4. estudio de la iglesia de el salvador

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L a Sacra Capilla
de
El Salvador De Úbeda
Estudio Histórico-A rtístico, Iconográfico
e
Iconológico
4. Estudio De L a Iglesia De El
Salvador
F
rancisco de los Cobos tuvo a lo largo de su vida una relación muy
especial con la ciudad que le vio nacer, no en vano, mientras ejercía
su trabajo en la Corte, su familia permanecía en su Úbeda natal. En
ella se encontraban sus padres, hermanas y demás parientes con lo que no
es de extrañar que a pesar de las múltiples ocupaciones a las que su trabajo
le obligaba, volviese a la ciudad jiennense cuando estas se lo permitían. Además, aún en la lejanía estaría siempre al tanto de lo que allí sucedía a través
de la correspondencia que mantenía con sus familiares o amigos, incluso
mandando emisarios de confianza que posteriormente le informarían a cerca
de sus familiares y de los numerosos “negocios” que el Secretario tenía en
la ciudad como veremos.
Su afán por demostrar públicamente lo privilegiado de su posición
al que, en otras ocasiones, hemos aludido, se dejará sentir con un mayor
énfasis, si cabe, en su ciudad, bien a través de los cargos conseguidos en
el gobierno local, bien por las notables fundaciones que ordenó erigir en
la misma.
Analizando más detalladamente esta relación entre Cobos y Úbeda hemos de comenzar por la primera noticia que encontramos sobre la vuelta de
Don Francisco a la misma, tras su marcha e ingreso en la Secretaría Real,
noticia que data de 1506. En este año el rey Fernando marchó a Nápoles
dejando en España a su Consejo y cuerpo de Secretarios, hecho que Cobos
aprovechará para volver a Úbeda y visitar a su familia.
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Sin duda alguna la estancia no debió de ser muy prolongada, mas la
aprovechó para comprar unas casas en la collación de Santo Tomás, lugar
donde se encontraba la vivienda familiar, concretamente el 13 de septiembre de ese año. Sería este el inicio de una acción emprendida por Cobos a
través de sus delegados y familiares encaminada a la adquisición de terrenos
y casas, encontrando el punto álgido de esta actividad entre 1518 y 1526.
Sin embargo los intereses que relacionan a Don Francisco con Úbeda van
más allá de lo puramente especulativo en el tema de la adquisición de suelo.
Úbeda era una ciudad de enorme relevancia, como ya hemos visto, desde
su conquista hasta aquellos momentos; su posición como enclave frontero
durante siglos hizo que fuese beneficiada y protegida de diferentes formas
con lo que el desarrollo de la zona que Úbeda administraba quedó asegurado.
Cobos, como ubetense y hombre de estado conocía este hecho que sin duda
alguna lo animarían a solicitar y conseguir ciertos cargos en el gobierno local
que, de otra parte, repercutirían en modo alguno en su economía. Así será
nombrado, en octubre de 1508 regidor de Úbeda, puesto al que renunciará
algún tiempo más tarde en favor de Don Diego, su padre.
Otro de los puesto que conseguiría fue el otorgado, en 1513, como Escribano del Crimen, cargo que conservaría a lo largo de toda su vida y que,
si bien era puramente testimonial debido a que no residía en la ciudad38 y
que los beneficios que le reportaban eran exiguos, algún valor, seguramente
sentimental, debería de tener para el Secretario.
Ya hemos mencionado como Don Francisco benefició a su padre al
traspasarle el cargo de regidor de Úbeda, sin embargo será este un hecho que
repetirá varias veces a lo largo de su vida beneficiando a amigos y familiares,
como cuando, en 1510, es designado Jurado en Granada y un año después
renuncia a favor de su primo Francisco de Molina, hijo de su tío Pedro de
Molina.
38 Según las leyes locales, para desempeñar un cargo público en la ciudad era preciso residir en ella, tener casa y
caballo. Indudablemente Cobos conservaría este puesto gracias a su influencia y poder en la Corte.
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Vemos así ya definidos algunos rasgos más que caracterizarán al Secretario Cobos a lo largo de su vida: la adquisición de puestos que acrecientan
su prestigio personal; y el intentar beneficiar, como ya dijimos, a familiares
y amigos del poder y mercedes que iría obteniendo a lo largo de su vida. A
modo de ejemplo, podemos mencionar la renuncia en 1526 de un cargo de
Consejero en beneficio de Pedro de Rojas, esposo de su sobrina Beatriz.
Pero no solo renunciará a ciertos puestos a favor de sus allegados, sino
que promoverá el ascenso en la administración cortesana de algunos de
ellos como ya dijimos. Así, en 1520 su primo, Pedro de los Cobos, hijo de
su tío Pedro Vela Allide, es nombrado por el Rey como responsable de los
asuntos del Consejo de Indias. Años más tarde será nombrado Caballero
de la Orden de Santiago.
Juan Vázquez de Molina será uno de los más beneficiados por el influyente Secretario que, sin duda alguna, debió de ver en él capacidades y
cualidades superiores al del resto de sus protegidos, ya que Vázquez de Molina
accederá también a la Secretaría Imperial, continuando también al servicio
del Rey Felipe39 y gozando de numerosos privilegios que lo convertirán en
una persona muy poderosa en su época.
En cuanto al patrimonio que Cobos atesorará en Úbeda, ya hemos
mencionado como desde 1506 fue adquiriendo paulatinamente casas y
terrenos, hecho que revela este intenso vínculo que mantuvo con la ciudad
durante toda su vida, sin embargo, serán dos obras que mandó erigir en ella
las que ponen de manifiesto esta estrecha relación.
La primera de ellas sería el Palacio que, como consecuencia de la ampliación de las casas familiares, mandó construir a Luis de Vega y que desafortunadamente un incendio destruyó en el siglo XIX. Este Palacio, del que incluso
llegó a afirmarse que era mejor que el que poseía en Valladolid, está siendo
recuperado actualmente con el propósito de ubicar en él la sede de la Univer39 ESCUDERO, J. A. Los Secretarios de Estado y del Despacho. Instituto de Estudios Administrativos. Madrid,
1976. pp. 170-174.
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sidad Nacional de Educación a Distancia. La otra obra a la que nos hemos
referido es la de la capilla funeraria para su enterramiento, construcción que
superaría con creces las expectativas en un primer momento previstas surgiendo
finalmente como veremos, el magnífico edificio del que se ocupa este trabajo.
4.1. La materialización de la fábrica.
A. La singularidad del proyecto.
La capilla del Salvador de
Úbeda constituye, como venimos
diciendo, uno de los hitos arquitectónicos de mayor calidad artística
levantados durante el siglo XVI en
nuestro país. Desde su consagración
en 1559, el edificio ha sido objeto
de los mayores y más encendidos
elogios. Argote de Molina en su
Nobleza de Andalucía 40 , o don
Antonio Ponz en el volumen IV de
su Viaje de España 41, son tan solo
dos célebres personajes que reconocieron la singularidad y belleza de
esta obra en momentos históricos
diferentes.
17 Sacra Capilla de El Salvador del Mundo
Úbeda
De igual forma, a finales del
siglo XVI los mismos capellanes del Salvador afirmaban, a propósito de
los problemas surgidos entre la familia Cobos y el Cabildo de la ciudad por
el hecho de que finalmente no se llevase a cabo el proyecto de Universidad
-también deseado por Cobos-, el profundo orgullo que suponía para Úbeda
40 ARGOTE DE MOLINA, G. Nobleza de Andalucía..., p. 581.
41 PONZ, A. Viaje de España (Vol. IV). Ed. Facsímil. Aguilar. Madrid, 1989.( 1ª Edición, 1791).
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el contar entre sus construcciones con una obra como ésta, puesto que los
ciudadanos la mostraban a aquellos foráneos que visitaban la ciudad.
Su construcción viene a constituir y a dar fe de los logros conseguidos
por su promotor que, como hombre notable de aquel siglo, no escatimará
en medios a la hora de proclamar su grandeza y posición obtenidas durante
su vida. Sin embargo existe un hecho diferenciador que la sobrealzan por
encima del común de las fundaciones funerarias de esta época, su monumentalidad.
Como ya hemos dicho anteriormente, los grandes señores edificaban palacios y capillas, pero estas
últimas se agregaban a las iglesias
tal y como sucede con notables fundaciones como la del Condestable de
Castilla en la Catedral de Burgos,
los Fajardo en la Catedral de Murcia
u otras excelentes capillas existentes
en la misma ciudad como las de la
parroquial de San Pablo o las de la
Colegial de Santa María.
Constituye esta obra por tanto, una importante pieza dentro
del portentoso proyecto concebido por el Comendador Cobos
18 Detalle de la Reja en la Capilla de los Merlines.
en la ciudad que le vio nacer y
Iglesia de San Pablo. Úbeda
que se componía de su Palacio, la
preexistente fundación hospitalaria de los Venerables Viejos del Salvador,
la capilla funeraria para el enterramiento familiar y un estudio general
o universidad. Para ello irá paulatinamente adquiriendo casas y solares
lindantes con la matriz casa familiar hasta conseguir toda una manzana.
Veremos finalmente como la totalidad de tan deseado proyecto no logrará
llevarse a cabo, sin embargo hemos de decir que el Salvador es un edifiA sociación Cultural Ubetense
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cio ejemplar inserto en un auténtico espacio nobiliario del siglo XVI, la
monumental plaza Vázquez de Molina.
La plaza Vázquez de Molina, popularmente conocida como Plaza de
Santa María, se constituye en un verdadero espacio señorial como hemos
mencionado, merced a la calidad de edificios erigidos en ella y que la acotan.
Constituía el paso de un arroyo, el arroyo de la Azacaya, que a principios del
siglo XVI desapareció como consecuencia de la acumulación de los desechos
y escombros procedentes de la demolición del Alcázar musulmán.
Ya vimos como esta fortaleza era utilizada para guarecerse por las familias locales enfrentadas, por lo que en 1503 los Reyes Católicos ordenaron
que fuese demolido hecho que sin embargo no se ejecutó hasta 1507. Así
y como consecuencia de ello el arroyo fue cubierto con los despojos de la
demolición surgiendo así un espacio amplio que fue cedido al Concejo de
la ciudad.
La plaza surgida acogerá a los mercaderes que en ella realizarán sus
transacciones comerciales, ferias de ganado, etc., en definitiva, un espacio
público más en la ciudad ante la Colegiata de Santa María, como así lo era
también la Plaza del Mercado ante la Iglesia de San Pablo, en el que se desarrollaba la vida cotidiana de la Úbeda del XVI. Sin embargo, pronto será
objeto de la especulación urbana, puesto que el mismo Concejo determinará
que allí se levante el Pósito Municipal y concederá licencias a los vecinos
para que levanten sus casas en el lado sur de la plaza, es decir, en la zona
más próxima a la desaparecida fortaleza.
Parece ser que las licencias otorgadas debieron de concederse en demasía
puesto que, en 1558, el personero de la ciudad Bartolomé Ruiz, inicia un
pleito contra el Concejo por la situación del Pósito así como por la construcción de las mencionadas viviendas; argumenta que según las leyes estaba
prohibido edificar en los espacios públicos y éste lo era puesto que la reina
Juana lo cedió a la Ciudad.
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El personero pide al Concejo la inminente demolición de éstas construcciones incluida la del Pósito ya que, a su entender, no era este un emplazamiento adecuado para la conservación del pan puesto que en esta zona
la humedad existente provocaría la pérdida de las reservas allí acumuladas.
Finalmente estas quejas serán atendidas con lo que se ordenará la recuperación de los solares vendidos así como la pertinente indemnización a aquellos
quienes los habían adquirido. Solamente dos edificios serán respetados, el
Pósito, que por aquellas fechas ya estaba finalizado y unas “casas principales”
que como nos dice Moreno Mendoza debían de ser las que estaba realizando
Don Rodrigo Orozco frente al Palacio del Deán Ortega. 42
Por entonces ya se había erigido la Capilla Cobos y el mencionado Palacio de su Capellán; de
igual forma se estaba realizando
en la misma plaza el finalmente
irrealizado proyecto de la Capilla
de Santiago, ordenado por Don
Diego de los Cobos, así como el
Palacio de su hermano Juan Vázquez de Molina.
Todas estas fundaciones promovidas por altos personajes de la
vida local reafirman este espacio
como un espacio señero con un
marcado carácter semiprivado, a lo
que habría que añadir para su defi19 Plaza Vázquez de Molina
Úbeda
nición como tal que las principales
familias de la ciudad también poseían en él fundaciones propias, es decir,
las capillas funerarias que se cobijaban en la Colegial de Santa María como
la de los Cueva o los Becerra entre otras muchas.43
42 MORENO MENDOZA, A. Úbeda Renacentista..., p. 91.
43 ALMAGRO GARCÍA, J. A. Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda. Pablo de Olavide-Úbeda. Asociación para la defensa del Patrimonio Cultural Andaluz. Úbeda, 1.989.
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De esta forma vemos este notable espacio como un inigualable atrio
en cuyo extremo este se alza la portentosa fundación autoafirmante del
Comendador Cobos. Fábrica en la que trabajarán los mejores artistas del
momento quienes darán lo mejor de su arte para satisfacción del promotor y
goce de aquellos que amamos el Arte. Sin lugar a dudas, esta obra supone la
cristalización parcial de un anhelo ansiadamente perseguido durante muchos
años, así como la superación, altamente rebasada como hemos señalado,
de lo que por el común entendimiento se concibe como capilla funeraria,
pareciendo más bien Capilla de Reyes que de Secretario.
B. Algunos condicionantes previos.
A la hora de enfrentarnos al estudio histórico – artístico de una obra de
arte, hemos de tener presente en todo momento la realidad contextual en que
esta surgió, es decir, aquellos aspectos económicos, sociales y culturales bajo
cuyos auspicios y premisas se conforma el objeto sujeto a nuestro análisis.
De esta forma ya hemos apuntado brevemente de que forma se desarrolla
la vida en la Úbeda del XVI, si bien no hemos profundizado en la realidad
económica, importante motor para el desarrollo urbano, puesto que para el
edificio objeto de nuestro estudio son unas peculiares condiciones vinculadas
a la figura y situación personal del secretario Cobos las que hicieron posible
la erección de esta obra.
Ya hemos mencionado como las formas renacentistas lograron imponerse
en nuestro país y como fueron los grandes señores los primeros en adoptarlas,
sobre todo a partir del primer tercio del siglo XVI; en la Capilla Cobos estas
formas se asumen con plena conciencia como veremos. Así pues, vamos a
intentar analizar aquellos condicionantes que hicieron posible la erección de
esta obra así como el proceso por el cual se llevó a cabo la dicha fundación.
El portento de ostentación del que alardea la obra denota ya de por sí,
además de un planteamiento ideológico concienzudamente meditado y de un
fino y acertado gusto estético, un enorme caudal económico que sustentaría
el proceso por el que la obra se realiza.
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Ya durante aquellos mismos años se especulaba frecuentemente sobre los
ingresos anuales del secretario; el embajador veneciano, Bernardo Navagero
nos reporta en su Relazione de 1546 la extraordinaria y nada despreciable
cifra de 70.000 ducados. La Miscelánea de Luis de Zapata también se aventura a estimar la suma que Cobos dejó tras su muerte proporcionándonos la
cantidad de 40.000 ducados, mientras que Keniston, principal estudioso de
la figura del ubetense, nos habla como ya hemos dicho de 60.000 ducados
anuales.44
A todo esto habría que sumar sus posesiones suntuarias como joyas,
tapices, cuadros, esculturas y un largo etc. materializado en obras de arte,
atesoradas durante toda su vida como regalos otorgados por importantes
miembros de la sociedad de su tiempo, todo lo cual hace comprensible la
posibilidad de poder encargar palacios como el de Valladolid y Úbeda, así
como el acometer proyectos como el que pretendía en su ciudad natal y del que
el Salvador es tan solo una extraordinaria pieza de aquel deseo irrealizado.
En cuanto al análisis y los planteamientos artísticos propiamente dichos,
hemos de decir que la planta del Salvador logra adecuarse perfectamente
a los presupuestos básicos que dominaron la concepción y planteamiento
general de la obra, esto es, que la capilla funeraria que había de servir como
espléndido mausoleo familiar pudiese a su vez albergar el desarrollo de una
liturgia cultual cristiana revestida por un significativo carácter nobiliario.
De esta forma vienen a converger en este edificio dos ideas totalmente
contrapuestas que consiguen armonizarse a través de la vinculación de la
planta circular, estrechamente asociada desde la antigüedad a los espacios
funerarios, con el también antiguo plan basilical para los fieles, tan propio
de las iglesias cristianas, mediante un extraordinario arco triunfal alabeado
que es el elemento que asocia y unifica sendos espacios y lo conforman como
uno solo. Por consiguiente, se nos presenta un templo de una nave única
con capillas a sus lados entre los contrafuertes y articulada en tres tramos.
44 KENISTON, H. Francisco de los Cobos...,. p. 304.
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20 Interior de la Sacra Capilla de El Salvador
Úbeda
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Su magnífica cabecera de
planta central bajo sorprendente
cúpula, constituye la capilla mayor
siendo también el lugar destinado
para albergar los sepulcros de los
miembros de la familia. Bajo su
pavimento se sitúa la cripta en la
que se encuentran los restos de don
Francisco de los Cobos y María de
Mendoza. En definitiva, el espacio
interior resultante es admirable,
un espacio diáfano, armónico,
grandioso y único, un espacio surgido, concebido y articulado bajo
las más firmes y puras premisas
renacentistas.
21 Planta de la Sacra Capilla de El Salvador
Al tratar de buscar el precedente
Úbeda
más inmediato para este edificio, no
podemos pasar por alto la obra que en aquellos momentos se estaba realizando
en la Ciudad de la Alhambra, la Catedral45, obra que en los mismos años en
que se realizaban las del Salvador dirigía, como sabemos, el maestro Diego
de Siloe; aún así cuando tratamos de inquirir sobre las fuentes prístinas de
donde el maestro burgalés bebiera para resolver este proyecto los especialistas
han vuelto sus miradas hacia la vecina Italia puesto que como sabemos, Siloe
estuvo allí trabajando un tiempo junto al también burgalés Bartolomé Ordóñez en Nápoles, concretamente en la Capilla Caraccioli de la iglesia de San
Giovanni a Carbonara 46, con una tipología muy similar a la que nos ocupa.
La relación entre esta capilla, de planta circular rematada por una
cúpula encasetonada y articulada mediante semicolumnas pareadas con
45 Hay que subrayar el magnífico estudio alumbrado por Rosenthal, incluido en la bibliografía, sobre la catedral
granadina que aún hoy goza de una plena autoridad y vigencia para adentrarnos en todos los acontecieres de esta
magnífica obra. ROSENTHAL, E.E. La Catedral de Granada. Granada. 1990.
46 GÓMEZ MORENO, M. Las Águilas del Renacimiento... pp. 41-54.
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nichos – hornacinas entre ellas y la magnífica cabecera del Salvador
resulta obvia. Sin duda alguna Siloe tuvo en mente esta experiencia
cuando dio las condiciones del Salvador. En cambio, hemos de remontarnos aún más en el tiempo si queremos encontrar una experiencia
arquetípica para esta obra puesto que la armonización de ambos espacios, tan diferentes en función y simbología como hemos dicho, es algo
que ya se intentó en diferentes momentos resolviéndose con mayor o
menor fortuna estética.
El primer ejemplo que nos encontramos y que respondería a un intento
preciso por conseguir lo que en esta obra perfectamente se define, sería el
edificio resultante de las obras realizadas con objeto de unir el Mausoleo de
Santa Elena con la aledaña iglesia de los mártires Pedro y Marcelo en la vía
Labinaca de Roma durante el siglo IV. Utilizándose un gran arco triunfal se
conseguía un espacio unificado en el que encontraban cabida el martyrium
clásico y la basílica de tres naves. Obviamente los citados martyria cristianos
encontraron un preclaro modelo en el célebre Panteón de Agripa,47 obra que
durante el siglo VII sería consagrada para el culto cristiano bajo la advocación
de Santa María de los Mártires.
Clave también en la consecución de esta tipología arquitectónica, tanto
por su estructura como por su profunda significación simbólica, hubo de
ser el edificio resultante de la unión realizada entre la basílica del Santo
Sepulcro y la Iglesia del Gólgota.
Esta actuación se llevó a cabo durante el siglo XII y es muy posible que
el edificio se conservase en el siglo XVI, con lo que la posibilidad de que los
maestros italianos Michelozzo y Alberti pudiesen ver esta obra es grande.48
Siguiendo este esquema se realizaría la iglesia de la S. S. Annunziata de
Florencia en el siglo XV, obra que muy posiblemente tuvo que ver Siloe en
47 Como sabemos, este paradigma arquitectónico fue fundado por el general de Octavio, Marco Vespasiano
Agripa hacia el año 27 a. C. para conmemorar la victoria en la batalla naval de Actium (31 a. C.) sobre Cleopatra
y Marco Antonio, sin embargo, el actual edificio lo mandó levantar el Emperador Adriano entre el 118 y el 128
sobre la estructura anterior.
48 ROSENTHAL, E. E. La Catedral de Granada..., p. 76.
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algún momento y que estaría presente a la hora de ejecutar el proyecto de
Granada y el que Cobos le encargó en 1536.
Esta tipología compuesta fue utilizada por el maestro burgalés en la
elaboración más o menos desarrollada de diferentes espacios sacros. En la
catedral de Granada, Siloe lleva este plan a sus más elaboradas y altas cotas
consiguiéndose el espacio catedralicio más afortunado y mejor conseguido
de nuestro Renacimiento.
De igual forma la vuelve a reproducir en el caso que nos ocupa, si bien
lógicamente reduciendo sus proporciones, pero sin dejar de conseguir un
efecto espacial tan propio del Renacimiento. La Sacra Capilla del Salvador
adquiere por tanto una unidad espacial y estructural propias siguiendo,
como muy bien ha advertido Moreno Mendoza, un ritmo binario basado
en la proporción clásica 1:2, tal y como recomendaba Alberti en su célebre
tratado De Re Aedificatoria.49
Formalmente su nave se organiza en tres tramos como queda dicho,
que se cubren con bóvedas de nervaduras de tradición medieval. Entre los
contrafuertes y abriéndose al cuerpo de la nave a través de arcos de medio
punto encuadrados entre medias columnas de capiteles corintios y elevadas
sobre basamento, se encuentran las capillas laterales, tres a cada lado, que
se cubren con bóvedas encasetonadas y en las que se horadan arcos a modo
de nicho en la misma fábrica.
Observando estas capillas laterales se aprecia claramente en su
conformación estética el sentido de arco de triunfo buscado en su diseño. Sobre estos arcos se sitúa el entablamento, sobre el que una galería
recorre todo el recinto, tanto en la nave como en la capilla mayor, y que
ya en las mismas condiciones de 1536 se especifica que debía de servir
“de anden por donde se andara por lo alto de toda la capilla mayor en la
nave de la iglesia e asy mesmo podra esto servir para musica de organos
49 MORENO MENDOZA, A. Úbeda Renacentista... pp. 177-183.
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22 Detalle del interior. Sacra Capilla del El Salvador
Úbeda
o de menestriles altos o podra para esto mesmo servir para entoldar la
dicha capilla e iglesia”.50
A los pies de la nave y en alto se encuentra el coro al que se accede a
través de dos puertas situadas en los pies. El coro queda soportado por un
arco de medio punto rebajado que apea sobre los contrafuertes de la misma
fábrica.
La excepcional reja, de la que posteriormente hablaremos, divide simbólicamente el espacio y físicamente el cuerpo de la iglesia de la gran rotonda
– panteón; de igual forma actúa el gigantesco y triunfal arco de medio punto
que, como hemos dicho más arriba, hermana el espacio, sorprende por sus
dimensiones y por su hermosura plástica.
50 GÓMEZ MORENO, M. Las Águilas del Renacimiento... pp. 202-208.
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Bajo este arco se abren otros arcos menores, que dan paso a sendos
espacios que permiten el acceso a la sacristía uno y a la torre el otro y, a
la vez, sirven como elemento de descarga para el gran medio punto de la
rotonda; de igual forma y bajo el gran arco toral, se abren unas tribunas
flanqueadas por sendas figuras humanas en forzadas actitudes. Más arriba
y arrancando sobre veneras el singular arco, que se fuerza alabeándose en
su parte superior para acomodarse a la forma circular de la capilla mayor.
La cabecera se presenta como un espacio por si solo sorprendente debido
a la grandiosidad de sus proporciones y a su inusitada elegancia. Esta gran
rotonda se organiza mediante tres grandes arcos separados por columnas
corintias adosadas al muro de la fábrica y elevadas sobre pedestal.
El arco central, de mayores proporciones que los laterales, queda
separado de estos a través de dos pares de columnas de capitel corintio
a cada uno de sus lados entre las que se superponen dos hornacinas que
contienen las esculturas de los Evangelistas. Bajo los arcos se cobijan tres
retablos, -si bien los laterales son de traza barroca-, resultando el central de
mayores proporciones que los laterales, como hemos dicho. El arco central
cobija la escena, con una fuerte carga simbólica, de la Transfiguración que
analizaremos más adelante. Sobre estas columnas encontramos el entablamento que, como vimos, viene de la nave de la iglesia así como la tribuna.
Desde aquí arranca el tambor que sostiene y realza la impresionante
cúpula; en este se abren tres ventanas separadas por sendas hornacinas donde
se encuentran las esculturas de San Pedro y San Pablo. Una nueva cornisa
marca el inicio de la mencionada bóveda compuesta por cuarterones decorados al fresco y en cuyo punto central se abre un óculo por el que, desde
abajo, observamos la pequeña linterna que remata la cúpula.
No menos excepcional es la sacristía tanto por la simplicidad de sus
líneas arquitectónicas como por su decoración escultórica que encuentra
en la figura humana un recurso de inestimable valor para conformar este
espacio como uno de los más bellos de nuestro Renacimiento. Utilizándose
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como base la planta rectangular,
la sacristía se estructura en tres
tramos que se cubren por bóvedas
baídas en cada uno de ellos. En sus
muros se abren arcos para contener
las necesarias cajoneras donde los
eclesiásticos guardan sus ropas y
demás elementos necesarios para
el culto. En definitiva, es este un
espacio donde el humanismo del
más alto grado y hondura se respira por los poros de esta piedra tan
magníficamente trabajada.
En cuanto al exterior Chueca
ha insistido en su aspecto medievalizante, con contrafuertes
que sobresalen del paramento,
disfrazándolos incluso con formas
cúbicas como los que encuadran la
fachada principal.51 Sin embargo
23 Planta de la Sacristía El Salvador
la decoración que ocupa sus tres
Úbeda
portadas y algunos elementos
como los mencionados cuerpos cúbicos de la fachada, denotan un incipiente Renacimiento conformado por esa pléyade de magnífica decoración
escultórica que plantea un discurso filosófico – moral desarrollado sobre
la idea de muerte y salvación.
La cubrición se realiza con cubierta de tejas a dos aguas en la parte de
la nave y cubierta cónica de dos cuerpos sobre la rotonda. La esbelta torre,
en cuyo recorrido o caña se abren varias ventanas, presenta un aspecto en su
parte más alta que bien podía recordar a la de ciertos edificios orientalizantes
debido fundamentalmente a su aspecto curiosamente bulboso.
51 CHUECA GOITIA, F. Andrés de Vandelvira. Riquelme y Vargas Ediciones. Jaén, 1995. (1ª Ed. 1971). Pp.
116-117.
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En definitiva el Salvador se
presenta como un edificio auspiciado y concebido bajo las firmes ideas
de un pleno Renacimiento que, sin
embargo, no deja de ocultar ciertas
rémoras goticistas de la mente que
lo concibió y que lograron mantenerse pese a los problemas que ya
hemos visto gracias al mas estricto
respeto al proyecto de Siloe concedido por Vandelvira y Ruiz así como
por el Deán Ortega y en última
instancia el mismo Cobos.
C. Las fases constructivas.
24 Torre de la Sacra Capilla de El Salvador
Intentando profundizar aún
Úbeda
más en los pasos que propiciaron la
erección del Salvador hemos de comenzar diciendo que la primera noticia
de la que tenemos conocimiento sobre el empeño de la familia Cobos de
fundar una capilla funeraria en Úbeda, es a través de una carta fechada el
11 de mayo de 1525. En este documento el Obispo de la diócesis de Jaén,
Don Esteban Gabriel y Merino, daba su consentimiento desde la vecina
localidad de Baeza para que Don Diego de los Cobos, padre de nuestro Secretario, fundase en la desaparecida parroquia de Santo Tomás, una capilla
con carácter privado para su enterramiento propio y el de los suyos.
La idea de la fundación de una capilla funeraria debieron de fraguarla
entre Don Diego y su hijo algún tiempo antes puesto que para acometer
una empresa de tal envergadura se necesitaba de un respaldo económico
considerable a pesar de que esta fundación fuese más o menos modesta.
Por tanto es de suponer que Don Francisco se prestaría a ayudar a su padre en esta idea, hecho que queda respaldado a través de la visita que en la
primavera de ese mismo año, realizó a su ciudad natal con su joven esposa
María de Mendoza.
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Así pues, en la dicha parroquia de Santo Tomás, concretamente junto
a su capilla mayor, existía un solar ocupado por las ruinas de una antigua
capilla, espacio este que fue adquirido por 4.000 maravedíes e inmediatamente se contrató a los canteros locales, Alonso Ruiz y Bartolomé Copado,
quienes bajo la supervisión del mayordomo de Cobos, Alonso de Segura,
aceptaron la realización de las obras. De forma paralela Don Francisco se
serviría de su influencia con el fin de obtener de Roma, toda clase de bulas,
beneficios e indulgencias para la fundación.52
El trabajo a realizar consistiría en la capilla propiamente dicha con una
sacristía y tribuna en uno de sus lados; mientras las obras se desarrollasen,
el capellán y un sacristán oficiarían misas en memoria de Don Diego bien
en su casa o en la misma iglesia de Santo Tomás. Algunos años más tarde,
concretamente en 1526, el secretario tendría la oportunidad de poder ver
personalmente las obras de su capilla con motivo de la visita realizada en
diciembre de aquel año a la ciudad por el Emperador, de regreso de Granada
donde había pasado su “Luna de Miel”.
Poco más conocemos a cerca de esta desaparecida capilla puesta bajo
la advocación de la Concepción Purísima de Nuestra Señora la Santísima
Virgen, tan solo que en 1527, aún se estaba edificando, puesto que el primero
de marzo de este año, se concedía a su fundador la oportuna licencia para
que levantase en ella una tribuna, coro y sacristía.
Ruiz Prieto, nos dice que fue este año cuando el padre de Cobos murió, mientras que Keniston habla de que el fin de la longeva vida de Don Diego se produjo
en 1530, con lo cual no pudo ver acabadas las obras de la capilla que él mismo
promovió al final de su vida puesto que estas se acabarían algunos años después.
A cerca de la iglesia de Santo Tomás, poco más podemos decir, puesto que
desapareció hace más de un siglo y medio. Ruiz Prieto, la recuerda vagamente
semiderruida como una iglesia “espaciosa, y tenía tres naves y muchas Capillas
52 KENISTON, H. Francisco de los Cobos... pp. 158-159.
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laterales”.53 Según este mismo autor el templo era rico y suntuoso ya que en
esta collación tenían sus casas poderosas familias de la ciudad como los Cobos,
Cuevas, Ortegas o Porceles entre otros. A finales del siglo XIX tan solo quedaba
en pie un muro circular coronado por el escudo de la familia de los Cobos.
Las obras debieron de finalizarse a principios de la década de los treinta
conforme a lo que estaría dispuesto en el proyecto que desgraciadamente
no se ha conservado, sin embargo, dos circunstancias debieron pesar en el
hecho de que Don Francisco comenzase a fraguar la idea de la edificación
de una nueva capilla, es decir, el proyecto del Salvador.
La primera de ellas fueron las continuas quejas dadas por el párroco
de Santo Tomás quien sostenía que los oficios y solemnidades que se desarrollaban en la Capilla de la Concepción, impedían el desarrollo ordinario
de los oficios celebrados en la Capilla Mayor del templo.54 La segunda de
las circunstancias a las que más arriba hemos aludido es que la capilla, no
debió de parecer a Don Francisco lo suficientemente digna para el estatus
conseguido por su linaje en claro paralelismo con lo que sucediese en 1.526
cuando el César Carlos visitó en Granada la Capilla Real fundada por sus
Católicos abuelos, y de la que dijo que “más parecía capilla de Mercader que
de Reyes por la estrechura y obscuridad que tenía”.55
A ello se sumaría también el creciente poder, influencia e ingresos económicos que el ubetense había ido adquiriendo con el paso de los años puesto
que por entonces se afirmaba que Cobos poseía una fortuna comparable a
la de los hombres más ricos de España como el Condestable de Castilla, el
duque de Escalona, el de Sesa o el conde de Benavente.56
De esta forma y animado sin duda alguna por esta situación debió de
empezar a fraguar en su mente el proyecto que nos ocupa y así en 1534,
53 RUIZ PRIETO, M. Historia de Úbeda…, p. 74. Segundo Libro.
54 Recordemos que la Capilla Cobos tenía hasta un coro propio.
55 ROSENTHAL, E. E. La catedral de Granada…, p. 26.
56 KENISTON, H. Francisco de los Cobos…, p. 304.
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Fernando Ortega, importantísimo y singular personaje del que más adelante
hablaremos, ya se ocupaba de realizar las gestiones oportunas encaminadas
a la adquisición de unos terrenos contiguos al Hospital de la Hermandad
de Venerables Viejos de El Salvador.
Estos terrenos, también en la parroquia de Santo Tomás y linderos a
las casas familiares que Don Francisco tenía en la ciudad, fueron objeto del
interés del secretario, continuándose con un proceso iniciado años antes y
que se encaminó a conseguir numerosas propiedades que conformaban toda
la manzana, todo lo cual lleva a preguntarnos si es posible que ya para aquel
año hubiese pensado la totalidad del proyecto que años más tarde desvelaría
por escrito en los Estatutos del Salvador.
Estas negociaciones, que se habían iniciado a principios de 1534 y al
frente de las cuales se encontraba, como hemos dicho, el deán de Málaga don
Fernando Ortega, se prolongaron hasta finales del mes de agosto, comunicando el eclesiástico en todo momento a Cobos las incidencias del asunto
hasta que en septiembre, informa sobre el sí definitivo concedido por parte
de la Hermandad de Ancianos a ceder los terrenos.
El disputado acuerdo consistirá en lo siguiente: D. Francisco aceptó,
a petición de la Venerable Hermandad, transferir a la nueva iglesia del
Salvador el valor de la dote -por otro lado concedida años antes por el
Santo Padre a la Capilla de la Concepción- de una doncella para disfrute
de los ancianos. Además se exigía que la capilla mayor de la nueva fábrica
se encontrase en el lugar donde en aquellos momentos existía un altar.
También se precisó que la nueva fábrica debería de tener una extensión
similar a la que tenía la cercana iglesia de San Pablo sin tener en cuenta
las capillas laterales.
Por tanto, más que venta fue una donación de la Hermandad al secretario a cambio de una exigua cantidad económica y de la contemplación de
ciertas condiciones.
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Rápidamente Cobos desplegará su buen hacer diplomático con el fin
de obtener dispensas y beneficios para la nueva obra de tal forma que, el 2
de febrero del año siguiente, obtiene una bula papal de Paulo III en la que
logra que se trasfieran todos los beneficios y privilegios de la antigua capilla
familiar fundada en Santo Tomás a la nueva del Salvador. De nada más
tenemos noticias sobre este asunto hasta el año siguiente, cuando el 28 de
mayo de ese año de1536 Doña María de Mendoza, se encontraba en Úbeda
quizá perfilando los últimos detalles antes del comienzo de las obras.
-
Primera Etapa: 1536-1539. Diego de Siloe.
Tras la adquisición de algunos terrenos particulares necesarios para la
obra por valor de 1.500 ducados, el proyecto se encarga al maestro burgalés
Diego de Siloe en 1536, por entonces maestro mayor de las obras de la
Catedral de Granada, quien se compromete a dar las trazas e instrucciones
necesarias mientras las obras se estuviesen realizando. Estas condiciones
fueron publicadas por Don Manuel Gómez Moreno en 194157 y ciertamente
resultan reveladoras sobre el proyecto primigenio del arquitecto burgalés.
Se distinguen claramente dos espacios, el centralizado de la capilla mayor
y el basilical para la nave de la iglesia con capillas laterales, entre los contrafuertes, separados ambos por un espacio de 8 pies (poco más de 2 metros) bajo
un enorme arco triunfal que vincula ambos. Bajo este arco dos ámbitos, uno
a cada lado, actuarían como sacristía y como cámara para el acceso a la torre.
Además, el burgalés aporta medidas, disposición de ventanas y conformación de arcos, muchas veces, como es normal, sin especificar exactamente
como debían ser estos elementos, remitiéndose para ello “segund que por
la traça pareçe” o “segund que para ello se dara orden a su tiempo”.58 Se
estipula que la obra se realizará con la mejor piedra franca de Úbeda y si no
de Baeza dejándose a elección del administrador.
57 GÓMEZ MORENO, M. Las Águilas del Renacimiento... pp. 202-208.
58 Ibídem.
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Tras ponerse en subasta la ejecución de las obras, el 18 de septiembre de
1536 los canteros Alonso Ruiz, quien recordemos ya había trabajado para
la familia Cobos junto a Bartolomé Copado en la capilla de la Concepción
unos años antes, y Andrés de Vandelvira, por entonces vecino de Villacarrillo,
firman un contrato que los vinculaban a la construcción de la capilla durante
seis años a razón de 12.800 ducados, pagados en distintos momentos. Ambos
maestros se comprometieron a iniciar las obras y a levantarla durante ese
período de tiempo a una altura de 15 pies, algo más de 4 metros, conforme
a las condiciones y trazas firmadas por Siloe.
Según se desprende y especifica en la lectura de ese contrato, las trazas
no se encontraban finalizadas por lo que es de suponer que Siloe concertase
directamente con el alcaraceño y el ubetense el desarrollo de las mismas. En
tal estado de cosas se iniciaba el proceso constructivo de la obra, proceso
que debió de ver Don Francisco cuando en agosto de 1537 volvió a Úbeda,
seguramente de visitar su recién
adquirida villa de Sabiote, hasta
ese momento localidad de la Orden
de Santiago.
25 Fachada de la Sacra Capilla de El Salvador
Úbeda
Sin embargo algo nada claro
debió de suceder, cuando dos años
más tarde, en 1539, Cobos mandó
suspender las obras de su futuro
mausoleo. Tenemos noticias de que
el secretario tenía sus dudas sobre
la viabilidad del proyecto al menos
un año antes; a principios de 1.538
Francisco de Olaso, colaborador
del deán Ortega, escribió a Juan
Vázquez explicándole que su tío
había ordenado que las obras no
se acelerasen y que incluso parecía
que el proyecto podía paralizarse
por completo.
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En algún momento, parece ser que Juan Vázquez insinuó a su tío la
posibilidad de trasladar las obras a Sabiote hecho que sin duda tuvo que ser
determinante en la suspensión de los trabajos en Úbeda ya que Cobos le
respondió diciendo que existían ciertos problemas para ello pero que decidiría
lo más adecuado.
Así las cosas don Francisco volverá a Úbeda en abril de 1539, hecho
que aprovecharon Vandelvira y Ruiz para pedir que se les abonase lo que se
les adeudaba por los trabajos realizados hasta la paralización de las obras que
consistió en el derribo de lo existente en el solar, la cimentación y la piedra
que se entregó. Todo lo cual vino a sumar, según tasación hecha por Luis
de Vega, 783.117 maravedíes, dando el fundador su licencia para efectuar
el pago.59
Durante este tiempo en que las obras se suspendieron Cobos debió de
sopesar todas las posibilidades, es decir, si era factible empezar las obras
de nuevo en Sabiote o continuar lo ya comenzado en Úbeda además de la
actuación de Siloe.
En cuanto a la labor desarrollada por el maestro burgalés, los especialistas han llegado a pensar que una causa determinante en el paréntesis de
los trabajos, fue el que éste no solo no estuviese más presente en las obras,
sino que además no la visitaba todo lo deseable y necesario debido a la importancia del trabajo que estaba desarrollando en Granada como maestro
mayor de las obras catedralicias.
A nuestro entender, el peso de esta argumentación tuvo que ser más
bien escaso en el desarrollo de los hechos concernientes al Salvador debido a que cuando se le encargó el proyecto de Úbeda, él ya estaba inmerso
desde hacía varios años en los trabajos de la Catedral de Granada, hecho
que obviamente era conocido por Cobos y sus colaboradores por lo que no
serían tan ilusos de pensar que Siloe dejaría en un segundo plano la Catedral
59 KENISTON, H. Francisco de los Cobos..., p. 185.
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donde el Emperador quería ser enterrado, por las obras encargadas por su
secretario. Dicho esto, lo cual no exime que el orgulloso Cobos quisiese que
quien estuviese al cargo las obras de su capilla le prestase la atención que
era debido, se abordará de nuevo el tema en 1540.
-
Segunda Etapa: 1540-1559. Andrés de Vandelvira.
En ese año aparecen nuevos documentos que anuncian la reanudación
de las obras en Úbeda. El 20 de mayo, Domingo de Tolosa “el Viejo”,
Francisco del Castillo “el Viejo” y Florentino Cherantón contratan con
el deán don Fernando Ortega y el arquitecto real Luis de Vega, en representación de Cobos, la continuación de las obras; sin embargo y teniendo
conocimiento de ello, Andrés de Vandelvira y Alonso Ruiz recurrirán este
nuevo contrato aduciendo que fueron ellos quienes comenzaron las obras
y “por tener las canteras aparejadas para ello...”60, por tanto pedían ambos
poder continuar con los trabajos y acabarlos conforme a lo estipulado
años antes.
El contrato definitivo se firma el 12 de junio de 1540 en Úbeda, apareciendo de nuevo como testigo Luis de Vega. En este nuevo contrato se
aprecian modificaciones importantes con respecto al primigenio proyecto
siloesco, centrados estos cambios en la sacristía y portadas.
En cuanto a las portadas, en el documento de 1536 se señalan dos
puertas, la principal y una lateral, que quedan sin definir diciéndose que
“estas puertas no an de quedar labradas solamente sus dentellones con sus
arcos falsos por ençima para que después se puedan hacer cada y cuando
hacerse qysyeren”. Ahora se disponen tres accesos al edificio, dos puertas
laterales, una a cada lado de la iglesia como Ortega dispusiese, “y de mas
desto nos obligamos de hazer de mas de lo contenido en las dichas primeras
condiciones e traça la puerta principal de los pies de la iglesia de la lavor y
60 CHUECA GOITIA, F. Andrés de Vandelvira… Apéndices, p. 379.
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forma de la que siloe a fecho nuevamente en la iglesia mayor de granada con
que no se eche en ella mas costa aunque en algo se diferencie”.61
En cuanto a la sacristía, ya vimos como Siloe pensó como lugar apropiado para la sacristía el espacio del lado del evangelio situado bajo el enorme
arco que unía la rotonda y la nave, siendo esta estancia cuadrada de doble
planta que se correspondía simétricamente con el frontero que permitía el
acceso a la torre.
Sin ninguna duda este espacio debió de verse insuficiente para las funciones a que debía destinarse con lo que ahora se establece realizar una nueva
sacristía, “así mismo emos de hazer la sacristía conforme a la traça fyrmada
del señor deán de la labor e obra que va la de la dicha iglesia conforme a la
traça...”,62 ya de Vandelvira.
Desde este momento las obras continuarán ininterrumpidamente hasta
su finalización, ciertamente no sin problemas que van surgiendo, pero que
en general podemos considerar como menores para la definitiva resolución
del proyecto.
A partir de aquí el desarrollo de las obras tomarán nuevos bríos, de
igual forma que el interés del mismo fundador se acrecienta y que, con la
diligencia y meticulosidad que le caracterizaron, seguirá reportando beneficios para su obra.
Por consiguiente intentará que el privilegio papal obtenido para su iglesia
unos años antes sea confirmado, documento que logrará firmado de Paulo III
en 1541, además en este mismo escrito el Papa autoriza la construcción de
un Estudio General o Universidad con similares “privilegios y gracias conce61 CHUECA GOITIA, F. Ibídem. Apéndices, p. 377.
62 CHUECA GOITIA, F. Ibídem. Apéndices, p. 380.
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didos a los Estudios de Salamanca, París, Bolonia o Alcalá” y un monasterio,
postergando si sería de hombres o mujeres para más adelante.
Tres años más tarde, concretamente el 13 de Octubre de 1544 se redactarán los Estatutos fundacionales de la obra en Valladolid, documento que,
en presencia del príncipe Felipe fue firmado en casa de Juan de Mosquera.63
En estos Estatutos se tratan pormenorizadamente todos los aspectos
relativos al funcionamiento de la Sacra Capilla, oficios, deberes del capellán,
acólitos, sacristán, coro, organista; se especifican los ternos que debían de
usarse en cada celebración importante, la renta anual asignada y un largo
etcétera que resultaría fatigoso comentar y que sin duda cansaría al paciente
lector.
Baste decir tan solo y a modo
de resumen, que lo que se pretendía
era imponer una organización de
gran lujo y suntuosidad en todos
los actos que allí se desarrollasen
y prueba de ello es que se dispone
que en las horas canónicas, los capellanes debían entonar los cánticos
“por la misma orden e manera que
se dize e canta en la capilla Real de
los Católicos Reyes en Granada”,64
en definitiva, toda una serie de
rituales teatralizantes dentro de
un asombroso marco encaminados
a la glorificación personal de los
fundadores.
26 Fuente. Plaza Juan Vázquez de Molina
Úbeda
63 KENISTON, H. Francisco de los Cobos..., pp. 267-270.
64 Ibídem, p. 269.
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Establece también que los de su linaje puedan ser enterrados en la capilla
mayor y que el deán, don Fernando Ortega, en prueba de agradecimiento por
los servicios prestados, también podía ser enterrado en este lugar. Ordena
que en la rotonda no se coloquen sepulcros, puesto que este ámbito queda
reservado para él mismo y su esposa. En estos Estatutos vuelve a reiterar su
disposición a fundar una universidad y un monasterio, con lo que se vuelve
a percibir que el proyecto de Cobos abarcaba mucho más que la de una gran
capilla funeraria.
En cuanto al colosal proyecto de Cobos, formado como dijimos por el
Salvador, su Palacio, el Monasterio y la Universidad, hemos de decir que
quedó inconcluso. Tras el fallecimiento del secretario en 1547, los esfuerzos de su esposa se encaminarán a hacer realidad los deseos de su esposo.
Así en 1570 doña María escribirá al Capellán Mayor, Domingo de
Ocón, instándole a que edificase el mencionado Estudio65. Mas, vislumbrando
la imposibilidad de la ejecución de la totalidad del proyecto, se dirigió al Papa,
Gregorio XIII, implorando la exención de dicha obligación, accediendo el
Pontífice a los deseos de doña María en 1580. Sin embargo, ante esta noticia surgirán fricciones entre el cabildo de la ciudad y la familia, aceptando
finalmente ambas partes un acuerdo por el que se creaban dos cátedras, una
de latinidad y otra de retórica de las que sabemos que aún existían en 1634.
A cerca del monasterio no existe ninguna otra mención conocida tras
la referencia hecha por el mismo Cobos en los Estatutos anteriormente
citados.
El Palacio sí que fue una de las partes de este amplio complejo que
se ejecutó, concretamente, constituyó la primera pieza, si no contamos la
preexistente fundación hospitalaria del los Venerables Ancianos. Esta casa
noble surgió como consecuencia de la ampliación de las antiguas casas familiares que los Cobos tenían en la collación de Santo Tomás.
65 MORENO MENDOZA, A. Úbeda Renacentista..., pp. 171-177.
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Ya hemos dicho como don Francisco, había ido adquiriendo terrenos y
parcelas contiguas entre 1518 y 1526 con lo que a la muerte de su anciano
padre en 1530, acometerá las obras en sus casas contando para ello con el
señalado arquitecto Luis de Vega quien ya había trabajado en su palacio
vallisoletano. Así, el arquitecto del Emperador se encontraba en Úbeda a
finales de 1531 y durante su estancia en la ciudad, concretamente en Agosto
de 1532, diseñó el gran plano conservado en el Archivo de Simancas.
Fernando Ortega también se encontraba al frente de esta obra, supervisando y comunicando al secretario todos los pormenores de la misma. El
palacio se erigió durante los años siguientes y realmente tuvo que ser magnífico puesto que en 1601, Francisco de los Cobos y Luna, nieto de nuestro
secretario, afirma que era incluso mejor que el de Valladolid.
Tras su amplia e impertérrita fachada se organizaban las estancias
entorno a dos patios en uno de los cuales se encontraría la fuente venida
desde Italia y que hoy se encuentra en la Plaza Vázquez de Molina. Este
palacio sufrió un incendio en el siglo XIX y durante todo el siglo XX ha
permanecido en situación de ruina hasta que a finales del siglo pasado
se han emprendido profundos trabajos encaminados a su recuperación y
que actualmente siguen en marcha.
El mencionado hospital, del que ya hemos mencionado su existencia
desde el siglo XIV, sufrirá ciertas obras de mejora acometidas por Vandelvira
desde 1551.66 Vemos así pues, como en la misma manzana y comunicados
entre sí se encuentran tres de las cuatro piezas arquitectónicas concebidas
por Cobos para su complejo proyecto, alzándose el Salvador como la joya
más preciosa de ese gigantesco proyecto.
Durante la década de los 40 y las siguientes no solo serán los trabajos
propiamente técnicos, llamémoslos así, los que se efectúan en la fundación
de Cobos, sino que también se inicia una labor, encaminada a abastecer y
66 AA. VV. Arquitectura del Renacimiento en Andalucía... p. 89.
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dotar al Salvador de todo lo necesario que precisaba una fundación de este
lujo y magnificencia, en definitiva, de estas características.
A continuación, vamos a exponer aquellas noticias que conocemos a
cerca de estos aspectos, intervenciones que en su mayor parte, si bien deben
de ser vistos como algo inherente a la obra primigenia sin cuya presencia
difícilmente sería entendible la esencia de esta obra, e incluso verla tal y como
hoy la apreciamos, son considerados como secundarios o de orden menor.
Vamos a intentar seguir un orden cronológico, coherente y lógico,
sirviéndonos para ello de la documentación aportada desde el estudio del
Dr. Vicente M. Ruiz Fuentes en su Tesis Doctoral67 magna obra que nos ha
facilitado para este trabajo por lo que volvemos a expresarle nuestra gratitud.
De igual forma, no seremos ajenos a otras noticias, ya conocidas, obtenidas
por distintos autores en diferentes épocas.
En lo referente al tema de
los trabajos, el grueso de estos
seguirán desarrollándose ininterrumpidamente hasta la definitiva
consagración de la capilla en 1559,
doce años después de la muerte de
Cobos.68 No obstante y como vamos
a ver, se van a seguir realizando a
partir de aquí ciertas actuaciones
centradas sobre todo en el presbiterio. La documentación que conocemos sobre estas intervenciones
resulta suficiente para hacernos una
idea de cómo se fue completando el
templo.
27 Cartela consagración de El Salvador
Úbeda
67 RUIZ FUENTES, V. M., Contratos de obras protocolizados ante los escribanos ubetenses del siglo XVI.
Universidad de Granada, 1.992. Inédita aunque sí microfilmada.
68 Recordemos que Francisco de los Cobos murió el 10 de Mayo de 1547 siendo sepultado, a la espera de la
finalización del Salvador, en la Capilla de la Concepción de la Iglesia de Santo Tomás.
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Del conocido proceso inquisitorial emprendido contra Jamete puede
deducirse que la actividad en las portadas y sacristía se centró entre 1541
y 1543, hecho que viene a indicar que los trabajos avanzaron bastante en
aquellos momentos. Muy posiblemente durante esta década se debió de
finalizar el grueso de las obra.
En la década de los 50 seguramente todavía no se abrían realizado los
tejados puesto que el 15 de marzo de 1551, el deán Ortega arrendó un tejar
propio a cambio de que se le entregasen 4.000 tejas anualmente.69 Hacia
1556 la sacristía debía de estar plenamente finalizada puesto que de ese
año existe noticia de un pleito entablado con un vecino que tendría su casa
junto a la misma, el cual se quejaba de una ventana que daba a su patio. Lo
cierto es que esta ventana estuvo tapiada hasta finales del siglo pasado, lo
que indica que la justicia le dio la razón.
En estos años los trabajos estarían centrados en el interior y así en 1557
ya estaban finalizadas partes como el coro, capillas, torre, tribuna y sacristía
como hemos mencionado, a tenor del pago que se realiza a Francisco Sánchez
y Juan de Cuéllar por realizar el enlosado de estos espacios y por recubrir
con azulejos el capitel de la torre de las campanas. El Dr. Ruiz Fuentes ha
visto en este hecho la posibilidad de que el aspecto proporcionado por los
azulejos, hoy desaparecidos, a la torre del Salvador pudiese servir de modelo
y precedente para cubrir las torres del Hospital de Santiago.70
Dos años después de este pago se producirá la consagración de la Capilla como así reza en un fresco situado en uno de los pilares del interior:
“Consagró esta Sacra Iglesia el Rmo. Dn. Diego Tavera de buena memoria,
Obispo que fue de Jaen. Domingo 8 días de Octubre de 1559 a. Presidiendo
en la Silla de S. Pedro Pío Papa cuarto y Reinando en España Phelipe II
de este nombre.”
69 A.H.Ú., F.P.N., JUAN ORTIZ, 226, Escritura 63.
70 RUIZ FUENTES, V. M., Contratos de obras…, p. 231.
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A pesar de la consagración,
hecho que puede hacer pensar que
todo se había acabado, distintos
trabajos, como hemos dicho, se
sucederían en los años posteriores.
Parece ser que el maestro Vandelvira realizó ciertas obras ya que a
principios de 1562, se compromete
a pagar la mitad de unas tasaciones
realizadas por Florentín Cherantón
y Rodrigo de Jabaza sobre ciertas
mejoras que, como hemos dicho,
el alcaraceño realizó en la capilla.
Quizá este pleito pueda estar relacionado con que el precio final de
la obra debió parecer a Vandelvira
inadecuado con lo realmente invertido en la misma.
28 Altar Mayor de El Salvador
Úbeda
En esta década iniciada en el año 1560, comienza un ciclo de intervenciones que tienen como centro las gradas del altar mayor. En Abril de
1563 el cantero Pierres Mancera es contratado para realizar siete gradas de
acceso al altar mayor en donde se alternaría el mármol blanco con el negro.
De igual forma se comprometía a enlosar el presbiterio con piezas de este
mismo color como si de un tablero de ajedrez se tratase; toda la obra estaba
condicionada por Vandelvira.71
Resulta recurrente y atractiva la idea de si esta técnica de enlosar el
Salvador no pudo ser concebida por Siloe allá por 1536 puesto que, el
maestro burgalés propuso en 1559 esta misma forma de pavimentado
para la Capilla Mayor de la Catedral de Granada. Rosenthal demostró
que Siloe quiso crear en la Catedral un interior conformado cromáti71 A.H.Ú., F.P.N., ANTÓN DE CAZORLA, Leg. 401, f. 655.
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camente en el contraste del negro y blanco. Así, en aquel año de 1559,
entendió que el pavimento del deambulatorio debería de ser de color
blanco, mientras que el del crucero de mármol negro y el de la capilla
mayor alternando losas cuadradas blancas y negras.72
De esta forma puede pensarse que la manera de enlosar la capilla mayor
de la iglesia de Úbeda en forma ajedrezada, pudiese ser una idea ya madurada
bastantes años antes por el maestro Siloe quien en el período de 1536 a
1539, años en los que como sabemos estuvo a cargo de las obras de la capilla
Cobos, revelaría la idea a Vandelvira. Si no fue así, quizá Vandelvira pudo
tener conocimiento de este enlosado granadino posteriormente aplicándolo
al caso ubetense.
Se realizase o no este enlosado, lo cierto es que no debieron estar totalmente convencidos los patronos puesto que en 1568, los canteros Pedro
Veneciano y Pedro de Gorostiaga son contratados para volver a realizar las
gradas; al año siguiente ya estaban acabadas, puesto que la obra fue tasada
por Vandelvira y Castillo “el Mozo” en 13.892 reales.73
Pese a esto, tres meses después, el 31 de octubre de ese mismo año, los
mismos Veneciano y Gorostiaga son contratados de nuevo para deshacer
lo anterior y elevar las gradas unos cuatro centímetros. Además se debía de
embutir una cruz de jaspe en una losa de mármol debiendo estar finalizado
entre la Navidad de 1569 y Carnestolendas de 1570. Sin duda alguna los
plazos se cumplieron puesto que en febrero de 1570 Gorostiaga vendía a su
compañero la piedra sobrante tras la tasación de la obra.74
Como vemos, las obras entorno al altar mayor tuvieron que suponer
una constante preocupación de los patronos durante largo tiempo. Pasará
mucho tiempo hasta que noticias concernientes a este mismo problema
vuelvan a aparecer.
72 ROSENTHAL, E. E. La Catedral de Granada.., p. 38.
73 A.H.Ú., F.P.N., ANTÓN DE CAZORLA. Leg. 995. Fls. 295-195.
74 A.H.Ú., F.P.N., ANTÓN DE CAZORLA. Leg. 1339. Fls. 749-v.
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“A lfredo Cazabán L aguna”
L a Sacra Capilla
de
El Salvador De Úbeda
Estudio Histórico-A rtístico, Iconográfico
Así, en la lejana fecha de 1778,
el cantero Juan de Morales es contratado para entregar las losas de
mármol blanco y negro necesarias
para conformar un pavimento ajedrezado en el presbiterio y las gradas
del altar mayor.75 Se trata este del
actual pavimento que tiene la obra
hoy día y que tanto irritó en su
día al abate Ponz cuando daba su
parecer sobre este tema: “Cómo se
reiría usted; esto es, se enfadaría,
como yo me he enfadado, al ver el
destino que han cometido con el
nuevo enlosado de la capilla mayor
o semicírculo, echando a perder
excelentes piedras de mezcla que
han puesto en perspectiva, quitándole esta virtud a los objetos reales
que, sin ayuda de nadie, tales se
representan siempre en nuestros
ojos. [...] El único remedio que tiene
este disparate es desenlosar y hacer
el pavimento como debe ser.”76
e
Iconológico
29 Aproximación a la Planta de la Sactra Capilla
de El Salvador de Diego de Siloé en 1536
4.2.Los artistas.
En una obra de la envergadura de esta, es de suponer que fueron numerosas las manos de los artistas que trabajaron en ella, además de los grandes
maestros tracistas Siloe y Vandelvira. Carpinteros, escultores, maestros en
el arte de la forja y por supuesto, maestros canteros, dieron lo mejor de su
75 A.H.Ú., F.P.N., ASENSIO ANTONIO DE VALENZUELA. Leg. 1383. F. 208.
76 PONZ, A. Viaje de España. Vol. II. Tomos XIV-XVIII. Aguilar. Madrid, 1.989. p. 381.
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