Elsectorexterior necesitadecompañías másgrandes

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27/06/2016
Tirada:
38.369 Categoría: Económicos
Difusión:
27.576 Edición:
Nacional
Audiencia: 82.728 Página:
24
AREA (cm2): 979,2
OCUPACIÓN: 86,9%
V.PUB.: 8.077
NOTICIAS PROPIAS||ECONOMIA
El peso del sector exterior en España
■ Exportaciones de bienes y servicios
■ El cuello de botella de las exportaciones españolas
En % del PIB
35
28,9
28,6
30
25,8
24,7
30,6
32,0 32,5 33,4
Exportadores por volumen de ventas
Media de países a los que exportan
Número de empresas
Número de destinos
Menos de 50.000 €
Menos de 50.000 €
1,46
20
Entre 50.000 y 500.000 €
18.605
Entre 50.000 y 500.000 €
4,14
15
Entre 500.000 y 5 millones
14.691
Entre 500.000 y 2,5 millones
10
Entre 5 y 50 millones
25
22,7
21,9
108.742
4.707
20,87
41,94
5
Entre 50 y 250 millones
526
Más de 50 millones
0
Más de 250 millones
107
TOTAL
1995
1997
1999
2001
2003
2005
■ Balanza comercial Miles de millones de euros
300
2007
2009
Exportaciones
2011
2013
Importaciones
263,1
240,1
250
-47,9
206,1
-53,3
200
Saldo
TOTAL
3,67
147.378
Concentración del valor exportado Participación sobre el total de ventas en %
100
283,4
-94,2
2015
189,2
159,9
2008
2009
265,6
252,3
-31,8
226,1
215,2
-46,2
150
257,9
235,8
-25,0
240,6
9,83
Entre 2,5 y 50 millones
87,7
274,4
-24,2
58,5
250,2
-16,5
15,7
24,5
32,3
67,4
39,9
186,8
0
2010
2011
2012
2013
2014
2015
10 principales
empresas
25
50
100
500
1.000
Fuente: Ministerio de Economía
CINCO DÍAS
9
C ARLOS M OLINA Madrid
E
ntre 1993 y 2008, la fase de
15 años en los que el PIB de
España creció de forma continuada, la competitividad
de las empresas se desplomó. En un contexto en el que los salarios y los precios crecían por encima del
3%, las empresas fueron perdiendo de
forma progresiva capacidad para luchar
frente a sus homónimas europeas, favorecidas por unos precios y unas remuneraciones más contenidas. Cuando
estalló la crisis fueron las empresas españolas las que tuvieron que aplicarse
una dieta severa para acabar con los desequilibrios. La ecuación de menos márgenes y menos salarios se vio compensada por los precios bajos, algo que no
había sido posible hasta 2013. La economía española, condicionada por el
desplome del precio del petróleo (importa el 99,2% del crudo que consume),
ha encadenado tres años consecutivos
con tasas negativas y ello ha servido
para recuperar el 60% de la competitividad perdida en la fase alcista.
Pero ni salarios, ni precios, ni márgenes bajos han servido para cambiar
el tamaño de las empresas que abordan
la aventura exterior. La gran mayoría
son pymes. Y eso condiciona la capacidad de competir. Los datos de la Secretaría de Estado de Comercio así lo
avalan. A 31 de diciembre de 2015 había
147.378 empresas que vendían bienes a
5.000
empresas
Elsectorexterior
necesitadecompañías
másgrandes
España debe transitar de un modelo de salarios bajos a otro
con empresas medianas y mayor margen para ajustar costes
otros países, de las que 108.742 (un
67,8%) exportaban menos de 50.000
euros al año. En el otro lado, tan solo
107 empresas (un 0,1%) facturaban más
de 250 millones de euros al año. Si la
comparación entre las firmas se realiza en función del porcentaje que representan sus exportaciones sobre el
total de España, los porcentajes se invierten. Solo las 100 primeras compañías
que más venden concentran el 40% de
las exportaciones, mientras que 147.278
se reparten el restante 60%.
No hay un solo motivo que explique
esta descompensación, aunque el más
evidente parece el reducido tamaño de
las empresas españolas, lo que dificulta en gran medida el salto al exterior y
en muchos casos imposibilita tener el
músculo económico necesario para
competir en otros países ante las dificultades para acceder al crédito, innovar y contratar personal. Y una buena
prueba de ello es la nueva estadística elaborada por la Secretaría de Estado de
Comercio, que segmenta la base exportadora española en función del volumen
de ventas y a los países a los que se dirige. Y la conclusión es impactante: dos
de cada tres empresas que venden bienes (aquellas que facturan menos de
50.000 euros en el exterior) solo lo hacen
a dos países.
Y ese porcentaje se ha mantenido
prácticamente inalterable desde 2010.
A medida que el volumen exportador aumenta, el número de países en los que
Las firmas
más grandes
copan buena
parte de
las ventas
al exterior.
Apenas 100
sociedades
absorben
el 40% de la
exportación
española
se vende bienes también crece hasta llegar al nivel máximo en aquellas firmas
que venden más de 250 millones de
euros al año, cuyo negocio se reparte
entre 42 países.
La pregunta y la respuesta parecen
bastante claras: las empresas tienen que
crecer y hacerse más grandes. Pero
¿cómo? A ese interrogante tratan de responder la Fundación Innovación Bankinter, el Icex y el Círculo de Empresarios a través del programa Cre100do.es,
cuyo principal objetivo es conseguir que
100 empresas medianas españolas
pasen a ser grandes en un plazo de cinco
años. El director del programa, Carlos
Mira, precisa que no todas pueden crecer y que se deben valorar algunos aspectos. “Hay que elegir a aquellas con
gran potencial de crecimiento, su capacidad para generar empleo y actividad y su pertenencia a un sector en el
que España tenga una posición de liderazgo, como automoción, turismo o
agroalimentario”.
Hecha la primera criba, la segunda
llega cuando se trata de valorar el músculo financiero para aguantar los gastos inherentes a la internacionalización.
Estudios de mercado, informes sobre los
competidores, visitas a ferias internacionales... Todo ello requiere un presupuesto inicial que muchas empresas
no tienen y que tampoco pueden conseguir de organismos públicos ante el
ajuste de las ayudas habido en los últimos ejercicios. La iniciativa, a través
de la que se seleccionarán cada año
entre 15 y 25 compañías en los próximos cinco ejercicios, nace con tres objetivos. “Consolidar el esfuerzo
realizado por estas compañías,
localizar talento y generar impacto”, apunta Isaac Martín
Barbero, director general del
Icex.
Pero el camino en la vida real
es mucho más complejo del
que muestran los informes. Las
empresas medianas y pequeñas que tienen más fácil el camino para crecer y salir al exterior son las que pertenecen
a sectores con fuerte presencia en terceros países y
que ya cuentan con infraestructuras para su expansión.
Es el caso del sector agroalimentario, que representa
el 17% del total de las exportaciones españolas,
porcentaje que es mucho
más elevado en algunas
provincias donde la industria alimentaria tiene
gran peso como Almería
(71%), Lleida (61,6%), Cáceres (56,3%) o Murcia (56,1%).
La pujanza de la industria española
de alimentos se refleja en el último balance hecho por Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea. En
2015, España fue el mayor productor de
frutas con una superficie cultivada de
27/06/2016
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Audiencia: 82.728 Página:
25
AREA (cm2): 966,7
OCUPACIÓN: 85,8%
636.000 hectáreas (el 27,1% del total).
Es el primer productor europeo de melocotones y de fresas, el tercero de cerezas y el quinto de manzanas. Además,
es el segundo mayor productor de vegetales con 355.100 hectáreas (un 17,2%
del total), tan solo superada por Italia,
con un 20,3%. Es el segundo productor
europeo de tomates, el primero
de pepinos o el sexto de zanahorias.
No es la única actividad en la
que ya existe un camino recorrido. Azulejos, textil, automoción o bienes de equipo son solo
algunos de los sectores con un
índice de penetración muy elevado en otros mercados. Pero
todos ellos, incluida la industria
alimentaria, dependen del crédito. Un estudio elaborado por
la consultora Millward Brown
en la última Cumbre de Internacionalización a partir de entrevistas a 1.385 directivos revelaba que el 56% considera que
la falta de financiación es un factor limitativo para la expansión. Las más
afectadas son las empresas más pequeñas, aquellas que facturan menos de
dos millones de euros, ya que el 67%
considera que tiene problemas para crecer por la falta de financiación.
Pero ni el acceso al crédito, ni el sector de actividad en el que realizan su
trabajo diario son los únicos problemas
que afrontan las empresas para ganar
tamaño. Un informe elaborado por
CEOE amplía el catálogo de obstáculos
y propone otras soluciones. Es el caso
de la normativa, en la que el estudio propone ampliar los umbrales de facturación para que una empresa esté exenta de pagar el impuesto de actividades
económicas, ya que penaliza a muchas
pequeñas y medianas, o elevar de dos
a cuatro años el periodo en el que
una pyme, con ciertas
ventajas frente a
las gran-
des, pueda ser considerada una gran e
mpresa. El punto más importante del
documento se centra en la necesidad de
que las Administraciones públicas generen un marco adecuado para que las
empresas puedan crecer y no solo en el
mercado español, sino ampliando el número de países a los que exportar.
En el primer capítulo, el
documento ahonda en los
incentivos fiscales que favorecen una mayor dimensión de las empresas.
Propone la aprobación de
una deducción en la base
imponible del impuesto de
sociedades por el 15% de
las inversiones realizadas
en acciones o participaciones en el capital social
de empresas productivas
que realicen las empresas
españolas. Además, si la inversión excede de la media
de ejercicios anteriores,
se aplicaría un 10% adicional. También, se propone ampliar la aplicación de los incentivos para business angels recogidos
en la Ley de apoyo a emprendedores.
En el ámbito fiscal, el estudio también considera necesario conseguir que
las operaciones de integración o concentración empresarial “tengan un tratamiento fiscal neutro”, de manera que
la realización de este tipo de operaciones no se vea dificultada o impedida por motivos fiscales. “Sería necesario, por lo tanto, mejorar el régimen fiscal especial relativo a las fusiones, escisiones, aportaciones de activos y canje
de valores para no desvirtuar su finalidad de neutralidad, ampliando su alcance a cualquier operación de reestructuración o compra de negocios para
su integración”.
El informe considera
que habría que hacer
compatible la existencia
de una regulación fiscal
que por un lado permita
una menor carga fiscal a
las empresas de reducida dimensión con la introducción de incentivos
tras ganar dimensión y
ser excluidas de dicho régimen.
El 67% de
las empresas
que facturan
menos de
dos millones
de euros
declara tener
problemas
para obtener
créditos
V.PUB.: 8.003
NOTICIAS PROPIAS||ECONOMIA
VALENTÍN PICH ROSELL
SALVADOR GUILLERMO VIÑETA
Consejo General de Economistas
Creemos empresas
más fuertes
L
a contracción de la economía durante la fase recesiva
que España ha padecido ha
sido mayor que la de muchos países de nuestro entorno, y aún mayor el número de empresas –sobre todo pymes– que han
desaparecido en España. Así, entre el
año 2007 y el 2013, el número de compañías ha disminuido un 11,3%, frente
a una reducción del PIB del 5,9%. En
cuanto al tipo de empresas que han
caído durante dicho periodo, la destrucción ha sido cruenta en las pequeñas (10 a 49 trabajadores), con una
disminución del 27,5%, y en las medianas (entre 50 y 249 trabajadores), con
una caída del 28%, mientras que las
que han mostrado una menor mortandad en términos agregados y relativos
han sido las microempresas (1 a 9 trabajadores), en donde existe un mayor
número de cierres, pero también de
creación de empresas, con un 8,6%.
El peso de la pyme en el tejido productivo es mayor que la media europea, con más de tres millones de empresas de esta tipología, lo que supone
un 99,88% sobre el total de empresas
del país. Por su parte, las microempresas suponen en España el 95,9% del
total, 3,2 puntos por encima de la
media estimada del conjunto de la UE
(92,7%). Como luego explicaremos,
esto supone una importante pérdida
de competitividad, más
si tenemos
en cuenta
que, además, las microempresas
españolas
son un 29%
menos productivas que
la media de la UE y tienen unos volúmenes de ingresos mucho menores.
También hay que destacar el elevado
índice de mortalidad de las pymes en
España. Según un estudio de la OCDE,
únicamente el 29% de las pymes españolas sobreviven al quinto año de existencia, mientras que en Italia es el
38% y en Portugal, el 39%. Es cierto
que nacen empresas, pero también
mueren muchas, lo que hace que el
saldo del empleo creado y el destruido
tenga poca influencia en las variaciones del empleo total.
Desgraciadamente, esta tipología de
tejido empresarial tarda muchos años
en regenerarse, máxime en un país en
el que la dimensión mediana de la empresa es relativamente más pequeña
que la media europea y que la existente en EE UU. De ahí que a nadie sorprenda que, entre otros factores, este
sea determinante para que la economía americana y europea muestre niveles de competitividad relativamente
más elevados que la española.
Tampoco a nadie se le escapa que,
en la mayoría de los casos, es indis-
El peso de la pyme en el
tejido productivo es mayor
que la media europea, con
tres millones de compañías
pensable tener una dimensión mínima
que permita disponer de capacidad de
innovación en el seno de la empresa y
afrontar procesos de internacionalización. Por ello, más que orientarse únicamente a la creación de empresas
–que también–, la política económica
debería encaminarse a favorecer una
mayor dimensión media de la empresa
española.
Así, por ejemplo, el discurso no
debería centrarse únicamente en viveros de empresas, sino también en
aceleradoras de empresas, así como en
desarrollar capital riesgo orientado a
la expansión empresarial y favorecer
mecanismos de fusiones y acuerdos de
colaboración entre compañías que les
permita asumir retos más ambiciosos.
Asimismo, la Administración debería
evitar los posibles efectos negativos
que pudieran derivarse de la normativa fiscal, laboral y, en definitiva,
mercantil, traducidos en un aumento
de las obligaciones para las empresas
que superen un determinado volumen
de trabajadores o facturación, lo que
podría desincentivar este crecimiento.
Las pymes representan el 65% del
PIB del país y generan el 66% de los
puestos de trabajo, pero, sin embargo,
se alejan de los niveles de eficiencia
de sus homólogas en los países más
avanzados y muestran debilidades a
la hora de sortear obstáculos coyunturales. Las pymes españolas necesitan, por tanto, introducir mecanismos que les permitan ser más sostenibles y ganar en competitividad para
afrontar una economía globalizada.
Estos mecanismos habrán de pivotar
necesariamente sobre dos factores:
aumentar la dimensión e internacionalizarse.
No se trata de excluir a nadie, sino
de articular medidas para favorecer el
crecimiento empresarial y que permitan incorporar economías de escala,
así como un umbral mínimo de facturación que les ayude a internacionalizarse e innovar.
Las empresas de mayor tamaño tienen mayores tasas de supervivencia,
porque, entre otras cuestiones, generan mayores ingresos, incrementan su
productividad, aumentan sus posibilidades de acceso a la financiación y
mejoran su capacidad exportadora.
Por su parte, la internacionalización
se revela más que nunca como un
motor clave del crecimiento económico a largo plazo de la economía española por su relación con la competitividad. Prueba de ello es que muchas
de las compañías que han ido bien en
estos años tan complicados han sido
aquellas que están internacionalizadas, ya que han suplido la caída en el
consumo interior con más demanda
del exterior. Por todo ello, se considera
conveniente una política de pymes
orientada a la ampliación de la dimensión media de la empresa española de
una manera ordenada.
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