Paisajes de la Desertificación Mediterránea: Bosques y Montes Leopoldo Rojo Serrano Alejandro Valdecantos V. Ramón Vallejo Calzada Serie Folletos: C Número: 1 Contenidos: DESCRIPCIÓN DE LOS MONTES MEDITERRÁNEOS: BOSQUES Y MATORRALES CAMBIOS HISTÓRICOS EN LOS PAISAJES MEDITERRÁNEOS. EL PAPEL DE LA REPOBLACIÓN FORESTAL EN LA LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN ESTRATEGIAS MODERNAS DE RESTAURACIÓN FORESTAL: COMPATIBILIDAD DE LA LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN CON LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD Y LA FIJACIÓN DE CARBONO ESTRATEGIAS DE RESTAURACIÓN Y GESTIÓN FORESTAL EN EL MEDITERRÁNEO, OPORTUNIDADES TÉCNICAS Y DEFICIENCIAS Caso de estudio: Proyecto de demostración en Albatera (Alicante, Este de España) Caso de estudio: La restauración experimental del bosque "El Picarcho" CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA DESCRIPCIÓN DE LOS MONTES MEDITERRÁNEOS: BOSQUES Y MATORRALES 1 2 2 La vegetación natural de la cuenca Mediterránea es muy diversa como consecuencia del amplio gradiente altitudinal. La sucesión característica de la vegetación potencial en niveles de altitud es: Bosques de coníferas subalpinos; bosques montanos de frondosas caducifolias y coníferas; bosques submediterráneos de caducifolios y coníferas; formaciones de frondosas mediterráneas de hoja perenne y coníferas; y finalmente, bosques dispersos y matorrales en las partes más bajas y secasdel rango altitudinal. 3 4 8 10 12 13 Figura 1. Bosques y matorrales típicos del Mediterráneo. De izquierda a derecha: bosque de encinas, pinar denso de pino carrasco, garriga, y matorral semiárido disperso 1 CAMBIOS HISTÓRICOS EN LOS PAISAJES MEDITERRÁNEOS Los paisajes tradicionales mediterráneos en áreas de montaña se caracterizan por un mosaico de usos del suelo. El paisaje ha sido exhaustivamente utilizado por la población rural de un modo multifuncional a lo largo de la historia, con cambios frecuentes en los usos del suelo dependiendo de las demandas socioeconómicas. Por lo tanto, la distinción entre bosques y otros tipos de vegetación es a menudo confusa. Son frecuentes las formaciones de transición entre bosques densos y matorrales puros. Por ejemplo, la macchia está estructuralmente cerca de los bosques de encinas, donde los árboles y arbustos altos tienen un porte similar. Además, los ecosistemas culturales se han ido formando durante siglos, como es el caso de los característicos sistemas agroforestales seminaturales de sabana arbolada (dehesa, montado, pascolo arbolato). El modelo multifuncional de uso del suelo era el dominante en los países europeos del Mediterráneo hasta la mitad del sigo XX. Desde entonces, el desarrollo de economías industriales ha conducido a un proceso generalizado de abandono rural, a la drástica reducción de los pastos y de la extracción de madera, y a la subsiguiente recuperación espontánea de la vegetación natural. Como consecuencia del aumento de la vegetación y de la carga de combustible, los paisajes mediterráneos están sufriendo una drámatica expansión de los grandes incendios forestales desde el último cuarto del sigo XX. 2 Degradación histórica de los ecosistemas naturales en el Mediterráneo Diversas causas, como el aumento de la población, el aumento de la demanda de la madera y la significativa expansión de los pastos y las áreas cultivadas, han conducido durante siglos a la sobreexplotación y a la degradación del territorio. La quema fue utilizada para crear y mantener los pastos herbáceos, y el combustible fue obtenido de arbustos y árboles. Los bosques fueron particularmente degradados y la denudación de las cuencas condujo a frecuentes inundaciones y daños catastróficos. Figura 2. Paisaje deforestado en el centro de España EL PAPEL DE LA REPOBLACIÓN FORESTAL EN LA LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN Lecciones del pasado: la experiencia mediterránea en la restauración hidrológico‐forestal A mediados del siglo XIX, los ingenieros de montes comprendieron la extrema degradación de los bosques mediterráneos y sus consecuencias sobre la erosión y el aumento de inundaciones catastróficas. La solución obvia que propusieron era la de intentar recuperar los bosques, promoviendo la repoblación forestal, en particular en las cabeceras de los ríos, sujetas a episodios de tormentas torrenciales. Se desarrollaron grandes proyectos de repoblación forestal durante el siglo XX en la mayor parte de los países del mediterráneo. En España, por ejemplo, más de 4 millones de hectáreas fueron repobladas, lo que representa aproximadamente el 9 % del total del territorio nacional y el 18 % de la superficie forestal potencial. Figura 3. Cuenca del Brusquet (Alpes de Haute Provence, Francia) antes de empezar el Proyecto de Restauración de Terrenos de Montaña (1877) y más de un siglo después de la repoblación forestal (1995) (fotografíagrafías: D. Vallauri). Proyecto REACTION: www.ceam.es/reaction CASO DE ESTUDIO: Repoblación forestal de Sierra Espuña, Murcia (Sudeste de España). Las frecuentes inundaciones causaban numerosas víctimas y grandes pérdidas económicas sobre las llanuras aluviales costeras de la España Oriental, bajo la influencia de corrientes torrenciales de las sierras cercanas. La mayor parte de estas zonas habían sido deforestadas como consecuencia de la sobreexplotación a largo plazo y a la extendida actividad de tala llevada a cabo por la Marina para la construcción de barcos, sobre todo durante el siglo XVIII. En la cuenca del río Segura (Murcia), después de las devastadoras inundaciones de octubre de 1879 (761 víctimas), la administración forestal lanzó un proyecto de repoblación forestal en 1886 llamado: Trabajos de Defensa contra las Inundaciones en la cuenca del Segura. El ingeniero de montes R. Codorniu, uno de los directores de este proyecto de restauración, escribió que en 1889 él no vio ni un solo árbol cuando cruzaba las colinas de la cuenca. Este proyecto comenzó en 1892 e incluía la repoblación forestal de casi 5.000 ha, junto con el establecimiento de diques de control, cortafuegos y viveros forestales volantes. Después de estudiar las condiciones ecológicas del sitio, las especies plantadas fueron principalmente las coníferas autóctonas Pinus halepensis, P. nigra, P. pinaster, P. pinea, con una menor proporción de frondosas (Quercus faginea, Ulmus minor) y alguna especie no autóctona como Pinus canariensis, Acacia sp. y Abies pinsapo. En 1902, aproximadamente 2 millones de brinzales fueron producidos para el proyecto. En aquellos tiempos la mayor parte del trabajo de plantación era manual, ¡y duró casi 30 años! (lo cual sería difícil de repetir hoy). Cada año se reponían las marras con el fin de conseguir la máxima supervivencia. Hoy día, el monte está cubierto de hermosos bosques de pino que han alcanzado la segunda generación (Figura 4), con un sotobosque diverso y algunas manchas dispersas e individuos aislados de frondosas, sobre todo encinas (Quercus ilex). La incidencia de inundaciones en la cuenca ha disminuido desde el establecimiento del bosque. El monte fue declarado Parque Regional en 1992. El lugar constituye una isla verde rodeada por tierras agrícolas y paisajes montañosos desertificados de clima semiárido; de hecho, es la principal atracción recreativa natural de toda la región. De ese modo, el lugar ha generado actividades económicas para la población local, sobre todo relacionadas con el ecotourismo. ESTRATEGIAS MODERNAS DE RESTAURACIÓN FORESTAL: COMPATIBILIDAD DE LA LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN CON LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD Y LA FIJACIÓN DE CARBONO Durante las últimas décadas, las áreas cubiertas por bosques y matorrales, a las cuales podemos referirnos conjuntamente como montes, han experimentado nuevas amenazas. La conservación de la biodiversidad y la fijación de dióxido de carbono están siendo los principales objetivos de la gestión del paisaje forestal en las zonas secas, mientras los incendios y la desertificación son las principales amenazas. Esto va acompañado por un cambio paralelo en los usos de los montes, desde los usos enfocados a la explotación de recursos directos como la madera, a unos usos actuales que priorizan los valores culturales y recreativos. Por consiguiente, las actuales estrategias de restauración forestal deberían dar respuestas a estas demandas a la vez que se previenen las amenazas. La restauración forestal pretende detener la degradación y promover la regeneración del ecosistema después de perturbaciones repentinas o continuas que conducen a la degradación, tratando de alcanzar el estado que el ecosistema tenía antes de la perturbación. Todos los ecosistemas tienen una 3 cierta capacidad de recuperación una vez que la presión de degradación ha cesado, pero cuando esta recuperación es demasiado lenta o improbable, debe considerarse la restauración. Principios de restauración de los montes para la región mediterránea ‐ Priorizar la conservación del suelo y la regulación de agua. La pérdida de suelo por erosión es una de las consecuencias más críticas de la degradación del medio ya que el suelo es prácticamente un recurso no renovable. Las acciones de restauración para la conservación del suelo (p. ej. siembra de emergencia, fajinas) deberían ser realizadas inmediatamente después de la perturbación y siempre antes de la aparición de fuertes lluvias que puedan erosionar la superficie del suelo y acelere el transporte de los sedimentos. ‐ Empleo de especies autóctonas. Las especies no autóctonas normalmente carecen de un control natural, como plagas o competidores, así que pueden suponer una amenaza para la biodiversidad local. Una vez establecidas, las especies no autóctonas pueden competir y desplazar a las autóctonas, alterar los procesos ecológicos naturales y degradar las comunidades vegetales, e incluso convertirse en invasoras. ‐ Conservar y promover la biodiversidad. La restauración debería contribuir a la mejora de la diversidad de las especies, a todas las escalas espaciales, en las áreas degradadas y empobrecidas en especies autóctonas. ‐ Promover la diversidad y la heterogeneidad del paisaje. Diferentes manchas de 4 vegetación a escala de paisaje pueden proporcionar diferencias en la sensibilidad y riesgo a perturbaciones y también en la capacidad de recuperación. ‐ Diseño de repoblaciones según los principios de prevención de incendios. La restauración debería reintroducir los componentes del ecosistema que se han perdido y recuperar las funciones que puedan haber sido degradadas. Los procedimientos de restauración deberían reproducir la sucesión, pero de manera simultánea con la prevención de incendios. Deben evitarse las formaciones sucesionales intermedias debido a la alta inflamabilidad de algunos de sus componentes. ‐ Potenciar los usos multifuncionales de los bosques y su productividad. Los cambios sociales han creado nuevas demandas y desafíos para los bosques. La fijación de carbono, los usos recreativos y los productos forestales distintos de la madera son nuevos valores demandados por la sociedad. Figura 4. Repoblación forestal en Sierra Espuña. Arriba: Trabajos de plantación de árboles y una vista general del lugar en 1895 (imagen de la Consejería de Agricultura, Agua y Medio Ambiente de la Región de Murcia); abajo: situación actual (2004). Más detalles en: www.ceam.es/reaction ESTRATEGIAS DE RESTAURACIÓN Y GESTION FORESTAL EN EL MEDITERRÁNEO, OPORTUNIDADES TÉCNICAS Y DEFICIENCIAS Gestión de la regeneración natural después de las perturbaciones En los climas mediterráneos, las perturbaciones de la vegetación natural a menudo requieren una intervención que evite la degradación irreversible del monte, en particular en laderas escarpadas. Hoy día, la perturbación más importante y extendida en los bosques y matorrales mediterráneos es el fuego. Dependiendo de la capacidad de recuperación de los ecosistemas, podrían ser necesarias acciones de restauración para controlar la erosión post‐incendio y la escorrentía, controlar las plagas, y mejorar la sucesión secundaria para promover ecosistemas de mayor calidad y menor combustibilidad. En muchos casos, los bosques se regeneran naturalmente después de los incendios forestales. Este es el caso habitual de los pinos mediterráneos que tienen piñas serotinas, las cuales se abren con el fuego y diseminan las semillas justo después del paso del fuego. Es el caso del pino carrasco (Pinus halepensis), el pino rodeno o resinero (P. pinaster) y el pino de Creta (P. brutia). A menudo, la germinación de las semillas de pino es excesiva dando lugar a elevadísimas densidades de brinzales, lo cual suele provocar una elevada competencia intraespecífica, un crecimiento pobre de los árboles y, como consecuencia, una alta acumulación de combustible. De la misma manera, las frondosas mediterráneas (como los Quercus) se recuperan de manera eficiente después del fuego, pero en este caso mediante rebrote. A menudo, del tocón brotan muchos tallos generando una competencia dentro del individuo, un crecimiento pobre, una producción baja de bellotas y, de nuevo, la acumulación de combustible. En ambos ejemplos de alta regeneración post‐incendio, los clareos selectivos (para los brinzales) y resalveos (para los rebrotes), y los tratamientos de desrboce ayudan a la regeneración natural. Los tratamientos de clareo y de resalveo tienen que ser aplicados varios años después del incendio para reducir la competencia intraespecífica e intraindividual, y seleccionar a los mejores individuos o brotes. Además, la creación de discontinuidades verticales y horizontales en la biomasa vegetal puede ayudar a reducir el riesgo de incendio y de su propagación. La quema prescrita del sotobosque puede ser una técnica conveniente para controlar el peligro de incendio. En caso de que la regeneración después del fuego fuera pobre o en situaciónes de áreas degradadas después de una sobreexplotación a largo plazo, podría ser necesaria la (re)introducción de especies de interés (para más información ver Cuaderno B2 LUCINDA). Esto se podría realizar directamente, por siembra o plantación, o de manera indirecta, mediante la facilitación de la regeneración espontánea y la colonización natural. Rehabilitacion de emergencia post‐incendio Las técnicas de acolchado (mulch) que simulan el papel de la hojarasca, son utilizadas en la restauración post‐incendio para proporcionar una rápida protección del suelo al impacto de las gotas de lluvia y reducir la escorrentía superficial, el encostramiento y la compactación de la superficie del suelo y, así, aumentar la infiltración. Las fajinas con ramas y/o troncos siguiendo las curvas de nivel son también prácticas de gestión post‐incendio que pretenden reducir la degradación física del suelo y la erosión. Una de las ventajas de esta técnica es que no necesitan de ningún material externo porque las fajinas son construidas con troncos y ramas de árboles quemados en el propio monte. Figura 5. Fajinas en curvas de nivel hechas con ramas quemadas para mitigar la erosión post‐incendio. Valencia, Este de España (Fotografía T. Gimeno). La siembra de emergencia, tanto manual como por medios aéreos, se recomienda para controlar la erosión en laderas con un potencial de regeneración bajo. Se suele observar un efecto sinérgico de la siembra y la aplicación de mulch. En parcelas recién quemadas en la Comunidad Valenciana (España), esta técnica redujo la producción de sedimentos y la compactación de la superficie del suelo, y aumentó 5 la infiltración de agua, mejorando las propiedades físicas del suelo a corto plazo. La selección de especies autóctonas en la mezcla de semillas es crucial para evitar el comportamiento invasor de ciertas especies que pueda interferir en la regeneración de la vegetación natural. La eficacia de esta técnica depende mucho de las condiciones climáticas postsiembra y del riesgo de depredación por insectos, pequeños mamíferos y pájaros. Técnicas de plantación En el pasado, la repoblación forestal de áreas degradadas mediterráneas con otras especies que no fueran pinos, ofrecían, por lo general, una baja supervivencia de los brinzales y bajas tasas relativas de crecimiento. Los pinos (por ejemplo. P. halepensis) eran utilizados con frecuencia en la repoblación forestal porque son especies pioneras, tolerantes al estrés, y responden mejor al estrés de trasplante, la escasez de agua en verano y la limitación nutricional. Las especies frondosas (por ejemplo Quercus ilex) se enfrentan no sólo a sus características fisiológicas más exigentes, sino también al pobre desarrollo de las técnicas de vivero y de plantación. Las áreas abiertas y degradadas no son, en principio, hábitats adecuados para estas especies forndosas, propios de fases más avanzadas de la sucesión. En los últimos tiempos, la profundización en el conocimiento de la ecofisiología de las especies frondosas, junto con técnicas apropiadas de vivero y campo, ha mejorado los resultados de introducción de estas especies en condiciones de campo degradadas. Producción de planta en vivero. La producción de brinzales de alta calidad es el primer paso en la plantación. En el vivero, los brinzales crecen en condiciones óptimas, pero una vez plantados deben soportar un elevado estrés antes del establecimiento, al menos durante un corto plazo (choque de trasplante). Aunque las especies mediterráneas tienen mecanismos para tolerar un cierto grado de sequía, un tratamiento apropiado en el vivero puede inducir nuevos mecanismos de resistencia (preacondicionamiento a sequía). Algunos cambios frecuentes en los brinzales precondicionados son: reducción de la biomasa aérea y de la tasa de transpiración, y mayor asignación de asimilados a raíces finas. La eficacia de los tratamientos de preacondicionamiento a la sequía depende de cada especie y parece relacionarse con las estrategias adaptativas desarrolladas por cada especie. Por ejemplo, el lentisco (Pistacia lentiscus) puede ser considerado como una especie sensible a las técnicas de preacondicionamiento a la sequía comparado con la coscoja (Quercus coccifera) y el enebro (Juniperus oxycedrus), menos sensibles. 6 afinidad por el agua, como los geles hidrófilicos. Los brinzales que crecen sobre estos sustratos mejorados, por lo general, muestran un mejor estado fisiológico, y el medio de cultivo permite una mayor retención de agua durante períodos de sequía. Además, estas enmiendas pueden proporcionar un aporte suplementario de agua disponible en la fase de trasplante. El volumen y el tamaño de los contenedores dependen de la especie a cultivar. Sin embargo, y como regla general, los contenedores deberían ser profundos (30 cm) para especies con una raíz pivotante como Quercus spp. (figura 6), y anchos para especies que producen un gran número de raíces secundarias. Los canales o costillas de la parte interior del contenedor dirigen el crecimiento de las raíces hacia abajo; mantener las bandejas de contenedores suspendidas en el aire facilita el repicado de las raíces y el desarrollo de raíces secundarias. El segundo paso en la secuencia de plantación es la preparación y enmienda del suelo. Preparación de suelo La preparación del suelo para introducir brinzales de leñosas siempre genera un cierto grado de perturbación que temporalmente puede aumentar el riesgo de erosión. La mayor parte de las técnicas de preparación tienen el objetivo de aumentar el volumen de suelo efectivo para el crecimiento de la raíz, capturar cantidades más altas de escorrentía y dirigirlas hacia el brinzal recién plantado, y mejorar la capacidad de almacenar agua en el suelo. En paisajes mediterráneos, el agua es el factor más limitante para el éxito de la repoblación forestal y las técnicas de preparación del terreno deberían maximizar la disponibilidad de agua para el brinzal introducido. La captación de agua utilizando microcuencas es muy eficaz en zonas semiáridas y secas del Mediterráneo; esta técnica consiste en la construcción de pequeñas estructuras lineales (surcos) para recoger y desvíar el agua de escorrentía hacia el hoyo de plantación. Enmiendas del suelo Figura 6. Dos tipos de contenedores de papel para el cultivo de especies forestales con raíz pivotante: contenedor largo (30 cm) frente al convencional (corto, 14 cm) (alcornoque, Quercus suber). El sustrato y el tipo de contenedor son también factores relevantes en la producción del brinzal. Los sustratos utilizados comúnmente en viveros forestales están basados en turba. Estos sustratos pueden ser mejorados con materiales de alta Las enmiendas del suelo intentan mejorar las propiedades físicas, químicas y microbiológicas del suelo y proporcionar un medio de mejor calidad para el crecimiento de la raíz. Podemos distinguir entre las enmiendas del suelo físicas (geles hidrofílicos, acolchados), químicas (fertilizantes orgánicos e inorgánicos) o microbiológicas (inoculación bacteriana o fúngica). Los hidrogeles son productos sintéticos (polímeros de polietileno o poliacrilamidas) que absorben y conservan altas cantidades de agua fácilmente disponible para las raíces. Además de aumentar la capacidad de retención de agua del suelo, los hidrogeles pueden suministrar sustancias nutritivas suplementarias y modificar las propiedad físicas del suelo (porosidad y tamaño de agregados). Estos efectos implican la reducción del choque de trasplante en plantaciones forestales, y sus efectos tienen una duración limitada en el tiempo. En los suelos de textura fina, el agua del hidrogel puede ser adsorbida por las arcillas en vez de por las raíces, disminuyendo la eficacia de los hidrogeles. Los objetivos de la utilización de capas orgánicas de acolchado (mulch) en la superficie del suelo alrededor de los hoyos de plantación son un poco diferentes que en su aplicación extensiva sobre áreas quemadas. El objetivo principal es proporcionar mejores condiciones para el establecimiento y el crecimiento de la planta y no la reducción de la producción de sedimentos. Estas mejoras están relacionadas con el aumento de la humedad del suelo y la disponibilidad de agua a los brinzales, y con la reducción de las temperaturas extremas que alcanza la superficie del suelo y, por tanto, de las tasas de evaporación. Por lo tanto, es esperable que los mayores efectos de la aplicación de mulch se produzcan durante los meses de verano (de mayos estrés) que en las estaciones más húmedas. Las capas gruesas de mulch (≈ 3 cm) pueden evitar la germinación y el crecimiento de especies no deseadas, como aquéllas que son fácilmente inflamables. Una enmienda química (y también física) importante para la mejora del suelo son los residuos orgánicos, tanto los sólidos urbanos, los estiércoles o los lodos de depuradoras (biosólidos). Las directivas respecto a la depuración de aguas residuales se están haciendo más exigentes, y tanto el volumen total de agua tratada como la cantidad de lodo generado han aumentado significativamente en los últimos años. Este subproducto es rico en materia orgánica y nutrientes que se van liberando lentamente (mineralización) ya que se encuentran principalmente en forma orgánica, representando una ventaja sobre los fertilizantes inorgánicos que tienen efecto sólo a corto plazo. Los suelos mediterráneos forestales, por lo general, presentan un bajo nivel de nitrógeno disponible y, en particular, un bajo nivel de fósforo disponible que pueden eventualmente limitar el crecimiento del brinzal. Numerosos estudios han observado que los residuos orgánicos estimulan la actividad microbiana y mejoran las propiedades físicas del suelo, como la estabilidad de agregados y la capacidad de retención de agua. Por otra parte, los efectos negativos del uso de biosólidos en trabajos de restauración están relacionados con su potencial contenido de metales pesados, que eventualmente puede reducir o impedir su empleo debido a su toxicidad. Los biosólidos también pueden causar un aumento repentino de la salinidad. En áreas mediterráneas secas a subhúmedas, la dosis óptima de aplicación ha sido establecida dentro de un rango de 15 a 30 Mg (peso seco) de biosólidos por hectárea, incorporados en al menos 30 cm de suelo. Figura 7. Tubo protector con un individuo de Quercus sp. Tubos protectores Los protectores (de plástico, cartón o fibras naturales, Figura 7) pueden mejorar las condiciones microambientales de los brinzales, reduciendo la radiación y la demanda evaporativa. El uso de tubos protectores puede mejorar la supervivencia del brinzal y, casi siempre, aumentar la altura del mismo. Por ejemplo, la altura de brinzales de Quercus ilex protegidos con tubos puede llegar a doblar la de los brinzales sin protección en un par de años. En climas calidos se recomienda utilizar protectores ventilados donde el aumento de la 7 temperatura dentro del protector es tolerable. Una ventaja adicional de usar estos protectores es la reducción del daño por los herbívoros. Plantas nodriza En condiciones ambientales extremas, las plantas espontáneas pueden ayudar a las introducidas mejorando las condiciones microambientales, debido al denominado efecto nodriza. Fomento de la restauración pasiva El conocimiento de las limitaciones y los factores que gobiernan la diseminación y el establecimiento de una especie de interés aporta la bases científicas necesarias para promover o facilitar la regeneración natural de áreas degradadas. Por ejemplo, los árboles quemados em pie pueden facilitar el anidamiento de pájaros y la diseminación de semillas de especies arbóreas en la zona quemada. Enfoque paisajístico y planificación de la restauración Las acciones de repoblación forestal deberían implementarse en el paisaje de acuerdo a las exigencias de las especies vegetales en cuanto a calidad de la estación, impactos sobre el paisaje, principios de ecología del paisaje (regulación de flujos, conectividad, tamaño y forma de teselas, diversidad del paisaje) y la prevención de incendios (cortafuegos desbrozados y cortafuegos verdes, combustibilidad de las teselas). ‐ ‐ ‐ Figura 8. Preparación del suelo con microcuenca para la captura de escorrentía. CASO DE ESTUDIO: Proyecto de Demostración en Albatera (Alicante, Este de España) 8 El proyecto de demostración de Albatera es un ejemplo de colaboración y transferencia de tecnología entre la comunidad científica y los gestores medioambientales. Fue lanzado por la Dirección General para la Biodiversidad (Ministerio de Medio Ambiente, España), con la colaboración de la Generalitat Valenciana. El proyecto fue realizado por el Servicio Forestal de Alicante, y el seguimiento científico fue realizado por el CEAM, la Universidad de Alicante y el CIDE (CSIC). Los programas anteriores de repoblación forestal, cuyos objetivos eran el control de la erosión y de las inundaciones, fueron llevados a cabo con plantaciones monoespecíficas de pino, implicando una intensa preparación del terreno. Estas acciones dieron resultados pobres en términos de supervivencia y crecimiento de los pinos. El área piloto de Albatera es una cuenca de 25 hectáreas situada en la provincia de Alicante, en el Sudeste de España, una de las áreas más afectadas por la desertificación de Europa. La degradación del monte ha sido debida a los efectos sinérgicos de la explotación y la gestión en el pasado – pastoreo, agricultura marginal, recolección de leñas – , de las condiciones ambientales adversas, como una precipitación sumamente variable y escasa (≈ 280 ‐1 mm año ), y de la presencia de suelos propensos a la erosión. Perturbaciones antropogénicas más recientes, como aterrazamientos forestales, caminos, y canalización de aguas para el riego han cambiado profundamente el suelo y el paisaje. Tres problemas principales aparecen en el área: Pérdida de las funciones del ecosistema: la infiltración de agua y el ciclo de nutrientes no son totalmente funcionales en el área degradada: por lo tanto se reduce enormemente la productividad. El sistema está produciendo pérdidas netas de recursos. Modelo de paisaje profundamente cambiado debido a los usos del suelo en el pasado y los usos en la actualidad: terrazas y canalizaciones para el riego, que dan lugar a surcos y cárcavas. Daños aguas abajo: inundaciones. Según el Plan de Acción de Prevención de Inundaciones en la Comunidad Valenciana, el área de Albatera‐ Crevillente, que incluye el área piloto, es uno de los puntos más conflictivos de riesgo de inundaciones en la provincia de Alicante. Por lo tanto, los objetivos principales del programa de restauración eran: • Reparar el funcionamiento del ecosistema mediante la creación de manchas de vegetación totalmente funcionales que contribuyan al proceso de captura de agua, materiales y nutrientes, y a la productividad general del territorio. • Aumentar la diversidad, la estabilidad y la capacidad de recuperación del ecosistema. • Prevenir la posterior degradación del ecosistema y del paisaje, la erosión del suelo y los daños aguas abajo. Las estrategias de restauración diseñadas específicamente para alcanzar estos objetivos incluyeron: ‐ Tratar la heterogeneidad dentro del área por medio de la identificación de la unidades funcionales y diseñar acciones específicas para cada unidad. ‐ Introducción de vegetación según la heterogeneidad a pequeña escala y los patrones espaciales naturales. ‐ Evitar la alteración de la vegetación existente; potenciar el crecimiento espontáneo de la planta por medio de la aplicación de enmiendas orgánicas del suelo ‐ Según la vegetación potencial del área, la introducción tanto de árboles autóctonos de hoja perenne como arbustos con alto potencial de recubrimiento, alta capacidad para desarrollar una cubierta densa y acumular hojarasca en manchas, y rápida recuperación em caso de perturbaciones futuras, todo ello para aumentar la resiliencia del ecosistema. ‐ Utilizaciõn de un conjunto amplio de especies para combinar la diversidad potencial de los hábitats, las etapas de degradación, y los objetivos de la gestión. ‐ Mejora de la calidad del brinzal. ‐ Mejora del éxito de la plantación por medio de la explotación de la investigación reciente y la aplicación de la mejor tecnología disponible. Especifícamente, bajo el actual marco económico y técnico, la supervivencia y crecimiento del brinzal puede aumentar con el uso de tratamientos de captura de agua, tubos protectores, plantas nodrizas y enmiendas orgánicas. ‐ Prevención de los daños producidos por el desmoronamiento de bancales, creando barreras vegetales con árboles y arbustos de raíces profundas y elevada cobertura. ‐ Establecimiento de un programa de seguimiento. Figura 10. Vista de una de las unidades fisiográficas del proyecto piloto de Albatera (cárcavas en un canal de agua), antes (arriba) y cuatro años después de la restauración (abajo) 9 Figura 9. Vista general de la cuenca piloto de Albatera y de la retroaraña excavando hoyos de plantación Figura 11. Individuo de acebuche dos años después de la plantación en el proyecto de Albatera. Esta especie mostró una la supervivencia de más del 80 % y una alta tasa de crecimiento en todas las unidades de restauración. Lecciones aprendidas: 1. La colaboración a nivel local entre científicos y gestores, así como la participación de la sociedad, son claves para una aplicación eficiente de los programas de restauración, y por lo tanto debería promoverse de forma general. 2. Las condiciones limitantes que prevalecen en los montes muy degradados aumentan el coste de las acciones de restauración. La técnicas de restauración de bajo coste a menudo fallan en condiciones difíciles. Por lo tanto, es esperable que el análisis de coste‐beneficio de las acciones con la mejor tecnología produzca un balance positivo. 3. El seguimiento y la elaboración de una base de datos deberían ser componentes intrínsecos de todos los proyectos de restauración. El establecimiento de un sistema de seguimiento tiene un efecto positivo sobre la calidad del diseño del proyecto de restauración. CASO DE ESTUDIO: La restauración experimental del bosque “El Picarcho” El sistema El Picarcho (Murcia, España) fue el escenario de un proyecto experimental de repoblación forestal para combatir la desertificación en un ambiente semiárido mediterráneo. Fue desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente de España y el Gobierno de la Región de Murcia en el marco del proyecto MEDALUS III de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Comisión Europea 10 (enero de 1996 – diciembre de 1998). Los objetivos de la investigación eran diseñar, probar y diseminar métodos específicos para la restauración de las zonas semiáridas mediterráneas afectadas gravemente por la desertificación. Los métodos de restauración deben ser diseñados para ser eficientes y económicamente factibles, mientras que el impacto inicial de los trabajos de repoblación forestal debería ser mínimo y aceptable. El área de El Picarcho fue seleccionada considerando que proporcionaba un medio ambiente mediterráneo semiárido y degradado (precipitación anual 312 mm, ETP 812 mm). Era necesario recuperar el área de los procesos de desertificación provocados por los extensos e intensos incendios forestales, que en años anteriores, en particular en julio de 1994, casi habían destruido completamente la vegetación natural del área, dominada por un bosque natural de Pinus halepensis (Figura 12). Figura 12. El Picarcho, octubre de 1996. Este área en el sudeste de España había experimentado intensos y extensos incendios forestales en años anteriores, que destruyeron el bosque de Pinus halepensis. A lo lejos, en medio de la ladera, se puede ver un gran árbol. El proceso de degradación del suelo y del ecosistema que conduce a la desertificación es evidente. Pinus halepensis y Quercus ilex fueron las especies seleccionadas para reforestar la zona. La estrategia de restauración estuvo basada en dos elementos. En primer lugar, Pinus halepensis tiene capacidad para crecer en ausencia de una cubierta protectora, y su sistema radicular de crecimiento fuerte y rápido coloniza suelos desnudos en ambientes secos (Figura 13). El segundo elemento es la preparación del terreno, con el propósito de recoger y almacenar bastante agua de lluvia en el suelo, para garantizar la supervivencia de las plantas en la estación crítica seca durante la fase de establecimiento. La preparación del terreno consistió en un mosaico de pequeñas cuencas que cubrían toda la ladera. Cada una de estas cuencas (Cuencas de Contorno Discontinuo (CCD)) se divide en dos partes: área de recogida o de impluvo, y área de almacenamiento e infiltración. El área de impluvio permanece inalterada y su única misión es la de recoger aguas de escorrentía para el área de almacenamiento que se encuentra en la parte inferior. Figura 13. El largo sistema radicular de crecimiento rápido de Pinus halepensis coloniza el suelo en busca del agua y nutrientes en ambientes mediterráneos semiáridos. El Picarcho, agosto de 1997, ejemplar extraído ocho meses después de su plantación. El área de almacenamiento e infiltración está en el contorno inferior de la cuenca y consiste en una zanja (hueca y en forma de prisma, con base triangular y bordes horizontales), y un caballón formado por el suelo que ocupaba el espacio anteriormente (Figura 14). Justo debajo de este pequeño depósito se realizaron con anterioridad trabajos de subsolado profundo para mejorar la capacidad de infiltración y de almacenamiento del agua y para facilitar el desarrollo de la raíz. Dos brinzales son plantados equidistantes sobre cada caballón. Figura 14. Área de almacenamiento y caballón de plantación El número de cuencas de contorno discontinuo en cada unidad de superficie es el resultado de los cálculos de la escorrentía total controlable y de la infiltración por las estructuras. Los parámetros del cálculo son: el valor de precipitación, las funciones de la infiltración en el área de impluvio y de almacenamiento, y la separación entre estructuras. El cálculo fue realizado según el Servicio de Conservación del Suelo del U.S.D.A. “Método de Infiltración del Número de Curva”. Por lo tanto la validez de los resultados depende mucho de una estimación adecuada del número de curva en el área de estudio. A pesar de un escepticismo inicial sobre el gran tamaño de la zona a preparar, la hipótesis y los cálculos resultaron ser correctos. En septiembre de 1997 varios eventos significativos de precipitaciones demostraron la capacidad de captura de agua y de almacenamiento de las estructuras (Figura 15). Figura 15. Después de eventos significativos de precipitación en la última semana de septiembre de 1997, se confirmaron las hipótesis de captura y almacenamiento de agua Las Cuencas de Contorno Discontinuo (CCD) produjeron unas tasas de supervivencia significativa y claramente mejores que los controles sin tratar en 11 las mismas parcelas. Considerando la posición del brinzal dentro caballón y en la base del caballón, los brinzales situados en lo alto mostraron un mejor crecimiento, incluyendo el recubrimiento y la protección del suelo que proporcionaron. Además, los brinzales situados en lo alto del caballón desarrollaron unas raíces profundas desde lo alto hacia lo más bajo del caballón durante los siete primeros meses en el campo, penetrando en la capa de subsuelo más profunda. De manera inversa, los sistemas radiculares de los brinzales localizados en el medio o en la base mostraron un comportamiento diferente: un desarrollo menor de la raíz, longitud de la raíz más corta y menor volumen de suelo explorado. Hoy día, 10 años después de plantación (Figura 16) y sin ningún tipo de cuidado selvícola de las plantas, los índices de supervivencia son considerablemente más altos y satisfactorios en los tratamientos CCD, con una supervivencia del 78 % en las partes bajas de las laderas de suaves pendientes, y un 40% de supervivencia en las partes escarpadas más altas. El crecimiento medio de la altura de los pinos es de 96 cm. (Figura 17). Las diferencias de supervivencia y crecimiento entre áreas bajas/llanas y áreas altas/escarpadas se atribuyen a las diferencias en el suelo y la capacidad de almacenamiento de agua de los suelos pobres, lithic leptosols, bajo un severo déficit hídrico impuesto por las condiciones semiáridas. Figura 16. Vista general de la repoblación forestal experimental "El Picarcho" en junio de 2007. El límite superior del área repoblada puede distinguirse vagamente en el tercio inferior de la colina al fondo. 12 Figura 17. El Picarcho. Después de 10 años, la tasa de supervivencia de la plantación es satisfactoria en las partes inferiores y la altura media del árbol es de 96 cm. CONCLUSIONES La repoblación forestal de tierras degradadas intenta invertir la degradación a procesos de agradación, donde la recuperación del ecosistema natural no sucede espontáneamente o cuando la recuperación espontánea es demasiado lenta y vulnerable a futuras perturbaciones. Las proyecciones de cambio climático para el Sur de Europa añaden unas perspectivas de un aumento del déficit hídrico para los ecosistemas. Las proyecciones de cambios de uso del suelo prevén un aumento del abandono de los cultivos. Las necesidades de la restauración forestal probablemente aumentarán en el futuro porque habrá mas áreas abandonadas y la frecuencia de incendios aumentará, precisamente debido a ese abandono del territorio sumado al cambio climático. Varias técnicas de restauración han resultado ser eficaces en la inversión de las tendencias de degradación en condiciones adversas, desde la producción de calidad de planta en vivero hasta el desarrollo de técnicas de captura de agua en el campo. Varios casos estudiados de restauraciones realizadas en el pasado y experiencias actuales muestran cómo estas técnicas detienen los procesos de desertificación de manera eficiente. Sin embargo, hay grandes incertidumbres todavía en cuanto al clima y a las proyecciones de cambios de uso del suelo y cómo los ecosistemas y la sociedad podrían reaccionar. Las estrategias y técnicas de restauración deberían tratar de dar respuestas a estas incertidumbres utilizando una gestión adaptativa, y combinando la gestión forestal con el seguimiento y las actividades de investigación y desarrollo. BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA Mansourian, S., Vallauri, D. & Dudley, N., eds 2005. Forest Restoration in Landscapes: Beyond Planting Trees, Springer, New York. Reynolds, J.F. et al. 2007. Global desertification: building a science for dryland development. Science 316: 847‐851 Robichaud, P.R. et al. 2000. Evaluating the effectiveness of post‐ fire rehabilitation treatments. USDA Forest Service. General Technical Report RMRS‐GTR‐63. 85 p. Rojo Serrano, L., et al .2002. Management plan to combat desertification in the Guadalentin river basin. In Mediterranean Desertification: A Mosaic of Processes and Responses. Edited by N.A. Geeson, C.J..Brandt & J.B. Thornes. John Wiley & Sons, Ltd .ISBN 0‐470‐84448‐5. London. England, pp: 303‐319. 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