Desarrollo sano, derecho del niño y responsabilidad de la sociedad

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Vol. 5, No. 1 Enero-Abril, 2010
Collado et al. Desarrollo sano, derecho del niño...
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
Desarrollo sano, derecho del niño y responsabilidad de la sociedad
y la familia
Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM)
Ana María Collado Madurga1, Aimee Piñón Gámez 2, Adolfo Álvarez Pérez 3, Rogelio Odales Ibarra 4, Silvia Serra Larín
5
1
Médico Especialista de 1er. Grado en Pediatría. Investigador Agregado. Máster en Nutrición. 2 Médico Especialista de 1er. Grado
en Medicina General Integral, Máster en Salud Ambiental, Investigador Agregado. 3 Especialista en Salud Internacional Washington
OPS/OMS, Máster en Salud Pública, Investigador Auxiliar, Profesor Auxiliar. 4 Médico, Especialista de 1er. Grado en Pediatría, Profesor Asistente. Hospital Pediátrico “Juan Manuel Márquez”, Ciudad de La Habana, Cuba. 5 Licenciada en Información Científica y
Bibliotecología, Investigador Agregado.
RESUMEN
Objetivo: En el presente trabajo se realiza una valoración de los aspectos bioéticos relacionados con la práctica médica y los derechos de los niños. Se enfatiza en la importancia del desarrollo sano del niño para su vida futura y su papel
como determinante de la salud en las poblaciones; la influencia del entorno social en su desarrollo y cómo se aborda
esta temática en el mundo y en Cuba.
Desarrollo: Se entiende por niño a todo ser humano cuya edad está entre el nacimiento y la adolescencia, estos
conforman el grupo más numeroso de habitantes y el más olvidado en una etapa caracterizada por necesidades y
problemas de salud específicos que tienen que ser capaces de enfrentar y superar. La Carta de las Naciones Unidas
reconoce: “la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.
No existe razón alguna para negarle estos derechos al niño por el solo hecho de que no pueda reclamarlos.
Conclusiones: Día a día se violan los derechos de los niños y no termina la pobreza y la inequidad, sobre todo en los
países pobres. Se trazan políticas públicas que ayudan, pero que no resuelven a fondo, ni definitivamente los problemas. Hasta que las intervenciones no sean radicales y continuadas durante toda la infancia, no se incrementarán las
probabilidades de que más niños se conviertan en adultos que colaboren en sus comunidades.
Panorama Cuba y Salud
Palabras clave: Infancia, desarrollo infantil, trastornos generalizados del desarrollo infantil, desarrollo humano.
INTRODUCCIÓN
L
a infancia es una etapa de la vida con necesidades y problemas de salud específicos. Hasta
finales de la Edad Media apenas existía conciencia social de la niñez como grupo independiente
y recibía una escasa atención centrada, sobre todo,
en su supervivencia. En el siglo XVIII, se reconoce
como un grupo social generador de riqueza futura.
Con el desarrollo de las democracias, se establecen
las bases legislativa e institucional para las políticas públicas destinadas a su protección. Durante el
siglo XX se concretan tratados, convenciones y declaraciones nacionales e internacionales con un final
feliz: la Convención sobre los Derechos de la Infancia (1989). Esta fue un hito histórico, además de
un instrumento internacional orientado a promover,
resguardar y respetar los derechos de los niños. Su
ratificación por parte de toda la comunidad interna-
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cional (excepto Estados Unidos y Somalia) permite
incrementar el protagonismo y consideración de dicho grupo, no solo como objeto de protección, sino
también como sujeto de derecho. Algunos autores
consideran que la niñez y la adolescencia, tal y como
se concibe hoy día, son invisibles como sujetos sociales con derechos (1).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la
(UNICEF) reconocen: “la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de
la familia humana. No existe razón alguna para negarle estos derechos al niño por el solo hecho de que no
pueda reclamarlos o no pueda defenderse, por el contrario, deben de reforzarse en razón de su vulnerabilidad. Por eso también, y en forma mucho más explícita,
queda asentado que “el niño, por su falta de madurez
física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluyendo protección legal” (1).
Actualmente, la reflexión bioética se inclina hacia el
área de la Pediatría, sobre todo, en lo que concierne
al niño hospitalizado y a algunos aspectos relacionados con la neonatología, las malformaciones congénitas y la eutanasia neonatal; pero poca o ninguna
atención se dedica a las implicaciones bioéticas que
atañen a otro tipo de actividades que el especialista
en pediatría debe desempeñar cotidianamente en su
ejercicio profesional (1).
La problemática a la que el Pediatra se enfrenta diariamente es múltiple y este no debe atender solo a los
aspectos de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, sino que debe dar prioridad a la prevención de las
enfermedades, así como al ambiente biopsicosocial en
que el niño se desarrolla (2, 3).
Todo Pediatra debe reverenciar la vida desde el momento mismo de la concepción, respetar y hacer respetar los derechos de los niños (4).
En el presente trabajo se realiza una valoración de los
aspectos bioéticos relacionados con la práctica médica
y los derechos de los niños. Se enfatiza en aquellos
que muestran la importancia del desarrollo sano del
niño para su vida futura y su papel como determinante
de la salud en las poblaciones, se aborda la temática
del niño dentro de su entorno social y la influencia que
este ejerce en su desarrollo, y la importancia de no
solo curar, sino prevenir.
Determinantes de salud y desarrollo sano del niño
Según lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia
de molestias o enfermedades”. El crecimiento es el
aumento de tamaño del organismo, y el desarrollo,
es un proceso dinámico y continuo de organización
progresiva de funciones biológicas, psicológicas y
socio-culturales en compleja interacción, que le permiten al niño la adquisición de nuevas habilidades
que favorecen la obtención de una mayor autonomía
e independencia (5, 6).
Tanto desde la clínica (a través del enfoque biopsicosocial) como desde la salud pública (con el modelo ecológico de la salud) se han incorporado determinantes que influyen en la salud de las personas.
Se entiende actualmente, como la consecuencia de
múltiples factores que operan en nichos genéticos,
biológicos, conductuales y contextos sociales y económicos, que cambian a medida que la persona se
desarrolla. Por su parte, el desarrollo es un proceso
adaptativo integrado por múltiples transacciones las
cuales se conforman a partir de la secuencia y el
paralelismo entre los procesos que acompañan a las
diferentes etapas del desarrollo (7).
Por lo tanto, el crecimiento, el desarrollo y su interrelación armoniosa con los factores biológicos y sociales, son fundamentales para determinar, en última
instancia, qué nivel de desarrollo alcanzará un niño
(o niña). Los primeros años de vida para el niño son
vitales porque en este período se empieza a formar
y a desarrollar el cuerpo y la mente, se aprende la
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manera de interactuar con el medio y a convivir con
los demás (8).
Al hablar de desarrollo del niño sano se aprecia,
como el efecto ulterior de las experiencias prenatales
y de la infancia temprana en la salud. El bienestar, las
aptitudes de adaptación y la competencia, son muy
fuertes. Por ejemplo, un bajo peso al nacer se asocia
con problemas sociales y de salud desde el principio
hasta el final de la vida. Sin embargo, a medida que
las madres escalan los niveles de ingreso, se observa
que tienen, como promedio, niños con mayor peso al
nacer en comparación con las madres que están en el
nivel inmediatamente inferior (9).
Factores determinantes de salud, es el nombre colectivo que se asigna a los elementos y condiciones que se
cree influyen en la salud. Un elemento crucial de esta
definición es la noción de que estos factores determinantes no actúan aisladamente, sino que las interacciones complejas entre ellos tienen una repercusión aún
más profunda en la salud. Según la carta de Ottawa
(OMS 1986), existen prerrequisitos para la salud como
son: paz, educación, vivienda, alimentación, renta, ecosistema estable, justicia social y equidad (7, 10, 11).
Los determinantes con mayor evidencia en cuanto a
su influencia en la salud son: ingreso y posición social,
empleo y condiciones de trabajo, educación, equidad
de género, redes de apoyo social, entorno ambiental
y social, hábitos personales y aptitudes de adaptación,
alimentación y nutrición, desarrollo del niño (a) sano
(a), servicios de salud en cantidad y calidad, cultura,
valores y tradiciones, etnia y urbanización (10).
Importancia de la niñez para la edad adulta de
forma individual
El Dr. Pozo Machuca, durante su intervención en la
Mesa Redonda de la Sociedad Española de Pediatría
Extrahospitalaria refiere: “El niño es el padre del adulto y la repercusión de los hábitos de vida inadecuados
en las primeras etapas de la vida, determinan situaciones de salud o enfermedad en la adultez” (12).
La mayoría de las afecciones de los adolescentes,
o de los adultos, se originan en la niñez. Una mala
nutrición o la presencia de infecciones repetidas durante esa etapa de la vida, crean un círculo vicioso
del cual le es difícil al niño escapar. Si las condiciones adversas se mantienen en el tiempo, las consecuencias serán peores, necesariamente, surgirán
problemas en la curva de peso y talla, y como resultado, podría influir en la capacidad de desarrollo de
su sistema nervioso central, en su aprendizaje y en
la adquisición de las habilidades necesarias para la
vida, impedirle el desarrollo de sus potencialidades
y de una adecuada vida en sociedad. Estudios de
neurobiología confirman, que cuando se brindan las
condiciones óptimas para el desarrollo del niño entre
su concepción y los cinco años de edad, el cerebro se
desarrolla de manera que produce resultados positivos a lo largo de la vida (13, 14).
Lo que se pierde de ganar en la niñez muy difícilmente
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se recupera después, y esa persona, quedará definitivamente rezagada en la vida respecto a los demás. No
todas las afecciones en la infancia se relacionan con
infecciones o carencias, también el maltrato físico o
psicológico trae secuelas para la vida. Una embarazada
que fue una niña desnutrida o arrastra un problema
de salud, tiene muchas posibilidades de tener un hijo
bajo peso con las consecuencias negativas conocidas y
llegará a la sociedad con desventajas.
Los estilos de vida y hábitos inadecuados como fumar,
beber, no practicar ejercicios físicos, alto consumo de
grasa, sal o azúcar, comienzan también desde la infancia y es muy difícil corregirlos posteriormente o demasiado tarde en muchos casos. Consecuencias de esos
malos hábitos son la obesidad y la arteriosclerosis ya
que, aunque se conoce que la carga genética juega un
papel importante, también a ello se unen los llamados
factores extrínsecos modificables (3, 5, 12).
El crecimiento económico puede ser un elemento vital
para la reducción de la pobreza; sin embargo, ello no
es suficiente. Tanto o más importante que la cantidad
o ritmo de la progresión económica, es su calidad (14).
Desarrollo sano del niño como determinante de
la salud de la población
Cada factor determinante influye en la salud y es importante en su propio derecho. Al mismo tiempo, los
factores determinantes están interrelacionados e influyen en el estado de la salud general (10).
El desarrollo cerebral y biológico en los primeros años
de la vida depende de la estimulación que el lactante
recibe de su entorno: familia, comunidad y sociedad.
El desarrollo en la primera infancia, a su vez, es un
determinante de la salud, el bienestar y la capacidad
de aprendizaje durante toda la vida, es la base del
desarrollo humano y debe ser un aspecto clave para
determinar el grado de éxito de las sociedades. La medición a nivel mundial de la situación del desarrollo en
la primera infancia basada en métodos comparables,
permitirá que las sociedades puedan determinar su
grado de éxito (15, 16, 17).
La edad preescolar constituye una etapa significativa
en la vida pues en ella se estructuran las bases del desarrollo de la personalidad, se forman y se regulan los
mecanismos fisiológicos que influyen en el desarrollo
físico, el estado de salud y en el grado de adaptación
del medio.
El control de los factores del medio ambiente, la inmunización, el control del crecimiento y desarrollo, la
educación sanitaria, los hábitos de higiene personal y
la alimentación, son también problemas importantes
a atender en los niños con el objetivo de garantizar
la salud y el pleno desarrollo de sus potencialidades
físicas y mentales.
En los niños discapacitados, la corrección y la compensación de los defectos físicos y mentales desde las
primeras edades, constituye un gran reto y tiene como
objetivo integrarlos a la vida social (18, 19).
El crecimiento y desarrollo de la población es un in-
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dicador del estado de salud. Por ello, algunos autores
plantean “enseñadme las gráficas de crecimiento de la
población infantil de nuestro país y puedo decir cómo
es la salud de la población, el grado de preocupación
sanitaria de nuestro gobierno y el nivel socio económico o de su educación sanitaria” (20).
Cuando mejoran las condiciones socioeconómicas de
un país, disminuyen las tasas de morbilidad y mortalidad hasta un momento en que dejan de tener valor
discriminador de los cambios en el estado de salud de
esa población. Sin embargo, el crecimiento y desarrollo de niños y adolescentes, aumenta en estas condiciones su valor como indicador del estado de salud (20).
La Representante de OPS/OMS – Dra. Socorro Gross
– manifiesta que, la salud y el desarrollo de los países
se vigilan por sus indicadores económicos y el estado
de mortalidad o de enfermedad que sufre la población;
sin embargo, el mejor indicador del desarrollo es el
crecimiento de los niños y niñas (21).
La tensión o estrés en la niñez se asocia a efectos
persistentes sobre el sistema nervioso y de algunas
hormonas que puede dañar la arquitectura del cerebro, repercuten en el aprendizaje, el comportamiento y la salud física y mental. En todos los individuos
que conforman los diferentes grupos de edad, no es
posible separar el estado de salud de sus determinantes. Desde el punto de vista de salud integral,
esto es más notorio en los primeros años de la vida.
Factores que influyen durante el embarazo y el parto, y que continúan influyendo en la vida extrauterina inmediata, así como la situación de dependencia
(biológica, psíquica y social), orientan hacia una concepción global de la madre y del niño, y junto a ellos,
de la familia y del medio.
Los cambios sanitarios y sociales experimentados
por este grupo de la población, sumados a los avances en el conocimiento de los problemas de la salud,
han logrado modificaciones importantes tanto en la
reducción de la mortalidad de la puérpera y del niño,
como en la morbilidad infantil. En síntesis, la niñez
representa hoy un período de gran vulnerabilidad en
el cual el organismo es especialmente sensible a factores favorables y desfavorables del entorno y con un
comportamiento variable ante los determinantes de
la salud (22, 23).
Qvortrup considera, que los niños participan activamente en la sociedad por su papel en términos de
trabajo escolar y que este, no puede ser separado
del trabajo de la sociedad porque la presencia de la
infancia influye en los planes y proyecciones, no sólo
de la familia, sino del mundo social y económico en
que viven (24).
Como se aborda en el mundo
En el Informe final de la Comisión de la OMS sobre
Determinantes Sociales de la Salud, el 28 de agosto
del 2008, se habla de subsanar las desigualdades en
una generación y de alcanzar la equidad sanitaria actuando sobre los determinantes sociales de la salud,
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mejorar el bienestar de las niñas y las mujeres, y las
condiciones en que nacen los niños dedicando más
atención a su desarrollo temprano y a la educación de
muchachas y muchachos (3).
La violencia es otro de los problemas que afecta a
los niños y niñas. Las consecuencias de las conductas violentas pueden perpetuarse durante generaciones debido a que en esta etapa se puede interiorizar
el comportamiento agresivo por lo que se observa o
se experimenta en el hogar. Se llega a concebir este
modo de actuar como un aspecto normal de las relaciones domésticas.
Las poblaciones más pobres se hallan más expuestas a las enfermedades y a muchos otros factores que
socavan su capacidad para luchar contra ellas. La desnutrición y las deficiencias de micronutrientes minan
la inmunidad de los niños y niñas a las enfermedades
infecciosas.
La ciencia, tiene mucho que aportar sobre la importancia de la promoción del desarrollo sano de los niños y jóvenes, acerca de como una comunidad puede
usar los recursos colectivos de modo eficaz y eficiente. El desarrollo temprano de las destrezas cognitivas, el bienestar emocional, la competencia sociable,
física y mental, desarrolla un fuerte fundamento para
el éxito en los años adultos. Estas habilidades, son
los requisitos esenciales para obtener productividad
económica y la ciudadanía responsable durante toda
la vida. Todos los aspectos del capital humano en la
edad adulta, las destrezas y el comportamiento cooperativo y legal, se basan en las capacidades que
son contraídas durante la infancia, comenzando en
el parto (3).
ginecobstétricas y hospitales generales del país. Se
les realizan determinaciones de la hormona estimulante del tiroides (TSH), fenilcetonuria, se le vacuna
con la BCG para prevenir las formas graves de la tuberculosis y se examina por el personal especializado
en Neonatología. Se lleva a la práctica la lactancia
materna desde la propia Institución y, a partir de ese
momento, se continúa en la consulta de Puericultura
de la Atención Primaria de Salud cuyo índice es de
23,5 consultas por habitantes en el menor de un año
y de 0,6 consultas por habitantes hasta los 19 años
de edad (25).
La doctora Gallego Machado, coordinadora del Grupo
de Trabajo Nacional de Niños y Adolescentes sanos refiere: “vamos al rescate de la consulta de puericultura
sistemática a todos los niños y jóvenes hasta que cumplan los 19 años de edad” (26).
Desde hace mucho tiempo existe en Cuba el cuidado
al niño sano. Sin embargo, en los últimos tiempos
a la consulta de puericultura asisten con menos frecuencia los mayores de un año. Durante el primer año
de vida, generalmente, no hay dificultades, porque
todas las madres llevan a sus hijos al médico para
que lo pesen, lo midan y le den orientaciones, pero
ya después la asistencia es menor. Antes, la atención pediátrica se extendía hasta los 14 años pero los
parámetros actuales prorrogan la edad hasta el día
antes de cumplir los 19 años. Esta es la garantía para
que nuestra niñez y juventud se mantengan sanas:
derecho que debe ser disfrutado (26).
La vigilancia sistemática del desarrollo infantil es
indispensable pues el desarrollo es un indicador de
bienestar de la sociedad (7).
Como se aborda en Cuba
La consulta del niño sano se conoce en Cuba como
consulta de Puericultura. Esta es la ciencia que se
ocupa del desarrollo sano del niño y comprende
todas aquellas normas y procedimientos dirigidos
a proteger la salud y a promover un crecimiento y
desarrollo acordes con las capacidades y potencialidades genéticas del niño. El número de controles
que se realizan están en dependencia de la edad del
niño. Inicialmente, las consultas son semanales, y
posteriormente, se van espaciando hasta realizarlas
cada 12 meses después de los tres años de edad.
Se basan en un buen interrogatorio, examen físico
completo para detectar, de forma precoz, problemas
de salud y la evaluación del crecimiento y desarrollo
del niño. Asimismo, se brindan orientaciones a los
padres para que estos puedan actuar con sabiduría
ante determinadas situaciones y se realizan indicaciones sobre alimentación, higiene, y vacunaciones,
entre otras (22).
Es en la Atención Primaria donde se garantiza el cumplimiento de los principios de la salud en el control
y seguimiento de la madre y el niño. Al nacimiento,
este recibe de inmediato la atención necesaria en los
servicios de cuidados perinatales de las instituciones
CONCLUSIONES
Panorama Cuba y Salud
Día a día se violan los derechos de los niños y no
termina la pobreza y la inequidad, sobre todo, en los
países pobres. Se trazan políticas públicas que ayudan pero que no resuelven a fondo ni definitivamente
los problemas. Hasta que las intervenciones no sean
radicales y continuadas durante toda la infancia, no
se incrementarán las probabilidades de que más niños se conviertan en adultos que colaboren en sus
comunidades. En Cuba, nuestro sistema de salud
mantiene un seguimiento estricto a la embarazada y
al menor de un año; sin embargo, es necesario profundizar en el niño desde la etapa preescolar hasta
la adolescencia, para garantizar el seguimiento de su
desarrollo. Factores genéticos determinan en mayor
o menor grado, la forma de vida de una persona; no
obstante, otros surgen en el camino, y es sobre ellos
que se debe actuar. No olvidemos que hoy se está
formando la sociedad del mañana, y está precisamente en ellos, nuestros niños. Pensemos, y cuidemos nuestro futuro.
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Healthy development, children rights, and the responsibility of family and society
Summary
Objective: This paper presents an assessment of the bioethical aspects related to medical practice and children’s
rights. There is an emphasis on the importance of healthy child development for their future, its role as a
health determinant in populations, the influence of social environment in development, and how the subject is
approached in Cuba and the world.
Development: A child is understood to be all human beings whose age is between birth and adolescence.
Children comprise the largest group of inhabitants, and the most forgotten, in a stage characterized by specific
health problems and needs that they have to be capable of confronting and overcoming. The Charter of the
United Nations recognizes: “the intrinsic dignity and the equal and inalienable rights of all members of the
human family.” No reason exists to deny these rights to children for the sole fact that they cannot claim them.
Conclusions: Each and every day children’s rights are violated, poverty and inequality do not end, especially
in poor countries. Public policies are drafted that help but do not define or solve the root of the problems. Until
involvement becomes radical and continuous during all of childhood, the probabilities of more children reaching
adulthood and who will contribute to their communities will not increase.
Keywords: Childhood, infant development, child development disorders pervasive, human development.
Dirección para la correspondencia:
Dra. Ana María Collado Madurga. INHEM. Infanta No. 1158 e/n Llinás y Clavel,
Centro Habana, Ciudad de La Habana, Cuba.
Recibido: 25 de noviembre de 2009
Aprobado tras revisión: 8 de marzo de 2010
Panorama Cuba y Salud
E-mail: [email protected]
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