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Por Jhon Antón Sánchez
Asistente de investigación
Miguel Ángel Rivera Fellner
Implementación de los
pactos y los convenios
internacionales relacionados
con los derechos civiles,
culturales, económicos, políticos
y sociales de la población
afrodescendiente de Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela
Introducción
La presente investigación se propone analizar el impacto de la implementación de
los compromisos asumidos por Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela en los pactos
y los convenios internacionales de derechos humanos relacionados con la población
afrodescendiente. Asimismo, busca examinar los derechos explícitos de la población
afrodescendiente y su cumplimiento real por parte de cada país objeto de este
estudio, considerando también inequidades, prejuicios étnico-raciales y actos de
discriminación y racismo evidentes.
Varias fuentes institucionales estiman que en Latinoamérica y el Caribe los
afrodescendientes alcanzan los 150 millones de personas, cifra que representaría
casi el 30% de total regional (Hopenhayn y Bello, 2001). Los datos de la ronda censal
del año 2000 para ocho países de la región, recogidos por Fabiana del Popolo (2008),
demuestran que la población afrodescendiente alcanza los 84,9 millones, cifra que
representa el 32,8% del total de habitantes de los ocho países seleccionados.
Los afrodescendientes están dispersos en todos los países de la región. En algunos
de ellos, como Brasil, Colombia, Cuba y Panamá, constituyen una población
significativa que alcanza entre el 45 y el 10% del total. En Ecuador, Perú, Venezuela y
Uruguay representan entre el 3 y el 6%. En cambio, en Bolivia, Honduras y Chile los
afrodescendientes son una minoría que no supera el 1,7% (UNICEF y Organizaciones
del Mundo Afro, 2006).
Durante las últimas décadas del siglo XX, los afrodescendientes en América Latina y el
Caribe se han movilizado logrando conquistar reivindicaciones colectivas sustentadas
jurídicamente en varios instrumentos de derecho internacional vinculantes para
los países de los cuales son ciudadanos. Tales reivindicaciones apuntan a superar
desafíos históricos relacionados con una serie de privaciones para el ejercicio de
sus derechos humanos, en especial en lo que respecta a los derechos económicos,
sociales y culturales.
Sobre la base de este contexto, la presente investigación se propone analizar la
implementación de los pactos y los convenios internacionales relacionados con
los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales de la población
afrodescendiente de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Se trata de conocer
las barreras que impiden la consecución total de los derechos de la población
afrodescendiente en los países objeto de este estudio.
En una primera parte, este informe se dedica a estudiar el contexto en que se desarrollan
la legislación, las instituciones y las políticas públicas que los países aplican a favor
de los afrodescendientes, consecuentemente con las recomendaciones que para tal
fin realizan los instrumentos internacionales de derechos humanos.
En una segunda parte, se hace un análisis del estado de la implementación de
los pactos y los convenios internacionales relacionados con los derechos civiles,
culturales, económicos, políticos y sociales de los afrodescendientes en Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela.
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Luego de la lectura del contexto general
de aplicación de las recomendaciones
internacionales para lograr la garantía
de los derechos humanos de los
afrodescendientes, el estudio enfatiza
una serie de conclusiones orientadas a
una lectura crítica respecto de la manera
en que los respectivos gobiernos dan
cumplimiento a tales recomendaciones.
El presente estudio, por ejemplo, sugiere
que en materia de legislación, medidas
de acción afirmativa y políticas públicas,
la ciudadanía afrodescendiente de
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela
ha alcanzado logros significativos.
Pero es evidente que las políticas por
sí solas no son suficientes. De allí que
sea importante destacar que, sin los
instrumentos legales que garanticen la
inclusión política y los derechos de las
ciudadanías diferenciadas, la lucha por
la igualdad y por la instauración de una
democracia incluyente y multicultural no
tendría éxito.
De manera general, el estudio coincide
con la apreciación de Peter Wade de que
estas políticas o estrategias institucionales
de reconocimiento de los derechos de los
afrodescendientes forman parte de “una
celebración posmoderna de la diversidad,
lo que podría llamarse un nacionalismo
posmoderno que define a la nación en
términos de multiculturalidad” (2000:
126).
Así, el análisis del impacto de los
instrumentos nacionales e internacionales
a favor de los afrodescendientes requiere
de un estudio de la política pública que los
estados nacionales aplican en el marco del
contexto general de la multiculturalidad.
Esto implica realizar una reflexión sobre
el modelo de democracia moderna que
se busca establecer en los países de la
región, un modelo que idealmente aspira
a garantizar mecanismos eficaces para
que los grupos culturalmente diversos e
históricamente discriminados se sientan
incluidos y compartan el beneficio de los
derechos culturales de que son titulares.
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PRIMERA PARTE
Legislación, instituciones y
política pública para afrodescendientes
en los países andinos
Los países andinos y los instrumentos
internacionales de lucha contra el racismo
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela han ratificado la mayoría de los instrumentos
internacionales de lucha contra el racismo y la discriminación racial, ya sea que estos
pertenezcan al ámbito de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados
Americanos (OEA) o la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Estas normativas, en particular la Convención Internacional sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación Racial y la Declaración y el Programa de Acción
de Durban, obligan a los estados nacionales a desarrollar una vasta legislación,
mecanismos institucionales y una serie de políticas, programas, proyectos y acciones
con el propósito de dar cumplimiento a los compromisos firmados y ratificados.
A continuación se detallan los avances que presenta cada uno de los países
estudiados en esta materia. La descripción revela una considerable heterogeneidad
entre los países en lo que respecta a la defensa de los derechos humanos de los
afrodescendientes y a la lucha contra el racismo y la discriminación.
Colombia y Ecuador, por ejemplo, a partir de la década del noventa han realizado
diversas acciones desde el Estado a favor del desarrollo de una política consistente
con los acuerdos internacionales en relación con la lucha contra el racismo. En
cambio, Perú y Venezuela muestran una notable ausencia de prácticas sistemáticas
sostenidas y contundentes en esta materia. Asimismo cabe destacar que, si bien
las acciones que desde los estados se detallan son en algunos casos numerosas e
incluso positivas, aún quedan muchos desafíos por cumplir.
Colombia
Colombia es el país de la región que presenta el mayor avance legal y político en
materia de reconocimiento tanto de los derechos humanos de los afrodescendientes
como de la problemática interna de racismo y discriminación. La Constitución política
de 1991, al considerar al país como una nación pluriétnica y multicultural, y el empuje
del movimiento social afrodescendiente en los últimos 20 años han generado un
ambiente positivo para los progresos alcanzados en esta materia.
La Ley Nº 70 de 1993 o Ley de Comunidades Negras y su reglamentación, la
implementación de políticas públicas para el desarrollo de las comunidades
afrocolombianas y una serie de acciones institucionales encabezadas por el gobierno
son los mejores indicadores de la política cultural de reconocimiento.
No obstante, y como sucede en otros países, esto no es suficiente para garantizar
los derechos económicos, sociales, culturales y territoriales de los descendientes de
africanos en el país. Más aún si consideramos que la brecha de la pobreza persiste
entre los grupos étnicos y la mayoría mestiza. Zonas de asentamiento ancestral
afrocolombiano, como la región del Pacífico donde habitan cerca del 40% de los
afrocolombianos, permanecen en condiciones de abandono. Por si fuera poco, el
conflicto interno armado colombiano tiende a agudizarse sin que se vislumbre la
posibilidad de una salida negociada y pacífica, y en cambio se expande vulnerando
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cada vez más los derechos humanos y
colectivos de los afrocolombianos. De
este modo, el inusitado avance legal de
la política de reconocimiento contrasta
con la gran vulnerabilidad y la pobreza
de los afrocolombianos.
Además, un hecho importante que cabe
resaltar es que el Estado colombiano
reconoce que, pese a las distintas
medidas normativas con que el país
cuenta para combatir la discriminación
y desarrollar el contenido de las
medidas de política pública que buscan
alcanzar logros en esta materia, “las
comunidades
afrocolombianas
e
indígenas aún son víctimas de distintas
formas de discriminación racial en el país
[…]” (Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial, 2008: párrafo 49).
Para el Estado colombiano el fenómeno
de la discriminación racial de que
son víctimas los grupos étnicos es
preocupante, pues “se trata de un
problema cultural complejo que tiene
sus raíces en la historia de Colombia y
de América Latina, y que ha propiciado
un escenario en el que las comunidades
indígena y afrocolombiana han sido
tradicionalmente objeto de marginación,
pobreza y vulnerabilidad a la violencia”
(Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial, 2008: párrafo 49).
A continuación se presenta una síntesis
de las principales medidas legales,
institucionales y públicas que el Estado
Colombiano ha implementado a favor
de los afrocolombianos y en contra de la
discriminación racial.
Normativa internacional
La Constitución de 1991 confiere fuerza
jurídica interna a los instrumentos
internacionales de derechos humanos.
En el artículo 53 se establece que “los
convenios internacionales del trabajo
debidamente ratificados hacen parte
de la legislación interna” (República de
Colombia, 1991). Asimismo, el artículo 93
establece que las normas internacionales
de derechos humanos “prevalecen en el
orden interno” y que “los derechos y
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deberes consagrados en esta Carta se
interpretarán de conformidad con los
tratados internacionales sobre derechos
humanos ratificados por Colombia”
(República de Colombia, 1991).
Los siguientes son los principales
instrumentos internacionales ratificados
por el Estado colombiano como parte de
su lucha contra la discriminación racial:
•
La Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial, ratificada
mediante la Ley Nº 22 de 1981.
•
El Convenio Nº 169 de la OIT sobre
pueblos indígenas y tribales en países
independientes, ratificado mediante la
Ley Nº 21 de 1991.
•
El Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos ratificado por la Ley
Nº 74 de 1968.
•
La Convención Interamericana
sobre Derechos Humanos ratificada por
Colombia el 28 de mayo de 1973.
Normativa nacional
La Constitución política de 1991
La Constitución de 1991 abrió el
camino para el autorreconocimiento
de una nación colombiana pluriétnica
y multicultural. Este principio impulsó
un significativo progreso en materia
legal en favor de las minorías étnicas
indígenas, afrocolombianas, raizales y
gitanas. En este ámbito Colombia goza
de un marco constitucional generoso
relativo al derecho a la igualdad y a la
prohibición de la discriminación.
A continuación se enuncian los artículos
de la Constitución colombiana de 1991
relacionados con el derecho a la igualdad
y a la no discriminación (República de
Colombia, 1991):
•
Artículo 5: “El Estado reconoce, sin
discriminación alguna, la primacía de
los derechos inalienables de la persona
[…]”.
•
Artículo 7: “El Estado reconoce y
protege la diversidad étnica y cultural
de la nación colombiana”.
•
Artículo 13: “Todas las personas
nacen libres e iguales ante la ley,
recibirán la misma protección y trato
de las autoridades y gozarán de los
mismos derechos y oportunidades sin
ninguna discriminación por razones de
sexo, raza, origen nacional o familiar,
lengua, religión, opinión política o
filosófica.
•
El
Estado
promoverá
las
condiciones para que la igualdad sea
real y efectiva y adoptará medidas a
favor de los grupos discriminados o
marginados […]”.
•
Artículo 43: establece la igualdad
de derechos y oportunidades entre el
hombre y la mujer y dispone que ella
“no podrá ser sometida a ninguna clase
de discriminación […]”.
•
Artículo 68: establece que en
los establecimientos de educación
del Estado “[…] ninguna persona
podrá ser obligada a recibir educación
religiosa [y que] los integrantes de los
grupos étnicos tendrán derecho a una
formación que respete y desarrolle su
identidad cultural […]”, contemplando
así el derecho a educación respetuosa
de las tradiciones.
•
Artículo 70: declara que “el
Estado tiene el deber de promover
y fomentar el acceso a la cultura de
todos los colombianos en igualdad
de oportunidades, por medio de la
educación permanente y la enseñanza
científica, técnica, artística y profesional
en todas las etapas del proceso de
creación de la identidad nacional
[…]”.
Leyes secundarias
•
La Ley Nº 70 de 1993 busca
establecer los mecanismos de
adjudicación de tierras baldías a
las comunidades afrocolombianas,
además de proteger su identidad
cultural y garantizar su desarrollo
económico y social. Adicionalmente
a lo anterior, la ley busca dotar de
medios y garantías a la población
afrocolombiana para la participación
en espacios de planificación, discusión
y decisión de las políticas del país y en
los procedimientos de reglamentación
para el reconocimiento de la propiedad
colectiva. Igualmente la ley busca
establecer procedimientos encaminados
a garantizar incentivos y beneficios para
el acceso a la educación en condiciones
de igualdad por parte de la comunidad
afrocolombiana1.
•
La Ley Nº 100 de 1993 crea el
sistema de seguridad social integral. Sin
ser una norma específica sobre derechos
de las minorías étnicas, reconoce la
especial vulnerabilidad de las minorías
étnicas y dispone beneficios particulares
para dichas poblaciones.
•
La Ley Nº 115 de 1994 o Ley General
de Educación establece medidas
afirmativas para el acceso educativo
de las minorías étnicas.
•
La Ley Nº 397 de 1997 o Ley
General de Cultura. Establece derechos
especiales para las minorías étnicas
y espacios de participación de las
distintas comunidades en las instancias
de discusión acerca de la adecuada
protección de sus manifestaciones y
bienes de interés cultural.
•
Ley Nº 725 de 2001 el Congreso
Nacional declara el 21 de mayo como el Día
Nacional de la Afrocolombianidad.
•
La Ley Nº 1152 de 2007 (Estatuto
de Desarrollo Rural) define, entre
otras cosas, el esquema organizativo
de los resguardos indígenas y de la
institucionalidad rural para comunidades
indígenas y afrocolombianas en
Colombia.
•
El nuevo Código Penal colombiano
(Ley Nº 599 de 2000) contiene varias
disposiciones relacionadas con la
prohibición de la discriminación en
el país.
1 La Ley Nº 70 ha sido
reglamentada por los
siguientes decretos: Decreto
Nº 1332 de 1992, Decreto Nº
2313 de 1993, Decreto Nº
2374 de 1993, Decreto Nº 1374
de 1994, Decreto Nº 2314
de 1994, Decreto Nº 1745 de
1995, Decreto Nº 2248 de
1995, Decreto Nº 2249 de
1995, Decreto Nº 2344 de
1996, Decreto Nº 1320 de
1998, Decreto Nº 1627 de
1996 y Decreto Nº 1122 de
1998.
97
Institucionalidad
La
Dirección
de
Asuntos
para
Comunidades Negras, Afrocolombianas,
Raizales y Palenqueras del Ministerio del
Interior y de Justicia
Esta oficina, adjunta al Ministerio del Interior
y de Justicia, está encargada de la política
pública orientada a los afrocolombianos.
El
Departamento
Administrativo
Nacional de Estadística (DANE)
En el año 2005 el DANE incorporó en
el censo de población la variable de
autoidentificación étnica con el objetivo
de obtener datos cuantitativos sobre
las condiciones de las poblaciones
minoritarias en Colombia. La inclusión de
la variable exigió un complejo proceso de
concertación y socialización comunitaria
con la sociedad civil afrocolombiana.
La pregunta que se incluyó en la boleta
censal fue la siguiente: “De acuerdo
con su cultura, pueblo o rasgos físicos,
es o se reconoce como: a) Indígena (¿A
cuál pueblo indígena pertenece?); b)
Rom; c) Raizal del Archipiélago de San
Andrés y Providencia; d) Palenquero
de San Basilio?; e) Negro(a), mulato(a),
afrocolombiano(a) o afrodescendiente?;
Ninguna de las anteriores” (DANE, Boleta
Censal de 2005, pregunta 33).
La Defensoría del Pueblo
La Defensoría del Pueblo ha realizado
acciones generales en materia de la lucha
contra la discriminación. Entre ellas, se
destaca la conformación de un grupo
de trabajo compuesto por la Defensoría
y las organizaciones de la sociedad civil
que representan a diferentes grupos
históricamente discriminados en del
país. El objetivo de esta iniciativa es
impulsar un proceso de discusión sobre
las estrategias jurídicas para la lucha
contra la discriminación.
En la Defensoría del Pueblo también
funciona la Defensoría Delegada para los
Indígenas y Minorías Étnicas. El mandato
de esta oficina consiste en promover el
ejercicio de los derechos humanos de
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los pueblos indígenas y de las demás
minorías étnicas y prevenir violaciones a
sus derechos.
El Instituto Colombiano de Crédito
Educativo y Estudios Técnicos en el
Exterior (ICETEX)
Mediante el Decreto Nº 1627 de 1996,
el gobierno nacional crea en el ICETEX
el fondo de créditos condonables para
estudiantes afrocolombianos de bajos
recursos económicos y buen desempeño
académico.
Comisión Intersectorial para el Avance de
la Población Afrocolombiana, Palenquera
y Raizal
El gobierno nacional, mediante el Decreto
Nº 4181 de 30 de octubre de 2007, creó la
Comisión Intersectorial para el Avance de
la Población Afrocolombiana, Palenquera
y Raizal. Esta comisión está compuesta por
el Ministerio de Cultura, el Departamento
Nacional de Planeación (DNP), el Alto
Consejero Presidencial y Director de
la Agencia Presidencial para la Acción
Social y la Cooperación Internacional,
el Programa Presidencial de Derechos
Humanos y Derecho Internacional
Humanitario, la Dirección de Etnias del
Ministerio del Interior y de Justicia y
la Alta Consejería Presidencial para la
Gestión de Acuerdos Internacionales y
de Cooperación Económica y Social. La
Comisión Intersectorial tiene por objetivo
“evaluar las condiciones de vida de la
población afrocolombiana, palenquera
y raizal y presentar al gobierno nacional
las recomendaciones tendientes a la
superación de las barreras que impiden
el avance de dicha población, en
particular de las mujeres y de los niños,
en los campos económico y social, así
como la protección y realización efectiva
de sus derechos civiles” (Ministerio del
Interior y de Justicia de la República de
Colombia, 2007).
Planes de acción de tipo
estatal e inversión pública
Los planes nacionales de desarrollo
Desde la Constitución de 1991, el
Estado ha realizado esfuerzos por
impulsar una política pública orientada
al reconocimiento de la diversidad
étnica, así como por concretar acciones
tendientes a superar las condiciones de
inequidad que afectan a los grupos étnicos
minoritarios. Este reconocimiento se ha
definido y materializado especialmente
en los planes nacionales de desarrollo
que se elaboran cada cuatro años, al
comenzar un nuevo gobierno.
Los tres últimos planes nacionales de
desarrollo (1998-2002; 2002-2006 y
2006-2010) han incluido componentes
específicos dirigidos al mejoramiento
de las condiciones de vida de los
afrocolombianos y al reconocimiento y
fortalecimiento de su identidad cultural.
Otro importante instrumento de política
pública para el desarrollo de los
afrocolombianos es el “Plan nacional
integral de largo plazo de la población
negra/afrocolombiana, palenquera y
raizal 2006-2019”. Este plan se diseñó
como parte de uno de los compromisos
establecidos en el documento CONPES
3310 de 2004 (Consejo Nacional de
Política Económica y Social, 2004) y
fue elaborado por una comisión técnica
supervisada por la Comisión Consultiva
de Alto Nivel para Comunidades Negras,
el DNP y el Ministerio del Interior.
Nacional para la Población Desplazada
por la Violencia. Allí se establecen
lineamientos para el impulso de acciones
afirmativas diferenciales de género,
etnicidad y edad. Las acciones emanadas
de este plan han sido impulsadas por
varias entidades públicas, entre ellas la
Oficina de Acción Social, como entidad
coordinadora del Sistema Nacional
de Atención Integral a la Población
Desplazada (SNAIPD).
Otros
espacios
de
participación
y concertación a favor de los
afrocolombianos
•
La circunscripción nacional
electoral afrocolombiana para la Cámara
de Representantes (dos curules).
•
La Comisión Consultiva de
Alto Nivel, las consultivas distrital,
departamentales y regionales, y
los consejos comunitarios para la
población negra o afrocolombiana.
Estas comisiones fueron creadas por
la Ley Nº 70 de 1993.
•
Espacios en las juntas directivas de
las corporaciones autónomas regionales
(CAR), las cuales ejercen la autoridad
ambiental a nivel regional.
•
El Consejo Nacional de Cultura.
•
La Comisión Pedagógica Nacional
Afrocolombiana, creada por el Decreto
Nº 2249 de 1995.
•
Espacios
específicos
para
afrocolombianos en la Ley de Televisión
o Ley Nº 182 de 1995.
Políticas públicas para atender a la
población desplazada afrocolombiana
Programa de titulación colectiva de
tierras a los afrocolombianos
Para atender a la población desplazada
afrocolombiana, el gobierno nacional ha
desarrollado varias acciones. La principal
de ellas está consignada en el Decreto Nº
250 de 2005 que pone en marcha el Plan
La Constitución de 1991 en su artículo
transitorio 55 reglamentado en la Ley
Nº 70 de 1993 determinó la titulación
colectiva de las tierras tradicionales de
las comunidades negras que habitaban
la Cuenca del Pacífico. En este contexto,
mediante el Decreto Nº 1745 de 1995 el
Estado desarrolló un proceso de titulación
colectiva de 5.600.000 has de territorio
para las comunidades afrocolombianas
del Pacífico.
99
Ecuador
Con ocasión de la Conferencia de
Revisión de los Acuerdos del Plan de
Acción de Durban, celebrada por las
Naciones Unidas en abril de 2009, el
Estado ecuatoriano presentó un informe
oficial sobre los progresos alcanzados
hasta ese momento en función de las
metas establecidas en Durban en 2001.
A continuación se detallan los avances
que en materia de legislación nacional,
instituciones públicas y proyectos de
desarrollo ha impulsado el Ecuador
a fin de garantizar el cumplimiento y
el respeto de los derechos humanos
de
los
afrodescendientes
y
de
profundizar la lucha contra el racismo
y la discriminación (Corporación de
Desarrollo Afroecuatoriano, 2009).
Normativa internacional
El Estado ecuatoriano ha suscripto
la mayoría de los instrumentos
internacionales
que
condenan
la
discriminación racial, la xenofobia y otras
formas de intolerancia. En particular,
desde el 22 de septiembre de 1966 Ecuador
es parte de la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial. Asimismo, en
mayo de 1989 ratificó el Convenio Nº
169 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) sobre pueblos indígenas
y tribales en países independientes,
instrumento
internacional
que
le
permite promover los derechos de los
pueblos y las nacionalidades indígenas y
afroecuatorianas de manera integral.
En septiembre de 2001, el Ecuador
suscribió la Declaración y el Programa
de Acción de Durban, aprobados
el 8 de septiembre de 2001 por la
Conferencia Mundial contra el Racismo,
la Discriminación Racial, la Xenofobia y
otras Formas Conexas de Intolerancia,
celebrada en Durban, Sudáfrica.
100
A nivel de la región andina, el Ecuador
promovió la elaboración y adopción de
una Carta Andina para la Promoción y
Protección de los Derechos Humanos,
adoptada en Guayaquil el 26 de julio
de 2002, documento que contiene un
capítulo completo que se expresa contra
la discriminación y la intolerancia y por
la salvaguarda de todos los derechos
humanos, civiles, políticos, económicos,
sociales, culturales, colectivos y de
grupos en situación de vulnerabilidad o
sujetos a discriminación, entre ellos los
afroecuatorianos.
Normativa nacional
La Constitución la República del Ecuador
de 2008
La Constitución del Ecuador aprobada en
septiembre de 2008 declara al país como
un “Estado constitucional de derechos y
justicia, social, democrático, soberano,
independiente, unitario, intercultural,
plurinacional y laico. Se organiza en forma
de república y se gobierna de manera
descentralizada” (República del Ecuador,
2008: artículo 1). Se ratifica el carácter
multicultural del país, afianzando la
plurinacionalidad como principio rector
del reconocimiento y la protección de
la diversidad de los pueblos. Asimismo,
se establece la interculturalidad como
mecanismo necesario para la convivencia
y el entendimiento entre las diversas
culturas de la nación.
En el capítulo referente a los derechos
colectivos (arts. del 56 al 60) se
detallan los derechos colectivos de los
pueblos y nacionalidades indígenas,
afroecuatorianas
y
montubias.
Particularmente, el artículo 57 reconoce
y garantiza a las comunas, comunidades,
pueblos y nacionalidades el derecho
colectivo a “no ser objeto de racismo
y de ninguna forma de discriminación
fundada en su origen, identidad étnica o
cultural” y establece “el reconocimiento,
reparación y resarcimiento a las
colectividades afectadas por racismo,
xenofobia y otras formas conexas de
intolerancia y discriminación”. Además
prohíbe el racismo y la discriminación
racial en los medios de comunicación y
establece que “el Estado garantizará la
aplicación de estos derechos colectivos
sin discriminación alguna, en condiciones
de igualdad y equidad entre mujeres y
hombres”.
hombres en los cargos de nominación
o designación de la función pública, en
sus instancias de dirección y decisión,
y en los partidos y movimientos
políticos. En las candidaturas a
las elecciones pluripersonales se
respetará su participación alternada
y secuencial.
El Estado adoptará medidas de
acción afirmativa para garantizar
la participación de los sectores
discriminados”.
En el artículo 11 del capítulo primero,
inciso 2, la Constitución nacional
establece las acciones afirmativas y el
principio de igualdad:
El artículo 66 establece los derechos a la
igualdad formal, la igualdad material y la
no discriminación. También, el derecho
a la identidad personal y colectiva,
que contempla el derecho a conservar,
desarrollar y fortalecer las características
materiales e inmateriales de la identidad,
tales como la nacionalidad y las
manifestaciones espirituales, culturales,
religiosas, lingüísticas, políticas y
sociales. Asimismo, prohíbe la esclavitud,
la explotación, la servidumbre y el tráfico
y la trata de seres humanos en todas sus
formas.
“Todas las personas son iguales y
gozarán de los mismos derechos,
deberes y oportunidades. Nadie
podrá ser discriminado por razones
de etnia, lugar de nacimiento, edad,
sexo, identidad de género, identidad
cultural, estado civil, idioma, religión,
ideología, filiación política, pasado
judicial, condición socio-económica,
condición migratoria, orientación
sexual, estado de salud, portar
VIH, discapacidad, diferencia física;
ni por cualquier otra distinción,
personal o colectiva, temporal o
permanente, que tenga por objeto
o resultado menoscabar o anular
el reconocimiento, goce o ejercicio
de los derechos. La Ley sancionará
toda forma de discriminación.
El Estado adoptará medidas de
acción afirmativa que promuevan la
igualdad real a favor de los titulares
de derechos que se encuentren en
situación de desigualdad”.
En el artículo 58 se reconocen
expresamente los derechos colectivos
del pueblo afroecuatoriano. El artículo
60, por su parte, reconoce que “los
pueblos
ancestrales,
indígenas,
afroecuatorianos y montubios podrán
constituir circunscripciones territoriales
para la preservación de su cultura”2. El
artículo 65 dispone:
“El
Estado
promoverá
la
representación paritaria de mujeres y
Por su parte, los artículos 156 y 157 y la
disposición transitoria sexta instituyen los
consejos nacionales para la igualdad, que
son “órganos responsables de asegurar
la plena vigencia y el ejercicio de los
derechos consagrados en la Constitución
y en los instrumentos internacionales
de derechos humanos” (art. 156). Los
consejos nacionales para la igualdad
“se integrarán de forma paritaria, por
representantes de la sociedad civil y del
Estado, y estarán presididos por quien
represente a la Función Ejecutiva” (art.
157).
Leyes secundarias
El decreto legislativo del 2 de octubre
de 1997 declara el día nacional del
pueblo afroecuatoriano y recomienda
incorporar su aporte e historia al sistema
educativo del país. También reconoce a
Alonso de Illescas como héroe nacional
afroecuatoriano.
2 El artículo 257
establece: “En el marco
de la organización político
administrativa podrán
conformarse circunscripciones
territoriales indígenas o
afroecuatorianas, que
ejercerán las competencias
del gobierno territorial
autónomo correspondiente,
y se regirán por principios
de interculturalidad,
plurinacionalidad y de acuerdo
con los derechos colectivos.
Las parroquias, cantones
o provincias conformados
mayoritariamente por
comunidades, pueblos o
nacionalidades indígenas,
afroecuatorianos, montubios
o ancestrales podrán
adoptar este régimen de
administración especial, luego
de una consulta aprobada
por al menos las dos terceras
partes de los votos válidos.
Dos o más circunscripciones
administradas por gobiernos
territoriales indígenas o
pluriculturales podrán
integrarse y conformar una
nueva circunscripción. La ley
establecerá las normas de
conformación, funcionamiento
y competencias de estas
circunscripciones”.
101
Por su parte, en febrero de 2009 se realizó
la reforma del artículo 2.12.4 del Código
Penal relativa a los “delitos de odio”.
El Código Penal vigente contemplaba
hasta ese momento un capítulo sobre los
“crímenes raciales”. Sin embargo, el 11
de febrero de 2009 la comisión legislativa
aprobó las reformas al Código Penal y al
Código de Procedimiento Penal. Uno de
los cambios estuvo dado por la creación
del tipo penal “crimen de odio” y de su
respectiva sanción, incluido en un nuevo
capítulo, que contiene cuatro nuevos
artículos, denominado “De los delitos de
odio”.
Asimismo, el 30 de marzo de 2006 el
Congreso Nacional aprobó la Ley de los
Derechos Colectivos del Pueblo Negro o
Afroecuatoriano (Ley Nº 46). Este texto
legal se fundamenta en el reconocimiento
de los derechos de los afroecuatorianos
establecidos en la Constitución nacional
de 1998 (art. 58). En tanto instrumento
legal que promociona y protege los
derechos de los afroecuatorianos, la
ley está destinada a fomentar políticas
de desarrollo para este sector de la
población, incorporándolo en el contexto
del desarrollo económico, social,
cultural y político con reconocimiento
pleno de sus derechos para el logro de
la igualdad de oportunidades. Esta ley
dispone normas para el manejo de la
biodiversidad y establece el derecho de
los afroecuatorianos a ser consultados
sobre planes y programas de prospección
y explotación de los recursos naturales no
renovables que se hallen en su territorio
cuando pudieren ser afectados ambiental
o culturalmente por su implementación.
También dispone que de ser posible,
participarán en los beneficios que estos
proyectos reporten.
Decretos ejecutivos
•
El Decreto Ejecutivo Nº 1747 de
agosto de 1998 creó la Corporación
de
Desarrollo
Afroecuatoriano
(CODAE).
•
El Decreto Ejecutivo Nº 279 de abril
de 2007 estableció la liquidación de la
CODAE para convertirla en el Consejo
Nacional de Desarrollo Afroecuatoriano
102
(CONDAE), al que refiere la Ley de
Derechos Colectivos del Pueblo
Afroecuatoriano
•
El Decreto Nº 60 del 28 septiembre
de 2009 aprueba el Plan Plurinacional
para Eliminar la Discriminación Racial
y la Exclusión Étnica y Cultural.
Ordenanzas locales
La Ordenanza Metropolitana Nº 216
del Concejo Metropolitano de Quito,
aprobada en agosto de 2007, impulsa
la inclusión social con enfoque étnico
y cultural del pueblo afroecuatoriano
en el Distrito Metropolitano de Quito.
Esta ordenanza creó el Consejo Social
Metropolitano para la Eliminación de
la Discriminación Racial, que se ha
convertido en un espacio de defensa de
los ciudadanos víctimas de racismo en la
ciudad de Quito.
Por su parte, el reglamento de la
Ordenanza Metropolitana Nº 216 fue
aprobado el 11 de diciembre de 2008.
Para efectos de la aplicación de este
reglamento se establece que el Municipio
de Quito incorporará equitativamente
a la población afroecuatoriana como
beneficiaria de derechos, garantizando
el acceso de este grupo a los derechos
económicos, sociales y culturales (DESC)
en todo el territorio de su competencia.
Institucionalidad
Secretaría de Pueblos, Movimientos
Sociales y Participación Ciudadana
Con el propósito de fomentar el
cumplimiento de los derechos de
los ciudadanos y, en particular, la
participación ciudadana en la gestión
del Estado, el actual gobierno creó la
Secretaría de Pueblos, Movimientos
Sociales y Participación Ciudadana, con
rango de ministerio, mediante el Decreto
Ejecutivo Nº 133 del 26 de febrero de
2007. Esta secretaría es el organismo
rector de las políticas públicas que
norman y garantizan el derecho a la
participación
ciudadana
mediante
el diseño y el desarrollo de medidas
y acciones destinadas a estimular
y consolidar la participación de los
pueblos, los movimientos sociales y la
ciudadanía en las decisiones clave que
los afectan, así como a fortalecer a las
entidades que integran la secretaría,
coordinando y articulando sus planes,
programas y proyectos con el objeto
de mejorar los niveles de impacto,
eficiencia y optimización de los recursos
destinados a esta gestión.
Corporación
de
Afroecuatoriano (CODAE)
Desarrollo
La CODAE fue creada en agosto de 1998.
Su misión es coordinar desde el gobierno
la política pública para el desarrollo del
pueblo afroecuatoriano.
Sistema de Indicadores Sociales del
Pueblo Afroecuatoriano (SISPAE)
En 2004, en la Secretaría Técnica
del Frente Social se instalaron el
Sistema de Indicadores Sociales del
Pueblo Afroecuatoriano (SISPAE) y el
Sistema de Indicadores Sociales de las
Nacionalidades y Pueblos (SIDENPE).
Planes de acción de tipo
estatal e inversión pública
El Plan Nacional de Desarrollo y el
componente afroecuatoriano, 2007-2013
Para garantizar la protección y el goce
de los derechos económicos, sociales
y culturales, el Estado ecuatoriano ha
definido el Plan Nacional para el Buen
Vivir o Plan de Desarrollo 2007-2013.
Este plan se constituye en el instrumento
de planificación más importante con
el que cuenta el país. Como parte de
este Plan, se contempla el componente
afroecuatoriano, que detalla la política
pública diseñada por el gobierno para
garantizar los derechos humanos de
los afroecuatorianos. Respecto de los
objetivos, el documento reza:
“La formulación de una Política
de Desarrollo Humano para el
Pueblo Afroecuatoriano, a través
de un conjunto de propuestas de
acciones concretas, tiene como
objetivo superar las condiciones de
pobreza, marginalidad, exclusión y
discriminación de los afroecuatorianos
mediante la incorporación de medidas
de inclusión y de afirmación positiva
a favor del desarrollo integral de estas
comunidades de acuerdo al marco
jurídico internacional y nacional al
que está sujeto el Estado Ecuatoriano”
(Secretaría Nacional de Planificación
y Desarrollo y Corporación de
Desarrollo Afroecuatoriano, 2008).
Acción del Estado para la protección de
los derechos de los afroecuatorianos y
pueblos indígenas de la frontera norte
En la provincia de Esmeraldas, situada
al noroccidente del país, las poblaciones
pertenecientes a los cantones San
Lorenzo, Eloy Alfaro y Río Verde de
la zona norte de esa provincia están
afectadas por problemas ambientales,
principalmente relacionados con el
desarrollo de industrias extractivas
dentro del territorio, y sobre todo se han
visto afectadas por la explotación del
bosque primario y nativo para proveer
a la industria de la madera y por la
explotación minera.
Algunas industrias se han instalado
en territorio de herencia ancestral del
pueblo afroecuatoriano del norte de
Esmeraldas, lo que ha afectado la calidad
del agua y de los recursos naturales.
Además de estos perjuicios, esta pérdida
de espacios de territorio ancestral ha
afectado la conservación de los valores
ancestrales del pueblo afroecuatoriano y
su organización comunitaria.
Otro aspecto preocupante es la
repercusión del conflicto armado interno
que vive Colombia, que ha provocado de
forma sistemática que los cantones de
Esmeraldas sean destino de los cientos
de personas colombianas que sufren
desplazamiento forzoso. Esta situación
es dramática. Entre los problemas que
estos territorios han tenido que enfrentar
figuran la grave crisis humanitaria y la
violación sistemática de los derechos
humanos en la frontera, los conflictos de
carácter medioambiental y de territorios,
y la agudización de la pobreza. Este
panorama obliga al desplazamiento
103
interno de familias y comunidades
afroecuatorianas, indígenas y campesinas
de la zona hacia los sectores urbanomarginales de las ciudades, donde viven
en malas condiciones.
El Estado ecuatoriano es consciente de
que estas situaciones deben ser superadas
y hace grandes esfuerzos por cambiar las
condiciones estructurales y económicas
a fin de fortalecer las entidades creadas
para la promoción y la defensa de los
ciudadanos mediante la garantía de los
derechos humanos y el desarrollo de los
sectores más vulnerables de la población
ecuatoriana.
Visita del Grupo de Trabajo de Expertos
sobre los Afrodescendientes de las
Naciones Unidas
A partir del año 2002 el Ecuador realizó
una invitación abierta para que todos
los mecanismos de derechos humanos
visiten el Ecuador y constaten el trabajo
y los avances del país en la aplicación
de los derechos de las poblaciones
afrodescendientes. En cumplimiento de
este compromiso, en diciembre de 2008
el Ecuador, a través de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, invitó al
Grupo de Trabajo de Expertos sobre
los Afrodescendientes para que visitase
el país. Esta visita se realizó durante la
semana del 22 al 26 de junio de 2009.
En ese período el Grupo de Trabajo
mantuvo una serie de reuniones con las
comunidades afrodescendientes y las
instituciones nacionales relevantes que
están comprometidas con el combate de
la discriminación en el país.
Programa de Desarrollo y Diversidad
Cultural para la Reducción de la Pobreza
y la Inclusión Social
Entre las acciones concretas del Estado
ecuatoriano para lograr la eliminación
del racismo y de la exclusión social por
razones étnicas y culturales se destaca
el Programa de Desarrollo y Diversidad
Cultural para la Reducción de la Pobreza
y la Inclusión Social que promueve
la inclusión, el diálogo intercultural y
la lucha contra la discriminación y la
exclusión por motivos étnicos y culturales.
Este programa es implementado por el
Ministerio Coordinador de Patrimonio
Natural y Cultural en articulación con el
Sistema de las Naciones Unidas, para lo
cual cuenta con recursos provenientes
del Fondo para el Logro de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio establecido por
el gobierno español.
Plan Plurinacional para Eliminar la
Discriminación Racial y la Exclusión
Étnica y Cultural
En el marco del Programa de Desarrollo
y Diversidad Cultural, se ha elaborado
el Plan Plurinacional para Eliminar la
Discriminación Racial y la Exclusión Étnica
y Cultural, que tiene incidencia a nivel
nacional, con intervención en distintos
ámbitos en los que se registran formas
de inequidad que socavan la autoestima
y limitan el ejercicio de los derechos
individuales y colectivos, así como las
oportunidades de acceso al desarrollo y a
servicios básicos, de las ciudadanas y los
ciudadanos afroecuatorianos, indígenas
y mestizos.
El objetivo del Plan es “eliminar las
distintas formas y prácticas sistemáticas
de discriminación racial y de exclusión
étnica cultural para promover una
ciudadanía
plural,
intercultural
e
inclusiva a través de las políticas públicas
del Estado” (Ministerio Coordinador
de Patrimonio Natural y Cultural del
Ecuador, 2009).
104
Perú
En comparación con Colombia y
Ecuador,
Perú
presenta
escasos
logros institucionales en materia de
reconocimiento y garantía de los
derechos humanos de los afroperuanos
y en la lucha contra el racismo y la
discriminación racial. Si bien es uno
de los países de América Latina con
mayor diversidad étnica y cultural,
donde habitan más de 70 pueblos
indígenas de 52 familias lingüísticas
diferentes y un importante porcentaje
de afroperuanos, el Estado peruano no
cuenta con información cuantitativa
actualizada sobre afrodescendientes. En
los últimos censos nacionales realizados
en 2005 y 2007 no se logró cubrir de
manera satisfactoria esta deficiencia. Sin
embargo, otros estudios, el más reciente
del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), permiten
concluir que por lo menos el 25% de la
población peruana está constituida por
indígenas y el 10% por afroperuanos. De
esta forma, Perú sería el cuarto país de
América del Sur con mayor población
afrodescendiente, después de Brasil,
Colombia y Venezuela. La mayor parte de
la población afroperuana se encuentra
diseminada en la costa, y un importante
grupo habita en la ciudad de Lima.
Uno de los problemas más graves
que enfrentan los afroperuanos es el
poco reconocimiento expreso de sus
derechos como pueblo por parte del
Estado, como también la ausencia
notoria de políticas públicas específicas
y concretas que luchen contra el
racismo y la discriminación racial en
el país. De hecho, el mismo Estado
reconoce que “no existe una institución
pública que centralice la lucha contra la
discriminación, desde que el Perú es parte
de la Convención, el 29 de septiembre de
1971” (Naciones Unidas, Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial,
2009). Sin embargo el mismo Estado
argumenta que “ha adoptado diversas
medidas orientadas a eliminar toda
práctica discriminatoria y promover la
igualdad formal y sustantiva de todas
las personas que se encuentran bajo su
jurisdicción” (Naciones Unidas, Comité
para la Eliminación de la Discriminación
Racial, 2009).
A continuación se presenta una reseña
de los principales avances del Estado
peruano en materia de políticas públicas
para los afroperuanos.
Normativa internacional
El Estado peruano ha ratificado
numerosos instrumentos internacionales
de defensa de los derechos humanos
que se relacionan con la protección de
los derechos colectivos e individuales de
los afroperuanos y con la lucha contra la
discriminación racial.
Estos tratados de derechos humanos se
incorporan automáticamente al derecho
interno a través de su ratificación por
el Presidente de la República luego de
su aprobación por el Poder Legislativo,
según lo establecido en los artículos
55 y 56 de la Constitución nacional,
detentando rango constitucional de
acuerdo con la cuarta disposición final
y transitoria de la Constitución nacional
(República del Perú, 1993).
A continuación se mencionan los
instrumentos internacionales de derecho
que han sido ratificados por el Estado
peruano:
•
La Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial, suscripta por
Perú en 1971 mediante Decreto Ley
Nº 18969.
•
El Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, adoptado por la
Asamblea General de las Naciones
Unidas en su resolución 2200 A (XXI),
del 16 de diciembre de 1966, y vigente
105
desde el 23 de marzo de 1976. Este
instrumento ha sido ratificado por la
decimosexta disposición general de
la Constitución política del Perú de
1979.
•
El Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales,
adoptado por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en su resolución
2200 A (XXI) del 16 de diciembre de
1966, y vigente desde el 3 de enero de
1976. Este pacto fue suscrito por Perú
el 11 de enero de 1977 mediante el
Decreto Ley Nº 22189 del 28 de marzo
de 1978.
•
La Convención Americana sobre
Derechos Humanos, suscrita el 22 de
noviembre de 1969
•
El Protocolo Adicional a la
Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales
(Protocolo de San Salvador), adoptado
el 17 de noviembre de 1988 y ratificado
por Perú el 4 de junio de 1995.
•
El Convenio Nº 169 de la OIT
sobre pueblos indígenas y tribales
en países independientes, adoptado
por la asamblea General de la OIT el
27 de junio de 1989 y ratificado por
Perú mediante Resolución Legislativa
Nº 26253 del 5 de diciembre de 1993.
Normativa nacional
La Constitución política de 1993
La Constitución política de 1993 en el
artículo 2 inciso 19 sobre los derechos
fundamentales de las personas señala lo
siguiente: “Toda persona tiene derecho
[…] a la igualdad ante la ley. Nadie debe
ser discriminado por motivo de origen,
raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica o de cualquiera
otra índole” (República del Perú, 1993).
Asimismo, el inciso 19 del referido artículo
consagra el derecho a la identidad étnica
y cultural, mediante el cual el Estado
reconoce y protege la pluralidad étnica y
cultural de la nación.
En el caso de la protección del derecho
a la no discriminación, el artículo 200
inciso 2 de la Constitución nacional prevé
el proceso constitucional del amparo,
106
que constituye una garantía contra todo
hecho u omisión por parte de cualquier
autoridad,
funcionario
o
persona
que vulnere o amenace los derechos
fundamentales de la persona.
Leyes secundarias
•
Ley Nº 28761. Como un homenaje
al natalicio de Don Nicomedes Santa
Cruz Gamarra, y en reconocimiento al
aporte de los afroperuanos a la riqueza
económica, cultural y artística y a la
identidad de la nación, el Congreso de
la República decretó el Día Nacional
de la Cultura Afroperuana mediante la
Ley Nº 28761, promulgada por el Poder
Ejecutivo el día 19 de junio de 2006.
•
Ley Nº 26772 contra los actos de
discriminación en ofertas de empleo
y acceso a medios de formación
educativa. Esta ley establece que
las ofertas laborales no podrán
contener requisitos que constituyan
discriminación, anulación o alteración
de la igualdad de oportunidades o de
trato. La Ley Nº 26772 fue publicada
en el diario oficial El Peruano el 17 de
abril de 1997 y modificada por la Ley Nº
27270 contra actos de discriminación,
publicada el 29 de mayo de 2000. El
artículo 2 de la Ley Nº 27270 modifica los
artículos 1 al 3 de la Ley Nº 26772.
•
Ley Nº 27270 del 29 de mayo de
2000 contra actos de discriminación.
Esta ley introduce en el Código Penal
el delito de discriminación.
•
Ley Nº 28867 del 9 de agosto de
2008. Esta ley dispone el incremento
de penas y causales relativas al
delito de discriminación. A su vez
modifica el artículo 323 del Código
Penal a fin de extender los supuestos
para el establecimiento del delito de
discriminación.
•
Reglamento de la Ley General
de Inspección del Trabajo y Defensa
del Trabajador, aprobada por Decreto
Supremo Nº 019-2006-TR y publicada
en el diario oficial el 29 de octubre de
2006. Esta ley faculta a la Dirección
de Inspección Laboral de la Dirección
Regional de Trabajo y Promoción del
Empleo de Lima y Callao a investigar los
actos discriminatorios cometidos en las
ofertas de empleo y durante la relación
laboral. De igual modo, faculta a las
direcciones de Prevención y Solución de
Conflictos de las Direcciones de Trabajo y
Promoción del Empleo, o a quien cumpla
sus funciones, a solicitar información
sobre casos de este tipo acontecidos en
los demás departamentos del país. En su
artículo 31 numeral 31.3 el reglamento
considera como infracción muy grave
en materia de empleo y colocación la
publicidad y realización, por cualquier
medio de difusión, de ofertas de empleo
discriminatorias, por motivo de origen,
raza, color, sexo, edad, idioma, religión,
opinión, ascendencia nacional, origen
social, condición económica, ejercicio
de la libertad sindical, discapacidad, por
estar infectado con VIH o por motivos
de cualquier otra índole.
•
Resolución suprema Nº 10-2009
del Ministerio de la Mujer y Desarrollo
Social (MIMDES), del 27 de noviembre
de 2009. Por medio de esta resolución el
Estado pide “perdón histórico al pueblo
afroperuano por los abusos, exclusión y
discriminación cometidos en su agravio”
(Ministerio de la Mujer y Desarrollo
Social, 2009). Asimismo, esta resolución
señala que le corresponderá al Ministerio
de la Mujer y Desarrollo Social dictar
políticas públicas específicas para el
desarrollo del pueblo afroperuano.
Ordenanzas locales
•
La ordenanza 002-2008-A-MPA del
25 de febrero de 2008 de la municipalidad
provincial de Abancay prohíbe la
discriminación en todos sus ámbitos.
Esta disposición, que es la primera en
su género a nivel nacional, reconoce
la igualdad entre los seres humanos y
rechaza toda discriminación por razón de
raza, sexo, religión, actividad, condición
de salud, discapacidad, lugar de origen
o residencia, edad, idioma o por motivos
de cualquier otra índole.
•
La ordenanza regional Nº 017-2008CR-APURÍMAC del 19 de agosto de 2008
del gobierno regional de Apurímac la
cual tiene por objeto prevenir y eliminar
la discriminación en todas sus formas.
La relevancia de esta norma radica en
que concibe a la no discriminación como
un enfoque integral a ser adoptado
en todos los proyectos de derechos
humanos que elaboren dicho gobierno
y sus diferentes instancias.
•
La ordenanza municipal Nº 0102008-MDSJB/AYAC del 28 de mayo de
2008 de la municipalidad distrital de San
Juan Bautista, Ayacucho; la ordenanza
municipal Nº 021-2008-MPH/AYAC del
5 de junio de 2008 de la municipalidad
provincial de Huamanga, Ayacucho; y la
ordenanza municipal Nº 294-MM del 25
de agosto de 2008 de la municipalidad
distrital de Miraflores, Lima, prohíben
la discriminación.
Institucionalidad
Instituto Nacional de Desarrollo de
Pueblos
Andinos,
Amazónicos
y
Afroperuanos
El Instituto Nacional de Desarrollo
de Pueblos Andinos, Amazónicos y
Afroperuanos (INDEPA) fue creado el
16 de abril del 2005 como organismo
público descentralizado con autonomía
financiera, funcional, administrativa y
organizativa, adscrito a la presidencia del
Consejo de Ministros por Ley Nº 284953.
El INDEPA está encargado de proponer y
supervisar el cumplimiento de las políticas
nacionales, así como de coordinar con los
gobiernos regionales la ejecución de los
proyectos y los programas dirigidos a la
promoción, la defensa, la investigación
y la afirmación de los derechos y el
desarrollo con identidad de los pueblos
andinos, amazónicos y afroperuanos.
La Mesa de Trabajo Afroperuana del
Congreso de la República
Ratificada por Acuerdo Nº 137-20072008/MESA-CR, de fecha 1 de junio de
2008, la Mesa de Trabajo Afroperuana del
Congreso de la República es un espacio
de articulación y coordinación integrado
por organizaciones y personalidades
afroperuanas, así como por estudiosos
y personas identificadas con la historia,
la problemática, la realidad y la lucha
de los afrodescendientes en el Perú.
Procura el desarrollo del pueblo
afroperuano, mediante el fomento de
mejores condiciones y niveles de vida,
y promueve su visibilización e inclusión,
así como el respecto irrestricto de sus
derechos fundamentales.
3 Su reglamento fue aprobado
el 10 de agosto de 2005
mediante el Decreto Supremo
Nº 065-2005-PCM y fue
publicado el 12 de agosto de
2005.
107
Planes de acción de tipo
estatal e inversión pública
Plan Nacional de Derechos Humanos
para el período 2006-2010 (PNDH)
Este plan, aprobado por Decreto
Supremo Nº 017-2005 del 11 de
diciembre de 2005, se define como una
política de Estado que tiene por objetivo
“reforzar los mecanismos nacionales
para promover y proteger los derechos
humanos y garantizar la conformidad de
la legislación y prácticas nacionales con
las obligaciones derivadas de las normas
internacionales de derechos humanos y
derecho internacional humanitario que
obligan al Estado peruano” (Ministerio
de Justicia del Perú, 2005).
El Plan Nacional de Derechos Humanos
contempla a la población afroperuana
de manera específica en su lineamiento
estratégico 4 (LE4) que dispone:
“implementar políticas afirmativas a
favor de los derechos de los sectores
de la población en condición de mayor
vulnerabilidad, en condiciones de
igualdad de trato y sin discriminación”,
siendo el objetivo estratégico 2 (OE2)
“garantizar los derechos de los pueblos
indígenas y afroperuanos” (Ministerio
de Justicia del Perú, 2005).
De acuerdo con el Centro de Desarrollo
Étnico (CEDET), el Plan “ha resultado un
hito para los afroperuanos ya que es el
primer instrumento jurídico que garantiza
nuestros derechos específicos” (Centro
de Desarrollo Étnico, 2008: 54).
Este Plan se plantea los siguientes
objetivos para el año 2010 en materia
de promoción de los derechos de los
afroperuanos:
•
“Promover la adecuación del
derecho interno sobre los derechos de los
pueblos indígenas y afrodescendientes
en conformidad con los mandatos
contenidos en las normas internacionales
108
de derechos humanos y el Convenio
169 de la OIT. […]
•
Promover la participación de
los representantes de los pueblos
indígena y afroperuanos en los espacios
de participación de la sociedad civil
existentes en el ámbito de los distintos
organismos y entidades públicas.
[…]
•
Promover la participación de los
pueblos indígenas y de la sociedad civil
en la formulación de propuestas para
el fortalecimiento de una educación
nacional bilingüe e intercultural […].
•
Promover la participación y la
representación política de los pueblos
indígenas y afrodescendientes a nivel
de los gobiernos regionales y locales y
en el Congreso de la República. […]
•
Incorporar el componente étnico
en los censos de población y vivienda,
con el objeto de constatar la situación
socioeconómica de los integrantes de
los distintos pueblos indígenas que
componen la Nación peruana.
•
Instituir la creación de las oficinas
públicas descentralizadas adscritas al
Instituto Nacional de Desarrollo (INDEPA),
incorporando la participación de los
pueblos indígenas y afrodescendientes
en la formulación y aprobación de los
programas y proyectos de alcance
regional con incidencia en el desarrollo
integral de estos pueblos. […]
•
Diseñar e implementar políticas y
estrategias de educación y salud con
enfoque intercultural, garantizando
el acceso y la calidad de estos
servicios para los pueblos indígenas,
comunidades campesinas y nativas y
afroperuanos.
•
Promover
la
investigación
científica y tecnológica en el campo
de la interculturalidad en la educación
y salud para los pueblos indígenas,
comunidades campesinas y nativas y
afroperuanos. […]
•
Promover la implementación
del Plan de Acción de Durban, con la
participación plena de los sectores
involucrados” (Ministerio de Justicia
del Perú, 2005).
Plan Nacional de Educación Para Todos
2005-2015 “Perú hacia una educación de
calidad con equidad”
Este Plan, adoptado en septiembre del
año 2005 por el Ministerio de Educación,
se basa en la noción de equidad como
eje para el establecimiento de las
políticas públicas en educación. Entre
sus objetivos se destaca el de garantizar
la equidad en la educación orientada
a superar las brechas que devienen
de la inequidad de género y de la
discriminación sociocultural, étnica y
lingüística.
Plan
Nacional
de
Igualdad
de
Oportunidades entre Mujeres y Hombres
2006-2010
Este Plan, Aprobado por Decreto Supremo
N° 009-2005-MIMDES, y elaborado en el
marco del proceso de modernización
del Estado en seguimiento del Plan
Nacional de Igualdad de Oportunidades
entre Mujeres y Hombres 2000-2005,
tiene por objetivo principal la superación
de la pobreza, estableciendo así un
compromiso ético y una orientación
central hacia la defensa de los derechos
de las mujeres del país.
Venezuela
Normativa internacional
Como la mayoría de los estados de la
Región, Venezuela también ha ratificado
su compromiso con lo dispuesto en
la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial. Igualmente ha
ratificado el Convenio Nº 169 de la OIT
sobre pueblos indígenas y tribales
en países independientes, lo cual le
brinda instrumentos internacionales
para promover los derechos de los
pueblos y las nacionalidades indígenas y
afrovenezolanas de manera integral.
Asimismo, para fortalecer las acciones
públicas antidiscriminatorias, Venezuela
se adhirió a la Declaración y el Programa
de Acción de Durban el 8 de septiembre
de 2001, de conformidad con la primacía
de los derechos humanos contemplados
en su Constitución política. De este modo,
Venezuela se ha comprometido con la
aplicación de políticas públicas y de
fortalecimiento institucional en materia
de protección contra las manifestaciones
contemporáneas
del
racismo,
la
discriminación racial, la xenofobia y
otras formas conexas de intolerancia que
constituyen una negación total de los
propósitos y los principios de la Carta de
las Naciones Unidas y de la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
A nivel de la región andina, Venezuela se
sumó a la iniciativa ecuatoriana para la
elaboración y la adopción de una Carta
Andina para la Promoción y Protección
de los Derechos Humanos, adoptada
en Guayaquil el 26 de julio de 2002,
documento que contiene todo un capítulo
contra la discriminación y la intolerancia
y a la salvaguarda de todos los derechos
humanos, civiles, políticos, económicos,
sociales, culturales, colectivos y de los
grupos en situación de vulnerabilidad o
sujetos a discriminación, entre ellos los
afrovenezolanos.
109
Actualmente, Venezuela no forma parte
de la Comunidad Andina de Naciones.
Normativa nacional
La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999
La Constitución de Venezuela, en su
Preámbulo, declara:
“El pueblo de Venezuela […] con el fin
supremo de refundar la República para
establecer una sociedad democrática,
participativa y protagónica, multiétnica
y pluricultural en un Estado de
justicia, federal y descentralizado, que
consolide los valores de la libertad, la
independencia, la paz, la solidaridad,
el bien común, la integridad territorial,
la convivencia y el imperio de la ley
para esta y las futuras generaciones;
asegure el derecho a la vida, al
trabajo, a la cultura, a la educación,
a la justicia social y a la igualdad
sin discriminación ni subordinación
alguna […] decreta la siguiente
Constitución” (República Bolivariana
de Venezuela, 1999).
De esta manera en Venezuela desde
una perspectiva constitucional se busca
generar una plataforma legislativa para
proteger los derechos de los diferentes
pueblos que habitan el territorio
venezolano y velar por la eliminación
de cualquier forma de discriminación
que atente contra lo estipulado en las
diferentes instancias internacionales que
ha suscrito el Estado.
La Constitución de 1999 en el título III
“De los derechos humanos y garantías, y
de los deberes”, en su capítulo I, artículo
21, establece claramente la igualdad ante
la ley de todas las personas, prohibiendo
la discriminación en cualquiera de sus
manifestaciones, incluida la racial, y
garantiza las condiciones jurídicas y
administrativas para cumplir con este
mandato. Por su parte, el artículo 22
dispone que “la enunciación de los
derechos y garantías contenidos en
[la] Constitución y en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos
no debe entenderse como negación
110
de otros que, siendo inherentes a la
persona, no figuren expresamente en
ellos”. En tanto el artículo 23 establece
que “los tratados, pactos y convenciones
relativos a derechos humanos, suscritos
y ratificados por Venezuela, tienen
jerarquía constitucional y prevalecen en
el orden interno […]”. En el mismo tono
se expresa el artículo 31 que reconoce el
derecho a presentar peticiones o quejas
ante organismos internacionales para
exigir el cumplimiento de lo estipulado en
los convenios internacionales suscriptos
por el Estado venezolano.
En el capítulo primero del título II “Del
espacio geográfico y de la división
política”, el artículo 14 abre cierta
posibilidad a los reclamos de tierras
como bienes colectivos por parte
de las comunidades amerindias y
afrodescendientes, ya que explícitamente
reconoce que “la ley establecerá un
régimen jurídico especial para aquellos
territorios que por libre determinación
de sus habitantes y con aceptación de la
Asamblea Nacional se incorporen al de
la República”.
El artículo 89 del capítulo V del citado
título III reconoce que el acceso al trabajo
en buenas condiciones es un derecho
social, y establece los principios para su
cumplimiento por parte del Estado. Entre
ellos, el inciso 5 prohíbe la discriminación
de cualquier tipo, incluida la racial, en el
orden laboral.
Asimismo, el artículo 100 del capítulo
VI referido a los derechos culturales
y educativos establece incentivos
para las organizaciones, las personas
y las comunidades que promuevan
las actividades culturales del país, en
especial aquellas relacionadas con la
interculturalidad y el respeto por las
diferentes culturas.
Un avance importante en términos
legislativos lo constituye la redacción de
un capítulo completo sobre derechos de
los pueblos indígenas (arts. del 119 al
126), los cuales, si bien no incluyen los
derechos de los pueblos con ascendencia
africana, abren un camino para su
reconocimiento. En este capítulo se
reconoce “la existencia de los pueblos y
comunidades indígenas, su organización
social, política y económica, sus culturas,
usos y costumbres, idiomas y religiones,
así como su hábitat y derechos
originarios sobre las tierras que ancestral
y tradicionalmente ocupan y que son
necesarias para desarrollar y garantizar
sus formas de vida. Corresponderá al
Ejecutivo Nacional, con la participación
de los pueblos indígenas, demarcar y
garantizar el derecho a la propiedad
colectiva de sus tierras, las cuales
serán inalienables, imprescriptibles,
inembargables e intransferibles de
acuerdo con lo establecido en esta
Constitución y en la ley” (art. 119).
En lo que atañe directamente al pueblo
afrovenezolano, existe un proyecto
de ley para promover la lucha contra
la discriminación. Esta iniciativa fue
presentada en la Asamblea Nacional
por un Subcomité para Asuntos
Afrodescendientes, dirigido por el
diputado Modesto Ruíz, que integra
el Comité de Asuntos Indígenas de la
Asamblea.
Institucionalidad
Oficina de Enlace con las Comunidades
Afrodescendientes del Ministerio del
Poder Popular para la Cultura
Esta oficina surgió en 2005 durante las
celebraciones del sesquicentenario de la
abolición de la esclavitud en Venezuela,
y es el resultado de las demandas y las
reivindicaciones de las organizaciones
civiles que por varios años, de forma
sostenida, reclamaron su creación. El
equipo que conforma la oficina está
integrado por tres personas que trabajan
sobre tres líneas: la visibilización cultural
de los pueblos afrodescendientes,
el reconocimiento del aporte afro a
la construcción de la nacionalidad
venezolana
(la
“venezolanidad”),
y la inclusión de las personas
afrodescendientes como sujetos de
derechos.
Esta
Oficina
de
Enlace
trabaja
mancomunadamente con la Oficina de
Interculturalidad del Ministerio del Poder
Popular para la Educación (MPPE) en la
organización de concursos literarios para
la producción de materiales editoriales
lúdicos y pedagógicos que promuevan
el desarrollo de la cultura y la herencia
afroamericana.
La Cátedra Libre África
La cátedra fue creada en 2006 como
resultado de un convenio de la
Universidad Bolivariana de Venezuela
(UBV) con el Viceministerio de Relaciones
Exteriores para África, dirigido por
Reinaldo Bolívar. Es un espacio que
promueve la reflexión y el debate con
varias instituciones a partir de dos líneas
básicas de acción: la investigación y la
docencia, con la incorporación muy
reciente de una tercera línea de acción
que busca fortalecer las relaciones
interinstitucionales.
Subcomité de Estadísticas para la
Población Afrodescendiente del Instituto
Nacional de Estadística de Venezuela
Este subcomité, del cual también forma
parte la Cátedra Libre África de la UBV,
trabaja desde agosto de 2007 en la
implementación de un sistema que
permita visibilizar de un modo diferencial
a las poblaciones afrodescendientes
en las estadísticas nacionales. Está
integrado por representantes del
Instituto Nacional de Estadística (INE), el
Banco de la Mujer, el Instituto Autónomo
Consejo Nacional de Derechos de
Niños, Niñas y Adolescentes (IDENA), el
Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC), el Ministerio del Poder
Popular para el Trabajo y la Seguridad
Social (MPPTSS), la Cancillería, el Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF), el MPPC y Cumbe de Mujeres
Afrovenezolanas, una organización civil.
El
subcomité
está
trabajando
una propuesta de pregunta de
autoidentificación étnica que se incluirá
en el censo de 2011. Al menos en la
versión de su prueba piloto, la pregunta
ha sido formulada de la siguiente manera
(destinada a mayores de 15 años):
111
Se reconoce como:
Negra/negro
Afrodescendiente
Morena/Moreno
Indígena
Otra. Cuál ____________
Comisión Presidencial para la Prevención
y Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial del Ministerio del
Poder Popular para la Educación
La comisión fue creada por medio del
Decreto Nº 3645 de 2005 como resultado
de la presión ejercida por la Red de
Organizaciones Afrovenezolanas (ROA).
Está compuesta por el Ministerio del
Poder Popular para la Comunicación y la
Información (MPPCI), la Defensoría del
Pueblo, el IDENA, el Consejo Nacional
para las Personas con Discapacidad
(CONPADIS), el Instituto Nacional de
la Mujer (INAMUJER), la Fiscalía, el
Viceministerio de Relaciones Exteriores
para África y el Ministerio del Poder
Popular para la Educación (MPPE).
Desde hace dos años su labor se
concentra en la conformación de grupos
locales de investigación sobre el tema
educación
intercultural
integrados
por investigadores comunitarios que
desempeñan su tarea con el apoyo
de los docentes de secundaria. Los
temas centrales son infraestructura y
recursos humanos, así como temas
relacionados con el ámbito escolar en
lo que respecta a la discriminación, el
autorreconocimiento y la invisibilidad
de la cultura afrodescendiente en los
currículos.
112
Planes de acción de tipo
estatal e inversión pública
Para el diseño y la implementación de
políticas públicas orientadas a luchar
contra la discriminación que sufren
las poblaciones afrovenezolanas, es
indispensable subsanar la ausencia de
cifras desagregadas sobre los pueblos
afrodescendientes, situación que impide
un diagnóstico certero respecto de su
calidad de vida y del cumplimiento
de los derechos humanos de estas
poblaciones. Por el momento, a través
de las instituciones mencionadas se
ha procurado ampliar el acceso de los
afrodescendientes a la educación. Por
ejemplo, el componente docente de la
Cátedra Libre África se articula tanto con
los programas de la UBV como con la
Misión Sucre, la cual busca democratizar
el acceso a la educación superior por
medio de la creación de espacios
pedagógicos alternativos.
Ahora bien, la cátedra cumple su función
de articulación por medio de la oferta
de charlas, conversatorios, talleres
y asesorías especialmente de tipo
bibliográfico como complemento de
los planes curriculares de los diferentes
programas de la UBV y la Misión Sucre,
buscando visibilizar la herencia y activar
la memoria de África. En este sentido,
la cátedra colabora activamente con
el Subcomité de Estadística para la
Población Afrodescendiente del Instituto
INE,
brindando
acompañamiento
académico para la formulación de
preguntas y cifras.
Consideraciones
finales:
garantía de derechos
versus desigualdad
persistente
Desde finales de los años ochenta y
durante los noventa, las movilizaciones
sociales llevadas en países de la región han
alcanzado importantes reivindicaciones
que buscan orientar las acciones
gubernamentales hacia los lineamientos
de los estados multiculturales. Estas
reivindicaciones se han traducido en
términos de políticas públicas, las
cuales los gobiernos promulgan de
conformidad con los compromisos
establecidos en los instrumentos
internacionales de derechos humanos.
¿Cuál ha sido entonces el resultado de
dichas movilizaciones ciudadanas de los
afrodescendientes en América Latina
en relación con tales compromisos
internacionales de derechos humanos?
Durante las últimas décadas, varios países,
entre ellos los países andinos y Brasil,
han adoptado leyes que contemplan
respuestas para algunos problemas que
enfrentan estas poblaciones, tales como
la discriminación racial, las dificultades
en el acceso a los derechos de propiedad
de la tierra, la desigualdad social. En
la primera parte de este trabajo se ha
identificado el alcance de dicha legislación
nacional y el conjunto de instrumentos
internacionales adoptados para combatir
los problemas estructurales de exclusión
y racismo.
Ahora bien, en los últimos 20 años
la sociedad civil afrodescendiente de
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela ha
asumido el liderazgo en la lucha contra
la discriminación racial y la pobreza. Su
incidencia política ha generado frutos
provechosos. Se han establecido bases
jurídicas necesarias y se han modificado
las constituciones para incluir referencias
más claras al carácter multiétnico o
pluricultural de los estados. Aun sí,
muchas de estas modificaciones no son
más que medidas simbólicas, pues si
bien se reconoce la diversidad cultural
no se toman medidas eficaces para
garantizarla.
En el plano internacional la situación
no puede ser más alentadora. La
acción transnacional de los nuevos
movimientos sociales, entre ellos los
afrodescendientes, ha logrado incidencia
en organismos internacionales como la
ONU o la OEA, con el fin de impulsar
el desarrollo de un marco regulatorio
que dé un tratamiento más global al
problema de la discriminación y el
multiculturalismo.
La mayoría de los países de la región
han firmado la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial de 19654. Sin
embargo, en los últimos 40 años, la
convención no sólo se ha aplicado de
forma esporádica sino que su índice de
éxito ha sido variable. Igual suerte ha
tenido la aplicación de varios acuerdos
como el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (1976) y su Protocolo
Facultativo (1976); el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (1976); la Convención sobre
la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (1979) y
distintas conferencias mundiales de las
Naciones Unidas como las de Teherán
(1968), Viena (1993) y Beijing (1995).
Otros
instrumentos
internacionales
son la declaración del año 1971 como
Año Internacional de la Lucha contra el
Racismo y la Discriminación Racial y los
sucesivos tres decenios de las Naciones
Unidas de lucha contra el racismo: 19731983, 1983-1993 y 1994-2004.
En América Latina la promoción y el
resguardo de los derechos colectivos
de los indígenas y afrodescendientes se
contemplan en el Convenio 169 de la OIT
4 Fue aprobada y abierta
a la firma y ratificación por
la Asamblea General de las
Naciones Unidas mediante
resolución 2106 A (XX) del 21
de diciembre de 1965, y entró
en vigor el 4 de enero de 1969.
Ecuador es uno de los países
ratificantes.
113
sobre pueblos indígenas y tribales y en
el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos
en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (Protocolo de San
Salvador), el cual cuenta con la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y
la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) como organismos
de fiscalización. Recientemente la
CIDH de la OEA aprobó la Relatoría
Especial sobre los Derechos de las
Personas Afrodescendientes y sobre
Discriminación Racial. Asimismo, la
OEA discute un proyecto de convención
interamericana contra el racismo.
Recientemente, la III Conferencia Mundial
contra el Racismo, la Discriminación
Racial, la Xenofobia y las Formas
Conexas de Intolerancia celebrada en
Durban, Sudáfrica, en 2001 creó las
condiciones para una nueva serie de
iniciativas orientadas al logro de la
igualdad racial. Desde este escenario
jurídico internacional en varios estados
de la región se han venido impulsado
propuestas de políticas culturales para
implementar modelos de naciones
multiétnicas cuyo fundamento sería la
aplicación de marcos institucionales
y políticos garantes de la ciudadanía
en
sus
diferentes
concepciones
sociales y culturales y sobre la base
del reconocimiento de sus derechos
culturales.
De acuerdo con Bello (2004: 24), se trata
de un concepto de ciudadanía entendido
no sólo desde un proceso estructurado
de derechos civiles individuales, sino
desde una concepción moderna de la
diferenciación identitaria, la diversidad,
la pluralidad cultural y el reconocimiento
de los derechos colectivos. De modo que
la ciudadanía, definida como la titularidad
de los derechos, puede ser ampliada para
buscar una mayor participación basada
en la diferencia, la interculturalidad y
el multiculturalismo. Así, el concepto
de ciudadanía cultural se basa en
114
el reconocimiento y la participación
económica y política de varios actores
culturales (Hopenhayn, 2002).
Para el caso de los indígenas y los
afrodescendientes, esta se construye por
medio de la acción colectiva conducente
a la valoración de la etnicidad (Gros,
2000).
La búsqueda de una ciudadanía
cultural o étnica dentro del contexto
de las democracias modernas y los
estados multiculturales conduce a una
respuesta coherente y explicable de
las transformaciones sociales y los
conflictos culturales que América Latina
ha atravesado en las últimas décadas.
Conflictos en que los ciudadanos han
hecho de sus identidades hechos políticos
de reconocimiento, y en las cuales la
etnización de los actores indígenas y
afrodescendientes ha cobrado importante
sentido y les ha permitido visibilizarse
como actores políticos relevantes en la
esfera pública, capaces de interpelar al
Estado y sus instituciones.
Es suma, entender este fenómeno
de emergencia de las ciudadanías
culturales nos lleva a la comprensión de
lo que Stavenhagen (1992) denomina la
cuestión étnica, problemática que en las
dos últimas décadas ha sacudido a las
democracias latinoamericanas. Cuestión
étnica que, por supuesto, aún no está
resuelta, toda vez que las demandas que
tanto los afrodescendientes como los
indígenas realizan atraviesan dificultades
que van desde factores económicos y
sociales que afectan a los mismos actores,
hasta las crisis de gobernabilidad y de los
sistemas políticos de la región. Se trata
de comprender que, tanto a nivel de los
propios actores sociales como a nivel del
contexto de las naciones, son muchos
los desafíos que inciden negativamente
dificultando que los procesos de reforma
estructural y de implementación de
políticas de inclusión social se den de
manera efectiva.
Pero quizá el aspecto más importante
a tener en cuenta en este análisis sea
la debilidad manifiesta del proceso
organizativo. En países como Ecuador
y Perú este factor es determinante.
En Ecuador, por ejemplo, pese a los
importantes logros que la sociedad
civil ha conquistado, el diagnóstico de
desarrollo del pueblo afroecuatoriano
aún es desalentador (Antón Sánchez,
2003). La sociedad civil afroecuatoriana
no ha logrado todavía la suficiente
cohesión política ni orgánica para
superar desafíos tan grandes como la
pobreza y la vulnerabilidad que impiden
el cumplimiento efectivo de los derechos
humanos de sus habitantes.
115
SEGUNDA PARTE
Estado de la implementación de los
pactos y los convenios internacionales
relacionados con los derechos civiles,
culturales, económicos, políticos y
sociales de los afrodescendientes de
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela
El cumplimiento de los derechos humanos
de los afrodescendientes
Analizar el estado de cumplimiento de los instrumentos internacionales de derechos
humanos y su relación con la situación de los afrodescendientes implica un examen
de las condiciones de vida de estas comunidades. Se trata de comprender cómo
viven los afrodescendientes, cuál es el contexto de la satisfacción de sus derechos
humanos más elementales: el derecho a la no discriminación; el derecho al desarrollo;
el derecho a la educación, al empleo, a la salud, a la vivienda digna, al territorio,
a la seguridad personal, al fortalecimiento de su identidad cultural; el derecho a
la consulta previa; el derecho a la participación política, incluyendo el respeto del
derecho internacional humanitario.
Como ha sido demostrado a lo largo de este informe, la condición actual de los
afrodescendientes está caracterizada por factores de discriminación, pobreza,
desigualdad y exclusión. Los pocos indicadores sociales que existen revelan que los
afrodescendientes tienen menos posibilidades de satisfacer sus derechos humanos
que otras colectividades, como los blancos o los mestizos. Se considera que la
condición social que viven los hijos de la diáspora africana es el resultado del racismo
estructural incubado desde el momento mismo en que, en el siglo XVI, comenzó a
estructurarse la sociedad latinoamericana. Desde los tiempos de la colonia, el africano
y sus descendientes fueron determinados como esclavos. De por sí la esclavitud
constituye una condición de negación absoluta de la dignidad humana y, por tanto,
se convierte en un grave factor que impide el desarrollo de la ciudadanía.
El racismo estructural se afianzó más contra los afrodescendientes a partir del siglo
XIX cuando se consolidaron los estados nacionales liberales. Las clases gobernantes
blanco-mestizas herederas del poder colonial que se basó en la dominación racial
negaron el lugar ciudadano a los recién liberados de la esclavitud. Bajo la ideología
del mestizaje o de la democracia racial, e incluso bajo la ideología de la europeización
de algunos países latinoamericanos, el afrodescendiente fue excluido tanto de los
derechos ciudadanos, como del poder y del acceso a los privilegios sociales. La
razón era de peso: ser “negro” no contaba, no significaba nada, era un impedimento
muy claro para ser ciudadano, pues la ciudadanía siempre fue pensada, practicada
y perpetuada desde la blanquedad eurocéntrica. Cualquier intento no blanco de
ciudadanía sería simplemente un conato de seudociudadanía.
Como se ha afirmado en la primera parte de esta investigación, desde finales de los
años ochenta del siglo XX los afrodescendientes han emprendido movilizaciones
sociales en reclamo por la falta de garantías para el ejercicio de sus derechos humanos
por parte de los estados nacionales. En esta segunda parte se analiza el estado del
cumplimiento de tales garantías de derechos, haciendo énfasis en el impacto de las
mismas en la vida social, económica y cultural de los afrodescendientes de Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela.
117
Los estudios sobre el
cumplimiento de los
derechos humanos
de los afrodescendientes
en la región
Son contados los estudios que dan cuenta
de un panorama de la situación social de
los afrodescendientes o del cumplimiento
de sus derechos humanos de manera
global. En los últimos 20 años algunas
agencias multilaterales, incluso las
Naciones Unidas, han realizado esfuerzos
en el sentido de elaborar un diagnóstico
general y comparativo. En el año 2001
el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) financió un estudio sobre exclusión
social y afrolatinos, realizado por Peter
Oakley. Esta investigación se basó en
estudios de caso de los afrodescendientes
de Brasil, Colombia, Nicaragua y Perú.
Podría decirse que es el primer intento
de estudio comparativo sobre las
condiciones de pobreza, desigualdad
y exclusión de la diáspora africana en
la región. La investigación permitió
alcanzar conclusiones importantes para
el análisis actual de la situación de los
afrodescendientes. La primera de ellas da
cuenta de la evidente pobreza que sufren
los afrodescendientes en comparación
con otros grupos sociales. Al respecto el
estudio del BID afirma:
“No hay duda alguna [de] que la vasta
mayoría de afrolatinos se encuentra
entre los más pobres de la región.
Los perfiles sociales, económicos
y políticos de las repúblicas de
América Latina dan fe de la patente
falta de acceso de los afrolatinos
a las jerarquías más altas de las
sociedades en las que viven. Las
grandes e irregulares favelas urbanas
del Brasil y de su región nororiental,
las costas del Pacífico del Ecuador y
Colombia, las márgenes del norte de
Sudamérica y de la costa del Caribe
de Centroamérica, todas tienen
importantes comunidades afrolatinas
118
y en todas ellas predomina la
pobreza” (Oakley, 2001: 5; énfasis en
el original).
En 2001 también la CEPAL comenzó a
publicar datos socioeconómicos de los
afrodescendientes en la región. De esta
serie de publicaciones se destacan los
ensayos de Martín Hopenhayn y Álvaro
Bello (2001); Álvaro Bello y Marta Rangel
(2002); Martín Hopenhayn, Álvaro Bello
y Francisca Miranda (2006), y más
recientemente, los trabajos de Marta
Rangel (2005; 2006); Fabiana del Popolo
(2008) y Antón Sánchez y Del Popolo
(2009).
Los documentos de CEPAL sostienen
que los pueblos afrodescendientes y
los indígenas presentan los peores
indicadores económicos y sociales, y
son en gran medida los más pobres
de América Latina (Psacharopoulos y
Patrinos, 1994; Hopenhayn y Bello, 2001:
15), y entre los factores originarios de esta
situación se destaca la relación estrecha
entre la pobreza, la discriminación
racial, el racismo y la desigualdad
socioeconómica.
Esta tesis última que intenta explicar
las razones de la condición social de los
afrodescendientes ha ido evolucionando
en la medida en que otras entidades,
como el Banco Mundial y el BID, han
incursionado en la implementación
de las políticas de desarrollo para los
afrodescendientes en la región.
En el año 2003 el Banco Mundial publicó
un informe sobre desigualad en América
Latina y el Caribe, en el que afirma que la
región es una de las más desiguales del
mundo (De Ferranti et al., 2003). En este
informe el Banco Mundial destaca que la
desigualdad en la región se profundiza
por factores de raza y etnia. Afirma que
existe una relación estrecha entre pobreza,
desigualdad y color de piel, en tanto que
“las desigualdades raciales y étnicas
tienen profundas raíces históricas que
se remontan a los períodos coloniales,
cuando la demanda de mano de obra de
los colonizadores europeos se satisfacía
mediante la opresión de la población o la
importación en gran escala de esclavos
africanos” (De Ferranti et al., 2003: 25).
De este modo, el informe concluye que
las diferencias de raza y origen étnico
constituyen variables muy importantes
para determinar las condiciones de
bienestar y las capacidades de las
sociedades y, como muestra de ello,
determina que la mayoría de los
pueblos de origen africano e indígena se
encuentran en considerable desventaja
respecto a los blancos. Esta tendencia se
interpreta como resultado de prácticas
de explotación y exclusión históricas que
siguen en pie en el presente (De Ferranti
et al., 2003).
Del informe del Banco se destaca que
uno de los elementos en que se puede
distinguir el nexo entre desigualdad
y raza es el indicador de desigualdad
por ingreso y educación. Incluso
dentro de este limitado enfoque se
identifican varios procesos distintos. En
principio, se constata que persiste cierta
desigualdad a través de la transmisión
intergeneracional de la educación: los
niños de padres con mayor instrucción
tienden también a ser más instruidos,
mientras que, en promedio, los padres
blancos tienen mayor instrucción que
sus contrapartes no blancos; en segundo
lugar, aun después de controlar la
educación de los padres, al parecer los no
blancos permanecen menos tiempo en la
escuela, obtienen peores calificaciones
y encuentran peores empleos que sus
contrapartes de raza blanca; finalmente,
incluso al controlar el nivel de rendimiento
educacional y el empleo, los no blancos
reciben menores remuneraciones por
trabajos comparables con los empleos
de los blancos. Esta tendencia coincide
con el pensamiento sociológico que
sostiene que las desigualdades basadas
en los grupos raciales persisten a
través de las prácticas discriminatorias
y las ideologías racistas de los grupos
dominantes. Tales prácticas se resisten
a los cambios formales o legales que se
crearon para reducir las fuentes explícitas
de desigualdad y sus consecuentes
factores de exclusión económica, social,
política y cultural (De Ferranti et al., 2003:
25-26).
La línea argumentativa según la cual la
pobreza y la discriminación racial que
sufren los pueblos afrodescendientes
son
factores
estructurantes
y
correlacionados también es recogida por
el Banco Interamericano de Desarrollo.
En septiembre de 2009 el BID publicó
un estudio que demuestra que en siete
países de América Latina y el Caribe
existen enormes brechas salariales por
factores de género y etnicidad (Ñopo,
Atal y Winder, 2009). Según este estudio
los afrodescendientes e indígenas ganan
28% menos que sus pares blancos. Estas
diferencias de ingresos en función del
género y la etnicidad siguen siendo
significativas en América Latina y el
Caribe, a pesar del reciente crecimiento
económico de la región y de la aplicación
de políticas orientadas a reducir la
desigualdad. El estudio del BID sobre
las causas de la brecha salarial entre las
minorías étnicas y la población blanca
se realizó sólo en algunos países, donde
están disponible los datos estadísticos por
etnicidad: Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador,
Guatemala, Paraguay y Perú. Allí se pudo
constatar que los grupos no minoritarios
ganan 38% más que las minorías. Pero
al considerar en las minorías factores de
edad, género y niveles de educación, la
brecha se reduce a 28%.
¿Dónde reside la diferencia entre
salarios? Según el experto del BID,
coautor del estudio, Hugo Ñopo, el tipo
de ocupación parece desempeñar un rol
importante en la explicación de estas
diferencias. “Las brechas salariales de
origen étnico están vinculadas a una
segregación ocupacional, en la medida
en que las minorías se encuentran
119
subrrepresentadas en ocupaciones de
empleadores, donde los salarios son
mayores”, sostuvo Ñopo. “Al igual que
en la brecha por género, es difícil, por
ejemplo, encontrar minorías empleadas
con el perfil típico de un gerente general”
(Entrevista a Hugo Ñopo)5.
Estos estudios de estadísticas cruzadas
por etnicidad demuestran la importancia
de que los instrumentos censales
incluyan la variable afrodescendiente.
Por el contrario, la falta de esta inclusión
no sólo es un elemento de discriminación
persistente, sino que refleja un enorme
retraso en la garantía de los derechos
humanos de los hijos de la diáspora
africana en las Américas, los cuales,
como se ha afirmado, enfrentan fuertes
problemas de exclusión.
Cumplimiento fáctico
por parte de los países
andinos de las obligaciones
internacionales de
derechos humanos
Desde el punto de vista formal, Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela han firmado
y ratificado diversos instrumentos
internacionales de derechos humanos.
Asimismo, todos estos países, en el
terreno diplomático, han colaborado
con diversos órganos de la ONU, la
OEA y la CAN. Estas acciones formales
y voluntades políticas de los estados
nacionales se desarrollan de manera
heterogénea y su evolución depende
muchas veces de las condiciones
políticas de cada sistema estatal.
Ecuador, por ejemplo, es quizá el país de
la región andina que más progresos ha
demostrado en esta materia. Un informe
de la Cancillería destaca:
5 Ver entrevista a Hugo Ñopo
en el sitio web del Banco
Interamericano de Desarrollo.
Disponible en: <www.iadb.
org/news/videos.cfm?lang
uage=Spanish&id=5800>.
Acceso: 15 de noviembre de
2009.
120
“En el ámbito de los derechos
humanos Ecuador colabora con el
Consejo de Derechos Humanos de
ONU, la oficina del Alto Comisionado
para los Derechos Humanos, los
Relatores y Mecanismos Especiales,
y la Asamblea General; en cuanto a la
OEA, Ecuador está permanentemente
interactuando con los órganos del
Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, Comisión y Corte; y entre
otros con la Comisión de Asuntos
Jurídicos y Políticos y varios Grupos
de Trabajo de la OEA. En el orden
regional Ecuador se inserta en el
trabajo con la CAN y en el último lustro
diseñó una propuesta de difusión de la
Carta Andina de Derechos Humanos a
través de la Decisión 586” (Ministerio
de Relaciones Exteriores de Ecuador,
2008).
Dentro de este mismo escenario de
demostración de voluntad política para el
cumplimiento de las metas establecidas
por los instrumentos internacionales, el
gobierno colombiano ha expresado lo
siguiente:
“La Constitución política de Colombia
(CP) contempla un catálogo amplio
de derechos fundamentales (título
II). Además de los derechos civiles
y políticos de primera generación,
la carta constitucional contempla
también otros de orden económico,
social, cultural y ambiental los cuales
han sido desarrollados de manera
particular a través de las leyes
de la República y demás normas
reglamentarias, e interpretados por
una seria e importante jurisprudencia
de la Corte Constitucional. […] Cabe
reiterar que las anteriores normas y
tratados internacionales, al tratarse de
instrumentos internacionales sobre
derechos humanos debidamente
ratificados por Colombia, forman
parte del ordenamiento jurídico con
rango de norma constitucional, en
virtud del mencionado bloque de
constitucionalidad” (Comité para
la Eliminación de la Discriminación
Racial, 2008).
Por su parte, el gobierno de Perú afirma:
“El Perú es parte de los principales
instrumentos internacionales de
derechos humanos, incluyendo la
Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial. […] Del
mismo modo, durante la presente
década se han dado una serie de
normas, planes, políticas y cambios
institucionales relevantes en materia
de derechos humanos, muchos
de los cuales se sustentan en las
obligaciones internacionales que
asumió el Perú vis à vis el sistema
universal de promoción y protección
de los derechos humanos. Como
consecuencia,
desde
fines
de
2000 a la fecha la vigencia de los
derechos humanos y las libertades
fundamentales en el Perú es mayor
que nunca. No obstante, queda
aún un largo camino por recorrer
para que cada ciudadano peruano
pueda ejercer plenamente todos sus
derechos” (Comité para la Eliminación
de la Discriminación Racial, 2009).
El mismo argumento de cumplimiento
de los instrumentos internacionales lo
plantea el gobierno de Venezuela:
“Los tratados, pactos y convenciones
relativos a derechos humanos
suscritos y ratificados por Venezuela
tienen jerarquía constitucional y
prevalecen en el orden interno,
en la medida en que contengan
normas sobre su goce y ejercicio más
favorables a las establecidas por la
Constitución y la ley de la República, y
son de aplicación inmediata y directa
por los tribunales y demás órganos
del Poder Público” (Comité para la
Eliminación de la Discriminación
Racial, 2004).
Estado de los instrumentos
internacionales de
derechos humanos en los
países andinos
A continuación se presenta el estado
de ratificación de los instrumentos
internacionales de derechos humanos
en los cuatro países andinos.
Desde el punto de vista formal y
diplomático, los estados de la región
andina informan periódicamente a
los organismos internacionales de
las Naciones Unidas los mecanismos
institucionales y las políticas que ellos
desarrollan con el objetivo de dar
cumplimiento a los mandatos asumidos
al haber ratificado los instrumentos
internacionales de derechos humanos.
Al menos esto se constató en los
informes que los países de América
Latina y el Caribe presentaron en la
Conferencia Regional de las Américas
sobre los Avances y Desafíos en el
Programa de Acción contra el Racismo,
la Discriminación Racial, la Xenofobia
y las Formas Conexas de Intolerancia,
celebrada en Brasilia entre el 26 y el 28
de julio de 2006.
De acuerdo con los informes emanados
de esta conferencia, las Naciones Unidas
afirman que los estados americanos
han avanzado sustancialmente en la
adopción de mecanismos institucionales
en materia de promoción de los derechos
de los afrodescendientes y los indígenas.
Se reconoce que “en los últimos años,
frente a los alarmantes problemas de
racismo y discriminación, se ha logrado
también aumentar el grado de conciencia
sobre estos problemas y hemos
obtenido resultados significativos a nivel
mundial, se han promulgado y aprobado
numerosos instrumentos internacionales
de derechos humanos que combaten la
discriminación. Reconocemos también
los avances legislativos y constitucionales
a nivel nacional en la protección de
los derechos de los pueblos indígenas,
afrodescendientes y migrantes en la
región” (Naciones Unidas, 2006).
Además se han creado y adoptado
nuevos instrumentos jurídicos que
combaten y rechazan la discriminación
en todas sus formas.
“Esto lo testifica la entrada en vigor de
la Convención Internacional sobre la
Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y de sus
Familias, en julio de 2003; la creación
de la Relatoría Especial sobre los
Derechos de los Afrodescendientes
y sobre la Discriminación Racial
de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, en febrero de
2005, y la aprobación de la resolución
que permite negociar el Anteproyecto
de Convención contra el Racismo
y Toda Forma de Discriminación e
Intolerancia, por la Asamblea General
de la Organización de Estados
Americanos (OEA), en junio de 2006”
(Naciones Unidas, 2006).
Igualmente, la Conferencia Regional de
las Américas sobre los Avances y Desafíos
121
en el Programa de Acción de Durban
celebrada en Brasilia en 2006 permitió
concluir que la inclusión de los temas
relativos a la lucha contra el racismo, la
protección los derechos humanos y la
promoción de la igualdad racial en las
estructuras de gobierno de los países de
la región demuestra el creciente consenso
sobre la vinculación entre la democracia
participativa e inclusiva y la lucha
contra el racismo y la discriminación.
Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá,
Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Guatemala, Honduras, México, Panamá,
Perú, Uruguay y Venezuela establecieron
instancias dedicadas al tratamiento del
tema (organismos de equidad racial).
Estos organismos son fundamentales
para la implementación de la lucha
contra el racismo, el fortalecimiento
de la gobernabilidad democrática y la
prevención de conflictos.
En la mencionada Conferencia se
sugirió que los gobiernos de la región
construyan un programa de acción para
el fortalecimiento de las instituciones
gubernamentales que permita la efectiva
y continua promoción de la igualdad
racial y el intercambio con la sociedad
civil (Naciones Unidas, 2006).
Sin embargo, las Naciones Unidas estiman
que pese a los progresos institucionales
alcanzados, los esfuerzos no han sido
suficientes para garantizar el ejercicio
efectivo de los derechos humanos a
los sectores que sufren discriminación.
Y una de las principales causas para
que no exista suficiente garantía para
el ejercicio real de estos derechos tiene
que ver justamente con la poca voluntad
política que algunos estados demuestran
para el cumplimiento de los instrumentos
internacionales firmados. Esta situación
se constata de manera particular en los
países andinos.
Respecto de los progresos en la lucha
contra el racismo y el cumplimiento
de las garantías de los derechos
humanos para los sectores indígenas y
afrodescendientes, los países andinos
presentan
falencias.
Además
La
ONU constata “una asimetría entre
122
el reconocimiento y la aplicación de
políticas de promoción de los derechos
de los pueblos indígenas y de los
afrodescendientes” (Naciones Unidas,
2006).
En el informe de la Conferencia Regional
de las Américas sobre los Avances y
Desafíos en el Programa de Acción de
Durban, de 2006, se afirma igualmente
que el racismo y la discriminación
racial persisten en el acceso a la salud,
la educación, la vivienda y el trabajo y
en la administración de justicia en los
países americanos de América Latina
y el Caribe. Asimismo, es notoria la
falta de adopción, por parte de estos
países, de programas de capacitación
en materia de derechos humanos con
enfoque antirracista y antidiscriminatorio
para funcionarios públicos, incluido el
personal de administración de justicia,
especialmente para funcionarios de
los servicios de seguridad, de centros
penitenciarios y de la policía.
La Conferencia señala que también
es preocupante que en los programas
de capacitación implementados no se
expongan los efectos perniciosos de la
discriminación en los espacios públicos,
en particular en lo que respecta a la
aplicación de la ley y la administración de
justicia para la juventud afrodescendiente
de la región.
Asimismo se evidencia que en los países
de América Latina el Caribe aún existen
plataformas políticas intolerantes y de
cuño racista y xenófobo que dificultan,
por ejemplo, la adopción de legislación
punitiva contra el racismo y la
discriminación; y actúan en desmedro de
las políticas de acción afirmativa y de la
identificación entre origen étnico-racial y
situación de pobreza.
En suma, pese al reconocimiento
institucional
de
los
instrumentos
internacionales que promueven la no
discriminación, el panorama de racismo
y discriminación en los países de la
región evoluciona y asume mayores
dimensiones, siendo la relación entre
racismo, discriminación racial y pobreza
uno de los factores más alarmantes.
Según las Naciones Unidas, se constata
que “a menudo la pobreza está
estrechamente vinculada al racismo, a
la discriminación racial, a la xenofobia
y a las formas conexas de intolerancia,
y que estas prácticas agravan las
condiciones de pobreza, marginalidad y
exclusión social. Consideramos que los
factores que ocasionan la pobreza de los
afrodescendientes y los pueblos indígenas
son principalmente estructurales y que
la discriminación se manifiesta en la
desigualdad de oportunidades, en las
desventajas en el acceso a los servicios
básicos, a la educación, a los mercados
de trabajo, al crédito y la tecnología. De
otro lado, constatamos también que estos
grupos se encuentran tradicionalmente
excluidos de los procesos políticos y que
los prejuicios raciales y étnicos tienden
a agravar esta situación. En este sentido
reconocemos el llamado ‘derecho a la
discriminación positiva’ y resaltamos
la necesidad de adoptar y poner en
práctica políticas de acción afirmativa
para reparar las injusticias históricas,
remediar las desventajas estructurales
y la discriminación socio-racial y crear
grupos de representación diversificada
y proporcional en las estructuras de
poder” (Naciones Unidas, 2006; énfasis
en el original).
Examen del estado de
los derechos humanos de
los afrodescendientes de
Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela por temáticas
La práctica del racismo y la violación del
derecho a la no discriminación
El racismo, y sus correlatos de
discriminación racial, prejuicio racial e
intolerancia, es un fenómeno creciente
en todas partes del mundo. Incluso,
este se afianza más como resultado
de los procesos de globalización, el
ahondamiento de las desigualdades
económicas y la creciente concentración
de la riqueza en los pocos sectores
privilegiados históricamente.
La discriminación racial fue definida
por las Naciones Unidas como “toda
distinción, exclusión, restricción o
preferencia basada en motivos de raza,
color, linaje u origen nacional o étnico
que tenga por objeto o resultado anular
o menoscabar el reconocimiento, goce
o ejercicio, en condiciones de igualdad,
de los derechos humanos y libertades
fundamentales en las esferas política,
económica, social, cultural o cualquier
otra esfera de la vida pública” (Naciones
Unidas, 1965).
Tradicionalmente la discriminación ha
sido caracterizada desde los ámbitos
jurídicos, institucionales y personales. En
los dos primeros ha sido combatida, pero
por medio de medidas insuficientes. En
Ecuador, particularmente desde finales
del siglo XX, se han promulgado amparos
legales en términos de igualdad para
todos los ciudadanos sin menoscabo de
su origen o condición étnica.
En Colombia el tema del racismo en
los afrocolombianos ha ocupado un
lugar muy importante en la agenda
tanto del Estado como del movimiento
social, los medios de comunicación y
los sectores académicos. De hecho, el
mismo Estado en su informe al Comité
para la Eliminación de la Discriminación
Racial (CERD, por sus siglas en inglés)
hace un reconocimiento expreso del
problema de la discriminación racial
en Colombia: “Es necesario reconocer
que las comunidades afrocolombiana e
indígena aún son víctimas de distintas
formas de discriminación racial en el
país” (Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial, 2008).
Para el Estado este fenómeno “no se trata
de actos discriminatorios permitidos por
la ley o perpetrados deliberadamente por
las instituciones del Estado. Se trata de
un problema cultural complejo que tiene
sus raíces en la historia de Colombia y
de América Latina, y que ha propiciado
un escenario en el que las comunidades
indígena y afrocolombiana han sido
tradicionalmente objeto de marginación,
pobreza y vulnerabilidad a la violencia.
Así, los problemas de Colombia en
123
materia de pobreza y violencia suelen
afectar en mayor medida a estas
comunidades o a las zonas y regiones
en donde éstas habitan” (Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial,
2008: párrafo 49).
Según el informe alternativo al
decimocuarto
informe
presentado
por el Estado colombiano al CERD, el
reconocimiento que ahora hace el Estado
de la discriminación racial no debe verse
como un hecho alentador. Más bien, se
evidencia la preocupación que por siglos
el Estado y la sociedad se han encargado
de negar: el fenómeno de la discriminación
como un patrón importante causante de
la marginalidad, la pobreza y la exclusión
en los afrocolombianos.
Según el informe, cuando el Estado
trata de asumir su responsabilidad
frente a las críticas por la situación de
pobreza y desigualdad que sufren los
afrocolombianos, señala “que esta no
se debe a la existencia de discriminación
racial, sino al hecho de que la gente negra
en Colombia habita lugares inhóspitos”
(Afroamérica XXI, 2009: 9).
Este tipo de afirmaciones que niegan el
fenómeno del racismo y la discriminación
como factores estructurales de la exclusión
y la pobreza en los afrocolombianos han
sido recurrentes gracias al mito de la
democracia racial que se ha alimentado
desde el nacimiento de la república.
Según lo explica el Observatorio de
Discriminación Racial (ODR) de la
Universidad de los Andes, el mito de
la democracia racial consiste en “la
idea según la cual en Colombia no hay
racismo porque, a diferencia de Suráfrica
o Estados Unidos, todas las razas y
culturas se fundieron para siempre en
una síntesis feliz. […] Se trata, de hecho,
de una de las creencias fundacionales
de la identidad colombiana, como lo
dice el conocido historiador cartagenero
Alfonso Múnera en su libro Fronteras
imaginadas: ‘el viejo y exitoso mito de la
nación mestiza, según el cual Colombia
ha sido siempre, desde finales del siglo
XVIII, un país de mestizos, cuya historia
está exenta de conflictos y tensiones
124
raciales’. Es el mismo mito que han
reproducido altos funcionarios de
diferentes gobiernos al sostener que en
Colombia no hay discriminación racial.
Y lo confirma el hecho de que el Estado
colombiano hubiera incumplido durante
una década (1998-2008) su obligación de
reportar ante el Comité de la ONU para la
Eliminación de la Discriminación Racial
si ha hecho algo para combatirla. El mito
sería curioso si no fuera trágico. Porque
la realidad de la exclusión en un país en
guerra incluye violencia y desplazamiento
masivo contra las comunidades negras”
(Rodríguez Garavito, Alfonso Sierra y
Cavelier Adarve, 2009).
Ahora bien, según el Movimiento
Nacional Cimarrón, en Colombia el
racismo y la exclusión socio-racial contra
los afrodescendientes están muy unidos.
Se trata de un problema ligado a las
prácticas racistas que históricamente
han ocurrido en el país. El fenómeno se
perpetúa mediante la persistencia de la
discriminación racial ejercida a través del
lenguaje, y se consolida en la arraigada
exclusión de los mercados laborales
que experimentan a diario miles de
afrocolombianos y afrocolombianas.
Leonardo Reales Jiménez, coordinador
del Movimiento Nacional Afrocolombiano
Cimarrón, sostiene:
“Bajo el contexto de la exclusión socioracial la población afrocolombiana
ha sido víctima de invisibilidad e
intolerancia. La negación con respecto
a la existencia de tales problemas
suele escudarse en el hecho de que
el racismo y la discriminación racial
hacia esta población, luego de abolida
la institución de la esclavitud en el
siglo XIX, no se han presentado a
través de una segregación racial legal.
Sin embargo, que tal segregación no
exista no significa en absoluto que
no haya prácticas racistas en el país.
Además, la evidencia demuestra
que las múltiples desigualdades
que experimenta la población
afrocolombiana
se
relacionan
con sus bajos indicadores socioeconómicos, con sus limitadas
opciones de generación de ingresos,
con el agotamiento de sus recursos
naturales, con sus desplazamientos
forzados, y con su falta de acceso al
conocimiento e información sobre
sus derechos económicos, sociales,
culturales y constitucionales” (Reales
Jiménez, 2009).
Bajo esta perspectiva, en Colombia
la práctica de la discriminación racial
contra los afrocolombianos debe verse
más allá de las actitudes, las negaciones
y los prejuicios raciales. Se trata de
un fenómeno complejo, ideológico y
cultural, que se liga con la negación de
los derechos humanos y con políticas
deliberadas y muchas veces planificadas
por sectores hegemónicos del poder que
perpetúan la discriminación.
En Ecuador, por su parte, a partir
de la Constitución de 1998 el marco
institucional del Estado se fortaleció con
miras al reconocimiento de las diferencias
culturales que nutren la identidad
nacional. Se diseñaron políticas culturales,
se crearon instituciones y se reglamentó
un conjunto de derechos colectivos para
indígenas y afroecuatorianos, pero todas
estas medidas resultaron igualmente
insuficientes, pues el racismo es un factor
histórico arraigado en las estructuras
mentales de la sociedad, de allí que su
tercer ámbito de incidencia, el personal,
sea el más difícil de erradicar.
Con la Constitución de 2008 en Ecuador
el marco institucional de lucha contra el
racismo y la discriminación se afianzó.
Sin embargo, las prácticas racistas
y de discriminación racial contra los
afroecuatorianos no han cedido. Sin duda,
uno de los escenarios más complejos a
enfrentar en el Ecuador está constituido
por los prejuicios raciales contra los
afroecuatorianos. Los prejuicios navegan
en un contexto que va desde las sutilezas
hasta las confrontaciones directas. En
este sentido, la discriminación tiene que
ver con los estereotipos, los prejuicios,
las actitudes o las preferencias colectivas
o individuales. En Ecuador es normal la
ausencia de los afroecuatorianos y las
afroecuatorianas en lugares comunes
como los bancos, los medios de
comunicación, los supermercados, los
tribunales, etcétera.
Una encuesta sobre el racismo y la
discriminación racial en Ecuador realizada
por el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INEC) y la Secretaría Técnica
del Frente Social (STFS) en el año 2004
determinó que el 65% de los ecuatorianos
admite la existencia del racismo, pero sólo
el 10% se reconoce abiertamente racista.
Asimismo, el 88% de los encuestados
considera que los afroecuatorianos
son las mayores víctimas del racismo
y la discriminación, en contraste con
los blancos y los mestizos, quienes
son los menos discriminados (12% y
22%, respectivamente). Los mayores
discriminadores son los blancos (65%).
La Encuesta del INEC y la STFS de 2004,
teniendo en cuenta que muchas personas
tratan de encubrir sus prejuicios raciales,
diseñó un índice de prejuicio racial
a partir de la indagación de ciertos
actos lingüísticos e imaginarios y de
actitudes determinadas ofensivas hacia
los afroecuatorianos. De este modo se
calculó un índice de prejuicio racial en el
Ecuador del 75,9%. Esto demuestra que
5 de cada 7 personas están afectadas por
el prejuicio, así sea el de tipo más leve.
La población blanca es la que presenta
el mayor índice, con el 81,9%, seguida
de los indígenas, con el 80,5%. Por su
parte, los mestizos registran un índice
del 75,8% (Secretaría Técnica del Frente
Social, 2005).
En Ecuador uno de los principales ámbitos
donde la discriminación racial se revela
es el campo laboral. La encuesta sobre
discriminación racial de 2004 estableció
que los indígenas y los afroecuatorianos
son los sectores que sufren la mayor
discriminación laboral en el país que
alcanza aproximadamente un 13% en el
caso de los primeros y un 10% en el de los
segundos. Asimismo existe una notable
preferencia por el color de la piel blanca.
El 80% de los ecuatorianos cree que los
blancos son los que mejor trato reciben.
Apenas el 6% de los encuestados piensa
que los que mejor trato reciben son los
mestizos. En cambio, el 1% opinó que
indígenas y afros son los que obtienen
mejor trato. Por su parte, un 52% afirmó
que el color de la piel sí influye en el buen
125
Cuadro 1
Indicadores sobre racismo y discriminación racial en Ecuador. 2004 (en %)
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística y Censos (2004).
Elaboración: Secretaría
Técnica del Frente Social
(STFS), Sistema Integrado
de Indicadores Sociales del
Ecuador (SIISE), Sistema
de Indicadores Sociales
del Pueblo Afroecuatoriano
(SISPAE).
Índice de prejuicio racial contra los afros 75,9
Reconocimiento de existencia del racismo 65
Responsabilidad directa personal sobre racismo 10
Percepción del racismo hacia los afros 88
Sector más responsable del racismo: blancos 65
Discriminación laboral directa
6
Percepción de mejor trato según la piel 52
Percepción de mejor trato según la piel Blancos
80
Mestizos
6
Indígenas
1
Afros
1
No sabe
trato de las personas (Secretaría Técnica
del Frente Social, 2005).
En Perú el tema del racismo contra los
afroperuanos está plenamente vigente.
En varios ámbitos de la vida social es
posible escuchar todo tipo de epítetos,
vejámenes y expresiones racistas contra
los afroperuanos. Este rostro del Perú
racista ha sido analizado por dos ONG
afroperuanas: el Centro de Desarrollo
Étnico (CEDET) y el Centro de Estudios y
Promoción Afroperuano (LUNDÚ).
Según el CEDET,
6 Véase el sitio web de
la campaña “Apúntate
contra el racismo”.
Disponible en: <http://
apuntatecontraelracismo.
blogspot.com>.
126
“el racismo en el Perú es evidente,
particularmente el racismo con los
afrodescendientes. Lo que no tiene
consenso es en la dimensión que
adquiere en la población. Hay quienes
afirman que somos una sociedad
racista aunque solapada; sin embargo
el racismo en el Perú no está ligado a
grupos abiertamente racistas como
en países del primer mundo, que
inclusive poseen influencia en el
ámbito político, económico. También
hay los que niegan el racismo,
en especial el de carácter étnico,
partiendo del principio que en el
Perú ha habido un intercambio étnico
constante” (Centro de Desarrollo
Étnico, 2008: 130).
12
En 2007 el CEDET realizó en comunidades
afroperuanas una encuesta sobre
conocimiento en materia de derechos
humanos, que fue aplicada a 1.500
personas a nivel nacional. Allí se
incorporó una pregunta sobre percepción
del racismo. Los resultados de la encuesta
afirman que “los afroperuanos perciben
que hay racismo notorio (88,5%), pero
un porcentaje mayor afirma que este
racismo es en algunos sectores (47%), y
un poco menos afirma que es muy notorio
y extendido (41,1%). Regionalmente
encontramos que sólo en Piura la opción
de un racismo muy notorio y extendido
fue mayoritaria (64,3%). En tres regiones
(Lambayeque, Lima y Tacna) no hubo
respuesta para la opción ‘casi nulo’, en el
resultado total es mínima (1,3%)” (Centro
de Desarrollo Étnico, 2008: 130).
Por su parte, en agosto de 2009 LUNDÚ
lanzó a nivel nacional una campaña
denominada
“Apúntate
contra
el
racismo”. Para Mónica Carrillo, directora
de la ONG, la campaña “es una cruzada
contra toda forma de discriminación
y por la afirmación de la identidad
nacional […]. Es una propuesta creativa
y de sensibilización, que busca
generar una cultura respetuosa de la
diversidad, los derechos humanos y la
interculturalidad”6 .
En el sitio web de la campaña “Apúntate
contra el racismo” se afirma:
“El racismo existe en el Perú y es
una de las principales causas de
subdesarrollo, pobreza, violencia y
exclusión. Es poco difundido que el
54,5% de afroperuanos percibe que es
discriminado y agredido verbalmente
en la calle con un impacto mayor en
las mujeres, que el 44% percibe que
es marginado en locales de consumo
y el 39% en su centro de labores;
que existe evidente exclusión en la
oficialidad de la Marina de Guerra”7.
En su campaña contra el racismo en Perú
LUNDÚ ha impulsado el desarrollo de un
observatorio de medios de comunicación
y políticas públicas. De manera
particular, durante el año 2008 se analizó
el tratamiento informativo y la presencia
de la población afroperuana en cinco
diarios: Perú 21, Trome, Ojo, El bocón y
Líbero, todos periódicos considerados
como prensa popular sensacionalista. El
informe de LUNDÚ sostiene:
“En los medios escritos analizados de
información general: Perú 21, Trome
y Ojo se han detectado 131 artículos
que contienen adjetivos racistas para
referirse a los afrodescendientes
hombres y mujeres actores de la
noticia. En número, estos adjetivos
hacen un total de 159. El mayor
porcentaje de adjetivos racistas
corresponde a los usados para
referirse a los afrodescendientes
hombres actores de la noticia. Se
entiende que en menor cuantía están
los adjetivos racistas usados para
referirse a las mujeres”8.
En tanto, en Venezuela el comportamiento
racista no se aleja mucho de la realidad
andina. A pesar de considerarse
ciudadanos abiertamente incluyentes
e igualitarios, según diversos activistas
y analistas en la sociedad venezolana
existe una discriminación soterrada,
que naturaliza y reproduce estereotipos
y prácticas excluyentes que son
invisibilizados a la par de la invisibilización
a la que son sometidas las herencias y las
personas afrodescendientes (Ishibashi,
2004).
La investigación de Ishibashi demuestra
cómo en los medios de comunicación,
por
ejemplo,
permanencen
y
predominan prácticas de exclusión e
inclusión estereotipadas que fomentan
el endorracismo y la discriminación
en términos del color de la piel.
Asimismo, sus estudios se refieren a
las características de la socialización
cotidiana que fomenta y fortalece este
tipo de prácticas por medio del uso de un
sistema complejo de categorías raciales
de hetero rreconocimiento (como blanco,
catire, moreno, trigueño, bachaco, culi,
indio, chino, etc.) que no es igualitario ni
horizontal, sino todo lo contrario.
Situación de pobreza y marginalidad
La pobreza en las comunidades
afrodescendientes es uno de los
factores que más atenta contra sus
derechos humanos. Para el antropólogo
afroecuatoriano José Chalá Cruz,
activistas
del
movimiento
social
afrodescendiente, la pobreza en los
hijos de la díaspora africana en las
Américas tiene un carácter estructural
ligado al racismo: “Con comunidades
empobrecidas de manera estructural
no hay ninguna garantía de que algún
instrumento internacional se cumpla”
(Entrevista José Chalá, 14 octubre de
2009, Quito. Nota de campo).
Siguiendo con Chalá, ser pobre y
afrodescendiente significa tener una
doble restricción a la garantía de los
derechos económicos, sociales y
culturales. Esta tesis podría constatarse
al revisar las cifras y la documentación
sobre las condiciones de vida de los
afrodescendientes en la región andina.
Al analizar tales datos se conprueba
que estas comunidades no tienen
garantizados sus más elementales
derechos económicos, sociales y
culturales y, como consecuencia de ello
sus derechos al desarrollo y a una calidad
de vida digna son menoscabados.
La negación de derechos en los
afrodescendientes se debe comprender
en el marco de un escenario de
discriminación persistente del que
ellos son víctimas. El dato empírico
que demuestra esta realidad deviene
7 Véase el sitio web citado de
la campaña “Apúntate contra
el racismo”. Información
consultada el día 22 de
noviembre de 2009.
8 Véase el sitio web citado de
la campaña “Apúntate contra
el racismo”. Información
consultada el día 22 de
noviembre de 2009.
127
del análisis conjunto de los indicadores
sociales referidos a etnicidad, calidad de
vida y equidad social. Las estadísticas de
las encuestas de condiciones de vida y de
los censos en Colombia, Ecuador y Perú
así lo determinan (en Venezuela no hay
datos oficiales relativos a indicadores
sociales sobre afrodescendientes).
Las estadísticas sociales ratifican la
desigualdad que sufren los descendientes
de africanos respecto de la mayoría blanca
y mestiza en lo que atañe a su desarrollo
social y al respeto de sus derechos. La
explicación de esta disparidad exige tener
en cuenta tanto factores estructurales
como coyunturales. Tal como lo hemos
afirmado a lo largo de este informe, la
relación entre pobreza y etnicidad tiene
su fundamento en el racismo estructural
que se incubó desde la colonia y que
relegó a esclavos africanos e indígenas
como sujetos inferiores confinados a
una ciudadanía restringida. Además, la
desigualdad que enfrentan estos grupos
es resultado de la presencia de factores
excluyentes que impiden la satisfacción
de sus derechos económicos y sociales
como resultado de una institucionalidad
que restringe los recursos públicos,
limita las inversiones y no democratiza
la oferta de servicios básicos.
9 El Observatorio de
Discriminación Racial está
integrado por el Centro de
Investigaciones Sociojurídicas
(CIJUS) de la Facultad de
Derecho de la Universidad
de los Andes, el Proceso de
Comunidades Negras (PCN)
y el Centro de Estudios de
Derecho, Justicia y Sociedad
(Dejusticia).
Fuente: Observatorio de
Discriminación Racial,
Programa de Justicia Global
y Derechos Humanos de la
Universidad de Los Andes,
Comisión Colombiana de
Juristas y Autoridad Nacional
de Gobierno Indígena (2009),
sobre la base de datos
obtenidos de la ECV 2003 y
el Censo de 2005.
128
A continuación se realiza una breve
síntesis del indicador de pobreza entre los
afrodescendientes de la región andina.
En Colombia el fenómeno de la pobreza
no escapa a los afrocolombianos. El
mismo gobierno nacional es consciente
de esto cuando afirma:
“Según el censo del 2005, la mitad de la
población [afrocolombiana] se concentra
en 108 municipios, en los cuales el
promedio de índice de necesidades
básicas insatisfechas (NBI) es de
44,8%, muy por encima del promedio
nacional que es de 27,7. Esta sola cifra
plantea grandes retos en términos del
mejoramiento de las condiciones de
vida de la población, especialmente de
las que habitan la región del Pacífico”
(Ministerio del Interior y de Justicia de la
República de Colombia, 2009: 16).
Según el Observatorio de Discriminación
Racial de la Universidad de los Andes9,
todos los indicadores muestran que la
pobreza y la indigencia son especialmente
graves entre los afrocolombianos.
Tomando como fuente la encuesta de
condiciones de vida del año 2003, el
Observatorio demostró que la línea
de pobreza (es decir, la proporción de
pobres e indigentes) para la población
afrocolombiana es claramente más alta
que la de la población mestiza, tanto en
Gráfico 1
Línea de pobreza y NBI entre afrocolombianos
Afrocolombianos
61
Mestizos
54,1
34,5
24,1
Pobreza
18,6
Miseria
Línea de pobreza
22,7
12,7 8,9
Pobreza
Extrema
pobreza
NBI
las zonas rurales como en las urbanas
(61% para los afrocolombianos y 54,1%
para los mestizos).
Para el Observatorio “más del 60% de
los afrocolombianos son pobres y, en
las zonas rurales, lo son casi las dos
terceras partes de ellos. Aún más grave
es el hecho de que casi la quinta parte de
los afrocolombianos vive en la miseria,
esto es, no tiene ingresos ni siquiera
para comprar los alimentos de una dieta
mínima” (Rodríguez Garavito, Alfonso
Sierra y Cavelier Adarve, 2008).
Otra forma de medir la pobreza en los
afrocolombianos consiste en el método
de las Necesidades Básicas Insatisfechas.
Al respecto, el Observatorio afirma
que el índice de necesidades básicas
insatisfechas en los afrocolombianos
es del 34,5%, mientras que entre la
población mestiza alcanza el 22,7%.
Según esta fuente, “es notoria la brecha
entre los afrocolombianos y los mestizos:
la diferencia es de 10 puntos porcentuales
en pobreza y cinco puntos en indigencia”
(Rodríguez Garavito, Alfonso Sierra y
Cavelier Adarve, 2008: 31).
En suma, independientemente del
método utilizado para medir la pobreza,
se demuestra que los afrocolombianos
presentan una situación más crítica
que la población general y que la
población mestiza. Esta afirmación ya
ha sido demostrada por documentos
del DNP de Colombia que tiene a su
cargo la redacción del plan nacional de
desarrollo afrocolombiano. En efecto, un
documento de consultoría para el DNP
afirma:
“Aunque los índices de pobreza
son de lejos mayores para los
afrocolombianos, quizás lo que más
preocupa es que al medir el efecto de
ser afrocolombiano […] Lo anterior
evidencia que la condición étnica o el
color de la piel inducen desigualdades
para
los
afrocolombianos
[independientemente] de las otras
variables […] determinantes de
la pobreza en cualquier sociedad
moderna. Esto sugiere la presencia
de desventajas acumulativas a
lo largo del ciclo de vida para los
afrocolombianos que podrían ser
interpretadas como discriminación
por su pertenencia étnico-racial”
(Grueso, Mow, Robinson Davis et al.,
2007).
En Ecuador los afrodescendientes
igualmente están entre los grupos
más pobres. Según la Encuesta de
Condiciones de Vida (ECV) de 2006,
el 38,3% del país está por debajo de
la línea de pobreza por consumo, y el
48,7% de los afroecuatorianos están en
esa condición. Por su parte, la línea de
indigencia (LI) o de extrema pobreza
por consumo en el país es del 12,9%, en
tanto los afroecuatorianos superan esta
media con el 13,7%.
Según el Sistema Integrado de Indicadores
Sociales del Ecuador (SIISE), en general
los indígenas y afrodescendientes son
los más pobres en el Ecuador (Secretaría
Técnica del Ministerio de Coordinación de
Desarrollo Social, 2007). Este fenómeno
se trata de un factor asociado con las
duras condiciones de vida que estos
grupos sociales deben afrontar. Según
los datos del mismo gobierno la pobreza
por consumo está ligada a bajos ingresos,
bajos niveles de escolaridad y altos
índices de desempleo y desocupación
(Secretaría Nacional de Planificación y
Desarrollo y Corporación de Desarrollo
Afroecuatoriano, 2008).
Si tomamos los datos del Censo del
2001, se encuentra que más del 61% de
la población ecuatoriana se encuentra
en situación de pobreza medida por
necesidades
básicas
insatisfechas
(NBI) En tanto, ese indicador en los
afroecuatorianos se registra con un 70,6%,
muy superior a la cifra correspondiente a
los blancos, que alcanza un 40,5%. Así,
siete de cada diez afroecuatorianos son
pobres, pero lo son mucho más si viven
en las zonas rurales, pues en cantones
como Eloy Alfaro o San Lorenzo existen
parroquias donde la pobreza por NBI
de los afroecuatorianos llega al 99,6%
(Secretaría Técnica del Frente Social,
2004).
129
61
Mestizos
54,1
34,5
Gráfico 2
Pobreza por NBI en Ecuador
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística y Censos (2001).
Elaboración: SIISE-SISPAE
(2004).
24,1
22,7
18,6
12,7 8,9
100
Pobreza
Miseria
Pobreza
Extrema
90,1
90
pobreza
80
70,3
Línea de pobreza
NBI
70
61,3
60,4
60
50
44
40
30
20
10
0
Indígenas Afroecuatorianos Media nacional
Mestizos
Blancos
100
90,1
90
80 a la pobreza según sexo, no afroecuatorianos y al nivel nacional
En cuanto
70,3
70 una diferencia significativa general de pobreza por NBI.
se observa
61,3
60,4
60 porcentajes que describen
entre los
esta situación
en hombres y mujeres. La pobreza extrema en el país (personas
50
44
En cambio,
sí
es
notorio
que
los
que
habitan
hogares
con
dos
o más
40
afroecuatorianos asentados en las necesidades
básicas
insatisfechas),
30
áreas rurales son mucho más pobres medida a partir de los datos del censo de
20 que residen en las urbes. 2001, alcanza un 32,2%. Los indígenas
que aquellos
Indígenas
10 afroecuatoriana que viva en registran el porcentaje más alto con un
Una mujer
áreas rurales
tiene un nivel de pobreza 67,4%, seguidos por los afroecuatorianos,
0
Indígenas
nacional
Mestizos
Afrodescendientes
del
87,3% por
NBI en Afroecuatorianos
tanto que para Media
con un
37,93%, valor
que esBlancos
6 puntos
una mujer afroecuatoriana urbana su porcentuales más alto que el promedio
promedioNacional
de NBI es del 62,2%, valor muy nacional y 19 puntos porcentuales
cercano al registrado por los hombres superior al nivel de los blancos (18,8%),
Mestizos
Gráfico 3 Blancos
Pobreza extrema por NBI según etnias en Ecuador (en %)
Indígenas
0
10
20
30
40
50
60
70
80
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Afrodescendientes
Nacional
Mestizos
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística y Censos (2001).
Elaboración: SIISE-SISPAE
(2004).
130
Blancos
Cuadro 2
Tasa de pobreza de la población afroperuana
Indicador
Población
afroperuana*
Total nacional
Tasa de pobreza por hogar** 0,357
0,466
Tasa de pobreza extrema por hogar***
0,039
0,165
Tasa de pobreza por individuo** 0,452
0,55
Tasa de pobreza extrema por individuo*** 0,063
0,205
Índice de Gini
0,284
0,472
quienes presentan el porcentaje más
bajo de pobreza en el país.
A continuación se presentan los datos
de las condiciones de pobreza en los
afroperuanos. En Perú no existen
datos oficiales que determinen el
nivel de pobreza de los afroperuanos.
La información más exacta sobre las
condiciones de vida de estas comunidades
la ofrece un estudio financiado por el
Banco Mundial y realizado por la ONG
Grupo de Análisis para el Desarrollo
(GRADE) de Lima. Este estudio se basó
en los datos de la Encuesta Nacional de
Hogares (ENAHO) aplicada por el Instituto
Nacional de Estadística e Informática
(INEI) en el año 2003. Los datos de este
estudio han causado una polémica al
interior de las organizaciones civiles
afroperuanas por cuanto demuestran que
el nivel de pobreza de los afroperuanos
es menor que el promedio nacional. La
investigación sostiene:
“La tasa de pobreza de los afroperuanos
es significativamente menor con
respecto al promedio nacional.
Mientras que para los afroperuanos la
taza de pobreza y de pobreza extrema
alcanza 35% y 4% respectivamente,
a nivel nacional las tasas son del
46,6% y 16,5%. Sin embargo, si se
restringe la información a nivel de
la costa del Perú, las diferencias son
menores y no significativas. Similar
resultado se encuentra al comparar la
población afroperuana con respecto
a la población indígena. A nivel
nacional, la población afroperuana
es significativamente menos pobre
que la población indígena, pero esta
diferencia deja de ser significativa
cuando se restringe a la población
indígena de la Costa” (Banco Mundial
y Grupo de Análisis para el Desarrollo,
2006).
Fuente: Elaboración propia
sobre la base de datos
consultados en Banco
Mundial y Grupo de Análisis
para el Desarrollo (2006: 25).
* Hogares incluidos en
encuesta de GRADE sobre
población afroperuana.
** Se refiere a hogares/
individuos cuyo gasto per
capita mensual no alcanza el
valor de la canasta básica.
*** Se refiere a hogares/
individuos cuyo gasto per
capita mensual no alcanza el
valor de la canasta mínima.
Resulta curiosa la afirmación que hace
el estudio de GRADE respecto de que
los afroperuanos presentan indicadores
de pobreza menores que el promedio
nacional. Esta sería una situación atípica
en relación con lo que se afirma respecto
de los niveles de pobreza de la población
afrodescendiente a nivel regional, los
cuales son más altos que los promedios
nacionales.
Sería
necesaria
una
investigación más profunda al respecto
que permita contrastar o corroborar
los datos aquí presentados. Durante el
trabajo de campo de esta investigación,
se pudo constatar condiciones de vida
de los afroperuanos en las zonas rurales
costeras, que es donde más se acentúa
la pobreza. Bastó una visita al distrito
del Carmen (comunidades de El Carmen,
San José y El Guayabo) en la provincia
Chincha para comprender las duras
condiciones de vida de estos campesinos
afroperuanos. En el Guayabo, por
ejemplo, se pudo evidenciar que los
servicios básicos de vivienda no son
los mejores. Las casas poseen paredes
rudimentarias y los servicios higiénicos
son inadecuados. Una constatación
de campo o una simple observación
etnográfica serían suficientes para
comprobar que en Perú los afroperuanos
no son tanto menos pobres que el
promedio nacional. Al menos así lo da a
131
entender el Centro de Desarrollo Etnico
CEDET, al denunciar los factores de
exclusión de los afrodescendientes en
Perú:
“Esta exclusión de los afroperuanos
es un resultado de la pobreza
estructural e histórica de la que
son en gran parte afectados; ella ha
limitado su acceso a la justicia, a la
participación política, a los mercados
de consumo y de crédito, a la
infraestructura de servicios básicas
(agua, desagüe, luz, electricidad,
vivienda) y a los servicios sociales
estratégicos (salud, educación, así
como al mercado laboral, empleo
y salarios satisfactorios), por ello
puede afirmarse, como resultado de
esta situación, que los afroperuanos
tienen un menor grado de ciudadanía,
porque ejercen menos derechos que
otros grupos humanos” (Centro de
Desarrollo Étnico, 2005: 13).
Finalmente, con respecto a los
afrodescendientes de la República
Bolivariana
de
Venezuela,
lamentablemente no se tienen datos
estadísticos. Ya Jesús “Chucho” García
ha expresado “que ‘la dimensión
afrodescendiente está excluida de todos
los instrumentos estadísticos, pero
vamos a movilizarnos para corregir esa
falla ante la proximidad del censo general
de población’, previsto para 2010” (Inter
Press Service, 2007)10.
Derechos
culturales
económicos,
sociales
y
Educación
10 Declaraciones de Jesús
García a la agencia de noticias
Inter Press Service (IPS)
en el marco del Seminario
Internacional de Estadísticas
Afrodesdecendientes
celebrado en Caracas el 22
de junio de 2007, organizado
por la Red de Organizaciones
Afrovenezolanas con el apoyo
del Ministerio de Cultura de
Venezuela y UNICEF.
132
En
materia
de
educación
los
afrodescendientes de la región andina
presentan una situación de desventaja
frente a sus pares blancos y mestizos.
En Colombia ha sido posible diagnosticar
el panorama de la educación en los
afrodescendientes gracias a los datos
del censo de 2005. Un estudio del
Observatorio de Discriminación Racial de
la Universidad de los Andes (ODR) afirma
que los afrocolombianos no gozan de su
derecho a la educación y que el Estado no
otorga suficientes garantías para hacerlo
cumplir. El estudio referido afirma:
“Las cifras y los casos analizados sobre
educación evidencian discriminación
en el acceso, la permanencia, la
calidad y los logros de la población
afrocolombiana en todos los niveles.
Además, el sistema educativo no está
combatiendo los estereotipos racistas
contra la población afrocolombiana.
Por ello, contribuye a reproducir
el ciclo de pobreza, exclusión y
discriminación de las comunidades
negras” (Rodríguez Garavito, Alfonso
Sierra y Cavelier Adarve, 2008: 41).
El citado informe del ODR afirma que
la población afrocolombiana enfrenta
distintos tipos de discriminación en el
acceso y la permanencia en el sistema
educativo. Los datos muestran que,
para todas las edades, las tasas de
analfabetismo son más altas en las
comunidades afrocolombianas que en
la población mestiza. Para la mayoría de
grupos de edades, la tasa de analfabetismo
entre la población negra duplica
aproximadamente la correspondiente a
la población mestiza (Rodríguez Garavito,
Alfonso Sierra y Cavelier Adarve, 2008:
42). El citado estudio del Observatorio de
Discriminación Racial afirma:
“De acuerdo con datos del censo de 2005,
es preocupante la falta de acceso de las
niñas y los niños afrocolombianos a la
educación primaria, secundaria y media.
Se trata de un problema que afecta a la
niñez y juventud colombianas de todos
los grupos étnico-raciales y que, en el
caso de los afrocolombianos, agrava
el ciclo de marginalidad que ha sido
descrito en este documento. En el nivel
de educación básica primaria –que el
Estado tiene la obligación de garantizar
de manera universal a todos los niños
y las niñas, según el derecho nacional e
internacional–, un 10% de las niñas y los
niños negros de 6 a 10 años no tienen
acceso a ella. Esto equivale a un porcentaje
de inasistencia superior en un 27% al
de las niñas y los niños mestizos. En la
educación básica secundaria (en edades
de 11-14 años), la falta de cobertura es
del 12%. En el nivel de educación media,
la situación se agrava notablemente:
un 27% de los afrocolombianos de 15
y 16 años se quedan por fuera de ella”
Cuadro 3
Nivel educativo alcanzado por la población colombiana
mayor de 18 años según etnia y sexo
Máximo nivel
educativo
Afrocolombianos
No afrocolombianos
Hombres
Mujeres
Total
Ninguno
11,3
11,2
11,3
8,2
7,5
7,8
Primaria incompleta
19,1
19,4
19,2
18,5
17,5
18,0
Primaria completa
14,8
14,7
14,7
16,4
16,1
16,2
Secundaria incompleta
13,8
13,2
13,5
12,0
11,9
12,0
Secundaria completa
5,0
5,0
5,0
4,5
4,9
4,7
Media incompleta
2,6
2,5
2,5
2,3
2,2
2,2
Media completa
19,0
19,2
19,1
19,9
20,3
20,1
Superior y posgrado
11,3
13,0
12,2
17,6
19,2
18,5
No informa
3,2
1,8
2,5
0,5
0,3
0,4
Total
100
100
100
100
100
100
(Rodríguez Garavito, Alfonso Sierra y
Cavelier Adarve, 2008: 42) (véase Cuadro
3).
En Ecuador, de acuerdo con la encuesta
de condiciones de vida del año
2006, la tasa de analfabetismo en los
afroecuatorianos mayores de 15 años
alcanzó el 12,6%, en tanto que la tasa
promedio nacional fue del 9,1%. Por
su parte, la población mestiza presentó
una tasa significativamente baja del
7,5%. Si bien la tasa de analfabetismo
afroecuatoriana es alta, al desagregarla
por áreas de asentamiento se advierte
que en las zonas rurales esta se dispara
al 23,3%, en tanto que en la provincia
de Esmeraldas dicha tasa sobrepasa el
16%.
En el Cuadro 4 se detallan los
principales indicadores sociales de
los afroecuatorianos en materia de
educación, sobre la base de la Encuesta
de Condiciones de Vida de 2006.
La tasa neta de matrícula básica en las
niñas y los niños afroecuatorianos es
del 87,3%, inferior de la tasa neta de
matrícula básica de las niñas y los niños
mestizos (91,9%). Sólo las niñas y los
Hombres
Mujeres
Total
Fuente: Elaboración propia
sobre la base de datos del
Censo de 2005 (DANE).
Información consultada en
Mosquera Rosero-Labbé,
León Díaz y Rodríguez
Morales (2009: 45).
niños afroecuatorianas que viven en las
zonas urbanas se encuentran dentro del
promedio nacional; en cambio, la tasa
neta de matrícula básica para las niñas y
los niños afroecuatorianos que viven en
las zonas rurales se encuentra 11 puntos
por debajo de la media nacional, con una
tasa de 80%.
De acuerdo con la ECV de 2006, la tasa
neta de matrícula primaria en el país llegó
a un 89,3%, mientras que en la población
afroecuatoriana alcanzó un 85,2%, muy
por debajo de las tasas presentadas por
los sectores sociales blancos (89,5%) y
mestizos (90,1%). En cuanto a la tasa neta
de matrícula en la educación secundaria,
se tiene que promedio nacional rondó
el 65,6%, en los afroecuatorianos este
indicador alcanzó el 50,1%. Es decir, 50
de cada 100 jóvenes afroecuatorianos
no estaban matriculados en ningún
establecimiento educativo. En tanto,
la tasa neta de matrícula en educación
superior en el Ecuador llegó al 17,9%,
mientras que en los afroecuatorianos
este indicador sólo superó el 8,15%.
Es decir, sólo 8 de cada 100 jóvenes
afroecuatorianos están matriculados
en una universidad, en contraste con
la población mestiza: 20 de cada 100
133
Cuadro 4
Síntesis de los principales indicadores sociales de los afroecuatorianos
relativos a educación. ECV 2006 (en %)
Indicador
Total
Escolaridad
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística y Censos (2006).
Elaboración: Centro de
Investigaciones Sociales del
Milenio et al. (2007).
6,83
Tasa neta de matrícula primaria
85,70
Tasa neta de matrícula básica
86,72
Tasa neta de matrícula secundaria
48,71
Tasa neta de matrícula superior
10,33
Primaria completa
69,75
Educación básica completa
37,06
Secundaria completa
22,56
Egresados o titulados en educación superior mayores de 24 años
4,51
Alfabetismo entre 15 y 24 años
96,43
Analfabetismo en mayores de 15 años
13,02
jóvenes de este grupo sociocultural
gozan de una matrícula universitaria.
Respecto de la educación de la población
afroperuana, el estudio del Banco
Mundial y GRADE afirma:
“La población afroperuana tiene
un mayor acceso a la educación
secundaria; sin embargo las tasas de
acceso siguen siendo bajas. Sólo un
27,9% de la población afroperuana
tiene acceso a la educación secundaria
Cuadro 5
Acceso a la educación afroperuana. Jefe de hogar (en %)
Afroperuanos
Total
nacional
Años de educación (jefe del hogar)
7,48
7,45
5,74
Sin educación
4,33
8,66
15,91
24,13
23,32
32,51
16,9
17,71
19,97
17,26
12,93
13,14
Secundaria completa
27,0
18,69
10,57
SNU incompleta 2,26
1,87
0,96
SNU completa
5,11
6,38
3,60
SU incompleta 1,12
2,29
0.58
SU completa
1,90
8,16
2,76
10,82
10,16
8,16
7,99
7,43
5,00
Indicador
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria incompleta
Fuente: Instituto Nacional
de Estadística e Informática
(2004).
Elaboración: Banco Mundial
y Grupo de Análisis para el
Desarrollo (2006: 34).
134
Años de educación máximos en el hogar
Promedio de años de educación (mayores de 25 años)
Indígenas
Cuadro 6
Tasa de mortalidad infantil en Colombia
Indicador
Afrocolombianos
Total
nacional
Proporción entre
afrodescendientes y
total nacional
Niños
48,1
26,9
1,78
Niñas
43,9
21
2,09
completa y apenas un 1,9% [accede
a educación] universitaria completa;
porcentaje que es inclusive menor a
la tasa alcanzada por sus similares
indígenas en la costa” (Banco
Mundial y Grupo de Análisis para el
Desarrollo, 2006: 33) (véase Cuadro
5).
Una visión distinta de estos indicadores
sociales de la situación de los
afroperuanos y del tema de la educación
es presentada por el CEDET. Según esta
institución, “uno de los problemas de
mayor impacto sobre los afroperuanos
radica en la educación, a quienes hasta
el momento se les ha imposibilitado el
desarrollo de experiencias de enseñanza
y aprendizaje que consideren su
cultura, su identidad, su historia, sus
necesidades e intereses. La calidad de los
servicios educativos en las comunidades
afroperuanas necesita mejorarse y
los contenidos educativos requieren
diversificarse y contextualizarse” (Centro
de Desarrollo Étnico, 2005: 13).
Salud y seguridad social
De manera general se observa que
entre los afrodescendientes de la región
andina el derecho a la salud no está
suficientemente garantizado. En las
zonas rurales, por ejemplo, los temas
relativos a cobertura, acceso y calidad de
los servicios de salud son preocupantes.
Uno de los indicadores que demuestra
una muy baja satisfacción del derecho a
la salud es la tasa de mortalidad infantil.
A partir de esta tasa es posible medir
el impacto de las políticas públicas
de salud en la población general y
estimar sintéticamente las garantías a
Fuente: Elaboración
propia sobre la base
de datos provistos por
el DANE y procesados
por el Observatorio de
Discriminación Racial.
Información consultada en
Mosquera, León y Rodríguez
(2009: 42).
los derechos económicos, sociales y
culturales, pero lo más importante es
que este indicador permite evaluar las
condiciones de vida tanto de la sociedad
en general como de las madres y los
niños.
En Colombia, según el citado informe del
Observatorio de Discriminación Racial,
“las condiciones de salud de la población
afrocolombiana son más precarias que
las de la población mestiza del país. A
pesar de ello, el Estado colombiano no ha
realizado esfuerzos claros ni contundentes
para mejorarlas” (Rodríguez Garavito,
Alfonso Sierra y Cavelier Adarve, 2008:
47). Esta precariedad que se denuncia se
evidencia al examinar índices como la
tasa de mortalidad infantil (véase Cuadro
6).
Así como la población afrocolombiana
presenta una tasa de mortalidad infantil
más alta que los no afrocolombianos, las
diferencias son igualmente notables en el
indicador de esperanza de vida al nacer.
Según el Observatorio de Discriminación
Racial, en Colombia los afrodescendientes
hombres y mujeres presentan una tasa
de esperanza de vida de 64,3 años y 66,7
años, respectivamente, mientras que el
total de la población colombiana tiene
una esperanza de vida al nacer de 70,3
años en el caso de los hombres y 77,5
años en el de las mujeres. En Colombia
las mujeres afrocolombianas viven
10,8 años menos que el promedio de
las mujeres colombianas, en tanto que
los hombres afrodescendientes viven 6
años menos que el total de la población
masculina. En cuanto a la cobertura del
seguro social, el Observatorio sostiene:
135
Cuadro 7
Tasa de mortalidad infantil afroecuatoriana (menores de 1 año). Censo de 2001
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística y Censos (2001).
Elaboración: Del Popolo y
Oyarce (2005: 40).
Zona de
residencia
Total
Total
29,2
32,6
59,3
25,8
Urbana
22,2
29,3
34,3
21,3
Rural
38,6
39,4
64,8
32,9
Afroecuatorianos
“El
porcentaje
de
personas
afrocolombianas que están afiliadas
al sistema de salud es notoriamente
inferior al de la población mestiza.
Según datos oficiales de la Encuesta
de Calidad de Vida del DANE de 2003,
recogidos por el Documento CONPES
3310 de 2004, sólo el 49% de los
afrocolombianos están afiliados al
sistema de salud. Este porcentaje es
claramente inferior al ya preocupante
nivel de acceso de los mestizos, que
la misma fuente fija en 65%.
Los servicios de salud para la
población afrocolombiana se prestan
en condiciones precarias que no
garantizan el derecho fundamental
a gozar de un estado de completo
bienestar físico y social […]. Las
dificultades geográficas, la falta de
vías de acceso, la precariedad de los
medios de transporte y la incidencia
del conflicto armado interno hacen
que en el Litoral Pacífico y la Costa
Atlántica –en donde la población
afrocolombiana tiene una presencia
importante– no se garantice el
acceso a los establecimientos, bienes
y servicios de salud” (Rodríguez
Garavito, Alfonso Sierra y Cavelier
Adarve, 2008: 48).
Ahora una revisión al tema de la salud
en los afroecuatorianos. En primer
lugar, en lo que respecta al fenómeno
de la mortalidad infantil no existen
fuentes estadísticas recientes para los
afroecuatorianos. Sólo el censo de
2001 permite una desagregación por
etnicidad. Para el año 2001 los indígenas
y los afroecuatorianos presentaron la
tasa de mortalidad infantil más alta del
país (59,3 y 32,6‰, respectivamente), en
comparación con un promedio nacional
136
Indígenas
Resto de la
población
del 25,8‰. La diferencia con el promedio
nacional se acentúa más al medir la tasa
según el área geográfica. Así, para el caso
afroecuatoriano, la tasa de mortalidad
infantil en el área urbana fue de 29,3‰,
mientras que en las zonas rurales la cifra
alcanzó el 39,4 por cada 1.000 niños
menores de 1 año nacidos vivos (véase
Cuadro 7).
Al desagregar la tasa de mortalidad
infantil por provincias y por cantones,
encontramos que las diferencias de las
tasas entre los afroecuatorianos son
muchos más acentuadas respecto del
resto de la población. De acuerdo con
el censo de 2001, la tasa de mortalidad
infantil en la provincia de Esmeraldas fue
de 37 por cada 1.000 niños menores de 1
año nacidos vivos, en tanto la población
afroecuatoriana de esa provincia registró
una tasa de 41,2‰.
En relación con la mujer afroecuatoriana,
las estadísticas disponibles no permiten
calcular la tasa de mortalidad materna.
Sólo a partir de la Encuesta de Condiciones
de Vida de 2006 se obtuvieron datos
sobre la atención profesional del parto y
el control prenatal por parte de médicos
y obstetras. Una de las causas asociadas
con la mortalidad materna es el lugar
de atención del parto, además del tipo
de personal a cargo. De acuerdo con
la Encuesta de Condiciones de Vida, el
14,7% de las mujeres afroecuatorianas
recibieron atención no profesional del
parto, en tanto en las mujeres indígenas
este indicador alcanzó el 62,1%.
Asimismo, se tienen datos sobre control
prenantal. Según la ECV de 2006, el 83,1%
de las mujeres embarazadas lograron
Cuadro 8
Estado de enfermedad crónica en los hogares afroperuanos (en %)
Afroperuanos
Total
nacional
Indígenas
Jefe de hogar con enfermedad crónica
34,93
27,72
28,43
Algún miembro con enfermedad crónica
59,71
48,10
48,17
al menos un control prenatal por parte
de médicos u obstetras. Las mujeres
afroecuatorianas alcanzaron una cifra
mayor del 86,13%, en tanto la mujer
indígena fue la que menor cobertura
registró con sólo el 60,95%.
De acuerdo con la ECV, 10 de cada 100
ecuatorianos poseen algún tipo de
seguro social. Entre los afroecuatorianos
esta proporción es de 7 por cada 100,
mientras que entre los blancos es de 12
por cada 100.
En general, en lo que respecta a la
salud los afroecuatorianos padecen
dificultades para acceder a este servicio.
Las enfermedades más frecuentes que
presentan están relacionadas con las
condiciones insalubres de los sitios
donde habitualmente viven. Sitios que
por lo general no sólo poseen poca
infraestructura en salud, sino que además
presentan niveles altos de deterioro
ambiental, uso de aguas contaminadas y
mala eliminación de los desechos sólidos.
Esta situación termina empeorando
significativamente la calidad de vida de
estas comunidades. Es importante tener
en cuenta que enfermedades como
el colesterol, la diabetes, la anemia
falciforme, los cánceres, los miomas
intrauterinos y la malaria por lo general
se presentan con mucha frecuencia en los
afrodescendientes no sólo de Ecuador,
sino de los demás países andinos.
En lo que respecta a la cobertura de
salud en la población afroperuana no hay
mayores datos disponibles. Sólo existen
algunas aproximaciones estadísticas del
ya mencionado estudio del Banco Mundial
y el Grupo de Análisis para el Desarrollo
Fuente: Instituto Nacional
de Estadística e Informática
(2004).
Elaboración: Banco Mundial
y Grupo de Análisis para el
Desarrollo (2006: 34).
(2006). Según esta fuente, los hogares
afroperuanos tienen menos acceso a
los centros de salud que las poblaciones
no afrodescendientes. Incluso los
hogares afroperuanos presentan mayor
incidencia de enfermedades crónicas
que los hogares no afroperuanos (véase
Cuadro 8).
De otra parte, un informe alternativo
de varias ONG peruanas presentado
al Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial de las Naciones
Unidas afirma que, en materia del
derecho a la salud, los afroperuanos y
los indígenas tienen pocas garantías:
“En las zonas rurales donde viven
los pueblos indígenas y están los
asentamientos
tradicionales
de
afroperuanos, existe menos acceso a
bienes y servicios de salud que en las
zonas urbanas […]. También existen
barreras económicas para el acceso a
la salud de indígenas y afroperuanos.
Por último las condiciones sanitarias no
contemplan la especial vulnerabilidad
de la población afroperuana frente a
determinadas patologías” (Centro de
Desarrollo Étnico y Makungu por el
Desarrollo, 2009: 10).
En síntesis, de acuerdo con las ONG
afroperuanas Makungu por el Desarrollo
y CEDET, el panorama del derecho a
la salud de los afroperuanos puede
resumirse de la siguiente manera:
“La población afroperuana no
puede gozar a plenitud su derecho
a la salud ya que al no existir la
variable étnica en el aspecto de
salud no se trata de manera diferente
137
la mayor vulnerabilidad de las y
los afroperuanos en problemas
coronarios, hipertensión arterial,
miomas ováricos, prostatitis, diabetes
y anemia falciforme; a pesar [de] que
en el Perú existe un programa de
salud intercultural no se cuenta con
un programa con pertinencia cultural
de salud para las y los afroperuanos”
(Centro de Desarrollo Étnico y
Makungu por el Desarrollo, 2009: 7).
Empleo y mercado laboral
En materia de empleo se observa
un
panorama
crítico
entre
los
afrodescendientes. Aunque existen pocos
datos al respecto, es posible interpretar
que una de las causas fundamentales de
la pobreza de los afrodescendientes es la
falta de oportunidades para conseguir un
buen empleo. Esta falta de oportunidades
se incrementa no sólo por las precarias
condiciones de escolaridad y los
escasos niveles de preparación entre los
afrodescendientes, sino que además el
factor de la discriminación racial juega
un rol determinante.
138
de trece áreas metropolitanas,
aproximadamente el 41,3% de los
trabajadores afrocolombianos eran
unipersonales frente al 26,1% de los
no afrocolombianos. Este tipo de
inserción en el mercado laboral se
relaciona mayormente con actividades
de ‘rebusque’, en el comercio al
por menor, en la elaboración de
alimentos, artesanías y actividades
concernientes al servicio doméstico
y cuidado de niños y ancianos, que
derivan en bajos ingresos y ausencia
de aseguramiento en salud, accidentes
laborales y pensiones” (Ministerio del
Interior y de Justicia de la República
de Colombia, 2009: 15).
En Colombia la participación de los
afrocolombianos y las afrocolombianas
en el mercado laboral está igualmente
marcada por un factor de exclusión.
Según el censo de 2005, la tasa de
desempleo entre los afrocolombianos
alanzaba un 6,3%, en tanto que entre
los no afrocolombianos era del 3,4%;
asimismo, la tasa de ocupación de los
afrocolombianos era del 40,4% y para los
no afrocolombianos alcanzaba el 44,3%
(Ministerio del Interior y de Justicia de la
República de Colombia, 2009: 9).
De acuerdo con el componente
afroecuatoriano del Plan Nacional de
Desarrollo del Ecuador (2007-2010),
“sin bien la educación se evidencia
como uno de los principales desafíos
para el desarrollo humano de los
afroecuatorianos, los indicadores sociales
demuestran que el segundo factor crítico
es el desempleo y el subempleo. La
encuesta de empleo y desempleo urbano
del 2005 (INEC) revela que la tasa de
desempleo urbano en el país es del 7,9%.
Pero esta tasa en los afroecuatorianos
es la más alta en el Ecuador con el 11%.
Y si se desglosa por sexo, las mujeres
afroecuatorianas llevan la peor parte:
su tasa de desempleo alcanza la insólita
cifra del 17,5%” (Secretaría Nacional de
Planificación y Desarrollo y Corporación
de Desarrollo Afroecuatoriano, 2008)
Siguiendo con el Plan Nacional de
Desarrollo Afroecuatoriano, datos de
la Encuesta de Condiciones de Vida de
2006 revelan lo siguiente:
Según documentos oficiales de la
Comisión Intersectorial para el Avance
de la Población Afrocolombiana, una
de las características básicas asociadas
con esta población es su debilidad en
la inserción en el mercado de bienes y
servicios.
“En las áreas urbanas la población
afrocolombiana
se
encuentra,
en su mayoría, localizada en el
sector informal de la economía,
en condiciones de trabajadores
unipersonales. Según la Encuesta
Continua de Hogares del segundo
trimestre de 2004, para el promedio
“Las condiciones del mercado
laboral evidencian una realidad: las
condiciones de trabajo son mucho
más estrechas en los afroecuatorianos,
quienes igualmente poseen las
tasas más bajas de escolaridad y
el analfabetismo más alto del país,
seguido de los indígenas. Entonces
[se plantea] una pregunta: ¿cuál
es el factor determinante en estas
coincidencias en los afroecuatorianos:
alto desempleo, bajos ingresos, baja
educación y una PEA ocupada en mayor
medida en trabajos no calificados? La
encuesta sobre discriminación racial
que el INEC y la STFS ejecutaron en
Cuadro 9
Cobertura de los servicios públicos domiciliarios para la población afrocolombiana
y mestiza (en %)
Acueducto
Alcantarillado
Electricidad
Población afrocolombiana
71,6
56,39
89,65
Población mestiza
85,72
75,31
95,44
el 2004 reveló que los indígenas y los
afroecuatorianos son el sector que
sufre la mayor discriminación laboral
en el país, con cerca del 13% y el
10%, respectivamente” (Secretaría
Nacional de Planificación y Desarrollo
y
Corporación
de
Desarrollo
Afroecuatoriano, 2008).
al resto de la población– superior
al 20%, con el riesgo de contraer
enfermedades transmisibles. En
especial, la enfermedad diarreica
aguda EDA, que afecta de manera
sensible a la niñez” (Ministerio del
Interior y de Justicia de la República
de Colombia, 2009: 15).
En materia de empleo en los
afroperuanos, el estudio del Banco
Mundial y GRADE sostiene que “la
proporción de la población ocupada
afroperuana
es
significativamente
menor que el promedio nacional. […]
El desempleo parece ser un problema
importante en la población afroperuana.
Similar resultado se encuentra con la
tasa de desempleo e inactivos, [que] es
significativamente mayor con respecto
al promedio nacional y a cualquiera de
los grupos de comparación. Más aún,
una importante parte de la población
afroperuana se encuentra por fuera de
la PEA (39,3%)” (Banco Mundial y Grupo
de Análisis para el Desarrollo, 2006).
Por su parte, el informe elaborado por
Rodríguez Garavito, Alfonso Sierra
y Cavelier Adarve (2008) y el trabajo
realizado por Mosquera Rosero-Labbé,
León Díaz y Rodríguez Morales (2009)
coinciden en afirmar que en Colombia,
aunque la cobertura de servicios
públicos domiciliarios ha mejorado
considerablemente para el conjunto
de la población, esta no ha logrado
llegar de igual manera a los hogares
afrocolombianos en comparación con
aquellos no afrocolombianos. Según
Mosquera Rosero-Labbé, León Díaz
y Rodríguez Morales, “la ausencia de
servicios de acueducto, alcantarillado y
energía eléctrica incide directamente en
la falta de adecuación de las viviendas
para que sean lugares habitables” (2009:
43) (véase Cuadro 9).
Vivienda y servicios básicos
Respecto al tema del acceso a la
vivienda y los servicios básicos en
los afrocolombianos, la Comisión
Intersectorial para el Avance de la
Población Afrocolombiana sostiene:
“Los estudios muestran el grave
déficit de vivienda [afrocolombiana],
especialmente el déficit cualitativo,
y cómo los hogares de la población
afrocolombiana
presentan
menores tasas de cobertura en los
servicios públicos de agua potable,
alcantarillado y evacuación de
residuos, con una brecha –respecto
Fuente: Elaboración propia
sobre la base de datos del
Censo de 2005 (DANE).
Información consultada en
Mosquera Rosero-Labbé,
León Díaz y Rodríguez
Morales (2009: 43).
Por su parte, de acuerdo con el
componente
afroecuatoriano
del
Plan Nacional de Desarrollo del
gobierno del Ecuador (2007-2010), los
afroecuatorianos
presentan
cuatro
desafíos clave para superar su situación
de pobreza, la cual es producto de la
discriminación estructural: la educación,
el empleo, la escasez de vivienda y el
acceso a los servicios básicos de agua
y alcantarillado. Habiendo examinado
educación y empleo, se analiza ahora el
panorama de la vivienda y los servicios
básicos.
139
Cuadro 10
Cobertura de los servicios públicos domiciliarios para la población afroecuatoriana
(en %)
Acueducto
Fuente: Instituto Nacional de
Estadística y Censos (2006).
Elaboración: SIISE-SISPAE
(2007)
Población afroecuatoriana
39
40
Población mestiza
51
52
El documento citado sostiene:
“En el tema de la vivienda es donde
más se evidencia la discriminación
persistente. El 38% de la población
afroecuatoriana no tienen vivienda,
bien sea propia o arrendada. Pero la
tenencia de la vivienda es mucho más
dramática si se analiza la situación por
sexo. Apenas el 15,3% de las mujeres
afroecuatorianas posee una vivienda,
en cambio entre los hombres este
indicador supera el 47%.
La falta de vivienda en los
afroecuatorianos es un verdadero
drama. Dado el prejuicio racial
muchos afroeuatorianos no son
sujetos de arriendo de lugar de
habitación. En ciudades como
Guayaquil, Quito, Esmeraldas, Ibarra
o Lago Agrio, donde la población
afroecuatoriana es significativa, son
muy comunes barrios o sectores
de invasión donde los afros viven
en
condiciones
verdaderamente
precarias. El caso más ilustrativo es
el Gran Estero Salado de Guayaquil”
(Secretaría Nacional de Planificación
y Desarrollo y Corporación de
Desarrollo Afroecuatoriano, 2008).
En efecto, en la Ciudad de Guyaaquil,
en el sector del Estero Salado, viven
cerca de 150 mil afrodescendientes en
condiciones deplorables, con casas de
caña, sin alcantarillado ni agua potable
y con altos niveles de inseguridad. En
materia de servicios básicos se observan
claros niveles de asimetría entre viviendas
con jefes de hogar afroecuatorianos y
no afroecuatorianos. Según datos de
la Encuesta de Condiciones de Vida de
2006, apenas el 39% de las viviendas
cuyo jefe de hogar se identificó como
afroecuatoriano posee agua entubada
por red pública dentro de la casa. En
140
Alcantarillado
tanto, para las viviendas mestizas y
blancas este indicador supera el 51% y
el 57%.
Lo mismo sucede con el sistema de
eliminación de excretas con medios
sanitarios. La ECV 2006 advierte que,
pese a que el país posee una buena
cobertura de sistemas de eliminación de
excretas, en los hogares afroecuatorianos
este sistema apenas alcanza a cubrir
un 76% a nivel nacional. En cuanto al
sistema de alcantarillado, apenas el
40% de las viviendas afroecuatorianas
tienen este servicio, en tanto que las
viviendas de blancos y mestizos gozan
de una cobertura del 56% y 52%,
respectivamente. En cuanto a la cobertura
del servicio de basura de acuerdo con
la condición étnica de la vivienda, se
observa que no existe mayor diferencia
entre viviendas afroecuatorianas (73%) y
mestizas (75%).
En cuanto al panorama de vivienda y
servicios básicos en los afroperuanos,
el ya mencionado documento del Banco
Mundial y el Grupo de Análisis para el
Desarrollo afirma:
“Al analizar la información sobre
viviendas de los hogares afroperuanos
se encuentra que ocupan en un
94,4% viviendas independientes, de
las cuales el 45,3% son de ladrillos o
bloque de cemento a diferencia del
promedio nacional de 41,13% y el
indígena donde sólo el 22,16% es de
cemento.
[…] Si adicionalmente se analiza el
acceso a la infraestructura pública
como la red pública de agua, desagüe
y la electricidad se encuentra una
diferencia positiva enyte el nivel de
Cuadro 11
Cobertura de los servicios públicos domiciliarios para la población afroperuana y
nacional (en %)
Acueducto
Alcantarillado
Electricidad
Población afroperuana
77,26
54,84
34,40
Total nacional
61,96
48,39
31,71
acceso de la población afroperuana,
el promedio nacional y la población
indígena. […]
En todos los casos los hogares
afroperuanos tienen un mejor acceso
a servicios públicos en sus hogares,
lo cual estaría reflejando la prioridad
que ellos tienen sobre su vivienda”
(Banco Mundial y Grupo de Análisis
para el Desarrollo, 2006: 36) (véase
Cuadro 11).
Derechos civiles de acceso a la justicia y
a la libertad
Acceso a la justicia
La mayoría de las constiticiones de la
región andina promulgan el derecho
humano fundamental a la igualdad ante la
ley de todos los ciudadanos sin distinción
alguna. Tomando sólo como ejemplo
la Constitución del Ecuador de 2008,
en su inciso 2 del artículo 11 establece
que “todas las personas son iguales y
gozarán de los mismo derechos, deberes
y oportunidades” (República del Ecuador,
2008). Este principio normalmente es un
requisito importante dentro del marco
de un Estado constitucional de derechos.
Además, se establece que tal principio
se convierte en una garantía para la
apropiada defensa de los derechos
humanos y para el castigo de los actos
de discriminación racial.
Si bien este principio de la igualdad
ante la ley ha sido consagrado en las
constituciones de los países estudiados,
y todo ciudadano debe gozarlo
plenamente, la cuestión se vuelve
problemática a la hora de establecer si,
en efecto, todos los ciudadanos tienen
las mismas oportunidades al momento
Fuente: Instituto Nacional
de Estadística e Informática
(2004).
Elaboración: Banco Mundial
y Grupo de Análisis para el
Desarrollo (2006: 38).
de acceder a la justicia. Pese a que no
se tienen datos sobre el cumplimiento
o no de este derecho en el caso los
afrodescendientes, se percibe que
determinados grupos de personas, en
especial las víctimas de la discriminación
racial, por diversos motivos no tienen
acceso a la justicia o no lo tienen en pie
de igualdad con el resto de la población.
En Ecuador, por ejemplo, esta hipótesis es
perfectamente demostrable para el caso
de los delitos de discriminación racial
que estaban tipificados en el Código
Penal. Es conocido que el capítulo VIII
del Código Penal condena todo acto de
discriminación contra cualquier persona,
pero no se conocen casos, o son muy
escasos, en que se haya hecho una
demanda de esta naturaleza ante un juez
o un tribunal de justicia.
Lo mismo sucede en Perú, donde el
Estado peruano ha generado leyes
antidiscriminatorias que incluyen normas
administrativas y la calificación del delito
de la discriminación. Asimismo, a nivel
local existen ordenanzas municipales
antidiscriminatorias, pero según el CEDET
y Makungu por el Desarrollo, “el Estado
no ha generado acciones articuladas
y sistemáticas para su cumplimiento.
Más allá de algunos casos específicos
de cumplimiento de la legislación,
en específico la de discriminación en
el consumo, no existe una estrategia
integral del Estado para eliminar la
discriminación racial en el país” (Centro
de Desarrollo Étnico y Makungu por el
Desarrollo, 2009: 4).
141
De modo que las constituciones y algunas
leyes secundarias en los países andinos
garantizan la igualdad ante la ley, e
incluso hay leyes antidiscriminación,
pero en el sentir de la misma sociedad
afrodescendiente
tal
igualdad
se
ve menoscabada por factores de
discriminiación racial. Una prueba de ello
es que las mismas víctimas del racismo,
como son los afrodescendientes y los
indígenas, no denuncian el delito de la
discriminación racial. ¿Pero por qué
ocurre esto? Una primera respuesta sería
la falta de conocimiento de la existencia
de la norma, o quizá el poco interés que los
abogados y los organismos defensores
de los derechos humanos poseen sobre
el tema. Sin embargo, para el caso del
Ecuador la hipótesis más probable sería
que quizá los beneficios de la justicia no
se encuentran al alcance de la mayoría
de la población de menores ingresos y
poca educación o que está ubicada en
zonas marginales y alejadas del país.
Es decir, es probable que en Ecuador
existan ciertos grupos sociales que por
su condición económica y social se
vean impedidos de acceder a la justicia
o no puedan hacer valer sus derechos
humanos.
La necesidad, por ejemplo, de tener
que hacer una demanda patrocinada
por un abogado/a podría constituirse
en una limitante, dados los recursos
económicos que implica su contratación
De allí que el acceso a la asistencia y el
patrocinio jurídico gratuito por parte
del Estado para quienes carecen de
recursos económicos suficientes debería
constituirse en un componente esencial
del derecho a ser protegido para acceder
libremente a la justicia. La capacitación
constante de las ciudadanas y los
ciudadanos, las lideresas y los líderes
de las organizaciones sociales podría
constituir otra estrategia eficaz para
garantizar el acceso a la justicia de los
sectores más discriminados.
Seguridad ciudadana y policía
Las fuerzas de policía son percibidas como
un organismo disciplinador y de control
social de aquellas personas o grupos
142
estigmatizados como “peligrosos” o
“delincuenciales”.
Esta
concepción
asume consecuencias alarmantes entre
los sectores afrodescendientes de la
región, toda vez que la policía, en muchas
ocasiones, se convierte en un actor que
practica la discriminación racial hacia los
jóvenes afrodescendientes, quienes son
víctimas de ciertos agentes del orden
que creen identificar en ellos un perfil
racial o una actitud “sospechosa”.
En Perú, organizaciones de Derechos
Humanos agrupadas en la Coordinadora
Nacional
de
Derechos
Humanos
(CNDDHH), de la cual forman parte las
ONG afroperuanas CEDET, Makungu
por el Desarrollo y LUNDÚ, en su
informe alternativo presentado al CERD
denuncian el prejuicio del perfil racial
practicado contra los afrodescendientes:
“Las fuerzas del orden peruanas
utilizan con frecuencia el perfil racial
como criterio de identificación de
los sospechosos de haber cometido
algún delito. Esta práctica afecta
sustancialmente a la población
indígena y afroperuana y a las
personas con rasgos andinos, que
con frecuencia enfrentan acusaciones
infundadas relacionadas con delitos
comunes, y a la población indígena
andina, a la que con frecuencia se
atribuyen sin fundamento acciones
terroristas” (Coordinadora Nacional
de Derechos Humanos Perú, 2009:
14).
De manera particular, las organizaciones
de base afroecuatorianas de Quito han
emprendido acciones colectivas desde
los años noventa con miras a sensibilizar
a la policía para que no practique el
prejuicio del perfil racial hacia los
afroecuatorianos. Las investigaciones
del abogado Juan Ocles Arce (2009) han
determinado y denunciado públicamente
la violencia policial en Quito. Según
Ocles, en 1997 la señorita Mireya Congo
Palacios fue asesinada por balas de
agentes de la policía (ver diario Hoy,
1997: sección editorial).
De acuerdo con Carlos de la Torre (2003: 36)
la racialización de los afroecuatorianos y
las afroecuatorianas como criminales no
sólo deviene de la policía. También gran
parte de la sociedad practica el “perfil
racial delincuencial” contra la población
afrodescendiente. Mientras que a los
hombres se los imagina como ladrones o
vagos, a las mujeres se las concibe como
prostitutas. Afirma De la Torre que “la
policía quiteña concibe su misión como la
de proteger a los ciudadanos (léase a los
blancos y mestizos vistos como quienes
pertenecen a los espacios urbanos) de
la ‘peligrosidad’ de los negros. Estos
no son vistos como ciudadanos, sino
como intrusos violentos que invaden las
ciudades”.
Dada la gravedad del perfil racial
practicado contra los afrodescendientes,
el Programa de Acción de Durban en
su artículo 72 insta a los estados a que
“elaboren, apliquen y hagan cumplir
medidas eficaces para eliminar el
fenómeno conocido comúnmente como
‘establecimiento de perfiles raciales’ y
que comprende la práctica de policía y
otros funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley de basarse […] en la raza, el
color, la ascendencia o el origen nacional
o étnico como motivo para someter a las
personas a actividades de investigación
o para determinar si una persona realiza
actividades delictivas” (Naciones Unidas,
2001).
La libre circulación
Dada la estigmatización de los
afrodescendientes y el perfil racial que
algunos organismos de policía practican
contra ellos, en muchas ocasiones
se viola su derecho civil a la libre
circulación. En Colombia, Ecuador, Perú
y Venezuela es habitual que los medios
de comunicación informen que en algún
club, discoteca o centro de recreación se
ha restringido el derecho a ingresar de los
afrodescendientes. En Colombia, incluso,
los casos han sido motivo de escándalos
públicos hasta el punto de que la Corte
Constitucional y la Defensoría del Pueblo
han tenido que intervenir.
Pero uno de los casos más dramáticos que
evidencian la violación del derecho a la
libre circulación de los afrodescendientes
ocurrió en Quito el 13 de abril de
2008 cuando un grupo de 23 jóvenes
afroecuatorianos fueron detenidos y
apresados por la policía sin motivo
justificado, y acusados de “vagancia
pública” y de “actitud sospechosa”
cuando descansaban en el parque La
Carolina, en el norte de Quito. Este hecho
generó una protesta por parte de algunas
organizaciones afroecuatorianas y la
reacción del gobierno, que finalmente
presentó disculpas públicas. Este
reconocimiento de la violación al derecho
a la libre circulación fue expresado por el
entonces ministro de Gobierno, Fernando
Bustamante, quien el 27 de junio de 2008
dijo: “a nuestros amigos, disculpas por
la forma como fueron tratados y por
los procedimientos irregulares que los
afectaron” (El Universo, 2008).
Población carcelaria
La inexistencia de datos, estudios
y estadísticas sobre la situación
carcelaria de los afrodescendientes
en la región andina constituye un
aspecto preocupante. Esta forma de
invisibilidad se convierte en un factor
neurálgico y de gran vulnerabilidad a la
hora de diagnosticar y aplicar medidas
de política pública que protejan los
derechos humanos más elementales
de la población afrodescendiente. Al
menos, esta fue una de las conclusiones
a las que llegó el estudio sobre el
sistema judicial y el racismo contra
afrodescendientes de Brasil, Colombia,
Perú y República Dominicana elaborado
por el Centro de Estudios de Justicia
de las Américas (CEJA), a solicitud
de la Asamblea General de la OEA
mediante una resolución denominada
“Prevención del racismo y de toda
forma de discriminación e intolerancia
y consideración de la elaboración de un
Proyecto de Convención Interamericana”
(Centro de Estudios de Justicia de las
Américas, 2004).
A continuación se extraen algunas
conclusiones
del
informe
citado
relativas a la situación de las cárceles
y los afrodescendientes en Colombia y
Perú. Finalmente se presenta un estudio
elaborado por el autor del presente
informe para el caso de Ecuador. No se
143
presenta información sobre Venezuela
dada la falta de datos fehacientes.
Colombia
Según el CEJA, la situación de los
afrocolombianos relativa al acceso a
la justicia y a la situación carcelaria es
difícil de diagnosticar dada la insuficiente
información oficial que existe al respecto.
De acuerdo con el CEJA, en Colombia no
se cuenta con datos estadísticos sobre
el número de personas afrocolombianas
que están en las cárceles ni tampoco
sobre los delitos por los cuales suelen
ser enviadas a prisión, así como
tampoco se dispone de otros datos de
interés: “tampoco existe información
estadística sobre el número de personas
afrocolombianas trabajando en el sistema
de administración de justicia (Poder
Judicial, Defensoría, Ministerio Público,
etc.)” (Centro de Estudios de Justicia de
las Américas, 2004: 49). No obstante,
esta falta de datos no impide determinar
algunos
fenómenos
característicos
sobre los afrodescendientes y el sistema
judicial en este país.
El informe del CEJA afirma:
“En cuanto al tratamiento judicial
de los afrocolombianos, puede
apreciarse que el nivel de acceso a
la justicia es, aún, bastante limitado.
Las organizaciones sociales no han
utilizado en forma sistemática el
impetrar la protección judicial para
hacer valer sus derechos, sino que los
casos que se conocen responden, más
bien, a estrategias subsidiarias frente
a la inacción por parte del Estado para
resolver conflictos de diversa índole”
(Centro de Estudios de Justicia de las
Américas, 2004: 49).
Pese a la falta de información, se destaca
un informe que en 2001 elaboró una misión
del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos de la Oficina de Colombia, que
constató tanto la situación carcelaria
general, como la de los afrocolombianos
recluidos. En este reporte se consigna
que llama particularmente la atención
“la discriminación que sufren los
afrocolombianos como colectivo. En
centros penitenciarios como la cárcel
144
distrital ‘La Modelo’ [ubicada en Bogotá]
carecen incluso de lugar para dormir y se
han visto obligados a ocupar, como los
más pobres entre los pobres, un intersticio
entre dos pabellones (por donde pasan
los tubos de agua y desagüe, y los cables
de electricidad) al que llaman ‘túnel’ o
‘socavón’” (Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, Oficina en Colombia, 2001).
El informe pone en evidencia cómo la
población afrocolombiana recluida en
las cárceles tiene una mayor invisibilidad
incluso que las demás personas o
colectivos:
“Hay afrocolombianos sindicados por
delitos menores que están en prisión
por varios años y su situación revela
la falta de una defensa profesional
idónea. Sus condiciones de mayor
discriminación en la prisión parecen no
haber sido objeto de cuestionamiento
jurídico, ni observación por los jueces
de ejecución de la pena” (Centro de
Estudios de Justicia de las Américas,
2004: 39).
Tampoco existen registros respecto del
número de personas afrodescendientes
que se desempeña en el sistema de
administración de justicia. Siguiendo
con el estudio del CEJA, “para algunos,
ello obedece a la impresión [de] que
establecer este tipo de clasificaciones
constituiría en sí mismo (o, cuando
menos, podría contribuir a crearse) una
especie de discriminación racial” (Centro
de Estudios de Justicia de las Américas,
2004: 40).
Otra conclusión importante que destaca
el CEJA tiene que ver con el tema del
racismo y el sistema judicial:
“Para tener una visión del tratamiento
que la jurisprudencia ha dispensado
a la discriminación racial en contra
de los afrocolombianos es necesario
advertir que se observa un trato
distinto según cuál sea el tribunal
que se pronuncia sobre alguna
materia determinada. Sabido es que
la Corte Constitucional de Colombia
goza de prestigio dentro de la
estructura judicial nacional, y ello
ha trasuntado a la cuestión relativa
Cuadro 12
Población carcelaria por etnia en Ecuador. 2004
Total
Indígenas
425
3,96
1.249
11,63
981
9,13
8.089
75,29
10.744
100
Afroecuatorianos
Blancos
Mestizos
Total nacional Porcentaje
a los afrodescendientes. La Corte,
en efecto, ha emitido importantes
fallos en favor de los derechos de
las comunidades negras pero, debe
señalarse, sus pronunciamientos
no han surtido el efecto esperado
desde que, en muchas ocasiones,
el Gobierno no les ha dado debido
cumplimiento.
Los tribunales de instancia, por su
parte, no parecen tener la misma
sensibilidad que la Corte en las (pocas)
causas en que su intervención ha sido
requerida” (Centro de Estudios de
Justicia de las Américas, 2004: 40).
Ecuador
Poco se sabe sobre la situación de los
afroecuatorianos en las cárceles. Sin
embargo, según el Boletín Estadístico
2004-2005 de la Dirección Nacional
de Reahabilitación Social de Ecuador
(DNRS), más del 11,63% de la población
recluida es afrodescendiente. Esta
cifra sobrepasa la estimación de la
población afroecuatoriana total, la cual
en el país representa el 5% según la
autoidentificación étnica del censo de
2001 (véase Cuadro 12). Es decir que por
cada ciudadano afroecuatoriano en el
país hay por lo menos 2,3 afros en una
cárcel.
La sobrerrepresentación de la población
afroecuatoriana en las cárceles sin
dudas tiene que ver con diversos
aspectos como la estigmatización, la
peligrosidad y el prejuicio racial que
en la mentalidad ecuatoriana pesan
Fuente: Elaboración propia
sobre la base de datos
consultados en Dirección
Nacional de Rehabilitación
Social (2005: 60).
sobre el afrodescendiente. También
abre preguntas respecto de los móviles
sociales causales de reclusión, pues el
fenómeno de la sobrerrepresentación de
los afroecuatorianos en las cárceles está
en estrecha relación con los altos niveles
de desempleo, los bajos ingresos, la
escasa escolaridad y el fuerte racismo
que surgen estas comunidades.
En la ciudad de Quito existen cinco centros
de reclusión (cuatro para varones y uno
para mujeres, sin contar el de detención
provisional). La población total recluida
entre el 2004 y el 2005 sobrepasa las
2.728 personas. De este universo, el 5,6%
es indígena; el 5,3%, blanco; el 18,4%,
afroecuatoriano y el 70,7%, mestizo.
Nuevamente, el porcentaje de población
negra recluida triplica a la población
negra del país. Mientras que la población
afrodescendiente representa el 3,1%
de todos los quiteños, en las cárceles
de la ciudad alcanza el 18%. Por cada
afroquiteño que habita en Quito hay
cinco en las cárceles. Según el Boletín
Estadístico 2004-2005 de la DNRS, la
población negra en los penales de Quito se
distribuye de la siguiente manera: cárcel
1de varones: 310; cárcel 2 de varones:
120; cárcel 3 de varones: 40; cárcel 4 de
varones: 1; cárcel de mujeres: 30, para
un total de 501 afros, siendo el 94% de
los reclusos hombres y el 6% mujeres. La
situación de los afroecuatorianos dentro
de las cárceles de Quito no escapa a la
dureza de la realidad que sufren todos
los internos: hacinamientos, violencia
exacerbada, abusos y acosos sexuales,
145
Cuadro 13
Población carcelaria por etnia en Quito. 2004
Etnia
Indígenas
Cárcel 2
Cárcel 3
Cárcel 4
Cárcel 5
Total
etnia
52
94
4
-
4
154
310
120
40
1
30
501
Blancos
88
26
20
2
8
144
Mestizos
517
555
400
65
392
1.929
Total nacional
967
795
464
68
434
2.728
Afroecuatorianos Fuente: Elaboración propia
sobre la base de datos
consultados en Dirección
Nacional de Rehabilitación
Social (2005: 60).
Cárcel 1
falta de garantías jurídicas, restricción
de los derechos humanos. Sin embargo,
por el hecho de que el recluso sea
afroecuatoriano su condición precaria
tiende a agudizarse. Al menos así lo
demuestran
estudios
sociológicos
realizados recientemente sobre la
problemática étnica en los panópticos
(Dirección Nacional de Rehabilitación
Social, 2005).
históricamente han sufrido y sufren
los afrodescendientes dado el racismo
estructural que desde la época de la
colonia pesa sobre ellos. Sobre la base
de la información analizada, es posible
afirmar que los afroecuatorianos se
encuentran en un laberinto de exclusión
que los arrincona en el estereotipo de la
pobreza y la delincuencia.
Perú
Según el estudio estadístico realizado
por Claudio Gallardo y Jorge Núñez
en los penales de varones de Quito,
la mayor conflictividad se da con la
población negra y mulata, debido a que
los conflictos entre reclusos están muy
asociados con el racismo, el estereotipo
racial y la peligrosidad que se adjudica
a la población afrodescendiente. La
encuesta revela que los conflictos con
los reclusos indígenas alcanzan el 2%,
con los blancos, el 6%, con los mestizos,
el 8% y con los negros, el 14% (Gallardo
Núñez Vega, 2006).
En suma, la radiografía del fenómeno
afroecuatoriano en las cárceles de
Quito es preocupante si se considera
la sobrerrepresentación demográfica
afroecuatoriana en los penales. El asunto
es que proporcionalmente hay más
negros y negras en prisión que negros
y negras en el país. Esta desproporción
refuerza el imaginario prejuicioso
que asocia al afrodescendiente con la
delincuencia y la peligrosidad racial. Y
obliga a preguntarse por los factores
de vulnerabilidad y exclusión que
146
El informe alternativo al CERD preparado
por las ONG afroperuanas CEDET y
Makungu por el Desarrollo describe de
manera crítica la relación que en este país
existe entre el racismo, por un lado, y el
sistema judicial y los sistemas carcelarios,
por el otro. El informe sostiene:
“No se puede negar que el trato
ante los tribunales es desigual en el
Perú y este además se dificulta por
los prejuicios raciales que las y los
afrodescendientes enfrentan en un
proceso legal siendo considerados
sospechosos y hasta culpables siendo
visibilizados potencialmente como
delincuentes por sólo su condición
étnica, siendo en la mayoría de casos
tratados y mantenidos como tales
en las cárceles del país” (Centro de
Desarrollo Étnico y Makungu por el
Desarrollo, 2009).
Según
el
informe
alternativo,
“la estigmatización de las y los
afrodescendientes y la corrupción del
poder judicial hacen que el acceso
a la justicia sea casi nulo” (Centro
de Desarrollo Étnico y Makungu
por el Desarrollo, 2009). El estudio
anteriormente citado del CEJA sostiene:
“el principal problema que enfrentan los
afrodescendientes en Perú es la falta de
posibilidades reales de acceder a la justicia,
su estigmatización de delincuentes
comunes y la poca receptividad que el
sistema de administración de justicia
tiene hacia ellos” (Centro de Estudios de
Justicia de las Américas, 2004: 66).
“Es por ese sentido que las
poblaciones con mayor concentración
de afroperuanos y afroperuanas son
las que cuentan con menor seguridad,
cometiéndose […] excesos en las
denominadas redadas policiales; sólo
por vivir en un barrio marcado como
peligroso, el derecho a la inviolabilidad
de la vivienda deja de [ser] un derecho.
En las redadas muchos afroperuanos
y afroperuanas son detenidos
sólo por su ‘aspecto’, y tienen que
pasar tiempo en el calabozo siendo
detenidos vulnerando el derecho a la
presunción de inocencia.
En lo que respecta al derecho a
libre circulación en los barrios
considerados de alto poder o de medio
poder adquisitivo, ponen barreras
a la libre circulación de ciudadanos
afroperuanas y afroperuanos por ser
considerados sospechosos siendo el
acceso restringido. Cuando las y los
afroperuanos realizan trámites para
salir del país existe un trato desigual
en las oficinas consulares, en las
líneas aéreas comerciales y en las
oficinas de migración” (Centro de
Desarrollo Étnico y Makungu por el
Desarrollo, 2009).
El internamiento sin sentencia, la
ausencia de defensa adecuada, el
hacinamiento y la mala alimentación,
la ausencia de asistencia médica
oportuna, el trauma psicológico, y
otras condiciones crueles, inhumanas
y degradantes, son el pan de cada
día para miles de afroperuanos y
afroperuanas que son perseguidos y
detenidos en la mayoría de los casos
por ser afrodescendientes.
147
Conclusiones y recomendaciones
Este informe se basa en datos proporcionados por fuentes tanto institucionales
como emanadas de la sociedad civil afrodescendiente de la región. El informe presta
especial atención al cumplimiento de los pactos, los convenios, las declaraciones y
los demás instrumentos internacionales que contemplan los derechos humanos de
los afrodescendientes, bien como ciudadanos individuales o bien como un colectivo
que se autoidentifica como “pueblo” y reclama para sí un reconocimiento jurídico
como tal.
Como se indica en este informe, los estados de la región, en especial Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela, en el marco de sus sistemas democráticos liberales y en
medio del auge multiculturalista y de la diplomacia internacional de la promoción de
los derechos humanos impulsada tanto por el Sistema de la Naciones Unidas como
por la Organización de los Estados Americanos, han suscrito, firmado, ratificado
e incorporado a sus constituciones y legislaciones la mayoría de los instrumentos
internacionales de derechos humanos, en especial aquellos que tienen que ver con
la lucha contra el racismo y la discriminación y la protección de los derechos de las
minorías étnicas, especialmente las indígenas y, colateralmente, las afrodescendientes
(véanse Gráfico 4 y Cuadro 14). Pero esto no es más que un reconocimiento y una
aplicación fáctica de tales instrumentos. En la realidad la aplicación de tales derechos
a favor de los afrodescendientes en la región andina no ha tenido efectos positivos
ni ha sido capaz de transformar la situación de vulnerabilidad, pobreza, exclusión
social, desigualdad y violación constante de sus derechos más elementales que
padecen estos grupos.
Gráfico 4
Estado de los instrumentos internacionales en los países andinos en relación con
los afrodescendientes
Estado de los instrumentos internacionales
Reconocimiento fáctico
Ratificación constitucional
Lírica de la interculturalidad
Diplomacia de inclusión
Agilidad en la redacción de informes al CERD
Fuente: Elaboración propia.
148
Realidad palpable
Perfil racial criminal aumenta
Los DESC no se garantizan
Desempleo, falta de ingresos
y consumo de pocas calorías
Negación a la participación ciudadana
Derecho Internacional Humanitario
Violación a los territorios ancestrales
Exterminio cultural y étnico
Dialéctica del reconocimiento de los instrumentos
Falacia democrática
Liberalismo multicultural engañoso
Cuadro 14
Estado de la política de reconocimiento para los afrodescendientes en la región
andina
Variable
Colombia
Ecuador
Perú
Venezuela
Reconocimiento
explícito Constitución
Sí
Sí
No No
Leyes específicas
Sí
Sí
No No
Planes de Desarrollo
Sí
Sí
No No
Política antidiscriminación
Sí
Sí
Sí No
Visibilidad estadística
Sí
Sí
No
No
Institucionalidad específica
Sí
Sí
Sí
Sí
Proyectos en marcha
No
No
No
No
Participación política
Sí
No
No
No
Acciones afirmativas
Sí
Sí
No
No
La situación de los derechos humanos
de los afrodescendientes en la región
andina es crítica. Su diagnóstico es
reservado y en algunos escenarios se
estima que su condición es alarmante.
El cumplimiento de los instrumentos de
derechos humanos en beneficio de los
afrodescendientes en la región andina
enfrenta
problemáticas
generales
transversales así como otras específicas
determinadas por las condiciones
propias del sistema político y de la
organización social de cada nación. Este
informe demuestra que en la mayoría de
los países andinos los afrodescendientes
comparten cuatro escenarios críticos:
negación de la ciudadanía; negación
del reconocimiento como pueblo,
discriminación institucional y exclusión
socioeconómica, cultural y política.
En cada país la situación de los derechos
humanos de los afrodescendientes
varía. Pero en un intento por cartografiar
y sintetizar el comportamiento del
fenómeno, se podría decir que la política
de reconocimiento de la identidad
étnica afrodescendiente en la región
se desenvuelve en el marco de dos
escenarios: un escenario favorable, con
sus tendencias a mejorar o empeorar, y
otro escenario desfavorable, también con
Fuente: Elaboración propia.
sus tendencias a mejorar o mantenerse
(véase Cuadro 15).
En el escenario favorable se sitúan
Colombia y Ecuador. En los últimos 25
años, en estos dos países el movimiento
social afrodescendiente ha sido capaz
de aprovechar las oportunidades
políticas del sistema. Mediante diversas
acciones concretas y utilizando un
buen repertorio de acciones colectivas,
los afrodescendientes han incluido
en la agenda pública algunos puntos
importantes de sus demandas políticas.
Colombia
y
Ecuador
presentan
situaciones políticas de reconocimiento
similares: i) los cambios aplicados en
los sistemas democráticos a partir de
la promulgación de sus constituciones
(Colombia en 1991, Ecuador en 1998 y
2008); ii) la inclusión de la variable de
autoidentificación étnica en los censos
y las encuestas de hogar (Colombia en
1993 y 2005, Ecuador en 2001 y 2006); iii)
el establecimiento de oficinas públicas
para atender cuestiones relativas a la
temática afrodescendiente (la Dirección
de Asuntos para Comunidades Negras,
Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras
en Colombia y la Corporación de
Desarrollo Afroecuatoriano en Ecuador);
iv) la expedición de leyes (Ley Nº 70
149
Gráfico 5
Problemáticas compartidas por los afrodescendientes en la región andina
Negación de su condición ciudadana
Problemáticas
compartidas en los
afroandinos
Negación de su etnicidad
Discriminación institucional
Exclusión social, política, económica y cultural
Fuente: Elaboración propia.
Racismo estructural
de 1993 en Colombia, Ley de Derechos
Colectivos de 2006 en Ecuador); y
v) la promulgación por parte de los
gobiernos de planes de desarrollo que
orientan la política pública hacia los
afrodescendientes.
Asimismo, desde los años 90s en
ambos países el movimiento social
afrodescendiente
gozó
de
una
madurez y un liderazgo propio que le
permitió sobreponerse a las fracturas
y las contradicciones internas, supo
aprovechar el liderazgo de sus mejores
cuadros y organizaciones, maduró un
discurso alrededor de la etnicidad, la
ancestralidad y contra la discriminación,
y logró hacer alianzas y compartir
experiencias
entre
las
distintas
organizaciones.
De allí que en Colombia y Ecuador sea
posible que los afrodescendientes si
sitúen políticamente en un mejor lugar
dentro del espacio público, aunque
este espacio sea aún marginal y poco
visible en los patrones hegemónicos
del multiculturalismo mestizo. Pero la
cuestión clave es que hay condiciones
sociales y políticas que, si se potencian y
se aprovechan mejor permitirán orientar
en sentido positivo la tendencia de
desarrollo y fortalecimiento en materia de
reivindicación y garantía de los derechos
de las poblaciones afrodescendientes.
Pero si bien Colombia y Ecuador
integran el grupo de países andinos
150
que atraviesan una coyuntura favorable
en materia de reconocimiento de estos
derechos, no se puede dejar de lado
que los desafíos para lograr la garantía
de los derechos humanos y afianzar
la lucha contra la discriminación y la
desigualdad son mucho más grandes
que las oportunidades políticas que
brinda el sistema.
En Colombia el escenario favorable
presenta una condición tendencial
negativa
para
el
cumplimiento
de los derechos humanos de los
afrodescendientes. El detonante no sólo
es la histórica discriminación institucional
que causa que los afrocolombianos vivan
en las peores condiciones sociales y que
Colombia esté lejos de cumplir las metas
y los objetivos de desarrollo del milenio.
Es decir, y poniendo algunos ejemplos,
en Colombia el problema de la pobreza
extrema en los ríos del Pacífico, las altas
tasas de mortalidad infantil en Magui
Payán, la baja esperanza de vida en río
Sucio, la carencia de buenos servicios
públicos en Condoto o Puerto Merizaldes,
la ausencia de educación de calidad en
Bajo Calima y el peligro de muerte en el
hospital de Quibdó, o la imposibilidad
total de utilizar la carretera Tadó-Pereira,
constituyen problemas estructurales que
los afrocolombianos deben enfrentar, y
para ello puede que incluso requieran
colaboración internacional.
Cuadro 15
Escenarios tendenciales para la política de reconocimiento afrodescendiente en los
países andinos
Escenario
favorable
Escenario
desfavorable
Tendencia
Ecuador
Colombia
Perú
Venezuela
Mejorar
Mantenerse
Fuente: Elaboración propia.
Ya el Observatorio de Discriminación
Racial y las ONG de derechos
humanos, e incluso en diversos escritos
académicos, vienen denunciando que en
Colombia el conflicto armado interno,
junto con el racismo estructural, han
entablado una alianza macabra contra
los afrocolombianos hasta el punto de
amenazarlos con un exterminio racial
y una “contrarrevolución étnica”. Hoy
lo que se vive en territorios ancestrales
clave como el Pacífico colombiano, los
montes de María y los valles geográficos
del Patía y del Cauca es reflejo de la más
alta brutalidad de la guerra. Paramilitares,
narcotraficantes, guerrilleros e incluso
la misma fuerza pública han creado
un cóctel del terror causando zozobra,
despojo de los territorios colectivos,
desplazamientos
y
confinamientos
forzados, aislamiento y el asesinato
selectivo de líderes. Y, por supuesto,
ahondando la pobreza y la desigualdad
y violando todo derecho a la vida digna.
Así, Colombia es una encrucijada,
una dialéctica de un multiculturalismo
perverso que juega al reconocimiento
institucional de la etnicidad, pero que
no da marcha atrás en su lógica de
violación de los derechos humanos de
los afrodescendientes. Colombia, en
suma, es un escenario favorable con
tendencia a mantenerse sin perspectiva
de mejorar.
Ecuador, en cambio, está en un escenario
favorable con tendencia a mejorar,
siempre que adopte
necesarias a tiempo.
las
medidas
El sistema político ecuatoriano ha
evolucionado en el mejoramiento
del discurso institucional de la
interculturalidad y la multietnicidad.
Con el cambio de marcos ideológicos
en el Estado y el gobierno que se viene
experimentando desde el ascenso
al poder de Rafael Correa, el país ha
profundizado reformas del sistema
político favorables a los afroecuatorianos.
La mejor demostración empírica de
esta afirmación es la Constitución
política de 2008 que, sin precedentes
en América Latina, incluyó un extenso
articulado relacionado con el Plan de
Acción de Durban. En la Constitución
del Ecuador sobresalen temas como
las reparaciones y el resarcimiento a
las víctimas del racismo, las acciones
afirmativas, el derecho constitucional a
no ser discriminado, las circunscripciones
territoriales afroecuatorianas como parte
del ordenamiento del Estado.
Pero lo mejor de todo es que Ecuador es
el único país de la región que reconoce
el estatus jurídico de pueblo y los
derechos colectivos a los descendientes
de africanos en la misma medida que
a los indígenas. Recientemente, en
septiembre de 2009, el presidente Correa
firmó un decreto de expedición del plan
nacional contra la discriminación racial
y una serie de medidas de acciones
151
afirmativas en el campo laboral para
afrodescendientes e indígenas. Así,
en el plano del reconocimiento y
de la aplicación institucional de las
recomendaciones de los instrumentos
internacionales, el Ecuador presenta un
escenario alentador.
No obstante, en materia de garantía
y satisfacción de derechos, los
afroecuatorianos están muy lejos de
ver cumplidos los ODM. La pobreza,
el desempleo, el prejuicio racial, la
discriminación en el espacio público, la
baja tasa de educación universitaria y
el déficit de vivienda, en especial en las
mujeres afroecuatorianas, constituyen
desafíos importantes.
La falta de oportunidades y las difíciles
condiciones sanitarias de las viviendas
del Gran Estero Salado en Guayaquil,
la deforestación, la contaminación
de ríos y manglares en el norte de
Esmeraldas, el monopolio del agua y la
tierra fértil en el valle del Chota por parte
de hacendados blanco mestizos, las
invasiones y el rebusque de los migrantes
afroecuatorianos en Sucumbíos y, por
si fuera poco, el impacto del conflicto
armado colombiano en San Lorenzo
son los principales detonantes de la
discriminación racial en Ecuador.
Así, Ecuador vive un escenario favorable
con tendencia a mejorar, pero resulta
evidente que hace falta implementar
ajustes institucionales, presupuestos y
una actitud política más consecuente
con el discurso de la interculturalidad y
la plurinacionalidad.
Perú y Venezuela por su parte están en
lado opuesto del escenario. En estos
países las condiciones políticas para los
afrodescendientes son desfavorables.
En Perú la situación podría mejorar
si se impulsaran algunas medidas
institucionales; en cambio, en la
Venezuela bolivariana habrá que dar
el salto de la retórica política a una
verdadera inclusión revolucionaria.
Perú y Venezuela comparten algunas
variables políticas desfavorables al
reconocimiento étnico y a la garantía
152
de los instrumentos internacionales
que promueven la no discriminación. La
omisión expresa de los afrodescendientes
en las constituciones recientes (de 2003
en Perú y de 1999 en Venezuela) y la
invisibilidad estadística respecto de los
afrodescendientes que caracteriza a los
institutos de censos han generado una
ausencia total no sólo del diagnóstico
efectivo de las condiciones de vida de
los afroperuanos y los afrovenezolanos,
sino de la política pública.
Parecería que en estos países la
afrodescendencia no tuviera lugar
dentro del ambiente multicultural que
desde los años noventa se respira en la
región. Sin datos estadísticos es muy
complejo saber a ciencia cierta qué
pasa con estas comunidades. Sin una
actitud positiva y antidiscriminatoria
de los gobiernos no será posible que,
dentro del espacio de participación que
brindan las democracias, se incluya a
los afrodescendientes como actores
primordiales de la nación, sobre todo
ahora que se habla del bicentenario
de las independencias de los países
bolivarianos.
Al observar la situación de los
afroperuanos es importante considerar
tres temas. El primero es la afirmación
del Banco Mundial en el sentido de que
la media de pobreza y extrema pobreza
en los afroperuanos es más baja que
el promedio nacional (Banco Mundial
y Grupo de Análisis para el Desarrollo,
2006). Se trata de una afirmación
que no sólo va en contravía respecto
del panorama de discriminación y
desigualdad de los afrodescendientes en
la región, sino que contrasta duramente
con lo que se observa empíricamente
en las comunidades rurales del Carmen,
Guayabo y San José en Chincha, o en las
campesinas de Lambayeque y Saña, o en
los cinturones de miseria del Callao. Un
segundo hecho preocupante lo constituye
la negativa del Instituto Nacional de
Estadística e Informática de incorporar
la variable de autoidentificación étnica
afroperuana en el censo de 2007, pese a
que en las encuestas de hogar de 2003
y 2004 esta variable había sido incluida.
El tercer hecho notorio lo presenta la
situación de debilidad institucional
del Instituto Nacional de Desarrollo
de Pueblos Andinos, Amazónicos y
Afroperuanos (INDEPA), la única entidad
pública que se encarga de los asuntos
de política pública para afroperuanos,
indígenas y campesinos. Esta oficina no
cuenta con las condiciones necesarias
para dedicarse de forma adecuada
al tratamiento de la política de
reconocimiento de los afroperuanos. No
sólo carece de personal, información y
recursos financieros y técnicos, sino que
no posee independencia institucional
frente a los gobiernos de turno.
Estos tres factores, conjugados con el
aumento del racismo y del prejuicio
racial contra los afroperuanos y las
afroperuanas expresado tanto en la
vida cotidiana como en los medios
de comunicación, según denuncian
LUNDÚ y el CEDET, demuestran que
el cumplimiento de los instrumentos
internacionales de derechos humanos
sólo tiene espacio en el discurso del
multiculturalismo liberal pero no en las
esperanzas ni en la realidad cotidiana
de las personas y las comunidades
discriminadas. El escenario en Perú es
desfavorable, pero puede tener una
tendencia a mejorar en la medida en
que se realicen ajustes institucionales
tendientes al fortalecimiento ciudadano.
En Venezuela, según se deriva del
análisis realizado, las condiciones de
garantpia a los derechos humanos de
los afrovenezolanos y la lucha contra
el racismo presenta una tendencia
desfavorable con riesgo de mantenerse.
El Estado venezolano no pronunció
la
palabra
“afrovenezolanos”
ni
“comunidades negras” en su décimo
octavo informe periódico al CERD en el
año 2004. Por su parte la Constitución
de 1999 se propone “refundar la
República para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica,
multiétnica y pluricultural”, pero sólo
reconoció a los pueblos indígenas como
parte de la misma (República Bolivariana
de Venezuela, 1999). Tampoco el Instituto
Nacional de Estadística ha incluido la
variable de autoidentificación étnica
afrodescendiente en sus estadísticas y
censos. Y además, contrariamente a lo que
ocurre en el caso de sus pares andinos,
el gobierno venezolano no ha definido
una política pública ni una legislación ni
una entidad específica que salvaguarden
los derechos de los afrodescendientes.
Pero esto contrasta con el discurso de
la inclusión ciudadana del socialismo
del siglo XXI que orienta al régimen, y
también difiere con los nombramientos
de ministros, embajadores y figuras
políticas afrodescendientes en el poder
por parte del gobierno.
Asimismo, la situación que se verifica
respecto de la política de inclusión social
de los afrodescendientes en Venezuela
disiente con los esfuerzos de acción
colectiva de la Red de Organizaciones
Afrovenezolanas, el movimiento de
mujeres afrovenezolanas y algunos
líderes de notable influencia en la
sociedad venezolana. De modo que el
análisis apunta a que el cumplimiento de
los instrumentos de derechos humanos
y de promoción del derecho a la no
discriminación, junto con la política de
reconocimiento de la identidad cultural
afrovenezolana, navega en un escenario
desfavorable y con tendencia a no
mejorar.
Sin embargo, es destacable que
recientemente se han implementado
acciones positivas para comenzar a aplicar
una política pública que favorezca a los
afrovenezolanos en el mediano plazo.
Instancias como la Comisión Presidencial
para la Prevención y Eliminación de
todas las Formas de Discriminación
Racial del Ministerio del Poder Popular
para la Educación, la Oficina de Enlace
con las Comunidades Afrodescendientes
del Ministerio del Poder Popular para la
Cultura, el Subcomité de Estadísticas
para la Población Afrodescendiente
del Instituto Nacional de Estadística de
Venezuela y el Subcomité para Asuntos
Afrodescendientes del Comité de Asuntos
Indígenas de la Asamblea Nacional
constituyen hitos prometedores.
En suma, realizado el análisis tendencial
de escenarios en que se encuentra la
153
Cuadro 16
Amenazas o alertas para el cumplimento de los derechos de los afrodescendientes
en la región andina
N˚
Fuente: Elaboración propia.
Amenazas al cumplimiento de los derechos
afroandinos
1
Conflicto armado interno colombiano que amenaza el derecho a la vida
2
Pérdida del territorio ancestral, monopolio de los recursos, deterioro ambiental
3
Perfil racial e incitación al odio, violencia policial, cárceles
4
Migraciones rurales-urbanas, aumento de cinturones de miseria urbanos
5
Negación al empleo profesional, excluisón laboral de la mujer
6
Enfermedades con mayor acento en los afrodescendientes
(hipertensión, miomas, diabetes, cáncer, VIH creciente, etc.)
7
Bajas tasas de asistencia a la universidad, pocos profesionales posgraduados
8
Medios de comunicación que aumentan los estereotipos y el prejuicio racial
9
Organismos del Estado y el Sistema Internacional y las Universidades no ocupan profesionalmente a los afrodescendientes
política de reconocimiento para los
afrodescendientes en la región andina,
a continuación el Cuadro 16 presenta
las principales amenazas detectadas
que obstaculizarían el cumplimiento o
la garantía de los tales derechos para
los afrodescendientes de Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela.
de medidas que garanticen el pleno
respeto y el cumplimiento de los derechos
humanos de los afrodescendientes. El
gráfico que se presenta a continuación
resume tales desafíos que los estados
deberían superar para garantizar los
derechos de los afrodescendientes en la
región andina.
Desafíos y recomendaciones
Desafío 1: Tomar conciencia desde los
estados y aceptar el racismo estructural
como eje de las desigualdades étnicas
en la región andina.
Siendo este el escenario en que se
encuentra la situación del cumplimiento
de los instrumentos internacionales de
derechos humanos en relación con los
afrodescendientes en la región andina,
es importante precisar las alternativas
y las recomendaciones. Aunque vale
destacar que abordar este aspecto de la
temática excede los alcances del presente
estudio.
Es
necesario
impulsar
acciones
institucionales concertadas en cada
sociedad para elaborar políticas públicas
de reconocimiento identitario de acuerdo
con la realidad de cada país. Los alcances
de este estudio sólo permiten puntualizar
algunos desafíos que deberían superarse
en la región de manera conjunta.
Reflexionar sobre dichos retos debería
llevar a la implementación, a nivel local,
154
La pobreza y el subdesarrollo están
estrechamente ligados con el racismo.
El racismo, definido como una ideología
que sostiene y promueve relaciones de
poder y de dominación entre los grupos
sociales, se constituye en uno de los
principales obstáculos para el progreso
social, el desarrollo humano, la garantía
de los derechos humanos y el ejercicio de
la ciudadanía en condiciones de igualdad.
Los estados nacionales están obligados
a combatir este fenómeno que debilita la
democracia y obstaculiza el ejercicio de
las libertades culturales. Así lo determinó
la III Conferencia Mundial contra el
Racismo, la Discriminación Racial, la
Xenofobia y las Formas Conexas de
Gráfico 6
Principales desafíos que los estados deberían superar para garantizar los derechos
de los afrodescendientes en la región andina
1. Aceptar el racismo estructural como eje de
las desigualdades sociales
Desafíos que se
deben afrontar de
manera global
Intolerancia celebrada por las Naciones
Unidas en Durban, Sudáfrica, en 2001.
Erradicar el racismo y combatir la
discriminación racial en los países
andinos son medidas necesarias para
alcanzar el desarrollo pleno de todos
los ciudadanos. Los estados nacionales
deben
diseñar
políticas
públicas,
realizar inversión social y generar
acciones afirmativas de reparación y
compensación para los sectores más
discriminados. De manera específica
se requieren acciones concretas de
inclusión en la vida económica, política,
social y cultural de pueblos como los
afrodescendientes, víctimas históricas
del racismo. En particular se exige
la aplicación de medidas tendientes
a promover programas sociales en
materia de servicios de educación,
salud, empleo y vivienda. Asimismo es
importante diseñar planes de desarrollo
para
fomentar
la
infraestructura,
la producción y la participación de
estos pueblos en todos los niveles del
desarrollo, incluyendo el nivel político.
Desafío 2: Garantizar efectivamente
desde los estados el derecho a la no
discriminación
No ser discriminado es un derecho
humano fundamental. Pero dada la
vigencia del racismo y sus correlatos
de discriminación racial, prejuicio racial
e intolerancia en las sociedades, la
violación de este derecho es creciente
en todas partes del mundo. Incluso, la
2. Garantizar el Derecho a la No Discriminación
3. Asumir con seriedad una política de combate
a la desigualdad socioeconómica y la exclusión
sociopolítica
4. Superar la supremacía blanco mestiza, como
eje de la estructura social latinoamericana
5. Ampliar los circuitos de participación política
en el sistema democrático
Fuente: Elaboración propia.
violación de este derecho se afianza
más con los procesos de globalización,
el ahondamiento de las desigualdades
económicas y la creciente concentración
de la riqueza en los sectores
históricamente privilegiados.
La discriminación racial ha sido un
fenómeno histórico general. Abarca
distintos sectores sociales, culturales,
raciales o étnicos. Pero además involucra
los campos de la edad, la orientación
sexual, el género, la discapacidad,
el credo religioso, la nacionalidad,
el origen o incluso la condición
política de los sujetos discriminados.
Tradicionalmente la discriminación ha
sido caracterizada desde los ámbitos
jurídicos, institucionales y personales,
y las medidas implementadas para
combatirla en los dos primeros ámbitos
han sido insuficientes. En la región,
particularmente desde finales del siglo
XX, se han dado avances en materia
de adopción de medidas de garantías
al derecho a la no discriminación. Se
han promulgado amparos legales en
términos de igualdad para todos los
ciudadanos independientemente de su
origen o su condición étnica. El auge del
multiculturalismo ha generado marcos
constitucionales de reconocimiento de
las diferencias culturales que nutren las
identidades nacionales. Se han diseñado
políticas culturales, se han creado
instituciones y se ha reglamentado un
conjunto de derechos colectivos para
los indígenas y los afrodescendientes,
155
pero estas medidas resultan igualmente
insuficientes. Esto se debe a que el
racismo es un factor histórico arraigado
en las estructuras mentales de la
sociedad, y por ello los estados nacionales
profundizar sus esfuerzos para garantizar
el derecho a la no discriminación.
Desafío 3: Asumir con seriedad una política
pública de combate a la desigualdad
socioeconómica y la pobreza.
En América Latina la discriminación
racial no sólo se expresa en los niveles
jurídicos, institucionales y personales.
Hay manifestaciones de discriminación
racial incluso en otros ámbitos. La
desigualdad socioeconómica y la
pobreza son ejemplo de ellas. Al revisar
los indicadores sociales es posible
determinar una asociación entre la
etnicidad, la identidad sociorracial y
los bajos niveles de calidad de vida o
las escasas condiciones de bienestar
socioeconómico que padecen los sectores
más vulnerables de la sociedad.
La
relación
entre
desigualdad
socioeconómica y etnicidad es mucho
más evidente entre los afrodescendientes.
Estos pueblos desde la época de la
colonia han ocupado posiciones sociales
inferiores. Apenas hace unos 150 años
los afrodescendientes fueron declarados
libres, pero no ciudadanos, luego de
siglos de esclavización. Desde entonces
su ascenso en la escala social ha sido
difícil. Una vez declarada la abolición
de la esclavitud se les otorgó la libertad
mas no los derechos de ciudadanía
plena. Más bien, el Estado se las ingenió
para mantenerlos en la parte inferior de
la estructura social. No hubo mayores
garantías para su desarrollo, ni reparación
por los daños causados por la esclavitud.
Más bien el racismo científico se afianzó
contra ellos, los declaró seres inferiores
en cuanto a su desarrollo y los invisibilizó
negando así su presencia en los procesos
de construcción de la nación. Hoy aún
persisten sobre los afrodescendientes
los rezagos de la exclusión y la negación
de sus derechos ciudadanos.
156
El hecho de que los afrodescendientes
registren los peores indicadores sociales
y tengan los más altos índices de
pobreza en los países de la región no
es causal. Más bien es el resultado de la
aplicación de políticas de negación de
derechos, de prácticas sistemáticas de
exclusión sostenidas desde los tiempos
de la colonia por los sectores sociales
dominantes. De allí que se haga un
llamado a ejecutar políticas públicas
encaminadas a combatir la pobreza
que los afrodescendientes sufren como
consecuencia de la discriminación.
Desafío 4: Superar la supremacía cultural
blanco-mestiza y la dominación racial
colonial
Una de las manifestaciones de la
discriminación es la vigencia del
concepto de raza. Pese a que el
concepto ha sido rechazado en
cuanto a su referente biológico, aún
se mantiene como una construcción
social de poderosos efectos políticos,
culturales, sociales y económicos. Bajo
el manto epistémico de la falsedad de
la raza se han desarrollados criterios de
clasificación, diferenciación y exclusión
entre grupos humanos. Conceptos como
indio, indígena, negro, moreno, mulato,
trigueño, cholo, longo, mestizo, prieto,
mulato o blanco son materializaciones
raciales que reflejan estereotipos
y prejuicios. Se trata de categorías
sociales que coinciden con las escalas
sociales y económicas. Por ejemplo, las
élites de gobernantes, intelectuales o
personas adineradas son identificadas
con los sectores hegemónicos blancos
y mestizos, los mismos que ostentaron
el poder y la dominación étnica desde
la época de la colonia. Mientras tanto,
indígenas y afrodescendientes siempre
fueron identificados con grupos de la
servidumbre, pobres e incivilizados. De
este modo se impuso una estructura
social de dominación racial: los blancos
se ubicaron en la parte superior de la
escala social y los afrodescendientes y
africanos esclavos, en la parte inferior.
Pero estas diferencias de posición en
la escala social no sólo se concretaron
en diferenciaciones raciales, sino que
abarcaron la dimensión del patrimonio
cultural, y las condiciones de inserción
social y de desarrollo socioeconómico.
De modo que la identidad de las
personas no sólo fue determinada por
los factores fenotípicos, sino también por
los marcadores culturales, económicos y
políticos. En consecuencia, al imaginar
al indígena o al afrodescendiente se lo
asocia tanto con factores de raza como
de posición económica, política y de
clase. De allí que exista una estrecha
relación entre raza y pobreza. Los
indicadores sociales evidencian que los
afrodescendientes y los indígenas son
los más pobres. En contraste, los blancos
y lo mestizos son los menos pobres, es
decir, los más “ciudadanos”.
En
suma,
se
hace
necesario
reconocer políticamente que una de
las manifestaciones concretas de la
discriminación tiene que ver con la
vigencia del concepto social de raza y el
papel que desempeña como marcador
identitario y de distinción entre los grupos
humanos. Esta distinción se concreta en
factores de desigualdad sociorracial. Así,
los indígenas y los afrodescendientes
son pobres y viven en condiciones
precarias, mientras que los blancos y
los mestizos están en la cúspide de la
pirámide social y, por tanto, gozan de
mayores oportunidades.
Desafío 5: Aceptar el racismo estructural
como limitante de los derechos
humanos
de que el racismo estructural limita
la ciudadanía, restringe los derechos
humanos, obstaculiza el acceso a las
instituciones y niega oportunidades
reales de desarrollo humano. El racismo
estructural hace de todo intento de
política social un gesto inútil y débil
para combatir las desigualdades. Así,
constituye un verdadero obstáculo para
el desarrollo. Los afrodescendientes
son las víctimas históricas del racismo
estructural, fenómeno que se convierte
en el principal obstáculo tanto para el
goce de sus derechos ciudadanos como
para el logro adecuado de su desarrollo
humano.
Acciones a corto plazo que deberían
asumir los estados
A continuación, sin pretender establecer
un decálogo de recomendaciones
específicas para cada Estado para el
cumplimiento de los derechos humanos
de los afrodescendientes en la región
andina, se presenta una síntesis
de aspectos urgentes que podrían
considerarse a título de proyecto de
política pública para garantizar la
satisfacción de los instrumentos de
derechos internacionales a favor de los
afrodescedientes de Colombia, Ecuador,
Perú y Venezuela.
Algunas recomendaciones prácticas para
impulsar la garantía de los instrumentos
internacionales
Colombia
Cuando
las
diferenciaciones
sociorraciales y las desigualdades
asociadas
con
factores
raciales
terminan naturalizándose y siendo
asumidas como normales dentro de los
imaginarios colectivos, o se convierten
en
fenómenos
desapercibidos
y
cotidianos, el racismo asume un carácter
persistente en la estructura social. Así,
se vuelve estructural, un fenómeno
verdaderamente difícil de erradicar. Sus
consecuencias son funestas en el plano
de la exclusión social y se materializan
en la negación de los derechos de
sus victimas históricas. Por eso es
importante asumir la comprensión
Lista de recomendaciones del “Informe
alternativo al decimocuarto informe
presentado por el Estado colombiano
al Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial” (Observatorio
de Discriminación Racial, Programa de
Justicia Global y Derechos Humanos de
la Universidad de Los Andes, Comisión
Colombiana de Juristas y Autoridad
Nacional de Gobierno Indígena, 2009).
•
“Que se expida legislación para
perseguir y sancionar los actos de
discriminación racial, asegurar el
derecho a la reparación de las víctimas y
dar garantías de no repetición, así como
157
Cuadro 17
Acciones concretas a ser realizadas en el corto plazo por Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela a favor de la defensa de los derechos de los afrodescendientes
Colombia
Ecuador
Perú
Venezuela
Fuente: Elaboración propia.
• Reglamentar la Ley Nº 70 de 1993, capítulos IV, V y VIII
• Aprobar el proyecto de ley de acciones afirmativas
• Culminar el proceso de titulación colectiva del territorio ancestral
• Medidas efectivas para prevenir el desplazamiento forzado, la
criminalización, el ajusticiamiento y las masacres
• Cumplir con el Plan Nacional de Desarrollo
• Considerar las recomendaciones de la Comisión Intersectorial para
Comunidades Afrocolombianas
• Poner en marcha el Plan Nacional contra la Discriminación Racial
• Aplicar el Decreto Nº 60/2009 sobre acciones afirmativas
• Incluir en la proforma de 2010 los 170 millones que cuesta el Plan de
Desarrollo
• Poner en marcha el Consejo Nacional para la Igualdad del Pueblo
afroecuatoriano conforme a la Constitución
• Financiar la inclusión de la variable afroperuana en la encuesta nacional
de hogares 2010 para un diagnóstico preciso
• Desconcentrar el INDEPA y darle mayor institucionalidad a una oficina
pública para afroperuanos
• En el marco de la Resolución Suprema Nº 010-2009 (27 de noviembre
de 2009), diseñar una verdadera política pública para el desarrollo de
los afroperuanos
• Impulsar la inclusión de la variable afrodescendiente en el Censo
del año 2010
• Fortalecer la Comisión Nacional contra la Discriminación Racial
• Financiar un estudio diagnóstico de la problemática afrovenezolana y
una propuesta de acciones prioritarias
legislación destinada a implementar
medidas de acción afirmativa en el
ámbito laboral, acceso a la vivienda,
salud y educación. […]
•
Que se cree una entidad
independiente, coordinadora y ejecutora
de la política contra la discriminación
racial que centralice las funciones y
responsabilidades en la política para la
población afrodescendiente y para los
pueblos indígenas, y que se formule un
Plan Nacional de Acción para promover
la diversidad, igualdad, equidad, justicia
social e igualdad de oportunidades y
de participación en todas las esferas.
[…]
158
•
Que se impulse el proyecto
de ley para declarar punibles los
actos discriminatorios y los actos y
organizaciones basadas en ideologías de
superioridad racial, y que se consideren
y adopten las reformas necesarias al
Código Penal para establecer acciones y
procedimientos que persigan los actos
discriminatorios.
•
Que los funcionarios del Gobierno
colombiano cesen de estigmatizar y
señalar públicamente a los integrantes de
los pueblos indígenas y de la población
afrodescendiente así como a defensores
de derechos humanos de estos grupos
étnicos de ser ‘colaboradores’ de las
guerrillas o ‘aliados del terrorismo’
[…].
•
Que el Estado colombiano brinde
todas las garantías para el goce
efectivo de los derechos humanos
de las poblaciones indígenas y
afrodescendientes y que tome las
medidas necesarias para que se juzguen
y sancionen a los responsables de estas
violaciones y se garantice el derecho
de las víctimas a la reparación. […]
•
Que se incluya en todos los
programas a nivel nacional y local de
atención a las víctimas del conflicto
armado la perspectiva étnico-racial.
•
Que se diseñe e implemente un plan
nacional y local para la eliminación de
la violencia con motivos raciales, y que
incluya estrategias de concientización de
la población víctima de discriminación
racial acerca de las posibilidades de
denuncia y atención provistas por el
Estado. […]
•
Que el Gobierno colombiano
haga efectivo el derecho a la consulta
previa de los pueblos indígenas y de
la población afrocolombiana en la
tramitación y aprobación de medidas
legislativas y para cualquier acción que
afecte su derecho al territorio […].
•
Que se adopte y aplique una
política pública de prevención del
desplazamiento forzado de las
comunidades afrocolombianas y de
los pueblos indígenas basada en el
respeto y garantía de los derechos
humanos y el derecho internacional
humanitario […].
•
Que se diseñe e implemente
una política pública de retorno,
reasentamiento y reintegración acorde
con las características étnicas de los
pueblos indígenas y de la población
afrocolombiana.
•
Que se aceleren y agilicen los
procesos de titulación colectiva a las
comunidades negras en todo el territorio
nacional. […]
•
Que se apruebe una ley o un
desarrollo de la Ley Nº 70 de 1993 que
contemple específicamente la salud
de la población afrocolombiana en su
calidad de población vulnerable, y étnica,
racial y culturalmente diversa, con un
acercamiento tradicional propio a la
medicina, a la enfermedad, a la cura y a
la salud (como, por ejemplo, la Ley Nº
690 de 2001 para los indígenas). […]
•
Que se pongan en práctica acciones
para fortalecer o aumentar el nivel
de aseguramiento en salud en zonas
donde la población afrocolombiana es
mayoritaria.
•
Que se establezcan mecanismos
efectivos para mejorar la disponibilidad
y la calidad de la salud en toda la Costa
Pacífica colombiana, en particular
en cuanto al fortalecimiento de la
red hospitalaria, las condiciones de
salubridad de los centros de atención
médica y su aprovisionamiento, la
capacitación y permanencia del
personal médico especializado, y
la provisión de medicamentos.
•
Que se aprueben medidas
legislativas específicamente sobre
el derecho a la vivienda adecuada,
que incluyan acciones afirmativas a
favor de la población afrocolombiana
en cuanto a su acceso a la vivienda,
a los subsidios de vivienda urbana
y rural, a la disponibilidad de los
servicios básicos, a la calidad y
habitabilidad de la vivienda, siempre
tomando en consideración sus
prácticas tradicionales y su identidad
cultural. […]
•
Que se diseñe, adopte e implemente
una estrategia puntual y eficaz para
garantizar la seguridad jurídica de la
tenencia de los territorios colectivos
titulados a favor de las comunidades
afrodescendientes. […]
•
Que el Estado destine, de manera
prioritaria, los recursos necesarios para
garantizar que la educación primaria
sea universal, gratuita, de calidad y
para todas y todos los niños y las niñas
afrocolombianas e indígenas. […]
•
Que se tomen medidas para
impulsar contenidos académicos y
programas desde los primeros años
de educación básica que contrarresten
los estereotipos racistas arraigados en
la familia y la sociedad colombianas.
159
•
Que se cree un sistema de
implementación y monitoreo de la
política etnoeducativa para garantizar
la protección a la diversidad cultural en
el sistema educativo de forma integral.
[…]
•
Que se establezcan sanciones
específicas a los actos de discriminación
en el acceso a establecimientos públicos.
[…]
•
Que el Estado colombiano tome
medidas para diseñar y adoptar políticas
que tomen en cuenta las necesidades
específicas de las mujeres indígenas
y afrocolombianas en el contexto del
conflicto armado en materia de salud,
educación y justicia. […]
•
Que se establezcan mecanismos
para institucionalizar tanto la Cátedra
de Estudios Afrocolombianos como la
etnoeducación en todos los planteles
educativos del país.
•
Que se cree un mecanismo de
evaluación sistemático y representativo
de la implementación de la Cátedra
de Estudios Afrocolombianos para
todos los establecimientos educativos
privados y públicos, en la ciudad y el
campo. Este mecanismo deberá incluir
además preguntas específicas sobre la
implementación de la Cátedra en las
pruebas o exámenes que se hacen a
los estudiantes en los establecimientos
educativos. […]”.
Ecuador
Aquí se presenta la propuesta de la
CODAE al Estado ecuatoriano, en el
marco del Plan de Acción de Durban y el
Plan Nacional de Desarrollo (Corporación
de Desarrollo Afroecuatoriano, 2008b).
•
Promover una política de Estado de
inclusión social en el ámbito nacional
y local para la aplicación del Plan de
Acción de Durban.
•
Procurar
incrementar
los
presupuestos de los organismos
de equidad racial existentes y
fortalecerlos.
160
•
Procurar aplicar el Plan Nacional
de Desarrollo Afroecuatoriano, con su
debida estrategia de financiación (170
millones de dólares), el cual debe ser
el principal instrumento de acción de
la CODAE. Este plan debe obedecer
a una política seria de acciones
afirmativas.
•
Recomendar a los gobiernos locales
la implementación de planes de desarrollo
locales para afroecuatorianos.
•
Trabajar en la expedición un
Estatuto de Equidad Racial e Inclusión
Social, que permita que los indígenas, los
afroecuatorianos, las minorías sexuales,
los discapacitados y los demás sectores
excluidos logren mayor acceso a los
servicios sociales.
•
Fortalecer los sistemas de
indicadores sociales para monitorear
constantemente los avances en el tema
del combate a la pobreza y al racismo,
tanto a nivel local como nacional.
•
Invitar de manera especial al Relator
Especial de la Naciones Unidas para el
Racismo para que visite el país.
•
Poner en marcha el Plan Nacional
contra la Discriminación Racial.
•
Implementar un programa de
seguridad social para los sectores más
vulnerables del país y las víctimas del
racismo
•
Promover la creación de un
fondo de inversión social para los
afrodescendientes.
•
Crear
mecanismos
de
fortalecimiento de la sociedad civil
para el “empoderamiento” de sus
derechos humanos y la garantía de la
participación social y política.
Perú
A constinuación se listan las quince
acciones que el Estado debe realizar
para garantizar el desarrollo del pueblo
afroperuano.
Estas
acciones
han
sido propuestas por las asociaciones
afroperuanas en el año 2005 dentro del
marco de las propuestas operativas para
poner en marcha el Plan Nacional de
Derechos Humanos (Centro de Desarrollo
Étnico, 2005: 100).
•
Aplicación completa del plan de
trabajo acordado en la Conferencia
Regional de las Américas del año 2000
(Plan de Acción de Santiago).
•
Reconocimiento público del aporte
fundamental de la tradición cultural
afroperuana a la cultura nacional.
•
Establecimiento de una oficina de
asuntos afroperuanos en los diferentes
ministerios, así como incorporación de
la problemática afroperuana en otras
instituciones públicas.
•
Conformación de una secretaría
técnica de asuntos del pueblo afroperuano
en las regiones y macrorregiones del
país con presencia de la población
afrodescendiente.
•
Priorización de las acciones
tendientes a la superación de las
condiciones sociales adversas que vive
la mayoría de los afroperuanos.
•
Incorporación de la variable étnica
en las estadísticas oficiales.
•
Implementación de los servicios
básicos en las comunidades rurales
afroperuanas.
•
Establecimiento del Consejo
Nacional de la Cultura Afroperuana.
•
Fortalecimiento de la cultura
afroperuana en Zaña, y en otras regiones
con presencia afroperuana.
•
Incorporación en los planes
curriculares del estudio de la acción
de los afrodescendientes y de la historia
de África.
•
Incentivo a la creación de
programas académicos de estudios
afro en las universidades e institutos
superiores.
•
Elaboración
del
código
de ética contra el racismo y la
discriminación.
•
Incorporación de la problemática
de los afroperuanos en los planes,
las políticas y las candidaturas de los
partidos políticos.
•
Incorporación
del
pueblo
afroperuano en el plan de igualdad
de oportunidades, especialmente de
las mujeres y los jóvenes.
•
Desarrollo
de
garantías
para asegurar la equidad en la
administración de justicia para los
detenidos, los procesados y los reos
afrodescendientes.
Venezuela
A continuación se detallan las seis
prioridades que plantea la Red de
Organizaciones
Afrovenezolanas
al
Estado (García, 2005).
•
“La primera: contarnos, saber
cuántos somos, dónde estamos y cómo
estamos. Se trata de la encuesta social,
ya que la misma dará un resultado
sobre exclusión, pobreza y salud de
las comunidades afrodescendientes.
Debemos transformar estos datos
cuantitavos en cualitativos, para incidir
en las políticas públicas y erradicar
planificadamente, por consenso, la
pobreza histórica y estructural a que
hemos sido sometidos por más de
cuatro siglos.
•
La segunda: educación, incorporar
nuestras comunidades al sistema
educativo escolar y elevar la tasa de
escolarización. Por otro lado, incorporar
los aportes africanos en el sistema
curricular; desde la educación inicial,
preescolar, básica, diversificada hasta
universitaria.
•
La
tercera:
la
enmienda
constitucional, para lograr un
reconocimiento que sea transversal
a todas las políticas públicas del
Estado venezolano. En ese sentido,
proponemos que el preámbulo de la
Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, donde se dice que ‘El
pueblo de Venezuela, en ejercicio de
sus poderes creadores e invocando
la protección de Dios, el ejemplo
histórico de nuestro libertador Simón
Bolívar y el heroísmo y sacrificio de
161
nuestros antepasados aborígenes’, sea
enmendado de la siguiente manera: ‘El
pueblo de Venezuela, en ejercicio de
sus poderes creadores e invocando la
protección de nuestros dioses, el ejemplo
histórico de Bolívar, de los cimarrones
y cimarronas y el heroísmo y sacrificio
de nuestros antepasados aborígenes
y africanos’. Aparte del preámbulo,
debe abrirse un capítulo sobre los
afrodescendientes en Venezuela,
donde se exprese la afrovenezolanidad
en sus dimensiones específicas y
complementarias, en la perspectiva
de la interculturalidad construida en
el devenir histórico venezolano.
•
La cuarta: la puesta en práctica del
Plan de Acción [de] Durban. Se trata
de la tercera conferencia universal
contra el racismo, organizada por la
ONU y realizada en Durban, Sudáfrica,
el mes de septiembre del año 2001. De
allí se desprendió el Plan de Acción
Universal contra el Racismo, para lo
cual se comprometió nuestro país.
Para la implementación de este plan de
acción, debe crease un comité nacional,
colocando en su agenda prioritaria a
nivel nacional la creación de una ley
antidiscriminatoria como ya la tienen
México, Uruguay, Brasil, Argentina y
Perú. En segundo lugar, transversalizar
el tema racial a todas las instancias
gubernamentales. […]
162
•
La quinta: la creación de un espacio
público institucional para canalizar
las demandas sociales, económicas,
culturales, de salud, tierra, tecnología;
entre otros aspectos del desarrollo
integral de las comunidades afro con
sus especificidades. Países como Brasil,
Colombia, Ecuador, Perú, tienen estos
espacios públicos en el seno del Estado,
a través de los cuales han logrado
avances para la reivindicación histórica
de los afrodescendientes.
•
La sexta: impulsar decididamente
la propuesta de la Convención sobre
Diversidad Cultural, actualmente en
discusión en la UNESCO. Esto permitirá
la protección del patrimonio cultural, no
sólo de los pueblos afrodescendientes,
sino de los indígenas y de toda la
humanidad, ante la imposición de un
modelo único cultural y [la] expropiación
de los saberes tradicionales ancestrales
de nuestras comunidades”.
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Curriculum vitae
170
Jhon Antón Sánchez
Miguel Ángel Rivera Fellner
Doctor en Antropología Política. Profesor
e investigador asociado de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales
Sede
Ecuador
(FLACSO-Ecuador).
Experto en temas de la diáspora africana.
Catedrático de estudios afrodiaspóricos
en la Universidad Tecnológica del
Chocó (UTCH), Colombia. Autor y editor
de varios libros y ensayos sobre el
movimiento social afroamericano, las
políticas públicas, la raza, la etnicidad
y los indicadores sociales. Coordinador
del Sistema de Indicadores Sociales
del Pueblo Afroecuatoriano (SISPAE).
Consultor de distintas agencias de los
gobiernos de Colombia y Ecuador, de la
Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL), de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO), del
Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y del
Banco Mundial. Militante del movimiento
social afrodescendiente y miembro de la
fundación cultural afrocolombiana Las
Mojarras de Condoto, Chocó, Colombia.
Antropólogo de la Universidad de
Caldas, Colombia. Actualmente se
encuentra terminando su maestría en
Antropología Visual y Documental en la
Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales Sede Ecuador (FLACSOEcuador). Fue docente durante más de
dos años en la Universidad de Caldas,
Colombia. Ha realizado y asistido
varias investigaciones en Ecuador y
Colombia para organismos nacionales
e internacionales relacionadas con la
pobreza, la desigualdad y la seguridad
alimentaria, entre otras temáticas.
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