El 25 de mayo, el Athletic despidió una curso que llevaba años

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UNIVERSO BIELSA
UNA CICLOGÉNESIS
PERMANENTE
El 25 de mayo, el Athletic despidió una curso que llevaba años persiguiendo.
No consiguió títulos, pero su nombre se hizo popular en Europa y en el
continente americano. Bielsa metió al equipo en dos finales con un fútbol
primoroso, envidia de los mejores. Cinco meses más tarde, no hay ni rastro de
lo conseguido. El verano ha sido caótico, con un club que ha saltado por los
aires de una manera inexplicable. Hasta se filtran conversaciones de vestuario.
EN ESCENA.
Bielsa pasea
junto a
Amorrortu
el día que
reventó por
el estado de
las obras
de Lezama.
Acaba de
llegar de
vacaciones y
no se lo podía
creer.
En el Athletic, en los
albores de la
temporada
1971-72,
ocurrió algo
similar a
la actual
campaña
con Bielsa.
Entonces, el
técnico era
Allen. AS Color lo contó.
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JUANMA VELASCO /
E
l 9 de mayo de 2012. El
Athletic acababa de perder la final de la Europa League
en Bucarest. En la sala de prensa, mientras los jugadores rojiblancos todavía no dejaban de
derramar lágrimas, Marcelo Bielsa daba la cara. “Soy el responsable”, lanzó a todos los que le querían escuchar. Y eran muchos. Al
día siguiente, el Athletic regresó
a casa en un jumbo fletado para
la ocasión. Cuando ‘El Loco’ Bielsa y sus futbolistas subieron a la
aeronave, los hinchas que habían
viajado junto al equipo ofrecieron
una cálida ovación. La misma que
se repitió luego en Lezama. Pocos
días más tarde, casi sin tiempo
para recuperarse del latigazo continental, los leones volvieron a
una final, al Calderón, para medirse en la Copa al Barcelona.
Los aficionados tomaron Madrid
y fueron mayoría en el estadio.
Pero sus caras de ilusión volvieron a mudarse en una tristeza infinita. El Barça hizo lo mismo que el
Atlético. Es decir, ganó 3-0 y des-
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armó muy pronto al Athletic. “No
estuvimos a la altura”, se quejó el
técnico argentino, el mismo que
durante la ceremonia de entrega
de medallas al subcampeón escuchó como la grada le cantaba ‘A
lo loco, a lo loco, a lo loco se vive
mejor’. Era la forma de confesarle
un amor imperecedero. Su manera de decirle que aceptase la oferta de renovación de contrato que
le había trasladado el Athletic.
Nunca dos finales perdidas tuvieron un desenlace tan amable
para el entrenador que se había
sentado en el banquillo. Ni en el
Athletic ni en ningún otro sitio. La
hinchada antepuso todo lo bueno que había dado el argentino
al equipo y al club a la cuestión
de haber quedado subcampeón.
Y se entregó en cuerpo y alma al
profesional que había maniobrado aquel cambio. El rosarino pidió unos días para reflexionar sobre una posible renovación y Josu
Urrutia, el presidente, aguantó la
cuarentena. Hasta que por fin el
técnico accedió a sentarse para
tratar una continuidad que se cerró el 3 de junio. Por el medio que-
dó una extensa planificación con
el sello Bielsa, es decir, con el
técnico metido hasta el escudo de
la camiseta. “Nada de lo que pedí
lo expuse como una obligación”,
justificó. Vamos, que si el Athletic
lo hizo fue porque quiso.
En ese compendio de planificación y desarrollo que propuso
Bielsa hubo un amplio espacio
para las infraestructuras de Lezama. Fue curioso que más que de
fichajes o de amistosos, el núcleo
de las conversaciones que mantuvo antes de tomarse unas vacaciones girase alrededor de las instalaciones. Quería lo mejor para
sus jugadores. Sin fallos. Viajó a
su finca argentina con las obras
de Lezama metidas en la cabeza y
no había día que no se pusiera en
contacto con José María Amorrortu, director deportivo del Athletic
y su principal interlocutor. La pasión, puede que a veces hasta enfermiza, que pone el técnico en
todo lo que hace estuvo a un paso
de romper la línea que le unía al
club. Y todo por unas obras. En
los pocos días que tuvo de descanso, manejó planos, ideó solu-
ciones, comparó infraestructuras.
Y todo lo que hacía lo comunicaba
a Amorrortu, que tenía un teléfono que sonaba sin tener en cuenta la diferencia horaria que existe
entre Rosario y Bilbao.
La crisis de las obras.
Adver tido de que las obras iban
a estar hechas en los plazos requeridos, el técnico se presentó
en Lezama para el comienzo de la
pretemporada y se llevó las manos a la cabeza. Ni de lejos estaba como se había imaginado. Le
dolía que cerca de los vestuarios
hubiese obreros en el tajo, que el
comedor y la sala de esparcimiento no estuvieran terminadas, que
en el párking se habían levantado
barracones para que se cambiasen los trabajadores… pero, sobre todo, que uno de los campos
que le habían dicho que iba a tener a su disposición estuviese inutilizado por una reciente siembra
tras haber cambiado el drenaje.
“Mis futbolistas me pueden ver
como un improvisado”, gritó. Y
eso, para él, era mucho daño.
Y optó por la tremenda. Se citó
con el jefe de obra y no le gustó
lo que le escuchó, hasta el punto
de agarrarle por el pecho y zarandearlo. Muchos de los jugadores
del primer equipo vieron como
el trabajador salía despedido. El
peor de los comienzos. El episodio se quiso guardar, pero fue imposible. En parte, porque ante el
silencio institucional saltó Bielsa,
que el 5 de julio convocó una rueda de prensa. Nadie en el club tenía bien claro qué iba a decir, pero
le permitieron hablar. La gestión
de esa crisis fue un error mayúsculo, porque el entrenador habló
a pecho descubier to y con todo
lujo de detalles: “Ante la falta de
otra autoridad de la empresa que
hacía la obra, decidí hablar directamente con el jefe de obra, lo
llamé a mi vestuario para decirle que las obras no estaban bien
hechas, que no iban a estar en la
fecha prevista y que, sobre todo,
eran un engaño y una estafa. Me
produjo indignación que no se reconociera y comencé a decir cosas ofensivas. Luego lo tomé del
cuerpo y lo saqué a la fuerza del
lugar. Yo a este señor no le respe-
to, porque él hizo mal su trabajo.
Cuando salió del lugar donde lo
expulsé, dijo que lo había golpeado. No hizo ninguna denuncia policial, creo que presionado por su
empresa o por el Athletic, quería
evitar lo que yo estoy denunciando. Tiene derecho a reclamar el
trato que yo le di. Estoy haciendo
algo que debería estar haciendo
el Athletic Club. El club dirá que
no he tenido paciencia, pero estoy
tranquilo, tengo respuesta para
todas esas críticas”. La extensa
explicación tuvo un punto cómico
cuando el entrenador desveló que
había acudido a una comisaría de
la Er tzaintza (Policía Autónoma
Vasca) para autoinculparse de la
agresión y dar credibilidad a una
posible denuncia del jefe de obra.
¿Imaginan la cara del ertzaina que
le atendió?
Bielsa puso en un brete al
Athletic, al que colocó en muy
mal lugar frente a Balzola, la empresa a la que había censurado el
entrenador. El Grupo Balzola es
un referente en las grandes infraestructuras de Bizkaia, ha tenido
participación directa en la cons-
ÚNICO. Bielsa,
en cuclillas,
parece
meditar sobre
todo lo que
ha rodeado
al equipo
desde que
arrancó la
temporada.
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MÉTODO. El
rosarino es
fiel a una
dinámica de
trabajo que
le acompaña
desde hace
varios años.
Cuando se le
contrata, ya
se conoce qué
puede ocurrir.
trucción del Museo Guggenheim;
el interior de la Torre de Iberdrola;
el Bilbao Exhibition Centre; o la
primera fase de urbanización de
San Mamés Barria. Para colmo,
la empresa es socia de la Fundación Athletic. En Ibaigane se tomaron 24 horas para reaccionar.
Y lo hicieron con contundencia, a
través de una nota pública que,
en muchos círculos, se interpretó como una liquidación en toda
regla. Una invitación a que Bielsa
presentara su dimisión. “El Athletic no comparte, en absoluto, la
opinión personal y subjetiva expresada por Marcelo Bielsa en la
rueda de prensa”, fue la primera
frase del comunicado.
La dureza de la opinión institucional estuvo a punto de acabar
con Bielsa, que fue citado para
una reunión en Ibaigane. A la mis-
ma asistió junto a Diego Reyes,
uno de sus colaboradores. El resto seguía entrenando con el equipo en Lezama, aunque con la idea
de que al día siguiente estarían
camino de Argentina. No fue una
reunión fácil, porque en la misma
Bielsa defendió con vehemencia
que le asistía la razón en la crisis de las obras. El club paró el
golpe de una posible dimisión,
pero se topó con un Bielsa impenetrable. El mismo que tres días
más tarde abrió una cuenta de
Facebook para colgar un comunicado en el que aseguraba que
“puedo seguir desarrollando mi
tarea como hasta ahora. La figura del Director Deportivo resuelve
las situaciones que debo derivar.
Mantengo el compromiso que asumí con la institución”. La cuenta
duró lo que tardaron los medios
de comunicación en enterarse de
que existía. Y una vez que circulaba por las redacciones de los
distintos medios, la canceló. La
nota dejaba claro que su vehículo
de comunicación con el club iba
a ser Amorror tu y no Urrutia, al
que se podía entender que tuviera cruzado después de la nota.
Sin embargo, nadie debería creer
que el año anterior Urrutia y Bielsa habían sido uña y carne. Y es
que sus conversaciones fueron
contadas. Ni menos ni más que
las producidas hasta la fecha. Lo
que no se escapa es que vivir la
experiencia Bielsa ha supuesto un
desgaste increíble para una junta
directiva que para los críticos está
lanzada hacia la autodestrucción
en su apuesta por el silencio institucional y ofrecer contadas comparecencias.
El valor depor tivo del Athletic se resquebrajó a mediados
de agosto, cuando, con apenas
unas horas de diferencia, reventaron los casos Llorente y Javi
Martínez. Primero se conoció que
el ariete navarro-riojano se negaba a renovar el contrato que finaliza en junio de 2013 y que había pedido al club que escuchara
ofertas por él. Esa misma semana, en mitad de un amistoso de
pretemporada, el Consejo directivo del Bayern confirmó que iba a
hacer frente a la cláusula de 40
millones de Javi Martínez. El navarro firmó con los bávaros el 29
de agosto y Llorente estuvo hasta
el cierre del mercado pendiente
de una posible salida. Al finalizar
el período de fichajes, el ariete se
incorporó al trabajo con la primera plantilla.
Bielsa mantuvo siempre el
equilibrio en las declaraciones.
Ponderó el valor de sus futbolistas (“Javi Mar tínez es un futbolista superlativo”, dijo), pero
también el de la plantilla. Nada
es insustituible. “Estaré satisfecho con o sin Llorente o Javi Martínez”, reiteró en público durante
más de una de sus comparecencias. Los dos campeones del
mundo ponían un punto y aparte a su relación con el argentino
y con el club rojiblanco. ¿Influyó
la continuidad de Bielsa para su
marcha? El rosarino les exprimió
la pasada temporada y les apretó los tornillos a más no poder,
pero su renovación no tuvo que
ver con la decisión de salir. Y es
así porque saben que la vida de
Bielsa en Bilbao será reducida y
que después del follón organiza-
do con las obras lo más lógico es
que se vaya al finalizar la temporada. Da la sensación de que en
algún círculo próximo a determinados futbolistas se quiso utilizar al
argentino como excusa. “Pregunté
a Llorente y Martínez si no se iban
a quedar por mí. Si su respuesta
hubiese sido afirmativa, habría
obrado en consecuencia”, desveló el preparador.
Lo cier to es que la relación,
sobre todo con Llorente, que es
el que se ha quedado, nunca ha
sido la misma. Se ha deteriorado. Con Javi Martínez, al que deseó buena estancia en el Bayern,
ha tenido otro tipo de gestos. Por
ejemplo, cuando se quiso crucificar al futbolista por haber entrado de noche en Lezama para recoger sus objetos personales, el
técnico rebajó la tensión diciendo
que “todo se ha amplificado por
la trascendencia de su marcha al
Bayern”. Lo vivido con Llorente ha
sido diferente. Se lo llevó al partido contra el Espanyol asegurando
que “le había visto entusiasmado” y el delantero se lo agradeció con gol. Después, silenció los
pitidos que se podían escuchar
en San Mamés, añadiendo que
esperaba que el fútbol mitigase
todo lo que rodeaba al delantero.
Pero los que querían encontrar en
eso un gesto de amor eterno cayeron por un precipicio. Llorente
y Bielsa se volvieron a topar el 1
de octubre, apenas dos días después de la derrota en el derbi de
Anoeta, donde el ariete jugó sin
demasiado brillo los últimos minutos. Un partidillo de los suplentes contra futbolistas del Bilbao
Athletic encendió a Bielsa, que
recriminó a Llorente su falta de
actitud. La discusión subió de
tono y el internacional tampoco
se calló. “Váyase”, espetó Bielsa, que echó al futbolista del entrenamiento. Las redacciones se
encendieron al instante y durante
24 horas hubo tirones mediáticos
y de aficionados hacia uno y otro
lado, filtrando supuestas conversaciones, gestos y conclusiones.
En la siguiente sesión, Llorente se
entrenó con normalidad.
El vestuario.
La relación de Bielsa con el grupo nunca ha sido fácil, aunque se
ha sobrellevado por el éxito en la
competición. Su primera víctima
fue Pablo Orbaiz, en la pretemporada de 2011. El centrocampista acabó cedido en Olympiacos, donde ganó la Liga, y este
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INSISTENTE.
Estudia los
movimientos
propios con
la misma
dedicación
que a los
rivales.
Le gusta
controlar
el máximo
posible
para evitar
sorpresas.
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curso no ha llegado ni a pisar Lezama, porque, antes de vestirse
de corto, le mandaron a Rusia, al
Rubin Kazan. El navarro es el trigesimotercer futbolista en la historia del club que más veces ha
defendido la camiseta del Athletic y se ha ido como si se tratase
de un meritorio. Cuentan que Orbaiz fue uno de los que se plantó
ante el entrenador cuando la plantilla tuvo conocimiento de que la
idea del argentino era apartar del
grupo a los que no contaban, que
el primer año fueron Aitor Ocio,
Koikili y Ustaritz. También dejó
fuera a Íñigo Pérez, pero el navarro regresó al final de pretemporada a la dinámica del grupo. Y
ahí sigue. El técnico, a instancias
de la AFE, reculó con Aitor Ocio
y Koikili (Ustaritz salió cedido) a
los que dio dorsal y licencia, pero
no minutos. Se pasaron el año en
blanco. Este curso, también ha
habido futbolistas apartados del
grupo principal, aunque ha seguido escrupulosamente los mandatos de la AFE, así que ni se entrenaban escondidos, ni a deshoras
ni con entrenadores de otras categorías.
La exigencia del argentino en
su primer verano en Bilbao fue demoledora. Los días libres se contaron con los dedos de la mano y
abundaron las dobles sesiones. El
trabajo llamaba al trabajo. Y con
ello apareció el éxito: el equipo
deslumbró en Manchester, avanzó en la Copa, llegaron las finales… El mundo rojiblanco era una
fiesta permanente y, aunque el
grupo estaba ya dividido entre titulares y otros que se sabían casi
arrinconados, el disfrute era colectivo y todos se hicieron cómplices de los métodos de Bielsa. Po-
dían sentirse fastidiados, pero lo
consideraban un peaje de su crecimiento futbolístico.
El vestuario del Athletic, por
tanto, se ha movido en un terreno pantanoso que tanto abunda
en el fútbol profesional: a favor
de viento se tapan las vergüenzas
por interés personal, pero, cuando vienen mal dadas, más de uno
estaría dispuesto a saltar del barco antes de llegar a las olas comprometidas.
Marcial y exigente como ninguno, el técnico tampoco ha sido
muy dado a fomentar una relación de camaradería con los suyos. Una voz autorizada de la caseta ha trasladado a sus íntimos
que hablar con Bielsa fuera del terreno de juego es casi imposible.
La secuencia debe ser la siguiente: el futbolista acude al despacho del entrenador para mante-
ner una conversación y éste le
desvía a uno de sus asistentes.
Después, en función del interés o
la importancia que considere tiene el asunto, será él quién cite al
jugador para una posterior charla
o quizá lo aborde durante algún
ejercicio. ¿Es dañina esa distancia? En realidad, ningún trabajador tiene acceso inmediato al
director general de su empresa.
¿Por qué lo van a tener entonces
los futbolistas?
Los aficionados.
Sin conocerle, sin tratarle, sin siquiera haber cruzado una vez su
mirada, hay aficionados que darían dos años de su vida por Bielsa. Y lo harían sin recibir nada a
cambio más que la permanencia
del entrenador en el Athletic. Puede que ésta sea la relación más
extraña de todas, porque el argen-
tino ni es populista ni hace gestos de cara a la galería. Envuelve
con el misticismo que le rodea.
Un genio. En estos quince meses
que lleva al frente del Athletic, ha
frecuentado a varios hinchas, de
distintos estratos y profesiones,
a los que le une una extensa conversación, su amor por el fútbol
y sus ganas de conocer la identidad de la tierra que pisa. No les
pide nada a cambio. Pulcritud y
discreción. Incluso se le ha visto
rodeado de jóvenes en un txoko
de aficionados, una lonja cerca
del lugar en el que reside que,
en uno de sus innumerables paseos, requirió su atención porque
en la fachada tiene pintados los
escudos del Athletic y del Celtic.
Entró a preguntar por qué y allí se
quedó charlando. Eso sí, sin contar interioridades del primer equipo, ni por qué juega fulano o lo
hace mengano. Su conversación
es amplia, pero nunca hace referencia a cuestiones de la actualidad rojiblanca. Muchos hinchas
han tomado partido por el técnico
en estos meses de convulsión. Le
ven casi como un salvador y ponen el acento positivo en todas
sus decisiones. El bielsismo engulle todo lo que tiene a su alrededor, hasta el punto de defender
al técnico por encima de lo que
él mismo podría. No hay constancia de cuánto tiempo permanecerá Bielsa en el Athletic, pero, entre la gente que paga su entrada,
la huella será permanente. Habrá
un tiempo antes y después a partir de la llegada del argentino, que
es un nuevo punto de medida en
el rojiblanquismo.
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¡LESIÓN!
LA PALABRA MALDITA
EN EL MUNDO DEL DEPORTE
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nefasta racha Xavi, unos meses
más tarde.
Semejante mala suer te también atravesó el Valencia de la
temporada 2006-07. Por la enfermería de la capital del Turia,
con rotura del ligamento cruzado,
pasaron Marchena, Gavilán y Moretti. El colmo del mal fario le correspondió a Edu, que enlazó dos
roturas prácticamente consecutivas. Esa misma temporada y por
esa misma lesión, el Atlético de
Madrid se quedó sin sus dos bandas: Petrov y Maxi tuvieron que
pasar por el quirófano y debilitaron el primer proyecto de Aguirre
en el banquillo rojiblanco.
La temporada pasada también
tuvo un comienzo que hizo disparar las alarmas en todos los servicios médicos de Primera División.
Dos de los jugadores de más calidad de la Liga, Rossi y Canales,
se lesionaron en el mes de octubre y dejaron huérfanos de su talento a Villarreal y Valencia. En
parecidas fechas y por rotura del
ligamento cruzado, también fue
baja para muchos meses Gurpegui.
Una escasa preparación física
en la pretemporada, reapariciones
precipitadas o lesiones mal curadas, sobrecarga del calendario o
un entrenamiento excesivo sue-
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El caso más sonado es el de
Ronaldo: sin sus problemas en
el rotuliano, estaría en lo más
alto del Olimpo del fútbol
pos, por lo apretado del calendario y la exigencia física de partidos
y entrenamientos, el historial está
lleno de jugadores que han tenido
que conocer una de las caras más
amargas de su trabajo: la de permanecer en el dique seco.
Si hay una frase maldita que en
los equipos de fútbol no se quiere escuchar bajo ningún concepto es la de rotura del ligamento
cruzado. Y más si la lesión de un
jugador torna en epidemia. Es lo
que le ocurrió al Barcelona de Rijkaard, en la temporada 2004-05.
Como si de un efecto dominó se
tratara, fueron cayendo Larsson,
Motta, Edmilson, Gabri y cerró la
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E
l fútbol es alegría, entretenimiento y diversión. Con
ese fin nació, con ese propósito
que, pese a los muchos cambios
que ha atravesado en su trayectoria, se ha mantenido inalterable a
lo largo de la historia. Sin embargo, el deporte del balón lleva asociado un inevitable elemento que
nubla la alegría, difumina el entretenimiento y cercena la diversión:
las lesiones de gravedad.
Una entrada fuerte del rival, un
mal apoyo, un inadecuado giro de
una articulación provocado por el
mal estado del terreno de juego
que deja paso a unos meses alejados de los focos, de duro trabajo en dos o tres turnos en el
gimnasio, sin el gusanillo de la
competición y con el lastre psicológico de cuando podrás regresar
y en qué condiciones.
Lesiones han existido siempre,
pero quizás en los últimos tiem-
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JORGE FDEZ. MALDONADO /
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En 1971,
las lesiones
también eran
habituales
en el fútbol.
AS Color
describió la
agonía de
Jaén, que
se rompió
los ligamentos cruzado
y lateral y
estuvo siete
meses inactivo.
La agonía de
Ronaldo, los
problemas de
Van Nistelrooy, la
mala suerte de
Rossi... las lesiones
representan la
cara más triste del
fútbol. Los focos
se apagan y dejan
paso a un oscuro
trabajo de gimnasio
con la esperanza
de regresar.
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En la campaña 2004-05,
en el Barça se lesionaron
de gravedad Larsson, Mota,
Edmilson, Gabri y Xavi
len ser la causa que está detrás
de esta grave lesión. El tiempo de
recuperación depende del propio
futbolista, de la evolución de la
lesión y de que no surjan complicaciones. Aún así, los cuatro meses de baja son innegociables y el
tiempo medio suele estar en torno
a los seis.
Marcarse precipitados plazos
de recuperación puede desencadenar en frustación. Es lo que
le ocurrió a toda España, que se
sumió en el desasosiego al enterarse de que Villa no llegaría a la
Eurocopa, pese a que las previsiones sí indicaba que podría estar en la cita de Polonia y Ucrania.
En el caso del goleador español,
la lesión fue de tibia.
El delantero asturiano se rompió en el Mundialito de Clubes de
la FIFA, en el par tido de semifinales ante el Al Sadd catarí. No
pudo reaparecer en el resto de la
temporada y tuvo que telefonear a
Del Bosque para comunicarle que,
pese a todo el esfuerzo realizado,
no estaba en condiciones de participar en la Eurocopa. Por suerte,
la Selección se supo sobreponer
a la baja de su goleador.
Uno de los jugadores por los
que más tiene que llorar el fútbol
a nivel mundial es Ronaldo. Sus
sucesivos percances físicos limitaron una trayectoria futbolística
que se quedó en sobresaliente,
pero que amenazaba con destrozar todos los récords del balompié internacional. Pero su enemigo estaba en su propio cuerpo: su
tendón rotuliano le impidió que su
estrella brillara todavía más.
Primeros percances físicos en
el PSV con el tendón rotuliano que
le alejaron dos meses, cinco semanas inactivo por el ataque de
epilepsia en la final del Mundial
de 1998, roturas del tendón rotuliano en 1999 y 2000, ya en el
13
Inter. Dos años de ausencia para
volver por todo lo alto en el Mundial de 2002 y fichar por el Madrid. Los percances provocaron
su salida del club blanco hacia el
Milán, donde los problemas de rodilla tampoco le abandonaron. Un
cúmulo de desgraciados accidentes físicos que impidió disfrutar a
pleno rendimiento de uno de los
mejores jugadores de la historia.
No siempre una grave lesión
supone el principio del fin de una
carrera futbolística. Son muchos
los jugadores que han superado
una complicada lesión y a su regreso recuperaron su más alto nivel futbolístico. Le pasó a Eto’o en
el Barcelona (rotura del menisco
externo), a Del Piero en la Juventus (cruzado anterior y posterior),
o a Filipe Luis en el Deportivo (rotura de tobillo y peroné), entre
otros muchos.
El trabajo del futbolista para
superar sus problemas de lesiones es admirable. Van Nistelrooy
siempre peleó porque su voracidad goleadora se impusiera a sus
problemas de rodilla. Y lo logró.
El ariete holandés se lesionó los
ligamentos cruzados de la rodilla días después de firmar por el
Manchester United, al que llegaría un año más tarde. Sus problemas con las lesiones también salpicarían su trayectoria en el club
inglés, pero eso no lo impedirían
fichar por el Real Madrid. En todos los equipos se lesionó, pero
en todos es recordado por su capacidad goleadora.
La otra cara de las lesiones es
la del infractor. La explosión de
las redes sociales y el éxito internacional de Youtube hace que con
una sencilla búsqueda puedas acceder a las entradas más escalofriantes del fútbol en los últimos
tiempos. Entre ellas está la de Míchel Salgado a Juninho que le destrozó el tobillo, la durísima entrada de Diaby a Sneijder que afectó
a su rodilla, o la de Goikoetxea a
Maradona.
Escalofriantes imágenes de
tobillos retorcidos, piernas dobladas y todo tipo de partes del
cuerpo humano que desafían las
leyes de la gravedad han queda-
do para la posteridad en las conocidas lesiones de Manuel Pablo,
Djibril Cissé, Díaz de Cerio, Totti
o Eduardo da Silva. Durísimas secuencias que hieren la sensibilidad del espectador.
El peor resultado posible es el
que obliga al futbolista a abandonar el deporte. Es lo que le sucedió a César Jiménez, jugador del
Zaragoza que, pese a sus intentos
de regresar, tuvo que dejar el fútbol por una dura entrada de Figo
en el Bernabéu. O la consecuencia del brutal choque que protagonizaron en el derbi de Manchester David Busst y Denis Irwin, en
1996. El jugador del City sufrió
una fractura de tibia y peroné de
tal magnitud que el hueso rompió
la piel. No pudo volver a jugar.
Sólo quienes han presenciado
una de estas desgracias en directo conocen el silencio sepulcral
que invade el estadio de repente,
que da paso a los gritos de horror
de los espectadores. En ocasiones, el sonido del golpe o de un
hueso que se fractura es capaz
de elevarse por encima del sonido ambiente del estadio y recibirse nítidamente en las televisiones
por los micrófonos de ambiente
de los estadios.
Las lesiones son consustanciales al fútbol, pero siempre se
podrá mejorar en el trabajo conjunto de todas las instancias futbolísticas para intentar reducir la
frecuencia de una de las caras
más oscuras del fútbol. La mejor
prueba es la unión que las dos
aficiones escenifican para despedir con una ovación conjunta al jugador que se retira lesionado en
camilla de un estadio. Entonces,
empieza su calvario, pero también
la oportunidad de regresar y vencer a la desgracia, como hicieron
tantos grandes jugadores del fútbol a lo largo de la historia.
Sobreentrenamiento, escasa
preparación física en la
pretemporada o la sobrecarga
del calendario, algunas causas
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24
En octubre
de 1971,
AS Color
entrevistaba
a Tonono, el
estupendo
central de
Las Palmas
y de la Selección. Su
regularidad
la llevaba a
gala, hasta
que una
misteriosa
infección se
lo llevó.
TONONO, EN
SUS INICIOS.
Tonono dio
sus primeros
pasos como
futbolista en
el Terrero,
después fichó
por el Tigre y,
previo paso
a jugar en
Las Palmas,
destacó en el
Arucas.
25
TONONO
UN CENTRAL ELEGANTE CON UNA
MUERTE EXTRAÑA E INESPERADA
DIEGO FÉLIX /
A
ntonio Afonso Moreno,
‘Tonono’, nació el 26 de
agosto de 1943, en San Felipe,
pero sus padres se trasladaron
a Arucas (Gran Canaria), donde
creció y dio sus primeros pasos
como futbolista. Vistió durante 14
temporadas la elástica de Las Palmas, las últimas once en Primera
División. Ayala, un periodista de
la época, lo llamó ‘El Omega canario’ por su regularidad. Con los
amarillos logró un tercer puesto y
el subcampeonato liguero, con su
correspondiente participación en
la Copa de Ferias y UEFA. Fue capitán de Las Palmas durante cuatro
temporadas; primer jugador internacional absoluto, perteneciendo
al club amarillo; y primer canario
en ostentar la capitanía de la Selección española. Murió por una
misteriosa infección el 9 de junio
de 1975, en Las Palmas.
Recibió numerosos premios:
fue elegido dos veces mejor defensa de la Liga y el Can de Plata que otorga el Cabildo de Gran
Canaria por ser el primer canario
que participaba con la Selección
absoluta. Sobre este premio, su
hijo Antonio cuenta: “Mi padre podría haber recogido el premio él
sólo, pues era individual, pero entendía que debía compartirlo con
los compañeros de equipo y fueron todos a recogerlo”.
Fue el primer jugador de
Las Palmas en jugar en
La Selección. Apodado
‘El Omega canario’, por su
regularidad, siempre jugó en
el equipo amarillo, a pesar
de tener ofertas de clubes
importantes de la Liga. Una
supuesta infección le arrebató
la vida a los 32 años.
Según cuenta Antonio de Armas, historiador de la Unión Deportiva, Tonono jugó por primera
vez en el Terrero, equipo no federado. Luego fichó por el Club Tigre
y, en su paso previo a la Unión
Depor tiva Las Palmas, destacó
en las filas inferiores del Arucas.
“Aún en período infantil ingresó
con los juveniles, donde demostró una madurez extraordinaria,
tanto dentro como fuera del campo. Sus excelentes intervenciones
en el equipo de su ciudad trascendieron a toda la geografía insular.
Luis Molowny, entonces entrenador de Las Palmas, conoció de su
talento y lo llamó para integrar la
selección juvenil de Canarias”.
“Tonono había demostrado, con
sus grandes y regulares actuaciones, su impronta sabiduría futbolística. Jerónimo Mejías Pérez, a
la sazón presidente del Arucas y
que ya había sido directivo de la
Unión Deportiva en los años fundacionales, había comenzado a
mantener contactos con el club
representativo con la finalidad de
acceder al traspaso del jugador”,
continúa Antonio de Armas.
En Las Palmas.
Su debut se produjo el 18 febrero de 1962, en La Condomina.
Tonono llegó en uno de los peores momentos del club. Dos años
antes, en la temporada 1959-60,
se había producido el descenso
UN ÍDOLO DE
LA AFICIÓN.
Un busto con
su nombre
recuerda
al gran
central de
Las Palmas,
primero
que vistió la
camiseta de
la Selección,
de la que fue
capitán..
26
a Segunda División. Además, “la
entidad había entrado en una dinámica de adquisiciones foráneas, que, salvo honrosas excepciones, nada apor taban al
resurgir y recuperación del club
y cerraban las puertas a jugadores locales con gran proyección”,
cuenta el historiador.
El año de su estreno con Las
Palmas dirigía al equipo Campo
Salamanca. El entrenador comprobó “la enorme valía” de Tonono, quien jugó en el medio del
campo. El equipo terminó en cuarta posición en Segunda División.
El futbolista alternó las posiciones de medio de cierre y lateral.
En ese año, formaba la zona de
Tonono debutó el 18-02-1962,
en La Condomina, en Segunda.
Jugó de medio cierre y lateral y
al año siguiente pasó a central
27
volantes Tonono y su inseparable
amigo Guedes. Sería la temporada siguiente cuando el futbolista
pasaría a ocupar la zaga.
Tres temporadas tendrían que
transcurrir antes de que el inolvidable defensa retornara con el
equipo a la máxima categoría. A
partir de ahí, once temporadas seguidas en Primera División hasta
su fallecimiento.
Tonono firmó un único contrato en toda su carrera profesional,
claro está con la Unión Depor tiva Las Palmas. Cierto es que le
llegaron ofer tas de los equipos
más impor tantes: Real Madrid,
Barcelona y Atlético de Madrid.
Cuenta de Armas que los entonces secretarios generales de Las
Palmas y Atlético de Madrid mantuvieron una conversación para
que el futbolista recalara en el
club rojiblanco. Según de Armas,
Antonio Calderón le dijo a Jesús
García Panasco que quería a Tonono. Panasco le contestó que
ellos, entonces, querían a Pirri,
MAMÉ LEÓN.
Éste y Tonono
se conocían
desde
pequeños, de
la cantera.
Jugaron
juntos en
la Unión
Deportiva
durante 13
temporadas.
Se hicieron
inseparables.
pero la respuesta fue que Pirri no
se vendía. “Tonono tampoco”, dijo
el secretario amarillo. Las Palmas
pudo mantener a todos los futbolistas gracias al derecho de retención que había en la época.
Persona muy cariñosa.
En el club amarillo se encontró
con compañeros inseparables
hasta su muerte. Mamé León recuerda que Tonono y él se conocían desde pequeños. “Teníamos
una amistad tremenda. Estuvimos
trece años jugando juntos en la
Unión Depor tiva”. En realidad,
“todo el equipo estaba muy unido, porque éramos todos canteranos”, añade. “Eran como una
familia. Muchos jugadores venían
a casa a comer, a cenar...”, contó su hijo Antonio Afonso, quien,
haciendo memoria, recuerda que
“era familiar, no como muchos
de los padres de la época. Jugaba con nosotros (con él y su hermana). Era muy cariñoso con los
niños”.
A Tonono le gustaba tanto los
niños que, tal y como cuenta su
hijo y el propio historiador del
club, “cuando era juvenil, en el
Arucas, se puso a jugar con unos
un rato antes del partido. El árbitro les dijo que pararan porque iba
a comenzar el choque. Tal fue el
enfado del público que el colegiado no pudo pitar allí en años. Le
tiraron piedras”.
Paco Castellano, tándem inseparable de Tonono en la zaga
amarilla, recuerda que era serio,
pero “creaba ambiente de equipo”. Castellano, que también fue
internacional, lo consideraba su
“hermano mayor”. “Era extraordinario como jugador y como persona”. Germán Dévora, delantero
de Las Palmas y de la Selección
española Sub-23, apunta un dato
más: “Gastaba bromas, pero, una
vez empezaba el entrenamiento o
el partido, se acababa todo. A los
entrenamientos llegaba media
hora o una hora antes. Éramos
muy disciplinados”.
CON LA
SELECCIÓN.
En la imagen
superior,
Tonono en
una sesión de
trabajo con
La Roja, tras
golpear el
balón con la
rodilla. Detrás
de él, otro
histórico, Luis
Aragonés.
Tonono era un hombre tímido
y serio, pero dialogante. Se entrenaba con la misma intensidad
desde el minuto uno hasta el final.
“Mi padre se cuidaba la dieta y se
preparaba antes de la pretemporada. Algo que pocos hacían en
esa época”, relata Antonio. Todos
coinciden en que era muy maduro,
a pesar de su edad, y que instruía
a los canteranos que procedían
del equipo de Preferente cuando llegaban a la primera plantilla.
Paco Castellano recordó un consejo de Tonono que le llevó a ser
internacional con España cuando
llegó al equipo profesional: “No
inventes, juega sencillo”. Así jugaba Tonono.
Tácticamente, no subía más
allá del medio del campo. “No era
espectacular”, dice Mamé León,
que matiza: “No era Franz Beckenbauer, era mejor, porque no
fallaba”. Tonono marcó dos goles
en toda su carrera. Los dos desde el centro del campo. Su familia
cuenta que, tras uno de los goles,
la afición estuvo aplaudiendo durante cinco minutos y Tonono les
pidió calma, pues el choque no
había terminado.
El Omega canario era tímido y,
para los entrenadores de la época, era un lastre que un líbero
no gritase al resto de jugadores.
Paco Castellano admite que Tonono siempre estaba bien colocado,
y que, sin gritar, colocaba al resto
del equipo.
Tonono estudiaba las dimensiones del campo. Además, tenía
una inteligencia natural para anticiparse. Sus compañeros recuerdan que era muy elegante, robaba
la pelota al rival sin hacer faltas.
No les entraba, sino que espera-
Mamé León: “No era
espectacular, tampoco
Beckenbauer, era mejor,
porque no fallaba”
CON LAS
PALMAS.
Tono, en la
foto en un
partido el
conjunto
amarillo, era
un central
elegante,
que no hacía
florituras,
que, sin gritar,
colocaba a sus
compañeros.
28
ba a que hicieran el regate y luego
robaba el balón. Y por alto sabía
el momento exacto en el que tenía que saltar. “Su sentido de la
anticipación era tremendo”, dice
Mamé León.
Su hijo Antonio ha preguntado
a antiguos rivales y sonríe al recordar la respuesta a cómo jugaba su progenitor. “Siempre se ha
dicho que mi padre no daba patadas, pero los que jugaron contra
él dicen que era un bruto”. Debe
ser “una cuestión de inteligencia
para que no te vean”.
Sus actuaciones con Las Palmas no pasaron inadvertidas para
los seleccionadores nacionales.
Jugó un total de 22 partidos con
Su hijo Antonio: “Dicen que
mi padre no daba patadas,
pero los que jugaron contra él
afirma que era un bruto”
29
la Selección. Los últimos doce, a
las órdenes de Ladislao Kubala.
Como internacional, su debut
le llegaría en Praga, el 1 de octubre de 1967, ante Checoslovaquia, para la Euroocopa de Italia.
De igual forma, en su cuarto partido internacional, ante Suecia,
se produjo un hecho sin precedentes, pues la formación española tenía a cinco canarios. Paco
Castellano, compañero de equipo,
marcaría el tanto para el empate
ante los suecos.
Su último partido internacional
fue ante Yugoslavia, el 19 de octubre de 1972, en el Estadio Insular. Tonono actuó como capitán
de La Roja. “Junto a Gallego (jugó
en el Sevilla y Barcelona) hacía
un tándem excepcional”, cuentan sus antiguos compañeros de
vestuario. “Gallego era la fuerza
y Tonono la calidad”, argumenta
Germán.
Su última aparición en el Estadio Insular fue el 25 de mayo
1975, ante el Celta de Vigo, don-
SOBRE TODO,
AMIGOS. En
la imagen,
Germán
Dévora y Paco
Castellano.
Dos
excompañeros
y amigos de
Tonono que
recuerdan su
perfil dentro
y fuera del
campo.
de Las Palmas vencería por 3-1
y evitaría el descenso. Su último
partido fue ante el Málaga, en La
Rosaleda, partido valedero para
los octavos de final de Copa del
Generalísimo.
Dos palos muy duros.
Sus compañeros reviven el dolor de aquel día. “Veníamos de la
muerte de Guedes, que fue duro,
aunque la veíamos venir, pero Tonono se fue en una semana”, dice
Germán, quien subraya que sus
muertes “nos dejaron tocados a
todos”. Paco Castellano lo pasó
peor que nadie por la muerte de
su “hermano mayor”. Mientras se
dirigía a recoger el título de entrenador de regionales, vio por la televisión la noticia. “Me volví loco”,
cuenta. “Me fui para mi casa porque no me lo podía creer”.
Antonio de Armas, cuenta la
impresión que siempre le quedó
a Emilio Tomé, médico de Las Palmas en aquella época, sobre el
fallecimiento del jugador. “Lo de
Tonono, yo tengo mi opinión y mi
propia teoría. Habíamos jugado
un partido en Tenerife. Finalizando el encuentro, le lanzaron una
botella, con mucha contundencia.
Se le abrió una pequeña herida en
la pierna que comenzó a emanar
bastante sangre”.
Tras varias semanas, Emilio obser vó cómo, corriendo en
un entrenamiento, Tonono daba
muestras de un profundo dolor. El
jugador era muy reservado y argumentó que eran sólo unas molestias. Se le dijo que se hiciera una
analítica. El resultado fue satisfactorio. En otra sesión, el masajista
le dijo que tenía fiebre y le prescribió un fuerte tratamiento con antibióticos. Luego le salió un ganglio
en la ingle y se le ingresó porque
se pensaba que tenía apendicitis
aguda. Se consultó con varios médicos, pero ninguno se ponía de
acuerdo. Había momentos en los
que mejoraba, pero se agravó considerablemente.
Germán Dévora recuerda que,
antes de su fallecimiento, le brindaron la goleada al Real Madrid
en Copa (4-0). León apunta que
“Tonono estaba en el hospital
cuando jugamos aquel par tido;
murió dos días después”.
En palabras del historiador
Antonio de Armas: “El inesperado fallecimiento de Tonono tuvo
una amplia repercusión, no sólo
a nivel local, donde hubo un gran
fervor popular, sino también en el
aspecto anímico y depor tivo nacional. La Delegación Nacional de
Deportes le concedió la medalla
al mérito deportivo. En el siguiente partido, en la Copa del Generalísimo, sus compañeros lucieron
brazaletes negros (...).”
TRISTEZA
MASIVA.
El cortejo
fúnebre
de Tonono
congregó en
las calles a
cientos de
personas para
despedirle.
Se iba un
ídolo para
la afición
amarilla.
Germán Dévora: “Él estaba en
el hospital y le brindamos el
4-0 al Madrid en Copa. Murió
dos días después”
38
39
En octubre
de 1971,
AS Color ya
adelantaba
que Avery
Brundage
dejaba la
presidencia
del COI, que
se concretaría tras los
Juegos Múnich de 1972.
Estuvo en
el cargo, 20
años.
EL CONFLICTIVO REINADO DE ‘SLAVERY’
BRUNDAGE
CON EL
PINTOR
ESPAÑOL. En
la imagen,
Avery
Brundage
posa con
José Antonio
Elola-Olaso,
que pintó un
cuadro sobre
el diploma
olímpico.
Atleta, ingeniero y
empresario, el ‘zar’ de los
cinco aros olímpicos abdicó
en Múnich, hace 40 años.
Estuvo en la presidencia del
COI 20: un mandato en el
que la polémica casi siempre
precedía a sus decisiones.
40
JOVEN
AVERY. En
la imagen,
compitiendo
en la
prueba de
lanzamiento
de peso. Años
después, se
vengaría de
Jim Thorpe,
que le ganó en
los JJ OO de
Estocolmo.
ALEJANDRO DELMÁS /
D
esde 1952 hasta 1972,
Aver y Brundage (18871975) fue el quinto presidente
del Comité Olímpico Internacional y primer estadounidense en el
cargo. Desde 1929, Brundage había presidido la AAU, la Unión de
Atletismo Amateur de EE UU, embrión del actual Comité Olímpico
estadounidense (USOC). Nacido
en Detroit, de una familia trabajadora de clase media, Brundage
se crió en Chicago, donde acabaría siendo el propietario del Hotel
La Salle… después de haberse
Sus dotes atléticas le hicieron
ganar tres títulos de EE UU
en pruebas combinadas:
precedente del decatlón
41
graduado en Ingeniería Civil por la
Universidad de Illinois. Unos parientes educaron al joven Brundage después de que su padre abandonó a la familia, ya en Chicago.
En 1909, Aver y firmó la graduación en Illinois, donde sus importantes talentos atléticos le guiaron a tres títulos de EE UU en ‘All
Around Championships’, la serie
de pruebas combinadas que precedió al advenimiento del decatlón. La facilidad para las pruebas
combinadas hizo de Brundage un
atleta olímpico en los Juegos de
1912, en Estocolmo, donde finalizó sexto en pentatlón… y en
la plaza 16 en el decatlón donde
se consagró Jim Thorpe. Andando el tiempo, Brundage, ya como
directivo, fue uno de los principales oponentes de que Jim Thorpe
recibiera los honores que le habían sido retirados. Pocos dudaron de que se trató de una suerte
de venganza del competitivo Avery
JIM THORPE.
En la imagen
superior,
alzando los
brazos tras
vencer en
una prueba
de decatlón,
modalidad
en la que se
consagró en
los JJ OO de
Estocolmo, en
1912.
por su fracaso ante Thorpe en Estocolmo. “Tiene un disco en el lugar del corazón”, acostumbraban
a decir los enemigos de Brundage, más o menos los mismos que
le apodaron ‘Slaver y Aver y’: ‘El
Esclavista Avery’. Tantos…
Sería casi imposible comprimir
en un resumen las dos décadas
de controversia que fueron el reinado de Avery Brundage, magnate de empresas constructoras, al
frente del Comité Olímpico Internacional. En realidad, las polémicas que llevaban el sello de Brundage arrancaron en sus diez años
al frente de olimpismo estadounidense, entre 1929 y 1939 (donde
sucedió nada menos que al General Douglas MacAr thur). Aquí,
Brundage tuvo que negociar con
la descalificación de Jim Thorpe y
sus secuelas; con el pase al profesionalismo de atletas de clase
mundial, como Charles Paddock,
y con otras descalificaciones es-
truendosas como la de Babe Didrikson Zaharias, campeona olímpica en 1932. “El temperamento
de Brundage es dictatorial”, escribió Roger Butter field en ‘Life
Magazine’.
Sin descanso, Brundage se enfrentó al mayor reto del olimpismo
mundial y estadounidense antes
de la II Guerra Mundial: los Juegos
de Berlín y del régimen de Adolf Hitler, en 1936. Antes de que la delegación estadounidense, embarcada a bordo del SS Manhattan,
pisara el puerto de Hamburgo, el
24 de julio de 1936, Brundage ya
había decidido la descalificación
de Eleanor Holm-Jarrett, nadadora campeona olímpica en 1932,
“por fiestas nocturnas y actividades impropias a bordo del Manhattan”. Holm suplicó en vano su
readmisión en el equipo de EE UU
y contragolpeó duramente cuando
no le fue concedida: permaneció
en Berlín para cubrir los Juegos
ELEANOR
HOLMJARRETT. La
nadadora
campeona
olímpica
en 1936 fue
descalificada
por Avery
Brundage
“por fiestas
nocturnas y
actividades
impropias”.
como periodista… y acusó a Brundage de haberla descalificado por
haber rechazado los acercamientos carnales del presidente del
Comité Olímpico de EE UU. La polémica se extendió durante décadas. Todavía en 1956, en una entrevista de Brundage con ‘Sports
Illustrated’, el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional aseguró: “En una votación de
veinte, todos estos votaron contra la permanencia de Holm en el
equipo olímpico de EE UU. Yo era
el presidente del Comité y lo anuncié. Cuando lo hice, los titulares
gritaron: ‘Ha sido Brundage’. Me
limito a decir que estaba de acuerdo al 100%. Pero no fui yo”.
Brundage era un simpatizante abierto del régimen de Hitler y
siempre rechazó de plano el eventual boicot de EE UU a los Juegos
de Berlín y del nazismo. Sus razones eran el origen democrático
del gobierno del Partido Nacional
Socialista en Alemania, la oposición de Hitler al comunismo (al
que Avery consideraba ‘la encarnación de la maldad absoluta’) y
la pretensión de dar una oportunidad a la Alemania machacada por
la I Guerra Mundial. “Hoy, sesenta
millones de alemanes creen en su
país”, afirmó entonces Brundage,
para quien la situación de los judíos carecía de importancia real
cara a los Juegos. Así, no puede
extrañar que Avery validara la sustitución de los velocistas judíos
estadounidenses Marty Glickman
y Sam Stoller en el relevo 4x100,
donde el gran Jesse Owens tenía
ATLETAS
JUDÍOS. Avery
Brundage,
simpatizante
del nazismo,
validó la
sustitución de
los velocistas
judíos de
EE UU Marty
Glickman y
Sam Stoller,
en el relevo
4x100.
Brundage era simpatizante del
régimen de Hitler y siempre
rechazó el eventual boicot de
EE UU a los Juegos de Berlín
42
JESSE
OWENS. Fue
la punta de
lanza del
equipo de
EE UU de
atletismo en
los Juegos
de Berlín de
1936, junto
a Ralph
Metcalfe,
Draper y
Wykoff.
que ser la punta de lanza. Brundage negó, de este modo, las acusaciones de antisemitismo: “Me
limité dar por buenas las decisiones de Lawson Robertson, nuestro entrenador de relevos, que
veía al equipo más competitivo
con Ralph Metcalfe, Owens, Draper y Wykoff”. Y añadió, osadamente: “Si en toda la historia del
olimpismo alemán, hasta 1936,
sólo han competido una docena
de atletas judíos, ¿a quien puede extrañar que no haya ninguno
en su equipo de 1936…?” A esas
alturas, Albert Einstein ya se había exiliado a EE UU (Princeton)…
Tras la II Guerra Mundial, los
JJ OO regresaron en 1948 y
Brundage había ascendido a la
vicepresidencia del COI
43
y Berlín parecía “la tienda de batalla de algún gran emperador”,
según narró Thomas Wolfe, uno
de los más brillantes enviados
especiales a los Juegos: Jeremy
Schaap condensó esos testimonios del Berlín olímpico y nazi en
su libro ‘Triumph’.
Tras la consagración mundial
de Jesse Owens y los problemas
de Hitler con la recepción de los
vencedores y el Comité Olímpico
Internacional, a Brundage le tocó
bailar con otra bastante fea: la
descalificación del mismísimo
Owens por haber aceptado una
oferta profesional de 40.000 dólares. Así se explicaba Brundage:
“Owens era una bella persona y
un sensacional atleta. Admiro
todo lo que fue capaz de hacer
en Berlín. Pero fue suspendido
por el Comité Olímpico de EE UU
por no haber ido a correr a Suecia
con un grupo de nuestros atletas,
tal como había prometido. Al fin,
SIN ALZAR
LA MANO.
Owens, en
la imagen
no haciendo
el saludo
nazi, fue
descalificado
por haber
aceptado
una oferta
profesional
de 40.000
dólares.
esa ofer ta profesional le llevó a
Cuba a competir con un caballo
por los citados 40.000 dólares.
Avery Brundage no tuvo nada que
ver con que Jesse Owens declarase profesional a Jesse Owens”.
En sólo tres años más a partir de
los Juegos de Berlín, la II Guerra
Mundial iba a sepultar la carrera
deportiva de Jesse Owens, profesional o no… y los sueños de decenas de millones de personas en
todo el mundo.
Los Juegos Olímpicos regresaron en 1948. Para entonces,
Brundage había ascendido a la
vicepresidencia del Comité Olímpico Internacional, que presidía
el sueco Sigfrid Edström, tras la
muerte de Henri Baillet-Latour en
1942, en la Bélgica ocupada por
los nazis. Brundage era coherente
con sus pensamientos y actividades: en plena II Guerra Mundial,
intentó organizar unos Juegos ‘del
Hemisferio Occidental’ y se quejó
amargamente de que la película
‘Olympia’ de Leni Riefenstahl sobre los Juegos de Berlín no pudiera exhibirse comercialmente en
EE UU, debido, según sus palabras literales, a que “en nuestro
país, desafortunadamente, la mayoría de salas de cine y teatros
son de propiedad judía”.
Tras conseguir que la patinadora canadiense Barbara Ann
Scott rechazara un coche y pudiera mantener así su ‘status’
de amateurismo (sería campeona olímpica en 1952, en
St. Moritz), Brundage fue elegido en 1952 nuevo presidente del
Comité Olímpico Internacional. El
octogenario Edström había anunciado su renuncia y en una durísima sesión, en Helsinki, Brundage
necesitó 25 votaciones para acceder a la presidencia con una
ventaja de 30 votos a 17 sobre
el británico Lord Burghley, entonces presidente de la IAAF, Fede-
EMIL
ZATOPEK. Era
admirado
por Brundage
y una foto
del atleta
entrando
en la meta
de la final
olímpica de
5.000 metros
en Helsinki
presidió su
despacho.
ración Internacional de Atletismo.
De los Juegos de Helsinki, Brundage regresó con la presidencia
del Comité Olímpico Internacional… y con una admiración que
sería eterna por la figura de Emil
Zatopek, a quien desde entonces
veneró como el más grande atleta de todos los tiempos. Una fotografía de Zatopek entrando en
la meta de la final olímpica de
5.000 metros en Helsinki presidió desde entonces el despacho
de Brundage, en la planta número
18 de ‘su’ Hotel La Salle, en Chicago. “No creo que pueda verse
jamás una carrera más memorable que ésta y tampoco creo que
ningún corredor se acerque a los
alardes inhumanos de Zatopek”,
recordaba Brundage en las entrevistas que le filtraba su gentil secretaria, Miss Frances Blakely, en
su despacho del Hotel La Salle.
Sobre su propiedad de este hotel, Brundage usaba con ironía
una frase que le definía como pocas: “Yo no soy el propietario del
hotel, es propiedad de una corporación. Pero yo soy el propietario
de la corporación”.
Detestaba igualmente a los entrenadores cuadriculados y a los
aspectos comerciales del deporte: “Han arruinado a nuestro fútbol americano en las universidades al convertirlo en un negocio
que pocas universidades pueden
acometer con sus propios recursos (…); es un deporte maravilloso, transformado en una especie
de ajedrez, que juegan los entrenadores. Si por mi fuera, los días
EN EL HOTEL
LA SALLE.
Brundage
era un
magnate de la
construcción
y propietario
de este hotel
en Chicago,
aunque él
lo matizaba
diciendo que
era de una
corporación.
Sobre el fútbol americano dijo:
“Es un deporte maravilloso
transformado en ajedrez que
juegan los entrenadores”
44
‘BLACK
POWER’.
Mítica
imagen de
Tommie
Smith y
John Carlos
en el podio,
alzando el
puño con el
guante negro,
en los JJ OO
de México de
1968.
de partido mandaría a todos los
entrenadores a Tombuctú y que
los chicos jugaran como les diese
la gana. De eso se trata este deporte. En nuestras universidades
ya van quedando ignorados los aspectos espirituales del deporte”.
Entre 1952 y 1972, Brundage
guió al Comité Olímpico Internacional a través de océanos tan
procelosos como la cuestión de
las dos Alemanias: consiguió que
en 1960, en Roma, desfilara un
solo equipo alemán, con 321 atletas en ese equipo unificado: de
ellos, 141 de la oriental República Democrática y 180 de la occi-
Consiguió que en 1960, en
Roma, desfilara un solo equipo
alemán, con 321 atletas:
141 de la RDA y 180 de la RFA
45
dental República Federal. Por ese
logro, Brundage recibió un diluvio
de felicitaciones de los políticos,
a las que respondía así: “En el deporte, nosotros acostumbramos a
hacer estas cosas de las que los
políticos no son capaces”.
Hasta 1972, Brundage y el
movimiento olímpico tuvieron que
manejar otros problemas con tantos o más espinos que la cuestión
alemana: los conflictos generados
por la Unión Soviética en Hungría
(1956) y el sistema de becas y
pagos en especie de los soviéticos y sus países aliados en el
Pacto de Varsovia, sobre lo que
el Comité Olímpico Internacional
corrió un tupido velo; la aparición
de la gran China maoísta en escena y la eventual exclusión de
Taiwan, la China nacionalista de
Chang-Kai-Shek. También, las exclusiones (o no) de las racistas
Sudáfrica y Rhodesia, cuya presencia desató un boicot africano
CON
SAMARANCH.
En la imagen,
Avery
Brundage
camina junto
al que le
sucedería en
el cargo del
COI, en 1980,
y la primera
esposa de éste,
María Teresa
Salisachs.
a los Juegos de Múnich. Y también, el asunto del ‘Black Power’,
el Poder Negro de EE UU destapado por los puños enguantados
de los velocistas afroamericanos
Tommie Smith, John Carlos y Lee
Evans en los podios de 200 y 400
lisos: en 1968, en los Juegos de
México. La frase de Brundage al
respecto: “Personalidades retorcidas hay por todas partes y resultan imposibles de eliminar (…) ha
sido una demostración fastidiosa”. La emblemática imagen de
Smith y Carlos alzando sus puños
enguantados al aire de México no
apareció en el libro oficial del Comité Olímpico sobre los Juegos,
aunque si se mostró en la película del Comité local organizador de
los Juegos. Brundage trató de impedirlo: estérilmente.
El último año de la presidencia olímpica de Brundage, 1972,
entró marcado por la descalificación del esquiador austríaco Karl
Schranz, vetado para los Juegos
invernales de Sapporo… y de Paquito Fernández Ochoa. Brundage definió así a Schranz: “Una valla publicitaria ambulante”. Al fin,
todo el ciclo de Avery Brundage y
sus dos décadas en la presidencia se cerraron, como una caída
de todos los dioses, en una colosal catástrofe: la masacre de los
11 atletas israelíes en los Juegos de Verano de la XX Olimpiada, en Múnich. La gran despedida
de Avery Brundage fue la terrible
decisión de continuar los Juegos,
con palabras inolvidables: “The
games must go on” (“Los Juegos deben continuar”). Y los Juegos continuaron. Precisamente
en esa misma Alemania a la que
regresaban 36 años después de
la exhibición de Jesse Owens en
el Berlín de Adolf Hitler, la tienda
de campaña del gran emperador
nazi. Y justo ahí, en Múnich, acabó el conflictivo reinado de Avery
PRESIDENTE
20 AÑOS.
Avery
Brundage fue
condecorado
en numerosas
ocasiones
tras su largo
período en la
presidencia
del COI,
marcado
por luces y
sombras.
Brundage, que dejó de presidir
el Comité Olímpico Internacional
cuando se arrió la bandera de los
cinco aros en Múnich para ser
trasladada a Montreal. Le relevó
el irlandés Lord Killanin, que en
sólo ocho años más dejaría paso
a Juan Antonio Samaranch. Casado con la baronesa alemana Von
Reuss una vez que enviudó de su
primera esposa, Elizabeth Dunlap, Brundage falleció en 1975
en su residencia invernal de Garmisch-Par tekirchen. Samaranch
le atendió y acompañó en los últimos meses de su vida. Aver y
fue enterrado en el Cementerio
Rosehill de Chicago, dejando tras
sí una escalofriante fortuna en dinero, patrimonio inmobiliario y colecciones de arte, sobre todo, de
porcelanas y estatuas chinas: la
mayoría de estas últimas, como
un Buda chino del Siglo IV, son la
base del Museo de Arte Asiático
de San Francisco.
Sabía japonés y podía discutir
en ese idioma con conocedores y
coleccionistas de arte, pero nunca fue autorizado a viajar a la China de Mao. Poco antes de dejar
la presidencia del COI, ‘Slaver y
Aver y’ dijo en AS Color: “Es necesario que el presidente del COI
sirva al olimpismo y que no se sirva de él. Es preciso que a la cabeza de este organismo se sitúe
un hombre de prestigio”. Cuando
pronunció estas palabras, Aver y
Brundage tenía 84 años. Moriría
tres años después, dejando paso
a un mundo totalmente nuevo: en
la vida y en el olimpismo.
FALLECIÓ EN
1975. Fue a
los 87 años, en
su residencia
invernal de
GarmischPartekirchen.
Con la
bandera
olímpica, fue
enterrado en
el Cementerio
Rosehill de
Chicago.
Tras morir, dejó una fortuna
escalofriante en dinero,
patrimonio inmobiliario y
colecciones de arte
46
47
JUANMA LEIVA /
P
regunten a un púgil retirado cuáles son sus recuerdos
de cuando era boxeador. Da igual qué logros conquistó o qué fama acumuló en su carrera. En la mayoría de los
casos, inmediatamente uno se da cuenta de que la pregunta
no es acertada. Él le mirará, entre incrédulo e indignado, y le
responderá sin titubeos: “¡Cómo que cuando era boxeador!
Yo seguiré siendo boxeador hasta que me muera”. Y es que
en el deporte, en general, y el boxeo, en particular, el retiro
nunca ha sido un momento sencillo. Se añora la fama, el ser
el centro de atención de los focos, los nervios que recorren
el estómago del púgil antes de subir al cuadrilátero…
No son pocos los casos en la historia del boxeo en los
que un púgil, tras anunciar su retirada, ha vuelto a subirse
a la lona. Sus motivos son de lo más variados. Muchos son
los que, después de sufrir una derrota clara, deciden colgar
los guantes, pero, con las heridas cicatrizadas por el tiempo, no soportan el hecho de haber cerrado su palmarés besando la lona. Otros se rigen por un razonamiento totalmente contrario. Si lo dejaron en la cumbre, ¿por qué no volver
para demostrar que siguen siendo los mejores?
Aunque, dejando de lado el cariz más romántico, no son
pocos los regresos por un simple motivo económico. Ese fue
el caso del español Luis Folledo, entrevistado en AS Color,
en septiembre de 1971. Uno de los grandes pesos medios
de los años sesenta en España (121 victorias y 6 derrotas), que no supo administrar las jugosas bolsas ganadas
en históricos combates frente a Fred Galliana, Laszlo Papp
o Nino Benvenuti.
En realidad, hay tantos motivos como regresos. Y fueron
muchos y muy grandes los que se decidieron a volver a meterse entre las 16 cuerdas, con mayor o menor éxito. Como
muestra, ahí van algunos casos de nombres con mayúsculas en la historia del boxeo que no soportaron decir adiós
al noble arte:
BOXEADOR
HASTA QUE MUERA
Los regresos más significativos de la historia del boxeo.
En octubre
de 1971, el
boxeador
Luis Folledo
declaraba
en AS Color
que tenía
intención de
regresar.
48
49
UN CAMPEÓN
CUARENTÓN:
GEORGE FOREMAN
Destacar el caso de Big Foreman
no es arbitrario. El protagonista
de Rumble in the Jungle, entre
otros combates míticos, ha sido
posiblemente el regreso más glorioso de este depor te. Ganó su
primer título mundial de los pesados en 1973, tras tumbar seis veces a Joe Frazier. En 1974 lo perdió ante Ali en el citado combate
de Kinsasha. Su primera retirada
fue en 1977, tras caer con Jimmy
Young en Puerto Rico.
No fue hasta 10 años más tarde cuando Foreman dejó a aficionados y periodistas boquiabiertos
con su anuncio de regreso. Tenía
38 años. Su decisión fue acogida
entre criticas y escepticismo. Foreman no sólo demostró que estaban equivocados, sino que, en
su tercera oportunidad para recuperar el título (antes perdió ante
un Holyfield 13 años menor y Morrison), en 1994 se convirtió en el
campeón más veterano al derrotar a Michael Moorer con 45 años.
Su carrera terminó en 1997, tras
perder con Briggs y, aunque aún
tuvo una tentativa más de regresar en 2004, con 55 años, su esposa presionó para desbaratar
sus planes.
EL ‘MÁS GRANDE’
ENTRE REJAS:
MUHAMMAD ALI
Como todo lo que hizo Cassius
Marcellus Clay en su vida, su primera retirada de los cuadriláteros
tuvo una original causa, la política. El genio de Lousville, oro olímpico en Roma 1960, ganó su primer Mundial profesional en 1964.
Su rival, un Sonny Liston que venía de demoler a Floyd Patterson,
sucumbió ante Ali, poseedor de
un estilo que nadie mejor que
él pudo definir: “Vuelo como una
mariposa y pico como una abeja”.
Pero su carrera se vio truncada
en 1967. Tras abrazar la religión
islámica y rebautizarse como Muhammad Ali, Clay fue a parar a la
cárcel por negarse a acudir a la
Guerra de Vietnam.
Tras casi cinco años, regresó
en su intento de reconquistar el
título ante Larr y Holmes, contra
el que perdió. En la revancha sí
pudo recuperar el cinturón, que
en 1974 defendió ante Foreman
en el Congo. El final de su carrera llegó en 1981 tras perder con
Berbick.
JOE
LOUIS
SUGAR RAY
ROBINSON
ALEXIS
ARGUELLO
MIGUEL
VELÁZQUEZ
RIDDICK
BOWE
El considerado mejor peso pesado de todos los tiempos, el Bombardero de Detroit, Joe Louis, se
retiró en 1948. Ése era su deseo,
pero el Fisco nor teamericano le
hizo volver a boxear tras anunciar
que debía un millón de dólares.
Regresó en 1950 y perdió su título ante Ezzard Charles. A pesar
de ello, continuó peleando hasta
1951. En su último combate se
encontró a un Rocky Marciano en
su mejor momento. Le machacó y
su imagen quedó tocada. Ahí puso
fin a su trayectoria.
En 1952 se retiró tras, entre
otras muchas,
protagonizar
seis peleas memorables ante
Jake Lamotta. Lo dejó para hacer
sus pinitos en el mundo del cine
y del espectáculo. Cuando perdió
todo su dinero, regresó al boxeo
en 1955 y en buen estado, ya
que, en esos tres años fuera de
los cuadriláteros, había trabajado
como bailarín. Se retiró en 1965,
tras 200 combates.
El nicaragüense
fue tres veces
campeón mundial y un personaje en su país.
En 1986 dio por
terminada su carrera, aunque volvió en 1994. Ganó a Palomares,
pero Scott Walker le derrotó, demostrándole que debía dejarlo.
Tenía 41 años y la retirada le dejó
vacío. Cayó en las drogas. Se recuperó e hizo carrera política hasta llegar a ser alcalde de Managua. En 2009 se suicidó.
En 1971 perdió su título europeo
ligero ante Paddu. Tenía 27 años y
se volvió a su Tenerife natal, donde montó una empresa de fontanería. Dos años más tarde, más
por obligación económica que devoción, volvió a boxear y se encontró con el premio de poder disputar un Mundial. Lo conquistó en
1976 ante Muangsurin, aunque
meses después, en la revancha,
lo volvió a perder ante el mismo
rival. Su último combate fue en
1979 ante Canut, conquistando
el campeonato de España.
Pasó a profesionales tras brillar
en el campo amateur, donde fue
plata en Seúl 1988, sólo derrotado por un joven Lennox Lewis. En
1996, ya había conquistado el título mundial pesado de todas las
asociaciones. Tras vencer dos veces a Golota, ya que éste fue descalificado en ambas peleas por
golpes bajos, decidió retirarse.
No sería la última vez que se subiese al ring, ya que, entre 2004 y
2008, protagonizó una reaparición
sin mucha repercusión, en la que
se apuntó tres victorias más.
50
LOS EXCESOS
DEL HOMBRE
DE ACERO:
MIKE TYSON
51
El mismo Berbick que acabó con Ali años antes, intuyó
atolondrado desde su esquina la coronación del campeón pesado más joven de la historia. Una locomotora
de 20 años llamada Mike Tyson acababa de pasarle
por encima en sólo dos asaltos. Fue el comienzo de la
gloriosa y penosa, a partes iguales, carrera de Tyson.
El hombre de acero retuvo el cinturón hasta 1990,
cuando lo perdió en un polémico y sorprendente combate ante Douglas, en Tokyo, cuando las apuestas
eran de 42-1 a favor de Tyson. Fue el comienzo de su
caída. En 1992 ingresó en la cárcel por violación.
Su regreso de la prisión llegó en 1996. Tyson recuperó el cinturón tras noquear a Frank Bruno, pero ese
mismo año se enfrentó al que sería su bestia negra,
Evander Holyfield, en un combate que estaba planeado antes de su ingreso en la penitenciaría. Holyfield
venció en el 11º asalto. La revancha ya es historia del
boxeo. Tyson, enfurecido por los continuos cabezazos
de su adversario, fue descalificado por morder y arrancar un trozo de oreja de Holyfield, en el tercer asalto.
En 2005, tras varias condenas por escándalos
públicos e incluso por posesión de narcóticos, Kevin
McBride le derrotó en la última pelea de su carrera.
Los rumores de vuelta aparecieron en 2010, pero, en
la actualidad, su vida está más encaminada a otros
tipos de espectáculos como la televisión.
LAS IDAS Y
VENIDAS DEL
GRAN SUGAR RAY
LEONARD
Uno de los campeones más carismáticos y técnicos
de la historia del boxeo tuvo continuos regresos. Su
primer título lo logró en 1979, tras noquear en el 15º
asalto a Wilfred Benítez. Tras perder y recuperar el título en dos memorables combates ante Mano de piedra Durán y unificar cinturones al derrotar a Hearns,
se le diagnosticó un desprendimiento de retina que le
obligó a colgar los guantes en 1981.
Su regreso llegó tres años más tarde, ante Howard,
que le hizo besar la lona por primera vez en su carrera.
Aunque terminó venciendo, tras la pelea volvió a anunciar que lo dejaba. En 1986, y tras embolsarse 11 millones de dólares, Leonard volvió a subirse al ring para
derrotar, en una polémica decisión de los jueces, a
Marvin Hagler. Ganó, sí, pero adivinen… Tras el combate, al igual que Hagler, volvió a afirmar que se retiraba. Las condiciones para su regreso en 1988 fueron
de lo más peculiares. Se enfrentó al campeón semipesado Don Lalonde. Leonard pidió que la pelea fuera en
los límites de peso del supermedio, pero que tuviera
reconocimiento de título, por lo que al ganar se ciñó,
a la vez, los cinturones de dos pesos distintos.
En 1997, tras seis retiradas del boxeo, colgó definitivamente los guantes, con 40 años, tras perder con
Héctor Macho Camacho en Atlantic City, con el Mundial de los medios en juego.
THOMAS
HEARNS
MAX
SCHMELLING
TONY
ZALE
FLOYD
MAYWEATHER JR.
FÉLIX TITO
TRINIDAD
Hittman, como se le apodaba, fue
un supercampeón que ganó cinturones mundiales desde el peso
welter hasta el semipesado. “El
que pelea conmigo no vuelve a
ser el mismo”, solía decir. Cayó
en 2000 ante el jamaicano Grant
y perdió su título mundial del crucero. En 2005, regresó para vencer a Long y Landberg, ambos
triunfos por KO.
Aunque nunca se
afilió al par tido,
este campeón
de los pesados
es el boxeador
nazi por excelencia, debido a la simpatía que
Hitler tenía por él. En 1939 dijo
adiós. Volvió sin pena ni gloria en
1945 para hacer cinco combates
más, con un balance de 3-2.
El Hombre de
hierro abandonó el boxeo en
1942. Entró en
la historia por regresar tres años
más tarde para protagonizar junto
a Rocky Graziano una trilogía épica. Ganó dos títulos mundiales y
su golpe al cuerpo es de los más
letales que se recuerdan.
Campeón mundial en cinco categorías distintas, aún sigue invicto.
En 2007, cuando se iba a enfrentar a Óscar De la Hoya, anunció
que lo dejaba por falta de motivación. Volvió en 2009, tras pasar
por la lucha libre. En 2012 ingresó
en prisión. Una vez libre, se espera su vuelta para protagonizar un
duelo con Pacquiao, esperado por
todos los aficionados.
En 2002, tras una trayectoria casi
impecable, con títulos mundiales
en Federación, Asociación y Consejo, y sólo una derrota ante Hopkins, se retiró. Si bien su primer
regreso fue triunfal en 2004, derrotando a Mayorga, sus dos siguientes ante Ronald Wright y
Roy Jones jr. sólo sir vieron para
manchar la leyenda de uno de los
grandes de Puerto Rico.
54
Bartali y Coppi se hicieron leyenda gracias a
su pelea codo con codo. Así ha ocurrido también
con otros grandes campeones: Merckx-Ocaña,
Indurain- Chiappucci, Armstrong-Ullrich...
RIVALIDADES
MÍTICAS
55
TOUR DE
1949. Coppi
y Bartali
se relevan
en plena
ascensión
al Izoard.
Fausto cruzó
el primero por
la cumbre;
Gino ganó
en Briançon
y se vistió
de amarillo,
pero Coppi
terminaría
por
imponerse en
París.
LA SALSA DEL CICLISMO
JUANMA TRUEBA /
E
n su libro Plomo en los bolsillos, Ander Izagirre destaca que “apenas hay fotos de Ocaña
y Merckx juntos”. “Componían una mezcla explosiva:
si se juntaban, el pelotón estallaba en pedazos y uno
de los dos quedaba fuera de combate”. En un reportaje publicado en El País Semanal el pasado mes de
julio, Carlos Arribas describía, con declaraciones de
Josiane, la viuda de Ocaña, la particular relación entre los dos campeones: “Todos se rinden ante Merckx,
pero yo le haré frente’, me decía Luis. Se compró un
pastor alemán en 1971 y le puso Merckx. ‘¡Obedece,
Merckx!’, le decía, ‘¡soy tu amo, tu patrón!”.
Estos testimonios sirven para calcular el valor de
la imagen que mostraba el AS Color en su número del
28 de septiembre de 1971: Merckx y Ocaña estrechan
sus manos antes de un Critérium en Bilbao. La foto
se acompañaba de la historia de su reconciliación, escrita por nuestro compañero Simón Rufo, testigo presencial y observador feliz. No era para menos. Meses
antes, Ocaña había perdido el Tour después de una
caída en el Col de Menté cuando era líder y aventajaba a Merckx en más de siete minutos.
El origen de la disputa entre Ocaña y Merckx queda
explicado en el artículo de Simón Rufo (Eddy se burló
de Luis en una etapa de la París-Niza), pero se resume
señalando que el mundo del ciclismo no era suficientemente grande para dos gigantes como ellos. Ocaña no sólo fue capaz de doblegar a Merckx, el mejor
ciclista de todos los tiempos, entonces, en su mejor
1971. Merckx y Ocaña
se estrechan
las manos
antes de un
Critérium en
Bilbao, con
Simón Rufo
de protagonista. Meses
antes, Ocaña
había perdido el Tour
al caerse
en el Col de
Menté.
56
TOUR 1972.
Merckx marca
el ritmo a
Ocaña y
Poulidor.
Eddy ganó
su cuarto
Tour, seguido
de Gimondi
y Pou Pou.
Ocaña,
enfermo,
abandonó en
la 14ª etapa.
momento de forma. Además, le humanizó. El caníbal
nunca no pudo digerir ese hueso, aunque un año después le ganó el Tour de 1972. En 1973, sin presencia de Merckx, que eligió correr Giro y Vuelta, Ocaña
se paseó por el Tour y aventajó a Thevenet en más de
quince minutos.
Cuesta imaginar hasta dónde podría haber llegado
Ocaña en caso de no haberse tropezado con un ciclista tan grande. Ni Poulidor ni Thevenet ni Zoetemelk parecían adversarios de su talla. Aunque la mala suerte
fue un rival tan tenaz como el gran Eddy, la pregunta
se repite cada vez que coinciden dos campeones extraordinarios: ¿qué hubiera sido del uno sin el otro?
En los años 40, cuando el ciclismo comenzó a
convertirse en leyenda, Gino Bartali y Fausto Coppi
protagonizaron una rivalidad mítica. No sólo se trataba de un duelo deportivo, sino de un enfrentamiento
social, pues dividió a Italia en defensores de Gino o
de Fausto. Bartali, apodado El Monje Volador, era un
hombre religioso y asociado a las posturas políticas
conservadoras; Coppi, más joven, era alineado con
la izquierda y su relación extraconyugal con Giulia
Occhini (la Dama Blanca, esposa de un médico seguidor de Coppi) fue condenada hasta por el Papa.
Cuando Coppi ganó su primer Giro de Italia, lo hizo
con el maillot del Legnano, el mismo equipo de Bartali, ya un gran campeón a sus 25 años y principal
favorito al triunfo: había ganado dos Giros y un Tour.
Fausto sólo contaba 20 años, 8 meses y 25 días (récord todavía imbatido). El pique ya estaba servido. Sin
embargo, la rivalidad que alimentaron los tifosi no se
correspondía totalmente con la realidad y así fue durante años. Bartali se había caído en las primeras etapas por culpa de un perro y, además de perder cinco
minutos, sufrió una luxación del fémur; pese a todo,
siguió en carrera. Favalli quedó como jefe de filas del
Legnano hasta que se retiró en la octava etapa, y entonces llegó el turno de Coppi.
El debutante se vistió de rosa después de una
exhibición en el Abetone, pero pagó el desgaste en
las jornadas posteriores. En la ascensión al Mauria,
Coppi entró en crisis a 40 kilómetros de la meta y
57
Bartali acudió en su ayuda. Cuentan que llegó a coger nieve de la cuneta para refrescar a su joven compañero. Sin embargo, la relación entre ambos se enturbió. Coppi era demasiado orgulloso para admitir
que necesitaba ayuda y Bartali no dejó pasar la oportunidad de atribuirse parte del éxito de aquel talento
precoz. La Prensa sacó brillo a aquella polémica y los
tifosi, también.
La trayectoria depor tiva de ambos (casi fundida
en una sola) estuvo salpicada, desde entonces, de
anécdotas parecidas, historias de rivalidad y de afecto poco publicitado. La imagen tomada en el Tour de
1952 por el fotógrafo Carlo Martini simboliza perfectamente esa relación de amor y odio. En plena ascensión al Alpe d’ Huez, Fausto y Gino aparecen pasándose un bidón. Aquello se tomó como un fabuloso
ejemplo de deportividad entre los dos viejos leones.
Sin embargo, la polémica sobre quién pasó el bidón
a quién se alargó durante años. Coppi jamás admitió
que él era el beneficiario y Bartali, humilde patológico, tampoco quiso aclarar la cuestión. Sin embargo,
Luigi Malabrocca, ciclista y amigo de Coppi, confesó
que el bidón pertenecía a Bartali, que todavía tenía
otros en su bicicleta.
Si la mala suerte fue el principal adversario de Ocaña, la Segunda Guerra Mundial fue el primer enemigo de Gino y Fausto. El Tour se suspendió de 1939 a
1946 y el Giro dejó de disputarse entre 1941 y 1945.
Coppi luchó en África del Nor te con la División Ravenna y fue apresado en Túnez por los ingleses, que
lo liberaron en 1945. Bartali se jugó el tipo de otro
modo. En plena persecución de los judíos, colaboró
para librarlos de los campos de concentración. Escribe Ander Izagirre: “En los sótanos de las abadías y
El duelo entre Coppi y
Bartali no sólo era deportivo,
sino social. Fausto era de
izquierdas y Gino, conservador
EL GESTO.
Imagen
histórica del
fotógrafo
Carlos
Martini.
Fausto y
Gino se
ayudan, pero
la pregunta
persiste
durante años:
¿quién ayudó
a quién?
58
ENEMIGOS
ÍNTIMOS.
Loroño y
Bahamontes,
en la Vuelta
de 1957,
acompañados
de Luis Puig,
director de
su equipo.
Loroño le
ganó entonces
la partida a
Fede.
los conventos se instalaron imprentas clandestinas
para elaborar pasaportes falsos. Sólo faltaba un enlace que transportara las fotos y los papeles hasta
esas imprentas y que después llevara los documentos
a los judíos en peligro. Ahí entraba Gino Bartali: ninguna patrulla se atrevería a detener el entrenamiento
del héroe nacional para registrarle”. El Monje Volador
jamás quiso referirse a aquel episodio.
A pesar de la Guerra, entre Coppi y Bartali ganaron
ocho Giros (cinco y tres), cuatro Tours (dos y dos) y
siete Milán-San Remo (tres y cuatro), además de un
incontable número de victorias menores.
El ciclismo ha vivido otras rivalidades, pero ninguna
de un calado semejante. En España, la pugna entre
Bahamontistas y Loroñistas superó la que habían vivido antes los seguidores de Mariano Cañardo y Julián
Berrendero. El vizcaíno Loroño, un magnífico escalador, tropezó en época y en equipo con el mejor escalador que han visto los tiempos: el toledano Federico
Martín Bahamontes. Sus duelos en la Vuelta a España
dividieron al país como no se tenía noticia desde las
pugnas taurinas entre los seguidores de Joselito y de
Belmonte. En 1953, Loroño ganó una etapa en el Tour
y el Gran Premio de la Montaña. En 1957, conquistó
la Vuelta y en 1958, con bastante razón, se negó a
trabajar para Bahamontes en la Vuelta: “No haré de
gregario ni del mismísimo Coppi”. Un año después, el
seleccionador nacional, Dalmacio Langarica, escogió
a Bahamontes para afrontar el Tour en detrimento de
Loroño, que protestó con furia en la Federación y fue
sancionado con tres meses de inhabilitación. Su desconcierto fue aún mayor cuando vio que Bahamontes
se proclamaba vencedor del Tour. Federico, por fin,
había ganado la batalla.
En tiempos más recientes, hemos asistido a otro
tipo de rivalidades. Bugno, la gran promesa italiana
en los 80 y 90, se estrelló contra la figura inabarcable
de Miguel Indurain. A diferencia de Chiapucci, Bugno
aceptó pronto que Indurain era imbatible y le ofreció
más amistad que batalla. El Diablo, sin embargo, nunca se dio por vencido y aquello tuvo el reconocimiento del campeón navarro: Indurain le considera su ri-
59
val más enconado. Eso casi vale tanto como la gran
vuelta que nunca pudo ganar Claudio: fue dos veces
segundo en el Giro y otras dos en el Tour.
Armstrong y Ullrich protagonizaron otro tipo de enfrentamiento en la pasada década. El alemán estaba
llamado a ser un campeón para la historia. Fue segundo en el Tour de 1996 por obediencia a Riis, pero
mereció ganarlo. Tenía 22 años. Venció en la siguiente edición y lo que parecía una carrera hacia el cielo
se detuvo de pronto, primero ante Pantani y después
ante un americano que venía de lidiar con la muerte,
Lance Armstrong. Al final de su carrera, Ullrich había sumado cinco segundos puestos en el Tour, dos
más que Poulidor. El dominio que ejerció Armstrong
sobre él fue tan apabullante que Ullrich no se atrevió
a atacarle en el Tour de 2003, cuando el americano
se fue al suelo en la ascensión a Luz Ardiden; al contrario, ordenó al grupo de cabeza que se detuviera.
Armstrong, caníbal físico y psicológico, agradeció el
gesto, atacando al grupo en cuanto le dio alcance.
El Tour de 2009 nos apuntó una nueva rivalidad
que pareció confirmarse un año después. Alber to
Contador y Andy Schleck repetían los duelos de los
grandes ciclistas de antaño, peleas codo con codo,
no exentas de suculentas anécdotas, como cuando
el español aprovechó que el luxemburgués tuvo un
problema con la cadena para atacarle en el Port de
Balès. Aquel duelo ha quedado interrumpido por diversas causas (ninguna hermosa) y la esperanza es que
se reanude en 2013. De hacerlo, será buena ocasión,
de nuevo, para recordar los legendarios combates entre Merckx y Ocaña, entre Bartali y Coppi… los viejos
campeones que nunca dejan de asombrar.
Miguel Indurain señaló a
Chiappucci como su rival más
enconado. Claudio jamás pudo
ganar una gran vuelta.
SALUDO.
Ocaña y
Merckx
volvieron a
estrecharse
las manos en
1973, ya sin
disputas de
por medio. El
español ganó
el Tour y el
belga, Giro y
Vuelta.
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CONTENIDO COMPLETO
DEL NÚMERO 20
• EL UNIVERSO BIELSA
Por Juanma Velasco
• ¡LESIÓN!: UNA PALABRA MALDITA
Por Jorge F. Maldonado
• EL INFIERNO GRIEGO Y EL ATLÉTICO
Por Jorge García
• VERDUGO: AL MADRID DEMASIADO PRONTO
Por José Luis Guerrero
• TONONO: UN CENTRAL ELEGANTE CON UNA
MUERTE EXTRAÑA E INESPERADA
Por Diego Félix
• FERNANDO HIERRO, RECORDMAN
Por Diego Martín
• ZEZÉ MOREIRA: EL GRAN DEFENSOR
DEL ‘JOGO’ BONITO
Por Mario Cortegana
• EL CONFLICTIVO REINADO DE
‘SLAVERY’ BRUNDAGE EN EL COI
Por Alejandro Delmás
• BOXEADOR HASTA LA MUERTE
Por Juanma Leiva
• LA LEYENDA DE PACO GOYOAGA Y EL
CABALLO ‘QUORUM’: BINOMIO GANADOR
Por Javier Hernández
• RIVALIDADES MÍTICAS EN EL CICLISMO
Por Juanma Trueba
• BAHAMONTES: “VENDÍ DOS CARRERAS,
EL DINERO ESCASEABA”
Por Álvaro Bernardo Martínez
• CORBALÁN: “ME VEO RETRATADO EN
SERGIO LLULL”
Por J. Martínez y R. G. Santos
• BALONCESTO: EL MEJOR QUINTETO ESPAÑOL
DE TODOS LOS TIEMPOS
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Por Ricardo González
• 125CC: FILÓN PARA ESPAÑA
Por Mela Chércoles
• LAS CARRERAS DE TURISMOS SE ACERCAN
A SUS BODAS DE ORO
Por Rafa Payá
• ÍNTEGRO, EL NÚMERO 20 DE AS COLOR
DEL 5 DE OCTUBRE DE 1971
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