Juicio de amparo 742/2012 AUDIENCIA CONSTITUCIONAL En la ciudad de San Luis Potosí, San Luis Potosí, a las once horas con veinticinco minutos del nueve de julio del dos mil doce, hora y fecha señaladas para que tenga lugar el desahogo de la audiencia constitucional en el presente juicio de amparo, ante José Luis Cruz Álvarez, Juez Tercero de Distrito del Estado de San Luis Potosí, ante la secretaria con quien actúa, licenciada Marcela Guadalupe Castro Núñez, que da fe, en los autos que integran el juicio de amparo 742/2012, promovido por **********, contra actos del Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad y otras autoridades, se procedió a su celebración. El Juez la declara abierta sin la comparecencia de las partes. Abierta la audiencia de ley, la secretaria hace una relación de las constancias que obran en autos, entre las que se encuentran: escrito inicial de demanda, proveído de siete de junio del dos mil doce, por el cual, se admitió a trámite, constancias de notificación a las partes de dicho proveído; con los informes justificados rendidos por las autoridades responsables, los cuales ya se encuentran glosados en autos; el pedimento suscrito por la representante social de la adscripción. El Juez acuerda: Se tiene por hecha la relación que antecede para todos los efectos legales a que haya lugar. Abierto el período de pruebas, la Secretaria da cuenta al Juez con las documentales que acompañó el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, como apoyo a su informe justificado. 1 El Juez acuerda: Con fundamento en el artículo 151 de la Ley de Amparo, se tienen por ofrecidas las pruebas documentales de referencia, las que se desahogan por su propia y especial naturaleza y serán valoradas en el momento oportuno, por lo que se cierra el período probatorio. Abierto el período de alegatos, la Secretaria tiene por reproducidos los formulados por la representante social de la adscripción, los cuales serán tomados en consideración al momento de resolver este juicio de amparo. No existiendo prueba o diligencia alguna pendiente de desahogo ni alegatos por acordar, se tiene por celebrada la etapa de audiencia constitucional en términos del acta que antecede, por ende, el Juez procedió al estudio de las constancias relativas, para dictar la sentencia siguiente.- Doy fe. JOSÉ LUIS CRUZ ÁLVAREZ. JUEZ TERCERO DE DISTRITO EN EL ESTADO DE SAN LUIS POTOSÍ. MARCELA GUADALUPE CASTRO NÚÑEZ. SECRETARIA DEL JUZGADO TERCERO DE DISTRITO EN EL ESTADO DE SAN LUIS POTOSÍ. 2 Juicio de amparo 742/2012 V I S T O S, para resolver los autos del juicio de amparo 742/2012, promovido por **********, contra actos del Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad y otras autoridades; y, R E S U L T A N D O: PRIMERO. Mediante escrito recibido el cinco de junio de dos mil doce, en la Oficina de Correspondencia Común de los Juzgados de Distrito en esta ciudad, remitido en esa propia fecha, por razón de turno a este Juzgado Tercero de Distrito en el Estado de San Luis Potosí, **********, demandó el amparo y protección de la justicia federal en favor de ********** en contra de las autoridades y actos que a continuación se precisan: III.AUTORIDADES RESPONSABLES: ORDENADORAS: A) C. JUEZ PRIMERO DEL RAMO PENAL;----EJECUTORAS: B) C. PROCURADOR DE JUSTICIA EN EL ESTADO; C) C. AGENTE DEL MINISTERIO PÚBLICO MESA V, ADSCRITA A LA UNIDAD ESPECIALIZADA EN DELITOS DE ACTO IMPACTO Y DELINCUENCIA ORGANIZADA; D) C. DIRECTOR DE LA POLICÍA MINISTERIAL DEL ESTADO;… IV.- LEY O ACTO QUE DE CADA AUTORIDAD SE RECLAMA:---DE LA ORDENADORA JUEZ PRIMERO DEL RAMO PENAL EL ACTO RECLAMADO LO CONSTITUYE LA ILEGALIDAD DE LA ORDEN DE ARRAIGO DECRETADA EN CONTRA DE MI HIJO ALBERTO CASTRO GARCIA, FUERA DE TODO PROCEDIMIENTO LEGAL; ADEMÁS EL ACTO RECLAMADO LO CONSTITUYE TAMBIÉN LA INCOMUNICACION, LA INTIMIDACION, EL TORMENTO AL QUE SE ENCUENTRA SOMETIDO MI HIJO ALBERTO CASTRO GARCIA, POR PARTE DE LAS AUTORIDADES SEÑALADAS COMO EJECUTORAS, PROCURADOR DE JUSTICIA EN EL ESTADO, AGENTE DEL MINISTERIO PÚBLICO MESA V, ADSCRITA A LA UNIDAD ESPECIALIZADA EN DELITOS DE ACTO IMPACTO Y DELINCUENCIA ORGANIZADA Y LA POLICÍA MINISTERIAL DEL ESTADO; CON MOTIVO DE LA ILEGAL ORDEN DE ARRAIGO DECRETADO EN CONTRA DE MI HIJO ALBERTO CASTRO GARCÍA, 3 DE LO CUAL TUVE CONOCIMIENTO EL DÍA DE HOY. SEGUNDO. Previa aclaración, por acuerdo de siete de junio de dos mil doce, se admitió la demanda de garantías quedando registrada con el número de expediente 742/2012, se solicitó a las autoridades responsables su informe justificado, se dio la intervención correspondiente al Agente del Ministerio Público Federal adscrito, y se fijó fecha y hora para el desahogo de la audiencia constitucional, la cual tuvo verificativo al tenor del acta que antecede; y C O N S I D E R A N D O: PRIMERO. El Juez Tercero de Distrito en el Estado San Luis Potosí, es competente para conocer y resolver este juicio de amparo conforme a los artículos 103, fracción I y 107 fracción VII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 36 de la Ley de Amparo; 48, 144, 145, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación; puntos Primero, fracción IX, Segundo, fracción IX y Cuarto, fracción IX, párrafo primero, del Acuerdo General 17/2012, emitido por el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal. SEGUNDO. La demanda de garantías fue promovida dentro del plazo de excepción que previene el artículo 22, fracción II, de la Ley de Amparo, pues unos de los actos reclamados por la parte quejosa en su demanda de garantías se hacen consistir en la orden de arraigo librada en su contra y su ejecución, los que son considerados como actos que implican un ataque a la libertad personal del agraviado. TERCERO. No son ciertos los actos reclamados de las autoridades responsables, Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, Procurador General de Justicia del Estado, Agente del 4 Juicio de amparo 742/2012 Ministerio Público mesa V adscrita a la Unidad Especializada en Delitos de Alto Impacto y Delincuencia Organizada, y Director General de la Policía Ministerial del Estado, consistentes en la incomunicación del quejoso, su intimidación y tormento, toda vez que las referidas autoridades niegan en sus informes justificados, tales actos reclamados, sin que exista en autos prueba en contrario que haya sido ofrecida por la parte quejosa que desvirtúe dichas negativas. (fojas 18, 19, 44 y 20 de autos) De igual manera, no es cierto el acto reclamado del Agente del Ministerio Público mesa V adscrita a la Unidad Especializada en Delitos de Alto Impacto y Delincuencia Organizada, consistente en la ejecución de la orden de arraigo decretada en contra del agraviado, dado que así se desprende del informe justificado rendido en autos de este expediente, sin que la parte quejosa haya ofrecido prueba alguna para desvirtuar tal negativa. (foja 44 de autos) Luego, al no acreditarse la existencia de los aludidos actos reclamados a tales autoridades responsables, procede decretar el sobreseimiento en este juicio de garantías, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 74, fracción IV, de la Ley de Amparo y en la Jurisprudencia número 284, visible a fojas doscientos treinta y seis, que aparece publicada en el Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, Compilación de 1917 a 2000, del epígrafe: INFORME JUSTIFICADO. NEGATIVA DE LOS ACTOS ATRIBUIDOS A LAS AUTORIDADES. CUARTO. Son ciertos los actos que se reclaman del Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, Procurador General de Justicia del Estado y Director General de la Policía Ministerial del Estado, consistentes en la orden de arraigo decretada en contra del agraviado y su ejecución, dado que así se desprende del contenido de los informes justificados y de las constancias allegadas a este expediente en vía de justificación, y a las que por 5 tratarse de documentales públicas, se les confiere pleno valor probatorio en términos de lo dispuesto por los artículos 129, 197 y 202 del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la Ley de Amparo. (fojas 36, 39 y 45 de autos) QUINTO. Previamente al estudio del fondo del asunto, se analizará la procedencia del juicio de garantías, lo aleguen o no las partes, por así establecerlo el artículo 73, última parte, de la Ley Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución General de la República y además por ser cuestión de orden público y de estudio preferente. En el caso, pudiera estimarse que se actualiza la causa de improcedencia prevista por la fracción X del artículo 73 de la Ley de Amparo; sin embargo, en aplicación del principio pro persona contenido en el artículo 1°, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se procederá a examinar si de acuerdo con las disposiciones contenidas en la Ley Fundamental y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, es dable interpretar el aludido numeral de la Ley de Amparo, de una manera favorable al peticionario de garantías, permitiendo librar el citado obstáculo jurídico que pudiera hacer nugatorio el goce y ejercicio del derecho humano a una tutela judicial efectiva, para así analizar el fondo de este asunto. En primer término, como antecedente, cabe destacar que de acuerdo a lo establecido por el artículo 2.1., inciso a), de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, suscrita por México el veintitrés de mayo de mil novecientos sesenta y nueve, y ratificada el veinticinco de septiembre de mil novecientos setenta y cuatro, por tratado debe entenderse: ….un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más 6 Juicio de amparo 742/2012 instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular;… Asimismo, debe mencionarse que desde la óptica del derecho internacional, existen varios principios que rigen las relaciones entre Estados. El primer principio general que se puede citar es el relativo a que un Estado no puede invocar derecho interno como excusa para el incumplimiento de las obligaciones contraídas frente a otros actores internacionales, y el cual se encuentra contenido expresamente en el numeral 27.1. de la referida Convención de Viena. El segundo de ellos –pacta sunt servanda–, previsto en el numeral 26 del citado instrumento convencional se refiere al compromiso de todo Estado de respetar de buena fe no únicamente el texto sino el espíritu del tratado internacional del cual un Estado sea parte; dicho principio lleva implícitas dos cuestiones, por un lado, que los Estados, a través de la celebración de tratados, contraen libremente obligaciones, con el objeto de que éstos sean aplicados y aquéllas cumplidas y, por otra parte, que el incumplimiento de un Estado parte de un tratado a las obligaciones contraídas, lo hace incurrir en responsabilidad internacional; esta regla supone que entre estas obligaciones contraídas libremente se encuentra la referente a que el Estado deberá adecuar su derecho interno a los compromisos internacionales asumidos. De lo antes señalado se sigue que todas las convenciones o tratados de naturaleza supranacional, incluyendo los suscritos por México, integran el denominado derecho convencional que forma parte del sistema jurídico de un país, en atención al referido principio pacta sunt servanda conforme al cual el Estado respectivo al contraer obligaciones frente a la comunidad internacional no debe desconocerlas con sólo invocar normas de derecho interno, pues ante cualquier desacato infundado se corre el riesgo de incurrir en responsabilidad internacional. 7 Además, los compromisos internacionales son asumidos por el Estado parte en su conjunto y comprometen a todas sus autoridades frente a la comunidad internacional, pues concretamente, en el caso de México, el Constituyente facultó al Presidente de la República para suscribir los tratados internacionales en su calidad de jefe de Estado y, de la misma manera, la intervención del Senado es a título de representante de la voluntad de las entidades federativas, el que por medio de su ratificación obliga a las autoridades de los Estados. En ese contexto, el veintidós de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos adoptó en la ciudad de San José, Costa Rica, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en tanto que el siete de mayo de mil novecientos ochenta y uno, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la mencionada Convención Americana también denominada Pacto de San José de Costa Rica, momento a partir del cual nuestro país, como Estado parte de tal ordenamiento supranacional, se comprometió a respetar los derechos y libertades reconocidos en éste y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que se encuentre sujeta a su jurisdicción, así como a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a lo dispuesto por la convención aludida, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los citados derechos y libertades. De igual forma, el diecisiete de diciembre de mil novecientos noventa y ocho, el Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, en uso de la facultad prevista por el artículo 62.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, promulgó el Decreto que contenía la Declaración para el reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, la cual, en palabras de Karlos A. Castilla Juárez, en su ponencia titulada El Control de Convencionalidad. Un nuevo 8 Juicio de amparo 742/2012 debate en México a partir de la sentencia del caso Radilla Pacheco., constituye el intérprete más autorizado de la Convención en cita y quien en última instancia establece qué alcance y sentido tiene un derecho o libertad allí contenido. Pues bien, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, particularmente, su ex Presidente Sergio García Ramírez, al resolver el Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala en el año de dos mil tres, utilizó por primera vez el término control de convencionalidad para hacer referencia a la confrontación de hechos internos como son leyes, actos administrativos, resoluciones jurisdiccionales, entre otros, con las disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, a fin de determinar si existe congruencia entre aquellos y éstas1, sin embargo, fue hasta la resolución del Caso Almonacid Arrellano vs. Chile cuando la Corte de que se trata se refirió expresamente a la locución control de convencionalidad, señalando al efecto que: …124. La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana. Bazán, Víctor, Estimulando Sinergias: De Diálogos Jurisdiccionales y Control de Convencionalidad, en El Control Difuso de Convencionalidad, Coord. Eduardo Ferrer MacGregor, Fundación Universitaria de Derechos, Administración y Política, S.C., México, 2012, p.p. 15 y 16. 1 9 Así, a través del transcurso del tiempo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha evolucionado el criterio relativo al alcance del control de convencionalidad en el ámbito interno de un Estado Parte, pues a la fecha ha involucrado en la obligación de ejercer dicho control a cualquier autoridad pública y no únicamente al Poder Judicial, según se constata de la lectura del Caso Trabajadores Cesados del Congreso vs. Perú, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México y Caso Gelman vs. Uruguay. El criterio antes referido fue reiterado por el citado Tribunal Interamericano en la sentencia de veintitrés de noviembre del dos mil nueve, pronunciada en el Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, pues al respecto estableció lo siguiente: …339. En relación con las prácticas judiciales, este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente de que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer un “control de convencionalidad” ex officio entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana… La aludida sentencia del Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, que fue condenatoria, resulta particularmente relevante para nuestro país, ya que influyó de manera decisiva y 10 Juicio de amparo 742/2012 determinante en la reforma al artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, efectuada en junio del dos mil once, y a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, admitiera expresamente que todos los jueces del país se encuentran constreñidos a ejercer, dentro de sus respectivas competencias, el control de convencionalidad y el control difuso de constitucionalidad, según se desprende de lo resuelto en el expediente varios 912/2010. Por lo que hace a la reforma constitucional aludida, cabe mencionar que el diez de junio del dos mil once, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto de reforma al artículo 1° de la Ley Fundamental, en los siguientes términos: Artículo 1°. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.---Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.---Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley… De la anterior transcripción se advierte, entre otras cosas, que a partir de la reforma constitucional de diez de junio del dos mil once, se elevaron a rango constitucional los derechos humanos protegidos tanto por la Carta Magna como por los tratados internacionales en que el Estado Mexicano sea parte, cuestión que implica la creación de una especie de bloque de constitucionalidad integrado ya no sólo por la ley fundamental sino 11 también por los referidos instrumentos supranacionales; asimismo, se incorporaron diversas herramientas que pretenden garantizar el respeto de los derechos humanos por parte de los operadores jurídicos, entre ellas, la interpretación conforme, el principio pro personae, los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad; y se impuso como obligación del Estado la prevención, investigación, sanción y reparación de violaciones a los derechos humanos. En otro aspecto, del contenido de la resolución emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el expediente Varios 912/2010 derivado del cumplimiento de la sentencia pronunciada en el Caso Radilla Pacheco vs. los Estados Unidos Mexicanos, se advierte lo siguiente: …27. De este modo, todas las autoridades del país, dentro del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos humanos contenidos en los instrumentos internacionales firmados por el Estado mexicano, sino también por los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal, adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo que se entiende en la doctrina como el principio pro persona. 28. Estos mandatos contenidos en el nuevo artículo 1º constitucional, deben leerse junto con lo establecido por el diverso artículo 133 de la Constitución Federal para determinar el marco dentro del que debe realizarse este control de convencionalidad, lo cual claramente será distinto al control concentrado que tradicionalmente operaba en nuestro sistema jurídico. 29. Es en el caso de la función jurisdiccional, como está indicado en la última parte del artículo 133 en relación con el artículo 1º en donde los jueces están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario establecidas en cualquier norma inferior. Si bien los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos humanos contenidos en la Constitución y 12 Juicio de amparo 742/2012 en los tratados (como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en los artículos 103, 107 y 105 de la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar estas normas inferiores dando preferencia a los contenidos de la Constitución y de los tratados en esta materia. 30. De este modo, el mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos debe ser acorde con el modelo general de control establecido constitucionalmente, pues no podría entenderse un control como el que se indica en la sentencia que analizamos si el mismo no parte de un control de constitucionalidad general que se desprende del análisis sistemático de los artículos 1º y 133 de la Constitución y es parte de la esencia de la función judicial. 31. El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán ejercer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente: * Todos los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1º y 133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; * Todos los derechos humanos contenidos en Tratados Internacionales en los que el Estado mexicano sea parte. * Criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos establecidos en las sentencias en las que el Estado mexicano haya sido parte, y criterios orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado mexicano no haya sido parte. 32. Esta posibilidad de inaplicación por parte de los jueces del país en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad de las leyes, sino que, precisamente, parte de esta presunción al permitir hacer el contraste previo a su aplicación. 33. De este modo, este tipo de interpretación por parte de los jueces presupone realizar tres pasos: A) Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del Estado mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. B) Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa que cuando hay varias interpretaciones 13 jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquélla que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos. C) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de división de poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado mexicano es parte… Esencialmente, en el expediente varios 912/2010 se reconoció de manera expresa la facultad que tienen todos los jueces del país para ejercer, dentro de sus respectivas competencias, el control de convencionalidad y el control difuso de constitucionalidad. Asimismo, en el citado expediente, se establecieron que los pasos a seguir para ejercer el control de constitucionalidad y convencionalidad, ex officio, en materia de derechos humanos, son los siguientes: a) Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los Jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del Estado Mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. b) Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los Jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los 14 Juicio de amparo 742/2012 derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos. c) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de división de poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de los Jueces, al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado Mexicano es parte. Sirve de sustento a lo anterior la tesis del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro III, Diciembre de 2011, página 552. PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. La posibilidad de inaplicación de leyes por los jueces del país, en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad de ellas, sino que, precisamente, parte de esta presunción al permitir hacer el contraste previo a su aplicación. En ese orden de ideas, el Poder Judicial al ejercer un control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos, deberá realizar los siguientes pasos: a) Interpretación conforme en sentido amplio, lo que significa que los jueces del país -al igual que todas las demás autoridades del Estado Mexicano-, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas con la protección más amplia; b) Interpretación conforme en sentido estricto, lo que significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquella que 15 hace a la ley acorde a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos; y, c) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Lo anterior no afecta o rompe con la lógica de los principios de división de poderes y de federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado Mexicano es parte. Posteriormente, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 331/2011 determinó que dentro del actual sistema jurídico mexicano, los jueces nacionales tanto federales como del orden común, se encuentran autorizados para emitir pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos consagrados por la Constitución Federal y por los tratados internacionales, con la única limitante de que los jueces nacionales, en los asuntos sometidos a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Carta Magna, no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, ya que solamente los órganos del Poder Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales, podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma al no ser conforme con la Constitución o los tratados internacionales, en tanto que las restantes autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos o a los instrumentos supranacionales en materia de derechos humanos. Ello dio origen, a la jurisprudencia por contradicción 18/2012 sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente a la Décima Época, aprobada en 16 Juicio de amparo 742/2012 sesión de fecha dieciocho de enero de dos mil doce, con el rubro y texto siguientes: CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD (REFORMA CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO DE 2011). Mediante reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, se modificó el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, rediseñándose la forma en la que los órganos del sistema jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con anterioridad a la reforma apuntada, de conformidad con el texto del artículo 103, fracción I, de la Constitución Federal, se entendía que el único órgano facultado para ejercer un control de constitucionalidad lo era el Poder Judicial de la Federación, a través de los medios establecidos en el propio precepto; no obstante, en virtud del reformado texto del artículo 1º constitucional, se da otro tipo de control, ya que se estableció que todas las autoridades del Estado mexicano tienen obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte, lo que también comprende el control de convencionalidad. Por tanto, se concluye que en el sistema jurídico mexicano actual, los jueces nacionales tanto federales como del orden común, están facultados para emitir pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal y por los tratados internacionales, con la limitante de que los jueces nacionales, en los casos que se sometan a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Norma Fundamental, no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues únicamente los órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales, podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme con la Constitución o los tratados internacionales, mientras que las demás autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los tratados internacionales en materia de derechos humanos. 17 Expuesto lo anterior, cabe precisar que la interpretación conforme, constituye la técnica hermenéutica por medio de la cual los derechos y libertades constitucionales son armonizados con los valores, principios y normas contenidos en los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos signados por los Estados, así como por la Jurisprudencia de los Tribunales Internacionales (y en ocasiones otras resoluciones y fuentes internacionales), para logar su mayor eficacia y protección.2 En efecto, la interpretación conforme o también denominada integradora es una cláusula habilitante de los derechos contenidos en los tratados, de tal suerte que, a priori, favorece la integración constitucional de los tratados, y de acuerdo con la jurisprudencia desarrollada por los organismos a cargo de su interpretación3. Asimismo, debe mencionarse lo que respecto a ese tópico, señala el Magistrado Santiago Nieto Castillo, Magistrado de la Sala Regional en Toluca, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el voto razonado de la sentencia dictada en el juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano JDC-401/2012: …la interpretación conforme, técnicamente es una variante de la interpretación sistemática, ya que consiste en armonizar a la norma cuestionada con el marco normativo aplicable, a efecto de darle coherencia con el sentido, contenido y directriz de los dispositivos afines de la Constitución federal y tratados internacionales, en el sentido que más favorezca a la persona.------Dicha interpretación conforme, sirve tanto para rechazar los significados de un enunciado que lo hagan incompatible con otras Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, Interpretación Conforme y Control Difuso de Convencionalidad. El Nuevo Paradigma para el Juez Mexicano, en El Control Difuso de Convencionalidad, Coord. Eduardo Ferrer Mac-Gregor, Fundación Universitaria de Derechos, Administración y Política, S.C., México, 2012, p. 123. 3 Caballero Ochoa, José Luis, La Corte Interamericana de Derechos Humanos frente a los tribunales nacionales. Algunas reflexiones sobre el caso mexicano, en García Ramírez, Sergio y Castañeda Hernández, Mireya, Recepción Nacional del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Admisión de la Competencia Contenciosa de la Corte Interamericana, UNAM-SER-Corte IDH, México, 2009, pp. 319 a 345. 2 18 Juicio de amparo 742/2012 normas del sistema, como para atribuir directamente un significado a un enunciado, ya que justifica no sólo la atribución de significados no incompatibles y el rechazo de significados que impliquen incompatibilidad, sino la atribución de aquel significado que haga al enunciado lo más coherente posible con el resto del ordenamiento.------Su principal manifestación es el principio de interpretación conforme con la Constitución y tratados internacionales, tanto a sus reglas, como a sus principios, y se fundamenta en el principio de conservación de las normas y en la coherencia del sistema jurídico. En ese orden de ideas, este Juzgado de Distrito, ejerciendo la facultad otorgada por el artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, procede a realizar la interpretación conforme, en sentido amplio, del artículo 73, fracción X, de la Ley de Amparo, con los postulados de la Ley Fundamental y del Pacto de San José de Costa Rica, como primer paso para ejercer el control de constitucionalidad y convencionalidad, ex officio, en materia de derechos humanos. En principio, resulta conveniente precisar el contenido de los artículos 1° y 17, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuyo contenido literal es: Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.------Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.------Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las 19 violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.------Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes.--------Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Artículo 17. …Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales. En el primero de los aludidos artículos constitucionales, se establece la obligación de cualquiera autoridad del país, para que, dentro de su ámbito competencial, velen por los derechos humanos contenidos no sólo en la Carta Magna, sino además en los tratados celebrados por el Estado Mexicano, favoreciendo en todo momento la protección más amplia para el individuo, esto es, analizando el contenido y alcance de tales prerrogativas a partir del principio pro personae. Se cita como apoyo a lo anterior, la tesis 1a. XXVI/2012 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima época, Libro V, Febrero de 2012, Tomo 1, página 659, con el rubor y texto siguientes: PRINCIPIO PRO PERSONAE. EL CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS HUMANOS DEBEN ANALIZARSE A PARTIR DE AQUÉL. El segundo párrafo del artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, exige que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con la propia Constitución y con los tratados internacionales de 20 Juicio de amparo 742/2012 los que México es parte, de forma que favorezca ampliamente a las personas, lo que se traduce en la obligación de analizar el contenido y alcance de tales derechos a partir del principio pro personae que es un criterio hermenéutico que informa todo el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en virtud del cual debe acudirse a la norma más amplia, o a la interpretación más extensiva cuando se trata de reconocer derechos protegidos, e inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o de su suspensión extraordinaria, es decir, dicho principio permite, por un lado, definir la plataforma de interpretación de los derechos humanos y, por otro, otorga un sentido protector a favor de la persona humana, pues ante la existencia de varias posibilidades de solución a un mismo problema, obliga a optar por la que protege en términos más amplios. Esto implica acudir a la norma jurídica que consagre el derecho más extenso y, por el contrario, al precepto legal más restrictivo si se trata de conocer las limitaciones legítimas que pueden establecerse a su ejercicio. Por tanto, la aplicación del principio pro personae en el análisis de los derechos humanos es un componente esencial que debe utilizarse imperiosamente en el establecimiento e interpretación de normas relacionadas con la protección de la persona, a efecto de lograr su adecuada protección y el desarrollo de la jurisprudencia emitida en la materia, de manera que represente el estándar mínimo a partir del cual deben entenderse las obligaciones estatales en este rubro. De igual modo, del contenido del citado precepto constitucional, se infiere la obligación de cualquier autoridad de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos atendiendo a los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, así como el deber del Estado mexicano de prevenir, investigar, sancionar y reparar la violación a aquellos derechos. En el segundo de los referidos preceptos de rango constitucional, se establece el derecho que cualquier persona tiene para que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes correspondientes. Así, el derecho a la tutela judicial efectiva implica, en primer término, el acceso a la jurisdicción, es decir, 21 que el gobernado pueda ser parte en un proceso judicial, dando con ello inicio a la función de los órganos jurisdiccionales y, en un segundo momento, el derecho que tiene el justiciable a obtener una sentencia sobre el fondo de la cuestión planteada y su cabal ejecución, pues es obligación de aquellos resolver los conflictos planteados por las partes de manera integral y completa, sin obstáculos o dilaciones innecesarias. Ahora bien, el artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone literalmente lo siguiente: ARTÍCULO 25.- Protección Judicial.-----1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente convención, aún cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.----2. Los Estados partes se comprometen:-----a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso;-----b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. En el transcrito precepto se consagra el derecho de cualquier persona a una garantía judicial específica, destinada a proteger a aquella, de manera efectiva, frente a la violación de sus derechos humanos reconocidos en tal instrumento internacional, en la Constitución o en ley. Asimismo, de la intelección del referido numeral se infiere que se establecen como obligaciones por parte del Estado, las siguientes: a) La creación de un recurso, esencialmente de naturaleza judicial; b) Que el recurso respectivo sea efectivo; 22 Juicio de amparo 742/2012 c) Que la víctima de la violación a derechos fundamentales pueda interponerlo; d) Que la autoridad competente sea quien decida sobre los derechos de la persona que interponga el recurso correspondiente; e) Que se desarrollen las posibilidades de recurso judicial; y, f) Que se garantice el cumplimiento de la decisión dictada a partir de la interposición del recurso respectivo. Así, puede concluirse, que el recurso judicial efectivo, tiene como finalidad primordial la no consumación de un daño al derecho de que se trate y la perspectiva de un remedio suficiente en relación con la violación denunciada. Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a través de casos contenciosos y opiniones consultivas, ha interpretando el contenido del artículo 25 de la invocada Convención, que consagra el derecho a un recurso judicial efectivo; un ejemplo de ello es la sentencia pronunciada en el Caso Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos, el seis de agosto de dos mil ocho, dentro de la cual el aludido Tribunal Interamericano, señaló: 78. El artículo 25.1 de la Convención establece, en términos generales, la obligación de los Estados de garantizar un recurso judicial efectivo contra actos que violen derechos fundamentales. Al interpretar el texto del artículo 25 de la Convención, la Corte ha sostenido que la obligación del Estado de proporcionar un recurso judicial no se reduce simplemente a la mera existencia de los tribunales o procedimientos formales o aún a la posibilidad de recurrir a los tribunales, sino que los recursos deben tener efectividad, es decir, debe brindarse a la persona la posibilidad real de interponer un recurso, en los términos de aquel precepto. La existencia de esta garantía “constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención”. Asimismo, conforme al artículo 25.2.b de la Convención, los Estados se 23 comprometen a desarrollar las posibilidades del recurso judicial. 79. A su vez, el deber general del Estado de adecuar su derecho interno a las disposiciones de dicha Convención para garantizar los derechos en ella consagrados, establecido en el artículo 2, incluye la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la observancia efectiva de los derechos y libertades consagrados en la misma, así como la adopción de medidas para suprimir las normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen una violación a las garantías previstas en la Convención. …100. Este Tribunal considera que el sentido de la protección otorgada por el artículo 25 de la Convención es la posibilidad real de acceder a un recurso judicial para que la autoridad competente y capaz de emitir una decisión vinculante determine si ha habido o no una violación a algún derecho que la persona que reclama estima tener y que, en caso de ser encontrada una violación, el recurso sea útil para restituir al interesado en el goce de su derecho y repararlo. Sería irrazonable establecer dicha garantía judicial si se exigiera a los justiciables saber de antemano si su situación será estimada por el órgano judicial como amparada por un derecho específico. …106. A efectos de cumplir su obligación convencional de establecer en el ordenamiento jurídico interno un recurso efectivo en los términos de la Convención, los Estados deben promover recursos accesibles a toda persona para la protección de sus derechos. Si una determinada acción es el recurso destinado por la ley para obtener la restitución del derecho que se considera violado, toda persona que sea titular de dicho derecho debe tener la posibilidad real de interponerlo. De igual forma, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al resolver el Caso Radilla Pacheco vs. los Estados Unidos Mexicanos, precisó: Al respecto, la Corte ha señalado que los Estados tienen la responsabilidad de consagrar normativamente y de asegurar la debida aplicación de los recursos efectivos y las garantías del debido proceso legal ante las autoridades competentes, que amparen a todas las personas bajo su jurisdicción contra actos que violen sus 295. 24 Juicio de amparo 742/2012 derechos fundamentales o que conlleven a la determinación de los derechos y obligaciones de éstas. 296. En este sentido, el Tribunal ha establecido que para que el Estado cumpla lo dispuesto en el artículo 25 de la Convención, no basta con que los recursos existan formalmente, sino que es preciso que tengan efectividad en los términos de aquel precepto. La Corte ha reiterado que dicha obligación implica que el recurso sea idóneo para combatir la violación y que sea efectiva su aplicación por la autoridad competente. Asimismo, resulta pertinente destacar el criterio sostenido al respecto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al pronunciar sentencia en el Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala, el diecinueve de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, la cual tiene el carácter únicamente de orientadora y no vinculante, al no haber sido parte los Estados Unidos Mexicanos en ese caso contencioso, lo anterior conforme a la tesis P. LXVI/2011, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1, página 550, con el rubro: CRITERIOS EMITIDOS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS CUANDO EL ESTADO MEXICANO NO FUE PARTE. SON ORIENTADORES PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEAN MÁS FAVORABLES A LA PERSONA EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 1o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL: 234. En cuanto a la violación del artículo 1.1, en concordancia con el artículo 25 de la Convención Americana, este Tribunal ha señalado en diversas ocasiones que toda persona tiene el derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales, “lo cual constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención. 25 235. También ha afirmado que la inexistencia de un recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la Convención constituye una transgresión de la misma por el Estado Parte en el cual semejante situación tenga lugar. En ese sentido debe subrayarse que, para que tal recurso exista, no basta con que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla. 237. Este Tribunal ha establecido que “[e]l artículo 25 se encuentra íntimamente ligado con la obligación general del artículo 1.1 de la Convención Americana, al atribuir funciones de protección al derecho interno de los Estados Partes”, de lo cual se desprende que el Estado tiene la responsabilidad de diseñar y consagrar normativamente un recurso eficaz, pero también la de asegurar la debida aplicación de dicho recurso por parte de sus autoridades judiciales. Así, de conformidad con los criterios hermenéuticos sostenidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se arriba a la conclusión de que no basta con que un recurso se encuentre previsto por la Constitución o la ley, o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere, además, que sea realmente adecuado y eficaz para determinar si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos, y para adoptar las medidas necesarias que permitan restablecer el derecho vulnerado. Es decir, la eficacia del recurso judicial se encuentra referida a que en caso de ser advertida una violación, el recurso debe ser útil para restituir al interesado en el goce de su derecho y repararlo. En consecuencia, de la interpretación conforme de los artículos 1° y 17 de la Carta Magna con el artículo 25.1 del Pacto de San José de Costa Rica, se sigue que la tutela judicial efectiva tiene como premisas las reseñadas a continuación: a) constituye un derecho incorporado en la esfera jurídica de todo gobernado para que en los plazos previstos en la normatividad aplicable, 26 Juicio de amparo 742/2012 pueda acceder a tribunales independientes e imparciales a plantear su pretensión o defenderse de la demanda en su contra; b) debe garantizar al gobernado el acceso ante la autoridad jurisdiccional competente a fin de resolver una cuestión concreta prevista en el sistema legal, es decir, todo aquel que tenga necesidad de que se le administre justicia tendrá plena seguridad de recibirla por los órganos jurisdiccionales permanentemente estatuidos, con antelación al conflicto, sin más condición que las formalidades necesarias, razonables y proporcionales; c) deben implementarse los mecanismos necesarios y eficaces para desarrollar la posibilidad del recurso judicial que permita cristalizar la prerrogativa de defensa; y, d) los juzgadores deben desarrollar la posibilidad del recurso judicial, eliminando formalismos que representen obstáculos para ello. Lo anterior encuentra apoyo, en lo que interesa, en la tesis III.4o. (III Región) 6 K (10a.), del Cuarto Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Tercera Región, con residencia en Guadalajara, Jalisco, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro VI, Marzo de 2012, Tomo 2, página 1481, con el rubro y texto: TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA. PARA LOGRAR LA EFICACIA DE ESE DERECHO HUMANO LOS JUZGADORES DEBEN DESARROLLAR LA POSIBILIDAD DEL RECURSO JUDICIAL. De la interpretación conforme de los artículos 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se advierte que la tutela judicial efectiva se compone de los siguientes postulados: a) el derecho a la administración de justicia o garantía de tutela jurisdiccional es un derecho público subjetivo incorporado en la esfera jurídica de todo gobernado para que, dentro de los plazos previstos en la legislación aplicable, pueda acceder a tribunales independientes e imparciales a plantear su pretensión o defenderse de la demanda en su contra; b) debe garantizarse al gobernado el acceso ante la autoridad jurisdiccional con atribuciones legales para resolver una cuestión 27 concreta prevista en el sistema legal, es decir, todo aquel que tenga necesidad de que se le administre justicia tendrá plena seguridad de recibirla por los órganos jurisdiccionales permanentemente estatuidos, con antelación al conflicto, sin más condición que las formalidades necesarias, razonables y proporcionales al caso para lograr su trámite y resolución; y, c) la implementación de los mecanismos necesarios y eficaces para desarrollar la posibilidad del recurso judicial que permita cristalizar la prerrogativa de defensa. Así, el poder público no puede condicionar o impedir el acceso a la administración de justicia, lo cual debe entenderse en el sentido de que la ley aplicable no deberá imponer límites a ese derecho, aunque sí la previsión de formalidades esenciales para el desarrollo del proceso, por lo que además de la normativa, los órganos encargados de administrar justicia deben asumir una actitud de facilitadores del acceso a la jurisdicción. Lo anterior no implica la eliminación de toda formalidad ni constituye un presupuesto para pasar por alto las disposiciones legislativas, sino por el contrario, ajustarse a éstas y ponderar los derechos en juego, para que las partes en conflicto tengan la misma oportunidad de defensa, pues la tutela judicial efectiva debe entenderse como el mínimo de prerrogativas con las cuales cuentan los sujetos. Por tanto, para lograr la eficacia del indicado derecho humano, los juzgadores deben desarrollar la posibilidad del recurso judicial, esto es, eliminar formalismos que representen obstáculos para ello. Lo anterior se ejemplifica en el caso de que se impugne un acto y el tribunal ante el que se interpuso la demanda advierta que es incompetente, en cuyo caso no debe sobreseer, sino señalar al particular cuál es la vía de impugnación procedente y remitir los autos al órgano jurisdiccional que deba conocer de él, el cual deberá inclusive otorgar la oportunidad de adecuar la pretensión a los requisitos previstos en los ordenamientos aplicables, sin perjuicio de que se analice la oportuna presentación del medio de defensa. Expuesto ello, cabe destacar el contenido de los artículos 103 y 107, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reformados mediante decreto publicado el seis de junio del dos mil once, en el Diario Oficial de la Federación: Artículo 103. Los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite: 28 Juicio de amparo 742/2012 I. Por normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección por esta Constitución, así como por los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte; II. Por normas generales o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los estados o la esfera de competencia del Distrito Federal, y III. Por normas generales o actos de las autoridades de los Estados o del Distrito Federal que invadan la esfera de competencia de la autoridad federal. Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes: I. El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que alegue que el acto reclamado viola los derechos reconocidos por esta Constitución y con ello se afecte su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico…. De lo transcrito con antelación se sigue que el juicio de amparo, a partir de la reforma constitucional antes anotada, se encuentra concebido dentro del marco constitucional mexicano, como una garantía cuyo objetivo primordial es la protección o salvaguarda de los derechos humanos reconocidos por la Carta Fundamental o por cualquier tratado internacional del que México sea parte. Ahora bien, el artículo 73 de la Ley de Amparo, establece las diversas causas de improcedencia que se pueden actualizar respecto del juicio de amparo, las cuales impiden que el órgano jurisdiccional analice el fondo de un asunto sometido a su potestad. 29 Resulta aplicable a ello, la jurisprudencia VII.1o.C. J/24 sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Séptimo Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIV, Octubre de 2006, página 1191, del contenido siguiente: DEMANDA DE AMPARO. SU DESECHAMIENTO IMPIDE ESTUDIAR LAS CUESTIONES DE FONDO. El artículo 73 de la Ley de Amparo establece de manera enunciativa, no limitativa, las causas de improcedencia del juicio de garantías; por tanto, si la demanda relativa se desecha por actualizarse cualquiera de las hipótesis previstas por el precepto invocado, no causa agravio la falta de estudio de los argumentos tendientes a demostrar la violación de garantías individuales por el acto reclamado de las autoridades responsables, en razón de que el desechamiento de la demanda impide el análisis ulterior de los problemas de fondo. Particularmente, el párrafo segundo de la fracción X del invocado artículo 73 de la Ley de Amparo, establece que cuando por vía de amparo indirecto se reclamen violaciones a los artículos 19 o 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sólo la sentencia de primera instancia hará que se consideren irreparablemente consumadas las violaciones para los efectos de la improcedencia establecida en este precepto, imponiendo a la autoridad judicial que conozca del proceso, la obligación de suspender el procedimiento en lo que concierne al agraviado, una vez cerrada la instrucción y hasta en tanto se le notifique la resolución que recaiga en el juicio de amparo pendiente. Al respecto, conviene precisar que en la Ley de Amparo de mil novecientos treinta y seis, el artículo 73, fracción X, estatuía lo siguiente: Artículo 73. improcedente: El juicio 30 de amparo es Juicio de amparo 742/2012 ...X. Contra actos emanados de un procedimiento judicial, cuando por virtud de cambio de situación jurídica en el mismo deban considerarse consumadas irreparablemente las violaciones reclamadas en el juicio promovido, por no poder decidirse, en dicho juicio, sin afectar la nueva situación jurídica. El aludido numeral fue modificado a través del decreto de veintinueve de diciembre de mil novecientos ochenta y tres, publicado en el Diario Oficial de la Federación el dieciséis de enero de mil novecientos ochenta y cuatro, para quedar en los términos siguientes: Artículo 73. improcedente: El juicio de amparo es …X. Contra actos emanados de un procedimiento judicial, o de un procedimiento administrativo seguido en forma de juicio, cuando por virtud de cambio de situación jurídica en el mismo deban considerarse consumadas irreparablemente las violaciones reclamadas en el procedimiento respectivo, por no poder decidirse en tal procedimiento sin afectar la nueva situación jurídica. De igual forma, por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el diez de enero de mil novecientos noventa y cuatro, se adicionó un segundo párrafo a la aludida fracción: …Cuando por vía de amparo indirecto se reclamen violaciones a los artículos 16, 19 o 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sólo la sentencia de primera instancia hará que se consideren irreparablemente consumadas las violaciones para los efectos de la improcedencia prevista en este precepto. La autoridad judicial que conozca del proceso penal suspenderá en estos casos el procedimiento en lo que corresponda al quejoso una vez cerrada la instrucción, y hasta que sea notificada de la resolución que recaiga en el juicio de amparo pendiente. Fundamentalmente, la diferencia entre las dos primeras transcripciones de la fracción X del artículo 73 de la Ley de Amparo, estriba en que inicialmente se hacía referencia a actos 31 emanados de un procedimiento judicial, en tanto que a la postre, tal supuesto se hizo extensivo a procedimientos administrativos seguidos en forma de juicio. Asimismo, en el segundo párrafo que fue adicionado a la fracción señalada con antelación, se instituyeron casos de excepción para la actualización de la causal de improcedencia por cambio de situación jurídica, siendo éstos los asuntos en que por vía de amparo indirecto se reclamaran violaciones a los artículos 16, 19 y 20 de la Ley Fundamental, en cuyo caso únicamente la sentencia de primera instancia, haría que se consideren irreparablemente consumadas las violaciones planteadas. Posteriormente, por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el ocho de febrero de mil novecientos noventa y nueve, se reformó el segundo párrafo antes aludido, quedando como a continuación se señala: …Cuando por vía de amparo indirecto se reclamen violaciones a los artículos 19 o 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, exclusivamente la sentencia de primera instancia hará que se considere irreparablemente consumadas las violaciones para los efectos de la improcedencia prevista en este precepto. La autoridad judicial que conozca del proceso penal, suspenderá en estos casos el procedimiento en lo que corresponda al quejoso, una vez cerrada la instrucción y hasta que sea notificada de la resolución que recaiga en el juicio de amparo pendiente… De lo anterior se colige que en esta nueva redacción del párrafo segundo de la fracción X del artículo 73 de la Ley de Amparo, se eliminó lo relativo a los asuntos en que por vía de amparo indirecto se reclamen violaciones al artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, como caso de excepción, para la actualización de la causal de improcedencia por cambio de situación jurídica, se establecía en la redacción anterior. 32 Juicio de amparo 742/2012 En la exposición de motivos de la aludida reforma a la Ley de Amparo, se hicieron las siguientes consideraciones: …Por otra parte, la reforma a la Ley de Amparo Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se justifica en la necesidad de adecuar las normas jurídicas a la realidad imperante, que día a día exige una evolución del derecho.------Se propone derogar el párrafo segundo de la fracción X del artículo 73, toda vez que en la actualidad, dicho dispositivo produce confusiones y duplicidad de procedimientos, imposibilita y aún interrumpe la función jurisdiccional, tanto al Juez constitucional como al Juez natural, al permitir que los procedimientos transcurran hasta que se dicte sentencia definitiva en el juicio de amparo, pues al mismo tiempo que se sigue el proceso penal ante el Juez natural, se tramita el juicio de control constitucional, contra la orden de aprehensión, pero con la incongruencia de que el hecho de que se conceda el amparo en estos casos, produce el efecto de anular todo lo actuado en el proceso ordinario y trae como consecuencia la libertad del encausado, no obstante que la privación de la libertad que éste sufre, ya no tiene como base la orden de aprehensión que se combatió en el amparo, sino un auto de formal prisión que con posterioridad le fue dictado, con la circunstancia de que para el momento de la concesión del amparo, pudieran haberse recabado nuevos elementos probatorios que hacen mayormente probable la responsabilidad penal del quejoso, de la comisión del delito que se le atribuye... Por su parte, en el dictamen respectivo, las Comisiones Unidas de Justicia y Estudios Legislativos, Primera Sección, de la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión, propusieron las siguientes modificaciones y adecuaciones a la legislación en materia de amparo. …Octavo. De acuerdo con el párrafo segundo de la fracción X del artículo 73 de la Ley de Amparo, existe la posibilidad, en la mayoría de los casos, de que los procesos penales sean anulados por el efecto del otorgamiento del amparo que se promueva contra una orden de aprehensión, a pesar de que se hubiere dictado el auto de formal prisión al quejoso, 33 sujetándolo al proceso correspondiente. En el caso particular, en la iniciativa se propone derogar totalmente el párrafo segundo del numeral de referencia, sin embargo, las comisiones dictaminadoras estiman la conveniencia de reformar dicho párrafo, en lugar de derogarlo, para excluir de él únicamente las cuestiones relativas a los amparos que se reclamen por violaciones al artículo 16 constitucional. No es saludable para el interés social, el que un inculpado, que eventualmente resultara favorecido por la sentencia de amparo contra la orden de aprehensión, habiéndose probado su culpabilidad en la fase de instrucción, se anularan, por efecto de dicha sentencia, las actuaciones del proceso penal, quedando en libertad aun cuando el Ministerio Público pudiera ejercer de nueva cuenta, con nuevos elementos, el ejercicio de la acción penal. Ello causaría irritabilidad social justificada. En este sentido, el consabido párrafo... En ese orden de ideas, se colige que si bien la finalidad de la reforma de que se trata era que en el juicio de garantías en el que se reclamaba una orden de aprehensión y con posterioridad se emitía el auto de formal prisión, no rigiera la excepción a la regla consistente en la actualización de la causal de improcedencia por cambio de situación jurídica, lo cierto es que todas las violaciones a las garantías contenidas en el artículo 16 constitucional quedaron fuera de esa excepción, en virtud de que dicho dispositivo fue suprimido. Expuesto lo anterior, a continuación se procede a destacar los antecedentes más importantes que se advierten de las constancias allegadas a los autos de este juicio de amparo, a las que por tratarse de documentales públicas, se les confiere pleno valor probatorio en términos de lo dispuesto por los artículos 129, 197 y 202 del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la Ley de Amparo: a) El treinta de abril del dos mil doce, el Agente del Ministerio Público del fuero común investigador Mesa I Especializada en Delincuencia Organizada, ordenó dar inicio a una averiguación por el delito de homicidio 34 Juicio de amparo 742/2012 ocurrido en Camino a Cerro de San Pedro número ********** en Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí. b) En esa propia fecha el citado representante social se constituyó en el domicilio ubicado en Camino a Cerro de San Pedro número **********en Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, a fin de asentar la fe ministerial del lugar mencionado y del cuerpo sin vida ahí encontrado. c) Con fecha treinta de abril del año en curso, ante el Agente del Ministerio Público del fuero común Investigador Mesa I Especializada para la Investigación y persecución de delitos de alto impacto, compareció ********** d) **********, compareció ante el Agente del Ministerio Público del fuero común Investigador mesa IV de Delitos de Alto Impacto a presentar denuncia en contra de quien resultara responsable en la comisión del delito de homicidio. e) El treinta de abril del año que transcurre, **********, compareció ante el Agente del Ministerio Público del fuero común investigador Mesa I Especializada en Delincuencia Organizada a rendir su correspondiente declaración. f) **********, rindieron declaración ante el Agente del Ministerio Público del fuero común Investigador Mesa I Especializada en Delincuencia Organizada, en relación con los hechos en que perdiera la vida ********** g) El propio treinta de abril de la anualidad que transcurre, el representante social adscrito a la Mesa I Especializada en Delincuencia Organizada, tuvo por recibido el parte informativo No. M0-2784/12 signado por elementos de la Dirección General de Seguridad Pública del Estado. 35 h) El Agente del Ministerio Público del fuero común Investigador Mesa I Especializada en Delincuencia Organizada agregó a los autos de la indagatoria de origen, el dictamen de necropsia suscrito por el Doctor ********** perito médico legista de la Dirección de Servicios Periciales y Medicina Forense de la Procuraduría General de Justicia del Estado. i) El dos de mayo del dos mil doce, se tuvo por recibido el oficio por el que Agentes de la Policía Ministerial del Estado, rindieron informe respecto de los hechos en los que perdió la vida **********. j) Ante el Agente del Ministerio Público del fuero común investigador Mesa I Especializada en Delincuencia Organizada, **********rindieron su respectivo testimonio. k) El tres de mayo del dos mil doce, el Agente del Ministerio Público del fuero común investigador mesa I Especializada en Delincuencia Organizada tuvo por recibido el oficio número 070/PME/LOBO/2012 suscrito por Agentes de la Policía Ministerial adscritos al Segundo Grupo de Investigación de Homicidios, a través del cual rindieron informe de investigación relativo a los hechos en que perdiera la vida **********. l) Los peritos químicos de la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, el ocho de mayo del dos mil doce, rindieron el dictamen en materia de identificación hematológica que les fue encomendado. m) El catorce de mayo del dos mil doce, ante el representante social adscrito a la mesa I Especializada en Delincuencia Organizada, **********, rindió su respectivo testimonio. n) Mediante oficio número 076/2012 los Agentes de la Policía Ministerial del Estado adscritos al Segundo Grupo 36 Juicio de amparo 742/2012 de Investigación de Homicidios, rindieron informe de continuidad de investigación en relación con los hechos indagados en la averiguación de origen. o) ********** nuevamente comparecieron ante el fiscal investigador a rendir su declaración respecto de los hechos indagados. p) A través del oficio 583/2012 los peritos en química forense de la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, rindieron el dictamen en materia de identificación sobre elementos filamentosos. q) Los Agentes de la Policía Ministerial del Estado adscritos al Segundo Grupo de Investigación de Homicidios, rindieron mediante oficio 83/PME/LOBO/2012 de veintiséis de mayo del dos mil doce, un informe preliminar de investigación. r) El veintiséis de mayo del dos mil doce, el representante social investigador, ordenó recabar la declaración ministerial de **********, en su carácter de inculpado, respecto de los hechos investigados; lo cual ocurrió a las catorce horas con treinta minutos de esa propia fecha. s) Con fecha veintiocho de mayo del dos mil doce, la Agente del Ministerio Público Mesa I Especializada en Delitos de Delincuencia Organizada, al estimar que se encontraban reunidos los requisitos que para obsequiar una orden de arraigo domiciliario exigen los ordinales 16, párrafo séptimo y el ordinal Décimo Primero transitorio de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, solicitó al Juez del Ramo Penal en turno en esta ciudad, lo siguiente: …UNICO.- Este Órgano Investigador del ilícito solicita a su Señoría obsequie ORDEN DE ARRAIGO DOMICILIARIO en contra del Señor ********** (alias) “EL **********”, así como de **********(alias) “**********”, en contra de quienes se prepara el ejercicio de la acción 37 penal por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de HOMICIDIO CALIFICADO A TITULO DE AUTOR MATERIAL por lo que hace a **********alias “**********”, Y A TÍTULO DE CORRESPONSABLE por lo que hace a **********alias “********** en agravio de **********, ilícitos previstos en los artículos 107, 113, 123 fracciones II y III, 8° fracción II y 9° todos del Código Penal Vigente en el Estado. Medida precautoria que se solicita se conceda por el término de 30 días naturales, la cual se cumplirá en el domicilio ubicado en el número ********** de la calle Abasolo, Zona Centro de esta Ciudad, con la vigilancia de esta Representación Social y su auxiliar Directo la Policía Ministerial del Estado; hasta en tanto sea debidamente integrada la averiguación previa que se instruye en su contra, y en su momento determinar su situación jurídica. Asimismo, se solicita a su Señoría, que de considerarse legalmente procedente la medida precautoria solicitada, se expida por duplicado fotocopia certificada de la resolución correspondiente… t) El Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, el veintiocho de mayo del año en curso, determinó lo siguiente: …Por lo tanto debe considerarse que en el caso se encuentran satisfechos los requisitos que se desprenden de la redacción de los artículos 3° fracción III y 168 del Código de Procedimientos Penales para declarar procedente decretar la Orden de Arraigo domiciliario solicitada por la C. Agente del Ministerio Público del Fuero común Investigador Mesa I de la Unidad Especializada en Delitos de Delincuencia en contra de ********** alias ********** y ********** alias “**********”…PRIMERO.- Resulta procedente decretar y por ende se decreta EL ARRAIGO DOMICILIARIO en contra de ********** alias “**********” y **********alias “**********”; respecto de quien se prepara el ejercicio de la acción penal por su probable responsabilidad penal en la comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO, por un término que no exceda de 12 DOCE días naturales en el domicilio ubicado en la calle de Abasolo número ********** de la Zona Centro de esta ciudad, a costa de la Procuraduría General de Justicia del Estado, debiéndosele proporcionar si el caso lo amerita los alimentos correspondientes, a fin de salvaguardar la integridad física de los Arraigados; debiendo quedar a Cargo de Ministerio Público y de los Policías Ministeriales a su cargo, el estricto cumplimiento en el respeto de los derechos humanos de los arraigados, entre los que se encuentra el que no sean incomunicados; agregándose al término de los 12 días mencionados, deberán de quedar 38 Juicio de amparo 742/2012 en libertad siempre y cuando no exista un Mandamiento de captura librado en su contra. u) El nueve de junio del dos mil doce, se levantó la medida cautelar de arraigo decretada en contra del peticionario de garantías, y en esa propia fecha, elementos de la Policía Ministerial del Estado, ejecutaron la orden de aprehensión librada en su contra por el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, dejándolo a su disposición interno en el Centro de Reinserción Social número Uno, La Pila, de esta ciudad. v) A través de la interlocutoria emitida el quince de junio del dos mil doce, el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, dictó auto de formal prisión en contra del quejoso y su coinculpado, al estimarlos probables responsables en la comisión de los ilícitos de homicidio y robo calificado. Pues bien, realizando una interpretación conforme –criterio para evitar antinomias y mantener la validez de una porción normativa, y que permite dotar a ésta de otros alcances, consecuencias o contenido– del artículo 73, fracción X, de la Ley de Amparo, en correlación con los artículos 1° y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y con el numeral 25.1 del Pacto de San José de Costa Rica, se sigue que cuando en vía de amparo se aleguen violaciones a los artículos 16, párrafo octavo, 19 y 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, exclusivamente la sentencia de primera instancia hará que se consideren irreparablemente consumadas. Lo anterior se afirma así, toda vez que para que el juicio de amparo sea considerado como un recurso judicial efectivo contra violaciones a los derechos fundamentales, particularmente en su aspecto de reparación, se estima necesaria la interpretación integradora del citado precepto del artículo 73, fracción X, de la Ley de Amparo, en correlación de los numerales 1° y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y el 25.1 39 del Pacto de San José de Costa Rica, para concluir que en el caso en que se reclame una orden de arraigo, el eventual dictado del auto de formal prisión, no actualiza la causa de improcedencia relativa al cambio de situación jurídica, dado que ello contravendría el derecho humano a una tutela judicial efectiva, pues se privaría al inculpado de la posibilidad de poder recurrir a través de este instrumento constitucional las posibles violaciones en el dictado de tal medida cautelar, que evidentemente podrían verse proyectadas sobre todo lo actuado con posterioridad en el procedimiento respectivo, viciándolo desde su origen. En efecto, este órgano jurisdiccional estima que si bien el juicio de amparo se encuentra concebido formalmente como un instrumento o garantía para salvaguardar los derechos humanos cuya transgresión se reclama, sin embargo, para que cumpla con tal objetivo es indispensable que éste tenga efectividad, es decir, que dé resultado y proporcione una verdadera reparación a la víctima de violaciones a los derechos fundamentales; de ahí que cuando se combata vía amparo indirecto, la emisión de una orden de arraigo, el Juez de Distrito, como garante de derechos, se encuentra en posibilidad de analizar en cualquier estadio procesal y hasta antes del dictado de la sentencia de primera instancia, las violaciones alegadas por la parte peticionaria de garantías, ya que de estimar que el auto de formal prisión conlleva un cambio de situación jurídica y que origina que aquellas violaciones se consideren consumadas irreparablemente, se impediría al ciudadano controvertir las posibles arbitrariedades cometidas en el pronunciamiento de dicha medida cautelar, no obstante que éstas pudieran incidir en el procedimiento que eventualmente se instruya en su contra. Máxime si se toma en consideración que de la exposición de motivos que dio origen a la reforma del párrafo segundo del artículo 73, fracción X, de la Ley de Amparo, publicada en el decreto de ocho de febrero de mil novecientos noventa y nueve, 40 Juicio de amparo 742/2012 se desprende que el objeto de la citada reforma era excluir únicamente la orden de aprehensión reclamada como acto violatorio de la garantía de legalidad consagrada en el precepto 16 de nuestra Carta Magna; fecha en la que, incluso, la institución jurídica del arraigo no se encontraba prevista en la Ley Fundamental. En esa tesitura, lo procedente es que se armonice el contenido del mencionado numeral 73, fracción X, de la Ley de Amparo, con los artículos 1° y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y con el numeral 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, para hacerlo coherente con tales ordenamientos y así concluir que aun cuando en el caso concreto, el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, ya emitió auto de formal prisión en contra del quejoso, ello en modo alguno actualiza la causa de improcedencia prevista en el primero de los invocados preceptos legales, y por ende, lo procedente es abordar el estudio de la orden de arraigo reclamada. SEXTO. En el caso, se determina innecesario realizar la transcripción de la resolución combatida, así como los conceptos de violación que expresó la parte quejosa, pues la primera de tales constancias se encuentra dentro de las pruebas que el Juez responsable, envió como apoyo a su informe justificado y los segundos, dentro del capítulo respectivo en el escrito de demanda de garantías, los que se tienen por reproducidos como si a la letra se insertara; se cita como apoyo a lo anterior, el criterio que aparece publicado en la página 406, del Tomo IX, Abril de 1992, correspondiente a la Octava Época, Semanario Judicial de la Federación, que a continuación se transcribe: ACTO RECLAMADO. NO ES NECESARIO TRANSCRIBIR SU CONTENIDO EN LA SENTENCIA DE AMPARO. De lo dispuesto por el artículo 77, 41 fracción I, de la Ley de Amparo, sólo se infiere la exigencia relativa a que las sentencias que se dicten en los juicios de amparo contengan la fijación clara y precisa de los actos reclamados, y la apreciación de las pruebas conducentes para tener o no por demostrada su existencia legal, pero no la tocante a transcribir su contenido traducido en los fundamentos y motivos que los sustentan, sin que exista precepto alguno en la legislación invocada, que obligue al juzgador federal a llevar a cabo tal transcripción, y además, tal omisión en nada agravia al quejoso, si en la sentencia se realizó un examen de los fundamentos y motivos que sustentan los actos reclamados a la luz de los preceptos legales y constitucionales aplicables, y a la de los conceptos de violación esgrimidos por el peticionario de garantías. De igual manera, la jurisprudencia por contradicción número 2a./J. 58/2010, sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXI, Mayo de 2010, página 830, que a continuación se transcribe: CONCEPTOS DE VIOLACIÓN O AGRAVIOS. PARA CUMPLIR CON LOS PRINCIPIOS DE CONGRUENCIA Y EXHAUSTIVIDAD EN LAS SENTENCIAS DE AMPARO ES INNECESARIA SU TRANSCRIPCIÓN. De los preceptos integrantes del capítulo X “De las sentencias”, del título primero “Reglas generales”, del libro primero “Del amparo en general”, de la Ley de Amparo, no se advierte como obligación para el juzgador que transcriba los conceptos de violación o, en su caso, los agravios, para cumplir con los principios de congruencia y exhaustividad en las sentencias, pues tales principios se satisfacen cuando precisa los puntos sujetos a debate, derivados de la demanda de amparo o del escrito de expresión de agravios, los estudia y les da respuesta, la cual debe estar vinculada y corresponder a los planteamientos de legalidad o constitucionalidad efectivamente planteados en el pliego correspondiente, sin introducir aspectos distintos a los que conforman la litis. Sin embargo, no existe prohibición para hacer tal transcripción, quedando al prudente arbitrio del juzgador realizarla o no, atendiendo a las características especiales del caso, sin demérito de que para satisfacer los principios de 42 Juicio de amparo 742/2012 exhaustividad y congruencia se estudien los planteamientos de legalidad o inconstitucionalidad que efectivamente se hayan hecho valer. SÉPTIMO. Por las razones expuestas a continuación, este juzgado federal estima que los conceptos de violación esgrimidos por la parte quejosa, suplidos en su deficiencia, tal y como lo autoriza el artículo 76 Bis, fracción II, de la Ley de Amparo, resultan esencialmente fundados y suficientes, para otorgarle la protección constitucional que solicita. Como quedó asentado con antelación, el acto reclamado consiste en la orden de arraigo decretada por el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, el veintiocho de mayo de dos mil doce, en contra del agraviado y su ejecución. Previo a analizar la cuestión de fondo en este asunto, se estima necesario hacer algunas consideraciones acerca de la institución jurídica del arraigo en materia penal. El arraigo en materia penal puede conceptuarse como la medida cautelar temporal y personal decretada por un órgano jurisdiccional a petición de parte, que subordina a un sujeto para no abandonar un espacio geográfico específico –toda una demarcación o un domicilio– en virtud de la investigación de hechos posiblemente constitutivos de delito (lato sensu); es decretada por un órgano judicial a petición del ministerio público, que busca preservar la investigación, evitando que el imputado se sustraiga a la acción de la justicia cuando exista el riesgo fundado de que esto sea posible, para favorecer la integración y perfeccionamiento de la averiguación previa, logrando con ello que esta tenga como resultado el ejercicio de la acción penal y a posteriori, el libramiento de una orden de aprehensión (strictu sensu).4 4 Embris Vásquez, José Luis, Medidas cautelares, su transición al sistema acusatorio, 43 Inicialmente en México, la institución jurídica del arraigo no se encontraba prevista a nivel constitucional, únicamente en diversos Códigos de Procedimientos Penales de las entidades federativas. Así, el diecinueve de septiembre de dos mil cinco, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la acción de inconstitucionalidad 20/2003, determinó que el artículo 122 bis del Código de Procedimientos Penales del Estado de Chihuahua, que establecía la medida cautelar del arraigo, violaba la libertad de tránsito consagrada en el numeral 11 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y la garantía de libertad personal estatuida en los artículos 16, 18, 19, 20 y 21 de la Constitución Federal. No obstante el anterior criterio sustentado por el Tribunal Máximo del país, el dieciocho de junio de dos mil ocho, se reformó, entre otros, el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para incluir en sus párrafos octavo y noveno, la medida cautelar denominada arraigo, en los siguientes términos: Artículo 16. …La autoridad judicial, a petición del Ministerio Público y tratándose de delitos de delincuencia organizada, podrá decretar el arraigo de una persona, con las modalidades de lugar y tiempo que la ley señale, sin que pueda exceder de cuarenta días, siempre que sea necesario para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Este plazo podrá prorrogarse, siempre y cuando el Ministerio Público acredite que subsisten las causas que le dieron origen. En todo caso, la duración total del arraigo no podrá exceder los ochenta días. Por delincuencia organizada se entiende una organización de hecho de tres o más personas, para adversarial y oral en México, Ed. Porrúa, México, 2011, p. 240. 44 Juicio de amparo 742/2012 cometer delitos en forma permanente o reiterada, en los términos de la ley de la materia. Así también, el artículo Décimo Primero Transitorio del citado Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho, estableció lo siguiente: Décimo Primero. En tanto entra en vigor el sistema procesal acusatorio, los agentes del Ministerio Público que determine la ley podrán solicitar al juez el arraigo domiciliario del indiciado tratándose de delitos graves y hasta por un máximo de cuarenta días. Esta medida será procedente siempre que sea necesaria para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. En conclusión, para el libramiento de una orden de arraigo, la Carta Magna estable como requisitos: a) Que sea peticionada por el Agente del Ministerio Público de la Federación; b) Que se esté integrando una averiguación previa por un delito de delincuencia organizada, o en su caso, grave; y, c) Que sea necesario para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Expuesto ello, resulta necesario acotar que los derechos humanos pueden conceptuarse como aquellos derechos fundamentales que el hombre posee por el hecho de ser hombre, por su propia naturaleza y dignidad; derechos que le son inherentes, y que lejos de nacer de una concesión de la sociedad política, han de ser por ésta consagrados y garantizados.5 5 Bidart Campos, Germán J., Teoría general de los derechos humanos. Ed. Astrea, p. 5. 45 Sin embargo, aun cuando el ser humano ha sido siempre titular de esos derechos fundamentales, no fue sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la comunidad internacional comenzó a diseñar diversos instrumentos y mecanismos de naturaleza internacional para lograr la promoción y protección efectiva de esos derechos humanos. Así fue como los tratados internacionales, en tanto acuerdos celebrados consensualmente entre los estados partes, se convirtieron en la primordial fuente internacional de obligaciones en materia de derechos humanos, cuyo propósito o fin perseguido fue el reconocimiento de las prerrogativas emanadas de la dignidad humana. Pero además de ello, también se creó un orden público de carácter internacional con la finalidad primordial de brindar protección al ser humano y reconocerlo como un verdadero sujeto de derechos, lo anterior a través de esquemas tanto universales como regionales de promoción y protección de derechos humanos. El sistema internacional universal en materia de promoción y protección de derechos humanos deriva de la acción de las Naciones Unidas y resulta de la Carta de la Naciones Unidas, de la Declaración Universal de Derechos Humanos de mil novecientos cuarenta y ocho, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros. El referido sistema internacional universal coexiste con tres sistemas regionales de promoción y protección de los derechos humanos, a saber, el sistema europeo, el sistema americano y el sistema africano. 46 Juicio de amparo 742/2012 Concretamente, el sistema regional americano, comprende a todos los países signatarios de la Declaración Americana de los Derechos y los Deberes del Hombre, así como de la Convención Americana de Derechos Humanos. Esta última Convención también denominada Pacto de San José establece dos órganos para asegurar debidamente su cumplimiento, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, creada hacia el año de mil novecientos cincuenta y nueve, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, creada en mil novecientos sesenta y nueve, siendo esta última el órgano del sistema interamericano con competencia contenciosa vinculante, al ser la encargada de resolver los casos en que se alega violación por parte de un Estado miembro de los derechos humanos previstos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, además de ser la autorizada para interpretarla. Como ya se dijo en párrafos precedentes, el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, el veintidós de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve, adoptó en la ciudad de San José, Costa Rica, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en tanto que el siete de mayo de mil novecientos ochenta y uno, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la mencionada Convención Americana también denominada Pacto de San José de Costa Rica, momento a partir del cual nuestro país, como Estado parte de tal ordenamiento supranacional, se comprometió a respetar los derechos y libertades reconocidos en éste y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que se encuentre sujeta a su jurisdicción, así como a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a lo dispuesto por la convención aludida, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los citados derechos y libertades. 47 Asimismo, como quedó establecido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, fue quien comenzó a utilizar la locución control de convencionalidad para hacer referencia al análisis de compatibilidad de las normas internas con el Pacto de San José de Costa Rica, que se encuentra obligado a realizar, ex officio, cualquier órgano del Poder Judicial, a fin de velar por el efecto útil de la citada convención. El anterior razonamiento fue reiterado por el aludido Tribunal Interamericano en la sentencia condenatoria al Estado Mexicano de veintitrés de noviembre del dos mil nueve, pronunciada en el Caso Radilla Pacheco, la cual trajo como consecuencia que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolviera en el expediente varios 912/2010 que todos los jueces del país se encuentran constreñidos a ejercer, dentro de sus respectivas competencias, el control de convencionalidad y el control difuso de constitucionalidad. Criterio el anterior que fue sostenido por la Primera Sala del Supremo Tribunal Mexicano, al resolver la contradicción de tesis 331/2011, y que dio origen a la jurisprudencia por contradicción 18/2012, cuyo rubro es: CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD (REFORMA CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO DE 2011). De lo reseñado con antelación, y por las razones expuestas a continuación, este órgano jurisdiccional considera que el Juez responsable, soslayando lo dispuesto por el artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, omitió ejercer un control de constitucionalidad y convencionalidad, ex officio, en materia de derechos humanos a fin de determinar si el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, con base en el cual decretó arraigo domiciliario en contra de **********, contraviene o no algún derecho humano contenido en la Constitución Política de los 48 Juicio de amparo 742/2012 Estados Unidos Mexicanos y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, particularmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En ese orden de ideas, se procederá a analizar si el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, es compatible o no con los postulados de la citada Carta Magna y del aludido Pacto de San José de Costa Rica. Previo a lo anterior, cabe señalar que en el caso no es procedente realizar una interpretación conforme en sentido amplio ni en sentido estricto para con ello derivar en su aplicación. Esto es así, porque la intelección de la norma –artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí–, no puede ser realizada a la luz del orden jurídico y conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución Federal y en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, ya que derivado de la propia Carta Magna y de la Convención Americana sobre Derechos humanos, se colige que la norma por sí misma no es compatible con la Ley Fundamental ni con la Convención Americana sobre Derechos Humanos, lo cual excluye necesariamente el trabajo hermenéutico de la porción normativa de referencia. Asentado lo anterior, se precisa el contenido del mencionado artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para esta entidad federativa, que dispone textualmente lo siguiente: Artículo 168. La autoridad judicial podrá, a petición del Ministerio Público, decretar el arraigo domiciliario o imponer la prohibición de abandonar una demarcación geográfica sin su autorización, a la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal, siempre y cuando exista el riesgo fundado de que se sustraiga a la acción de la justicia. Corresponderá al Ministerio Público y a sus auxiliares 49 vigilar que el mandato de la autoridad judicial sea debidamente cumplido.-----El arraigo domiciliario o la prohibición de abandonar una demarcación geográfica se prolongarán por el tiempo estrictamente indispensable, no debiendo exceder de treinta días naturales en el caso del arraigo, y de sesenta días naturales en el de la prohibición de abandonar una demarcación geográfica.----Cuando el afectado pida que el arraigo o la prohibición de abandonar una demarcación geográfica queden sin efecto, la autoridad judicial decidirá, escuchando al Ministerio Público y al afectado, si deben o no mantenerse. Dicho artículo revela que en el Estado de San Luis Potosí, la autoridad judicial podrá decretar el arraigo domiciliario o imponer la prohibición de abandonar una demarcación geográfica sin su autorización, previa solicitud del Agente del Ministerio Público, a la persona contra quien se prepare el ejercicio de la acción penal, siempre y cuando exista el riesgo fundado de que se sustraiga de la acción de la justicia. La duración del arraigo es por el tiempo estrictamente indispensable, pero no podrá exceder de treinta días naturales. Así, la citada institución procesal penal contenida en el ya mencionado numeral 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, tiene como efecto la privación de la libertad personal del sujeto arraigado, dado que el obligar a una persona a permanecer dentro de un determinado inmueble bajo la vigilancia de la autoridad investigadora y persecutora, impidiéndole realizar cualesquiera de las actividades que cotidianamente ejecuta, indiscutiblemente tiene como consecuencia que el arraigado no pueda obrar con pleno albedrío, esto es, se le impide salir de dicho inmueble, lo que se traduce en la afectación de su libertad. Resulta aplicable a ello, en lo que interesa, la jurisprudencia 1a./J. 78/99 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia 50 Juicio de amparo 742/2012 de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo X, Noviembre de 1999, página 55, que establece: ARRAIGO DOMICILIARIO, ORDEN DE. AFECTA LA LIBERTAD PERSONAL. La orden de arraigo domiciliario prevista por el artículo 133 bis del Código Federal de Procedimientos Penales, antes y después de su reforma mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha ocho de febrero de mil novecientos noventa y nueve, al obligar a la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal siempre y cuando exista el riesgo fundado de que se sustraiga a la acción de la justicia, a permanecer en un domicilio bajo la vigilancia de la autoridad investigadora y persecutora, trae como consecuencia la inmovilidad de su persona en un inmueble, por tanto, es un acto que afecta y restringe la libertad personal que puede ser susceptible de suspensión en términos de lo dispuesto por los artículos 130, 136 y demás relativos de la Ley de Amparo, si para ello se cumplen los requisitos exigidos por la misma ley. Por su parte, como ya se dijo con antelación, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su numeral 16, párrafos octavo y noveno, prevé la institución jurídica del arraigo, en los siguientes términos: Artículo 16. …La autoridad judicial, a petición del Ministerio Público y tratándose de delitos de delincuencia organizada, podrá decretar el arraigo de una persona, con las modalidades de lugar y tiempo que la ley señale, sin que pueda exceder de cuarenta días, siempre que sea necesario para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Este plazo podrá prorrogarse, siempre y cuando el Ministerio Público acredite que subsisten las causas que le dieron origen. En todo caso, la duración total del arraigo no podrá exceder los ochenta días. Por delincuencia organizada se entiende una organización de hecho de tres o más personas, para cometer delitos en forma permanente o reiterada, en los términos de la ley de la materia. 51 De igual manera, el artículo Décimo Primero Transitorio del Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho, establece lo siguiente: Décimo Primero. En tanto entra en vigor el sistema procesal acusatorio, los agentes del Ministerio Público que determine la ley podrán solicitar al juez el arraigo domiciliario del indiciado tratándose de delitos graves y hasta por un máximo de cuarenta días. Esta medida será procedente siempre que sea necesaria para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. En este contexto, al contrastar el texto del artículo 16, párrafos octavo y noveno, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el artículo Décimo Primero Transitorio del Decreto en mención publicado en el Diario Oficial de la Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho, con el contenido del diverso artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para esta entidad federativa, se arriba a la conclusión que éste contraviene aquéllos. Se afirma lo anterior, dado que basta la simple lectura del mencionado artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para advertir que en él se restringe la medida cautelar del arraigo únicamente a delitos de delincuencia organizada, o en su caso, el arraigo domiciliario a delitos graves en términos del ordinal Décimo Primero Transitorio del Decreto en mención, en tanto que el código adjetivo para esta entidad lo prevé para cualquier tipo de delito. Ahora, como quedó asentado con antelación, en el caso, el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, decretó orden de 52 Juicio de amparo 742/2012 arraigo domiciliario en contra del aquí quejoso por su presunta responsabilidad en la comisión del delito de homicidio calificado; el cual se encuentra previsto como grave de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 407 del Código de Procedimientos Penales para el Estado Libre y Soberano de San Luis Potosí. Sin embargo, aun cuando dicho ilícito se encuentra previsto como grave en la legislación local, lo cierto es que el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, en el cual se basó el Juez de la causa para decretar la orden de arraigo en contra del solicitante del amparo, no hace distinción alguna en cuanto a que sólo respecto de delitos graves sea procedente dictar la citada medida cautelar, sino que en contravención a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el invocado numeral prevé que la orden de arraigo puede decretarse respecto de cualquier ilícito sea grave o no. En ese tenor, se arriba a la conclusión de que el numeral 168 del código adjetivo local se extralimita en cuanto a los supuestos de procedencia del arraigo, pues va más allá de lo que establece la Carta Magna, donde está circunscrita la referida medida cautelar únicamente para delitos de delincuencia organizada y en su caso, delitos graves en términos de lo establecido en el artículo Décimo Primero Transitorio del Decreto en mención publicado en el Diario Oficial de la Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho; razón por la cual, es patente la transgresión al precepto 16 constitucional. En ese orden de ideas, si el Juez responsable para decretar la orden de arraigo domiciliario en contra del ahora quejoso fundó su determinación en un artículo que, como ya se vio, no es compatible con lo estatuido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; entonces, su proceder es contrario a derecho. 53 A continuación, se procede a contrastar el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis con diversos artículos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, a fin de determinar si aquél es conforme con los derechos fundamentales consagrados en ésta. Para tal efecto, resulta menester traer a colación el contenido de los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que a la letra disponen: Artículo 7.- Derecho a la Libertad Personal. 1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. …5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio. Artículo 8.- Garantías Judiciales. …2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:… Artículo 22.- Derecho de Circulación y de Residencia. 1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tiene derecho a circular por el mismo y, a residir en él con sujeción a las disposiciones legales. Del contenido del artículo 7.1 del Pacto de San José de Costa Rica, se colige que cualquier persona tiene derecho a la 54 Juicio de amparo 742/2012 libertad y a la seguridad personales, en tanto que del numeral 7.5 del citado instrumento internacional, se sigue que cualquier persona sometida a una detención tiene derecho a que sin demora, sea llevada ante un Juez o tribunal competente, lo anterior como medio de control idóneo para evitar las capturas arbitrarias e ilegales, dado que ninguna situación, por grave que sea, otorga a las autoridades la potestad de prolongar indebidamente el período de detención. Así, los términos de la garantía establecida en el artículo 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, son claros en cuanto a que la persona detenida debe ser llevada sin demora ante un juez o autoridad judicial competente, conforme a los principios de control judicial e inmediatez procesal, pues ello es esencial para la protección del derecho a la libertad personal y para otorgar protección a otros derechos, como la vida y la integridad personal. El simple conocimiento por parte de un juez de que una persona está detenida no satisface esa garantía, ya que el detenido debe comparecer personalmente y rendir su declaración ante el juez o autoridad competente, sin demora. En ese tenor, la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, estableció en la sentencia de veintiséis de noviembre del dos mil diez, relativa al caso Cabrera García y Montiel Flores vs México, lo siguiente: 93. Respecto a los anteriores alegatos, el Tribunal recuerda que la parte inicial del artículo 7.5 de la Convención dispone que la detención de una persona debe ser sometida sin demora a revisión judicial. En este sentido, la Corte ha señalado que el control judicial inmediato es una medida tendiente a evitar la arbitrariedad o ilegalidad de las detenciones, tomando en cuenta que en un Estado de Derecho corresponde al juzgador garantizar los derechos del detenido, autorizar la adopción de medidas cautelares o de coerción cuando sea estrictamente necesario y procurar, en general, que se trate al inculpado de manera consecuente con la presunción 55 de inocencia.-----102. Siguiendo la jurisprudencia del Tribunal (supra párr. 93) en lo que concierne a la autoridad competente para la remisión sin demora, este Tribunal reitera que los señores Cabrera y Montiel debieron ser llevados ante el juez lo más pronto posible y, en este caso, ello no ocurrió sino hasta casi 5 días después de su detención. En ese sentido, el Tribunal observa que los señores Cabrera y Montiel fueron puestos a disposición de la autoridad competente excediendo el término establecido en la Convención Americana, que claramente exige la remisión “sin demora” ante el juez o funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales sobre control de la libertad. Al respecto, la Corte reitera que en zonas de alta presencia militar, donde los miembros de la institución militar asumen control de la seguridad interna, la remisión sin demora ante las autoridades judiciales cobra mayor importancia con el fin de minimizar cualquier tipo de riesgo de violación a los derechos de la persona (supra párr. 89). En consecuencia, la Corte considera que se vulneró el artículo 7.5 de la Convención Americana en perjuicio de los señores Cabrera y Montiel. Además, dada la falta de remisión sin demora ante la autoridad competente, el Tribunal considera que esta irregularidad en el control de la detención la transformó en arbitraria y no estima pertinente hacer ningún tipo de pronunciamiento sobre la causa que originó la misma. Por tanto, la Corte declara la violación del artículo 7.3, en relación con el artículo 1.1 de la Convención Americana. Por su parte, el artículo 8.2 prevé como garantía judicial la presunción de inocencia, la cual obliga al estado a recopilar el material incriminatorio en contra del acusado de un cargo criminal con el propósito de establecer su culpabilidad, esto es, impone la obligación a aquél de dar a todo ser humano sujeto a investigación, el tratamiento de inocente hasta en tanto los tribunales competentes mediante sentencia firme no lo declaren culpable. Cabe hacer la acotación que, según Jaime Vega Torres, en su obra titulada Presunción de Inocencia y Prueba en el Proceso Penal, la presunción de inocencia posee tres significados: a) 56 Juicio de amparo 742/2012 como garantía básica del proceso penal; b) como regla relativa a la prueba; y, c) como regla de tratamiento del imputado durante el proceso. En su primera acepción, la presunción de inocencia se encuentra referida a que en cualquier procedimiento se deben observar todas las garantías previstas en las constituciones nacionales y tratados internacionales suscritos por los diversos Estados a fin de que se pueda hablar de un proceso justo. Por otra parte, la presunción de inocencia como regla relativa a la prueba, se refiere a los requisitos que debe cumplir la actividad probatoria y las características que deben reunir los medios de prueba para estimar que existe prueba de cargo válida, devastando el estatus de inocente que tiene cualquier procesado. Finalmente, la presunción de inocencia como regla de tratamiento del imputado durante el proceso, es el derecho fundamental que tiene aquel a recibir la consideración y trato de no autor o partícipe en hechos de carácter delictivo o análogos. Así, el derecho fundamental a la presunción de inocencia comprende las condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquellos derechos u obligaciones que están bajo consideración judicial, es decir, un conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales para que pueda hablarse de verdaderas y propias garantías judiciales según la Convención. Respecto de ese tema, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia del Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador de doce de noviembre de mil novecientos noventa y siete, expuso lo siguiente: 77. Esta Corte estima que en el principio de presunción de inocencia subyace el propósito de las 57 garantías judiciales, al afirmar la idea de que una persona es inocente hasta que su culpabilidad sea demostrada. De lo dispuesto en el artículo 8.2 de la Convención se deriva la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia, pues la prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva. Este concepto está expresado en múltiples instrumentos del derecho internacional de los derechos humanos y, entre otros, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que dispone que la prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general (art. 9.3). En caso contrario se estaría cometiendo una injusticia al privar de libertad, por un plazo desproporcionado respecto de la pena que correspondería al delito imputado, a personas cuya responsabilidad criminal no ha sido establecida. Sería lo mismo que anticipar una pena a la sentencia, lo cual está en contra de principios generales del derecho universalmente reconocidos.----78. La Corte considera que con la prolongada detención preventiva del señor Suárez Rosero, se violó el principio de presunción de inocencia, por cuanto permaneció detenido del 23 de junio de 1992 al 28 de abril de 1996 y la orden de libertad dictada en su favor el 10 de julio de 1995 no pudo ser ejecutada sino hasta casi un año después. Por todo lo expuesto, la Corte declara que el Estado violó el artículo 8.2 de la Convención Americana. Finalmente, del numeral 22.1 de la aludida Convención se advierte que la garantía de circulación se traduce en el derecho que toda persona tiene para transitar por el territorio de un Estado. En el caso Ricardo Canese contra Paraguay, resuelto el treinta y uno de agosto de dos mil cuatro, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, precisó: 114. El artículo 22 de la Convención protege el derecho de circulación y de residencia, el cual contempla el derecho a salir libremente de cualquier país, inclusive del propio, habiéndose alegado que 58 Juicio de amparo 742/2012 este último aspecto ha sido violado en el presente caso. 115. La Corte coincide con lo indicado por el Comité de Derechos Humanos en su Comentario General No. 27, en el sentido de que el derecho de circulación se trata del derecho de toda persona a trasladarse libremente de un lugar a otro y a establecerse libremente en el lugar de su elección. El disfrute de este derecho no debe depender de ningún objetivo o motivo en particular de la persona que desea circular o permanecer en un lugar. Se trata de una condición indispensable para el libre desarrollo de la persona. 116. Además, el Comité de Derechos Humanos se ha referido al derecho a salir libremente de cualquier país, respecto del cual señaló que: ….La libertad de salir del territorio de un Estado no puede hacerse depender de ningún fin concreto o del plazo que el individuo decida permanecer fuera del país. En consecuencia, dicha libertad incluye el viaje temporal al extranjero y la partida en caso de emigración permanente. Igualmente, el derecho de la persona a determinar el Estado de destino es parte de la garantía jurídica. 117. El derecho de circulación y de residencia, incluido el derecho a salir del país, pueden ser objeto de restricciones, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 22.3 y 30 de la Convención. Sin embargo, es necesario que dichas restricciones se encuentren expresamente fijadas por ley, y que estén destinadas a prevenir infracciones penales o a proteger la seguridad nacional, la seguridad o el orden públicos, la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los demás, en la medida indispensable en una sociedad democrática. Pues bien, a juicio de quien aquí resuelve, el arraigo penal previsto por el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, como medida precautoria mientras el Ministerio Público investiga la presunta responsabilidad delictiva del indiciado, en la forma y términos en que lo establece tal disposición, es jurídicamente incompatible con el contenido de los referidos artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 59 Lo anterior es así, dado que evidentemente al ejecutarse una orden de arraigo decretada con apoyo en lo dispuesto por el invocado numeral 168 del código adjetivo citado, el indiciado no es llevado inmediatamente y sin demora ante un juez para que resuelva su situación jurídica, ya que incluso pueden transcurrir hasta treinta días para que ello suceda, quedando mientras tanto a disposición de la autoridad persecutora del delito y afectando con ello su libertad personal; tampoco se le da al indiciado el tratamiento de inocente, ya que el individuo en situación de arraigo no está vinculado a proceso penal alguno, sino que se le ha privado de la libertad para ponerlo a disposición de la autoridad investigadora para que ésta cuente con mayor tiempo para indagar y recabar más pruebas incriminatorias, esto es, se le ha detenido para investigarlo, en vez de investigar para detenerlo, trastocando las reglas del proceso penal en una situación de normalidad democrática e imponiéndole una pena prejudicial; amén de que con la referida medida precautoria se le impide al indiciado que salga de un determinado domicilio, quedando bajo la custodia y vigilancia de la autoridad investigadora; con lo que evidentemente se contravienen las garantías que en materia de derechos humanos consagran los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 del Pacto de San José de Costa Rica. En efecto, al ejecutarse la orden de arraigo librada con apoyo en lo dispuesto por el artículo 168 del código adjetivo para esta entidad federativa, el indiciado es puesto a disposición del representante social investigador y no es llevado inmediatamente y sin demora ante un juez para que resuelva su situación jurídica, lo cual afecta en grado predominante su libertad personal, además de que contrario al principio de presunción de inocencia, se le impone de antemano una pena prejudicial no obstante que no se ha construido una causa para demostrar su culpa, es decir, se detiene a una persona para investigar su probable responsabilidad y hacerse de los elementos para, eventualmente, obtener una orden de aprehensión, cuando lo correcto debiera ser 60 Juicio de amparo 742/2012 llevar a cabo una investigación para posteriormente, en su caso, detenerlo. En la sentencia del Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay, la Corte Interamericana antes mencionada, señaló que para aplicar medidas cautelares en materia penal, entre las que evidentemente se encuentra el arraigo, necesariamente deben de existir indicios suficientes que permitan suponer razonablemente la culpabilidad del imputado y que se dé alguna de las siguientes circunstancias: peligro de fuga del imputado, peligro de que el imputado obstaculice la investigación, peligro de que el imputado cometa un delito; al efecto, se señaló textualmente lo siguiente: 129. Después de haber analizado la legalidad de la restricción, la Corte considera indispensable destacar que las medidas cautelares que afectan la libertad personal y el derecho de circulación del procesado tienen un carácter excepcional, ya que se encuentran limitadas por el derecho a la presunción de inocencia y los principios de necesidad y proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática. La jurisprudencia internacional y la normativa penal comparada coinciden en que para aplicar tales medidas cautelares en el proceso penal deben existir indicios suficientes que permitan suponer razonablemente la culpabilidad del imputado y que se presente alguna de las siguientes circunstancias: peligro de fuga del imputado; peligro de que el imputado obstaculice la investigación; y peligro de que el imputado cometa un delito, siendo esta última cuestionada en la actualidad. Asimismo, dichas medidas cautelares no pueden constituirse en un sustituto de la pena privativa de libertad ni cumplir los fines de la misma, lo cual puede suceder si se continúa aplicando cuando ha dejado de cumplir con las funciones arriba mencionadas. De lo contrario, la aplicación de una medida cautelar que afecte la libertad personal y el derecho de circulación del procesado sería lo mismo que anticipar una pena a la sentencia, lo cual contradice principios generales del derecho universalmente reconocidos. Basta la lectura del artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para esta entidad, para advertir que el arraigo domiciliario se encuentra previsto para facilitar la integración de la averiguación previa y llegado el caso, evitar que 61 se imposibilite el cumplimiento del eventual mandamiento aprehensorio que llegue a pronunciarse; sin embargo, para decretar tal medida precautoria no se requiere que la averiguación arroje datos que conduzcan a establecer que una persona tenga probable responsabilidad penal en el ilícito respectivo, y no obstante lo anterior, se puede legalmente ordenar la afectación de la libertad personal de un individuo hasta por un término de treinta días, contraviniendo el principio de presunción de inocencia, sin que al efecto se justifique tal detención con una determinación en la que se le den a conocer al indiciado los pormenores del delito que se le imputa, ni la oportunidad de ofrecer pruebas para deslindar su responsabilidad y privándosele consecuentemente del derecho que tiene a circular libremente por el país. Así, conforme a lo dispuesto por el invocado precepto legal del código adjetivo citado, se advierte que se solicita el arraigo cuando los elementos de prueba que obran en la averiguación previa aún no son suficientes para que hagan probable la responsabilidad del indiciado y que se pueda solicitar la orden de aprehensión, sino que requiere de mayor investigación, pero ante la existencia del riesgo de que el indiciado se sustraiga a la acción de la justicia, se solicita la orden de arraigo; de tal suerte que al decretarse el arraigo, al indiciado se le restringe su libertad personal hasta por el término de treinta días, esto es, no es llevado sin demora ante autoridad judicial para que determine su situación jurídica; se le viola el principio de presunción de inocencia al ser detenido arbitrariamente para realizar una investigación sobre hechos ilícitos en los que probablemente tuvo participación; y se le impide salir de un determinado inmueble, lo que lo imposibilita a salir de la población en que reside y del territorio nacional. Por las razones antes expresadas, es que se afirma que la orden de arraigo prevista por el numeral 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, es incompatible con los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la 62 Juicio de amparo 742/2012 Convención Americana sobre Derechos Humanos, pues como ya se dijo, con dicha institución procesal se impide: a) que la persona detenida por ese motivo sea puesta a disposición sin demora, ante autoridad judicial para que determine su situación jurídica, afectando con ello su libertad personal; b) que se le dé el tratamiento de presunto inocente a una persona; c) y que un individuo circule libremente por el país; y por ende, aquella norma de derecho interno debe ser considerada contraria a los derechos humanos contenidos en los citados dispositivos del Pacto de San José de Costa Rica. Aquí cabe precisar que los derechos antes enunciados, como cualquier otro derecho humano, no son absolutos, dado que admiten límites o restricciones que pueden ocasionar que su titular no pueda ejercer determinada prerrogativa en ciertas circunstancias, sin embargo, lo cierto es que para que ello acontezca es necesario que tales restricciones o limitaciones cumplan con ciertos requisitos para que sean jurídicamente válidas. En efecto, así como los tratados internacionales en materia de derechos humanos estatuyen las prerrogativas fundamentales consignados a favor de las personas, así también regulan lo relativo a las restricciones a tales derechos, a fin de que cada Estado reglamente y limite sus alcances legítimamente. Particularmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su numeral 30, establece lo siguiente: Artículo 30. Alcance de las Restricciones.----Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas. 63 Del contenido de la citada disposición se advierte que en ésta se establece una condición adicional para que las restricciones, especialmente autorizadas en la aludida Convención Americana, sean legítimas; esto es, impone límites a las restricciones de los derechos y libertades consagrados en diversos artículos de la aludida Convención Americana, para evitar actos de arbitrariedad. Ciertamente, el invocado numeral 30 del citado Pacto de San José de Costa Rica, impone límites a la facultad que tienen los Estados Partes para restringir los derechos humanos contenidos en tal instrumento supranacional, y cuyo incumplimiento trae consigo el que la limitación de prerrogativas correspondiente se torne en ilegitima. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Opinión Consultiva OC-5/85 de trece de noviembre de mil novecientos ochenta y cinco, precisó que las …restricciones deben establecerse con arreglo a ciertos requisitos de forma que atañen a los medios a través de los cuales se manifiestan y condiciones de fondo, representadas por la legitimidad de los fines que, con tales restricciones, pretenden alcanzarse. Así, a fin de constar si los límites o restricciones a derechos humanos son legítimos, se estima necesario hacer uso de criterios interpretativos para determinar si aquellos tienen legitimidad o no. En diversos casos contenciosos, uno de ellos el Caso Escher y otros vs Brasil, la aludida Corte Interamericana ha establecido que a fin de determinar si un límite o una restricción a un derecho fundamental es o no compatible con los postulados de la Convención Americana de Derechos Humanos, y que por tanto, no se trata de una injerencia abusiva o arbitraria; es necesario analizar tal restricción bajo los criterios de: a) legalidad, b) fin 64 Juicio de amparo 742/2012 legítimo; c) idoneidad; d) existencia de alternativas menos restrictivas; y, e) proporcionalidad en sentido estricto.6 Por tanto a fin de determinar si la medida precautoria del arraigo prevista en el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, constituye una interferencia válida en el ejercicio de los derechos contenidos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se realizará el análisis de dicha medida cautelar bajo los criterios antes enunciados: a) Legalidad: El primero de los pasos para determinar si el arraigo establecido en el Código adjetivo penal citado, constituye una restricción válida a la luz de lo dispuesto por la Convención de que se trata, es analizar si tal medida cumple con el requisito de legalidad, el cual se refiere a que las condiciones y circunstancias generales conforme a las que se autoriza una restricción al ejercicio de un derecho humano debe estar claramente establecido por una ley, en sentido formal y material. En el caso concreto, la institución jurídica del arraigo se encuentra contenida en el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí; disposición normativa que emanó de la Quincuagésima Quinta Legislatura Constitucional de esta entidad federativa, quien es un órgano democráticamente elegido y el cual en términos del artículo 57, fracción I, de la Constitución Política del Estado de San Luis Potosí, es el órgano facultado para dictar leyes. Por tanto, la primera de las exigencias señaladas con antelación relativa a que la restricción correspondiente se encuentre prevista por ley –en su aspecto formal y material–, en el caso, se cumple a cabalidad. Caso Escher y otros vs Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de seis de julio de dos mil nueve, párrafo 129. 6 65 b) Fin legítimo: El segundo de los extremos a examinar se refiere a si el arraigo previsto por el Código de Procedimientos Penales para San Luis Potosí, persigue un objetivo legítimo a la luz de lo dispuesto por el Pacto de San José de Costa Rica. De la lectura del numeral 168 del invocado cuerpo normativo, se concluye que el establecimiento de la institución jurídica del arraigo tiene como finalidad evitar que la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal, se sustraiga de la acción de la justicia, y no se impida el desarrollo del procedimiento. En ese tenor, si el objetivo perseguido con la incorporación del arraigo en el Código de Procedimientos Penales para San Luis Potosí, es mantener, en términos generales, la seguridad pública, por ende, es de considerarse que el artículo 168 del código adjetivo citado, persigue un fin legítimo compatible con la Convención Americana sobre Derechos Humanos, particularmente, con lo dispuesto en su numeral 22.3. c) Idoneidad: A indispensable establecer fin de analizar tal requisito es la relación de medio a fin entre la medida que restringe el derecho humano respectivo, en el caso a estudio, el arraigo, y el fin que pretende perseguir éste. Este criterio de idoneidad no implica un juicio de valor sobre la medida sino sólo una de carácter objetivo a fin de determinar si existe una relación de causalidad. Ahora bien, si como quedó precisado en el inciso anterior, el fin legítimo que persigue el arraigo es preservar la seguridad pública, en consecuencia, se colige que sí existe una relación causal entre dicho objetivo y el establecimiento de tal medida cautelar; de ahí, que en la especie queda satisfecho el tercero de los extremos analizados. 66 Juicio de amparo 742/2012 d) Existencia de alternativas menos restrictivas: En el caso, dicho extremo implica analizar si existe alguna medida alternativa al arraigo que asegure el cumplimiento del objetivo perseguido por tal institución jurídica y que no restrinja de la misma manera los citados derechos humanos. Del análisis del propio numeral 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, se advierte que en éste, además de la medida cautelar del arraigo, se prevé una diversa consistente en la prohibición de abandonar una demarcación geográfica, la cual se instituyó con igual objetivo que la primera de las citadas medidas cautelares, esto es, evitar que la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal, se sustraiga de la acción de la justicia y que no se impida el desarrollo del procedimiento respectivo. Ahora, de la confrontación de ambas medidas cautelares –arraigo y prohibición de abandonar una demarcación geográfica– se concluye que la primera de ellas, no es absolutamente indispensable para la obtención del fin deseado, pues la restante de igual manera resulta idónea para prevenir que la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal se sustraiga de la acción de la justicia y para no impedir el desarrollo del procedimiento correspondiente; amén de que la prohibición de abandonar una demarcación geográfica resulta menos gravosa que el arraigo, ya que la persona sujeta a la primera de las referidas medidas cautelares, si bien tiene cierta restricción a su derecho de circulación, lo cierto es que durante el tiempo en que tal medida se encuentre vigente no estaría privada de su libertad personal, y por ende, no tendría que ser puesta a disposición sin demora ante autoridad judicial a fin de determinar su situación jurídica. De lo antes expuesto, se concluye que en el Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, sí existe una forma menos restrictiva para satisfacer el objetivo 67 perseguido por el legislador al establecer la institución jurídica del arraigo domiciliario, como lo es la prohibición de abandonar una demarcación geográfica, la cual, se reitera, tiene una menor intervención en los derechos humanos precisados líneas anteriores; y por ende, al no cumplir con el extremo aquí analizado, la mencionada medida cautelar constituye una injerencia arbitraria o una restricción incompatible con la Convención Americana sobre Derechos Humanos. No obstante la conclusión anterior, este órgano jurisdiccional también procederá a abordar el estudio sobre el cumplimiento del último de los extremos analizados, dada su relevancia. e) Proporcionalidad en sentido estricto: Este criterio supone una valoración entre un derecho fundamental o principio constitucional y el fin legislativo que origina su menoscabo, a través del examen de los gravámenes que se imponen recíprocamente, para establecer si el beneficio obtenido por dicho fin legislativo, justifica la intensidad en que se menoscaban aquellos. 7. Así para determinar si en la especie, se cumple con este criterio, deberá examinarse si el arraigo es una medida estrictamente proporcional, esto es, si el sacrificio inherente a la restricción de los derechos contenidos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, no resulta exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante el establecimiento de tal medida y el cumplimiento de la finalidad perseguida. Ahora bien, según se asentó en párrafos precedentes, la institución jurídica del arraigo, a consideración de este órgano jurisdiccional, viola los derechos humanos relativos a que la persona detenida sea puesta a disposición sin demora, ante autoridad judicial para que determine su situación jurídica, afectando con ello su libertad personal; la presunción de inocencia del sujeto arraigado; y, a circular libremente por el país. Sanchez Gil, Rubén, El principio de proporcionalidad, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2007, p. 48. 7 68 Juicio de amparo 742/2012 Por su parte, el arraigo domiciliario previsto en el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, puede decretarse contra la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal, a fin de evitar que se sustraiga de la acción de la justicia y se paralice el procedimiento correspondiente. Cabe recordar que la aludida medida cautelar puede decretarse por cualquier clase de delito, sea grave o no. En ese orden de ideas, se arriba a la conclusión de que el arraigo domiciliario estatuido en el Código de Procedimientos Penales para esta entidad federativa, no afecta de manera moderada los mencionados derechos humanos contenidos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sino que la restricción que origina es severa, dado que resulta evidente que la finalidad perseguida con tal medida cautelar –evitar que la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal se sustraiga de la acción de la justicia y se paralice el procedimiento correspondiente– no justifica el hecho de que en cualquier caso sea procedente decretar el arraigo domiciliario, sin importar si se trata de delito grave o no, no obstante que por su naturaleza de acto prejudicial, debiera ser una norma restrictiva, excepcional, y no general o absoluta. Por todo lo hasta aquí analizado, se colige que el arraigo domiciliario previsto en el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, al no cumplir con el test de razonabilidad efectuado con antelación, constituye una restricción no válida e incompatible con el ejercicio de los derechos humanos previstos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Consecuentemente, como el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, en 69 que se apoya el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad para decretar la orden de arraigo reclamada, resulta incompatible con los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, lo procedente es conceder al quejoso **********, el amparo y la protección de la Justicia Federal que solicita, para el efecto de que la citada autoridad judicial responsable, deje insubsistente dicha resolución, así como el auto de formal prisión emitido el quince de junio del dos mil doce, en autos del proceso penal 152/2012/2 únicamente por lo que respecta al aquí agraviado, y emita otro, con plenitud de jurisdicción, pero sin tomar en consideración todas aquellas pruebas recabadas durante el tiempo que se encontró vigente la orden de arraigo aquí analizada. Lo anterior se estima procedente, ya que, a juicio de quien aquí resuelve, las violaciones a los derechos humanos antes precisadas, con motivo de la emisión de la orden de arraigo decretada por el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, se extendieron en el tiempo y afectaron de manera preponderante el curso del procedimiento de origen, particularmente, las pruebas recabadas durante el tiempo en que se encontró vigente la referida medida cautelar, entre ellas, la declaración ministerial del aquí agraviado, las cuales sirvieron de basamento para el pronunciamiento del auto de formal prisión en contra del peticionario de garantías. Máxime si se toma en consideración que con la reforma constitucional en derechos humanos acontecida el diez de junio del dos mil once, concretamente, al artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se obliga a cualquier autoridad judicial, como parte del Estado Mexicano, a proteger y garantizar una tutela efectiva de los derechos humanos, a través del dictado de fallos idóneos y efectivos a fin de reparar íntegramente las violaciones perpetradas a dichas prerrogativas fundamentales. 70 Juicio de amparo 742/2012 En la inteligencia de que tal concesión debe hacerse extensiva a los actos de ejecución de la orden de arraigo que se atribuyen al Procurador General de Justicia del Estado y Director General de la Policía Ministerial del Estado, dado que no se reclaman por vicios propios, sino que su inconstitucionalidad se hace derivar del acto reclamado de la autoridad ordenadora. Lo anterior en términos de la Jurisprudencia 88, emitida por la entonces Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 70, del Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, cuyo texto establece: AUTORIDADES EJECUTORAS. ACTOS DE. NO RECLAMADOS POR VICIOS PROPIOS.- Si la sentencia de amparo considera violatoria de garantías la resolución que ejecutan, igual declaración debe hacerse respecto de los actos de ejecución, si no se reclaman, especialmente vicios de éste. Por lo expuesto y fundado, se RESUELVE: PRIMERO. Se SOBRESEE en el juicio promovido por **********, en contra de los actos reclamados del Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, Procurador General de Justicia del Estado, Agente del Ministerio Público mesa V adscrita a la Unidad Especializada en Delitos de Alto Impacto y Delincuencia Organizada, y Director General de la Policía Ministerial del Estado, consistentes en la incomunicación, intimidación y tormento, así como del citado representante social consistente en la ejecución de la orden de arraigo. SEGUNDO. La Justicia de la Unión AMPARA Y PROTEGE, a **********, en contra de los actos reclamados del Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad, Procurador General de Justicia 71 del Estado y Director General de la Policía Ministerial del Estado, consistentes en la orden de arraigo decretada en contra del agraviado, su ejecución, efectos y consecuencias. Notifíquese personalmente. Así lo resolvió y firma José Luis Cruz Álvarez, Juez Tercero de Distrito en el Estado de San Luis Potosí, que actúa con la Secretaria Marcela Guadalupe Castro Núñez, el trece de septiembre del dos mil doce, en que lo permitieron las labores del juzgado. Doy fe. En esta propia fecha se giraron los oficios 9862–A al 9865-A a las autoridades correspondientes, notificándoles la resolución que antecede. Conste. MGCN En la ciudad de San Luis Potosí, capital del Estado del mismo nombre, siendo las nueve horas del día ________________, el Actuario del Juzgado Tercero de Distrito en el Estado de San Luis Potosí, publicó en la lista que se fija en los estrados de este Juzgado Federal, la resolución o acuerdo que antecede, con lo cual quedan notificadas de ello las partes en este juicio de garantías, hecha excepción de las que deban notificarse personalmente o por oficio, se asienta la razón, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 27 y 28, fracción III, de la Ley de Amparo. Doy Fe. En la ciudad de San Luis Potosí, capital del Estado del mismo nombre, siendo las catorce horas del día __________________, se tiene por hecha la notificación de la resolución o acuerdo que antecede, por no haberse presentado la (s) parte (s), a oír notificación personal en los términos del artículo 28, fracción III, de la Ley de Amparo. Doy Fe. 72 Juicio de amparo 742/2012 73 OFICIO. 9862-A JUEZ PRIMERO DEL RAMO PENAL EN ESTA CIUDAD. OFICIO. 9863-A PROCURADOR GENERAL DE JUSTICIA EN EL ESTADO. OFICIO. 9864-A AGENTE DEL MINISTERIO PÚBLICO MESA V, ADSCRITA A LA UNIDAD ESPECIALIZADA EN DELITOS DE ALTO IMPACTO Y DELINCUENCIA ORGANIZADA. OFICIO. 9865-A DIRECTOR GENERAL DE LA POLICÍA MINISTERIAL DEL ESTADO. POR VÍA DE NOTIFICACIÓN REMITO A USTED COPIA AUTORIZADA DE LA RESOLUCIÓN PRONUNCIADA EN ESTA FECHA EN EL JUICIO DE AMPARO 742/2012, PROMOVIDO POR **********, CONTRA ACTOS DE USTED Y OTRAS AUTORIDADES. PROTESTO A USTED MI ATENTA CONSIDERACIÓN. SAN LUIS POTOSI, SAN LUIS POTOSÍ, A 13 DE SEPTIEMBRE DEL 2012. LIC. CRISTINA DÍAZ DE LEÓN CABRERO. SECRETARIA DEL JUZGADO TERCERO DE DISTRITO EN EL ESTADO. 74 Juicio de amparo 742/2012 75 76 El licenciado(a) Marcela Guadalupe Castro Núñez, hago constar y certifico que en términos de lo previsto en los artículos 8, 13, 14, 18 y demás conducentes en lo relativo de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en el ordenamiento mencionado. Conste. 77