Nuevo León en el siglo XX Isabel Ortega, coordinadora Obra en tres tomos, Fondo Editorial de Nuevo León, Monterrey, 2007 (colección La Historia en la Ciudad del Conocimiento) Reseña de Miguel Ángel Ramírez Cesun Universidad [email protected] Monterrey, capital del estado de Nuevo León, es la principal ciudad industrial de México. Su tradición manufacturera, su peso en el conjunto de la economía mexicana, sus añejos vínculos con los mercados de Estados Unidos y su beligerante clase empresarial hacen de esta ciudad motivo permanente de interés y reflexión. Otras ciudades mexicanas tienen una historia industrial más larga que Monterrey, pero ninguna de ellas tiene una experiencia tan exitosa como el que presume con razón la compacta elite empresarial regiomontana, el llamado Grupo Monterrey. No es exagerado decir que la historia de Monterrey puede ser contada a partir de este pequeño grupo de empresarios y sus empresas. De hecho, así ha sido contada. Isidro Vizcaya, uno de los primeros historiadores del Grupo Monterrey, reconstruyó los orígenes de la industria regiomontana en clave de epopeya, haciendo de esta historia un elogio desbordado a los “capitanes de la industria” y las empresas que fundaron. Mario Cerutti, uno de los fundadores de la historiografía económica mexicana, más analítico y riguroso que Vizcaya, también contó esta historia como la historia de un clan familiar que logró mantener el rumbo en cada relevo generacional. En su prolija reconstrucción del linaje de la elite regiomontana, Cerutti mostró cómo los capitanes de la industria heredaron a sus hijos y nietos la propiedad de las empresas y éstos las hicieron crecer aún más, sorteando con inteligencia, audacia, suerte o ayuda del gobierno las demoledoras crisis económicas y políticas que enfrentaron. Algunos historiadores han puesto el énfasis en el activismo político del Grupo Monterrey, pero la mayoría de quienes se interesan en Monterrey han hecho historia económica más que historia política. Materia y ángulos de análisis no les faltan a los interesados. El problema es el carácter disperso y poco accesible que tiene su bibliografía y hemerografía. Afortunadamente, una iniciativa del gobierno del estado de Nuevo León ha recuperado una parte del acervo impreso. Con motivo del Foro Internacional de las Culturas, celebrado en 2007 en Monterrey, el Fondo Editorial de Nuevo León reeditó y reunió en una colección de nueve títulos libros y ensayos de interés historiográfico. Tres de estos títulos se dedican al tema de la industria: Los orígenes de la industrialización de Monterrey, de Isidro Vizcaya; Burguesía y capitalismo en Monterrey (1850-1910), de Mario Cerutti, y Nuevo León en el siglo xx, una antología en tres tomos coordinada por Isabel Ortega. Los dos primeros títulos son reediciones de obras clásicas para los expertos en el tema, el tercero reúne diversos artículos de varios autores, incluyendo uno de Cerutti y otro de Vizcaya. Nuevo León en el siglo xx es una veintena de ensayos algunos ya publicados en forma de artículos de revistas o como capítulos de libros o tesis de doctorado. 23 artículos y 20 autores componen esta antología. Su mayor mérito es la amplitud de miras. Pocas veces se reúnen en un mismo título aspectos tan variados y periodos tan amplios de la historia económica de una ciudad. Los ensayos de cinco autores destacan por encima del resto: “Revolución, reconstrucción económica y empresariado en Monterrey”, de Mario Cerutti, formador de historiadores en la Universidad Autónoma de Nuevo León (uanl) y fundador de la revista Siglo xix; “La confrontación de la elite regiomontana y el cardenismo, 19341940”, de Alex Zaragoza, profesor de la Universidad de California en Berkeley; “Las grandes empresas Escuela de Negocios /// CESUN-Universidad • Vol. 1 • núm. 2 • Octubre 2008 • pp. 63-64. 63 // regionales frente a la economía global”, de María de los Ángeles Pozas, profesora-investigadora de El Colegio de México; “La industria maquiladora en Monterrey”, de Anne Fouquet, profesora del Tecnológico de Monterrey (itesm), y “Condicionantes y características del segundo auge industrial, 19401970”, de Isabel Ortega Ridaura, investigadora de la Universidad de Monterrey (udem) y coordinadora de esta obra colectiva. Empero, la selección no es perfecta. No se incluyen otros autores que han contribuido al conocimiento de las empresas regiomontanas, como los investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (uam), Gabriela Dutreneit y Alexandre Vera-Cruz, que por separado estudiaron el tema del aprendizaje industrial en un par de empresas regiomontanas, la primera en Vidriera Monterrey y el segundo en la Cervecería Cuauhtémoc. Otra omisión notable es Michael Snodgrass, autor de una documentada historia comparada de la Fundidora Monterrey y la Cervecería Cuauhtémoc que cubre el periodo 1890-1942. Otros autores cuya exclusión hubiera sido injustificable, como Javier Rojas y Óscar Flores si se incluyen, pero con artículos que apenas tocan de manera incidental los temas que mejor manejan. La obra divide la historia económica de Monterrey en tres fases que corresponden vis-a-vis a sus tres tomos. El primer tomo se ocupa del periodo de 1885 a 1939. El segundo cubre el periodo de 1940 a 1982 y el tercero cubre hasta la actualidad. Más en detalle, los autores de esta antología se concentran en tres hitos históricos o acontecimientos memorables: el primero (1890-1910) y el segundo auge (1940-1960) industrial, y la quiebra de Alfa (1982). Con estos hitos como señales en el camino, la historia de Monterrey se interpreta como un continuo relevo generacional de empresas y familias de empresarios. Los autores de esta obra colectiva están de acuerdo que puede hablarse incluso de tres generaciones. La primera formada por empresas fundadas entre 1890 y 1920, la etapa inicial de la industrialización regiomontana; la segunda con empresas creadas entre 1940 y 1960, cuando la industria regiomontana adquirió alcance nacional, y la tercera y última generación formada por joint-ventures (alianzas) de empresas regiomontanas y empresas mundiales, que hacen sus aparición a mediados de la década de 1980, cuando Monterrey aumentó notablemente su actividad exportadora. // 64 Volumen 1, número 2, Octubre 2008 Para los lectores interesados en el tema de industrialización como proceso histórico, Nuevo León en el siglo xx ofrece la oportunidad de revisar algunas ideas aceptadas en el medio, como la teoría de la causación acumulativa de Gunnar Myrdal para quien las ventajas iniciales de una región económica facilitan su posterior desarrollo. Tratando de acomodar los acontecimientos históricos más relevantes en un horizonte temporal de largo plazo, los autores incluidos en esta antología se han preocupado por identificar los factores internos y externos que impulsan o frenan el progreso industrial. Para resumir los trabajos de estos autores, podría decirse que en el plano interno lo más importante ha sido una inusual mezcla de independencia empresarial y eficaces políticas de fomento industrial. Naturalmente, conciliar el interés público y los intereses privados no ha sido nunca, ni remotamente, tarea fácil. La historia de Monterrey tiene varios ejemplos de ruptura y feroz antagonismo. Pero la industria regiomontana y sus orgullosos capitanes difícilmente hubieran sobrevivido y aun progresar sin la generosa y oportuna ayuda que les prestó el gobierno en cada hecatombe financiera o desastre comercial que se atravesó en su camino. De la misma manera que es imposible que, en Monterrey, las políticas públicas de fomento hubieran tenido el éxito sin una clase empresarial educada, experimentada y disciplinada, como la regiomontana. Otros factores relevantes en el progreso industrial de esta ciudad que aparecen en el libro reseñado son una especie de regalos de la geografía, como su cercanía con Estados Unidos, o accidentes históricos, como la segunda guerra mundial o el triunfo del libre comercio. Para los lectores más interesados en el presente, esta obra puede ayudarlos a obtener una visión más completa y profunda de las oportunidades y problemas que la globalización significa para países como México, poniendo los cambios actuales en perspectiva histórica. Los autores que estudian esta última fase no son precisamente historiadores, pero recurren a la historia para dar cuenta del carácter innovador de las estrategias que han seguido las empresas de Monterrey para adaptarse a la competencia global de la forma relativamente exitosa en que lo han hecho.