VII Colóquio Internacional Marx Engels GT 3 - Marxismo y ciencias humanas Hacia un concepto renovado de ‘valor de uso'. Cuerpo, imagen, símbolo. Ricardo G. Abduca* “Valor de uso”, (Gebrauchswert), en la recepción de los textos de Marx, ha funcionado más como noción que como concepto, a pesar de que en la exposición de El capital y los Grundrisse funciona como un hito o mojón –un punto fijo para no perderse en el laberinto. Todo el tiempo, dicha exposición tiene en cuenta, al examinar un fenómeno concreto, si la cosa está funcionando como valor de uso o como valor relacional. Marx lo consideró como uno de sus aportes fundamentales, y tiene en su obra un rol que es muchísimo más importante que el value in use en la obra de Ricardo o Smith. El concepto –sostengo que existe en los textos de Marx un concepto de valor de uso- tiene cierta ambigüedad, pero ambigüedad que deriva de su posición liminar. Puede considerarse dentro del campo de estudios de la economía política, o bien fuera. Esta liminaridad está expresada en puntos precisos de la exposición de Marx: al fin de los Grundrisse y al principio de la Contribución (Zur Kritik).1 En la tradición marxista, como he mostrado en otro lugar,2 la expresión ‘valor de uso’, aparte de ser utilizado en la didáctica de la exposición sobre la mercancía al empezar a leer El capital, se usa ante todo para significar una sociedad en donde se produce para el consumo directo, no para intercambiar.3 Doctor en Antropología (Universidad de Buenos Aires). Instituto de Cs. Antropológicas, sección Etnohistoria (Facultad de Filosofía y Letras, UBA). Agradezco las observaciones de Cristián Sucksdorf a una versión previa de este texto. Mi deuda mayor es con Étienne Balibar y con mi difunto maestro León Rozitchner, que tuvieron a bien avalar mi trabajo doctoral. 1 Aun empleando el sistema de citas AUTOR año, me referiré a las obras de Marx también con su título. 2 ABDUCA (2010). 3 En la tradición antropológica esto puede verse en un sinnúmero de ejemplos. Menciono dos: Sahlins consideraba la producción de valores de uso como atributo central de su “modo doméstico de produción”. Corrige, con razón, cierta distinción antropológica entre ‘producción para el uso’ –para los productores– y ‘producción para el intercambio’ (SAHLINS 1972: 83). Acierta en plantear la cuestión en términos conceptuales, no empíricos: “no es producción para el uso, es producción de valores de uso” (ibíd.). Lo mismo repetirá luego Roseberry (ROSEBERRY 1991: 239 n.).Pero si no define qué entiende por ‘valor de uso’, tal precisión no pasa de un juego de palabras. * 1 Si esto fuese así, expresiones de Marx como “valor de uso del dinero” o “valor de uso del capital” no tienen el menor sentido. ¿Por qué han sido utilizadas? Pues simplemente porque el sentido de la expresión de Marx no es el usado por el grueso de la tradición marxista. Para Marx, un valor de uso es ante todo un cuerpo. Para los marxistas, es como un nombre venerable de lo que hoy se llama (entre economistas) “bien” o “función de utilidad”. Como olvidando que la economía capitalista es también es una producción de valores de uso. Doy elementos para mi desacuerdo con este lugar común. Creo que si el valor de uso es cuerpo, es también un cuerpo lleno de sentido, de imágenes y símbolos. Debe ser considerado exactamente al revés de lo que planteó tiempo atrás Jean Baudrillard “el valor de cambio es al valor de uso como el significante al significado...; el valor de cambio es al significante como el valor de uso al significado” (ib., ibíd.) 1 St : Sd : : Vc : Vu (BAUDRILLARD 1972 p. 143). Creo, con Marx, que el valor de uso es ante todo cuerpo,4 y que por lo tanto, como he planteado en otros lugares el valor de cambio es ante todo un significante (ABDUCA 2004, 2010). No creo poder seguir a Marx, en cambio, cuando afirma que “en cuanto valor de uso, nada de misterioso hay en la mercancía”: el enigma de su fetiche radica en el carácter místico de la misma forma de valor o valor de cambio (MARX, 1872/1975: p. 87 (“El carácter fetichista de la mercancía…). Sí creo que el desdoblamiento del valor del uso del oro en valor formal y particular establece los elementos para pensar una teoría del valor de uso que además de aspectos corporales contemple dimensiones imaginarias y simbólicas.5 4 En la primera versión del capítulo “La mercancía” “Resumiendo, denominamos a la cosa útil misma o al cuerpo de la mercancía –tal como el hierro, trigo, diamante, etc.–, valor de uso, bien, artículo (MARX [1867] 1975, trad. cast. p. 972). Del mismo modo, esto queda aun más claro en la apertura de la Contribución: “esta existencia de la mercancía en cuanto valor de uso y su existencia natural palpable [natürliche handgreifliche Existenz], coinciden. (MARX 1959/1980, p. 9, S. 15)”. 5 Tomando expresiones de Marx caras a Althusser, podemos llamar ‘imaginario’ (Vorstellung) a la representación mental, y simbólico a la representación sustitutiva 2 El dinero tiene tres funciones. Este funcionamiento desarrollado del dinero está presente en la equiparación simple de cualquier intercambio, cuyos polos son: en uno, un valor de uso formal, en otro, un valor de uso real (Contribución, p. 96, S. 71). Las capacidades naturales del oro lo vuelven apto para ubicarse como equivalente general – valor de uso formal. Las características del valor de uso formal llevaron a la confusión entre el valor y su forma de manifestarse. Esa “confusión” es un “consenso universal”, escribe J. Locke, que ha atribuido a la plata un valor “imaginario” [Imaginäre]. “La confusión entre ambas determinaciones condujo a que se considerara imaginario el valor del oro y la plata” (El capital, I, 3; p. 110, S. 105). Otro “error”, continúa Marx, es el de considerarlo como signo. Como en ciertas funciones se puede remplazar al oro por simples signos, surgió otro error, el de que el oro mismo sería un simple signo [Zeichen]” (ibíd.). Pero, concede, hay en esto algo de verdad: el dinero, la mercancía, son signos en tanto representan sustituyendo [darstellen] al trabajo que las constituyó. No obstante, en esta concepción está implícita la vislumbre de que la forma del dinero es exterior a la cosa misma, y por tanto mera forma de manifestación de relaciones humanas ocultas detrás de ella. En este sentido toda mercancía sería un signo, porque en cuanto valor es sólo envoltura objetiva del trabajo humano empleado en ella”. (ibíd.). En síntesis: “- Como medida de los valores, [el oro] no es sino dinero ideal [ideellen] y oro ideal - como simple medio de circulación, es dinero simbólico y oro simbólico [symbolisches]…; - en su simple corporeidad [Leibhaftigkeit] metálica, es dinero aúreo o dinero que realmente es oro [Gold Geld oder Geld wirkliches Gold]” (Contribución…, II, § 3; S. 102). Este pasaje (v. ABDUCA 2004) muestra cómo en la misma economía política puede entreverse la autonomía del registro simbólico. El problema de la forma del valor de uso (Darstellung). 3 Rosdolski, llamaba la atención sobre la importancia de la cuestión del valor de uso. Corrige el error de lectura de Sweezy y Hilferding. El austríaco, a principios del siglo XX, al igual que el norteamericano, décadas después, reiteran que el valor de uso está, para Marx, fuera del objeto de la economía política. Sin reparar en que, para Marx, el valor de uso interviene cuando cumple una “determinación formal”. Rosdolsky, coincide con Hilferding y Sweezy en un punto: hay que construir una economía política como ciencia –dicho de otro modo: el objeto del discurso de Marx es una economía política como ciencia. Unos dicen que el valor de uso no tiene mayor interés por quedar fuera de ella; Rosdolsky dice que sí, que no está del todo fuera… pero que su propio interés, o el de Marx, era la economía política. Rosdolsky corrige a Hilferding y a Sweezy. El austríaco escribió que Marx consideraba al valor de uso como ajeno al campo de la economía política. El norteamericano, que “Marx excluía al valor de uso (o ‘utilidad’ ) de la…economía política, en virtud a que no da cuerpo directamente a una relación social” (cit. en ROSDOLSKY 1968/1979, p. 103). La corrección de Rosdolsky es atinada. En efecto, el argumento de Marx era que el valor de uso sólo está dentro del campo de la economía política “en tanto él mismo es determinación formal”. Sin embargo, hay algo que en los textos de Marx lleva efectivamente al error de considerar que el valor de uso no expresa relación social alguna. Rosdolsky da en el clavo al corregir al grueso de las lecturas marxistas. No obstante, parece entender, tomando a la letra lo que Marx dice, que el valor de uso importa si influye en la determinación formal. Es decir: parece que el valor de uso importa a veces sí a veces no. Ahora bien: ¿en qué casos es determinación formal? ¿Qué quería Marx expresar con eso? No queda claro en la exposición de Rosdolsky, porque el conjunto de la obra de Marx es al respecto ambigua. Aunque, como veremos, algo puede decirse al respecto. Asimismo, Rosdolsky no ve la relación entre la tal “determinación formal” y el tema del ‘desdoblamiento’ del metal precioso: menciona al pasar el tema del desdoblamiento del valor de uso en el caso del dinero, pero no saca de ello mayores consecuencias. El problema del valor de uso dibuja el contorno de los límites de la economía política. El mismo Marx habló de ese más allá. Pero mientras unos pocos, como el primer Lukács,6 vieron cierta promesa, cierta tarea pendiente por hacer en ese más allá, el grueso de los lectores simplemente soslayó la cuestión. 6 LUKÁCS, 1922/1983, pp. 112-116 4 El significante. ‘Arbitrariedad’ e ‘indiferencia’. Sostengo que la arbitrariedad del significante “corresponde” a lo que Marx llamaba la indiferencia (Gleichgültigkeit) del objeto con respecto a la relación económica que porta. El problema de la arbitrariedad del significante es bien conocido. Fue planteado, al mismo tiempo que el mismo concepto de significante, en el Curso de Saussure. Benveniste, Lévi-Strauss y muchos otros seguidores matizaron o corrigieron la cuestión. En un punto es arbitrario a priori, si nos colocamos fuera de una lengua determinada. Mirado a posteriori, desde el interior de dicha lengua, no. Lo que no se ha advertido, que yo sepa, es que esa cuestión, y sus ambigüedades, está planteada en Marx. En todos sus pruritos sobre la indiferencia (Gleichgültigkeit) del material en el cual una relación social es expresada. Esta cuestión de la indiferencia aparece en muchísimos pasajes desde los Grundrisse hasta El capital. Veamos algunos de ellos, en particular aquellos referidos al metal precioso. La cuestión aparece desde la apertura del “Capítulo del dinero” de los Grundrisse (y hay que decir que allí es donde empieza el planteo de la cuestión del valor de uso en Marx). a. El material en que se expresa el símbolo dinerario no es indiferente. (El significante no es arbitrario) “El material en que se expresa el símbolo no es de ningún modo indiferente, por más variedad que haya mostrado históricamente. La evolución de la sociedad elabora, junto con el símbolo, también el material que cada vez lo expresa mejor y del que se trata luego de desvincularse; un símbolo, si no es arbitrario, [willkürlich] requiere determinadas condiciones del material en el cual se representa. Así. p. ej., los signos lingüísticos tienen su historia. Escritura alfabética, etc.” (Grundrisse, vol. 1. p. 70, S. 74). b. Tesis opuesta: El material en que se expresa el símbolo es totalmente indiferente. La expresa Marx también en los Grundrisse Del dinero como simple medio de circulación se puede decir que deja de ser mercancía (mercancía particular) en tanto su material es indiferente y él satisface sólo las necesidades del cambio, con exclusión de toda otra necesidad inmediata. Por otra parte, … el dinero es …–mercancía universal en su forma pura, indiferente a su particularidad natural y por ello también a todas las necesidades inmediatas” (p. 150, S. 143) 5 Vemos cómo encontramos acá al uso marcado del matiz conceptual “mercancía particular”, empleo marcado que distingue, como principal determinación conceptual del concepto de valor de uso, entre un valor de uso particular, que es como aparece una cosa en el mercado para el usuario, y un valor de uso formal, ‘desdoblado’, cuando la cosa que es soporte del dinero –oro o plata, en principio– adquiere relaciones específicas de portador del equivalente general). Primera determinación: como medio de pago, en la circulación, su sustrato constituido por un determinado quantum de oro y plata importa poco, y por el contrario su cantidad está determinada de modo esencial, puesto que así el dinero es solamente un signo por una determinada cantidad. En cambio, en su determinación como medida, su sustrato material era esencial… como medio de circulación y de cambio la moneda de oro y de plata puede ser reemplazada por cualquier otro signo que exprese una determinada cantidad de su unidad, y así un dinero simbólico puede sustituir al dinero real porque el dinero material como simple medio de cambio es él también simbólico. (Grundrisse, vol. 1., p. 148). En síntesis, como medio de pago, una sociedad puede, a priori, aceptar plata u oro, lo mismo da. A posteriori, en cambio, si el medio de pago está acuñado en el metal plata, la materialidad importa, pues se deberá usar –de acuerdo a la proporción establecida en cierto momento histórico– una cantidad de, pongamos, quince veces más que si el pago hubiera estado establecido en el metal oro. ⁂ En definitiva, si en vez de ‘indiferente’ Gleichgültig, dijésemos ‘no-motivado’, inmotivé, estaríamos en el horizonte de lo arbitrario del signo lingüístico. El signo es “inmotivado, es decir arbitrario”, decía Saussure. Signo, encarnado en el significante, “no tiene ningún lazo natural con respecto a la realidad”. El hecho que Saussure haya advertido que el signo no unía a una palabra y una cosa sino a otras dos entidades, un concepto (signifié) y a una imagen acústica (signifiant); y la constatación de que en realidad Saussure utiliza tres entidades para caracterizar la cuestión de la arbitrariedad, a saber: concepto, imagen y realidad, trajo bastantes discusiones. El oro pudo no haber sido, a priori el valor de uso que, desdoblado e investido con nuevas determinaciones formales, haya tomado las características de ser usado de un a nueva manera, circulando como moneda, deambulando por el mundo en sentido 6 inverso a las mercancías por las cuales se va intercambiando. A priori es inmotivado, indiferente, arbitrario que asi sea. Pero a posteriori, hay una prensión del valor de uso, del significante, que hace que la materialidad que sirve de soporte al vínculo social no sea indiferente. Para Saussure, el signo tiene dos principios, arbitrariedad y linealidad (la arbitrariedad del ritual). Segundo: el significante tiene carácter lineal.7 A estas dos características saussurianas del significante: arbitrariedad de su vínculo con el significado, y linealidad, habría que señalar una tercera. La versatilidad. Este atributo deriva de las propiedades paradójicas descritas con el rótulo de ‘arbitrariedad’: el significante puede estar adherido a un significado, pero por los fenómenos que derivan de su materialidad misma –aliteración, dilogia, entre otros– se presta al chiste, al síntoma. En mi lectura de Marx, la versatilidad del valor de uso como cuerpo se entiende en dos sentidos: por un lado, mirado desde el costado de la producción material, desde las fuerzas productivas, es “la suma de sus utilizaciones posibles” (MARX 1859/1980…pp. 17-18).8 Por el otro, es, en tanto indiferente o arbitrario, capaz de recibir la investidura de distintas relaciones sociales. Asimismo, esa posibilidad productiva es susceptible de tener cierto “juego” o “rebote”: el objeto es capaz de bricoler. El pedazo de madera que fue concebido como pata de una silla y ya no forma parte de ella puede ser usado, como veía Lévi-Strauss en su análisis del bricolage, como materia prima para fabricar otro artefacto. Valor de uso o significante, qué mas da: “los significantes [decía Lévi-Strauss] se truecan en significados, y viceversa”.9 Habría que decir más bien que el objeto material, medio, fabricado para un fin determinado, conservaba toda su materialidad pero era insertado en otra finalidad. El objeto pivotea, como el significante lingüístico en el chiste. “siendo de naturaleza auditiva, sólo se desenvuelve en el tiempo, y es al tiempo a quien pide prestadas sus características: a) representa una extensión, y b) esta extensión es mensurable en una sola dimensión: es una línea (SAUSSURE, 1960, p. 103, curs. del autor). 8 El mismo valor de uso puede usarse de diferentes maneras. La suma de sus utilizaciones posibles [Die Summe seiner möglichen Nutzanwendungen] le da, sin embargo, su existencia como cosa con determinadas propiedades [Dasein als Ding mit bestimmten Eigenschaften]” (MARX, 1859/1980, pp. 17-18, S. 15). 9 Abduca, 2004. Allí comenté esos pasajes de El pensamiento salvaje desde el punto de vista del valor de uso. 7 7 Los fenómenos descritos con la expresión ‘significante’, a igual que los que son descritos con la expresión ‘valor de uso’ son arbitrarios o indiferentes a priori, a posteriori no lo son. Marx fue bien conciente de la cuestión, a partir de este análisis de la indiferencia, del carácter del portador [Träger], y de la arbitrariedad del símbolo [willkürlich]. A modo de conclusión. Que en Marx el ‘valor de uso’ es ante todo un cuerpo, la cosa en tanto objeto directo (unmittelbar) que en cada momento del análisis funciona, investigativa y expositivamente, como mojón que se delimita con respecto a lo ‘indirecto’, mediado o reflejado. Sostengo que ciertos objetos desarrollan más la triple característica que todos los valores de uso tienen. La de condensar relaciones sociales al funcionar como cuerpo, como imagen, como sustituto. Un objeto de este tipo es la hoja de coca. Otros objetos que parecen desarrollar como característica son los metales preciosos, ciertas telas, ciertos estimulantes y condimentos, ciertos objetos escasos como los caracoles cauri o Spondylus, el cobre tal como se acuñaba entre los kwakiutl… Es así como los usos humanos de las cosas asumen tres tipos de valores: un valor derivado de los atributos corporales, un valor simbólico de posición, que se verifica en su relación con respecto a otros objetos, y un valor de utilidad, derivado de la finalidad que en él encuentra un sujeto. En mi investigación doctoral me pregunté porqué un valor de uso concreto, la hoja de coca en el noroeste argentino, pasó a ser ‘útil’ para todas las clases sociales del norte argentino, mientras en otras regiones andinas sólo encuentra su ‘utilidad’ entre sectores de cultura campesina indígena. Sostuve que la hoja de coca fue adoptada por miembros de todos los sectores sociales de Salta y Jujuy por la conjunción de tres tipos de factores. 1. La serie de características objetivas de la hoja: sus propiedades estimulantes; su forma vegetal, difícilmente producible de modo rentable en la geografía del norte argentino; su presencia en una región contigua y cercana como Bolivia; entre otros atributos objetivos. 2. Las imágenes a ella asociadas: vinieran de la tradición andina de la cual esta región argentina forma parte, vinieran del auge de la cocaína en los años 1920 o bien de las creencias en la utilidad digestiva de las infusiones, entre otras. 8 3. La posición de la hoja en el mundo de los bienes. Por ejemplo, su precio, su disponibilidad o escasez relativa; su estatus legal en la legislación nacional e internacional, su ubicación en el momento del expendio: en almacenes populares o bien, después de 1924, en farmacias, –en contigüidad con otros fármacos. (ABDUCA 2010). Creo que este análisis fue posible por tener en cuenta las determinaciones, más complejas, del dinero. El dinero, objeto hipercomplejo, con sus determinaciones imaginarias (medida de los valores), corporales (oro, papel, tarjeta magnética) y simbólicas (unidad de sustitución) nos da la clave de los valores de uso más simples, como el pan o la hoja de coca. Al empezar a pensar, hace no poco tiempo, el problema que aquí nos ocupa, consideré que Baudrillard apuntaba a una cuestión en la que era del todo insuficiente apelar a una supuesta ‘ortodoxia marxista’ para sacarse de encima la cuestión. Y que también era insuficiente tomar el problema tal como aparecía en dichos textos tempranos de Baudrillard. No obstante, a diferencia de los estudiosos que acabo de mencionar, en el collage que hizo Baudrillard, a saber: entre valor de cambio y significante, y valor de uso y significado, yo he visto un problema, no una solución. No sé si lo he resuelto, pero he intentado dejarlo más claro Porqué considerar al “valor de uso como significante”, como afirmé hace unos años? (ABDUCA 2004). O al significante como valor de uso. Si bien hacer una equivalencia vis-à-vis no tiene mucho sentido, sí hay parelismos significativos: ambos conceptos presentan estas características. 1) Se refieren al soporte material de una relación. 2) Esa materialidad, a priori puede parecer arbitrario, a posteriori como necesaria para dicha relación. 3) En ambos casos ese soporte (Träger, en Marx y Althusser), además de aspectos corporales, tiene atributos simbólicos (entendiendo símbolo como valor de posición y unidad de sustitución) e imaginarios (es decir una representación mental, subjetiva. 4) En el caso del valor de uso, es el dinero, lo más complejo, lo que nos daría la clave de atributos que, empero, están presentes, aunque menos visibles, en objetos aparentemente más ‘simples’. 9 ABDUCA, Ricardo G.: 2004: Qué es un valor de uso. Producción, significante, enunciación. El Ojo Mocho, Revista de Crítica Política y Cultural, nº 18-19, págs. 3943. Buenos Aires, primavera de 2004. ____ 2005: Consumo y subjetividad: el valor de uso como significante. En Etnia, nº 4647, págs. 7-26. Olavarría, abril de 2005. ___ 2008 b: Materia y afecto: la comensalidad. El Ojo Mocho, Revista de Crítica Política y Cultural, nº 21. Buenos Aires, primavera de 2008. ___ 2010: Acerca del concepto de valor de uso. Signo consumo y subjetividad. La hoja de coca en la Argentina. Tesis doctoral dirigida por León Rozitchner y Étienne Balibar, 2010, Universidad de Buenos Aires. BAUDRILLARD, Jean [1972]: Crítica de la economía política del signo. México, Siglo XXI, 1974. DELEUZE, G. 1973: “À quoi reconnaît-on le structuralisme?” François Châtelet (dir.): Histoire de la Philosophie, París, Hachette, pp. 134-167. LANGE, Oskar [1963]: Economía política. México, FCE, 1974. LÉVI-STRAUSS, C. [1956]: “Apéndice de los capítulos III y IV”. Antropología estructural, Buenos Aires, Eudeba, 1977, pp. 74-88. LUKÁCS, György [1922]: Historia y consciencia de clase. 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