rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 9 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS REVISIÓN DE LA CATEGORÍA DE ACTO ADMINISTRATIVO A LA LUZ DE LA EVOLUCIÓN DE LA JURISDICCIÓN DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO andrés Betancor catedrático de derecho administrativo universidad Pompeu Fabra RESUMEN En este trabajo se analiza el cómo la reciente evolución de la jurisdicción de lo contencioso-administrativo ha podido influir en la categorización del acto administrativo. Inicialmente nacido para deslindar el ámbito de aquella jurisdicción respecto de los tribunales civiles, la evolución subsiguiente de la categoría ha estado impulsada por la búsqueda de un criterio material que le diese sentido y la separase del ámbito judicial. La Constitución española ha sido el motor del cambio de la jurisdicción, al menos, en dos aspectos, por un lado, el reconocimiento del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva y, por otro, la proclamación de que dicha tutela se proyecta respecto de la «actuación administrativa». El acto administrativo pasa a ocupar un lugar secundario, desplazado por la exigencia de aquella tutela efectiva respecto de cualquier forma de actuación de la Administración. La última jurisprudencia que aquí se recoge nos muestra esta preterición; aquí se ofrecen algunos de sus ejemplos más sobresalientes. Estamos ante un cambio que en realidad anuncia un cambio más profundo del Derecho administrativo. Palabras clave: Acto administrativo, Jurisdicción contencioso-administrativa, derecho a la tutela judicial efectiva, Estado de Derecho. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 9 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 10 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor ABSTRACT This paper analyses how recent developments in the jurisdiction of Administrative Litigation may have influenced the classification of the administrative adjudication. Arising initially to define the jurisdiction of that litigation in the civil courts, the subsequent evolution of the category has been driven by the search for a material criterion that could provide it with a particular meaning and set it apart from the judiciary. The Constitution of Spain, in at least two aspects, has been the driving force behind this jurisdictional change: on the one hand, to recognize the fundamental right to effective judicial protection and, on the other, the statement that such protection can be presented in terms of the «administrative rulings». The administrative adjudication takes on secondary role, displaced by the demand for effective protection with respect to any form of action on the part of the Administration. The jurisprudence in this paper, including some of the most notable outstanding examples, demonstrates this apophasis. In fact, we are experiencing a change wich is precursor of a more profound change in Administrative Law. Key words: Administrative Adjudication, Jurisdiction of Administrative Adjudication, right to effective judicial protection, Constitutional Democracy with guaranteed Rule of Law. SUMARIO 1. 2. 3. 4. introducción. la reFleXión doctrinal soBre la concePción del acto adMinistrativo. el derecHo a la tutela judicial eFectiva coMo Motor central de los caMBios. la desnaturaliZación del acto adMinistrativo en la ÚltiMa jurisPrudencia del triBunal suPreMo: alGunos ejeMPlos. 4.1. el informe perjudicial. 4.2. el acto de trámite no incluido entre los del artículo 25 ljca pero que es impugnable directamente porque tiene efectos sobre la esfera jurídica del recurrente. 4.3. el acto inexistente que tiene efectos jurídicos relevantes sobre la esfera del recurrente. 5. 10 conclusiones. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 11 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS 1. INTRODUCCIÓN eduardo García de enterría resumía recientemente la evolución de la jurisdicción contencioso administrativa recalcando que «ha conducido a la conquista definitiva de una jurisdicción plenaria y efectiva para garantizar de manera completa y plena, por primera vez en la historia, los derechos y libertades de los ciudadanos frente a una Administración que había acertado a mantenerse en una inmunidad sustancial última en virtud de viejos y convencionales mitos cuidadosamente presentados como supuestamente derivados de “la naturaleza de las cosas”, y que escondían, simplemente, la conveniencia práctica de los administradores y su orgullo de titulares efectivos de un verdadero poder público, frente a una ciudadanía de menor rango, a la que correspondía, sobre todo, obedecer» (1). una evolución que tiene un único y sobresaliente motor: los derechos de los ciudadanos. «Hoy el juez contencioso —añade García de enterría— tiene la obligación estricta de tutelar en su plenitud ese espacio sustancial de libertad, sólo desde el cual puede el hombre de hoy ser capaz de construir y proteger una vida personal primaria, en su integridad». en consecuencia, resume el mismo autor, «los ciudadanos europeos se encuentran hoy con un formidable poder de control sobre el aparato y las decisiones de la Administración, poder que ha subrayado así la plenitud de la posición en que hoy han alcanzado a ser situados como sujetos primordiales del actual Estado de Derecho, edificado definitivamente sobre el principio de la libertad efectiva de los mismos respecto de todo el aparato público, el cual ha dejado de ser con ello un instrumento para su sometimiento o dominación, lo contrario precisamente a un aparato concebido para el servicio integral y efectivo a esos ciudadanos, precisamente». 1. García de enterría, eduardo, «la formación y el desarrollo en europa de la jurisdicción contenciosoadministrativa. su adquisición definitiva de un status de jurisdicción plena y efectiva», Revista de Administración Pública, núm. 179, Madrid, mayo-agosto (2009), pp. 167-183, p. 181-182. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 11 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 12 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor esta brillante reflexión que analiza la situación presente me lleva de la mano a plantearme el cómo ha afectado esta evolución a las categorías centrales del derecho administrativo y, en particular, a aquellas tan estrechamente vinculadas a la jurisdicción. no es imaginable que tan extraordinaria evolución no haya podido afectar a tales categorías como la del acto administrativo. esta, como me he ocupado en otro lugar (2), nació estrechamente vinculada a la jurisdicción: nació para deslindar el ámbito de la jurisdicción de lo contencioso-administrativo del ámbito de la jurisdicción civil (3). inicialmente, el acto administrativo describía toda la actuación de la administración que, en tanto que tal, estaba excluida de la jurisdicción civil. Posteriormente, con la introducción de la jurisdicción de lo contencioso-administrativo, aunque retenida por los órganos de la administración, pasó a definir positivamente el ámbito de esta jurisdicción. este concepto procesalista (4) del acto administrativo sirvió para deslindar las jurisdicciones, civil y contencioso-administrativa. la evolución subsiguiente ha pretendido dotarla de contenido o de sustancia, alrededor, entre otros, de la noción del poder (5). en el momento presente, en el escenario institucional descrito por García de enterría, el centro de gravedad del acto huye del poder para situarse en los efectos jurídicos que produce en la esfera de derechos e intereses del ciudadano, a la que tiene derecho a su más completa y efectiva tutela. se podría adelantar la hipótesis de que este cambio desustancializa el acto administrativo porque lo único realmente relevante, desde la perspectiva del derecho a la tutela judicial efectiva, son los efectos del acto administrativo, no su contenido e, incluso, el poder que lo alumbra. el acto administrativo vuelve al ámbito de la jurisdicción pero no para defender la administración su privilegiada situación respecto del Poder judicial sino para someterla completamente a este haciendo realidad el sometimiento pleno a la ley y al derecho que es el signo de identidad básico del estado de 2. Betancor, andrés, El acto ejecutivo. Origen y formación de una categoría central del Derecho administrativo, cec, Madrid, 1992. 3. García de enterría, eduardo y FernandeZ, tomás-ramón, Curso de Derecho Administrativo, tomo i, ed. thomson reuters-civitas, Madrid, 15.ª, 2011, p. 567. santaMaría Pastor, juan alfonso, Principios de Derecho Administrativo General, tomo ii, ed. iustel, Madrid, 2009, p. 103. 4. santaMaría Pastor, op. cit., p. 103. este autor habla, específicamente, de la «concepción procesalista» como la primera concepción del acto administrativo, en términos históricos. 5. evolución descrita por MuÑoZ MacHado, santiago, Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General, tomo iv, ed. iustel, Madrid, 2011, pp. 26 y ss. 12 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 13 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo derecho. el sometimiento de la administración, expresión que significativamente utiliza nuestra constitución, a la ley (art. 103) que los tribunales controlan (art. 106) que, a su vez, están igualmente sometidos al imperio de la ley (art. 117). administración y tribunales están sometidos a la ley, pero estos controlan la efectividad de la de aquella. los ciudadanos encuentran en este triángulo la más efectiva y completa garantía de sus derechos. es lógico que el acto administrativo, tanto tiempo ensimismado en el poder, se despierte sobresaltado porque ahora lo relevante no está en-sí-mismo sino en el para-quéde-sí-mismo, sus efectos sobre los derechos e intereses de los ciudadanos. esto es lo que se analizará en las páginas siguientes, para lo que nos vamos a servir, fundamentalmente, de algunos ejemplos que hemos encontrado en la última jurisprudencia del tribunal supremo que vendría a confirmar que el criterio delimitador de la categoría del acto administrativo ha quedado desmaterializado a favor del criterio procesal de la facilitación del acceso al control judicial de cualquier forma de actuación de la administración que tenga efectos jurídicos sobre el ciudadano. 2. LA REFLEXIÓN DOCTRINAL SOBRE LA CONCEPCIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO entre nosotros está plenamente consolidada cierta categorización del acto administrativo, obra de García de enterría y Fernández rodríguez, que lo han definido como «la declaración de voluntad, de juicio, de conocimiento o de deseo realizada por la Administración en ejercicio de una potestad administrativa distinta de la potestad reglamentaria» (6). los efectos beneficiosos de esta categorización son incuestionables: ofrece un sostén teórico para que casi toda la actuación de la administración quede sometida al control jurisdiccional. las únicas exclusiones al concepto, que dan buena cuenta de su magnitud, son los reglamentos, los contratos y la actividad material de la administración. todo lo demás queda englobado bajo el concepto de acto administrativo sometido a la jurisdicción. esta definición por exclusión resolvía el problema de buscar y establecer un criterio en positivo de definición del acto como los mismos autores analizan en relación con los conceptos que arrancan 6. García de enterría, e. y FernÁndeZ, t.-r., op. cit., p. 571. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 13 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 14 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor en Mayer, en alemania, y en Hauriou, en Francia. en ambos casos, el criterio en positivo era el poder y sus cualidades que, en el caso de Hauriou, se concretaba en la de la decisión ejecutoria. esta doctrina mayoritaria entre nosotros ha intentando sustantivar el acto administrativo con la relación de «estados intelectuales» que constituyen su eventual contenido, lo que está, además, relacionado, con la otra característica central: el acto administrativo es una «declaración intelectual». Por lo tanto, nos encontramos con la administración, persona que tiene intelecto (y unos sedicentes estados) y que lo declara a través del acto administrativo. como se puede fácilmente comprobar, la definición del acto es plenamente coherente con la condición de la administración como persona jurídica que es, además, el centro de gravedad de la construcción del derecho administrativa ampliamente extendida entre nosotros. en realidad, esta ficción soluciona el problema indicado pero a costa de crear otro como es el de la búsqueda de los sedicentes estados intelectuales en el contenido del acto administrativo. una búsqueda que podría tener sentido en el ámbito dogmático pero que en la práctica y, sobre todo, judicial, es innecesaria. es una clasificación dogmática pero intranscendente en la práctica y, en particular, la judicial. es significativo que este concepto y sus clasificaciones ha conducido, en realidad, a un vaciamiento, a una completa formalización del acto administrativo que sólo tiene sentido por relación con la persona administración. este vaciamiento es el que vendría a explicar, a mi juicio, el surgimiento entre nosotros de algunos, bien pocos, contradictores que tienen en BocaneGra (7) su representación más sobresaliente. este ha bebido de las fuentes germánicas y nos ha presentado la más sólida revisión de aquel concepto. el objetivo es sustantivar el concepto con la referencia al carácter regulador del acto administrativo. a juicio de Bocanegra, el acto administrativo se podría definir, siguiendo la noción legal contenida en el parágrafo 35 de la ley de Procedimiento administrativo de alemania (vwvfG), como «toda decisión o resolución administrativa, 7. BocaneGra, raúl, La teoría del acto administrativo, ed. iustel, Madrid, 2005 y, también, Lecciones sobre el acto administrativo, 3.ª ed., thomson-civitas, Madrid, 2006. 14 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 15 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo de carácter regulador y con efectos externos, dictada por la Administración en el ejercicio de una potestad administrativa distinta de la reglamentaria» (8). debemos presuponer que este nuevo concepto debe ofrecer una solución a ciertos problemas que quedaban irresueltos por el concepto amplio. no parece razonable que el mero prurito dogmático sea justificación suficiente para sostener el indicado cambio. ¿Qué ventajas se le reconocen a este concepto súper restringido? no encontramos una respuesta satisfactoria (9). MuÑoZ MacHado, en una reseña al libro de Bocanegra (10), manifestaba la sorpresa del poco compromiso de la doctrina con la revisión de categorías centrales como la del acto administrativo tal vez, nos decía, por la comodidad que nos ofrece la categorización tradicional expuesta. además, nos anunciaba que la aportación de Bocanegra debería esperar algunos años hasta ser objeto de la reflexión y consideración que se merece. una explicación de esta circunstancia podría ser que la revisión dogmática emprendida, ciertamente importante, no es capaz de ofrecer de una manera clara cuáles son las ventajas que proporciona respecto de la dogmática tradicional. en el ámbito de la ciencia del derecho, el cambio por el cambio, inspirado por el mero impulso del perfeccionamiento técnico, está condenado al fracaso. 8. BocaneGra, Lecciones, op. cit., p. 34. 9. la única ventaja radica, según Bocanegra, en una clara garantía de la seguridad jurídica: «la desconexión de los actos administrativos del acceso al contencioso permite, en efecto, la construcción técnica de una figura jurídica del acto administrativo con perfiles propios, dotada de regímenes jurídicos operativos y de una funcionalidad específica en el sistema del Derecho administrativo, al servicio de la seguridad jurídica en las relaciones entre la Administración y los ciudadanos, que es, como vimos, su sentido original —al margen de su utilidad revolucionaria inicial para separar la actividad administrativa de la Justicia—. Es en una formulación de esta clase, desconectada por completo del acceso al contencioso y muy superior técnicamente, en la que adquieren pleno sentido las técnicas jurídicas sustantivas y procesales, que el Ordenamiento Jurídico pone a contribución de la garantía de seguridad jurídica que el acto administrativo implica» (BocaneGra, lecciones, op. cit., p. 32). a continuación, ilustra esta tesis citando las dos técnicas jurídicas, sustantivas y procesales, que adquieren pleno sentido con la seguridad jurídica que implica la noción estricta de acto administrativo. estas son, por un lado, en el plano sustantivo, la regla general de la sanción de anulabilidad de los actos administrativos inválidos, en comparación con la regla general de la nulidad en el ámbito de los actos jurídicos privados; y, por otro, en el plano procesal, la brevedad de los plazos de impugnación de los actos administrativos, así como la técnica del acto consentido (BocaneGra, Lecciones, op. cit., p. 32-33). ahora bien, que estas técnicas incluso se pudieran explicar mejor o, como afirma, «adquieran pleno sentido», es evidente no desaparecen bajo cualquier otra noción del acto administrativo y, en particular, la amplia que está tan extendida entre nosotros. esta falta de «beneficios» es la que vendría a explicar, a mi juicio, el escaso éxito de la revisión emprendida. estamos ante una meritoria revisión dogmática que no aporta ninguna solución a los eventuales problemas que pudieran apreciarse que la noción amplia hubiese provocado. 10. MuÑoZ MacHado, santiago, recensión del libro de Bocanegra La teoría del acto administrativo, Revista de Administración Pública, núm. 169, Madrid, enero-abril (2006), pp. 459-498. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 15 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 16 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor a mi juicio, debemos darle la vuelta completa al calcetín aunque, paradójicamente, esto nos coloque, aparentemente, en la casilla de salida. es público y notorio que la constitución ha introducido cambios muy relevantes en el derecho administrativo. Más de treinta años después, seguimos «descubriendo» las potencialidades de cambio del texto constitucional. uno de los ámbitos en los que se podría seguir profundizando estos cambios es, precisamente, en relación con la categoría del acto administrativo. el motor de este cambio es el derecho a la tutela judicial efectiva. 3. EL DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA COMO MOTOR CENTRAL DE LOS CAMBIOS el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 ce) se ha convertido, como afirma García de enterría, en la fuente de la evolución de la jurisdicción porque ha constitucionalizado la protección judicial y efectiva de todos los derechos e intereses de los ciudadanos, o sea, ha constitucionalizado la protección efectiva del ciudadano frente a cualquier actividad de la administración que le pudiera perjudicar. el formidable poder de control sobre el aparato y las decisiones de la Administración en manos de los ciudadanos europeos —nos recordaba García de enterría— les ha permitido alcanzar la plenitud de su posición como sujetos primordiales del actual Estado de Derecho. esta es la clave de la reconstrucción: la centralidad reforzada del ciudadano en el estado de derecho porque está protegida de manera efectiva por los tribunales. este cambio debe proyectarse necesariamente a la configuración de la jurisdicción contenciosa y también al acto administrativo. la vigente ljca del año 1998 ha comenzado a transitar en esta dirección. tiene razón BocaneGra cuando señala que esta ley es «sólo una estación intermedia en la configuración de un contencioso que permita desprenderse de un excesivo apego al acto administrativo previo y a su perturbador corolario del carácter revisor del contencioso» (11). sin embargo, en su propia transitoriedad, la ley permite cierto margen a la interpretación de los tribunales que estos han utilizado de manera decidida para definitivamente dar por liquidado el carácter revisor de la jurisdicción. 11. BocaneGra, Lecciones, op. cit., p. 32. 16 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 17 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo el tribunal supremo ha reconocido, sin ambages, que la ljca ha supuesto un «cambio fundamental» en la regulación de la jurisdicción. la sentencia de 16 Feb. 2011, sección 5.ª, rec. 4792/2006 (asunto: devolución del estudio de impacto ambiental para nueva información pública) rechaza la admisibilidad de un recurso contra un acto administrativo por el que el órgano ambiental devolvía al órgano sustantivo el estudio de impacto ambiental a los efectos de que se lleve a cabo una nueva información pública. Por lo tanto, la cuestión sobre la que se controvierte es si la jurisdicción ha quedado abierta también a este tipo de actos administrativos de trámite. la solución a este interrogante dependerá de cómo sea considerado el acto de devolución del estudio. Para el recurrente es un acto que impide la continuación del procedimiento, por lo que es admisible el recurso por cuanto es un acto de trámite cualificado. el tribunal sentencia que no lo es porque no tiene ese efecto impeditivo, sino, al contrario, es un acto de continuación del procedimiento. este rechazo lo contextualiza el tribunal supremo en el cambio fundamental introducido por la ljca. este cambio ha ampliado el ámbito del contencioso pero no hasta el extremo de incluir este tipo de actos de trámites no cualificados. «La vigente LJCA introduce un cambio fundamental en su artículo 1.1, no refiriéndose ya a las “pretensiones que se deduzcan en relación con los actos de la Administración pública sujetos al Derecho administrativo”, expresión de la Ley de 1956, que es sustituida por la de “pretensiones que se deduzcan en relación con la actuación de las Administraciones públicas sujeta al Derecho administrativo”, trasladándose al texto legal la más amplia expresión adoptada por el constituyente en el artículo 106 CE. Esto es, se abandona por el legislador el concepto clásico que se mantenía en la Ley de 1956, el acto administrativo, auténtico soporte objetivo —hasta la fecha— del orden jurisdiccional, juntamente con los reglamentos o disposiciones generales. En consecuencia, como en seguida podrá observarse, se produce un trascendental cambio objetivo en la nueva LJCA, tanto desde una perspectiva cuantitativa como cualitativa, por cuanto no es que simplemente se amplíen las definidas y delimitadas categorías residenciables ante el orden jurisdiccional que ya figuraban en la Ley de 1956, sino que, a la manera de nuevo sistema abierto, son contempladas por el legislador nuevas, no ya simples categorías jurídicas objetivas, sino auténticas situaciones fácticas o materiales, o simples pasividades de la Administración pública, que son contempladas por el nuevo legislador con revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 17 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 18 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor entidad más que suficiente para alcanzar la categoría de ser susceptibles de control a través de los órganos y procedimientos del orden jurisdiccional Contencioso-administrativo. El artículo 25 de LRJCA, que se cita como infringido, menciona las diversas “categorías” encuadrables en el nuevo y amplio concepto de “actuación administrativa”, que ya figuraba en el art. 106.1 CE, y que ahora se introduce en el 1.1 LJCA, que serían las siguientes: En el apartado 1 del citado artículo 25 LJCA se hace referencia a los “actos expresos”, los “actos presuntos” y los “actos de trámite”, y en el apartado 2 a la “inactividad de la Administración” y a las “actuaciones materiales que constituyan vía de hecho”». es interesante e importante la relación, al menos implícitamente establecida, entre el cambio de objeto de la jurisdicción (del acto administrativo a las pretensiones) y la utilización del término, constitucional, de «actuación administrativa» para describir ciertos hechos productores de efectos jurídicos relacionados con la administración pública. tiene lógica que el traslado del objeto desde el acto a la pretensión tiene como consecuencia que tanto el desencadenante de ésta como el fin u objeto perseguido queda «materializado» por relación a un término descriptivo pero no categorial como el de actuación. el tribunal habla de «situaciones» de la administración. el cambio anunciado es un cambio de paradigma: del acto administrativo como categoría central pero extraordinariamente formal se pasa a la pretensión que no es desencadenada por ningún acto formal pero tampoco se pretende la producción necesariamente de un acto formal. es lógico que el cambio de paradigma haya contribuido, como intuye el tribunal, a la extinción del monopolio del acto administrativo formal como causante y objeto de la pretensión. la cuestión central pasa a ser, en relación con la pretensión, que la actuación o situación de la administración tenga unos efectos jurídicos sobre la esfera de derechos del ciudadano. en el caso de los actos de trámite estos efectos jurídicos están asociados, entre otros, a la imposibilidad de la continuación del procedimiento (12). sobre este aspecto se controvierte y la sentencia resuelve, como 12. sobre este aspecto, el tribunal supremo afirma lo siguiente: «Centrándonos en los denominados “actos de trámite”, dentro del ámbito de la “actuación administrativa”, la normativa de referencia considera que los mismos pueden ser susceptibles de control jurisdiccional siempre que reúnan determinadas condiciones, que 18 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 19 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo he dicho, que no tiene ningún efecto impeditivo, por lo que el recurso no es admisible. la discusión se traslada del acto a los efectos. el tribunal concluye que no tiene tales efectos, mientras que el recurrente sostiene que sí los tiene. a esta sentencia, como se analizará, otras posteriores sí apreciarán, en casos parecidos, que se producen efectos jurídicos que hacen merecedor del acceso del acto al control judicial. en todo caso, lo relevante pasa a ser la determinación de los efectos jurídicos de la actuación de la administración. el paso del centro de gravedad de la jurisdicción del acto administrativo a la pretensión tiene dos importantes consecuencias: 1) la relativización, ya expuesta, de la importancia de la delimitación de la actividad impugnable, puesto que basta que sea un hecho jurídico imputable a la administración que sea productor de consecuencias jurídicas en la esfera de un ciudadano; y 2) la correlativa importancia del sostén de la pretensión en, por un lado, un derecho o interés legítimo como causa de la legitimación activa y, por otro, la determinación de cómo la actividad de la administración ha afectado a tales derechos o intereses. en el corazón de la pretensión está un derecho o interés legítimo. es este el que se pretende que sea protegido por el juez frente a una actuación de la son las que, como novedad en el ámbito jurisdiccional, ahora se establecen en el inciso final del artículo 25.1 LJCA, al señalarse que —los actos de trámite— son susceptibles del recurso Contencioso-administrativo cuando “decidan directa o indirectamente el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen indefensión o perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos”. En este punto, se detecta una de las oportunidades, a las que se refiere la Exposición de Motivos de la nueva Ley, “que fue adecuadamente aprovechada por una jurisprudencia innovadora, alentada por el espectacular desarrollo que ha experimentado la doctrina española del Derecho Administrativo”, pues, entre otros aspectos, la reforma contenida en la LJCA pretende, según la misma Exposición de Motivos señala, “completar la adecuación del régimen jurídico del recurso Contencioso-administrativo a los valores y principios constitucionales, tomando en consideración las aportaciones de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo”; pues bien, la impugnabilidad de los denominados actos de trámite había sido, de forma reiterada, aceptada por las citadas jurisprudencias cuando impedían continuar el procedimiento o producían indefensión, con base en la configuración constitucional de la interdicción de la indefensión en su artículo 24.1. En la misma línea el artículo 107.1 LRJPA ya se había ocupado de este tipo de actos al objeto de concretar su impugnabilidad a través de los recursos administrativos, pero limitando la misma a los “actos de trámite que determinen la imposibilidad de continuar un procedimiento o produzcan indefensión”. Por ello el legislador ha ampliado para el ámbito jurisdiccional las condiciones de impugnación de los actos de trámite, añadiendo a las condiciones previstas para la vía administrativa las de que “decidan directa o indirectamente el fondo del asunto” —ya implícita en la jurisprudencia de referencia— y la de que los actos de trámite que producen “perjuicio irreparable a derechos o intereses legítimos”, que constituye la auténtica novedad del artículo 25.1 LRJCA. Esta expresión es introducida en el nuevo artículo 107 LRJPA , según la redacción dada por la citada Ley 4/1999, de 13 de enero». revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 19 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 20 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor administración, cuyos contornos dogmáticos, como he dicho, han quedado desplazados a un segundo plano. un ejemplo de lo que digo nos lo ofrece la sentencia del tribunal constitucional 177/2003 de 13 oct. 2003, rec. 2805/1999. esta resuelve un recurso de amparo suscitado contra una sentencia del tribunal superior de justicia de castilla-la Mancha que no resuelve la pretensión planteada por el actor en el recurso contencioso-administrativo de declaración de responsabilidad patrimonial de la tesorería General de la seguridad social y su obligación de resarcimiento, al considerar que no existe acto administrativo susceptible de impugnación. el tribunal de instancia entendió que no hay tal acto por cuanto en la vía administrativa el actor se limitó a solicitar la devolución de cierta cantidad, mientras que en vía judicial pretendió la indemnización por la misma suma pero, aquí está el cambio relevante, por aplicación de la normativa sobre responsabilidad patrimonial de las administraciones públicas aun cuando no se había seguido el procedimiento establecido en el real decreto 429/1993, de 26 Mar., por el que se aprueba el reglamento de los procedimientos de las administraciones públicas en materia de responsabilidad patrimonial. Por consiguiente, en vía judicial se pretendió la indemnización pero sin la previa existencia de acto administrativo con un pronunciamiento sobre la responsabilidad patrimonial instada en dicha vía. en otros términos, en vía administrativa, la pretensión era de devolución de cierta cantidad, en cambio en vía contenciosa se pretende la responsabilidad patrimonial. y esta se pretende sin haberse seguido el procedimiento administrativo para su exigencia regulado en el real decreto 429/1993. Por lo tanto, en puridad, no hay acto administrativo previo, en este caso, sobre la responsabilidad patrimonial. en cambio, sí podría sostenerse, como hace el tribunal constitucional, que hay una continuidad de la pretensión tanto en vía administrativa como contenciosa. como afirma este tribunal «tanto en una como en otra vía lo que se instaba por el recurrente era una pretensión de resarcimiento patrimonial por el daño económico sufrido, como así lo entendió precisamente la Tesorería General que, en efecto, resolvió sobre la pretensión ejercitada, dictando una resolución desestimatoria sobre el fondo de la cuestión…, que es la que correspondía revisar a la Sala en el ejercicio de la función jurisdiccional que tiene encomendada». y añade, «en definitiva, no se ha producido en vía judicial alteración alguna de los hechos que dieron lugar a la reclamación en la vía administrativa precedente o de la pretensión o resultado que el litigante deseaba obtener; tampoco del acto administrativo impugnado, 20 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 21 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo que delimita el objeto del proceso. Lo único que ha tenido lugar en el curso del proceso Contencioso-Administrativo es la ampliación o desarrollo del razonamiento en el que se fundamentaba la petición de resarcimiento en la suma de 3.923.337 ptas. más los intereses legales correspondientes desde que se efectuó el ingreso de dicha suma en la Tesorería General de la Seguridad Social». en todo caso, parece evidente que no hubo acto administrativo previo sobre la petición de responsabilidad patrimonial de la administración. no obstante esta inexistencia, el tribunal constitucional considera que hay una continuidad de la pretensión que es lo único relevante por lo que se le otorga el amparo solicitado por entender que «la Sentencia impugnada en amparo ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva del recurrente, al haber dictado la Sala un pronunciamiento de inadmisión sobre la base de una irrazonable aplicación de la causa legal de inadmisibilidad, menoscabando así, injustificadamente, el derecho constitucional del demandante a que un órgano judicial conozca y resuelva en Derecho sobre la pretensión a él sometida». el acto administrativo queda completamente preterido. en el caso de la sentencia del tribunal constitucional 177/2003 la pretensión se desgaja completamente del acto administrativo porque este no existe, al menos, el que es coherente con la pretensión ejercitada en vía judicial. en ésta la pretensión es de responsabilidad patrimonial, en cambio, el acto que el tribunal constitucional considera suficiente no versa sobre esta pretensión puesto que no se pidió ni dictó ningún acto conforme a la legislación de la responsabilidad patrimonial (real decreto 429/1993). esto tiene pleno sentido con el cambio de paradigma comentado. si la clave es la pretensión es secundario que en vía administrativa se hubiese instado o no un acto administrativo específico y coherente con la pretensión posteriormente ejercitada en vía judicial. la pretensión es de compensación y esta no cambia tanto en la vía administrativa como en la judicial. Que en esta última aquella pretensión se formalice como exigencia de responsabilidad patrimonial es irrelevante desde la perspectiva del derecho a la tutela judicial efectiva. el tribunal no puede inadmitir el recurso sobre la base de la inexistencia de un previo acto administrativo que hubiese resuelto la misma pretensión en la vía administrativa. tal inadmisión sería contraria al derecho a la tutela judicial efectiva de los derechos e intereses legítimos del recurrente. esta es la clave que da sentido a todo. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 21 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 22 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor los derechos o intereses legítimos que sirven de soporte a la pretensión no han cambiado en las vías administrativa y contenciosa. son los mismos y su protección o tutela judicial no puede quedar condicionada por la exigencia de que la pretensión ejercitada en esta sede judicial hubiese sido ejercida en vía administrativa para dar la oportunidad a la administración de pronunciarse sobre la misma. la tutela judicial no puede quedar condicionada por esta exigencia que, además, insiste el tribunal constitucional, no ha perjudicado a la administración por cuanto se ha pronunciado sobre la cuestión de fondo: el resarcimiento del daño sufrido. ¿Qué derechos o intereses? como ha insistido el tribunal constitucional en numerosas ocasiones «el art. 24.1 CE impone que cualquier derecho o interés legítimo obtenga tutela efectiva de los Jueces y Tribunales» (13). cualquier derecho o interés legítimo. estos últimos son, como es conocido, los que suelen plantear mayores problemas de delimitación o aquilatamiento. la mejor respuesta y muestra elocuente de su alcance nos la ofrece la doctrina jurisprudencial sobre el alcance de la legitimación activa. ¿Quién está legitimado para impetrar la acción de la justicia? la sentencia del tribunal supremo de 23 de marzo de 2010, sección 3.ª, rec. 512/2007 (asunto: impugnación de la declaración de utilidad pública de una instalación eléctrica) ha recordado la doctrina del tribunal sobre la legitimación con cita de la sentencia de 13 de noviembre de 2007 (rc 8719/2004) en la que se dijo que «el concepto de interés legítimo, base de la legitimación procesal a que alude el artículo 19 de la Ley jurisdiccional contencioso-administrativa, que debe interpretarse a la luz del principio pro actione que tutela el artículo 24 de la Constitución (STC 45/2004, de 23 de marzo), equivale a la titularidad potencial de una posición de ventaja o de una utilidad jurídica por parte de quien ejercita la pretensión y que se materializaría de prosperar ésta». y se añadió: «Sabido es que este Tribunal Supremo reiteradamente ha declarado, según se refiere en las sentencias de 7 de abril de 2005 (RC 5572/2002) con cita de las sentencias de 29 de octubre de 1986, 18 de junio de 1997 y de 22 de noviembre de 2001 (RC 2134/1999), que el concepto de legi- 13. en las sstc 71/1991, de 8 de abril, Fj 3; 210/1992, de 30 de noviembre, Fj 3; 311/2000, de 18 de diciembre, Fj 3. 22 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 23 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo timación encierra un doble significado: la llamada legitimación “ad processum” y la legitimación “ad causam”. Consiste la primera en la facultad de promover la actividad del órgano decisorio, es decir, la aptitud genérica de ser parte en cualquier proceso, lo que “es lo mismo que capacidad jurídica o personalidad, porque toda persona, por el hecho de serlo, es titular de derechos y obligaciones y puede verse en necesidad de defenderlos”. Pero distinta de la anterior es legitimación “ad causam” que, de forma más concreta, se refiere a la aptitud para ser parte en un proceso determinado, lo que significa que depende de la pretensión procesal que ejercite el actor o, como dice la sentencia antes citada, consiste en la legitimación propiamente dicha e “implica una relación especial entre una persona y una situación jurídica en litigio, por virtud de la cual es esa persona la que según la ley debe actuar como actor o demandado en ese pleito”; añadiendo la doctrina científica que “esta idoneidad específica se deriva del problema de fondo a discutir en el proceso; es, por tanto, aquel problema procesal más ligado con el Derecho material, habiéndose llegado a considerar una cuestión de fondo y no meramente procesal”. Y es, precisamente, el Tribunal Constitucional quien en el Fundamento Jurídico 5.º de su sentencia de 11 de noviembre de 1991, ha dicho que “la legitimación [se refiere a la legitimación ad causam], en puridad, no constituye excepción o presupuesto procesal alguno que pudiera condicionar la admisibilidad de la demanda o la validez del proceso”. antes bien, es un requisito de la fundamentación de la pretensión y, en cuanto tal, pertenece al fondo del asunto». es importante esta consideración constitucional de que la legitimación es en puridad «un requisito de la fundamentación de la pretensión y, en cuanto tal, pertenece al fondo del asunto». así debe ser por el cambio de paradigma indicado impulsado por el derecho a la tutela judicial efectiva. si los derechos e intereses se colocan en el centro del sistema, esta centralidad se proyecta en todos los ámbitos, tanto de admisión pero también respecto del fondo del asunto. todo gira alrededor de la más adecuada protección de aquellos derechos e intereses. estos son, en puridad, un requisito de la pretensión, no de la admisión al proceso. esta conexión es más difícil de apreciar en el caso del interés legítimo. como ha recordado la sentencia del tribunal constitucional 139/2010 de 21 dic. 2010, rec. 7365/2006 (asunto: recurso de amparo contra sentencias que inadmitían el recurso contencioso-administrativo por falta de revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 23 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 24 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor legitimación del recurrente) «el interés legítimo, que es el concepto que usa el art. 19.1 a) LJCA para delimitarla, se caracteriza como una relación material unívoca entre el sujeto y el objeto de la pretensión (acto o disposición impugnados), de tal forma que su anulación produzca automáticamente un efecto positivo o negativo actual o futuro pero cierto, debiendo entenderse tal relación referida a un interés en sentido propio, cualificado y específico, actual y real. Se trata de la titularidad potencial de una ventaja o de una utilidad jurídica, no necesariamente de contenido patrimonial, por parte de quien ejercita la pretensión, que se materializaría de prosperar ésta (por todas, STC 52/2007, de 12 Mar., FJ 3). Interés legítimo, “real y actual, que puede ser tanto individual como corporativo o colectivo y que también puede ser directo o indirecto, en correspondencia con la mayor amplitud con la que se concibe en el texto constitucional la tutela judicial de la posición del administrado y la correlativa necesidad de fiscalizar el cumplimiento de la legalidad por parte de la Administración” (STC 195/1992, de 16 Nov., FJ 4)». en el caso de la tutela jurisdiccional de los intereses legítimos colectivos, habilitante de la legitimación corporativa u asociativa a que alude el artículo 19.1 b) ljca, el tribunal supremo recuerda, en la sentencia de 23 de marzo de 2010 citada, que «según la doctrina jurisprudencial de esta Sala, debe analizarse la existencia de un vínculo entre la Asociación o Corporación accionante y el objeto del proceso contencioso-administrativo, de modo que del pronunciamiento estimatorio del recurso se obtenga un beneficio colectivo y específico, o comporte la cesación de perjuicios concretos y determinados, sin que de ello, se derive que asumen una posición jurídica de defensa abstracta del interés por la legalidad». también aquí, en este ámbito donde la relación de la pretensión con el fundamento indicado se desdibuja, el tribunal recalca que debe existir en forma de obtención de un beneficio colectivo y específico. no se admite, por consiguiente, la defensa abstracta de la legalidad. en este caso, se rompe completamente la conexión entre la pretensión y su núcleo o fundamento en los términos señalados. la centralidad de los derechos e intereses legítimos en el sistema de control judicial de la actividad administrativa tiene otra proyección o consecuencia en relación con la importancia de esta actividad a los efectos de la admisión del recurso, en otros términos, la actividad impugnable. Ha sido decisivo el impulso del tribunal constitucional en la interpretación de las exigencias contenidas en la legislación de la jurisdicción en relación con la admisión 24 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 25 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo de los recursos para su completa adecuación al derecho a la tutela judicial efectiva. el derecho a la tutela judicial efectiva comprende «primordialmente», según una reiterada jurisprudencial constitucional, «el derecho de acceso a la jurisdicción, es decir, el derecho a provocar la actividad jurisdiccional que desemboque en una decisión judicial, por lo que el derecho a obtener de los jueces y tribunales una resolución razonada y fundada en Derecho sobre el fondo de las pretensiones oportunamente deducidas por las partes en el proceso se erige en un elemento esencial del contenido del derecho a la tutela judicial efectiva» (14). la sentencia del tribunal constitucional 141/2011, de 26 de septiembre de 2011, sala segunda, recurso de amparo núm. 4837-2006 (asunto: recurso de amparo contra auto de la sala de lo contencioso-administrativo del tribunal superior de justicia de Madrid que inadmitió su recurso frente a las resoluciones administrativas adoptadas en un procedimiento de apremio) sintetiza la doctrina constitucional sobre el derecho a la tutela judicial efectiva, en su vertiente de derecho de acceso a la jurisdicción, en relación con la inadmisión de los recursos contenciosos. en primer lugar, «el derecho a la tutela judicial efectiva tiene como contenidos esenciales el acceso a la jurisdicción, sin limitación de garantías ni impedimentos para alegar y demostrar en el proceso lo que se estime oportuno, y la obtención de una respuesta judicial razonada, motivada y fundada en Derecho, tanto si resuelve sobre el fondo de la pretensión de las partes como si inadmite la acción en virtud de la aplicación razonada y no arbitraria de una causa legal debidamente acreditada (por todas, SSTC 108/2000, de 5 de mayo, FJ 3; 71/2001, de 26 de marzo, FJ 3; 30/2004, de 4 de marzo, FJ 2; doctrina reiterada en Sentencia 265/2006, de 11 de septiembre, FJ 7)». en segundo lugar, en materia de acceso a la jurisdicción, el eje central de la doctrina constitucional es el principio pro actione que «se presenta con una especial intensidad y relevancia, lo que en cualquier caso, no debe entenderse como la forzosa selección de la interpretación más favorable a la admisión de entre todas las posibles de las normas que la regulan (por todas, STC 219/2005, de 12 de septiembre, FJ 2), ya que “esta exigencia lle- 14. en la stc 115/1999, de 14 de junio, Fj 2; reiterada en la stc 67/2010 de 18 oct. 2010, rec. 8750/2006. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 25 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 26 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor varía al Tribunal Constitucional a entrar en cuestiones de legalidad procesal que corresponden a los Tribunales ordinarios” (SSTC 207/1998, de 26 de octubre, FJ 2; 63/1999, de 26 de abril, FJ 2; y 78/1999, de 26 de abril, FJ 3)». en tercer lugar, este principio implica, en realidad, «la interdicción de aquellas decisiones de inadmisión —o de no pronunciamiento— que por su rigorismo, por su formalismo excesivo o por cualquier otra razón revelen una clara desproporción entre los fines que aquellas causas de inadmisión —o no pronunciamiento sobre el fondo— preservan y los intereses que sacrifican (entre otras muchas, SSTC 160/2001, de 5 de julio, FJ 3; 27/2003, de 10 de febrero, FJ 4; 177/2003, de 13 de octubre, FJ 3; 3/2004, 14 de enero, FJ 3; 79/2005, de 4 de abril, FJ 2; 133/2005, de 23 de mayo, FJ 2; reiterada en las STC 25/2010, de 27 de abril, FJ 3 y en la reciente STC 23/2011, de 14 de marzo, FJ 3)». y, en cuarto y último lugar, «en el ámbito del acceso a la jurisdicción el principio pro actione actúa con toda su intensidad, por lo que las decisiones de inadmisión sólo serán conformes con el art. 24.1 CE cuando no eliminen u obstaculicen injustificadamente el derecho a que un órgano judicial conozca y resuelva la pretensión formulada, lo cual implica un escrutinio especialmente severo en estos casos (SSTC 158/2000, de 12 de junio, FJ 5; 231/2001, de 26 de noviembre, FJ 2; 30/2003, de 13 de febrero, FJ 3; y 127/2006, de 24 de abril, FJ 2, por todas)». este cuerpo doctrinal ha permitido otorgar amparo frente a interpretaciones jurisdiccionales consideradas restrictivas en relación con la legitimación, los plazos y la caducidad correspondiente… en el caso de la actividad de la administración cuya impugnación se admite, o, en otros términos, la actividad que puede acceder al proceso, el tribunal supremo ha aplicado aquella doctrina siguiendo como criterio directriz la eventual afectación de la actividad en la esfera jurídica del ciudadano. no hay un concepto jurisprudencial del acto administrativo porque es innecesario para desplegar la función constitucional que el artículo 24 ce le exige: lo único relevante es la afectación de aquella actividad sobre los derechos e intereses del ciudadano. el centro de gravedad del acto administrativo se traslada a sus efectos y esta traslación desmaterializa, difumina e, incluso, descategoriza el acto administrativo, substituido por el de actividad, que es un no-concepto. 26 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 27 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo 4. LA DESNATURALIZACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO EN LA ÚLTIMA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO: ALGUNOS EJEMPLOS varias sentencias de la última jurisprudencia del tribunal supremo nos permiten ejemplificar el proceso desnaturalizador del acto administrativo por el peso del derecho a la tutela judicial efectiva. 4.1. EL INFORME PERJUDICIAL la sentencia de 2 jun. 2010, sección 3.ª, rec. 4114/2007 (asunto: informe sobre los operadores de telecomunicaciones que habían incumplido el código de conducta) resuelve el recurso de casación interpuesto por la abogacía del estado contra la sentencia de la audiencia nacional que había estimado el recurso de un operador de telecomunicaciones (servicios de tarificación adicional) interpuesto contra resolución de la secretaría de estado de telecomunicaciones que había inadmitido el recurso de aquella empresa contra el acto de la comisión de supervisión de los servicios de tarificación adicional ya que, como posteriormente argumentará la representación de la administración, el informe de esta última comisión «no constituye una declaración de voluntad que pueda ser impugnada en vía administrativa». en el corazón del asunto ventilado tanto por la audiencia nacional como el tribunal supremo está la cuestión de la eventual existencia de un criterio jurídico identificador del acto administrativo a los efectos de determinar su acceso al control judicial. la representación de la administración argumenta que sí hay tal criterio y que no es otro que el de la declaración de voluntad que, lógicamente, ha de ser el resultado del ejercicio por aquella de una potestad previamente atribuida. según este concepto, el informe de la comisión de supervisión no es un acto administrativo y, por consiguiente, no puede ser objeto de control judicial, no es susceptible de acceder a la jurisdicción. esta es la aproximación dogmática que hace la administración. en cambio, los tribunales, tanto la audiencia nacional como el tribunal supremo, llevan a cabo otra basada en el análisis del contenido del acuerdo de la comisión de supervisión. lo relevante no es lo que el acto debería ser sino lo que el revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 27 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 28 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor acto es realmente. y para determinar qué es realmente el acto de la comisión, los tribunales examinan su contenido (15). el acuerdo de la comisión de supervisión se presenta formalmente como un «informe» en el que dicha comisión «constata» que ciertos operadores de ta- 15. el texto del acuerdo es el siguiente, según se recoge en la sentencia: «Informe que realiza la Comisión Permanente de la Comisión de Supervisión de los servicios de tarificación adicional, en relación con el apartado séptimo, punto dos, in fine, de la Orden del Ministerio de la Presidencia, PRE 361/2002, de 14 de febrero, en desarrollo, en lo relativo a derechos de los usuarios y a los servicios de tarificación adicional, del Título IV del Real Decreto 1736/1998, de 31 de julio, en su redacción dada por la Orden PRE 2410/2004, de 20 de julio de 2004. La Comisión de Supervisión de los servicios de tarificación adicional tiene asignadas como competencias el “control y seguimiento el Código de Conducta, tanto por parte de los operadores, como por parte de los prestadores de servicios de tarificación adicional”, según el punto 2 del apartado Quinto de la Orden del Ministerio de la Presidencia, PRE 361/2002, de 14 de febrero, en desarrollo, en lo relativo a los derechos de los usuarios y a los servicios de tarificación adicional, del Título IV del Real Decreto 1736/1998, de 31 de julio, en su redacción dada por la Orden PRE 2410/2004, de 20 de julio de 2004. La Comisión Permanente de la Comisión de Supervisión de los Servicios de Tarificación Adicional, en su reunión de fecha 8 de julio de 2005, ha constatado que a determinados prestadores de servicios se les han sido retirados, en el transcurso del año natural, al menos cinco números telefónicos de tarificación adicional, entendiéndose en consecuencia que existe “reiteración” de conformidad con lo indicado en el apartado 2.2.11 del vigente Código de Conducta —Resolución de 15 de septiembre de 2004, de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, por la que se dispone la publicación del “Código de Conducta” para la prestación de los servicios de tarificación adicional, BOE de 30 de septiembre de 2004—. De acuerdo con lo establecido en el apartado 2.2.10 del Código de Conducta para la prestación de servicios de tarificación adicional, “cuando dicho incumplimiento sea reiterado, con independencia del motivo del mismo y del número de operador/es, la resolución del contrato o contratos tipo será obligatoria”. Por otra parte, el apartado Séptimo de la Orden PRE 361/2002, de 14 de febrero, en su redacción dada por la Orden PRE/2410/2004, de 20 de julio, establece que cuando, en ejercicio de las competencias establecidas en el apartado 5, la Comisión de Supervisión de los Servicios de Tarificación Adicional estime que se ha producido un incumplimiento del Código de Conducta por parte de un prestador de servicios de tarificación adicional actuará en los términos expuestos en los puntos 1 y 2 del citado apartado, que se dan por reproducidos. En base a lo anterior, la Comisión Permanente de la Comisión de Supervisión de los servicios de tarificación adicional ha elaborado, en su sesión del día 8 de julio de 2005, el presente informe detallado de los prestadores de servicios de tarificación adicional que, hasta la fecha, han incumplido el Código de Conducta de forma reiterada durante el presente año natural, y acuerda ponerlo en conocimiento de los operadores afectados, a los efectos previstos en el apartado séptimo de la Orden PRE/361/2002, de 14 de febrero, modificada por Orden PRE/361/2004, de 20 de julio, en lo que se refiere a la obligación del operador u operadores del servicio de red de tarificación adicional de resolver el contrato-tipo suscrito con los prestadores de servicios que a continuación se indican: [...] Una vez se haya procedido, por parte de Uni2 Telecomunicaciones, S.A.U., a la resolución de los respectivos contratos con Actividades Digital Media, S.L., con MD Medios Locales, S.L., con OMG Creación Integral, S.L., con S.I.A. Telelínea, S.L., y con Telemática 2010, S.L., deberá ponerlo en conocimiento de esta Comisión, acompañando una relación de los teléfonos que, en virtud de dicha resolución contractual, hayan sido retirados». 28 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 29 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo rificación adicional han incumplido de manera reiterada el código de conducta que rige su actividad para la protección de los derechos de los usuarios. así, por ejemplo, se puede leer que la comisión «elabora informe detallado de los prestadores de servicios de tarificación adicional que, hasta la fecha, han incumplido el Código de Conducta de forma reiterada durante el presente año natural». sobre la base de esta «constatación», la comisión «acuerda ponerlo en conocimiento de los operadores afectados, a los efectos previstos en el apartado séptimo de la Orden PRE/361/2002, de 14 de febrero, modificada por Orden PRE/361/2004, de 20 de julio, en lo que se refiere a la obligación del operador u operadores del servicio de red de tarificación adicional de resolver el contrato-tipo suscrito con los prestadores de servicios» cuyo incumplimiento ha sido apreciado y cuya relación se contiene en el citado informe. y se remata el «informe» con la indicación de que una vez se haya procedido a la resolución de los respectivos contratos con los operadores incumplidores «deberá ponerlo en conocimiento de esta Comisión, acompañando una relación de los teléfonos que, en virtud de dicha resolución contractual, hayan sido retirados». el análisis del contenido de dicho informe por parte, en primer lugar, de la audiencia nacional le conduce a rechazar que se trate de un mero acto de trámite insusceptible de recurso. las razones son: 1) «su tenor literal, pese a su sutil redacción, puede razonablemente deducirse que la Comisión, que no es el Secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad la Información ni es parte en el contrato, exige el cumplimiento de una obligación contractual y, en tal sentido, la inadmisión del denominado recurso de alzada interpuesto contra la misma puede generar indefensión y perjuicios irreparables a los intereses legítimos de la recurrente»; y 2) la comisión carece de competencia para llevar a cabo la comunicación; si la comisión «estima, en el ejercicio de sus funciones, que se ha producido un incumplimiento del código de conducta, emitirá el informe y, dicho informe, será sometido a la consideración del secretario de estado de telecomunicaciones y para la sociedad de la información quien, en su caso, es decir tras valorar el mismo, dictará resolución y es ésta resolución la que se notificará al operador del servicio de red, con las consecuencias y efectos que se prevé en el citado séptimo de la orden Pre/361/2002». el análisis de la audiencia nacional le lleva a concluir que el informe tiene por contenido material la «exigencia del cumplimiento de una obligación contrac- revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 29 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 30 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor tual» y esta exigencia tiene una evidente incidencia en la esfera jurídica de la empresa recurrente de modo y manera que la inadmisión del recurso supone una lesión de los derechos e intereses legítimos de aquella. en segundo lugar, el tribunal supremo también lleva a cabo un análisis del contenido del informe de la comisión de supervisión. el resultado es la desestimación del recurso de casación de la representación de la administración y la confirmación del parecer de la audiencia nacional (16). los argumentos 16. el Fundamento jurídico decisivo es el sexto que transcribimos completamente: «Sexto.—Al margen incluso de esta última circunstancia, la Sala coincide con la de instancia en que, dados los términos en que se pronunció, la comunicación de la Comisión de 8 julio de 2005 era recurrible en vía administrativa. Si el “informe” comunicado a los operadores de 2005 se hubiera atenido a las normas que lo regulan (esto es, a lo dispuesto en al apartado séptimo de la Orden PRE 361/2002 según la redacción que le dio la Orden PRE/2410/2004) la actuación de aquella Comisión se hubiera debido limitar a someterlo a la consideración del Secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información a fin de que éste, en su caso, dictara, o no, la pertinente resolución y la notificara al operador del servicio de red. La finalidad de esta resolución del Secretario de Estado y su notificación no era sino que el operador de red a quien se había ordenado retirar los números telefónicos que había suministrado al prestador de servicios de tarificación adicional, tuviera conocimiento de que la Administración había apreciado de modo expreso la reiteración de su conducta, con los efectos jurídicos que ello implica (la resolución de los contratos). En vez de seguir este trámite, la Comisión apreció tanto el incumplimiento de sus deberes por parte del prestador del servicio de tarificación adicional como su reiteración, en sentido jurídico, y transmitió directamente su informe al operador de red, no al Secretario de Estado. Y lo hizo en un sentido tal que, aun cuando no llegara a decirlo de modo expreso (de ahí las referencias del tribunal de instancia a la “sutileza” de su contenido), conminaba en realidad al operador de red —en este caso “Uni2 Telecomunicaciones, S.A.U.”— a que resolviera su contrato con “Servicios de Información Audiotex Telelínea, S.L.”, esto es, a que retirara los números de teléfonos suministrados al operador del servicio de tarificación adicional, requiriéndole además para que comunicara a la propia Comisión la resolución del contrato. No cabe, pues, frente a lo que aduce el Abogado del Estado, negar el contenido declaratorio y decisorio del acto de la Comisión, que tiene una directa incidencia en las relaciones y situaciones jurídicas de sus destinatarios. Por un lado la citada Comisión declara la reiteración en el incumplimiento del código de conducta por parte del operador del servicio de tarificación adicional, con los efectos inherentes a tal juicio de conducta, concretados en que la resolución del contrato entre operadores (de red y de servicios) deviene obligatoria si dicho incumplimiento se reputa reiterado. Esta sola declaración justificaría por sí misma la posibilidad de su impugnación en vía administrativa pues no se puede privar al afectado de las posibilidades de reaccionar frente a ella, lo que normalmente será posible cuando el Secretario de Estado haya resuelto conforme al artículo 7 de la Orden. Es cierto que la Comisión ha de velar por los derechos de los usuarios del servicio telefónico en general, y de los usuarios de los servicios de tarificación adicional en particular, evitando que se produzcan situaciones irregulares, sobre todo en materia de información sobre precios, por parte de los operadores de los servicios de tarificación adicional. Pero también lo es que las Órdenes que regulan aquella Comisión no la han configurado como un órgano que tenga capacidad propia para imponer sus propias declaraciones sobre las conductas supuestamente incumplidoras, ni puede en el ejercicio de sus funciones sustituir al Secretario de Estado. Por otro lado, la Comisión comunicó de modo directo su «informe» al operador de red a fin de que éste procediera a la resolución del contrato. Finalmente requirió al operador de red que pusiera en conocimiento de la 30 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 31 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo utilizados son: 1) el informe no se ajustó a las normas puesto que, en tal caso, no se habría dirigido directamente a los operadores sino al secretario de estado de telecomunicaciones para que este dicte la resolución y se la notifique a tales operadores; en cambio «la Comisión apreció tanto el incumplimiento de sus deberes por parte del prestador del servicio de tarificación adicional como su reiteración, en sentido jurídico, y transmitió directamente su informe al operador de red, no al Secretario de Estado»; y 2) el contenido del informe pone de relieve que «aun cuando no llegara a decirlo de modo expreso (de ahí las referencias del tribunal de instancia a la «sutileza» de su contenido), conminaba en realidad al operador de red —en este caso “Uni2 Telecomunicaciones, S.A.U.”— a que resolviera su contrato con “Servicios de Información Audiotex Telelínea, S.L.”, esto es, a que retirara los números de teléfonos suministrados al operador del servicio de tarificación adicional, requiriéndole además para que comunicara a la propia Comisión la resolución del contrato». el tribunal supremo incluso considera que el contenido del informe encierra tres declaraciones de voluntad suficientes para justificar la admisión del recurso y su eventual control judicial. así sucede cuando la comisión: 1) declara la reiteración en el incumplimiento del código de conducta por parte del operador del servicio de tarificación adicional, con los efectos inherentes a tal juicio de conducta, concretado en que deviene obligatoria la resolución del contrato propia Comisión la resolución de los contratos. Se trata en ambos casos de declaraciones de voluntad impuestas a los sujetos a quienes van destinadas (o a aquellos a quienes afecta de modo directo) con las que, en realidad y según ya hemos adelantado, se pretende obtener los mismos resultados que derivarían de la omitida resolución del Secretario de Estado. Así las cosas, el acto comunicado por la Comisión era susceptible de ser impugnado en alzada. En el curso de esta vía de impugnación administrativa el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio debía haber comprobado si su contenido se ajustaba a las prescripciones del referido artículo 7 de la Orden tantas veces citada. La resolución ministerial que inadmite la alzada y deja sin juzgar la validez de la actuación de la Comisión fue, en consecuencia, debidamente anulada por la sentencia recurrida. La Sala de instancia actúa conforme a derecho cuando deja sin efecto la inadmisibilidad del recurso de alzada y obliga al Ministerio a que lo admita y resuelva en cuanto al fondo. No es obstáculo a lo que se deja dicho el argumento de que la comunicación a los operadores de la red no les imponía expresamente la obligación de resolver el contrato suscrito con los prestadores de servicios de tarificación adicional, sino que constituía un mero recordatorio de dicha obligación. Aunque sea la normativa la que obliga a la resolución de los contratos en los casos de incumplimiento reiterado del Código de Conducta por parte del prestador de los servicios de tarificación adicional, la aplicación de la norma a los contratos privados sólo es posible cuando se ha llegado a formular en vía administrativa, de modo apropiado, la declaración de incumplimiento reiterado y cuando, seguidos los trámites reglamentarios, tal declaración es adoptada y puesta en conocimiento de los operadores por el Secretario de Estado». revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 31 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 32 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor entre operadores (de red y de servicios) si dicho incumplimiento se reputa reiterado; 2) comunica su «informe» al operador de red a fin de que éste proceda a la resolución del contrato; y 3) requiere a este operador de red para que ponga en conocimiento de la propia comisión la resolución de los contratos. este triple contenido del informe habilita, sin género de dudas, la admisión del recurso contra el mismo: no se trata de un acto de trámite, como argumenta la representación de la administración. se trata de un acto de «contenido declaratorio y decisorio, que tiene una directa incidencia en las relaciones y situaciones jurídicas de sus destinatarios» que procede de un órgano que no ha sido «configurado como un órgano que tenga capacidad propia para imponer sus propias declaraciones sobre las conductas supuestamente incumplidoras, ni puede en el ejercicio de sus funciones sustituir al Secretario de Estado». el tribunal supremo nos está señalando que el único criterio relevante para determinar el acceso a la jurisdicción no es la autodefinición de la actividad como, en el caso que nos ocupa, un informe, sino si tiene unos efectos jurídicos sobre la esfera jurídica de derechos e intereses del recurrente. la cuestión a considerar es si el informe de la comisión es un recordatorio de lo dispuesto en la legislación o es la imposición al operador de red de la resolución del contrato, así como el requerimiento de que lo comunique. esta cuestión queda resuelta, lo que me parece relevante, por el flagrante incumplimiento de la legislación. este es el dato jurídico que, a mi juicio, condiciona el parecer de los tribunales. las eventuales dudas o incertidumbres sobre el contenido real del acto de la comisión de supervisión quedan definitivamente resueltas con el incumplimiento de lo dispuesto en la legislación aplicable: la comisión no podía enviar el informe a los operadores sino al secretario de estado. si así lo hizo no fue con el ánimo de informar sino de forzar a los operadores de red a que resolviesen los contratos con las empresas que prestan servicios de tarifación adicional. el incumplimiento ilumina la cuestión jurídica. la ilegalidad convierte, en cierta medida, el informe en un acto que es susceptible de control. es más, sólo de esta manera, admitiendo el control judicial del informe de la comisión, el tribunal se podría pronunciar sobre una ilegalidad que, además, tenía unos efectos perjudiciales sobre la esfera jurídica del recurrente. el acto administrativo queda desnudo, completamente desnudado, frente a los efectos que produce pero es la ilegalidad la que arroja un potente foco sobre aquella desnudez. 32 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 33 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo la sentencia de 2 jun. 2010 nos ofrece un ejemplo de apertura de la jurisdicción al control de actos administrativos que exigen, bajo una sutil redacción, como señalan tanto la audiencia nacional como el tribunal supremo, el cumplimiento de una obligación (legal) de resolución de un contrato cuando se carece de competencias para hacerlo. Bajo el ropaje formal de un informe se oculta un acto administrativo declarativo de voluntad expedido por un órgano manifiestamente incompetente. ¿Qué es lo que realmente ilumina este razonamiento jurídico? los efectos jurídicos que tiene la comunicación de la comisión sobre la esfera jurídica del recurrente. esta es la cuestión central. esta es la única cuestión central a la luz del derecho a la tutela judicial efectiva. 4.2. EL ACTO DE TRÁMITE NO INCLUIDO ENTRE LOS DEL ARTÍCULO 25 LJCA PERO QUE ES IMPUGNABLE DIRECTAMENTE PORQUE TIENE EFECTOS SOBRE LA ESFERA JURÍDICA DEL RECURRENTE el artículo 25.1 ljca dispone que el recurso contencioso-administrativo es admisible contra los actos que pongan fin a la vía administrativa, ya sean definitivos o de trámite pero estos últimos sólo si «deciden directa o indirectamente en el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen indefensión o perjuicio irreparables a derechos o intereses legítimos» (17). Fuera de estos supuestos, los actos de trámite no podrían ser impugnados de manera separada. el tribunal supremo no se siente vinculado por esta relación cerrada por entender que el artículo 24 ce le obliga a hacer una interpretación flexible para incluir cualquier acto de trámite que tenga efectos jurídicos sobre la esfera de derechos e intereses de los ciudadanos. así ha admitido el recurso contra actos de retroacción de actuaciones y actos de iniciación del procedimiento. en cuanto a los primeros, la sentencia de 20 sep. 2011, sección 3.ª, rec. 235/2009 (asunto: denegación de la autorización administrativa previa para la distribución de gas natural en el término municipal de san sebastián de los reyes) considera que es un acto recurrible 17. sobre el artículo 25 ljca puede consultarse el comentario de santaMaría Pastor, juan alfonso, La Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. Comentario, ed. iustel, Madrid, 2010, p. 287 y ss. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 33 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 34 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor directamente el que acuerda la retroacción de actuaciones en el seno de un procedimiento administrativo (18). el tribunal se separa del criterio de la sentencia de instancia que expresamente había proclamado que se trata de un acto de trámite ya que se afirma expresamente que «no es un acto que cree derechos u obligaciones para el recurrente o cause indefensión, ni impide la continuación del procedimiento administrativo correspondiente, ni tiene contenido decisorio». el razonamiento del tribunal supremo es escueto al «rechazar la causa de inadmisibilidad del recurso contencioso administrativo deducida por el letrado de la Comunidad de Madrid, a la que se adhiere la defensa letrada de la parte codemandada Naturgas Energía Distribución, S.A., fundada al amparo del artículo 69 c) de la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, puesto que consideramos que la resolución del Consejero de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid de 24 de octubre de 2005, no constituye un acto de trámite y es susceptible de impugnación, conforme a lo dispuesto en el artículo 25 de la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa». y se añade: «en efecto, la resolución del Consejero de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid de 24 de octubre de 2005, aunque se limita a resolver la retroacción del procedimiento administrativo de autorización administrativa previa para la distribución de gas natural en el término municipal de San Sebastián de los Reyes, para que se proceda a cumplimentar el trámite de información pública, conforme a lo dispuesto en el artículo 78 del Real Decreto 1434/2002, de 27 de diciembre, por el que se regulan las actividades de transporte, distribución, comercialización, suministro y procedimientos de autorización de instalaciones de gas natural, no puede caracterizarse como un “mero acto de trámite no susceptible de impugnación”, en cuanto produce efectos jurídicos sobre terceros, 18. ya hemos comentado que la sentencia de 16 Feb. 2011, sección 5.ª, rec. 4792/2006 (asunto: devolución del estudio de impacto ambiental para nueva información pública) rechaza la admisibilidad de un recurso contra un acto administrativo por el que el órgano ambiental devolvía al órgano sustantivo el estudio de impacto ambiental a los efectos de que se lleve a cabo una nueva información pública. el argumento que sirve de sostén a este pronunciamiento es justo el opuesto al de la sentencia que ahora comentamos: el acto administrativo es un acto de trámite que no impide, al contrario, la continuación del procedimiento. ahora bien, el tribunal parece desconocer, en la sentencia de 16 Feb. 2011, que esta retroacción tiene, en numerosas ocasiones, unas consecuencias perjudiciales para el recurrente que justificarían, a nuestro juicio, como hace la sentencia de 20 sep. 2011, la impugnación directa del acto correspondiente. 34 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 35 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo afectando, concretamente, a los intereses de Gas Natural SDG, S.A. y de Naturcorp Redes, S.A.U.». el acto que acuerda la retroacción de actuaciones al momento en que se omitió el tramite de información pública es susceptible de recurso directo porque, nos dice el tribunal supremo, «produce efectos jurídicos sobre terceros» (19). es interesante esta afirmación por cuanto el artículo 25 ljca sólo admite, como ha quedado reseñado, el recurso contra los actos de trámite en los casos que expone («deciden directa o indirectamente en el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen indefensión o perjuicio irreparables a derechos o intereses legítimos»). la resolución impugnada no es ni un acto definitivo ni un acto de trámite cualificado en los términos transcritos. no obstante, el tribunal considera que la resolución de retroacción de actuaciones tiene unos efectos jurídicos sobre terceros que justifican la admisión. estamos, en definitiva, ante otro ejemplo de cómo la doctrina del derecho a la tutela judicial efectiva fuerza la apertura del recurso respecto de actos que no encajan entre los tipos expresamente admitidos por la ley. y tal apertura es obra del único criterio sobresaliente: la afectación de derechos e intereses. 19. en cambio, la sentencia de 26 sep. 2011, sección 2.ª, rec. 4483/2009 (asunto: impugnación de la inclusión de un contribuyente en el Plan de inspección de la diputación Foral de Guipúzcoa) considera que es un acto de trámite la inclusión de un contribuyente en el plan de inspección. un contribuyente recurrió contra la orden Foral 636/2007, de 6 de junio, de la diputación Foral de Gipuzkoa, en virtud de la que se le incluyó en el plan de inspección. el tribunal supremo rechaza el recurso porque «según hemos sostenido en reiteradas ocasiones [por todas, véanse las sentencias de 11 de febrero de 2011 (casación 6666/2007, FJ 4.º) y 16 de febrero de 2011, casación 3990/06 , FJ 2.º)], la inclusión de un contribuyente en un plan de inspección es un acto de trámite, reservado y confidencial, que per se no afecta a los derechos subjetivos del contribuyente y que no es recurrible en vía económico-administrativa, no sólo por razón de su especial carácter de reservado y confidencial, sino porque sólo son impugnables, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 37.1.b) del Reglamento de Procedimiento en las reclamaciones económico administrativas, aprobado por Real Decreto 391/1996, de 1 de marzo (BOE de 23 de marzo) [las sentencias citadas hacían referencia al artículo 41.1.b) del Reglamento aprobado por Real Decreto 1999/1981, de 20 de agosto (BOE de 9 de septiembre), de igual contenido], los actos de trámite que decidan directa o indirectamente el fondo del asunto o pongan término a la vía de gestión». la inclusión de un ciudadano en un Plan de inspección lo está cualificando respecto de los demás ciudadanos que no está sometidos al control singular que se anuncia en aquel Plan. esta cualificación supone que queda sometido a un control singularmente intenso y distinto al que están sometidos los demás ciudadanos. a mi juicio, se produce, por el mero hecho de esta decisión, una afectación a los derechos e intereses del ciudadano, al menos, en los mismos términos que la sentencia de 20 sep. 2011 reconoce a ciertas empresas. no obstante, esta afectación no puede ser considerada, al menos inicialmente, sin analizar el cómo aquel control singular e intenso va a producir los efectos sobre la esfera jurídica del ciudadano. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 35 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 36 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor este criterio también es el utilizado para admitir el recurso contra un acto administrativo que acuerda la iniciación de un procedimiento administrativo. la sentencia de 23 Mar. 2011, sección 4.ª, rec. 3763/2009 (asunto: incoación de expediente de declaración de Bienes de interés cultural) proclama de manera expresa que la doctrina del derecho a la tutela judicial efectiva debe obligar a reinterpretar los criterios legales de admisión de los actos susceptibles de recurso. el tribunal comienza recordando la doctrina sobre el acto de trámite calificado: «Es cierto que nuestra jurisprudencia reputa acto trámite calificado al inicio de expediente para la declaración de un bien de interés cultural (STS de 3 de noviembre de 1999, recurso de apelación 3685/1992 y de 21 de febrero de 1989 citadas por la parte recurrente y en fecha más reciente la de 9 de febrero de 2010, recurso 4255/2006, de esta Sala y Sección) en razón de que ello conlleva la aplicación provisional del régimen de protección previsto para los bienes declarados de interés cultural conforme al art. 11.1 de la Ley 16/1985, de 25 de junio. Mas tal aserto se realiza para reinterpretar la norma que, conforme al art. 37.1 LJCA 1956, o ahora el art. 25. 1 LJCA 1998, vedaba el examen jurisdiccional de los actos de mero trámite. Mediante la reinterpretación de la norma conforme al art. 24.1. ce, ahora cabe el control de actos trámite cuando del acto de iniciación se derivan consecuencias no meramente procedimentales sino que conllevan modificaciones en el régimen jurídico de situaciones anteriores alterando sustancialmente el contenido de facultades y obligaciones sobre el bien afectado». el tribunal supremo reinterpreta el artículo 25.1 ljca a los efectos de facilitar el acceso a la jurisdicción de todos los actos de trámite que tienen efectos jurídicos como la alteración sustancial del contenido de facultades y obligaciones sobre un bien. este supuesto no encaja entre los expresamente enumerados en el artículo citado. esta circunstancia no es óbice para que el tribunal admita el recurso en aplicación de las exigencias derivadas del derecho a la tutela judicial efectiva. sin embargo, sigue el tribunal supremo sin admitir, a pesar de la doctrina jurisprudencial citada que reinterpreta el artículo 25.1 ljca, el recurso contra la declaración de impacto ambiental. esta sigue siendo considerada, de manera sorprendente, y aún más a la vista de la doctrina expuesta, como un acto de trámite no susceptible de impugnación separada de la autorización sustantiva del proyecto objeto de evaluación. el argumento siempre reiterado es el de que esta autorización no está vinculada por lo dispuesto en la declaración 36 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 37 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo de impacto ambiental, por lo que no debe admitirse la impugnación de un acto cuyo contenido no tiene una virtualidad vinculante respecto de la autorización por lo que podría ser desconocido por esta, de modo y manera que la impugnación de aquella declaración podría resultar inútil. como ha reconocido la sentencia de 8 abr. 2011, sección 5.ª, rec. 1139/2007 (asunto: impugnación de resolución que acuerda archivar el procedimiento de evaluación de impacto ambiental de un plan parcial) «la jurisprudencia de esta Sala ha venido interpretando en forma muy restrictiva la posibilidad de control jurisdiccional de las declaraciones de impacto medio ambiental ya que las considera como actos de trámite o no definitivos que se integran, por su naturaleza, como parte de un procedimiento y no son susceptibles de impugnación independiente de la decisión final del mismo [Sentencias de 17 de noviembre de 1998 (Casación 7742/1997), 13 de noviembre de 2002 (Casación 309/2000) de 25 de noviembre de 2002 (Casación 389/2000), de 11 de diciembre de 2002 (Casación 4269/1998), de 13 de octubre de 2003 (Casación 4269/1998), de 24 de noviembre de 2003 (Casación 5886/1999) y de 14 de noviembre de 2008 (Casación 4269/1998)]». este obstáculo doctrinal no concurre en el caso de la resolución que es causa del proceso ventilado por la sentencia de 8 de abril de 2011 porque «la resolución de la Dirección General de Medio Ambiente de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, impugnada en este caso, y su confirmación por silencio en alzada por el Consejero de Medio Ambiente, son actos de trámite cualificados, que poseen plena autonomía e independencia a efectos de su impugnación (art. 25 LJCA). A diferencia de las declaraciones de impacto ambiental, este acto decide que la evaluación ambiental no es necesaria y que procede archivar la solicitud sin emitirla. Se trata en suma, como ya apreció esta Sala en la Sentencia citada de 13 de marzo de 2007, de un acto que determina la imposibilidad de continuar el procedimiento y que, por ello, está exceptuado expresamente de los supuestos del artículo 25 LJCA y no puede determinar la inadmisibilidad del recurso a efectos del artículo 69 c) LJCA». es incomprensible que la declaración de impacto ambiental no sea considerada como un acto de trámite cualificado a los efectos de posibilitar el acceso al control judicial, y lo es aún más a la luz de la doctrina jurisprudencial que estamos comentando. resulta escandalosamente evidente que la declaración tiene unos efectos jurídicos sobre la esfera de derechos e intereses de los afectados, en particular, los titulares de los proyectos sometidos a evaluación. revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 37 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 38 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor esta evidencia se basa en el hecho de que el juicio emitido en la declaración no suele ser desconocido por el órgano sustantivo al dictar la autorización sustantiva correspondiente. Podría ser que no fuese así pero en la práctica esto no sucede. entre otras cosas porque la autorización de un proyecto en contra de la declaración ofrece un indicio fuerte de que se ha podido incurrir en arbitrariedad por no haberse considerado adecuadamente la afectación ambiental del proyecto. en la práctica, la autorización suelte ajustarse a la declaración. sin embargo, al no permitirse la impugnación directa de la declaración, se están reduciendo las posibilidades de la tutela judicial efectiva de los derechos e intereses afectados. sólo por la vía de la admisión del recurso contra la declaración se tendrá la oportunidad procesal de concentrar el control en la causa última y efectiva de la eventual ilegalidad de la autorización del proyecto. esto es particularmente sobresaliente en relación con las condiciones impuestas en la autorización sobre la base de la declaración. Hay un riesgo cierto de que las condiciones disfruten del «beneficio» de apoyarse en una declaración que no puede ser objeto de control pleno precisamente por no constituir el objeto del proceso. se podría producir una suerte de efecto rebote: la legalidad de la autorización y de sus condiciones es salvada por la presunción de legalidad de la declaración. Mientras que la autorización sustantiva es un acto reglado, la declaración queda cubierta por la discrecionalidad supuestamente técnica de la autoridad ambiental. si no se puede discutir la razonabilidad del ejercicio de este poder, dudosamente se va a cuestionar la legalidad de la autorización sustantiva. en definitiva, sólo atacando en su raíz la causa de la ilegalidad de la autorización se podrá conseguir que la misma sea apreciada. esto sólo es posible, con plenitud y exclusividad, mediante el recurso directo contra la declaración. en definitiva, la doctrina del tribunal supremo sobre la admisión de los recursos contra los actos de trámite se mueve entre la tradición de la interpretación estricta de lo dispuesto en el artículo 25 ljca y la ampliación impulsada por el derecho a la tutela judicial efectiva que sólo repara en los efectos jurídicos del acto dictado con independencia de si es definitivo o de trámite. esta última es la que debería, por fin, romper con el muro dogmático que cierra el paso a la impugnación de la declaración de impacto ambiental, lo que supone una gravísima quiebra de las exigencias de aquel derecho fundamental. 38 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 39 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo 4.3. EL ACTO INEXISTENTE QUE TIENE EFECTOS JURÍDICOS RELEVANTES SOBRE LA ESFERA DEL RECURRENTE Por último, la sentencia de 14 jun. 2010, sección 8.ª, rec. 4871/2009 (asunto: impugnación de la decisión del Gobierno catalán de realizar una campaña publicitaria para destacar sus 1.000 días de gestión) nos ofrece un ejemplo excelente de 1) la completa desmaterialización del acto administrativo, o, para ser más exacto, su inexistencia, que no es obstáculo a su impugnación porque 2) son evidentes los efectos jurídicos de cierta actuación de la administración, sin respaldo en acto administrativo previo y expreso, sobre la esfera jurídica del recurrente, en este caso, sobre la de un partido político y la afectación sobre el pluralismo político. las sentencias, tanto la del tribunal superior de justicia de cataluña como la del tribunal supremo, se enfrentan con una primera cuestión, planteada por la representación de la Generalitat de cataluña, ¿hay actividad recurrible? esta cuestión se plantea porque no hubo ningún acto administrativo expreso por parte del Gobierno de la Generalitat que aprobase la campaña. el tsj de cataluña considera que no hay obstáculo por cuanto está plenamente admitido el «acto tácito». en el caso que nos ocupa, además, ese acto tácito debe imputarse al Gobierno al tratarse de una campaña desplegada por distintos departamentos, al mismo tiempo y con el mismo objetivo, por lo que se puede presumir que es el Gobierno quien la autorizó (20). nos encontramos, en realidad, ante una «actuación administrativa» más que ante un acto administrativo. ahora bien, el peso de la tradición obliga a hablar del acto tácito cuando, a mi juicio, es innecesario (21). es la servidumbre de la exigencia de una declaración intelectual de la administración como objeto del proceso. 20. el tsj afirmó lo siguiente, según podemos leer en la sentencia: «la inexistencia de un acto de carácter expreso no impide por sí misma el planteamiento de un recurso contencioso-administrativo, puesto que se admite pacíficamente la impugnación de actos tácitos». y considera indiscutible «la existencia de una actuación administrativa con el contenido que ha quedado antes expuesto». actuación que ha de predicarse del Gobierno de la Generalidad pues «la campaña institucional de referencia ha sido llevada a cabo por diversos Departamentos de la Administración demandada y afecta al conjunto de la labor de gobierno realizada durante la legislatura que entonces terminaba, de modo que no puede ser singularizada respecto de alguno o algunos de los Departamentos de la Generalidad de Cataluña, sino que afecta a todos ellos, por lo que resulta razonable atribuir la decisión correspondiente al órgano colegiado de Gobierno, que reúne a los titulares de todos aquellos Departamentos, buena parte de los cuales intervinieron en la campaña institucional, según ha quedado acreditado». 21. la figura del acto tácito es confusa. tiende a confundirse con el acto presunto. entiendo que el acto tácito y el acto presunto no podrían identificarse. este surge por obra de la ley y cuando se dan ciertos requisitos revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 39 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 40 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor el tribunal supremo resuelve definitivamente las dudas sobre la impugnabilidad de la actividad administrativa: 1) los hechos, la campaña publicitaria, desplegados por varias consejerías, durante el mismo periodo y con el mismo objeto, constituyen, en sí mismos, una actuación de la administración impugnable que responde a una decisión del Gobierno en tanto que órgano de dirección de aquellas consejerías; y 2) la inexistencia de una decisión expresa de este no es obstáculo: «la circunstancia de que dicha decisión no se plasmara en una resolución expresa no quita su existencia ni su efectividad. Reducir la impugnabilidad de las actuaciones del Gobierno solamente a las de carácter expreso o a las que se entiendan producidas por silencio dejaría sin control jurisdiccional aquellas que, pese a ser inequívocas y, como se ha dicho, efectivas, no se han formalizado o documentado». el problema jurídico se plantea ante la evidencia de que las campañas podrían haberse desarrollado sin el concurso del Gobierno. en este caso, el problema no es tanto de actividad impugnable cuanto de órgano de la administración que autorizó el desarrollo de la campaña. cada consejería podría haber autorizado su campaña sin necesidad de contar con la previa aprobación del Gobierno. esta es la tesis defendida por la administración de la Generalitat de cataluña. la consecuencia de la misma es evidente: no podría admitirse el recurso contra un inexistente e innecesario acto del Gobierno. la respuesta del tribunal está inspirada en la búsqueda de la más efectiva tutela judicial: «es verdad que si de ellas deriva una multiplicidad de actos, como los que aquí pusieron en marcha las distintas iniciativas publicitarias en que se articula la campaña, sería posible impugnarlos uno a uno, pero esto, no sólo no aseguraría la revisión judicial de todas ellas, sino que —como, con razón, observa la sentencia [del Tribunal de instancia]— privaría de la visión de conjunto que permite apreciar con claridad la misma existencia de la campaña y de la infracción cometida». igualmente establecidos por la ley, caso de la iniciación de un procedimiento y el transcurso de los plazos correspondientes. el acto tácito, tal como el que el tribunal considera en la sentencia que comentamos, no surge por obra de la ley ni por el cumplimiento de sus requisitos. es una pura deducción que hace el tribunal a la vista de ciertos hechos. es una ficción de acción nacida de un juicio racional llevado a cabo por el tribunal. esta ficción plantea múltiples problemas de seguridad jurídica por lo que, a mi juicio, debería admitirse en supuestos muy determinados y siempre para la mejor protección de los derechos e intereses de los ciudadanos. en el caso que nos ocupa, no parece necesario acudir a esta ficción. el tribunal supremo no hará uso de esta interpretación. 40 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 41 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo el representante de la administración también argumenta que tal acuerdo del Gobierno, de existir, sería un acto de trámite puesto que la infracción sería imputable a cada una de las campañas autorizadas por cada uno de los departamentos. el tribunal lo rechaza: «es cierto que, como dice el motivo, la actividad publicitaria de la Generalidad de Cataluña no necesita de ningún acuerdo del Gobierno como acto iniciador, sino solamente someterse a los principios y criterios y observar las prohibiciones de la Ley catalana 18/2000 así como del artículo 4 de la Ley 29/2005. No parece, sin embargo, verosímil que, a falta de ese acuerdo, los más variados Departamentos de la Generalidad de Cataluña emprendan esas actividades publicitarias, en el mismo período y bajo el mismo lema y con similar contenido laudatorio. Que no estamos ante un acto de trámite lo revela —de nuevo, la sentencia lo explica satisfactoriamente— su efectividad y, también, acierta la Sala de Barcelona al decir que el carácter de acto del Gobierno no impide el control realizado porque, conforme al artículo 2 de la Ley de la Jurisdicción, los elementos reglados de esos actos son plenamente revisables y aquí se trataba de imponer una prohibición expresa establecida por la Ley 29/2005». en este caso nos encontramos con una actividad de varios departamentos de la administración que podrían ser impugnados individualmente. ningún problema se plantea sobre esta cuestión. cada campaña de cada departamento está sometida a la legislación aplicable. ¿Por qué razón se presume la existencia de una decisión intelectual del Gobierno de la Generalitat en tanto que órgano que dirige la acción de cada uno de los departamentos? Primero, se puede deducir razonablemente que la actividad de cada departamento ha sido una actividad coordinada, por lo que se puede presumir que hay una decisión del máximo centro de coordinación y dirección de la acción de los departamentos, o sea, el Gobierno. y segundo, la tutela judicial será más efectiva si el control se proyecta sobre el supuesto acto de coordinación y dirección del Gobierno cuya necesidad ha sido deducida. este acto, en tanto que tal, no está excluido del control contencioso. el acto objeto de control queda plenamente desmaterializado: es un acto que no hay prueba alguna de que se hubiese producido; sin embargo, se presume su existencia por los hechos y se refuerza su existencia por la necesidad de dispensar una más efectiva tutela judicial. esta, el impulso del derecho a la tutela judicial efectiva, refuerza la erección de un acto que no hay prueba de que se hubiese producido pero cuya presunta existencia es revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 41 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 42 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor relevante para que la tutela judicial tenga la efectividad constitucionalmente exigida. una tutela que es particularmente necesaria por cuanto está en juego la protección de los derechos e intereses del recurrente, en este caso, un partido político. la afectación de sus derechos e intereses es lo que lo constituye en sujeto legitimado para interponer el recurso: «cuando CDC [Convergència Democràtica de Catalunya] pide la anulación de la decisión de llevar a cabo esa campaña, lo hace, ciertamente, invocando la legalidad que estima vulnerada pero, también, y esto es lo decisivo aquí, recurre porque esa campaña, realizada cuando ya se conocía la fecha de las inminentes elecciones, afecta negativamente a su posición ante los electores en la misma medida en que beneficia la de los partidos que la han promovido desde el Gobierno pues, al fin y al cabo, en tanto busca destacar sus logros de esos 1.000 días, los presenta como buenos gestores». el interés cuya protección judicial se pretende no es otro, en términos de la sentencia, que «restablecer las condiciones de igualdad en la competición electoral alteradas por una campaña sostenida por fondos públicos orientada a ensalzar la actuación del Gobierno dirigido por partidos políticos adversarios del que ha recurrido». la más efectiva protección de dicho interés conduce a los tribunales a presumir la existencia de una decisión intelectual de dirección y coordinación del Gobierno que autorizó las campañas publicitarias desplegadas por distintos departamentos del Gobierno. el impulso de aquel derecho conduce a presumir el acto indicado. un acto que el tribunal presume su existencia, no tanto como condición del control judicial al puro estilo revisor, sino para evitar que el recurrente tenga que soportar la carga de impugnar cada una de las campañas publicitarias individuales llevadas a cabo por los distintos departamentos. se trata de crear un único centro de imputación (el Gobierno) y una única decisión para garantizar que la tutela judicial es efectiva. este es el importante giro que aplica el tribunal supremo. una buena muestra del empuje del derecho que lleva hasta erigir una ficción de acto para facilitar el control de una multiplicidad de actos que son las distintas campañas publicitarias. en definitiva, las sentencias que he elegido nos ofrecen ejemplos sobresalientes de la «presión» que el derecho a la tutela judicial efectiva está desplegando sobre los contornos de la categoría del acto administrativo. esta presión se está traduciendo en que 1) la pretensión, como objeto del contencioso, es 42 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 43 CONTROL JUDICIAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS revisión de la categoría de acto administrativo la encarnación en el seno de este de la tutela de los derechos e intereses de los ciudadanos que pasa a ser, a través de aquella, el corazón del control judicial que tiene como función constitucional la más efectiva protección de aquellos; 2) la actividad que amenaza, daña o lesiona los derechos e intereses de los ciudadanos pasa a ocupar un lugar menor o secundario; es, ciertamente, la desencadenante de la necesidad de protección pero se trata de la amenaza o la agresión que justifica la tutela; es, por lo tanto, la mecha que desata la conveniencia de la protección; 3) los contornos dogmáticos de esta actividad quedan completamente desnaturalizados hasta ser perfectamente prescindibles en el ámbito de la tutela judicial; es irrelevante que se trate de un acto formal o no formal, expreso o tácito, definitivo o de trámite… incluso el elenco legal del artículo 25 ljca es considerado como puramente ilustrativo ya que no cierra el acceso a cualquier otro tipo de acto; porque 4) la clave del acceso no es otra que la afectación a los derechos e intereses del recurrente. esta es la clave ante lo que todo lo demás queda preterido. es irrelevante que se trate de un informe, de un acto de iniciación de un procedimiento, de un acto de retroacción de actuaciones o de un acto deducido a partir de ciertas actuaciones materiales… es irrelevante porque lo único realmente importante es el cómo dispensar la tutela judicial efectiva. no hay límite. si para garantizar aquella tutela es necesario inventar un acto administrativo para crear un centro de imputación de la ilegalidad, se hace. como escribiera García de enterría, y así lo he recordado al inicio de estas páginas, este formidable poder de control en manos de los ciudadanos es el que, sin duda, le permite disfrutar con plenitud de su situación de «sujetos primordiales del actual Estado de Derecho», por fin edificado sobre el principio de la libertad efectiva de los mismos respecto de todo el aparato público. 5. CONCLUSIONES el cambio de paradigma, anunciado por el tribunal supremo, que lleva a cabo la ljca de 1998, por exigencia del derecho a la tutela judicial efectiva, que sustituye como objeto del contencioso el acto administrativo por la pretensión ha de tener necesariamente consecuencias importantes sobre el propio concepto de acto administrativo. este pasa a ocupar un lugar secundario, lo que relativiza el debate sobre las fronteras dogmáticas del acto administrativo, su mayor o menor amplitud. las pretensiones se proyectan sobre el difuso tér- revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759 43 rjcyl 26 01 betancor:RJCYL 23 1 BELLO 30/11/11 13:00 Página 44 NÚMERO MONOGRÁFICO andrés Betancor mino «actividad» que describe lo que hace o no hace una administración, dentro de la que perfectamente se podría distinguir cierto tipo de actividad que sería el acto administrativo en sentido estricto con los contornos que uno u otros quieran fijar, como los ensayados por Bocanegra para lo que erige el criterio «regulador» como eje central definidor. sin embargo, esta construcción y otras corren el riesgo de moverse exclusivamente en el plano dogmático. su belleza conceptual poco o nada nos ayuda porque poco o nada resuelve. tiene una indudable virtualidad teórica pero que, al no ofrecer ninguna ventaja apreciable respecto de las otras doctrinas que pretende substituir, está condenada al fracaso. el debate dogmático queda preterido a un lugar secundario, importante, pero secundario, en relación con lo dispuesto en la constitución cuando consagra el derecho a la tutela judicial efectiva. este derecho fundamental sólo entiende de derechos e intereses que han de ser protegidos por los jueces contra la actividad de la administración. Que esta sea acto administrativo o no, concebido como más o menos estricto, más o menos formal, más o menos expreso… tiene una importancia menor. tiene una importancia menor por cuanto que a esta distinción no se le pueden asociar unas u otras consecuencias jurídicas que afecten a la tutela que deben dispensar de manera efectiva los tribunales. no hace falta hacer una extensión completamente desmesurada del acto administrativo hasta hacerlo casi equivalente a la actuación administrativa para facilitar el control judicial pleno de esta pero tampoco se necesita reconstruir un concepto dogmático del acto administrativo, relevante en el ámbito teórico, que nos haga perder de vista que el derecho a la tutela judicial lo ha colocado en un papel secundario, incluso, dentro de la caracterización del derecho administrativo. tal vez, estamos viviendo la muerte del acto administrativo como categoría central del derecho administrativo a favor de otras no-categorías que aportan un término que sirve de cobijo descriptivo de todo aquello frente a lo que un ciudadano puede reaccionar cuando lo considera que es lesivo a sus derechos o intereses legítimos. la reconstrucción dogmática del acto administrativo es el último canto de cisne que anuncia no tanto su desaparición como su obsolescencia y, sobre todo, su preterición en un contexto de un derecho administrativo que tiene en la protección de los derechos e intereses de los ciudadanos su seña de identidad. 44 revista jurídica de castilla y león. n.º 26. enero 2012. issn 1696-6759