Descargar - Senado de la Nacion

Anuncio
CONGRESO NACIONAL
CAMARA DE SENADORES
SESIONES ORDINARIAS DE 2005
ORDEN DEL DIA N° 1133
Impreso el día 23 de septiembre de 2005
SUMARIO
COMISION DE LEGISLACION GENERAL
Dictamen en el proyecto de ley de la señora senadora Paz y del señor
senador Falcó, sobre Interdicción. (S- 1072/05)
DICTAMEN DE COMISION
HONORABLE SENADO:
Vuestra Comisión de Legislación General ha considerado el
proyecto de ley de la señora senadora Paz y del señor senador Falco,
sobre Interdicción , Expediente S- 1072/05; y, por las razones que
dará el miembro informante se aconseja su aprobación.
De conformidad con lo establecido pro las disposiciones
pertinentes del reglamento del Honorable Senado, este dictamen pasa
directamente al Orden del Día.
Sala de las Comisiones, 23 de Agosto de 2005.Liliana T. Negre de Alonso.- Nicolás A. Fernández.- Celso A. Jaque.Elva A. Paz.- Graciela Bar.- Silvia E. Giusti – Carlos A. Rossi – Sonia
Escudero.-
PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados,...
Artículo 1º.- Reemplázanse los artículos 140 al 151 del Código Civil
por los siguientes:
Artículo 140: Puede ser interdicto el mayor de catorce
años que, por enfermedad, debilidad o insuficiencia de sus facultades
psíquicas, pueda poner en peligro su persona o sus bienes, o causar
daños a terceros.
Artículo 141: La sentencia que declara la interdicción debe
determinar la extensión y los límites de la incapacidad, estableciendo
concretamente qué actos o tipo de actos queda impedida de realizar
por sí la persona, para cuáles requiere asistencia del curador, y cuáles
otros puede concretar libremente, en su caso. El principio es siempre
la máxima preservación de la capacidad de hecho.
Artículo 142: La sentencia no puede dictarse sino en base al
previo examen de la persona y de sus antecedentes por un médico
neurólogo, un médico psiquiatra y un psicólogo, pertenecientes al
cuerpo forense respectivo. Cuando se trate de sordomudos, es
requisito ineludible la presencia de un intérprete de señas. El dictamen
puede ser conjunto, y, si recomienda la interdicción debe, por lo
menos, contener:
a) Diagnostico;
b) Estimación de la época en que el estado patológico se
manifestó;
c) Pronóstico y recomendaciones para la protección, asistencia
y recuperación;
d) Informe sobre las áreas en que el sujeto conserva su
posibilidad de desempeñarse sin ayuda y aquellas en que
requiere asistencia.
Artículo 143: Si en el peritaje referido en el artículo 142, se
recomienda la internación del sujeto, ésta puede disponerse sólo en la
medida en que sea estrictamente necesaria, partiendo siempre del
principio de la máxima conservación posible de la libertad, y
priorizando las posibilidades de recuperación.
Artículo 144: están legitimados para pedir la interdicción:
a) El cónyuge no separado legalmente o de hecho;
b) Los parientes consanguíneos hasta el cuarto grado, o por
afinidad hasta el segundo grado;
c) El Ministerio Público;
d) El propio interesado.
Si se trata de un menor, sólo están legitimados sus padres, su tutor o
el Ministerio Público.
Artículo 145: el denunciado es parte necesaria en el proceso,
al cual puede comparecer personalmente, y efectuar las
manifestaciones y aportar todas las pruebas que estime oportunas. Sin
perjuicio de ello, interpuesta la solicitud de interdicción, que debe
radicarse ante el tribunal del domicilio del denunciado, éste es
representado en forma promiscua y gratuita por el ministerio pupilar,
que recibe los bienes bajo inventario, en su caso. De haber sido el
denunciante el ministerio pupilar, la defensa la asume, en idénticos
términos, el defensor oficial con jurisdicción en materias civiles.
Artículo 146: No puede pedirse la interdicción cuando una
demanda igual ha sido rechazada, aunque sea otro el que la solicita,
salvo que exponga hechos sobrevivientes a la declaración judicial.
Artículo 147: Interpuesta la demanda de interdicción, debe
nombrarse para el denunciado un curador provisorio que lo represente
y defienda en el pleito, hasta que la sentencia quede ejecutoriada. En
el juicio es parte esencial el ministerio pupilar.
Artículo 148: Si el juez lo cree imprescindible para la mejor
defensa de los intereses del denunciado, mandará recaudar los bienes
de éste y entregarlos, bajo inventario, a un administrador provisorio,
que se procurará sea cónyuge, descendiente o ascendiente del
interesado, y en ningún caso quien promoviera la denuncia.
Artículo 149. Si el denunciado es menor de edad, su padre o
su madre o su tutor ejercen las funciones de curador y administrador
provisorio.
Artículo 150: La cesación de la incapacidad o modificación de
sus alcances, sólo tiene lugar por sentencia judicial, con audiencia del
ministerio pupilar, en base a una nueva pericia practicada en los
mismos términos de la del artículo 142.
Artículo 151: La sentencia que declara la interdicción y su
cesación deben ser tomadas en consideración en sede penal, a sus
efectos.
La sentencia dada en un juicio criminal, que tuviere por cierta
la demencia del acusado, es un elemento de prueba a los efectos de
su interdicción civil, pero no excluye los requisitos previstos en los
artículos precedentes.
Artículo 2º.- Deróganse los artículo 152 y 152 bis del Código Civil.
Artículo 3º.- Sustitúyese el artículo 54 del Código Civil por el siguiente:
Artículo 54: Tienen incapacidad absoluta:
1. Las personas por nacer
2. Los menores impúberes
3. los interdictos, en la medida judicialmente dispuesta.
Artículo 4º.- Sustitúyese el inciso 3 º del artículo 57 del Código Civil por
el siguiente:
De los interdictos, los curadores que se les nombren.
Artículo 5º.- Derógase en su totalidad el Título 11 de la Sección
Primera del Libro Primero del Código Civil “De los sordo-mudos”.
Artículo 6°. Sustitúyese el texto del artículo 304 del Código Civil por el
siguiente:
Los padres pierden la administración de los bienes de los hijos,
cuando son privados de la patria potestad, pero si fuesen interdictos,
no pierden el derecho al usufructo de los bienes de sus hijos.
Artículo 7°.- Sustitúyese el texto del art. 469 del Código Civil por el
siguiente:
Los interdictos son incapaces de administrar sus bienes en la
medida en que lo disponga la sentencia respectiva.
Artículo 8°.- Sustitúyese el texto del art. 479 del Código Civil, por el
siguiente:
En todos los casos en que el padre o madre puede dar tutor a
sus hijos menores de edad, podrá también nombrar curadores por
testamento a los mayores de edad interdictos.
Artículo 9°.- Sustitúyese el texto del art. 482 del Código Civil, por el
siguiente:
Nadie será privado de su libertad personal sin autorización
judicial, sino cuando resulte inminente que, usando de aquélla, se
dañará a sí mismo o dañará a otros. En tal caso, las autoridades
policiales pueden disponer la internación, dando inmediata cuenta al
juez, y previo dictamen del médico oficial. Quienes ordenen la
internación y el médico interviniente, serán personal y solidariamente
responsables si la disposición resultase inadecuada o inconveniente,
sin menoscabo de la responsabilidad institucional.
Artículo 10°.- Sustitúyese el texto del art. 990 del Código Civil, por el
siguiente:
No pueden ser testigos en los instrumentos públicos, los
menores de edad no emancipados, los interdictos si así lo dispusiera
la sentencia respectiva, los ciegos, los que no tienen domicilio o
residencia en el lugar, los que no saben firmar su nombre, los
dependientes del oficial público, y los dependientes de otras oficinas
autorizadas para formar escrituras públicas, los parientes del oficial
público dentro del cuarto grado, los comerciantes fallidos no
rehabilitados, los religiosos, y los que por sentencia estén privados de
ser testigos en los instrumentos públicos.
Artículo 11º.- Sustitúyese el artículo 1000 del Código Civil, por el
siguiente:
Si las partes son sordomudos o mudos que no saben darse a
entender por algún lenguaje convencional, la escritura debe hacerse
en
conformidad con una minuta que den los interesados, firmada por
ellos,
y
reconocida la firma ante un escribano que dará fe del hecho. Esta
minuta
debe quedar también protocolizada.
Artículo 12°.- Sustitúyese el art. 1070 del Código Civil, por el siguiente:
No se reputa involuntario el acto ilícito practicado por
dementes en lúcidos intervalos, aunque ellos hubiesen sido interdictos;
ni los practicados en estado de embriaguez, si no se probare que ésta
fue involuntaria.
Artículo 13°.- Sustitúyese el artículo 3617, por el siguiente:
No pueden testar los interdictos, en la medida
judicialmente dispuesta, y tampoco los que no pueden darse a
entender en forma indubitada por medio alguno, ni aun con la
participación en el acto de un traductor oficial.
Artículo 14°.- Sustitúyese el artículo 3651 del Código Civil, por el
siguiente:
El sordo, el mudo y el sordomudo que no saben darse a
entender en forma indubitada, no pueden testar por acto público. Si
saben hacerlo por medio de algún lenguaje especial convencional,
debe participar en el acto un intérprete de señas.
Artículo 15°.- Sustitúyese el artículo 3708 del Código Civil, por el
siguiente:
Los ciegos no pueden ser testigos en los testamentos.
Los sordos y los mudos, sólo pueden serlo si saben darse a entender
en forma indubitada. Si únicamente saben hacerlo por medio de algún
lenguaje especial convencional, debe participar en el acto un intérprete
de señas.
Artículo 16º.- Derógase el inciso 9 del artículo 166 del Código Civil.
Artículo 17º.- Derógase el artículo 637 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación.
Artículo 18°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Elva A. Paz.- /XLV$)DOFy
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
A grandes rasgos, el tratamiento de las interdicciones por
razones psíquicas que rige en este momento en la República
Argentina proviene del texto concebido por Dalmacio Vélez Sarsfield
en la década de 1860, con las reformas, atinadas pero no
sistemáticas, que introdujo un siglo más tarde la ley de facto 17.711,
y otras modificaciones que, a modo de parches, se han ido
sumando. Tal historia legislativa ha arrojado como resultado un
producto no sólo anacrónico, sino también desordenado y, lo que es
más importante, muy poco eficaz.
La consideración, científica y social de la demencia y las
anomalías mentales ha ido evolucionando, y hoy ya se tiende
francamente a no tomarlas como objeto de vergüenza ni de
represión. Como explica el doctor Ricardo Rabinovich-Berkman, en
su libro Derecho civil, parte general (Buenos Aires, Astrea, 2000, pp.
468 y ss.): "Cada vez, se confía más en las posibilidades de
recuperación o de aprovechamiento de las cualidades propias del
sujeto, aunque estén restringidas. Un niño con síndrome de Down,
que antes era motivo de horror o de escarnio [...], ahora suele
despertar simpatía y afecto". Y prosigue el autor, profesor de
Derecho Civil, Parte General (Materia de la carrera jurídica en que
se trata este tópico): "La ciencia demuestra que la enorme mayoría
de las anomalías cerebrales no son hereditarias. Las actitudes antiguas van quedando recluidas a los cada día mas estrechos círculos
de los ignorantes, a menudo menos dignos de gozar de capacidad
jurídica que los dementes (y harto mas peligroso que estos)".
Pero a menudo los sistemas jurídicos no se han puesto al nivel
de estos cambios, y el nuestro es un ejemplo en tal sentido. Entre
otros aspectos, porque sigue ofreciendo un esquema de
clasificación bipolar. Se puede ser capaz o incapaz. Si se es
"demente", entonces se pierde la capacidad de hecho in totum. La
institución de la inhabilitación, introducida por la ya referida ley
17.711, fue un avance, sin dudas, pero solo tímido y muy restringido.
"Nuestro esquema", dice el autor arriba mencionado, "sigue siendo
una alternativa de blanco y negro, sin grises. Tenemos un
mecanismo masivo y facilita, que poco y nada hace para la mejora
de los incapaces, y que arrasa con sus posibilidades de
autoconstrucción, optando por restringir lo que pudo respetarse".
Fue el doctor Santos Cifuentes, profesor titular por largos años
de Derecho Civil, Parte General, en la Universidad de Buenos Aires,
y reconocido especialista en la materia, quien comenzó a poner en
el tapete el problema que nos ocupa, e inició el clamor, al que
fueron adhiriendo otros juristas destacados, por un cambio drástico
en el presente estado de cosas. Tal es el sentido de este proyecto
que presentamos.
Cifuentes, junto con Andrés Rivas Molina y Bartolomé
Tiscornia, en su obra Juicio de Insania. Dementes, e inhabilitados
(Buenos Aires, Hammurabi, 1997, 2" ed., pp. 265 y ss.), vierte los
siguientes párrafos, que transcribimos, porque no tienen
desperdicio: "La psiquiatría, en su panorama futuro, necesita una
respuesta jurídica idónea y abierta a las posibilidades de su misión.
Este campo de la realidad humana es el que nos muestra el camino
dirigido a la curación del enfermo. El derecho, si bien no sigue
estricta y solamente a la zaga de ese objetivo, por lo menos
tampoco debe levantar innecesarios obstáculos".
Y añaden estos prestigiosos juristas: "A partir de los años 50,
los descubrimientos de psicofármacos, el desarrollo de la
psicoterapia y la importancia de los factores familiares,
particularmente los genéticos, han ido creando una conciencia
nueva en la sociedad en su relación con el enfermo mental (García
Badaraco, Conferencia en la Asociación de Magistrados y
Funcionarios de la Justicia Nacional, Jornada Sobre Adicciones y
Enfermedades Mentales, tema: Cómo debe considerarse el enfermo
mental hoy, 29 de octubre de 1985). Se ha podido decir, entonces,
que hoy todas las psicosis son curables y que del escepticismo
sistemático se ha pasado a un optimismo fundado en grande éxitos
terapéuticos (Loudet, Osvaldo, ¿Qué es la locura?, Buenos Aires,
Columba, 1955)".
La reforma legislativa se impone: "Tiene que modificarse el
criterio de peligrosidad, pues corrientemente en las peritaciones
judiciales se observa una tendencia a calificar de peligroso e
incapaz total a todo enfermo de esquizofrenia, por el solo hecho de
serlo. Lo que alguna vez se llamó el `mito social' de la peligrosidad
del enfermo mental, que lleva a decretar internaciones negativas"
(Laborde, Elías, ponencia al Primer Congreso Nacional de Protección del Enfermo Mental, Comisión 1, Libro de Ponencias
Aprobadas, Buenos Aires, 1983, p. 25).
Por eso, es de toda urgencia crear puentes de comunicación
entre la psiquiatría actual y el Derecho (García Badaraco). En
general, éste no debe ligarse ciegamente a esquemas cerrados, que
impidan la actuación ponderada de los auxiliares del juez y de este
mismo. Con mayor razón si se tiene en cuenta que el
establecimiento de tipologías jurídicas herméticas y estrictas no
permite la acción, que en más de un caso, puede ser salvadora. El
enfermo que tiene posibilidades frente a la vida, no debe verlas
coartadas; la libertad es para su curación sumamente importante
(Cabello, Vicente, Psiquiatría forense en el derecho penal, Buenos
Aires, Hamrnurabi, 1981/ 84, 11-A, p. 403).
A partir de estos conceptos es dable proponer reformas a
nuestro sistema, que se encuentra retrasado, pues ha establecido
en dos círculos, infranqueables entre si, las categorías del interdicto,
con incapacidad total y absoluta, y del inhabilitado con capacidad
asistida en muy relativos casos y situaciones" (Cifuentes, Rivas
Molina, Tiscornia, p. 268).
"La incapacidad absoluta y la interdicción que trae sobre el
enfermo, haciendo tabla rasa de su identidad psicofísica diferenciada,
no sólo representa una verdadera injusticia, sino que impide el apoyo
psiquiátrico para la sanación. Muchas veces se lo trata casi como si
fuera sujeto sancionable, con una internación similar a la de los
delincuentes que cumplen una condena, lo que es extremadamente
grave por sus efectos degradantes de la personalidad (Kraut,
Alfredo, Un caso prototipico de internación psiquiátrica arbitraria, en
J.A.-1989-11-873). “Cualquiera sea la situación oscilante patológica,
más o menos acentuada, con mayor o menor perdurabilidad, con
estados de alteración agudos y remisiones largas de la
incomprensión demencial, o con esferas atenuadas de esa
comprensión y hasta tiempos lúcidos y procederes hábiles frente a
parciales núcleos psicóticos bien caracterizados, duelan esos enfermos, tan distintos entre sí y con tan variadas posibilidades, bajo el
anatema de la entera inhabilitación de su aptitud y libertad en la vida
de relación”. En efecto, con el sistema actual "se produce una
degradación completa de la persona; una pérdida casi total de la
libertad, y se le constriñen al juez, las posibilidades de aquilatar
alguna solución intermedia que mantenga los aspectos rescatables
de la personalidad del enfermo, los elabore, los acreciente, y le
permita el entrenamiento social imprescindible para la cura total"
(Cifuentes, Rivas Molina, Tiscornia, p. 269).
En el año 1997, dentro del ámbito del Departamento de Derecho
Privado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires, se llevó adelante el curso-taller de
postgrado, especialmente dedicado a docentes y doctorados: "Los
procedimientos judiciales vinculados con la insania y la inhabilitación
(sus resultados y las modificaciones aconsejables)". El mismo estuvo a
cargo de los doctores Santos Cifuentes, Ricardo Rabinovich-Berkman
y Héctor Label (este último, un prestigioso psiquiatra especializado en
esta materia). En virtud de un acuerdo celebrado con el fuero nacional
en lo civil, los cursantes llevaron adelante un importante trabajo de
campo, instalándose en los juzgados porteños y relevando una gran
cantidad de expedientes de juicios de insania, investigando, acerca de
su efectividad en aras de la curación de los sujetos. El resultado fue
palmario: ni un solo caso en que se pudiera hablar de recuperación
exitosa. El sistema no funciona...
La conclusión de esa interesante experiencia fue concordante
con la propuesta de Cifuentes, Rivas Molina y Tiscornia, en el
sentido de un mecanismo flexible y gradual, que facilite una tarea
judicial personalizada (ob. cit., pp. 270 ss.). "Concretamente, lo que
debería implementarse es un sistema que permitiera interdicciones
parciales; tan detalladas e individuales como fuera posible, que
permitiesen restringir la capacidad del sujeto estricta y solamente
para aquellos aspectos de la autoconstrucción en que los peritos
psiquiatras considerasen peligroso para sí o para terceros no
hacerlo", coincide Rabinovich-Berkman.
Con el sistema propuesto para la interdicción, gradual, libre y
personalizado, carece de sentido mantener la institución de la
inhabilitación, surgida del gobierno de facto, en 1968, con sus
enojosas calificaciones de "ebrio consuetudinario", "drogadicto",
etcétera. Adhiriendo al proyecto de Código Civil y a la mayoría de
la doctrina autorizada, se suprime así también el supuesto de la
prodigalidad, que tanta oposición suscitara desde su introducción
por la ley 17.711, y que nunca mostrase verdadera utilidad practica
en la experiencia judicial.
En cuanto a la interdicción del sordomudo analfabeto,
rémora que el código acarrea desde las legislaciones del siglo XIX,
carece de todo sentido mantenerla, porque, si llegara a darse algún
caso, lo cual es más académico que empírico, el nuevo mecanismo
permitiría perfectamente su inclusión, tratamiento y protección. De
este modo el proyecto viene a reparar una situación anacrónica y de
injusticia en el tratamiento de las incapacidades del artículo 54 del
Código Civil, en la cual se equipara a los sordomudos que no se
pudieran dar a entender por escrito con los incapaces absolutos como
los dementes, las personas por nacer y los menores impúberes.
Por capacidad de hecho, se entiende la aptitud de las personas
físicas para actuar por sí mismas en la vida civil. Es un gravísimo error,
equiparar a un sordomudo con un débil mental, simplemente por el
hecho de no poder darse a entender por escrito, desconociendo la
situación actual de la comunidad gestual (en las cadenas
internacionales de televisión, varios programas y noticieros tienen
traducción simultánea para sordomudos). Las incapacidades de hecho
se establecen al solo objeto de proteger a ciertos sujetos disminuidos,
que no se pueden desempeñar con eficacia en la vida civil. Cuando,
por una enfermedad mental u otra causa, el sujeto no resulta dueño de
sus acciones, lógicamente debe serle retirada la capacidad que
normalmente le corresponde, para protegerlo en el gobierno de su
persona y sus bienes.
El sordomudo que no sabe darse a entender por escrito no es
ni un débil mental ni una persona inepta para el gobierno de sus actos.
Su estado simplemente puede ser producto de una carencia
económica que le impidió asistir a colegios especiales, o de una
carencia afectiva familiar que no favoreció el ambiente para que
desarrollara sus aptitudes. A pesar de esto, es perfectamente capaz
de desenvolverse por si mismo y hacer uso del lenguaje gestual,
tomando la respuesta de sus interlocutores por medio de la lectura de
sus labios. Con el desarrollo de la ciencia de la educación y las
técnicas de comunicación, resulta completamente desproporcionada la
interdicción impuesta a estas personas.
El proyecto complementa y actualiza la legislación civil,
incorporando pautas más amplias y comprensivas de los diferentes
tipos de lenguaje y maneras de comunicación. En otros países, los
sordomudos son incorporados al mercado productivo, dándoseles un
lugar en la sociedad sin considerarlos incapaces y menos aún
asimilándolos a los dementes. La necesidad de modernizar nuestra
normativa es imperiosa, además de constituir un merecido
reconocimiento hacia aquellas personas que poseen una dificultad, y
tratan día a día que no se las discrimine. Es lo que venia requiriendo
la doctrina desde hace décadas (el supuesto también desaparece
en el último Proyecto de Código Civil, como era de esperarse).
El artículo 9° modifica sustancialmente el sistema de la
internación policial preventiva, que ha traído más disgustos que
beneficios en sus lustros de vigencia. Se establece de entrada un
principio que refuerza el criterio general de la reforma, el de que
"nadie será privado de su libertad personal sin autorización
judicial", fijando como único limite el de que resultare "inminente"
que, usando de esa libertad, el sujeto se dañe a si mismo o a otros.
Sólo en ese supuesto, se permite a la policía disponer la
internación, pero dando inmediata cuenta al juez, y previo dictamen
del medico oficial. Para mayor resguardo, se impone expresamente
una responsabilidad solidaria y personal en cabeza de quienes
ordenen la internación, y del medico interviniente, si la disposición
resultase inadecuada o inconveniente (es decir, si la internación no
correspondía), "sin menoscabo de la responsabilidad institucional"
que corresponda.
Las restantes reformas propuestas al articulado del Código
Civil obedecen a la necesidad de adecuarlo al nuevo sistema y a la
nueva terminología, que pierde todo carácter ofensivo o denigrante,
y es mucho más objetiva y científica.
Señor Presidente, nuestro Código Civil siguió en su tiempo los
criterios sobre estos tópicos asentados por el brasileño Augusto
Teixeira de Freitas en su Esbozo (artículos 101 y siguientes). Éste,
a su vez, descansaba en el Sistema del derecho romano actual,
de Friedrich von Savigny, dos décadas anterior. Es decir, que se
trata de soluciones muy antiguas y desactualizadas, que no fueron
objeto de una verdadera y radical reforma en oportunidad de la ley
17.711, ni en las modificaciones posteriores que se le introdujeron.
De allí que sea generalizado, como hemos visto, el clamor de
nuestra comunidad, liderado por los juristas, los médicos y los
psicólogos, y todos los sectores involucrados, para que se cambien
estos parámetros, y se establezca un mecanismo nuevo, basado en
la flexibilidad, la personalización y la defensa de la libertad y la
capacidad.
Por todo ello, señor Presidente, creemos que estamos en
presencia de una posibilidad trascendente, que debe ser apoyada,
por el bien de nuestra sociedad y la mayor felicidad y seguridad de
cada uno de los argentinos. Cabe, finalmente, tomar en
consideración que esta propuesta reitera la que se concretase
sumando los proyectos de los dos legisladores que la suscriben,
con más las aportaciones que realizaran otros señores Senadores
y sus respectivos asesores en las labores de la Comisión de
Legislación General de esta Honorable Cámara, durante el año
2004, a cuyo término se produjo la caducidad de ambas iniciativas.
Al respecto fue escuchado también, en sesión plenaria de dicha
Comisión, el especialista Dr. Ricardo Rabinovich-Berkman, quien
respondió asimismo a las preguntas de los señores y señoras
legisladores, habiéndose logrado el grado de acuerdo necesario
para un dictamen favorable, al que sólo no se arribó en razón de lo
avanzado del año, y la cercanía del cierre del período de sesiones.
Por los motivos expuestos, es que solicitamos a nuestros
pares, los señores legisladores, la aprobación del presente
proyecto de ley.
Elva A. Paz.- /XLV$)DOFy
Descargar