La alimentación en el Tahuantinsuyo

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I.E “santa Inés”
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La alimentación en el Tahuantinsuyo
El número de plantas andinas cultivadas pasa de 80, sembrando solo las que
conocían por tradición y siempre y cuando sacaran utilidad en la dieta,
farmacopea, tintorería o en alguna artesanía.
En el ayllu la gente no sucumbía de hambre. Sus proteínas las sacaban y
obtenían de mariscos y peces de mar, ríos y lagos. El pejerrey, extraído de
lagos y ríos era uno de los platos más exquisitos. Comían poca carne; y entre
esta la mayor parte procedente de aves domésticos (patos, perdices) y de otras
casadas mediante diversas técnicas. En segundo lugar, carnes de venado, lobo
marino, zorros, vizcachas y camélidos, especialmente llama.
En la costa norte se paladeaban con delicia iguana y cañanes (un saurio
diminuto). También consumían carne de cuy, difusamente conocido en todo el
perímetro andino, hallándoseles tanto en condición salvaje como domestica.
En la selva alta comían a carne del sajino o guangana y del ronsoco y de
muchos monos, en lo fundamental del capibara. Desde luego que no faltaron
etnias en las que criaban perros exclusivamente para aprovechar su carne
De la flora alimenticia obtenían, papas y el maíz, de las que hacían
variadísimas preparaciones .Citaremos los principales: papas, quinua, porotos,
maíz, ají, camotes, yucas, calabazas, maní, paltas: que reclamaban terrales
templados y cálido. Ullucos, ocas y mashuas, como también en otras
variedades de papas, En fin, la subsistencia de la población andina dependía
medularmente de cultivo de este tubérculo
El conocido maíz constituía el más estimado producto en cualquier parte,
demás de buen alimento, el maíz no faltaba en la despensa hogareña para una
serie de necesidades ceremoniales y rituales; verbigracia para la elaboración
de chicha (asua o acja), de imparable consumo en la vida diaria, pero sobre
todo en os aynis, mingas, mitas, ritos de iniciación y fiestas en general.
Entre las menestras hay que enunciar los pallares y porotos, ambos con
numerosas variedades, la mayoría ya extinguidas ahora. También el tauri (o
lupino o chocho), cuya preparación, para hacerlo comestible, requiere de todo
un proceso hasta eliminarles las sustancias muy amargas que contienen sus
frutos. Para ello lo sometían en remojo varios días, de preferencia metida en
costales o costalillos que colocaban en medio de aguas corrientes, para que
estas sacaran y arrastraran el amargo.
Presentado por: Nataly Sánchez Moran y María Dávila Bazán
I.E “santa Inés”
Presentado por: Nataly Sánchez Moran y María Dávila Bazán
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