2 3 UNIVERSO BIELSA UNA CICLOGÉNESIS PERMANENTE El 25 de mayo, el Athletic despidió una curso que llevaba años persiguiendo. No consiguió títulos, pero su nombre se hizo popular en Europa y en el continente americano. Bielsa metió al equipo en dos finales con un fútbol primoroso, envidia de los mejores. Cinco meses más tarde, no hay ni rastro de lo conseguido. El verano ha sido caótico, con un club que ha saltado por los aires de una manera inexplicable. Hasta se filtran conversaciones de vestuario. EN ESCENA. Bielsa pasea junto a Amorrortu el día que reventó por el estado de las obras de Lezama. Acaba de llegar de vacaciones y no se lo podía creer. En el Athletic, en los albores de la temporada 1971-72, ocurrió algo similar a la actual campaña con Bielsa. Entonces, el técnico era Allen. AS Color lo contó. 4 JUANMA VELASCO / E l 9 de mayo de 2012. El Athletic acababa de perder la final de la Europa League en Bucarest. En la sala de prensa, mientras los jugadores rojiblancos todavía no dejaban de derramar lágrimas, Marcelo Bielsa daba la cara. “Soy el responsable”, lanzó a todos los que le querían escuchar. Y eran muchos. Al día siguiente, el Athletic regresó a casa en un jumbo fletado para la ocasión. Cuando ‘El Loco’ Bielsa y sus futbolistas subieron a la aeronave, los hinchas que habían viajado junto al equipo ofrecieron una cálida ovación. La misma que se repitió luego en Lezama. Pocos días más tarde, casi sin tiempo para recuperarse del latigazo continental, los leones volvieron a una final, al Calderón, para medirse en la Copa al Barcelona. Los aficionados tomaron Madrid y fueron mayoría en el estadio. Pero sus caras de ilusión volvieron a mudarse en una tristeza infinita. El Barça hizo lo mismo que el Atlético. Es decir, ganó 3-0 y des- 5 armó muy pronto al Athletic. “No estuvimos a la altura”, se quejó el técnico argentino, el mismo que durante la ceremonia de entrega de medallas al subcampeón escuchó como la grada le cantaba ‘A lo loco, a lo loco, a lo loco se vive mejor’. Era la forma de confesarle un amor imperecedero. Su manera de decirle que aceptase la oferta de renovación de contrato que le había trasladado el Athletic. Nunca dos finales perdidas tuvieron un desenlace tan amable para el entrenador que se había sentado en el banquillo. Ni en el Athletic ni en ningún otro sitio. La hinchada antepuso todo lo bueno que había dado el argentino al equipo y al club a la cuestión de haber quedado subcampeón. Y se entregó en cuerpo y alma al profesional que había maniobrado aquel cambio. El rosarino pidió unos días para reflexionar sobre una posible renovación y Josu Urrutia, el presidente, aguantó la cuarentena. Hasta que por fin el técnico accedió a sentarse para tratar una continuidad que se cerró el 3 de junio. Por el medio que- dó una extensa planificación con el sello Bielsa, es decir, con el técnico metido hasta el escudo de la camiseta. “Nada de lo que pedí lo expuse como una obligación”, justificó. Vamos, que si el Athletic lo hizo fue porque quiso. En ese compendio de planificación y desarrollo que propuso Bielsa hubo un amplio espacio para las infraestructuras de Lezama. Fue curioso que más que de fichajes o de amistosos, el núcleo de las conversaciones que mantuvo antes de tomarse unas vacaciones girase alrededor de las instalaciones. Quería lo mejor para sus jugadores. Sin fallos. Viajó a su finca argentina con las obras de Lezama metidas en la cabeza y no había día que no se pusiera en contacto con José María Amorrortu, director deportivo del Athletic y su principal interlocutor. La pasión, puede que a veces hasta enfermiza, que pone el técnico en todo lo que hace estuvo a un paso de romper la línea que le unía al club. Y todo por unas obras. En los pocos días que tuvo de descanso, manejó planos, ideó solu- ciones, comparó infraestructuras. Y todo lo que hacía lo comunicaba a Amorrortu, que tenía un teléfono que sonaba sin tener en cuenta la diferencia horaria que existe entre Rosario y Bilbao. La crisis de las obras. Adver tido de que las obras iban a estar hechas en los plazos requeridos, el técnico se presentó en Lezama para el comienzo de la pretemporada y se llevó las manos a la cabeza. Ni de lejos estaba como se había imaginado. Le dolía que cerca de los vestuarios hubiese obreros en el tajo, que el comedor y la sala de esparcimiento no estuvieran terminadas, que en el párking se habían levantado barracones para que se cambiasen los trabajadores… pero, sobre todo, que uno de los campos que le habían dicho que iba a tener a su disposición estuviese inutilizado por una reciente siembra tras haber cambiado el drenaje. “Mis futbolistas me pueden ver como un improvisado”, gritó. Y eso, para él, era mucho daño. Y optó por la tremenda. Se citó con el jefe de obra y no le gustó lo que le escuchó, hasta el punto de agarrarle por el pecho y zarandearlo. Muchos de los jugadores del primer equipo vieron como el trabajador salía despedido. El peor de los comienzos. El episodio se quiso guardar, pero fue imposible. En parte, porque ante el silencio institucional saltó Bielsa, que el 5 de julio convocó una rueda de prensa. Nadie en el club tenía bien claro qué iba a decir, pero le permitieron hablar. La gestión de esa crisis fue un error mayúsculo, porque el entrenador habló a pecho descubier to y con todo lujo de detalles: “Ante la falta de otra autoridad de la empresa que hacía la obra, decidí hablar directamente con el jefe de obra, lo llamé a mi vestuario para decirle que las obras no estaban bien hechas, que no iban a estar en la fecha prevista y que, sobre todo, eran un engaño y una estafa. Me produjo indignación que no se reconociera y comencé a decir cosas ofensivas. Luego lo tomé del cuerpo y lo saqué a la fuerza del lugar. Yo a este señor no le respe- to, porque él hizo mal su trabajo. Cuando salió del lugar donde lo expulsé, dijo que lo había golpeado. No hizo ninguna denuncia policial, creo que presionado por su empresa o por el Athletic, quería evitar lo que yo estoy denunciando. Tiene derecho a reclamar el trato que yo le di. Estoy haciendo algo que debería estar haciendo el Athletic Club. El club dirá que no he tenido paciencia, pero estoy tranquilo, tengo respuesta para todas esas críticas”. La extensa explicación tuvo un punto cómico cuando el entrenador desveló que había acudido a una comisaría de la Er tzaintza (Policía Autónoma Vasca) para autoinculparse de la agresión y dar credibilidad a una posible denuncia del jefe de obra. ¿Imaginan la cara del ertzaina que le atendió? Bielsa puso en un brete al Athletic, al que colocó en muy mal lugar frente a Balzola, la empresa a la que había censurado el entrenador. El Grupo Balzola es un referente en las grandes infraestructuras de Bizkaia, ha tenido participación directa en la cons- ÚNICO. Bielsa, en cuclillas, parece meditar sobre todo lo que ha rodeado al equipo desde que arrancó la temporada. 6 7 MÉTODO. El rosarino es fiel a una dinámica de trabajo que le acompaña desde hace varios años. Cuando se le contrata, ya se conoce qué puede ocurrir. trucción del Museo Guggenheim; el interior de la Torre de Iberdrola; el Bilbao Exhibition Centre; o la primera fase de urbanización de San Mamés Barria. Para colmo, la empresa es socia de la Fundación Athletic. En Ibaigane se tomaron 24 horas para reaccionar. Y lo hicieron con contundencia, a través de una nota pública que, en muchos círculos, se interpretó como una liquidación en toda regla. Una invitación a que Bielsa presentara su dimisión. “El Athletic no comparte, en absoluto, la opinión personal y subjetiva expresada por Marcelo Bielsa en la rueda de prensa”, fue la primera frase del comunicado. La dureza de la opinión institucional estuvo a punto de acabar con Bielsa, que fue citado para una reunión en Ibaigane. A la mis- ma asistió junto a Diego Reyes, uno de sus colaboradores. El resto seguía entrenando con el equipo en Lezama, aunque con la idea de que al día siguiente estarían camino de Argentina. No fue una reunión fácil, porque en la misma Bielsa defendió con vehemencia que le asistía la razón en la crisis de las obras. El club paró el golpe de una posible dimisión, pero se topó con un Bielsa impenetrable. El mismo que tres días más tarde abrió una cuenta de Facebook para colgar un comunicado en el que aseguraba que “puedo seguir desarrollando mi tarea como hasta ahora. La figura del Director Deportivo resuelve las situaciones que debo derivar. Mantengo el compromiso que asumí con la institución”. La cuenta duró lo que tardaron los medios de comunicación en enterarse de que existía. Y una vez que circulaba por las redacciones de los distintos medios, la canceló. La nota dejaba claro que su vehículo de comunicación con el club iba a ser Amorror tu y no Urrutia, al que se podía entender que tuviera cruzado después de la nota. Sin embargo, nadie debería creer que el año anterior Urrutia y Bielsa habían sido uña y carne. Y es que sus conversaciones fueron contadas. Ni menos ni más que las producidas hasta la fecha. Lo que no se escapa es que vivir la experiencia Bielsa ha supuesto un desgaste increíble para una junta directiva que para los críticos está lanzada hacia la autodestrucción en su apuesta por el silencio institucional y ofrecer contadas comparecencias. El valor depor tivo del Athletic se resquebrajó a mediados de agosto, cuando, con apenas unas horas de diferencia, reventaron los casos Llorente y Javi Martínez. Primero se conoció que el ariete navarro-riojano se negaba a renovar el contrato que finaliza en junio de 2013 y que había pedido al club que escuchara ofertas por él. Esa misma semana, en mitad de un amistoso de pretemporada, el Consejo directivo del Bayern confirmó que iba a hacer frente a la cláusula de 40 millones de Javi Martínez. El navarro firmó con los bávaros el 29 de agosto y Llorente estuvo hasta el cierre del mercado pendiente de una posible salida. Al finalizar el período de fichajes, el ariete se incorporó al trabajo con la primera plantilla. Bielsa mantuvo siempre el equilibrio en las declaraciones. Ponderó el valor de sus futbolistas (“Javi Mar tínez es un futbolista superlativo”, dijo), pero también el de la plantilla. Nada es insustituible. “Estaré satisfecho con o sin Llorente o Javi Martínez”, reiteró en público durante más de una de sus comparecencias. Los dos campeones del mundo ponían un punto y aparte a su relación con el argentino y con el club rojiblanco. ¿Influyó la continuidad de Bielsa para su marcha? El rosarino les exprimió la pasada temporada y les apretó los tornillos a más no poder, pero su renovación no tuvo que ver con la decisión de salir. Y es así porque saben que la vida de Bielsa en Bilbao será reducida y que después del follón organiza- do con las obras lo más lógico es que se vaya al finalizar la temporada. Da la sensación de que en algún círculo próximo a determinados futbolistas se quiso utilizar al argentino como excusa. “Pregunté a Llorente y Martínez si no se iban a quedar por mí. Si su respuesta hubiese sido afirmativa, habría obrado en consecuencia”, desveló el preparador. Lo cier to es que la relación, sobre todo con Llorente, que es el que se ha quedado, nunca ha sido la misma. Se ha deteriorado. Con Javi Martínez, al que deseó buena estancia en el Bayern, ha tenido otro tipo de gestos. Por ejemplo, cuando se quiso crucificar al futbolista por haber entrado de noche en Lezama para recoger sus objetos personales, el técnico rebajó la tensión diciendo que “todo se ha amplificado por la trascendencia de su marcha al Bayern”. Lo vivido con Llorente ha sido diferente. Se lo llevó al partido contra el Espanyol asegurando que “le había visto entusiasmado” y el delantero se lo agradeció con gol. Después, silenció los pitidos que se podían escuchar en San Mamés, añadiendo que esperaba que el fútbol mitigase todo lo que rodeaba al delantero. Pero los que querían encontrar en eso un gesto de amor eterno cayeron por un precipicio. Llorente y Bielsa se volvieron a topar el 1 de octubre, apenas dos días después de la derrota en el derbi de Anoeta, donde el ariete jugó sin demasiado brillo los últimos minutos. Un partidillo de los suplentes contra futbolistas del Bilbao Athletic encendió a Bielsa, que recriminó a Llorente su falta de actitud. La discusión subió de tono y el internacional tampoco se calló. “Váyase”, espetó Bielsa, que echó al futbolista del entrenamiento. Las redacciones se encendieron al instante y durante 24 horas hubo tirones mediáticos y de aficionados hacia uno y otro lado, filtrando supuestas conversaciones, gestos y conclusiones. En la siguiente sesión, Llorente se entrenó con normalidad. El vestuario. La relación de Bielsa con el grupo nunca ha sido fácil, aunque se ha sobrellevado por el éxito en la competición. Su primera víctima fue Pablo Orbaiz, en la pretemporada de 2011. El centrocampista acabó cedido en Olympiacos, donde ganó la Liga, y este 8 INSISTENTE. Estudia los movimientos propios con la misma dedicación que a los rivales. Le gusta controlar el máximo posible para evitar sorpresas. 9 curso no ha llegado ni a pisar Lezama, porque, antes de vestirse de corto, le mandaron a Rusia, al Rubin Kazan. El navarro es el trigesimotercer futbolista en la historia del club que más veces ha defendido la camiseta del Athletic y se ha ido como si se tratase de un meritorio. Cuentan que Orbaiz fue uno de los que se plantó ante el entrenador cuando la plantilla tuvo conocimiento de que la idea del argentino era apartar del grupo a los que no contaban, que el primer año fueron Aitor Ocio, Koikili y Ustaritz. También dejó fuera a Íñigo Pérez, pero el navarro regresó al final de pretemporada a la dinámica del grupo. Y ahí sigue. El técnico, a instancias de la AFE, reculó con Aitor Ocio y Koikili (Ustaritz salió cedido) a los que dio dorsal y licencia, pero no minutos. Se pasaron el año en blanco. Este curso, también ha habido futbolistas apartados del grupo principal, aunque ha seguido escrupulosamente los mandatos de la AFE, así que ni se entrenaban escondidos, ni a deshoras ni con entrenadores de otras categorías. La exigencia del argentino en su primer verano en Bilbao fue demoledora. Los días libres se contaron con los dedos de la mano y abundaron las dobles sesiones. El trabajo llamaba al trabajo. Y con ello apareció el éxito: el equipo deslumbró en Manchester, avanzó en la Copa, llegaron las finales… El mundo rojiblanco era una fiesta permanente y, aunque el grupo estaba ya dividido entre titulares y otros que se sabían casi arrinconados, el disfrute era colectivo y todos se hicieron cómplices de los métodos de Bielsa. Po- dían sentirse fastidiados, pero lo consideraban un peaje de su crecimiento futbolístico. El vestuario del Athletic, por tanto, se ha movido en un terreno pantanoso que tanto abunda en el fútbol profesional: a favor de viento se tapan las vergüenzas por interés personal, pero, cuando vienen mal dadas, más de uno estaría dispuesto a saltar del barco antes de llegar a las olas comprometidas. Marcial y exigente como ninguno, el técnico tampoco ha sido muy dado a fomentar una relación de camaradería con los suyos. Una voz autorizada de la caseta ha trasladado a sus íntimos que hablar con Bielsa fuera del terreno de juego es casi imposible. La secuencia debe ser la siguiente: el futbolista acude al despacho del entrenador para mante- ner una conversación y éste le desvía a uno de sus asistentes. Después, en función del interés o la importancia que considere tiene el asunto, será él quién cite al jugador para una posterior charla o quizá lo aborde durante algún ejercicio. ¿Es dañina esa distancia? En realidad, ningún trabajador tiene acceso inmediato al director general de su empresa. ¿Por qué lo van a tener entonces los futbolistas? Los aficionados. Sin conocerle, sin tratarle, sin siquiera haber cruzado una vez su mirada, hay aficionados que darían dos años de su vida por Bielsa. Y lo harían sin recibir nada a cambio más que la permanencia del entrenador en el Athletic. Puede que ésta sea la relación más extraña de todas, porque el argen- tino ni es populista ni hace gestos de cara a la galería. Envuelve con el misticismo que le rodea. Un genio. En estos quince meses que lleva al frente del Athletic, ha frecuentado a varios hinchas, de distintos estratos y profesiones, a los que le une una extensa conversación, su amor por el fútbol y sus ganas de conocer la identidad de la tierra que pisa. No les pide nada a cambio. Pulcritud y discreción. Incluso se le ha visto rodeado de jóvenes en un txoko de aficionados, una lonja cerca del lugar en el que reside que, en uno de sus innumerables paseos, requirió su atención porque en la fachada tiene pintados los escudos del Athletic y del Celtic. Entró a preguntar por qué y allí se quedó charlando. Eso sí, sin contar interioridades del primer equipo, ni por qué juega fulano o lo hace mengano. Su conversación es amplia, pero nunca hace referencia a cuestiones de la actualidad rojiblanca. Muchos hinchas han tomado partido por el técnico en estos meses de convulsión. Le ven casi como un salvador y ponen el acento positivo en todas sus decisiones. El bielsismo engulle todo lo que tiene a su alrededor, hasta el punto de defender al técnico por encima de lo que él mismo podría. No hay constancia de cuánto tiempo permanecerá Bielsa en el Athletic, pero, entre la gente que paga su entrada, la huella será permanente. Habrá un tiempo antes y después a partir de la llegada del argentino, que es un nuevo punto de medida en el rojiblanquismo. 10 11 ¡LESIÓN! LA PALABRA MALDITA EN EL MUNDO DEL DEPORTE � � ������������������������ � ����������� �������������������������������� � ����� ��������������� ���������� ������� ������������������� �������� �������� ������ ������� ������������ �������������� �������������������������������������������� ��������������������������������������� �������������������������������� � ����� ������� ����� ������� ����� ������� � ����������������������������������������� ���������������������������� ����� �������� ������������������������������������������������������ �������������������������������������������������������� ����������������������������������� ������� ������� ���� �������� ������������� ���������������� ������ ������ ������ ��������� ��������������� ������������� ������ ������� ������� ����� ������������������ �������������������� ��������� ������� ������� ����������������������� � ��������� ������� �������� ����� � ������� ������� � ��������� ������� ������� ������ ����������������������� �������� ������������������������������������������������������� ����������������� ������������� ��������� ��������� ������� ������� �������� ������� ������� ������� ������� ������� � ������������������������������������ ����������������� ������������������������� ������� ������� ���������������������� ���������������������������������� ���������� ������� ��������� � ���������� �������������������������������� ���������������������������������� ������������������������������������ � � � � �������� ����������������������������������������� ���������������������������������������� �������������������������������� ���������������������������������������������� ���������������������������������������� �������� ��������������������������������������������� ����������������������������������������������� ������������������������������������������������ �������������������� ������������������������������������ ��������������������������������� �������������������������������������� ����� ���������� ���������� ����������� ������������������������������� �������������������� �� ���������������� � �� � � �� �� � � �� � �� � ������� �� � �� � nefasta racha Xavi, unos meses más tarde. Semejante mala suer te también atravesó el Valencia de la temporada 2006-07. Por la enfermería de la capital del Turia, con rotura del ligamento cruzado, pasaron Marchena, Gavilán y Moretti. El colmo del mal fario le correspondió a Edu, que enlazó dos roturas prácticamente consecutivas. Esa misma temporada y por esa misma lesión, el Atlético de Madrid se quedó sin sus dos bandas: Petrov y Maxi tuvieron que pasar por el quirófano y debilitaron el primer proyecto de Aguirre en el banquillo rojiblanco. La temporada pasada también tuvo un comienzo que hizo disparar las alarmas en todos los servicios médicos de Primera División. Dos de los jugadores de más calidad de la Liga, Rossi y Canales, se lesionaron en el mes de octubre y dejaron huérfanos de su talento a Villarreal y Valencia. En parecidas fechas y por rotura del ligamento cruzado, también fue baja para muchos meses Gurpegui. Una escasa preparación física en la pretemporada, reapariciones precipitadas o lesiones mal curadas, sobrecarga del calendario o un entrenamiento excesivo sue- ����������� ������������������������������������������ ���������������������������� � ���������������������������������������������� �� El caso más sonado es el de Ronaldo: sin sus problemas en el rotuliano, estaría en lo más alto del Olimpo del fútbol pos, por lo apretado del calendario y la exigencia física de partidos y entrenamientos, el historial está lleno de jugadores que han tenido que conocer una de las caras más amargas de su trabajo: la de permanecer en el dique seco. Si hay una frase maldita que en los equipos de fútbol no se quiere escuchar bajo ningún concepto es la de rotura del ligamento cruzado. Y más si la lesión de un jugador torna en epidemia. Es lo que le ocurrió al Barcelona de Rijkaard, en la temporada 2004-05. Como si de un efecto dominó se tratara, fueron cayendo Larsson, Motta, Edmilson, Gabri y cerró la � ���������� ���������������������� ������������������� ���������������������� ����������������� ����������������������� ������������������������������ ���������������������������������� ���������������������� �������������������������������������������������������� ���������������������� ����������� ������� �������� ������������������� ����������� ������������������������ ������������������� ���������������������������� ���������������������� ��������������������������� �������������������� � �� E l fútbol es alegría, entretenimiento y diversión. Con ese fin nació, con ese propósito que, pese a los muchos cambios que ha atravesado en su trayectoria, se ha mantenido inalterable a lo largo de la historia. Sin embargo, el deporte del balón lleva asociado un inevitable elemento que nubla la alegría, difumina el entretenimiento y cercena la diversión: las lesiones de gravedad. Una entrada fuerte del rival, un mal apoyo, un inadecuado giro de una articulación provocado por el mal estado del terreno de juego que deja paso a unos meses alejados de los focos, de duro trabajo en dos o tres turnos en el gimnasio, sin el gusanillo de la competición y con el lastre psicológico de cuando podrás regresar y en qué condiciones. Lesiones han existido siempre, pero quizás en los últimos tiem- �������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� ������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� �� � JORGE FDEZ. MALDONADO / ��������������������������������������� �� En 1971, las lesiones también eran habituales en el fútbol. AS Color describió la agonía de Jaén, que se rompió los ligamentos cruzado y lateral y estuvo siete meses inactivo. La agonía de Ronaldo, los problemas de Van Nistelrooy, la mala suerte de Rossi... las lesiones representan la cara más triste del fútbol. Los focos se apagan y dejan paso a un oscuro trabajo de gimnasio con la esperanza de regresar. � � � � � � � � ��������������������� ��������������������������������������� ������������������������������������� �������������������������������������� ������������������������������������ ����������������������������������� ����������� ���������������������������� ������������������ ��������������������� ���������������� ���������������������������������� ������������������������������������������������������������������������������������������ �������������� ������������������������������������������������������������������ ������������������������������������ � � � ��������� ��������� �������� ������ ���������� ������������������������������ ��������������������������������� �������������������������� 12 En la campaña 2004-05, en el Barça se lesionaron de gravedad Larsson, Mota, Edmilson, Gabri y Xavi len ser la causa que está detrás de esta grave lesión. El tiempo de recuperación depende del propio futbolista, de la evolución de la lesión y de que no surjan complicaciones. Aún así, los cuatro meses de baja son innegociables y el tiempo medio suele estar en torno a los seis. Marcarse precipitados plazos de recuperación puede desencadenar en frustación. Es lo que le ocurrió a toda España, que se sumió en el desasosiego al enterarse de que Villa no llegaría a la Eurocopa, pese a que las previsiones sí indicaba que podría estar en la cita de Polonia y Ucrania. En el caso del goleador español, la lesión fue de tibia. El delantero asturiano se rompió en el Mundialito de Clubes de la FIFA, en el par tido de semifinales ante el Al Sadd catarí. No pudo reaparecer en el resto de la temporada y tuvo que telefonear a Del Bosque para comunicarle que, pese a todo el esfuerzo realizado, no estaba en condiciones de participar en la Eurocopa. Por suerte, la Selección se supo sobreponer a la baja de su goleador. Uno de los jugadores por los que más tiene que llorar el fútbol a nivel mundial es Ronaldo. Sus sucesivos percances físicos limitaron una trayectoria futbolística que se quedó en sobresaliente, pero que amenazaba con destrozar todos los récords del balompié internacional. Pero su enemigo estaba en su propio cuerpo: su tendón rotuliano le impidió que su estrella brillara todavía más. Primeros percances físicos en el PSV con el tendón rotuliano que le alejaron dos meses, cinco semanas inactivo por el ataque de epilepsia en la final del Mundial de 1998, roturas del tendón rotuliano en 1999 y 2000, ya en el 13 Inter. Dos años de ausencia para volver por todo lo alto en el Mundial de 2002 y fichar por el Madrid. Los percances provocaron su salida del club blanco hacia el Milán, donde los problemas de rodilla tampoco le abandonaron. Un cúmulo de desgraciados accidentes físicos que impidió disfrutar a pleno rendimiento de uno de los mejores jugadores de la historia. No siempre una grave lesión supone el principio del fin de una carrera futbolística. Son muchos los jugadores que han superado una complicada lesión y a su regreso recuperaron su más alto nivel futbolístico. Le pasó a Eto’o en el Barcelona (rotura del menisco externo), a Del Piero en la Juventus (cruzado anterior y posterior), o a Filipe Luis en el Deportivo (rotura de tobillo y peroné), entre otros muchos. El trabajo del futbolista para superar sus problemas de lesiones es admirable. Van Nistelrooy siempre peleó porque su voracidad goleadora se impusiera a sus problemas de rodilla. Y lo logró. El ariete holandés se lesionó los ligamentos cruzados de la rodilla días después de firmar por el Manchester United, al que llegaría un año más tarde. Sus problemas con las lesiones también salpicarían su trayectoria en el club inglés, pero eso no lo impedirían fichar por el Real Madrid. En todos los equipos se lesionó, pero en todos es recordado por su capacidad goleadora. La otra cara de las lesiones es la del infractor. La explosión de las redes sociales y el éxito internacional de Youtube hace que con una sencilla búsqueda puedas acceder a las entradas más escalofriantes del fútbol en los últimos tiempos. Entre ellas está la de Míchel Salgado a Juninho que le destrozó el tobillo, la durísima entrada de Diaby a Sneijder que afectó a su rodilla, o la de Goikoetxea a Maradona. Escalofriantes imágenes de tobillos retorcidos, piernas dobladas y todo tipo de partes del cuerpo humano que desafían las leyes de la gravedad han queda- do para la posteridad en las conocidas lesiones de Manuel Pablo, Djibril Cissé, Díaz de Cerio, Totti o Eduardo da Silva. Durísimas secuencias que hieren la sensibilidad del espectador. El peor resultado posible es el que obliga al futbolista a abandonar el deporte. Es lo que le sucedió a César Jiménez, jugador del Zaragoza que, pese a sus intentos de regresar, tuvo que dejar el fútbol por una dura entrada de Figo en el Bernabéu. O la consecuencia del brutal choque que protagonizaron en el derbi de Manchester David Busst y Denis Irwin, en 1996. El jugador del City sufrió una fractura de tibia y peroné de tal magnitud que el hueso rompió la piel. No pudo volver a jugar. Sólo quienes han presenciado una de estas desgracias en directo conocen el silencio sepulcral que invade el estadio de repente, que da paso a los gritos de horror de los espectadores. En ocasiones, el sonido del golpe o de un hueso que se fractura es capaz de elevarse por encima del sonido ambiente del estadio y recibirse nítidamente en las televisiones por los micrófonos de ambiente de los estadios. Las lesiones son consustanciales al fútbol, pero siempre se podrá mejorar en el trabajo conjunto de todas las instancias futbolísticas para intentar reducir la frecuencia de una de las caras más oscuras del fútbol. La mejor prueba es la unión que las dos aficiones escenifican para despedir con una ovación conjunta al jugador que se retira lesionado en camilla de un estadio. Entonces, empieza su calvario, pero también la oportunidad de regresar y vencer a la desgracia, como hicieron tantos grandes jugadores del fútbol a lo largo de la historia. Sobreentrenamiento, escasa preparación física en la pretemporada o la sobrecarga del calendario, algunas causas � � � � � � � � �������������������������������������������������� �������������������������������������������������������������������������������������������������������������� ���������������������������������������������������������������������������������������������������������� �� ���������� ������������ ���������������������������������� ������������������������������������� ������������������������������ ���������������������� ��������������������������� ����������������������������������������� ��������������������������������������������� ���������������� �� ������������ ���������������������� ���������� ������������������������ ����������������������������� �������������������������� ����������������������������� ������������������������ ��������� �������� ������������������������ ���������������������� ����������������������� ��������������������������� ����������������������������� �� ��������������������������������������������������� ��������������� �������� ����������������� ������������������������ �������������� ��������� �������� ���������� ������������ ��������������� �������������������� ������������������ ������������������� � �������� �� ������������������� ������������������������� ������������������� ����������������������� �������� � � � � ������������� ��������������������������������������������� ���������������������������������������������������� ����� ����� ��������� ������� �������� ����� ������� ������� ������ ��������� ������� ��������� ������ ��������� ������� ������� ������� ������� ��������� ������� ������� ������� ������� ����� ������� ������ ��� ��������� ������� �������� ������ ������������������������ ���������������������������������������������� ��������������������������������������������� �������������������������� ������ ����� ��������� ������� ������� ������ � ����� ����������������� ���������������������������������������� ����������������������������������������� ��������������������������������������� ������������������������� ��������� ��������������� ������������� �������������� �������� ������ ��������� ������� ������� ����������������������������������� ���������������������������������� � �������������������������� ������ ���������������������� �������������������������� ������������������������ � ������������������������� � ������������������������ �� �������������������������������� �������������������� ���������������������� ������������������������� ���������������� ������������������� ������������������ ����������������������� �� �������������������� ����������� ����������� ������������������������������������������������������������������������ ����������� ����������� ������������ ������������� ������������ ��������� ���������������� ����������������� �� ��������������� ����������������� �� �������������������� ������������ ����������������� ������������������� ����������������� �� ����������������� ����������������� ���������� ���������� �������������������������� 24 En octubre de 1971, AS Color entrevistaba a Tonono, el estupendo central de Las Palmas y de la Selección. Su regularidad la llevaba a gala, hasta que una misteriosa infección se lo llevó. TONONO, EN SUS INICIOS. Tonono dio sus primeros pasos como futbolista en el Terrero, después fichó por el Tigre y, previo paso a jugar en Las Palmas, destacó en el Arucas. 25 TONONO UN CENTRAL ELEGANTE CON UNA MUERTE EXTRAÑA E INESPERADA DIEGO FÉLIX / A ntonio Afonso Moreno, ‘Tonono’, nació el 26 de agosto de 1943, en San Felipe, pero sus padres se trasladaron a Arucas (Gran Canaria), donde creció y dio sus primeros pasos como futbolista. Vistió durante 14 temporadas la elástica de Las Palmas, las últimas once en Primera División. Ayala, un periodista de la época, lo llamó ‘El Omega canario’ por su regularidad. Con los amarillos logró un tercer puesto y el subcampeonato liguero, con su correspondiente participación en la Copa de Ferias y UEFA. Fue capitán de Las Palmas durante cuatro temporadas; primer jugador internacional absoluto, perteneciendo al club amarillo; y primer canario en ostentar la capitanía de la Selección española. Murió por una misteriosa infección el 9 de junio de 1975, en Las Palmas. Recibió numerosos premios: fue elegido dos veces mejor defensa de la Liga y el Can de Plata que otorga el Cabildo de Gran Canaria por ser el primer canario que participaba con la Selección absoluta. Sobre este premio, su hijo Antonio cuenta: “Mi padre podría haber recogido el premio él sólo, pues era individual, pero entendía que debía compartirlo con los compañeros de equipo y fueron todos a recogerlo”. Fue el primer jugador de Las Palmas en jugar en La Selección. Apodado ‘El Omega canario’, por su regularidad, siempre jugó en el equipo amarillo, a pesar de tener ofertas de clubes importantes de la Liga. Una supuesta infección le arrebató la vida a los 32 años. Según cuenta Antonio de Armas, historiador de la Unión Deportiva, Tonono jugó por primera vez en el Terrero, equipo no federado. Luego fichó por el Club Tigre y, en su paso previo a la Unión Depor tiva Las Palmas, destacó en las filas inferiores del Arucas. “Aún en período infantil ingresó con los juveniles, donde demostró una madurez extraordinaria, tanto dentro como fuera del campo. Sus excelentes intervenciones en el equipo de su ciudad trascendieron a toda la geografía insular. Luis Molowny, entonces entrenador de Las Palmas, conoció de su talento y lo llamó para integrar la selección juvenil de Canarias”. “Tonono había demostrado, con sus grandes y regulares actuaciones, su impronta sabiduría futbolística. Jerónimo Mejías Pérez, a la sazón presidente del Arucas y que ya había sido directivo de la Unión Deportiva en los años fundacionales, había comenzado a mantener contactos con el club representativo con la finalidad de acceder al traspaso del jugador”, continúa Antonio de Armas. En Las Palmas. Su debut se produjo el 18 febrero de 1962, en La Condomina. Tonono llegó en uno de los peores momentos del club. Dos años antes, en la temporada 1959-60, se había producido el descenso UN ÍDOLO DE LA AFICIÓN. Un busto con su nombre recuerda al gran central de Las Palmas, primero que vistió la camiseta de la Selección, de la que fue capitán.. 26 a Segunda División. Además, “la entidad había entrado en una dinámica de adquisiciones foráneas, que, salvo honrosas excepciones, nada apor taban al resurgir y recuperación del club y cerraban las puertas a jugadores locales con gran proyección”, cuenta el historiador. El año de su estreno con Las Palmas dirigía al equipo Campo Salamanca. El entrenador comprobó “la enorme valía” de Tonono, quien jugó en el medio del campo. El equipo terminó en cuarta posición en Segunda División. El futbolista alternó las posiciones de medio de cierre y lateral. En ese año, formaba la zona de Tonono debutó el 18-02-1962, en La Condomina, en Segunda. Jugó de medio cierre y lateral y al año siguiente pasó a central 27 volantes Tonono y su inseparable amigo Guedes. Sería la temporada siguiente cuando el futbolista pasaría a ocupar la zaga. Tres temporadas tendrían que transcurrir antes de que el inolvidable defensa retornara con el equipo a la máxima categoría. A partir de ahí, once temporadas seguidas en Primera División hasta su fallecimiento. Tonono firmó un único contrato en toda su carrera profesional, claro está con la Unión Depor tiva Las Palmas. Cierto es que le llegaron ofer tas de los equipos más impor tantes: Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid. Cuenta de Armas que los entonces secretarios generales de Las Palmas y Atlético de Madrid mantuvieron una conversación para que el futbolista recalara en el club rojiblanco. Según de Armas, Antonio Calderón le dijo a Jesús García Panasco que quería a Tonono. Panasco le contestó que ellos, entonces, querían a Pirri, MAMÉ LEÓN. Éste y Tonono se conocían desde pequeños, de la cantera. Jugaron juntos en la Unión Deportiva durante 13 temporadas. Se hicieron inseparables. pero la respuesta fue que Pirri no se vendía. “Tonono tampoco”, dijo el secretario amarillo. Las Palmas pudo mantener a todos los futbolistas gracias al derecho de retención que había en la época. Persona muy cariñosa. En el club amarillo se encontró con compañeros inseparables hasta su muerte. Mamé León recuerda que Tonono y él se conocían desde pequeños. “Teníamos una amistad tremenda. Estuvimos trece años jugando juntos en la Unión Depor tiva”. En realidad, “todo el equipo estaba muy unido, porque éramos todos canteranos”, añade. “Eran como una familia. Muchos jugadores venían a casa a comer, a cenar...”, contó su hijo Antonio Afonso, quien, haciendo memoria, recuerda que “era familiar, no como muchos de los padres de la época. Jugaba con nosotros (con él y su hermana). Era muy cariñoso con los niños”. A Tonono le gustaba tanto los niños que, tal y como cuenta su hijo y el propio historiador del club, “cuando era juvenil, en el Arucas, se puso a jugar con unos un rato antes del partido. El árbitro les dijo que pararan porque iba a comenzar el choque. Tal fue el enfado del público que el colegiado no pudo pitar allí en años. Le tiraron piedras”. Paco Castellano, tándem inseparable de Tonono en la zaga amarilla, recuerda que era serio, pero “creaba ambiente de equipo”. Castellano, que también fue internacional, lo consideraba su “hermano mayor”. “Era extraordinario como jugador y como persona”. Germán Dévora, delantero de Las Palmas y de la Selección española Sub-23, apunta un dato más: “Gastaba bromas, pero, una vez empezaba el entrenamiento o el partido, se acababa todo. A los entrenamientos llegaba media hora o una hora antes. Éramos muy disciplinados”. CON LA SELECCIÓN. En la imagen superior, Tonono en una sesión de trabajo con La Roja, tras golpear el balón con la rodilla. Detrás de él, otro histórico, Luis Aragonés. Tonono era un hombre tímido y serio, pero dialogante. Se entrenaba con la misma intensidad desde el minuto uno hasta el final. “Mi padre se cuidaba la dieta y se preparaba antes de la pretemporada. Algo que pocos hacían en esa época”, relata Antonio. Todos coinciden en que era muy maduro, a pesar de su edad, y que instruía a los canteranos que procedían del equipo de Preferente cuando llegaban a la primera plantilla. Paco Castellano recordó un consejo de Tonono que le llevó a ser internacional con España cuando llegó al equipo profesional: “No inventes, juega sencillo”. Así jugaba Tonono. Tácticamente, no subía más allá del medio del campo. “No era espectacular”, dice Mamé León, que matiza: “No era Franz Beckenbauer, era mejor, porque no fallaba”. Tonono marcó dos goles en toda su carrera. Los dos desde el centro del campo. Su familia cuenta que, tras uno de los goles, la afición estuvo aplaudiendo durante cinco minutos y Tonono les pidió calma, pues el choque no había terminado. El Omega canario era tímido y, para los entrenadores de la época, era un lastre que un líbero no gritase al resto de jugadores. Paco Castellano admite que Tonono siempre estaba bien colocado, y que, sin gritar, colocaba al resto del equipo. Tonono estudiaba las dimensiones del campo. Además, tenía una inteligencia natural para anticiparse. Sus compañeros recuerdan que era muy elegante, robaba la pelota al rival sin hacer faltas. No les entraba, sino que espera- Mamé León: “No era espectacular, tampoco Beckenbauer, era mejor, porque no fallaba” CON LAS PALMAS. Tono, en la foto en un partido el conjunto amarillo, era un central elegante, que no hacía florituras, que, sin gritar, colocaba a sus compañeros. 28 ba a que hicieran el regate y luego robaba el balón. Y por alto sabía el momento exacto en el que tenía que saltar. “Su sentido de la anticipación era tremendo”, dice Mamé León. Su hijo Antonio ha preguntado a antiguos rivales y sonríe al recordar la respuesta a cómo jugaba su progenitor. “Siempre se ha dicho que mi padre no daba patadas, pero los que jugaron contra él dicen que era un bruto”. Debe ser “una cuestión de inteligencia para que no te vean”. Sus actuaciones con Las Palmas no pasaron inadvertidas para los seleccionadores nacionales. Jugó un total de 22 partidos con Su hijo Antonio: “Dicen que mi padre no daba patadas, pero los que jugaron contra él afirma que era un bruto” 29 la Selección. Los últimos doce, a las órdenes de Ladislao Kubala. Como internacional, su debut le llegaría en Praga, el 1 de octubre de 1967, ante Checoslovaquia, para la Euroocopa de Italia. De igual forma, en su cuarto partido internacional, ante Suecia, se produjo un hecho sin precedentes, pues la formación española tenía a cinco canarios. Paco Castellano, compañero de equipo, marcaría el tanto para el empate ante los suecos. Su último partido internacional fue ante Yugoslavia, el 19 de octubre de 1972, en el Estadio Insular. Tonono actuó como capitán de La Roja. “Junto a Gallego (jugó en el Sevilla y Barcelona) hacía un tándem excepcional”, cuentan sus antiguos compañeros de vestuario. “Gallego era la fuerza y Tonono la calidad”, argumenta Germán. Su última aparición en el Estadio Insular fue el 25 de mayo 1975, ante el Celta de Vigo, don- SOBRE TODO, AMIGOS. En la imagen, Germán Dévora y Paco Castellano. Dos excompañeros y amigos de Tonono que recuerdan su perfil dentro y fuera del campo. de Las Palmas vencería por 3-1 y evitaría el descenso. Su último partido fue ante el Málaga, en La Rosaleda, partido valedero para los octavos de final de Copa del Generalísimo. Dos palos muy duros. Sus compañeros reviven el dolor de aquel día. “Veníamos de la muerte de Guedes, que fue duro, aunque la veíamos venir, pero Tonono se fue en una semana”, dice Germán, quien subraya que sus muertes “nos dejaron tocados a todos”. Paco Castellano lo pasó peor que nadie por la muerte de su “hermano mayor”. Mientras se dirigía a recoger el título de entrenador de regionales, vio por la televisión la noticia. “Me volví loco”, cuenta. “Me fui para mi casa porque no me lo podía creer”. Antonio de Armas, cuenta la impresión que siempre le quedó a Emilio Tomé, médico de Las Palmas en aquella época, sobre el fallecimiento del jugador. “Lo de Tonono, yo tengo mi opinión y mi propia teoría. Habíamos jugado un partido en Tenerife. Finalizando el encuentro, le lanzaron una botella, con mucha contundencia. Se le abrió una pequeña herida en la pierna que comenzó a emanar bastante sangre”. Tras varias semanas, Emilio obser vó cómo, corriendo en un entrenamiento, Tonono daba muestras de un profundo dolor. El jugador era muy reservado y argumentó que eran sólo unas molestias. Se le dijo que se hiciera una analítica. El resultado fue satisfactorio. En otra sesión, el masajista le dijo que tenía fiebre y le prescribió un fuerte tratamiento con antibióticos. Luego le salió un ganglio en la ingle y se le ingresó porque se pensaba que tenía apendicitis aguda. Se consultó con varios médicos, pero ninguno se ponía de acuerdo. Había momentos en los que mejoraba, pero se agravó considerablemente. Germán Dévora recuerda que, antes de su fallecimiento, le brindaron la goleada al Real Madrid en Copa (4-0). León apunta que “Tonono estaba en el hospital cuando jugamos aquel par tido; murió dos días después”. En palabras del historiador Antonio de Armas: “El inesperado fallecimiento de Tonono tuvo una amplia repercusión, no sólo a nivel local, donde hubo un gran fervor popular, sino también en el aspecto anímico y depor tivo nacional. La Delegación Nacional de Deportes le concedió la medalla al mérito deportivo. En el siguiente partido, en la Copa del Generalísimo, sus compañeros lucieron brazaletes negros (...).” TRISTEZA MASIVA. El cortejo fúnebre de Tonono congregó en las calles a cientos de personas para despedirle. Se iba un ídolo para la afición amarilla. Germán Dévora: “Él estaba en el hospital y le brindamos el 4-0 al Madrid en Copa. Murió dos días después” 38 39 En octubre de 1971, AS Color ya adelantaba que Avery Brundage dejaba la presidencia del COI, que se concretaría tras los Juegos Múnich de 1972. Estuvo en el cargo, 20 años. EL CONFLICTIVO REINADO DE ‘SLAVERY’ BRUNDAGE CON EL PINTOR ESPAÑOL. En la imagen, Avery Brundage posa con José Antonio Elola-Olaso, que pintó un cuadro sobre el diploma olímpico. Atleta, ingeniero y empresario, el ‘zar’ de los cinco aros olímpicos abdicó en Múnich, hace 40 años. Estuvo en la presidencia del COI 20: un mandato en el que la polémica casi siempre precedía a sus decisiones. 40 JOVEN AVERY. En la imagen, compitiendo en la prueba de lanzamiento de peso. Años después, se vengaría de Jim Thorpe, que le ganó en los JJ OO de Estocolmo. ALEJANDRO DELMÁS / D esde 1952 hasta 1972, Aver y Brundage (18871975) fue el quinto presidente del Comité Olímpico Internacional y primer estadounidense en el cargo. Desde 1929, Brundage había presidido la AAU, la Unión de Atletismo Amateur de EE UU, embrión del actual Comité Olímpico estadounidense (USOC). Nacido en Detroit, de una familia trabajadora de clase media, Brundage se crió en Chicago, donde acabaría siendo el propietario del Hotel La Salle… después de haberse Sus dotes atléticas le hicieron ganar tres títulos de EE UU en pruebas combinadas: precedente del decatlón 41 graduado en Ingeniería Civil por la Universidad de Illinois. Unos parientes educaron al joven Brundage después de que su padre abandonó a la familia, ya en Chicago. En 1909, Aver y firmó la graduación en Illinois, donde sus importantes talentos atléticos le guiaron a tres títulos de EE UU en ‘All Around Championships’, la serie de pruebas combinadas que precedió al advenimiento del decatlón. La facilidad para las pruebas combinadas hizo de Brundage un atleta olímpico en los Juegos de 1912, en Estocolmo, donde finalizó sexto en pentatlón… y en la plaza 16 en el decatlón donde se consagró Jim Thorpe. Andando el tiempo, Brundage, ya como directivo, fue uno de los principales oponentes de que Jim Thorpe recibiera los honores que le habían sido retirados. Pocos dudaron de que se trató de una suerte de venganza del competitivo Avery JIM THORPE. En la imagen superior, alzando los brazos tras vencer en una prueba de decatlón, modalidad en la que se consagró en los JJ OO de Estocolmo, en 1912. por su fracaso ante Thorpe en Estocolmo. “Tiene un disco en el lugar del corazón”, acostumbraban a decir los enemigos de Brundage, más o menos los mismos que le apodaron ‘Slaver y Aver y’: ‘El Esclavista Avery’. Tantos… Sería casi imposible comprimir en un resumen las dos décadas de controversia que fueron el reinado de Avery Brundage, magnate de empresas constructoras, al frente del Comité Olímpico Internacional. En realidad, las polémicas que llevaban el sello de Brundage arrancaron en sus diez años al frente de olimpismo estadounidense, entre 1929 y 1939 (donde sucedió nada menos que al General Douglas MacAr thur). Aquí, Brundage tuvo que negociar con la descalificación de Jim Thorpe y sus secuelas; con el pase al profesionalismo de atletas de clase mundial, como Charles Paddock, y con otras descalificaciones es- truendosas como la de Babe Didrikson Zaharias, campeona olímpica en 1932. “El temperamento de Brundage es dictatorial”, escribió Roger Butter field en ‘Life Magazine’. Sin descanso, Brundage se enfrentó al mayor reto del olimpismo mundial y estadounidense antes de la II Guerra Mundial: los Juegos de Berlín y del régimen de Adolf Hitler, en 1936. Antes de que la delegación estadounidense, embarcada a bordo del SS Manhattan, pisara el puerto de Hamburgo, el 24 de julio de 1936, Brundage ya había decidido la descalificación de Eleanor Holm-Jarrett, nadadora campeona olímpica en 1932, “por fiestas nocturnas y actividades impropias a bordo del Manhattan”. Holm suplicó en vano su readmisión en el equipo de EE UU y contragolpeó duramente cuando no le fue concedida: permaneció en Berlín para cubrir los Juegos ELEANOR HOLMJARRETT. La nadadora campeona olímpica en 1936 fue descalificada por Avery Brundage “por fiestas nocturnas y actividades impropias”. como periodista… y acusó a Brundage de haberla descalificado por haber rechazado los acercamientos carnales del presidente del Comité Olímpico de EE UU. La polémica se extendió durante décadas. Todavía en 1956, en una entrevista de Brundage con ‘Sports Illustrated’, el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional aseguró: “En una votación de veinte, todos estos votaron contra la permanencia de Holm en el equipo olímpico de EE UU. Yo era el presidente del Comité y lo anuncié. Cuando lo hice, los titulares gritaron: ‘Ha sido Brundage’. Me limito a decir que estaba de acuerdo al 100%. Pero no fui yo”. Brundage era un simpatizante abierto del régimen de Hitler y siempre rechazó de plano el eventual boicot de EE UU a los Juegos de Berlín y del nazismo. Sus razones eran el origen democrático del gobierno del Partido Nacional Socialista en Alemania, la oposición de Hitler al comunismo (al que Avery consideraba ‘la encarnación de la maldad absoluta’) y la pretensión de dar una oportunidad a la Alemania machacada por la I Guerra Mundial. “Hoy, sesenta millones de alemanes creen en su país”, afirmó entonces Brundage, para quien la situación de los judíos carecía de importancia real cara a los Juegos. Así, no puede extrañar que Avery validara la sustitución de los velocistas judíos estadounidenses Marty Glickman y Sam Stoller en el relevo 4x100, donde el gran Jesse Owens tenía ATLETAS JUDÍOS. Avery Brundage, simpatizante del nazismo, validó la sustitución de los velocistas judíos de EE UU Marty Glickman y Sam Stoller, en el relevo 4x100. Brundage era simpatizante del régimen de Hitler y siempre rechazó el eventual boicot de EE UU a los Juegos de Berlín 42 JESSE OWENS. Fue la punta de lanza del equipo de EE UU de atletismo en los Juegos de Berlín de 1936, junto a Ralph Metcalfe, Draper y Wykoff. que ser la punta de lanza. Brundage negó, de este modo, las acusaciones de antisemitismo: “Me limité dar por buenas las decisiones de Lawson Robertson, nuestro entrenador de relevos, que veía al equipo más competitivo con Ralph Metcalfe, Owens, Draper y Wykoff”. Y añadió, osadamente: “Si en toda la historia del olimpismo alemán, hasta 1936, sólo han competido una docena de atletas judíos, ¿a quien puede extrañar que no haya ninguno en su equipo de 1936…?” A esas alturas, Albert Einstein ya se había exiliado a EE UU (Princeton)… Tras la II Guerra Mundial, los JJ OO regresaron en 1948 y Brundage había ascendido a la vicepresidencia del COI 43 y Berlín parecía “la tienda de batalla de algún gran emperador”, según narró Thomas Wolfe, uno de los más brillantes enviados especiales a los Juegos: Jeremy Schaap condensó esos testimonios del Berlín olímpico y nazi en su libro ‘Triumph’. Tras la consagración mundial de Jesse Owens y los problemas de Hitler con la recepción de los vencedores y el Comité Olímpico Internacional, a Brundage le tocó bailar con otra bastante fea: la descalificación del mismísimo Owens por haber aceptado una oferta profesional de 40.000 dólares. Así se explicaba Brundage: “Owens era una bella persona y un sensacional atleta. Admiro todo lo que fue capaz de hacer en Berlín. Pero fue suspendido por el Comité Olímpico de EE UU por no haber ido a correr a Suecia con un grupo de nuestros atletas, tal como había prometido. Al fin, SIN ALZAR LA MANO. Owens, en la imagen no haciendo el saludo nazi, fue descalificado por haber aceptado una oferta profesional de 40.000 dólares. esa ofer ta profesional le llevó a Cuba a competir con un caballo por los citados 40.000 dólares. Avery Brundage no tuvo nada que ver con que Jesse Owens declarase profesional a Jesse Owens”. En sólo tres años más a partir de los Juegos de Berlín, la II Guerra Mundial iba a sepultar la carrera deportiva de Jesse Owens, profesional o no… y los sueños de decenas de millones de personas en todo el mundo. Los Juegos Olímpicos regresaron en 1948. Para entonces, Brundage había ascendido a la vicepresidencia del Comité Olímpico Internacional, que presidía el sueco Sigfrid Edström, tras la muerte de Henri Baillet-Latour en 1942, en la Bélgica ocupada por los nazis. Brundage era coherente con sus pensamientos y actividades: en plena II Guerra Mundial, intentó organizar unos Juegos ‘del Hemisferio Occidental’ y se quejó amargamente de que la película ‘Olympia’ de Leni Riefenstahl sobre los Juegos de Berlín no pudiera exhibirse comercialmente en EE UU, debido, según sus palabras literales, a que “en nuestro país, desafortunadamente, la mayoría de salas de cine y teatros son de propiedad judía”. Tras conseguir que la patinadora canadiense Barbara Ann Scott rechazara un coche y pudiera mantener así su ‘status’ de amateurismo (sería campeona olímpica en 1952, en St. Moritz), Brundage fue elegido en 1952 nuevo presidente del Comité Olímpico Internacional. El octogenario Edström había anunciado su renuncia y en una durísima sesión, en Helsinki, Brundage necesitó 25 votaciones para acceder a la presidencia con una ventaja de 30 votos a 17 sobre el británico Lord Burghley, entonces presidente de la IAAF, Fede- EMIL ZATOPEK. Era admirado por Brundage y una foto del atleta entrando en la meta de la final olímpica de 5.000 metros en Helsinki presidió su despacho. ración Internacional de Atletismo. De los Juegos de Helsinki, Brundage regresó con la presidencia del Comité Olímpico Internacional… y con una admiración que sería eterna por la figura de Emil Zatopek, a quien desde entonces veneró como el más grande atleta de todos los tiempos. Una fotografía de Zatopek entrando en la meta de la final olímpica de 5.000 metros en Helsinki presidió desde entonces el despacho de Brundage, en la planta número 18 de ‘su’ Hotel La Salle, en Chicago. “No creo que pueda verse jamás una carrera más memorable que ésta y tampoco creo que ningún corredor se acerque a los alardes inhumanos de Zatopek”, recordaba Brundage en las entrevistas que le filtraba su gentil secretaria, Miss Frances Blakely, en su despacho del Hotel La Salle. Sobre su propiedad de este hotel, Brundage usaba con ironía una frase que le definía como pocas: “Yo no soy el propietario del hotel, es propiedad de una corporación. Pero yo soy el propietario de la corporación”. Detestaba igualmente a los entrenadores cuadriculados y a los aspectos comerciales del deporte: “Han arruinado a nuestro fútbol americano en las universidades al convertirlo en un negocio que pocas universidades pueden acometer con sus propios recursos (…); es un deporte maravilloso, transformado en una especie de ajedrez, que juegan los entrenadores. Si por mi fuera, los días EN EL HOTEL LA SALLE. Brundage era un magnate de la construcción y propietario de este hotel en Chicago, aunque él lo matizaba diciendo que era de una corporación. Sobre el fútbol americano dijo: “Es un deporte maravilloso transformado en ajedrez que juegan los entrenadores” 44 ‘BLACK POWER’. Mítica imagen de Tommie Smith y John Carlos en el podio, alzando el puño con el guante negro, en los JJ OO de México de 1968. de partido mandaría a todos los entrenadores a Tombuctú y que los chicos jugaran como les diese la gana. De eso se trata este deporte. En nuestras universidades ya van quedando ignorados los aspectos espirituales del deporte”. Entre 1952 y 1972, Brundage guió al Comité Olímpico Internacional a través de océanos tan procelosos como la cuestión de las dos Alemanias: consiguió que en 1960, en Roma, desfilara un solo equipo alemán, con 321 atletas en ese equipo unificado: de ellos, 141 de la oriental República Democrática y 180 de la occi- Consiguió que en 1960, en Roma, desfilara un solo equipo alemán, con 321 atletas: 141 de la RDA y 180 de la RFA 45 dental República Federal. Por ese logro, Brundage recibió un diluvio de felicitaciones de los políticos, a las que respondía así: “En el deporte, nosotros acostumbramos a hacer estas cosas de las que los políticos no son capaces”. Hasta 1972, Brundage y el movimiento olímpico tuvieron que manejar otros problemas con tantos o más espinos que la cuestión alemana: los conflictos generados por la Unión Soviética en Hungría (1956) y el sistema de becas y pagos en especie de los soviéticos y sus países aliados en el Pacto de Varsovia, sobre lo que el Comité Olímpico Internacional corrió un tupido velo; la aparición de la gran China maoísta en escena y la eventual exclusión de Taiwan, la China nacionalista de Chang-Kai-Shek. También, las exclusiones (o no) de las racistas Sudáfrica y Rhodesia, cuya presencia desató un boicot africano CON SAMARANCH. En la imagen, Avery Brundage camina junto al que le sucedería en el cargo del COI, en 1980, y la primera esposa de éste, María Teresa Salisachs. a los Juegos de Múnich. Y también, el asunto del ‘Black Power’, el Poder Negro de EE UU destapado por los puños enguantados de los velocistas afroamericanos Tommie Smith, John Carlos y Lee Evans en los podios de 200 y 400 lisos: en 1968, en los Juegos de México. La frase de Brundage al respecto: “Personalidades retorcidas hay por todas partes y resultan imposibles de eliminar (…) ha sido una demostración fastidiosa”. La emblemática imagen de Smith y Carlos alzando sus puños enguantados al aire de México no apareció en el libro oficial del Comité Olímpico sobre los Juegos, aunque si se mostró en la película del Comité local organizador de los Juegos. Brundage trató de impedirlo: estérilmente. El último año de la presidencia olímpica de Brundage, 1972, entró marcado por la descalificación del esquiador austríaco Karl Schranz, vetado para los Juegos invernales de Sapporo… y de Paquito Fernández Ochoa. Brundage definió así a Schranz: “Una valla publicitaria ambulante”. Al fin, todo el ciclo de Avery Brundage y sus dos décadas en la presidencia se cerraron, como una caída de todos los dioses, en una colosal catástrofe: la masacre de los 11 atletas israelíes en los Juegos de Verano de la XX Olimpiada, en Múnich. La gran despedida de Avery Brundage fue la terrible decisión de continuar los Juegos, con palabras inolvidables: “The games must go on” (“Los Juegos deben continuar”). Y los Juegos continuaron. Precisamente en esa misma Alemania a la que regresaban 36 años después de la exhibición de Jesse Owens en el Berlín de Adolf Hitler, la tienda de campaña del gran emperador nazi. Y justo ahí, en Múnich, acabó el conflictivo reinado de Avery PRESIDENTE 20 AÑOS. Avery Brundage fue condecorado en numerosas ocasiones tras su largo período en la presidencia del COI, marcado por luces y sombras. Brundage, que dejó de presidir el Comité Olímpico Internacional cuando se arrió la bandera de los cinco aros en Múnich para ser trasladada a Montreal. Le relevó el irlandés Lord Killanin, que en sólo ocho años más dejaría paso a Juan Antonio Samaranch. Casado con la baronesa alemana Von Reuss una vez que enviudó de su primera esposa, Elizabeth Dunlap, Brundage falleció en 1975 en su residencia invernal de Garmisch-Par tekirchen. Samaranch le atendió y acompañó en los últimos meses de su vida. Aver y fue enterrado en el Cementerio Rosehill de Chicago, dejando tras sí una escalofriante fortuna en dinero, patrimonio inmobiliario y colecciones de arte, sobre todo, de porcelanas y estatuas chinas: la mayoría de estas últimas, como un Buda chino del Siglo IV, son la base del Museo de Arte Asiático de San Francisco. Sabía japonés y podía discutir en ese idioma con conocedores y coleccionistas de arte, pero nunca fue autorizado a viajar a la China de Mao. Poco antes de dejar la presidencia del COI, ‘Slaver y Aver y’ dijo en AS Color: “Es necesario que el presidente del COI sirva al olimpismo y que no se sirva de él. Es preciso que a la cabeza de este organismo se sitúe un hombre de prestigio”. Cuando pronunció estas palabras, Aver y Brundage tenía 84 años. Moriría tres años después, dejando paso a un mundo totalmente nuevo: en la vida y en el olimpismo. FALLECIÓ EN 1975. Fue a los 87 años, en su residencia invernal de GarmischPartekirchen. Con la bandera olímpica, fue enterrado en el Cementerio Rosehill de Chicago. Tras morir, dejó una fortuna escalofriante en dinero, patrimonio inmobiliario y colecciones de arte 46 47 JUANMA LEIVA / P regunten a un púgil retirado cuáles son sus recuerdos de cuando era boxeador. Da igual qué logros conquistó o qué fama acumuló en su carrera. En la mayoría de los casos, inmediatamente uno se da cuenta de que la pregunta no es acertada. Él le mirará, entre incrédulo e indignado, y le responderá sin titubeos: “¡Cómo que cuando era boxeador! Yo seguiré siendo boxeador hasta que me muera”. Y es que en el deporte, en general, y el boxeo, en particular, el retiro nunca ha sido un momento sencillo. Se añora la fama, el ser el centro de atención de los focos, los nervios que recorren el estómago del púgil antes de subir al cuadrilátero… No son pocos los casos en la historia del boxeo en los que un púgil, tras anunciar su retirada, ha vuelto a subirse a la lona. Sus motivos son de lo más variados. Muchos son los que, después de sufrir una derrota clara, deciden colgar los guantes, pero, con las heridas cicatrizadas por el tiempo, no soportan el hecho de haber cerrado su palmarés besando la lona. Otros se rigen por un razonamiento totalmente contrario. Si lo dejaron en la cumbre, ¿por qué no volver para demostrar que siguen siendo los mejores? Aunque, dejando de lado el cariz más romántico, no son pocos los regresos por un simple motivo económico. Ese fue el caso del español Luis Folledo, entrevistado en AS Color, en septiembre de 1971. Uno de los grandes pesos medios de los años sesenta en España (121 victorias y 6 derrotas), que no supo administrar las jugosas bolsas ganadas en históricos combates frente a Fred Galliana, Laszlo Papp o Nino Benvenuti. En realidad, hay tantos motivos como regresos. Y fueron muchos y muy grandes los que se decidieron a volver a meterse entre las 16 cuerdas, con mayor o menor éxito. Como muestra, ahí van algunos casos de nombres con mayúsculas en la historia del boxeo que no soportaron decir adiós al noble arte: BOXEADOR HASTA QUE MUERA Los regresos más significativos de la historia del boxeo. En octubre de 1971, el boxeador Luis Folledo declaraba en AS Color que tenía intención de regresar. 48 49 UN CAMPEÓN CUARENTÓN: GEORGE FOREMAN Destacar el caso de Big Foreman no es arbitrario. El protagonista de Rumble in the Jungle, entre otros combates míticos, ha sido posiblemente el regreso más glorioso de este depor te. Ganó su primer título mundial de los pesados en 1973, tras tumbar seis veces a Joe Frazier. En 1974 lo perdió ante Ali en el citado combate de Kinsasha. Su primera retirada fue en 1977, tras caer con Jimmy Young en Puerto Rico. No fue hasta 10 años más tarde cuando Foreman dejó a aficionados y periodistas boquiabiertos con su anuncio de regreso. Tenía 38 años. Su decisión fue acogida entre criticas y escepticismo. Foreman no sólo demostró que estaban equivocados, sino que, en su tercera oportunidad para recuperar el título (antes perdió ante un Holyfield 13 años menor y Morrison), en 1994 se convirtió en el campeón más veterano al derrotar a Michael Moorer con 45 años. Su carrera terminó en 1997, tras perder con Briggs y, aunque aún tuvo una tentativa más de regresar en 2004, con 55 años, su esposa presionó para desbaratar sus planes. EL ‘MÁS GRANDE’ ENTRE REJAS: MUHAMMAD ALI Como todo lo que hizo Cassius Marcellus Clay en su vida, su primera retirada de los cuadriláteros tuvo una original causa, la política. El genio de Lousville, oro olímpico en Roma 1960, ganó su primer Mundial profesional en 1964. Su rival, un Sonny Liston que venía de demoler a Floyd Patterson, sucumbió ante Ali, poseedor de un estilo que nadie mejor que él pudo definir: “Vuelo como una mariposa y pico como una abeja”. Pero su carrera se vio truncada en 1967. Tras abrazar la religión islámica y rebautizarse como Muhammad Ali, Clay fue a parar a la cárcel por negarse a acudir a la Guerra de Vietnam. Tras casi cinco años, regresó en su intento de reconquistar el título ante Larr y Holmes, contra el que perdió. En la revancha sí pudo recuperar el cinturón, que en 1974 defendió ante Foreman en el Congo. El final de su carrera llegó en 1981 tras perder con Berbick. JOE LOUIS SUGAR RAY ROBINSON ALEXIS ARGUELLO MIGUEL VELÁZQUEZ RIDDICK BOWE El considerado mejor peso pesado de todos los tiempos, el Bombardero de Detroit, Joe Louis, se retiró en 1948. Ése era su deseo, pero el Fisco nor teamericano le hizo volver a boxear tras anunciar que debía un millón de dólares. Regresó en 1950 y perdió su título ante Ezzard Charles. A pesar de ello, continuó peleando hasta 1951. En su último combate se encontró a un Rocky Marciano en su mejor momento. Le machacó y su imagen quedó tocada. Ahí puso fin a su trayectoria. En 1952 se retiró tras, entre otras muchas, protagonizar seis peleas memorables ante Jake Lamotta. Lo dejó para hacer sus pinitos en el mundo del cine y del espectáculo. Cuando perdió todo su dinero, regresó al boxeo en 1955 y en buen estado, ya que, en esos tres años fuera de los cuadriláteros, había trabajado como bailarín. Se retiró en 1965, tras 200 combates. El nicaragüense fue tres veces campeón mundial y un personaje en su país. En 1986 dio por terminada su carrera, aunque volvió en 1994. Ganó a Palomares, pero Scott Walker le derrotó, demostrándole que debía dejarlo. Tenía 41 años y la retirada le dejó vacío. Cayó en las drogas. Se recuperó e hizo carrera política hasta llegar a ser alcalde de Managua. En 2009 se suicidó. En 1971 perdió su título europeo ligero ante Paddu. Tenía 27 años y se volvió a su Tenerife natal, donde montó una empresa de fontanería. Dos años más tarde, más por obligación económica que devoción, volvió a boxear y se encontró con el premio de poder disputar un Mundial. Lo conquistó en 1976 ante Muangsurin, aunque meses después, en la revancha, lo volvió a perder ante el mismo rival. Su último combate fue en 1979 ante Canut, conquistando el campeonato de España. Pasó a profesionales tras brillar en el campo amateur, donde fue plata en Seúl 1988, sólo derrotado por un joven Lennox Lewis. En 1996, ya había conquistado el título mundial pesado de todas las asociaciones. Tras vencer dos veces a Golota, ya que éste fue descalificado en ambas peleas por golpes bajos, decidió retirarse. No sería la última vez que se subiese al ring, ya que, entre 2004 y 2008, protagonizó una reaparición sin mucha repercusión, en la que se apuntó tres victorias más. 50 LOS EXCESOS DEL HOMBRE DE ACERO: MIKE TYSON 51 El mismo Berbick que acabó con Ali años antes, intuyó atolondrado desde su esquina la coronación del campeón pesado más joven de la historia. Una locomotora de 20 años llamada Mike Tyson acababa de pasarle por encima en sólo dos asaltos. Fue el comienzo de la gloriosa y penosa, a partes iguales, carrera de Tyson. El hombre de acero retuvo el cinturón hasta 1990, cuando lo perdió en un polémico y sorprendente combate ante Douglas, en Tokyo, cuando las apuestas eran de 42-1 a favor de Tyson. Fue el comienzo de su caída. En 1992 ingresó en la cárcel por violación. Su regreso de la prisión llegó en 1996. Tyson recuperó el cinturón tras noquear a Frank Bruno, pero ese mismo año se enfrentó al que sería su bestia negra, Evander Holyfield, en un combate que estaba planeado antes de su ingreso en la penitenciaría. Holyfield venció en el 11º asalto. La revancha ya es historia del boxeo. Tyson, enfurecido por los continuos cabezazos de su adversario, fue descalificado por morder y arrancar un trozo de oreja de Holyfield, en el tercer asalto. En 2005, tras varias condenas por escándalos públicos e incluso por posesión de narcóticos, Kevin McBride le derrotó en la última pelea de su carrera. Los rumores de vuelta aparecieron en 2010, pero, en la actualidad, su vida está más encaminada a otros tipos de espectáculos como la televisión. LAS IDAS Y VENIDAS DEL GRAN SUGAR RAY LEONARD Uno de los campeones más carismáticos y técnicos de la historia del boxeo tuvo continuos regresos. Su primer título lo logró en 1979, tras noquear en el 15º asalto a Wilfred Benítez. Tras perder y recuperar el título en dos memorables combates ante Mano de piedra Durán y unificar cinturones al derrotar a Hearns, se le diagnosticó un desprendimiento de retina que le obligó a colgar los guantes en 1981. Su regreso llegó tres años más tarde, ante Howard, que le hizo besar la lona por primera vez en su carrera. Aunque terminó venciendo, tras la pelea volvió a anunciar que lo dejaba. En 1986, y tras embolsarse 11 millones de dólares, Leonard volvió a subirse al ring para derrotar, en una polémica decisión de los jueces, a Marvin Hagler. Ganó, sí, pero adivinen… Tras el combate, al igual que Hagler, volvió a afirmar que se retiraba. Las condiciones para su regreso en 1988 fueron de lo más peculiares. Se enfrentó al campeón semipesado Don Lalonde. Leonard pidió que la pelea fuera en los límites de peso del supermedio, pero que tuviera reconocimiento de título, por lo que al ganar se ciñó, a la vez, los cinturones de dos pesos distintos. En 1997, tras seis retiradas del boxeo, colgó definitivamente los guantes, con 40 años, tras perder con Héctor Macho Camacho en Atlantic City, con el Mundial de los medios en juego. THOMAS HEARNS MAX SCHMELLING TONY ZALE FLOYD MAYWEATHER JR. FÉLIX TITO TRINIDAD Hittman, como se le apodaba, fue un supercampeón que ganó cinturones mundiales desde el peso welter hasta el semipesado. “El que pelea conmigo no vuelve a ser el mismo”, solía decir. Cayó en 2000 ante el jamaicano Grant y perdió su título mundial del crucero. En 2005, regresó para vencer a Long y Landberg, ambos triunfos por KO. Aunque nunca se afilió al par tido, este campeón de los pesados es el boxeador nazi por excelencia, debido a la simpatía que Hitler tenía por él. En 1939 dijo adiós. Volvió sin pena ni gloria en 1945 para hacer cinco combates más, con un balance de 3-2. El Hombre de hierro abandonó el boxeo en 1942. Entró en la historia por regresar tres años más tarde para protagonizar junto a Rocky Graziano una trilogía épica. Ganó dos títulos mundiales y su golpe al cuerpo es de los más letales que se recuerdan. Campeón mundial en cinco categorías distintas, aún sigue invicto. En 2007, cuando se iba a enfrentar a Óscar De la Hoya, anunció que lo dejaba por falta de motivación. Volvió en 2009, tras pasar por la lucha libre. En 2012 ingresó en prisión. Una vez libre, se espera su vuelta para protagonizar un duelo con Pacquiao, esperado por todos los aficionados. En 2002, tras una trayectoria casi impecable, con títulos mundiales en Federación, Asociación y Consejo, y sólo una derrota ante Hopkins, se retiró. Si bien su primer regreso fue triunfal en 2004, derrotando a Mayorga, sus dos siguientes ante Ronald Wright y Roy Jones jr. sólo sir vieron para manchar la leyenda de uno de los grandes de Puerto Rico. 54 Bartali y Coppi se hicieron leyenda gracias a su pelea codo con codo. Así ha ocurrido también con otros grandes campeones: Merckx-Ocaña, Indurain- Chiappucci, Armstrong-Ullrich... RIVALIDADES MÍTICAS 55 TOUR DE 1949. Coppi y Bartali se relevan en plena ascensión al Izoard. Fausto cruzó el primero por la cumbre; Gino ganó en Briançon y se vistió de amarillo, pero Coppi terminaría por imponerse en París. LA SALSA DEL CICLISMO JUANMA TRUEBA / E n su libro Plomo en los bolsillos, Ander Izagirre destaca que “apenas hay fotos de Ocaña y Merckx juntos”. “Componían una mezcla explosiva: si se juntaban, el pelotón estallaba en pedazos y uno de los dos quedaba fuera de combate”. En un reportaje publicado en El País Semanal el pasado mes de julio, Carlos Arribas describía, con declaraciones de Josiane, la viuda de Ocaña, la particular relación entre los dos campeones: “Todos se rinden ante Merckx, pero yo le haré frente’, me decía Luis. Se compró un pastor alemán en 1971 y le puso Merckx. ‘¡Obedece, Merckx!’, le decía, ‘¡soy tu amo, tu patrón!”. Estos testimonios sirven para calcular el valor de la imagen que mostraba el AS Color en su número del 28 de septiembre de 1971: Merckx y Ocaña estrechan sus manos antes de un Critérium en Bilbao. La foto se acompañaba de la historia de su reconciliación, escrita por nuestro compañero Simón Rufo, testigo presencial y observador feliz. No era para menos. Meses antes, Ocaña había perdido el Tour después de una caída en el Col de Menté cuando era líder y aventajaba a Merckx en más de siete minutos. El origen de la disputa entre Ocaña y Merckx queda explicado en el artículo de Simón Rufo (Eddy se burló de Luis en una etapa de la París-Niza), pero se resume señalando que el mundo del ciclismo no era suficientemente grande para dos gigantes como ellos. Ocaña no sólo fue capaz de doblegar a Merckx, el mejor ciclista de todos los tiempos, entonces, en su mejor 1971. Merckx y Ocaña se estrechan las manos antes de un Critérium en Bilbao, con Simón Rufo de protagonista. Meses antes, Ocaña había perdido el Tour al caerse en el Col de Menté. 56 TOUR 1972. Merckx marca el ritmo a Ocaña y Poulidor. Eddy ganó su cuarto Tour, seguido de Gimondi y Pou Pou. Ocaña, enfermo, abandonó en la 14ª etapa. momento de forma. Además, le humanizó. El caníbal nunca no pudo digerir ese hueso, aunque un año después le ganó el Tour de 1972. En 1973, sin presencia de Merckx, que eligió correr Giro y Vuelta, Ocaña se paseó por el Tour y aventajó a Thevenet en más de quince minutos. Cuesta imaginar hasta dónde podría haber llegado Ocaña en caso de no haberse tropezado con un ciclista tan grande. Ni Poulidor ni Thevenet ni Zoetemelk parecían adversarios de su talla. Aunque la mala suerte fue un rival tan tenaz como el gran Eddy, la pregunta se repite cada vez que coinciden dos campeones extraordinarios: ¿qué hubiera sido del uno sin el otro? En los años 40, cuando el ciclismo comenzó a convertirse en leyenda, Gino Bartali y Fausto Coppi protagonizaron una rivalidad mítica. No sólo se trataba de un duelo deportivo, sino de un enfrentamiento social, pues dividió a Italia en defensores de Gino o de Fausto. Bartali, apodado El Monje Volador, era un hombre religioso y asociado a las posturas políticas conservadoras; Coppi, más joven, era alineado con la izquierda y su relación extraconyugal con Giulia Occhini (la Dama Blanca, esposa de un médico seguidor de Coppi) fue condenada hasta por el Papa. Cuando Coppi ganó su primer Giro de Italia, lo hizo con el maillot del Legnano, el mismo equipo de Bartali, ya un gran campeón a sus 25 años y principal favorito al triunfo: había ganado dos Giros y un Tour. Fausto sólo contaba 20 años, 8 meses y 25 días (récord todavía imbatido). El pique ya estaba servido. Sin embargo, la rivalidad que alimentaron los tifosi no se correspondía totalmente con la realidad y así fue durante años. Bartali se había caído en las primeras etapas por culpa de un perro y, además de perder cinco minutos, sufrió una luxación del fémur; pese a todo, siguió en carrera. Favalli quedó como jefe de filas del Legnano hasta que se retiró en la octava etapa, y entonces llegó el turno de Coppi. El debutante se vistió de rosa después de una exhibición en el Abetone, pero pagó el desgaste en las jornadas posteriores. En la ascensión al Mauria, Coppi entró en crisis a 40 kilómetros de la meta y 57 Bartali acudió en su ayuda. Cuentan que llegó a coger nieve de la cuneta para refrescar a su joven compañero. Sin embargo, la relación entre ambos se enturbió. Coppi era demasiado orgulloso para admitir que necesitaba ayuda y Bartali no dejó pasar la oportunidad de atribuirse parte del éxito de aquel talento precoz. La Prensa sacó brillo a aquella polémica y los tifosi, también. La trayectoria depor tiva de ambos (casi fundida en una sola) estuvo salpicada, desde entonces, de anécdotas parecidas, historias de rivalidad y de afecto poco publicitado. La imagen tomada en el Tour de 1952 por el fotógrafo Carlo Martini simboliza perfectamente esa relación de amor y odio. En plena ascensión al Alpe d’ Huez, Fausto y Gino aparecen pasándose un bidón. Aquello se tomó como un fabuloso ejemplo de deportividad entre los dos viejos leones. Sin embargo, la polémica sobre quién pasó el bidón a quién se alargó durante años. Coppi jamás admitió que él era el beneficiario y Bartali, humilde patológico, tampoco quiso aclarar la cuestión. Sin embargo, Luigi Malabrocca, ciclista y amigo de Coppi, confesó que el bidón pertenecía a Bartali, que todavía tenía otros en su bicicleta. Si la mala suerte fue el principal adversario de Ocaña, la Segunda Guerra Mundial fue el primer enemigo de Gino y Fausto. El Tour se suspendió de 1939 a 1946 y el Giro dejó de disputarse entre 1941 y 1945. Coppi luchó en África del Nor te con la División Ravenna y fue apresado en Túnez por los ingleses, que lo liberaron en 1945. Bartali se jugó el tipo de otro modo. En plena persecución de los judíos, colaboró para librarlos de los campos de concentración. Escribe Ander Izagirre: “En los sótanos de las abadías y El duelo entre Coppi y Bartali no sólo era deportivo, sino social. Fausto era de izquierdas y Gino, conservador EL GESTO. Imagen histórica del fotógrafo Carlos Martini. Fausto y Gino se ayudan, pero la pregunta persiste durante años: ¿quién ayudó a quién? 58 ENEMIGOS ÍNTIMOS. Loroño y Bahamontes, en la Vuelta de 1957, acompañados de Luis Puig, director de su equipo. Loroño le ganó entonces la partida a Fede. los conventos se instalaron imprentas clandestinas para elaborar pasaportes falsos. Sólo faltaba un enlace que transportara las fotos y los papeles hasta esas imprentas y que después llevara los documentos a los judíos en peligro. Ahí entraba Gino Bartali: ninguna patrulla se atrevería a detener el entrenamiento del héroe nacional para registrarle”. El Monje Volador jamás quiso referirse a aquel episodio. A pesar de la Guerra, entre Coppi y Bartali ganaron ocho Giros (cinco y tres), cuatro Tours (dos y dos) y siete Milán-San Remo (tres y cuatro), además de un incontable número de victorias menores. El ciclismo ha vivido otras rivalidades, pero ninguna de un calado semejante. En España, la pugna entre Bahamontistas y Loroñistas superó la que habían vivido antes los seguidores de Mariano Cañardo y Julián Berrendero. El vizcaíno Loroño, un magnífico escalador, tropezó en época y en equipo con el mejor escalador que han visto los tiempos: el toledano Federico Martín Bahamontes. Sus duelos en la Vuelta a España dividieron al país como no se tenía noticia desde las pugnas taurinas entre los seguidores de Joselito y de Belmonte. En 1953, Loroño ganó una etapa en el Tour y el Gran Premio de la Montaña. En 1957, conquistó la Vuelta y en 1958, con bastante razón, se negó a trabajar para Bahamontes en la Vuelta: “No haré de gregario ni del mismísimo Coppi”. Un año después, el seleccionador nacional, Dalmacio Langarica, escogió a Bahamontes para afrontar el Tour en detrimento de Loroño, que protestó con furia en la Federación y fue sancionado con tres meses de inhabilitación. Su desconcierto fue aún mayor cuando vio que Bahamontes se proclamaba vencedor del Tour. Federico, por fin, había ganado la batalla. En tiempos más recientes, hemos asistido a otro tipo de rivalidades. Bugno, la gran promesa italiana en los 80 y 90, se estrelló contra la figura inabarcable de Miguel Indurain. A diferencia de Chiapucci, Bugno aceptó pronto que Indurain era imbatible y le ofreció más amistad que batalla. El Diablo, sin embargo, nunca se dio por vencido y aquello tuvo el reconocimiento del campeón navarro: Indurain le considera su ri- 59 val más enconado. Eso casi vale tanto como la gran vuelta que nunca pudo ganar Claudio: fue dos veces segundo en el Giro y otras dos en el Tour. Armstrong y Ullrich protagonizaron otro tipo de enfrentamiento en la pasada década. El alemán estaba llamado a ser un campeón para la historia. Fue segundo en el Tour de 1996 por obediencia a Riis, pero mereció ganarlo. Tenía 22 años. Venció en la siguiente edición y lo que parecía una carrera hacia el cielo se detuvo de pronto, primero ante Pantani y después ante un americano que venía de lidiar con la muerte, Lance Armstrong. Al final de su carrera, Ullrich había sumado cinco segundos puestos en el Tour, dos más que Poulidor. El dominio que ejerció Armstrong sobre él fue tan apabullante que Ullrich no se atrevió a atacarle en el Tour de 2003, cuando el americano se fue al suelo en la ascensión a Luz Ardiden; al contrario, ordenó al grupo de cabeza que se detuviera. Armstrong, caníbal físico y psicológico, agradeció el gesto, atacando al grupo en cuanto le dio alcance. El Tour de 2009 nos apuntó una nueva rivalidad que pareció confirmarse un año después. Alber to Contador y Andy Schleck repetían los duelos de los grandes ciclistas de antaño, peleas codo con codo, no exentas de suculentas anécdotas, como cuando el español aprovechó que el luxemburgués tuvo un problema con la cadena para atacarle en el Port de Balès. Aquel duelo ha quedado interrumpido por diversas causas (ninguna hermosa) y la esperanza es que se reanude en 2013. De hacerlo, será buena ocasión, de nuevo, para recordar los legendarios combates entre Merckx y Ocaña, entre Bartali y Coppi… los viejos campeones que nunca dejan de asombrar. Miguel Indurain señaló a Chiappucci como su rival más enconado. Claudio jamás pudo ganar una gran vuelta. SALUDO. Ocaña y Merckx volvieron a estrecharse las manos en 1973, ya sin disputas de por medio. El español ganó el Tour y el belga, Giro y Vuelta. DISFRUTA DEL EJEMPLAR COMPLETO EN KIOSKO Y MÁS www.as.com/kioskoymas CONTENIDO COMPLETO DEL NÚMERO 20 • EL UNIVERSO BIELSA Por Juanma Velasco • ¡LESIÓN!: UNA PALABRA MALDITA Por Jorge F. 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