' . Año XLII Pamplona 24 de enero de 1936 OE LA "BIBLIOTECA CATÓLICO PROPAGANDISTA, San Francisco de Sales : • • \ Núm. 979 ADMINISTRACIÓN, ESTAFETA, 31 DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 21, 2.° izq y muestras de descontento. Para curar tales heridas o calmar el dolor causado por estas espinas hallarán un Patrono de los periodistas católicos magnífico sedante en San Francisco de Sales, ungiendo su propio corazón con el óleo de la templanza y de la caridad, de la paciencia y mansedumbre de su santo Patroos periodistas católicos celebramos el próximo no. «Pienso, escribía él a cierto propósito, que no conviemiércoles, día 29, la fiesta de nuestro glorioso ne enredarse en contenciones que turban la paz por denPatrono San Francisco de Sales. La idea de tro, cuando por fuera hay tantos enemigos de nuestra conmemorar esta fiesla por parte de los periocausa. La gallina que tiende sus distas católicos no pudo ser más NAVARRA alas sobre los polluelos, bastanacertada ni más conforme a los te trabajo tiene en defenderlos deseos de Su Santidad Pío XI. del milano, sin que nosotros se Decía el Sumo Pontífice reinanlo causemos mayor dándonos de te, al conmemorar el centenario picotazos y haciéndola sufrir.» del santo Obispo de Ginebra: La nota característica de su «... También tenemos especial persona, además de la santidad interés en que uno de los frutos con que moralmente sellaba y de estas solemnidades redunden dignificaba todas sus obras y del en provecho de los escritores maravilloso equilibrio que brilla= católicos, que en los periódicos ba en sus facultades intelectuadiarios o mediante otros escritos les, fue su bondad, su dulzura, exponen, propagan y defienden su amabilidad. Decía San Vila doctrina católica, a los cua= cente de Paúl: «¡Qué bueno seles, de paso, recordamos que rá Dios cuando el Obispo de les conviene imitar y tener aqueGinebra, que solamente es milla energía polémica de Francis= nístro suyo, es tan bondadoso!> co, ungida con el óleo de la La dulzura, que es ia flor de la templanza y de la caridad.» caridad, le servía de instrumentDura, ingrata y abnegada es de la gracia para ganarse las ciertamente la tarea del periodisvoluntades; y comparación del ta, ora por el trabajo continuo, Santo, tan gráfica y bella como constante y no interrumpido, de todas las suyas, es que más un día y otro día; ora por las moscas se cazan con una gota gotas de hiél que en su copa de miel que con una arroba de vierten los enemigos; ora, en fin, hierro o un barril de vinagre; y porque los mismos amigos y cosabido es con cuan amigable sonrreligionarios acibaran muchas risa e ingenuo placer trataba a veces la vida con sus críticas, MURUGARREN.—Cruz de piedra junto al pueblo los niños y a ios pastorcillos, sátiras, polémicas, discusiones Poto. Laureano Landa LA 18 AVALANCHA a los pifferari de los valles alpinos y a los zampognari de los montes saboyanos. Era su alma tan firme e inconmovible en sus santos principios como elástica y flexible en sus aplicaciones; y es que había grabado profundamente en su corazón las dos grandes fórmulas de San Pablo: «¿Quién me separará de !a caridad de Cristo, y el hacerse todo a todos para ganarlos a todos para Jesucristo?» Parecíase a los altos cedros de! Líbano, inmutables en sus profundas raíces y fácilmente movibles en su erguida copa, para cimbrear, sin peligro de derrumbarse, con holgura y serena majestad, y resistir más hábilmente al soplo de los huracanes. No es extraño que alma tan buena, tan llana, tan afable y de tan nobles y distinguidas maneras creara en torno suyo una atmósfera y ambiente de atracción, de simpatía, de admiración y cariño, como cuando decía la gente que le veía pasar: «Este es el gran Francisco de Sales.» Cuál haya de ser, a ¡miración de tan santo Patrono, la doctrina, preparación y modo de expresarse de los periodistas católicos, bien claramente lo dice el Papa: «Aplicarse con diligencia a estudiar la doctrina católica, hasta imponerse en ella lo mejor posible; no tergiversar lá verdad, ni desvirtuarla, ni disminuirla; procurar ser claros y selectos en los pensamientos y adornarlos con ciertas ráfagas y brillantez en el decir, de suerte que deleiten a los lectores al comunicarles la verdad; y cuando se vean precisados a impugnar a alguno, rebatir, como se debe, sus errores y oponerse a la maldad de los hombres desalmados, pero haciendo siempre resplandecer (a rectitud de la intención y el espíritu de caridad.» Así, pues, la divisa del periodista católico debe ser la verdad; debe poseer el caudal suficiente de conocimientos filosóficos y científicos, y una buena preparación apologética, con lógica inflexible y contundente argumentación para combatir los errores sin herir a las personas, y lenguaje castizo y hasta artístico, ya que el buen vino de la sana doctrina merece se le eche en nuevos odres de un estilo bello y bien cortado. El apostolado del Santo fue fecundo en su acción y propaganda, en sus palabras y escritos. San Vicente de. Paúl, que le escuchó muchas veces, le llamaba «Evangelio que habla». Por sus escritos mereció que el inmortal Pío IX le proclamara Doctor de la Iglesia, y el actual Pontífice reinante, Pío XI, «Patrono de los escritores católicos»; y lo que es más, la lectura de su vida, de sus ejemplos y escritos ha convertido y enfervorizado.a muchas almas. Pa< ra terminar: el joven Francisco de Sales tuvo la suerte de ser dirigido en Padua por un varón santo y sabio, el jesuíta P. Possevino. Es uno de los beneficios más grandes que Dios puede hacer a los periodistas y escritores católicos, al guiarlos en su camino por un hombre que en tan alto grado reúne en sí la santidad de la vida, el apostolado de la pluma, la prudencia del consejo, el don de gen» tes, la ciencia de los libros y la experiencia y conocimiento del cora2Ón humano, como San Francisco de Sales. .- . •• E. UGARTE DE ERCILLA, S. J. En favor de "La Avalancha,, De una distinguida señorita pamplonesa, en la que resplandecen la piedad y celo por las obras católicas, hemos tenido el honor de recibir un do- '-'•i nativo de quinientas pesetas, para una suscripción vitalicia a LA AVALANCHA. Ya antes de ahora habíamos recibido de esta virtuosa señorita gallardas pruebas del aprecio que tiene a nuestra revista y propaganda católica y navarra Reciba la expresión de nuestro profundo y sincero agradecimiento por su meritísimo desprendimiento en favor de LA AVALANCHA, y pedimos a Dios nuestro Señor recompense como merece este nobilísimo rasgo de candad. EN EL XX ANIVERSARIO del fallecimiento del insigne propagandista católico Dr. Sarda y Salvany II os últimos momentos de Sarda y Salvany. No hablemos del fervor con que recibió el doctor Sarda los últimos Sacramentos; no hablemos de i a serena tranquilidad y gozosa placidez con que hizo entrega a Dios, aquel grande hombre, de sus cinco talenros y de su alma predestinada. En lo que yo más me deleito con gozo santo cuando conmemoro la preciosa muerte de aquel va= ron tan ilustre de nuestros días, es en considerar que murió al píe jdel cañón, como apuntábamos el otro día en el primer artículo. Siendo como fue la bien probar da vocación de Sarda y Salvany, singularísima y extraordinaria vocación de propagandista católico; siendo como fue su referido «Manual del pro= pagandista católico de nuestros días», una de sus cuatro obras maestras entre tantas y tantísimas como escribió; habiendo sido durante casi medio siglo, tan constante, tan perpetuo y cada día más admirable y fervoroso su magnánimo tesón e'n el ejercicio de vocación tan admirable..., tengo para mí que presupuestas las preciosas y fragantes páginas que había escrito al declarar los consuelos y ¡a santa esperanza que en el alma del buen propagandista imprime el ejercicio de ese altísimo ministerio..., una de dos: o Sarda y Salvany pidió a Dios fervorosamente morir al pie del cañón, es decir, morir en medio de sus perpetuas y cotidianas faenas de apostólico propagandista (como a varias almas santas les acontece), o quiso e! Señor que Sarda muriese así para más consolarle, para más glorificarle, para que en él se cumplieran a ojos vistas las promesas consoladoras que él mismo hacía a los propagandistas de la verdad, y para que no solamente en vida, sino en muerte, quedase como modelo perfectísimo y acabado de tan altísima vocaciónOigamos ahora algunas de las consoladoras sentencias que escribe nuestro D. Félix en el capítulo 55 y en el capítulo cuarto de ese libro de oro, al disertar sobre «ios consuelos que trae para el fiel cristiano el recto ejercicio de la propaganda católica». • • * "Entre todas las vocaciones <escribe> es indudable que la de ganar almas a Cristo y corazones a su Iglesia, es una de las más aseguradas y que más visible llevan, por decirlo así, el sello de la predestinación... Muy consolado, pues, y muy gozoso puede andar en sus trabajos el buen soldado de la Propaganda católica. Sí, que como : í*ív"- LA. AVALANCHA 1 fielmente los cumpla no perderá su galardón. Con rostro sereno puede ver acercarse la Muerte y el Juicio y la final sentencia, sin que le induzcan a desesperación las deudas de su vida pecadora. Tiene con que saldarlas en el supremo Tribunal, y si haber confesado a Cristo entre los nombres es prenda segura y ciertísima para el cristiano de que le reconocerá por suyo el mismo Cristo ante el Padre celestial, ¿cuánto- más haberle predicado?, ¿cuánto más haberle ganado amigos o discípulos?, ¿cuánto más haberle cautivado inteligencias y corazones?, ¿cuánto más haberle defendido y haber padecido por El?» Todo esto lo escribía Sarda y Salvany por los años de 1882 y 1883; y doce años más adelante, cuando la «Revista Popular» solemnizó sus bodas de plata, cerraba aquel apósrol su Te Dsum (audamus con estas otras sentencias y aspiraciones fervorosas: «Sí, Te Deum faudamus por todo, y con toda la efusión de nuestra alma. Cántenlo por nosotros desde su hogar o asociación cuantos en ellos nos leen cada.semana, ayudándonos a darle gracias al soberano Dador de todo bien por los infinitos que de su mano generosísima hemos recibido... Quiera su soberana misericordia seguir como hasta aquí auxiliándonos, para emplear en esre humildísimp popular apostolado hasta el prostrer aliento de nuestra vida. « y que en las terribles congojas de la muerte sea para este pobre pecador de algún consuelo y esperanza el recuerdo ¡así lo confía él! de cuanto lleva escrito, y bajo su dirección publicado, para sus hermanps los hijos del pueblo, en «La Revista Popular», 1 t * *# Al escribir, pues, Sarda y Salvany, las páginas anteriores, bien claramente se ve, a tiro de ballesta, que no se olvidaba nunca como propagandista de las consolaciones que esperaba para la hora de la muerte. y murió, en efecto, al pie del cañón, y dándose cuenta y razón de que moría en la brecha; porque murió afanándose por dar la última mano a un libro suyo, y la úl= tima mano también a las cuartillas u originales del número semanal de su amadísima «Revista», imán irresistible de sus amores, centro de gravedad de todas sus católicas propagandas. En confirmación de lo cual solamente voy a copiar ahora el siguiente párrafo que siempre leo con gozo y con júbilo al repasar la relación de sus últimos instantes; «Disponíase el doctor Sarda a remitir su semanal paquetiro de originales, ya ordenados desde el día anterior, a fa Tipografía, cuando observó su familia que tardaba más de lo acostumbrado en ordenar el envío a la agencia; y entrando en su modestísimo despacho, le vieron esforzarse para terminar su tarea, que no pudo concluir, y en su rostro observaron desusada sofocación y desagradabilísimo aspecto. Puede decirse que desde aquellos momentos no hemos tenido más doctor Sarda. Estaba en pleno ataque de aploplegía que le paralizó el lado derecho, imposibilitándole de hablar; y si bien daba indicios de comprender a los que ie preguntaban con gran interés lo que le ocurría, no pudo más que por incompletos vocablos y signos manifestar que se encontraba mal y que le llevasen a fa cama. Precisamente, las religiosas Hermanítas de los Ancianos Desamparados estaban con todos los viejecitos hábiles en la capilla, esperando oír la santa Misa que debía celebrar el doctor Sarda; y viendo que no aparecía fueron a enterarse del motivo, que dolorosamente fue su grave estado...» ¡Los ancianos pobres y desamparados! Cabalmente, estos predilectos de Dios y del doctor Sarda, a quienes nuestro D. Félix había regalado su propia casa solariega, y de los cuales era capellán y padre, y entre k>s cuales vivía y moría, fueron la causa última y ocasional de tan preciosa muerte, «Tal vez—dice un autor—, tal vez le aceleró la muer* te este amor a sus pobrecitos y el deseo de hacerles bien por su propia mano, pues las fatigas que en los días de Navidad le causaron el velar de noche y el dar por sí mismo la Sagrada Comunión a todos los ancianos y an» • cianas, le dejaron postrado; y puede ser muy bien que le adelantaran fa hora de ir a dar el abrazó a su dulcísimo Padre, por quien tantos sacrificios había hecho.t Bien pudo también cantar entonces lo siguiente nuestra piadosísima Raquel, aquella doña Teresa Troncóse de Oiz, que por ahora es la más altísima y cristiana y clásica poetisa del siglo XX: «Cayó como soldado valeroso Que ama el combate y huye del reposo Sirviendo a su Señor. Firme en su puesto le encontró la muerte, Magnánimo y humilde, dulce y fuerte, Como es fuerte y magnánimo el amor.» CHAFAROTE. • RASGOS DE LA PATRIA Un caso de muerte aparente , ." o ha pasado desapercibido para nosotros un caso muy raro de muerte aparente ocurrido en Madrid en estos últimos meses, que ha llamado la atención general, Se trata de María Bravo, la cual, aunque muerta al parecer, no pudo ser enterrada en varios días porque en su cuerpo no se advertían las señales de descomposición cadavérica, y hubo necesidad de someterlo a observación en el cementerio de Fuencarral, hasta que los médicos certificaran la defunción. El caso de María Bravo se presentó en la prensa con gran misterio; porque cincuenta horas después de la muerte, o de lo que se supuso muerte, aparecía el cuerpo de referencia no solo sin señales de descomposición cadavérica, sino además con los ojos entreabiertos, color natural en la cara y en otras regiones y flexibilidad en las articulaciones. De tal modo, que unos opinaban que Ma= ría Bravo conservaba signos exteriores de vida, pero sólo aparentemente por haber muerto de una asistolia, y otros, que María Bravo no había dejado aún de existir. No ha presumido nadie que se tratara de una resurrec= ción; pero sí preguntaban algunos: ¿es un vivo que parece muerto? y otros: ¿es un muerto que parece vivo? Lo cierto es que el real o supuesto cadáver permaneció varios días en el cementerio sin ser enterrado, por du= dar si se trataba o no de un ser viviente. Yo, pobre de mí, no tengo ninguna autoridad para des» cubrir si María Bravo estaba muerta cuando, depositado su cuerpo en el cementerio, parecía viva. Únicamente re= cojo ese caso raro de la actualidad palpitante, para recordar oíros análogos, más o menos ciertos pero referidos por los historiadores, siempre bajo la responsabilidad de los mismos. Prescindiremos ahora de los casos de resurrección de que hablan tas Sagradas Escrituras, que aceptamos con respeto y veneración, para fijarnos en otros profanos más o menos fantásticos y discutibles. Como el que citan de la reina Dahinar, esposa del rey Waldemar II de Dinamarca, la cual, según la tradición, murió después de larga enfermedad; mas al llegar al féretro su augusto esposo, principió a animarse el supuesto cadáver hasta que volvió a la vida. Jacolliot dice que la hermosa Kalavatri, hija del rey Angasicua, fue mordida en el bosque por una serpiente que la dejó muerta. Y estando Kalavatti tendida e inmóvil en el suelo, le dice Krisma, con suave acento: «No lloréis. ¿No veis que duerme? Escucha el rumor de su hálito, parecido al suspiro del viento de la noche, que acaricia las hojas de los árboles. Mira cómo se colorean sus 20 LA AVALA mejillas; cómo tiemblan sus párpados, a punto de abrirse; cómo se estremecen sus labios, prontos a soltar la palabra. Está dormida. Mira, ya se mueve...» y según el relato, que sí no es, parece ser fantástico, el cuerpo que se supo= nía. muerto, recobra en seguida el aliento, el color y la vida. Proclo recuerda que en varias ocasiones aparecieron en el sepulcro cadáveres en posición distinta de la en que fueron colocados, y cita otros de resurrección aparente; como el de Eurino de Nicopolis, que vofvió a la vida después de quince días de suponerle muerto. ¿Verdad? ¿Mentira? Allá Proclo con sus aseveraciones. Cuenta el capitán Osborne, y sólo a título de curiosi= dad lo repito yo, que en la corte india de Rundjit Singk, un fakir tuvo una muerte aparente, pero que parecía tan real, que llegó a estar varios días sepultado, y al desen* terrario tenía los miembros encogidos y el rostro natural; y aunque según el médico que lo reconoció no se le notaba el pulso, sin embargo ¡e apreciaba cierto calor en el cerebro. Lo cierto es, que según la imaginación más o menos calenturienta de Osborne, el fakir, después de so= meterse a un tratamiento, volvió a dar sensación de vida. Recordará seguramente el lector que la buena reina doña Blanca de Navarra, en cierto día enfermó, y murió al parecer, siendo llorada con amargura y desconsuelo por-su familia y por los cortesanos. Pero tampoco habrá olvidado que cuando mayores eran la aflicción y el llanto en la corte, la Reina, que era devotísima de la Virgen del Pilar, se cree que por intercesión de esta excelsa Se« ñora principió a dar señales de vida, llegando, después hasta recuperar la salud y organizar en acción de gracias una romería a Zaragoza, fundando entonces en la Santa Capilla la Orden navarra de Nuestra Señora del Pilar, en 1433. Otro caso ocurrido en Navarra que casi lo presencié yo en mi niñez y que no recuerdo haber divulgado en es= tas columnas. Conocí en mi tierna infancia a un anciano llamado BaU domero Salvatierra, navarro del siglo XVIII y el hombre más viejo del pueblo de Fustiñana. Locamente aficionado al tresillo, y estando recreándose en el café con su juego favorito, fue sorprendido por un ataque de parálisis gravísimo. Llevado a su casa, el médico del pueblo le pronosticó un desenlace fatal próximo, que al parecer su= cedió pronto ante ios deudos y amigos que, rodeando la cama, no cesaron de llorar hasta que creyeron que Bal= domero había expirado. Poco después se presentó en la habitación mortuoria el carpintero del pueblo, a adquirir datos para hacer la caja al supuesto cadáver; pero en el momento en que di" cho carpintero le tomaba medida de la cabeza a los pies, entonces Baldomero Salvatierra levantó la mano y le agarró el brazo, dándole el susto mayor que se ha cono= cido. Como el lector supondrá, Baldomero Salvatierra no había muerto aún, a pesar de todas las apariencias, y todavía vivió varios días, varias semanas o varios meses, que esto no lo sé con exactitud. Sin duda, que se trata sólo de muertes aparentes en los casos citados, así como en otros muchísimos que se podría referir, y entre ellos el de la María Bravo que hoy comentamos; mas para juzgar con acierto en todos los •que se presenten a nuestra consideración, precisa no ol= vidar las enseñanzas de la Iglesia y de sus Doctores, como única manera de evitarnos posibles equivocaciones. |UAN P. ESTEBAN y :CHAVARR1A. Una definición bien clara.—En una fábrica un obrero predica el comunismo, y otro le contradice. —Tú hablas contra el comunismo y no sabes lo que es—interpela el primero, El interpelado, sin responder palabra, se quita la blusa que lleva puesta, la rasga en dos pedazos, luego en cuatro, después en ocho, etc., y dando a cada obrero uno de los trozos, les dice: —Esto es el comunismo, amigos míos. Tiene por objeto hacer, de una cosa útil para uno, pedazos que a nadie sirven. Esto es el reparto. N C H A 8 8 8 En honor deí insigne maestro Larregla Navarra fía saídado, por fin, fa deuda de gratitud que tenia contraída con ef eminente pianista y compo= sitor navarro don Joaquín Larregfa. Las entidades musicafes "Orfeón Pampfonés" y "Santa Cea'fia" concibieron ía idea de tributar un fíomenaje ai eminente maestro, y expuesto eífeíiz propósito a ía Excma. Diputación, ésta no vaciíó en patrocinarfo, suBvenciondndoíe además espíéndidamentc j Justo y merecido fíomenaje a quien, en tan larga y gíoriosa vida artística, ha safíido ííevar eí nombre de su querida tierra en a fas deí triunfo y envueíto en fas armonías arrancadas magistrafmente af piano, y en fas vertidas en eí, pentagrama con su privifegíada ins* piración! Días de emoción intensa fían sido para don Joa* c/uín Larregfa ios deí 18 y IQ de ios corrientes, ai ver* se rodeado deí afecto sincero y de fa admiración grande de sus paisanos, presididos por fas antorida* des de fa capital'y de ía provincia, y reciBiendo fas entusiastas adfíesiones de ios más aftos centros cuf* tura fes de Madrid y de muefías focaíidades españofas y varias extranjeras, cuaí testimonios eíocuentes de ía fama' adquirida por nuestro iíustre artista, tanto en su aspecto de pianista como de compositor. Recuerdos imBorraBíes serán para e'f ías muestras tan espontáneas de simgatía recibidas en ef Banquete oficial' ceíeBrado en eí Ateneo Navarro, y ías ovacio* nes deíirantes que fe fueron triButadas en ef concierto def Teatro Gayarre, y nada digamos de ías impresio* nes gratísimas que fíaBrán dejado en su alma ios ac= tos tan senciffos como encantadores de LumBier, su viíía nataí, ai ser nombrado hijo prediíecto de eíla y descuBrirse una íápida en ía casa donde vio fa íuz primera, después de fíaBer oído misa en ía igfesia pa* rroquiaf, rodeado deí Ayuntamiento en pfeno, de todo aquef noBfe vecindario que fe vitoreaBa y aciamaBa con frenesí, y estrechado por ios aBrazos emociona* dos de sus viejos camaradas que íe recordaban tantas cosas feíices de sus fejanas mocedades... LA AVALANCHA envía su más cordiaí eriborabuena a este gran músico y catóíico fervoroso y va fíente a fa antigua usanza navarra, y pide a Dios profongue su vida, para consuefo de ios suyos y para que todavía su numen inagotabíe siga dando composiciones mag= ¡tíficas, que a fa vez que sean cantos de aíaBanza af Creador, continúen ¡íevando eí nomBre de su Patria por ios más diíatados confines. LA AVALANCHA Influencia histórica del Monasterio ds Leire 21 de convencerlas para que abandonasen la fe cristiana. Mas ellas, al terminar la vista, exclamaron: «¡Cristianas somos, por beneficio de nuestra madre, que nos enseñó esta santa religión, y ahora deseamos morir por confesar* la!» Para lograr su propósito, ordenó Cimael que se hospedase cada una en casa distinta de un sectario, y que cada familia, en las conversaciones, imbuyese en su ánimo la idea de que su hermana había renegado de sus ideas y que felizmente le proporcionarían honores entre los musulmanes y un esposo de prosapia. Mas estas conversaciones no causaban en ninguna de las dos impresión, ante la idea en ellas fuertemente arraigada de alcanzar el cíelo con la corona del martirio. Despreciando prejuicios vanos, practicaban aisladamente cada una, con más fervor, sus oraciones cotidianas. Así pasaron cuarenta días, al cabo de los cuales suplicó Alodia ser presentada a su hermana, y persuadido el patrón que por el convencimiento de la doncella era ya inútil su fingimiento, compadecido, accedió a ello. Puestas en presencia las dos santas, abrazáronse enire sollozos y transportes de alegría, al verse nuevamente, prometiéndose ser más firmes todavía en la fe cristiana que su buena madre les enseñara; y exclamó Nunila: «¡Ayunemos hoy y perseveremos en la oración, pues mañana hemos de morir! Oráculo fue su voz, porque, al L emplazamiento geográfico del cenobio; la época de pugnas religiosas y políticas que en los siglos primeros del medioevo se desarrollaban en los campos de Navarra; el carácter de los vascones, insumisos a tcdo yugo extraño, no sojuzgados por los godos que elaboraban la nacionalidad hispana, parecen causas propicias para que, en «aquella época, algunos varones de sólida fe cristiana, anhelando la vida ascética semejante a la de los Tebaidas egipcios de siglos anteriores, se retirasen del mundo, eligiendo la vida eremítica en las fragosidades "de la sierra de Leire, Este fue el origen de varias residencias conventuales, en la Edad media. En sus comienzos fueron ermitas; ampliado el número de caballeros solitarios, se convirtieron en monasterios, morada de monjes, los cuales, practicando las reglas dictadas por algún santo fundador, se convirtieron en conventos habitados por frailes de una orden determinada. No existe noticia alguna del cenobio legerense en el siglo VII; es probable que existiese en ios comienzos del VIII, cuando la invasión sarracénica; e! monasterio no sufrió los efectos de la irrupción musulmana en España. Refiere la historia de Navarra, que derrotados los moros por los roncaleses, al retorno de las Galias, en la bataila de Ollats, continuó su persecución por la Portillada de Leire, que es un paso del lado norte al sur del monie, situado sobre el emplazamiento del monasterio, continuando su segui* miento hasta el puente de Yesa. El escudo del Valle Roncal que ostenta la Portillada de Leire, el puente de Yesa y sobre él la cabeza de un moro, jefe o caudillo, con nombre de Abderramán, dicen las crónicas es derivado de esta batalla de Ollats, favorable a los roncaleses. Hacia el año 840, en la época que regía la Sede pamplonesa el obispo Guillesindo, se hospedó en el monasterio San Eulogio, mártir de CórdoPAMPLONA.—Uno de los capiteles de la crujía norte, en el claustro de la Catedral ba, y en carta al Prelado de Iruña -" ' Foto. Cía dice haber revisado el archivo y bi-. blioteca de Leire, bien surtidos de documentos. Adquirió gran celebridad el monasterio de San día siguiente mandólas el presidente comparecer en su Salvador después de haber depositado en su templo, que presencia. Tratólas Cimael cariñosamente, invitándolas era la iglesia subterránea, los cuerpos mártires de las vírtenazmente a abjurar de su religión; mas viendo que sus genes Nunila y Alodia, sacrificadas en Huesca por los promesas eran despreciadas por las santas, irritóse el gomoros el año 840. Por la importancia del suceso, relatabernador, exclamando: «¡Os haré matar si no me obedemos sucintamente el martirio de las jóvenes santas. céis!» A lo cual contestaron con pasmosa serenidad: cHaPor decreto de Abderramán II se prohibía en los terrirás lo que quieras, pues nosotras dispuestas estamos a torios de su dominio, bajo pena de muerte, confesar la morir antes que negar a Jesucristo.» En medio de su irrireligión cristiana a los que descendían de padres paganos. tación, compadecióse Cimael, pues le repugnaba tener que A los hijos de paganos se les toleraba practicar su relicondenar a la decapitación a dos tiernas niñas, y recogión, aunque con vejaciones. En el pueblo de Aragües, mendólas a un cristiano renegado para que las reconvipróximo a Huesca, cuya región pertenecía al califa cor» niese. Este apóstata sugirióles la idea de que, aunque en dobés, había dos doncellas llamadas Nunila y Aiodia, su fuero interno continuasen siendo cristianas, quedarían hermanas e hijas de padre mahometano y madre cristiana. libres si ante dos o tres personas de las que allí había diHuérfanas de padre, educáronse tiernamente en la fe crisjesen que se sometían a las leyes de los mahometanos, y tiana que la madre poseía arraigada. Fallecida después la que después podían marchar a vivir entre los cristianos de madre, pasaron a convivir con un tío suyo, mahometano, las montañas, librándose de este modo de la pena de muerel cual, ante el temor de que le alcanzase el rigor de la te a que iban a ser condenadas e inmediatamente ejecutaley musulmana, denunciólas al juez del pueblo, que ante das. Nunila respondió con entereza que no le importaba las simpatías de las doncellas, trató de disuadirlas de sus la muerte inmediata ante la gloria que íe esperaba. Descreencias, mezclando los halagos y promesas, si cambiacompuesto el apóstata, al presenciar la tenacidad de las ban de religión, con los espantos y amenazas, enviándolas vírgenes, se dirigió al presidente diciéndole: «Nada he cona su casa para que meditasen lo que mejor les convenía. seguido. Es tiempo perdido.» Entonces Cimael mandólas Ivlas atemorizado el tío de las doncellas ante la perseveacercarse al tribunal, a cuyo pie estaba el verdugo preparancia y tenacidad de las jóvenes, delatólas nuevamente a rado con un cuchillo grande; preguntólas el presidente por Cimael, gobernador de Huesca, con autoridad en toda tres veces si querían obedecer, a lo que, con gran sereniaquella región. Comparecieron ante el gobernador, que dad, contestaron ellas que estaban dispuestas a morir por igualmente, con palabras halagüeñas, trató insistentemente Jesucristo. Dirigiéndose Cimael al verdugo, ordenó: «Hie- 22 LA: A V AL . A N re y córtales la cabeza. > Titubeó el verdugo ante la conmiseración que le ofrecían las doncellas, y por tres veces preguntó al presidente sí ejecutaría. Ante la afirmación de éste, sujetó por el cuello a Nunila, para tenderle la cabeza. Entonces la Santa, dirigiéndose a su hermana, dijo: «Mira, hermana, haz lo que me veas hacer.» y Alodia contestó: «Seguiré tu ejemplo.» Con semblante sereno y alegre, más propio del que espera un goce que del que va a morir, arregló Nunila sus cabellos, trenzándolos en torno de la cabeza, y en voz puesta dijo al verdugo: «Hiere presto.» Turbado el ejecutor, no acertó con el cuchillo, hiriéndole gravemente en el rostro, y con las convulsiones agónicas descompúsose la parte inferior de la falda, que Alodia ordenó modestamente. Tal acto impresionó notablemente a los paganos que presenciaban la ejecución, y causó sentimiento profundo en los cristianos. Conmovióse Cimael ante virtud tan heroica e interrogó a Alodia: *¿Qyé te aprovechará que aquí cruelmente mueras? Obedece a lo que te mandamos y vivirás con nosotros en honra y placer.» y Alodia contestó: «No obedeceré; date prisa a degollarme para que no vaya sola.» y levantando los ojos al cielo, exclamó: «¡Espérame un poco, hermana!» La valerosa niña veía reluciente cuchillo bermejeando con la sangre de su hermana, y con singular entereza, desprendiéndose de una cinta que llevaba, se ciñó las faldas por la parte inferior, para que en las ansias de la muerte no se le desbarasen, como a su hermana. Acto seguido entregó su cuello al verdugo, que de un golpe segó la cabeza para ser coronada en el cielo. Según las crónicas, el martirio de las angelicales niñas ocurrió un jueves, 21 de octubre del ano 840. La reina doña Oneca, gran devota de San Salvador de Leire, se encontraba en el monasterio practicando ejercicios piadosos en la Cuaresma del año 842, y rebuscando libros santos, encontróse con la relación del martirio de las santas, mostrando desde luego vehementes deseos deque sus restos se llevasen a Leire. Dificultaba el caso el hecho de no tenerse noticias ciertas de su sepultura, pues los musulmanes decían estaban en un lugar, y los cristianos, que de allí habían sido trasladados. Htciéronse rogativas y plegarias para hallar tan sagradas reliquias. Cerca de Leire, en el pueblo llamado Casares de Lerda, había un sujeto llamado Auriato, conocedor de Huesca, el cual afirmaba que por inspiración divina sabía el lugar donde, en una hoya, se hallaban depositados los sagrados cuerpos. Examinado Auriato detenidamente por los monjes de Leire y animado con las exhortaciones de la Reina, se le equipó con varias mercaderías, a despachar en Huesca, para que su misión no fuese sospechosa a los mahometanos. Partió ansioso para la capital aragonesa, y allí, al propio tiempo que aparentaba vender sus mercancías, se ocupaba, con sabio disimulo, en el sondeo de la memoria de cristianos y paganos sobre el punto más exacto donde yaciesen los sagrados restos. Averiguólo por fin, y cierta noche, acompañado de varios cristianos, comenzó a excavar en el punto que se creía más exacto; ha= bíendo removido una parte de la hoya, la irradiación de una luminosidad extraordinaria les indicó que un poco más profundamente encontrarían su precioso tesoro. Trabajando con ahínco llegaron por fin aí depósito de los sagrados cuerpos, que hallaron enteros y sin señal alguna de corrupción. Y sin cuidarse Auriato de cobrar las mercancías vendidas, colocando en su cabalgadura, bien empaquetados, los sagrados restos, partió para Leire, enviando por delante un emisario más rápido que avisase'a la Reina y a los monjes del feliz hallazgo. Inmediatamente avisó la Reina a su esposo don Iñigo y al obispo de Pamplona don Guillesindo, que prestos acudieron a Leire para recibir los cuerpos de las vírgenes santas, A la hora de la llegada del portador formóse nutrida procesión, presidida por el Rey, el Obispo y el Abad del monasterio, con asistencia de los monjes y comarcanos. Colocados los santos cuerpos sobre la mesa del altar mayor de la primitiva iglesia, que es la subterránea actual, hizo ante ellos don Iñigo la primera donación que se registra a este monasterio, las que se continuaron en siglos posteriores con los cuantiosos legados de reyes y magna- , tes que en otro artículo indicamos. Según unos historió- C H A grafos, el ingreso de las reliquias en Leire tuvo lugar el día 2i de abril del año 842, y según otros, del 852. Los monarcas navarros de la dinastía pirenaica asistían a las conmemoraciones célebres de San Salvador de Leire, y en sus solemnidades religiosas invocaban a las santas vírgenes en las necesidades del Reino y en sus particulares atenciones. MIGUEL ANCIL. (Continuará.) DELIRANDO Unas fiebres malignas de gran fama Que a la tumba inquilinos sin fin dieron, Un día por su cuenta me cogieron Y estuve más de un mes postrado en cama. A nadie le deseo aquellos días Ni aquella sed ardiente, abrasadora; Era un siglo, lo menos, cada hora; .¡Bien pasadas están mis agonías! • • '•' •"» En medio de mi fiebre me di cuenta - ^ .• De que el médico, siempre que llegaba, "•_ Me ponía el termómetro; miraba Y decía después: «Tiene cuarenta.» Algo es algo, decía en mis adentros, ,' Pues, febril, yo creía que eran duros Los cuarenta, y decía: «No hay apuros Con estos tan simpáticos encuentros.» ¡Ya, yal... pero seguía mi martirio; Ardía mi cabeía en calentura, Y en mi falta de juicio y de cordura Vi una escena muy rara en mí delirio. Vi un salón espacioso, una ancha mesa, En ei centro, rodeada de sillones, Partituras de música en montones Sobre aquélla; mas, cuál fue mi sorpresa Guando entraron y fuéronse sentando, En tomo del inmenso repertorio, Con mucha gravedad y afán notorio, Los músicos que aun hoy siguen brillando. Allí Scarlatti, Schumann, Gluck, Beethoven, Allí Wagner y Listz, Haendel, y estaban Mendelsshon, Couperin y otros que entraban^ Y Mosart, entre todos, el más joven; Y a todos presidiendo, a la cabeza. Con suma gravedad y majestuoso, El gran don Sebastián Bach el coloso, El músico genial en una pieza. Estudiaban las grandes partituras Mejores que en el mundo se han escrito. En análisis serio, de hito en hito, Y admiraban sus grandes hermosuras. Hacían juicios críticos severos, Cambiaban pareceres y opiniones Y hacían sin cesar observaciones Que anotaban con sendos lapiceros. . En esto entró un portero, de casaca. Que en la mano llevaba un papelito, Y dijo: «Esto ha traído un señorito Que dice que en 1* música destaca. v Me suplica que ustedes lo examinen; 'Añade que es labor muy estimable, Que es música de -jazz, bella y bailable, Y aguarda hasta que ustedes dictaminen.» «¿Qué ha dicho [dijo GluckJ ese portero? ¿Que es música en agraz? No oí muy claro.» «El nombre es lo de menos, aunque raro; Veamos» (dijo Listz), y fue el primero Que quiso examinar el papelito; Y en cuanto comenzó su breve estudio Soltó una carcajada: era el preludio De muchas que arrancó el fatal escrito. Y al fin don Sebastián llamó al portero: «Dígale a ese señor (dijo indulgente), -•v':;. >•.*... •;? LA A V A L A N C H A Que equivocó la casa; es la siguiente, donde habita, entre estruendos, un herrero. Devuélvale usted pronto el papelito, ' Y dígale que aquí solo entendemos De música, si acaso algo sabemos, Y que vaya con Dios el señorito.» MIGUEL ITURRIAGA. LOS CONSEJOS DEL MÉDICO El artritismo es la fuente de la mayoría de las dolencias No crea usled que el artritismo queda circunscripto a los calambres, dolor anicular, jaqueca, eczemas, hinchazones u hormigueos que siente usted hoy... Es preciso que sepa que implica una intoxicación completa de la sangre y que ia presencia de ácido úrico en el organismo da origen a senos trastornos, no solo de carácter francamente artrítico, sino general. Siendo usted artrítico lleva en sí el germen de muchas dolencias. Por fortuna, cerca del mal está el remedio. Con verificar un filtrado de la sangre, una limpieza acabada de los tejidos, una eliminación completa de los venenos acumulados, puede librarse de tan funesto enemigo. Esa limpieza, esa eliminación, ese filtrado se lo proporcionará el Urodonal. La cura con Urodonai es la más activa. Es, además, económica y sencilla. A modo de ducha interna, limpia el organismo y fomenta la eliminación de los residuos, despertando energías y dando nueva vida. Empiece desde mañana la cura con Urodonal y se admirará del resultado obtenido. El eminente facultativo Dr. F. Reig Pastor, Profesor A. de la Facultad de Medicina de Valencia, comprobó frecuentemente sus saludables efectos, y se expresa en los términos siguientes: "Para todos aquellos casos en que se ha de favorecer la eliminación del ácido úrico, en las distintas manifestaciones a que da lugar su exceso en el organismo, he tenido ocasión de prescribir el Urodonal Chateláin, y pued-o decir que he quedado satisfecho de su resultado, pues fuerza de tal modo su eliminación, que pronto puede experimentar el enfermo sus beneficiosos efectos... La verdadera unión de las derechas Llenas están las columnas de ciertos periódicos de las noticias referentes a esta unión. Muchos la desean. Mu- chos trabajan por ella. Muchos se juntan en ¡as reuniones, en las asambleas, en los cítculos y en los salones donde se habla de los males que padecemos en España y del modo de remediar la Patria. Se me figura, tal vez alguien crea que esta opinión es de algún pesimista, que nos olvidamos de juntarnos, de unirnos en el lugar más apropiado para fundir en uno nuestros corazones, aunar nuestras opiniones y atarnos con los lazos de la verdadera caridad que debe reinar enVe todos los que queremos ser de las derechas. Al pie del altar, ante el tabernáculo donde está el Dios del Amor encerrado y escondido, delante de jesúsSacramentado, es donde debemos reunimos todos los que ambicionamos el triunfo de la Iglesia y la prosperidad de la Patria. Allí hemos de prometer a nuestro Rey, a nuestro Dios, que seremos tocios uno, como El lo deseaba. Allí hemos de jurar dejar a un lado las pequeneces y miserias, las ideas partidistas, para lograr el triunfo de la Religión y ver días de paz, de prosperidad y de gloria, que nos permitan trabajar libremente y atesorar los bienes que en esta vida nos hagan felices y nos alegren en la otra eterna. No faltan almas buenas que piensan y esperan que Dios va a hacer el milagro de salvar a España sin que los hombres pongamos nada de nuestra parte; antes nos empeñamos en ofenderle y en irritar su cólera con nuestras ofensas y pecados. Esas almas no ven cómo crece la ola de la inmoralidad, no advierten los avances de la prensa impía y descocada, ni echan de ver los progresos de los wSindiósw, ni miran las colas larguísimas que a diario se forman a las puertas de los cines donde exhiben películas que hieren el pudor y matan las almas. Ciertamente que Dios, de potencia absoluta, puede, sin que nosotros hagamos nada, remediar estos males, pero ¿lo hará? Esperar en ello, es esperar un milagro. Dios no hace milagros cuando no son necesarios. Los males que padecemos en España no han venido por milagro alguno. Se deben a los hombres; a ¡a incuria de los buenos y al trabajo de los malos. El remedio ha de venir por el trabajo incesante de los buenos, por la oración, por la penitencia, por la práctica constante de ia virtud, por la labor pacífica, quizá oculta, y legal, de los buenos. Dios verdaderamente quiere salvar a España, pero antes quiere verla libre y limpia de sus inmundicias. Dios quiere salvar a España; Dios la salvaría si nosotros no pusiésemos impedimento. Aquel gran español que se llamó San Ignacio de Loyola, decía, "¡Cuántas cosas obraría Dios por mí, si yo no le estorbase!» ¿No es vervad, españoles, que podemos decir, imitando al Santo Patriarca: "Cuántas cosas obraría Dios por España y en España', si España no le estorbase? ¿Cuántas cosas obraría Dios por los españoles y para bien de los españoles, si los españoles no le estorbásemos?. Meditémoslo despacio y no estorbemos la obra de Dios. MANUEL M.1 S A U R A S . S . J . Caja de Ahorros Municipal Lleva SESENTA y CUATRO años recibiendo y administrando ahorros del país y tiene la garantía total y comprobada del Excmo. Ayuntamiento de Pamplona INTERESES QUE ABONA A LOS IMPONENTES * ;.V:. Libretas ordinarias a la vista 2'50 por 100 Imposiciones anuales 3*50 „ „ Imposiciones semestrales 3*00 „ „ . Cuentas corrientes a la vista 1*25 „ OFICINAS Paseo de Sarasate, núm. s opooooQooooootjOQOOOOCooaeaDaoaPoQDooooooooQQOoooooooogapooooooooooDOOQDDaaaooeoooooooocPoacocooogocanooooooooDQaQOOOCOOooaoooS ' J ' - '^ -' • V LA 24 AVALANCHA ESCRITORES NAVARROS Fr. Miguel de Leránoz II . - -Ó ' • N LA AVALANCHA del 8 de no- viembre de 1935 trazamos la semblanza del R. P. Miguel de Lera-, noz, insigne superior general de la Orden de la Merced. Vamos a completarla y a dilucidar un punto oscuro. A los dos escritos suyos de que hicimos mérito, debe añadirse otro tercero, En la obra «Teología Práctica Moral, Manual de Confesores, en un tomo dividido en siete libros, para dirigir las conciencias y para alivio de los confesores, en el que con mara= villosa claridad se propone doctrina segura, no solo para los señores confesores, sino también para los penitentes, su contenido hallé en él una obra del todo consumada, líena de doctrina, de sutileza, solidez y claridad maravillosa, y así, pude decir con Justo Lípsio, Epist, 46, Cens. 6: tTama miBiantea dixerat, nec mentitem eamformam fepidae pitaes fitterae et Citteratae, porque siendo así que fue tan alto el concepto que formé con el primer informe de esta obra, quedo corta mi opinión y me dio lugar la experiencia para que con la mayor propiedad pueda decir a su autor lo que la reina de Sabá a Salomón, después de haber experimentado su superior sabiduría: major est sapientia et opera tua quam rumor quem audivi. y así pudiera con razón omitir toda censura en abono de este libro, pues no necesitaba de más panegirista que sus misma hojas, que vestidas con la hermosa agradable luz de tan erudita elección y sólida doctrina son el mejor testimonio de sus aciertos.» Encarece asimismo cía verdaderamente religiosa templanza y cristiana modestia con que el autor resuelve las dudas y propone su sentir, ajustándose a las leyes y términos que el Ñacianceno tasó a los que se emplean en la estudiosa tarea de escribir^. El juicio del P. Leránoz, según el gusto de! tiempo, está empedrado de citas y resulta excesivamente laudatorio; pero patentiza los variados conocimientos que poseía el docto mercedario. NAVARRA . • • - • - . Arrabal de Lumbier, villa natal de] eminente artista don Joaquín Larregla instruyendo a unos lo que deben aconsejar, y a los otros lo que pueden y deben practicar; su autor, don Francisco de Saldías, Abad de la Iglesia Parroquial del lugar de Lizarraga Sarria... en Pamplona, 1744», aparece la aprobación del «Reverendísimo P. M. Fr. Miguel de Leránoz, Comendador repetidas veces del Convento de Pamplona y Examinador sinodal de su Obispado, Elector general por la Provincia de Aragón, Comisario general de Cerdeña, Secretario de dícha»Provincia de aragón y Provincial de ella y ahora Maestro general de todo el real y militar Orden de Nuestra Señora de la Merced.,.» Constituye una hoja en folio menor y vafirmadaen Pamplona a 22 de julio de 1739. Es un verdadero ditirambo a la Teología de Saldías, como se colegirá de estos párrafos: «Me sucedió lo que a Séneca, con el que a su amigo Lucilo sometió a su censura, pues lo que al principio fue impulso de la curiosidad, pasó después a ser suave violencia de la necesidad, ocasionada de su mucha erudición y doctrina, que me empeñó a leerlo todo no con menor complacencia que cuidado, reparando atentamente en cuanto ofrece lo digno de su reflexión, y al registrar Alguna dificultad que necesita disiparse se ofrece sobre la propiedad del libro intitulado «Llave del Paraíso», dedicado por Fr. Miguel de Leránoz al Cardenal San Ramón Nonato. Hubo un celebérrimo capuchino navarro, Fr, Jaime de Corella, provincial en su Orden, buen moralista, celoso predicador y escritor fecundo, a quien el P. Bolonia, en su «Biblioteca de Escritores Capuchinos», le atribuye el siguiente libro: «Llave del Cielo por la General Confesión y Santa Conversación. En ió.¿ Siete veces editado en Pamplona y últimamente, en 1Ó94, por Antonio Zabala.» Sigue sus huellas el sapientísimo y venerabilísimo P. Ciáurriz en los «Ilustres Capuchinos de la antigua Provincia de Navarra y Cantabria», quien se expresa del modo siguiente: «De este libro dicen los manuscritos antiguos que fue estimadísimo en el mundo de las letras, no solo en España, sino también en la América española y en toda Europa, siendo claro testimonio de ello las repetidas ediciones que se hicieron de ella. No hemos hallado ningún ejemplar en nuestras principales bibliotecas de los conventos de Fuenterrabía y Pamplona. Dice la «Biblioteca de Escritores Capuchinos», que fue impresa siete ve- LA AVALANCHA ees en Pamplona, y la última, en la librería de Antonio Zabala,» -J • En primer lugar no creemos que hubiese impresor en Pamplona que llevase ese nombre Antonio Zabala. En 1677 encontramos cierto Memorial a la Diputación N a varra, del tenor siguiente: «Ilustrisimo Señor: {sicj Martin Gregorio de Zabala, impresor y hijo de V. S. Ilustris. dize...» y en 1694 proseguía trabajando en la capital del Reino el mencionado impresor, como nos lo declara, v. gr., el «Govierno Moral y Médico para conservar la salud y buenas costumbres. Compuesto por el Doctor Don Carlos Antonio Puertas, médico de la villa de Canales. Y ' e consagra al Ilusfrisimo Señor D. i r e y Manuel de Aries y Porres, cavallero del hábito de San Juan, Í3D. Teniente de1 gran Prior y Presidente de Castilla. Con licencia: en Pamplona, por Martin Gregorio- de Zabala, impresor del reyno de Navarra. Año 1694.» El Catálogo de Imprentas de 25 pero da cuenta exacta de las impresiones., que en Pamplona se hicieron de la <Suma de la Teología Moral» y «Práctica del Confesionario», del capuchino corellano. N o tropezó con la «Llave del Cielo», ni la vio mencionada en parte alguna. El R. P. Ciáurriz no la pudo hallar en ias ricas' bibliotecas de los conventos de Pamplona y Fuenterrabía. Nuestras investigaciones en varias bibliotecas han sido estériles. Evidentemente, el P. Bolonia hablaba de referencia y no vio la obra; la vaguedad del título y el error sobre el nombre del impresor nos persuaden plenamente de ello. En 1697 apareció en Madrid la décima impresión de la «Suma de !a Teología Moral» del P. Jaime de Corella, En el Prólogo Apologético se lamentaba de las erratas deslizadas en sus libros morales: <Cosa fastidiosa para los lectores y para mí casi inaccesible al dar vado a tantas erratas como en 10 impresiones que se han hecho de mis «Conferencias Morales» y 17 de mi «Prác- PAMPLONA,—Sepuicrp de los reyes de Navarra D. Carlos IJI el Noble y D.a Leonor de Castilla, en el coro de la Catedral Foto. L. Roisin Pamplona, publicado en la «Revista de Archivos...», afirma que Martín Gregorio de Zabala ejerció la tipografía de 1672 a 1706. Ese mismo Catálogo habla de otro impresor Zabala, pero que tenía por nombre Diego, el cual laboró, juntamente con Martín Labayen, de 1650 a 1Ó53, y solo, de 1654 a 1655. y efectivamente, existe una Exposición de ambos impresores a las Cortes de Navarra, sin fecha, pero archivada entre los documentos del año 1654, en que suplicaba, se les concediese privilegio exclusivo para imprimir y vender en el Reino la cartilla de doctrina cristiana, la gallofa del Obispado de Pamplona y él «Arte» de Antonio de Nebrija. Afirman que si no los favorece la Diputación tendrán que cerrar la oficina y emigrar a otra parte. Encabezan así el papel: «Martin de Laoayen y Diego de Zauala, Impresores deste Ilustrissimo Reyno de Navarra...» <Arch. Dip. Nav., Sección de Instrucción, leg. 2.°, carp. 14, año 1654,) Otras cuestiones más difíciles se nos presentan ahora. ¿Existe el dicho libro del P. Corella? ¿No se confundirá con el del P. Echeverz, esto es, del sacado de las obras del P. Echeverz? Sobre la primera cuestión haremos las siguientes reflexiones: Por de contado, los bibliógrafos de nuestra patria, señores Arigita y Altadül, ignoraron la , existencia de semejante «Llave del Cielo». Sr, El Arigita, omite la reseña de algunos sermones del P, Corella, tica del Confesonario» se han cometido,» ¿No hubiera aludido también a las cometidas en ias muchas ediciones de la «Llave», si hubieran existido? Con la precedente cuestión se enlaza la concerniente a la confusión en la adjudicación de la «Llave». Uno de los misioneros y predicadores más notables de la primera mitad del siglo XVIII fue el P, Francisco Miguel de Echeverz, mercedario, aragonés natural de Verdún, muerto en 31 de diciembre de 1745. Publicó pláticas doctrinales, dominicales, cuaresma de sermones y hasta once obras, según Latassa. De algunas de ellas sacó el autor, o el Padre Leránoz, u otros Padres de la Merced, el siguiente libro: «Llave del Paraíso. La buena confesión con todas las circunstancias, y un copioso interrogatorio asi para la confesión general como para la particular. Sacado todo fielmente de las obras del Padre presentado Fr. Francisco Miguel de Echeverz, misionero apostólico, examinador sinodal dei Obispado de Jaca y comendador que fue del convento de misioneros de nuestra Señora del Pilar del real Orden de nuestra Señora de la Merced, redención de cautivos cristianos. Sale a luz para mayor utilidad de los fieles. A devoción y expensas del real Convento de Santa Eulalia, del rea! y militar Orden de nuestra Señora de la Merced, redención de cautivos de la Ciudad de Pamplona, siendo su Comendador el Padre presentado Fr. Mi- 26 LA AVALANCHA guel de Leránoz, quien lo dedica ai glorioso Cardenal San Ramón Nonnar, con ía novena del mismo Santo, Con li= cencia. En Pamplona, por Francisco Picart, impresor y librero. Año 1726. Se hallará en la portería de dicho Convento.» Describe la cLlave» atinadamente el Sr. Arigita en el número 562 de su «Bibliografía Navarra». Si cotejamos ambos títulos, el del libro atribuido al Padre Corella y el del sacado del P. Echeverz, sus analogías son desconcertantes. Ambos se denominan «Llaves», y el uno, «Llave del Cielo», y el otro, «del Paraíso», que son términos equivalentes. Uno y otro hablan de la confesión general, y lo que en el primero es conversación en el segundo se califica de interrogatorio. Los títulos, pues, se identifican aunque en la «Llave del Cielo» aparezca más reducido que en la «del Paraíso». La sustancía de las obras resulta, como se infiere de los títulos, igual y la misma, y aquí se ofrece un dilema. O los zurcidores de la «Llave del Paraíso.1* conocían el trabajo del P. Corella, o ño io conocían. Si lo conocían, no creemos que se atrevieran a plagiarlo en el título y sustancia. Si no lo conocían, es muy extraña la coincidencia en el rótulo y materia. Más sencillo y natural parece afirmar que se trata de ia misma obra; sólo que el P. Bolonia, mal informado y sin noticias suficientes, se confundió y aplicó al capuchino lo que era del mercedario. El que los manuscritos antiguos ponderasen la «Llave» del P. Corella no tie.ne nada de sorprendente; porque sus autores, alucinados por ei P. Bolonia, deducían de las ediciones el aprecio en que se la tenía. Además, todas las obras morales del Reverendísimo Corella se estimaban grandemente, y como la cLlave del Cielo» podía enumerarse en su censo, presumían que merecía elogios y aplausos. Bien pudiera ser que nos equivocáramos; pero las ra= zones alegadas nos dan cierta confianza de que nuestra suposición no carece de fundamento. .: . • \ . " ' . ' , ANTONIO PÉREZ GoyENA, S. J. EL PATRÓN DE LOS PERIODISTAS ARA escribir con Fruto y adueñarse del adversario, nada mejor que un preclaro ingenio, caridad intensa y mucha cantidad de dulzura, cualidades que campean con trazos firmes en el egregio doctor San Francisco de Sales, pues, por una parte, es de admirar su destreza en poner las más fundamentales verdades al alcance de facultades mediocres y en deshacer las objeciones del enemigo, y por otra, sus dotes de caridad y dulcedumbre son tan robustas, que llegó a decir, a uno que le insultaba: "Si me arrancáis un ojo, con el otro os seguiré mirando con el mismo amor que hasta ahora.„ Por eso, su vida preciosa es de un encanto irresistible, puesto que se halla sembrada de hechos pletóricos de agudeza, de condescendencia y suavidad. .\- ' . - ;, Los Apóstoles en coche Por el puesto que ocupaba, por compromisos adquiridos y por hacer bien a la sociedad, fue una vez nuestro Santo en un vistoso coche que ostentaba el escudo real. Los protestantes, que siempre estaban al acecho, observaron que del hermoso carruaje bajaba su adversario Formidable, monseñor Francisco de Sales, y acercándose uno de ellos, después de besarle hipócritamente el anillo, le dijo: —¿Es usted obispo? —Sí señor, aunque no lo merezco. —Es decir, ¿sucesor de los Apóstoles? r —Efectivamente, sucesor de los Apóstoles. ,. —Pues los Apóstoles no andaban en coche; ¿por quéno los imita? El protestante, muy versado en las Sagradas Escrilu ras, pensaba con seguridad que en ninguna página de ellas había indicios de que algún Apóstol hubiese andado en coche, pero se equivocaba. Por el contrario, San Francisco de Sales recordó al momento un caso—el único sin duda—en que se da cuenta de que un Apóstol anduviera en coche. Por eso le contestó ai protestante, con toda aFabilidad y firmeza: —¿Que los Apóstoles no andaban en coche? Eslá usted en un" error, amigo mío, pues cuando se interesaban la gloria de Dios y el bien de las almas, también andaban en coche, y éste es cabalmente el caso que a mí me ocurre. El protestante, lleno de confusión, le replicó: —¿Podría citarme V. E. el pasaje de la Sagrada Escritura en que conste que alguno de ios doce Apóstoles anduviera en coche? —Con mucho gusto; lea usted el sagrado libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por San Lucas, y en el capítulo VIII verá usted cómo relata que el apóstol San Felipe montó en un coche, en el que iba el eunuco de la reina Candace, invitado por él, y que le instruyó en la religión católica y le bautizó. El protestante se retiró, confuso y ruborizado. El sacerdote escrupuloso Había un joven clérigo, conocido del santo Obispo, de conciencia muy tierna y delicada, pero que, poco a poco, degeneró en escrupulosa, hasta el punto de que aquel buen sacerdote no se atrevía a celebrar la santa Misa. Todos se compadecían de las inquietudes y zozobras que padecía el ministro de Dios-, pero no podían remediarlo. Llegó el caso a oidos del santo Obispo, y sabedor de. la pureza de conciencia e intachable conducta del sacerdote en cuestión, y que todo era consecuencia de vanos temores y de sutilezas vanas, le envió una caja llena de hostias grandes, y una carta en ia que, en sustancia, le decía: "Mi querido sacerdote, ahí le envío una caja llena de hostias, para que las emplee usted en la celebración de misas; así como el médico tiene el cargo de curar enFermedades, el abogado de resolver pleitos, y el farmacéutico de conFeccionar medicinas, usted, como sacerdote, tiene el de celebrar Misa. No deje de hacerlo por temor a su indignidad, porque yo, que conozco los pliegues de su alma, le garantizo que puede usted celebrar sin temor a¡guno.n Y«así lo verificó en adelante con mucha paz y tranquilidad. : La consulta de las monjas Es ilusión muy Frecuente y arraigada, aun entre personas piadosas, que el avance en \a vida religiosa consiste en aumentar las prácticas de supererogación, en multiplicar los ejercicios de! espíritu y en amontonar pieglorias sobre plegarias. No gustaba el Sanio de que se emprendieran demasiadas cosas, sino pocas, y éstas se ejecutasen bien; y por eso una de- sus Favoritas sentencias era: "Poco y bueno; poco y bueno.„ Y si se le replicaba que cómo se compondría esto con aquel amor insaciable-de que hablan los maestros de la vida espiritual, que nunca dice basta ni jamás piensa haber llegado al fin, aunque cada día gane mucho terreno, respondía: Por las raíces es por donde ha de crecer ese amor, más que por las ramas. Crecer por las ramas, es querer hacer muchas obras de virtudes, pero hacerlas todas, no sólo defectuosas, sino muchas veces superfluas y semejantes a los pámpanos inútiles de la viña; crecer por la raíz, es hacer pocas obras, pero con mucha perfección, con muy grande amor de Dios, que es en lo que consiste la perfección cristiana.. Y a este propósito resultó una vez que ciertas monjas muy observantes le dijeron al Santo: —Señor Ilustrísimo, qué haremos en este año? El pasado hemos ayunado tres días cada semana y otros tantos hemos tenido disciplina; y pues será bien hacer algo más en éste, tanto para dar gracias a Dios de los bene- LA ñcios que nos ha dispensado en el pasado, como para ir siempre adelantando por el camino del Señor, sírvase decirnos lo que debemos hacer. —Decís bien, les respondió, que es menester adelantar siempre algo; pero nuestro aprovechamiento no consiste, como vosotras pensáis, en la multiplicación de los ejercicios piadosos, sino en la perfección con que los hiciéremos. El año pasado habéis ayunado tres días cada semana. Si vuestro ánimo es doblar en éste los mismos ejercicios, se completará la semana, y a este paso, ¿qué haréis el año que viene para adelantar algo? Será necesario que fabriquéis unas semanas de nueve días, o que ayunéis dos veces al día. He aquí cómo en todos los actos del glorioso Santo y Doctor se juntan maravillosamente el ingenio, la caridad y la dulzura. - • ;: J\ESA "^ EL PRIOR DE RONCESVALLES. REVUELTA •;.;.;. La lucha contra la inmoralidad en el cinematógrafo.—Según noticias, la cruzada emprendida en los Estados Unidos por la jerarquía católica, contra la inmoralidad en el cinematógrafo, ha entrado en una nueva fase de actividad. En las misas de! domingo, el clero ha exigido de los fieles que tomen con empeño el boicotear los "films, indecentes e inmorales. . El Cardenal Hayes, Arzobispo de Nueva York, ha dirigido una carta pastoral a sus diocesanos, que alcanzan la cifra de 1.273.000, en la que les encomienda tal emper ño. Lo mismo han hecho en sus diócesis los demás obispos americanos. "En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. MYo condeno los "films,, indecentes e inmorales y los <jue glorifican el crimen o los criminales. „Yo prometo hacer cuanto me sea posible por reformar la opinión pública contra la producción de "films, indecentes e inmorales y de unirme a cuantos protesten contra estos "films,,. ,Yo reconozco mi obligación, en conciencia, de protestar contra los "films,, que constituyen un daño para ini vida moral. Como socio de la Legión de la Decencia, me comprometo a no verlos.sYo prometo, además, no frecuentar los teatros que los presenten. „ i : > . ; : ; Este compromiso será renovado todos los años. Se espera que los católicos, en número de millones, han de responder al llamamiento del Episcopado, para empeñar la lucha contra los "films,, inmorales. "O fortunatos nimium,,.—Si los labradores, como decía Virgilio, supiesen el bien que tienen... O fortuna" tos nimium! "¡Olí, demasiado dichosos ellos!. Cuando, como sucede a cada paso, vienen del campo mozos robustos y sanos a las ciudades, forzados por las hambres de la vida y también por las codicias de las concupiscencias y apetitos vagos de la malicia, el que sabe lo que es la ciudad desearía reempujar a los aldeanos que no saben adonde vienen, y reexpedirlos a la aldea, donde es mejor que coman pan legítimo con aire de aldea, que magras, más o menos ranciadas, envueltas en el polvo de la ciudad. No es posible dudarlo: la mejor carrera es la de un buen labrador, ta mejor vida es la agricultura. Esa fue ia primera ocupación que Dios dio al hombre, cuando aún le amaba inocente y no le había castigado culpable. Santos frioleros.—Para significar las alternativas de recrudecimiento y remisión del frío en este mes, se suele decir: : ,. Por San Pablo • ' ' •• el invierno vuelve atrás o alarga el paso. "" . 1 . •;f, AVALANCHA '•• 27 Por el mal tiempo que suele reinar, dicen los andaluces: San Antón, , . mete a las viejas en el rincón: ' .,. "4 ~s , Por San Antón, heladura; ', - . . .. por San L o r e n z o , calura. • •• ;••• En los pueblos inmediatos a Madrid, se oye decir: ]\ —De los Santos frioleros, .San Sebastián el primero. —Detente, varón, que antes está San Antón. Los vascongados consideran el frío de San Vicente (el 22) como el más intenso del invierno, pues esto significa (San Vicente, corazón del -invierno) la frase: San Bidente otza neguaren biotza. .-. . . . ^ Aunque el corazón del invierno corresponde a la primera década de enero, no tarda en iniciarse la mejoría del temple. Por San Vicente así se dice: • • .'., ¿Y San Vicente, friura, /" _ \: • ' • San Lorenzo, calura; ' ~: - " lo uno.y lo otro, poco dura. Á ; -¿ Máximas morales.—¿Aspiras a un puesto elevado? Pues en él se hará más visible tu insuficiencia, y se da- -. rá menos cuartel a tus defectos. .';•• Los grandes empleos, las más de las veces, sólo sir- ••' ven para que se conozcan los talentos que faltan, y no f los que se tienen. No todos pueden subir y elevarse; pero todos pueden v bajar y abatirse No todos son capaces de hacer grandes , '• cosas por Dios y su gloria; pero ninguno hay que no •'" pueda humillarse. Dios quiso que nuestra salvación de- \ pendiera de la humildad, y no de nuestra elevación. La cólera.—Cuando entra libremente la cólera por una parte, sale por otra la razón. La cólera empieza por el delirio; termina por el arrepentimiento. La cólera es un frenesí de poca duración; reprimid sus movimientos. La cólera, cuando no obedece, manda. La cólera es una pasión fogosa que apela a las armas sin consentimiento dé la razón. La cólera es la más ciega, la más violenta y la más vil de las consejeras. La cólera es uno de los mayores obstáculos para la tranquilidad del espíritu y para la salud del cuerpo. Si no pudiereis evitar el primer ímpetu de la cólera, haced lo posible para impedir la explosión. No hagáis nada durante la cólera; sería lo mismo que haceros a la vela durante la tempestad. Donde ha sembrado la cólera, cosecha el arrepentimiento. BIBLIOGRAFÍA I-os misterios de la. Hclinesia: Por Ignacio de la Cruz Baños.—Este interesante tomo que hoy recomendamos, dedicado a Rapanuí, isla enclavada a más de 3.000 kilómetros del continente americano y 2.000 de !as demás islas de Oceanfa, está inspirado por el'espíritu misionológico referente a-los trabajos de tos Padres de los Sagrados Corazones. Se hace en él la historia de cuantos acontecimientos, contrariedades y triunfos son de notar en tan admirable labor. A vueltas de la narración de esas empresas, se nos describen multitud de detalles sumamente interesantes sobre la religión de los indígenas, la constitución de su sociedad, sus costumbres, su retrato físico y fisonomía moral, ete., etc. Todo ello va convenientemente ilustrado, y llama la atención un vocabulario rapanuí—con sus caracteres, o mejor, signos representativos de cada idea—verdaderamente curioso, que se pone al final, y cuya trabajosa confección se explica en el texto. La nota más saliente de este libro es unir estrechamente la amenidad y la instrucción con el espíritu apostóiieo. LA AVALANCHA Pueden adquirir nuestros lectores e^ta curiosa obra, publicada por "Ediciones Fax,,, Santo Domingo. 13, Madrid, y en nuestra ciu-.': í dad, en la librería de don |esús Gaicía, Estafeta, 31, al precio de H -/-; 5 pesetas. - . - - , . . • La necesidad de divorciarnos El que no ama es un cadáver viviente... En mi calidad de escritor, como casi todos los "hombres de letras,,, amo a ios gato?, y los gatos me aman a mf. Cuando era jovencito, tenía yo un miedo cerval a que la especie gatuna se extinguiese. Pero hoy estoy tranquilo; sé lo prolifica que es. Si amo a todos los Micifuses y Zapirones de la gatuna grey, no será ciertamente por su carácter egoísta y feroz. ¿Os habéis fijado?... El gato jamás acaricia; a lo más "se acaricia, a sí mismo contra vuestra persona. ¡Pero los encuentro tan bonitos, tan esbeltos, tan ágiles, tan miste•riosos! Cuando, sentado sobre una esquina de mi mesa-escritorio, mi gato fija en mí sus ojazos relucientes y azules como el mar, le suelo interpelar así: ¿En qué piensas tú? Jamás me ha respondido. Ha de saber el lector que aquí, en la colonia, tengo toda una colonia de gatos. Media docenita justa, todos blancos como armiños, blancos como la casa. Cuando llega el verano y vengo a la colonia, los pobreciios están flacos como lombrices. A la guardesa de la casa no le gustan los gatos. Con esto queda dicho que los cuida lo menos posible y que no siempre son felices. A veces aprieta el hambre de tal modo, que se ven obligados a marcharse con viento fresco en busca de la pitanza. timonees viven de fétidos ratones de campo, de lapas, de lagartos... Es la época de la "estrechez,. Pero cuando regreso, a fines de septiembre, su pelaje no puede estar más hermoso ni lucido. ¡Es la edad de oro! Durante ese período feliz, una vandeana, con mandil blanco, les ha servido tres veces al día la copiosa sopa de pescado hecha con cabezas de congrios, de mujoles, de salmonetes, sin contar los langostinos y los deleitables "residuos,, de los platos. Algunos días tienen tan llena la tripa que lus barrigas casi tocan el sue'o, y •desprecian la leche... Pues bien, la otra noche^mientras oía caer e! agua de un violento chaparrón—¿qué es lo que veo entrar en mi cernedor? ¡Un gato negro!... Mas no un gato cualquiera... era un gato magnífico, un angora, ondulante, acaiiciador, familiar, que chorreando agua por cada uno de sus pelos, se colaba silencioso en el comedor, con el aire más humilde del mundo, pero sin pedir permiso.,. Con aquel tiempo endiablado, en que nadie hubiera puesto a la puerta e! perro más sarnoso, él, el super-gjto se presentaba pidiendo la limosna de un techo y un poco de pan. • ** Al verlo, todo el mundo lanzó gritos de admiración. No cabía duda, aquel gato debía pertenecer a la nobleza gatuna; un galo mimade, cuidado, probable habitante de alguno de los "chalets,, de la playa, extraviado sin duda entre los senderos dei Bosque de 'a Silla. Se le secó suavemente con una toalla felpuda. El aniniaüto, tomó confianza ante el buen recibimiento y se dejaba cuidar ronroneando. Le trajeron leche con su nata y se puso a beber sin dar las gracias... ¡Qué tentación para un pintor!... aquel hociquito de terciopelo negro dentro de aquella leche tan blanca... Después, siempre suavemente, como el que jamás rompe un plato, el gato saltó sobre una silla, hizo su "toilette,, desde la A hasta la Z... se hizo un ovillo y se dispuso a disfrutar de las delicias de una buena digestión. ¡Qué magnífico almohadón!.., ¡Qué bella es la vida!... Y se quedó dormido con el sueño del ultra-justo. • " • • • • Y yo hice otro tanto... Pero, de repente, a media noche fui despertado por el más Formidable de les escándalos... una batahola de gritos agudos... como si Herodes hubiese resucitado y estuviesen degollando a todos los niños de la isla. Salté de la CHIHJ y corrí al comedor. ¡Qué espectáculo!... Todos mis gatos habían encontrado el medio de abrir una ventanilla cuyo pestillo no había sido corrido, y habían invadido el comedor. Y furiosos, se habían arrojado sobre el pobre viajero cansado y soñoliento. * ## El gato negro no se defendía al principio. Tenía todo el aire de no comprender aquel súbito cambio de acogida. Para salvarse de los terribles ataques de aquel numeroso ejército, se escurría por debajo de las sillas... se metía debajo de los armarios, debajo de la mesa... Pero los otros, los "blancos B ^as damas sobre todo— le ganaban en velocidad y le atacaban fieramente. Entonces, ¡qué remedio!... él era grande y fuerte, y había que defenderse hasta morir. ¡Hermosa batalla!... ¡Seis blancos contra un negro! Era, en verdad, un bello espectáculo... un paquete de pelos negros acosado por seis paquetes de pelos blancos. Los gatos... las gatas... hasta los gatitos pequeños, las orejas gachas... el rabo erizado, los bigotes hacia airas, gritaban, maullaban, arañaban, mordían... Me dirijo veloz al pozo... cojo un cubo de agua y, con una vigorosa brazada, pongo a todo el mundo de acuerdo. • #» El gato negro ha desaparecido esta mañana. Sin duda fue muy incomodado y ofendido. Lo comprendo, y le presento todas mis excusas. Pero no fue mía la culpa. La culpa la tuvieron sus cofrades en gatería. Después he contemplado mis gatos blancos... los gatos míos... Uno tiene un ojo vaciado... la oreja de otro es un encaje... el tercero tiene el hocico lleno de sangre, el abrigo de pieles de una de kis damas está hecho jirones y su pequeñue'lo tiene una costilla hundida... Y todos mayan, quejándose contra el destino, con amargos reproches: "He aquí nuestra suerte... ¡Nos hallábamos tan tranquilos!... ¡Maldito intruso!... ¿Por qué había de venir esc extranjero para robarnos nuestra paz y nuestro pan?B... a¡ v * i • Entonces, yo, he tomado a mi vez la palabra y les he echado el siguiente sermoncito: ...Señorea gatos... Os he amado mucho, pero ahora me disgustáis, me fastidiáis. ¡Cómo!... Cuando llegué os encontré flacos como cortapapeles... Y hoy estáis redondos como salchichones... ¿Qué os Miaba? ¡Nada! Tan gordos y orondos estáis, que no bastará el égimen de la guardesa, durante todo este invierno, para reabsorber el exceso de grasa de dos meses. . ...Y porque un pobre gato extraviado... vuestro hermano... del que nada teníais que'remtr, viene a implorar, por algunas horas, el abrigo de un techo, vosotros os arrojáis sobre él como forajidos y le ponéis en ei estado que supongo... ...¡íiso es abominable!... No quejaros, pues no tenéis derecho a ello... Vosotros y safo vosotros, sois los auto- LA AVALANCHA res de vuestros nuiles... Y ahora," oídme: ¡Os quedaréis sin sopa esta noche!... ¡Rompan filas! Y mis gatos desfilaron avergonzados, con sus cojeras ; : individuales y respectivas... ¿Quién nos explicará la extraña necesidad de los humanos, de devorarnos los unos a los otros, como si la vida en este valle de lágrimas no nos devorase ya bastante por sí sola?, * Si reiato esta fútil historia, es porque he meditado sobre ella mientras me paseo por la sala, ahora desierta. ...Después de todo—me digo—estos gatos no han hecho otra cosa que conducirse como se conducen ia mayoría de los hombres... Cada individuo, como cada gato... ya sea blanco ya sea negro... lleva dentro de sí mismo su pedacito de felicidad. Sólo que, en vez de aumentarla, añadiendo ai placer de poseerla, el placer de irradiaría, cada cual se la guarda para sí ásperamente, gruñonamente, como un perro guarda su hueso. ¡Desgraciado del que se acerque!... aunque su intención no sea quitárselo... y a veces, aunque no se acerque. ¿QUIERE USTED CALZAR BIEN? lo más variado, elegante y económico encontrará V en CASA Teléfono 443 * • • . . . . .... Cuando, completamente estropeados como mis gatos, con el alma llena de arañazos, rozaduras y coscorrones, nos presentemos ante Dios, clamando nuestras terrenales desdichas, Dios nos responderá seguramente: "¡No os quejéis tanto!... Las tres cuartas partes de esas desgracias no son mías. El odio os impidió ver el amor... el amor que hubiera hecho feliz al más desgraciado de vosotros»... Y he ahí un misterio, que hay que añadir a tantos otros misterios: esa dificultad... esa casi imposibilidad de amarnos los unos a los otros, habiendo sido creados para la Felicidad... la Felicidad que solo reside en el Amor! PIERRE L'ERMITE. Academia de Comercio Cálculo mercantil. Contabilidad, Caligrafía. Mecanografía Documentación y Correspondencia mercantil Calderería, 28, 2!.° - PAMPLONA 1 - ' dirigida por CANDIDO IÑIGO REPARAZ Eslava, 1, Pamplona * 1 Paquetería, Sedas Hilos, Algodones Lanas Botonería, Bisutería -Dugueteria Ganaros de punto Guantes HIJOS DE DOMINGO SÁEZ - (Antigua Casa de Jacinto Sáez) • Calceteros, 20, PAMPLONA Quincalla, Mercería Pasamanería Petacas Hules, Gestas Gepillería Artículos para flores y otros artículos 1 1 ZAPATERÍA, 2O, PAMPLONA VELAS LITÚRGICAS PARA EL CULTO CALIDADES GARANTIZADAS MÁXIMA: Para las dos velas de la Santa Misa y Cirio pascual. , NOTABLE: Para las demás velas del aítar. Fabricadas según lo mandado por los Rvmos. Prelados, intérpretes legítimos del Rescripto de la Sagrada Con< gregación de Ritos, fecha 14 de diciembre de 1904. PÍDANSE PRECIOS y MUESTRAS AL FABRICANTE CHOCOLATES - M ANTEROLA - PAMPLONA \ OBR •Los apologistas españoles (1830-1930),, García de Castro, 5 pesetas; "El divorcio de Catalina de Aragón,,, Llanos Torriglia, 4; "Oro n (influencia judía en el mundo), Hugo Wast, 6; "La Masonería contra España», de Luis, 6; "Los asesinos de España,, Karl, 5; "El Comunismo en España,,, Matorras, 3'50; "Monarquía,, Petrie, 5; "Apostolado de los seglares», Beitia, 3; "Estudios internacionales,, (cinco -conferencias de asuntos sociales), 6; "Jesús, modelo de educadores,,, Etienne, 2'50; "Normas morales de educación sexual, (niñez, pubertad, juvenud), Schilgen, 5; "Cartas a un escéptico en materia de formas de gobierno,,, Pemán, 5; "Curso de Religión" y Moral,, Bunato, 10 en tela; "Tratado.de Religión,, Moriarino, 3 y 4; "Historia de la Iglesia,,, Boulenger, (completada con la Historia eclesiástica de España), 10 en tela; "Evangélicas,, (meditaciones), Baudot, 12 en tela, de JEÍSÜ*^ GARCÍA, Kstaíeta, 31 PAMPLONA— l.uprenu, Librería y Centro ds suscripciones de Jesús García, calle de la Estafeta, número 31 LA 30 s AVALANCHA 000000000000 1 ;,,'••"•••. C R É D I T O NAVARRO Sociedad Anónima fundada en Pamplona en 1864 Capital social: 15.000.000 de pesetas Capital emitido, 10000.000 de pesetas : •; Fondos de reserva, 6.911,749 de pesetas Con Sucursales en Alsasua, Aoiz, Bufíuel, Caparroso, Cascante, Cintruénigo, Corella, Elizondo, Estella, Fitero, Irurzun, Lerín, Los Arcos, Lumbier, Milagro, Ochagavía, Peralta, Puente la Reina, Roncal, Sangüesa, Tafalla, Tudela, Vera de Bidasoa, Viana y Villafranca DEPARTAMENTO ESPECIAL DE COFRES DE ALQUILER REALIZA TODA CLASE OE OPER ACIÓN ES INTERESES QUE ABONA A SUS IMPONENTES siguiendo las normas del C. S. 8., obligatorias para toda la Banca operante en España . • A las Cuentas corrientes y Depósitos a la vista . . . 1*25 %. Imposiciones a plazo de 3 meses 2'50 °/0 Imposiciones a plazo de 6 meses ' . . 3'00 °/0 Imposiciones a plazo de un año 3'50 °/0 Libretas en Cafa de Ahorros al 2,5O por lOO . (Indíquese en la correspondencia, APARTADO número 13.) i jaoo.iorooooooa: m IR DE P R O T O C L O R U M " "... ; Empleado desde hace veinte años por toda clase de personas, cada día es más apreciado y recomendado por los médicos más amantes de la verdad, a quienes proporcionó grandes satisfacciones. Las personas que sufren Anemia, Raquitismo, Colores pálidos, Empobrecimiento de sangre, Debilidad, Inapetencia y Menstruaciones difíciles, ven desaparecer sus padecimientos, y las convalecientes se fortalecen enforma inesperada, mucho más si emplearon reconstituyentes extranjeros y aun nacionales no en tan buen estado de asimilación y tolerancia. • Los informes que Figuran en prospecto, de las más sólidas reputaciones méicas españolas, prueban lo expuesto. ' De venta, en las principales Farmacias y droguería general: Farmacia «le Vivas Pérez ODÜDDDOCIODOOOOOOOOOOOUQaDOOOCOaDaUODOOQQaaDDODOIlOQOQtlÜOOOOOD i • g o ¡ LOS MEJORES CALZADOS . 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