MÉDICOS Y JUECES El MIR que se extralimita en sus funciones Los hechos U n médico interno residente (MIR) estaba realizando, en virtud de un contrato laboral de formación posgraduada de asistencia médica, su primer año de práctica y especialización, en régimen rotatorio, en el servicio de anestesia y reanimación de un hospital público. El sistema de guardias que regía dicho servicio era el de “guardia localizada” del jefe del servicio, con presencia de un médico, que podía ser residente, el cual estaba obligado a avisar al médico de staff localizado para la realización de cualquier acto médico. Un día, al tener que practicarse una intervención, y sin razón de urgencia que lo aconsejase, el MIR decidió intervenir por sí mismo a una paciente que había acudido al servicio de guardia del hospital. El MIR aplicó a la paciente anestesia general, para lo que no estaba autorizado. Una vez finalizada la operación, la paciente presentó un espasmo de glotis, con una grave insuficiencia respiratoria, sin que el MIR pudiera hacer frente a tal complicación y sin conseguir intubarla. Sólo después de que la enferma cayera en estado de inconsciencia, un ayudante técnico sanitario pudo lograr dicha intubación. Como resultado de lo anterior, la paciente quedó tetrapléjica. Los hechos que acabamos de relatar dieron lugar a la incoación de diligencias penales, siendo el MIR condenado por la Audiencia Provincial, como autor de un delito de imprudencia temeraria con resultado de lesiones graves, a la pena de 8 meses de prisión menor, y a indemnizar a la paciente en la cantidad de 25 millones de pesetas por los conceptos de secuelas y daños morales. La Diputación Provincial a la que estaba adscrito el hospital fue condenada a abonar la indicada cantidad como responsable civil subsidiario. El análisis L a sentencia que analizamos muestra que la extralimitación de las funciones que corresponden a los MIR puede dar lugar a responsabilidad legal, civil o incluso (como en el presente caso) penal. La Audiencia empieza recordando los elementos que integran la responsabilidad penal por culpa: a) la existencia de una acción u omisión voluntaria, pero no intencional ni maliciosa (ausencia de dolo); b) actuación negligente consistente en una falta de previsión; c) infracción de un deber objetivo de cuidado; d) existencia de un daño, y e) relación de causalidad entre la actuación negligente y el daño. El reproche fundamental que se formula al MIR consiste en la falta de una diligencia elemental que provocó un resultado lesivo fácilmente evitable. En efecto, la ineptitud del acusado para la prestación del servicio que indebidamente asumió quedó patente por el hecho de que un ATS (que tiene una cualificación menor a la de médico) consiguió intubar a la paciente frente a una complicación que, al darse con cierta frecuencia en el campo de la anestesia, puede calificarse de previsible. Ello pone de manifiesto, a juicio de la Audiencia, el alto índice de atrevimiento e irreflexión con la que obró el MIR. Por lo que respecta a la responsabilidad del hospital, en el procedimiento quedó acreditado que la conducta enjuiciada en modo alguno había sido ordenada o propiciada por la dirección del centro. Por el contrario, el centro hospitalario había implementado, a través de su reglamento interno, un sistema de guardia localizada del jefe de servicio perfectamente razonable y compatible con la legislación vigente, por lo que queda descartada cualquier tipo de responsabilidad penal directa por parte de los responsables del centro. Ahora bien, lo anterior no es suficiente para excluir la responsabilidad civil subsidiaria de la Diputación Provincial, por cuanto aunque la acción del MIR se extralimita de las instrucciones y del reglamento interno del hospital, se enmarca dentro de la función laboral para la que fue contratado. De ello concluye la Audiencia que la actividad irregular del MIR estaba, al menos potencialmente, sometida a la posible vigilancia del responsable del centro sanitario, cabiendo, por tanto, apreciar la concurrencia de culpa in vigilando por parte de éste. H. Jausàs, abogado Jausàs, Nadal & Vidal de Llobatera