presentación - Universidad de Deusto

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TRAGICOMEDIA DE LA VIDA.
Una filosofía acuática
Andrés Ortiz-Osés
INDICE
PRÓLOGO: El agua y el pensamiento (L. Garagalza)
PRESENTACIÓN: Una filosofía acuática.
OBERTURA: El daimon de la existencia
El alma acristalada
El sentido latente
Fragmentos de sentido
La vida cotidiana
INTERLUDIO: El mundo de la vida
El enigma del ser
El dios ligador
La relación invisible
Experiencia y hermenéutica
COLOFÓN: Aforismos del Anthropos
PRÓLOGO: EL AGUA Y EL PENSAMIENTO
Andrés Ortiz-Osés ha elaborado un pensamiento de carácter hermenéutico o
interpretativo de la realidad, especialmente de la realidad cultural entrevista
tragicómicamente en su sentido y sinsentido. Esta filosofía de nuestro autor tiene un
sentido ambivalente de signo simbólico o, como aquí lo traducimos, de sentido
acuático, por cuanto concibe lo real no como un conjunto de cosas secas ni tampoco
como un conjunto de conceptos puros (ambos modos son extremistas), sino como un
entramado coimplicativo de símbolos, los cuales son imágenes de sentido fluido o
fluente y, además, influyente en nuestras acciones humanas. De aquí su significación
antropológica y psicosocial y la importancia otorgada al lenguaje como “mediador” de
toda interpretación del mundo por parte del hombre.
Ahora bien, se trata de dar importancia al lenguaje simbólico o imaginal, según lo
dicho, así pues a un lenguaje axiológico o valorativo y no meramente cósico ni racionalabstracto. El lenguaje racional-abstracto es propio de una tradición clásica hoy
contestada por la Posmodernidad, la cual critica la razón y la verdad clásicas por
sobrehumanas en nombre del sentido humano o, como nuestro autor gusta de decir, en
nombre del sentido consentido o afectivo. La verdad clásica es para el pensamiento
posmoderno una metáfora petrificada, o, como dice Nietzsche, una imaginación que ha
olvidado que lo es. A partir de aquí la razón clásica no puede autoafirmarse ni
justificarse a sí misma, ya que se apoya previamente sobre aquello que pretendía excluir
como lo otro de la razón, siendo eso “otro” de la razón la contingencia de la propia
existencia, la previa experiencia, la vivencia y la convivencia, los afectos y afecciones,
el sentido que por carecer de un fundamento sólido se encuentra en pugna con el
sinsentido.
Así que A. Ortiz-Osés participa de la tesis hermenéutica contemporánea de Gadamer,
según la cual el lenguaje es metafórico o, en palabras de Ortiz-Osés, no es puramente
racional sino relacional, no es literal sino simbólico, no es cósico sino acuático. De esta
guisa, el lenguaje simbólico funda al lenguaje racional, de modo que el concepto remite
ahora al símbolo, la razón al sentido, la verdad pura a la interpretación impura y,
finalmente, el logos y su lógica al mito y su mitología...
Toda nuestra cultura es en efecto “mitología”, en el sentido de que la realidad está
articulada simbólicamente por el hombre, el cual lo capta todo no desde la perspectiva
aperspectivística de Dios, sino desde su perspectiva humana, demasiado humana, y no
suprahumana, heroica o divina. Frente a la presunta solidez del ser clásico y de su razón
pura nos las habemos ahora con un fundamento líquido. Ya el propio Nietzsche se
refirió al hombre como a “un poderoso genio constructor que acierta a levantar sobre
cimientos inestables y, por así decirlo, sobre el agua en movimiento, una catedral de
conceptos infinitamente complejos”. 1
Ello no significa pasar del absolutismo clásico al relativismo de ciertos posmodernos,
significa que nos movemos en un mundo humano relacional e intersubjetivo, dialógico
y simbólico. Como dice Ortiz-Osés:
Por encima y por debajo de nuestras filiaciones reales, intervienen nuestras
afiliaciones imaginario-simbólicas a través de imágenes cargadas de sentido: de
este modo hay algo wittgensteiniano que se “muestra” detrás de los hechos
brutos a los que trasciende, y ese algo no se puede decir en un lenguaje
referencial sino simbólico. Y es que fundamentamos nuestras vivencias no en
presupuestos dados de hechos brutos, sino en condiciones que los trascienden,
así pues en con-dicciones: en un lenguaje simbólico que funge de mediación o
afiliación entre el significado dado y el sentido simbólico. El fundamento de lo
real es simbólico o imaginario, de modo que el imaginario simbólico es la matriz
del sentido: por eso todo lo que tiene nombre es (como dice la mitología vasca). 2
El fundamento de lo real es lo simbólico o imaginario, y ello dice: lo acuático, pues esa
afirmación acarrea un “ablandamiento” de la concepción clásica de lo real, una dilusión
de lo fijo o fijado, una reinterpretación acuática del ser como sentido que nada o reflota
en un trasfondo oscuro y enigmático, a menudo de sinsentido, como realidad transida de
surrealidad. El ser clásico es así liquidado en su cosificación o reificación, y licuado
para su interpretación fluida y abierta, fructificadora, renovadora o regeneradora. La
interpretación adquiere así un carácter recreador fundado en lo simbólico y lo simbólico
queda simbolizado por las aguas, de modo que lo sólido flota insólitamente, es decir,
emerge y demerge en lo líquido.
Esta reinterpretación del ser de lo real desde el agua suscita una visión surreal. He aquí
que en diversas mitologías estudiadas por el autor el agua es considerada como la matermateria de generación y regeneración, en donde el mismísimo duro destino se ablanda,
humedece y reviene. Lo líquido-simbólico es la matriz, la urdimbre matricial frente a la
estructura patricial o patriarcal, posibilitando a su vez su regeneración. Pues es por
inmersión en las aguas como las cosas reviven y se recrean, pues como dice Ortiz-Osés:
El agua está al principio, en medio y al final, siendo el médium amniótico de
regeneración. Ello pone al agua en comunicación simbólica con el lenguaje,
médium hermenéutico por excelencia de disolución y resolución de lo real. El
lenguaje pone en flotación las entidades, disolviendo su irrelacionalidad y
resolviéndola en relaciones: por eso el lenguaje es la razón acuática que mata y
vivifica, disuelve y coagula lo real dado, otorgándole una nueva relacionalidad.3
El lenguaje simbólico es así el fundamento acuático de una realidad ahora concebida
surrealmente, abiertamente, imaginalmente. En la presente obra el propio autor ofrece
una simbología de las aguas y una mitología del agua, así como una dilucidación del
sentido acuático de la existencia. Pero lejos de quedarse en la mera teoría hermenéutica,
1
F. Nietzsche, en: A.Ortiz-Osés, Metafísica del sentido, Universidad de Deusto, 1989, VI.
A. Ortiz-Osés, en: W. Ross, Nuestro imaginario cultural, Anthropos, Barcelona 1992, Epílogo.
3
Ver A.Ortiz-Osés, Las claves simbólicas de nuestra cultura, Anthropos, Barcelona 1993, I.
2
el propio autor la verifica en el amplio abanico aforístico que, como una lluvia de gotas
interminables fructifica nuestra cultura sacándola de su yermo impenitente.
Luis Garagalza
Universidad del País Vasco.
PRESENTACIÓN:
UNA FILOSOFÍA ACUÁTICA
Fue el músico anglo-alemán Haendel quien propuso una “música acuática” de carácter
barroco e impresionista. Hoy en día el sociólogo judeo-polaco Z. Bauman ha propuesto
denominar a nuestra cultura como “posmodernidad líquida”. Según el autor, nuestra
cultura posmoderna liquidaría críticamente los viejos arquetipos rígidos –Dios y el Ser,
loa Razón y la Verdad-, diluyéndolos en nuevos tipos flotantes reescritos con minúscula
y en plural: los dioses y los seres, las razones y las verdades. Lo cual significa tomar en
serio a lo temporal y contingente, transitivo y transeúnte en contraste con las nociones
tradicionales de lo eterno y necesario, lo estático o inmutable.
Pues bien, una “filosofía acuática” como la que aquí presentamos trata de ubicar
simbólicamente el elemento agua en el centro descentrado de nuestra cosmovisión, así
pues en el medio y mediación tragicómica de los contrarios u opuestos. En efecto, el
agua simboliza la mediación entre la tierra y los cielos, el elemento cósico o pétreo y el
elemento aéreo o uránico, entre lo terráceo o telúrico y lo celeste o uránico. A partir de
aquí hay que redefinir a la Razón clásica como una razón pasada por agua, o sea,
fluidificada y abierta: la razón afectiva como sentido humano y no inhumano. La
categoría de sentido humano resulta típica de esta filosofía acuática, ya que representa el
fuego pasado por agua, la pasión enfriada, el eros pasado por el logos (lenguaje) y, por
lo tanto, por el diálogo como medio fluido o fluente –influyente- de entendimiento y
comprensión interhumanos sobre todas las cosas.
En realidad el autor de la presente obra lleva toda la vida navegando con este tema de
las aguas, desde su nacimiento tras la ruptura de las aguas madres en pleno desierto de
los Monegros hasta su actual ubicación junto al mar Cantábrico. En verdad se me quedó
grabada en la adolescencia aquella visión que mi tío canónigo adujera al Presidente
Primo de Rivera junto al Canal de los Monegros: “ Corriendo parejas con la aridez de
los campos, veías con pena la de las inteligencias y la de los corazones” . 4 Mas he aquí
que la Expo-08 de Zaragoza se organiza monográficamente en torno al tema radical del
agua: en su decurso por el Pilar el Ebro puede reconvertirse de padre reseco en un río
riente.
Ello conlleva un significativo cambio de paradigma desde los tradicionales arquetipos
pétreos a los nuevos arquetipos fluentes. Esta transición podría representarse en el héroe
antiheroico Pedro el Saputo, el quijote sanchopancesco que concibe la vida, simbolizada
por la mujer, como un engaño vital, cuyo desenlace es el desengaño existencial. Sin
embargo, junto a este escepticismo crítico, el héroe de la novela de Braulio Foz es un
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Discurso de Miguel Ortiz y Alcubierre, Secretario del Arzobispo de Santiago de Cospostela, ante el
Presidente Primo de Rivera en la Inauguración del Grupo Escolar en Tardienta (Huesca) en 1929.
aragonés de pro (un abogado de secano) y un aragonés de proa, ya que a través de su
humor fluidifica la realidad secante en una realidad hilarante y, en consecuencia,
humanada. De esta guisa Pedro el Saputo redime con su humor vivificante el alma en
pena de Aragón, un alma o ánima acuática. 5
El tema del agua es radical porque la vida es fundamentalmente agua y, en
consecuencia, el agua simboliza lo viviente frente a lo muerto o muermo. Mas el agua
vivificante se sitúa entre los extremos del desecamiento (por defecto) y del
desbordamiento (por exceso), en el punto medio o medial capaz de desleir y releir,
disolver y resolver la realidad. Por eso en una antropología hermenéutica el agua está
simboliza por el alma –el mar interior-, alma acuática que media y remedia la realidad
exterior y la surrealidad interior, las cosas y nuestra intimidad, la inmanencia externa y
la trascendencia interna. No extrañará que en autores sapienciales como Montaigne o
nuestro Gracián, la realidad acuática sea el paradigma de nuestro comportamiento
humano en cuanto a su elasticidad y apertura.
Los aforismos que aquí ofrecemos representan las gotas de lluvia que sirven de riego a
nuestro imaginario cultural. A veces se trata de lluvia fina, como el sirimiri vasco, otras
de lluvia gruesa, como el chaparrón aragonés, y en ocasiones de granizo contundente:
en este último caso nos las habemos con aforismos abruptos que yo bautizaría como
“saputos” en honor al antihéroe de secano Pedro el Saputo (el sabido o resabido, pero
no el resabiado): auténticos sapos simbólicos o exabruptos para exorcizar meigas y
démones. Pues la existencia humana es tragicómica, y se trata de afrontar culturalmente
tanto el sentido como el sinsentido, lo positivo y lo negativo, el bien y el mal que
componen cuasi acuáticamente nuestro mundo.
Andrés Ortiz-Osés
Universidad de Deusto-Bilbao
5
Recuérdese aquí que el alma es simbólicamente el mar interior; ver al respecto mi libro La identidad
cultural aragonesa, Centro Estudios Bajoaragoneses, Alcañiz 1992, pág. 122. Cabría decir que Aragón
tiene su alma marítima cautiva desde su desalianza con Cataluña y el Mediterráneo.
OBERTURA: EL DAIMON DE LA EXISTENCIA
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El Sentido está simbolizado en Heidegger por el Ser, en Jung por el Sí-mismo y
en Lévinas por el Otro: nosotros lo simbolizamos acuáticamente por la
Coimplicación tragicómica de los contrarios y su complicidad omnirelacional.
Para Wittgenstein hay un “fondo marino” detrás o debajo de las tormentas
marítimas: ese trasfondo marino es interpretado como lo religioso respecto a la
superficie de lo secular.
Yo diría que el mundo tiene algún sentido y alberga muchos sinsentidos: yo
afirmaría que el mundo tiene alguna esperanza y alberga mucha desesperanza.
Formamos parte del todo: esta sentencia del dramaturgo L. Anzengruber llevará
a Wittgenstein a entrever en Dios “el modo como todo discurre” destinalmente.
(Diario filosófico 1914-16).
La experiencia de lo sagrado o numinoso es una experiencia repulsiva y
revulsiva, dice O. Paz: porque muestra las entrañas daimónicas o demónicas de
lo real ante nuestra extrañeza radical.
Afirmar el daimon de la ambivalencia significa ver el bien con la sombra del
mal: y ver el mal con el halo, aura u horizonte del bien.
En la angustia nos confrontamos con la nada: en el aburrimiento nos
confrontamos con nada (la nada se confronta con nosotros). Por eso en la
angustia la nada está delante vaciándonos (nihilismo espacial), mientras que en
el aburrimiento la nada está detrás vacilándonos (nihilismo temporal).
El devenir como ser y el ser como devenir: la inmanencia en la trascendencia y
la trascendencia en la inmanencia.
El ser que puede ser entendido es mero significado: el ser que puede ser
comprendido es auténtico sentido.
Los hechos dependen decisivamente de su interpretación.
Pienso la filosofía como lo que desfunda los saberes: porque los hace depender
de la historicidad del Ser perdida en orígenes poco claros, en el mito, como diría
Vico (G. Vattimo).
Elogio del aforismo: hay más sentido en menos palabras.
Nada tiene sentido significa que nada de lo que obtenía sentido lo tiene: pero
entonces todo adquiere cierto sentido, todo lo demás que no lo obtenía.
La clave española según Juan Marichal: el sentido cordial de la existencia.
Acercarse al sentido restaura la experiencia, dice Eliot: pues el auténtico sentido
es una condensación de la experiencia.
Porque sólo el que por ello pasa lo sabrá sentir, mas no decir (San Juan de la
Cruz): pues el sentido dice lo sentido, que el mero significado no puede decir.
Euskal Herria comenzó por no existir: lo mismo que España.
El tiempo no pasa para el fundamentalismo vasco: esencialismo.
La Escolástica es el gran lastre de la cultura española: una cultura de manuales
manoseados y manipulados, una cultura catequética y esclerotizada.
Porque aún hay tanto mar: infinitarnos es lo que nos salva (Juana Rosa Pita).
No critico el heroísmo: critico el heroicismo.
Estamos implicados en el ser como implicación radical: el hombre está
implicado en lo implicante del ser como su replicante.
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El sentido de la vida es el gusto por la vida: vivir a gusto (donde lo culinario
resulta central).
Hacer el sexo es una locura: y no hacerlo es una tontura.
Por fin un mar refulgente del que emerge en contraste una bellísima fruta
humana morena: aureolada por la espuma, el sol, las olas y los oles marítimos.
No podemos dejar de creer, pero creer racionalmente: dando por cierto lo que
parece cierto, por probable lo que parece probable, por deseable lo que parece
deseable y por falso lo que parece falso (G. Santayana).
Demócrito y Montaigne ríen del mundo, mientras que Heráclito y Diderot lloran
por sus avatares: en ambos casos se trata de una toma de conciencia crítica del
mal de lo real.
Convertir el fútil ocio en útil negocio: así R. Burton.
Melancolía se dice en italiano “malinconía”: y a menudo se asocia entre nosotros
malévolamente con cierta “mariconía” intelectual.
El hombre está implicado en la realidad: y la realidad está afectada por el
hombre.
Dios está más allá del ser (transcendencia): el ser está más acá del ente
(intratrascendencia).
Eternizarnos al tiempo que nos dejamos atrás (G. Friedman).
Filosofía es filosofar, dice Heidegger: y filosofar es equívoco porque es la
apertura vinculante al conjunto de lo real desde el ámbito equívoco del hombre
humano y no divino.
“Los conceptos fundamentales de la metafísica” es el título del libro más legible
de Heidegger por su procedencia oral y por la excelente traducción de A. Ciria:
su tema central es el aburrimiento existencial (y el propio libro resulta un cierto
ejercicio de aburrimiento por su dilación conceptual).
El filósofo como artista de la razón en Kant: y no como mero artífice racional.
La filosofía como “ejercicio espiritual” en P. Hadot: ejercicio anímico.
Hacer lo asible, evitar lo evitable y asumir lo inevitable.
Hemos pasado de la gallardía heroica a la gayardía antiheroica.
La Iglesia debe ser la mediación entre Dios y los hombres: no su irremediación.
No podemos dirigir lo que digerimos: nos dirige.
La verdadera vida no está en la vida sino fuera de ella: así hablaba M. Proust
refiriéndose a la literatura, aunque yo creo que la cultura no es la verdadera vida
sino acaso una vida verdadera...
Pero los rostros que besamos, los países que habitamos, los muertos que con
nosotros llevamos, no contienen ya lo que nos motiva a amarlos (M. Proust).
No luchar contra el tiempo, que es perderlo: luchar con el tiempo para reganarlo.
Todas las cosas de la tierra, dice V. Hugo, sólo se posan en nosotros cual pájaro
en el tejado: sicut passer in tecto, que dice la Biblia.
Música: interanimidad.
La medicina no sólo prolonga la vida: a menudo prolonga la vida enferma y
prologa la muerte.
Hay una sorpresa desde arriba (surpresa): y hay una sorpresa desde abajo
(subpresa).
La literatura consta de sucesos musicados.
Vivir no siempre es vivible.
Mis libros aforísticos serán las luciérnagas que iluminen tímidamente mi
oscurecimiento definitivo.
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La cúpula pintada por el joven Goya en el Pilar: ya comparece ahí el
impresionismo expresionista goyesco.
Por la espalda y por el pecho me estrechas: así dice a Yahvé el salmista del
salmo 139.
El amor es mejor para ti: y bueno para todos.
El catolicismo español del tipo godo/xodo (pero no gozo).
La vieja iglesia de la Trinidad en Bolea: rodeada de vericuetos, campos y
campas, aguas y zarzamoras, exenta de turismo y ruidos, quieta en su remanso
de paz silvestre: en donde me tomo la blanca mora de una morera que me
retrotrae al jardín de mi escuela de infancia.
Hacía tiempo que no te oía, cigarra aserrante del tiempo: me recuerdas mi
adolescencia aserrada.
La confianza con la familia se basa en que hemos convivido lo positivo y lo
negativo: no caben engaños o disimulos.
Mi alma en el paraíso veraniego: corre el céfiro sobre un fondo solemnemente
solar, moviendo las ramas de los árboles, mientras merodean a mi alrededor
gente amable en torno al agua, el juego y el jugo de la vid.
Mejor un amor envidiado que un amor enviudado.
No es posible llegar a la vejez incólume: a la vejez se llega cólume.
Todo paraíso se abandona: porque nos abandonamos en él.
Las nubes que reflotan pintadas en el horizonte cual paisajes montañosos.
Los aforismos como glosas al margen.
Creemos saber: y sabemos creer.
Ser como el junco: doblarse pero no doblegarse.
A veces no voy a ciertas misas para no perder la fe.
Tradiciones: traiciones.
Mi corazón no reposa en ningún lugar: sólo reposará en el no-lugar.
Atajo para ser persona: saberse ladear (B. Gracián).
Baltasar Gracián predica prudencia, cautela y disimulo, acaso porque portaba un
apellido de judío converso: pero ni aún así se libró de los inquisidores (no se
ladeó suficientemente).
Montaigne propone al hombre ondulante: Gracián propugna al hombre que dibla
(el hombre cimbreante o ladeante).
Hay que caer en la tentación conveniente: continentemente.
He llegado a encontrar gente tan maja como para majear con ella: pero sin
volverme majareta.
Ligar es liarse: queremos ligar sin liarnos.
Estar con la gente no por estar con ella sino por no estar con uno mismo.
La sociedad de amigos del arte suele constituirse por el arte de los amigos.
Yo sabía que si abandonaba Aragón, siempre lo podría tener de retranca: la
retranca aragonesa.
Con la edad uno obtiene menos contento pero se contenta más.
La apocalíptica judía introduce en el cristianismo primitivo una premura positiva
y negativa: positiva por cuanto crítica relativizadora del mundo, negativa por
cuanto hipercrítica relativista del mundo.
El radical es profundo, acaso en demasía: el extremista es superficial, sin duda
en demasía.
Antes escribía solemne para siempre jamás: ahora escribo insolente para jamás
siempre.
Derecho en aragonés es drecho: se trata de algo más recto, directo y enderezado.
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He dado un largo rodeo antes de volver a encontrarme con mi destino en
Aragón: cuya quintaesencia es Gracián.
La jubilación como un divorcio anunciado: y el divorcio como una jubilación
anticipada (en ambos caso el presunto júbilo está condicionado).
Puede haber amor sin sexo: pero no debe haber sexo sin amor.
No sólo todos: todo es absolutamente igual y absolutamente diferente (por
ejemplo las vacaciones de cada verano).
La ambivalencia de los jesuitas; en Comillas estuve mal y en Innsbruck bien
(frente a la complejidad jesuítica, el clero diocesano resulta simple).
Vacación es reversión: hacer lo que no haces y no hacer lo que haces.
La conciencia de algunos clérigos: feroz.
Ahora las chicas enseñan el ombligo y los chicos las pantorrillas: modos y
modas, modismos y modistos.
Sólo la dolencia nos permite percatarnos de las cosas, dice M. Proust: acaso por
ello el enfermo empieza a ver algo del más allá en el más acá.
En la edad provecta dejamos de actuar como personajes en el teatro del mundo:
nos convertimos en meros figurantes jubilados.
El amor es imaginación del otro: y la imaginación es amor de la otredad.
Aceptarse es la primera condición para escribir (B. Grasset): y asumirse es la
primera condición para expresarse.
¿Matamos a quienes nos aman o a quienes amamos? Nos matamos nosotros
mismos por amor: nos morimos nosotros mismos de amor.
La vivencia se convierte en experiencia a través de la convivencia.
Los moralistas dicen con razón que el deseo saciado hastía: pero los inmoralistas
afirman con tanta razón que el deseo insatisfecho hiede y hiende.
Recojo del suelo una gran hoja de arce recién caída, moteada de colores vívidos:
amarillo y verde, granate y marrón y, en el revés, la trasparencia oscura sobre un
pálido azulado.
La síntesis de todo es nada: el blanco que sintetiza todos los colores.
La verdad o la razón sólo la tienen unos pocos posesivamente: el sentido lo
tenemos todos democráticamente.
Como dice el clásico, cuanto más lejos de Júpiter, más lejos de su rayo
amenazador.
Nadie está cuerdo en todo momento, nadie nace sin vicios, nadie carece de
culpas ni vive contento de su suerte, nadie está cuerdo en el amor, nadie es
bueno ni sabio ni completamente feliz: así dice Ulrich von Hutten en Nemo, en
donde nadie es sino un memo.
El estoicismo y su indiferencia ante lo indiferente: diferenciando lo que depende
y lo que no depende de nosotros.
La miel es dulce: pero las abejas no.
No está mal que no nos hagan caso: así tampoco tenemos que hacer caso.
La idea de Dios evita caer en el demonismo impuro: pero la idea del demonio
evita caer en el divinismo puro.
Como dice M. Eliade en un momento de melancolía lúcida: ocurra lo que ocurra,
estamos perdidos. Añadamos que la pérdida es condición del encuentro y la
perdición es condición de la salvación.
El hombre diurno es lógico porque piensa, el hombre nocturno es mitológico
porque sueña: pero el pensamiento ensueña y el ensueño piensa.
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Según San Agustín, Cristo realiza el matrimonio con la criatura humana en el
lecho nupcial de la cruz, de modo que Dios se desposa en la cruz con la
humanidad: amor y muerte (eros y thánatos).
Trabajar vocacionalmente es trabajar vacacionalmente: prescindiendo si un tal
trabajo es valorado o no por los demás, rinde su fruto inmediato o no.
Los clérigos denostadores de la sexualidad desconocen su potencial carácter
religioso o religador, numinoso o sagrado.
Se descubre la placidez casi ritual de la desnudez (M. Eliade).
La vida humana resulta inhumana: la propia vida es antivital porque lleva a la
muerte.
A veces me siento un poco acorralado por ciertos inhumanos: espero salir
adelante con ayuda de ciertos humanos.
La angustia se enfrenta al resquebrajamiento del espacio existencial: la saudade
sería la nostalgia de un pasado ensoñado: el aburrimiento es el largo parón del
presente ensañado: finalmente la melancolía sería el agujereamiento del más
propio presente.
La precocidad puede ser la inmadurez de lo poco cocido: y lo precoz puede
acabar en coz.
El placer oceánico de bajar hasta el mar y su oleaje íntimo: intimando la mar
embravecida en solitario.
La playa abandonada llena de rocas: bajo cada roca se tiende un lagarto o lagarta
humana entre el mar y el sol.
El agua del mar avanza con la vida: y yo retrocedo y cedo el reto.
Veo en una duna una planta de acelga: es la denominada “beta vulgaris”.
Hay un mar juvenil y un mar provecto: un mar bravo o bravío y un mar
repetitivo o asuntivo.
Hoy he disfrutado de una paz plácida: la pacidez.
No descansaré en la vida hasta descansar en la muerte: no descansaré en el
tiempo hasta descansar en el trastiempo eternamente.
Al fondo azul un mar levemente tocado por el viento levanta leve vuelo con sus
pequeñas alas/olas.
Rezo al vacío de la cruz, a la nada búdica, a la matriz del mundo, al Dios
centrifugado en el torbellino cósmico, al mar del ser, al corazón de las tinieblas,
al alma del universo.
Nuestras heridas proceden de la autoafirmación de nuestra integridad: y, sin
embargo, a menudo lo mejor es pasar desapercibido.
Al fin reencuentro mi lugar solitario en la playa rocosa: por el acantilado paseo
mi soledad acompañada de otras soledades soleadas junto a las olas desalojadas
por la mar.
El otro puede tener razón: pero sin pistolas.
Cuando alguien nos deja participar de su hermosura siquiera visualmente se
produce en nosotros una efervescencia anímica y una simpatía silente.
El piropo machista: machote.
Lo que hay fuera o más allá del pensamiento es estrictamente impensable, dice
G. Steiner: pero no inimaginable.
El mar me despereza por enésima vez en mi vida de mi desesperanza en tierra:
mar móvil que moviliza mi inmovilidad terrácea, y cuyos ecos resuenan
sordamente en mi laberinto auditivo.
De viejo ya no se muere y se resuscita simbólico-realmente: por eso se precisa la
muerte final para resuscitar finalmente.
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El ser se da en el logos (lenguaje): pero procede del mito.
La finitud del hombre no se acorta con el alargamiento de la vida: simplemente
se alarga.
Los bordados góticos de los retablos catedralicios en alabastro: evocación de las
estalactitas de las grutas prehistóricas y de los encajes interiores del alma (en
ambos casos se evoca la trascendencia interior).
En la Capilla de la basílica de la Virgen del Pilar, la Virgen desciende con su
columna a la tierra: en el contiguo retablo central la Virgen asciende al cielo.
En nuestra cultura hay auténticos dechados desechados: en su lugar pululan
ejemplares desechables.
No creer es creer en nada: creer es que hay algún tipo de enigma o misterio en el
universo.
Si Dios no existe habría que inventarlo: porque es un inventario de nuestros
anhelos y aspiraciones.
Dios mienta el enigma del universo: más exactamente Dios y el diablo.
Lo típico de Aragón no es la nobleza: es lo noblote.
Hay cosas que se nos graban en la retina: y hay personas que se nos graban en el
alma.
Parece que si no sufrimos no podemos gozar por contraste.
Te contemplo, ¿y no volveré a verte jamás? Belleza viva por transitiva y
transeúnte.
Admiramos en museos, iglesias y exposiciones una doble belleza: la artística y
la turística.
Según H. Küng, el cuadro del Juicio Final de Miguel Ángel resulta
misericordioso, ya que nadie entra en el infierno pintado abajo por el artista: el
cual proyecta en la Capilla Sixtina tanto el paganismo de las Sibilas, como el
profetismo judío y el evangelismo cristiano (pues Miguel Ángel se adhiere como
católico al movimiento evangélico de la Reforma).
La Hermenéutica es exégesis en un doble sentido: ex/égesis o interpretación a
partir de un texto y eis/égesis o interiorización de dicho texto.
Descartes considera al hombre amo y propietario de la naturaleza: se trata del
error heroico moderno.
Baudrillard opone la seducción erótica de la apariencia o simulación típicamente
femenina al ser productivo o sexual del sujeto masculino como verdad y poder
(simbolizado por el falo). Ahora entiendo que hay cierta paralelidad entre mi
hermenéutica simbólica y la semiología del simulacro de este autor, y por-qué
una vez me envió saludos sin conocernos.
El cuerpo funda la física, el alma funda la ética y el espíritu mental funda la
lógica.
Todo el que aporte será apartado: aparte.
No pienso que necesariamente todo andará siempre peor (G. Vattimo).
Hay médicos sin fronteras: y fronteras sin médicos.
Lo jocoso en griego es lo infantil (paidiá).
Según G. Bacca, Jenofonte no pone el ideal griego en la Idea platónica del Bien
supremo, sino en el valor humano o bien personal: se trataría de una opción no
por lo óptimo sino por la optimización del alma, no por la Belleza absoluta sino
por la bondad bella (kalokagathía), no por la dialéctica noble del Amor puro
sino por la dialéctica humilde de la afección anímica, no por la desligación
celeste sino por la religación (synusía) basada en el valor.
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La escuela como el tiempo libre o liberado (sjolé): la vacancia o vagancia
intelectual.
Mientras que Sócrates fundaría una dialéctica axiológica, Platón funda una
dialéctica idealista.
Según Jenofonte, Sócrates admite su parecido con los silenos, engendrados por
las diosas Náyades: y su discurso versa sobre el amor, engendrado por la diosa
Afrodita.
La violencia que procede del vino: vinolencia.
Los dioses griegos son los padres de todo (pappas).
Gozar de lo gozoso: y dolerse de lo doloroso.
La angustia sería el espacio vacío, el aburrimiento sería el tiempo vacío.
La nostalgia sería el deseo del pasado pleno o lleno: la melancolía sería el deseo
del presente pleno o plenario: finalmente el anhelo sería el deseo del futuro
pleno o palmario.
En alemán la condición dice condicionamiento (Be-dingung): causación como
cosación (realización).
En griego la condición como causación es patriarcal (aitía traducible como aitapadre en euskera): la condición como potenciación es matriarcal (jaos, physis): y
la condición lingüística (condicción) es el logos o lenguaje intersubjetivo
(fratriarcal).
César no lo es todo, dice Benedicto XVI: el Papa tampoco.
El sentido como verdad moral.
La apertura radical del hombre implica una cierta espera: con esperanza incierta.
En Machado la mujer es el anverso del ser: el contrapunto femenino del ser
masculino, su vacío o vaciado, su hueco u oquedad simbólica.
La imperfección de todo: la imperfección del todo.
En la posmodernidad hay una apertura de la finitud a la infinitud: de lo finito a
lo indefinido (pero no a lo infinito).
La actitud general del española ante la vida es humanota: humanotismo español.
La Iglesia católica como iglesia no reformada: prerreformada.
Ninguno de entre nosotros está tan sano o tiene tan buena constitución que no
tenga algún impedimento corporal o mental (R. Burton).
El tiempo nos hace olvidar tantas cosas buenas: y otras tantas malas.
La quiero a morir, dice una canción: amor y muerte.
No se trata de liquidar posmodernamente el sentido: se trata de asumir
intramodernamente el sentido líquido de la existencia (acuático y no reificado).
Frente al máximo común dominador: el mínimo común denominador.
Opus justitiae pax: la paz es obra de la justicia.
Leibniz y el ecumenismo como “ius fraternitatis”: el derecho fraterno o de
fraternidad intercultural europea.
En la intramodernidad lo sublime es lo exquisito: lo delicado y delicioso.
El manual cínico de la sexualidad se basa en lo manual: Diógenes ponía en la
mano la clave de su sexualidad (manual).
Cuando no entiendes a una persona o algún asunto obtienes más libertad de
reacción.
Estamos salidos hasta que entramos y nos centramos.
El Sócrates utilitarista de Jenofonte frente al Sócrates idealista de Platón: por eso
su demon personal es un símbolo del sentido existencial (así traducimos
frónesis) y no de la verdad platónica abstracta.
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Heidegger traduce el “daimon” heraclíteo que implica al hombre como el “dios”
(der gott): así que el hombre está implicado por el destino de un dios menor.
Toda valoración se realiza en el lenguaje (Bewertung: Bewortung).
El mito del héroe se inmiscuye en el conocimiento: el sujeto domina al objeto.
El desencantamiento o desecamiento de M. Eliade ante la visión del Lago Mayor
otrora sacralizado desde su atalaya del Círculo Eranos: “ya no siento la indecible
placidez que me hizo creer que esta era para mí una tierra sagrada que me traía
buena suerte” (Diario, 16.VII,1959).
El eclipse de Dios se adecuaría a la trascendencia de Dios: teología negativa de
la historia.
En las Upanishads el corazón es una cueva: la gruta del alma.
La trascendencia como transconsciencia.
Porque los cristianos reniegan del cuerpo en el mundo necesitan recuperarlo en
el más allá: porque los paganos viven corporalmente necesitan superar el cuerpo
por el espíritu en el más allá.
Pensamos que hay una realidad más allá del pensamiento: pero al pensarlo la
pensamos en el pensamiento.
No podemos dispensarnos de pensar sin el pensamiento: pero podemos pensar
sin el pensamiento racional, intuitivamente.
En su obra “La ética hacker”, el filósofo nórdico P. Himanen proyecta en la
experiencia de internet una síntesis entre el individualismo anglosajón y el
comunitarismo latino, entre el puritanismo protestante y el comunicacionismo
católico.
Te espero porque estás, nunca te has ido: así dice la poetisa cubana Juana Rosa
Pita para acabar reconociendo: no está y ya ha llegado.
El sentido trascendente del mundo trasciende el mundo, venía a decir
Wittgenstein: pero hay un sentido humano del mundo a modo de trascendencia
inmanente (archisimbolizado por el amor).
Para muchos el mito es algo muerto o momificado: para M. Eliade el mito es
una narración que revela cómo algo ha cobrado vida.
Si Dios no existe, todo es absurdo: pero existe un camino, y existe una salida
(M. Eliade).
Comprender al otro: comprender la alteridad del otro que nos altera.
Las siete nuevas Maravillas del mundo votadas por internet no me maravillan:
excepto el Taj Mahal.
La filosofía interpreta la realidad y, al hacerlo, la conforma y reforma:
configurándola.
La cuestión homosexual: de gustibus non est disputandum (sobre el gusto no hay
coacción).
En Platón el cielo es la visibilidad pura y la inteligencia absoluta: mientras que
el Hades es la invisibilidad plena y la insensibilidad total.
Los ojos del alma en Sócrates mientan la intuición: la visión anímica.
Tengo el corazón exiliado: ahora sé lo que significa el exilio del corazón
(exilium cordis).
El amor es el ánima del mundo (R. Burton).
En la vida uno se confronta a pruebas-límite: antropocósmicas.
Quién me defenderá de tu rostro, se pregunta retóricamente Miguel Ángel:
incapaz de arrostrar el bello rostro de Cavalieri.
No somos meramente animales: no debemos serlo (hay una aspiración humana a
sublimar).
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Podemos aguantar un ataque por un flanco si atacamos victoriosamente por el
otro: equilibrios.
Los pájaros cantan para no asfixiarse: los humanos hablamos para no
asfixiarnos.
Sin dificultades no andaríamos adelante: flotaríamos evanescentemente.
El fin de la vida es hacerse un alma (Unamuno): un alma interior que trasciende
la propia vida exterior.
Lo más adentrado: lo más acendrado.
La aforística como crítica al abstraccionismo y al dogmatismo, al sistema
coercitivo y al absolutismo, al prosaísmo y a la farragosidad, a la pérdida de
tiempo y de espacio.
El justo medio no es el medio justiciero: es el medio ajustado, es decir, juicioso.
Placer y dolor: obtienes una cosa y pierdes otra (J. Giorno).
La reconstrucción heideggeriana del ser como proyección de sentido existencial:
a partir de una razón sensitiva, inteligencia aferente o contuición simbólica.
Durero pinta mujeres feas cual brujas.
El ángel que tenía la llave del abismo: Durero graba la escena del Apocalipsis
(capítulo 15).
En sus dos obras sobre la Última Cena Durero coloca al adolescente san Juan en
el regazo de Jesús: filial y paternalmente.
A menudo nos falta maldad por falta de energía.
El sinsentido de la vida procede de encerrarse en sí mismo en soledad
(desafección odiosa): el sentido de la vida procede de abrirse a sí mismo en
relación al otro (afección amorosa).
Sólo en los aforismos puede decirse todo: sólo en la aforística puede expresarse
todo (aunque no del todo).
La marimacho le llamaba marica por no corresponderle.
Leonardo pinta el espíritu (la chispa): Miguel Ángel pinta el alma encarnada (lo
anímico): Botticelli pinta el cuerpo engalanado (bello).
La naturaleza que nos ha parido nos acaba destruyendo.
El totalitarismo heterosexual.
El amor como urdimbre y enredo vital: el amor como lío y ligue existencial.
La iglesia pide nuestra unión: pero es ella la que se aísla en una isla o islote.
El que no se consuela es porque no puede.
Yo no me recuerdo tomando una magdalena proustiana en un ambiente
maternal: recuerdo directamente a mi madre tomando el tazón de leche matinal
con mojones (como yo he acabado también por hacer).
Todo son mafias: zafias.
Alguien propala que he dado conferencias bebiendo vino blanco para que no se
note: así se forman las leyendas albinas.
El aforismo expresa el azoramiento ante el mundo encajonado: así
desencajonado y encajado lingüísticamente.
El amor relaciona las diferencias: el humor relativiza las diferencias.
Una auténtica obra de arte es como el alma humana: sin límites finitos (Ned
Rorem).
El amor es dulce: el sexo es salado (salaz).
En el estoicismo “delimitar el presente” es distinguir lo que nos atañe de lo que
nos supera o trasciende: pero también significa asumir y relativizar el presente
fluente.
La existencia como morar demorándose (dwell): vivir en duelo de ser.
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El antiguo lema filosófico de atenerse al curso de la naturaleza me parece
terrorífico porque terrorífica es la naturaleza en su decurso: pero no se trata de
tomarlo literal sino simbólicamente.
Según Walter F. Otto la clave de la religión griega está en la lucha entre las
viejas divinidades telúricas y los nuevos dioses olímpicos (véase su obra Los
dioses de Grecia): según Vincent Wycinas la clave de la filosofía heideggeriana
está en la lucha entre la naturaleza matricial (physis) y el logos olímpico, así
pues entre lo telúrico o terráceo y lo olímpico o celeste (véase su obra Earth and
Gods).
La falta de criterios en este país: a pesar o por causa del Criterio de Balmes (un
criterio escolastizante).
La teoría platónica del amor es un tomar conciencia y un exponer en palabras
aquello que Sócrates vivía (P. Friedländer).
El jesuita es un contemplativo en acción: in actione contemplativus.
El alma humana como intermedio entre la Idea y la apariencia, el Ser y el no-ser,
el Espíritu y el cuerpo o materia.
Entre lo hiperreal (virtual) y lo subreal (potencial) se encuentra lo simbólico:
interreal o transreal.
El presidente Zapatero no parece español: tranquilo y de ojos claros, tolerante y
abierto, dialogante y templado, ingenuo e idealista, educado y no-machista.
En lugar de alabar al enamorado, Sócrates lo somete a criba o crítica:
pedagógicamente.
La apetencia socrática del alma se distingue de la apetencia platónica de la Idea.
Maketo es el forastero en el País Vasco (el meteco en Grecia): ese palabro
provendría del inmigrante que venía con su “macuto” a cuestas.
A veces el enemigo desea que reaccionemos agresivamente: para nuestra
perdición.
No es lo mismo sonar que estar sonado: pero muchos de los nombres que nos
suenan están sonados.
El acto de amor como epilepsia sexual.
La indiferencia estoica respecto a lo indiferente representa la libertad humana
respecto a lo banal.
En la antigüedad los hombres solían hablar en voz alta consigo mismos.
Si eres un hombre, sal de paseo en soledad y conversa contigo mismo (Epicteto).
La religión proyecta ejercicios espirituales: la filosofía proyecta ejercicios
anímicos: el deporte proyecta ejercicios corporales.
La cultura como cultivo de la naturaleza incultivada o inculta, inhumana o
deshumana: pero también como cultivo del hombre y de lo humano para su
trasfiguración.
Para el epicúreo el azar es el principio de lo real: para el estoico la necesidad o el
destino es el fundamento de lo real.
Factum fictum: el hecho como hechura.
He tenido repetidos sueños en los que mi vieja buhardilla era ocupada por
extraños: finalmente se han cumplido porque la he vendido.
Un recogedor de basura recoge por equívoco una presunta obra de arte
compuesta de basuras: tal para cual.
En este mundo no hay salvación: este término supera nuestro término.
Donde ha dominado la Iglesia católica nunca ha existido una sociedad
democrática: la democracia tal como la conocemos o la república moderna es un
fenómeno esencialmente protestante (Gore Vidal).
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La democracia es fraternidad: la cual hermana tanto la libertad preconizada por
la derecha como la igualdad preconizada por la izquierda.
El western “Por una puñado de dólares” de Leone/Eastwood/Morricone: cuando
el mal es tan ubicuo y absoluto sólo la muerte puede disolverlo.
Interpreto mejor la mitología vasca sin ser un experto en euskera: porque así
obtengo una mayor distancia diacrítica.
El héroe clásico se violenta a sí mismo y violenta a los demás.
La gente noble cree en el hombre: pero yo no pertenezco a la nobleza.
Hay hombres que mueren de hambre: y hay hombres que mueren de hombre.
Resulta interesante que en los western o películas del oeste los malos sean tan
malos: y el héroe sea bueno pero no tanto.
Si el otro puede tener razón ninguno la tiene: y todos.
El significado se refiere a las cosas o lo cósico: el sentido se refiere al alma o lo
anímico.
La perfección abandona la imperfección y nos deja imperfectamente: la
coimplicación de contrarios asume la imperfección y la redime.
La música de Bach reintroduce nuestro devenir típico en un revenir arquetípico.
Vivir en una residencia: donde poder caerse muerto.
Reencuentro con antiguos alumnos de Deusto: importante comparación de
personas y cosas, tiempos y espacios, deseos y realidades.
En la biblioteca visito a los autores ausentes o muertos: más presentes y vivos
que muchos que me rodean.
La fraternidad no es la hermandad de lo igual sino de los diferentes:
precisamente hermanados en sus diferencias.
Cuando conocí a Mircea Eliade en el Círculo Eranos (Suiza) pensaba
juvenilmente que era un gran hombre: ahora releo con distancia su Diario y me
parece como todos un hombre pequeño (que es lo que ya era por estatura).
En la aforística se puede ser alusivo y elusivo.
No quiero una revolución real porque no podría estar contra ella (J. Genet).
Podría interpretarse la reencarnación budista como una encarnación continuada
del ser en nuestra propia existencia en devenir.
La superpoblación, el exceso de gente, la proliferación humana, el mundo
superhabitado.
La verdad sólo es posible cuando estoy solo, decía J. Genet: pero quizás se trata
del sentido.
Interpretar el justo medio como el medio que hace justicia de los extremos o
contrarios.
Televisan una misa castellana y una misa vasca: aquella resulta más seca, ésta
más natural.
Con mis flamantes nuevas gafas de titanio puedo divisar tumbado en la playa la
exacta evolución de las nubes como si estuviera en alta montaña: ahora veo
pasar una especie de cabeza de cerdo reconvertido en ternero que finalmente se
metamorfosea en una posible cabeza de Zeus barbudo.
Mi escritura filosófica no avanza analíticamente: avanza sintéticamente (de
síntesis en síntesis).
Nadie llega a la vejez indemne: todo el mundo llega vencido de antemano.
Buscamos un rostro luminoso: tras el rastro de un contrarostro oscuro.
Si una confesión religiosa exige mucho, como el catolicismo, no se hace tanto:
es mejor exigir menos, como el protestantismo europeo, para ajustarse mejor.
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Para el creyente la muerte refuerza su creencia en el más allá, para el nihilista la
muerte refuerza su creencia en el más acá.
La vida debe discurrir entre la tensión estoica y la distensión epicúrea.
El sexo según Marco Aurelio es la frotación de los vientres: parejamente el amor
sería entonces la frotación de los vientos.
España me parece un país ridículo: como todos los demás.
Es natural que no guste al personal lo que decimos cuando lo que dice el
personal no nos gusta a nosotros.
El tonto es un pobre o torpe, el necio es un esquinado o borde: aquel es
inoportuno, este es un oportunista.
Se equivocó el corazón: y todo devino equívoco.
El mundo no tiene arreglo: y si lo tuviera nos aburriríamos mortalmente.
Había puesto su amor en sus amores: ahora desvanecidos como ilusos.
Nadie nos quitará lo bailado: pero tampoco lo no bailado.
El Dios-Yahvé como el que puede ser (M. Buber): el Dios posible como
posibilitación amante: el Espíritu como potenciación o dinamismo escatológico
(dynamis). (Véase al respecto R. Kearney, Philosophical Studies, 1980).
La muerte en Heidegger como la posibilidad de la imposibilidad: pero no como
la imposibilidad de la posibilidad.
La clave de la ética de Erich Neumann: hacer consciente el mal, precisamente
para no realizarlo: asumir el mal, precisamente para no proyectarlo.
En Heidegger se trata de ser a partir del Ser, en Jung se trata de ser a partir del
Sí-mismo: en donde Ser y Sí-mismo simbolizan nuestra trascendencia
inmanente.
El sentido es la trascendencia sensible: la inmanencia abierta al otro.
En Wittgenstein los creyentes son los amantes (Cultura y valor).
Estar joven significa ya no serlo: pero ser joven no siempre significa estarlo.
Concebir la realidad estética y no estáticamente: trópica y no tópicamente.
El eclecticismo es positivo, pues consiste en poder elegir en determinadas
circunstancias determinadas doctrinas: así Cicerón puede elegir
circunstancialmente el estoicismo, el epicureismo o el platonismo.
Lo mejor no ha sido la propia democracia y mucho menos la dictadura: lo mejor
fue la transición democrática de la dictadura a la democracia (deberíamos vivir
siempre en transición).
La actitud heroicista valora sólo lo que vale o tiene valor impositivo: la actitud
contraheroicista valora valientemente lo que aparentemente no tiene valor (la
persona inválida, por ejemplo).
En el bien descubrimos el mal contrapuntísticamente: en el mal descubrimos el
bien contrapuntísticamente.
El pensamiento no articula meramente algo, articula a alguien: la escritura no
describe meramente algo, reescribe a alguien.
En Heidegger el Ser es el abismo y la relación sublime: como sublimación de lo
subliminal.
El religioso A. Cencini aboga por una sexualidad pascual: yo abogaría
simplemente por que no nos hicieran la pascua con la sexualidad.
El basamento de la violencia es el heroicismo del yo (el ego heroicista): puede
consultarse al respecto Heterotopía, Caracas, Enero 2006.
La hermenéutica preconiza el llegar a un acuerdo, aunque yo hablaría de llegar a
un acuerdo cuerdo: pero a su vez la cordura del acuerdo depende de la
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intercordialidad de los que acuerdan o concuerdan (en donde el hilo conductor o
cuerda hermenéutica es la intersubjetividad lingüística).
Nos gusta hacer lo que aún no hemos hecho: por si encontramos la clave del
sentido.
La clave del sentido es la llave del ser: y esta dice apertura.
El complejo de Layo: los celos del padre por el amor de la madre al hijo.
El complejo de Clitemnestra: los celos de la madre por el amor del padre al hijo
y viceversa.
Hay pocas personas que merezcan la pena del amor o amistad: pero también son
muy pocas que merezcan desamor o enemistad.
La araña-madre devora al macho después de copular: pero también devora a sus
hijos y estos se devoran entre sí si hay necesidad.
El caracol es hermafrodita: copula con ambos sexos a la vez.
No hay paisaje sin paisanaje: no hay naturaleza sin cultura.
El excusado como excusa para rezar: desde lo más bajo a lo más alto.
La poesía, la inspiración y la creación proceden de un estado de emergencia:
estado emergente de la psique.
Me gusta la liebre porque la asocio con lo libre: y con los libros cuyo sentido
persigo a través de sus hojas u hojarasca, folios o follaje.
El fin está al final: el sentido consiste en proseguir hasta finalizar.
No defiendo el relativismo: defiendo el relatismo o relacionismo.
La escritura nos arraiga a la vida: y nos desarraiga del mundo.
Dios aprieta pero no ahoga: el que ahoga es el diablo.
Aparece en televisión un exorcista: quizás debería exorcizarse primero a sí
mismo.
Dios como Yo colectivo: a mayor gloria del Yo.
La apertura al infinito como apertura infinita.
Las elecciones para el PNV (Peneuve) son erecciones.
La naturaleza parece mostrar una parte divina y otra demónica.
Para qué vivir: y por qué no.
Gianni Vattimo como fratriarca de la filosofía hermenéutica: sine quo non.
La herencia griega es la razón: la herencia judía es la ley: la herencia cristiana es
la gracia (el amor).
En “El cementerio marino”, P. Valery compara el mar con el alma: inmóvil y
móvil, quieto e inquieto, nada y todo, eternidad y tiempo, inconsciente de la
naturaleza y conciencia humana, silencio y expresión; así pues, inconsciente
concienciado y trascendencia inmanente.
Esta vida no obtiene ningún sentido: por eso lo busco, porque no lo encuentro.
El Dios caído: el Dios cristiano.
Primero se extraña, después se entraña: este fue el eslogan publicitario que hizo
Pessoa sobre la Coca-Cola, y que resultó contraproducente al ser considerada
como adictiva.
Tenemos una Iglesia algo ridícula: pero todo en este mundo es algo ridículo.
Yo expiaré la vida con mi muerte: piarán los pájaros y espiarán los ángeles mi
suerte.
Comprobadlo todo, dijo San Pablo: pero para comprobarlo hay que probarlo.
Se habla de mito del alma: sin captar el alma del mito.
El daimon preside tanto la nascencia como la morienda.
Me gustaría editar el Libro de los aforismos: una floresta aforística.
La vida del hombre sobre la tierra es una locura: una carrera alocada hacia nada.
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Hay gente muy vista: es gente vistosa.
A veces acudimos a los enemigos para que nos ayuden: y nos desayudan.
En el acto de amor el hombre trasciende su individualidad a favor de la especie:
es una trascendencia específica.
Que era mi mar el mar eterno (G. Márquez).
El oráculo de Delfos sería hoy la ambigua predicción meteorológica: la cual
suele usar últimamente el omnímodo signo de un sol amenazado de lluvia.
La gracia ingenua de las muchachas (y los muchachos) japoneses en el programa
televisivo “Humor Amarillo”: ridiculizado en occidente.
Olvidamos que ya Aristóteles concebía los valores de verdadero o falso en el
juicio, así pues, a través de la proposición y, por lo tanto, en el lenguaje.
No podía mirar a la gente en el metro con mis viejas gafas: aquellos cristales
cristalizaban la mirada (ahora matizada por los actuales).
Algunos matrimonios terminan bien: otros duran toda la vida (W. Allen).
Hay que ser muy vaca para ser vaca de Kaiku: y hay que ser muy vasco para ser
vasco de Euskadi.
Ya que no me homenajean: me homenajeo en mis libros.
Porque la muerte es tan radical no la contamos.
La mente se arregla bien en blanco y negro, el alma en cambio ama los colores
(A. Ibáñez): porque el alma es una mariposa.
Ambivalencia de la vida: qué tranquilo ando, aunque algo aburrido.
En el cielo hay el peligro de caerse abajo: en el infierno hay la posibilidad de
evadirse arriba.
Cuando estamos bien, estamos amenazados por el mal: cuando estamos mal,
estamos convocados por el bien.
La felicidad que llega al límite se troca en infelicidad: la infelicidad que llega al
límite se trastoca en felicidad.
No ser partidista: ser partidario.
La imagen filosófica: el bien flotando en el mal.
He padecido bastante, pero no he sufrido mucho: aún queda el final
insoslayable.
La edad más vívida: de los 8 a los 30 años.
Los sentidos de la existencia: por la vista objetivamos la realidad externamente,
mientras que por el oído subjetivamos la realidad interiormente: por el olfato nos
situamos simbólicamente en el mundo, mientras que por el gusto internalizamos
el mundo filtrándolo: finalmente por el tacto amamos y desamamos lo real.
El mundo es como una película cuya realidad nos sobrepasa: por eso hay que
sobreponerse al mundo y atenerse a la realidad.
No debe ser el superior un inferior: no debe ser rector alguien que no es recto.
Lo vital es temporal y mortal: lo invital es atemporal e inmortal.
Sin tregua estamos vivos: sobre ceniza somos el volcán (F. Gómez Aguilera).
La pornografía se define por la junción entre lo bello y lo sucio: lo vistoso y lo
viscoso.
El mar se extenúa en la playa: y yo lo miro extasiado.
Me dicen que soy un flojo con el frío: pero ellos son unos falsos con el calor.
El corazón como el coro (coeur-choeur): el coro interior.
Matar a otros animales para comer y sobrevivir: una realidad daimónica.
El sentido de coimplicación es el sentido de fraternidad entre la naturaleza y la
cultura, las cosas y los hombres, la realidad y la idealidad.
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En el joven todo es presente futuro, en el viejo todo es presente pasado: sólo hay
un presente -el mediodía- en que la luz coincide consigo misma sin apenas
sombra
La visión del programa televiso internacional “Natura” me ha hecho ateo del
Dios clásico o tradicional: la Naturaleza está regida por un auténtico daimon
positivo-negativo, mejor dicho, es el mismísimo daimon ambivalente.
Las ciencias cognoscitivas no se pueden reducir a las ciencias cognitivas: la
hermenéutica es una (con)ciencia cognoscitiva pero no cognitiva en su sentido
estricto o estrecho.
Las mujeres tienen cosas muy buenas que deberían tener los hombres y no las
tienen.
Tras su dimisión y abandono del poder presidencial, Adolfo Suárez dejó de
recibir las llamadas de amigos, colaboradores y conocidos, siendo ninguneado y
marginado política y humanamente.
El escarnio de la carne: decepcionada por el sexo.
Eta quiere solucionar radicalmente nuestros problemas: por eso nos declara la
guerra.
Si somos un don nadie nada nos afecta: pero si somos un don alguien todo nos
afecta.
Si haces algo te critican: y si no haces nada te criticas tú mismo.
Se pretende que las ciencias cognitivas sean las ciencias que conocen: y, en
efecto, por las ciencias cognitivas conocemos a sus representantes dogmáticos
que excluyen cualquier otro conocimiento.
La hermenéutica como ciencia recognitiva: conciencia del reconocimiento ajeno.
Nos parece bien que Wittgenstein, Wilde o Proust sean homosexuales: pero no
la gente normal.
Dios como otredad radical (coimplicado): pero no como el totalmente otro
(desimplicado).
La mar, la mar, siempre reanudada (La mer, la mer, toujours recommencé): P.
Valery.
La existencia primero es una aventura: y finalmente una desventura.
El mal es aquello que nos pone malos: el bien es aquello que nos pone buenos.
Llamamos Dios a nuestra aspiración suprema: aspiración que aspira a no expirar
del todo.
Según la tradición católica, la palabra de Roma es definitiva (Roma locuta,
causa finita): en la actualidad cabe decir que la palabra de Roma es conflictiva
(Roma locuta, causa infinita).
Hay que saber vivir con cierto fatalismo: pero activo y no pasivo.
Vivir la vida conlleva morir la vida: pues al vivirla la vamos muriendo.
El alma y el mar: almar (almario marítimo).
Quizás no tengo amigos: pero me tienen.
Las negruras de la pintura española dejarían traslucir las negruras de la vida:
propia y ajena, nacional e internacional.
Según Miguel Ángel, la buena pintura es una música: su propia pintura es una
melodía marítima.
El simbolismo es la levadura del lenguaje: eleva el significado literal a
significación imaginal.
El sustantivo representa la sustancia: pero el adjetivo colorea, arraiga y accidenta
a la sustancia dotándola de vida, fronda y frutos.
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En la vida todo es un señuelo ilusorio: un señuelo que se evapora en el aire o se
estrella en el suelo.
El artista autor o escritor no quiere morir sin expresar lo que le bulle dentro:
expresarse es exonerarse y comunicarse, cumplirse y trascenderse.
En mi residencia estoy solo sin sentir la soledad.
El metabolismo de la vida se topa con el catabolismo de la muerte.
La muerte sedante en W. Whitman: la riente calavera de los clásicos.
Dios no necesita existir para ser.
El saber es tético (tesis), el creer es hipotético (hipótesis): pero también hay un
creer que sabes y un saber que crees.
La razón nos desliga individualmente, la religión nos religa comunalmente: el
amor nos coimplica personalmente.
Lo que bien amaste no te será arrebatado (E. Pound).
Dios no es probable: y no-Dios es improbable.
Creer en un Dios que lo sea: creer en un Dios que no lo sea.
Este mundo es invivible: por su desafectividad.
Dios ha muerto significa que el sentido está herido de muerte: pues no
encontramos camino o salida, dirección o meta.
La ciudad de Oporto es diferente: una oportunidad única de contemplar el puerto
de Portugal desde la tierra al mar.
Busco precisamente por haber perdido, pierdo precisamente por haber
encontrado: afirmo precisamente por haber negado, disiento precisamente por
haber sentido.
En sus Diarios secretos Wittgenstein busca el pensamiento y la palabra
redentores: yo lo señalaría como el Dios que “tras-pasa” este mundo, pues Dios
es todo lo que pasa destinalmente.
El sentido es la articulación del sinsentido.
Jugamos con el equipo letón: España es el equipo latón.
El escribir nos fortalece sobre lo escrito: el describir nos fortalece sobre lo
descrito.
Wittgenstein como un héroe antiheroico que realiza lo que W. James llama la
autorrendición ante lo destinal.
Vivir bien es vivir aburridamente.
La vida es una desolación si va mal, una monotonía si va bien y una ilusión si va
muy bien.
Más que dolerme algo del mundo: me duele el mundo mismo.
La malévola expresión “que se yoda” bien podría significar que se lo haga él
mismo: sin compañía.
En el zenbudismo el vacío o nada se denomina “mu”: mutismo.
Hago una filosofía de la reversión: busco el anverso y su reverso, lo lógico y lo
translógico, la realidad y la surrealidad, el sentido a través del sinsentido.
¿Son rojas las rosas en la oscuridad? (L. Wittgenstein): mas, ¿es oscura la
oscuridad para las rosas?
Fernando Savater como filósofo comodín: pero no comodón.
La vida es ridícula: hacemos el ridículo al vivir esta vida.
El sentido es el relato o relación humana de variables diferentes o diferenciadas.
Sólo los “padres conscriptos” (patres conscripti) pueden inscribir a los hijos o
afiliados en el listado de los listos.
Como dice J.C. Mainer, mi escritura ha desembocado fatalmente en el aforismo:
esperemos que no sea fatídica ni desembocadamente.
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Coimplicación de contrarios: el ángel puro con la espada flamígera (símbolo
freudiano del sexo).
El españolío: a pesar del lío español.
La muerte nos hace indemnes: ya no nos pasará nada.
Los tontos útiles: tontútiles.
Amistanza: la amistad basada en la confidencia y la confianza (en fabla
aragonesa).
Debemos ayudar a los pobres: pero sólo los pobres pueden ayudarse a sí mismos
propiamente.
El nacionalismo español y vasco coinciden en hablar de España como Ezpaña:
ambos la oscurecen.
En Euskera el polvorín es el polvorón: la casa del polvo (polboetxe).
Lo que nos apabulla es vivenciar la felicidad y no retenerla: perderla.
El sentido de la vida se cumple en dirección a la muerte: donde la inmanencia
vital se autotrasciende.
El español suele ser enfático: el hispano suele ser linfático.
España sólo pinta algo en el mundo por sus pintores.
Según Ibon Koteron, en euskera habría sujeto semántico: pero no sintáctico.
El mar fiel duerme aquí sobre mis tumbas (P. Valery): retumbando aún el eco de
los muertos.
La ópera Kovantchina de Mussorgski orquestada por Shostakovitch: la música
religiosa del alma rusa, los ecos de ultratumba, las voces oscuras de la liturgia
eslava.
La vida es pasión (pathos): padición.
El auténtico radical está entre los extremos: porque está radicado en medio de
los contrarios contractos y de los opuestos depuestos (el auténtico radical
erradica los extremos).
La vida es un atolladero: que hay que desatollar.
El amor como adulación recíproca (G. Brenan): narcisismo compartido.
El gran cambio de la hombría juvenil a la sombría edad senectil: de la
inspiración vital a la conspiración existencial.
El hombre consume un acto al consumarlo: el máximo ejemplo es el amor.
La música de Bach representa la fuerza sin violencia (Du Bos): la potencia sin
poder.
El español típico sería exagerado, según De Amicis.
El amor consume aquellas sustancias de las cuales vive (G. Brenan).
EL ALMA ACRISTALADA
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El alma acristalada -entre el vidrio y el cristal, la cristalización (arquetípica) y la
vidriación (típica), el interior y el exterior. Visión entornada y trasparencia
opaca: ver lo de fuera desde dentro.
Jung recae en la idea romántica del Alma del mundo que subyace a la Voluntad
de Schopenhauer y Nietzsche, a la divinidad demónica de Hölderlin y Hesse y a
su concepción del Inconsciente colectivo. Al final de su vida, el psicólogo suizo
recae en un panpsiquismo, animismo o materialismo espiritualista, al conectar la
ley de la sincronicidad con una mente colectiva: lo cual no es una tesis, pero sí
una hipótesis válida.
En un Vaso ático en torno al 430 a. C., que se halla en el Museo Vaticano, Edipo
aparece con un palo entre las piernas y escudriñando los ojos de la Esfinge
femenina, la cual devuelve la mirada no a los ojos de Edipo sino a su palo.
Como he dicho en otra ocasión, yo creo que el auténtico enigma de Edipo es el
enigma de su palo como falo: éste es un tercer pie, su falo empalado, la cultura
como prótesis del animal convertido por ello en hombre enigmático (simbólico).
El hombre es el animal que en su niñez anda a cuatro pies, en la adultez se
yergue creyéndose un dios y, finalmente, en la madurez acepta el “cayado” de la
cultura como arquetipo humano: su tercer pie, el palo/falo, la urdimbre del alma
situada entre el cuerpo (animal) y el espíritu puro (o divino).
El alma como eco o trasunto de las cosas -concavidad.
Hablamos de los mitos como algo externo a nosotros, pero todos
“mitologizamos” e.g. a nuestros padres, en cuya vivencia comparecen los
arquetipos.
Los arquetipos son transpersonales, ya que transgreden la dicotomía interiorexterior. Por ello masculino/femenino son transpersonales, simbólicos o
arquetipales, pues trascienden lo personal y lo predeterminan o condicionan
(con-dicciones).
El hombre desciende del mono, pero asciende de los ángeles.
Cada tipo tiene su arquetipo.
La cultura como secularización de la religión: una fe que no trata de superar el
mundo, sino de articularlo.
Todo ligue (ligadura) debe convertirse en liga: a través de la palabra (cultura).
Lo más frágil es aquello que quiebra nuestra dureza.
Lo malo de nuestro mundo son los malos y sus denostadores.
Si quieres ser bueno, no quieras ser el mejor.
Si te duele el alma hasta la médula, piensa que somos muchos los elegidos por
el arcángel de la luz quebrada.
El mito (mythos) como relato de la relación o urdimbre de la implicación
(mitos) del hombre en el cosmos.
S. Pániker predica en su obra Ensayos retroprogresivos un modelo
“ecosistémico”, según el cual el universo comparece como un todo indivisible
(J. Beil, B.d’Espagnat, budismo y shivaísrno). La consecuencia ética de este
modelo hermenéutico sería no-disociar medios y fines, fondo y forma, materia y
espíritu.
El “vínculo ecológico” presidiría así una nueva concepción de la realidad que se
enfrenta a la metafísica disociativa típicamente occidental, en la que la realidad
finita-inteligible expulsa lo paralógico (el azar, el desorden y la creatividad).
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Frente a ello, Oriente concibe la realidad como in-definita, abierta e intransitiva:
el hombre se diluye en una acción cósmica que trasciende sujetos y sujetaciones.
Subyace a tal cosmovisión una filosofía mística, en la cual el hombre se implica
en el movimiento abierto de las realidades emergentes. Como en Lévi-Strauss,
aquí el sujeto se diluye en una mitología que se piensa a sí misma
transubjetivamente, accediendo a los arquetipos. El vínculo ecológico se concibe
finalmente como una implicación en la relación objetal o attachement (J.
Bowlby) -aquella relación que implica al sujeto en el Inconsciente trascendental
para concienciarlo desde un punto de vista retroprogresivo, dialéctico, cómplice.
La clave está en la ambivalencia recreadora, la cual busca simul el origen –el
pasado- y el futuro en el presente continuo del ser.
Concuerdo con muchas cosas del autor, aunque no con su visión mística
transimbólica: pues para mí no se accede a lo místico sin símbolos, sino a través
de lo simbólico. De lo contrario, lo místico sería absolutamente trascendente.
Todo encuentra su encaje en el universo: el amor en el amado o amada (real o
imaginal), el dolor en la tristeza, la compasión y la sedación, el gozo en su
expresión, la justicia en el ajuste de los contrarios, el mal en sus propios y ajenos
límites. En el límite finalinicial está la muerte como encaje (nicho) de la vida.
Encajar la realidad -hasta que la realidad nos desencaje.
Según R. Wagner, la retracción del deseo de apropiación en Jesús promana de su
carácter de hijo de una virgen. O la virginidad como desapropiación.
Me dice C. Díaz que hoy la ética es la dietética. La dietética como ética débil, no
magra, escuálida.
He aprendido mucho de mis propios enemigos, pero no lo suficiente como para
abandonarme. Al contrario, la clave psicoanalítica consiste en retirar la
proyección de lo negativo sobre el otro, así como en retractar la propia mirada
enajenada fuera hacia sí mismo -autocríticamente. El otro nos dice lo que aún no
somos (por fuera): la extroversión de nuestras posibilidades.
Los alemanes no han sido aún capaces de articular y conscienciar su dinámico
inconsciente, a causa del trauma bélico y de la mitología nazi. Pero ello resulta
peligroso pues pueden volver los viejos demonios no exorcizados.
El amor sutil -la aferencia del sentido implicado- como clave simbólica de una
existencia agazapada, que sale de sí y vuelve a sí.
En la religión oriental somos el agua de una gota en el océano de la divinidad,
pero en Occidente -como dice R. Panikkar- no consideramos el agua de la gota
(mismidad), sino la gota de agua (distinción).
Según el amigo Aldo Gargani, Wíttgenstein intenta disolver las idealizaciones a
través de una terapia que renuncia al corazón pero no a la inteligencia: ésta
describe y no explica, teniendo en cuenta el contexto en el que se cointegran los
aspectos o relaciones internas de las cosas. Para ello se necesitaría una especie
de ánimo filosófico ya preconizado por O. Weininger, capaz de desreprimir
nuestras obturaciones lingüísticas que ocultan obturaciones del sentido. Así
pues, se trata de aclararse y aclarar la realidad (ins Reine kommen), accediendo a
la verdad a partir de una existencia veritativa. Pues sólo la verdad radical -la
muerte- da a la vida un significado (yo diría un sentido simbólico, pues que la
muerte es un ser que no es).
Y bien, probablemente Wittgenstein obtuvo ánimo pero le faltó ánima. Quiero
decir que Wittgenstein apuntala la inteligencia, poniendo entre paréntesis el
sentimiento y la vida (sus problemas religiosos y libidinales). Pero esto es un
sacrificio del sentido (sacrificium sensus). El filósofo austriaco quiso purificar
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su vida y el lenguaje puritanamente. Frente a ello se trata de impurificar nuestro
lenguaje (filosófico) con la existencia impura de la vida, implicándola. (Acertaba
Ricoeur al decirme que mi problema filosófico era el lenguaje de la vida: acaso
por ello no hago filosofía del límite, como E. Trías, sino filosofía al límite).
Podríamos hablar del ontofuncionamiento de la realidad a través de una
“cópula” -el ser- extralógica. Ello quiere decir que la vida funciona más allá de
lo lógico.
Según Unamuno, la muerte “vendrá viniendo con venir eterno”. No se puede
expresar mejor la móvil quietud de la muerte y su inquietud callada: y el eterno
retornar de lo más propio.
En los Congresos se observa cómo uno se lleva bien intelectualmente con unos,
afectivamente con otros/otras y, finalmente, sólo con algunas personas en ambos
casos.
El Arte de la Fuga de J. S. Bach como simbiosis de pasión y artificio, arte y
ciencia, origen y destino (L.C. Gago).
Según la mitología vasca, todo lo que tiene nombre -según se cuenta o narra
(omen)- es o existe. Así pues, lo que tiene nombre tiene una existencia
mitolingüística o relativa (relativa al relato o mito).
La dualéctica de los contrarios es la trascendencia de lo uno y lo otro
coimplicados.
El deseo mimético, según R. Girard, lleva a la competencia (concurrencia) entre
rivales que quieren el mismo objeto o sujeto (triangulación). La violencia radical
es el pecado original que preside las relaciones interhumanas, en las que subyace
un mediador escondido y discordante: solamente en Jesús de Nazaret se
quebraría la reproducción de esta mentalidad del “chivo expiatorio” o “buco
emisario” (cabeza de turco), al conscienciar ese mecanismo inconsciente.
Ahora bien, si se interpreta a Cristo como el gran héroe de la inviolencia -el
bien- contra la violencia -el mal- recaemos en el viejo/nuevo dualismo del héroe
incontaminado que vence al dragón contaminado/contaminante. Frente a ello, yo
veo en Jesús alguien contaminado o encarnado: aquél que asume el mal -la
violencia y el pecado- implicativamente; por eso sufre la violencia ajena -en la
cruz- y ejerce la propia -en el templo-, baja al Hades contaminado y predica la
preeminencia de pecadores y prostitutas en el Reino de los cielos.
En la obra girardiana, Satanás -el acusador- se opone al Paráclito -el defensor de
las víctimas-, así como el círculo mimético humano-demoníaco se opone a su
ruptura por un Dios que trasciende toda violencia y mal: se trataría de romper
ese círculo demónico en nombre de la cruz que deniega toda cruz. Ahora bien,
esta oposición radical y extrema podría llevar a hacer del diablo -el mal- el
“Chivo expiatorio” del Dios puro/puritano. Para evitar esta conclusión, yo no
preconizaría la ruptura del círculo -nueva violencia-, sino el coimplicar los
contrarios en su correlación y comunicación, en donde el mal tiene en cuenta al
bien y el bien tiene en cuenta al mal, situando ambos extremos en su mediación
(hermanamiento).
En el esquema girardiano no hay culpables, en nuestro esquema todos somos
culpables. Por eso la cruz no excluye la cruz -ello es imposible-, sino que pasa
de la cruz externa a la cruz interna, en un proceso de sublimación simbólica en
que debería consistir la cultura. O la cultura como conscienciación de nuestras
proyecciones y exorcismo de nuestros dolores, al implicarlos al dolor universal
de un Dios cómplice o coimplicado.
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En Aristóteles el héroe trágico obtiene un fallo trágico o rajadura, por donde se
infiltra lo destinal (hamartía).
A partir de un apunte de Leibniz se puede excogitar a Dios como aquél que
incluye la creación (el bien y, por tanto, el mal), mientras que el diablo excluiría
autísticamente la creación, afirmando la nada. Este esquema típicamente
occidental se opone a las mitologías eslavas estudiadas por M. Eliade, en las que
el diablo es el gran concreador del mundo -por tanto la mater-materia.
La “añoranza” proviene del catalán y significa “ignorancia”: la propia del que
quisiere saber sobre lo amado.
En cambio “remembranza” es un recuerdo atristado de algo afecto. El recuerdo
de la remembranza es como el pensamiento del pensaroso: afligido, o aflictivo.
Hacerse viejo: ello evita ciertas tentaciones juveniles.
Los vehículos avanzan adelante consumiendo una energía cuyo detritus expelen
detrás. Es así como el futuro progrede a costas/costes del pasado en medio de un
presente/móvil e inquieto.
La preciosa obrita del gran jungiano (eranosiano) Erich Neumann
Tiefenpsychologie und neue Ethik: en ella se critica la “vieja ética” basada en la
negación de lo negativo en nombre de un Super-yo (conciencia) que funge de
norma de valores colectivos absolutos: el bien contra el mal, la luz contra la
sombra, el héroe (el yo) contra la hidra (el inconsciente). La ética vieja se basa
en el dualismo irano-gnóstico negando y reprimiendo lo negativo (el mal, la
sombra) proyectado en el otro (psicología del “chivo expiatorio” en Frazer).
El ego de esta conciencia ática clásica se infla en hybris heroica, frente a la que
Neumann propone una hibridación: Un encuentro con la propia sombra capaz de
aceptar la propia imperfección, la del mundo y la de la misma divinidad
“incompleta”. Evitando el perfeccionismo engañoso de la vieja ética, la nueva
ética propugna la complección e integración de lo sobreseído, simbolizado por la
alianza de Fausto con Mefisto y las Madres. El viejo diablo, en efecto, reaparece
hoy como inconsciente: integrarlo quiere decir “amar” al enemigo, i.e., al propio
mal (Böses), tal y como se propone en un texto del Jasidismo.
Una tal ética total sólo es posible desde la instancia del Sí-mismo o Selbst como
centro que incluye la totalidad de la psique (consciente e inconsciente),
desplazando las viejas instancias tanto del Super-yo paterno como del yo
heroico. El autor predica/practica una ética de la individuación que supera tanto
el colectivismo inconsciente como el individualismo egoico y el utilitarismo
pragmático. Frente a la vieja conciencia sea individual sea colectiva, Neumann
propone recuperar la Voz (Stimme) del alma: pues mientras que la conciencia se
relaciona con la divinidad -la ley del Padre-, la Voz interior se correlaciona con
el daimon filial —el Hijo individuado, el gran Singular, aquel que es capaz de
concienciar lo inconsciente (crisis-crítica) y elaborarlo amorosa o
integradoramente.
Sólo una observación al egregio texto neumanniano. Yo mismo preconizaría una
ética más fratriarcal que filial: pues mientras que el hijo supera o “mata”
(simbólicamente) al padre (cap. IV), el hermano es el hijo que no ha matado al
padre (ni a la madre) sino que los ha internalizado, así pues el hijo madre-padre
de sí mismo, el hijo horizontal y no vertical, el confrater que basa su ética en el
consentimiento (y no en el consenso abstracto propio del que se coloca en el
lugar del padre muerto).
La enigmática sentencia de Cristo de “no resistirse al mal” (Mt. 5,39) ha sido
interpretada moralista y negativamente como aceptación de la ofensa. Pero
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puede interpretarse positivamente como implicación (dualéctica) de lo negativo,
lo que equivale a su asunción crítica o diacrítica (filtraje, mediación y
metamorfosis del alma).
Qué ambivalente es la compasión: puede mentar la esencia de la religión, o bien
la esencia de la alienación. Cuántas veces los por mí compadecidos han acabado
compadeciéndose de mí -malévolamente.
Quizás nos tomamos demasiado “en serio” la vida, los amores, los saberes y la
muerte final. Pues la seriedad no se corresponde con la tragicomedia existencial.
Los arquetipos como pautas: pero a través de su uso/abuso se convierten en
tipos. Entonces las pautas revierten en p(a)utas (con perdón).
Lo peor en el consumismo no es el consumente sino el consumido: el que se
consume al no poder consumir.
Conviene tener a un necio cerca, para saber a qué no atenerse en vida.
Propugna el poeta W. H. Auden mantener la sacralidad del lenguaje, lo cual no
debe significar sacralizar el lenguaje.
Sacralizar el lenguaje sería absolutizarlo, mientras que la sacralidad del lenguaje
refiere a mi entender el sentido que lo atraviesa. El sentido es lo sagrado del
lenguaje, el cual se expresa en palabras-límite como amor, muerte y esperanza.
Frente a los tenores heroicos (Heldentenor wagneriano), M. Ficta como tenor
antiheroico o tenore di grazia rossiniano: pero de una gracia desgarrada por sus
falsetes, filados y expresionismo romántico.
Quien más profundamente me hiere, más profundamente me quiere
(D’Annunzio). A quien más se quiere se zahiere: pues matamos aquello que
amamos (O. Wilde).
En su obra El rapto de Ganimedes, Dominique Fernández muestra al músico
Schubert aquejado por la herida uránica (el uranismo como homotropía), cuya
heterodoxia erótica le encierra en una existencia oscura, impidiéndole expresar
su creatividad a pleno rendimiento. Síntoma de ello sería la frase que escribió:
“Con el alma llena de amor por quienes me desdeñaban, dirigí mis pasos a otro
lugar y vagué por una comarca lejana”. Acaso por lo mismo, el feo músico
romántico abandonó su propio instrumento emblemático -el violín desgarradopor el piano burgués como símbolo de una falsa adaptación a la normalidad normativa.
Miedo y odio: quizá son dos caras de la misma inseguridad ante el/lo otro
extrañante.
Me muevo a gusto entre la sinceridad romántica y el artificio barroco: así éste
recubre piadosamente aquélla.
Acaso por lo que digo, mi obra (filosófica) ha sido calificada de ópera, quizás
porque la ópera es la continuación romántica del carnaval barroco: en ella se
trenzan las voces contrarias (grave y agudo, tenor y soprano).
Tras lo exquisito, según O. Wilde, siempre hay algo de trágico: podríamos
considerarlo como una ritualización o exorcización del mal.
En su obra La Homosexualidad Iniciática, B. Sergent estudia el paso de la
homosexualidad iniciática en la Creta arcaica a la homosexualidad clásica propia
de la Grecia del siglo V a. C. Yo diría que en el primer caso se da una
sublimación de la homosexualidad ritualizada (iniciadora del efebo en la edad
adulta por parte del pedagogo), mientras que en el segundo caso se produce una
secularización desublimadora reconvirtiendo el arcaico ritual religioso
caballeresco en mero contrato económico-sexual. Acaso por ello el autor afirma
que la arcaica elección del amado no se realiza en función de su belleza exterior
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sino de su belleza interior -en donde hay más amistad (erótica) que amor
(libidinal).
¿No podríamos hablar del paso de un trasfondo homoerótico matriarcal a la
posterior estructura homosexual patriarcal? Esta diferencia arriba al Banquete
de Sócrates-Platón al distinguir entre el eros pedagógico cuasi matriarcal
(mayéutico) y la mera pedofilia intermasculina. En la mayéutica socrática,
Sócrates es el partero/comadrona a cuyo través matriarcal se rehace la urdimbre
cultural del iniciando a una vida filosófica (autoconsciente)
Cuando nada se tiene, casi nadie te da. Y cuando se tiene algo, muchos te piden.
Pero al proceder de la nada, casi nada se da.
Me resulta extraña la pregunta de un alumno en clase sobre si es posible
discrepar de mi filosofia: cuando yo mismo discrepo de mí mismo... Mas
algunos discrepan a priori, antes de enterarse de nada.
En su obra Black Athena, M. Bernal concibe a la cultura griega clásica bajo la
influencia de Egipto, frente a la “visión aria” predominante en los dos últimos
siglos. Por mi parte, creo es mejor hacer hincapié en el trasfondo mediterráneo
(preario) de la cultura helena.
Parece como si la vida nos fuera curando un poco del sobresalto del vivir.
Mi filosofia de la vida tiene dos fundamentos: la aferencia o implicación matrial
y la referencia o explicación patrial. Por lo primero me enraízo o arraigo, por lo
segundo me libero o liberto hacia lo más propio o apropiado.
La sociedad nos pide solidaridad con las víctimas del terror: pero antes o
concomitantemente debería solidarizarse con sus propias víctimas.
Todo simboliza o puede simbolizar todo: la cuestión está en qué tracto relacional
se privilegia en un simbolismo determinado.
En su obra Kierkegaard y la muerte del padre, Susana Munnich nos ofrece la
figura de un Kierkegaard ofrendado al espíritu, ya que en su filosofía es el
espíritu el que sintetiza el cuerpo y el alma. Con este “salto”, el danés abandona
el “mundo” en nombre de la fe -una fe que parte de Abraham y arriba al
espiritualismo cristiano. El Padre (Dios) ocuparía en Kierkegaard el puesto vacío
de la madre: la salida del Paraíso matriarcal se suple con una ilimitada fe en la
Trascendencia. Lo más intrigante del libro está en la concepción del pecado
original como “ambivalencia” fundamental del hombre, la cual se expresa en el
amor/odio a los propios padres (y, viceversa, de los padres con los hijos):
Pecar es amar hasta el punto
de odiar (cap. V).
La ambivalencia como pecado de origen se tiñe de angustia (angostura), al
aparecer al espíritu como extraño -represor diría Freud- el ambiguo deseo de
amor y odio (eros y thánatos). El pecado estaría en autoafirmarse contra los
padres en una especie de desesperación demoníaca. Para evitarlo se yergue el
tabú o norma primigenia que exige respetar al tótem -el cual es a mi entender,
tanto materno (evitar el incesto con la madre) como paterno (evitar la agresión
contra el padre): con ello se daría el paso de la naturaleza a la cultura, la cual
debe ser interpretada como un “exilio” acomodado a la naturaleza del hombre (el
animal excéntrico o exilado).
Me impresiona la absolutez con la que Kierkegaard afirma al espíritu por encima
de la tensión cuerpo-alma. Ahora bien, para mí no es el espíritu el sintetizador
del alma y del cuerpo, so pena de “superación” definitiva del mundo, sino que es
el alma la sintetizadora del espíritu y el cuerpo, en cuyo caso se preconiza la
mediación de los contrarios y no un salto absoluto a un espiritualismo
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trascendente. Este último sólo es posible si el padre ocupa el sitio vacío dejado
por la madre, lo cual ocurre en Kierkegaard. Frente a esta decisión he aquí que
en la mitología japonesa el vacío queda vacío y no ocupado, antecediendo a
madre y padre como un limen androgínico (cf. ad hoc H. Kawai en Eranos).
Podríamos interpretar este limen al que llamamos androgínico como la
Conservación de la ambivalencia y no como su destrucción u ocupación: en
cuyo caso es posible revertir la sentencia concitada más arriba y afirmar:
Salvarse (redimirse) es odiar
hasta el punto de amar.
Pues frente a la represión del espíritu respecto a la carne, el alma media
entre espíritu y cuerpo: ahora el pecado está en desimplicarse de esta
correlación medial, sea queriendo ser dios (espiritualización), sea
recayendo en la mera materia (demoníaca). El primer tabú es
entonces “internalizar” las figuras de madre y padre en un totemismo
mediador (fratrial): en este totemismo encuentra asimismo su mediación
la “asunción” dialéctica (dualéctica) del hijo por parte de los padres
coimplicados y coimplicadores (cómplices).
Según Freud, Dios se concibe sobre la falsilla del Super-yo paterno; según
Groddeck, a raíz de la vivencia matrial emergente del Ello.
Dios es la eternidad, el hombre el tiempo y el diablo el contratiempo.
En Elogio de la inarmonía, G. Dorfles interpreta positivamente lo discontinuo,
asimétrico y oblicuo (ambiguo) desde un nuevo pensamiento mitopoético.
Si viajando en avión, éste cayera al mar, mi cuerpo reflotaría en las aguas -caso
de portar consigo mis aforismos. Los aforismos fungen pues como “aire” en el
agua, recámara o alma, salvavidas.
Según Philip Slater, la familia griega clásica ofrece un padre politizado fuera del
hogar, así como una madre enclaustrada en la familia, en la que acapara la
atención del hijo: éste buscará un padre sustituto que lo saque del prepotente
predominio materno, vivenciado como cabeza de Medusa o “vagina dentata”
(véase The Glory of Hera, Princeton, 1992).
Yo entrevería tras la figura materna el trasfondo matriarcal mediterráneo, frente
al que se yergue el nuevo ordo patriarcal heleno. Lo curioso del caso es que el
griego clásico encuentra al buscado sustituto del padre en los padres de la Patria:
en la política democrática a modo de nueva socialización transfamiliar.
Podríamos decir entonces que la falta del padre -su ausencia familiar- es
sobrecompensada con el paternalismo psicosocial propio de la polis
democrática.
De todo ello se deduciría que la actitud democrática (clásica) procede
psicológicamente de una mentalidad matriarcal que conlleva un componente
homoerótico (amicitia inter pares).
Lo que K. Erguner dice de la música sufí de los derviches giradores, vale
también para el filosofar auténtico: si no existe la implicación total del intérprete
y sus raíces culturales, el resultado es sólo una imitación. La auténtica mimesis
filosófica no consiste en imitar a otro que a sí mismo.
La filosofia como desfacedora de entuertos y quijote del sentido.
Hay como una misteriosa ley de vida, según la cual todo lo que se sufre primero,
luego se goza; y lo que se goza al principio, después se padece. Sí esta ley de
conversión (enantiodromía) llegara a verificarse suficientemente, sería la clave
de la compatibilidad de los contrarios y, por tanto, de su complicidad dualéctica.
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Es increíble que para relajarse el hombre tenga que ir a zonas intocadas por el
hombre.
En algunas iglesias en la Edad media, jugaba el cabildo a un curioso juego de
pelota (vasca), consistente en pasársela unos a otros cuasi ritualmente. Yo lo
interpretaría como la configuración litúrgica de un círculo de coimplicación de
todos los implicados a través de la esférica rotación del esférico, el cual
simbolizaba en diferentes culturas (como la mesoamericana) el movimiento de la
estrella solar: ello nos recuerda la “estrella danzarina” de Nietzsche,
interpretada por Jung como símbolo del Sí-mismo y del movimiento
omnicorrelacionador. En honor a Oteiza, podríamos hablar aquí de la
constitución de un crómlech rotatorio y coímplice.
He aquí que a través del frontón vasco la pelota va y viene, lenguaje de ida y
vuelta, en una con-jugación que implica lo uno y lo otro, dualéctica de contrarios
-hombre y piedra, naturaleza y cultura- en rotación.
El dios Shiva encontraría su expresión en el mundo a través de la diosa Shakti,
en cuyo espejeo se refleja o refracta, produciendo así la ilusión del mundo.
De acuerdo a la doctrina ortodoxa, este mundo sería de sustancia diferente a la
divina, olvidando sin embargo que es un reflejo divino. Por eso yo lo considero
de una sustancia misma y diferente a un tiempo, ya que se trata de una
emanación de la divinidad, De aquí que la encarnizada disputa medieval sobre la
identidad (homousios) o diferencia (homoiusios) es falsa en ambos sentidos
reductivos.
Debe haber unidad del autor con lo que dice, pero no identidad (identificación).
Se han llamado bienaventurados a los pueblos que luchan por sus santos, pero
bienaventurados son los santos que luchan por sus pueblos.
El desdoblamiento preside a la realidad omnímoda: en la Gnosis hermética la
Inteligencia divina (Nous) se refleja en las aguas y se demora en ellas
configurando así el mundo como un reflejo o refracción oblicuo del Dios
luminoso.
Podríamos poner en correlación la Virgen cristiana del Pilar con el Pilar
gnóstico de la vida, el cual sirve de poste-de-tránsito hacia Dios para las almas
humanas, tras abandonar sus cuerpos terrestres. En ambas tradiciones una figura
femenina -la Madona o la Luna, respectivamente- hace de mediadora entre este
mundo y el otro, asociándose así al Pilar o Columna intermediadora de la vida y
la muerte.
En su texto Gelassenheit (que podría traducirse como dejación), Heidegger
presenta mitológicamente a la Noche como “la costura de las estrellas al
aproximarlas entre sí, juntándolas sin ribete, costura o hilo”.
¿Sin hilo? No: con el hilo de la implicación como mediación. Se trata de la
noche santa o implicante, cantada tanto por Hölderlin como por la liturgia
cristiana reconocida por Heidegger.
Santa Teresa amará al demonio precisamente porque no puede amar. O el
demonio como el inimplicado de la realidad, frente al que Teresa preconiza la
implicación. Ahora bien, una tal implicación (plenaria) tiene que asumir incluso
al diablo, es decir, la inimplicación como desamor.
Hay un par de locuelos en mi entorno a los que he ganado psíquicamente
inclinando mi cerviz ante su testaruda testa omnipotente, recitando en su
presencia pantocrática para mis adentros: Humiliate capita vestra Deo.
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Ya sé por qué me extraña que se discrepe de mi filosofar (dejando aparte el
egotismo propio de uno mismo): porque éste intenta asumir precisamente la
discrepancia, integrándola relacionalmente.
En realidad, lo que ocurre es que la filosofía no es política y, en este sentido, no
es democrática (ni, por supuesto, dictatorial): los temas que trata son
transdemocráticos, así el amor, el dolor y la muerte, Dios y el diablo o mal.
Por eso estas cuestiones no pueden funcionalizarSe ni amaestrarSe
políticamente, porque trascienden la polis y su política: solo cabe “encajarlas”
filosóficamente.
Quizás ocurre que nos excitan las cosas que pagamos caras.
Yo os adoro, sombras transparentes de mi vida, amigos imposibles mas pasibles,
espectros claroscuros de mi alma, siluetas turbadoras de mi mente, virtualidades
equívocas del silencio.
Inspirándose en el concepto leibniziano de vinculum, Blondel atisbó un método
de inmanencia que, basado en la retorsión y la implicación accede a una
Realidad vinculada.
Ahora bien, lo por implicar no es lo implicado meramente -lo ente-, sino la
implicación misma. Lo propiamente implicado en toda explicación es la Gran
Implicación en la que estamos ontológicamente, la cual remite finalinicialmente
a el/lo Implicante o Numinal que coaduna lo Real.
La psicología de Jung es una mitología anímica, al personificar las partes de la
psique en ánima/ánimus, Sí-mismo, sombra, héroe, Viejo sabio, diosa madre...
Acaso por eso ello entendió bien la emergencia del neopaganismo germano en
torno a Wotan, el cazador salvaje y diabólico (desintegrador), que se yergue
como divinidad natural-salvaje en el nazismo frente a la civilización romanocristiana (y que Nietzsche identifica alguna vez con Zaratustra).
Por cierto, este neopaganismo selvático es también visible en el nacionalismo
radical vasco, cuyos símbolos son el hacha de los Señores del bosque
(Basajaunak) y la sierpe fálico-agresiva con la que aparea el numen femenino
Mari en la mitología vasca, celebrando más el poder viril de indar que la
potencia femenina de adur...
La consciencia del varón proyecta el arquetipo del Viejo sabio, la de la mujer la
Madre tierra. Pero tanto el hombre çomo la mujer deben filtrar críticamente la
emergencia de su inconsciente, simbolizado respectivamente por el ánima y el
ánimus como factores naturales, cuya fuerza podría devastar la psique en caso de
mundana, poseerla o inflarla.
Hay que interpretar bien los arquetipos para poder articularlos y encajarlos, de lo
contrario se resienten (hermenéuticamente) y te resientes (hermética o
anímicamente).
En la Biblia se pide a Dios protección, para que los demás no se rían de El:
nequando dicant gentes ubi est Deus eorum.
Hay cosas indiscutibles, no por ello indiscutidas. Y hay cosas indiscutidas, no
por ello indiscutibles.
Quizás ha vencido al marxismo: la dictadura proletaria.
En el precioso retablo de Forment en la catedral de Huesca, el Padre eterno y el
Hijo en cuadro (crucificado) se comunican a través de un círculo o mandala
vacío (en cristal opaco), que simbolizaría al Espíritu Santo.
Dialéctica dice explicación, dualéctica es implicación.
Malo es que alguien amado muera, pero tan malo que muera en vida o viviendo.
A menudo se dedica a pensar el que no vive: y pensando acaba viviendo.
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Endosar mi soledad es la última integración -la de la nada. Un internarse en la
espesura pura del vacío escanciado.
Mi tatuado corazón se desangra: nada que esperar a derecha e izquierda. Pero
queda el norte (del sur).
Cercenar el propia amor que de uno emerge: descompadecerse de toda
compasión excedente o bien inhalarla cual vaho de incienso.
Me asusté al verme en el cristal: era yo mismo viniendo a mí mismo desde mí
mismo afuera (extrañado).
La política parte las cosas, la cultura las comparte.
La importancia de encarrilar la vida desde joven: luego ella misma se desliza en
la dirección o sentido proyectada.
Etica arquetipal: cada tipo se corresponde con un arquetipo, y en su
configuración encuentra sus límites y posibilidades, es decir, coimplicación.
En el cristianismo el Dios Padre es de la misma sustancia que el Hijo, pero de
distinta naturaleza: este es (más) humano -para decirlo simbólica-realmente.
Los intereses de la víctima (terrorista) pueden no coincidir momentáneamente
con los del Estado (antiterrorista): El País 19.X.93. Uno propugnaría la
coincidencia inmomentánea entre la víctima y el Estado, so pena de que ese
momento de incoincidencia al que alude el editorial se convierta en el momento
de incontinencia bélica: en este caso la víctima lo sería a la vez del terrorismo
antiestatal y del antiterrorismo estatal.
Dios ha muerto: pero la muerte es divina (en religiones como la cristiana).
Según J. F. Labie, en Bach encontramos la simultaneidad del significante y del
significado, lo que le permite pasar sin dificultad del recitativo evangélico al
comentario teológico.
Éxito significa etimológicamente “salida” y, a menudo, enajenada salida de sí.
Pues ya sabemos que nada fracasa tanto como el éxito.
No sólo intento hacer hermenéutica, sino hacer que se haga hermenéutica: que
los propios textos den que repensar ajenamente.
El dinero vale tan poco que sólo vale para el que no lo tiene: el pobre.
La verdad y la política, según S. Zweig, no cohabitan.
Según Chesterton, el cristiano huiría del mundo al universo; el budista desearía
escapar del universo aún más que del mundo. Así afirma su autor su optimismo
realista frente al pesimismo oriental, sea maniqueo, agustiniano, albigense,
calvinista o nietzscheano. Subyace a su filosofía ortodoxa (católica) una visión
de la Cruz como “árbol de la vida”: pero acaso olvida en demasía la revisión del
árbol de la vida como cruz o árbol de la muerte.
Lo que me gusta del catolicismo es su optimismo ritual, y lo que me atrae del
protestantismo es su pesimismo antropológico: correlación indisoluble, que no
debiera haberse disuelto.
Papini preconiza amar lo que se odia y odiar lo que se ama. Acaso porque
amamos el odio y odiamos el amor.
He definido el sentido (radical) como sutura simbólica de la fisura real. Podría
entonces redefinirse la verdad (radical) como correspondencia o adecuación
entre la realidad y lo simbólico, la partición real y su com-partición simbólica.
Pues mientras que el sentido dice junción o juntura, la verdad dice juntura
adecuada o correspondiente a la brecha de lo real y su sutura.
El sentido es la dualéctica (implicativa) de lo real y lo simbólico, la verdad es la
dialéctica (explicativa) de lo simbólico y lo real: aquél da cuenta del ser, ésta da
razón. El sentido tiene que ver con la subjetividad (trascendental), la verdad con
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objetividad (trascendental): en medio transita la coimplicidad. Así, podríamos
decir que la verdad verifica la realidad del simbolismo y su sutura, es decir, del
sentido.
La genialidad de Bach es que convierte el tipo en arquetipo, y viceversa. De esta
guisa, modelo y copia se coimplican dualécticamente.
Solange Gottes fehl hilft: mientras la ausencia de Dios insista: Mientras el
silencio de Dios hable.
En una versión popular de Lazkano, la numen vasca Mari tenía un padre y
hermano cristianos; pero su madre era no-cristiana o pagana, iniciándose la hija
en el sendero de la madre. Por ello es considerada tradicionalmente como la
Bruja mayor, es decir, como la divinidad femenina de la tradición pagana, frente
a la religión cristiana representada patriarcal-masculinamente por su padre y
hermano. Así pues, en esta leyenda se representa simbólicamente el paso del
paganismo al cristianismo como el tránsito de una mitología matriarcalfemenina y naturalista a otra patriarcal-masculina y posnaturalista. En otras
leyendas, como la de López de Haro, Mari y su hija representan la
matrilinealidad pagana frente a la patrilinealidad cristiana de aquél y sus
vástagos masculinos.
En la simbología lingüística hispana, nuestro estar (de stare=estar en pie) se
yergue verticalmente sobre un ser horizontal o destinal (de sedere: estar
sentado). Hay así dos estancias: la estancia ontológica o asentamiento y la
estancia antropológica o asentimiento.
Para A. Gondra, el Aurresku sería una “danza del gallo” de tipo eróticofertilizante dividida en tres partes: un desafío, un contrapás de cortejo por parte
del vencedor o mejor bailador y un zortziko a modo de baile triunfal ante la
mujer cortejada (La Gran Enciclopedia Vasca, I).
En el infinito coincide todo -pero en lo finito todo se distiende.
En el símbolo lo infinito se encarna en lo finito, y viceversa: lo finito es
traspasado por lo infinito: para captarlo se precisa intuición intelectual.
Dualéctica de la ilustración: Atenas y Creta, razón y laberinto, vida y muerte.
El problema del monoteísmo (clásico) es que reduce todo a un principio,
mientras que el politeísmo multiplica los principios de las cosas sin correlación
(dispersamente). El dualismo enuncia la lucha heroica de uno frente a otro (así
sobreseído), y, por su parte, el no-dualismo recae en un escamoteo nirvánico de
lo negativo y contradictorial. Yo defendería una dualéctica coimplicativa de los
contrarios en simultaneidad integrativa.
Podríamos representamos esta dualéctica por la Trinidad filosófica: donde el
Padre y el Hijo -la eternidad y el tiempo inconmensurables- son mediados por el
Espíritu Santo como amor de los contrarios e hipóstasis de la implicación o
relación medial (denotada por el ruah-espíritu aéreo que procede del lebcorazón, siendo así ánima media). De esta forma, el Espíritu Santo personifica la
relación de la relación y el símbolo como com-partición de la partición (real): en
donde lo simbólico no es menos real que lo real (frente al subordinacionismo
teológico que “subordina” el Espíritu al Padre e Hijo). O el Espíritu Santo como
Eón (Aevum) del Padre eterno y del Hijo temporal.
La dialéctica es la explicación de las identidades en contradicción o
enfrentamiento, la dualéctica es la implicación de las diferencias en su condición o afrontamiento.
Estoy con Benjamin sobre la filosofía como “experiencia absoluta” (absolute
Erfahrung) que se dice en lenguaje simbólico. En Rosenzweig el lenguaje
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quiebra el continuum conceptual del tiempo porque deja emerger al otro. Esta
Otredad está radicalmente simbolizada en el hombre (que es meta-ético por
cuanto sujeto de la ética), el mundo (que es meta-lógico) y, finalmente, Dios
(que es meta-físico).
“No he visto nada más grande que aquél que puede decir: luto y luz, y adore a
ambas; y mide su ser en la balanza cuyos platillos se mueven, suben y bajan en
consonancia, pero él mismo no se balancea (G. Benn, Sobre el tema historia).
Para mí es aún más grande aquél que se balancea en esa balanza de la
vida, pero sin perder el punto de vista central o focal.
Para Goethe todo lo perecedero es un símbolo (Fausto); para Nietzsche, todo lo
imperecedero no es más que un símbolo (Zaratustra).
Para mí, lo perecedero es símbolo de lo imperecedero y viceversa: lo
imperecedero lo es de lo perecedero. El símbolo dice mediación: dualéctica.
Toda iniciación (de inire= penetrar) es un “entrar” en las entrañas recreadoras de
la madre tierra. Por eso las iniciaciones originarias son matriarcales.
La visión matriarcal del mundo es implicativa acaso por ello la mentalidad
galaico-portuguesa considerada céltica por Rof Carballo, intenta ser cómplice
con el mundo, como afirma G. Sabell.
Creo que no es ajena a esta mentalidad matriarcal o cómplice (implicativa) la
ubicación del Círculo Eranos en la Suiza italiana, junto al Lago Mayor, en un
paraje de verdor sagrado.
El órgano de la filosofía debería ser el rinencéfalo: el cerebro olfativo de
emociones y afectos, el órgano de la aferencia simbólica.
Temo más a que mis textos se pusieran en moda que a que sean acallados: pues
en el primer caso serían banalizados y/o esquematizados, mientras que en el
segundo felizmente reinante puedo salvaguardar mi secreta intimidad sin
secretarla o segregarla cual excrecencia enajenada.
Implicativo ético: Haz lo que debas hacer, i.e., lo que puedas hacer, lo que
tengas-que hacer. O el hacer como un quehacer.
Los arquetipos como formas de la intuición trascendental, y los símbolos como
materia anímica (animada).
El anagrama de la universidad deustense: agua (ondular) y piedra (tersa)
encuentran su resolución en el libro: el movimiento y la permanencia la textura
y el texto obtienen su símbolo en el libro como materia formal proveniente
originariamente de la madera viva (por ello el libro muestra dos páginas o
vertientes de lo real). Materia y forma, potencia y acto, se reúnen en la cultura
abiertamente.
Todo fluye (Heráclito). Todo confluye (A.O.O.).
Cultivar el bien y también el mal: tener tiempo para articular lo positivo y
elaborar lo negativo.
La mujer como Kalón kakón (lo bello fatídico) en Hesíodo.
Según Tomás de Aquino, Dios es relación no relativa por cuanto inmutable:
Deus est relatio non autem relativa quia non mutabilis. Pero Dios dice relación
relativa y correlativa -relacional-, y no una absurda relación irrelativa, absoluta o
irrelacional. (En todo caso cabría denominar a Dios relación absoluta sólo en el
sentido de relación plenaria, ya que de otra forma una relación absoluta resulta
destruida).
EL SENTIDO LATENTE
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El vacío como posibilitador del encuentro de los contrarios en su luz opaca.
El sur es el ámbito de extravío del Príncipe gnóstico: el espíritu exiliado en la
materia.
El argumento de la obra Sobre el amor de Plutarco: un joven y bello efebo Bacón- es raptado por una madura y rica viuda -Ismenodora-. Como puede
comprobarse, nos las habemos con el arquetipo o mitologema del hijo
prototípico de la Gran Madre.
Podríamos concebir el bien y el mal rotando cómplicemente en torno a un centro
indiferenciado.
Indiferenciado pero indiferente, por cuanto destaca el bien frente al mal. Esta
proclividad diferencial es lo que denominamos excedente del ser (excessus).
Somos el excedente: de alguna piedra transversal del destino (R. Juarroz). La
filosofía clásica define el sentido como excessus, el cual puede traducirse sea
como exceso sea como excedencia.
Todo exceso es una excedencia: o el sentido como excedente del ser -un
accidente de la sustancia, el sino (humano) del destino (inhumano)-.
Somos el excedente del destino: y el sentido, su transversal excedencia. El
destino inflexible -el ser- se flexibiliza en el hombre: el sentido como flexión,
accidente o supuración (fluxión) del ser.
O el sentido como sutura que supura nuestra finitud y contingencia: pues la
sutura del sentido es simbólica o supurante y no real o superante.
Quiero vivir en cierta incertidumbre móvil que evita anquilosarse o bien ser
removido. Pues nadie ni nada remueve al movimiento: único modo de
acomodarse al tiempo.
Oriente es el círculo indefinido, Occidente el cuadrado definido: mas yo busco el
laberinto -la cuadratura del círculoFrente al Machado heroico:
caminante, hay caminos
que se cruzan a tu paso
y preceden a tu andar
sólo el camino que eliges
se abre paso al caminar.
O el ser como con-ser: sentido con-sentido.
Pregunta el filósofo lúdico E. Savater en su País: “¿Cuándo aprenderemos todos
que hay cosas con las que no debe jugarse?”
Radical autocrítica. Pues, en efecto, hay juegos serios en la vida: la propia vida.
Todos los seres se comprehenden a sí mismos, y se autocontienen: Dios es tal y
una rosa es una rosa.
Sólo el hombre no se entiende a sí mismo ni a su entorno, compareciendo a
modo de tránsfuga de un ser ahuecado y transitado por este animal pneumático.
El secreto del ser comienza y acaba en su propio secretar: ¿por qué el ser secreta
seres?
No nos gusta que nadie detenga nuestra energética psíquica expansiva: hasta que
ella misma, rítmica, se impande.
El aforismo como pensamiento puesto en el límite (apo-horismos: de-limitado)
de los contrarios: y en su implicación.
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La implicación de los contrarios en el límite implicado(r): y lo que el límite
implica es transitarlo y transituarlo. De donde su desgarro apalabrado
aforísticamente.
La madre mienta el basamento y su trasfondo -y no solo mamá-.
Me niego a elegir entre una forma de vida o su contraria. Descentrar la
contradicción.
El conocimiento simbólico no es un puro saber, sino conocimiento sapiencial:
pues quiere ser sabiduría.
Sartre o el ojo resentido.
Omnia probate (S. Pablo): Probadlo todo y elegid lo mejor -para poder
desaprobarlo casi todo-.
Esperar lo peor: así llegará lo menos malo.
La primera vez que vi la ciudad que habito, prometí no vivir en tales urbes. Así
que vivo sin vivir en ti, y tan mala vida llevo, que vivo porque no muero.
La nerviosidad aérea del pájaro, la ductilidad ígnea del gato, la aferencia telúrica
del perro, la liquidez espasmódica del pez.
Un autor complejo tiene lectores complejos. Un autor simple tiene lectores “sin
complejos”.
Entre la mujer y el homosexual hay afinidad y competitividad.
Acuérdate cuando te pase algo, que siempre pasa algo.
El símbolo como “resto utópico” en S. Zecchi.
Cuando en el infinito lo idéntico a compás eternamente fluye, la bóveda de mil
claves las encaja con fuerza unas en otras (Goethe).
La poesía filosófica del argentino Roberto Juarroz, intitulada Poesía vertical
(Antología de F. J. Cruz): en sus sucesivas entregas el autor intenta anudar la
realidad a su envés, ya que ella misma es el revés de un dios-borde cuya
“espaldas” busca el poeta descentradoramente, a través del “agujero eterno” la
“fisura ubicua” pues
el centro es una ausencia.
En esta búsqueda transracional y descentrada de la “otredad concéntrica” la
palabra es signo necesario y no arbitrario, y el pensamiento “da sombra” si es
capaz de “abrevar en las cosas que no piensan”:
La palabra es el resumen del silencio,
del silencio, que es resumen de todo.
En el “vaivén sincronizado” que es el cosmos, la palabra es un “cuerpo hacia
todo” una forma de articular “los fantasmas esenciales”. Pero la auténtica
palabra, como el pensar auténtico, articula lo que no habla, y dice lo que no es.
Sólo así puede dar cuenta de la vida y de la muerte:
La vida dibuja un árbol:
y la muerte dibuja otro.
El lenguaje, cruce de verbo y pensamiento, piensa el “reverso impar de las
palabras” y vertebra el “oscuro alimento de los signos”. El lenguaje poético
tratará de explorar
el encuentro del amor y la piedra:
cada cosa en trance de ser otra:
la forma que se forma entre las formas.
El poeta aduce un lenguaje intervalar, capaz de “arrojarse -como un dios- contra
las sombras” indagando la “prótesis sagrada” para “la fractura de ser” cultivando
el vacío porque
sólo en los extremos habita lo real.
28.
Pero si la realidad está en los extremos, entonces el centro-vacío en que se sitúa
la poesía es transreal o surreal: investigación de lo que no es y de los paralelos
del ser, del “dios apoyado contra la nada” y de las reminiscencias subliminales
del sentido contemplando “cómo se desgastan las suelas metafisicas de nuestros
últimos zapatos”.
La reacción del poeta consiste en transmutar el horizonte plano en vertical,
pasando así de la junción separadora a la “conjunción reparadora”. Pero en vano,
porque
el amor empieza cuando Dios termina
y cuando el hombre cae.
En su caída el hombre ama, adhiriéndose al “revés de un dios” el cual comparece
en ciertas palabras esenciales como un sentido adosado:
con el sentido a cuestas como un dios a la espalda,
quizá el revés de un dios, quizá su negativo.
O tal vez su modelo.
A raíz de este amor-sentido adosado es posible fundar un pensamiento que
piense todas las cosas, un sentido que tenga todos los sentidos y un “lenguaje
para los finales” – in-cluída la caída del amor-. Un tal lenguaje o pensamiento no
lo entiende todo, pero lo recoge todo, pues “el ser no se confunde con el
comprender” Por eso el poeta desconfia de nuestro yo, propugnando un
desasimiento del ego hacia la otredad:
mis gestos se separan de mí.
Esta independencia de mis gestos respecto a mi propia tipicidad es la emergencia
simbólica de lo arquetípico o arquetipal: los enclaves últimos del ser, el sentido
transversal y destinal, “cosido, a no se sabe qué”. Ahora el poema nos conduce,
finalmente, hacia la región decisiva:
hacia donde casi todo se abstiene:
allí donde al final va casi todo.
Casi todo: porque queda un resto flotante. Tras asumir el destino y “enterrarlo”
todo
un resto de mirada quedará flotando,
descubriendo que no hay nada enterrado.
Para el poeta “la mirada de una palabra es un sentido”: y este sentido es
inatrapable: “La tumba toma la forma de una cuna”. De este modo, la existencia
aparece como la copia de la no-existencia, y lo que nos pasa es un reflejo o
refracción de lo que asa (el tiempo). Se trataría entonces de albergar el tiempo en
un espacio que habita el envés de las cosas:
Así, para hallar algo, hay que buscar lo que no es:
buscar el amor para hallar el exilio.
Con ello volveremos al centro (descentrado): al centro vacío del ser. Pero ese
centro vacío expresa el vaciado de otro ser:
En el centro de la fiesta está el vacío,
pero en el centro del vacío hay otra fiesta.
Una fiesta no divertida, sino revertida: celebración del revés, -a la vez el otro
lado y su recaída en este lado del existir-.
El sentido es como amor: intermitente. No es una sustancia sino una relación, y
no son actos sino actitudes. Por ello no se puede definir sino relatar. El filósofo
Urban lo considera impresentable e irrepresentable, y solamente interpretable.
Al interpretar el sentido como una especie de amor no se descartan en él, sino
que se incluyen, los actos de decaimiento, desamor o sinsentido.
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Concebir el ser como sentido es entonces concebirlo en dirección al bien o
positividad como actitud de fondo, pero a través de innúmeros actos de
negación, pérdida y maldad. Pues lo malo no es enemigo de lo bueno, sino de lo
mejor u óptimo -una palabra ajena a la filosofía relacional que practicamos-.
D’Ors quemaba su mejor página ritualmente: yo no la escribo.
Adelfocracia el poder de los hermanos hermanados en la misma vida.
V. Thibaudire interpreta lacanianamente el Sí-mismo jungiano, a partir de
Septem sermones ad mortuos, como trasunto del padre virtual donador de
sentido frente al yo desnarcistizado o castrado.
Yo en cambio interpretaría al Sí-mismo jungiano o Selbst como un trasunto de la
madre/matriz emergente, la cual no lleva al narcisismo todopoderoso del yo,
pero tampoco a su emasculación: ya que para el yo aquélla no es sólo vida sino
muerte, no es sólo sentido sino sinsentido, no es sólo apertura sino religación.
La mujer esfíngica: impenetrable. Pero si, como Edipo, la penetras, quedas
desahuciado.
Lo único que envidio a los jóvenes actuales es la posibilidad que tienen de
ejercer su afectividad, que nuestra generación desafecta no pudo ejercitar
convenientemente.
La democracia no sólo mantiene abierto el sistema político, sino otros muchos
sistemas: económicos, educativos, sociales, religiosos. Que perviva pues por
siempre -aunque para entrar en la eternidad precisará incorporar un elitismo
cultural del que aún carece-.
Qué íntimamente he amado en mi vida personas, países, mares, cielos, obras y
cosas: pero no siempre uno es precisamente correspondido. De donde la tristura.
Para O. Spengler, la esencia de toda cultura (viva) es religión, es decir, alma; la
esencia de toda civilización (yerta) es irreligión. Se enfrentan aquí el tiempo
orgánico de la cultura -la madre simbólica viva- y el espacio inorgánico de la
civilización -el padre sígnico muerto-.
Los arquetipos serían las Madres como protoformas connatas.
Carta de C. G. Jung a O. Fröbe, la fundadora de Eranos: “Hay que aguantar los
contrarios, pues el hombre se halla crucificado entre los opuestos y sufre hasta
que adviene el/lo tercero mediador” (Briefe I, 20.8.1945)
Un autor tiene una idea: los demás tienen muchas y ninguna.
Surfilosofía: no en la cresta, sino en la base del oleaje terrestre.
El problema homosexual es el heterosexual
Por un pensamiento hembra: aferente y receptivo.
Los grandes temas como el amor: cuando más quieres penetrar en ellos, más te
penetran
No complicarse la vida: sino la teoría de la vida.
Suelo hablar de romanticismo barroco para señalar el arte que expresa el anhelo
infinito del romanticismo en la indefinitud barroca caracterizada por la fuga, la
elipse, el retorcimiento, la carnosidad matriarcal-femenina y la exhuberancia
panteística. En el barroco, en efecto, la naturaleza sufre un proceso de
cofundación artificiosa y mezcla de contrarios: el ejemplo más palmario es la
sacramentología católica, en la que se ajuntan los elementos naturales (cósmicos,
paganos) y la gracia divina (cultural-artificial, trascendente o sobrenatural).
Por eso el barroco acepta lo real ambiguo (positivo y negativo), pero de modo
complejo o complexivo y no sumiso, como quiere A. Pérez Sánchez: el cual
define el barroco por su aceptación acrítica del mundo, al clasicismo por su
aceptación crítica y al manierismo por su rechazo disolutorio de lo real.
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Incisivo resulta al respecto el trabajo de Eugenio D’Ors sobre lo barroco, al que
define por su musicalidad dinámica y feminidad fatal, así como por lo grotesco
pan-dionisiano y su animismo e hilozoísmo (la visión de la materia viva y
pululante). A pesar de profesar el clasicismo, definido por la razón y las
regularidades, el autor se siente atraído por las sirenas barrocas y sus formas
naturalistas, curvilíneas y aparienciales. Mientras que el clasicismo convierte los
árboles en columnas, el barroco convierte las columnas en árboles: pelagianismo
naturalista que arriba a la Contrarreforma a través del franciscanismo y el gótico
florido, en oposición al dualismo paulino y agustiniano de la carne y del espíritu
con su intelectualismo clásico que arriba a la Reforma (calvinista). Yo diría que
el motto del barroco con sus fundidos y ensueños carnavalescos bien podría ser
caro cardo salutis”: la carne como gozne o quicio de la salvación (soteriología
barroca).
Volviendo a D’Ors, el autor resiste a las tentaciones carnales de las sirenas
barrocas, identificándose clásicamente tanto con Ulises como con el Cristo de
Correggio, el cual trataría de elevar la naturaleza de la Magdalena (la confusión
barroca) a la claridad representada por el espíritu y la gracia divina; de donde las
palabras que dirige Jesús a la pecadora: noli me tangere -traducidas por D’Ors
clásicamente como “no me toques” aunque el texto evangélico original en griego
afirme “no me toques más”, en el sentido de despedida final-.
Frente a este lema clásico, nosotros mismos propondríamos el lema románticobarroco que el mismo Jesús dirige al escéptico Tomás para sobre pasar su típica
distancia clásico-racionalista: “Mete tu mano en mi costado, y no seas incrédulo
sino fiel” -lo que estéticamente equivaldría a decirle que no sea clásico o
racionalista, sino posclásico o asuntivo (lo que hemos denominado como
romántico-barroco): en donde lo barroco aparece como el pliegue carnoso del
infinito anhelo romántico de Tomás, un precursor del romanticismo barroco que
arriba a Miguel Ángel, Bach y C. G. Jung.
(A D’Ors, que era barroco, le gustaba el clasicismo. A mí me ocurre al revés:
porque soy un ciudadano regular o regulado, me gusta lo irregular barroco.
Siempre la compensación).
¿Hacer el bien? ¡Rehacer el mal
El bien clásico sería privación del mal. Pero el bien auténtico (ro mánticobarroco) dice asunción del mal.
Todo es símbolo, pues todo manifiesta la esencia de un alma deter minada (O.
Spengler, La decadencia de occidente, Planeta, I, p.2l 7).
El alma sería el ámbito de lo anímico y, por tanto, del sentido. Eranos ha tratado
de rescatar la noción de alma, entendida como mediación entre cuerpo y espíritu.
En el alma encontramos la implicación de fondo que nos falta en un mundo o
bien materialista, o bien desimplicado y posmoderno. Y a la vez sirve de
mediación entre inconsciente y consciente, entre Norte y Sur, entre Occidente y
su finitud y Oriente y su infinitud. Este mundo del alma transmigró a través del
Mediterráneo y del Cristianismo hasta llegar a los movimientos románticos, en
cuya tradición se sitúa Eranos.
En el pueblo, el espacio se abre y el tiempo se contrae. En la ciudad, viceversa,
el tiempo circula, pero el espacio agobia. En una ciudad pequeña, tiempo y
espacio pierden la tensional confrontación dialéctica aludida. La solución está
entonces en vivir sea el tiempo sea el espacio, saliendo de la ciudad al campo o
extrarradio y volviendo a ella cíclicamente.
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E. Gellner distingue, con otros, tres estadios de la humanidad: la
caza/recolección paleolítica, la agricultura organizada neolítica y la industria
moderna (véase su obra El arado, la espada y el libro).
El autor privilegia tanto el estadio de la caza como el de la industria, por su
movilidad. Olvida sin embargo la abstracción que sufre el cazador frente a la
tierra, venerada precisamente en la recolección y la agricultura. 6
Es la eterna disputa entre el nomadismo y el sedentarismo, el cielo abierto
paterno y la madre tierra, el liberalismo desarraigado y el romanticismo religado,
lo patriarcal-dinámico y lo matriarcal-estático (el autor desconoce tanto la
recolección femenina como la agricultura primitiva asimismo femenina).
J. Handry confirma la visión de E. Benveniste y otros sobre los indoeuropeos:
rudos conquistadores patriarcales, de estilo aristocrático y gusto por los espacios
libres (Les indoeuropéennes, PUF,1992).
Dice J. A. Jáuregui que, en nuestra Academia plátonica en Deusto, voy
construyendo una obra al modo de las catedrales góticas: cuyas ojivas y agujas
serían los afilados aforismos.
Es mejor no resolver un problema, que resolverlo mal.+
Cuanta más vida, más muerte. (Y cuanta más muerte, ¿más trasvida?).
El renancentista Cardenal Nicolás de Cusa (S. XV) ha plasmado, sobre caminos
neoplatónicos del Pseudo-Dionisio y Escoto Eriúgena, la complejidad de Dios,
el cual es definido como copulación de los contradictorios y coincidencia de los
distantes. Su mejor caracterización sería la de la otredad no-otra (Non-Aliud),
por cuanto es todo y todo es Dios, pues nada se le puede de-negar, siendo todo
lo que es posible: el Potest como identidad de ser y poder ser.
En este contexto posplatónico, Dios no es más una cosa que otra, pues no es
Dios aquel a quien algo se opone, manifestándose en toda creatura como exento
de carencias, negaciones, privaciones y contrariedades: ya que en Dios todo es,
sólo que más verdaderamente (verius).
En la inaugurada Revista española de filosofía medieval (n.° 0, Zaragoza, 1993),
Lorenzo Peña presenta esta lógica contradictorial del Cusano, si bien desde una
perspectiva racional, poniendo énfasis en que Dios sería pluscuamracional, al
estar sobre (hyper, supra, ultra) lo racional y asumir la contradicción, la cual
lógicamente se contradice y, por tanto, se supera a sí misma en Dios.
Ahora bien, frente/junto a esta visión de Dios como pluscuamracional, aquí
quisiera afirmar la visión cusana de un Dios transracional, en el que la razón
queda aquende Él, traspasando la pobre no-contradicción por una rica
contradicción que reúne y consagra los contrarios sin límite. Cierto, se trata de
una visión mítico-mística -im umbra sive tenebra-, en la que lo importante no es
su planteamiento lógico y racional, sino ontológico e implicativo (radical). Pues
lo por pensar en Dios no es sólo lo positivo pluscuampensado, sino lo negativo
sobreseído: el mal, el pecado, el dolor y la muerte, así pues la sombra
retroproyectada por la concepción clásica de un Dios olímpico del que se
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Nadie ha expresado mejor que el viejo Reindstadler la caza furtiva de las esencias abstractas
por parte del nómada: essentiae cuasi venantur (en su Metafisica/ontología).
Así que las esencias se cazan, lo mismo que la existencia se cultiva: radica aquí un simbolismo
cuya significación no puede empañar la historia política y social. Pues al margen de esa historia
el simbolismo tiene su específica sustantividad.
Es la eterna disputa entre el nomadismo y el sedentarismo, el cielo abier to paterno y la madre
tierra, el liberalismo desarraigado y el romanticismo re ligado, lo patriarcal-dinámico ylo
matriarcal-estático (el autor desconoce tan to la recolección femenina como la agricultura
primitiva asimismo femenina).
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predican abstracciones o neutradiciones. Pero el auténtico Dios cusano es
totalizador y coímplice:
Nullum esse de Deo negatur: quia
non est Deus qui alicui opponitur.
Impresionante concepción de un Dios no-opositor ni denegador del hombre: y al
que el hombre no tiene que opositar o ganar en oposición a sí mismo: un Diosraíz, y no un Dios-nebulosa.
La ironía (socrática) como dialéctica en Hegel (Fundamentos de la filosofía del
derecho (parág. 140,1).
La dialéctica como sonrisa irónica de la Gioconda: relativación de los contrarios
(la sonrisa irónica del Buda).
El espejismo de tu mirada varía la distancia (I. Gómez) -hacia el desvarío-.
Las enfermedades como accidencias del ser que acaban sucumbiéndonos.
Cuando uno piensa lo más profundo, ya no piensa: es pensado.
En la primera parte de la vida he pasado simbólicamente de la tierra (madre) al
elemento femenino (el agua). Supongo que en la segunda mitad deberé pasar
definitivamente al elemento aire (espíritu) a través de la purificación del fuego,
las enfermedades y la muerte.
Un perro tratando de atrapar un pájaro volátil en el parque: ¿tú también, can
hermano?
La hermenéutica como exégesis: ex-posición de la posición propia y ajena en un
punto medial.
Los dioses beben para olvidarse: de nosotros.
Hay épocas en que el cuerpo del vivir se hace casi transparente, cristalino y
dúctil: abierto. Pero en otros momentos se cierra sobre sí lastimeramente, el
tiempo se despacia pegajoso y las cosas son como costras que impiden el
despegue: acongojamiento.
Queremos dominar la situación, pero la situación acabará por dominarnos,
situándonos en el lugar limítrofe que nos corresponde: siempre.
Oportet haereses esse: conviene que haya herejes -para la propia purificación
del dogma y su desdogmatización
Nuestra ética oficial del bien, para no implicar el mal, trata de dividirlo creyendo
así vencerlo, distinguiendo un mal metafísico (la contingente finitud del
hombre), un mal físico (los accidentes de la madre natura) y un mal moral (la
negativa actuación humana, que se trata de superar precisamente con la positiva
ética del bien). Pero la positiva ética del bien resulta una ética positivista,
incapaz de exorcizar el mal -el cual resulta finalmente ontológico y radical
Savaterio afirma en su dicterio que sólo las opiniones más fuertes deben
sobrevivir -darvinistamente-.
Es la visión oficiosa de la verdad como verdad del más fuerte. En cambio, el
sentido suele ser sentido por contra como más débil: podría entonces definirse
como la verdad de los débiles (acaso debilitados por la fuerte verdad).
Mi fórmula filosófica: Implicación de la implicación y de la no-implicación.
Teoría de la doble implicación, que exige implicar lo inimplicado.
Implicarse es agarrarse a la vida en su movimiento intrínseco, para no caer
debajo de su flujo o quedar aparcado: ésta es la voluntad básica de vivir
hacia/hasta la muerte.
El feminismo contemporáneo trata de incorporarse a las tareas propias del
hombre varón, por eso es un feminismo patriarcal.
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Junto a él, un feminismo matriarcal trataría de reencantar el seco campo de la
cultura masculinista, resimbolizando femeninamente su signología viril.
El feminismo entre nosotros es un feminismo de la igualdad o identidad
ideológica, y no de la diferencia axiológica: aquél sigue proclamando las
clásicas virtudes heroico-machistas, éste se reclama de un romanticismo
posclásico y posheroico.
Llegar a un estoicismo epicureísta.
No es posible la vida sin contradicción: sólo es posible un tránsito a través de
los contrarios. Sin ellos la vida sería muerte viviente: con ellos es vida muriente.
La Eucaristía es el gran símbolo o sacramento cristiano en el que se concelebra
el paso del sacrificio real al simbólico y, por tanto, de la letra al espíritu. La
muerte subsiste, pero exorcizada: pues mientras que la letra mata al hombre, el
espíritu sólo mata a la letra (inhumana).
El paso del signo (artificial) al símbolo (naturalístico) es el paso del sujeto del
significado lingüístico al sujeto de la significación axiológica. Pasamos así del
valor abstracto (precio) al valor real (aprecio).
Dios deviene mundo a través de la muerte: y el hombre deviene divino a través
de la muerte, O la muerte como condición de vida.
Cuantas veces hemos comenzado teniendo compasión, hemos solido acabar
siendo compadecidos. De donde la reacción como venganza psíquica tras la
humillación del compadecedor por el compadecido.
Algunos leen mucho, pero se les ocurre poco: otros leen menos, pero se les
ocurre más.
Mulieres: ni con ellas ni sin ellas: mysterium disiunctionis.
La hermenéutica de Gadamer se redefine por la aplicación (Anwendung), y que
yo reinterpreto como la implicación.
Los límites no están para prohibir el paso ni para ser transgredidos: están para
posibilitar su traspaso, es decir, para ser transitados -liminar/mente-.
El decepcionado puede ser decepcionante.
La fascinación del Simposio de Sócrates-Platón está en su inmensa capacidad de
articulación y configuración de los contrarios y sus diferencias en el sexo, la
cultura, la política, la religión y las clases de edad. Hay el lúcido intento por
universalizar las actitudes humanas más características, impidiendo su
marginación en ghettos y minorías.
Solamente en C. G. Jung reaparece una tal capacidad arquetipológica de
configurar la experiencia humana a un nivel anímico o psíquico.
Lo diré diáfanamente: la fascinación de la cultura clásica griega procede del
entrecruzamiento del patriarcalismo helénico con su arcaico trasfondo matriarcal
compresente en los misterios eleusinos de Deméter: de aquí procede la radical
apertura y/o ambivalencia de dicha cultura juvenil.
Según S. Agustín, Cristo accede cual esposo al lecho conyugal de la cruz,
uniéndose así a la matrona de la vida y de la muerte:
Procedit Christus quasi sponsus ad crucis torum,
et copulavit sibi perpetuo iure matronam (Serm. Suppositus 120,8).
La matrona de la vida y de la muerte está simbolizada en la cruz misma como
árbol mediador entre el cielo y la tierra.
La sublimación es en Freud la traslación (Uberführung) de la pulsión a un plano
superior (espiritual), mientras que en Jung mienta reconversión (Wandlung) de
los contrarios (instintos y espíritu) (véase C. G. Jung, Briefe, ed. A. Jaffé, I, carta
a H. Hesse).
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Por eso el acceso jungiano al Sí-mismo (Selbst) no se realiza sobre (supra, über),
sino a través de sí mismo. La función trascendente que conecta el inconsciente y
la conciencia resulta así una función inmanente/inmanante: en donde lo
importante no es lo que decimos (egoicamente) sino lo que se nos dice o dice en
nosotros: lo que ello dice.
Para Jung, Dios siempre habla mitológicamente, mientras que el alma posee una
cualidad no tempoespacial. De aquí la compresencia de los arquetipos, definidos
como mitologemas colectivos. Entre ellos cabe destacar, junto al arquetipo de
Dios, el arquetipo adyacente del diablo ubicado en un infierno y condenación
eternos y, por tanto, transtempoespaciales.
La visión del arte contemporáneo como fragmentario y fragmentador, es
compartida por Jung y el eranosiano H. Read, para el cual los artistas más
característicos, exceptuando a H. Moore, serían auténticos nómadas
desarraigados: Joyce, Eliot, Pound, Brecht, Klee, Kandinsky...
Acaso su intención esté en rechazar las clásicas ligazones realistas: pero uno no
puede vivir siempre en el aire, atrapando fragmentos.
Ciudad, bajo la niebla te contemplo a través del aire esmerilado (Juan Larrea a
Bilbao, la ciudad esmerilada, i.e., ferruginosa).
Deus est sphaera (sive circulus) infinita, cuius centrum est ubique,
circumferentia nusquam (Logion atribuído a S. Buenaventura (Itinenarium
mentis ad Deum), así como a G. Bruno. Recogido en el Liber Hermetis o
Trimegisti, Codex Vaticanus 3060 (S. XIV), así como en Liber XXIV
philosophorum, S. XII).
Dios es aquí definido como la esfera o círculo cuyo centro está en todo (en todas
partes) y su circunferencia en nada (en ninguna parte). O Dios como círculo que
circula por todas las cosas, haciéndolas circular.
Entre el cielo y la tierra, el mar: el mar que es fuego amarado.
En la Liturgia pascual se habla del pecado de Adán como necesario: O certe
necessarium Adae peccatum! El pecado es tan necesario a la salvación como lo
negativo para su positivación.
Según el eranosiano J. Campbell (en Mitologia creativa), la fórmula oriental de
ver la realidad metafísica es
c=x (contenido del mundo igual a Dios).
La fórmula occidental sería dualista:
cRx (el contenido mundano dice relación a Dios).
El autor piensa que la relación dice dualidad, lo cual es verdad respecto a la
relación de explicación, pero no de implicación de los contrarios. Por ello en la
visión clásica occidental, Dios es la explicación del mundo, mientras que en
nuestra visión medial Dios no es la explicación del mundo, pero tampoco se
identifica con el mundo: sino que Dios es, dice relación de implicación: es la
implicación del mundo, y viceversa. He aquí nuestra fórmula:
cIx (coimplicación mundo-Dios).
La relación de implicación entre Dios y el mundo significa que Dios es la
explicación del mundo sólo si el mundo es la explicación de Dios. Dios y el
Mundo comparecen entonces como dos versiones de Una misma correalidad que
se convierte en Toda, correlatando el tiempo y la eternidad, lo mundano y lo
divino, la arquetipicidad y la tipicidad en el eje de una simultaneidad simbólica.
A partir de aquí, Dios y el mundo no son idénticos pero tampoco distintos: o,
mejor, son a la vez idénticos y distintos. El vocablo que mienta esta
coimplicidad radical de los contrarios contractos o radicados sería: mundivinidad
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Las máscaras de Dios no son una mascarada de disfraces externos: son las
manifestaciones de Dios, Dios mismo ad extra, Dios manifestado y manifiesto.
El hombre es el sujeto del significado sígnico, pero es el sujeto-objeto de la
significación simbólica: pues el significado sígnico es una explicación humana
del mundo (funcional), mientras que la significación simbólica es la implicación
del hombre en el cosmos (sentido).
La imaginación simbólica como principio de irrealidad: tabuizado por la
ortodoxia freudiana, y totemizado por la heterodoxia jungiana.
Diferencia entre el arte auténtico y el arte mediocre: aquél es arquetipal, éste
tipical. Lo tipical o típico representa lo meramente étnico, lo arquetipal o
arquetípico simboliza lo transcultural (los pensamientos elementales de A.
Bastian).
No superar la maya (ilusión, manifestación, fenómeno) en nombre del Ser puro,
sino asumirla como lo que es: explicación de la implicación, mediación del ser,
mundomanifestación de Dios. (Dicho sea frente a Oriente y Occidente).
No perdono al cineasta Alex de la Iglesia que me forzara a visionar el Filme
Alien: he acabado alienado por las máquinas y sus maquinaciones -auténticas
“mirindas asesinas”-.
¿Qué hacer con la realidad? Ni conservarla, ni transformarla ni superarla:
suplantarla.
Suplantarla es sub-plantarla, es decir, implicarla.La realidad está para ser
reformarla (reformándose).La primera reformación de la realidad está en
reformularla: primaria interpretación o realización simbólica de lo real.
Según algunos antropólogos, el tótem es bueno para comer; según otros, es
bueno para pensar. En mi opinión, el tótem es bueno para implicar.
Viandante, no hay meta en la andadura: que se hace meta al llegar.
Predicar la hermandad o fraternidad: pero sin hacer el primo.
Principio de correlatividad: en música un sí bemol es un la sostenido. Esto
muestra la implicación de los contrarios y su dualéctica radical. Así que la
melancolía que simboliza el sí bemol se convierte en exaltación simbolizable por
el la sostenido: dos caras de una misma realidad en claves diferentes: enclaves
diferentes de una realidad común.
Hay que dejar abierta la vida: para que no acabe en encierro y encerrona.
El sentido de Relación como ilación -hilaridad- de lo real: a la vez implicativo y
explicativo, unitivo y restallante, reuniente y riente.
La auténtica realidad es la que me realiza: la que hace ser.
Hay que arrostrar la vida para sobrevivirla: pues sólo el que la pone cautamente
en peligro puede salvarla.
Ni Cristo es bueno: lo dice el propio Evangelio, afirmando la bondad de sólo
Dios -que así se queda solo y contrariado-.
Escribo este aforismo en horizontal: desde esta postura no me interesa la
realidad vertical.
En este país complicamos la simple política y simplificamos la compleja cultura:
humanismo enrevesado.
España es un país interesante pero alcahuete: deberíamos sublimar nuestra
alcahuetería nacional para llegar a más cultura, pues ésta no es sino alcahuetería
sublime.
Partido mundialista España-Italia: los italianos son más incisivos, los españoles
más molares.
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Vuelvo sobre España, el país interesante por su clima, comida y carácter. Pero
está atravesado por una red burocrática anticuada, como lo muestran las
amenazadoras cartas que recibimos del Fisco o la Justicia incluso por procesos
favorables. Para nuestra desgracia somos un país tradicional en lo que
deberíamos ser modernos -la tecnociencia- y posmodernos en lo que deberíamos
ser transmodernos y aún clásicos: la cultura.Nos falta/falla la diferenciación
psicosocial.
Según Lévi-Strauss, la cesura entre naturaleza y cultura permite la interpretación
del totemismo, de modo que la fisura posibilita la interpenetración. Y viceversa,
la coimpljcación de natura y cultura permite su diferenciación y distinción -esto
es lo que olvida Lévi-Strauss, el cual siempre acentúa la cesura y su explicación
frente a la sutura y su implicación: pues natura y cultura no son ajuntados por el
hombre ad libitum (arbitrariamente, signológicamente), sino que éste es la
juntura simbólica (onto-lógica) de ambos.
Dice Mª Xosé Agra que la fraternidad comporta un modelo poco apropiado para
el lenguaje político actual. Pues bien, precisamente porque no es apropiado ni
apropiable por la hirsuta política actual obtiene o puede obtener un sentido
contrafáctico crítico…
Frente a la despolitización romántica de la violencia ritual en la Escuela alemana
(Frobenius), la Escuela ilustrada inglesa repolitiza la cuestión con Frazer a la
cabeza. En esta cuestión-límite, el romanticismo limita positivamente con el
pensamiento crítico ilustrado: romanticismo ilustrado o ilustración romántica (Y
ello porque, a su vez, la ilustración ignora el sentido ritual y otros sentidos).
Quede sobrentendido que nos referimos a la Política con mayúscula
El concepto antropológico de mana (en melanesio=potencia según Codrington)
como vacío mágico-simbólico en cuanto potencia significante y significatriz
(adur, en euskera) Este vacío simbólico se diferencia nítidamente del vacío
sígnico que le atribuye Lévi-Strauss, cuyo valor simbólico es cero: el primero es
arquetipal o implicante, el segundo es formal o estructural.
Lo que puede ser pensado no puede ser sino una ficción (Nietzsche). Y lo que
puede ser amado no puede ser sino surreall
El Uno es Todo: pero no totalmente (todavía).
La extinción del yo en Buda conlleva el florecimiento del mundo. Agazapar el
yo tras la realidad para que ésta florezca: encerrarse en sí mismo para abrirse a
lo real profundo
La consustancialidad de los contrarios: y la insustancialidad de lo incontrario
La implicación dualéctica de los opuestos significa la implicación no sólo en su
ser o unidad sino también de su dualidad o maya.
Tao te king: podríamos traducirlo como el libro (king) del poder o virtud (te) de
la potencia o virtualidad (tao).
El arquetipo de la madre en el Ulises de Joyce: y su aliento de cenizas mojadas.
Podríamos decir que el vacío estructural (Lévi-Strauss, supra) tiene que ver con
el vacío vaciado e inmóvil hindú (nir-vana= sin-viento),frente a nuestro vacío
simbólico más cercano al chinojaponés de tipo activo, móvil y abierto (ver ad
hoc, J. Campbell Mitología oriental).
El primer vacío estaría representado por la tumba vacía, el segundo por la tumba
pregnante y su montículo terráceo onfálico (preñado): no se olvide en este
contexto que la tierra madre simboliza la divinidad sustante que, según Hesíodo,
subyace a los dioses y su Olimpo.
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Yoga-Sutra: Yoga dice yugo (de yug=enlazar y sutra dice sutura o hilado). Se
trata de una religión del dharma como ser-sentido y verdad intrínseca de cada
ser.
Excelente el lema de Tonio Kröger (T. Mann) para la vida: “ironía erótica”. Que
era la ironía socrática auténtica (preplatónica).
El mal a menudo no proviene de otro mal, sino de un presunto bien en el que
confiamos: y en muchas ocasiones su nombre es amor.
Lévi-Strauss piensa que el occidente cristiano debería mezclarse de budismo
para no reprimir lo femenino.
Éste es uno de los ejemplos característicos del temperamento mezclador
(comparador) del antropólogo. En su obra compara y recompone los contrarios
para su mutua compensación: y, así, Edipo supervalora la relación familiar con
la madre (incesto), “compensando” ese exceso con el defecto del asesinato de su
padre. Por otra parte, la autoctonía de Edipo (“pié hinchado”) se opone
correlativamente a su propia antiautoctonía, en cuanto resolvedor del enigma de
la Esfinge autóctona a la que destruye. Finalmente, el incesto como exceso en
Edipo es opuesto estructuralmente por Lévi-Strauss a la virginidad como defecto
en el Perceval/Parsifal.Entre ambos extremos mitológicos se sitúa la vida del
hombre real. Podría entonces afirmarse que los extremos pasan por el héroe,
posibilitando su correlatividad: el hombre entre los contrarios.
Volviendo a la correlatividad de los contrarios en la música: el do bemol es el sí
y el sí sostenido es el do, de modo que el do es el sí, y viceversa. Esta
conversión de los contrarios es posible porque la música se compone de tonos o
cualidades (relaciones, flujos, sentidos) y no de sustancias, cuantos o
significados. O, mejor, en la música lo cuantitativo está atravesado por lo
cualitativo, lo que posibilita el entrecruzamiento de sonidos con-sentidos.
Releo algunas obras de Eugenio D’Ors y, sobre ellas, el buen estudio de J. L.
Aranguren (La filosofia de D’Ors). Tentado por el barroco, sea naturalista
(romanticismo) sea superracionalista (culterano), nuestro filósofo resistirá a la
Mujer con el código clásico de la Razón viril, la cual es definida como diástasis
asimiladora de la vida, así filtrada y privada de su toxicidad irracional. El
espíritu clásico mediterráneo representado por Grecia e Italia, se yergue aquí
frente al barroquismo de Portugal y Germania, lo mismo que el Padre se
sobrepone a toda filiación romántica. La dialéctica que D’Ors sitúa entre lo
patético (el fatum, lo dado, lo subconsciente, la naturaleza informe) y lo poético
(la sobreconciencia, el ángel, las ideas-formas) se inclina de parte de este último
con su carácter apolíneo y proyectivo. La España mediterránea desplaza a la
España atlántica de Unamuno, lo mismo que el padre catalán de nuestro autor
parece desplazar a su madre cubana...
El catolicismo cultural se afirma así frente al protestantismo, como las figuras
frente a las figuraciones y lo visual apariencial frente a lo auditivo, interior o
profundo. El espacio condensa aquí al tiempo fluente en configuraciones
arquetípicas de sentido. Mientras que el tipo es individual-concreto y el ectipo es
general-abstracto, el arquetipo dorsiano dice individualidad simbólica, al modo
como el individuo se convierte en persona por el sentido o valor simbólico que
alberga. De esta guisa, el arquetipo es la intersección de lo individual y lo
general, obteniendo su paradigma en la persona que, siendo individuo,
“persuena” la voz de un dios, daimon o ángel al que representa simbólicamen te
(prósopon).
Diríase que en D’Ors el sentido es configuración o formalización de la informe
mater-materia cuyo fatalismo ha de superarse. En su obra Gualba nuestro autor
realiza una crítica literaria de lo informe representado por el incesto hija-padre,
la mitología romántica del destino trágico, la música y el agua, la exhuberante
vegetación lunar, la soledad y el sexo, la búsqueda pecaminosa de la unidad
imposible. Frente a todo ello se yerguen los límites de la auténtica cultura,
simbolizada por el ángel como forma pura, en la que encuentra sentido -lo
mismo que un ser lo encuentra no encerrándose en sí (incestuosamente) sino en
relación al ser, pues
no es posible ver una naranja sin recordar la naranja:
ni es posible gustarla sin definirla (Filosofía de la naranja, Glosa).
Resulta significativo del clasicismo de D’Ors el que no encuentre el sentido de
una naranja en otra u otras o bien en el naranjal, sino en la naranja. Esta visión
aristotélica de las cosas es la salida de nuestro autor hacia el clasicismo huyendo
de sus oscuras tentaciones romántico-barrocas Pero “cada cual se asemeja al
demonio que trata de vencer” y por ello lo mejor de D’Ors es cierta
ambivalencia presidida por la anástrofe o retorno de lo suprimido. En realidad,
su propia doctrina echa mano de Minkowski para interpretar el acontecimiento
como una coincidencia, intersección o cruce puntual del espacio y [tiempo, vale
decir, de lo clásico y lo romántico, del reposo y del movimiento. La propia
figura emblemática de su filosofar -la elipse- se distingue keplerianamente del
círculo en que tiene dos centros. Por eso la prosa de D’Ors se nos aparece en sus
mejores momentos como música escrita: tiempo espaciado y romanticismo
clasificado/clarificado.
Las mejores obras resultan ser mediales y arquetipales -aquellas obras en las que
se intersectan el espacio y el tiempo, o en las que el exceso romántico- barroco
queda contenido o bien la contención abierta: podríamos hablar de obras en las
que la bemolización romántica queda clásicamente sostenida o, viceversa, en las
que un sostenido clásico se curva barrocamente hacia sus oscuros repliegues
bemolizados. Son las geniales obras mediales que intersectan los contrarios
logrando su coimplicidad: la Capilla Sixtina de M. Angel y los Fusilamientos de
Goya, Sócrates en el Simposio de Platón, la interpretación de Jung sobre la
alquimia y Muerte en Venecia de T. Mann, la música de Bach y los conciertos
simbólicos de Eranos, el Origen de la tragedia de Nietzsche y el Hiperión de
Hölderlin. En todos ellos, entre otros, comparece el mismo “eón” implicativo, el
acercamiento liminal del contraste, la configuración de lo energético, erótico y
deletéreo, el apalabramiento del subconsciente, el exorcismo del mal y la
correlatividad de los contrarios contractos.
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La sabiduría como saber sapiencial: sapiencia como ciencia de sentido (sapientia
sapida scientia).
El aleman Tiefsinn es a la vez sentido profundo y melancolía. Quizás sólo se
adviene al sentido profundo melancólica/mente.
El ambiguo es, siempre en puridad, un irresponsable (A. Espada). Y el
responsable purista es, siempre, un luchador contra lo ambiguo: con la espada.
Ampliar nuestra capacidad de sufrir: hasta tocar fondo.
El hombre -hipóstasis de los contrarios-.
Ne quid nimis: nada en demasía. Esta máxima clásica apolínea es a la vez
romántico-barroca (dionisiana), ya que en realidad predica un exceso de
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equilibrio, armonía o no-exceso (sofrosyne). Su traducción actual sería: excédete
en no excederte.
A lo largo del tiempo he ido construyendo, al lado de mi casa en la montaña, un
amplio cementerio de amores sepultados: imposibles unos e imposibilitados
otros, pasibles los menos e impasibles los más.
Podríamos partir de la hipótesis de que el mal está difusamente difundido en lo
real (malum est diffusum), mientras que el bien sería difusivo (bonum est
diffusivum): en este esquematismo trascendental el mal aparece como inercia y
pesantez (entropía), y el bien como anhelo y dinamismo (neguentropía). El fin
bien podría ser el de dinamizar lo estático o dar sentido a lo difuso: implicación.
El arquetipo es el endotipo, el estereotipo sería el ectotipo: aquél es ontológico
(objetivo-subjetivo), éste meramente lógico. Finalmente, el tipo es puramente
óntico (cósico).
Deberíamos recuperar la concepción física del “Universon” como unidiverso
que reúne la materia y la antimateria, cosmos y anticosmos, espaciotiempo
(causalidad) y sincronicidad (sentido).
Como una sombra paseo por tus claustros, Deusto, y me detengo donde no lo
hace nadie: en el coro de tu capilla gótica vaciado, en el que aún resuenan
apagados los sones del órgano cerrado, las voces de maitines silenciados, los
ecos de coros acallados. El coro está vacío -pero los nuevos corifeos sin coro
parlamos interminablemente en su entorno, concelebrando una paraliturgia
amusical posreligiosa: unidiversitariamente-.
El que piensa que es posible poner entre paréntesis todo, es incapaz de poner
entre paréntesis su propio paréntesis: pues siempre partimos de algo que
compartimos, y a lo que partimos o diferenciamos.
La visión groseramente evolucionista del animal al hombre acaso debiera
atemperarse con ayuda de Goethe: el cual habla de una “perfección” que adviene
cuasi súbitamente a la especie.
La clásica ética del bien (abstracto) tendría como lema la máxima nómada
propia del cazador y pastor: ubi est bene, ibi patria: donde se está bien, está la
patria.
Junto a ella, la máxima de una ética material de los valores presentaría el lema
sedentario de los agricultores, que podríamos reformular así: ubi bonum, ibi est
matria: donde está el/lo bueno, allí está mi corazón.
En el pensamiento sólo lo pensado tiene valor real: pero en (la) realidad el
pensamiento obtiene valor irreal. Para el pensar vale la verdad, para la vida vale
el sentido: la verdad es formal, el sentido es material.
El derecho (jus) dice implicación, la ley (lex) añade explicación: es la diferencia
entre themis y dike, la justicia y lo justo o ajustado.
Uno suele hacer lo que le hacen: y suele tratar como le tratan. No nos
maltratemos.
Las visiones provocadas por ciertas drogas corresponderían, según A. Huxley, a
los arquetipos colectivos.
Salvaguardar la libertad: saber estar -saborear- la soledad.
Nuestras saladas lágrimas nos remiten al mar: reminiscencia de nuestros
orígenes marinos.
El tao chino como tesitura de la realidad: en la que los contrarios se reflejan
mutuamente.
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Habría algo común entre la despreocupación estoica, la dejadez mística
quietista, el desasimiento heideggeriano y el abandono islámico: en cuyo ámbito
emerge el Job bíblico frente a sus fáusticos amigos.
Un filósofo me dice que mi filosofía no tiene futuro: pero tiene pasado y, por
tanto, el futuro podrá retenerla.
El símbolo como placenta de la realidad y el sentido como el cordón umbilical
de la vida, procedente de aquella matriz.
El hombre otorga a la mujer asentimiento: porque la mujer es para el hombre
consentimiento.
Sólo en nuestras decisiones más profundas somos nosotros mismos, en nuestro
consentimiento íntimo: allí donde la voluntad se edifica a sí misma y se levanta
a sí misma.
La curiosa división de Leo Frobenius entre la cultura o alma (paideuma)
etiópica y la hamítica: aquélla es de orientación patriarcal, su símbolo es lo
vegetal y comprende a los negroafricanos, alemanes y rusos; ésta es de
orientación matriarcal, su símbolo es lo animal y comprende a los franceses e
ingleses.
El alma (nefesh, psique, aliento) como espíritu (ruah, pneuma, viento)
encarnado en el hombre. Psicología entre idealismo y materialismo.
Cuando el dinero vale tanto como una realidad viva es simbólico: cuando la
realidad viva vale como un dinero es sígnico. En el primer caso, el dinero es
medido por la realidad viva; en el segundo caso, la realidad es medida por el
dinero abstracto (realidad muerta).
Imponente la vieja obra de O. Spengler La decadencia de occidente, en la que
ofrece una amplia morfología de las culturas. La cultura es aquí “energía
morfogenética religiosa”, ya que el hombre accede a su humanidad al afrontar
con amor y terror, totémica y tabuísticamente, el mundo de la vida y de la
muerte; en efecto, la preocupación por el tiempo le lleva a proyectar tótems y
dioses tutelares, el miedo al espacio le conduce a conjurar sus genios y
demonios tabuísticamente.
En la gran visión spengleriana se da una marcha imparable del campo a la
ciudad, de lo vegetal a lo animal, de la cultura a la civilización y de la vida a la
muerte: en este proceso del nacimiento y de su decadencia que se realiza en
todas las culturas, los extremos están representados por la nobleza (como
sublimación del totemismo campesino en ideal caballeresco) y por el sacerdocio
(como sublimación del tabuismo aldeano en espíritu libresco). La nobleza vive
en el castillo/palacio una existencia activa de fondo matriarcal -telúrico, el
sacerdocio habita templos e iglesias en actitud contemplativa de carácter
patriarcal- abstracto-. La nobleza es a la política económica lo que el sacerdocio
a la religión de la ciencia: es la diferencia entre la crianza y la formación, lo
sexual y lo sensual, el tiempo y el espacio, el campo y la ciudad. El héroe y el
santo simbolizan bien ambas visiones del mundo: pues mientras que aquél vive
contra la muerte, éste vive para la muerte. El héroe desprecia la muerte, el santo
desprecia la vida: aquél vive la realidad activamente, éste desvive la realidad
pasivamente: es la distancia entre lo profano y lo espiritual, la moral de la honra
basada en lo bueno/malo totémico y la moral del pecado basada en lo
bueno/perverso tabuístico (ver ad hoc F. Nietzsche).
Pero el santo es una categoría que implica el idealismo propio del sacerdote, el
filósofo, el intelectual y el científico. Su capacidad teórica significa una
incapacidad para la vida y, por tanto, decadencia. Es a partir de esta figura
decadente de la que emerge, según nuestro autor, tanto el humanismo como la
ilustración, con su común ética socrática del saber como virtud. Aquí anida el
principio de la democracia como ideal de la no-clase, representado por la
burguesía revolucionaria como término medio/mediador entre el aristócrata y el
desclasado, reconocible como aquél que negocia, comercializa e intermedia
profesionalmente los productos. Ahora bien, se trata según Spengler, de una
típica clase decadente, por cuanto garante de una libertad urbana abstracta que
encuentra en el “dinero” su símbolo vacío máximo. El parlamento sería para
nuestro autor el ámbito propio de las verdades inánimes alejadas de los hechos
vivos, así como de una legislación que se aleja cada vez más de la vida. Con
ello, el pueblo y su alma -la nación- queda más y más estatalizado y
superespiritualizado a costas de las auténticas clases vivas (especialmente la
nobleza). Esta espiritualización sería la labor típicamente sacerdotal que, en su
secular lucha con la nobleza, trataría de imponerse como el nómada civilizado al
sedentario agricultor en nombre del espíritu abstracto. Así es cómo se yergue,
según nuestro autor, la filosofía presocrática y órfica (sacerdotal) frente al
mundo noble de Homero y los héroes; o bien la tiranía democrática ateniense,
representante de un estado de aldeanos y burgueses con sus cultos dionisianos y
órficos, frente a la oligarquía de clase con sus cultos apolíneos. La contra-clase,
como Spengler denomina a la clase sacerdotal, triunfa así decadentemente de la
clase propiamente tal: la nobleza, ya que la burguesía continúa la cultura
sacerdotal situándose en un falso intermedio entre la nobleza y la masa
ciudadana. De esta guisa, vence simbólicamente el espacio patriarcal al tiempo
matriarcal, ya que mientras la mujer dice sino (traducible por sentido) el hombre
dice realización (verdad).
Y bien, la impresionante cosmovisión spengleriana ofrece aspectos positivos y
negativos. Entre los primeros quisiera destacar la importancia que confiere a la
cultura como alma que se expresa en símbolos, y “todos los grandes símbolos
son patrimonio del alma” (vol. II, cap. II): lo cual es considerar a los grandes
símbolos anímicos como arquetipos o configuraciones de sentido. Entre estos
símbolos cabe destacar la bellísima interpretación de la cueva como arquetipo de
la cultura arábiga y su alma mágica -una cultura que integra el primitivo
contexto semítico y cristiano-. Pero también quisiera decir una palabra sobre la
negatividad de la obra spengleriana, nucleable en torno a su visión de una
imposible mediación entre los extremos, como lo muestra el ejemplo de la
democracia burguesa aducido, basándose en un principio militante según el cual
todo término medio está condenado a muerte. A muerte condena él, desde luego,
toda mediación o mezcla de contrarios, lo que nos lleva a una concepción purista
y belicista de la realidad como “irremediable”. Irremediable resulta en su
escritura el dualismo entre el tótem y el tabú, la nobleza y el sacerdocio, el
tiempo y el espacio, el campo y la ciudad, el héroe y el santo, lo vegetal y lo
animal, la mujer y el varón, la mitomística y la ascética, la cultura simbólica y la
civilización racional, el romanticismo religioso y la ilustración política, el sino y
la idea, la vida y la muerte.
Pero, como muestra este último ejemplo límite, vida y muerte configuran en su
oposición una misma tesitura o tejido relacional. El dualismo spengleriano
comienza cuando diferencia drásticamente entre la cultura (la vida) y las
relaciones (las formas); pues bien, frente a Spengler que pone primero la cultura
y luego las relaciones, así como frente al pensamiento moderno que sitúa
primero las relaciones y luego la cultura, aquí sostenemos que cultura y
relaciones se coimplican: ya que la cultura dice relación, y toda relación es
cultura. Pero algo parecido cabe decir respecto a su distinción irremediable entre
la nobleza y el sacerdocio, precisamente mediados por la burguesía como
tercera clase, la cual obtiene tanto elementos sacerdotales (especulativos) como
nobles (activos); por eso presentar el “dinero” como su símbolo asimbólico es
solo verdad parcial, al prescindir de su basamento en la realidad económica y
comercial. Podemos por tanto hablar, frente a Spengler, de la democracia como
mediadora: sobre todo si la reentendemos como democracia romántico-ilustrada,
la cual buscaría la igualdad (ilustrada), más también la diferencia (romántica).
Pero acaso el ejemplo más patente de intersección de los contrarios esté
representado por la universidad, en cuyas aulas se adunan los valores del castillo
y de la catedral, las virtudes nobles y sacerdotales, el espíritu caballeresco y el
libresco, el héroe y el santo, el tiempo vivo y el espacio convivido.
Sin embargo, estas críticas no se oponen a la exhuberante visión simbólica de la
cultura como alma en Spengler. Sólo tratan de sobrepasar el dualismo que
aparece en el texto como típico de la extremosidad de nuestra cultura en las
primeras décadas del siglo XX. A este respecto, resulta significativo que
Spengler acabe rechazando las verdades filosófico-teóricas en nombre de los
hechos fuertes (que suelen ser hechos brutos); olvida aquí que la verdad es un
hecho y el hecho verdadero, dividiendo el mundo entre la fortaleza política de
César y la debilidad estoica de Cicerón. El autor recupera así el darvinismo
nietzscheano y su interpretación de la vida como lucha y voluntad de poder. Con
ello nuestro autor parece abandonar su primera afección por el simbolismo
cultural originario en nombre de la acción política directa, de modo que si el
volumen I (1917) de su magna obra celebra el ser matriarcal, en el volumen II
(1922) aparece fascinado por las realizaciones fáusticas del hombre heroicoviril, olvidando que el simbolismo cultural no puede plasmarse directamente en
la realidad política, sino indirectamente: ya que el simbolismo está (debe estar)
tras lo real como reino de la surrealidad que confiere sentido a lo real y le sirve
de trasfondo o matriz. El irreal romanticismo del autor no sólo no es realizable,
sino peligroso (a través de diferentes Führer); su infinitismo fáustico ha de ser
replicado por un movimiento replegante que, como el barroco, finitiza y repliega
surrealmente la irreal desmesura romántica dejada a su curso infinitesimal. El
ejemplo cultural sigue siendo El arte de la fuga de Bach, en el que el sentido como el Cristo arquetípico- se pierde en el mundo (cual mesianismo exterior)
pero se recupera en el templo como temenos o lugar definido (interiorización),
en donde puede también recordarse la huida del Sentido o Sonido (Cristo) al
Egipto símbolo de la dispersión o disipación en el Sur demónico (las tentaciones
totalitarias del diablo a Jesús) y su recuperación interior (aunque no final, en el
sentido de estático final feliz, sino en el sentido abierto de Bach, que deja su Arte
de la fuga inconcluso).
Así que en Spengler falla la interiorización del sentido por cuanto el alma
fáustica se opone, como en L. Klages, al espíritu: pero la clave está en incluir
espíritu y cuerpo en el alma relacional mediadora, y no en excluirlos
dualísticamente en un alma peligrosamente desaforada. Pues el alma es el
mundo intermedio que aspira el espíritu infinito, pero que soporta la inercia del
cuerpo: entre ambos subsiste como un común entrambos, como un desgarro
(bemol) sostenido, fiel a su propia dimensión humana -y ello dice:
implicacional-. Pues la vida no es sólo lucha sino descanso, no sólo voluntad de
poder si no poder de voluntad, no sólo expansión sino impansión, y no sólo
noble sino plebeya.
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C. Schmitt habló del terrismo 7 propio de los campesinos católicos
mediterráneos, que veneran la madre tierra religiosamente (paganamente). Pero
el terrismo como mitología nacionalista cerrada puede conducir al terrorismo
político.
Nacer en el campo o pueblo y vivir en la ciudad o urbe: esta doble
coapertenencia nos permite a algunos mentalmente “privilegiados” el no tener
que caer en el dualismo que corroe nuestra filosofia política: o el campo
romántico contra la ciudad desarraigada (conservadurismo, regresionismo,
paganismo) o la ciudad ilustrada frente al campo rural (racionalismo burgués,
civilización urbana, progresismo político abstracto). Pues la clave está en
remediar nuestra ruptura, haciendo posible el arraigo y la libertad, la religación
y la liberación, el contacto ecológico y la independencia lo comunal y lo
individual. Un arduo intento por recomunicar los contrarios: Dios al habla con el
diablo -como en Job, Fausto y los mitos eslavos descritos por Eliade-. Pero esto
quiere decir abrir fronteras y aduanas: y cerrar pactos y armisticios (al menos
como teoría o programa ideal). Implicar, y no desimplicar.
Ni los demás son tan tontos como nos parece, ni nosotros tan listos como
aparecemos.
Cuando se quiere mal, hay que retirarse: hasta llegar a poder querer bien. Esto
último ocurre cuando se está capacitado incluso para retirar el propio querer: el
amor propio. Entonces el amor pierde la magia, pero gana en majeza al
recuperar la majestad.
En la mitología japonesa hay tres espíritus fundamentales: la diosa- sol, el diosluna y el dios-tormenta. Mas, ¿quién es el gran eje mediador?
En Occidente el eje mediador sería la diosa-sol, símbolo del vacío nocturno
(lunar). Cabe una tercera interpretación inoficial, medial y heterodoxa: el diostormenta como tormentoso héroe terrestre pondría en correlación (diábolos) a la
diosa-sol y al dios-luna, posibilitando con su dialéctica la implicación de los
contrarios así atormentados o dialectizados.
El arquetipo como imago -reentendida como imagen sin imagen: imaginación
ontológica o trascendental-.
El filósofo suele estar decepcionado de la realidad externa: por eso cultiva la
realidad interna y la idealidad cultural. Sin embargo, el político quiere arreglar la
realidad, mientras que el científico investiga sus mecanismos. Por su parte el
poeta ensueña, y el monje duerme nirvánicamente. Sólo Dios descansa de su
realización, a la que el diablo pretende desrealizar.
Una concentración fluida es la clave del centramiento o funciona miento de la
vida.
Leo Frobenius acuña el término Paideuma para referirse al alma adquirida de las
culturas. En su obra define a la cultura joven por su emoción (Ergriffenheit), a la
cultura madura por su expresión (Ausdruck) y a la cultura vieja por su utilización
(Anwendung).
A mi entender estos tres niveles culturales se corresponden con los tres
momentos hermenéuticos propios de toda comprensión o interpretación: la cual
comienza por la impresión de realidad, se continúa con la expresión o respuesta
Terrisme (en su trabajo “Catolicismo romano y forma política”).
(recreación) y concluye en su aplicación o utilización, O realidad (1), idealidad
(2) y realización (3).
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No puedo creer que el espíritu de Dios habite en una planta (Baudelaire).
Entonces hay que reimplantar el espíritu de la planta en Dios: así reconvertido
en Diosa.
Algunos yoguis duermen con un cadáver para asumir la propia muerte. (Yo sólo
dormiría con el cadáver de mi enemigo para asumir su muerte).
El servicio militar, ¿un vicio incivil?
Algunos necesitamos años para superar un ataque de amor. Ataque de amor que
suele acabar en amor por el ataque.
Para W. F. Otto, la creatividad cultural y sus formas artísticas procederían del
culto arcaico secularizado. El culto arquetípico sería el dionisiano, con su
trágica experiencia dual del universo - Urphänomen der Zweiheit-, tal y como
aparece en la máscara ritual que simboliza la presencia y la ausencia, la vida y
la muerte, la cercanía y la lejanía -el sentido y su latencia-.
FRAGMENTOS DE SENTIDO
(Preámbulo)Los aforismos son fragmentos de sentido que no se dejan definir ni
encerrar, sino que transitan sin parar y pasan sin cesar. Como afirmara R. Barthes, “el
sentido, antes de quedar abolido en la in-significancia, se estremece una vez más: hay
sentido, pero este sentido no se deja asir, sigue siendo fluido, se estremece en una ligera
ebullición” (Barthes por Barthes). Y, sin embargo, la fragmentación del sentido hace
entrever su configuración elíptica, su ausencia elocuente, su presencia difuminada y su
oblicua lateralidad.
Mientras que la filosofía sistemática expone el orden y lo divino, lo apolíneo o
platónico, la síntesis racional del mundo, en la filosofía aforística se asume el desorden
y el caos, lo diabólico y diabálico, lo demónico o demoníaco, lo dionisiano y plutónico,
el análisis surreal de la existencia, la sombra inmanental del mundo (como diría M.
Maffesoli tras C.G.Jung). Precisamente la genialidad de Heidegger está en haber
proyectado en la transcategoría del Ser el enigma de la creación y el misterio de la
existencia: porque el Ser simboliza a la vez la trascendencia inmanente y la inmanencia
trascendente.
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Buscamos el sentido del mundo y lo encontramos en la búsqueda sin fin pero
con un principio: la apertura radical frente a todo reduccionismo y cerrazón
mental
El sentido como fusión simbólica de la fisión real: su arquetipo es el acto de
amor.
El Ser es el estremecimiento producido por lo divino en acción (Heidegger): la
creación como resquebrajamiento de la eternidad en tiempo.
El bien es difusivo: el mal es difuso.
El amor sucumbe al fin: mas queda su sepulcro como un tálamo en medio de
este páramo.
El temple de ánimo (Stimmung) en Heidegger: la aferencia o afección (pathos)
como trasfondo del logos.
El sentido se construye y deconstruye: asciende y desciende, sube y baja, se
deshace y rehace, se desanuda y reanuda, va y viene en vaivén.
El sentido del mundo está en reconocer el enigma del sentido.
La imagen logra contener el tiempo: resguardando lo perecedero.
El amor como la vida nos mata al vivirnos.
Observo la descarnadura de Jon Juaristi en sus Memorias y sus afectos
perturbados: pero me honra al llamarme “epiceno listillo” (en lo demás se
deshonraría a sí mismo, si aún no lo estuviere).
El sentido se topa realmente con la finitud y se abre simbólicamente a la
infinitud: pero esta infinitud es indefinitud (lo indefinible o indecible
wittgensteiniano).
La verdad se conquista heroicamente: el sentido se descubre antiheroicamente.
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El alma como interferencia/interaferencia entre espíritu y cuerpo: mediación
afectiva entre la desafección del espíritu y el cuerpo afectado.
El ser que puede entenderse dice lenguaje: porque ya es dicción o expresión de
algo/alguien.
Lo que no hemos hecho también nos hace: y a veces nos deshace.
Vivir la vida como una aventura: el hombre es el aventurero del sentido.
La experiencia es expresiva: y la expresión es simbólica (A.N.Whitehead).
Obra bien y alégrate de ello: máxima spinoziana.
Ama, y sé feliz: hemos olvidado la felicidad de la bondad.
No lo que el mundo es sino el que lo sea: no la realidad sino su posibilitación (he
ahí la cuestión).
Estoy estudiando el paso de la Caverna de la Diosa al Templo del Dios, y
observo paralelos: en la caverna la diosa vasca Mari porta en su derecha un
Peine que peina o estructura la realidad y en su izquierda un Espejo en el que
recoge el universo, mientras que en el Templo cristiano Cristo dirige la realidad
con su Mano derecha bendiciente y recoge e interpreta el universo con el Libro
que porta en la izquierda.
Cuatro es un cuadrado y un círculo (P. Creeley).
El que corta la flor se lleva el alma: pero el cuerpo fenece.
El significado significa (semánticamente): el sentido sentifica/santifica
(simbólicamente).
El individualismo es cínico, la ciudadanía es racional y abstracta, el personismo
es emotivo: se abre una época conectiva, femenina y neorromántica (V. Verdú,
Yo y tú).
Contra Franco pensábamos mejor.
En la nada, aunque en la nada sea, continuemos: ¿qué otra manera de vivir mos
queda? (A. Gala).
Me interesa ya más la transvida que la vida.
Lo divino (theion) es sulfuroso: la misma palabra mienta el azufre.
Algunos lo necesitan todo para llegar a nada: otros no necesitan nada para llegar
a todo.
El claroscuro es cortante en Caravaggio: en Rembrandt es difuso.
Prefiero la música a la vida (Joan Margarit).
Espero lo que no llega: desespero y entonces me allego.
Lo peor de España son los curas y los laicos.
Kojón Juaristi como amante despechado: de hecho quiso ser amigo o cofrade
(imposible).
La mejor filosofía no es la escrita, sino la inscrita en uno mismo.
Hay que convencer al otro: a no ser que el otro le convenza a uno.
Tus ojos almendrados almendran tu sonrisa.
La belleza es lo divino en el hombre y lo supérfluo: la razón es lo demónico y lo
necesario: la bondad es lo humano del hombre y lo conveniente.
Hay escritores que han hecho carrera escribiendo infamias: carrera de ida y
vuelta.
Saber ladearse (Gracián): para pasar desapercibido y apercibir transversalmente.
El sexo y su sublimación por las imágenes.
Estómago en paz y pies ligeros: corazón abierto y cabeza despejada.
En su novela Contra natura, A. Pombo nos invita a elegir entre un tipo
homosexual frío y otro cálido: pero no me gusta ninguno de los dos (debo ser
tibio o acaso más sutil).
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El ágora griega se convierte en el agora hispánico: la deliberación del presente.
En el aforismo se condensa el thymós: el aliento o afección, la pulsión o el
corazón.
En la escritura me (di)vierto: abierto.
En el kantismo la razón es lo sublime: pero la razón es lo sublimado
represoramente.
Lo liminal es lo eliminal: lo que se trata de eliminar por cuanto ambiguo o
peligroso (en la cuerda floja).
El hombre es más perruno: la mujer se lleva el gato al agua.
Antes filosofaba y escribía por acumulación hermenéutica: ahora lo hago por
sustracción hermética (aforística).
Escribimos con nuestros deseos (R. Barthes).
La vida tiene un sentido: pero ese sentido es un contrasentido (la muerte).
Se dice que dura lo que no cambia: pero yo pienso que dura lo que cambia.
Las ideas surgen al surgir el concepto: luego vendrá el análisis a completar la
protosíntesis.
La afirmación es asunción: el sí proviene del sic (así).
Nieva: los árboles agazapados tras la blancura pura.
Una persona proba: una persona que prueba pero no aprueba.
La iglesia como tinglado: pero sin tinglados no se puede sobrevivir (si resultan
positivos).
Una médica cataliza mejor que un médico: aunque tenga menos fuerza.
La vida es alianza y lianza, lío y deslío, hielo y deshielo, disenso y consenso:
coimplicación de opuestos.
Saber que morimos: no tener que prepararlo todo y para toda la vida (ni siquiera
para un periplo excesivo).
La feminista Teresa del Valle me acusa de represor del género: el machista Jon
Juaristi me acusa de desrepresor del género: y yo me acuso de compresor del
género y la especie.
El hombre que se enamora baja en testosterona, la mujer que se enamora sube en
testosterona: la aproximación al apareamiento como coimplicación de
contrarios.
La cultura vasca/baska parece emparentada con la comida (bazkaria).
La materia es necesidad y el espíritu libertad: el alma es afección (libertad
religada).
En el maestro Eckhart Dios es la Nada: la nada simbólica, el hueco acogedor, la
divinidad cóncava.
Sin su amargura, las vida sería insoportable (J. Renard, Diario).
La iglesia compadece al pecador pero no se compadece o apiada de él: no
muestra compasión.
Lo sagrado como fascinante y tremendo reaparece en el cristianismo: en la
historia de Jesús.
Dios se hace niño: lo divino es la niñez.
La vida no nos regala nada gratis: el que tiene belleza la goza y la sufre por
demás: el que tiene sensibilidad goza y sufre de más: el que tiene amor goza y
sufre por los demás.
Los medievales tenían razón, la mujer no tiene alma: la mujer es alma.
Para sobrevivir: no vivir al límite.
El tiempo se condensa en invierno y se disipa en verano: primavera y otoño son
transiciones.
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Si el hombre no persigue el sentido, el sentido acaba persiguiendo al hombre.
Reinauguración del aeropueto de Barajas: desbarajuste.
Enfrascarse en la vida como un frasco: que acaba en fracaso, chasco y fiasco.
La solidaridad como superación/supuración de la solitariedad.
Dios como coimplicación de los contrarios: Adán y Eva en el Paraíso.
El pensamiento débil de G. Vattimo como pensamiento debilitador: de todo
fuertismo.
La fe es salir de día y volver de noche: la esperanza es salir con buen tiempo y
volver mojado: la caridad es salir de sí mismo y perderse en otro.
Vivimos desviviéndonos: para sobrevivir.
El amor mata la inteligencia, dice J. Renard: la inteligencia frígida.
El asunto tiene que ver con la sustancia: el unto.
La buena conciencia ilustrada de Vattimo y Rorty en diálogo (F. Savater): la
serenidad posmoderna.
Abrimiento versus desabrimiento.
La envidia mental de Jon Juaristi en sus Memorias (editadas por Seix
Desbarral): me imagina socráticamente rodeado de efebos (ojalá). (En todo caso
los prefiero a su fealdad, maldad y neciedumbre).
La responsabilidad moral de la Iglesia: en lugar de ofrecer la salvación se dedica
a condenar.
La vida tiene sentido si alguien lo consiente.
En la mutua presencia nos perdemos la ausencia: en la ausencia encontramos la
presencia perdida.
Sin la cordura la vida sería una locura.
¿Es la ausencia una forma de rehuir la muerte? (A. Gala).
Acaso ser feliz sea hacer feliz.
Ya no puedes, oh vida, conmoverme como me conmoviste entonces verde: que
el verdor se hizo gris para quererte y el querer dijo adiós hasta olvidarte.
No hay ni pasado ni futuro, tan sólo una serie de presentes sucesivos (M.
Yourcenar, Sixtina).
Nuestra cultura debe pasar de lo patriarcal a lo paternal.
En la propia lengua el no es cerrado y el sí abierto.
El Dios tradicional ha muerto: para que emerja un Dios emergente (implicado).
En Praga hay una tensión entre la Reforma protestante (Huss) y la
Contrareforma católica, entre el gótico-renacimiento y el barroco jesuítico, entre
la libertad y el autoritarismo de los Habsburgo: esa tensión se encarna en el
Puente de Carlos y sus estatuas escindidas entre el eros inmanente y una
sublimación represora. En efecto, este Puente central une/divide los contrarios:
el Castillo y el Ayuntamiento, la Catedral y la Plaza del Reloj astronómico, la
trascendencia religiosa y la inmanencia civil.
A partir de Heidegger se privilegia la afección (Affektion) y la tactilidad
(zuhanden): el contacto y la interrelación, la aferencia y la asuntividad por
debajo de la visión y el atrapamiento (acogimiento versus cogimiento,
desasimiento versus asimiento).
La vida como espacio en patena: con su pátina temporal.
De jóvenes los árboles no nos dejan ver el bosque: de mayores vemos el bosque
y no tanto los árboles: de viejos acabamos viendo sólo la neblina o nebulosa
ontológica.
Esperamos el correo electrónico salvador: pero sólo recibimos la salvación
electrónica.
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Para unos somos repulsivos: para otros somos revulsivos.
El que ama ríe y llora: el que no ama ni ríe ni llora.
Laicización como lightización.
Tuvimos una educación autoritaria y represiva: tenemos una educación
desprimida/deprimida y sin autoridad.
Lo que reservamos para nosotros lo sustraemos al otro.
Quién habla de victorias: sobreponerse es todo (Rilke).
Árbol: afán de madre en sus raíces y emoción vertical.
La luz está impregnada de sombra: la sombra está preñada de luz.
Petrificado de no amar.
En Braga descubrí al amigo Ribeiro: en Oporto descubrí la Ribeira.
Pensar que pensamos: sentir que sentimos: amar que amamos.
No hay realidad sin sentido implícito o implicado.
A.Pombo habla del contradiós: el contrapunto del dios.
El hombre es la implicación del sentido.
La emoción es la moción primordial: la aferencia radical del mundo
(proveniente del cerebro reptilíneo que antecede al cerebro rectilíneo).
Mi aforística es reptilínea: no rectilínea.
Qué persona tan guapa: y qué fea llegará a ser.
Nunca sabes si persigues alguna meta o huyes de ti mismo, dice Brodsky
deambulando por el laberinto de Venecia.
Somos la síntesis de nuestra cara y nuestra cruz, el envés y el revés, el rostro y
su refracción, la fachada y el reflejo invertido.
La noruega A. Kronberg destaca del Tirol su cielo y sus cimas: pero yo apercibí
los valles lujuriosos y las villas encantadas (la diferencia entre la visión vertical
y la mirada transversal).
Lo que no es no deja de ser.
Es terrible saber cuando el saber ya no sirve al que sabe, dice Tiresias de Edipo:
pero es magnífico saber cuando el saber aprovecha al que sabe.
La iniquidad es la inequidad.
Etimológicamente soy un hombre (andrés/andrós en griego) que persigue una
codorniz (ortiz/ortyx en latín) bajo el cielo atmosférico (osés/ortzes en vasco): la
búsqueda internimada/interminable del sentido.
El diseño inteligente de la creación no es muy diligente.
Menos mal que no leen mis libros: así me libro de unos y otros.
El mayor reconocimiento: el del adversario.
Con tu oblicua mirada me indultaste: con la minuciosa perfección de tu sonrisa
(A. Gala, Thailandia).
Mi escritura como acto de amor: porque nada se obtiene sino otredad, afección y
comunicación.
Escribirlo todo para poder pensarlo: entre todos.
Deseamos lo que no tenemos: ignorando que no podríamos mantenerlo.
La aforística como apalabramiento del mundo: para su revelado y asunción.
Sócrates es más socrático: Platón es más platónico.
Por una musicalización del mundo: armonización de contrarios.
La aforística ofrece una síntesis multiperspectivística del sentido de vivir: en sus
avatares, meandros y situaciones.
Un asunto es una asunción: y el mundo es el mayor asunto o asunción.
El cliché es como el chicle: pegadizo.
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De viejos tenemos las cosas más claras: porque asumimos la oscuridad más
claramente.
El equipo blanco se queda en blanco: el irreal Madrid.
Aquí nadie se da por enterado sino por enterrado: vivo.
Antes el dogma era Dios, ahora el dogma es la Nada: pero entre Dios y la Nada
está el hombre (nosotros).
La vida es dura pero no dura: perdura.
La diferencia entre el filósofo Santiago Zabala y el Dios de los filósofos: Dios es
el motor inmóvil, el vattimiano Zabala es el motor móvil.
En el amor todo lo que se goza se acaba sufriendo: y todo lo que se sufre se
acaba gozando.
Porque no es el desdén, sino el amor lo que me aleja (A. Gala).
El comienzo de la filosofía proviene no sólo de la admiración por este mundo,
sino también del extrañamiento en este mundo (zaumadsein).
Como dice Scalfari, hay que cristianizar al catolicismo.
En el amor, ¿nos fundimos o nos hundimos?
Los colores hispano-budistas: el rojo es la vida, el amarillo es la muerte.
No seas demasiado prudente: no tengas tanto miedo.
E. Hartmann parte de la ilusión vital a la progresiva desilusión: M. Horkheimer
parte del pesimismo teórico hacia una praxis más optimista.
El problema es que la existencia es tan interesante que luego defrauda: y la vida
es tan intensa que luego se destensa.
Pasar del mal y, si no se puede, pasar a través del mal.
La Iglesia reniega del Limbo: el lugar en el que acabamos todos.
Algunos de mis aforismos sobrevivirán: y yo parcialmente por ellos.
En su Encíclica Deus charitas est, el Papa Ratzinger afirma que el momento del
amor cristiano (ahabá, agapé, caridad) se inserta en el eros inicial: elevándolo y
purificándolo.
He escrito algunos aforismos bellos: me conformo con ellos.
Elegir entre llevar una vida airada o una vida aireada.
Infelices los felices (J. Renard): felices los infelices.
A veces la castidad es simple pereza: tranquilidad.
Hay muchos que hoy en día se dedican con tal intesidad a la moral que el
resultado es la doble moral.
La vida es un aburrimiento: mortal.
Todo estupefaciente deja estupefacto: toda estupefación deja estúpidofacto.
Escribir para reescribir el mundo.
La auténtica felicidad es melancólica: la auténtica melancolía es felicitaria.
En la homeopatía lo semejante cura lo semejante: en la medicina lo contrario
cura lo contrario.
Yo soy yo y mis circunstancias: y la circunstancia nos acaba tragando.
A la vejez las cosas del trasmundo suplantan a las cosas de este mundo.
La vida es la conjunción e implicación de los contrarios: la muerte es la
desconjunción y desimplicación de los contrarios.
La clave del arte de Miguel Ángel según Walter Pater es la fuerza y la dulzura
reunidas.
Nos morimos al no poder encardinarnos en este mundo: la muerte es la última
consecuencia de nuestro desarraigo mundano.
No acabo de atar cabos: se me deshacen los nudos desnudos.
La figura jesuítico-barroca y aforístico-rebelde de Gracián: mi mentor aragonés.
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El aforismo como rebeldía de la subjetividad.
La risa como llanto liberado: el llanto como risa sofocada.
El Guggenheim cual ballena: varada.
En Rembrandt la luz se asombra de sí misma y se ensombrece.
Apagar el puro encendido: matar la luciérnaga insomne.
La sustancia aristotélica se ha reconvertido en relación: articulación lo real.
La cultura como hórreo simbólico: que se yergue frente a la naturaleza.
He instalado mi campamento en el lenguaje: he acampado en la escritura porque
me deja campar a mi aire.
Llegamos a ser la caricatura de nosotros mismos: nuestro propio careto (incluso
en el caso de Ádamo).
Veo en la tele a un jerarca eclesiástico vituperando la homosexualidad:
amaneradamente.
Cope: emisora de mensajes definidos por la iglesia.
Me dice un obispo que tiene que haber algo permanente: la Comisión
Permanente del Episcopado.
La existencia humana como coimplicación de opuestos, diálogo relacional,
conflicto distensional, conjugación de contrarios.
La dualéctica vasca entre la potencia (ahal) y el acto (indar), lo femenino y lo
masculino, la astucia del zorro y la fuerza del león, la magia de lo cóncavo o
vacío(uts) y el poder de lo convexo o relleno: véanse Barandiarán, Oteiza,
Zulaika y yo mismo al respecto.
Lo Cortés no quita lo Pizarro: lo cortés no quita lo bizarro.
No hay vida sin sacrificio: el sacrificio de la vida es la muerte.
Estaba oyendo desvaídamente a Gustavo Bueno en TV y, de repente, el
entrevistador le pregunta si me conoce, a lo que el filósofo responde que desde
el año 70 en Zaragoza (hace 35 años): me deja de piedra su memoria y,
envanecido, prosigo la entrevista con especial atención.
El alma es como una esponja que se esponja: aferencia.
El filósofo como sacerdote laico.
Eterna es la intensidad profunda que se proyecta en el empíreo.
En ciertos momentos de interiorización del sentido experimentamos en nuestra
intimidad anímica una especie de cosquilleo o titilación amorosa: es la vivencia
del sentido interior como beatitud o felicidad profunda (un argumento de la
coexistencia de lo divino en el interior de lo mundano).
La vivencia interior del sentido puede ser feliz o infeliz: cauterizadora o
desgarradora: divina o demoníaca.
La revelación divina se hace humana: y el autor inspirado por Dios es el poeta
romántico.
¿Hasta cuándo, Señor, sin tu justicia? (Apocalipsis, 6, 10).
Si lo comprendes no es Dios, dice San Agustín: pero si no lo comprendes puede
ser el diablo. Así que lo mejor es una comprender sin comprehender: asumir
críptico/críticamente.
Los datos de la mitología no datan: pero dotan de sentido (simbólico).
En su Encíclica “Dios es caridad”, Benedicto XVI dice cosas estupendas: lo
malo es lo que no se dice, calla o acalla (la autocrítica eclesial, la práctica
vaticana).
En Heidegger el Da-sein (Existencia) es el Sein-da: el Ser-aquí.
Una dirigente política vasca confunde la serpiente benévola de la Organización
Mundial de la Salud con la serpiente maléfica de Eta.
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El pesimismo romántico de Schopenhauer entra en litigio con el optimismo
goetheano de su madre.
De niños buscamos protección, de jóvenes amor: de mayores buscamos el poder,
y de viejos el saber.
El taconeo en hueco de la mujer: horror vacui (horror del vacío).
Fumamos para soportar la vida: pero la vida no nos soporta.
Irreductibilidad del amor: su clave no está en lo dado sino en lo puesto, no en lo
que está dado sino en lo que se pone.
La aforística no es un despilfarro: es un acopio.
En su concepto mítico-místico del Ser, Heidegger bautiza o cristianiza lo
sagrado pagano: que no en vano el nombre de Heidegger proviene de Heide
(pagano).
Un sí-y-no me mueve (Miguel Ángel).
En algunas iglesias se conservan y veneran algunas plumas del Espíritu Santo:
quizás por eso ando alicaído y sin vuelo.
La violencia es cósmica y biológica: por eso hay que encauzarla humanamente.
Al colocar la luz indirecta en mi casa me vuelvo íntimo e invisible: para la
indiscreción.
La desnudez total es imposible: cubre el cuerpo nudo la belleza o la fealdad, la
salud o la enfermedad, la juventud o la vejez.
El idioma de vuelta del amor no es el idioma de ida (A. Gala).
La vida crea y devora, dona y estraga: todo.
Curioso igualamiento dietético: el pobre quiere comer ricamente, y el rico quiere
comer pobremente.
El sentido dice apertura: abrimiento.
Ser inteligente puede ser frustrante: el enterarse más suele ser alienante.
Lo que Antonio Gala encuentra en Sapporo (Japón): solemnidad y gracilidad,
suavidad, lentitud y sonrisa ingrávida.
Hay homínidos humanos: y humanos meramente homínidos.
Tras una conferencia del neuropsicólogo A. Dalmasio: las emociones tienen una
base natural (cerebral) y una configuración cultural (educacional).
A menudo amamos, viajamos o sobrevivimos: por desesperación.
El agua es el fundamento de todo no sólo en Tales de Mileto: también en Freud
y su hidráulica fundamental.
El romanticismo psicológico poetiza la realidad: el realismo social intenta
realizar el mito poético (qué barbaridad).
No conocía Praga, pero tampoco me conocía: hemos cambiado ambos.
Es otoño y se me caen las hojas cual escamas: me quedo deshojado y escamado.
Tantos buenos escritores que escriben con pluma: con pluma simbólica o
afectada y con pluma real o equivalente (ambas plumas denotan afección).
Lepanto es la ciudad griega de Patras: allí fue crucificado San Andrés y allí
perdió un brazo Cervantes.
La fe es esperanza, y la esperanza es amor: apertura.
Todos sueñan lo que son, dice Calderón: nadie sabe lo que es.
¿Qué es la vida, Filotea? Melopea.
Mi escritura no es clara: es preclara.
Con la edad el cerco a la vida se va acercando.
Las cosas tienen sentido si lo obtienen.
Ni amor a la vida ni miedo a la muerte (Tao).
La lengua propia como la lengua apropiada para el otro: soteriología lingüística.
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No el uno, como quería Maozedong: la una se divide en dos (la madre).
A Goethe le importa el mundo: a Schopenhauer le importa el trasmundo.
De la luz y la oscuridad surge, según Goethe, lo turbio: los colores a la vez
objetivos y subjetivos.
El matrimonio entre dos bancos o banqueros: patrimonio.
El aforista lo escribe todo: por eso no tiene nada que decir.
El concepto detiene: el símbolo contiene.
La sublimidad del arte: el arte de la sublimación.
El euskera no debería competir con el español.
La moda hace más guapo al guapo y más feo al feo: porque los resalta.
Me fuó solo a Praga, pero mi soledad fue acompañada por el grupo turístico: y
por un profesor brasileño que me reconoció por las fotos de mis libros.
Me veo en televisión: me parezco muy feo, poco católico y bastante sentimental.
Queremos tener fe y creer: pero en qué (quizás en la bondad).
Cioran es un reaccionario: al modo de Dios.
El sentido del mundo es su apertura.
Imito al hombre sin poder llegar a serlo.
Gracias a Dios no creo en Dios: gracias al Dios vivo no creo en el Dios muerto.
Según C. Yannaras, el originario amor cristiano es erótico-kenótico: amor
desnudo o abierto (rajado) tal y como comparece en el Jesús.
Uno es un tontón sin comparación: en comparación es un ingenio.
He confiado mi patio interior a la aforística.
Soy un poco chalado: y muy chelado.
El cafre es el infiel (del árabe kafir): aplicado a un pueblo sudafricano.
Jesús edifica la iglesia sobre la roca de Pedro: no exactamente sobre el cardenal
Rouco.
El éxito existencial consiste en encontrar salida (exitus) al encierro/encerrona del
mundo.
El Vaticano afirma que no hay espacio teológico para el Limbo: el propio
Vaticano lo ha ocupado íntegramente.
La finitud sin infinitud es encerrona: la infinitud sin finitud es alienación.
España no es un mito, dice G. Bueno: porque es toda una mitología.
Le tenía un afecto furtivo: casi filibustero.
Buscarse en el otro: y buscar al otro en uno mismo.
Estar bien es no estar: flotar.
Aceptarse críticamente.
Precisamente porque no tenemos sentido hay que buscarlo y proyectarlo.
Me gusta que los judíos recen moviendo el cuerpo: así se expresan y reaniman.
A menudo una bonita voz no coincide con una bonita cara: y viceversa.
Qué tendrá que ver la Inmaculada Concepción con la Infantería: y es su Patrona.
El Papa Ratzinger con tricornio: todo un símbolo.
Me propongo ver en TV las atrocidades animales para así poder asumir mejor
las humanas.
Los aforismos como logos espermático: diseminación.
Estoy hecho un lío: como todos los que piensan.
Esperaba en Nueva York la revelación del absoluto: y experimenté la
relativización del absoluto.
Tengo la cabeza helada y los pies los tengo fríos: me salgo de la ventana para
acercarme al hornillo.
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Llevaba unos zapatos tan bien armados que me desarmaron, batieron y
abatieron.
Visiono la serie Homo Sapiens: deduzco que los los científicos tienen más
imaginación (acaso por ello J.L.Arsuaga publica una novela).
El violín y su sonido a maderamen resonante: Stradivarius.
Interiorizar la propia luz: para poder ver la ajena.
Los viejos estamos todos solos: acompañados de nuestra soledad.
Tanto el conocer hebreo como griego remiten al conocimiento carnal:
cognoscimento/coñocimiento.
Me piden la necrológica de Julián Marías: como no se complicó en filosofía, yo
tampoco me complico.
El hombre transcurre: corre hacia no sabe dónde.
Se pasó el año-moda del Quijote: este año nos toca Mozart hasta el
aborrecimiento.
El tiempo es sucesión: el espacio es articulación.
El heroísmo occidental proyecta la otra vida plena tras ésta: el antiheroísmo
oriental introyecta el nirvana (la nada mística).
En Amor Ruibal el lenguaje es protohermenéutico.
Contener la imagen de la belleza: para congratularnos con ella.
El ser se dice que es: el no-ser se dice que ex.
El otraje del amor: y el ultraje del desamor.
Dios es pura interioridad, el animal es impura exterioridad: el hombre es la
interioridad de la exterioridad.
Claves de hermenéutica: enclaves interpretacionales.
De la experiencia de la existencia: la experiencia es la urdimbre de la existencia
como estructura.
El lenguaje ha sido la mediación de mi eros y pathos: por eso suele ser un logos
impregnado (pregnante o preñado).
Vuelvo a saber colocar la luz indirecta en mi cuarto: vuelvo a la meditación
existencial y la coimplicidad interior.
Hay que dejar resonar la música: en el corazón.
La ternura la producen los terneros: tiernos.
Mucho arte posmoderno es basura reciclada: y a menudo sin reciclar.
El hombre es el estilo que estiliza la creación.
El alma nunca tiene razón, dice A. Camus: cuando la razón carece de alma.
La fuerza o fortaleza suele llevar a la dureza: la debilidad puede llevar al
cuidado.
Bienvivir.
El comer como placer sostenible: frente al placer turbulento del sexo.
El movimiento se aprende moviéndose: pero también moviendo.
El hombre es el animal erecto: cuando está optimista.
Los hombres son varones: las mujeres son varonesas.
El hombre deja un rastro de humus tras de sí en el mundo.
Con tantas envidias mis enemigos pueden estar contentos: soy un pobre hombre
(aunque no tanto como ellos).
El animal y el hombre son como el Antiguo y el Nuevo Testamento: lo mismo
pero tan diferente.
Vaticano provendría de Vate: sería el antiguo lugar del vate y sus vaticinios,
reconvertido en el lugar del Adivino cuasi divino.
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En la cuestión del Estatuto catalán, España tiene la razón y Cataluña el sentido:
hay que encontrar la razón-sentido.
El gozo intelectual: sin duda exquisito.
Andamos sin saber qué andamos.
El amor es el gozo que deja un cuerpo mozo.
Dice Casiano Floristán que mi hermenéutica es aguda e incisiva: me molaría que
fuese molar.
El barroco tiene un toque kafkiano: Praga.
Encuentro Ratzinger-Küng: ambos sintetizan la iglesia.
Las olas llegan hoy amedrentandoras desde el mar: un desembarco blanco,
blando, espumoso y ruidoso al que el hombre asiste agazapado tras sus gafas de
sol (agafapado).
Ya no hay sirenas en el mar, ni tampoco sirenos: sólo quedan serenos del mar.
Hay otro mundo dentro de este mundo (P. Quignard).
La dialogía es dilogía: el diálogo es dialógico y, por lo tanto, dislógico:
dualéctico.
El premio Nobel no evita la contingencia.
La palabra adiós o la palabra madre vienen a ser lo mismo, dice P. Quignard,
porque es el/lo pasado: pero entonces no se trata de adiós sino de adiosa.
En España se ha podido elegir entre los curas y los formados por los curas.
La felicidad se posa en ciertas imágenes: la felicidad es imaginal.
El Quijote es un fanático (L. Trazegnies).
La escritura como segunda piel: ante la erosión de la primera.
Según mi editora alemana mi hermenéutica posee una originalidad casi
extravagante: porque vaga al margen de los vagos.
Soy campestre: pero no llego a rupestre.
(Aforismo del mal estudiante) Oh Dios, odio estudiar: líbrame de los libros.
Tontos reunidos jamás serán convencidos.
El aforismo como instante vivido: vívido.
La conocida indecisión del oriental: la reconocida decisión del occidental.
El enigma dual de la existencia: gozar sublimemente y sufrir terriblemente,
arrebatos al cielo y descensos al infierno (en medio permanecen el purgatorio y
el limbo).
Toda identidad es diferida, es decir, herida: herida por la diferencia no suturable
en una identidad totalitaria.
Se tambalea el que no se ha hundido: una vez hundidos ya no nos tambaleamos.
La idea de morir nos pone cuerdos: porque nos acuerda/concuerda con la vida y
su finitud.
A lo hecho pecho: y a lo deshecho trasero/trastero.
Un alemán con su cerveza: el absoluto licuefacto.
El espíritu más profundo, dice Nietzsche, tiene que ser también el más frívolo: el
que asciende y el que desciende.
Tengo una orgullosa humildad por haber escrito ciertas cosas: de cierta manera.
La vida es virulencia.
El auténtico ascenso consiste en descender (Benedicto XVI).
Para acceder al yo hay que acceder al otro: por correspondencia y
corresponsabilidad.
Es posible que yo desee ser más libre de lo que puedo ser (Nietzsche).
Nietzsche en lucha con Sócrates: con lo socrático que hay en él.
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La piedra es agua solidificada: la verdad es sentido petrificado: la razón es
conciencia frígida.
Conocer es ser reconocido.
En Sócrates hay la voz de la conciencia una: en Nietzsche se trata ya de voces
plurales ( a articular).
La aportación de la desnudez como cultura en los Juegos Olímpicos se debe a
los lacedemonios: auténticos demonios/daímones culturales. (A I. Zubiaur y
J.M.Contreras).
No preservarse demasiado: podrías preservarte de la vida.
No ostentar ni escatimar: proveer.
El engreimiento: algo insoportable, ridículo y macabro.
Dar clases como ilusión académica: contacto virtual.
La vida es una feria: un montaje y desmontaje, un tíovivo que al final se para.
Alguien me acusa de volcánico: porque me vuelco y revuelco en el logos,
lanzando fuego y fogonazos, destellos de ingenio, lava y aforismos, ideas
derretidas y sentidos ígneos, palabras fundidas y afectos abruptos.
Todo triunfo es un triunfo sobre el/lo otro.
Lo importante no es tener razón: lo importante es tener amor.
San Genaro de Nápoles y su periódica efusión de sangre: con su simbolismo
femenino.
El seductor dionisiano del adolescente Nietzsche pudo ser el poeta homoerótico
E. Ortleb en Pforta.
La cercanía a la muerte nos vuelve insignificantes.
De joven te tragas el mundo: de viejo el mundo te traga.
La lucha académica de las clases: la alienación de dar clase.
La avaricia vicia: y el egoísmo agosta.
La maldad malea: y la violencia viola.
El fin no justifica los medios de comunicación: y los medios de comunicación
no justifican el fin.
Noel mienta la novedad, lo novel, lo natal: el Nacimiento.
Procesamos la vida: hasta que la vida nos procesa.
No hay hermenéutica sino hermenéuticas: interpretaciones y aportaciones o bien
abortaciones y deportaciones.
Todos acabamos enfermando: o bien sin enfermar, pero acabamos.
Visita turística a la Catedral Vieja de Vitoria: la explicación arqueológica no
deja ver el sentido gótico del conjunto y la peculiar sonrisa hierática de los
santos en el Pórtico.
Mi sobrino aeronáutico me da mil vueltas: en el aire.
Hay que ser melancólicamente positivo: sufridamente abierto: escépticamente
creyente: progre con retranca.
Siempre nos equivocamos quedándonos: nunca nos equivocamos
marchándonos.
Hago lo que puedo: pero no puedo con lo que hago.
Me arrodillo para pedir mejoras a Dios: pero las rodillas me empeoran.
El alma como refugio interior del exterior.
Todo es efímero: todo sobra y todo falta: todo es falsamente verdadero.
Hago lo que Dios me da a entender: pero ni Dios entiende lo que hago.
Todo viejo es un avanzado: en edad.
Todo será lo que fue (nada), todo será lo que fuimos (nadie): pero acaso todo sea
lo que es.
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Una implosión de fuego sobre la piscina del Guggenheim vasco conturba a la
turba turística que piensa en una explosión terrorista: pero el chasco o chasquido
es parte del arte contemporáneo.
La selección española de fútbol puede ganar a cualquiera: y puede ser ganada
por cualquiera.
Todo hurto hurta a hurtadillas.
La vida no es una pura sustancia: una vida sin accidentes no es vida.
Todos atrapados por la vida: reticularmente.
Los aforismos como supuraciones del mundo vivido.
El patriarcado y el masculinismo modelan al hombre y a la mujer: heroicamente.
El paraíso: la sonrisa oriental.
En la oración a Dios nos concentramos con nosotros mismos.
Las beatas se escandalizan de la guía turística que llama al Niño Jesús de Praga
“muñeco”: porque lo consideran una figura viva (un tótem viviente).
Las muejres son consideradas malas tanto si ofrecen su amor como si lo
rechazan.
Nuestros alumnos eran marxianos (que ya es decir): pero ahora son marcianos
(que ya es no decir).
Deseaba el premio con apremio: premiosamente.
La sexualidad es una lujuria: un lujo desbocado.
Felicidad: una admiración maravillada que se dice adiós a sí misma (P.
Quignard).
Ingenio, creatividad y originalidad van unidas en el filósofo-artista: el cual
inviste grandes dosis de eros en/por el amor al arte (entusiasmo).
No se trata de estar enamorado: se trata de estar en amor.
El mundo tiene muchos continentes y pocos contenidos (A M. Egiraun).
El hombre es el ser para el amor y la muerte.
Soy un flojeras fuerte: un fuerte flojeras.
Devanándonos el sexo: hasta sublimarlo en seso.
El mundo es lo que es, es decir, poca cosa (A. Camus).
Albert Camus preconiza el equilibrio impuro frente a la perfección pura: ya
Pascal propugnaba no situarse en un extremo sino abarcar los dos.
La vida es como un viaje: hay que sufrir para gozar, atenerse para mantenerse,
esforzarse para confortarse.
Mi hermano o hermanón: el humano o humanón.
La democracia es cara: porque hay demócratas con mucha cara.
Nuestra cultura tradicional: entre rollos macabeos y caminos jacobeos.
Era un diputado con mala reputación: valga la redundancia.
La verdad os hará verdaderos (M. Heidegger): y el sentido os hará sensibles.
En Heidegger la razón conecta con la vida a través del estado de ánimo: en
nuestra Hermenéutica ello se realiza a través del estado de ánima.
La iglesia pide mayor presencia de la religión en lo civil: pero es que lo civil
debería estar presente en lo religioso. Pues no se puede religar lo civil sin
civilizar la religión.
No hay ciencias religiosas: hay ciencias de la religión y conciencia religiosa.
En nuestra adolescencia el betún se llamaba servus: era el nombre de una marca
que hacía referencia al siervo (el limpiabotas).
En sus Memorias el sociólogo Pepe Nerín recuerda nuestra ínclita juventud en
Innsbruck y me recuerda como la subversión de la vulgaridad: gracias, pero
espero no haber recaído en la vulgaridad de la subversión.
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La edad, al rebajar la libido, libera nuestra posesividad: así se vuelve uno más
asuntivo.
Ignoro lo que mi pasado me tiene reservado todavía (P. Quignard).
No por mucho amanecer se madruga más temprano.
Gocémonos amada en nuestro nido, gocémonos amado en nuestro lido: las
ansias que se fueron ya volvieron, los llantos que ayer fueron desistieron.
La reputación como putación: conjetura.
V. Holan busca en su escritura una “armonía atonal”.
La sexualidad es polimorfa y plural: homosexualidades, heterosexualidades,
bisexualidades, transexualidades...
La necedad de mi Banca: no gano nada y me lo recuerda inundándome de
información y propaganda.
Cuanto peor, mejor: muertos descansamos.
He tenido que matar a la mosca: para que no se convierta en moscardón.
El Ser se manifiesta y oculta en Heidegger: ello se manifiesta en el Hombre que
se comunica e incomunica.
Llegar a viejo es aceptar la muerte.
María es el seno de Dios (H.U.Balthasar).
Me asiento en el espacio: para ver pasar el tiempo.
Poder dormir y saber despertarse: saber vivir y poder morir.
Normopatía: la patología de lo normal.
La alegría se torna melancólica: y la melancolía corroe el mal y lo supura.
Se pide que los cristianos estemos en comunión con la cúpula: pero la cúpula
debe estar en comunión con la base.
El buen champán es amargo: mi buen cava es dulce.
Señor, perdona a tu iglesia: a veces no sabe lo que dice.
Estoy hasta el moño de ser maño: y ser vasco es un fiasco.
Los gays: la alegría de la calle.
Hoy estoy exultante: soy capaz de amar a casi todos los humanos y a muchos
animales, vegetales y minerales.
Mitología es todo hasta cierto punto: pues que nuestra cultura es una
construcción humana, demasiado humana.
La búsqueda de la totalidad puede llevar al totalitarismo.
Hacerse el poeta: hacer gala de Gala.
Mi filosofía existencial tiene una apertura platónico-cristiana y un contrapunto
estoico-epicúreo.
Las ratas ratifican nuestra ratio o ración de irracionalidad.
El fino film japonés El verano de Kikujiro: la orfandad radical del niño ante el
mar-madre (finalmente radicada en/por el padre simbólico).
País natal, país mortal (J. Renard, Diario): país fatal (fatum, hado, destino).
Trato de complicar las cosas en un país tan simple: complicación como
coimplicación.
La Hermenéutica se convierte en la nueva koiné o interlingua: pero puede
convertirse en la nueva koiñé (coñazo o blablablá).
El peligro de la coimplicación: la asamblea de los necios.
La vida es bella: pero vivir mata.
No llegamos a ninguna parte o, mejor dicho, llegamos a ninguna parte.
Decir cosas viscosas: por ejemplo, visca el fisco.
Me alegra ver televisiones extranjeras: así relativizo su contenido y su
continente (el país).
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Según Aurelio Orensanz mi discurso sería tan singular como sobrecogedor: lo
dice un sociólogo de sensibilidad tan impresionante como impresionable.
Pago como un pagano en la iglesia: para poder mantener mi paganismo.
El creyente es, en el fondo, un ateo que cada día se esfuerza por comenzar a
creer (B. Forte).
La fe hoy no mueve montañas: pero las horada.
Quizás la fe es un dinamismo de implicación: como el propio Dios implicado en
ella.
El hombre puede revelarse como hombre ante Dios: pero también puede
rebelarse como inhumano o diablesco ante Dios.
La cercanía entre salvación y sabotaje en francés.
Querer a morir: morir de querer.
Dios, cómo te amo: el mejor intérprete de esta bella canción romántica italiana
es nuestro Dyango (tras los pasos de D.Modugno).
Lejos de mí, con otros tan, tan cerca: así acaba el Soneto LXI Shakespeare en
traducción de Ibon Zubiaur (un final dolorosamente bello, sublime y
sublimador).
Leo el anuncio de un Acuchillador y Barnizador: primero acuchilla y luego
barniza las heridas.
Amamos siempre lo mismo, al mismo, a la misma: quizás en el fondo sea lo que
llamamos Dios.
Según J.C. Arsuaga, los neandertales no manejaban los símbolos como lo hacían
nuestros antepasados de Cromagnon.
Reconcentrarse para irradiar, dice Unamuno: introvertirse para extrovertirse. (A
Lourdes Barrera).
Bastante he vivido: ahora desvivo.
La inquietud del pájaro y el sosiego de la paloma: condicionados por la diversa
actitud del hombre ante ambos (y viceversa).
Resentimiento: sentimiento que se resiente.
Hago filosofía del sentido: una filosofía sentida.
Recupero la densidad musical con los auriculares: sin ellos me pierdo las
resonancias.
Praga entre su imponente Castillo kafkiano y su gótica Catedral rilkeana.
Me sonreía del milagrero Niño Jesús de Praga: pero le sonreí cuando una tarde
caí enfermo de resfriado agudo.
El Film Tierras de penumbra: amor y literatura, religión y muerte en Oxford.
El capullo es la rosa concentrada y aún no abierta: por lo primero puede servir
de piropo, por lo segundo de improperio.
Ángeles y arcángeles suben y bajan contrapuntísticamente por las melodías y
tonalidades bachianas: disueltas finalmente en un mar cromático de olas en
vaivén bajo gaviotas de cristal traslúcido.
A menudo el homosexual ha compensado su tradicional desajuste al medio
(in)humano recurriendo al reajuste cultural: de aquí su aportación histórica y su
creatividad.
Todos prefieren estar in: pero yo prefiero estar inn (junto al río
innsbruckés).(Para Jesús M. Alemany).
Increíble la cercanía física de los diputados ingleses en su Parlamento: la
democracia como patrimonio doméstico y domesticado.
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El Antiguo Testamento describe la total destrucción por los israelitas de la
ciudad cananea de Hay: que acaba siendo la ciudad de No-Hay (pues no queda
nadie sin ajusticiar).
El universo como poliverso.
Lo separado superado por Hegel: en cruel victoria.
La imagen simbólica está motivada: por la vivencia humana.
La razón es sublime en Kant: una sublimación abstractoide.
La coimplicación de los contrarios en política: el sistema democrático de los
opuestos.
El nacionalismo (español) hace nacionalistas (vascos): y el nacionalismo y los
nacionalistas hacen antinacionalistas.
Lo importante es la rosa: no la cosa.
Tras fracasar en la amistad masculina o femenina: necesitaría como
Schopenhauer un perro en el mundo (y un ángel en el supramundo).
Fumar mata: como si el no fumar nos evitara la muerte.
Al final la vida se escapa y oscurece.
La gran mayoría reclusa es masculina: la consecuencia es diáfana (pero nadie la
saca).
Los agujeros negros no son tan negros porque absorven y producen, destruyen y
crean: quizás la muerte sea el gran agujero negro.
La gente vuelve sobre la guerra civil: como si no hubieran tenido bastante
(quizás no la sufrieron suficiente).
No haber nacido: para no tener que morir.
Hacemos el amor: pero el mundo sigue inamoroso.
La aforística como interpretación interminada: interminable.
El amor es un lenguaje de ida, vuelta y revuelta.
La alegría es sólo para los alegres: pero el dolor es para todos (democrático).
La vida del hombre en la tierra es grotesca: grutesca.
Los Castillos de Praga no son nada kafkianos: pero lo fueron en el Imperio
Austrohúngaro y en el Imperio soviético.
En el majestuoso Puente de Carlos en Praga el esplendor barroco de su entorno
revierte en sus estatuas delirantes: mientras toca una fina orquesta sincopada y
dos ciegas interpretan y cantan el Avemaría de Schubert.
A veces me han plagiado literalmente sin concitarme, como aquella fémina
llamada Elizondo, pero el colmo ha sido el autoelogioso prólogo que el profesor
brasileño Marcos Ferreiro ha puesto al frente de su propia obra firmándolo con
mi nombre.
La belleza erotiza e inflama: lo sublime eleva y sublima.
Morena de blanca escarcha: moreno de blonda luna.
Habla J. Zulaika del estremecimiento de mi lenguaje: tensión y temblor.
Lo que a mí me dicen los aforismos: espero que algún día se lo digan a otros.
El verde plátano filtra el azul cielo: mientras mi alma retoza en un cuerpo
silvestre.
Hace falta un largo aprendizaje para saber no hacer nada.
Siempre se mueren los mismos: los mismos muertos.
El horizonte como un mar pálido: y las nubes como islas rojizas.
La música armoniza los contrarios: el amor amoriza los opuestos.
He pasado unas plácidas vacaciones solo: sólo con el tiempo abierto.
Se da el nombre de dómine al que domine.
Soy maño: pero me las amaño en el País Vasco.
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No tengo amigos, mas ¿por qué había de tenerlos y no de tenerme ellos a mí?
Soy de Bilbao: Apartado 1.
Les decía que esta vida es una aventura inextricable: y ellos se reían de manera
inexplicable.
La concepción greco-cristiana de Tomás de Aquino abre el ser griego a su
infinitud (divina).
Oigo una misa católica china: suavidad exterior y convicción interior.
Estoy cansado de resucitar, y morir, y vivir (A. Ajmátova).
Feliz Navidad: feliz vanidad.
Los papanatas se transforman en papanautas.
Batúa: euskera a la koskera..
Hay solteros sagrados (los célibes): y profanos (los solterones).
El ser es el acontecimiento simultáneo en el que se suceden los sucesos.
Asisto a una preciosa misa neocatecumenal andaluza: con su toque místico,
musical y juvenil.
Nos falta perspectiva: lo vamos a dejar todo y en todas partes.
La peste aviar nos puede aviar.
El Satán judío queda satanizado definitivamente en el cristianismo.
Vivir es algo contrario a la naturaleza (I. Kertész, Diario de la galera).
Un morito me grita: vive la vida, olvida el mundo (buena filosofía).
Mi felicidad superada (A. Camus): mi amor supurado.
Hay que comenzar por aceptar la palabra aceptar: aceptando lo aceptable.
El sexto mandamiento: el sexo mandamiento.
La vida humana acaba siendo invivible: por eso morimos.
Vamos a morir: así que a vivir.
Dialéctica de la creatividad entre la sensación y la percepción, lo sentido y lo
imaginado: lo presentido y lo previsto.
Todas las mañanas de verano en las playas parecen las primeras del mundo:
todos los atardeceres de verano adoptan un rostro de solemne fin del mundo (A.
Camus, Carnets).
Rebelión y mesura en A. Camus: Dioniso y Apolo.
La música es el mar: licuefacción de lo cósico y fluidificación del ente.
El mundo fascina y aoja de joven: pero de viejo desencanta.
Junio es un mes emergente: pero Agosto es un mes ya demergente, decadente y
agostador.
Los viejos escrutan porque no ven: sólo escruta quien no ve bien (todo escrutinio
es una revisión).
La familia, los amigos, los colegas: un vaivén de alianzas, revocaciones y
convocaciones.
El cronista taurino matritense declara faltos de raza a toros y toreros en la fiesta
de San Sebastián: seguro que les faltó esa raza por tener otra.
Los padecimientos equivalen a las plegarias (Chateaubriand).
La eucaristía como gastroerotismo (A.F.Méndez): ágape.
En el film El vagabundo de Charlot (1916) triunfa la riqueza y la belleza: pero
finalmente encuentra recompensa la pobreza y la bondad.
Estoy solo, pero al asumirlo me acompaño y abro.
Qué bueno encontrar un libro: y qué bueno no encontrarlo.
El peligro del amor líquido: la liquidación del amor.
Zaragoza es la anti-Innsbruck: por eso me acuerdo tanto de ésta en aquélla.
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Por qué un excelentísimo señor es tan excelente: por qué un reverendísimo señor
es tan reverendo.
El ingenio auxilia al genio: el verbo protege la escritura: la brillantez ilumina lo
oscuro: la magia anima la razón.
Dios es lo extraordinario: nos dirigimos a él en lo extraordinario.
El exceso de tinto deja extinto.
Me gusta situarme cuasi liminarmente entre lo religioso y lo profano: entre los
contrarios para remediarlos.
(Melancolía) A priori la vida no tiene sentido: y a posteriori obtiene sinsentido.
El mar o la piscina llenos en verano: y en invierno vacíos.
Holmes como detective protestante es analítico: el padre Brown como detective
católico es sintético.
Heidegger fascinado por las manos de Hitler: manipuladoras.
Caudatario es quien recoge la cauda o cola de un personaje (el colector):
entonces el recaudatario es el recolector o recogecolas.
La fascinación infantil del papel de plata: porque brilla tersamente.
Nada es lo que era: y nada es lo que será.
Se demoraba entre los moros de la costa y las moras del bosque.
El clero católico sería un colectivo homosexual: por cuanto compuesto por
personas del mismo sexo (que es lo que significa lingüísticamente homosexual).
El sentido como puente colgante: sobre el abismo.
La revelación de Dios en cuanto apertura: abrimiento del muro humano
(Offenbarung).
El ser en el mundo dice peregrinaje: transicionalidad y transitividad.
La apertura a la trascendencia como trascendencia de la apertura: el éxodo
como salida de sí.
La nada es el retorno de Dios en A. Emo.
Tengo la vida muy vista.
Importante es lo que nos parece: inimportante es lo que nos desparece.
Me dice Luis Armendáriz que ando rápido como a la búsqueda de la idea: pero
quizás es que huyo de la idea buscando su sombra.
Me he dedicado a cazar mariposas y fantasmas: me he convertido en un ser
flotante.
El resquebrajamiento de todas y cada una de las cosas: no queda ni un resquicio
sin desquicio final.
El Opus Dei como Ectopus Dei: el pulpo divino.
La psique humana: capaz de elevarse al cielo o hundirse en el infierno.
El zapping es la síntesis televisiva: posmoderna.
El factor Rh negativo resulta negativo por cuanto denegador: en el País Vasco.
Qué hermoso es el mar cuando se concelebra: y qué aciago puede resultar
cuando se autoinmola.
De joven festivalero: y de viejo aguafiestas.
El sexo tiene algo de bestial.
Pensar sobre el pensamiento: la razón impenetrable.
Burdo: burdel.
Sin olas desolado: y entre las olas solo.
No debemos negar el sentido de la vida porque resulta indescifrable aunque
tampoco celebrarlo: debemos dejarlo abierto.
Septiembre me gustaba pero resulta melancólico: Junio me gusta pero resulta
espasmódico.
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En Junio la playa parece abarcable cual barca varada: pero en Septiembre vuelve
a hacerse insondable como el mar invarable.
El mar arrambla con las escorias de mi corazón: y lo yodoiza/yodifica.
La vida del amante es un acoso: la vida del amado es un acuso.
El truco para ir bien en el metro: ponerse junto a persona guapa.
Gozar con la concepción, sufrir con el parto y alegrarse del nacimiento: de un
hijo, de un libro, de una obra.
En alemán la vida del revés es niebla (Leben-Nebel).
Matrial: metáfora ancestral.
LA VIDA COTIDIANA
(Preámbulo) La vida cotidiana se sitúa entre la vivencia y la convivencia, entre lo
individual y lo colectivo, entre lo personal y lo social, entre lo experiencial y lo racional.
Por eso la vida cotidiana se ejerce psicológicamente en el ámbito intermedio de la
interacción anímica, así pues en lo que podemos llamar la interanimidad o
interhumanidad en el amplio contexto del mundo común que cohabitamos.
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El alma como casa simbólica o aforo aforístico de las cosas: así casadas y
aforadas en su sentido.
En la Posmodernidad el sentido yace en el vacío y la nada estática: en lo que
llamo Intramodernidad el sentido yace en la apertura dinámica a la otredad.
El vacío o nada es en-sí (irrelación): la apertura es relacional (otración).
La Edad Media se instala en la trascendencia, la Modernidad se instala en la
inmanencia: en la Intramodernidad deberíamos desinstalarnos entre la
inmanencia y la trascendencia.
Nietzsche defiende el valor para afrontar heroicamente la nada (nihilismo): yo
defendería el valor para afrontar antiheroicamente el sentido (simbolismo).
No podemos plantear la cuestión del sentido heroicamente, como si el hombre
debiera construirlo a partir de la nada: debemos plantearla antiheroicamente,
porque el hombre tiene cierta vivencia del sentido siquiera incoada, fragmentada
o fracturada.
El pensamiento ilustrado trata de guillotinar todos los mitos en nombre de la
Razón: el pensamiento hermenéutico trata todo pensamiento como mitológico,
incluyendo al mito de la razón ilustrada (así convenientemente concienciado y
relativizado). Aquí la cultura humana es mitología hermenéutica, positiva o
negativa, mejor o peor, humana o inhumana.
Por un pensamiento antiheroico: que trate de asumir las necesidades de la vida y
no las del mundo.
En el aburrimiento las cosas carecen de sentido (desilusión): en la angustia las
cosas tienen un sentido abismático, aciago o atroz (desolación).
La vida es temporal: la muerte eterna.
El sentido es el sabor: el sabor de la vida.
La realidad remite a lo real, y lo real remite a la realeza: la realidad real o
verdadera es una realidad principal o principial (principesca), una realidad regia,
regida precisamente en última instancia por el propio príncipe o rey como
encarnación real de lo real.
En la melancolía encajamos anímicamente el aburrimiento por interiorización:
en la serenidad como desasimiento encajamos anímicamente la angustia por
dejación o relajación: en la nostalgia encajamos anímicamente el tiempo perdido
por implicación.
Plantearse obsesivamente el sentido de la vida es un sinsentido: hay que dejar
que la vida bulla abiertamente.
El sentido es un significado sentido: el significado es un sentido insentido.
El sentido de la vida está en (con)vivirla: el sentido del sentido está en
(con)sentirlo.
Desde la inmanencia la vida no obtiene sentido trascendente: pero aquí entra la
creencia en la trascendencia.
Elogio del aforismo: hay mucha más verdad en pocas palabras (Tertuliano).
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Creer parece fácil pero no lo es tanto: visto lo ya visto en este mundo.
La “incomprensible atracción” de M. Eliade por el Cristo imberbe, bello y
arcangélico (androgínico): labrado en mosaico en la basílica de San Marcos de
Venecia.
No merece la pena hacer tanto: lo mismo que te suben te abajan.
En su Autobiografía Gianni Vattimo realiza una especie de coimplicación de los
contrarios dionisianos y apolíneos desfundamentándolos, debilitándolos y
correlativizándolos: en el trasfondo subyace el padre ausente, la estructura
ausente y el ser ausentado (y la madre presente, el amor presente y el sentido
presentido).
La verdad es una tesis: hipotética.
La coimplicación de los contrarios significa que el otro –los otros- tienen
muchas cosas que enseñarnos: el pagano, el agnóstico y el ateo, el inmigrante
africano, hispano o asiático, el islamista, el judío e incluso el fanático (del cual
aprenderemos para desfanatizar).
Hasta del terrorista podemos aprender cómo desterrorizar: pero también puede
enseñarnos a desterrorizar nuestro pusilánime apego a este mundo demónico.
Sólo en medio de lo positivo crece lo negativo: sólo en medio de lo negativo
crece lo positivo.
El mundo es un vasto caos, un manicomio, el teatro de la hipocresía, una tienda
de picardía y adulación, un aposento de villanías, la escuela del desvarío, una
guerra donde quieras o no debes luchar y vencer o ser derrotado, en la que o
matas o te matan (Robert Burton, Anatomía de la melancolía).
Toda verdad es humana y, por tanto, relativa (no relativista sino relacionista).
Pienso, luego soy hombre: soy hombre, luego pienso.
Se llora para ser llorado: nos lloramos a nosotros mismos (La Rochefoucauld).
En este mundo dejaremos todo: la reputación y su disputación.
No sabemos ni dónde acabaremos ni qué cavaremos.
Bajo el calor del verano tórrido casi no como: me alimento de un sol
espeluznante.
Tengo un amigo que cree que no cree en lo que cree: mientras que yo creo que
creo en lo que creo.
La aforística como laboratorio de mi filosofía: experimento mental.
Alumbrado público: y oscurecimiento púbico.
Los republicanos son la continuación de los publicanos: frente a los fariseos.
La aforística como todología: tratado de todas las cosas.
El poeta vasco Orixe pide convertirse con Dios en uno, pleno y eterno (bat,bete
ta beti).
Recuperar el tiempo perdido por no amar: amando.
No vamos a mejor, me dice el peluquero de mi edad aproximada.
Lo verde no es lo verdadero: lo verdadero se agosta.
Veo una zapatería convertida en zapatología.
Ser rey o presidente es duro: más duro es no serlo.
Ahorro y abstinencia.
Para (des)aclarar la cosa denominamos “dársenas” a los andenes o plataformas
de los autobuses (menos mal que debajo está en inglés).
Pasar desapercibido: para no ser apercibido.
La veta religiosa procede de mi tío el canónigo: la veta creativo-sentimental o
artística de mi madre navarrogalaica: la vena radicaloide de mi padre
temperamental: y la vena radicada aragonesa de mi abuela sentenciosa.
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Es duro llegar a la vejez porque la vejez es dura: esperemos que no dure en
exceso sino en excedencia.
El clavo que sobresale será abatido: el clavo que no sobresale ya está abatido.
Los autores interesantes son pocos: los autores interesados son muchos.
Lo malo si breve mejor: lo mejor si breve óptimo: lo óptimo si breve peor.
Pensaba que la libertad me provenía del País Vasco pero acaso me procede de
Aragón: es una libertad más personal que colectiva.
Veo una tasca con el nombre de Don Diego de Velásquez: no sé qué pinta ahí
nuestro pintor (deben haberse confundido con un pintor de brocha gorda).
La vida adquiere sentido cuando se quiere.
Hay quien siente estar solo: y hay quien consiente estar solo (así Miguel Torga).
No olvidarse de lo que hemos sido: y no olvidarse de lo que no hemos sido.
El que se compromete queda comprometido.
La materia es una cosificación de la energía: la vida es una podredumbre de la
materia: el hombre es una inflación de la vida.
Las fiestas populares como baño de masas contra la soledad: el individuo
desleído en la comunidad exuberante.
Durante las fiestas patronales la gente toma la calle como patrones.
La gran música nos enseña que sólo a través de las ruidosas peripecias de la vida
alcanzamos finalmente el silencio.
En los aforismos decanto mi discurso: y a veces doy el cante.
Pensábamos que la supresión del franquismo significaba la solución total: pero
no hay solución total.
El ser nos envía heideggerianamente iluminaciones o destellos: en los que a
menudo nos estrellamos.
Tomar las directrices de la Iglesia, por ejemplo en moral sexual, no literal sino
simbólicamente: como una moral de actitudes fundamentales y no
fundamentalísticas del hombre ante las fuentes sagradas de la vida.
El lenguaje trasciende el espaciotiempo vivido (J. Wagensberg): paso de la
experiencia real a la experiencia surreal.
En el espacio leemos el tiempo (K. Schlögel): y en el tiempo desleímos el
espacio.
Dice J.C. Mainer que soy enrevesado: porque indago el revés.
Exagerar la fuerza de la razón puede llevar a la razón de la fuerza.
El abstraccionismo es la falta de localización: la mala superación de lo concreto.
Creta simboliza lo concreto (la diosa): Grecia simboliza la abstracción (la
razón).
El problema del arte en Egipto es que está mediatizado por la actual cultura
musulmana que no venera las viejas imágenes y las reprueba religiosamente
considerándolas ídolos paganos.
Ni Dios como amo ni la CNT como ama.
Entiendo bien por qué escribía aforismos B. Gracián: es un género de lo más
ambiguo como para ser cogido por la Inquisición.
El auténtico aforismo precisa de lectores inteligentes: hay que descifrarlo.
El momento más plácido del día es el momento tras el prandio: el café, medio
puro y un traguete de Drambui, lo cual paradójicamente aviva la vida y la acorta
al intensificarla y concentrarla.
Alguien me achaca interpretar la mitología sin saber bien euskera: pero siendo
así ello tendría doble mérito.
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Un mismo producto sabe distinto en distintos sitios: una misma persona sabe
diferente en diferentes sitios.
Gozada: gozo gozoso habido en Zaragoza.
Saputos: sapos, exabruptos y aforismos abruptos a la sombra de Pedro Saputo (el
héroe antiheroico aragonés).
Reivindicar desde Aragón al Papa Luna lunático, a Miguel Servet herético, a
Molinos místico, a Gracián cáustico, a Goya crítico y a Buñuel lúdico.
A la gallina herida las demás gallinas picotean y zahieren: por eso son gallinas.
El mentecato como “mente-captus”: encogido mentalmente.
Morir como proceso de interiorización: espiritualización.
Este trozo de Dios con que sostengo mi tristeza (Gloria Fuertes).
A menudo hacemos las cosas para no estar a solas: pero no estar a solas no
equivale a no estar solo.
Este trazo de Dios del que cuelgo un sentido consútil.
Tengo el corazón acorralado por las olas del mar.
Ser yo me anega: debo ser otro.
Apacibilidad: el placer de pacer en paz junto al Pacífico.
Antes del pecado no existía la religión, dice M. Eliade: pero antes de la religión
tampoco existía el pecado.
Si hubiera vivido más en soledad habría sido más feliz (Goethe a Eckermann).
Cuando la tierra parece pararse hay que salir al mar: el perpetuo móvil.
Qué luna habrá hoy que el mar se encrespa: qué movimientos cósmicos y
mecanismos subterráneos: qué inquietud la del dios/diosa marino: qué sed
incierta la del daimon del mar.
Dios mío, ayúdame a ser feliz como tú lo debes ser: enséñame el camino
humano a la divinidad.
En Innsbruck la fiesta era ir a ver la naturaleza: en Roma el festejo era ir a ver el
arte: en Bilbao la feria es ir a ver la mar.
Ser feliz con poco, sacar punta a las cosas, conformarse al ser.
La muerte: el precio a dar por la vida (eterna).
En Jenofonte la belleza es definida socráticamente de un modo utilitario: por eso
Sócrates considera su fealdad auténtica belleza, ya que su nariz chata y sus ojos
saltones le dejan apercibir mejor la realidad.
El hombre es el animal perplejo: perplejo de ser(lo).
Hay una azucena de mar en ciertas dunas maduras: es el “pancratium
maritimum”.
En agosto algunos hacen el agosto: y otros nos agostamos a gusto.
Las enfermedades de la vejez como escenografía de la muerte: teatro mortal.
En la roca arenisca del acantilado se empiezan a formar una especie de
jeroglíficos que yo ya no interpretaré: otros (no) lo harán por mí.
Aguantamos los momentos malos por los momentos buenos.
En una tienda de moda veo maniquíes bellísimos/as: la belleza es surreal.
Cuanto más viejo me vuelvo más me envuelvo: mantuosamente.
Si logramos experimentar, asumir o valorar la aparente falta de sentido como
prueba iniciática entonces la crisis cobrará un sentido, adquirirá un valor y
encontraremos una salida (M. Eliade): para ello se precisa la simbolización de lo
real en su sentido religioso o numinoso.
En la melancolía cosas y personas se impregnan de una lluvia simbólica o
sirimiri anímico: así el paisaje se vuelve lunar y lánguido, cuya lengua adecuada
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sólo es la de languedoc: la lengua de oc, propia de los trovadores provenzales
especializados en el amor cortés.
La derecha conservadora sería el partido del Padre, la izquierda social sería el
partido de la Madre: pero nos falta el partido entero del Hermano democrático.
Cuando veas las barbas de tu vecino mesar, pon las tuyas a ejercitar.
Qué fracaso, decía el cuñado de Gil-Albert en su enfermedad mortal: qué
fracaso, repito yo en mi enfermedad vital.
Parece un joven dios wikingo o un príncipe del renacimiento: el mismo cabello
rubio, su caballo los patines de ciudad y su corona la gorra del revés.
El engaño es malo: el desengaño es peor.
Los que saben son callados: y los que no saben vociferan.
Desde que nace el hombre pace sin paz: padece.
El vicio, si es próspero y afortunado, se llama virtud (Séneca).
El único animal que habla es el hombre, así que el hombre está condenado a
hablar sólo con el hombre: sería otro mundo el poder hablar y relacionarse con
otros animales, especies o vivientes.
No se trata de poseer la razón: nos basta con usufructuarla siendo razonables.
La felicidad nunca es absoluta: esperemos que la infelicidad tampoco lo sea.
Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte (M.
Hernández).
Hay una felicidad explícita: y hay una felicidad implícita.
Se nos agosta el gusto de la vida: después de Agosto.
La belleza clásica es simetría, el sentido posclásico es contraste: la auténtica
realidad es simetría y contraste.
Cuando te sientas aislado compárate con los asociados: a lo mejor sales
ganando.
Como dice G. Steiner tras Goethe y Proust, una tristeza de la saciedad sigue a
todos los deseos satisfechos: la fumata del cigarrillo después del orgasmo sería
el símbolo sintomático de tal desnivel entre la expectativa y la realización, eros y
realidad, anhelo y existencia real.
El helado no puede estar tan helado que nos deje helados: la doctrina no puede
ser tan doctrinaria que nos haga doctrinarios.
No el enigma del universo sino su enigmaticidad.
Hay perros a los que no les puedes mirar: hay hombres a los que no les puedes
admirar.
Un paseo exterior por el campo nos saca de nuestro ensimismamiento: un paseo
interior por nuestra casa nos saca de nuestra alteración concentrándonos
anímicamente.
El sufrimiento como prueba iniciática: nos puede iniciar o nos puede desquiciar
y, a veces, ambos conjuntamente.
Mis aforismos proceden de lo que leo y no leo, de lo que vivo y no vivo, de lo
digo y no digo.
La búsqueda cultural del centro podría ser una metáfora heterosexual: la
búsqueda cultural del trasfondo podría ser una metáfora homosexual.
A menudo tratamos de detener el tiempo, pero sólo logramos contenerlo
simbólicamente: luego están las técnicas de abolir el tiempo o salirse de él
extáticamente (yoga, mística, drogas).
Por desgracia la experiencia llega después de la vivencia.
Aprendemos en lo conocido: investigamos en lo desconocido.
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Con el sentido de la vida tenemos encuentros y encontronazos: porque es un
sentido daimónico (ambivalente).
Lo simbólico es lo imaginario articulado: intersubjetivamente.
El grito festivo vizcaíno “Alirón” proviene del grito festivo que los expertos
ingleses daban al encontrar una mina de hierro puro en Vizcaya: “al-iron” (=
todo hierro).
En la belleza el ojo descansa (Brodsky): y el corazón se esponja.
Hay instantes fulgurantes -fúlgidos- en que todo se implica y explica.
Un camionero gana el concurso “Lluvia de estrellas” imitando a Farina: en
realidad Farina parece imitarle su voz sentida.
No preocuparse de casi nada: de lo contrario habría que preocuparse de casi
todo.
Hay que estudiar las filosofías más interesantes: así podemos echar mano de la
más adecuada en cada circunstancia.
Al filósofo Heidegger le gustaba el futbolista Beckenbauer: pero Beckenbauer
no degustaba la filosofía de Heidegger.
A partir de Sócrates cabe decir que no hay amor sin alma: lo demás es amor
desalmado, erótica sin amistad, sexo sin afecto, cuerpo sin espíritu.
Somos indestructibles: aunque nos destruyan.
El valor es el alma de las cosas.
Era tan guapa que resultaba guapaza: era tan guapo que parecía un gazapo en
medio de la fealdad.
Alguien se jubila: el júbilo suele ser mutuo, de los jubilados y de los jubiladores.
Remueve mi corazón, oh mar renovador, para que retumbe como antaño en tu
hogaño.
El problema de tener un superior es que sea inferior.
La pregunta filosófica por excelencia tiene un carácter existencial y moral a la
vez, y se refiere a lo que más amamos en la vida: y lo que más amamos en la
vida es o debería ser el propio amor, sin el cual la vida no existiría y la
existencia no tendría sentido al no ser amada.
El amor anímico ama lo ético o moral (Jenofonte, El Banquete).
El Sócrates del Banquete de Jenofonte es menos platónico y más nietzscheano:
baila como Zaratustra, bebe dionisianamente y se considera un alcahuete moral:
pero la cuestión está en la búsqueda del valor existencial del ser, en lugar de
buscar el ser o esencia del valor. Por ello la clave está en la valoración o aprecio
del Sócrates jenofontiano de lo real, así pues en la estima o amor: un amor
referente a lo digno de ser amado, así pues un valor que valora lo valioso
representado por el bien-bello.
El que con necios come la neciedad lo recome: y el que con tontos anda la
tontedad le ronda.
Me miro al espejo y me aparezco cual fantasma somalí: el tiempo nos convierte
en espectros.
Dice Mónica Cavallé que mi librito Experiencia/Existencia es vívido: porque
está vivido y aún colea.
Porque el amor cuando no muere mata: porque amores que matan nunca mueren
(J. Sabina).
Un amor que acaba bien, acaba: un amor que acaba mal, no acaba.
No ha llegado aún a mi vida gente allegada.
Caminante, hay camino: otros lo hicieron por ti.
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Al no poder dialogar filosóficamente con otros en mi escritura en prosa, recurrí
al aforismo: la aforística es el diálogo del alma consigo misma (abierta al otro).
El mundo como voluntad es el mundo como implicación (pathos): el mundo
como representación es el mundo como explicación (logos).
Hacer de comodín resulta comodón para el otro.
Vi el bien salir del mal, y el mal salir del bien (P. Valery).
Cuando tenemos algo solamente tenemos algo: cuando no tenemos nada lo
tenemos todo potencialmente (por recibir o subsumir).
El catolicismo no está nada católico: porque no lo es suficientemente.
Esta tarde meliflua como de algodón rosado flotando evanescente en un cielo
apacible: cuando una mirada cariñosa no se conquista con las armas afiladas sino
con las almas en flor, y una sonrisa final evoca el paraíso celeste en una tierra
mitológica. (estas cosas se guardan en el corazón, que es el alma encarnada).
Ilusión humano tesoro, que te desinflas para volverte a inflar: ayer eras un globo
divino, y hoy yaces pinchado a la orilla del mar.
El simbolismo como vocación o sobredenominación: el símbolo evoca y
convoca.
Mejor que no hablen de uno: así nos dejan en paz.
En la enfermedad nos introducimos en el mundo nocturno de la implicación
destinal: frente al mundo diurno de la explicación lógica.
El estoicismo cristiano de S. Weil: y su carácter viriloide.
Un amigo presuntamente increyente me acusa de ser creyente, pero él es el
creyente/crédulo por partida doble: pues cree que yo creo en lo que no creo, y
cree que no cree en nada cuando cree nada menos que en la nada.
Un obispo me dice que no me atrevo a confesar la fe: pero lo que no me atrevo
es a criticar al obispo y su mala fe.
Como dice el Mahabharata, el listo se alista a su listeza y el tonto se adecua a su
tontera: pero los tontilistos sufrimos la inadecuación.
Fulgurando en el presente del pasado (F. Gullar).
El relato del mito, según Canetti, no hay que explicarlo: hay que relatarlo.
La vida no da más de sí ni yo doy más de mí: qué limitada resulta a la postre.
El amor y la muerte como aperturas radicales a la otredad en su otración: a la
alteridad en su alteración.
Puesto que no me sobrestimo, no me subestimaré (R. Burton).
El fisiólogo cura el alma a través del cuerpo (físicamente): el filósofo cura el
cuerpo a través del alma (metafísicamente).
Quién no está demente, se pregunta Robert Burton ante la cruel historia humana,
y se responde: todos desvariamos.
La novela moderna sería la heredera del mito clásico: paso del héroe colectivo al
héroe individual o personaje protagonista (protagónico).
Mircea Eliade y su vagotonía cíclica: por eso escribe en busca de sentido o bien
busca el sentido escribiendo (de ahí la obsesiva preocupación por su escritura y
su lucha contra el tiempo).
El no ser tan inteligente e intelectual como M. Eliade tiene sus ventajas: el
tiempo libre.
Al principio de la existencia crees que el problema eres tú mismo: luego
descubres los problemas de los demás y, por tanto, la sociedad y su suciedad:
finalmente piensas que el problema es cósmico porque es propio de la propia
vida.
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Marché del seco Aragón al País Vasco en busca de verde: pero al final de la vida
el verdor se extingue en sequedad.
El diálogo de culturas implica el aprendizaje del inmigrante en la nueva cultura,
así como del autóctono respecto al propio inmigrante: el cual se revitaliza y nos
revitaliza interaccionalmente.
En el chamanismo el chamán visita los infiernos y se confronta a los demonios:
una forma de enfrentarse al mal, la enfermedad y la muerte tratando primero de
defenderse de ella y finalmente de asimilarla y asumirla.
La melancolía es la humanización de la tristeza: su interiorización simbólica.
Dios mío, gracias por ser como soy en este instante: porque me gusten las
personas y cosas que me gustan.
Busco el sentido porque tengo sentimiento: busco el amor porque tengo afecto.
Procesar el proceso vital: la procesión de la vida.
Incubando: incoando: un koan búdico.
Según Pablo VI, los jesuitas están en la vanguardia: en las encrucijadas
ideológicas, en las trincheras sociales, en la confrontación entre cristianismo y
cultura.
Sin la resonancia del alma no hay sentido: para obtener sentido de vida debemos
construirnos un alma que lo evoque.
El caballero de Durero prosigue su curso decidido aunque contrariado a caballo
entre la muerte y el diablo: encajando los avatares de la existencia y atravesando
la vida contumazmente.
La Fenomenología del Espíritu es la experiencia hegeliana de la conciencia
subjetivo-objetiva (idealismo): hoy precisamos una fenomenología del alma
como experiencia de la conciencia objetivo-subjetiva (hermenéutica).
He tomado distancia de la Iglesia para no involucrarla en mis juicios: lo que yo
digo no va a misa sino al ágora.
Vive lo que te pasa: y asume lo que te traspasa.
Airear las cosas: para evitar airarlas.
Desde la cumbre o cenit bajamos al cenizal del abismo o nadir: y desde las
cenizas del abismo o nadir recomenzamos el camino hasta la cumbre cenital.
Una universidad de Gales imparte títulos académicos: pero se trata de meros
galones de Gales.
El ser occidental está asentado en la nada oriental.
Ahora que contemplo cerca mi jubilación veo lo que he tratado de hacer
docente/decentemente: dialectizar a los alumnos, sacudirlos intelectualmente
para avisarlos y avisparlos ante el avispero mundano que tienen que atravesar a
la búsqueda de sentido.
Todo tiene su límite: hasta en lo malo tocamos fondo.
La imagen filosófica: el bien flotando en el mal.
No se trata de estar por encima de los contrarios, como piensa el pensamiento
clásico: se trata de atravesar los contrarios y remediarlos.
El amor como apertura anímica: El que salvaguarda su alma la perderá, y el que
entregue su alma la reganará (Mateo, 10).
Nunca acabamos de ser felices: nunca acabamos de ser.
Decimos que amamos: pero previamente somos amados, deseados o al menos
requeridos por la belleza o la sensualidad ajena.
La realidad virtual nos está salvando de la realidad bruta: pero también nos
aliena irrealmente.
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El radicalismo vasco ha pasado de un matriarcalismo defensivo a una ofensiva
patriarcal.
Más hermosos que los paraísos perdidos son los apenas entrevistos (Juana Rosa
Pita).
La música del sentido: el sentido es musical.
El efecto de la magia rupestre no actúa sobre la caza sino sobre el cazador (M.
Eliade): y es que la magia resulta subjetiva, pues la magia objetiva sería la
ciencia.
Según M. Eliade, el desprendimiento de la tierra respecto del sol es el prototipo
de la caída del hombre o decadencia humana.
En Heráclito o Aristóteles el alma es atrapadora: pero el alma es asuntiva y
aferencial, a-cogedora.
Resulta grotesco que nos excite la visión de las partes pudendas y que a nuestro
pudor le guste lo impúdico vehementemente: pero no sin asociar estas partes
bajas a un rasgo delicado o estético, bello o armónico, elevado o gracioso
(especialmente el rostro).
Dualéctica de rostro y contrarostro, partes bajas y altas: cara y cruz, delante y
detrás: simetría y contrapunto.
El afán del estoico es parecerse a la Stoa o columnata donde enseñaba:
estoico/estáticamente.
La coimplicación de los contrarios es paradójica y contradictoria, tragicómica y
daimónica: aquí hay lucha, equilibrio inestable y abismamiento final.
Qué o quién nos causa la alegría y la pena incausadas.
El radicalismo vasco defiende el propio espacio esencializado frente al tiempo,
la historia y el devenir.
Mientras vives arriesgas la vida.
El logos espermático como figura de nuestras huellas e incisiones, exudaciones
y fecundaciones en este mundo.
Si estás solo sal a la calle: dejarás de estarlo abrumadoramente.
La mutua sonrisa con una chica deshiela el corazón y descongela el alma.
La vida es como una manzana que alberga un daimon: la manzana podrida del
Paraíso.
Si no te doblegan los hombres te doblegará la naturaleza.
Gloria a Dios por toda la eternidad, canta enfervorizada una iglesia evangélica:
será por haber hecho tan raro este mundo.
El retrato que hace Aristóteles en su Ética a Nicómaco del hombre magnánimo
es algo mezquino: pues desea sentirse superior a los demás, por eso no parece
admirar casi nada ni a nadie, se conforma consigo mismo y es lento y aplomado.
Lo malo de tener como músico de cabecera a Bach es que ningún otro resiste su
comparación.
El comienzo del mal es malo pero su término es bueno: el comienzo del bien es
bueno pero su término es malo.
En la vida vamos buscando alguien que nos salve de nosotros mismos:
finalmente buscamos alguien que nos salve de los otros mismos (su nombre
oblicuo puede ser Dios).
Gato herido de las caricias huye.
Con mí jubilación dejo de ser el profesor O. Osés: ahora soy el profeta O. Oseas.
La gentileza no proviene de gente, gentil o pagano (gens): proviene de gentilicio,
alguien del propio linaje, familiar o pariente (gentilis).
Poder aburrirme: saber aburrirse.
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Antes oíamos en Bilbao solamente el euskera: ahora oímos eslavo o árabe entre
otros: estupenda apertura lingüística.
Sólo en cuanto yo me experimento como oscuro logro aceptar el yo oscuro del
otro (Erich Neumann, Ética).
La cualidad o calidad no es cuantificable: pero sí cualificable.
No es que haya una realidad daimónica, es que la realidad es daimónica:
coimplicación de contrarios.
Para obtener libertad de expresión tienen que permitir expresarnos en los
grandes medios: cosa que se les concede a unos y no a otros precisamente por
ejercer su libertad frente al tinglado.
Mientras hay vida hay esperanza: y si te mueres descansas.
No me quiere nadie: la estima es mutua.
En la tradición el Ser está infundido y fundado por Dios y, por tanto,
fundamentado: en Heidegger el Ser está infundado y desfundamentado y, por
tanto, desfondado.
Estoy recuperando los amigos anónimos: porque los conocidos están
desconocidos.
Pasear es pasar no de las cosas sino a través de las cosas: traspasar lo real.
La verdad pesa más que la justicia, dice el Mahabharata: la verdad pesa y
aploma, la justicia sopesa y armoniza.
Según la tradición la verdad es como una piedra: pétrea, dura y fundamentalista:
así el Sefer ha-Zohar.
La razón es la medida de las cosas razonables: la sazón es la medida de las cosas
temporales.
Sobrepasar el sufrimiento disipándolo: echándolo fuera y diluyendo la
intensidad en extensión.
El Ser como “relación sublime” (erhabe Beziehung) en Heidegger comparece
como un Daimon: el cual se define como Pujanza sobrenatural que decide el
curso de los acontecimientos, Potencia impersonal o transpersonal, Poder
sobrehumano de carácter destinal, Fuerza numinosa difusa, Influjo irresistible,
Espíritu oscuro, Plan concebido por los dioses. (Puede consultarse al respecto G.
François, Le polythéisme).
Según M. Detienne, el Daimon pitagórico se definiría como alma (psyjé), en un
proceso que va de tener un daimon o alma impersonal a ser un daimon o alma
personalizada: todavía en la Odisea el alma daimónica es la mera imagen o
sombra (eídolon) del cuerpo, mientras que en Platón el alma daimónica nos
define personalmente como sujetos de un destino humano. (Puede consultarse
M. Detienne, La notion de daïmon).
Sólo un dios puede salvarnos, dijo Heidegger, en donde un dios significa: un
daimon o numen, un espíritu sobrehumano o genio divino, un poder numinoso o
sagrado.
Muchos han hablado y escrito sobre la realidad daimónica: pero yo la defino
como demónica (la realidad es daimónica).
El daimon no tiene un significado dado sino en dación: potencia emergente,
fluencia dinámica, alma como animación de lo real.
La realidad dice implicación y el hombre coimplicación con la realidad:
daimónicamente.
Pensamos las cosas (think-thing) porque las sopesamos: apreciamos los valores
porque los evaluamos (según precio): estimamos los estímulos porque nos
estimulan: queremos a las personas porque simpatizamos.
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Evadirse de la realidad daimónica: daimónicamente.
Hemos sacralizado el ser y el poder, la vida y la potencia, la realidad y la
patencia: pero habría que consagrar también el no-ser y el sinpoder, la muerte y
la depotencia, lo no-real y la impatencia.
E. Trías arriba a sus límites en su filosofía del límite (fronterizo): yo mismo
arribo a los míos en mi filosofía de la implicación (aforística).
Cuando todo te falle no caigas en la folía sino en la folla o follón.
Pensar es sentir intelectualmente: sentir es pensar afectivamente.
La paciencia como padición del paciente.
El amor contra el destino: el destino contra el amor.
El hombre que más caso hace a la vida es quien menos sabe gozar de ella
(Rousseau).
Cuando todo nos falla: hacer con ello una falla y quemarla para transmutarlo
todo.
El hombre es insaciable: y sus deseos incumplibles.
Cosa dormida, cosa cumplida.
Tal y como anda Dios, mejor no mentarlo en la Constitución Europea.
El hombre es personal: el daimon es transpersonal.
Me chillan los oídos: oigo pájaros prematuros en mi cabeza.
El ámbito de lo trágico en Goethe estaría ocupado por el hombre: situado entre
la Providencia cristiana y el Destino pagano a modo de mediación o
humanización. (Véase E. Franz, Mensch und Dämon).
Para qué quieres el mundo si te falta o falla el universo.
La única forma de convivir en esta vida tonta es haciendo el tonto.
Esta vida será nuestra tumba: esa tumba será nuestra vida.
Todo el mundo quiere ser joven: a mí me gustaría ser viejísimo (cumplir 100
años en la paz perpetua).
El que con Papa se acuesta Pope se levanta.
El mito de la Edad de Oro le sirve a Platón para proyectar el ideal de la vida bajo
el Bien.
Según Chung-Yung, la verdad es el principio y el fin: yo diría que es principio
de la idealidad y el fin de la realidad, puesto que la verdad (absoluta) es el
principio del fin de lo humano, que no es absoluto en absoluto.
Antes esperábamos una llamada vertical de lo alto: ahora esperamos una llamada
horizontal por internet.
Alguien que no comprende suele ser incomprendido.
Filosofía gnóstica: la vida es caca y los vivientes cacos.
¿Has oído lo que ha dicho el Papa? Hace siglos... (El Roto).
Iba por la calle acorazado con mi careto: un niño me ha desarmado con su carita.
Me quedaré solo pero seré yo mismo: la soledad es el precio de la ipseidad
(aunque nadie es el mismo sin el otro al menos de contrapunto).
Los vivos mueren en la tierra y los muertos reviven en nuestra alma: por eso el
alma es inmortalizadora.
La vida se acaba reduciendo a la vida: sobrevivencia que no supervivencia.
En el aforismo libo mi miel: en el aforismo destilo mi hiel.
En la aforística la tensión es vital y la distensión mortal.
Nos traen a esta vida sin nuestro consentimiento: y encima luego nos piden
consenso.
El tratar la cuestión vasca me lanzó: al vacío.
El que se somete a sí mismo podrá someter a los demás (Código de Manú).
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Si no hay ningún Dios, yo soy Dios (Kirilof, en Los demonios de Dostoiewski).
En Hölderlin Dios comparece como el “viejo Demon” (alter Dämon).
Sin razón alguna todo es oscuro: con demasiada razón nada es seguro (A. Pope).
Quedarse es conformarse: marchar es informarse.
El eros es sensual: el amor es cordial: la amistad es anímica: la caridad es
espiritual.
Pensad en los males que no tenéis (Joubert): y en los bienes que tenéis.
La ausencia de Dios es su presencia ignota.
Según Nietzsche, la ética sigue al ethos o costumbre: no la gobierna.
Hay que soportar la infelicidad: hay que soportar la felicidad.
Goethe navegando por Venecia en góndola: a la vez cuna que mece y ataúd que
adormece.
Sintomáticamente el amor vuelve su rostro a la debilidad, la caridad al dolor y la
piedad a la desgracia.
Trocar el desamor en conmiseración del otro: trocar la pasión en compasión.
Lo bueno es lo que nos conviene: lo convenido como conveniente.
Ningún sentido puede comprobarse sin probarse: ninguna verdad puede probarse
sin comprobarse.
Según Kierkegaard, Dios no existe sino que es: eterno.
Lo que pedía Nietzsche al hombre: madurar para la muerte.
Hay que escoger o el amor, que es el dolor, o la dicha: cuando el amor se hace
dichoso, se satisface, ya no desea y ya no es amor (Unamuno).
Purificar los afectos y no desecharlos: depurar las pasiones y no extirparlas:
refinar los sentidos y no conculcarlos.
Cambiamos de ocupación: pero no de preocupación.
No eres mejor porque lo digan: ni eres peor porque lo desdigan.
Salvamos la vida al perderla.
La piedad es para el pecador: la justicia es para el pecado.
El calumniado no ha hecho nada malo: pero el que no ha sido nunca calumniado
no ha hecho nada (ni malo ni bueno).
El matrimonio ofrece bienestar: pero no garantiza la felicidad.
Es más fácil estar contento con alguien que contento de alguien.
El aforismo como dicción de la condición humana: así (de)liberada.
Hay que vivir para tener sentido (sensificación o sentificación): hay que morir
para obtener sentido (fructificación o santificación).
El viejo es viejo respecto a la vida que se aleja: pero es joven respecto a la
muerte que se acerca.
El filósofo habla de lo que todos saben: pero también de lo que todos ignoran
(incluido él mismo).
Nadie hace como yo lo que yo hago: nunca haré como el otro lo que hace.
Hay quien triunfa porque vale: y hay quien triunfa porque no vale el otro.
Sólo el que tiene alma reconoce al que también la tiene.
El amor es tiempo sin espacio: la amistad es espacio sin tiempo.
Todos quieren llegar a viejos: pero nadie quiere ser viejo.
La vida renace a través de su descomposición: la existencia se regenera a través
de su desgeneración.
Estar solo no es soledad: ser solitario no es ser insolidario.
El amor en sus efectos se parece más al odio que a la amistad (La
Rochefoucauld).
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En el Evangelio el amor es un sacramento (el sacramento): en el mundo es un
sarcasmo (el sarcasmo).
Soy viejo para vivir: y joven para morir.
Hay que ser capaz de vivir sin sentido: pero buscando sentido.
Donde hay dolor existe terreno sagrado (O. Wilde): terreno consagrado por el
propio dolor y el ajeno.
Lo sagrado es el sufrimiento por lo no sagrado.
Dice el Papa Ratzinger que el catolicismo se la juega en Brasil frente a los
evangelistas: pero el catolicismo se la juega en el Vaticano frente a su propio
dogmatismo.
Los bárbaros ya están aquí, en nuestras aulas (Juan Mayorga).
A veces odiamos amar: a veces amamos odiar.
Vuelvo a oír tu rugido, oh mar, indemne: deseo incontinente de continente, eros
incandescente e inconcluso.
Me dicen que he dado una conferencia de miedo sobre el miedo: en la que el
público tuvo miedo de preguntar.
Intentamos librarnos de la muerte: cuando la muerte nos libra de la vida.
La ética corrige nuestro comportamiento, la estética lo sutiliza, la religión lo
sublima y finalmente el amor lo religa.
La existencia es nada para quien nada existe: el sentido es nada para quien nada
siente: la vida es nada para quien nada vive.
El trabajo acorta los días y prolonga la vida (Diderot).
Para estar bien hay que hacer bien las cosas: y el bien a las personas.
Sólo es feliz el que hace feliz: sólo está bueno el que hace algo bueno.
El atardecer de la vida trae consigo su lámpara (Joubert).
Allons enfants de la Phratrie.
Nos enamoramos de personas tontas: tontas porque a menudo no saben lo bellas
que son.
Chesterton no aceptaba la existencia del que no aceptaba la existencia de Dios.
Podemos salvar a otros: pero no podemos salvarnos a nosotros mismos.
Lo sentido tiene existencia: el sentido obtiene valor.
Según S. Weil, el principio de la fuerza es físico o natural: pero el principio de la
justicia es metafísico o moral (sobre-natural).
Proseguiremos pertérritos: pero no impertérritos.
Lo bueno de lo malo es que se acaba: lo malo de lo bueno es que se acaba.
En un parque con niños: en ellos veo todas las alegrías y choques de la vida, el
gozo y el desamparo, el entusiasmo y la decepción.
No hay sentido sin consentidor: no hay urdimbre anímica sin el alma urdidora o
arácnida (la araña heracliteana).
El amor como ilusión: óptica.
La contradicción es la palanca de la trascendencia (S. Weil): el aguijón
dialéctico del alma.
Lo que pretende el héroe clásico es humillarnos abajando nuestra cerviz: pero la
cerviz se yergue tan pronto como el héroe pasa blandiendo su espada.
No humilléis: y no seréis humillados.
No sabemos a ciencia cierta por qué se nos quiere ni por qué no se nos quiere:
por qué queremos o no queremos.
Señor, no machaques a mis enemigos ni les achaques mis achaques: pero
achícalos.
Estaba con un pie en el estribo: y un estribillo en los labios.
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Según Nietzsche hemos arribado a la “nada infinita”: pero una tal nada infinita
remite al vacío divino (ocupado por un dios cristiano-budista).
He llegado a la conclusión de que no hay conclusión: sólo oclusión final.
La dejación actual del sujeto en nombre del objeto: objetivismo versus
subjetivismo, racioempirismo versus personalismo, economía versus ecología,
cosificación versus animación.
Frente a los que pretenden poseer la razón y la verdad: buscar el sentido común
y comunitario, el sentido simbólico que nos cobije a todos como copartícipes de
la razón y la verdad compartidas democráticamente.
Alguien es un mala sombra: alguien que no asume su propia sombra y ésta lo
contagia, actuando desde su inasunción sombríamente.
La filosofía ayuda a pensar bien y mal: lo bueno y lo malo.
No me tienta tanto el todo vale: me tienta más el nada vale.
Sé que alguien palpita en mí, y que no soy sólo yo: sé que alguien cohabita en
mí, y que no estoy solo yo.
Hace personas la cultura (B. Gracián).
Antes el profesor y el escritor no eran suficientemente profundos: ahora el
profesor y el escritor no son suficientemente superficiales.
Me confundieron con otro y me dieron por fallecido: pensaban que me iba a
morir así como así (sin decir ni mu).
En una foto tengo el ojo izquierdo más vivaz y el derecho más escéptico.
Dios, haz que crea en ti (Ionesco).
Le achacan que vaya a lo suyo: los que no hacen nada de suyo.
En una clase de Antropología algún alumno pregunta al profesor que quién era
Yahvé: y eso que la universidad es católica.
Todo amor es dolor: dolor del otro (y al final dolo y duelo por el otro).
La vida es inexacta: un equívoco de la materia.
Señor, haz que en la vejez obtengamos algún consuelo: que florezca la vara de
Jesé amorosa y no la trompeta de Josué belicosa.
Cuánto gozamos y cuánto sufrimos a lo largo de la vida: y todo para qué.
De bien nacidos es llegar a bien fallecidos.
La existencia como pesadilla que se muerde la cola: mientras tomamos cocacola.
El alma es el decisor (B. Saint-Sernint): perdón, la decisora.
He andado con unas gafas que distorsionan al personal: desfavoreciendo a unos
y favoreciendo a otros (ahora tendré que verificar la distorsión).
Vivimos entre el cambio climático y el cambio climatérico.
El cambio climático ha acabado con reservas ecológicas y reservorios
teológicos: como el limbo católico.
El hombre es un animal temeroso y temerario: temerario por cuanto temeroso
(reacción apotropaica defensivo/ofensiva).
La lectura beata del Quijote resulta ridícula: sólo le falta música gregoriana.
El ser es producción (Marx): el ser es creación (cristianismo).
El Ser es la relación sublime: la relación liberadora que deja al ente ser (M.
Heidegger).
Cuanto el triunfo es mayor, mayor la flatulencia, la hinchazón y el aire
comprimido.
A corta distancia preferimos una buena constitución humana a una buena
constitución política.
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En este país machista se permite el matrimonio homosexual entre tiarrones: pero
el fratrimonio efébico es malconsiderado como maricónico..
Todavía quedan carlistas: así los moradores eclesiásticos del Real Seminario de
San Carlos en Zaragoza.
Es mejor quedarse solo acompañado de uno mismo que ser acompañado en
soledad.
Felices los muertos porque descansan en paz: infelices los vivos porque viven
sin tregua.
La realidad no está más allá (trascendentalismo tradicional) ni más acá
(inmanentismo moderno): la realidad es interrealidad (relacionismo transversal).
Conmovedora la película sobre Edith Piaf (La vida en rosa): la asunción trágica
de una vida arquetípicamente humana, en la que la artista lo acaba implicando
todo finalmente (je ne regrette rien).
Según R. Rorty que sigue a Dewey, no hay ningún sentido en nosotros que no
hayamos puesto nosotros mismos, y no hay criterio que nosotros no hayamos
creado: pero queda la cuestión de que nosotros mismos hemos sido puestos y
creados por una alteridad u otredad que no se agota en nosotros mismos.
Para el materialismo el alma es la urdimbre pero no la urdidora: pero se trata en
todo caso de una urdimbre urdidora.
La lujuria del amor: el amor es un lujo.
La pintada decía “Eta asesina”: pero no se sabía si era un ataque, un apoyo, una
constatación o una consternación.
Desde el autobús veo los posmodernos molinos de viento haciendo gimnasia
rítmica con aspavientos.
Estos que veis, vejestorios impunes, fueron otrora señores de la guerra.
Los mejores encuentros: los encuentros gastroculturales.
El que con necios trata, intratable se vuelve.
Aragón o lo conocido desconocido: el País Vasco o lo desconocido conocido.
Dice Camus que Adán sólo se llevó del Paraíso a la mujer: pero la mujer
simboliza la vida.
El cuerpo como la necesidad de lo necesario: el espíritu como la libertad de la
desligación: y el alma como la mediación de la religación.
El arte está para trastocarte.
En el mejor Hotel falta lo mejor: la intimidad.
El gozo es sublime si se yergue sobre el dolor sublimado: el dolor es hondo si
hace de contrapunto al alto gozo.
La obra de T. Mann Muerte en Venecia reflexiona desde la conciencia privada
sobre el misterio del eros en un tiempo suspendido (G. Steiner).
Bach se propone armonizar la realidad, consonantizar el mundo, melodizar el
espaciotiempo.
El escribiente escribe todos los días, el escribidor escribe algunos días: el
escritor escribe algunas noches describiendo todos los días.
Hay que recuperar críticamente la noción filosófica de la potencia (dynamis,
potentia, possest), la cual no dice mera posibilidad ideal sino posibilitación real:
frente al acto (enérgeia, actus, esse) que no significa devenir sino llegar a ser,
realización como finalización del devenir, detención final del tiempo fluente en
un espacio estático.
En España vivimos más que en otros países: aunque lo importante es vivir
mejor.
Lo normal: la norma que nos ahorma.
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Cuando el tiempo se espacia especiosamente.
Dios es el espacio del mundo, pero el mundo no es su espacio (Rob Riemen).
El alma es la urdidora del sentido: tejedora de la realidad, fabuladora del ser y
Celestina de la existencia.
La aforística soy yo: los aforismos son mi yo troceado.
El hombre vive hasta llegar a nada: así se prepara para la muerte.
Dar clase hoy a los hodiernos es como una patada en pleno plexo sacro: así
desacralizado.
En una clase el profesor tiene que oír el eco de los demás: la resonancia ajena.
El obispo de Bayona suspende a un cura por tener querida: hasta en Francia hay
envidia clerical.
No sé si merece la pena luchar por la peña, o sea, por el personal.
A nadie interesas nada: pero algunos alcahuetean interesados morbosamente por
tu espíritu libre.
Al que lo quiere todo, todo algo le parece nada.
Un hombre ama a una mujer: qué originalidad.
Hans Küng entiende la muerte como entrada en la luz: yo la sobrentiendo como
entrada en la sombra apacible de la noche sagrada (la oscuridad traslúcida).
El aburrimiento puede preparar la angustia: cuando el tiempo se detiene y no
encuentra dirección o sentido.
He amado a personas inanes: vivas imágenes de mí mismo.
La alegría del escritor cuando encuentra una palabra significativa: es el
encuentro del sentido (siquiera simbólico).
El hombre es un lobo para el hombre: la mujer es una loba para el hombre.
La sabiduría de la psique en sueños: en situaciones angustiosas sonsaca del
inconsciente la figura olvidada de una persona amada (incluso si no nos amó
tanto). Así asume nuestra tristeza pero le ofrece un bálsamo psicológico de
belleza y amor.
Los que nos envidian nos recuerdan que vivimos abiertamente: y ellos
cerradamente.
Cuida el corazón: su contento es tu contento, su amor es tu amor, su bien es tu
bien.
Los enemigos nos entretienen la vida y se preocupan por nosotros a menudo más
que los propios amigos: se trata de un amor invertido.
Que el mal no espanta a quien lo tiene en uso: el bien que espero y temo me
deshace (Fernando de Herrera).
Si la gente te aplaude es que se aplaude a sí misma.
El tontón es un tonto intenso o intonso: el tonto es un tontón tonso o tonsurado.
El desprecio del otro crea resentimiento ajeno: y el resentido se hace sentir al
despreciador.
Vivir bien es no querer vivir mal: de ahí el desahucio de una vida yerta.
En Chino xiao es el amor incondicional: en italiano ciaio es un adiós muy
condicional.
La épica oriental y occidental canta a los belígeros varones: heroificadamente
(heroicidamente).
El ejecutivo como el ejecutor: el que ejecuta al ejecutado.
La familia Real no debe ser real sino transreal.
El sentido está en la acción: en la acción que nos conecta con la realidad en
devenir.
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Quien confía en las relaciones humanas será defraudado por sí mismo o por los
otros.
El aburrimiento en Heidegger es el temple fundamental del hombre
caracterizado por el tiempo largo (lange-weile): este tiempo que se alarga sin
misterio remite al vacío existencial, el cual sólo obtiene sentido como vacío
esencial religado al Ser.
El animal es pobre de mundo: el hombre es configurador de mundo (M.
Heidegger).
Una agresión encajada fortalece nuestra psique: y debilita al agresor.
Pasar el tiempo: hasta que el tiempo nos sobrepase.
El lema de Ignacio de Loyola es encontrar a Dios en todas cosas: in omnibus
rebus Deum invenire.
La desilusión por este mundo es típicamente católica frente al optimismo
americano al respecto (apud G. Santayana): así que soy bastante católico.
El comunitarismo católico: el individualismo protestante.
Regalos para la Infanta Sofía: al que más tiene más se le da para que se
mantenga.
La espontaneidad es lo mejor de España: y también lo peor.
INTERLUDIO: EL MUNDO DE LA VIDA
Podemos definir el mundo de la vida como un protolenguaje mitológico y matricial
frente al metalenguaje derivado del mundo del sistema: es la diferencia entre la
urdimbre y la estructura, la aferencia y la referencia, lo cuotidiano y lo cotidiano. Pues
si lo cotidiano mienta la cota superficial a la que llegamos por cotización funcional, lo
cuotidiano ementa la cuota existencial que pagamos por vivir (como decía
Anaximandro).
La mitología propia del mundo de la vida se expresaría en el aforismo como lenguaje
que trata de aforar o dar fuero/foro a lo exento o carente de ello en nuestra superficial
vida cotidiana. Como lenguaje simbólico, el aforismo trataría de suturar el hiatus
intercalado entre vida y sistema, vivencia y función, existencia y esencia, fungiendo así
de mediación que coliga el devenir y sus fragmentos en una (co)relación o (co)relato.
La aforística ofrece al mundo de la vida no sólo su relación desde dentro, sino su relato
organizado cómplicemente. Pues, en efecto, subyace a nuestra visión aforística del
mundo de la vida una filosofía de la implicación explicitada por nosotros en otros
lugares, y cuya divisa suena así: mundo y vida son cómplices de una relación que los
atraviesa medialmente, relación que dice sentido de junción o ayuntamiento. Podemos
hablar al respecto del simbolismo aforístico como relacionismo, comparándolo con el
metaforismo propio del lenguaje mitopoético. Pues como aducía Gómez de la. Serna, la
metáfora es después de todo expresión de la relatividad, al poner una cosa bajo la luz de
otra (véase al respecto V. Gaos, Antología poética de 1927, Introducción).
Si la visión surrealista del dadaísmo se reclamaba del término dadá (= papá) para
recuperar el lenguaje paralógico, aquí podríamos reclamarnos del término mamá para
consignar la subrealidad sobreseída, aportando así la posición del manaísmo. Ya el
propio Gómez de la Serna habló de sus greguerías como el modo de agregarse propio
del mamoncillo a su mamá/ mamoma: entonces nosotros deberíamos hablar de nuestras
breverías como el modo de ayuntarse las aguas dispersas en el mar/madre de nuestra
final existencia subreal.
El lenguaje aforístico abreva la verdad en el sentido: cuasi acuáticamente. Porque el
aforismo acuático libera de la máxima pétrea: y el agua abre la tierra a su trascendencia
simbólica:
Todo lo niega la tierra,
pero todo se me da
el agua, por el agua.
en
(P. Salinas, Razón de amor)
Así que podemos considerar el mundo de la vida cuotidiana como el ámbito cultural de
una mitología del sentido de carácter matricial: frente a este protolenguaje se yergue
derivadamente el mundo funcional del sistema como un metalenguaje paterial que
expone la lógica de la verdad.
Entre uno y otro lenguaje funge de mediación el interlenguaje simbólico, capaz de
comunicar el realismo del sentido común y el idealismo del significado abstracto. Yo
significaría este ámbito medial del simbolismo por los transparentes cristales opacos
que en el Museo Guggenbeim bilbaíno articulan a modo de mediaciones la piedra caliza
y el metal de titanio. En el propio Guggenheim la pintura típicamente simbólica de
Chagall, Miró o F. Clemente intermedia los extremos constituidos por el realismo
ingenuo y el abstraccionismo irreal respectivamente.
Ahora bien, lo característico del simbolismo consiste en realizar su mediación de los
contrarios comunicando el metalenguaje artificial con el protolenguaje natural,
coordinando así la superconciencia racional con las aguas de la vida simbolizadas desde
Calderón como cristales del tiempo. Cristales traslúcidos y no tan lúcidos, cristales
vidriados o vidriosos, espejos en la sombra (J. R. Jiménez).
Los aforismos serían tales espejos en la sombra, cuya especulación se basa en un
simbolismo no meramente metafórico o literario (superficial) sino catafórico o
filosófico (profundo). Podemos hablar de cataforismos frente a los metaforismos de A.
Roa: se trata de aforismos que tratan de apalabrar lo cuotidiano profundo o interior
implicado en lo cotidiano exterior o superficial. Entonces emerge el sentido común
(auto)crítico.
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La división política es funcional: la reunión simbólica es radical.
Divide y vencerás: reúne y convencerás.
La música es tal vez la única prueba de Dios en el mundo: y María Callas fue la
voz de Luzbel (Ángeles Caso).
Hay que ser fuerte: pero no duro.
La clave del sobrevivir: tener tiempo interior y espacio exterior.
Tu piel -la desnudez total.
El mar se baña en la mar.
No buscar el eros puro, sino el eros anímico.
La política como quehacer del que no sabe hacer algo propio.
No se trata de idilizar a la mujer: pues la mujer ha solido buscar en el hombre
actitudes patriarcal-masculinas, heroicas o dominantes y, en todo caso, ha
reaprovechado el fuertismo varonil para su propia seguridad.
El signo es directo e inmotivado, el símbolo es indirecto y motivado:por un
sentido oblicuo.
Mi vida consiste en huir de las diferentes quemas: para no socarrarme.
Salimos del mar y volvemos al mar: principio y fin. La tierra es sólo un islote
que nos aísla del mar-sentido.
En la lengua vasca ama es madre (telúrica): en lengua japonesa dice mujer
(celeste). A partir de aquí se entiende respectivamente la diosa telúrica eúskara
Amari y la diosa solar nipona Amaterasu.
El sentido está dado: como un dado. Diríase que el sentido está dado como un
dado en movimiento: movido por el hombre.
Así el sentido de la vida está dado al hombre: por lo cual está en dación.
La música de Bach como música de arroyo (que es lo que significa su nombre en
alemán): arroyo que arrolla hasta arribar al mar-coral.
Se vive mejor despreocupadamente: implicándolo todo irénico/ irónicamente.
El ser se dice de múltiples formas: aforísticas. El ser se dice aforísticamente.
Lo que es evidente resulta indemostrable (Aristóteles): pero cabe mostrarlo.
Aquí hay funcionarios, pero no profesionales: procesan pero no profesan.
Otra vez en su seno somos uno (J. Valente).
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La literatura es palabra en el tiempo (Machado): la filosofía sería palabra en el
espacio.
Es cierto que no domino el lenguaje: el lenguaje me domina/ denomina. (Pero
entonces debería ser, según Novalis, un escritor).
Hemos pasado del pensamiento débil (posmodernidad) a la debilidad mental
(submodernidad).
Si no caes en la tentación, luego no tienes que salir de ella.
El joven busca quehacer: el viejo desquehacer.
Es la historia de un amor: que me hizo comprender todo el bien, todo el mal. El
amor sería el árbol de la conciencia del bien y del mal.
A Ramón Gómez de la Sorna.
Que mi serenidad actual me refuerce para cuando se/me quiebre dolorosamente.
Devuélveme a tus ojos: que llevo en mis entrañas dibujados (J. A. Valente)
La sal marina: condimento de nuestra insípida tierra.
Antes censuraba el cura: ahora se cura de censurar al laico.
Yo devuelvo al final a mis alumnos lo que me dan en el curso: paz, guerra,
interés o desidia.
El Creador concreado.
El creador lo es porque está insatisfecho de la realidad.
La gente prefiere tener relaciones pesantes: pero la relación no es telúrica sino
acuática
Deberíamos pagar a los seres anónimos que nos han hecho felices con su sola
presencia: bella.
El Antiguo Testamento pertenece al pasado: y el Nuevo Testamento pertenece al
futuro. En medio queda la humanidad vacía.
El último escritor valiente: J. A. Valente.
El film Simón del Desierto de Buñuel se sitúa entre el inframundo telúrico de los
tambores y el supramundo celeste del santo estilita, el cual lucha en su Pilar
contra el mundo, el demonio y la carne. Su aerismo no se desinfla ni al contacto
con una lujuria que el tiempo transcurrido se ha encargado de empalidecer por el
cambio generacional (así el inocente baile final a los ojos actuales).
Para mí la genialidad de Buñuel estaría finalmente no solo en la ineludible
presencia de lo religioso y su crítica mordaz, sino también en la ineludida
compresencia de lo secular (representada por el baile) y la crítica a su
estruendosa futilidad.
Haz lo que puedas, y podrás lo que haces (M. Egiraun).
Veo con agrado hacer a los jóvenes lo que yo no pude: libertad de relación en
libertad. Relacionamiento versus racionamiento.
Rodeado de oscuros tontos: así brillas con tu ojo de cristal.
M. Hayashi observa en el capitalismo de masas una deserción del principio
paternal del deber: lo que causaría la inmoralidad social contemporánea (véase
Eranos 65-1996).
Para el escultor Chillida lo decisivo no es la experiencia sino la percepción: la
primera nos retrae, la segunda nos abre
Estoy pasando un tiempo adánico/edénico: luego vendrá la recaída.
Las visiones prototípicas de la humanidad en su decurso:
1°) Previsión nirvánica: oriental (la nada).
2°) Visión matriarcal: prehistoria (la matriz).
3°) Revisión patriarcal: histórica (paternalismo).
4°) Cosmovisión filial-fratriarcal: cristianismo (hermandad y filiación).
5°) Figuración del Alma del mundo: neoplatonismo y Renacimiento
(ánima-sororo hermandad mística).
6°) Configuración del Espíritu del mundo: modernidad y posmodernidad
(la razón y su transfiguración espiritual tras Hegel en el Círculo Eranos y
socios).
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Era más interesado que interesante.
Al médico moderno le falta el aspecto chamánico o psicológico: tan importante
como el físico.
Para Oteiza el arte es cobijo: pero para Chillida es intemperie.Yo creo que el arte
nos libera de nuestra encerrona, y viceversa: nos defiende de nuestra ansiedad.
No quiero pasados, no quiero futuros: quiero un presente congruente.
Menos mal que la vida se nos acaba: si no acabaríamos con ella.
Siento el no gastarme el breve dinero que tengo luengamente con alguien:
querido.
¿Y si Dios no fuese Dios? Dios podría existir, pero sin ser Dios.
Leo que si todos diésemos, todos recibiríamos: pero recibiríamos bueno y malo.
En mi pueblo se llama festejar al hacer la corte y cohorte (cortejar). O el
noviazgo como cortejo y festejo: fiesta íntima.
La playa se llena de bruma otoñal: ahora los cuerpos parecen sombras en el
Hades.
Tú y yo somos tres: amor mediante.
Me dice J. M. Gómez-Tabanera que mis aforismos son más cátaros (gnósticos)
que escolásticos u ortodoxos. Porque salvaguardan la tensión de los contrarios.
Al pensamiento positivo le falla la integración de lo negativo.
Lo que nos enamora, nos desenamora: lo que amamos, desamamos: lo que
vivimos, desvivimos.
Ventaja otoñal: puedes admirar el azul celeste sin quedar deslumbrado.
La luz ciega: la oscuridad posibilita la visión. Por eso los ojos ven desde un
punto ciego: la oscuridad interior.
Cuando estamos bien tomamos distancia: cuando estamos mal se nos distancian.
Eres tonto, y en tonto te convertirás.
En Navidad todo el mundo es bueno: en Semana Santa todo el mundo es insanto
(Viernes Santo).
Hay que ser valiente: y cobarde.
En su obra Antropología cultural, Ember y Ember se preguntan por qué en la
organización matrilineal (que suele ser matrilocal ) la descendencia es por línea
femenina, pero la autoridad está en manos masculinas. Yo diría que por la
división establecida generalmente entre el poder (masculino) y la potencia
(femenina).
Aquí nos encontraríamos con el papel típico del dominio agresivo en que se
especializa el varón, así como con el papel relacional en que se especializa la
mujer de un modo bastante generalizado (por ello la guerra es casi
exclusivamente masculina).
La playa: sedación de la sed, salación del espíritu, explayamiento del alma.
He introducido belleza y serenidad en mi vida: a través de imágenes bellas y
serenizantes (la extrema importancia del vídeo al respecto).
Ad plures ire: Marcharse con los muchos (lema clásico para el muerto que se va
al otro mundo, cohabitado por la mayoría). La minoría que convivimos en esta
tierra deberíamos entrever nuestros problemas desde la visión mayoritaria del
otro mundo, ya de vuelta del nuestro minoritario.
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Gozas de la vida si vas sin intenciones crematísticas: libremente.
Las relaciones que se establecen sea en el campus universitario sea en la playa
revisitada: aproximación y lejanía, acercamiento y distancia, sobreseimiento e
indiferencia.
Con dineros en el banco se camina más pausadamente por la calle.
Puedo afirmar tanto que he triunfado en la vida como que he fracasado.
Podría valer como lema de la vida el juramento clásico de los jueces ingleses a
la hora de juzgar con justicia o equidad: sin obtener esperanzas y sin miedo...
La moral es universal, las éticas son particulares (M. Maffesoli).
Soy muy celoso: de mi mismidad.
La relación se agota en relacionar como el amor se agota en amar.
Dios sería el destino: y ser feliz es cumplir la voluntad de Dios (L. Wittgenstein,
Diario filosófico).
El amor no tiene otro mensaje que él mismo (Teresa de Calcuta).
Heidegger define al hombre por su logos de pastor cuasi masculino del ser: yo lo
definiría por su mythos de horticultor cuasi femenino del sentido. Pues el
hombre no recolecta el sentido dado ni lo fabrica industrialmente, sino que
ayuda a su cogeneración agrícolamente.
La gente lucha por cosas ridículas: la gente se mata por un mundo obtuso.
El Guggenheim bilbaíno como basílica laica: la balalaica grecobizantina sería la
música adecuada a su esplendor en la ría.
Me despido de la playa y de los amigos de la mar: entre ésta y mi corazón ya no
se interpone otro amor.La visión de la playa vacía, vacía mi mente de todo deseo
terrestre que no sea marino. Pero mi anhelo secreto espera la presa marítima en
el próximo curso.Ahora el mar se pone insolente y solemne: adiós.
He llegado a mi cénit hermenéutico: ahora deseo un buen declive hacia el nadir.
El quehacer de ser feliz: insoportable.
Cuando estoy bajo, el mar me sube: y cuando me desbordo, la mar me contiene.
Aguas mediadoras.
El hombre debe adecuar su vida con los ritmos cuasi femeninos de la mar.
La playa perdida: la salida del paraíso terrenal marítimo.
La felicidad es religiosa, según W. James: pues la define como ajustarnos al
orden no visible o religioso.
En su Vaca amarilla (1911), F. Marc parece ofrecer en su amarillo implicante el
principio femenino, y en el azul abstraccionista el principio masculino.
Las categorías filosóficas son coordenadas para orientarnos en el mundo.
No matar: y no matarse.
Deja emerger lo positivo (E. Drewermann).
Según J. P. Duhard, en el Paleolítico superior (magdaleniense) las figuras de la
mujer (reproductora) aparecen como estáticas, mientras que las figuraciones del
varón (cazador) aparecen como dinámicas.
Pero a mi entender la cuestión está en si la mujer paleolítica aparece como
estática (detenida) o más bien como extática (detentora de magia).
Eres parte del todo y todo es parte de ti: los peores sufrimientos no son nada una
vez pasados (L. Anzengruber). Lo malo es el paso.
Escribir en este país es sudar tinta: china.
Vasconia de hierro y de musgos fragantes,
empedernida en rocas y enternecida en mar.
(E. Marquina)
Hay otra vida: pero comienza en esta.
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La vida es dura: por eso hay que ablandarla -en la mar.
Los recovecos de cristal del Guggenheim bilbaíno: allí podemos cobijarnos
transparentemente, y no opresoramente.
El ámbito de lo simbólico: el ámbito de lo humano.
El profesor de ética como eticólogo: ponedor de etiquetas.
Amor, no razón, razonable (W. Shakespeare).
Bilbao: combinación de dureza industrial y verde relajante (F. Gehry).
En la vida hay que asumir lo negativo y tomarla en positivo.
A falta de torta, bueno es el pan.
Mirando al mar soñé que estabas junto a mí: el mar como espejo de nuestra
propia otredad.
Dice B. Russel que temer al amor es temer a la vida, y temer a la vida es ya estar
medio muerto.
Pero el no temer a la vida es ya estar muerto del todo, por cuanto engullido por
la propia vida. En esto B. Russel, como en otras cuestiones filosóficas, vivió más
externa que interna o profundamente, pues nunca accedió por pragmatismo y
positivismo a lo esencial.
Digamos para conciliar posturas que, si no miedo, hay que tener con la vida al
menos precaución.
En el librito Lo que se ha dicho sobre el amor (Anaya-Muchnik), están las
diversas posturas sobre el amor, que se corresponden con las propias peripecias
amorosas. Para los escépticos el amor nace de nada y muere de todo (A. Karr);
para los trágicos, la siembra del amor lleva a recoger lágrimas (Schiller); para
los realistas, eros inunda de delirios y rencillas (Anacreonte). En la visión
positiva se sitúa la concepción de Rilke sobre el amor como
posibilidad/pasibilidad de maduración (yo diría que a través de la maceración
anímica).
Creo que la visión más certera la puede tener B. Shaw al concebir el amor como
una exageración: esta exageración proyectada en el otro es preexistente y crea su
propio objeto (A. Maurois). Por ello podemos calificarla como una ilusión que,
como D. Quijote, cuando recobra el juicio es para morir (J. Benavente).
No extrañará en este contexto la revisión final de A. Camus sobre la
contingencia del amor: pues no existe más amor eterno que el contrariado -en
donde la positividad del amor se revelaría a través de su negatividad. Amor y
desamor reunidos: ni contigo ni sin tí: contigo y sintigo.
En Diario de poeta y mar, J. R. Jiménez visiona al mar como azogue sin cristal:
espejo picado de la nada.
Mientras que el cristal transparenta la trascendencia u otredad, el azogue hace
intransitivo al cristal, de modo que el poeta queda situado entre la nada y el ser
celeste:
el cielo, el mar y yo.
Entre la ceguera marítima y la luz del cielo el poeta comparece cual
espejo en la sombra
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azorado/azogado por (el) Mercurio interpretado como plomo, inquietud
apesadumbrada. Espejo en la sombra: el espejo ahumado por las nieblas marinas
de la soledad existencial.
La diosa vasca (Mari) es todopariente: todo lo pare, aparea y, finalmente, apara
o ampara.
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El mito de la razón produce monstruos
A menudo la política es la cultura de quien no tiene (otra) cultura.
El vasco sería el que habla la lengua (el euskera) y/o entiende el lenguaje
cultural vasco (la mitología como cosmovisión) Se trata entonces de una
identidad fluente y simbólica.
El mito es una creencia, y la mitología es una creencia colectiva. Así, la razón
del mito es obtener una visión simbólica del mundo.
El mar, espejo de mi corazón (bolero Perfidia).
Solo entre nosotros cabe el espanto de llamar Spantax a una compañía nacional
de vuelos.
Así que el mito sería la creencia: y la mitología sería el sistema de creencias
Me gusta sobresalir por abajo, no por arriba.
Hay que preguntarse indefectiblemente si la persona con la que nos
relacionamos es enviada por Dios o por el diablo: lo humano es que se avenga
por sí misma.
Mi pupila perescrutadora atisba el horizonte marino habitado por algún(a)
bañista: en vano busco la diferencia.
La realidad es dura: ablandémosla con la cultura.
El cansancio físico nos descansa del cansancio mental, y viceversa: el vacío
mental provocado por el cansancio físico se rellena anímicamente.
Interaccionismo cuerpo-alma.
Me seda la visión de ciertos símbolos arquetípicos: el cuadrado, el círculo, el
triángulo, el rombo, las paralelas, oblicuas y tangentes, así como sus múltiples
combinaciones psicoartísticas. Naturalmente que tras estos símbolos
arquetipales se esconden simetrías lógicas, articulaciones mitológicas y
entrevisiones eróticas.
Todo asesino es imbécil: manda a su víctima a la vida eterna y él se queda en la
temporal.
Cómo me gusta tomar posesión de la playa: a modo de desposorio. (Un
desposorio simbólico realizado antiguamente entre el regente o Dux e.g.
veneciano y la mar).
A menudo el llamado arte no-objetivo tiene por objetivo el no- arte.
En África nace el hombre, que se organiza en el norte: en Oriente nace la
cultura, que se desarrolla en Occidente.
Matriotismo versus patriotismo.
Aristóteles privilegia lo sustancial, pero nosotros privilegiamos lo accidental:
mas no deberíamos olvidar el horizonte sustantivo del sentido junto a sus
accidentes, contingencias o sentidos.
El pésame del filósofo: Te acompaño en el pensamiento.
Dice S. Rushdie que nunca ha necesitado la religión intelectualmente: tampoco
yo he necesitado lo intelectivo religadoramente.
Mis aforismos como cataforismos: para distinguirlos de los metaforismos de A.
Roa.
Mirando al mar soñé que estabas junto a mí: y al volverlo a mirar sentí que
estaba junto a ti, amor y mar.
La torre inacabada del Museo Guggenheim: para que la acabemos nosotros.
Me escribe R. Panikkar que para superar el sufrimiento de la dialéctica de los
contrarios conviene anticipar aquí y ahora en cristiano la Resurrección final:
viviendo un presente eterno que coimplica el devenir fragmentario en el sersentido unitario.
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Este año quizás no tengo en la Uni un buen curso o potente: pero tengo un curso
bueno o amable.
La dialéctica es demasiado luminosa, ya que mienta el amor o diléctica por el
día: por eso un amigo le opone la nocheléctica. Yo mismo he inventado el
término dualéctica como entrevisión de los contrarios (twílight) interléctica,
entrelación.
El alma es el ánima (femenina): el espíritu es el ánimus (masculino).
El paso de la madre al padre: el paso del mamar al papear.
Si subes, te suben: si bajas, te abajan.
Las alas de la libertad son de papel: libre viene de libro.
Fondos reservados: fondos resabiados.
Estoy decepcionado de todo el mundo: excepto de Venecia y San Marcos (P.
Morand).
Venecia: la ciudad de agua cristalizada.
En lugar de desvivirse: dejarse vivir.
Lo breve si bueno dos veces bravo.
Hegel apoya a Creonte -la razón de Estado- frente al telurismo regresivo de
Antígona: pero María Zambrano interpreta a Antígona no sacrática sino
socráticamente (humanismo emparentado con el humus terráceo).
C. Baliñas usa el término cisconsciente para expresar el más acá de la
conciencia: las arquevivencias
El psicoanálisis contemporáneo recupera la fase inicial denominándola: fase
fetal.
Los aforismos como notas: musicales.
La dialéctica convierte el dualismo en trialismo: introduciendo el tercer término
mediador.
La gravedad grávida.
Mirar las imágenes y lo símbolos hasta que brote de ellos luz (S. Weil): yo diría
hasta que brote agua.
La filosofía como sentido común al revés (Hegel): sentido descomunal.
En el juego de la pelota maya, el terreno sería el cosmos y el juego un combate
entre la luz y la oscuridad, el invierno y el verano, la vida y la muerte: de modo
que el perdedor era sacrificado ritualmente a la divinidad cosmológica.
Con el pulgar se mataban las pulgas: que el índice señalaba.
En la interpretación oficial del Guernica de Picasso el caballo sufre
inocentemente la violencia del oscuro toro: en medio quedan la madre y la
mujer.
El pasado feliz está en el futuro: perfecto o acabado.
No haciendo nada no te equivocas en nada: sino en todo.
Me redicen que los mitos son peligrosos: también las cáscaras del plátano.
Espejismo: el desierto de agua (la arena cristalizada por el sol).
El catolicismo representa la confesión más dogmática dentro del cristianismo:
por eso precisa especial apertura ecuménica hacia el protestantismo y demás
confesiones.
No siempre hay que estar con el perdedor: a veces pierden Hitler o Stalin
Los políticos como hombres/mujeres públicas.
Algunos quieren ser mejores: otros queremos ser peores, o sea, más libres.
El hombre procede de la hembra.
Me felicita mi médico por una entrevista que me hacen: al fin me reconcilio con
mi enfermedad a través de mi enfermero.
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Según la teoría de Oteiza, todo autor recorre un camino triple: comienza con el
naturalismo juvenil, prosigue con el surrealismo críptico y concluye en el
suprarealismo formal. Y, en efecto, en mi hermenéutica la primera etapa sería
telúrica, la segunda acuática y la tercera etérea: el fuego presidiría toda la
transición dialéctica.
La psicología tradicional vasca estaría dominada por el arquetipo de la Gran
Madre, mientras que la tradición galaica se situaría a la sombra del Gran
Femenino o Feminidad Arquetípica. Por su parte, Cataluña ofrecería
clásicamente el espectáculo de Hera, la esposa que representa comedialmente el
orden paterno pragmático. Finalmente, en la constelación castellano-aragonesa
el paterfamilia se impondría tradicionalmente sobre el orden matriarcalfemenino.
Un Dios degollado por sus integristas. También el Dios cristiano está
crucificado por sus fundamentalistas: que nos machacaron el cuerpo en nombre
del alma/espíritu puro/puritano.
Búscate entre los otros: como un mar hacia adentro (V. Aleixandre).
El héroe vence encantos rompiendo con su lanza lo ilusorio. Todo héroe clásico
es un racionalista.
Por mi zozobra siento que otros muchos zozobran.
En Italia hay poco Estado (Roma no es lo que fue) y mucha sociedad civil o
civilizada: en España hay mucho Estado (herencia del Imperio) y poca sociedad
civil (herencia del Imperio decaído).
Vivir agazapado: auscultando la liebre secreta del sentido como juntura interior
del exterior.
En la niñez el destino me cortó las alas: que yo he rehecho de papel.
Según S. Foullet los indios Kogi (Colombia) tienen un modo de pensar global o
comunal basado en el término alrededor
alrededor de alrededor es el equilibrio.
Por ello su equilibrio se sitúa alrededor: entre la Madre Natura y su
representación masculina (serancua).
Yo diría entonces que el hombre kogi se define alrededor de la hembra: la
Naturaleza.
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He pretendido quitar hierro al tema vasco despolitizándolo y culturizándolo:
pues hay demasiado hierro en una ciudad hierrática o ferruginosa como Bilbao.
La soledad siempre es en blanco y negro.
Lo cenital limita con lo cenizal,
Mantener encendida esa candela propia, sin cuya luz yo no soy o (J. Guillén)
En el famoso Romance del Duero, Gerardo Diego sitúa a los enamorados ante el
río: preguntando por sus almas. Es la cercanía arcaica del alma con el agua:
espejo transitivo de aquella.
No temer a la muerte: y no desearla. Todo llega.
Qué dolor de penumbra iluminada (G. Lorca).
El desdén que mis ideas han obtenido me ha ayudado a volver lo real.
Los futuros muertos.
El mar de la escritura: en el que reflotan los aforismos cual corchos sobre el
agua.
El tacto oscuro entre mi ser y el mundo (M. Altolaguirre).
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El barroco tiene que ver con el barro de Zurbarán:
Fe en el barro, mística terrena
que el color de la arcilla sube al cielo.
(G. Diego)
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Drewermarnn me ha enseñado a Vivir la vida con sus enfermedades: tratando de
aplacarlas.
En su obra Priestes Mother, Sacred Sister (Oxford Univ. Press), Susan Starr
estudia las religiones actuales dominadas por las mujeres: se trata confesiones
que responden críticamente a las religiones dominantes dominadas por los
hombres, y tal es el caso del culto afrobrasileño, el chamanismo coreano o
Christian Science. Según la autora, estas religiones dominadas por mujeres
suelen arraigar en contextos matrilineales, matrilocales o matrifocales en los que
la mujer obtiene mayor independencia. El carácter de tales religiones se basa en
la afirmación de la inmanencia frente a la trascendencia, típicamente patriarcal
así como en la importancia otorgada al nexo familiar, personal y comunal. La
clave íntima de estas características estaría en la central experiencia materna
propia de la mujer, experiencia inaccesible al mundo patriarcal del varón.
La felicidad suele darse en la juventud porque tienes una conciencia de ilimitud
en tus posibilidades, sobre todo amorosas: pero enseguida sobreviene la
limitación y el tiempo muerto, almidonado en un espacio vaciado del sentido
ilimitado.
Tengo la cabeza llena de pájaros multicolores: símbolos.
Tontos: tantos.
No fuméis: y no seréis fumados.
Ya nadie mira mi rostro ajado: pero yo puedo admirar a otros.
Recuerdo de un tío (carnal): yo quise ser su amigo y él no lo quiso; luego lo
quiso él y yo no lo quise.
La modernidad ilustrada nos prohíbe por ley de razón referirnos a lo metafísico
o religioso: así que nos prohíbe lo más interesante.
El problema de PSOE ha sido la posesión de la verdad: su apropiación.
En nuestro país ha habido no solo un Gal (político-militar) sino también
sociocultural: padecido por alguno de nosotros inculturalmente.
¿Hasta cuándo tendrá que luchar la vida con la letra y lo literal? (Erasmo).
Un experto afirma que en el cine vasco el hombre aparece más tímido y la mujer
más respetada que en el resto de España: lo que se correspondería con la propia
cultura vasca.
La enfermedad que tuve me ha ayudado a vivir: como que ahora me hago el
enfermizo ante mí mismo para pasar de muchas cosas.
El separatismo de España: incapaz de asimilar la mitología vasca.
Nos conciben en exultación: pero nos paren en dolor.
Hay un enfermo en mi entorno que, en lugar de pedir ayuda al prójimo, lo
descalifica: por eso su enfermedad es mental (paranoide). Y es que la peor
desgracia es la que uno mismo se labra.
Cuando estamos bien, mucho cuidado: pues cuando estamos mal ya lo tenemos.
Increíble: desde que intento no hacer nada, hago más.
El Guggenheim popular: concierto de cacerolas al unísono.
Porque nos conciben exultantes y nos paren exultados: concibamos con
entusiasmo pero realizémoslo con precaución.
Nos matamos para sobresalir: vivamos para salir -simplemente.
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A mi tío canónigo no podíamos contarle cosas negativas para que no le
afectaran: conmigo comienzan a hacer lo mismo los amigos.
Por una alianza católico-protestante: pues al protestantismo le falta la ritualidad
católica (su tradición) y al catolicismo la racionalidad protestante (razón).
Respiramos el ambiente psicosocial: que nos condiciona y al que
condicionamos.
El desinterés ajeno por lo nuestro puede ayudarnos a ser desinteresados.
San Pablo, y abre España.
Lo único que podemos ganar ya es la vida eterna: porque la temporal la tenemos
perdida.
Cuanto más escribe el escritor, más se pone en evidencia.
Hoy el mar concluye de color violáceo: violado por un sol oblicuo y rojizo.
Hacer frente a los problemas con la cabeza baja: para no romperse la crisma.
Hay que oír también a nuestros enemigos: para limpiar nuestro aparato auditivo
de nuestra propia cera.
Tipología de la vida cuotidiana: la tierra y el mar, la cultura y la política, el país
y la salud, los mitos y las razones, los ritos y los símbolos, el arte y la religión, el
bien y el mal, el amor y el desamor.
EL ENIGMA DEL SER
En su obra Después de la cristiandad Gianni Vattimo presenta la tradición cristiana
occidental como típicamente hermenéutica por cuanto basada en la exégesis del Libro
(la Biblia). Esta exégesis se realiza en la continuidad histórica de una comunidad como
la cristiana. El caso es que la interpretación de la Biblia no debe hacerse de modo literal
so pena de recaer en el literalismo fundamentalista, sino de modo espiritual, como
afirma el hermeneuta posmoderno italiano. Por nuestra parte preferimos hablar de una
interpretación simbólica que rescata el sentido existencial de la Escritura, teniendo en
cuenta que el sentido simbólico-existencial es un sentido más anímico que espiritual,
frente al propio Vattimo, ya que se trata de un sentido encarnado o experiencial y no
desencarnado.
En efecto, el sentido de la vida está en el sentido vivencial, es decir, en la vivencia de la
propia vida, así como el sentido de la existencia está en el sentido convivencial, es decir,
en la propia convivencia de la existencia. Por eso vivimos, para experienciar las
vivencias de la vida hasta el final, tratando de vivenciarlo todo hasta nuestra
complección. Lo que nos mantiene en vida es la vivencia cotidiana, día y noche, de la
vida, de acuerdo al adagio clásico “vitam vivere”: vivenciar la vida.
Pues bien, la aforística simboliza para nosotros ese sentido que se imbrica en el mundo
de la vida y las afecciones anímicas: en efecto, la aforística ofrece un lenguaje
posmoderno de carácter fragmentario o diseminativo, plural y abierto, concreto y
ambiguo, que intenta salvar los fenómenos vividos y asumir los márgenes de la realidad
convivida. La aforística comparece cual logos encarnado que conduce, más que a una
verdad trascendental, a un sentido inmanental, por cuanto inscribe el paso del tiempo en
eL espacio de la reflexión vital. O la aforística como expresión del devenir del ser y los
aforismos como accidentes del sentido: una filosofía de la cultura en vivo, una filosofía
de la vida in vitro (a través del vitral del lenguaje dialógico).
0. Gianni Vattimo recupera el sentido cultural del catolicismo como universalidad
ecuménica abierta al otro a partir de la propia secularización cristiana, concebida así en
cuanto tradición o contexto comunitario de la Escritura (Biblia): pero el autor propone
una interpretación espiritualista de la Biblia que se abre ecuménicamente al
protestantismo.
1. Yo mismo propiciaría una interpretación más anímica o animista, vivencial o
experiencial, simbólica o mitopoética: pues el Espíritu cristiano no es puro o virtual
(libertad pura) sino Espíritu potencial o animado, Anima Santa o Alma amorosa
(libertad religada).
2. La poesía como maestra de humanidad en Schelling.
3. Dios acogido con voluptuosidad celeste en la muerte con los más agudos dolores del
amor (Novalis).
4. Yo soy el camino, la verdad y la vida (dice Jesús): el camino de la vida verdadera que
es el camino de la verdad vital.
5. La Misa como sacrificio simbólico en R. Girard: frente a toda victimización real.
6. Vivir como si no se viviera, ver San Pablo en I Corintios 7: se trata de vivir cual
desvivirse a modo de vaciamiento cuasi orientalizante.
7. Entre el bien hacer y el mal hacer hay un término medio según Mairena: el no hacer.
El no hacer para no tener que deshacer ni rehacer: para poder vivir en paz.
8. Sabemos lo que hemos sido más no lo que somos: porque lo estamos siendo.
9. La modernidad trata de hacer entrar en razón al mito: mitificando la razón.
10. Francisco de la Torre lamenta en su poesía renacentista el morir desamado: pero ello
no equivale a morir sin amor, o sea, sin amar.
11. Cuando estás ausente tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo, y pasas
al estado fluido: cuando estás presente tu figura se condensa, y alcanzas la
concentración (M. Yourcenar).
12. El mito como chivo expiatorio de la razón propiciatoria.
13. Animo ergo sum: tengo ánimo/ánima luego soy, animo o respiro luego existo.
14. El alma dice relación: y se sitúa entre el espíritu irrelato y el cuerpo elemental.
15. Pensar todo apretar, nada cogiendo: así resume Francisco de Aldana su periplo vital
desengañado.
16. En la vejez la vida se vuelve sobre sí misma y nos coge en medio de una evolución
que nos sobrepasa: dejándonos atrás y en la cuneta.
17. Luchamos por expandirnos hasta que llegamos a nuestros límites: entonces nos
acomodamos en una realidad limitada.
18. Amor: el cautiverio y su cauterio.
19. El cielo cela: la tierra aterra y el mar amarga: el monte monta y el bosque embosca:
el sol asola y la luna aluna: el alma anima.
20. La libertad conduce a cierta soledad: y la soledad posibilita una gran libertad.
21. Se cansa uno de todo: hasta del descansancio.
22. Los Reyes Magos: la magia de oriente y su fascinación en occidente.
23. Tristeza es falta de viveza: tristura es falta de vividura.
24. Las dádivas son para los amigos: las dívidas son para los enemigos.
25. Todos los comienzos son duros: y los finales plastificados (estoy llegando a la
provecta edad de la plastificación).
26. Venga, decidme, cómo es el amor: ¿es afilado o tiene el borde suave? ¿cambiará mi
vida a fin de cuentas? (W.H. Auden).
27. Para W.H. Auden no hay frontera entre alma y cuerpo: acaso por ello concibe el
amor como una unión que no es del mundo (espera absoluta). Y acaso por lo mismo,
afirma que el eremita arriba al éxtasis erótico entre visiones abstractas.
28. Me dice Ibon Zubiaur que sus alumnas germanas son algo pánfilas: se ha
generalizado el panfilismo como beatitud diluida o beateria civil (a la que hay que
combatir).
29. El celibato como autocastración: así los sacerdotes frigios.
30. Podríamos describir el fenómeno de la emigración como el tránsito de la cultura de
origen (matricial) a la nueva cultura (patricial).
31. No hacer nada es aburrirse: hacer mucho es abrumarse: hacer poco es cabrearse
32. Descubro la ardiente “Elegía sin nombre” de Emilio Ballagas:
Descalza arena y mar desnudo.
Mar desnudo, impaciente, mirándose en el cielo.
El cielo continuándose a sí mismo,
persiguiendo su azul sin encontrarlo
nunca definitivo, destilado.
33. El pensamiento piensa el ser, según Parménides: pero según Descartes es nuestro
pensamiento el que piensa nuestro ser (paso del racionalismo clásico al racionalismo
moderno).
34. La vida es un proceloso proceso de desvencijamiento.
35. Según el poeta Al Nawadji, la belleza móvil inmoviliza al amante: y la belleza
inmóvil moviliza al amante (añadiría yo).
36. Sin amigo no se puede vivir, me decía el amigo Chuang: mas con él no he podido
vivir.
37. De joven la vida tiene problemas: de viejo la vida misma es ya un problema (menos
mal que el viejo se entera menos).
38. Que nos niegan el goce para que lo gocemos (P. Neruda): el goce diferido (herido y
sublimado).
39. El déficit amoroso: y el superávit odioso.
40. Veo el bar Felicidad: se traspasa por falta de usuarios.
41. La verdad es un espejo roto en mil pedazos (S. Espríu).
42. Me he preparado tanto para vivir que no he vivido.
43. El amor es una ilusión que se ha olvidado que lo es.
44. La muerte empieza antes de morir: vivir comienza antes de nacer.
45. La realidad como no-nada: nonada.
46. Cuánto nos odiamos por el amor de Dios (Cardenal Newman).
47. Cuando el amor no ama: cuando el fuego no arde: cuando el agua no sacia: cuando
la vida no da vida ni la existencia esencia.
48. Desengañado de mi bien agora: agora de mi bien desengañado (F. Torre).
49. Del asunto del amor nos queda su trasunto, y de su existencia su esencia: es el paso
de la sustancia primera a la sustancia segunda.
50. Todo viene y todo pasa, pero lo nuestro es quedar: quedar justo junto al mar, por no
podernos largar.
51. Ahora yo soy ya mi mar paralizado (J.R. Jiménez).
52. El tiempo como vicisitud en V. Aleixandre: que nos conduce a la “mentira final”.
53. La realidad como eros algo putrefacto.
54. Leer poesía es libar la libación ya hecha: degustar la miel alveolada. (La poesía
como panel/panal de los sentidos).
55. Mi presencia asume tu ausencia: y la condensa.
56. Sólo hay que diblarle un poco a un amigo para ver cómo se desamiga.
57. La divina beldad que adoro y temo: el bien dudoso y el tormento cierto (F. Torre).
58. Yo me doy a quien quiero: y me desdoy a quien no quiero.
59. Que quien se da no se termina (P. Neruda): porque se autodetermina en otro
determinado.
60. En otros interesa más la obra filosófica: pero en mi caso interesa más el filosofar.
61. El mal que paso pasa el ser humano: pues es remedio del dolor la muerte (F. Torre).
62. La filosofía es lenguaje, la poesía es palabra: el aforismo es palabro (verbo
apalabrado).
63. Este enlace diabólico que encadena el amor a su pecado (José Gorostiza).
64. El chiste según el cual Cristo sería vasco: porque iba en cuadrilla, hablaba mucho de
la última cena y era considerado por su madre como divino (y viceversa).
65. Pensábamos que la libertad nos liberaría: pero la libertad no libera sino que
meramente libra (una cosa es la libertad humana y otra la liberación divina).
66. Le llamé indígena, y me contestó indignado: entonces le dije que no fuera indigente
verbal, y se acalló.
67. Dios está en las nubes: las cuales simbolizan la potencia radical del agua y del
fuego.
68. Solitud: mezcla sólita o acostumbrada de soledad, solitariedad y solicitud.
69. Algunos investigadores bíblicos (Crossan, Mack, Wowing) presentan a Jesús de
Nazaret como una especie de filósofo judeomediterráneo de estilo cínico: su cinismo
consistiría en la vivencia de la virtud como felicidad que nos libera de lo externo o
exterioridad.
70. Las negras improntas orientales de Chillida (F.C. Serraller): vascamente reforzadas.
71. Tenía crisis de fe: pero superó la crisis al superar la fe.
72. La belleza en Kant no es signo de la verdad sino del sentido humano de lo real.
73. Esta vida nos aboca a un callejón sin salida: la solución es la ida.
74. Vivir, cada vez me dice menos: morir, cada vez me dice más.
75. La gente que nos cae gorda: porque nos desaloja.
76. Si llegas a viejo sabrás de qué va la vida: y sobre todo de qué no va.
77. El sentido de la existencia: un sentido acuático.
78. El Cristo del Juicio Final de Miguel Angel tiene a su derecha a su madre y
probablemente a María Magdalena: la mujer curada de sus demonios que acompaña a
Jesús hasta la cruz y a la que se aparece el Resucitado.
79. Cuántas abstracciones: nos amolan las abstracciones a las que nos inmolamos.
80. En griego la felicidad consiste en positivizar lo negativo (eudaimonía): estar
floreciente, tener buen genio o sentido, atinar en el sino, obtener adecuada destinación.
81. El gato y lo gatuno engatusan: el perro y lo perruno emperrunan.
82. Oh amor, que tú hiciste/ que el placer de mi tristura/ me quitase de ser triste (Juan
Boscán).
83. Iberdrola rima con Ibertrola.
84. Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido (V. Huidobro).
85. He arreglado un calefactor comunitario, y nadie nos lo podemos creer: pero soy un
experto en recursos caloríferos.
86. La felicidad como “eudaimonía”: estar a bien con el “demonio” interior (alma).
87. El Opus Dei como Ectopus Dei: pulpo atrapador.
88. El mar sagrado: según F. Torre.
89. Según F. Michel en las Mascaradas de Zuberoa el caballete Zamalzain representaría
a los caballeros situados entre los señores feudales (Jaun eta Andere) y el tercer estado
(Laboraría y la Etxekandre): los negros (beltzak) serían los siervos de la gleba. Por su
parte G. Herelle identifica a los negros con los de fuera, y a los rojos con los de dentro
(los propios vascos) en su autoafirmación.
90. Dada la fruición y profusión con la que escribo aforismos acabaré siendo, si no el
mejor aforista, al menos el mayor.
91. Cuando se me encoge el alma leo poesía: para estremecerme.
92. Exhausto de sentido (J. Gorostiza).
93. El amor es nuestro horizonte (in)móvil.
94. Seguros Bilbao: hay más Seguros.
95. Llegar a viejo es llegar a usado.
96. Las almas se han marchitado sobre los cuerpos marchitos (J. Hierro).
97. Sin conocerse el hombre se reconoce como hombre.
98. En un poema de L.G. Montero, el mar recoge todas las cosas juntas y, al final, nos
recubre.
99. Anegarse en la mar: negándose a esta tierra.
100. El mar es el espacio temporalizado: atemperado.
101. Según Carlos Piera, el español es un idioma más extensivo (por ser polisilábico)
que intensivo: y, por tanto, moroso pero nítido (por ser vocálico). Yo diría que es un
idioma popular (frente al alemán culto).
102. La vergüenza amorosa: la más dulce pasión, según Alfred Douglas.
103. Qué bueno llegar a viejo: ya no te pueden enviar a la guerra (aunque puedes morir
sin luchar).
104. Resucitaremos como hongos: el cuarto reino.
105. Solaz salaz.
106. La guapura de los Juegos alpinos de esquí: esquiaje pleno de colorido y belleza
blanca.
107. Con la jubilación uno puede hacer lo que quiera: cuando ya no puede hacer nada.
108. El poema como condensación del mundo: su precipitado verbal.
109. El peligro de la melancolía y la saudade pasivas: prefiero la nostalgia activa (que
lleva a revisitar lo añorado).
110. En su poema “Muerte sin fin”, José Gorostiza evoca elegíacamente el esplendor de
la vida desde la raíz al fruto y su postrer retorno del fruto a la raíz ciega: es el tránsito
del florecimiento del “tiempo de Dios” hasta su ocaso y recaída en la diabólica muerte a
través de su desestructuración:
Tan-tan, ¿quién es? Es el diablo,
oh Dios, que te está matando.
111. Excogito ergo sum: ideo luego soy (discurro luego existo).
112. Seguir los movimientos del alma: el sentido.
113. Excogitar es pensar desde fuera del pensamiento.
114. Curado de la vida (L. Cernuda).
115. Los conceptos representan la identidad del ser clásico: los símbolos representan el
ser del devenir (la mismidad diferenciada).
116. Hace ya mucho tiempo yo era un niño: un niño como son los niños de siempre
(aunque con el peligro de la tiña).
117. No quiero ser monja, no, que niña namoradica só: dejadme con mi porfia, que niña
malpenadica só (Canción anónima).
118. Se cansa uno de amar sin ser amado, querer sin ser querido, aportar sin reportar,
dar sin recibir, conocer sin ser reconocido, escribir sin eco, hablar sin respuesta, vivir
sin convivir, publicar sin publicarse, accionar sin reacción, estornudar sin interjección,
comprender sin comprensión.
119. El sentido radica en la junción de los contrarios: delante y detrás, envés y revés,
cara y cruz, rostro y contrarostro.
120. El tiempo sin espacio es el tiempo despaciado o condensado: tempo extático o
flotante (spaceless time).
121. Hago una hermenéutica meridional: cuya clave es la dialéctica de Eros e Idea.
122. El espacio sin tiempo es la abstracción.
123. El amor justifica nuestra existencia: y la redime.
124. (Elegía por mi librito Amor y sentido) ¿Cómo es posible que nadie diga nada sobre
Amor y sentido? ¿Es esto un país o un desierto? Se trata de una canción de cuna y urna,
una escritura escrita en pentagrama. El ruido no deja oír la música, la música no deja oír
la letra, la letra no deja oír el alma. El alma del mundo atrapada por el Mundo (y
también por el País).
125. La imagen en Lezama Lima: nómada.
126. Ese venirse abajo de los días oscuros.
127. Nuestras auténticas verdades son antiverdades: sentidos heridos (el amor, por
ejemplo máximo).
128. La vida es una dádiva: la muerte es una dívida.
129. Antes los medios hablaban de la parte alta del hombre: ahora lo hacen de la parte
baja pendularmente.
130. Hagas lo que hagas no lo contarás: lo descontarás.
131. Oh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin crearlo: Oh
inteligencia, páramo de espejos, que nada más absorbe las esencias (J. Gorostiza).
132. La blancura en el budismo simboliza la compasión.
133. El film “Ana y el Rey”: la confrontación oriente-occidente (y la belleza de los
niños orientales).
134. El amor es un gozo doloroso.
135. Releí el poema “El ama” de Gabriel y Galán y me vine abajo: me acordé de mi
Ama.
136. Tengo una visión pagano-cristiana del mundo y, por lo tanto, algo mezclada:
contradictorial.
137. Sin ti Occidente es la tierra del ocaso donde se pone el sol: exenta de tu Oriente y
su sol naciente.
138. La poesía nos enseña los recovecos de la vida: el amor y la muerte, la finitud y la
contingencia, la ilusión y la desilusión, el poder y la belleza, la verdad y la mentira, el
bien y el mal.
139. La vida como mentira verdadera: y el mundo como verdad mentirosa.
140. Quizás hemos entendido mal la despenalización de la homosexualidad en nuestra
sociedad civil: quizás se interpreta como un refuerzo fálico o viril de nuestro machismo
tradicional.
141. El aburrimiento de mis amigos: yo soy más divertido.
142. Dice Zubiri que la realidad brilla: pero sólo brilla la realidad mítica (mágica).
143. Los que en nada creen en realidad creen en el limbo.
144. El hombre es tonto: pues forma parte de una realidad tonta.
145. La elección solitaria del solitario: por descarte.
146. El ego como juego: conjuego.
147. Las imágenes son redentoras porque nos salvan de nosotros mismos: sacándonos
de nuestra encerrona esencial a nuestra exposición existencial.
148. Como Francisco de Aldana, yo soy un hombre desvalido y solo.
149. La manzana de la discordia edénica es en Berceo una pera comida por Eva y Adán:
cuya dentera aún padecemos.
150. En una Cantiga de amigo de Joan Zorro, la amiga hace con su amigo en la ribera
del río salido “lo que no hiciese”: lo que no debiera.
151. Golondrina en italiano: róndine (rondinella).
152. Nos felicitan la Navidad: será por no haber muerto (aún).
153. La soledad del campo es pasmosa: pasmada.
154. El sentido está simbolizado por los colores, los sentidos son los colores: los cuales
no son objetivos o puros (absolutos) ni subjetivos o arbitrarios (relativos) sino
(co)relacionales: el rojo junto al negro resalta hacia fuera, junto al azul sangra hacia
abajo, junto al blanco se dispara hacia arriba.
155. El mundo humano es un mundo relacional: lo absoluto pertenece al viejo Dios y lo
relativo es meramente animalesco.
156. La sílaba sagrada budista OM lo encierra todo en una O ó Cero que vibra
omnímodamente: la Nada-Todo (el color Blanco).
157. Platón propone pasar del Eros a la Idea de amor: pero esto lo propone también la
vida al pasar de joven a viejo.
158. Dice J. Hillman que el alma es verde: yo diría que el Alma del mundo es verde
(azul amarillo).
159. De qué me sirve todo si no me vale nada.
160. Rehacerse no haciendo nada: renadarse.
161. Unamuno contra esto y aquello: y yo a diestro y siniestro.
162. Llevo el tiempo in vitro (en la cabeza): y el espacio en los pies (in extremis).
163. Merodeo la nada: pero me rodeo de ser.
164. Tengo una obra filosófica descomunal en un país común o comunal: pero tengo
una visión comunal del mundo en un país tan descomunal.
165. De viejo hay que tirar lastre.
166. Los inmigrantes hispanos con sus pobres macutos de bellas ropas vendibles.
167. Desde que salí del útero materno estoy helado: a la intemperie.
168. El amor homoerótico es igualitario: entre iguales.
169. Así que Dios es el creador del mundo: y el diablo su disolutor.
170. Apurar el puro: apurar la vida hasta la muerte.
171. Somos sombras de un sueño: niebla, palabras, nada (Eloy Sánchez).
172. Leo la Antología poética de nuestro siglo XX (Visor) y en general obtengo
mediocre poesía: cuya forma es tan (i)regular como el fondo. Pero todo queda superado
por algún verso genial como este: “Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser
vivo” (Rubén Darío).
173. De más joven me acercaba a los acantilados encandilado: ahora ya soy acantilado.
174. Hace calor pero yo no lo tengo: luego no me/lo hace.
175. La fidelidad a algo puede ser la infelicidad a alguien: uno mismo.
176. Por fin recupero el contacto silente con la natura eucalíptica detrás de Larrabasterra
donde veo unas ovejas tan empastadas en el pasto o pastosas que ni siquiera responden a
mis desvalidos balidos.
177. Abre todas las puertas desesperadamente, civilizadamente, en el borde del mundo:
aunque nada haya adentro (L.A. Cuenca).
178. La Constitución, la Institución y la Prostitución.
179. En su Egloga o Bucólica II, Virgilio recomienda a Condón, enamorado de Alexis,
reparar su desaire haciendo tejeduría de juncos y mimbres a modo de urdimbre
simbólica.
180. El lenguaje es la urdimbre que sutura simbólicamente nuestros
ferimientos/herimientos con la vida.
181. Tú sabes que sé, le dice en famoso soneto Miguel Angel a su amado Cavalieri “y
sabes que sé que sabes quién soy” (Soneto XVI).
182. Tú sabes que sé que sabes lo que sé: y lo que sé se refiere a mi amor por vos.
183. Es propio del aforismo cierta majeza.
184. G. Vattimo gusta de mi aforismo más tonto, y que dice así: tontos tantos.
185. Dejadme amar a orillas del mar.
186. ¿Desde qué sombra dices luminosas palabras? (A. Gateli).
187. En el poema del Mío Cid se llora visiblemente de los ojos: porque se puede llorar
invisiblemente del corazón.
188. ¿Cuál se para? (Jorge Manrique): así que no hay cosa fuerte.
189. El famoso anónimo Soneto a Cristo Crucificado de nuestro siglo de oro es el
ejemplo más pertinente del cristianismo como religión de amor: la visión joánica (el
anonimato procedería de cierta reserva ante la Inquisición).
190. El poema ocupa un espacio en el que introduce un tempo.
191. Sólo la mente fuera de sí puede decir algo grande, afirma Séneca: porque la mente
que sale de sí asume lo vital.
192. Andas de valle en collado como res que anda perdida (Coplas de Mingo Revulgo).
193. La metáfora muestra que hay un sentido latente entre las partes de la realidad.
194. La rima sería para F. Rico como una metáfora prosódica.
195. Cuanto más alto llegaba, tanto más bajo y perdido: y abatíme tanto, tanto, que fui
tan alto, tan alto (San Juan de la Cruz).
196. El deseo de Cernuda de que penas y dichas no sean más que nombres llevaría al
paraíso nominalista: el puro juego del lenguaje por sobre la realidad cruel.
197. Quisiera recobrarte sólo un día: un día que durara como muerte (Carmen Conde).
198. Las palabras se nos presentan como arbitrarias por cuanto basadas en convenciones
implícitas: pero en la poesía esas convenciones implícitas se hacen explícitas y aún se
amplían a través de nuevas relaciones (puede consultarse F. Rico, Antología de poesía).
199. Si me quereses (Jarcha): si me quisieras o quisieses, si me quisieres o quisiéredes.
200. La poesía como palabra esencial en el tiempo (A. Machado): palabra esencial en lo
existencial.
201. Te odio con el odio de la ilusión marchita: mi carne, atormentada de goces, muere
ahíta. Déjame solo y triste llorar por mis gloriosas virginidades muertas entre tus muslos
blancos (Amado Nervo).
202. En algunos autores se destaca el exceso de la carne femenina: su barroquería
rococó o churrigueresca.
203. Pienso, entonces soy: soy propiamente cuando pienso.
204. En su poema “San Gabriel”, G. Lorca connota la llaga del costado de Cristo como
“lunar”.
205. Impresionante la contraposición en G. Lorca entre la homoerótica luminosa de
Walt Whitman y la homosexualidad de los maricas de ciudad: entre los homosexuales
de clara mirada verde y los de turbia mirada tumefacta. Por su parte, también L.
Cernuda escoge a los marineros y su “rubio mar amoroso” frente a las sombras de la
ciudad grisácea.
206. De jóvenes podemos y aún no sabemos: de viejos sabemos y ya no podemos.
207. Mientras camino la acera va golpeándome los pies, el fulgor de las estrellas me va
rompiendo los ojos: que yo con los ojos rotos sigo una ruta sin fin (P. Neruda).
208. Nos unirá la nada que todos compartimos.
209. La ciudad: comunicación de incomunicaciones e incomunicados.
210. El pueblo: comunicación de lo supercomunicado y sobredicho.
211. Yo soy el corazón de este cielo vacío, y mirando estos hombres sé que la vida es
triste: todo se va en la vida, amigos, se va o perece (P. Neruda, Crepusculario).
212. Leo poesía buscando la revelación de una Palabra: pero sólo encuentro reveladuras.
213. Decimos que fenecen los amores, se van los días buenos, desaparece la felicidad,
pero ¿de veras nos llegó tal felicidad?
214. Soledad, arrecife, estrella (Mallarmé).
215. Me he ido acostumbrando a no solicitar amor, resulta contraproducente: prefiero
obtenerlo subrepticiamente, atrapándolo al vuelo.
216. Buscando almas iguales en cuerpos distintos (L. Alas).
217. La curiosidad existencial y el afecto vital evitan el suicidio.
218. En la prosecución de la vida hay inercia pero también morbo: interesa experienciar
la existencia hasta su final natural no sólo como un proceso de maduración y
complección sino también de purificación.
219. El sentido de la vida está en su vivencia hasta el fin: la vida es vivencia.
220. El sentido de la existencia está en la convivencia: la existencia es convivencial.
221. La vivencia de la vida es dialéctica y ambivalente, positiva y negativa, bien y mal:
se trata de coimplicarla.
222. Amor mío, amor mío, ¿podrás robar las llaves que me abrirán el cielo donde
tiemblan los mástiles? (J. Genet).
223. España: tierra agria, feraz en agrios.
224. El silencio de Tomás de Aquino al final de su vida: porque el racionalismo
conduce a la nada (nihilismo).
225. El desnudo como aquietamiento vital de la inquietud existencial: estado
edénico/adánico.
226. El positivo carácter bilbaíno: proyectivo.
227. Junto a las olas yo también soy libre (P.G. Baena).
228. Uno aprende la deshonra de la vida: en propia carne.
229. Un pajarillo revolotea sobre mí tenuemente: mi existencia flotante.
230. Hace un día misterioso: cubierto y quedo, oscuro y solitario.
231. Recordándote para ir más allá de ti hacia otro día: sacándome de mí mismo (John
Ashbery).
232. La calle era intransitable por lo coches: ahora lo es por los bebedores.
233. Yo también me abro junto al mar.
234. Como libros leídos han quedado los años: soldado de la guerra perdida de la vida
(J. Gil de Biedma).
235. Debería llover hacia arriba: y descargar de noche.
236. Hay que proteger lo que nos protege: autoproteccionismo.
237. Poder confiar en un cuerpo, en un alma, en un espíritu.
238. Toda la vida la he dedicado a abrir cajones secretos: en los que no había nada o
sólo bagatelas. (Excepto en el último y final: veremos).
239. Una mujer es un hueco desesperado: un hombre es un producto bíblico: pero un
adolescente habita en otro mundo, indiferente, ignorando el tiempo (Reinaldo Arenas).
240. En su Autoepitafio, R. Arenas afirma que lo mejor es lo que dejamos: precisamente
porque nos marchamos.
241. El sentido de la vida como sentido vivencial: el sentido de la existencia como
sentido convivencial.
242. (Prejubilaciones)
La vida para mí se va estrechando,
por eso he jubilado a los amigos:
no podrían seguirme a donde me ando,
allí debo adentrarme en solitario.
Me bastará con los facultativos
cuando llegue el destino de mi horario:
más allá no preciso compañía
y más acá me basto con la mía
(ayudada por alguna alma pía).
243. De viejo se viene abajo hasta la amistad: ya no puedes cultivar a los amigos (sólo
puedes cuidar de ti mismo).
244. No queda casi nada de las cosas: recuerdos vagos, reminiscencias varias,
nebulosas.
245. Tu juventud de espiga que se quiebra (José Infante).
246. El viejo se va retirando mientras lo van retirando.
247. Lo único que puede quedar: el interés por vivenciarlo todo: complección,
autoasunción, coimplicación.
248. Perdido el norte, aún existe el sur (L.M. Merlo).
249. En Las Meninas de Velázquez, los personajes están como pa mados: posando pero
no pesando.
250. Kandinski (Arco y puente): la realidad como elementos en relación.
251. El museo Guggenheim: la cueva trasparente, la caverna posmoderna y el interior
externalizado.
252. Si el amor es un sueño, dice E. Baltanás, hay que abrazarlo a la hora de dormirse.
253. El placer atonta: cierto dolor despabila.
254. La belleza es como una buhardilla: amenazada inclementemente.
255. Gracias al sector servicios ha crecido el sector vicios.
256. Amigos que se creen amigos: creencias viciosas.
257. No me acaban de convencer tantos poetas contemporáneos:P. Salinas, J. Guillén,
A. González, P.G. Baena, F. Brines, C.Rodríguez, F. Benítez... Pero tampoco me
convencen mucho C. Vallejo, M. Fernández, J. Lezama, N. Guillén, N. Parra, Juan
Gelman, J.E. Eielson... En cambio me encantan ciertos poetas considerados menores y
que son mayores: así el cubano E. Ballagas.
258. El hombre procede de Adán y Adán procede de la nada del barro terrestre: nada
que es el envés del ser mentada por el propio nombre de Adán leído del revés.
259. Esperé a tu reflujo para poder amarte: hasta tu decadencia no obtuve tu cadencia.
260. Me dice Manuel Delgado que soy brillante: pero no brillo.
261. Es el propio Cristo el que exige la respuesta de Dios a su muerte en la cruz: pues la
muerte es el momento del abandono de Dios y, al mismo tiempo, de nuestro abandono
en Dios.
262. Y yo estoy solo cada ser la rosa cada latido solo (Emilio del Río).
263. La poesía como asunción de las cosas a través del lenguaje templado:
convocatoriamente.
264. El mar me depura o purifica y me abre o comunica: ondularmente.
265. Yo mismo proyecté en la mar los recuerdos que ahora me refluyen:
corpuscularmente.
266. Fumar puede matar: porque la vida es humus y la muerte humo.
267. Nuestras folklóricas: las prehistóricas (Venus paleolíticas).
268. Primero era un angelito, luego un angelote y finalmente un angelazo: desangelado.
269. La pregunta de la amada por el amado: e u é (¿y dónde está?) (Don Denis de
Portugal).
270. Sentido procede de sen: sien y sentir.
271. La hermenéutica de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita: Non é mala palabra si non es
a mal tenida, verás que bien es dicha si bien es entendida (Libro del buen amor).
272. No soy mantuano como Virgilio: soy mantuoso.
273. El acuerdo acuerda (Marqués de Santillana).
274. El Creador recreado por la criatura: Jesús por María.
275. El amor según el Amor: “Al rudo hago discreto, desenvuelto al encogido, al escaso
liberal” (Rodrigo Cota).
276. Picasso es sígnico: Dalí es simbólico.
277. Mi única ventaja sobre mis felices competidores: ser yo mismo.
278. Al satisfecho todo satisface (Juan Boscán).
279. El humor es simbólico: literalmente es una afrenta.
280. Uno llega al final de la vida incrédulo y desengañado: es la mejor manera de
prepararse para la muerte.
281. Tengo una pena difusa que me funde el corazón: unos la llaman nostalgia, para
otros es desazón (para mí que es la Medusa).
282. España tierra feroz, feraz en fieras.
283. ¿Qué faré o qué serád de mibi?: ¿qué haré o qué será de mí (Jarcha medieval): la
pregunta de siempre.
EL DIOS LIGADOR
1. C. Jamme distingue tres grandes épocas culturales subsecuentes, representables por lo
mítico, el mito y la mitología.
2. A menudo olvidamos que el romanticismo tiene su raíz en lo románico, es decir, en el
espíritu medieval cristiano-occidental frente al clasicismo antiguo. De donde la eclosión
de la subjetividad como interioridad cuasi musical.
3. Nietzsche excluyó críticamente a su madre y hermana del retornar eterno de lo
mismo: porque son paradójicamente su destino más propio –irretornable-. Con lo cual el
eterno retorno se hace de lo mismo diferente: el eterno retornar de la mismidad
diferenciada.
4. Como decía Hegel a Kant, la razón quiere aprender a nadar sin echarse al agua: al
agua del devenir y de la vida.
5. La Madonna del parto de Piero della Francesca (S. XVI) parece el contrapunto de la
Venus paleolítica de Laussel: ésta porta en su mano derecha la luna, señalando con su
izquierda el vientre abultado; aquélla muestra con su derecha el vientre embarazado y
con su mano izquierda hace la media luna doblándola hacia adentro.
6. Consejos para el amor apasionado: andar con cuidado, tomar distancia, ser precavido.
7. Reconvertir la ontología en ontogonía: ontoagonía de la realidad en su ser o sentido.
8. Ver cómo entra el mar en la tierra: amándola.
9. Nunca se está más feliz que a la espera de la felicidad.
10. Vivir la vida es quemarse: para que quede un rescoldo.
11. Cuesta menos pensar un artículo que escribirlo: sobre todo de mayor.
12. Abdicar de la vida para no abdicar de uno mismo (Pessoa), y abdicar de uno mismo
para no abdicar de la vida.
13. Amar es cansarse de estar solo (Pessoa), y estar solo es cansarse de haber amado.
14. Si no te atreves a morir, atrévete a vivir; de lo contrario, ni vives ni mueres.
15. El fundamentalismo del que va a la playa no permite que se vaya con jersey. Son los
domingueros y veraneantes: los que desconocen la realidad de la playa durante todo el
año.
16. Lo que estoy haciendo no es lo mejor: es lo menos malo.
17. De joven se tienen problemas psicológicos, de viejo problemas físicos. Y de joven y
viejo problemas antropológicos (sólo de niños tenemos los auténticos problemas:
metafísicos).
18. La ignorancia de una persona tiene límites: limita con la ignorancia de otra.
19.
Estamos en el mundo y ya nos vamos,
nos queda sólo el margen del sepulcro;
la soledad acaba con las penas
y lo finito se hace indefinido.
20. El amor visto desde fuera: no es amor.
21. La insanidad de llevar cinto en vez de tirantes: en nombre de la hombría.
22. En Jung el arquetipo de la mismidad propia o inmanente e impropia o trascendente
se denomina Sí-mismo (Autós, Ipse, Selbst, Self, Soi-même, Se-stesso, Berberatasuna en
euskera, que mienta la mismidad emergente desde abajo (bera), atman).
23. Para el ex vicepresidente Guerra, Dios no existe con toda seguridad; para el
vicepresidente Cascos, Dios existe con toda seguridad. El seguridismo típico español
sigue asegurado en las dos Españas.
24. El agobio libidinal oscila entre los 20 y los 45 años; antes la cosa no cuaja, y
después parece apaciguarse.
25. Que vuestras decisiones no sean occisiones: mortíferas.
26. Se repiten los arquetipos buenos y se repiten los arquetipos malos: llamamos
precisamente arquetipos a estas repeticiones.
27. Mi amor me parecía imposible: y lo era.
28. Forzamos la naturaleza hasta violentarla y violarla.
29. No había fundamento para separarnos, pero tampoco para seguir juntos.
30. Dependemos del otro; pero el otro funciona independientemente.
31. A menudo el perro vale más que su amo.
32. Jamás o mañana.
33. Malos pensamientos morales: buenos pensamientos murales.
34. Los escritores como pulpos en su propia tinta.
35. Estar elusivo: eludir a los otros, aludirse a sí mismo.
36. En la vida he tratado de defenderme: no de atacar.
37. Si te metes en la vida pública es fuerte; si te retiras al jardín es duro. En el primer
caso sufres la inclemencia de la gente, en el segundo las inclemencias del tiempo.
38. Mi condolencia a quienes tienen que dar una imagen social que no se corresponde
con lo que quieren y son, sino con lo que los demás quieren y proyectan en él; es la
imagen antisimbólica como alienación del ser.
39. No se debe dar una imagen que previamente no se ha recibido: al menos desde
dentro.
40. Baudelaire conduce el romanticismo del campo a la ciudad; con ello se pierde la
reserva campestre racionalizada por la ciudad moderna.
41. Quisiera expresar en un término la quintaesencia de la vida llegada a su destino: el
término es el término.
42. Amarás a tu prójimo, pero como a ti mismo: es una corrección a la propia alienación
en el otro por un amor enajenado (idolatría).
43. La gente suele aprovecharse de las debilidades del otro: para debilitarlo y
fortalecerse.
44. En lo bueno me llegó lo malo; en lo malo aprendí lo bueno -lo bueno de lo malo y lo
malo de lo bueno.
45. Lo que te quería no me ha dejado ver lo que no me querías.
46. (Amor)
Salí a su encuentro y era ido,
volví a buscarlo y era yerto:
surgió de su espesura en aquel huerto
perteneciente al monte del olvido.
47. No soy un buen partido, pero soy un buen entero.
48. Era tan vasco que podía no serlo.
49. Una música es buena si no molesta, pero es mejor si molesta
50. La categoría antropológica de mana viene a significar la potencia inmaterial, pero
manifestada como poder material. En Lévi-Strauss llega a significar la “cosa”
simbólica: lo simbólico como potencia significante que se expresa en diferentes
significados.
51. Aunque no encuentre lo que quiero, ¿por qué he de buscar lo que no quiero?
52. Cuando veo una paloma me entra el complejo de hombre.
53. Nadie hace caso a la visión de los viejos, pero lo acabarán haciendo.
54. Bergson pensó que el mito no era previo al logos, sino posterior: una especie de
sutura del logos escindente. Pero entonces el mito es el logos simbólico.
55. En la soledad nos chillan los oídos: gritan la ausencia. En la compañía chillan los
demás: gritan su presencia.
56. Los amores de usar y tirar: desamoríos.
57. Tenemos la despersonalización causada por la enfermedad.
58. Los animales pueden tener “miedo”; sólo el hombre tiene miedo del miedo, es decir,
temor.
59. Si un libro de mi materia no me cita no lo leo porque desconcita; mas si me cita
tampoco lo leo porque entonces recita.
60. El mito es el relato arquetípico de nuestras tipicidades.
61. El inconsciente como secularización del alma.
62. El Vizcaíno funge en el Quijote de contrafigura del héroe: contrahéroe (el héroe
contrahecho).
63. Según J. A. Urbeltz, el zorro es la contraposición del águila: la elipsis frente a la
línea frontal.
64. El amor suele ser como un buen vino que se agria, convirtiéndose en vinagre (vinum
acre).
65. La cruz de Chillida en el baptisterio de la iglesia de Santa María en San Sebastián:
una cruz cristiana pero descentrada o secular (irregular).
66. El arco tensado es el círculo espacial que lanza la flecha temporal: recogida por otro
círculo (la diana o el espacio abierto).
67. Pertenezco a un sacerdocio junguiano.
68. Si no sales de ti, quedas salido: en ti.
69. Todo conocimiento procede de la experiencia (simbólica); así, pues, de la
experiencia real o irreal.
70. Los actos de amor se marchitan; mas la actitud de amistad permanece.
71. Nuestra cultura se basa en los druidas -desdruidos.
72. La antropología debe dar una visión antropológica y antropoilógica -a la medida del
hombre.
73. La mística terrenal del Superhombre en el ateísmo sagrado de Nietzsche: a la vez
Anthropos celeste y terrestre (E. Trías).
74. La palabra del alma (verbum animae) como mediación entre el concepto (espiritual)
y la cosa (real).
75. Sabes que aquí tuviste todo y no tuviste nada (J. L. Panero): en este mundo.
76. Se encuentra un no sé qué para quererte y muchos sí sé qué para olvidarte: en la
pérdida misma los alivios encuentro (Sor Juana Inés de la Cruz).
77. Lo ontológico debe incluir lo ontoilógico.
78. Cruiff ha dicho que en España hay que jugar más al fútbol y dejar los engaños y
trucos; yo creo que esto vale también para nuestra vida civil.
79. Morimos como animales: que somos.
80. Pensar en España es desfallecer.
81. Las nupcias del cielo solar con la mar-madre: reverberantes.
82. En los momentos de gloria estamos por encima de la media; en los momentos de
desgracia estamos por debajo de la media. Así que ambos momentos tienen como
referencia común el medio o media: la mediación o relación de los contrarios.
83. Dios como reunión de todos en un fuego de perdón: en la poética de José M.
Valverde.
84. Si todo vale, nada vale.
85. Los arquetipos simbólicos se ubican en un presente imaginario situado entre el
pasado de las ideas platónicas y el futuro de la historia occidental.
86. En su tesis Imaginario cultural y creatividad psicosocial, C. S. Capdequi presenta la
recreación cultural precisamente a raíz y a través de la descreación, caos o muerte.
87. Hay que ser riguroso, pero no rigoroso o rijoso (rijoroso).
88. Quid hoc ad mortem?: ¿Qué sentido tiene algo de cara a la muerte?
89. Bajar al mar: para subir el alma.
90. El ridículo del miedo al ridículo.
91. La melancolía puede ser creativa porque concentra la sensibilidad adentro,
posibilitando su proyección o traducción afuera: en la escritura de la vida.
92. Mientras estás en vida, esperas la muerte; pero en la muerte esperas la vida. (Hay
más esperanza en la muerte que en la vida).
93. Si quieres vivir quieres morir, y si quieres morir quieres revivir. O descansar.
94. Soy lunar en cuanto al sentido (interior) pero solar en cuanto a la realidad (exterior).
95. El materialismo piensa que la misma materia (existencial) se expresa en formas
distintas: el idealismo piensa que la misma forma (esencial) se expresa en
materias/materiales diferentes. Pero materia y forma se complican: dualécticamente (la
forma lo es de la materia, la materia lo es de la forma).
96. La hermosura –“el despojo civil de las edades”, según Sor Juana Inés de la Cruz.
97. Ha habido un cierto disfraz latinoamericano bajo el ropaje de la lengua española,
pero con el tiempo se dará una articulación lingüística (española) del trasfondo
antropológico reprimido/oprimido. (Acaso por ello la arcaica mitología amerindia
cíclica se alía hoy con ciertas sectas milenaristas).
98. Respirar: inspirar aún sabiendo que hay que expirar.
99. Sor Juana Inés de la Cruz ha expresado bien la lógica del arte combinatorio de ideas
y realidades:
que cuanto más implican combinadas
tanto más se disuelven desunidas (El sueño).
100. La exégesis explica, la hermenéutica implica.
101. Estoy ahora mejor que cuando debía estar bien: porque no tengo que estarlo.
102. El amor nos deja ver a los otros como los ve la divinidad (J. L. Borges).
103. El exceso lleva a su contrario: el receso:
que el exceso contrarios hace efectos (Juana Inés de la Cruz).
104. En el Corpus Hermeticum se preconiza pasar del tiempo al eón (supratiempo):
enrollarse en el ciclo transtemporal.
105. Según el texto místico La tabla de esmeralda, lo de abajo está en correlación con
lo de arriba, y viceversa; se trata entonces de mediedades (médietés).
106. Tenemos una interesante tradición de clérigos literatos en la que poder inscribirse:
el Arcipreste de Hita, Juan de la Cruz, Lope de Vega, Mira de Amescua, Tirso de
Molina, Gracián, Calderón, Góngora.
107. Casquivano: vano o vacío de cascos.
108. No hay amigos: hay algunos parecidos.
109. Si Dios no existe, todo es posible; si Dios existe, sólo es posible lo real.
110. Quedarse solo: bien acompañado.
111. País de vagos: yo que no hago mucho hago más que muchos.
112. La amistad tiene que ser cercana y distante: a través de una mediación simbólica,
cultural o imaginal.
113. Los amores obtienen una mediación real, pero esta realidad debe ser simbólica o
abierta a un tercero u otredad (el hijo, la comunidad afectiva, la relación transitiva, la
cultura).
114. El Guggenheim como Kurkenheim: la casa de (ad)mirar.
115. Dios se coloca entre el hombre y su corazón (Corán, VIII, 24).
116. El demonio socrático aparta de la acción: hacia la reflexión (cf. Apología de
Sócrates, 31d). Podríamos decir que preconiza la no-acción y la indeterminación
(liberación).
117. En nuestra tradición para poder amar a alguien hay que emborracharse y
emborracharle.
118. Cuidado: cuanto más tenemos más queremos.
119. Menos mal que la belleza ilusiona: menos bien que la belleza es ilusión.
120. Soy menos infeliz de viejo.
121. Importante dar un sentido o dirección a nuestro dinero sobrante: donación.
122. La implicación ha de entenderse horizontalmente de las cosas entre sí hacia delante
y atrás, y verticalmente de las cosas sobre y bajo sí mismas.
123. Encontrarse bien: prepararse para no estarlo.
124. Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que me muera estaré dentro.
125. A menudo al tocar la carne se desvanece el alma, pues se envanece el cuerpo.
126. El que ha vivido amores sabe de desamores.
127. El que es no tiene que aparentarlo; aparenta el que no es.
128. La belleza sensual regrede a lo animal; por eso decimos qué mona.
129. Antes eros me desquiciaba; ahora me pongo en el quicio y lo pongo en su sitio.
130. El que tiene el placer obtiene el displacer, el cual es un placer sin placet.
131. En un país católico como España ser católico es ser infiel: a la melopea
ateoagnóstica, sin duda.
132. El símbolo cela; el concepto cancela.
133. La existencia es urdimbre, la esencia estructura y la vida coyuntura.
134. El símbolo remite a tergo a la experiencia pasada (poso) y de frente al futuro
(paso); por eso puede definirse como destino proyectado o proyecto de
destino/destinación (sentido). Así, el símbolo reúne metáfora proyectiva y catáfora
arraigativa: logos y mito.
135. No hay hermanos: hay alguien que se parece a uno.
136. El dolor psíquico es peor subjetivamente; el dolor físico es peor objetivamente. El
primero tiene que ver con el sentido, el segundo con lo sentido.
137. A lo hecho, seso.
138. Fulano llama maestro a zutano en privado; pero, por si no lo es, nunca lo cita en
público. Así se gana a todos, menos a sí mismo.
139. Hay que vivir con flexibilidad; la inflexibilidad es la muerte.
140. En el cristianismo la confesión ha significado decir lo oculto a los miembros de la
cofradía, pero no a los extraños; lo que conlleva cierto secretismo u ocultismo.
141. Los críticos celebran la erótica cultural de clérigos como el Arcipreste de Hita ya
fenecidos, pero se rasgan las vestiduras si los descubren hoy; en ello muestran su
vieja/nueva intolerancia.
142. La modernidad ha optado por el sabio confuciano frente al santo taoísta; ética
funcional del funcionario frente a metafísica fundacional del fundador.
143. Me chillan los oídos: no sé si llueve, cantan los pájaros o estoy grillado.
144. La visión temperamental de lo español podría provenir de la tensión que el término
España obtiene en algunas lenguas como el alemán (Spanien-Spannen).
145. Había un silencio tan total que no se oía: era un silencio tan sepulcral que sólo lo
oían los muertos.
146. El Imaginario simbólico como demiurgo o alma del mundo: situada entre las Ideas
o Arquetipos espirituales y los tipos o cosas materiales.
147. Sólo la religión es capaz de plantear su contrario religadoramente: el mal y lo
demoníaco.
148. La vida es una nube polícroma cuando asciende y un pozo ciego cuando desciende:
en medio queda el miedo.
149. Según Jámblico, en los ritos antiguos se escenifican las obscenidades para
librarnos de su negatividad en caso de ejercerlas.
150. La contingencia de la vida: a nuestra modernidad le parece una cosa medieval
(quizá es medieval nuestra modernidad).
151. El hombre como guardián del umbral: entre los contrarios.
152. Nueva York masculina, Miami femenina.
153. Detrás del dios patriarcal está la deidad matriarcal; detrás de lo típico está lo
arquetípico o destinal.
154. Dar por vencedores a los demás: así quedan (con)vencidos
155. El odio nos hace odiosos.
156. Los aforismos como escritura hablada.
157. La importancia de la incubación para solucionar problemas interiores;
técnicamente incubación significa soñar o meditar dentro de un recinto sagrado (e.g.
Epidauro), con el fin de obtener información interior a través de la concentración.
158. No podría escribir los versos más tristes esta noche: precisamente por la tristeza.
159. Parece haber cercanía lingüística entre el vasco lur (tierra) y el latino de origen
etrusco lar (potencia): la tierra como potencia o materia prima (v. mi obra La Diosa
Madre).
160. Sin eros la vida no parece tener sentido, y con eros la vida parece tener excesivo
sentido (como para ser verdad).
161. En muchas lenguas se usa una consonante nasal para designar a la madre (P.
Riffard, Diccionario de esoterismo). Quizá porque la nasalización es un sonido interior
y afectivo: aferente.
162. El hombre sólo se conoce a sí mismo cuando enferma.
163. Según A. Carotenuto, a menudo la afinidad de la elección amorosa se basa en la
sombra o negatividad del otro a modo de complicidad. Por eso en el amor expresamos
lo reprimido y prohibido, pero por lo mismo resulta tan peligroso.
164. El amor como mito en De Rougemont: horizonte arquetípico de nuestro tipismo
cotidiano.
165. El neurótico crea fantasmagorías y el psicótico las cohabita.
166. En su obra Indagación sobre el bien, K. Nishida basa su filosofía japonesa en la
experiencia pura, anterior a la división occidental de sujeto y objeto, definida no por la
trascendencia o la inmanencia sino por la trasdescendencia (un término de Y. Tekeuchi),
es decir, por la realidad unificadora, la cual se expresa en el yo humano mediador y se
impresa en Dios como unificador del yo y el universo en cuanto “autoidentidad
contradictoria”.
Interesante visión panenteísta de la realidad, en la que la experiencia pura es realmente
impura, por cuanto implica conciencia, volición y sentimiento en unidad
trasdescendente
167. La trasdescendencia como implicación de lo real.
168. Cuando mejor estamos solemos ser heridos por el hado: celos de una divinidad por
nuestra humanidad radiante (así rebajada a humanidad radiada)
169. La filosofía clásica proyecta en la noción del ser como esencia el símbolo del símismo como centro dinámico de la realidad.
170. La magia existe según Plotino, y está representada por el amor y el odio en el
mundo (Enéadas IV, 4).
171. Lo positivo de la negatividad de la muerte es su irreversibilidad fisiológica: no hay
que repetirla.
172. En Hispania tenemos urdimbre sin estructura; en Germania obtienen estructura sin
urdimbre.
173. Dios me ampare, porque tú no me vas a amparar.
174. Cómo tonifica una Misa de Réquiem musical: somos fortalecidos por el eco de
ultratumba.
175. En la simbología de los Reyes Magos, el oro simboliza al espíritu, el incienso al
alma y la mirra al cuerpo; en donde el oro significaría el brillo solar, el incienso el
ámbito intermedio lunar y la mirra lo telúrico o terráceo.
La mediación pertenece al incienso en cuanto conformador de una atmósfera anímica
constituida por el vaho litúrgico como mediación y sublimación de lo corporal o
material en espiritual. Pues mientras que el espíritu es deletéreo o puro y el cuerpo
impuro o lastrado, el alma dice cuerpo sutil y aire aromatizado a través de la cremación
de la gomorresina.
176. Un periodista afirma ser una reminiscencia franquista el que los intelectuales
españoles sigan estando en contra. Debe ser verdad, porque el periodista hace tal
afirmación contra todos los demás.
177. Vivir es malvivir, pero hay que procurar hacerlo sin maldecir.
178. Edité mi primer libro de aforismos en la bilbaína editorial Laga, que, además de
una playa marítima, es el femenino de logo. O el aforismo como logos femenino.
179. En el maniqueísmo de Mani, el Norte representa la conciencia y el espíritu del
bien, mientras que el Sur significa la material del mal (el humo).
180. El caduceo de Hermes consta de la serpiente (terrácea) y las alas de águila
(aéreas), mediadas por la vara (vegetal).
181. Dice Polanco que PRISA no aceptará servidumbres ni imposiciones. Pero aceptará
sin duda su propia servidumbre, que consiste en adecuarse a su propia posición.
182. Las Venus paleolíticas de la fertilidad reaparecen hoy en las figuras barrocas de
nuestros cucuruchos de helados.
183. Entre los antiguos el iniciador religioso solía tener algún defecto físico, en donde
lo espiritual suple a lo material antifrásicamente.
184. Para J. Böhme, el fundamento es caos: bien y mal (Mysterium magnum, 1623).
185. Reconexión del tipo en el arquetipo, del ente en su ser, de atman en brahman, del
yo en sí-mismo, del hombre en Dios, de la referencia en la aferencia, de la escritura en
la urdimbre, de la explicación en la implicación, de la fisura en la sutura y de la libertad
en su religación.
186. A menudo amamos lo que no queremos, y a veces queremos lo que no amamos.
187. En el Origen se confunden los posibles; en el Final se confunden las realidades.
188. Un mar negro de blanca espuma, sobre la que cabalgan cuerpos dorados.
189. Si por amar tengo amores y los pierdo sin querer, para evitar desamores lo mejor es
no querer.
190. La vida profunda es melancólica; la vida superficial es deletérea.
191. El otro quiere ser como uno es: cuando uno mismo es otro del que cree el otro.
192. Si la gente estuviera de acuerdo con mi teoría, ésta podría obtener verdad
(adecuada), pero carecería de sentido (transveritativo)
193. Ya no me interesa lo que piensas sobre mí, pues ya no pienso sobre ti.
194. Una cosa hay en el mundo que refulge más que el sol: la mar.
195. La cultura como poder: así no se puede hacer nada.
196. Tanto en los misterios antiguos como en el Cristianismo mistérico, la muerte y
resurrección del dios lleva consigo la doctrina de la salvación a través del sufrimiento de
la vida. Por lo mismo, en el budismo tibetano la muerte señala el nacimiento iniciático.
197. Dios es personal, pero también mineral, vegetal y animal; pues está inmerso en el
corazón vibrante del cosmos.
198. La enfermedad revela nuestra urdimbre existencial; la salud revela nuestra
estructura Superficial
199. La aferencia (subjetiva) y la referencia (objetiva) quedan mediadas por la
conferencia (intersubjetiva): teoría conferencial de la interpretación.
200. Iniciarse (releusthai) es finalizarse (teleutan); vivir es morir y existir es desistir
(ex-sistir)
201. En el simbolismo tradicional, e.g. órfico, las pruebas acuáticas se refieren a las
relaciones y los sentimientos e.d., al ámbito anímico o del alma. Por ello mi filosofía es
acuática.
202. Nuestras vidas son los ríos que van a parar a la ría; allí el agua se hace amarga por
la salmuera del mar.
203. He tomado distancia de los amores y los desamores se me han distanciado
204. Queremos dominar por la vista y ser dominados por el gusto.
205. Antes la belleza erótica me conturbaba; ahora sólo me conturba la turba.
206. Témete a ti mismo como yo me temo a mí mismo.
207. Las malas ideas proceden de falta de oxigenación.
208. Saber quién se es, pero sobre todo quién no se es.
209. Como me decía mi abuela: se está mejor viuda (con perdón del abuelo).
210. Como no me hacen caso, yo tampoco me hago.
211. Por lo peor a lo mejor: a-lo-mejor sobrevivimos.
212. El que vive a yerro, vive errado.
213. Entre el color negro del toro (muerte, caos, naturaleza telúrico- lunar) y el color
rojo del torero (orden, civilización, razón solar) el espacio en blanco de la plaza circular
como mediación simbólica de contrarios.
214. Hölderlin celebrando los esponsales de todos los seres.
215. Cuando Dios nos quiere sólo para Él, quedamos solos; pero, como dice el poeta
místico E. Cardenal, una tal soledad-célibe es matrimonial, porque se renuncia a lo que
se hace en las bodas por aquello que las bodas significan (la unión místico-simbólica).
216. El que se humilla no precisará ser humillado.
217. J. Varela achaca a Unamuno su confusión de religión y política, pero él mismo
parece confundir filosofía y religión. En efecto, Unamuno es un filósofo que trataría de
reconectar la libertad secular con la religación religiosa, mediando entre ambas. En este
sentido, sigue siendo válido el lema: Unamunémonos.
218. En la vida todo se desgasta antes de morir; así que uno acaba bien purificado.
219. Todo lo que estás viendo está destinado a perecer; estamos, al parecer.
220. Los hombres se dividen entre los que han muerto y los que van a morir.
221. Por qué se detiene el límite del agua en la arena; por qué se detiene el límite del
hombre en las cosas. (Mientras lo escribo, el agua llega a mis pies en la playa de
Chopilandia).
222. Mi corazón ha devenido pasto (Ibn Arabí). El hombre, pastor del ser, reconvertido
en pasto del ser.
223. Dios se ceba amorísticamente con el desvalido.
224. Dios ama en nosotros su propia soledad, trascendida inmanentemente.
225. Sin el mar sería infeliz, aunque no llegue a feliz con el mar.
226. T. Nerton y un oriental amigo guru creían estar en el umbral de la budeidad (la
cual puede estar en el umbral de la burreidad). Y es que la mística limita con la
mistificación.
227. La abstracción contra la que lucho: la mía propia.
229. En la hermenéutica cristiana, el tipo es la prefiguración (e.g. Melquisedec) y el
antitipo es la configuración plenaria (e.g. Jesús). De este modo, el antitipo sería un
arquetipo a posteriori, en donde el arquetipo no está al principio sino al final.
230. Lo que acelera la maduración: el horizonte de la muerte.
231. Toda belleza posee un rasgo de incompleción
232. Lo que tiene que hacer uno para ser amado, sin acabar de conseguirlo. Y lo que
tiene que hacer el mismo para poder amar: consiguiéndolo precariamente.
233. Tiene toda la vida por delante y toda la nada detrás.
234. Los aforismos como gaforismos: gafas de visionar el mundo.
235. Qué bien se ama sin amores (que son obligaciones de amor).
236. Deberíamos hacerlo todo al revés, a ver si así salía bien.
237. El personal y yo somos dos.
238. Aprovechando que no me quieren, yo tampoco quiero que me quieran.
239. Nos dedicamos a imitar a los demás y acabamos imitando no sólo lo bueno, sino lo
malo.
240. Queremos ser como Fulano, pero para ser (como) él, precisamos superarlo o
eliminarlo incorporándolo. He aquí el peligro de la violencia no transformada
simbólicamente.
241. La libertad moderna ofrece bastantes modos de sublimación del eros: filmes,
vídeos, revistas, espectáculos, viajes, reuniones, esparcimientos.
242. Fundamento para evitar el fundamentalismo; religión para evitar el
confesionalismo; amor para evitar amoríos.
243. Al renunciar a ciertas pasiones, ellas también han renunciado a zaherirme.
244. Según J. Daniel, tenemos que elegir entre tradición y modernidad, arraigo comunal
y vagabundeo individual, fatalismo mítico y voluntarismo lógico, pero se trataría de
(re)mediar semejantes dislocaciones a través de una cultura medial (simbólica), en la
que comparecen los arquetipos universales en sus típicas manifestaciones particulares.
245. El defensor del pueblo en El País: parece el defensor del pueblo de Dios (con
mantequilla Arias).
246. El egoísmo suele ser bueno cuando es propio, no cuando es ajeno.
247. La reconciliación de los contrarios: sin renegar el uno por el otro.
248. Los creadores suelen ser personas inestables que desestabilizan la estabilidad
cultural de la sociedad establecida
249. El hombre no es un vividor: es un moridor.
250. En un enfrentamiento dialéctico conviene primero asumir la derrota, para después
pasársela al otro (así embargado).
251. En el Alarde de Irún se repiten los tres colores arquetipales del negro (chaqueta), el
blanco (pantalón y zapatillas) y el rojo (boina y corbata).
252. No los grandes amores: los pequeños amores existenciales de cada día son los
decisivos de nuestra continuidad psíquica.
253. El almuerzo de Velázquez: contención de palabra, gesto y agua en una atmósfera
transreal (transrealismo).
254. Hemos querido atrapar la belleza y otros trascendentales irreligiosamente:
feamente.
255. Qué hacer con la muerte que todo lo deshace, desexplica y desarticula: rehacerla,
implicarla y apalabrarla -culturalmente.
256. Se puede ser feliz: si no se quiere serlo.
257. Ejerzo una filosofía presbiteral y, por tanto, presbicia!: de vista cansada de ver lo
mismo.
258. El yang (solar-masculino) y el yin (terráceo-femenino) se unen para constituir los
seres: en su devenir cuasi lunar.
Por cierto, en la mitología vasca, la divinidad Ortzi es el cielo cubierto y, por tanto, un
dios celeste pero encapotado o lunar; podríamos considerarlo un dios mediador por
cuanto yang-yin, masculino-femenino, luminoso y acuoso o tormentoso (atormentado).
259. Yoga como yugo: que yugula nuestra dependencia del mundo exterior,
suspendiéndolo en el vacío mental, pues al retirar la conciencia los objetos se diluyen.
260. Yo me he tomado en serio mis amores, pero mis amores no me han tomado en
serio a mí.
261. A veces la sociedad no quiere lo que le damos los escritores: la escritura. Entonces
hay que escribir para uno u otro mismo.
262. La vida social: me disocia.
263. Ramakrishna visiona a la Diosa Madre como un océano de conciencia infinita.
264. Deberíamos vernos a nosotros mismos chamánicamente cual esqueletos:
experiencia ascético-mística.
265. A los 50 años firmamos un alto en la lucha, a los 60 nos rendimos y a los 70 se
acepta nuestra rendición: somos derrotados.
266. Nadie nos quiere; entonces no tenemos que querer a nadie (salvo por devoción).
267. Hay destinos, pero no fatalismo.
268. Los amores lejanos y el odio cercado.
269. Torear no es engañar al toro: es desengañarlo (J. Bergamín). Desengañarlo sin
duda, de la vida humana.
270. El asesino de mi padre dejó tras de sí un rastro de sangre, que yo he transfigurado
en un rastro de tinta y escritura.
271. El hombre exterminador: el ángel exterminado.
272. En la vida precisamos saciarnos del hambre de amor, soledad y compañía, materia
y espíritu, gozo y aun fracaso, pues en el fracaso saciamos el triunfo sobre nosotros
mismos.
273. Bilbao: vil-vaho.
274. Entre la progresión y la regresión: la ingresión.
275. No se hunde el mundo porque no nos amen; sólo nos hundimos nosotros.
276. Me río por no llorar; vivo por no morir; amo por no odiar.
277. Sólo el famoso es difamable; sólo el feliz es infelizable.
278. Lo más bello -la rosa, la vida- se esfuma al cogerlo; lo más duro -la muerte, la
sombra- te agarra al cogerlo.
279. Nos iremos de este mundo; qué importa lo que digan de nosotros.
280. No desear la mujer del prójimo significa el desear lo propio y no lo ajeno
enajenante.
281. Para P. Handke, Bilbao es una ciudad extraña; lo es incluso para los bilbaínos.
282. No poseer cosas y personas las hace más libres y livianas. Menos pesantes
283. No podemos librarnos de nosotros mismos.
284. Qué bien se está sin estar; que bien se es sin ser.
285. Nunca nadie consiguió su meta, su mitad. Pues nunca nadie consiguió lo que
quería: querer.
286. No sólo cumplimos nuestros años, sino también los de los de más.
287. La voz de la conciencia se me ha ido haciendo socrática y, por tanto, crítica; suele
decirme lo que no debo hacer.
288. El buen paño en el arca se vende; pero si no se vende, hay que vender el arca.
289. Nada en demasía, todo en fantasía.
290. En mis aforismos suele haber una afirmación y su complementaria: a través de los
dos puntos diacríticos. Podríamos hablar de complementarismo diacrítico
291. No es verdad que idilicemos el pasado: depende de la luz proyectada desde el
presente y, bien mirada, esa luz suele ser cinérea, cineraria o cineral (funeral). Lo que
ocurre es que las cenizas albergan rescoldos fulgurantes.
292. Cenital: el sol en el cénit coincide con las cenizas de la luna (cenizal).
293. Las cosas encuentran en el arquetipo su explicación (vistas desde fuera) y su
implicación (vistas desde dentro).
294. La propia meta es la mitad ajena.
295. La mayoría descubre la negatividad de la existencia en la segunda parte de la vida;
pero el fundador del cristianismo la descubrió/describió ya en la primera.
296. Cuidado con experimentar para obtener material de escritura; al revés,
experimentar en la escritura en favor de la vida.
297. Sin ascética no hay mística; sin mística no hay unión.
298. El pesimismo es un optimismo desengañado; el optimismo es un pesimismo
engañado.
299. No amar en tiempo de desolación, sino desolarse: purificarse.
300. Tener caletre: calar el ser.
301. Los aforismos como desahogo: ex-presión.
302. La monserga y el consenso gris: lo consabido.
303. Hay una corrupción cultural y una mafia intelectual; siempre salen a relucir los
mismos pesados/pasados.
304. Escribo para no aburrirme (con el peligro de aburrir a los demás).
305. El jesuita L. Armendáriz es más conocido por ser tío del ciclista Indurain que por
hacer teología cíclica.
306. Me dice Carlos Moya que la presencia de lo numinoso es peligrosa; pero lo es tanto
o más su ausencia u omisión.
307. La alterutralidad como confusión de los contrarios en Unamuno: a la vez
confluencia y transmutación. Alterutralidad es la posición del que se está en medio, en
el centro, uniendo y no separando -y hasta confundiendo a ambos.
308. Se nos influye para querer cosa que en realidad no queremos.
309. Eta surgió en un seminario, y la Universidad también.
310. La chulería me cae fatal, sobre todo la ajena.
311. Me casaría, pero me cansaría.
312. Es terrible ser cuando el ser ya no interesa al que es.
313. Hay dos sistemas de lograr la felicidad: uno, hacerse el idiota; otro, serlo (E.
Jardiel).
315. Hay cosas que no pueden sino sufrirse; hay personas que no pueden sino ser
aguantadas.
316. En el encierro de los toros de Pamplona, los mozos (vestidos de blanco y rojo)
reciben a los toros de negro luto.
317. Aquí la gente es directa, lo cual es bueno en principio pero puede ser malo en final
(pues suele derivar en derribo o irrespeto).
318. Leo en el periódico que Indurain mantiene el tipo, pero ya no el arquetipo.
319. En el mito el arquetipo está al principio (a priori); en el logos, e.g., judeocristiano
está al final (a posteriori).
320. Con la edad la mente o conciencia humana se va convirtiendo en una especie de
computadora biológica, que procesa vívidamente los datos que antes se le atragantaban
por no inteligirlos
321. Hay que aprender a convivir con la contradicción y negatividad. Pues no es posible
un cielo azul sin nubes de preocupación; y, cuando lo es, la claridad solar daña la vista y
la piel.
322. La belleza no precisa explicarse sino implicarse
323. Nuestro amigo nos sirve de cristal acuático y transitivo; mas nuestro enemigo nos
sirve de espejo intransitivo y cegado quizás por nosotros mismos.
324. Sócrates frente a Alcibíades: la filosofía frente a la política y sus maniobras de
poder.
325. El idiota eleva su particularidad (idiosincrasia) a universalidad, sin mediaciones.
326. La religión no depende de la política, pero la política depende de la religión.
327. ¿Cómo me engañó? ¡Cómo me engañé!
328. La hermenéutica se necesita a sí misma: círculo hermenéutico.
329. Cuando la belleza erótica (demónica) se purifica y estiliza comparece la belleza
angélica.
330. Los hombres solemos entrar al trapo de la provocación como los toros, pero
debemos ser capaces de salir del atolladero como los toreros.
331. En el juego de la pelota (vasca) el frontón blanco mediaría (lunarmente) entre la
suerte terrácea representada por la pelota negra (adur) y la acción del hombre en rojo
solar (indar) Pero en otras ocasiones significativas la pelota media lunarmente entre la
pared negra (telúrica) y el pelota en rojo vital. (Esta última situación podría considerarse
la arquetípica, aunque hay otros colores en juego).
332. Aquí no se para: se pare.
333. Los afectos oscilan, los amores desfilan.
334. Cuando llegas a ciertos sitios eres un extraño, y cuanto te vas, un extrañado.
335. En diferentes ámbitos celebramos identidades colectivas festivamente, pero
deberíamos ser críticos con algunas brutalidades rituales de nuestras fiestas.
336. El que no se asume a sí mismo se proyecta agresivamente en el otro, y el que no
asume al otro se castiga a sí mismo.
337. Como el hombre creativo, el perro de caza no muerde a las personas, sino a las
cosas y piezas del universo.
338. La enfermedad del filosofar se pasa paseando.
339. El que no figure será desfigurado; el que no apruebe, será desaprobado.
340. Los aforismos como fragmentos filiales de la Diosa Madre: dispersas letras de su
nombre omninombrable.
341. Se puede estar solo sin sentirse tal, y se puede estar acompañado sintiéndose solo.
Pero lo trágico es estarlo y sentirlo.
342. No lloraré por mí mismo tras mi muerte, pero se me cerrarán los ojos píamente
-para no verme en soledad transido.
LA RELACIÓN INVISIBLE
1. Encuadrar el círculo: aplacar lo que circula indefinidamente, y definirlo-confinarlo o,
al menos, enmarcarlo: tal es el intento clásico. Mas el intento romántico consiste
correspectivamente en hacer circular el cuadrado hasta convertirlo en circunferencia
coímplice (implicativa).
2. Tener en cuenta lo fatal: el fatum, sino o hado, la necesidad simbólica como concurso
y encaje de lo real en su realización.
3. El extremismo de este país: la religión era una bendición y después una maldición; el
socialismo era lo óptimo y ahora lo pésimo; los vascos eran los mejores y después los
peores; los intelectuales lo eran todo y luego nada. En definitiva, la vida es lo mejor y lo
peor: pero esto que es verdad en metafísica, resulta peligroso en física, política y vida
cuotidiana. Aprendamos a correlativizar las cosas, en vez de absolutizarlas para
desabsolutizarlas y aniquilarlas después: sólo la cultura salva tanto de la incivilización
como de la propia civilización mera y sus extremidades.
4. Culturalmente radical, políticamente del centro (vacío) y religiosamente de derechas.
5. La vida social funciona psicológicamente por acción y reacción, creándose
atmósferas y ambientes que inciden a modo de impulsos e influjos que van y vienen,
entrechocan y se condicionan en la búsqueda relacional de salidas políticas.
6. Nuestra admiración de las gordas figuras de Botero: admiramos la obesidad
prohibida, el sentido relleno, la vida rotunda.
7. No gritar antes de la tragedia, sino prepararse a ella. ¿Cómo? Gritando, pero hacia
adentro (conciencia).
8. Fleta: de la virilidad de la jota a la feminidad de las granadinas (Adiós Granada).
Pero la sentimentalidad pura aparece en su canción gitana (Adiós para siempre), en la
que el protagonista es conducido a prisión por amor. Y es que nadie ha sabido expresar
la despedida trágica como Fleta: romántícobarrocamente.
9. Sólo la imaginación impura puede mediar los contrarios, nunca la razón pura.
10. Si lo interpretado es la junción de materia y forma, la interpretación libera
formalmente a la materia -hacia su sentido o alma implicada.
11. Entre la infinitud oriental y la finitud occidental, el laberinto (cretense) expresa la
mediación: confinación del infinito, ámbito del alma, región de lo simbólico entre el
inframundo y lo celeste.
El infinito se encarna en el cristianismo como cruz/cruce oriental-occidental,
reapareciendo secularmente en el movimiento romántico (trágico), el cual abre así un
espacio simbólico entre el delimitado cuerpo greco-occidental y el ilimitado espíritu
mágico-oriental: en este espacio se situaría el simbolismo mediador de Eranos, según mi
interpretación.
12. Complejo de castración: en Jung se convierte en el arquetipo del sacrificio u
ofertorio (Opfer).
13. En Carta a E. Neumann, Jung habla de exponerse a Dios en situaciones difíciles y
permanecer implicativamente (Briefe, II).
14. No dejar que la psique llegue a solidificarse, convirtiéndose en suelo o solar
expuesto al puro sol: de donde la compresencia de la luna y su sombreado húmedo.
15. El español entre D. Quijote y Sancho Panza: un idealismo excesivo (ilusorio) lleva a
un realismo defectivo (deficiente, defectuoso).
16. Proclamar desde el País Vasco la independencia: frente a ETA.
17. Jung reprocha a E. Neumann el ser pesimista en su visión del inconsciente, E.
Neumann reprocha a Jung el ser pesimista en su visión de la conciencia.
Jung: un inconsciente optimista y un consciente pesimista.
18. Carta de Jung a O. Fröbe, la fundadora de Eranos dualizada entre su maternidad
física y su maternidad espiritual eranosiana:
“Lo uno es necesario, pero también lo otro: hay que aguantar los contrarios, pues
somos una contrariedad. (…)El hombre se halla crucificado entre los opuestos y
sufre hasta que adviene el/lo tercero mediador» (20.8.1945).
19. Dios, el gran Arácnido, teje la telaraña del mundo de su propia sustancia, que somos
nosotros: entonces el mundo refleja la realidad dramática del Dios.
20. Lo propio de Matisse es la expresión de un cierto matiz transversal de lo real.
21. El alienado ni se entera de su alienación: por eso a menudo el que no vive no deja
vivir.
22. Tengo una visión reservada del mundo como una música reservata: oscura y con
trastienda, implicativa.
23. El psiquiatra P. Rocchini interpreta los partidos italianos como partidos-madres que,
como la mamma mediterránea absorvente, ofrecen todo a cambio de todo (ver su obra
La neurosis del poder).
Ahora bien, esta visión psicoanalítica moderna de los partidos expresa también la
reacción patriarcal al mammismo italomediterráneo, al concebir el partido como una
iglesia materna y no como un estado paterno. (Lo cual introduce un matiz en estas y
otras cuestiones parecidas).
24, Yo había puesto mi corazón en ti, y estaba en paz: pero tú estabas en guerra contigo.
He suturado la herida que me infligiste: ahora me confronto contigo de tú a tú -sin
(di)ferimiento.
25. Entre el interior y el exterior, el mundo y el trasmundo: uno intenta transitar la línea
divisoria unitariamente a través del otro implicado.
26. La vida es dura: nos rompemos contra ella.
27. Quejarse de vicio: enviciarse de quejido -nuestra forma flamenca de melancolía.
28. Quedar libre o liberado: librado a los propios fantasmas, librado de los fantasmas
ajenos.
29. La compasión empieza por uno mismo.
30. Todo lo que se puede decir, se puede decir cortamente.
31. El oro es mejor que la sabiduría: sólo si el oro es auténtico y la sabiduría inauténtica.
32. La auténtica autoridad (de augere=auge) aumenta y no disminuye al prójimo.
33. Fortiter in essendo, suaviter in operando: Fuerte en el ser, pero suave en el obrar.
34. Memento homo quia pulvis es: Acuérdate hombre que estás hecho polvo.
35. Escribir es vivir, y leer es revivir: pero a través de lo muerto (escritura).
36. Todo lo vemos y conocemos como (algo): así o asá, como esto o lo otro, según
modos, modas y modismos de comparación y relación.Por ello es nuestro conocimiento
modal, es decir, modelado según modelos, modales y módulos varios que fungen de
mediación figurativa y simbólica.
37. Amor Ruibal distingue entre los hechos y lo que significan, siendo la significación
su engarce, enlace o conexión que los relaciona con otros hechos, ideas y teorías.
38. En el Padrenuestro pedimos a Dios que no nos induzca en la tentación (et ne nos
inducas in tentationem), con lo que la divinidad aparece como “inductora” y, por tanto,
asumiendo rasgos daimónicos (la sombra). Pero todo ello ha quedado “limpiado” por la
ortodoxia teológica, incapaz de entrever la parte oscura de Dios (su terribilitá, tan bien
pintada por Miguel Angel en el Juicio Final).
39. Los intelectuales de este país suelen ser anticlericales, aunque reciten a Heráclito,
Plutarco, Nicolás de Cusa o Juan de la Cruz, todos ellos clérigos. Y es que a menudo el
seminarista o hijo de cura, como Nietzsche, rebota de su oriunda teología familiar -a
veces con buenas razones, a veces con malas razones.
40. Gozar es sobrevivir: mas padecer es vivir. (Resulta curioso cómo en nuestra
sociedad terapéutica, ya sólo vivimos cuando padecemos).
41. A menudo los olores de ciertos ambientes rememoran otros de atmósferas similares.
42. No ser malo: pero tampoco demasiado bueno.
43. Más enseña la necesidad que la universidad: más enseña la necesidad de la
universidad.
44. La humillación del vivir: y del morir.
45. El terror religioso ante la muerte de Cristo se expresa fúlgidamente en esos
Calvarios españoles barrocos, en los que la Virgen y san Juan retiran sus brazos y
tuercen sus torsos ante la Cruz ocupada por un solemne vacío exánime.
46. El lenguaje común que nos separa: el lenguaje diferencial que nos reúne.
47. G.A. Bécquer revisitado:
Cavernas cóncavas, a do un rumor no llega:
el ángulo oscuro, la mano de nieve y el fondo del alma.
Húmedo fuego y alegre la tristeza: quién reunió la tarde a la mañana.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Sentados en el filo, dos ángeles: rumor de besos y batir de alas.
Y otra vez con el ala a tus cristales.
Volverán las tupidas madreselvas:
cuando la muerte vidrie de mis ojos el cristal.
Olor de cirios apagados, de humedad y de incienso.
48. Adagio hermenéutico clásico: Assumendo, non consumendo: Asumir, y no destruir.
49. En su obra Nuestra especie, el autor M. Harris afirma que «en un principio» la
redistribución de los alimentos en las pequeñas sociedades nómadas preestatales se
realizaba por parte del cabecilla según un intercambio recíproco igualitario: pero «muy
pronto» aparece la competitividad de los cabecillas y, poco a poco, el poder basado en
la sedentarización, la acumulación de excedentes alimentarios y su gestión a través de
un cargo oficial. Al final aparecen los Estados como organigramas que exigen el tributo
para su gestión de forma casi mafiosa (según A. Gillman).
En esta visión de menos a más se refleja un paso del «principio» como origen
incontaminado a su posterior contaminación por el poder. Ahora bien, a no ser que
situemos el «principio» en abstracto y, en consecuencia, pura/puristamente, todo
principio está a mi entender principiado o contaminado (si no, no sería principio-de),
aunque sigue siendo cierto que al principio las cosas suelen rodar más claras (per
definitionem). Quiero decir que (casi) todos solemos caer en la trampa de un inicio
inmaculado, cuando la misma religión, nos habla críticamente del pecado de origen.
Pues el mal es original y originario (ab-origen), y no sólo cuestión de decadencia
posterior.
Así que no hay un origen puro: de lo contrario no sería origen. Pero sí que hay fondos
antropológicos interesantes, experiencias más y menos positivas, identidades y
diferencias.
50. Entre realismo y abstraccionismo: el simbolismo.
51. Siento por X un amor tierno y doloroso a un tiempo, poroso (poros) y en penuria
(penia), hijo de la misericordia y la miseria.
En la tradición clásica griega, el amor es hijo de Poros —la porosidad o exuberancia—
y Penia —la pena o penuria. En la tradición cristiana agustiniana la sobreabundancia del
amor se traduce como misericordia, y su necesidad como miseria.
52. Algarabía en re menor llama a mi hermenéutica el vocalista en re mayor J.C.
Cucurucuruchet. Así que me rebautizo como Algarabí de Aragón.
53. La tríada como dríada: raíz, tronco y hojas.
54. Qué es hermenéutica: ¿Y tú me lo preguntas? Hermenéutica soy yo -tu alter ego.
55. Volverán los amores de otros tiempos; pero su tiempo de amor no volverá.
56. Me pregunta mi obispo J. Osés que en dónde se puede plantear hoy mejor el diálogo
universal. Le digo que no en las religiones por causa de sus dogmas y jerarquías, ni
tampoco en la política, por sus intereses partidistas, sino en la cultura por su apertura y
mediación en marcha. Pues en la cultura es posible plantear actitudes comunes y un
común sentido.
57. Si no te abres, el/lo otro permanece cerrado: para tí.
58. El sentido -la gracia de Dios.
59. Se dice que en el Quijote no hay paisaje: porque Castilla no tiene paisaje -un
paisaje raso en el que se yergue el paisanaje.
El paisaje quijotesco no es externo ni atmosférico, sino interior y psicológico.
60. Hablamos hoy de ética social y solidaridad cínicamente, como si fuese posible sin
sentimiento religiososo, es decir, sin religar el mal.
Ya Spengler situó los ideales éticosociales en el escepticismo propio de una concepción
materialista del universo, basada en el cuento de la ciencia, la utilidad y la felicidad
mundana.
Pero perseguir la felicidad intramundana es abandonar al infeliz y desgraciado, incluso
al propio infeliz y desgraciado que todos llevamos dentro del alma, desgarrada por un
espíritu abstracto y un cuerpo desalmado.
61. La ciudad se ha desligado de la aldea como la mente del corazón, la neocorteza
raciovisual del sistema límbico (sensomemorial), la civilización de la cultura: erramos
solitarios cual héroes superadores, incapaces de asumir nuestros errores/errancias
religadoramente.
62. El hombre occidental no parte del mal, sino del bien: por eso acaba confrontándose
con el mal: confrontación versus asunción, punto de llegada en lugar de punto de partida
-ésta es nuestra tragedia ética. Pero hay que partir del mal: de la fisura real sólo
suturable simbólicamente. De donde una ética religiosa o religadora, y no irreligiosa o
irreligada. Pues sólo a partir de una tal actitud o talante implicativo cabe la acción moral
y los actos adecuados a esa cura o sutura de la existencia herida por el mal.
63. Sí, hay puntos de contacto: se vuelve espacio el tiempo —afirma R. Juarroz en su
Décimotercera Poesía Vertical.
64. Podríamos traducir la armonía palintónica de Heráclito como un ajuste de
contrapunto
65. Espiritualizarse para enmaterializarse mejor: la cuestión de toda encarnación. Pues
la idea más sutil es la que mejor traspasa la materia, reanimándola.
66. Dios está imbricado en el mundo y, al ayudarle, nos ayudamos a nosotros: por
cuanto de su liberación -que es la liberación del sentido implicado- depende la nuestra.
67. Parece que la catharsis que provocaba la tragedia griega consistía en depurar o
purificar apolíneamente los sentimientos excesivos o dionisianos (hybris o desmesura,
sinrazón, manía o locura).
68. La ciencia es predeterminada y condicionada por cuestiones no-científicas, como la
conciencia que se tiene de lo real, los problemas que se consideran tales, el pensar que
supera al pensamiento, el sino o azar, el intelecto reductor a esquemas causales. Pues no
es posible solventar los problemas del pensamiento con el mismo pensamiento sino, en
todo caso, con otro pensamiento: con un pensamiento otro, exonerado de su propio
pensar.
69. Al inicio de nuestra infancia somos una especie de recolectores paleolíticos: lo
vamos tocando, asumiendo y recolectando todo. Pasamos posteriormente a una etapa de
caza y depredación, en la que lo comprobamos todo. Luego nos iniciamos
adolescentemente en el gran cambio neolítico de la agricultura: sembramos, regamos y
cultivamos las semillas del saber cultural en seminarios, colegios y universidades.
Finalmente, accedemos a la edad de los metales: nos espera la ciudad tecnológica en
cuyas alambradas y tendidos eléctricos transmutamos el sentimiento juvenil aborigen -el
sentimiento solar- por la razón madura y final -el consenso eléctrico.
La vida del hombre actual ha solido ser el paso de la edad de piedra a la edad del metal,
del campo a la ciudad, de la tierra al cielo y de la inhumación a la cremación: un
proceso de tecnologización en el que funciona la mentalización como metalización.
Ahora bien, quedarse en el campo es acabar inhumado, marcharse a la ciudad significa
acabar incinerado: en el primer caso regredes a la madre tierra, en el segundo progredes
al cielo raso paterno. (En medio queda el hermano/hermanastro mar).
70. El símbolo es retroprogresivo: al igual que el gran hueco de la Cascada del Estrecho
en Ordesa, deja ver como en un espejo retrovisor las aguas originales, a las que filtra
subterráneamente para su proyección posterior.
71. Crear viviendo, y vivir concreando. Versus: producir viviendo, y vivir
reproduciendo o procreando.
72. En Schiffbruch (El naufragio de Venecia), Hundertwasser pinta el entre-ser o ser
acuático, mientras que el impresionista Manet pinta la incrustación del hombre en el
paisaje veneciano.
En la proa de las góndolas el hachón recorta el aire que el peine, debajo, repeina:
coimplicación.
73. El símbolo trasgrede el tiempo físico y lo convierte en metafísico: proponiendo una
lectura significativa, y no meramente cósica o realista de la realidad.
74. El abrazo fatrial -fatrídico- de los contrarios hermanados (fatídicamente).
75. La mejor Santa Sede es la Sede Vacante o vacía: donde se asienta el Espíritu Santo
común, es decir, cada uno de nosotros. Filiación del papado.
76. Me entrega Oteiza su Filología Vasca, en la que sitúa lo preindoeuropeo en el
espacio visual del cazador paleolítico, frente al neolítico indoeuropeo y su temporalidad
agrícola (Lur= tierra, de ur=agua).
El originario matriarcalismo vasco sería así celeste, y no terrestre. En efecto, la diosa
Mari, según Oteiza, provendría de (m)ari=hilo materno salvador que nos libera de la
noche oscura y del laberinto del Minotauro (de min=peligro) en cuanto hilo de Ariadna
(de ari-an=hilo solar). En este sentido, Creta representaría un estadio-estadía posterior
de Eskeria (de eskaria=día o salvación).
Frente/junto a esta mitología oteiziana diurna, celeste y solar, uno ha procedido de abajo
arriba, inmanante/inmanentemente: pues Mari es el hilo nocturno -la urdimbre: adurque posibilita el hilo diurno -la estructura: indar-, como lo cóncavo —el laberinto
oscuro— posibilita lo convexo y claro (Atenas, de ate-an: puerta solar).
Mi posición frente/junto a Oteiza no es salir heroicamente del laberinto, aunque
tampoco quedarse pegado o fijado a él/ello: sino transitar por su urdimbre dialéctica,
considerándolo la morada simbólica del universo y su implicación o religación del
sentido. Por eso la salvación no está fuera de la caverna frente al platonismo solar, sino
en la propia caverna abierta y no cerrada, transeúnte y no ocluida. Pues frente a la
depredación propia del cazador en su desaforado espacio solar, afirmamos la asunción
propia del agricultor en su aforado espacio lunar, en el que la vista se vuelve hacia
adentro, igual que la semilla baja al centro de la tierra madre para proseguir su
temporalidad rítmica, curvilinea e implicativa.
Por eso el matriarcalismo celeste no es anterior al terrestre sino, en todo caso, coetáneo:
pues el cielo refracta la tierra, ya que conocemos al cielo a través del laberinto de la
tierra (y no exactamente al revés). Por lo mismo, no es posible superar el laberinto de la
vida, saliendo de la noche al definitivo día luminoso, sino que se trataría de poder salir
de noche por una tierra no desplazada por el cielo y su salvacionismo omnívoro,
simbolizado en Oteiza por el sol-cazador que acaba con el politeísmo estelar de la noche
tan pronto como aparece cual astro -rey o águila (arrano) que anuncia la salvación
eúskara (cf. eskaria=salvación).
El día procede de la noche y la salvación procede de la no-salvación: por ello pienso que
es preferible partir de la oscuridad, la negatividad y el mal para vislumbrar el día, el
bien y la gracia, antes que partir de la positividad y la salvación celeste que, a menudo,
puede recaer en un salvacionismo terrestre, demasiado terrestre.
Por tanto, si Mari significa “hilo materno salvador”, su salvación no sólo consiste en
sacarnos de su útero atrapador, sino asimismo en religarnos con su seno vivificador para
no acabar flotantes en el vacío azul solar. Quizás entonces es posible que “el
investigador antropólogo mitógrafo con la mirada en el suelo olvide el cielo” (Oteiza),
pero también es composible que el escultor mitolingüista mirando al cielo caiga, como
Tales, en un pozo-trampa tipo crómlech terrestre, olvidado por el propio cazador así
cazado.
77. Cuidado con vivir de, para, con el sentido: en la vida normal o cuotidiana se trata
precisamente de convivir con el sinsentido.
Así, la búsqueda del sentido es la búsqueda del sentido dentro del laberinto del
sinsentido, intentando hallar un cordón umbilical que otorgue a nuestras insignificancias
significación latente y transversal. De este modo, el sentido nunca está dado
directamente, sino que se ofrece indirecta y oblicuamente: sensus in obliquo. O el
sentido como un demon o dios oblicuo.
Todo lo anterior nos lleva a una filosofía de la existencia cuyo lema sería: libenter et
latenter vivere -vivir liberadamente y latentemente, así pues libres hacia fuera e
implicados hacia dentro.
78. La represión del placer lleva al hastío; el abuso del placer al hartío.
79. Los aforismos como fragmentos que intentan decir (el) todo.
80. Cuando se intenta ir más allá de todo, se vuelve: pues el espacio es redondo y el
alma esférica. Vuelta de las vanguardias a las retaguardias.
81. Aparece una bella edición de Plutarco, Sobre el alma (Erotikós, Amatorius), debida
a A. Guzmán.
Mientras que en el Banquete de Platón el amor es complejamente un demon, a la vez
divino y demoníaco, en esta obra del siglo I Plutarco define el amor como puramente
divino. Hay aquí un tránsito de la dialéctica platónica a la visión monoteísta y estoica de
Plutarco, el cual trata de superar la visión del amor como enfermedad sagrada (epilepsia
intermasculina) para reinterpretarlo como sagrado vínculo muliérico o matrimonial. Por
ello, el auténtico amor se emparenta con el sol, y no con la luna, arribando a lo divino
olímpico.
Lo interesante de Plutarco, sacerdote de Apolo Pítico en Delfos, sigue siendo platónico:
la visión sublimatoria del deseo erótico en dirección a la amistad espiritual. Este
proceso ofrece el paso de lo humano y terrestre a lo divino y celeste, pues en el amor y
sus ensoñaciones logramos recordar en lo sensible las huellas o reliquias de la otra vida,
habidas por el alma en la región suprasensible. De donde la concepción moral que
consiste en transitar del placer al aprecio, de eros a filía, del acto (sexual) a la actitud
(social).
Esta benévola visión moral del amor como mistagogo o iniciador en lo más alto, se
diferencia de la intuición socrático-platónica del amor como junción de los contrarios:
en el primer caso el amor pasa del mal (eros) al bien (theos), en el segundo se da la
implicación del mal (carnal) por parte del bien (amor). En efecto, mientras que en
Sócrates el amor es una actitud espiritual de amistad que implica actos eróticos, en
Plutarco el amor procedería del acto (erótico) hacia la actitud (aprecio):“pues aunque el
placer dura poco por sí mismo, de él brota día a día un aprecio y una estima” (nº 23).
En Plutarco el amor brotaría como represión del eros, en Sócrates como expresión o
expansión del eros: de donde la doctrina clásica de la amistad como superabundancia
del amor. Hay aquí un discreto punto de discordia que diferencia al amor como
superación de eros (Plutarco) o bien como su supuración (Sócrates). En ambos casos el
amor es una herida abierta: que el primero trata de cerrar o cancelar, y el segundo de
supurar y, por tanto, de mantener su cicatriz abierta. Pues amar (stérgein) es cubrir
(stegein), y no cerrar. O el amor como cataplasma que recubre nuestra herida
existencial, pero sin cerrarla para que transite la vida y su eros sagrado (el sentido
herido).
82. En la pedagogía racionalista clásica se trata de dominar la materia en cuestión y
discusión, para poder llegar a la verdad formal. Pero en nuestra hermenéutica no se trata
de domeñar la materia, sino de implicarla para liberar su sentido implícito.
EXPERIENCIA Y HERMENÉUTICA
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El retrato de Dorian Gray (O. Wilde): Dorian rechaza su retrato-sombra en lugar
de asumirla autocríticamente Por eso rasga fáusticamente sus rasgos sombríos,
muriendo infaustamente al matar su efigie simbólica.
El film “Mejor...imposible” trata del amor: (im)posible.
La Igualdad de los contrarios como su igualación en N. Cusa: un pensamiento
democrático radical
La efigie simbólica por excelencia es la Esfinge: coimplicación de contrarios.
Siempre ponderamos la importancia de la familia y los amores: pero deberíamos
ponderar también la importancia de los colegas y compañeros que acompañan y
acompasan nuestra cotidianeidad.
Cuanto más ando con el personal, más impersonal me vuelvo.
Hagas lo que hagas fenecerás.
No me siento bien: voy a sentarme mejor.
Predico/practico la ética del poder-ser: hacer lo que se puede/pueda.
La fealdad facial de El Cigala y su belleza vocal (acompañada al piano por Bebo
Valdés): contraste entre el desgarro gitano y el piano muelle del cubano.
En el bolero “Corazón loco” comparece un doble amor: el amor sagrado y el
amor prohibido.
Cuantos más individuos conozco, más dividido me encuentro: menos me
reconozco.
Se me olvidó que te olvidé (bolero mexicano).
Todo creador es anómalo, dice Juan Goytisolo: pero no toda anomalía es
creadora.
Si para vivir hay que morir, entonces aún no hemos vivido.
Interpreto las rarezas de mi amigo oriental como exotismos: sublimación.
Escribimos para complementar el mundo real: surrealmente.
Visito el precioso y desconocido montículo de Bolueta: pero al internarme en su
verdor las aves silencian sus gorjeos y trinos un momento para volver de nuevo
una vez dentro a ser acogido. (Pero los bancos están mal puestos, ya que miran a
la ciudad tenebrosa de espaldas al bosque bruñido de vegetación).
Por no ser de Bilbao me puedo condenar: me pueden condenar.
Me sobreviene la santa soledad en el campo: esa soledad que se reconcilia
melancólicamente con el fondo del universo
Envuelto en el manto de la madre natura puedo reflotar: clorofilado.
Lo bueno, si poco, exquisito.
El agua nos responde al removerla.
Mi amigo austriaco me dice que de joven cantaba a menudo: le cantaría a él.
Soy el Arcipreste de Hito: por el hito que significa mi aforística.
Un filósofo amigo yerra al publicar sus Memorias desublimadas: pero quizás mi
yerro es ser su amigo.
Si el grano de trigo no cae en tierra no fructifica (Evangelio): si la palabra no se
encarna no fructifica.
Si el grano de trigo no muere, queda él solo (Juan 12, 24).
La semilla no ha muerto, y él ha quedado solo (Pasolini).
Así que estamos solos en vida: y sólo acompañados tras la muerte.
Amor est nomen persornae (Tomás de Aquino): El amor es el nombre de la
persona, el amor nombra a la persona, el amor es personal.
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Los altares cual grutas en la Catedral de Bilbao: y el órgano sonante desde los
cielos. Pero resulta demasiado sobria y precisada de un retablillo policromado en
el trasfondo central.
Mi amor (eros) está crucificado (Ignacio de Antioquía).
El tiempo acumulado va preparando la infrastructura de la muerte.
En Dios lo uno es lo otro (Nicolás de Cusa): un modo de pensar simbólico
(coimplicativo).
Según M. Foucault, Goya se habría trastornado al ver que sus deseados
ilustrados franceses cometían tropelías napoleónicas en nuestra península.
(Pier Paolo Paolino a la Muerte): Vuelvo a ti, como vuelve un emigrado a su
país y lo redescubre.
La fiesta andaluza del Rocío como auténtica síntesis religioso-pagana:
actualmente folklorizada por los memomedios.
Los borrachos desarticulan el mundo con su lenguaje beodo.
Junio es el mejor mes: acaba el curso y aún no comienza el aburrimiento,
(La glicina) Esta flor es signo, en lo más íntimo, del reino de la religiosa
caducidad (PP. Pasolini).
No me gusta tanto la música abstracta cuanto la música concreta: la música
acompañada de voz humana.
El origen del hombre procede de la erección: sin erección no hay hombre.
(La pasión de Pasolini) Pasión...Sí, por que hay un corazón antiguo, preexistente
al pensamiento.
No cuenta el que no cuenta: el que no sabe contar.
Damos por descontado el cuento que nos contamos.
Contar el cuento es el mito: contar la cuenta es el logos.
Contar es narrar o relatar: relacional.
Un violinista callejero toca “O Sole mio” con exquisitas variaciones: nadie lo
escucha.
Una pareja se reprocha en un parque su malquerencia: y otra al lado la mira de
reojo.
Somos un país turístico. Folklórico.
Discernir para concernir: diferenciar para conferenciar: analizar para sintetizar:
separar para reparar: disolver para resolver: contar para contarlo: abstraer para
contraer: partir para repartir: repartir para compartir.
La catedral como alma: y su claustro como cuerpo.
Charlot imitaría en sus gestos y andares a los niños y a los borrachos: el hombre
en la cuerda floja.
Los católicos son idólatras: según los protestantes.
(Diferenciación popular) El hombre es más-culino, la mujer más-culona.
Este es un país apaisado.
Empiezan a tomar en serio mis aforismos: empiezan a tomar en serio mis
humorismos.
Con San Agustín me siento agustín.
La odisea de la especie: antes de ver esta película creía que los hombres
ascendíamos de los monos, pero después de verla creo que realmente
descendemos de los monos.
En mis aforismos filtro el folklore latino y sublimo el cachondeo hispano.
El cachondeo hispano tendría un trasfondo nihilista.
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El libro de Gadamer Verdad y método contrapunteado por el mío Amor y
sentido: porque la auténtica verdad es el amor y el método o camino es e1
sentido.
En mi sesenta cumpleaños me asiento bien.
La felicidad: al principio es turbulenta, pero al final pierde el turbo y se queda en
lenta.
Ahora que ya no vivo en el Casco Viejo, recupero su zona peatonal en libertad
transeúnte.
Yo estoy caduco: pero otros están caducados.
El propio Evangelio es aforístico: si fuera menos conciso no sería la Buena
Nueva (el Nueva (el Buen mensaje).
V. Hugo nos desea, con buen criterio compensatorio, amor y amistad, pero
también tristeza y enemigos.
El alma del cuerpo consiste en incorporar.
Me llueven palabras húmedas: la lluvia me apalabra húmedamente.
Patria o muerte: desde luego hay patrias mortíferas.
El poeta cubano Raúl Rivero: encarcelado por tenencia ilícita de alma (J.
Valenzuela)
Desmantelar el alma: el lema de los desalmados.
Estoy loco por ti: pero estoy cuco por mí.
Naturalmente que hay amores eternos porque duran siempre: pero entonces
trascienden el tiempo y se instalan en un tempo anímico (coimplicativo).
El amor es el único argumento de la cxistencia del alma y su presunta
inmortalidad.
El fruto de mi amistad austriaca es E1 matriarcalismo vasco: el efecto de mi
afecto lusitano es Metafísica del sentido: y la exposión de mi encantamiento
taiwanés es Amor y sentido.
El amor está en el trasfondo del conocimiento: como la vida está al fondo de la
existencia.
El ramaje de los árboles enanos me hace de cabellera al viento: mientras retozo
sobre el yerbaje salvaje.
La del colmo sería cuando me enfadé tan dracontianamente.
El pie de Aristóteles andaba mejor por un terreno irregular que regular:
evolución.
Bendita soledad maldita: maldita soledad bendita.
En El Quijote la imaginación es la vida: y el realismo la muerte.
El homosexual no suele formar familia, por eso puede ocuparse culturalmente: la
cultura le es congenial porque libera su libertad y ofrece creación en vez de
procreación.
Asisto al juego de unos niños ecuatorianos en el parque: aparco mi melopea en
su jolgorio.
Enfrentado a un repecho me suena el pecho: es un hecho, estoy algo deshecho.
(A la consideración de Txema y Jesús).
Supongo que la Santísima Trinidad se expresará trinando: no en el sentido de
cabreo sino de melopeya, que no en vano alberga en su seno el pájaro-paloma
sagrada del Espíritu Santo.
Trinar: el trino consiste en la alternancia sucesiva de dos notas se igual duración
mediadas por la distancia de un tono o semitono (el Espíritu Santo).
La felicidad abrupta del escritor: al escribir algo bello, al editarlo y al poder
leerlo.
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Desde el alma hasta la boca se me sube el corazón (Canción).
Cambiamos: los amores marcan nuestros cambios y el amor nuestra continuidad,
Intuición es la mirada: contuición es la (ad)miración.
La abstracción quita: el símbolo repone.
En mi pueblo natal no había más estética que la Misa celebrada elegantemente
por Don Ángel: por eso quería ser liturgo.
El poder del imbécil es tan grande que desplaza cualquier otra iniciativa.
El que non ha dineros, non es de sí señor
(Arcipreste de Hita). tancial (la
sustancia-ousía).
Cupido es el amor que se enamora del Alma (Psiquis): porque el Alma es
Armonía.
Descendemos de los monos: y pretendemos ascender a dioses.
El hombre que desciende del mono: un eslabón más bajo, un descenso y no un
ascenso (un descenso a los ínferos).
Según JA. Jáuregui, nuestro Don Juan intentaría poner los cuernos al mismísimo
Dios al seducir a una monja.
Mis libros publicados en el siglo XX son más nerviosos: los publicados en este
siglo son más serenos.
Hay palabras que entonan: y palabras que entontan.
El aforismo consiste en descubrir el mediterráneo en una charca: reflejándolo.
El sentido dice revenir: traer el devenir al ser.
Me gusta demorarme entre las palabras flotantes: sobre la mar de la vida.
El Satyricon de Petronio es naturalista y pagano: el Satyricon de Fellini está
filtrado por la culpabilidad judeocristiana.
El aforismo no es un concepto sino un afecto: no es razón sino afección.
Conócete a ti mismo: al conocer tu melopea, querrás conocer al otro y salir de ti.
Los aforismos corno letanía laica: autoasuncion critica del mundo, articulación
de la realidad, gnosis.
Un amigo me exhorta a usar todo lo que se tiene: pero no debería abusar de su
tontera.
Algunos creen que realizarse es quedar exhausto o consumido: pero realizarse es
que dar a gusto del consumidor (consumado).
Nadaen demasía: ni siquiera este lema.
Cuando escuchamos mucho una can ción tenemos la impresión de que la voz
cantante se desgasta: pero no se desgasta su dicción sino nuestra audicion.
La aristocracia de Aristóteles se muestra en su concepción del ser-real como
realeza (ontos-on): por eso el paradigma de la realidad-real (auténtica) es
teológicamente el Ser realísimo (Dios), así como filosóficamente el sersustancial (la sustancia-ousía).
A la concepción aristocrática del Ser griego le corresponde la concepción
aristocrática del Ser latino: debería meditarse la correspondencia lingüística
entre el ser-real (res) y la realeza (rex).
Ahora bien, cabe interpretar que el ser real es la realeza en el sentido de detectar
el poder sagrado o numinoso (la autoridad como potenciación): pero ha solido
interpretarse el ser real como realeza en el sentido ominoso de detentar el poder
político o dominio secular aristocráticamente.
Net es la red en inglés: y en alemán simpático (nett).
En los aforismos trato de inscribir los accidentes en la sustancia del mundo.
Los recitativos musicales de Mikel Laboa arañan las vetas de lo real: con el
canto rodado, la guitarra cansina y su voz destemplada.
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La música amerindia de Lila Downs: raspando el tiempo y combinando sones
rítmicamente, contrapunteando la música popular étnicamente.
Dios como la Interred: mediación muda universal.
Ya tengo lo que me faltaba: un discípulo brasileiro.
El aforismo permite hablar de todo: filosóficamente.
La filosofía trata de toda realidad en su ser-sentido: el objeto de la filosofía es la
visión de lo real desde el sujeto.
Dios como el Ser: fundamento de la globalidad (la Razón abstracta).
No soy un folclórico sino un folclorista crítico: antifolklórico.
Era tan abierto que acabó partido.
La amistad ordinaria es una amistad fraterna: la amistad romántica es una
amistad enamorada: la amistad exótica es una amistad encantada.
Conjugar la realidad: jugar con ella y conjurarla: articularla.
Hay una filosofía española, la cual es una filosofía impropiamente dicha: por eso
no hay filósofos españoles propiamente dichos.
La muerte es la consecuencia final de la inviabilidad de la vida: de nuestra vida.
Morir para rejuntarse con la madre: morir para recibir allá lo amado acá.
Dios simbolizado por la madre que nos procrea para este mundo por amor: quien
más nos ama, nos hace sufrir más.
El amor como acto potencial, forma material, esencial existencial, ser en
devenir.
No me quería propiamente sino impropiamente: me dejaba quererle.
A donde finalmente voy no necesitaré de nada ni de nadie: ni siquiera aforismos.
Tenía una voz engominada: y el pelo algo engolado.
La realidad es aforística: y el ser es su (a)foro.
Primero tenemos que luchar contra los enemigos enajenadores: y finalmente
contra los propios amigos apropiadores.
Dominar calvinistamente la realidad que podemos: adaptarnos católicamente a la
realidad que nos puede: y rehuir budistamente la realidad que nos agrede.
Si volviera a vivir no podría hacer otra cosa que lo que he hecho: destinación.
Sublimar: una necesidad para sobrevivir.
Dios ha colocado, al hombre, según Pico, en medio del mundo: para su
mediación.
Dios: Aquel que acaso Es (M. Yourcenar).
Dios: El que es Acaso (el Acaso de lo que Es).
Dios como el Acaso de lo que Es: su Relativización.
El esplendor sombrío de la vida. La finura de M. Yourcenar al describir lo
erótico en sus obras: Finesse versos burdez.
Podemos ponderar lo mejor o lo peor de alguien: elegir lo bueno o lo malo: o
bien asumir ambos, lo positivo y lo negativo.
Estamos hechos de la misma materia que los astros: y que la caca.
El arte sublima la materia: formalmente.
Eros: fuego producido por frotación (la llama húmeda).
“La conversación en Innsbruck”: en este capítulo del Opus Nigrum de la
Yourcenar, el alquimista Zenón expone su filosofía del ser que no es y lo que es
no siendo, situado entre el sí y el no, el pro y contra, lo uno y lo otro.
En los aforismos reciclo los restos y retales, las fastas y sobras del ser.
Lo que le dijo Caín a Abel antes de matarlo no está nada claro en la Biblia, hay
diferentes versiones e incluso una laguna: aquí se inscribe el Midrash judío
corno interpretación recreadora de dicha laguna. (Al rabino Rubén Sternschein).
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La cercanía del conocer hebreo (yadah) a nuestro yoder: se trata de conocer
carnalmente.
En hebreo rezar se dice reflexivamente: coimplicativamente.
El aforismo es afilado. Porque transita el filo entre las palabras y las cosas.
A menudo tomamos por estos lares una dieta con mucho hierro y poco fosfato.
El dorado de Hawks: la ética elemental del western que gira en torno a la
relación de amistad como expresión de bonhomía.
El pecado original como símbolo de nuestra contingencia: frente a la presunta
omnipotencia humana de L. Kolakowski o M. Serres.
Filtrar lo real: transfiguralmente.
El filósofo R. Rorty entre el consenso racional y la imaginación romántica:
pragmáticamente.
A. García Calvo, en su Sermón de ser y no ser, predica alimentarse de soledad y
ausencia: en cuya “ardiente sombra” subyace la “madre del amor” (la matriz del
ser, y no este mismo espúreo. Se trata de descubrir el no en el ser: el cual no es
sino que se hace deificándose.
Lo peor no es creerse Alguien: lo peor es creerse Algo.
Por mis nombres soy viril (Andrés) y femenino (Mari, la Diosa y la Virgen): por
mis apellidos revertidos soy agrio (Zitro) pero sesudo (Seso).
A veces pienso que vivo mejor que la gente, otras veces pienso que vivo peor:
pero en realidad vivimos como gente que somos.
El estoicismo es un epicureismo en blanco y negro: el epicureismo es un
estoicismo en color.
Hay que lavarse todos los orificios y pliegues del cuerpo: incluido el ofidio de la
nariz y su repliegue interior.
El español entre Don Quijote y Sancho Panza, el entusiasmo y la decepción:
cuya síntesis es un entusiasmo decepcionado.
Según Cioran, Dios teme a países como España o Rusia en los que resulta
abrumado: sea por creencia sea por anticreencia.
En el Evangelio gnóstico de Tomas, Jesús afirma que la salvación esta allí donde
no haya mujer: donde no haya mujer separada, añadiría yo, sino coimplicada o
interiorizada androgínicamente.
COLOFÓN: AFORISMOS DEL ANTHROPOS
La experiencia es la vida (con)vivida. Esta sección no trata de todo lo conocible (de
omni re scibili) sino de todo lo sensible (de omni re sensibili). Por eso intentará exponer
la experiencia interhumana y compartirla, vivenciar las cosas y suturarlas, apalabrar el
mundo y abrirlo, expresar el sentido y coimplicarlo. Aquí se preconiza una cierta
sensibilidad para el sentido, que es la clave de una Hermenéutica simbólica (=anímica).
Ahora bien, entre los antiguos enemigos del alma tradicional se encontraban el mundo,
el demonio y la carne. El mundo es hoy fundamentalmente la política, el demonio suele
ser la violencia y finalmente la carne puede quedar simbolizada por el desamor: la carne
sin alma. La solución estaría en devolver a la carne desalmada el interior o alma, la
intimidad frente a la intimidación, la coimplicación simbólica frente al simplismo literal
o fanático, la mediación o afrontamiento frente a la confrontación inmediatista, la razón
afectiva frente a la desafección abstracta y, finalmente, el amor antiheroico frente a toda
conquista heroica.
Así pues, defendemos una concepción de la razón coimplicadora, la cual encuentra su
fiel paralelo en la visión que P.Neruda obtiene del ojo como extractor y no abstractor,
asuntor y no reductor, abarcador del trasfondo:
Pulpo de nuestro abismo
Que extrae la luz de la tinieblas
Perla elaboradora
Abarcas olas, ríos, geografías.
Y de noche
Tu pequeña ventana que se cierra
Se abre por otro lado
Como un túnel
A la indecisa patria de los sueños.
(Oda al ojo, 1955).
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1. La razón teórico-metafísica queda en Kant destituida por abstracta: en su lugar se
yergue la razón práctica como constitutiva o constituyente de praxis, así como la
razón estética o sensible como constituida por el hombre a su imagen y semejanza.
2. A partir de esta razón estética o sensible cabe concebir la razón simbólica como
razón constituida por el hombre: antropomórficamente.
3. El hombre como espejo transido de naturaleza: espejo transitivo o cristal vidriado.
4. Plantear las cuestiones: plantarlas para que crezcan.
5. Si el amor es imposible, nada es posible.
6. Podemos amar cuanto queramos: que nos reamen ya es otra cosa.
7. Ma piove, piove sull´nostro amore (D. Modugno, Ciao ciao bambina).
8. Cuando amamos recreamos lo amado ( y a menudo lo inventamos): cuando somos
amados somos reacreados por el otro (y a menudo inventados).
9. En la bendición cristiana el Padre representa el eje vertical, el Hijo el trazo izquierdo
de la horizontal y el Espíritu Santo el trazo derecho de dicha horizontal: en donde el
Padre es la transcendencia y el Hijo con el Espíritu Santo la mediación de
transcendencia e inmanencia.
10. Quisiera ser fiel a la Vida, es decir, a Dios: y estoy de parte de la síntesis humana
(Teilhard de Chardin).
11. Al principio me pongo nervioso, pero luego pongo nerviosos a los demás: a causa de
mi asuntivismo que puede parecer desimplicación.
12. A ver si aguanta nuestro Globo terráqueo hasta poder bajarme en marcha
definitivamente.
13. Un clérigo afirma sufrir por la cuestión homosexual de los demás: supongo que más
sufrirá el propio homosexual.
14. Me hiero al abrir el pomo de mercromina que cura las heridas: cura, cúrate a ti
misma.
15. Anarcohumanismo: el hombre no obtiene fundamento porque es un animal plástico,
abierto o libre, flotante o desfijado: su esencia es existencial.
16. El piano es seco y cortante, desimplicadoy troceador, abstractivo y moderno, el
órgano es orgánico y comunal, fluido y continuo: en medio queda el violín con su
religación al interior anímico (arraigado por el contrabajo visceral). Y a su aire la
flauta flota.
17. Internet es el archisímbolo de la movilidad posmoderna.
18. Hay que admitir lo vitalmente necesario (Le Roy).
19. El bolero como conjunción de melancólica voz humana y vivaz acompañamiento
rítmico.
20. Según Teilhard, el humo (el dolor) es el contrapunto del fuego (el bien).
21. Devuelvo el tiempo al agua (J.R. Ripoll).
22. Bastante amarga es la vida como para amargarse uno mismo: bastante dura es la
realidad como para endurecerse uno mismo.
23. Viajar solo arraiga al subsuelo.
24. La Virgen de Casbas de Ayerbe con su rostro inquietante parece un ídolo pagano.
25. Dice P. Gimferrer que la vocal O es la más típica fonéticamente del español.
26. El bello pueblo de Agüero al pié de los roquedales: su nombre nombra el augurio de
las aguas.
27. El alma que se conozca a sí misma ha de mirarse en otra alma (Platón, Alcibíades):
el alma como espejo del otro.
28. En la obra de Wagner se adunan la música matriarcal y el verbo patriarcal, el
inconsciente y la consciencia, la voluntad y su representación.
29. Según S. Buenaventura, Dios está dentro de todo pero no incluido, y fuera de todo
pero no exluido.
30. La asunción de “todo tiempo” en el Cántico de las creaturas de Francisco de Asís.
31. Según Ganivet, Ulises representa la fuerza aria y la astucia semita.
32. Cristo sólo nos ordenó el amor (Erasmo).
33. Dios no condena sino a quien se condena (M.Servet): porque el amor supera a la fe.
34. Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen (B. Gracián).
35. Deberíamos ser más felices.
36. El amor sería el factor clave de la evolución, ya que todo se hace por amor: ya
Tomás de Aquino lo considera la causa de toda acción.
37. El que vive deja vivir: el que no vive no deja vivir.
38. La actitud cristiana según Teilhard: desapego y adhesión. Esta máxima se parece a
la de Epicteto que yo traduciría así: abstinencia y obstinencia, abstención y
obstinación.
39. Cristo resucitó a los vivos (C.Fuentes).
40. El monumento a Unamuno de P. Serrano: la cara afilada, la mochila de ideas cual
joroba y la mano abierta detrás.
41. Según Ronaldo, España es un lugar más humano para jugar: porque hay un ritmo
más tranquilo.
42. El mar, el mar, y no pensar en nada (A. Machado): el mar, el mar, y pensarlo todo
en la nada.
43. La Plaza de los Sitios de Zaragoza es mi sitio en plaza: allí tomo el sol y observo el
carácter lunático de la gente, los niños, los borrachos, los viandantes y los asentados
en torno al bello monumento modernista.
44. Conocerse y conocer el mundo: para saber maniobrar.
45. El buen vivir está en articular el interior y el exterior.
46. No competir: ser competente basta (M.Egiraun).
47. A vivir se aprende viviendo: a morir se aprende muriendo.
48. Tu amor, Dios, disipa otros amores y los hunde en el mar del amor (Yunus Emre,
sufí, s. XIV).
49. Se hace sentido al sentir.
50. Sentido viene del indoeuropeo “sent”: sendear.
51. La experiencia se produce en viaje (Er-fahrung): el sentido como movida.
52. A través de la vida nos involucramos con cantidad de cosas: al final de la vida es
bueno desprenderse de cantidad de cosas.
53. Subimos las cosas para tener que bajarlas: bajamos.
54. Implorando o llorando a Dios para que no llueva o llore.
55. El hemisferio cerebral izquierdo que es analítico y racional parece interpretar los
sentimientos de felicidad: yo diría que interpreta la felicidad como una geometría de
los sentimientos.
56. En la mentalidad tradicional china es fundamental la unión del cielo, la tierra y el ser
humano.
57. Mi contacto con los bárbaros bávaros fue bárbaro: genial.
58. Lo que Cristo empezó no lo acaba ni Dios (M. Egiraun).
59. En la iglesia de Comillas preside una cruz sin Cristo: inhumana.
60. Me gusta pensar como un liberal y comer como un conservador.
61. Desde Platón preside nuestro mundo la idea del bien (agazón): es la idea de las ideas
(eidos eidon), así pues la idea suprema. Su contrapunto es la contraidea, la materia
como espacio caótico (jora), la oscuridad.
62. Como dice mi colega A. Torres Queiruga, la realización del hombre es también la
realización de Dios: y supongo que viceversa (por el principio de la Encarnación de
Dios como Hombre).
63. No soy objetivo de nadie ni subjetivo de nada.
64. La mujer implica: el hombre explica.
65. La vida sigue igual: desigualmente.
66. Nosotros señalamos el número uno con el dedo índice (dejando el pulgar para el
cero): pero los franceses (más racionalistas) comienzan a contar por el uno (
señalado por el pulgar).
67. Las cigarras aserraban el aire compacto, espeso y tumefacto.
68. El descanso de un gato me ha señalado el sitio para pasear en el campo
plácidamente (felino ausentado).
69. La vida es un montaje.
70. He tratado de aumentar el caudal de un río empantanado con mi propia corriente
viva pero muerta.
71. Los Mallos de Riglos: los Mazos o Mayos de piedra que reducen el hombre a
hormiga.
72. El problema vasco más acuciante para mí es la humedad: quizás los males vascos
provienen del exceso de humedad.
73. Triunfar es subir a lo alto: abandonar la base de la vida.
74. El poder aburrirnos es un lujo.
75. Todo tiene sentido si lo obtiene.
76. Con qué fruición prohibe un prohibidor.
77. El mundo como sacramento de Dios (sacramentum mundi): símbolo de sentido ( a
pesar del sinsentido).
78. Semper idem sed aliter: Siempre igual pero de otra manera.
79. Reir juntos significa entre los esquimales dormir juntos: y la sonrisa en Taiwan es
signo de cierto embarazo.
80. En el monumento a los Sitios de Zaragoza hay un trasfondo en piedra con los
arquetipos (la Virgen del Pilar,el águila, el general Palafox): sobre el cual resaltan
en bronce los tipos heroicos (con Agustina de Aragón a la cabeza) coronados por el
el prototipo de la Victoria.
81. Los címbalos que tañen sin ton ni son en los medios: sin remedio.
82. Me gusta de los niños el convencimiento con el que viven: las dudas vendrán mucho
después.
83. Si no respetas a los maestros, no serás respetado por los discípulos.
84. Revisito el Casco Viejo bilbaíno y noto la agresividad reconcentrada de lo viejo
acumulado en los jóvenes.
85. La escritura la sido el gran medio de objetivación y permanencia: pero ahora
tenemos la supervivencia virtual.
86. No tenemos el mismo Dios: si lo tuviéramos me amarías como yo te amo.
87. Yo me conformo con haberte conocido: pues mi sueño se hizo todo realidad
(Bolero).
88. El escritor acaba viviendo de frases hechas: pero por sí mismo.
89. El impresionismo trasciende al realismo cósico desde dentro: se trata de un
sensacionalismo que recoge las sensaciones antes de solidificarse en percepciones
entitativas. Ello implica una crítica a la reificación.
90. Siempre hice hincapié en la importancia social de la cultura: pero quizás convendría
matizar la cultura como educación.
91. Cada vez echo más de menos a Dios.
92. Para desgracia de positivistas, el misticismo es verdad (W. Bagehot).
93. El piano y su violenta percusión monocromática.
94. De la Divina Comedia de Dante a la Comedia humana de Balzac: de lo eterno al
tiempo.
95. Al abandonar la fe, E. Renan creyó que todos abandonarían la fe en nombre de la
ciencia: así que trasladó la fe a la ciencia en la cual creyó.
96. La mayor causa de los divorcios es el matrimonio (Groucho Marx).
97. El matrimonio es una carga tan pesada que para llevarla hacen falta tres (cargos).
98. La madurez no es la durez (M.Egiraun).
99. Sólo puede ser feliz el “infeliz”.
100. El filósofo posmoderno como un obrero de la deconstrucción.
101. Cuánto sufrimiento para poder disfrutar: qué infinitud para llegar al cero: qué
complicación para llegar a lo sencillo (M. Egiraun).
102. Claudico ante las claudias: un tipo de mujer, un tipo de ciruela.
103. Cada vez que nos ven nos dicen que estamos mejor: luego solemos estar fatal.
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