LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL EN EL DELITO DE ESTAFA PROCESAL. Por Pablo E. Iribarren La Cámara Nacional de Casación Penal Sala III en Autos Beresten, Mariana Ruth y otros s/ rec. de casación del 17/06/2008, debió resolver sobre la procedencia de la prescripción de la acción penal en el delito de estafa procesal. Brevemente: Se inician tres causas civiles el día 19 de diciembre de 1995, contra una presunta deudora por el incumplimiento de créditos hipotecarios, tramitando todas en el mismo juzgado. Se inicia el proceso penal tendiente a determinar la posible existencia de los delitos de estafas procesales mediante falsificación de instrumentos públicos. La causa no tiene avances significativos y los imputados solicitan la prescripción de la acción penal. El Tribunal inferior resolvió que la acción efectivamente estaba prescripta y sobreseyó a los imputados. La estafa procesal es una de las numerosas modalidades que prevé la genérica enunciación del art. 172 del CP. A diferencia de otras legislaciones que han aceptado una tipificación autónoma. Por lo tanto, los principios generales del delito de estafa deben ser aplicados para la estafa procesal. Es un delito de resultado o lesión, por lo tanto la acción emprendida por el agente tiene que concretarse necesariamente en un resultado Se perfecciona el delito con la positiva lesión –puesto que no es un delito de peligro- de la propiedad -y no a bienes de otra índole o naturaleza. En su sentido tradicional este delito implica la conducta engañosa de un sujeto que induce a error a un juez y como consecuencia de ese error, se dicta una sentencia que causa un perjuicio patrimonial a la parte contraria o a un tercero. Este concepto debe necesariamente completarse con el medio empleado, es decir la utilización de un documento falso, ya que las alegaciones mentirosas o maliciosas, los silencios contrarios a la verdad, la deformación de la realidad, demandas infundadas, injustas, sin derecho, excesivas, nunca tipificarán en este delito. Desde el punto de vista subjetivo, la propia estructura de la estafa excluye al dolo eventual, puesto que demanda en el autor el pleno conocimiento de sus elementos invariables –ardid, error y disposición patrimonial perjudicial. En el caso que hoy comentamos, el meollo de la cuestión esta centrada sobre cuando comienza el plazo de prescripción de la acción penal para el delito de estafa procesal. Resulta necesario entonces recurrir al art. 63 del CP que establece: “La prescripción de la acción empezará a correr desde la medianoche del día en que se cometió el delito o, si éste fuese continuo, en que cesó de cometerse”. En general se ha interpretado esta disposición legal, asimilando el término cometió el delito a la producción del resultado o su consumación. Gran parte de la doctrina nacional sigue a Manzini en esta postura. Desde este punto de vista, para el caso de la tentativa la prescripción de la acción comenzará a partir del último acto de ejecución realizado por el autor. El Código Penal hace una excepción en lo delitos continuados, es decir- de forma sencilla- aquellos supuestos en que el autor con varios hechos ejecutivos de un mismo designio criminoso comete aún en distintos momentos varias violaciones de la misma disposición legal. Por eso se habla de "unidad de designio o unidad de resolución criminal". Los jueces de la Cámara de Casación Penal parten de esta base y sostienen que: “La prescripción de la acción penal del delito de estafa procesal mediante la utilización de documentos públicos adulterados comienza a correr desde la fecha del último acto positivo realizado por el imputado en el juicio de que se trate.” La Dra. Ángela Ledesma comparte los argumentos de sus colegas, pero disiente en aquellos casos en que el juez ya ha tomado conocimiento de la acción fraudulenta. Así sostiene: “En virtud de lo expuesto, mal podrá sostenerse que el último acto orientado a obtener un provecho patrimonial merced al engaño coincide cronológicamente con la última actuación del imputado en sede civil, puesto que, una vez que el juez tomó conocimiento del pretendido fraude, deviene imposible la configuración del error requerido por el tipo penal analizado y en consecuencia, comienza a correr el plazo de la prescripción”. Entiendo que la discusión que se presenta en el fallo comentado, se produce por una incorrecta interpretación del art. 63 del CP. Siguiendo a Zaffaroni, Alagia y Slokar, se debe distinguir entre cometer un delito y consumar un delito. En los hecho dolosos la pretensión punitiva nace desde que se cometen, o sea con la tentativa. Es decir donde terminan los actos preparatorios y comienza la ejecución del delito. No hay ninguna razón legal para hacer una distinción, en cuanto al comienzo de la prescripción de la acción, entre delito consumado y tentado. Por otro lado, el enfoque- llamémosle tradicional- hace que en el delito consumado, el comienzo de la prescripción de la acción pueda comenzar mucho tiempo después (años inclusive) a la del delito tentado, creando una distinción irrazonable y sin fundamento legal. Tomemos como ejemplo el caso que nos ocupa, si el autor hubiera podido concretar la maniobra fraudulenta (estafa procesal consumada), la prescripción habría comenzado desde el día en que se produce el daño en el patrimonio de la víctima. En cambio, como el delito quedó en grado de conato la prescripción comenzó- según el Tribunal- con el último acto positivo del autor en el juicio civil (posición de la mayoría) o desde que el juez tomo conocimiento del ardid (postura de la minoría). Esta distinción, como se dijo, no parece razonable. Por eso modestamente opino que el comienzo de la prescripción de la acción penal, en el supuesto tratado por la Cámara de Casación, se produce a partir de la primera acción que hizo ingresar la conducta de los autores en el ámbito de la tentativa, que para el caso, es la iniciación de los juicios civiles en los que se presentaron los documentos falsos.