Es urgente contar con materias primas, insumos y repuestos para mantener la producción La industria venezolana se dirige al país para compartir los problemas que está atravesando el sector productivo nacional y alertar, a todos los ciudadanos, de las graves consecuencias de la caída en la producción que hoy padecemos y que ha generado una aceleración en la crisis de abastecimiento. Todos los que participamos en la cadena productiva industrial, desde proveedores, gerentes y trabajadores, hasta canales de distribución, estamos haciendo el mayor de los esfuerzos posibles para que esta realidad pueda revertirse. Es urgente que el gobierno nacional reconozca la complejidad de la situación y tome las acciones que permitan superar los problemas estructurales que afectan al sector manufacturero. Venezuela no puede seguir con políticas económicas equivocadas, propias de un modelo que ha fracasado en el mundo entero. La importación desmedida de productos terminados que atentan contra la manufactura nacional, la exagerada intervención en la economía, la continua toma de empresas por parte del gobierno, ha hecho que hoy la capacidad de producción sea menor que hace diez años: 4 de cada 10 fábricas que había en el país se han visto obligadas a cerrar sus puertas. Destino que pueden correr las que aún están operando a causa de las precarias condiciones en las que trabajamos. Los venezolanos padecemos una escasez que tiende a agravarse. Lo constatamos día a día cuando intentamos comprar alimentos y artículos de higiene personal. Cuando tratamos de conseguir medicinas para el tratamiento de las enfermedades. Cuando buscamos un repuesto para nuestros medios de transporte. Cuando requerimos materiales para reparaciones en nuestras casas. Cuando preguntamos dónde encontrar cualquier insumo para las actividades escolares o laborales. En fin, cuando necesitamos adquirir cualquier bien y no lo conseguimos. Este no es el país que queremos ni el país al que nos tenemos que acostumbrar. Esos productos los podemos fabricar en Venezuela. Pero la industria nacional está atravesando las mismas dificultades que el resto de los venezolanos. Estamos produciendo al máximo de lo que nos permiten las circunstancias actuales, pero no es suficiente. Se nos han ido agotando los insumos y las materias primas que requerimos de los proveedores internacionales y nacionales. Cada vez hay menos envases y empaques. Y no conseguimos los repuestos para que nuestras maquinarias y transportes sigan funcionando. Por eso, en contra de su voluntad, muchas industrias han tenido que suspender o reducir su producción. Concretamente, los inventarios que necesitamos para poder producir y así abastecer los mercados se están agotando. Los proveedores internacionales de materias primas, insumos y equipos, quienes atendieron nuestros pedidos con base en la confianza construida por años, han venido suspendiendo sus despachos. Mantendrán esa posición hasta tanto no les cancelemos la deuda aprobada y no liquidada por Cadivi. Se trata de más de 10.300 millones de dólares que se acumularon durante 2013 y parte de 2012. Por otra parte, las empresas del Estado que nos proveen de materias primas, especialmente las derivadas del acero, aluminio y petroquímica, confrontan graves problemas de producción para cumplir con los suministros. Esto acentúa la dificultad de alcanzar nuestras metas de producción. Al igual que los consumidores, los industriales venezolanos nos hemos visto impactados por la inflación, porque los costos aumentan mes a mes. También padecemos las fallas en el suministro eléctrico y de gas, el deterioro en la vialidad y en la infraestructura portuaria. No estamos exentos de los problemas de inseguridad, así como de la La industria venezolana es parte de la solución a la crisis de abastecimiento Es urgente contar con materias primas, insumos y repuestos para mantener la producción La industria venezolana se dirige al país para compartir los problemas que está atravesando el sector productivo nacional y alertar, a todos los ciudadanos, de las graves consecuencias de la caída en la producción que hoy padecemos y que ha generado una aceleración en la crisis de abastecimiento. Todos los que participamos en la cadena productiva industrial, desde proveedores, gerentes y trabajadores, hasta canales de distribución, estamos haciendo el mayor de los esfuerzos posibles para que esta realidad pueda revertirse. Es urgente que el gobierno nacional reconozca la complejidad de la situación y tome las acciones que permitan superar los problemas estructurales que afectan al sector manufacturero. Venezuela no puede seguir con políticas económicas equivocadas, propias de un modelo que ha fracasado en el mundo entero. La importación desmedida de productos terminados que atentan contra la manufactura nacional, la exagerada intervención en la economía, la continua toma de empresas por parte del gobierno, ha hecho que hoy la capacidad de producción sea menor que hace diez años: 4 de cada 10 fábricas que había en el país se han visto obligadas a cerrar sus puertas. Destino que pueden correr las que aún están operando a causa de las precarias condiciones en las que trabajamos. Los venezolanos padecemos una escasez que tiende a agravarse. Lo constatamos día a día cuando intentamos comprar alimentos y artículos de higiene personal. Cuando tratamos de conseguir medicinas para el tratamiento de las enfermedades. Cuando buscamos un repuesto para nuestros medios de transporte. Cuando requerimos materiales para reparaciones en nuestras casas. Cuando preguntamos dónde encontrar cualquier insumo para las actividades escolares o laborales. En fin, cuando necesitamos adquirir cualquier bien y no lo conseguimos. Este no es el país que queremos ni el país al que nos tenemos que acostumbrar. Esos productos los podemos fabricar en Venezuela. Pero la industria nacional está atravesando las mismas dificultades que el resto de los venezolanos. Estamos produciendo al máximo de lo que nos permiten las circunstancias actuales, pero no es suficiente. Se nos han ido agotando los insumos y las materias primas que requerimos de los proveedores internacionales y nacionales. Cada vez hay menos envases y empaques. Y no conseguimos los repuestos para que nuestras maquinarias y transportes sigan funcionando. Por eso, en contra de su voluntad, muchas industrias han tenido que suspender o reducir su producción. Concretamente, los inventarios que necesitamos para poder producir y así abastecer los mercados se están agotando. Los proveedores internacionales de materias primas, insumos y equipos, quienes atendieron nuestros pedidos con base en la confianza construida por años, han venido suspendiendo sus despachos. Mantendrán esa posición hasta tanto no les cancelemos la deuda aprobada y no liquidada por Cadivi. Se trata de más de 10.300 millones de dólares que se acumularon durante 2013 y parte de 2012. Por otra parte, las empresas del Estado que nos proveen de materias primas, especialmente las derivadas del acero, aluminio y petroquímica, confrontan graves problemas de producción para cumplir con los suministros. Esto acentúa la dificultad de alcanzar nuestras metas de producción. Al igual que los consumidores, los industriales venezolanos nos hemos visto impactados por la inflación, porque los costos aumentan mes a mes. También padecemos las fallas en el suministro eléctrico y de gas, el deterioro en la vialidad y en la infraestructura portuaria. No estamos exentos de los problemas de inseguridad, así como de la ineficiencia en otros servicios públicos. Adicionalmente, se incrementan las trabas burocráticas que afectan los procesos de producción; y, como si fuera poco, han creado nuevos instrumentos legales que agregan mayor incertidumbre y nos impiden trabajar con confianza. Estamos ante un gran desafío para las industrias que aún quedan y en las cuales participan 1 millón 500 mil trabajadores directos e indirectos. Con ellos, precisamente, estamos haciendo un gran esfuerzo de comunicación para que comprendan esta difícil circunstancia. Es una realidad que palpan directamente en las fábricas cuando ven que caen los inventarios y comienzan a detenerse algunas líneas de producción. Los industriales, a través de las distintas cámaras gremiales, hemos venido explicando la gravedad de esta crisis a las autoridades públicas que han estado dispuestas a atendernos. Hemos hecho diversas propuestas. Pero hasta ahora no hemos recibido respuestas efectivas, ni para resolver los problemas operativos ni para adoptar las políticas públicas indispensables para frenar el deterioro del sector manufacturero. En este contexto, la industria venezolana no sólo se ve impedida de abastecer el mercado nacional, sino también de atender las oportunidades de exportación hacia el Mercosur y que permitirían generar empleo y las divisas que tanto necesita el país. Somos parte de la solución. Nuestro propósito es seguir invirtiendo, continuar produciendo lo que los consumidores necesitan, y generar empleo y bienestar para los venezolanos. La industria venezolana ratifica su disposición al diálogo y a la búsqueda de soluciones concertadas en beneficio del país y con el propósito de superar la crisis que nos agobia a todos por igual. Pero es urgente que el gobierno responda, a través de las siguientes acciones: - Rectificar las políticas económicas para construir el marco de confianza necesario para que los industriales podamos incrementar la producción. Esto contribuirá a que los consumidores no sigan sufriendo la escasez y la inflación que ha deteriorado su calidad de vida. - Cumplir con el pago de las deudas con los proveedores internacionales, aprobadas y no liquidadas por Cadivi. - Garantizar el suministro de materias primas por parte de las empresas que hoy están en manos estatales. - Ofrecer servicios públicos de calidad. Más producción industrial venezolana es más empleo, mejor abastecimiento y variedad, más divisas por exportación, más calidad y menores precios. La estrategia de la industria es Venezuela en otros servicios públicos. Adicionalmente, se incrementan las trabas burocráticas que afectan los procesos de producción; y, como si fuera poco, han creado nuevos instrumentos legales que agregan mayor incertidumbre y nos impiden trabajar con confianza. Estamos ante un gran desafío para las industrias que aún quedan y en las cuales participan 1 millón 500 mil trabajadores directos e indirectos. Con ellos, precisamente, estamos haciendo un gran esfuerzo de comunicación para que comprendan esta difícil circunstancia. Es una realidad que palpan directamente en las fábricas cuando ven que caen los inventarios y comienzan a detenerse algunas líneas de producción. Los industriales, a través de las distintas cámaras gremiales, hemos venido explicando la gravedad de esta crisis a las autoridades públicas que han estado dispuestas a atendernos. Hemos hecho diversas propuestas. Pero hasta ahora no hemos recibido respuestas efectivas, ni para resolver los problemas operativos ni para adoptar las políticas públicas indispensables para frenar el deterioro del sector manufacturero. En este contexto, la industria venezolana no sólo se ve impedida de abastecer el mercado nacional, sino también de atender las oportunidades de exportación hacia el Mercosur y que permitirían generar empleo y las divisas que tanto necesita el país. Somos parte de la solución. Nuestro propósito es seguir invirtiendo, continuar produciendo lo que los consumidores necesitan, y generar empleo y bienestar para los venezolanos. La industria venezolana ratifica su disposición al diálogo y a la búsqueda de soluciones concertadas en beneficio del país y con el propósito de superar la crisis que nos agobia a todos por igual. Pero es urgente que el gobierno responda, a través de las siguientes acciones: - Rectificar las políticas económicas para construir el marco de confianza necesario para que los industriales podamos incrementar la producción. Esto contribuirá a que los consumidores no sigan sufriendo la escasez y la inflación que ha deteriorado su calidad de vida. - Cumplir con el pago de las deudas con los proveedores internacionales, aprobadas y no liquidadas por Cadivi. - Garantizar el suministro de materias primas por parte de las empresas que hoy están en manos estatales. Ofrecer servicios públicos de calidad. Más producción industrial venezolana es más empleo, mejor abastecimiento y variedad, más divisas por exportación, más calidad y menores precios. La estrategia de la industria es Venezuela