tipología de los paisajes fluviales de los cursos de la sierra de

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TIPOLOGÍA DE LOS PAISAJES FLUVIALES DE LOS CURSOS DE LA SIERRA DE
GUADARRAMA EN LA COMUNIDAD DE MADRID
PEDRO MOLINA HOLGADO
Universidad Autónoma de Madrid
ANA BELÉN BERROCAL MENÁRGUEZ
Ingeniería 75, S.A.
RESUMEN
En esta comunicación se realiza una caracterización paisajística de 76 tramos fluviales pertenecientes a 14 ríos y
arroyos que en conjunto suponen 94,12 km de cauces. Todos estos cursos están situados en el sector madrileño de la
Sierra de Guadarrama, sobre los 1.000 m de altitud, sin duda el espacio fluvial más valioso y mejor conservado de
esta Comunidad Autónoma del centro de España. Esta caracterización se ha realizado analizando 24 criterios
específicos de este tipo de medios en general y de los cursos del Sistema central en particular. Se han seleccionado
aquellos ítems que se consideran de mayor relevancia como elementos de identificación de pasiajes fluviales: son
criterios relativos al agua (estacionalidad de caudales, aportación media anual, grado de regulación, etc.), relieve
(morfología de valle, tipo de cauce, pendiente, etc.), vegetación (comunidad, estructura, continuidad, portes
dominantes, etc.) y estado de conservación de las riberas (grado de urbanización, conservación de la vegetación).
La identificación de los tipos de paisajes fluviales se ha realizado obteniendo un índice de similitud no paramétrico
para todos los tramos (76 x76 combinaciones: 5.776 resultados). Posteriormente, mediante un análisis aglomerativo
UPGMA se ha podido determinar la existencia de 9 grandes clases o tipos de paisajes fluviales.
1. OBJETIVOS
Esta comunicación resume un trabajo más extenso realizado por los autores (1) cuyo objetivo
básico ha sido caracterizar y valorar los paisajes fluviales del área de estudio, un amplio sector
de la Sierra de Guadarrama en la Comunidad de Madrid, identificando tipos y destacando
aquellos tramos o cursos que poseen especial interés por su buen estado de conservación,
complejidad estructural o bien por ser globalmente importantes para varios de los elementos
constitutivos analizados. Se pretende por tanto identificar paisajes fluviales, en la línea de otras
metodologías equiparables a la aquí propuesta (2, 3), con la finalidad de facilitar su protección,
desarrollar usos adecuados a las características y valores de los espacios y elementos analizados,
así como sentar las bases de conocimiento necesarias para el desarrollo posterior de otros
estudios de mayor detalle.
2. ÁMBITO DE ESTUDIO
La zona de estudio se integra en su totalidad en la Cuenca Hidrográfica del Tajo, en concreto en
las subcuencas de los ríos Lozoya, Manzanares (Jarama) y Cofio (Alberche). Se han analizado
los catorce ríos y arroyos de mayor entidad en una extensión lineal cuyo punto inferior se sitúa
1
aproximadamente a cota 1.000 m. El límite superior de la zona de análisis es variable en cada
curso: en general se ha establecido en aquellos puntos en los que la multiplicidad de arroyos que
conforman una cabecera impiden reconocer un curso principal, hecho que habitualmente sucede
sobre la cota 1.500 m. El interés de estas cabeceras, aún siendo notable desde un punto de vista
geomorfológico, botánico o hidrológico, es limitado para el análisis de los paisajes fluviales
debido a la escasa entidad de los cursos en estas zonas altas y, sobre todo, al alto grado de
repetición de los principales elementos que conforman estos paisajes de cervunales.
Se han analizado en total 76 tramos fluviales pertenecientes a 14 ríos y arroyos que en conjunto
suponen 94,12 km de cauces. Los cursos estudiados se distribuyen por cuencas de la siguiente
manera:
•
Cuenca del Aceña: arroyo del Tobar (T), río Aceña (A), Arroyo del Hornillo (H).
•
Cuenca del Guadarrama: arroyo de La Venta (V), río Guadarrama (G), arroyo de Las
Fuentes (río Navalmedio) (F).
•
Cuenca del Guadalix: río Guadalix (Gx).
•
Cuenca del Lozoya: río Canencia (C), río Lozoya (L), arroyo del Sestil del Maíllo (Sm).
•
Cuenca del Manzanares: río Manzanares (Mz), arroyo de los Chorros (Ch).
•
Cuenca del Mediano: arroyo Mediano (M).
•
Cuenca del Navacerrada: río Navacerrada (N).
3. MATERIAL Y MÉTODOS
La caracterización y valoración de los paisajes fluviales del ámbito de estudio se ha realizado
analizando 14 criterios específicos de este tipo de medios en general, y de los cursos de la Sierra
de Guadarrama en particular. Se han seleccionado aquellos ítems que se considera poseen mayor
relevancia como elementos de identificación de estos paisajes: son criterios relativos al agua
(criterios A a C), al relieve (criterios D a G), a la vegetación (criterios H a L) y al estado de
conservación de las riberas (criterios M y N). Previamente han sido analizados de manera global
todos los cursos objeto de estudio con la finalidad de identificar tramos homogéneos o
asimilables por sus características paisajísticas, tramos sobre los que realizar la caracterización y
valoración posterior. Este análisis se ha realizado mediante fotointerpretación (vuelo E. 1:8.000,
Comunidad de Madrid), consulta de cartografía topográfica (Mapa Topográfico del Instituto
Geográfico Nacional, E. 1:25.000) y consulta de cartografía temática (Mapa Geológico de
España, ITGME, E. 1:50.000; Mapa Forestal de España, DGCN, E.1:200.000, etc).
Los criterios de caracterización considerados tienen un carácter abierto que permitiría su
aplicación a otros ámbitos fluviales próximos no incluidos en la zona de análisis. Se trata no
obstante de ítems de aplicación específica a los cursos de la Sierra de Guadarrama, a la rampa
meridional de esta sierra y, en menor medida, a su piedemonte septentrional. El trabajo de campo
y las labores de documentación bibliográfica han permitido obtener un volumen de información
satisfactorio y suficiente para alcanzar los objetivos propuestos; sin embargo, se advierte una
importante falta de estudios de detalle que proporcionen información concreta acerca de
determinados elementos del paisaje, en especial los relativos al agua (hidrología, calidad).
2
La identificación de los tipos de paisajes fluviales se realiza obteniendo un índice de similitud no
paramétrico para todos los tramos (76 x 76 combinaciones: 5.776 resultados); posteriormente,
mediante un análisis aglomerativo cluster UPGMA, se identifican clases o tipos de paisajes
fluviales en función de esa afinidad. Los datos base empleados para el análisis de similitud han
sido modificados en dos aspectos: se incorporan tres valores que se añaden a los criterios
relativos a las características-tipo de cauce y comunidades vegetales con la finalidad de
homogeneizar criterios que, de otro modo ofrecerían unas distancias que no se corresponderían
con la realidad. Así, en el primer caso, todos los cauces "rectilíneos", con independencia de su
rocosidad, incorporan un valor 1 al específico de la clase (rectilíneo: 1, rectilíneo rocoso: 2,
rectilíneo rocoso+: 3) mientras que los meandriformes incorporan un valor 2. Para las
comunidades vegetales se incorporan dos grupos de valores: el primero identifica la comunidad
en sentido amplio (1 saucedas, 2 fresnedas, 3 abedulares, 4 pastizales de altura) y tiene por
objetivo limitar la dispersión que supondría, por ejemplo, otorgar la misma distancia a dos
saucedas, de Salix salvifolia y Salix atrocinerea respectivamente, que a una sauceda de sauce
negro y un abedular. El segundo valor se aplica para identificar la presencia de Salix atrocinerea
(1), Salix salvifolia (2), ambos sauces (3) o ninguno (4) en la comunidad analizada. Se han elegido
estas dos especies de sauces porque son, sin duda, los elementos más frecuentes en la vegetación
de las riberas del Guadarrama y porque su presencia o ausencia es representativa de los cambios
que experimentan los paisajes fluviales del área de estudio.
De esta manera, mediante la incorporación de estos tres valores, se consigue además otorgar más
importancia a estos dos criterios, tipo de cauce y comunidades vegetales. Es una sobrevaloración
intencionada ya que se considera que las características del cauce y, especialmente el tipo de
vegetación, son en este caso los elementos más destacados de este tipo de paisajes.
4 CRITERIOS PARA LA IDENTIFICACIÓN DE TIPOS DE PAISAJES FLUVIALES
4.1 Estacionalidad de los caudales (A)
El primero de los criterios de caracterización considera la estacionalidad de los caudales de los
cursos, distinguiendo cuatro clases (A1. Permanente, A2. Seco <2 meses, A3. Seco 2-4 meses,
A4. Seco>4 meses) en las cuales se pueden encuadrar todos los ríos analizados. La atribución de
una de las anteriores cuatro categorías a cada tramo se basa en gran medida en la observación de
los cursos durante el presente año hidrológico; si bien, el conocimiento previo de la mayoría de
los tramos ha permitido identificar los tipos con un elevado grado de certidumbre.
4.2 Aportaciones medias anuales (B)
Para la obtención de las aportaciones medias anuales se han utilizados los resúmenes mensuales
y anuales realizados con datos procedentes de la red de aforos de la Confederación Hidrográfica
del Tajo (4, 5, 6, 7, 8). Se ha obtenido información de las estaciones de aforos nº 2 (río Lozoya, El
Paular), nº 196 (río Lozoya, Pinilla), nº 154 (río Lozoya, Riosequillo), nº 189 (río Navacerrada,
Navacerrada), nº 191 (río Navalmedio, embalse de Navalmedio), nº 228 (río Aceña, Peguerinos)
y nº 282 (río Aceña). En los casos en los que las estaciones de aforo se sitúan en el seno de un
tramo, la fiabilidad de los datos es máxima. Lamentablemente son muy pocas las estaciones
existentes y muchos los tramos identificados, lo que ha obligado a estimar en muchos casos la
aportación media anual del tramo. Se considera que estas estimas tienen un elevado grado de
fiabilidad en aquellos casos en los que el tramo se sitúa entre dos estaciones de aforo
relativamente próximas, como sucede, por ejemplo, en todo el río Lozoya-río de la Angostura;
sin embargo, hay muchos casos en los que no existe estación alguna en todo un curso. En estas
situaciones, más frecuentes de lo deseado, la estima se basa en la comparación del curso
3
analizado con otro de similares características hidrológicas. No obstante, el sistema de categorías
utilizado, que emplea intervalos de amplio rango, invita a considerar que el posible margen de
error es asumible.
Las diez categorías identificadas pretenden aglutinar la totalidad de las situaciones posibles,
tomando como nivel mínimo el intervalo <5 hm3, característico de los cursos de menor entidad, y
como máximo el intervalo 150-200 hm3, correspondiente a la aportación media anual del río
Lozoya en la cola del embalse de Riosequillo.
4.3 Regulación (C)
Esta variable estima el grado de regulación de un tramo en función de su aportación media anual
y del volumen de embalse existente, en su caso, aguas arriba del mismo. Se ha optado por incluir
este criterio por el siguiente motivo: aunque el grado de regulación de un curso ofrece una buena
medida de su naturalidad -y en consecuencia de su valor para el parámetro analizado-, la calidad
de una ribera no muestra necesariamente una relación directa y positiva con el grado de
alteración hidrológica de un curso. En efecto, el régimen de caudales y las aportaciones de
algunos de los tramos más valiosos del área de estudio (p.e. el río Lozoya entre los embalses de
Riosequillo y Pinilla) se encuentra fuertemente modificado.
Existen además otras importantes detracciones de caudal no relacionadas con la regulación, de
volumen difícilmente computable, debidas a la existencia de tomas directas en cauce, muy
frecuentes en numerosos cursos, realizadas para regar a manta prados y prolongar así la vida de
los pastos durante el estío. A diferencia de las detracciones de agua realizadas por presas y
azudes, en todos los casos vinculadas al abastecimiento comarcano o a la red de distribución del
Canal de Isabel II, éstas están concentradas en el tiempo, generalmente en periodos de aguas
bajas.
Los datos relativos al volumen de embalse de las presas situadas en el área de estudio proceden
de DGOH (9, 10) y han sido actualizados con información del Canal de Isabel II y la
Confederación Hidrográfica del Tajo (4, 11). Los grados de regulación considerados son los
siguientes: C1 (Sin regulación), C2 (<25%), C3 (25-50%), C4 (50-75%), C5 (>75%).
4.4 Morfología del valle (D)
Esta variable hace referencia al perfil transversal de los valles, considerando tres tipos ("V"
abierta, "V" cerrada, fondo plano) con dos variantes por tipo (I, II), salvo uno de ellos que posee
tres. La importancia de la morfología y amplitud de los valles en las características del paisaje
de las riberas es grande por diversos motivos:
•
Determina la duración temporal de la insolación, distintas intensidades de radiación
solar en función de la anfractuosidad de las laderas y en consecuencia diferentes
niveles de humedad que, si son elevados, pueden favorecer la presencia de elementos
de matriz norteña (p.e. Betula alba).
•
Influye directamente en las características térmicas y en la formación de nieblas en
los fondos de valle.
•
Condiciona la percepción e incluso calidad estética de las riberas al determinar las
características de las cuencas visuales, las distancias entre el observador y la escena
o el número de planos.
4
•
Influye de manera notable en los usos de las laderas y del fondo de valle y por tanto
en la conexión ribera-vertiente y en el grado de ocupación de las llanuras de
inundación.
Los tipos de valles considerados, así como sus características principales, son los siguientes:
•
D1. en V cerrado I: valles en forma de "V" cuyas vertientes presentan acusados
desniveles, de pequeñas o medias dimensiones.
•
D2. en V abierto I: valles en forma de "V" cuyas vertientes presentan desniveles
moderados o bajos, de pequeñas o medias dimensiones.
•
D3. en V cerrado II: valles en forma de "V" cuyas vertientes presentan acusados
desniveles, de medias a grandes dimensiones.
•
D4. en V abierto II: valles en forma de "V" cuyas vertientes presentan desniveles
moderados o bajos, de medias o grandes dimensiones.
•
D5. Fondo plano cerrado: valles de fondo plano o con fondos de bajas pendientes
medias y vertientes de elevada pendiente. La amplitud de los fondos y el desarrollo
altitudinal de las vertientes es medio o bajo.
•
D6. Fondo plano abierto: valles de fondo plano o con fondos de bajas pendientes
medias y vertientes de media o baja pendiente. La amplitud de los fondos y el
desarrollo altitudinal de las vertientes es medio o bajo.
•
D7. Fondo plano cerrado II: valles de fondo plano o con fondos de bajas pendientes
medias y vertientes de elevada pendiente. La amplitud de los fondos y el desarrollo
altitudinal de las vertientes es medio a alto.
•
D8. Fondo plano abierto II: valles de fondo plano o con fondos de bajas pendientes
medias y vertientes de media o baja pendiente. La amplitud de los fondos y el
desarrollo altitudinal de las vertientes es medio o alto.
•
D9. En V abierto III: valles en forma de "V" abierta o muy abierta cuyas vertientes
presentan desniveles bajos o muy bajos. Sus dimensiones son medias o grandes.
4.5 Morfología-características cauce (E)
La morfología y las características de los cauces son variables muy representativas de los
paisajes fluviales, tanto por cuestiones puramente morfológicas como por su influencia en la
distribución de la vegetación de las riberas. Se han considerado tres grandes grupos de cauces:
rectilíneos, meandriformes y trenzados. Los dos primeros se diferencian atendiendo a su Índice
de Sinuosidad (IS), siendo meandriformes aquellos en los que IS>1,5 y rectilíneos aquellos otros
en los que IS<1,5. Los cauces trenzados se caracterizan por presentar canales anastomosados.
Para los cauces rectilíneos y trenzados se advierten tres grados de rocosidad: la ausencia de las
indicaciones "rocoso" o "+rocoso" señala que el lecho considerado posee una alta proporción de
finos; mediante el término "rocoso" se designan los cauces de alta pedregosidad; la expresión
"+rocoso" alude a aquellos cauces que o bien están modelados directamente en roca (p.e. el río
Manzanares en Charca Verde) o bien cuentan en su cauce con grandes bloques y cantos
heterométricos. En general, las riberas abiertas en materiales graníticos presentan un carácter
5
fuertemente rocoso. Además, todos los tramos meandriformes reconocidos presentan un alto
grado de encajamiento por lo que su rocosidad siempre es alta o muy alta.
La información empleada para la caracterización de esta variable se basa en los datos tomados
durante la realización de los trabajos de campo. Los tipos de cauce considerados: E1 (rectilíneo),
E2 (rectilíneo rocoso), E3 (rectilíneo rocoso+), E4 (trenzado), E5 (trenzado rocoso), E6
(trenzado rocoso+), E7 (meandriforme), E8 (otros tipos).
4.6 Encajamiento del cauce (F)
El encajamiento del cauce es una variable cualitativa que estima el grado de incisión de un curso.
Se trata de un parámetro importante ya que determina la extensión física de las inundaciones
anuales e hiperanuales en los fondos de valle y la extensión del dominio ripario, vinculado a la
mayor o menor profundidad del subálveo y a la extensión de la zona inundable. No existe escala
o medida alguna que permita incluir aritméticamente un tramo en una u otra categoría; por ello,
el grado de encajamiento atribuido a los cursos se basa en la consideración de seis tipos, cuyos
extremos son los ríos no encajados y las gargantas, siendo los niveles intermedios
representativos de las restantes situaciones posibles.
Los niveles de encajamiento considerados son: F1 (no encajado), F2 (parcialmente encajado), F3
(encajado), F4 (fuertemente encajado), F5 (Garganta).
4.7 Pendiente media del cauce (G)
La pendiente media del cauce se presenta como una medida en m/km del desnivel existente entre
las cotas superior e inferior de un tramo. La pendiente influye considerablemente en la
distribución, composición y características de su vegetación, calidad del agua, tipo de régimen,
fauna fluvial, etc.
Los niveles de pendiente considerados son: G1 (<25 m/km), G2 (25-50 m/km), G3 (50-75
m/km), G4 (75-100 m/km), G5 (100-150 m/km), G6 (>150 m/km).
4.8 Comunidad vegetal dominante (H)
Se ha prestado especial atención a las características de la vegetación de las riberas analizadas.
Los trabajos de campo, completados con información procedente de diversas fuentes
bibliográficas (12, 13, 14) han permitido determinar 15 comunidades en las que se incluyen todas
las variantes reconocidas en los cursos del área de estudio. Esta sistematización se basa en la
identificación de uno o varios elementos dominantes, configuradores por su abundancia de un
"tipo de comunidad vegetal" bien definido que posee una fisionomía y composición específicas.
Los tipos reconocidos así como sus características básicas son las siguientes:
•
H1. Saucedas de Salix atrocinerea: formaciones generalmente arborescentes, a
veces arbóreas, de elevada cobertura, dominadas por sauce negro. Su continuidad a
lo largo de los cursos es muy variable, pudiendo registrar grados de recubrimiento de
hasta el 100% o apareciendo pies y rodales aislados, en este caso casi siempre sobre
la cota 1.400 m. Se sitúan generalmente sobre los 1.200 m, descendiendo en
ocasiones hasta la cota 1.000 m o incluso a niveles ligeramente inferiores como
sucede, por ejemplo, en los ríos Guadalix y Guadarrama. No son saucedas de elevada
riqueza, presentándose en ocasiones como formaciones monoespecíficas, aunque con
6
frecuencia Frangula alnus está presente en proporciones elevadas, pudiendo en
ocasiones dominar incluso sobre Salix atrocinerea.
•
H2. Saucedas de Salix salvifolia: formaciones arbustivo-arborescentes dominadas
por sauces salvifolios. Altitudinalmente sustituyen a las saucedas de sauce negro en
los niveles medios y bajos, aunque en algunos casos pueden ser localmente
abundantes sobre la cota 1.500 m, como sucede por ejemplo en algunos tramos del
río Manzanares. En el seno de esta sauceda son relativamente frecuentes, además de
la especie dominante, otros sauces arbustivos como Salix purpurea subsp.
lambertiana y Salix triandra.
•
H3. Saucedas de Salix atrocinerea con fresnos: se trata de una variante de las
saucedas típicas de sauce negro caracterizada por la presencia representativa de
Fraxinus angustifolia, especie muy frecuente en las riberas de las zonas medias y
bajas.
•
H4. Saucedas de Salix salvifolia con fresnos: variante de las saucedas típicas de
sauce salvifolio que incorpora Fraxinus angustifolia. Son la comunidad dominante
de las zonas bajas del ámbito de análisis.
•
H5. Saucedas de Salix salvifolia y Salix atrocinerea con fresnos: saucedas mixtas
con fresnos de hoja estrecha propias de zonas medias-altas, características
generalmente de riberas de alta rocosidad. Son muy frecuentes en el tramo medio del
río Manzanares aguas abajo del tramo Mz7.
•
H6. Saucedas de Salix atrocinerea con abedules: saucedas arborescentes de sauce
negro que incorporan en proporciones elevadas Betula alba. Aparecen
principalmente en la cuenca del río Lozoya, en el río de la Angostura y en el arroyo
de Canencia aguas abajo de la desembocadura del arroyo del Sestil del Maíllo,
ocupando preferentemente sectores de fondo de valle angostos, poco insolados,
frescos en verano. Altitudinalmente su óptimo parece situarse en el intervalo 1.2001.400 m. En cotas inferiores el abedul desaparece o se rarifica de manera notable; en
cotas superiores aumenta considerablemente su abundancia, siendo en ocasiones el
elemento dominante, dando paso entonces las saucedas a abedulares con sauces
negros.
•
H7. Saucedas de Salix atrocinerea con elementos nemorales: saucedas de sauce
negro que incluyen en proporciones destacadas especies de óptimo eurosiberiano y
elementos mesófilos como Taxus baccata, Ilex aquifolium, Populus tremula, Corylus
avellana, Euonymus europaeus, Sorbus aria, Sorbus aucuparia, Sorbus latifolia,
Viburnum opulus, Viburnum lantana o Rhamnus cathartica entre otras especies. Son
características de las riberas situadas en los tramos medios y medio-altos de los
cursos cuyas cabeceras se localizan a mayor cota, principalmente los ríos Angostura,
Manzanares y La Venta. Las saucedas negras con abedules podrían haberse
asimilado a éstas con elementos propios de bosques húmedos, pero la clara
dominancia de Betula alba como especie acompañante, en proporciones que nunca
alcanzan otros elementos de este grupo, ha sido el criterio que ha motivado su
diferenciación.
•
H8. Saucedas de S. alba-fresnedas (a veces con Populus tremula y otros elementos
nemorales): comunidades arbóreas de gran desarrollo, específicas de la ribera del río
7
Lozoya en su tramo medio. Son auténticos sotos, ligados a los tramos fluviales que
recorren los paisajes de campos cercados del valle. Suelen aparecer como una
extensa cinta forestada con dos bandas bien diferenciadas (saucedas de Salix alba en
las zonas próximas al cauce y fresnedas en el contacto de la ribera con la vega) o
como una sauceda-fresneda mixta de sauces blancos y fresnos de hoja estrecha.
Pueden observarse excelentes saucedas de sauce blanco aguas arriba de la localidad
de Oteruelo del Valle, en la cola del embalse de Pinilla o en el entorno de Rascafría.
Estas saucedas-fresnedas son ricas en especies de matriz norteña: con frecuencia
incorporan Populus tremula, Prunus avium, Viburnum opulus, Viburnum lantana,
Euonymus europaeus o Rhamnus cathartica entre otras especies. Además de los
elementos anteriores son frecuentes Populus nigra y Quercus pyrenaica, árboles que
pueden ser puntualmente abundantes.
•
H9. H8+saucedas de Salix atrocinerea-Salix salvifolia: variante de la comunidad
anterior, estas saucedas-fresnedas se caracterizan por incorporar en las zonas más
próximas al cauce saucedas de orla de sauce negro y salvifolio, mixtas o con clara
dominancia de una u otra especie. En los tramos mejor conservados constituyen la
vegetación de la primera banda de la orilla aluvial, seguida de saucedas de sauce
blanco y fresnedas. En tramos alterados o parcialmente encajados las saucedas de
orla son la comunidad dominante y a veces única.
•
H10. Fresnedas simples de Fraxinus angustifolia: doseles arbóreos de baja densidad
en los que sólo suele aparecer Fraxinus angustifolia. Son alineaciones de fresnos
estructuralmente muy simples, presentes en algunos tramos de los cursos situados en
las zonas bajas. Se distribuyen preferentemente en las márgenes de los cursos de la
rampa, alcanzando la sierra sólo puntualmente. La existencia de este tipo de
fresnedas es el resultado de la simplificación de las más complejas, empobrecimiento
asociado fundamentalmente a su uso ganadero. La pervivencia de los fresnos suele
deberse a su interés por proporcionar leñas y maderas o ramón para el ganado al final
del estío, cuando ya se han agostado los últimos pastos del verano.
•
H11. Fresnedas complejas de Fraxinus angustifolia: los sotos más complejos del
área de estudio son fresnedas de fresnos de hoja estrecha precedidas por una densa
orla de Salix salvifolia en los terrenos de la orilla aluvial más próxima al cauce y
orlados por matorrales espinosos en los sectores externos, contiguos a la vega. Estas
fresnedas incorporan en el estrato arbóreo o arborescente diversas especies, siendo
las más comunes Salix alba, Populus nigra, Sambucas nigra, Quercus faginea o
Quercus pyrenaica. En los niveles inferiores están presentes un buen número de
arbustos, principalmente elementos espinosos (Crataegus monogyna, Prunus
spinosa, Rosa sp., Rubus ulmifolius, Rubus caesius), a veces Euonymus europaeus,
Lonicera etrusca y Ligustrum vulgare, también lianas (Lonicera periclymenum
subsp. hispanica, Hedera helix, Humulus lupulus, Solanum dulcamara, etc.). Su
óptimo distributivo se sitúa bajo la cota 1.000 m, quedando por tanto su área de
distribución en gran medida fuera de los límites del área de estudio. Estas fresnedas
son una comunidad característica de las riberas de los cursos que recorren la rampa
en zonas de baja pendiente. Precisamente, estos ámbitos han sido zonas de intensa
utilización ganadera desde antiguo y, en la actualidad, son las áreas más afectadas
por la expansión de los núcleos urbanos. Por ambos motivos, son muy pocas las
fresnedas complejas del área de estudio que aún se mantienen con unos rasgos de
aceptable naturalidad. En realidad, su localización en el ámbito de análisis se limita a
la ribera del río Navacerrada aguas abajo de la localidad de Becerril de la Sierra.
8
•
H12. Abedulares: doseles arbóreos dominados por Betula alba en los que Salix
atrocinerea y Pinus sylvestris son los elementos acompañantes más comunes y que,
con frecuencia, incorporan Ilex aquifolium y Taxus baccata. Esta formación arbórea
es característica de tramos situados en el intervalo altitudinal 1.200-1.600 m. Son
exclusivos de la cuenca del Lozoya, siendo la comunidad dominante en el arroyo de
La Angostura sobre la cota 1.340 m y en el arroyo del Sestil del Maíllo en todo su
recorrido. Los abedulares alcanzan máximas amplitudes y extensiones en estaciones
con elevada humedad ambiental, hecho que explica su ubicación en estos frescos
fondos de valle en general poco insolados. El tratamiento taxonómico de los
abedules del área de estudio sigue lo indicado por López-González (15), también
expuesto en Costa, Morla & Sainz (16), incluyéndose por tanto Betula celtiberica en
el grupo Betula alba.
•
H13. Brezales con sauces: comunidades características de los tramos elevados de
algunos cursos, estos brezales son formaciones arbustivas caracterizadas por la
dominancia de Erica arborea, especie a la que habitualmente acompañan Salix
atrocinerea y, en ocasiones, Salix salvifolia, además de otros elementos frecuentes
en las comunidades de las laderas, principalmente Juniperus alpina y Cytisus
balansae. Pueden considerarse como la comunidad de transición local entre las
saucedas negras supramediterráneas y los cervunales y turberas oromediterráneas.
Erica arborea es en realidad un elemento frecuente en los matorrales montanos de
algunos sectores el Guadarrama central en los valles de los río Manzanares y
Navacerrada. Su presencia dominante en las riberas de algunos cursos, en la del
Manzanares en concreto, debe tomarse como una introgresión de las comunidades de
las vertientes en los fondos de valle.
•
H14. Saucedas de Salix atrocinerea y Salix salvifolia: son las saucedas mixtas de
transición entre las saucedas dominadas por sauces negros y las presididas por
bardagueras blancas. Generalmente se observa una clara diferenciación espacial
entre ambos elementos: Salix salvifolia ocupa las estaciones más próximas al cauce,
mientras que Salix atrocinerea se sitúa en posiciones más externas. Con frecuencia
aparece en proporciones elevadas el híbrido de ambas especies, Salix x secalliana.
•
H15. Turberas y cervunales: los suelos bien drenados de las márgenes más húmedas
de los cursos oromediterráneos forman parte del dominio de los cervunales,
comunidad herbácea dominada por Nardus stricta en la que además están presentes
otras gramíneas. En algunos puntos de las cabeceras más elevadas aparecen turberas,
hábitat de especial interés, característico de suelos encharcados sin drenaje, en los
que la materia orgánica sin descomponer forma importantes acumulaciones de turba.
En ellas medran un buen número de ciperáceas, juncos y de otras especies en general
adaptadas a la humedad intensa y prolongada.
4.9 Estratos de vegetación (I)
El número de estratos es muestra de la mayor o menor complejidad de la vegetación, ya sea por
factores estrictamente naturales o inducida por interferencias antrópicas. En condiciones
naturales la complejidad se incrementa en sentido descendente, de tal manera que potencialmente
son los sotos de los tramos situados a menor altitud los que pueden albergar las formaciones más
complejas; por el contrario, en las zonas más elevadas la complejidad estructural de la
vegetación es significativamente más baja: los sotos más complejos del área de estudio son los
9
situados a menor altitud, en particular los del río Navacerrada aguas abajo de la localidad de
Becerril de la Sierra.
Sobre la cota 1.200 m ya se advierte una simplificación estructural notable de las comunidades
de ribera, derivada de la menor extensión potencial del ámbito ripario ligada a la disminución de
los caudales circulantes, encajamiento de los cursos y elevada pendiente media de los cauces. En
muchos casos esta misma simplificación se advierte en zonas bajas y medias: la excesiva presión
ganadera en unos casos, como sucede por ejemplo en el río Aceña, o las reiteradas talas y sacas
de leñas y madera en otros, han modificado la estructura de muchas riberas, creando doseles
biestratos en márgenes que por su posición y características podrían mantener auténticos bosques
de ribera. Los niveles considerados son los siguientes (17): Estrato herbáceo: elementos
herbáceos; Estrato subarbustivo: 0-1 m; Estrato arbustivo: 1-2 m; Estrato arborescente: 2-6 m:
Estrato arbóreo: > 6 m: Estrato lianoide: lianas puras y especies de comportamiento escandente.
Así, el grado de complejidad estructural varía desde aquellas riberas que sólo poseen un estrato
herbáceo como consecuencia de la alteración antrópica, hasta aquellas otras que cuentan con seis
estratos: I0. riberas muy alteradas con 1 estrato herbáceo; I1. 1 estrato; I2. 2 estratos; I3. 3;
estratos; I4. 4 estratos; I5. 5 estratos; I6. 6 estratos.
4.10 Portes dominantes (J)
Indica los portes dominantes en los sotos y doseles. Esta es una característica de gran
importancia paisajística ya que confiere gran homogeneidad fisionómica a riberas que pueden
estar integradas por diferentes elementos. Los portes reconocidos son los siguientes: J1.
Herbáceos; J2. Subarbustivos; J3. Arbustivos; J4. Arborescentes; J5. Arbóreos.
4.11 Anchura de la banda forestada (K)
Esta variable considera la extensión transversal media de la banda forestada, conjuntamente en
ambas orillas. Es una medida aproximada en la que se reconocen los siguientes 8 niveles: K0.
pies aislados por degradación antrópica; K1. pies aislados por factores naturales; K2. <5 m; K3.
5-10 m; K4. 10-20 m; K5. 20-30 m; K6. 30-50 m; K7. 50-70 m.
Como en otros casos, los diferentes intervalos de anchura incluyen todas las situaciones posibles
que pueden observarse en las riberas del área de estudio, desde los tramos fluviales situados en
los niveles más altos hasta aquellos otros que se localizan en la rampa a cota 900 m.
4.12 Continuidad del dosel (L)
La continuidad del dosel ripario expresa en tanto por ciento la conectividad de la ribera en cada
tramo, reconociendo cuatro niveles: L0. riberas urbanas; L1. Continuidad < 25%; L2.
Continuidad 25-50%; L3. Continuidad 50-75%; L4. Continuidad >75% .
En general es una buena medida del estado de conservación de una ribera aunque, en ocasiones,
una baja conectividad no responde necesariamente a situaciones de alteración. En efecto, en los
fondos de valle más rocosos, gargantas o cauces fuertemente encajados como sucede en el río
Manzanares en Charca Verde o en el arroyo del Hornillo en la cuenca del Aceña, no es
infrecuente que la conectividad sea baja o muy baja. En estos casos ésta es una característica de
la ribera que no puede ser entendida como indicadora de degradación.
10
4.13 Grado de urbanización (M)
El grado de urbanización se refiere a la intensidad de ocupación de las márgenes y reconoce las
siguientes situaciones posibles:
•
M1. Sin urbanización: sin edificaciones en la ribera o en zonas colindantes.
•
M2. Urbanización dispersa: edificaciones aisladas que ocupan menos del 10% de la
extensión del tramo.
•
M3. Tramo suburbano: construcciones dispersas o agregados de edificaciones que
ocupan hasta un 50% de la extensión del tramo.
•
M4. Tramo urbano: cursos fluviales situados en el seno de núcleos de población.
•
M5. Otros: otras situaciones posibles.
4.14 Estado de conservación de la vegetación (N)
La última de las variables consideradas para caracterizar los paisajes fluviales del área de estudio
es una medida cualitativa que estima el grado de conservación de la vegetación con
independencia de su complejidad estructural o valor, identificando seis categorías. A diferencia
de otras variables, ésta incorpora valores negativos para destacar aquellos tramos que cuentan
con cubiertas degradas o muy degradas. Los niveles considerados y sus características son los
siguientes:
•
N0. Sin vegetación: tramos generalmente urbanos carentes de vegetación natural u otros
que, debido al desarrollo de obras en cauce o márgenes carecen igualmente de vegetación
riparia.
•
N -2. Muy malo: riberas con vegetación muy degradada por la extracción de leñas y
maderas, modificaciones y rectificaciones de cauces, vertido de residuos sólidos o
urbanización de márgenes. Estos impactos provocan una reducción muy significativa de
la extensión de la vegetación, disminuyendo la continuidad del dosel hasta valores
inferiores a un 25%. La calidad de la vegetación disminuye notablemente, dominando en
el estrato herbáceo comunidades de sustitución integradas mayoritariamente por
elementos nitrófilos. En las riberas de esta categoría el grado de alteración de las
márgenes dificultaría su auto-recuperación de manera satisfactoria.
•
N -1. Malo: riberas con vegetación degradada por la excesiva presión ganadera,
extracción de leñas y maderas o vertido de residuos sólidos. La continuidad del dosel y la
calidad de la vegetación es baja pero, a diferencia de la anterior categoría, las
posibilidades de auto-recuperación son altas.
•
N1. Regular: riberas con vegetación poco alterada, con síntomas de degradación
perceptibles, reversibles si los factores causantes de degradación dejan de actuar. Los
focos de alteración suponen una merma apreciable de la calidad de la vegetación.
•
N2. Bueno: riberas con vegetación poco alterada, o con pequeños síntomas de
degradación poco perceptibles, en cualquier caso fácilmente reversibles si los factores
11
causantes dejan de actuar. Los focos de alteración no suponen una merma apreciable de
la calidad de la vegetación.
•
N3. Muy bueno: riberas poco o nada frecuentadas por su difícil acceso que,
aparentemente, mantienen su vegetación en un estado primario o al menos su estado de
conservación impide percibir síntoma alguno de alteración.
5. TIPOLOGÍA DE PAISAJES FLUVIALES
El análisis de similitud y la posterior agregación de tramos han permitido identificar los
siguientes nueve grandes tipos de paisajes fluviales:
•
Riberas de Alta montaña con cervunales: Mz0.
•
Riberas de alta montaña con brezales-saucedas: Mz1, Mz2.
•
Riberas de zonas medias y bajas con sotos complejos (fresnedas, saucedas de Salix albafresnedas) en cursos permanentes de caudal alto o medio situados en valles de fondo
plano: L5, L6, L7, L8, L9, L10, L11,N8.
•
Riberas de zonas medias y bajas con saucedas mixtas de Salix atrocinerea y Salix
salvifolia y fresnedas simples en cursos de caudal medio, semipermanentes, situados en
valles de fondo plano: M6, M7, M8, M9.
•
Riberas de zonas medias con saucedas de Salix atrocinerea en cursos permanentes de
escaso caudal, situados generalmente en valles en V cerrada:
- fuertemente encajadas o gargantas: H1, Ch1, M3, F1, Gx2, Gx3.
- poco encajadas, situadas con frecuencia entre pinares de Pinus sylvestris: M1,
M2, M4, V1, V2, V3, N1, N2.
•
Riberas de zonas medias y altas con saucedas de Salix atrocinerea en cursos permanentes
o semipermanentes de caudal medio o bajo situados en valles en abiertos:
- Caudales permanentes: C1, C2, N3, N4.
- Caudales semipermanentes: Gx4, M5.
•
Riberas de zonas medias y altas con abedulares o saucedas negras y salvifolias, en
general con elementos de matriz norteña:
- Con abedulares y saucedas negras con abedules o elementos nemorales: C3, N5,
C4, L1, L2, L3, L4, Mz3, Mz4, SM1, SM2, SM3, SM4.
- Con saucedas mixtas y salvifolias en cursos de caudal medio-alto: Mz7, Mz8,
Mz9, Mz10.
•
Riberas de zonas medias y bajas dominadas por saucedas de Salix salvifolia o Salix
atrocinerea con o sin fresnos, en cursos permanentes de caudal medio-bajo o alto,
situadas en valles abiertos: V5, F3, G1, F2, F4, C5, C6, C7, C8, C9, L13, L14, N6.
12
- Dominadas por Salix salvifolia y mixtas en cursos de caudal medio-bajo o alto:
L13, L14 (caudal alto), C9, N6 (caudal medio-bajo).
- Dominadas por Salix atrocinerea en cursos de caudal medio-bajo: V5, F3, G1,
F2, F4, C5, C6, C7, C8.
•
Riberas en tramos urbanos, con saucedas negras, salvifolias o mixtas, generalmente con
fresnos: V4, G2, N7.
Como se habrá podido observar, esta tipología no engloba todos los tramos identificados, aunque
los 9 grandes tipos de paisajes caracterizados reúnen cerca del 90% de los 76 ámbitos fluviales
analizados. La ausencia de estos tramos se debe a que algunos sectores son de difícil ubicación;
bien por presentar características que los vinculan a varios grupos a la vez, bien por poseer
rasgos propios que dificultan su inclusión en grupo alguno. Además, hay que tener en cuenta que
esta tipología es una simplificación de la realidad, sin duda más compleja que cualquier
abstracción. En cualquier caso, parece que las categorías identificadas se ajustan de manera
satisfactoria a las características de los paisajes fluviales del área de estudio, si bien, en algunos
casos, los tipos requieren una compartimentación posterior para ajustarse con más rigor a las
situaciones observadas.
13
Figura 1. Dendrograma de afinidad de paisajes fluviales. Clave de tramos en el apartado 2
14
5. BIBLIOGRAFÍA
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de los Recursos Naturales de la Sierra de Guadarrama. Informe inédito. Comunidad de Madrid. Madrid
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(5) Confederación Hidrográfica del Tajo (1988a). Plan Hidrológico. Documentación Básica. Anexo 7, Inventario de Recursos
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Ediciones. Madrid. 1-545
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