anuario de la Colonia Francesa en Chile, 1926-1927, pp. 588-589. Agradezco a la profesora Susana Fritz, autora de la tesis sobre inmigrantes franceses en la Araucanía, antes citada, haber puesto a nuestra disposición esta información. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 121 Cuadro Nº 4. Participación de hombres y mujeres en tiendas de menestras y licores de Temuco, 1912-1913. Tiendas Hombres % Mujeres % Total % Menestras 59 62 36 38 95 100 Vinos y licores 172 75 57 25 229 100 Totales 231 71 93 29 324 100 Fuente: Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913, pp. 1112-1128. Aunque en este cuadro las mujeres solo figuran como propietarias del 25% de las tiendas de licores, el negocio del vino les ofreció un excelente campo para desarrollar actividades comerciales, según se puede acreditar en el alto número de juicios revisados en el Archivo Regional de la Araucanía, donde figuran con bastante frecuencia. En realidad, no hubo otro tipo de negocios que proliferara tanto y tan rápidamente en la Araucanía como el de la venta de vinos, lo que derivó, en muchos casos, en actos de violencia y delitos denunciados a la justicia. La agricultura era otra actividad en que las mujeres aparecen regularmente como pequeñas propietarias o explotando hijuelas que consiguen en arriendo. En muchos casos tuvieron que hacerse cargo de deudas que cancelaban negociando pequeñas partidas de trigo o comercializando un reducido número de animales. Doña Mercedes Santis viuda de Ross, a quien ya nos referimos en un párrafo anterior, figura reiteradamente en diversos juicios llevados a cabo en Nueva Imperial por diferentes deudas a su favor, las que exigía se pagaran en ganados o trigo. Ella misma había contraído, en 1913, una fuerte deuda con la caja de Crédito Hipotecario por $30.000 para mantener su fundo Ruca-Diuca, lo que demuestra que se trató de una mujer emprendedora que incursionó sin reservas en una serie de negocios 89. Otro caso interesante es el de doña Delicia Cepeda, quien aparece en 1917 comprando el fundo “El Manzano” a los señores Enrique Valck y Compañía, ubicado en Bajo 89 Prohibición de gravar y enajenar, ARA, Conservador de Nueva Imperial, 1913, registro 17, foja 16. 122 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Imperial, en la no despreciable suma de $150.000, que pagaría en anualidades de $13.000 con un interés del 8% anual. Debido a las dificultades para pagar, el fundo fue embargado 90. Los problemas que enfrentaba la agricultura en la época, les impedía a veces cumplir sus obligaciones, lo que no fue obstáculo para seguir incursionado en una actividad que compartieron con sus maridos, cuando enviudaban. Ese fue el caso de doña María Concha viuda de Bannen, quien tuvo que recurrir al Banco de Chile, en 1917, solicitando un crédito por $15.000, para lo cual hipotecó su fundo Los Corrales, ubicado en Carahue, que explotaba con su hija Julieta Bannen 91. En 1928 doña Dámasa Leal viuda de Díaz también se endeudó para sacar adelante actividades agrícolas que compartió con su marido. A la muerte de éste heredó el fundo Chanco, solicitando $30.000 a la Caja de Crédito Agrario, que se comprometió a cancelar en cuatro años con un interés de 8.5% anual. Según se precisó en el documento que tenemos a la vista, este crédito fue destinado exclusivamente a pagar las deudas que quedaron a la muerte de su marido, razón por la cual meses más tarde solicitó otro crédito por $23.000 para mejorar la explotación agrícola del fundo y la crianza de ganado en el mismo. Lejos dLibro Ivan Inostrozae amedrentarse por las deudas, esta mujer decidió continuar en el negocio agrícola, respaldada por una propiedad que fue tasada en $141.00092. Distinto fue el caso de doña Nieves viuda de Chávez, heredera del Fundo “El Tesoro”, de 370 ha., y de una hijuela de 96 ha., ubicados en Quintrilpe. A la muerte de su marido, en 1927, decidió arrendarlos a un canon anual de $18.000, dinero que el arrendatario no pudo pagar, lo que derivó en un juicio que se arrastraba todavía en 193093. En los casos anteriores, la mayoría de las mujeres había heredado propiedades o medianas fortunas que seguían trabajando 90 Embargo. Cepeda, Delicia por Enrique Valck, ARA, Conservador de Nueva Imperial, 1917, registro 39, foja 49. 91 Prohibición. Concha, María por Banco de Chile. ARA, Conservador de Nueva Imperial, 1917, registro 90, foja 36. 92 Prenda Agraria. Leal de Díaz, Dámasa a Caja de Crédito Agraria, ARA, Conservador de Imperial, 1928, vol. 103, fojas 20 y 25. 93 Término de arrendamiento, Temuco, 19 de marzo de 1917, ARA, APJCT, UC, 423. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 123 una vez enviudadas. Hubo otros casos de pequeñas agricultoras que dependían de hijuelas que explotaban para sobrevivir. El control de la tierra era para ellas fundamental, motivo por cual hay numerosos juicios y medidas precautorias solicitadas por estas para evitar ventas de hijuelas de su propiedad o de bienes conseguidos durante el matrimonio. Estos juicios demuestran que la mayoría de las veces estaban al frente de las actividades agrícolas. En otras instancias eran ellas las que pedían autorización para vender cuando la situación económica del matrimonio se hacía insostenible 94. Hubo otras que optaron por arrendar hijuelas con el propósito de emprender actividades por su cuenta. Un primer caso interesante se produjo en 1904. Ese año litigaron don Luciano Parada con doña Filomena Godoy, por un hijuela en Quintrilpe de 97 ha. que ambos reclamaban como propia. La demandante alegaba tener siembras de trigo y haber invertido más de $600 en calidad de ocupante sin título, argumento que la justicia no reconoció expulsándola de la hijuela 95. En 1905 doña Clorinda Maureira aparece como arrendataria de una hijuela por 5 años por el canon de $1.000, cifra que pagaría por parcialidades 96. Las mujeres mapuches en la economía agrícola Las mujeres mapuches no quedaron al margen de esta pequeña agricultura que practicaban solas o con sus padres o maridos, punto de partida de operaciones comerciales que debían emprender al tiempo de la venta de las cosechas. Una serie de pleitos que se conservan en el Archivo Regional de la Araucanía lo demuestran con toda claridad. En 1913 Juan Catrivil, “chileno indígena” de Maquehue trabajó as las tierras que tenía en la comunidad,codo a codo con sus dos espos, logrando un cierto éxito. A su muerte, no heredó sus bienes a un varón, sino a su nieta, a quien colocó al frente de las 94 Esta apreciación se basa en la revisión del Archivo del Conservador de Nueva Imperial, ARA, 1900-1920. 95 Causa Civil José Luciano Parada con doña Filomena Godoy, 1904. ARA, APJCT, UC, 28. 96 Arriendo. Rojas, Patricio a Maureira, Clorinda. ARA, Conservador de Nueva Imperial, 1910, registro 67, foja 55. 124 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 actividades que dirigió en vida 97. Ese mismo año, Juanita Huircaleo, agricultora de Collimán, aparece celebrando contrato para siembras a medias con otros indígenas, reclamando más tarde a la justicia incumplimiento de obligaciones98. Dos juicios realizados el mismo año involucraron, el primero, a varios mapuches de Huitramal y, el segundo, a Mercedes Huempi y Rosita Huilcán, de Repocura, por deudas que terminaron en embargos de varios animales. Todas se declararon agricultoras99. Otro caso fue el que protagonizó Laura Huenchumill, quien aparece en 1914 reclamando 14 ovejas y 8 corderos secuestrados por carabineros desde su propiedad por denuncia de otros indígenas 100. Pedro Mainguyague, el comerciante de origen vasco-francés, de quien hablamos antes, otorgó innumerables créditos a hombres y mujeres mapuches. Las mapuches que se relacionaron con él aparecen vinculadas a la agricultura, pero también al comercio al por menor en diversos sectores de la zona. Como señalamos anteriormente, Mainguyague era una especie “conchavador” que tuvo frecuentes tratos comerciales con indígenas que llegaban a su tienda La Estrella de Temuco, a pedir mercaderías o dinero con el compromiso de devolver la deuda en trigo, animales y otros productos de la tierra 101. Algunos testamentos y compromisos de matrimonio demuestran que numerosas mapuches habían logrado acumular recursos no menores en el curso de sus vidas. El 1916, por ejemplo, Rosa Mariqueo, al contraer matrimonio con Andrés Huenul, aportó $1.000 en animales (ovejas y cerdos), mientras el hombre no pudo contribuir con bien alguno102. 97 Juan Catrivil, Testamento, Temuco, 26 de junio de 1913, ARA, APJCT, UC, 137. 98 Juan Llancavil contra Seguel Huilcaleo y otros, Temuco, 15 de mayo de 1913, ARA, APJCT, UC, 134. 99 Tercerista Mercedes Huempi, Ejecutante Santiago Quiroga, Temuco, 1913, ARA, APJCT, UC, 135. 100 Expediente sin caratular, Allipén, 9 de noviembre de 1914, ARA, APJCT, UC, 129. 101 El caso de este comerciante es de gran interés para conocer las articulaciones internas de la economía regional. La apreciación anterior es producto de los numerosos juicios en que aparece pleiteando con indígenas, ya sean hombres o mujeres, en el ARA, APJCT. 102 Escritura Pública de Capitulaciones Matrimoniales de Rosa Maniqueo con Andrés Huenul, ARA, Notariales de Nueva Imperial, 3 de abril de 1916. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 125 En muchos conflictos llama la atención la firmeza con que las mapuches defendían sus tierras o sus bienes. Hay un caso que no se puede dejar de mencionar y que corrobora el valor que estas mujeres concedían a la tierra. En abril de 1913, la comunidad de Juan Pichunleo fue conminada a dejar sus tierras, en Quepe, por Francisco Tejeda, agricultor de Mulchén, que se declaró dueño de la propiedad. El juicio se arrastró por varios años, hasta que finalmente, en marzo de 1917, se ordenó su expulsión por la fuerza pública 103. El documento que registró el hecho llamó la atención sobre la resistencia que opuso una indígena llamada Ignacia a la acción de los carabineros: Se principió, señala la fuente, por la casa de Hueñir donde se encontraban reunidos los indios en número de veinte más o menos. Se dispuso que previamente se retiraran todas las mujeres que no eran de esta casa para proceder al lanzamiento. Habiendo desobedecido la indígena Ignacia, mujer de Antonio Silva, se acercaron los carabineros para tomarla de un brazo, esta le lanzó un pinchaso al estómago del carabinero con un azador de fierro y acto continuo Ignacio Huiñir y su mujer descargaron golpes con sus chuecas sobre varios carabineros a la vez. Se siguieron cortos momentos de refriega en que los indígenas nombrados trataban de apalear a los carabineros y estos a barajar los golpes y de amarrarlos. I no cabía otra determinación porque, si flaqueaban los carabineros, habrían sido casi ultimados a palos”. “Terminó la refriega con haber amarrado a los tres indígenas rebeldes, con lo cual se terminó toda oposición104. Créditos dados por mujeres El crédito parece haber sido otro rubro en el cual las mujeres operaron con bastante frecuencia. Numerosos casos registrados en los Agradezco a Iván Inostroza haber puesto a nuestra disposición un conjunto de documentos trascritos, entre los cuales se encuentran los testamentos a que eludo y el expediente matrimonial que citamos. 103 Causa Civil. Francisco Tejeda contra Juan Pichuleo y otros, ARA, APJCT, UC, 133. 104 “Las Tierras de Arauco”. En La Epoca, Nº 3.032, Temuco, 23 de octubre de 1915, p. 1. 126 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 archivos judiciales de la región así lo demuestran. Hubo situaciones en que aparecen prestando gruesas sumas de dinero que no siempre recuperaron con facilidad. En 1903 doña Pabla Navarro siguió juicio contra José Muñoz, por una deuda de $19.500, cifra muy alta para la época105. Años más tarde, doña Dámasa Leal, a quien ya vimos incursionando en el rubro agricultura, cobró a través de orden judicial $8.763 a Sinforoso Vergara, quien declaró no estar en condiciones de pagar la deuda106. La actividad industrial tampoco les fue ajena. La explotación de molinos les abrió un campo que no quedó reservado solo a los hombres. Uno de los primeros casos que encontramos fue el de doña Rosalía Artiga viuda de Figueroa, quien formó una sociedad colectiva con don Antonio Kind para la explotación de un molino y varias propiedades raíces heredadas por la mujer. De acuerdo a la tasación de los bienes, su aporte a la compañía fue de $177.013, colocando el otro socio su “industria y trabajo personal” 107. Incluso intervinieron en el campo de la minería. En el Registro de Descubrimiento Mineros de Nueva Imperial, encontramos, entre 1903 y 1918, 10 casos de mujeres solicitando “Manifestación de Minerales” y 34 declarando “Pertenencia Minera”108. El ejercicio de algunas profesiones también les abrió excelentes oportunidades para incursionar en otras actividades económicas. Uno de los casos más interesante fue el de doña Elvira Higueras, casada con don Carlos Adolfo Quiroz, con quien constituyó un próspero matrimonio. Él era abogado y ella médico cirujano, dos profesiones de prestigio que aseguraban un excelente porvenir. Mientras él litigaba y negociaba con sus clientes, ella atendía a los enfermos con atractivos ingresos. A la muerte de Quiroz habían acumulado una interesante fortuna; solo el Banco de Chile les había concedido una hipoteca por 50 mil pesos para atender sus negocios 109. 105 Embargo. Muñoz, José por Navarro, Pabla, ARA, Conservador de Nueva Imperial, 1903, Registro 53, foja 88. 106 Embargo. Vergara, Sinforoso por Leal, Dámasa, ARA, Conservador de Nueva Imperial, 1919, registro 27, foja 15. 107 Extracto, Artiga y Compañía. ARA, registro de Comercio, 1903, foja 1. 108 ARA, Registro de Descubrimientos Mineros, 1903-1918. 109 Carlos Adolfo Quiroz. Autorización para gravar, Temuco, 12 de febrero de 1913, ARA, APJCT, UC, 130. EMPRESARIOS EUROPEOS, NACIONALES Y MAPUCHES, 1900-1960 127 En 1912 la Dra. Felisa Valenzuela ejercía como dentista en Puerto Saavedra, lugar al que había llegado en 1902. Ese mismo año, Emma Dumanced viuda de Fuentes, atendía una de las pocas farmacias que había en Angol110. De la misma forma, la prensa daba cuenta de otras profesionales que ejercían en Temuco y la región en el ámbito de la salud, aunque fue siempre la educación el campo donde más destacaron. Benjamín Valdés fue otro profesional con espíritu empresarial que exploró negocios junto a su mujer cuando Temuco daba sus primeros pasos. Dueño de un predio que compró a la entrada de Temuco, por el camino de Cholchol, instaló allí un establecimiento que llamó “Quinta Agrícola” para la venta de árboles, plantas y semillas. Allí trabajaba con su mujer, sin cuya ayuda no habría podido salir adelante111. Doña Juana Quezada, esposa de don Teodoro Schmidt, el agrimensor que jugó un rol tan importante en la mensura de tierras cuando el Estado empezaba a intervenir en la región, fue un puntal muy importante en los negocios familiares, según se desprende de los documentos que quedaron a la muerte de su marido112. A fines del período que cubre este estudio, la participación de la mujer en los más diversos negocios queda ratificada por su presencia en numerosos juicios ocurridos en la décadas del treinta y cuarenta. Los cobros de pesos eran los más numerosos, lo que ratifica la clara participación de las mujeres en el negocio del dinero, ya sea prestando o endeudándose. Le seguían a estos las prohibiciones de enajenar, producto la mayoría de las veces de deudas insolutas. Ya más tarde, en la década del cincuenta aparecen los protestos de letras y de cheques, lo que da cuenta de su uso por parte de mujeres que actuaban con bastante independencia113. 110 Empresa Franco-Chilena. Veritas comercial chileno 1912-1913. Benjamín Valdés. Permiso para hipotecar. Temuco, 27 de julio de 1905, ARA, APJCT, UC, 31. 112 Teodoro Schmidt. Donación, Temuco, 11 de enero de 1906, ARA, APJCT, UC, 33. 113 J. Gajardo y M. Martínez. “El rol de la mujer en una economía regional. La Araucanía, 1930-1960”, p. 44. 111 128 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 En una zona donde todo estaba por hacerse, las oportunidades sobraban para quienes lograban acumular algunos capitales y estaban dispuestos a correr los riesgos del emprendedor. TRES RAZAS1 Isidoro Errázuriz I DE ANGOL A TRAIGUEN En el pequeño departamento de pasajeros del tren que salió de Angol, en dirección a los Sauces, a las 8:30 A.M. de un día del mes de marzo de este año, reinaba una animación, si no considerable, por lo menos inusitada. Ocupaba asientos, en la sección del carro de sistemas norteamericano destinada a los de primera clase, diez o doce individuos que solamente en fuerza de circunstancias extraordinarias pasaban la antigua y misteriosa Frontera que, durante largos y tristes años, ha separado la cultura de Chile independiente de lo que hemos convenido en llamar la barbarie araucana. Componíase un grupo especial de estos viajeros del señor Martín Drouilly, Inspector General de las Colonias, en cuya casa de Angol se nos había brindado, desde la tarde anterior cariñoso y cómodo hospedaje, del señor Wharton P. Jones, empleado de la Colonización de Chile en Europa y del Agente General de Colonización, cuyo nombramiento había sido firmado pocos días antes en Santiago. Un serio propósito de inspección y estudio del territorio colonizado entre Malleco y Cautín animaba a los miembros de esta reducida comitiva. Mas numeroso, y al mismo tiempo, mas animado y bullicioso era el grupo a que pertenecía el resto de los viajeros. Componíanlo residentes acaudalados de Angol y propietarios de terrenos vendidos por el Estado en subasta pública, para quienes el viaje tenia el doble encanto de la novedad y de la aventura, pues se trataba nada menos que 1 Isidoro Errázuriz Tres Razas, Imprenta de la Patria, Valparaíso, 1892. 130 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 de unas carreras de caballos y de un rodeo de animales, que debían tener lugar, el día siguiente, en un fundo a inmediaciones de Traiguén, y a los cuales se esperaba ver concurrir en masa a los agricultores chilenos del Sur del Malleco, y probablemente, también, a artistas de hábitos menos sedentarios e inofensivos que los cultivadores del virginal suelo araucano. El doble tono de las impresiones del agricultor y del sportman se dejaba sentir en las conversaciones de los viajeros. Ponderaban unos la excelencia de las nuevas máquinas segadoras y trilladoras ensayadas este año; otros no se cansaban de contar las hazañas de la cancha y las felices audacias de la carpeta verde. Era aquella una singular fraternización del trabajo y del azar, que no es, sin embargo, sorprendente en nuestro país. El azar reina en Sud- América desde los tiempos heroicos de la epopeya, en que el conquistador castellano perdía el sol, -el sol de oro de los Incas,- antes de que amaneciera…, el sol de los cielos. En cuanto al trabajo, es elemento más moderno en los Estados que educó la España en el nuevo mundo. Sean cuales fueren las vacilaciones y las faltas que han sido cometidas en todo tiempo por la administración chilena en el manejo de los negocios, y especialmente, de la propiedad territorial pública al Sur de Bío-Bío, es preciso reconocer que, por lo menos, las grandes líneas están diseñadas en el nuevo sistema de ocupación definitiva de estas regiones. Junto con las medidas de reivindicación y amparo de los terrenos del Estado contra la usurpación de poderosos y pequeños, han venido los remates y la colonización, esto es: el establecimiento de la antigua propiedad considerable, última concesión, -preciso es expresarlo,- al espíritu feudal de la encomienda, y el establecimiento de la propiedad reducida, bajo el régimen del trabajo europeo y del cultivo intensivo. Y en pos de hacendados y colonos, se han hecho avanzar el riel y la locomotora, sin los cuales la obra de ocupación se desarrollaría muy lentamente y quedarían las nuevas colonias condenadas a una vida tan difícil como la del esforzado grupo germánico, que ha necesitado treinta años para irradiar de las orillas TRES RAZAS 131 boscosas de la laguna de Llanquihue a todo el departamento de este nombre y a una buena parte del sur de Chile. Como se sabe, fue adjudicada, hace años, en virtud de licitación pública, la construcción de una doble vía, de Angol a Traiguén, en línea recta de Norte a Sur, y de Angol a Victoria, con rumbo al Sur-este hasta Collipulli, y en seguida, desde el punto en donde cruzará la barranca del Malleco el soberbio puente que presentaremos como timbre de orgullo del país, con dirección mas recta al Sur, hasta la estación de término de Victoria, que no será sino un alojamiento de un día, en la marcha tenaz aunque lenta de la máquina a vapor hacia la playa del golfo de Reloncaví. Al emprenderse esta importante obra, se pensó que la línea de Angol a Victoria estaría destinada a figurar definitivamente como ramal exigido por el servicio de las colonias y propiedades fundadas en la ceja de la montaña, al paso que la línea de Angol a Traiguén era considerada como la continuación de la espina dorsal de nuestra viabilidad a vapor, y se atribuía a Traiguén la importancia de futuro punto de arranque de la prolongación de la línea férrea central hasta Osorno y Puerto Montt. Posteriormente, se ha reconocido que la región montañosa que va a recorrer, de Norte a Sur, el ferrocarril a Victoria, es la que, realmente, continúa el gran valle central de Chile, debiendo, en cambio, ser considerada la comarca que principia a acarrear sus frutos por el ferrocarril Angol- Traiguén como la faja mas importante del valle de la costa, dividida en esta parte de nuestro territorio, por los cerros de Nahuelbuta, en dos secciones desiguales, la mas estrecha de las cuales queda del lado del mar y contiene las poblaciones de Arauco y Cañete y la colonia de Contulmo. No era posible, en efecto, insistir por mucho tiempo mas en el error primitivo, en presencia de los caracteres tan marcados de cada una de esas regiones y de las analogías de ambas con cada uno de los valles correspondientes en que está dividido Chile al Norte del BíoBío. De este trastorno en las apreciaciones, ha provenido, necesariamente, un cambio en los futuros destinos, la importancia de hoy y de siempre, de las dos líneas que arrancan de Angol. La de 132 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Traiguén ha pasado a ser considerada como el ramal, y hay motivo para esperar que el que debió ser el ramal a Victoria, elevado ya en el concepto de público y gobierno a la altura de prolongación del ferrocarril central, será continuado hasta la margen. Norte del Cautín, de donde, cobrando nuevos bríos en fuerza del progreso y el enriquecimiento de estos lugares y del aumento de la población entre Cautín y Toltén, se lanzará de nuevo hacia el Sur, para no descansar sino el día en que el humo de la locomotora se confunda con las ágiles nubes que beben las aguas del canal de Chacao y del seno de Reloncaví. En el curso de la construcción de estas líneas del Sur, han surgido dificultades e incidentes judiciales que, naturalmente, han producido demoras con que no se contaba. El hecho es que el plazo de mas de treinta meses, fijado para la entrega, ha comenzado a correr hace poco tiempo, y que, entretanto, la parte de las dos líneas que se halla terminada, esto es, la de Angol a Collipulli, en el trayecto a Victoria, y la de Angol a Quilquén, estación situada a dos leguas de Traiguén, es explotada por cuenta de los empresarios, tanto para el servicio de las faenas de construcción cuanto, también, en beneficio directo de los agricultores, que, en este mismo año, han podido confiar a los transeúntes una parte de la inmensa cosecha que se perdía, en años pasado, por falta de elementos de acarreo. Se espera, con fundamento, al parecer, que el próximo verano, los vecinos de Traiguén verán llegar la locomotora a las puertas de su floreciente ciudad. En la línea Angol-Collipulli Victoria, depende, especialmente, el progreso de los trabajos de la terminación del puente sobre el Malleco, que, en este mismo otoño, cruza el océano, embarcado por fragmentos en cuatro grandes buques de vela, entre Inglaterra y Talcahuano. Mientras tomo nota de estas primeras noticias e impresiones destinadas a servir de base a una indagación mas seria, el tren que nos conduce continúa su marcha con lentitud, deteniéndose en un punto para tomar a remolque trenes llenos de piedra, que cargan en las bocas de las canteras, y otros materiales de construcción de la línea, y en TRES RAZAS 133 otro para desembarcar empleados de la empresa, que son conductores de fondos para el pago de diarios de las cuadrillas de trabajadores. Estas demoras me permiten convencerme, hasta dónde es dado formar juicio cabal a una persona que no es del oficio, de que los trabajos de construcción de la línea han sido y continúan siendo ejecutados con especial esmero. Desfila ante mi vista una serie no interrumpida de cortes, revestimientos, albañales, en que se ha empleado excelente material y cuidadosa labor. Atravesamos, sin embargo, aquí y allá, hondos cauces que se llenan de agua, de ruido, de espuma y de amenaza con los torrentes invernales, de manera que, para la entrega de estas secciones, habría siempre que aguardar la construcción de los puentes definitivos, algunos de los cuales se ve ya principiados o en progreso, al lado de la línea. Circulan, entre los viajeros de nuestro reducido departamento, alarmantes leyendas sobre la lentitud que emplean en su marcha estos trenes, que son todavía más bien del servicio interno de la empresa constructora y solamente de una manera subsidiaria trenes de acarreo público de personas y mercaderías. Sin embargo, dos horas después de haber salido de la estación inicial de Angol, a las 10:30 A.M., nos encontramos en los Sauces, y nos echamos a recorrer, en busca de almuerzo, las tristes y sucias casuchas de madera que llevan el título de fondas en este villorrio improvisado en una desierta colina, muy semejante por su aridez, su abandono, sus cajas rotas de conserva y sus rápidas y frágiles construcciones de madera a los que improvisan los mineros y el comercio que vive de las minas en los desiertos de arena de Atacama. Hemos recorrido 34 kilómetros en dos horas. No sería esto gran cosa en la parte del país que cuenta ya con servicio antiguo y normal de ferrocarril. Sin embargo, viajar con toda comodidad, en un carro de sistema americano, en donde es posible cambiar de asiento según el interés que ofrece, alternativamente, la comarca, a uno u otro lado de la línea, y viajar con una velocidad continua, igual a la del mejor carruaje arrastrado por vigorosos caballos en calzada de macadam, es algo con que uno puede darse por muy satisfecho en un punto del territorio de Chile que, hasta hace pocos años, se hacia 134 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 notar por la lentitud con que se efectuaba el viaje de entrada y la precipitación con que se emprendía, a menudo, el viaje de vuelta. Arauco! , la resistencia inmortalizada por la epopeya, la larga y desastrosa contienda de la Frontera, con su episodio tremendo de la guerra a muerte y el episodio menos salvaje pero, harto dramático también, de los Pincheira; Arauco!, el misterioso teatro de la creación levantada de Ercilla y del idilio encantador de Pineda Bascuñan; todos los ecos vienen repitiendo Arauco!, a medida que se avanza e el suelo consagrado por el heroísmo y la poesía; y mil recuerdos vagan flotantes en la atmósfera, y hacen palpitar mas ligero el corazón, Arauco! Exclama, sucesivamente, el viajero chileno en las márgenes del Bío-Bío, del Malleco y del Regüe. Pues bien, -preciso es confesarlo,- un desencanto profundo, abrumador, asalta en los umbrales de la tierra, el espíritu embriagado por los recuerdos de la eterna batalla y por los efluvios de poesía de que está cargada la atmósfera histórica de Arauco. ¿Dónde están las huellas de todo lo grande que se ha verificado aquí durante tres siglos? ¿Dónde está, sobre todo, el bosque, el bosque virgen, impenetrable, que amparaba con su sombra los secretos conciliabulos de la resistencia y a favor del cual preparaba el indómito indígena sus asaltos contra las ciudades y lo campamentos del conquistador? Ah! En toda la comarca que atraviesa el ferrocarril, desde el Bío-Bío hasta Angol, y en seguida, a lo largo de las márgenes del Regüe, que corre de Sur a Norte, escondido en el fondo de una barranca, acompañando la línea por el lado del poniente, no descubren las miradas curiosas e inquietas un solo rastro del pasado inmortal, a no ser una pequeña torre que servia de abrigo a las avanzadas de la fuerza chilena, y el bosque ha sido completamente destruido, o lo que es mas probable, no existió jamás, en esta zona que, como he dicho antes, debe ser considerada como la continuación del valle de la costa, sino en grupos modestos a orillas de los ríos o arroyos. Falta el bosque, y los que es mas serio para el porvenir agrícola de esta región, falta, también, el agua. Para el servicio de las miserables habitaciones que asoman, de tarde en tarde, a enormes distancias unas de otras, empinadas TRES RAZAS 135 generalmente en la cumbre de árida colina, hay que acarrearla del fondo de algún modesto curso de agua. Para la bebida del ganado, es menester cavar pozos en los lechos de los esteros, que, este verano, continuando dignamente uno de los inviernos más secos de que hay memoria en todo el país, ha hecho desaparecer de la superficie. Lo que caracteriza el paisaje y bastaría para establecer la identidad entre el valle que aquí puedo llamar del medio, y que está encajonado entre la cordillera de Nahuelbuta, por el poniente, y el macizo de cerros de Nielol, por el Oriente, y el valle que mas al Norte llamamos de la costa, es el lomaje que se extiende hacia el Oriente y el Sur, en interminable oleada, el lomaje virgen para el cultivo, que ha producido y continúa produciendo al sembrador chileno las fabulosas cosechas a que debe el antiguo territorio de Arauco su fama bien establecida, aunque reciente, de granero del Sur. Lomajes desnudos, a propósito, en toda su extensión, para la siembra, con escasísima existencia de agua para las bebidas, y sin otra provisión de combustible que la que proporcionan las apartadas montañas que los encierran por el Oriente y el Poniente o el hondo cauce de los ríos; he aquí, en resumen, lo que el ojo desencantado del viajero encuentra, al entrar al antiguo territorio araucano, por el ferrocarril de Angol a Traiguén, en lugar de la selva impenetrable y altísima de que la imaginación se ha acostumbrado a suponer cubierta la virginal comarca. ¡Qué tristes lugares!, piensa en sus adentros el turista, ¡Qué lindos campos!, exclama, por su parte, el cultivador, que, acaso, recorre el país en busca de datos y antecedentes para el próximo remate. Y tanto el turista como el cultivador, cada cual desde su punto de vista especial, tienen razón. Esta vastísima extensión de lomajes desnudos, a los cuales falta hasta el marco grandioso de los Andes, carece de todo encanto para el que busca bellezas de paisaje. En cambio, se ha recogido en ella, en los primeros años de cultivo, hasta 40 fanegas por una; y todavía hay que considerar un rendimiento de 18 y 20 por una como el término medio de un año de regular cosecha. Pero es evidente que la fuerza productiva del suelo va agotándose con rapidez, y esta circunstancia hace aparecer ante el ojo 136 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 menos perspicaz un aspecto muy alarmante y desconsolador del cultivo chileno en esta parte del país. A la barbarie araucana, conservadora de la riqueza de los terrenos, ha sucedido un sistema no menos bárbaro de explotación. Si el sistema de las cosechas sucesivas continúa por algún tiempo mas, el empobrecimiento del suelo se hará sentir de tal suerte, que no costeará sembrar, y habrá que destinar los campos a la ovejería. Entretanto, de los millones que va entrando a los bolsillos de los dueños y arrendatarios que quedará, en la región al Sur del Malleco, ninguna huella benéfica, ningún germen de futura civilización. Si se deja a un lado cierto número de construcciones muy primitivas y provisorias, puede decirse que no se ha edificado. No se ha establecido plantaciones ni trabajo de ninguna especie a fin de aumentar el caudal de las aguas para el riego de arboledas o para la bebida. No se ha cumplido, siquiera, a no ser muy excepcionalmente, con la obligación de cerrar las propiedades. Al divisar, aquí y allá, en los rastrojos y pástales resecados por los soles de un largo verano, piños de ovejas y aun algunos vacunos, asaltaba mi ánimo la idea de que, en pocos años mas, estos van a ser, acaso, los únicos usufructuarios, los únicos pobladores de la que es hoy una de las mas ricas comarcas trigueras de Chile. Lo que observo hasta aquí no me impresiona muy favorablemente respecto de la acción civilizadora de la más numerosa e importante de las tres razas que, encerradas dentro de las Fronteras del antiguo Arauco como en un palenque, están librando allí entre ellas, silenciosamente, la gran batalla de la existencia y del predominio. El sembrador chileno pasa sobre el suelo, que rinde a su esfuerzo optimo tributo, como un huracán devorador. No piensa sino en disfrutar de la hora presente. Le haría sonreír desdeñosamente la pretensión de que devolviese a la tierra, en una forma u otra, el vigor que le arrebata. No se preocupa de fundar para el porvenir, ni siquiera de reservar fuerza y recursos. ¡Pobre Arauco, si la civilización de Chile no entrase en acción, al Sur del Malleco, con más elementos que el arado de sus sembradores! TRES RAZAS 137 De la mas antigua de las razas establecidas en el territorio, -de la familia araucana, vencida y sometida- no he tenido a la vista, en esta primera jornada, sino escasos y pobres vestigios; la ola de la invasión pacífica, mas irresistible, a veces, que la ola de la invasión a sangre y fuego, ha ido arrastrando, sucesivamente, sus restos del Bío-Bío al Renaico, del Renaico al Malleco, del Malleco al Traiguén. Uno que otro mocetón, corriendo en pos de los bueyes de su carreta, espantados por el tren; uno que otro miserable pastor al cuidado de escaso rebaño, esto es todo lo que he descubierto, en esta parte de los lomajes trigueros, de la belicosa nación que supo defender sus hogares como ninguna otra del nuevo mundo. Escasísimos es ya el número de los mapuches en esta región. Casas de indígenas no he visto todavía. En cuanto a la raza europea establecida en suelo araucano,- la última, y sin duda, la mejor preparada, de las que luchan aquí por la supremacía industrial y social, necesito avanzar más al Sur para encontrar sus representantes y conocer su obra. La colonia que primero visitaré es la que se halla situada en la vecindad de Traiguén. La de Quechereguas está más al Norte que la de Traiguén, pero demasiado al Oriente de la línea de viaje que llevamos, de suerte que debo renunciar a conocerla, a pesar de que me la describen como una de las más florecientes y como aquella cuyo suelo y cuyas colinas mejor se prestan al cultivo de la vid. Nuestro almuerzo en los Sauces ha terminado. A la puerta de la miserable construcción de tablas que ocupa la fonda, a donde una mala e inquieta estrella nos condujo, aguarda un carruajito americano, de liviano aspecto, pero de sólidas y bien probadas articulaciones, y a él confiamos nuestras personas y escasísimo equipaje. El compañero Wharton P. Jones empuña las riendas con las mismas manos que sujetaron el tren de las 8 A.M. cuando se precipitaba por la bajada de Tabón, y volamos en dirección a Traiguén con una velocidad igual, si no superior, a la que empleará el tren, que debe continuar, en media hora mas, su marcha a Quilquén. El carácter del paisaje no cambia. Del carruaje divisamos, en toda dirección, la misma sucesión de lomas, generalmente suaves, cubiertas de rastrojos y barbechos que admiramos, a primera hora, desde las ventanas del tren. Tenemos sí el consuelo de ver a distancia 138 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 la casa de un alemán emprendedor, que ha sabido proveerse de agua y ha plantado una buena extensión de arboleda y viña. Otras pocas habitaciones, con cierta apariencia, pero ya en ruinas, a pesar del zinc de los techos y de la pintura de los tabiques de tabla, están proclamando a gritos, desde la cumbre de solitarias colinas, que sus dueños han tenido algún día la intención de residir en las casas de sus fundos de ultra-Malleco, y que han vaciado, una vez siquiera, sobre el suelo generoso de Arauco, el bolsillo que el suelo les llenó año por año desde la hora del remate en la Moneda de Santiago. Hacia el Oriente, a poca distancia del camino que recorremos y que es frecuentado por las pequeñas carretas empleadas en acarrear a las estaciones provisorias la cosecha de los fundos vecinos y de mas al Sur, desde Traiguén a Galvarino, la línea del ferrocarril se destaca vigorosamente con sus cortes y viaductos. En la parte comprendida entre Quilquén y Traiguén avanza con lentitud la construcción. Esto no impedirá que, como he dicho, los trigos del valle del medio sean embarcados, el año entrante, en la estación de término de Traiguén. Al cabo de dos o tres horas de viaje, al llegar nuestro vehículo a lo alto de una colina, divisamos de súbito a nuestros pies un amontonamiento pintoresco de edificios con techos de linda teja plana de color encendido. Falta, para completar el cuadro, el hilo de agua, que es el encanto y la arteria vital de las poblaciones de Chile. Falta el árbol, que suaviza las líneas de las pesadas construcciones humanas y es indicio de cultivo inteligente y de prosperidad. No importa; hay animación en la escena que se presenta ante mis ojos. Hay coquetería y limpieza en la ciudad improvisada por la avanzada de la ocupación de Arauco. Después de cinco o seis horas de desierto chileno, es una satisfacción encontrarse de nuevo a las puertas de una población chilena. La que tengo a la vista es Traiguén. TRES RAZAS 139 II TRAIGUEN, CIUDAD Y COLONIA Traiguén es, en toda la extensión de la palabra, un pueblo nuevo. No hace muchos años que el silencio de la barbarie y de la indolencia araucana reinaba en la comarca, en donde los ecos de la colina y la llanura repiten hoy los mil rumores de una civilización activa y vigorosa. La orgía de las juntas de guerra lo interrumpía de tarde en tarde; hoy es el trabajo; hoy son los gritos del sembrador y del cosechero, los ruidos del molino a vapor y del taller, los golpes del constructor y del herrero los que anuncian, desde lejos, el cambio de dominio que ha tenido lugar al cabo de siglos de tan larga espera. Es una lástima que no se haya dado mas ensanche a la planta de la ciudad, que, al trazar sobre el papel el plano de las calles, las plazas y los lugares de recreo y ornato público, los ingenieros militares y civiles no hayan sido inspirados por fe más ardiente en el porvenir. Parecía, sin embargo, después de tan larga y dura experiencia en cabeza propia y en cabeza de vecinos, que la hora de la mezquindad y la estrechez en la edificación de las ciudades hubiera pasado para Chile. Anchas avenidas, como en la República Argentina; parques espaciosos y poblados desde el primer día, -tal es el programa de nuestro siglo. Es una imprudencia injustificable que no se aproveche, para realizarlo, la época en que el terreno no ha alcanzado todavía mucho valor con la aglomeración de pobladores. Es menester, por lo demás, confesar que, si las autoridades no han estado a la altura del deber y de la previsión, los particulares, en cambio, han dado en Traiguén muestras de que creen en el rápido desarrollo de la ciudad. No han plantado, y en esto han influido, naturalmente, la escasez de agua y la dificultad de traerla en cantidad suficiente para los riesgos; pero han construido con esmero, y en uno que otro caso con atrevimiento. Difícilmente se emplea en el Norte materiales comparables con los pies derechos de roble, el adobillo y 140 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 ladrillo de los tabiques, y la teja de la generalidad de las habitaciones. La tienda que lleva el nombre de Casa Francesa se halla establecida en un edificio de ladrillo en que se invirtió 20.000 pesos. De mas efecto, todavía, es la construcción de altos, de tabique rellenado con ladrillo, que está terminado, en una esquina de la plaza, el cervecero alemán Otto, uno de los animosos industriales que han acudido, sin vacilar, al Sur del Malleco, guiados por la estrella del destino de Arauco. La colonia fundada a inmediaciones de Traiguén es una de las más antiguas y de las más adelantadas, a lo cual han contribuido la feracidad del suelo y la facilidad que presta para el cultivo del trigo. El grueso de las hijuelas se halla situado al Sur de la población, en donde el río corre al frente de todas ellas. Antes, sin embargo, de visitar el suelo cultivado aquí por el europeo, me tocó conocer a los cultivadores y oír de boca de muchos de ellos la historia de sus experiencias y sus progresos, su aprendizaje y sus esperanzas. Dos o tres colonos alemanes tienen sus hijuelas al Norte de Traiguén, a alguna distancia de los demás, que son casi todos suizos de lengua francesa y alemana y franceses. Uno de los alemanes, hombre de edad madura, seco y robusto, trabajaba, a unos treinta metros del camino, en compañía de su hijo de doce o catorce años. Tuve curiosidad de conocer la situación de este primer colono que se presentaba a mi vista, y obtuve los siguientes datos: El colono era prusiano de la Ukermarck, y ha cosechado, este año, por tercera vez, en su hijuela. La papa le dio mal resultado, por la excesiva sequedad del verano; pero recogió 230 fanegas de trigo, fréjoles y diversos granos para su propia alimentación y para la venta. Posee ya 14 vacunos de toda edad y algunos cabalgares. Ha empleado, con buen resultado, el guano que produce su establo, y ha comenzado a trabajar con caballos. Se declara muy satisfecho con su suerte y en camino de prosperidad. Según mis informes, este primer tipo de colono no pertenece, estrictamente, a la clase de agricultores. Ha aprendido el cultivo después de su llegada a Chile; pero es hombre trabajador y laborioso, y esto le ha bastado para salir airoso de la doble prueba de la aclimatación y del aprendizaje. TRES RAZAS 141 En un año mas, la casa de tablas en que hasta ahora ha vivido pasará a formar pare de las dependencias destinadas a establos, graneros, etc., y una sólida y aseada construcción de dos pisos, con techo de zinc o teja, persianas y puertas pintadas de verde, y coronada por cuatro o cinco cañones de chimenea, anunciará a los transeúntes que allí vive una familia para la cual pasaron los años duros y han comenzado los años de abundancia. Nos instalamos en el salón principal del Hotel, pieza bastante decente, que tiene puerta a la plaza y se presta, así, muy bien para la investigación, que es el principal objeto de nuestro viaje. Los colonos, a quienes se había hecho convocar con anticipación, aguardaban, aisladamente o en pequeños grupos, que les llegara su turno de audiencia, la que emplean, de ordinario, en formular quejas y exigencias. Después de una comida que habría hecho honor a una mesa de hotel de las provincias centrales, dimos principio a nuestra doble tarea, el Inspector General de las colonias, a la de oír y resolver reclamaciones, y el Agente de Colonización, a la de interrogar a los colonos respecto de las dificultades pasadas, los resultados de las diversas cosechas, y la importancia de sus construcciones y crianzas de animales. Muchos de los individuos con quienes estuvimos aquí al habla pertenecían a la colonia de Quechereguas, y eran introducidos por su intérprete, el colono suizo Villiger, uno de los hombres mas serios y respetables que conocí en mi excursión. Se manifestaban los de este grupo muy satisfechos con la cosecha del año y con la perspectiva del cultivo de la viña. Desgraciadamente, aquí como en las demás colonias que visitamos, no eran, en general, los más trabajadores y acomodados, sino los más charlatanes, camorristas y exigentes los que acudían a conferenciar con el Inspector General. El colono bueno en toda la extensión de la palabra no abandona la casa y el campo sino en caso de absoluta necesidad. A muchos de ellos no les habría conocido si no hubiéramos visitado sus hijuelas. Entre los colonos que más honor hacen a Quechereguas, oí mencionar al suizo Luchsinger, hombre que llegó al país con un 142 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 pequeño capital de 4.000 francos y al frente de una familia numerosa. Hoy es dueño de 30 animales vacunos y de centenares de puercos, que mantiene a pesebrera, y su cosecha de este año pasa de 300 fanegas. A más de algunos de sus 11 hijos, trabajan, bajo sus órdenes, dos peones chilenos. Las buenas cosechas no han sido raras, este año y el anterior, en Quechereguas y Traiguén. El colono español Aguirre, individuo, de muy escasa cultura, como todos los de la misma nacionalidad que han logrado mantenerse en las colonias, ha recogido, este año, mas de 300 fanegas; y su compatriota Antero Bazarte igual cantidad. El francés Pagnaud cosechó, de 7 fanegas de siembra, 170, a más de una buena cantidad de papas y diversos cereales. Los Basly, padre e hijo, cosecharon más de 400 fanegas de siembra, y declaran que están completamente satisfechos de su suerte. El suizo Cern, de Zürich, colono de tercer año como los anteriores, cosechó 430 fanegas en su hijuela de Quechereguas, a pesar de habérsele quemado no menos de 30. Es dueño de 8 animales, entre vacunos y cabalgares. Otro suizo de Quechereguas, llamado Schifferle ha cosechado, con ayuda de sus dos niños, su hermano y un peón chileno, 400 fanegas. También ha formado ya un grupo de buenos animales. El francés Noubrac (de Charente) refiere que llegó a Chile el 22 de Enero de 1886 sin más fortuna que 15 centavos y sus buenos brazos, y ha recogido 150 fanegas. Desea hacer venir su mujer, que quedó en Francia, y está dispuesto a enviarle 100 pesos para gastos de viaje. Como se ve, no faltan, en Traiguén y Quechereguas, ejemplos de lo que pueden dar si, en nuestras colonias, los cultivadores franceses. A los que he mencionado ya debo agregar a Farfal, de la Gironde, hombre pequeño y hablador, pero de robusta constitución, que ha cosechado, este año, sin ayuda de nadie, 360 fanegas de trigo, 10 de arvejas y buena cantidad de otros cereales y legumbres. Este colono es uno de los pocos que tienen concluido o por concluir el cierro de su propiedad. Es casado y padre de un hijito. El buen TRES RAZAS 143 resultado de sus tres años de trabajo se halla corroborado por la circunstancia de que, a pesar de haber llegado sin un cuarto y de faltarle algunos años para devolver al Fisco lo que ha recibido a título de anticipo por su pasaje, mesadas diarios, carreta, bueyes, aperos y semillas, está vivamente empeñado en cancelar completamente su deuda. Igual deseo manifestaron al Inspector General el suizo Desnières, gran charlatán, pero, también, gran trabajador sujeto muy económico, que ha prosperado sin valerse de mas auxiliares que sus buenos brazos, y Dufeu (de Quechereguas), cuya cosecha ha sido, este año, de 360 fanegas de trigo, 10 sacos de papas, etc. Ha habido, en las dos colonias, individuos de más de 400 fanegas de cosecha, lo que representa ya una suma de dinero para un europeo industrioso. Así, en Traiguén, recogió el francés Blairleuil, viñatero de Gironde, 481, su compatriota de Cornbeler 480 y otro francés Moreau 550. Y en Quechereguas, entre los franceses, Sabelle 450, y Dosque 660, - la mejor cosecha de todas las colonias,- y entre los suizos, Kern, 430, Desnières 415, Schurch 420 y Stappungk 450. De los colonos de esta categoría, y de los que han cosechado de 200 a 400 fanegas solamente en trigo hay motivos para afirmar que han doblado el Cabo de las penurias y de las dificultades. La época de las economías y de la capitalización modesta ha comenzado para todos ellos. Esto me pareció comprobado de sobra por el hecho de que todos se hallan en vía de formar pequeños rebaños de vacunos y de que no son pocos los que cuentan con fondos sobrantes para enviar a los deudos cercanos que dejaron en Europa y para cancelar la deuda con el Fisco, que no será, en ningún caso, de menos de 400 a 500 pesos por jefe de familia. En tramos inferiores de la escala de bienestar figuran individuos como los siguientes, con quienes tuve ocasión de hablar: Un colono francés de Traiguén, que declaró haber cosechado, este año, 150 sacos de trigo; pero que ha podido dar ya principio a la construcción de lo que se llama “la casa definitiva”, en reemplazo del edificio provisorio de tablas, que constituye la primera instalación; Dos hermanos alemanes, llamados Frindt, de talla y figura digna de los antiguos Reyes del mar, que atravesaban con sus 144 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 carretitas el costado de la plaza a que daba la puerta de nuestro alojamiento y que, interrogados por mí, expusieron que su cosecha había sido de 90 fanegas de trigo y de papas y otros cereales en cantidad suficiente para el consumo del año. Ninguno de ellos es agricultor. El menor es buen herrero mecánico, y ha obtenido permiso para trabajar en Valparaíso durante el invierno. Un alemán de Hanover, en Traiguén, recogió, este año, 150 fanegas. Ha reunido los fondos necesarios para encargar a su país de origen una pequeña máquina trilladora. Geppcke, colono alemán de Quino, cosechó 150 fanegas de trigo, de una siembra de 10 fanegas. Wike, alemán, cosechó 100. El francés Brouillot cosechó, también, 150 fanegas de trigo, y además, arvejas, porotos, etc., para el consumo. Calcula que recogerá 50 sacos de muy buena papa. No sería completo el cuadro de la situación de las colonias de Traiguén y Quechereguas, tal como lo exhibieron antes mis ojos las declaraciones de individuos de cuatro a o cinco nacionalidades, si pasara en silencio ciertos casos harto menos brillantes que los anteriores y que constituyen y caracterizan el grupo de los náufragos y rezagados, por culpa propia o por efecto de accidentes desgraciados. El colono Roger trabajó solo, el año anterior, y tuvo una cosecha de 120 fanegas de trigo. Este año atrabajó en medias con un chileno, y su parte de cosecha fue 9 fanegas. En papas espera cosechar, fuera de lo necesario para su consumo, unos 20 sacos. El hombre no se manifiesta, sin embargo, acorbadado, y tiene suelo listo para sembrar hasta 12 fanegas, renunciando al sistema de las medias. Fuera de éste, me presentan como el colono que ha salido peor parado, este año, en Traiguén, al llamado Carrer, dueño de una hijuela de 20 hectáreas. Este llegó soltero y se ha casado con chilena; su cosecha fue de 50 a 60 fanegas. Lombard, de Quechereguas, padre de dos hijos grandes, cosechó 42 fanegas de trigo, y la papa se le dio pequeña. TRES RAZAS 145 Todavía mas abajo en la escala de los infortunados, y de los infortunados por culpa propia, quedó, este año, el colono soltero A. Gollonza. Su cosecha fue de 30 fanegas de trigo. Las noticias que recojo de los directores de la colonización, de los intérpretes y de los colonos mismos me autorizan para creer que los ejemplos que he logrado exhibir representan, con regular exactitud, los tipos medios de la situación que habían alcanzado, en el otoño de este año, los diversos grupos en que los pobladores europeos de Traiguén y Quechereguas podrían ser divididos, según el mayor empeño, y si se quiere, también, según la mas o menos buena estrella con que han trabajado en los tres primeros años de la colonización. En general, la prosperidad rápida del colono depende de dos cosas: antes que todo de sus aptitudes para el trabajo agrícola, y en seguida de los recuerdos en dinero con que comenzó. Mi impresión es que el verdadero agricultor, y no solamente él sino todo europeo con hábitos de orden, actividad y economía, prosperan en estas colonias, sin necesidad de más capital que sus brazos y su maña. Es innegable que Traiguén y Quechereguas se hallan en muy buen camino; que las dificultades serias han pasado; que se observa ya la acumulación de pequeños capitales en edificios, animales, enseres, dinero; y que el porvenir se presenta con colores hermosos. Y bien ¿cuántos de los miembros de las dos colonias llegaron a ellas con recursos en dinero? Solamente he oído citar al suizo Luchsinger, que trajo 4.000 francos. Noubrac declaró, francamente, que su capital de instalación fue de 15 centavos, y ahora envía dinero a su esposa para el viaje de Europa. Farfal llegó con los brazos cruzados, y está empeñado en pagar su deuda al Fisco. Y así llegaron los demás. A ninguno le oí hablar de los capitales que introdujeron a Chile, y es seguro que el colono se inclina a disimular la modestia y desnudez de sus primeros tiempos de trabajo. Ahora, si a los conocimientos en la agricultura, si a las cualidades que son propias del trabajador europeo, y a las cuales debe éste su superioridad, se agrega la posesión de una pequeña suma de dinero, es indudable que la empresa se hace mas fácil, se gana tiempo, y se vive fuera del alcance de contingencias que suelen ser funestas. Especialmente, la adquisición, en el primer año, de una segunda yunta 146 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 de bueyes, de algunas vacas lecheras, y de algunos sacos de semilla, a mas de las que proporciona la inspección General, permite al colono resistir sólidamente a las pruebas y mortificaciones de la instalación. Y en caso de enfermedad o de pérdida de la cosecha, no está de mas un depósito de 4 a 500 francos en el Banco de Angol o en el fondo de un baúl antiguo y bien cerrado. Los colonos de Traiguén y Quechereguas –prescindiendo de uno que otro caso excepcional- llegaron al país sin recursos en dinero ¿Cumplían, en cambio, con la condición fundamental de éxito? ¿Han sido, antes de venir al país, agricultores de profesión? Este es un punto de mucha gravedad, un punto que ha sido discutido y ha dado lugar a ataques y defensas. Me propongo examinarlo, con ánimo imparcial y tranquilo, en el curso de esta visita a las tierras de colonización, y lo que observe he de referirlo tal como lo he observado. Desde luego, no es posible presumir que han sido agricultores en Europa los individuos que, al tomar posesión de sus hijuelas, han comenzado por declarar que no conocían los trabajos agrícolas, y el número de éstos es ya considerable. Entre los 50 colonos establecidos en Traiguén, apenas 15 se hicieron inscribir como agricultores, y me siento inclinado a creer que, si todos los sub-inspectores hubieran tenido, en sus interrogatorios, el mismo cuidado que el de Traiguén, la proporción sería igual en lo restante de las dos colonias. Muchos de los que han recogido, este año, las mejores cosechas eran vinicultores de la Gironde, como Farfal, Blanleuil, etc. El excelente intérprete de Quechereguas, Villiger, era carpintero, Brouilleau caminero. Quedaría, en seguida, por averiguar cuántos de los que han declarado que son agricultores han faltado a la verdad, por miedo de perder sus hijuelas. Entiendo que el número de estos labradores apócrifos es considerable, y que ha aumentado, a medida que los engaños de que hemos sido víctimas han ido obligando a los agentes del Gobierno en Europa y a los directores de las colonias a adoptar severas medidas de precaución. Los hechos se encargaran de refutar o confirmar esta impresión. Sea de ellos lo que fuere; con agricultores o no agricultores, el hecho es que hemos logrado formar, en Traiguén y Quechereguas, en TRES RAZAS 147 el breve plazo de tres años, dos núcleos de población europea animosa y emprendedora, moral y económica que, por la sola fuerza de las cualidades generales de las razas a que pertenecen, están habilitados para implantar en el centro del antiguo territorio araucano métodos de cultivo y hábitos de vida que, si llegaran a generalizarse, producirían en Chile el cambio mas trascendental y saludable. No sería justo esperar y exigir maravillas de individuos que se hayan empeñado con todas sus fuerzas en las luchas de la aclimatación y de la instalación y muchos de los cuales han debido comenzar por instruirse en las primeras reglas del cultivo. Sería, sin embargo, ciego o caprichoso quien intentara negar que hay ya, a esta hora, en acción, principios de progreso agrícola y de mejoramiento social, en nuestras jóvenes colonias de Arauco. Tres mil quinientos individuos de diversas nacionalidades, de diversos idiomas y de diversas comuniones religiosas, distribuidos en pequeños grupos, en la región que se extiende del Malleco al Cautín, constituyen una sola raza, en concepto del vulgo, en virtud de ciertas cualidades y ciertos hábitos que son comunes a casi todos ellos. Casi todos ellos trabajan. Casi todos ellos saben guardar; han sabido guardar, aun en los días de la prueba y las privaciones mas amargas. Es cierto que hay, entre nosotros muchos que hacen mofa del que guarda, y hasta del que trabaja. La antigua aristocracia valdiviana comenzó por mirar con soberano desden a los animosos alemanes que llegaron, en hora feliz, a su soñolienta ciudad, y vivió durante años, aferrada al mástil del glorioso privilegio de no dejar la capa y los zuecos, que los caballeros de hoy heredaron de los caballeros de la colonia. Andando el tiempo, ha podido verse quiénes sirven mejor al engrandecimiento del país y a su propia conveniencia, los caballeros de capa y zuecos, o los caballeros del trabajo; y es probable que se haya verificado un cambio en las ideas y tradiciones reinantes y que se piense seriamente en recobrar el terreno perdido por orgullo e indolencia. Pues bien; si las preocupaciones que han sido tan perjudiciales para la población nacional en las márgenes del Calle-Calle llegaran a levantar cabeza mas al Norte, sería, indudablemente, para sufrir el 148 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 mismo castigo y el mismo desengaño, y para ceder el campo, tarde o temprano, al convencimiento de que el predominio industrial y social corresponde fatalmente a los que trabajan y guardan. A medida que este convencimiento cunda, crecerá el país en prosperidad y fuerzas. El día en que el grueso de la población chilena sepa trabajar y sepa guardar será el de la independencia industrial de Chile. He aseverado que los colonos que he podido interrogar hasta aquí, y que casi en su totalidad son residentes de Traiguén y Quechereguas, han pertenecido, con excepciones muy contadas y brillantes, más bien a las industrias de las ciudades que a las de los campos de Europa. A pesar de esto, sorprende muy agradablemente la manera como todos los ellas tratan el ganado. Al mismo tiempo, que en su propio alojamiento, han pensado en el de sus bueyes, vacas, caballos y puercos, de tal suerte que puede sostenerse que no hay un solo animal perteneciente a colonos que no duerma, de enero a diciembre, bajo techo y en cama de paja. Parece que, al principio, el estado de la bueyada dejaba que desear, y ello provenía de que, careciendo todavía de establos o corrales seguros, muchos de los colonos mantenían sus animales de trabajo sólidamente a la estaca, a la puerta de las habitaciones, en las horas en que no los ocupaban. Si esto es verdad, el cambio que ha tenido lugar ha sido bien completo. No se ve en las provincias centrales bueyes tan hermosos, tan mansos y tan gordos como los de las colonias; los abasteros de Valparaíso los envidiarían en años mejores que el presente. Vencidas las dificultades de la primera época, el colono experimenta la necesidad y el deseo de mejorar los procedimientos de cultivo. Mas de uno de ellos me refirió que había cosechado sus papas en terreno abonado con el guano de sus establos, y se hacía, en pequeño, ensayos de la misma aplicación para el cultivo del trigo y demás cereales. El mal estado de los caminos, sobre todo en el invierno, obligarán a los colonos a conservar, por algún tiempo más, las carretitas de ruedas de una pieza que se les entrega, a su llegada a Angol, por cuenta del Fisco, y a renunciar a medios más TRES RAZAS 149 perfeccionados y rápidos de acarreo y locomoción. En cambio, son muchos los que han pedido y siguen pidiendo a Europa máquinas trilladoras, herramientas y semillas. En Quechereguas se fabricará este año el primer vino de planta cultivada por los colonos, y tanto en ese punto como en Traiguén aprovechan los vinicultores franceses las colinas que están al abrigo de los vientos del sur para establecer pequeñas plantaciones que la inspección General fomenta muy eficazmente. El sentimiento de todos los colonos, franceses, alemanes, suizos de las dos lenguas, a quienes he interrogado, es de completa y ostentosa satisfacción. La primera época, dicen, fue dura; pero el que tiene voluntad de trabajar surge seguramente. Ahora, los buenos tiempos han comenzado. El colono no está reducido a la venta de la cosecha. Sabe sacar ventaja de todo. El artesano se traslada, con permiso de la inspección General, durante los meses de invierno, a Angol, a Concepción, a Santiago o Valparaíso, y vuelve en la primavera con el bolsillo bien provisto de fondos que le permiten aumentar su ganado, dar mayor impulso a los cultivos, emprender la construcción de una buena casa y ensanchar los edificios destinados a establos y graneros. El jornalero gana en las faenas del ferrocarril. Es raro, también, el que no recoge alguna entrada por arriendo de bueyes o carreta, fletamentos, arriendos de tierras, ayuda prestada al vecino, venta de leche, pan, carne de puerco, etc. En ninguna hijuela falta el horno, y el pan constituye la base de la alimentación, en invierno y verano. Un almud representa el consumo de tres días de una familia no muy numerosa. La papa es otro gran recurso; conocí un colono francés, llegado a Chile en octubre de 1866, que comía, desde mediados de marzo, las papas de su primera cosecha. La carne de chancho se ha generalizado quizás más de lo conveniente. En ciertos días de la semana, se envía al pueblo por carne de vaca para la sopa; y en cuanto al vino, no falta en la mesa del colono de lengua francesa, como no falta el café, más o menos reforzado por la achicoria, en la del colono de lengua germánica. 150 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 En el estado sanitario ha habido, de algún tiempo a esta parte, un cambio muy favorable. Durante el primer año, se hicieron sentir los efectos de la larga navegación, sobre todo en los niños de pecho, y más allá de este plazo todavía hicieron víctimas el cambio de clima, la intemperie y la escasez de la alimentación. En el día no ocurren mas enfermedades que casos de disentería, que algunos atribuyen a las aguas y otros al exceso en el consumo de la carne de puerco. El número de nacimientos va siendo considerable, y los niños se desarrollan vigorosos y alegres. En el hospital militar visité una sala destinada a los colonos, que no es atendida con el mismo esmero que la sala que ocupan los soldados enfermos en ella encontramos dos pacientes; uno de ellos era un francés de edad avanzada que había sido victima de un accidente de caza. Días después supe que había muerto. El caballo y la escopeta tienen para los colonos mucho encanto, y no es insignificante el número de los que han pagado caro estas entretenciones únicas de su áspera vida de avanzada agrícola. En Traiguén y Quechereguas, encuentro al colono en contacto con la población chilena. Dos razas, preparadas ambas para el cultivo y la ocupación del antiguo territorio araucano, están aquí la una en frente de la otra. El conflicto entre el elemento nacional, fuerte por su número, por su conciencia de vencedor, y por sus antecedentes de antiguo poseedor del suelo a título de conquista, y el elemento europeo, encumbrado en sus derechos de propietario, en el favor de que disfruta y en el convencimiento de su superioridad industrial, no podía menos que pronunciarse, y se ha pronunciado, en efecto, con caracteres de que es menester darse cuenta con equidad e imparcialidad. Los primeros colonos han llegado a la región del Sur del Malleco en circunstancias muy poco favorables para el establecimiento de buenas relaciones con los chilenos avecindados allí. Esta población a vivido, en su mayor parte, del usufructo de la propiedad fiscal, desde que la ley puso término a las negociaciones lucrativas, a que daba, en virtud de un benévolo eufemismo, el título de compras de tierras de indios y desde que se han levantado TRES RAZAS 151 trincheras respetables en defensa de los terrenos del Estado. Ya que adquirir el suelo, gratuitamente, como en épocas pasadas, ha llegado a ser imposible, o por lo menos muy difícil, se ha desarrollado y arraigado la creencia de que el uso de la propiedad pública constituye el primero y mas trascendental de los derechos del hombre establecido al Sur del Malleco. La sociedad entera se manifiesta penetrada de este convencimiento, a que se ha dado alas, un poco temerariamente, en la prensa y hasta en el Congreso. Los mismos agentes del Ejecutivo, arrastrados por la corriente de la opinión y los intereses dominantes, o sin autoridad contra ella, sancionan con su actitud el principio de que lo que es del Fisco pertenece a todos. Ahora bien; las medidas de legislación destinadas a amparar el derecho fiscal contra los usurpadores, y la creación de una oficina de ingenieros del Estado, con encargo especial de verificar la mensura e hijuelación de los terrenos públicos, -en una palabra, la obra de reivindicación que han emprendido los últimos gobiernos,- ha sido, en concepto de los grandes y pequeños usufructuarios del Sur del Malleco, motivada y aconsejada por el deseo de fundar colonias. El cultivador de contrabando a quien se ha desposeído del terreno que explotaba, para entregarlo a la inspección General de las colonias, se siente, pues, inclinado a considerar al europeo como la causa de su desgracia y denuncia, en el tono feroz que es propio del interés lastimado, el establecimiento de colonias como origen de un despojo inhumano y de una injusticia horrenda. De aquí a obstruir en lo posible el trabajo de colonización y a molestar y hostilizar de mil maneras a los colonos, no había sino poca distancia, y esta distancia ha sido salvada de la atmósfera pesada y mala sobre la obra que, en pocos años mas, levantará el antiguo Territorio de Arauco a una altura que Llanquihue, Osorno y Valdivia no han podido alcanzar, por la inferioridad de sus condiciones de cultivo y de sus medios de comunicación con el resto del país. La mala atmósfera no impidió que, en los dos primeros años de la colonización, se estableciera cierto modus vivendi entre colonos y pequeños cultivadores chilenos desposeídos. 152 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Buen número de los colonos se hallaban en situación embarazosa, por su ignorancia e inexperiencia en cosas de agricultura, por la exigüidad de sus recursos para la instalación de la casa y la faena, en fin, por la perturbación moral que resultó para algunos del cambio de escena y del sistema desmoralizador de las mesadas. A los cultivadores chilenos, en cambio, se les hacía duro emprender la marcha al Sur en busca de terreno fiscal desocupado. De aquí nació, entre colonos no agricultores y agricultores chilenos, la celebración de contratos de cultivo en medias, ventajosos, en apariencia, para ambas partes, y que parecieron a algunos anuncio y principio de una era de cordialidad y buena inteligencia entre las dos razas. El colono contribuía con la tierra, las herramientas, semillas y animales y su trabajo. El chileno, con su trabajo y sus bueyes. Durante algún tiempo, los arreglos en medias marcharon regularmente. Mientras el colono tuvo necesidad de maestro y auxiliar, soportó, con mucha mansedumbre, las travesuras y las insolencias del socio, que construía generalmente su rancho a inmediaciones de la casa del colono y no tardaba en manifestarse emprendedor y arrogante, sobre todo bajo la influencia de las copas. Pero no bien se creyó el europeo en aptitud de cultivar por sí mismo su hijuela, y no bien adquirió convencimiento del amparo de la ley y de la autoridad, cuando se pronunció la lucha, y el contrato de medias se convirtió en un germen inagotable de discordia y riña. Tan lejos se ha ido en este camino que la inspección General se ha visto obligada a adoptar serias medidas para evitar escenas violentas, y ha acabado por intimar a los colonos que deben renunciar a las medias, lo mismo que a los arriendos a chilenos, y atenerse estrictamente a las cláusulas de sus contratos. Las relaciones del colono con sus vecinos, -usufructuarios de terreno fiscal, inquilinos y arrendatarios de grandes fundos, o antiguos socios que se han retirado de la hijuela en son de guerra,dejan, también, mucho que desear por el lado de la buena armonía. Noche a noche, los animales del cultivador chileno entran a la propiedad del colono, talan y destrozan hasta que amanece, a no ser que el colono, alarmado por el ladrido de sus perros, se levante y los TRES RAZAS 153 reduzca a corral. ¿Proviene este sistema de destructora invasión del descuido que es propio de nuestra gente de campo o del propósito de molestar al extranjero? No sabríamos decirlo; pero el hecho es que las quejas por daños causados por animales del vecino son muy frecuentes y que no tendrán término mientras los colonos no cumplan con la obligación de cerrar, cosa que no es tan sencilla como parece, puesto que la cuadra de foso cuesta hasta 20 pesos, y no hay en Traiguén madera en abundancia para construir cierros de madera. Robos y asaltos no han faltado, sobre todo en la primera época de la colonización, y no dudamos que causarían efecto desastroso en individuos acostumbrados a la seguridad de las poblaciones y los campos de Europa. Creo no engañarme aseverando que, a este respecto, la situación ha mejorado, tanto porque los colonos viven mas precavidos cuanto porque la gente sospechosa y nómade va alejándose, poco a poco, en dirección al Cautín, en busca de terreno fiscal no ocupado todavía. Pero se teme que esta tranquilidad relativa no sea de larga duración; las faenas del ferrocarril están en pocas horas de Traiguén, y estas son malas vecindades en todo Chile. Los animales del vecino chileno causan daños al colono, es cierto; en cambio, no puede decirse que faltan al colono los medios de obtener justicia y reparación amplísima. Jueces de subdelegación o de distrito son, invariablemente, en los lugares donde hay colonias establecidas, los mismos empleados chilenos de la colonización, antiguos oficiales de ejército y hombres muy serios y respetables todos ellos, comenzando por el señor Contreras Solar, sub-inspector de la zona central, que comprende Quechereguas, Traiguén y Galvarino. Ante estos funcionarios, a quienes conoce y de cuya imparcialidad ha tenido mas de una prueba, se presenta el colono acompañado del intérprete, denuncia el daño causado por animales que se hallan todavía detenidos en su corral o que ha presentado al juzgado, y formula una cuenta de perjuicios, generalmente exorbitante. El juez oye, en seguida, al demandado; se nombra, por una y otra parte, peritos que tasan el daño, y el negligente o travieso vecino se apresura a pagar, sin causar mucha demora, y sin intentar 154 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 recursos de obstruccionismo forense, porque, entretanto, sus animales están sin comer, en castigo de las golosinas de la noche anterior. Entre los huéspedes distinguidos del Norte que recorren, en estos días, el territorio araucano, figura el Diputado señor F. de B. Echeverría, iniciador de la actual temporada de inmigración y colonización en el carácter de Agente General de Colonización en Europa. He tenido el gusto de encontrar en Traiguén a este culto e inteligente caballero, y de oírle exponer las ideas que ha sostenido en materia de colonización, en la Cámara de que es miembro y en un folleto que hizo circular en el curso del pasado verano. El señor Echeverría parte de la observación de un hecho de incalculable gravedad, que la inmensa mayoría de la nación se obstina en ignorar, pero que, a esta hora, es ya fuente funesta de perturbaciones e inmoralidad que amenazan y minan nuestra existencia social. Ese hecho es la organización viciosa de la propiedad territorial y el rápido crecimiento del proletariado nómade, consecuencia natural e inevitable de aquella. ¿Qué remedio habría para este mal, que alcanza cada día proporciones más alarmantes y que, en una hora de crisis industrial, puede conducir a Chile a la más dolorosa extremidad? hay un remedio, y está a la mano, afirma el señor Echeverría. Consistiría en proporcionar tierra, gratuitamente o vendida a largo plazo, en la región comprendida entre el Malleco y el Toltén, a los que carecen de ella en todo el resto del país. Basta exponer este plan para manifestar que el señor Echeverría sufre un error muy sensible al apreciar la extensión de la llaga social cuya existencia reconoce. El reparto de toda propiedad fiscal del Sur no alcanzaría a producir alivio digno de ser tomado en cuenta en la situación general de nuestro proletariado agrícola. Veinte o treinta mil individuos encontrarían allí hogar; centenares de miles seguirán formando, entre el desierto de Atacama y Reloncaví, una masa flotante, sin propiedad y sin techo, sin familia y sin ahorro, sin mas solaz que la borrachera y sin mas ley que el puñal, y el cáncer antiguo y tan extendido como TRES RAZAS 155 toda la gran propiedad de Chile reunida continuaría en supuración, cada vez en forma mas seria y aterrante. El señor Echeverría desconoce, también, otro aspecto de esta grave cuestión. La vida nómade, como la esclavitud desmoraliza. Hace perder los hábitos regulares de la existencia sedentaria y produce lastimosas inquietudes. La casa, la propiedad, la familia carecen de encanto para el que ha pasado, desde que estuvo en edad de andar, vagando entre los campos y la ciudad, entre las salitreras y el ejército, entre la cárcel y las faenas de ferrocarril. ¿Cuántos de estos alentados nómades tendrían paciencia para cultivar y fuerza de voluntad para abstenerse de llevar al despacho el valor de la primera cosecha y el de la hijuela misma? Estoy de acuerdo con el señor Echeverría en que es indispensable que se abandone, completamente, o por lo menos, que se reduzca en lo posible el sistema de remates de grandes lotes de terreno, que esta haciendo extensivo al Sur el vicio de la organización de la propiedad agrícola en las provincias centrales, y mediante el cual se ha comenzado a aplicar a esta interesante región el método de cultivo mas expoliatorio y agotador que es posible concebir y se ha reemplazado la soledad y el silencio de la ociosidad indígena por la soledad y el silencio del feudalismo colonial. Aplaudo decididamente el propósito de vender hijuelas de 40, 80, y hasta 100 hectáreas a lo sumo, mas no como panacea contra la enfermedad mortal que aqueja a Chile sino como medio de abrir camino a cierto número de pequeños cultivadores de las provincias del Sur que son capaces de poseer y cultivar, como los que han tenido trabajo en medias con colonos. El progreso de las colonias exige, igualmente, que haya posibilidad de adquirir hijuelas a inmediaciones de las colonias, tanto para el establecimiento de los hijos de los colonos como para el de los deudos y amigos que han de querer venir de Europa a establecerse cerca de ellos. En cuanto a la lepra del proletariado nómade, pasto del vicio, del crimen y del futuro desorden social, no diviso para ella posibilidad de remedio directo y rápido. Los que han querido curar a la humanidad según ese método, han hecho fiasco. Un paliativo diviso yo: es la fábrica, con la respectiva población de obreros, en donde 156 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 pudieran adquirir propiedad los que supieran mantenerse en el trabajo durante cierto número de años. Para eso sería preciso que nos dejáramos de vacilaciones, que proclamáramos con la frente alta la necesidad de hacer a Chile país industrial, antes de que lo postre la anemia, y de que comenzáramos por dictar una legislación en armonía con ese propósito, cuyo primer efecto sería atraer al país fabricantes y fábricas enteras. TRES RAZAS 157 IV DE CHOLCHOL A NUEVA IMPERIAL LA RUCA Y LA FAMILIA ARAUCANA Dejando a Galvarino sumergido en la claridad de la mañana y la quietud de un día de guarda, sin misa y sin campanas, pero, por desgracia, con expectativa de copas de funesto licor en abundancia, subimos a caballo las colinas del Sur, que siguen escalonándose suavemente hasta formar un elevado y extenso macizo de lomajes idénticos a los que habíamos atravesado desde Traiguén. Barbechos y rastrojos cubrían aquí, también, las alturas, hasta donde la vista alcanzaba. En el aspecto general del paisaje se pronunciaba, sin embargo, mas y mas, un aspecto que, el día anterior, me había causado alegre sorpresa. El bosque, el celebrado y soñado bosque del Sur, comenzaba a hacer su aparición, en grandes manchas de verde oscuro, a lo largo de las quebradas y en las faldas de los cerros que cerraban a lo lejos el valle, y mas cerca de nosotros, sobre nuestras cabezas, en la forma de hermoso parque, maltratado y amenazado, es cierto, y con distancias de árbol a árbol suficiente para la circulación de los rayos del sol y del aire sobre la faz de la rica tierra triguera, pero siempre con bastante belleza para recrear el ánimo entristecido por la aridez y la sequedad, y con bastante frondosidad para servir de amparo al hombre, a las bestias y a la hierba. Este cambio favorable renueva la antigua e importante cuestión a que no se ha dado todavía solución satisfactoria en Chile, a pesar de que se plantea por si sola en todas partes. Este bosque raleado que adorna las colinas, aquellas manchas espesas de la quebrada y el cerro, ¿han existido, en esta misma forma, durante los últimos siglos, o son los restos de una impenetrable y majestuosa selva, que cubría, en cierta época, el valle de la costa, como 158 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 lo cubre hoy mismo, en las provincias mas australes, y como cubre inmensos trechos del valle central? O en otros términos, el valle de la costa ¿ha sido siempre un páramo, sobre el cual alcanza a duras penas el soplo del invierno y de la primavera a producir fugitivo verdor, o lo han convertido en eso la furia destructora y la imprevisión del hombre? Sería muy conveniente que este punto fuera sometido a un estudio serio, porque se halla en muy estrecha relación con todos los fenómenos que pertenecen a la climatología de Chile y debe ser tenido en cuenta, muy especialmente, el día en que una generación mas cuidadosa y prudente que la actual, acometa la doble empresa de poblar de árboles las alturas, hoy improductivas, y de aumentar el caudal de aguas de que dispone el país para la irrigación y para las bebidas. Bajo la sombra cambiante de los grandes árboles del bosque chileno, distribuidos a tal distancia unos de otros que permiten abarcar con la mirada una vasta extensión, la comarca causa una impresión poderosa de misterio y solemnidad. A cada instante, se cree ver aparecer bajo la bóveda de verdura luminosa los perfiles de una gran ruina o de una elegante construcción moderna. Los gritos de los conductores de un convoy de carretas ocupadas en el acarreo de trigo, resonando como en una concavidad y multiplicados por el eco de la selva, es lo único que interrumpe, por momentos, el grandioso silencio de la mañana. Los rematantes de terrenos se han penetrado, a su modo, de la poesía del paisaje, y probablemente para evitar en lo posible que sea profanada por el polvo y las inquietudes del tráfico, han corrido, aquí, también, sin piedad el arado sobre lo que debió ser camino real, y han dejado al viajero reducido a la necesidad de seguir su buena estrella al través de los campos barbechados y de dar a menudo vueltas considerables para encontrar salida. La población de Cholchol se compone de un número considerable de ranchos de regular construcción y de una que otra casita de buen tabique y techo de teja, agrupados frente a un cuartel y antiguo fuerte, que ocupan el lado oriente de la plaza. TRES RAZAS 159 El alférez Villate del 4º de línea, bajo cuyas órdenes se encontraba la guarnición, por ausencia de su superior inmediato, nos hizo, con la amable llaneza del soldado, los honores de la hospitalaria mesa de cuartel. Allí mismo encontramos al ingeniero señor Montt Vergara, de la comisión topográfica, y a su compañero de profesión, el señor Fonck, hermano del malogrado joven médico que cayó en el lazareto alemán de Santiago, en los últimos días del cólera, dependiente este último de la inspección General de Colonización. Ambos, cada cual por su lado, trabajan activamente en la hijuelación de los terrenos fiscales que se extienden de los cerros de Nielol, por el oriente, hasta Nueva Imperial, por el Poniente. Pude recorrer el fuerte, cuya defensa consistió en un foso con palizadas, por el frente y por los dos costados, y en la barranca abrupta del boscoso río Renaico por el fondo. La madera de las palizadas hizo, probablemente, viaje a la cocina, en los pasados inviernos, y es natural que los fosos vayan desapareciendo, ya que desapareció también el taimado enemigo que mantuvo nuestro ejército en alarma durante tantos años. Lo que resistirá, por algún tiempo mas, es el cuartel, edificio sólido de madera, con comodidad para alojar una compañía de soldados. Toda esta construcción se halla muy ventajosamente situada, en el vértice del ángulo que se forma en la confluencia del río Renaico, de que acabo de hacer mención, con el remanso Cholchol, el cual, en su vega extensa y fértil, en sus colinas suaves y con exposición al Norte y en su caudal de aguas a propósito para la navegación, sobre todo en los meses de invierno, época de incomunicación completa para estas comarcas, ofrece a la colonización y al cultivo condiciones excepcionales de prosperidad. Al Sur-este se divisa una selva de considerable extensión, alta y oscura. La inspección general mantiene allí en actividad, durante buena parte del año, una de las máquinas que emplea en aserrar la tabla para la primera instalación de los colonos. Ahora se le ha presentado un competidor en la persona de un excapitán de ejército, a quien las tentaciones del usufructo de la propiedad fiscal han decidido a cambiar la espada de Arica y de Santa Teresa por la sierra del maderero. Otros explotan la riqueza del suelo,- ha pensado 160 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 probablemente este oficial,- ¿por qué no explotar lo mismo el árbol de la montaña fiscal? Lo que es del Estado no es de nadie, o es de todos, esta ha sido, desde época inmemorial, la base de la propiedad en Arauco, y no faltan en el Norte agitadores temerarios que den aliento a esta desvirtuación peligrosa del sentimiento público. Está cometiéndose una obra de salvaje iniquidad, exclaman estos patriotas de entusiasmo barato, cada vez que los funcionarios del Estado avanzan un paso en la tarea de preconstitución de la propiedad nacional en el Sur. Está implantándose un sistema de cruel despojo contra nuestros compatriotas, y obligándoseles a llevar el contingente de su industria y su energía a los campos de la República Argentina, en donde el cultivador es recibido a brazos abiertos. Por obtener el mezquino lucro de los remates, y por favorecer a unos pocos centenares de europeos, va a producirse la emigración en masa y el despueble de la hermosa región que hemos ocupado a costa de tantos sacrificios. Es lástima que no haya en la opinión pública chilena fuerza y bríos suficientes para condenar como es debido esta propaganda, que, con la máscara de un falso sentimentalismo patriótico, tiende a apartar al pueblo de las nociones justas del trabajo y a desarrollar los gérmenes del comunismo, que han sido hasta aquí uno de los grandes obstáculos para fundar y consolidar la propiedad fiscal y la particular en el territorio antes araucano. Yo viera qué cara ponían los Vicente de Paula de los usurpadores de terreno y bosque nacionales en el Sur si los proletarios del Norte aprendieran bien de corrido la cartilla de derechos que se ha compuesto para el uso de sus hermanos del Sur y pretendieran aplicarla, por cuenta propia, a los campos de las grandes haciendas. Muchos de los que hoy dan aliento a los propagadores de las teorías de libre ocupación se convencerían, en ese caso, de que hay grave peligro en sacudir ciertas pilastras en que descansa la organización social en los Estados. En cuanto a la emigración en masa, hoy, desde el foso del antiguo fuerte de Cholchol, he visto algo de ella. Recordando que habíamos encontrado antes en el camino una que otra carretita cargada de muebles, mujeres, niños, animales y TRES RAZAS 161 útiles de servicio doméstico y que desfilaba de nuevo a nuestra vista un pequeño convoy de esta especie, pregunté a dónde se dirigían, y se me dijo que eran familias que iban en viaje al otro lado del Cautín, en busca de terreno fiscal desocupado, para sembrar. He ahí la inmigración, y ahí el despueble. Se ve gente en movimiento, pero no en dirección a la Republica Argentina, en donde lo único que ha habido hasta aquí gratuito para los chilenos han sido golpes y servicio militar forzoso, sino en dirección a los ricos campos vírgenes que posee la nación entre Cautín y Toltén. Allí vamos a encontrar, en pocos años mas, a estos ocupadores de vanguardia, ufanos en sus ranchos miserables, sobre las ruinas del bosque incendiado, y disputando a los funcionarios públicos la posesión del suelo empobrecido por una serie de cosechas. Una de las pequeñas carretas se hallaba detenida cerca de la entrada al fuerte. Venía en ella una familia de vendedores de fruta, que había sido rechazada de Angol en virtud de las medidas de precaución contra el cólera adoptadas allí por la autoridad local. Esta aparición era, probablemente, un acontecimiento para los pobladores de Cholchol, a quienes no les acontece comer todos los días duraznos del Norte a 20 centavos la docena. Soldados y paisanos se a cercaban a la carreta, y volvían muy satisfechos, con su provisión de fruta. Desde Angol, encuentra el viajero del Norte indios en buen número. Todos ellos andan de viaje, trabajando en las faenas de ferrocarril o de campo, por una temporada, agitando pleitos o reclamos ante diversas autoridades, o haciendo compras. Se ve que allí no están los hogares de la raza que dominó, durante tanto tiempo, en estas comarcas. En Cholchol, o más bien, desde que se atraviesa el claro y caudaloso río que cubre por el Poniente la pequeña población, la cosa cambia. Aparecen las rucas al lado del camino, y se divisa buen número de ellas en las faldas de las lomas que forman el valle de ríos o esteros. En una extensión de menos de una legua, conté no menos de cuarenta de estas construcciones. Yo había oído proclamar la superioridad de la ruca sobre el rancho en que habita, en las mejores provincias de Chile, el cultivador sedentario; pero no imaginaba que iba a conocer edificios de carácter 162 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 arquitectónico bien definido y en que está reflejada la organización de la familia, base única de civilización colectiva en la Araucanía. A la distancia, hace la ruca el efecto de un buque tumbado por el temporal y con la quilla en el aire, con la sola diferencia de que, en la parte que, correspondería a la proa, que es la de la entrada a la ruca, está cortada verticalmente. Esta parte mira al Oriente; no vi, entre muchos centenares, una sola en que se faltara a esta regla fundamental de la construcción araucana. Desde la línea superior, que equivale a la quilla, y por cuyas dos extremidades escapa el humo, hasta el suelo, por los lados del Norte y Sur y por el Poniente, que tiene la forma exacta de la popa en el casco del buque, está cubierta la ruca por una paja fina y fuerte, muy semejante al coirón, que la protege de la lluvia mejor que la totora que emplea el cultivador del Norte en la construcción de sus techos. Entrando por la ancha abertura del Oriente, que se cierra con un cuero de buey en las noches de viento y lluvia, cree uno encontrarse en una capilla de campo. Dos hileras de gruesos pilares de roble sostienen la techumbre, dejando entre ellas un espacio, que llamaré nave del medio, y que representa la unidad de la vida polígama. Allí se ejerce sobre toda la familia la jurisdicción del indio, esposo y padre, y en ausencia de éste, la de la esposa de más edad, a la cual deben las demás obediencia, y cuya autoridad puede afirmarse, en casos graves, mediante la aplicación de ciertos castigos. Allí, también prepara cada una de las mujeres, en fuego aparte, su comida y la de su prole. Allí, por fin, ejecutan las mujeres de la familia, en común y bajo la dirección de la esposa principal, los trabajos de tejido, que son la ocupación favorita y una de las fuentes mas seguras de entradas para la casa araucana. En las dos naves laterales, mucho mas bajas, naturalmente, que la del medio, se hallan las habitaciones de las esposas del indio, separadas unas de otras por frágiles tabiques de coligüe, y en otros pequeños departamentos formados del mismo material la cosecha destinada al consumo del invierno, la lana para los tejidos, y los animales y las aves que son parte de la familia. TRES RAZAS 163 La primera ruca que visité fue la de Ramón Painemal, situada a algunas cuadras al Sur del Renaico y probablemente una de las mejores que existen en esta región y en todo el territorio araucano. Los pilares del centro, dorados por el humo, lo mismo que el techo y los tabiques, daban al alto salón un aspecto serio y respetable. La india principal, instalada cerca de la entrada, amamantaba tranquilamente a un chicuelo, y cuatro o cinco indias mas, con los pies descalzos, pero con grandes aros y collar de plata y con las trenzas negras ajustadas entre una serie de hileras de cuentas plateadas, se hallaban ocupadas en las distintas operaciones del tejido. No manifestaron saber español; pero hablaban entre ellas y reían alegremente; y como una indiecita de seis o siete años se negase a aceptar una moneda que le pasamos, le aconsejaron vivamente y la decidieron a extender la mano. A pesar de que el jefe de la familia andaba de viaje a la Argentina, a donde había ido a vender, como es costumbre, las mantas tejidas por las mujeres de su casa, se conocía que el orden, el buen humor y la abundancia reinaban en la ruca. Los departamentos de guarda se hallaban llenos con la cosecha del año, parte de la cual se veía todavía en montones, en el departamento del medio, o colgada, en pesadas guirnaldas, de las vigas del techo. No había que desear en materia de limpieza, y cada cosa parecía estar en su lugar. Estos Painemal pertenecen a la categoría de los indios mas acomodados. No menos de cien vacunos volvían, esa tarde, del campo vecino buscando el abrigo del corral de la familia. El llamado Antonio Painemal, indio progresista a su modo, o quizás demasiado empeñado en gastar algunos reales sobrantes, tuvo la idea de instalarse en una casa a la chilena, con sus mujeres, sus chiquillos y sus perros, y el edificio fue construido, en efecto, por artesanos bellacos, que explotaron la vanidad del indio. Lo peor del caso fue que Painemal, o talvez, las esposas de Painemal descubrieron, un poco tarde, que aquella construcción, a propósito para un hacendado chileno con una sola esposa en la casa, no correspondía a las necesidades y organización de la familia polígama. El hecho es que la instalación de ésta en la nueva habitación a estilo de los huinca no tuvo lugar y que Antonio vive hasta hoy en su antigua y hermosa 164 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 ruca, a poca distancia de la de Ramón, al paso que el edificio moderno ha quedado ahí, condenado a ser ruina antes de haber sido hogar, y proclamado, por todas sus puertas y ventanas destruidas por el sol y los vientos, ciertas reglas de aplicación y ciertas verdades que los fabricantes de castillos de barajas políticas y sociales olvidan con mucha frecuencia, en lugares de mas cultura que el valle del Cholchol. La ruca araucana y la vida que se desarrolla bajo su alta bóveda ahumada me colocan en presencia de uno de los más importantes problemas de nuestra ocupación del territorio araucano. Este problema es el siguiente: ¿Qué actitud asumen, respecto de la institución especial de la sociabilidad indígena, -respecto de la constitución y mantenimiento de la familia polígama,-la legislación y las autoridades judiciales y administrativas de Chile? Yo estaría hasta este momento en duda sobre el particular, y acaso sospechando que ha hecho falta a los funcionarios de Chile el tino necesario para dejar el tiempo la resolución de esta cuestión de tanta gravedad, si el distinguido defensor de indígenas 2 de Angol, don Tomás Romero, uno de los hombres que mejor conocen los asuntos de ultra Bío-Bío y más capaces de juzgarlos con claro y humanitario espíritu, no me hubiera referido el curioso incidente que voy a relatar en breves palabras y comunicado, en época posterior, copia de actuaciones judiciales que creo necesario transcribir íntegramente como epílogo documentado de mi visita a la ruca de Ramón Painemal y por vía de comentario fidedigno sobre la situación de la raza indígena ante la legislación chilena. El indio Minchiqueo Melín introdujo a su casa, en calidad de esposa, a una joven india, después de entregar a sus padres, conforme a la antigua costumbre de la tierra, animales y prendas que Melín avaluó en algunos cientos de pesos. Tres o cuatro años después, la india dio a Melín serios motivos de disgusto y,-no recuerdo si voluntariamente o repudiada por su esposo,-se apartó de su lado. 2 N. E. Protector de indígenas 165 TRES RAZAS Melín, en todo caso, no intentó hacerla volver. Se dirigió a los padres de la india, exigiendo que le devolviese los animales y objetos de valor que había entregado por ella. Esta pretensión fue tenazmente rechazada por los parientes de la india. Para ello se fundaban en que no estaban ya en su poder los objetos cuya devolución se exigía y en otras alegaciones que, en el fondo, implicaban el reconocimiento de la validez de las costumbres que constituyen la legislación matrimonial araucana. Minchiqueo Melín, después de reiterar inútilmente su demanda, amenazó a sus recalcitrantes ex - suegros con la ejecución judicial que es conocida en la tierra con el nombre de malón; y como la amenaza no surtiera efecto, se hizo acompañar por algunos indios amigos suyos, cayó de sorpresa sobre sus adversarios, les arrebató animales por un valor aproximado al que atribuya a su propio don matrimonial, sin que faltara, según parece, una distribución, fuera de programa, de garrotazos y caballazos sobre los deudos de la divorciada. Estos entablaron, en el acto, querella contra el agresor, y aun hubo funcionario judicial de menor cuantía que se prestó a ampararles, pero es digno de atención que, tanto la autoridad administrativa superior, como el juez letrado y la Corte de Concepción, se encontraron completamente de acuerdo en el principio de que las costumbres araucanas conservan fuerza de ley, tratándose de las relaciones entre indígenas, como si estuvieran bajo el amparo de un pacto internacional expreso. He aquí las interesantes y curiosísimas piezas del proceso: (COPIAS) ESPOSICION DE MINCHIQUEO MELIN Octubre de 1879. Señor Juez de Letras. Mí respetado señor: Teyuhanque, 166 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 He tenido noticias que Juan Colipí se ha presentado en ese juzgado con unas indias en mi contra, por unos animales que fueron a buscar mis mozos en Quillen. Es verdad que yo los mandé a ellos y me trajeron dos yuntas de bueyes, dos vacas paridas y doce cabezas de ganado; pero fue porque me debían y ya hace mucho tiempo que estaba esperando me arreglasen por bien, sin que hasta ahora haya podido conseguir mi voluntad. Cansada mi paciencia, le di parte a esto al señor Gobernador, y le avisé la necesidad que tenia de tomarles prenda a estos indígenas para poder hacer pagarme; entonces me contestó obrara como pensaba. Cuando volvieron mis mocetones, volví a darle parte y me dijo no entregara dichos animales hasta que ellos no me pagasen por bien, y además me dijo, también, que ni el ni ninguna otra autoridad podían, intervenir en este asunto y para esto me dio una orden por escrito y que conservo en mi poder. Esa mujer que me anda demandando es una mujer conocida por muy mala en el interior. Ese día que mis mozos le trajeron los animales, el cacique Coñuepan iba a matarla y acabarle todos sus intereses por varios delitos que ha cometido ella. Por haberse encontrado ausente ella, ha escapado con la vida; pero no ha librado sus bienes; le han llevado todo lo que le quedaba. Yo, para darle ese golpe, le he dado parte a todos los caciques, como ser Coilla, Lincomil, Niripil, Pichón y otros; ellos, como saben que yo tengo razón y conocen también que varias veces ha mandado cobrar sin que consiga me paguen, me han dicho que tomara esta medida y ellos mismos han ordenado la entrega de los expresados animales. Si Juan Colipí ha aconsejado a esa mujer, será por embrollarle algo; él, aunque vea justicia, pasa engañando a los pobres ignorantes indígenas. He oído decir que ella quería pagarme y por los consejos de aquél cambió de voluntad. TRES RAZAS 167 Creo que Colipí hace muy mal mezclándose en asuntos ajenos, mucho más cuando él tiene conocimiento de que yo y mis contrarios nos estuvimos careando en presencia del señor Gobernador. Para que V.S. no crea ningún cuento en mi contra y conozca lo que hay de positivo sobre lo que me acusan, dirijo a V.S. estas líneas. Sin mas saluda a V.S. Juan Minchiqueo Melín. Angol, Octubre 8 de 1879. Agréguese al sumario mandado instruir por denuncio de José Ñanco y Jacinta Caninto, a fin de que se verifique oportunamente la autenticidad de la exposición que hace Juan Minchiqueo Melín. Ofíciese al juez de los Sauces para la comparecencia de ese individuo. ZÁRATE Hago presente a los caciques que los jueces no deben meterse en asuntos de pagos por mujeres que toman para casarse con ellas, pues los indios, en esto, tienen sus costumbres aparte. Ellos sabrán como se acomodan, y es necesario respetar esta costumbre. Así, lo que mandó el juez Maldonado de los Sauces está mal mandado. Angol, junio 27 de 1879. GOROSTIAGA. A diez y ocho de Octubre compareció a la presencia judicial Juan Minchiqueo Melín, y por conducto de los intérpretes juramentados don Juan Colipí y José Esteban López prometió decir verdad; fue interrogado y dijo: que la carta que se le ha leído fue escrita de orden suya y que los hechos allí relacionados son exactos, por lo cual reproduce como su exposición lo que allí aparece. Se ratificó; es de cuarenta años y no firma, por no saber.Cruz- Juan Esteban López.- Cid. A 22 de octubre comparecieron el indígena Juan Minchiqueo y los ofendidos José Ñanco y Jacinta Coninto, a quienes el juzgado llamó a comparendo para procurar un avenimiento amistoso, por 168 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 resultar de los antecedentes que el hecho de que se trata se funda o tiene por causa los usos y costumbres aceptados por los indígenas. Juramentados los ofendidos por sus creencias, dicen, por conducto de los intérpretes Juan Colipí y don José Esteban López, que Minchiqueo Melín mandó arrebatarles, por la fuerza, seis animales vacunos y cien cabezas de ganado lanar, protestando la existencia de una deuda con motivo de un matrimonio celebrado por Melín con una hija de la indígena Jacinta. Minchiqueo Melín, dijo, por conducto de los mismos intérpretes, que, en realidad, ordenó a sus mocetones o sirvientes que fueran a tomarle algunos animales a la indígena Jacinta y que esto lo hizo porque se negaba a devolverle los animales y especies que había dado a su finado marido por una hija con quien se había casado y que había repudiado mas tarde. Agrega que esta es una costumbre aceptada y seguida en todo tiempo por los indígenas y que procedió a hacerse justicia por sí mismo con preciso conocimiento de los caciques vecinos y porque la indígena Jacinta se negaba a devolverle buenamente lo que le había dado por el matrimonio con su hija. Agrega, también, que los animales tomados a la querellante son dos yuntas de bueyes, dos vacas y doce cabezas de ganado lanar, los cuales se encuentran en su poder. Ofrece justificar su dicho y el número y valor de las especies entregadas al marido de la indígena Jacinta por causa de dicho matrimonio. Por su parte, los querellantes ofrecen justificar que asciende a ciento el numero de cabezas de ganado lanar tomados por los sirvientes de Minchiqueo, y niegan la deuda de que habla éste. Para resolver lo que corresponda, el juzgado dispuso y previno a las partes que deben comparecer con sus pruebas el día 30 del actual a la una de las tarde y que, entre tanto, pasen al depósito de la policía los animales tomados en casa de la indígena Jacinta, debiendo entregarlos Minchiqueo Melín en el término de tres días, con lo cual se terminó el comparendo, firmando los intérpretes, no haciéndolo los comparecientes por no saber. –Cruz. Juan Colipí- José Esteban López.-Cid. TRES RAZAS 169 A 30 de Octubre, Juan Minchiqueo Melín presentó como testigo por su parte a Lorenzo Colipí. Juramentado en forma, fue interrogado y dijo: que solo ha oído decir a su hermano Luis Mateo Colipí, testigo presencial del hecho que Juan Minchiqueo Melín entregó al indio Ligüenpi, esposo de la indígena Jacinta Caninto, con motivo de su casamiento con su hija, un par de espuelas de plata, un par de barriles de id., un caballo y una vaca, todo lo cual puede estimarse en 105 pesos. Agrega que es costumbre entre los indígenas que el padre de la mujer con quien uno de ellos se casa o bien sus parientes deben devolver lo que han recibido del esposo de su hija cuando éste se separa de ella, y por esto Minchiqueo Melín, como lo presenció el declarante, hizo tomar a la madre de su repudiada esposa, los animales que el mismo Melín confiesa haber tomado a fin de restituirse de lo que había obsequiado al padre y que su viuda rehusaba devolver. Se ratificó y es de treinta y cinco años de edad, no firmó, previniéndose que el compareciente había con claridad el castellano.Jacob.-Cid. A 30 de octubre compareció Marcelo Paillaleo, por conducto de los intérpretes juramentados José Esteban López y Narciso González, juró por sus creencias decir verdad y dijo: que concurrió al matrimonio de Juan Minchiqueo Melín con una hija del indígena Huenul y de la indígena Jacinta y que presenció el obsequio que el primero hizo a la Jacinta de un caballo, un toro y dos vacas, un par de barriles de plata y un par de espuelas de id., objetos que le fueron entregados a la Jacinta con motivo del matrimonio aludido y los cuales, a su juicio, importan 177 pesos. En cuanto a la costumbre consagrada por los indígenas sobre restituciones, cuando el marido se separa de su mujer, se refiere a lo expuesto sobre el particular en la declaración precedente; agregando que, cuando la mujer da origen a la separación con su mala conducta, es castigada con la pena de muerte. Se ratificó; es como de sesenta años de edad y no firmó por no saber.-Jacob.- J. Esteban López.- Cid. 170 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 A 30 de octubre compareció el testigo Ninipil y por conducto de los mismos intérpretes prestó juramento de decir verdad y dio una declaración enteramente igual a la precedente, que reproduce como propia; salvo en cuanto el pareciente declara que lo obsequiado por Juan Minchiqueo Melín a Huenul y la Jacinta, con motivo del matrimonio de su hija, fueron dos vacas y dos caballos, un par de barriles de plata, un par de espuelas de id., estimado todo en ciento cincuenta pesos. Se ratificó y es como de cuarenta años, agregando que mandó un hijo suyo llamado Cañulef a fin de que presenciara la aprehensión de los animales tomados por Minchiqueo a la Jacinta para pagarse de lo que había regalado a los padres de la esposa repudiada y no firma por no saber.-JACOB.-J. Esteban López.-Narciso González.- Cid. A treinta de octubre compareció el indígena Cheguan Toledo y, por conducto de los mismos intérpretes, juró por sus creencias decir verdad, y prestó una declaración conforme a la de Marcelo Paillaleo, la que reproduce como propia, salvo en cuanto el pareciente declara que las especies obsequiadas y entregadas por Juan Minchiqueo Melín a Huenul y la indígena Jacinta, por razón de su matrimonio con una hija de éstos, son dos vacas, estimadas en ochenta pesos, dos caballos en igual suma, un par de espuelas de plata en cincuenta pesos y un par de barriles id. en diez pesos; y agrega que también proporcionó un mocetón suyo para que fuese con los de Minchiqueo a traer los animales tomados por Minchiqueo a la indígena Jacinta para pagarse del valor de lo que había obsequiado a los padres de su esposa, a quien había repudiado, y que éstos se negaban a devolverle, contra la costumbre seguida por los indígenas sobre el particular. Se ratificó, es como de cuarenta años y no sabe firmar.JACOB.- J. Esteban López.- Narciso González.- Cid. A treinta de octubre compareció Juan Paillali, y por conducto de los interpretes citados, juró por sus creencias decir verdad y prestó una declaración conforme a la de Marcelo Paillaleo, la cual reproduce TRES RAZAS 171 como propia, salvo en cuanto el pareciente declara que las especies entregadas por Juan Minchiqueo Melín a Huenul y a la Jacinta, por razón de su matrimonio con una hija de éstos, fueron dos vacas, cuyo valor ignora, dos caballos que estima en ochenta pesos, un par de barriles en doce pesos y un par espuelas en cincuenta pesos, y agrega que los animales tomados por Minchiqueo para pagarse de los obsequiado y que debía restituirle, por haber repudiado su mujer, fueron lo que el mismo Minchiqueo asegura haber tomado, lo que le consta por haber estado presente cuando Minchiqueo recibió de sus mozos el botín. Se ratificó; es como de sesenta años y no firma por no saber.JACOB.- José Esteban López.- Narciso Gonzáles.- Cid A doce de noviembre, los querellantes presentaron como testigos a José Quilapi, y por conducto de los intérpretes juramentados Juan Colipi y José Esteban López, prestó juramento por sus creencias y dijo: que le consta que los animales tomados por Minchiqueo Melín a los querellantes fueron dos yuntas de bueyes, dos vacas paridas y como cien cabezas de ganado lanar, lo que le consta porque vio a los mozos de Melín cuando conducían los animales vacunos y lanares hacia sus posesiones. Agrega que cree que Minchiqueo no haya hecho regalo alguno a los padres de la indígena con que se casó, porque no tuvo conocimiento de tales obsequios, a pesar de que podía saberlo como vecino del territorio. Se ratificó; es como de setenta años de edad, y no sabe firmar.FUENZALIDA.-Juan Colipí.-Cid. A doce de noviembre, compareció Juan Huenul, y por conducto de los mismos intérpretes prestó juramento y dio una declaración enteramente conforme con la precedente, la que reproduce como propia. Se ratificó; es de cuarenta años y no sabe firmar él ni el intérprete Coñuen.-FUENZALIDA.- Juan Colipí.- Cid. 172 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 A doce de noviembre, compareció el testigo Pancho Nancoso, y por conducto de los mismos intérpretes, prestó juramento por sus creencias y prestó una declaración igual a la precedente, que reproduce como propia. Se ratificó; es como de veinticinco años y no firma por no saber.-FUENZALIDA.-Juan Colipí.- Cid. A doce de noviembre, compareció Juana Nincurra, y por conducto de los mismos intérpretes, prestó juramento por sus creencias, y dio una declaración igual a la precedente, que reproduce como propia; habiendo presenciado la sustracción de los animales tomados por los mozos de Minchiqueo. Se ratificó; es mayor de edad y no sabe firmar.FUENZALIDA.- Juana Colipí.- Cid. Angol, febrero 28 de 1880.- Autos y vistos: con lo dictaminado por el Promotor Fiscal, y teniendo presente: 1º que las diversas diligencias de este sumario confirman la exposición de Minchiqueo Melín en cuanto a las causas y antecedentes del hecho que se investiga; 2º que, tratándose de las relaciones o contratos privados entre indígenas araucanos no civilizados, la equidad natural prescribe tomar en cuenta las costumbres de su raza para discernir con acierto hasta qué punto hiere un acto cualquiera los derechos reconocidos por esas costumbres y sancionados por la ley civil, y 3º que, examinando con este criterio el hecho de que se acusa Minchiqueo Melín, no constituye delito de robo ni de hurto, por cuanto no ha intentado apoderarse de una cosa ajena sin derecho, sino recuperar lo que se le adeudaba, según las referidas costumbres; por estos fundamentos se declara que debe sobreseerse definitivamente en la prosecución de esta causa, sin perjuicio de los derechos que pueden hacer valer los demandantes.- Anótese.- Hágase saber y archívese.Cruz.- Cid. Concepción, junio 20 de 1891.- Vistos: con el mérito de lo expuesto por el Juez Letrado de Angol en la nota que precede, sobreséase en la prosecución de este sumario, ínterin se comprueba el TRES RAZAS 173 fallecimiento del indígena Minchiqueo Melín, o éste es restituido a la prisión. Se aprueba la sentencia consultada de veintiocho de febrero del año próximo pasado, corriente a f. 18 en lo que sea contraria a ésta.- Devuélvase.- RISO.- ASTORGA.- SOTO.- Proveído por la Iltma. Corte.- Soto Salas. (Nota Editorial: Fin de las copias de las piezas del proceso) 174 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 V LOS INDIJENAS – NUEVA IMPERIAL ¿Cuántos son los individuos de las diferentes tribus a que damos el nombre general de araucanos, que viven todavía diseminados entre las provincias de Bío-Bío en Concepción, por el Norte, y la de Valdivia, por el Sur? Acerca de este interesante punto, he interrogado a personas de diversa condición, -a funcionarios civiles y militares, a comerciantes y empleados de colonización,-y las cifras que me han comunicado varían entre 25 y 60.000. Los mas antiguos habitantes de la comarca, lo que han tenido mas motivos para estudiar a los indígenas y para cultivar con ellos relaciones de amistad y negocios,-entre los cuales debo mencionar al coronel don Gregorio Urrutia,-se inclinan, decididamente, a las cifras mas elevadas. Esta es, también, mi impresión. La estadística oficial da cuenta ya de la existencia de 6.000 indígenas entre Bío-Bío y Malleco, y me pareció que esta cifra sorprendía a todos y que no era tomada en cuenta en los cálculos de la población total. El mayor número se encuentra ahora en las riberas del Cholchol y de sus afluentes, el río Renaico y los esteros Pitraco, Tremeu y Repocura. La vega del Cautín está sembrada de rucas, y no son pocas las reducciones que se hallan establecidas e hijueladas en el valle central, entre Temuco y Lautaro y las colonias de Victoria y Ercilla. Se sabe que, al Sur del Cautín, y especialmente en Boroa y Maquehua, existen grandes grupos de población indígena, pertenecientes, en su mayor parte, a las tribus que han habitado, desde época antigua, entre Cautín y Toltén, y en parte, también, según presumo, a la emigración que ha debido verificarse en esa dirección, durante los últimos ocho años, por efecto de los progresos TRES RAZAS 175 de la ocupación chilena, del remate de terrenos, del establecimiento de fuertes y la fundación de colonias. Hay que agregar a todo esto, todavía, los indígenas diseminados en la zona de la costa, entre el Bío-Bío y el Cautín, cuyo número no puede ser insignificante. Me inclino, pues, a creer que el día en que se levante cuidadosamente un censo de los restos de la población araucana se obtendrá un resultado superior a los cálculos que circulan en el día, y no veo motivo para que se postergue por mucho tiempo más esa operación en el territorio de las nuevas provincias del Malleco y Cautín. Poblaciones de indígenas, en el sentido que esta palabra tiene en los países civilizados, no existen en la Araucanía. El indio es sedentario, pero no es sociable. Huye cuidadosamente de las agrupaciones de habitaciones de chilenos o europeos, y hay siempre cuadras de distancia de ruca a ruca, aunque éstas pertenezcan, como las de los Painemal, a familias ligadas entre sí por vínculos estrechos de amistad o parentesco. La poligamia es exclusiva y recelosa. La vega, la falda de la colina que arranca del lecho de los ríos o esteros, y en menor grado, el llano despejado en la ceja de la montaña, son los sitios favoritos del indígena. Allí tiene éste construidas sus cómodas habitaciones; allí le han encontrado los ingenieros encargados de radicar la propiedad; y allí le han designado las hijuelas, conforme al precepto de la ley. Hay, por consiguiente, motivo para afirmar que los indios van quedando dueños de la parte mas rica y habitable de su antiguo territorio, y los denuncios que sobre el particular llegan, a veces, al Gobierno y al público del Norte carecen de fundamento serio. Si alguna irregularidad se ha cometido hasta aquí, ha sido, más bien, en sentido opuesto,-no obra de injusticia de los funcionarios chilenos, sino de travesuras de los indios. Así, ha sucedido con frecuencia que se presentan a reclamar hijuelas caciques acompañados de ocho a diez mocetones de su reducción, a quienes exhiben como casados, a pesar de su aspecto casi infantil; y los miembros de la comisión encargada de radicar la propiedad indígena, haciendo honor a las palabras y a las pruebas dudosas del jefe de la familia, entregan a 176 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 éste tantas hijuelas de cuarenta hectáreas cuantos son sus mocetones casados. Al cabo de poco tiempo, los mocetones han desaparecido, para ir a repetir la comedia en otra parte, y el cacique queda dueño de ochocientas o mil hectáreas de que jamás sabrá sacar mediano provecho. Y esto no tanto por falta de capitales o de elementos de cultivo, sino,-preciso es decirlo,- por falta de aptitudes para el trabajo. No se cambia así no más, de la noche a la mañana, la lanza por el arado, la vida brillante y ociosa del guerrero por la vida humilde y sacrificada del agricultor. Hoy, todavía, quien desempeña, en la ruca y en torno de la ruca, toda la tarea, es la mujer. Ella es la que trasquila las ovejas, a medida que necesita lana para sus tejidos. Ella es la que rasguña un poco la tierra, a poca distancia de la habitación, la que siembra y cosecha la pequeña cantidad de granos y legumbres que necesita la familia para el consumo del año, y desgraciadamente, siembra a menudo de menos, y la provisión no alcanza hasta el siguiente verano. La mujer es, en fin, la que acarrea sobre sus redondas y fornidas espaldas la leña que va a cortar al bosque, el cántaro que a llenar el arroyo, y la leña y el pasto que lleva a vender a las poblaciones inmediatas. La tarea del hombre era, en los buenos tiempos, la expedición a la pampa, el malón y la guerra contra el huinca. En el día, no pelea ni maloquea, pero tampoco trabaja. Vigila un poco el ganado, duerme y trafica. Mientras que son pocos los indígenas que no calzan bota alta, o por lo menos, bota de potro, no se ve una sola india que no ande descalza, a pesar de los grandes aros y del collar de plata. No parecerá extraño, con estos antecedentes, que los indios se encuentren en las mas tristes condiciones de fortuna. Son muchos los que no tienen mas propiedad que sus hijuelas, y estas mismas las habrían reducido a aguardiente, si les fuera permitido enajenarlas. He oído hablar de indios que son dueños de miles de cabezas de ganado vacuno y caballar. Estas son patrañas que ellos mismos echan a volar, a fin de conseguir que se les conceda hijuelas de cierta extensión. De los datos que he recogido resulta, más bien, que es escasísimo el número de los indios que poseen rebaños de más de cien vacunos. No pasaba de esa cifra el que vimos llegar a los corrales de TRES RAZAS 177 los Painemal, y en este piño estaban comprendidos los animales de dos o más familias. ¿Cuál es, entonces, el porvenir de la interesante raza que alcanzó, merced a su heroísmo indomable, los honores de la epopeya, de la raza cuyos gloriosos antepasados son los nuestros por adopción, de la raza cuyo vigor y cuya nobleza envidiamos e invocamos como timbres de orgullo para el país? En la competencia del trabajo y de la civilización, que se ha abierto en el territorio araucano entre el europeo, el chileno y el indígena, este último es el peor preparado para la lucha, y sucumbirá, seguramente, como elemento distinto de los demás. Irá a perderse, si el aguardiente, la peste de viruelas, y la nueva peste importada en Chile en diciembre de 1886 no barren con él, a semejanza de los claros y bulliciosos arroyos que afluyen a los ríos de la región araucana, a la gran corriente de la nueva población chilena que está formándose desde Bío-Bío hasta Reloncaví. El empobrecimiento completo de los caciques, la pérdida de las hijuelas que, de una u otra manera, se verificará, y la reducción final de toda la raza a una sola categoría de desvalidos, reducidos a trabajar como peones para no morir de hambre, borrarán, sucesivamente, los rasgos de altivez y seriedad que hacen de algunos de los indios tipos dignos de interés y las originalidades del lenguaje, costumbres, instituciones, arquitectura, traje, etc., en algunos años mas, se señalará como único rastro de la población araucana las marcadas facciones y el vigoroso desarrollo muscular que heredará un aparte de la clase cultivadora entre Bío-Bío y Toltén. El araucano desaparecerá; pero, en honor de esta rama de la familia americana, hay que reconocer que no desmiente, en los días de su vencimiento, de su infortunio y de su agonía, las cualidades que le permitieron sostener contra el poder de España y contra el de la República misma una resistencia sin igual en la historia. El mapuche tiene conciencia cabal de su derrota irreparable, y esto, más bien que la falta de elementos y brío militar, es lo que permite abrigar la confianza de que la paz no será perturbada en adelante. En la actitud del indio no hay humildad ruin, ni tampoco taimada soberbia. Se conoce que ayer no mas enterró la lanza y que la enterró en virtud de 178 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 una capitulación honrosa. Está resuelto a cumplirla, y se cree, a su turno, amparado por ella. Camina con la frente alta, con paso elástico, serio, inmutable, como si nada tuviera que desear y nada que temer. Cualquiera otra de las razas americanas, en lugar de ésta, habría perdido toda apariencia de dignidad, o habría agotado sus últimas fuerzas en la vida de vandalaje. Es muy escaso el número de los delito que cometen los indígenas, y aun en los casos en que se les cree culpables, habría que averiguar si, en el fondo, no anda por ahí la mano del huinca malo. Oí hablar de un robo de animales en el distrito de la montaña; jamás de crímenes feroces o alevosos, como los que se cometen, hora por hora, en todo el país. No sería, así, justo decir que los indígenas dan que hacer a las autoridades. Necesitan éstas, sin embargo, armarse de un poco de paciencia para oírlos. El indio ha conservado de sus bellos tiempos de confederación republicana el hábito de la oratoria, se entrega a él con una majestad, una amplitud y una monotonía dignas de los consejos de la antigua Grecia. Es su último derecho, es el último resto de su soberanía, y no está dispuesto a dejarse privar de él. Es singular la vivacidad y la malicia que brillan en el ojo del orador indio mientras el intérprete, -el lengua- que generalmente es uno de sus mismos mocetones, hace esfuerzos heroicos por no dejar en el camino ninguna de las frases que el cacique quiere hacer llegar íntegras al espíritu de su interlocutor. Lo peor es que el araucano usa tres, cuatro y más veces de la palabra, y repite sus dichos, sus argumentos y sus protestas, con una tenacidad imperturbable, análoga a la que se emplea, de algunos años a esta parte, en el Congreso de Chile. En vano, los funcionarios poco pacientes procuran, con la voz y el ademán, cortar el hilo de la elocuencia indígena; el orador es, también, a su modo, en Arauco, un sacerdote del deber y de la verdad, y no se deja arrebatar, así no mas, la libertad de tejer frases y de embarcarse en repeticiones sin fin. La oratoria de los indios encuentra tema y alimento predilectos en las cuestiones que nacen de la radicación de la propiedad de indígenas y del trato y tráfico con la población chilena. El araucano posee, en grado superior, la maña, la tenacidad y las artes TRES RAZAS 179 del tinterillo, y pocos le ganan en fecundidad para improvisar tretas de guerra judicial. He apuntado ya el fraude que han empleado para conseguir hijuelas mucho mayores que las que les concede la ley. En general, saben hallar salida en toda dificultad y defensa en toda situación crítica. Las relaciones entre el indígena y el colono tienden a hacerse amistosas y frecuentes. Al principio, los individuos de las dos razas se contemplaron recíprocamente, con extrañeza y desconfianza; todavía las madres europeas asustan a sus hijos desobedientes con el indio, y las madres indias, a su vez, recurren, en las mismas circunstancias, al cuco de patillas color de fuego. Pero, poco a poco, el colono ha ido sintiendo la necesidad de emplear mocetones en sus faenas de campo, y esta tendencia se acentúa, a medida que aumentan los recursos y se ensancha la esfera de actividad del europeo, y sobre todo, a medida que se pronuncia el descalabro del sistema del cultivo en medias y la rivalidad entre colonos y chilenos. El resultado no ha dejado descontentos a los patrones europeos; y por su parte, el indio no es insensible a la buena y honrada paga, a la comida abundante, al pan a discreción y al tratamiento amistoso del colono. Con el chileno,-cultivador en pequeño, traficante en animales y licores, desertor o prófugo y frecuentemente malhechor,- ha vivido el indio, de mucho tiempo atrás, en grande intimidad. El chileno ha sido huésped favorito del cacique, y ha tenido permiso para construir su mal rancho de paja a inmediaciones de la ruca. Se comprende que, en cierta época, mientras la autoridad de la Republica se detenía a orillas del Bío-Bío o del Malleco y el huésped se hallaba a merced del indio, la situación era regular, y las relaciones entre mapuche y huinca ventajosas para ambos. El chileno trabajaba la tierra en medias, acompañaba al indio en sus expediciones de guerra y pillaje, le iniciaba en pequeños misterios de la industria y la cultura del país. Pero no bien se consumó la ocupación chilena y el sometimiento de los indígenas, cuando comenzó a experimentarse un cambio muy desagradable para el indio. De huésped discreto y útil, el chileno se convirtió en entrometido, altanero, ocioso, bebedor y tirano. Desapareció la abeja y quedó el zángano, armado, por desgracia, con el aguijón de aquella. El huinca tiene una idea muy exagerada de la 180 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 modificación que se ha producido en su favor, en las relaciones con el mapuche, y abusa de sus pretendidos fueros, descaradamente. El número de los vivientes chilenos en propiedades de indígenas ha aumentado, y aquí y allá se ve a algunos instalados, personalmente o por medio de mayordomo e inquilinos, en hijuelas entregadas a indios, por mas que les salgan al camino de esta usurpación las leyes y los decretos de la autoridad. El alojamiento de la familia indígena trabaja mucho menos que antes, y bebe mucho más; y bajo la influencia de las copas, maltrata al indio, revuelve el gallinero de la ruca, y siembra a cada paso desorden y bochinche. Hemos bajado el suave declive de la colina, y antes de que alcancemos a darnos cuenta del nuevo aspecto del paisaje y de la extensión de la famosa vega del Cautín, nos encontramos en las calles de la Nueva Imperial, y vemos desfilar, a uno y otro lado, edificios de madera y tabique, concluidos o en construcción, huertos, plazas y una población cosmopolita, anuncio seguro del movimiento comercial y la prosperidad del pueblo, paseando en las bien arregladas veredas sus trajes de domingo. Se halla situada la ciudad a orillas del Cholchol, que llega a este punto en la plena majestad de sus aguas remansas, claras y profundas, después de recoger en su curso, generalmente regular y recto, de Norte a Sur, todos lo ríos y los esteros que bajan al valle del centro de las serranías de Ñielol y de Nahuelbuta. Un poco mas al Sur, a doce cuadras de la población, se junta el Cholchol con el Cautín, que toma desde allí el nombre de río Imperial, y se presenta, mediante el considerable aumento que ha alcanzado el caudal de sus aguas, mas allá de las peligrosas rompientes de las Juntas, en condiciones favorables para la navegación. Se ha discutido con mucho calor, y se discute todavía si hubo acierto en la elección del sitio que ocupa Nueva Imperial, o si los funcionarios encargados de la fundación de la ciudad hubieran obrado mas juiciosamente estableciéndola, unos cuantos kilómetros mas abajo, en el lugar llamado Carahue (cara, viejo, hue pueblo), asiento de la antigua Imperial, en la ribera Norte del río, en donde éste ha salvado ya todas las dificultades y los embarazos producidos por la TRES RAZAS 181 confluencia con el Cholchol y admite embarcaciones capaces de navegar en el Pacífico. Los pesimistas afirman que, si los españoles tuvieron, con frecuencia, poco acierto para elegir el asiento de las ciudades que fundaron en Chile, sus descendientes no lo hacen mejor. En concepto de ellos, se ha sacrificado el porvenir de la nueva población a consideraciones de estrategia, evidentemente absurdas, puesto que el peligro de los ataques de los indios, en caso de merecer seria consideración, se presentaba con carácter de muy transitorio, y en todo caso, la mejor defensa de Nueva Imperial contra un levantamiento en armas de la población araucana de los valles de Cautín y Cholchol, que la insurrección habría dominado, habría consistido en la facilidad y la seguridad de sus comunicaciones, por el río y el mar, con Talcahuano y el resto del país. La cuestión tiene su importancia retrospectiva e histórica: prácticamente, no hay para qué renovarla. Más importante y útil sería investigar si habría ventaja en adoptar alguno de los proyectos que han sido propuestos para evitar las perturbaciones que nacen de las Juntas para el sistema general, reducido pero no despreciable, de las comunicaciones fluviales en esa parte del territorio de Chile. Existe un plan, si no concebido, a lo menos calurosamente patrocinado por el señor Droully, Inspector general de las colonias, para la construcción de un canal, que establecería entre el Imperial y el Cholchol, mas abajo de las Juntas, una nueva comunicación, libre de los inconvenientes de la actual. El canal arrancaría de un punto de la ribera Norte, entre la confluencia de los dos ríos y Carahue, y remataría frente a Nueva Imperial. Su extensión sería de tres leguas, y se calcula que podría realizarse la obra con un costo de sesenta mil pesos. Si el canal correspondiera a las esperanzas que cifran en él sus autores, las ventajas de la comunicación fluvial no alcanzarían solamente a Nueva Imperial; se harían sentir hasta muy al interior, en el valle del Cholchol y en los de algunos de sus afluentes, como el Quillen, a orillas del cual visité la aldea y la colonia de Galvarino. Toda la región que recorren estos ríos quedaría en comunicación directa con la costa del Norte, y podría renunciar, por algún tiempo 182 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 mas, a los beneficios del acarreo por ferrocarril, de que disfrutarán, en breve, el valle del medio, hasta Traiguén y el valle central y de la montaña, hasta Lautaro y Temuco. No quedaría entonces, en todo el antiguo territorio araucano, a lo menos en la parte comprendida en sus dos zonas principales, uno solo de los centros de población y cultura establecidos hasta este momento privado del servicio a vapor para las comunicaciones y el transporte de la mercadería. Por de pronto, el problema que se halla en camino de resolución y que preocupa vivamente a Nueva Imperial es la navegación a vapor entre las riberas del Imperial y los puertos de la costa. Vapores pequeños, pertenecientes a una compañía de armadores chileno-alemanes de Valdivia, viajan, de tiempo atrás, con regularidad, entre esta ciudad y un punto inmediato a Carahue. La Compañía Sud-Americana de Vapores, por su parte, se manifiesta empeñada en entablar el tráfico por medio de buques construidos con las condiciones que requiere la navegación del Imperial. El principal inconveniente no es el río, que arrastra, desde Carahue hasta su desembocadura al mar, un buen caudal de aguas tranquilas. La dificultad y el peligro están en la barra, y de ello parece mas directa y profundamente convencido que nadie el capitán de un vapor de propiedad del poderoso molinero señor Bunster, que está cruzando frente a la boca, desde hace tres días, sin atreverse a entrar, por carecer de práctico, según unos, por especulación, según otros, y porque, en realidad, el estado de la barra lo acobarda, según la opinión de los mas discretos. Lo cierto es que el señor Bunster estuvo aquí hasta hace dos días, y marchó entonces a Traiguén, sea porque abandonara la partida o porque le llamaran a sus establecimiento de aquella ciudad atenciones urgentes de su vasta negociación. El vapor del señor Bunster no es de los más aparentes para la navegación del Imperial. Con una capacidad de 160 toneladas de registro, cala nueve pies, y no anda contra la corriente más de cinco millas por hora. El problema estaría resuelto muy favorablemente si una nave de estas condiciones salvara la barra y fondeara sin TRES RAZAS 183 inconvenientes en el lugar que llaman “el puerto”, a poca distancia de Carahue. La empresa del señor Bunster no está destinada a beneficiar a Nueva Imperial y al comercio en general de estas regiones, sino de una manera indirecta, por cuanto dará aliento a otros propietarios de vapores y estimulará a la Compañía Sud-Americana a la realización de sus propósitos. En la situación de los fletes, que llegan hasta doce pesos por tonelada, no influirá, porque el señor Bunster cargará sus vapores con la harina del gran establecimiento de molienda que posee en Nueva Imperial, en donde se ha pagado el trigo, este verano, a tres pesos, al paso que se ha vendido la harina a cuatro pesos. Lo que aquí se necesita es competencia bastante sostenida en el acarreo marítimo, para que los fletes bajen, y competencia de bodegueros, que será consecuencia de la anterior, para que se quebrante el monopolio que el poderoso molinero ha conseguido crear mediante la red de establecimientos de primer orden, que tiene, como he referido ya, extendida de Angol y Collipulli a Nueva Imperial y Temuco, sobre las dos provincias de Malleco y Cautín, y mas que todo, mediante su inteligencia, su capital y su audacia. Por el momento, no hay en el territorio del antiguo Arauco más comprador de trigo posible que el señor Bunster, y como es natural, impone éste dura ley a los cultivadores. La cuestión de la navegación de los ríos me ha hecho olvidar el pueblo. Ella es, por lo demás, el tema de la preocupación universal. No se vive, en esos días, en Nueva Imperial sin interesarse vivamente en vapores y barra, en fletes y canal. La población alentada de esta ciudad nueva y próspera comprende que es su porvenir lo que está jugándose en los ensayos y proyectos de ingenieros y armadores. Se construye en Nueva Imperial con mucho empeño y empleando material de tan excelente calidad como en Traiguén. Además de los edificios de Bunster, que forman en el extremo Norte del pueblo, al pié de las colinas que cierran allí la vega, un grupo considerable e imponente, llaman la atención algunas casas de dos pisos de muy buen aspecto. Los buenos tabiques y la teja son de uso frecuente; la ciudad ha salido, evidentemente, del periodo crítico de duda e inquietud en que los más acaudalados habitantes se contentan 184 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 con levantar fáciles edificios de tabla, como si estuvieran expuestos a recibir, a cada momento, la orden de doblar las tiendas y volver a los lugares de donde vinieron. Tampoco han sido muchos los acaudalados, en los primeros años de estas nuevas poblaciones improvisadas en suelo araucano. Una de las principales casas es la que ha edificado en la plaza el señor Iriarte, hermano del Gobernador de Cañete, sujeto estimable y emprendedor, que ha conseguido realizar, en cinco años, una fortuna en el comercio con los indios, y a quien debimos cariñosa hospitalidad, atenciones esmeradas y muy interesantes datos sobre la historia y estado actual de los negocios en Nueva Imperial. El tráfico en que este caballero ha alcanzado tan buen éxito es, también, el que sostiene, hasta este momento, la prosperidad del pueblo. Aquí se surten, en efecto, además de los indígenas que ocupan lo mejor de la vega del Cautín y el valle del Cholchol, la mayor parte de los que habitan al Sur del Cautín, especialmente los de Boroa y Maquehua. Buenos parroquianos del comercio, en esta y otras ciudades de Arauco, han sido y son todavía los soldados del ejército. A éstos debieron las nacientes poblaciones el amparo y la confianza, de que tanta necesidad tuvieron en sus primeros días. Mas tarde, después que todo peligro de levantamientos de indios desapareció, se les ha destinado a abrir caminos y a construir edificios ¡Y cómo van a lamentarse los habitantes de estos lugares, que no poseen recursos propios para resistir al triste silencio de las noches, el día en que se les prive de la banda de música de la guarnición! Se encuentra, actualmente, en Nueva Imperial, medio batallón del 4º de línea, el mismo cuerpo a que pertenecen las compañías destacadas en Galvarino y Cholchol. Es una tropa cuya actitud no deja que desear. En ninguna parte vi soldados con el uniforme sucio o en estado de ebriedad, y esto no es poco decir en Chile. Antes de recogernos, recibimos una noticia que nos causó alegría y entusiasmo. Por un telegrama enviado de Carahue a Valdivia, para ser trasmitido de aquí al establecimiento de molienda del señor Bunster en Nueva Imperial, se supo que el vapor de este caballero salvó, en la tarde, la barra con felicidad y que estaría, a estas TRES RAZAS 185 horas, fondeado en el puerto cerca de Carahue, si la falta de práctico no le hubiera hecho embancarse. Posteriormente, las noticias favorables respecto del viaje del vapor se confirmaron. El embancamiento no pasó de ser un percance de poca monta. El buque llegó en la mañana siguiente a puerto, desembarcó la mercadería de que era portador, y salía, cuatro días después, en dirección a Talcahuano, con un cargamento de harinas del establecimiento de Bunster. El problema de la navegación del Imperial ha dado, con esto, un buen paso adelante. Es tiempo, ahora, de que se establezcan una o más líneas de vapores construidos expresamente en vista de la barra. En seguida, si el empuje del progreso no decae, podrá pensarse en abrir el canal entre los dos ríos, que pondrá a Nueva Imperial, a Cholchol y a Galvarino en inmediata comunicación con Valdivia, Talcahuano y Valparaíso. Habrá motivo, entonces, para creer y declarar que el país no se halla dispuesto a seguir durmiendo sobre los laureles, un poco envejecidos, de sus antiguos triunfos industriales. La colonización no ha extendido sus trabajos en esta sección del territorio, sino hasta Galvarino. No se ha fundado colonias en las márgenes de Cholchol y del Imperial, sea por la oscuridad en que ha estado envuelta, hasta aquí, la cuestión de las comunicaciones fluviales, o bien porque no se ha podido disponer, antes de ahora, de la extensión necesaria de terreno fiscal mensurado e hijuelado. Hay que considerar, también, que no conviene tanto multiplicar los centros de población europea como robustecer y hacer surgir los que ya existen y luchan por la vida. Veinte colonias, con veinticinco familias cada una, tendrán muchos mas inconvenientes que vencer que cinco colonias de a cien familias, y la acción civilizadora y progresista de las segundas se hará sentir muchos años antes que la de las primeras, en la fundación de escuela y templo y en la planeación de trabajos en común y de pequeñas industrias relacionadas con la agricultura. De todas maneras, en concepto de la Inspección general, ha llegado la hora de establecer un centro de población europea a inmediación de Nueva Imperial, y el sitio designado para la colonia son las colinas tendidas de las márgenes ponientes del Cholchol. Allí 186 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 va a concederse hijuelas a dos o tres colonos ingleses, que se encuentran repartidos en las otras colonias o aguardando que se les ponga en posesión de sus terrenos; y este será el núcleo en torno del cual se agruparán las familias británicas que lleguen en la próxima temporada. En las primeras horas de la mañana del 21 de Marzo, nos dirigimos a la orilla del río, a fin de dar una mirada al sitio de la futura colonia inglesa. A nuestros pies dormía el Cholchol, tranquilo, cristalino y profundo como un hermoso lago, y en la ribera opuesta, mas allá de la angosta faja de vega, surgía suavemente una serie de colinas que parecen prestarse admirablemente para el cultivo. Las hijuelas tendrán poco frente, a fin de que todas ellas queden con acceso al río y mirando a Nueva Imperial y la ribera Oriente, con las cuales se mantiene ahora la comunicación por medio de una gran lancha de propiedad municipal, que explota por su cuenta el subastador del producto de los pasajes. Un edificio un poco ruinoso, situado precisamente en el punto en donde desembarcan, en la otra ribera, los pasajeros de la lancha, y que será menester pagar al que tuvo la humorada de construirlo en terreno notoriamente fiscal, fue destinado por el Inspector general para la instalación provisoria del primer colono ingles, individuo que ha venido tras de nosotros desde Angol y que, a pesar de la inmutabilidad habitual de su semblante, se entusiasmó a la vista de la hermosa comarca y de su hijuela separada apenas de él por el ancho del claro y sosegado Cholchol. Este colono –a quien llamaré X, por motivos que va a poder apreciarse en seguida,- es un hombre de cincuenta años, corpulento y todavía lleno de vigor, pero taciturno y melancólico. Vestía como un habitante de ciudad de mediana condición, más bien que como un cultivador. Los últimos años de la vida de Mr. X habían sido muy accidentados. Se encontró, en cierta época, al frente de una posada, situada a orillas de un lago pintoresco de Escocia, que estuvo gozando de cierta voga por haber ido la reina Victoria a pasar allí una temporada de verano. TRES RAZAS 187 Según Mr. X, esta real visita fue el origen de su desgracia. Presumiendo, bien temerariamente, que la prosperidad producida por ella iba a ser duradera, gastó fuertes sumas en embellecer la casa y mejorar su instalación, tomó terrenos en arriendo, puso su familia en gran pié de alojamiento, trajes y educación, en una palabra, perdió la cabeza, y cuando volvió en sí de su sueño de riqueza, fue para encontrarse con su negocio arruinado, debiendo fuertes sumas que no podía pagar, avanzando en años, y sin hallar a donde dirigirse o a dónde mirar, con su esposa y sus hijos. En estas circunstancias, tuvo Mr. X noticia de las colonias de Chile, y se embarcó, en dirección a Talcahuano, después de arrastrar de malilla con todas las existencias, que pertenecían a sus acreedores y de mucha parte de las cuales lograron éstos, posteriormente, ponerse en posesión a bordo del vapor, en aguas chilenas. La esposa de Mr. X, que parece ser el espíritu más vigoroso y activo de la familia, y los hijos, grandes y fuertes, llegaron después a Chile y se encontraban en Angol, cuando salí de esta ciudad. Si he hecho mención tan especial de Mr. X, no ha sido por el gusto de recordar sus escabrosos percances comerciales, ni aun por la simple circunstancia de ser el fundador de una colonia que promete pronto y rápido desarrollo, en su privilegiada situación a orillas del Cholchol y frente a Nueva Imperial. Su expedición en demanda de la futura hijuela, que su esposa deseaba muy vivamente obtener cerca de un lago, o a lo menos de un río considerable, para acordarse del loch de Escocia que reflejó en sus aguas el cuadro de su prosperidad y el de su infortunio, estuvo estrechamente ligada a esta primera parte de nuestro viaje por incidentes y aventuras de estilo mas simpático y liviano, que quiero referir porque son característicos del hombre y hasta de la raza. Mr. X salió de Angol a caballo, y hasta Traiguén le tuvimos a la vista, y pudimos admirar la inmutabilidad estoica de su figura ligeramente inclinada sobre el cuello de la áspera cabalgadura. Después, le perdimos de vista, y llegamos a Nueva Imperial un poco inquietos por la suerte que habría corrido en su solitaria jornada, en un país cuyo idioma, costumbres y moneda le eran completamente desconocidos. 188 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 A poco andar, sin embargo, nos tranquilizó su aparición. Le vimos llegar al Hotel, en donde comimos, con la tranquilidad acostumbrada, pero con las botas muy empolvadas y sin sombrero. Nos refirió que, sintiéndose muy fatigado y maltratado por el caballo, lo había dejado en casa de un colono de Traiguén, y había seguido su viaje a pié. Al salir de Galvarino, le sorprendió la noche, y se tendió a dormir a orillas del camino, y con tan buen sueño, que no sintió que le quitaban el sombrero, a pesar de que, según decía, alcanzó a ver que los autores del despojo fueron unos soldados, que se alejaron rápidamente con la prenda. Recorrió, en seguida, a cabeza descubierta, los 54 kilómetros que separan a Galvarino de Cholchol, y tan buen servicio le prestaron sus piernas escocesas de cincuenta años que llegó a Nueva Imperial casi al mismo tiempo que nuestro carruaje, sin apariencias de cansancio y sin desarreglo en su traje. ¿Cómo logró este hombre silencioso y triste hacerse entender de los chilenos, para preguntarles por la dirección del camino y para conseguir de comer? ¿Tomó siquiera alimento, desde que salió de la casa del colono de Traiguén, en donde dejó su caballo?... Cuando nos despedimos de él, al montar de nuevo en coche, en la mañana del 21, lo dejamos dominado por el deseo de ver llegar pronto su familia y preocupado ya con la idea de establecer en su hijuela una posada y una panadería u de subastar el pasaje en el próximo remate. Es de esperar que el Cholchol sea para él más benigno que el engañoso lago de las montañas azules de Escocia. TRES RAZAS 189 VI LA VEGA DEL CAUTIN – TEMUCO Saliendo de Nueva Imperial hacia el Oriente, en dirección a Temuco, la capital de una de las nuevas provincias creadas en Arauco, pude, por primera vez, darme cuenta de la extensión y de la importancia de la vega del Cautín. El llano, limpio y parejo, con una anchura de no menos de dos kilómetros de ribera a ribera, se extendía río arriba hasta perderse de vista. Desde que estuvimos a cierta distancia de la población, las rucas comenzaron a aparecer, diseminadas, en la vega y sobre las colinas desnudas y suavemente tendidas de la margen opuesta del río, en mucho mayor cantidad que lo que había observado en la región del Cholchol. Era evidente que recorríamos, en esos momentos, un asiento muy antiguo e importante, quizás el más importante de civilización y población araucanas. La agricultura y la industria van a encontrar vasto campo en esta espaciosa y rica vega que el indígena indolente ha arañado, aquí y allá, sin comprender seriamente su fuerza productiva, y sobre la cual podría echarse, con facilidad, toda el agua del Cautín que fuera necesaria para regar campiñas y mover máquinas, por medio de canales idénticos al que sirve al molino Bunster. Y no se tachará de quimérica la esperanza de que, en algunos años mas, cubrirá el manto verde claro de una inmensa serie de viñedos y cubrirán grupos espesos de árboles frutales la desnudez de las colinas de Boroa, que se extienden aquí al Sur del río, si se toma en cuenta que, ahora mismo, en los jardines particulares de Nueva Imperial, en suelo bajo de vega, se cultiva con muy buen éxito algunas clases de vid temprana y muchas de las frutas propias de las provincias centrales de Chile. En aquella misma mañana, nos había mostrado el señor Iriarte, en el segundo patio de su casa, un jarrón de planta de chaselas tan bien desarrollada como la que crece en las inmediaciones de Santiago y un 190 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 huerto de perales, ciruelos, cerezos y duraznos en excelente estado de frondosidad y salud. En esta primera parte de la vega no tuvimos a la vista, sino por momentos, las aguas del Cautín, que corren en hondo cauce. En cambio, son muchos los indicios de la antigua y actual aglomeración de pobladores indígenas. El número de la rucas, construidas todas según un mismo plan, casi del mismo tamaño y con la entrada por el Oriente, era en algunos puntos tan considerable que el llano y las lejanas lomas de Boroa parecían ocupadas por un enjambre de gigantescas vizcachas. A cada paso aparecían, también, a uno y otro lado del camino, cementerios de indios, completamente abiertos y sin protección ninguna contra las depredaciones de los perros y de los transeúntes mal intencionados. Figuras toscamente grabadas en maderos cuya altura varia entre uno y tres metros y en algunos de los cuales está indicado de la manera mas crasa imaginable el sexo de los difuntos, y aquí y allá una cruz levantada en medio del tupido grupo de esos símbolos paganos y realistas, en homenaje a algún indio bautizado, representan el supremo esfuerzo del arte araucano por trasmitir a la posteridad el recuerdo de los muertos. Los cadáveres de la gente común son depositados en la concavidad de gruesos troncos, y cubiertos ligeramente con tierra. Cuando el mismo tosco ataúd encierra los restos de algún indio de distinción, se le cubre con otro medio tronco y se le deja descomponerse a todo aire. Sin mas defensa que algunas grandes piedras y trozos de madera colocados sobre ellos. Poco a poco, a medida que avanzamos hacia el Oriente, hace de nuevo aparición el bosque, y el paisaje se trasforma. Primero son grupos aislados de hermosos árboles; en seguida grandes manchas de selva, tras de las cuales desaparecen, a nuestra izquierda, las colinas de la ribera Norte, y que, a nuestra derecha, anuncian la vecindad inmediata del lecho en que está encerrado ahora el Cautín, después de haber ocupado en época remota, todo el ancho de la vega. Finalmente, los grupos forman, a ambos lados del camino y a veces en derredor nuestro, en toda dirección, un elevado cortinaje, entre cuyos majestuosos pliegues va perdiéndose el llano. Este es Arauco, el Arauco que hasta aquí buscaba en vano, el Arauco de que no guarda vestigios de la desnuda y fértil región de las lomas del centro, el TRES RAZAS 191 Arauco que la imaginación, la leyenda,-y de acuerdo con ellas, la historia,- respetan como el escenario de los hechos heroicos de la raza que supo defender y guardar su independencia durante mas de tres siglos. Al pie de los gigantes de la montaña virgen, se desarrolla poderosa vegetación de helechos y arbustos, y de en medio de éstos se desprenden gruesas guirnaldas de enredadera, que envuelven los troncos, se reparten entre los ganchos y saltan de rama en rama. El manzano silvestre, que habíamos visto, el día anterior, en escaso número de ejemplares a orillas de los afluentes del Cholchol, se presenta ya aquí en toda su lozanía, formando verdaderas arboledas en la ceja del bosque indígena primitivo y principalmente a inmediaciones de los lugares despejados en donde existen o han existido, en otros tiempos, habitaciones de indios. Bandadas de loros llenan el bosque con sus gritos agudos, las torcazas vuelan de árbol en árbol ahuyentadas por el ruido del carruaje, y en los espacios libres del llano que todavía aparecen, de trecho en trecho, se pasean majestuosamente docenas de bandurrias. Mas allá son los rumores del tráfico, que el eco sonoro de la montaña repite, y las escenas de las vida humana propias de estas comarcas, una que otra pequeña carreta luchando en el camino pesado y sembrado de troncos, un grupo de viajeros arreando tres o cuatro animales, chozas miserables de aventureros chilenos establecidos de paso en terreno sin señor, y todavía, de trecho en trecho, a uno y otro lado del camino, hasta muy cerca de Temuco, las últimas rucas de los indios de las tribus abajinas o de los valles de la costa. Una de éstas, que visitamos, pertenece al cacique Pedro Cayuqueo, a quien se aguardaba, de un día a otro, de la Argentina, a donde había ido, al concluir el verano, con el doble objeto de vender las mantas fabricadas por sus mujeres y de traer algunos animales. Y sea por la ausencia del jefe de familia, o bien porque ésta había almorzado momentos antes y no había tenido tiempo para reparar el desorden propio de esa hora, o por cualquier otro motivo, lo cierto es que eché de menos en la habitación el orden y aseo que me sorprendieron en la ruca Ramón Painemal, a la cual no iguala, 192 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 tampoco, la de Cayuqueo en el tamaño y en la solidez de los pilares del centro, ni en el esmero general de la construcción. Un enjambre de chiquillos, perros y gallinas se repartía los restos del almuerzo, y dispersaba en toda dirección las ollas, los pedazos de leña carbonizados y las cenizas de las cocinas. Un indiecito de pocos meses, atado sólidamente a una tabla apoyada a un tabique, hacia gestos desesperados por librarse de las moscas. En uno de los departamentos del fondo gruñía con impaciencia un chancho en engorda. A las tres esposas del cacique no les hacían falta los collares y los anillos; pero en sus trajes se dejaba ver la mala influencia de la hora, y se veía que andaban en trajines que no podrían dar principio tan pronto a las tareas del tejido. Me pasó por la imaginación la sospecha de que el desorden de la ruca podía muy bien no ser resultado exclusivo de la hora indiscreta, sino, más bien, de la influencia chilena, representada allí por un individuo que, en su cara, y en su acento, manifestaba todas las trazas de un obrero de nuestras ciudades de provincia. Luego supimos que éste era hijo de Cayuqueo, indio chilenizado, que recibió educación en un colegio de Angol, se casó allí con mujer chilena, y vino después a construir su casa, mitad a la española y mitad a la araucana, a pocos pasos de la ruca de su padre. Nos hizo ver allí, en departamento separados, una buena cosecha de trigo y otra muy regular de manzanas, y en la pieza que podía llamarse principal una máquina de coser, que han aprendido a usar las indias de la familia. Lo que no me pareció tan correcto e inocente como lo anterior fue la presencia de un individuo bien vestido, que dormía o aparentaba dormir, con revólver a la cintura, en un entresuelo que daba a la habitación. ¿Sería este un viajero honrado? ¿O figurará, entre las novedades que ha traído el joven Cayuqueo a la ruca de su padre, a más del desaseo y del desorden, la intimidad de los malhechores que abundan en las dos márgenes del Cautín? Estamos en pleno bosque. La selva se ha tragado la vega. Solamente muy de trecho en trecho, se interrumpe la majestuosa bóveda que forman las ramas, enlazándose sobre nuestras cabezas, y TRES RAZAS 193 aparece un prado de algunas cuadras de extensión, rodeado en todo sentido por la poderosa vegetación del Sur. Desgraciadamente, la huella del hombre y de sus instintos de destrucción salvaje está estampada en los más tupido del bosque. A cada paso, vemos desfilar, entre masas de verdura llenas de vida y de vigor, grupos de árboles destruidos y ennegrecidos por el roce, que han quedado en pié como protestando contra la barbarie de los nuevos ocupantes de la Araucanía y levantando los brazos al cielo en la crisis de una dolorosa agonía. En un día, en una hora, se ha perdido, así, por obra de un individuo incapaz de medir las consecuencias de su acto, una parte del encanto y de la riqueza de la tierra chilena. Con nuestras propias manos temerarias seguimos arrancando a jirones de los hombros de nuestro país el espléndido e higiénico manto de la selva, que lo adornaba y amparaba, en cierta época, reduciendo a esterilidad y aridez eterna la mayor parte de su superficie, y produciendo en su clima y en sus condiciones de salubridad una funesta transformación. ¿Existe alguna razón capaz de justificar este brutal procedimiento y la imprevisión sin nombre de las autoridades y del público, que lo toleran? En los claros que el roce produce en la montaña, se logra apenas una o dos cosechas, en un suelo sembrado de enormes troncos. El renoval se presenta a vengar la selva, cuando los ingenieros del Estado no se han presentado antes a ahuyentar al usurpador. La utilidad del incendiario es miserable; la destrucción que ha causado,-tomando en consideración el daño directo e inmediato,podrá avaluarse, en muchos casos, en centenares de miles de pesos. Con la indolencia propia de nuestra raza, piensan y dicen muchos que los árboles no hacen falta en el Sur, que hay allí árboles de más y que lo que falta es terreno para sembrar; en fin, que es preciso despejar el suelo. No piensan que esta reserva de la zona montañosa de la Araucanía es el baluarte inestimable de la salubridad y la fertilidad de Chile contra la invasión del desierto que se ha extendido por las provincias del Norte, y que, en años como los últimos, ha paseado sombras fúnebres anticipadas por el centro y el Sur hasta las mismas márgenes del Cautín. No se les ocurre que el bosque de Arauco humedece la atmósfera que envuelve a Chile, y 194 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 que, si alguna vez, se emprende contra la esterilidad y la sequedad de que somos víctimas, una campaña de reconquista y de restablecimiento de las antiguas condiciones de nuestro clima y nuestros cultivos, ello será posible solamente mientras mantengamos, como base de la gran operación forestal futura, la reserva preciosa de la zona de poderosa vegetación que se extiende del Malleco al Sur, a lo largo de la cordillera. Esta es una de las pocas ocasiones en que un hombre puede desear con justicia, para su voz, un eco profundo y duradero en el ánimo de sus conciudadanos. Yo me siento inclinado, en presencia del salvaje vandalismo del roce, a exclamar a gritos; amparad el bosque; condenad como delito su destrucción por el fuego; someted su explotación a un severo y juicioso reglamento. De otra manera, andando el tiempo, perderá Chile la mayor parte de las ventajas que le han conquistado su fama de país sano y de país hermoso merecerá llamarse Atacama en vez de Chile. Este es también, -debo agregar,-uno de los casos en que el patriotismo se desespera y retrocede intimidado, ante la mole inmensa del absurdo criminal, que rueda empujada por el interés de los unos sobre el suelo que han preparado el egoísmo y la imprevisión de los demás. Hombres empeñados en salvar el bosque no han faltado en el Gobierno y en el Congreso. Sin ir mas lejos, el decreto del señor Zañartu, ex ministro de Colonización de 1885 a 1886, que prohibió la siembra de particulares en los terrenos del Estado, tenía por objeto resguardar el suelo contra los cultivos depredatorios y amparar el bosque contra los incendiarios; pero la resistencia de los usurpadores y los rozadores ha hecho fracasar esta medida de oportuna y levantada administración; los mas valerosos e íntegros funcionarios se han declarado impotentes para hacerla cumplir y obedecer. A medida que se penetra en la selva, se nota que disminuye considerablemente en número las habitaciones de los indígenas. Parece que estos se sienten estrechos y ahogados entre los árboles. Les gusta la loma desnuda, con el río o el arroyo cristalinos a pocos pasos de la puerta de la casa. Les gusta la vega libre de montes y con facilidad para explorar en toda dirección el horizonte. Solamente la TRES RAZAS 195 necesidad puede obligarlos a instalarse en la ceja de la montaña o en los claros interiores del bosque. En cambio, la ocupación chilena tiene aquí sus avanzadas, protegidas, generalmente, por los títulos de propiedad de los indígenas. En la mayor parte de las hijuelas de estos, se halla instalado el huésped chileno, el huinca forastero, de quien se ignora de dónde viene y a qué proviene, mañosos, industrioso mientras no ha adquirido confianza, silencioso y siniestro a ratos, peligroso y salvaje en los días en que el aguardiente circula. Este hombre es el vencedor. El indio lo sabe y se deja explotar por él, y soporta su presencia, la desmoralización y los trastornos que causa en la familia y los golpes y las puñaladas que reparte cuando la rasca le da de atravieso. En cierto sitio, en donde se nota síntomas de cultivo de la tierra y de explotación regular del bosque, preguntamos a los habitantes chilenos de unos ranchos con qué titulo ocupaban aquel lugar. Nos contestaron que eran inquilinos de un señor N., vecino conocido de Nueva Imperial, el cual, a su turno, se llama arrendatario de indios. De esta manera es como se prepara, en estas comarcas, la usurpación contra el Estado y contra el indígena. En pocos años mas, el pretendido arrendatario figurará como dueño de una hermosísima finca en la vega del Cautín, y nadie le pedirá cuentas, por que no quedará entonces vestigios del indio a quien se adjudicó esa hijuela. El aguardiente, alguno de los percances frecuentes a inmediación de los ríos de Arauco, alguna riña, le habrán hecho desaparecer, y sus mujeres e hijos se habrán dispersado a todos los vientos del infortunio y de la fatalidad histórica que soplan sobre la raza de Lautaro. El bosque no termina, y sin que nada nos anuncie la proximidad de la ciudad, nos encontramos de repente a las puertas de Temuco, verdadera población de la montaña de Arauco, con una cintura de altos y tupidos árboles, que la envuelve y que parece querer estrecharla, y con el Cautín, que arrastra bulliciosamente su gran caudal de agua, agitado por violentas y frecuentes curvas, al Oriente y el Sur de la ciudad. El camino que hemos traído de Nueva Imperial no es el más frecuentado, que atraviesa la selva y un terreno muy accidentado, y en línea recta al Noroeste. Nosotros hemos venido por la vega, 196 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 remontando el curso del Cautín, a poca distancia del río, y oyendo de cuando en cuando el ruido sordo de sus aguas, pero sin tenerlo a la vista, por la espesa cortina de árboles que acompaña y encubre la ribera en casi todo el espacio que hemos recorrido. Durante la primera parte del viaje, nuestra dirección ha sido del Poniente al Oriente; allí tuerce el Cautín bruscamente, y el camino sigue invariablemente de sur a Norte; hasta Temuco. La primera habitación que nos anuncia la ciudad es la de un colono, separada de las demás, que están agrupadas, principalmente, al Norte de la población. Una palizada de gruesos tablones de roble, bien labrados, forma, en derredor de la casa, el jardín y el huerto, una defensa bastante sólida contra las depredaciones de hombres y animales. El edificio mismo es de construcción muy esmerada, y tendrá excelente aspecto una vez que se le dé algunas manos de pintura. Si no me equivoco, pertenece a F. Lieweber, carpintero alemán, con catorce meses de residencia en la colonia. Apareció, en la puerta de la palizada, a nuestro llamado, una mujer joven, de fisonomía simpática y fina, vestida con decencia y limpieza. Supimos por ella que estaban de luto por la pérdida de su único hijito, pero que vivían satisfechos con su situación y con buenas esperanzas para lo futuro. No hace Temuco la misma impresión de prosperidad y activo progreso que Nueva Imperial. Esto depende, sin duda, de su ubicación en lo más avanzado de la zona de la montaña y de la dificultad de sus comunicaciones con el resto del país, a que se espera que pondrá pronto término la prolongación del ferrocarril de Collipulli a Victoria. No poco contribuye, también, al aspecto algo caduco de la ciudad la circunstancia de que, por la abundancia de la madera y la escasez de la teja, los edificios han sido construidos hasta aquí, completamente, de tabla mal preparada, que no resiste a la acción de los soles del primer verano, y abre y decae lastimosamente. Es, también, una desgracia que la pintura no sea todavía considerada por los propietarios como resguardo y adorno de primera necesidad. Visité la escuela de hombres, instalada en un galpón de madera, que es ya una ruina. El sol y el viento pasan por entre las TRES RAZAS 197 tablas torcidas del tabique, y el techo no presta protección contra la lluvia. Nos dijo el preceptor que, en 1886, hubo 120 niños inscritos, y la asistencia media fue de 80, buena parte de los cuales son hijos de indígenas. Algunos mapuches casados venían a recibir lecciones en la noche. Pero esta buena disposición se frustra, por las malas condiciones del edificio, y quizás, también, por la desesperación y el desencanto del maestro. El día de nuestra visita, los bancos estaban despoblados. Mucho mejor instalada se halla la escuela de mujeres; pero ésta,-ignoro por qué causa,- no funciona, y el preceptor de la de hombres pide, con cierta apariencia de justicia, que se le permita instalarse allí con sus muchachos, mientras dura el receso del otro establecimiento. En general, la ciudad se halla muy mal preparada para la instalación de las nuevas autoridades, que, como capital de provincia, va a recibir, en breve, en su seno. Hay negociaciones entabladas con el dueño del edificio que ahora ocupa el Hotel,-uno de los más decentes y mejor servidos en el territorio entre Bío-Bío y Cautín,-a fin de arreglarlo para casa y oficina del Intendente. Y habrá que improvisar, en lo que falta para el principio del invierno, construcciones para las demás oficinas públicas. Presumo que el cuartel, que ocupa todo un costado de la plaza y es el edificio de mejores apariencias en la población, tendrá que dar albergue provisorio, siquiera hasta el próximo verano, a algunos funcionarios que deben llegar al mismo tiempo que el jefe político de la provincia. La tarea que aguarda a éste, en la ciudad, en el departamento, en la provincia, que salen hoy del régimen de la ocupación militar, requiere el empleo de toda la actividad, de toda inteligencia y de toda la energía de un hombre sano de espíritu y patriota. En Temuco y en Nueva Imperial, el servicio sanitario se halla en mantillas. Despachan, es cierto, en la primera de estas poblaciones, dos establecimientos de botica, bajo la dirección de buenos farmacéuticos; pero en ambas se hace sentir vivamente la falta de médico. La organización de este ramo ha preocupado al Gobierno y a la Inspección General, especialmente en la primera época de la 198 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 colonización, cuando se hacían sentir en la nueva población europea las consecuencias del largo viaje marítimo, del cambio de clima y alimentación, de los trabajos a la intemperie y de desarreglos y abusos cometidos por efecto de la facilidad de la vida y de la largueza misma de las concesiones otorgadas en dinero y especies. Alarmado por el exceso de la mortalidad que se pronunció entonces, hizo el Ministerio de Colonización laudables esfuerzos por decidir a algunos jóvenes médicos chilenos a establecerse, con equitativos emolumentos, en las nuevas ciudades fundadas al Sur del Malleco; y como esta propaganda no diera ningún resultado, se recomendó al Agente de Colonización en Europa que procurara enviar a las colonias cierto número de facultativos, a quienes podía conceder hijuelas de 100 hectáreas, pasaje de segunda clase y un sueldo de 100 pesos por mes. Con estas condiciones vino a Chile el médico Frances, doctor Lecomte, establecido hoy en Traiguén, en donde presta servicios valiosos, pero insuficientes, porque solo pueden aprovecharlos los habitantes de la ciudad y los colonos que viven cerca de ella, en la buena estación. En la última época, el gran facultativo y la medicina eficaz por excelencia ha sido la aclimatación, acompañada de la construcción de habitaciones abrigadas y cómodas. El estado sanitario es, en el día, extraordinariamente favorable en todas las colonias. La organización y el mejoramiento de la policía de seguridad, según las localidades, es otra de las exigencias del servicio administrativo que reclama con urgencia la atención de los Intendentes recién nombrados para Malleco y Cautín. La ola fangosa del bandolerismo, que estuvo detenida, durante siglos, en las márgenes del Bío-Bío, y que, desde 1861, fue empujada por el avance de la ocupación y de la cultura a las del Renaico y el Malleco, se precipita hoy, a lo largo del valle central, en dirección al sur del Cautín. Y en pos de ella, no menos peligrosa para la vida y haberes de los chilenos honrados y de los colonos, ha ido a estrellarse contra las nacientes e indefensas poblaciones de las dos zonas principales del territorio araucano la de los carrilanos de las dos líneas de Angol a Traiguén y de Angol-Collipulli a Victoria, sobre las cuales ejerce vigilancia un solo juez de subdelegación. TRES RAZAS 199 No conozco la estadística de las pérdidas que ha sufrido la población chilena por efecto de estas terribles vecindades y del desamparo en que ha vivido toda la comarca. En las colonias ha habido, hasta fines del pasado verano, nueve víctimas: tres en cada una de las agrupaciones de Ercilla y Victoria, expuestas al doble peligro de los bandidos de profesión y de los malhechores de ocasión de las faenas, una en Traiguén, una en Quechereguas y una en Galvarino. La Inspección General de las colonias ha luchado, sin cesar, contra la acción de los malos elementos que hierven en el antiguo Arauco, con una energía y un tesón que el gobierno y el país deben agradecer. Es indudable, sin embargo, que la buena voluntad y la abnegación del distinguido jefe de esa oficina ha de consumirse en infructuoso empeño mientras le falte la cooperación de Intendentes resueltos, patriotas y provistos de recursos para la lucha en defensa de sus poblaciones, y de comisiones municipales decididas a borrar de sus respectivos territorios el baldón de la inseguridad y del asesinato. Una necesidad administrativa de primer orden en las dos provincias es, finalmente, la planeación de la enseñanza pública. Lo que se ha hecho, hasta aquí, en este ramo, cuya importancia se manifiestan deseosos de ratificar de nuevo el gobierno i el Congreso, por medio de leyes de alcance y significación considerables, ha sido muy deficiente y transitorio, tanto en las poblaciones nacionales como en las de colonización. Puede afirmarse, en general, que ni los hijos de los chilenos ni los hijos de los europeos reciben educación, aun en la forma más rudimentaria. Entretanto, se manifiesta ya en las colonias el deseo de salir de esta lastimosa y alarmante situación, y se hace tentativas que el Inspector general favorece y estimula. Así, pues, no puede decirse que faltan disposición y elementos utilizables y que la autoridad administrativa está condenada a cruzarse de brazos, porque no encuentra cooperación de parte de los habitantes. El terreno está preparado para la creación de un liceo para cada una de las dos provincias y de una o dos escuelas en cada centro de población. El momento sería oportuno para que el gobierno enviara en visita a estos lugares a alguno de los más inteligentes empleados de instrucción y se hiciera proponer por él un plan de enseñanza 200 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 adaptado a la ubicación especial de las ciudades y aldeas nacionales y al carácter, agrupación según nacionalidades e idioma, necesidades y grado de prosperidad de las colonias. Me siento en peligro de ir demasiado lejos en esta enumeración de las tareas que se imponen a la atención y al cuidado de los nuevos Intendentes. Prefiero limitarme a las que dejo apuntadas a la ligera. Por lo demás, lo digo todo diciendo que todo falta y que todo habrá que improvisarlo y que a todo habrá que dar solución o aplicar remedio, como mejor se pueda. Uno de los puntos mas interesantes de la ciudad me pareció la calle que va a dar, por el Sudeste, al vado del Cautín, merced al cual se mantiene un tráfico muy activo con los indígenas que viven al Sur del río. El Cautín describe, en este lugar, una de sus grandes y acentuadas curvas; y en vez de la dirección de Norte a Sur, que lleva hasta la mitad de la distancia que separa a Temuco de Nueva Imperial, viene, desde Lautaro y los llanos de Pillan-Lelbun, con el mismo rumbo decidido de Oriente a Poniente que vuelve a pronunciarse en la ultima parte de su curso hacia el Pacífico. Frente a Temuco, el caudal de las aguas correntosas se reparte en ancho y poco profundo cauce, que los indios atraviesan sin dificultad, sobre todo en los meses de fines de verano y de un verano como el actual. La escena que uno tiene allí a la vista es pintoresca y no carece de solemnidad. Grupos mas o menos numerosos de indios, con la frente ceñida por el pañuelo rojo de algodón que el araucano supo hacer temible en los días de malones y de sorpresas, montados en ágiles, delgados y membrudos caballos, entre los cuales resaltan los preferidos overos, aparecen en la caja del río o entre las aguas, entran al pueblo, visitan las tiendas, dejando los caballos y las mujeres montadas a la puerta, o salen, en viaje de vuelta, con dirección a sus hogares del Sur. En el fondo del animado cuadro, sobre la masa de los grandes bosques, se levanta la gigantesca muralla de los Andes, que habíamos perdido de vista en los últimos días, y sobre ella, a manera de vigilante centinela, el cono elegante del Villarrica, con el manto de eterna nieve sobre las anchas y poderosas espaldas. TRES RAZAS 201 El comercio con los indios, que veo en número tan considerable, en esta parte de la ciudad y en el paso del río, constituye, lo mismo que en Nueva Imperial, la fuente principal de la prosperidad de Temuco. El indio es pobre, pero se le considera buen cliente, porque gasta cuento tiene, a semejanza de sus primos carnales, el minero y el peón del Norte. No hay mucha variedad en el surtido de artículos destinados a su consumo. El principal es el aguardiente; el tabaco, trapos de baja calidad, artículos de hierro vienen en seguida. Las botas son prendas de lujo, como el sombrero y la ropa de paño, y están solamente al alcance de los más acomodados. Toda esta indiada, y la que voy a encontrar en adelante, pertenece a las tribus arribanas, las mismas que sostuvieron todo el peso de las últimas guerras contra el ejército de Chile. Se explica la tenacidad de la resistencia que estos hombres armados de toscas lanzas pudieron oponer, durante tantos años, a nuestros batallones de línea y a nuestros soberbios regimientos de caballería, en parte por la flojedad y falta de plan de nuestra ofensiva y principalmente por las condiciones especiales de la topografía de esta región desigual y montañosa, tan apropósito para la guerra de emboscadas y sorpresas y con retirada fácil para el Sur del Cautín y en mucha parte del año para la República Argentina, en donde no se ha puesto termino sino últimamente, y gracias al vigor de la administración Roca, al dominio y las depredaciones de los indígenas en la parte Sur del territorio nacional. Los sacrificios que impuso la resistencia a las tribus abajinas fueron tremendos, y hacen honor a la energía de la raza. Rucas, sembrados, -todo lo que representaba los progresos del indio en las artes de la vida sedentaria y de cultivo,-desapareció a la larga, por efecto de las tremendas incursiones de las fuerzas chilenas en el territorio sublevado. Lo que escapó a la espada, fue destruido por el hambre, la desnudez y la desmoralización. Ahora mismo, se hace notar, entre los arribanos, la falta casi completa de hombres de edad avanzada. Los que habrían figurado hoy en esa categoría cayeron en los postreros combates librados en defensa de la autonomía, o, si se quiere, como yo mismo me he inclinado siempre a creer, de las vidas, propiedades y hogar de los indígenas. 202 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Los abajinos, que carecían de la protección de la montaña para sus familias y ganados y que se hallaban, además, expuestos a ser tomados de flanco y cortados de la línea de retirada al Sur del Cautín por un ataque emprendido por cualquier punto de la costa, se vieron obligados a someterse muchos años antes que los arribanos. A esto deben la conservación de sus hermosas rucas del Cholchol y de la vega del Cautín, de sus rebaños y del grueso de su población. El alzamiento al que fueron finalmente arrastrados por los arribanos en 1882 no tuvo para ellos consecuencias desastrosas, porque el espíritu que animaba al país y al Gobierno, respecto del indio, era, en esa época, completamente opuesto al que inspiraba a los jefes militares que dirigieron las anteriores expediciones a sangre y fuego al territorio araucano. Tuve el gusto de encontrar en Temuco, en un raro período de interrupción de sus tareas de diputado, al coronel don Gregorio Urrutia, uno de los chilenos que mejor conocen la antigua tierra de Arauco y que gozan de más prestigio entre los indios de una y otra ribera del Cautín. Este distinguido jefe vive, en la actualidad, en la capital en ciernes de la provincia de Cautín, consagrado a tareas muy poco análogas a las que le conquistaron la admiración y el aprecio del ejército chileno, el 13 de Enero de 1881, en las lomas de Santa Teresa y al pie del Morro Solar, y el 15 de Enero siguiente, al frente de los reductos y las tapias aspillerazas de la línea de Miraflores. Ha cambiado,-y buen derecho tenia para ello,-la espada del conquistador por los instrumentos del ingeniero y del cultivador. Se halla al frente de un negocio de molino y de una máquina de aserrar madera, y se propone emprender la obra de construcción de un canal para proveer de agua potable a Nueva Imperial y regar una gran parte de la vega. Hombres de este temple y este espíritu necesita la nueva provincia. Falta ahora que los compromisos políticos del Norte, que el alentado coronel mantiene con ejemplar lealtad, le dejen libertad y tiempo para la realización de sus propósitos de industrial del Sur. Observo que en estos pueblos del valle del Cautín se da la mano la ocupación chilena, que avanza de Norte a Sur, con las avanzadas de la colonia chileno-alemana de Valdivia, cuyos progresos TRES RAZAS 203 hacia el centro de la Araucanía han sido en sentido opuesto, esto es, del Calle-Calle a Toltén y Villarrica y posteriormente al Cautín. En Nueva Imperial tuve ocasión de ver y oír, en el Hotel, a algunos jóvenes vestidos con cierto esmero, de pronunciado tipo germánico, pero que hablaban el español con el acento especial que es propio de los mestizos. Mencioné también, oportunamente, la línea de pequeños vapores que ha establecido una compañía alemana entre Valdivia y Nueva Imperial. Aquí, en Temuco, a inmediaciones del paso del Cautín, ha establecido una curtiembre, por el estilo de las de Valdivia, un joven Westermeyer, hijo de uno de los más antiguos inmigrados alemanes de aquella ciudad. Este empresario, animoso e inteligente, compra cueros, principalmente, a los indios del Sur del Cautín, y realiza, al parecer, buenas utilidades. En su concepto, el desarrollo industrial de la colonia alemana de Valdivia, en especial de sus antiguos y principales ramos de curtiembre y fabricación de cerveza y alcoholes, se encuentra en un período de evidente paralización en parte por efecto de la competencia de las fábricas del Norte, y en parte por la destrucción de los lingues y escasez de la corteza y por el encarecimiento de los cueros. La energía, que encontraba, hasta este momento, campo y provecho en los valles del Calle-Calle y del Cruces y de sus afluentes, busca ahora salida a la Araucanía. por lo demás, el tráfico con los indios ha sido siempre cultivado con ventaja por los comerciantes alemanes de Valdivia, que han mantenido, de tiempo atrás, sucursales en Toltén y otros puntos de la costa, y han viajado, en el mismo período con pacotillas, de San José a Pitrufquén, asiento de considerable y acomodada población indígena, y que acudieron a proveer a la tropa y a los indios tan pronto como el intendente don Anfión Muñoz tuvo la buena idea de demostrar prácticamente que las puertas de roble del viejo Arauco estaban abiertas de par en par para Chile. 204 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 VIII COLONIAS DE LA ZONA DE LA MONTAÑA I.-TEMUCO La colonia de Temuco, compuesta de 26 familias alemanas y de 2 familias suizas de lengua alemana, que comenzaron a establecerse allí en abril de 1885, tenía para mí mucho interés como terreno de estudio de nuestro trabajo de colonización. Estaba a la vista que este grupo de inmigración se encontraba en condiciones menos favorables que los demás, por la mayor distancia que lo separa de la costa y de los ferrocarriles. También bajo el punto de vista administrativo, su situación es relativamente desventajosa; en vez de estar amparado y dirigido por empleados de planta de la colonización, depende de vecinos que prestan gratuitamente sus servicios, en cuanto se lo permiten sus otras ocupaciones. Debo agregar, todavía, que la época en que hacíamos esta visita a Temuco era la que me parece la realmente crítica en el desarrollo de nuestras nuevas colonias. Durante el primer año, el colono no se da cuenta cabal de las dificultades de su nueva existencia. El que sabe trabajar está empeñado, con todas sus fuerzas, en la tarea de construcción de casa y establo provisorios, de instalación y estudio del terreno. Para éste no hay, naturalmente, crisis, ni periodos de prueba y peligro. Pero los que carecen de la preparación necesaria para el cultivo o de hábitos serios de orden y moralidad pierden, al principio, el equilibrio, por efecto del cambio tan completo de escenas, influencias y circunstancias; y como reciben con puntualidad sus mesadas, se dejan dominar fácilmente por la impresión de que tal estado de cosas durará indefinidamente y de que no necesitan afanarse mucho para asegurar su pan y el de sus hijos. De aquí resulta que la primera siembra es TRES RAZAS 205 muy escasa y que son pocos los que se resuelven, como el suizo francés de Galvarino, a hacer sacrificios por obtener mayor cantidad de semilla que la que reciben de la Inspección o por aumentar sus elementos de cultivo. Con el segundo año principiaban las amarguras. Cuando menos lo piensan y menos preparados se encuentran para ello, los colonos se ven privados de la mesada y sin contar con recursos de ninguna especie, ni siquiera con esperanzas en un regular resultado de la cosecha próxima. Entonces es cuando los que algo pueden en cualquier ramo de trabajo y los que son capaces de algo se dirigen a la aldea más cercana, al vecino más industrioso o más acomodado, al empleado de la oficina de colonias, en solicitud de una ocupación que les permita vivir hasta la cosecha. Otros contraen deudas. En general, se hacen sentir, en estos días de angustiosa lucha, las ventajas de la educación europea. Son pocos los que se confiesan vencidos y abandonan la hijuela, o son privados de ella por la Inspección, que no apela, sin embargo, a este recurso extremo sino en casos de incompetencia, pereza y desmoralización muy escandalosas. La gran mayoría de los colonos pasan de una manera u otra los días malos, y salen de esta prueba corregidos, experimentados y animosos. La siembra del segundo año se hace con mucho mas esmero que la del primer año. Se siembra mas y con mejor conocimiento de las cualidades del suelo y de las influencias meteorológicas. Todo anuncia la benéfica y vigorosa reacción que se pronuncia, en el curso del tercer año, en la situación de los colonos más desvalidos. Las 28 familias de Temuco cosecharon, en 1886, lo siguiente: Trigo Papas Arvejas Fréjoles Cebada Fanegas 294 877 135 76 96 La siembra de ese año fue: Trigo 50 206 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Papas 94 ½ (dato incompleto) Arvejas 31-9 (id. id) Cebada 14-9 (id. id) Fréjoles 8-7(id. id) En 1887 –año seco, en Arauco, como en todo el país, la cosecha de los colonos de Temuco ha sido: Trigo Papas Cebada Legumbres 795 1.036 163 353 La siembra de este año, sin ser tan considerable como pudo esperarse, ha sobrepujado, naturalmente, a la de 1886, en más del doble. He aquí las cifras que la representan: Trigo Papas Legumbres Cebada 113 184 54-2 27-2 Completaré este modesto cuadro de la situación de la más apartada y desvalida de nuestras colonias con el estado de la existencia de animales y aves de corral en los dos últimos años: Bueyes Vacas Terneros Caballos Chanchos Aves 1886 55 33 37 3 117 389 1887 67 43 69 7 159 762 Poco progreso se observa en la extensión de terrenos preparados para el cultivo, que, en 1886, era de 102 hectáreas y, en el último otoño, de 163 hectáreas. En cambio, en la construcción de las TRES RAZAS 207 casas se ha avanzado mucho mas rápidamente que en Traiguén, sin duda por la abundancia de la madera y porque la explotación del bosque va despejando un poco las hijuelas. Es raro el colono de Temuco que no tiene, a esta hora, terminada o en construcción su casa y dependencias de madera bien labrada, con techos de tablas o de zinc, y ha habido uno que otro que ha edificado de adobe y empleado teja de buena calidad. En buenos términos, deduciendo unos pocos miles de pesos, introducidos por unos cuantos individuos, las construcciones representan en Temuco la mejor parte de las ganancias obtenidas y de las economías realizadas por los colonos, en los dos años trascurridos desde que se les puso en posesión de sus hijuelas. Los individuos a quienes tuve ocasión de interrogar me manifestaron deseos de progresar y confianza en el porvenir. Hasta ahora, la vecindad de Temuco no ha sido tan ventajosa para ellos, como quizás imaginaron al establecerse. Las necesidades de los pobladores de la nueva ciudad han sido, hasta aquí, muy reducidas. Con la llegada de los funcionarios del orden administrativo y judicial superior de la provincia y con la transformación que éstos y sus familias introducirán en el modo de vivir y en las condiciones de sociabilidad se pronunciará, necesariamente, un cambio favorable, y los colonos encontrarán mercado para el pan, la leche, la mantequilla, las legumbres, etc., y estímulo para aumentar sus rebaños y el cultivo de las hortalizas. Tengo en mi viajero los siguientes datos especiales sobre los colonos de Temuco. 1/ Borcke (panadero de Berlín) dice que llegó a Chile con un pequeño capital de 3.200 marcos (1.600 pesos de 24 peniques). Ha recogido dos cosechas, la última de las cuales calcula en 41 fanegas de trigo, 200 de papas, 13 de arvejas, etc. Es dueño de 7 animales, y avalúa su casa de tablas y zinc en 900 pesos. 2/ R. Schaefer, uno de los pocos verdaderos agricultores de esta colonia, cosechó en 1886 48 fanegas de trigo, 250 de papas (de 14 de siembra), 25 de arvejas (de 2 de siembra), 8 de maíz, 5 de fréjoles, 3 de cebada, y en 1887, 38 fanegas de trigo, 50 de papas, 16 de arvejas. Ha limpiado de monte 7 hectáreas, una de las cuales va a regar. Su rebaño de chanchos alcanza a 25, y le ofrecen 75 pesos por 5 de estos. Ha 208 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 edificado una casa de 12 por 8 metros, con granero de 5 pies de altura bajo el techo. El ingeniero de colonias dice, respecto de él, en su estado de 1886: “muy hábil, casa linda de un piso, chiquero y corral, 2 colmenas de abejas” 3/ El carpintero Leinweber, cuya hijuela y casa vimos al entrar al pueblo por el S.O., llegó con algunos escasos recursos. Su cosecha de este año no ha sido buena, 14 fanegas de trigo, 8 de papas, 13 de cebada, 12 de arvejas, 10 de avena,-pero ha ganado, probablemente en su oficio de carpintero, lo suficiente para construir su excelente casa y corral y para aumentar su rebaño a 4 bueyes, 2 vacas, 2 terneros y 12 chanchos. 4/ Otterstein, uno de los dos únicos agricultores alemanes de la colonia, ha tenido este año peor cosecha que en 1886. Ha recogido 60 fanegas de trigo, y espera recoger de 80 a 100 sacos de papas; ha recogido, además, 10 fanegas de avena, 16 de arvejas, 17 de cebada y 6 de fréjoles, y ha realizado unos 20 pesos en ventas de legumbres.Llegó, según declara, con 300 marcos (150 pesos de 24 peniques), y tiene su casa construida. Es dueño de 12 vacunos de diferentes edades y de un caballo. 5/ El litógrafo Frost, cosechó 60 fanegas de trigo, 12 de arvejas, 10 de cebada, y espera cosechar 80 sacos de papas. Es dueño de 8 chanchos. 6/ G. Baer, peón de albañil en Alemania, trajo al país un capital de 2.500 pesos. Trabajando en medias, ha cosechado, por su parte, 85 fanegas de trigo, 12 de arvejas, 25 de cebada, (de 1 de siembra) y calcula en 100 sacos su parte de cosecha de papas. Es dueño de algunos animales y de una casa de adobes y zinc, que avalúa en 300 pesos, sin incluir su trabajo personal. 7/ Knaack llegó a Chile en noviembre pasado. Espera sembrar 14 fanegas de trigo, y está contento con su situación y perspectivas. 8/ el carpintero Jankowsky se estableció en la colonia en octubre de 1886, y ha recogido, en su primera cosecha, 23 fanegas de trigo (de 3 mal sembradas), 6 de cebada y 5 de centeno. 9/ Roberto Tepper, tornero, declaró que no ha hecho mucho en su primer año, por haberse casado tarde; cosechó 28 fanegas de arvejas y recogerá unos 60 a 70 sacos de papas. Su casa es buena, y sembrará bastante. TRES RAZAS 209 Encontramos en Temuco dos individuos pertenecientes a un grupo de agricultores que han venido a Chile por tierra desde Brasil, después de dejar un establecimiento conveniente en las colonias argentinas del Paraná y en las del Neuquén, y perdiendo, en estos ensayos desgraciados, casi todo su capital, el cual está reducido, en la actualidad, a un piño de 70 vacunos y de 30 cabalgares, que han quedado pastoreando en un valle de cordillera, en poder de otros dos miembros de la caravana de familia. Uno de los hermanos pareció ahogado al pasar un río de la Argentina. Se me había anunciado esta familia como rusa. En realidad, perteneció a una de las colonias alemanas fundadas a orillas del Volga por Catalina II y favorecidas por esta soberana con grandes privilegios que debían regir durante un siglo. Los sucesores de Catalina respetaron esta concesión mientras corría el plazo; pero, no bien espiró éste, cuando se notificó a los colonos que quedaban sometidos, desde ese momento, a la legislación común del imperio, especialmente en lo relativo al servicio militar. Algunos se resignaron; otros vendieron sus propiedades y han corrido aventuras más o menos trágicas en la costa oriental del continente Sud-americano. Los dos “rusos” que acudieron a Temuco a tomar posesión de las hijuelas, que la Inspección general, se manifestó, desde el principio, dispuesta a concederles, me impresionaron favorablemente. Eran hombres de baja estatura, pero de formas atléticas y acostumbrados, al parecer, al sol y al viento y a las más rudas labores de la vida campestre. Han conservado el idioma y los sentimientos germánicos, bajo la corteza más ruda del campesino de la Rusia. A pesar de que llegan con una cantidad de animales no despreciable, se proponen dedicarse, principalmente, al cultivo de la tierra, y oyeron con gusto que el país se presta para cosechar el lino y el tabaco. Si el éxito corona la tentativa de estos primeros colonos rusoalemanes en Chile, es seguro que muchos otros compatriotas y amigos suyos, que se hallan repartidos en la costa oriental de SudAmérica, seguirán su ejemplo y emprenderán la marcha hacia nuestro país con sus familias y rebaños. El señor Drouilly está convencido de ello, y prestará, sin duda, muy especial atención al punto, a veces no 210 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 poco escabroso, de la elección de terreno para el establecimiento del grupo que ha llegado atravesando la pampa y la cordillera. En la mañana del 22 de marzo, salimos de Temuco, por el camino que se dirige a Lautaro, atravesando los llanos de PillanLelbun y siguiendo siempre el curso del Cautín, de Poniente a Oriente al principio, y en seguida de Norte a Sur. Antes de despedirnos de la colonia establecida en este lugar, tuve la suerte de examinar de cerca dos grupos de habitaciones en que están fielmente representados dos tipos que constituyen los dos polos opuestos de la población europea de la Araucanía, el tipo del trabajador modelo, moral y paciente, capaz de abrirse camino en cualquiera circunstancia, y sostenido en toda dificultad por la conciencia del deber y de la superioridad de su cultura, y el tipo, afortunadamente mas raro, del hombre sin dignidad y sin energía, en quien la desmoralización y el vicio han borrado hasta las huellas de una civilización superior. Saliendo del pueblo, a mano derecha, visitamos la casa de una familia de colonos alemanes. El recibimiento que encontramos no fue de los mas amables, sea porque el dueño de casa se hallaba ausente o bien porque la hora era de mucho afán, o por cualquiera otra causa; pero el movimiento, parecido al de una colmena, que reinaba en la casa, las idas y venidas de muchos niños, el olor de la leche depositada en grandes tiestos, los mugidos en el bien poblado y limpio establo, y el hermoso aspecto del jardín de hortalizas, nos hicieron desentendernos de la falta de amabilidad de la buena gente. El colono que es dueño de esta hijuela llegó, como algunos otros de la última temporada, con un capital de 500 a 1.000 pesos; y gracias a esto, ha podido vencer las dificultades de la instalación y los inconvenientes propios de la falta de experiencia en los trabajos agrícolas. El día en que Temuco se haga una ciudad consumidora de leche y mantequilla, de huevos y legumbres, este individuo realizará buenas utilidades, y su terreno tomará un valor considerable. Un poco mas lejos, en el lado opuesto del camino, están situados la casa y pertenencia del herrero alemán Ziem, uno de los mejores colonos de Temuco. Este individuo, de más de cincuenta años y con hijos grades establecidos en los Estados Unidos, se halla al TRES RAZAS 211 frente de una familia de 7 personas, y sin desatender su hijuela, mantiene un acreditado taller de herrería en grande actividad. Su casa de madera y teja es espaciosa y cómoda. El granero, que oí avaluar en más de mil pesos, está construido de manera que puede entrar una carreta y descargar en el entresuelo. En el establo duermen ya quince vacunos de toda edad; cuatro vacas gordas, lustrosas y mansas, acababan de dar baldes llenos de leche en el momento de nuestra visita. Ziem tiene una alta idea del valor que el engrandecimiento del pueblo, la creación de la Intendencia y la perspectiva de la prolongación del ferrocarril de Victoria han hecho tomar valor a su hijuela. Dice que no vendería por veinte mil pesos. Desea hacer venir a sus hijos de Estados Unidos, y vive con todas las comodidades que las circunstancias permiten y en muy buenas relaciones con los habitantes del pueblo, que son sus clientes. Está a la vista que el hombre debe, principalmente, su prosperidad a su taller. Otra casa de buenos colonos visité, todavía, un poco mas al Norte de la del patriarcal herrero. Pertenece a un matrimonio alemán, sin hijos. La mujer trabajaba en la casa, y el hombre, que me pareció un poco fatigado por el exceso de tareas, arreglaba para la siembra un lindo paño de tierra situado al frente de la habitación. Este individuo, cuyo nombre siento haber olvidado, ha destroncado y labrado, sin más auxiliar que sus brazos, muchas cuadras de bosque. Su jardín de hortalizas estaba admirable de frondosidad y verdor. Pero lo que mas me asombró fue el resultado de nuestra visita a su casa de dos pisos y con aspecto de limpieza y decencia. Todo el piso bajo estaba ocupado por los vacunos; el piso superior era el granero, y la cosecha se hallaba ya encerrada allí. “¿Y ustedes,-le pregunté,- en dónde tienen su alojamiento?”- Nosotros,-me contestó, abriendo un pobre cuartucho que daba al establo,-nosotros nos contentamos con este alojamiento, hasta que haya tiempo para levantar un nuevo cuerpo de edificio.” No puede haber contraste más doloroso y chocante que el que presentaban las hijuelas siguientes con las tres, tan animadas, tan prósperas, tan olorosas a heno, a leche y verdura, que acabábamos de visitar. En éstas se veía al hombre, preparado por la vieja cultura europea para todas las luchas y todas las conquistas, venciendo 212 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 obstáculos, allanando dificultades, convirtiendo la selva en campo de cultivo y haciendo surgir del fondo del desierto construcciones útiles y valiosas. En las primeras, el mismo hombre, vencido por el bosque, y antes que por el bosque, por el vicio y la pereza, y en pleno estado de degradación e impotencia. Tres individuos, vigorosos y en lo mejor de la edad, fueron apareciendo así, sucesivamente, ante nosotros, en miserables ranchos de tablas, al frente de hijuelas, en donde se veía dos, una o menos de una hectárea preparada para el cultivo, y esto no por obra de estos malos colonos sino de medieros chilenos, menos inhábiles que sus socios, a quienes mantenían y a quienes acompañaban. Este era, evidentemente, el último resto del deshecho del grupo de colonos que uno de los sub-agentes de Chile, abusando de la lealtad y la confianza de su jefe, reclutó en las calles de Berlín. Es casi seguro que ninguno de ellos conservará su hijuela. El espectáculo de su indolencia tiende a desmoralizar la población de las nuevas colonias. La comarca que recorremos, desde Temuco, presenta los monótonos caracteres de poderosa vegetación que admiré el día anterior, en la segunda parte de nuestra jornada. Creo solamente notar que las dimensiones de los árboles y la exhuberancia del matorral y las parásitas aumentan, a medida que avanzamos. Las ramas de los árboles gigantescos forman sobre nuestras cabezas un alto techo, al través del cual uno que otro rayo de sol llega a nosotros, pálido e inofensivo, e ilumina a trechos el suelo pastoso y los gruesos troncos cubiertos de musgo. Al pié de uno de estos nos instalamos, mientras se hacia el primer cambio de caballos, y dimos buena cuenta de una sólida provisión de pan de centeno, mantequilla y queso holandés que nos proporcionó el buen herrero Ziem. Estamos en los llanos del valle central, en los mismos llanos en donde, mas al Norte, ostenta Chile sus mejores y sus mas risueñas y fértiles campiñas de irrigación, pobladas por miles de animales, cubiertas por la alfombra verde de los alfalfares y por el manto dorado de las sementeras y los rastrojos. La hora del cultivo en grande escala no ha sonado todavía para esta región; pero ella tiene en la selva su riqueza, y es menester que el hombre se resigne a explotarla sin destruirla. El suelo es considerado como muy pobre, especialmente en TRES RAZAS 213 lo que llama los llanos de Pillan-Lelbun, a mitad de camino entre Temuco y Lautaro. En mi concepto, esto proviene de las influencias del bosque. El cultivo y el sol mejorarán el suelo, que produce, en el día, un pasto fuerte y abundante para grandes crianzas de ganados. Es difícil habilitar y conservar vías regulares de comunicación, en estos lugares. La que nosotros recorremos ha sido trabajada, durante el último verano, por tropa de Zapadores, que encontramos todavía, aquí y allá, en partidas considerables, empeñada activamente en adelantar su obra, bajo la dirección de sus oficiales, o preparando su almuerzo en los grupos de chozas improvisadas que le sirven de alojamiento. Habrá que emplear mucho dinero, mucho trabajo y mucha paciencia para establecer, a través del bosque, caminos capaces de resistir a la acción destructora de los torrentes, que alimentan, en invierno y aun en ciertos días del verano, las lluvias copiosas del Sur. No será, tampoco, obra de una o dos estaciones arrancar los troncos de que está sembrado el terreno y por entre los cuales circulan hoy, con no pequeña molestia y con cierto peligro, los carruajes y las cabalgaduras. Una que otra casa de tablas aparece, en los raros espacios libres que han dejado el roce o un capricho de la vegetación, en medio de la selva. El viajero no se acerca a ellas, sin embargo, con el sentimiento de alivio y de confianza que inspira, generalmente, en comarcas desiertas, la aparición tardía de una construcción, habitada, al parecer, por campesinos y familias de campesinos. Las que encontramos, en esta parte del valle de la montaña, tienen la fama de buscar, exclusivamente, de albergue a los malhechores que se mantienen en continuo movimiento entre Malleco y Bío-Bío, y la región libre del Sur del Cautín, último asilo de toda la barbarie, de todo el crimen y de toda la ociosidad de nuestras provincias meridionales. Las autoridades conocen perfectamente a la mayor parte de los forajidos que residen o alojan en estas madrigueras, y han emprendido, de vez en cuando, contra ellos, campañas de persecución; pero no siempre han tenido éstas el éxito deseado, y a menudo se estrellan el fervor administrativo ante el muro de hielo de la indolencia judicial. No siempre es fácil, tampoco obtener prueba suficiente para justificar medidas severas. 214 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 A 29 kilómetros de Temuco, está situada la población de Lautaro, formada espontáneamente, en torno del fuerte y cuartel, que no alcanzaron a servir sino muy pocos años para el objeto a que se les destinó. Se compone de una agrupación bien considerable de casas de madera, y este material ha sido empleado, también, con extraordinaria profusión, en la construcción de galpones, de palizadas u de toda clase de dependencias. Un barraquero de Santiago o Valparaíso sacaría regular provecho de los tablones macizos y los gruesos postes que figuran en algunos de estos cierros de los sitios de Lautaro. Es de lamentar que no haya podido establecerse aquí un centro de colonización, porque Lautaro ocupa una situación ventajosísima. Este es el paso obligado del Cautín para los viajeros, los piños de animales y las cargas de comercio que trafican entre las dos riberas del río, en el valle central. Este será, igualmente, el punto de partida de los trabajos de ocupación regular del territorio situado entre Cautín y Toltén, en tanto por hallarse mas inmediato que Temuco a las poblaciones y colonias de mas al Norte, cuanto porque la región que tiene al frente, al lado opuesto del río, ha llegado a ser, por su extensión y riqueza, la favorita de los pequeños cultivadores que se trasladan al Sur del Cautín en busca de terreno fiscal desamparado. En época pasada, cuando la ocupación militar estuvo en su mas activo período, se construyó, frente a Lautaro, entre machones de piedra, un puente colgante, que no resistió, por la mala calidad del material de cuerda, según algunos, y según otros, porque no habría cable capaz de resistir al tráfico en extensión tan considerable como la de la caja del Cautín. Se habla de renovar la anterior tentativa, aprovechando los machones, que están todavía intactos, y aun se asegura que el nuevo cable está al llegar. Lo mas seguro, en concepto de los entendidos, sería proceder, desde luego, a construir un puente estable y sólido, que adquiriría, desde luego, la importancia de portada y llave de un vasto territorio y sobre el cual pasaría la línea de prolongación del ferrocarril central, en caso de que se acordara llevarla por esta parte del valle y hacer arrancar de aquí un ramal a Temuco y quizás a Nueva Imperial. TRES RAZAS 215 El tiempo, que nos ha sido favorable desde que salimos de Angol, amenaza descomponerse y poner término a la sequía prolongada y extraordinaria que ha hecho sufrir este año a los agricultores chilenos, desde el Coquimbo hasta el Cautín. Sopla con fuerza, desde la mañana, el viento del Norte, padre de la lluvia y de la tempestad, y corren sobre las cimas de los más altos árboles del bosque nubes oscuras, arrastradas rápidamente hacia el sur. Remolinos de polvo y de hojas secas se forman, de cuando en cuando, y nos azotan los rostros. Bienvenida seas, tormenta de otoño, purificadora y refrescante para el hombre y para la bestia, para el árbol de la selva y para la hierba de los campos. Por fortuna para nosotros, el camino sale, al Norte de Lautaro, del pesado pedregal del río, en el cual hemos estado metidos, durante largo trecho, y se dirige, en línea recta, al N.O., hacia el valle del Quillen, al través de un suave lomaje cubierto de bosque menos espeso que el que nos ha acompañado desde Temuco. Una vez en suelo mas firme y parejo, apuramos los caballos, y logramos dejar atrás los 10 kilómetros que separan Lautaro la colonia de Quillen, antes de que comience el aguacero, contra el cual no tenemos ningún abrigo. 216 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 II.- QUILLEN Al pié de una colina suave, y entre corpulentos árboles, resto de la selva tupida y frondosa hasta hace pocos años, aparece el grupo de habitaciones de madera de la aldea de Quillen a la vista del viajero que llega a ella por el Sur, atravesando el río sobre descalabrado y largo puente de tablones. El antiguo cuartel es en Quillen, como en otras poblaciones de la Araucanía, cuyo desarrollo no ha tomado todavía mucho vuelo, el edificio más importante del lugar. Allí está establecida la oficina de Colonización, que tiene por jefe a don Mardoqueo Fernández, antiguo y estimable oficial del regimiento Arauco. Como nuestro viaje había sido anunciado y se nos aguardaba, nos dirigimos allá inmediatamente, no sin admirar la habitación de un colono, situada a orillas del río, a inmediaciones del cuartel, en donde se trabajaba con apuro en la conclusión del lindo techo de teatina de un edificio que parecía destinado a establo y granero. El recibimiento que encontramos en la oficina fue muy amistoso, y tan esmerado, en lo relativo a alojamiento y mesa, como no podía yo esperarlo en una colonia de dos años perdida entre los bosques del Sur. El señor Fernández había obtenido, para ese día, la cooperación de una familia francesa recién llegada; y es sabido que en donde las damas de esta nacionalidad presiden, no hay para el viajero sino motivo de complacencia y agradecimiento. Había establecidas en Quillen, en la época de la visita de inspección de que estoy dando cuenta, 62 familias, con mas de 300 individuos. En su mayor parte, eran estos alemanes; 7 familias suizas estaban hijueladas en un grupo, y 4 francesas habían llegado en el curso del último verano. Los más antiguos colonos eran del otoño de 1885, de manera que la colonia contaba apenas dos años de existencia, y se encontraba en pleno período de crisis y de dificultades. Luchaba, además, con el inconveniente de que muy pocos de los que la componen son verdaderos agricultores. En los Estados de la oficina de Colonización, formados sobre la base de las declaraciones de los colonos, figuran en aquella categoría solamente 18 de los 62 dueños de hijuelas, y todavía, si se investigara con severidad, se TRES RAZAS 217 llegaría a resultados más desconsoladores. Así, me tocó a mí mismo descubrir que hay en Quillen colono,-y no de los peores- que se da el titulo de cultivador por que fue cochero del dueño de una importante propiedad agrícola. Tomo nota de los siguientes datos, que dan alguna idea de la marcha general que ha seguido la colonia, durante el primero y más laborioso período de su desarrollo. La cosecha de 1886, preparada de la manera mas rudimentaria, por gente no agricultora, en su mayor parte, llegada al país en los meses de abril y mayo de 1885, fue la siguiente: Fanegas Trigo 343 Papas 682 Arvejas 175 La siembra siguiente, que varió de 2 a 10 fanegas de trigo, y de 1 a 13 fanegas de papas por familia, alcanzó en todo a Fanegas Trigo 241 Papas 139 Arvejas 14-23 Cebada 11-55 Y de ella se obtuvo este rendimiento en 1887: Fanegas Trigo 1.819 Papas 1.120 Cebada 343 Arvejas y otras legumbres 394 La siembra de 1887, de que he tenido posteriormente noticias, varia,-lo mismo que la del año anterior,-de 2 a 10 fanegas de trigo; ha bajado, en papas, a 2 a 9 fanegas por familia, y alcanza en su totalidad a 218 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Trigo Papas Cebada Legumbres Fanegas 212 199 45 70 El mal resultado relativo de este año de extraordinaria sequedad,-en que la mejor cosecha de la colonia ha sido, en trigo, de 130 fanegas, y en papas, de 50,-ha influido, al parecer, de una manera muy desfavorable en la extensión de las siembras. La existencia de animales y aves domésticas, en los dos años que la colonia cuenta de existencia, se halla representada por las cifras que siguen: Bueyes Vacas Terneros Caballos Chanchos Aves 1886 91 51 52 16 226 922 1887 131 70 96 40 363 1.120 Debo dejar aquí constancia de que, tanto en Quillen como en Temuco, se hace sentir muy vivamente la necesidad de poner a los colonos en posesión definitiva de sus deslindes. Hasta aquí, han trabajado aquellos con poca seguridad respecto de la extensión de sus hijuelas, porque las señales que se trazó en los árboles, en la época de la instalación, no constituye líneas de demarcación muy seguras, y han desaparecido, además, en casi todas partes, por la acción natural del tiempo, o por obra de vecinos mal intencionados. A medida que las propiedades toman valor, que aumenta la extensión del terreno preparado para el cultivo y que se acerca el día en que ha de exigirse con alguna severidad el cierro de las hijuelas, se manifiesta y acentúa entre los colonos el deseo de saber a punto fijo en donde principia y concluye lo propio y en donde principia y concluye lo del colindante. El deseo es justo. Se ejecutaría una obra de equidad y una obra de TRES RAZAS 219 previsión si se le tomara seriamente en cuenta y se alistara cuanto antes los elementos que requiere la tarea, ciertamente difícil, de fijar centenares de deslindes en lo más espeso de la selva Araucana. Desagrados, choques y quejas por daños de animales son en Quillen, lo mismo que en las demás colonias, el único resultado, que por el momento se descubre, del contacto de los colonos con la población chilena, y en particular con los antiguos medieros que han quedado viviendo a inmediaciones de las hijuelas que ayudaron y enseñaron a cultivar. El director de la colonia, que es, al mismo tiempo, juez de la subdelegación, emplea lo mejor de sus días y de su paciencia en tramitar y fallar cuestiones de esta naturaleza. El chileno no se habitúa a encerrar sus animales; a veces le guía el propósito de molestar y perjudicar al gringo, que fue, quizás, su socio, y de quien se separó después de una camorra en que no quisieron entenderse. El colono, por su parte, defiende lo más insignificante de su haber y lo más insustancial de su derecho con un encarnizamiento verdaderamente feroz, y se halla siempre dispuesto a sacar todo el partido posible del daño que se le ha causado. Entre estos dos adversarios, las tareas de un juez de mera equidad no son de las más sencillas. Como siempre, los más inútiles, los más inquietos, los más inhábiles, fueron los primeros en acudir al llamado de Inspector general. Al buen colono le duele interrumpir y abandonar su trabajo. Los primeros que vimos pertenecían a un grupo enviado de Burdeos en el curso de este verano. Engañando, evidentemente, a nuestros agentes, habían llegado sin blanca, pero abundando en quejas y denuncias. Además, la discordia había estallado entre ellos, y fue menester separarlos y dar pasaje para el Norte a uno de ellos que no sabía nada de cosas de campo, para mantener la paz en la colmena. Del grupo de las 7 familias suizas supe que el jefe de una de ellas resultó malo, pero ha prometido cambiar de conducta. Los otros seis recogieron, uno con otro, una primera cosecha de 30 fanegas de trigo, habiendo sido la mejor de 118. Las papas les rindieron poco. Me pareció que los alemanes se hallaban aquí, en general, en mejor pie, que los de Temuco, sea porque esta colonia se halla en ubicación mas favorable, o por que posee condiciones de cultivo 220 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 superiores a las de su vecina del Cautín. también debe tomarse en cuenta que es mas considerable en Quillen el número de los que declaran haber llegado a Chile con algún capital, sin embargo de que es difícil averiguar hasta que punto son exactas estas declaraciones. Tampoco merecen absoluta fe los datos que suministran los colonos sobre el monto de sus cosechas y sobre sus existencias de animales. Así, C. Yunque, que declaró ser dueño de 8 bueyes y 3 vacas, aparece en los estados de la colonia con 4 bueyes, 2 vacas, 1 ternero y un caballo. Este mismo individuo afirma que llegó a Quillen con 700 marcos (350 pesos de 24 peniques). Cosechó en suelo poco preparado 50 fanegas de trigo (de 8 de siembra) y 33 de papas. En su país se ocupaba de la talabartería. W. Seehaber recogió, este año, de su segunda cosecha, 72 fanegas de trigo, 30 de papas, 14 de arvejas y 5 de cebada. Ha comprado un buey y un torito. Llegó sin recursos. W. Vorphal, hombre de muy buena traza y despejado, declara que llegó a Chile con 1.200 marcos (600 pesos) y que no ha gastado su dinero. Cosechó este año 130 fanegas de trigo, 19 de arvejas, y cosechará de 30 a 40 sacos de papas. Posee ocho animales vacunos. Gregoreck cosechó solamente 15 fanegas de trigo, porque el fuego le destruyó una parte de la sementera, que habría producido, según cálculo, 35 fanegas, y además 8 de arvejas y 6 de cebada, y recogerá unos 30 sacos de papas. No tiene más animales suyos que ocho chanchos. R. Menke recogió 30 fanegas de trigo y 5 de arvejas, y espera recoger 20 sacos de papas. Los dos hermanos C. y E. Erdmann, agricultores, llegaron a la colonia en febrero de 1886, trayendo uno de ellos 1.000 pesos y 500 pesos el otro. Sembraron en rastrojos y cosecharon, entre ambos, 55 fanegas de trigo. Han construido su casa, y poseen 23 vacunos, 3 caballos y 18 chanchos. Estaban preparados para sembrar de 6 a 10 fanegas de trigo, pero resulta del último estado que apenas sembraron 4 fanegas. Ahlfeld, casado con la viuda de un colono, recogió de la segunda cosecha de la hijuela 30 fanegas de trigo, 4 de arvejas, 8 de cebada, y espera recoger 12 sacos de papas. TRES RAZAS 221 A. Berg se trasladó a esta colonia de la de Contulmo cuando la estación de las siembras estaba muy avanzada, y solamente cosechó 12 fanegas de trigo, 16 de cebada y 10 de centeno, y su cosecha de papas llegará a 20 sacos. Fuera de los animales del Fisco, tiene suyos 1 vaca, 2 terneros y 4 chanchos. Está construyendo su casa y prepara regular siembra. W. Stephan recogió este año su segunda cosecha, que fue de 24 fanegas de trigo, 15 de cebada y 10 de arvejas, y cosechará de 40 a 45 sacos de papas. Su casa está en construcción. No tiene más animales propios que 5 chanchos. Sembrará 4 fanegas de trigo. El mal resultado de las cosechas de casi todos estos individuos no es debido tanto a la sequedad del año, como ellos creen, cuanto a la circunstancia de que la mayor parte de ellos, en vez de empeñarse con todas sus fuerzas y sus recursos en desmontar y preparar para el cultivo mayor extensión de sus hijuelas, han preferido seguir sembrando en el terreno que encontraron preparado por los cultivadores chilenos, que alcanza apenas a 176 hectáreas en la colonia y que se halla bastante agotado por efecto de una larga y continua explotación. Que la calidad de las tierras es excelente lo demuestra el resultado general de la cosecha de 1887, que equivale a cerca de 9 por cada fanega de siembra, y no son pocos los colonos que, habiendo cultivado con más esmero, han obtenido un rendimiento de 12 y hasta 15 por i en las mismas tierras fatigadas. Lo que puede un hombre trabajador y competente, en colonias como la de Quillen, está manifestándolo el colono H. Reinecke, el dueño de la casa que llamó mi atención cuando entramos a la aldea. Es un individuo ya entrado en años, jefe de una familia de 8 personas que, al llegar a Chile, poseía unos 1.000 pesos. Su cosecha de este año ha sido de 90 fanegas de trigo, 40 de cebada, 16 de arvejas y 10 de centeno, a lo que habrá que agregar unos 50 sacos de papas. Su casa de habitación, su granero y sus corrales representan, por sí solos, una suma muy superior al capital que introdujo al país, hace dos años, y que, probablemente, no ha tenido necesidad de invertir. Su existencia en animales es de 4 bueyes, 2 vacas, 5 terneros, 2 caballos y 8 chanchos. 222 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Los colonos de esta categoría dan poco que hacer a la oficina de la Colonización y a las autoridades. Rara vez se presentan con quejas, reclamos o demandas, y más rara vez todavía, dan lugar a ellas. Saben guardar y vigilar su propio ganado y ponerse a cubierto de la invasión del ganado del vecino. Están poseídos del fanatismo del trabajo. Las horas del día que no ocupan en el desmonte, en la preparación del terreno o en la cosecha, las consagran a aumentar y perfeccionar sus construcciones, a hacer ensayos de abono, a limpiar y renovar el surtido jardín de hortalizas y a plantar, en lugares abrigados, parras, duraznos, cerezos y ciruelos. Son para los demás ejemplo y estímulo, y bastan unos cuantos de ellos para sostener y moralizar una colonia. Creen, por demás, los conocedores de Quillen,-y entre ellos el intérprete, sujeto de buen juicio y tranquilo,- que serán pocos los colonos que no lograrán llegar al tercer año, que es el de salvación para ellos y de consolidación y prosperidad para las colonias de Arauco. En el estado de 1886 figura uno solo con la nota de malo, y este es el que ha prometido enmienda. Probablemente, hay más de uno que, antes de la próxima cosecha, tendrá que abandonar la hijuela y que dirigirse a las ciudades del Norte en busca de otro género de ocupación. De todos modos, considero como buen síntoma y como anuncio de mejor porvenir que aun en los mas duro de la prueba y de la crisis, estos colonos de segundo año de Temuco y de Quillen declaran que no se arrepienten de haber venido al país, que están contentos con su situación y que abrigan la esperanza de llegar, en poco tiempo mas, a ser dueños de una modesta fortuna, a que no habrían podido aspirar en el viejo mundo. Pienso que no se habría obtenido este resultado, que hace honor a Chile y que contrasta ventajosamente con los que el sistema de colonización por obra estrictamente gubernativa ha producido en otros países, si la inspección de las colonias hubiera estado, desde el principio, confiada a un hombre menos discreto, menos diestro, menos vigilante y menos enérgico que el señor Martín Drouilly. La obra de este funcionario no será apreciada debidamente sino por las personas que se impongan la tarea de visitar las colonias, de estudiar la marcha de cada una de ellas y las dificultades con que ha tenido que TRES RAZAS 223 luchar, y finalmente de establecer un paralelo entre la situación de 1887 y la que alcanzaban estas comarcas hace apenas cinco años, antes del establecimiento del primer grupo de pobladores europeos, o si se quiere, un poco más tarde, cuando apareció la vanguardia vascongada de la nueva inmigración, sembrando de un extremo a otro de la República la alarma y el desaliento con el desbande en Montevideo y con sus incompetencia para el cultivo. Ha habido que resolver un doble problema lleno de asperezas y complicaciones. Había, por una parte, que instalar a los colonos en condiciones que les dejara satisfechos, impidiendo, por ejemplo, que el bosque los ahogara, en la zona de la montaña, y concediéndoles hijuelas con dotación de agua y leña en la región seca y desnuda del centro, y que atender, en seguida, a la tareas no menos ardua, de amparar a los recién llegado contra la codicia y los abusos de los usurpadores del terreno y de mantener en cierta armonía las tres razas que ocupan el territorio y entre las cuales era natural que estallarán prevenciones, antagonismo y conflictos. Por otro lado, el cultivo de las buenas relaciones con los representantes de la autoridad miliar, todos los cuales no estaban animados de tan levantado y conciliador espíritu como el Coronel Gorostiaga, exigía en el Director de las colonias mucho tino, mucha constancia y muy profundo conocimiento de los hombres y los asuntos de más allá de Bío-Bío. Se necesitaría ser candoroso o temerario para sostener que no ha dejado nada que desear la manera como han sido resueltas las cuestiones, allanadas las dificultades y apartados lo peligros. Procedería, en cambio, con injusticia y ceguedad chocantes o bajo la influencia de preocupaciones estrechas el que pretendiera negar que se ha realizado, en los últimos cinco años, entre el Malleco y el Cautín, una obra de progreso y de vitalidad administrativa destinada a producir allí frutos de civilización análogos a loa que deben Valdivia, Osorno y Llanquihue a la primera inmigración, y quizás dentro de plazo mucho mas breve. Y hay que reconocer, todavía, que no hemos pagado caro nuestra inexperiencia, y que el prestigio de la palabra de Chile y el buen nombre a que les ha sometido la nueva tarea de colonización en Arauco. 224 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 La situación de la colonia de Quillen y las condiciones de la comarca en donde ha sido establecida, me parecieron excelentes. Las hijuelas se hallan escalonadas, siguiendo el curso del Quillen y de sus modestos tributarios, en pequeños grupos poco distantes los unos de los otros. Si se continúa colonizando hacia el poniente, en las márgenes del Quillen, se dará la mano a los establecimientos de Nielol y de Galvarino, al paso que la prolongación hacia el Norte, por las orillas de los esteros que traen de allá sus aguas al río, hará confundirse en una sola esta colonia y la que existe apoyada en el Quino. Abunda, en los frecuentes claros del bosque y en las riberas del Quillen y demás riachuelos de la comarca, el manzano silvestre, recurso de incalculable importancia en toda la zona montañosa y del cual saca el europeo mucho partido, ya sea cosechando la fruta y extrayendo la chicha para su consumo, o bien ofreciéndolas en venta en las poblaciones inmediatas. Bandadas interminables de loros pueblan la vega y el bosque, y no hay necesidad de alejarse mucho de la aldea para encontrar en gran número torcazas, perdices, patos y bandurrias. Aquí estuvo el asiento de las más vigorosas de las reducciones arribanas. Estos árboles, estas alturas, esta agua sustentaron la savia inagotable de la valiente raza. Ahora mismo, viven hijuelados y convertidos en pacíficos labradores, a inmediaciones de Quillen, algunos de los indios que desempeñaron los más importantes papeles en los últimos alzamientos de la Araucanía. figuran, entre ellos, los Calbucura, a quienes se considera como de los mejores; la viuda de Quilapán, dueña de una hijuela adjudicada por la comisión encargada de radicar la propiedad de indígenas, y Martín Quininao, hijo de Montri, uno de los últimos grandes soldados que produjo la tierra, inteligente y astuto como pocos. Se hace, generalmente, justicia a la buena conducta de los indios. Solamente oí hablar de un robo que se atribuía a individuos de esta raza. TRES RAZAS 225 III-QUINO La noche que pasamos en Quillen correspondió a los preparativos del tiempo, durante todo el anterior. Un furioso temporal de viento hizo gemir los árboles del bosque y estremecerse el liviano edificio de tablas que ocupábamos. En seguida, torrentes de agua cayeron sobre la comarca sedienta, con fuerza igual a la de los más violentos aguaceros de junio en las provincias del centro. La mañana estaba muy avanzada cuando escampó, por fin, y pudimos disponer lo necesario para la continuación de nuestro viaje. El camino se había puesto pesado, y al menor estremecimiento dejaban caer los árboles sobre nosotros verdaderos chorros de agua. En cambio, nos veíamos libres del trumao que, el día anterior, nos había incomodado bastante, y respirábamos con delicia un aire vivo, húmedo y fresco. La selva, medio envuelta, todavía, en nublados bajos y en blancos vapores, como en un velo medio transparente, tenia para mí encantos que no había revelado bajo los rayos del sol y luminoso de los días anteriores. A pocos kilómetros de Quillen, pasamos el estero del Perquenco, teatro de la última función de armas digna de memoria en la lucha secular con los araucanos. Era en 1882. un convoy, escoltado por un fuerte destacamento de infantería y caballería, venia del Norte, en dirección a los fuertes de Quillen, Lautaro y Temuco, y atravesaba, para llegar a Perquenco, un portezuelo flanqueado por tupido y alto bosque, sin observar precauciones contra una sorpresa, sea porque la naturaleza del terreno no lo permitía, o bien porque su jefe se había dejado dominar por la indolente confianza que nos ha sido fatal, desde los primeros tiempos en que los conquistadores se encontraron en presencia de la insurrección araucana hasta el día en que tropezamos, en la llanura que baña el Rimac, al sur del grupo de lindas quintas de Miraflores, con una línea fortificada y una batalla, como quien tropieza, en medio del trigal dorado, con una nidada de vivos polluelos o de lustrosos huevos de perdiz. La cabeza del convoy se hallaba a pocas cuadras del estero, cuando el chivateo estalló, de repente, y el enemigo cayó sobre la 226 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 columna, la envolvió y atacó por todos lados. No hubo tiempo para dictar órdenes que, por lo demás, habrían sido ahogadas por el tremendo y salvaje alarido de los asaltante. Los mas animosos resistieron cuanto pudieron, y muchos no pensaron sino en buscar refugio en el bosque. El resultado fue que escaparon pocos del encuentro. Martín Quininao, hijo de Montri, el pacífico vecino actual de la vecindad de Quillen, figuró en primera línea, entre los jefes de los araucanos. Aquí comienza, por el Sur, la vasta e interesante región que es conocida por el nombre de “Llanos de Quilapán” y que termina, por el Norte, a orillas del Traiguén. Lo que la caracteriza no es solamente la extensión de terreno plano, sino la interrupción del bosque, en trechos mas o menos considerables, por praderas pastosas, que producen efectos digno del teatro y de la pintura con su cuadro de gigantesca arboleda, que, a veces, las estrecha y reduce a claros de unas cuantas hectáreas, y a veces se reitera en toda dirección, hasta distancia de uno o mas kilómetros. Unas cuantas casas de poca importancia, agrupadas en torno del antiguo cuartel, que ocupa hoy la oficina de Colonización, es todo lo que se ve en la aldea de Quino. El desarrollo de esta población ha sido detenido por la noticia de que la línea del ferrocarril ha sido trazada algunos kilómetros al oriente. Quillen, mas afortunada que Quino, quedará a tres mil metros de la estación. 16 kilómetros separan a Quino de Quillen. Por el poniente, la colonia más inmediata es la de Traiguén, que dista de Quino 18 kilómetros. El primer establecimiento de europeos a orillas del Quino data de 1884. En 1885 y en 1886 se agregó al grupo fundador otros dos nuevos, de suerte que la colonia contiene individuos de uno, dos y tres años de residencia. Comprendía, por todo, 140 familias, con 588 personas de tres nacionalidades, -franceses, suizos y alemanes. La sola circunstancia de encontrarse aquí colonos de tres años bastaba para hacerme comprender que la situación de las cosa sería mas satisfactoria que en Temuco y en Quillen. 227 TRES RAZAS Las cifras siguientes dan una idea del movimiento general en los últimos dos años: SIEMBRA Trigo, fanegas Papas Arvejas Fréjoles Cebada COSECHA Trigo, fanegas Papas Cebada Legumbres TERRENO PREPARADO Hectáreas EXISTENCIA DE ANIMALES Bueyes Vacas Terneros Caballos Chanchos Aves 1886 1887 291 ½ 837 380 386 33 ½ 7½ 6½ 186 1.891 1.627 64 353 9.898 2.037 541-7 730 881 1.298 276 64 96 9 590 2.049 367 185 208 132 668 2.719 58 Puede afirmarse que el progreso que estas cifras revelan, en lo que respecta a la cosecha y a la existencia de animales, es debido, principalmente, a los colonos de tercer año, que han podido ya destinar el fruto de sus economías al mejoramiento del suelo, al desmonte y la preparación del terreno y a la adquisición de bueyes y animales de crianza. El último año ha sido favorable para el cultivo del trigo. La cosecha fue cinco veces superior a la de 1886, con un rendimiento de más de 30 por 1. En cambio, la extraordinaria sequedad del verano 228 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 perjudicó a los cultivadores de papas, que obtuvieron, apenas, uno con otro, una cosecha de 4 por 1. De aquí ha provenido que, al paso que la siembra de trigo ha sido, en 1887, casi tres veces mayor que en 1886, la siembra de papas no ha sobrepujado sino en seis fanegas a la del año anterior. Merece llamar la atención el aumento que ha tenido lugar, en el último año, en la existencia de animales cabalgares. En 1886 existían apenas 6 en toda la colonia; en 1887 había ya, en junio 132 caballos pertenecientes a colonos. Este es un síntoma de prosperidad y un nuevo elemento de considerable importancia para el trabajo y para la facilidad de las comunicaciones. Completaré este cuadro general de la situación de la colonia de Quino haciendo desfilar, a la vista del lector, en el mismo orden en que me fueron presentados, cierto número de colonos, que acudieron a la oficina, durante nuestra visita, respondieron al llamado de la Inspección general o movidos por el interés de formular quejas y reclamos o de obtener concesiones y ventajas. La tarea parecerá a muchos pesada y casi pueril; en mi concepto, es indispensable para formar idea completa y clara de la marcha que han seguido nuestros establecimientos de colonización en el antiguo territorio araucano y la relación que ha existido y existe entre el progreso de los individuos y el desarrollo general de cada una de las colonias. Ehrhardt, alemán, establecido en Quino desde Febrero de 1885, cosechó, el primer año, 57 fanegas de trigo, y recibió 18 más por el uso de sus terrenos, que encontró ocupados por un cultivador chileno. Este año ha cosechado 140 fanegas de trigo, 20 de papas y 4 de arvejas. Ha comprado una vaca, y desea aprovechar los meses de invierno ejerciendo en algún pueblo vecinos su oficio de albañil. Llegó a la colonia con 15 pesos. Antoine, francés, cosechó, 75 fanegas de trigo y 25 de cebada, y su cosecha de papas no bajará de 50 sacos. Sus animales son un caballo y 7 chanchos. El suizo Weibl, de 1885, cosechó este año, 80 fanegas de trigo, 20 de papas, 30 de cebada y 3 de arvejas. Es dueño de una vaca, un ternero y cuatro chanchos. TRES RAZAS 229 F. Gubert, alemán, de abril de 1885, cosechó, este año, 110 fanegas de trigo, 23 de arvejas y 12 de cebada; espera cosechar más de 20 sacos de papas. Llegó a la colonia con 500 marcos (250 pesos de 24 peniques), y es dueño de 2 novillos, 1 vaca con cría, 2 caballos y 50 chanchos. O. Weber, también de abril de 1885, cosechó, este año, 55 fanegas de trigo y 22 de cebada, y cosechará unos 20 sacos de papas. Es dueño de 2 bueyes, 2 caballos y 2 chanchos. Pensaba sembrar 15 fanegas de trigo. Kamsela, alemán, del mismo mes y año que los dos anteriores, cosechó, este año, 45 fanegas de trigo, 11 de arvejas y 5 de cebada, y llegará a 10 sacos de papas. No tiene más animal propio que un ternero. Müller, colono de la misma época, cosechó 80 fanegas de trigo, y 6 de centeno, y espera 40 a 50 sacos de papas. Tiene caballo propio. Torche, suizo, llegó en febrero del 85. Su cosecha de este año ha sido de 43 fanegas de trigo, y recogerá unos 14 sacos de papas. Las heladas le destruyeron el maíz y los porotos, y afirma que, en 1886, sus perjuicios fueron mayores. Es dueño de un buey, 1 vaca, 1 ternero y un caballo. L. Elie, francés, de enero de 1885, ha cosechado, este año 216 fanegas de trigo, 41 de avena y 15 de cebada. No espera mucho de las papas. Es dueño de un caballo y, como la mayor parte de los individuos de esta colonia, tiene su casa en construcción. Los dos mejores tipos de colonos que conocí en Quino fueron los siguientes: Mathei, francés, llegado en abril de 1885, preceptor, joven y de muy buen aspecto. Ha cosechado, este año, 185 fanegas de trigo, tiene 7 hectáreas de terreo preparado, y es dueño de una yunta de bueyes. Es seguro, sin embargo, que se valdrá, en adelante, de manos extrañas para el cultivo de su propiedad, porque una escuela para los hijos de los colonos franceses, que ha logrado mantener desde que llegó a la colonia y que ha funcionado en un salón del edificio de la oficina, se halla en vísperas de tomar considerable desarrollo y absorberá todo su tiempo y atención. Con la ayuda de la Inspección, 230 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 ha preparado un departamento sencillo, pero decente, en donde espera acomodar 40 internos, a quienes cobrará una pensión moderada. La Inspección general, por su parte, subvencionará el establecimiento con un peso, al mes, por cada alumno inscrito, siempre que el número pase de quince. El día de nuestra visita, la escuela estaba de percance. El carpintero francés que tenía a su cargo el trabajo había sufrido una terrible caída de caballo, y se hallaba postrado con muchas contusiones y magulladuras, pero, afortunadamente, fuera de peligro. El colono alemán J. Wüstling, de Baden, llegó a Chile en diciembre de 1884. Obran en su favor tres circunstancias: que pudo dedicar, desde un principio, a su hijuela, 900 ps., -que es agricultor de profesión,- y que ha entrado al tercer año de residencia en su hijuela. El resultado ha correspondido a estos antecedentes. La primera cosecha le produjo 50 fanegas de trigo, 70 sacos de papas, 5 de arvejas y legumbres de diferentes clases, en pequeñas cantidades. Este año ha recogido 210 fanegas de trigo, fuera de ½ cuadra que perdió, 23 de cebada, 14 de arvejas y betarraga y repollo en cantidad considerable. Ha sembrado, en terreno abandonado, la papa Rosa de Alemania con espléndido resultado, pero, según el estado último de la oficina de colonización, la cosecha de este año ha estado lejos de justificar su cálculo de marzo. En sus trabajos le ayudan un hijo y 2 peones chilenos, a cada uno de los cuales paga 100 pesos por año, con casa y comida. Empleó, además, en la última cosecha, 7 indios, que le dejaron satisfecho. Tiene 23 hectáreas preparadas para el cultivo, y ha sembrado, este año, según el estado, 19 fanegas de trigo y 8 de papas. Ha construido este excelente colono dos casa de madera, con establos, y su existencia de animales es de 8 bueyes, 5 vacas, 5 terneros, 5 caballos y 50 chanchos. A este estado de relativa prosperidad de Wüstling y de otros colonos de lengua alemana, de tercer año, se debe que, en Quino, comience a despertar el espíritu de solidaridad y de progreso colectivo. Se trataba, seriamente, allí, de la fundación de una escuela para los hijos de los alemanes y suizos germánicos, a cuya obra debían contribuir los colonos con el trabajo de la construcción y la TRES RAZAS 231 Inspección general con el terreno, la madera y una subvención de 15 pesos por mes. Muchos son los colonos que se han titulado en Quino agricultores, sin tener título ninguno para ello. Uno de estos agricultores confesó al Inspector general que formaba parte de un grupo de 10 a 20 tejedores de seda (tisseurs) de Lyon, que había resuelto emigrar a Chile en vista de la postración de aquella industria. En el declarante había influido, además, la circunstancia de haber sido caricaturado, ultraje a que no pudo resignarse. Como, por los demás, se sentía incapaz de cultivar su hijuela, por su falta de fuerzas, y no tenía familia, deseaba que se le permitiera abandonar terreno y colonia y trasladarse a Santiago en busca de ocupación mas adecuada a sus aptitudes. Otro grupo digno de estudio y característico del espíritu con que han procedido algunos de nuestros sub-agentes en Europa es el que forman en Quino unos 13 o 14 antiguos cocheros, la mayor parte de los cuales vivían, hace pocos años, en Berlín, consagrados a la activa tarea de acarrear pasajeros en las calles de dicha capital. Reunidos, una noche, en una taberna, y bajo la influencia del licor o de la desesperación, estos industriales determinaron dejar plantados patrón, caballos y carruajes, y venirse a Chile a tentar fortuna, en la condición de agricultores y colonos. Algunos de ellos trabajaban todavía sus hijuelas vestidos con el uniforme de vivos lacres y botones plateados, con la inscripción de “cochero del servicio público” En honor de ellos, debo agregar que todos los datos que obtuve sobre la situación industrial del grupo de estos cultivadores tienden a manifestar que se hallan en buen camino y que fue sabia la resolución de media noche adoptada en la taberna de Berlín. Dos o tres de ellos a quienes conocí me dejaron bajo la impresión de que habían pasado felizmente el período de crisis. Así, Hoffmann,-uno de los colonos fieles todavía al uniforme de auriga del servicio público de Berlín,-ha cosechado, este año, 50 fanegas de trigo, 15 de cebada y 8 de diversas legumbres, y hará una pequeña cosecha de papas. Ha economizado lo suficiente para emprender la construcción de su casa y para elevar su existencia de 232 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 animales a 4 bueyes, 4 vacas, 3 terneros, 2 caballos,-uno de los cuales, de superior calidad, montaba ufanamente ese día,-y 7 chanchos. Así, también, otro de estos ex cocheros, Japt, ha cosechado, este año, 130 fanegas de trigo, 30 de cebada y 9 de diversas legumbres y esperaba cosechar unos 15 sacos de papas. Es dueño de 5 bueyes, 3 vacas, 2 terneros, 2 caballos y 9 chanchos, y cuenta con los fondos necesarios para levantar una buena casa. Debo mencionar, todavía, entre los colonos que me fueron presentados en Quino, al suizo F. Fuchas, que trabaja en sociedad con su suegro, establecido, como él, en la colonia desde Noviembre de 1885. la cosecha de ambos ha sido, este año, de 180 fanegas de trigo y de 20 de cebada. Dice que la papa se le dio admirablemente en terreno preparado con abono, pero que los vecinos le han robado casi todo el producto. La sociedad de familia tiene una existencia de 4 bueyes, 4 vacas, 4 terneros, cuatro caballos y 20 chanchos. Fl. Juárez, francés, cosechó 130 fanegas de trigo y espera buena cosecha de papas. Es dueño de una vaca. El colono de la misma nacionalidad, Pellet, ha sufrido muchos percances. Calcula que el incendio le destruyó 200 fanegas de trigo, y solamente cosechó 30. Las papas se le han dado muy pequeñas. Tiene un buey de su propiedad y 800 plantas de viña, que se desarrollan muy bien, en situación expuesta al mediodía. Fr. Brunnot, francés, cosechó 120 fanegas de trigo y 10 de cebada. La papa le dio mal resultado. A F. Dreyer se le quemó toda la sementera, pero no desmaya, y piensa hacer venir a su familia y de Alemania. Un colono francés recién llegado, Mathey, trajo algún dinero, ha comprado ocho vacunos y un caballo, y se propone comprar mas. Tiene terreno preparado para sembrar. Conocí, todavía, antes de despedirme de Quino, un colono inglés llamado Vyne, de muy buena apariencia, que ha llegado, este verano, con su familia, compuesta de 8 personas, y un capital de 1.000 pesos. Ha viajado mucho, según parece, en calidad de cirujano de marina, y tiene todas las trazas de persona de educación. Se manifiesta contentísimo con el país y en especial con su hijuela de 100 hectáreas, situada en el camino de Traiguén, y a propósito, según él, para TRES RAZAS 233 establecer un negocio de posada. Ha comprado chanchos, y piensa hacer una buena siembra. En concepto de Vyne, será fácil atraer a las colonias buen número de ingleses con recursos. Pongo término a estos apuntes sobre la colonia de Quino con algunas consideraciones de carácter general, que me fueron sugeridas, en parte, por individuos residentes allí y que, en parte, procede de mi propia observación. La colonia ha entrado ya en período de activo desarrollo y de bienestar relativo que encontré pronunciados en Traiguén y en la gente de Quechereguas que conocí en aquella población; y esto es debido, en primer término, a sus colonos de tercer año. El último verano no fue muy favorable. Causó con su extraordinaria sequedad, la ruina de los sembrados de papas, y ha producido, en este importante cultivo, una sensible paralización. El rendimiento del trigo fue en cambio, digno de los mejores tiempos y de los mejores terrenos de Chile. El badense Wüstling opina que hay, sin duda, entre los colonos alemanes de Quino, individuos de poca moralidad y mal preparados para las tareas de la existencia de cultivadores. Agrega, sin embargo, que todos ellos son capaces de trabajar y que el trabajo y la economía les permitirán sobreponerse a las dificultades, que son cada año menores para la colonia en general y cada uno de sus miembros en particular, y realizar modestas fortunas. Creí notar en los franceses mucho ardor en el trabajo. Las mejores cosechas de trigo recogidas este año en Quino fueron las del francés Am. Bel (246 fanegas) y la de su compatriota Belusan (250 fanegas). Muchos otros de los colonos franceses cosecharon de 100 a 216 fanegas. Los que más han sembrado han sido el francés Proust, colono de 1884, (22 fanegas de trigo) y el francés Fleury, también de 1884, (23 fanegas). Muchos de los colonos han adquirido máquinas pequeñas, que emplean en sus propias cosechas y alquilan a los que carecen de ellas. La impresión favorable que existe, respecto de Quino, entre los mismos colonos, se halla corroborada por el hecho de que J. 234 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Brunnot, el mismo individuo que subió en San Bernardo al tren que me condujo a Angol, en vez de continuar su ocupación muy lucrativa en una fábrica situada a las puertas de Santiago, ha preferido venirse con su familia y sus ganancias de un año a tomar de nuevo posesión de su antigua hijuela, que abandonó, antes de ahora, por falta de recursos para trabajarla. J. Brunnot y su hermano o pariente F. Brunnot manifestaron el propósito de hacer venir a una sobrina de ambos que reside en Francia, a fin de que se emplee como institutriz en la colonia. Me pareció que las quejas y demandas por daños causados por animales de chilenos eran, en esta colonia, menos frecuentes que en algunas de las que había visitado hasta entonces. Se ha generalizado el empleo de perros de guarda para la defensa de las habitaciones y los sembrados, y hay, a la fecha, en Angol, individuos que se ocupan en propagar estos animales para venderlos a los colonos recién llegados. El empleado de colonización que tiene a su cargo la dirección y el cuidado del establecimiento de Quino es un sujeto apellidado Urrutia, muy inteligente, muy discreto y consagrado, con interés poco común en los chilenos del Sur del Malleco, a la tarea que le ha sido encomendada. En trato frecuente e íntimo con los colonos, comprende ya perfectamente el francés. Es una garantía y un auxiliar valiosísimo para la colonia. TRES RAZAS 235 IV.- VICTORIA Mientras interrogábamos a los colonos de Quino y tomábamos, a la ligera, el almuerzo que había hecho preparar Urrutia, el día se había puesto claro, despejado y luminoso. De las nubes y los vapores húmedos de la mañana n quedaba mas vestigio que uno que otro copo blanco, perdido en el horizonte lejano, entre grupos de grandes árboles. El suelo se había afirmado. Volaba nuestro liviano vehículo, y antes de que nos diéramos cuenta de ellos, habíamos dejado atrás la mayor parte de los 19 kilómetros que separan a Quino de Victoria. A medida que avanzábamos al Norte, se acentuaban los rasgos peculiares de la inmensa y hermosa “Llanada de Quilapán”. La alternativa de bosque y pradera se hacia mas regular. Naturalmente, en la parte de la región que el camino atraviesa, predomina el prado, y la vista abarca vastísimo campo limpio, limitado, a la distancia, por murallas imponentes de montaña verde oscura, frondosa, y al aparecer impenetrable. El primer grupo de colonos que encuentra el viajero, viniendo del Sur, es uno formado por cultivadores bretones, gente poco aficionada a comodidades, poco aseada, pero trabajadora y económica. Viven todavía en grandes casas provisorias, con techo de paja, en las cuales se comprende que hay espacio suficiente para el alojamiento de la familia, los animales, y hasta los chanchos y las aves que remueven, en busca de alimento, la tierra humedecida por la lluvia de la noche anterior, a inmediaciones de las habitaciones. Enormes montones de pasto seco y depósito de paja de la cosecha anuncian los preparativos del europeo para hacer frente al próximo invierno. Antes de llegar a Victoria, cuyos techos de vistosa teja asomaban a lo lejos, entre los árboles, considerablemente raleado, en esta parte, por el fuego y el hacha, desviamos hacía la izquierda, siguiendo el camino que lleva a Traiguén, por la ribera sur del río de este nombre, con el objeto de visitar la hijuela del colono alemán Enrique Müller, uno de los mas alentado pobladores europeos establecidos entre Malleco y Cautín. 236 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Después de orillar, durante algunos minutos, el bosque que cierra el prado por el Poniente, con sus primeros árboles, gigantescos y elegantísimos, avanzando en forma de parque secular, nos encontramos frente a la puerta de la alta palizada que protege las habitaciones y el huerto del colono. Este Müller no vino directamente de Europa a Chile, por conducto de la Agencia general. Es minero de Clausthal, en la región montañosa del Harz, -el mismo pueblo de donde fue oriundo el finado don Enrique Bohn, vecino fundador del pueblo de Viña del Mar y respetable jefe de una familia chileno-alemana,-y emigró a Bolivia, atraído por la noticia de los grandes trabajos de Huanchaca. Aquí estuvo ocupado durante algún tiempo; pero, como su salud comenzara a quebrantarse, se trasladó a Chile con su familia y unos mil pesos ganados en las minas bolivianas, y obtuvo hijuela en diciembre de 1884. Poco entendía el hombre de las faenas de campo; pero traía dinero en el bolsillo, y dentro del pecho un corazón animoso, y esto le ha bastado para abrirse camino. Su casa, construida de gruesos tablones perfectamente unidos entre sí, por el estilo de las Loghouses de los colonos de vanguardia en el Oeste de los Estados Unidos, tiene tres pisos sobre el suelo, de los cuales el inferior sirve de depósito de la cosecha y el segundo de habitación para la familia, y a inmediación de este edificio principal se halla un granero, dentro del cual hace el colono su trilla, en los días de lluvia, por medio de una máquina que él mismo ha inventado y que recibe el movimiento de una malacate situado en la parte exterior y servido por uno o dos caballos. Completan la instalación una serie de establos, el dormitorio de los peones, la casa para los chanchos y el gallinero. En el huerto se revelaba, lo mismo que en las construcciones, la mano del hombre emprendedor e ingenioso. Allí nos hizo ver el colono, que llegó mientras recorríamos su pertenencia, planteles de parras, duraznos y otros árboles frutales y, además de las hortalizas conocidas ya generalmente en Chile, otras especies traídas de la Argentina y de Europa. Este año ha cosechado Müller 200 fanegas de trigo, 60 de papas, 16 de arvejas, 10 de cebada, 5 de habas y gran cantidad de TRES RAZAS 237 legumbres. Su existencia de animales llega a 6 bueyes, 4 vacas, 5 terneros, 4 caballos y 14 chanchos. Tenia, en la época en que visité su hijuela, 10 hectáreas de terreno preparado, y según el estado de la oficina de Angol, ha sembrado 18 fanegas de trigo. Al despedirme de Müller, no pude menos que preguntarme cuál sería hoy el estado de las colonias y a que porvenir industrial y prospero se encaminarían, segura y rápidamente, si la mitad de los dueños de hijuelas trabajaran con el entusiasmo y la constancia de este minero del Harz. Continuamos el viaje interrumpido a Victoria, en compañía del Sub-inspector de las colonias del Oriente, don Bernardo Muñoz Vargas, y del intérprete don Juan Hassler, sujeto muy inteligente y versado en idiomas. Estos caballeros habían venido a encontrarnos, tan pronto como supieron que nos dirigíamos a la hijuela de Müller. Fue aquella tarde una de las mas espléndidas de que es posible gozar en esa región privilegiada de Chile, en que la gloriosa pompa del bosque se combina con los vastos horizontes del prado llano y pastoso. El aire vivo y fresco de la tarde y de la montaña nos acariciaba el rostro. A nuestra espalda quedaban los grupos de grandes árboles que sirven de respaldo a la casa de Müller; frente a nosotros, bajo un cielo transparente y purísimo, se destacaba, mas o menos distante, a manera de lujosa franja, la línea de los bosques sin término del Oriente, envueltos en las primeras sombras solemnes y silenciosas del crepúsculo, y sobre ellos, entre las postreras nubes albas, restos de la pasada tempestad, las moles poderosas del Llaima y el Nevado, hacia la derecha, y las del Lonquimay y el Tolhuen, hacia la izquierda, con la frente coronada de nieve iluminada por los últimos resplandores del sol y del día. No tardamos en atravesar la cortina transparente de bosque que cubre a Victoria por el Sur; y antes de que oscureciera, nos encontrábamos en la oficina de Colonización. Victoria, situada en la margen meridional del Traiguén, es una de las poblaciones más considerables y animadas que han surgido, de pocos años a esta parte, en el terreno que ocuparon exclusivamente los indios hasta 1881. Construida en medio del bosque y con lujo de buena madera, tiene, como otras del sur de Malleco, el aspecto de 238 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 ciudad improvisada en una región montañosa y expuesta a ser destruida por un incendio. No faltan, sin embargo, casa techadas con teja de muy buena calidad, que cuesta aquí de 12 a 13 pesos por millar. Los indios hijuelados en la vecindad y los colonos alimentan el comercio, que es considerable. La ciudad posee un buen hotel dirigido por un señor Vargas, y una cervecería perteneciente al alemán Otto, instalada con decencia y provista de palitroque. El establecimiento del alumbrado público es otro de los adelantos que se nota en Victoria. En este punto y en Quechereguas fueron fundadas, en la primavera de 1883, las primeras colonias europeas en territorio araucano. En setiembre de ese año, llegaron los españoles, en número de 55 familias, de las cuales quedan apenas 26 en Victoria, y 5 en Quechereguas. Ha habido, pues, desbande de los casados, por vía de continuación del desbande de los solteros, que tuvo lugar en la bahía de Montevideo. Los mejores de los españoles que han permanecido en las colonias trabajando en sus hijuelas no pasan del nivel inferior del cultivador europeo. Hay, entre ellos, algunos que se distinguen por su honradez y laboriosidad; y es todo lo que puede decirse a favor de ellos. Lo peor que ha tenido, en mi concepto, este desgraciado ensayo es que ha autorizado las más falsas ideas y las más negras prevenciones respecto de las aptitudes de los españoles para la colonización. En realidad, el fracaso de este primer grupo de colonos no se debió a que ellos eran españoles, sino a que no eran cultivadores, a que no venían con el olor a la buena tierra natal, sino envueltos en los tristes harapos del aventurero, del emigrado y del proscrito. Muchos de ellos habían servido en las filas del ejército carlista, y fueron recogidos para nuestras colonias en las calles de algunas ciudades francesas. Así lo declaró, entre otros, en mi presencia, uno llamado Martínez, pobre sujeto, que está vegetando en una hermosa hijuela, a las puertas de la ciudad, y se consuela empinando el codo de la vida “sin religión y propia de moros” que se lleva en las colonias. A fines del verano último, había establecidas en Victoria 192 familias, con 825 individuos. Estas se hallan distribuidas, siguiendo el 239 TRES RAZAS curso del río y de sus pequeñas afluentes, en los ocho grupos de Traiguén, Colo, Quilquilco, Dumo, Chanco, Tricauco, Púa y Salto. En algunos de los grupos, como Colo y Quilquilco, el terreno se presta poco para siembra. Se les considera como colonias de crianza, y se ayuda a los que tienen allí sus hijuelas, prestándoles, por cierto número de años, tres vacas del fisco. La siembra y la cosecha de los dos últimos años, en los ocho grupos, están representadas por las siguientes cifras: Cosechas: Trigo Papas Cebada Legumbres 1886 5.037 4.285 131 550 Fanegas 1887 7.346 5.984 278 879 Siembra: Trigo Papas Cebada Legumbres 757 588 27 102 ½ 1,103 917 31.3 157 ½ La existencia de animales y aves, en el mismo período, ha sido la siguiente: Bueyes Vacas Terneros Caballos Chanchos Ovejas Aves 1886 425 230 205 92 935 3,592 1887 435 355 362 140 801 290 3,809 No es posible negar que estos guarismos, tratándose de una colonia que cuenta cuatro años de existencia y que ocupa una 240 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 situación favorable, no revelan sino un progreso muy lento. En ello ha influido, sin duda, la mala calidad de los más antiguos colonos. La inmediación de una población considerable ha distraído, también, de sus tareas de cultivadores a muchos que se consagraban a ellas de mala gana y sin experiencia ni conocimientos. Es indudable que los carpinteros, albañiles, panaderos y herreros han ganado, trabajando en el pueblo, el doble de lo les han producido sus hijuelas. Según el señor Muñoz V., apenas la tercera parte de los colonos de Victoria pueden ser considerados como buenos; hay, todavía, una tercera parte regular, y una tercera parte se compone de sujetos de más condiciones. El señor Hassler piensa que la proporción no es tan desconsoladora, y la misma impresión llevó de Victoria el pastor suizo Grin, que visitó, este año, las colonias según parece por encargo del gobierno de la Confederación. Están, sin embargo, de acuerdo, el Sub-inspector y el intérprete en un punto de mucha importancia, y es que los colonos peor notados van mejorando de conducta a medida que aumentan sus cosechas. Ha cesado la borrachera, que fue, en los primeros años, una de las causas mas eficaces de desmoralización. Va generalizándose el deseo de reemplazar las construcciones provisionales, que les han servido hasta ahora, por otras más sólidas y de mejor aspecto. Hay ya casas de colonos que merecen, en la Araucanía, el título de palacios. Supongo que una impresión análoga a la que produjo en mi ánimo la situación de Victoria atravesó el del pastor suizo Grin arriba mencionado, a pesar de la buena opinión que éste formó de los colonos, especialmente de sus compatriotas. Eso sí, en vez de atribuir la lentitud del desarrollo de la colonia, en comparación con las de Traiguén y Quechereguas, a la poca preparación industrial de los individuos que la componen u aun a su bajo nivel de instrucción general y moralidad, le pareció mas justo y cómodo imputar el poco satisfactorio resultado a la mala calidad de las hijuelas; y en un meeting, a que convocó a sus compatriotas de Victoria y Ercilla, se embarcó con mucho entusiasmo y escasa discreción, en una serie de lamentaciones por la triste suerte de los colonos de la montaña y la inferioridad de la condición en que el gobierno de Chile les había colocado, respecto de los colonos de la zona central. TRES RAZAS 241 Una vez que el reverendo señor hubo terminado su jeremiada, se levantó el intérprete Hassler, y dirigiéndose a la concurrencia dijo: “colonos de Victoria y Ercilla, puedo asegurar a ustedes que no hay, por parte de la Inspección general de colonias, ningún inconveniente para trasladar a otras colonias a los que no estén satisfechos aquí. ¿Cree alguno de ustedes que el cambio le conviene?”- “Ni con diez mil francos encima”, exclamaron algunos de estos desheredados de la colonización chilena, según el pastor Grin. Y se comprende, perfectamente, ese grito de protesta. En las colonias de las lomas encuentra, es cierto, el europeo grandes facilidades para sembrar; recoge, en los primeros años, excelentes cosechas, y realiza pronto economías de consideración. En cambio; las hijuelas de la montaña se prestan para la crianza de ganado, y el riego artificial habrá comenzado a fecundar el suelo, en una época no muy distante, en que se habrá pronunciado el desmejoramiento de los terrenos del centro. La abundancia de la madera les permite, además, construir habitaciones hermosas y baratas y vastos edificios para guardar las cosechas y el ganado. El bosque no es solamente una antigua predilección del europeo del Norte; tiene para el colono la importancia de una reserva, que irá tomando valor de año en año, a medida que aumente la población y se desarrolle la industria, y también, a medida que avance la destrucción salvaje y en grande escala en que los llamados “agricultores chilenos” están empeñados, a vista y paciencia del país. Es de deplorar que en un centro de colonización como éste, en donde se halla establecida una población europea de mas de 800 personas, que pasa por una difícil prueba, no haya encontrado la Inspección de Colonización en las autoridades del país cooperadores decididos e ilustrado como en otros puntos del territorio araucano. El capricho militar, y lo que es peor, el capricho de subalternos con escasa conciencia del mal que hacen y de la responsabilidad en que incurren ha sido la suprema ley a que Victoria ha estado sometido. Al entrar al pueblo, se nos recibió con la noticia de que el español Jiménez, uno de los colonos más trabajadores, había sido reducido a prisión por orden del jefe de la plaza, con motivo de una cuestión meramente civil de poca importancia. 242 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Este mismo oficial otorga, a favor de particulares, títulos de ocupación de terrenos fiscales, y aun de terrenos entregados a la oficina de colonización, que pueden ser, en el porvenir, otras tantas fuentes de pretensiones audaces otras tantas ocasiones para que los amigos del país de la novísima cosecha, pongan el grito en los cielos contra el despojo cruel de nuestros compatriotas por un gobierno inicuo y sin entrañas. Y por desgracia, lo que hacía el jefe de plaza de Victoria, en el mes de marzo último, cuando ya estaban en camino hacia el Sur los funcionarios nombrados para gobernar conforme a las leyes las provincias de Cautín y Malleco, lo han hecho, hasta época reciente, oficiales retirados del servicio, hasta ingenieros dependientes de la oficina topográfica. El respeto a la propiedad de la nación es un sentimiento que está por nacer en aquellas comarcas. Dejaré ahora desfilar ante el lector algunos de los colonos de Victoria. W. Lichtenberg, alemán, colono de dos años, ha tenido malas cosechas. La de este año ha sido de 24 fanegas de trigo, 15 de papas y 4 de cebada. Vive en casa sólida con techo de paja, y es dueño de dos vacas y un ternero. Su hijo, del mismo nombre, se encuentra poco más o menos, en las mismas circunstancias. O. Westermann, colono de dos años, ha cosechado, este año, 8 fanegas de trigo, 15 de papas, 2 de arvejas y una de cebada. Los porotos se la helaron. Está construyendo casa regular. Este colono es dueño de una vaca, un ternero y 9 chanchos, y ejerce su oficio primitivo de carpintero, mediante el cual se sostiene. Otro carpintero, el suizo Anderegg, sembró en medias con un chileno, y cosechó, por su parte, 56 fanegas de trigo y 42 de papas. Tiene vaca, ternero y caballo. Perdió su arado, y en general atiende poco a su hijuela, y trabaja en el pueblo, alegando que es enfermizo y que le hace mucho daño la gente que trafica por el camino que pasa frente a su propiedad. H. Haensler de segundo año, cosechó, esta vez, 34 fanegas de trigo, 20 de papas, 20 de cebada y 15 de diversas legumbres. Tiene una vaca, dos terneros y caballo, y vive en casa regular. TRES RAZAS 243 El suizo Ruegg, de 1884, cosechó solamente 15 fanegas de papas, y abandona la hijuela. El suizo P. Mermont, colono de cuarto años, cosechó 70 fanegas de trigo, 80 de papas y 14 de diversas legumbres. Es dueño de tres vacas, dos terneros y cuatro chanchos. Había cerrado su propiedad con tranquero, y el incendio le destruyó el cierro y una cuadra de sementera. Ha sembrado, este año, 10 fanegas de trigo y 14 de papas. El suizo H. Strikler llegó en 1883, y ha cosechado tres veces. Ese año recogió 40 fanegas de trigo y 25 de papas. A más de la yunta de bueyes fiscal, posee 4 vacas, 6 terneros y 5 chanchos. Sembró 8 fanegas de trigo y está levantando buena casa de altos. Hetz llegó hace tres meses. No es agricultor, pero ha traído siquiera 150 pesos. El suizo J. Reusse llegó en 1886, y cosechó 6 fanegas de una mala siembra. Vino con 3.000 francos, y a adquirido algunas vacas y terneros. Ha edificado casa regular. El suizo J. Haffner, de Quilquilco, llegó sin recursos en enero de 1884. Cosechó este año 32 fanegas de trigo y 50 de papas. Se le ha prestado 3 vacas, por ser su hijuela de pastoreo, y tiene 3 terneros suyos. Entiende el cultivo de hortaliza, vende en verano de 30 a 40 pesos y tiene para consumir todo el año. Vive en buena casa. Pide permiso por un mes para ir a arreglar un jardín en Purén. Otro colono con hijuela de pastoreo es el suizo Ruedlinger padre, jornalero en su país y por añadidura poco trabajador. Recogió este año su tercera cosecha de 30 fanegas de trigo, 18 de papas y de legumbres. Tiene suyo 3 terneros. J. Dünner, suizo, colono de 1883, es albañil y trabaja en el pueblo más que en su hijuela. Cosechó este año 25 fanegas de trigo, 65 de papas y 7 de legumbres. Su existencia de animales, gracias a sus ganancias y economías de albañil, es de 4 bueyes, 4 vacas, 2 terneros, 3 caballos y 6 chanchos. Ha edificado casas grandes provisorias, con establo. Desea hacer venir su suegra de Suiza. El suizo El. Schmidt, de 1883, cosechó este año 70 fanegas de trigo, 60 de papas y 9 de legumbres. Los porotos se le helaron. Es dueño de 3 vacas, 4 terneros y 2 caballos. Tiene regular casa, y ha 244 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 sembrado 10 fanegas de trigo y 9 de papas. Se queja del daño que le hacen en su propiedad los animales de un vecino, mediero del capitalista Bunster. El suizo P. Richard llegó a Chile en 1885. Cosechó, este año, 30 fanegas de trigo, 20 de papas, 20 de cebada y 4 de legumbres. El colono alemán Ke-Kow, carnicero, llegó a la colonia, hace tres años, con 100 pesos. Este año cosechó 35 fanegas de trigo, 25 de papas, 10 de arvejas y fréjoles y 9 de cebada. Su existencia de ganado es de 5 bueyes, 8 vacas, 7 terneros, 9 ovejas y 1 caballo. Su pequeño capital y una cosecha de 80 sacos de papas, el primer año, le han facilitado mucho el camino. Tiene 6 hijas, una de ellas casada. Está edificando una casa sólida en la hijuela, y además, otra en Victoria, que será la mejor de la población. Decorvey, de Adencul, ha hecho este año su primera cosecha, que fue de 39 fanegas de trigo, 50 de papas y 4 a 5 almudes de linaza, que se da muy bien en estos lugares. Tiene algunos chanchos. Quiere hacer venir de Europa a sus dos hijos. El suizo Crausaz llegó, como el anterior, en diciembre de 1885, y sembró en 1886. su cosecha ha sido de 55 fanegas de trigo, 25 de papas chicas y 9 de legumbres. Vive en casa provisoria regular, y es dueño de una vaca. Ofrece pagar el pasaje de su hija, que quedó en Suiza. Los suizos Girardet, que llegaron, también, en diciembre de 1885, son tipos de los colonos que las Comunas de la Confederación han echado sobre Chile, por librarse de ellos. Girardet padre perdió su cosecha, por efecto de un incendio, y se halla a brazos cruzados, con una familia de 8 personas a cuestas. Su única esperanza estaba cifrada en el casamiento de su hija con un chileno, que, efectivamente, ha sembrado en la hijuela 5 fanegas de trigo, 3 de papas y 9 de legumbres. Girardet padre no posee mas animales que 3 chanchos, y Girardet hijo, que cosechó 35 fanegas de trigo, no tiene un solo animal. El alemán Rickemberg llegó en marzo de 1885, y sembró. Su segunda cosecha, de este año, ha sido de 42 fanegas de trigo, 32 de papas, 8 de cebada y 8 de arvejas. Al concluir el verano, tenía ya 2 vacas, 1 toro, 1 ternero y 1 caballo. Ha edificado casa provisional, con TRES RAZAS 245 establo. Ha sembrado 6 fanegas de trigo, 4 de papas y 6 de legumbres, y está muy empeñado en que se le dé sus deslindes definitivos. El suizo Follin, de 1883, cosechó este año 30 fanegas de trigo y 60 de papas. Ha sembrado 6 fanegas de trigo. En animales tiene, a más de los bueyes del fisco, 4 vacas, 5 terneros, 1 caballo y 3 chanchos de su propiedad. H. Schurte cosechó, este año, 70 fanegas de trigo y 50 de papas. Tiene su casa de material sólido al concluir, y es dueño de 2 bueyes y 2 vacas. Por lo que he dicho hasta aquí, se verá que la colonia de Victoria ha debido hacer un aprendizaje más largo y laborioso que algunas de las otras, a consecuencia de la inferioridad relativa de los individuos que constituyen la mayoría de su población. Le tocó el principal contingente de la inmigración española y el grueso de los suizos desvalidos. De aquí proviene que, a pesar de ser una de las más antiguas, deja mucho que desear en materia de adelanto y prosperidad. La mejor cosecha ha sido la del alemán Müller, que recogió 200 fanegas de una siembra de 12. Apenas 5 o 6 más han pasado de 100 fanegas, entre ellos el francés Rossy, que cosechó 150. El total de la cosecha de la colonia representa el 9 ½ por 1 de lo sembrado en 1886. La papa rindió 10 y las legumbres 11 por 1. Distribuido proporcionalmente el total de la cosecha y de los animales de propiedad particular existentes en la colonia a fines del verano entre las 192 familias establecidas aquí, corresponde a cada una de ellas: mas de 38 fanegas de trigo, mas de 31 de papas, 4 o 5 de legumbres, 1 ½ de cebada, 2 vacas, 2 terneros, 4 chanchos, y son pocas las que no tienen caballos. Si a esto se agrega que casi todos los colonos viven en casa propia mas o menos sólida, con establo y corrales, que son muy pocos los que no ganan bastante dinero trabajando en el pueblo, labrando durmientes o cortando y acarreando leña, o bien con el arriendo de terreno, el alquiler de la carreta y los bueyes y la venta de leche, mantequilla, huevos, manzanas, aves y carne de chancho, se comprenderá que no hay motivo para desesperar del porvenir, y se encontrará, al mismo tiempo, explicación para el fenómeno de que individuos que cosechan apenas lo necesario para vivir hayan podido adquirir animales y 246 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 levantar una o dos buenas habitaciones, algunas de ellas de dos pisos, como el carnicero Ke-Kow. En la siembra de 1887 se nota, en el trigo, un aumento de 20% sobre la de 1886, y en la papa y las legumbres aun aumento de 50%. Los colonos que mas han sembrado este año son el francés Rossy (17 fanegas de trigo y 2 de papas), el español Jiménez, el mismo que fue reducido a prisión por orden del jefe de plaza (17 fanegas de trigo, 9 de papas y 3 de legumbres), el suizo Ruedi (10 de trigo y 22 de papas), el alemán Fintch (12 de trigo, 8 de papas y 2 de legumbres), el suizo Jaeggri (14 de trigo y 8 de papas), y el alemán H. Müller (18 de trigo, 8 de papas, 2 de cebada y 2 de legumbres). Quejas por perjuicios causados por vecinos no faltan, ni faltarán mientras los colonos no cierren sus hijuelas, mientras no se resuelvan a defenderse con perros, como los de Quino, y mientras las autoridades militares y civiles estén fomentando la ocupación indebida de terrenos del Estado o de hijuelas vacantes. A inmediaciones del pueblo, los muchachos entran a las propiedades a tomar manzanas, y esto da lugar a camorras, demandas y enemistades. -Un colono chileno vive entre los europeos de Victoria. Es una mujer llamada Juan Gutiérrez, que sostiene una familia de 5 personas, y obtuvo hijuela en diciembre de 1883, no sé si en cabeza propia o por estar entonces casada con colono, quizás con el español Gutiérrez, que figuró en los estado hasta 1886. Este año ha cosechado 70 fanegas de trigo, 16 de papas y 9 de legumbres; ha sembrado 5 de trigo, 3 de papas y 2 de legumbres, y es dueña de 4 bueyes, 3 vacas, 2 terneros, 1 caballo y 3 chanchos. -De los 7 colonos señalados como autores de crímenes hasta fines del último verano, pertenecen los mas a esta colonia. El peor de ellos es el español Sierra, que se halla sometido a juicio por un alevoso asesinato. -El precio del trigo varió, en Victoria, durante el verano, entre ps. 3.12 y 3.40 y el de la papa varia anualmente entre ps. 1.25 y 3. Hay, en la vecindad de la población y de la colonia, indios en buen número, y algunos de ellos muy familiarizados ya con el modo de vivir y los gustos del hombre civilizado. Pedro Quepucura es digno de atención especial por su buena planta y lo esmerado de su TRES RAZAS 247 traje. Ha construido una casa a la chilena, que vale más de mil pesos, y usa lavatorio, con agua de Florida, escobillas, etc. Gana dinero en sus viajes de comercio a las provincias argentinas. -No parecen haber dado, hasta aquí, muy buen resultado los casamientos entre colonos e hijos del país. De 6 a 7 que han tenido lugar, solamente se mantienen en paz los de chilenos jóvenes con viudas de colonos. Ha dejado que desear la moralidad de la jóvenes esposas chilenas en el territorio que, según el poeta, fue la cuna de Fresia. -He tenido, también, en Victoria, noticias de ciertos fraudes que practican o han practicado los colonos. En Angol, toman algunos plata e interés, por unas cuentas horas, para hacer creer al Inspector general que traen efectivamente, los recursos que se les exige en Europa. Otros se agregan, por pocos días, niños ajenos de mas de 10 años, a fin de hacerse otorgar, en cabeza de ellos, hijuelas de 20 hectáreas. Las irregularidades del procedimiento de las autoridades militares y civiles de Victoria, a que antes he hecho referencia, imponen de nuevo a mi atención las diversas cuestiones relacionadas con la administración de la propiedad fiscal y con la contribución de la propiedad particular en el territorio del antiguo Arauco. Al saber que jefes de plaza, antiguos oficiales e ingenieros de la oficina topográfica del Estado otorgaban, en forma de permisos para cultivar, títulos de ocupación de terrenos fiscales vacantes o de hijuelas de colonos momentáneamente abandonadas, me preguntaba: ¿De quién dependen las tierras públicas en el territorio comprendido en las provincias de Arauco, Malleco y Cautín? ¿Dependían de las autoridades militares anteriores? ¿Van a depender de los nuevos intendentes? ¿O han dependido y dependen siempre de la oficina de Colonización? Y si no dependen de esta oficina ¿Cuándo debe entenderse que están entregados a ella los terrenos que necesita para la instalación de colonos? ¿y cuándo se entiende que se verifica la entrega de los terrenos destinados a la hijuela de los indígenas? Y por fin ¿debe entenderse que esta entrega tiene lugar con carácter definitiva o que escapan de nuevo los terrenos a la administración de los colonos, cada 248 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 vez que un colono abandona voluntariamente su hijuela o es privado de ella por que se ha negado a cumplir las obligaciones que le impone su contrato? Se hace sentir, viva y urgentemente, la necesidad de poner término a la incertidumbre y a la variedad de prácticas que reinan acerca de todos esos puntos, por medio de una ley que determine la autoridad especial encargada de la administración de las tierras públicas y establezca, de la manera mas completa posible, las reglas a que dicha autoridad debe ajustarse en el desempeño de su importante cometido. En materia de tierras fiscales, la doctrina y el sistema legal se encuentra, todavía, en Chile, en el postrer período de su desarrollo y elaboración. Se ha procedido, sin embargo, con cautela y consecuencia, avanzando paso a paso, a medida que los progresos positivos de la ocupación del territorio de los indígenas y el curso de los acontecimientos han indicado la conveniencia de nueva intervención legislativa. Desde que la ley de 2 de julio de 1852 creó la provincia de Arauco e incorporó su territorio a la organización nacional, surgió prácticamente la delicada cuestión de la propiedad de los terrenos. El indígena, medio nómade, o reducido entonces y después por la guerra a la condición de tal, principalmente en la zona de los tenaces arribanos, vivía mediante cultivos muy reducidos y primitivos, y no se preocupaba del asunto; pero los nuevos pobladores chilenos, grandes y pequeños, comprendieron pronto que había para ellos una verdadera mina en el principio de que los indios eran los únicos dueños de las tierras, principio que nadie había sometido a la crítica y respecto del cual no habían fijado todavía sus ideas el Gobierno y los legisladores. Fue aquella la Edad de Oro de las compras de terrenos a los indios,-contratos odiosos y funestos a la moralidad y a la existencia misma de los indígenas, contratos en que la barrica de aguardiente hizo de ordinario el papel de precio y en que hombres y familias perecieron, por vía de cancelación. Sobre esta triste base descansó el primer edificio de la propiedad particular en Arauco. TRES RAZAS 249 Se intentó reaccionar contra estos abusos, que arrebataron al estado tierra que alcanzarían hoy un valor de mas de 10.000.000 de pesos, mediante la ley de 14 de marzo de 1853, que exigió, so pena de nulidad, para la celebración de los contratos de compra-venta o arrendamiento de terrenos pertenecientes a indígenas, la intervención de la autoridad administrativa y de representantes de los indios, impuso a los funcionarios públicos la obligación de cerciorarse de que la propiedad eran realmente del vendedor o arrendador y de que éste recibía el precio u obtenía serias garantías de pago, y ordenó que en la secretaría de la Intendencia se llevase un registro de inscripción de los contratos de venta o arriendo de terrenos de indígenas. El mismo propósito persiguió la ley de 18 de octubre de 1855, que impuso a los poseedores de terrenos en Arauco la obligación de cerrar sus propiedades de una manera sólida y ostensible. Si la ley de 14 de marzo de 1853 hubiera sido aplicada por las autoridades y acatada por los habitantes chilenos en Arauco, el mal que se pretendía combatir habría quedado haciéndose sentir dentro de estrechos límites, y algunas de sus peores consecuencias habrían sido evitadas; pero, -con mengua de nuestro buen nombre y de nuestros adelantos en materia administrativa, debemos confesarlo, -ella fue letra muerta en Arauco, tan letra muerta como las Reales Cédulas de los monarcas de España que estuvieron ordenando, durante mas de dos siglos, a los gobernadores de Chile que obligaran a los encomendaros a soltar a los indios, y redujeran a estos a poblaciones. Entre tanto, las ideas iban aclarándose en las altas regiones políticas y legislativas. Nuestros hombres de Estado acababan de comprender que el principio de la propiedad indígena descansaba sobre una quimera, que los indios no cultivaban u ocupaban sino de paso muy insignificantes porciones del suelo, que sus pretensiones al dominio de los terrenos que vendían o daban en arrendamiento a los chilenos no estaban autorizadas por título alguno de adquisición o posesión, y que, en realidad, las tierras de Arauco no podían ser consideradas sino como vacantes e incorporadas en masa a la propiedad fiscal, sin perjuicio de los deberes de amparo y protección que la equidad imponía al país respecto de los pobladores indígenas. 250 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Esta doctrina fue la que inspiró la ley de 4 de diciembre de 1886, que introdujo un cambio completo en Arauco, proclamó, decididamente, el derecho del Estado, puso término a las obligaciones inmorales con los indios, y trazó las líneas principales del actual sistema de administración de las tierras públicas, esto es, la concesión gratuita de sitos en las nuevas poblaciones que había de fundarse al Sur del Malleco, la venta en remate público de los terrenos fiscales, y la reserva de una parte de ellos para el establecimiento de colonias de europeos y para la constitución regular y definitiva de la propiedad indígena. Con esta ley en la mano entramos, en 1881, al riñón del antiguo Arauco y tomamos posesión definitiva del territorio. Los Gobiernos no han vacilado un momento en su aplicación, y la antigua resistencia de las autoridades locales y de la población ha sido vencida, después de largo y porfiado esfuerzo. En realidad, la ley de 26 de diciembre de 1883, que prohíbe a los particulares adquirir, durante 10 años, a título de venta o arrendamiento, terrenos de indígenas, se halla comprendida, en principio, en la de 1886, y aparecería como una redundancia o una disposición sin sentido si no tuviera por objeto resguardar contra el antiguo abuso de los contratos de compra-venta o arrendamiento, las tierras que en 1866 mandó reservar para los indígenas y que una comisión nombrada al efecto ha entregado ya, en gran parte, en hijuelas proporcionadas al número de individuos de que consta cada reducción y al número de animales que posee cada familia. En principio, el derecho del Estado se encuentra a cubierto de nuevas usurpaciones. Hay, aun, base legal suficiente para reivindicar los terrenos que pasaron a manos de particulares en contravención a las disposiciones terminantes de la ley de 14 de marzo de 1853. En la práctica, las cosas se presentan bajo un aspecto mucho menos favorable. En el curso de esta relación de viaje, he señalado ya, a la ligera, más de un peligro que amenaza la propiedad nacional en Arauco, más de una usurpación que comienza a echar raíces y que, por lo menos, dará lugar a pleitos, en que el interés del Estado es casi siempre mal atendido y de que muchas veces sale mal parado. TRES RAZAS 251 No estará de más que presente, antes de poner fin a este capítulo, un resumen de las observaciones que he hecho, aquí y allá, respecto de este punto: 1/ hay ocupantes de terrenos fiscales,-de algunos miles de hectáreas, por todo,-en virtud de lo que se llama títulos colorados, que no son otra cosa que permisos para residir y cultivar, otorgados por las autoridades militares, con el mismo derecho con que los otorgan hoy, en Victoria, el jefe de plaza o ingenieros subalternos. Esta es la mas antigua y arraigada de las diversas formas de usurpación; es una usurpación que se considera generalmente como consumada de una manera irrevocable. 2/ En el día ocupan tierras fiscales, sin ningún título, y simplemente tolerados o autorizados verbalmente, por favor especial, millares de pequeños agricultores. Como estos carecen de influencias y de medios de embarazar la acción administrativa o judicial, no hay mucho temor de que su usurpación se consolide. Sin embargo, los perjuicios que estos individuos causan son ingentes y difíciles de reparar. En fuerza de una serie no interrumpida de cosechas, empobrecen la tierra; y como nada los sujeta en un mismo lugar, cargan, en seguida, sus carretitas, se ponen en, marcha y se internan, con sus familias, perros y trastos, y en donde les viene la gana, descargan, y se preparan nuevos terrenos de siembra, poniendo fuego al bosque y destruyendo unas cuantas hectáreas, y a veces leguas, de espléndida madera de construcción. El número de estos individuos aumenta de año en año, con los nuevos contingentes que llegan de las provincias del norte del BíoBío. Se introducen en todo hueco que encuentran desocupado,-en pedazos de terrenos fiscal vacante y en hijuelas despobladas en el centro de las colonias,-y como no cierran y construyen corrales y establos, causan daños con sus animales, y se ven, a cada paso, envueltos en cuestiones judiciales y pendencias con los colonos. 3/ Al dar cuenta de mi jornada entre Nueva Imperial y Temuco, tomé ya nota de la residencia de chilenos en hijuelas entregadas a los indígenas o en terrenos ocupados por éstos sin título definitivo, so pretexto de contratos de arrendamiento, que han sido expresamente prohibidos por la ley de 20 de enero de 1883. Algunos 252 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 de estos residentes mantienen la posesión por medio de uno o más inquilinos. En el fondo de esta situación irregular es fácil descubrir un abuso odioso, de que son víctimas los indígenas y de que estos no pueden escapar sino solicitando hijuela en otro punto y abandonando la antigua posesión a los usurpadores. 4/ Ha surgido, en época reciente, un nuevo peligro para los intereses del Estado, hacia el cual es conveniente llamar la atención del público y de la autoridad superior. Un individuo N., de acuerdo con otro, que llamaré Z., se presenta ante el Juez de Letras en lo Civil acusando al segundo de despojo y ofreciendo probar, sumariamente, que ha estado, desde muchos años atrás, en posesión del terreno en cuestión, que en realidad, no conoce sino de vista o de oídas. El pretendido despojante Z. declara, como se puede suponer, en el sentido que conviene al autor de la querella. Si los jueces estuvieran con los ojos bien abiertos y no procedieran sin oír previamente al representante del Fisco, la audaz intentona fracasaría, pero tengo noticia de un caso en que la querella y aun la información rendida ante el Juez de una subdelegación lejana han sido aceptadas y en que, quizás, se ha mandado posteriormente poner al querellante en posesión del terreno, con lo cual la usurpación quedaría acaparada con un título judicial que costaría, mas tarde, anular. Se comprende que si este astuto procedimiento fuera alguna vez coronado por el éxito, encontraría imitadores, y abriría ancha brecha en la propiedad nacional. 5/ Sucede, por ultimo, que se presentan individuos alegando que se hicieron dueños de una extensión mas o menos considerable de terreno, comprendiendo en los remates anteriores, en virtud de contratos de compra-venta celebrados con los indios antes de la vigencia de la ley de 4 de diciembre de 1866, y especialmente de la de 20 de enero de 1883. En apoyo de estas pretensiones se exhiben documentos falsos e información de testigos sobornados. El Fisco es mal defendido, tanto porque es el Fisco, como porque sus representantes en Arauco carecen de recursos para hacer compulsar autos o movilizar testigos, y TRES RAZAS 253 con esto, precisamente, cuentan los que se lanzan a ese camino de lucrativa aventura. Entre tanto, el asunto es serio; la pérdida de estos pleitos obligaría, a la larga, al Estado a desembolsar algunos millones. Parece llegado el caso de amparar severamente la propiedad territorial de la nación en la provincias del Sur del Bío-Bío contra la usurpación y la destrucción, en sus diversas formas mas o menos audaces y salvajes, y de poner término un estado de cosas que perturba la conciencia moral y oscurece la noción del derecho hasta en las altas esferas políticas del país. Bastará para ello que se recomiende a la oficina de tierras públicas, cuya organización es urgente, que, por medio de las autoridades que dependen de ella en el Sur, procure tomar, cuánto antes, posesión efectiva de la propiedad fiscal y terminar los litigios pendientes. El decreto Zañartu, destinado, a evitar los cultivos ilegales, que empobrecen el suelo, y la quema de los bosques, casi a pura pérdida y con daño de la riqueza, de la salubridad y de la fertilidad de Chile, debe ser aplicado en las provincias de Malleco y Cautín, con rigor inexorable. -¿Y el interés de nuestros cultivadores? Se preguntará. -El interés legítimo de los grandes ha sido consultado, al organizarse, periódicamente, el remate de extensiones considerables de terreno fiscal. Al interés de los pequeños cultivadores se hará amplia justicia ordenando al jefe de la oficina topográfica que prepare todos los años el remate de dos o trescientas hijuelas de 40 o 50 hectáreas, que pueden ser vendidas a largos plazos, con prohibición de venta, arrendamiento e hipoteca, durante los primeros diez años, y con obligación de cerrar y edificar antes del tercero o cuarto año, sin perjuicio de otras medidas de reglamentación calculada para impedir la reunión de varias de estas hijuelas bajo el dominio de un solo propietario. Al mismo propósito concurriría una ley que permitiera dar las tierras fiscales en arrendamiento, por breves períodos, exclusivamente para crianzas y pastoreo, y sin derecho al bosque. 254 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Es esto lo que puede, razonablemente, exigirse. Es todo lo que la justicia, la equidad y el interés por la suerte del pequeño cultivador autorizan y permiten. El uso indebido gratuito y la destrucción y el menoscabo de la propiedad nacional entrañan una usurpación que establece desigualdades y produce desmoralización. TRES RAZAS 255 V.-ERCILLA Cuando salíamos de Victoria en dirección a Ercilla,-la única de las colonias que me faltaba visitar,-en el mañana del 24 de marzo, se nos juntó un colono español de 50 a 60 años, de muy buena traza, montado en un caballo manso y gordo. Su apellido era Vicuña, y su caballo blanco, su nariz recta y el óvalo regular de su cara bondadosa me hicieron presumir que perteneciera a una rama española de la distinguida familia chilena de ese nombre. Este individuo es oriundo de las provincias del Norte de España; y si no me engaña mi recuerdo, figuró como oficial en las filas carlistas. Llegó a Chile en setiembre de 1883, pertenece al grupo de Colo, y se manifiesta satisfecho. Cosechó este año 41 fanegas de trigo, 16 de papas y 94 de legumbres diversas. Una escena característica de las relaciones de vecindad en las colonias nos aguardaba a orillas del estero de Quilquilco, punto donde hay establecidas 16 familias, la mitad españolas e italianas y la mitad suizas, y según me pareció, de las peores que contiene Victoria. Dos suizos de mal aspecto, a quienes encontramos en el camino, se presentaron a quejarse muy amargamente de los perjuicios que les causaban los chanchos del colono español Antonio Irastroza, individuo que no parece haber perdido su tiempo, pues, este año, ha cosechado 100 fanegas de trigo, 18 de papas y 13 de legumbres, y posee una existencia de 5 bueyes, 2 vacas, 3 terneros, 2 caballos y una crianza del chanchos que, a veces, ha pasado de 100. El español no estaba en la casa, pero acudió, en su lugar, al llamamiento que se le hizo en nombre del Inspector general, su esposa, una mujer flaca, vestida de jerga, con la cabeza atada con un pañuelo, pero con la lengua terriblemente desatada. En representación de los suizos, que no entendían palabra de español, sostenía la queja y hacia frente a la española, con extraordinaria energía, un muchacho de unos doce años de edad, que llegó al teatro de la camorra montado en ancas del caballo de uno de los demandantes, en mangas de camisa y accionado, con los brazos desnudos de la raza de las montañas, cubiertos prematuramente de pelo rojizo. 256 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 La balanza de las acusaciones, las amenazas, los denuncios y las fanfarronadas estuvo inclinándose en uno y otro sentido, entre los dos adversarios de tan diversa condición, durante algunos minutos, y el agrio debate iluminó con rayos de trágica luz todo el sistema de vecindad colonial. La mujer procuraba presentar las quejas de los suizos como inspiradas por la envidia que causaba la situación próspera de Irastroza a sus vecinos pobres y flojos. “Trabajen ustedes, gritaba, háganse ricos como otros, y no tendrán por qué lamentarse”. El muchacho suizo, a su vez, echaba en cara a la española su carácter irascible y altanero y las invasiones de sus chanchos. Al fin, quedó convenido, o a medio convenir, que los chanchos de la valiente matrona serían mejor vigilados en lo futuro, quedando los suizos autorizados para ahuyentarlos a balazos de su hijuela. Como motivo de la facilidad con que se expidió en español, y particularmente en español de pelea, el pequeño procurador suizo, me refirió el Inspector general que los muchachos aprenden con mucha facilidad el idioma del país y hacen en todas las colonias el papel de intérpretes en los tratos y las camorras. Como además de esto, prestan muchos servicios, y se manifiestan, en particular, muy bien dispuestos para el desempeño de cualquier comisión que les permita montar a caballo, han llegado a ser auxiliares casi indispensables para el colono, en estos primeros años de dificultades y de crisis. De aquí la resistencia que han encontrado las diferentes tentativas que se ha hecho, de parte de la Inspección general, por mantener escuelas. Será menester que pase algún tiempo mas y que la mayoría de los colonos entre decididamente a camino de prosperidad para que pueda emprenderse, con éxito seguro, la campaña de la educación y recobrarse algo del tiempo perdido hasta aquí. La actitud de los franceses y de los alemanes de Quino es el primer síntoma aislado de una modificación laudable del sentimiento dominante. En cuanto a la cuestión del idioma, me inclino a creer que, a pesar de lo que se ha hecho por reunir en una misma colonia de familias y diversas nacionalidades y diversas lenguas, ella continuará preocupando y mortificando, por mucho tiempo mas, a los directores de la colonización, y no será resuelta satisfactoriamente sino cuando los que son hoy muchachos ocupen, a su tiempo, el puesto de los TRES RAZAS 257 actuales cultivadores europeos del suelo araucano. Desde que se puso término al trabajo en medias con los chilenos, los colonos han perdido sus profesores de idiomas, y, al mismo tiempo, ha cesado para ellos la necesidad y la ocasión de chapurrear el español. En muy mal estado encontré el camino entre Victoria y Ercilla, sobre todo a la bajada y subida de las hondas quebradas en el fondo de las cuales arrastran sus aguas de variable caudal los esteros que corren de Norte a Sur hasta juntarse con el Traiguén. La barranca del Dumo la subimos a pie por senderos empinados, bajo un techo de árboles gigantescos, mientras el carruaje vacío, ayudado por dos postillones, lograba subir a la altura, después de media hora de esfuerzos casi sobrehumanos, en medio de una tempestad atronadora de gritos en inglés y en español. La montaña araucana, con toda su grandiosa majestad y toda su aspereza, reaparece mas acá de Traiguén; y no termina ya, ni entra en combinación con el llano, el prado o la colina, en la región que se extiende hasta orillas del Malleco. Entre los postreros colonos que salieron al camino a saludar al señor Drouilly, recuerdo con gusto a un suizo del grupo de Dumo. Los antecedentes del hombre no eran de los mejores. Vino a Chile habilitado por las autoridades de su Comuna, en donde no figuraba, seguramente, entre los mejores vecinos; pero, una vez que se encontró extranjero e instalado en suelo propio, supo trabajar y guardar, y se considera ahora de dificultades y en vía de prosperidad. Noté mucha animación en el camino de Victoria a Ercilla. El movimiento de emigración al Sur me pareció, en ese día y en esa región, mas activo aun que a inmediaciones del Cautín. Eran siempre la misma gente, los mismos trastos, el mismo espectáculo. En una o dos carretitas, cargadas hasta el tope, todo el haber de la familia, -muebles, cosecha, chanchos, gallinas, a veces hasta uno o dos loros de la cría del país, sin gracia ni agilidad en sus movimientos y de voz desapacible y aguda- y encaramados en la cumbre del cerro de equipaje la mujer, la suegra y chiquillos de diversas edades; y al lado de los bueyes, silencioso y adusto como el soldado vencedor como a quien se le ha impedido que se apodere de lo que consideraba legítimo botín, el jefe de la familia, regularmente vestido, alto y con el aspecto 258 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 varonil y esforzado de los pequeños cultivadores del Ñuble y del BíoBío. He hecho notar ya, en el curso de esta relación, que estas familias no se dirigen a la República Argentina, como han estado anunciándolo en el Norte algunos que pretenden formar capital político con las cuestiones sociales y económicas que asoman en la región del sur del Malleco. El fenómeno migratorio comienza y se detiene dentro de las Fronteras de Chile. En esta región comprende, principalmente, individuos de las provincias situadas al sur del Ñuble, a quienes atrae al territorio araucano la noticia de que encontrará allí terrenos desocupados, en donde puede sembrar y cosechar sin pagar arriendo, lejos de las autoridades y libre de las trabas y los deberes de la vida civilizada. Esto es, en concepto del hombre de nuestro pueblo, algo muy superior a lo que podría ofrecérsele en un país que tiene para él sus inconvenientes y temores, como las provincias argentinas. Mas adelante, cerca del Cautín, se compone el grueso de los emigrantes de individuos que han usufructuado ya, durante algunos años, de las propiedades del Fisco, que han hecho buenas cosechas, realizado y tirado al viento regulares ganancias, que han quemado bosques, que han trabajado en medias con colonos o como huéspedes de indios, y que, desalojados, al fin y al cabo, después de porfiada resistencia, por la comisión encargada de establecer a los indígenas o por los empleados de la Colonización, se han puesto de nuevo en marcha, con tanto o tan poco equipaje como el que trajeron al pasar el Bío-Bío y el Malleco, y se dirigen al sur del Cautín en busca de terreno público libre todavía de colonos, de ingenieros u de autoridades, en donde podrán sembrar y destruir tranquilamente, durante otra serie de años. ¿Y cuál será el desenlace de esta cadena de peregrinación y aventura? Antes de que trascurra mucho tiempo, los ingenieros del Estado y los empleados de la Colonización pasarán el Cautín y pretenderán tomar posesión de las tierras públicas. Se repetirán, entonces, las dificultades y los conflictos que han tenido lugar al norte del Cautín, entre los representantes del derecho TRES RAZAS 259 fiscal y los pequeños usurpadores; y los caballeros de Santiago, aficionados a hacer gala de patriotismo y de desprendimiento cristiano, a costa del país, tendrán de nuevo oportunidad para lucir sus generosos sentimientos. Pero, al fin de cuentas, los ocupantes de tierras ajenas serán empujaos, una vez más, hacia el Sur, hasta que llegue el momento en que no haya ya ningún retazo de propiedad fiscal en donde sea posible proseguir la obra de destrucción que comenzó a orillas del Malleco y del Huequén. Es seguro que, antes de que ese día de verdadera crisis para los pequeños cultivadores chilenos esté a la puerta, se habrá adoptado la medida que algunos creen de eficacísimo amparo para nuestros compatriotas. La venta de hijuelas de 40 a 50 hectáreas, a largo plazo, es un sistema que el Gobierno ha aceptado en principio y que no tardará en ser puesto en práctica. ¿Surtirá él todo el efecto que se desea? ¿Se logrará constituir, entre el indígena y el colono europeo, una clase de pequeños propietarios chilenos, bastante numerosa y con suficiente vitalidad para absorber a aquellas dos razas, asimilándose los buenos elementos, las aptitudes de ambos,-el vigor y la nobleza del indio, la inteligencia y el espíritu industrioso y económico del hombre del viejo mundo? No tengo la satisfacción de contarme entre los que esperan mucho. De la explotación bárbara del suelo araucano y de la destrucción salvaje de una parte del bosque, el cultivador chileno de menor cuantía no ha sacado gran provecho, o mas bien dicho, el provecho que ha sacado el fruto del trabajo de 50.000 hombres que no han pagado arriendo ni contribución por el uso de terrenos vírgenes, ha caído al fondo del abismo en donde desaparecen año por año tres cuartas partes de las ganancias y economías de Chile. El trago ha dado cuenta de ellas. Son, a mi juicio, muy pocos los pequeños cultivadores del Sur que han sabido guardar la cantidad de dinero necesaria para pagar el primer dividendo y aperarse para entablar en las hijuelas de 40 hectáreas un trabajo remunerativo. Agréguese a esto la influencia de los hábitos y de las predilecciones de la vida nómade que se han desarrollado con fuerza irresistible en la clase trabajadora desde que, al lado del inquilinaje, legado del antiguo feudalismo patriarcal, ha 260 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 surgido la masa de los peones ambulantes, que pasan del campo a la ciudad, de la ciudad a las faenas del ferrocarril, a las minas y a las salitreras, dejando aquí y allí sus huesos anónimos en la fosa común o espirando en un rancho abandonado, bajo un espino en la loma o entre las yerbas a la orilla del estero, como los primeros coléricos que aparecieron y murieron en la Calera, en Limache y en Renca, trágicos tipos del forastero, a quienes se enterró sin saber sus nombres, pero sabiendo sí que todo su haber se reducía al poncho roto que les sirvió de mortaja. Agréguese, todavía, al nomadismo la tiranía brutal del alcohol, y se comprenderá que la tarea de transformar al roto de pueblo o de desierto en propietario no es de las que se realiza de la noche a la mañana y mediante simples decretos, sino de las que demandan el esfuerzo honrado de un pueblo durante la vida de una o mas generaciones. El nomadismo y la borrachera, que se deriva naturalmente de aquello, he aquí dos causas lastimosas de inferioridad de la población chilena en la competencia de razas de que es teatro el antiguo territorio araucano. Nuestro pequeño cultivador se halla, sin duda, mejor preparado para las faenas agrícolas que la inmensa mayoría de los colonos reclutados en las calles de las grandes ciudades europeas, y a veces en peores sitios. Como hemos tenido más de una vez ocasión de decirlo, estos han hecho su aprendizaje al lado de los medieros, que fueron el recurso de los primeros años de las colonias. Pero, en tanto que el europeo saca partido de todo, estima el dinero por lo que le cuesta ganarlo, guarda, centavo sobre centavo, sus utilidades y les da inversión provechosa, cada chileno lleva entre pecho y espalda el corazón jactancioso y temerario de un conquistador, se halla dispuesto a tirar el dinero por la ventana por pura fanfarronada, y por añadidura bebe, y enfurecido por la bebida, busca la camorra, se siente inclinado a una cantidad de aventuras que el Código Penal no admite, desvaina el cuchillo contra su mejor camarada de la mañana, y amanece, el día después, sin familia, sin recursos, sin hogar y perseguido como animal feroz. De estas dos razas, está destinada a surgir la que economiza y es sobria o sabe gobernar su borrachera. TRES RAZAS 261 En sentido opuesto a esta corriente de emigración chilena a los territorios de ultra- Malleco y ultra-Cautín, se desarrolla, en menor escala, en esta época del año, un movimiento de acarreo entre las colonias primeras de la zona la montaña y el pueblo de Collipulli. Los colonos aprovechan las semanas de forzada paralización que siguen a la cosecha para ir a vender sus trigos a los molinos establecidos en aquella estación actual de término del ferrocarril o para conducir a flete carga perteneciente a otros colonos o a los habitantes chilenos de Victoria. En esta operación, que confían frecuentemente a sus hijos de 12 a 13 años, realizan los colonos una utilidad de 50 a 60 centavos por fanega, que equivale a mas de 4 a 5 pesos por carreta, en cada viaje, sin contar con el flete eventual y de vuelta y con la posibilidad de proporcionarse en Collipulli, a precio mas bajo y de mejor calidad que en los pueblos inmediatos a las colonias, las mercaderías que necesitan para su propio consumo. Al acercarnos a Ercilla, notamos los primeros preparativos y preludios del trabajo de la línea férrea, aquí y allá un retazo de desmonte, algunos depósitos de durmientes y rieles, y excavaciones considerables. Al mismo tiempo, aparecían, de cuando en cuando, a los lados del camino, figuras siniestras de carrilanos, que nada bueno prometen por el momento para la seguridad y el buen régimen de esta parte del territorio de colonización. El trabajo entrará en un período de actividad tan pronto como llegue al país la superestructura de hierro del gran puente sobre el Malleco y se descubra la probabilidad de establecer, dentro de un plazo más o menos breve, la comunicación directa con Collipulli. La falta del puente impone a la empresa un recargo muy considerable de flete en el acarreo de sus materiales. Sería de desear, entre tanto, que, en el curso del invierno y de la primavera de este año, se decidiera el gobierno a prolongar la línea hasta el Cautín, y obtuviera del Congreso la autorización y adjudicación de recursos que son necesarios, a fin de que, en el próximo verano, pudiera emprenderse la obra preliminar de desmonte, arreglo de la vía permanente y acumulación de durmientes, y se redujera así, en lo posible, el tiempo en que Quino, Quillen, 262 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 Lautaro y Temuco van a quedar, para sus acarreos, en condición inferior a los demás centros de población y de colonización entre el Malleco y el Cautín. Al acercarse, por el sur a la aldea de Ercilla, el camino sale del bosque espeso, con el cual ha habido que luchar desde Victoria, y atraviesa un llano de algunas cuadras de extensión, en que grandes y hermosos árboles, dispuestos a cierta distancia los unos de los otros, como pro obra de un hábil artista, dejan penetrar los rayos del sol y circular el aire, y permiten realizar muy regulares cosechas. La vista abarca, bajo la bóveda naturalmente raleada de esta especie de parque araucano, un vasto horizonte, y aquí y allá, aparecen a lo lejos las primeras construcciones de los colonos. Estrechada, todavía, en toda dirección, por esta parte del bosque, que no presenta, sin embargo, mucho obstáculo para el ensanche del pueblo, se alza la pintoresca aldea de Ercilla, predilecta de la región de la montaña y hacia la cual comienzan a dirigirse las miradas de las familias del Norte. Se compone de una sola calle, en dirección de Sur a Norte, que termina a orillas del Huequén y en mitad de la cual se halla la plaza. En la falda de una colina coronada de bosque, en la ribera norte del río, está situado el hotel, edificio vistoso, pintado de plomo, perteneciente a un colono francés cuya hijuela comienza en ese punto. Se notaba en la población mucho movimiento,-en parte sin duda, por efecto de los preparativos de la empresa constructora del ferrocarril y la llegada de las primeras cuadrillas de peones, y en parte porque los colonos habían acudido, desde la mañana, en número considerable, a aguardar al Inspector general. Pero más que esta actividad ficticia me sorprendió y agradó la cantidad de los edificios en construcción y el esmero que se gasta en la ejecución de estos trabajos. Casa con sólida enmaderación de roble rellena con adobillo o ladrillo de muy buena calidad, y a punto de terminar, se levantaban en los pocos claros que quedaba por ocupar en la plaza y a inmediaciones del Huequén. Supe que una de ellas pertenecía al conocido vecino de Santiago, don Francisco Guerra, y parece que no es este el único habitante de las provincias del Norte que ha pensado TRES RAZAS 263 en adquirir una elegante residencia de verano en este claro encantador de la montaña araucana. Los colonos, por su parte, no se duermen. No menos de seis o siete de ellos, que ganan mucho dinero como artesanos, han construido y siguen construyendo en el pueblo casas de habitación grandes y cómodas, y han dado en medias sus hijuelas. Llama la atención, en la plaza, una de estas viviendas de colono, con su frente de dos pisos adornado con gusto y completamente pintado, con su celosías verdes y sus ventanas provistas de cortinas blancas. Al lado de ellas está, al concluir, otra, también de altos, que no irá en zaga a la anterior, sobre todo si su dueño se decide a pintar, como el vecino. En general, se persigue una economía mal entendida en este ramo, y se deja la madera de las construcciones expuestas a la acción destructora del sol y de la lluvia. En cambio, se techa con linda teja plana, que vale hasta 18 pesos por millar, con teja de la forma conocida en Chile, cuyo precio es igual al de la plana, y con zinc acanalado de primera calidad. Hay establecidas en Ercilla, -colonia que, si no estoy equivocado, fue llamada, al principio, Huequén- 97 familias de las diversas nacionalidades representadas en el territorio de colonización, con 410 individuos. La mayor parte de ellas llegaron al país en 1884. no faltan, tampoco, colonos de 1883. La fundación del pueblo ha abierto una fuente de entradas muy considerable para los artesanos, que representan, a lo menos y tomando en cuenta sus propias declaraciones, un 50% de la población de la colonia. Naturalmente, esta circunstancia no influirá favorablemente en el progreso de los cultivos, y durante la visita a la colonia tuve ocasión de convencerme de que la proximidad de las poblaciones tiene, todavía, otros peligros y otros inconvenientes, sobre todo durante el período de la crisis de aclimatación. Presentaré algunas cifras que permiten formar idea cabal de la situación de Ercilla. La cosecha total de los colonos fue, en 1887, de 4.153 hectolitros de trigo, 3.418 de papas, 52 de legumbres y 66 de cebada. La siembra ha sido, según el último estado, de 507 fanegas de trigo, 485 de papas, 90 de legumbres y 5 1/3 de cebada. 264 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 La existencia de animales y aves, en la misma época, era de 218 bueyes, 163 vacas, 158 terneros, 82 caballos, 352 cerdos y 2.187 aves. No tengo, al escribir esta relación, los documentos necesarios para formar un pequeño cuadro de comparación entre las cifras de 1887 y las de 1886. Me limitaré a deducir lo que corresponde, en término medio, a cada familia, en el movimiento industrial y la existencia de 1887. Ha cosechado, según las cifras anteriores, cada colono mas de 41 fanegas de trigo, mas de 34 fanegas de papas, mas de ½ fanega de legumbres y 2/3 fanega de cebada. Ha sembrado cada colono mas de 5 fanegas de trigo, 5 de papas, cerca de una fanega de legumbres y ½ almud de cebada. Corresponden por fin, a cada colono mas de dos bueyes, que son del Estado, y además, en propiedad, casi dos vacas y dos terneros, de 3 a 4 chanchos y 22 aves caseras. Son pocos los que no tienen caballos. La dirección de la colonia está confiada a un antiguo oficial de granadero, señor Osorio, hombre serio y estimable, a quien acompaña, desde el último verano, su esposa, una señorita de la respetable familia Lois de Talca. El cargo de subdelegado era desempeñado por un joven oficial de húsares, jefe de un piquete que cubría la guarnición del pueblo. Con la aparición de los carrilanos, la criminalidad había aumentado, y comenzaban a ser frecuentes los denuncios y las quejas por hurtos y salteos. Iba aumentando, también, el expendio de licores; y como se carecía completamente de elementos para mantener el orden y amparar las vidas y las propiedades, se experimentaba inquietudes respecto del porvenir. Casi la mitad de los jefes de familia de la colonia se encontraban en Ercilla, el día de nuestra llegada. El esmero de sus trajes y las figuras de la mayor parte de ellos me impresionaron favorablemente; pero no tardé en conocer que habían pasado muchas horas en los despachos y que no encontraban en estado de comunicar datos o de conversar razonablemente. Un gran grupo y un tumulto poco respetuoso de voces se formó frente a la puerta de la oficina, en TRES RAZAS 265 torno del Inspector general, que soportó el desorden con paciencia ejemplar. Las mas absurdas reclamaciones eran formuladas, y como se pretendería hacer comprender a uno de los mas exaltados que su exigencia era inadmisible, declaró insolentemente, en mi presencia, que denunciaría a la Francia y a su representante la mala fe del Gobierno de Chile. En ninguna de las otras colonias había tenido yo la desgracia de presenciar un espectáculo de tal naturaleza. En la mañana siguiente, con las cabezas refrescadas por el sueño y por un temporal de viento y agua semejante al que se descargó, dos noches antes, sobre nuestro alojamiento de Quillen, los inquietos cultivadores de Ercilla pudieron despachar sus asuntos con menos palabras y con menos bochinche que en la tarde anterior. Debo agregar, sin embargo, que no volví a ver a los que me habían dado que hacer con sus impertinencias y que, en cambio, se presentaron otros que, el primer día, no pudieron o no quisieron moverse de sus hijuelas. Prescindiendo de la viva impresión de desagrado que dejó en mi ánimo el incidente que dejo referido, formé idea favorable de la situación de Ercilla. La gente trabaja, en las hijuelas y en el pueblo, y se manifiesta satisfecha con su suerte y muy preocupada del porvenir industrial de la localidad. Se pensaba en el establecimiento de una fábrica de aceite, y era grande el número de los que se proponían hacer venir de Europa deudos o amigos, ofreciéndose a pagarles el pasaje, si fuere necesario. Obtuve los siguientes datos de los colonos con quienes conversé en la mañana: J. Kaesermann llegó a Chile en abril de 1884. Cosechó, este año, 32 fanegas de trigo, 60 de papas y 10 de legumbres. Además, de los bueyes del Fisco, posee una vaca, 2 terneros, un caballo y 1 chancho. Ha sembrado 5 fanegas de trigo, 8 de papas y 1 1/3 de legumbres. El suizo H. Etique, colono de diciembre de 1883, se halla al frente de un productivo negocio de fabricación de teja, y su cosecha de este año ha sido de 140 fanegas de trigo, 110 de papas y 10 de legumbres, de superior calidad. Además de los bueyes fiscales, tiene 3 propios y 3 vacas, 4 terneros, 1 caballo y 6 chanchos. Ha construido 266 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 linda casa, y su siembra ha sido de 12 fanegas de trigo, 10 de papas y 1 de legumbres. Otro suizo de la misma época que el anterior, Desvaíd, desea venir a su esposa e hijos, que quedaron en Europa, y cuenta con los recursos necesarios para ello. Cosechó este año 65 fanegas de trigo, 70 de papas y 12 de legumbres. Es dueño de 3 vacas, 2 terneros y un caballo, y ha sembrado ocho fanegas de trigo, 9 de papas y 1 ¼ de legumbres. Dos alemanes llamados Seiffert, tío y sobrino, me hicieron buena impresión por su aspecto y modales. Han cosechado, por primera vez, este año, de una siembra hecha tarde y sin preparar la tierra, 26 fanegas de trigo, a las que se agregaron 10, que recibieron por uso de terreno. Recogieron, además, 30 fanegas de papas, y 3 ½ de legumbres. Son dueños de 3 vacas, 4 terneros, 2 caballos y 3 chanchos; y siguen dando comodidades a la casa provisional en que viven. Figura, desde 1883, entre los colonos de Ercilla, un chileno apellidado Cañete, que ha cosechado, este año, 100 fanegas de trigo, 48 de papas y 12 de legumbres, y es dueño de 2 vacas, 2 terneros, 1 caballo y 4 chanchos. Ha sembrado 9 fanegas de trigo, 4 de papas y 1 de legumbres. La mejor cosecha de Ercilla, en 1887, ha sido la del alemán E. Harbert, que llegó recién a la colonia en Marzo de 1886, y no tuvo, por consiguiente, tiempo para preparar tierra. Recogió, sin embargo, 180 fanegas de trigo, 110 de papas, y 15 de legumbres. Posee, en propiedad, fuera de los bueyes del Fisco, 4 vacas, 3 terneros, 2 caballos, 12 chanchos y 80 aves, y ha sembrado 12 fanegas de trigo, 11 de papas y 3 de legumbres. Se comprende que trajo algún pequeño capital, que le ha permitido trabajar con buen resultado. Entre las siembras mas considerables de este año en Ercilla, figuran las del alemán G. Müller, colono de 1884 (12 fanegas de trigo, 10 de papas y 3 de legumbres), la del suizo Crochet, del mismo año, (20 de trigo, 4 de papas y 4 de legumbres), la del suizo Baer, también de 1884 (22 fanegas de trigo y 6 de papas) y las de algunos de los colonos de quienes he hecho antes mención. Buena existencia de animales es la del colono italiano E. Massera, de enero de 1884. Es dueño de 4 bueyes, fuera de los dos del TRES RAZAS 267 estado, de 9 vacas, 6 terneros, 5 caballos y 7 chanchos. En Ercilla, y en general, en todo el territorio de colonización, en donde rara vez se ve en poder de extranjeros vacunos de mediana calidad, hay que avaluar esos animales de esta manera: la yunta de bueyes, de 100 a 200 pesos, la vaca parida en 50 pesos, la seca en 35, y un caballo de regular calidad en 25. -Se habrá visto, por algunas de las cifras de más arriba, que, a pesar de la sequedad sin precedente del verano último, la papa se ha producido en Ercilla en buena cantidad y generalmente de calidad superior. Este cultivo ha sido, desde el primer año, uno de los principales recursos de la colonia. Más de uno ha salido de dificultades gracias a una cosecha de 150 a 200 fanegas de papas, que ha podido realizar, en invierno, a 3 pesos fanegas de papas. En la época en que visité a Ercilla, el precio corriente era de dos pesos. -Los colonos venden la mantequilla para el consumo del pueblo a 40 centavos libra en verano y a 60 centavos en invierno. -Se hace sentir en el lugar la necesidad de autoridades administrativas y judiciales capaces de resistir a la invasión de los carrilanos. Durante el invierno, el malestar que se ha pronunciado se agravará seguramente, y ejercerá una influencia muy perniciosa en el desarrollo de la colonia. Todavía es probable que, con el mayor empuje que la compañía constructora dará a sus trabajos de noviembre a diciembre próximos, aumentará la peonada, y por efecto de esto la venta de licor y el número de delitos contra las personas y las propiedades. Si no se organiza con tiempo la resistencia, Ercilla verá días amargos, y la naciente prosperidad se resentirá de ello. -Es de esperar, por otro lado, que el movimiento que se ha pronunciado en las altas esferas gubernativas y parlamentaria del país, a favor de la instrucción pública, alcance a estos lugares, donde los hijos de tres razas de cultivadores están creciendo en completo abandono; de lo cual puede muy bien resultar que la nueva generación que se forma, en vez de alcanzar al nivel de la mas adelantada de esas razas, baje al de la mas inculta. Especialmente en Ercilla sería fácil sostener en un pie regular de existencia una escuela de hombres y otra de mujeres; entre los colonos conocí uno llamado 268 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 F. Guffrond, que ha sido, si no recuerdo mal, institutor en Francia y que estaría dispuesto a servir aquí en calidad de tal. -La raza que fue, durante siglos, señora del territorio al sur del Bío-Bío se halla representada, en las inmediaciones de Ercilla, por algunos caciques, sus familias y mocetones. A este punto acuden, también, a renovar sus provisiones y a entablar sus quejas contra las persecuciones y vejaciones de ciertos subalternos los pehuenches que se asilaron en Chile, huyendo de las tropas argentinas que barrieron la pampa hasta el río Negro, y a quienes mantiene nuestro Gobierno en el valle de Lonquimay. Un cacique de esta reducción, llamado Lluco, fue recibido por el Inspector general de colonias, y expuso sus quejas con la solemnidad, la minuciosidad y las interminables repeticiones que son propias de la oratoria indígena. Involuntariamente, me sentí dominado por la simpatía y la admiración en presencia de ese hombre alto, flaco, oscuro, que hablaba con melancólica gravedad y con noble y desembarazado gesto. Es probable que no fuera más industrioso y activo que la mayor parte de los indígenas de Chile. Entretanto, el sol de la independencia de Arauco formaba, con sus postreros resplandores, una aureola en torno de la cabeza, envuelta en el tradicional pañuelo de algodón colorado, de este elocuente y majestuoso representante de la raza cobriza Sud-americana. No figura Ercilla en el cuadro de distancia entre las poblaciones araucanas que tengo en mi poder. Presumo que se halla en la mitad del camino entre Victoria y Collipulli, que es de 32 kilómetros, y que dista, por consiguiente, 16 kilómetros de cada una de esas poblaciones. TRES RAZAS 269 VIII DE ERCILLA A ANGOL Al Norte de Ercilla, el bosque frondoso, que ha formado techo sobre nuestras cabezas o ha cerrado el horizonte, a poca distancia del camino, a guisa de gigantesco muro verde oscuro, desde la vega de Cautín, cesa poco a poco, y comienza a desarrollarse, a nuestra izquierda, a medida que nos acercamos al Malleco, una serie de colinas suaves y una vasta y abierta perspectiva. Allí, también, nos despedimos del territorio de colonización. Las postreras casas de colonos,-que son, por la inversa, las primeras que tiene a la vista el viajero del Norte que se interna en Arauco por la zona de la montaña,-distan poco de Ercilla. No volveré a asistir al espectáculo de una lucha de dos o tres años y de una victoria más o menos asegurada, que representa cada una de las habitaciones de los europeos avecindados en esta interesante región. En tres o cuatro años mas, centenares de buenos edificios, en Ercilla y sus inmediaciones, anunciarán la prosperidad general y la feliz solución de lo que, hoy mismo; deja de ser problema para el que se acerca a él y se da cuenta del camino recorrido y de los elementos de progreso que se hallan en acción. Durante un buen trecho, que la idea del peligro hace parecer mucho mas largo, el camino trepa una dura cuesta, al borde de una alta barranca boscosa, en el fondo de la cual se precipita, de salto en salto, con glorioso estruendo, uno de los esteros que recogen las aguas de la región de la montaña, que se extiende hacia nuestra derecha y a la cual atribuyo todo el encanto misterioso que es propio de lo desconocido y propio de la selva virgen de Chile. Tenemos, al fin, a la vista el Malleco, con su rica vega, estrecha en la parte en que el camino se acerca a ella por primera vez, pero que ensancha, a medida que avanzamos al Poniente, resguardada por altísimas riberas. Hacia el Norte, centellean los techos de Collipulli, bañados por los suaves rayos del sol de otoño, sobre la cumbre de una de las colinas de ese lado. Los contornos de la famosa 270 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 línea del Malleco, débil posición y tan mal defendida como naturalmente débil, van dibujándose poco a poco a la distancia. Pasamos el río por un puente de madera tendido sobre él frente a Collipulli, en donde se cobra peaje, a razón de 20 centavos por los coches y de 3 por las carretitas. Subimos, en seguida, con dificultad, a la altura sobre la cual está edificado Collipulli, y nos dirigimos a visitar los trabajos del gran puente del Malleco. Dos poderosos machones, construido de enormes trozos de piedra, se elevaban ya sobre el nivel de las aguas del río, en medio de altos y fuertes andamios y de un complicado mecanismo destinado a facilitar el trabajo. Una máquina a vapor mantenía en constante movimiento los aparatos para extraer el agua de los cimientos y para elevar y bajar piedras, y el agua necesaria para la albañilería y la bebida era conducida por una cañería que bajaba de la colina. Se asegura que en el dibujo de esta obra monumental, que será, en su género, una de las mas considerables del mundo, por la altura y el largo, se ha adoptado todas las medidas de precaución que aconseja la catástrofe ocurrida en el puente del Tay, que fue derribado, hace pocos años, por un terrible huracán, en los momentos que lo atravesaba un tren de pasajeros. Se ha dado a los machones y a la superestructura de fierro, cuya llegada se aguarda en poco tiempo mas, extraordinaria solidez, y se ha trazado el puente de tal manera que los vientos reinantes no puedan tomar de costado la poderosa construcción. Pude ver allí completamente justificados los temores que me habían asaltado antes respecto del porvenir agrícola de una parte de estas comarcas. Al norte del Malleco, el sistema codicioso e imprudente de explotación de la tierra ha producido sus naturales consecuencias; el empobrecimiento del suelo ha llegado a tal extremo que la cizaña ahoga las plantas útiles, en grandes extensiones de campo. El deshacerse de las propiedades va cundiendo, y es posible que algunos logren su objeto, con perjuicio de incautos y crédulos de las provincias del Norte. En realidad, la mayor parte de estos fundos, en donde se ha forzado la producción del suelo, sin preocuparse del porvenir y sin devolverle sus fuerzas de una manera u otra, no van a tener, durante una serie de años, otro destino que la ovejería. TRES RAZAS 271 A nuestra izquierda van quedado, en una y otra ribera del Malleco, los fuertes y establecimientos militares de la antigua línea de Frontera; en la ribera del Norte, Mariluán, y en la del Sur, frente a Mariluán, Chihuaihue, y mas al Poniente, Lolenco. La pacificación de la Araucanía ha hecho surgir mas al Sur, en el riñón de la tierra rebelde, media docena o mas de poblaciones activas y florecientes; la vida que brota a torrentes en torno de ellas se ha retirado de las que debieron su fortuna al antiguo orden de cosas y al estado de guerra permanente, a orillas del Malleco. Solamente Collipulli ha conseguido pasar con felicidad a la nueva era de paz y de civilización. Se experimenta verdadero alivio, desde que se presenta, de nuevo a la vista, ancha y rebosando de verdura, vegetación y riqueza, la vega del Malleco. Después de las colinas monótonas, esterilizadas y solitarias, que afligen y enferman el ánimo por lo que son hoy, por lo que fueron hace veinte años, y por la idea de toda la rapacidad feroz, de toda la imprevisión y de toda la indolencia que han sido necesarias para arrebatar a ese suelo privilegiado su fuerza productora, el espectáculo de los campos sometidos a cultivo juicioso y a irrigación artificial, de los prados de trébol y hasta de las plantaciones del triste e inútil eucaliptos me produjo el efecto de un encuentro inesperado de viejos y queridos amigos. El señor Tirso Rodríguez, hermano del escritor y diputado conservador de este apellido, ha construido, en esta risueña y fértil campiña, las casa de habitación de su hacienda, precisamente en el punto en donde el camino a Angol pasa a la ribera sur de Malleco. Una parte de esta hermosa vega fue destinada, hace cosa de veinte años, por decreto del Supremo Gobierno, a servir de asiento a un ensayo de colonia nacional; y es indudable que, si una empresa de esta naturaleza pudo tener buen resultado en el Sur, esa habría sido la que se mandó fundar en este lugar, cien veces superior a todos las que comprenden los territorios de colonización, desde el Traiguén hasta el golfo de Reloncaví. Sería labor perdida echarse a buscar en la vega del Malleco las huellas de la primera colonia nacional, como habría cruel injusticia en achacar a los malos hábitos o al espíritu inquieto de nuestros pequeños cultivadores el fracaso de la bien intencionada tentativa. El 272 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 hecho es que la colonia quedó reducida a decreto y a plano, lo que no impidió que las tierras salieran de poder del Estado. Solicitantes de hijuelas hubo en gran número; infortunadamente, fueron palos blancos, tras de los cuales se escondían, para aparecer oportunamente, tres o cuatro individuos autores de la indecente tramoya. Durante casi toda esta jornada, el camino que recorrimos fue firme y parejo, y un fresco viento del Sur sopló sin cesar, y nos libró de las ligeras nubes de polvo que alcanzaban a levantarse del suelo cascajoso. La cosa cambió completamente de aspecto, una vez que entramos a un largo callejón que conduce de la vega del Malleco al Huequen, y de aquí a Angol. En todo el Sur, quizás en todo Chile, no existe un lugar más mortificante que este para el viajero. En invierno, el callejón debe ser un inmenso barrial. En verano, es un colchón de tierra delgada, en donde el suelo firme se halla, a trechos, a medio metro de profundidad, y en donde hay que avanzar paso a paso y con el mayor cuidado, sufriendo, uno tras otro, sacudimientos terribles, y pudiendo apenas respirar a través de la nube de polvo que envuelve el carruaje e impide reconocer los objetos a pocos pasos de distancia. Como espectros grises vimos pasar los edificios de la aldea de Huequen, situada a orillas del río de este nombre, el mismo que corre al frente del Hotel de Ercilla, y que va a caer al Malleco, a dos o tres kilómetros al Norte del interminable callejón. En lo peor de este encontramos un individuo entrado en años, de barba larga y de rudo aspecto, que venia de Angol, marchando pausadamente al lado de su carretilla, que los bueyes arrastraban con dificultad, a pesar de que la carga se reducía a un pequeño baúl de madera pintada, al arado americano y al barril de clavos con que habilita la Inspección General a los colonos que se dirigen al interior a tomar posesión de sus hijuelas. Era este sujeto el llamado Mr. Stokes, antiguo cultivador de Australia y actualmente establecido en Ercilla. El infeliz venia, sin duda, espantado y abrumado en aquel camino sin igual. No habló de otra cosa, durante los momentos que permaneció al lado de nuestro carruaje. Por fin, al cabo de más de una hora de lucha y de fatiga, una que otra casa de campo apareció al lado del camino, con lindos TRES RAZAS 273 potreros de alfalfa y trébol a la espalda y con los montones de la cosecha a uno y otro lado. En seguida, los edificios modestos de un arrabal, el puente del Regüe, las calles de Angol. En un instante mas, pisábamos el hospitalario umbral de la casa del Inspector General de colonias, y nos dirigíamos a sacudir, en nuestros respectivos aposentos, la capa espesa de polvo que nos cubría el rostro y los vestidos, consolándonos siquiera de las molestias de la postrera jornada con la noticia de que habíamos llegado antes del tren que partió de Collipulli a las 12:15 del día. En la mesa y en el salón del Inspector General de las Colonias, se reunieron, esa noche, algunos de los principales funcionarios civiles y militares de Angol, mi antiguo y estimado amigo de la campaña del Norte, el Comandante Salvo, Jefe de estado Mayor, que, durante la ausencia del Coronel Gorostiaga, desempeñaba las funciones de este, el Juez de Letras recién nombrado para Temuco, don Emiliano Fuentes, y el protector de indígenas, don Tomas Romero, a quien he tenido ya ocasión de consagrar amistoso recuerdo en el curso de estos rápidos apuntes. Todos estos inteligentes y animosos obreros de vanguardia de la civilización de Chile se hallaban en vísperas de trasladar su domicilio a los pueblos de más al Sur. Fuentes, Romero y el mismo Comandante Salvo, en caso de que se acordara mantener la organización del ejército en Arauco en el pie de lo últimos años, irían a Temuco. En cuento a los funcionarios de la Inspección General de Colonias, -el señor M. Drouilly y el estimable contador señor MacVicar- se creía, entonces, que habrían de trasladarse a Traiguén, y se agregaba que el edificio que ocupaban ellos en Angol sería destinado al liceo de la provincia. La proximidad de estos cambios y la conciencia del importante encargo de establecer y hace arraigar el régimen administrativo en la región ante cuyos umbrales se detuvieron, durante mas de tres siglos, nuestros antepasados de la época colonial y de la época republicana, hacían vibrar cuerdas de varonil resolución y juvenil esperanza en la conversación de este grupo compuesto de algunos de nuestros mejores representantes en el Sur, parecía que 274 EXPANSIÓN CAPITALISTA Y ECONOMÍA MAPUCHE: 1680-1930 sentían estremecerse en sus manos la cadena de la cultura nacional, que les tocaba eslabonar, después de tan larga interrupción. Las horas que pasé entre ellos fueron las últimas de mi visita al antiguo territorio araucano. El tren expreso de la madrugada siguiente me conducía a un mundo de más modernas y ardientes preocupaciones, en donde aguardaban la postrera mano los preparativos de otra jornada más larga y accidentada y de más remoto y más oscuro término. En los ocho días de nuestra campaña de las colonias, dimos una vuelta redonda. Partimos de Angol, con rumbo al sur, y mantuvimos esta dirección hasta Cholchol. De aquí, caminamos al Suroeste hasta Nueva Imperial, y de Nueva Imperial a Temuco, al Oriente. Volvimos de aquí, con dirección al Noroeste, hasta Lautaro; al Norte, de Lautaro hasta Ercilla, para inclinarnos aquí al Noroeste hasta Collipulli, y concluir con la marcha al Poniente, de Collipulli a Angol. La distancia recorrida fue la siguiente: En ferrocarril de Angol a los Sauces En carruaje de Sauces a Traiguén De Traiguén a Galvarino De Galvarino a Nueva Imperial De Nueva Imperial a Temuco De Temuco a Quillen De Quillen a Victoria De Victoria a Ercilla De Ercilla a Angol, por Collipulli Kilómetros 34 38 33 54 30 55 55 16 50 Total: kilómetros 365 Los pocos días que pude consagrar al estudio de las colonias fueron aprovechados escrupulosamente. Visité todos los puntos en donde hay población europea establecida, menos en Purén y Contulmo, que son insignificantes por el número de pobladores y el TRES RAZAS 275 desarrollo de los cultivos, y Quechereguas, muchos de cuyos vecinos vinieron a Traiguén. Y en todas partes, aproveché cuanta oportunidad se me presentó para interrogar a los colonos y conocer su situación, la historia de su instalación y sus necesidades y quejas. No conozco, en mi país alguno de América, colonias de europeos que hayan surgido, desde la primera hora, sin inconvenientes, sin alternativas y sin luchas. Nuestra colonia alemana de Llanquihue, tan próspera actualmente, no vino a dar frutos sino al cabo de mas de veinte años. En el Perú, en el Brasil, en la Argentina, el país esencialmente colonizador, los establecimientos coloniales han tenido que pasar por durísima prueba, a que muchos de ellos no han resistido. A la crisis de la aclimatación no se sustrae nadie, -individuo o agrupamiento de individuos. Ahora bien; de lo que vi y oí, en nuestras nuevas colonias, resulta que los días mas difíciles pasaron,-que hay en la mayor parte de ellas cierto número de individuos, con tres años de residencia, regularmente instalados y en franco camino de prosperidad, que sirven a los demás de estímulo y ejemplo- y que los colonos comienzan a preocuparse seriamente de asuntos de interés general, del mejoramiento de los cultivos y de la plantación de industrias relacionadas con la agricultura. Los individuos que lleguen ahora a establecerse en las colonias encontrarán, por consiguiente, en los núcleos ya consolidados, un apoyo con que no contaron los fundadores de aquellos. Si a esta circunstancia se agrega el aumento general de la población en Malleco y Cautín, el rápido progreso de las ciudades y la terminación próxima de las líneas férreas, que recorrerán, de Norte a Sur, los dos valles principales, se comprenderá que las colonias cuentan con elementos suficientes para mantenerse y desarrollarse. Los elementos de inteligencia, de industria y de capital que se logre allegar a los que ya existen en el territorio contribuirán a impulsar la marcha progresiva de la zona colonizada, a darle nuevo ensanche, a ambas orillas del Cautín, y a abreviar el plazo que nos separa todavía del momento en que el país y el Gobierno verán recompensados con usura los sacrificios hechos por aclimatar población, cultivos y hábitos europeos en la antigua Araucanía. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA Fuentes primarias impresas. Abreviaturas SCLRCh: Sesiones de los cuerpos legislativos de la república de Chile 18111845 (1886-1908), Santiago Imprenta Cervantes, 37 vol. 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